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Atlantica Pedro Montealegre Pedro Montealegre nacié en Santiago de Chile en 1975, aunque vive en Valencia (Espaiia) desde el aiio 2001. Doctorando en Lengua y Literatura Hispénicas por la Universitat Jaume I, ha publica- do hasta la fecha varios libros de poesfa, entre los que destacan La palabra Rabia (2005), EI hijo de todos (2006) y Transversal (2007). Es miembro de la Unién de Escritores del Pais Valenciano, ‘También edita periédicamente el blog Poemas y/y Sameop. De la escritura poética de Pedro Montealegre, Daniel Saldafia afirma que afronta «la prolifera cién del lenguaje en su periferia, multidireccional y de una velocidad por momentos asfixiante, ha- bbitado por voces superpuestas y anclado en un contexto especifico que sin embargo se dispara y multiplica bajo la mirada alucinada y terrible- mente licida del poeta» Revista Letras Libres). HI ? Atléntica Anim @ Pedro Montealegre Animal escaso Pedro Montealegre Animal escaso we Pedro Montealegre I. Atlantica Coleccion dirigida por: Emesto Suarez Directora de arte: Rosa Cigala Garcia Control de edicion: Vanessa Rodriguez Breijo Pedro Montealegre Animal excaso Primera edicion en Ediciones Idea: 2010, (©De a eaicion: Ediciones Idea, 2010 © Det texto: Pedro Montealegre, 2010 Ediciones Idea + San Clemente, 24 Elificio El Pilar {38002 Santa Cruz de Tenerife Tel: 922 532150 Fox: 922 286062 + Le6n y Costilo, 39 - 4° B 35003 Los Polmas de Gron Canaria, ‘ol: 928 37367 - 928 281827 Fox: 928 382196 + correo@edlcionesidea.com + swonedisionesidea.com Fotomecinica 0 impresin: Publdiso ¢) Impreso en Espana = Printed in Spon Setepmnnatannne ISBN: 978-84.9941.063-0 Depsito legol: TF-11-2010 Ninguna parte de esta publicacién, incluido el dseio, suede ser Feprodicda, lmacenada o transmitida en manera alguna ni por ‘medio alguno, ya sea eléctrico, mecénico, pico, de grabacion (0 de fotocopia, sin permiso previo y expres del er. El fuego de la imagen Era en este respecto como otros eiudadanos: vibraciones internas de céscara de nuez ‘Su violencia servia para engrandecimiento ‘Y no para estupor, como actia la miisica en durmientes ya casi despiertos. Wallace Stevens Animal escaso Dormida esti la imagen dentro del fuego de la imagen Salah Stétié Se trata de que fuimos bautizados con fuego ~;0 no fuimos?-Ve el viento, nacimos de é: rmorimos, incluso, con redondez, alevosia: caer siempre de pie -un gato sobre la placenta extendida de la sombra; roer el capullo de una oruga de seda -servirse del mal- extraviar las palabras parecidas al ataque, en subterrineos tapadas. O generar desprecio -no desprecio, uno mismo— el hombre, igual, tan remedo de hombre -una sgramiitica como esta es capaz, de nombrarlo: tino eres ti mismo si es que yo lo decido. El verdugo, Horando, te pediré su moneda. Se trata de que fuimos bautizados con fuego: ensombrecer el habla desde la sombra -mi Padre. No partir ni regresar: llevar dentro la via: Ver las escamas de cerémica —las casas- ‘que pasan sobre mi; los muchachos ims bellos, girasoles orgullosos de su luminiscencia propia. Manises saliendo del infierno dotado Pedro Montealegre con el color anodino atribuido a la tarde: un salmén abierto «es el homo y nos toca: decir: buenos dias, hasta Iuego, adiés, con regularidad de anciana, Pero a los muchachos rapados como {nfantes de marina no les importa el suicidio el sol sobre ta tarde, el fifo que ensefa sus icntes de loco, muchachos saliendo del poligono industrial. Los obreros alli, como nifios -tropiezan de un padre a otro de regreso a sus departamentos: ‘miraa televisién, besan tristemente a la esposa: no es ella no se llama Soledad. Lloran los gemelos la