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194 Ly TRORIA DE LA HISTORIOGRAFTA estado sociales, de os cambios y las permanencias en los grupos humaanos, no gota enteramente cl cometido det historiador, La historiografia es un conoci- rmiento explicativo, no meramente descriptive ni narrative, En consecacncia, claborar una esplicacidn histdrica es el cometido fundamental de tox ta pric tica historiogrifica. En fin, esa explicacién ha de ser expucsta a través de un discurco, de un lenguaje ¥ de una argumentacién, El producto final de la inves tigacidn de la historia es su excritura, pero con ello puede aluditse a cosas di versas. Sobre todo esto se ha discutide mucho a Jo largo de la historia de la his toriogratia. Esta Seccidn se ocupa de este género de problemas, sin duda los fundamen- tales para ta constitucin de Ta disciplina. Que esos son los temas fundamentales de la teorta historiognifica es una cuestidn no discutida por nadie. Pero los pro- ‘nunciamicnios teéricos conctetos sobre toxlos ellos han sido distintos y. con se guridad, lo seguirdn siendo. La propuesia contenida aut pretende superar, al menos, dos problemas persistentes: la debilidad de los planteamientos tebricos en los que, salvo por parte de alguna escucla como ta marxista, se ha movido tradicionalmente la historiograia;y, de otra parte, la falta de eonsistencia expli- sativa, muchas veces, del discurso de los historindores. 4, SOCIEDAD Y TIEMPO. LA TEORIA DE LA HISTORIA En este onden de cosas, a fl0sofo no le queda otro recut so que intentur descubrir en este absundo decurso de las cosas ‘hamanas ana intencidn de la Naturateza, a parr de la cual sea ‘posible una historia de criaturas tales que, sin conducirse con frreglo a un plan propio, sft hagan conforme a un determinado plan deta Nanuraleza. Iumasune Kast, ea para wna historia universal Et enigma de ta historia reside en lo que significa ser his- (rico. Mavens Hesonoars, £1 concent de tiempo La teoria historiogréfica es la que se ocupa de analizar ta naturaleza precisa del objeto de estudio, es decir, de aquello que Ia historingnafia conoce o pretende ‘eonocer. En otras palabras. es ly que tiene que pronunciarse acerca de qué es 10 Ihistécico. Por tanto, establecer qué es la historia constituye la primera condicién ‘para claborar a parte sustancial de Ia teorfahistoriografica, o lo que es lo mismo, para dejar establecida una teoriacieniffico-constitutiva de la historiografia. ‘Siendo la pregunta «{Qué es la historia?» una cuestin bisica y siendo tam- then, sin ua, su respuesta imprescindible part poder consuls ura rguro isciplina historiogréfica, son costs a las que, por extrafio que parezca, no Gat trevor unc le hsocadores Es aces pofsonles de ai ‘tora rama vez han hecho teorfa de la historia, Tanto la pregunta como la respuesta fhan sido dejadas durante mucho tiempo como cuestin propia de los filésofos. La Itadicidn de la historiografia spositivista» entendié que esto eran «filosofias», _ajenas al oficio de historindor, Esta posicidn, ya lo hemos advertido antes, es un ery err eno case oy puede ap senda de ep fe Historiografia para slcanzar el nivel le una diseiplina bien constitucs. Establecer qué es lo histérico, eGmo se analiza la historia, donde se a eapra, ‘edmo se concepiualiza el movimiento de la historia, 0 son cuestiones privativi 196 LA TEORIA DE LA HISTORIOGRAHA {de 1a flosoffa, en mod alguno, pero sf son cuestionestedricas. Ahora bien, m0 puede haher una seria prdetica hstoriogritica sin teora y ella empieza en ters ome estos, props, segin hemos dicho, de ss teara constituia. En el presente ‘capituse atari de este tipo de teora, la que intents poner en claro que signifi cal exstencia de Ia ister, cual st realidad ontobigica, para trata en exp tulos posteriores de st reali empirica Para ello, bascaremes una definicin de Jo hisiérico, intentundo presentar la historia como una realidad inteligible, distin- ‘ut de todas las demas y, finalmente, inientaremos caracterizar la historia tal como: el historiador puede eaptarls: como proceso global rota, 0 como conjunto de procesos sectoriales 0 localizados teritorilmente. Séio después de haber ex- puesto este tipo de teoria podremos abordar en los capitulos siguientes como cap- tu realmente el historiador lo histénico, cémo lo expla y e6mo lo eseibe 1. SoctEDAD E misrontA, La historia 6s, en ditimo andlisis, la «cualidad temporal» que tiene todo Io que exisie y también, en consecuencia, la manifestacion empirica —es decir, que ‘puede ser observada—, de tal temporalidad. Dado que «sere 0 «tener» histonia és algo que caracteriza a todo ser humano, a todo ser social, la investigacion sobre Ja naturaleza de a historia 10 es, igualmente, sobre la naturaleza de 1a sociedad. Muchas teorias de lo social, aunque no todas, se fundamertan en 1a absoluta indisociabilidad de lo social y 1o histérico, Por ello partiemos aquf de una pro- [ponicitin como esta: es preciso establecer de que idea de sociedad se parte para Hogar a una idea de la historia, Se trata, a nuesiro entender, de dos especula- cones indisolublemente unidas.’ Sociedad e historia son, en detiitiva, realiddades inseparables, aunque en forma alguna idénticas, que, en consecuencia, pueden ser diferenciadas en el anilisis. Para discutir a naturaleza de Jo hist6rico deben definirse previamente, por tanto, dos conceptos clave, el de sociedad y el de tiempo, por usa razin que c’estambign esencial: poryve la conflveacia de esas dos realidades, tan distintas en- tre sf, €8 la que configura [a historia. Tampoco la naturaleza de lo social ni Ia del ticmpo suclen ser, por desgracia, temas habituales entre historiadores. Y, sin em- ‘burg, ambos soa asuntos inexcusubles para poder conceptualizar lo histérico. La sociedad, sujeto de ta historia La tooria de Ja historia tiene su propia especificidad y no se confunde con ‘ninguna otra teorizaci6n de «objetos» sociales: con la teoria de la sociedad, de la |, Le ge se expone cm este apartal | del presente captuls aceren de la sce com ‘compemente esenela de Wax concepevin defo histOnico, puede debe completare cn ho ge se tamer sabre ston wil esta ial y movimiento social nl apart 2 del capi fo. que iat de obit deta histonigraan. Este do prafon sen como poe spowerse ‘esrechamemte ceanplemenarnn SOCTEDAD Y TIEMPO 197 politica, de la cultura (antropologia) o de Ia mente (pricologia), por jemplo, ero, por supuesto, ninguna de estas tcorizaciones e+ abyolutamente indepen dicnte de las dems, Muy al contrario, las relaciones entre ellas son bastante> ¢>- tuechas, porque la sociedad es el campo comin cn el que las disciplinas ciiadas, ¥¥ todas las cicncias sociales, establecen sus abjetos de estudio.’ En el caso de Ia historia, como una dimensién intrinseca de la sociedad, su relacién con la teoria social es de extrema proximidad. La permeabilidad entre la teorta social y la te0- ‘ia histérica es muy alta, No hay teorfa social que pueda permanecer al margen de la dimensin temporal. es decir, dela historia. De la misma manera no es po- sible una teorfa de a historia que no sea 2 un tiempo teoria social. Filo no im- plies que cnda una de tales teorizaciones no marque su particular enfoque. La relucidn de a teoria de 1s historia con la teoria social es miltiple. Por ‘una parte, e1 sujeto de la historia. el agente, el ejceutor y el depositario de ella 6, en sus términos mis abstractos y mas generales. la sociedad misma. Cuando ‘hablamos de los actores individuales, el individao no puede ser tampoco enten- ido al margen de su inmersida en Ja sociedad. En segundo lugar, la teorfa de la historia es, de hecho, una teoria de la sociedad desde el punto de vista de la tom- poralidad de ésta. El proceso de cambio o de permanencia en las sociedades ‘afecta tanto a 1a teoria social como a la histérica. La retacién del cambio social ‘eon el eambio histrico hace que ambas cosas sean algunas veces indisceribles. Por ello, dada Ia inexiricable convergencia de lo social y lo histérico, como he- ‘mos establecido ya. es preciso hablar de la sociedad, desde diversos puntos de sa teoria, para poder hablar de qué es la historia, Lahistoria se encuentra plasmada en la sociedad. Es algo que le ocurre, que ‘curacteriza ala sociedad o sociedades concretas. Para hablar de la historia es im- [rescindible, pues, hablar de la sociedad. Existen tres connolaciones previas que son de particular interés para analizar la cimensién historica de Wo social previa: La primera, \a de que 1a naturaleza y 1a sociedad, lejos de ser realidades ‘contraptestas, que necesitan 0 son susceptibles de tipos distintos de conocimien- 1, forman un continaum sin ruptura insalvable. La historia continda el plan de Ja naturaleza, decia Kant. Las ciencias bioldgicas y las det comportamiento fstublecen que el hombre es una parte caracteristica de la naturaleza” y, rect procamente, que In sociedad es un hecho «natural». El cardeier natural de las 2 Wiveremon sobre eo en capil 5, deforms mis exten 1. Litihiogrataqoc poo ce sobre roblema de area de Four yo bo- opin es muy abundant, Las upurtacioes del cobologiay de ln cerca cognates, (oc, problema, pe se oretan ete tendo gue ay sala. Quer aa ects iterates sein: Levenson. Seton de naturale aman, Cae, Ma ih 190, y Re Davi ET pet. Lay tes bic de roc coda Salva Ba Sti, 1001.10. Wilkow Solve lo matures humana, PCE Mésica 101 ee wei, ‘tan de inc Mosterin uo de la Calter, Abana Elta, Madd, 1998 Eto ‘ica gue hayan de acetase las est sxolsokphca, per af ye mess Fess son fe krexeoca sonar cals tad tacos Vease tain ate etectva Ah Hat de Espo y 3. Rasp Whe, Pherar ot ort svi! coment, IN, staid 109 198 LA TEORIA DE LA HISTORIOGRAFIA sociedades humanas, no obstante, en nada afecta a 1a afirmacién verdadera tam- bién de que el hombre «construye™ su propia realidad social;* pero ello tampoco Je separa radicalmente de la naturaleza. La segunda, la de que la existencia de movimiento es una constatacién inclu: dible en la explicacién del mundo de la naturalcza as{ como del mundo privati vo del hombre, La existencia del movimiento es Ia premisa en laque se sustenta el cambio social. El movimiento es consustaneial con la naturalezafisiea y tam: bign con ta humana. La tercera, In de que la idea de sociedad adquiere un perfil més preciso al hablar del sistemna social. La existencia de un sistema social puede asirnilarse ava idea de que ln sociedad en abstracto y Ins sociedades histéricas concretas fureionan como un sistema, ex decir. como un «todon en cl que al modificarse alguna de sus partes o elementos