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Contenido PARTE I Capitulo Capitulo 2. PARTE Il Capitulo Capitulo Capitulo Capitulo Capitulo soya PARTE Ill Capitulo 8. Capitulo 9. Capitulo 10. Capitulo 11. Capitulo 12. Capitulo 13. Capitulo 14. Capitulo 15. PARTE IV Capitulo 16. Capitulo 17. Capitulo 18. Capitulo 19. : Capitulo 20. Capitulo 21, Capitulo 22. Capitulo 23. INTRODUCCION . 0. Problemas planteados por el terreno en la ingenieria civil, 15 Introducei6n al comportamiento del suelo, 31 LA NATURALEZA DEL SUELO... 2 2-2 es 39 Caracteristicas de los conjuntos de partfculas, 41 Caracteristicas de las particulas de un suelo, 53 Presiones normales entre particulas de suelo, 65 Resistencia al deslizamiento tangencial entre partfculas de suelo, 75, Formacién de los suelos, 85 EL SUELOSECO.. 2... 12 ee ee eee = 109 Esfuerzos en una masa de suelo, 111 Pruebas de laboratorio para determinar las propiedades esfuerzo-deformaci6n, 131 Aspectos generales del comportamiento esfuerzo-deformacién, 137 Resistencia al esfuerzo cortante de los suelos granulares, 151 Relaciones esfuerzo-deformacion, 165 Estructuras de retencion y taludes, 177 Cimentaciones superficiales, 211 Solicitaciones dindmicas del terreno, 243 SUELOS CON AGUA — REGIMEN ESTATICO 0 FLUJO ESTABLECIDO. 255 El concepto de esfuerzo efectivo, 257 Flujo unidimensional, 267 Flujo bidimensional, 283 idad de los suelos y condiciones de filtro, 299 “Aspectos generales del comportamiento esfuerzo-deformacion con drenaje, 313 Permeabil Resistencia al corte con drenaje, 323 Relaciones esfuerzo-: tans sn mar escepe de agua.) Transferencia gradual do args. ble. Como el muelle se acorta muy ligeramente, toda la carga aplicada a resiste un incremento de la presién del ‘agua en Ia cdmara. Las condiciones en esta fase se repre- sentan en Ia Fig. 2.5¢. "A continuacion abramos la vélvula y la presiOn del agua dentro de la cémara obligaré 2 que el agua escape @ través de la vélvula (Fig. 2.5d). Al escapar el agua, el muelle s¢ acorta y comienza a soportar una parte cada vez. ‘més importante de la carga aplicada, produciéndose una fisminucion correspondiente en la presién del fluido que Tena la cémara. Por Gltimo, se alcanza un estado (Fig. 2.5¢) en el cual el muelle resiste toda la carga aplicada y 1a jpresién del agua vuelve a su valor hidrostético inicial. Una Jez que se alcanza este estado, el agua cesa de fluir por la valvula. ‘Durante cualquier intervalo de tiempo solamente puede ‘escapar por la vilvula un caudal limitado de agua. De aqui {que el proceso de transmision de cargas del agua al muelle debe producirse gradualmente. Esta variacion gradual de la Panto 4 Introduccién al comportamiento del suelo 35 nein) 10 1310 1830 Bs 1970 Fig, 26. Asentamionto dt edifclo No, 10 dal 1,7. M. forma en que s© distribuye-la carga se ilustra en la Fig. 25f El reparto de cargas entre ls fases sélkda interstic también s¢ produce en el ejemplo fisico y en los proble- ras de suelos reales, aunque el uido intersticial no siem- pre soporta la totalidad de la carga aplicadainicalmente Volveremos a este tema con més detalle en el capitulo 26. Por otra parte, en los problemas reales existe Inismo proceso de variacién gradual en le forma de sopor- tar la carga. és denomine-coniolidacion, y el periodo de tiempo empleado ts el desfosonhidrodinamiee. El grado de compresiin 0 consolidacién producido hasta un determinado instante depende no séio de la carga aplicada, sino también de la intensidad de los esfuerzos transmitidos en los contactos entre particulas, es decir, dela diferencia entre los esfuer- 10s aplicados y la presin interstical. Esta diferencia se denomina esfuerzo efectivo. La consolidacién y el proceso iiverso de expansién (que s produce cuando un suelo absorbe agua después de suprimir la carga) se estudian en varios capitulos. ‘legamos asf a la cuarta consecuencta de la naturleza discontinua del suelo: ewandonta-earge-aplicade-a-ersteio Este tltimo efecto fue descubierto por Karl Terzaghi alrededor de 1920. Tal descubrimiento marcé el comienz0 de la modema ingenieria de suelos. Fue la primera de los muchos aportes de Terzaghi, quien fue en verdad, el “padre de la mecanica de suelos”. El efecto mis importante del desfase hidrodinamico es el asentamiento diferido de las estructuras. Es decir, el asentamiento continia durante varios aflos después’ de construirse la estructura. La Fig. 2.6 muestra el registro asentamiento-tiempo de dos puntos del edificio Nim. 10 del “campus” del Instituto Tecnolégico de Massachusetts. El asentamiento de este edificio, durante la primera década después de su contruccién, dio lugar a una alarma consi: erable. Terzaghi examiné el edificio a poco de su legada, a los BE.UU., en 1925, e indicd correctamente que la velo- cidad de asentamiento disminuiria con el tiempo. Otros aspectos de la consolidacién. En este punto es csencial tener una idea general sobre la duracién del des- fase hidrodindmico en varias formaciones tipicas de suelo. Con este fin, es til hacer un andlisis intuitivo del proceso de consolidacién para apreciar qué propiedades del suelo tienen influencia sobre el desfase y en qué forma in- fluyen sobre él (en ef capitulo 27 se presenta una deduccién exacta y Ia resolucién del proceso de con- solidacién). El tiempo necesario para el desarrollo del proceso de consolidacién esté relacionado con dos factores: 1. El tiempo transcurrido debe, ser directamente pro- porcional al volumen de agua que ha de escapar del suelo, Pero este volumen de agua esti, a su vez, relacionado con Ia variacion de esfuerzos, 1a compresibilidad del esqueleto ‘mineral y el volumen del suelo. 2. BI tiempo serd inversamente proporcional a a yelo- cidad con que el agua puede circular a través del suelo. Por la mecinica de fluidos sabemos que la velocidad de filtracin estd relacionada con el producto de la permeabi- lidad por el gradiente hidréulico y que el gradiente es pro- porcional 2 la pérdida de carga del fuido 2 través del suelo dividida por la distancia que debe recorrer el fluido intersticial Estas consideraciones pueden expresarse por la relacién pw AadimdCH) (k(Ac/H) en donde 1 = tiempo necesario para que se produzca un cierto porcentaje del proceso de consolidacion. ‘Ao = variacién del esfuerzo aplicado. ‘m = compresibilidad del esqueleto mineral = espesor de la masa del suelo (respecto a cada super- ficie drenante). k = pormeabilidad del suelo. De aqui que el tiempo necesario para que se produzea tun determinado grado de consolidacidn es mut? ees 22) 36 Introduccién Esta relacién nos indica que el tiempo necesario para la consolidaci 1. Aumenta la compresibilidad, 2, Disminuye al aumentar Ia permeabilidad. 3. Aumenta ripidamente con el espesor de la masa de suelo. 4. Es independiente de 1a magnitud de la variacién de esfuerzos. La aplicacion de esta relacién se ilustra mediante los ejemplos 2.1 y 2.2. > Ejemplo 2.1 Se considera un estrato de arena y otro de arcilla, de 3 1m de espesor cada uno. La compresibilidad de la arena es 1/5-de la compresiblidad de la arcilla y Ia permeabilidad de Ia arena es 10,000 veces superior a la de la arcilla. {Qué relacién habré entre el tiempo de consolidacién de fa arilla y el de la arena? Solucién, faseina < > Bjemplo 2.2 Un estrato de arcilla de 3 m de espesor aleanzari el 909% de Ia consolidacién en 10 aos. ;Qué tiempo seré necesario para conseguir el 90% de la consolidacién de un estrato de esta misma arcilla pero de 12 m de es pesor? Solucién. para el estrato de 12. m = 10 aftos X12?= 160 atios. < Los suelos con un contenido de arcilla apreciable reque- rirén tiempos més largos para la consolidacién (de uno a varios ciontos de arios). Los suelos granulares gruesos, por el contrario, consolidarén rdpidamente, generalmente en unos minutos. Como veremos, esta diferencia en la duracion de la cconsolidacién es una de las distinciones principales entre los diversos suelos. 2.6 ORGANIZACION DEL LIBRO En este capitulo se han descrito las importantes conse- cuencias de Ia naturaleza discontinua del suelo, constituido ‘como un sistema de varias frases. Como se aprecia en la tabla 2.1 estas consecuencias sirven de base para la ordens- ién del libro. En la parte II se estudiarin las particulas individuales, la forma en que entran en contacto y la interaccién quémica centre estas particulas y la fase interstcial, La parte III es- tudiard los procesos de variacién de volumen y resistencia al corte en los casos en que no existe interaccién fisica centre las fases, es decir en suelos secos. La parte IV anali- zard Jas consecuencias de la interaccién fisica entre tas fases, en los casos en que la circulacidn del agua la rijan las condiciones naturales del’ agua frestica. En la parte V se tratarin los fondmenos transitorios que se producen después de una variacion en la carga aplicada 2 un suelo. PROBLEMAS 2.1 Cite por lo menos tres pass dl capitulo 1 que hagan referencia ait interacion fica entre el esqueleto mineral y la fase interstiil 22 Gite al menos un passje dl capitulo 1 que haga referencia al deslise hidrodinimico 0 efecto de consol- ‘icin. 723) Para consequit el 99% de I conslidacin do una | i ‘Tabla 2.1 Hl suelo es un material diferente, porque esté formado por particulas y, por tanto, un sistema de varias fases. | Comentado ‘Conceptos qe = Consecvencia emplos de importancia ena Pate sponen cnocis. | | TE comportamiento esfuerze La gran compresiblidad dal slo ‘,1I_——_—‘Esfuerzo y_ deformaciOn: | deformacion del esqueleto La resistencia es de naturaleza continuidad; equilibrio i ‘mineral esté determinado _frcsional_y esti relacionada con Limite; eirculo de Mohr. | Por interaccion entre par- la compacidad. | culas discret I Existe interaccién quimica _Influye sobre Ia compacidad (y,por IIL Principios de enlace quiini- { entre el fluido interstical y tanto, sobre la-tesistencia) que el eo. i das particulas minerales. suelo puede alcanzar bajo un de- i terminado esfuerzo. | Acillas sensible | ‘ i | [Exise interacciénfisica entre Arenas movedizas. Ni Mecénica de fuidos: po- { al luido interstcial y el es- Efecto del agua fredtica sobre laos ‘encial de flujo, flujo la- i aqueleto mineral. tabilidad de taludes. sminar. p ‘Lascargas aplicadas al suelo se Consolidacién diferida. v | reparten entre el exqueleto Estabilidad a largo plazo de taludes. ‘mineral y la fase intrsticial. arcilla se requieren 10 afios. :Qué tiempo serfa necesario para conseguir el 99% de la consolidacion sila capa tu- tera el doble de espesor, fuera 5 veces mis permeable y 3 veces nis compresible? 2.4 Enumérense las posibles componentes de la defor- rmacién del suelo. 2.5. Digase cul de las componentes enumeradas en Ia Introduccién al comportamiento del suelo 37 respuesta al problema 24 seri més importante en cada, uno de Tos siguientes casos: 4. Carga aplicada sobre una agrupacién poco compacta de bolas de acero. 1. Carga sobre un conjunto de placas paralelas. ¢. Descarga de una muestra compacta de laminillas de mica y arena de cuarzo. ARTHUR CASAGRANDE ‘Arthur Casagrande naci6 (28 de agosto de 1902) y se educé en Austria. Emigrd a los EE-UU,, en 1926. Alli desaroll trabajos de asistencia téenic Burau of Public Roads trabajando bajo In direcciGn de Terzaghi en el LT-M. Durante. #u estancia en el LT.M,, el profesor Casagrande trabajo en clasiicacio de sucles,prusbas de corte y aecién de la helada en ls suelos. En 1932 ini programa de onsefianza de Ta mecénica de suelos en la Universidad de Harvard ‘Los trabajos dal profesor Casagrande sobre clasifcacin de sueos,filtracion a través de press de tierra y resistencia al esfuerzo cortante han tenido una in- fluencia fundamental en la mecénica de suelos, El profesor Casagrande ha sido un active ‘consultor y ha. participado en obras de gran importancia en todo el rundo, Sin embargo, su influencia mis importante sobre la mecénica de suelos ido a través de fas ensehancas impartidas en Harvard. Muchos de los investiga {Towee mds prominentes de la mecénica de suelos se iniiaron como estudiantes en ! Harvard byjo su direccién. TI profesor Casagrande ha sido presidente de la Sociedad Internacional de Mecanics de Suelos y Cimentaciones durante el periodo 1961-1965. Fue profesor wr iavedtedras Rankine y Terzaghi, fundades por I Institution of Civil Engineers y a nonean Society of Civil Engineers, rspectivamente, Fue el primero en recibir el premio Karl Terzaghi de la ASCE. cer PARTE Il La naturaleza del suelo En esta parte II, que comprende los capitulos 3 a 7, se examina la naturaleza del j suelo, En el capitulo 3 se consideran los conjuntos de particulas de suelo. Se ha colo- ado este capitulo al comienzo de la parte Il debido a que el estudiante debe conocer las definiciones y términos relativos a las fases del suelo antes de comenzar el estudio general de la mecénica de suelos. El capitulo 4 estudia con detalle as partfculas indivi- duales que constituyen 1a masa de un suelo. Los capitulos 5 y 6 consideran la transmi- sin de esfuerzos entre particulas de un suelo a escala microscSpica y la influencia del agua sobre estos esfuerzos. La parte II finaliza con la determinaciGn y estudio (caps tulo 7) de la composici6n estratigrafica del terreno natural CAPITULO 3 Caracteristicas de los conjuntos de particulas Se consideran en este capitulo las caracteristicas morfo- logicas de un conjunto de particulas. Se dan relaciones ‘entre las diferentes fases que componen dicho conjunto y se comenta la distribucion de las particulas por tamafos y el grado de plasticidad del conjunto. Las relaciones entie fases tienen una amplia aplicacién en Ia mecinica de sue- Jos para el célculo de esfuerzos. La relacién entre fases, las caracteristicas granulométricas y los limites de Atter” berg se utilizan para clasifiar los suelos, facilitando ast su estudio. 3.1 RELACIONES ENTRE LAS FASES DEL SUELO Por tratarse de un sistema discontinuo de particulas, un elemento de suelo constituye intrinsecamente un sis tema de varias fases, La Fig. 3.1 muestra un elemento ico de suelo que contiene 3 fases diferenciables: lida (particulas minerales), gaseosa y liguida (agua general- mente). La Fig. 3.12, representa las 3 fases como podr ian presentarse en un elemento de suelo natural. En la parte (b) se han separado las fases con el fin de facilitar la ‘deduecién de las telaciones entre ellas. A 1a izquierda de la figura las fases se han expresado en volumen, mientras ‘que a la derecha lo han sido en peso. Debsjo de la Fig. 3.1 se dan las expresiones que rela- cionan las distintas fases. Existen tres importantes relac nes de volumen: porosidad, relacién de vacios * y grado de saturacién. La porosidad es la relacidn entre el vol men de huecos y el volumen total, mientras que la rel ci6n de vacios es el cociente entre el volumen de huecos, poros o vacios y el de particulas sblidas. La porosidad se suele multiplicar generakmente por 100, dindose asi los valores en porcentaje. La relacién de vacios se expresa en. forma decimal (por ejemplo, una relacién de vacios de 0455 etc.) y puede aleanzar valores superiores a la unidad. Tanto la porosidad como la relacién de vacios indican el ‘porcentaje relativo del volumen de poros en una muestra de suelo, Fste volumen de vacios esté leno de un fluido, gasco- 80 0 liquido, pero en general se trata de agua. Aunque los ddos términos se emplean en meefnica de suelos, se usa mis em castellano existen alveras verslones del concepte void ratio como son “relacion de vacios”, “indice de poros”, “Indice de huscos", ete. (NT). 