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= SLUZKI EN MADRID = EL DISCURSO POLITICO DE SLUZKI Estas noias prosentan, de manera resumida, las ideas in- troductorias al Seminario “Constructivismo Social” que otre- i6 e! psiquiatra y terapeuta feriar Carlos Sluzki -argentino con residencia en los Estados unidos~ a la Asociacion Ma- diilefia de Terapia de Pareja, Familia y Otros Sistemas Hu- ‘manos. en la tarde dal viernes 20 de noviembre. El semina~ rio tuvo una duracién de diez horas incluyendo la mafiana del sabado 21. con una asistencia de doscientas personas entre socios, alumnos de las escuelas de formacion en tera: pia de familia y protesionales de la salud mental que no per- tenecen a diche aaociecén. Para e! autor de “La Red Social: Frontera do la Practica Sistemica’, al menos en los Estados Unidos, la onentacion ‘actual en salud montal paroce sor orquostada siguiendo una agenda politica y economica conservadora que descarta el cortexto. Puso como ejemplo a los gobiernos que reducen de los presupuestos el dinero destinado a los servicios so- clales, no reconociende las variables psicosociales en la corducta humana. Afadi6, que los laboratorios de procuc- tos medicinales favorecen fuertemente (y se benefician de ello) una “viologizacion de las emociones” a través de sub- sidiar selectivamente e influenciar en la retérica de muchas ‘organizaciones de salud mental. Se refiio, acemas, a los congresos de psiquiatria donde se esta orrando la diteren- iacion entre prestaciones organizados por psiquiatras 0 por las laboratorios, favoreciendo el crecimiento del uso de los psicotropos en la “cécada del cerebro”, como la llamé e| NIMH, El Dr. Carlos E. Sluzk', que es director de los servicios de psiquiatria del Santa Barbara Cottage Hospital, en Calfomia, dijo que hay un crecimiento enorme del complejo médice-in- dustrial, E1 70% de los servicios de saluc en Estados Unidos de América, esté en manes de los Managed Care, que son corganizaciones intermediarias de las companias de seguros. que restringen el acceso y controlan el uso de los servicios de salud por parte dal médico y del usuario. A los nerond- manos, por ejemplo, les “conceden” cuatro dias de hospita- lizacién para desintoxicarse. a partir del quinto dia el seguro, no les cubre la hospitalizacion ni el tratamiento, y asi ocurre ccon los demas pacientes. Advirtio, que aun cuando esta si- tuacion no ocurre aun en Espeha, puede sobrevenir en un futuro como resultado casi inevitable de la globalizacién, ‘Agrego. de forma concluyente que, “tenemos que hablar de estos problemas para tener una vision ecosistémice de ‘uestro campo - en ~ contexte. De no hacerlo nos conde- amos a una retérica de victimizaci6n. Tenemos ademas que ‘mantener practicas colaborativas de trabajo en equipo mul- tidisciplinari, la ecucacién al paciente y nuestra visiGn sis témica, que son subversivas, en tanto van en contra de la practica alienante. La préctica de construir “historias mejor formadas” tiene que empezar por casa: los disefos macro- polticos nos proveen una guia de lo que esté ocurriendo, ue orienta la micropolitica de la practica comprometida co- tidiana, en mi caso guiada po una epistomologia sistémica constructivista”, En su disertacion de este tema, en la que empleo casi dos horas, de las cinco que le tecaba ccnsumir esa tarde, hizo un recorrido de la evolucién de la psiquiatria en los Es- tados Unidos de Américe desde principios de siglo haste ‘huestros dias. Empez6 hablando de los orimeros treinta o uerenta afios de este siglo, cuando habia una clara influen- Cia de la psquiatria alemana, que consistia en una psiqui tria descriptiva. Al final ce la segunda guerra mundial el mo- elo psicoanalitico sustituy6 al modolo tenomenciogico, representando una vision psicogénica Positivista que do: mind la psicopato- logia, Tambien alu dio al modelo psi- cosocial que hab ba del individuo y su comportamiento social, que en los afios _cincuenta aparecié como un modelo de preven- cion en el campo de la saluc mental, que coincide con los albores de la terapia familiar. A esta etapa la nom- = ‘bro como “psiquia- C. Stuck, durante su exposicién del Seminario tria sin ceredro" en celebraco on Madi la que todo era psi- cosocial y nada biolégice. En los ultimes veinte afies, las cosas han cambiado con el avance de la tecnologia, que permitio nuevas aportacio- nes cientiices sobre al estudio de la naurofisisiogia del ce- red10, ademas del desarrollo ce nuevos y poderosos psico- farmacos. Lamentablomente, afirm6, estamos entrando en luna época de “la psiquiatria sin mente” que intenta reducir 1a complajidad del comportamento humano a la biologia del ‘cerebro, y esta época es tan rigida como la de la psiquiatria sin cerebro. Seguin arguments, las graves consecuencias que esto tiene son que se roba a la gente la expresién de sus sent mientos, reduce la diferenciacion individual, y favorece en ta gente una posicién iresponsable ce victimizacién ~porque ‘como su cerebro funciona de equis manera~ que genera la desaparicién de la ética y la justicia, y todo so transforma on una psicopatologia individual, Con la justiicacion de una psicopatologia individual, explicada a través dal funciona- miento neurcfisiolégico del cerebro, @! contexto desaparece. Tras esta introduccién, Siuzki continué su discurso anali- zando Ia