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GEORGE RUDE EUROPA EN EL SIGLO XVIII LA ARISTOCRACIA Y EL DESAFIO BURGUES Allaya Capitulo 10 ILUSTRACION Si existe alguna duda sobre las realizaciones artisticas y literarias del siglo xvutt, no puede haber ninguna acerca de su importancia en ls historia de las ideas. Fue, realmente, una época de sobresaliente vigor intelectual que se difundié por la mayor parte de Europa —una Epoca que los franceses lamaron le siécle des lumitres, los ingleses the Enlightenment, los alemanes die Auftlirung, los italianos i lumi y los espafioles el siglo de las luces. En su amplio.contexto, la Tus. ‘racién abareé casi todas las ramas de conocimiento: Ia filosoffa, las ciencias naturales, fisicas y sociales, y su aplicacién en Ia tecnologi Ja educacién, el derecho penal, el gobierno y el derecho internacic nal, En las ciencias fisicas, fue la época de Euler en Suiza, de Lomo- nosov (también poeta) en Rusia, del pararrayos de Franklin en Amé- rica, de la Mécanique analytique, de Lagrange, una obra cuya impor tancia s6lo ha sido superada por los Principia, de Newton, en la historia de la mecinica; y de los experimentos de Galvani y de Vol- (1783), que condujeron, una docena de afios después, al. descub miento de la electricided: En la quimica, Joseph Black descubrié cl calor latente (y posteriormente el aire fijo), que ayudé « James Watt 4 crear su condensador separado; mientras, Cavendish des bria el hidrdgeno (1760), Priestley el oxigeno (1774), y Levoisi ‘combinaba los dos elementos revelando las propiedades del aire y del ‘agua, y en su Traté éémentaire de chimie (1789) exponfa por pri- mera’ vez el princlplo de conservacién de la materia. En borénica Linneo, un sueco, reunié su gran coleccién de plantas y escribié sa 194 10, vetracién 195 Systema naturae (1735); mientras que Réamus escribié su Histoire naturelle des insectes (1732-42), y Buffon, director del Jardin des Plantes, su muy vendida Histoire naturelle (1778), que hizo pedazos los antiguos mitos y anticipé modernas teorlas sobre la historia de Ja tierra. En psicologia de las sensaciones, Diderot escribié sus Lettres sur les aveugles (1749), Condillac su Traité des sensations en 1754, y Helvétius su De I'esprit en i758. En filosofia, Hume escribié Tra. ado sobre la naturaleza burrene (1739-40); Voltaire publicd su Dic tionnaire pbilosophique en 1764; y, en Konigsberg (Prusia), Kant es- cribi6 sucesivamente la Metefisice de la moral en 1775, la Critica de la razén pura en 781, la Critica de la raxén practica en 1788, y la Critica det juicio en 1790. Fue una époce todavia mis rica en le especulacién en las ciencias ‘ Empez6 con el greh tratado de Vico sobre filosofia de le historia, Scienza nuova, en 1725, seguido pot los escitos histéricos de Voltaire en Francia, de Hume y Robertson en Escocia, y de Gibbon en Inglaterra, En derecho penal, nos encontramos con De los delitos y de las penas, de Becceria (1764), En la nueva ciencia de la econc- ‘nia, Quegnay escribid su Tableau économique, la Biblia de los fisié -cratas, con su defensa de un impuesto tinico sobre la tierta, en 1758; y en 1776, Adam Smith predicé en favor del Hbre cambio y del fin ‘def mercantilismo en La rigueza de las naciones. Sobre la educacién, sparecen el Emile, de Rousseau (1762) y el Essai d’édueation nationa. le, de La Chalotsis (1763); en la critica literaria, el Laconte, de Lessing (1766), y la Filosofia de la bistoria y de la cultura, de Her- der (1775); y sobre el gobierno y las ideas politcas, De Vesprit des lois, de Montesquieu (37481, y Discours sur linégalité (1755) y Du contrat social (1762), de Roussea, Entre estos escritores y pensedores, habla muchos —aungue no todos los que aperecen en esta liste— que recibieron el nombre de philosophes o «lilésofos». El término, por supuesto, es originario de Francia; y entze los pbilosophes, Jos’ més activos y, en muchos as- pectos, los més influyentes eran’ franceses: hombres como Montes- guiew,’ Voltaire, Rousseau, Diderot, d'Alembert, Holbach, Buffon, Helvétius, Condillac, Raynal, Turgot y Condorcet (por citar a docens de nombres més conocidos entre ellos). Pero hubo otros en vatios paises que recibieron también este nom- bre, aunque muchos de ellos se encontraban en un nivel inferior: entre otros, Beccaria, en Teaia; Robertson, Hume y Adam Smith, en Escocia; Gibbon y Bentham, en Inglaterse; Franklin y Jefferson, en Norteamérica; Kant, Lessing, Grimm, Mendelssohn, Goethe (x po- siblemente Herder y Wieland), en Alemenia; Vatel,'en Suiza; Koll tj, en Polonia; y Lomonosov, en Rusia; mientras otros sostenian que 196 11. Gobierno « ideologie formaban parte del grupo, y por cortesia se les aceptaba a veces: por ejemplo, Federico de Prusia y Catalina de Rusia. Los philosopher no tenfén en comin ningin programa o manifiesto. Lo més cercano un programa fue la Encyclopédie, ou Dictionnaire raitonné des arts, publiceda por Diderot y d'Alembert en 17 voliimenes entre 1751 y 