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EL MATRIMONIO

1.- ¿QUÉ ES EL MATRIMONIO?

Consideremos dos posturas en competencia:

Concepción Conyugal: El Matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, quienes contraen un
compromiso permanente y exclusivo cada uno respecto del otro, el cual se realiza naturalmente
(inherentemente) en plenitud mediante la generación y crianza conjunta de los niños. Los cónyuges sellan
(consuman) y renuevan su unión por medio de actos conyugales, es decir, actos que son constitutivos de
la parte conductual del proceso reproductivo, de tal forma que se unen como una sola unidad
reproductiva. El Matrimonio es valioso en sí mismo, pero su orientación inherente a la
generación y crianza de los niños contribuye a su estructura distintiva, incluyendo normas relativas a la
fidelidad y la monogamia. Éste vínculo al bienestar de los niños también ayuda a explicar por qué el
Matrimonio es importante para el bien común y por qué el Estado debe de reconocerlo regularlo.

Concepción Revisionista: El Matrimonio es la unión de dos personas (sean éstas de igual o distinto sexo),
quienes se comprometen a amarse románticamente y a cuidarse mutuamente, compartiendo las cargas y
beneficios de la vida doméstica. Es, esencialmente, una unión de corazones y mentes, elevada por
cualquier forma de intimidad sexual que ambas partes consideren como deseable. El Estado
debiese reconocer y regular el matrimonio porque tiene un interés en la existencia de uniones estables y
románticas y en las necesidades concretas de los cónyuges y de los niños que ellos puedan decidir criar.

Se ha sugerido a veces que el entendimiento del matrimonio conforme a la concepción conyugal se


basa únicamente en creencias religiosas. Esto es falso. Aunque es cierto que las principales y mayoritarias
tradiciones religiosas del mundo históricamente han entendido el matrimonio como la unión de un
hombre y de una mujer, que es por naturaleza apta para la procreación y crianza de los hijos, esto
meramente sugiere que ninguna religión en particular inventó el matrimonio. En cambio, las demandas de
nuestra naturaleza humana común han dado forma (por imperfectas que estas sean) a todas nuestras
tradiciones religiosas para reconocer ésta institución natural. Así entendida, el matrimonio es el tipo de
práctica social cuyos límites y forma básica pueden ser discernidos por nuestra razón humana común,
cualquiera sea nuestro trasfondo religioso en particular.

2.- CONCEPTO

Etimológicamente no existe certeza sobre el origen de la palabra matrimonio. Por un lado se dice que
viene del latín “matris munere”, que es el oficio de la madre; otros señalan que sería la derivación del
latín “ matris minium”, carga que incumbe a la madre o bien proviene de “ matris muniens”, que significa
defensa de la madre o protección de ésta por parte del marido.

Isidro considera que viene del castellano “ monos” y “ meteria”, que implica que dos se hacen una carne.

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Para el canonista Juan Caviglioli, el matrimonio es la “sociedad física y espiritual, excluyente e
indisoluble, determinada por el consentimiento del varón y de la mujer, orden a la procreación y
educación de la prole y elevada por Cristo a la naturaleza de sacramento”

Santo Tomás de Aquino, señala que “el matrimonio es la unión indiscutible y marital entre personas
legítimas que observan una indivisible comunidad de vida”.

Las Siete Partidas lo consideran “ el ayuntamiento de marido y mujer, hecho con tal intención de vivir
siempre en función de departir, guardando lealtad cada uno de ellos al otro y sin ayuntarse el varón a otra
mujer ni ella a otro varón, viviendo ambos juntos.”

Kant define el matrimonio como “la unión de dos personas de diferentes sexos para la posesión mutua,
durante toda su vida de sus facultades sexuales” Callahan Parnell lo define señalando que es “el estado
civil, condición o relación de un hombre y una mujer unidos ante la ley por el consentimiento del otro, en
la comunidad de deber legal relativo a esta asociación fundada en la diferencia de sexo”.

3. EVOLUCIÓN DEL MATRIMONIO A TRAVÉS DE LA HISTORIA.

A través del tiempo, el matrimonio ha tenido muchos matices, se utilizaba para la perpetuación de la
especie y estirpe, por lo que los hombres practicaban la poligamia. Hasta para aumentar las riquezas.

Desde los tiempos de las cavernas donde existía la promiscuidad hasta instituir la monogamia como el
vínculo aceptado por nuestra sociedad, la cual es uno de los aportes del Cristianismo a la civilización.

Durante el período Romano y Griego, el matrimonio fue sólo una compra de la novia en Roma y del
novio en Grecia, ya que los padres, daban un dote para el casamiento. Los hombres tenían el poder
absoluto sobre las mujeres, pasando éstas a ser parte de su imperio.

Al iniciar el Cristianismo, elevó al matrimonio a sacramento, dándole dignidad e igualdad a los esposos y
proclamando la indisolubilidad del vínculo matrimonial. Hizo del matrimonio una sociedad, instituyendo
una Sociedad basada en el amor, de un amor sagrado como el que Cristo tuvo para la humanidad.
Fundamentando el matrimonio en los versículos 18 al 25 del Capítulo II del Libro del Génesis en la
Biblia, lo anterior es señalado en la Biblia del Nuevo Milenio, Ed. Trillas, México, 2000, p.8.4

Durante la Edad Media y el Renacimiento, el matrimonio adquiere un tinte de igualdad en el matrimonio


entre hombres y mujeres.

En la Revolución Francesa, se definió al matrimonio como “contrato civil”, por lo que se hizo a un lado lo
sacramental que por siglos fue considerado gracias al Clero.

4. EVOLUCIÓN HISTORICA DEL MATRIMONIO EN EL PERÚ

Si hablamos del matrimonio como lo entendemos en nuestro país, podemos toparnos con éste desde un
punto de vista sacramental, contractual o institucional. Si vemos el matrimonio como sacramento, lo
ubicaríamos dentro del Derecho Canónico y tendría la calidad de indisoluble; visto como un contrato, le

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aplicaríamos las normas sobre nulidad de contratos y vicios de consentimiento; sin embargo, el
matrimonio, como acto, es un contrato pero no de la misma categoría que los contratos regulados en el
Código Civil (léase compraventa, mutuo, permuta, arrendamiento).