evolucién de la terapia familar, recordando que 6° ‘centro al principio en e' foco de la farmlia, para pasar luego a hacerlo sobre el terapeuta, hasta “descubrir” que el tera~ peuta y la familia formaban un sistema, el sistema terapéuti- ‘20. Con todo, esta uitima visién sélo se consolid6 cuando se incorporé el lenguaje de la navrativa, que inelvia al terapou- ta y la familia, El resto del seminario se centré en definr y cconsolidar el lenguaje de las narratives, Durante el seminavio Sluzki presonto su esquoma do tra: bajo terapeutico en el terreno de la teoria y de la practica, constructivista y Io ilustré con la presentacién y discusién de dos entrevistas clinicas de familias grabadas en video en Madrid, horas antes de iniciar ol curso. Estas notas, lejos de pretender resumir la riqueza de tas \deas presentadas por Sluzki curante el seminar, se limitan a resumir el panorama introductorio, la “visi6n politica” in- uietante que nos dejo este maestro de la terapia familiar durante su vista a Macri, Danilo Ubri Acevedo Corrosponsal de Madrid @ SLUZKI EN MADRID = LAS CONSTRUCCIONES DE CARLOS E. SLUZKI Con motvo de su presencia en Madrid parecia oportu- no hacer una presentacién del Prof. Sluzki que inciuyera ou pensamiento actual en forma de entrevista, la impresion ue habia generado en los asistentes, las ideas de nuesto ‘nvitado y detenernos en algiin trabajo escrito que dasen- cadenara la curiosidad para un estudio mAs detallado de su obra, Me correspondié a mi esta labor, que intentaré hacer desde la admiracion, pero tambien desde el desco- nocimiento, pues sdlo me he interesado por el constructi- vismio en la medida que me ha dado alguna respuesta al trabajo con mis paciontes, He seleccionado para esta presentacién del trabajo del Dr. Sluzki dos articulos en castellano, el primero de 1986 (1) “Terapia familiar como construccién de realidades alter ativas” y el segundo de 1998, (2), “Transformaciones: un esquema acerca de los cambios narratives en la Terapia’. Pero antes de introducitnos en el comentario, me sen- tia deshonesto con el autor si no contextualizaba su traba- |0, para ello revisé el Family Process hasta 1997, y encon- tré que el profesor Siuzki aparece referenciado en 251 oca siones, tras lo cual mi primera tentacién fue cecir a mis compavieros de la Asoviacién Macriletia que me encontra- ba un tanto indispuesto; tras el primer ataque de panico me sobrepuse y pensé que podria utlizar una estrategia de aproximacién, seleccionando algunos de sus trabajos, de tal manera que, pudieran tener nuestros compafieros una visién aproxmada, oi bien incomplota, det quehacer cient fico de nuestro invitado. La primera referencia seleccionada es de 1965, donde Sluzki de la mano de Mrs. Janet Beavin, y tras pasar tres meses en el M.A. inicia un trabgjo conjunto en Buenos Ai res con el objetivo de medir la interacoion parental. Previa- mento, Sluzki ya habia iniciado su camino en ja terapia de familia, pues 8n 1963 habia presentado un trabajo donde ‘8 interesaba por el pronéstico de Ios enfermos ingresados fen ‘uncion de la reaccion de! grupo familiar. Me gusta es~ pecialmente el concepto de grupo familiar, porque me sitda fen al mundo de algunos de mis idolos como son Pichon Riviere y José Bleger, dos de los que yo considero creado- res de [a terapla familiar y no es facil encontrar citados. Mas adelante, aparece un titulo muy atractivo: “estruc- tura de conducta y sistema d comunicacion social”, donde nos dice el autor que pretende establecer un estudio so- cioldgico de las psiconeurosis, se me antoja que estamos ante un joven psicoanalista que, llevado del concepto de estructura de conducta como estructura relacional, estruc- tura de personalidad (J. Bleger) estd abriendo el mundo de las psiconaurnsis clisicas a la vision interralacional, a la corcepeién vincular En el afo 1965, nuestro autor se interesa por el mundo de las parojas, y ya lo hace dosdo precupuestos de la too- ria de la comunicacién, y nos ofrece un titulo que hoy en dia no est exento de interés " simetria y complementarie- dad: una definicion operacional y una tipologia de parejas” En el afio 1987 nos acerca al mundo de la esquizofre- nia, y su relacién con las descaificaciones en su trabajo, “Descalificasiones transaccionales. Investigaciones del do- ble vinculo”, es innecasario insist en lo que el concepto de doble vireulo significé para los que en su momento nos acercamos a la lectura de Bateson, con su “Hacia una te- oria de la esquizotrenia’, pues ya en este ao Sluzki se plantea poner en releci6n los patrones persistentes de co- ‘municacién en la familia y cémo ello puede llevar a sinto- mas ocquizofréniccs. El autor 08 exquisito con el uso del lenguaje, ce tal modo que el “llevar a” no parece una elec- clén casuel, llevar ano generar, no es una hipStesis estio: patogénica, pero si una invitacion a la intersecoion entre la predisposicion y la probabildad. En el allo 1968, quiero creer que influido por esa preo- cupacién de saber dénde colocar el sintoma en la relacién yen la interaccién, publica un trabajo que titula “interac ‘ién familiar y sintomas", donde nos dice que el paciente \dentificado no es una victima, pero si tiene mayor peso que cualquier otra parte del sistema”. No puedo dejar de Sorprenderme, como el devenir histonco de! pensamiento de nuestro autor, es