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LA DEMOCRACIA EN MÉXICO

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SALVADOR MARTÍ I PUIG
REYNALDO YUNUEN ORTEGA ORTIZ y
M.ª FERNANDA SOMUANO VENTURA (eds.)

LA DEMOCRACIA EN MÉXICO
???????
Un análisis a 10 años de la alternancia

Epílogo de Marco Revelli

edicions bellaterra

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Diseño de la cubierta: Joaquín Monclús

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Impreso por Romanyà Valls. Capellades (Barcelona)

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Índice

Introducción, 9

1. Democracia en los estados mexicanos: un análisis subnacional, 15


M.ª Fernanda Somuano y Reynaldo Y. Ortega

2. Capital social y participación electoral en México, 41


M.ª Fernanda Somuano y Reynaldo Y. Ortega

3. La protesta política. ¿Quiénes se movilizan y porqué lo hacen?, 69


Salvador Martí i Puig e Iván Llamazares

4. Identidad partidista y democracia en los estados mexicanos, 97


Reynaldo Y. Ortega, M.ª Fernanda Somuano y Andrés Ruiz

5. «Tomen el regalo pero voten como quieran». Una radiografía del


clientelismo político en México, 135
Patricia Marenghi y Mercedes García Montero

6. Satisfacción con el funcionamiento de la democracia. Diferencias


estatales en México, 163
Araceli Mateos Díaz

7. Los derechos humanos: (in)cumplimiento de las normas y descon-


fianza institucional, 191
Aquiles Magide

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8. Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en Mé-
xico, 213
Elena M. Barahona y Cristina Rivas

9. Conclusiones: México a una década de la alternancia. ¿Qué tipo de


democracia y de sociedad?, 247
Savador Martí i Puig

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Introducción

Reynaldo Yunuen Ortega Ortiz y M.ª Fernanda Somuano Ventura

La colaboración entre comunidades académicas es siempre un reto y


para llevar a buen puerto esa cooperación la confianza es indispen-
sable. El lector tiene en sus manos el fruto de un trabajo intenso de
investigación de más de tres años entre dos grupos de profesores-
investigadores y becarios, separados por un océano, pero unidos en
el esfuerzo por conocer uno de los procesos políticos más complejos
y con más aristas de las últimas décadas: la democracia en México y
en sus estados. Este equipo está formado por investigadores y beca-
rios de la Universidad de Salamanca y de El Colegio de México;
apoyados por la Agencia Española de Cooperación Internacional
para el Desarrollo (AECID) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tec-
nología (CONACYT) de México nos dimos a la tarea de desarrollar
uno de los primeros estudios sobre la democracia en los estados
mexicanos.
En este decenio se publicaron varios estudios sobre los procesos
de transición a la democracia (Meyer, 2007; Aguayo, 2010; Loaeza,
2008; Ortega, 2008; Somuano, 2010; Domínguez, et al., 2009; Medi-
na, 2010), pero son muy pocos los que pasan del ámbito nacional al
estatal. Dos temas importantes de esta investigación son el índice de
democracia estatal y la encuesta USAL-COLMEX, que nos permitie-
ron analizar la participación electoral y no electoral, la identidad par-
tidista, el clientelismo, la satisfacción de los ciudadanos con la demo-
cracia, los derechos humanos y la seguridad pública. Para el primer
capítulo se elaboró un índice de democracia local en el que se presen-
ta la situación de la democracia electoral mexicana. El índice tiene
dos dimensiones: lo que Charles Tilly (2004) denominó la consulta

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10 La democracia en México

protegida (participación electoral, número efectivo de partidos, alter-


nancia en el poder ejecutivo estatal) y la protección de la acción arbi-
traria del Estado. Con esas bases, los autores analizan la relación entre
la democracia en los estados y diversos factores económicos, institu-
cionales y sociales. Los resultados muestran una relación significativa
y fuerte entre democracia estatal y una de las variables económicas, el
índice de marginación.
Otro tema indispensable para estudiar el ámbito estatal y sus gra-
dos de democracia tan contrastantes es la relación entre distintos tipos
de capital social y la participación en las elecciones. Con base en la
literatura ad hoc se comparan los niveles de capital social estructural
y cognitivo en México y otros países de América, y se construye un
modelo logístico que intenta explicar la participación electoral inclu-
yendo diversas variables tales como: capital social cognitivo y capital
social estructural, variables sociodemográficas, actitudes políticas y la
identidad partidista. Hallazgo significativo es que la confianza inter-
personal no tiene efecto sobre la probabilidad del voto, pero sí la con-
fianza institucional, porque quienes confían en las instituciones
—como el Instituto Federal Electoral— tienden a votar más, lo mismo
que quienes desconfían de los partidos. Es decir, los mexicanos pare-
cen ver el voto como una forma de mostrar su descontento con los
partidos, sobre todo con el que está en el poder. Otro dato importante
es que no todas las organizaciones parecen promover la participación
electoral, lo cual va en contra de una visión simple del capital social
estructural y su efecto sobre la participación.
La encuesta USAL-COLMEX sirvió también para analizar con
detalle la participación no electoral y conocer las razones por las cua-
les los actores se movilizan. Dos grupos de variables sirven para for-
mular su explicación: variables relacionadas con las teorías de acción
colectiva y con la política partidaria. Entre los factores analizados es-
tán la eficacia política, la confianza en el Estado de derecho, el grado
de asociacionismo, el clientelismo en la entidad, su participación elec-
toral y la identidad partidista. Tras resaltar la importancia del conflicto
postelectoral de 2006, los autores se sirven de múltiple variables para
explicar qué factores afectan más las acciones disruptivas. La perte-
nencia a algunos partidos políticos, la desaprobación de la gestión del
presidente Calderón y el nivel de escolaridad son algunos de los facto-
res que más pesan en ese tipo de alteraciones. Ello lleva a los autores

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Introducción 11

a afirmar que lo partidario ha tenido gran influencia en las moviliza-


ciones de los últimos años.
En cuanto a la identidad partidista de los mexicanos, ¿cuáles son
los factores que la determinan?, ¿cómo se ha consolidado ésta en los
estados?, ¿cuál ha sido su relación con la fuerza electoral de los parti-
dos principales? Y en relación con la volatilidad electoral, se analiza
la participación, la satisfacción con la democracia y el interés de la
ciudadanía en la política. Se estudian en este caso las principales es-
cuelas que buscan explicar las decisiones de los electores (sociológi-
ca, psicológica y de elección racional) y, a partir de ellas, se desarrolla
una serie modelos en los ámbitos estatal y nacional que explican las
decisiones electorales de los ciudadanos mexicanos. Uno de los ha-
llazgos más significativos es que las identidades partidistas de los pa-
dres tienen fuerte influencia (en mayor grado la del padre que la de la
madre) en la identificación del ciudadano con algún partido, lo cual
muestra que la socialización es el factor más importante en la forma-
ción de la identidad partidista de los mexicanos.
En este mismo tema se encuentran algunas de las características
sociodemográficas de los que se identifican con los tres partidos prin-
cipales. De igual forma, tanto el análisis de los factores de la identidad
partidista como el de la relación entre identidad partidista y voto están
hechos tanto a nivel nacional como para cinco estados con diferentes
grados de democratización: Guerrero, Guanajuato, México, Mi-
choacán y Veracruz. Ello permite ver que en el ámbito estatal la iden-
tidad partidista también es el factor más importante para determinar el
voto por un partido. En consecuencia, el avance de elecciones compe-
titivas en las entidades federativas ha permitido la consolidación de
identidades partidistas.
Aunque la manipulación del voto en México ha disminuido con
las reformas electorales de la década de los años noventa, el clientelis-
mo, definido como intercambio de favores materiales por votos, sigue
siendo común. En el capítulo cinco se procura describir las caracterís-
ticas del votante expuesto al clientelismo en la elección de 2006, utili-
zando la encuesta USAL-COLMEX, para compararlo con la elección
de 2000 y determinar si el perfil ha cambiado. Con la encuesta se de-
sarrolla un modelo de regresión logística; los resultados desafían al-
gunas de las explicaciones tradicionales del clientelismo, porque se
encuentra, por ejemplo, que la probabilidad de tentación clientelar

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12 La democracia en México

aumenta con la edad laboral, si se es mujer y con la participación en


organizaciones (sindicatos, partidos políticos, asociaciones de benefi-
cencia). Sin embargo, los indicadores sociodemográficos vinculados
tradicionalmente con el clientelismo, como bajos ingresos o residen-
cia en poblaciones rurales, pierden su capacidad explicativa.
Como dijimos arriba, la variación en los grados de democracia
en el ámbito estatal es amplia. En el capítulo seis se busca comprobar
si esa variación es similar al utilizar datos individuales, no sólo agre-
gados; para ese análisis se utiliza una variable Proxy de democratiza-
ción: el grado de satisfacción con el funcionamiento de la democracia.
También se estudia la relación de esa variable con indicadores relacio-
nados con la eficacia política interna y externa que permiten medir en
lo individual la representatividad político-electoral y los derechos ci-
viles. En el trabajo se encontró que los estados con menor valor en el
índice de democracia estatal son los más influenciables por la raciona-
lidad económica en el momento de expresar su satisfacción con el
funcionamiento de la democracia; en cambio, los estados con valores
más altos en el índice son influidos por variables de largo plazo, es
decir, en esos estados su nivel de satisfacción con la democracia res-
ponde a elementos como la representatividad política y los derechos
civiles más que a beneficios económicos coyunturales.
Los derechos humanos —que se cumpla o no con ellos— es cues-
tión fundamental para la conservación y calidad de la democracia.
Aunque México ha suscrito muchos acuerdos internacionales, no ha
cubierto del todo con esa responsabilidad. La participación de las
fuerzas armadas en cuestiones de seguridad interna, en la mal llamada
«guerra» contra el narcotráfico emprendida durante la administración
de Felipe Calderón, ha producido confusión en cuanto al respeto de
los derechos humanos y puede apuntarse como una de las principales
causas del deterioro del respeto a los mismos. Se observa también que
las reacciones de la población ante el delito se convierten en círculos
viciosos de impunidad; la falta de confianza en el sistema evita las
denuncias y, por lo tanto, muchos crímenes permanecen impunes. El
crecimiento de la inseguridad hace más populares las políticas autori-
tarias. Sin embargo, el uso de las fuerzas armadas no ha traído más
seguridad, como demuestran las alarmantes cifras de ejecuciones. En-
tre los principales problemas que provocan el deterioro de los dere-
chos humanos están los abusos de autoridad, las malas condiciones

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Introducción 13

penitenciarias, el aumento de detenciones arbitrarias y la corrupción


prevaleciente. Todo ello ha llevado a la percepción entre los mexica-
nos de que los derechos humanos no se respetan y a la poca confianza
en las instituciones encargadas del mantenimiento del Estado de dere-
cho. Este deterioro tiene efectos negativos en la calidad de la demo-
cracia y en el ámbito subnacional esto es más evidente, ya que hay
entidades en la que el Estado de derecho ha mostrado fragilidad alar-
mante.
En el mismo tema de seguridad se encuentran las relaciones en-
tre ser víctima de un delito, el apoyo a la democracia, la percepción
del aumento de la inseguridad, percepción de la eficacia del Estado en
la lucha contra el crimen y apoyo a las instituciones encargadas de
estas tareas. Es de especial interés que se comparen estados con dife-
rentes grados de democracia, para ver en qué medida el nivel demo-
crático de una entidad afecta en percepciones, apoyo y satisfacción
con la democracia. A modo de contraste es muy útil diferenciar entre
aquellos que han sufrido un delito (personal o familiar en los últimos
doce meses) y los que no.
En lo que al tema concierne, se demuestra que si bien las vícti-
mas se sienten menos satisfechas con la democracia, no por eso la
apoyan menos. La diferencia entre satisfacción y apoyo es fundamen-
tal en cuanto a las perspectivas a futuro. Sin embargo, en lo que res-
pecta a los programas de seguridad y a las instituciones encargadas de
ellos, la desconfianza de la ciudadanía está muy extendida, lo cual
plantea importantes retos en cuanto a la baja calidad de la democracia
en México.

Referencias bibliográficas

Aguayo, S. (2010), La transición en México. Una historia documental 1910-


2010, Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México, México.
Domínguez, J., C. Lawson y A. Moreno (eds.) (2009), Consolidating Mexico’s
Democracy: The 2006 Presidential Campaign in Comparative Perspecti-
ve, The Johns Hopkins University Press, Baltimore.
Loaeza, S. (2008), Entre lo posible y lo probable: la experiencia de la transi-
ción en México, Planeta, México.

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14 La democracia en México

Medina, L. (coord.) (2010), El siglo del sufragio, de la no reelección a la al-


ternancia, FCE, IFE, México.
Meyer, L. (2007), El espejismo democrático: de la euforia del cambio a la
continuidad, Océano, México.
Ortega, R. Yunuen (2008), Movilización y democracia: España y México, El
Colegio de México, México.
Somuano F. (2010), The Role of NGOs in the Process of Democratization.
The Case of Mexico, Lambert Academic Publishing, USA.
Tilly, C. (2004), Contention and democracy in Europe, 1650-2000, Cambrid-
ge University Press, Cambridge.

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1.
Democracia en los estados mexicanos: un análisis
subnacional

M.ª Fernanda Somuano Ventura y Reynaldo Yunuen Ortega Ortiz

Durante los últimos veinte años, México ha experimentado un com-


plejo proceso de democratización en el ámbito nacional, al transitar de
un sistema de partido hegemónico hacia un sistema de pluralismo mo-
derado (Sartori, 1992). El 2 de julio del año 2000, por primera vez en
más de setenta años, un partido político diferente del PRI (Partido
Revolucionario Institucional) ganó la elección presidencial. El PAN
(Partido Acción Nacional) dejó de ser partido de oposición para ser el
responsable del gobierno federal.
A partir de las elecciones federales de 1997 y sobre todo las del
2000, algunos autores empezaron a señalar el papel de las elecciones
y de diversos actores locales (estatales y municipales) en el proceso de
democratización nacional. Sin embargo, aunque no parece haber dis-
cusión sobre que el ámbito local ha tenido cierto impacto en el nacio-
nal, dista mucho de haber consenso sobre quiénes, cómo y en qué
momentos han ejercido esa influencia.
Algunos autores han argumentado que en un primer momento el
proceso de democratización nacional se originó en el ámbito local, en
donde se formaron y consolidaron sistemas de partidos competitivos.
El argumento señala que la competitividad electoral en el ámbito sub-
nacional (principalmente en las áreas urbanas) tuvo un impacto enor-
me en la política nacional, culminando con el éxito de la oposición en
la elección presidencial del año 2000 (Aranda, 2003). Según esos
autores, la democracia avanzó de la periferia hacia el centro a través
de la acumulación constante de victorias de la oposición en los esta-
dos en lo que algunos han llamado «la vía centrípeta de la democra-
cia» (Mizrahi, 1997).

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16 La democracia en México

Sin embargo, otros politólogos se han referido a la política local


y a sus múltiples enclaves autoritarios como un verdadero obstáculo
para el fortalecimiento del régimen democrático nacional. Estos auto-
res cuestionan enérgicamente que los agentes de la periferia hayan
contribuido a la transición democrática en el ámbito nacional y argu-
mentan que la arena política local ha sido y será la principal fuente de
resistencia a la democratización (Cornelius y Eisendstadt, 1999). Si
bien ambas posiciones parecen verosímiles, consideramos que es la
interacción entre cambios en el ámbito federal y transformaciones en
los estados lo que explica la situación de la democracia nacional y los
procesos de democratización en los estados. Por poner sólo dos ejem-
plos, en 1988 las competidas e impugnadas elecciones presidenciales
dieron origen a un nuevo sistema de partidos federal y al fortaleci-
miento del PAN en la Cámara de Diputados que no había tenido pre-
cedente. Sin ese antecedente no es posible explicar la primera alter-
nancia en el gobierno estatal de Baja California Norte, en la que se
reconoció el triunfo electoral del PAN. De la misma forma, la reforma
electoral federal de 1996 no puede entenderse sin el levantamiento
zapatista en Chiapas ni sin los múltiples conflictos poselectorales es-
tatales entre 1988 y 1994 (Ortega Ortiz, 2008; Somuano, 2010).
Claramente, los estudios sobre la democracia se han concentrado
más en unidades nacionales y menos en regiones, localidades o unida-
des subnacionales. La mayoría de las teorías sobre la democracia,
transición o consolidación democrática han buscado explicaciones
para esos procesos en el ámbito nacional. En cambio, la literatura so-
bre democracia local es, en su mayoría, de naturaleza normativa (Her-
nández, 2000). Si asumimos que la democracia es un concepto relacio-
nado no sólo con naciones sino con regiones o localidades, vale la pena
preguntar si los factores que explican la democracia nacional también
son válidos para explicar la democracia estatal.1 El objetivo de este
trabajo es precisamente responder a dos preguntas relacionadas:
¿Cómo se puede crear un índice de democracia estatal? ¿Qué factores
determinan los distintos niveles de democracia estatal en México?

1. En este estudio «local» se referirá a nivel «estatal».

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Democracia en los estados mexicanos 17

Las distintas mediciones de democracia

La idea de construir un índice que mida un concepto tan complejo


como democracia no es nueva. Sin embargo, el ejercicio se ha hecho
básicamente en el ámbito nacional. Entre los índices más conocidos
de democracia sin duda destaca el que calcula Freedom House en su
informe anual.
El informe Freedom in the World brinda una evaluación anual
del estado de la libertad global tal como la experimentan los indivi-
duos. El índice busca medir la libertad —oportunidad de actuar espon-
táneamente en una diversidad de campos fuera del control del gobier-
no y otros centros de dominación potencial— según dos grandes
categorías: derechos políticos y libertades civiles. Los derechos políti-
cos permiten que la gente participe libremente en el proceso político,
incluye el derecho a votar libremente por diferentes alternativas en
elecciones legítimas, competir para puestos públicos, vincularse a par-
tidos políticos y organizaciones políticas, y elegir representantes que
tienen un impacto decisivo sobre las políticas públicas y que los políti-
cos rindan cuentas al electorado. Las libertades civiles incluyen las
libertades de expresión y culto, los derechos de asociación y organiza-
ción, el estado de derecho y la autonomía personal sin interferencia
del Estado.
La democracia a menudo se vincula con otros temas. El Centro
para la Apertura y el desarrollo de América Latina (CADAL, por sus
siglas) presenta anualmente el Índice de Democracia, Mercado y
Transparencia, en el que se combinan los resultados del índice de li-
bertad global de Freedom House, con los resultados de otros indicado-
res como el de libertad económica (The Heritage Foundation y The
Wall Street Journal) y el de percepción de la corrupción (Transparen-
cia Internacional).
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo publica
el Índice de Democracia Electoral (IDE). Este índice está compuesto
por los siguientes criterios: grado de participación de la población en
las elecciones, limpieza del sufragio, grado de libertad de las eleccio-
nes, si la elección es el principal medio de acceso a los cargos públi-
cos de un país y si los ganadores de las elecciones logran tomar pose-
sión y permanecer en los cargos después de ser electos.
Por su parte, The Economist Intelligence Unit elabora un índice

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18 La democracia en México

de democracia y separa a las naciones como democracias plenas, im-


perfectas, regímenes híbridos y autoritarios según los resultados. Para
construir este indicador se ocupan sesenta cuestiones distintas agrupa-
das en cinco categorías.
También está el trabajo de la Fundación Konrad Adenauer en el
Índice de Desarrollo Democrático de América Latina (IDD-Lat). En
este índice encontramos una combinación de varias dimensiones que
incluyen: 1) Respeto a los derechos políticos y civiles; 2) Calidad ins-
titucional y eficiencia política; 3) Ejercicio de poder efectivo para go-
bernar.
En un análisis pormenorizado sobre algunos de los principales
índices de democracia nacional, Gerardo Munck sostiene que en la
medición y construcción de índices de democracia es útil tener en
cuenta tres retos: a) conceptuar, es decir, cuál es el concepto de demo-
cracia que utilizamos así como qué atributos tiene nuestro concepto,
b) medir, cómo se miden los atributos o características que forman el
concepto de democracia y c) agregar, decidir cómo se agregan las dis-
tintas mediciones para formar los índices. En su revisión, Munck en-
cuentra diversas fortalezas y debilidades en todos los índices que ana-
liza. Así, en el caso del índice (ACLP) (Álvarez, Cheibub, Limongi y
Przeworski, 1996), Muck sostiene que (ACLP) son particularmente
cuidadosos en la selección de los indicadores y muy claros en su for-
ma de codificar. Sin embargo, su índice tiene la debilidad de utilizar
un concepto de democracia minimalista que omite dos temas centra-
les: la participación y el poder de control de la agenda, indispensables
para saber los grados de democracia en un país. Coppedge y Reinicke
(1991) ponen especial atención en que los indicadores que usan para
medir los grados de democracia sean sensibles a distintos niveles de
agregación. Sin embargo, también cometen el error de omitir el tema
de la participación y el control de la agenda. Hadenius (1992) ofrece
una discusión convincente sobre cómo entender la democracia, en tér-
minos de participación y contestación; además selecciona indicadores
apropiados para medir la democracia, pero cae en el problema de ser
redundante ya que el atributo de qué tan libres son las elecciones es
difícil de distinguirlo de lo que Hadenius define como libertades polí-
ticas. Para Munck los índices con mayores problemas son los del
Freedom House (2007), Gasiorowski (1996) y Vanhannen (2000,
2007) que tienen problemas en su forma de conceptuar, medir y agre-

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Democracia en los estados mexicanos 19

gar los atributos que forman sus respectivos índices de democracia


(Munck, 2009, pp. 35-37).
Pese a la proliferación de índices y de estudios sobre la democra-
cia en el ámbito nacional, la investigación sobre democracia en los
estados es escasa. Cabe destacar que muchas veces las teorías y enfo-
ques sobre democracia nacional no pueden aplicarse a otro nivel de
análisis, dada la diferencia en instituciones, procesos y actores.
En lo que refiere a la teoría sobre democracia local, el trabajo
de algunos académicos británicos como Anne Phillips, Gerry Stoker
y Desmond King (1996) tiene un enfoque normativo. Sus aportacio-
nes giran en torno a la aseveración de que la democracia local es tan
o más importante que la nacional. Destacan que las políticas públi-
cas en el ámbito local deben ser consideradas más representativas y
democráticas que aquéllas que se establecen a nivel nacional y com-
pletan su argumento destacando que los gobiernos locales son más
eficientes en la distribución de su presupuesto que la autoridad na-
cional.
Es claro que los procesos internos de democratización de los es-
tados mexicanos han avanzado a diversas velocidades y han llegado a
distintos grados de democracia. Aunque la literatura que documenta
este fenómeno no es abundante, sí varía en lo referente a sus aproxi-
maciones teóricas y a sus contenidos. Hay estudios desde la perspecti-
va de los movimientos populares, de las alianzas entre empresarios y
partidos de oposición, de la organización, problemas y consolidación
gradual de la oposición partidista en los estados en el período de do-
minio del PRI (Cornelius y Eisendstadt, 1999). Estos estudios pueden
agruparse en aquéllos que ven a los estados como agentes democrati-
zadores, iniciadores y catalizadores del cambio democrático nacional
o aquéllos que ven en los estados justamente los obstáculos que impi-
den que se acelere el proceso democrático en el país.
Alain de Remes (2002, p. 21) identifica cuatro enfoques en el
estudio de los procesos locales de democratización en México: demo-
cratización de abajo hacia arriba con una perspectiva positiva, de aba-
jo hacia arriba con una perspectiva negativa, de arriba hacia abajo con
una perspectiva positiva y de arriba hacia abajo con una perspectiva
negativa.

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20 La democracia en México

CUADRO 1

Enfoque de abajo hacia arriba Enfoque de arriba hacia abajo

Perspectiva Las victorias locales de la Los cambios en el proceso


positiva oposición se van democrático en el nivel
acumulando hasta que el nacional tienen un efecto
régimen se vuelve cascada en el nivel
democrático subnacional
Perspectiva Enclaves autoritarios Aunque exista una apertura
negativa coexisten con espacios subnacional, el régimen no
políticos plurales en el puede volverse democrático
nivel subnacional. Por tanto, hasta que haya alternancia
el régimen nacional no en el poder a nivel nacional
puede considerarse como
perfectamente democrático
hasta que los fuertes
cacicazgos regionales dejen
de ser un factor relevante
para la esfera nacional

Es claro que, independientemente del papel que se asigne a los


estados en el proceso de democratización, el desarrollo democrático
estatal y municipal presenta un panorama heterogéneo y rico que me-
rece explorarse y estudiarse con profundidad.
Partiendo de que el Estado mexicano está constituido como fe-
deración, cada estado tiene su congreso local y sus elecciones estata-
les organizadas por los institutos electorales estatales. En parte como
resultado del federalismo, los estados mexicanos ofrecen gran varian-
za en términos de educación, ingreso per cápita, urbanización y por-
centaje de población indígena. Además, la fuerza de los partidos es
muy diferente dependiendo del estado. En estados con altos niveles
de población urbana como Baja California, Chihuahua, Nuevo León,
Jalisco, Puebla, San Luis Potosí, Yucatán y Estado de México, el
PAN ha sido un importante contendiente en las elecciones locales
desde mediados de la década de los ochenta. En la izquierda, el PRD
ha tenido una presencia significativa en el Distrito Federal, Baja Ca-
lifornia Sur, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Zacatecas, Tabasco y Es-
tado de México. Por todas estas razones, el ámbito estatal es propicio

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Democracia en los estados mexicanos 21

para explorar los distintos niveles de democracia a los que han llega-
do los estados.

El índice de democracia estatal

Tomando como base un estudio de Alfonso Hernández (2000), trata-


mos de desarrollar una medida de democracia estatal. Muchos autores
reconocen que la democracia es una forma específica de sistema políti-
co o tipo de régimen y razonablemente suponen que es un concepto
multidimensional. Aún cuando existen múltiples definiciones de demo-
cracia, generalmente éstas distinguen dos atributos o componentes cen-
trales: la participación y la contestación. En su libro clásico Poliarquía,
Robert Dahl construye una tipología de regímenes políticos a partir de
estas dos dimensiones. En las democracias, los gobernantes —aquéllos
que detentan el poder político— son electos por los gobernados, son
responsables ante ellos y pueden ser reemplazados por procedimientos
mediante los cuales estos últimos expresan sus preferencias sobre
quién debe gobernar y cómo debe hacerlo. Para asegurar el significado
y la efectividad de sus derechos políticos los ciudadanos y sus organi-
zaciones deben tener asegurados ciertos derechos civiles básicos, tales
como libertad de reunión y petición, libertad de asociación y de protes-
ta pacífica, derecho contra el arresto arbitrario o castigo ilegal por par-
te de la autoridad. Las estructuras políticas son importantes en sí mis-
mas, pero sin la oportunidad real de ejercerse no puede haber un
ejercicio efectivo de los derechos políticos, generalmente incluidos en
el corazón de cualquier definición de democracia (Inkeles, 1991, p. ix).
Tilly (2004, pp. 12-13) define la democracia como un régimen
de consulta protegida y la democratización como el proceso mediante
el cual se amplían e igualan las relaciones entre los agentes guberna-
mentales y la población, vinculados a partir de consultas obligatorias
que determinan los cargos, recursos y políticas gubernamentales y en
el cual, la población está protegida de la acción arbitraria de los agen-
tes gubernamentales. Siguiendo esta visión de la democracia podemos
suponer que una vez que se establece un régimen democrático nacio-
nal es posible distinguir distintos grados de democracia estatal, es de-
cir, en algunos estados las consultas protegidas (elecciones) tendrán

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22 La democracia en México

mayor o menor fortaleza y los ciudadanos estarán más o menos prote-


gidos de acciones arbitrarias del gobierno.
En su trabajo sobre la democracia en México, Hernández (2000)
construye un índice comparativo de democracia local. Nosotros nos
basamos en este índice, lo modificamos y actualizamos hasta el 2006.
Partimos de reconocer dos dimensiones en el concepto de democracia
política: una dimensión relacionada con las consultas protegidas (elec-
ciones) y una segunda dimensión, relacionada con la protección de los
ciudadanos de las acciones arbitrarias del gobierno.
La primera dimensión (consulta protegida) está representada por
cuatro variables: el número efectivo de partidos representados en el
electorado; el número efectivo de partidos representado en el congre-
so local; participación en las elecciones locales;2 y alternancia de par-
tido político en el poder ejecutivo estatal. Esta última variable es par-
ticularmente importante en el caso mexicano, ya que hasta hace muy
poco había estados en donde nunca había gobernado un partido dife-
rente del PRI.
El número efectivo de partidos en el electorado (Nv) y en el con-
greso local (Nc) son variables continuas. Dunleavy y Margetts (1994,
p. 167) definen Nv como uno (1) dividido entre la sumatoria de las
proporciones de voto nacional por un partido político al cuadrado.
Asimismo, el número efectivo de partidos representado en la legisla-
tura local se define como uno (1) dividido entre la sumatoria de las
proporciones de las curules que obtenga cada partido en el congreso
local al cuadrado. Ambas medidas nos dicen cuántos partidos políticos
están presentes en un sistema de partidos, tomando en cuenta su tama-
ño relativo (Lijphart, 1984, p. 120). Esta medida también nos dice que
si Nv es igual o mayor que 2, es posible que un partido de oposición
gane una elección. Sin embargo, si Nv es sustancialmente menor a 2,
podría significar la presencia de un partido hegemónico dentro de un
sistema de partidos (Hernández, 2000).
La alternancia se refiere al número de años que un gobernador
proveniente de un partido distinto al PRI ha estado a la cabeza del
gobierno estatal. Por último, la participación electoral se refiere al
promedio del porcentaje de gente que acudió a votar en las elecciones
a diputados federales en el período 1989-2006.

2. Esta variable no está incluida en el índice de Hernández.

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Democracia en los estados mexicanos 23

La segunda dimensión es la protección de los ciudadanos de la


acción arbitraria del gobierno. Está medida por dos variables: el nú-
mero de recomendaciones emitidas por la Comisión Nacional de De-
rechos Humanos (CNDH) y enviadas a las autoridades locales durante
1990-2005 y el número de estaciones de radio y periódicos en cada
estado en 2005.
El número de recomendaciones emitidas por la CNDH es un in-
dicador del grado en el cual se vulneran los derechos de los ciudada-
nos en cada estado. La CNDH está a cargo de monitorear el compor-
tamiento de las autoridades locales y federales en todo lo relativo a los
derechos humanos. Analiza posibles violaciones y emite recomenda-
ciones cuando considera que hubo una seria infracción de la ley por
parte de algún funcionario público. Incluimos la variable del número
de estaciones de radio y periódicos en cada estado bajo el supuesto de
que la pluralidad de medios de comunicación permite un mayor cono-
cimiento de acciones arbitrarias y su posible sanción.

CUADRO 2. Componentes del índice de democracia estatal

Dimensión Variables
Consulta protegida Participación electoral.
Número efectivo de partidos representado en el elec-
torado (Nv).
Nv está medido como uno dividido entre la sumato-
ria de las proporciones de voto obtenido por cada
partido en cada estado al cuadrado.
Número efectivo de partidos representados en el
congreso local (Nc).
Nc está medido como uno dividido entre la sumato-
ria de las proporciones de curules totales obtenidas
por cada partido en el congreso local al cuadrado.
Alternancia de partido en el poder ejecutivo a nivel
estatal.
Protección de la acción Recomendaciones de la CNDH.
arbitraria del estado
Número de estaciones de radio y periódicos estatales.

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24 La democracia en México

El índice de democracia local se obtuvo mediante análisis de


componentes principales.3 El índice muestra una varianza considera-
ble entre los estados, lo cual indica importantes diferencias en el nivel
de democracia de cada estado mexicano.

CUADRO 3. Valores del índice de democracia local para los estados


mexicanos
Estado IDL 2006

Guanajuato 2,267
Querétaro 1,747
Baja California 1,587
Distrito Federal 1,295
Jalisco 1,237
Aguascalientes 0,823
México 0,694
Nuevo León 0,615
Sonora 0,535
Zacatecas 0,525
Yucatán 0,440
Campeche 0,397
San Luis Potosí 0,386
Michoacán 0,154
Baja California Sur 0,060
Chihuahua 0,027
Sinaloa –0,087
Durango –0,105
Tamaulipas –0,135
Colima –0,175
Hidalgo –0,436
Puebla –0,530
Veracruz –0,647
Coahuila –0,857
Tlaxcala –0,876

3. En el Apéndice I se encuentran las fuentes de todos los datos y se explica con de-
talle cómo fue construido el IDL, además de mostrar los valores obtenidos para cada
estado mexicano.

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Democracia en los estados mexicanos 25

CUADRO 3. Continuación
Estado IDL 2006

Morelos –0,971
Tabasco –0,998
Oaxaca –1,104
Nayarit –1,190
Quintana Roo –1,281
Guerrero –1,656
Chiapas –1,743

ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

Índice
Muy bajo

Bajo

Medio

Alto CENTROAMÉRICA

Muy Alto

FUENTE: elaboración de los autores.

El rango del índice va de –1,74 para Chiapas a 2,26 para Gua-


najuato.4 Una ventaja importante de este índice es su temporalidad, ya
que muestra el comportamiento democrático en los estados en un pe-
ríodo de dieciséis años. En general, el índice parece capturar las dife-
rencias esenciales en los niveles de democratización de los estados
mexicanos durante las administraciones de los presidentes Salinas,

4. En el estudio de Hernández que cubría el período de 1989 a 1997, el índice iba de


–2,90 para Chiapas a 1,66 para Baja California Sur.

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26 La democracia en México

Zedillo y Fox. Esto es, los resultados numéricos parecen ir de acuerdo


con las expectativas y conocimiento previo: Guerrero, Oaxaca, Chia-
pas y Tabasco, estados en donde el PRI todavía tiene mucha fuerza,
los procesos electorales distan de ser completamente libres y equitati-
vos y en donde ocurre un número muy alto de violaciones a los dere-
chos humanos son los estados que muestran los niveles más bajos de
democracia. El Distrito Federal, Baja California, Querétaro y Gua-
najuato, estados en donde las elecciones son más competidas, en don-
de la alternancia es común y tienen menores niveles de violaciones a
derechos humanos son aquellos que ocupan los lugares más altos en
nuestro índice de democracia.
Es interesante observar en el mapa lo que parece ser un patrón
regional. Los estados con niveles de democracia local bajo y muy
bajo se encuentran localizados en su mayoría en la zona sur y sureste
de México. En cambio, los estados con niveles de democracia local
alto y muy alto se encuentran concentrados en el centro y norte del
país.
Ahora bien, una vez que contamos con el índice de democracia
local, procederemos a analizar los posibles factores que determinan el
nivel de democracia alcanzado por los estados, con el fin de saber qué
condiciones estructurales, institucionales y sociales coinciden con dis-
tintos niveles de democracia estatal. En lo que resta del texto presen-
taremos sólo un breve análisis de factores socioeconómicos e institu-
cionales que parecen estar ligados con distintos niveles de democracia
en los estados.

Relación desarrollo económico-democracia estatal

Que el desarrollo económico y la democracia van de la mano es una


creencia muy común. Sin embargo, la evidencia no ha sido concluyen-
te. Más allá de los estudios de Lipset (1960) y Huntington (1991), o
estudios más recientes realizados por Jackman (1973), Bollen (1979,
1983) y Bollen y Jackman (1985), que parecen apoyar la noción de
Lipset, hay otros que rechazan drásticamente los resultados y las con-
clusiones de estos autores. Los estudios de Arat (1988) y Gonick y
Rosh (1988) concluyen, por ejemplo, que niveles más altos de desa-

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Democracia en los estados mexicanos 27

rrollo económico no necesariamente llevan a mayores niveles de de-


mocracia, «incluso para los países con menores niveles de desarro-
llo». Gonick y Rosh afirman que el «desarrollo económico… no es el
factor más importante que afecta el grado en el que un sistema político
puede ser caracterizado como “democracia liberal”…».
En términos de la relación causal entre las dos variables, el tra-
bajo de Burkhart y Lewis-Beck, que ha sido visto como «el estudio
más cuidadoso con datos agregados hasta ahora» (Przeworski, 1997)
claramente confirma la tesis sobre modernización que originalmente
propusieron Lipset y otros. Si seguimos este argumento, el desarrollo
socioeconómico necesariamente precede y favorece la democratiza-
ción. Sin embargo, una investigación más reciente realizada por
Przeworski y sus colegas (2000) parece revertir la dirección causal de
los argumentos de Lipset y Burkhart y Lewis-Beck. El primero afirma
que los países ricos tienden a ser más democráticos, no porque las
democracias surjan como consecuencia del desarrollo económico bajo
las dictaduras, sino porque, como sea que emerjan, las democracias
tienen mayores probabilidades de sobrevivir en sociedades con más
recursos económicos. Así, el desarrollo económico no influye en la
transición democrática, pero claramente promueve su permanencia
(Przeworski, 1997, p. 137).
Aun cuando la mayoría de los estudios empíricos para probar
este argumento han utilizado datos a nivel agregado (nacional), pare-
cería razonable esperar que a nivel local variables socioeconómicas
como PIB per cápita, niveles de educación, distribución del ingreso o
niveles de pobreza, niveles de urbanización, entre otros, tengan im-
pacto sobre los grados de democracia local. En el modelo que propo-
nemos, sólo el PIB per cápita (2005) y nivel de marginación (2005)
fueron incluidos. Los niveles de urbanización y educación se queda-
ron fuera por la alta correlación que tenían con las dos anteriores.
A continuación, y a manera de ejemplo, mostramos la relación
entre nivel de marginación y democracia local.
La gráfica muestra una relación no despreciable entre margina-
ción y democracia en el nivel subnacional en México. Sin embargo, es
muy poco probable que la democracia sea sólo producto de variables
estructurales, por lo que decidimos explorar la relación entre demo-
cracia local y otro tipo de variables.

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28 La democracia en México

GRÁFICO 1. Relación entre democracia y marginación 2006

• Guanajuato
2- Sq r lineal = 0,297
• Querétaro
• Baja California
Distrito Federal
• • Jalisco
Indice de Democracia 2006

1-
Aguascalientes •
Nuevo León • • México
Sonora • Zacatecas • Yucatán
• • • San Luis Potosí

Chihuahua • • Michoacán • Campeche


0- Sinaloa • • Durango
Colima • •
Tamaulipas
Puebla • • Hidalgo
• Veracruz
Coahuila • Tiaxcala
–1 - Morelos • • Tabasco
• Oaxaca
Nayarit •
Quintana Roo •
Índice

Gerrero
Guerrero

Chiapas •
–2 -

–3 -

-2
–2 –1
-1 0 1 2
Indice de Marginación 2005
Índice

Variables institucionales

Desde la así llamada «tercera ola de democratización» la literatura


que trata sobre las consecuencias de diseño de diferentes instituciones
políticas en los procesos de democratización ha crecido. El argumento
es que estas instituciones en diferentes escenarios pueden favorecer o
dificultar la democracia.
De acuerdo con esta literatura, sería plausible argumentar que las
variables institucionales pueden tener un impacto en el ámbito estatal.
Es cierto que en el nivel estatal es difícil encontrar indicadores institu-
cionales que tengan varianza, pues las reglas básicas bajo las que se
rigen los estados mexicanos son las mismas. Sin embargo, decidimos
incluir cuatro variables que de cierta forma miden algunos rasgos ins-
titucionales que sí varían de manera importante en las entidades fede-
rativas.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 28 14/04/11 09:57


Democracia en los estados mexicanos 29

Primero, parece lógico pensar que entre más independiente del


centro (gobierno federal) es un estado, éste es más democrático. El
argumento es que, particularmente en un contexto en donde el centro
ha sido muy autoritario, el gobierno local es un mecanismo para acer-
car el gobierno a la gente. En México, el sistema federal ha sido criti-
cado por la centralización del poder de la federación en detrimento de
los gobiernos estatales. Durante las últimas décadas, uno de los recla-
mos más comunes de los estados ha sido el de la descentralización.
Sin embargo, a pesar del progreso hecho, todavía hay mucho por
avanzar. Uno de los temas más controvertidos tiene que ver con la
política fiscal, debido a que los estados tienen una capacidad de recau-
dación muy limitada.
Con el fin de evaluar qué tan independientes son los estados
mexicanos del gobierno federal, utilizamos la proporción de ingresos
propios de los estados como proporción de sus ingresos totales. La
capacidad recaudatoria de un estado claramente implica una mejor ca-
pacidad organizativa, personal mejor calificado, mercados internos
más desarrollados y, lo más importante, mayor capacidad de gasto.
Todas estas características dan a los gobiernos estatales más libertad
de acción. Por lo tanto, los estados que recaudan más recursos tende-
rán a ser más independientes del centro.
Presencia organizativa de la izquierda. La segunda variable ins-
titucional que incluimos es la presencia organizativa de la izquierda
en los estados. Una hipótesis plausible es que una cobertura partidista
alta en un estado implica un mayor grado de democratización. En el
caso mexicano, en donde los partidos de izquierda independientes no
participaron en las elecciones federales hasta 1979, se puede argu-
mentar que aquellos estados donde la izquierda tiene mayor cobertura
y, por ende, es una opción electoral real sean más democráticos que en
donde esto no sucede.
Decidimos medir esta variable como el número de casillas en
donde el PRD y demás partidos de izquierda tuvieron representantes
como porcentaje del número de casillas totales en las últimas tres
elecciones federales.

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30 La democracia en México

Otras variables

Índice de corrupción. Además de las variables ya mencionadas, deci-


dimos incluir una variable que de alguna manera midiera capacidad de
respuesta gubernamental a las demandas ciudadanas y percepción de
los ciudadanos sobre la eficacia del gobierno estatal. Así introdujimos
el índice de corrupción y buen gobierno que mide experiencias del
ciudadano acerca de la corrupción en la realización de trámites, de-
manda y recepción de servicios públicos ofrecidos por los tres niveles
de gobierno. Utilizamos el índice de corrupción y buen gobierno
calculado por Transparencia Mexicana para 2006.
Densidad organizacional. De acuerdo con diversos autores (Os-
trom, Putnam), la participación en organizaciones civiles propicia ha-
bilidades de cooperación así como un sentido de responsabilidad com-
partida para llevar a cabo tareas colectivas. Más aún, cuando los
individuos pertenecen a grupos con distintos objetivos y miembros,
sus actitudes tenderán a moderarse como resultado de la interacción
del grupo. Es importante señalar que, de acuerdo con Putnam y sus
seguidores, estos efectos no requieren que el propósito manifiesto de
la asociación sea político. Un indicador del nivel de sociabilidad cívi-
ca o grado de asociación es el número de organizaciones civiles por
entidad. La medida fue incluida en el modelo como variable indepen-
diente dividida entre la población de cada estado.
Calculamos un modelo de regresión lineal simple incluyendo las
variables arriba descritas para intentar determinar los factores que
pueden tener un efecto en los distintos niveles de democracia en los
estados mexicanos. Los resultados del modelo son los que se presen-
tan en el siguiente cuadro:
Como puede verse, los resultados muestran que la variable que
tiene mayor impacto sobre el índice de democracia estatal es el nivel
de marginación. De acuerdo con lo esperado, a menor nivel de margi-
nación, mayor nivel de democracia en los estados. Es decir, podemos
afirmar que a una década de la alternancia en el gobierno federal, el
factor que determina en mayor medida el nivel de democracia que han
alcanzado los estados en México es un factor estructural: el socioeco-
nómico.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 30 14/04/11 09:57


Democracia en los estados mexicanos 31

CUADRO 4. Modelo multivariado para explicar la democracia estatal


(2006)
B Error Beta t
Estándar estandarizado
Índice de marginación –0,031*** 0,011 –0,532 –2,812
PIB per cápita 2,26E-005 0,000 0,074 0,228
Ingresos propios –6,99 5,4 –0,323 –1,295
como % de ingresos
totales estatales
Número de casillas en –0,460*** 0,190 –0,0455 –2,42
las que el PRD tuvo
representante
como % de casillas
totales
Índice de corrupción –0,096 ** 0,052 –0,279 –1,838
ONGs per cápita –4173,989 4775,148 –0,203 –0,874
R² = 0,394 N = 32
** Significativo al 0,05
*** Significativo al 0,01

Más allá de este resultado, el índice de corrupción y buen gobier-


no tiene un efecto positivo sobre la democracia estatal. Conforme
aumenta la experiencia y percepción negativa del ciudadano frente a
la autoridad (mayores niveles del índice) disminuye el nivel de demo-
cracia estatal.
Es muy interesante señalar que la variable fuerza organizativa de
la izquierda —una de las variables institucionales que incluimos— es
significativa estadísticamente pero tiene el signo contrario al espera-
do. Es decir, conforme aumenta la fuerza organizativa y cobertura de
la izquierda en un estado, éste tiende a disminuir en su nivel de demo-
cracia. Una posible explicación a este resultado no esperado es que
justamente en los estados más marginados y menos democráticos es
en donde la izquierda ha hecho un mayor esfuerzo por tener presencia,
y de hecho es en esos estados en los que más recientemente ha logrado
ganar elecciones de gobernador.

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32 La democracia en México

Es interesante también mencionar que, a diferencia de lo que han


encontrado otros autores en el contexto de algunos países europeos o
en Estados Unidos, la densidad organizacional en los estados parece
no tener efecto sobre su nivel de democracia.

Conclusiones

El estudio de la democracia en los estados mexicanos permite contro-


lar muchas variables que son importantes en contextos nacionales ta-
les como crisis económicas, inflación, sistemas presidenciales versus
parlamentarios, efectos externos que provienen del ámbito internacio-
nal, entre otros. Como hemos mencionado repetidamente, es claro que
los procesos democratizadores en las entidades en México han segui-
do caminos distintos, a velocidades diferentes, y han llegado a diver-
sos niveles de democracia. En este trabajo, después de revisar muy
distintos índices y metodologías para estudiar la democracia, hemos
construido un índice de democracia estatal que nos permite tener una
fotografía de dónde se encuentra cada uno de los estados en nuestro
país. Por un lado, estados como Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Tabasco
muestran los niveles más bajos de democracia local. Por otro, el Dis-
trito Federal, Baja California, Guanajuato y Querétaro tienen los nive-
les más altos de democracia según el índice calculado. Parece haber
un patrón regional que muestra que los estados con niveles de demo-
cracia local bajo y muy bajo se encuentran localizados en su mayoría
en la zona sur y sureste de México. En cambio, los estados con niveles
de democracia local alto y muy alto se encuentran concentrados bási-
camente en el centro y norte del país.
El trabajo también muestra que los factores estructurales so-
cioeconómicos, en particular, el nivel de marginación están fuerte-
mente relacionado con el nivel de democracia estatal. En cambio, va-
riables como la densidad de organización de la sociedad civil, que
otros autores han encontrado como esenciales para explicar el buen
funcionamiento de la democracia en otros contextos, no parecen tener
el mismo efecto en México.
Es claro que los estados mexicanos avanzan a diferentes veloci-
dades en sus procesos de democratización y que los retos son distintos

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Democracia en los estados mexicanos 33

en cada estado. Como muestra el índice que aquí proponemos, todavía


existen grandes distancias entre las entidades federativas en términos
de sus niveles de democracia. Por desgracia, nadie puede asegurar que
dicha brecha vaya a acortarse. Como señala Przeworski, nada nos ase-
gura que una transición hacia la democracia resulte en una democracia
consolidada; de hecho, ese es el resultado menos probable y más difí-
cil.

Anexo 1

Construcción del Índice Comparativo de Democracia Local

El Índice Comparativo de Democracia Local (ICDL) se basa en el


trabajo de Alfonso Hernández Valdez (1998).
El índice reconoce dos dimensiones en el concepto de democra-
cia política: 1) una dimensión relacionada con la competitividad elec-
toral y la representatividad; 2) una dimensión sobre derechos civiles.

Dimensión I

La primera dimensión está representada por cuatro variables: el núme-


ro efectivo de partidos representados en el electorado; el número efec-
tivo de partidos representado en el congreso local; participación elec-
toral; y alternancia de partido político en el poder ejecutivo a nivel
estatal. Esta última variable es importante en el caso mexicano, ya que
hasta hace muy poco había estados en donde nunca había gobernado
un partido diferente del PRI.
El número efectivo de partidos en el electorado (Nv) y en el con-
greso local (Nc) son variables continuas. Dunleavy y Margetts (1994,
p. 167) definen Nv como uno (1) dividido entre la sumatoria de las
proporciones de voto nacional por un partido político al cuadrado.
Asimismo, el número efectivo de partidos representado en la legisla-
tura local se define como uno (1) dividido entre la sumatoria de las
proporciones de las curules que obtenga cada partido en el congreso

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34 La democracia en México

local al cuadrado. Ambas medidas nos dicen cuántos partidos políticos


están presentes en un sistema de partidos, tomando en cuenta su tama-
ño relativo (Lijphart, 1984, p. 120). Esta medida también nos dice que
si Nv es igual o mayor que 2, es posible que un partido de oposición
gane una elección. Sin embargo, si Nv es sustancialmente menor a 2,
podría significar la presencia de un partido hegemónico dentro de un
sistema de partidos.

1. IDE. Compuesto por las mediciones categóricas del número efec-


tivo de partidos representados en el electorado y en las legislaturas
locales de 1989 a 2006.
a. (Nv): Número efectivo de partidos representados en el electo-
rado. Nv es de naturaleza continua y se mide como uno divi-
dido entre la suma de las fracciones cuadradas del voto local
a favor de cada partido.
Nv = 1/ (V12 + V22 + … + Vn2)
b. (Ns): Número efectivo de partidos representados en el con-
greso local. Ns es de naturaleza continua y se mide como uno
entre la suma de las fracciones cuadradas de escaños totales
de cada partido e n la legislatura local.
Ns = 1/ (S12 + S22 + … + Sn2)

El IDE es una variable ordinal de naturaleza temporal que mide


el grado de democratización en cada estado durante un período de
aproximadamente 17 años, desde 1989 hasta 2006. Puede aceptar va-
lores de cero a 12 Y se compone de 12 indicadores tomados de 6 pe-
ríodos electorales:

• Nv1: Variable dummy que toma el valor de 1 si Nv > = 2 y 0 en


caso contrario, para las elecciones de representantes al congre-
so del estado celebradas durante el período 1989-1991 (ciclo
1).
• Nv2: igual que Nv1, pero para las elecciones locales celebradas
durante el período 1992-1994 (ciclo 2).
• Nv3: igual que Nv1, pero para las elecciones locales celebradas
durante el período 1995-1997 (ciclo 3).
• Nv4: igual que Nv1, pero para las elecciones locales celebradas
durante el período 1998-2000 (ciclo 4).

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Democracia en los estados mexicanos 35

• Nv5: igual que Nv1, pero para las elecciones locales celebradas
durante el período 2001-2003 (ciclo 5).
• Nv6: igual que Nv1, pero para las elecciones locales celebradas
durante el período 2004-2006 (ciclo 6).
• Ns1: Variable dummy que toma el valor de 1 si Ns > = 2 y 0 en
caso contrario para los escaños asignados en las elecciones lo-
cales para representantes al congreso de los estados celebradas
durante el período 1989-1991 (ciclo 1).
• Ns2: Igual que Ns1, pero para escaños asignados en las elec-
ciones locales celebradas durante el período 1992-1994 (ciclo
2).
• Ns3: Igual que Ns1, pero para escaños asignados en las elec-
ciones locales celebradas durante el período 1995-1997 (ciclo
3).
• Ns4: Igual que Ns1, pero para escaños asignados en las elec-
ciones locales celebradas durante el período 1998-2000 (ciclo
4).
• Ns5: Igual que Ns1, pero para escaños asignados en las elec-
ciones locales celebradas durante el período 2001-2003 (ciclo
5).
• Ns6: Igual que Ns1, pero para escaños asignados en las elec-
ciones locales celebradas durante el período 2004-2006 (ciclo
6).
El IDE se calcula simplemente como la suma de las variables
anteriores:

IDE = Nv1 + Nv2 + Nv3 + Nv4 + Nv5 + Nv6 + Ns1 + Ns2 + Ns3 +
Ns4 + Ns5 + Ns6

2. IA. Indicador de alternancia en el poder. Es una variable intervalo


que muestra el número de años que ha gobernado (poder ejecutivo)
un partido distinto al PRI.
3. PE. Promedio de gente que acudió a votar a las elecciones federa-
les en el período 1988-2006.

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36 La democracia en México

Dimensión II

La segunda dimensión representa el nivel de respeto a los derechos y


libertades civiles por la autoridad en cada entidad federativa. Está me-
dida como el número de recomendaciones emitidas por la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y enviadas a las autoridades
locales durante 1990-2006).

4. Indicador de derechos humanos. La variable es de naturaleza con-


tinua y se basa en el número de recomendaciones que la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos ha enviado a autoridades esta-
tales o locales durante el período 1990 a 2006.

Estos componentes se combinaron para construir el ICDL utili-


zando el método de componentes principales. El método de compo-
nentes principales es una técnica estadística que transforma, de mane-
ra lineal, un conjunto original de variables en otro sustancialmente
más pequeño. En este conjunto, las variables no están correlacionadas
y contienen la mayor parte de la información del conjunto original
(Dunteman, 1989, p. 7).
Este método trata de hallar componentes (factores) que sucesiva-
mente expliquen la mayor parte de la varianza total. El modelo extrae
el mismo número de factores, o «componentes», como de variables.
Aquí, «el primer componente principal es aquella combinación lineal
de las variables originales que contribuye al máximo a su varianza
total; el segundo componente principal, que no está correlacionado
con el primero, contribuye al máximo a la varianza residual; y así se
continúa hasta haber analizado la varianza total» (Harman, 1967).
Debido a que el primer componente contribuye al máximo a la
varianza total, las ponderaciones (loadings) de este componente se
utilizan para construir un índice que represente el concepto que se está
midiendo (democracia local). Para hacer esto, se calculan los resulta-
dos (scores) de los componentes principales de cada caso y observa-
ción —mediante el método de regresión— y se utiliza el primer resul-
tado como un índice de nuestro concepto teórico.
La combinación de los indicadores de democracia para construir
el ICDL, por medio del método de componentes principales, se hizo
con el programa estadístico SPSS.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 36 14/04/11 09:57


Democracia en los estados mexicanos 37

Fuentes

Dunteman, G. H. (1989), Principal Components Analysis, Sage Publica-


tions, Newbury Park, Series: Quantitative Applications in the Social
Sciences.
Hernández Valdez, A. (1998), «Las causas estructurales de la democracia lo-
cal en México, 1989-1998», Política y Gobierno, vol. VII, n.º 1, primer
semestre 2000.

Referencias bibliográficas

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2.
Capital social y participación electoral en México1

M.ª Fernanda Somuano Ventura y Reynaldo Yunuen Ortega Ortiz

Introducción

A medida que las ciencias sociales, especialmente la economía, refi-


naban sus métodos y herramientas analíticas, se hizo claro que a pesar
de los avances teóricos, no era posible explicar las variaciones en
cuanto a niveles de desarrollo que se observan en diferentes países. En
efecto, saltaba a la vista, desde el enfoque neoclásico, que naciones
con recursos físicos y naturales similares experimentaban tasas de cre-
cimiento muy diferentes. Al mismo tiempo, las personas encargadas
de implementar proyectos de desarrollo observaron resultados diver-
sos con insumos prácticamente iguales. Comunidades parecidas obte-
nían resultados divergentes al administrar recursos comunes y organi-
zaciones para alcanzar el bien común.
A mediados de la década de 1960, los científicos sociales empe-
zaron a reconocer la importancia que tenía el factor humano en los
resultados de planes de desarrollo. Fue así como surgió el concepto
de capital humano que, a pesar de que no hay consenso en cuanto a su
definición y formas de medición, ha sido aceptado por académicos y
funcionarios. No obstante, la inclusión de esta variable no logró ex-
plicar del todo los resultados contradictorios mencionados anterior-
mente. No fue sino hasta la década de 1980 que se estipuló que la
razón de estas divergencias se podía encontrar en las interacciones
personales y los arreglos institucionales, factores que no habían sido

1. Agradecemos la colaboración indispensable de Andrés Ruíz Pérez y de Gabriela


Sanginés, becarios de investigación.

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42 La democracia en México

tomados en cuenta, y a los que se les denominó, en conjunto, capital


social.
El objetivo central de este artículo es analizar ¿cuál es la relación
entre el capital social y la participación política electoral en México?
Para responder a la pregunta hemos dividido este texto en cuatro par-
tes. Primero discutimos el concepto de capital social y su creciente in-
fluencia en diversas disciplinas de las ciencias sociales: la economía, la
sociología y la ciencia política. Después analizamos la relación entre el
capital social y la participación electoral, subrayando las hipótesis y los
trabajos de Robert Putnam, Elinor Ostrom y, recientemente, David
Campbell. En la tercera sección, presentamos algunos de los determi-
nantes de la participación electoral en particular: características socio-
demográficas de los individuos, actitudes y valores, efectos de grupo y
variables contextuales (tales como nivel de asociacionismo y competi-
tividad electoral, medidos a nivel estatal). A partir de estos factores
construimos un modelo logístico para explicar la participación electo-
ral. Por último, presentamos las conclusiones de nuestro estudio.

¿Qué es capital social?

