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‘Swisuait = ‘Oo ~ ey ‘ov - Le “dd “3 “epeouoyes seunBje awe ejBojoojsd &7 (pz. ew) odtub jo uo uoentn 80] 8p eumanujse A souo‘oun. [= "a ‘epeosoyes) ‘pnjes f ejuepep metodolégica Aw ‘zoyours unew) “ouodo; ‘080k ‘ou0Ug6 ep eIDUE|OIA ‘pepinsaife e| ap seuors Sociales Aportes para una reflexién epistemoldgica, tedrica y ” @ = 6 ‘oO £ = o s o a ‘A -w ‘zoyours uel) mh ‘SaNoRe DEL VEccHIO sino los contenidos en tanto que memoria social y huella cul examinando los procesos sociales de su construccién en la interaccién =: cara. 2.3. Las criticas a la teoria de las RS Por barreras lingilisticas, las eriticas a la teorfa se inician e= « mundo anglosajén veinte afios mis tarde del trabajo seminal de Mosce: “La teoria de las representaciones sociales rompe la barrera linguist {a literatura anglosajona en la década del 80’ cuando se publica el art: de Moscovici en la obra ‘Social Cognition’ editado por Forgas.” (RE: Snellman, 1992: 4) Hasta donde se ha podido indagar, pareciera qu: : primer trabajo critico de Ia teoria es el articulo de Harré (1984), al que = siguen: Potter y Litton (1985), Jehoda (1988) -a muestro juicio publicac:-~ central de esta linea eritica porque el propio fundador de la teoria la respoz2 extensamente (Moscovici, 1988)- y Billig (1988). A estos trabajos, hay <=: agregar “(...) el niimero especial 4/1987 del Journal for the Theory of Soc:= Behavior.” (Raty y Snellman, 1992:5), En suma, la fuente del criticismo Ja literatura anglosajona, la que evidencia hoy un resurgimiento del inte por este tema (Hermans, 2003; Parales-Quenza, 2005; Thommen, 20¢* Verhegeen y Baerveldt, 2007; Voetklein y Howarth, 2005; la mayor pac: articulos publicados en la revista Culiure & Psychology, Sage Publication: Estas criticas no pueden dejarse de lado a la hora de usar la teoria de las RS como variable explicadora de fendmenos tan complejas como la evaluacién. Las freas de controversia se pueden categoriza dicotémicamente en: © ambigitedad tebrica y © circularidad, definicién de lo social y determinismo cognitivo. 116 2.3.1. Ambigiiedad tec~-= La critica ¢ su omnipresencia en la 2 sna precisién sobre 33 oscura, a veces com: este sentido, Voelklein Los textos de Moz» “foagmentados > = 1987-139), come =. -™ argumentacién « 4 “un popurri de de psicologia coe Potter y Litton (15 de sina teoria » se. teoria” (p. 82) punto al afirmar aur” 145. = mayor precision <- ‘condenadas a cor : 1988:8), un “ce 2 1985:385) 0 = 1988:206). Para “rer una “dura” y otra“ aquellos postulados que =. ~ > etiqueta genética que fenémenos. La opciés formulacién concepts: - ~ satisfacer el requisito c= =~ Raty y Snellman (199 poco feliz de las dos gue, aunque estinuts | (Saforcada, | REPRESENTACIONES SOCIALES ee 2.3.1. Ambigitedad teérica La critica mis frecuente a Ja teoria de las RS 05 que, a pesar de su omnipresencia en la literatura, no aparece una definicién estindar o nitida, una precisin sobre de qué “‘tejido” estén hechas 0 como deben ser conceptualizadas (Vergeheem y Baerveldt, 2007:5). Se afirma que la teoria es oscura, a veces contradictoria, demasiado amplia y demasiado vaga; en este sentido, Voelklein y Howarth (2005:435) sefialan: Los textos de Moscoviei con severidad han sido criticados por ser “fragmentados y a veces contradictorios” (Potter y Wetherell, 1987:139), como una demostracién de “un estilo polémico de angumentacién a través de anécdotas” (McGuire, 1986:103) 0 como “un popurri de ideas contradictorias, sazonadas con algunos pedazos de psicologia cognitiva especulativa” (McKinlay y Potter, 1987:484). Poiter y Litton (1985) niegan a las representaciones sociales el estado de una teoria y se refiren a ellas como “wn concepto en busca de la teoria” (p. 82). Mas recientemente, Valsiner (1998) ha reiterado este punto al afirmar que “la elaboracién teérica real aiin tiene que ‘ocurrir” (p. 149), Los criticos advierten que, si no se produce una mayor precisién conceptual, las representaciones sociales estén condenadas a convertirse en “un concepto de segundo plano” (Billig, 1988:8), un “concepto que todo lo abarca” (Litton y Potter 1985:385) 0 “una especie de pseudo-explicacién” (Jahoda, 