noche -y la noche es pregunta y los drboles, y quienes imitan a los drboles, ‘comienzan sin miedo a desprenderse de su carga. Sc trata de que fuimos bautizados con fuego. Pero el fuego es mi carga. Fuego y fuga: mi padre, pedazo de sol; de si mismo canibal. En la ciudadela de porcelana tan lejos. Tan lejos, como cambiar la palabra Animal escaso y extrafiar su sonido. Inventar su gramética desde el blanco: aridez. Al otro lado del océano bay una balsa esperando. Ese es tu pais, muchachito. Alli cruje: sin hombria 0 bondad. Generar el desprecio : no desprecio, uno mismo. ;Es culpa de mi padre? El soy yo, él soy yo: en mi pecho de cristal me late un corazén, mitad hollin, mitad lata. Mejor poema no existe, para ti que me nombras~ ctio cara miedo, detrds de altavoces. Ti y yo, la ciudad: esmeraldas que miran: ‘Muerde el otofio: el dorado es color pesado en las mejillas: abt se inscribe el vient. Quienes guardan un poema, no guardan un ladrillo de la construccién aledafa: las gras como cuellos de gigantes avestruces ‘ragindose Ia altura sos muchachos: su libertad, el volumen del estéreo. Silaba diferente al aguijén del taladro sobre el adoguin medieval, més alld del circulo trazado por mi sexo y el circulo de la estrela que sali6 primeriza YY mucho mas que eso: despertarse de noche completamente ‘mojado: un hipocampo encima, No una chica cuyos pechos sean dos ojos de pez: dos baldosas, dos colmillos, B Pedro Montealegre dos ecuaciones antes de ser resueltas por la muerte. Se trata de que fuximos bautizados con fuego: he ahi Ja esmeralda. La noche. Tu boca, He ahi tu poder ~lo que yo mismo he muerto- Ay de mi: el nifio contra el espejo del coche. A veces me late, hiriendo es dcido- la sinrazén de un misculo: un ‘corazén como este no se escribe nunca, as mucamas ‘muy rubias se peinan al interior del mundo. Se trata de sangrat el espacio no sangra: Ia rabia el ataque, la organizacién de las hojas. ,No lo dijo Dur? He Jjugado a matar, amigo mio ~a besar~ desde que la inmigracién: morada: nido hueco de nadie. Ve en mi alma un hueco: entra el frio, el aroma, ‘zaldn de noche, la guerra, la cara oscura del timpano. En las constelaciones venideras ‘mi padre se masturbara y, ;qué herida, qué herida?: Orién, un aceite tocdndonos despacio. Las Pléyades, la humedad en el ala del queltehue. La Cruz del Sur, otro suet: las sombras, un pozo en medio de la pampa. Asomndose a él uno grita y responde ‘uno mismo, 20 es el Otro? No me vengan con sucios: un dspid muy blanco, sus escamas de luz: Ver escamas cayendo de los baleones, ‘escaparates de comercio, “4 PEE Animal eseaso postales de Valencia, cepillos de dientes, lentes de contacto, Anillos. Dedales. No he visto otro pueblo con tantas joyerias: las mujeres subliman el recuerdo del hambre Ienando de frutos el ramaje de sus manos. El cuchillo del horizonte parte fa anguila de la calle en dos, Los coches son adomos de un érbol de navidad. Los vespinos mas puros, escarcha en movimiento. La noche bosteza ¥y st boca nos traga ‘a muertos de miedo y de hambre por iguales. Ver las escamas de cerémica las casas semiéforos como medusas, la mirada de piedra. Los muchachos mas bellos negando la maldad de una radiografia agreste: esta ciudad de fosforo, el socarrat con un signo: la princesa con dos cachalotes en las manos, ‘un tahiir medieval quemando mercurio en la redondela magica. Se trata de que fuimos bautizados con fuego. La energia de ese acto basté: perecer -similar: parecer. Mutaciones asi Pedro Montealegre 8 preciso, Intercambio: no un cambio de piel. De bicho, de vibora. Y herviamos amando. Y asesinabamos asi Este poema empieza con un agua fatal contradiceién de liquidos no importa al