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rt Hombre y lenguaje (1965) Hay una definicién cl4sica propuesta por Aristételes segtin la cual el hombre es un ser vivo dotado de Jogos. Esta definicién se ha conservado en la tradicién occidental bajo esta formula: el hombre es _ el animal rationale, el ser vivo racional, es decir, que difiere del resto _ ‘de Tos animales por su capacid fa sar, Se tradujo la palabra gtiega logos por razén 0 nto. Pero esa palabra significa tam- biehy pretenentann rist6teles establece, en un pasaje’, la diferencia entre el afiimal-yrel hombre: los animales tienen la po- sibilidad de entenderse entre si mostréndose recfprocamente lo que les causa placer, para buscarlo, y lo que les produce dolor, para evitarlo. La naturaleza no les ha dado mds. Sélo los seres humanos poseen, ademis, el Jogos que los capacita para informarse mutuamente sobre lo que es titil y lo que es dajiino, y también Io que es justo y lo que es injusto. Se trata de un texto de un profundo contenido. El saber lo que es itil o nocivo no es deseable en sf, sino en referencia a otta . cosa Ge alae Sete TS e Sirve a uno para ejercer su actividad. = @, pues, aqui como nota caracteristica del hombre-mna— superioridad sobre lo actual, un sentido de futuro. Y Arist6teles afiade inmediatamente que asf le es dado también al hombre el sentido de lo justo y lo injusto... y todo ello, porque el hombre es el tinico poseedor del dogos. Puede pensar y puede hablar. Puede hablar, es decir, hacer patente lo no actual mediante su lenguaje, de forma que también otro i lo pueda ver. Puede comunic: lo que piensa; y lo que es mas, gracias a esa capacidad de Comunicarse las personas pueden pen comin, ener COSEDIOS COMMUNES, SODIE TOA Suelo conee stor ae posibilitan la convivericia de tos hombres Sin asesinatos ni’ homicidios; } en forma-de vida sociat;-de-unia constitucion politica, de-unar-vide econémica articulada-en-tadivisiondel trabajo. Todo esto va implicito en el simple enunciado de que el ‘hombre es el ser vivo dotado de lenguaje. \ AK, R | \ Ne 7. Politica, A 2, 1253 0 98.\/° ys pilaf L Cabe suponer que esta tesis tan razonada y convincente hubiera ga- rantizado al fenémeno del lenguaje un lugar prioritario en la reflexion sobre la esencia del hombre. Aus poste haber més convincente que la tesis de que el lenguaje de los les, si se quiere llamar asi a su modo de entenderse, difiere totalmente del lenguaje humano, capaz de Tepre- sentar y comunicar_un- -mundo-objetivo? Y éso, mediante-unos signos que no son fijos como los signos expresivos de los animales, sino va- Ax riables; variables no sélo-en-el-sentido-de haber diversos idiomas, sino / -de que en una misma lengua las mismas expresiones pueden significar . a ignificar lo mismo. ha ocupado, ni mucho menos, el punto central en efpen o de occidente. Siempre llamé la atencién que enet telato Veterotestamentanid deli Miva el lenguaje, hasta tal punto que S610 en. poca de se planteo"d@ ntievo la cuestién del origen del lenguajé* gran avance el buscar el origen del lenguaje no ya a través del relato va de la creacién, sino en - naturaleza_ del hombre. Porque | ello_hizo del eel lengusle: Herder y Wilhelm Hum- pusieron enc -originaria del hombre y ana~ lizaron la relevancia fundamental de este fenémeno para la visién \iurwna humana del mundo. La heterogeneidad de la estructura del lenguaje Vision wed? humano fue el campo de investigacién del antiguo ministro de edu- daw caciOn, retirado de la vida publica, Wilhelm von Humboldt, el sabio de Tegel, que con su obra de vejez llegé a ser el fundador de la lingiifstica moderna. Pero la fundacién de la filosofia del lenguaje y de la lingiiistica por Wilhelm von Humboldt no significé en modo alguno una restau- racién de la concepcién aristotélica. Al convertirse las lenguas de los ‘aus pueblos en objeto de investigacién, se avanzo sin duda en una via de e's % ft conocimiento que pudo clarificar de un modo fecundo la diversidad ih" de los a y de las épocas y la esencia comtn del hombre sub- por el hombre y por el lenguaje. Es verdad que podemos conocer en el espejo del lenguaje las cosmovisiones de los pueblos e incluso la estructura concreta de su cultura —recordemos el conocimiento del EMA Sh den Yom [del Tenigilajeana permite | estado cultural de la familia indogermana que poseemos gracias a las valiosas investigaciones de Viktor Hehn sobre plantas de cultivo y animales domésticos. La giencia del lenguaje, como cualquier otra prehistoria, es la prehist; fade esotsin Bima, Sin embargo, el fenémeno del Jenguaje sOlo adquiere por esta Via él significado de un campo expresivo eminente en el que se puede estudiar la esencia del hommbee y su despliegue en a historia. No se pudo enffar a través-de, ella en las posiciones centrales pensamiento filoséfico. Porque siempre quedaba en el trasfondo de todo el pensamiento moderno la definicién cartesiana de la concienci autoconciencia. Este fun- Sele a cetOieen ible dei tale eateue cel Rese mene oes que me permite conocerme a mi mismo, pasé a ser en el pensamiento de la época moderna el criterio de todo lo que podia satisfacer la pretensién del conocimiento cientifico. La investigacién cientifica del lenguaje descansaba finalmente en el mismo fundamento. La capacidad lingiiistica era uno de los fendmenos que acreditaban la espontaneidad del sujeto. Por itil que pueda ser la interpretacién de la cosmovisién subyacente en los idiomas partiendo de este principio, no aparece asi el enigma que el lenguaje ofrece al pensamiento humano. Porque la stains dengzania implica ps. insonseieneia realmente abis) del ; mismo. En este sentido no es ¢ que Ta Actifiacién del | in die Sprache (el Teng tardiorLa palabra _ gue aje, Sino también Cane oe acuflacién concepto, die Sprache, presupone wna cia lingiifstica. Pero eso es mero resultado de un movimiento reflexivo en el que el sujeto pensante medita partiendo de la realizacion inconsciente del lenguaje y se distancia de sf mismo. El verdadero ' enigma del lenguaje consiste en que nunca Ppodemos lograr esto ple- namente: El pensamiento sobre el lenguaje queda siempre i inyoluerado x en el lenguaje_misma, Sdlo podemios pensar dentro del je, y iy? esta insercién de nuestro pensamiento en el lenguaje es(elenigma e profundo que el lenguaje propone al pensamiento. WY El lenguaje no es un medio més que la conciencia utiliza para comiinicarse-con. el mundo. No es un tercer ihstrumento al lado del ¢ »\ ~~ débhombre. El lenguaje no es v la herramienta implicaesencialm ‘Ta tomamos en Ja mano y la dejamos una vez..que ha ejecutado. su servicio. No ocurre lo mismo cuando tomamos em Ja boca las palabras. <& de un idioma y las dejamos después de su uso en el vocabulario general x que tenemos a nuestra disposicién. Esa analogia es err6nea porque ¥ nunca nos encontramos ante el mundo como una conciencia que, en un estado a-lingiiistico, utiliza la herramienta del consenso. El co- nocimiento de nosotros mismos y del mundo implica siempre el len- 147 4X guaje, el nuestro propio. Crecemos, vamos condciendo él’ mundo, 3 &y vamos conociendo a las personas y en definitiva a nosotros mismos a = tr medida que aprendemos a hablar. Aprender a hablar no significa uti- - J lizar un instrumento ya existente para clasificar ese mundo familiar y “eg o> conocido, sino que significa la adquisicién de la dy co- _nocimiento del mundo | Es un proceso enigmatico y profundamente oculto. Es un verdadero prodigio que un nifio pronuncie una palabra, una primera palabra. Fue una insensatez el intento de descubrir el lenguaje primigenio de la humanidad haciendo crecer a los nifios totalmente incomunicados de cualquier sonido humano y después, partiendo del primer balbuceo de tipo articulado, atribuir a un lenguaje humano concreto el privilegio de ser la lengua primigenia de la creacién. Lo absurdo de tales ideas consiste en el intento de suspender de modo artificial nuestra impli- cacién en.el mundo lingiifstico en el que vivimos. La verdad es que estamos tan intimamente insertos en el lenguaje como en el mundo. Yo encuentro, una vez mas, en Aristételes la descripcién mas sabia de cémo aprendemos a hablar*. En cualquier caso, la descripcién aristotélica no se refiere al aprendizaje del habla, sino al pensamiento, a la adquisicién de los conceptos generales. ;Cémo se produce un alto en la fuga de los fenémenos, en la constante sucesién de impresiones cambiantes? Lo que nos permite reconocer algo como idéntico es, sin duda, la capacidad de retencién, | labor de abstraccién. En la fuga de unos