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Celulosa-Arauco y el desastre del Rio Cruces:
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por Claudia Sepiilveda 29 julio, 2013
Aunque es probable que ambas partes apelen, prolongando el proceso judicial, es un
fallo histérico en este emblematico caso de la historia ambiental de Chile. En primer
lugar, porque establece por primera vez la responsabilidad de Celco-Arauco,
poniendo fin a una extensa etapa en que la empresa hizo todo lo posible por
desacreditar los informes que la culpaban, alimentando la confusién y la
incertidumbre.
Hemos conocido el fallo de primera instancia que condena a Celco-Arauco por el dafio ambiental causado desde
comienzos del 2004 al Santuario del Rio Cruces en Valdivia. Han sido 8 largos afios de investigaci6n a cargo de la
jueza Gloria Hidalgo, del Primer Juzgado Civil de Valdivia. Las pruebas aportadas por el Consejo de Defensa del
Estado (CDE), que interpuso la demanda en abril del 2005 en representacién de los afectados, lograron demostrar
la culpabilidad de la planta de celulosa Valdivia en el desastre, a la vez que permitieron refutar cada una de las
hipétesis exculpatorias sostenidas por la empresa, las que apuntaron a causas naturales.
El principal argumento del CDE fue demostrar que los drésticos cambios ecologicos ocurridos en el Santuario
correlacionan con las descargas de compuestos que excedieron de forma sistematica lo permitido en la Resolucién
de Calificacién Ambiental (RCA) 0 que, mas grave ain, nunca fueron autorizados. En particular, el CDE resalté
€l efecto provocado por compuestos ilegalmente descargados y reconocidamente biot6xicos, como el clorato, que
en el caso del Rio Cruces tiene como tinica fuente la industria de Celco-Arauco. Estas ilegalidades dieron origen a
17 procesos sancionatorios en contra de Celeo-Arauco, varios ya ratificados por la Corte Suprema. El CDE
sostuvo que, como agravante, estas persistentes ilegalidades dan cuenta de un comportamiento intencionado, toda
ver. que la empresa, por su vasto conocimiento del proceso industrial de la celulosa, debié anticipar los efectos de
sus descargas. Pero Celco-Arauco no sélo no informé tales descargas a las autoridades, ocultando datos, sino que,
en su affin de negar su responsabilidad, se abstuvo de tomar medidas de mitigacién a las que la propia RCA la
obligaba, Por su parte, los informes periciales solicitados por el tribunal concluyeron que se trata de un desastre
ecolégico excepcionalmente agudo: en solo tres meses las descargas toxicas colapsaron el humedal de 6 mil
hectareas, legalmente protegido por el Estado de Chile y por la Convencién Ramsar.
Celco-Arauco no sélo no informé tales descargas a las autoridades, ocultando datos,
afan de negar su responsabilidad, se abstuvo de tomar medidas de mitigacién a las que la propia RCA
la obligaba, Por su parte, los informes periciales solicitados por el tribunal concluyeron que se trata
de un desastre ecolgico excepcionalmente agudo: en solo tres meses las descargas toxicas
colapsaron el humedal de 6 mil hectareas, legalmente protegido por el Estado de Chile y por la
Convencién Ramsar.
ino que, en su
Aunque es probable que ambas partes apelen, prolongando el proceso judicial, este es un fallo histérico en este
emblemético caso de la historia ambiental de Chile. En primer lugar, porque establece por primera vez de manera
oficial la responsabilidad de Celco-Arauco, poniendo fin a una extensa y extenuante etapa en que la empresa hizo
todo lo posible por desacreditar los informes que la culpaban, alimentando la confusién y la incertidumbre. La
falta de un pronunciamiento oficial ha impedido que, en todos estos afios, se tomen acciones concretas para
reparar y proteger el ecosistema daiado, mientras la planta de Celco-Arauco ha seguido funcionando. A su vez,
ello ha interferido negativamente en el disefio de medidas como la Norma de Calidad Secundaria del Rio Cruces,
que se encuentra en etapa final de aprobacién. De haber existido a tiempo un reconocimiento oficial de la
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responsabilidad de Celeo-Arauco esta norma podria haber regulado de modo més estricto los compuestos que hoy
se confirma provoceron el desastre, contribuyendo de modo efectivo a recuperar la calidad historica de las aguas
de este ecosistema.
