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(inglés y portugués)
Traducción Mario Bojórquez
1906
Mi infancia fue sosegada (…), tuve una buena educación. Pero desde que
tuve conciencia de mí mismo, me di cuenta que tenía una tendencia innata
para la mistificación, para la mentira artística. Agréguese a todo esto un
gran amor por lo espiritual, por lo misterioso, por lo oscuro, que, al fin de
cuentas, no era sino una forma y una variación de aquella otra
característica mía y se completará la visión intuitiva de mi personalidad.
(Escrito a los 18 años originalmente en inglés)
1907
† Satanás
su firma
2 de octubre de 1902
Alexander Search
1908
Ningún alma es más amable o más tierna que la mía, ningún alma tan
llena de bondad, de compasión, de todas aquellas cosas llenas de ternura
y amor. Sin embargo ninguna está tan solitaria como el alma mía –no
solitaria, nótese, por razones exteriores, sino por circunstancias interiores.
Quiero decir lo siguiente: al lado de mi gran ternura y bondad entró en mi
carácter un elemento del género enteramente opuesto, un elemento de
tristeza, de egocentrismo, de egoísmo por tanto, cuyo efecto es doble: el de
alterar y perjudicar el desarrollo y el pleno juego interno de aquellas otras
cualidades, y el de perjudicar, afectando depresivamente la voluntad, su
pleno juego externo, su manifestación. He de analizar todo esto, un día he
de expresarlo mejor, discriminar los elementos de mi carácter, ya que mi
curiosidad por todas las cosas, ligada a mi curiosidad por mí mismo,
conduce a la tentativa de entender mi personalidad.
Agréguense a todas estas, otras razones aún por sufrir, unas físicas, otras
mentales, la susceptibilidad para todas las pequeñas cosas que puedan
dolernos (cosas, inclusive, que a una persona normal en nada afectarían),
agréguese otras cosas aún, complicaciones, dificultades de dinero –
agréguese a todo esto mi temperamento fundamentalmente desequilibrado
y se podrá tener la sospecha de que es realmente mi sufrimiento.
1910
La poesía de la tierra nunca muere. Podemos decir que las épocas pasadas
fueron muy poéticas, pero podemos decir (…)
La poesía está en todo –- en la tierra y en el mar, en el lago y en la margen
del río. Está en la ciudad también –- no lo nieguen— aquí donde me siento
es para mí evidente: hay poesía en el ruido de los carros en las calles, hay
poesía en cada momento o hasta en lo vulgar, ridículo movimiento de un
trabajador que, del otro lado de la calle, está pintando el rótulo de una
carnicería.
Mi sentido interior predomina de tal modo sobre mis cinco sentidos que
veo cosas en esta vida –lo sé— de una forma diferente a la de los otros
hombres. Hay para mí – hubo— toda una riqueza de significaciones en
cosas tan ridículas como la llave de una puerta, un clavo en la pared, los
bigotes de un gato. Hay para mí toda una plenitud de sugestiones
espirituales en una gallina que atraviesa la calle con sus pollitos, Hay para
mí un significado más profundo de lo que los propios recelos humanos en
el perfume del sándalo, en latas viejas en un montón de basura, en una
caja de fósforos dejada en una basurero, en dos papeles sucios que en un
día de viento revolotean y se persiguen por la calle abajo. Porque la poesía
es espanto, admiración, como alguien quien al retumbar de los cielos con
plena conciencia de su ensimismamiento, mirara atónito hacia todas las
cosas, como alguien que conociese las cosas en sus almas, haciendo todo
por acordarse de este conocimiento, acordándose de que no fue así como
las conoció, no fue bajo estas formas y estas condiciones, pero no
acordándose de nada más.
*
Es necesario ahora decir el género de hombre que soy. Mi nombre no
interesa, ni cualesquiera otros pormenores exteriores y particulares a mi
respecto. Es sobre mi carácter que tengo que hablar.
