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PrActicas otras de ConocimienTo(s) Entre CRISIS, ENTRE GUERRAS Xochitl Leyva, Jorge Alonso, R. Aida Hemédndez, Arturo Escobar, Axel Kéhler, Aura Cumes, Rafael Sandoval, Shannon Speed, Mario Blaser, Esteban Krotz, Susana Pifiacué, Héctor Nahuelpan, Morna Macleod, Juan Lopez Intzin, Jaqolb'e Lucrecia Garcia, Mariano Béez, Graciela Bolafios, Eduardo Restrepo, Maria Bertely, Abelardo Ramos, Sergio Mendizabal, Laura Mateos, Gunther Dietz, Juan Ricardo Aparicio, Joanne Rappaport, Maria Patricia Pérez, Jenny Pearce, Luis Guillermo Vasco, Charles R. Hale, Angela Ixkic Bastian, José Antonio Flores, Lina Rosa Berrio, Maria José Araya, Sabine Masson, Virginia Vargas, Hanna Laako, Mariana Mora, Gilberto Valdés, Maria Isabel Casas, Retos, Michal Osterweil, Jodo Pacheco de Oliveira, Dana E. Powell, Rocio Salcido, Marcio D'Oine Campos, Monica Gallegos, Mercedes Olivera, Rodrigo Montoya, Sylvia Marcos, Maria Lugones y Walter Mignolo Presentacién de Arturo Escobar Prélogo de Boaventura de Sousa Santos Pci ora de coacmintol) Ente cris etre gers (Tome H) eames elon mores: 2033 (Cole: Conetmintasy racens Plas (Gade dia elcid Coys Solano, Cama Pascal Al Kale, Sermenoplae Olgun See Maa dl Retiie Valco Conrerss (Conecoan de sl Xoc ey Solano, cami asl y Ate Kae ‘Samal, Mar dl Reig Veeco CnararasyWermeneyide Ogu Rea Dnt seprtadas Hermenaglso Olga Reza. ‘Pans dela poracs “ans oj’ por antun Kotor, ‘Sin Cotta te Las Cann, Chagas, Meco ‘Sten dectonicor “anuskojomehormal o>; calergaBeamayaggmailcom> ‘hes gator car s2-967 28007 Say Coal ea aan, Chiapas, Meco (Stes een. aoperatartonegmallcom> Sheps enenmeredrosapas ope org/> Fetbook aru ade Chapa, ansne eros ‘Titles sae? 700200 ax $007 rogram Derocrc 7 Teansformacisn Gib (POTS) Jr Be gona a8 neo enue Mara, Lr, Perk omen seseniza:nfowdemcer=cagotl or Seon denocrdagobal op? ittong: sib 7as3480| Geupolnmoaconl de Taba nore Aunt ndgenas VGIA) (Ghitengade i 8 D4 2:00 Copenhague Danas Gores eeseake. ftp wenden ate rope sep de22> “palo 55-7 4520800 8829960 ae 109 Proyecia ALICE - Epis Extras, Laconesnacepechadas ‘Saucedo. Surop aca sna auea forma Se compar us experiencia de mundo ‘lao de Stans Soc ds Oteraad de Cooea ides Jeronimo arg © Dis, Aparato 2087 3000 395 CoabrPorcan ome leone! cna ue salencmcye> SAE asso: rae an 28sasss09 “le itor La cas del Mago ‘ereray Cur No 063, Cab Jes Beato, Gada, Jaco, Mico ones sles: taereitnalacaeadelagoegmal com> ‘ov alreisrlacsaceimago.om Sitrcaryecom nt: smear o> Fetboole aeedessedelmago> ‘acon S132 08274985 38274718 {SBN obra compet 978-307 9207-623 ISBN Tomo sTecor sau 34 Inpres pasha en Maes ‘Blouin nes ex Ménico, Pr Cab, Venera Colombia Bras, Holanda, Portal y Dioanarca Indice Prisma de miradas situadas . 10 Xochitl Leyea, Aura Cures, Morna Macleod y Esteban Krot Practicas otras de conocimientos feministas, activistas y antropologicas para SURearnos Capitulo 16 Género, andlisis situado y epistemologias indigenas: descentrar los términos del debate.-nm anil Morna Macleod Capitulo 17 Transformar la investigacién desde las practicas ferinistas poscoloniales. De vuelta a mi experiencia etnogréfica y activista con Tzome Let nein 58 Sabine Masson Capitulo 18, Hacia una antropologia socialmente comprometida desde una perspectiva dialogica y feminista. - 83 Rosalca Aida Herndndez Castillo Capitulo 19 Saberes en didlogo: mujeres indigenas y académicas en la construccién del conocimiento. : 107 ‘Angela Lekie Bastian Duarte y Lina Rosa Berro Palomo Capitulo 20 La antropologia social desde la investigacion participativa junto a las parteras del Compitch... ae . 133 ‘Maria José Araya tuo 24 Itinerario de los otros saberes. : snsenenenoneed SL Virginia Vargas Valente Capitulo 22 Fronteras bortosas: reconocer las practicas de conocimienta en el estudio de los movimientos s0ciale8 neuen a7 Maria Isabel Casas, Michal Osterawil y Dana E. Powell Capitulo 16 Género, andlisis situado y epistemologias indigenas: descentrar los términos del debate* Morna Macleod Introduccion El debate reciente sobre la produccién de conocimiento, las relaciones horizontales y participativas de investigacion y los “otros saberes” se hy dado principalmente desde la academia y desde la antropologia.’ Ar mento en este capitulo, tomando al tema del género como hilo conduct ‘que también se estan dando ricos procesos de produccién de conocimien fuera de la academia en espacios de interlocucion, debate y negociacio en este caso entre mujeres indigenas y feministas en y fuera de la co racion internacional. Estas interlocuciones ~a veces fluidas, con frecuen con tensiones- han descentrado el debate en dos direcciones: una co andlisis situado de mujeres indigenas y otra en torno a las epistemologi indigenas; ambas interlocuciones en didlogo con -o confrontando- la mi dernidad. En algunos casos, estos dialogos se han dado en el contexto esfuerzos colaborativos y de busqueda de relaciones mas horizontales, e espacios marcados por asimetrias de poder; en otros, se trata de respue: tas contestatarias de mujeres indigenas. En todos los casos, se descentra “conocimiento autorizado” en toro al género. En este capitulo busco sistematizar estos ricos debates y complejos procesos de conocimiento, poder y pricticas politicas. En la produccién de conocimiento fuera de la academia, la investigacion como tal pierde su lugar de centralidad (aunque puede estar presente) y otras actividades y espacios adquieren prioridad, como son, entre otros, los encuentros nacio~ nales e internacionales, los talleres y los procesos de formacién, las nego- iaciones entre agencias, organizaciones y mujeres indigenas, la sistema- tizacién de experiencias, los dialogos y los debates formales e informales. Con frecuencia, estos conocimientos se plasman en diferentes productos: declaraciones, informes, folletos y videos, libros de autoria individual 0 colectiva -ademas de las tesis, articulos y libros académicos-, descentran- nero, anslisis stuado y epistemologiasindigenas do asi el régimen dominante de saber/poder de la “ciudad letrada” (Apari- ‘do y Blaser en el tomo 1). A menudo la academia desconoce la legitimida de estos conocimientos por considerarlos “no cientificos”, contribuyend| asia la “produccién activa de lo no existente” (Sousa Santos 2003) Comienza a ser socialmente perceptible que la universidad, al especializarse en el conocimiento cientifico y al considerarlo la iniea forma de conocimiento valido, contribuye activamente a la descalificacion # inclusive a la destruccién de mucho conocimiento ne centifico y, con eso, contribuyé a la marginalizacion de los gry. pos sociales que solamente disponian de esas formas de conocimiento, Es de‘ (ue la injusticia social contiene en su seno una injusticiacognitiva (Sousa Santos 2005: 69). En ese sentido, 10 @ESSMMEGAMEMMEREEE no s6Io pasa porla investigacion colaborativa ~y en hacer accesible la produccion académica para los no iniciados en los conceptos y las terminologias especializadas—, sino in pol cios y la incorporacion de este conocimuento a los estudios clenti- ficos. En esfuerzos emprendidos, como en este capitulo, por sistematizar, reflexionar y teorizar sobre estos espacios de interlocucién y produccién de conocimiento, la colaboracién no sucede en el momento de la inves- figacion, sino en la participacion en algunos de los arriba mencionados espacios, en la interlocucién con mujeres indigenas y en sus publicaciones es decir, al hablar con y no por o sobre las mujeres indigenas-, y al poner en didlogo las producciones discursivas de diversas actoras, en este caso mujeres indigenas y feministas en o acerca de la cooperacion internacional. Descentrar el “conocimiento autorizado” también se consigue aten- fiendo al “imperativo moral de re-situarse como aprendices, y de entrar rn un proceso y relacién de aprendizaje basado en los saberes indigenas” [Mclsaac 2008 {2000}: 100, traduccién mia). La siguiente reflexion parte de Ja produccién sobre género en la cooperacidn internacional y del pensa- jento propio de mujeres indigenas en diferentes partes del planeta, para terrizar en el caso de Guatemala,' donde la experiencia y la produccion ovadora y desestabilizadora de conocimientos en tomo al género ha ido especialmente rica. Para el abordaje de este tema, una practica politico-metodolégica crucial es teorizar a partir de la practica y, més atin, profundizar en los dis- cursos de mujeres indigenas y no partir de marcos conceptuales