Bruce E. Bechtol*
VIRUELA: LA ENFERMEDAD
Y EL RETO DE ESPANA‘ *
Introduccién
Uno de los caminos més fascinantes y menos recorridos
en la investigacién geografica es el estudio geografico de la
med Hay muchas maneras por las cuales el gedgrafo
ede aproximarse a los estudios médicos, pero uno de los
ventajosos es, sin duda, el método de “origenes y dis-
"La técnica pone especial atencién en la interpre-
tacién histérico-geografica al examinar la fuente de origen
y la subsiguiente propagacién sobre el espacio de la tierra.
En este ensayo el sujeto principal es una enfermedad
altamente contagiosa, LA VIRUELA. El enfoque principal
trata del impacto de innovaciones de la medicina sobre el
agente y, en particular, el papel que desempefié Espafia en
los avances que al final redujeron la viruela a una enfer-
medad relativamente inocua. Para darle fondo al estudio
sobre la viruela como enfermedad, se examina su naturaleza
dentro de la historia de su congojosa propagacién, los mé-
todos primeramente empleados en prevencion y tratamiento,
y la obra de Eduardo Jenner. Los héroes de la historia son
parientes cercanos de la viruela, el virus de la viruela
bovina, y los hombres y las mujeres que levaron al agente
por todo el mundo.
+ Departamento de Geografia, Universidad de Oregén, Eugene, Oregon
(EE, UU.)
** Nota del autor: Expreso por este medio mi més profundo agradecimiento
a la Dra. Elisa Reti de Jacobsthal por la traduccion de este estudio del
inglés al castellano.La naturaleza de la viruela
La viruela es un mal antiguo, pero como muchas enfer-
medades del hombre, se ha eludido su reconocimiento hasta
bien tarde en la historia. En las sociedades mas primitivas
esta afliccién se le atribuia al popular villano, al mal de
ojo. Se suponia que solamente una mirada sobre la info:
tunada victima de parte del ser que posefa los poderes mi
ticos del mal de ojo era suficiente para causar que la viruela
temida se apoderara inmediatamente de aquélla.!
Los antiguos tuvieron muchas teorfas interesantes acer-
ca de las causas de las enfermedades. Las plagas y epidemias
periédicas que amenazaban la existencia del hombre mu-
chas veces eran atribuidas a la pérdida del favor de los
dioses 0 a explicaciones de brujeria o “magia negra”, Con
el transcurso de los tiempos comenzé a buscarsele una causa
fisica mas obvia a la enfermedad. Los griegos, por ejemplo,
desarrollaron teorfas relacionadas con el estado de la salud
y designaron a la enfermedad como un resultado de una
gama variada de factores fisicos internos y externos: “Un
equilibrio en los humores, esto quiere decir, los fluidos del
cuerpo, como la sangre, la flema, la bilis amarilla y la bilis
negra fueron una vez considerados como los factores pri-
mordiales en el bienestar de un individuo”. “La sangre de
las arterias, atomos invisibles de los poros en el cuerpo, una
exuberancia poco comiin o falta en la fuerza corporal, y una
discordancia en los elementos dentro del cuerpo combinados
con el aire que se respira, también se citaban como causas
de mala salud”. Strabo, el famoso gedgrafo de la antigiiedad,
contempla la enfermedad como el resultado de abundancia
de crudeza y corrupcién que se habia obtenido por el ali-
mento. Hipécrates, probablemente el maximo entre los mé-
dicos antiguos, pensaba que la enfermedad era causada por
espiritus en el cuerpo?
A través de la Edad Media la viruela siguié siendo un
enigma. Para la mayoria de los hombres esta enfermedad
era una intensificacién de una afliccién menor, del saram-
1 Benjamin Lee Gordon. The Romance of Medicine, F. A. Davis Co., Philadel-
phia, 1945, p. 231.
2 Michel Eyquem de Montaigne, The Essays of Michel Evquem de Montaigne,
(translated by Charles Cotton, edited by W. Carew Haulitt), Great Books
of the Western World, Encyclopaedia Britannica, Inc., Chicago, 1952, p.
371; vea también: Dr. Mohammad Zubayr Siddiqi, Studies in Arabic and
Persian Medical Literature, Calcutta University, India, 1959, pp. 92-94.
8ién.* En los siglos XV y XVI, las epidemias de viruela
fueron tan graves y tan comunes en Europa que la enferme-
dad fue descrita como:
El amigo del pobre que resulta estar cargado con
una familia numerosa.*
La verdadera naturaleza del mal no salié a la luz hasta
después del amanecer de la experimentacién cientifica.