necesariamente se modifica el conjunto de re- laciones que las tnen. ‘Todo esto tiene una consecuencia tedrica més. Puesto que toda realidad natural, humana y no humana, esté inmersa en el movimiento, en lo que se ha Mamado la «flecka del tiempos, un tiempo acumulative e irreversible, puede ecirse, como punto de pattida, que todo el universo tiene historia. En princi- pic. tal proposicién es correcta, si por historia entendemos tun comportamiento. temporal sin mas, Pero, evidentemente, no es la mista historia la de los seres dotados de mente, que la de los que no Jo estin. Por ello es mis pertinente un lenguaje que limita el uso comin de la palabra historia para designar el conte- nido y el comportamiento temporal propio de las sociedades humanas.” En este sentido limitado, que es el que por ahora adapiamos aqui, a historia, ef ser tts (6rico, es algo que se realiza en, y volo en, Ia sociedad, Elhecho de que la historia «cneama» en la sociedad y de que toda sociedad tiene» historia es lo que produce tna relacion indisoluble entre esas dos reali- dades —sociedad e hisioria—, una relacién que permite hablar de un concepto abstracto,tedrico, de sociedad frente a unas sociedades historicas, concretas, que se desenvuelven en el espacio-tiempo. Ninguna teorfa social ni ninguna ciencia de la sociedad desconoce e! hecho evidente de Ia variedad de las formas sociales y de la relacién que ellas tienen con el factor tiempo, que es lo que les concede su caricter hist6rico. Lo que establece de hecho diferencias entre unas teorfas y tras es que algunas ponen un especial énfasis en sefialar que todas las socied- 4. ito lisco sobre exe tema eve} de P Berger yT: Luckmann, La comsraccon soca by mali, Amorrorts, Bustos Aires, 1088” 5, Las relaciones entre fa sbstora narra y la historia humanar sen objeto, comm es sabido, del reflexion de Mars, quien entinde qu la del hombre es a parte dela historia del anverso, ofa historia de la eatralezay la historia de fox hombres se condtciona eejprocamens tem; rd en Lt loko aman Sin dude! pensamienio ry anterioe de Ran xe insert ian ‘ida om la es de que no hay une rptra radical ene deearollo natural, « «plan de la natura leas. y desarotiehumano o «plan de a historia. La uniidad Wgica de la histori nateraly a hisioria humana es también nuestra pescidn, pono ello nad tiene que ver con be eistencin ‘ecias cere pra testo, | Kant Zea para una Astoria universal enclave coum Ta. Tecmo, Math 1987, K. Marx Lt hdl alemans, Servic de Publicaciones, Un veridat de Valencia 1082 (Versa epaola de Wencesan Rees) SOCEDAD Y TEI 199, ‘des son stemporales», mientras que otras pretenden analizar el hecho social como Hiei cotroctura universal y constante: Las teorfas sociales mas formalistas parton del axioma de que por cncinva del desarrollo de faxes distintas de la historia, ‘oh margen de él realidad wsociedad tiene raxgos consttutivos permanentes, ‘Otras teoriay se nicgan a aceptar esta formalizacion imiemporal y 0 bien niegan In posibilidad de definir una «sociedad al margen de lo histérico, 0 propanen by Wea de «resultante~, o de «realidad emergente, para explicar precisumente los ‘eambios en las sociedades existentes. ‘Tal vez tina de las formas mas eficientes de superar la dicotomia entre el ‘modelo ubstracto de sociedad y el reconocimiento de las sociedades histérieas sea Ia formulacidn eélebre hecha por Marx en la que estableeta que: wen la peo- Mucei6n social de su existencin los hombres entran en relaciones determinadas, ‘necesarias. independientes de su voluntad: estas relaciones de produceién co. -rresponden a un grado determinada del desarrollo de Ins fuerzas prodactivas ‘materiales...».* La base, por tanto, de tun modelo de sociedad que fluctuaria en Tunciéin de! estado de las «fuerzas productivas materiales» seria la existencia siempre de unas precisas «relaciones de produccién. Eso es lo que se encierra ‘enn expresidn citada de Marx «grado determinado de desarollo de las fuerza productivas», La extrema objetivacién de la realidad social que expresan los ‘eonceptos de «fuerzas productivas» y de «tclaciones de produccidn» es ya un Pao de aria par I expicacion de lo hstric como «proceso lb de lo La naturaleza humana es, pues, social ehistérica. Pero debe prestarse mucha alencién al hecho de que la sociedad y la historis, entidades en las que se plas- ‘man o materializan esos dos caracteres de lo humano a que aludimos, pertenecen ‘elertamente a érdenes distintos de la realidad. Asf, mientras que la idea de wocie- ‘ad tiene aspectos de su contenido que son «materiales», institucionales, que son ‘worzanizaciones» de las que si no poslemos decir que son «cosas» sf podemos decir que es posible entenderios como cosas, en caso de la historia, sin embat- {estamos ante una entidad no materiale. La historia no puede ser en for ‘mt alguna entendida como cosa», La historia objetiva es una dimension, cu Hidad 0 extenskin, que reside en, y es impensable fuera de, la sociedad, Estas son ideas no files a las que dedicaremos algo mils de atencign en este capitulo, La historia es algo que »reside= en la naturaleza humana, no es ella misma una «na turileza», Lo cual significa mantener una posicion distinta de la expresadla por ‘Onege y Gasset para quien cl hombre no tine naturaleza, sino que tiene historia.” Pues bien, esta cualidad de watributor que la historia tiene, de ser algo que afecta a otra cosa, es una conceptuscidn de tal importancia que no es posible ‘eniender lo que pretende Ia historiografia sin tenerla en cuenta, Asi, dado gue Ia 6. K Marx, Contract heft deta eevmcaia pia, Albee Corus, Made, 1970, p37. La versidn tadacha e lade Dit Stan, 1920, 7. Ente ho vers lens done Orta expen eta ea dead dstinos putin evista, ‘hay tno de expecta enjunda y clara, ston ce sistent, ex Piso come teat 9 fro entuyes oe fone, Nevin se Oheikwe Kanga Habel, Mal 10 ay clan [paaje cilalen, pero véanse expecialnent ls pp. N80 ce one ite. 200 1A THORIA DE LA HISTORIOGRAFIA sociedad ¢s ¢! sufet real y Gnico de la historia, en cuanio que ta sociedad ex- Perimenta ct proceso histirico, es por Jo que la primera fundamentacién sobre a que debe basurse una teorfa valida de lo historico ey la que extablezca cul es la propia naturaleca de fo social y cules son las formas y mecanixinos obser vables en ella. La teorfa de la historia empicea, en consecuencia, por la teoria de la sociedad, si puede hablarse asf. Teoria de lo social y teoria de lo histérico son «dos cuestiones indisolublemente imbricadas. Pero, en contra de lo que dice J. Habermas, ereemos que lo mismo que puede concebirse uns teoria de Ia w0- ‘eiedad puede también concebirse otra de Ia historia Lo que ocurre es que una teoria de Ia sociedad y uma de la historia no pueden ser isomorfas poryue tienen objetos de distinia clase, como hemos visto, Lo histérico es una categoria que atribuimios a lo social, y se nos manifiesta Uuniversalmente a través del cambio de Ias formas sociales 0, como mostraremos en st: momento, de los westados sociales». Se infiere pues, sin dificultad, que no existe. naturalmente, ninguna explicacién de la historia que no contenga en sf misma una explicacién de la realidad social. Es preciso, sin embargo, tener fen cuenta que si bien la sociedad y la historia son dos reulidades insepara- bles no se confunden si son correctamente definidas. En todo caso, el cono- ccimiento de lo histérico, como dijo Pierre Vilar, es condicién de todos los de- ‘mis conocimientos sociales: ello quiere decir también que é! mismo supone todos los demiis. El andlisis de la sociedad como sujeto histérico Las tcorfas sociales, desde la HustraciGn para acd, segin se ha sefialado mu- cchas veces, han puesto st énfasis en una u otra de estas confrontaciones funda- ‘mentales que se operan en el seno de toda sociedad y que son elemento esea- cial de su desarrollo: individuo/colectividad, accién/estructura, orden/eonfic- to, permanencia/cambio, Todos esos pares de categorias contrapuestas tienen ‘una decisiva importancia para la explicacidn del proceso socio-hisidrico. En ‘cuanto al problema individuo/colectivo, desde ta HustraciGn para acd, la socie~ ddad ha sido entendida en su esencia, bien como el agrupamiento primitivo de individuos, como reunidn de seres individuales que deciden vivir en comin para conseguir determinados objetivos, posicién que es arquetipicamente la de Rousseau; o bien s¢ ha mantenido que la sociedad es antes que nada el colec- tivo humano, dentro del cual el individuo queda sujeto, colective en cuyo seno se construye y afirma la personalidad individual, pero que tiene primacia gica sobre lo individual. Esta posicisn es representada mis bien por Montesquicu y ‘su investigaciGn sobre «El espfritu de las leyes, El andlisis de la sociedad como sujeto de la historia implica, sobre tovo, una atencidén primordial a la dinémica temporal. Y el hecho es, justamente, que en J, Haberman, at reximuruccicn del materialism histirico, Taurus, Madd, 1981, pp IL ys SOCIEDAD Y THEMFO 201 sociales més actuales predomina Ia orientacién que enfoca la socie= fundamentalmente desde 1 punto de vista de su movimiento, como un per- manente proceso de estructuracidn, como un shacerye» continuo, ms que como {Una realidad estable. Una orientacidn de ese tipo se encuentra ya en las teorfas ocinles desde Augusto Comte y es el que emplean la mayor parte de los elisi- “G04: Marx, Durkheim, Weber, husta llegar en la sctualidad a Giddens, Bourdicu ‘li teoria del «llegar a ser social» (social becoming), de P. Setompka. Lis teo- Fas sociales basadas en el funcionalismo (Parsons) o las que perten de la teoria ‘e sistemas (Lukmann), ponen, por el contrario, mis énfasis en Ia estructura de Insociedad que en su proceso.’ ‘La visin dindmics de la sociedad, en su constituci6n, reproduceién o trans- formacién, se impone hoy como principio metatedrico, en ln casi totalidad de ls teorias sociales. La consideracién de In sociedad como producto histérico {gaita terreno visiblemente. El papel concedido por Ins tearies sociolégicas a la satribucidn histérica» como elemento conformador de lo social es de la maxima televancia para una teorfa de lo histérico.! No sélo se piensa hoy que la socie- ad es siempre un producto histérico, sino también que no es posible entender- lussino como devenir permanente, como agendum. por Io que mis que hablar ide ta persistencia de una estructura social debe hablurse de un «devenir social» ‘9 llegar a ser social», como una continua estructuracién. De otra parte, las teo- ris de la diferenciacién representan, en fin, una respuesta mas elaborad al ‘problema de la creciente complejidaa de las sociedades. En las corrientes teGricas mas imponantes hoy. pues. la entidad de la dad se analiza y explica a través de unas pocas grandes categorfas, en funcién de cuyo uso y énfasis pueden caracterizarse y diferenciarse también las propias ‘sorrientes tedricas. Las categorias esenciales de que hablamos son, cuando me~ ‘nos, li de accidn humana —human agency—, ta de esiructura, ta de repro- duccion, la de conflicto y la de cambio. Pero indudablemente, como hernos vis- 40, pueden incluirse algunas més. Ahora es imprescindible que nos detengamos algo més en el amilisis de esas categorias metatedricas porque su importancin [Para el andlisis historico no es dudosa. “Acciéin y estructura en ta conformacién de ta sociedad Ciertas teorfas sociales con vigencia actual, fundamentalmente la estruc- turacionista, la funcional-sistémica, de la accién racional —o una expresién de cella como la teoria de la human agency—. la interaccionista, y otras en la linea 9, De las muchas obras citables como itroduceisn a este tipo de cuestiones,sefialemos {G. Rite, Torta socilegica contemponiaea, McGraw Mil, Madd 1995, poe su bach planes ‘ento ddactco. Un repan, por fo dennis de muy desig wale hos principals pens dela torissaciligica actual en BL de Espinosa ¥ 3 12 Rodefew Ider. Problems le ‘ora socal. op. 10. Como expresiin de ese pio sbisirivnr de Ia saciohoga. ef A. Giddens, Sova A bref tut critical mareduction, Mactan, Laeadtes, 1980. F Satoniph, The Renalsuance of ‘Haorscul Oriemutiom i Soxtolony, en Inernannal Sociology, Ay 8 \ sepaienutne de NO, pp 321-407 202 LA THORIA DE LA HISTORIOGRATIA de un marxismo renovado, tienden a poner ef Enfasis en ta relacién diakéetica y Virtual entre sagencia», decision humana —human agency en ingkés—' y ‘eestructurasm, entre cl sujeto y la situacidn hisisrica dada, O Jo quc es lo mismo, cere las acciones transformadoras que 10s individuos 0 lo» colestivos emprea: den y laresistencia al cambio de la relaciones sociales preexistentes. Uns teoria ‘como lu de la estructuracién, de Giddens, parece de especial interés por eunir en lwexplicacién de lo social la =competencit» y consciencia de los sujetos socia Jes y la apariciin de estructuras como obra de esa aecin «rutinizada ‘Desde luego, el problema de si lo definitorio en el andliss de la sociedad ex a sestroctura» social 6 es la «aceidn» del hombre constituye un debate perenne de la teoria y la metateorta sociales. En la Jenga socioligica anglosajons se fes ha Hamado respectivamente «el problema de Durkheim» y el «problema de Weber» “Tradicionalmente, unas teorias han puesto el énfasis en las decisiones humana, cen Ia conciencia actuante del hombre. para explicar toda creaciGn social como producto de Ia voluntad, de la. bisqueda de fines consciemes. Esta es la funda- ‘mental idea aportda por Max Weber que luego recogerta Talcot Parsons. Frente avello, la tradicién marxista, con la que coincidirfa en lo fundamental la posicion de Emile Durkheim enire otros, puso énfasis en lo que la realidad externa, Las es~ trvcturas en las que el individuo se inser, tienen de determinante en la creacién, del hecho social, independientemente de ta voluntad del individuo mismo, Puesto que Ia historia es siempre el resultado de la accién humana, se en- tiende la importancia que tiene la conceptualizaciGn del origen de las acciones, los actores 0 agentes que las Tlevan a cabo —individuales 0 colectivos—, la di- lucidacién de Ia indeterminacién o los constrefimientos con que tales acciones ‘se realizan y, como una cuesticn mis, y decisiva, el sentido de las acciones hu ‘manas, su significacidn como proxlucto de decisiones racionales que pretenden ‘objetivos concretos mediante Ia utilizacién de medios adecuads, Las teorfas de Jaaccién social van en buena manera ligadas a las del sentido de la accidn, por Jo que al hablar de aceiones humanas 1o hacemos de aquello que Weber deno- ‘mind «la accién humana con sentido», En el largo debate acerca de si en las sociedades el factor fundamental es la estructura social 0 es lt accidn, las teorias de muestro tiempo han Hegado a for ‘mulaciones, como son ta estructuracidn social de Giddens, ta del habitus de 1, Eltérmino inglés agency ge puode ser traducido en principio por actin 0 quird me~ Jor por actuorin, xe ha puesto de mela cn wocologta desde fo desarros mis recientes de las feorias de la acsin social, CLM. Aver, Culture and Agency: The Place of Culture in Social Theor. University Press, Carmbridge. 988, pp. 34 y ss. Vease también P.Sztompka, Sociny in Acton. The Theory of Socal Becoming, Polity Press Cambridge, 1991, el eapitulo «The evolving {ecucow agency Las ieorias de It acca contempocineas tienen pox io general su punto ce pa ‘ida elon poiciones de Max Weber. Vee de este autor Economy Sociedad, FOE, MEX, [84 expaciainente, pp $-4S. La vial de oto gran socilogs comemperineo T. Paros 0 La estructura de ba aectin social, Gredos, Madi, 1968, En a actualdad, son paricutarmerte Importanies las pinktones def Hourdcu, Rusones pricricws Sobre la tora de la wccii, Ava sama, Barcelona, 1A. 12 A: Giddens, a 0 dens dhe | uct de be Sorted, Anweerors, Ducnon Alves, 1908. Git SOCTEDAD Y THEMFO 203 Bourdieu, la de ta actuacisn (agency) dle Archer 0 la del devenir social (social becoming) de Sttompka, que tienen en comiin, junio a bastantes otras propucs= ts, la consideracién de que et proseso social es siempre cl resultado de una ‘estrecha dialéctica accidn/estructura como clave para la explicaciéa de la pro= duccidn y reproxduccién social, Las estructuras son el resultado de ta aecidn ta ‘accién se realiza en el seno de esiructuras, constrefiidas por ellas, pero aquélla ‘es capaz de modifica éstas a partir de un cierto umbral de tensidn, Las estruc- tras han dejado enteramente de tener una consideracién estitica, Es fcil entender la importancia de la consideracién del fendmeno social en su origen y morfologi para aclarar cdmo se constituye por la sociedad y en la sociedad. la dimensidn historia. La accida xocial es accién histérics en cuanto [produce «resultados», acontecimientos que se materializan en cambios. Las es- Inucturas sociales y, especialmente, las relaciones sociales, no se entienden hoy sin la referencia a los actores que las encaman. Para Ia teoria histérica ello con leva la necesidad de la atribucién de ta eficiencia a los sujetos histéirices: ‘quin efectia Ia accién histérica y quién la hace eficaz: los individuos, los gra pos? La teoria social actual nos ayuda a establecer que ni individuos ni grupos ‘son inteligibles por si mismos sin la referencia del uno al otro. A veces se ha ‘miantenido que, en dltima instancia, s6lo las acciones de Los individuos son in- {eligibles y, por tanto, explicables (individualismo metodoldgico). Las acciones ‘colectivas sOlo podrian ser entendidas en términos de sujetos individuales. En ‘otros casos se ha mantenido que los colectivos son los reales sujetos histéricos, [pepe a accion hire ecient lade los grupos (holime metadeldico). Aecoria de la historia tiene que entender que hay un sentido o carieter colec- tivo de la mayor parte de las acciones histéricas, que su génesis puede residir en sittaciones que solo ticnen sentido colectivo, Pero que Ia accién historia mis- ma s6lo puede ser atribuida a los sujetos individuales. Por ello se habla, tanto ‘en la teorfa social como en la historica, de que es preciso ir mds alld del indivi ualismo y el holism, El problema det cambio soctat ‘Ahora bien, parece evidente que mas alld de los problemas de la génesis de Jw sociedad, de la estructura, de la accidn social eficiente, la cuestién teérica ‘nis intrincada de todas, y la nodular para la inteleccién de la historia, es la det cambio social, Y por ello es también, obviamenic, crucial para ta teoria de a historia.” El cambio social no es slo cuestién escnial para la historiogratia, sino que es en ese nivel preciso donde historiograffa, sociologia y antropolo- ‘2, entre otras ciencias sociales, pueden hallar sus puntos de contacto més visible Si la historia es arquetipicamente resultado del comportamiento de las sociedades en el tiempo, lo propio de la historiografia seri, en consccuencia, cf anlisis de lox estados temporales, cuyos dos extremos sont Ia permanencia (Guracién), y el cambio, EI reflejo del cambio eonstituye la historia, aunque ef 11 A cfectan de a feta propane hinges ese grobters deberenar aber erweroen el epilos 204 1A TEORIA DE LA MISTORIOGRAFIA ‘cambio mismo no es la historia, La historiografia es la ciencia especial de lat cantidad» de cambio social observable. {Cudles son lay mutaciones que han de dane para que podames hablar de cambio social?, Zcudles son los faciorey desencadenantes del cambio’, ¢qué papel juegan Jos sujeios y cual fay estructuras en el origen, desenvolvimiento y resultados del cambio social? Estas son preguntas esenciales entre algunas mas, Para sexplicar» el cambio social ye han ‘multitud de teorias de las que hizo una excelente presentacidn R. Boudoa."