y analiti- cos preestablecidos. Teorizar a partir de la practica es un precepto freiriano clave de la educacion popular que democratiza el saber y la produccién de conocimiento al poner en el centro del debate las experiencias vividas de las mujeres y los hombres, asi como su capacidad de reflexionar sobre 3 ‘Moma Macleod Jas mismas. Evidentemente, no podemos despojarnos de nuestro bagaje equ snal, Pete al optar por la ruta metodologica de tratar de ontecae te due significa para las mujeres indigenas “Ia complementaricaaae “ese Trundo ideado por nuestras abuelas y abuelos, ralz y verdad el tiempo veserehalctgo uP 2000: 59) y no calificario de entrada como un dicey Un ejemplo aleccionador de esta revisién tedrica es el trabajo de El- abeth Mclsaac con indigenas inuit en Canada. Ella sehaln que su marco Yamrean {ue ttl para algunos aspectos de su estudio, pero ro Para otros. Y agregs ideeréccascomunaes y su correspondientesrelaiones de produccén pueden srente desde ls Optica del materialismo historco, y oe pueden Je grate formando parte dela tera elamor come un privano Stdenador pralasrelaciones con el mundo natural exn snuadar nas ths este del caren rusden abordaradecuadamence estos principe dentro del ir ideattilismo bistérico a menos que sean relegados, ome e eee de 1 Meologia dado que los supuettos flosd8cos no permiter ee cate conceptos $9, ratios como un sistema legitime de conocimiento (Meare Ge (2000) 99, traduccién mia) Tos eaamién para otros espacios de “conocimiento autorsadd’ aane son 4os feminismos, la cooperacién internacional y el dmbite G3 “desarrollo”, ofros” 9 epistemologias indigenas “es interesarse por otras Producciones saeuneion dicho, con producciones ‘otras’~ del conocimiene, gue tienen del conven Proyecto distinto del poder social, con una condition seen del conocimiento también distinta” (Walsh 2005, 20.21 ), al mismo tiempo ice wistbilizan las multiples opresiones y resistencias de Ine mujeres Géneto,anlisisstuado y epistemologias indigenas los regimenes autorizados de conocimiento -y, por ende, de poder-, sino que también dirige la reflexion sobre las practicas politicas necesarias para lograr estos desplazamientos. El capitulo esté dividido en cinco partes. Primero sitio los paréme- tros del debate y desarrollo en términos conceptuales “desde dénde ha- blo”. Luego, analizo brevemente la agenda de género en la cooperacién, paso a sintetizar algunos posicionamientos seminales de mujeres indige- nas en el nivel global y, Sinalmente, reflexiono sobre algunas maneras en que se estd abordando la equidad entre mujeres y hombres “desde la cos- movisién” en Guatemala, Al considerar estos diferentes planteamientos, aportes y experiencias de mujeres indigenas, reconozco que sus visiones no son homogeneas y que la riqueza radica precisamente en las tensiones creativas entre las diferentes posiciones: desde la cosmovisidn, los dere- chos, el género y la interseccionalidad. Entretejo elementos sobre los en- cuentros y desencuentros que se han dado en o fuera de los espacios de cooperaci6n entre feministas y mujeres indigenas, sefialando algunos de los puntos de convergencia y diferencia. Termino sintetizando brevemente algunos de los aspectos claves abordados en este capitulo. Los pardmetros del debate La cooperacién promueve el tema del género y los derechos de las muje- res, condicionando a veces su apoyo al cumplimiento de ciertos requisi- tos o “avances” en términos de relaciones mas equitativas entre mujeres y hombres en sus organizaciones contrapartes. Por su lado, es comtin que las organizaciones y las mujeres indigenas busquen posicionar y negociar sus propias formas de entender y trabajar la equidad de género, en conjunto con otzas asimetrias de poder y/o retomando conceptos de las epistemologias indigenas, como son la complementariedad, la dualidad y el equilibrio. En el mejor de los casos, la colocacién del tema del género por parte de la cooperacién’ ayuda a catalizar la reflexién, promover acciones con- cretas en torno a la equidad entre hombres y mujeres, asi como a promo- ver la participacion de las mujeres y su acceso a puestos de direccién y toma de decisiones. Asimismo, también en el mejor de los casos, las orga- nizaciones