fenémenos cambiantes vemos de vez en cuando un elemento comtin, y con los reconocimientos que se a¢umulan lentamente y que llamamos experiencias se realiza la unidad de la experiencia. Pero ésta permite utilizar lo asi conocido como un saber general. Ahora bien, Aristételes pregunta cémo se puede producir realmente este conocimiento de lo general. No desde luego de forma que transcurra un fenémeno tras otro y de pronto, en un punto concreto que reaparece y reconocemos como idéntico, al- cancemos el conocimiento de lo general. No es este punto concreto como tal el que se distingue de todos los otros por su misteriosa capacidad de expresar lo general. Ese punto es como todos los otros. Es cierto sin embargo que alguna vez se produce el conocimiento de lo general. ;Dénde empez6? Aristételes presenta una imagen ideal: {c6mo llega a detenerse un ejército que esté en fuga? jdénde ocurre que empiece a detenerse? Desde luego, no por detenerse el primer soldado, 0 el segundo, o el tercero. No se-puede afirmar que el ejército se haya detenido por haber dejado de huir un determinado nimero de soldados en fuga. Porque con él no empieza el ejército a detenerse, sino que empez6 a hacerlo desde mucho antes. Cémo se inicia el 8B. An. Post. B 19, 99 b 35s. 148 proceso, cémo se propaga, cémo finalmente, en algtin momento, el ejército se detiene, es decir: obedece de nuevo a la unidad de mando, todo ello nadie lo dispone a conciencia, nadie lo controla segin plan, nadie lo certifica cognoscitivamente. Y, sin embargo, indudablemente ha ocurrido. Algo anélogo ocurre con el conocimiento de lo general, yes asf porque el fenémeno es idéntico al que se produce en la aparicién del lenguaje. ciecimiento, crianza. En del individuo no es el criterio para calibrar su ser. No hay, induda- blemente, ninguna conciencia individual en la que exista el lenguaje que ella habla. ¢Cémo existe entonces el lenguaje? Es cierto que no existe sin la conciencia individual; pero tampoco existe en una mera sintesis de muchas conciencias individuales. Ningtn individuo, cuando habla, posee_una_verdadera-eoneiencia- de su lenguaje. Hay situaciones excepcionales en las que se hace ~consciénte el lenguaje en que se habla. Por ejemplo, cuando nos viene bt a la memoria una palabra en la que nos apoyamos, que suena extrafia o ridicula y que hace preguntar: «ise puede decir asf?». Ahi aflor; un momento el Ienguaje que hablamos, porque_no hace lo. 3 {Qué es, pues, lo suyo? Creo-que istinguir aqui tres elementos. (> /" El primero es elauto-olvi jue corresponde al lenguaje. va ( 4 Su propia estructura, gramatica, ae etc., todo lo que tematiza “~~ He f la ciencia, queda inconsciente para el lenguaje vivo. Por eso constituye una de las perversiones tipicas de lo natural el que la escuela moderna se vea obligada a apoyar la gramtica y la sintaxis no ya en una lengua muerta, como el latin, sino en la propia lengua materna. Una enorme labor abstractiva que se exige al que ha de hacer explicitamente cons- ciente la gramatica del idioma que domina como lengua materna. El lenguaje real y efectivo desaparece detras de lo que se dice en él. Hay una experiencia muy curiosa que todos hemos vivido en el aprendizaje de lenguas extranjeras. En los libros de texto o en los cursos de idiomas suele haber unas frases de uso corriente. Su finalidad es hacer cons- ciente al alumno, en un plano abstracto, de un determinado fenémeno lingiiistico. En otros tiempos, cuando atin se crefa en la tarea de abstracci6n que representa el aprendizaje de la gramitica y la sintaxis de una lengua, solfan figurar unas frases tan sublimes como extem- pordneas que expresaban algo sobre César o sobre el sefior X. La tendencia més reciente de intercalar en tales frases ejemplares noticias interesantes sobre el extranjero tiene el efecto secundario negativo de oscurecer la funcién ejemplar de la frase en la medida en que el contenido atrae toda la atencién. Cuanto mas vivo es un acto lis oe d .Siempre nos ae La conciencia UI eS menos conseiente-de.si misma. Ast , el autoolvido del lenguaje tiene como corolario que su verdadero sentido consiste en algo dicho en él y que constituye el mundo comin en el que vivimos y al que pertenece también toda la gran cadena de la tradicién que llega a nosotros desde