* Ninguna de tales teorias, en ningu- ‘io de los tipos en los que las clasfica Boudon, es tenida por la gociologia actual como satisfactoria, No por ello deja de hablarse de «teoria del cambio social» ni de pensarse que una busqueda de ese tipo es perfectamente pertinente y obligada. Si noes posible encontrar una teorfa adecuada del cambio social, noes die ficil prever que tampoco lo es encontrarta del «cambio histiricos. Como senala iqualmente Boudon, es, por una parte, muy poco plausible pretender encontrar steliciones condicionales» que permitan hablar de la ypariciGn precisa de un pro- ceso de cambio «dads ciertas condiciones». Tumpoco resulta plausible esperar ‘que ddas ciertas estruciuras vayan a evolucionar dindmicamente en un sentido predeterminado, con lo que se pone en duda el fundamento det pensamiento maarxiano sobre el cambio, La idea de Robert Nisbet es més terminante: no hay ninguna caracteristica ‘sencial en las estracturas sociales que permita considerar que el cambio es com- ponente determinante de la sociedad misma.” Pero si esa posicidn puede mante- nerse en cuanto se relaciona con la «transformaciGn» social, no puede decirse to mismo del movimiento social que es un proceso recursivo, redundante, insepari bie de Ia idea misma de sociedad. Es cierto que cambio no es mera interaccidn, movimiento, movilidad, EI movimiento y la movilidad son consustanciales con |i sociedad, pero nada de ello presupone necesariamente cambio. Es por este ‘camino por el que Nisbet va a introducir importantes diferencias entre tas nocio- nes de movimiento ¥ cambio, extremadamente tiles para la concepeién misma el scambio hist6rico», ‘De todo lo que breverente se ha expuesto, lo que debe extraerse como pro- posicidn fundamental es la de que, seguramente, en ningun otro terreno de la investigaciOn de la sociedad esté tan presente la naturaleza histirica de ésta ‘como en el det anilisis det cambio social, Con la explicacién del cambio social € histdrico se han enfrentado todas as tcorias sociales y tras las intempretacio- ves de Ia historia. Desde las concepciones organicistas y evolucionistas hasta las sisiémicas." Como ensefianza esencial debe extmaerse la de que el cambio V4, R. Howson, Laplace se désontre, Critique dex theories du changement social, FUR, ants, 1998 1S. R Nisbet." S. Kalan of. Cambio social, Alianza Editorial, Madrid 18, Véase en cesta ober R. Nisbet, sl probiesta del cambio socials, pp. 12-51 16. P Smompha, Sociologia del cambio social, Alianza Eitri, Madi, 199), Un texto ‘nay completo et santo que repass con amp Lis divers orgy del catnbio social, Wease quince A: y HE Hiaion, as, He cambios seciles. Fientes apes y convexiencins, FCE, Mésico 1070, dle hay una rope de abajo de sy vera ean SoCIEDAD ¥ THMPO 205 Jes cambio histdrico en cuanto se considera en su dimensi¢n ccumulativa, sible. En cuanto obedece un ritmo, & un tempo. que tefleja de forma “ssistematica» fos fuctores muy complejos que lo propician y desenvuelven: Lo “quel cambio social tiene de historico se determina igualmente en su singuta- idael —aungue no sea absoluta—, en li extrema variedad de sus formas y en ta ‘existencia siempre de un grado de incertidumbre en su posibilidad. Pero lo his- {rico no es inicamente el reino de las singulardades, sino que es posible, como lve en ta tcorfa social, discernir tipoligia El cambio social en si mismo no se identi ori. EI problems tesrico general de si las sociedades est sujetas al cambio © Jno es un problema socioldgico mas que histérico. El hecho es que los cambios ‘reales que se prodhicen son siempre cambios socio-histricos. Los andlisis socio- ‘Végicos 0 antropolégicos del cambio real en las sociedades y culturas son nece Aairiamente andlisis histéricos, Lo que verdaderamente coloca el cambio social {20m factor del cambio histérieo es, por tanio, su consideracién en relacién con ‘el tiempo: la historia se desenvuclve en el cambio, pero su sentido esti ligado a I eadencia de las variaciones © las permanencias, es decit. al aspecto temporal de uquél. El cambio social es una cateporizacivn precisa de Ia sociologia pero a Ii teorfa de Ia historia le interesa considerar el movimiento de los estaclos tem- Porales que se mieven desde el cumbio acelerado y continuo hasta lt perma- ‘encia o duracién, ‘La problemiitica general del origen del cambio social es objeto de la teorfa social Con ello se relaciona la vieja cuesti6n del conflict, junto a todas las po- siciones explicativas sobte el desencadenamiento de los cambios sociales.” ‘De la misma manera, en el centro de esta cucsti¢n se encuentran las doctrinas sobre el sentido de los cambios y la idew de progreso. Li idea del progreso hi ‘sondicionado todas las visiones de ta historia de cuiio optimista y lis filosofias de la hsitoria que se han enfrentado con el «sentido» de la historia, mas aque- Has de tipo organicista que han iratado de ta evoluciGn de las eivilizaciones se- {pin sciclos» bajo Ia tesis del desarrollo evolutivo ongiinico de tas civilizaciones, or analogia con los ciclos vitales.” Otra idea no menos muinejada es ta de de- ‘arrollo social, la del crecimiento en todos los sentides sociales del vocablo, hhasta convertirse en una cierta metafora histérica, como hia expuesto tambien Nisbet." La imprevisibilidad del cambio hist6rico es una de las tesis desarrotla- das, a su ver, por Popper.” El desarrollo hisiGrico es incompatible con la existencia de la permanencia abyoluta de una estructuracidn social, pero lo propiamente histérico es Ia dis 17. Uni de tas tess mis clisicas acerca de lo conilictos sociales esta de oigen fun maa de. Coser Las funciones det conflict» woe, FCE. Mexico, 1972, Vease tambien 1, Freund, Const Social, Edichomes det Eero, Madeld, 1995, 1 Véaue Sstompta, Sac del cab. YR. Nisbet, Historia de a ease progre 10, Gedhsa, Harcclona, 1991, analiza ta ie desde el mundo clasico hast las teas de sglo Xt 19. Nisbet, Socal Change nud History, Aspwets uf the Western They of Development Oxford Unwenity Press. 10, 20. Vee expecalaeate Miser del Advonidaons, op 206 LA TEORIA DE LA HISTORIOGRAFIA tinea velocidad del cambio, su naturaleza acurnulativa y la eonciencia social ad quitid de los cambios mismos, asuntos sobre [os que volveremos después, La naturaleza intrinseca al sisiema o extrinseca a é] del desencadenamiento de lox ‘cambios sociales ha dividido también a joy tedricos. Lo cierto es que si nada ‘existe en las sociedades que permita pensar que estin abocadas al cambio, se~ tin fa tesis que hemos visto mantenida por Nisbet, la evidencia hisirica pruc i toda La concepein global de lo social-histirico ‘que quiere fundameniarse aquf, en definitiva, es ade lidad de comprensién de lo hist6rico sino desde el inte- tior» mismo de la naturaleza social del hombre. En manera alguna ello quiere decir que los individuos en sf mismos no tengan también historis: lo que quere- mos decir ¢s que «individio» es ya uno de los componentes de 1o social. De manera reciproca, se quiere angumentar también que, como no hay posibilidad de que ninguin fenémeno social carezca de dimensién temporal —cuestiGn esta ‘que veremos mis de cerca en cl siguiente apartado—, es imposible una con- cepcicin de lt sociedad sin historia. Esta inseparabitidad de lo social-hist6rico, en lt que hemos insistido, no equivale, sin embargo, a que ambos planos sean indistinguibles en el terreno del conocimiento: la sociologia y ta historiografia tienen sus: propios objetos de estudio definidos, si bien sean. como escribid F. Braudel, «una sola y unica aventura del espiritu, no el haz y el envés de un mismo pafio, sino este pafio mismo en todo el espesor de sus hilos».” ‘Li oposicién tradicional entre individuos y tolalidades sociales se ha refor- rmulado en un lenguaje mix modemo: relaciones entre acciones y estructura. Ello tiene igualmente una trascendencia decisiva para la concepcidn del «sujeto de ln historia». Las posiciones sociol6gicas actuales evidencian una nueva preo- ‘cupacion por Ia dialéctica como elemento explicativo en los fendmenos socia- les. Y hay una serie de conceptuaciones: habitus, historicidad, representacton, ‘movilicacién, anomia, dualidad de estructura, agencia, emergencia, qve mucs- ‘ran comprensiones nuevas del problema de la ontologia de to social y, de paso, de su naturaleza histrica. Elhombre pertenece a una sociedad! y se expresa a través de la sociedad, Silo tenemos existencia individual virtual; virwal porque el individuo no puede con- cebirse nunca sino en relacién con el colectivo, Existencia individual virtual quiere decir también figurada, no real. Pero, reefprocamente, sin las acciones individuales no hay totalidades sociales. Las sociedades estin hechas de indivi- duos y existen solamente a través de los individuos, Los objetos que Hamamos sociales, pues, sélo tienen existencia social viral, Virtual, de manera reef- proca a la anterior, porque todo coleetivo se compone de individuos tangibles, Los colectivos son también abstracciones, porque aquello que pedemos.ma- 21, K Maude), Mian y sociokygie, on Lr Astoria y ls clones cae 11S, SOCIEDAD Y TIEMPO 207 “fetializar son los individuos.” Esta concepeién de la =estructura» de to social es “extremadamente importante para una explicacién de la historia, del movimiento histérico, como veremos en su momento, Mediante esa dialéctica entre dos realidades a Ins que puede considerarse Virals. individuo y grupo, de forma que no puede concebine la wna sin Ia “bir, se resuelve ef hecho fundamental de Ia ereacién y repreduceidn de las fstructuras sociales y se explica el papel y sentido de lt acei6n humana. Es ta Wea de conflieto social Ia que est menos presente hoy en las teorias sociales La presuncidn de que todo el movimiento de las sociedades y, en consecencia, el propio movimiento histirico es el resultado de Ia iresolucién de las contra icciones internas en las sociedades que. como sabemos, era la tesis-eje ent las PPosiciones de Marx, ha dejado de tener la fuerza y el seguimicnto anteriores, ‘aunque sigue presente 1a proposicién de que el movimiento social es siempre ialéctico. El concepto de cambio social se ha hecho mas complejo y se distin- {guien en él mas aspectos y un mayor ntimero de procesos. ¥ ello es asf incluso “Wentro de teorias que privilegian la «estructuracidn sistémica» de las sociedades, ‘2omo es el caso de Niklas Luhrmann.” puesto que esas tesis aceptan también Ia iva complejidad de las sociedades © introcucen In conceptuaciGn de iferenciacidn creciente de las estracturas sociales. En definitiva, una definiciGn posible de sociedad es ta que la presenta como ‘sun estructura de reglas, roles, pricticas y relaciones que condiciona causal ‘Mente la accion social que es el restitado tanto pretendido como no pretendido ela acci6n y el pensamiento esiructurame que proviene del pasado»; es uta le finici6n basada en ta teorfa de la estructuraciéin,”* En tna definiciGn de este tipo, de la que podrfan mostrarse otros ejemplos parecidos, han venido a eristlizar lufrastres tedricos diversos que van desde ¢! marxista al estructuralista ¥ a ta Aeorfa de la accidn. Pero el elemento esencial es el westructuracionista» com Ibinado con el «agencial», que hacen de 1a sociedad una realidad en devenir, ‘60n orden inteligible y en perpetua modificacisn por ta accidn de individuos Y erupos. [No es nada fil, y seguramente no es ni posible, coneluir con una idea con ppleta'y sencilla del mundo social del hombre que sea adeeuada al punto de vis ‘a que se propone explicartedrieamente la naturaleza de la historia, Parece claro ‘que en To que Ia sociedad , ‘que por ser ambas costs, social y temporal, 10 eategonzamos con mayor preci- sidn como hecho soecio-histdrico. No exisie nada que podamos llamar «hecho histérico» sin mds cualificacitn —en el sentido de las ms clisicas ideas del positivismo—, La hisioria es sociedad mds ticmpo, © menos metaféricamente, ‘sociedad con tiempos, Por ello toda eonciencia que cl hombre auguiere de 10 hhistérico es, de alguna manera, una conciencia de la temporalidad, y ello es una ‘cvestidn sobre lu que han pronunciado desde hace tiempo las fikisofos, desde Kana Huser y desde Heidegger a Riosur 1 verdad, como decimos, que no puede hablarse de un tiempo fsico ¥ otto histérico, sf es posible hacerlo, creemos, de uno objetive y otro subje- tivo. Por otra parte, es también una afirmacién sustancial la de que el tiempo es irreversible y los procesos fundamentales que eonforman el mundo lo son tam- ‘ign, El tiempo aparece asf. en todas sus manifestaciones, y no s6l0 en las hum ‘nas, como acumulativo: no puede volver hacia atris.” Pero. en Gltimo extren, 27, Jaques, La forme del tempo, Paidds, Buetos Aires, 1984, Vase especialmente 4 muesto efecto, dentro Ue este excelente y completo libro de tn psicologo, el captiulo 4: «La ‘aperiensia sonelente, precomclene e Inconscinte Hanada tctypor. ‘KJ. Mawar, The Sociology of Tne, Mactan, Loaees 1090, p. 10 29. N. Eins, Sob tempo, HCE, Madrid. 