El capital social es un concepto aún joven, no existe una definición


formal y ha resultado extremadamente difícil tanto probar empírica-
mente su existencia, como medirla (Grootaert y Van Bastelaer, 2002).
Más aún, existen muchas definiciones de capital social que, aunque
parten de los mismos supuestos, contienen variaciones importantes.
Según Ostrom, Ahn y Olivar (2003), la evolución del concepto de ca-
pital social muestra dos tendencias relacionadas, aunque relativamente
distintas. A la primera tendencia la llaman minimalista y expansionista
a la segunda. Las dos tendencias representan extremos de un espectro.
La visión minimalista del capital social se encuentra con mayor
frecuencia en el análisis sobre redes sociales en las que el capital so-
cial se entiende como el acceso de las personas a redes personales fa-
vorables. Tal y como lo señala Burt (1992, pp. 9-13), el capital social
son las relaciones que uno tiene con «amigos, colegas y contactos más
generales», mediante las cuales uno maximiza el capital financiero y
humano que ya posee.

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Capital social y participación electoral en México 43

Siguiendo a Ostrom, «pertenece a esta tendencia minimalista el


uso del concepto de capital social que hacen investigadores como
Loury (1977), Bordieu (1983) y en parte Coleman (1988, 1990)». En
estos estudios, el capital social se refiere al «conjunto de recursos in-
herentes a las relaciones de familia y a la organización comunitaria y
social, que son útiles para el desarrollo cognitivo o social de un niño o
una persona joven. Estos recursos difieren según la persona y pueden
constituir una ventaja importante para los niños y adolescentes en el
desarrollo de su capital humano» (Coleman, 1990, p. 300).
Así, las visiones minimalistas entienden el capital social como
perteneciente a individuos y como una conexión con las personas que
posiblemente pueden ayudarle. Con el paso del tiempo, el concepto se
ha expandido para incluir una variedad de factores y para tratar de
explicar el funcionamiento político y económico de grupos, regiones y
países. Un ejemplo es la definición de Fukuyama (2000, p. 4), quien
entiende al capital social como: «una norma informal concretamente
ejemplificada que promueve la cooperación entre dos o más indivi-
duos».
Las visiones maximalistas de capital social subrayan su papel en
la resolución de problemas de acción colectiva, y este hecho tiene im-
plicaciones importantes tanto para esta teoría, como para las políticas
públicas. El modelo tradicional de la acción colectiva, desarrollado
por Mancur Olson en The Logic of Collective Action (1965), supone la
existencia de individuos que buscan metas egoístas de corto plazo que
llevan a cada uno de ellos a no colaborar de manera eficiente e inte-
gral con los proyectos colectivos. Autores como E. Ostrom han plan-
teado que la intervención de autoridades externas para imponer las
reglas desde fuera, no sólo no logra resolver el problema de la acción
colectiva, sino que además puede dar como resultado la destrucción
total de los recursos de capital ya existentes.
Así, partiendo de la elaboración teórica de Coleman, E. Ostrom
y sus coautores (Ostrom, 1990, 1992; Ostrom, Shroeder y Wynne,
1993; Ostrom, Gardner y Walker, 1994), así como Robert Putnam
(1993, 1996, 2000), han ampliado el concepto de capital social. Por un
lado, vinculan explícitamente el concepto de capital social con el de
acción colectiva. Por otro, abordan problemas importantes de políticas
públicas con la perspectiva de capital social-acción colectiva.
En el trabajo de E. Ostrom, el capital social se halla, sobre todo,

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44 La democracia en México

en la forma de normas y conocimiento compartidos y de reglas de uso;


y se subraya que es un medio para solucionar problemas de acción
colectiva accesible a los propietarios de recursos de un acervo común
en escala relativamente pequeña. E. Ostrom (1990, pp. 183-184) seña-
la que los propietarios de bosques, sistemas de irrigación, cuencas hi-
drológicas o pesquerías costeras pueden aprender, mediante la comu-
nicación e interacción, a discernir en quién confiar, a identificar qué
efectos tendrán sus acciones sobre los demás y sobre los recursos y a
saber cómo organizarse para lograr beneficios y evitar daños. Las nor-
mas compartidas y los patrones de comportamiento que los propieta-
rios desarrollan con el tiempo son formas de capital social con las que
pueden construir arreglos institucionales para resolver dilemas rela-
cionados con los recursos de un acervo común.
En esa misma línea, Robert Putnam define capital social como
«redes sociales y normas de reciprocidad y confianza que surgen de
ellas» (2000, p. 19). De acuerdo con el autor, se puede afirmar que las
redes y relaciones son valores que inciden sobre la productividad indi-
vidual y colectiva. La diferencia entre el capital físico o humano y el
social es que este último resalta los beneficios de una sociedad unida
con redes y relaciones recíprocas. R. Putnam y sus colaboradores
(1993) van más allá y utilizan el concepto de capital social para estu-
diar el desempeño democrático en mayor escala. Los autores encuen-
tran que las notables diferencias de desempeño de los gobiernos regio-
nales del norte y sur de Italia se deben principalmente a diferencias en
la tradición de participación cívica y en los niveles de confianza entre
la gente; es decir, a mayores niveles de capital social, mejores niveles
de desempeño democrático de los gobiernos.
Paul Collier examina el concepto de capital social mediante el
análisis de los dos términos que lo constituyen y cuestiona por qué es
capital y por qué es social. Es social porque está producido por externa-
lidades económicas que generan la interacción. Como los beneficios de
estas interacciones sociales no están bien definidos, inclusive los bene-
ficios para los participantes directos son difusos, por lo general no se
producirá suficiente capital social. Para ser capital, los efectos económi-
cos del capital social deben ser permanentes. En efecto, resultaría difícil
mantener indefinidamente las interacciones, sin embargo, las conse-
cuencias de éstas, ya sea en capital físico o humano, tienen mayor dura-
ción. Collier no afirma que el capital social per se generará otros capita-

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Capital social y participación electoral en México 45

les, no obstante, considera que facilita y cataliza ciertos procesos —al


reducir la incertidumbre y los costos de transacción, por ejemplo— con-
virtiéndolo así en un insumo insustituible (Collier, 2002, pp. 19-24).
Una definición más, que retoma las visiones anteriormente ex-
puestas, es la de Krishna y Uphoff (2002). Éstos consideran que para
que capital social signifique algo más que organización o valores socia-
les, se debe rescatar y dar importancia a la parte de capital. El significa-
do principal de esta palabra es un acervo de bienes que genera un flujo
de beneficios. En este caso, el flujo de beneficios que trae el capital so-
cial es justamente la acción colectiva. La cooperación produce resulta-
dos de suma positiva, es decir, las personas que trabajan juntas y se
ayudan mutuamente, pueden obtener mayores beneficios con el tiempo,
aunque no necesariamente reciban estos beneficios equitativamente.
Para estos autores, el capital social está compuesto de dos dimen-
siones: la estructural y la cognitiva. La primera facilita la acción colec-
tiva al establecer roles y redes sociales que se sustentan en reglas, pro-
cedimientos y precedentes. La segunda incluye normas compartidas,
valores, actitudes y creencias y predispone a los individuos a participar
en acciones colectivas de ayuda mutua. El valor más importante entre
éstos es la confianza interpersonal. Así, Krishna y Uphoff (2002) con-
sideran que estas dos dimensiones del capital social interactúan y se
refuerzan mutuamente, no obstante, son diferentes en diversos aspec-
tos. La dimensión estructural es relativamente más fácil de identificar
y medir. Ambas dimensiones califican como capital en la medida en la
que, para producir beneficios, requieren de una inversión de tiempo,
esfuerzo y, a veces, dinero. En nuestro análisis sobre el capital social
retomaremos tanto la dimensión cognoscitiva como estructural.

Capital social y participación política

Como señalamos anteriormente, varios autores han intentado analizar los


vínculos entre el capital social y el funcionamiento de los sistemas demo-
cráticos, especialmente a partir de los trabajos de Putnam. En su estudio
sobre activismo en Centroamérica, Amber Seligson (1999) explora el rol
de la participación en organizaciones y su relación con la participación
política. Seligson encuentra que la membresía en organizaciones dedica-

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46 La democracia en México

das al desarrollo comunitario es la variable que predice consistentemente


algunos tipos de participación política tales como el contacto con autori-
dades locales y nacionales. Anirudh Krishna (2002), en un estudio sobre
diversas ciudades indias encuentra que el capital social puede promover
la participación política, aunque no necesariamente la participación de-
mocrática. Asimismo en un estudio reciente J. Klesner (2007) encuentra
que un mayor involucramiento en organizaciones civiles y mayores nive-
les de confianza interpersonal en cuatro países latinoamericanos llevan a
mayores niveles de participación política no electoral.
Con relación a la participación política electoral, en un intere-
sante estudio que busca explicar sus causas en Estados Unidos, David
E. Campbell construye un modelo a partir de lo que él considera dos
tradiciones: la de Madison, quien explica la participación como resul-
tado de la defensa de intereses y el conflicto; y la de Tocqueville,
quien considera que las instituciones políticas estadounidenses llevan
a sus ciudadanos a ver que «está en su interés ser útiles a sus conciu-
dadanos… y que trabajando para el bien de sus conciudadanos, se ad-
quiere un hábito y un gusto por servir a la comunidad».
Según Campbell la gente vota por dos motivaciones principales:
para proteger sus intereses y para cumplir con su deber. Campbell,
conocedor de las grandes tradiciones de la ciencia política estadouni-
dense, vincula ambas motivaciones. Por una parte, con el «behavioris-
mo» que explica la participación política como resultado de una «cul-
tura cívica» y, por otra, con el enfoque de acción racional, que si bien
ha fracasado en dar una explicación satisfactoria a la participación
electoral, formuló con parsimonia el cálculo de votar de los indivi-
duos de la siguiente forma:

Voto = pB + D > C

En donde p es la probabilidad de que el voto que emite un ciudadano sea


decisivo en una elección, B representa el beneficio resultado de que la
elección la gane el candidato por el que votamos, C representa los costos
de votar y D es la gratificación cívica derivada del acto de votar o lo que
se conoce como deber cívico. Como Green y Shapiro sostienen «el pro-
blema para la teoría de la acción racional es que el «deber cívico» es un
gusto y el enfoque de acción racional es mudo acerca del proceso por
el cual la gente desarrolla ciertos gustos» (Shapiro y Green, 1994, p. 68).

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Capital social y participación electoral en México 47

En su explicación de por qué la gente vota en Estados Unidos,


Campbell vincula estas dos tradiciones, a partir de un modelo que in-
cluye, por una parte, lo que considera acciones políticas que se refie-
ren a «acciones que están encaminadas a influir en la selección del
personal gubernamental y o las acciones que ellos toman» (S. Verba y
N. Nie, 1972, 2) y acciones propiamente cívicas (capital social) que se
refieren a acciones colectivas que no están motivadas por el deseo de
influir en la política pública. Así, por ejemplo, participar en una ONG
a favor de la educción de los niños sería una acción cívica, mientras
que votar por un candidato que tiene una política pública de atención
a los niños de menores recursos sería una acción política.
Autores como Dora L. Costa y Matthew E. Kahn (2003), Glaeser
et al. (2000) o Vigdor (2001) argumentan que las comunidades muy
homogéneas tienden a tener niveles más altos de compromiso cívico
y capital social en comparación con las comunidades más heterogé-
neas. Para conocer la relación entre capital social y participación,
Campbell desarrolla un modelo que incluye la homogeneidad de los
condados y la participación electoral. El resultado de su estudio es
que a mayor homogeneidad en el condado, mayor participación elec-
toral y a mayor competitividad del condado, también mayor partici-
pación electoral.
Una de las contribuciones más importantes de Campbell es que
considera el voto como una acción tanto individual como colectiva, en
la cual la influencia del medio, sea éste estatal o municipal, es parte
central de la explicación. Pero ¿qué determina la participación electo-
ral en México? ¿Cuál es el impacto de las distintas dimensiones de
capital social en este tipo de participación?

Participación electoral y sus determinantes

Diversos académicos han identificado distintos tipos de participación


política, tales como: voto, participación en campañas electorales, acti-
vidades partidistas y contacto con autoridades gubernamentales, entre
otras. Cada tipo de participación difiere en los niveles de tiempo y
esfuerzo requeridos por parte de los ciudadanos. El voto es, sin duda,
la medida de participación política más común en las democracias li-

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48 La democracia en México

berales, quizá porque es una actividad relativamente sencilla, ya que


requiere de poco esfuerzo y cooperación con otros individuos.
Dentro de las posibles causas del voto podemos encontrar tres
grupos de factores:

Atributos personales

Dentro de la primera categoría se encuentran ciertas características o atri-


butos personales (edad, educación, ingreso, etc.), que pueden influir en el
comportamiento del individuo. En este rubro, diversos estudios en distin-
tos países han coincidido en apuntar a la clase social o status socioeconó-
mico como la característica individual más fuertemente relacionada con
la acción política. De acuerdo con estos estudios, la motivación política
de cada individuo, el interés que éste muestra por la política y los costos y
beneficios que le reporta participar políticamente están determinados en
gran medida por los recursos de que dispone. Por recursos entendemos
los elementos que caracterizan a los ciudadanos y que éstos emplean en el
proceso de decisión y participación política: conocimiento y educación,
medios materiales y tiempo (Verba et al., (1999). Dado que la decisión de
participar requiere una inversión de recursos, es decir, tiene un cierto cos-
to, se ha tendido a concluir que aquellas personas con mayor tiempo, di-
nero e información tienen una mayor propensión a participar. Asimismo,
se presume que aquéllos que tienen una mayor educación y experiencia
tienden a sentirse más eficaces desde un punto de vista político y, en con-
secuencia, tienden a participar con más frecuencia.
La edad (Strate et al., 1989) y el género (Inglehart, 1981) tam-
bién han sido señaladas por diversos autores como elementos que po-
tencialmente influyen en el nivel de participación política de un indi-
viduo. Dichos autores suponen que conforme un individuo crece
tiende a aumentar su interés en asuntos políticos. Por ende, es de espe-
rar que la probabilidad de participar se incremente con la edad.
Con respecto al género, algunos estudios, particularmente en de-
mocracias de Europa Occidental, han encontrado que los hombres son
políticamente más activos que las mujeres. Diferencias en la disponi-
bilidad de recursos tales como educación, ingreso y patrones de em-
pleo explican buena parte de este fenómeno (Dalton, 1996).

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Capital social y participación electoral en México 49

Actitudes y valores políticos

Un segundo grupo de factores que potencialmente pueden afectar los


índices de participación política incluye las actitudes o valores políti-
cos del ciudadano. Algunos de éstos son la eficacia política interna
—definida como la percepción que tiene el ciudadano de que sus ac-
tos pueden influir en el comportamiento del gobierno, la confianza en
el sistema político y la percepción de que la política puede ser un me-
dio útil para conseguir un fin—. Con respecto a la eficacia política, es
claro que los individuos que sienten que su comportamiento puede
hacer una diferencia tengan mayores probabilidades de participar que
aquéllos que sientan lo contrario.
En relación con la confianza en el sistema político y sus institu-
ciones, no existe consenso en la relación de causalidad entre ésta y la
probabilidad de participar. Por un lado puede pensarse que los indivi-
duos que tienen confianza en las instituciones y que consideran que
los gobernantes se preocupan de las necesidades de la gente tenderán
a participar más utilizando las vías institucionales para hacerlo. Sin
embargo, por otro lado, puede pensarse que justamente quienes des-
confían del sistema y sus instituciones son aquéllos que recurren a la
participación (más probablemente no institucional, incluso ilegal) con
el fin de buscar un cambio en las instituciones.
Aunque es plausible pensar que la satisfacción del individuo con
el sistema político (democracia) afecte su decisión de participar, la rela-
ción causal entre una y otra no es clara. Es decir, aunque es probable
que esta variable tenga cierta influencia en la probabilidad de participar,
el acto político del ciudadano bien puede reflejar aprobación o desapro-
bación del funcionamiento del sistema. Por un lado, la satisfacción con
una determinada situación económica puede incrementar el apoyo al
sistema y por ende aumentar la participación. En este sentido, altas tasas
de participación mostrarían el apoyo al gobierno. Pero, por otro lado, la
insatisfacción con una situación o política económica puede estimular
esfuerzos en favor del cambio. Desde esta perspectiva, altos niveles de
participación podrían mostrar insatisfacción con el gobierno.
En términos de información política, resulta plausible pensar que
quienes están interesados e informados en asuntos políticos tenderán a
involucrarse y a actuar políticamente más que quienes están alienados
del sistema político o desinformados en esa materia.

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50 La democracia en México

Por último, como vimos al analizar el tema del capital social, a


partir de los trabajos de G. Almond y S. Verba y recientemente de R.
Putnam, se ha desarrollado una extensa literatura que intenta relacio-
nar una cultura política democrática con mayor participación por parte
de los individuos (Putnam, 1993; Almond y Verba, 1963).

Efectos de grupo

Los efectos derivados de la convivencia o membresía en grupos o aso-


ciaciones constituyen el tercer conjunto de factores que pueden afec-
tar las probabilidades de participación política de un individuo. Un
claro ejemplo de estos factores es la vinculación existente entre un
ciudadano y un partido político. Esta vinculación puede ser simple-
mente psicológica (identificación partidista) o membresía formal en
dicho partido. Asimismo, la participación en grupos sociales promue-
ve el activismo de sus miembros o, al menos les brinda una útil refe-
rencia para poder juzgar si su participación vale o no la pena.
Campbell, en su trabajo sobre participación electoral encontró
que en los condados con mayor capital social la participación electoral
aumenta; asimismo, en los que la competencia electoral es mayor tam-
bién aumenta la participación. En nuestro estudio intentaremos incluir
estos efectos contextuales a partir de la competitividad electoral en los
estados y el capital social en los mismos (medido como número de
organizaciones de la sociedad civil dividida por la población de cada
estado).

Capital social

Como mencionamos anteriormente, el concepto de capital social está


compuesto por dos dimensiones. Para operacionalizar la dimensión
cognitiva del capital social puede usarse el nivel de confianza inter-
personal y confianza institucional. La dimensión estructural puede
medirse con la participación en grupos sociales o de voluntariado (or-
ganizaciones protectoras del medio ambiente, asociaciones profesio-

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Organización 51

nales o protectoras de derechos humanos). Siguiendo la literatura que


expusimos arriba, esperaríamos que mayores niveles de capital social,
tanto cognitivo como estructural, favorezcan la participación electoral
y no electoral de los individuos.
Antes de mostrar los resultados de nuestro modelo logístico para
explicar el voto, consideramos importante comparar los niveles de ca-
pital social estructural en México en comparación con otros países de
América (medida en términos de la pertenencia de la población a di-
versos tipos de organización), como podemos observar en el cuadro 1.
Con excepción de los sindicatos, el nivel de asociacionismo en
Estados Unidos es mayor que el de México en todos los rubros tales
como: las asociaciones profesionales, los partidos políticos, las asocia-
ciones religiosas, deportivas, culturales, de beneficencia y ambientales.

CUADRO 1. Capital social estructural (Porcentaje de la población que


pertenece la organización)
Organización México Estados Unidos Brasil Chile
Sindicato 8,6 7,7 8,9 3,6
Asociación profesional 5,4 12,1 8,8 3,1
Partido político 7,7 16,3 5,3 1,5
Asociación religiosa 12,4 37,9 50,5 23,0
Asociación deportiva 8,9 15,4 12,9 13,2
Asociación cultural 5,5 15,1 10,0 10,3
Asociación de padres de 9,3 S.D. S.D. S.D.
familia
Asociación de beneficencia 5,0 15,2 14,0 7,8
Organización ambiental 3,9 6,1 3,6 1,6
Organización vecinal 4,8 S.D. S.D. S.D
FUENTE: encuesta USAL-COLMEX (abril-mayo, 2009) y World Value Survey (2005-2008).

Ahora bien, es notable la fuerza de las asociaciones religiosas en


los cuatro países de América considerados. Por un lado, es interesante
que en Estados Unidos el 16,3 % de la población diga pertenecer a al-
gún partido político; en México, sólo el 7,7 % dice pertenecer a un
partido, pero es un porcentaje mayor al de Brasil y Chile. Por otro
lado, la debilidad de las asociaciones culturales, de beneficencia, am-
bientalistas y de profesionistas en México también es significativa.
¿Qué sucede con el capital social cognitivo?

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52 La democracia en México

CUADRO 2. Capital social cognitivo (%)


Imagínese que hay personas que sólo se preocupan por Porcentaje
sí mismas y otras personas que tratan de ayudar a los de-
más, ¿me pudiera decir en donde ubica a la mayor parte
de la gente?
1 3,0
2 2,4
3 5,7
4 8,9
5 15,5
6 15,5
7 18,0
8 18,8
9 8,4
10 3,8
Confianza mucho y algo en
Presidente 54,7
Partidos 27,0
IFE 43,8
FUENTE: encuesta USAL-COLMEX.

Como puede verse en el cuadro 2, cuando se le pregunta a los


individuos en dónde situaría a sus conciudadanos en relación a si con-
sidera que la mayoría de ellos son solidarios o sólo se preocupan por
ellos, la mayoría de los encuestados se colocaron en los valores cen-
trales de la escala. Con relación a la confianza institucional, poco más
de la mitad de los encuestados dijeron tener mucha o algo de confian-
za en el Presidente de la República, 43 % dijo lo mismo sobre el Insti-
tuto Federal Electoral (IFE) y sólo 27 % dijo tener confianza en los
partidos políticos. Llama la atención que la gente haya expresado te-
ner mayor confianza en la figura presidencial que en la entidad que
organiza las elecciones.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 52 14/04/11 09:57


Organización 53

CUADRO 3. Capital social cognitivo (%)


México Argentina Estados Unidos Brasil Chile
Se puede confiar en la 15,6 17,6 39,3 9,4 12,6
mayoría de la gente
(porcentaje que contestó
afirmativamente)
En su opinión, ¿La ma- 13,2 22,6 6,2 16,3 12,1
yoría de la gente se
aprovecharía de usted si
tuviera la oportunidad o
tratarían de ser justos
con usted? (escala de 1 a
10; 1 se aprovecharían;
10 serían justos).
Porcentaje que dijo 1
N 1548 989 1242 1477 985
FUENTE: World Values Survey (2005-2008).

Comparativamente, México está muy alejado de los niveles de con-


fianza interpersonal de Estados Unidos; sin embargo, está muy cerca de
las cifras relativas a otros países latinoamericanos. Es muy claro que Es-
tados Unidos tiene altos niveles de capital social cognitivo, mientras los
países latinoamericanos que aparecen en el cuadro adolecen del mismo.

Variables contextuales

Al igual que Campbell, decidimos incorporar dos variables contextuales


al modelo explicativo del voto. La primera tiene que ver con niveles de
asociacionismo (capital social estructural a nivel estatal, medido como
número de organizaciones civiles per capita en cada estado). Nuestra
hipótesis, derivada de las teorías relativas al capital social mencionadas
arriba, es que un contexto más asociativo, en donde los ciudadanos ten-
gan un mayor acceso a redes, será más propicio a favorecer el voto.
Una mirada rápida a la relación entre una medida de capital so-
cial estructural y los niveles de votación en los estados parecería indi-
car una relación muy débil, aunque positiva. (Ver gráfica 1).

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54 La democracia en México

GRÁFICA 1. Relación participación electoral - número de ONGs per capita

0,7000 -
Distrito Federal
• Tabasco
• Yucatán

0,6500 - Campeche •
Participación electoral 2006

• Querétaro
• Colima
• Estado de México
• Jalisco
Veracruz •
0,6000 - • San Luis Potosí
Morelos • Nuevo León •
Hidalgo Oaxaca Aguascalientes •
Tiaxcala • • •

Puebla • Guanajuato • Quintana Roo

Tamaulipas Sinaloa • Sonora
0,5500 - Nayarit •
• • Baja California Coahuila •
• Durango

• Zacatecas

• Michoacán
0,5000 -
• Chiapas • Chihuahua
Sq r lineal = 0,035
• Baja California
• Gerrero

0,4500 -

3,000000E-5 6,000000E-5 9,000000E-5 1,200000E-4 1,500000E-4 1,800000E-4

Número de ONGs per capita

FUENTE: elaboración propia con datos del IFE <www.ife.org.mx> y CEMEFI <www.cemefi.org>.

La segunda variable contextual tiene que ver con la competiti-


vidad electoral de los estados mexicanos. Varios autores, sobre todo
de la escuela de la elección racional (Blais, 2000; Mueller, 1989;
Ferejohn y Fiorina, 1974; Beck, 1975), han demostrado que a mayor
competitividad electoral hay mayores probabilidades de que los in-
dividuos voten, pues consideran que su voto tiene mayor probabili-
dad de tener un impacto en el resultado. Para el caso de México, lo
que podemos observar en la gráfica 2 es que la relación entre com-
petitividad y participación electoral a nivel estatal es prácticamente
nula.
Con el fin de comprobar si las variables que hemos descrito tie-
nen capacidad de explicar el voto de los mexicanos, decidimos cons-
truir un modelo logístico que incluye los factores analizados en las
secciones anteriores (ver cuadro 4).

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 54 14/04/11 09:57


Organización 55

GRÁFICA 2. Relación participación electoral - competitividad electoral

70% -

Distrito Federal • Tabasco •

• Yucatán
65% -
Querétaro •
Campeche •
Participación 2006

Jalisco • Chihuahua • • México


60% - • Nuevo León • Morelos
San Luis Potosí • Veracruz •
Hidalgo • Tiaxcala

• Aguascalientes • Oaxaca • Puebla

Guanajuato • Sinaloa
Quintana Roo •
55% - Sonora •
Chiapas
•• • Tamaulipas
Baja California
Durango ••
Nayarit
• Zacatecas

50% - • Michoacán

Colima • • Coahuila

Baja California • • Gerrero Sq r lineal = 0,001


45% -

30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

Competitividad electoral 2006

FUENTE: elaboración propia con datos del IFE <www.ife.org.mx>.

Como puede verse en el cuadro 4, algunos de los indicadores de


capital social cognitivo tienen un claro efecto sobre la probabilidad de
que un ciudadano decida ir a votar. Es interesante señalar que, contra-
rio a lo que señala la teoría, la confianza interpersonal no tiene efecto
alguno sobre la probabilidad de ir a las urnas.
La confianza institucional, en cambio, tiene efectos distintos so-
bre la participación electoral dependiendo de la institución de la que
se trate. Por un lado, la confianza en los partidos tiene un efecto nega-
tivo, es decir, quienes desconfían más de éstos tienen mayores proba-
bilidades de votar. Una explicación posible es que como los partidos
políticos son la institución en la que menos confían los mexicanos, el
voto puede ser una manera de expresar su descontento hacia aquéllos,
sobre todo si se hace en contra del partido que se encuentra en el po-
der. Por otro lado, es entendible que quienes tienen mayores niveles
de confianza en el Instituto Federal Electoral (IFE) aumenten sus pro-
babilidades de acudir a las urnas, sobre todo si pensamos que hasta

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 55 14/04/11 09:57


56 La democracia en México

hace algunos años las elecciones en México estuvieron marcadas por


el fraude.
Con relación a las variables que miden el capital social estructu-
ral, el hecho de que un individuo haya realizado trabajo voluntario
aumenta su propensión a de ejercer el sufragio. Asimismo, el ser
miembro de una organización social (nuestro indicador de la existen-
cia de capital social estructural) también tiene un efecto positivo sobre
la decisión de votar o no hacerlo. Esto puede explicarse debido a que
la pertenencia en organizaciones y el trabajo voluntario son activida-
des que generalmente facilitan el acceso a redes a quienes las realizan.

CUADRO 4. Modelo logístico para explicar participación electoral


Variables independientes B Error Sig.
estándar
Capital social cognitivo
Confianza interpersonal –0,024 0,020 0,239
Confianza en partidos –0,194 0,106 0,066*
Confianza en el IFE 0,249 0,095 0,009***
Capital social estructural
Trabajo voluntario 0,395 0,152 0,009***
Membresía en alguna organización 0,192 0,098 0,050**
Atributos personales
Escolaridad 0,029 0,025 0,253
Edad 0,037 0,003 0,000***
Sexo 0,093 0,085 0,275
Efectos de grupo
Identidad partidista 0,568 0,088 0,000***
Actitudes políticas
Interés en la política 0,073 0,038 0,055*
Satisfacción con la democracia –0,014 0,092 0,876
Eficacia política 0,342 0,090 0,000***
Situación económica personal mejoró –0,377 0,116 0,001***
Constante –1,555 0,274 0,000***
Nagelkerke R2 = 0,138
Porcentaje de predicción correcto 69 %
N = 2895
FUENTE: encuesta USAL-COLMEX.
* significancia al 0,1
** significancia al 0,05
*** significancia al 0,01

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Organización 57

Con relación a los atributos personales, sólo la edad tiene poder


explicativo en relación al voto. Conforme aumenta la edad de los ciu-
dadanos también aumenta la probabilidad de que acudan a las urnas.
Un hallazgo importante es el hecho de que la escolaridad, una variable
que ha sido útil para explicar el voto en democracias consolidadas, no
tiene efecto significativo en nuestro modelo.
Como era de esperarse y como encontramos en un estudio ante-
rior (Somuano y Ortega, 2003), la identidad partidista es una variable
muy importante en la explicación de la participación electoral. Asi-
mismo, tanto el interés como la eficacia política de los individuos
aumentan la probabilidad de que un individuo decida participar me-
diante el sufragio. Un hallazgo interesante es el relativo a la percep-
ción de los individuos sobre su situación económica. Quienes señala-
ron que su situación económica empeoró tendieron a votar en mayor
medida que quienes percibieron una mejoría en dicha situación. Este
resultado va en el mismo sentido de lo que observamos con la variable
de confianza en los partidos políticos. Es decir, quienes están más in-
satisfechos con su situación económica y quienes menos confían en
los partidos políticos tienen mayores probabilidades de votar, proba-
blemente, como medio de expresión de dicha insatisfacción.
Decidimos omitir las dos variables contextuales (estatales) que
explicamos anteriormente, debido a que las correlaciones con partici-
pación fueron prácticamente nulas y no significativas estadísticamente.
Al calcular las probabilidades del modelo encontramos que un
hombre de edad y escolaridad promedio, que no confía en partidos polí-
ticos ni en el IFE, con confianza interpersonal promedio, que no hace
trabajo voluntario, que no pertenece a alguna organización, sin identidad
partidista, con interés en la política promedio, insatisfecho con la demo-
cracia, que no se siente eficaz políticamente y que no percibió una mejo-
ra en su situación económica durante el último año tiene una probabili-
dad de votar del 51 %. Contar con identidad partidista aumenta dicha
probabilidad en 13 puntos porcentuales. De las variables que incluimos
como indicadores de capital social cognitivo y que fueron significativas,
haber hecho trabajo voluntario aumenta la probabilidad de voto en 9
puntos porcentuales y ser miembro de una organización lo hace en
4 puntos porcentuales. Con relación al capital social cognitivo, sólo con-
fianza en el IFE tuvo un efecto positivo y significativo (quienes expresa-
ron confiar en el IFE aumentaron sus probabilidades de voto en 6 %).

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58 La democracia en México

GRÁFICA 3. Variables que afectan positivamente la probabilidad de


participación electoral

0,70 -
Identidad partidista
0,65 -
0,64
Probabilidad de voto

Trabajo voluntario

0,60 - 0,60 Eficacia política


0,59
0,57 Membresía de
0,55 - 0,55 organización

Confianza en el IFE
0,50 - 0,51

0,45 -
sin con

Por el contrario, la percepción de los individuos de que su situa-


ción económica empeoró disminuye la probabilidad de voto en 10
puntos porcentuales, mientras que la confianza en los partidos políti-
cos la disminuye en 5 puntos porcentuales.

GRÁFICA 4. Variables que afectan negativamente la probabilidad de


participación electoral

0,55 -

0,50 - 0,51
0,50 Satisfacción con la
Probabilidad de voto

democracia
0,45 - 0,46
0,41
Avance en economía
personal
0,57
0,40 - 0,55
Confianza en partidos

0,35 -

0,30 -
sin con

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Organización 59

En su estudio sobre las organizaciones de la sociedad civil, So-


muano (2010) encuentra que los valores y actitudes de los mexicanos
que participan en organizaciones civiles varían dependiendo del tipo
de organización al que pertenecen. Por ello decidimos construir un
segundo modelo logístico en donde incluimos diversos tipos de orga-
nizaciones con el fin de verificar si el tipo de organización al que per-
tenecen los individuos tiene un efecto diferenciado sobre la probabili-
dad de votar. Los resultados se muestran en el cuadro 5.
Uno de los hallazgos más interesantes de este segundo modelo es
el hecho de que el ser miembro de una organización social tiene efec-
tos diferenciados que dependen del tipo de organización de que se
trate.2 El ser miembro de una organización religiosa o de una asocia-
ción de padres de familia aumenta la probabilidad de participar en una
elección. Este resultado se explica porque estas asociaciones tradicio-
nalmente han sido muy activas políticamente en México, y de hecho
se han movilizado en varias ocasiones con el fin de influir en diversas
decisiones de política pública (Loaeza, 1999).
Por el contrario, una asociación de profesionistas, un club deporti-
vo o una organización ambientalista disminuye la probabilidad de votar
de un individuo. En el caso de las asociaciones de profesionistas, en
México la mayoría de éstas son de profesionales relativamente alejadas
de temas políticos, tales como matemáticas, arquitectura, ingenierías y
contaduría. En el caso de las deportivas, la mayoría de los individuos
que dijeron pertenecer a éstas (48,2 %)3 son jóvenes de entre 18 a 29
años, que es el grupo de dad que menos vota en México. En el caso de
las organizaciones ambientalistas, este tipo de organizaciones ha tenido
tradicionalmente una relación de cuestionamiento a las políticas guber-
namentales ambientales y durante muchos años utilizó un discurso anti-
estatal. Es probable que esto haya moldeado su relación con el sistema
político y que prefieran recurrir a otras formas de participación política
distintas de la electoral. En las demás variables no hubo ningún cambio
significativo con relación al modelo anterior.

2. Revisamos la correlación entre los distintos tipos de organizaciones para cuidar


posibles problemas de multicolinearidad. Encontramos que aunque sí hay correlación
positiva estadísticamente significativa entre algunos de los tipos de asociación, la mag-
nitud de dichas correlaciones no resultó problemática.
3. El 28,6 % de los miembros de organizaciones deportivas están en el grupo de edad
de entre 30 y 44 años y el 23,1 % están en el grupo de más de 45 años.

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60 La democracia en México

CUADRO 5. Modelo logístico para explicar participación electoral


Variables independientes B Error estándar Sig.
Capital social cognitivo
Confianza interpersonal –0,025 0,020 0,222
Confianza en partidos –0,187 0,107 0,080*
Confianza en el IFE 0,246 0,096 0,011**
Capital social estructural
Trabajo voluntario 0,426 0,154 0,006***
Sindicato 0,131 0,199 0,510
Asociación profesional –0,655 0,241 0,007***
Partido político 0,094 0,212 0,657
Asociación religiosa 0,347 0,158 0,028**
Asociación deportiva –0,392 0,183 0,032**
Asociación cultural –0,054 0,262 0,836
Asociación de padres de familia 0,379 0,189 0,045**
Asociación de beneficencia –0,203 0,264 0,442
Organización ambiental –0,884 0,286 0,002***
Organización vecinal 0,291 0,274 0,289
Atributos personales
Escolaridad 0,031 0,025 0,223
Edad 0,035 0,003 0,000***
Sexo 0,081 0,086 0,345
Efectos de grupo
Identidad partidista 0,592 0,089 0,000***
Actitudes políticas
Interés en la política 0,109 0,039 0,005***
Satisfacción con la democracia 0,001 0,093 0,992
Eficacia política 0,318 0,091 0,001***
Constante –1,483 0,277 0,000
Nagelkerke R2 = 0,145
Porcentaje de predicción correcto 70,1 %
N = 2895
FUENTE: encuesta USAL-COLMEX.
** significancia al 0,05
*** significancia al 0,01
* significancia al 0,1

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Organización 61

Al calcular las probabilidades encontramos que la variable que


mayor impacto tiene sobre el voto es la identidad partidista, que
aumenta la probabilidad de voto en 11 puntos porcentuales.4 Una vez
más, el trabajo voluntario tiene un impacto de 7 puntos porcentuales
sobre la probabilidad de votar.

GRÁFICA 5. Cambio en la probabilidad de participación electoral para


diversas variables

0,35 -
0,32 Confianza en partidos
0,30 -
Probabilidad de voto

0,28 Confianza en el IFE


0,26
0,25 - 0,25 Trabajo voluntario

0,21 Identidad partidista


0,20 -
0,18 Eficacia política
0,15 - 0,16
Avance en economía
personal
0,10 -
sin con

Con respecto al impacto de la pertenencia de los individuos a


organizaciones, tanto las asociaciones religiosas como las de padres
de familia aumentan la probabilidad de voto en 6 puntos porcentuales.
En cambio, la membresía en asociaciones ambientalistas es la que dis-
minuye en mayor medida la probabilidad de que los ciudadanos deci-
dan ejercer su derecho al sufragio (11 puntos porcentuales).

4. Una vez más estamos hablando de un hombre de edad y escolaridad promedio,


que no confía en partidos políticos ni en el IFE, con confianza interpersonal promedio,
que no hace trabajo voluntario, que no pertenece a alguna organización, con interés en
la política promedio, insatisfecho con la democracia, que no se siente eficaz política-
mente y que no percibió una mejora en su situación económica durante el último año,
que tiene una probabilidad de votar del 51 %

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 61 14/04/11 09:57


62 La democracia en México

GRÁFICA 6. Cambio en la probabilidad de participación según el tipo de


asociación

0,30 -
0,27
0,27
0,25 - Asociación padres
de familia
Probabilidad de voto

0,20 - 0,21
Asociación religiosa

0,15 - 0,15 Asociación deportiva


0,12
0,10 - Asociación profesional
0,10
Asociación
0,05 - ambientalista

0,00 -
no pertenece a pertenece a

Conclusiones

El análisis que realizamos en este trabajo apoya en cierta medida el


argumento de R. Putnam, E. Ostrom y D. Campbell, quienes han seña-
lado al capital social como un determinante de mayores niveles de
participación electoral, que generalmente asociamos con el proceso de
fortalecimiento de la democracia.
Este estudio parte del reconocimiento del capital social como un
concepto multidimensional. La definición de Krishna y Uphoff, en la
que se basa este estudio, tiene esa cualidad.
Nuestro análisis muestra que la confianza interpersonal (indica-
dor por excelencia de la dimensión cognitiva del capital social) no
tiene efecto sobre la probabilidad de votar de los individuos en Méxi-
co. En cambio, la confianza institucional sí tiene un efecto interesante
sobre aquélla. Por un lado, quienes confían en el IFE, tienen mayores
probabilidades de votar que quienes no confían en éste. Esto tiene
sentido en un país en donde el fraude fue durante mucho tiempo parte
de la cotidianeidad. Sin embargo, la confianza en los partidos tiene un
efecto contra intuitivo. Quienes no confían en ellos tienden a votar
más. Es decir, podemos pensar que los mexicanos ven en el voto una

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 62 14/04/11 09:57


Organización 63

forma de mostrar su descontento con los partidos, y quizá castigar al


que se encuentra en el poder mediante un voto en contra.
Con relación al capital social estructural, no podemos asumir
que la membresía en todo tipo de asociación tiene un impacto positivo
sobre la decisión del ciudadano de participar electoralmente. Ser
miembros de organizaciones religiosas y de padres de familia favore-
ce la participación electoral, ser miembros de organizaciones ambien-
talistas o deportivas la disminuye.
Como argumenta Pippa Norris, existe un acuerdo amplio entre
distintos teóricos de la democracia que van desde:

Jean Jacques Rousseau pasando por James Madison, John Stuart Mill,
Robert Dahl, B. Barber, David Held y John Dryzak de que la participa-
ción masiva es la sangre de la democracia representativa, sin embargo
las concepciones difieren sobre qué tanto involucramiento cívico es ne-
cesario o deseable. Por una parte, están las teorías sobre la «democracia
fuerte» que sugieren que el activismo de los ciudadanos es intrínseca-
mente valioso. Mill argumentó que al participar activamente en la vida
cívica, más que al permitir a otros tomar decisiones en su interés, la
gente aprende y crece. En esta visión, involucrar al público puede hacer
mejores ciudadanos, mejores políticas y mejores gobiernos. Por otro
lado, los demócratas Schumpeterianos creen que el papel esencial de
los ciudadanos debe ser relativamente limitado, confinado a la elección
de representantes parlamentarios, junto con un escrutinio continuo de
las acciones del gobierno (Norris, 2002).

En México, los niveles de capital social, no son particularmente altos.


Claramente, el tipo de participación más extendida en México ha sido la
electoral, aunque desde hace algunos años presenta una tendencia a la
baja. La participación en elecciones presidenciales (las más concurridas
en México) ha disminuido de 77 % en 1994 a 64 % en 2000 y 59 % en
2006 (Ortega Ortiz, 2008, p. 268). Quizá si los niveles de capital social
se incrementan en sus dos dimensiones podamos esperar que la tenden-
cia bajista de la participación electoral se revierta. El problema es que
es difícil vislumbrar motivos en el corto plazo para esperar que los índi-
ces de capital social crezcan, especialmente en su dimensión cognitiva.
Desde las instituciones gubernamentales es indispensable fortalecer la
credibilidad de los órganos autónomos como el IFE, lo cual seguramen-
te repercutirá positivamente en la democracia electoral.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 63 14/04/11 09:57


64 La democracia en México

Apéndice metodológico

Variables independientes Fraseo de la pregunta

Capital social cognitivo


Confianza interpersonal Imagínese que hay personas que sólo se preocu-
pan por sí mismas y otras personas que tratan
de ayudar a los demás, ¿me pudiera decir en
donde ubica a la mayor parte de la gente?
Confianza en partidos Ahora voy a leerle una lista de instituciones o
grupos. Por favor dígame qué tanto confía en
ellas; mucho, algo, poco o nada. Los partidos
políticos
Confianza en el IFE Ahora voy a leerle una lista de instituciones o
grupos. Por favor dígame qué tanto confía en
ellas; mucho, algo, poco o nada. Instituto Fede-
ral Electoral
Trabajo voluntario ¿Usted realiza algún tipo de trabajo voluntario?
Capital social estructural Por favor dígame si usted es un miembro acti-
vo, es miembro inactivo, pertenecía anterior-
mente o nunca ha pertenecido a las siguientes
agrupaciones.
Sindicato Un sindicato
Asociación profesional Una asociación profesional
Partido político Un partido político
Asociación religiosa Una organización religiosa
Asociación deportiva Una organización deportiva
Asociación cultural Una organización cultural
Asociación de padres de Una asociación de padres de familia
familia
Asociación de beneficencia Una asociación de beneficencia (como ayuda a
discapacitados, ancianos o personas de pocos
recursos)

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 64 14/04/11 09:57


Organización 65

Variables independientes Fraseo de la pregunta

Organización ambiental Una organización ambientalista


Organización vecinal Una asociación vecinal o de condóminos
Atributos personales
Escolaridad ¿Hasta qué año escolar estudió usted?
Edad ¿Qué edad tiene?
Sexo Sexo [NO PREGUNTAR]
Efectos de grupo
Identidad partidista Independientemente del partido por el que us-
ted piensa votar, ¿usted normalmente se consi-
dera panista, priísta, perredista o de otro parti-
do?
Actitudes políticas
Interés en la política Construida a partir de ¿Con qué frecuencia ha-
bla usted de política con ____; frecuentemente,
algunas veces, casi nunca o nunca? Su familia,
sus amigos y compañeros de trabajo
Satisfacción con la En general, ¿usted está muy satisfecho, algo sa-
democracia tisfecho, algo insatisfecho o muy insatisfecho
con el funcionamiento de la democracia en
nuestro país?
Eficacia política ¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo en que
los ciudadanos pueden influir en las decisiones
del gobierno?
Variables estatales
Competitividad en 2006 Construida
ONGs por habitante en 2007 Construida

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 65 14/04/11 09:57


66 La democracia en México

Referencias bibliográficas

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DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 68 14/04/11 09:57


3. La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué
lo hacen?

Salvador Martí i Puig e Iván Llamazares

El objetivo del presente capítulo es analizar, a través de los datos obte-


nidos en la Encuesta Usal-Colmex, cuáles son los elementos que influ-
yen y pueden relacionarse con la participación en acciones políticas no
convencionales en general, y disruptivas en particular, en México.
Para responder a esta cuestión se señala, en primer lugar, qué se
entiende por política «no convencional» y «disruptiva» y, en segundo
lugar, se señala la coyuntura en la que se ubica la encuesta, a saber, tres
años después de un ciclo de grandes movilizaciones ocasionadas por una
campaña electoral a la Presidencia de la República (en 2006) que tuvo un
desenlace muy complejo debido a los ajustados resultados que tuvieron
los dos principales candidatos en estas elecciones y a la no aceptación de
los resultados por parte del candidato oficialmente perdedor.
En base a estos elementos de introducción y coyuntura el capítu-
lo avanza en el análisis de los datos de la encuesta con la voluntad de
ver cuáles son los factores que correlacionan con la participación dis-
ruptiva. Para ello el primer paso que se da es la creación de las dos
variables dependientes: (1) la participación no convencional (que es la
suma de las 8 acciones posibles que se exponen en la pregunta 28 de
la encuesta)1 y (2) la participación disruptiva,2 siendo la segunda la
más relevante para nuestro estudio.

1. Éstas son: participar en marchas, caravanas de automóviles, mitines o actos masi-


vos, firma de peticiones, reparto de volantes de casa en casa, ocupación de edificios
públicos, bloqueo de lugares públicos y participación en una campaña como colabora-
dor.
2. La participación disruptiva se refiere a las dos acciones (de las ocho de la pregun-
ta 28) de mayor contenido transgresor, a saber: la ocupación de edificios públicos y el
bloqueo de lugares públicos.

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70 La democracia en México

Posteriormente se intentará relacionar estas dos cuestiones (la


acción política no convencional y la disruptiva) con dos tipos de va-
riables. Unas relacionadas con las teorías de la acción colectiva y
otras con la política partidaria. En cuanto a las primeras se explorará
si existe relación entre participación disruptiva con (1) la autopercep-
ción de influencia de los individuos, (2) la confianza que tienen en el
imperio de la ley y los derechos en México, (3) su nivel educativo, (4)
su pertenencia a asociaciones y (5) la obtención de regalos de partidos
políticos durante las campañas electorales. Se han escogido estas va-
riables porqué las tres primeras aluden a elementos relacionados a las
teorías de la agencia (como son la percepción de agravios y la auto-
eficacia como actores políticos), la cuarta tiene que ver con la impor-
tancia del capital social como elemento de transmisión de confianza y
motivación en los procesos de movilización, y finalmente, la quinta
variable se basa en la presunción, derivada las teorías de la elección
racional, de que los incentivos selectivos proporcionados por actores
colectivos —partidos en este caso— pueden servir de estímulo para
distintas formas de participación política. Respecto al segundo tipo de
variables, se relacionará la política no convencional y la disruptiva
con la política partidaria, es decir, el voto a candidatos en las eleccio-
nes de 2006 y con la identidad político-partidaria.
Finalmente, en la última sección de este trabajo se presenta un
análisis de tipo multivariante (basado en la aplicación de la técnica de
la regresión logística) orientado a establecer cuáles de las variables
antes descritas ejercen una influencia más importante sobre la partici-
pación de tipo disruptivo.

Sobre la política no convencional

La acción política individual adopta diferentes formas, que van desde


la discreción a la activación de acciones espectaculares. Además, los
ciudadanos también pueden intervenir en política de manera indivi-
dual o de manera colectiva. A la vez, si bien la acción política puede
ejercerse de forma espontánea y esporádica, lo más frecuente es que la
acción política sea el resultado de la coordinación entre diversas per-
sonas, desarrollada por una asociación o colectivo estable, que com-

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 71

parte objetivos y utilice recursos y métodos para alcanzarlos. Este tipo


de acciones políticas puede ajustarse a formas convencionales o a no
convencionales. Suele calificarse como convencional un tipo de ac-
ción política generalmente aceptada por la comunidad, porque se con-
sidera adecuada y ajustada a los valores dominantes, y generalmente
se refiere a la afiliación partidaria o al voto. Contrariamente, las for-
mas no convencionales son aquellas que —con independencia de su
objetivo— a veces son rechazadas o mal vistas por parte de la comu-
nidad. Estas acciones no convencionales suelen expresar, generalmen-
te, demandas que no se han satisfecho a partir de las formas conven-
cionales. Por ello, se califican también como acciones políticas de
protesta (Alinsky, 1971). Si bien en este capítulo se incluye dentro de
la categoría «no convencional» algunas actividades que sí son bien
vistas, e incluso alentadas, por las autoridades, como son la participa-
ción en mítines y —algunas veces— reparto de volantes.
Cabe señalar que los estudios sobre la acción política, iniciados
en sociedades de tradición liberal-democrática, se concentraron en un
principio en las formas convencionales.3 Sin embargo ya hace años se
ha empezado a poner atención a este tipo de acción colectiva basada
en la protesta y contienda (McAdam, Tilly, Tarrow, 2000).
Otra cuestión relacionada con esta temática es la siguiente:
—«¿Qué lleva a los individuos a realizar acciones de protesta?»—.
Algunos sostienen que la participación convencional se basa en una
valoración positiva de dicho sistema y supone una adhesión —un «apo-
yo difuso»— a las reglas establecidas. En cambio, la participación no
convencional se asocia a la insatisfacción y al rechazo al sistema,
abarcando desde una voluntad reformadora hasta la pretensión ruptu-
rista y revolucionaria (Vallès, 2000). De este modo, se configurarían
dos colectivos diferentes según su inclinación a una u otra forma de
intervención. Sin embargo, esta distinción se ha hecho menos tajante
en los últimos años.4

3. Es importante prestar atención al carácter cambiante que ha tenido a lo largo del


tiempo de la divisoria que separa las formas convencionales y las no convencionales
de acción política. Algunas formas de acción que en el pasado se percibieron como no
convencionales y, por tanto, fueron juzgadas como rechazables y peligrosas para el
orden establecido, con el tiempo se han convertido en convencionales, legítimas y le-
galizadas por el sistema.
4. El volumen editado por Goodin y Tilly (2008) The Oxford Handbook of Contex-

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72 La democracia en México

Actualmente son muchas las personas que recurren a formas no


convencionales de acción política, sin que ello signifique necesaria-
mente una oposición al sistema. A veces estas formas se adoptan por
criterios de conveniencia práctica y siguiendo motivos tácticos. La
cuestión relevante es por qué se ha incrementado la presencia de este
tipo de manifestaciones —«la política disruptiva»— en el marco de
regímenes que garantizan (como mínimo nominalmente) derechos y
libertades de los ciudadanos, y que ofrecen canales normados para
vehicular demandas, elegir representantes y fiscalizar políticos. Por
ello no está claro si este incremento es (o no) un barómetro de la salud
institucional, de la eficacia de las políticas públicas y sobre todo de la
operatividad de los actores políticos colectivos clásicos, y si lo es en
qué dirección cabe interpretarlo.
También algunos autores han hablado de cómo la diversificación
de demandas y la regidez de los partidos cartel o cath all plus incenti-
varían un modelo de conducta de los individuos más flexible y amplio
respecto a su repertorio, sobre todo para aquellos que tienen preferen-
cias intensas en relación con algunos temas concretos. En todo caso,
los datos de la encuesta de que disponemos muestran que el nivel de
participación de los ciudadanos en actividades no convencionales no
es despreciable. Tal como se observa en la tabla 1 la participación de
la ciudadanía a través de firmar peticiones, sumarse a marchas o míti-
nes es apreciable; así como también lo es el resto de actividades. Por
el contrario, destacan, como actividades menos frecuentes las dos de
carácter más «disruptivo», a saber, la de los bloqueos y ocupaciones.
A partir de las respuestas sobre participación no convencional se
han construido asímismo dos índices agregados de participación. El
primero consiste en la suma de la participación de las ocho activida-
des que aparecen en la tabla 1 (sumpartic) y el segundo (pardisrdic)
consiste en crear una categoría para el conjunto de individuos que han
tomado parte en al menos una de las dos actividades más disruptivas
(las ocupaciones y los bloqueos). Los dos índices nos permitirán dis-
tinguir, por un lado, las relaciones que existen entre las distintas ca-
racterísticas de los ciudadanos y la participación no convencional en

tual Political Analysis es una muestra del creciente interés por la política no conven-
cional. En dicha obra se expone la creciente expansión de este tipo de actividad políti-
ca en las sociedades contemporáneas y la expansión de su uso.

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 73

general y la disruptiva en particular. La variable que agrega todas las


participaciones posibles (sumpartic) tiene un mínimo posible de 0 y
un máximo posible de 8. El promedio de esta variable es de 1,22, y la
desviación típica es de 2,27. El gráfico 1, que muestra como se distri-
buyen las respuestas en esta variable, ofrece un visión más clarifica-
dora de los niveles de participación de la población mexicana. Un
65 % de los encuestados no ha tomado parte en ningún tipo de acción
participativa. Además, el porcentaje de individuos participativos tien-
de a declinar según se avanza en el número de participaciones. Ahora
bien, hay un repunte marcado cuando se pasa al grupo con el máximo
número de participaciones posibles (8), grupo cuyo tamaño pasa a ser
del 5,7 % (mayor por tanto que el de los grupos con 3, 4, 5, 6 o 7 par-
ticipaciones), dato que indica que existe un pequeño grupo de perso-
nas «hiperactivas» que participan de forma intensa y continuada. Y
respecto a la segunda variable, un 13 % de los encuestados afirma ha-
ber participado en al menos una de las dos formas de participación
disruptiva recogidas en esta encuesta.

TABLA 1. Participación en actividades no convencionales (%)


Sí No Ns/Nc
Marchas 19,79 79,45 0,76
Caravanas 14,51 84,56 82,00
Mítines 17,17 0,93 0,83
Firmas 20,83 78,24 0,93
Volantes 15,67 83,80 0,59
Ocupaciones 10,74 88,19 1,07
Bloqueos 11,40 87,56 1,04
Campañas 13,33 85,60 1,07

La construcción de estas dos variables nos permite comparar las


medias de participación total (sumpartic) de los encuestados según to-
men parte o no en actos de tipo disruptivo. En este caso se aprecia que
la participación media de los que toman parte en actos disruptivos es
muy alta (6,25), y muy marcadamente superior al promedio global de
participación de todos los encuestados (1,23) y obviamente también de
quienes no toman parte en ningún tipo de acción disruptiva (0,49). De
ello se puede exponer que aquellas personas que toman parte en activi-

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74 La democracia en México

dades disruptivas están motivadas y ejercen (además de éstas) otras de


tipo convencional y, a raíz de este hallazgo se puede afirmar que este
colectivo respondería más a la categoría de activistas totales que no a
la de contestatarios según la tipología que establece Marsh (1990).

GRÁFICO 1. Porcentaje de individuos según número de actividades en las


que ha participado

80 -

65,33

60 -
%

40 -

20 -
10,37
6,843 5,714
3,845 2,787 2,399
1,481 1,235
0-
0 2 4 6 8
sumpartic

Una vez señalado el tipo de actividades no convencionales y dis-


ruptivas, y expuesta la proporción de individuos que toman parte en
ellas se avanzará este capítulo en dos direcciones: en primer lugar se
señalará el contexto histórico al que hace referencia el trabajo y, pos-
teriormente, se examinará el perfil de las personas que se movilizaron.

El desenlace de las elecciones de 2006: ¿Un período de


polarización y movilización excepcional?

Como se ha expuesto, el presente trabajo utiliza los datos de una en-


cuesta elaborada a inicios del año 2009 (antes de las elecciones inter-
medias del mismo año), por ello los temas vinculados al recuerdo del

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 75

voto, la adhesión de candidatos y las preguntas sobre acción política


se refieren a los acontecimientos vinculados a las conflictivas eleccio-
nes federales de julio del 2006 y, sobre todo, a su desenlace posterior.
En el sentido señalado cabe exponer que los días siguientes al 2
de julio de 2006 —fecha en que se celebraron en México elecciones
presidenciales, legislativas y en algunos estados para gobernador, cá-
mara legislativa estatal y alcaldías— se revelaron más críticos e in-
ciertos que los vividos en la víspera de los comicios. Los ciudadanos
mexicanos esperaban con ansia un desenlace electoral que pusiera fin
a la campaña más longeva, apasionada, cara y sucia de la historia del
país.5 Sin embargo una vez finalizado el conteo por parte del el Insti-
tuto Federal Electoral (IFE) el candidato de la coalición liderada por
el Partido Revolucionario Democrático (PRD), Manuel López Obra-
dor, no aceptó los resultados que lo dejaban en segundo lugar por una
mínima diferencia. Con ello la ciudadanía mexicana continuó dividida
y en vilo, con la diferencia de que en ese momento no había una fecha
clara en el horizonte para zanjar el conflicto. Legalmente el proceso
podía permanecer abierto —y así ocurrió— hasta el día 6 de septiem-
bre, cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal (TRIFE)
resolviera las múltiples impugnaciones realizadas por el PRD. El pro-
blema que empañó todo el proceso fue, sin duda, la desconfianza ciu-
dadana hacia múltiples instituciones (Schedler, 2007).
¿Cuáles fueron las razones de este escenario tan conflictivo? És-
tas deben analizarse en un escenario más complejo que el de las bata-
llas entre candidatos y cabe hacer hincapié a tres fenómenos relacio-
nados con el pasado reciente: uno de ellos de carácter socioeconómico
y de largo alcance, otro de naturaleza institucional y, finalmente, un
tercero y último de tipo coyuntural.
El primer fenómeno obedecía a la profunda transformación eco-
nómica, social y política del país. Respecto de la transformación so-
cial y económica cabe señalar que durante las dos últimas décadas la
economía mexicana experimentó un cambio profundo debido su adhe-
sión al TLC y a la liberalización de su economía, y al progresivo aban-

5. Véase sobre dicho acontecimiento el número especial de PS n.º 40 de 2007, en


concreto el artículo de Klesner (2008) y los dos volúmenes temáticos de las elecciones
de 2006 de la revista Política y Gobierno, y en particular los textos de Beltrán (2009a,
2009b, Crespo, 2009).

