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25. Antropologia aplicada ibablemente haya usted estado pensando hasta ahora que, en parie, todo tiene bastante interés (espero). Pero zqué se sigue de ello? ¢Tiene-al- a utilidad préetica? Bien, ocurre que gran mimero de personas (y no los antropologos) piensan que la tiene, En este capitulo analizamos al- 8 de las relaciones entre la investigacion antropolagica y los intentos conseguir resultados practicos de las organizaciones que patrocinan 0 ian esta investigacién. La muestra de casos que presentamos en este ve recorrida no representa [a totalidad de la gran diversidad de proyec- aplicados desarrollados por las antropdlogos. El de la antropologia es eampo en rapido crecimiento en el que resulta dificil no quedarse reza- es la antropologia aplicada? Ja Segunda Guerra Mundial, cada vez mds antropélogos culturales se idedicado ocasional o regularmente a investigaciones que tienen aplica- prdcticas mas o menos inmediatas. De ellos se dice que ejercen an- logia aplicada, micleo de la antropologia aplicada consiste en investigaciones encar- por organizaciones piiblicas o privadas con la esperanza de conseguir Pprdcticos que les interesan. Entre estas organizaciones se cuentan de- tos y agencias de los gobiemnos federal, estatal, local ¢ interna- $) Antropologia y vida moderna cional, tales como el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. el Ministerio de Defensa, el Servicio Nacional de Parques, la Agencia para el Desarrollo Internacional, el Departamento de Asuntos Indios, el Banco Mundial, la Organizacién Mundial de la Salud, la FAO, varias agencias contra el abuso de drogas, secciones de educacion y planeamiento urbano de las grandes ciudades, y hospitales municipales, por citar s6lo unos po- cos. A ésias se afiaden organizaciones privadas que han financiado 0 con- tratado a antropdlogos para llevar a cabo investigacién practica dirigida a un fin concreto, entre ellas las principales corporaciones industriales, fun- daciones como Planificacién Familiar y el Consejo de la Poblacién, y va~ tias delegaciones de los Institutos Internacionales de Investigacién Agrico- Ja de las fundaciones Ford y Rockefeller (Chambers, 1985; Willigen, 1986). Debe subrayarse que los antropélogos culturales no tienen el monopolio de la antropologia aplicada: la antropologia fisica, la arqueologia y la lin guistica poseen asimismo aspectos aplicados. No obstante, aqui se tratard principalmente de los aspectos aplicados de la antropologia cultural Investigacién, teoria y accion Aunque la marca distintiva de Ia antropologia aplicada es la intervencién en inyestigaciones destinadas @ conseguir un resultado prictico particular, la medida en que el antropélogo aplicado participa realmente en la obtencién del resultado deseado varia de un encargo a otro. En un caso, el antropélo- g0 aplicado puede limitarse a proveer la informacién que necesita la orga~ nizacién patrocinadora para tomar decisiones. En otros casos, se le puede | pedir que evalie la factibilidad de un plan programado o incluso que disefie | un conjunto mas o menos detallado de planes para conseguir una meta seada (Husain, 1976). Menos frecuentemente puede hacerse responsal en solitario o come miembro de un equipo, de planificar, ejeoutar y eval un programa completo desde el comienzo hasta el final. Los antropélo: que contribuyen a Ia ejecucién de un programa se dice que practican ant pologia de intervenc A menudo resulta dificil trazar una linea entre Ja investigacion aplis y la no aplicada. La teorizaci6n abstracta sobre las causas de las diferenci: ¥ las similitudes socioculturales puede concebirse asi mismo como ant pologia aplicada si proporciona un conjunto de principios generales a que tenga que ajustarse cualquier programa de accién si quiere tener éxi Por ejemplo, las teorias generales sobre las causas del atraso campesino de la pobreza urbana (véanse pp. S17 y 520) pucden tener consecuent practicas considerables aun cuando Ia investigacién que subyace tras teorias pueda no haber sido’patrocinada por organizaciones con el fin preso de ¢liminar el subdesarrollo y la pobreza urbana. Andlogamente, mejor comprensién de los procesos responsables de la evolucion de las cs 25. Antropologia aplicade ciedades industriales avanzadas puede incidir directamente en las organiza- clones que asesoran a las empresas y a los gobiernos en las politicas de in- versién. La antropologia aplicada que funda sus premisas en una teoria evi- dentemente incorrecta en antropologia mal aplicada (Cohen, 1984). gQué tienen los antropélogos aplicados que ofrecer? La eficacia de la antropologia aplicada se asienta en tres atributos distinti- vos de la antropologia general (véase p. 21): 1) se halla relativamente libre del etnocentrismo y los sesgos occidentales, 2) se interesa por sistemas so- cioculturales holisticos, 3) se interesa por los hechos habituales de conduc- ta etic tanto como por los aspectos emic de la vida mental. Deteccién del etnocentrismo El antropélogo aplicado puede ser util a las organizaciones patrocinadoras revelando las asunciones etnocéntricas, ligadas a la propia cultura, que sue- en caracterizar los contactos entre cultura ¢ impiden a los programas de “cambio ditigido conseguir sus objetivos. Por ejemplo, los cientificos agri eolas adiestrados en Occidente tienden.a desechar las formas de cultivo de Jos campesinos como atrasadas ¢ ineficientes, pasando por alto de este edo la sabiduria acumulativa encarnada en practicas seculares transmiti- de generacién en generacién. La actitud de los expertos de Occidente icia el uso del ganado en India es un caso ilustrativo (véase p. 632). Los itropdlogos son mas propensos a juzgar con cautcla una practica tradicio- I tal y como la del uso de! ganado para arar, mientras que un especialista fe formacién estrecha podria desear reemplazar automaticamente los ani- Jes por tractores. Del mismo modo, los antropdloges aplicados probable- nte pueden detectar que el intento de modelar un sistema de atencién itaria al parto como aquellos a los que los médicos de formacién occi- tal estén acostumbrados puede no ser sino un intento de sustituir lo cul- mente no familiar por Io culturalmente familiar, Mejorat la calidad de servicios sanitarios no pasa necesariamente por plantillas caras, hospita- de alto coste y la maquinaria electronica mas moderna (Cattle, 1977, 38). La idea americana de que la leche es ¢1 «alimento ideal» ha causado y consternacién por todo el mundo, ya que muchas poblaciones de paises menos desarrollados a las que se mandaron toneladas de leche dente en polvo como complemento alimenticio carecian de la enzima vesaria para digerir la lactosa, que es la forma de aziiear predominante en Teche (Harris, 1985). Las nociones occidentales de higiene sugieren auto- jcamente que debe persuadirse a las madres de no masticar la comida. de ponerla en la boca de sus bebés. Sin embargo, se encontré que en 665mm Antropologia y vida moderna Ls el caso de los indios pijoan del sureste de Estados Unidos la premasticacion de la comida infantil era un medio efectivo de combatir la anemia por de- ficiencia de hierro a la que estaban sujetos los nifios alimentados exclusiva- mente con la leche materna (Freedman, 1977, p. 8). Una visi6n holistica A media que la sociedad industrial va haciéndose cada vez mas especialii da y teenoerditica (esto es, controlada por expertos con una formacidn res- tringida que dominan técnicas y el manejo de maquinas que los demas no entienden), la nécesidad del punto de vista holistico de la vida social propio de la antropologia se vuelve mas perentorio. En varios campos (vg., educa- cién, sanidad, desarrollo. econémieo) se ha dado una convergencia hacia el uso de conjuntos reducidos de variables ficilmente cuantificables con vis- tas a verificar objetivamente cl cumplimiento o falta de cumplimiento de las metas de una organizaci6n, Demasiado a menudo, sin embargo, se gana verificabilidad a costa de una pérdida de «validez» (0 «significatividad»), Las variables fécilmente cuantificables pueden representar sélo una peque- a parte de un sistema mucho mayor en el cual el conjunto mas amplio de las variables que no pueden cuantificarse tiene con frecuencia la capacidad de invalidar los efectos observados de los anteriores (Bernard, 1981, p. 5). Por ejemplo, tras la Segunda Guerra Mundial la industria del automévil de Esta- dos Unidos creyé poder ganar mis dinero construyendo coches mas pesados ¥ potentes, sin tener demasiado en cuenta la cuestién de cuanto tiempo fun- cionarian sin reparaciones. En el empefio de maximizar los beneficios de la industria estadounidense del automévil, se consideraron irrelevantes, asimis- mo, otras clases de variables, a saber: las consecuencias ecolégicas de la contaminacién emitida por los caches, las condiciones politicas y militares que hicieron posible a Estados Unidos disfrutar bajos precios de petréleo, y la pereepcién por parte de los fabricantes extranjeros de