Por mis propias tendencias naturales, por el medio en que crecí desde
pequeño, por la influencia de los estudios abordados bajo su impulso (de
aquellas mismas tendencias), por todo eso tengo de esas especies de
carácter ensimismado, egocentrista, mudo, no autosuficiente, pero
autoperdido. Toda mi vida ha sido de pasividad y de sueño. Todo mi
carácter consiste en el odio, en el horror de, en la incapacidad para actos
decisivos, para pensamientos definidos, que roe físicamente y totalmente
todo mi ser. Nunca tuve una resolución nacida de mi autodominio, nunca
una expresión de mi voluntad consciente, mis escritos quedaron siempre
inacabados: siempre se entrometieron nuevos pensamientos,
extraordinarias, inexcluíbles asociaciones de ideas que sólo tienen por
término el infinito. No consigo dejar de odiar mentalmente la idea de
acabar cualquier cosa; al respecto de cualquier cosa simple, surgen diez
mil pensamientos y diez mil interasociaciones de estos diez mil
pensamientos y no tengo fuerza de voluntad para eliminarlos o detenerlos,
ni para juntarlos en un pensamiento central en que sus poco importantes
pero interligados pormenores pudieran perderse. Pasan en mí; no son
pensamientos míos, pero son pensamientos que pasan a través de mí. No
pondero, sueño; no me siento inspirado, deliro. Sé pintar pero nunca
pinté; se componer música pero nunca la compuse. Extrañas concepciones
sobre las tres artes, adorables pinceladas de la imaginación me pasan por
el espíritu; pero las dejo dormidas hasta morir, pues no tengo el poder
para darles el cuerpo que les pertenece, para hacer de las cosas del mundo
exterior.
Notas personales
Rebasé el hábito de leer, dejé de leer sea lo que fuera, excepto periódicos,
literatura ligera y libros casualmente accesorios a cualquier asunto que
pueda estar estudiando y al respecto de los cuales el simple raciocinio sea
insuficiente.
Casi dejé caer la literatura como tal. Podría leerla para aprender o por
placer. Pero no tengo ya nada para aprender, y el placer extraíble de los
libros es de un género que puede ser sustituido con provecho por los que
el contacto con la naturaleza y la observación de la vida pueden ofrecer
directamente.
Tal no significa que me haya liberado de la tiranía del arte literario. Apenas
la asumí por una sumisión para conmigo mismo.
Había un época en que leía apenas por el hábito de leer. Entiendo ahora
que hay pocos libros útiles, igualmente en asuntos técnicos que pudieran
interesarme.
Descubrí que leer es una especie esclava del sueño. Si tengo que soñar,
¿por qué no mis propios sueños? (…)
1913
Plan de vida
Estética de la abdicación
De 15-2 a 9-4-1913
15-2
Tomé algunas notas para mis reflexiones. Pero nada escribí de mis
reflexiones. Construí, sin embargo, una especie de comedia horrorosa, en
parte ya recordada: “O Pinhal do Rei”. Me recordó la idea de los varios
aplazamientos y del concilio para sacar a la paralítica del pinar.
16-2. (Domingo)
17-2. (Lunes)
Durante el día copié la carta para Natal, que no sigue más. Fui a la nueva
oficina de Lavado, en la Rua da Prata, a las 17 y escribí cosas que me
detuvieron hasta las 18. Antes de eso gasté el día inútilmente paseando
por la ciudad, y yendo al Ministerio de Guerra por causa de aquello de
Mayer. – Después de cenar vine hasta la Brasileira. Estuve desde las 21
1/2 hasta 24 hablando primero con Barradas sobre cosas fútiles;
contando yo cosas del Dr. Nobre (?); y después con J. Anahory con quien
poco hablé; él estaba leyendo. Divergimos un poco en cuanto a Bernstein,
él tomando una actitud de encendida autodefensa. – En la tarde hablé con
A. Gayo que cuenta que irá a Madrid para convencer a Rosario Pinto de
traducir “O Desconhecido” al español, cuando viniese por aquí. – Pocas e
informes reflexiones tuve; uno u otro punto secundario de Marcos Alves se
esbozó. – Esbocé dos poesías inglesas de noche, cuando regresé a casa.