En segundo lugar, el fallo pone en cuestién los criterios que en su momento las autoridades ambientales exigieron
a fin de reconocer la responsabilidad de Celco-Arauco. Aunque muchas de las pruebas aportadas en el juicio han
estado hace afios en manos de los servicios piblicos, ellas fucron consideradas insuficientes. Estos servicios
tampoco hicieron lo necesario para generar las pruchas adicionales que confirmaran o descartaran la
responsabilidad de Celeo-Arauco. Asi, todos estos afios, las instituciones han operado en la ambigiiedad,
reconociendo tacitamente que Celeo-Arauco es culpable pero argumentando a la vez que no es posible hacer nada
mientras ello no esté “demostrado’. Esto ha producido decisiones contradictorias, permitiendo la continuidad del
dafio, En particular, cabe recordar que, teniendo en sus manos el informe de la Universidad Austral de Chile
(UACH) que en abril de 2005 concluyé Ia existencia de una relacién directa entre las descargas de Celeo-Arauco y
el colapso del Santuario, la COREMA le entregé a la empresa un permiso administrativo, al margen de los
requerimientos legales, para continuar vertiendo los mismos compuestos no autorizados que la UACh identifies
como causantes del desastre. Las autoridades esperaban de la ciencia una demostracién irrefutable de las causas
del desastre -es decir, probada experimentalmente. Algo imposible debido a la complejidad de las variables
involucradas.
Se escudaron entonces en la falta de conviccién cientifica para abstenerse de tomar medidas que detuvieran el
desastre. En contraste, el fallo sostiene que el tribunal arribé a la conviccién plena sobre tal causalidad por medio
de un enfoque criminalistico (inductivo), basado en la correlacién espacial y temporal de las descargas toxicas y
sus efectos ecoldgicos. Si el pais pretende avanzar seriamente en el fortalecimiento de sus instituciones
ambientales, resulta critico hacernos cargo de las lecciones que se derivan de este caso en relacién al papel de la
ciencia. En particular es necesario fortalecer los mecanismos precautorios que la nueva legislacién contempla,
para que las autoridades no se escuden en la falta de pruebas cientificas cuando deban tomar medidas preventivas
requeridas con urgencia, A la vez, es necesario que los nuevos Tribunales Ambientales desarrollen protocolos
probatorios para llegar a conclusiones oportunas en casos cientificamente complejos.
En tercer lugar, el fallo da inicio, por fin, a la fase de recuperacién del Santuario y de reparacién de los dafios
derivados del desastre por la que los ciudadanos de Valdivia se movilizaron tan intensamente. Y aqui radica su
principal debilidad: las medidas reparatorias con las que el fallo condena a Celco-Arauco son generales y apuntan
a actividades de investigacion y monitoreo sin considerar acciones concretas de recuperacién del humedal 0 de
reparaci6n de los dafios, que no son solo ecolégicos, sino también sociales, culturales y econémicos, como el
propio fallo sefiala. ;Cudles serdn la imagen objetivo y las metas de recuperacién del Santuario?, ,qué daiios serén
considerados?, {se tomardn en cuenta los efectos del desastre en las comunidades humanas?, ,cudl serd la entidad
encargada de implementar las medidas financiadas por la empresa, ;quiénes participarin en estas decisiones ¢
instancias? F! fallo no se hace cargo de estos temas, dejando en manos de los actores involucrados la tarea de
disefiar en detalle e implementar las medidas generales que ordena. Ello supone asumir grandes temas pendientes,
comenzando por dar inicio a un debate piblico sobre como abordar la fase de restauracién que se inicia. Tarea que
es critica, mds atin considerando que en Valdivia existen visiones diversas sobre cual es e] Santuario que se quiere
recuperat, cuales son las medidas para lograrlo y quiénes debieran participar en el proceso.
A casi una década del inicio del desastre del Santuario del Rio Cruces, el fallo conocido da inicio a una nueva
etapa que nos enfrenta a nuevos desafios. Las autoridades regionales, la comunidad académica local y los actores,
sociales tienen la valiosa oportunidad de emprender en conjunto un proceso de recuperacién del humedal y de
reparacién de los dafios causados que sea, a la vez, técnicamente riguroso, empliamente participativo y
socialmente legitimo, Los valdivianos, cuya movilizacién ha sido determinante para que esta nueva etapa sea hoy
posible, nos merecemos este esfuuerzo colectivo. El desastre del Rio Cruces remecié nuestra relacién con el
entorno donde vivimos y producto de ello la visién que esta regién ha definido sobre su desarrollo enfatiza como
nunca antes la proteccién responsable de nuestro patrimonio natural. Para que ello sea posible, es necesario que
nos pongamos a la altura del desafio que comienza. Es momento de demostrar que ya no somos los mismos.
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