1988: 206). Para “remediar” la teorla, Fahoda (1988:206) sugicre dos vias: una “dura” y otra “blanda”, La alternativa blanda consistiria en desestimar aquellos postulados que no se pueden sostener adecuadamente y mantener la etiqueta genérica que resulta itil en tanto cubre un amplio rango de fenémenos. La opcisn fuerte aconseja cambios considerables tanto en la formulacién conceptual como en los enfoques metodolégicos a fin de satisfacer el requisito de consistencia que exige toda teoria cientifica. Seguin Raty y Snellman (1992:5), “(...) la situactén presente parece ser una mezcla ‘poco feliz de las dos opciones: uma teoria coneeptualmente indefinida la que, aunque estimula investigacién empirica, no puede ser probada 7 de género, acoso (Marin Sanchez, M. y y salud. (Saforcada, E. 8 8 g g = 3 3 g 333-362) ‘Sanora Dex VEcoHiO ‘mediante los resultados de dicha investigacién debido ala oscuridad de st conceptos”” Billig (1988), por su parte, busca clarificar Ia teoria més que rechazarla, Para este autor, Moscovici habla de las RS en dos sentidos: unc universal y otro particular. La representacién universal es una forma de! sentido comim y del conocimiento prictico que posee toda sociedad y grupo social, que se emplea para hacer comprensible el mundo, En su interpretacién particular, las representaciones en la sociedad contemporince consisten en creencias socialmente compartides que son cualitativamente diferentes de las creencias de sociedades previas; las RS son un fendmeno social tipicamente contempordneo. Hoy, afinna Billig, “el sentido comin es clencia hecha comin”, esto es, la ciencia es una fuente importante de le conciencia cotidiana. Sugiere que s6lo se puede hablar de RS en este sentido particular. Aunque Ios autores resefiados afirmen lo contrario, segin se ha intentado mostrar en esta Tesis, 1a conceptualizacién de las RS es clara pera no puede ser demasiado restrictiva en tanto, como sefiala el propio Moscovici, no es posible reducir los fenémenos sociales complejos @ proposiciones simples (Moscovici y Markova, 2001); de alli que el autor, en lugar de un modelo hipotético-deductivo que formula directrices nitidas para pruebas y operacionalizacién de las variables, siga un acercamiento inductivo y descriptive. Otra razén por la cual tiene mayor sentido caracterizar las RS mas que definitlas es su dindmica inherente dada su posicién dentro de la asimetria triddica del yo, el otro y el objeto: “Las representaciones sociales, la cultura, el lenguaje, la cognicién y cualquier otro fenémeno dindmico existen sélo en relacién con otra cosa como figura- fondo, y no se pueden capturar en su integralidad. Asi, el intento de prover “En una entrevista que le realizara Ivana Matkova (raducida al espafol por Castrig, 2008), Moscovie se pregunta “Es la teoria de ls repeesentaciones sociales demasiado sueclta? (..) Si mmo la considera en contra de un argumente bipotético-deductive, es indudablemente cieno. Si uno quiere deci que es demasiado complej, entonces es igualmentecieno." (Moscovieiy Markov, 1998:373) 118 gaz uo gE Boe a ie gs= ¢ od Bc8 8 ge Bis & es ae 5 = eg 8 _ $22 2 35° gee § 2a be w a REPRESENTACIONES SCO. una definicién exhaustiva de tales fendmenos esté basado en una idea falsa de su naturaleza” (Markova, 2000:430). Respecto de las criticas de sobre-generalizacién contradiccién, para reducir su imprecisién y superposicién con conceptos similares debe clarificarse qué es lo distintivo de las RS. Es lo que hace con precisién Moscovici en su trabajo seminal (1961): desarrolla la nocién comparindola y contrastindola con otras nociones sociolégicas y psicolégicas. Muestra que los conceptos de ideologia, ciencia y visi6n del mundo son demasiado generales y globales para explicar Ia especificidad sociocultural de ua representacién como una forma de conocimiento particular a un grupo determinado, lo que ayuda a resolver el empleo aparentemente incoherente que marca Billig (1988): Nuestra lectura de Moscovict apunta hacia un entendimiento universal de las representaciones sociales como los elementos indispensables de la vida social en todas as eultaras (destacado en el original). Hay suftciente