automéviles de la existencia de un mercado para vehiculos pequeitos, de escaso consumo, fia bles y de larga duracién. De aqui que lo que en un contexto reducido pare cia ser una medida acertada (grandes beneficios y dominacién del mercado estadounidense del automévil) sumamente objetiva se revelara en un plaze mas largo de tiempo desprovisto de validez. Asi, en términos de sentido comin, el holismo antropolégico se reduce Ser consciente tanto del corto como del largo plazo, de lo distante y de cereano, de las otras partes y de la que esta siendo estudiada, y del todo de las partes. Sin estas perspectivas, hasta el proyecto aparentemente directo y sencillo puede terminar en desastre (cuadro 25.1), Moo Cuadro 25.1 Sin holismo: un fiasco andino Bajo los auspicios de un programa internacional de desarrollo, expertos australianos intentaron que los campesinos indios de la provincia de Chimborazo, en Ecuador, sustituyeran sus tradicionales y escudlidas razas de ovejas por la raza merina australiana, de alta rendimiento. A pesar de que la oferta era regalarselas si las usaban para criar, nadie queria las ave- Jas. Por fin, un indio «progresista» acepté la oferta y consiquié criar un rebaiio de merinas hibridas que tenfan mucha mas lana y peso que los re- bafios tradicionales indios. Desgraciadamente, los indios de Chimborazo viven en una sociedad estructurada en castas. Los granjeros no indios, que viven en los valles mas bajos, se molestaron por la atencion prestada a los indios; empezaron a temer que éstos se envalentonaran y presionaran pi- diendo beneficios sociales y econdmicos, lo cual iria en perjuicio de sus propios intereses. Alguien se fijé en las ovejas merinas, las metieron todas en un camién y las robaron. Los ladrones estaban protegidos por la opi- nién pGblica, que, en cualquier caso, consideraba a dichos animales «de- masiado buenos para los indios». El innavador «progresista» fue el Gnico en el pueblo que se qued6 sin ovejas. Factores tales como el antagonismo &tnico y de clase social, las oportunidades para robar y la subordinacién politica de los campesinos no tienen nada que ver con la pericia para criar ovejas; sin embargo, tener en cuenta estos factores demostré ser esencial para conseguir sus objetivos. Las visiones etic y emic de las organizaciones La tecnificacién y la especializacion van normalmente acompaiiadas por un crecimiento de la burocracia. Un componente esencial de la burocracia ¢s un plan emic mediante el cual las unidades de la organizacion se relacionan unas con otras y conforme al cual s¢ espera que los individuos desarrallen Sus tareas. Como en la mayor parte de los sistemas socioculturales es alta- mente probable que la realidad conductual etic de las organizaciones y si- tuaciones dificra de los aspectos mentales emic del plan burocratico. Los antropélogos, adiestradés para aproximarse a la vida social desde abajo y preocupados por los sucesos de la vida cotidiana tal y como realmente ocu- “fren, con frecuencia pueden proporcionar una vision de las organizaciones y situaciones de las que Ja burocracia carece. Los antropdlogos han estudia- do escuelas, fibricas, empresas y hospitales de un modo que nos proporcio- na simultineamente la visién emic y etic. 667 Antropologia y vida moderma foie aie he a ee Desarrollo agricola Una de las especializades mas importantes de Ia antropologia aplicada se centra en las problemas del desarrollo agricola en las comunidades campe- sinas y de pequefios agricultores. Como ya se indicé (p. 512) los antropé- logos han estudiado a los campesinos mucho més a menudo que a otras clases de grupos. Su conocimiento de las condiciones y aspiraciones de la vida campesina hace que los antropdlogos resulien muy valiosos como consultores 9 como miembros de proyectos interdisciplinares destinados a la mejora de los niveles de vida en el Tercer Mundo (Barlett y Brown, 1985). Con menor frecuencia, se ha designade a los mismos antropélogos para dirigir, planificar, ejecutar y evaluar planes de desarrollo de comienzo afin, El proyecto Vicos Un ejemplo elasico de esfuerzo antropolégico de desarrollo tuvo lugar en los afios cincuenta bajo los auspicios del prayecto Vicos Cornell-Peri, Vi- cos era una hacienda (granja de grandes dimensiones trabajada por campe= sinos residentes y en la que se cultivan diversos productos) situada en el al- tiplano peruano, habitada por 373 familias de campesinos indios ¢conémicamente explotados, necesitados y semejantes a siervos (fig. 25.1). La universidad de Cornell arrend6 la hacienda y la transfirié al antropdlogo Allen Holmberg con el objetivo de elevar el nivel de vida de los indios y hacerlos econémicamente independientes. Por entonces la gente de Vicos era incapaz de cultivar lo suficiente para alimentarse, las tierras de labor estaban fragmentadas en miles de minisculas parcelas dispersas, su cose cha de patata estaba sujeta a frecuente pérdida y carecian de motivacion para producir un excedente, pues se hallaban constantemente en deuda con los duefios de la ticrra 0 a su disposicidn Bajos las leyes feudales del sistema de hacienda, los campesinos tenfan que trabajar tres dias a la semana en los campos del duefio. Holmberg deci- did aprovechar esta obligacién para familiarizar a los campesinos con va= riedades mejoradas de patatas, fertilizantes, fungicidas e insecticidas me~ diante el uso. Cuando vieron el éxito de las nuevas semillas y métodos: durante el trabajo obligatorio en Ia parcela del nuevo duefio, los camp nos pasaron a tener mas interés en hacer lo mismo en sus propias parcel Esto se facilité dando por adelantado las semillas y otros materiales sobre Ja base de una cosecha comtin. Antropélogos y técnicos supervisaron cule dadosamente el uso de los nuevos métodos para asegurar su éxito. Entretanto, se emprendieron otras actividades: un programa educative gran escala; un programa escolar de nutricién que introduje frutas y hi aces Antropologia apticada Figura 25.1 Vieos Una partida de trabajadores de la comunidad comienza la cosecha de la patata ‘vos, previamente ausentes, en Ja dieta; un huerto piloto para el cultivo de verduras, y lecciones de maquina de coser que capacitaron a las mujeres para hacer sus propios vestides. Ademas, a través de discusiones y encuen- tros comunales frecuentes, los campesinos fueron confiando gradualmente los unos en los otros y buscando formas cooperativas, comunales, de solu- cionar sus problemas. La culminacién de todos estos cambios fue la compra de la hacienda por Tas familias que vivian en ella. Junto con la clevacién de los ingresos, la anejora de la salud y la alfabetizacién, el hecho en si fue considerado prue- ba decisiva del éxito del proyecto (Dobyns, 1972, p. 201), Y, lo que es mas importante, el pueblo de Vicos continué mejorando su nivel de vida tiempo después de que los antropdlogos hubieran abandonado la comunidad. Las investigaciones ponen de manifiesto que otras comuni- dades de la misma regién tuvieron tasas mucho mas bajas de crecimiento Ja renta per capita, de alfabetizacién, de mejora en las condiciones sani- Tarias y ¢n la representacion politica (Doughty, 1987, p. 152). Sin embargo, mo modelo para el desarrollo de todo el sector campesino de los Andes eruanos cl plan ha atraido ciertas criticas. Aunque los gastos per edpita fueron bastante modestos en comparacién con los de otros esfuerzos para el desarrollo internacional, sin embargo existian costes de inversién encubier- los que probablemente no podrian reproducirse a escala lo suficientemente ‘grande come para afectar a una porcién significativa del campesinado pe- 0. Vicos se beneficid de expertos altamente preparados, honestos y relativamente desinteresados (incluyendo a Holmberg) que trabajaron dili- itemente para mejorar la suerte de los campesinos. Les pagaban uni- ‘60s Antropologia y vida moderna SS versidades y fundaciones, y muchos de ellos trabajaron casi gratis como licenciados que esperaban ser compensados obteniendo su doctorado y de- dicdndose a la antropologia. Aunque muy interesante como demostracién de lo que puede lograrse mediante la actividad de antropdlogos con sufi- siente poder para dirigir la gente a su cargo, el proyecto Vicos resulta insu- ficiente para proporcionar una solucién mas general al problema del subde- sarrollo en los Andes peruanos. No obstante, tales criticas no tienen en cuenta los fines limitados del proyecto. Sus organizadores querian demos- trat que era posible superar siglos de pobreza, aislamiento, ignorancia y prejuicios mediante un esfuerzo de colaboracién, cara a cara y de bajo pre- supuesto, entre los antropélogos, las agencias gubernamentales preexis- tentes y el mismo pueblo. Valorado sobre esta limitada base, el proyecto fue un éxito, El Proyecto Agroforestal Haitiano E! desarrollo agricola no puede confinarse en una o dos comunidades cam- Pesinas para tener sentido. Debe usar | conocimiento cientifico para garan- tizar que las innovaciones beneficiosas se difundiran con rapidez por toda una regién o un pais