calor. Contra-ficcién, si espero tenderte en la mesa. Delinquirte. Técito. Sujeto. Indeterminado. Mi padre, un sefior, al besarme produjo Jo que los boténicos llaman transferencia vegetal: asi, estas ortigas en mi pecho. Su forma. Y haciéndolo en mi hijo: en su pecho pinchaba ese cactus. No pena: negacién de la misma, gnos comeremos las moscas? Riete del cientifico y su artefacto de medicién. Este pais que habito pone precio a mi semejanza: yo me parezco a Usted, pero Usted no tiene una vegetacién tan fina ocupéndole el cuerpo. Usted no camina por la calle esa matrona, esa cabra Amaltea ni entiende el pavor. Usted interroga la simplicidad con imagenes: cétodo, pantalla. O~salvedad~ Cristo liguido. Soy tan simple como para negar lo que he dicho, y ti, tan aqui, con tu sexo y tu axilaa la caza del texto. Es mejor negar. Generar negativa otros hacen un hijo, hay leche para ellos: sistole y distole al interior del pez globo- 16 Animal escaso generar discrepancia desde lo que yo mismo amo, Manuel, 3 de enero del afo 2003: hace fifo: Manuel, he perdido, ayer," el cariio de mi padre. Su herencia, una caja repleta ‘de muertos. Manuel, he perdido la virilidad de mi padre. He quedado solo en medio de una casa llamada Pais. Yo venia de Otro, Manuel, y nadie sabe: Nadie sabe qué viento corroe al que orina el perimetro urbano ~su impureza es ver: el dia fue la casa habitada por el dia. Ni siquiera un alivio, el extranjero abrigindose con la constelacién del Fénix: vende colgantes, esmeraldas nacidas de un ojo de antilope. Pequetios escarabajos: su negro es la explicacién més certera de la sombra. Qué es la luna de Manises sino un campo de naranjos para endulzar su miedo? 4Dénde més se han visto las gaviotas confundiéndose con los angeles y los aviones que cruzardn el Mediterréineo? Dilo ti, que lo yes. Dilo ti, que un fuego no te cierra la boca. Se trata de que fuimos bautizados con fuego, {desbautizados también?, zdesbautizados también? Ese es el negocio: 7 Pedro Montealegre crear dependencia, Crear el impulso que hoy mismo te nombra, Crear el precio por lo que desprecio ahora mismo. No ves el caracol de la galaxia en mi acuario? Yo tengo un cerebrito al interior tle la nuez. Yo tengo un riffoncito cen el fondo del alma. Si tit me dices que existes, ‘mejor vestido no hay. Si mueres te daré lo que Dios a Pandora. Ahora la ciudad es una caja de cerillas, que una nifa, inmigrante, ofrece en la nieve. Te encantaba ese cuento de infancia, truhdn, y ahora estis lenéndote el 1 dibujo a un camaledn, La misica de los coches, ‘igual monotonia. Si grito lo hago ‘con su bum-bum contagioso, Perdéname si te digo estas palabras tan tristes: el sol dice no, no ames a un muchacho que se afeita el pubis. Perdéname si este texto tiene forma de escalera, destrozada en la mitad, Sube una nifia y se cae. Sube un nifio y lo mismo. Los padres se caen, Pero no estoy aqui, ni me conformo con la risa. Dilo ‘ti, que un fuego no te cierra la boca. 18 Animal escaso No existfa un fuego: nos bautizé sin aviso, Fue una falta de agua, un zorzal sediento ~apenas vuelo y la calle. El ciudadano y su paso, més alld del afivera, Par en par, su jaula, similar a mi voz. Tu reloj sin auriga ni registro de sangre: yo tan solo aspirando al nubarrén pasajero. La forma del siglo. Una esponja marina que sin embargo arda, Lo abisal. La memoria. Un amonite luminoso recordando la corriente -existir— solo piedra. El vendedor de verdura ‘nunca fue un académico: le frustraba desconocer el crismén de centeno -nacido de nosotros fésiles benignos desde su imposibilidad, Como alteran tu calle. El tranvia, La madreselva siempre empefiada en roer el jardin. ‘Un amor que nos cabe en el