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Las áreas forestales de Panamá han sido fuertemente impactadas por el avance de la
frontera agrícola y la ganadería extensiva. La cobertura vegetal se ha reducido de un
49% en 1992 hasta llegar a un nivel cercano al 40% en la actualidad. Según las
Estadísticas Ambientales 2013-2017 de la Contraloría General (2019), en 2016, la
superficie reforestada mejoró notablemente, sobre todo en la provincia de Chiriquí, pero
en 2017 volvió a bajar más levemente en razón del descenso observado en esta provincia,
mientras en Azuero mejoró por los programas de reforestación realizados. Panamá se ha
comprometido con el cumplimiento de la agenda de desarrollo sostenible y adoptó en
2019 la Estrategia Nacional Forestal 2050, en el marco de la Alianza por el Millón de
Hectáreas Reforestadas (Panamá, Gaceta Oficial Digital, 2 de abril de 2019, Año CXIII,
No. 28745-A); sin embargo, se habla de niveles elevados de tala ilegal en Darién.
Ejemplos de áreas fuertemente erosionadas son diversas zonas del Valle del Río Hato,
Llanos de Coclé, Azuero, la faja central de Veraguas, Tolé en Chiriquí, Donoso y
Portobelo en la provincia de Colón, y Darién.
Los problemas de tala, erosión de suelos y colonización no son los únicos problemas
relacionados con la deforestación. La construcción de carreteras para incorporar zonas
aisladas a la economía nacional o unir mercados, suele tener importantes ventajas
económicas y en muchos casos sociales; sin embargo, los proyectos de construcción de
carreteras que atraviesan zonas de selva, deben ser guiados por normas técnicas que
permitan evitar o minimizar los impactos de estos proyectos en la vida silvestre, los
ecosistemas y la vida de las comunidades indígenas activas que ahí se desarrollan.
La escasez de este recurso se presenta a pesar de que por las condiciones naturales del
territorio panameño, su sistema hidrológico lo dota de un potencial importante para la
generación de energía hidroeléctrica para satisfacer las necesidades de agua potable del
total de su población, y de recursos hídricos suficientes para realizar las actividades
agropecuarias, industriales y de navegación fluvial y canalera.
Ni siquiera los centros urbanos del Área Metropolitana cuentan con sistemas de
tratamiento de aguas; las aguas residuales son arrojadas directamente a los cuerpos de
agua superficiales, aun cuando muchas pueden ser consideradas peligrosas.
En las zonas rurales las aguas superficiales sufren la descarga de residuos domésticos y
de los generados por industrias locales como curtiembres, aserraderos, ingenios
azucareros y crianza de animales, aunque uno de los impactos más importantes es el
ocasionado por los residuos de agroquímicos y en especial pesticidas, que contribuyen a
la contaminación de los suelos y de las aguas superficiales y subterráneas.
Otra causa de este problema es el frecuente derrame de petróleo, a pesar de que hay
quienes señalan que se llega a recuperar prácticamente el 90% de los casi 2,000 barriles
por año, que se suelen derramar en la Bahía. Según estudios realizados, las
concentraciones de petróleo en la Bahía son bajas.
Este es un problema importante, puesto que además de que alrededor del 39% de los
asentamientos humanos de Panamá carecen de sistemas formales de recolección de
residuos, y sólo en las ciudades de Panamá y Colón se generan muchos cientos de miles
de toneladas de residuos anuales, en el país no se cuenta con un método adecuado de
disposición final de residuos sólidos.
Los residuos fueron durante muchos años arrojados en vertederos como el que
funcionaba en el sector de Panamá Viejo, en un área de manglares (con el consecuente
riesgo que eso representaba para las especies de crustáceos y moluscos que ahí se
desarrollan).
Como agravante debe señalarse que los residuos suelen ser recogidos para alimento de
animales y eventualmente de las personas que viven de lo que encuentran en los puntos
de acopio, aun cuando algunas clases de residuos peligrosos y especiales que se generan
en Panamá son dispuestos sin tratamiento previo, en los mismos lugares que los
domésticos. Además, el impacto de los residuos que se acopian a cielo abierto es mayor
cuando son quemados, por la acción de los vientos y las lluvias que facilitan la dispersión
de sus contaminantes.
Por otro lado, el servicio de limpieza pública en los principales centros urbanos de
Panamá tampoco es eficiente y en las zonas rurales no hay en general sistemas de
disposición de residuos sólidos, siendo arrojados al aire libre o a los cursos de agua, por
costumbre.
