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I. INTRODUCCIÓN
Los primeros años de la era cristiana se caracterizó por el testimonio vivo y real de Jesucristo en la vida de
muchos hombres y mujeres. Sin duda alguna, no todos tuvieron buenas intenciones al seguirlo, pero, lo cierto
es que los discípulos de Cristo fueron llamados Cristianos porque hablaban como Jesús, pensaban como Jesús,
vivían como Jesús, sentian como Jesús, caminaban como Jesús, se vestian como Jesús, y era dificil que pasaran
por desapercibido. Esto había calado profundamente en los corazones de muchas personas. En este siglo XXI
donde el mundo va cambiando de manera vertiginosa recordamos aquellas palabras de Elena de White
cuando menciona: “Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba
con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpa�a, atendía a sus necesidades y se
ganaba su confianza. Entonces les decía: “Seguidme” – Ministerio de curación, p. 102.
Dios espera de su iglesia un cambio tremendo en la percepción de la Misión, un cambio en su cosmovisión
espiritual, para que esto se haga realidad debemos aprender a Ser discípulos antes de Hacer discípulos. Sólo
viviendo esta realidad podremos tener éxito en la comunicación de las buenas nuevas de salvación.
Cita: “Los que se nieguen a sí mismos para hacer bien a otros y se consagren con
todo lo que tienen al servicio de Cristo, experimentarán la felicidad que en vano
busca el egoísta. Dice nuestro Salvador: “Cualquiera de vosotros que no
renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo.” Lucas 14:33. La
caridad “no busca lo suyo.” 1 Corintios 13:5. Es el fruto de aquel amor
desinteresado y de aquella benevolencia que caracterizaron la vida de Cristo. Si
la ley de Dios está en nuestro corazón, subordinará nuestros intereses
personales a las consideraciones elevadas y eternas. (JT1 377.2)
IV.EL VERDADERO DISCÍPULO DEMUESTRA AMOR HACIA SU PRÓJIMO
(San Juan 13:34,35)
1. La verdadera fuente del amor es Dios (1 Juan 4:8). No podemos hablar del amor hacia el prójimo si primero
no entendemos lo que significa “que Dios nos haya amado a nosotros primero” (1 Juan 4:10).
2. ¿Por qué Jesús llamó a este un “nuevo mandamiento os doy”. El mandamiento de amar no era nuevo en sí
mismo. Pertenecía a las instrucciones dadas por el Señor mediante Moisés (Lev. 19: 18)..
4. “El mandamiento era nuevo en el sentido de que se había dado una nueva demostración de amor que se
ordenó a los discípulos que imitaran. Mediante una revelación del carácter de su Padre, Jesús había
presentado ante los hombres un nuevo concepto del amor de Dios. El nuevo mandamiento ordenaba a los
hombres que preservaran la misma relación mutua que Jesús había cultivado con ellos y con la humanidad en
general. El mandamiento antiguo ordenaba a los hombres que amaran a su prójimo como a sí mismos, pero el
nuevo los instaba a amar como Jesús había amado. En realidad, el nuevo era más dificil que el antiguo, pero se
daba abundantemente la gracia para poderlo cumplir.” CBA., 1008
5. Amar como Jesús amó, es la manera como demostramos nuestro discipulado. Sólo el Espíritu Santo puede
ayudarnos a entender esto y nuestra comunión diaria con Jesús.
6. El Teólogo Juan menciona que “Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios y Dios en
él”(1 Juan 4:15)
7. El apóstol Pablo en su discurso maestro nos da una vislumbre de ese amor en 1 Corintios 13.
8. El mundo espera de ese amor y nosotros somos los canales de bendición que Dios quiere usar para hacer
llegar esa bendición. Cada día que pasa el mundo se hunde en la desesperación, en la angustia y ello por falta
de amor.
9. La Palabra de Dios dice que por el aumento de la maldad “el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:10).
Esto ya es una realidad palpable: Padres que violan a sus hijas, hijos que matan a sus padres, la actitud
inhumana se torna más visible. Pero nosotros hemos sido llamados para mostrar el aliciente maravilloso que
proviene de Dios.
Ilustración: PADRES ADOPTIVOS
V.EL VERDADERO DISCÍPULO GLORIFICA A DIOS LLEVANDO MUCHO
FRUTO (San Juan 15:8)
1. No existe persona alguna que haya pasado tiempo con Dios y que no haya llevado frutos a los pies de Jesús.
El fulgor de las virtudes cristianas es una prueba del discipulado, Sin una unión vital con Cristo es imposible dar
los frutos de justicia.
2. El diablo nos hace creer que Dios es injusto. Sostiene que los mandamientos de Dios son demasiado severos
y que los hombres no pueden alcanzar el ideal de la perfección cristiana.
3. La naturaleza misma nos da a conocer que los frutos se manifiestan como resultado de un cuidado
minucioso del viñador.
4. El discípulo si permanece en Cristo (el viñador) llevará mucho fruto. Dios recibe esa gloria cuando su imagen
se refleja en las vidas de sus seguidores.
5. Proverbios 11:30 “El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio”
6. En otras palabras el testimonio del Justo, la vida del Justo, será una bendición para los que están en su
entorno. Nuestra mayor dificultad es que no estamos a la altura del anhelo de Dios.
7. Necesitamos cambiar nuestra cosmovisión de la vida espiritual. Pues el mejor sermón es nuestra propia
vida. El apóstol Pablo dice que somos “cartas de Cristo” (2 Corintios 3:2,3).
8. La ganancia de almas es fruto de nuestra comunión con Dios, pues y es de sabios el tornarnos en
instrumentos de salvación para otras personas. Cuando Cristo mora en nuestro corazón nada ni nadie nos
debe callar de contar a otros lo que él hizo por nosotros.
9. Dios le dijo a Pablo: “No temas, sino habla y no calles” (Hechos 18: 9-
10). Esto en ocasión del desánimo que experimentó al no ser acepto el evangelio por sus hermanos Judíos.
10.La predicación, el “hacer discípulos” es nuestra tarea como iglesia y para que esto se haga realidad primero
tenemos que “ser discípulos”.
Ilustración: PASTOR Y HERMANA, LA SALVACION
VI.CONCLUSIÓN
1. El discípulo de Cristo está en comunión diaria con Dios permaneciendo
en su Palabra.
2. El discípulo de Cristo está dispuesto a desligarse, despojarse,
desprenderse de todos por el amor de Jesús.
3. El discípulo de Cristo demuestra el amor de Dios amando a su prójimo
sin excepción alguna.
4. El discípulo de Cristo glorifica a Dios llevando mucho fruto en su vida.