El matrimonio es una institución regulada por el Código Civil pero que está bajo el título de Derecho de
Familia pues, una vez celebrado el matrimonio, que es la unión voluntaria de un hombre y una mujer
aptos para ella y que se obligan a proveer al sostenimiento, protección, educación y formación de sus
hijos menores, conforme señalan los artículos 234 y 235 del Código Civil, los contrayentes no podrán
apartarse de los efectos de la institución porque el matrimonio está regido por un conjunto de normas
jurídicas que establecen derechos y deberes entre los cónyuges y relaciones internas y externas de la
sociedad conyugal, como son parentesco, patria potestad, alimentos, derechos sucesorios.

En el Derecho Prehispánico, el matrimonio incaico estaba basado en la reciprocidad pues se buscaba tener
parentela porque el que tenía hijos y familia era considerado rico porque tenía quien lo ayude con el
trabajo, en tanto que aquél que no tenía parentela, era considerado pobre, en palabras de Inca Garcilaso de
la Vega.

Con la conquista del Imperio Incaico, los matrimonios entre españoles y los conquistados se dio con
mucha facilidad. Al comienzo como concubinatos terminando la mayoría de las veces en legítimos
matrimonios.

El conquistador español, Francisco Pizarro, contrajo matrimonio con Mama Quispe Cusi o Inés Huaylas
Ñusta, hija del Inca Huayna Cápac pero para poder contraer matrimonio estos representantes de dos
culturas (la incaica y la española), tuvo Mama Quispe Cusi que ser bautizada y dársele un nombre
cristiano al casarse con un español y ello porque el matrimonio era considerado para la Iglesia como de su
jurisdicción y atributo.

Durante el Virreinato, el matrimonio se basa en la fórmula del Concilio de Trento por lo que éste – el
matrimonio – se celebra delante del párroco quien pregunta a los futuros cónyuges si se aceptan o no por
esposos siguiendo a este acto la bendición nupcial. Los párrocos no podían casar a personas de otra
parroquia sin permiso expreso no pudiendo los desposados habitar una misma casa hasta no recibir la
bendición.

En la República, el Código Civil de Santa Cruz de 1836 se basa en las formalidades adoptadas por el
Concilio de Trento para la celebración del matrimonio, así como las que la Iglesia desee designar,
disolviéndose el matrimonio sólo por la muerte de uno de los cónyuges, al igual que en el Virreinato,
dejando de lado, sin embargo, el matrimonio laico y el divorcio que sí lo adoptó el Código Francés o
Napoleónico, fuente de inspiración del Código de Santa Cruz.

Posteriormente, el Código Civil de 1852, vigente hasta el 14 de noviembre de 1936, señala que el
matrimonio debe celebrarse de acuerdo a lo establecido por el Concilio de Trento siendo éste indisoluble,
donde sólo cabe la separación de cuerpos mas no el divorcio y siendo, además, competentes los

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Tribunales Eclesiásticos quienes conocerán de los elementos y efectos civiles del matrimonio. Quien no
reconocía estos principios, estaba imposibilitado de casarse en el Perú.

El 23 de diciembre de 1897 el entonces Presidente de la República, Nicolás de Piérola, promulga una ley,
que era copia de la ley española de 1870, la cual permitía el matrimonio de los no católicos
solucionándose, de esta manera, el delicado problema que se creaba para la población extranjera y de
distintos cultos o credos quienes estaban imposibilitados de contraer matrimonio en el Perú por ser válido
solamente el matrimonio católico.

En el año 1918, el Senado aprueba un proyecto de ley en favor del divorcio y del matrimonio civil y se
dicta la ley del 9 de noviembre de 1920 objetada por el Presidente Augusto B. Leguía diez días después.
La Iglesia mostró cierta sumisión durante el Oncenio de Leguía por lo que, en una suerte de venganza por
parte del movimiento que derrocó a Leguía, se promulga en Octubre de 1930 el Decreto Ley 6889,
reglamentada después por el Decreto Ley 7282 del 22 de agosto de 1931, en donde rige, como único
matrimonio válido, el civil, el divorcio absoluto y la separación de cuerpos.

La Iglesia, casi 400 años después, fue vencida por el movimiento de laicalización.

El Código Civil de 1936 se inspiró en el movimiento de laicalización y mantiene inalterables las


disposiciones sobre matrimonio civil obligatorio y divorcio aunque hacía distinción entre hijos legítimos,
ilegítimos, legitimados y alimentistas, aspecto éste que la Constitución de 1979 se encargó de dejar sin
efecto al reconocer que todos los hijos tienen los mismos derechos.

48 años después del Código Civil de 1936, el Código Civil de 1984, el cual nos rige, mantiene la línea del
matrimonio civil y del divorcio no haciendo distinción entre los hijos (sólo habla de matrimoniales y
extramatrimoniales y ambos con iguales derechos), reconociendo las uniones de hecho estableciéndole
obligaciones y derechos cual si fuera un matrimonio contraído ante el funcionario designado para tal
efecto.

También reconoce como causas de separación de cuerpos, entre otras, la homosexualidad sobreviniente al
matrimonio (inciso 9 del artículo 333) en donde hoy, 25 años después de nuestro Código Civil de 1984,
encontramos vientres en alquiler, clonaciones y matrimonios entre personas del mismo sexo en Bélgica,
España, Canadá, Suecia, Distrito Federal de México y diversos Estados de los Estados Unidos de
Norteamérica pudiendo estas parejas, inclusive, adoptar niños.

El primer matrimonio en América Latina entre personas del mismo sexo tuvo lugar en la ciudad de
Ushuaia, al sur de Argentina, el 28 de diciembre del 2009. Este tipo de uniones que se vienen dando,
aunque contadas con los dedos en pocos países latinoamericanos, han encontrado fuerte resistencia por
parte de la Iglesia y también por algunos legisladores

5. DEBERES QUE ADQUIEREN LOS CÓNYUGES POR EL MATRIMONIO.

Al momento de efectuarse el matrimonio se adquieren una serie de obligaciones que son:

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 VIDA EN COMUN. Se refiere al deber de los cónyuges de vivir juntos en el domicilio conyugal, que
hará posible el cumplimiento de los otros deberes. Se trata de un deber entre iguales, complementario
y recíproco. “los cónyuges vivirán juntos en domicilio conyugal. Se considerará domicilio conyugal,
el lugar establecido de común acuerdo por los cónyuges, en el que ambos disfrutan de autoridad
propia y consideraciones iguales” el objetivo primordial del matrimonio es la plena convivencia de los
cónyuges. Por eso, el orden jurídico no se limita a imponer a los cónyuges el deber de convivencia
sino que reconoce, sin más, que los cónyuges son uno del otro, es decir, se previene como exigencia la
unidad conyugal.
 DÉBITO CARNAL. Este deber está comprendido dentro del amor conyugal. Actualmente se entiende
este débito en una forma más personalizante, más unitiva y de mutua entrega. Es un deber permanente
entre iguales, complementario y se exige como recíproco. En nuestra legislación no se menciona
expresamente sobre este precepto pero es de entenderse que es necesaria, pues de igual manera sería
difícil satisfacer el amor conyugal así como la procreación responsable sin la existencia de la misma.
 FIDELIDAD. Nace del matrimonio y comprende, no solo los actos de no hacer, relativos a abstenerse
de relaciones genito-sexuales con persona distinta del cónyuge, sino en especial al cumplimiento de la
promesa dada y al compromiso diario y permanente entre cónyuges. Comprende la permanencia del
matrimonio en forma y camino de vida.
 MUTUO AUXILIO Y SOCORRO MUTUO. La ayuda y el socorro mutuo no son solamente en
momentos de emergencia o situaciones aisladas sino en todo momento y durante toda la vida del
matrimonio. Ambos se comprometen a la fidelidad y a la promoción común. Nace el matrimonio, y se
ejerce en plan de igualdad, son complementarios y recíprocos. Ahora bien, ayuda mutua se entiende
más bien, en el aspecto económico, relativo a alimentos, administración de bienes, etc., y el socorro
mutuo hace referencia a la asistencia recíproca en caso de enfermedad, auxilio espiritual y promoción
humana que deben dispensarse los cónyuges, ayuda en la vejez, etc., combinados ambos se logra la
promoción integral de cada uno en la comunidad conyugal.
 DIÁLOGO. Aun cuando este deber no está expresamente contenido dentro de nuestra legislación, se
deriva del contexto del Código Civil. El diálogo se presenta tanto en el matrimonio como en la
familia, y se estima necesario para el amor conyugal y la promoción integral. Ya que se resolverán de
común acuerdo todo lo conducente al manejo del hogar, formación y educación de los hijos. Es un
deber que nace del matrimonio y se exige como recíproco y complementario.
 RESPETO. Es otro de los valores conyugales y familiares. Este se encuentra y se promueve en el
matrimonio y está relacionado estrechamente con la promoción humana. Hay disposiciones dentro de
la legislación que se orientan al respeto de la dignidad humana y en especial a la dignidad de los
cónyuges.
 AUTORIDAD. Como en toda comunidad, en el matrimonio y en la familia debe haber autoridad. La
autoridad es compartida y debe tenerse como un servicio entre cónyuges.

6. UNIONES DE HECHO O UNIÓN LIBRE

 Concepto.

Antiguamente a estas uniones se les llamaba en forma peyorativa “Concubinato”, si bien esta mentalidad
está cambiando, socialmente todavía no se acepta sin reparos el que una pareja pueda compartir su vida
como conviviente por opción, y no por necesidad.

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En algunos países y doctrinas del Derecho Comparado, al igual que en el derecho chileno, se ha optado
por la actitud abstencionista respecto de la regulación que esta materia merece. Tanto es así, que la única
acotación que hacía nuestra legislación sobre la materia estaba en el artículo 280 Nº 3 del Código Civil al
establecer al concubinato notorio como causal de investigación de la paternidad; y en nuestra legislación
actual, el artículo 210 señala que "el concubinato de la madre con el supuesto padre, durante la época en
que ha podido producirse legalmente la concepción, servirá de base para la presunción judicial de
paternidad.

Si el supuesto padre probare que la madre cohabitó con otro durante el período legal de la concepción,
está sola circunstancia no bastará para desechar la demanda, pero no podrá dictarse sentencia en el juicio
sin emplazamiento de aquel."

De esto se puede desprender que nuestra legislación actual permite establecer una presunción judicial de
paternidad en el caso que los padres hayan convivido durante la época en que ha podido realizarse la
concepción, y que no se desecha por el solo hecho que el supuesto padre compruebe que la madre
cohabitó con otro durante este período, a diferencia de la legislación anterior que solo permitía establecer
la paternidad ilegítima del menor para los efectos de pedir alimentos al supuesto padre, y exija que la
paternidad fuera establecida de un modo irrefragable, es decir, sin lugar a dudas.

En Francia se utilizan tres expresiones para denominar situaciones de índole conyugal, sin ser un
matrimonio.

Está el “Estupro”, que se utiliza cuando una relación es esporádica o accidental, y no hay cohabitación
entre la pareja.

En segundo lugar está “Concubinage”, que se refiere a las relaciones en que si bien hay cierta
permanencia, no hay comunidad de existencia. En esta figura se inscribe el concubinato notorio.

En tercer lugar está el “Concubinato o unión libre”, que comprende la convivencia que reúne los
requisitos de estabilidad, cohabitación, unión de vida, etc.

En Inglaterra se le denomina Unión libre, “unión como matrimonio”, o unión de facto o consensual.

En Sud América se le denomina generalmente como unión libre, como por ejemplo en Bolivia, que en el
artículo 158 de su Código de Familia, señala, “Se entiende por unión libre o de hecho cuando el varón y
la mujer, voluntariamente constituyan hogar y hacen vida común en forma estable y singular, con la
concurrencia de los requisitos establecidos por los artículos 44 y 46 al 50.” (Referidos a la aptitud
nupcial) Sin embargo, existen excepciones como México en donde se le denomina “Matrimonio por
Comportamiento”.

Si bien las denominaciones son variadas todas apuntan a la unión de un hombre y una mujer que no
cumple con las obligaciones impuestas por la legislación. Estas variadas denominaciones a su vez abarcan
diversos elementos para completar su concepto.

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En Chile, la Corte de Apelaciones de Santiago, define las uniones de hecho como la situación que se
produce entre dos personas por haber hecho vida en común sin estar ligada por vínculo matrimonial.

Irureta Goyena define el concubinato como la unión de peronas de distinto sexo que objetivamente
considerada, presenta rasgos propios del matrimonio (cohabitación, fidelidad, asistencia mutua) sin que
haya sido contraído en forma legal y faltando affectio maritalis.

Paralelamente a este concepto se puede señalar que no toda relación no matrimonial constituye una unión
de hecho, ya que quedan excluidas:

· Las uniones accidentales o esporádicas que no llegan a constituir una pareja ni dan lugar a forma alguna
de convivencia. Ya que para que se configure la unión de hecho se requiere un período de tiempo de
tiempo suficiente, ¿Qué se debe entender por suficiente? En nuestra legislación no existe una
determinación respecto de cuánto tiempo debe convivir una pareja para que se señale que ellos estuvieron
unidos en una unión de hecho. La única disposición que contenía nuestro Código Civil hasta antes de la
reforma de la ley 19.585 estaba en el artículo 280 Nº 3 que establecía el concubinato notorio como causal
de investigación de paternidad y exigía que habiéndose comprobado la filiación del hijo respecto de la
madre se acreditara que ella y el presunto padre habían vivido en concubinato notorio, y que durante él,
había podido producirse legalmente la concepción.