por medio de participantes locales mas que por exper- tos de fuera. El Proyecto Agroforestal Haitiano es en este sentido mas prometedor que el proyecto Vicos. Planeado y dirigido en su fase inicial por el antro- pélogo Gerald Murray, el Proyecto Agroforestal ha conseguide inducir a los campesinos haitianos a plantar millones de Arboles frutales en tierras de labor situadas en laderas escarpadas y amenazadas por la erosién, El agotamiento del suelo como resultado del répido descenso del agua desde los cerros deforestados ha sido reconocido desde hace mucho tiempo como uno de los mayores problemas de Haiti. Ademis, los arboles son ne- cesarios como fuente de carbon vegetal —principal combustible para coci- nar en las casas pobres— y como fuente de’ material de construccién. Ha habido otros muchos programas de reforestacin en Haiti, pero han alcan- Zado escaso 0 ningtin éxito, bien porque los fondos para las plantaciones fueron derrochados 0 desviados por burécratas del gobierno, bien porque los campesinos rechazaron cooperar y proteger los retofios de las cabras hambrientas. El Proyecto Agroforestal haitiano fue disefiado para evitar ambos obstaculos. Al aceptar un fondo de cuatro millones de délares de la Agen- cia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Mu- stay insisti6 en una estipulacién poco corriente: ninguna partida debia ser ‘transferida al gobierno haitiano o a través de él, sino que los fondos habrian de darse directamente a grupos comunitarios locales —organizaciones pri- vadas de voluntarios— interesados en el bienestar de los campesinos, En la M70 25. Antropologia aplicada practica, la mayor parte de estas grupos eran asociaciones religiosas popu- lares formas por sacerdoies, pastores y misioneros catélicos 0 protestantes. El proyecto proporcionaba a estos grupos plantones de especies de rapido crecimiento adaptadas a las condiciones ecoldgicas locales, asi como con- sejeros expertos, A su vez, las organizaciones privadas de voluntarios se comprometieron a reunir ¢ instruir a los agricultores locales y a distribuir entre ellos los arboles gratuitamente, siempre que cada agricultor accediera a plantar un minimo de 500 (G. Murray, 1984) Estaba claro que, a menos que los mismos campesinos se sintieran moti- vados para plantar estacas y protegerlas, el proyecto no tendria éxito. Bl andlisis de Murray de por qué los proyectos anteriores no habian consegui- do obtener la cooperacién campesina estaba basado en su conocimiento de primera mano de la vida campesina en Haiti y en ciertos principios de la te- oria antropolégica (véase mas adelante). Los campesinos haitianos estén orientados al mercado —producen cosechas para la venta por dinero. Sin embargo, los intentos previos para que plantaran drboles cstipulaban que éstos no podian ser vendidos. Por el contrario, se les dijo que eran un ina- preciable tesoro nacional. De este modo, los irboles fueron presentados como exactamente Io contrario de las cosechas para aprovechamiento que los campesinos plantaban en su propio beneficio, Colocindose en el punto de vista de los campesinos, Murray se dio cuenta de que los anteriores proyectos de reforestacién habian creado un balance adverso de costos y beneficios para los campesinos. Resultaba per- fectatente racional por su parte dejar a las cabras comerse los plantones antes que regalar su tierta y su trabajo a drboles que no podrian cortar (0 ‘s6lo en un plazo de 40 0 50 afios). Por ello Murray decidié distribuir los ar- boles como si se tratara de un cultivo para aprovechamiento sobre el cual Jos campesinos tuvieran un control completo. El proyecto simplemente in- formaba a los campesinos sobre cémo plantar y cuidar los drboles. También +se les ensefié cdmo disponer los plantones en hileras entre las cuales podian plantarse otros cultivos hasta que los arboles crecieran. También se les dijo La meta del Proyecto era ayudar a 5.000 familias campesinas a plantar $ millones de Arboles en cuatro afios. Pasados estos cuatro afios (1981- 1985), de hecho habia asistido a 40.000 familias en la plantacién de 20 mi- es de arboles (fig. 25.2). Un considerable nimero de ellos se habia uti- ido ya como carbén y en la construccién. Aunque falta saber cudntos SOS Xtra se van a generar y en qué medida se va a detener la erosion, analisis basico de Murray parece haber sido correcto. 7 Antropologia y vida moderna Figura 252 Proyecto Agroforestal Haitiana Estos arboles son de la especie Leweaena leucophala, y tienen unos dos afios y medio de edad. También sc han plantado otras especies. La teoria tras el Proyecto Agroforestal Haitiano Murray predice que el cultive agroforestal (véase cuadro 25.2) orientado al aprovechamiento se convertird en rasgo esencial de la agricultura campesi- na en todo el Tercer Mundo. Interpreta que el cultivo agroforestal para aprovechamiento ¢s una respuesta a un conjunto de condiciones infraes- tructurales similares a las que fueron responsable del paso desde la caza y recoleccién a modes agricolas de produccién: agotamiento general de un recurso natural y presién demogréfica. Los campesinos, habiendo agotado los arboles de los cuales dependen para la regeneracién del suelo, el com- bustible y los materiales de construccién, pasarin a encontrar ventajoso plantar 4rboles como uno de sus cultives basicos. En palabras de Murray (comunicacién personal): El elemento del modelo mas importante antropologicamente [...] es el componente dine crénico [evolutivo] en cl cual sitio la eapacidad, generada por la escasez y Ia presi para repetir en el dominio del combustible y In madera la transicién desde el forrajeo. cultive que empezé hace 15 millones en el dominio del alimento. C72 Cuadro 25.2 Haciéndose con el «demonio» existente detras de la deforestacion | hace responsable de dar el toque final al desastre ecolagico de Haiti —el mercado que existe para carbén vegetal y materiales de construccién. Mu- chos argumentaran que es este mercado el que saboteara para siempre cualquier esperanza de conservacién de los escasos arholes que existen en Haiti. Me gustaria argumentar que es precisamente este mercado el que puede testaurar el crecimiento de los arboles en las colinas de Haiti. El demonio | puede ser ebautizado» y llevado a una unién cen Los imperativos ecolé- gicos, de tos que, hasta ahora, ha sido el mayor adversario. En una pro- gramacién creativa podemos dar un vueleo a la historia y utilizar la actual energfa-generadora de dinero, que tanto miedo nos da, extendida por toda la sociedad haitiana, de tal manera que esta sociedad plante arboles mas fapidamente de lo que los corta. Si alguien puede hacer esto es el campe- sino. Pero éste no lo hara voluntaria 0 esponténeamente a menos que el plantar arboles contribuya a mejorar los ingresos que tan desesperada- | mente necesita para mantener su hogar. Propongo que el mecanismo para conseguirlo sea el de la intreduccién de una politica agricola forestal orientada comerciaimente. 7 | | Propongo qué prestemos atencion al «demonion al que normalmente se | | | “ina: G. Murray, 1984, p. 147. La revolucién no tan verde Funcién mas habitual para ¢l antropélogo aplicado es la de observador ct tico del proceso de cambio, Un ejemplo importante de esta funcidn puede encontrarse en la critica antropolégica de la «revolucion verde», Esta eriti- ea ilustra una vez mas la importancia de una perspectiva holistica para los proyectos de desarrollo. La revolucion verde tuvo su origen a finales de los afos cineuenta, en las variedades enanas del «trigo maravilloso» desarrollado por el ganador del premio Nobel y genetista de plantas Norman Bourlag en cl centro de in- acién Ciudad Obregon de fa Fundacién Rockefeller en el norocste de - Concebido para duplicar y triplicar los rendimientos por hectérea, el trigo maravilloso no tardé en verse seguido por variedades énanas de «artoz milagroso» obtenidas en un centro conjunto de invest), igacion de las Fundaciones Rockefeller y Ford en Filipinas. (La importaneia de las formas enanas tadica en que tallos cortos, gruesos, pueden sostener grandes pesos a 7s Antropologia y vida moderna ee de grano maduro sin doblarse.) A la vista de los éxitos iniciales en México y Filipinas, se saludé a las nuevas semillas como la solucién al problema de alimentar la creciente poblacién del mundo subdesarrollado y no tardaron en sembrarse en vastas areas de Pakistin, India ¢ Indonesia (Cloud, 1973). Las nuevas semillas provocaron un ripido incremento en la produccién de ‘trigo per capita durante un breve periodo. Sin embargo, la marcha del de- sarrollo agricola se vio negativamente afectada por una serie de efectos co- laterales vinculados con la intensificacién de cultivos: escasez creciente de tierras adecuadas, falta de agua para el riego ¢ inundaciones causadas por la deforestacion. Por si fuera poco, se ha aleanzado el limite de los rendimien- tos decrecientes por el uso de fertilizantes quimicos con las nuevas semi- llas. Asi, pricticamente ha desaparecido el crecimiento de la productividad