evidencia para suger que tanto las sociedades tradicionales como las contemporéneas tienen la capacidad de representar las diferentes formas del conocimiento social. La cuestién es, desde luego. que las condiciones de la ‘modernidad tardia profundamente impactan en la dinémica por la cual las representaciones sociales se desarrollan, se fusionan y ‘scilan. Moscovici nunca argumenté que las representaciones sociales no pudieran existir en sociedades tradicionales, sino que contempordneamente adguieren una forma més diversa fragmentada. Esto se debe a la aparicién de miltiples fuentes de poder, autoridad y conocimiento (Foucault, 1980). Lo que ha cambiado hoy es la estructura de la sociedad y luego la esperanza de vida, ta diversidad y la fragmentacién de las representaciones sociales, v no su existencia, ereacién o influencia en las interacciones sociales. Asi, ef mundo social tiene un impacto fundamental no sélo sobre lo que pensamos, sino, fundamentalmente [destacado en el original], sobre cdmo pensamos. (Voelklein y Howarth, 2005:437). 119 Te = =e : é Bg 4 s gee s ai § _ 3 fo 8 Bos $ Bae g¢2 § Bs & is 3 ee & os gi 5 25 g aog & gig gos Bn 8 sre $a 3 22? 35 g 3 ‘Sawora DEL VEccHIO See K-PSIGOLOGE 2.3.2, Circularidad, definicién de lo social y determinismo ‘delectura cognitive Bibliografia Siogia Social: @- Conceptos de Tradiciones 7 Son Potter y Litton (1985) quienes plantean esta er=!z: ~ primera vez. Moscoviei asocia las RS a los grupos sociales: ia consensuada de las representaciones crean el grupo y su identidad. los limites de la representacién son los limites del grupo. Pas autores, esta caracterizacién de un grupo no esta suficie Problematizada y muestra el riesgo de circularidad, Hay un circule 2 en equiparar las representaciones con ei grupo y asunir que lc: definen las representaciones. Afitman que Moscoviei no explic!=: analitica alguna para la identificacién del grupo con independe Propias representaciones. Sin embargo, como sefialéramos en e “Las maneras de ‘compartir’ Jas RS”, en un trabajo posterior (\* 1988), el autor distingue tes tipos de representacién: ego Tepresentaciones uniformes y coercitivas, que prevalecen en tocz => - simbélica y afeetiva, las que se corresponderian bastante - ~ representaciones colectivas de Durkheim-, emancipadora -que 2 cireulacién del conocimiento propio de los subgrupos- y polén que se expresa como aceptacién y resistencia y que genera =~. sociales-. Se trata de una clasificacién que aun los criticos “explicativa” (Riity y Snellman, 199227). El problema del vinculo entre grupo y RS trae apare’:= dos cuestiones: {qué es lo “social” en una RS? y jedmo se > tepresentacién? eacores eres Femando Dominguez Rubio (2001) -en una refleic= - 95). (Myers. = =A tomada in extenso en el siguiente desarrollo- muestra acercamiento al concepto de RS, el primer elemento que llama Is = = la apostilla de sociales, Este hecho deriva de la ubicuidad ind. am? nocién, pues quiza sea el concepto mas empleado y, a la vez, mis — del pensamiento social. = 8g |g> | | ui | 8E z ge lg" | | : 5 = a7 a2 | | g sé. i = og ify g gg = : oe q- ger = : gi gf 6 go 3 E 830 . 3 e ge ge >§ ‘ ¢ Feu es: 3 = 238 = g 228 Ss E ie é g p 2 = REPRESENTACIONES SOCIALES Bajo su ambigtiedad, flexibilidad y laxitud parece que pudiera englobarse todo aquello que tenga un origen social, por contraposiciéa a aquello que supone un origen individual. La vaguedad parece inabarcable. Trayendo esta vaguedad al concepto de RS, no cabe mis que preguntarse gué quiere decir que una representacién sea social. La respuesta estindar parece ser que social ¢s sinénimo de compartido (Ibaiiez, 1988; Jodelet, 1986; Moscoviei, 1998). Cabe tensar mas la cuerda: {Qué se comparte y, sobre todo, edmo se comparte? A la primera parte de Ja pregunta, los tec os de las RS responderien que se comparten representaciones. Ahora bien, segiin esta idea de que se comparten representaciones ya parece deslizarse subrepticiamente la nocién de que son algo, mas atin, son algo conereto, en el sentido de ser externas, de poseer un nivel ontolégico propio, una cierta autonomia gue les permita ser compartidas. En este sentido, las representaciones