1772, y a la que contribuyeron muchos de los principales pio sophes:’ Montesquieu escribié sobre el «guston, Voltaire sobre esprit» y literatura, Helvétius sobre religién, y Rousseau sobre mi- sica, Ademés, habfe importantes diferencias entre ellos. Vico y ‘Montesquieu, ‘por ejemplo, sostenfan puntos de viste gradualistas y evolucionistas sobre Ie historia, que Ia mayor parte de los philosophes posteriores no aceptaban, Ni Voltaire ni Hume —ni, en este campo Gibbon ni Kant— compartian las concepciones de Rousseau, 0 de Turgot 0 Concorcet sobre el progreso humano y la perfectibilidad del hombre: Voltaire, en particular, sufrié una conmocién en. su creencia en el progreso como consecuencia del terremoto de Lisboa de 1755, y en el Candide, que escribié unos afios més tarde, se es Fors en atacer el optimismo de la filosofia de Leibniz. Diderot, Holbach y Helvétius eran materialistas o ateos, mientras que Vol- taire, @ pesar de los agudos dardos que Ianz6 contra I'Tnféme, con- tinué siendo defsta durante toda la vide, y Rousseau, como vere- mos, legé a amenazar con le muerte a los disidentes de la religi6n civil expuesta en el Contrato social. Le disputa entre Voltaire y Di- derot tomé también otras formas: mientras Voltaire era un devoto pattidario de le visién mecénica del universo de Newton, Diderot, ‘como Buffon, era favorable 2 las ciencias de la vida, y consideraba al movimiento como «la esencia de la materiay, y al mundo y la sociedad en un estado de constante flujo. No obstante, Voltaire y Diderot unieron sus fuerzas. contra Rousseau, al que consideraban Jos dos un alma perdida: Voltaire desacreditando el Contrato social, y Diderot ridiculizando el Emilio, De hecho, Rousseau, al-menos ea Francia, era el inadaptado por excelencia. Mientras los pbilosopbes, en general, eligieron 2 la razén como , Rousseau replies ante poniendo e! instinto natura, la esensibilidady y las virtudes del hom- bre primitive; y mientras los demds eran urbanos, cosmopolitas bbabitués de los salones y de la sociedad elegante, Rousseau fue siem- pre el promeneur solitaire, que consideraba a la sociedad como una influencia corruptora y, después de una breve incursién en los salo- nes, los evitS como la peste. Pero incluso con estas diferencias, los philosophes tenfan ciertas cualidades distintivas de pensamiento en comin. Todos ellos ponian fn entredichs los supuestos bésicos que eur contempordneos abian hheredado del pasado, ya fueran filosdficos, teleolégicos 0 politicos 10. Tustracia 197 Eran generalments hostiles « la zeligién organizada o revelada, y todos rechazaban el bérbaro dogma eclesiéstico del pecado original. Daban - tuna explicacién racional, ro teol6gies ni mistcs, del mundo y de le existencia del hombre y's lugar en Ie sociedad; porque (sean afit ma Ernest Cassirer) estaban convene de. i el entendiminte fnumano es cepaz por su propio poder, y sin recurtit a le ayuda fobrenatarl, de comprendir d sites tel mundon Su opts bésico con respecto a le capecidad del hombre para dominar le na- turaleze y para comprender el mundo y le sociedad en los que vive fes inclinabs también ¢ un optsmismo —aunque ésta no fue, como hemos visto, una cualided compartide por todos ellos— sobre el futuro del hombre, su perfectibilidac y le posiblidad de felicidad, Ademés, aunque no fueron politicos précticos (con ls excepcién de Turgot), tampoco fueron fildsofos de café que se dedicaran a explicaciones sbstractes o metaffsices: so efilosofian ere préctice y empltica, y le utilizaben como un arme de critica social y politica, e intentaban persuadir « otros, fueran gobernantes o gobemnados, pare que pense- an y actuaran igual. Los mismos philosophes eran muy conscientes de ese elemento emplrico, diddetico y de cruzada en su pensamiento y comportamiento, y se enorgullecfan de ello. En Kénigsberg, en 1784, Kant defints la’ Aufhlérung como una exevuelta contra ia soperst- cidns, y acuié ef lema Sepere aude, eAtrévete a sabern. Turgot escti- Big « Hume que les lumidres significebs Ia capacidad de conc cer elas verdaderas causes», Diderot ereis que los philosophes debfan estar unidos por su comir «amor «la verdad, pasién por hacer el bien a los demés, y gusto por le verdad, la bondad y le belleze Para Condorcet, los filésofos eran hombres «menos preocupados por descubri I verdad que por propagerla», que «encuentran su gloria fn destruir el error popular, mds que en hacer retroceder las fronteras del conocimiento»; y su grito de batalla deberfe ser «razén, toleran- ia, humanidads sta forms, los philasopbes formaban una élite consciente de s{ misma, un pequefio gropo de hombres iustcados y entregados, que s¢ proponfan convertir a o:tos de su tipo tanto por sus ideas Como Bs foes de so empl. Al ser ung élite, au fllostia tena sar imiteciones sociales: tenfan poco que decir para confortar @ los bres, como Robespierre ijo més tarde, en gon de queje, mostraron [poca preacupacién por «los derechos dei pueblon. «No es @ los tra bajadores