—Puedo preguntarte otra cosa, sefior
Palabra? —pidié timidamente Miguelito—.
(Qué diré a mis padres por no haber dor
mido en la casa esta noche? Deben estar
muy preocupados buscindome.
Nada, mientras td estas en la biblio-
teca, el tiempo de afuera no transcurre para
li, gentiendes? Lo que pasa aqui es tiempo
de aqui, lo que pasa en tu mundo es tiem-
po de all4. Ast que, cuando salgas de la bi-
blioteca, sera el mismo segundo en que
entraste. Y ahora me marcho indignado,
Y, desde entonces, el libro de Caperu-
cita recibe el hombre de Caperucita Roja y
el Lobo Feroz.
Capitulo 5
EL SENOR SILENCIO
Miguelito dejé pasar un par de
dias antes de volver a la casa
fantasma, Se sentia culpable y
avergonzado por lo que habia
hecho y tenia miedo de que
don Arturo lo supiera y se de-
silusionara de él, Ademas, muchas pregun-
{us sin respuesta rondaban por su cabeza y
necesitaba aclaratlas. No lo logré, pero el
recuerdo de su amigo Polarin lo hizo vol-
ver a la biblioteca.
Lleg6 a la mansion. Nuevamienté no en-
contré a don Arturo por ninguna parte. Ca-
min6 hacia el refrigerador, sacé los dos
Uiltimos pescados y volvi6 a lenar el balde
9