el devenir de los problemas que he mas venido tradicionalmente abordando en terapia familar, desde la concapcién de funcionalidad del sintoma, hasta el “bueno, a veces parece que si” al “igual esto del sintoma 28 Un poco molesto para la explicacion exclusivamente in- teracclonal, y quiz reduccionista del proceso de enfer- mar". En 1971, supongo que participando del conocimiento de las limitaciones do la explicacién de la teoria del doble vinculo en la etiologia de la esquizotrenia, nos alrece un trabajo donde no sélo se desecha e! ccncepte sino cus lo bica dentro del continente adecuaco, “el doble vinculo ‘come situacién patogénica universal”, en el cual pone en rolacisn el doble vineulo con las tras psiconeurosis. En el ao 1974, crea un programa de entrenamiento en medicina familiar desce una perspectiva interaccional, “el tentronamionto para pensar interaccionalmente”, que conti ua con su trabajo ya puramente de técnica de la inter- vencion en 1975, “Los procesos de coalicién al inicio de la terapia de familia’. Del ato 1974 y del 1990, he querido sefalar la preccu- ppacién mas social/humana de Sluzk:, que concreta en dos temas, a mi entender universales, el problema de la emi- gracién y el dolor de le adaptacién que ello conlleva en “Emigracién y conflicto familiar", asi como el dolor de la ra- presion en su trabajo "Desaparecido: efectos semanticos y ‘somaticos de la represion politica en una familia que bus- ca terapia’. A partir de esta aproximacién, sirva como pequatia ‘semblenze de su cbra, mo gustaria dotonerme on los dos trabajos que estan en castellano, aunque con mas preci- ssién deberia decir, los dos trabajos que yo conozco que estén en castellano, El primero es de 1988, “Terapia familiar come construc: ion de realidades alternativas”. De este trabajo subrayaria la claridad con la que el autor diferencia entre los modelos de conocer y el objeto de conocimiento, literalmente nos dico: “una familia no os un sisterra, una familia @s lo que tung familia es”, y como dirian los taurinos “y que Dios re- parta suerte”. La importancia de esta idea, a mi entender, fest en prevenirnos dal riesgo de confundir nuestros mo- delos con los objetos, “los modelos son herramientas de pensar”. Estamos en el cuestionamiento de la cbjetividad, y de la realidad como aprehensible. Mas adelante el autor es todavia mas tajante “no exis- te un nivel meta, desde donde un observador hipotétice pueda observar una observacion pura, mas allé de toda lente organizativa’. Estamos ante un planteamiento insistentemente cogni- tivo, con un Iéxico que se me antoja préximo a Kelly, Nei meyer, y @ lodos los que insistieron en los constructos co- ‘mo guias co nusstra conducta’, y continda diciendo “ol proceso que conduce a percibir ia macera en que son las cosas se construye desde el mismo nacimiento a través de! consenso, es lo que otorga a la realidad un cierto gra- ‘do de eatabilidad colectiva e individual (.. las roglas fami liares son también constructos originados por los observa ores para refericse a regularicades en las familias. El articulo, acaba deteniéndose en dos temas cruciales qué papal desempafia el terapauta? ¥ zeémo se aborda @ sintoma?, en relacion al primero nos dice “los camivios ‘no pueden ser prescritos, pueden ser solamente favoreci- ‘dos mediante una rrodificacion culdadosa del encuadre de referencia (..) nuestra tarea es detaminar selactivamante ‘cuales, pautas, estructuras, visiones del mundo, dentro de los complojos procesos interactives y los complojos mapas de la realidad aportados por la familia han capturado y ‘mantenido sl comportamiento sintomatico”. En relacién al sintoma se pregunta y nos pregunta: cen qué medida la actuacién del terapeuta tene mas razén de ser, mayor ve~ rosimilitud que la explicacién que la familia da sobre si ms- ma, sobre su propia historia? Ninguna. “La intervencion de! terapeuta es una invencién o una construccién alternati- va... que tiene la ventaja de hacer innecesaria la presencia del comportamiento sintomatico' (..) el efecto es perturbar as pautas de mantenimiento ce los sintomas, de poner en jaque las estructuras, de alterar las visiones de la realidad, de proponer diferentes corolarios, de cenerar diterentes, murales de la historia. ‘Se me ocurria cuando lei este trabajo une pregunta, qué hace que la familia decida cambiar su historia por la que yo le ofrezco?, zqué hace que la familia decida cam- biar su historia por fa que yo le ofrezco?, :qué poder ten- go yo para establecer cambios con mis historias? Creo que esta pregunta me la haré siempre, peo me parece que nuestro autor nos da su respuesta en el si guiente trabajo: “Transformaciones: un esquema acerca de los cam- bios narrativos en la terapia” (1988) “Si concebimos las conductas probleméticas o sinto- miatices como engarzadas y sustentadas por historias co- lectivas, podemos describir la terapia como un proceso transformativo a través del cual los pacientes, las familias y los terapeutas co-generen cambios cvalitatvos en tales historias (... Esto trabajo propone una eistomatizacién es- pecitica de este proceso. Mas adelante el autor, de forma original y no exenta de ‘simpatia, nos hace una pregunta que reauena con facil dad: zComo 8s posible cue se genere un cambio a traves de caminos tan distintos?, el autor ha pasado previamente revista a