dedal de la abuela, He tentado ese amor. He tentado una uta con brillo propio y veneno: desde que el tiempo respira s6lo toco tu pairpado, Te inoculo un suefo, El ataque no niega delicadeza. No existe cstratega ignorante sobre la bondad del beso. Lo mismo tun poema. Lo mismo vivir con pavor de un lince: hhace suya mi presa. Pisotea la bondad de mis, padres. Ata con muy fuerte golpe- la palabra desafio, la palabra revolucion 19 Pedro Montealegre con un bate, Zy es partida? Nos hablé de un fuego: su lavanda, su baile, cuando el puelche abrazaba, Encontrar el remedio sentado en la cuneta, un gato esperando una espina de pez. Yo peino con ella mis pestafias de nifa ‘Ti coges el bus ~te perderis en la tarde~ redactas panfletos: el pecado es fabril: sus dedos de asfalto y, zes mi te calidad? ,No ve su saliva? La araiia que es? Dice: ;Buuwu! Sus patitas como sombras chinescas. {Un niiio? Un baldio? {Se trata del hambre? Se ‘rata de hacer las ineas de las palmas sobre las lineas de ta ciudad. ‘Negar implicancia entre un grillo y un hombre. Entre un cerdo y un hombre, Nadie ha visto al lince. Yo escojo la forma: la presuncién de morir. Observar por la boca siempre abierta del corte— la elevacién del siglo. La rabia del siglo ‘contra mt: posesién, Si no existe un fuego no se ‘encara ese fuego, Nos arrebata del vientre, su pafal es la niebla. Leer su accidente. Escribir en su blanco. Entreabrir las palmas ~una flor desconocida- esperar que el calor 20 Animal escaso ponga al rojo el metal. La cicatriz en tu frente: nosotros mismos girando ~hay un diente de len amarillo en tu boca~ nuestro mismo baile en la rueda del agua, mucho mids que vapor ~ZNo teniamos fuego? mucho mas que noche, 21 Pedro Montealegre ‘Tonos ardimos ~y con qué llamarada~Ilamarada y ‘no brasa dispuesta en mi mano, arrebol de levante agradecido también -no hay més digno dolor- propagandote por la urbe ~una peste sin filo: de una piel hacia otra. ‘Ta siempre el cedazo con que el dia separa la desnuudez de la Tuz. La libertad del cemento. Nos quedaba cruzar por la vereda -caliente— equilibristas rabiosos por el filo de un sable, esta vez en la sombra, ‘compramos es0s globos de anicar rosada. Nos envolvian sus hilos: erisélida y metamorfosis (Io demas era sed). Nos llagaba tuna eruz de ceniza, la frente. No se movia de su sitio, rmuriera o reviviera sentada en la cuneta-en pleno malabarismo— © soplando un junco: el sonido de las palabras. Por cada paso que di, retrocediste veintidés. La rueda consideraba el final de su cola el comienzo de su cabeza. Al coincidir tu imagen con la de un operador de gnia avanzariamos algo. Pero ti sobrepasaste mi propio raciocinio: combinacién de antimonio y mostaza en tu cabeza, un purgante relimpago. El ansia de contenerte con una sola ecuacién. Mira ‘mi libertad bajo el dominio del astro -su forma alargada 2 Animal escaso en la hoguera, la calle. Yo podria salir, arrojar un Iadrillo, llamar al operador de la méquina que sefialébamos. Lavarle los pies. Leerle la boca ~un manifiesto incendiario~ sus derechos. Su golpe. Pese 2 ello, enmudezco. ese a ello, hago trizas el cristal empafiado. Ain asi, numero tus costillas de pan, Zy es correcto este ritmo? El secreto trazado de las alas del murciélago, la polilla noctuma friéndose en la bombilla. Un nifo a su abuelo le dio ta respuesta: la aguja de la aeronave a reaccién en el cielo, serd la que nos clave como tun molino en la duna, Pero la calle no entiende: el calor no brinda una sola pista. Es mi enigma de solo. Ya no devoro un gran globo de azticar en medio, invisible: si una anciana se cae en la vereda mal hecha, qué dolor y qué marca. El calor compromete a los que estén mirindola: cualquier colaboracién serd agradecida, Discilpenme, seiiores. No intento molestarles: solo ensefio mi hueso y pretendo vivir. Una cruz de ceniza heredamos: la frente. Una libélula de azutre recordindonos la escarcha. Yo quisiera entender esta ética ~trascenderla~ una niffa se orina, el ventanal esté roto, 2B Pedro Montealegre los coches regresan a sus domicilios de siempre, el dia introduce su lengua en el horizonte. Y dice algo. Animal escaso Sé trata de que fuimos bautizados con fuego: el agua fue el poema nacido del aire cuando un chico, contra el sol, no conseguia mirarlo, En esta rueda es sabida la aparicién de fantasmas, manchas de color como si fueran anémonas, una e6pula ~y poiesis- baldio tras baldio: lo mutable y no. Yo tena una camiseta de una tela levisima: mi madre la hizo para que vaya a jugar. Mis amigos la vieron: habia nieve en sus ojos. Mamé les corté ‘unas camisetas iguales. Todos fuimos felices Jugando a desaparecer:;dande el loco?, zla estrella? El sol era un solo, aseguran los vates, al jugar como nosotros- con la sgrafia del tedio.Yo tenia una agenda, Pétalos le pegaba con engrudo, estampillas, facturas arrugadas. El sintoma del verano se recuerda peor: mi hhermana, a escondidas, me cogié ese cuademo. Con esmalte de uiias tii rojas las paginas. Dijo: el poema y la sensibilidad tienen mucho de aquel maquillaje. Mi hermana lo supo. Su sabiduria primordial, helechos que parecen la palma abierta de un ogro. Se trata de que fuimos bautizados con fuego. Es necesario caminar con la vista amarrada a una misma constelacién. 25 Pedro Montealegre {Se regocijan los transedintes?: «Mfiren fos ‘hermanos, estan hechos de luces. Sorprendente esa nifia: no ignora las variantes de Ia sierpe de coral. Con una agenda maltrecha ese nitio abanica el poniente més denso. Tienen um escapulario hecho de frescor y una cerveza buenisima». El fuego nos hace mentir ~destrozar— el juguete enemigo: yo tenia una camiseta de una tela muy leve. Si la usaba de dia yo podia volar. Mis compafieros me envidiaban, Una sola de sus légrimas bastaba para que el invierno apareciera de pronto, Le dije a mi madre: hazles camisetas similares a ellos. Sus nodrizas dudaban de la pericia de la mia. Con mi hermana y mis amigos las ofamos discutir al interior de la despensa. Nos tocébamos para reconocemnos, no en la oscuridad: cada uno de nosotros ‘una pequeiia oscuridad que el rallo desconfigura colindose por la rendija. Fuimos quemados: la ciecatriz del poema. Este poema o Ia caja donde guardébamos las gemas cencontradas en el cerdo, Se vaciaba en la matanza de las cuatro de la tarde: les toca pelar y partir la cabeza. ;Cémo hervia el respeto! Ser mayor es el orden, 26 Animal escaso ‘Veiamos la libertad reflejarse en el ojo oracular del puerco. Ya quisieran los augures instrumento como este, el movimiento del sol a través de la pupila Supimos: el calor nos incluiria en su muerte. La caida de los cimientos. El animal destrozado. Yo seré devorado por la misma boca que a ti te devora. Ti serés digerido através del despojo. Te hurtaron la hermana: una Andromeda atada siempre al dia anterior. A tu hermano arrestaron: asustaba a la negra sanguijuela del fro. Se trata de que fuimos bbautizados con fuego, y en vigilia veiamos la humareda entre los astro. 