los que hece falte educar —escribié Voltaire—, sino ¢ Jos buenos burgueses, « los comerciantese; y también Holbach y Di- + Gitado por A.V. Judges, «Edveatonsl Ldets, Practice and Institutions, en New Cambridge Modern History, VIL. p. 10 198, M1, Gobierno e ideologie derot, admitieron que escribian tinicamente para un piblico educado, Yen un capitulo posterior veremos cémo Tuzgot (con el apoyo de Voltaize) puso su lealtad « los principios fisiocréticos por enc ima del abastecimiento de pan bsrato para los pobres. Como todos los pensadores, los pbilesopbes tenian sus antepase- dos intelectuales: sus ideas, tanto en la filosofia como en las cien- cias fisicas © sociales, derivadas en gran medida de las de escrito. res y pensadores del siglo anterior. De ellos, unos cuantos eran franceses. Descartes, en su Discours de la métbode (1851), enseié, con su méxima Cogito ergo sum, que se podia alcancar la verdad mediante el razonamiento l6gico. Pero trazé una tajante divisién entre el intelecto y la fe; la fe se encuentra fuera del reino de la azén; de este modo, para tranguilizar « la Iglesia, dej6 a la religién ya la Biblia intactas, Sin embargo, Pierre Bayle, un francés residente én Amsterdam, reanudé la argumentacién donde lz habia dejado Des Cartes; y en ou Dictionnaire historique et critique (1697) aplics cl escepticismo cartesiano y el método cientifio al estudio de la historia y de la Biblis. Ast pues, el campo quedé franco para explo- saciones posteriores y sin barreres. Pero fueron los antepasedos ingle- ses, més que los franceses, quienes proporcionaroa a los philosophes sus municiones principales. «Sin los ingleses —escribié Grimm— la razén y la filosofia seguirian viviendo en la més desdefable infan- Ga en Franciany y afadia gue tanto Montesquieu como Voltaire «ezan Giscipulos y seguidores de los filésofos y grandes hombres ingle- ses» ', En primer lugar, se encontraba Francis Bacon, el gran prota- gonista del razonamiento inductivo, ia ciencia experimental y la inves- figacidn empirica. «E! verdadero y legitimo objetivo de las cien- cas —escribié Bacon con palabres que podian haber sido el propio manifiesto de los pbilosopbes— no es més que éte: que Ja vida hhumana sea entiquecida con nuevos descubrimientos y poderes» Igualmente importante en esta prosapia era Sir Isaec Newton, el ma- temético y astrénomo, autor de los Principia, 0 Principios Matemé- ticos de le filosofia natural (1687), y de la Optica (1704). En los Principia, Newton propuso las leyes que gobiernan los movimientos de la Tierra y de los cuerpos celestiales; y en su ley de la gravitaciéa dlemosué. que la gravedad esid ditecamente relacionada con la den- sda de Ie marry y que Toe coerpos se aaen motuaiens 2 Fe ién a la cantidad de materia que contienen. Asi pues, los fenos de Je naturaleza y los mistecios del universo quedaben redu- 2 Canada por P. Gay, The Enlightenment, An Interpretation, Nucra York, 1966, B12, Yay, Enlightenment, p. 312 ie 10. ustaciéa re) cidos @ unos principios mateméticos simples y universales. La cera gran influencia —este vez en las ciencias sociales era Locke. Locke habla publicedo sus dos Tratados sobre el gobierno civil y sa Ensayo sobre el entendimiento bumano en 1690. En. sus Tratados, Locke tomé de Hobbes ia teoria del «contrato social», por la cue! se suponfe que el gobiemo civil habla surgido de un comttato entre el gobernante y sus sibditos. Pero mientras Hobbes sostenfa que el contrato significabe le entrega total de los derechos de los sib- ditos a le soberania incontestable del gobernante, para Locke el cot ‘ato era un acuerdo con obligaciones matuas: los sibditos debia respetar la soberanta del gobernante, pero éste 2 su vez debfa ree- petar sus libertades y derechos de propiedad; en caso contrario, el contrato podia ser denunciado. (De este modo Locke justifies, post facto, la erevolucién gloriosa» de 1688). Locke puso también en si Ensayo los fundamentos de la moderna psicologia de las sensaciones. La mente, enscfisba, es une tabula rasa, sobre la eual todas las im presiones y experiencias son impresas por los sentidos, no por cas lidades innates 0 heredadas, ni por los accidentes. del nacimiento ‘De agut se puede inferir que todos los hombres llegan ai mundo igus- les en potencia, todos igualmente sujetos 2 la influencia formative del’ ambiente en que viven. Fue Voltaire el primero que popularia6 estas obras en Francia Exiliedo de Paris en 1726, volvié dos afios més tarde después de una lexge estancia en Inglaterte ¢ hizo participes # sus compatriotas, cen sus Lettres philosophiques (1734), de lo que habia aprendido de Bacon, Newton, Locke y fos defstes ingleses. Convertido en deista Y newtoniano, fueron estas ideas las que expuso con més interés AAI principio Rubo une dara lucha, debido « que la Academia fran- ‘esa estabs profundemente comptometida con la fisica cartesiana gue Newton, en sus Principia y Optice, habia intentade destronar. Sélo veinte afios més tarde, «la