algunos de los modelos de terapia familiar, pero esta pregunta puede hacerse extensiva a eso, tan querido ppara algunes de nosotros, que llamamos psicoterapia, Creo que, desde hac ya muchos afios, late esa pre- guna, to que hizo que algunos nos decantaramos facia un paradigma integrador. La concepcién de la psicotera como practica que se sustenta en un mito, y busca las Pruebas confirmatorias que justifican la crediblidad del mi to, condujo desde (Frank, 1961, 1962) a la bisqueda de faclores comunes en psicaterapia, o todavia peor a com- probar que cistintos procedimientos pueden generar e! mismo cambio. Sluzki nos va a explicar su mito, y después nos va 2 olrecer una gula de intervencién, No me siente capaz de ‘explicar el método, ni parcial ni totalment, con la claridad que el autor Io hace, es obligada su lectura, pero si me gustaria mostrar un atisbo de cus mitos. En primer lugar. su cofinicién de identidad: “Nuestro mundo se construye en y a través de una red de relatos 0 narrativas multiples. Esta ecologia de relatos con diferentes niveles de dominancia en diferentes mo- mentos y contextos, establece los marcos a traves de los cuales nos volvemos conscientes de rosotros mismos y de les otros, establecemos prioricades, reclamamos o recha- zamos deberes y priviegios, establecemos normes acerca da las conductas apropiadas 0 inapropiadas, atribuimos significados y ordenamos los hechos en el tiempo.” Junto a esta construccién, 0 escena con sus persona- jes relatados, yo como psicodramatista echo ce menos las construcciones donde el relato se actua y se encarma, Donde la identidac se registra en una memoria corporal y ‘se Nos hace asequible a través de su puesta en accién 2 las partes omitidas © confusas de los relates, y que mi ‘construcci6n con el paciente se da en un piano no lineal, y el relato no es secuencial sino paralela. El siguiente mito que quiero resefer,y el ultimo, para no ‘mostrar todo el trabajo del autor, es el cambio, Palabra és- ta que nos tiene de cabaza siempre, y que el autor aborda el siguiente modo: “En el curso de la conversacién terapéutica, el terapeu- ta explora la organizacion de Ios relatos colectivos sobre la problematica familiar y a través de preguntas y comenta- rios, favorece ciertos tipos ce transformacion en la natu: raleza de '0s relatos, en la manera de contarlos, y/o en la relacion entre ellos. Debido a su recursividad sistémica, ‘cualquier alteraci6n no trivial en el contenido de una histo- ria, as{ como en la forma de contarla, desencadenard cam bios on la trama, personajes, ascenario y toma, afectaré los Ccorolarios morales y de comportamiento de la narracion y reposicionaré la dominancia relativa de ciertos relatos $0- bre todos aquellos otros que constituyen la ecologia indivi- ‘dual o familiar de los relatos. Estos cambios elteran la ex- eriencia del mundo de los natradores.” Pues esto es todo, aunque sea redundante, quiero ‘agradecer a Sluzki haber tenico la oportunidad de apren- lar de uno de los grandes de ia sistémica Con afecto Teodoro Herranz Castillo. Psicoterapeuta AMTFOSH. Bibliografia recomendada: ‘Suan, C. (1985): “Terapia fariliar como consiruccion de realidades alternativas". Revista, Sistemas Farilla- re, Af 1, n 1, Agosto. ‘Swuzxi, C. (1998): “Transformaciones: un esquema acer- ca de los cambios narrativos en la terapia", Revista, ‘Sistemas Familiares, Alo 14, n.° 2, Julio. @ SLUZKI EN MADRID = ENTREVISTA CON CARLOS SLUZKI Cuanco el destino hace que se cruce un persongje histé- rico y actual de la Terapia Familiar an nuestra vida, uno debe ‘provecharlo. Asi fue: aunque algo agctado tras diez horas de seminario, la pecimos a Carlos Sluzki que nos dejara un espacio mas de su tiempo para hacerle esta entrevista para Mosaico. Pregunta: Tu seminario tuvo dos partes claramente dlte- renciadas: una, més poitica y otra, mds especificamente de Terapia Familiar (TF). ¢CuAl fue tu idea al inicar el Seminario ov un aspecto més poltico 0 de macrocontexto? Sluzki: En esto periodo de globalizasién, los proceso palitico-ecendmicos que afectan a nuestres especialidades no ceurren en un tincén del globo, como puode ser los EE.UU., sino aue, répidamente, esporula en otras partes del mundo. A través de las multinacionales se esta exportando no solamerte declogias sino estructuras economicas y as- tructuras institucionales que aparecen, tomando a veces por sovpresa ala gente, en otras partes del mundo. Es el caso de muchas de les variaoles que comenté, a saber: la biologiza cién de la psiquiatria, el contro) del aoceso a los servicios, el mercado de los psicoférmaces, y cen lo que 0 llama ol ma- raged care, tiene sentido mantenerse informado de que tal proceso eat ocurtiende en los Estados Unidos (EEUU), por ‘que probablemente aparecera por estos lares tarde 0 tem- pprano, sino existe ya. La tendencia, en general, es a suftir esos procesos en silencio, viviendolos como inevitables y declarandenos vietimas de alles, en lugar de tomar cierta responsabilidad en términos de estar informados acerca de lo que se trata y cuales aon aus efectos y qué 62 puedo ha: cer al respecio en terminos de estructuras alternativas. Para se” terapeulas responeables en nuestra practica cotidiana y fen ruestra vida insttucional tenemos que mantener una vie sign “macro” actualizada, P: Hude un debate hace tiempo en Mosaico