En el derecho comparado, algunas legislaciones dan determinados plazos para que se configure el
concubinato. Es así como la Constitución Política de

Bolivia exige que la convivencia haya perdurado durante dos años continuos. La ley Panameña exige que
la convivencia se mantenga durante 10 años continuos. El Código Civil Peruano es muy similar a la ley
Boliviana, y exige una convivencia de a lo menos dos años continuos. Para que se configure una unión de
hecho la unión debe ser libremente consentida. Las uniones sexuales impuestas o no consentidas
generalmente constituyen una figura penal, como la violación.

En atención a estas características se puede señalar que las uniones de hecho deben tener cierta
permanencia, estabilidad y ser libremente consentidas, esto es, lo que algunos autores denominan
“apariencia de matrimonio“.

Para otros autores cabe agregar también, la capacidad para contraer matrimonio, es decir, que los
convivientes no estén sujetos a impedimentos de ningún tipo, que les impida celebrar su matrimonio. Es
importante considerar que parte de la doctrina nacional señala que para que exista una unión de hecho es
requisito fundamental el que no exista un vínculo matrimonial no disuelto, criterio que no es compartido
por la Corte de Apelaciones de Santiago al admitir concubinato, no obstante existir antecedentes de haber
estado casado el concubino.

– Revista de Derecho y Jurisprudencia T. 54, sección Primera, página 53-

De acuerdo a los elementos analizados, el concepto que me aparece más adecuado para definir una unión
de hecho, tanto en nuestra legislación como en el derecho comparado es el que corresponde al

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concubinato perfecto: “La unión de un hombre y una mujer que mantienen relaciones sexuales,
guardándose fidelidad y que comparten notoriamente una vida en común, sin haberse sometido a las
formalidades prescritas por la ley para la celebración del matrimonio.”

 Elementos

Si bien no existe un concepto o elementos claros en lo que se refiere a uniones de hecho, hay elementos
que están presentes en la mayoría de las legislaciones, como son:

HETEROSEXUALIDAD Y SINGULARIDAD DE LA UNIÓN. Por regla general el concubinato es la


unión de un hombre y una mujer, esto deriva de la tradición Judeo- Cristiana Occidental que obliga que el
matrimonio sea monogámico y heterosexual; es por ello que al señalarse que las uniones de hecho son
matrimonios sin cumplimiento de las solemnidades, queda circunscrito al cumplimiento de todos los
demás requisitos del matrimonio.

¿Qué sucede si uno de los convivientes se encuentra unido a un tercero en legítimo matrimonio? ¿Es la
vida en unión extraconyugal una unión de hecho? La respuesta indubitablemente debería ser negativa,
debido a que un vínculo matrimonial no resuelto es impedimento dirimente del matrimonio lo que
implicaría que consecuencialmente lo es también de las uniones de hecho. A pesar de lo anteriormente
señalado, se dice que si a esta unión la precedió una separación de hecho, o se ha decretado un divorcio
no vincular, en el que subsiste únicamente el vínculo jurídico, y si la relación extraconyugal estable,
monogámica y duradera, se le debe reconocer a ésta la calidad de unión de hecho.

COHABITACIÓN Y COMUNIDAD DE VIDA: Se entiende por esta última la asociación de intereses


emanados de las relaciones frecuentes y continuas de los concubinos. Sin embargo, no es requisito
fundamental la cohabitación de los convivientes. En legislación comparada se señala que este requisito es
el que permite distinguir entre el concubinato y las relaciones esporádicas, es decir, para que exista
concubinato es necesaria la comunidad de lecho caracterizada como el mantenimiento de relaciones
sexuales.

LA UNIÓN DEBE SER ESTABLE Y DURADERA: En nuestra legislación el tiempo necesario queda
sujeto al caso concreto.

En la legislación Comparada excepcionalmente se dan algunos periodos de tiempo necesarios para que
exista una unión de hecho como lo que ya se ha señalado respecto de Bolivia, Panamá y Perú, pero la
regla general es que sólo debe ser un período de tiempo suficiente que permita configurar la relación
extramatrimonial y atribuirle efectos. Así Ossorio y Gallardo señalan un ejemplo para clarificar esta
situación”Supongamos que una pareja se une a los 21 años, viven correcta y fielmente y el varón muere a
los 25. La unión subsistió cuatro años. Poco tiempo en verdad. Pero como es todo lo que ha permitido la
duración de la vida del hombre no cabe pedir mayor estabilidad. En cambio si el varón muere a los 60
años, tras una relación de cuatro, no bastará ese tiempo para reconocer el concubinato.

En los 60 años de la vida de un hombre, el episodio de 4 años, puede no tener significación”

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DEBE EXISTIR AUSENCIA DE SOLEMNIDADES. Lo único que se requiere para que exista una unión
de hecho es el consentimiento libre y espontáneo de las partes, sin que, ni en su inicio o desarrollo,
intervenga en forma alguna la autoridad.

La ausencia de solemnidades está tomado en sentido estricto, por lo que esto es válido aunque una pareja
haya contraído matrimonio religioso en los países en que la ley no otorga a estos efectos civiles. Eso
sucede en nuestro país ya que si una pareja contrae matrimonio religioso, sin previo matrimonio civil, si
bien de acuerdo a sus creencias están válidamente casados, conforme a nuestra ley su matrimonio no
existe. Es interesante una mención que hacen las profesoras Martinic y Weinstein respecto de una
situación que se da en localidades apartadas de la Undécima Región de nuestro país, ya que teniendo
presente que el único matrimonio válido en nuestra legislación es el celebrado ente Oficial de Registro
Civil competente y cumpliéndose con las formalidades legales, en estas localidades se da el matrimonio
consuetudinario que se perfecciona por medio de un “contrato matrimonial”, por el que un hombre y una
mujer pactan por escrito vivir como marido y mujer por un tiempo determinado.

En este contrato se establecen estipulaciones en lo referente a la situación de los hijos, se acompaña un


inventario de los bienes que aporta cada uno a esta unión y señalan la forma en que estos bienes se
distribuirían al término del contrato matrimonial.

Este instrumento público generalmente no es aceptado y autorizado por los Notarios Chilenos, ya que este
contrato según nuestra legislación adolece de objeto ilícito. Por ello los cónyuges lo celebran ante
Notarios Argentinos, y en consecuencia la inscripción de los hijos nacidos en dicha unión se efectúa en
los Registros de dicha República.

