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‘Suma Paicoldgica 2002, Vol. 9, No. 1, mar. 55-80 La CAPACIDAD PARA PERCIBIR Y ESTIMAR EL TIEMPO EN HUMANOS Lourdes Espinosa-Fernandez, Departamento de Psicologia, Universidad de Jaén, Espajia,,, y Gualberto Buela-Casal, Departamento de Personalidad, Evaluacion y Tratamiento Psicoldgico, Universidad de Granada, Espana.,, ABSTRACT The objective of this study was to review the most relevant is- sues in the context of perception and estimation of time. Firstly, we want to present the reasons of some authors to study this temporal dimension and, secondly, we will show the problems concerning a definition of the concept of time; these problems were prior discussed by example, by some philosophers like San Agustin and Aristoteles. Despite these difficulties, the re- search on this subject have not been severaly altered, and sev- eral theoretical models have been propossed. The present study () Doetora en Psicologia. Profesora ayudante de Facultad en el Departamento de Psicologia en la Universidad de Jaén. Espafia.(2) Doctor en Psicologia. Profesor titular del Departamento de Personalidad, Evaluacién y Tratamiento Psicol6gico en la Universidad de Granada. Espafia. La correspondencia debe ser enviada a: Lourdes Espinosa Fernandez, Departamento de Psicologia, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacién. Universidad de Jaén. Paraje de las Lagunillas, s/n, 23071. Jaén (Espaiia).Teléfono: 953 002663 * E-mail: lespino@ujaen.es SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 shows the most important theoretical models about this sub- Ject. Furthermore, we will present, on the one hand, the studies about the factors that affect the human capacity to perceive and to estimate the time and, on the other hand, we will examine some experimental animal research on this subject. Key Words: Time, perception of time, temporal dimensions. El objetivo planteado en este trabajo es hacer una revision sobre aquellos aspectos mds relevantes que se encuadran en elcontexto de la percepeién y estimacién del tiempo dentro del dmbito de la Psicologia. En primer lugar, sttuamos el tema ofreciendo varias razones que justifican el interés despertado por algunos autores en estudiar la dimenst6n temporal desde el punto de vista de la psicologia. Continuamos sefialando las dificultades que entrafa dar una definictén del concepto de tiempo, dificultad que ya fue manifestada por filésofos como San Agustin o Arist6teles. Sin embargo, a pesar de dicha dificultad son muchas las investigactones y trabajos realizados sobre la dimensién temporal, que han dado lugar al desarrollo de una serie de modelos y teorias. En este trabajo se hace mencién a los modelos més relevantes en relactén con este tema, Ast mismo, se hace referencia a diferentes lineas de investigacién como son, por una parte, la que se centra en descubrir los diferentes factores que pueden estar influyendo sobre la capacidad que tenemos los humanos de percibir y estimar el tiempo y, por otra parte, la que se dedica a estudiar dichas funciones en los animales. Palabras clave: Tiempo, percepcién del tempo, dimensiones temporales. Capacidad para percibir y estimar el tempo en humanos INTRODUCCION En el contexto general de lo que podemos llamar Psicologia del Tiempo se encuentra un rea de investigacién que actualmente se considera bastante amplia, tal y como lo demuestra el alto nu- mero de publicaciones que exis- ten acerca de este tema. En esta rea se trabaja con la dimensién temporal y todo lo relacionado con la misma. Las razones que pueden darse para justificar un interés por estudiar el tema del tiempo desde el Ambito de la Psicologia son varias, y una de ellas es la importancia que tiene el tiempo en si mismo. El tiempo es una de las dimensiones, junto con la del espacio, determi- nantes tanto del mundo en el que vivimos como de nuestra propia vida tanto interna como externa. Interna, ya que, todo nuestro sistema bioldgico esta regido por propiedades ciclicas, por una ritmicidad, siendo este un aspec- to o caracteristica comun a todo ser viviente. A nivel externo, hay que sefalar que la sociedad occidental en la que vivimos ha convertido el tiempo en uno de los tesoros mas preciados. Ne- cesitamos y buscamos tiempo para trabajar, divertirnos, des- rr EE————— cansar, dormir, leer... en defi- nitiva, para vivir, Toda nuestra vida externa esta regida por horarios, relojes, calendarios. Estos instrumentos 0 utensilios van marcando el paso del tiempo y nos van haciendo conscientes del mismo. Ante esto, tanto la percep- cién como la estimacién del tiempo aparecen como unas fun- ciones muy importantes en el control de nuestro comporta- miento. A través de la percepcién y estimacién del tiempo, podemos controlar muchos de nuestros actos y/o predecir hechos y conductas externas o ajenas. Como ilustracién practica de lo anterior se pueden sefialar varios ejemplos: la funcién que tienen algunos operarios en un buen numero de trabajos es precisa- mente la de ir controlando el tiempo de funcionamiento de una maquina o de cualquier otro dis- positivo; cuando se esta condu- ciendo un automévil, el conduc- tor ha de estar continuamente utilizando su capacidad de esti- mar el tiempo en maniobras tales como las de adelantamiento y/o frenada. Asi mismo, otro ejemplo, lo constituye las veces que predecimos y/o anticipamos en nuestra vida diaria hechos que se 57 SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 suceden de manera periddica, en momentos determinados del dia, © que suelen tener una duracién mas o menos estable (espera de un autobis, espera del cambio de luces en un semaforo, coccién de un determinado alimento, etc.). Esta