sobre ideo- logia y TF. ¢TU piensas que podira inircducirse esto que es- ‘He plantaando dentro de esa debate? S: Por cierto, La ideologia dominanto on ol campo de la salud mental esta transtormandose, de ser lo que Leon EF soaberg lamé una *psiquiatria sin cerebro", a una “psiquia- tria sin mente”, a saber, pasando de modelos en los que Ics procescs peieceocialas lo eran todo y ©| cerebro ora, por de- cir asi, una “caja negra”, a otros cuyo discurso dominante se ‘contra en los procasos neuroquimicos y en la psicotarmaco- logia. La biologizacion de la psiqulatria constituye un acto ideolégico oxtremadamente fuerte, que conlleva un cambio radical, no s6lc en los modelos subyacentes, sino en la prac- tica, en la prastacién de servicios y en el modo de pagarlos. Lo que se esta perdiendo en el proceso es la riqueza que porta el complejo mundo de las variables psicosociales, re- emplazado progresivamente oor una practica simpificarda, si no mecérica, los problemas y dilemas so transtorman en dis- funciones mecicables, con el foco en el individu descon- textuslizado. : Al parecer FELIU tiene el mayor porcentaje de presos por poblacién del mundo. Z£1 descontextualizar la enferme- ‘dad mental y situarla dentro de la bologia, tendré que ver también con un Intento de negar que et tipo de organizacicny social est producienda enfermedad mental? S: E giro police hacia la deracha en los EEUU y en bue- ‘na parte del mundo tiende, por cierto, @ reducir la respon- sabilidad social 0 colectiva y a enfatizar Ia responsabilidad Individual. Eso se reileja en el modo en que se habla y se tra~ ta los comportamientos delictivos, castigo y no rehabilta- ‘icia Moreno, co-antrvotadora, cor Carlos Shzk Cién, y en la concepeién de le psicopatologia, cue refleje una Feduccion det compromiso social del cuidado de la salu, ue se transforma de un derecho -tal cual lo recomiend Ia carta de derechos humanos de las Naciones Unidas en un preducto de morcado. P: Pareceria apuntar a una especie de suicidio colectivo. 1 deflendes en tu loro sobre Ja red social 'a importancia ds Ja comunicacién con el otro y Marcela Pakman también in- sistid mucho en ello en su séminario. Poder conversar acer- ca de fo que uno vive, goza y padece 6s un acto de salud ‘mental. Lo contrario serfa una forma alienante de entender las relaciones humanas. S: Absclutamente, Por es0 comencé con ese tema: el hecho de hablar de jos procesos ideotégicos y politicos que contextualizan nuestra prictica, reduce la posibilidad de ccaer en la mstifcacicn de la desaparicion progresiva en el enguaje profesional de los procesos contextusles, ecosisté- micos, y de la responsabilidad Socal, aliogados por la dom nancia crecionte del lenguaje de los procesos bolégicos (que se relacionan el une con e| otro como si fueran niveles ex cluyentes: 0 biolégica o psicosocial). : Siguiendo con la cuestién de las ideologias y de la contextualizacién de! trabajc clinico, nos gustaria saber tu ‘opinién sobre el tema del género y la terapia familia, 2s de- Cir, £20 qué medida las aportaciones ferinistas han sido una ccontribucidn positiva a una limitacion, levado al extrema? S: El camoo de la TF se enriquecié enormemente con los aportes del feminismo. La visién critica feminista trajo consi- {90 no sdlo el lenguaie de la opresion (‘hizo visible" la violen- cla cotidiana) sino cue legitimizé el énfasis en los aspectos politicos y culturales. En cuanto a las limtaciones de esa (0 SLUZKI EN MADRID ~ cualquier otra) posicion llevada al extremo, creo que todos ppasamos por enamoram entos extremistas con nuevas ideas oderosas que acaban tiftendo todo con el color de su len- te, para después contextualizar esas ideas en episteroiogias ras inclusivas. Cuando eso no ocurte, cuando la dea se ‘ransfocme en credo hegaménico, $2 corre el riesgo de trans- formar una vision revolucioneria en una prdctica opresiva © fascista (me estoy refinendo en iltima instancia a los riesgos MacCarthistas de toca political commectaciness a ultranza), P: Algunas dificultades acerce de la nerrativa: a veces ‘puede transmitir ura sensacion de “vida contada”. Es como ‘cuando Watzlawick habla de “interaccién" que es derente a “particioar”. A veces fa narrativa puede dar la sensacion de que volveros a la interaccién, como si la historia que yo te Ccuento es ajana a mi, no es mi mismidad vivida. Svena como ‘i hablésemos de novelas, de historias narrades. S: Los modelos dol conetruccionisme social y de las na rrativas son ideas ¢ idiomas en evolucion. Si entiendo bien io ‘que estas planteendo, por clerto, los primeros escritos acer- ‘ca de narrativas en terapia familiar daban la impresion de que se tratara de procesos cognitivos, mas bien que ese “encale”, como plantes en mi seminario, entre las historias {que s@ cusntan, las historias que s0 viven y s9 actuan, y las ‘experiencias 0 resonancias emocionales de esas historias. En realidad, os la congruancia entre estos factores lo que go- ‘nora la experiencia de “realidad”, de reconocimiento de una historia dada como propia, sea la narrativa que nos trae la fa milla que consulta, © aquela que nosotros favorecemos y Cconstruimos conjuntamente con ta Familia, En el curso de una entrevista de consulta puedes elegir, ‘por ejemplo, alguna de las que conduje para el seminario, tanto los entrevistacos como yo entrotejemos variaciones narrativas sobre el tema motivo de consulta, En un momen- to dado, en el curso de una nuava vuelta de la historia, yo siento que ellos, y con frecuencia yo mismo, nos emociona- ‘mos, © entramos en una reasonancia de acuerdos. 