fureur de Vettraction» triunfé en Pa: ris, desde donde se difundié por toda Europe, Se exiendié con mayor rpides porque los philoropbes sus ssociades, aunque no fuetan cientificos, sostenfan que si los misterios y el caos del universo cstaban sometidos # la ermonia de ia ley natural, gpor qué no tam bign'las relaciones sociales cel hombre y sus instituciones politicas? Al mismo tiempo, ¢! tema se vio reforasdo avin més por la invasién simulténea del continente, en una gran ole de anglomants, por las ‘obras de Bacon y Locke. Los philosopher no tardaron mucho en aprender sus lecciones. En 1738, Voltaire escribié los Elércents de le philosophie de Newton, al que siguid cinco aos mds tarde Iz més profesionalmente newto- ane Théorie de la figure de la terre, de Naupertuis. Ea 1749, Di TL, Gobierno « ieologia derot, siguiendo las ensefianzas de Locke sobre la relatividad del co. nnocimiento, sostavo en su Lettre sur les aveugles, que le moralidad cra igualmente una cuestién de ambiente y, en consecuencia, también relativa. Cinco aos més tarde, el Abbé Condillac recogié el argu- spento on su Trait des sensations. ¢Las ideas —escibi— de nin guna manera nos permiten conocer las cosas como son realmente; ‘simplemente las representan en términos de su relaciéa con nosotrosy; ¥y mis adelante: «lo bueno y lo bello de ninguna manera son abso- lutos; estén relacionados con el carécter del hombre que los juzga y con la manera en que éste est organizado». Ya no quedaba més {que un pequefio paso para aplicar el argumento de Ia relatividad a Ia educacién; y esto es lo que hizo Rousseau, aunque con un estilo totalmente propio, en Emile (1762), que durante su vida fue la més lefda de sus obras, Aunque tomé prestado de Locke y Condillac, Rousseau realmente dio la vuelta a sus argumentos; porque, de modo caracteristico, puso 2 la naturaleze y al sentimiento en lugar de la tazén; el tutor de Emile alimenté gradualmente su conocimiento y desarrollé su mente sobre la base de sus instintos naturales y de sus Contactos con Ia naturaleza, en lugar de darle une orientacién racio- nal consciente. Tal vez no sea sorprendente que el Emile se convir- tiera en el libro de texto de las escuelas del «aprender haciendo» y dde la «educacion a través de la naturalezas, del faturo. ‘Més inmediato en su influencia, al menos en su pats de origen, fue Investigacion sobre la naturaleza y causes de la riqueza de las naciones, de Adam Smith (1776); éste, a su manera, era también tun tipico producto de Ja Tlustracién. Smith era amigo de Tusgot y de Hume; estaba familiarizado con le obra de Quesnay y de los fsicrats en France, y sin dads, babi Teldo ot primeos argu ‘mentos sobre el librecambio, expuestés por Boisguilbert en tiempos de Luis XIV. Pero fue més allé, y dio mayor amplirad al debate, Demostré que el productor real de le riqueza es el trabajo, y sus de- tallados anilisis de los precios, el capital y el trabajo, y de las leyes de oferta y demanda se convirtieron en un modelo sobre el cual pudieron trabajar los economistas posteriores de le sociedad industrial en expansidn, Sobre todo, extrajo la conclusién de que el mercantilismo, o «sistema mercantil>, lejos de expandir las reservas del comercio de la naciéa, las restringla promoviendo et monopolio, y por ello no beneficiabs 2 la nacién en su conjunto porque favore- cia al productor a expensas del consumidor: ‘A primera visa, el monopolio del gran comercio de América parece natural. ten saa Bion dimbrant ‘olde eI sin i famenen pandess dsl comes, ce precsemen To due tonvicne al monopolo ex dao, 0 lo que face que una ccupcion, por 8 10, Msreciéa mm eee erence eee tatoo Foes Sa a errs rans oe a ee Bache Samed ie ee nies La obra de Smith era una bombs de efecto retardado que tuvo un efecto destructor sobre el pensamiento econémico de principios Gel siglo 21x. Sin embargo, més inmediatamente explosives en. ea ‘impacto fueron las elaboraciones realizadas por los philosopbes a par- tir de las ideas de Locke sobre ef econtrato social», la propiedad, la sociedad y el estado. Entte los escritores menores, se encontraba Morelly, con su Code de la nature (1775), y Mably, con De la législa tion (1776), Jos cuales expasicron audaces teorias sobre ls igualdad social y le propiedad comin («le lot agrairen); pero eran especie laciones abstractas a las cuales quizd otros escritores posteriores die- zon més impottancia de Ja que tuvieron en realidad. Mucho més importante fue la obra de Montesquieu y Rousseau (y en menor grado, la de Voltaire) cuyas opiniones conflictivas sobre el estado y [a sociedad no han dejado de Hamar 4a atencién de los histori dores y te6ricos politicos, as! como de los profesionales deda pol tice, desde entonces. El primer tratado politico de Montesquieu foe- ron’ las Lettres persanes 11721), en las cuales, bajo al disfzaz de las reflexiones de un visitante persa sobre la sociedad y costumbres parisienses, se hacia un comentario crftico de las instituciones olf