El adelanto en la tecnologia médica moderna hizo posi-
ble el aislamiento de los factores responsables en muchas
enfermedades. Gracias a la investigacién ha sido posible
saber que la viruela aparece en dos formas: variola menor
y variola mayor. Variola menor es una variedad benigna
de la enfermedad y generalmente sélo aparece en forma
deébil de salpullido, con poca probabilidad de muerte para
la victima. La forma de infeccién que desfigura y mata es
la variola mayor. El agente mas potente demuestra un desa-
rrollo caracteristico de escalofrios, fiebre, dolores de cabeza,
y generalmente postracién dentro de un periodo de cuatro
dias. Al quinto dia la temperatura de la victima general-
mente tiende a bajar y se desarrolla una erupcién cuténea
de escabros que permanecen sobre el cuerpo por tres sema-
nas. Cuando las pustulas secas caen, el cutis de la victima
por lo general retiene cicatrices marcadas y profundas que
duran toda la vida?
El agente de la viruela es un virus. Es una infeccién
altamente elastica y resistente y aunque su propagacién mas
efectiva es durante el periodo de pustulacion puede sobre-
vivir por largo tiempo en estado disecado. Hay evidencia
que epidemias de la enfermedad aparecieron al usarse saba-
nas y cuartos que habian sido ocupados por victimas de la
3. Benjamin Lee Gordon, Medieval and Renaissance Medicine, The Philosophical
Library Inc., New York, 1959, pp. 481-488; vea también: Sir William Osler,
The Evolution of Modern Medicine, Yale University Press, New Haven,
1921, p. 96.
4S. Leff and Vera Leff, From Witchcraft to World Health, Lawrence and
Wishart, London, 1956, p. 133.
5 Z. Deutchmann, “The Ecology of Smallpox”, en Jacques M. May, Studies
fm the Ecology of Disease, Hafner Publishing Co., Inc., New York, 1961, pp.
13. Vea también: Richard Fiennes, Man, Nature and Disease, Cox and
Wymann Ltd. London, 1964, pp. 115-126.
9viruela ya hacia largo rato. En un caso, el virus fue encon-
trado en estado viable dentro de un cargamento de algodén
importado y transportado a través de miles de millas.
Viruela, su origen y dispersién (Mapa I)
El origen de la viruela se pierde en alguna parte del
periodo prehistérico del desarrollo del hombre. Se ha pre-
tendido que en el tercer milenio A. C., la variola o “la enfer-
medad de los hunos”, como le llamaban los chinos, fue intro-
ducida desde Asia Central Mongélica.’ Las descripciones
mas antiguas de la enfermedad, sin embargo, fueron descu-
biertas en la China y la India, donde fue claramente identi-
ficada durante el segundo milenio A. C. Hay un informe
documentado de una epidemia en la China en 1122 A. C®
Existen_rasgos culturales que nos muestran que las
culturas hidrologicas del Nilo (Egipto) y el Huang Ho
(China) estuvieron, por lo menos desde desde el alba de la
historia, en continuo contacto, Por lo tanto Ja enfermedad
debe haber seguido las huellas tempranas de dichos inter-
cambios, como han indicado los arquedlogos, pues las mo-
mias de la vigésima dinastia egipcia (1200 a 1100 A. C.)
demuestran evidencias de una infeccién variola. El (o los)
origenes de la viruela, por lo tanto, aparecen en alguna parte
de Asia o con mas probabilidad en la China y/o en la India.?
La propagacién de la enfermedad siguié las rutas de
transporte y exploracién. Como el transporte era muy lento
en la antigiiedad, los pasajeros que se habian infectado con
ja viruela generalmente morfan en el camino o pasaban el
perfodo en el_que podian transmitir mas efectivamente su
enfermedad. Distancia y tiempo fueron importantes factores
de retraso en la propagacién de la enfermedad infecciosa.
6 Deutchmann, op. cit y también: Gaylord W. Anderson and Margaret G.
Arnstein, Communicable Disease Control (3rd ed.), The MacMillan Co,, New
York, 1953, pp. 301-04.
7 Eaward H. Hume, The Chinese Way in Medicine, The Johns Hopkins Press,
Baltimore, 1940, p. 196. Vea también: K. C. Wong and Wu Lien-Teh, History
of Chinese Medicine (2nd, e.), National Quarantine Service, Shanghal,
China, 1936, pp. 215216.
Deutchman, op. cit.
9 Howard W. Haggard, Devils, Drugs and Doctors, Harper and Brothers, New
York, 1929, pp. 220-232. Vea también: Hume, op. cit, Ralph H. Major,
Disease and Destiny, D. Appleton-Century Co., Ine, New York, 1936, pp.
165ff; Roy L. Moodie, The Antiquity of Disease, University of Chicago
Science Series, University of Chicago Press, Chicago, 1923, pp. 119-121; Sir
Perey Sykes, A History of Exploration, Harper Torchbooks, Harper and
Brothers, New York, 1961, p. 3; y, Wong and Wu Lien-Teh, op. cit.
10origen y dispersiéu.