Ante nuestra legislación esta unión se cataloga como una unión de hecho, respecto de la cual existiría
prueba pre constituida en lo relativo al hecho de la unión y a los bienes aportados, y como éstos se
repartirán al momento de la separación. Respecto de los hijos, conforme a la legislación actual todos
tienen los mismos derechos, por lo que no influye mayormente que nazcan de un concubinato o
matrimonio. Sin embargo, antiguamente, acreditada en Chile la inscripción, este contrato servía de
antecedente para la constitución de la filiación ilegítima.

Si bien los requisitos señalados en los números anteriores son los más frecuentes respecto de las uniones
de hecho, para algunos autores y legislaciones están presentes también:

LA AFFECIO. Por ésta debe entenderse la amistad auténtica y el afecto recíproco entre los convivientes
que da lugar al pie de igualdad entre los miembros de la pareja que es causa y efecto de la convivencia
misma. Es por ello que los convivientes cumplen espontáneamente deberes propios de una unión
matrimonial, y con ello dan un pie de igualdad a los miembros de la pareja.

LA PROCREACIÓN. Hoy en día generalmente no se considera como un elemento esencial para la


regulación de las uniones de hecho, aunque la relación sexual es uno de los deberes y derechos de los
cónyuges en el matrimonio; Sin embargo, parte de la doctrina Italiana estima que depende de la existencia

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de prole la atribución o no de consecuencias jurídicas a las uniones libres, ya que a la existencia de hijos
se vincula la patria potestad y la calificación de familia natural.

Esto acarrea también una modificación de la situación familiar una vez que los hijos ya no existen o que
estos han alcanzado la mayoría de edad, ya que deja de existir la familia natural y se produce nuevamente
una unión de mero hecho.

LA FIDELIDAD. Es una de las obligaciones fundamentales del matrimonio; este tema se discute respecto
de las uniones de hecho, ya que para algunos autores emanan de ella los derechos y deberes recíprocos
que las leyes establecen para los cónyuges, como son el deber de fidelidad y el de socorro mutuo. Para
otros, estos deberes no existen, ya que al no haber contraído matrimonio, no existe un vínculo jurídico
perfecto.

Si bien este es un requisito sobre el cual difícilmente se logre un consenso, no es menos cierto que casi
todos los convivientes cumplen con este requisito, ya que fluye voluntaria y espontáneamente de la
affectio propia de su relación de pareja.

7. NATURALEZA JURÍDICA

En relación al problema de la naturaleza jurídica del matrimonio entendemos que se refiere al acto de su
constitución, y también al estado matrimonial que se genera.

 COMO INSTITUCION

El matrimonio como institución significa el conjunto de normas que rigen un matrimonio. Una institución
jurídica es un conjunto de normas de igual naturaleza que regulan un todo orgánico y persiguen una
misma finalidad.

El matrimonio constituye una verdadera institución por cuando los diferentes preceptos que regulan tanto
el acto de su celebración, al establecer elementos esenciales y de validez, como los que fijan los derechos
y obligaciones de los consortes, persiguen la misma finalidad al crear un estado permanente de vida que
será la fuente de una gran variedad de relaciones jurídicas.

Según Hauriou, Institución es “una idea de obra que se realiza y dura jurídicamente en un medio social.
En virtud de la realización de esta idea se organiza un poder que requiere órganos; por otra parte, entre los
miembros del grupo social interesado en la realización de esta idea, se producen manifestaciones
comunes, dirigidas por los órganos del poder y regidas por procedimientos”.

La definición que antecede la podemos aplicar exactamente al matrimonio, precisando los siguientes
elementos:

a) El matrimonio es una idea de obra que se realiza y tiene permanencia jurídica dentro de un medio
social determinado;

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b) Por virtud del matrimonio se organiza un poder que requiere órganos, como son los consortes o uno de
ellos, según se estableció en la regulación romana del paterfamilias;

c) Los miembros de la institución matrimonial persiguen finalidades comunes, para cuyo efecto se
establecen actividades recíprocas;

d) Tanto la idea de obra como la organización, su finalidad y las relaciones entre los consortes, se
encuentran reguladas por un procedimiento determinado.

El matrimonio como idea de obra significa la común finalidad que persiguen los consortes para constituir
una familia y realizar un estado de vida permanente entre los mismos.

 COMO ACTO JURIDICO CONDICION

El matrimonio como acto jurídico condición, León Duguit a precisado en distinguir el acto regla, el acto
subjetivo y acto condición en su Tratado de Derecho Constitucional, define el último como el acto
jurídico que tiene como objeto determinar la aplicación permanente de todo un estatuto de derecho a un
individuo o a un conjunto de individuos, para crear situaciones jurídicas concretas que constituyen un
verdadero estado, por cuanto no se agotan por la realización de las mismas, sino que permiten su
renovación continua.

Por virtud del matrimonio se condiciona la aplicación de un estatuto que vendrá a regir la vida de los
consortes en forma permanente. Es decir, un sistema de derecho en su totalidad es puesto en movimiento
por virtud de un acto jurídico que permite la realización constante de consecuencias múltiples y la
creación de situaciones jurídicas permanentes.

De acuerdo con lo expuesto podemos encontrar en la definición del matrimonio todos los elementos que
caracterizan el acto condición, ya que implica una manifestación plurilateral de voluntades (la de los
contrayentes unida a la declaración que hace el oficial del Registro Civil) que tiene por objeto crear un
estado permanente de vida entre los cónyuges para originar derechos y obligaciones recíprocos, así como
relaciones permanentes que no se agotan por el cumplimiento de las mismas sino que se siguen
renovando de manera indefinida.

 COMO ACTO JURIDICO MIXTO

El matrimonio es un acto jurídico mixto debido a que se constituye no sólo por el consentimiento de los
consortes, sino también por la intervención que tiene el Oficial del Registro Civil.

Este órgano del Estado desempeña un papel constitutivo y no simplemente declarativo, pues podemos
decir que si se omitiese en el acta respectiva hacer constar la declaración que debe hacer el citado
funcionario, considerando unidos a los consortes en legítimo matrimonio, éste no existiría desde el punto
de vista jurídico.

 COMO CONTRATO ORDINARIO

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Se le ha considerado fundamentalmente como un contrato en el cual existen los elementos esenciales y de
validez de dicho acto jurídico.