ficas de la Francia contemporénes. Su obra més importante, De Pesprit des lois, aparecié casi una genesacién més tarde (1748). Es notable en més de un respect. En primer lugar, como Vico pero al contratio de muchos de sus compafieras philorophes, la vision de Montesquieu de le historia y de la politica es relativista: no existe tun sistema perfecto de gobierno apropiado para todos los palses al margen de las condiciones temporales y geogréficas. Por el contra: tio, el gobierno y las instiuciones, las leyes y las costumbres, nacen de la historia de cade nacidn, de su geogratia y de su clima. Asl, de los tres tipos de gobiemo ‘existentes, el despotismo (aunque in- deseable, y ésta €s una inconsistencia en su lines argumentativa) slo gra aptopisdo para los debilitadores climas del este y del sus. En Europa se daban las altemstivas de la monarquia o la repibli pero ls repdblica (aunque deseable para todos en teorie) en la préc. fica sélo era apte para pequefios estedos, como las ciudades-estado de Grecia y Roma 0 sus equivalentes modernos, Venecia y Ginebra. Adem Snith, The Weath of Nation, oh Janen E, Thorid Ro 2 gots Sin adap ella that Sada gn ages pellets ote tie el nots es 8 Cee m2 11, Gobierno ¢ ideologia Pero el relativismo de Montesquieu estaba Tleno de juicios morales absolutos que, lejos de justificar las constituciones existentes, le ha cian rechazar Ia monarquia absolute existente en Francia como dema- siado expuesta a caer en el despotismo. Asi pues, In solucién era un compromiso: una monarguia cayas tendencias despéticas tuvieran el freno de una constitucién equilibrada, Y aqui el modelo cra el briténico, en el cual pensaba que se dabs una perfecta «separacién de podercs» entre el ejecutivo, el legslativo y el judicial. Al aplicar este modelo a Francia, pidié que se diera més sutoridad # los cuer- pos «intermedios» —la aristocracia_y los Parlamentos— como con- trapeso al despotismo de la corona. De manera que aunque hay mu- chos espectos tadicales en el pensamiento de Montesquieu (fue el primero que acufé términos como patrie y «la voluntad del pueblo»), aparece como un defensor conservador de la aristocracia contra el despotismo de Ia monarguta. ‘Voltaire no fue un pensador original, y no escribié ningsin_tra- tado politico; pero con sus numerosos folletos, cuentos filoséficos (Zadig, Candide), dtamas (La Henriade, La Pucelle), y su volumi- nnosa correspondencia, Ileg6 a representar une actitad politica total- mente distinta a la de Montesquieu. Mientras Montesquieu defendia Jas exigencas de a atistocraci,Voltie fue lo lang de su orera _un sélido oponente del «privilegio», en particular del que posefan los Parlamentos, cuya influencia hubiera destruido con gusto. Sin set ‘un demécrate ni un republicano, buseé una solucién en la monarqufa ilustrada, De ab su apoyo a los ministros franceses como Maupeou 9 Tango, que inentaoan reforeat a autoridad de la corona frente a los drdenes privilegiados; de ahi tambicn sus largos coqueteos con Federico y Catalina la Grande, de Jos cuales esperaba mucho mis de lo que nunca estuvieron dispuestos o fueron capaces de der. De esta forma Voltaire, aunque en deuda, como tantos otros, con Montesquieu, legs enfrentar la ese nobiliaire de éste con st those monarcbique. | El problema de Rousseau es mucho més dificil, y Ie solucién que fencontré, aunque altamente original, estabe plagada de contradic. cones, ¢Cémo reconciliar la bondad ‘natural del hombre, en a cual implicitsmente crefa, con la vida comunitaria del estado modesno? La cuestién se la planted en un primer momento la Academia de Dijon, al ofrecer un premio al mejor ensayo sobre este tema: ¢cudl cs el origen de la desigualdad entre los hombres, y es ésta acorde con el derecho natural? La respuesta de Rousseau, en su Discous sur Pinegalité (1753), fue que la igualdad s6lo se encuentra en el ‘estado primitive de Ie naturaleza y que la desigualdad, igual que la pérdida de la inocencia primitive del hombre, fue provocada por la influencie corruptore de la sociedad. EI mismo pensamiento se repite tunos afios mas tarde en Emile: «Los hombres no estén hechos para amontonatse todos juntos en hormigueros.... Cuantos més se congre ‘gan, mas se corrompen unos ¢ otros.» Lo notable es que El conirato social aparecié en el mismo afo (1762); pero en éste el énfasis es completamente distinto. La famosa sentencie que lo inicis, ciersa mente, est totalmente en armonfe con le visién negativa de la socie- ded expresada en el Discours y el Emile: «El hombre nace libre, pero en todas partes esté encadenado.» Peto sigue diciendo que le Tiberted natural del hombre primitive ienfa graves limitaciones, y que sélo a través del las nuevas ideas econdmicas en las zonas, industriles del notte. Por otro lado, las ideas politicas procedentes © Flampson, Enlightenment, p. 158. 