41 os. Existen las siguientes relaciones entre de vacios e, yoe Ite FI grado de saturaci6n indica el porcentaje de volumen de huecos que esti relleno de agua. Asi pues un valor de 0, indica un suelo seco, $= 100 % corresponde a un suelo ‘saturado y un valor comprendido entre 0 y 100% indica un suelo semisaturado 0 parcialmente saturado, La relacién entre pesos de fases més empleada es el contenido de agua /umedad, que es el peso de agua divi- ido por el peso de particulas s6lidas en un elemento de suelo. La humedad de una muestra de suelo se obtiene directamente por el siguiente método: se pesa el suelo na- tural; se seca en una estufa; se pesa el suelo seco y por ‘iltimo se calcula la humedad como diferencia entre los ‘pesos inicial y seco, dividida por el pevo seco. Este méto- do supone que el agua es el nico producto evaporable del suelo, lo cual es razonable excepto cuando se trabaja ‘con suelos orginicos suelos que contienen voltiles como el asfalto. Para un suelo saturado, Ia humedad y la relacion de vacios estén dizectamente relacionados, como puede verse aminando las expresiones de ambos térmi- nos. Como. més ficil obtener pesos que calcular volt ‘menes, se utiliza bastante la variacién de humedad de un suelo saturado para medir deformaciones volumétricas. En Ia parte inferior de la Fig. 3.1 se dan las expresio- nes de los distintos pesos especificos, o pesos de un deter- minado volumen. El peso espectfico aparente 0 total es, por ejemplo, el peso de un elemento de suelo dividido por el volumen de dicho elemento? El peso especifico ‘seco, eel peso de las particulas minerales dividido por el, volumen total del elemento. Los pesos especificos se ex- presan en unidades de peso por volumen, como gramos por centimetro cibico (gr/em®) y toneladas por metro cibico (tonjm®). i—n Al comprimir un slomento de suelo (procbs tipi) tanto el rnumerador como el dcnominador de la porosided. disminuyen ‘mientras que sélo disminuye el numorador de la relacion de vse ios, Este hecho da lugar a que a relaciOn de vacios sea ms til, fave la porosidad para estudiar la compresién 0 consolidacion de tin sel. 2 Tambign se utliza el simbolo para el peso espcifico total sy 42 La naturaleza det suelo ome | FH 7) + = = rer oy % Fig, 2.1. Relaciones entre las fasos do un suslo, 2) Elemento de suelo natural, 6) Divign de un elemento en faxes. En volumen Porosidad: "7 Indice de poros o relacién de vacfos: Ye Grado de saturacién: En peso Humedad Peso especifico relativo Masa de suelo Agua: Gent % Pasticulas sida: ce” % ‘yo = Peso especifico del agua a 4°C ~ aw Adviértase que Gw = Se Peso especifico ‘Total: Ww _G+Se _l+w “nT THe De las particulas solidas: ee az Del agua: We Pad Se09: WG Gwe M7 Teel Te ws Tew Del suelo sumergido: We tom Del suelo saturado: _ G-1 W=M Te = Tage EL peso especifico relativo se obtiene dividiendo e1 peso especifico de un material por el peso especifico del ‘gua. En la tabla 3.1 se dan los valores del peso especifico relativo de las particulas de un determinado grupo de sinerales? Tabla 3.1 Pesos especificos relatives de algunos minerales Cuarzo 2.65 FeldespatoK 254-257 FeldespatoNa—Ca _2.62-2.76 Calcita 22 Dolomita 2.85 Moscovita Biotita Clorita Prrofilita Serpentina Caolinita Haloisita (2H, 0) Tita Montmorilonita Atapulgita 2.30 «© Calcolado @ partir de la estructura exsalna. La expresion Gw = Se sive para comprobar los eélew- los de las diversas relaciones. El estudiante de mecdnica de suelos debe conocer el significado de las relaciones de 1a Fig. 3.1, convencerse de ‘una ver para todas de que son correctas ¢ incorporar estos términos a su vocabulario habitual. Estas relaciones son basicas para Ia mayoria de los edlculos de mecénica de suclos y constituyen, por tanto, una parte esencial de esta ‘Valores tipicos de las relaciones entre fases, para suelos granulares, La Fig. 3.2 muestra dos de las muchas formas en que ‘puede disponerse un sistema de esferas iguales (estibacio- ‘hes 0 agrupaciones). Las agrupaciones compactas represen- tan el estado més cerrado posible del sistema, Pueden obtenerse sistemas alin menos compactos que la simple agrupacion eiibica formando con cuidado cavidades dentro de la estructura, pero la agrupacién cibiea simple es la 2 En el capitulo 4 = citan los minerals mis frecuentes en el suelo. { Fig, 3.2. Agrupaciones de esters gusts. 2) Plantay alzado de une Sorupacién, cabic, 2) Plants de une agrupscién compacts. Primera ‘apa! eftcules de nea continua: segunda caps: creulos de tra205:0 {ala la poscién de lo contros de lar exferr de Ia torcara capa en Una dispotaién cdbica de cars cantradas y x, en una diporiciin hexagonal compacta (Seqin Deresiewiez, 1958). ‘menos compacta de todas las agrupaciones estables. La re Tacién de vacios y la porosidad de estas agrupaciones simples pueden calcularse a partir de Ia geometria de las mismas, dindose algunos resultados en la tabla 3.2. La tabla da también las compacidades de algunos sue- los ranulares tipicos en estado “compacto” y “suelto”. Se han propuesto diversas pruebas para medir las relacio- nes de vacios maxima y minima (Kolbuszewski 1948). La prueba para la determinacién de Ia compacidad maxima supone generalmente cierta forma de vibracin. Las prue- bas para obtener la compacidad minima suelen hacerse por vertido en un recipiente de una muestra de suelo se~ cado en estufa. Desgraciadamente los detalles de estas, pruebas no se han normalizado completamente y los va- lores de las compacidades maxima y minima de un deter- minado suelo granular dependen del método utilizado Tabla 32 Compacidades mixima y minima de suetos ‘granulares Peso expec Relaciin _Porosidad fico ste devices Ce) Con/ms) Doseripcién mex min Mmdx Minin fora: uniformes 092035 476 «260, — ‘Arena do Otawa normalizada og0 050 44 33 147 1.76 ‘Arena limpia uni- Torme 19 040 029133, 189 Limo inorginico 1040 522912889 ‘Arena limos 09 030 47 «23139. 2.03 Arena fina sruest 095 020 49 17 136 221 Arena mies «12040 SS ]_2D_—.92 ‘Arena limosa_y ave 08S 014 46 © 12 142 238 BK. Hough, Basic Sols Engineering. Copyright © 1957, The Ronald Pros Company, Nuova York. Caracteristicas de los conjuntos de particulas 43 para obteneras. Mediante métodos especiales pueden ob tenerse compacidades supeiores a la denominada compa- cidad maxima. Compacidades considerablemente infriores 2 la minima pueden también obtenere, en especial en arenas muy finas y limos, sedimentando lentamente et Suelo en agua o esponjando el suelo en presencia de ina ligera humedad Cuanto menor es fa gama de tamafios de las paticulas presentes (es decir, cuanto mas uniforme es el suelo) y Cuanto mis pequefis y angulosa son las paticuls, me- nor es la compacidad minima (es decir, mayor es a opor tunidad de formar una agrupacién floje de particulas) Canto mayor es la gama de tamafos prsente, mayor seri Ja compacidad maxima (es decir, los hueeos entre ls par ticulas mas gruesas pueden rellenarse con las més pequetas). ‘Una magnitud muy empleada para caracterizar la com: pacidad de vn suelo granvlar natural es la compacidad relatva® Dr, definite por D, x 100% Henin 100% 3.1) = Yemia donde aia = telacién de vacfos del suelo en su estado més ‘compacto. relacién de vacios del suelo en su estado més suelto, relacién de vacfos del suelo in situ peso especifico seco del suelo en su estado més compacto. = peso especifica seco del suelo en su estado més suelto, Ya = peso especitico seco in sit. En la Tabla 3.3 se indican las denominaciones de los suelos granulares & partir de la compacidad relativa Tabla 3.3 Denominacién segiin la compacidad Compacidad relativa (46) Denominacién 0-15 Muy suelta 15-35 Suelta 35-65 Media 65-85 Compacta 85-100 Muy compacta La humedad de los suelos granulares naturales varia desde menos del 0.1% para arenas secadas al aire hasta ‘més del 40% para arena suelta saturada. ‘Valores tipicos de las relaciones entre fases para suelos cohesivos La gama de valores de las relaciones entre fases para suelos cohesivos es mucho mayor que para los suelos gra rnulares. La montmorilonita sédica saturada puede presen- ‘+ También se emplea fndice de densidad hp. (NT) 44° La naturaleza del suelo Ciatenion hw Tino Ti fete. [Gea [Mets [Fea [Grn [Medio [Fino | Grow [tesla [Fina 100 - tT] a Forcanie dno inferior, en 20 8 «| . {14 » - t a 4 20 - : +t it | I WATT TY I i wha ~ a T | ol LL 1 iit tie WL ‘0 10 a Tot ‘oe01 Teo. Diet nm) Fig, 3, Cura granuloméiree de un suso (Sogn Lambe, 19510, i tar, con bajas presiones de confinamiento, una relacién de La uniformidad de un suelo puede expresarse por el i Yacior superior a 25; las arcillas saturadas comprimidas coeficente de uniformidad, que es la relacion entre Deo ¥ 4 To as elevadas prions (por ejemplo 500 Kplem*) exi- Dio, endo Deo ef didmetto 0 tamano pot debsjo det tentes a grandes profundidades en el terreno pueden tener cual queda el 60 del suelo en peso y Dio ¢l valor : relacones de vacfos menores de 0.2 correspondiente para el 10%. Un suelo con vn eoefciente ; Molen le capreain Gw'=Se (Fig. 3.1), podemos de uniformidad menor de 2 se considera “uniforme”. La cali ee jhimedades conrespondiontes los citados var uniformidad del suelo cuya curva pranulométrica aparece Tores de la relacion de vacios: on la Fig. 33 es de 10. Este suelo podria denominane or “rena limosa bien graduada” mes nde Exbten muchas fazones, tanto priticas como te6ricss, por las cuales la curva granulométrica de un suelo es silo Eproximada. Como se disuti en el capitulo 4, la def i ‘montmorilonita sédica arcilla bajo elevadas pre | | Si se deja una muestra de arcila de Ie ciudad de Méxi- co, seeada en estufa, expuesta al ambiente de un laborato- icin de tamaios de oer nee eae fio (temporatura = 21°, humedad relativa = 30%) absor- seein eer Gr eats tao aa | ford humedad suficiente de la atmésfera para que su con- "Ta" Tyedsién de las curvas. granulométricas de suclos tenido de humedad aumente hasta un 2.59 0 més. En finos es més discutible que la de las curvas correspondien- condiciones similares, 1a montmorilonita puede lesar tes 2 suclos gruesos. Los tratamientos quimicos y mecéni- i hasta una humedad del 20%. for que recibon los suelos naturales antes de realizar un i Shale granulomeétrico (en especial en el método del 3.2 TAMANOS DE LAS PARTICULAS hidrémetro o areémetro) suelen dar lugar a unos tamafios La distribucién de las particulas por tamafio en una ae a a muy Cae de ne existentes en el mvestra de suelo se expresa mediante un gréfico que rela- suelo natural. Incluso aunque pudiera obtener uta SAM re cle Ge puticales de tamago infarc, on — pamloméice exictt, sa valor solmeate seit Tudo, roo ca cadh demote on nwt, Como ica In Fig 33, . 52 ben el chmpartailents Ge un sued prepay ols Pe or in defiioionce de arena, limo y arcla que apare- _l#cionarse frecuentemente con Ia distibuciin granulo Mediate as et ioniicha ligne’ podemos establecer la twit, el comportamiento de un suelo cohesive suelo wae eida de ta muestra de suelo en la forma siguiente: depender mucho més de la-istoria geoléeea y de su ox ms aa ‘tructura que del tamafio de las particuls Gna 2% "A. pesar de sus graves limitaciones, las curves granulo- Arena 85: % éticas, en especial Ins do las arenas y limos, tienen real i Limo 12 % mente valor prictico. Las experiencias tanto teéricas ty Avila 1% ‘como de laboratorio muestran que Ia permeabilidad y la «pan defi de sere tats de us pats or eaplaigad de un suelo pueden relacioarse con un Geno wa ae define bo oi Se Gamat genoa alerer didmetzo efectivo de las partfula. Estas rlaciones, se tei daca atl 999736 fcomentan més adelante nnn pauaaniemitinsnatnn NE ERAN ici Tabla 34 Lémites de Atterberg de minerales arillosos Indico Limite de imite Limite eps “rete atin de liquide plistico ‘tldad. “ign Mient cambio) HH). Montmoiionita Na ~—*7i0SC«SC«SSSCSC*«é KG) 8 S88 G& 50 sats age ol seal ray : Fe 82s 103 Fe ita Nm 8 of Isa Ro i @ © 15 her te ats Me 98 aT Fem Gt Pood te Ss Ceotinita Ne 3s x eee G & mh hms Me BT Fe pes ee aa) Fee esse i Atapulita H 7 178, Datos de Cornel, 1951 «© Despuce de cinco ciclo de humedecimiento y secado, EI método de proyecto de filtros inversos para presas, diques, etc., utiliza las curvas granulométricas de los sue los a colocar, Este método se basa en la relacién entre el tamafio de las particulas y la permeabilidad, junto con datos experimentales sobre 1a distribuci6n granulométrica necesaria para eviter el arrastre de particulas cuando circula el agua a través del suelo. Andlogamente, el cri- terio mas utilizado para establecer la susceptibilidad de los, suelos a la helada se basa en la distribucién granulo métrica. 33. LIMITES DE ATTERBERG Bn gran parte mediante el trabajo de A. Atterberg y A. Casagrande (1948), los limites de Atterberg y los indices ‘con ellos relacionados han constituido unos valores muy ‘ities para caracterizar los conjuntos de particulas de suelos. Los limites se basan en el concepto de qué un sue- lo de grano fino solamente puede existir en cuatro estados de consistencia segin su humedad. Asi, un suelo st en- cuentra en estado sélido cuando esti seco, pasindo al afiadir agua a los estados semisolido, plastico y finalmente Tiquido, como se indica en la Fig. 3.4. Los contenidos de humedad y los puntos de transicién de unos estados a otros se denominan limite de retracciin 0 contraccién, limite plistico y limite liquido. Los cuatro, indices citados al pie de la Fig. 3.4 se calculan a partir de esos limites. EI Ifmite Iiquido se determina midiendo la humedad y el némero de golpes necesarios para cerrar en una deter- ‘minada longitud una ranura de un determinado ancho mediante un aparato normalizado. El limite plistico se obtiene midiéndo el contenido de humedad del suelo ‘cuando comienzan desmoronarse pequefios cilindros de suelo de 3 mm do didmetro. El limite de retraccion se define como la humedad presente al haber afiadido agua suficiente para lenar todos los huecos de una pastilla de suelo seca. Los métodos detallados para determinar estos, Caracteristicas de los conjuntos de particulas 4S limites pueden encontrarse en Lambe (1951)' La Tabla 34 da los limites de Atterberg de algunos minerales arci osos corrientes. Significado fisico de los limites de Atterberg El concepto de un suelo como material que puede pre- sentarse en varios estados, segin su contenido de hui dad, resulta muy stil, Cuanto mayor sea la cantidad de agua que contiene un suelo, menor serd ls interaccin cntee particulas adyacentes y' mis se aproximard el suelo fen su comportamiento al de un Iiquido. De una manera muy general, puede esperarse que el agua atraida por las superficies de las particulas de suelo ‘no se comportaré como un liquido. Asi pues, si com- paramos dos suelos A y'B, y si cl suclo A tiene una mayor tendencia a adsorber agua sobre la superficie de sus particulas, puede esperarse que la humedad para la cual ‘ambos suelos comiencen a comportarse como un Iyquido ser mayor para el suelo A que para el suelo B. Es decir, cl suelo A tendré un limite liquido mayor que el suelo B. Cabe suponer que el mismo razonamiento podria apli- carse al limite plistico y por tanto al indice de plas- ticidad. Sin embargo, los limites entre los diversos estados se than fjado arbitrariamente, por lo cual es improbable que ppuedan interpretarse completamente per se. Es decir, es poco probable que la magnitud del limite Ifquido de un sine ido Lite Mauda, Estado pico Lite pico, 1p ade sisi Lite de eaecion ‘cantaccon tad sido @ Silo sco Fig, 94, Limiter de Atterberg ¢ ndloes con ellos asocados. Indice de plasticidad I, 6 I Indice de fluidez: J, = Pendiente de la curva de fluidez (relacién. entre la humedad y el nimero de golpes, aescala logaritmica Indice de tenacidad: Relacién humedadplasticidad B) Indice de liquidez IL 6 11} humedsd natural 46 La naturateza del suelo suelo determinado- pueda relacionarse cuantitativamente con el espesor de la capa de agua adsorbida La dificultad de interpretar cuantitativamente los lim tes de Atterberg no es obsticulo para su amplio uso. El estudiante debe concebirlos como limites aproximados entre los diversos estados que pueden presentar les suelos de grano fino y no preocuparse mucho en buscar un signi- ficado al valor exacto de estos limites, determinados arbi trariamente. Relacion entre los limites de Atterberg y la composicién de un suelo Profundicemos algo mas en la idea de que los limites de Atterberg de un suelo estan relacionados con la can- tidad de agua adsorbida sobre la superficie de las partfcu- las de suelo. Debido al gran aumento de la superficie por unidad de peso al disminuir el tamafio de las particulas (como se veri en el capitulo 5), puede esperarse que la cantidad de agua adsorbida vengz muy influenciada por la cantidad de arclla presente en el suelo. Segin este razona- miento, Skempton (1953) defini una magnitud que denominé actividad: Indice de plasticidad Actividad de una arcilla =O © PASE ‘en peso menor de 2 62) La Fig, 3.5 muestra unos resultados obtenidos en mues tras preparadas con distintos porcentajes de particulas inferiore’ o superiores a 2u. En la parte (a) varios suelos naturales se dividieron en dos fracciones por el tamatio de 2u y a continuacién ambas fracciones se volvieron a com: binar a voluntad. Los resultados del diagrama de la dere cha se obtuvieron con minerales arcillosos mezclados con arena de cuarzo. Utilizacion prictica de los, limites de Atterberg Los limites de Atterberg y los indices asociados resul- suelos, como se sefilaré en Ia soccién siguiente. Frecuen- temente los limites se utilizan directamente en las expect ficaciones para controlar los suelos a utilizar en teraple nes y en métodos semiempiticos de proyecto. EI indice de plasticidad, que indica la magitud del intervalo de humedades en el cual el suelo posse consis: tencia plistica, y el indice de liquidez, que indica la proximidad del suelo natural al Limite liquide, son carac- teristicas especialmente itiles del suelo. Debe tenerse pre- sente, sin embargo, que todos los limites e ‘ndices, con la excepcidn del limite de retracciOn se determinan en suelos que se han amasado para formar una mezcla uniforme suelo-agua. Por Jo tanto, los limites no dan indicacinal- guna sobre la estructura del suelo o os enlaces re- sidvsles entre particulas que pueden haberse. desarto ado en el terreno natural pero que han sido destruidos al preporar la muestra para la determinacion de ios limites. 