habilidad para estimar el tiempo también la utilizamos para detectar cualquier desvia- cién que indique que algo marcha mal o que no funciona bien (por ejemplo, cuando el ordenador tarda mds de lo esperado en ejecutar un programa o cuando la cisterna del cuarto de baho tarda demasiado en volver a llenarse de agua). DEFINICION DEL CONCEPTO DE TIEMPO. DIFICULTADES Se puede afirmar que el tiempo es una de las experiencias mas universales de nuestra vida (Ornstein, 1969). Pero, a pesar de esta importancia y universalidad, nos es dificil reparar en ella. A diferencia de lo que ocurre con la habilidad para movernos a través de las dimensiones del espacio, la cual ademas de ser obvia esta sostenida por informacién pro- cedente fundamentalmente del sistema visual, nuestra habilidad para desplazarnos a través de la 58 dimensién temporal no resulta, sin embargo, algo tan evidente y mis si el tiempo es considerado como un flujo homogéneo en el que los eventos se van sucedien- do unos tras otros. Se puede decir que esos eventos o aconteci- mientos los vivimos tres veces: cuando los esperamos y pro- yectamos (futuro), cuando los realizamos o experimentamos (presente) y cuando los recor- damos (pasado). La consideracién anterior del tiempo como un flujo homogéneo de eventos es una de las definiciones que nos podemos encontrar al consultar la biblio- grafia especializada. Sin em- bargo, esta no es ni una defini- cién definitiva ni una definicién que goce de un amplio consenso entre los diferentes autores. Precisamente uno de los concep- tos que entrafia una gran dificul- tad para su definicién es el del tiempo. Y esto es algo que todos po- demos comprobar personalmen- te. En nuestro vocabulario diario utilizamos con bastante frecuen- cia el término tiempo; asi mismo, cuando lo escuchamos de otras personas © cuando lo leemos en algtin lugar conocemos y sabe- mos a qué se esta haciendo refe- rencia con él. Pero si intentamos Capacidad para percibir y estimar el ttempo en humanos dar una definicién concreta del mismo es cuando empiezan a surgir los problemas. En un buen numero de casos, en esos in- tentos de definir el tiempo lo que solemos utilizar son términos relacionados con el reloj, tales como segundos, minutos, horas. Tal y como sefiala Davila de Leén (1999), estamos en una cultura en la que el tiempo aparece asociado a ciertas formas de medida del mismo, de esta manera, cuando hablamos del tiempo, de forma casi inevitable recuperamos mentalmente la imagen de un reloj o la imagen de un calendario. Estos dos artilugios, y sobre todo el primero (reloj mecdnico) hizo y, atin lo sigue haciendo, que las personas empezaran a ser mas conscientes del paso del tiempo. Todos noso- tros en alguna ocasi6n nos hemos detenido a observar cémo se van moviendo las manecillas de un reloj, lo cual nos indica que el tiempo ha transcurrido sin cesar. Los carillones y las sefiales sono- ras que nos indican el paso de media y/o una hora acenttian esa conciencia. Hoy por hoy se puede afirmar que el reloj es uno de los elementos externos mas impor- tantes que estan regulando nues- tra jornada diaria. Antes de la existencia del reloj, los hombres se orientaban o regian por los ritmos de la naturaleza y por las tareas que tenian que cumplir. Algo que en la actualidad ain podemos encontrar en las socie- dades més primitivas (Plattner, 1998). Si hiciéramos un viaje a alguna de esas sociedades y preguntéramos a sus habitantes sobre el concepto de tiempo con toda seguridad que su respuesta seria muy diferente a la nuestra. Es evidente que los conceptos y medidas del tiempo se encuen- tran intimamente entrelazados (Davila de Le6n, 1999). En el Ambito de la Filosofia, el concepto de tiempo ha estado presente y ha constituido (ain hoy lo sigue haciendo), el tema central de la corriente de pensa- miento de muchos autores. Sin embargo a pesar de esos esfuer- zos y del gran numero de res- puestas dadas por los diferentes estudiosos, no existe, tal y como hemos sefialado anteriormente, una definici6n del tiempo que se pueda considerar inequivoca y definitiva. San Agustin (354-430), por ejemplo, fue uno de los que reconocieron la dificultad que entrafiaba la definicién del tér- mino; una de sus frases fue la si- guiente: SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 “gQué es, pues, el tiempo?. Si nadie me lo pregunta, lo sé; pero si quiero explicdrselo al que me lo pregunta, no lo sé” (Conf., Libro XI, capitulo 14,17). En términos generales podemos considerar dos posiciones 0 pos- turas con respecto al tiempo: a) Postura objetivista. Plantea que el tiempo es algo objetivamente dado que existe con independencia de que el hombre lo perciba o no. Dentro de esta concepcién se encuentra Arist6teles. (384-322 a.C.), para quien el tiempo es posible tnicamente si se da un cambio, al cual se le denomina movimien- to; de esta manera el tiempo puede ser considerado como la medida del movimiento desde un antes y un después. b) Postura subjetivista. Considera el tiempo como la percepcién subjetiva del mismo, una especie de forma innata de experiencia. Esta posicién la adoptan autores tales como Descartes, Leibnitz y Kant, Para este ultimo, el tiempo no existe por si mismo, sino que es simplemente una pura intuici6n; afirma que el tiempo no es 60 independiente de los sucesos ya que esta formado por los sucesos y por las relaciones entre ellos (Kant, 1929). Estas dos posturas también to- man forma desde otro Ambito de estudio que es la fisica. Como representante de la primera pos- tura nos encontramos a Newton quien postula la existencia de un tiempo absoluto, independiente de los acontecimientos y asimi- lado al concepto de duracién. Por su parte