20 Ty, Goblerao € ideotogse del otzo lado del canal tardaron més tiempo en Heget; y el momento frucial fue la pablicacién de Los derechos det Bombre, de Tom Paine, en 1792, Como, y & través de qué vies de comunicacién, se transmit ron estas ideas? En primer luger, por supuesto, mediante e! contacto Girecto entre el autor y el lector. De Vesprit des lois, de Montessuiew, aparecié en 22 ediciones francesas antes de 1751, habia 10 edict: inglesas en 1773, se publicS en holandés, polaco ¢ italiano década de 1770; en alemén, en 1789, y en ras. ftia se publicé en lavin ya en 1751. La Encyclo Griptores. El Candide, de Voltaize, tuvo ocho ediciones slo en Le Histie phitosopbiaue des dee Indes, del abbé Rayal (popular entonces, aunque poco conocida hoy), fue publicads por primera vez fn 1770, ¥ tov 35 ediciones en cinco 0 seis idiomas durenie los treinta aflos siguientes, El Contrat social, de Rousseau, sparecié en 13 fdiciones francesas en 1762-y 1763, y tuvo tres ediciones inglesas, tuna alemana y una zusa en 1764; después de Jo cual hubo wna pauss, ys» primera edicién hiingara sparecié en letin en 1792. Pero las ‘tras obras de Rousseau —el Emile y la Nouvelle Héloise, en par- ticular— tuvieron una difusién mucho mayor antes de la Revolucién ‘que el Contrat social; y asf ocurrié tanto en Francia como en Polo: hia, Alemania, Rusia, Hungria y Espatia, Las obras polices, satiricas ¥ anticlericsles de Voltaire —y sobre todo sus obras teatrales— ape- ecieron profusamente en traducciones en estos y otros palses desde ia década de 1730 hasta su muerte en 1778, y en afios posteriores. La prensa suministré oto medio més directo de cormunicacién de las nuevas ideas. Desde luego, las obras de los pbilosophes estu- vieron acompefiadas en todas las etapas por una verdadera explo- sign de nuevas revistas y periédicos, sobre todo ex Alemania, Gia e Inglaterra. El primer periédico mensual se fund6 en ‘en 1686, y ef primer periédico diario de Inglaterra, en 1702. En este momento habla en Inglaterra 25 publicaciones y"periédicos de to das clases; en 1750 habfan aumentado haste 90 (la mitad de ellos en provincias); en 1780 habla 188, y en 1800, 278. Francia comenzs nds tarde, y tavo su primer periddico diario nacional, el Journel de Paris, en 1777. Dos afios mas tarde habia 35 periédicos y public ‘ones en Francia, y en 1789 habla 169; peto la prensa provinciane (como descubrid: Arthur Young) acababs de comenzar. Alemania, con su proliferacién de estados y principados, adelent6 més: en 1790 se decia que haba 247 periédicos en circulacién; pero muchos de ellos, por la censura y la represiGn, tenian corte vida y poor Ixcwics, Le prensa alemane, como la francesa, empexé tarde, pero progres I n 1801, En Hun 10, Thaseracign a pidamente, y habia 24 pesiddicos politicos en le década de 1790, mientras que en le de 1770 eran sélo siete. En otros pefses —Italia, Espafa, Polonig, Austria y Rusia— le época del periodismo no ha. bia Wegedo todavia: la aparicién de media docena de periédicos sin fecha fija exa considerade todavia como un triunfo, Aiganos de estos periddicos, aunque su tratamiento de las noticias era limitado, ex taban deliberadamente.provectados para servir como vehiculos de las nuevas ideas, Entre ellos esteban I! Caffé, editado por Pietro Verri, un fisiécrata, en Milén en 1764-66; el’ Monitor, de Varso- via (1763-85); y el Espiritu de los Mejores Diarios, de Madrid (fun- dado en 1788), Pero ef mimero de sus lectores era casi irisoriamente pequetio, Mientras que a comienzos de le década de 1780 el Spectator, de Londres, podia confiar en vender unos 20.000 ejemplares, y el Post van der Neder Rhijs, de Holands, todavia més, el Espiritu, que tenia una ciculacién mayor que cualquier otro periddico en Espafia, sélo tenfa 765 suscriptores en 1788, y 630 en 1789 ‘Otros canales de comunicecién eran las acedemias, las universi dades, las sociedades literares, Ios salones y las logias masénicas. En Francia, como en Inglaterra, las universidades estaban generalmente en decadencia, Ninguna de los 22 universidades francesas —y menos {que ninguna, Ia Sorbona de Parfs— se podia considerar un centro contemporéneo de Tlustraciéa. Ere necessrio encontrar otros’ medios de propagende. Més elegantes, y posiblemente més fructiferos, eran Jigs salones parisienses, presididos por damas elegantes como Madame Geoffrin, Mademoiselle de Lespinasse y Madame Necker, que tenian disposiciones literarias y «filosdtices», y reunfan_ a los pbilosopbes con los més influyentes de sus lectores y patrocinadores. Un papel similar desempefiaron algunes seigneurs en sus chéteaue, y ciertos Recaudadores de Impuestos ¥ financieros en sus Aérels de la ciudad, como también las logias massnicas més espléndidas que desde prin- cipios de la década de 1770 estaban petrocinadas por la nobleza ¥ se convirtieron en elegantes foros de discusién. (Voltaire, Franklin y Helétius estaban relacionados con le Logia de las Nueve Hermanas en Paris.) Se encontraban también las Academias provinciales, como las de Toulouse, Burdeos y Marsella, donde ef clero, le nobleza y los comerciantes cultos emulaban