34, CLASIFICACION DE SUELOS EI método directo para resolver un problema de inge- nieria de suelos consiste en determinar primeramente la propiedad conveniente del suelo, utilizando més tarde este valor en una expresién racional para obtener la respuesta al problema. Ejemplos de este método son: 1. Para determinar Ia velocidad con que circula el agua a través de una muestra de suelo, se mide la permea- bilidad del suelo y se utiliza este valor junto con ‘una red de flujo y Ia ley de Darcy para resolver el problema, . Para el cileulo de tos asentamientos de un edificio, se mide la compresibilidad del suelo y se utiliza este valor en las ecuaciones basedas en la teoria de la cconsolidacién de Terzaghi. 3. Para el calculo de Ia estabilidad de un talud, se mide Ia resistencia al corte del suslo, entrando’con ese valor en una expresiOn basada en las leyes de 1a tan ‘muy ities para la identficacion y claifieacién de stitica. 100 sco my Montero sea 80 400 aor) / gs00 7 2 7| | $ xo z / | “eZ be wea |Z _ arin a Q 10 ° © 00 Frain win (<21) 6) Paci lon (21) 6) @ : o Fig. 35. ,Relacin entre el indice de plasticidad y le fraciGn arcilosa. Los nimeros entre parénteis elon lo "aetvidad dels arcs. (Seguin Skemoton, 1923), SO}NS aP WHEY ep operyTUN wuss “s'¢ HIQCL, 2 fi a 48 La naturaleza de! suelo | i ‘Tabla 3.6 Componentes y fracciones del suelo i Fracain 3] 5, : ; | set]? 4] sinhaio | Granalmelri y dowtpctia find bs propcaes | Biowses | Notay | Rotonsadon s nelonn trmador por | ow Waguesy bole mn clonsnan may epi wads i Toca dias gan tao y dime | par trap tastes ¥ pre esl aude, (nro ‘eo spesie #30 om ‘ono. beta as tamdta ype a, prota en os | Scpbton nate aeons nj odd B a cts Lande pasa b oes, ol] No tay | Redondeatos anzulosm,procedetes i e ross aun dunes msi me 4 fora 30cm pero spec a 3 em. | _ [om | aiden + sgn, pedo & [Ta pam ; 3 toes dues; sue por et aie de SY | MAS acpi nang em prado roten Ht No. # | i (G62 my ye tetondepoccttamiz | fy daain aan) fo crepe an cambio she | 5 Nova 76mm) Shae pede Son tks de compa, roan i| an Entre fos tnices 703A" (REA TD] ovo sets pore humeda yo stn ses bs : Ea {faa av pa lon i sabi femte jo 2) i Tale To GRIST" Nar 4 Dm] sm Yas ote srotn Y 2 tabaon ge i Deseeay iS ony, Lay stems y pase ben gues on gone tents mcnoe permeabls'y i ein qe agen et rea 5 | Redondsads a angus, proceente de | enemente padutes (galometauniome) ta esl ‘ocy dar pupae Not | ‘ad he parcls face aumento Herma xa (16 mye wlciss por tmie | La aren fin ire oe eateries proxinas 2 S6/200'0 074 mm Giamuye su pomesbd 9 rouce 5 | arb huneded | Goes Tenics No 210 f Media ‘Tamices No, 10 a 40 L Fina “Tamices No. 40 a 200 : Time “| Panticulas que pasan por ol tamiz No, | El lime es inesable por su propla naturaleza, particolormente "200 (0.07 mm), Wentieabler por su | cuando aumenta la humedad, con tendencis 4 Mur cuando Comportamicnto: es decir, yeramente | est saturado. Es retivamente impermeable, ditell de com: plisticas o sin plasicidad cualquiera | paciar, muy susceptible a la yecion de fs heada, feilmente {gue sca la inimedad y con escysa 0 | efosionable y sujeto a ks fubifleacin y ebulliciSn, Los granos ful resistencia} seers al are 3 anos lajor ‘Avila © | Pursculas que pasa por el tmiz No. | La carcteristica diferenciante de la arc esta cohesibn 0 re "200 (0.074 mm) Identificables por si | sstencia cohesiva, que aumonta al disinuir ta humedad. La comportamicnto: es decir, puede con- | permeabilidad de la arcils es muy baja, es dificil de compa Segue que presenten propiedades de | tar en estado hnimedo e impoable de drenar por métodos Plesticidad dentro de una ampa | ordinarios: compactada es rexistente a fa erosion y a ta (ui Fama de humedudes ) posean consi | Hleaién, no es siseepUble a hinchamientos por efecto ds ta erable resistencia al cease a ar. helada, Esti Sometida a expansion y retraccion con ls varia~ ciones de humedad. Las propiedades dependon no sito del famano ¥ forma (pirticolar laminadas,ljosa), sino también por su somposicion mineral, cs decir, el tipo de miner Erailoso y ef medio quimico © la capscidad de intereambio {Gnico. En general el mincrat azcilloro montmoriinita tiene ciimayor efecto sobre ls. propledades, slendo este efecto minim en el cao de fe dite 1s caolinita ‘teva O | ater orginica de divesos tamafiog y | Ta promndia de materi ompinica incluso en cantidades modera. orzinica Mn divenar fuser de deseomposcion. | das hace aumentar la compresblidad y reduce Ia estabilidad {de las Traceloncs fina del sus. Puede descomponerse crean- do vaciory haciendo variar ls propiedades de un suelo por altercibn quimicr por lo cual los sielos orginicos no son adocuados para usosingenctles. Sn Wage, 1951 ae ‘Sexin Wane 757 acions extn de acerdo con el Sistora Unieado de Clsiicacibn, Para Menticacin de campo s pone que Nae Lr bl ae mts No. S00 sdf como sl minima Tanai det pro qe pede 1 pags (6m) eae 3 mz No onc lin cour ca orn: elg el az No. 10 dio a spr De de Ee Ne 40 ip pore nine Aeros terion see ad ul qe pun porch fie het Re Frais fins 5 3 a 3 e : HE i a i i aap seep | ation mero tmp end ep ood sept as seve] cmap | mmo | seen |p saree ee sme) ome | sama | setae | deme Smabes | siqoowredyeace som | om | some | mmtye| 20 sac | sooo |< mane | pens | ap sean | som | mtu | seemine | ap a oe | om | arte | seman | og srt aa | semen a wae] ns wean | sion | ome | emt | gp —— sn i set te, wore] erwin | momoes | atm | ag st svn | FE | amen | 59 vente | wo | somnta | o semomin | sama | Sermtans| 40 storming | pee, | eet | ae see | SRS SERS) tas evap ‘opera | ‘Sioegures “opts ua ores ae i nt = =e onthe m= a soot | an =, og "uoquafur ap seaqo us souopeoyde ksopepaidong “Ce ge 50 La naturaleza del suelo La medida de las propiedades fundamentales de un suelo, como la permeabilidad, Is compresibilidad y Ia re- sistencia, puede ser dificil, caro y requerir mucho tiempo. En muchos problemas de ingenieria de suelos, como el proyecto de pavimentos, no se dispone de expresiones ra- Gionales. para analizar la solucién numéricamente. Por estas razones, puede ser muy stil diviir los suelos en gru- pos con comportamiento semejante. Es lo que se denomi- nna clasifcacién de suelos. La clasificacién de suelos consiste, pues, en incluir un suelo en un grupo que presenta un comportamiento se mejante. La cortelacion de unas ciertas propiedades con tun grupo de un sistema de clasficacién suele ser un pro- ceso empftico puesto 2 punto a través de una experiencia considerable. La clasificacién de suelos permite resolver ruchos tipos de problemas sencillos, y sirve de gufa para preparar el programa de experimentacion, si Ja dificultad e Importancia dol problema sequiere una investigncin més profunda. La mayoria de las clasificaciones de svelos utilizan pruebas muy sencillas, de tipo indicativo, para obtener las faracteristicas dol suelo. nevesarias para asignarlo a un doterminado grupo. Evidentemente una clasificaciéa de suclos pierde su valor si las pruebas de partida resultan iis complicadas que la neceseria para medir directamente {a propiedad fundamental que se desea conocer. Las carac- teristicas utilizadas mds cortientemente son la granulo- smetriay la plasticidad. Como las clsificaciones de suelos se han preparado para servir de ayuda en la resolucién de problemas, han furgido clasificaciones adaptadas a muchos tipos de pro- blemas. ASf pues, para su utilizacién en problemas de flujo y filtracin, os suelos se clasifican segéin su grado de permeabilidad, siendo ésta elevada, media, baja, muy baja © pricticamente nula. El Cuerpo de Ingenieros del Ejér- cito de los EE. UU., ha desarrollado una clasificacion de Susceptibilidad @ la helada en la cual, partiendo de la gra- nulometrfa, se puede clasificar un suelo en calegorias fegin su comportamiento frente ¢ la helada. El Bureau of Public Roads ha preparado una clasficacién de los suelos utlizados en la construcci6n de earreteras. Tanto el Cuer- bo de Ingenieros como la FAA® han desarrollado clasifica Giones para la construccién de pistas de aeropuertos. En 1952 el Bureau of Reclamation y el Cuerpo de Ingenieros prosentaron un “sistema unificado” destinado a servir para {Todos los problemas de ingenierfa en Tos que intervinieran ssclos. Esta clasificacién se presenta en las tablas 3.5 y 3:6. La tabla 3.7 da indicaciones generates sobre la per meabilidad, resistencia y compresibilidad de diversos tipos de suelos de cada grupo para su empleo en presas de tie- ‘ra, canales, cimentaciones y pists de aeropuerto. ‘a clasificacin de suelos constituye una ayuda valiosa para el ingeniero. Le da indicaciones generals, transfor- nando de manera empitica los resultados de la experien- fda de campo. Sin embargo el ingeniero debe ser precavido al uilizar ls clasificaciones d= suelos. La resolucién de problemas de flujo, assntamionto o estabilidad Gnicamente 2 partir de clasifcaciones puede levarle a resultados desas ‘rosos. Como s indicard en capitulos posteriores, las + FAA = Federal Avintion Agency. Organismo del Gobierno norte Zmericano ue intervene en la construccion de acropuertos cvs. ‘correlaciones empricas entre las propiedades caracteristicas y el comportamiento de un suelo pueden presentar gran- aes dispersiones. 3.5. RESUMEN DE PUNTOS PRINCIPALES 1. Bxiste un gran ndmero de magnitudes (dadas en la Fig. 3.1) que sirven para expresar las relaciones en tre las fases de un elemento de suelo. Estas magni- tudes constituyen una base esencial de la mecdnica de suelos. 2. EI grado de compacidad de una arena se expresa por su compacidad relativa, la cual constituye un indi- cador muy seguro del comportamiento de este suelo. 3. La distribucién granulométricay los limites de Atterberg son pruebas muy tiles para la clasifics- cidn de suelos. Como Ia realizacién de estas pruebas, implica la alteracién del suelo, 1os resultados no son. indicativos del comportamiento del suelo inalterado in sit PROBLEMAS 3.1 Cuatro: muestras de suelo, con una relacién de vacios de 0.76 y un peso especifico relativo de 2.74, tie- nen grados de saturacion de 85, 90, y 100%. Determinar 1 peso especifico 7¢ de cada una de las custro muestas. 32 Un metro eibico de suelo en su estado natural pesa 1.81 ton; después desecatlo pese 1.54 ton. El peso espe- cific relativo del suelo es 2.70. Calcular el grado de turaciéa, relacién de vacfos, porosidad y humedad del suelo en su estado natural. 3.3 Un recipiente con suelo saturado pessba 113.27 or antes de colocarlo en una estufa y 100.06 gr después do secarlo durante una noche. EI recipiente pesa 49.31 gr el peso espectfico relativo del suelo es 2.80. Caleular la re- Tacidn de vacfos, la porosidad y Ia humedad de la muestra orignal de suelo. ‘34 Un. suelo saturado tiene un peso especifico de 1.92 ton/ni? y unahumedad del 32.5% . Calcular la relacion de vactos y el peso especifico relativo del suelo. 3:5 Una muestra de arena seca con peso especifico de 1.68 tonjin® y tn peso ospectficorelativo de 2.70 se expone ‘la Iluvia. Durante Ia Hava el volumen de Ta muestra per tanece constante pero su grado de saturacidn aumenta al 40%. Calcular el peso especifico y la humedad del suelo, ‘modificados por efecto de ta luvs. "36. Calcular el peso especifico sumergido de cad na de las siguientes muestras de suelo saturado: 42) Una arena Timosa de peso especifico total = 2.10 ton(m? 'b) Una arcila magra, de peso especific total= 1.95 ton/m? 2) Una arcila mity plistica, de peso especifico total = 1.70 ton/m?. ‘Adéptense valores razonables sobre 10s datos adicionales ‘que puedan necesitarse, “37 Para un suelo con un peso especifico relativo de 2.70 preparese un grico en el que el peso especific total Go grlem’ con una variacion desde 1.0 a 2.5) se repre: Sente em ordonadas y la relaci6n de vacios (variable de 02 A Caracteristicas de los conjuntos de particulas 1 Groal Awa Lima ea] Ws Fa} am z2 zz z 2 gis g 2.22 F233 2 $@e ¢)5 §) = ) T | | | | 7 | | | oil | | oi | ) | 20} - 1 444 | | 4 I I Sore ae a ee 0 aot Dun fo Fig. P30 4 1.8) en abscisas. Represontar los puntos correspondien- tes a porcentajes de saturacion de 0.50 y 100 %. 3.8 Demostrar la relacién Gw 39 Una muestra de particulss paralelas de caclinita (on el tamaio indicado en la Fig. 5.6) se satura. La hhumedad es del 30%. Cust ser ln separacién media entre las particulas? 3.10. Bl aniliss granulométrico de un suelo ha dado los siguientes resultados: Tamiz 3" 2" 1" ap" #4 #0 Porcentaje 100 95 HSS que pasa Tamiz #20 #4060100 #200 Porcentaje a mepe | * 2 mt 9 a) Representar la distribucién granulométrica de este suelo en el grifico de la Fig. 3.10 y clasificar el suelo segiin la escala que aparece en la figura. 'b) Comentar la idoneidad de este suelo como material de drenaje en el trasdés © respaldo de un muro de reten- Indicaciones, a) Utiizar las tablas 3.5 - 3.7 para prever si el suelo seri 0 nd permeable, apto para utili zarlo como material de construccién, etc. b) Un cono- cido criterio respecto a a susceptibilidad frente a la hhelada es que el porcentaje inferior a 0.2 mm debe ser menor del 3% para que un matetial no sea sus- ceptible 2 la helada. 3.11 Demostrar que la identidad dada por la Be. 3.1 es comrecta. CAPITULO 4 Caracteristicas de las particulas de un suelo ‘Una muestra de suelo esté formada por un conjunto de ‘muchas particulas individuales y por el aire 0 agua que rellena los huecos entre ellas. En este capitulo examinare- soos as camcteriteas dena parol individu de 4.1 MORFOLOGIA DE UNA PARTICULA DE SUELO Tamaiio EI tamafio de una partfcula que no tenga forma esfér- ca 0 cibica, no puede definirse univocamente por una simple dimensién lineal. El significado del “tamaiio” de- pende, por tanto, de la dimensién medida y de la forma de medicién, Métodos habituales para Ia determinaci6n de Jos tamafios de las particulas de un suelo son el andlisis granulométrico por tamizado para particulas de tamaho Superior a aproximadamente 0.06 mm y el andiisishidro- rmétrico' 0 por sedimentacién para particulss mis pe- ‘quetias. En el anilisis por tamizado, las particulas de suelo se hacen pasar mediante sacudidas por las aberturas cua- dradas de una malla o tamiz. de tamafio especificado. Ast pues, el “tamafio” de una particula superior a 0.06 mm se basa en la dimensién lateral de un orificio cuadrado en un tamiz. En el andlisis por sedimentacién, el “tamafio” de ‘una particu es el didmetro de tna esfera que se deposita en el agua a la misma velocidad que la particula consi- derada, 'E] tamafio de las particulas de suelo varia desde 1X 10% mm, es decir, 10 A, hasta los bloques de roca de varios metros de espesor, en una escala desde 1 hasta ras de 1 billén. La gran magnitud de esta escala puede apreciarse mejor teniendo en cuenta que la relacién entre tuna canica y la tierra es también de 1 a 1 billén. Para describir el tamafio de una particula de suelo, po- demos citar su dimension o aplicarle un nombre que se haya asignado arbitrariamente a una cierta gama de ta- ‘mafic. La tabla 4.1 da une serie de nombres con la gama de tamafios correspondiente (adviértase que en la tabla 4-1 se dan ademds, entre paréntesis, otros valores numéri- ‘cos también utilizados). La palabra “arcilla” se utiliza también para describir suelos de grano fino con cierta 1 Los detalles de estos métodos se dan en Lambe (1951). 53 ‘Tabla 4.1 Designacién de las particulas segin su tamafo Bloques > 30cm Bolsos(bolos) 15430 om Grave 2.en (6 4.76 mm) 150m arena 0106 (6 0076 mms 2.0% (64.76 mn) Line 0,002 20.06 mn (60074 me) ‘arin * <0 men plasticidad, como.ya se ha comentado en el capitulo 3. Puede evitarse esta confusién empleando la denominacién “fraceién arcillosa”.