27 Pedro Montealegre Se trata de que fuimos bautizados con fuego, ‘cuando el mundo escaseaba y tenfamos una ligrima a punto de caer (aunque se evaporaba mucho antes de tocar la tierra). Y todo ese acto: los limites ferrosos de nuestra soledad, pero dependientes de otros. Los limites de un pats 0 de sus propios orines~ tras la cifra, el amor, esa palabra provista de pavesas. Ni un nardo, Ni un dolor perdurable: no quitar de los dormidos sa telaraia invisible. La presencia de un chiquillo. A nadie extrafie que le ensefie a las damas tun gorrién de metal. Ese acto, en la celebracién, seria imprudente siel gorrién por si mismo regresara a su fragua ~me refiero a su muerte y le dijera al herrero: mi amo es intl. No sabe de si. Entender es herirse. £Y qué entendemos nosotros, jeroglificos de accite al otro lado de la significacién? La espera es arraigo de nombres posibles: arcano, heterénimo. ‘Nunea soltamos las faldas de las sefioras, la otra cexistencia: gsabes tt quién no somos? no ciertas de lo sucedido- explicéndose con ejemplos: se trata de que fuimos 28 Animal escaso bautizadas con fuego, cuando escaseaba el mundo, y teniamos una lagrima «a punto de caer. Estas amas pronunciardn ese salmo cuando el nifio —vestido con chaleco, pantalones de cotelé, ‘zapatillas blancas~ interrampa la faena con un grito ensayado contra el espejo del humo: yo me llamo Pedro -y pude dilucidar con mi gorrién mecinico la cantidad de mercurio para asi descubrir la vastedad de mi angel. Nosotros lo ofamos mientras en la ciudad una culebrilla se metia en el caiio (las sefioras llamaban a sus maridos para que la saquen) y el gorrién de plata del muchacho comenzaba a gorjear sin motivo: un chorro de aceite la negrura de su ala, Podremos significar ‘otra cosa que el fuego, lendndonos de burbujas -su explosién sin ruido~ sin recurri al amor, las formas algebraicas con que nos hiere la tsa. 2» Pedro Montealegre Se trata de que fuimos bautizados con fuego. Nos tragamos, con rabia, una alcaparra funesta: amargura de pais, y nadie vio el sabor. Inclusive, los horos amasaban el magma sin creer la resistencia, la oposicién del blanco: su propiedad camaleénica se arrepentia— contradiccién, quizé paradoja, se traguba lo dicho y sin lengua partida. ‘Menos cosas asustan a los panaderos nocturnos. Yo podria aparecer y rescribir sus delantales. Ya combado el texto, {su estructura es la nuestra? Me darian un vaso: introduce tu anular en la incerteza del agua. Ya hecho el signo -el silencio- en Ia masa extendida, menos cosas asustan a los barredores de tumbas, alos amantes del mérmol. ¢A qué saben los muertos? Ala vez que hacen pan resucitan el trigo. Nos tent el regaliz. Nos tent6 su amoniaco, ese dedo leproso: el comensal, en su vespa, llevando consigo Ja ceniza del vuelo. No se entiende esta hambre sin leer una estrella. No sin ser consecuente, imposible eseritura: penetrar las cocinas; buscar significado: cuchillo y tenedor. La extensién de los dientes. Cuatro dedos las puntas. 30 Animal escaso Mafiana el corazén seré una tuerca ms. Los ‘condimentos en los estantes convocan st orden. Asi gritan los chefs: hhusmean en el aire la canela capaz de adormecer a un centauro, Por eso los ayudantes se lamen tras las despensas: el banquete es de un principe. No se entiende que el ‘caos tenga forma de un huevo: amarillo en el fondo, se yergue sobre la mesa. Impone respeto la perfeccién de su forma, ;Cudmtos elefantes sostiene la cdscara? El maestro pregunta, El alumno aiin duerme. Se trata de un calor no provisto de equilibrio. Demasiado hielo te quemara. Demasiado fuego te congelard. El punto medio incide en otro punto muerto. El placer, la quemadura: el goce de la fundicién. La ebullicién del agua es a 100 grados centigrados. El mercurio se cristaliza rompiendo el termémetro: lo que revuelvo en la marmita no se vincula contigo ~aparente invisibilidad- lo que tuesto en el sartén se relaciona con el oro extraido de tus dientes. La cantidad de fuego para la cantidad de aire. Si compones un cendecasilabo el vino arderd, Los hornos y su acertijo: 31 Pedro Montealegre ‘amasar el magma sin entender -siquiera— la resistencia del blanco. Se trata del juego de dos nadas que se encuentran girando sobre si ninguna decide a clavarse el espolén. Yo clavo mi cuchillo cn lo que guisaste ti. Si la mantis devora a otra ‘mantis, {10 entiendes? Yo clavo mi tenedor cen tu mismo metal: acallo dos silencios mediante un solo golpe. 