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TRADUCCION Aciwuow. Revista de Filosofia, ° 26,2002, 17.30 Comprensién y politica (Las dificultades de la comprensién)* HANNAH ARENDT ‘Mucha gente opina que nw s¢ puede luchar contra el totalitarismo sin comprenderlo'. Afortuna- damente, esto no es cierto: st ln fuese. nuestro aso no tendria esperanza. La comprensign (wnders- tanding), diferenciad de la iormucidn correcta y del conocimiento cientifico, es un proceso ‘complicado que nunc prestuce resultados inequivocos. Bs una actividad sin final, en constante cam- bio y variacién, por medi de La eual aceptamos Ia realidad y nos reconciliamos con ella, esto es, intentamos sentirnoy « gusto en ef mundo, El hecho de que li recectliss inherente a la comprensién ha provocado el equivoco habi- tual tout comprendre « «1 taut puntonner, Sin embargo, ¢] perd6n tiene poco que ver con la com Prensidn, ya que no es m su conic ni su consecuencia, El perdén (sin duda una de las més ‘grandes capacidades hunanas » quivsi la més valiente de las acciones, en la medida en que intenta lo aparentemente imposible devhuicer lo que ha sido heebo— y consigue evar a cabo un nuevo comienzo donde tex pateets habvr coneluido) es una accidn tiniea y culmina en un solo acto. La Ccomprensién, por el eanirario. ne ene Fin y, por lo tanto, no produce resultados ciertas; es el modo especificamente humsins «le visit. porque cada individuo singular necesita reconciliarse con un mundo en el que har nav un extraflo y en el que, en la medida de su especifica unicidad, siempre permanecersi cm La comprensién comienza con el nacimiento y acaba con la + Titulo ergina: ads, ‘(The Difficulties ef Understading). Este anieulo fe publcado en Partisan Review, XX.4, jlo agent 198+ pp 7392. Esse traduce al eastellno de Fa Bul en Hannah ARENDT, De Ta historia ala accn tsi te Manel Cro aids, LCE/U A.B, Barcelona, 1995, La veri del mismo que ‘gut se tadueces ya vas Jota an en $4 eden de dstintos acon y manuscrits iitos de Arend: Essays fn Understanding. 1950 I4~ Vaasa Brace & Company. Nueva York, 194, Ete los papel de Arendt depositades fen la Biblioteca del Cease ak kos Unidos, do munaseritos se hallabancosidos jams: uno ve ila «On the [Nature of Toaiaromsn An Fs. mC mdesstanding>(publicado en la ediciin de Kaha), y el oxo no tenia tla. Un {eroer manuscrito, qu cs el eran de bs versa publcada en Parasan Revie evade por tule «The Difficulties of Understandings, Ete vnnv viva ss eceiones que n fueron publicads,dehid. sepun Koha, «que erm poco Fas ycomtoveridas. La yerion aut radacda ineluye, ademas, las seciones del segundo manuscnto sin tl, que se presentan como pois pi de fin. de aT, 1 Material adicional det mans: nny Deesto conelayen gu, ll de la comple estructura del femme, sho In investigacionexganizals pu erarcomprensin, exo es, por meio dels eserzoscombinados dels cen his ‘erica, econémicas,sociak psicoicas. Est, que suena tat plausible, am ine pareve ene. La informacion gue , como una «enfermedad sin remediox (Critica de la Razén Pura, B 172-73)? ‘Todas estas preguntas son tanto mas oportunas cuanto no se limitan a nuestras perplejidades a la hhora de comprender el totalitarismo. La paradoja de la situacién moderna parece ser que nuestra, necesidad de trascender tanto la comprensiGn preliminar como la aproximacién estrictamente cicn- tifica surge del hecho de haber perdido nuestras herramientas de comprensin. Nuestra buisqueda del sentido esté al mismo tiempo estimulada y frustrada por nuestra incapacidad para dar origen al sen- ‘ido, La definicién kantiana de la estupidez no esta de ningun modo fuera de lugar. Desde comien- 208 de este siglo, el aumento del sinsentido ha estado acompaiiado por una pérdida de sentido comin, En muchos aspectes, esto ha podido entenderse simplemente como un ineremento de la estu- pidez. No conocemos ninguna civilizacién anterior a la nucstra en la que ta gente fuese lo bastante crédula como para