la postura subjetivista esta representada por Einstein y su teoria de la relatividad. En dicha teoria el tiempo se relativiza por entero al hacerse funcién de todas las observaciones y medi- das, las cuales varian con cada observador; cada individuo posee su propia medida personal del tiempo, que depende de dénde esté y de cémo se mueva. Dentro del ambito de la Psi- cologia, es preciso mencionar a Fraisse (1963, 1984); este, coinci- diendo en muchos términos con lo postulado por Aristételes, sostiene que el tiempo es una nocién bastante compleja que implica dos conceptos diferentes que pueden ser claramente identificados desde nuestra experiencia temporal del cambio. Dichos conceptos son, el Capacidad para pereibir y estimar el tiempo en humanos de sucesi6n y el de duracién. El primero corresponde al hecho de que dos 0 mas eventos pueden ser percibidos como diferentes y organizados secuencialmente. Esto esta basado en la experiencia que tenemos del cambio continuo a tra- vés del cual, el presente se vuelve pasado. Por su parte, el concepto de duracién hace referencia al intervalo entre dos eventos sucesivos. Para Fraisse no hay du- raci6n sin sucesi6n. La percepcién de la duracién la define como la habilidad de percibir eventos su- cesivos como perceptivamente mas © menos simultaneos. El tiempo vivido o subjetivo lo considera una experiencia directa que se integra mediante la percepcién del nimero de eventos cambiantes por parte del sujeto. Asi, de esta manera, concluye que cuando una persona sea consciente de un gran numero de cambios en su actividad, el tiempo subjetivo le parecera mas largo, mientras que a medida que disminuyan los cambios en el entorno, el tiempo parecera encogerse (Fraisse, 1984). EXPERIENCIA TEMPORAL INTERNA. CRONOBIOLOGIA A pesar de la dificultad que entra- fia la definicién del concepto de ee tiempo, los trabajos sobre la experiencia temporal han ido engrosando, poco a poco, la literatura especializada, tanto la que trata este tema a nivel interno como la que lo hace a nivel ex- terno, En relacién al interno, hay que hacer referencia obligada a un rea de estudio que es la cro- nobiologia. Richelle (1991) sefiala que no se puede concebir una aproximacién psicoldgica al tiempo sin hacer referencia a la Cronobiologia. Por su parte Pieron, en la primera mitad del siglo pasado ya hablaba de la “persistencia ritmica” y postulé que la conducta humana debia ser estudiada en funcién del tiempo (Pieron, 1923). La existencia comprobada de ritmos biolégicos en todos los seres vivos da lugar al nacimiento de la cronobiologia. Por su parte, la influencia de los ritmos bio- légicos sobre el comportamiento humano y las diferencias indi- viduales que se observan en esa influencia permiten el nacimiento de la cronobiologia (Sanchez L6pez, 1999). Uno de los ritmos que estudia la cronobiologia son los Iamados ritmos circadianos que son los que poseen un periodo de duracién que oscila alrededor de veinticuatro horas (ademas de 61 SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 los circadianos existen otros rit- mos que varian en la duracién de su perfodo). Aunque los ritmos circadianos se sincronizan a tra- vés de fenémenos externos, como la alternancia de luz-oscuridad, estos ritmos también se mantie- nen en la ausencia de tales sefia- les, lo que apunta hacia la existen- cia de alguna base endégena y algain tipo de reloj biolégico de gran precisién encargado del con- trol de los mismos, a pesar de las desviaciones que se produce en las llamadas situaciones de “curso libre (Richelle, 1991). Para Rusak y Zucker (1979) los ritmos circa- dianos son osciladores que estan genéticamente determinados (con un periodo de alrededor de veinticuatro horas). Para algunos autores es, precisamente esa ritmicidad biolégica, la que hace posible que los organismos pue- dan medir el tiempo astronémico y organizar asi la estructura tem- poral interna. Fernandez- Guardiola (1983) rechaza la idea de la existencia de “duraciones puras”. Para este autor “el sen- tido” del tiempo tiene a su dis- posicién una enorme gama de ritmos biolégicos que utiliza para lenar las duraciones que estan delimitadas ya sea por sefales externas © por sefiales internas. 62 La cuestién que surge de aqui es cual o cuales son los ritmos que se emplean como osciladores en la medida del tiempo y qué proporciones del cerebro (si estan restringidas topograficamente) ejercen esa funcién. gSENTIDO PARA EL TIEMPO? En el apartado anterior hemos mencionado a un autor que habla del “sentido para el tiempo”. Ademas de él, existen otros (Czermack, 1857; Fernandez- Guardiola, Kornhauser, Ayala, y Manaut, 1975; Buela-Casal, 1995) que también consideran la percepcién y estimacién del tiempo como una funcién sen- sorial, como un sentido mas. Y al igual que sucede con otras modalidades de percepcién (p.¢j.. oir y ver), este sentido del tiempo, y sobre todo, la estimacién co- rrecta de las duraciones consti- tuye un elemento de suma impor- tancia en el control del comporta- miento y es tan necesario para el funcionamiento motor y percep- tual como lo es la experiencia de las tres dimensiones del espacio. El tema de discusién esta en qué es lo que nos proporciona esa capacidad para la medida tem- Capacidad para percibir y estimar el tiempo en humanos poral, dénde esta su origen, en qué consiste, cual es su natura- leza; en definitiva, qué mecanis- mo 0 tipo de mecanismo subyace a la experiencia del tiempo y particularmente a su duracién. Mientras que unos autores dan una respuesta considerando que es el producto de un proceso cognitivo que extrae y usa sefiales del ambiente, otros lo atribuyen ala existencia de un reloj interno que genera informacién