ningtin otro entiende, en palabra pertinente, s © ami mismo lo dicho, sino que se lo haga ver al interlocutor. En este sentido el hab) ece a la esfera del yo, sino esfe . Asi, Ferdinand Ebner acerto afiadiendo a su im- portante escrito Das Wort und die geistigen Realittiten (La palabra y > Jas realidades espirituales) el subtitulo de Pneumatologische Frag- mente (Fragmentos pneumatolégicos). Porque la realidad espiritual del lenguaje es la del pneuma, la del espiritu que unifica el yo y el ti. La realidad del_habla, como se ha observado desde hace tiempo, consiste en, . Pero en el didlogo impera siempre un espiritu, Dl A4o malo o Bueno, un espiritu de endurecimiento y paralizacién o un /———espiritu de comunicacién y de intercambio fluido entre el yo y el ti. Como he mostrado en otro lugar’, la forma efectiva del didlogo se puede describir partiendo del juego. Para ello es preciso liberarse de un hdbito mental que ve la esencia del juego desde la conciencia del sujeto ludente. Esta definicién del hombre que juega, popularizada sobre todo por Schiller, s6lo capta la verdadera estructura del juego en su apariencia subjetiva. Pero el juego es en realidad un proceso dindmico que engloba al Veale ots ie-pecrger tel na cepa metéfora-hablar del juego. de las olas,.del.juego de los mosquitos 0 del libre juego de las articulaciones, La fascinacién del juego para la conciencia ludente reside justamente en ese, de si para en_un contexto de movimiento que ( Juego cuando el jugador toma el juego en seridy ES GECI; NOSE teserva como quien se limita a jugar. De las personas que son incapaces de hacer esto solemos decir que no saben jugar. Mi idea es que la na- turaleza del juego, consistente en estar impregnado de su espiritu -—~ —espiritu de ligere: le libertad, de la felicidad-del logro— y en tome a eee ee ae afin a la naturaleza del om didlogo, que es el lenguaje realizado. El modo de entrar en conver- he sacién y de dejarse llevar por ella no depende sustancialmente de la voluntad reservada o abierta del individuo, sino de la ley de la cosa misma que rige esa conversacién, provoca el habla y la réplica y en 9. Cf. I, 461s. 150 - \ la literatura de las lenguas extranjeras sauertag o vivas, El | ser del lenguaje es aquello e1 al oirl¢: To dicho: a aiversali reps ee eee eS ser del les la 1 5 —- na per 4 “Y v4 by Whe i el fondo conjuga ambas. Por eso, cuando ha habido didlogo, nos sentimos «llenos». El juego de habla y réplica prosigue en el didlogo interior del alma consigo misma, como definié Platén bellamente al pensamiento. En -relacién-con esto aparece el tercer elemento que yo Ilamaria la je. Este no es ningiin Ambito cerrado-deto. yuxtaponen otros Ambitos de lo indecible, sino que lo envuelve todo. Nada puede i a la simple alusion alude a fecién avanza incansablementt €s0 a asae Pose Siempre una infi aba EI dialo; bien sea porque los interlocutores han Hicks bastions porque no hay nada més que decir. Pero esa interrupcién guarda, refe ia int judacién del di lacemos esta experiencia, a veces en forma dolorosa, cuando nos exigen decir algo. La pregunta que debemos contestar —pensemos en el ejemplo extremo del interrogatorio 0 de la declaracién ante tribu- nal— es como una barrera que se establece contra el espiritu del lenguaje que quiere expresarse y quiere didlogo («aqui hablo yo», o i «tesponda a mi pregunta»). Lo dicho nunca posee su verdad en si ismo, sino que remite, hacia atras y hacia adelante, a lo no dicho. mise declaratton-csta_motivada; c ir, cuando se dice algo, es i fit «{por qué lo dices?» y solo si'se entiende esohd oes inteligible tin enunciado. Esto lo~ — A sabemos spre todo por i Seat de la eae ee pregunta Yo i tra puesta. icho se encuentra siempre en ese espacio. \ Podemos aclararlo con una experiencia comin a todos. Mg.refiero 4 - a la traduccion y lectura de text de lenguas extranjeras.