por heetdrea de la produccidn de arroz entre 1984 y 1990. Y la tasa global de crecimiente de la produccién per capita del conjumto de los cereales cayé.a un 1 por ciento anual mientras que, en el mismo Pperiodo, la tasa de crecimiento de la poblacidn se mantenia en un 2 Por ciento. En consecuen- cla, a pesar de la revolucin verde, la produccién agraria per capita esta descendiendo en gran parte del mundo (Brown y otros, 1991, pp. 12-13; véase tabla 25.1). ‘Tabla 25.1 Produccién mundial y regional de cereales por persona, afio cumbre y 1990 ee Produccién cumbre (a) Produccién cambio desde 1990 Regin ee eRe me ee 1990) ay Afio —_Killos KilosPoreentaje Africa 1967 169 121 28 URSS y E. Este 1978 826 763 8 Latinoamérica 1981 250 210 16 Novteamnérica 1981 1.509 1324 -12 E, Oceidental 1984 538 496 3 Asia 1984 22 217: 4 Mundial 1984 33 329 4 HUENTE: Brown y ote, 1991; p. 13. El principal problema de las scmillas milagrosas es que fueron, disefiadas Pata superar a las variedades nativas de trigo y arroz sélo si se cultivaban ‘en campos intensamente regados y tratados con grandes cantidades de ferti- lizantes, pesticidas, insecticidas y fungicidas. Sin tales inputs, las varieda- des de alto rendimiento apenas rinden mas que las variedades nativas, espe- cialmente bajo condiciones adversas de suelo y elima. ST 25. Aritropologia aplicada Cémo obtener estos inputs y cémo y a quién distribuirlos son problemas distintos. La mayor parte de los campesinos del mundo subdesarrollado no sélo earecen de acceso a regadios sino que no pueden pagar Ios caros ferti- lizantes quimicos ni otros inputs quimicos. Esto significa que, a no ser que los gobiernos de los paises que han cambiado a las semillas milagrosas ha- gan esfuerzos extraordinarios, los principales beneficiarios de la revolucién verde seran los agricultores ricos que ya ocupan las tierras de regadio y que pueden perfectamente pagar los inputs quimicos (Cummings, 1978; Glae- ser, 1987; Mencher, 1974a, 1978; Oasa, 1985, p. 220; Walsh, 1991). La revoluci6n verde en Java El antropélogo Richard Franke (1973, 1974) estudid la revolucién verde en Java central. A pesar del hecho de que se estaban obteniendo incrementos de rendimiento de més del 70 por ciento, en el pueblo estudiado por Franke tan solo el 20 por ciento de las granjas domésticas se habia unido al programa. Los principales beneficiarios fueron los agricultores que estaba ya por en- cima de la media, que eran duefios de la mayor parte de la tierra y que posei- an el abastecimiento de agua necesario. Las familias mas pobres no adopta- ron las nuevas semillas. Pasaron buenamente con lo que tenian, trabajando a tiempo parcial para los agricultores acomodados, que les prestaban dinero para comprar comida o les pagaban en especie. Los agricultores mas ricos impidieron que sus trabajadores temporales adoptaran las nuevas semillas. Aquéllos temian perder su abastecimiento de mano de obra barata, y éstos quedarse sin tener a quién recurrir en caso de enfermedad o escasez si rom- pian con sus patronos. Franke concluye que las teorias que estén tras la revo- tucién verde son esencialmente racionalizaciones para las elites dominantes, que pretenden hallar un modo de obtener desarrollo econdmico sin empren= der las transformaciones sociales y politicas que precisan sus sociedades. La leceién que se extrae de la revolucién verde es andloga a la que sigue ‘del intento de proporcionar ovejas merinas al pueblo de Chimberazo (cua- dro 25.1), En ambos casos, las soluciones puramente tecnolégicas no pu- ieron lograr su propésito al no tener en cuenta otros componentes igual- mente importantes de los sistemas socioculturales. segunda revolucién verde de México México fue uno de los primeros centres para el desarrollo de las variedades trigo de alto rendimiento de la revolucién verde. Si se totalizara la pro- iccién global de maiz, trigo, frijoles y sorgo parecerla que México ha re~ ‘suelto sus problemas de produccidn de alimentos: La produccién per capita ‘de cereales en 1980 doblé a la de 1945. Sin embargo, México tuvo que im- 675 Antrapologia y vida moder: EE portar en 1989 alrededor de siete millones de toneladas de cereales, una cantidad per capita mayor que al comienzo dela tevolucién verde (Banco Mundial, 1991, p. 211). ¥ no es et trigo o algunos de los cereales tradicio- nales como el maiz o el frijol sino el sorgo (fig. 25.3) el que da cuenta de la magnitud de los suministros de cereales. El antropélogo Billie DeWalt ha estudiads la causa de estos paraddjicos desarrollos (1984, p. 44); Antes de la década de los 60 el sorgo, ampliamente cultivado en Africa y Asia como alimento humano, era préeticamente desconocido cn México. En tan s6lo Yeinle afios la produccién de sorgo crecié en un 2.772 por eiento. En la ac- tualidad Ia superficie total de tierra dedicada a la produccian de sorgo du- plica la que se destina al cultivo del trigo, La principal ventaja del sorgo so- bre el trigo es que. aunque responde al regadio, también puede crecer en secano sobreviviendo a temporadas de sequia, DeWalt llama a esto «la se- gunda revolucién verde» de México, una revolueién que ha tenido lugar «sin Ja ayuda de un programa gubernamental para estimular la produccién, sin el patrocinio de ninguna agencia de ayuda mutua bilateral y sin la ense- fanza ni Ia asistencia técnica de fondo de extension alguna» (ibid., p. 40). La-causa de que México necesite importar cereales —en absoluto pre- ‘a por los planificadores de la revolucién verde— deriva de que el 100 por ciento del sorgo, el 14 por ciento del maiz y el 10 por ciento del tri- go se destina a alimento para los animales transformandose en cerdos, va= cas ¥ pollo: De ello deriva una pérdida de cerca de cuatro cada cinco calorias de ce- real que se producen (véase p. 330). Aunque el incremento en el consumo de comida de origen animal sea deseable, ia gente que més necesita calorias y proteinas adicionales no puede costearse cantidades significativas de tales alimentos. Cerca de 30 millones de mexicanos son demasiado pobres para ura 25.3 Sorgo en México Solo los animales lo comenin una-vez cosechado, iss comer carne, y 20 millones no pueden comer siquicra suficiente maiz, trigo y frijoles como para satisfacer niveles nutricionales minimos. Para DeWalt, el erecimiento espectacular en la cantidad de tierra sem- brada con sorgo ha tenido un efecto adverso sobre el bienestar de las clases mas pobres de México (cuados 25.3 y 25.4). En lugar de sembrarse prinei- palmente como cereal de secano para consumo humano directo, se cultiva para alimentacién animal en algunas de las mejores tierras de regadio del pais. De este modo, no sélo resulta ser una fuente ineficiente de proteinas y calorias, puesto que es convertida en carne, sino que ha ocupado unas tic- rras para las cuales el gobierno habia construido obras de riego. carreteras y otras instalaciones con ‘vistas a desterrar el hambre y hacer a México au- tosuficiente en la produccion de cereales basicos (DeWalt, 1984). poms ete aes | Cuadro 25.3 Abundancia de alimentos para algunos, escasez para las masas ee México ha tenido dos revoluciones verdes en el pasado cuarto de siglo, ¥ | aun asi su situacién agricola esta en una situacion relativa y absoluta- | amente peor que antes. A pesar de las-excelentes cosechas de trigo y sorgo | y cosectias algo mejores de maiz y frijoles, lamentablemente, el pais esta lejos de satisfacer sus necesidades de grano. Algunos echan la culpa de esto al sector agricola mexicano diciendo que esta atrasado y no es !o su- ficientemente productivo. Otros ven el problema en el crecimiento de la poblacién, que est superando la capacidad productiva. Sin embargo, la evidencia indica que el problema de la alimentacién en México no es un problema de produccién, sino simplemente otro sintoma del desigual de- sarrotlo del pais. Es poco probable que un mayor avaice teenolégico, por st mismo, eli- mine el hambre en el mundo [...]