Mapa I. Viruela, suLa prueba de una lenta dispersién de la viruela se pone en
evidencia de Grecia a Roma, donde el mal era desconocido
hasta mucho después de que ambos imperios habian pasado
su apogeo.'!? En el Oriente, la viruela fue introducida a
Corea antes del segundo siglo A. C., pero no llegé al Japén
hasta en el siglo VIII."' No fue sino hasta el siglo X que el
virus de variola fue transmitido a Europa y hasta el siglo
XV que alcanzé su dispersién verdaderamente efectiva.!?
En Europa, durante el Medioevo fueron los cristianos
que retornaban de las Cruzadas quienes se pueden hacer
responsables de la amplia diseminacién de la viruela. Los
soldados, quienes habian vivido en las condiciones mas com-
pactas y severas de los campamentos militares y habian
luchado en los paises donde el virus era conocido, resultaron
ser los mejores y mas efectivos transmisores cuando retor-
naron a sus paises de origen. Anualmente perecieron miles
de personas cuando la fuerza completa de la viruela se hizo
presente.15
En el siglo XV la viruela se torné en una enfermedad
verdaderamente internacional. Los barcos portugueses y es-
pafioles que estaban explorando las costas desconocidas del
Africa, Asia, y luego de las Américas fueron un medio alta-
mente eficaz para transportar ja viruela al mundo entero.
Los espafoles introdujeron la enfermedad al area del Caribe
antes del siglo XVI y a México antes de 1525. Hay gran
discusién acerca de quién fue responsable del surgimiento
de la primera epidemia mexicana, la cual destruyé proba-
blemente el cincuenta por ciento de la poblacién nativa. El
Nuevo Mundo fue tan desolado por la enfermedad que los
espafioles comenzaron a sentir honda preocupacién por la
posibilidad de que la viruela pudiera exterminar por com-
pleto a los indios y asi destruir su fuente de mano de obra.'*
10 Haggard, op. cit; y también: Fielding W. Garrison, An Introduction to the
History of Medicine (2nd. ed.), W. B. Saunders Co., New York 1917, p, 229.
11 ¥. Fujikawa, Japanese Medicine (translated by John Ruhrah), Paul B.
Hocber, Inc., New York, 1934, p. 76. Vea también: Hume, op. cit., p. 136.
¥2 Haggard, op. cit.
13 Ibid.; vea también: L, Dudley Stamp, The Geography of Life and Death,
Collins Press, London, 1984, p. 60.
14 Colonel P. M. Ashburn, The Ranks of Deaths A Medical History of the
Conquest of America, Coward-McCann, Inc, New York 1947, pp. 30-37,
82-87; vea también Howard W. Haggard, The Doctor in History, Yale
University Press, New Haven, 1934, pp. 292ff; Horacio Figueroa Marroquin,
Enfermedades de los Conquistadores, Departamento Editorial del Ministerio
de Cultura, San Salvador, El Salvador, C. A, 1957, pp. 49-67; y William H.
Prescott, History of the Conquest of Mérico, (Vol. Tl), American Classic
Series, David McKay, Philadelphia, 1892, pp. 235, 364.
12Temprana prevencidn y tratamiento de la viruela
El hombre siguié librando una batalla continua para
deshacerse de la amenaza de quedar marcado y desfigurado,
y mas ain de morir por la viruela. Sociedades primitivas
y civilizaciones avanzadas en igual medida fueron victimas
de la enfermedad. Ninguna clase de gente estaba excluida
de la posibilidad de contraer la temible viruela.
Métodos de prevencién contra la viruela fueron ensa-
yados por todos los pueblos que estaban familiarizados con
sus efectos. Las formas mas antiguas conocidas para com-
batir la viruela eran aplicadas en la China y la India. Infor-
mes en la historia china cuentan que las cicatrices de las
victimas de la enfermedad se obtenian y preparaban como
una coccién preventiva. Las cicatrices secas eran pulveri-
zadas y luego, o se inhalaban por medio de las fosas nasales,
o se colocaban en los cortes hechos dentro de la piel, como
una forma temprana y primitiva de inoculacién.15 El método
chino de inoculacién se practicaba en la India. Miembros
especiales de la casta brahmina ejecutaban las operaciones
que se requerian de acuerdo con las practicas religiosas en
el culto para una dieta contra la variola.'* Una medida pre-
ventiva tinica en su modo y que no parece haber sido muy
popular en las otras culturas, era la costumbre persa de
ingerir las costras secas de la viruela.17
La practica de la variolizacién, eso quiere decir, cortar
o rasgar la piel con una infeccién intencional de viruela,
parece haberse propagado desde China y era bastante cono-
cida y aceptada en el Lejano y Medio Oriente. La costumbre
fue atin empleada en Africa Negra tan reciente como 1913
donde era usada en las regiones orientales, centrales y occi-
dentales del Continente, En las areas montafiosas del Norte
de Africa, la variolizacién era una técnica bien desarrollada
por las tribus mahometanas hasta bien entrado el siglo
XVIII" En algunas culturas, sin embargo, la idea de vario-
lizacién parecia serles repugnante.