1989, wn ensayo sobre la construc social ‘del sbempo Vase tannbién B. Adam, Tine and Social Thor, Polity Press, Cambridge, 190 ant ely a 3, asa re pier itreaccin a ese ano na fil y solve el ye existe ti: pcrore ikon isl Uoblr mnngrten aware ter fear pas ar day, Cuter de ein deh eultura (Barcelona), 10-11 (1992), SOCEDAD Y TEMPO 2 {a pregunta que el historiador ha de hacerse, como cualquier otro analista de su propia disciplina, a la que debe responder desde ella misma, es qué ex el tiem ‘pa. Tal «qué» es aquf inevitablemente una interrogacién filos6fica y cicatifica, YY para responderla con propiedad es preciso que conozcamos, aunque sea de forma somera, en qué dmbito de ideas nos movemnos. ¢Qué ex el tiempo? La consideracién del tiempo en el seatido ffsico, del tiempo del universo, y en el sentido filaxéfica, son necesariamente el punto de partida para entrar en el fasunto. La exploracidin de la entidad det tiempo fue emprendida desde la An- figitedad a través del mito, 1 religin, y. después. de la especulicién cosmo- gia y fisica.” El andlisis de orden cientifico seria mas tardfo, pero esti claro que ambas maneras de abordar el problema del tiempo no han estado tajan- temente separadas nunca antes de llegar a Einstein. o, tl vez, a las reflexiones de H. Poincaré. F1 caso de las ciencias sociales y, en particular, de ta historio- ‘graffa, es bastante desigual, Idea del tiempo en ta filosofia y en la ciencia En lo que a Ia tradicidn oceidental se refiere. cl origen del tratamiento filo- s6fico y cientfico del ticmpo se encuentra en Ia Grecia antigua. La especulacin filosfica griega mds importante, y de todo e! mundo antiguo, sin duda, fue la de Aristdteles aunque en modo alguno sea la primera. Las posiciones de Aristd- teles son las de mayores consecuencias para el futuro, aun teniendo en cuenta Jas muy fundamentales también, pero mucho menos sistematicas y extensas, de Agustin de Hipona.” Aristoteles trata de manera completa del tempo en ell bro TV de su Fisica,” donde se exponen algunas grandes concepciones sobre la naturaleza y la medida del tiempo que han perdurado hasta hoy. En el andlisis aristotélico lo fundamental es que se absolutiza la relacidn de tiempo y movi- miento, pero se niega que el tiempo sea equivalente al movirniento mismo, Después del notable avance de la tecnologia de la medicidin del tiempo, € decir, de la transformaciéa del tiempo cualitativo en cuantitativo," se produjo «1 trabajo teGrico de deseribir el tiempo mismo y de definir su-estatuto, tenien- do-en cuenta los descubrimientos que parecian haber hecho caducas las opinio- nes de Aristteles." El tiempo habia sido teaido como inherente a algo. En exe sentido, el tiempo es un accidente o, incluso, un aceidente de segundo grado, ac cidente de accidente, Pero a partir del siglo Xvi se rechaza esta idea del «tiempo 31 Prato este watainto es de sno inter el ib de K.Pomian, Ende del tem ‘eat, Madi, 1990, 32. San Agastin, Las conesiones, Akal, Madrid, 1986 Véave el tebe pasaje del capi lo XIV del ibwo XL, pp. 297 y ss 33 Ariwoveles, Fea, Les Belles Lets, Fars, 10,1 pp. 13 y 3M, 0.4, Whitrow, Beas en Niort expel enne pp 289 AS Povoian. op it, pp. MOAN 212 1) TEORIA DH LA HisTORIOGRAFIA aceidente», no para hacer de 61 una sustancia sino para establecer que, como el ‘espacio, tiene una entidad sui generis, En ese sentido, Gassendi defends que los ‘conceptos de sustancia y accidente no agotan todo el ser, pues el lugar y el tiem- Po no son ni lo uno ni lo otro. Las posiciones de Gassendi resultan yn del ma Ximo interés, pero habria que llegar a Newton y sus Principia pata que el tiempo se convirtiera en uno de los ejes del entendimicnto det mundo fisico. ‘La configuracidn del tiempo como magnitud uniforme y homogénea, rever- sible, escalar, mensurable. y, por otra parte. como una realidad © entidad en euyo seno suceden las demés realidades fisicas fue, como se sabe, idea argumentada por Newion y la fisica clisica en los siglos xvi y Xvi. Posteriormente esa con- cepcidn ha sido discutida y, en bucna parte. descartuda. y. sin embargo. perma rece bastante viva en la opinién comuin, El stiempo absolutos que defini¢ New- ton fue discutido pronto por otras concepciones fisicas del tiempo posteriores a la suyya, pero fueron las formalaciones de Ernst Mach y las de Albert Einstein, despues, las que seabaron por ponerla enteramente en cuestién, En efecto, Newton establece en el Escolio 1 a las definiciones de su obra cldsica que €l fempo absoluto, verdadero y mitemético, en sy por su propia naturaleza sin relucion a nada extcmo fluye de ura mancra ccuable y se dice con otro tomibne duracién. EI tiempo relatva. aparente y comin, es una medida sensible y exteria (precisa o desigea!) do te duracidn por medio del moviasiente, womda pox xl valge cn lugar de! tiempo verdadero; hora, dia, mes y af son medidas de ese tipo.” La concepeisn de un tiempo absolute por parte de Newton, que se basa,en la tradicin astronsmica que viene desde ‘Tolomeo, presenta tal capacidad de Penetracién por su aparente cardeter intuitive que sigue presidiendo la ereencia comuin de as gentes acerca del comportamiento del tiempo hasta hoy mismo, ‘También los antiguos tenfan una idea del tiempo absoluto, El tiempo es un wim: Dito», un «ambiente», un «flujo» no sujeto a nada externo, «ecuable», es decir, ‘homogénco, que equivale a la duracién y en euyo seno, en cuyo interior, suceden todas las costs. Es. sin duda, la imagen del tiempo que alimenta el entendimien- to comin de él. La medicién del tiempo de las cosas es el tiempo relativo y se origen 41, M. Piiedmae, Fundimentos dela tories de expaci-iempo, Files reais y flo sofia de a cienca, Alianza Eto, Madrid, 1991, pp 264-265, enc captlo decade a «re ‘nism 1 la concepciin del tempo y de espacio, del que paticpan Leibniz y Mach. io de Friedman tiene demasiado contenido maeeniico como para que resete de lectua fil 42. Laconceptuscca floséfica de la duraién procede de Hens Bergson, Véanse de forma imrsductoria fos tetion de Bergson sobre la duracintecogidos en H, Bergson, Memoria y Vid, fexton escogidos porG, Deleuze, Alianza Ealtoral, Madr 1987, pp. 7-28, Fernand Braudel se ‘ngprado sin dda, aueque no lo ita, en esta idea bergsoniama de duracion a excriir su arealo sate aa hue nde 413. Aclanciones de intents sobre la idea profunda de Newton acetea del tiempo abvolito, \erivada de creencas eliphonas, puede vere et F de Gana, «Temps physique eters ahs: ‘matigue ber Newion», ek D, Tiffen ex ADyhes et Représenuations di temps, CNRS, Pais. 1S, pp 1005104, A Vianeyspecto sex expcialinere 1. Prigogine 1 Stenger Ente el em yi eter dod. Altura Lelia, Madi, 199. Lox escriox de Pigg vb esos eas son ya baste abana. CF ere cms, Priggine £1 nacinient del temp, Tasgoets, Barcelona, 1991 145. Soh Ia fleha delete, vease el excelente Wbro de 8. Jay Gui, Lat fecha ded Mitos y monitor on el ecubrimenin del nemge weve, Ahan Ralitnal, Ma: SoctunAD Y THEO 215 para cl universe y para el tiempo, no hemos resvelto el problen fundamental de la cxistencia de las cosas, sino que lo hemos desplazado hacia el viejo asun- ode la creacién, con la agravante, como ha expresado Pomian, de que abora no fest permitido, al menos 4 un cieatfico, recur a Dios Hemos de aludir, aunque slo sea de pasada, a una cvestin distinta a todo ceso, ¥ es la de que para la resolucidn de los problemas relativos a la relacidn fenire el tiempo objetivo y la historia objetiva interesan excasamente las repre- ‘Sentaciones mentales del tiempo ¢ incluso toda la casu(stica sociol6gica de la ‘eonstruccidn de la temporalidad. La objetividad del tiempo es cosa diferente de todo eso, y es. en definitiva, la que interesa primordialmente ata teoria historio- {prifica. Lo que cl tiempo representa en la definicién de 1a historia es cl sentido ‘ontolégico, y anal6gico con el mundo fisico, del movimiento y del cambio social, ado especialmente el caricter nidireccional de lo temporal. Los ingredientes tesricos y fisicos del tiempo interesan para ta definiién de uhiscoria mis o menos como interesan a las dems ciencias sociales, en princi- ‘pio: porque son componentes de Ia vida de! hombre. La teoria de la relatividad ‘ha mostrado que en el ambito del universo entero el tiempo esti estrechamente relucionado con el espacio ¥, por ende, con la velocidad,” siendo Ia velocidad ‘una magnitud referida al movimiento, al cambio, Al mostrar las dificultades de {a idea de simultancidad, la velocidad se coloca como uno de los elementos fesenciales en la interpretacién de Jos cambios en el univers, La historiografia, ‘sin embargo, es la ciencia de la temporalidad humana rsma; et problema det tiempo adquiere, pues, en su teoria, una dimension medular, constituiva. Eltiempo de ta historia y (os historiadores Existe tambicn, como hemos sefaiado, una amplia tradici6n, aunque relaiva- ‘mente reciente, de anilisis del tiempo desde los enfoques socioligico y antro- ‘pologico. No podemos detenemnos aqut en ello, mixime cuando en la prictica, los imdlisis procedemtes de la historiograffa, tal yez eon Ia excepeidn de Braudel, han esconocido este tipo de estudios. Es verdad que la ciencia social en su conjun- to, y no solo la historiografia, ha dedicado tradicionalmente escasa steneién al tesuidio directo de! hecho temporal como componente esencial de todos los com- fportamicnios humanos, Pero existe una bibliografia sobre el asunto més abun ante de lo que supone.