surgen como un datum, en el doble sentido de dado y dato. Esto leva a responder la segunda parte de la pregunta, es deci cémo se comparten. En esta. contestacién reverbera la tradicién cartesiana, pues las representaciones se comparten a través de su ubicuidad en las mentes de los individuos. Como puede advertirse, de nuevo surge la imagen de la mente como refugio, como espacio intemo, donde habitan las representaciones que el individuo forma de! mundo exterior: EL acto de representacién es un acto de pensamiento por medio del ‘cual un sujeto se relaciona con un objeto (..). Represeniar es sustituir 4, estar en lugar de. En esie sentido, la representacién es el represemante mental de algo: objeto, persona, acontecimiento, idea, ete. (..) Por otra parte, representar es re-presentar, hacer presente ent la mente, en la conciencia, (Jodelet 1986:475). A través de esta podeross metifora de la mente, renovada aqui para el estudio de las RS, el individuo se enfrenta a ellas en una relacién de sujeto-objeto. En esa relacién el sujeto inferioriza dicha imagen para re~ presentarla, es decir, volver a presentarla en su interior. (Marin Sanchez, M. y z a Sanchoz, M. y ). pp. 333-352) Jin de género, acoso do ay salud, (Saforeada, E. BE = ' ~~ 89 fa. Bs ge7 st ge = aes BR >o a § ui ig g se Ee sf = fades. (Saforcada, | Ico. TIURETAS qua mwaven Or wl anal yy AL ‘Senora Dev Vecouio Ahora bien, esa re-presentacién no adquiere Ja forma cartesic=: represen de imagen exacta, de copia de lo exterior, Dominguez Rubio sefiala que 1998:14 teéricos de las RS admiten la formula de Francis Bacon sobre el enchar glass“, introduciendo la nocién de figura en contraposicién con imagen (Jodelet, 1986:478), lo que les permite teorizar un momento == oe apropiacién individual de la representacién social. No obstante, la distors: — a 7 © el encantamiento que este espejo individual produce parece ser limits en “Las variaciones individuales son muy limitadas; dentro de una comui:. eee dada, cada uno adquiere un conjunto de conocimiento vasto comparable al adquirido por otros individuos,” (Moscovici, 1998:238) grado de A pattir de esta cita cobra sentido lo dicho hasta ahora ac cont los estudiosos de las RS. Se admiten variaciones, 10 que ticitac an conlieva le nocién de estructura, sobre la cual pueden existir acta variaciones. Encaja en este punto la critica de Potter y Wetherell evando afirman que los tedricos de las RS no han prestado sufic:=- de repres atencién a fenémenos procesuales 0 de interaccién como, por ejemp: H de los e conversacién, sino que aun cuando la han abordado”, su propdsito"’ 5 1988:47), ha tenido que ver con la interaccién de la conversacién®, sino ¢:: conversacién ha sido tratada como un camino que nos lic. representaciones subyacentes, [SuJ preocupacién tenia que ver cc | sun represent : diversos Ta meme humana, pues, no es ex modo slguno una “tabula rasa”, sino precsa==- - “spejo encantado” mazcalo y poseido por los “idols” y, en consecuencia, 2? — parte de e Ia realidad y productor de “ticipaciones” y “ficciones teatales doprada bsolutamente nacetri, puesto que ol objetivo es acceder a la interpretac:=~ fo} nomnl nturaleza, reducir el alma a esa condicig de tabala rasa: la inferpretatio na puede comenzar si previamente ls fdolos han sido destruidos o(afinnacion mis =» - vepresent identifcados y por tanto neutalizades y alejados de nosotros en nuestra reloc!=~ ‘gjos de naturaleza. Por ello, la segunda parte de la Instauratio Magna (la doctrina de) = =~ s ‘Novum Organum) comienza con una pars destruens (0 “refutacién de Ie 220: secant nativa” o “verdadera y legtima humillacin del espirita humano”) que es preci enuncia y la critica de los idolos, junto enn la critica de la tradicion files que “idols teatrales". (Granada, 2006. que se al * Recordemos que Moscovici afirmaba que “..) las sepresentaciones son el results! debe a qui charia incesunte” (citado, eate otros, por Réty y Snellman, 199233) Sas * AL menos en la investigacién empiriea ha sido dificil que la ‘chart’ se ‘ bid), 122 get g Soft 18 g 2 fo 8 G 88. ie § g g Bs 3 gS £8. 