15 Hume, op. cit., pp. 139-140; vea también: Sir Arthur Newsholme, Evolution
of Preventive Medicine, The Williams and Wilkens Co., Baltimore, 1927,
pp. 166-178; y Henry E. Sigerist, A History of Medicines Primitive and
Archaic Medicine (Volume 1), Oxford University Press, New York, 1951,
pp. 150ff,
16 Deutchmann, op. cit, p. 9.
17 Ibid.
18 A. C. Klebs, “The Historical Evolution of Variolation”, Johns Hopkins
Hospital Bulletin, Vol. 24 (1913), pp. 6983.
13En 1717 la variolizacién fue introducida en Europa por
medio de la esposa de un diplomatico inglés. Lady Mary
Wortley Montague conocié la pr4ctica de prevenir la viruela
mientras su _esposo servia el cargo de embajador en Cons-
tantinopla. Estaba tan impresionada por la técnica preven-
tiva que hizo que su joven hijo fuera inoculado y les escribié
a sus amigos en Inglaterra animandolos para que siguieran
un curso similar.!° Variolizacién, “método griego” como se
le llamé, era bien conocido en todo el mundo, pero parece
no haber encontrado aceptacién en todos los pueblos.”°
Desde su introduccién en Europa, a principios del siglo
XVIUL, hasta llegar a su aprobacién general de vacuna en
1840, la variolizacién no parece haber encontrado un camino
de constante desarrollo. Desde mas o menos 1717 hasta 1727
era relativamente exitosa por la novedad que encerraba,
pero este periodo fue seguido pronto por un tiempo de
indiferencia que tardé hasta 1m. En 1750 un interés reno-
vado en la investigacién seria cientifica revivié la practica
de la variolizacién, y luego fue continuada hasta llegar al
refinamiento de vacunacién por Jenner en 1798.24
La practica de inoculacién variolosa, es decir, infeccién
con el propio virus, tiene un gran inconveniente, La des-
ventaja inherente en todas jas técnicas preventivas que
utilizan el virus viable de la viruela, es el caso de peligro
que la persona a quien se le introduce el agente realmente
puede contraer la enfermedad. Aunque el individuo prote-
gido puede tener sélo un caso benigno de variola, bien puede
pasarle la infeccién a otros que lleguen a tener contacto con
él. Proteccién ptiblica, por lo tanto, es solamente efectiva
si todos y cada uno de los habitantes son inoculados.?#
Otras técnicas han sido empleadas para controlar la
viruela, Una descripcién del tratamiento babilonio de los
enfermos fue dado por Herodoto, quien observé a primera
vista esta sociedad estaba falta de médicos en el siglo V A.
C. Aquelios que caian simplemente eran llevados a la plaza
publica donde permanecian para recibir consejos de aquellos
19 Ibid. Véase también: Thurman B. Rice, The Conquest of Disease, The Mac-
Millan Co., New York, 1928, pp. 205-218, Richard N. Shryock, The Develop-
ment of Modern Medicine, Alfred A. Knopf, New York, 1947, pp. 138; y,
Sigerist, op. cit. p, 150.
Rice, op. cit.; Shryock, op. cit.; y Lester S, King, The Medical World of
the Eighteenth Centry, The University of Chicago Press, Chicago, 1958, p.
s2nge.
21 Ibid., p. 320; y Klebs, op. cit.
22 Deutehmann, op. cit, p. 9.
14que anteriormente habjan sido victimas de la enfermedad.
Aquellos babilonios que nunca habian tenido la afliccién de
la enfermedad estaban supuestos a expresar al pasar su
compasién por el dolor ajeno.”
En Tibet los temerosos habitantes lanzaban los cuerpos
de las victimas contagiadas con la viruela dentro de los rios
para purgarse de la amenaza de una infeccién. Los tibetanos
también colocaban espinas en los puentes y otros accesos a
sus poblaciones para que asi la viruela no pudiera penetrar
en sus regiones locales.**
Las primeras epidemias llegaron al Japén en 735. Cuan-
do la enfermedad dio el primer golpe se creyé que era el
trabajo de un demonio de plagas y la gente intenté apaci-
guar al espiritu maligno con oraciones y encantamientos.