10 que es ppara mi un indicador de que esta historia esta “encajando”, que estamos plasmando una manera viable alternativa, mas ‘ica y compleja, ¢ al menos novedosa, de describir la ecolo- ga de esta familia, proveyendo nuevas aperturas o salidas a les dllemas que metivaron la consulta, P: Al eer, por ejemplo, “Medios narrativos pare fines tera- ‘psuticos', de Micnaei White, y la descripcion que se hace dei uso de las proguntas de oxternalizacién dol probloma, uno quiza se puede quedar con la sensacién de que se trate de tun trabajo puramente cognitive. 'S: Existe cierto riesgo de confundir epistemologias con tecnologia (aun en e! caso de tecnologies apoyadas en nue- vvas epistemologias]. Algunos de los recursos iiles, tales co- ‘mo la externalizacion, o aun las preguntas circulares, son tecnologias. Y con cada tecnologia se corre ol riesgo de su aplicacion mecanica. Podemos imaginar, por ejemplo, una “maquina de hacer preguntas circulares", un terapeuta que usa una especie de cubo de Rubick que las genere al azar. [Mi impresion os quo, a la larga, el efecto seria poco intaro- sante, zverdad? Lo importante es aprender esas tecnoiogias para después olvidarlas rapidamente, una vez que se han ‘corporade como recurso internalizado para faciltar 10s po- tenciales transformativos de la femilia en conversaci6n con nosotros. Lo que nos guia durante la sesion no es la tecno- logia sina una serie de supuestos estéticos e ideolégicos (ha- baba en ef seminario acerca de las “historias mejor form das”) que nos permiten navegar de manera comprometida e! curso de la entrevista, En cuanto a las actitudes a priori de! terapeuta que pusden faciltar ese proceso, éstas incluyen, entre otras, una auténtica posicion de connotacion positiva definida como la presuposician que la gente hace lo mojor que puede, Incluye tambien e| supuesto de “iransparenicia” or parte cel terapeuta, es decir, el evitar a mistificacién de la propia posicién y @! uso del conocimiento con fines op sivos. No hay ninguna razén para no estar conectado con el diapason de las propias, emocionarse o aun de hablar de las propias emociones, o para no ser claro, cirecto y simple con los pacientes, lo que no nos quita et mantener nuestra posi- cin de expertos. Nuestra posicién como expertos deriva, al menos en parte, del reconocimiento ce nuestra propia ig orancia, lo que nos facilita una vision critica de nuestros ppropios constructos, y una vision mas fuida de las descrip- ciones que la gente hace, jo que nos permite, a su vez, de- sestabilizar las narrativas y facilitar ia generacion de nuevas descripciones. P: Relacionado con lo cue hablaste en e! seminar. ‘Desde que nace la connotacién positva, da la sansacién de ‘que somos todos buenos, todos tenemes buenas intencio- ‘nes, ... Por otro lado, dasde una perspectiva psicoanelitica podlemos pensar, por ejemplo, en el tanatos, en la separa- ‘cién, que se monta mas sobre e! ocio que sobre el amor. Usandivaras dira que lo normativo, el no, engencra hostlidad ‘en ef otro. que separa. Por ejemplo, si yo le digo a mi hijo “no ‘en ese momenio, me odia, se ciferen- cia de mi y se separa de mi. Ahi hay un proceso que no es de amor. Podemos hacer una relectura desde fuera, en la que {yo digo que @se no es amor, que fo hago porque quiero ser ‘buen padre y quiere que mi hijo crezca. Perc, en realidad, visto desde e! nic, desde su mentalidad en ese momento, la Vivencia es de maldad mia: yo soy “malo”... Como incorporas td fo que has hablado estos dos dias: 1a "buena intencién”, ete. 'S: Merece no contundirse la connotacion positiva, el su puesto de buena intancién, con ‘pinta la vida de color oe ro- 2’, es decir, con trviaizar la complejidad de las relaciones humanas y, en ultima instancia, cescalficar las emociones de los participantes. Por lo que no se trata de decir, en el caso do tu ejomplo, que todos so aman y quo aqui no pasé nada. Con todo, esas circunstancias permten una doble o multiple lectura, en donde asumo que padre e hijo viven cada uno ou propia descnpcion de la situacion y vive sus propias emo- ciones de una manera coherente. ¥ el desfasaje entre las dos descrinciones, la del hijo que dice “mi padre es un tirano” y la dol padre que dice “yo estoy cuidendo a mi hijo", no ne- Cesita ser negado u ocultado con una capa de pintura rosa da, Por el contrario, merece hacerse expliito, legitimizando @ cada uno de los participantes (es, después de todo, razo- nable desde el punto de vista de cada unol), para después faciitar un encuadre que inchuya a estos dos eventos tal vez no como excluyentes sino como compatibles, definiéndolos, por ejemplo, como un dilema inevitable de la dialéctica rela clonal de los procesos del cracer. Sile dices a tu hijo: “no lo sientas como un acto de violencia", o bien le estas propo- niiendo que no sienta lo que siente lo que, por coticiano, no 8s menos esquizofrendgeno, o bien le eslas proponiendo un marco interpretative de tus intenciones (“pero igual te quie- To") 0 del proceso (‘esto es ecucacion, y no castigo arbitra rio"), Y si tu nifo te dice "No quiero que te comportes como mi padre, yo