Especialmente se invoca como razón el hecho de que los contrayentes deben de manifestar su
consentimiento ante el oficial del registro civil para unirse en matrimonio. Por consiguiente, se considera
que en este caso como en todos los contratos, es elemento esencial el acuerdo de las partes.

Asimismo, se requiere que exista la capacidad necesaria en los contrayentes y que su voluntad no esté
viciada. Es decir, se aplican al matrimonio todas la reglas relativas a los elementos de validez que deben
observarse en todo contrato consistente respectivamente en la capacidad, ausencia de vicios en la
voluntad y licitud en el objeto motivo y fin del acto.

 COMO CONTRATO DE ADHESION

Como una modalidad en la tesis contractual, se ha sostenido que el matrimonio participa de las
características generales de los contratos de adhesión, toda vez que los consortes no son libres para
estipular derechos y obligación distintos de aquellos que imperativamente determina la ley.

Situación semejante es la que se presenta en los contratos de adhesión, pues en ellos una parte
simplemente tiene que aceptar en sus términos la oferta de la otra, sin la posibilidad de variar los términos
de la misma.

Respecto al matrimonio, no se puede sostener que prevalezca la voluntad de una de las partes sobre la de
la otra, sino que es la voluntad del Estado expresada en la Ley la que se impone, de tal manera que ambos
consortes simplemente se adhieren a la misma para aceptar en sus términos la regulación legal.

 COMO ESTADO JURIDICO

Desde este punto de vista, el matrimonio se presenta como una doble consecuencia de la institución
matrimonial y del acto jurídico que celebran las partes en unión del oficial del registro civil, pues
constituye a la vez una situación jurídica permanente que rige la vida de los consortes y un acto jurídico
mixto desde el momento de su celebración.

Los estados jurídicos se distinguen de los hechos y de los actos jurídicos, en virtud de que se producen
situaciones jurídicas permanentes, permitiendo la aplicabilidad de todo un estatuto legal a situaciones
determinadas que continúan renovándose en forma más o menos indefinidas.

En este sentido, el matrimonio evidentemente constituye un estado jurídico ante los consortes, pues crea
para los mismos una situación jurídica permanente que origina consecuencias constantes por aplicación
del estatuto legal respectiva a todas y cada una de las situaciones que se van presentando durante la vida
matrimonial.

 COMO ACTO DE PODER ESTATAL

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Esta clasificación es en relación a considerar la solemnidad que la ley exige para la celebración del
matrimonio, es decir, que se realice ante una determinada autoridad, siendo esta el Oficial del Registro
Civil.

Según la teoría de Cicu, explica que la voluntad de los contrayentes no es más que un requisito para el
pronunciamiento que hace a la autoridad competente en el nombre del Estado, en todo caso es este
pronunciamiento y no otra cosa, el que constituye el matrimonio. Así, estas consideraciones ponen en
claro, la especial importancia que tiene el hecho de que la declaración de voluntad de los esposos deba ser
dada al Oficial, y por él recogida personalmente en el momento que se declara para el pronunciamiento. Y
que toda otra declaración o contrato realizado entre los esposos no tiene ningún valor jurídico.

8. CARACTERÍSTICAS

 Jurídicamente es un contrato, por tal motivo requiere del acuerdo de quienes contraen el matrimonio y
conlleva el cumplimiento de derechos y deberes establecidos en el Código Civil, la Ley de
Matrimonio Civil y otras reglas. Con todo, es un contrato con características especiales. En efecto, es
más propiamente tal una institución, lo que se revela en que tiene un contenido y una normativa
distinta que el resto de los contratos patrimoniales.
 Está sujeto a una serie de formalidades para producir plenos efectos jurídicos. Estos requisitos son:
celebrarse ante un oficial del Registro Civil e Identificación y en presencia de dos testigos hábiles.
También requiere una serie de trámites previos. Con todo, es posible cumplir menos formalidades, por
ejemplo, cuando uno de los futuros cónyuges está próximo a morir, dando origen al llamado
matrimonio “en artículo de muerte”.
 Es la unión entre un hombre y una mujer, por lo que no se consideran dentro del concepto las uniones
entre personas del mismo sexo. Además, el matrimonio ha de ser monogámico, es decir, no se permite
que el marido tenga más de una mujer (poligamia) ni que la mujer tenga más de un marido
(poliandria).
 Es una unión actual, ya que rige desde el momento que se contrae para futuro.
 La finalidad es vivir juntos, procrear, y asistirse mutuamente. Respecto de vivir juntos, el hogar
común debe ser determinado libre y conjuntamente (antiguamente la mujer debía vivir donde ordenara
el marido). Sobre la procreación, esta no es una obligación, pues, puede haber matrimonios sin hijos.

9. REQUISITOS DE FONDO DEL MATRIMONIO E IMPEDIMENTOS PARA CONTRAER


MATRIMONIO

 REQUISITOS

a) Edad: la regla general es que ambos contrayentes deben ser mayores de edad. Las excepciones se
presentan en los casos en que los contrayentes son menores de edad, los que podrán contraer matrimonio
cuando: primero, ambos cuenten con 16 años cumplidos, y, segundo, cuan- do cuenten con 14 años o
menos, si la contrayente se encuentre en estado de gravidez. En todas las excepciones se podrán contraer
matrimonio siempre y cuando se cumpla con los requisitos del consentimiento establecidos en la ley.

b) Consentimiento: el consentimiento consiste en la manifestación libre del acuerdo de voluntades para


contraer matrimonio, sin el cual el matrimonio sería inválido e inexistente.

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Para los mayores de edad, basta con hacer expresa su voluntad de contraer matrimonio libre de violencia
y vicios en el consentimiento. Sin embargo, cuando se trata de menores de edad, siempre que cuenten con
16 años cumplidos, éstos deberán obtener el consentimiento de los que ejerzan la patria potestad o de su
tutor, y a falta del consentimiento de éstos, deberán contar con el consentimiento del juez de lo familiar, el
que decidirá atendiendo a las circunstancias específicas de cada caso.

Cuando la mujer que quiere contraer matrimonio se encuentre en estado de gravidez, se podrá eximir a
los contrayentes de la obtención del consentimiento exigido en los términos de ley, a petición del padre o
de la madre, siempre que ello se acredite mediante el certificado médico de gravidez correspondiente ante
el juez del registro

civil. Lo anterior no procede en el caso de menores de 14 años, casen el cual deberá cumplirse en todos
sus términos con la obtención de los consentimientos ya señalados.

Una vez otorgado el consentimiento por los padres, por el tutor, firmando la solicitud de matrimonio y
ratificando su consentimiento ante el juez del registro civil, o por el juez de lo familiar, no podrán
revocarlo, sino por causa justa o superveniente que atañen a los vicios del consentimiento.