18-2. (Martes)
19-2. (Miércoles)
Un día casi en blanco: salí de la casa a las 13. Oficina de Lavado (Rua da
Prata); recibí 1000 reis. Encontré a Boavida y fui con él a la redacción de
“Teatro”, una revista suya. Tal vez publique ahí la crítica que tengo en
borrador de “Bartolomeu Marinheiro” de Lopes Vieira. El resto del día lo
pasé sin razón de ser.—De noche estuve en la Brasileira, huecamente
hablando con Barradas y el Anahory más joven. Aparecieron Cobeira (?) y
Castañé. Salí con éste, vine a la oficina de Mayer a mostrarle las aguas
fuertes (fue lo que él dijo que eran) de Rafael Bordado Pinheiro; Castañé
dice que tal vez tuvieran algún valor. Quedó de venir al día siguiente para
mostrarlas a M.E.B.P. fui con Castañé al Martinho, hablamos unos
minutos con Lacerda. Fui a casa. –Tomé unas notas sobre una nueva
orientación de dar la carta al Ministro Inglés.
20-2. (Jueves)
21-2. (Viernes)
Desperté a las 10. Vine a la Baixa, oficina de la Calle de la Plata a las 13;
nada. Estaban Lavado y S. Franco. Seguí hasta la Brasileira del Chiado;
hablando con Joao Correia de Oliveira, Inter. Alia, sobre Pascoaes; él
cortando delgadito. Un peuqño paseo. Oficina de Myaer; un poco sin nada
que hacer excepto fumar y escribir unos versos de “Galaäs”. —Durante la
tarde toda estuve en la redacción de “Teatro” hablando con Boavida y
Eduardo Freitas. Este me provocó a que escribiese el ataque al “Bartolomé
Marinero” de Lopes Vieira. Entre tentado y queriendo huir de la broma, me
senté y de las 16 3/4 a las 10 1/4 escribí el artículo. Boavida lo apreció
mucho. La tarde en casa. – De noche vine a la Brasileira. Estuve
conversando con Corado y con Pinto, muy estudioso y leido, hasta las 23
aproximadamente, Fui a la casa, llegando a las 23 3/4. conversando con
raul costa. – No dormí sino hasta tarde. Estuve intraquilamente leyendo
ww jacobs, para curarme el efecto de una cosa que Corado me contó que
enrique Rosa casualemente de mí dijera. – Pocas anotaciones tomé sobre
cualquiera de los asuntos que ahora me interesan.
22-2. (Sábado)
23-2. (Domingo)
Pasé casi todo el día en la oficina de Mayer, escribiendo, paseando. Antes
estuve en la Brasileira, a la puerta, hablando con Fortunato de Fonseca;
interesante él, como siempre. Pude pasear un poco. Llegué tarde a la casa.
Unos fragmentos más de “Marcos Alves”—alugunas paradojas nmenores.
Recibí telegrama de Sá-Carneiro. “Teatro” no salió.
24-2.(Lunes)
26-2. (Miércoles)
27-2. (Jueves)
1-3. (Sábado)
2-3. (Domingo)
3-3. (Lunes)
Vine a la Baixa a las 11, hacia la oficina de Mayer, donde estuve pseudo-
trabajando hasta las 13. (El correo trajo carta de Sá-Carneiro.) Fui,
después de vagar un poco, vieneienndo de vez en cuando a la oficina de
mayer, al escritorio de Lavado donde, junto a las cartas por hacer,
encontré una carta para mí , que archivé. Se me ocurrió el poema sobre el
Capitán Scott. Preparé la parte central, y el “preludio”, que debo alterar,
por creer que los hombres habrían muerto ahogados. – También estuve en
la redacción de “Teatro”, donde me entregaron “O Gomil dos Noivados”,
para base de mi artículo sobre Sousa Pinto. Me elogiaron por el artículo ,
varias veces en el día, Raul carneiro, Martinho Fonseca, Barradas, Nuno
de Oliveira(de noche) y el Idilio Perfecto. – De noche en la Brasileira, con
Corado. A la casa con él. – Cuando fui a la casa a cenar, encontré una
carta de A. J. Costa (a quien encontré después en la Brasileira) y una
postal; plûtot desagradable , de Alvaro Pinto.