-en Tugar de ‘simplemente “arcilla”. para denominar las particulas inferiores a 2u. En la Fig. 4.1 se representan los tamatios de diversas pparticulas y los campos de aplicaciin de algunos métodos de apreciacién de estos tamafios. En la cabecera de Ia Fig. 4.1 se muestra la clasificacién por tamafios mis emplia~ mente utilizada. A la vista de esta figura puede obtenerse tuna idea de conjunto sobre los tamafios de las particulas y su determinacion. Forma de las particulas, En Ia seccién anterior ya se ha advertido que el ta- mafio de una particula slo puede expresarse por un mi ‘eto tinico cuando la particula es regular, es decir de for- ma cibica o esférica. Este caso no queda muy lejos de la realidad cuando nos referimos a particulas de suelo del tamafio de los limos o mas gruesos, pero es totalmente inaplicable para partfculas arcillosas. Esto se aprecia en las Figs. 4.2 y 4.3, donde aparecen particulas de.arena, y en a Fig, 44 que muestra particulas de arcilla. Las partfcu- las laminares, como las de mica, pueden presentarse con tamafios de limo'o aiin mayores, mientras que en las frac ciones arcillosas las particulas tienen formas como las de las Fig. 4.2 y 43. Sin embargo, en general, la mayoria de las particulas del tamafio del fimo o fracciones mis grue~ sas suelen ser de formas bastante regulares mientras que las de la fraceidn arcillosa tienen dimensiones muy dife- rentes. La forma més comin de las particulas arcillosas es Ja de laminilla aplanada, como se aprecia en las particulas de caolinita e ilita que’ aparecen en Ia Fig. 44. Sin em- 54 La naturaleza del suelo — Ta as Las [Fant aaa hess [Fa Wyo ae | we Oe | OR HE oni ‘+< Espesor de te capa de caolinita [etapa da coped ta [caper d cape de montnooia ie de moter de = Lint dee Lind ial a Rete os Lined on 1h tite tt mista ened petite se | tampon i ori de one Toni - Adis oreo centpite esos [ fesse tT a 1 1 7 7 7 1 ™ vw tome me i ut a Fig 1. Tomato. ‘argo también se encuentran particulas cilindrcas y pris- imiticas en los suelos, generalmente en la fraction ar- «illosa. Al estudiar las rocas, los ge6logos describen las formas de las particulas empleando términos como disco, esfera, hija, barra, etc. segin las relaciones entre las dimensiones. Por el contrario, el ingeniero civil suele encontrar poco prictica la ceracterizaciOn numérica de Ia forma de las par- ticulas, debido a los pequefios tamafos con que trabaja normelmente. Redondez, textura superficial y color EI grado de redondoz hace referencia a la agudeza de los bordes y cantos de una particula. La Fig. 4.5 sefala 5 sgmados de redondez. Las caracterfsticas secundarias de la superficie de una particula independientements del.tamafio, forma o grado fe redondez, se denominan “textura superficial” de la particula, Para descrbir esta textura se utiizan términos ‘como pulimentada, lisa, rugosa, estrada, mate, etc. I color es una caractristica muy util para el gedlogo {que trabaja en mineria, aunque es de escaso valor para el Ingeniero de suelos. Sin embargo, éste utiliza frecuente- mente el color para describir un conjunto de particulas, por ejemplo la arcilla azul de Boston. Las descripciones de colores deben utilzarse con cuidado ya que el color de una masa de suelo puede variar con la humedad 0 con Ia composicién quimica. Ts particulas de suelo de las Figs. 4.2, 43 y 44 is- tran varias caracterstoas morfol6gias. Los granos de arena de Otawa y Raguba son redondeados y de aspecto rate, Las particulas de arena formadas por trituracién de grandes bloques de roca (Fig. 424, ¢ y f), tienen cantos Wivos ¥ esquinas, y sus superficies no estin estriads, rayar das o sin bill En las fotografas de la arena de Venezue- la puede advertise que la compresion bajo elevadas pre- sionss piede causar una degradacién considerable de las particulas. La arena natural de Venezuela (Fig. 4.24) tenia un 4% de particulas inferiores a 0.074 mm mien- ‘ras que, después de someterla a compresion (Fig. 4.21), el eee oa 20 ‘Todas las arenas de Libja de la figura, excepto la arena 4de Raguba, son de localidades proximas al mar Mediterrd- neo y contienen un 70 a 90% de carbonatos. La arena de Raguba procede del desierto, a 160 km de distancia del mar, y se compone de cuarzo en un 98%. Las arenas de base carbonatada, especialmente las de la Fig. 43a, pre- sentan un elevado grado de agregacién (es decir, cements- cién de las particulas), como puede advertise. Esta ce- ‘mentacién influye inevitablemente sobre el comports- miento del suelo, Por ejemplo, tas pruebas realizadas sobre muestras inalteradas de arena presentan una clara variacién del comportamiento esfuerzo-deformacion con el tiempo. Sin embargo, las prucbas realizadas sobre mues- tras reconstituidas en las que se habia destruido la cemen- tacién mostraron una dependencia del tiempo mucho ‘menor. a particula de caolinita de Ia Fig. 44 tiene una lon- gitud de aproximadamente Iu y 0.08u de espesor. Pueden verse otras particulas més pequefias de caolinta encima de fa grande. La superficie de la particula de caotinita apare- ce lisa a una escala de probablemente 100 A. Las particu- las més pequefas. de arcilla (montmorilonita) pueden cexistir, y de hecho existen normalmente, en laminillas de solamente 10 A de espesor, siendo lisas en la extension de un angstrom. 42. COMPOSICION DE UNA PARTICULA DE SUELO El estudiante que se inicia en la mecdnica de suelos suele razonar con aparente légica que la composicién de las particulas individuales de un elemento de suelo consti- tuye una caracteristica importante del mismo. Esta creencia es falsi en cuanto que existen muy pocas relacio- Caracteristcas de las particulas de un suelo 55 de Otmwo, 042 20.84 mm. b) Arena de Oran, 0.19 2042 mm. cl Arena de Otawe, 0.13 30.19 mm. oe oe sales de cusrzo, 0.19 2 O42 mm. #] states de dolomita, 0.19 a 042 mm. g) Arane de My 'Arona de Veneausle (arena h comprimiga bajo 1,400 kglem*) (Seqin Roberts, 1964.) Fig. 4.2 Particules do arena. a) Arena 1d Critales da fldespato, 0.19 a 042 ‘laya de Hawa. f) Arena de Venezvels 56 La naturaleza del suelo SA PON ARS I | | | Caracteristicas de las particulas de un suelo $7 Fig 4.4. Particular de acl res titles entre la composicién de un suelo y su compor- tamiento. Por otro lado, tal creencia es cierta en lo que se refiere a un conocimiento fundamental del comportamien- to del suelo. La naturaleza y disposicién de los étomos en una particula de suelo, es decir su composicién, tiene una considerable influencia sobre la permeabilidad, resistencia y transmisiGn de esfuerzos en los suelos, especialmente en los de grano fino. Existen ciertos minerales que pueden conferir propiedades no usuales al suelo que los contiene. _Ejemplos de ellos son 1a montmorilonita y la haloisita. La ‘montmorilonita puede hacer que un suelo sea muy expan- sivo, miontras que Ja haloisita puede dar lugar a que un suelo tenga un peso especifico muy bajo. Estas y otras relaciones entra Ia composicién y el comportamiento de un suelo se citan en capitulos posteriores. Asi pues, el estudiante necesita conocer la composicién de un suelo si quiere entender los fundamentos del comportamiento de la arcilla y en particular la variacin de este comporta- miento con el tiempo, la presién y las condiciones exte- riores. Al explicar el comportamiento del suelo, en capitu- los posteriores de este libro, se hard referencia al material presentado en el resto de este capitulo sobre Ia compo- sicién de un sueto. Una particula de suelo puede ser orgénica 0 inorgénica: Se conoce muy poco sobre la composiciOn de los suelos orginicos; de hecho, en el presente estado de conocimien- tos, el ingeniero no suele preocuparse de identificar los compuestos orgsnicos reales de un suelo. Existen suelos for- ‘mados totalmente por particulas orgénicas, como la turba 0 cel muskeg?, mientras que hay suelos que contienen algunas 2 FI National Research Councit do Canadé ha dedicado un Grupo al estudio det “muskeg"” durante numerosos aos. Las diver Sas Memorias de las Conferencias de Investigacion sobre el Muskeg. Patria por el NRC consituyen una excelente ent de infor Inacién sobre este terreno 3 4) Caolinita (Lambe, 19511. 6) Nita (Fotos de R.T. Martin, M. LTA. particuls onginicas y algunas inorgénicas, como el “limo orginico”. ‘Una particuta de suelo inorgénico puede ser un mineral © una roca. Un mineral es un elemento 0 compuesto quimico presents en la naturaleza y formado por un pro- eso geolégico (es decir, tiene una composicién quimica expresable mediante una formula). Una roca es el material sélido que constituye la corteza exterior de la tierra y esté formada por uno o mas minerals 0 erstales. En el resto de este capitulo se exponen algunos prin- cipios de mineralogia, describiendo algunos minerales de interés para el ingeniero de suelos. La finalidad de esta presentacién es introducir al lector al conocimiento de la naturaleza y disposicién de los étomos en las particuls de suelo, de forma que pueda comprender por qué algunas particulss son laminllas tipicamente activas y otras, for madas por grandes granos, de dimensiones aproximads- ‘mente iguales, son relativamente'inerts. Para un estudio detallado de mineralogia el lector puede consultar trata dos dedicados totalmente a este tema, como los de Grim (1953), Dana (1959) y las Memorias del Congreso Nacio. nal sobre Arcillas y Minerales Arcillosos? (Proceeding of National Conference on Clays and Clay Minerals) Los minerals han sido clasificados segin la naturaleza de Ios stomos y su disposici6n. La primera clasificacion comprende grupos como carbonates, fosfatos, éxidos y silcatos. Esta elasificacion tiene un valor limitado para el ingeniero civil ya que los minerales més abundantes importantes son los silicatos. De hecho, si se amontonaran todos los suelos del mundo, el 90%, del peso del montén se deberta a ls slicatos. 3 ‘Se pueden soicta ala Oficina de Publicaciones de Ia Acade mia Nacional de Ciencss, Nationa Research Council, 2101 Consti- tution Avenve, Washington. 25, D.C. 58 | La naturaleza del suelo > D E ‘jemplos de las distintas clases de redondez. A, angulos angulosa; C, subredondeads; E, muy redondeada Fig. 45. Grado de redondez dos particulas [Fig. 24 de Sedimen- {ary Rocks (1940) por FJ. Pettjohn, con autorizacin de Harper &” Rom, Esitores| sub. La tabla 42 (pig. 63) muestra una clasficacién de los silieatos de acuerdo con Ia disposicién de los étomos en el ‘mineral. Esta clasificaci6n tiene gran mérito por diversas razones. En primer lugar, constituye una agrupacién bien Sefinida ya que s6lo existe un silicato conocido (vesubia hita) que podria clasificarse en més de un grupo. En se~ gundo lugar, existe una relacién entre Ja disposicion atémica en tn mineral y sus propiedades fisicas, Spticas y quimicas. ‘Los suelos proceden generalmente de 1a descompo- sicién de las rocas, por lo cual los minerales més abundan- tes en los suelos son los propios de las rocas y aquéllos més resistentes ala meteorizacién fisica 0 quimica. Los rminerales de estructura en capa o reticulo son por tanto qos constituyentes més abundantes y comunes de los sue~ los. ‘Unidades estructurales bésicas Bl estudio de la estructura de los silicatos puede facili. tarse “construyendo” un mineral 2 partir de ciertas estruc~ tturas basicas. Este método resulta muy pedagogioo ¥ no quiere decir necestriamente que sea cl método segin el {ual se ha formado el mineral en la naturaleza. Las estruc~ turas expuestas en este capitulo son entes ideales. Bt cris- tal tipico de una arailla es una estructura compleja semejante al esquema idealizado, pero presentando gene zalmente substituciones irregulares ¢ interposiciones entre capas. La Fig. 4.6 muestra un grupo de unidades bésicas. El tetracdro oxigenosilicio esté formado por 4 étomos de ‘oxigeno unidos a un étomo de silico, formando la unidad que aparece en la Fig. 4.62. Los étomos se han dibujado a scala partiendo de los radios, medidos en angstroms, que aparecen en Ia Fig. 4.6h. Las valencias elctricas correspon: dientes se indican en la tabla, a la derecha de cada unidad. La Fig. 4.6¢ muestra el octaedro de aluminio y la Fig. 4.6d el octaedro de magnesio. Combinando los tetraedros de silicio se obtiene la capa o kimina de silice que aparece fen la Fig. 4.6e. Combinando los octacdros de aluminio se obtiene la gibbsita (Fig. 4.6f) y combinando los octaedros dde magnesio la brucita (Fig. 4.6g). El examen de las valen cis sefialadas en la Fig. 4.6 muestra que el tetraedto y los dos octaedros no son neutros eléctricamente y por lo tan- to no pueden existir como unidades asladss. Sin embargo la gibbsita y la brucita son eléctricamente neutras y exis- ‘en en la naturaleza como tales. Estructuras de dos capas, ‘Si colocamos una unidad de brucita sobre una unidad de silice obtenemos la serpentina, como indica la Fig. 4.7. Esta figura muestra tanto la estructura atémica como 1a representaci6n simbélica. Combinando de manera semejante la gibbsita con la silice se obtiene la caolinita (Fig. 4.8) Una particula mineral real no esti formada general- mente por s6lo unas pequefias eapas bésicas, como indican las estructuras simbdlicas de'las Figs. 4.7 y 48. Por el contrario, un cierto niimero de capas estén colocadas unas encima de otras para formar un cristal real; I particula de ceolinita que aparece en [a Fig. 4.4 contiene aproximads- mente 115 unidades de dos capas. La unin entre las tunidades bésicas bicapa est formada por enlaces de hidro- geno y fuerzas de valencia secundaria. En la formacién real de los silicatos suele ocurrir fre- ‘cuentemente el fendmeno desubstitucién isomorfa. La subs- titucién isomorfa (es decir “de la misma forma”), consiste en el reemplazamiento de un tipo de étomo por otro. Por ejemplo, uno de los lugares ocupados por un atomo de sii Go en la Fig. 48 puede ser ocupado por un atomo de faluminio, Este ejemplo de substitucién isomorfa podria producirse si en el punto de formacién del mineral se dis- pusiera més ficilmente de un étomo de aluminio que de tin dtomo de silicio; por otro lado, el aluminio tiene unas ccaracteristicas de coordinacion bastante semejantes 2 las {del silico, por lo cual puede ocupar la posicién de éste en Ta estructura cristalina, La substitucién del aluminio que tiene valencia +3 por el silicio de valencia +4 tiene dos efectos importantes: 1. Aumento de una carga neta negativa debida ala subs- tituci6n. 2. Una ligera distorsion de la estructura eristalina por ro ser los iones de idéntico tamafio. I significado de la carga neta se comentari en el capi- tulo 5. La distorsi6n tiende a coartar el crecimiento del ‘rstal, limitando asf el tamafto del mismo. En la caoti- ita existe escasa capacidad de substitucién isomorfa, siendo una de las posibilidades la substituci6n de un étomo eke a cethi A AMERCER Ee a: eR acm! Caracteristicas de las particulas de un suelo 59 bo -2 0H ~3 1s +4 LA 43 3-0 ~6 30H ~3 @ o o }s-0n 3 1Mg +2 3 @ 40-8 es46 60-12 © ae 6-H en 42 Tepe )6-OH ate 57 e o* | ie oO eon 6 for | ie | @ omy oz [He | om | @ a @ ® Fig. 4.6, Unidades estructuraes biscae tlic. c) Octaedro. de. alumino 1) Ginbste. 9) Brusts. 4e silicio por uno de sluminio en 1a capa de silice del ‘mineral. Para explicar la carga de la caolinita basta con ‘una substitucién cada 400 iones de silicio. ‘Como la estructura bésica de la caolinita ests formada por una capa de gibbsita sobre una capa de sflice, este ‘mineral se denomina de dos capas 0 “bicapa”. La caoli- nita es el mineral més importante y mas comin de los sili catos bicapa encontrados por el ingeniero. La haloisita, {que tiene esencialmente In misma composicién y estruc- ‘ura que la caolinita, es también un miembro interesante ‘aunque poco habitual del grupo de los silicatos de dos ‘capas. La diferencia principal entre Ia haloisita y la cao- linita es la presencia de agua entre Tas capas bisicas de la haloisita, lo que da lugar a que ésta se forme en par- ‘ticulas tubulares. Estructuras de tres capas Los silicatos de tres capas (tricapas) se forman colocan- do una capa do silice por encima y otra por debajo de una capa de gibbsita o de brucita. La Fig. 4.9 muestra la estructura de la pirofilita formada por una capa de gibbsi- ta entre dos de silice. La Fig. 4.10 muestra Ia estructura de Ia moscovita, semejante a la pirofilita excepto por la “d)Octoedro de magnesio de los siicatos. a) yb) Tetraedro de 2) Biles, substitucién isomorfa de un étomo de aluminio por silcio en la moscowita. La carga neta negativa originada por esta substitucion se equilibra con iones potesio, que sirven para lunir los grupos de tres capas, como se indica en la estruc- ‘tura simbélica de la Fig. 4.10, Las estructuras de. tres capas més comunes en los suelos son la montmorilonita y ta ilita. La montmorilonita tiene una estructura semejante ala pirofiita con la excep- cién de que se ha producido la substitucién isomorfa del ragnesio por el aluminio en la capa de gibbsita. La Fig. 4.11 resume los silicatos de mayor importancia para el ingeniero civil. Reticulos tridimensionales EL cuarzo, estructura silicatada tridimensional, tiene tuna relacién muy baja oxigeno: silicio (2:1) como se in- dica en la tabla 4.2. Rosulta, por tanto, uno de los mine- rales més resistente a a meteorizacién. Los feldespatos tienen unas relaciones oxigeno: silico elevadas (2.7 a 4.0) y por efecto de la meteorizacién pueden transformarse en ‘inerales arcillosos. Como estos minerales son muy co- rrientes en la composiciGn de las rocas, especialmente el ceuarzo y los feldespatos, también abundan mucho en los 60 La naturaleza det suelo WYIYUYY Y 60H -6 6-Mg +12 “0 zon ~10 4S) +16 60 -12 @ cs) 8 @ Fig, 4.7. Estructura de to serpentine a) Estructura atémica. ) Representacion simbalics. WII Y oe are ers oe +2, 0 ee ae o a a Fig, 4.9. Estructura de Representaion simbslica, profits. 