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76 La democracia en México

dono de la clásica mediación paternalista que ejercían las instituciones


públicas sobre muchos colectivos sociales. Este proceso supuso una
nueva dinámica donde unos sectores y territorios resultaron ganadores
y otros perdedores. A raíz de ello México se convirtió en un país más
segmentado territorialmente entre Norte y Sur, aunque también social-
mente. En cuanto a la mutación política es necesario apuntar que con
el progresivo resquebrajamiento del Partido Revolucionario Institu-
cional (PRI), partido que «decía representar» a la totalidad de la na-
ción excluyendo sólo a los extremos, emergieron por primera vez en
la historia dos formaciones que se ubicaban a la derecha y a la izquier-
da de éste, y que en las elecciones de 2006 obtuvieron el 71,2 % de los
sufragios posicionándose perfectamente en dos bloques opuestos.
El segundo fenómeno fue de naturaleza institucional, y versa so-
bre el manejo institucional y partidario de la administración de Vicen-
te Fox y de la formación política que lo arropó: el Partido de Acción
Nacional (PAN). Sobre este punto cabe señalar la obvia parcialidad
que tuvo el Presidente Fox al final de su sexenio respecto a los candi-
datos en liza y, sobre todo, el debilitamiento y supeditación del Conse-
jo General del IFE al PAN (y en menor medida al PRI), hecho que
generó una notable falta de legitimidad a la institución «generadora»
de confianza electoral. Por ello en la recta final de la campaña apare-
cieron graves acusaciones que ponían en entredicho al IFE, a la vez
que un año antes de los comicios se intentó inhabilitar al candidato del
PRD por cuestiones administrativas.6 Y a nivel político destaca la gran
inequidad de recursos de que dispuso el PAN —contrariando la legis-
lación del propio IFE— la guerra sucia de descalificaciones que lanzó
a través de los mass media a su adversario, quebrando así una cierta
tradición de «civilidad» que hasta la fecha había imperado en la diná-
mica política nacional, generando una beligerante animosidad entre
los militantes y simpatizantes de las dos fuerzas enfrentadas.
El tercer fenómeno fue de naturaleza coyuntural: el apretado re-
sultado del sufragio. En esta circunstancia, y con la trayectoria de
fraudes presentes en la historia electoral mexicana, la inequidad con

6. Las tres más graves (y nunca desmentidas) fueron las de la filtración de padrones
electorales del IFE a la intranet del PAN, la adjudicación de los servicios de software
del IFE al cuñado del candidato panista a la Presidencia, y el compadrazgo entre el
Consejero Presidente del IFE, el responsable del Programa de Resultados Electorales
Preliminares (PREP) y el mismo candidato, Felipe Calderón.

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 77

que la administración se posicionó en la contienda, la partidarización


del IFE y la tradicional práctica de que «quien escruta gana», el sector
que apoyó la candidatura perdedora desconfió de los resultados oficia-
les y recordó la fecha del 6 de julio de 1988, donde una «caída» del
sistema informático supuso la derrota del otrora candidato opositor al
partido gubernamental, Cuáutemoc Cárdenas. En este sentido es im-
portante anotar que la confianza es un atributo que no se impone por
decreto, y el IFE no estaba en condiciones de ofrecerla.
Ante este escenario el candidato ganador, Felipe Calderón, de-
claró que sería el Presidente «de todos» y exhortó a los mexicanos a
«empezar de nuevo». Pero Andrés Manuel López Obrador no siguió
dicha consigna y declaró que recuriría al TRIFE para que se iniciara
un nuevo conteo —voto por voto— para que quedara claro quien ha-
bía sido el vencedor y, por otro lado, convocó a la ciudadanía al zóca-
lo capitalino a una larga serie de «asambleas informativas» donde ex-
pondría las anomalías electorales y las acciones de resistencia para
pedir que se «hiciera justicia». Ciertamente, entre muchos mexicanos
que votaron por el PRD hubo una sensación de agravio.
El desenlace es de todos conocido: el TRIFE no aceptó la revi-
sión y no hubo «vuelta atrás». Pero las elecciones 2006 dejaron duran-
te unos meses un país profundamente dividido. Además, la estrategia
del candidato del PRD para protestar por lo ocurrido fue la de movili-
zar a sus bases a través de múltiples acciones de «resistencia pacífica»
que iban desde ocupaciones de grandes vías capitalinas, happenings,
hasta boicots a productos que financiaron la campaña del PAN.7
En algún momento se dijo que en México era posible que se con-
jugaran tres elementos que todas las teorías de la acción colectiva se-
ñalan como la «primera condición» para que se de inicio un ciclo de
amplias movilizaciones, a saber: la combinación de (1) una sensación
de agravio generalizado, (2) la percepción de parcialidad y descon-
fianza institucional, y (3) una batalla abierta y sin concesiones entre
las elites políticas.
En esta dirección es pertinente explorar los datos de la Encuesta
Usal-Colmex referentes a la participación política no convencional y,
más concretamente, la disruptiva. Esta pretensión es relevante ya que

7. Sobre dichas movilizaciones existen pocos trabajos de carácter académico. Sin


embargo cabe señalar al estudio etnográfico realizado Combes (2007).

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78 La democracia en México

la ola de movilizaciones que se activó durante el segundo semestre de


2006 fue una de las más intensas de la historia reciente del país.

Buscando explicaciones a la movilización desde los elementos


asociados a las teorías de la acción colectiva

¿Cuáles son las razones que inducen a los ciudadanos a movilizarse y


salir a la calle? Como ya se ha expuesto la participación no conven-
cional en general, y la disruptiva en particular, suele asociarse a la in-
satisfacción y al rechazo al sistema o a medidas específicas que supo-
nen un agravio a determinados colectivos.
Uno de los teóricos de la acción colectiva, Sydney Tarrow
(1997), expone que el cuándo de una movilización explica en gran
medida el porqué y el cómo. Y ese cuándo se refiere a la coyuntura
que facilita la activación de ciertas expresiones o movimientos y es lo
que la academia ha calificado como la Estructura de Oportunidades
Políticas.8 Sin embargo en el presente texto optaremos por analizar
otros elementos más dirigidos al análisis del agente que al contexto, o
la EOP, pues en el proceso de movilización inciden también elementos
vinculados a los mismos actores —y miembros de los movimientos—
ya que éstos también pueden impulsar cambios y abrir oportunidades.9
En este sentido la percepción de los individuos sobre el entorno polí-
tico, su vinculación con el entorno asociativo, su nivel educativo, y su

8. La EOP se ha definido como el conjunto de dimensiones consistentes —aunque no


necesariamente formales, permanentes ni nacionales— del entorno político que fo-
mentan o desincentivan la acción colectiva entre las gentes. De esta forma, este con-
cepto pone énfasis en los «recursos exteriores» al grupo que reducen los costes de la
acción colectiva, descubren aliados potenciales y muestran en qué las autoridades son
vulnerables a sus demandas y presiones. En general, estos «recursos exteriores» pue-
den clasificarse las dimensiones analíticas.
9. Nos referimos a dos teorías. Una de ellas es la que analiza la capacidad de algunos
líderes de elaborar determinadas «interpretaciones de la realidad» que generan —entre
los activistas— un sentimiento de pertinencia, motivación y objetivos políticos concre-
tos. Este enfoque teórico se ha conocido con el de los «marcos cognitivos» y ha sido
trabajado por Snow y Benford (1998) y Goffman (1975). La segunda es la de la «mo-
vilización de recursos», que se ha focalizado en estudiar los activos sociales, económi-
cos, organizativos, y comunicativos que tienen los movimientos organizativos y cómo
se gestionan. Sobre este último enfoque teórico destaca la obra editada por McCarthy,
Mayer y Zald (1977).

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 79

misma autopercepción como sujetos políticos, son elementos que cabe


tener en cuenta y en los que algunas de teorías relacionales de la ac-
ción colectiva, como son las de los marcos cognitivos y de la movili-
zación de recursos organizativos hacen especial hincapié. En este mis-
mo espacio también se explorará si existe alguna relación entre la
participación en las actividades no convencionales (disruptivas y no)
y la distribución de regalos, que es un elemento central en la interpre-
tación de las movilizaciones en las teorías de la elección racional.10
En base a lo expuesto se explorará la relación existente entre las
personas que realizan actividades disruptivas y las que no, y su opi-
nión respecto a diversos temas que aparecen en las preguntas de la
Encuesta Usal-Colmex y que se relacionan a con las cuestiones arriba
señaladas. En la presente sección se considerarán sucesivamente las
siguientes preguntas/cuestiones:

• Ud. Cree que «la ley se aplica a todos por igual para todos» (pre-
gunta n.º 13-a).
• Ud. Cree que «los derechos básicos de los ciudadanos, como la li-
bertad de expresión, la libertad de asociación, y libertad religiosa
están protegidos en México» (pregunta n.º 13-c).
• Algunas personas creen que los ciudadanos pueden influir en las
decisiones que toma el gobierno, otros no creen que esto sea posible
¿Está usted en acuerdo o desacuerdo en que los ciudadanos pueden
influir en las decisiones del gobierno? ¿Mucho? ¿o algo? (pregunta
n.º 17).11
• ¿Hasta qué año estudió usted? (pregunta S6).
• La gente a veces pertenece a distintos tipos de organizaciones, por
favor dígame si usted es un miembro activo, es miembro inactivo,
pertenecía anteriormente o nunca ha pertenecido (y aparecen 9 tipos
de organizaciones)12 (pregunta n.º 29).

10. La obra seminal de este enfoque vinculado a las teorías de la acción colectiva es
Olson (1965).
11. En la respuesta hay una gradación del 1 al 5, los valores más altos indican que no
se cree que los ciudadanos no tengan influencia.
12. Un sindicato, una asociación profesional, un partido político, una organización
religiosa, una organización deportiva, una organización cultural, una asociación de
padres de familia, una asociación de beneficiencia, una organización ambientalista,
una asociación vecinal o de condominios.

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80 La democracia en México

• Dígame usted, durante la actual campaña electoral, ¿usted ha recibi-


do algún regalo de algún candidato o partido? (pregunta P 58).

Respecto al porcentaje de encuestados de acuerdo con la afirmación


de que «la ley se aplica a todos por igual» (que hace referencia a la
pregunta n.º 13-a) se observa que los que participan y no participan en
actividades disruptivas tienen ideas prácticamente iguales al respecto.
En torno a un 59 % piensa que no, y se observa un porcentaje margi-
nalmente superior en el caso de los que sí que participan disruptiva-
mente, pero no es significativo.
Los resultados que arroja la exploración de la pregunta 13-c (de
si se cree que «los derechos básicos de los ciudadanos, como la liber-
tad de expresión, la libertad de asociación, y libertad religiosa están
protegidos en México») son más significativos. En este caso, según
los datos obtenidos, las personas que realizan actividades disruptivas
están 7 puntos por encima en su opinión deque la libertad y los dere-
chos no se respetan en México sobre los que no realizan este tipo de
actividades. Respecto a la misma cuestión también se constata que es
mayor el grado de participación disruptiva de aquellos que están en
desacuerdo con la afirmación de que estos derechos básicos están pro-
tegidos (esta diferencia de medias es significativa al 0,05). En este
sentido esta variable permite captar mejor la conexión entre participa-
ción (de diferentes tipos, pero sobre todo disruptiva) y percepciones
relativas al Estado de derecho (y en particular, a la extensión de cier-
tos derechos y libertades básicos) en México.
A partir de las dos variables descritas arriba (entre las cuales la
correlación de Pearson es de + 0,36, significativa al 0,001) se ha crea-
do un indicador agregado destinado a medir la percepción de los ciu-
dadanos sobre el imperio de la ley y la vigencia de los derechos bási-
cos en México. Una variable que explica que cuanto más alto sea el
valor de un individuo en esta variable, más marcada será su percep-
ción de que las leyes no se aplican por igual y de que los derechos
básicos no son respetados. La tabla 6 refleja cómo se distribuyen las
percepciones sobre el imperio de la ley y los derechos básicos de los
ciudadanos según participen estos o no en actividades de tipo disrup-
tivo.
La distribución de frecuencias que se muestra en la tabla 2 revela
que la visión positiva sobre el imperio de la ley sobre en México es

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 81

especialmente baja entre los que sí participan en actividades disrupti-


vas (23,2 %, siete puntos porcentuales por debajo de aquellos que no
participan en actividades disruptivas). Asimismo, los que participan
en acciones disruptivas muestran el porcentaje más alto de visiones
completamente negativas sobre la vigencia del imperio de la ley
(36,6 %). En la tabla 3, que refleja las medias de participación general
desagregadas según las visiones del imperio de la ley, se aprecia tam-
bién que los promedios de participación aumentan entre los grupos
que tienen una visión negativa del imperio de la ley y el estado de las
libertades básicas en México (diferencia de medias significativa al
0,01). Es también pertinente recalcar que en el conjunto de los encues-
tados predominan las visiones negativas de la vigencia del imperio de
la ley (sólo un 29,7 % de los encuestados emitió juicios positivos en
las dos variables que mapean derechos e imperio de la ley en México).

TABLA 2. Percepciones sobre el imperio de la ley y la vigencia de los derechos


básicos en México (según se tome parte o no en actos disruptivos) (%)
Ambas percep- Una sola percep- Ambas percepcio- N
ciones positivas ción positiva nes negativas
No 30,71 37,72 36,57 2.185
Sí 23,24 36,39 40,37 337
Total 29,74 33,20 37,06 2.512

TABLA 3. Promedio de participación general según percepciones sobre el


imperio de la ley y la vigencia de los derechos los derechos básicos en
México (%)
Media Desv. Típ. N
Ambas positivas 1,06 2,05 743
Sólo una positiva 1,28 2,29 827
Ambas negativas 1,37 2,42 929
Total 1,25 2,28 2,499

Respecto a la pregunta n.º 17, que hace referencia a la percep-


ción de eficacia política de los ciudadanos, los resultados que arrojan
los datos señalan que las diferencias en percepciones promedio de in-

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82 La democracia en México

fluencia política son muy bajas (y estadísticamente no significativas)


entre las personas que realizan actividades disruptivos y las que no
disruptivos. Aparte, la correlación de Pearson entre participación indi-
vidual (de 1 a 8) y influencia (1 a 5) es igual a 0,00, lo cual revela a
una asociación nula entre ambas variables.
Siguiendo con el tema de la influencia política se ha explorado
también si hay algún tipo de relación entre participación y nivel edu-
cativo, ya que es plausible que los que se crean más influyentes pue-
den tener mayor nivel educativo, para ello se ha trabajado con los da-
tos resultantes de la pregunta S6. De este análisis se desprende que los
más participativos son los individuos con estudios universitarios y,
después, los que tienen estudios de primaria (completos) y secundaria
(completos también). Visto desde otra perspectiva, la participación es
mínima entre los que no tienen estudios o no han acabado la primaria.
También se aprecia las diferencias son escasas si se distingue partici-
pación disruptiva y nivel de estudios, aunque los que no tienen estu-
dios de ningún tipo participan proporcionalmente menos disruptiva-
mente.
Otra cuestión que se ha explorado es la relación entre modalida-
des de participación y la pertenencia a organizaciones a partir de las
variables comprendidas por la pregunta 29.13 A fin de hacer la explora-
ción más simple, al tratarse de diez tipos de organizaciones diferentes
(que son las que figuran en la encuesta), se ha construido una nueva
variable a partir de la suma de todas las respuestas sobre pertenencia a
asociaciones. La tabla 4, que refleja los promedios de pertenencia a
organizaciones según tomen parte los encuestados o no en actos de
tipo disruptivo, revela diferencias marcadas (y estadísticamente signi-
ficativas al nivel del 0,01) entre los promedios de estos dos grupos de
ciudadanos, siendo aquellos que participan en actividades disruptivas
los más integrados en distintos tipos de organizaciones (2,5 organiza-
ciones de los primeros por 1,27 los segundos). Además, la correlación
de Pearson entre la «suma de participaciones» y la «suma de pertenen-
cia» a organizaciones es de + 0,20, lo cual indica una asociación mo-
deradamente fuerte entre estas dos formas de compromiso cívico.

13. Entre las que se cuentan sindicatos, asociaciones profesionales, partidos, organi-
zaciones religiosas, organizaciones deportivas, organizaciones culturales, asociaciones
de padres de familia, de beneficencia, ambientalistas, vecinales o de condominios.

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 83

TABLA 4. Promedio de pertenencia a organizaciones según participación


disruptiva (%)
Media Desv. Típ. N
No 1,27 2,21 2.322
Sí 2,5 3,09 342
Total 1,49 2,38 2.664

Finalmente, la última de las preguntas (la n.º 58) hace referencia


a incentivos selectivos: los regalos recibidos durante la campaña.
Como se aprecia en la tabla 5, el porcentaje de los que han recibido
regalos es más alto entre los que sí participan disruptivamente. Y
como se ve en la tabla 6, la media participativa general es mucho más
alta también entre los que reciben regalos, lo que sugiere que incenti-
vos selectivos de tipo clientelista (esta diferencia de medias es signifi-
cativa al 0,01) pueden funcionar a la hora de alentar la participación
de los ciudadanos.

TABLA 5. Recepción de regalos durante la campaña electoral y participación


disruptiva (%)
Sí recibió No recibió NS/NC Total
No participó 10,38 88,13 1,49 2.486
Sí participó 16,17 81,94 1,89 371
Total 11,13 87,33 1,54 2.887

TABLA 6. Promedio de participación según se recibiesen o no regalos


durante la campaña electoral (%)
Media Desv. Típ. N
Sí recibió 1,63 2,35 316
No recibió 1,18 2,25 2.476
NS/NC 1,26 2,52 43
Total 1,23 2,27 2.835

Antes de cerrar este epígrafe debemos reflexionar sobre los da-


tos obtenidos de la exploración de las preguntas analizadas (13, 17,

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84 La democracia en México

S6, 29 y 58) de la Encuesta Usal-Colmex relacionadas con temas clá-


sicos de las teorías de la acción colectiva referidas a la percepción,
recursos organizativos y elección racional. Sobre ello cabe mencio-
nar que la relación entre las variables estudiadas y la participación
disruptiva sólo es fuerte en el caso de la pertenencia organizativa, es
decir, en la variable que hace referencia al nivel de inserción de los
individuos en la red asociativa. En cierta forma esa relación hace re-
ferencia a un tema del que hay mucha literatura y toda ella coincide
en la relevancia que tiene el capital social y las redes asociativas en la
movilización ciudadana, siendo el nivel de inserción de las personas
en las redes sociales un elemento que incrementa la probabilidad de
que éstas estén dispuestas a participar en actividades políticas.14 A un
nivel de significación menor también cabe señalar que tienen más
probabilidad de participar en actividades disruptivas las personas que
tienen menor confianza en el Estado de Derecho. Por otro lado, el
sentimiento de eficacia política de los ciudadanos parece tener im-
pacto muy reducido, así como tampoco lo tiene en general el nivel
educativo de los ciudadanos, a pesar de que entre aquellos que parti-
cipan hay poca presencia de los que no tienen ningún tipo de estu-
dios. Finalmente, es preciso señalar que la «entrega» de regalos es un
tema a tener en cuenta a la hora de estudiar la participación disrupti-
va en México. Este elemento es mucho menos significativo que el de
la pertenencia de los ciudadanos en organizaciones sociales, sin em-
bargo denota la existencia de redes de movilización con lógicas
clientelares.

Buscando explicaciones a la movilización desde vinculación


partidaria

Este epígrafe pretende observar si existe algún tipo de relación entre


la participación no convencional y la disruptiva y la política partidaria
a través de explorar su relación con el voto emitido a los candidatos
presidenciales en las elecciones de 2006 (preguntas 20 y 21) y su
identidad político-partidaria (pregunta 4).

14. Véase los ensayos de Ibarra, Martí y Gomà eds. (2002).

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 85

La tabla que relaciona el voto emitido en 2006 (preguntas 20 y


21) con la participación no convencional, tal como se muestra en la
tabla 7, muestra que las medias generales de participación son más
altas entre los votantes de los partidos que entre los no votantes o que
no contestan. Y entre los votantes de los tres partidos más votados son
más altas en el caso del PRD que en el PAN, y éste que en el PRI,
aunque con pocas diferencias. Otra cuestión interesante es que los que
aparecen como más participativos en general son los votantes de Con-
vegencia y el Partido Nueva Alianza (PANAL). En el caso de PANAL
es plausible debido a que este partido de nuevo cuño está liderado por
Elba Ester Gordillo, lideresa del poderoso Sindicato Nacional de Tra-
bajadores de la Educación (SNTE), y la mayoría de sus miembros son
maestros vinculados a la red corporativa del sindicato y, por lo tanto,
disponibles a movilizarse ante cualquier evento vinculado a sus inte-
reses. El caso de Convergencia, sin embargo, no es tan claro y deberá
analizarse con mayor detenimiento.

TABLA 7. Niveles promedio de participación general según intención de


voto en elección a diputados federales (%)
Media Desv. Típ. N
PAN 1,33 2,33 665
PRI 1,29 2,26 910
PRD 1,36 2,32 390
PVEM 1,12 2,72 58
PT 1,46 2,72 37
Convergencia 2,09 3,25 21
Nueva Alianza 1,93 2,95 27
Alternativa Soc. 0 0 5
No voy a votar 0,71 1,85 45
Nulo o en blanco 0,74 1,99 190
NS 1,02 2,18 455
NC 1,34 2,57 32
Total 1,23 2,27 2.835

Utilizando las mismas preguntas 20 y 21, la relación entre el


voto y la participación en actividades disruptivas, las medias de parti-
cipación son más altas en el caso de los votantes del PRD, y sobre

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86 La democracia en México

todo, de otros tres pequeños partidos: el PANAL, Convergencia y el


Partido de los Trabajadores (PT).

TABLA 8. Niveles promedio de participación disruptiva según intención de


voto en elección a diputados federales (%)
Media Desv. Típ. N
PAN 0,13 0,33 669
PRI 0,13 0,34 920
PRD 0,17 0,37 392
PVEM 0,10 0,30 58
PT 0,18 0,39 38
Convergencia 0,24 0,44 21
Nueva Alianza 0,22 0,42 27
Alternativa Soc. 0 0 5
No votar 0,09 0,29 45
Nulo o en blanco 0,09 0,29 190
NS 0,11 0,31 459
NC 0,12 0,33 33
Total 0,13 0,34 2.857

Respecto a la identidad partidaria y la participación no conven-


cional, tal como se observa en la tabla n.º 9, las medias más altas son
las de las personas que se identifican con «otros partidos» (que no son
ni el PAN, PRI ni PRD), seguidos de los muy perredistas y los muy
panistas, que en general son aquellos que forman parte del núcleo
duro de activistas de los partidos. Pero si se relaciona, como en la ta-
bla 10, la identidad partidaria con la participación disruptiva aparece
que los más disruptivos son los que se identifican con «otros partidos»
y los «algo perredistas», seguidos de los «muy panistas». Este hecho
que señala que aquellas personas que más se movilizaron no fueron
los militantes partidarios tradicionales (con excepción de los muy pa-
nistas), sino miembros que votaron al PRD sin identificarse intensa-
mente con el partido (aunque probablemente con su candidato) y los
miembros de otros partidos: los maestros del PANAL, los militantes
del PT intensamente articulados y (¿quizás?) los miembros de Con-
vergencia.

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 87

TABLA 9. Niveles promedio de participación general según identidad


partidista (p. 4) (%)
Media Desv. Típ. N
Muy panista 1,42 2,31 227
Algo panista 1,14 2,17 354
Muy priista 1,15 2,08 370
Algo priista 1,34 2,36 397
Muy perredista 1,52 2,44 133
Algo perredista 1,26 2,24 198
Otro 1,57 2,43 67
Ninguno 1,14 2,29 920
NS 1,17 2,41 111
NC 1,12 2,26 58
Total 1,23 2,27 2.835

TABLA 10. Niveles promedio de participación disruptiva según identidad


partidista (p. 4) (%)
Media Desv. Típ. N
Muy panista 0,14 0,34 228
Algo panista 0,10 0,31 356
Muy priista 0,10 0,30 373
Algo priista 0,14 0,35 402
Muy perredista 0,16 0,37 134
Algo perredista 0,19 0,40 68
Otro 0,19 0,40 68
Ninguno 0,13 0,33 927
NS 0,12 0,32 111
NC 0,17 0,38 60
Total 0,13 0,34 2.857

A partir de la exploración hecha en este epígrafe respecto a la


relación entre la participación no convencional y disruptiva y la iden-
tificación partidaria y el voto, puede señalarse que los temas relacio-
nados con la vida política de los partidos son de gran utilidad para
prever la movilización de los ciudadanos. En esta dirección es posible

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88 La democracia en México

señalar que en México (y quizás en muchos países de la región donde


existe una notable polarización entre opciones políticas y candidatos)
la vida partidaria es uno de los determinantes más importantes de la
política no convencional y disruptiva. Así las cosas, en el caso anali-
zado parece que son los mismos actores institucionales (es decir, los
partidos políticos) aquellos que impulsan a sus militantes a salir a al
calle. Con todo, un análisis pormenorizado de los datos que exponen
las tablas arriba expuestas nos señalan cuestiones que a priori no son
evidentes. Por un lado, la mayor capacidad de movilización de los
militantes de partidos pequeños (ya sea por intereses corporativos,
como podría ser el caso del PANAL, o por intensidad ideológica, en el
caso del PT), y por otro lado, la mayor disposición a la acción política
no convencional de los «algo perredistas» frente a los «muy perredis-
tas», así como la notable movilización de los «muy panistas». Este
hallazgo debe hacer reflexionar también sobre el tipo de partidos polí-
ticos que existen en México, su liderazgo, militancia, cultura política,
y su relación con las demás instituciones. Siguiendo la estela de algu-
nas investigaciones cabría plantear si existe un «movimentismo parti-
dario» en México.15

Rebuscando explicaciones a la movilización: Los datos que nos


refleja un análisis multivariante

En las secciones anteriores se han examinado la asociaciones de tipo


bivariante entre la participación disruptiva, la participación no con-
vencional y diversas características y orientaciones de los encuesta-
dos. Así, en este apartado se presenta un análisis multivariante orien-
tado a establecer cuáles de estos factores presentan unos mayores
grados de vinculación con la participación disruptiva. Para ello, se
ha optado por poner a prueba diversos modelos de regresión logísti-
ca en los que la variable dependiente, consistente en la participación
en actividades disruptivas (partdisrdic), puede tomar, como se avan-
zó al inicio de este trabajo, dos valores: 0 (para aquellos que no ha-
yan participado nunca ni en bloqueos ni en ocupaciones) y 1 (para

15. Nos referimos al concepto que utiliza Almeida (2010).

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La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 89

aquellos que hayan tomado parte en al menos una de estas


actividades).16
Todos los modelos de regresión logística, cuyos resultados prin-
cipales se reflejan en la tabla 11, incluyen tres variables que informan
de si el encuestado ha recibido regalos de los tres principales partidos
políticos mexicanos (el PAN, el PRI y el PRD) durante la última cam-
paña electoral, cuatro variables que indican si los encuestados se iden-
tifican con el PRI, el PAN, el PRD, u otros partidos,17 la variable des-
crita más arriba que mide la percepción sobre al imperio de la ley y la
vigencia de los derechos básicos en México, una variable que mide el
sentimiento de eficacia política de los encuestados, otra que indica el
grado de aprobación del Presidente Calderón y, asimismo, cinco con-
troles de tipo sociodemográfico relativos a la educación (con variables
para quienes carecen de estudios y para quienes tienen estudios uni-
versitarios), los ingresos económicos (con variables para los niveles
de ingresos de cinco a siete mil pesos y de siete a diez mil pesos), la
edad y el sexo.
Asimismo, dos de los modelos reportados aquí (el segundo y el
tercero) incluyen la variable agregada antes descrita que informa de a
cuantos tipos de organizaciones pertenecen los encuestados. En la me-
dida en que esta variable mapea la propensión de los individuos a aso-
ciarse con otros y la inclusión en redes de acción colectiva de distinta
naturaleza, cabe esperar también una fuerte asociación positiva entre
la misma y la participación de tipo disruptivo.
Finalmente, el tercer modelo incluye como variable adicional el
nivel de participación de los encuestados en distintas actividades so-
ciales políticas, excluidas aquí las de carácter disruptivo.18 Esta última
variable mide por tanto la propensión genérica de los individuos a
participar en actividades no convencionales (pero no disruptivas). Es
de esperar por ello que mantenga una fuerte asociación con participa-
ción de tipo disruptivo, los individuos altamente participativos en ac-

16. Para la elaboración de estos análisis se tenido en cuenta un factor de ponderación


muestral a fin de eliminar los problemas de sobre- y subrepresentacion derivados del
diseño de esta encuesta.
17. Para la formación de estas variables se han agregado en el mismo grupo a aque-
llos que son «algo» o «muy» panistas, perredistas, etc.
18. Esta variable equivale por tanto a la variable sumpartic antes descrita menos la
participación en bloqueos y en ocupaciones.

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90 La democracia en México

tividades no disruptivas siendo más proclives, por tanto, a participar


también en actividades de tipo disruptivo. Es por esto que es previsi-
ble que el último de los modelos tenga una capacidad de predicción
del actuar disruptivo muy superior a los otros dos. En este sentido, las
expectativas referidas aquí acerca de la influencia del participativismo
no convencional genérico y de la pertenencia a organizaciones son
incompatibles con la hipótesis de que la participación disruptiva es un
tipo de acción elegido (tal vez explosiva y puntualmente) por quienes
ni están integrados en redes asociativas formales ni actúan a través de
formas no disruptivas.
Como se aprecia en la tabla 11, de todas estas variables, la que
ofrece una contribución más marcada a la capacidad predictora de es-
tos modelos es la del participativismo no convencional. La inclusión
de esta variable hace saltar la pseudo-R2 y, por tanto, la cantidad de
variación explicada, del 0,10 del segundo modelo al 0,55 del tercero.
Ello muestra que la utilización de formas disruptivas de participación
viene condicionada, en primer lugar, por la propensión general que
esos mismos individuos tienen a participar no convencionalmente (y
en formas no disruptivas). En este sentido, una explicación completa
de la participación disruptiva requeriría establecer cuáles son los dis-
tintos condicionantes del participativismo no convencional genérico,
una tarea que desborda los objetivos de esta investigación.
En segundo lugar, y en línea con los resultados referidos al partici-
pativismo, la pertenencia de los encuestados a distintas organizaciones
y redes sociales tiende también a aumentar la participación en actos
disruptivos. Así, estos resultados revelan que la pertenencia a organiza-
ciones y la inclusión en redes sociales (que en ella misma es un resulta-
do de las propensiones de los individuos a cooperar de manera sostenida
en actividades sociales y políticas) facilita y estimula la acción política
y social de carácter disruptivo. En este sentido, la participación disrup-
tiva no es una estrategia adoptada por los que no disponen de otros ca-
nales de acción política, sino que por el contrario, va unida a la inser-
ción en redes sociales y políticas y a la actividad participativa sostenida.
La inclusión de estas dos variables en el tercer modelo, fuertemente
conectadas a la participación de tipo disruptivo pero no suficientes para
explicarlo, permite examinar como factores de otra naturaleza, en par-
ticular los elementos explícitamente políticos y partidistas, han condi-
cionado la participación disruptiva en México en este período concreto.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 90 14/04/11 09:57


La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 91

En el sentido expuesto, en le tercer modelo se observa como la


pertenencia al PRD (y a otros partidos minoritarios) y la desaproba-
ción de Calderón (pues el coeficiente para esta variable es negativo)
inciden de manera estadísticamente significativa sobre la participa-
ción en actos disruptivos. Estos datos revelan que las acciones disrup-
tivas han estado vinculadas en México, en los años previos a la reali-
zación de esta encuesta, a la polarización y radicalización del
conflicto político, en particular en relación con la elección de Calde-
rón como Presidente. Además, tanto los coeficientes para la pertenen-
cia al PRD como para la desaprobación de Calderón son estadística-
mente significativos en los tres modelos (este último siempre al 0,01).
Por otro lado, ni la pertenencia al PRI ni la pertenencia al PAN tienen
efecto alguno sobre la participación disruptiva (si bien el coeficiente
para la pertenencia al PAN es positivo, aunque estadísticamente no
significativo) en los tres modelos. Muy probablemente, la importancia
de los factores políticos se apreciará de una manera aún más evidente
cuando en el futuro se incluyan en estos modelos interacciones entre
las orientaciones e identidades políticas de los encuestados, sus nive-
les de participativismo no convencional y sus grados de pertenencia a
organizaciones cívicas y sociales. Pues es muy probable que sean los
individuos que presenten a la vez ciertas características políticas y
partidistas (perredistas, hostiles a Calderón), fuertes propensiones par-
ticipativas y también un alto grado de inclusión en redes asociativas,
los que muestren niveles más altos de participación disruptiva.
Finalmente, por lo que se refiere a la recepción de regalos de dis-
tintos partidos políticos, los coeficientes de estas variables son inesta-
bles y su significatividad estadística varía de modelo en modelo. Es
interesante en todo caso que los coeficientes sean positivos y estadísti-
camente significativos al menos al 0,10 para los regalos recibidos del
PAN y el PRD en los modelos 1 y 2, y para los regalos recibidos
del PRI en los modelos 2 y 3. Ello revela que la provisión de estos estímu-
los materiales por parte de todos los grandes partidos puede ser otra
ruta conducente a la movilización disruptiva, no necesariamente vincu-
lada (claramente en el caso del PAN y, en menor medida en el del PRI)
a la oposición a la Presidencia de Calderón. Este hecho podría deberse
a que todos los partidos son susceptibles de utilizar recursos materiales
como incentivos selectivos para estimular la movilización disruptiva,
presumiblemente con fines políticos y partidistas de distinto tipo.

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92 La democracia en México

Por otra parte, otras variables cuya influencia no se podría haber


descartado a priori, como la percepción de eficacia política y los jui-
cios sobre el imperio de la ley y la vigencia de los derechos básicos,
no muestran ninguna asociación significativa con la participación dis-
ruptiva en ninguno de los tres modelos.

TABLA 11. Regresión logística: influencia de distintos factores en la


participación de tipo disruptivo (%)
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
Regalos del PRI 0,45 0,59* 0,97**
Regalos del PAN 1,06** 1,20** 0,90
Regalos del PRD 1,01** 0,97** 0,49
Panista 0,13 –0,02 –0,13
Priista 0,03 –0,11 –0,47
Perredista 0,89*** 0,60** 0,81**
Identific. con otros pp. 0,50 0,32*** 1,16*
Aprobación Calderón –0,28*** –0,28*** –0,41***
Imperio de la ley –0,05 –0,02 –0,03
Sentido de eficacia –0,02 –0,01 ,02
Sin estudios –2,03*** –2,02*** –1,72***
Estudios universitarios –0,31 –0,25 –0,84**
Cinco a siete mil pesos 0,39 19 0,31
Siete a diez mil pesos 1,01*** 0,74* 0,36
Edad –0,04 –0,00 –0,01
Mujer –0,00 –0,01 –0,01
Suma pertenencia orgs. 21*** 0,17***
Participativismo 1,12***
Constante –1,06*** –1,52*** –9,83***
Pseudo-R2 0,05 0,10 0,55
N 2,423 2,289 2,278
* Significativo al 0,10 (menos, la hipótesis de que hay relación tiene una seguridad del 90 %)
** Significativo al 0,05 (un poco más, la seguridad es del 95 %)
*** Significativo al 0,01 (existe una relación clara, la probabilidad que no haya relación es menor
que el 1 %, el 99 %)

Finalmente, entre las variables sociodemográficas sólo la de ca-


rencia de estudios tiene efectos claros y consistentes, de carácter ne-
gativo en todos los modelos, sobre la participación disruptiva. Esto es,

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 92 14/04/11 09:57


La protesta política ¿quiénes se movilizan y porqué lo hacen? 93

las personas sin estudios son menos proclives a la acción disruptiva


que el resto de los encuestados. Los coeficientes para la variable estu-
dios universitarios son siempre negativos, pero alcanzan significativi-
dad estadística sólo en el tercer modelo. Esto es, sólo controlando por
el nivel de participativismo no convencional de los individuos se pue-
de apreciar que los que poseen estudios universitarios tienden a actuar
disruptivamente menos que los que no los tienen. Finalmente, el po-
seer un nivel de ingresos de siete a diez mil pesos tiene también efec-
tos positivos sobre la participación en los dos primeros modelos, pero
los efectos de esta variable dejan de ser significativos cuando se con-
trola por el participativismo no convencional de los encuestados.

A modo de conclusión: Algunos hallazgos sobre la protesta

A raíz de lo expuesto a lo largo del texto es posible afirmar que en las


movilizaciones recientes acontecidas en México ha tenido mucha rele-
vancia «lo partidario». En este sentido, y a diferencia del patrón de
movilización en Europa Occidental y en los EE.UU. (donde la política
disruptiva está más vinculada a acciones puntuales, no partidarias y
con objetivos concretos), en México las actividades disruptivas pare-
cen notablemente asociadas a la política partidaria, hasta el punto de
poder afirmarse que la política disruptiva es una extensión de la polí-
tica partidaria y que los mismos partidos impulsan la movilización en
la calle cuándo lo creen conveniente.
Sobre esta cuestión destaca el hallazgo de la intensidad en que
parecen haberse movilizado los militantes de los partidos pequeños en
la coyuntura electoral posterior a 2006. Cabe discernir, sin embargo,
la importancia que habrá tenido el factor de la radicalización ideológi-
ca de algunas formaciones (el caso del PT) o de la sólida red corpora-
tiva (como sería el caso del PANAL). Por otro lado, también destaca
la intensa movilización de los «perredistas no muy perredistas» que,
sobre todo, desaprobaban la figura y la administración Calderón y que
podrían identificarse mejor como «pejistas». Además, sobre el mismo
tema, debe señalarse la movilización moderada (pero nada desprecia-
ble) de los «muy panistas» que, por lógica, también serían «muy anti-
pejistas».

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 93 14/04/11 09:57


94 La democracia en México

También es preciso señalar la relevancia de los asociados en el


tejido asociativo en la participación las movilizaciones disruptivas,
tema que engarza con la discusión sobre la importancia del capital
social crítico en la activación y persistencia de los episodios conten-
ciosos. Este data nos señala, a la vez, que la política disruptiva no es
puntual ni espasmódica, sino que es políticamente orientada y por
ello, más estratégica. Es decir, que está más conectada a las rebeliones
que a las «asonadas». Finalmente cabe hacer hincapié en la relativa
importancia de los regalos y los beneficios individuales otorgados por
los partidos en los procesos de movilización, y la poca relevancia de
temas a priori vinculados con las teorías de la acción colectiva relacio-
nal como son la formación, la percepción sobre la el Estado de Dere-
cho o de uno mismo como actor político.

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DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 96 14/04/11 09:57
4.
Identidad partidista y democracia en los estados
mexicanos

Reynaldo Yunuen Ortega Ortiz, Fernanda Somuano Ventura


y Andrés Ruiz Pérez

Se han hecho diversos estudios sobre la identidad partidista en el ám-


bito nacional, pero pocos han abordado las diferencias que existen en-
tre entidades federativas. Al usarlas como unidades de análisis, encon-
tramos que es un nicho privilegiado de comparación. Como
analizamos en el capítulo 1, algunos estados han tenido alternancia en
el gobierno mientras que otros no, lo que nos habla de grados distintos
de democratización. Asimismo, es posible observar cómo se han con-
solidado diversos niveles de identidad partidista a lo largo del país
según diversos factores.
En este capítulo buscamos responder las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los factores que determinan la identidad partidista en los
mexicanos? ¿Se ha consolidado la identidad partidista en los estados?
¿Cuál ha sido la relación entre las identidades partidistas y la fuerza
electoral de cada partido? ¿Hay alguna relación entre consolidación
de identidad partidista y la volatilidad electoral? ¿Alguna identidad
partidista está más relacionada con altos niveles de participación, sa-
tisfacción con la democracia o interés político de la ciudadanía?
El propósito de este capítulo es analizar la identidad partidista de
los mexicanos en 2009 a partir de la encuesta USAL-COLMEX, com-
parando entre distintas entidades federativas. El artículo se divide en
cinco partes. La primera es una revisión de la literatura de las princi-
pales teorías sobre comportamiento electoral e identidad partidista.
Desarrollamos varios modelos en los que mostramos las variables
fundamentales de la identidad partidista en México. En la segunda,
buscamos mostrar de forma comparativa, a partir de cinco estados,
diferentes caminos que han seguido en el desarrollo de sus identidades

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98 La democracia en México

partidistas. En el tercer apartado analizamos la relación entre la iden-


tidad partidista y el voto, así como la relación que tiene la primera con
la volatilidad electoral. En la cuarta sección se analiza la relación de
las identidades partidistas con aspectos de la democracia como parti-
cipación, interés en la política y satisfacción con la democracia. Final-
mente, en las conclusiones trataremos de dar una visión de conjunto
sobre la capacidad explicativa de las teorías en el ámbito nacional y en
el caso de cinco estados seleccionados.

Enfoques y factores de la identidad partidista

En la evolución de los estudios sobre comportamiento electoral, el


concepto de identidad partidista ha sido fundamental. No obstante, su
inclusión como variable explicativa ha sido motivo de constante deba-
te. Los primeros estudios electorales europeos concluyeron que la
identificación partidista no era una variable central en la cultura polí-
tica de los países europeos y por ende tenía un efecto nulo sobre el
voto de los individuos en esa región (Thomassen, 1976). Estudios
posteriores confirmaron que la identificación partidista existe, pero
sólo como una actitud política derivada de factores contemporáneos
de corto plazo, sin mayor permanencia o importancia que otras actitu-
des políticas tales como las preferencias sobre políticas públicas espe-
cíficas. Por el contrario, los estudios electorales norteamericanos rea-
lizados por académicos de la Universidad de Michigan consideraron
que la identificación partidista es una de las actitudes políticas más
duraderas, capaz de moldear otros valores y percepciones y, por ello,
una variable fundamental para entender las decisiones electorales in-
dividuales.
Al estudiar las razones que motivan a los individuos a votar por
ciertos partidos, pueden distinguirse tres enfoques o perspectivas teó-
ricas que privilegian algunas variables sobre otras. Tales enfoques
son: la escuela sociológica, la escuela psicológica y la escuela de elec-
ción racional. A continuación analizaremos los postulados y críticas
principales de cada una.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 98 14/04/11 09:57


Identidad partidista y democracia en los estados mexicanos 99

Escuela sociológica

Seymour Martin Lipset (1960, p. 220) argumentó que: «En cada de-
mocracia el conflicto entre los distintos grupos se expresa a través de
los partidos políticos que en esencia representan una traducción de-
mocrática de la lucha de clases». Él fue uno de los teóricos más im-
portantes del enfoque sociológico. Según Lipset, «la lucha partidista
es un conflicto entre clases y el hecho más impresionante acerca del
apoyo a los partidos políticos es que en casi todos los países económi-
camente desarrollados, los grupos de bajos ingresos votan principal-
mente por los partidos de la izquierda, mientras que los grupos de al-
tos ingresos votan principalmente por los partidos de la derecha»
(Lipset, 1960, pp. 223-224).
Esta visión fue desarrollada en el libro clásico Party Systems and
Voter Alignments (Lipset y Rokkan, 1967), en donde los autores argu-
mentaban que era posible analizar el sistema de partidos de Europa
occidental a partir de dos dimensiones: la dimensión territorial y la
dimensión funcional. Estas dos dimensiones resultaban en cuatro tipos
de oposiciones, que a su vez surgían, por un lado, de la revolución na-
cional y, por otro, de la revolución industrial.
Las divisiones surgidas a partir de las revoluciones nacionales en
Europa occidental eran: a) el conflicto entre la cultura nacional central
y la resistencia de grupos lingüísticos y étnicos en las provincias; b) el
conflicto entre el estado centralizador y los privilegios de las iglesias.
Por otro lado, las divisiones producto de la revolución industrial eran:
c) el conflicto entre los terratenientes y la pujante clase de empresa-
rios industriales; y d) el conflicto entre los propietarios y los em-
pleados (Lipset y Rokkan, 1967, pp. 1-64). De acuerdo con Lipset y
Rokkan, en sus características básicas los sistemas de partidos que
surgieron en Europa occidental podían interpretarse como producto de
la interacción entre ambos procesos de cambio: la revolución nacional
e industrial. Pero la hipótesis más audaz de ellos fue el llamado con-
gelamiento de las divisiones políticas: «los sistemas partidistas de los
años sesenta reflejaban, con pocas pero significativas excepciones, las
estructuras de divisiones de los años veinte... las alternativas partidis-
tas, y en muchos casos las organizaciones partidistas eran más anti-
guas que las mayorías de los electorados nacionales» (1967, pp. 60-
64). Así, para la mayoría de los ciudadanos de Europa occidental, los

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100 La democracia en México

partidos activos habían sido parte del escenario político desde su ni-
ñez o al menos desde que ellos tuvieron que enfrentarse a una elec-
ción. Ahora bien, las preguntas: ¿cómo es que estos partidos habían
sido capaces de sobrevivir los cambios sociales, políticos y económi-
cos?, ¿cómo habían logrado mantener grandes grupos de ciudadanos
identificados con ellos por períodos de tiempo tan largos? y, más aún,
¿cómo es que renovaron sus electorados de generación en genera-
ción?, sólo han recibido respuestas parciales.
En primer lugar, Lipset y Rokkan argumentaron que los partidos
que lograron establecer organizaciones de masas y llegaron a contro-
lar estructuras gubernamentales locales antes de los procesos de de-
mocratización de principios del siglo XX han demostrado ser los par-
tidos más viables. Así, sostuvieron que la formación de partidos de
masas en Gran Bretaña a partir de la maquinaria del Partido Conser-
vador contrastaba con la debilidad de la derecha francesa y alemana.
En el caso alemán «no fue sino hasta la derrota del régimen Nazi y la
pérdida del Este protestante que se abrió la oportunidad para la esta-
bilización del sistema de partidos alemán. Con el establecimiento de
la Democracia Cristiana, por primera vez los alemanes fueron capa-
ces de aproximarse al partido conservador tipo inglés.» La conclu-
sión era que «el votante no sólo reacciona a temas inmediatos, sino
que está atrapado en una constelación históricamente dada de opcio-
nes difusas para el sistema en su conjunto» (Lipset y Rokkan, 1967,
p. 64).
Las teorías sociológicas argumentan que hay correlación entre
determinantes sociales (clase, región, raza, religión) y el voto, y que la
correlación permanece relativamente constante a lo largo del tiempo,
ya que los partidos tienden a estabilizar al electorado a través de la
incorporación de distintos grupos, dentro de su organización y la for-
mación de identidades políticas» (Lipset y Rokkan, 1967). En otras
palabras, la pertenencia a un grupo o clase social determina en gran
medida tanto la creación de partidos políticos como la identificación
de los individuos con ellos. Magaloni (1994) distingue dos limitacio-
nes en estos enfoques: «en primer lugar, que no son capaces de prede-
cir cambios en el comportamiento electoral cuando los determinantes
sociales permanecen constantes y, en consecuencia, no logran explicar
la mayor volatilidad electoral que prevalece en casi todas las demo-
cracias contemporáneas. Segundo, que en los sistemas democráticos

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Identidad partidista y democracia en los estados mexicanos 101

existe cada vez menos correlación empírica entre determinantes socia-


les y voto» (Magaloni, p. 311).

Escuela psicológica

Los primeros estudios sobre comportamiento electoral que utilizaron


encuestas, según Samuel H. Barnes (1997), iniciaron en los años trein-
ta. Más tarde, con la revolución «behaviorista» de los años cincuenta
en la ciencia política estadounidense, los estudios electorales se desa-
rrollaron rápidamente. La afinidad entre los métodos cuya unidad de
análisis es el individuo, los análisis cuantitativos y los estudios electo-
rales fue inmediata y favoreció el aumento de los estudios sobre el
comportamiento de los votantes en Estados Unidos y Europa.
Los primeros estudios estadounidenses, al igual que los primeros
estudios europeos, se centraron en variables socioeconómicas. Sin
embargo, los investigadores encontraron que en Estados Unidos la re-
ligión y la clase tenían una menor capacidad explicativa sobre las de-
cisiones electorales que en Europa. «La debilidad del “partidismo so-
cial” en Estados Unidos llevó a los investigadores de la Universidad
de Michigan en los años cincuenta, a realizar una serie de estudios
electorales en donde desarrollaron el concepto de “identidad partidis-
ta”» (Campbell y Kahn, 1952; Campbell, Gurin y Miller, 1964; Cam-
pbell y Converse, 1960). La identificación partidista es un concepto
«derivado de las teorías de psicología social respecto a grupos de refe-
rencia y grupos pequeños, que sostienen que el sentido del yo puede
incluir un sentimiento de identidad personal con un grupo secundario
como un partido político» (Miller y Shanks, 1996, p. 120). De acuerdo
con Miller y Shanks, la identidad partidista se puede pensar como un
lazo psicológico entre el individuo y el partido, es decir, las personas
se consideran parte de un grupo (el partido). Luego, la identidad parti-
dista puede mantenerse incluso sin que exista un reconocimiento legal
o formal, y esto es muy importante para nuestra discusión ya que,
como vimos anteriormente, la identidad partidista puede no producir
un récord consistente de apoyo a un partido. En esencia, el voto por un
partido y la identidad partidista son variables distintas que pueden o
no reforzarse.
De acuerdo con Barnes (1997), detrás del concepto de identidad

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102 La democracia en México

partidista hay un modelo de aprendizaje. La identidad partidista se


adquiere al igual que el resto de los valores y las actitudes políticas, es
decir, es parte del proceso de socialización política. Según Miller, tan-
to la identidad partidista como la identidad religiosa se originan en la
familia. Al hacer el símil con la identidad partidista, Miller y Shanks
(1996) lo expresan así: «el sentido del yo en el contexto religioso se
establece en la frase “nosotros somos católicos, yo soy judío; en polí-
tica, nosotros somos demócratas, yo soy republicano”» (p. 120).
Converse desarrolló un modelo de aprendizaje según el cual las
identidades partidistas estables son el resultado de la experiencia del
electorado con los partidos y las elecciones, más los efectos de la so-
cialización a través de los padres. Es decir, para el enfoque psicológi-
co la identidad partidista es una predisposición afectiva del individuo
adquirida mediante la socialización y reforzada con el tiempo (Gua-
jardo Rodríguez, 2009, p. 140). Y es precisamente el tiempo la varia-
ble principal para explicar su estabilidad. De acuerdo con los cálculos
de Converse (1969, pp. 139-171), en un período de 75 años (dos gene-
raciones y media) se alcanzarían los niveles de identificación partidis-
ta más fuertes. Converse indicó qué factores institucionales y políticos
podrían acelerar o retardar los procesos, pero no desarrolló dichos fac-
tores en su modelo.
Ahora bien, los enfoques que toman como base la identificación
partidista han sido objeto de importantes críticas. Primero, algunos
señalan su incapacidad para explicar la decisión de los «votantes inde-
pendientes», los que no se identifican con ningún partido. Segundo,
varios autores argumentan que esta teoría no resulta de mucha utilidad
para explicar el comportamiento electoral en las nuevas democracias
(Magaloni, 1994). Por ejemplo, como afirma Mercado (1997, pp. 285-
346).

Críticos de la visión de la escuela de Michigan argumentaron que el


partidismo es una actitud más racional, basada en información real de
lo que está sucediendo en el ambiente político. Morris Fiorina, recono-
ció la calidad de resistencia al cambio de dicha actitud, pero al mismo
tiempo afirmó que la identificación partidista responde más de lo pre-
visto a sucesos externos. Por ende, consideraba que la identificación
partidista podría verse como una suma continua del desempeño previo
de los partidos.

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Identidad partidista y democracia en los estados mexicanos 103

Pero este argumento fue debatido empíricamente por Miller y Shanks


(1996, pp. 149-150), quienes sostienen que «La estabilidad en la iden-
tidad partidista entre los votantes blancos no sureños, desde 1952 has-
ta 1980 es evidencia clara en el sentido de que la identificación parti-
dista es una predisposición de largo plazo, exógena a las decisiones
del voto dentro de una sola campaña electoral.» Sin embargo, el cam-
bio en la identidad partidista de los afroamericanos que siguió al mo-
vimiento de derechos civiles y a la legislación de 1964-1965 en Esta-
dos Unidos, así como el ya mencionado realineamiento sureño a lo
largo de los años 60, 70 y 80 demuestran que la identidad partidista no
es inmune a contextos políticos cambiantes. Un subproducto de ese
realineamiento sureño fue el surgimiento de la división de género con-
forme los hombres tendieron a ser más republicanos y menos demó-
cratas que las mujeres. Un realineamiento nacional limitado (también
en EE.UU.) ocurrió entre 1980 y 1988, como resultado del atractivo
de Ronald Reagan como un presidente claramente «republicano». Ni
el realineamiento nacional de los ochenta ni el realineamiento sureño
a lo largo de tres décadas resultaron en un cambio en la asociación
entre la identificación partidista y la selección de un partido en las
urnas. Los votantes republicanos son masivamente leales, rara vez
cruzan las líneas de partido; los votantes demócratas son menos cons-
tantes en su forma de votar, por un margen importante en el norte y
por un margen muy grande en el sur.

Escuela de elección racional

Los enfoques de elección racional parten del supuesto de que los elec-
tores deciden su voto de acuerdo con cálculos de utilidad esperada. El
modelo del votante racional fue desarrollado por Anthony Downs en
An Economic Theory of Democracy y formalizado por William Riker
y Peter Ordeshook. De acuerdo con dicho enfoque, los individuos son
maximizadores de una función de utilidad que depende de los benefi-
cios (medidos básicamente en términos de políticas implementadas
por el partido que resulte ganador) y costos esperados del voto (medi-
dos principalmente en términos de tiempo). El individuo tenderá a vo-
tar por el candidato que se encuentra más cercano a sus posiciones
políticas ideales y del que espera mejor desempeño. A diferencia de

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104 La democracia en México

los enfoques anteriores, éste da un peso muy importante a los efectos


de los cambios políticos de corto plazo propiciados, por un lado, por
fluctuaciones en la economía o crisis políticas y, por el otro, por los
elementos específicos de la elección (candidatos y propuestas).
Al igual que los anteriores, los enfoques de elección racional no
están exentos de críticas. Algunas premisas implícitas del modelo de
Downs han sido seriamente cuestionadas. Por ejemplo, su dependen-
cia de las promesas de los candidatos. V. O. Key (1966) argumenta
que los individuos votan retrospectivamente (es decir, castigan o pre-
mian al partido en el poder) y no prospectivamente (evaluando prome-
sas futuras de los partidos) como señala Downs. Morris Fiorina (1981)
lleva aun más lejos el argumento al afirmar que el voto prospectivo
demanda un nivel de sofisticación alto en el votante, ya que involucra
la comparación de propuestas políticas de partidos alternativos y la
estimación de qué partido maximizará sus beneficios netos. El voto
retrospectivo, en cambio, demanda sólo evaluar los resultados de po-
líticas y su impacto sobre el bienestar personal. Fiorina encuentra evi-
dencia empírica de voto retrospectivo distribuido más o menos unifor-
memente entre grupos de distinto nivel de educación e información y
con diversas ocupaciones.
Como mencionamos anteriormente, gran parte de los estudios
electorales que utilizan enfoques de elección racional centran su aten-
ción en el papel que juegan las condiciones económicas en la decisión
de voto del individuo. Existen dos argumentos principales en esta litera-
tura. El primero relaciona la aprobación del gobierno (normalmente me-
dida como aprobación del presidente) con la situación económica pre-
valeciente, ya sea la situación financiera personal del individuo (Kinder
y Kiewiet, 1979), o la situación económica general del país (Markus,
1988). El segundo argumento señala que el estado de la economía afec-
ta el voto, aunque resalta que las administraciones manipulan la econo-
mía cada vez que se acerca un período electoral con el fin de maximizar
las oportunidades de elección de sus respectivos partidos.
Un enfoque que trata de conciliar las posiciones de los enfoques
psicológico y de elección racional es el de Bradley Richardson (1991).
Según él existe interdependencia entre las lealtades afectivas y el co-
nocimiento que tienen los votantes sobre los programas y las imáge-
nes de los partidos. «Muy pocos de los partidistas abandonan los
vínculos con sus partidos ... este alto grado de correspondencia (entre

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Identidad partidista y democracia en los estados mexicanos 105

identidad y voto) ocurre porque los lazos de largo plazo entre los par-
tidos y sus votantes se ven fortalecidos por visiones estables que tie-
nen los votantes sobre los principios y/o imágenes de los partidos;
además, muchas de las lealtades de los votantes se fortalecen gracias a
las visiones negativas que tienen los votantes sobre los partidos oposi-
tores.» (Richardson, 1991, p. 751). En síntesis, la experiencia política
de los individuos es fundamental, tomando en cuenta las evaluaciones
retrospectivas del partido en el gobierno. En México se han señalado
dos componentes centrales de la identidad: la evaluación retrospectiva
de la actuación del gobierno y los sentimientos negativos hacia los
partidos, en especial hacia el PRI (Estrada, 2005).

Los factores de la identidad partidista en México

La siguiente gráfica muestra la identificación partidista en México.