2 Animal escaso 11 siquiera existia la conerecién de los cuerpos, la ‘mécula inocua, una mancha conereta: la arena, el combate: mas la simple visién de la ‘oscuridad fomenta la alquimia del fsforo. Solo el grito de guerra recompone el huesito perdido de la muerte: otra cosa, el zancudo como las manos de un fisico, revoloteando sobre la teoria en el aula de sal. El calor supura ‘una flor amarilla en las comisuras de la noche, El calor nos hace valorar la podredumbre. ‘Te coloco de rodillas. Te hago oter un cadéver. Te bbeso la boca, ;n0 es mayor la entrega? Dices: la consecuencia de este acto es andloga a comprar una athaja. La coloco en mi dedo -1a ceremonia es la misma, sean t6rtolas, lobos- con Ja tija muy fina de tu mirada la pulo y comienza ltir: no necesito ya pulso. Muchas cosas se parecen a la planicie de la batalla la meseta perfecta en el corte de un diamante. Te propongo jugar a las palabras con tres golpecillos silébicos. Repetimos: planicie. Repetimos: fantasmas. La memoria nos repite La derrota nos pronuncia mucho antes de que podamos pronunciarla a ella: atague, victoria se quedan rezagadas en su configuracién, su acto, Si elevo mis manos y te lo explico con cifras entendimiento ya sobra. Mi gesto se perderia como tuna arafia de rincén. Bl calor a través 3 Pedro Montealegre de las rendijas coléndose para llenar el espacio, Esta certeza aliada a los versos de Huezo: hay algo indecente que nos sobrevive. Es verdad. Y da.a voluntad una cucharilla de miel, ‘una cucharada de ajenjo cuando ya hay que partir. Es muy posible para Poe sefialar el secreto pasando el escarabajo por el ojo de un erdneo. Peto en cambio mi ojo, a través de la dorada cornamenta del bicho, no resulta igual. Solo resta la sangre, una tabla aritmética, entender la ecuacién: baldio es igual a Intereses + Amor + Ego + Ira Todo eso dividido por el estimago de Otros —minimos, microbios, suficientemente letales due Hlevan una margarita de aluminio en la boca. Un cerdo temible: no hace més que roer lo que entendimos por Casa ~y més allé el Pais golpeando el esiémago del cachalote voraz: @Serdn expulsados? Ya sé: el mundo es el dibujo del vértigo en la mariposa Monarca: la conerecién de los cuerpos (a través de la culpa). La suma gozosa de martiio capaz de producir hermosura, Un poema bello tiene ojos. Un hombre bello se escribe. Ahora, si enumero lo que existe detris, el calor, en sus ondas, no dudaria en ocultar Jas ganas de morir, los martilleros del amnios: el notario bondadoso lector de poesia. 4 Animal escaso El calor nos hace valorar podredumbre: la semilla pequefia en el excremento del pajaro, la bolsa de polen del abejorro en tas patas: el perro Iamigndose la herida del celo sabe més del mundo que el astrénomo. El calor de los planetas se concentra en nosotros, segura el mendigo: la Via Lactea es una lata de sardinas oxidada. ;No Io ves? Mis dedos poseen la gloria en la mugre de sus uiias. Si te eseribo este poema es para ver tus anteojos provistos de la humanidad que quisiera para mi. La debilidad que softamos nos sopla el sol para quitamos el miedo: el calor no es modorra. Ti tienes un discurso capaz. de emocionar alos atin desaparecidos. Jugamos a tos finales. Yo digo comenzar y ti dices subterréneo. 35 Pedro Montealegre

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