3) Estructura atémica. 6) GWY YY On = eal 412 5 oo, $e -10 45) 416 60 -12 @ —s 71 @ @ Fig. 4, Estructura de a caolinta. a) Estructura atémica, b) Re- pretantaién simbslia. eH 60-2 _ ee 3 Son - 4A +12 0 20H ~20 _ zy 4s © -2 Le st © g ¢ ® Fig. 4.10. Estructura de la moscovta. a} Estructura atémica. Reprosontscin simbotica. 6 “youuu ansonU959 2p SOVEOHNS “TTY “BH repunoas eouayeA Caracteristioas de las particulas de un suelo sowmay] 1 i ewnage | EK ea epeumdy | 1 1 spunaes uo vont | ES oom pasa a a ss eurepunoos woo oot @P 1 eget cl or epUnOS BUTE A te, (0%) espe 4L00=9'C isa0d ty . 1 S0=T woant ° 1 ss ‘BEEpuNses wrOUDT ewocnas eoaes| =o : 2. | et es (oH) ms 1100-3 a 7 epewndy | € Ge en ee ee — Hop som wood | say ‘uepunoos erouapea + = ws01q Wop on undue wunuodiag loepeuedy) 1 = enna | saronred | os ooyaup | aa ooriom | wou apenas (etmuasod | vononue mm Tear | SH | ered | sacs pany roa) wee comer — | s8h03 | optim ap | otnemosp | pope na ES ond | HUN semen | pean | nis cor eters aetna ony neem nme satan mt nin anette 62 La naturaleza det suelo “fuopoomenucg) -rewarey emyannse 9p SOre>KES “T1'P BL nig ap oor | 8yu0d ano speuidy] oc oz | ow | os | euepunoosemuapa | ‘oa is 10d iy 19 ; “ojquleo 2p = Pe 2 leonpusua) — 001 oot eet 008 ‘uo [op 20e]U9 + oa rssdy | = ‘uoRUON, vz 8 PO=1 upunoss USA = : geo op wpe tyee. [epeety | oot oor cer | 00g | wor op conju + 9.9 1 'ty 30d ayy = mopoURUOK, 1ero=P npunoes HOUTA, = = sap oon ayodieea | = . . | 001-08, BEEpUNses BIOUDT 2 wn COlhzs, {epewerty | se ost o sepunoes wiOuERE A ¥ \Peo/T ® poI/T =a] epeueidy ost ost i 00r-s ‘SW ap ooepre + quod eqns ‘wspunoas wrouayeA, Sy tod ‘ou TV TIMOR 2312p corn + rept _ epeueydy ors ost, ‘euepunses eyouaye A, 1s sod ty :MAOOSOW arrears: meinen NSS EN ee Ae eS Caracteristicas de las particulas de un suelo 63 Tabla 42. Estructura de los silicatos. No. de oxigencs| = saa Te EET meses | caus Wioeat EEE @ ® Pe Fig, 5.1, Fuerza ents particuts, a) Prticulas do suelo adyacentes. (8) Forza transmis 9 travée Gola superficie de as part eu 1 La superficie espeitica s2 define a veces como el szea por unidad de volumen. 65 66 La naturaleca del suelo Una partfcula de arcilla es un coloide debido a su pe- ‘quefio tamaio y forma irregular. Cuanto' mas pequetia es luna particula, mayor es su superficie especifica, como ‘puede verse en la tabla 5.1, Se aprecia en esta tabla que la Tabla 5.1 Area. Lado del Nimero Volumen Area oat abode pare total foal yohumen (em) onlay em?) (an) “fe 1 1 1 6 6 pai 108 1 60.00 6,000 Lmy=107 10% 160,000,000 60,000,000 superficie especifica aumenta de forma inversamente pro- poreional al tamafio de las particulas. Como puede compro- barse, la rlacién superficie-volumen de un cubo es 6/L y la de una esfera 61D. La gama de tamatios de los coloides se ha fijado més 0 ‘menos arbitrariamente en 1 mu, a 1}, como se indica en la figura 4.1. Por debajo de 1 mu se encuentran los diémetzos de stomos y moléculas. La mayoria de las particulas de ‘tamafo superior a aproximadamente 1: vienen influidas predominantemente por fuerzas de masa. También se ha propuesto una superficie especifica de 25 mt /g como limite {nfeior dela fraccién coloidal. Los principios dela quimica ‘coloidal son muy iitiles para entender el comportamiento de la acilla, Las particulas de limo o mayores tienen superfices espe- cfficas menores de 1 m? /gr, es decir, considerablemente in- feriores al Iimite inferior de la fase coloidal. La columna aque indica “superficie especifica” en Ia Fig. 4.11 da valores tipicos comrespondientes 2 las particulasarcillosas. Adviér- tase en especial la gran diferencia de superficie espectfica centre la caolinita (10 a 20 m* gr) y la montmorilonita (800 tn? [gr La enorme superficie especifica de la montmorilo- nita puede comprenderse si se tiene en cuenta que 6 gr de ‘montmorilonita tienen aproximadamente Ia misma super fice de un campo de futbol, o que solamente 12 gr de ‘montmorilonita bastarian para cubrit todo un campo de fitbol (para cubrir el campo se requiere 2X 6 gr ya que reas de ambascaras de las particulas de arcilla contsibuyen a la superficie espectica). ‘Una particula de suelo, en la naturaleza. atrae iones pera neutralizar su carga neta. Estos jones atrafdos, que se Inantienen con tun leve enlace sobre la superficie de la par~ ticula y pueden ser fécilmente substituides por otro, se de- nominan iones de cambio o jones intercambiables. La par- ticule de suelo con los iones de cambio es neutra. Nao.aa t (Abs oMB0 39S Fig. 6.2.” Féemula de ts molgoula © wnidad de montmerilonit. Peso molecular Al: 1,67 x 2697 = 450 Mg: Na: si: Carga negativa = 4 de equivalente electroquimico por 367 gramos/mol 0.333 equivalentes “36 ~ °° 00 gramos = 91 me/100 er Fig. 6.3, CSeulo de a carga negtiva neta. ara ilustrar la carga neta de una particula de suelo, consideremos tn cristal de montmorilonita de aproxima- damente 1000 A de lado y el espesor de una estructura ‘sca tricapa. La Fig 5.2 muestra la formula estructural de Ja montmorilonita. La carga neta negativa, de 1/3 de carga ‘unitaria, aparece equilibrada por un tomo de sodio. Como ‘convenio se representan los iones de cambio en las formulas estructurales por medio del sodio, aunque en las posiciones de cambio puede existir cualquier otro cation o una combi- racion de diversos cationes. El calcio es un catién de cam- ‘bio muy comin en los suelos. ‘La Fig, 53 muestra el edlculo del peso molecular de 1a ‘montmorilonita. Este peso, de 367 gr. y la carga negativa de 1/3 por molécula, pueden expresarse como miliequivalentes ‘por 100 gr de arcill, que se indican en forma abreviada por ‘mo/100 gr. EI edlculo de 91 me/100 gr como carga negativa {eotica 0 capacidad de eambio iSnico de la montmorilonita. Ta capacidad de cambio medida en Ia montmorilonita es sy préxima al valor te6rico de 91. “También se puede calcular teGricamente la superficie cespecifica y la superficie por unidad de carga de un cristal de suclo, Las Figs. 8.4 y 5.5 presentan estos cdlculos para tuna unidad de montmorlonita con 4 cationes de cambio en In capa de gibbsita, El valor calculadode 725 m*/gres proxi smo al valor experimental obtenido en la Fig. 4.11 de 800 1m? /g. (El valor de 800 mi? /gr se obtuvo en una prueba de Itboratorio en la que se deposit sobre el mineral una capa monomolecular de adsorbente). El valor de Ia carga neta por unidad de superficie, expresads en 1/A? es a “densidad Ue carga” del mineral. El valor te6rico de 139 obtenido en la Fig, 5.5 concuerda bastante bien con el valor medio (133) indicado en la Fig. 4.11 ‘Area de Ia unidad estructural = 92.6 A* Volumen de Ia unidad = 92 At x 10.4 = 463 AP 468 A2 x 10-em’A® x 2.16 grlom? a 10a 92.6 At x 10-7 mi/A* Superficie expetfca = = 1s miler Fig. 54, Ceuta de ln superficie espeetfcn, Carga negativa = ¥ por cada 2 cationes en la gibt. «Carga negativa =4 por 4 cationes (unidad de ta 49) Superficie de la unidad estructural ‘ie 2 (caras superior e inferior) x 8.9 A x 5.2 A = 92.6 At (9 y 5.2 son dimensiones deducidas de la estructura molecular) Suprfcie por unidad de carga negativa 926K? x § = 139. i Resulta asi una carga negative neta por 139 A? de super- ficie Fig. 55. Célculo de a superficie por unidad de carge negative 5.2 COMPORTAMIENTO DE UNA PARTICULA EN PRESENCIA DE AGUA Y JONES: Consideremos shora la naturaleza de una particula de suelo en el agua, ya que éste es el estado que suele interesar casi siempre al ingeniero civil. Para conseguir una vision més general partiremos de dos particulas tipicas de arcilla. La Fig. 5.67 muestra una particula tipica de montmorilonita, due es uno de los minerales arcillosos mas pequefios y més, susceptibles al agua; en la Fig. 5.6) aparece una particula tipiea de caolinita, uno de los minerales mayores y menos sencibles a la humedad presentes en la arcilla. La Fig. 5.7 muestra una parte de la superficie lateral de cada una de estas particulas de arcilla junto con las posiciones de los jones de cambio. ‘Las dos particulas tipicas de arcilla contienen aproxima- damente 14,000 iones de cambio monovalentes en la mont- ‘motilonita y, 4,000,000 de iones monovalentes en ta caoli- nita, La Fig, 58 contiene el célculo del némero de cargas negativas no compensadas, 0 nimero de iones de cambio ‘monovalentes, en la particula de montmorilonita. A efectos, ilustrativos se ha elogido aqui el sodio como ion de cambio. ‘Ast pues la particula de montmorilonita de la Fig. 5.6 po- dria evar 14,000 iones de sodio y la de caolinita 4,000,000. ‘Si se sumergen ahora ambas particulas de arcilla en agua, tanto las superficies minerales como los iones de cambio absorberin agua, es decir, se hidratardn. Al hidratarse, el ion de sodio aumenta unas 7 veces, como se ilustra en Ia Fi 5-7. Como se aprecia en los dibujos a escala, los iones de odio hidratado son demasiado grandes para disponerse en tuna capa monoiéniea sobre las particulas minerales, incluso teniendo afinidad quimica. En realidad, ls iones de cambio oO o Fig, 5.6. Porticuas de arcilla tipicas. a). Montmoritonita. 1000 AX 10K ae empezor. 6) Coctiita, 0,000 AX 1,000 Ade espesor. Presiones normales entre particulas de suelo 67 Fig, 5.7. Superfcie de suelos con fones de cambio. 2) Supeticie {Ge canna seca ones de sodio. 6) Supericie de montmoriloni- ‘2 lone de sodio. <) Hidratacin del ibn de sod. junto con su envoltura de agua se separan de las superficies minerales hacia posiciones de equilibrio. Estos iones, son atrafdos a la superficie del mineral para equilibrar la carga regativa existente en la misma; por otra parte, tenderin a separarse unos de otros por efecto de sus energias térmicas; las posiciones reales que ocupan son un compromiso entre ‘ambos tipos de fuerzas. Asi pues, cuando se sumergen en ‘agua las particulas, los iones se separan de su superficie para formar lo que se denomina la doble capa.* En la Fig. 5.9 se ‘miuestran las particulas de arcilla con las dobles capas com- pletamente desarrolladas, tal como se formarfan en agua ‘pura, La Fig. 5.10 reproduce en tres dimensiones las mismas superficies de la Fig. 5.7. A partir de la Fig. 5.10 se puede tener una idea de la separacién aproximada de los iones, hidratados en la doble capa. Estas separaciones representan lun miiximo ya que el medio fluido es en este caso agua destilada. La Fig. 5.11 muestra las dobles capas de las par ticulas de caolinita sédica y de montmorilonita sodica a la ‘misma escala de Ia Fig. 5.10. En la Fig. 5.11a se han re- presentado los iones en torno a determinadas superficies fn forma de cargas puntuales. La Fig. 5.116 muestra la 2 La teoria de la doble capa de Gouy Chapman puede utilizar- se para calcular la disribucton de lones on la doble capa (Wer Verwey y Overbeek, 1948). Particula de montmorilonita de 0.1 px O.1 x 10 A. Area de la particula 1000 A. x 1000A x 2 = 2 x 108 At Niimero de cargas negativas ve toe At 5 1 88 2x 10k At x eat 14.400 Fig. 5.8, Nimero de carga negatives de una partfela de mont: movin, 68 La naturaleza del suelo concentracién de iones de sodio en funcién de la distancia ‘Ia superficie de la particula. A una distancia de aproxi- ‘madamente 400 A que es el espesor de la doble capa, la Concentracién. de jones sodio es igual ala que existe en el agua interstical o libre. En la Fig. 5.1 se ha represen tado el potencial eléctrico en funcién de Ta distancia a la superficie. El potencial eléctrico es el trabajo necessrio ‘para desplazar tna carga Unitaria desde el infinito hasta el punto en cuestiGn, siendo negativo para las superfcies arcilloss. El espesor de las dobles capas es, por tanto, la distancia a Ia superficie necesaria para neutraizar la carga neta de la particula, es decir la distancia en la que existe ‘un potencial eéctrio, #1 agua de la doble capa estd sometida a una fuerza de atraccién hacia In particula de suelo ya que el agua es solidaria de los iones de cambio que, a su vez, resultan atraidos hacia la superficie del suelo, El agua también es atraida hacia Ia superficie mineral por otras fuerzas (la fuerza que existe entre el agua polar y las cargas eléetricas repartidas sobre In superficie de la particula, enlaces de hhidrogeno y fuerzas de van der Waals). Aunque existe controversia respecto a la naturaleza exacta del agua en fa inmediata proximidad a la superficie mineral, se suelo admitir generalmente que, por Io menos, las primeras capas rmoleculares de agua en tomo a la particula estén fuerte- mente atrafdas a fa misma, * Con objeto de ilustrar mejor la importancia de esta agua adsorbida, caleulemos para unas particulas de suelo tipicas el contenido de agua correspondiente una capa de 5A (aproximadamente el espesor de 2 moléculas de agua). La tabla 5.2, que es solamente aproximada ¢ indica frdenes de magnitud, ilustra la gran importancia del ta- imafio de les particulas sobre 1a cantidad de agua adsor ‘ida. Para aclarar el significado de estos resultados, con- sidérese que una arcilla iitica tipica en Ia naturaleza puede tener una humedad del 50%. Segin nuestros edleu- Tos, vemos que casi toda esta agua es libre, es decir no std fuertemente adsorbida por cl esqueleto mineral y por Tabla 5.2 aE Contenido de agus Superficie (para una specifica capa de S A) Particula (a fen) om) _ ee ‘Arena de 0.1 mm 0.03 15 x 10 Caolinita 10 0s Lita 100 5 Montmorilonita 1000 50 i 1 contenido de agua se caleulS en a forma siguiente Contenido de agua = (superficie especitice) X (espesor de Ia capa de agua) X (peso especifico del agua) Para Ia eaotinita, Contenido de agua = (10 m/g) x (5 x 10"! m) X (10 gim’) = 5 x 10-* 6 0.5% aE @ _ @ Fig, 5.9, Particulas de suelo con aque © jones. a) Montmerilonita sbdies.b) Caotnita sédic. tanto constituye una fase separada de éste. Por otro lado, fen muchas arcillas con elevado contenido de montmori- Tonita, puede ser bastante diffe separar la fase mineral de Ia acuosa. TExisten ciertos minerales del suelo que tienen capaci- dad para retener una cantidad relativamente grande de agua. EL mineral més comin de éstos es la halosita, que tiené una estructura rstalina semejante a la caolinita, como s¢ indicé en la Fig. 4.11. Debido a la capacidad de fa haloisita pare adsorber agua entre las capas de slce, los suelos que contienen este mineral pueden presentar una hhumedad elevada y una densidad muy baja. Las arcllas con halotsta se han empleado con éxito para micleos de pres, aunque, compactadss, sus pesos especificos secos Eran de slo 0.80 - 0.95 tim? (la mitad del de las acilas fommales) y las humedades del 30 al 50% (dos 0 més ‘ces la humedad habitual’ de compactacin de la aril). Varios ejemplos de este tipo han sido dados por Lambe y Martin (1953-1957). pee se ee) o Fig. 5.10. Suparficios de periculas con aqua © lone. a) Coons féaica.b) Montmoritonta s6die. @ |tettrte tt + Peepet e+ + ot o B Bitar semper OJ Distance 1 soperticie (3) —> aorta sea Fig, 5.17, Porticuas En la exposicién anterior, se eligié el sodio como ion de cambio, Los iones adsorbidos sobre las particulas de suelo pueden ser substituidos ficilmente, como se ilustra fen la reaction simbélica de la Fig. 5.12. La adicin de loruro edlcico a un sistema suelo-agua da por resultado la ‘ubstitucién del sodio por el calcio. La naturaleza del ion de cambio existente en la particula de suelo tiene una