4-3.(Martes)
Vine a la Baixa, a la oficina de Mayer a las 10; estuve hasta las 11 1/2
respondiendo a Álvaro Pinto, y copiando después la carta a máquina. De
regreso de casa, de comer, ejecuté varios recados para D. Palmira (¿?) y tía
Anica. Vine hasta la Brasileira, estuve hablando con Carlos A. Ferreira,
salí con él. Fui a la oficina de Lavado: una carta. 14 h. Volví a la oficina de
Mayer, estuve escribiendo aquí; una carta a Vila-Moura, y una postal a
Mario Beirao? Volví a la oficina de Lavado; una carta más. Pasé por la
redacción de “Teatro”, donde estuve apenas unos minutos. Llevé allá “A
Aguia”, a causa del retrato de Sousa Pinto. – Fui a casa de Henrique Rosa
ara ver si ellos tenían la receta de los oídos tapados, que allá dejé. No la
encontré. Estuvimos conversando. A casa. Antes de cenar comencé una
carta a Sá-Carneiro. Vine a la oficina de Mayer donde estuve escriebiendo
aquí (¿?) y a llevar papeles en la cartera.
5-3 (Miércoles)
6-3. (jueves)
8-3 (Sábado)
9-3 (Domingo)
10-3 (Lunes)
11-3 (Martes)
12-3 (Miércoles)
A la oficina de Lavado a las 10; allá hasta las 2 de la tarde. Después hablé
a Garcia Pulido despidiéndome. Resto del día (…) .—Por la mañana una
postal de Sá- Carneiro.
13-3 (Jueves)
Día perdido, excepto por la sorda acumulación de energía.—Oficina
Lavado. Carata en la oficina de Mayer. Después fui a la Brasileira; sólo fui
a cenar hasta media noche. Carta de Sá-Carneiro por la mañana. Carta de
Natal por la noche.
14-3 (Viernes)
Vine a la Baixa a las 9, a la oficina de Mayer. Fui a lo de Lavado después
donde escribí una carta.—De noche en la Brasileira con Corado(¿?). Salí
con él, hablando de varios asuntos en un paseo largo que fue hasta
Alcantara y vuelta.
15-3 (Sábado)
16-3 (Domingo)
17-3 (Lunes)
18-3 (Martes)
20-3 (Jueves)
21-3 (viernes)
Dado que estuve varios días sin tocar este diario, sólo me acuerdo que este
viernes, no fui a las oficinas de los dos Lavados, sino que sólo a la de
Mayer. Estuve en el Rossio mucho tiempo hablando con Rui Coelho, y muy
entusiasmado por oír la descripción de su obra, ahora patriótica.
22-3 (Sábado)
23-3 (Domingo)
25-3 (Martes)
Pasaron los días sin mirar a este diario. De este día no me acuerdo.
26-3 (Miércoles)
De este día apenas me acuerdo que estuve casi todo el tiempo con garcia
Pulido que me lo encontré en la Brasileira, del Chiado. Hablé inmenso con
él. Le leí (a él y a Lacerda) “O homem dos Sonhos”, en el Martinho.—De
noche estuve en la Brasileira hablando con Idilio Perfecto, un sujeto
castelo Branco, aquien me presentó, después con Anahory y J. Correia de
Oliveira. A la casa a las 12 1/4 de la noche.—Algunas ideas literarias,
interesantes a veces.
27-3 (jueves)
28-3 (viernes)
Omitido por demora u olvido.
29-3 (Sábado)
Omitido por demora u olvido.
30-3 (Domingo)
En casa hasta las 2. De las 2 1/4 a las 4 1/2 en casa de Antonio Ferro
oyéndole tres piezas.— Leyó dos.— Después a la Baixa con él. Fui a la
Brasileira, estuve hablando con Rajanto y después con Coelho. Fui a cenar
con Coelho al Imperial. Prometió darme 100.000 reis para mi viaje a
Inglaterra y 30.000 para mi viaje a Algarve el fin de semana. Después (8
1/2 a 9) fui a la Brasileira y estuve allá hasta salir con Joao Correia de
Oliveira. Fui a su casa y conversamos (inclusive una media hora con
Antonio Guimaraes) hasta las 12 1/2. Fui a mi casa.