temporal. Ambas posturas quedan refle- jadas en los diferentes modelos y teorias que se han desarrollado sobre esta cuestién. MODELOS Y TEORIAS EN PERCEPCION Y ESTIMACION DEL TIEMPO En este apartado vamos a expo- ner las caracteristicas fundamen- tales de los principales modelos y teorias que se han ido desarro- lando en el intento de dar res- puesta a las preguntas que se han mencionado en el apartado anterior. En primer lugar apare- cen los modelos y teorfas que abogan mas por un proceso cog- nitivo y en ultimo lugar, los que hacen mas hincapié en los pro- cesos fisiolégicos y proponen la existencia de un reloj interno. rr Modelo basado en el tamafio de lo almacenado (“storage size”) (Ornstein, 1969). Este modelo postula que la esti- macién del tiempo es una funcién directa de la cantidad de infor- maci6n almacenada en la memo- ria procedente del procesamiento de informacién que tiene lugar durante el intervalo objeto de estimacién, Esta teorfa predice una relaci6n positiva entre la duraci6n subjetiva y la cantidad y complejidad de la informacién procesada, ya que, a mayor can- tidad y complejidad de la tarea, mayor informacion es procesada y almacenada. Este modelo, ha conseguido apoyo empirico fun- damentalmente en aquellas si- tuaciones en las que se ha utiliza- do el paradigma retrospectivo (al sujeto no se le informa que al finalizar la tarea se le va a pedir que haga un juicio o estimacién temporal (Gray, 1982; Under- wood, 1975; Block y Zakay, 1997). Teoria del cambio contextual (Block, 1978, 1982). Esta teoria postula que la dura- cin estimada correlaciona de ma- nera positiva con la cantidad de cambios ocurridos tanto en la si- tuacién ambiental (p.ej., cambios 63 SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 en las propiedades de los estimu- los y/o en las demandas de la tarea) como los procedentes del propio organismo (p.ej., activida- des nemotécnicas). De esta ma- nera, un mayor ntimero de cam- bios contextuales ocurridos du- rante el intervalo a estimar, pro- voca un incremento en la duracién. estimada. En una investigaci6n realizada por Block y Reed (1978) se hallé que los intervalos en los que los sujetos tenfan que cam- biar el modo en que se habia de procesar un material verbal eran estimados como mas largos que esos mismos intervalos en los que los sujetos solamente tenian que procesar el material de una determinada manera, o bien en base a la estructura o bien en base ala seméantica. Este resultado no esta en concordancia con lo pos- tulado por el modelo anterior, ya que donde ocurre una mayor re- tencién del material verbal es en la condicién en la que se produce solamente un procesamiento seméantico. Teoria de la segmentacion. Es una derivaci6n de la teoria del cambio contextual y es propuesta por Poynter (1983, 1989). Segtin este autor, la percepcién del tiempo es la percepcién de 64 eventos. Afiade que, en ausencia de “receptores temporales” que respondan al estimulo temporal, los humanos experienciamos el tiempo a través de la percepcién de cambios en el ntimero, la magnitud y la saliencia de los eventos en un intervalo. Estos cambios son los indices del paso del tiempo. Esta teoria predice que los intervalos llenos dan lugar a estimaciones de tiempo més largas que los intervalos vacios debido a que el contenido de los intervalos Ilenos pueden servir como marcadores signi- ficativos que segmentan la ex- periencia. El procesamiento de esos eventos genera referentes temporales en la memoria que son utilizados para reconstruir la duraci6n de un periodo de tiem- po. Por este motivo, la duracién juzgada es considerada como una funcién positiva del grado en que un intervalo es segmentado. Estas ideas estan estrechamente vinculadas con lo postulado por Fraisse (1963) y su afirmacion de que la duraci6n psicoldgica esta compuesta de cambios psicolé- gicos. Son varios los estudios en los que se ha encontrado apoyo empirico a este modelo y no asi al de la extensién del almacenaje propuesto por Ornstein (1969) Capacidad para percibir y estimar el tiempo en humanos (Poynter, 1983; Zakay, Tsal, Mo- ses y Shahar, 1994). Bueno (1990) sefiala que en este modelo del cambio contextual hay dos factores principales que contri- buyen a configurar el tiempo psicoldgico: a) los cambios en el contexto cognitivo que se produ- cen durante un perfodo tempo- ral dado y b) el esfuerzo mental invertido en los sucesos sobre los que se aplican esos cambios. A esto afiade que, a la hora de ana- lizar esos factores, es importante tener en cuenta el tipo de para- digma empleado (retrospectivo 6 prospectivo) asi como las posibles interacciones que pueden existir entre ambos factores. Teoria basada en la atencién. Esta teoria ha sido propuesta por varios autores (Frankenhaeuser, 1959; Hicks, Miller, Gaes y Bierman, 1977; Hicks, Miller y Kinsbourne, 1976; Thomas y Weaver, 1975). Postula la exis- tencia de un reloj cognitivo o timer cuya tarea consiste en producir y codificar informacién relacio- nada con el tiempo. Este reloj cuenta unidades de tiempo sub- jetivas que se van acumulando durante el intervalo de tiempo; de esta manera, la duraci6n de dicho intervalo es estimada con base en a el ntimero de unidades almace- nadas (Berlyne, 1966). Es un reloj que para su funcionamiento de- manda recursos atencionales. Asi, cuantos mas recursos le sean dirigidos, tantas mas unidades subjetivas de tiempo iran siendo acumuladas. Esta teoria predice dos tipos de relaciones: a) una relacién inversa o negativa entre las demandas de procesamiento exigidas por la tarea no temporal y la duracién estimada (Brown, 1995; Bueno, 1992; McClain, 1983; Predebon, 1996; Zakay, 1989; Zakay, Nitzan y Glikson, 1993) y b) una relacién