influencia importante sobre et comportamiento de! suelo. Teniendo en cuenta, por ejemplo, la tabla 3.4 adviértase ccémo los limites de Atterberg de la arcilla dependen en gran parte de la naturaleza del ion de cambio. ‘Una reaccién como la indicada en la Fig, 5.12, da por resultado una depresin de la doble capa en tomo 2 la particula de suelo, es decir, el espesor de la capa con agua fn tomo ala particula se reduce. Esta reduccién de la doble capa de la particula da lugar a una variacidn en las propieda- des dal suelo formado por las mismas. Existen principios ‘generales que controlan la velocidad y direceién de las reac- ciones de cambio. Estos principios tienen en cuenta la va- Tencia de Ios fones intercambiados, la concentracién de ca- tiones, ete. $3. LAS FUERZAS R’ Y A’ Si consideramos dos particulas arcillosas muy separadas fen un medio acuoso y las aproximamos, se alcanzard una separacién para Ia cual empiecen a ejercerse fuerzas mu- tuamente. Como cada particula lleva una carga neta ne~ gativa, amas particulas se repelerin por efecto de ta fuerza eléctrica de Coulomb desarrollada entre cargas del Na Na Na Na | [C Pitieis a) +cat Na Na No Na Presiones normales entre particulas de suelo 69 Isiset tt + Concataion ‘ite Dita 9 price Potne teres Distancia a pein @) — Montmoitonita sien ‘con dobles capas. mismo signo. Es la denominada fuerza R', Esta repulsion de las particulas de arcilla ¢s andloga a la que existe entre dos imanes cuando % aproximan los polos negativos de ambos (0 los polos positives). pos es Como Ia carga negativa de una particula de arcilla esta ‘equilibrada por los cationes de la doble capa, ambas par ‘ieulas comienzan a repelerse cuando entran en contacto sus dobles capas. La fuerza repulsiva entre particulas adyacentes para una determinads separacién esta, por tanto, directamente relacionada con el tamafio de las dobles eapas de ambas particulas y cualquier variacién en las caracteristicas del sistema suelo-agua que reduzca el cespesor de las dobles capas reduciré su fuerza repulsiva, para una misma separacion entre particulas. La Fig. 5.13 ‘muestra Ia influencia de diversas caracteristicas del sistema sobre el potencial eléctrico J, y por tanto sobre R’, para tuna distancia x a la superficie de la particula. ‘Ademds de una fuerza repulsiva entre las partfoulas de arcilla existe también una componente de atraccién A’ entre ellas. Esta fuerza de atraccién es la fuerza de van der Waals, 0 fuerza de enlace secundario que actiia entre ‘moléculas adyacentes. Esta fuerza atractiva entre particu las arcillosas es esencialmente independiente de las carac- teristicas del Muido existente entre ellas. [En este punto es conveniente distinguir dos casos: a) aquél en que la fuerza total entre particulas ¢s muy pe- ‘quefia, es decir, equivalente al peso del suelo contenido en tuna cazoleta ofdinaria; yb) el caso en que la fuerza total es equivalente al peso de un edificio o al de tres o més metros de sobrecarge de tierra, Fig. 5.42. Rascal do cambio ino. 70 La naturaleza del suelo EI primer caso se presenta en un suelo sedimentario de primera formacién, y cuyo estudio nos lleva a comprender cémo las particulas pueden disponerse en un deposito sedimentario. Este caso se estudia en la seccién 5.4. Basta ‘con considerar R’ y A’ s6lo de forma cualitativa El segundo caso es tipico en la pricticaringenieril, y su ‘estudio (ver la seccién 5.5) nos leva a comprender las fuerzas {que se transmiten entre particulas. Para este estudio sera necesatio considerar R' y A’ en forma cuantitativa 5.4 FLOCULACION Y DISPERSION ta resultante de las fuerzas de atraccién y repulsién centre dos particulas arcillosas ¢s de atraccién, ambas par- ticulas tenderin a moverse una hacia otra, entrando en contacto: es la floculacion. Si la fuerza resutante es re- pulsiva tenderin a separarse unas de otras: es la disper- sién, Como la componente de repulsién depende en gran parte de las caracteristicas del sistema mientras que la componente de atraccién no esté influenciada por las caractersticas dol mismo, puede provocarse una tendencia hacia la floculacion o dispersin al alterar las caracteristi- ‘as del sistema, modificando el espesor de la doble capa. Normalmente se provoca una tendencia a la floculacién ‘aumentando una 0 varias de las siguientes caracterfsticas: Concentracién de electrlitos. ‘Valencia idnica. ‘Temperatura. © disminuyendo una o mas de las siguientes: Constante dieléctrica. Tamafio del ion hidratado. Adsorcién de aniones pH La mayorfa de los efectos de la variacidn de las carac- teristicas del sistema sueloagua sobre la tendencia a la floculacién o dispersién pueden demostrarse con una sus- ppensién de suelo en agua en un tubo de ensayo. En cada experimento se emplea el mismo peso de particulas de suelo, La experiencia se iustra en la Fig. 5.14. ‘Los dos tipos de fuerzas entre particulas, comentadas hasta ahora, poseen dos caracteristicas importantes: 1. Se originan en el interior de los cristales minerales. 2, Pueden tener influencia en distancias relativamente grandes, por ejemplo varios cientos de angstroms. En las teorfas coloidales sélo se consideran los dos tipos de fuerzas citados. Existe también una clara eviden- cia de que otras fuerzas eléctricas pueden resultar muy importantes cuando la separacién entre particulas arcllo- sas s¢ reduce a distancias muy pequefias, como suele ser tipico de los depésitos de suelo con los que trata el inge~ nero civil. La fuerza mds importante no considerada por Is teorias coloidales es In debida a la carga neta positiva en Jos bordes de las particulas de suelo. Esta carga neta es pequefia respecto a la carga negativa de la particula pro- ‘ducida por la substitucin isomorfa, por lo cual desemperia tun papel secundario cuando las’ particulas adyacentes estén a una distancia de varios cientos de angstroms, Sin Concentra, © Concantecin, 42 Dawei pat, x —> © Vali, Z eid tania $—— Disanca at patios 2 > © | 5.13. Efectos de lo cambios en It propiedad del sistema obs capes a) Al vrir la concentration tnicamente. ) i constant deletes ‘embargo, cuando las particulas estin mis proximas, esta targa de borde puede dar lugar a un enlace borde-cara, centre particulas, de tipo electrostitico. En las experiencias representadas en la Fig. 5.14, los sedimentos floculados estaban formados por particulas, mutuamente atrafdas formando conjuntos sueltos. Las particulas sedimentarias que se repelen mutuamente pueden agruparse en disposiciones muy semejantes a los castillos de naipes. La Fig. 5.15 muestra algunas disposi- ciones de las partfculas en los sedimentos de suelo, Cusn- ido la floculacién es del tipo salino (la estudida por las teorias coloidales), existe un cierto grado de paralelismo centre particulas adyacentes ya que la atraccién entre par- ‘iculas es del tipo de valencia secundaria. En Ia flocula- cién borde-cara 0 de tipo no salino, las particulas tienden 4 orientarse perpendicularmente ya que Is atraccion entre tl borde de la particula y la cara de otra es electrostitica. Como se aprecia en la Fig. 5.15c, el sedimento disperso tiende a poseer particulas en disposicién paraela. 5.5. TRANSMISION DE FUERZAS A TRAVES DE UN SUELO La Fig. 5.16 muestra dos placas paralelas sobre las que se aplica una fuerza normal de 4.13 kg. Las placas son ‘cuadradas, de 2 em, de lado, y por tanto con un érea de 4/cm?. La presion normal entre ambas placas es la fuerza total de 4.13 kg dividida por el érea de 4 om?, valiendo por tanto 1,033 kglem? TIimaginemos que @ continuacién se recubre cada placa con una capa de montmorilonita sédica himeda, con las particulas oriontadas paralelamente a las placss. Para un Estema de particulas paralelas de montmorilonita s6dica Bolt (1956) obtuvo experimentalmente Ia curva que aparece en fa Fig. 5.16, que relaciona la separacién con Ja presién normal. Como las particulas paralelas de arilla cubren pricticamente toda la superficie de las placas, la presion entre particulas serd 1.033 kg/cm? Ia cual, segin| fos datos de Bolt, corresponde a una separacién de aproxi smadamente 115 A. En otras palabras, la presion transmi- tida por las particulas de arcilla ¢s précticamente la misma ‘a 3 10" 200N oc (acl, cc) Cac @ INNac! ——INCAOI, —-AINFeC o ANNIOH pele ANNagl = ANH oH peo o Fig. 5.14. Efectos oe lat caractritica dol sistoma sobre la se mmentacién de un suelo. a) Ifluencia dela concentracin de eleeto- Ito. b) tofluancia de ta valnela\éniea. c) Efecto dela constonte dislctica, al nfluencio do Ia temperatura. 0) Unfluencia del vo- Tumen del fon hideatado. A) Influencia “Todos los tuboe ‘onen te misma concentracién de suelo en volumen, Fresiones normales entre particulas de suelo 71. Fig. 5.15. Estructura de secimentor. 3) Floculacién salina. 6) Floculacién n salina Dispersin aplicada a las placas. Por otro lado, fa separacién entre particulas y la presién ejercida entre ellas estén relacio- nadas, de forma que cuanto mayor sea la presiGn entre particulas mas pequena seré la separacion. Se requiere una presién de aproximadamente 5,600 kg/cm? para que dos particulas de montmorilonita entren en contacto mineral- tnineral, expulsado para ello el agua adsorbida compren- dida entre ells. ‘Veamos lo que sucede si se recubren las placas con par- ticulas de arena, como muestra la Fig. 5.16c, siendo el didmetro de cade particula de aproximadamente 0.06 mm. Para esta disposicion paralela de las partfculas entre fas. placas, la presién en los puntos de contacto entre las particulas de arena es igual ala fuerza dividida por el drea eal de contacto. Las medidas de esta superficie de con- facto muestran que, por Jo general, vale un 0.03 $6 det frea total. Asi pues, la presién de contacto se obtiene divi diendo 4.13 kg por 0.0012 em?, resultando aproximada- mente 3,440 kg/em?. Esta presién de contacto sive para ‘desplazar totalmente el agua adsorbida. TEI ejemplo de la Fig. 5.16 ilustra el hecho de que pueden transmitirse presiones normales a través de un sis toma de arclla muy dispersa por efecto de fuerzas elétr ‘eas de largo alcance, aunque. no exista contacto directo fninoral-mineral entre las particulas. Por otzo lado, en un suelo floculado, como el de las Figs. 5-1Sa 0 5.15, las particulas estin realmente en contacto y las presiones 2 La naturaleza del suelo rormales se transmiten de forma semejante a la indicada ‘para el sistema de arena de la Fig. 5.16c. Las particulas de un suelo natural no poseen el mismo tamafio y forma, como suponen las teorias coloidales. Casi todos os suelos naturales contienen particulas de rniltiples formas y tamatios, y en casi todos os suelos existen particulas de diferente composicién e impurezas. Se encuentran particulas limosas en la mayoria de las ar- cillas naturales y estas particulas, de forma no plana, in- fluyen sobre la disposicién de las particulas aplanadas. ‘Adems, las mismas particulas aplanadas de arclla no sue- len poseer en general superficies perfectamente liss. Por ejemplo, pueden apreciarse iregularidades en la superficie de la partioula de caolinita de la Fig. 44a, Estas irregu- Jaridades pueden tener una altura hasta de 100 A, que es la distancia en la que pueden actuar apreciables fuerzas eléctricas de largo alcance, ‘Asf pues, el mecanismo de transmisién de_presiones entre particulas de suelo en las arcillas naturales debe estar comprendido entre los casos Iimites de particulas equidimensionales y particulas arillosas de caras paralelas. F1 comportamiento en general, es més préximo al de los suelos con particulas equidimensionales, Debido a estas dificultades y a que las teorfas despre- cian ciertas fuerzas que probablemente tienen importancia cuando la separacién entre particulas es menor de 100 A, 1os principios de la qusmica coloidal han servido de escasa ayuda cuantitativa para el estudio del comportamiento de la arcilla, Sin embargo, los principios coloidales son muy ities al ingeniero civil para llegar a comprender el com- portamiento bisico de los suelos finos. 5.6. RESUMEN DE PUNTOS PRINCIPALES 1, Cada particula de suelo posee cargas eléctricas en su superficie y por tanto atrae jones a la misma con et fin de neutralizar su carga eléctrica total. A. su vez estos ones atraen moléculas de agua y, fademés, el agua es atraida directamente a la super- ficie de las particulas de suelo. De aqui que todas Jas particulas de suelo tiendan a estar rodeadas por ‘una capa de agua. 3, Entre las particulas de suelo actian fuerzas de atrac- cién y repulsién, las cuales son mas importantes (respecto al peso de las particulss) en los suelos finos, Estas fuerzas tienen influencia sobre la forma fen que se ordenan las particulas en el proceso de sedimentacin y dan lugar a que los suelos finos presenten un esqueleto mineral muy abierto, de pe- quefio peso especifico. 4, Ciertos factores, como la temperatura y la concen- ‘racién de iones en el agua intersticial, influyen sobre las fuerzas de atraccién y repulsién entre particulas por Io cual el medio en que se produce la sedimentacién puede tener influencia sobre la ante Distancia entre pave (A) Supetice de 2 optsto 0.09% dle att Pale de aa cua = 8 (om oot 440 iglent Fig, 5.16, “Tranemisin de presiones 2 través de un suelo, forma en la que se disponen las particulas al depo- sitarse, 5. En suelos formades por particulas equidimensiona- les, las presiones se transmiten a través del suelo por las’ fuerzas de contacto mineralanineral. En suelos formados tinicamente por pequefias laminillas arci- llosas orientadas cara con cara, las presiones se trans rmiten a través de fuerzas eléctricas de largo alcance pudiendo estar las particulas separadss distancias de 100 A 6 incluso més. La transmision de presiones en suelos arcillosos naturales se produce mediante lun proceso intermedio entre ambos casos limites. PROBLEMAS 5.1. Estimese la superficie especifica en metros cuadra- dos por gramo de Ia arena de la Fig. 4.24 Témese un peso especifico relative de 2.65. ‘5.2. Calcular la capacidad de cambio iénico en me/100 ‘gr de una caolinita con una substitucién isomorfa de un Al por cada 100 Si 53. Para la particula de caolinita que aparece en la Fig. 44a, calcular: 1a El dea total. “Neen yr cacntenctetnannae ty ttmnntnetnnetetm eA i | i i | b. La superficie especifiea en m? er. @. El direa (en A*) por unidad de carga en el caso de substitucién isomorfa, d, EI mimero de iones sodio necesarios para satisfacer la capacidad de cambio iénico calculada en el ejercicio 52. El peso especitico relativo de la caotinita es 2.62. Presiones normales entre particulas de suelo 73 5A Si se afiadiera cloruro eileico a la arila himeda de la Fig. 5.166 (las laminllas se juntarian o se separa: rian? Por que? . 5.5 La presién de contacto necesaria para machacar el ceuarzo es de 70,000 ke/em?; ,qué fuerza seria necesaio aplicar alas placas de Ia Fig. 5:16e para romper una arena ccuarzose? weemaneennty CAPITULO 6 Resistencia al deslizamiento tangencial entre particulas de suelo En este capitulo se considera la naturaleza fundamental de Ia resistencia al deslizamiento tangencial* entre par- tieulas de suelo. En Ia seccién 6.1 se estudia en forma ‘general el mecanismo de esta resistencia, indicando su ‘magnitud tipica. En las secciones 6.2 a 6.5 se expone un tratamiento mas detallado para los que deseen profundizar en el tema. 6.1_ CONSIDERACION GENERAL DE LA. RESISTENCIA AL DESLIZAMIENTO "TANGENCIAL ENTRE PARTICULAS Ya se dijo en el capitulo 2 que el deslizamiento rel tivo entre las particulas constituye el mecanismo més importante de deformacién en una masa de suelo. De ‘aqui que la resistencia de un suclo a la deformacién venga fuertemente influenciada por la resistencia tangencial en los contactos entre particulas. Para un buen dominio de la mecdinica de suelos es fundamental conocer 1a posible: rmagnitud de esta resistencia tangencial y de los factores ‘que influyen sobre Ia misma. Es necesario resaltar que la resistencia tangencial entre Jas. superficies minerales constituye solamente una parte de la resistencia de un suelo al corte compresién. Tam- ‘ign tiene gran importancia el acomodo entre particulas, cl cual es funci6n directa de la compacidad del sistema. El ‘acomodo entre particulas se trata en la parte IIL. Sin em- argo, para las consideraciones fundamentales de este capitulo no se tiene en cuenta la forma de agrupacién de has particulas.. Mecanismo de la resistencia al esfuerzo cortante La resistencia al esfuerzo cortante entre dos particulas cs la fuerza que debe aplicarse para producir un desliza miento relativo entre las misraas. El origen de esta resis tencia estd en las fuerzas atractivas que actiian entre los tomos superficiles de las particulas. Estas fuerzas atrac- * Aunque cl proceso do desizamiento tangencial (shear) es de 1 misma naturaleza que el de corte o czallamjento, preferimos reserat la denomingeion “resistencia al corte” para el caso de imasas de suelo, en Ingar de eplicara ala que presentan particulas Individuaes. (NT). 