puedo arreglarmelas solo", también estas sien- do injusto y aun esquizofrencgeno (hijos esquizotrendgenos? Interesante vuelta de tuercal), dado ef mandato social y emo- cional para el padre de ser padre. Per lo tanto, este dilema relacional no tiene una resolucion intinseca, va a aparecer con cifarantes fachadas en el curso de los proximes diez = SLUZKI EN MADRID = ‘fos, hasta que en un momento daco van a descubrir que ‘esta pauta intoractiva ha sido reemplazaca por otras evoluti- vamente mas pertinentes (desde e! punto de vista relacionai), Hasta entonces, lamento informarte, y como probablemento ya lo sepas, vals a estar entrampadcs en esa realidad rela- ‘onal normativa e inevitable, Tal vez este sitimo comentario sea un ejemplo de veen- ‘cuadre, una descripoidn evolutiva, “meta” con respecto a la anterior. P: Volviendo a io que hablibamos antes acerca de la con- Jusion de niveles, entre fo que es Ja teoria 0 ef pensamniento, lb que son las diferentes maneras de levarlo a la préctica Quiz lo que ocurre cuando la gente piensa en constructivis- ‘mo es que piensan en determinados autores o en determin das personas que se llamnan a si misrras constructivistas y que muestran su trabajo; piensan en el ferapeuta que trabaja en Io cognitivo, més bier’ fio, que da yueltas a las ideas, y que a veces intervione poco. Esto nas llevaria, por ejemplo, a la ea de que (a terapia consiste simplemente en conversar; lievacto al extremo, uno tendrie que ser tan respeiuoso, que ‘apenas interviene. Puede identificarse enionces el construc- ‘bvismo con ef “quedarse quieto” S: Fs ciarto, hay algunos autores an el rrundo del cons~ truccionismo que operan con esa mistica de “lo sagravo de la realidad de los pacientes’, recomendando a os terapeutes las minimas perturbaciones posibles a las descripciones de la realidad propuesta por los pacientes, como si fueran abje- tos fragiles que nosotros violamos con nuestras ideologias. De hecho, este supuesto nos inhibiria en toda conversacion! Y, joh sompresel, quienes operan con esta posicién resultant sey, curiosamente, les mas opresivos en el mundo de la tera- pie familiar, los que tienen una actitud mas McCarthisia ei tolerante. Salvador Minuchin, en el articulo que acaba de sa- lr publicado en cesiellano en el ditimo nimero de Sistemas Familiaras y en inglés en el citimo numero del Journal of Ma- ‘riage ane Family Therapy, hace un comentario crtico devas tador de varios de estes grupos que, en una apariencia de Ser super-respetuosos, acaban siendo arrogantes y ofensi- ‘vos con colages a la vaz que imporen sus priordades a les pacientes. A riesgo de sonar politcamente incorecto, déj me que te ofrezca un ejemplo, de ase articulo. Uno de los ‘grupos criticados, empatico con la situacion oprimida de las ‘minorias, opera con el supuesto de que, si el paciente perto- nege a un grupe minoritario, por el hecho de serio siempre tienen raz6n, y que todo problema deriva del status mnori- tario. Por Io tanto, la actividad terapeutica consiste en darie toda la voz 2 esa minoria y defnir a los demas, desde los ‘otros servicios terapéuticos hasta le sociedad, como culpa- bbles de haberles oprimido y no haberles dado voz, indepen- ientemwente de ‘a calidad de la voz, y aun de quien define {qué es lo que es minaria. El efecto es de imponer un rol vic~ timizado a mucha gente cuya problemtica provenia de una vatiedad de situaciones y contextos, y culpabilizando a to- os los dems. P: Nos fra gustado mucho tu seminano porque muestras ¢6mo una aplicacién de la narrativa y el constructivisro se ‘puade hacer en una terapia en la que hay un papel activo del terapeuta, se sacan sentimientos, etc. que 9s tan diferente a Ja imagen que uno se puede hacer leyenido articulos, O vier do el trabajo de determinada gente, como Tom Andersen, Po" ejemplo, que parece tan poce directivo, tan pavsado, tar respetuoso, S: En el caso de Tom Andersen, cro que se trata mas bien de una cuestién de estilo mas que substantiva. Torn, ‘nérdico al fin, es extremaciamente respettinso y mantiane un rive! muy bajo de tension durante la entrevista. Con todo, dentro de su mocaidad de convarsacién contenido, io he visto ser muy activo y aun desafiante en ocasiones. Tom no navega a la deriva durante las entravisias; por el centrario, si ‘gue hilcs conductores bastante pautados, solo que resultan poco evicentes dado su estilo pausaco y aun hesitante. Por cierto, gtd usas e! equipo reflexive? SS: Yo he utlizado en diversas ocasiones el equipo reflex: vo, pero fundamentalmante como un instrumento de ener ‘hanza. Como recurso terapéutico fo encuentro antieconémi- co, porque requiere demasiada gente, perc en contoxtos de ‘aprendizaje es muy rico. Aun mas, en muchas ocasiones, en ‘1 curso ce impart seminarios y conferencias, he utlizado la ‘técnica del equipo reffexivo con tado el auditor (no lo hice ‘en esta ocasién ya cua las antrevietae fueren grabadae al dia anterior). En ese contexto, con todo, se requieren consignas muy claras y una conduccién cofida de la cosion do feod- ‘back con la familia presente, pero una y otra vez generé expe riencias extremadamente utiles pera las familias y extroma- ‘damente astimulantes para los participantes (si bien a veces asustante, come si desvelar lo que est delras del circuito cerrado fuera danino para la familia). P: Creo que hay diferencias enormes y no dichas entre al- guien que se inicia en la TF como narrativ'sia y alguien como 1th con muchos afios da experiencia qua detras se trashicen imalfiples enfoques y maneras de ver la terapia y las ferilas. 