positiva entre la estimaci6n de la duracién. y el aburrimiento producido por la tarea (Hawkins y Tedford, 1976). En varias investigaciones se ha encontrado apoyo a estas predicciones. Asi, por ejemplo, en aquellos estudios en los que se presentan situaciones en las que los sujetos a la vez que atienden al paso del tiempo deben realizar simultaneamente una determi- nada tarea (p.ej. anagramas, la- berintos, tareas de recuerdo, operaciones aritméticas, etc.) se han obtenido juicios temporales mas cortos y/o mas imprecisos que los realizados por los sujetos control que solamente debian de atender al tiempo (Burnside, 65 SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 1971; Devane, 1974; De Wolfe y Duncan, 1959; Hawkes y Sher- man, 1972; Hicks y Brundige, 1974; Hicks, Miller, Gaes y Bier- man, 1977; Vroon, 1970; Wilson- croft y Stone, 1975; Zakay y Fa- Nach, 1984; Zakay, Nitzan y Glicksohn, 1983). Se ha propues- to que ese deterioro que se pro- duce en los juicios temporales en situaciones de tarea dual, que son aquellas en las que el sujeto a la vez que presta atencién al tiempo ha de realizar otra tarea diferente, puede variar en funcién de la dificultad de la tarea no tem- poral, de modo que cuanta mas dificultad tenga mayor sera el deterioro que se producira. Esto ocurriria asi, debido a que los recursos atencionales son limitados. Esto implica que se han de distribuir entre las dos tareas, por lo que, o bien se van a ver afectadas ambas tareas, 0 bien una de ellas a expensas de la otra. Teoria o modelo de la expecta- tiva contraste. Dentro de la aproximacién que enfatiza el papel de la atencién, autores como Jones y Boltz (1989) postulan que los estimulos que llenan un intervalo de tiempo son los que definen a ese intervalo 66 y que sus inherentes patrones ritmicos pueden afectar la manera en que la gente atiende a ellos y juzga sus duraciones. En concreto, los autores proponen la existencia de dos modos de atenci6n: una atenci6n orientada al futuro y una atenci6n analitica. La primera se manifiesta ante estimulos o eventos que tienen una coherencia temporal alta, mientras que la segunda lo hace ante estimulos 0 eventos de baja coherencia temporal. En el primer caso, la gente puede generar expectativas acerca del momento y de la manera en que se produciré la desaparici6n de los estimulos (estos son los que tienen una alta predictibilidad temporal). En estos casos las estimaciones de tiempo van a es- tar determinadas por la confir- macién 0 violacién de la esperada conclusi6n de un evento. Es decir, si la terminacién de un evento confirma las expectativas, en ocasiones posteriores, la esti- macién del tiempo va a ser mas precisa. Sin embargo, si los eventos finalizan mas tarde de lo esperado pueden parecer mas largos y producir, con ello, sobreestimaciones en los juicios de duracién. Por ultimo, en el caso en que los eventos finalicen Capacidad para pereibir y estimar el tiempo en humanos antes de lo esperado, estos van a parecer mas cortos, lo que da lugar a que se produzcan subesti- maciones de tiempo. El otro modo de atender es el analitico, que tal y como hemos sefalado ocurre ante estimulos de baja coherencia temporal y por tanto, de baja predictibilidad tem- poral. En estos casos, los sujetos no pueden anticipar su curso fu- turo por lo que para realizar las estimaciones de tiempo recurren a estrategias como por ejemplo, contar, dar golpecitos, etc. Un apoyo empirico a estos postula- dos lo encontramos en Boltz (1993). Los modelos y teorias ante- riores se enmarcan dentro de la primera postura que hemos men- cionado en el apartado anterior, en la cual se considera a la esti- macién del tiempo como un proceso cognitivo que extrae sefiales del ambiente y las usa para construir el armaz6n en el que se basa la percepcién y esti- macién del tiempo. Son modelos que no podemos considerar ni excluyentes ni incompatibles en- tre si; al contrario, cada uno de ellos explica una parte de los resultados que se han ido obte- niendo en los numerosos y diver- sos estudios realizados (Zakay, 1989, 1990). Asi, y a modo de conclusién se puede decir que el modelo atencional ha ganado apoyo en los estudios prospectivos en los que la atencién al tiempo es intencional; por su parte, el modelo del tamafio de lo alma- cenado de Ornstein (1969) ha recibido ese apoyo en condiciones retrospectivas en las que la atencién hacia el paso del tiempo es tan solo incidental, pero siem- pre y cuando, en dichas situa- ciones no se hayan realzado la presencia de cambios en la situaci6n experimental. Segin Bueno (1990) cuando esos cam- bios se hacen evidentes el modelo que gana apoyos es el del cambio contextual. Zakay (1989) propone la existencia de dos procesadores, uno dedicado al procesamiento de la informaci6n temporal y el otro encargado del procesamiento de la informacién no temporal. Estos procesadores no acttian de ma- nera paralela. Segun el autor el procesador temporal es un tipo de memoria de trabajo, cuyo contenido no es transferido a la memoria a largo plazo, a no ser que ello se haga de manera deliberada. Si la estimacién tem- poral no es la tarea prioritaria y los juicios temporales no se realizan de manera inmediata, tal 67 'SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 y como sucede en el paradigma retrospectivo, la informacién tem- poral no permaneceré en la me- moria a corto plazo ya que sera eliminada por la informacién de la memoria a largo plazo, que es la que al final se utilizar para realizar la estimacién temporal. Por el contrario, si la estimacién del tiempo es una de las tareas prioritarias y esta se hace inme- diatamente después de la fina- lizaci6n del intervalo, la infor- maci6n procedente