Las victimas japonesas de la viruela fueron sacadas de sus
hogares y juntadas como rebafio en casas de aislamiento
donde luego fueron tratadas.**
Durante la Edad Media el tratamiento europeo de las
victimas de la viruela tomé rumbos diversos. Una teoria con-
sistia en la idea de que la viruela estaba asociada a ciertos
colores y por lo tanto podia ser combatida con su uso. Cubier-
tas rojas se amontonaban sobre el enfermo que guardaba
cama, pues se creia cominmente que la combinacién de
color y calor podria combatir la infeccién exitosamente.*
En la Europa Medieval, visitantes casuales eran adver-
tides para que se retiraran de las casas donde la viruela
habia entrado, usando sefias simbélicas. Plantas como el
mueérdago y el lirio de la India eran generalmente amarrados
a las puertas para darle la sefial al visitante inadvertido del
peligro que estaba presente.” Otro medio de proteccién con-
sistia en una cuarentena de las 4reas con epidemia, no per-
mitiéndose ningin rompimiento del anillo que cereaba el
area aislada hasta que la enfermedad habia terminado su
curso completo.
23 Herodotus, The History of Herodotus (translated by George Rawlinson),
Great Books of the Western World, Encyclopaedia Britannica, Inc., Chicago,
1952, pp. 44-55.
24 Major, op. cit.
25 Fujikawa, op. cit, p. 18.
26 Gordon, The Romance of Medicine, p. 368.
, Medieval and Renaissance Medicine, pp. 431-482.
15El trabajo del Dr. Eduardo Jenner
A pesar de los esfuerzos humanos realizados para con-
trolar la viruela, periédicamente aparecian epidemias para
correr desenfrenadamente por todo el mundo. En el siglo
XVIII solamente Europa pudo anotarse mas de sesenta mi-
Hones de muertes por la viruela.” En la segunda parte del
siglo XVIII, un hombre observador dio la solucién contra
el mal y puso un medio profildctico al aleance del hombre.
En 1778 Eduardo Jenner, un joven britanico estudiante
de medicina, observé que las lecheras que habian contraido
la viruela bovina no eran victimas de la viruela humana.
Jenner informé a su mentor, John Hunter, de su observa-
cién y sugirié que en alguna forma podia ser una contesta-
cién a la pregunta de como prevenir la viruela. Hunter acon-
sejé a su estudiante, diciendo: “No pienses, prueba, sé pa-
ciente y exacto”.2°
Animado por su maestro, Jenner coleccioné los datos
acerca de la viruela bovina y también de la propia viruela
durante los préximos dieciocho afios. Finalmente en 1796,
después de un estudio cuidadoso y muchos calculos hechos,
él sacé suero linfatico del brazo de una lechera infectada
con viruela bovina y efectué la primera vacuna en un jo-
vencito llamado James Phipps. Dos meses después de la
vacuna, el nifio fue inoculado con viruela comun y, como
habia supuesto Jenner, los resultados fueron negativos. El
doctor estaba seguro de haber encontrado la solucién al
problema del asesino universal.*!
Jenner entregé un informe sobre la técnica exitosa de
la vacuna a la Real Sociedad Britanica para su publicacion
en las Transacciones, pero su manuscrito fue rechazado.
Un solo éxito no era prueba suficiente para la innovacién
propuesta por Jenner segiin el criterio de la Real Sociedad.
En los préximos dos afios, Jenner vacuné a veintitrés per-
sonas mas y en cada caso las personas resistieron las inocu-
laciones de viruela mas tarde. Después de un éxito de 100%
29 Haggard, Devils, Drugs and Doctors, p. 22.
30 Idid., p. 229.
31 Ibid.; vea también: George Barkoff, Milestones in Medicine, Museum Press
Ltd., London, 1961; Deutchmann, op. cit., p. 9ff. Fiennes, op. cit.; Dorothy
Fisk, Doctor Jenner of Berkeley, William Heinemann Ltd., 1959, 233 pp.;
Ralph H. Major, A History of Medicine, Bannerstone House, Springfield,
Minois, 1954, pp. 606-609; Elizabeth R. Montgomery, The Story Behind Great
Medical Discoveries, Robert M. McBride and Co., New York, 1945, pp. 205-
210; and Greer Williams, Virus Hunters, Alfred A. Knopf, New York, 1959.
16en su técnica, el doctor publicé un tratado en 1798 intitu-
lado: Inquiriendo sobre las causas y efectos de la Vacuna
Variolosa, Este ensayo no solamente establecié la vacuna de
variola bovina como preventivo contra la viruela comin,
sino también introdujo la innovacién de la vacuna como
herramienta médica.?
En algunos circulos los beneficios de la vacuna fueron
reconocidos inmediatamente y grandes esfuerzos fueron he-
chos para ponerlos en practica. Napoleén, por ejemplo, hizo
que todas sus tropas se vacunaran en los tiltimos dias del
siglo XVIII. Por otro lado, estaban aquellos que se oponian
al descubrimiento médico. No eran pocas las personas que
opinaban:
Que la viruela es una tribulacién de Dios y se ori-
gina dentro del hombre, pero la viruela bovina es pro-
ducida por el] hombre vanaglorioso e impio. El primer
caso es enviado por el Cielo, el tiltimo mal es quizds
una violacién temeraria y profana de nuestro sagrado
orden.'
