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Suele consistir
primero en una lista de ingredientes necesarios, seguido de una serie de instrucciones con la
cual se elabora un plato o una bebida específicos.1 Suele incluir en algunos casos una lista de
los utensilios de cocina adecuados para su realización. Ocasionalmente incluye una descripción
social, histórica que motiva la receta.2
Recetas Controladas: son aquellas, que vienen avaladas por la dirección Nacional de Control de
Drogas y consta de una original y cuatro copias. La original se queda en la farmacia. El
duplicado es para la DNCD, el triplicado es para el interesado o paciente, cuadriplicado para
MIPAS (Ministerio de salud pública y asistencia social). El quintuplicado es para el médico o
doctor.
Recetas Formales: son aquellas, que no necesitan tener permiso de la DNCD para medicar el
paciente.
La margarita (cuento)
Había una vez una casa de campo con un jardín lleno de flores y una cerca pintada. En medio
del bello y verde césped crecía una pequeña margarita. El sol era igual de generoso con la
pequeña margarita que con las grandes y suntuosas flores del jardín. Y la margarita crecía, de
hora en hora.
Allí estaba una mañana la margarita, recibiendo el calor del sol, despreocupada, sin dolerse de
ser una pobre flor insignificante. Estaba contenta y, mirando al sol, escuchaba el alegre canto
de la alondra, feliz como si fuera un día de fiesta. Los niños estaban en la escuela, y mientras
ellos estudiaban, la margarita aprendía a conocer la bondad de Dios en el calor del sol y en la
belleza de lo que la rodeaba.
En el jardín vivían muchas flores distinguidas y tiesas que no prestaban la menor atención a la
humilde margarita. Pero ella sí las veía, y pensaba cosas bonitas de ellas. Y mientras pensaba
en lo afortunadas que eran sus vecinas porque los más hermosos pájaros las visitarían,
entonces recibió la visita de la alondra. Eso sorprendió a la margarita.
De repente, llegó al jardín una muchacha y, con un cuchillo, se dirigió directamente hacia los
tulipanes. Y los cortó uno tras otro.
-¡Qué horror! -suspiró la margarita-. ¡Ahora sí que todo ha terminado para ellos!
La muchacha se alejó con los tulipanes, y la margarita se sintió feliz de permanecer fuera, en el
césped, y de ser una humilde florecilla. Y sintió gratitud por su suerte.
De pronto salieron dos niños del jardín. Uno empezó a cortar tulipanes con un cuchillo. Luego
fueron hacia la margarita, que no acertaba a entender por qué.
-Podríamos cortar aquí un buen trozo de césped para la alondra -dijo uno, poniéndose a
recortar un cuadrado alrededor de la margarita, de modo que la flor quedó en el centro.
Y de esta forma la margarita se quedó con la hierba y fue llevada a la jaula de la alondra.
Pero la infeliz avecilla seguía llorando su cautiverio, y no cesaba de golpear con las alas los
alambres de la jaula. Y así transcurrió toda la mañana.
¡No tengo agua! -exclamó la alondra prisionera-. Se han marchado todos, y no han pensado en
ponerme una gota para beber. ¡Ay, me moriré, lejos del sol, de la fresca hierba, de todas las
maravillas de Dios!. Y hundió el pico en el césped, para reanimarse un poquitín con su
humedad. Entonces se fijó en la margarita, y, saludándola con la cabeza y dándole un beso,
dijo:
-¡También tú perecerás aquí, pobre florecilla! Tú y este puñado de hierba verde es cuanto me
han dejado de esLa margaritae mundo inmenso que era mío. ¡Ah, tú me recuerdas lo mucho
que he perdido!
-¡Quién pudiera consolar a esta avecilla desventurada!-, pensaba la margarita, sin lograr mover
un pétalo. Pero el aroma que exhalaban sus hojillas era mucho más intenso del que suele
serles propio. La alondra se dio cuenta y, aunque sentía una sed abrasadora que le hacía
arrancar las briznas de hierba una tras otra, no tocó a la flor.
La clasificación de los textos según las funciones del lenguaje (texto informativo, texto
apelativo, texto expresivo y texto literario)
La basada en los géneros literarios consideran al texto literario como único modelo a imitar,
alejando al alumno de cualquier otro género como, por ejemplo, los discursivos, que
habitualmente el niño utiliza en la vida cotidiana y para los cuales también tiene que adquirir
competencias.
Por otra parte, la clasificación según las funciones del lenguaje aleja al alumno de un contexto
real, ya que en ningún texto se encuentra únicamente una sola función. Proponemos una
tipología textual que se acerque a la utilizada por los alumnos en la escuela y que es la
siguiente:
extos Descriptivos
Textos Narrativos
Textos Argumentativos
Textos Expositivos
Textos Instructivos
Lo que nos interesa es tener bien claro que lo que define el formato textual es la intención
comunicativa. De acuerdo a la intención que tenga el emisor de instruir, informar, narrar,
describir o argumentar, elaborará un texto con determinada superestructura.