. Como ya hemos visto, desde un punta de vista tecnolégico, la revolucién en la produccidn de trigo y sorgo debe- ria ser considerada como un éxito. Sin embargo, él aumento de la produc- cin apenas ha hecho impacto sobre la condicidn de la clase pobre y mal nutrida. A pesar de las grandes inversiones que ha hecho el pais en cons: truir sistemas de riego, transporte, instalaciones para el almacenamiento y | en otras areas de la infraestructura, aunque el gobierno ha subvencionado la compra de maquinaria agricola, fertilizantes y otros gastos; a pesar de la aplicacién de la revolucionaria tecnologia verde, el pais no se encuentra mas cerca. de fesalver las necesidades nutritivas de una gran parte desu | poblacién de lo que estaba en 1940. | Fuenre; De Walt, 1985, pp. 44, 54. Cuadro 25.4 Un punto de vista antagonico El estancamiento y abandono de la iniciativa no sirve a los intereses de la clase pobre o rural urbana. Pocos paises del Tercer Mundo pueden permi- tirse dejar pasar la oportunidad de conseguir la maxima produecion en sus mejoras tierras, | Algunas.criticas afirman que las cosechas de alto iendimiento reducen | | la demanda de mano de obra debido a la mecanizacién. Sin embargo, nin- } guna de efas especies requiere maquinas para producir grandes cosechas. | Donde se usan tractores, trilladoras mecdnicas y cosechadoras, normal- mente aumenta la demanda de mano de obra. Més que la gente, lo que se sustituye son los animales, liberando parte de Las tierras para el cultivo de cosechas para consumo humano. Al ser posible un sistema de cosechas mas intensivo, ls maquinaria puede incrementar la necesidad de mano de ‘obra de un 20 a un 50 por ciento. EL aumento de las provisiones de alimentos originado por ta expansion de las variedades de cultivos de alto rendimiento ha creado oportunidades adicionales de empleo en industrias de servicios, tales como las de proce- samiento de los productos de la cosecha, su manufactutacion, venta y mantenimiento de vehiculos, fertitizantes, herbicidas y pesticidas. Ade- mas, los precios de los alimentos se han visto controlados por el aumento en el volumen de la produccidn de cereales —lo que constituye una boni- ficaci6n para la clase pobre mural y urbana. (No es raro que la gente de ba- Jos ingresos gaste tres cuartas partes de los mismos en alimentos.) Por ejemplo, en Colombia el precio real del arroz disminuyé después de la in- troduccion de las especies de cultivo de alto rendimiento. Una excesiva preacupacion por la distribucién de los ingresos en las zonas rurales podria conducir a potiticas agricolas que mataran La iniciati- va y dificultaran ta produccion de alimentos. Esto irfa en peijuicio de la Clase pobre, especialmente aquellos que residen en ciudades y capitales, En muchos paises'desarrollados, casi la mitad de la poblacién vive actual- mente en zonas urbanas, fumare: Plucknett y Smith, 1982, p. 218. Antropologia médica Otro importante foco de la antropologia aplicada reside en la interaccion entre cultura, enfermedad y cuidado de la salud (Johnson y Sargent, 1990), Por ejemplo, los antropélogos han estudiade la ctnografia de la vida coti- diana en los hospitales, organizaciones que constituyen una rica fuente de cs 25. Antropol: ia apticada discordantes discrepancias entre la conducta emic de los distintos grupos de es- pecialistas y la conducta eric del cuidado de los enfermos. Desde el punto de vista de la burocracia hespitalaria sus multiples normas y regulaciones estén concebidas para fomentar la salud y el bienestar de sus pacientes. De hecho, numerosos estudios han demostrado que la principal consecuencia de muchas de estas normas y regulaciones es la de perturbar y despersona- lizar a los enfermos creando en ellos un nivel de aprehensi6n comparable con la que se observa en un adolescente ndembu que aguarda el rito de la eircuncision en el «lugar de la muerte» (véase p. 615). Cuando entran en el hospital se despoja a los enfermos de su dinero y sus ropas, Se convierten en una caja en una habitacién numerada pertando un brazalete numerado para su identificacién (del mismo modo que s¢ numera a los recién naci- dos). Grupos de personal uniformado (algunos incluso con mascaras) se di- igen a ellos en un lenguaje nuevo y extrafio: «,Evacué usted esta maiiana? (Cuando fue su ultimo movimiento intestinal? Vamos a hacerle un EEG» (electroencefalograma). A los enfermos se les despierta, se les da de comer y se les acuesta seguin un rigido horario, y a menudo se les tiene sin infor- marles de su estado y de lo que les esté ocurriende. Podria concluirse que muchas de las normas de los hospitales existen primordialmente para la conveniencia del personal hospitalario y tienen un efecto adverso en la sa- lud y cl bienestar de los pacientes (Foster y Anderson, 1978, pp. 170-171). Desgraciadamente descubrir lo que estd mal en los hospitales y en la atencién de la salud es mas facil que descubrir el modo de cambiarlos para mejorarlos. Melvin Konner, antropélogo y doctor en medicina, ha subraya- do que los antropdlogos médicos pueden estar perdiendo su efectividad como agentes de cambio al adoptar un tono negative adverso. «La medicina joderna —escribe Konner (1991, p. 81)— no es una conspiracin contra humanismo, contra la eficiencia econémica, el lenguaje comprensible, la escencia del paciente o su autonomia, las diferencias culturales, las encias populares en torno a la salud o cualesquiera de las demds dimen- nes no médicas que dista de manejar con perfeccién». Konner no niega los médicos suelen ignorar los factores culturales de las enfermedades, tican una «medicina defensiva» que pretende no tanto curar a los enfer- cuanto protegerles de las demandas legales y confian excesivamente la tecnologia. Pero estos defectos provienen de fuerzas del sistema mas de la venalidad de los médicos como grupo: €5 culpa de los médieos si un tercio de quienes pagan (compaiiias aseguradoras) jeren pagar por caros hospitales que atienden a moribundos en vex de hacerlo por dignos o por la atencién 2 domicilio. Si la sociedad no siente compasién por los 10S pobres; si convierte el encuentro entre médico y enfermo en algo intolerable- breve, agobiante e igualmente initil para ambos, no es ni justo ni analiticamente factorio cchar la culpa a los médicos o arremeter contra la medicina «burgues> . 679m gia y vida moderna Sr ener ree Marihuana Es un hecho reconocido desde hace mucho tiempo que el dnimo, las expec- tativas y Ja personalidad de los consumidores de droga influyen en su 1 cién a las drogas psicoactivas (sustancias que producen alteraciones en el estado de la mente) tanto como la quimica especifica de las drogas mismas. Puesto que la cultura denota el complejo total de tradiciones conduetuales y mentales que rodea a los individuos, puede esperarse que se encuentren marcadas diferencias en la forma de reaccién a las drogas psicoactivas en cul- turas diferentes. El estudio de los componentes culturales de los pensa- mientos y Ia conducta inducidos por la droga és, de este modo. una fuente de informacién eseneial para cualquier persona telacionada con la concep- cién 0 ejecucién de planes de control de drogas. A comienzos de los afios setenta un equipo de antropélogos y otros cien- ificos de la conducta y la salud dirigidos por Vera Rubin y Lambros Comi- tas (1975) emprendié un estudio transcultural del uso de 1a marihuana. El Centro para el Estudio del Abuso de Nareéticos y Drogas de! National Ins- titute of Mental Health proveyé de fondos para la investigacion. Como esta ban interesados en examinar los efectos a largo plazo de la marihuana en la salud y el bienestar de consumidores ¢ronicos, Rubin y Comitas seleccio- naron la isla caribeiia de Jamaica eomo sede de su estudio, Aunque la mar huana és ilegal en Jamaica, los jamaicanos son probablemente los consumi- dores mas inveterados de esta droga en el hemisferio occidental (fig. 25.4), En las dreas rurales de Ja isla, los investigadores hallaron que entre el 60 y e170 por ciento de-la gente de clase trabajadora consume marihuana fi mindola, bebiéndola en infusién o comiéndola mezclada con otros alimen- tos. La diferencia mas importante entre el complejo de la marihuana en Ja maica y en Estados Unidos es que la clase trabajadora jamaicana no fama marihuana para «colocarse» ni para obtener los efectos hedonistas valora- dos por los consumidores de clase media americana. Mas bien, los jamaica- nos tienden a fimar marihuana porque ereen que les ayudaa trabajar mejor ¥ les hace mis saludables y fuertes que los no consumidores. Por ejemplo, Jos agricultores decian que tras fumar podian concentrarse mejor en sus ta reas durante la escarda de los campos. Videos de log agrieultores escardan= do tras haber fumado y sin haberlo hecho sugerian que, efectivamente, su trabajo era mas completo y minucioso después de fumar. No se encontro evidencia de que quienes fumaban durante el trabajo trabajaran menos répi= da © eficientemente, Rubin y Comitas concluyen: «En todos los contextos Jamaicanos observados, los trabajadores [que fuman] estin motivados a rea lizar tareas.dificiles sin mengua en el esfuerzo fisico, y su percepeién de mejora ¢n el rendimicnto resulta un factor importante en su motivacion para trabajans (1975, p. 75), Se estudiaron muchos otros aspeetos del complejo de la marihuana. Para. evaluar el impacto del consumo erénico en la salud y la personalidad de los: mmCE0 plicad Antr Figura 25.4 Rastafaris jamaicanos Estes dos hombres son miembros de un movimiento en el gue ‘cbe como. un sacramenta religioso. fumar marihuana se con msumidores, se aplicd a un grupo de 30 fumadores y aun grupo de 30-10 adores con historias y atributos de personalidad similares una amplia ieria de tests clinicos en el Hospital Universitario de Jamaica. Aparte del snoscabo de las funciones respiratorias. que puede ser atribuible al hecho que los fumadores empedernidos de marihuana lo son también de taba- », la salud fisica de los fumadores jamaicanos no era significativamente fiferente de la de los no fumadores. Por lo que se refiere a condiciones p: Jégicas —inteligencia, funcionamiento neuroldgico, percepcién senso- Gal, memoria y atencién—, «no existe evidencia de que ¢l consumo de can- is [marihwana} a largo plaze esté relacionado con un deterioro crénico» 975, p. 119). Debe enfatizarse que este hallazgo no es necesariamente Hicable-a otras culturas. Puede darse muy bien el caso de que en otros. textos culturales, como ¢l de Estados Unidos, el uso prolongado de ma- wana si produzea deterioros, no siendo. menos reales los efectos de los tores culturales que los de factores fisicos © quimicos Un. segundo estudio intensive transcultural del consumo de marihuana un contexto cultural distinto de Jamaica ha conducido a conclusiones si- lares a las obtenidas por Rubin y Comitas. Este estudio se Hevé a cabo 3 Centroamérica, coneretamente en Costa Rica, por un equipo multidisci- iar entre cuyos directores se contaban los antropdloges Willian Carter aim Antropologia y vida moder (1980) y Paul Doughty. Se empled un disefio de investigacién basado en «pares asociados» —cada uno de entre 41 consumidores varones fixe euida. dosamente emparejado con un varén no consumidor de similar edad. estado civil, educacién, ocupacién, consumo de alcohal y de tabaco, Como resul- tado de tal disefo, todos los factores antedichos podian ser descartados ¢omo causa de cualquiera de Jas diferencias que se encontraran en la cone ducta y condicién fisica de consumidores ¥ No consumidores. Inicialmente, el estudio costarricense parecia corroborar el punto de vis- ta ampliamente extendido de que el consumo prolongado de marihuana conduce a la falta de motivacién para el trabajo y progreso econémico. Se hallé que Jos consumidores tendian a tener més trabajos a tiempo parcial, mayor desempleo, més cambios de ocupacién y menos posesiones materia. les que los no consumidores. No obsiante, existia una explicacién alternati- va part estos hallazgos. Era posible que los consumidores se hubieran he- cho tales porque estuvieran sometidos a una mayor tensién econdmica y personal que los no consumidores, Siel consumo de marihuana fuera causa de apatia y fraeaso econdmico podria corroborarse mostrando que éstos se incrementaban en proporcion directa con la cantidad de marihuana consu- mida. Cuando s¢ hicieron comparaciones dentro del grupo de consumido- tes, los resultados no apoyaron la hipétesis de que dosis mas altas se corre- lacionaran con un estatus econémieo mas marginal. De hecho. se encontré que era el contrario; a mayor consumo de marihuana, mayor probabilidad de que el consumidor tuviera un trabajo fijo y a tiempo completo. Quienes trabajaban estaban fumando diariamente cerca del doble que quicnes care. cian de empleo, Los que mas fumaban eran aquellos que estaban parados Por menos tiempo (Carter, 1980, pp. 152 y ss.). Asi podemos comprobar que las comparaciones transculturales sistematicas son esenciales si hemos de distinguir entre los aspectos fisico-quimicos y log aspectos culturales de las sustancias psicoactivas, Kuru La antropologia médica tiene un importante papel que jugar para ayudar a los antropélogos fisicos y los investigadores médicos a entender interacciones entre factores naturales y culturales que hacen que las personas enfermen. La solucién del misterio del kuru es un ‘ejemplo clisico de cémo puede de- sarrollarse el conocimiento médico gracias al examen de la interaccién en tre causas culturales y naturales de una enfermedad mortal Al final de los afios cincuenta, la noticia de que una enfermedad hasta entonces desconocida se extendia entre los pueblos foré de las tierras altas de Nueva Guinea ocupé repentinamente Ios titulares de los periddicos en tode el mundo. Se decia que la victimas de la enfermedad, llamada kuru, seian hasta morir, A medida que el rumor comenz6 a ser reemplazade por 2 : pologia aplicada testimonios fiables, el kuru dejé de ser cosa de risa. Sus victimas perdian de forma progresiva el control sobre el sistema nervioso central, incluidos los nervios que controlan los misculos faciales. de modo que su rostro se -veia convulsionado con frecuencia por horribles muecas y sonrisas, La en- fermedad era siempre fatal transcurridos uno o dos afios desde los primeros: sintomas (fig. 25.5) Investigadores dirigidos por Catleton Gajdusek encontraron un enigma- tica patron epidemiologica (esto es, distribucién ¢ incidencia de la enfer- medad en la poblacién), La mayor parte de las victimas eran mujeres y ni- fias. Aunque unos pocos muchachos Ia contrajeron, no fue nunca el caso con hombres adultos. Ninguna de las tribus vecinas habia tenido kuru ni pas6 jamas a los europeos que estaban en intimo contacto con los fore. La primera hipétesis fue que la enfermedad era genética y se traspasaba por linea familiar de generacién en generacion. Pero la genética no podia ‘explicar la preponderancia de vietimas femeninas y la esporddica inciden- ‘gia en hombres jévenes. Habiendo descartado la explicacién genética, Gaj- ‘dusek, que se habia formado como antropélogo fisica y virdlogo (el que es: tudia los virus), comenzé a explorar la posibilidad de que el kuru fues yusado por un tipo de virus conocide como virus lento, cuya existencia en- Jos seres humanos se habia sospechade largo tiempo sin haberse podido ostrar jamas. Comenzando en 1963, Gajdusek inoculé a chimpacés ex- 28.5 Nifia en estado avanza- fa enfermedad del kuru Antropologia y vida modema ——— tractos de cerebro de victimas del kuru. Tras, largos periodos de incubacién, los chimpacés comenzaron a mostrar los sintomas. La demosiracién de que los humanos pueden portar virus lentos tiene implicaciones importantes para el estudio de muchas enfermedades irresuclias, como fa esclerosis miltiple, el sindrome de inmunodeficieneia adquirida (sida) y ciertas for- mas de cancer, Por su trabajo, Gajdusek recibié el premio Nobel de medici- na en 1976, No obsiante, fue tarea de dos antrepélogos culturales, Robert Glasse y Shirley Lindembaum, completar las explicaciones, del enigmatico patron cpidemoldgico. Glasse y Lindembaum prestaron atencidn al hecho de que en los aiios precedentes a la aparicidn del kuru, los foré habian comenzado a practicar una forma de canibalismo como parte de sus rituales funerarios, Los familiares femeninos del muerto consumian su cerebro. Puesto que cran las mujeres-quienes siempre se encargaban de esta tarea, y nunca los hombres, el vitus del kuru nunca infectaba a fos varones adultos. Pero zqué ocurria con los muchachos que ocasionalmente contraian el kuru? Como en muchas culturas, la distincién fore entre los roles masculino y fémenino no fiene tanta rigidez hasta después de la-pubertad. Asi, ocasionalmente se permitia a un nifio tomar parte en lo que de otro modo era definide como una comida estrictamente femenina, Algunos aios mas tarde, este joven su- cumbia al kuru junto con un niimero mucho mayor de nifias y mujeres (Lin- dembaum, 1979). Puesto que ni Gajdusek ni Lindembaum fueron realmen- te testigos del consumo de carne humana por los foré, se ha sugerido que-el virus se difundié sencillamente por el mero contacto con el cadaver en lu- gar de por el consumo de una materia infectada. Pero fueron las propias mujeres foré las que revelaron tibremente a varios investigadores que ha- bian practicado anteriormente el canibalismo como parte de rituales funera- Nos (Gajdusek, 1977; Harris, 1985; Steadman y Merbs, 1982). Hoy dia, como los foré han abandonado sus ritos canibalisticos, cl kuru ha d pjado de existir practicamente entre ellos. El caso de la clinica no utilizada Durante los afios setenta, el Departamento de Salud y Hospitales de una gran ciudad del noroeste de Estados Unidos establecié una serie de centros de salud comunitaria. Tales centros fueron situados en vecindades pobres para proveer de cuidados médicos a la poblacién local. Todos los centros fueron usados al limite de su capacidad, excepto uno. Se encargs al antro- POlego Delmos Jones (1976) la tarca de descubrir por qué este servicio par- ticular estaba infrautilizado. Jones comenz6 a trabajar a partir del supuesto de que las principales rax zones para la infrautilizacién del centro de salud no se encontraban en las. caracteristicas de la poblacién-a la cual estaba designado a servir, sino en macs ada ciertos rasgos del centro mismo. La investigacién inicial mostr que mu- chas personas del barrio no conocian su existencia. A diferencia de otros centros, éste estaba situado en el interior de un hospital y no podia verse desde la calle. Es mds,cntre aquellos que habian oido hablar de él, pocos bian dénde estaba o para. qué servia. Por afladidura, muchas personas ha- bian intentado usar el centro sin conseguirio. Indagando mas profundamente, Jones deseubrié que Ja gente de Ia ve- cindad tenia una imagen negativa del hospital en que la clinica estaba situa- da. Aquél tenia la reputacién de ser muy «lujoso», y no para pobres, por lo. que era imposible creer que en algiin sitio dentro de! hospital habia una.cli- nica gratuita. Un rumor llegaba @ decir que se expulsaba a los pobres