Como puede observarse, el número de personas que afirman tener una
identidad partidista es casi el doble de aquellos que no la tienen. Y al
dividir al primer grupo según el partido con el que se identifican, se ve
que el PRI es el que más afinidad genera entre los mexicanos, seguido
del PAN y del PRD. Es claro que esta situación está relacionada con el
tiempo de existencia de los partidos: la larga historia del PRI y del PAN
les ha permitido establecer vínculos más amplios con sus electores.
¿Cuáles son las características sociodemográficas de quienes se
identifican con el PRI, el PAN y el PRD? Al separar por grupos de
edad, se observa que el electorado del PRI tiende a concentrarse en los
grupos de mayor edad. La larga tradición del partido entre el electora-
do explica esta situación. En cambio, el PAN tiene más altos niveles
de identificación entre los jóvenes. Ello puede deberse, en cierta me-
dida, a que sus campañas utilizan más frecuentemente medios y men-
sajes más afines a este sector. Por su parte, los que se identifican con
el PRD se concentran entre los 26 y los 60 años. En el caso de los
partidos minoritarios, resalta la fuerza que tienen en los grupos de
menor edad. El poco tiempo de existencia y el arraigo de los otros
partidos los ha impulsado a buscar a los nuevos electores con mensa-
jes más específicos. Finalmente, es importante notar que aquellos que
no manifestaron una identidad partidista también tienden a concen-
trarse en los grupos de menor edad.

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106 La democracia en México

GRÁFICA 1. Identificación partidista

70,00 -
65,71%

60,00 -

50,00 -

40,00 -
34,29%

30,00 - 28,81%

21,94%
20,00 -
12,35%
10,00 -
2,61%
0,00 -
PAN PRI PRD Otro Total No
partidistas partidistas
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.

En términos de sexo, el porcentaje de priístas hombres es mayor


que el de panistas o perredistas. Por su parte, los panistas son personas
con mayores grados de escolaridad, ya que 25 % han terminado la se-
cundaria y 21,6 % tienen estudios de preparatoria o universidad. Los
priístas con secundaria son 23 % y 20 % tienen estudios de preparato-
ria o universidad. Finalmente, los perredistas tienen menores niveles
de escolaridad, ya que 8 % no tienen ningún grado de escolaridad y
sólo 15,7 % tienen estudios de preparatoria o universidad.

CUADRO 1. Identidad partidista y edad (%)


Total No
Edad PAN PRI PRD Otro partidistas partidistas
18-25 29,31 22,32 19,35 33,80 24,55 29,9
26-40 28,64 28,95 36,61 28,17 30,26 31,51
41-60 33,67 36,48 32,74 29,58 34,56 28,08
61+ 8,38 12,24 11,31 8,45 10,63 10,5
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.

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Edad 107

CUADRO 2. Identidad partidista y sexo (%)


Total No
PAN PRI PRD Otro partidistas partidistas
Hombre 47,91 51,28 48,21 42,25 49,22 46,09
Mujer 52,09 48,72 51,79 57,75 50,78 53,91
Total 100 100 100 100 100 100
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX

CUADRO 3. Identidad partidista y grados de escolaridad


Total No
PAN PRI PRD Otro partidistas partidistas
Ninguno 2,68 4,85 8,04 2,82 4,64 4,93
Primaria
incompleta 10,55 12,12 13,10 5,63 11,52 11,15
Primaria
completa 20,27 20,54 18,15 22,54 20,08 15,54
Secundaria
incompleta 10,72 12,50 13,39 9,86 11,97 8,79
Secundaria
completa 25,13 23,47 23,81 25,35 24,16 22,29
Carrera Técnica 8,54 6,38 7,74 7,04 7,38 7,93
Preparatoria 15,24 14,80 10,71 21,13 14,43 18,54
Universidad
y más 6,37 5,23 5,06 5,63 5,59 10,40
NS/NC 0,50 0,13 0,00 0,00 0,22 0,43
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.

En lo que respecta al ingreso, en general las diferencias entre


partidos por estrato no son muy grandes, por lo que puede decirse que
el ingreso no es una variable fundamental para explicar la identifica-
ción con un partido. Sin embargo, cabe destacar que el porcentaje de
perredistas en el rango de más bajo ingreso es muy alto y que, suman-
do los tres rangos de más alto ingreso, es también el PRD el que tiene
la proporción más grande. Una vez analizada la estructura sociodemo-
gráfica de los partidistas en México es importante saber qué factores

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108 La democracia en México

CUADRO 4. Identidad partidista y niveles de ingreso (%)


Total No
Salario PAN PRI PRD Otro partidistas partidistas
0-1 Sal. Mín
(0-1,460 ) 17,92 16,58 22,62 16,90 18,18 17,68
1-3 Sal. Mín.
(1,461-4,380) 36,35 39,54 33,33 40,85 37,36 35,37
3-5 Sal. Mín.
(4,381-7,301) 24,79 24,36 21,73 25,35 24,05 22,08
5-7 Sal. Mín.
(7,302-10,221) 9,72 7,91 6,25 5,63 8,11 8,79
7-10 Sal. Mín.
(10,222-14,601) 1,51 2,04 3,57 0,00 2,07 3,22
10-30 Sal. Mín.
(14,602-43,803) 0,50 0,26 0,60 1,41 0,45 0,32
30-+ Sal. Mín.
(43,804-+ ) 0,00 0,13 0,00 0,00 0,06 0,00
NS/NC 9,21 9,18 11,90 9,86 9,73 12,54
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.

determinan esa identidad. A continuación desarrollamos seis modelos


logit para tratar de explicar la identidad partidista de los panistas,
priístas y perredistas. En tres de ellos se usó, entre las variables socio-
demográficas, el ingreso. En los otros tres se utilizó la escolaridad. El
que no se usaran tanto escolaridad como ingreso en un mismo modelo
se debe a la correlación (de 0,465 y significativa al 0,05) que hay entre
ambas variables.
Con base en los modelos previos, se distingue que para los tres
partidos la identidad partidista del padre y la madre (sobre todo del
primero) son fundamentales para explicar la afiliación partidista en el
ámbito nacional. Es decir, que si el padre y la madre se identifican con
algún partido, es muy probable que el hijo sienta afinidad hacia el
mismo partido. En el caso del PAN, las variables sociodemográficas
parecen no tener impacto en la identidad partidista. Para el PRD sólo
la escolaridad tiene efecto: los individuos con menor escolaridad tien-
den a sentir una mayor afinidad con tal partido. Dicha situación se

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 108 14/04/11 09:57


Edad 109

repite en el caso del PRI; además, según el modelo, también tener una
mayor edad y ser de sexo masculino son factores que favorecen la
identificación con dicho partido. Esta es una fotografía nacional, pero
¿qué ocurre en los estados?

CUADRO 5.1. Modelos logit de identificación partidista nacional (2009)


Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sexo –0,013 –0,202 ** 0,011
Edad 0,001 0,010 *** 0,010 **
Ingreso 0,013 0,020 –0,041
Identidad partidista padre 2,075 *** 1,258 *** 1,911 ***
Identidad partidista madre 1,220 *** 0,722 *** 1,131 ***
Constante –2,045 *** –1,994 *** –2,894 ***
N = 2571
Pseudo R² (Nagelkerke) 0,301 0,207 0,217
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

CUADRO 5.2. Modelos logit de identificación partidista (2009)


Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sexo –0,013 –0,235 *** 0,029
Edad –0,002 0,006 * 0,006
Escolaridad –0,027 –0,050 * –0,081 **
Identidad partidista padre 2,005 *** 1,287 *** 1,841 ***
Identidad partidista madre 1,290 *** 0,667 *** 1,286 ***
Constante 1,482 *** –1,599 *** –2,551 ***
N = 2886
Pseudo R² (Nagelkerke) 0,295 0,204 0,244
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

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110 La democracia en México

La identidad partidista en los estados

Desde mediados de los años ochenta México ha vivido importantes


cambios económicos y políticos que diversos politólogos han catalo-
gado como un proceso de transición desde el autoritarismo hacia un
sistema más democrático, en donde, como argumentaría Adam
Przeworski (1991), «los partidos pierden elecciones». A pesar de que
las elecciones han sido una constante en el sistema político mexicano
posrevolucionario, hasta hace muy poco eran «elecciones sin alterna-
tiva». Una y otra vez el partido gobernante, desde su fundación en
1929, primero bajo el nombre de Partido Nacional Revolucionario
(PNR), luego PRM (Partido de la Revolución Mexicana) y a partir de
1946 Partido Revolucionario Institucional (PRI), ganó todas las elec-
ciones presidenciales hasta el 2 de julio de 2000. A partir de 1939 el
PRI contó con un rival pequeño que eventualmente se convertiría en
una verdadera alternativa electoral, el Partido Acción Nacional (PAN).
El tercer partido relevante (Sartori, 1992) en nuestro sistema político
es el Partido de la Revolución Democrática, el cual tuvo su origen en
la revuelta electoral de 1988 encabezada por la coalición de partidos
(Frente Democrático Nacional) que apoyó la candidatura de Cuauhté-
moc Cárdenas y que en 1990 formaría el actual Partido de la Revolu-
ción Democrática.
A partir de los noventa, las cosas empezaron a cambiar. En la
elección para diputados de 1994, el PRI obtuvo el 48,58 % de los vo-
tos, 10 % menos que en 1991. Dicha tendencia se reforzó en 1997, la
primera elección que se llevó a cabo de acuerdo al nuevo marco insti-
tucional fruto de la reforma electoral de 1996. En dicha elección, por
primera vez en su historia, el PRI perdió la mayoría en el Cámara de
Diputados al obtener sólo 37,99 % de los votos; sin embargo, aún en
1997 el PRI mantenía el control de la Cámara de Senadores y seguía
siendo el partido más votado por los mexicanos. Las elecciones presi-
denciales del 2000 fueron las elecciones de la alternancia. Por primera
vez el PRI perdió la presidencia de la república frente al candidato de
la Alianza por el Cambio, Vicente Fox. En términos de las elecciones
para diputados federales el PRI obtuvo 36,9 % de los votos frente a
38,23 % de la Alianza por el Cambio (PAN y PVEM).
Siguiendo a Giovanni Sartori, podemos decir que, entre 1994 y
2000, México pasó de un sistema de partido hegemónico a un sistema

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Edad 111

multipartidista de pluralismo moderado. En el siguiente gráfico pode-


mos analizar la evolución de la competencia electoral en los últimos
dieciocho años.

GRÁFICA 2. Voto de los tres principales partidos para diputados de M.R.


(1991-2009) (%)
70 -

60 - 58,63

50 - 48,68

40 - 37,99 38,24 37,75 36,68


33,41 PRI
36,92
30 - 27,98
24,94 25,71 PAN
30,73
27,66
25,1
20 - 17,09
18,69 17,61
16,18
10 - PRD
12,2
7,93
0-
1991 1994 1997 2000 2003 2006 2009

FUENTE: Instituto Federal Electoral.

Sin embargo, el proceso de apertura del sistema político no ha


sido igual entre las diversas entidades federativas. Mientras que algu-
nas, como Baja California, llevan muchos años de alternancia política,
hay otras, como Durango, Veracruz y Coahuila, que nunca han dejado
de ser gobernadas por el PRI. En el presente estudio nos hemos enfo-
cado en cinco estados que, de acuerdo con el índice de democratiza-
ción que construimos, representan diversos niveles de democratiza-
ción.1 De acuerdo con nuestro índice, Guanajuato tiene un nivel alto
de democratización; en un segundo nivel se encontrarían el estado de
México y Michoacán; y en un tercer nivel, Veracruz y Guerrero.

1. Para una explicación sobre la construcción del índice de democratización véase el


capítulo 1.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 111 14/04/11 09:57


112 La democracia en México

CUADRO 6. La identidad partidista en Guanajuato, Estado de México,


Michoacán, Veracruz y Guerrero, en comparación con el promedio nacional (%)
Total No
PAN PRI PRD Otro partidista partidista Total
Guanajuato 31,91 26,86 10,90 3,19 72,87 27,13 100
México 17,62 24,66 11,65 4,34 58,27 41,73 100
Michoacán 13,72 14,78 23,48 1,58 53,56 46,44 100
Veracruz 20,68 38,22 4,45 0,79 64,14 35,86 100
Guerrero 21,45 35,14 20,67 0,52 77,78 22,22 100
Nacional 21,94 28,81 12,35 2,61 65,71 34,29 100
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.

El cuadro anterior permite ver que los estados en los que ha go-
bernado un determinado partido los niveles de identidad partidista de
ese partido tienden a ser mayores. Tal es el caso de Guanajuato para el
PAN, de Michoacán para el PRD y de Veracruz para el PRI. El caso
del Estado de México es interesante, ya que aunque siempre ha sido
gobernado por el PRI, hay un tripartidismo bastante bien implantado.
El tripartidismo también se presenta en Guerrero. Con base en los da-
tos anteriores cabe preguntarse: ¿cuál es el impacto de los años de
gobierno de un determinado partido en la identidad partidista? O, por
el contrario, ¿una mayor identidad partidista antecede a las victorias
de cierto partido? Lo que puede decirse es que se trata de un complejo
proceso que involucra la organización y movilización que realizan los
partidos, los recursos que obtienen de estar en el gobierno, sus resul-
tados como partido gobernante y su capacidad de influir en la identi-
dad de los nuevos votantes.
El cuadro siguiente, basado en la tipología propuesta por Dalton
(1996, p. 188), comprende dos dimensiones: movilización cognitiva
(sofisticación e interés políticos) y partidismo.2 Se tienen cuatro tipos:
los apartidistas, que son individuos que no tiene una identidad parti-
dista pero que sí están bastante interesados y conocen de cuestiones

2. Se clasificó como partidista a todo aquel que expresó en la encuesta que tenía al-
guna identidad partidista, sin importar la intensidad de ésta. En el caso de la moviliza-
ción cognitiva se construyó una variable dicotómica de interés en la política a partir de
la pregunta sobre la frecuencia con la que hablaba de política el encuestado.

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Edad 113

políticas; los apolíticos, que no se identifican con un partido ni tienen


interés o sofisticación políticos; los partidistas cognitivos, que tienen
identidad partidista y sofisticación política; y los partidistas rituales,
que se identifican con un partido pero no tienen mucha sofisticación
política. En cada cuadro hemos ordenado de mayor a menor los por-
centajes que hay en cada uno de los estados estudiados y el porcentaje
nacional. Puede verse, por ejemplo, que en Guerrero hay un alto por-
centaje de partidistas rituales, o que Guanajuato es el estado que tiene
menos apartidistas y apolíticos.

CUADRO 7. Tipología según partidismo y movilización cognitiva (%)


Partidismo
Independientes Partidistas
Apartidistas Partidistas cognitivos
México 16,00 Guanajuato 34,00
Veracruz 13,28 Veracruz 29,07
Alta Michoacán 12,50 Nacional 25,04
Nacional 11,40 México 23,75
Guerrero 9,02 Guerrero 19,05
Movilización Guanajuato 6,75 Michoacán 18,25
cognitiva Apolíticos Partidistas rituales
Michoacán 36,75 Guerrero 49,62
México 30,25 Guanajuato 41,25
Baja Nacional 26,84 Nacional 36,72
Veracruz 25,31 Michoacán 32,50
Guerrero 22,31 Veracruz 32,33
Guanajuato 18,00 México 30,00
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.

Ahora bien, para comparar lo que pasa en los estados con lo que
pasa en el ámbito nacional hemos construido cinco modelos logit para
tratar de explicar los determinantes de la identidad partidista en los
estados. Como podemos ver, en Guanajuato las identidades partidistas
del padre y de la madre son significativas y ayudan a explicar la iden-
tidad de los panistas y perredistas. En el caso de los priístas, sólo la

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114 La democracia en México

identidad del padre parece tener un efecto estadísticamente significa-


tivo. Las variables sociodemográficas no parecen tener capacidad ex-
plicativa.

CUADRO 8. Modelos logit de identificación partidista Guanajuato (2009)


Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sexo –0,287 –0,219 –0,048
Edad 0,007 –0,004 0,012
Escolaridad 0,123 –0,011 –0,051
Identidad partidista padre 3,018 *** 1,546 *** 1,962 ***
Identidad partidista madre 2,604 *** 0,370 1,408 **
Constante –2,463 *** –1,238 * –2,150 ***
N = 400
Pseudo R² (Nagelkerke) 0,483 0,213 0,260
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

CUADRO 9. Modelos logit de identificación partidista estado de México


(2009)
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sexo 0,082 –0,211 0,224
Edad –0,025 ** –0,003 0,017
Escolaridad 0,059 –0,046 0,000
Identidad partidista padre 1,245 *** 1,327 *** 1,409 **
Identidad partidista madre 0,682 0,419 1,518 ***
Constante –1,456 * –1,358 ** –3,615 ***
N = 400
Pseudo R² (Nagelkerke) 0,141 0,151 0,204
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

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Edad 115

En el caso del Estado de México, a partir de los datos de la tabla,


los jóvenes tienden a identificarse con el PAN. Nuevamente la identi-
dad partidista del padre es significativa para los tres partidos y la iden-
tidad partidista de la madre es significativa para el PRD.
En Michoacán los hombres tienden a identificarse con el PRD,
lo mismo que las personas con menor escolaridad. Las personas de
mayor edad tienden a identificarse con el PRI. La identidad partidista
de los padres es estadísticamente significativa en los tres partidos y la
de la madre lo es para los casos del PAN y del PRD. En el caso del
PAN la identidad partidista de la madre tiene mayor capacidad expli-
cativa que la del padre, lo cual difiere tanto con el ámbito nacional
como con otros estados.

CUADRO 10. Modelos logit de identificación partidista Michoacán (2009)


Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sexo –0,216 –0,302 –0,591 **
Edad 0,000 0,019 * 0,005
Escolaridad 0,111 0,089 –0,165 **
Identidad partidista padre 1,548 *** 0,455 *** 1,234 ***
Identidad partidista madre 1,774 *** 0,470 0,904 **
Constante –2,335 *** 0,800 *** –0,824
N = 400
Pseudo R² (Nagelkerke) 0,198 0,197 0,252
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

En Veracruz las personas con menores niveles de escolaridad


tienden a ser priístas y las mujeres tienden a ser perredistas; al igual
que en los casos anteriores la identidad partidista del padre es la varia-
ble con mayor poder explicativo en los tres partidos, seguido de la
identidad partidista de la madre.

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116 La democracia en México

CUADRO 11. Modelos logit de identificación partidista Veracruz (2009)


Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sexo –0,064 –0,371 1,087 *
Edad –0,009 0,003 –0,002
Escolaridad –0,048 –0,133 * 0,023
Identidad partidista padre 2,153 *** 1,036 *** 2,583 **
Identidad partidista madre 1,833 *** 1,099 *** 2,110 *
Constante –1,443 * –0,869 –5,220 ***
N = 400
Pseudo R² (Nagelkerke) 0,335 0,241 0,203
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

Finalmente analizamos el caso de Guerrero, donde las variables


sociodemográficas no son estadísticamente significativas y nueva-
mente la identidad partidista del padre y de la madre son las variables
con mayor capacidad explicativa.

CUADRO 12. Modelos logit de identificación partidista Guerrero (2009)


Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sexo –0,180 –0,146 –0,159
Edad –0,008 –0,004 0,010
Escolaridad –0,017 –0,067 –0,137
Identidad partidista padre 2,389 *** 1,313 *** 2,588 ***
Identidad partidista madre 0,971 *** 1,241 *** 1,850 ***
Constante –2,422 *** –1,405 * –2,250 *
N = 400
Pseudo R² (Nagelkerke) 0,388 0,265 0,208
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

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Edad 117

Una vez que hemos analizado la estructura de la identidad parti-


dista en algunos estados en México y las variables que ayudan a expli-
carla, deseamos estudiar la relación entre la identidad partidista y el
voto.

La identidad partidista y el voto

Identidad partidista no es lo mismo que voto por un partido. Si bien es


un factor importante —y se ha mostrado que es uno de los más esta-
bles— (Somuano y Ortega, 2003, pp. 10-38), hay otros factores que
influyen la decisión final del individuo. La siguiente tabla muestra la
relación de la identidad partidista con el voto por cada uno de los tres
partidos más importantes.

CUADRO 13. Relación voto-identidad partidista (%)


PAN PRI PRD
ID No ID ID No ID ID No ID
Votó 87,77 6,83 90,05 10,71 84,82 4,38
No votó 12,23 93,17 9,95 89,29 15,18 95,62
Total 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00 100,00
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.

Como puede verse en la tabla previa, la relación entre identidad


partidista y voto es muy fuerte, pero no es igual al 100 %. No todos
los que dicen tener cierta identidad votan por tal partido. La crítica a los
enfoques sociológicos y psicológicos es su incapacidad para explicar
los cambios en el corto plazo. Es ahí donde los enfoques de elección
racional cobran mayor fuerza, ya que involucran la evaluación que el
votante hace del partido en el gobierno. Además, otros factores políti-
cos, como el asociacionismo, la confianza en los partidos políticos, el
voto previo y la lealtad partidista deben de sumarse a la identidad para
ayudar a explicar el voto. A continuación se presentan tres modelos
(uno para cada partido) de la elección federal de 2009.

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118 La democracia en México

CUADRO 14. Modelos logit de preferencia electoral


(elección congreso 2009)
Modelo 1 Modelo2 Modelo3
PAN PRI PRD
Sociodemográficas
Sexo (mujer) –0,015 –0,075 0,040
Edad –0,008 –0,003 –0,010
Escolaridad –0,050 0,072 –0,093
Ingreso 0,069 0,062 0,046
Voto prospectivo y retrospectivo
Voto económico retrospectivo
0,099 0,257 0,841 ***
(situación personal)
Voto económico prospectivo
0,324 –0,384 * –0,981 ***
(situación país)
Variables políticas
Nivel de asociación –0,019 –0,006 0,045
Confianza en Partidos políticos –0,141 –0,056 –0,102
Voto 06 (PAN, PRI, PRD) 1,890 *** 2,100 *** 2,079 ***
Lealtad partidistaª –0,004 –0,288 *** 0,063
Identificación partidista 4,267 *** 4,050 *** 4,267 ***
Constante –2,811 *** –2,417 *** –2,908 ***
N = 2565
Pseudo R2 = 0,684 0,664 0,627
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
ª Ver apéndice para ver cómo se operacionalizaron las variables.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

Con base en los modelos anteriores puede afirmarse que las va-
riables fundamentales para explicar el voto son las políticas. Se reafir-
ma que la identidad partidista es el factor que más afecta el voto por
determinado partido. El voto previo también es una variable significa-
tiva para los tres partidos. En el caso del PRI salta a la vista el hecho
de que la lealtad partidista sea significativa en sentido inverso. Es de-
cir, que en 2009 el PRI logró atraer a votantes que no siempre votan
por el mismo partido (independientes). Tal hecho explicaría en buena
medida la diferencia positiva para ese partido entre las elecciones de
2006 y 2009; en la primera sólo consiguió el llamado «voto duro», en

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Edad 119

tanto en 2009 logró atraer a votantes más independientes o que vota-


ron por otros partidos en 2006.
Lo que es interesante del voto económico prospectivo enfocado
a la situación del país es que aplica para los partidos que no ocupan el
gobierno federal. En ambos casos es en sentido negativo, lo que impli-
ca que aquellos que consideran que la situación económica del país
empeorará votan por los partidos opositores. Lo que sin duda es con-
trastante es que sea significativo que los que consideran que ha mejo-
rado su situación económica personal tiendan a votar por el PRD. Es
interesante que tomando en cuenta las variables políticas, los factores
sociodemográficos no son significativos estadísticamente para ningu-
no de los tres partidos.

GRÁFICA 3. Relación identidad partidista-probabilidades de voto

1-
0,98
0,9 -
0,8 - 0,8
Probabilidad de voto %

0,7 -
0,64 PAN
0,6 -
0,57
0,5 - PRI
0,4 - PRD
0,3 -
0,25
0,2 -
0,1 -
0,06
0-
0 1
Identidad partidista

Al considerar que la identidad partidista es la variable que más


pesa para explicar el voto por los tres partidos, mostramos a continua-
ción que identificarse con el PAN aumenta la probabilidad de votar
por éste 41 puntos porcentuales (de 0,57 a 0,98); identificarse con el
PRI lo hace en 55 puntos porcentuales (de 0,25 a 0,80); y para el PRD
el aumento es de 61 puntos porcentuales (de 0,06 a 0,67).3 Como pue-

3. En este caso las probabilidades han sido calculadas para una mujer de edad, esco-
laridad e ingreso promedio, optimista tanto con su situación personal como con la del

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120 La democracia en México

de verse, hay un gran cambio en la probabilidad de voto por un parti-


do según si se tiene o no identidad con el mismo.
La relación voto-identidad partidista en los estados se expone a
continuación:

CUADRO 15. Modelos logit de preferencia electoral Guerrero


(elección congreso 2009)
Modelo 1 Modelo2 Modelo3
PAN PRI PRD
Sociodemográficas
Sexo –0,002 –0,059 0,183
Edad –0,033 ** 0,035 ** –0,040
Escolaridad –0,290 ** 0,381 ** –0,322
Ingreso 0,359 –0,349 0,450
Voto prospectivo y retrospectivo
Voto económico retrospectivo
–0,762 1,465 ** –0,261
(situación personal)
Voto económico prospectivo
1,044 * –1,151 * –0,419
(situación país)
Variables políticas
Asociacionismo 0,035 0,057 –0,279
Confianza en Partidos políticos 0,556 –0,163 0,755
Voto 06 (PAN, PRI, PRD) 2,751 *** 3,125 *** 3,596 ***
Lealtad partidista –0,424 –0,127 0,170
Identificación partidista 4,099 *** 4,224 *** 6,206 ***
Constante –1,096 –4,775 *** –2,582
N = 400
Pseudo R2 = 0,716 0,735 0,731
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

En el caso de Guerrero, quienes tienden a votar por el PAN son


los jóvenes, los que tienen menos escolaridad, quienes piensan que la

país, con un nivel de asociacionismo promedio, que no votó por el partido con el que
se sentía identificada en 2006.

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Edad 121

situación económica del país mejorará y, por supuesto, los que vota-
ron por el partido en 2006 y que se identifican con este partido. Por el
PRI votan más los de mayor edad, los que tienen más escolaridad, que
han visto su situación personal mejorar, que piensan que la situación
económica del país empeorará, los que votaron por el partido en 2006
y que se identifican con este partido. En el caso del PRD las variables
significativas sólo son los que votaron por él en 2006 y que tienen una
identidad perredista.

CUADRO 16. Modelos logit de preferencia electoral Guanajuato


(elección congreso 2009)
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sociodemográficas
Sexo 0,535 –0,431 0,499
Edad 0,000 0,002 –0,020
Escolaridad –0,038 –0,043 –0,037
Ingreso –0,036 0,294 0,597 *
Voto prospectivo y retrospectivo
Voto económico retrospectivo
–0,273 0,459 0,956
(situación personal)
Voto económico prospectivo
–0,071 –0,307 –1,374
(situación país)
Variables políticas
Asociacionismo 0,54 –0,108 * 0,033
Confianza en Partidos políticos –1,039 –0,107 –0,666
Voto 06 (PAN, PRI, PRD) 0,845 1,970 *** 0,698
Lealtad partidista 0,518 –0,319 –0,023
Identificación partidista 6,247 *** 4,744 *** 5,672 ***
Constante –4,448 *** –2,491 ** –5,013 ***
N = 400
Pseudo R2 = 0,803 0,745 0,767
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

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122 La democracia en México

En Guanajuato, para el PAN el único factor estadísticamente sig-


nificativo es la identidad partidista. En cuanto al PRI, además de esta
variable también afecta el asociacionismo (en sentido negativo) y el
voto por tal partido en 2006. En el caso del PRD tienden a votar más
por este partido los que tienen un ingreso mayor, aunque parezca con-
traintuitivo, y los que tienen una identidad perredista.

CUADRO 17. Modelos logit de preferencia electoral estado de México


(elección congreso 2009)
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sociodemográficas
Sexo –0,320 0,034 0,061
Edad –0,015 –0,003 0,008
Escolaridad –0,089 0,074 –0,030
Ingreso 0,953 *** –0,194 –0,237
Voto prospectivo y retrospectivo
Voto económico retrospectivo
0,671 –0,267 –0,389
(situación personal)
Voto económico prospectivo
1,057 * 0,554 –1,016
(situación país)
Variables políticas
Asociacionismo –0,342 * 0,028 0,149
Confianza en Partidos políticos –0,850 0,195 0,088
Voto 06 (PAN, PRI, PRD) 1,488 ** 1,782 *** 1,751 ***
Lealtad partidista –0,388 –0,793 *** 0,132
Identificación partidista 4,766 *** 4,234 *** 2,594 ***
Constante –4,226 *** –1,452 –2,443 **
N = 400
Pseudo R2 = 0,667 0,607 0,401
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

En el estado de México, al analizar la relación de la probabilidad


de voto con diversos factores se ve que para el PAN afectan positiva-

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Edad 123

mente un mayor ingreso, pensar que la situación económica del país


mejorará, un asociacionismo negativo, haber votado por el partido en
2006 y tener identidad panista. En el caso del PRI votan más por este
partido los que votaron en 2006 por él, los que tienen poca lealtad
partidista (electores volátiles) y los que se consideran priístas. Final-
mente, por el PRD votan más los que tienen una identidad perredista y
que votaron por él en 2006.

CUADRO 18. Modelos logit de preferencia electoral Michoacán


(elección congreso 2009)
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sociodemográficas
Sexo –0,316 –0,190 0,667
Edad 0,021 –0,021 –0,005
Escolaridad 0,133 –0,093 –0,040
Ingreso –0,044 0,086 –0,005
Voto prospectivo y retrospectivo
Voto económico retrospectivo
0,087 1,650 ** 1,513 **
(situación personal)
Voto económico prospectivo
0,700 –2,061 *** –0,670
(situación país)
Variables políticas
Asociacionismo –0,076 0,013 0,071
Confianza en Partidos políticos –0,422 –0,238 –0,025
Voto 06 (PAN, PRI, PRD) 2,903 *** 3,306 *** 2,913 ***
Lealtad partidista 0,092 –0,008 –0,003
Identificación partidista 4,159 *** 2,971 *** 4,468 ***
Constante –4,916 *** –1,818 –3,784 ***
N = 400
Pseudo R2 = 0,684 0,616 0,713
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

En Michoacán, la probabilidad de voto por el PAN tiene una re-


lación positiva con haber votado por dicho partido en 2006 y que se

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124 La democracia en México

consideran panistas. Respecto al PRI votan más por este partido los
que piensan que su situación personal ha mejorado, que la situación
económica del país empeorará, los que votaron por el partido en 2006
y quienes tienen identidad priísta. Finalmente, por el PRD votan más
aquellos que piensan que su condición económica mejoró (ello proba-
blemente se debe a que tal partido gobierna en Michoacán), los que
votaron por él en 2006 y que tienen una identidad perredista.

CUADRO 19. Modelos logit de preferencia electoral Veracruz


(elección congreso 2009)
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3
PAN PRI PRD
Sociodemográficas
Sexo –0,371 0,281 0,133
Edad –0,018 0,004 –0,023
Escolaridad 0,020 0,231 * –0,062
Ingreso –0,565 * 0,065 0,753
Voto prospectivo y retrospectivo
Voto económico retrospectivo
–0,188 –0,647 1,484
(situación personal)
Voto económico prospectivo
0,182 0,289 –2,385
(situación país)
Variables políticas
Asociacionismo –0,149 0,163 –0,214
Confianza en Partidos políticos –0,030 –0,855 * –0,273
Voto 06 (PAN, PRI, PRD) 2,442 *** 2,221 *** 2,065 **
Lealtad partidista 0,316 –0,497 * 0,313
Identificación partidista 5,970 *** 5,122 *** 4,578 ***
Constante –1,161 –3,241 *** –5,546 **
N = 400
Pseudo R2 = 0,742 0,739 0,588
FUENTE: Encuesta USAL-COLMEX.
* Estadísticamente significativa a 0,10
** Estadísticamente significativa a 0,05
*** Estadísticamente significativa a 0,01

Finalmente, para el caso de Veracruz se ve que la probabilidad de


voto por el PAN aumenta si el ingreso es menor, si se votó por tal par-

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Edad 125

tido en 2006 y si hay identificación panista. El voto por el PRI se in-


tensifica entre los que tienen mayores niveles de escolaridad, poca
confianza en los partidos políticos, que votaron por el partido en 2006,
que son electores volátiles y que se identifican con este partido. En el
caso del PRD votan más por este partido aquellos que votaron por él
en 2006 y que tienen una identidad perredista.

La identidad partidista y la volatilidad

Otro punto interesante es ver la relación de la identidad partidista con la


volatilidad. Cabría esperar que donde está más consolidada habría menor
volatilidad. A partir de los cinco ejemplos utilizados con anterioridad se
buscará mostrar la relación que tiene el partidismo con la volatilidad.

CUADRO 20. Comparación entre volatilidad 2000-2009


y nivel de partidismo en cinco estados mexicanos (%)
Volatilidad Partidismo Partido Partidismo
Entidad 2000- 2003- 2006- total gobernante partido
Federativa 2003 2006 2009 Promedio gobernante

Veracruz 12,83 17,28 23,53 17,88 64,14 PRI 38,22


México 10,42 13,54 27,84 17,27 58,27 PRI 24,66
Guerrero 11,33 15,98 20,29 15,87 77,78 PRD 20,67
Guanajuato 12,23 13,92 19,66 15,27 72,87 PAN 31,91
Michoacán 11,93 14,39 16,75 14,36 53,56 PRD 23,48
Nacional 12,97 16,02 21,26 16,75 65,71

FUENTE: Instituto Federal Electoral y Encuesta USAL-COLMEX.


NOTA: La volatilidad total (Índice de Pedersen) es la suma del valor absoluto de todos los cambios
en el porcentaje de cada partido desde la elección previa, dividida entre dos.

Como puede observarse, no hay una clara relación entre nivel de


partidismo (total y por el partido gobernante) y la volatilidad electoral en
un estado. Para ver si existe una relación sería necesario hacer una corre-
lación entre volatilidad y nivel de partidismo en todos los estados. Sin
embargo, debido a que la muestra no es representativa a nivel estatal, no

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126 La democracia en México

es posible ofrecer evidencia definitiva.4 A pesar de lo anterior la siguien-


te tabla muestra, en orden descendente, la volatilidad en los estados de
2000 a 2009 en las elecciones para diputados de mayoría relativa.

CUADRO 21. Volatilidad en los estados mexicanos 1991-2009 (%)


Entidad Federativa 2000-2003 2003-2006 2006-2009 Promedio
Quintana Roo 29,70 24,37 22,35 25,47
Durango 19,19 22,97 25,47 22,54
Tlaxcala 18,79 26,90 21,17 22,29
Coahuila 13,74 17,69 33,03 21,49
Oaxaca 13,20 24,17 26,29 21,22
Distrito Federal 22,07 8,67 31,95 20,90
Puebla 11,67 19,54 27,78 19,66
Morelos 17,20 15,22 26,56 19,66
Chiapas 16,78 17,56 22,92 19,09
Campeche 16,57 18,43 19,07 18,02
Veracruz 12,83 17,28 23,53 17,88
Zacatecas 21,17 15,99 15,48 17,55
Aguascalientes 10,51 13,07 28,85 17,48
Tamaulipas 11,53 18,73 21,81 17,36
Hidalgo 8,45 16,65 26,84 17,31
México 10,42 13,54 27,84 17,27
Nayarit 12,04 26,77 12,00 16,94
Baja California 14,77 15,46 19,71 16,65
Guerrero 11,33 15,98 20,29 15,87
B. C. S. 13,40 13,81 19,25 15,49
Guanajuato 12,23 13,92 19,66 15,27
Querétaro 5,82 14,85 23,95 14,87
Michoacán 11,93 14,39 16,75 14,36
Nuevo León 16,71 14,62 11,20 14,18
Chihuahua 10,72 10,63 20,99 14,11
Jalisco 11,81 13,03 17,34 14,06
Tabasco 12,53 14,62 14,65 13,93
Sinaloa 7,80 16,30 15,74 13,28

4. Se podría aventurar la hipótesis de que la volatilidad está más relacionada con las
dinámicas partidistas locales que con la identidad partidista de los electores. Sin em-
bargo, habría que hacer análisis de mayor profundidad para probar tal afirmación.

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Edad 127

CUADRO 21. Continuación


Entidad Federativa 2000-2003 2003-2006 2006-2009 Promedio
S. L. P. 5,57 12,24 19,11 12,31
Sonora 8,53 10,67 15,35 11,52
Yucatán 3,77 9,73 20,50 11,33
Colima 2,34 4,94 12,83 6,70

La identidad partidista y la calidad de la democracia

¿Los que tienen una identidad partidista son más participativos, están
más interesados en la política y más satisfechos con la democracia?
La siguiente tabla muestra las correlaciones de los que tienen identi-
dad partidista con variables como satisfacción con la democracia, in-
terés en la política, número de actos políticos realizados, percepción
de eficacia política (que tanto consideran que pueden modificar el ám-
bito político) y el índice de democracia local construido.

CUADRO 22. Correlaciones entre identidad partidista y cuestiones


relacionadas con la calidad de la democracia estatal
Número
Satisfacción Interés de actos Índice de
con la en la políticos Eficacia democracia
democracia política realizados política estatal
Identificación 0,091** 0,118** 0,061** 0,107** –0,046*
partidista en
general
Identificación 0,145** 0,073** 0,015 0,118** 0,048**
partidista PAN
Identificación 0,010 0,041* 0,019 0,001 –0,071**
partidista PRI
Identificación –0,009 0,025 0,034 0,013 –0,034
partidista PRD

FUENTE: encuesta USAL-COLMEX.


* significancia al 0,10
** significancia al 0,05
*** significancia al 0,01

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128 La democracia en México

Como puede observarse, aquellos que tienen una identidad parti-


dista (sin importar cuál) tienden a estar más satisfechos con la demo-
cracia, a estar más interesados en la política, a realizar un mayor nú-
mero de actos políticos y a percibir que tienen mayor capacidad para
influir en las políticas gubernamentales. En cuanto al índice de demo-
cracia estatal, la correlación es pequeña pero negativa. Es decir, los
estados donde hay mayores niveles de identidad partidista son aque-
llos con menor nivel de democratización.
Al separar por partidos tenemos que los panistas se sienten más
satisfechos con la democracia, tienen mayor interés y sienten que pue-
den influir. A nivel estatal, mayor afiliación panista está correlacionada
con niveles más altos de democracia. En lo que respecta a los priístas, la
única correlación significativa es un mayor interés en la política. A nivel
estatal, son las entidades con mayores niveles de identidad priísta las
que tienen menores niveles de democracia. Finalmente, para el caso de
los perredistas, ninguna correlación fue significativa estadísticamente.
Una vez que hemos mostrado que existe correlación entre tener
cierta identidad partidista y un mayor interés y eficacia políticas, así
como en sentir mayor satisfacción con la democracia y participar de
más actos políticos, procedemos a hacer una diferencia de medias en
tales aspectos entre los electores que tienen alguna identidad partidista
y los que no.

CUADRO 23. Diferencia de medias por cuestiones relacionadas con la


calidad de la democracia entre las personas que tienen identificación
partidista y las que no
Diferencia de medias Sig.
Partidista No partidista
Satisfacción con la 0,5034 0,4101 ***
democracia
Interés en la política 1,2293 0,9386 ***
Número de actos políticos 1,9911 1,7010
realizados
Eficacia política 0,6454 0,5375 ***

FUENTE: encuesta USAL-COLMEX.


* significancia al 0,10
** significancia al 0,05
*** significancia al 0,01

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Edad 129

Con base en la tabla anterior es posible argumentar que, efecti-


vamente, aquellos que tienen identidad partidista están más satisfe-
chos con la democracia, tienen mayor interés en la política y perciben
que pueden tener más impacto en las decisiones gubernamentales que
aquellos que no tienen identidad partidista alguna. En el caso del nú-
mero de actos políticos realizados, no es posible afirmar que quienes
tienen cierta afinidad partidista son más participativos que los que no.
Consideramos que parte de la explicación de los resultados ante-
riores reside en que los partidos, al ser medios de acceso al poder y de
intermediación, generan la sensación, entre aquellos que tienen cierta
identidad, de que pueden a través de los mismos influir en las decisio-
nes gubernamentales. Ello puede constatarse al ver que la confianza
en los partidos es mayor entre aquellos que tienen identidad partidista
que entre los que no.

CUADRO 24. Diferencia de medias en la confianza en los partidos políticos


entre las personas que tienen identificación partidista y las que no
Diferencia de medias Sig.
Partidista No partidista
Confianza en partidos 0,3031 0,2177 ***

FUENTE: encuesta USAL-COLMEX.


*** significancia al 0,01

En cuanto al interés en la política, es un claro problema de auto-


selección: aquellos más interesados en la política es más probable que
busquen acercarse a la esfera pública a través de un partido. Respecto
al nivel de satisfacción con la democracia, más que un optimismo en-
tre aquellos quienes tienen identidad partidista, pensamos que la ex-
plicación está en que los más desencantados con la democracia suelen
sentir que ningún partido los representa y, por lo tanto, no tienen iden-
tidad partidista alguna. Por su parte, el que la diferencia de medias de
los actos políticos realizados no sea significativa quiere decir que bue-
na parte de la participación ciudadana se da fuera de los partidos.

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130 La democracia en México

Conclusiones

La identidad partidista sigue siendo la característica de mayor estabi-


lidad en el electorado mexicano y en el presente trabajo hemos visto
que su relación no se limita a la forma en que afecta el voto. En cuan-
to a sus fundamentos, hemos visto que la identidad partidista de los
padres es uno de los factores que más pesan, lo que demuestra la vi-
gencia del enfoque psicológico. Asimismo, es patente que los niveles
de identidad hacia los tres partidos son distintos en cada estado, res-
pondiendo al tiempo de gobierno y a la capacidad de organización y
movilización de los partidos. En el caso de Guanajuato, parece que se
ha ido construyendo un partidismo panista muy fuerte, casi hegemóni-
co, no sólo cognitivo sino ritual. En Michoacán el PRD ha construido
una base significativa que disputa el estado con el PRI. La fuerza par-
tidaria del PRI en el estado de México es también evidente, aunque el
PAN le disputa el electorado más joven. Los partidistas rituales en
Guerrero están muy por encima de la media nacional, y la disputa por
el estado entre PRI y PRD es muy clara.
Al buscar una relación entre la afinidad por un partido y la vo-
latilidad, no encontramos evidencia para sostener que exista una re-
lación, lo que abre vetas de investigación futura. Pasando a la intere-
sante relación de la identidad con el voto hemos descubierto que
actualmente, en los estados mexicanos, las variables sociodemográ-
ficas poco influyen en la decisión del electorado, mientras que la
identidad partidista y el voto previo tienen un gran poder explicativo
de la decisión del votante. Finalmente, hemos visto que tener cierta
identidad partidista está relacionado con mayor interés, eficacia po-
lítica y satisfacción con la democracia. Con base en todo lo anterior,
es posible ver que en los últimos años la identidad partidista en Mé-
xico se ha ido consolidando a la par de la realización de elecciones
estatales más competidas, y que sus implicaciones van más allá del
voto.

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Edad 131

Apéndice metodológico

Variables Fraseo de la pregunta


Características Sociodemográficas
Escolaridad ¿Hasta qué año escolar estudió usted?
Edad ¿Qué edad tiene?
Sexo Sexo [NO PREGUNTAR]
Ingreso En esta tarjeta vienen unas letras y unas cantidades en
pesos. Sumando los ingresos de todas las personas que
trabajan en su casa ¿en qué letra ubicaría el ingreso
mensual de este hogar? (A: 0-1 Sal. Mín. (0-1,460); B:
1-3 Sal. Mín. (1,461-4,380); C: 3-5 Sal. Mín. (4,381-
7,300); D: 5-7 Sal. Mín. (7,301-10,221); E: 7-10 Sal.
Mín. (10,222-14,601); F: 10-30 Sal. Mín. (14,602-
43,803); G: 30+ Sal. Mín. (43,804-+)
Voto prospectivo y retrospectivo
Voto económico Pensando en los últimos seis meses ¿usted diría que la
retrospectivo país economía del país ha mejorado mucho, ha mejorado
algo, sigue igual, ha empeorado algo, o ha empeorado
mucho?
Voto económico Y pensando en los últimos seis meses ¿usted diría que
retrospectivo su economía personal ha mejorado mucho, ha mejora-
personal do algo, sigue igual, ha empeorado algo, o ha empeora-
do mucho?
Características psicológicas
Identidad padre Con lo que usted sabe o recuerda de su niñez, ¿en esa
época su padre se consideraba panista, priísta, perredis-
ta o de otro partido?
Identidad madre Con lo que usted sabe o recuerda de su niñez, ¿en esa
época su madre se consideraba panista, priísta, perre-
dista o de otro partido?
Voto
Elección presidente ¿Por quién votó en la elección presidencial de 2006?
2006

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132 La democracia en México

Elección diputados Las próximas elecciones para elegir a Diputados Fede-


2009 rales son el 5 de julio. Le voy a entregar esta hoja don-
de vienen los nombres de los partidos que competirán
en esta elección. Por favor marque en esta hoja la res-
puesta a la pregunta que le voy a hacer y deposítela en
esta caja. De esta manera, su respuesta será anónima y
confidencial. La pregunta es la siguiente: Si hoy fueran
las elecciones para Diputados Federales, ¿por cuál par-
tido votaría usted?
Identidad Partidista
Identidad partidista Independientemente del partido por el que usted piensa
votar, ¿usted normalmente se considera panista, priísta,
perredista, o de otro partido?
Lealtad partidista Por favor dígame, ¿cuál de las siguientes frases se
acerca más a su manera de actuar? Siempre voto por el
mismo partido; Casi siempre voto por el mismo parti-
do; A veces voto por un partido, a veces por otro; Casi
nunca voto
Actitudes políticas
Interés en la política Construida a partir de ¿Con qué frecuencia habla usted
de política con ____; frecuentemente, algunas veces,
casi nunca o nunca? Su familia, Sus amigos y Compa-
ñeros de trabajo
Satisfacción con la En general, ¿usted está muy satisfecho, algo satisfecho,
democracia algo insatisfecho o muy insatisfecho con el funciona-
miento de la democracia en nuestro país?
Eficacia política ¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo en que los ciu-
dadanos pueden influir en las decisiones del gobierno?
Índice de Construida a partir de la pregunta: La gente a veces
asociacionismo pertenece a distintos tipos de organizaciones, por favor
dígame si usted es miembro activo, es miembro inacti-
vo, pertenecía anteriormente o nunca ha pertenecido a
las siguientes agrupaciones: Sindicato, asociación pro-
fesional, partido político, organización religiosa, orga-
nización deportiva, organización cultural, asociación
de padres de familia, asociación de beneficencia, orga-
nización ambientalista, asociación vecinal, otra.

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Edad 133

Número de actos Construida a partir de las preguntas: Le voy a leer una


políticos realizados lista de actividades políticas. Dígame si usted ha parti-
cipado en alguna de ellas: Marchas, Caravanas, Míti-
nes, Firma de peticiones, Reparto de volantes, Ocupa-
ción de edificios públicos, Bloqueo de lugares públicos,
Participar en una campaña política como colaborador.
Variables estatales
Índice de Democracia
Estatal 2006

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DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 134 14/04/11 09:57


5.
«Tomen el regalo pero voten como quieran».1
Una radiografía del clientelismo político en México

Patricia Marenghi y Mercedes García Montero

Introducción

Las «urnas embarazadas», el «ratón loco», el «carrusel», por nombrar


algunos de los ardides con los que se menciona comúnmente a las
prácticas de manipulación del voto en la etapa priista, han perdido
fuerza en los últimos años como consecuencia de las reformas institu-
cionales llevadas a cabo durante la década de 1990. Se han ido dilu-
yendo las estrategias de fraude2 pero, a pesar de ello, el clientelismo
electoral, definido como «el intercambio de favores materiales por
votos» sigue siendo una práctica presente en la renovada democracia
mexicana.
Este capítulo es un aporte a la medición de la magnitud del clien-
telismo electoral en México en las elecciones de 2006 y un avance en
la búsqueda de encontrar el perfil del votante clientelar. En concreto,
trata de medir si los niveles de clientelismo han cambiado en las últi-
mas elecciones y responder a dos preguntas fundamentales: 1) cuáles
son las características que generan más probabilidades de que los ciu-

1. Declaración de José Woldenberg, presidente del Consejo General del Insituto Fe-
deral Electoral (IFE) entre 1996-2003. Citado en Cornelius (2002).
2. En este artículo se hace referencia a la pérdida de fuerza de las prácticas ligadas al
fraude electoral comparando las etapas pre y post reformas. Sin embargo no se habla
en ningún caso de «desaparición» de todas las prácticas fraudulentas. Tanto es así que
en las elecciones presidenciales de 2006, México estuvo paralizado durante varios me-
ses por las denuncias de fraude del candidato de la Coalición por el Bien de Todos
—encabezada por el PRD—, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) contra su prin-
cipal competidor, Felipe Calderón (PAN), que había ganado las elecciones por un már-
gen del 0,58 % del voto válido.

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136 La democracia en México

dadanos acepten regalos de los políticos y de los partidos y 2) si los


partidos que entregan bienes a los votantes durante los períodos cerca-
nos a las contiendas tienen más probabilidades de recibir votos a cam-
bio de los mismos. Es decir, indaga en cuál es el «cliente» que más
conviene a los partidos y qué tan efectivos resultan los intercambios
en relación con la recompensa electoral.
Otras investigaciones han realizado este mismo esfuerzo para
anteriores contiendas electorales en el contexto mexicano. Por ello, el
objetivo de este trabajo es también evaluar si ha cambiado el volumen
de estas prácticas a medida que la democracia electoral ha ido conso-
lidándose y si se han modificado o persisten las características que
definen el perfil de votante más predispuesto a participar en ellas y
que pueden funcionar como pronosticadoras del clientelismo. Es de-
cir, incluir un marco comparado a la investigación.
Los datos que utiliza este capítulo pertenecen al proyecto de in-
vestigación «El proceso de democratización y calidad de la democra-
cia local/estatal en México», dirigido por Salvador Martí i Puig y
Reynaldo Yunuen Ortega. Corresponden a datos empíricos sobre las
actitudes y percepciones de la población extraídos del estudio de opi-
nión pública llevado a cabo en México en el año 20083 (base de datos
USAL-Colmex), que incluye la medición de algunas preguntas clási-
cas relacionadas con el clientelismo.
El capítulo se estructura de la siguiente manera. En la primera
parte se ofrece un breve contexto de lo que ha sucedido en los últimos
tiempos en México en relación con el clientelismo. En la segunda, se
describe la incidencia de esta práctica en las elecciones de 2006 y se la
compara con los datos de investigaciones sobre elecciones anteriores.
Se busca ofrecer un panorama general de la evolución y las tendencias
del clientelismo en la última década. En el tercer apartado se explican
las principales tesis que definen el perfil del votante clientelar en la

3. La Encuesta Nacional de Opinión Pública USAL-Colmex fue realizada a 2.895


ciudadanos mexicanos 18 años o más. La importancia del clientelismo y la influencia
del mismo sobre parte de las decisiones políticas, tanto de los votantes como de los
políticos, es un tema extensamente analizado por la literatura a nivel teórico. Sin em-
bargo, gran parte de los estudios no logran profundizar en los mecanismos clientelares
debido principalmente a la ausencia de datos empíricos y a la dificultad que tiene me-
dir este fenómeno dada la opacidad y, a menudo, ilegalidad, de esta práctica. Esta en-
cuesta contribuye a incrementar el nivel de información empírica sobre la cuestión.

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Tomen el regalo pero voten como quieran 137

literatura y que han sido aplicadas frecuentemente a estudios sobre los


países y partidos latinoamericanos; y en el cuarto se ponen a prueba.
Se desarrolla un perfil del votante clientelar, es decir, se indaga en las
características socioeconómicas y sociopolíticas de los ciudadanos
con más probabilidades de verse envueltos en este tipo de intercam-
bios, utilizando los datos de la encuesta antes mencionada. El objetivo
es determinar si todos los ciudadanos son igualmente susceptibles a
aceptar bienes materiales por parte de los partidos políticos o, por el
contrario, existen características sociales, económicas y políticas que
hacen que determinados sectores de la población sean más proclives a
recibir algún tipo de favor o regalo a cambio de su voto. Finalmente,
en el quinto apartado, se comprueba la efectividad del intercambio
clientelar. La última parte son las conclusiones.

El clientelismo en México y sus tendencias

Las elecciones del año 2000 en México marcaron un hito en el proce-


so democrático del país. Después de siete décadas de gobierno nacio-
nal ininterrumpido del Partido Revolucionario Institucional (PRI),
esta contienda electoral dio lugar a la alternancia presidencial que re-
cayó en el Partido Acción Nacional (PAN). Con este cambio político
se rompía la histórica hegemonía priísta y México culminaba un pro-
longado y complejo proceso de transición.
La larga etapa de dominio del PRI en el gobierno ha sido descri-
ta como la expresión institucionalizada de un régimen basado en el
clientelismo autoritario, «en el intercambio de protecciones particula-
res por apoyo político, del reparto de rentas públicas para el beneficio
de grupos particulares —clientelas— a cambio de consentimiento por
dominio, de favores por votos» (Romero, 2007, p. 5). Aparicio (2002,
p. 80) advierte claramente que uno los rasgos que caracterizó durante
años al sistema político dominado por el PRI fue el de las relaciones
clientelares entre el partido en el gobierno y la ciudadanía, como con-
secuencia del control corporativo de grandes conglomerados de pobla-
ción a través de organizaciones campesinas, obreras y populares. La
articulación y persistencia de las prácticas de compra-venta de favores
y apoyos durante esta etapa se mantuvo en pie debido a la presencia

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138 La democracia en México

de una compleja red de actores particulares y organizaciones4 que, se-


gún Schedler (2004, p. 59), conformaban una enorme pirámide clien-
telista multiescalonada sostenida por el corporativista PRI y presidida
por el presidente como patrón supremo.
En la actualidad, las tesis sobre el tema del clientelismo en Mé-
xico se mueven entre dos aguas. Las que afirman que en los últimos
años se ha producido un declive considerable de este fenómeno o al
menos de su eficacia, y las que consideran que se trata simplemente de
un tránsito desde un clientelismo autoritario a otro clientelismo demo-
crático.
Las primeras advierten que se ha producido una creciente inefi-
cacia en la compra y coacción del voto en la política electoral mexica-
na a pesar de que estas estrategias siguen siendo extendidas (Corne-
lius, 2002); que no tuvieron los efectos esperados por la irritación
normativa de los ciudadanos ante el clientelismo, que funcionan como
freno a la compra-venta de votos (Schedler, 2004); que la apertura de
estructuras de oportunidad política y participación de los individuos
—principalmente pobres— en nuevas redes han alterado el comporta-
miento político (Holzner, 2003, 2004, 2006); que la política clientelar
está siendo desplazada gradualmente por una manera más tecnócrata
en el ámbito municipal como consecuencia de las transformaciones
que permitieron la llegada de partidos opositores al PRI al poder5
(Ward, 1998).
La mayoría de estos autores que apoyan la teoría de la caída en la
eficacia de las prácticas clientelares concuerdan en aseverar que, a
partir de la década de 1990, las reformas institucionales —principal-
mente las modificaciones a la ley electoral de 1996— y la creciente
fiscalización del proceso electoral implicaron un cambio sustantivo y
profundo en el sistema de incentivos vinculados al clientelismo. Ro-
mero (2007) añade más causas a estas dos: las nuevas tecnologías de

4. Romero (2007, p. 5) enumera, como las más conocidas, a las uniones de crédito,
comisariados ejidales, comisariados de bienes comunales, ligas de comunidades agra-
rias, secciones sindicales, centrales obreras, que intervenían de acuerdo con su tamaño,
su fuerza y su representatividad.
5. Ward (1998, pp. 117-124) añade como factores que influyen en la tendencia hacia
la tecnocracia: la necesidad de los partidos de ejercer un gobierno efectivo con el fin
de conseguir el poder, el nivel de desarrollo económico y el impacto de las políticas
públicas y la reforma constitucional.

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Tomen el regalo pero voten como quieran 139

la comunicación, la masificación absoluta de la televisión y las tecno-


logías del mercadeo, que provocaron un cambio en los precios relati-
vos del apoyo político y los métodos para obtenerlo y la ley federal de
transparencia y acceso a la información política.
Las consecuencias de estos cambios no fueron palpables inme-
diatamente ya que, como explica Cornelius (2002, p. 12), durante la
década de 1990 el PRI recrudeció su estrategia de compra de votos a
medida que veía que las reformas limitaban su capacidad de manipu-
lar los resultados de las votaciones.6 Se valió para ello de las ventajas
que le proporcionaban las medidas de descentralización fiscal, que
permitieron a los gobernadores robustecer sus maquinarias políticas
y canalizar fondos a través de los programas federales hacia sus elec-
tores.
La segunda tesis, más ligada a los estudios de coyuntura y al
análisis de la prensa en épocas cercanas a las elecciones, enfatiza la
persistencia del clientelismo y su expansión hacia otros partidos polí-
ticos además del PRI. La evidencia la proporcionan las estadísticas de
las denuncias sobre delitos electorales que suministra la Fiscalía Espe-
cializada para la Atención de los Delitos Electorales (FEPADE), que
advierte sobre le incremento progresivo de este tipo de acusaciones7
desde 2003 y las numerosas notas periodísticas en la prensa mexicana
sobre compra de votos que parece no haber mermado a lo largo de los
años.8
Los datos que proporciona la FEPADE, a través de la informa-
ción contenida en BANCINF, muestran una foto de las denuncias
vinculadas con presuntos delitos electorales en los últimos años. De
los informes que suministra este organismo se desprenden varias con-
clusiones, de las que nos interesa resaltar dos:

6. Esta explicación está presente también Schedler (2004), que advierte que, a fines
de la década de los noventa, las presiones de la competencia interpartidista habían
conducido de manera patente a un resurgimiento de las prácticas clientelares: «[los
dirigentes locales del PRI] pasaron del fraude electoral, que se había vuelto casi impo-
sible, a la compra de votos, que pronto se volvió habitual. El clientelismo, en vías de
disolución como forma de ejercicio del poder, reapareció como estrategia de moviliza-
ción electoral» (2004, p. 60).
7. Véanse los informes de FEPADE, disponibles para los años 2002 a 2009: <http://
www.pgr.gob.mx>.
8. Para las elecciones de 2000, véase el volumen 4 de FLACSO (2001) en el que se
cuantifican los textos aparecidos en la prensa sobre la compra de votos y otros meca-
nismos de coacción.