las précticas de los salones de Parts: mientras en 1750 habia 50 orgenismos de este tipo, en 1770 el mi- mero se habia duplicado. Ademés, los cafés de Patis que, sequin le policia, acanzaban la cifra de 380'en 1723, y de 1.800 en 1788; los clubs, que en esta época se convirticron en centros de discusiSn po- Licica; yn nimero mucho sayar de saciedades literarias y filam srépicas» que, al igual que los clubs y cafés, comenzaron # proli m2 {B, Gobiere € Heologis fetar « partic de 1770, y que «finales de la décade de 1780 se podien encontrar en cuslguier ciudad francese de tamafio medio’ En otros paises, este difusin de boce a boce tomé formas dis- tintas, En Londres habla probeblemente tantos cafés como en Paris: fexisdan ye 550 a finales de le époce de Walpole, en 1739, Las uni- versidades britinicas, = diferencie de las franceses, no estaban todas al borde de Je muerte: en realidad, en Escocia las universidades de Glasgow y St. Andrews —con su estreche relacisa con ‘Adam Smith— estebsn experimentando _iesconstde eo el sup» acho menos ex Oxford y Cambridge, Los nuevos centros urbanos de la sos Orford y Cen, tas cme nue arb Manchester, Birmingham y Leeds, Los «disidentes», excluidos de las universidades més antiguas, fandaron sus propies Aca Dis dentes en ciudades iales como Warrington y Daventsy. Sobre todo, tenia un papel fundamental le Sociedad Lunar de Birmingham, gue contaba entre sus miembros a sigunes de los cientificos ¢ in- Gascriele principales de la ép0ce: como Erasmus Darwin, Joseph Priestley, ef alkarero Thomas Wegdwood, el febricante de_hierro John Wilkinson, y James Watt y su socio en los negocios, Matthew Boulton. Alli, pues, exist una unién entre la ciencia y I industria tan profética pare el fururo— que ningtin otro pals fue caper de realizar en el sigio xvi. En los paises donde ia Tlustracién gozé de un patronezgo real © ducal las sociededes petrocinadas oficialmente, las academias y les tuniversidades desempefban un papel tan importante como las ini- Cativas locales del tise mencionade, En Hungrfe, parece que las rnuevas ideas se filrraron en principio desde la corte’ de Viena; y que fos escritos de Voltaire, por ejemplo, los lievaron 2 sv pals natal ios jovenes cadetes de lz Noble Guardie Real de Corps Hunger, for ‘mada por Maria Teress pare aplacar a la nobleze hningere en le Gue- tra de los Siete Afios ". En Polonia, en le époce de Estanisiag Ponis- towski, se establecieron sociedades cientificas en Varsovia, Cracovia, Gdansk (Danzig) y Wroclaw (Breslau); y Ja antigus universidad: de Cracovia fue reformade por Kollatai, y dio cursos y' del ‘gran_niimero de estas sociedades que continvaban aumentando *. De toda esta confusién de publicaciones y discusiones, que resul- tados pricticos se extrajeron? Algunos historiadores politicos e his toriadores de las ideas politicas han escrito como si las ideas de Jos «fil6sofos» se hubjeran traducido en hechos mediante una espe- cic de proceso de combustiin esponténea. De esta forma, se puede establecer una estrecha relacin de causa a efecto desde las opiniones de Rousseau y Mably sobre la sociedad y el estado hasta la «demo- cracia totalitarian de Robespierre y Saint Just; 0 desde el escepti- cismo de Holbach, Helvétius y Sade hasia el nihilismo social de Jos hippies de San Francisco. Presentar asi as cosas tiene una atrac. tiva simplicidad, pero ignora el clima social en el cual las ideas ger tminan, se adoptan y echan races, asf como la etapa en que se encuen- ta la historia de una nacidn, que hace que un pals o une clase abracen una nueva idea y otras le rechacen. En sentido amplio, se rede deci que en ls Eorope dl siglo ava Snicanene aquellos pat ses con nna clase media cultvada capez y dispuesta a adoptar para uso propio las ideas de la Tlustracién podian realmente absorberlas: el fentusiasmo preliminar de los gobernantes © de la nobleza, del cual hhemos dado numerosos ejemplos, no era suficiente. No se puede ne- gtr que esto es una simpificacién; sin embargo, puede ayudar a explicar por qué Espafa fue en gran parte impermeable a las nuevas ideas haste 1a década de 1830; por qué en Hungria y Polonia las nuevas ideas se marchitaron después de que la nobleza se dio cuenta de que eran un medicamemo demasiado fuerte; por qué tanto Ale- mania como Francia disponfan de un suelo favorable, y sin em argo Alemania, al estar (como Italia) fragmentada politicamente, 3H, Brunschwig, Le crise de Pétat prassien 2 le fin du XVII stele et te genise de la mentite romartique, Pati, pp. 425. 