Finalmente, el consentimiento otorgado por quienes ejercen la patria potestad o la tutela no puede ser
revocado a la muerte de éstos, por quienes entran en posibilidad de ejercer el derecho de otorgarlo,
siempre y cuando el matrimonio se celebre dentro de los ocho días siguientes a la presentación de la
solicitud, en el lugar, día y hora señalados en la misma para tal efecto.

c) Diferencia de sexos: el matrimonio lleva implícito, por definición, que éste sólo se puede contraer
entre un hombre y una mujer, y en este sentido se manifiesta tanto la doctrina como la legislación
nacional, en nuestro caso y en muchos países todavía. Aunque en la actualidad ya existen Estados, en el
mundo, que reconocen y regulan el matrimonio homosexual, homologado al heterosexual en la
legislación pertinente o mediante leyes autónomas.

El matrimonio, en su regulación, siempre ha tenido como sustento la procreación, sin embargo, no es el


único fin, como lo hemos visto, tiene otros que tienen que ver con la comunidad de vida, la ayuda y la
asistencia mutua, lo que permite considerar a esta institución independientemente de la heterosexualidad
o no de sus miembros, y la protección y regulación de los derechos y obligaciones de los mismos.

10. IMPEDIMENTOS PARA CONTRAER MATRIMONIO

La validez del matrimonio depende de que no existan impedimentos para la celebración del mismo, los
que se encuentran determinados en las disposiciones que sobre el matrimonio establece el Código Civil.
Consisten en prohibiciones para contraer matrimonio, que tienen sustento en circunstancias que afectan su
validez y su existencia, y que tienen por objeto generar seguridad jurídica para las partes contrayentes.

A. Clasificación general de los impedimentos

La doctrina ha clasificado para su estudio a los impedimentos en:

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a) Dirimentes e impidentes: los dirimentes son los que afectan la va- lidez y existencia del matrimonio;
los impudentes, los que pueden ser subsanados, es decir, generan invalidez temporal, no definitiva del
matrimonio. En el primer supuesto se señalaba que el matrimonio era nulo, en el segundo caso se
afirmaba que el matrimonio era ilícito.

b) Absolutos y relativos: se refiere, en cuanto a los absolutos, a los impedimentos de un sujeto para
contraer matrimonio respecto de cualquier persona. Por lo que se refiere a los relativos, hace referencia a
los impedimentos para contraer matrimonio con una persona específica.

c) Graves, leves y levísimos: los graves son los que causan la nulidad absoluta del matrimonio, los no
dispensables; los leves son los que causan la invalidez temporal del matrimonio, es decir, si se subsanan,
pueden convalidarse y mantener el matrimonio subsistente, y los levísimos son los que son dispensables.

d) Dispensables y no dispensables: como ya vimos, cuando se habla de dispensa, se trata de una


disposición establecida que implica la posibilidad, de la autoridad, de eximir a los contrayentes del
impedimento establecido en la ley para contraer matrimonio. Por oposición, los no dispensables son
aquellos supuestos que deberán concurrir sin excepción para que la autoridad correspondiente, es decir, el
juez del registro civil, pueda celebrar el matrimonio.

B. Clasificación legal de los impedimentos

Para efectos prácticos, podemos decir que la ley reconoce los siguientes impedimentos:

a) La falta de edad.
b) La falta de consentimiento.
c) El parentesco de consanguinidad.
d) El parentesco por afinidad en línea recta sin límite de grado.
e) El adulterio entre las personas que quieren contraer matrimonio, siempre que el adulterio se haya
probado judicialmente.
f) El atentado contra la vida de uno de los miembros de un matrimonio preexistente para contraer
nupcias con otra persona o con el que quede libre.
g) La violencia física o moral para la celebración del matrimonio.
h) La impotencia incurable para la cópula.
i) Padecer una enfermedad crónica e incurable, que sea, además, contagiosa o hereditaria.
j) Padecer alguno de los estados de incapacidad consistentes en el supuesto de un mayor de edad que:
por causa de enfermedad reversible o irreversible, o que por su estado particular de discapacidad, ya
sea de carácter físico, sensorial, intelectual, emocional, mental o varias de ellas a la vez, no pueda
gobernarse, obligarse o manifestar su voluntad, por sí mismo o por algún medio que la supla.
k) El matrimonio subsistente con persona distinta de aquella con que se pretende contraer nupcias.
l) El parentesco civil extendido hasta los descendientes del adoptado; por lo tanto, el adoptante no puede
contraer matrimonio con el adoptado o sus descendientes.
C. Algunas excepciones a impedimentos que admiten dispensa en casos específicos

a) El parentesco por consanguinidad en línea colateral desigual.


b) La impotencia incurable para la cópula, cuando ésta sea conocida y aceptada por el otro contrayente.
c) Padecer una enfermedad crónica e incurable, que sea, además, contagiosa o hereditaria, cuando los
contrayentes acrediten haber recibido, de institución o médico especialista, la información sobre los

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alcances, los efectos y la prevención de la enfermedad y expresen su consentimiento para contraer
matrimonio.
d) Los tutores y sus descendientes no pueden contraer matrimonio con una persona que ha estado o está a
su guarda, salvo que obtengan la dispensa correspondiente, por parte de la autoridad competente, la
que procederá hasta que hayan sido aprobadas las cuentas de la tutela. Lo mismo aplica para los
curadores y sus descendientes.

En el caso de las entidades federativas, se señalan como autoridades para suplir el consentimiento: al juez
de lo familiar, al juez de primera instancia, al consejo de familia, al gobierno del estado, y para realizar la
dispensa de los impedimentos: al juez de primera instancia, al gobierno del estado, presidente municipal o
gobernador.

11. REQUISITOS DE FORMA PARA CONTRAER MATRIMONIO

El matrimonio y sus requisitos son el mecanismo legal para que la unión de un hombre y una mujer
establecida con el fin de realizar la comunidad de vida tenga eficacia, validez y existencia, frente al
Estado, la sociedad y terceros.

De tal manera que para la celebración del matrimonio hay que tomar en cuenta dos situaciones: la
primera, que debe existir la manifestación de voluntad o consentimiento de los contrayentes, pero al
mismo tiempo es indispensable que concurra el Estado estableciendo los requisitos de fondo y los
criterios formales que debe tener la declaración de voluntad para que tenga validez el matrimonio.