de la sala de urgencias del hospital. Las personas que habian intentado repetidamente usar la clinica declara~ ron que no habian podido dar con ella, Cuando estaban en el hospital no encontraban sefial alguna que indicara a dénde ir. Incluso alguno de los re- eepcionistas del hospital no sabia dénde estaba o no habia querido decirlo. Jones sospechaba que ésta podia ser la causa de que miembros clave del personal expresaran su malestar por el hecho de tener una clinica gratuita eel interior de su lujoso hospital: Igual que los otros centros, éste contaba con varios’ representantes de La vecindad. Sin embargo, dichos representantes habian desarrollado una acti- td derrotista en relacién con la pablacién cliente y se esforzaban poco por establecer relaciones con la gente del barrio. Esto complacia manifiesta- mente al personal de la clinica, que dejaba entender que preferia tener poco trabajo a tener demasiado. Jones dio pasos orientados a corregir esta situacién. En primer lugar. se “colocaron sefiales en puntos visibles para encaminar a los pacientes hacia la ‘clinica. En segundo lugar, se dijo a los recepcionistas donde estaba la clini- ‘ca, En tercer lugar, se imprimieron folletos y se distribuyeron por el vecin- io. Por diltimo, se contraté a nuevos representantes con una actitud sitiva hacia la poblacién y la clinica. La asistencia se increment6, pero la storia no tiene un final fel Aunque los nuevos representantes del vecindario emprendieron su tarea entusiasmo, no tardaron en percibir que el personal del hospital conti- iba viendo con disgusto tener Ta clinica alli dentro y se volvieron cada z mas vacilantes ala hora de recomendar la clinica a los vecinos. A pesar del hecho de que las razones para la infrautilizacion de la clinica cian bastante obvias, la administraci6n del hospital se neg a aceptar la plicacién de Jones. Prefiricron continuar pensando que el problema residia Flas actitudes de la gente de 1a veeindad. «Yo, el invest gadon», relatd Jones, e converti en defensor de mis propios resultados de investigacién [...] do los que elaboran la politica no escuchan, eso significa que no les 0s diciendo le que quicren oir» (Jones, 1976, p. 22) ee5uu Antropologia y vida moderna 8 La antropologia como toma de partido El hecho de que la fase de ejecucién de un proyecto a menudo sea controla- da por administradores o politicos que no aceptan los andlisis o sugerencias del antropélogo ha llevado a algunos -antropélogos aplicados como Delmos Jones a adoptar un rol de defensor de causas. Los antropélogos que toman partido han Tuchado para mejorar las condiciones de las cdrceles de mujeres, han presionado en las asambleas de los estados para elevat las asignaciones de politica social, han prestado testimonio ante comités del Congreso en apoyo de programas de atencién sanitaria infantil, han presionado contra la construccion de pantanos y carreteras que hubieran tenido un efecto negati- Yo sobre comunidades locales y se han entregado a muchas otras activida- des politicas y de concienciacién. La toma de partido por los hambrientos y los sin casa Es importante conservar la distincion entre actuar de parte de grupos de in- terés 0 como testigo experto que testimonia sobre la violacién de los dere- chos de un grupo. La antropéloga Anna Lou Dehavenon (1989-1990) ha in- ‘vestigado en las causas del hambre y la falta de alojamiento en la ciudad de Nueva York, Niega ser una antropdloga que tome partido. Su trabajo se ha centrado en dos problemas: la situacién de apuro en que viven individuos y lamilias necesitadas de alimento y abrigo en condiciones de emergencia y la situacién de aquéllas otras cuyos derechos a las prestaciones del estado de bienestar han prescrito como consecuencia de ia apatia y Ia ineptitud bu- rocratica: A través del trabajo de campo realizado en las Unidades Ciudadanas de Ayuda de Emergencia Dehavenon pudo documentar el fracaso de las ti tas para proporcionar alojamiento temporal a las familias sin hogar hasta Jas primeras horas de la maiiana. Un pleito contra el ayuntamiento utilizd sus datos para obligar a la Administracién de Recursos Humanos de la cin dad a encontrar un alojamiento adecuado a ser posible durante las horas de Ja jomada laboral y, en ningiin caso, mas tarde de la medianoche, Dehavenon descubrié también que existia una estrecha asociacion entre cl aspecto de las familias que buscaban ayuda alimentaria de emergencia y las condiciones del «desbarajuste» administrativo, desbarajuste adminis- trativo se origina cuando las personas que tienen prestaciones de bienestar Pierden.sus derechos como consecuencia de no poder cumplir verdadera 0 exactamente con las exigencias burocraticas. De éstas, las que en mayor me= dida dan lugar a pleites son las que tienen que ver con el incumplimiento dde citas con cl trabajador social tal y como se notifica en los requerimien- tos por correo, con no contestar las peticiones de informacion y con la cumplimentacidn de euestionarias. Los motivos mds usuales por los que no mse 25, Antropologia apticada —$—$ se cumplen estas reglas administrativas provienen de problemas de comuni- cacién: buzones con frecuencia forzados, carteros que desisten de encontrar a las personas con Jas que ha de contactarse y que escriben «desconocido en estas seas» y, desde luego, una gran cantidad de correspondencia rem tida a las oficinas de asistencia social que no llega a la mesa adecuad: Ademas, muchos beneficiarios de estas ayudas estén enfermos y no pueden cumplir sus compromisos. Cualquiera que sea el motivo, los beneficiarios pierden su derecho hasta que su caso pueda ser reabierto lo que depende del cumplimiento. de una serie de requisitos formales y procedimientos que pueden Ilevar dos o tres meses como minimo. En tanto se pone en marcha la maquinaria administrativa se calcula que alrededor de unas 18.000 perso- nas al mes, que legalmente tienen derecho a ayuda, se encuentran en una s tuacion de emergencia alimentaria lo que con frecuencia significa que el individuo o su familia pasen sin alimento s6lido mas de dos dias o que ha- yan sufrido una considerable pérdida de peso durante el mes precedente. Otros se encontraran sin dinero para pagar el alquiler —de ahi la conexién entre este desorden y la gente que se presenta ante las Unidades de Ayuda de Emergencia (véase cuadro 25.5). Cuadro 25.5 Hostilidad o apatia? Una profunda indiferencia por la dificil suerte de los pobres es lo que pue- de explicar el empeoramiento de su situacion durante los Gltimos afos. La rewuelta, sin embargo, es dificil de explicar dinicamente como producto de la indiferencia. Mas bien es la consecuencia légica y directa de una politi- ca gubernamental que otorga una gran importancia a evitar una asigna- “cion errénea de los beneficios pero que con frecuencia parece ocuparse mucho menos si los receptores potenciales ven denegada la ayuda que de- “sesperadamente necesitan para sobrevivir. A menos que nuestra sociedad “esté devorada por el odio al pobre debe poner un punto final a esta per ‘versa politica y asequrar a los pobres las ayudas a que tienen derecho. ‘qututes Behavenon, 1990, p. 254. La investigacion de Dehavenon ha logrado —mediante la documentacion cuantificacién de estos problemas, atrayendo la atencién de las autorida- icipales de alto nivel hacia ellos, proponiende reformas administra- y proporcionando informacién a los medios— una sustaneial reduccién nm la cantidad de desorden. Por ejemplo. los beneficiarios de ayudas estén hora alertados para buscar en el correo las citaciones. La Administracion Recursos Humanos ha comenzado también a cesar en la politica de aban- ar a las personas cuya correspondencia es devuelta con la indicacién 68 7 y vida mode ido en estas sefiae» 0 que no devuelven los cuestionarios adecua- damente cumplimentados. No obstante, queda mucho por hacer. Algunos de los objetivos adicionales de Dehavenon incluyen las siguien- tes metas: — Aquellas personas con problemas médicos @ que carecen de domici- lio fijo deberian recibir las notificaciones importantes por mensajero, — Todas las citaciones no entregadas deberian repetirse automatica- mente ai menos una vez. Los beneficiarios deberian disponer de 60 dias para cumplimentar los requerimientos administrativos. Sus ayudas no deberian cancelar- se, sino tan s6lo suspenderse de modo que, tan pronto como cum- plicran los requerimientos administrativos, los: pagos pudieran rea- nudarse eon efectos retroactivos. Tomar o no tomar partido: ges ésa la cuestién? Algunos antropdlogos manticnen el punto de vista de que la tinica funcién Profesional legitima del antropdlogo aplicade es proporcionar a administra- dores, politicos y legistadores.un andlisis objetivo de una situacién u orpa- hizacién, ¥ que la accién deberia limitarse como mucho a sugerir un plan, Pero nunea a ¢jecutarlo. De este modo se espera que Ia antropologia sea capaz de preservar su estatus cieatifico, puesto que resulta claro que un it tento abierto de conseguir un objetivo practico Supone con