indigenas se apropian del tema, elaboran enfoaues y abordajes culturalmente relevantes y sugerentes, y negocian los técminos desde sus Propias perspectivas para avanzar en la equidad -o equilibrio- entre mu- jeres y hombres. En el peor de los casos, la cooperacién impone no sélo el tema del género, sino también su visidn y los términos del debate -con un enfo- gue que no va mas alld de los derechos individuales o, peor atin, de una 35 Morna Macleod vision temocratica del género vaciada de su contenido politico (Del Cid y Zambrano 2008)- sin entender, o subestimando, las propuestas alterna- tivas de sus contrapartes. Prevalece con frecuencia un “espirity misione- ro” (Narayan 1997) entre las feministas dentro y fuera de la cooperacion, o parafraseando a Gayatri Spivak (1998), de “hombres [y mujeres] blan- cos[as] salvando mujeres morenas de hombres morenos”. Asimismo, en el peor de los casos, hay organizaciones indigenas que recurren a discursos cosmogénicos para evitar una mirada autorreflexiva y critica-constructiva, justificando, més bien, “en nombre de la cultura”, la perpetuacién de re- laciones asiméiricas de poder entre hombres y mujeres mayas (Grupo de Mujeres Mayas Kaqla’ 2000, Meentzen 2000). Para poder enfocar la reflexion sobre los encuentros y desencuentros que resultan de los debates entre género, diversidad y cosmovisién maya solo abordaré tangencialmente los complejos, disputados y necesarios de- bates en torno al “desarrollo”, la cooperacién internacional y la relacion de ésta con procesos y organizaciones nacionales y locales.‘ Por razones de espacio, tampoco profundizaré en las “malas practicas” de la cooperaci6n, nien a utilizacion de la cosmovision como un escudo para no cuestionar el sexismo y las asimetrias de poder en el nivel organizativo y comunitario. Me centraré, mas bien, en explorar algunos de los debates entre feministas, en o fuera dela cooperacién, y mujeres indigenas,” enire actoras que con- vergen en sus objetivos de transformacion y justicia social, aunque, como veremos, la naturaleza de esa transformacion y esa justicia puede variar. Mientras que desde la academia la co-labor se centra en “la capacidad transformadora, liberadora y emancipadora de las ciencias sociales” (Ley: va y Speed 2008), el énfasis en el terreno del “desarrollo” esté en el aporte a [procesos de cambio o, en algunos casos, de transformacién social, o lo que Greenwood lama tekhiné, “Tekiné es el conocimiento que estd orientado a la accidn y es socialmente productivo. Se enfoca en lo que se deberia hacer en el mundo para aumentar la felicidad y requiere de una participacién desde la experiencia comprometida (experiential engagement) en el mundo para disefiar la manera de lograr ‘lo que se debe hacer” (Greenwood 2008: 326, traduccién mia). Greenwood sostiene que “sus telaciones con los su- jetos de su trabajo a menudo son cercanas y colaborativas, pero que hay practicantes de fetiiné que buscan resguardar su estatus como externos que hacen cosas ‘para’ y no ‘con’ los sujetos (stakeholders) locales” (ibid: 327). Considero que no siempre es éste el caso, sino que pueden abrirse otras posibles areas de colaboracion, entre ellas, el acompanamiento,* ser traductor o, a veces, puente entre diferentes espacios (cooperacién, movi- mientos sociales y academia). Es decir, aun en un ambito constituido como “an nuevo sistema de dominacién” (Rahnema y Bawtree 1997: ix) se libran 36 (Género, anslisisstuado y epstemologiasindigenas Juchas de posiciones (Gramsci 1981). Esto fue particularmente cierto en América Central durante los conflictos armados de la década de 1980, con el apoyo de agencias progresistas a los procesos sociales. Estos espacios de lucha contrahegeménica generalmente han sido invisibilizados en la literatura del posdesarrollo. Reconocer estos resquicios ofrece una mirada ‘més matizada y compleja del papel de la cooperacién y del “desarrollo”, sin contradecir las criticas de fondo. Las politicas hegeménicas del desarrollo -sobre todo aquellas ba- sadas en las ideas de “progreso” y crecimiento econdmico- se apoyan en regimenes dominantes de conocimiento. Al respecto escribe Catherine Walsh: Nosotros entendemos las geopoliticas del conocimiento