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140 La democracia en México

1. El número de denuncias registradas es, como podía esperarse, mayor en


los años electorales que en aquellos en los que no ha habido comicios.
2. Si los datos se dividen en dos categorías (años electorales y años
no electorales), se observa que en los años electorales, las denun-
cias recibidas muestran un notable incremento progresivo.* Tam-
bién han aumentado las denuncias en años no electorales, aunque
el patrón que muestran no es de progresión anual.

GRÁFICO 1: Averiguaciones previas9 iniciadas por año

1600 -

1400 -
1359

1200 - 1179
1155

1000 -
954
848
800 -

600 - 614 637

391 485 477


400 - 423 414

200 -

0-
-

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
FUENTE: Elaboración propia a partir de FEPADE.

El análisis de estas dos tesis acerca de la evaluación del cliente-


lismo en la actualidad sugiere que no se trata de puntos de vista con-
trapuestos sino del examen de diferentes dimensiones de la misma
práctica. La idea de que el clientelismo persiste pero ha cambiado de

* Algunos autores explican este aumento por la existencia de mayores y más efecti-
vos canales para presentar denuncias y no por un aumento de los delitos electorales.
9. Las averiguaciones previas (artículos 18, fracción I, y 45, fracción I, del Regla-
mento de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República) consiste en el
procedimiento para investigar con minuciosidad un hecho denunciado que se presume
delictivo y que, en el caso de competencia de la Fiscalía, pudiera constituir un delito
electoral federal.

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Tomen el regalo pero voten como quieran 141

formato, pasando de ser un clientelismo electoral que sustituye al


autoritario, está sustentada en la idea y la medición de lo que llamare-
mos en este texto, la tentación clientelar. Se basa en los intentos de
compra de voto por parte de los candidatos y de los partidos, en la
aceptación de los electores de bienes y servicios que ofrecen los can-
didatos o sus estructuras organizativas. Esta dimensión no implica ne-
cesariamente la retribución por parte del ciudadano que la recibe; es
decir, no involucra un intercambio ni reciprocidad.
La primera tesis, por el contrario, se centra en la eficacia de la
compra de votos, es decir, la existencia de bienes que se intercambian
por recompensas en forma de apoyos y votos. Lo que miden común-
mente los estudios de este tipo es la probabilidad asociada de votar
por el partido o candidato que entregó el regalo. Estas dos cuestiones
se revisan en las próximas secciones, pero a primera vista parecen no
ser tesis que compiten, sino complementarias.

La magnitud del clientelismo en las elecciones de 2006

Los diez años transcurridos desde las elecciones de 2000 son un buen
momento para evaluar el desarrollo del clientelismo en México y los
cambios producidos en torno a estas prácticas. Los datos empíricos
para examinar esta cuestión en el caso de México han sido escasos. Se
limitan a un reducido número de estudios y encuestas10 vinculadas a las
elecciones de 2000 que han dado lugar a la publicación de interesantes
trabajos que buscan medir la magnitud y eficacia del clientelismo y las
características de los clientes (Aparicio, 2002; Aparicio y Hernández
Corrochano, 2005; Cornelius, 2002; Del Pozo y Aparicio, 2001).
En este apartado se presenta la información de la encuesta USAL-
Colmex que permite observar la magnitud del intercambio clientelar
durante las elecciones de 2006, el tipo de bienes que reciben los ciuda-
danos, los partidos más proclives a utilizar este tipo de manipulación y
la percepción de eficacia que tiene la población sobre esta práctica.

10. Este número es limitado por la dificultad metodológica que tiene medir tanto el
ofrecimiento de regalos como la efectividad que esos regalos tienen en su influencia en
el voto.

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142 La democracia en México

La tentación clientelar

Para examinar en qué medida los ciudadanos han sido «tentados» por
los partidos políticos y han aceptado participar en intercambios clien-
telares se formuló la siguiente pregunta: Ahora por favor dígame, du-
rante la actual campaña electoral, ¿usted ha recibido algún regalo de
algún candidato o partido?
En la tabla 1 se pueden observar las respuestas de los ciudadanos
a esta pregunta. Como cabe esperar la mayoría de la población expre-
sa no haberse enfrentado a este tipo de prácticas. Sin embargo, un
11,1 % de los entrevistados manifestó haber recibido regalos por parte
de algún candidato o partido.

TABLA 1. Ahora por favor dígame, durante la actual campaña electoral,


¿usted ha recibido algún regalo de algún candidato o partido?
Frecuencia %
Si 321 11,1
No 2528 87,3
NS/NC 46 1,6
Total 2895 100,0

FUENTE: Elaboración propia a partir de la base de datos USAL-Colmex, 2009.

Dependiendo de la fuente utilizada, entre un 5 % y un 25 % de


los encuestados durante las elecciones de 2000 dijeron haber recibido
algún tipo de recompensa a cambio de su voto. Si se tiene en conside-
ración el Estudio Panel 2000, que presenta la pregunta más similar a
la de nuestro estudio,11 se puede afirmar que, en términos generales, el
nivel de la entrega de regalos por parte de los partidos y candidatos a
los votantes se ha mantenido relativamente estable en las últimas dos
contiendas presidenciales.
De ese 11,1 % de los ciudadanos que reconocieron haber acepta-
do algún regalo, los bienes que más se repiten son despensas (39,6 %)

11. La pregunta en ese estudio fue: «¿En las últimas semanas de la campaña, recibió
regalos o asistencia de algún partido político?». El 14,7 % de los encuestados respon-
dió afirmativamente en la cuarta muestra y el 10, 6 % lo había hecho en la tercera
(Cornelius, 2002).

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Tomen el regalo pero voten como quieran 143

y playeras (23,1 %) (Tabla 2). En esto México no difiere de otros ca-


sos latinoamericanos.12

TABLA 2. Qué recibió?


Regalos Frecuencia %
Despensas/Bolsas 127 39,6
Playeras 74 23,1
Utensilios de cocina* 21 6,5
Gorras 20 6,2
Material para construcción 18 5,6
Útiles Escolares 14 4,4
Dinero 6 1,9
Llaveros/Calcomanías/pulseras 6 1,9
Otros 3 0,9
Becas 2 0,6
Juguetes 2 0,6
Cobijas 2 0,6
Lentes 1 0,3
Sillas de Ruedas 1 0,3
Cosméticos 1 0,3
NS/NC 23 7,2

FUENTE: Elaboración propia a partir de la base de datos USAL-COLMEX, 2009.


* Vajilla: incluye, en la enumeración, utensilios de cocina, jarras, tazas

Claramente, el partido que más regalos repartió durante las elec-


ciones de 2006 fue el PRI. El 48,6 % de los regalos entregados fueron
dispensados por este partido. A gran distancia le siguen el PRD
(18,1 %) y el PAN (17,8 %), cuyos niveles de distribución de bienes
son similares (Tabla 3).
Si estos datos se comparan con los del Estudio Panel 2000, po-
dría decirse que no sólo la magnitud del clientelismo se mantiene es-
table para la contienda electoral de 2006 sino también que existe una
estabilidad del PRI como principal partido en la utilización de este
tipo de estrategia. Esta continuidad la avala los datos de Cornelius

12. Véase, por ejemplo, Auyero (1997) para Argentina.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 143 14/04/11 09:57


144 La democracia en México

(2002), que muestran que, para las elecciones de 2000, el PRI fue el
partido que más regalos distribuyó (60 %) seguido del PAN (21,08 %),
el PRD (14,05 %) y Otros (4,86 %).13
Sin embargo, estos datos contrastan con los de Aparicio (2002),
también para las elecciones de 2000, para quien el PAN (37 %) fue el
partido más prolífico en las acciones de manipulación, seguido del
PRI (33 %) y muy alejado del PRD (6 %). No obstante, cabe aclarar
que su trabajo incluye otras prácticas de manipulación en la medición
de la inducción a la compra y coacción del voto y no sólo la entrega de
bienes, lo que podría explicar las diferencias.

TABLA 3. ¿Qué partido le dio el regalo?


Frecuencia %
PAN 57 17,8
PRI 156 48,6
PRD 58 18,1
Otro 33 10,3
NS/NC 17 5,3
Total 321 100,0

FUENTE: Elaboración propia a partir de la base de datos USAL-COLMEX, 2009.

La práctica de la compra de votos se basa en la suposición implíci-


ta de que el clientelismo es una estrategia eficaz de movilización electo-
ral (Schedler, 2004). Esta cuestión se analiza con más detalle en el últi-
mo apartado, pero en la encuesta utilizada por este trabajo se incorporó
una pregunta que mide la percepción de la efectividad o no de este tipo
de práctica en la opinión pública. Es decir, si realmente los ciudadanos
consideran que el ofrecer algún tipo de bien influye en la decisión de
votar por un candidato u otro. La pregunta de la encuesta utilizada para
medir esta cuestión fue: En su opinión, ¿los regalos que ofrecen los can-
didatos influyen o no influyen en la decisión electoral de los votantes?

13. Se han recalculado los porcentajes a partir de la información de Cornelius (2002).


Mediante frecuencias mencionadas para cada partido y tomando como total el número
de regalos recibidos, se han obtenido los porcentajes que representan. En el trabajo de
Cornelius, lo que representa cada partido se calcula sobre el total de respuestas (los
que recibieron y no recibieron regalos).

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Tomen el regalo pero voten como quieran 145

Con respecto a la influencia que pueden tener las prácticas clien-


telares sobre la intención de voto, la mayoría de los entrevistados
(53 %) (Tabla 4) considera que ésta tiene una gran incidencia sobre la
decisión electoral. La percepción mayoritaria entre los mexicanos es
que el clientelismo genera una atadura entre el partido o candidato que
entrega el bien y quien lo recibe, una obligación recíproca. Los resul-
tados que arroja el último apartado de este capítulo van en la dirección
de esta afirmación; sin embargo, la percepción sobre la efectividad del
clientelismo en la opinión pública resulta magnificada (Romero,
2007).

TABLA 4. México En su opinión, ¿los regalos que ofrecen las candidatos


influyen o no influyen en la decisión electoral de los votantes?
Frecuencia %
Si 1534 53,0
No 1170 40,4
NS/NC 191 6,6
Total 2895 100,0

FUENTE: Elaboración propia a partir de la base de datos USAL-Colmex, 2009.

En sentido contrario, los trabajos etnográficos sobre la compra-


venta de votos parecen desmentir esta opinión mayoritaria. Por medio
de un trabajo de campo con entrevistas cualitativas realizadas a resi-
dentes de las áreas rurales de México a finales de 2000, Schedler
(2004) analiza cómo perciben y evalúan el clientelismo los residentes
de las áreas rurales mexicanas.14 Tosoni lo hace con los residentes de

14. Esta línea de investigación sobre el clientelismo en América Latina, de corte más
etnográfico, que examina su funcionamiento desde la perspectiva de los votantes que
participan del intercambio, fue recuperada por Auyero (1997) en su trabajo sobre la
relación clientelar que se establece entre los punteros peronistas y los ciudadanos de
una villa miseria del conurbano bonaerense argentino. Su investigación explica des-
criptivamente cómo funcionan estas redes.
En este sentido, el presupuesto del que parte el trabajo de Schedler (2004) es la
idea extendida en la literatura politológica de que las necesidades físicas de los pobres
y la pobreza fuerzan a los electores a intercambiar sus derechos políticos por favores
materiales. Su investigación, sin embargo, concluye afirmando que los ciudadanos re-
chazan el clientelismo, defienden su autonomía individual y demandan políticas uni-
versalistas y que, por lo tanto, la institución informal del clientelismo electoral sufre de

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 145 14/04/11 09:57


146 La democracia en México

una colonia popular de la ciudad de México, mediante el examen de


las condiciones sociales de las prácticas clientelares y las interpreta-
ciones elaboradas por los propios «clientes» y «mediadores» (Tosoni,
2007). Ambos autores advierten sobre las diferentes percepciones de
los actores en juego sobre las prácticas clientelares y las posiciones
que adoptan, resaltando en parte una lógica que consiste en aceptar los
regalos que ofrecen los políticos, aunque «a la hora de la elección el
voto es secreto» (Romero, 2007, p. 17).

El perfil del votante clientelar: las teorías explicativas y los


análisis

Los trabajos que analizan el perfil del votante clientelar en los países
latinoamericanos, es decir, que estudian en qué votantes deberían los
partidos invertir sus recursos para la compra de votos o cuál es la po-
blación más vulnerable a la compra de voto, se centran en examinar
principalmente dos cuestiones como explicaciones más plausibles al
intercambio clientelar. Estas dos cuestiones son: las características so-
cioeconómicas de los potenciales «clientes» y la intensidad de sus
preferencias político partidistas.
Gran parte de la literatura ha utilizado a las características so-
cioeconómicas de los ciudadanos como predictores de la intensidad de
las prácticas clientelares y el uso del patronazgo.15 Estas investigaciones
se centraron en analizar bajo qué condiciones operan estas transaccio-
nes en los diferentes sistemas políticos, confirmando «el hallazgo clási-
co acerca de la mayor penetración de estas redes en los sectores pobres
de la sociedad, para quienes los beneficios marginales obtenidos al en-
trar al pacto clientelar intercambiando la promesa de apoyo electoral
por bienes (relativamente «baratos» desde el punto de vista del patrón)
son mayores y más significativos» (Luna, 2007, p. 415). Tanto para el

una incongruencia estructural: el intercambio de votos es una práctica expandida pero


ilegítima.
15. Numerosas investigaciones, tanto teóricas como empíricas, han descrito al clien-
telismo en México como un fenómeno que afecta principalmente a grupos e individuos
que habitan en zonas rurales y en condiciones de pobreza y marginalidad (Aparicio,
2002; Durand, 1995; Gómez-Tagle, 2001).

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 146 14/04/11 09:57


Tomen el regalo pero voten como quieran 147

caso argentino (Brusco, Nazareno, y Stokes, 2005; Nazareno, Stokes, y


Brusco, 2006; Stokes, 2005) como para el caso mexicano (Magaloni,
Díaz-Cayeros, y Estévez, 2006), los autores señalan la existencia de es-
trategias de focalización del clientelismo hacia distritos en los que exis-
te un riesgo electoral moderado para el partido y en los que los votantes
volátiles de clase baja, generan una inversión exitosa.16
Estos estudios también encuentran evidencia empírica acerca de
una mayor probabilidad de focalización de intercambios clientelares
entre los residentes de poblaciones de reducido tamaño que entre
aquellos que viven en las grandes ciudades. Los trabajos de Brusco,
Nazareno y Stokes (2004) y Stokes (2005) ofrecen evidencia estadís-
tica de la relación entre la probabilidad de recibir bienes y servicios y
el tamaño de la población.17
Para la contienda presidencial en México de 2000, el trabajo de
Aparicio (2002), en el que aborda la magnitud de las acciones de mani-
pulación de voto mediante el análisis de los datos ofrecidos por la «En-
cuesta Nacional sobre la Compra y Coacción de Voto», muestra que la
población más vulnerable a estas prácticas es la que reside en zonas ru-
rales, en zonas urbanas electoralmente competidas y en regiones donde
predominan elevados niveles de analfabetismo y de pobreza extrema.
Aparicio y Hernández Corrochano (2005), en un trabajo
posterior,18 profundizan en el modelo explicativo, examinando más

16. Otras investigaciones se centraron en los gobiernos como actores fundamentales


del clientelismo, especialmente ligados a la utilización de programas sociales como
moneda de cambio y otro conjunto de trabajos observaron el fenómeno desde diferen-
tes perspectivas. Bajo el paraguas de una nueva categoría, partido popular de masas,
Levitsky (2003) explica cómo el peronismo argentino durante la época menemista uti-
lizó al clientelismo como mecanismo articulador en relación a las clases bajas despla-
zando al componente sindical en las bases de apoyo tradicionales y consiguiendo, así,
no perder apoyo electoral. El cambio de estrategia estuvo sustentado en una mayor
redistribución mediante empleo público y la distribución focalizada de bienes cliente-
lares. Un estudio bastante similar puede encontrarse en Hansen, Hawkins y Seawright
(2004), para el caso del chavismo venezolano, y una perspectiva novedosa en la des-
cripción de Roberts (1995, 2006) sobre las diferentes «formas» que adquiere el popu-
lismo en casos como el fujimorismo y el chavismo en oposición a las vertientes corpo-
rativas de los regímenes nacional-populares (y entre ellos como consecuencia de las
condiciones estructurales e institucionales).
17. La explicación de estos autores a la relación encontrada se apoya en el argumen-
to de que «los esfuerzos de los partidos para monitorizar a los votantes son más efecti-
vos en comunidades pequeñas, porque las relaciones sociales son multifacéticas en
estas comunidades y los partidos tienen más facilidad para seguirle la pista a la gente».
18. Este trabajo utiliza la misma encuesta que Aparicio (2002).

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148 La democracia en México

factores que favorecen las relaciones clientelares. De la variables so-


cioeconómicas utilizadas, estos autores encuentran que: «la pobreza
aparece como el principal factor determinante de la exposición a redes
de tipo clientelar; […] la escolaridad es también un factor determinante
en tanto que a medida que aumenta se reduce sensiblemente el cliente-
lismo electoral; […] los adultos mayores tienen las menores probabili-
dades de ser afectados por relaciones clientelares [y] el clientelismo es
más frecuente en población que se encuentra en edades laborales, en
particular entre quienes tienen 40 a 45 años; […] las zonas rurales y
urbanas no muestran niveles diferenciados en cuanto a la compra y
coacción del voto» (ni tampoco resulta significativo el género).19 La
originalidad en este trabajo radica en la introducción de otros factores,
que también son significativos en el estudio: la participación social o
política y el grado de competencia electoral de los distritos. Según este
estudio, conforme los ciudadanos participan en un mayor número de
organizaciones aumenta de forma sensible la posibilidad de experi-
mentar un vínculo clientelar. Y, la competitividad del distrito electoral,
como indicador de la posible asociación con el voto cautivo, muestra
que los actores políticos tienden a favorecer el voto clientelar en aque-
llos lugares en los que existe un mayor grado de pluralidad política
(Aparicio y Hernández Corrochano, 2005, p. 387).
Esta última cuestión enlaza con la segunda tesis más utilizada
en la literatura empírica sobre el uso del clientelismo y el patronazgo
por parte de los partidos y los políticos en América Latina, que lo ha
explicado sobre la base de la lealtad de voto. Ello ha dado lugar a dos
tesis contrapuestas: a) la marginal, en la que los recursos se orientan
hacia los votantes menos decididos o los distritos donde el margen de
victoria o derrota es pequeño y b) la leal, en la que los recursos se
orientan hacia los votantes más fieles al partido y a los distritos en los
que se ganó por un amplio margen (Nazareno et al., 2006).
En la tesis del votante leal, los partidos que compran votos mo-
vilizan el apoyo electoral recompensando a los votantes fieles, a aque-
llos que están inclinados a apoyarlos de cualquier manera (hipótesis
del votante leal). Contrariamente, en la tesis del votante marginal, los
partidos canalizan sus pagos preferentemente hacia aquellos votantes

19. El trabajo de Aparicio y Hernández Corrochano (2005) también incluye la varia-


ble programas sociales, que resulta significativa en el análisis.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 148 14/04/11 09:57


Tomen el regalo pero voten como quieran 149

que son indiferentes entre apoyar a ese partido o apoyar a su oponente


(hipótesis del votante marginal).
Stokes (2003, 2005), Brusco, Nazareno y Stokes (2004, 2005) y
Nazareno, Stokes y Brusco (2006) analizan cuál es el tipo de votante
(target) en el que los partidos políticos deberían focalizar sus estrategias
de compra de votos, examinando el caso argentino y a aplicando mode-
los de teoría de juegos. Resumiendo sus hallazgos de forma simplifica-
da, estos autores afirman que los partidos pueden ejercer influencia en
el voto individual de forma más exitosa si se centran en los votantes que
están débilmente predispuestos a votar a su favor (y no en los votantes
leales y los opositores). Los hallazgos relacionados con esta hipótesis
van en una dirección opuesta a la tesis de Cox y McCubbins (1986) que
asume que es más probable que los políticos inviertan los recursos pú-
blicos disponibles en votantes leales a sus partidos.20

Hacia una explicación del clientelismo en las elecciones de 2006

Con el objetivo de poner a prueba las teorías antes mencionadas, se ha


procedido a realizar un análisis estadístico utilizando los datos de la
citada encuesta para las elecciones presidenciales del 2006 en México.
La finalidad, como se señaló al comienzo del capítulo, es comprender,
por un lado, si existió un perfil sociopolítico que aumentó la probabi-
lidad de ser «tentado» por parte de los partidos políticos mexicanos en
las elecciones de 2006. Además, se analiza si ese perfil se ha manteni-
do estable en el tiempo tomando como base los estudios, anteriormen-
te citados, llevados a cabo para las elecciones presidenciales de 2000.

20. En esta línea están los estudios que analizan la manipulación de los programas
sociales contra la pobreza. Con el acento puesto en la estructuración y el funciona-
miento de redes clientelares y utilizando como base la puesta en marcha de programas
sociales focalizados por parte de gobiernos neoliberales, los estudios politológicos re-
cuperaron esta variable como explicación. Lo hicieron para analizar el caso de PRO-
NASOL en México (Magaloni et al., 2006; Magaloni, Estévez, y Diaz-Cayeros, 2000);
para los programas de asistencia social en Argentina (Calvo y Murillo, 2004; Gibson y
Calvo, 2001; Nazareno et al., 2006); las campañas de asistencialismo organizadas bajo
el gobierno de Fujimori en Perú (Schady, 2000) o las redes de apoyo social articuladas
por Hugo Chávez en Venezuela en torno a los Círculos Bolivarianos (Hansen et al.,
2004; Hawkins y Rosas, 2006; Hawkins, Rosas, y Johnson, 2006; Rosas, 2006).

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 149 14/04/11 09:57


150 La democracia en México

La variable dependiente del análisis es dicotómica. Indica la


ocurrencia (1) o no (0) de un determinado suceso; en este caso, el
ofrecimiento, o no, por parte de los candidatos o de los partidos a
los ciudadanos de regalos a cambio del voto, que ha sido definida
en este estudio como tentación. 21 A través de diferentes modelos
de regresión logística binomial se contrasta el efecto de cuatro
grupos de variables independientes. Éstas han sido reunidas si-
guiendo los distintos argumentos teóricos utilizados en la explica-
ción de las prácticas clientelares mencionados anteriormente (ta-
bla 5), a los cuales se han unido factores que tienen que ver con la
democratización de los estados y con la actitud ciudadana hacia la
corrupción.

TABLA 5. Variables independientes


Socioeconómicas
Preguntas del cuestionario
Género Hombre/Mujer
Estudios ¿Hasta qué año escolar estudió Usted? 1-ningu-
no; 2-primaria incompleta; 3-primaria completa;
4-secundaria incompleta; 5-secundaria completa;
6-carrera técnica; 7-preparatoria, 8-universidad y
más. Recodificada: 1: ninguno; 2-3: primaria;
4-5: secundaria, 6 y mas: universitaria.
Empleo ¿Tiene empleo actualmente? Si/No
Habitat Lugar de residencia. 1-urbano; 2-mixto, 3-rural.
Recodificada: 1:urbano; 2-3: rural.
Edad ¿Qué edad tiene? Recodificada: 1: 18/19; 2:
20/29; 3: 30/39; 4: 40/49; 5: 50/59; 6: 60 y más.
Ingresos Sumando todas las personas que trabajan en su
casa ¿cuál es el ingreso mensual de este hogar?
0-1.460; 1.461-4.380; 4.381-7.301; 7.302-
10.221; 10.222-14.601; 14.602 y más.

21. La hemos denominado así porque la entrega de regalos está pensada como una
estrategia de tentación para que quien la recibe vote por quien la entrega.

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Tomen el regalo pero voten como quieran 151

Participación sociopolítica organizada


Sindicatos Por favor, dígame si Usted es un miembro activo,
es miembro inactivo, pertenecía anteriormente o
nunca a pertenecido a un sindicato.
Organizaciones religiosas Por favor, dígame si Usted es un miembro activo,
es miembro inactivo, pertenecía anteriormente o
nunca a pertenecido a una organización religiosa.
Asociaciones de Por favor, dígame si Usted es un miembro activo, es
beneficencia miembro inactivo, pertenecía anteriormente o nun-
ca a pertenecido a una asociación de beneficencia.
Partido político Por favor, dígame si Usted es un miembro activo,
es miembro inactivo, pertenecía anteriormente o
nunca a pertenecido a un partido político.
Voluntariado ¿Usted realiza algún tipo de trabajo voluntario?
Intensidad de las Preferencias político partidistas
Identificación partidistas Independientemente del partido por el que Usted
piensa votar ¿Usted normalmente se considera:
1-muy panista, 2-algo panista, 3-muy priísta, 4-algo
priísta, 5-muy perredista, 6-algo perredista? Reco-
dificada: 1-2: panista; 3-4: priísta: 5-6: perredista.
Lealtad partidista ¿Cuál de las siguientes frases se acerca más a su
manera de actuar? 1-siempre voto por el mismo
partido; 2-casi siempre voto por el mismo parti-
do; 3- a veces voto por el mismo partido; 4-casi
nunca voto por el mismo partido. Recodificada:
1-2: voto por el mismo partido; 3-4: no voto
siempre por el mismo partido.
Democratización y Corrupción
Democratización de los Índice de Democratización de los estados mexi-
estados canos. Muy Baja, Baja, Media, Alta, Muy Alta.1
Corrupción ¿Usted estaría dispuesto a dar dinero (mordida)
para ahorrar tiempo en un trámite de gobierno?

FUENTE: elaboración propia.

1. Véase el capítulo «Democracia en los estado mexicanos: un análisis subnacional»,


en este volumen.

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152 La democracia en México

TABLA 6. Modelos de regresión logística de la probabilidad de ser tentado


mediante la recepción de bienes materiales
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4

B Exp(B) B Exp(B) B Exp(B) B Exp(B)

Genero 0,262* 1,300 0,287* 1,333 0,125 1,133 0,091 1,095


Estudios (categoría de referen-
cia sin estudios universitarios)
Sin estudios –0,454* 0,635 –0,457* 0,633 –0,596* 0,551 –0,553 0,575
Estudios primarios –0,082 0,921 –0,044 0,957 –0,306 0,736 –0,285 0,752
Estudios secundarios –0,005 0,995 –0,010 0,990 –0,208 0,812 –0,202 0,817
Empleo 0,040 1,041 0,032 0,969 0,182 1,200 0,254 1,289
Habitat –0,173 0,841 0,195 0,823 0,039 1,040 –0,102 0,903
Edad (categoría de referencia
> 59)
Entre 18 y 19 –1,148*** 0,317 –1,054** 0,349 –0,842 0,431 –0,803 0,448
Entre 20 y 29 –0,212 0,809 –0,110 0,896 –0,250 0,779 –0,327 0,721
Entre 30 y 39 –0,206 0,814 –0,199 0,819 –0,377 0,686 –0,398 0,671
Entre 40 y 49 –0,465 0,628 –0,345 0,708 –0,277 0,758 –0,366 0,693
Entre 50 y 59 0,059 1,061 0,151 1,163 –0,164 0,849 –0,129 0,879
Ingresos del hogar (categoría
de referencia > 14. 601 pesos)
0-1.460 –1,120 0,326 –1,179 0,308 –1,455 0,233 –1,572 0,208
1.460-4.380 –0,567 0,567 –0,619 0,538 –0,644 0,525 –0,730 0,482
4.381-7.301 –0,579 0,561 –0,622 0,537 –0,801 0,449 –0,895 0,409
7.302-10.221 –0,668 0,513 –0,811 0,444 –0,943 0,389 –1,068 0,344
10.222-14.601 –0,231 0,793 –0,183 0,833 0,338 0,713 –0,563 0,569
Pertenencia a sindicato (Cate-
goría de referencia Miembro
activo)
Nunca ha pertenecido 0,451 1,570 0,928* 2,530 0,861 2,367
Pertenecía anteriormente 1,021** 2,777 1,432** 4,189 1,125* 3,080
Miembro inactivo 0,445 1,561 0,905 2,471 0,754 2,125
Pertenencia a Partido Político
(Categoría de referencia
Miembro activo)
Nunca ha pertenecido –0,629* 0,533 –0,583 0,558 –0,432 0,649
Pertenecía anteriormente –0,584 0,558 –0,633 0,531 –0,539 0,583
Miembro inactivo –0,084 0,919 –0,349 0,705 –0,424 0,654
Pertenencia a organización re-
ligiosa (Categoría de referen-
cia Miembro activo)
Nunca ha pertenecido 0,016 1,016 –0,233 0,792 –0,392 0,676
Pertenecía anteriormente –0,108 0,898 –0,501 0,606 –0,751 0,472
Miembro inactivo 0,319 1,375 0,206 1,229 0,115 1,122

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Tomen el regalo pero voten como quieran 153

TABLA 6. Continuación
Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 Modelo 4

B Exp(B) B Exp(B) B Exp(B) B Exp(B)

Pertenencia a organización de
beneficiencia (Categoría de re-
ferencia Miembro activo)
Nunca ha pertenecido –0,935** 0,393 –0,910* 0,402 –0,719 0,487
Pertenecía anteriormente –1,393*** 0,248 –2,249*** 0,105 –1,878** 0,153
Miembro inactivo –1,807*** 0,164 –1,613 0,199 –1,019 0,361
Voluntariado –0,384* 0,681 –0,425 0,654 –0,233 0,792
Identificación partidista (cate-
goría de referencia ident. PRD)
Identificación PAN –0,432* 0,649 –0,358 0,699
Identificación PRI –0,086 0,918 –0,144 0,866
Lealtad de voto –0,245 0,783 –0,287 0,751
Corrupción 0,891*** 2,437
Democratización (Categoría de
referencia muy alta)
Muy Baja –0,112 0,894
Baja 0,294 1,342
Media 0,132 1,141
Alta 0,649** 1,914
Constant –1,228 0,160 0,530 1,699 0,091 1,095
N 2523 2399 1366 1169
R Nagelkerke 0,030 0,055 0,075 0,11
2 LL 1700,328 162,421 941,029 801,163

FUENTE: Elaboración propia.


* p ≤ 0,1
** p ≤ 0,05
*** p ≤ 0,01

Como anteriormente se mencionó, la literatura sobre el cliente-


lismo sugiere que determinados atributos personales ligados a cuestio-
nes sociodemográficas aumentan la probabilidad de los individuos de
ser tentados por parte de los partidos políticos. La tabla 6, en su se-
gunda columna, muestra el modelo logístico resultante para este tipo
de variables que incluye el género, el nivel de estudios, la situación
sociolaboral, el hábitat, la edad y la cantidad de ingresos del hogar. El
análisis muestra dos factores que disminuyen la probabilidad de ser
tentado. El primero es el hecho de enfrentarse a un proceso electoral
por vez primera, resultado que contradice la relación aparecida en el

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 153 14/04/11 09:57


154 La democracia en México

trabajo de Aparicio y Corrochano (2005).22 El segundo factor que dis-


minuye la probabilidad de recibir regalos es carecer de estudios, que
apoya las evidencias encontradas por Cornelius (2002).
Entre los factores sociodemográficos que aumentan la probabili-
dad de la tentación, está el género. Los resultados muestran un aumen-
to de la probabilidad de ser tentado con regalos entre la población fe-
menina. Otro factor que incide y que corrobora los hallazgos
encontrados por Cornelius (2002) es el hecho de que los mexicanos
más tentados son aquellos que están en edad laboral. En este caso,
concretamente los que tienen una edad comprendida entre los 50 y 59
años. Aunque es necesario matizar que si bien el signo del coeficiente
de regresión evidencia esta relación no tiene una gran fuerza significa-
tiva en términos estadísticos.
Llama la atención que un nivel de ingresos bajo o la residencia
en poblaciones rurales no incrementaron la probabilidad de que el par-
tido ofreciera a los individuos regalos a cambio del voto ya que estos
son tradicionales indicadores teóricos manejados para explicar el
clientelismo. Ello, unido al hecho de que las cuestiones sociodemo-
gráficas pierden fuerza cuando se introducen nuevos factores en el
modelo, hacen reflexionar en torno a la necesidad de buscar otros fac-
tores explicativos de las prácticas clientelares.
De este modo, con la inclusión de las características de partici-
pación sociopolítica organizada de los individuos, se observan algu-
nos datos interesantes que ayudan a ahondar más en el perfil de los
mexicanos tentados en las pasadas elecciones presidenciales. Así se
observa que la participación en sindicatos aparece relacionada de for-
ma significativa con el incremento de la probabilidad de aceptación
de regalos por parte de los electores. Por su parte, la tentación dismi-
nuyó entre los ciudadanos que nunca han pertenecido a ningún parti-
do político y que no son miembros activos de organizaciones de be-
neficencia.
Al contrario que los factores sociodemográficos, que pierden
fuerza como predictores en el análisis al introducir otras variables, la
participación política se mantiene robusta a la hora de explicar la pro-
babilidad de ser tentado aún añadiendo en el análisis otro tipo de fac-
tores como los relacionados con la intensidad de las preferencias polí-

22. En ese trabajo son los adultos mayores los que tienen más probabilidades.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 154 14/04/11 09:57


Tomen el regalo pero voten como quieran 155

tico partidistas, la democratización regional y la actitud hacia la


corrupción. Este hecho abre un camino en la exploración del cliente-
lismo electoral en el país y manifiesta una tendencia ya señalada por
Aparicio y Corrochano (2005) para las elecciones de 2000.
Otro de los resultados evidenciado en el análisis es el hecho de
que la lealtad y la identificación partidista tampoco parecen ser buenos
predictores de la tentación clientelar en las pasadas elecciones presi-
denciales de 2006 (modelo 3). De modo que ser un votante leal o un
votante marginal no influyó en la probabilidad de recibir un regalo.23
La última columna de la tabla 6 contiene el modelo completo en
el que se han incluido todos los factores explicativos considerados.
Cabe resaltar el gran peso que tiene la actitud hacia la corrupción
como elemento de la cultura política que discrimina claramente a los
electores mexicanos. De modo que la probabilidad de que un elector
sea tentado teniendo una actitud favorable hacia la corrupción se in-
crementa en 2,43 puntos frente a los que no la tienen si mantuviéra-
mos el resto de los factores constantes.
En relación a la variable democratización cabe hacer algunos co-
mentarios. Ésta fue incluida como variable novedosa en el modelo y si
bien la mayoría de sus categorías no logran predecir el clientelismo elec-
toral sí lo hace la categoría alta democratización, pero en un sentido in-
verso al esperado. Su incorporación partía de la hipótesis de que en los
estados más democráticos sería menos probable que los ciudadanos estu-
vieran sujetos a las lógicas clientelares. O dicho de otra manera, que la
situación de baja democratización en la que se encuentran gran parte de
los estados (como Chiapas, Guerrero, Quintana Roo, Nayarit o Oaxaca)
presentara escenarios de entrega intensa de regalos para conseguir votos.
La falta de control de los políticos, la presencia de sistemas menos com-
petitivos en cuanto al número de actores, la mayor frecuencia de atenta-
dos a derechos y libertades individuales, por nombrar algunas de las ba-
rreras al libre desarrollo de las poliarquías, podrían ser abono para que el
clientelismo presentara en estos territorios signos más profundos.
Sin embargo, ello no ha sido así. Los ciudadanos que habitan en
regiones de alta democratización fueron los que más probabilidades

23. Si bien se observa entre los simpatizantes del PAN una menor probabilidad de
haber recibido regalos a cambio de su voto esta relación deja de ser significativa, aun-
que mantiene su signo, con la inclusión de todas las variables.

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156 La democracia en México

mostraron de verse inmersos en intentos de compra de voto mediante


la entrega de bienes materiales. En futuros trabajos será necesario pro-
fundizar en esta relación para comprobar si verdaderamente los es-
fuerzos por incrementar la calidad de la democracia subnacional pue-
den servir para explicar el tipo de estrategias que despliegan los
partidos en sus relaciones con los electores.

Efectividad en la compra del voto

Con el objetivo de comprobar qué tan efectivas son las entregas de bie-
nes durante las campañas electorales, mediante una regresión multino-
mial, se puso a prueba la influencia que éstas prácticas ejercen sobre la
probabilidad de votar al candidato que la entregó. La variable dependien-
te aquí es el partido al que votó (recogida en la pregunta del cuestionario,
a quién votó en las pasadas elecciones de 2006)24 y el universo que se
analiza son los ciudadanos que confesaron haber recibido regalos.
Para el caso de México durante las elecciones de 2000, Corne-
lius (2002) creó un perfil de personas con más probabilidades de ser
compradas o coaccionadas (es decir, de votar por el partido que lo
hizo). Ellas fueron las mayores de 50 años, principalmente varones,
con educación media (educación completa o algún tipo de educación
secundaria pre-universitaria), bajos ingresos y habitantes de ciudad.25
A este modelo le incorporó, como variable explicativa, la recepción de
regalos y halló que el candidato que más réditos obtuvo de esta prácti-
ca fue Vicente Fox, del PAN, seguido de Cuauhtémoc Cárdenas, del
PRD, y el que menos, Francisco Labastida, del PRI.
Con el siguiente análisis estadístico no buscamos definir el perfil
de los votantes de cada partido sino simplemente comprobar si ha influi-

24. Las respuestas fueron recodificadas y sólo se mantuvieron las opciones: «Felipe
Calderón del PAN», «Roberto Madrazo de la Alianza por México –PRI-PVEM»; «An-
drés Manuel López Obrador de la Coalición por el Bien de Todos –PRD-PT-Convergen-
cia». Fueron excluidas las opciones: «Roberto Campa de Nueva Alianza», «Patricia Mer-
cado de Alternativa Socialdemócrata y Campesina», «anulado», «no votó», «NS/NC».
25. El perfil de votante clientelar en el trabajo de Cornelius se construyó con infor-
mación extraída de la consulta Mitoksky de salida y el Estudio México Panel 2000
(entrevistas de la cuarta secuencia).

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Tomen el regalo pero voten como quieran 157

do o no la entrega de regalos en el voto de los mexicanos. Por ello, las


variables sociodemográficas sólo funcionan como factores de control.

TABLA 7. Regresión multinomial. Influencia de los regalos en


la decisión de voto
PAN vs PRD PRI vs PRD
(voto por Felipe Calderón (Voto por Roberto Madrazo
vs Manuel López frente a vs Manuel López
Obrador) Obrador)
B Exp(B) B Exp(B)
Intercept 17,474
Género –0,277 0,758 –0,422 0,656
Sin estudios –0,288 0,750 –0,678 0,508
Estudios primarios –2,287** 0,102 –0,694 0,499
Estudios secundarios –0,981 0,375 –0,858 0,424
Empleo 0,811 2,251 0,232 1,261
Habitat –1,207* 0,299 0,106 1,112
Entre 18 y 19 0,947 2,578 16,234 1,123
Entre 20 y 29 1,177 3,244 –0,025 0,975
Entre 30 y 39 0,356 1,428 –0,403 0,668
Entre 40 y 49 0,582 1,790 –1,528 0,217
Entre 50 y 59 2,474 11,873 0,861 2,365
Regalo PAN 1,729** 5,634 1,646 5,188
Regalo PRI 0,910 2,485 2,900*** 18,174
0-1.460 –16,529 6,633 0,087 1,091
1.460-4.380 –17,799 1,861 –0,838 0,433
4.381-7.301 –18,382 1,039 –1,545 0,213
7.302-10.221 –17,320 3,005 0,394 1,483
10.222-14.601 –19,661 2,893 –3,593 0,028
R Nagelkerke 0,404
2 LL Intersección 307,566
Final 240,188
NOTA: Categoría de referencia voto por PRD
* p ≤ 0,1
** p ≤ 0,05
*** p ≤ 0,01

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158 La democracia en México

Los resultados avalan que la percepción de los ciudadanos acer-


ca de que los regalos influyen en el voto no es equivocada. Las prácti-
cas clientelares siguen siendo efectivas para los actores políticos
mexicanos. Para todos los partidos, la entrega de regalos incrementó
la probabilidad de ser votados. Las dos organizaciones partidistas que
más se beneficiaron del intercambio fueron el PRI, que como ha sido
mostrado en el capítulo fue el partido que más tentó, y el PAN. El in-
cremento es realmente notable en el caso del PRI ya que la probabili-
dad de haber votado a Madrazo frente al candidato del PRD aumenta
en 18,174 puntos entre aquellos electores que recibieron un regalo del
partido si se mantienen el resto de los factores constantes. Este incre-
mento, aunque menor, también es notablemente significativo en el
caso del PAN. Así la probabilidad de haber emitido un voto en favor
de Felipe Calderón, frente a haberlo emitido por Manuel López Obra-
dor, cuando se ha recibido un regalo del PAN aumenta en 5,634 veces.

Conclusiones

Este capítulo ha indagado en el terreno poco estudiado empíricamente


del clientelismo electoral en México. Su pretensión ha sido contribuir
a los estudios sobre esta temática en general y, más específicamente,
encontrar el perfil de los ciudadanos mexicanos que se vieron tentados
por prácticas clientelares en las pasadas elecciones presidenciales de
2006 así como comprobar si esta práctica resultó efectiva para los par-
tidos políticos del país.
Comparada con la magnitud del fenómeno en la anterior elec-
ción presidencial (la del año 2000), es posible afirmar que en la elec-
ción presidencial de 2006 no parecen haber mermado los porcentajes
de entrega de bienes a cambio de apoyos políticos. Los candidatos y
sus partidos políticos siguen invirtiendo recursos y utilizando esta es-
trategia para captar nuevos votantes (o no perder a los leales) y para
mantener feudos; todo ello a pesar de los notables progresos en térmi-
nos de competitividad y limpieza que se ha registrado en las eleccio-
nes después de las reformas.
El PRI continúa a la cabeza en el desarrollo de esta práctica. Sin
embargo, a medida que el sistema ha registrado más pluralidad políti-

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Tomen el regalo pero voten como quieran 159

ca, tanto el PAN como el PRD (y otros partidos menores), han canali-
zado fondos y adaptado sus comportamientos en esta arena, fragmen-
tando parcialmente un campo en el que antes el PRI era un jugador
casi monopólico.
Del análisis sobre el perfil del votante clientelar llevado a cabo
se pueden extraer varias conclusiones. En primer lugar se ha constata-
do la estabilidad de algunas tendencias encontradas por estudios ante-
riores en cuanto al perfil sociodemográfico de los ciudadanos que
mantienen relaciones clientelares con los partidos políticos. Como el
hecho de que está práctica no está asociada con un nivel bajo de estu-
dios y que esté más afianzada entre los ciudadanos de más edad que
entre los jóvenes votantes.
No obstante, las variables sociodemográficas no parecen ser las
más relevantes para explicar la dimensión de la tentación. Así lo evi-
dencian la ausencia de relación con factores tradicionalmente señala-
dos como influyentes en los vínculos clientelares como el nivel de
ingresos o el hábitat de residencia y su pérdida de fuerza cuando se
exploran otros modelos teóricos explicativos. Según los datos analiza-
dos, hoy el clientelismo no diferencia a “sus clientes” por la zona en la
que residen, lo cual evidencia una expansión hacia los espacios urba-
nos, tradicionalmente menos expuestos a esta práctica. Lo mismo su-
cede con el nivel de ingresos, cuya incapacidad de segmentación co-
rrobora una dispersión hacia otros sectores socioeconómicos.
Tampoco otros factores utilizados ampliamente en la literatura
para explicar el clientelismo como son la lealtad y la identificación
partidista parecieron haber incidido en las elecciones presidenciales
de 2006. Las estrategias de intento de compra de voto en esta contien-
da estuvieron diversificadas y fueron equilibradas entre votantes lea-
les y marginales.
En segundo lugar, en cuanto a las variables relacionadas con la
participación sociopolítica organizada, el estudio ha revelado cuestio-
nes importantes sobre las que debe indagarse con mayor profundidad
para entender el fenómeno del clientelismo electoral. Así, se ha apre-
ciado que la participación activa en asociaciones de beneficencia o
sindicales incrementan la probabilidad de haber recibido regalos a
cambio del voto. Esto hace necesario un análisis acerca de la forma en
que los distintos tipos de asociaciones participativas canalizan sus de-
mandas e intercambios con los partidos políticos y con los candidatos

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160 La democracia en México

y una mirada focalizada en la actividad de los actores que funcionan


como intermediarios en las redes clientelares.
Una cuarta conclusión está relacionada con la importancia que
tiene la cultura política en el clientelismo electoral. Concretamente, se
evidenció que la variable con más fuerza para discriminar la tentación
es la actitud favorable a la corrupción. No es de extrañar, ya que mu-
chos estudios han utilizado esta variable como proxy del clientelismo.
Sin embargo, es sumamente interesante porque apoya las tesis sobre la
fuerte imbricación de las redes clientelares con la corrupción política
y abre la indagación hacia el terreno de los factores culturales como
potenciales explicaciones añadidas al clientelismo.
Por último, el análisis puso en evidencia que para los partidos el
ofrecimiento de regalos a cambio del voto sigue siendo una práctica
efectiva. Así lo demuestra el hecho de que la probabilidad de votar a
un partido político sea mayor entre los electores que recibieron rega-
los del mismo que entre los que no lo recibieron. En este sentido, la
prédica del expresidente del IFE que da título a este capítulo “tomen
el regalo, pero voten como quieran”, parece no haber funcionado al
menos para la elección presidencial de 2006.

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DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 162 14/04/11 09:57


6.
Satisfacción con el funcionamiento de la democracia.
Diferencias estatales en México

Araceli Mateos Díaz

El análisis del desarrollo de la democracia a nivel estatal o subnacio-


nal en México permite identificar la gran diversidad interna existente
en el país en términos de competitividad y representatividad político-
electoral, así como de derechos civiles. El Índice Comparativo de De-
mocracia Local (ICDL), utilizando datos a nivel agregado, muestra
como de los 32 estados mexicanos Chiapas se sitúa en el extremo de
los que cuentan con menor democracia local y Guanajuato en el extre-
mo opuesto con el mayor grado de democracia local.1 Sin embargo,
además de la información que proporcionan los datos agregados, para
tener una visión más completa de este proceso, resulta útil conocer si
las opiniones y actitudes de los ciudadanos respecto al proceso demo-
crático mantienen o no coherencia con los datos agregados. Por ello,
este capítulo pretende, en primer lugar, comprobar si la variabilidad
encontrada a nivel agregado en los cinco estados sobre-representados
en este proyecto (Guanajuato, Guerrero, Estado de México, Mi-
choacán y Veracruz) es similar cuando se utilizan datos individuales.
En concreto, la aproximación se realiza a través de una variable Proxy
de democratización: el grado de satisfacción con el funcionamiento de
la democracia. El segundo objetivo de este capítulo es focalizar la
atención en la relación de esta variable Proxy con algunos indicadores

1. El Índice Comparativo de Democracia Local (ICDL) se basa en el trabajo de Her-


nández Valdez (2000) y se ha elaborado dentro del proyecto de investigación «El pro-
ceso de democratización y calidad de la democracia local / estatal en México», dirigi-
do por Salvador Martí y Reynaldo Ortega, financiado por la Agencia Española de
Cooperación Internacional —AECI— D/010097/07; proyecto en el que se enmarcan
los resultados obtenidos en este capítulo.

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164 La democracia en México

relativos a eficacia política interna y eficacia política externa, útiles


para medir a nivel individual las dos dimensiones del índice de demo-
cracia local: representatividad político electoral y derechos civiles.

Satisfacción con el funcionamiento de la democracia

La satisfacción de los ciudadanos con el funcionamiento de la demo-


cracia ha sido utilizada en numerosos trabajos como un indicador, e
incluso como una variable proxy, de otros conceptos como el de legi-
timidad democrática, democratización, apoyo político o consolidación
democrática. Tanto la legitimidad democrática como la consolidación
democrática requieren de cierto apoyo por parte de los ciudadanos a
los principios o elementos básicos del régimen (regime principles). Se
trata de un apoyo a la democracia en tanto que régimen ideal y como
un régimen preferible frente a otros posibles. Sin embargo, también es
habitual que estos conceptos contemplen el apoyo de los ciudadanos
al sistema a través de la evaluación del funcionamiento de la democra-
cia en la práctica (regime performance). La capacidad del sistema po-
lítico democrático para proporcionar o responder mediante políticas
públicas o decisiones políticas a las demandas e intereses de los ciuda-
danos, repercutirá por tanto en la legitimidad y calidad del propio sis-
tema.
Por otra parte, el apoyo político o el apoyo democrático incluye,
según Norris (1999) las actitudes de los ciudadanos hacia una serie
más amplia de objetos políticos, y no sólo los outputs del sistema: la
comunidad política o el vínculo de los ciudadanos con la comunidad
política, las actitudes hacia las instituciones políticas del régimen y el
apoyo específico hacia los actores y los representantes políticos.
Junto al uso de este concepto o indicador, otra serie de análisis se
centran en su validez para medir el largo o corto plazo. La satisfacción
(o insatisfacción) con el desempeño de la democracia y sus compo-
nentes, entre ellos la evaluación coyuntural de actores o instituciones
políticas en un momento concreto del tiempo, permite hablar de dicha
satisfacción como un «indicador de corto plazo». De esta manera, la
satisfacción con el funcionamiento de la democracia estaría más aso-
ciada a las evaluaciones específicas y reflexivas de los ciudadanos

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Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 165

sobre el quehacer de cada uno de estos elementos. La presencia de


insatisfacción en una determinada comunidad política reflejaría un
descontento o insatisfacción coyuntural hacia la forma de actuar o
funcionar.
Sin embargo, la satisfacción (o insatisfacción) con el funciona-
miento de la democracia puede constituir también un «indicador de
largo plazo» cuando las referencias valorativas no estén tan conecta-
das con la realidad coyuntural, sino con elementos actitudinales inte-
riorizados por la opinión pública, más próximos al sistema de creen-
cias políticas. En este caso, la insatisfacción prolongada a lo largo del
tiempo mostraría lo que Torcal (2006) ha denominado desafección
institucional.
Las explicaciones del mayor o menor grado de satisfacción con
el funcionamiento de la democracia pueden ser analizadas en función
de la consideración de este indicador como válido para medir una ac-
titud en el corto o largo plazo. Para Aarts y Thomasen (2008, p. 8) la
variabilidad en el grado de satisfacción con el funcionamiento de la
democracia tiene una cadena causal que se inicia en elementos institu-
cionales como el sistema electoral. Según estos autores la percepción
sobre el régimen político democrático es el resultado de la relación
entre tres tipos de variables: el tipo de sistema electoral, la percepción
de rendición de cuentas y la percepción sobre la representatividad del
sistema y sus actores.
La relación entre una alta o baja valoración de la representación
política y la alta o baja rendición de cuentas, mantiene una vincula-
ción concreta con el grado de satisfacción con el funcionamiento de la
democracia en países con diferentes sistemas electorales. Algunas de
las conclusiones obtenidas por estos autores con datos comparados
muestran a su vez que el grado de satisfacción está influido positiva-
mente por la percepción de accountability en los sistemas electorales
proporcionales más que por la percepción de representación.
Estos resultados no hacen más que dejar constancia de que la
relación entre cualquier proceso democrático y los ciudadanos es di-
námica. De hecho, el desempeño del sistema político puede alterar a
lo largo del tiempo la imagen ideal que los ciudadanos tienen de su
régimen político preferido. Cualquier proceso electoral, así como los
resultados post-electorales del mismo, pueden condicionar el grado de
satisfacción con el funcionamiento de la democracia. Anderson y Gui-

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166 La democracia en México

llory (1997) demostraron que existía una relación entre las preferen-
cias políticas de los ciudadanos y su grado de satisfacción con la de-
mocracia. Aquellas personas cuyo partido político (al que se sienten
cercanos o por el que han votado) haya ganado las elecciones se
muestran más satisfechas que aquellos denominados «perdedores» del
proceso electoral.2
Nadeau et al. (2000), en una investigación realizada en Canadá,
descubrieron como un porcentaje importante de personas que se ha-
bían declarado satisfechas antes del proceso electoral, se convirtieron
en insatisfechas después de las elecciones, y esto tenía que ver con el
partido político al que habían votado, y los resultados obtenidos por
éste. Es lo mismo que reflejan otros autores (Montero et al., 1997) al
sostener que este concepto de satisfacción muestra simultáneamente
tanto la evaluación del régimen político como la evaluación del go-
bierno o del partido que esté en ese momento en el poder.
La calidad de las instituciones políticas (tanto formales como in-
formales) también ha sido considerada como variable explicativa de la
(in)satisfacción con la democracia. Wagner et. al. (2006) sostienen
que las instituciones que promueven la participación política, y pro-
porcionan buenos servicios públicos incrementa el grado de satisfac-
ción de los ciudadanos. Sin embargo, estos autores ponen de manifies-
to la dificultad de identificar una única, o un conjunto, de instituciones
que capturen el concepto «instituciones de alta calidad». Por eso utili-
zaron hasta catorce indicadores entre los que se encontraban la capa-
cidad de control de la corrupción, desigualdad, pluralidad política,
fragmentación política, rule of law, tamaño de la economía sumergi-
da, etc.; llegando a la conclusión de que la presencia de este tipo de
instituciones que controlen la corrupción, o que se preocupen por ga-
rantizar el buen cumplimiento de la ley, incrementa positivamente la
satisfacción.
Hofferbert y Klingemann (1999) tomaron como punto de partida,
para explicar la satisfacción con el funcionamiento de la democracia, la

2. Uno de los mejores instrumentos para captar la influencia del proceso electoral en
el cambio de satisfacción de los electores reside en la realización de estudios panel,
con información recogida antes y después del proceso electoral. Sin embargo, en este
proyecto esta aproximación no ha sido posible ya que la recogida de información se ha
producido en un solo momento. Lo que sí se ha intentado es que no fuera ni pre ni
postelectoral para que las respuestas estuvieran lo menos condicionadas posible.

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Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 167

percepción sobre el grado en que las libertades y derechos políticos son


respetados por el sistema y, en segundo lugar, la percepción sobre
cómo el sistema democrático estaba proporcionando beneficios econó-
micos. Su investigación, referida a países de Europa del Este y Europa
Central, descubrió que el grado de satisfacción en estos países mante-
nía una correlación positiva mayor cuando los ciudadanos creían que
los derechos humanos eran respetados, que la correlación establecida
con una mejor valoración de la situación económica personal.3
La mayor parte de los análisis existentes sobre la variación en
los niveles de satisfacción con el funcionamiento de la democracia, y
de los que se han comentado anteriormente algunos ejemplos, respon-
den a modelos comparados entre países de áreas geográficas, por
ejemplo el análisis de Fuchs et al. (1995) sobre las nuevas y viejas
democracias del Sur y Oeste de Europa, el de Anderson y Guillory
(1997) sobre Europa Central y del Este, o el de Cho (2004) sobre las
democracias del África subsahariana. Estos trabajos permiten com-
probar como variables institucionales y modelos económicos diferen-
tes entre países explican la variación en la satisfacción con cómo la
democracia está funcionando.
La forma de gobierno presidencial o parlamentaria, el sistema
electoral proporcional o mayoritario, procesos de transición diferen-
tes, así como la identificación de viejas y nuevas democracias han
sido algunas de estas variables. Sin embargo, son mucho más escasos
los trabajos que profundizan en la existencia de diversidad al interior
de cada uno de los países, ya que para ello se necesitan modelos insti-
tucionales o con desarrollo económico desigual, así como característi-
cas socioculturales que marquen diferencias notables al interior de
cada país.
Este capítulo intenta incorporar como elemento novedoso este ca-
rácter subnacional al presentar un análisis de la diversidad la satisfac-
ción con el funcionamiento de la democracia por Estados en México.
Para ello, se parte de que el grado de satisfacción con el funcionamiento
de la democracia responde a la idea de «performance regime»; ya que
este concepto se aproxima más a lo que el índice comparativo de demo-
cracia local (ICDL) pretende medir a nivel agregado con democratiza-

3. Esta aproximación a partir de variables económicas ha utilizado también datos


agregados como crecimiento, inflación o desempleo.

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168 La democracia en México

ción. Se considera que esta forma de entender el concepto conecta con


una evaluación de los resultados o outputs del sistema, como también
son los resultados electorales y el tipo de representatividad. Sin embar-
go, para contribuir a la identificación de este indicador como válido
para medir el corto o largo plazo en este capítulo se incorporan diferen-
tes hipótesis con variables independientes que ayudan a definirlo. En el
siguiente apartado se describen las características metodológicas, los
datos y las hipótesis que se testan para comprobar todos estos aspectos.