del procesador temporal sera facilmente recu- perable, y sera la que se utilice fundamentalmente para realizar la estimacién del tiempo. Segun el autor esto explica el hecho de encontrar diferentes resultados al utilizar uno u otro paradigma. En la misma linea, Block y Zakay (1997) realizan una revisién me- ta-analitica de los juicios prospec- tivos y retrospectivos de duracién y concluyen que el hecho de que diferentes variables tengan una influencia diferencial sobre los juicios prospectivos y retrospec- tivos puede ser un indice de la existencia de diferentes procesos subyacentes en los dos tipos de juicios. Dentro de la segunda pos- tura que es la que relaciona la estimacién del tiempo con un 68 proceso fisiolégico, se mantiene que el sentido para el tiempo es el producto de las actividades de contadores internos 0 timers, los cuales funcionan como relojes biolégicos. Los autores han pro- puesto diferentes candidatos para esos contadores: el ritmo alfa (Gooddy, 1958; Survillo, 1966; Treisman, Faulkner, Naish y Brogan, 1990; Werboff, 1962) el ritmo de los latidos del coraz6n (Ochberg, Pollack y Meyer, 1964), el ritmo de la respiracién (Muns- terberg, 1899) o procesos bio- quimicos del cerebro (Dimond, 1964; Hoagland, 1935). Con base en estas especulaciones se asume un vinculo entre la aceleraci6n 0 desaceleracién de procesos fisiolégicos y la estimacién del tiempo. Asi, por ejemplo, en un estudio realizado por Fischer (1967) se hall6é que los esti- mulantes aparecian asociados con estimaciones mas largas de periodos de tiempo mientras que los tranquilizantes estaban asociados con estimaciones m4s cortas. Por otra parte, otros auto- res informan de la existencia de una relaci6n entre la temperatura corporal y la estimacién del tiempo (Baddeley, 1966; Hoa- gland, 1935; Kleber, Lhamon y Goldstone, 1963; Pfaff, 1968). En Capacidad para percibir y estimar el tiempo en humanos. concreto lo que sefialan es que un aumento en la temperatura corporal Ileva consigo un de- cremento en las estimaciones del tiempo. Sin embargo, también hay que sefialar que esa relacién no ha sido siempre hallada (Bell y Provins, 1963; Fox, Brandburg, Hampton y Legg, 1967; Kleber, Lhamon y Goldstone, 1963). Algunos autores sefialan que una variable que puede estar media- tizando el efecto de la tempe- ratura corporal puede ser en nivel de activacién experimentado por el sujeto en las diferentes situaciones (Wearden y Penton- Voak, 1995). De hecho varios autores han aportado datos con- sistentes con la idea de que tanto los animales como los humanos poseen algtin tipo de “pulsador” © mecanismo oscilador que es sensible a la activacién (Bizo y White, 1993; Fetterman y Killen, 1991; Killen y Fetterman, 1988; Morgan, Killen y Fetterman, 1993; Treisman, Faulkner, Naish y Brogan, 1990). Seguin esto, los datos de la temperatura se pueden explicar asumiendo que las temperaturas del cuerpo mas altas producen un incremento en la activacion y que el gradual refrescamiento (esto ultimo es utilizado en los experimentos que llevan a cabo Baddeley, 1966 y Bell, 1975), reduce la activacién. Por otra parte, también las situa- ciones donde los sujetos son bruscamente expuestos a un desagradable ambiente frio (tal y como ocurre en los experimentos de Fox, Bradbury, Hampton, y Legg, 1967) pueden aumentar la activacién y esto a su vez, pro- ducir un incremento en la veloci- dad del tiempo subjetivo (Fox y cols., 1967; Lockhart, 1967). Modelo de Treisman. En cierta parte, este modelo in- tenta conjugar la aproximacién cognitiva y la fisiolégica. Es pro- puesto por Treisman (1963, 1984) y en él se sugiere que al- gunos procesos intrinsecos a la acci6n cognitiva pueden ser com- binados con un generador de Ppulsos que tiene una base fisio- l6gica, dando lugar a un meca- nismo general de medida del tiempo. El término “reloj interno” hace referencia a un completo sistema de mecanismos internos que son la base del desempefio temporal y el cual estaria forma- do, entre otros componentes, por un marcapasos, una memoria a corto plazo, un contador y un comparador. El marcapasos tem- poral seria la parte del sistema 69 rr SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 que se encarga de producir los pulsos que van a servir como el origen de las informaciones sobre el tiempo. Dichos pulsos se van acumulado en el contador, que acttia como una memoria a corto plazo. El input del contador es controlado por un interruptor que es puesto en marcha por esti- mulos externos. Los pulsos son transferidos a la memoria de tra- bajo. Finalmente el comparador determina la respuesta basada sobre la regla de decisién: una comparaci6n entre el valor al- macenado en la memoria de trabajo y el valor de referencia almacenado (es la informacién criterio que se ha aprendido, por ejemplo, durante la fase de en- trenamiento). Es de destacar que este timer necesita recursos aten- cionales para acumular pulsos de manera eficiente durante el intervalo que va a ser estimado (Casini y Macar, 1999). Revi- siones posteriores de este modelo han incluido reformas en el mis- mo y asi varios autores (Treis- man, Coock, Naish y MadCrone, 1994; Treisman, Faulkner, Naish y Brogan, 1990; Treisman, Faulkner y Naish, 1992) rechazan la idea de la existencia de un tanico marcapasos y abogan por la existencia de un sistema de 70 marcapasos paralelos, formado cada uno de ellos por los siguien- tes componentes: un oscilador temporal que emite pulsos a una frecuencia regular (normalmente, esta frecuencia es mantenida a un valor de referencia estable) y una unidad de calibracién que recibe, como input, los pulsos desde el oscilador y que posterior- mente emite el output, formado por una serie de pulsos