24 TL, Gobierno ¢ ideolosia las rechazé, mientras Francis no lo hizo; y por qué en la Rusia de Catalina las ideas «ilustradasy podfan aperecer y deseparecer, de la noche # la mafiana, por orden real. Ademés, ya hemos sugerido ‘que en Austria Ie falta de una clase media educade motivé que las reformas de José, inspiradas al menos en parte por los escritos de los philosopbes, fueran derrotadas. Pero gpor qué Inglaterra, donde las clases medias estaban mucho més avanzadas que las de otros paises, se mostz6 relativamente resistente a las ideas «filosoticaso? Posiblemente porque una nacién s6lo adopta les ideas que considera tiles; y esto depende de nuevo de le etape alcanzade en su_ evolu ‘cin histérica, Inglacerze ya habfe pasado por su reyolucién liberal ‘un siglo antes, y sus costumbres ¢ instituciones, basadas en los «prin- cipios de lz Revolucién», eran en su mayor parte las que Voltaite recomendaba a sus compatriotas en sus Letires philosopbiques de 1734, Pero Inglaterra estaba tambiéa en el siglo xvuur en visperas de una revolucion industrial; y las ideas de Adam Smith y de los Cientificos como Pricstley, Cavendish y Black eran extremadamente tiles pare orientar @ las emprendedoras clases manufecturera y em presarial durante la revoluciéa. ‘Como ltime aspecto, conviene recorder que no se trataba sélo de una cucstién de nacién, sino también de una cuestién de clase, ‘Como hemos visto, Montesquieu era el portavoz de le aristocracia, mientras Rousseau hablaba, en fe medida en que su mensaje resulta claro, en favor de la souveranite du peuple. Pero la noblece hién- gara y polaca, al igual que los Parlementaires franceses de las déca- das de 1770 y 1780, encontraron que les fevorecta ligar a ambos on su causa, y en sis batallas con los gobietnos reales los citaben sin mucha discriminacién. Y unos aos més tarde, los sans-culoties parisienses, que por aguel entonces eran tan devotos de Rousseau como Robespierre, vieron en sus escritos une concepcidn de Ie de- mocracie popular bastante distints de la de los jacobinos o de le clase media revolucionstia oes sens pen ‘Estas son, por supuesto, consideraciones « largo plazo cuyos re- sultados wileimos no se pueden realmente medir, Pero a la Hustra- cién, incluso en las ciencias sociales, se le pueden tribuir algunos logros a corto plazo, més féciles de medir. Es rezonable suponer ‘que los atgumentos expuestos por Becearia en De los delitos y de las (Penas fueron en parte responsables de las reformas penales (abolicién de Ja torture y de la penn de muerte por algunos deltos) ave re lievaron 2 cabo en Polonia, Austria, Talia y Prusia poco después Sin dada influyeron en les Tastrucciones que redact6 Catalina para la gran asambles nacional convocada por ella en Mosci en 1767. Las ideas de Rousseau ¥ Condillec sobre le educacién teaparecieron 10, Thstracio a3 cen los planes de ta Comisiéa Polaca de Educacién en 1773, al igual ‘que en el programa de Kolletaj para la universidad de Cracovias aun- ue probablemente tuvietor corta vida. Todavia més breves fueron Jos planes originales de Catalina para la ensefanza en Rusia. Ya vi- ‘mos que la emperatriz solicits los consejos de Beckij, quien estaba fuertemente influido por Rousseau; pero unos afios mis tarde aban- doné a Beckij y bas6 su nuevo sistema de ensefianza estatal en el creado en Austtia bajo el reinado de Maris Terese en 1774. De todas formas, el estatuto ruso de 1786 tenfa una ventaja sobre el sistema del Emile, de Rousseau, porque en lugar de la educaciéa solitara intents, siguiendo el ejemplo de Prusia y Austria, introducir Ia ensefanza pric ‘maria obligatoria para todos. Rousseau tuvo un éxito mas préctico en Suiza, donde encontré un partidario entusiasta en la persona de Pesta- Jozzi,’ de Zurich, quien expuso sus ideas en Leinbard und Gertrud (1781) y res después sus propias escuelas privadas, con nuevos pla nes para Ja ensefianza publice. En Francia, Rousseau tuvo que esperar tun poco mas de tiempo para conseguir el reconocimiento oficial; pero sus ideas, junto con las de Condoreet, desempesaron un papel consi- derable en los diversos planes de un sistema nacional de ensefianze ue discutié la Convencidn Nacional de le Revolucién en 1792 y 1793, Hasta aquf no nos encontzamos con realizaciones particularmente impresionantes, y tanto Voltaire como Rousseau al final de sus vidas (ambos mutieron en 1778) no estaban totalmente satisfechos con Jos resultados. Kant, en un texto de 1784, once que vive en una Epoca de Iustracién, pero neg6 que la époce en si fuera ilustrada ¥. En aquellos tiempos, esta opinién parecta bastante jus- tificada, porque ninguno de los grandes temas que habian planteado estaban'resueltos, el proceso de conversién a sus concepciones habla sido més lento y' més inseguro de lo gue habjan esperado los philo- sophes, y habia muy pocos ‘slotes de reformas ilusteadas en el mapa de Europa. No obstante, las viejas actitudes estaban siendo lent: mente socavadas y se estaban preparando cambios que creasfan en Ja siguiente generacién un clima més favorable para un salto més impresionante hacia adelante. Asi, en cualquier caso, los pbilosophes ddemostraron ser més pesimistas’ de lo que era preciso. Pero los {panies cambios, + lop que sin dude contbuyeron eran cosa del futuro; y ni siquiera de los philosopbes se podia esperar una visién de tan largo alcance. ” Pees * Gay, Bi

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