formar sus habitos de compra de acuerdo con Ia maxima «la autoalabanza es el mejor consejo», que constituye el meollo de toda publicidad. No es posible que en ningin siglo ante- rior al nuestro se hubiera podido tomar cn serio una terapia que se supone que ayuda slo si los pacientes pagan una buena cantidad de dinero a aquellos que la suministran, salvo, claro esté, que cexista una sociedad primitiva en la que la misma entrega de dinero tenga un poder magico, Lo que ha ocurrido con las sabias y pequeiias reglas del interés personal, ha sucedido también, a ‘mayor escala, en todas las esferas de la vida cotidiana, pues éstas, precisamente porque son cotidia- ‘nas, necesitan ser reguladas por las costumbres. Los fenémenos totalitarios que ya no pueden seguir siendo entendidos en términos del sentido comin y que desafian todas las reglas de juicio «normal», €st0 €5, del juicio uilitario, son s6lo el ejemplo més espectacular del hundimiento de nuestra sabi- 9 Lamisma necesidad de orentacidn en un mundo cambiado por medio de un nuewo acontecimiena qu incisal com: renin popolar, ambien dabo sora guia dela verdadero compres, para gue no nos perdamas en et laerinto de os hechos y cies constmide por la insacnble curiosided de los etudineos. La verdaderscompensin se distinge de a opinin publics tame en su forma popular eon cientihes, so por sa rechazo a reminciar a Intici6n original Dich , como el mayor regalo que et hombve puede pedir y deseat. Lejos de cual- uier sentimentalismo, el coraz6n humano es la nica cosa en el mundo que puede cargar con el peso que el don divino de la accién —ser un comien7o y, por Io tanto, ser capaz iniciar— ha puesto sobre nosotros. Salomén pedfa este don particular porque era rey y sabia que s6lo un «corazén compren- sivo> y no la mera reflexién 0 los meros sentimientos, hace que nos result soportable vivir en el ‘mismo mundo con otros, que son siempre extraios para nosotros, y que tambign a ello les sea posi- ble soportarnos®, Si quisiéramos traducir el enguaje biblico a términos mas préximos a nuestro lenguaje —pero dificilmente més precisos—, deberiamos denominar a 1a facultad de 1a imaginacién el don de un -, porque confia en que, finalmente, la imaginacién podré asir al menos un esiello de la siempre inquictante luz de la verdad. Distinguir la imaginacién de la Famtasfa y poner en marcha su fuerza no significa que la comprensién de los asuntos humanos se torneirracional. La imaginacién, al contrario, como dice Wordsworth, «no es sino otro nombre para (..) la ms clara de las visiones, a amplitud de espftituy 1a razén en su forma més exaltada» (The Prelude, libro XIV, 190-192), ‘S6lo la imaginacién nos permite ver las cosas en su adecuada perspectiva, nos permite ser lo bas- tante fuertes para poner a cierta distancia lo que nos resulta demasiado préximo, de tal manera que odamos verlo y comprenderio sin predisposicidn y prejuicio, y ser lo bastante generosos para sal- var los abismos que nos separan de todo lo que nos resulta demasiado ajeno, hasta que lo compren- demos como si fuesen nuestros propios asuntos, Este alejamiento de algunas cosas y este acercamiento a otras, forma parte del diglogo de la comprensién, para cuyos propOsitos la experien- cia directa establece un contacto demasiado préximo y el mero conocimiento levanta barrerss att ciales. este tipo de imaginaci6n, que en realidad es la comprensitn’, no serfamas capaces de sopor- ‘ar nuestra carga en el mundo. Es la nica brdjula interna que tenemos, Somos contemporaneos tan s6lo hasta donde nuestra comprensién alcanza. Si queremos sentirnos a gusto en este mundo, incluso al precio de sentirnos a gusto en este siglo, debemos intentar tomar parte en el interminable didlogo con la esencia del totaitarismo, ‘Traduceién: Cristina Sénchez Munoz 24. Sines ipo de imginaiga, ys snd. omprensin que brota de ell, nunca seremescapaces de marcae quer rumba ene

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