de una determinada frecuencia. Esta unidad de calibracién permite flexibilidad y variacién en el out- put, ya que también toma como referencia ciertos eventos 0 marcadores externos (Treisman, Faulkner, Naish y Brogan, 1990). FACTORES QUE INFLUYEN EN LA PERCEPCION Y ESTIMACION DEL TIEMPO Asi como la tarea de definir el concepto de tiempo presenta una gran dificultad, la manera en que legamos a experimentar el tiempo tampoco es una cuestién simple y sencilla, sino todo lo contrario, es una tarea en la que entran en juego un gran ntimero de factores. Esta idea ha sido reforzada por la constatacién de la existencia de una variabilidad en la estimacién del tiempo y de Capacidad para percibir y estimar el tiempo en humanos diferencias individuales en la orientaci6n del tiempo (Wallace y Rabin, 1960). Tanto en el caso de que nuestra capacidad de perci- bir y estimar el tiempo la rela- cionemos o bien con un proceso cognitivo o bien con un proceso fisiolégico, existe una serie de factores que, a través de los diferentes y numerosos estudios ¢ investigaciones llevadas a cabo, se ha constatado tienen un efecto o estan relacionados con la ma- nera en que percibimos y estima- mos el tiempo. En palabras de Eisler (1995) “La capacidad para percibir y estimar el tiempo puede depender de un reloj biolégico pero también lo hace del apren- dizaje, la experiencia, el ambiente fisico, el ambiente social, la per- sonalidad, la cultura, ete”. Son muchos y variados los factores que se han visto que pueden tener una influencia sobre la percepcién y estimacién del tiempo. Dichos factores pueden ser puramente metodolégicos, y entre ellos se encuentran el método utilizado para realizar la tarea de estimacién, el paradigma empleado, la duraci6n del inter- valo que ha de ser estimado, la presentacién del mismo, el tipo de intervalo, si es “vacio” o esta leno con algun tipo de actividad, oO caracteristicas de dicha acti- vidad, ete. Otros factores estan més relacionados con caracteris- ticas propias del sujeto y son por ejemplo la cultura, el nivel de activaci6n o estrés que presenta el sujeto, temperatura corporal, aspectos emocionales, expecta- tivas, motivaci6n, edad, sexo, caracteristicas de personalidad, ete. PERCEPCION Y ESTIMACION DEL TIEMPO EN ANIMALES INFERIORES A lo largo de los parrafos ante- riores hemos mencionado varias veces la importancia que tiene la percepcién y la estimacién del tiempo como mecanismos de con- trol de nuestro comportamiento. Esto es asi tanto para los humanos como para los anima- les, Pavlov (1927) descubrié en sus perros de experimentacién, un condicionamiento de las res- puestas de estos a la duracién de los intervalos entre-estimulos en situaciones de condicionamiento clasico. Mas tarde, las técnicas de condicionamiento instrumen- tal u operante proporcionaron resultados semejantes, probando asi, que el animal era capaz de controlar, no solamente reflejos 71 SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 incondicionados © innatos, sino patrones de conducta complejos gracias a su capacidad para estimar el tiempo transcurrido. Por otra parte, y en la misma direccién, experimentos de habi- tuacién sensorial en animales pu- sieron de manifiesto un apren- dizaje y una memoria del tiempo transcurrido en la presentacién de los estimulos, pues ante un cambio en la frecuencia de pre- sentacién de éstos, se produce una deshabituacién de los ani- males. Dentro de las técnicas ope- rantes, uno de los programas de reforzamiento mas frecuente- mente utilizados para evaluar la regulacién temporal es el pro- grama de Intervalo Fijo (IF), en el que se refuerza la primera con- ducta o respuesta que emite el sujeto tras un determinado inter- valo de tiempo. Bajo este tipo de programa de reforzamiento, el sujeto muestra un patron de respuestas caracteristico: des- pués de cada reforzamiento se produce una pausa en la emisién de las respuestas, reapareciendo estas hacia el final del intervalo. Este tipo de regulacién temporal ha sido observado en un amplio rango de especies animales: monos, gatos, ratas, palomas, 72 tortugas (Lejeune y Wearden, 1991), localizandose las regu- laciones mAs precisas en las especies mas “altas” de la escala evolutiva, asi por ejemplo, los monos y las ratas son mas precisos que los peces y las tortugas (Wearden y Lejeune, 1993). Del programa del intervalo fijo se deriva otra técnica llamada Intervalo cumbre (“Peak interval”) (Pl). La diferencia que existe en- tre ambas técnicas reside en que, en PI algunos de los ensayos duran mucho mas tiempo que los del intervalo fijo y ademas algunos de esos ensayos pueden finalizar de manera automatica sin entrega del reforzador (Catania, 1970 y Roberts, 1981). Otra de las técnicas que se utilizan se enmarcan dentro de lo que se denomina programas de diferenciacién temporal. En este caso, se trabaja con situaciones donde la regulacién temporal no se crea de manera espontanea sino que resulta de una obli- gacién temporal. Estos progra- mas se caracterizan por el modo en que el sujeto tiene que juzgar estimulos esteroceptivos y por el hecho de que la estimacién tem- poral se expresa mediante la distribucién de la conducta en el Capacidad para percibir y estimar el tiempo en humanos tiempo. Uno de los programas concretos que se incluyen en este apartado es el programa de Re- forzamiento diferencial de tasas bajas de respuesta (RDBT), en el que el reforzador es obtenido solamente si las respuestas sucesivas estén separadas por un determinado intervalo de tiempo. Una variante de este procedi- miento es el programa de Refor- zamiento de la respuesta de duracién (RDR) en el que se presentan varios estimulos de diferentes duraciones y se refuerza