El reto del imperio Espafiol a la viruela
La rapida desaparicién de casos variolosos en Areas
donde se habia introducido la vacuna de viruela bovina, fue
suficiente para convencer a la mayoria de las personas racio-
nales que la forma de prevenir la enfermedad estaba a mano.
En Espafia, los déspotas benévolos de la dinastia Borbona
reconocieron el valor del descubrimiento hecho por el mé-
dico Jenner e inmediatamente decidieron utilizar la vacuna
para erradicar la viruela en su pais. Bajo la direccién pater-
nal de la corona y con los esfuerzos de los médicos espafioles,
deseosos de progreso y ademés bien calificados, Espafia fue
una de las primeras naciones del mundo donde se llegé a
efectuar una vacunacién en masa. Varias décadas pasaron
antes de que la vacunacién fuese aceptada como practica
general en el resto del mundo.
En otros paises el poder del estado no fue tan exitoso en
la propagacién de una profilaxia contra la viruela. La va-
32 Haggard, Devils, Drugs and Doctors, pp. 221ff.
33 Ibid.
34 Ibid, p. 231.
17cunacién se hizo obligatoria en Baviera en 1807, en Dina-
marca en 1810, en Suecia en 1814, en el Reino Unido de
Gran Bretafia en 1853, y en toda Alemania hasta después
de 1875. La técnica de Jenner no fue introducida en el Japén
sino hasta el afio 1849.95
A fines de 1802, después de haberse ya repartido vacuna
antivariolosa en la madre patria, la corona espafiola fijé su
atencién en las necesidades del resto de su imperio.*° Asi
sucedié que tres siglos después que los primeros explorado-
res europeos habian causado la propagacién internacional
de la viruela, los espafioles promulgaron e impulsaron la
primera expedicién humanitaria alrededor del globo terres-
tre para distribuir una vacuna preventiva contra esta en-
fermedad. En su aventura médica, los espafioles no sélo
ayudaron a eliminar un asesino universal sino también po-
pularizaron la idea de la vacunacién, una técnica clave en
la batalla contra otras formas de infeccién.
Puede parecer raro que fue Espafia la que primera-
mente inicié estos esfuerzos que con éxito distribuyeron la
vacuna antivariolosa alrededor del mundo, Los ideales hu-
manitarios implicitos en tan noble aventura simplemente
no estén acordes con la figura estereotipada del “Espafiol
nefasto”, como frecuentemente se le ha retratado en la lite-
ratura histérica. Contraviniendo la creencia popular, Es-
pafia realmente estaba preocupada por el bienestar de sus
colonias y activamente encaminaba la propagacién de des-
cubrimientos médicos y técnicas importantes a través de
su imperio.
En el Nuevo Mundo los beneficios de la vacuna contra
la viruela fueron conocidos tan pronto como ésta fuera
aceptada en Europa. En América Latina, todos los tratados
importantes acerca de la vacunacién habian sido traducidos
y publicados ya en 1802.%* Algunos individuos habian atin
hecho el intento de llevar la vacuna de Jenner al Nuevo
Mundo, pero todos habian fracasado en hacerlo. Mientras
35. Rice, op. cit., p. 208; vea también: Stamp, op. cit., p. 60; y Charles Singer
and E, Ashworth Underwood, A Short History of Medicine (2nd. ed.),
Oxford University Press, New York, 1962, p. 223,
36 John Tate Lanning, The Eighteenth Century Enlightenment in the University
of San Carlos de Guatemala, Cornell University Press, Ithaca, New York,
1956, pp. 250ff; vea también: Gonzalo Diaz de Yraola, La Vuelta at Mundo
de la Expedicién de la Vacuna, Consejo Superior de Investigaciones Cien-
tificas Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, Serie 1, Anuario
No. 17, pp. 22ff.
37 Lanning, op. cit., p. 246.
18tanto, las publicaciones de las sociedades doctas, recientes
en aquella época en las Américas, estimulaban y recomen-
daban el uso de la innovacién médica y sirvieron para man-
tener el interés pablico vivo en un punto elevado. El entu-
siasmo era tan grande que llegaron a atribuirle a la vacu-
nacion poderes tan fantasticos, que le era dado prevenir
casi todo lo que pudiera acechar al hombre.** Optimismo y
celo eran caracteristicas muy pronunciadas de esos tiempos.