38 4 @ => 2. ¢g ary Zs sm s >5 & ui eg < REFRESENTACIONES SOCIALES ee representaciones que, supuestamente, yacian debajo” (Potter y Wheterell, 1998:141), De ese modo parece develarse el mito cognitivista de la busqueda de representaciones mentales, 0 mas ain de representaciones mentales estructuradas. Moscovici (1998:237) se permite deseribir las RS como una “/...) coleccién estructurada de descripciones y explicaciones, mds 0 menos conectadas entre si.” Esto es, se les supone un cierto caricter sistémico con un alto grado de estructuracién y jerarquizacién. Se habla de que las RS se conforman en tomo a un “Y...) micleo figurativo, definido como una estructura de imagen [que] reproducird de manera visible una estructura conceptual,” (Jodelet, 1986:482) En el contomo de este mticleo figurativo se encuentra el campo de representacién, el que refiere “(...) ala ordenacién y a la jerarquizacién de los elementos que configuran el contenido de la misma.” (Ibaiiez, 1988:47), Siguiendo esta linea, la resultante final segiin Dominguez Rubio es un mundo poblado de RS estructuradas y jerarquizadas en campos de representacién en tomo a nticleas figurativos que son adoptadas por diversos individuos de una sociedad (con ciertas variaciones) para formar parte de su stock mental de representaciones. El autor entrecomilla adoptadas, pues podria dar la impresién de que Ia teorfa postula una suerte de nominalismo que derivarfa en una especie de libre mercado de representaciones donde cada individuo eligiese cul es la mejor. Nada més lejos de la realidad, pues el espacio que ocupa el individuo dentro del esquema conceptual de las RS es mas bien exiguo, seftala Dominguez Rubio. El hecho de que las RS sean compartidas, esto es, el hecho de que se alojen simulténeamente en las mentes de individuos coneretos, se debe a que el sujeto generador/formaclor de las RS no es el individuo sino el grupo social. as ~ g= s Zs of 1 3 ge Be yi t8. dg § 2¢ Ega~ Bs 8 a gs. €2 8 ga is AS CONS AS_£-=SCl_ oe ONOgrarS BF as Spogrs person ridad pescra “sre: ez Pecine. 2 ma a - S icin soos 2 arom Aa) e (Cararvattin, ies Pacing, NH opp te ‘Samoa Det VecoHo ee = La introduccién del grupo social como sujeto de las RS per": salir a los teéricos del tradicional problema del nominalismo y dar el fa del universo subjetivo al intersubjetivo. El grupo social suministra, graci co la socializacién de los miembros del grupo, el espacio comin en form 2: de categorias, imagenes, lenguajes compartidos, donde la comunicacién pu ser posible: “Mantengo, por lo tanto, que las representaciones sac’: he estén encaminadas, primera y principalmente, a hacer la comunicact in un grupo relativamente no problemética y a reducir to vago a través <2 grado de consenso entre sus miembros.” (Moseovici, 1998:242) Asi, afirma Dominguez Rubio, Moscovici analiza las RS estructuras ordenadas y jerarquizadas a partir de un grupo social espe compartidas por mentes individuales con ciettas variaciones. De este se genera la imagen de las RS como ménadas de sentido abstrac= estaticas, perfectamente ordenadas en tomo a niicleos figurativos y sociales. Y parece que la tinica explicacién posible en términos vendria dada por la dupla conceptual anclaje/objetivacién. El concepto seria apto para explicar la asimilacién de componentes no dentro de estructuras de pensamiento pre-existentes. El segundo ver. explicar cémo ese nuevo elemento es transformado en un elemento ::-~ conocido dentro de la representacién en la que ha sido asimilado «2: Wetherell, 1998:143). El resultado es un todo estructurado y signi que se le suponen, incluso, reglas y convenciones de u represemaciones sociales son sistemas de signos, con las >: convenciones necesarios para su funcionamiento correcto 1998:135), Ademiis, bajo los conceptos de anelaje y objer esconde un axioma que Jos teéricos de las RS adoptan acriticamer: hecho de que las RS trabajan siempre en direccién a una mayor =! que pretende reducir Io abstracto a imigenes familiares coneretas. palabras, trabajan para familiarizamos con Jo extrafio a tev iransformacién en elementos metaféricos ¢ icénicos conocidos. (Saforcada, alos y violencia: (Marin Sanchez, M. y ), pp. 333-382) y estructura de los (Marin Sanchez, M. y ny salud, (Saforcada, E. En ee, ey