Metodología, datos e hipótesis

Los datos del índice Comparativo de Democracia Local (ICDL), crea-


do a partir de información a nivel agregado como el número efectivo
de partidos, número de años de alternancia en el poder, el promedio de
participación electoral, o el número de recomendaciones emitidas por
la Comisión Nacional de Derechos Humanos, muestran niveles de de-
mocratización claramente diferentes para los 32 estados mexicanos.
El valor más bajo en ese índice lo presenta Chiapas, con un «–1,73»,
y el valor más alto Guanajuato con un «+2,26».
De los 32 estados mexicanos, en el presente capítulo se analiza
fundamentalmente cinco de ellos: Guerrero, Veracruz, Michoacán, Es-
tado de México y Guanajuato, para los que existe una muestra sobre-
representada en un estudio nacional de opinión pública.4 Estos estados
han sido escogidos como representativos de la distribución de los va-
lores del índice en 5 grupos.5 En ellos se ha aplicado una encuesta a
una muestra representativa de ciudadanos cuyos indicadores contie-
nen información sobre las percepciones y actitudes políticas de los

4. Se realizaron un total de 2895 encuestas a nivel nacional y mediante entrevistas


cara a cara. De ellas, 400 para cada uno de los estados sobrerepresentados.
5. El primer grupo (con menor nivel en el índice de democracia local) está formado
en este orden por Chiapas, Guerrero, Quintana Roo, Nayarit, y Oaxaca. El segundo
grupo por Tabasco, Morelos, Tlaxcala, Coahuila, Veracruz y Puebla. El tercer grupo
por Hidalgo, Colima, Tamulipas, Durango, Sinaloa, Chihuahua, Baja California Sur y
Michoacán. El cuarto grupo por San Luis Potosí, Campeche, Yucatán, Zacatecas, So-
nora, Nuevo León, Estado de México y Aguascalientes. El quinto grupo (con mayores
valores en el índice de democracia local) integrado por Jalisco, Distrito Federal, Baja
California, Querétaro y Guanajuato.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 168 14/04/11 09:57


Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 169

mexicanos, entre ellas la variable dependiente de este capítulo: el gra-


do de satisfacción con el funcionamiento de la democracia.
Las hipótesis que se intentan comprobar mezclan dos elementos.
Por un lado, variables que hacen referencia a la posible identificación
de este indicador como un elemento de corto o largo plazo y, por otro
lado, variables que captan elementos de las dos dimensiones conside-
radas a nivel agregado en el índice: la representatividad político-elec-
toral y el respeto por los derechos civiles. Todas ellas intentan explicar
la variabilidad en el grado de satisfacción con el funcionamiento de la
democracia percibido a nivel individual en los cinco estados.
La primera hipótesis plantea si el grado de satisfacción responde
a un indicador de corto plazo donde la relación se establece entre la
valoración de la situación económica (tanto egocéntrica como socio-
trópica). Así, la valoración positiva de la situación económica personal
influye en una mayor satisfacción con el funcionamiento de la demo-
cracia (Hofferbert y Klingemann, 1999). Aquellas personas que consi-
deran que su situación económica en los últimos seis meses ha mejora-
do algo o mucho, estarán más satisfechas con el funcionamiento de la
democracia que aquellas que creen que ha empeorado algo o mucho.
La segunda hipótesis sostiene que la evaluación positiva del desempe-
ño que los actores políticos en un momento coyuntural están desempe-
ñando y tomando decisiones políticas está relacionada con el grado de
satisfacción con el funcionamiento de la democracia (Jaime Castillo,
2006). En la tercera hipótesis el grado de satisfacción con el funciona-
miento de la democracia está condicionado por las orientaciones polí-
ticas e ideológicas de los entrevistados (Anderson y Guillory, 1997;
Nadeau y Blais, 2000). Los que se sienten ganadores de un proceso
electoral están más satisfechos que los que se consideran perdedores.
La cuarta hipótesis intenta comprobar si el indicador de satisfac-
ción es un indicador de largo plazo. De esta manera, la percepción de
que los representantes políticos tienen en cuenta las demandas e inte-
reses de los ciudadanos está positivamente relacionada con la satisfac-
ción con el funcionamiento de la democracia (Aarts y Thomassen,
2008). La quinta hipótesis, también en la lógica de un indicador a lar-
go plazo, plantea que la creencia por parte de los ciudadanos de que
pueden influir en la política, o «rendir cuentas» a las autoridades polí-
ticas está positivamente relacionada con la satisfacción con el funcio-
namiento de la democracia (Aarts y Thomassen, 2008). Finalmente,

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 169 14/04/11 09:57


170 La democracia en México

según la sexta hipótesis la confianza depositada en las instituciones de


representación política repercute positivamente en el grado de satis-
facción con el funcionamiento de la democracia.
El análisis de los datos en los siguientes apartados se presenta
inicialmente de una forma descriptiva y bivariada para comprobar las
relaciones e hipótesis planteadas. Sin embargo, en el último apartado
se incluye un análisis multivariado para controlar los efectos de algu-
nas de las variables independientes o la correlación entre ellas.

La satisfacción con el funcionamiento de la democracia en


México

El grado de satisfacción con el funcionamiento de la democracia en


México no ha experimentado grandes variaciones en los últimos seis
años. Datos de LAPOP6 para los años 2004, 2006 y 2008 muestran
que los mexicanos se encuentran muy divididos entre aquellos que
están satisfechos con el funcionamiento de la democracia y los que
manifiestan su insatisfacción.
Se trata de un indicador que a nivel nacional apenas sufre varia-
ción a lo largo de los últimos cuatro años. La tabla 1 refleja esa duali-
dad en términos de satisfacción, ya que el porcentaje de los satisfe-
chos dista en menos de diez puntos del de insatisfechos. Sin embargo,
es relevante señalar cómo el porcentaje de los «muy insatisfechos»
siempre es superior al de los «muy satisfechos». El saldo entre ambas
percepciones es positivo en términos de satisfacción.
Estos datos que hacen referencia a los mexicanos en su conjunto
desdibujan algunos matices que pueden encontrarse internamente, por
ejemplo si se muestran algunos resultados por Estados. La tabla 2
presenta como de los cinco estados seleccionados en este trabajo Ve-
racruz destaca por el mayor grado de satisfacción (el 40,7 % declara
estar muy o algo satisfecho) frente a Guerrero que es en el que se en-

6. LAPOP (Latin American Public Opinion Project) de la Universidad de Vandelbilt.


<http://www.vanderbilt.edu/lapop/>, en su informe más reciente sobre datos de 2010
hace referencia a datos sobre México y la satisfacción con el funcionamiento de la
democracia destacando que el descenso en el nivel de satisfacción se redujo en 2010 de
forma más significativa que en otros países (LAPOP, 42).

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 170 14/04/11 09:57


Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 171

cuentra un mayor porcentaje de insatisfechos con el funcionamiento


de la democracia (58,4 % algo o muy insatisfecho). Este hecho hace
plantearse la necesidad de indagar en mayor profundidad en niveles
inferiores al nacional para aproximarse a las causas que pueden pro-
vocar esos cambios, y para tener una visión más concreta cuando se
está mencionando el grado de satisfacción de los mexicanos con cómo
está funcionando la democracia en su país.

TABLA 1. Evolución del grado de satisfacción con la forma en que la


democracia funciona en México (%)
2004 2006 2008
Muy satisfecho 4,0 2,9 3,5
Satisfecho 51,4 49,2 50,6
Muy satisfecho + satisfecho 54,4 51,1 54,1
Insatisfecho 37,7 40,3 40,5
Muy insatisfecho 6,9 7,6 5,3
Insatisfecho + muy insatisfecho 44,6 47,9 45,8
Diferencia satisfacción – insatisfacción 9,8 3,2 8,3
Total 100 100 100

FUENTE: LAPOP.

TABLA 2. Satisfacción con el funcionamiento de la democracia por Estados (%)


(Muy +
Ni satis. algo satis)
Muy Algo Ni Algo Muy — (Muy +
Satisf. Satisf. instáis. Insatisf. Insatisf. algo instáis) Total
Guerrero 5,2 12,9 23,5 48,6 9,8 –40,3 100
Veracruz 16,3 24,4 19,3 34,4 5,6 0,7 100
Michoacán 4,7 19,7 30,1 33,5 11,9 –21 100
Edo. Mexico 9,5 18,9 32,7 33,0 5,9 –10,5 100
Guanajuato 11,8 19,9 19,9 34,1 14,2 –16,6 100

FUENTE: Base de datos USAL-COLMEX.7

7. Al final de este capítulo existe un anexo metodológico en el que se detalla la for-


mulación exacta de las preguntas aplicadas en el cuestionario, así como el tratamiento
de las mismas a la hora de ser utilizadas en los análisis posteriores.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 171 14/04/11 09:57


172 La democracia en México

Si no se tienen en cuenta aquellos ciudadanos que se muestran


«ni satisfechos ni insatisfechos», y comparamos las diferencias en tér-
minos de puntos porcentuales entre los más y menos satisfechos por
estados, comprobamos que en tres de ellos la insatisfacción es consi-
derable (sobre todo en Guerrero).
La variación del grado de satisfacción entre estados no es equi-
parable a la distribución de los estados en el índice de democracia lo-
cal. Únicamente Guerrero es el estado que en ambos indicadores apa-
rece como el más insatisfecho a nivel individual, y con menor valor en
el índice a nivel agregado. Sin embargo, el rango y distancia entre es-
tos valores hace pensar que las causas que influyen en el grado de sa-
tisfacción de los ciudadanos pueden ser diferentes. En los siguientes
apartados se intenta comprobar si algunas de las variables indepen-
dientes referidas anteriormente discriminan a los estados, y si ello fa-
cilita la identificación del grado de satisfacción como un indicador
más válido del de corto o largo plazo.

La satisfacción con el funcionamiento de la democracia como


indicador de corto plazo

El grado de satisfacción con la democracia puede verse condicionado


por la racionalidad económica, por una evaluación de los beneficios
económicos esperados del sistema en el corto plazo, generalmente
muy asociados a la evaluación de las políticas públicas del gobierno.
Esta racionalidad puede ser egocéntrica o sociotrópica, es decir, sí se
evalúan los beneficios económicos proporcionados por el sistema po-
lítico democrático a nivel personal o a nivel social.
En este sentido, y siguiendo a Hofferbert y Klingemann
(1999), se formulan dos subhipótesis. La primera, de lógica egocén-
trica, sostiene que «la valoración positiva de la situación económica
personal influye en una mayor satisfacción con el funcionamiento
de la democracia». Aquellas personas que consideran que su situa-
ción económica en los últimos seis meses ha mejorado algo o mu-
cho, estarán más satisfechos con el funcionamiento de la democra-
cia que aquellas que creen que ha empeorado algo o mucho. La
segunda sigue una lógica sociotrópica: «la valoración positiva de la

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 172 14/04/11 09:57


Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 173

situación económica del país influye en una mayor satisfacción con


el funcionamiento de la democracia». Aquellas personas que consi-
deran que la situación económica del país en los últimos seis meses
ha mejorado algo o mucho, estarán más satisfechos con el funciona-
miento de la democracia que aquellas que creen que ha empeorado
algo o mucho.

TABLA 3. Hipótesis de corto plazo. Racionalidad económica


Satisf. funcionamiento de la Satisf. funcionamiento de la
democracia y valoración si- democracia y valoración si-
tuación económica personal tuación económica del país
Guerrero 0,503** 0,512**
Veracruz 0,451** 0,478**
Michoacán 0,155** 0,195**
Edo. Mexico 0,274** 0,266**
Guanajuato 0,373** 0,443**

FUENTE: Base de datos USAL-COLMEX.

Para comprobar estas relaciones se presentan en la tabla 3 las


correlaciones entre dichas variables. Los datos mostrados permiten
asegurar que sin tener en cuenta otras variables, existe cierta raciona-
lidad económica a la hora de manifestar el grado de satisfacción con el
funcionamiento de la democracia en los cinco estados mexicanos.8 En
todos ellos a medida que se valora mejor la situación económica per-
sonal o del país, el grado de satisfacción con la democracia incremen-
ta, lo que hace pensar que se perciben los efectos de los outputs del
sistema sobre el desarrollo económico bien del país o personales. En
Guerrero y Veracruz los coeficientes muestran que la intensidad de
dicha relación es más fuerte que en el resto de estados. Estos estados
son los que en el índice de democracia local ocupan las posiciones
más bajas, es decir que en aquellos estados donde objetivamente la

8. Esta correlación positiva también ha sido destacada por otros autores y para otros
países por Seligson y Smith (2010) en su último informe «Cultura política de la demo-
cracia, 2010».

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 173 14/04/11 09:57


174 La democracia en México

democratización local presenta valores más bajos, la racionalidad eco-


nómica, tanto egocéntrica como sociotrópica adquiere una mayor rela-
ción con grado de satisfacción.
Como se ha señalado anteriormente, no sólo la evaluación de la
situación económica es un aspecto de corto plazo, sino que también la
evaluación de quienes están ocupando el gobierno o desempeñando
puestos de responsabilidad política en el momento de realización de la
encuesta. La evaluación positiva del desempeño que los actores políti-
cos en un momento coyuntural están desempeñando y tomando deci-
siones políticas está relacionada con el grado de satisfacción con el
funcionamiento de la democracia.
En el caso mexicano existen actores de diferentes niveles de
gobierno, por eso respecto a esta segunda relación se han plantea-
do también dos subhipótesis. La primera de ellas vinculada al Pre-
sidente de la República. Así, aquellas personas que aprueban mu-
cho o algo el trabajo de Felipe Calderón como Presidente de la
República estarán más satisfechas con el funcionamiento de la de-
mocracia que aquellas que lo reaprueban algo o mucho. En segun-
do lugar se utiliza como referente estatal el Gobernador. Aquellas
personas que aprueban mucho o algo el trabajo que está haciendo
el Gobernador de su Estado estarán más satisfechas con el funcio-
namiento de la democracia que aquellas que lo reaprueban algo o
mucho.

TABLA 4. Hipótesis de corto plazo. Desempeño del gobierno


que está en el poder
Satisf. funcionamiento de la Satisf. funcionamiento de la
democracia y aprobación democracia y aprobación labor
labor Calderón Gobernador
Guerrero 0,200** 0,547**
Veracruz 0,306** 0,500**
Michoacán 0,310** 0,346**
Edo. Mexico 0,077 0,523**
Guanajuato 0,215** 0,496**

FUENTE: Base de datos USAL-COLMEX.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 174 14/04/11 09:57


Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 175

La tabla 4 muestra que la aprobación de la labor del Gobernador


es más relevante que la aprobación de la labor del Presidente de la
República a la hora de manifestar el grado de satisfacción con el fun-
cionamiento de la democracia, por lo que la evaluación de la actua-
ción política de actores más próximos a los ciudadanos es muy rele-
vante para su evaluación de cómo está funcionando la democracia. En
todos los estados los coeficientes de correlación son mayores para el
caso del Gobernador que para el caso del Presidente. En el caso con-
creto del Estado de México, la labor del Presidente no está relaciona-
da con el grado de satisfacción.
El tercero de los indicadores de corto plazo analizado en este
apartado está vinculado a la coyuntura electoral y al sentimiento de
ser ganadores o perdedores en función de la identificación o proxi-
midad ideológica a un partido político. Anderson y Guillory
(1997), y Nadeau et al. (2000) argumentan que el grado de satis-
facción con el funcionamiento de la democracia está condicionado
por las orientaciones políticas e ideológicas de los entrevistados.
De manera que aquellas personas identificadas o votantes del par-
tido ganador en las elecciones, «winners», estarán más satisfechas
con el funcionamiento de la democracia que aquellas identificadas
o votantes del partido perdedor en las elecciones, «losers». Lógi-
camente el contagio de la satisfacción de sentirse ganador del pro-
ceso electoral influye en la evaluación que pueda hacerse del fun-
cionamiento del sistema y, sobre todo, de la evaluación del «regime
performance».
Sin embargo, esta hipótesis no parece cumplirse en el caso de
de los cinco estados de México. En ellos tanto las personas próximas
al partido que gobierna en cada estado como los que podrían deno-
minarse perdedores, no se diferencian significativamente en su gra-
do de satisfacción con la democracia. La tabla 5 presenta estos da-
tos, lo que pone de manifiesto que la identificación partidista
representa una actitud política mucho más estable y duradera, y que
no tiene un impacto tan inmediato sobre el grado de satisfacción a
corto plazo.

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176 La democracia en México

TABLA 5. Hipótesis de corto plazo. Winners and Losers electorales9 (%)


Guerrero Veracruz Michoacán Edo. Mex Guanajuato

Muy insat. 10,5 10,3 4,5 10,1 11,7


Algo insat. 15,8 34,5 15,7 15,7 19,8
Ganador Ni satis ni insat. 17,1 22,1 32,6 31,5 16,2
Algo sasti. 47,4 28,3 28,1 34,8 36,9
Muy satis. 9,2 4,8 19,1 7,9 15,3

Muy insat. 3,3 12,9 6,7 8,6 8,8


Algo insat. 8,1 14,0 19,2 21,9 19,7
Perdedor Ni satis ni insat. 26,1 15,1 23,1 29,5 24,8
Algo sasti. 50,7 49,5 37,5 34,3 30,7
Muy satis. 11,8 8,6 13,5 5,7 16,1

FUENTE: Base de datos USAL-COLMEX.

Uno de los aspectos que puede influir en que esta hipótesis no se


compruebe para ninguno de los cinco estados es que el momento elec-
toral está alejado en el tiempo, es decir, no se trata de un análisis bajo
una coyuntura electoral en el que los ciudadanos se consideren más o
menos ganadores o perdedores. Como se ha comentado anteriormente
este tipo de hipótesis suelen ser comprobadas en momentos previos y
posteriores a un proceso electoral.

La satisfacción con el funcionamiento de la democracia como


indicador de largo plazo

Una variable que sirve como indicador de largo plazo significa que
representa aspectos interiorizados y estables a lo largo del tiempo,
que no se alteran con facilidad por cambios en un momento concreto,

9. El indicador «winners and losers» se ha creado a partir de dos variables. La prime-


ra el partido político que gobierna el estado y en segundo lugar la identificación parti-
dista de la persona entrevistada (algo o muy panista, algo o muy priísta, y algo o muy
perredista). Así, serán «ganadores» en Guerrero y Michoacán aquellas personas que se
consideran prerredistas, en Veracruz y el Estado de México aquellas que se identifican
como priístas, y serán ganadoras en Guanajuato aquellas personas que se consideren
panistas.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 176 14/04/11 09:57


Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 177

y que mantiene relación con otros indicadores actitudinales de carác-


ter menos coyuntural. En este sentido, la valoración de la función que
cumplen los representantes políticos como actores del sistema, que de-
sempeñan unas determinadas funciones de intermediación y represen-
tación, puede mantener relación con el grado de satisfacción.
La representación política implica una relación entre represen-
tantes y representados donde la defensa de unos intereses comunes
(así como la forma de defenderlos) determina el tipo de relación esta-
blecida. Cómo vean los representados el tipo de labor que están lle-
vando a cabo los representantes supone uno de los elementos más im-
portantes dentro de un modelo de democracia representativa, pues
supone la manifestación del vínculo existente entre los ciudadanos y
el sistema político. Por ello, la vinculación entre la imagen de los ac-
tores políticos y del sistema y su funcionamiento puede estar íntima-
mente relacionada.
Este aspecto a nivel agregado dentro del índice de democracia
local ha intentado medirse en términos de representatividad política y
electoral, del número efectivo de partidos y de volatilidad electoral.
La fiabilidad o transferencia de votantes entre representantes y parti-
dos políticos, y el nivel de inclusión del sistema de diferentes actores
políticos son ejemplos de la variedad en la representatividad política y
electoral. A nivel individual se mide a través del concepto «eficacia
política externa», es decir cómo los ciudadanos consideran que los
representantes están cumpliendo con su labor de representación, si tie-
nen en cuenta los intereses y demandas de sus representantes o si en el
desempeño de sus funciones dejan de lado a sus votantes.
Aarts y Thomassen (2008) creen que aquellas personas que con-
sideran que los representantes políticos (Presidente de la República,
Gobernador, Presidente Municipal, Diputados y Autoridades Locales)
tienen en cuenta las necesidades de los ciudadanos al tomar decisiones
de gobierno, estarán más satisfechos con el funcionamiento de la de-
mocracia que aquellos que creen que no las toman en cuenta. Este indi-
cador de eficacia política externa no intenta discriminar entre tipos de
representantes, es decir, no se trata de una respuesta reflexiva o media-
tizada por lo coyuntural como la labor del Presidente o del Gobernador
analizada anteriormente, sino que la lógica del largo plazo introduce la
característica no reflexiva sino interiorizada y atemporal de lo que su-
pone ser un representante político y el papel que debería cumplir.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 177 14/04/11 09:57


178 La democracia en México

Los datos de la tabla 6 ponen de manifiesto esta relación positi-


va para los cinco estados mexicanos. De manera que el nivel de satis-
facción incrementa a medida que los representados declaran que los
representantes en el desempeño de sus funciones transmiten alguno
de los elementos que están detrás del concepto de representación, en-
tre otros la puesta en práctica de su autoridad o mandado, dando
ejemplo de su responsabilidad, o de su receptividad ante las deman-
das planteadas.

TABLA 6. Hipótesis de largo plazo. Eficacia política externa


(representatividad político-electoral)10
Satisf. funcionamiento de la democracia y
eficacia política externa
Guerrero 0,335**
Veracruz 0,282**
Michoacán 0,207**
Edo. Mexico 0,142**
Guanajuato 0,331**
FUENTE: Base de datos USAL-COLMEX.

La segunda de las dimensiones incluidas en el Índice Comparado


de Democracia Local es el respeto a los derechos políticos y las liberta-
des civiles desde un punto de vista agregado. Los derechos políticos
capacitan a los ciudadanos a participar libremente en el proceso políti-
co, a elegir entre diferentes alternativas y a seleccionar representantes
para que dicha elección tenga un impacto sobre las políticas públicas
diseñadas e implementadas. Sin embargo, la mera existencia de dere-
chos políticos y libertades civiles no garantiza su participación o la per-
cepción de que como ciudadanos son actores políticos. Por ello, existe a
nivel individual una serie de indicadores del concepto «eficacia política
interna», que muestra el lado subjetivo de esa capacidad cívica.

10. El indicador de eficacia política externa se ha creado como un índice sumatorio


de aquellos que creen que el presidente, el gobernador, el presidente municipal, los
diputados y las autoridades locales tienen en cuenta las necesidades de los mexicanos
a la hora de tomar decisiones.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 178 14/04/11 09:57


Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 179

La hipótesis de largo plazo tiene en cuenta que lo interiorizado


por los ciudadanos, es decir, en este caso su capacidad para intervenir
e influir en política, condiciona su grado de satisfacción con el funcio-
namiento de la democracia. Así, aquellas personas que están de acuer-
do o muy de acuerdo con la afirmación de que los ciudadanos pueden
influir en las decisiones que toma el gobierno, estarán más satisfechas
con el funcionamiento de la democracia que aquellas que creen que
están muy o algo en desacuerdo.
Según O’Donnell (2004, p. 24) la accountability vertical o socie-
tal hace referencia a los mecanismos no electorales de control de las
autoridades políticas empleando herramientas institucionales y no ins-
titucionales para ello. Sin embargo, también se hace necesario revisar
la creencia que los ciudadanos tienen de su capacidad para influir en
la política, o «rendir cuentas» a las autoridades políticas. Se trataría de
una variable antecedente a la propia acción de rendición de cuentas. El
conocimiento y la creencia de la capacidad para influir en la vida po-
lítica está positivamente relacionado con la satisfacción con el funcio-
namiento de la democracia (Aarts y Thomassen, 2008).

TABLA 7. Hipótesis de largo plazo. Eficacia política interna. Accountability


y respeto por los derechos civiles
Satisf. funcionamiento de la democracia y eficacia
política interna
Guerrero 0,258**
Veracruz 0,222**
Michoacán 0,335**
Edo. Mexico 0,008
Guanajuato 0,309**

FUENTE: Base de datos USAL-COLMEX.

La tabla 7 muestra la relación entre estas dos variables es estadís-


ticamente significativa para cuatro de los cinco estados. En ellos, aque-
llas personas que tienen más interiorizada su capacidad para influir en
política, y en las decisiones de los gobernantes, su grado de satisfac-
ción con el funcionamiento de la democracia es mayor. Únicamente en
el caso del Estado de México esta relación no parece mantenerse.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 179 14/04/11 09:57


180 La democracia en México

Algunas de las investigaciones sobre calidad de la democracia


(Morlino, 2009, O’Donnell, Vargas Cullell y Lazzetta (2004), insisten
en la inclusión de indicadores de eficacia política como componentes
de dicha calidad. Junto a ellos se incorporan otros como la confianza
institucional. Si bien estos últimos han estado más centrados en des-
cribir y explicar la desafección política. En este caso no se va a hacer
referencia a la cuestión más genérica de desafección política pero sí a
una de las dimensiones que la componen como es la desafección ins-
titucional.
La desafección institucional o falta de confianza en las institu-
ciones políticas democráticas supone un elemento que afecta al propio
funcionamiento de la democracia. Por ello, la hipótesis de largo plazo
aquí planteada en torno a la confianza institucional sostiene que las
personas que manifiestan altos grados de confianza en diferentes acto-
res políticos, como representantes de instituciones democráticas, esta-
rán más satisfechas con el funcionamiento de la democracia que aque-
llas con bajos niveles de confianza. Para ello se ha creado un índice de
confianza institucional a partir del grado de confianza: mucha, alguna,
poca o ninguna, en actores políticos representantes de los tres niveles
de gobierno o ámbitos institucionales: Presidente, Diputados federales
y Gobernador.
Los datos (Tabla 8) muestran que entre estas variables existe una
correlación significativa para el caso de los cinco estados mexicanos,
de manera que aquellos ciudadanos que más confían en los actores po-
líticos, más satisfechos están con el funcionamiento de la democracia.

TABLA 8. Hipótesis de largo plazo. Confianza institucional


Satisf. funcionamiento de la democracia y confian-
za institucional
Guerrero 0,402**
Veracruz 0,408**
Michoacán 0,276**
Edo. Mexico 0,169**
Guanajuato 0,233**

FUENTE: Base de datos USAL-COLMEX.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 180 14/04/11 09:57


Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 181

Actitudes políticas frente a racionalidad económica. Análisis


multivariado

Las relaciones descritas en las hipótesis anteriores de forma bivariada


muestran que, en el caso de que el resto de posibles factores explicati-
vos permanecieran constantes, la satisfacción con el funcionamiento
de la democracia se verá afectada positiva o negativamente cuando
alguno de ellos incremente o descienda respectivamente. Sin embar-
go, además de este análisis bivariado, todas estas variables han sido
incluidas en un modelo multivariado para controlar la posible correla-
ción existente entre ellas. La tabla 9 presenta un modelo de regresión
lineal para cada estado. La variable dependiente tiene cuatro valores:
nada, poco, algo y muy satisfecho con el funcionamiento de la demo-
cracia. La decisión de eliminar para este análisis a los «ni satisfechos
ni insatisfechos» responde al interés de concretar lo más posible el
efecto de las variables independientes a medida que incrementa lige-
ramente la satisfacción con el funcionamiento de la democracia entre
aquellos que la manifiestan.11
El primer aspecto a destacar de los resultados es que frente a las
relaciones casi similares encontradas a nivel bivariado, en el análisis
multivariado (Tabla 9) las diferencias entre estados son mucho más
importantes, ya que la capacidad explicativa de las variables indepen-
dientes sobre la dependiente es muy diferente. Guerrero y Veracruz
poseen más similitudes entre sí que con los otros tres estados. Se po-
dría decir que son estados donde la racionalidad económica es más
importante que las actitudes políticas. Se trata además de los estados
ubicados en el extremo inferior del índice comparativo de democracia
local.
El modelo explicativo planteado no parece tener una gran fuerza
explicativa ni para Michoacán ni para el Estado de México, lo que
obliga a pensar en otras variables como posibles causas de la varia-
ción en el grado de satisfacción con la democracia en estos estados.
Podría decirse que el Estado de México es un estado «racional ego-

11. El número de casos total por estado sobre el que se lleva a cabo el análisis de
regresión se ve reducido al no incluir aquellas personas que se declaran «ni satisfechas
ni insatisfecha». En Guerreo 200 casos, en Veracruz 178 casos, en Michoacán 132 ca-
sos, en el Estado de México 118 casos y en Guanajuato 169 casos.

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182 La democracia en México

céntrico», es decir, en él la evaluación sobre el funcionamiento de la


democracia está condicionada de manera muy importante por la valo-
ración de la situación económica personal. El resto de variables, aun-
que a nivel bivariado presentaban cierta relación con el grado de satis-
facción, al incluirlas en un modelo más complejo descubrimos que se
trata de relaciones espureas.

TABLA 9. Influencia de las variables en el grado de satisfacción


Guerrero Veracruz Michoacán Edo. Mex Guanajuato
Sitecapais 0,161*** 0,128* 0,072 0,118 0,085
Sitecaperso 0,238*** 0,143* 0,024 0,334*** 0,136
Laborpresi 0,070 0,212*** 0,034 –0,184 0,059
Laborgoberna 0,069 0,015 0,186* –0,066 0,014
Winner 0,009 0,171 –0,013 –0,147 0,156
Eficexterna 0,056*** 0,026 0,039 0,59 0,112***
Eficinterna 0,078 0,046 0,216*** –0,22 0,178***
Confiinst 0,106 0,089 0,009 0,211 0,001
Constante 0,515 0,102 1,076 2,276 –0,473
R2 0,483 0,337 0,147 0,243 0,299

FUENTE: Base de datos USAL-COLMEX.

En el estado de Guerrero existen tres variables que explican el


grado de satisfacción con el funcionamiento de la democracia: la valo-
ración de la situación económica del país, la valoración de la situación
económica personal y la valoración del cumplimiento de las funciones
de representación por parte de los representantes. El aumento de estas
tres variables tiene un efecto positivo en el incremento del grado de
satisfacción. Se trata de dos variables que reflejan la racionalidad eco-
nómica, frente a una de más largo plazo pero que implica cierta eva-
luación de aquellos que pueden tomar decisiones respecto a las políti-
cas económicas.
Veracruz destaca por ser un estado en el que el grado de satisfac-
ción con el funcionamiento de la democracia se explica a través de
indicadores de corto plazo. Tanto la valoración de la situación econó-
mica del país, como la valoración de la situación económica personal
o la labor desempeñada por el presidente tienen en este estado un

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Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 183

efecto significativo sobre el grado de satisfacción, más allá de varia-


bles actitudinales asociadas a la representación o eficacia política, con
un carácter más estable a lo largo del tiempo.
Por su parte Guanajuato representa el estado donde las actitudes
políticas son más relevantes que la racionalidad económica para expli-
car el grado de satisfacción con el funcionamiento de la democracia.
Tanto la eficacia política interna como la eficacia política externa de-
terminan en este estado que los ciudadanos estén más o menos satisfe-
chos, frente al resto de variables analizadas. Guanajuato se diferencia
del resto de estados también en el índice comparativo de democracia
local, ya que posee el valor más alto de democracia local.
Este análisis refleja cómo para los estados situados en el extremo
inferior del índice comparativo de democracia local las variables con
mayor poder explicativo del grado de satisfacción son las relativas a la
racionalidad económica y, para los estados ubicados en el extremo
superior de dicho índice, lo son las vinculadas a elementos actitudina-
les. Por tanto, la influencia del corto plazo y del largo plazo es rele-
vante en función de qué tipo de estados se estén analizando.

Conclusiones

El grado de satisfacción con el funcionamiento de la democracia es un


indicador muy utilizado a la hora de aproximarse a otros conceptos
relevantes como legitimidad, apoyo, consolidación o calidad de la de-
mocracia. En este capítulo se ha utilizado como variable Proxy de de-
mocratización, ya que se considera que responde a la idea de «perfor-
mance regime», al conectar la evaluación de los resultados o outputs
del sistema, con aspectos de los resultados electorales o el tipo de re-
presentatividad política. Estos aspectos forman parte del Índice Com-
parativo de Democracia Local, con el que se ha intentado establecer
una comparación a nivel individual en este capítulo.
Uno de los objetivos de este trabajo es comprobar si la variabili-
dad encontrada a nivel agregado en dicho índice para los estados de
Guanajuato, Guerrero, Estado de México, Michoacán y Veracruz es
similar cuando se utilizan datos individuales. Los resultados han de-
mostrado que si atendemos únicamente a la variable Proxy no existe

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 183 14/04/11 09:57


184 La democracia en México

una relación entre los estados más y menos satisfechos con aquellos
que, de forma agregada, están más o menos desarrollados democráti-
camente. Sin embargo, cuando se analizan las variables explicativas
del grado de satisfacción encontramos que, para algunos de los esta-
dos, la lógica de asociarlo a variables de corto plazo tiene un mayor
poder explicativo que a las de largo plazo.
Los estados con menor valor en el índice de desarrollo local son
los más influenciables por la racionalidad económica a la hora de ex-
presar su satisfacción con como está funcionando la democracia. Sin
embargo, los estados ubicados en el extremo opuesto del índice, es
decir, con valores altos en el desarrollo local están significativamente
más influenciados por variables de largo plazo. En ellos el nivel de
satisfacción responde a elementos actitudinales (representatividad po-
lítica y electoral, y derechos civiles) más que de evaluación de costes
y beneficios económicos ligados a la coyuntura.
Las hipótesis teóricas en torno a qué variables pueden tener un
impacto en el grado de satisfacción con la democracia son relevantes,
pero esas variables no deben tratarse exclusivamente de forma biva-
riada, es importante incorporar el mayor número de variables en los
modelos explicativos, así como incrementar el nivel de segmentación
de la unidad de análisis para captar el efecto que provoca sobre la va-
riable a explicar.
Los resultados de este trabajo insisten por tanto en la necesi-
dad de trabajar con indicadores a nivel subnacional para alcanzar
una imagen más real de la variabilidad que presentan algunos índi-
ces al interior de los países; así como buscar indicadores tanto de
corto como de largo plazo para explicar dicha variabilidad. Los da-
tos agregados pueden ir acompañados de otros individuales que re-
fuercen, como el caso objeto de este proyecto los argumentos teóri-
cos en torno al desarrollo democrático a nivel nacional o a nivel
subnacional.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 184 14/04/11 09:57


Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 185

Anexo metodológico12

Variable dependiente:
Satisfacción con el funcionamiento de la democracia

Nombre en los análisis: «Satis».

Pregunta: «En general, ¿usted está muy satisfecho, algo satisfecho, ni


satisfecho ni insatisfecho, algo insatisfecho o muy insatisfecho con el
funcionamiento de la democracia en nuestro país?»

Variables independientes:

1. Situación económica personal

Nombre en los análisis: «sitecaperso».


Pregunta: «Pensando en los últimos seis meses, ¿usted diría que su
economía personal ha mejorado mucho, ha mejorado algo, sigue
igual, ha empeorado algo o ha empeorado mucho?»

2. Situación económica del país

Nombre en los análisis: «sitecaperso».


Pregunta: «Pensando en los últimos seis meses, ¿usted diría que la
economía del país ha mejorado mucho, ha mejorado algo, sigue igual,
ha empeorado algo o ha empeorado mucho?»

3. Labor desempeñada por el Presidente de la República

Nombre en los análisis: «laborpresi».


Pregunta: «En términos generales, ¿usted aprueba o reprueba el tra-
bajo que está haciendo Felipe Calderón como Presidente de la Repú-
blica? ¿Mucho o algo?»

12. Las variables han sido recodificadas para que los valores negativos, o con refe-
rencias de menor satisfacción, aprobación, cercanía o grado de acuerdo estén asocia-
dos a valores bajos, y los valores positivos a los valores altos. De esta manera, los
coeficientes de correlación y los coeficientes de la regresión pueden interpretarse en
términos positivos.

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186 La democracia en México

Aprueba mucho, aprueba algo, reprueba algo, reprueba mucho.

4. Labor desempeñada por el Gobernador

Nombre en los análisis: «laborgoberna»

Pregunta: «En términos generales, ¿usted aprueba o reprueba el tra-


bajo que está haciendo el gobernador de su estado? ¿Mucho o algo?»

—Aprueba mucho
—Aprueba algo
—Reprueba algo
—Reprueba mucho

5. Ganador o perdedor

Nombre en los análisis: «winner»


Pregunta: «Independientemente del partido por el que usted piensa
votar, ¿usted normalmente se considera panista, priísta, perredista, o
de otro partido?»

6. Eficacia política externa


Nombre en los análisis: «eficexterna»

Pregunta: «Ahora por favor dígame, en términos generales, ¿usted


considera que ____ —Presidente de la República, gobernador, presi-
dente municipal, diputados, autoridades locales— toma/n en cuenta
las necesidades de los mexicanos al tomar decisiones de gobierno o
que no lo hacen?»

—Sí las toma en cuenta


—No las toma en cuenta
—NS/NC

7. Eficacia política interna

Nombre en los análisis: «eficinterna»


Pregunta: «Algunas personas creen que los ciudadanos pueden influir

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 186 14/04/11 09:57


Satisfacción con el funcionamiento de la democracia 187

en las decisiones que toma el gobierno, otros no creen que esto sea
posible. Usted, ¿está de acuerdo o en desacuerdo en que los ciudada-
nos pueden influir en las decisiones del gobierno? ¿Muy o algo?»

—Muy de acuerdo
—Algo de acuerdo
—Ni de acuerdo ni en desacuerdo
—Muy en desacuerdo

8. Confianza institucional

Nombre en los análisis: «confiinst»


Esta variable está creada como el sumatorio de las confianzas en los
tres representantes.
Pregunta: «Ahora voy a leerle una lista de instituciones o grupos. Por
favor dígame qué tanto confía en ellas: mucho, algo, poco o nada».

El Presidente
Él gobernador
Los diputados federales

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DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 190 14/04/11 09:57
7.
Los derechos humanos: (in)cumplimiento de las normas
y desconfianza institucional

Aquiles Magide

En el presente artículo se analizan algunos de los factores que inciden


en el grado de cumplimiento y respeto a los derechos humanos en
Méjico. El cumplimiento defectuoso, o simplemente el incumplimien-
to, de las normas de carácter regional o universal que normativizan el
compendio de derechos y deberes relativos a los derechos humanos
por parte de lo Estados, supone una afectación negativa tanto en el
grado de confianza que los ciudadanos tienen en las instituciones de-
mocráticas como en la propia calidad de la democracia.

Introducción

Se ha venido entendiendo por derechos humanos todo un conjunto de


facultades e instituciones que concretan las exigencias de libertad,
dignidad e igualdad de los hombres y mujeres.1 Derechos y deberes
que conforman en la actualidad un numeroso catálogo de normas y
tratados regionales y universales que no solamente los proclaman,
sino que establecen mecanismos de control bien administrativos bien
jurisdiccionales. Como referencias imprescindibles de tales normas es
preciso señalar las siguientes: La Declaración Americana de Derechos
y Deberes del Hombre (mayo, 1948), La Declaración Universal de
Derechos Humanos (diciembre, 1948), El Pacto Internacional de De-

1. A. Pérez Luño, Derechos Humanos, estado de Derecho y Constitución. Tecnos,


2005

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 191 14/04/11 09:57


192 La democracia en México

rechos Civiles y Políticos (diciembre, 1966), La Convención Ameri-


cana sobre Derechos Humanos (noviembre, 1969), La Convención
contra la Tortura y otros tratos y penas crueles, inhumanas o degra-
dantes (diciembre, 1984), La Convención Interamericana para preve-
nir y sancionar la tortura (diciembre, 1985). Entre los instrumentos de
control y protección cabe indicar, en el marco regional americano, la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (octubre, 1979).2
Pero no solo los derechos políticos o civiles conforman los dere-
chos humanos, también los derechos económicos, sociales y cultura-
les han de incluirse en el compendio general de aquellos derechos. A
este respecto, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Socia-
les y Culturales en el marco de Naciones Unidas (diciembre, 1966), y
el Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(noviembre, 1988), constituyen los contenidos normativos más rele-
vantes. Es preciso decir que los derechos y deberes que se incluyen en
estos acuerdos y documentos, obligan a los Estados a adoptar los me-
dios necesarios para dar satisfacción a las necesidades que los ciuda-
danos tienen en relación con los mismos, así como las medidas que
impidan que el territorio y las condiciones económicas o sociales de
las personas limiten el acceso y ejercicio de tales derechos.
En este estudio se analizan aspectos relacionados con los dere-
chos civiles, toda vez que los derechos económicos, sociales y cultu-
rales exige una evaluación de las políticas públicas desarrolladas por
el gobierno mexicano en el ámbito de la educación, vivienda, empleo,
salud y medio ambiente, lo que excede de nuestro propósito. En todo
caso cabe indicar que existen amplios informes que, anualmente, emi-
te el Centro de Derechos Humanos Francisco de Vitoria, sobre la si-
tuación de este tipo de derechos en México y que, además de reseñar
las deficiencias en los cumplimientos de las obligaciones del Estado,
muestran los referentes geográficos de la desigualdad social que po-
nen de manifiesto cómo aquéllas son especialmente relevantes en el

2. Un estudio amplio de los instrumentos de protección de los derechos humanos se


encuentra en R. K. Golman, «Historia y acción: El sistema interamericano de derechos
humanos y el papel de la Comisión interamericana de derechos humanos», en A. Co-
varrubias Velasco y D. Ortega Nieto (coord.). La protección internacional de los dere-
chos humanos: un reto en el siglo XXI. El Colegio de México, México, 2007.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 192 14/04/11 09:57


Los derechos humanos 193

ámbito rural más pobre y marginado.3 Esta discriminación ya fue se-


ñalada por la CEPAL en su informe del año 2002,4 cuando se afirmaba
que mientras la pobreza afectaba al 25 % de la población en las zonas
urbanas, alcanzaba al 46 % de la población en las áreas rurales lo que
revela, una vez más, limitaciones estructurales en sectores importan-
tes de la población para acceder a sus derechos, incidiendo negativa-
mente en el sistema democrático.5

Los Derechos Civiles

Entre los grandes problemas que afectan al conjunto de los países


latinoamericanos,6 y en especial a México, es el alto nivel de delin-
cuencia que sufren sus ciudadanos, muchas veces vinculado al crimen
organizado y al narcotráfico, unido a altos índices de corrupción y
Estados de derecho débiles.7 Esa situación de violencia genera entre la
población de estos países la demanda de medidas urgentes para com-
batir la inseguridad ciudadana que aquella situación provoca y, a ve-
ces, esa «urgencia» en la adopción de políticas públicas de seguridad
para combatir el crimen ante una demanda mayoritaria y exigente de
la población, conlleva la adopción de medidas que chocan frontalmen-
te con las recomendaciones de las organizaciones internacionales de
derechos humanos. La política de «mano dura» o el populismo
punitivo,8 y la militarización de grandes áreas de los países incide de
forma muy negativa en el respeto de los derechos humanos.

3. Se puede acceder a estos informes en la web.: <www.derechoshumanos.org.mx>.


También se pueden ver los mapas de la pobreza en México en los informes del Conse-
jo nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, disponibles en <www.
coneval.gob.mx/mapas>.
4. Informe CEPAL, 2002b).
5. G. O’Donnell, «Las poliarquías y la (in) efectividad de la ley en América Latina»,
en G. O’Donnell, Ph. Schmitter y L. Whitehead, Disonancias. Críticas democráticas a
la democracia. Ed. Prometeo, Buenos Aires, 2007.
6. M. A. Centeno, El Estado en America Latina. Revista CIDOB d’Afers Internacio-
nals, n.º 85-86, mayo, 2009, p. 19.
7. A. Durazo Montaño, «La gestión de la violencia legítima: México y Chile en pers-
pectiva comparada», en Espacios Públicos, vol. 12, n.º 25, 2009, pp. 8-22.
8. S. Martí Puig, Los múltiples debates (y realidades) de la democracia en América
Latina. Revista CIDOB, o.c.

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194 La democracia en México

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ha


venido señalando cuales son los elementos que deben conformar una
política de seguridad pública, los cuales están relacionados con (a) la
capacidad del Estado en cumplir con sus obligaciones aportando recur-
sos humanos y técnicos al poder judicial, Ministerio Público, defenso-
ría pública, fuerzas policiales y sistema penitenciario, (b) un ámbito
normativo claro y respetuoso con los derechos humanos respecto de la
prevención y represión del delito, procedimiento penal y gestión peni-
tenciaria, y (c) enfrentar las múltiples dimensiones que están en el ori-
gen de la violencia. Así mismo, la CIDH ha indicado las incidencias
profundamente negativas en el ámbito del respeto a los derechos hu-
manos que tienen algunas de las políticas de «mano dura» adoptadas
en la represión de la delincuencia. Entre ellas cabe reseñar las siguien-
tes: (a) problemas relacionados con la gobernabilidad democrática de
la inseguridad ciudadana; (b) intervención de las fuerzas armadas en
tareas de seguridad; y (c) deficiente atención a las víctimas.
La delegación, al menos parcial, de responsabilidades de la polí-
tica de seguridad en las fuerzas armadas que la política de «mano
dura» implica, afecta negativamente y merma la capacidad de la auto-
ridades legítimas en el diseño, implementación y evaluación de las
políticas públicas. Esa dejación de la institucionalidad legítima de la
represión de la violencia favorece los abusos y desviaciones de poder,
que acaban afectando negativamente a los derechos humanos.
La CIDH ha afirmado que la asunción de la seguridad ciudadana
por parte de las fuerzas armadas incide igualmente en el funciona-
miento del sistema democrático, y lo hace de forma negativa al no
respetar la separación entre los conceptos de seguridad interior y exte-
rior como funciones reservadas a la policía y fuerzas armadas respec-
tivamente. Este criterio ha sido reiteradamente sostenido en numero-
sas resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en
las que se afirma: «…los Estados deben limitar al máximo el uso de
las fuerzas armadas para el control de disturbios internos, puesto que
el entrenamiento que reciben está dirigido a derrotar al enemigo, y no
a la protección y control de civiles, entrenamiento que es propio de los
entes policiales».9 Y, en su Informe sobre la situación de los derechos

9. Sentencia de 5 de julio de 2006, Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia)


Vs Venezuela.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 194 14/04/11 09:57


Los derechos humanos 195

humanos en México, la Comisión Interamericana de Derechos Huma-


nos dice que la utilización de las fuerzas armadas para fines de seguri-
dad ciudadana entraña confusión entre: «…los conceptos de seguridad
pública y seguridad nacional, cuando es indudable que la criminalidad
ordinaria —por muy grave que sea— no constituye una amenaza mi-
litar a la soberanía del Estado».10
Resulta especialmente relevante indicar que las políticas públi-
cas de seguridad ciudadana, como el resto de políticas públicas, en los
sistemas democráticos no pueden escapar al control ordinario del po-
der judicial constitucionalmente previsto. En el caso de los programas
de seguridad que sustituyen las fuerzas policiales por las fuerzas ar-
madas en el combate al crimen y delincuencia ciudadana, en general,
suponen normas que sustraen de la jurisdicción ordinaria el control y
penalización de comportamientos abusivos que puedan cometer los
miembros de las fuerzas armadas en su actuación. Y esa circunstancia
facilita el incremento de actuaciones que vulneran los derechos por-
que, finalmente y de forma generalizada, favorece la impunidad de los
culpables.
Si en un país los derechos humanos valen lo que valen sus ga-
rantías, es evidente que una de las fundamentales es el sometimiento
de los infractores de los derechos humanos a la jurisdicción ordina-
ria; la sustracción de la competencia ordinaria para el juzgamiento y
punición en su caso de elementos de las fuerzas armadas violadores
de derechos humanos a favor de la jurisdicción militar, como ocurre
actualmente en México, supone una limitación grave de las garantías.
El incremento, como posteriormente tendremos ocasión de compro-
bar, de situaciones de violaciones de derechos por parte de miembros
de las fuerzas armadas debido a los despliegues efectuados en mate-
ria de seguridad ciudadana, supone una devaluación considerable en
el Estado de Derecho. Esta situación viene siendo denunciada por
numerosas organizaciones de derechos humanos y organismos inter-
nacionales.
La merma en las garantías en el respeto a los derechos humanos,
la impunidad de los infractores y el consecuente debilitamiento de la
confianza de los ciudadanos en el sistema, facilita nuevos y mejores

10. Informe sobre seguridad ciudadana y derechos humanos. Comisión Interamerica-


na de derechos Humanos. Accesible en <www.cidh.oas.org/countryrep/Seguridad>.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 195 14/04/11 09:57


196 La democracia en México

espacios para la comisión delictiva y la ocultación de las infracciones


en la medida en que los agredidos en sus derechos no denuncian.

Apuntando datos sobre violencia, inseguridad y derechos


humanos

Estado de la violencia en México

Aportamos indicadores relativos al índice de ejecuciones por 100.000


habitantes,11 el número de homicidios dolosos por 100.000 habitantes,
y la percepción de inseguridad por Estado.12
En países en donde una parte importante de los hechos delictivos
no son denunciados por motivos muy diversos, la tasa de homicidios
es un indicador relevante de la situación delincuencial, porque este
tipo de delitos generalmente son denunciados a diferencia de otros.

TABLA 1. N.º de homicidios dolosos por 100.000 habitantes/Estado


Entidad federativa Año 2007 Año 2008
Sinaloa 28,0 43,7
Chihuahua 18,5 42,1
Guerrero 25,4 30,2
Durango 16,3 27,8
Baja California 17,1 27,7
Oaxaca 26,7 20,6
Sonora 12,5 15,8
Nayarit 11,2 15,2
Quintana Roo 14,4 15,2
Michoacán 13,2 14,2
Nacional 9,7 11,8

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11. Indice de Incidencia Delictiva y Violencia, 2009. Centro de Investigación para el


Desarrollo A.C. (CIDAC), agosto.
12. Sexta Encuesta Nacional sobre Inseguridad, 2009 ( ENSI-6).

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 196 14/04/11 09:57


Los derechos humanos 197

TABLA 2. Ejecuciones por cada 100.000 habitantes/Estado


Entidad federativa Núm. ejecuciones
Chihahua 32,1
Durango 17,6
Sinaloa 17,5
Baja California 10,5
Guerrero 9,3
Michoacán 5,9
Nacional 4,9

Fuente.: CIDAC, 2009.

Los datos de las tablas 1 y 2 nos sitúan ante un país y algunos de


sus Estados con altas tasas de homicidios y ejecuciones, teniendo en
cuenta que la tasa de homicidios en los países europeos se encuentra
entre 1 y 2 por cada cien mil habitantes13 y la media mexicana es de
11,8. En el caso de de los Estados de Sinaloa, Chihuahua o Guerrero,
el nivel de violencia que reflejan los datos les colocan entre los prime-
ros lugares más violentos del mundo. Sin embargo, también nos indi-
can que la mayor parte de los Estados mexicanos —todos los demás
que no aparecen en las tablas— se encuentran en cifras por debajo de
la media nacional, y muchos de ellos se sitúan próximos e incluso por
debajo de la tasa de EE.UU. —4,3— en lo que a homicidios se refiere,
y, en cuanto a ejecuciones hay Estados con 0,0 —Estado de Baja Ca-
lifornia Sur—, o del 0,1 de Tlaxcala, o 0,9 de Yucatán, lo cual apunta
a la existencia de zonas geográficas en el país en las que el Estado y
sus instrumentos coercitivos para garantizar la seguridad ciudadana o
no llegan o son altamente deficitarios. Basta señalar que mientras la
tasa de homicidios en Yucatán es de 2,5, en Sinaloa lo es 43,7, o el
número de ejecuciones en Chihuahua —32,1— mientras que es 0,0 en
Baja California Sur., lo que indica dos realidades bien diferentes de la
violencia en un mismo país.14

13. P. Parás et al. (2008), Cultura Política de la Democracia en México. El impacto


de la gobernabilidad, Lapop, México, noviembre.
14. F. Escalante Gonzalbo (2009) El homicidio en México entre 1990 y 2007 aproxi-
mación estadística. El Colegio de México y Secretaría de Seguridad Pública federal.

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198 La democracia en México

TABLA 3. Estados que se consideran más inseguros respecto


de la media nacional (%)
Entidad federativa Año 2004 Año 2008
Distrito Federal 86 85
Chihuahua 57 83
Estado de México 71 76
Baja California 62 76
Durango 40 75
Aguascalientes 32 74
Michoacán 49 71
Guerrero 44 71
Morelos 56 50
Nuevo León 41 70
Oaxaca 42 69
Sinaloa 63 67
Nacional 54 65

FUENTE.: ENSI-6.

Los datos de la tabla 3 nos muestran que (a) la opinión mayorita-


ria de los mexicanos es que México es un país inseguro —65 %—, (b)
que en el caso de algunos Estados ese porcentaje supera el 80 % de sus
ciudadanos, y (c) que se produjo una evolución exponencial de la opi-
nión negativa de los ciudadanos sobre la seguridad en algunos de los
Estados, desde el año 2004. En el caso de Aguascalientes el incremen-
to fue del 42 %, o en el caso de Guerrero, Nuevo León y Oaxaca, el
aumento fue entre 27 y 29 puntos porcentuales; en el conjunto lo fue
de 11 puntos. El deterioro en la seguridad ciudadana que muestran los
datos es especialmente alarmante en algunos Estados, aunque cierta-
mente las percepciones de inseguridad no siempre reflejan con exacti-
tud las tasas reales de hechos delictivos, porque están condicionadas
por la llamada «paradoja del miedo».15
Según algunos autores, el año 2009 fue el año más violento en la
última década en México, contabilizándose más de 7.700 ejecutados

15. J. Covington y R. Taylor (1991) «Fear of Crime in Urban Residential Neigbor-


hoods: Implications of Between-and Whithin-Neighborhood Sources for Current Mo-
dels», en Sociology Quarterly, 32, pp. 231-249.

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Los derechos humanos 199

en lo combates entre el Ejército mexicano y los cárteles, y doce perio-


distas muertos y ocho desaparecidos.16
Un dato que parece relevante es el referido al derecho de infor-
mación, el cual se encuentra profundamente afectado por la violencia
que se ejerce contra los periodistas. Desde el año 2000 al mes de octu-
bre de 2010, se han registrado 65 homicidios de periodistas, 12 des-
apariciones y 17 atentados a medios de comunicación en todo el país.17
Conforme se afirma en algunos informes, México es uno de los países
más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo, e incluso
se le sitúa en el séptimo país en el ranking de países en donde se ase-
sina a periodistas con más impunidad.18
Finalmente señalamos dos últimos datos relativos a la situación de-
lictiva en México. El primero de ellos en relación con una de las formas de
comisión delictiva más común, la extorsión: Los reclamos por extorsión
pasaron de una cifra de 1000 en el año 2003, a más de 50.000 en el año
2008.19 El segundo tiene que ver con el fraude y la corrupción en el sector
privado en México. El 77 % de las empresas que operan en México ha te-
nido cuando menos un fraude en el último año, y el 44 % de las empresas
reconocen que han realizado pagos extraoficiales a servidores públicos.20

Actitudes de la población ante las actuaciones delictivas

Consideramos muy importante saber cómo actúan los ciudadanos ante


los hechos delictivos, porque es a través de esos comportamientos
cómo vamos a conocer mejor la confianza en instituciones fundamen-
tales del Estado de derecho, como son las fuerzas de seguridad inte-
rior o policiales y el aparato judicial.

16. G. Rodríguez Rico, «La aplicación del Derecho a la información en México», en


Revista DIGNITAS, de la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Mé-
xico, segunda época, enero-marzo, 2010, pp. 19-39.
17. Datos aportados por e Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos
en la inauguración de la «Jornada por el derecho a defender y a comunicar», celebrada
en México D.F., el 7 de octubre de 2010.
18. Relatoría del seminario «Cobertura transfronteriza del narcotráfico entre México
y Estados Unidos», realizado el 26 y 27 de marzo de 2010. Knight Center for Journa-
lism y McCormick Foundation.
19. FREDOM HOUSE. Informe sobre México, 2009.
20. Encuesta de Fraude y Corrupción en México, 2008. Disponible en <www.encup.
com.mx>.

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200 La democracia en México

Utilizaremos tres indicadores al respecto: —cifras de denuncias


de delitos y qué sucedió con ellas—, por qué no se denunció un hecho
delictivo, y porcentaje de no averiguación previa.

TABLA 4. Porcentaje de denuncia de hechos delictivos y que sucedió (%)


Año No denunció Denunció y no se inició A.P. Denunció y se inició A.P.
2004 77 3 20
2007 79 8 13
2008 78 7 15

FUENTE: ENSI-6.

TABLA 5. Por qué no se denuncian los hechos delictivos (%)


Por qué no denuncio Año 2004 Año 2007 Año 2008
Pérdida de tiempo 35 40 39
Desconfianza en la autoridad 18 15 16
Trámites largos y difíciles 8 8 10

FUENTE: ENSI-6.

