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POESÍA PANAMEÑA

Libre y cautiva de Stella


Sierra

Por sentirme despierta en la


cautiva morada oscura de su
sangre, llevo este amargo
laurel de gajo nuevo y esta
miel de cilicio rediviva. Y no
quiero saberme fugitiva
de la celda de amor en que me
muevo; porque el ángel te
encuentre, yo renuevo mis
llamadas de intacta sensitiva.
Extenderás tu mano que
—imposible— quiere lograr la
flor indivisible; su cauto
aroma velará tu frente.
Como cierva te huí. ¡ Qué te
encadena más ese afán de
hallarme en la colmena,
carcelera celosa de tu mente!

1
Bruja de Enrique Jaramillo Levi

Habitada por el viento que en


recinto cerrado se pone a mecer tus
cabellos, nocturnas voces musitan
lapidarios dialectos por el fluir de
tus ojos. Brilla y parece
desvanecerse el calor de tu piel
cuando platicamos de brujas y un
relámpago enciende la punta de tu
lengua. Me convierto entonces en la
más fiel de tus víctimas.

SIN SENTIDO
Hay días en que salgo a buscarme y
no me encuentro por ningún lado. Si
acaso logro verme en alguna fuente
clara o detrás de la fachada de un
escaparate resulta que es otro el
que me está mirando como un reflejo.
Es cuando me doy cuenta de que no me
necesito ya. Cuando las cosas dejan
de tener sentido.

2
Mancha de sol de Rogelio Sinán

Campo traviesa, cansada, con


el hijo en el cuadril, la moza
va hacia el lejano cuchitril.

El sol coloca en los árboles


sus moneditas de oro. Y el
niño suelta la fuente de su
lloro…

La rapaza saca el seno


rozagante a se lo dar… El niño
bebe. Ella ríe. Y echa a
andar…

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