solamente la respuesta de una duracién determinada (Jasselette, Lejeune y Wearden, 1990). Otro tipo de técnicas son las denominadas de generali- zacién temporal, con ellas, Church y Gibbon (1982) inten- taron comprobar la sensibilidad de los animales a la duracién de los estimulos. En estas técnicas lo que se hace es presentar una serie de estimulos de distintas duraciones, obteniéndose el re- fuerzo tinicamente sila respuesta se emite ante el estimulo que presenta la duracion criterio. Estas no son las tinicas técnicas © procedimientos que se utilizan en el estudio de la conducta tem- poral en los animales, sino que existen otras mas, y esto es SS debido al rapido crecimiento que se esta produciendo en los tlti- mos afios en la investigacién so- bre la medida del tiempo en animales, tanto desde el punto de vista metodolégico, empirico, como te6rico (Fetterman y Killen, 1995). Desde el punto de vista teérico se pueden mencionar diferentes modelos o teorias tales como la versién modificada del modelo de Treisman desarrollado por Gibbon, Church y Meck (1984) 0 como la teoria llamada Teoria conductual de medida del tiempo desarrollada por Killen y Fetterman (1988, 1993). De las investigaciones en animales se desprende la hipé- tesis de que ha de existir alguna medida consciente o inconsciente de las duraciones de los inter- valos. Si se supone que para los ritmos circadianos, los organis- mos disponen de un reloj bio- légico para su control, gpo- driamos plantearnos, también, la existencia de un reloj o diversos relojes que se encargaran de controlar las estimaciones de tiempo?. Seguin Richelle (1991) atin no disponemos de una res- puesta definitiva a esta pregunta, pero, se contintia investigando para ver si entre ambos lo que existe es una continuidad o por 73 SUMA PSICOLOGICA Vol. 9, No. 1 el contrario, una ruptura. El mis- mo tipo de problema, continuidad © ruptura, se plantea en la psi- cologia humana entre ¢l “sentido del tiempo” que los humanos comparten con los animales y las elaboraciones conceptuales rela- cionadas con el tiempo que se forma a través del desarrollo cog- nitivo. De hecho algunos autores sostienen que el lenguaje, posi- blemente, puede ser la principal variable responsable de las dife- rencias observadas entre los ani- males y los humanos en la con- ducta desarrollada bajo progra- mas de reforzamiento tales como el del Intervalo Fijo (Bentall, Lowe y Beasty, 1985). Para una revi- sién mas amplia del trabajo rea- lizado con animales remitimos a Lejeune (1993). CONCLUSIONES El objetivo que se ha pretendido conseguir con la realizacién de este articulo es, dentro de todos los posibles que nos hubiéramos podido marcar, uno bastante modesto y que no es otro que contribuir a la difusi6n del area de trabajo e investigacién que forma la llamada Psicologia del Tiempo y dentro de ella la que corresponde a la percepcién y 74 estimacién del tiempo. Se han recogido las grandes aproxima- ciones al concepto de tiempo, sus intentos de definicién y las dificultades asociadas. Nos hemos detenido en los modelos y teorias desarrolladas en rela- cién a la percepcién y estima- cién del tiempo, pudiendo per- filarse dos posiciones, una mas cognitiva y otra mas fisiolégica. Se han mencionado también las variables o factores que influyen en la percepcién y estimacién del tiempo, sin llegar a profun- dizar en ellos, debido a su am- plitud y variedad. Hemos fina- lizado con una revisién a los tra- bajos realizados en este campo con animales. Son muchos los aspectos y cuestiones que han quedado en el tintero; su inclusi6n necesitaria de un trabajo mucho mas amplio y mas extenso que el presente. Aquella persona que esté in- teresada en conocerlos y/o en profundizar mds en los que aqui se han tratado puede consultar los trabajos de otros autores, algunos de los cuales han sido mencionados en este articulo. De manera especial, queremos hacernos eco de un libro de reciente publicacién y del cual recomendamos su lectura, ya que Capacidad para pereibir y estimar el tempo en humanos de manera exhaustiva y concisa pone de manifiesto, desde dife- rentes puntos de vista (desde di- ferentes 4reas de trabajo), las relaciones generales que se pue- den establecer entre Tiempo y Psicologia (Sanchez Lépez, 1999). Asi mismo, recomendamos el libro de Plattner (1995) a través de cuyas paginas podemos des- cubrir la relaci6n tan estrecha que en nuestras sociedades occidentales existe entre tiempo y vida, asi como las consecuen- cias derivadas de la misma. En su primer capitulo encontramos un recorrido histérico de las con- cepciones filoséficas y cientificas sobre el tiempo, que resulta muy interesante y esclarecedor. Desde aqui animamos a los estudiosos e investigadores a que en su trabajo no olviden los as- pectos relacionados con el tiem- po, a que consideren la posibili- dad de incluir en sus proyectos de investigacién variables vincu- ladas con la discriminaci6n, per- cepcién o estimacién del tiempo debido a la informaci6n relevante y/o complementaria que pueden obtener para su propia investi- gaci6n y por la aportacién impor- tante que pueden realizar para el avance y difusién de este area de conocimiento. Concluimos con rr palabras de dos autores impor- tantes: “El tiempo subjetivo es una de las dimensiones esenciales que necesitamos los seres hu- manos para orientarnos en nues- tro entorno” (Zakay, 1990). “El conocimiento de los determi- nantes que intervienen en los jui- cios sobre la duracién de un pe- riodo de tiempo resulta crucial para el avance de nuestra com- prensién sobre el modo en que los seres humanos nos adap- tamos a nuestro ambiente” (Mi- chon, 1980). 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