TABLA 6. Porcentaje de no averiguación previa por Estados con índice


superior al nacional (%)
Entidad Federativa Año 2004 Año 2008
Guanajuato 80 91
Jalisco 80 90
Guerrero 91 90
Distrito Federal 74 88
Tlxcala 73 88
Oaxaca 83 87
San Luis Potosí 90 86
Coahuila 71 86
Nuevo León 75 86
Quintana Roo 81 86
Nacional 80 85

FUENTE: ENSI-6.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 200 14/04/11 09:57


Los derechos humanos 201

Los datos de las tablas 4, 5 y 6, nos revelan, al menos dos cues-


tiones fundamentales, la primera es relativa a la escasa confianza que
los ciudadanos mexicanos tienen en los aparatos policial y judicial, y
la segunda muestra la impunidad de los criminosos.
En cuanto a la confianza en la policía, el 28,4 % afirma que tiene
poca confianza y el 37,0 % ninguna; es decir, el 65,4 % de los mexica-
nos no confían en la policía. Sobre los jueces y los juzgados, el 33,7 %
afirma tener poca confianza y el 22,1 % ninguna.21 La mayoría de los
mexicanos no tienen confianza en dos de las instituciones fundamen-
tales de persecución y represión del crimen, desconfianza que provoca
el escaso interés en formular denuncia cuando se cometen actos delic-
tivos, y lo que es más grave: la impunidad. Impunidad que es conse-
cuencia de que cuando no hay denuncia no se investiga y persigue la
actividad delictiva, e impunidad porque el aparato policial y judicial
son altamente deficientes, cuando no relacionados directamente con
actividades criminosas como denuncian las organizaciones de dere-
chos humanos y otros organismos internacionales.
Hay estudios en los que se afirma que la impunidad en México
alcanza al 98,3 % de los delitos.22 La propia Comisión Nacional de
Derechos Humanos ha denunciado que de los 65 casos de homicidios
documentados por la CNDH, solo se han dictado 10 sentencias conde-
natorias, lo que constituye una muestra de la impunidad que existe en
el país.23 También en informes del Departamento de Estado de EE.UU.,
señala que: «La impunidad fue generalizada y contribuyó a la conti-
nua reticencia de muchas víctimas de presentar quejas».24
La impunidad genera dos efectos aparentemente contradictorios.
En primer lugar provoca desconfianza en las autoridades, lo que lleva
a los ciudadanos a no denunciar los hechos delictivos. Por otra parte,
la escalada de inseguridad y violencia, produce reclamos favorables a
la «política de mano dura», y por lo tanto de apoyo a los despliegues
operativos de las fuerzas armadas en el combate a la delincuencia or-

21. Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas ciudadanas, 2008. Disponi-
ble en <www.encup.gob.mx/encup>.
22. CIDAC, 2009.
23. Nota de prensa emitida por la CNDH en fecha 2 de octubre de 2010. Disponible
en la web de la CNDH.
24. Informe del Departamento de Estado de EE.UU., sobre Prácticas de Derechos
Humanos en 2008 en México. Accesible en: <www.usembassy-mexico.gov/textos>.

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202 La democracia en México

ganizada, lo que es común a numerosos países de la región.25 Confor-


me a los datos de la ENSI-6, los mexicanos muestran en un 86 % su
conformidad con los operativos despegados, y solamente un 10 % se
manifiesta en contra y el 4 % no sabe. Sin embargo esa manifestación
de conformidad con la intervención de las fuerzas armadas en políti-
cas de seguridad debe ser matizada en la medida en que la opinión es
del conjunto de los mexicanos, mientras que, como ya hemos visto
con anterioridad, los mapas de alta violencia y de despliegue de las
fuerzas armadas exhiben básicamente a diez Estados. Es importante
señalar que la actuación de las fuerzas armadas no supuso un incre-
mento en la percepción de seguridad; la sensación de inseguridad,
como ya vimos, aumentó en el conjunto en más de once puntos por-
centuales.

Los actos violatorios de los derechos humanos

TABLA 7. Evolución de hechos atentatorios a los derechos humanos


Cateos y
Ejercicio Tratos registros
indebido función crueles e Detención domiciliarios
Año Total pública inhumanos arbitraria ilegales
2007 666 122 45
2008 2102 462 490 488
2009 5162 494 877 759

FUENTE: Informe Del Centro de Derechos Humanos Miguel Pro Juárez, 2010.

En la tabla 7 se observa el incremento notorio de los hechos más


graves y que afectan directamente a los derechos humanos estableci-
dos en las normas internacionales como son el derecho a la vida, la

25. H. Fruhling y J. Tulchin (2003). Crimen y violencia en América Latina. Seguri-


dad ciudadana, democracia y Estado, FCE., México. Y, en R. Ahnen (2007), «The
Politics of Violence in Democratic Brazil», en Latin American Politics and Society,
vol. 49, n.º 1, pp. 140-164.

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Los derechos humanos 203

integridad física o la privacidad. La tortura, los tratos crueles e inhu-


manos, o los registros domiciliarios atentan directamente contra ellos,
y el incremento reflejado es altamente significativo.26
Una de las causas que los organismos internacionales y asocia-
ciones de derechos humanos vienen denunciando como explicativo
del incremento de violaciones a aquellos derechos, es el despliegue
masivo de las fuerzas armadas en diversos Estados mexicanos en fun-
ciones de seguridad interior y de combate al crimen organizado. A
continuación vamos a reseñar algunos datos sobre la relación entre el
despliegue de las fuerzas armadas en el marco de la denominada polí-
tica de «mano dura» y violaciones de derechos humanos.

TABLA 8. Número de abusos cometidos por miembros de las fuerzas


armadas27
Año Número
2007 54
2008 119
1.º Semestre 2009 115

TABLA 9. Número de víctimas de abusos cometidos por miembros de las


fuerzas armadas
Año Número
2007 136
2008 172
1.º Semestre 2009 395

26. Según los datos facilitados por la CNDH, en el período de 2005 a 2008 se habían
producido 1727 detenciones arbitrarias, mientras que solo en el año 2009 hasta sep-
tiembre de 2010 se habían incrementado a 2.415. Algo similar ha sucedido con la co-
misión de tratos crueles y/o degradantes que pasaron de 1.531 entre los años 2005 a
2008, y en el año 2009 hasta septiembre de 2010 se incrementaron a 2.196
27. Los datos de abusos cometidos, número de víctimas y Estados en los que más
abusos se han cometido, constan en el Informe del Centro Derechos Humanos Miguel
Agustín Pro Juarez, A.C., 2010

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204 La democracia en México

TABLA 10. Estados en los que más abusos se cometieron por parte de
miembros de las fuerzas armadas: (porcentajes sobre el total)
Estado (%)
Guerrero 18
Sinaloa 15
Tamaulipas 14
Chihahua 13
Michoacán 8

Según estos datos del Informe emitido por el Centro DºHº Mi-
guel Agustín Pro Juárez, en el Estado de Guerrero se habrían produci-
do cinco situaciones de violación de derechos por cada mil soldados
desplegados.
La CEDH del Estado de Guerrero recibió 155 quejas contra ele-
mentos del Ejército Mexicano por abusos cometidos por elementos de
las fuerzas armadas; 173 por detención arbitraria, 138 por acciones
contra la integridad y 90 por actos contrarios a la inviolabilidad del
domicilio. Adoptó Medidas Cautelares a favor de 107 defensores civi-
les de derechos humanos.28 Un Estado en donde, a pesar del desplie-
gue masivo de fuerzas armadas en número superior a 7.500 miembros
en el Operativo Conjunto Guerrero,29 la percepción de inseguridad en
sus ciudadanos aumentó en un 27 % entre 2004 y 2008.
La evolución del número de Recomendaciones30 de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos y la institución a la que van dirigidas,
es un indicador excelente del impacto que el despliegue de las fuerzas

28. Informe de actividades de la CEDH de Guerreo, 2009


29. Informe Centro DºHº Miguel Pro Juárez, oc.
30. Las Recomendaciones de la CNDH son resoluciones que emite la Comisión una
vez que analiza un caso de violación de derechos humanos y es comprobada la existen-
cia de referida violación, y si no es posible una amigable composición, emite la Reco-
mendación con descripción de los hechos, las evidencias, el relato jurídico en el que se
enmarcan, y recomendaciones específicas a la autoridad responsable de los hechos
para sancionar a los responsables y reparar el daño causado, y han venido establecien-
do y consolidando los criterios jurídicos altamente relevantes para la determinación de
hechos violatorios de los derechos humanos. Véase G. Sandoval Vargas y E. Corzo
Sosa, Criterios jurídicos de las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Dere-
chos Humanos (1990-2005). (2006) Universidad Nacional Autónoma de México y Co-
misión Nacional de Derechos Humanos.

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Los derechos humanos 205

armadas en funciones de seguridad ciudadana ha provocado en la


existencia de hechos violatorios de derechos humanos.

TABLA 11. Número de recomendaciones de la CNDH y las dirigidas a la


SEDENA
Año Número Total SEDENA
2006 46 0
2007 70 6
2008 67 13
2009 78 35
(30/09/2010) 49 16

FUENTE: CNDH.

En la actualidad, y desde el año 2008, la Secretaría de Defensa


Nacional (Sedena) se ha convertido en la primera institución a la que
van dirigidas las recomendaciones de la CNDH.
Es evidente que tanto el número de abusos cometidos por las
fuerzas armadas como del número de víctimas de los mismos, ha teni-
do un notable incremento con la implantación de ese tipo de políticas
de «mano dura».
Algunos Presidentes de las CEDH vienen reclamando una mu-
danza rápida en la concepción y aplicación de las políticas de seguri-
dad pública, hasta el punto de que el Presidente de la CEDH del Estado
de Guanajuato afirmó en la presentación del Informe de actividades en
el año 2009 que «Es indispensable profundizar en la estrategia contra
el crimen organizado por lo que resulta necesario que el ejército apre-
sure su regreso a los cuarteles; lo anterior, acompañado de un nuevo
modelo policiaco que fortalezca a los policías de cada entidad».31
El Informe emitido por el Departamento de Estado de EE.UU.32
sobre Prácticas de Derechos Humanos, señalaba las deficiencias exis-
tentes en México al respecto. Entre los graves problemas detectados
se señalaban los siguientes:

31. Informe de actividades de la CEDH del Estado de Guanajuato, 2009.


32. Informe del Departamento de Estado de EE.UU. sobre prácticas de Derechos
Humanos en 2008, en México, publicado el 25 de marzo de 2009. Accesible en <www.
usembassy-mexico.gov/textos>.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 205 14/04/11 09:57


206 La democracia en México

—«El secuestro sigue siendo un problema grave para personas


de todos los niveles socioeconómicos. La Procuradoría General de la
República (PGR registró 326 secuestros cometidos en todo el país du-
rante los cinco primeros meses del año. No obstante, muchos casos no
se denunciaron porque las familias negociaron directamente con los
secuestradores».
—«El trato cruel y el abuso físico en particular siguieron consti-
tuyendo un problema grave, en especial entre los elementos de la po-
licía estatal y local. Durante el año transcurrido, la CDH recibió 588
quejas de trato cruel o degradante y 21 quejas de tortura, mientras que
en 2007 las cifras correspondientes fueron 395 y 4 respectivamente.
Pese a que la ley dispone lo contrario, con frecuencia algunos policías
y fiscales intentaron justificar un arresto mediante la obtención por la
fuerza de la confesión de un delito».
—«Las condiciones penitenciarias siguen siendo deficientes. La
CNDH y otras ONG informaron que predominaron la corrupción, el ha-
cinamiento, el alcoholismo y la drogadicción en la mayoría de las insta-
laciones. Las condiciones de higiene y salud son malas y la mayoría de
las cárceles no cuenta con atención psiquiátrica. N ocasiones, las autori-
dades aíslan a los presos durante períodos indefinidos, y los reclusos
suelen tener que sobornar a los guardias para obtener comida, medica-
mentos y otros artículos de primera necesidad. La CNDH abrió 357 ca-
sos de quejas basadas en inquietudes en cuanto a violaciones de los dere-
chos humanos de los reclusos, habiendo confirmado 126 de las quejas».
—En cuanto a arrestos o detención arbitraria, el Informe señala:
«La Ley prohíbe el arresto y la detención arbitrarios, así como el aus-
picio o el encubrimiento de una detención ilícita; no obstante, la poli-
cía con frecuencia hace caso omiso de estas disposiciones. La corrup-
ción siguió siendo un problema, debido a que muchos agentes de la
policía, en particular a nivel estatal y local, participaron en secuestros
y extorsiones, o protegieron o intervinieron directamente en nombre
de la delincuencia organizada y los narcotraficantes. La impunidad
fue generalizada y contribuyó a la continua reticencia de muchas víc-
timas de presentar quejas».
—«La corrupción, la ineficiencia y la falta de transparencia si-
guen siendo un problema importante en el sistema jurídico».
—«A pesar del apoyo del gobierno federal a la libertad de prensa,
muchos periodistas trabajaron en ambientes peligrosos. Los periodistas

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 206 14/04/11 09:57


Los derechos humanos 207

que cubren asuntos de diversos grupos de la delincuencia organizada


y funcionarios públicos corruptos vinculados a dichos grupos confir-
maron que practican la autocensura y reconocieron los peligros que el
periodismo de investigación representa para ellos y sus familias... Du-
rante el año, seis periodistas fueron muertos y tres desaparecieron».
—«La corrupción sigue siendo un problema en todos los niveles
del gobierno, ya que algunos funcionarios públicos continuaron co-
metiendo con impunidad abusos burocráticos y actos delictivos».
—«Entre 1993 y mayo de 2008, un total de 432 asesinatos y des-
apariciones de mujeres se registraron en Ciudad Juárez, Chihuahua…
En Ciudad Juárez continúa la violencia contra la mujer. Durante el año
hubo al menos 30 asesinatos de mujeres». «La trata de mujeres y de
menores para prostitución sigue siendo un problema». «El gobierno es-
tima que, cada año, 22.000 menores son objeto de explotación sexual»
—«Hubo informes fidedignos de que agentes de policía, inmi-
gración y aduanas infringieron frecuentemente los derechos de mi-
grantes indocumentados, cometiendo incluso violación sexual».

Un relatorio similar del deterioro de los derechos humanos en


México, se contiene en el informe emitido en relación con el año
2009: aumento de los casos de corrupción en las fuerzas policiales, el
incremento de secuestros de 325 en el año 2005 a 820 en 2008 con
elementos de la policía involucrados en gran número de ellos, o el
número de denuncias recibidas por la CNDH en número de 1.105 en
2009 por comisión de tratos crueles y degradantes, y 33 denuncias por
tortura, comparados con 588 y 21 respectivamente en 2008.33
La información contenida en precitados Informes señala que la
existencia de corrupción es bastante generalizada en los ámbitos poli-
ciales y del sistema judicial en México, lo que afecta negativamente a
la calidad de la democracia. Como afirma Morlino34 el rule of law en
una democracia de calidad implica entre otros componentes, el de «
ausencia de corrupción en los aparatos políticos, administrativos y ju-
diciales», y «la existencia de fuerzas de policía eficientes y respetuo-
sas de los derechos y las libertades existentes y efectivamente garanti-

33. Informe sobre Derechos Humanos, 2009. Departamento de Estado de EE.UU.,


marzo, 2010.
34. Morlino, L. Democracias y democratizaciones. CIS,, Madrid, 2009.

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208 La democracia en México

zadas», además las violaciones de derechos humanos han pasado a


formar parte de los indicadores de calidad democrática.35

La opinión de los mexicanos sobre derechos humanos en México

Los datos aportados por la Comisión Nacional de Derechos Humanos


muestran que, si bien en el año 2006 respecto del 2005 hubo una me-
jora en la percepción de los ciudadanos de que los derechos humanos
se respetan, esa opinión a partir del año 2007 va empeorando, de
modo que en los años 2007 y 2009 el porcentaje de ciudadanos mexi-
canos que consideran que los derechos humanos se respetan poco o
nada es mayor que el que dice que se respetan mucho o algo.36

GRÁFICA 1

70 -

60
60 -
54 53
52
50 - 48
43
41
40 - 37
%

30 -

20 -

10 -

0-
2005 2006 2007 2008

Se respetan mucho/algo Se respetan poco/nada

FUENTE: CNDH.

35. Hernández Valdez, A. «Las causas estructurales de la democracia local en México,


1989-1998», en Política y Gobierno, vol. VII, n.º 1, primer semestre de 2000, pp. 101-144
36. Encuesta Nacional de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, mayo, 2009.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 208 14/04/11 09:57


Los derechos humanos 209

Vemos que, a medida en que la percepción ciudadana sobre la


seguridad ciudadana en el conjunto de país y de una buena parte de los
Estados en particular empeora, la actuación en materia de respeto a los
derechos humanos se deteriora también. Si como se viene afirmando,37
la victimización por corrupción acarrea desconfianza en las institucio-
nes, y México es un país con altos índices de corrupción,38 la conse-
cuencia resulta más que evidente, como demuestra la siguiente tabla.

TABLA 12. Nivel de confianza ciudadana en las fuerzas policiales (%)


Nivel de confianza en las policías Mucho Poco Nada
Policía preventiva 15 62 22
Policía de tránsito 14 57 28
Policía judicial 18 55 25
Policía Federal Preventiva 29 54 15
Agencia Federal de Investigación 31 50 18

FUENTE: ENSI-6.

Sin embargo, es preciso decir que ese bajo nivel de confianza en


algunas de las instituciones fundamentales del Estado, como ocurre en
el presente caso con las fuerzas policiales, referida desconfianza no
impacta significativamente en el apoyo de los ciudadanos mexicanos
a la democracia, toda vez que el 76,2 % de los mexicanos muestran su
apoyo a la democracia,39 y así se viene afirmando en diversos estu-
dios.40

37. M. Seligson, «The Impact of Corruption on Regime Legitimacy: A Comparative


Study of Four Latin American Countries». The Journal of Politics 64, n.º 2 ( 2002a),
pp. 408-433.
38. México ocupa el 3.er lugar en victimización por corrupción en América y el Cari-
be. Datos en P. Porás et al., oc.
39. Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, 2008. La pre-
gunta 22e, se formula en los siguientes términos: Dígame si usted está de acuerdo o no
esta de acuerdo con cada una de las siguientes frases: e) Da lo mismo tener un gobier-
no democrático que uno autoritario.
40. E. M. Barahona y C. Rivas «Las consecuiencias de la «Epidemia del Crimen», en
México: explorando implicaciones a nivel subestatal», 2010 (en imprenta); y P. Parás,
A. Moreno y M. A. Seligson, Cultura Política de la democracia en México, 2008. El
impacto de la gobernabilidad. Lapop, México, noviembre 2008.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 209 14/04/11 09:57


210 La democracia en México

A modo de conclusiones

Los datos previamente reseñados indican la permanencia de graves


incumplimientos respecto de los derechos humanos, tanto en relación
a aquellos que afectan directamente a la vida o integridad física de las
personas, como los que están íntimamente relacionados con las garan-
tías jurídicas inexcusables en los procesos de combate a la delincuen-
cia. El monopolio de la violencia legítima y la protección de los dere-
chos de los ciudadanos conforman elementos básicos del Estado
Derecho, y solo en el marco del Estado puede haber democracia.41 Las
fallas existentes en México relativas a violaciones graves de los dere-
chos humanos, a la corrupción policial y judicial, y el alto nivel de
desconfianza de la población en algunas de las instituciones claves en
el combate a la delincuencia merman la calidad de la democracia
mexicana, generando la aparición de las llamadas «zonas marrones»42
en algunos Estados en los que los instrumentos del Estado de Derecho
o no llegan o son especialmente débiles.
Se observa también cómo la llamada «política de mano dura»
ha supuesto un notable incremento en comportamientos contrarios a
los derechos humanos, muy especialmente en las zonas de gran des-
pliegue de fuerzas armadas para combatir el crimen organizado. Esa
política contraviene las recomendaciones y criterios de las organi-
zaciones internacionales en materia de derechos humanos, y muy
particularmente lo afirmado al respecto por la Comisión Interameri-
cana de Derechos Humanos, al reclamar la necesaria diferenciación
entre políticas de seguridad nacional y seguridad ciudadana, siendo
competencia de las fuerzas armadas la primera y de las fuerzas po-
liciales la segunda. El fuerte incremento de hechos violatorios rela-
cionados con miembros de las fuerzas armadas, añade evidencia a
que la confusión entre ambas políticas facilita la comisión de he-
chos violatorios a los derechos humanos, tanto porque referidas po-
líticas cobran autonomía propia escapando al control en su diseño e
implementación, como por la sustracción de la investigación y juz-

41. J. J. Linz y A. Stepan, Problems of Democratic Transition and Consolidation:


Sourthern Europe, South America and Post-Communist Europe, Baltimore, MD, Johns
Hopkins University Press, 1996.
42. G. O’Donnell, «On the State, Democratization and Some Conceptual Problems»,
World Development, vol. 21, n.º 8 (1993), pp. 1.355-1.369.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 210 14/04/11 09:57


Los derechos humanos 211

gamiento de los infractores de los derechos humanos a la jurisdic-


ción ordinaria.
Finalmente, utilizando los términos de Martí Puig (2009), la po-
lítica de «populismo punitivo» tiene un doble efecto en las percepcio-
nes ciudadanas: (a) se produce un notable apoyo a referidas políticas
ante la existencia de altos niveles delicuenciales; (b) sin embargo, la
percepción de seguridad de los ciudadanos no solo no ha mejorado
sino que empeora. El número de ciudadanos que consideran a México
como un país inseguro ha aumentado en once puntos porcentuales en-
tre 2004 y 2008, pasando del 54 % al 65 %, y en algunos Estados,
como en el caso de Guerrero el incremento es de 27 puntos, o en Mi-
chocacán y Guanajuato en donde los incrementos son de 22 y 21 pun-
tos respectivamente.

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212 La democracia en México

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DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 212 14/04/11 09:57


8.
Explorando las implicaciones de la «epidemia del
crimen» en México

Elena M. Barahona y Cristina Rivas

Introducción

En México la violencia está en el centro de la vida cotidiana y de la


agenda política. A los crímenes y al crecimiento exponencial de los
delitos, se ha sumado el contexto de violencia desatada por la guerra
contra el narcotráfico que ha dejado una estela de 28 mil muertos.1
Estas altas tasas de criminalidad del país tienen el peligro potencial
de erosionar su democracia a través de quiebras en el estado de dere-
cho. Situación que se agrava por el hecho de que México tiene un
claro problema de provisión de seguridad ciudadana y su marco ins-
titucional parece desbordado por la amenaza (Bergman, 2007, 11).
En este marco se están ensayando distintas respuestas políticas e ins-
titucionales: así las Fuerzas Armadas están interviniendo en mante-
ner la seguridad interna, se están estableciendo medidas de seguri-
dad privada, mecanismos de justicia vigilada y políticas de «mano
dura» o de «populismo punitivo» contra la delincuencia como ejes
centrales de campañas políticas en el país.2 Sin embargo, los resulta-
dos no han estado a la altura de los desafíos y de los esfuerzos reali-
zados (Bergman, 2007, 12). El peligro potencial que toda esta situa-
ción supone para la democracia reside en el hecho de que la

1. Datos aparecidos en El Universal: «Reforma de justicia penal, a paso lento». 29 de


septiembre de 2010. [<http://www.eluniversal.com.mx/primera/35611.html>. ultimo
acceso 11 de diciembre de 2010].
2. Entendemos aquí el populismo penal como «la expresión política y social del én-
fasis en el control y la sanción penitenciaria de quienes infringen la ley» (Dammert y
Salazar, 2009, 9).

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 213 14/04/11 09:57


214 La democracia en México

ciudadanía, que busca respuestas simples al delito y sus consecuen-


cias, puede legitimar cierto tipo de medidas que busquen evadir la
ley como el mejor modo de luchar contra el crimen. Como Garland
(2001, 282) indica:

…existe una nueva relación entre los políticos, el público y los expertos
penales en la que los políticos dan más directivas, los expertos son me-
nos influyentes y la opinión pública se torna un punto clave de referen-
cia para evaluar las diversas opciones.

Muchos se preguntan ahora si la «epidemia del crimen» puede condu-


cir a deteriorar la calidad de la democracia como ya lo señalaba Dia-
mond (1999, pp. 88-89) hace ya una década:

Effective government and regime performance is most often thought of


in economic terms. But it is not only material progress and security that
democratic citizens value. They are no less concerned with their physi-
cal safety and security, which require protection from arbitrary harm by
the state or criminal elements.

El crimen, entonces, puede debilitar la democracia creando una


presión para acciones gubernamentales duras que puede resultar
en medidas represivas y antidemocráticas. A propósito de esta
afirmación Cruz indica (2003, p. 19) que las altas tasas de delin-
cuencia «represents a threat and obstacle to democratization pro-
cesses» lo que lleva a cuestionar la legitimidad del sistema polí-
tico. Esto puede llevar a que incluso los ciudadanos puedan
apoyar un golpe militar bajo condiciones de altos niveles de cri-
menes.
Estudiando este aspecto en el caso de la región latinoamericana,
se observa (Gráfico 1), que México está en segundo lugar cuando se
les pregunta a los ciudadanos por su apoyo a un golpe militar (64,1 %)
bajo condiciones de altos niveles de crimen (sólo por detrás de Hon-
duras).
Es un gráfico muy relevante si tenemos en cuenta las altas tasas
de victimización y criminalidad que ha experimentado México en los
últimos años.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 214 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 215

GRÁFICO 1. Apoyo a un golpe militar bajo condiciones de altos niveles de


crimen (%) (LAPOP, 2008)

Uruguay -
Venezuela -
R. Domincana -
Bolivia -
Brasil -
Ecuador -
Guatemala -
Nicaragua -
El Salvador -
Perú -
Belice -
México -
Honduras -
Guayana -

0 10 20 30 40 50 60 70

En este sentido, gran parte del debate en México se concentra


entonces en el desafío que representa el hecho de combatir el crimen
—tanto el común como el del narcotráfico— sin que suponga una vio-
lación del estado de derecho ni una reversión de las libertades y dere-
chos conseguidos en el período democrático. Algo que otorgaría legiti-
midad a las instituciones del régimen a la vez que reduciría los abusos
en la lucha contra el crimen. Esto es importante porque literatura re-
ciente sobre violencia en América Latina ha apuntado que la prevalen-
cia de elevados niveles de crímenes e inseguridad pública puede ero-
sionar no solo la legitimidad de la policía y del sistema judicial sino
también la voluntad de los ciudadanos para cumplir con las reglas del
sistema (Diamond, 1997; Bauman, 2001; Buvinic et al., 2002).
Así las cosas, las investigaciones recientes empiezan a vincular
el problema que la delincuencia puede suponer para la estabilidad del
régimen a nivel macro mientras que a nivel micro empiezan a estu-
diarse las implicaciones que dicho aumento de la inseguridad puede
suponer al apoyo de los ciudadanos a las instituciones democráticas.
Hay que señalar en este punto de nuestro estudio que pese a la impor-
tancia de este problema para las democracias contemporáneas, hay

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 215 14/04/11 09:57


216 La democracia en México

una notable escasez de estudios sobre las consecuencias políticas del


aumento de la criminalidad. Así Bergman (2006, 213) indica:

Similar changes in the economic and political landscape [of Latin Ame-
rica] would have surely triggered a torrent of books and research inter-
ests. Yet, one of the most puzzling questions in the literature is why
such a drastic deterioration in public security and rise in criminal acti-
vity have not produced a wave of new volumes in the field.

Teniendo en cuenta las dificultades que se presentan a la hora de desli-


gar los problemas de seguridad ciudadana de la violencia ejercida en
México por el narcotráfico y la lucha desde el Estado contra los cárteles
(que empañan la percepción ciudadana sobre la inseguridad del país),
este trabajo pretende contribuir a este marco teórico en un triple sentido:

1) se analizará la relación existente entre victimización y democracia


(tanto apoyo a la misma como satisfacción con la misma).
Se parte de la hipótesis que el incremento en las tasas de crimen
y en la victimización provoca en la población un incremento en
el apoyo a políticas de mano dura y hacia una reversión a for-
mas autoritarias de poder (Oppenheimer, 2007). Como señala
Pérez (2003, 638):
Crime undermines support for democratic regimes. As crime
rates increase, pressure mounts for «strong» government ac-
tion, which in many instances results in highly repressive and
undemocratic measures
2) se estudiará la vinculación entre victimización y percepción de
aumento de inseguridad y la percepción de la eficacia del Estado
en la lucha contra el crimen a través del apoyo a las instituciones
encargadas de la misma.
Se parte del hecho que la victimización pondría al individuo en
contacto con los servicios estatales en un país donde esta expe-
riencia por lo general genera frustración, sensación de corrup-
ción e ineficiencia dejando entonces a la víctima con una impre-
sión negativa de la eficacia estatal en la lucha contra el crimen.
Como resultado de dichas interacciones con las autoridades es-
tatales encargadas de la justicia y de la seguridad, las víctimas
tendrán más probabilidad de confiar menos en las mismas que

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 216 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 217

el resto de los ciudadanos «feeling unprotected or even further


victimized by the system that is meant to protect them» (Pérez,
2003, p. 628).
3) Se examinará también si existe una relación entre índices de crimi-
nalidad objetiva y las diferentes percepciones señaladas anterior-
mente.

Mediante la comprobación de las anteriores hipótesis, este trabajo pre-


tende evaluar el impacto de la actual ola de violencia en México en el
estado de derecho de dicho país. Así este estudio explorará el posicio-
namiento de la ciudadanía hacia las políticas de seguridad pública del
Estado, las principales instituciones de persecución del delito (policía,
FFAA y sistema de justicia) y sus percepciones respecto a la democra-
cia.
Para desarrollar el análisis indicado se utilizará la base de datos
del proyecto realizado por la Universidad de Salamanca (USAL) y el
Colegio de México (Colmex)3 (a partir de ahora Base Datos USAL-
Colmex), dividiendo los países en terciles según su puntaje dentro del
índice de democratización local elaborado por Reynaldo Ortega y Fer-
nanda Somuano (y que se expone en el primer capítulo):

1.º tercil (grado de democratización más bajo): Chiapas, Quintana Roo,


Nayarit, Oaxaca, Tabasco, Morelos Tlaxcala, Coahuila, Puebla.
2.º tercil (grado de democratización medio): Hidalgo, Colima, Ta-
maulipas, Durango, Sinaloa, Chihuahua, Baja California Sur, San
Luis Potosí, Campeche, Yucatán.
3.º tercil (grado de democratización alto): Zacatecas, Sonora, Nuevo
León, Aguascalientes, Jalisco, Distrito Federal, Baja California,
Queretaro.

Dentro de dichos terciles, el estudio pondera 5 países como más repre-


sentativos del estudio: Guerrero y Veracruz en el tercil de democrati-
zación más bajo (T1), Guanajuato en el alto (T3), Michoacán y Estado

3. Índice de democratización a nivel subestatal, 2008-2010, Proyecto «El proceso de


democratización y calidad de la democracia local/estatal en México». Investigación
producto del proyecto «Calidad de la democracia local en México» financiado por la
Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID) y realizado por la Universi-
dad de Salamanca y el Colegio de México.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 217 14/04/11 09:57


218 La democracia en México

de México en el medio (T2). Algunos de los análisis realizados mos-


trarán sólo los resultados de estos Estados representativos.
El trabajo se divide en tres partes: en la primera se explican los
problemas de medición tanto de la victimización como de la crimina-
lidad objetiva como principales variables para representar la situación
respecto a la seguridad ciudadana en México. En el siguiente epígrafe,
se comprobarán las hipótesis presentadas mediante dos niveles de es-
tudio:

1.º Se estudiará, dentro de los Estados representativos de los terciles,


el impacto de la victimización con diversas percepciones respecto
a la democracia y a la eficacia del Estado en la lucha contra el
crimen. En este sentido se examinará:
• Nivel macro: Relación existente entre victimización y demo-
cracia (tanto apoyo como satisfacción con la misma).4
• Nivel micro: Vinculación entre victimización junto eficacia
del estado en lucha contra el crimen.5
2.º Se estudiará en todos los Estados si existe una relación entre las
percepciones anteriores y los diferentes niveles de incidencia de-
lictiva y violencia que existen en los mismos.

4. Para medir apoyo y satisfacción con la democracia se han utilizado las preguntas
15 y 16 del cuestionario Base de Datos USAL-Colmex. P.15 «¿Cuál de las siguientes
frases se parece más a su manera de pensar? La democracia es preferible a cualquier
otra forma de gobierno; un gobierno autoritario puede ser preferible a uno democráti-
co; da lo mismo un régimen democrático que uno no democrático». P.16. «En general,
¿está Ud. muy satisfecho, algo satisfecho, algo insatisfecho o muy insatisfecho con el
funcionamiento de la democracia en nuestro país?».
5. Para analizar la eficacia del estado en la lucha contra el crimen se han considerado
las preguntas 41 del cuestionario Base de Datos USAL-Colmex que mide el nivel de
confianza en una serie de instituciones o grupos: «Por favor, dígame qué tanto confía
en ellas; mucho, algo, poco o nada». De todas las instituciones se analizan sólo aque-
llas que tienen que ver con la lucha contra el crimen (Fuerzas Armadas y policía). Otra
de las preguntas utilizadas es la P.10: «Ahora dígame, si Ud. tiene una muy buena,
buena, mala o muy mala opinión de: los jueces, los juzgados y el ministerio público».
A partir de estas tres variables se ha creado una sola que mida la opinión de los ciuda-
danos sobre el «sistema de justicia». Para ello, se suman las respuestas dadas a cada
uno de ellos (jueces, juzgados y ministerio público) y se divide entre tres. Y, por últi-
mo, se emplea la pregunta 8 del cuestionario sobre «¿qué tan efectivo considera Ud.
que es el (gobierno federal, el gobierno estatal y el gobierno municipal) en términos de
mejorar la seguridad pública?; Muy inefectivo, algo inefectivo, algo efectivo, muy
efectivo». De nuevo, se crea una única variable que mida la efectividad de los tres or-
ganismos en la mejora de la seguridad pública.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 218 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 219

El estudio concluirá con las consecuencias que la provisión de seguri-


dad pública (o la ausencia de ella), como uno de los componentes es-
pecíficos de la democratización, ha tenido para la actual democracia
mexicana según las percepciones de los ciudadanos entrevistados en
nuestro proyecto.

Midiendo victimización y criminalidad objetiva en México

Antes de proseguir el análisis es necesario indicar aquí la dificultad


de encontrar datos fiables sobre criminalidad lo que dificulta siempre los
estudios sobre violencia en América Latina. Es más, los datos proporcio-
nados por las autoridades, son muchas veces incompletos o inexactos
(Alvarado Mendoza, 2006, Bergman, 2006). Eso supone una seria des-
ventaja para este tipo de estudios como indica Bergman (2006, 220):

the failure to make significant stripes in the study, evaluation, and poli-
cy recommendations of crime and public security in Latin America lies
in the miserable state of the data. Sources are scant, organization is
poor, and the quality is substandard.

Para el caso de México en concreto, Bergman señala (2007, 13) como


la calidad de los datos para estudiar este problema es «mala y discon-
tinua». Debido a la calidad de la información, este autor recomienda
utilizar datos longitudinales: «esto se debe a que fotografías de datos
de corte transversal no son confiables» (Bergman, 2007, 34). Siguien-
do las recomendaciones de este autor, este estudio presentará series
temporales que permitan identificar tendencias que resultan más con-
fiables que las tasas de criminalidad.
Teniendo en cuenta estas limitaciones y con el objeto de evaluar
nuestras hipótesis hemos utilizado tanto la encuesta Base de Datos
USAL-Colmex llevada a cabo en 2008 como el índice de incidencia
delictiva utilizado por el Centro de Investigación para el Desarrollo,
A.C. (CIDAC) que van a permitir medir las dos variables indepen-
dientes fundamentales que guían este análisis: la victimización y la
criminalidad objetiva respectivamente.
Para medir victimización, se ha utilizado la pregunta n.º 11 del
cuestionario Base de Datos USAL-Colmex que pregunta «si usted o

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 219 14/04/11 09:57


220 La democracia en México

alguien de su familia ha sido víctima de los siguientes delitos en los


últimos 12 meses: robo personal, robo a casa, robo de auto, homicidio,
robo de autopartes, robo a comercio, riñas, secuestro y delitos sexua-
les». Para medir victimización lo que se ha hecho es crear una única
variable que discrimine entre ser víctima o no víctima de alguno de
estos nueve delitos, aunque el análisis en este caso sólo se llevará a
cabo en los 5 Estados representativos de los diferentes grados de de-
mocratización: Guanajuato, Estado de México, Michoacán, Guerrero
y Veracruz. En el Cuadro 1 se presenta el nivel de victimización tanto
para la totalidad de Estados mexicanos como para los cinco objeto de
análisis en este estudio. De todos ellos, es en el Estado de México
dónde el nivel de victimización es más elevado, estando muy por en-
cima del registrado para el total del país. Aunque podemos indicar el
elevado grado de victimización que existe en México.

CUADRO 1. Porcentaje de personas que dice haber sido víctima (ella o algún
familiar) de delito (%)
Total Est. de
Tipo de delito México Guanajuato México Michoacán Guerrero Veracruz

Robo personal 18,2 10,3 41,0 6,3 14,0 12,3


Robo a casa 6,7 6,8 10,5 6,8 3,3 4,5
Robo de auto 4,7 3,5 9,3 4,5 2,0 3,5
Homicidio 0,9 1,0 1,5 0,8 1,3 0,3
Robo de autopartes 7,8 7,8 10,8 7,0 1,5 4,5
Robo a comercio 3,4 2,5 7,3 2,8 1,8 2,0
Riñas 9,6 5,8 20,3 7,5 7,5 7,0
Secuestro 1,2 0,8 4,3 1,3 0,5 0,8
Delito sexuales 1,4 0,8 5,3 0,8 1,8 0,5
% Total de víctimas
de algún tipo de
delito 30,5 24,6 49,0 22,0 20,3 24,3

FUENTE: Base de Datos USAL-Colmex.

Conocer la tasa de criminalidad objetiva, resulta más problemá-


tico. Esto se debe a que no existen datos confiables sobre criminalidad
en México (Bergman, 2007, 34). Como indica este autor, hasta 1997

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 220 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 221

no se recopilaron de forma sistemática siendo las series históricas


cuestionables. Sólo la tasa de homicidio tiene, por razones obvias, una
considerable validez y confiablidad. Pero este estudio presentará dife-
rentes fuentes analizando sus fortalezas y debilidades. En primer lu-
gar, se considera la evolución de las denuncias presentadas y en se-
gundo lugar, la evolución de la tasa de homicidios:

GRÁFICO 2. Tasa de denuncias por cada 100.000 habitantes (1997-2009)

1600 -

1550 -

1500 -

1450 -

1400 -

1350 -

1300 -

1250 -

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
FUENTE: INEGI.

a) Si observamos la evolución de las denuncias presentadas entre


1997 y 2009, podemos indicar que éstas disminuyeron hasta 2006
para volver a incrementarse hasta nuestros días (Gráfico 2).6 En
perspectiva comparada a nivel subnacional, las denuncias han
aumentado en quince de los treinta y dos Estados, es decir que en
algunos pese al hipotético aumento de la violencia, las tasas de
denuncia han disminuido (Gráfico 3). Esto es interesante porque
manifiesta, por un lado, el miedo a denunciar y quizás también la
poca confianza en las instituciones judiciales en su lucha contra el

6. Delitos denunciados ante el Ministerio Público (Fuente: INEGI. Tercer Informe de


Gobierno, 2009. Anexo Estadístico. México, D.F., 2009.)

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 221 14/04/11 09:57


222 La democracia en México

delito. Hay que indicar también cómo muchos de los delitos no se


denuncian (por miedo a las represalias, porque son delitos sexua-
les, porque son cometidos por las fuerzas de seguridad del Estado
o por los mismos cárteles del narcotráfico), por lo que esta cifra
está normalmente infrarrepresentada. Es más, recientes encuestas
de victimización estiman que del total de delitos cometidos sólo el
21 % se denuncia ante la autoridad y de ellos, únicamente en 13 %
de los casos lleva aparejada una averiguación previa.7

GRÁFICO 3. Tasa de denuncias por cada 100.000 habitantes por Estado


(1997-2009)

1.000 2.000 3.000 4.000 5.000 6.000 7.000 8.000


2009
1997
0
Baja California -
Baja California Sur -
-
Aguascalientes -

Campeche -
Coahuila -
Colima -
Chiapas -
Chihuahua-
Distrito Federal -
Durango -
Guanajuato -

Hidalgo -
Jalisco -
México -
Michoacán -

Nayarit -
Nuevo León -
Oaxaca -
Puebla -

Quintana Roo -
San Luis Potosí -
Sinaloa -
Sonora -

Tlaxcala -

Zacatecas -
-
Morelos -

Querétaro -
Guerrero -

Veracruz -
Yucatán -
Tabasco -
Tamaulipas -

FUENTE: INEGI.

Si comparamos la tasa de denuncias por cada 100 mil habitantes en


cada Estado entre 1997 y 2009 se observa como ésta ha bajado escanda-

7. Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad A. C, (ICESI), Quinta En-


cuesta Nacional sobre Inseguridad, ENSI-5, Instituto Ciudadano de Estudios sobre la
Inseguridad A. C, México, octubre de 2008, 91 pp. Información sobre denuncia y cifra
negra en pp. 52 y ss.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 222 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 223

losamente en Baja California (algo explicable por el miedo a las denun-


cias que puede existir en ese Estado por el narcotráfico). En menor gra-
do, también ha disminuido esta tasa en Campeche, Colima, Chihuahua o
Querétaro, todos ellos Estados azotados por el narcotráfico (y excepto
Querétaro, todos Estados en el tercil de media democratización).
Los Estados, sin embargo, que han aumentado más su número de
denuncias son los de Yucatán, Tabasco y Morelos (todos ubicados en
el tercil de media o baja democratización).
Si desagregamos los datos respecto a los Estados que estamos
estudiando en el presente trabajo, podemos indicar que el único Esta-
do donde ha disminuido la tasa de denuncias es en Veracruz, mientras
que ha aumentado progresivamente desde 1997 en Guanajuato. El Es-
tado de México sigue siendo el Estado con mayor tasa de denuncias
presentadas entre los cinco analizados (Gráfico 4).

GRÁFICO 4. Tasa denuncias por 100 mil hab.

2.000 -
1.800 -
1.600 -
1.400 -
1.200 -
1.000 -
800 -
600 -
400 -
200 -
0-

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Juanajuato Guerrero México


Michoacán Veracruz

Desagregando por terciles, se tiene que respecto a los Estados de


baja democratización es Tabasco donde más ha aumentado el número
de denuncias (aunque sufrió una gran disminución entre 2003-2006).
Morelos y Quintana Roo tienen altas cifras de denuncias, siendo Tlax-
cala y Chiapas quienes menor número registraron (Gráfico 5).

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 223 14/04/11 09:57


224 La democracia en México

GRÁFICO 5. Tasa denuncias Estados baja democratización

4.000 -

3.500 -

3.000 -

2.500 -

2.000 -

1.500 -

1.000 -

500 -

0-


1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Coahuila Nayarit Quintana Roo


Chiapas Oaxaca Tabasco
Morelos Puebla Tlaxcala

GRÁFICO 6. Tasa denuncias Estados democratización media

4.000 -

3.500 -

3.000 -

2.500 -

2.000 -

1.500 -

1.000 -

500 -

0-

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Baja California Sur Chihuahua San Luis Potosí


Campeche Durango Sinaloa
Colima Hidalgo Tamaulipas
Yucatán

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 224 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 225

Respecto al tercil de democratización media tenemos que Baja


California Sur, junto con Yucatán, tiene un aumento en el número de
denuncias. Cabe mencionar también las bajísimas cifras de Campeche
donde casi nadie denuncia (Gráfico 6).
En relación al tercil de democratización alta el Estado de Baja
California, aunque ha bajado su tasa de denuncias, sigue teniendo
unas altas tasas en relación con el resto de Estados (Gráfico 7).

GRÁFICO 7. Tasa denuncias Estados democratización alta

8.000 -

7.000 -

6.000 -

5.000 -

4.000 -

3.000 -

2.000 -

1.000 -

0-

1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009

Aguacalientes México Sonora


Baja California Nuevo León Zacatecas
Jalisco Querétaro

Tal y como se ha señalado al inicio de este epígrafe, existen va-


rios problemas a la hora de utilizar la tasa de denuncias como índice
objetivo para observar el aumento de criminalidad en México, por lo
que se empleará otro de los índices estudiados al respecto: la tasa de
homicidios sobre muertes violentas.

b) Respecto a la tasa de homicidios sobre las muertes violentas (sui-


cidios y/o muertes en accidentes de tráfico) se observa que entre
2004 y 2008 todos los estados han aumentado su tasa (con excep-
ción de Baja California Sur, Estado de México, Oaxaca, Puebla,

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 225 14/04/11 09:57


226 La democracia en México

Veracruz, Zacatecas y Quintana Roo).8 Los casos más espectacula-


res de aumento de la tasa de homicidios son los de Baja California
(con un 20 %) y Chihuahua (33 %).

Si desagregamos los datos por los Estados objeto principal de este


estudio, se observa que, frente a una caída de la tasa de homicidios en
todos ellos en 2007, se produce un incremento de la misma en 2008,
siendo Guerrero el que presenta el porcentaje más alto (más del 40 %)
y Guanajuato y Veracruz el más bajo (11 %) (Gráfico 8).

GRÁFICO 8. Tasa homicidios sobre muertes violentas

45 -
40 - Guanajuato
35 -
Guerrero
30 -
25 - Edo. México

20 - Michoacán
15 - Veracruz
10 -
5-
0-
2004 2005 2006 2007 2008

FUENTE: INEGI.

Si desagregamos los datos por terciles, podemos indicar que en


el tercil de grado de democratización más bajo todos los Estados han
aumentado el porcentaje de homicidios sobre muertes violentas, sien-
do Oaxaca el que tiene un porcentaje mayor, aunque este apenas lle-
gue al 30 % (y este ha ido disminuyendo desde 2005). En el resto de
Estados se sitúa entre el 10 y el 25 % (Gráfico 9).

8. Porcentaje de muertes por homicidio con respecto al total de muertes violentas por
entidad federativa y sexo, 2004 a 2008. INEGI-estadísticas de mortalidad.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 226 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 227

GRÁFICO 9. Tasa homicidios sobre muertes violentas Estados baja


democratización

35 -
Chiapas
30 -
Quintana Roo
25 - Nayarit

20 - Oaxaca
Tabasco
15 -
Morelos
10 - Tlaxcala

5- Coahuila
Puebla
0-
2004 2005 2006 2007 2008

FUENTE: INEGI.

Respecto al tercil medio, en todos ellos también ha aumentado esa


tasa de homicidios siendo Chihuahua el que tiene la diferencia mayor
respecto al resto de Estados llegando a un 50 %. El resto, excepto Sina-
loa (37 %) y Durango (30 %), apenas supera el 15-20 % (Gráfico 10).

GRÁFICO 10. Tasa homicidios sobre muertes violentas Estados


democratización media

60 -
Hidalgo
50 - Colima
Tamaulipas
40 - Durango
Sinaloa
30 - Chihuahua
Baja California
20 - Sur
San Luis Potosí
10 - Campeche
Yucatán
0-
2004 2005 2006 2007 2008

FUENTE: INEGI.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 227 14/04/11 09:57


228 La democracia en México

En relación al tercil alto se tiene que, como en el resto de terci-


les, las tasas de homicidio han aumentado en todos los Estados con el
caso más grave de Baja California que casi llega al 45 %, mientras el
resto, excepto DF y Sonora (25 %) no llegan al 15 % (Gráfico 11).

GRÁFICO 11. Tasa homicidios sobre muertes violentas Estados alta


democratización

50 -
Zacatecas
45 -
40 - Sonora
35 - Nuevo León
30 -
Aguascalientes
25 -
20 - Jalisco

15 - Distrito Federal
10 -
Baja California
5-
0- Querétaro
2004 2005 2006 2007 2008

FUENTE: INEGI.

Es importante estudiar la tasas desagregadas por estado, ya que


si analizamos la evolución de la tasa de homicidios por cada 100 mil
habitantes en el período 1996-2008 (Gráfico 12), se observa cómo
ésta ha bajado en los últimos años. Aunque posiblemente esta tasa
haya aumentado en estos últimos dos años para los que aun no tene-
mos datos, lo que sí podemos concluir es que el porcentaje de homici-
dios ha aumentado claramente en los Estados más vulnerables a las
redes de narcotraficantes.
Sin embargo, hay que indicar que si bien el homicidio refleja de
manera muy acertada el nivel de violencia de una sociedad porque
representa el ilícito más grave y porque todos quedan registrados (ya
que cuando se detecta una muerte no natural, ésta queda registrada
ante el Ministerio Público), este dato no refleja en su totalidad la cri-
minalidad objetiva. Esto se debe a que aun siendo el homicidio la
forma más brutal de violencia, no contabilizan el resto de formas de

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 228 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 229

violencia y de inseguridad que en muchos casos son las que verdade-


ramente preocupan a la población.

GRÁFICO 12. Tasa de homicidio por cada 100.000 habitantes (1996-2008)

18 -

16 -

14 -

12 -

10 -

18 -

6-

4-

2-

0-

1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
FUENTE: elaborado con base en información del Sistema Nacional de Seguridad Pública para 2008.

Para resolver este problema y utilizar una tasa que refleje de una
manera más integral el grado de violencia que sufre México, este estu-
dio ha recurrido al índice de incidencia delictiva elaborado por el CI-
DAC que reúne las principales variables del fenómeno delictivo y la
violencia en México.9
El índice recoge tanto los homicidios como las ejecuciones10 o el
robo de vehículos11 (que nos hablan de la violencia y de la presencia

9. Podemos encontrar este índice en el documento que aparece en la web del CI-
DAC: <http://international.iupui.edu/mexico/IncidenciaDelictivaViolencia2009.pdf>
[acceso 20 septiembre 2010].
10. A pesar de que la Procuraduría General de la República ha emitido directrices
sobre las características que debe reunir un homicidio para ser considerado «ejecu-
ción», no existe una cifra oficial sobre este tipo de hechos. Por esa razón, se recurre a
fuentes periodísticas para la obtención de datos.
11. Es un delito que representa una considerable afectación al patrimonio de las fa-
milias y genera sentimiento de vulnerabilidad e inseguridad así como denota una pre-
sencia y actividad de la delincuencia organizada.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 229 14/04/11 09:57


230 La democracia en México

del crimen organizado que amenaza la integridad física y patrimonial


de los habitantes de las entidades del país) y una tasa que representa el
resto de delitos (la cantidad total de ilícitos independientemente de la
violencia o afectación social que impliquen) (Cuadro 2).
Según este índice Chihuahua (Estado de democratización me-
dia) es, actualmente, el que encabeza el listado de entidades más
inseguras del país: casi una de cada tres ejecuciones registradas en
el país se cometieron en esa entidad federativa y su número total de
homicidios la sitúa como una de las regiones más violentas del
mundo. También es de las entidades con mayor número de robo de
vehículos.
Baja California (democratización alta) y Sinaloa (democratiza-
ción media) se mantienen altos por su gran cantidad de homicidios,
muchos de ellos relacionados con el crimen organizado.
El Estado de México (democratización media) aparece en tercer
lugar porque tiene una tasa de homicidios muy alta, es una entidad que
ocupa las primeras posiciones en robo de vehículo (la más alta en tér-
minos absolutos).
Guerrero y Oaxaca (democratización baja) ocupan las posiciones
sexta y séptima del índice debido a sus altas tasas de homicidios, prin-
cipalmente en el ámbito rural.

CUADRO 2. Índice de incidencia delictiva y violencia en México (2009)


Homicidios Vehículos Resto
Incidencia intencionales Ejecuciones robados delitos
Entidad y (por 100 (por 100 (por cada (por 100
federativa Índice violencia mil h) mil h) 1000 h) mil h)

1 Chihuahua 82,16 Alta 15 32,1 17 11981,3


2 Baja California 61,06 Alta 10 10,5 18,9 12831,5
3 México 55,73 Alta 14,3 2,5 13,2 14777,5
4 Sinaloa 42,69 Media 12 17,5 5 4225,5
Alta
5 Distrito Federal 40,61 Media 4,4 1,6 5,8 25457,8
Alta
6 Guerrero 39,23 Media 13,5 9,3 4,1 5993,8
Alta
7 Oaxaca 34,18 Media 16,4 1,4 3,3 3850,4
8 Sonora 33,86 Media 8,7 5,5 5,1 9712,5

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 230 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 231

CUADRO 2. Continuación
Homicidios Vehículos Resto
Incidencia intencionales Ejecuciones robados delitos
Entidad y (por 100 (por 100 (por cada (por 100
federativa Índice violencia mil h) mil h) 1000 h) mil h)

9 Tamaulipas 31,19 Media 5 3,5 5,6 13620,1


10 Durango 29,81 Media 4 17,6 4,2 4471,9
11 Morelos 27,37 Media 5,8 1,7 7 8048,5
12 Nayarit 26,16 Media 11,5 0,5 2,0 5616,2
13 Quintana Roo 25,14 Media 6,8 1,4 1,5 11931,3
14 Nuevo León 25,08 Media 3,2 1,8 5,1 12285,7
15 Michoacán 24,45 Media 6,4 5,9 3 6282,5
16 Jalisco 20,69 Media 3,3 2,1 2,7 10696,1
baja
17 Tabasco 20,42 Media 5,4 1 3,6 6714,0
baja
18 Guanajuato 20,30 Media 3 1,2 2,8 11331,1
baja
19 Chiapas 18,70 Media 7,1 0,7 3,3 2960
baja
20 Veracruz 18,66 Media 6 0,4 1,9 6847,6
baja
21 Puebla 17,98 Media 3,3 0,3 1,6 10863,8
baja
22 Baja California 17,60 Media 4,7 0 3,1 6450,1
S. baja
23 Aguascalientes 17,44 Media 2 3,4 4,1 6552,6
baja
24 Cohauila 15,03 Media 4,1 2 1,8 4842,9
baja
25 Querétaro 14,04 Media 2,2 0,4 4,6 4300,7
baja
26 Colima 13,73 Media 4,1 0,9 2 4210,7
baja
27 Campeche 13,16 Media 3,4 0,4 0,2 7484,2
baja
28 Tlaxcala 13,09 Media 3 0,1 2,2 5546,6
baja
29 Zacatecas 10,03 Media 2,3 1,7 2,4 2015,2
baja

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 231 14/04/11 09:57


232 La democracia en México

CUADRO 2. Continuación
Homicidios Vehículos Resto
Incidencia intencionales Ejecuciones robados delitos
Entidad y (por 100 (por 100 (por cada (por 100
federativa Índice violencia mil h) mil h) 1000 h) mil h)

30 San Luis Potosí 9,96 Media 1,2 1,3 0,4 6683,4


baja
31 Hidalgo 8,09 Media 1,4 1,5 1,4 3048,4
baja
32 Yucatán 7,82 Media 1,2 0,9 0,8 4369,6
baja

FUENTE: Indice de incidencia delictiva y violencia, CIDAC (209).

Una vez indicadas las mediciones que este trabajo va a utilizar


respecto a la victimización y a la criminalidad objetiva en México,
nos dispondremos a conocer cuál es la relación de las mismas frente a
las percepciones sobre actitudes hacia la democracia y a las institucio-
nes de lucha contra el crimen.

Metodología del estudio y análisis

Para conocer si existe relación entre victimización y democracia por un


lado, y victimización y percepción del aumento de la inseguridad y efica-
cia del Estado en la lucha contra el crimen por otro así como la relación
que estas percepciones tienen con los índices de criminalidad objetiva, se
ha realizado un análisis multivariante HJ-Biplot que permite representar
simultáneamente variables y Estados en un espacio de dimensión reduci-
da, de forma que se pueda conocer la configuración de los Estados y
además qué variables son responsables de dicha configuración.* Una de
las ventajas de esta técnica radica en que permite obtener una representa-
ción gráfica simultánea sobre la relación entre un conjunto de variables y
la posición de grupos de observaciones con perfiles similares en un pla-

* Para la realización del análisis Biplot se ha utilizado el software diseñado por Vi-
cente Villarcón (2010).

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 232 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 233

no de dimensión reducida, generalmente de dos dimensiones, que serán


las de mayor poder explicativo y una calidad de representación óptima.
La interpretación de los biplot es sencilla, siguiendo a Galindo
(1986), en la representación HJ-Biplot hay que tener en cuenta que:

— Cada Estado vendrá representado como un punto en un plano factorial


en el que el apoyo y satisfacción con la democracia, la percepción del
aumento de la inseguridad ciudadana, la eficacia de las políticas públicas
en seguridad, la opinión sobre el sistema de justicia y la confianza en las
Fuerzas Armadas y la policía juegan el papel de variables explicativas.
Por su parte, las variables se representan en el plano mediante vectores.
— En una representación HJ-Biplot, las variables que han presentado
mayor variabilidad, en los distintos Estados de estudio, vendrán
representadas por vectores más largos (y serán las variables que
mayor variabilidad tienen en el análisis y más varianza explicarán
en uno de los ejes factoriales).
— El coseno del ángulo entre dos vectores representa la correlación
entre las variables. Esto significa que en un HJ-Biplot, si dos va-
riables están muy relacionadas tendrán un ángulo muy pequeño
(próximo a 0°). Si el ángulo que forman dos vectores es obtuso las
variables presentarán correlaciones negativas. Un ángulo recto en-
tre dos vectores indica independencia entre las variables.
— El ángulo que forma cada una de las variables observables (vecto-
res) con la variable latente (ejes factoriales) se entiende en térmi-
nos de relación e indica la contribución de cada uno de los ejes
factoriales de la representación a la variabilidad de las variables.
Esta medida se denomina Contribución Relativa del Factor al Ele-
mento (CRFE). Y se interpreta de la misma manera que un coefi-
ciente de determinación en el análisis de regresión.
— La proximidad entre los puntos que representan a los Estados se
interpreta como similitud entre los mismos. Esto significa que si
dos Estados aparecen próximos en el gráfico factorial compartirán
un perfil similar respecto a las variables utilizadas en el análisis,
especialmente si los Estados están bien representados. Ese perfil
es generado a partir de la posición media de cada uno de los casos
en el conjunto de variables incluidas en el análisis.
— La relación entre Estados y variables se realiza en términos de produc-
to escalar es decir, a partir de la proyección perpendicular de los puntos

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 233 14/04/11 09:57


234 La democracia en México

Estados sobre los vectores que representan a las variables. A partir de


esta proyección es posible determinar la distribución aproximada que
las observaciones toman sobre las variables (Gabriel y Odoroff, 1990).
— Si en un Estado, una variable toma un valor preponderante ese
Estado vendrá representado por un punto próximo al extremo del
vector que representa a esa variable.