como una estrategia me- Gular del proyecto de la modernidad; la postulaciSn del conocimiento cientifico come dnica forma valida de producix verdades sobre la vida humana y la naturale ‘2a como conocimiento que se cree “universal”, oculta, invisibliza y slencia otras, ‘epistemes, También oculta, invisibiliza y silencia sujetos que producen este “otro” conocimiento (2005: 173). De ahi los esfuerzos por descentrar los discursos hegeménicos so- bre el “desarrollo” proponiendo en su lugar conceptos como “la buena vida” (Esteva 2001), “nuestra responsabilidad a la séptima generacién” (Clarkson, Morissette y Regallet 1997) o el “buen vivir” (véanse los deba- te entablados en la IV Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indigenas del Abya Yala celebrada en 2009), que cuestionan no sdlo lo que constituye el “desarrollo”, sino el régimen mismo de conocimiento que lo fundamenta, Abrir la discusién sobre lo que constituye “el buen vivir” =y para quién— implica, entonces, indagar sobre los regimenes mismos de conocimiento. Termino esta seccién conceptualizando el lugar desde donde hablo pues entiendo que el conocimiento esta situado (Collins 1998) y, retomando @ Rappaport (2005), que los procesos de constitucidn de los movimientos y discursos indigenas aun reconociendo su implacable lucha por el derecho de autorrepresentacion— involucran a distintos actores, en diferentes mo- mentos y maneras. En esos procesos me considero como acompafante, 4 veces en la calidad de tekfiné (una posicion de poder desde la cooperacién y como consultora),’ otras en procesos de phronesis* (Greenwood 2008: 326), y otras més como académica comprometida (Rappaport 2005), lo cual one en evidencia la fiuidez de nuestros sitios de enunciacién. Un acom- pafiante se asemeja parcialmente a lo que Rappaport llama “colaboradores no indigenas”, aunque tiene un posicionamiento més externo: Moma Macleod Les colaboradores no pueden ser vistos como enteramente externos alas organt- 4aciones con las que estén asociados, pero tampoco son completamente internos, porque no son indigenas |] Contribuyen al discurso por medio del cual el movi ‘miento habla a nombre de sus bases, pero solo lo pueden hacer en compatia de gente nativa (2005: 56, traduccién mia) Situarme como acompafante es percibido por diferentes actores (in- digenas y no indigenas) de distintas maneras: con apertura -como amiga, colega o, en casos especificos y acotados, asesora-, con recelo -por el tema de la autorrepresentacién—o con rechazo, evidente cuando expresan: “esta vision [es] como mas de los buenos salvajes” (cit. en Checa 2006: 99). La agenda de género de la cooperacién internacional Actualmente, gran parte de la cooperacién intemacional multilateral, bi- lateral y no gubemamental tiene agendas y politicas de género, aunque la naturaleza de las mismas, sus objetivos y estrategias pueden variar signifi- cativamente, Para ilustrar dichas diferencias" ~y para situar la mirada del presente trabajo en el ambito de la cooperacin no gubernamental, cito brevemente a dos instancias -Oxfam-Canada y el Banco Mundial~ ubi- cada cada una en un extremo opuesto en el vasto y heterogéneo mundo de la “cooperacion internacional”. El Plan Estratégico (2007-2012) intitula- do: De las palabras « los hechos por los derechos de Ias mujeres, elaborado pot (Oxiam-Canada ~pequefia agencia no gubernamental que forma parte de la “familia” Oxfam-, sefiala la urgente necesidad de un compromuso reno- vado con la justicia de género y con la promocién de los derechos de las mujeres como estrategia esencial, Afirma: Creemes que debemes contribuir significativamente a procesos orientados a lo- rar la igualdad de genero, apoyando el empoderamiento de las mujeres y nifias para que ejerciten una amplia gama de derechos econdmicos, sociales 7 culturales, (consulta; 204s abril de 2009) Blackwell, Mayiei, Rosalva Aida Hemandez Castillo, Juan Herrera, Mora qyicleod, Renya Ramirez, Rachel Sieder, Marla Tees tine y Shannon Speed. 2009. “Cruces de fronteras, identidarlee indigenas, género y justicia en las Américas”. Desacatos, num. 31 CIESAS, Mé- Xico, pp. 13-34 Blaser, Marto, Harvey A. Feit y Glenn McRae. 2004. 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