~ \ Jo poe él traductor tiene ante sf es un texto lingiiistico, esto es, algo 0 jicho oralmente o por escrito que ha de verter a su propia lengua. cy, | 4 atado al texto, pero no puede trasvasar simplemente lo dicho \ { «wt te el idioma extranjero al propio material lingiifstico sin convertirse ya: mismo en sujeto dicente. Y esto significa que debe ganar para si el espacio infinito del decir que corresponde a lo dicho en la lengua extranjera. Todos sabemos lo dificil que es eso. Todos sabemos cémo la traducci6n lamina en cierto modo lo dicho en el idioma extranjero. Se copia superficialmente de suerte que el sentido verbal y la fraseo- logia de la traduccién imitan el original, pero la traduccién carece en cierto modo de espacio. Le falta esa tercera dimensién que hace crecer en su Ambito de sentido lo dicho originariamente, esto es, en el original. 151 \ Se trata de una limitaci6n inevitable de todas las traducciones. Ninguna traduccién puede sustituir al original. Y se engafia el que piensa que proyectando a la superficie en la traduccién, la idea del original facilita la comprensién, dada la imposibilidad de incluir todo lo que dice el original como trasfondo y entre lineas; si alguien piensa que esta reduccién a un sentido simple facilitara la comprensién, esté equi- vocado. Ninguna traduccién es tan comprensible como el original. Precisamente el sentido polifacético de lo dicho —y el sentido es siempre sentido direccional— s6lo aparece en la originariedad del decir y se esfuma en la repeticidn e imitacién. Por eso la misién del traductor s ecisamente reprodiicir lodicho, sino ori e PREC Sead dia que ha: L peopiosdecit,.t ‘sto aparece claro sobre todo en aque! dest a permitir un didlogo oral mediante la interconexién de los intérpretes. Un intérprete que se limita a re- producir las palabras y frases pronunciadas por uno en la otra lengua hace incomprensible el didlogo. Lo que debe reproducir no es lo dicho en su literalidad, sino aquello que el otro quiso decir y dijo callando muchas cosas. Lo limitado de su versi6n debe también ganar el espacio que hace posible el dialogo: la infinitud interna que corresponde siem- él Ile | la convivencia tendimiento, del consenso siempre mayor, \ "tan imprescindible para Ta Vida humana como elf aire que Tes- | “piramos. El hombre es realmente, como dijo Aristéte! Eee | ‘de Lenguaje. Todo To humano del é r | \y) Ausenna | Uniwninbidad — To emwelie LL | fo way @ Nach Se CO prey - { Maloae « 12 Sobre la planificacién del futuro (1966) No es una exageracién afirmar que, mas que el progreso de las ciencias naturales, es la racionalizacién de su aplicacién técnico-eco- némica lo que ha originado la nueva fase de la revolucién industrial en la que nos encontramos, Creo que no es el insospechado incremento en el dominio de la naturaleza, sino el desarrollo de métodos de control cientfficos para la vida de la sociedad lo que marca el rostro de nuestra época. Sélo asi la marcha victoriosa de la ciencia moderna iniciada con el siglo XIX pasa a ser el factor social predominante. Sélo ahora el pensamiento cientifico subyacente en nuestra civilizacién se ha _ apoderado de todos los Ambitos de la praxis social. El estudio cientifico del mercado, la guerra cientifica, la politica exterior cientifica, el control cientifico de la natalidad, la conduccién cientifica de los seres humanos, etc. otorgan a los expertos un puesto central en economia y en la sociedad. Asi se plantea por primera vez el problema del orden mundial. Este no significa ya el conocimiento de un orden existente, sino pla- nificacién y creacién de un orden que no existe sino que deriva del hecho de que las ideas sobre el recto orden son tan divergentes que se impone el vocablo resignado de «coexistencia». Pero esta palabra impuesta por el equilibrio de las armas nucleares incluye una tesis que hace peligrar el sentido de la problematica. ;Tiene sentido hablar de un nuevo orden del mundo, dada la incompatibilidad de las ideas que se profesan sobre el orden recto? cabe evaluar las planificaciones con el criterio del orden recto si no se sabe el término al que van a llevar todos los pasos intermedios, quiz4 incluso todos los pasos posibles? {no depende siempre la planificacién a escala mundial de la existencia de una idea comtin sobre el objetivo? Hay sin duda 4mbitos parciales estimulantes, por ejemplo en el 4rea de la sanidad mundial, del trafico mundial, quiz4 también de la alimentacién mundial; pero jse puede avanzar por este camino y ampliar gradualmente el 4mbito de lo re- gulado de modo racional y unitario de tal suerte que el final sea un 153 eee were OO EE

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