REPRESENTACIONES SOCIALES En virtud de esta elucidacién puede describirse con cierta facilidad (tal vez demasiada puntualiza Dominguez Rubio) la coherencia y convergencia cognitiva, el consenso y la posibilidad de comunicacién dentro de un determinado grupo. La duda es si puede aclarar algo més alla de eso, pues -conceptualizada de esta forma- la teoria de las RS parece una herramienta més bien pobre para explicar el disenso y los problemas de incomunicacién dentro de un mismo grupo. Ademis, esta teoria sufie en su intento de explicar la propia genealogia de las RS. En este punto, Moscovici sélo atina a sefalar ‘vagamente dos posibles explicaciones, La primera de ellas es una explicacién heterénoma de esa génesis situando el elemento genealogico fuera de las propias RS, las cuales cambian. “(...) al mismo tiempo que cambian las estructuras 0 problemas de 1a sociedad que los individuos afrontan.”* (Moscovici, 1998:239). Sefialar la heteronomia de la génesis y cambio de las RS respecto de estructuras 0 problemas de la sociedad, sigue explicando Dominguez Rubio, no parece una definicidn excesivamente consistente toda ver. que lo iinico que se vislumbra detrés (Sobre todo cuando Moscoviei afirma que las RS cambian ai mismo tiempo que cambian estructuras 0 problemas de la sociedad) es la sombra de un funcionatismo excesivamente esquemitico que observa las RS como meras respuestas mecénicas y ordenadas, Respuestas que, ademas, siempre serian integradoras en virtud de Jos mecanismos de anclaje y objetivacién; de aqui la critica que tilda a la teorfa de las RS de conservadora, pues se convierte, con excesiva facilidad, en una teoria de la integracién cognitiva de diversos grupos sociales. Expresada de esta forma, la teoria no expone las razones del surgimiento de una determinada representacién social y no de otra, menos atin el surgimiento en torno a un niicleo figurativo y no @ otro, 0 por qué se halla estructurada de una u otra forma o por qué ha de corresponder con un cambio de estructuras 0 problemas (categoria, por cierto, suficientemente laxa e indecisa para actuar como cajén de sastre). Ademis, Ia teoria, segiin 125 > 18 [| ; | 23 ~ £ 88.183 8 § gsosii3k § s 58 2g —& ® E> & £3 Ba7 ei a a8 22. ae z a 5 = 2222 >s° $8 2 > $52 gu g 5 s ¢ ES 2 se 8 g é 2 é 2 3 a = 1cO LIURETAS Sanora Det VeooHo Dominguez Rubio y otros autores, no parece vislumbrar Ia posibili: ‘movimiento auténomo de la propia representacién social; esto es. ¢= = égica se desarrolle no heterénomamente (en funcién de la i cognitiva y de Ia estructuracién ordenada de la representacic- auténomamente en virtud de los propios elementos discursivos (so ‘metaféricos) y contextuales que la componen, lo cual abriria el hiersri=: ° a conceptualizacién estructural de las RS, para dar paso a una cexter- * discursiva de las mismas. La segunda explicacién de Moscovici en tox, problemética de la génesis de las RS se basa en otorgar a los objetivos de cada grupo el cargcter activo en la creacién de RS. deja de ser una explicacién heterénoma, Con esta respuesta, ic pueden salvar o, al menos, darse un margen para responder a Ia c’ la misteriosa estructuracién y consistencia de las RS, pues creadas por un grupo social se puede responder con facilidad a las = Potter y Wetherell (1998:144) cuando afirman que los teéricos tienen en cuenta el hecho de que éstas “(...) a menudo son prez. simaciones de conflicto orientadas a alcanzar metas particulares Volviendo a 1a idea que se apuntaba al principio -Ia > de cierta autonomia de tas RS sobre Ia base de sus elementos puede decirse que la reptesentacién social puede desarrollarse => ~ base de elementos heterénomos, como un cambio estruc~ determinado grupo social que /ije su transformacién, sino sobre las posibilidades discursivas que abra una imagen 0 metéfora, p Ja imagen de organismo. Ademés, el propio hecho de anelar ur: una determinada estructura de representaciones mentales remite ‘mentalismo cognitivista cartesiano, por el cual se encontrarier abstractas dentro de las mentes de los individuos que se contre diversos objetos. Si se sigue esta Iinea y se considera a las RS co: metaféricos y discursivs, no deberia