A fines de 1802, representantes coloniales de Bogota en
el Virreinato de Nueva Granada (hoy Colombia en parte)
incitaron a que se le pusiera mas atencién al problema de
la vacunacié6n. Los colonos se presentaron ante el rey y le
pidieron su ayuda para combatir las epidemias de viruela
que en aquel entonces estaban atacando a toda América
Latina. La creciente presién hizo que la corona ordenara
una investigacién acerca de los medios posibles para poder
embarcar y trasladar vacunas efectivas hasta los lugares mas
remotos del imperio. Intentos anteriores habian fallado;
simplemente porque los individuos encargados de trasladar
la vacuna no habian podido entregar la forma profilactica
dentro del tiempo de su eficacia. Viruela bovina no es un
agente tan poderoso y resistente como el propio virus va-
riolo; consecuentemente la pérdida por el tiempo del tra-
yecto de viaje resultaba en una vacuna inservible al llegar
a su lejano destino.”
En la biisqueda por encontrar una solucién al problema
del transporte para llevar una vacuna efectiva, la corona de
Espafia se dirigié al Dr. José Felipe Flores. Flores era un
médico guatemalteco bien preparado, entonces residente de
Espafia, donde estaba estudiando técnicas médicas europeas
con las facilidades al alcance de la medicina en el viejo
continente. El doctor, de origen latinoamericano, estaba fa-
miliarizado con las condiciones prevalentes en el Nuevo
Mundo y estaba capacitado para darle a la corona una opi-
nién experta sobre cémo poder afrontar efectivamente las
epidemias que aparecian.t
Flores hizo una propuesta poco usual. El doctor sugirié
que dos barcos fueran cargados con vacas sanas y jévenes
de buena salud y que luego fueran enviados inmediatamente
a las areas infectadas con la epidemia. Las vacas deberian
Ibid., p. 2466; y Shryock, op. cit., p. 87.
Diaz, op. cit. y Lanning, op. cit.
Ibid. y Diaz, op. cit.
Ibid, y Lanning, op. eit.
esse
19ser infectadas previamente con viruela bovina y después
los j6venes deberian ser vacunados con inyecciones de suero
linfatico, sustrafdo de las pustulas de las vacas. La idea
oculta detras de dicha operacién era sorprendentemente sim-
ple: los brazos de los mozos servirian como transmisores y
transportadores de la vacuna viva y fresca que habia sido
desarroliada por la infeccién variolosa bovina. Pasando el
pus de joven a joven, a manera de cadena viviente, seria
seguro llegar al final de la jornada en una condicién efec-
tiva. Como una precaucién, el director de la expedicién
deberja llevar el virus de la vacuna sellado entre dos vidrios
portaobjetos. Flores también propuso que el Colegio de
Cirujanos de Cadiz prcperclonars expertos para hacerse
cargo de la vacunacién al no mas llegar los barcos a su
destino.‘?
Flores elaboré un itinerario para la expedicién e hizo
sugestiones adicionales para asegurar su éxito. Un barco
deberia ir a La Habana y luego a Puerto Rico, Santo Do-
mingo, Yucatén y Veracruz, El otro barco deberia zarpar
para Cartagena de las Indias, la Guaira, Portobello, Panama,
y las partes meridionales de la América del Sur, como tam-
bién a otras posesiones de ultramar. Para asegurar la acep-
tacién y el éxito de la misién, cléri, los curas y religio-
sos locales deberian velar porque todos los padres de familia
fueran aconsejados a reconocer la necesidad de la aplicaci6n
de la vacuna. Ademéas, todos los oficiales y funcionarios
gubernamentales deberian dar el ejemplo primordial a la
poblacién, permitiendo que ellos y sus familiares fueran los
primeros en ser vacunados en piblico.** ,
El Plan Flores, con pequefias modificaciones, fue al fin
aceptado el 23 de junio de 1803. El Dr. Francisco Javier de
Balmis fue nombrado director de la expedicién, cinco dias
después de la fecha, el 28 de junio de 1803.4° Balmis enton-
ces elaboré un itinerario para vacunar los cuatro virreinatos
existentes y las Filipinas y presenté su plan de tiempo al
rey. Dentro de los dos meses subsiguientes, el lo. de sep-
tiembre de 1803, la corona dio una orden manifestando su
intencién de despachar una expedicién por todo su impe-
Ibid. y Diaz, op. cit.
Ibid. y Lanning, op. cit.
Tbid., pp. 252-258.
Diaz, op. cit., p. 251.
Lanning, op. cit.