31-3 (Lunes)
1-4 (Martes)
Fui a Santo Antonio dos Capuchos a recibir un dinero para la tía Rita; (…)
Fui después a la oficina de Lavado, donde escribí 10 cartas; después a la
de F. Lavado, donde escrbí una. En la oficina de Mayer escrbí otra. A casa.
De noche vine hasta la Brasileira. Estuve en casa de Joao Correia de
Oliveira hasta la 1 1/2 de la madrugada. Le leí “Bailado” de Sá-carneiro; ni
a él ni a mí nos gustó mucho. Él me leyó un acosa interesante. De se rveló
la cuestión entre Joaoa Correia de Oliveira y Antonio Cobeira.
2-4 (Miércoles)
3-4 (jueves)
4-4 (Viernes)
5-4 (Sábado)
Por la mañana, junto con el “Mercure de France” manadado por Sá-
Carneiro, recibí dos cartas de Pretoria (…)
—Fui a las 3 oficinas, y escribí cartas en las de los Lavado.
Tuve varias pequeñas cosas que hacer, que resolví todas, aunque
anduviera todo el día distraído. De noche estuve en casa; me acosté a las
10, leí un poco en la cama. Algunas ideas literarias, principalmente para
“Marcos Alves”. Escrbí una nota para Álvaro Pinto.
6-4 (Domingo)
8-4 (Martes)
9-4 (Miércoles)
Fui a la Baixa a las 10 1/2. escribí una posatal a Pinto. Continué la carta
para Sá-Carneiro. Fui, dos veces al Arsenal del Ejército; en la segunda
vuelta parace que, por fin, conseguí algo. –Tres veces a la oficina de
Lavado.—No cené. Estuve de noche en la Brasileira hablando con Valerio.
Fui presentado por Rui Coelho a Joao Amaral. Encotré a Albino Meneses y
me vine con él hasta el Laargo deSanta Bárbara, hablando mucho.—Una o
dos ideas literarias, de segundo orden.
1914
Cada vez estoy más solo, más abandonado. Poco a poco se me quiebran
todos los lazos. En breve seré un solitario.
*
Mi peor mal es que no consigo nunca olvidar mi presencia metafísica en la
vida. De ahpi mitimidez trascendental que me atemoriza todos los gestos,
que saca a todas mis frases la sangre de la smplicidad, de la emocion
directa.
*
Uno de los pocos divertimentos intelectuales que aún me quedan, que aun
le quedan de intelectual a la humanidad es la lectura de las novelas
policíacas. Entre el número áureo y reducido de las horas felices que la
Vida deja que yo pase, cuento como lo mejor del año aquellas en que la
lectura de Conan Doyle o de Arthur Morrison me toma en la consciencia al
pecho.
Tal vez sea para ustedes causa de pasmo no que sean estos mis autores
predilectos— y de cuarto de cama, sino que lo confiese en este recuento
personal.
*
Pertenezco a una generación que aún está por venir, cuya alma no
reconoce ya, realmente, la sinceridad y los sentimientos sociales. Por eso
no comprendo como es que una criatura queda descalificada, ni como es
que ella se siente. Está hueca de sentido, para mí, toda esa (…) de las
conveniencias sociales. No siento lo que es la honra, vergüenza, dignidad.
Son para mí, como para los de mi alto nivel nervioso, palabras de una
lengua extrajera, como un sonido anónimo apenas.
Pero no tengo principios. Hoy defiendo una cosa, mañana otra. Pero no
creo en lo que defiendo hoy, ni mañana tendré fe en lo que defenderé.
Jugar con las ideas y con los sentimientos me parece siempre el destino
supremamente bello. Intento realizarlo cuanto puedo.
Actitud por actitud, mejor la más noble, la más alta y la más calma. Pose
por pose, la pose de ser lo que soy.
1915
A veces, cuando pienso en los hombres célebres, siento por ellos toda la
tristeza de la celebridad.
Y es por esto que la celebridad es una debilidad también. Todo hombre que
merece ser célebre sabe que no vale pena serlo. Dejarse ser célebre es una
debilidad, una concesión a los bajos instintos, femeninos o salvajes, de
querer darse en las vistas y en los oídos.