15 tivas dan lugar a In formacién de enlaces quimicos en los puntos de contacto superficiales. Asi pues, la resistencia ‘por friceién entre dos particulas es fundamentalmente de Ja misma naturaleza que la resistencia el esfuerzo cortante de un bloque de material solido intacto, como puede ser el acero, La resistencia y el nimero de enlaces que se forman en la cara de contacto entre dos particulas dependen en gran. parte de la naturaleza fisicoquimica de las superficies de Jas mismas. De aqui que el conocimiento de la magnitud de la resistencia tangencial entre partfculas supone la de- terminacién de los factores que rigen la interaccién entre las dos superficies en los puntos de contacto. Mas ade- lante se presenta una explicacion detallada de este efecto de interaccién. Podemos decir, sin embargo, a manera de resumen, que la resistencia tangencial total (producto de Ia resistencia de cada enlace por el nimero total de enla- cs) es proporcional a la fuerza nommal ejercida entre ambas particulas, Si esta fuerza normal disminuye, se reduce la resistencia 0 el némero de enlaces, con fo cual disminuye la resistencia tangencial total. Puede decirse por esto que la resistencia al deslizamiento tangencial entre particulas es de naturaleza friccional. [Existen algunos caos en los que parte de la resistencia tangencial total entre particulas es independiente de la fuerza normal aplicada; es decir, que si la fuerza normal se anula, puede medirse ain una cierta resistencia al desli- zamiento tangencial. En tales casos se dice que existe una cohesién verdadera 0 real entre partfculas. Puede desarro- Tarse esta cohesion entre particulas que han permanecido en contacto estacionario durante un largo perfodo de tiempo. En algunos casos esta cohesion puede ser muy importante, como cuando la cementacién transforma la arena en arenisca. Sin embargo, en general, la magnitud de Ja cohesin yerdadera entre particulas es muy pequefia y su contribucién a la resistencia del suelo es también muy reducida. En los tltimos capitulos de este libro se comen- tarin algunos de los casos en los que tiene importancia Ja cohesion verdadera entre particulas. El lector puede ‘considerar el comportamiento friccional como el caso mis ‘normal en los suelos y el comportamiento cohesive como Ia excepcién. Se suelen utilizar dos formas diferentes para expresar la resistencia por friccidn. La primera consiste en el empleo 16 La naturaleza del suelo > 1). Los minerales y otros materiales % frdgiles no presentan bajo esfuerzos tangenciales las gran- des deformaciones plisticas necesarias par la creacin de enlaces por Jo cual no pueden soldarse en fri. Influencia de la rugosidad superficial La teorfa de Ia friecién por adherencia implica que In friceiOn es independiente de la rugosidad superticial. Se ha visto que éste es el caso de Jos metales para una amplia gama de texturas superficiales. Sin embargo, cuando las ° Y Peles de eee Ve Fig. 6.5. Detarollo de puntos de unién. a) Antes de opt TF Gok sopra sarge normal.) Cargo normal creciente; Mencia ibetic on tos contactor bajo una presion normal constant, nacre norcross ANNONA ttt ENNNRENON HNN RRR RCE TT ACA, Resistencia al deslizamiento tangencial entre particulas de suelo 79 superficies son muy ragosas, el eneaje de las asperezas puede dar lugar a un mayor valor de f. Es dificil definir fexactamente cuando una superficie es “muy rugosa”. El aspecto mate de la mayoria de las particulas de suelo gra- nulares indica que éstas son rugosas. Por otro lado, las imicrofotografias clectrOnicas muestran que muchos’ mi- nerales laminares tienen superficie “superisas”. Suponien- do un Angulo de inclinacidn @ de las asperezas, puede esti- rmarse la influencia de la rugosidad superficial sobre el valor de f (ver el problema 6.4). Debido a que el contacto entre dos superficies reales es tan complejo, no es posible en general determinar un valor de @ para el edlculo de f- De agui que la relacién entre la fricciGn y la rugosidad superficial deba determi- narse experimentalmente. Relacién entre la fricci6n estitica y la cinética La fuerza tangencial necesaria para que se inicie el deslizamiento entre dos superficies suele ser superior a fa fuerza necesaria para mantener el movimiento inicial (ver la Fig. 6.62). Es decir, la friccién estética es supe- rior a la cinética (deslizamiento). Se suele explicar este comportamiento suponiendo que la formacion de enla- ces en los puntos de unin es funcién del tiempo, bien, debido a que Ia flvencia produce un aumento sradual del area de contacto o a que los contaminan- tes superficiles son expulsados gradualmente de la zona de contacto. La diferencia entre a friceién estitica y la cinética suele dar lugar al fenémeno conocido como deslizamiento intermitente (“sticklip") (Fig. 6.66). Al comenzar el des- lizamiento, parte de la cnergia elistica almacenada en el mecanismo de carga se libera, acelerando el dedlizamiento ¥ dando lugar a que la fuerza tangencial medida dismi fnuya por debajo de la necesaria para mantener el movi- rmiento. Cesa entonces el deslizamiento y la fuerza tangen- cial debe aumentarse hasta el valor correspondiente a la friocién estética para provocar de nuevo el deslizamiento. ‘Al comenzar éste se repite todo el proceso de movimiento intermitente. Bajo estas condiciones, no se puede determi- nar exactamente el valor del coeficiente de friccién ci- nética. Fricei6n en la rodadura Cuando se hace rodar un cuerpo sobre otto, se forman enlaces en los puntos de contacto, de manera andloga tuando se comprimen uno contra otro. Cuando el cuerpo ‘Que rueds se mueve, estos enlaces e rompen por tensin, J no por el esfuerzo tangencial. Debido a la recuperacion tlistica cuando la fuerza normal disminuye a cero, la re- Sistencia de los enlaces a la tension suele ser casi nul. Esto expla por qué la adhesién entre dos superfcies comprimidas Una cogtra otra no se suele observar general- mente, s6lo actia cuando las superficies se encuentran Ssometidas a compresién, De aqui que Ia friccién en la Todadura sea generalmente muy pequetia (f < 01) res- pecto a la friccién estética o cinética, siendo pric- ticamente independiente del grado de limpieza de la superficie. (Shih sén exttic y cinética, 2) Destizamiento suave. 6) intermitente, Waa: La eéla de earge apes et despla- Zamiento tangencil con ert flexiblidad las superfieles en contac to blo se detplazan e velocidad constants cuando deslizan suse Resumen En la seccién 6.2 se han expuesto los fundamentos del comportamiento friccional; se ha prestado una mayor atencién a los conceptos que resultan nevesarios para obtener una explicacién cuantitativa del comportamiento friccional observado y que son las siguientes: 1, La rugosidad e irregularidad de superficies aparente- ‘mente lisas. 5 2. La pequefisima relacién entre el area de contacto real y la aparente. 3. La fluencia plistica que se produce en los puntos de ‘contacto. 4, La adhesién que tiene lugar entre dos superficies en los puntos de contacto. 5. La influencia debilitadora de los contaminantes superficiales sobre la resistencia de los enlaces sol- dados en frio. Estos conceptos servirin ahora para explicar el compor- ‘tamionto friccional observado en los suelos. 6.3 FRICCION ENTRE MINERALES DE FORMA GRANULAR Se estudiaré aqué Ia fricci6n entre minerales no lami- nares como el cuarzo, los feldespatos y la calcita, minera- les que constituyen las particulas granulares de los suelos limosos o de tamafios més gruesos. A continuacién se estudiaré el comportamiento de 1os minerales laminares. a friccién de los minerales no se ha estudiado con tanta intensidad como Ia de los metales. Por tanto, mucho de lo aqui expuesto se basa en datos limitados, siendo suscep- tible de discusién. [Naturaleza general del contacto entre particulas de suelo Las particulas de limo grueso tienen un didmetro mini ‘mo de 0.002. em (20u 6 200,000 A). Los diimetros de estas particulas 0 de Tas de mayor tama‘io son elaramente { 80 La naturateza del suelo superiores a la altura de las asperezas (de 1,000 2 10,000 ‘A) que pueden esperarse para su superficie. Por tanto, cabe suponer que cada punto aparente de contacto entre particulas engloba realmente miltiples contacts dimi- futos. La superficie de las particulas de suelo esti, por su- puesto, contaminada por moléculas de agua y’ diversos jones y posiblemente por otros materiales. La mayor parte de los contaminantes son desplazados de los puntos reales de contacto, aunque una péquefia cantidad de contami- nantes basta para modificar la resistencia al deslizamiento tangencal en los contactos. EI didmetro minimo de las particulas finas de limo es de 2u 6 20,000 A. Estas finas particulas tienen dimen- siones del mismo orden que la altura de las asperezas de particulas més grandes. En este caso cabe més hablar de Nesquinas” que de asperezas. Aunque la naturaleza general de Ia resistencia friccional es la misma, bien se trata de prticulas pequefas o grandes, de hecho un contacto fparente entre particulas granulares muy pequefias puede star constituide por un punto de contacto tnicamente. ‘Los dispositivos de laboratorio que aparecen en la Fig 6.7 se han utilzado para determinar la resistencia por fric- ign de minerals. ‘Cuando se emplean troz0s fijos 0 bloques deslizantes (Fig. 6.72) los resultados proporcionan cl cocficiente de friccién estitica (y quizés el cinético). Cuando se arrastran muchas particulas de arena sobre una superficie plana (Fig. 6.72) los resultados reflejan por lo general una combinacin de friccién por deslizamiento y odadura. De aqui que el coeficiente de friceién medido ppor el segundo tipo de prucba sobre multiples particulas sucle ser diferente del valor obtenido en una prueba del primer tipo Pee Blog de a ._Dispostiva para med el coeficiente de frlecién de super- ficir mineales. 3) Deslizamiento sobre un Bloque 0 troz0 dem: nerl. b} Deslizamiento de muchas partieulas Bramwell (1965) y Dickey (1968) T a a a a uguidad medi (10° em) Fig. 68. Frccién del cuarz0 [eegin Brommell (1965) y Dickey (966). Influencia del agua y de la rugosidad superficiales La Fig. 6.8 resume los coeficientes de friccién obteni- dos para el cuarzo bajo diversas condiciones de limpieza, hhumedad y rugosidad superficial. Los resultados muestran que la friccién del cuarzo liso varia desde aproximada- ‘mente [= 02 a f= 100, en funcidn del grado de limpieza de la superficie*. En las superficies mas contaminadas, el ‘agua aumenta la fricci6n; es decir, actia como un arti- lubricante. Sin embargo, en supetficies cuidadosamente limpias, el agua no tiene ninguna influencia. Esto indica que el agus es intrinsecamente neutra respecto al cuarzo. Pero si existe una capa contaminante (probablemente una delgada pelicula de material orgénico) el agua rompe esta capa, reduce su eficacia como lubricante y aumenta por tanto Ia friccién, Al aumentar la rugosidad de la superficie disminuye la influencia del grado de limpieza, de forma que una super- ficie “muy rugosa” de 1.5X10* em (15,000 A) posee pricticamente el mismo valor de f; cualquiera que sea la limpieza do Ia superficie. Esto indica que la capacidad Iu- bricante de la capa contaminants disminuye al aumentar Ja rugosidad. Es lo que podria esperanse de una delgada capa de pelicula lubricante que actuase como lubricante de contomo (Bowden y Tabor 1964). ET hecho de que las superficies mis rugosas no posean ‘mayores valores de la friceién cuando se han limpiado ccuidadosamente es més dificil de explicar. La evidencia parece indicar que las superfcies més rugosas no pueden limpiarse tan effcazmente como las lias, aunque la razén de esto no esté muy clara Desde un punto de vista prictico, tiene gran impor- tancia el valor casi constante de f= 0.5 (du = 26°) de las superficies de cuarzo muy rugosas, ya que précticamente todas las particulas de cuarzo de los suelos naturales po- seen superfcies rugosas. 4 Estos resultados se obtuvieron sobre supertcies rgoss [rom- wwoll (1966) ¥ Dickey” (1966)]. Sin. embargo, Ia tendencia de tos Tesullados apeys, em general, Tos datos yconcusiones de prucbat teres que shan realizado de ordnaro sobre superfkies pal: fmentads (ver, pot elemplo, Hora y Deere, (1962)}. i Resistencia al deslizamiento tangencial entre particulas de suelo 81 ‘Tabla 6.1. Friccién de minerales no laminares Condiciones de humedaa ide ln superficie ‘Secada en estutas Mineral Secada en estufa cquilibrado alate Soturada Cuarzo* 013 03 0s Feldespato. 0.12 oz ont Calcita oa od 0.68 Notas. Pruebas wealizadas sobre supenficies muy pulimentadas Datgt de Hom y Deore (1962). 'P*Sobre in inflzencta de grado de Umpleza y de la rugosidad superficial sobre la ficién del cuarzo, ver la Fig. 6.8. En la tabla 6.1 se han resumido los valores del coefi- ciente de friccién para otros minerales no laminares. Los bajos valores de f para estos minerales, en estado seco, no tionen probablemente significado prictico, ya que re. presentan una limpieza deficiente de superficies lisas pu- limentadas, Se necesitan mucho mas datos sobre estos minerales para poder elegir valores de f con suficiente confianza. Influencia de la carga normal Los coeficientes de friecién medidos en minerales no laminares han resultado independientes de la carga nor- ‘mal. A partir de prucbas en las que la carga normal de contacto variaba en la relacién de 1 a 50, Rowe (1962) fobtuvo que el dngulo de friecién $4 permanecia cons- tante, con una dispersién de + 1°. Por otro lado, los resultados de Rowe muestran que el Angulo de friccién ¢, viene afectado por el tamafio de la particula en la prueba (Fig. 6.9). Rowe utiliz6 el disposi- tivo que aparece en la Fig. 6.76. Para una carga normal total dada, Ia cargr normal por contacto aumenta con el tamafio de la particula. Sin embargo, como e! didmetro de Ja particula también aumenta en este caso, la presion media de contacto (N/Ae) no varia. Por tanto, las teorias que suponen la deformacién elistica no parecen adecuadas para explicar estos resultados. Una explicacién posible es que las particulas mas gruesas pueden girar mas facilmente que las mis pequefias, quizis debido a que el centro de gravedad est més alejado del plano de deslizamiento, De aquf que el angulo de friccién medido, que comprende componentes de rodadura y deslizamiento, resulta més pequefio para las particulas més gruesas. 64 FRICCION ENTRE MINERALES LAMINARES [Nos referitemos principalmente a los minerales del tipo de la mica debido a que el comportamiento friccional de los mismos puede ser semejante al de las particulas ar- cillosas®. 5 Se han obtenido datos en el MAT, y en el Instituto Geotée- rico Norvego sobre et Angulo de ficeién Py entre particuas arc Tos, Se han repstrado valores de slo 3° imo gue ‘owe tina | Aco media | Arona gue 002 006 02 06 2 mat de os ye rn) Fig. 8.9. Angulo de frceién de arenas de cuarz0 en funcién del tamafo de los granot eegin Rowe, 1962) Naturaleza general del contacto Las superficies de mica presentan irregularidades, pero en la forma de “mesetas” y “llanuras” mis que en el de asperezas. Ademis, In escala de estas irregularidades es bastante diferente de Ia que existe en la superficie de par- ticulas granulares. En superficies de exfoliacion frescas, Jos. “escalones” tienen solamente la altura de varias w dades laminares (aproximadamente 10 - 100 A). Segin palabras de Bowden y Tabor (1964), las superficies de exfoliacién “. .. son molecularmente isas en grandes super- ficies”, Comparadas con las superfices de las particulas de cuarzo lias, las superficies de exfoliacién frescas_son “superlsas”. Existen razones para creer que las superficies de las pariiculas arcillosas son semejantes. Desgracia- damente, las bases de Ia resistencia por friccién entre superficies superlsas se han estudiado poco, por lo que Jos comentarios que siguen son aiin muy especulativos. Dos planos de exfoliacidn de mica, presentan un con- tacto bastante diferente del de las superficies con aspere zas. Las superficies de mica, y probablemente las de las arcillas, pueden quedar muy proximas en casi toda su extension sin llegar a estar realmente en contacto directo. Las contaminantes superficales, incluida el agua adsor bida, no son desplazados a no ser que la presion normal sobrepase los 5,500 kg/om?. Ademés estos contaminantes participan en Iz transmisién de presiones normales, como se expuso en el capitulo 5. Una situacién més normal entre particulas arcillosis es probablemente un cierto tipo de orlentacién borde-can, Este tipo de contacto s aproxima més a los contactos, centre asperezas_ya comentados para las particulas gra- nulares, con Ia tinica diferencia en el caso de las arcillas de’ que cada contacto esti formado probablemente por tuna “aspereza”. ‘Atin queda por discutir sila resistencia al destizamiento tangencial entre superficies muy lists es mayor o menor que Ia resistencia entre superficies rugosas. Pura responder ‘esto debemos recurtir a los datos experimentales® Efecto del agua superficial Los datos de la tabla 6.2 muestran que el agua actiia ‘como lubricante. Una explicacién posible de este compor tamiento puede ser la siguiente: En los suclos secados en estufa los iones superficiales no estén completamente hidratados, Las superficies minerales reales se aproximan {Estos datos proceden principalmente de Horn y Deere (1962). 