SSseres
Ibid,
Diaz, op. cit,
20rio.“® La misién era una expedicién de caracter filantrépico,
como se formulé elocuentemente: “.,.para vacunar a la
poblacién, ensefar las técnicas a los practicantes, y esta-
blecer juntas o comités para preservar el virus vivo como
una llama vestal”.*7
El 30 de noviembre de 1803, Balmis zarpé de Corufia
con destino al Nuevo Mundo.‘* (Mapa II). Las primeras
inoculaciones fueron hechas en las Islas Canarias, todavia
cerca de Espafia, en e] mes de enero. Continuando, en febre-
ro de 1804, la misién espafiola atracé en Puerto Rico, donde
se supo que una vacuna ya habia sido introducida desde la
isla danesa, Santo Tomas.‘ Surgié una discusién acerca de
si la vacuna traida de Santo Tomas era legitima 0 no, pero,
sin embargo, Balmis establecié una clinica de vacunacién
en Puerto Rico y prosiguié con su misién.*
Una mujer que fue vacunada en Puerto Rico viajé en-
tonces a Cuba, donde un médico, Dr. Tomaés Romay, infecté
a sus hijos con ayuda del brazo de la mujer y asi introdujo
la vacunacién definitiva a la isla. Gracias a un caso indivi-
dual de verdadero entusiasmo, la expedicién de Balmis se
vio anticipada al llegar a La Habana en mayo de 19045"
El trabajo publicitario fundamental que habia sido he-
cho por diarios y periddicos del Nuevo Mundo sirvié de
ventaja a la promulgacién de la vacuna antivariola. La téc-
nica de Jenner y el virus de variola bovina se movieron mas
rapidamente que el propio cuerpo de la expedicién espa-
fiola, asi que el drea del Caribe pronto fue cubierta con
practicantes oficiales y privados. Dos barcos, el “Arfitrite”
y el “O” llevaron la vacuna a México en julio de 1804, Antes
de terminar diciembre de 1804, la region entera que circunda
el Caribe habia sido visitada casi totalmente por equipos
de vacunacién.'?
Una rama de la expedicién Balmis, bajo la direccién
del segundo jefe, José Salvany, se dirigié hacia América del
Sur en 1805. El mismo Salvany viajé subiendo el Rio Mag-
dalena y finalmente se introdujo en el Pert, vacunando
literalmente a miles de personas durante esta travesia.
Avanzando hacia el sur, los hombres de medicina trataron
a 56,327 personas entre Cartagena de las Indias y Bogota.
49 Lanning, op. cit., p. 254.
50 Ibid. y Diaz, op. cit., pp. 36ff.
51 Lanning, op. eit.
52 Ibid. y Diaz, op. cit.
22Dentro del Virreinato de Nueva Granada, la expedicion
completé mas de 100,000 vacunaciones. En el Peri, 197,004
habitantes fueron tratados. Chile y Argentina recibieron
vacunas hacia el afio 1808.5
El grupo Principal stravess México entre el 24 de julio
de 1804 y el 8 de febrero de 1805. Vacunando durante el
viaje, Balmis llegé hasta Acapulco en la Costa del Pacifico,
donde se asegur6 de nuevos navios y de 26 mozos jévenes
para proseguir su misién.° Su plan consistia en cruzar el
Océano Pacifico y:
. evar la bendicién (de la vacunacién) no sélo
a las Filipinas sino también a Macao, Cantén (China)
y a la colonia inglesa de Santa Helena.
El esfuerzo admirable continué a través del Pacifico,
en 1805. Balmis dejé dos técnicos con equipo en Ja regién del
Pacifico donde éstos prosiguieron su labor y con el tiempo
vacunaron mas de 20,000 personas en las numerosas islas
dispersas. Después de un ,Viaje turbulento por Oriente, la
misién retorné a Europa via Océano Pacifico y Océano Indi-
co. El 14 de agosto de 1806 Baimis llegé a Lisboa, Portugal.
El] mundo entero habia sido circunnavegado por primera vez
en una expedicién médica de pura filantrop{a.*
Conclusion
La hazafia que Espaiia efectué en la propagacién de la
vacuna antivariolosa y la idea de wna vacunacién total y
global, no era ni es poca cosa. Jenner publicé su tratado
acerca de la viruela en 1798 y en menos de cuatro afios, en
1802, toda Espana habia sido vacunada conforme a su mé-
todo, Cuatro afios mas tarde de haber sido efectivamente
protegida la propia Espafia contra la viruela, el gobierno
33. Ibid., pp. 65ff; y Lanning, op. cit.
54 Ibid., p. 255; y Diaz, op. cit, PP. ABff.
55 Ibid. Vea fotografia al frente de la pag. 169 con los nombres de los 26
Jévenes, segiin fueron anotsdos por Balmis mismo.
56 Lanning, op. cit, p. 255.
57. Ibid,
23espafiol habia completado una expedicién alrededor del
globo, dispensando una profilaxia contra la enfermedad.
Ninguna otra nacién o imperio la habia aceptado tan
pronto ni tan voluntariamente y propagado los beneficios de
las investigaciones de Jenner como |o hizo Espafia. Asi, Es-
pafia fue el primer poder del mundo en organizar y com-
pletar exitosamente una expedicién médica de relieve mun-
dial. El] camino iniciado por Espafia en la misién de inmu-
nizacién no fue imitado con tan buena voluntad por el
resto del mundo sino hasta casi medio siglo mas tarde.