frecuencia dotes retoricas y adulacién, y puede aumentar el riesgo de argumentaciones 5 gada En contra de este punto de vista, los antropdloges que toman partido in- isten en que la objetividad de la antropologia y otras ciencias sociales es ilusoria y que el fracaso en impulsar la realizaciin de un objetivo represen- ta cn si mismo una forma de toma de partido. La objetividad es ilusoria, ar- gumentan, porque sesgos politicos y personales controlan el encargo de es tudiar una situacién y ne otra (estudiar a los pobres en lugar de a los ticos, por ejemplo, véase p. 703). Y abstenerse de la accién es en si mismo un modo de accién, y por tanto una forma de intervenir, pues Ia inaccién de uno favorece que las acciones de otro tengan mas peso en el resultado final, Los antropdlogos que no usan activamente sus habilidades y conocimientos para lograr lo gue ellos creen que es una solucién, no hacen mas que facili tar que los que ereen lo contrario sc impongan. Estos antropélogos son tam- bién parte del problema (R. Cohen, 1984b). No existe consenso entre los antropéloges acerca de cémo resolver estas diferencias de puntos de vista sobre a relacién mas adecuada entre conoci- miento y logro de fines pricticos controvertidos. Ouizas la tinica solucién a este dilema sea la hoy existente: examinar individualmenite nuestra concien= cia y actuar de acuerdo con ella meas 25. Antropologia aplicada Para terminar, debe hacerse hincapié en que no hemos revisado mas que algunas de las muchas facetas de la antropologia aplicada. Como sugiere el cuadro 25.6, podrian haberse presentado muchos otros casos igualmente importantes e interesantes. Resumen La antropologia aplicada se ocupa de Ja investigacién que tiene aplicacio- nes pricticas. Su micleo consiste en estudios patrocinades por organizacio- nes piblicas y privadas con un interés en el logro de fines practicos. El papel del antropéloge cultural aplicado puede consistir meramente en investigar los posibles medios de alcanzar tales fines: a veces contempla di- seiiar planes y ayudar a ejecutarlos, asi como evaluar los resultados de su cjecucién. Los antropélogos aplicados que contribuyen a la cjecucién de programas se dice que practican antropologia de intervencion. Ademas de este nicleo, hay otras formas de investigacién que también pueden considerarse parte de Ia antropologia aplicada. La teorizacién abs- tracta a menudo posee implicaciones practicas importantes, como en el caso de teorias alternativas sobre las causas del subdesarrollo o la pobreza urbana, Muchas investigaciones que no son patrocinadas por una organiza- cion particular con una finalidad definida a la vista pueden no obstante es- tar orientadas a a consecuencia de tal finalidad, como la independencia de una colonia o el desarrollo de un Estado independiente de reciente crea- cién. La antropologia aplicada puede hacer tres contribuciones basicas y dis tintivas al andlisis y solucién de problemas practicos urgentes: 1) deteccion de sesgos ctnocéntricos, 2) un punto de vista holistico que pone el acento tanto en el largo come el corto plazo, tanto en la interconexién de las partes de un sistema sociocultural y en el conjunto del sistema como en las partes por separado, y 3) um intento de distinguir los hechos etic de la conducta de los planes ¢ ideologias emic. Con demasiada frecuencia los efectos que per siguen los planes y politicas de una organizacién difieren profundamente Sus consecuencias reales esic de cada dia. Un importante fooo de atencién para la antropologia aplicada lo consti- el problema del subdesarrollo. Siguen algunos ejemplos. El proyecto Vicos Cornell-Pert ilustra el funcionamiento de la antropo- ia aplicada en el espectro completo de la investigacion —planeamiento, jizacion y evaluacion. Este proyecto mejoré sustancialmente el nivel de fa de los campesinos semisiervos que vivian en Ia hacienda Vicos. Un in- fiente importante de este éxito fue el uso del poder autoritario por parte i nuevo administrador para introducir nuevas formas de agricultura y s innovaciones, Aunque tuvo éxito en su propia esfera, es dudoso que icos proporcione un modelo para el desarrollo de las tierras altas perua~ ‘egg Antropalogia y vida moderna Cuadro 25.6 Uso practico de la antropologia Tipo de actividad Antropélego Disefio y difusién de instalaciones para el almacenamiento barato de patatas en las tierras altas de Perd y Filipinas Rhoades (1984), Werge (1979) Impedir la construccion de una presa que amenazaba un sistema de riego pre- existente en el suroeste Jacobs (1978) Evaluacion de proyectos de salud comu- nitaria en Tumaco, Colombia Buzzard (1982) Ayudar a las madres a’ suministrar a los bebés remedios para salvarlos de morir por deshidratacion como resultado de diarreas, en paises del Tercer Mundo Kendall (2984) Ayudar @ preparar el pleita por una com- pensacion de 47 millones de délares para fos indios pembina-chippewa por la pérdida de sus tierras tribales Feraca (1986) Ayudar a defender de acusaciones de fraude a mujeres bannock-shoshoni despedidas, presentadas sobre la base de malentendidos culturales por los trabajadores sociales de habla inglesa Joans (1984) Desarroliar procedimientos de control de calidad para la industria hotelera Glover y otros (1984) | Disefiar, evar a cabo, y evaluar an prom grama de salud comunitaria en Miami, teniendo en cuenta las distintas nece- sidades médicas segiin las caracteris- ticas étnicas Weidman (1983) nas a causa de los costos encubiertos asociados a los expertos que guiarom dia a dia a los vieosinos durante un periodo de diez aios, El caso de merinas en Ecuador es un ejemplo de fo que pue sueeder en ausencia de una perspectiva holistica. El Proyecto Agroforestal Haitiano es otro proyecto de investigacién, pl ento, cjecucidn y evaluacién antropologicos, en este caso aplicados mmreso 25. Antropalogia apticada la meta de comprometer a los campesinos en la plantacién y cuidado de 4 boles: apelando a su propio interés en usar los arboles como cosecha de aprovechamiento, este proyecto parece estar consiguiendo solucionar uno de los problemas mis serios de Haiti. El caso de la «revolucién no tan verde» ilustra la importancia tanto de una perspectiva holistica para los proyectos de desarrollo coma del papel del antropélogo aplicado como critico del cambio mas que como su agente. Los antropélogos han sefialado repetidamente que las semillas milagrosas de altos rendimientos benefician a los grandes propietarios de tierra mas que a los pequefios agricultores pobres, pues requieren clevados inputs de agua y productos quimicos caros. Los casos del arroz en Indonesia y el sor- go y cl trigo en México ponen de relieve la futilidad de buscar una solucion puramente técnica a la pobreza y el subdesarrollo, puesto que los efectos de cualquier innovacién tecnoldgica se ven modificados por el contexto socio- cultural total en el que ésta se introduce. Otra area de la antropologia aplicada la constituye la antropologia médi- ca. El estudio de los sistemas de dispensacidn sanitaria y de la vida cotidia~ na en los hospitales ha atraido un considerable interés por parte de los antropélogos. Exponemos a continuacién otros ejemplos de antropologia médica aplicada. Los estudios sobre el consumo de marihuana en Jamaica y Costa Rica muestran la importancia del control de sesgos etnocéntricos en la investiga- cién relacionada con Ia salud y el bienestar. Asi como las innovaciones tec- nolégicas deben ser vistas en un contexto sociocultural definido, lo mismo ocurre con el consumo de las drogas psicoactivas. Los estudios jamaicano y costarricense demuestran que la marihuana no puede contemplarse como un problema puramente quimico ni psicolégico. Sus efectos difieren en di- ferentes culturas. Al revés de lo que sucede en Estados Unidos, el consumo de marihuana en Jamaica y Costa Rica sive para hacer mds liviano el tra- bajo, no para proporcionar relajacién después de trabajar, El caso del kuru ilustra la importancia de conocer el contexto cultural en el “gue se produce la enfermedad, Comprender el papel del canibalismo en los ritua- les funcrarios y el desarrollo de pautas de dieta distintivas entre hombres ym {eres proporcioné la clave para resolver el misterioso patrén epidemiol6givo. Un ultimo ejemplo de antropologia médica lo constituye el caso de la clinica urbana infrautilizada en el noreste de Estados Unidos. Los adminis- res a cargo del programa de la clinica 0 no comprenden o no admiten discrepancia entre sus tedricos planes y su propia conducta. En tal situa- i6n, los administradores crean el principal obstdculo para que el programa lleve a cfecta. Esto nos lleva ain a otra dimensién de la antropotogia licada. Como se puso de manifiesto, cuando los beneficiarios del Estado bienesiar se ametieron» en la inmisericorde maquina burocratica existe papel legitimo a desempefiar por los antropdlogos que aspiran a ver que investigacién ayude a la gente que no puede ayudarse a si misma. 691m

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