hablarse de fijacién de < estructuras representacionales sino de actualizacidn/ereacién « 126 = 2 pT ee T] =u | BE) | a B igi Se 22.189 gy 8 ies s 28 fe. ibs = 3 8 g5- 3S H oe ae = go 22 82 eed ve telieS. = £ >e $8 i Ei 85 SRETAS, REPRESENTACIONES SOCIALES en dindmicas discursivas, lo cual ayudaria a sacar las representaciones de $e espacio oculto que es [a mente para colocarlas dentro de procesos ricticos de generacién de sentido,” Parafraseando a Bajtin (1982), dice Dominguez Rubio, las RS sélo pueden ser concebidas dialégicamente. La representacién social, como |a palabra, es aquello que no esti en vatios sujetos sino enire ellos. Esta conceptualizacién de las RS permite, ademés, desenlazar al concepto del hicratismo estructural del grupo social como productor de representaciones Sociales y al individu como depositario de variaciones de las mismas. Por este camino, se puede llegar a la posicién de Wittgenstein (1987, eitado por Harré, 1998:134) sobre el hecho que “(...) diversas narrativas son consiruidas por el uso de ios que las registran’” y a “(...) la posibilidad de Jorjar representaciones superpuestas” (Potter y Wetherell, 1998:143), Asi, pueden ser explicados el conflicto y el disenso dentro y fuera y la propia a6nesis de las RS. Ahora bien, a este extenso desarrollo critico de Dominguez. Rubio, podsiamos oponer algunas precisiones de los propios tedticos de las RS. En primer luger, si las representaciones son sociales es, en parte. Porque son compartidas pero no solo por ello (afirma Bazichs, 1994:9): Bn ellas Io social interviene de diversas maneras: por el contexto concreto en el cual estén situados personas y grupos, por la comunicacion que se establece entre ellos, por los cuadros de aprehensién que les proporeiona su bagaje cultural; por los eddigos, valores ¢ ideologias ligados a las posiciones o pertenencias sociales especificas. (Jodelet, 1984:360). Esto es, la naturaleza social de las representaciones esti basada sobre varios aspectos ya perfilados por Moscovici (1961); 1°) las Tepresentaciones constituyen la cultura connin, construyendo las fronteras simbélicas y asi las identidades de grupos sociales y comunidades; 2°) en ee EE * Como sefala Rory (1998, citado por Dominguez Rubio, 2001:8): “Una vee que Ia ‘gomersacion sustituye a la confrontacion, se puede deseartar Ia idea de la mente como Espejo de la Netaraleza” 127 192) /, pp. 3 = gg> ao ge 7) : gf gs: 4 ‘gt f Bae 88 8g ¢ ef 8 goss 2 a5 5 3S. 2¢ Z fa 8 85° at 2 BB 2 gS ge! ag os R32 ES g ce = ectaee #7 G8 zo: e8 23 cd gu lades. (Saforea | t : ‘Sanna Det Vecoito * SaaS i = PSICCLOS# Sc! conjunto siempre son creadas y validadas por los procesos de comunicaci<— ¥ de interaccién social y Iuego no pueden ser vistas como pertenecientes = individuo; 3°) su contenido y forma especifica son influenciados por el c: histérico asi como por las practicas sociales y el contexto cultural general. Al no bastar que sean compartidas para decir que son socie’: tampoco basta un punto de vista distributivo para su anilisis. El conse. asociado a las representaciones es, como explica Moscoviei, “nnd: holistico. Podemos estar seguros de que este consenso no reduce = uniformidad; tampoco, por otra parte, excluye la diversidad” (1985:92), El problema de las criticas es que reducen Ia teoria de la 25 : uno de sus elementos principales: ia influencia de la sociedad so ayakoe (Rr we individuo -el impacto de la cultura sobre 1a cognicién-, Sin embargo. Teoria de = consecuencia de su “epistemoiogia dialégica” (como la lama ~~~ _R. pp. 48-57) Markova, 2000), un elemento de a teoria no puede tener sentido <= colega interrelacionado, Una representacién no es simplemer: repeticién 0 la réplica de alguna idea presentada por un grupo = dominante; implica la accién deliberada de los sujetos involucrados. aberdan a fondo las discusiones sobre la interrelacién ear: Tepresentaciones sociales y la identidad social. Duveen (1994) exp! estin a la base de las interacciones del nifio con sus padres, mee comunidad; no obstante, el nifio no las absorbe simplemente o las como son, sino que las reinterpreta, reconstruye y las re-presenta ( 2006). Asi, en el proceso “de