7. Contaminación atmosférica
Este problema es importante especialmente en los principales centros urbanos en los que
posiblemente se están sobrepasando los niveles aconsejables de emisiones sonoras y
gaseosas, fundamentalmente por causa de los vehículos automotores que circulan - cuya
flota ronda alrededor de medio millón de unidades en el país -, y el encendido de grandes
hornos industriales.
A pesar de que las áreas protegidas cubren más de una cuarta parte de la superficie total
del país, la protección real que reciben estas áreas es limitada debido a la carencia de
recursos humanos, logísticos y económicos. Existen muy pocos guardaparques para
vigilar áreas muy extensas por lo que se producen problemas de deforestación y
colonización en su interior.
Sin embargo, cabe resaltar la fuerte disparidad existente entre las áreas protegidas que
son administradas exclusivamente por el Estado y las que gozan del apoyo del sector
privado, porque los recursos que se destinan para administración en estas últimas son
muy superiores a los de las primeras.
En los últimos treinta años se han perdido miles de hectáreas de manglares. Estas áreas
han sido transformadas en tierras para uso ganadero y agrícola o en pozas para el cultivo
de camarones, aunque también se ha perdido importantes bosques de mangle por efecto
de la urbanización y contaminación industrial, como en el área de Juan Díaz, y por
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derrames petroleros, así como por la producción de carbón vegetal y postes e insumos de
construcción.
Es preciso llamar la atención acerca del proceso de destrucción de los manglares por su
fuerte relación con el ciclo de vida de las especies marinas comercializadas en Panamá,
como el camarón, y además porque en Panamá los manglares son utilizados para la
producción de carbón vegetal y en la construcción, y proporcionan tanino, postes para
cercas, varas para sostén de hortalizas, leña para cocinar, durmientes para ferrocarriles y
postes para líneas de electricidad, por lo que constituyen fuentes de trabajo e ingresos
económicos para la población.
A pesar de que gran parte de la población urbana se sirve del sistema de alcantarillado
público, éste ha dejado de ser eficiente por su antigüedad, falta de mantenimiento y el
propio crecimiento de la población panameña, sobre todo por su asentamiento espontáneo
en áreas marginales.
En las áreas que no cuentan con este servicio, principalmente las rurales, las aguas
servidas son vertidas en las corrientes, como en los ríos Guararé, La Villa, Quebrada La
Ermita, Quedrada San Cristóbal, Juan Díaz y Quebrada Varital.
a. Minería
El daño ambiental producido por la minería metálica podría ser importante, a pesar de
que no se ha explotado la mina de Cerro Colorado en el oriente de Chiriquí, la cual posee
la más grande reserva de cobre del país, con 1,400 millones de toneladas métricas y una
ley del 0.78%, pero se ha activado la actividad en el distrito de Donoso.
b. Actividades petroleras
Los problemas de corte ambiental que tienen su origen en este tipo de actividades se
producen por los derrames causados por el transporte de productos derivados del
petróleo, las operaciones de abastecimientos en los puertos del Canal de Panamá, el
funcionamiento del oleoducto que atraviesa el país y el trasbase de petróleo. La única
refinería de petróleo de Panamá, ubicada en la Bahía Las Minas de la provincia de Colón,
también ha dado origen a accidentes de este tipo: según se registró, esta refinería sufrió
en abril de 1986 el derrame de 50,000 barriles de petróleo, el accidente de esta naturaleza
más grande ocurrido hasta entonces en América Tropical. Afectó a áreas de manglares,
corales y praderas de hierbas marinas. En 2007 (Contraloría, 2012), se derramaron más
de 201 mil galones de crudo, lo que ocasionó afectaciones considerables en el entorno.
c. Pesca
De otro lado, se estima que sólo en el Golfo de Panamá existirían recursos superiores a
las 400,000 toneladas métricas anuales. Aunque el mayor potencial de esta actividad se
encuentra en la extracción de camarones, la que tiene un rendimiento anual cercano a las
7,000 toneladas métricas.
d. Contaminación industrial
Algunos ingenios cuentan con lagunas de estabilización, pero en la mayoría de los casos,
pierden progresivamente su capacidad de recepción por falta de mantenimiento y por los
sobreflujos de los días de lluvias torrenciales.
La crianza avícola y porcina, así como los mataderos y curtiembres ubicados en el borde
de quebradas y ríos, agudiza las consecuencias de la mala disposición de los residuos
sólidos y las aguas negras que generan estas actividades. En algunos casos se trata de
empresas que operan sin el permiso del Ministerio de Salud y vierten sus residuos sin
tratamiento alguno en las aguas superficiales