En este caso estamos hablando de la solemnidad del acto del matrimonio, que deberá cumplir con los
siguientes requisitos:

a) Los contrayentes deben presentarse y celebrar el matrimonio ante el juez del registro civil, que es la
autoridad administrativa competente para celebrar los matrimonios.
b) Los contrayentes deben presentar, al juez del registro civil, un escrito que debe contener:
1) Los nombres, apellidos, edad, ocupación y domicilio de los pretendientes, así como el nombre y
apellidos de sus padres.
2) Los nombres, apellidos, edad, ocupación y domicilio de los testigos, quienes declararán conocer
a los contrayentes y que no conocen ningún impedimento para que contraigan matrimonio.
3) Declaración de no tener impedimento para contraer matrimonio.
4) Manifestación de su voluntad para contraer matrimonio.
5) El escrito deberá estar firmado por los solicitantes y además tener impresa su huella digital.

c) A la solicitud o escrito presentado por los contrayentes, éstos deberán anexar:


1) El acta de nacimiento de los contrayentes o, cuando no cuenten con éstas, el certificado médico
que certifique su edad, cuando sea notorio que son menores de 16 años.
2) En el caso de que sean menores de 16 años o menores de 14, en los supuestos ya señalados,
deberán anexar igualmente a la solici- tud la constancia en que otorgan su consentimiento para
celebrar el matrimonio, las personas señaladas por la ley, que en su caso son los que ejercen la
patria potestad, el tutor o en su defecto el juez de lo familiar, quien suplirá su consentimiento.
3) Anexarán igualmente un documento público que identifique a cada uno de los contrayentes o
algún otro medio que identifique su identidad.

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4) Las capitulaciones matrimoniales y/o convenio que los contrayentes celebrarán con respecto a
sus bienes presentes y los que adquieran en el futuro durante el matrimonio. El convenio deberá
señalar el régimen de bienes bajo el cual se contrae matrimonio: sociedad conyugal o
separación de bienes. En el caso de que sean menores de edad, las personas que deban dar su
consentimiento para la celebración del matrimonio igual- mente deberán aprobar el convenio.
Es requisito de forma indispensable que se presente este con- venio, aun cuando los
contrayentes declaren no tener bienes, ya que el régimen regirá para los bienes que se adquieran
durante el matrimonio. Cuando los contrayentes, por falta de conocimiento, no puedan redactar
el convenio relativo al régimen de bienes, será obligación del juez del registro civil la redacción
del convenio, con los datos que los contrayentes le proporcionen;
5) Acta de defunción del cónyuge fallecido, si alguno de los contrayentes es viudo.
6) En su caso, copia de la resolución de la sentencia de divorcio o de nulidad de matrimonio, en
caso de que alguno de los contrayentes hubiese sido casado con anterioridad.
7) El certificado médico de salud.
8) Copia de la dispensa de impedimentos, si los hubo.

Una vez que el juez del registro civil recibe la solicitud de matrimonio con todos los requisitos señalados,
hará que los contrayentes y los ascendientes o tutores que deben prestar su consentimiento reconozcan en
su presencia y por separado sus firmas.

Hecho lo anterior se celebrará el matrimonio dentro de los ocho días siguientes a la presentación de la
solicitud de matrimonio, en el lugar, día y hora que se señale para ello.

En el lugar día y hora señalados para la celebración del matrimonio, deberán estar presentes, ante el juez
del registro civil, los pretendientes. Una vez que estén todos presentes, el juez leerá en voz alta la
solicitud de matrimonio, los documentos que con ella se hayan presentado y las dili- gencias practicadas.
Hará de su conocimiento los derechos y obligaciones derivadas del matrimonio, y preguntará a los
contrayentes si es su voluntad unirse en matrimonio, y, si están conformes, los declarará marido y mujer
en nombre de la ley y de la sociedad.

d) El juez del registro civil elaborará y levantará, de inmediato, el acta de matrimonio, en la que
deberá quedar asentado:
1) Los nombres, apellidos, edad, ocupación, domicilio y lugar de nacimiento de los contrayentes.
2) Deberá constar si son mayores o menores de edad.
3) Los nombres, apellidos, ocupación y domicilio de los padres.
4) El consentimiento de quien ejerce la patria potestad, del tutor o del juez de lo familiar que debe
suplirlo, en el caso de menores de 16 y 14 años.
5) Manifestación de que no existieron impedimentos para la celebración del matrimonio, o, en su
caso, que los mismos fueron dispensados en los términos de ley.
6) La manifestación de voluntad de los contrayentes para celebrar el matrimonio, y la de haber
quedado unidos que realiza el juez del registro civil en el nombre de la ley y de la sociedad.
7) La manifestación de los cónyuges de contraer matrimonio bajo el régimen patrimonial de
sociedad conyugal o separación de bienes.
8) La declaración de que se cumplieron con todas las formalidades exigidas por la ley.

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El acta deberá ser firmada por el juez del registro civil, los contrayentes y las demás personas que
hubieren intervenido. En el acta serán impresas las huellas digitales de los contrayentes.

Los contrayentes o testigos que declaren un hecho falso ante el juez del registro civil serán consignados
ante el Ministerio Público, para que se ejercite la acción penal correspondiente, lo mismo se hará con los
que se hagan pasar por padres o tutores de los contrayentes. Por cuanto a la existencia de oposición para
la celebración del matrimonio, ésta se hará valer, por cualquier persona, al hacer del conocimiento del
juez del registro civil, mediante denuncia expresa, el impedimento, lo que se inscribirá al pie de la letra en
un acta que para el efecto se levantará, al igual que el nombre, edad, ocupación, estado y domicilio del
denunciante. El juez del registro civil turnará al juez de primera instancia que corresponda el acta de
oposición para que haga la calificación del impedimento y resuelva sobre su existencia, inexistencia o
disculpa.

Cuando esto suceda, el juez del registro civil, antes de enviar el acta respectiva al juez de Primera
Instancia, hará del conocimiento de los contrayentes el impedimento denunciado, y quedará pendiente
todo procedimiento hasta que la sentencia que decida sobre el impedimento cause ejecutoria; aun cuando
el denunciante se desista de la denuncia.

El mismo procedimiento aplica respecto de las denuncias anónimas o las hechas por cualquier otro medio
cuando no se presenta el denunciante, caso en el cual éstas, es decir, las denuncias, sólo serán admitidas
cuando estén comprobadas.

Finalmente, de lo anterior se desprende que el juez del registro civil, para celebrar el matrimonio, está
facultado para exigir a los contrayentes, bajo protesta de decir verdad, todas las declaraciones y
diligencias que estime convenientes para comprobar su identidad y su aptitud para contraer matrimonio.

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