* En la historiografia de la segunda mitad del siglo xx, 46, Poni, op cit p 381, Pace inevitable en exe puto, por refer jostamente weston temas, la cia del difundidiimo, 9 probablenene poco ldo. ibm de S. W. Haneking, Masrria del tiem. Del his bane a fos aguiert negro, Critica, Barecions, 1988. “47. A. Einstein, Sobre lt tearia de la relaividad expecial y gener ep cit. Todo el texto ‘ex naraimente poate, pero vease «Sabre el concejno de emp en I fica {a pga 24 Sin hd, la rds complet divulgacin que nines hizo Kinstein fue ‘A Blnstin y Lalo La evetuckin de la fs, Salva. Bareslona, 193, “48. CW. Bergmann The Problem of Time be Sociology: An everview of the literature on the state of Teay oul Research a the =Socolngs af Timer, 19001982. En Tine and Society, Which 11992, pp. 81-164 Acer del etnpo ef as yertinte sociigicay amopokitick ex Aes revopitacin de tests hoch Hapa put He Ran Toes (cog). Tem» Sac ‘Siglo XU" Moni, 192, Tako foe autres recog om ella wn extraneros 216 UY TEOREA DE LA. HISTORIOGKAHA 1 célebre aniculo de F, Brudel, La longue durée, de 1958," debe ser consi- derado como un hito, adems de como una rarcza. Pero en fechas recientes el estudio del tiempo histérico ha suscitado un renovado interés y asf pueden ser ci- tados los trabajos de Pomian, Kossetleck, Gurevich, Kracaucr 0 Lepetit. Existe ‘una sociedad intermacional para el estudio del tiempo, de tipo interdisciplina, vistas especializadas y un creciente flujo de publicaciones.* Desde la antropologia © Ia sociologia, los trabajos sobre el tiempo han ver- sado en torno a la construcciGn mitolégica 0 simbéliea 0 a la organizscién so- cial y su regulacidn temporal —tiempo de trabajo, onganizacién de Ia vida ceti- diana, concepciones temporales. ete —. Una interesante contribucién a ta idea de pasado fie Ts hecha por G. H. Mead y otra a In aparici6n de estructuras tem- porales por obra de N. Luhmann.” Pero quizs las mis sugerentes aportaciones sociolégicas, y las que mis nos interesan aquf son las referentes a la temporali- dad de cambio social, como las de Sorokin y Merton, afirmando que «el tiem- ‘po es una variable necesaria en el cambio social». En un terreno limitrofe entre Ia ciencia fisica y tas ciencias sociales se han movido en general las variadas aaportaciones de Ilya Prigogine.* La consideraciGn de las formas cambiantes en que aparece ta «idea» o «per~ ‘cepcidn» det tiempo en individuos, civilizaciones o mbitos culturales histéicos, e decir, los aspectos psicoldicos y culturales del tiempo tienen para la teori historiogrifica un interés innegable, pero no mas que relativo o preliminr, La ‘consabida shistoria de la idew del tiempo» y mais aun la concepeiGn del tiempo ela cr6nica desde tiempos remiotos, o la cuestidn de las téenicas y aparatos de ‘medicign y 1a percepcidn de lo temporal," la diferencia entre las concepciones acerca de i linealidad 0 circularidad det tiempo, son temnas que pueden tener un cierto interes previo y contextual, pero tampoco son en modo alguno exenciales para la cuestin del tiempo histérico, Sobre todo porque, segtin el sentido en que suelen orientarse esos estudios, los autores asimilan el tiempo histérico, de forma cemdnea, a a cuestin de ta scronologia», Como veremos mas adelante, 1a cro- nologia es también asunio muy basico en la idea del tiempo histérico, pero en forma alguna se identifica con ésic. Enel propio campo historiogrifico la atenciém al problema del tiempo se vio 49. Aparecido originalmente en Annales ESC, 13, a2 4, cctubeediciembre de 1958, 1p. 725-733, el amiculo se ha eproducido despues muchas veces y que puede vere en espaol (8 Frade, Lar Historian pel ‘0, La sociedad en cesta ex The International Society forthe Study of Time. con seen ‘Woomingion (EE. UU.) sus publeaciones comprenden unas series The Shuty of Time que apa recen dee 1969, Exsten revtas especalizadas sabre cl suri, como Tone nd Society ala ue a ofeis ai Sh. Amis pucden verse 2 Ratnn Torre pelt S2Vvane, cate ome muchos. su ennayo El nacimients del tempo. Tongues Bdtres. Bar ef tiempo mensurable de In naturaleza con el concepto de tiempo de la historia. El tempo de ta historia no tiene unicidad sino que se encuentra ligado «a los con- juntos de acciones sociales y politica», Kosellcck detenderd ta idea de un tiempo multiple de tit historia, en to que evidentemente est en la Ifnea de Braudel. Las determinaciones temporales estin impuestas por la naturaleza pero se definen, no obstante, como espectti- ‘camente historicas, Se evidencia claramente la huella de Heidegger y la herme- iigatica en Koselleck cuando afirma que #en una situacién concreta, las expe- rieacias del pasado se han transformado y las expectativas, las esperanzts, los Pronsticos vertides hacia cl porvenir, encuentran la manera de expresarse." Lugo, la idea de la temporalidad hisiérica de Koselleck se vierte hacia la ex- ploracién de los tres tiempos © modos de la temporalidad cn una relacidn catre pasado y futuro que cristaliza en el presente: el movimiento hist6rico se desen- Wuelve entre la experiencia y la expeciativa, entre las eategorias que el autor ha denominado en concreto un «campo de experiencia» y un «horizonte de expec: tutiva*” El tiempo de la historia es acumulativo pero su entidad entera no se entiende sino desde Ia tensién hacia el futuro. Las resonancias heidegerianas parecen de nuevo asf como a diferencia de este tipo de especulacién con ta ‘walizada por Brandl (60 R. Koweleck eos io ya citado anterionente Futur pasado, ‘61, Cano por ha eickin francesa de este lite, dads lx condiciones de fa versa ex hemos telerid antes Le Futur pau. Contriution i une sémannigue de 98, Pats, 1990, p 63 Five excelemeenmayo final del it, 99. 307-130, SOCIEDAD Y TIEMPO 29 E1 problema del tiempo no ha sido sbandonado tampoco nunca por foy fil6- soflos de las tendencias ms diversas cn el siglo xX. Para E. Husser! la fenome= nologia es la conciencia del tiempo, el fondo de la «psicologta de ta pricobogtn ‘el ticmpo es una configuracién escneial de ta conciencia y la vivencia. Hemos aludido yaa Bergson y sts posiciones sobre Ia duracién y sobre Ia funcin erea- dora del tiempo (La evolucién ereedora). Pero cuando el problema adquiere una rmixima relevancia pans la teoria de la historia es cuando se le relaciona, justa ‘mente, con su papel de configurador de lo histérico. Este tratamiento del tiem- 1po-historia se dio primeramente en los filésofos y lo han empleado también los socidlogos. Pero slo tardfamente ha sido el problema del tiempo abjeto de uns lisixsociol6gico con detencidn y aproximadamente de esta misma manera tar- dia ha aparecido un tratamiento historiografico que no se limitnse meramente a os aspectos externos de la medicién eronokigica. Un lugar especial y fundamental ocupa en esta filosoffa del tiempe Martin Heidegger. papel que se ha reforzado con la aparicién de algunos textos, ante- rores a su obra principal. Serv tiempo, desconocidos antes." Heidegger empe- ‘zaba tomando nota de las proposiciones de la teorfa de la relatividad de Einstein eatin las cuales «el espacio no es nada en sf mismo; no existe ningiin espacio absoluto...(y) coincidiendo con la antigua afirmacién aristotélics. tampoco el tiempo es nada en sf. Sélo existe como consecuencia de los acontecimientos ‘que tienen Jugar en el mismo. No hay tiempo absoluto ni una simultancidad absoluta»."* Heidegger leva después su razonamiento a la relacién entre el pro- bblema de! tiempo y el problema del «ser-ahiv. de! dasein, con una profunda per cepcidn de que el tiempo esti en el ser porque éste «sabe de su miterte», Lo que importa aguf es la idea heideggeriana de que el ser humano tiene cconciencia del tiempo que esté en él porque el ser =se encamina anticipads- mente hacia el haber sidow,* es decir, hacia su desaparicién, por lo que Hei- ddegger afirmara expitcitamente que In percepcicn del tiempo se hace desde el futuro, vel fendmeno fundamental del tiempo es el futuro», cosa, en la que cier- tamente coincide con otras filosofis. El tiempo del hombre no tiene medida, el ser futuro es el tiempo mismo, Mantiene Heidegger que la investigaciGn hist6- rica encuentra «fendmenos relevantes» como es el de las generaciones y la co- nexién entre ellas, pero que esa investigaci¢n acaba conduciendo a reducir el tiempo al «cusniom, al tiempo de reloj. El tiempo del reloj es siempre tiempo visto como presente. El hecho de que los aconiccimientos se produzcan en el tiempo no significa que tengan tiempo, significa mas bien que ellos... nos salen al encuentro como si transcurricran a través de un presen.» 1M. Heidegger £1 concepto de tempo, Teta, Mairi, 1999, Se rata de una conferencia de 1924 putiicauia en Alemania en 195 65. Op lt, pp 80. (66. Op cit, Ad, La curyivn 9 noes, (67, Nocestata de is recordar al ue pcos alls deypu de esta conferencia bees ‘ana, en 1928 un sociologo alemin, Kal Manbetm, pubicaria un texo fundamectal, probe ‘tetas generuweres Pvc verve en exp em REAS (Revés Esptla oe evestigaciomes Srekalbphs m2 42. 10. py TODA 220 1A THOKA DE LA MISTORIOGRAEIN, El tiempo de la historia se hace irreversible y homogénco. Pero hay una ob- seevacitn més de Heidegger que en s{ misma equivale a arrojar una luz. decisiva sobre la percepeidn de la historia: «El pasado experimentado como historicidad propia —dird—, es todo menos lo que se fue. Mas bien, e¢ algo a lo que puedo volver tna y otra vez El pasado, pues, permancee. Y luego algo mis revela- dor adin que muestra, sin embargo, cudles son los Himites de la coincidencia en Ia visidn fisioldgica y la teorizscién empirica... «La filosofia nunca averiguard qué es la historia mientras la desmemibre como tin objeto analizado a través del método. El enigma de Ia historia reside en lo que significa ser hist6rico. Podrfamos concluir de todo esto que Heidegger representa 1a concepcién s J al ‘caricter «sistémico» de la idea de totalidad, La totalidad es una imagen que dift- cilmente puede tener una plasmacicn experimental y, por otra parte, slo puede habla de totaldad a través de la defniionsuficieme ve una featidad como un sistema, La idea por nto, de una historia total es imaginable y cualquier de nicion de to que es historia se hace siempre en el horizonte de es historia tal, Oira cosa es plasmar la realidad histérica en un discurso como totalidad, ‘De ahf que estemos ante una idea que siempre se ha prestado a equivo- 08. Gualgulerdicursa histico «pencrale, que pretenda dar cecnta del com poramicato dela sttalidad de tos fendmenos socials en el iempo, necesita establecer cudl es cl eje de la descripcién de Ia sociedad en el tiempo y edmo se articulan en la «historificacién= los diversos fendmenos y niveles de actividad social que se dan en