tomar” representaciones sociales, hay < la posibilidad de renegociacién y luego de transformacién y cambio. Es justamente a través del contacto con repre sociales conflictivas como los seres humanos comienzan a reflexis sus propias opiniones y a comprender lo que es distin epresentaciones que sostienen. Es por tal didlogo y conflic- tepresentaciones existentes son revisadas y ajustadas. De ahi “() coneibe la dindmica de pensamiento, lenguaje y précti como los fenémenos interdependientes socioculturales e indiv: Sa eccnet a ‘ne ‘son co-construidos mediante la iensién y la polarizacién de las ~~ - 128 gig [g> zou [Be a zs? l8g = si S g 2ei 8 woe (Se g Sse Sy Bg gg 2 ge 2 45. 33 & gia 33 58 25 a S gh 38 agg g2u 8° z . ge é gs 2 = 3 78 Ho REPRESENTAGIONES SOCIALES eee (Markova, 2000:419). En este sentido, Ia idea de consenso como el acuerdo en el nivel de conversaciones especificas contradizia Ia teoria de las RS por condueir a una nocién de RS completamente estitica y por hacer Ia comunicacién de facto obsoleta. Aunque debe haber un cierto grado de acuerdo general basado en el lenguaje comin, la tradicién y los rituales para a cognicién, el reconocimiento y la comunicacién, hay también un nivel argumentative de la interaccién social inmediata que se caracteriza por la fragmentacidn, la contradiceién y luego por el cambio social. Sin embargo, (.) lo que podemos conceder es que el conflicto y la argumentacion todavia estan insuficientemente teorizados en la teoria de las representaciones sociales, como han scfialado Potter y Billig (1992). Es por lo tanto el tiempo de abordar la representacién social como diseusién y conflicto ideoldgico (Howarth, 2006), porque, sin tal desarrollo, a teoria x podria ser vista como débil en términos de su poder para la critica social” (Voelklein y Howarth (2005:441) Finalmente, es pertinente seiialar que las criticas referidas no son iinicas en su género, ‘También desde la perspectiva de la psicologia social discursiva, se cuestiona a la teoria de las RS por estar fotimamente ligada a una visién antinémica del mundo, dado que las RS fueron teorizadas Por los psicélogos sociales a partir de una concepeién filos6fica bisica que disocia representacién y mundo. De este modo, se insiaura una relacién cognitiva que la condena a diversas antinomias conceptuales en el decurso de sus explicaciones sobre Ia realidad (Ipiflez, 1994; Potter y Edwards, 1999), Las respuestas de los defensores de la teoria de las RS a estos criticos (De Rosa, 2006; Markova, 2000) seftalan que el constructivismo radical y el relativismo de la psicologia discursiva se tefutan por si mismos en la medida en que no se puede argumentar a favor de nada que contenga eseneias, verdades 0 caricter absoluto (como, de hecho, tiene el relativismo) siendo relativista, Queda claro, entonces, 2 nuestro juicio, que se trata del argument aristotélico on Ia refutacién de la sofistica: Ia reduccién al absurdo. 129 oH ae TN 7 WBE! gy Soa a lor BI 7 § cyte 8 £8 a#e. $6 8 = z ee ae 5 5 2: 8 ee 23 z = $4 2 2 a $3 5 = 8 28 9s s ge ; Starios, duaies 32 == pcrvacionales, SON z p= Si equilibric 9 2 a mc + el de (2 oem eS: expe ee IB ‘Sawora Dew Vcore A pesar de Tas criticas que hemos confrontado, el estudio de” RS se ha transformado en un area significativa de reflexién tedrica investigacién empiriea. Sin su formulacién por Moscovici, es posible que = se hubiese generado el conjunto, cada vez mas numeroso, de investigaci psicosociales y el debate tedrico sobre sus similitudes Y diferencias enfoques y conceptos afines. Asimismo, su acento en la construccién social del conocimi hace de este enfoque teérico las marcas de identidad de una psicologia so: cada vez més alejada del sesgo psicologista que ha caracterizado una f: considerable de sus razonamientos tedricos y empiricos y, ciertamente. : marco explicative de fenémenos sociales complejos, como el que dia 2 nos ocupa. 130 las actitudes: tives, apelaciones oz Pacino, R. pp. 85 — 95). re a §> | eg> ug g ee | be es 7 5 1B. = 8 g Sy Sco8 § = 5 Sittie = > #23 8 3 é 3 gs: § ge. sea & 2 3° wee a 8B ge stz 2 > ge a3 3 £5 z = a i= D. pp. 333 = 352)

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