Se me van los ojos del alma en esas figuras supuestas— ¿y quién sabe
hasta qué punto reales?— que, verdaderamente, realizan el supremo
destino del hombre: el máximo poder en lo mínimo de la exhibición; el
mínimo de exhibición por cierto, por tener el máximo del poder. El sentido
de sus vidas es divino y lejano. Me place creer que ellos existan para que
pueda pensar noblemente de la humanidad.
1917
1925-1930
Soy, en tercer lugar, y por eso mismo busco la verdad, tan imparcial
cuanto en mí cabe serlo. Ahora, el público movido íntimamente por
sentimientos y no por ideas, es orgánicamente parcial. No sólo por cuanto
le desagrada o no le interesa, por ser extraño a su índole, el mismo tono de
imparcialidad, lo agrava más aún, lo que de concesiones, restricciones y
distinciones son necesarias de usar para ser imparcial. Entre nosotros por
ejemplo, y en la mayoría de los pueblos del sur de Europa, o se es católico,
o se es anticatólico, o se es indiferente al catolicismo. Si yo, por tanto,
hiciere un estudio sobre el catolicismo, donde forzosamente tendría que
hablar mal y bien, y apuntar las ventajas mezcladas con las desventajas,
que indicar defectos aliviados por virtudes, ¿qué me sucedería? No me
escucharían los católicos, que no aceptarían que yo dijese alguna cosa
mala del catolicismo. No me escucharían los anticatólicos, que no
aceptarían que yo les dijese lo bueno. No me escucharían los indiferentes,
para quienes todo el asunto no pasaría de ser una lata ilegible. Así
resultaría inútil ese mi estudio, por cuidado y escrupuloso que fuese—diré,
hasta, tanto más inútil, por tanto menos aceptable para el público, que sea
más cuidado y escrupuloso. Sería cuando mucho apreciado por uno u otro
individuo de índole semejante a la mía, racionalista sin tradiciones ni
ideales, analizador sin preconceptos, liberal porque liberto y no siervo de la
idea inaplicada de la libertad. A ése, sin embargo, ¿qué habría de
enseñarle? Cuando mucho, ciertas cosas particulares del catolicismo en la
hipótesis que me sirvió de ejemplo, y en el caso de que le sea ajeno el
asunto. Y si a él, escrutador cultural como yo, el asunto le resulta ajeno,
es que nunca le interesó; si nunca le interesó ¿para qué va a leer lo que
escribí sobre eso?
Reconociendo que todas las doctrinas son defendibles, y que valen, no por
lo que valen, sino por la valía del defensor, nos concentraremos más en la
literatura de las defensas que en el asunto que tratan. Haremos cuentos
intelectuales donde, por el primero e imprudente impulso, haríamos
estudios científicos. Nos será indiferente la verdad de la idea en sí misma;
no es más que la materia para un bello argumento, para las elegancias y
las astucias de la sutileza.
¿Esto quiere decir que no hay doctrinas disolventes que no lo sean sino
por su situación ocasional? Quiere decir eso mismo. La más “radical” de
las doctrinas, desde que sea universalmente aceptada, es una doctrina
conservadora; la más “conservadora”, si en ese momento, se opusiera a
aquella, será radical.
Agréguese que, así como no hay ciencia social, así también no hay arte
social, finalidad cierta de la existencia de las sociedades. Aquí el problema,
que era semejante al de la metafísica, se vuelve igualmente metafísica.
¿Con qué fin existen las sociedades? ¿Para conseguir la felicidad de los
que las integran? No lo sabemos, y lo cierto es que la felicidad cambia de
hombre a hombre, y hay muchos que perderían a su mujer, mientras no
pierdan su colección de sellos. (…)
1934
Siendo así ¿para qué publicar? Privado de poder publicar lo que de veras
interesara al público, qué empeño tengo yo en llevar a un periódico
cualquiera lo que, por ilegible, no le sirve, o que(…)
Puedo es cierto, disertar libremente (y aún así, sólo hasta cierto punto y en
ciertos medios) sobre la filosofía de Kant (…).
29 de noviembre de 1935