las sociedades globales. Se trata de un problema que 1a tcoriahisoriogifica no ha resuelto y que slo parece poder resolvese desde tna concepcinsitémica de Ia sociedad y del cambio soca ‘Sobwe esto hay tna precision adicional que hacer: el hecho de que el hor aonte de la roconstriceion isin sea siempre ode a historia teh, no “16. R. Rami, Par gu se Ea moc ce estuctura, Aguila, Madi 1972, p27 6 SOCHDAD Y TIEMPO, 2 ‘como comelio metodo\igico el que sodos Ios fendmenos presentes en una si- ‘uaciGn hayan de ser descritos. La historia total es algo bien distinto de la suma de las historias parciales. Si la historia es et conjunto, como efectivamente 1, de todos fos cumbios que suceden, de todos los acontecimicntos, esa rea- lidad no puede ser representada nunca. Ninguna ciencia es capaz de hacerse ‘cargo de todas la realidad empirica que estudia, Pensar lo contratio sexta dar pibulo a la realidad de aquellaestulicia de los personajes de Jorge Luis Borges ‘gue pensaban construir un mapa tan completo que tuviera la misma escala que tn realidad... Pero el hecho es que la historia que el historiador presenta ha de dar la me- Jor imagen de esa historia total. Como un buen mapa. La historia total respond, ‘desde luego, u una concepeién epistemolégica clara, dela que, sin embargo, n0 se ha deducido hasta ahora tna metodologia operativa. El camino de Ia historio~ ‘praffa hacia la consecucién de un grido serio de rigor tedrico pasa, sin duda, por tuna perfecta conceptuacidn de Ia historia total. De la misma forma que se habla de un «sistema social» podria hablarse de un «sistema de la historian, pero tal sistema es una representacién abstracta y no una realidad de hecho. 'No puede escribirse una «narraciGn» de todos lox acontecimientos de Ia his- toria, pero sf puede huber un discurso no narrativo donde la 16gica ‘oral de un pro- ‘6030 histérico quede expresadia, La totalidad no ¢s el conjunto de todos los hechos hist6ricos, de todos los acontecimientos y cambios sociales ocurridos en el tiem- poy en todos los lugares, sino que es la representacién hecha por el historiador desde el inventario exhaustive de las condiciones en que se produce cada pro- ‘ces0 histérico que pretende ser explicado, Es posible hablar de «una totalidad» se la historia contemporinea de Espafa, por ejempio, en cuanto que procedamos al andlisis del desarrollo integrado de todos los sectores de la actividad social pertinentes —desde la demografia a las creaciones intelectuales— exponiendo ‘suficientemente las relaciones que ligan a tales niveles entre sf las variaciones ‘en ellas 10 largo del tiempo. ‘Lo que la historiografia presenta como su discurso 0 produccién més com- pet es Ia historia general. La historia general es, en la medida de la perfec ‘cidn posible, la representacidn de esa atribucicn de la temporalidad, de ese mo- ‘vimiento real de las sociedades en el tiempo, que constituye lo historico, Una historia general no oes, una vez mds, porque comprenda.en sf «toda» la histori, ‘en ninguno de Jos sentidos en que hemos dicho que puede entenderse Ia iotali- dad, La historia general es la que pretende representar el movimiento hisiGrico ‘global, Por tanto, puede haber una historia general, puede escribirse una his- Aoria general, de un pequefo trozo de historia real. Una historia general de una pequefia agrupacién human, de una losalidad, © de un pequefio lapso de tiempo. Lo que debe quedar definitivamente claro es que la historia gencral es aguetla ue tiene siempre como horizonte de su discurso la historia «total. Pero el desarrollo de la disciplina historiogrfica ha hecho cada vez més im- Portanie, y hoy absohitamente imprescindible también, el desarrollo de las his- Jorias sectoriales. Una historia sectorial e& la que presenta un solo nivel bien delimitado dentro de la existencia social como un todo, Una historia sectoial 28 LA TPORIA DE: LA HisToRIOGRARIA €, pues una historia de la economia, de la potitica, de la edueacion o de It cien- cli, que una determinada sociedad produce. La idea de una historia sectorial puede tener tres sentidos. El de historia sistematica, es decir, historias muy glo- bales de aspectos, sin embargo, parciales o subsistemas de la realidad en grandes cespacios de tiempo. Hay aqut una especie de «sectorialidad global». Ese ¢s ch ccaricter que tienen ramas de ta historiogratfa como la historia econdmica, tas historias de ta literatura, la educacidn 0 la filosoffa. Después el de historia dle sucesos particulares, aunque en realidad nos referimos no a sucesos particu lures sino al historiar en coyunturas concretas tipos concretos de fendmenos sociales, Las historias de fenémenos, instituciones, provesos. que prescinden cexplicitamente de toda pretensidn de explicar globalidades. Por Whimo, an ter- cer sentido es cl que se le atribuye a wna realidad de especial relevancia. La clave del conocimiento de las historias seetoriales es, en todos los eases, «que ells también han de ser enfocadas desde esa totalidad de que hablamos: de ‘ira forma esa historia sectorial nunca representars bien una realidad histor La correcta historia sectorial es aguella que es entendida efectivamente como parte de un todo global. Para la historia sectorial es esencial hacer inteigible la forma en que esa parte de Is que trata se relaciona con el todo. La especiali- ~acidn intradisciplinar es absolutamente ineludible en la ciencia. El problema graves que la especializacidn leve alla pérdida de esa visién de ta totalidad sin la que no se entiende La reatidad sitima de lo que es el proceso hist6rico. Precisamente, el pensimiento posmodemista irrumpis haciendo problems- tica, entre otras. la idea misma de una totalidad de la historia. Las historias uni- Yersal, del mundo o historia global, pueden tenerse por el soporte o por ser ellas mismas concepciones que podrian ser entenidas como «metanarrativas», cuyo rechazo es una de lis claves de la posmodemidad. La Historia Universal puede fonienderse como un pronuniciamiento metanarrative sobre el mundo. El pen- samiento posmoderno introduce igualmente didas sobre la imterpretacidn no fragmentaria del mundo, de esas interpret ‘mamente un de la complejidad cultural, social y estratégica vivida at fines del siglo Xxx y en el paso al xx. Las historias universales fueron perdiendo crédito, cciertamente, en la segunda mitad del sigloxx, al paso que avanzaba una cre- ciente especializacién de la historiogratia, ‘Sin embargo, a la sesgada idea posmoderna se opone uns realidad podero- sa: ade que en nuestro tiempo el mundo tiende, por vez primera en la historia, ‘de una forma que parece irreversible, hacia Ia globalidad.” La globalidad no es ya una mera teoria sino una experiencia diaria, La globalidad es, ademas, no ‘60 una fendencia, sino un designio de los poderosos que quieren hacer de ella tun destino, std a conciencia histérica al margen de esto y puede esiarlo tam bien ef discinso historico? En contra de ello se ha dicho que wexiste una funda 71K Daomanska, Univerna Minory and pormendernism, en Storia della Siriografi, 38, 1999 9 18, THE Toe, Miri Harries i the 200H Censry and Hyon, en Stein della Stor ha 94, 2000, 91M SOCIEDAD ¥ TEMPO 2 mental dificultad en escribir historia universal o mundial, pero hay también una razén fundamental para escribirla, es absolutamente deseable y necesarian.” No posible dejar de coincidir plensmente con esta afirmacisn. Historia como atribucion [Es mao, aungue no es absoluuamente ausente, encontrar entre 10s historia~ ‘ores algo mas que una definicién meramente féctica. instrumental, de lo que es historia, empleando, ademis, esta palabra por Jo comin para designar la disci lina y no In realidad que estudia. Sin emivargo, si se quiere Hegar a una ‘conceptuacién objetiva de Ia historia, desde la que después pucds pasarse a la desctipcién de cualidades mds concretas, hay que partir de una definicién abs- recta, algo asf como la de que la historia es, en un sentido muy lato, aquetia Proyeccidn extema y objetiva. aque! discurso, aquella conciencia y totalidad ‘que derivan de ln existencia de cambio en el mundo. to que equivale a decir de Iaexistencia del tiempo, En un sentido restringido, plenamenie acorde con ct ‘significado aceptado de ls palabra, como apreciacién todavia, sin duda, muy ge- nérica, pero por ello mismo totalmente sustancial, puede decirse que Historia, ‘con maydscula, es el resultado de que la sociedad humana es wna realidad en abiemp. Estas conceptuaciones no pretendemos, en modo alguno, que sean nuevas. Pero sf podemos decir que uni de las mis radicales consecuencias que se en- ceierran en una manera de conceptualizar lo histérico como la que aqui presen- tamos proviene de Ia afirmacién de que el tiempo, conformacién esencial de Jo hist6rico, es una dimensidn intrinseca de las cosas. Una iden de ese género ‘aparece ya perfilada en ta afirmacidn de Ortega de que la acronologia» era una denomiratio intrinseca ¥ no una mera designacién extema en toda atribucién hhistérica. +La fecha de una realidad humana, sea la que sea es st atributo ms constitutive.» Si bien li «fecha» no expresa en forma alguna todo el conte- ‘nido temporal de las realidad humanas, a idea orteguiana es, en st fondo, per fectamente asumible, En las lineas que anteceden se han desarrollado suficientes argumentos para ‘que pueda haberse captado, si hemos sabido explicumes, lt idea de que la reali- ‘dad ontoldgica de 1a historia es discemible, aislable, discriminable y explorable ‘mediante un conocimiento distinto del filosGfico, ¢s decir, mediante un cono- ‘cimiento empirico. Subyace a todo ello, no obstante, la necesidad inexcusable de ‘larificar Ia realidad sustancial, st ln tay, de La histori. Lat historia, hemos dicho ‘ya os una cualidad inherente a ia vida individual y social del hombre. conforma {a sociedad y se involucra de forma inextricable con otra realidad como es el tiempo. Pero la historia no es la sociedad, 10 es 1 tiempo, no es ninguno de tos 79. 