Análisis en cinco Estados representativos: Guanajuato, Estado


de México, Michoacán, Guerrero y Veracruz

Nivel macro

En el presente epígrafe tratamos de analizar la relación existente entre


victimización y democracia en cinco Estados representativos de los di-
ferentes grados de democratización: Guanajuato representativo de aque-
llos con un grado de democratización alto, Estado de México y Mi-
choacán con un grado de democratización medio y, Guerrero y Veracruz
Estados más representativos de grado de democratización más bajo.
Lo primero que observamos a partir de los gráficos biplot 13 y 14
es que no existe una relación directa entre apoyo a la democracia y sa-
tisfacción con la misma. Sin embargo, y aunque no de forma clara para
los cinco Estados analizados, parece que son la mayoría de los encues-
tados no víctimas de algún acto delictivo quienes más satisfechos se
sienten con el funcionamiento de la democracia en el país (situados en
la parte superior del gráfico 13). Este es el caso de Guerrero, Michoacán
y del Estado de México. Siendo los menos satisfechos con la democra-
cia los encuestados víctimas de un acto delictivo en Michoacán, Estado
de México y Veracruz (parte inferior del gráfico 13). Guanajuato es el
Estado que se encuentra en una situación intermedia en cuanto a su sa-
tisfacción con la democracia, si bien con un mayor porcentaje de insa-
tisfechos que satisfechos con el desempeño democrático en México.
Los dos casos más disonantes dentro de esta relación entre victi-
mización y satisfacción con la democracia lo ocasionan los Estados de
Guerrero y Veracruz, ambos representativos de Estados con un grado
de democratización bajo, por dos razones: la primera por la distancia
existente, en cuanto a satisfacción con la democracia se refiere, entre

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 234 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 235

ambos Estados (pertenecientes al mismo tercil) y, en segundo lugar,


porque el perfil de encuestados víctimas y no víctimas de algún acto
delictivo en cada uno de los Estados es similar.

GRÁFICO 13. Relación entre victimización, democracia, eficacia de las


políticas públicas sobre seguridad y confianza en las instituciones
democráticas (eje 1-2)
4-

3-
Satisf. Democracia

Percepción violencia • Eº Me nvic


2- Gue nvic • Gue vic

1-
Eje 2 (28,14 %)

Conf. Policía

Mich nvic •
• Guana nvic

0- Eficacia pca
seg. púb.
• Eº Me nvic

Opinión
sist. Justicia
• Mich vic
–1 -
Guana vic • • Vera nvic

Apoyo democracia
–2 - •
Conf. FFAA
• Vera vic
• Vera vic
–3 - •

–4 -
–5 –4 –3 –2 –1 0 1 2 3 4 5
Eje 1 (46,08 %)

FUENTE: Base datos de COLMEX.

Por su parte, el apoyo ciudadano a la democracia es indepen-


diente de si los encuestados han sufrido o no algún tipo de delito en
los últimos doce meses (ver gráfico 14, eje 1-3). Paradójicamente, los
residentes en Guerrero y Veracruz, con un bajo grado de democratiza-
ción, son quienes más apoyan la democracia frente al autoritarismo
mientras que los encuestados de Guanajuato, con el grado más alto de
democratización son quienes menos a favor están de la democracia y
se manifiestan más críticos con ella (parte inferior del gráfico 14).
En este sentido, el apoyo a la democracia es independiente de si
se es víctima o no y en este caso se deberían considerar otras variables
que entren en juego, ya que la victimización no discrimina.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 235 14/04/11 09:57


236 La democracia en México

Nivel micro

Que la seguridad ciudadana sea uno de los problemas más importantes


en las nuevas democracias y que aquellas instituciones designadas
para confrontar el crimen —Cortes y policía— sean las más débiles,
es indiscutible. Como indica Cruz (2003):

the real threat is that citizens will come to view their institutions as
useless, and will not use them to solve problems.

Considerando la anterior afirmación, este epígrafe tratará de explorar


la vinculación entre victimización y eficacia de las políticas públicas
de seguridad ciudadana y el apoyo a las instituciones democráticas
encargadas de la lucha contra la delincuencia (sistema de justicia,
Fuerzas Armadas y policía). Analizando los resultados del gráfico 14
podemos decir que existe una estrecha relación entre considerar que
las políticas del gobierno sobre seguridad ciudadana son eficaces en el
Estado y tener una opinión favorable sobre el sistema de justicia del
país que, además, se corresponde también con una mayor confianza en
las instituciones democráticas encargadas de mantener la seguridad
interna (policía y Fuerzas Armadas).
En función de estas variables, los cinco Estados analizados pre-
sentan diferencias importantes en cuanto a la percepción que tienen de
las mismas quedando de manifiesto que haber sido víctima de un deli-
to no siempre influye en el apoyo mostrado a las instituciones demo-
cráticas.
Los encuestados que dicen no haber sido víctimas de ningún de-
lito en Michoacán y Guerrero son aquellos que mejor opinión tienen
tanto de las políticas sobre seguridad como del funcionamiento del
sistema de justicia. En cambio quienes tienen una opinión bastante
negativa del sistema de justicia y que consideran poco eficaces las
políticas existentes en materia de seguridad son los encuestados vícti-
mas de algún tipo de delito en Michoacán y Estado de México (situa-
dos en la parte derecha del gráfico 14), en este último no existen dife-
rencias entre aquellos considerados víctimas y los que no, todos ellos
tienen la percepción de ineficiencia de la justicia y la lucha contra la
seguridad pública. En el resto de Estados, Guanajuato (víctimas y no
víctimas), Guerrero (encuestados víctimas de algún delito) y Veracruz

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 236 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 237

(víctimas y no víctimas) se caracterizan por tener una visión bastante


positiva sobre la eficacia y funcionamiento del sistema de justicia en
el país, sin llegar en este caso a tener una opinión tan favorable como
los encuestados que no han sufrido acto delictivo de Michoacán y
Guerrero.
Por tanto, en el caso de estos cinco Estados no parece que exista
relación alguna entre impacto de victimización y valoración del rol
que cumple el desempeño institucional para mitigar los efectos de esa
victimización.
Esto es muy relevante ya que la poca legitimidad que muestran
muchas de las instituciones frente a los ciudadanos es una de las prin-
cipales razones de fondo del estado crítico al que se está enfrentando
México, «especialmente en materia de seguridad, violencia y crimina-
lidad» (Suárez de Garay, Moloeznik y Shirk, 2010, 13).

GRÁFICO 14. Relación entre victimización, democracia, eficacia de las


políticas públicas sobre seguridad y confianza en las instituciones
democráticas (eje 1-3)

4-

3-
Apoyo democracia
Percepción violencia
2-
Gue nvic •

Vera vic
1- •
Eje 3 (18,60 %)

Conf. Policía • Eº Me vic


• Vera nvic
• Gue vic
• Conf. FFAA •

0- Opinión sist. Justicia • Mich vic
Eficacia pca • Eº Me nvic
seg. púb. •
Mich nvic Satisf. Democracia
–1 -
Guana vic •

–2 -
Guana nvic •

–3 -

–4 -
–5 –4 –3 –2 –1 0 1 2 3 4 5
Eje 1 (46,08 %)

FUENTE: Base datos de COLMEX.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 237 14/04/11 09:57


238 La democracia en México

Pero, ¿es posible hablar de relación entre ser víctima de algún


tipo de delito y apoyar a las instituciones democráticas encargadas de
la seguridad?
En primer lugar, existen diferencias importantes entre el papel
desempeñado por las Fuerzas Armadas y la policía (ver gráfico 13).
No se confía del mismo modo en una que en otra. En general, los en-
cuestados de los cinco Estados analizados parecen confiar más en las
Fuerzas Armadas que en la policía. El elevado número de crímenes e
inseguridad ciudadana está restando legitimidad a la policía en cam-
bio, la intervención de las Fuerzas Armadas para mantener la seguri-
dad interna del país es recibido con mejor agrado por los encuestados.
De manera general, son los encuestados víctimas quienes con-
fían más en las Fuerzas Armadas y menos en la policía. Quienes han
sufrido algún crimen tienden a confiar menos en la policía.
Así se puede indicar que son los encuestados no víctimas de Mi-
choacán y Guerrero (víctimas y no víctimas) los que más confían en la
labor de la policía en sus Estados. En el extremo opuesto volvemos a
encontrar a quienes han sido víctimas de delito en Michoacán y a to-
dos los encuestados del Estado de México (víctimas y no víctimas).
A pesar de tener una valoración bastante positiva sobre la eficacia de
las políticas de seguridad llevadas a cabo por los diferentes gobiernos
(federal, estatal y municipal) y del funcionamiento del sistema de jus-
ticia, los habitantes de Guanajuato y Veracruz encuestados confían
poco en la policía ocupando una posición cercana a Michoacán vícti-
mas y Estado de México.
Esta clasificación de Estados varía sustancialmente cuando se
pregunta por la confianza en las Fuerzas Armadas del país. Aquellos
que más confían en las Fuerzas Armadas son los encuestados de Vera-
cruz (víctimas y no víctimas), los de Guanajuato (víctimas y no vícti-
mas) y los de Michoacán (no víctimas). En cambio entre los que me-
nos confían en las Fuerzas Armadas el grupo de Estados varía menos,
la principal novedad es la poca confianza en las Fuerzas Armadas de
los encuestados víctimas de algún delito de Guerrero. Dentro de este
Estado quienes no sufrieron delito alguno confían algo más en las
Fuerzas Armadas pero sin llegar a los niveles de confianza deposita-
dos en la policía.
Otro de los aspectos llamativos en cuanto a la confianza en esta
institución es la gran distancia que se da entre los encuestados dentro

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 238 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 239

del Estado de México. A pesar de confiar muy poco en las Fuerzas


Armadas, está confianza es aún menor en el caso de encuestados que
no han sido víctimas de un delito.
En lo que respecta a la percepción de aumento de la violencia
entre los encuestados y su relación con la democracia, se observa que
existe una cierta relación entre satisfacción con la democracia y perci-
bir que la violencia no ha aumentado mucho en los últimos meses en
el Estado. En este sentido, todos aquellos Estados situados en la parte
superior del gráfico 13 (Guerrero, víctimas y no víctimas, Estado de
México y Michoacán no víctimas) perciben que la violencia en sus
Estados no ha aumentado mucho (algo o se mantiene igual), mientras
que los situados en la parte inferior consideran que la violencia ha
aumentado algo o mucho. Este es el caso de Veracruz y Guanajuato
(víctimas y no víctimas), y el de Michoacán (víctimas).

Análisis en los treinta y dos Estados

Hasta ahora, lo que hemos visto es la opinión que los encuestados de


estos cinco Estados de México tienen sobre democracia e inseguridad
ciudadana y si existe relación alguna entre ser víctima de algún delito
y tener una opinión diferente sobre estos aspectos.
Pero lo que se quiere explorar también en este trabajo es cómo
influye en estas percepciones el pertenecer a Estados con mayor o
menor índice de incidencia delictiva y violencia (Gráfico 15). En vista
de los resultados obtenidos tenemos que decir que no existe relación
alguna entre apoyo y satisfacción con la democracia, percepción de
eficacia en políticas de seguridad y confianza en las instituciones de-
mocráticas con tener un mayor grado de violencia en el Estado.
Un ejemplo claro lo encontramos en el Estado de Baja Califor-
nia, considerado como uno de aquellos con un alto grado de democra-
tización, pero que encabeza el ranking de Estados con mayor índice de
incidencia delictiva y violencia en el año 2009 (2.º lugar de 32) y el
del Estado de Oaxaca (que ocupa el 7.º lugar) y pertenece al grupo de
Estados con un bajo grado de democratización. En ambos casos, las
opiniones de los encuestados respecto a la democracia y confianza en
las instituciones es similar (hacen una valoración positiva). Algo simi-

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 239 14/04/11 09:57


240 La democracia en México

lar encontramos en el caso de Morelos (11.º lugar) perteneciente al


tercil 1 (baja democratización) y Nuevo León (14.º lugar) pertenecien-
te al tercil 3 (alta democratización), en ambos casos los encuestados
de estos Estados son quienes menos satisfechos están con la democra-
cia y más críticos se muestran con las políticas y funcionamiento de
las instituciones para mitigar la violencia de todo México (Gráfico
16). Tan sólo parece darse esa correspondencia entre mayor violencia
objetiva y menor apoyo y satisfacción con la democracia, menor con-
fianza en las instituciones que intervienen en la lucha contra el crimen
y poca eficacia de las políticas de seguridad en los casos de Estado de
México, Distrito Federal, Morelos y Nuevo León (situados en el cua-
drante inferior izquierdo del gráfico 16).

GRÁFICO 15. Índice de Incidencia Delictiva y Violencia y percepciones


ciudadanas sobre democracia e inseguridad ciudadana (eje 1 y 2)

6-

4- Apoyo democracia
Conf. FFAA

Nuevo León
2- • Coahuila Baja California Sur Oaxaca • Tlaxcala
• Tamaulipas •
Eje 2 (17,36 %)

Morelos • •
Aguascalientes • Sonora • • • Baja California
Chiapas • Opinión sist. Justicia
Hidalgo • Veracruz
•• • Jalisco Conf. Policía
• San Luis Potosí
Potosi
0- Puebla
I. IDV
Tabasco
• •
Eficacia pca. seg. púb.
• Quintana Roo
Michoacan •Guerrero
Colima •Michoacán Percepción violencia
Satisf. Democracia
Chihuahua •• Guanajuato
Distrito Federal • • Nayarit
• • • Yucatán
Yucatan
–2 - Eº de México Durango

–4 -

–6 - • Queretaro

–6 –4 –2 0 2 4 6 8
Eje 1 (43,43 %)
FUENTE: Base datos de COLMEX y CIDAC.

Otra de las cosas que también se observa en los gráficos es que


no existe relación alguna entre ser un Estado con alto grado de demo-

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 240 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 241

cratización y tener una determinada opinión sobre democracia y temas


de inseguridad ciudadana.
Además, los resultados revelan que dentro del total de los treinta
y dos Estados de México, Guerrero y Michoacán continúan siendo
(respecto de los cinco Estados considerados más representativos)
aquellos más satisfechos con la democracia en el país, consideran efi-
caces las políticas de seguridad y confían en el sistema de justicia y la
policía (situados en la parte derecha del gráfico 15) frente a los en-
cuestados de Estado de México, seguidos de cerca por los de Veracruz
(parte izquierda del gráfico).

GRÁFICO 16. Índice de Incidencia Delictiva y Violencia y percepciones


ciudadanas sobre democracia e inseguridad ciudadana

5-

4-

3-
• Tlaxcala
2- Queretaro
Querétaro
• Yucatan
Yucatán

Coahuila • Baja California Sur Colima
Eje 3 (17,36 %)

• • Percepción violencia • San Luis Potosí


Potosi
1- Puebla Conf. FFAA
Hidalgo •• Veracruz
• Chiapas
Aguascalientes • • Michoacán •
Nuevo Leon
León • • Tabasco Nayarit Eficacia pca seg. púb.
Jalisco •
0- Moralos •
• Guanajuato
Sonora •
• •
Quintana Roo
Satisf. Democracia
• Tarmaulipas • Opinión sist. Justicia
Durango Apoyo democracia Conf. Policía
Distrito Federal • •
–1 - • Guerrero Oaxaca
• Sinaloa
–2 - Eº de México •

–3 - • Baja California

–4 - I. IDV

–5 - Chihuahua •

–6 -
–6 –4 –2 0 2 4 6 8
Eje 1 (43,43 %)

FUENTE: Base datos de COLMEX y CIDAC.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 241 14/04/11 09:57


242 La democracia en México

Seguridad Ciudadana, Democracia y Estado de derecho.


Implicaciones para los programas de seguridad

Si bien el conflicto y el delito son parte consustancial de una sociedad


y posponer su eliminación se puede convertir en un objetivo con redu-
cidas posibilidades de éxito, no es menos cierto que es necesario man-
tener la criminalidad dentro de un rango aceptable que permita el fun-
cionamiento óptimo de una sociedad (Foucault, 2007). Esto se debe a
que la seguridad es un derecho y condición esencial para poder ejercer
la libertad, preservar la via, la integridad personal y los bienes (Suárez
de Garay, Moloeznik y Shirk, 2010, 12). Cuando las tasas de violencia
llegan a ser preocupantes, muchos ciudadanos están dispuestos a dar
carta blanca a los políticos para la persecución de la delincuencia dan-
do así lugar al establecimiento oportuno de políticas que pueden ero-
sionar los sistemas judiciales y flexibilizar el Estado de derecho, ya de
por sí frágil en estas democracias.
Es más, la complejidad de la violencia y la criminalidad, princi-
palmente en aquellas sociedades donde el problema es significativo
—no solo en términos cuantitativos, sino en las consecuencias socia-
les, económicas y culturales, cuestiona también sobre las capacidades
disponibles de una democracia para enfrentar el problema (Dammert
y Salazar, 2009, 10). Podemos indicar entonces que la violencia, la
criminalidad y la inseguridad podrían representar los principales pro-
blemas a los que se enfrenta la gobernabilidad democrática en la ac-
tualidad.
A lo largo de este capítulo se han tratado de analizar todos estos
aspectos en el caso mexicano, uno de los países de la región latinoa-
mericana donde la violencia y la inseguridad ciudadana han aumenta-
do más en los últimos años. De este modo, este estudio ha tratado de
responder a los siguientes interrogantes:

• ¿Cómo la victimización influye en el apoyo a la democracia? ¿Hay


una relación entre victimización y satisfacción con la democracia?
• ¿Hay una relación entre impacto de victimización y percepción so-
bre la eficacia de las políticas de seguridad ciudadana? ¿Existe una
relación entre la victimización y la confianza en las instituciones de
lucha contra el crimen?
• ¿Cómo influye en estas percepciones el pertenecer a Estados con

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 242 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 243

mayor o menor índice de incidencia delictiva y violencia? ¿Hay una


relación entre crimen y satisfacción y/o apoyo a la democracia e
instituciones que luchan contra el crimen?

En este sentido y haciendo un análisis a nivel subnacional, se ha exa-


minado de manera específica qué implicaciones tiene ser víctima a la
hora de analizar el apoyo y la satisfacción sobre la democracia así
como la confianza en las instituciones de lucha contra el crimen y la
percepción sobre la eficacia de las políticas públicas de seguridad. Del
mismo modo se ha analizado qué relación existe entre tasas de crimi-
nalidad objetiva y los anteriores indicadores.
Los hallazgos de este estudio ponen en duda algunas de las con-
secuencias políticas de la victimización por crimen en América Lati-
na. Como era de esperar, las víctimas de delitos tienen un menor grado
de satisfacción con la democracia, pero esto no se traduce en un me-
nor apoyo a la misma. En este sentido, hemos observado a lo largo de
nuestro análisis que no existe una relación directa entre el apoyo y
satisfacción con la democracia. Cuando exploramos el grado de rela-
ción entre la victimización en los cinco Estados estudiados y las per-
cepciones respecto a la democracia nos encontramos con que, aunque
no de forma clara, son la mayoría de los encuestados no víctimas de
algún acto delictivo quienes más satisfechos se sienten con el funcio-
namiento de la democracia en el país. En este sentido, la victimización
discrimina entre los que están más satisfechos con la democracia de
los que manifiestan una menor satisfacción. Sin embargo, no podemos
decir lo mismo sobre el apoyo a la democracia que dependería de
otras variables. Así parece ejercer una mayor influencia el residir en
un determinado Estado que si los ciudadanos han sido víctimas o no
de algún tipo de delito.
Se ha podido comprobar que existe una estrecha relación entre
considerar que las políticas del gobierno sobre seguridad ciudadana
son eficaces en el Estado y tener una opinión favorable sobre el siste-
ma de justicia del país, que además se corresponde también con una
mayor confianza en las instituciones democráticas encargadas de
mantener la seguridad interna (policía y Fuerzas Armadas). Así, los
encuestados que consideran que el Estado ha desarrollado políticas
eficaces de seguridad ciudadana, confían también en las instituciones
encargadas de la seguridad y de la justicia. Pero los cinco Estados

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 243 14/04/11 09:57


244 La democracia en México

analizados presentan diferencias importantes en cuanto a la percep-


ción que los encuestados tienen de dichas instituciones poniendo de
manifiesto que haber sido víctima de un delito no siempre influye en
el apoyo mostrado a las instituciones democráticas. Sin embargo, sí
hay que señalar que las víctimas tienden a manifestar un mayor apoyo
a las Fuerzas Armadas que respecto a la policía. Esto es importante ya
que hace hincapié en una de las principales políticas que ha llevado a
cabo el actual gobierno de Felipe Calderón respecto a la seguridad
ciudadana: aumentar las atribuciones de las Fuerzas Armadas.
En lo que respecta a la percepción de aumento de la violencia
entre los encuestados y su relación con la democracia, se observa que
existe una cierta relación entre satisfacción con la democracia y perci-
bir que la violencia no ha aumentado mucho en los últimos meses en
el Estado. Esto pondría de nuevo énfasis en la importancia de la segu-
ridad ciudadana respecto a las opiniones que los ciudadanos tienen de
la democracia en su país.
Sin embargo, paradójicamente, donde no encontramos ninguna
relación es entre manifestar un mayor apoyo y satisfacción con la de-
mocracia, percepción de eficacia en políticas de seguridad y confianza
en las instituciones democráticas y tener un mayor grado de inciden-
cia delictiva en el Estado.
Podemos concluir que el análisis de las percepciones de los en-
cuestados en los cinco Estados mexicanos analizados no nos arroja
resultados tan negativos si tenemos en cuenta las implicaciones para
los programas de seguridad. En este sentido, un mayor aumento de la
victimización no hace a los encuestados de dichos Estados cuestionar
necesariamente su apoyo a la democracia ni cuestionar la eficacia de
las instituciones de lucha contra el crimen. Sin embargo, sí les hace
manifestarse menos satisfechos con la democracia y apoyar a las
Fuerzas Armadas en la lucha contra el crimen, lo que serviría de sus-
tento a todos aquellos que defienden la intervención de las mismas
como instrumento de seguridad ciudadana.
Si la victimización no es una variable que discrimine en los Es-
tados analizados, tampoco lo es el grado de criminalidad objetiva en
cada Estado cuando analizamos los resultados en todo México. En
este sentido, la percepción que los encuestados tengan sobre la demo-
cracia y el funcionamiento de las instituciones dependería más de
otros factores que del grado de violencia objetiva que tiene el país.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 244 14/04/11 09:57


Explorando las implicaciones de la «epidemia del crimen» en México 245

Los resultados de este estudio pretenden intentar poner algo más


de luz en las consecuencias e implicaciones de la llamada «epidemia
del crimen» en América Latina. La actual democracia mexicana se
enfrenta ahora a la difícil tarea de encontrar una respuesta eficaz para
controlar la delincuencia violenta si no quiere ver revertidos los resul-
tados de confianza ciudadana que ha logrado en estas décadas de de-
mocracia.

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DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 246 14/04/11 09:57


9.
Conclusiones: México a una década de la alternancia
¿Qué tipo de democracia y de sociedad?

Salvador Martí i Puig

Los medios de comunicación del mundo entero se hicieron eco del


resultado de las elecciones del 2 de julio del año 2000. Desde radios,
televisiones y prensa se expuso repetidamente que el «oficialista»
PRI, después de 71 años de gobierno, había sido derrotado en las ur-
nas en unos comicios libres y limpios. Si bien es posible matizar el
episodio de las elecciones del año 2000, es cierto que la mayor parte
de la academia dio —con ese evento— por concluido «el largo proce-
so de transición» mexicano y, consecuentemente, se supuso que el
país entraba en un nuevo estadio político: el de la democracia.
Sin embargo, a más de una década de esa fecha no parece que las
cosas (políticamente hablando) hayan transcurrido por una senda de
mayor estabilidad, transparencia ni satisfacción. Sin duda hay elemen-
tos que han mejorado notablemente —como son los temas relaciona-
dos con la transparencia informativa— pero no sucede lo mismo con
otros atributos fundamentales para la democracia como son el respeto
al Estado de Derecho, la equidad, o la seguridad ciudadana. Así las
cosas, un balance de la política mexicana «a una década de la alter-
nancia» sólo puede arrojar interrogantes, claroscuros y un cierto halo
de frustración sobre lo que se esperaba y no llegó a ser.

Una transición singular

Los procesos de transición desde regímenes autoritarios que irrumpie-


ron en América Latina a partir de la década de los ochenta del siglo

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 247 14/04/11 09:57


248 La democracia en México

pasado no sólo supusieron uno de los fenómenos más relevantes de la


historia inmediata, sino que también estimularon el interés teórico al-
rededor de la temática del cambio político, a la vez que pusieron en
cuestión buena parte del corpus teórico elaborado hasta la fecha sobre
el mismo tema, es decir, las teorías de la modernización y de la depen-
dencia (Martí i Puig, 2000). A resultas de ello, las estrategias de inves-
tigación utilizadas hasta entonces para el estudio de las transformacio-
nes de los regímenes políticos hacia la democracia —centradas en
condiciones objetivas— fueron reemplazadas por otras que enfatiza-
ban la voluntad de los actores políticos.
En el sentido expuesto, a la pregunta formulada por Rustow
(1970) de: «¿Qué condiciones hacen posible la democracia, y cuáles
la hacen florecer?», los «nuevos» trabajos respondieron: los cálculos
estratégicos de los actores. Así, los esfuerzos intelectuales se traslada-
ron de la búsqueda de requisitos que tenían que inducir a la democra-
cia, hacia el estudio de los cálculos estratégicos, los patrones secuen-
ciales y las opciones contingentes que se presentan en los procesos de
transición de un tipo de régimen a otro, particularmente en condicio-
nes de no violencia, cambio gradual y continuidad social.1 A partir de
esta premisa, muchos analistas centraron sus esfuerzos en ver cómo
diversos actores entraban en escena e interactuaban con base a sus
preferencias, cálculos, recursos y horizontes de temporalidad.2
Pero en el caso mexicano este proceso fue excepcional por tres
elementos. El primero fue que el sistema político que comandaba el
PRI nunca fue un sistema autoritario «al uso», sino que tenía rasgos
tan singulares que lo llegaron a calificar de «dictablanda» o «demo-
cradura». El segundo, que el proceso de negociación entre las elites

1. Basándose en el trabajo seminal de O’Donnell, Schmitter y Whitehead (1986) so-


bre el cambio político «desde regímenes autoritarios hacia democracias liberales», éste
se interpretó como un proceso histórico acotado en el tiempo en el que se podían dis-
tinguir tres fases —transición, consolidación, persistencia—, siendo éstas analítica-
mente distintas, si bien empíricamente superpuestas.
2. Siguiendo este programa de investigación, los politólogos centraron sus estudios
en las élites políticas en tanto que éstas representaban la «agencia» emprendedora del
cambio (O’Donnell, Schmiter y Whitehead, 1986; Di Palma, 1988; Przeworski, 1992).
En este sentido, en muchos de los trabajos, la capacidad política de las élites se convir-
tió en la variable explicativa principal (Higley y Gunther, eds., 1992) y los desenlaces
se interpretaron en función de la rapidez o la lentitud del proceso, de los recursos
(económicos, institucionales o sociales) que tenía cada una de la fracción de la élite
contendiente o de la mayor o menor presión de los actores externos en el proceso.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 248 14/04/11 09:57


Conclusiones 249

siempre fue en el marco de la supremacía de los incumbents a través


de las reglas de juego que éstos dominaban y controlaban para de esta
manera limitar la «incertidumbre» durante el proceso de cambio, algo
que no ocurrió en el resto de los países de la región.3 Y el tercero fue
la longevidad del proceso.
A raíz de estos tres elementos, si bien la «transición» y la «alter-
nancia» despertaron grandes expectativas, la democracia se concibió
por parte de las elites como un ejercicio de reforma institucional y
actitudinal, ceñida a compromisos adquiridos previamente entre ellas,
y con muy pocos cambios estructurales. Es más, este contexto de pac-
tos y negociaciones supusieron que se hiciera efectiva la paradoja ex-
puesta por Agüero y Torcal (1993) de que las supuestas habilidades
que las elites poseían para «crear democracias» (o conseguir alternan-
cias) se transformaron rápidamente en limitaciones y miopía a la hora
de consolidarlas.4
No hay duda de que la alternancia en México supuso una impor-
tante apertura institucional y una refundación simbólica, si bien las
«nuevas coaliciones» que empujaron la democracia no pudieron gene-
rar alianzas interclasistas sólidas para presionar hacia una mayor dis-
tribución de los ingresos.5 A la vez, la emergencia de un modelo de
desarrollo (que se consolidó con la firma del TLC) dominado por el
comercio, los servicios y la industria de la maquila no creó tampoco
las bases para la inclusión de amplios colectivos en la arena política ni
ayudó a impulsar políticas que buscaran una mayor cohesión social.6

3. En el caso mexicano no hubo una ausencia de «reglas del juego» en los procesos
de negociación e interacción, así que la ampliación de los límites de las opciones con-
tingentes de cada uno de los actores fue muy limitada.
4. El capítulo 9 del libro de Aguayo (2010a, pp. 231-268) titulado «Un balance de la
alternancia, 2000-2010» termina con la hipótesis —parafraseando a Lorenzo Meyer—
que las elecciones de 2000 no supusieron la democratización, sino la modernización de
los rasgos autoritarios del hegemonismo anterior.
5. Hay pocos trabajos que han interpretado la ola de democratización acontecida en
América Latina en la lógica de la literatura estructuralista. Destaca el trabajo de Ortega
Ortiz (2008) en el que interpreta las alianzas sociales interclasistas a través de las orga-
nizaciones partidarias de la izquierda y pone de ejemplo del Partido de la Revolución
Democrática mexicano.
6. El hecho de que a finales del siglo XX e inicios del XXI los recursos de las clases
altas tuvieran una naturaleza menos «fija» que en el pasado, supuso que éstas tuvieran
menos temor a las posibles políticas redistributivas que se pudieran ofertar desde go-
biernos de izquierda; al mismo tiempo, las mismas élites advertían moderación a los
que proponían políticas redistributivas, pues éstas podrían suponer la fuga de los recur-

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 249 14/04/11 09:57


250 La democracia en México

Además, el impacto de la década perdida y de las mismas políti-


cas neoliberales supusieron un intenso proceso de informalización y
precarización de amplios sectores sociales y, con ello, se dio al traste
con la posibilidad de articular actores políticos basados en amplias y
robustas coaliciones de carácter popular que pudieran ser vistos como
aliados apetecibles a disposición de las elites «progresistas» y, con
ello, abanderar una propuesta sustantiva de democratización basada
en políticas públicas inclusivas. En este sentido la realidad socioeco-
nómica de México en 2010 no es la que se esperaba hace una década
ya que si bien el país se sitúa en el número 56 del mundo respecto al
desarrollo humano y con una notable esperanza de vida de sus ciuda-
danos (76,7 años) y con un ingreso nacional bruto per capita de
13.971,4 dólares US, la desigualdad es persistente (el coeficiente de
gini es de 48,1) y el porcentaje de la población vive en condiciones
de pobreza es de 38,9 %.7 Probablemente por ello, el resultado políti-
co de la «alternancia mexicana» no respondió a las expectativas gene-
radas entre la población.

¿Una democracia de regular calidad?

El tema de la calidad de la democracia ha partido de una reflexión


orientada empíricamente sobre cuán satisfactorias son las democra-
cias «realmente existentes». Este tipo de análisis ha surgido necesaria-
mente de dos definiciones: la de democracia y la de calidad. En cuan-
to a la definición mínima de democracia cabe señalar que en este tipo
de régimen se deben respetar, como mínimo, las características que
expone Dahl (1961) en la «poliarquía», a saber: el sufragio universal,
elecciones libres, competitivas y recurrentes, oferta partidaria, y la
pluralidad de fuentes de información. Una vez constatada la existencia
de estas condiciones mínimas, y siguiendo a Morlino (2008, p. 2) debe
verificarse empíricamente cuánto se ha logrado respecto a los dos ob-

sos «movibles» y la señal para que los homólogos forasteros no invirtieran en el país
(Boix, 2003).
7. Datos obtenidos de: <http://hdrstats.undp.org/es/paises/perfiles/MEX.html> con-
sultado el 28 de diciembre de 2010.

DEMOCRACIA EN MEXICO (4g)9.indd 250 14/04/11 09:57


Conclusiones 251

jetivos centrales del ideal democrático —libertad y la igualdad— para


evaluar cuánto se acercan los regímenes en cuestión a una «democra-
cia ideal».
El concepto de calidad8 de la democracia tiene relación con el
respeto de las reglas (los procedimientos del Estado de derecho), las
políticas públicas implementadas y la adecuación de éstas con las de-
mandas reales de los ciudadanos, hecho que debería de producir la
satisfacción de los demandantes. También los académicos Levine y
Molina (2007, p. 4) definen el concepto como «la medida en que los
ciudadanos participan informadamente en procesos de votación libres,
imparciales y frecuentes, influyen en la toma de decisiones políticas y
exigen responsabilidad a los gobernantes, y cómo éstos últimos imple-
mentan políticas respondiendo la voluntad popular». Con esta defini-
ción ambos autores identifican cinco dimensiones de calidad: decisión
electoral, participación, responsabilidad (accountability) y respuesta a
la voluntad popular (responsiveness) y soberanía. Y a partir de ellas
elaboran un índice que puede dar cuenta de la calidad de cada una de
las dimensiones de modo que sea posible no sólo una comparación
global de la calidad de la democracia por países, sino también un aná-
lisis de las fortalezas y debilidades que llevan al nivel final de calidad
de ésta (y que no coincide exactamente a la tabla que elaboran otras
instituciones como Freedom House). En base a esta caracterización,
Levine y Molina (2007) elaboraron una tabla comparativa (Tabla 1) de
América Latina dónde México es clasificado como el quinto país de la
región en el año 2005.
Pero más allá del afán de los analistas de interpretar cuáles son
las características y la naturaleza de la democracia, cabe señalar otra
aproximación al mismo tema que ha generado un amplio debate: el de
las opiniones y percepciones de los ciudadanos. Efectivamente, este
tema carecía de sentido en los regímenes autoritarios, ya que la misma
naturaleza del régimen se basa en la vulneración de derechos y liber-
tades fundamentales, y entre ellas se encuentra el de la libertad de
expresión. Pero en una democracia sí tiene relevancia lo que las perso-
nas opinan. En este marco han aparecido diversas macroencuestas con

8. Dicho concepto se asocia generalmente al mundo de la empresa, y suele tener re-


lación con tres características: el procedimiento de elaboración, el contenido y la satis-
facción respecto al resultado.

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252 La democracia en México

la pretensión de señalar cuál es el sentir de los ciudadanos en la región


—entre las que se encuentran la de LAPOP de la Universidad de Van-
derbilt y el Latinobarómetro.

TABLA 1. Índice de la calidad de la democracia en América Latina, 2005


(ordenado de mayor a menor)
Decisión electoral

voluntad popular

Lugar en calidad
Responsabilidad

Freedom House
Respuesta a la

Puntuación de
Calidad de la
Participación

democrática
democracia
Soberanía
País
Uruguay 90,7 55,3 47,9 85 85,0 71,9 1 1
Costa Rica 87,0 44,5 37,3 51 97 63,4 2 1
Chile 88,3 45,1 42,3 65 75,5 63,2 3 1
Argentina 74,8 54,7 27,3 67 89,5 62,7 4 5
México 71,8 50,1 27,1 66 91,5 61,3 5 5
Panamá 75,7 45,2 32,4 61 91,5 61,2 6 4
R. Dom. 72,4 48,0 32,7 67 79,5 59,9 8 5
Brasil 81,4 56,8 23,9 67 60,5 57,9 8 5
Perú 78,8 56,5 21,8 56 70 56,6 9 9
Bolivia 73,9 52,2 21,8 50 75,5 54,7 10 11
Nicaragua 62,9 46,8 17,3 60 79 53,3 11 11
Colombia 61,2 46,8 30,7 62 65,5 53,2 12 11
El Salvador 67,8 41,2 29,3 64 62 52,9 13 9
Paraguay 57,9 44,2 28,1 57 77,5 52,9 13 11
Venezuela 50,7 51,4 24,5 74 62 52,5 15 17
Honduras 59,9 45,8 21,0 49 79,5 51,0 16 11
Guatemala 47,7 37,4 20,3 54 63,5 44,6 17 7
Ecuador 62,2 49,4 18,3 48 51 45,8 na 11

FUENTE: Levine & Molina, 2007, p. 18.

A través de las encuestas se puede rastrear la evolución del sentir


de los ciudadanos respecto a los regímenes políticos. Si se comparan
los resultados de la tabla 1 sobre la calidad de la democracia y las

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Conclusiones 253

respuestas de los mexicanos a diversas preguntas vinculadas con la


democracia extraídas del informe de 2010 de Latinobarómetro de
2010 es difícil ser optimista.
A la pregunta de «La democracia es preferible a culaquier otra
forma de gobierno. En algunas circunstancias, un gobierno autoritario
puede ser preferible a uno democrática» sólo el 49 % de los mexicanos
respondían afirmativamente, quedando por delante sólamente de Para-
guay (también con el 49 %) y Guatemala (con el 46 %), y siendo Vene-
zuela (84 %), Uruguay (75 %) y Costa Rica (72 %) los países que en-
cabezaban la encuesta (Latinobarómetro, 2010, p. 29). Si se observa la
serie de datos desde el año 1996 hasta el 2010 sobre esta misma cues-
tión (la satisfacción democrática) puede verse que la media es del
51 %, siendo el año que menor puntaje tiene el 2009 (con un 42 %),
diez puntos por debajo del lustro anterior a la alternancia (Latinobaró-
metro, 2010, p. 44).
Frente a la pregunta de «La democracia puede tener problemas,
pero es el mejor sistema de gobierno» sólo el 67 % de los mexicanos
estaban «de acuerdo» o «muy de acuerdo» quedando sólo por delante
de El Salvador y Guatemala, con un 67 % y 59 %. Tampoco es alenta-
dor que un 31 % de los ciudadanos mexicanos expusieran que la de-
mocracia tiene una «baja legitimidad» (Latinobarómetro, 2010, p. 32)
y que sólo el 21 % creyera que «se gobierna para el bien de todo el
pueblo» (Latinobarómetro, 2010, p. 34). La misma encuesta, a la vez,
expone que del 49 % de ciudadanos mexicanos que apoyan sin fisuras
el régimen democrático sólo el 27 % está satisfecho con ella, a la par
que es el país en el que los ciudadanos están más insatisfechos (83 %)
de toda América Latina respecto al funcionamiento de la economía del
país (Latinobarómetro, 2010, p. 42).
Estos datos tan poco alentadores sobre lo que perciben los ciuda-
danos mexicanos respecto a la política de su país muestran, por un
lado, la distancia que media entre las expectativas que hubo en el lar-
go e interminable «proceso de transición» y el régimen político resul-
tante y, por otro, el descontento del impacto que supuso la inserción
de México al TLC que conllevó un proceso de desindustrialización y
polarización socieoeconómica (Aguayo, 2010a).
Con todo, es preciso exponer que los datos mostrados son agre-
dados y en éstos se agrupan opiniones de mexicanos que viven en en-
tidades federativas en las que ha habido un proceso de involución

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254 La democracia en México

autoritaria con las de otros en los que han mejorado considerablemen-


te la calidad de las instituciones.
Precisamente por ello es preciso empezar a impulsar análisis
(como el que aquí se presenta) sobre la calidad de la democracia a ni-
vel subnacional, ya que muchas veces las diferencias internas son tan
llamativas como las que existen entre los países de la región. Trabajos
como los de Gibson (2004), indican que en el ámbito subnacional per-
sisten elites que mantienen dinámicas políticas propias de regímenes
autoritarios, con estrategias de control político sobre la oposición y
con una notable ascendencia en la política nacional, generándose en
algunos países el fenómeno de una democratización desigual en el
seno de sus unidades territoriales. Así, mientras que en algunos esta-
dos avanzan en el proceso de «adquisición de calidad democrática»
otros presentan un alarmante grado de involución autoritaria propia de
«otros tiempos».
Precisamente por ello este libro además de interpretar datos que
hacen referencia a todo el país, también ha elaborado comparaciones
entre los 32 estados y entre los 5 estados escogidos en función de las
razones que se exponen al inicio del libro (Estado de México, Gua-
najuato, Guerrero, Michoacán y Veracruz).
En el capítulo que versa sobre este tema, el número 6, se ha rela-
cionado la satisfacción a la democracia con las políticas que se espe-
ran de ella (los outputs) y los resultados electorales. En dicho capítulo
se ha explorado México como un caso de estudio, y también se ha
analizado si existía variabilidad entre los cinco estados, y se se ha
observado que los estados con menor valor en el índice de desarrollo
local (Guerrero, Michoacán y Veracruz) son más influenciables por la
racionalidad económica a la hora de expresar su satisfacción sobre
como está funcionando la democracia. Mientras, los estados ubicados
en el extremo opuesto del índice son significativamente más influen-
ciados por variables de largo plazo (como son la representatividad po-
lítica y electoral, y los derechos civiles). Los resultados del capítulo 6
indican pues la necesidad de trabajar con indicadores a nivel subna-
cional para alcanzar una imagen más real de la variabilidad que pre-
sentan algunos indicadores e índices. Una exploración más sistemáti-
ca de los estados puede matizar los resultados sobre satisfacción que
aparecen a nivel agregado.

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Conclusiones 255

Un Estado de derecho débil

Al poco tiempo de la instauración de las nuevas democracias muchos


analistas hicieron hincapié en la poca efectividad del Estado de dere-
cho y de las notables diferencias que existían en cuanto al respeto de
los derechos humanos y sociales a lo largo del territorio de cada uno
de los países. Ciertamente la implantación del Estado de derecho no
ha sido homogénea a lo largo de la geografía del país y, a raíz de ello,
el concepto de ciudadanía tiene un significado diferente de un sitio a
otro. El acceso a la justicia, las oportunidades educativas o sanitarias,
e incluso el ejercicio de derechos como el de expresión o de habeas
corpus se materializaban de forma diferente en el mismo país en fun-
ción del lugar donde se resida y del estrato social al que se pertenezca.
Por ello, algunos analistas elaboraron la hipótesis de que en América
Latina existen «zonas marrones» (O’Donnell, 2007) donde la presen-
cia del Estado es débil y donde no es posible reclamar a las autorida-
des competentes para que se hagan efectivos los derechos nominales
y, aún menos, reclamarles que garanticen la libertad o la justicia.
Este debate sobre el Estado de derecho ha supuesto un aleja-
miento de las definiciones minimalistas de la democracia a la vez que
ha puesto en la agenda la reflexión sobre la «ciudadanía» como eje
moral de la democracia.
El tema de la ciudadanía ha impulsado reflexionar sobre relación
que existe entre el Estado y la sociedad en la tarea de dar contenido a
los derechos de las personas en una perspectiva que se vincula con la
temática del «desarrollo humano», en la que se parte de que es necesa-
rio dar unas condiciones mínimas de bienestar social y económico
para que pueda llevarse a cabo un proceso de ciudadanización efecti-
vo (Domingo, 2007). En este debate se expone que el concepto de
ciudadanía va más allá del contenido político y civil que le confiere la
tradición liberal y se inserta en el ámbito de los derechos sociales,
económicos y culturales.
En esta línea O’Donnell (2007, p. 155) defiende la necesidad de
repensar la relación existente entre democracia y la capacidad de hacer
efectivos los derechos, ya que «si la privación de las capacidades aca-
rreada por la extrema pobreza tiene como resultado que las personas
sufran severas limitaciones para ejercer su agencia en varias esferas de
su vida, entonces parece equivocado, tanto moral como empíricamen-

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256 La democracia en México

te, afirmar que la democracia no tiene nada que ver con impedimentos
socialmente determinados». Por ello el mismo autor expone la necesi-
dad de subsanar las enormes brechas, tanto a lo largo del territorio
como entre sectores sociales, en la efectividad de la legalidad estatal.
Falencias, éstas, que van desde la permanencia de leyes discriminato-
rias (sexistas, racistas o clasistas), al problema de la aplicación discre-
cional o particular de la ley (que permite la evasión de los poderosos a
la legalidad), pasando por la capacidad que a veces tienen los privile-
giados de distorsionar la lógica de «un proceso justo».
Precisamente este tema, el de la impunidad, es central en la com-
prensión de la realidad mexicana. Durante la última década episodios
como la militarización para la lucha contra el narcotráfico, la repre-
sión ejercida en Oaxaca durante la segunda mitad del año 2006 o el
feminicidio acontecido en enclaves de maquila instalados en las ciu-
dades fronterizas con Estados Unidos han ocupado la portada de los
medios de comunicación. En esta lógica cabe destacar también el pe-
ligro que supone la creciente demanda de medidas de carácter repre-
sor frente a la delincuencia y el crimen que puede conllevar un proce-
so de regresión de los derechos más elementales de ciudadanía y que,
en el caso de extenderse, podría dar luz a una nueva y tenebrosa carac-
terización de populismos: el populismo punitivo.
Los datos que se han mostrado en el capítulo 7 indican la perma-
nencia de graves incumplimientos respecto de los derechos humanos
en México, tanto en relación a aquellos que afectan directamente a la
vida o integridad física de las personas, como los que están íntima-
mente relacionados con las garantías jurídicas inexcusables en los
procesos de combate a la delincuencia, a la par que —como se expone
en el capítulo 3— en el conjunto de la ciudadanía predominan las vi-
siones negativas de la vigencia del imperio de la ley y el Estado de
Derecho en México: sólo un 29,7 % de los encuestados emitió juicios
positivos en las dos variables que «mapean» el ejercicio de los dere-
chos y el imperio de la ley.
Las fallas existentes en el país relativas a violaciones graves de
los derechos humanos, a la corrupción policial y judicial, y el alto ni-
vel de desconfianza de la población en algunas de las instituciones
claves en el combate a la delincuencia merman la calidad de la demo-
cracia mexicana y es preciso enmendar la situación. Y todo ello inde-
pendientemente de que las conclusiones que se muestran en el capítu-

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Conclusiones 257

lo 8 se exponga que no existe relación alguna entre el apoyo a la


democracia con el grado de violencia y victimización —tal como se
constata con el estado de Baja California, que tiene un «alto grado de
democratización» a pesar de encabezar el ranking de Estados con ma-
yor índice de incidencia delictiva y violencia en el año 2009.
Pero el hecho de que se observe que no existe relación alguna
entre ser un estado con alto grado de democratización y los temas de
seguridad ciudadana, no significa ignorar que la seguridad es un dere-
cho y condición esencial para poder ejercer la libertad y preservar la
vida. Cuando las tasas de violencia llegan a tasas preocupantes, mu-
chos ciudadanos están dispuestos a dar carta blanca a los políticos
para la persecución de la delincuencia dando así lugar al estableci-
miento oportuno de políticas que pueden erosionar los sistemas judi-
ciales y flexibilizar el Estado de derecho, ya de por sí frágil en estas
democracias. Así la violencia, la criminalidad y la inseguridad podrían
representar los principales problemas a los que se enfrenta la goberna-
bilidad democrática en la actualidad, no tanto porque el aumento de la
victimización cuestione necesariamente el apoyo de la ciudadanía a la
democracia, sino porque disminuye la satisfacción —ya se ha señala-
do que en México sólo el 27 % está satisfecho con la democracia— y
pueda abrirse la puerta a un régimen de carácter autoritario.

Una ciudadanía partidista

Una de las características más llamativas de los datos obtenidos en la


encuesta USAL-COLMEX es la estabilidad y mantenimiento de la
identificación partidista en México. El número de personas que afir-
man tener una identidad partidista en el país es casi el doble de aque-
llos que no la tienen, siendo el PRI la formación que más afinidad
genera, seguido del PAN y del PRD. Obviamente esta situación está
vinculada con la larga historia del PRI y, en segundo lugar, la del
PAN. También es preciso anotar que se observa que las personas que
tienen una identidad partidista tienden a estar más satisfechas con la
democracia, más interesadas en la política, y a participar en ella. Ob-
viamente, debido a que desde el año 2000 la Presidencia ha estado en
manos del PAN, los panistas se sienten más satisfechos con la demo-

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258 La democracia en México

cracia, tienen mayor interés y sienten que pueden influir más en la


política que los priístas y perredistas.
Como es natural, esta identidad partidaria es una de las variables
fundamentales para explicar el voto. Pero no sólo el voto. En el capí-
tulo 3 se ha expuesto una fuerte relación entre la participación no con-
vencional y disruptiva y una «determinada» identificación partidaria.
Con ello puede señalarse que los temas relacionados con la vida polí-
tica de los partidos son de gran utilidad para prever la movilización de
los ciudadanos.
Así las cosas, parece que son los mismos partidos políticos los
que impulsan a sus militantes a salir a al calle. Pero parece que, en
esta tarea, son especialmente efectivos los partidos pequeños (ya sea
por intereses corporativos o por intensidad ideológica) y un sector del
PRD. Este hallazgo debe hacer reflexionar también sobre el tipo de
partidos políticos que existen en México, su liderazgo, militancia, cul-
tura política, y su relación con las demás instituciones.
Pertenecer a un partido político, según exponen los datos de la
encuesta, es un vínculo que supone inserción y pertenencia a la comu-
nidad política y, además, predice participación convencional (básica-
mente el voto) y también no convencional. A la vez, siguiendo la in-
formación que nos muestra el capítulo 5 sobre clientelismo, los
partidos continúan siendo un actor dispensador de bienes a cambio de
apoyos políticos. Durante la década posterior a la alternancia, los can-
didatos y sus partidos políticos han seguido invirtiendo recursos y uti-
lizando esta estrategia para captar nuevos votantes (o no perder a los
leales) y para mantener feudos a pesar de los notables progresos en
términos de competitividad y limpieza que se ha registrado en las
elecciones después de las reformas.
En esta práctica parece que el PRI continúa a la cabeza, sin em-
bargo a lo largo de la década y a medida que el sistema ha registrado
más pluralidad política, tanto el PAN como el PRD (y otros partidos
menores), han canalizado fondos y adaptado sus comportamientos en
esta arena. A la pregunta de —«¿Quién se ha continuado beneficiando
de esta práctica?»— parece que las personas pertenecientes a asocia-
ciones de beneficencia, gremios y sindicatos tienen mayor probabili-
dad de obtener este tipo de recursos, si bien se indica que hoy el clien-
telismo no diferencia a «sus clientes» por la zona en que residen ni por
su nivel cultural, lo cuál evidencia una expansión agresiva de dicha

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Conclusiones 259

práctica. Pero es preciso señalar que la «entrega» de regalos es un


tema a tener en cuenta no sólo a la hora de estudiar el voto (pues el
análisis puso en evidencia que para los partidos el ofrecimiento de
regalos a cambio del voto sigue siendo una práctica efectiva), sino
también —como se indica en el capítulo 3— la participación disrup-
tiva.
Pero la pertenencia de los mexicanos no se agota en la vincula-
ción partidaria: también es preciso señalar su inclusión en la red aso-
ciativa. En este sentido, tal como se expone en el capítulo 2, México
tiene unos niveles de asociatividad similares a los de los países lati-
noamericanos. De los hallazgos más interesantes de dicho capítulo
está el hecho de que el ser miembro de una organización social tiene
efectos diferenciados que dependen del tipo de organización de que se
trate: las religiosas o de padres de familia parecen aumentar la proba-
bilidad de participar en la política convencional frente a las ambienta-
listas que parecen disminuirlo. Con todo, la variable que mayor im-
pacto tiene sobre el voto es la identidad partidista.
Para finalizar este epígrafe se podría señalar que en México la
participación política (convencional y no convencional), la satisfac-
ción con la democracia y la obtención de recursos está fuertemente
vinculada a la pertenencia partidaria (y en menor medida asociativa).
Este fenómeno puede indicar pervivencia de una tendencia «corpora-
tiva» de inserción de los individuos más allá de la desaparición de un
sistema hegemónico.
A todo lo expuesto, sin duda, hay diferencias según la entidad
federativa que se trate. Como se ha expuesto a lo largo del libro, entre
los 32 estados de la República hay una notable variabilidad. Como se
ha señalado en el primer capítulo, los procesos democratizadores en
las entidades mexicanas han seguido caminos distintos, a velocidades
diferentes y han llegado a diversos niveles de democracia. Guerrero,
Oaxaca, Chiapas o Tabasco figuran como estados con bajos niveles de
democracia local, mientras que el Distrito Federal, Baja California,
Guanajuato o Querétaro se presentan como los estados con los niveles
más altos según el índice calculado. Parece haber un patrón regional
que muestra que los estados con niveles de democracia local bajo y
muy bajo se encuentran localizados en su mayoría en la zona sur y su-
reste de México; los estados con niveles de democracia local alto y
muy alto se encuentran concentrados básicamente en el centro y norte

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260 La democracia en México

del país. Sin embargo, los avances y retrocesos han sido dispares en
cada estado y no siempre han ido en la misma dirección en los dife-
rentes temas. En este sentido cabe señalar que si bien la lógica norte/
sur es crucial respecto a los factores socioeconómicos, el tema de la
inseguridad y la criminalidad sigue otra dinámica ya que azota con
especial intensidad a los estados la frontera norte. Por todo ello es
posible afirmar que México tiene aún muchos pendientes respecto a la
calidad de la democracia y que, a su vez, es un país de «geometría
variable».

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Autores

Coordinadores:

Salvador Martí i Puig es Profesor Titular de la Universidad de


Salamanca y miembro del CIDOB. Es Doctor en Ciencia Política por
la Universidad Autónoma de Barcelona. Su área de especialización es
la política comparada, y ha investigado sobre procesos de democrati-
zación en América Latina, acción colectiva, y partidos y sistemas de
partidos; y ha publicado sobre dichos temas artículos en revistas aca-
démicas especializadas. Sus últimos libros son Nicaragua 1979-2009
¿Qué queda de la revolución? y Pueblos Indígenas y política en Amé-
rica Latina.

Reynaldo Yunuen Ortega Ortiz es Doctor en ciencia política


de la Universidad de Columbia en Nueva York. Actualmente es direc-
tor de Foro Internacional y profesor- investigador del Centro de Estu-
dios Internacionales de El Colegio de México. Autor del libro Movili-
zación y democracia: España y México, publicado por El Colegio de
México.

M.ª Fernanda Somuano Ventura es Doctora en ciencia política


de la Universidad de Iowa. Actualmente es Coordinadora Académica
de la maestría en ciencia política y profesora-investigadora del Cen-
tro de Estudios Internacionales de El Colegio de México. Autora del
libro Sociedad civil organizada y democracia en México, publicado
por El Colegio de México.

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264 La democracia en México

Colaboradores

Mercedes García Montero es Profesora de la Universidad de


Salamanca e investigadora del Instituto de Iberoamérica de la misma
Universidad. Es doctora en Ciencia Política por la Universidad de Sa-
lamanca Ha publicado distintos trabajos sobre el Poder Legislativo en
América Latina. Entre sus líneas de investigación destacan las institu-
ciones políticas, las relaciones Ejecutivo-Legislativo, las elites políti-
cas y los Parlamentos en América Latina.

Iván Llamazares es Catedrático de Ciencia Política en la Uni-


versidad de Salamanca. Es doctor en Ciencia Política por la Universi-
dad de North Carolina, Chapel Hill. Sus investigaciones se han centra-
do en el estudio de la opinión pública y el comportamiento político en
Europa y América Latina, a menudo con una perspectiva comparativa.
Ha publicado sobre dichos temas artículos en revistas académicas es-
pecializadas.

Patricia Marenghi es investigadora del Instituto de Iberoaméri-


ca de la Universidad de Salamanca. Es Doctora en Ciencia Política
por la Universidad de Salamanca. Sus principales líneas de investiga-
ción giran en torno a la representación política, a los parlamentos y
partidos políticos en América Latina y a la comunicación política.

Elena Martínez Barahona es Doctora en Ciencia Política por el


Instituto Universitario Europeo (Florencia). En la actualidad trabaja
como profesora de Ciencia Política e investigadora del Instituto de
Iberoamérica en la Universidad de Salamanca. Sus intereses de inves-
tigación se centran en política comparada, especialmente en institu-
ciones y políticas judiciales, justicia transicional, derechos humanos y
temas de seguridad ciudadana y violencia.

Araceli Mateos Díaz es Profesora Titular de Ciencia Política y


de la Administración, e Investigadora del Instituto de Iberoamérica,
en la Universidad de Salamanca. En la actualidad es Consejera Técni-
ca del Centro de Investigaciones Sociológicas. Sus principales líneas
de investigación son las actitudes políticas y el comportamiento elec-
toral. Entre sus últimas publicaciones se encuentran los libros Elites

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Autores 265

Parlamentares na America Latina (2009), y El comportamiento elec-


toral de los jóvenes españoles (2006).

Aquiles Magide es abogado y Doctor en Ciencia Política por la


Universidad de Salamana. Sus intereses de investigación se centran en
elites políticas, derechos humanos y políticas judiciales. Ha investiga-
do sobre política regional en España, y sobre derechos humanos en
México y Brasil.

Andrés Ruiz Pérez es licenciado en Relaciones Internacionales


por el Instituto Tecnológico Autónomo de México y fue becario de El
Colegio de México.

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