'S: Una de las manaras en que aprendemos nuestro oficio es a través de enamorarnos de una teoria o de un terapeuta maestro y devenir ortodoxos del modelo o imitadores del maestro para después cambiar de amores y repetir el proce- 0. En tanto sepamos cue es asi, y en tanto no denigremos, a nuastros viejos amiores en tanto nos embarcamos con el si- guiente, me parece una metoco‘ogia valida sino inevitable. ‘Adin més, cuando ecordinaba grupos de entrenamiento a lar- go piazo, les instrula: “Por los proximos tres meses, quiero que estén totalmente convencides que, por ejemplo, el mo- delo estructural (0 tai vez una media docena de otros) es c6mo son las cosas"; plonson estructural, vivan estructural y asuman que asi es la realidad”. Tres meses después, les di- go: “Despertada, en realidad la ecencia de los problemas y de la resolucén de 10s problemas yace en la ‘amila de or- {g0n, y por los préximes moses, loan famila do origen, hagan familia de origen, pregunten familia de origen, hagan su pro: pit trabajo con familia de origen, porque ahi es donce esta la verdad y la esencia de todo.” Y tres meses después, em- barcados en un freneei de familia de origen habiendo apron- dido a hablar/pensav/indagar sobre el tema o bien los volvia a despertar, 0 les hacia notar que el modelo anterior por ejemplo, al estructurelismo sequia presente ¢ pesar de su énfasis en familia de origen. Y asi continuaba con diversos éenfasis, lenguajes y modelos. A treves de los anos, por cier- to, yo mo ho notado fanatice secuencial de diversos mode- los dentre del mundo sistematico, cuando no aprendi a par- tir de pelearme en contra de modelos hasta entenderlos. Después vuelvo a encontrarme a mi mismo, con las trazas indelebles de esas vicjas pasiones. (Minuchin, cuando habla en uno de sus capitulos acerca de sus “multiples voces”. se rafiore a ¢60, a dares cuenta de que, on un momento dado, aconoce en su comportamiento a trazas de Whitaker 0 de Montalvo.) Pero, por otra parte, no tengo la mas minima idea de oé mo es la experiencia de un terapeuta que se forma con pre- mmisas consiructivistas. Yo legué 2 ellas después de mucho racortido previo. = SLUZKI EN MADRID = P: Hay un problema con el construetivismo y @! cons- ‘tuccionisino, que es pianteado por ef grupo de Selvin), que ‘es a! problema de ia transmisién de informacién. Si todo es ‘coro uno cuenta ‘a historia, entonces dejamnas de hablar de pacientes esquizofrénicos, 0 depresivos, con lo cual, si yo {quiero paserte informacion sobre cémo trabajo con esquizo- {rénicos, no tengo forma de transmititelo, 0 de comparar tu ‘ntervencién con fa mia, al no poder utilzar categonas diag ndsticas 'S: Uno de los muchos aportes importantes de Mara Sel- vini y su equipo original, en uno de sus escritos tempranos, fue el recomendar que cuando hablemos de los pacientes di- ferenciemos los comportamientos de la esercia, que hable- mos de “un comportamiento” esquizotrarico, depresive, © el que fuera, an lugar de usar el r6tulo clagnéstico para rete- rirse a la persona. Fue una manera interesante de recordar nos que los comportamientos son lenguaje, tienen efectos, son parte de procesos interactivos, miantras que el “eer” os Un rotulo que asume inmanencia, asume que la persona es «I diagnéetico. (Esa recomendacién de SeWvini et al. tiene ras {908 en comdn con la tradicién antipsiquidtrica y fa “teora de Jos rétulos" del sociélogo Tom Sheff. tra manera de contestar a tu observacién es decit que el DSM (el Manual Diagnostico de la Asociacion Psiquiatnca Norteamericana) y el ICD (la Clasificacién Internacional de Entermedaces de la OMS), convenientes y ventajosos por ra- ‘zones da homogeneizacién de a nomonclatura internacional, han tenido, por otra parte, un efecto bastante nefasto porque ‘establecioron definiciones operacionales de diagnésticos ‘que acabaron por crear en muchos cascs los diegndsticos ‘en tanto oporan con ol supuosto positivista de asumir que los {Giagndsticos no son operaciones Ge los dagnasticadores si- 1no rasgos inmanentes de los dagnosticados. Es como esta bblecer las fronteras ce las naciones en base a decisiones pu- ramente polticas, no geograficas o étricas, lo que acogura la arbitrariedad y la inestabilidad de la existencia misma de {8808 paises, jOdserva cino lo quo pasa con Albania y Koso vo! Los diagndsticos son titles S| uno los entiende entre co- mmillas, como una convencién provisoris que permite una ‘ransmision répida de una idea general. Alguien dice: “Estoy doprimido”, y al poco tiempo, si pasa por varios corvicios psiquiatricos, se presentara dicienco: "Yo tengo depresion’ & incluso luego: "Yo soy deprimico.” Una vez mas, el contexto esaparece, y la lusion de uniformidad se establece. Sin em- bbargo, “estar triste” se expresa en alguna gante Ouscando aisarse, y en otros estar todo el tiempo en Compania, en al- ‘guncs con agitacién psicomotriz o insomnio, y en otros dur ‘miendo 20 horas por dia, para algunos es una experiencia de vacio cognitivo en tante para ottos estar inundades por te- ‘mas que lo entristecen, etcetera, etcetera, P:

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