1. Origa y Gasset, «Prilogos 4 W. Dilthey,Intnaburcn las elena del exprita Revista de Occidente, Madrid, 1956, p15 Tal vex no eié le is sear que Ortega afd a tan fadcalafrmacin Lie qe =cuatl este ys de peta epi 4 ser com teh hie ‘ores, pent haare en nero eu ema I Wann acura sya), 20 LA THORIA DE LA HISTORIOGRALA. ssubsisteras» distinguibles del sistema social. No ¢5 una realidad material, pero tumpoco meramente un objeto de pensamiento... {Que tipo de realidad es ls his toria? Intentemos dar wna respuesta provisional a esta cuestiGn nada féeil, ‘Ocurre que lo que Ilamames realidad social se compone de «cosas», de cons- trucciones mentales sobre las costs, de instituciones reificadas © «cosificadas», de regs 0, lo que es lo mismo, de relaciones no cosificables, de comporta- ‘mientos y de pautas de comportamiento, de estados mentales y de pensamiento simbdlico, ¥ de un largo eteétera de «esencias» y «fendmenos», La realidad s0- cial es el campo donde disciplinas diversas, es decir, lus ciencias sociales, que som las que se ocupan de la naturaleza de tan ampli realidad, construyen sus ob- {jetos, se constituyen en torno t hechos empiricos, que se presentan mis 0 menos ‘dados, 0 son mis o menos construidos por el pensamiento, que son materiales ‘6 son materializables, en todo o en parte. Las Ciencias trata Con tas sesencias> ‘aunque su objetivo no sea en ningun caso cl andlisis «itimo» de la esencia, ef andlisis metafisico, sino el andlisis de los «fendmenos» en los que la esencia se manifiesta De exte modo, a economia, la sociologia, la psicotogéa, la antropologia, ta politica, la demografia, la gcograffa, la lingOfstica, y un largo etcétera de otras Inds, son disciplinas sociales cuyo objeto es material o materializable. Es con- ‘ertible en «cos. Estudian instituciones 0 estudian los «productos de sistemas Ue relaciones el caso de la cleara material para el antropsloge, por ejemplo— Los productos de la vida econdmica, los hechos sociales, Jos comportamientos psicoligicos, los componentes de la cultura, las organizaciones politcas, el des rrollo de la poblacién o de la organizaciGn del espacio, se materalizan muchas ‘eces en instituciones, se encaman en cosas 0 se manifiestan en fendmenas. de forma que puede decirse, con las debidas eautelas epistemolégicas, que el objeto de esas disciplinas se construye en forma de realidades «objetivas», organizaddas 1 modificables, separables o separadas del sujeto cognoscente. ‘Abora bien, resumiendo argumentos que hemos expuesto paginas antes, po- ‘demos decir que toda esa realidad social, de tan heterogénea naturaleza, tiene una historia. Y, sin embargo. la historia misma no es una cosa. {Qué quiere decirse con ello? ,Qué significa, pues, que algo tiene un historia? Si admitiéramos como valida la mis tosca de las percepciones de lo histérico,diniamos sencillamente ‘que por cuanto todas esas cosas, ideas y comportamientos, estén en el tiempo, tales realidades sociales tienen un pasado y estén abocadas a enfrentar un fur turo, Y as identificarfamos historia con el trasvase de la sociedad del presente al futuro acumulando la experiencia del pasado. Pero queremos decir algo mis: ‘no meramente que todas esas realidades tienen un pasado, sino que esidn en ‘el tiempo y que existe una forma empirica de denotarlo. Ess forma empttica ‘es a que construye la historiograffa, La disciplina que se ccupa de investigar to hisi6rico es la historiografia, ‘Ahora bien, repitimosto, es evidente que lo historico constituye un ingredien- {ec de tn realidad social que no se reduce, ni es equiparable, a las cosas, las ins: tituciones, los comportanientos o las construcciones mentales a que se refleren las demas cienelas sociales. La historia se refiere. xegdin ne adie, a la relacion ‘SOCTEDAD Y TIEMPO, Py] que todos Jos otros ingredientes de Jo social tienen con el proceso que Hamamos, empo, Pero ninguno de esos ingredientes de lo social encierra en sf la historia, sino que todos participan de ella. Esta diferenciacidn es la clave de la amplitud de lo historico y de la dificultad de st estudio cientifico. La cuestion es, por tanto, que Ia hisioriografia no trata de realidades materializables. No hay «hechos», «instituciones» historicas, por su naturale- 2a, sino. como dijo con notable agudeza hace casi un siglo Charles Seignobos, por su posicidn (en el tiempo).” Asf resulta que la historia no es una realidad sustancial, en el mis literal sentido sristotético, Historia es una atribucidn 0 tuna impotacion que adjudicamos a la entera heterogencidad de todo aquello que compone ta realidad social, g¥ qué es lo que atribuimes o imputamos?... La historia es un atriburo de la realidad social como un todo, en et sentido de que la xatribucién= © simputacién» que hacemos de que algo tiene historia es Jn denotacién de que tal realidad contiene el tiempo, ¥ de que contiene mds 0 menos tiempo. La historia es el eambio acumulativo al que estin sujetas Ins sociedades, un ‘eambio cualifieado siempre por su intensidad en el tiempo, La dimensi6n tem- poral esencial de lo social lleva a que lo social posea como atributo el «ser his- AGrico». Que la historia no es una realidad materializable sino la alribucién de la temporatidad» constituye Ia verdadera «jaula de hierro». en palabras de ‘Agnes Heller." de la historicidad, La stribucién del tiempa a lo social equiva Je a consiruir toda ta superestructura de lo histérico. La diferencia esencial en- tre la historiografia y las demas ciencias sociales lejos de estribar, como sostie- ‘ne Paul Ricocur, en sla dimensién narrativam se encuentra en el hecho de que mo trata de una realidad sustancial. sino de un atribuio que esti inserto en otra ea- Tidad, la social, y que como tal atributo no es materializable, Ricoeur hace re- sidir la esencia de lo histérico en la naratividad porque la esencia de to histérico 8 el tiempo, Pero el tiempo no se expres slo en lo narrativo. tiempo no es ni ta fluencia ecuable (Newton), ni la evolucién creadora (Bergson), nila configuracién narrativa (Ricoeur). El tiempo es In denotacign del cambio. El tiempo significa que las cosas cambian. Luego tener historia sig- aifica la permanente referencia de las cosas al cambio, del que la permanencia ¢s, en realidad, un modo. O, lo que es lo mismo, tiempo e historia son dos pers- pectivas de un mismo edificio, para conocer el cual necesitamos descubrir, esde luego, sus planos y sus cimientos. ‘Que lias sociedades humanas estin en cambio fluente tiene una primera ma- nifestacion absoluuamente decisiva en el hecho mismo de que los hombres nacen {Ymueren, la sociedad se renucva continuamente. Ello sc ha enfocado, a veces, exile cl anliss dc las gencraciones y se ha pretendido que esc! flujo de las ge- ‘neraciones el que marca la marcha de la historia, Ello no es correcte puesto que NO. C, Langlois yC. Seignobos,Inrwaluction aux tes histories, p. 78 de la ediion ‘opto cada ya Ea el capi 5 yoivernos bee esta igure chest LA. Heller, Teovua de Uy histori, Powtanra, Mareeona, 198S', 47. La sutra hace cetribar a aula de Bir ee ex ee ere pan 8 he inat a lve 232 LA THORIA DE LA AUSTORIOGRAFIA el cambio generacional, la «entrada», por el nacimiento, y la «salida», por la ‘muerte, de los hombres en la Sociedad fo explican en forma alguna, por s{ mis- ‘mas, el flujo completo del cambio historico. Pero dan una idea valiosa de lo que representa el fluirhist6rico como atribucion que hacemos ala vida de los bom bres en cuanto cada uno de ellos tiene un ticmpo limitado, rmientras que sus acciones y expeniencias quedan ya acumuladas en el desarrotto temporal de la ‘humanidad como un too. La historia, como corolario de todo to expuesto, es una entidad de doble ‘Signo, Todos los hombres tienen una percepeién y una conciencia —no siempre igualmente explicita, claw— de su historicidad, tienen, para decirlo en térri nos scncillos , una sidea de la Historia» que se crea en el curso de su propia ex- ppericncia, en lo que viven por sf mismos y en lo aprenden en el proceso de s0- sializacién y de relacién social, Pero la idea de historia y su percepeién es ella ‘misma histérica, Coda momento de la historia engendra sus propias ideas sobre cella misma, La historia es un producto cultural sujeto a la evolucién profanda de las formas sociales, de la misma manera que todas las demas experiencias hhumamas. La percepeisn de la historia es cambiunte, Y de aif deriva tn segundo as- pecto: los diseursas sobre la historia, y entre ellos la historiograffa. son tambien productos hisiéricos. Cada época los reescribe. Esto suele a veces confundirse con ef hecho de que no existe una historia abjetiva sino sélo lo que percibimos fo sabemos de ellen cad momento, Se trata de una idea falsa de la objetividad, En ningiin sentido ni en ningtin conocimiento, por mucho adistanciamicnto» {que procure, el hombre puede adguirir una idea de 1o objetivo distinia de ésta, Pero las mismas pereepciones de la historia que el hombre va adquiriendo no ppasan, 1io desaparecen ni se desvanecen, sino que se van acumulando, puede volverse sobre ellas y asi lo hace tanto el sujeto individual como el colectivo, ‘mediante la memoria y mediante el discurso claborado de lo histérico. Y ese es precisamente ¢! mis profundo sentido de lo que es histérico. En ello se basa el {que la historia no pueda volver atrés y abt se establece que nada de fo humano ‘pueda estar fuera del tiempo de ta historia. La temporalidad de lo sociales, repitimoslo una vez. mis, la mas profunda naturaleza de lo hist6rice. Pero en esa categoria de to hist6rico se encierra un ‘enigma més acerca de lo que es ser historico, al decir de Heidegger. Porque te- ner historia no es un atributo emergente de 10 social. Lo historico no reside en la otatidad social ni es portado s6l0 pore individuo, Historia Ia ticnen esas dos realidades, el individuo y Ia sociedad, es una cualidad sabjetiva y objetiva, se ‘expres a distinios niveies y ninguno de ellos ia contiene en su toulidad. Et ‘chigima, pues, es miltiple y hace mucho mis dificil el trabajo de su clucidacién jentfica», Ello es también la razdn de que no pueda hablarse sino de tiempos iltiples. Por ello ex preciso acabar estas reflexions volviendo de nuero al ‘problema del tiempo, ‘Visto desde si significacién propiamente histérica, el tiempo no es mi la fucneia ecuable (Newion) ni la evolucidn creadora (Bergson), ni ta configura idm naurativa (Rice), 1k anticipacidn del shaber sido» (Heidegger). Es sin SCCIEDAD Y THMFO 233 dda, algo de todas esas cosas. El ticmpo del hombre es el de la naturalea, «ta- ado» y escrito», incluso condensado, en la historia y el sujeto lo pereie como Nistoricidad. El tiempo denota el cambio de las cosas. Luego tener historia significa la permanente referencia de todo la variseién y también a la duracién, 10, lo que es lo mismo, tiempo ¢ historia son come dos perspectivas de un mis- mo edificio, para conocer el cual necesitamos descubvir, desde Iuego, sus planos Y-sus cimientos gall Oop, ss Cifusidn gratuite. S *) Lafotocapia na mata = oo 3 al libra, arena & My pa

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