82 La naturaieza del suelo mucho y el enlace es fuerte. En presencia de agua, los jones se hidratan y se debilita el enlace con las superticies ‘minerales, De aqui que la resistencia tangencial disminuya al afadir agua. Es importante comparar ¢l papel de los contaminantes cen los casos de superficies muy lisas o rugosas. Con super- ficies ragosas los contaminantes sirven para debilitar los enlaces cristalinos y al auumentar la movilidad de los con- ‘taminantes por el agua se facilita su desplazamiento, redu- ciéndose asi su influencia perjudicial. Con superficies muy lisas los contaminantes forman realmente parte del mi- ‘Tabla 62 Coeficientes de friceién de materiales laminares ‘ulticapa, en diversas condiciones de humedad ‘Condiciones de humedad de la supericie, ‘Secada en estas, Mineral Secada en estufa equilbrado al aie Saturada es Mica moscovita 0.43 030 0.23 Mica flogopita 0.31 025 os Mica biotita 031 0.26 0.13 Clorita 0.53 035 0.22 “a ‘Notas. Aniloga fticiin estitica y cinemitica. Datos de Horn ¥ Deere (1962). eral y al aumentar su movilidad se reduce la resistencia tangential. ‘En estado saturado el singulo de friccién entre los sminerales laminares puede ser muy bajo. Como las par- ticulas arcillosas estdn siempre rodeadas de agua, en los ‘casos précticos es importante estudiar estos minerales en estado saturado. Fricein estitica y cinética La friccién cinética de los materiales laminares es su perior al 90% de la estitica y en general Ia iguala. El Fenémeno de deslizamiento intermitente no se ha obser vado en estos minerales. Los coeficientes de fricci6n de la ‘mica aumentan en un 25% cuando la velocidad de desti- zamiento aumenta de 1.8 a 15 cm/minuto. Debido a que cl enlace de adhesion es relativamente débil en el caso de ‘estos minerales y a que los iones a traveés de los cuales s= produce el enlace tienen una cierta libertad de movi- Imiento,cabe esperar esta influencia rlativamente pequetia de la velocidad. ‘Variacién del dngulo de fricei6n con la carga normal Para la gama habitual de presiones normales empleadas, al angulo de feiccién de estos minerales parece ser cons tante, Sin embargo, nada se sabe respecto a I posible variacién con grandes cambios en la carga normal. 17 Recurendo a ta teoria de procesosevolutios Mitchel (1964) tha proporcionado una excelente descepeién del mecanismo que ge Cae cbmportamlento de lor inerales azeilosos en funcion del tiempo. 6.5 DIVERSOS CONCEPTOS REFERENTES A LA RESISTENCIA AL DESLIZAMIENTO TANGENCIAL ENTRE SUPERFICIES MINERALES jomento actual atin no se tiene seguridad sobre ‘en que puede aplicarse la teoria de la seceién 64 a la resistencia tangencial entre particulas arcillosss. Sin embargo, se demuestra en la parte IV que muchos suelos arcillosos naturales, en especial aquellos con gran proporeién de montmorilonita e ita, tienen resistencias {angenciales compatibles con esta teor Cuanto mayor es una particula, més grande es la pro- babilidad de que existan irregularidades superfciales de erta importancia. Por ejemplo, pueden verse escalones de exfoliacion en la superficie de las laminillas de caolinita (Eig, 44a) que tienen una altura del orden de 100 A. De aqui que cuando las laminillas de caolinita estén en con- facto cara con cara, es cierto que el “contacto” real se produce s6lo en una parte de la superficie de contacto aparente y, a no ser que las laminilas estén perfectamente alineadas, parece probable que el contacto se reduzca @ zonas relativamente pequefias en los escalones de exfolia cin. AI producirse este caso, es probable que el mecanis- mo de resistencia tangencial, ¢ incluso ta magnitud de dicha resistencia, se aproxime cada vez. més al comporta- niento de las. particulas granulares. Lo mismo podria Gece cuando tas particulas entran en contacto con una orientacién borde-cara. ‘Los conocimientos actuales respecto « la friccién entre particulas de suelo pueden resumirse en la forma si- ‘uient. 1. El comportamiento friccional entre particulas gra- nnulares se conoce razonablemente bien. 2. La teoria del deslizamiento entre laminas ideales dde arcilla es aplicable probablemente a las particu- las arcillosas mas pequefias en contacto cara con cara. 3. El mecanismo de resistencia al deslizamiento tan- gencial de la arcilla natural esté comprendido en- fre los dos casos limites de las particulas granu- lares y las laminillas paralelas de arcilla, aproxi- mandose frecuentemente al de las partculas sgranulares. Cohesion verdadera entre particulas arcillosas. EI estudio de los fundamentos del comportamiento friceional nos ayuda a comprender la posibilidad del des- amollo de la cohesién entre particulas arcillosas. Si las Taminillas arcilloses estin en contacto borde-cara, es muy probable que se desarrolle una cohesion verdadera, en ‘especial si se han producido enlaces en la mayor parte de la superficie de contacto. ‘Los razonamientos del capitulo S ya sugieren que las Iaminillas de arcilla en contacto cara con cara pueden estar en un contacto tan firme que no se separen al st- primir la carga. Esto representa ciertamente una cohesién eal, y se han egado a formar nuevas particulas, més jgrussas, mediante este proceso. El tiempo, la meteoriza- ccién y' Ia desecaciOn contribuyen a crear esta cohesién vverdadera. Resistencia al deslizamiento tangencial entre particulas de suelo 83 6.6. RESUMEN DE PUNTOS PRINGIPALES 1 = coeicente de Poison 031 pas el cur Los anterior cnet indian que es muy aed ~ modo de Young= 7710" hen? paral predecir cuil serd el cocficiente de friccidn entre particu- las para un caso determinado. De aqui que los resultados principales de este capitulo pueden resumirse en forma de tiertos principios generales y una gama de posibles resis- tencias al deslizamiento tangencial. N= carga normal Ry, Ry = radios de curvatura 1. La resistencia tangencial entre partfculas se debe a os enlaces de adhesin en los puntos de contacto. 2. La resistencia tangencial viene determinada princi- palmente por la magnitud de la carga normal apli ‘cada, de forma que el comportamiento general es de natutaleza friccional. 3. Para el cuarzo el dngulo de fticein ¢, varia general ee mente entre 26 y 30°. Debido a que las superfcies 4c las particulas Son rugosas, la presencia o ausencia a Deduci la formula de Ia presién de contacto media de agua tione eseaso 0 nulo efecto sobre la resis- (N/A) entre dos esferas de cuarzo del mismo radio. tencia fticcional. La friceiGn de otros minerales no 6. Considérese un sistema de material limoso seco. Si laminares ha. sido ‘menos estudiada, no pudiendo las particulas fueran esferas de cuarzo perfectas de 0.005 darse valores tipicos. mm. de radio en agrupacion ctbica (yer Ia Fig. P6.2-24), 4, Para laminillas arcillosas paralelas cuyas caras son {qué presiGn de confinamiento deberiaaplicarse a todo el Superlsas", el Angulo de frcciSn puede ser inferior sistema para producir la fluencia plstica? (La fluencia 48° siendo su valor tipico proximo 2 13°. El en- plistica del cuarzo se produce con una presién normal de lace ‘se produce en una superficie bastante grande 100.000 kg/ em?). | | pero e relativamente débil y puede depender en __Indicacion: Considérese un plano horizontal a través Fierta extensiin del tiempo o velocidad de desliza- del sistema (ver la Fig. P6.2-2h) y calcilese el drea de miento. contacto en ese plano para diversos valores de la presin 5. Para la mayoria de las arcillas naturales la resistencia de confinamiento. frictional es probablemente mis proxima a la de las _¢ Si las esferas del apartado 6) no son perfectamente partioulas granulares que a la de las particulascoloi-lisas sino que el contacto con las esferas vecinas se pro- dales de caras paralelas. duce a través de una aspereza con un radio de curvatura 6. Puede desarrollarse una verdadera cohesién entre de 1.000 A, qué presidn de confinamiento provocari la superficies de particulas. La cohesién verdadera en deformacién plastica? BiPRunto cualquiera de contacto es generalmente _ d. Puede esperarse que un limo real presente deforma- re eine forma que el efecto toil slo tiene 50 Muy compacta 15.30 2004.00 Dura 330 >4.00 Rigida Segin Terzaghi y Peck, 1948. presién de pozo o intersticial existente en el instante de realizar las medidas. Si el nivel de agua en el sondeo se hace descender antes de realizar la prueba de penetraci se obtendré una resistencia més baja. La experiencia ha demostrado que la determinacién de la resistencia al corte de una arcilla a partir de la prueba de penetracién puede ser muy inexacta. La prueba de penetracién estindar debe utilizarse sélo como indicacin o junto con otros métodos de exploraci. En ciertos pafses, como Holanda, las condiciones del terreno son tales que la prueba de penetracién ha resul- tado valiosa. También se han utilizado ampliamente mé- todos més sofisticados (como el penetrémetzo con véstago de firiccién (Begemann, 1953)}. La prueba de veleta 0 molinete (vane test) ha resultado también muy itil para determinar la resistencia al corte de arcillas blandas y limos. La Fig, 7.6 muestra veletas de diversos tamafios y formas utiizadas para pruebas in situ. Se hace penetrar la veleta en el terreno y a continuacién se mide el par 0 momento torsor necesario para hacerla grar. La resistencia al corte se determina a partir del momento torsor necesario para romper el terreno a lo lar- g0 de los bordes verticales y horizontales de la veleta En posteriores capftulos de este libro se demostrard que una exploracién adecuada del terreno debe com- prender la determinacién de Ia presién intersticial a diver- sas profundidades. Los métodos para la determinacién de Ia presiGn interstical se comentan en la parte IV. En esa misma parte se indica también cémo la permeablidad del terreno puede estimarse a partir de pruebas de bombeo. En obras importantes pueden ser también convenientes diversas pruebas de carga y de compactacion en el campo. En estas pruebas, se somete uma pequefia extensin del terreno a cargar por a estructura a un estado de esfuerzos in situ aproximados & los que tendré posteriormente. El ingeniero extrapola los resultados de estas pruebas de campo para predecir el comportamiento de Ta estructura real 7.7 PERFILES O CORTES ESTRATIGRAFICOS DEL TERRENO Las Figs. 7.7 a 7.17 presentan una serie de perfiles del terreno y la tabla 7.5 da amplia informacién sobre la his. toria geolégica de los mismos. La finalidad de la presenta cién de estos perfiles es: 1. Indicar eémo la historia geolégica influye sobre las ccaracteristicas del terren 2. Dar valores tipicas de las propiedades del suelo. 3. Mostrar claramente la gran variabilidad del compor- tamiento del suelo con la profundidad. 4, Dustrar la forma de presentacién de datos referentes al terreno. ara la eleccién de estos perfiles se siguicron tres cri terios: en primer lugar, se escogieron ejemplos con dife- rentes historias geoldgicas; en segundo lugar, la mayorfa de los perfiles corresponden a casos de los que existen abundantes referencias, con numerosos detalles sobre las ‘aracteristicas del terreno y sobre los problemas corres- pondientes a tales perfles; y por titimo, gran parte de los perfiles seleccionados corresponden a obras de ingenieria interesantes o de gran importancia. Algunas de las caracteristicas del terreno que aparecen cn los perfiles ya se han comentado en este libro. Entre clas estén la humedad, el peso especifico, la relacién de vacios, la porosidad, los limites de Atterberg y el tamano, de las particulas. Otras caracteristicas, en especial las re- ferentes a la resistencia y compresibilidad, se estudiarin més adelante, volviendo entonces a hacer referencia a estos perfiles. Los perfiles aclaran muchos conceptos presentados an- teriormente en este libro; algunos de ellos se comentan a continuaci6n: Historia de presiones o esfuerzos En un suelo sedimentario normalmente consolidado la relacién de vacfos y Ia humedad disminuyen con la pro- fundidad, mientras que la resistencia al corte aumenta como consecuencia. Esta caracteristica se aprecia en varios de los perfiles recogidos, por ejemplo, en la arcills marina noruega (Fig. 7.7), la arcilla del estuario del Tamesis (Fig. 7,10) 0 la arcilla canadiense (Fig. 7.11). La arcilla de Lon- res esti sobreconsolidada ya que estuvo sometida a una ‘carga de tierra superior a la existente actualmente, arras- 92 La naturaleza del suelo %— osu Se 8 a te > Secada al sire 0.60.2 0.70 kyle? pose ° See aac ty oS asa saat | | {Se ae oa = a. Be som | tote | comme [ES ‘a — oonget cue leet Bl cg eres our | a lata 7 ; : ; vat £ fae, | i wu taal 2 ab C eZ igen Le °9 20 70 0 % 20 seein : es ie a ad o Resultados de pruches de penetracinesténdar. a) Arena gruese, 6) Arena Gibbs y Holt, 1957). wn ARUP OTN tt ERENCE eA: om @ Formacién de los suelos. 93 30 hss ss 260 @ 120 Dimensions (ni) 130 5. | Js i 19 10 ® Fig, 78. Veletas o Molinetes, ») Sonda do veleta, 6) Veletas os tudiadss por Aas (1965) ‘Tabla 7.5. Perfiles 0 cortes estratigrificos del terrend ‘Nimero Desominacién 10 n ‘Acca marina ‘de. Noruegs ‘Acila de Lon: ‘ans ‘Acca azul de ‘Boston Acila del es: ‘waro del Ta ‘Arclaestrati- cada cana: dionse Arcilla de la ciudad de México ‘Avila de Chi ‘ago y arena ‘Arcla de Aft ‘adel Sur Arcilla test dual’ brasi- iene ‘Arena del rio Voigt Terrones de Kewasai Formacion ‘Sedimentos trnsportados por rior do glecarcs, Depositada_ bajo, condiciones tarinas en el Foceno, hace ipreximadamente 30 ilo Sodimentos tansportados por ‘ommentes de glaclaes en Tu- sion del Mosno y depo. sitados en las tanga ‘aguas masinas de a Bahia de Heston Sedimentos tcansformados.y “ransportados por corentes Y dopostades tn un esturio Un periodo postglacial Sedimentos tansportados por omientes de placiares en fu in 9 depos en os Sedimentos de oxigen volcini- co depostados en forma ka ‘ast en a Valle de Mexico (durante et Gal del Pleisto- ‘a argilla © deposits en capas ‘de “Til” porlos glacares en {ses de avance y retro, ‘epositindase et agos gla" ‘Formada in situ por alteracién ‘dela roca ‘Arena aluval de 0 Volga Depésita lavas dal Holoce- io. Los 4am 8 ‘son 4eeleno hidielico Efectos posteriores Sedimentos en proceso ‘de ieranaminto.y ifaviclinn Done Speier ae: lovacin y aeaste son Jr for supeions y 1728 ohh ei cae Londtes ‘Ascilla sometia a pto- eios de. levante Snieno, inmersn ‘evo "ivantamient® [EL bombeo de agua ds- ‘de pouos.-ha hecho deseonder a capa fredtiea ‘Observaciones| ‘Normalmente consolidadas ‘Pao ln costa rupert Sobreconsoidada en le par- {te superier y nonnalmen- te comolidada on laine [Normalmente consolidada ‘bao Ia costa superficial ‘Las votascaras de limo de ositadas en primavera y Worano: las vets obscura de “arc” en invemo a artes de a ciu- Hnarclia etd oral. mente consoldada y 20 ‘tras sobreconsolidada, Los datos dea Fig 7.17 6 ‘otuveron con sts ‘onguadas extn 8s poess Perl que aparece en a panel Referencias Bjerrum, 1954 Stempton y Henkel, Ward’ Samuels y Butler, 1959" Horn y Lambe, i968 Skempton, 1948 Skegpton y Henkel, Miligan, Soderman 'y Ruta, 1962 deny" Borozuk, 1962 Jennings, 1953 Vargas, 1953 94 La naturateza del suelo Dessipion peg Muredad (3 1020.30 40 aloes mation a rca nas eters 10 w= 3; PT Bae arcs ban omogine 15| Prt Profan 25 ‘ed @ Fig, 7.7. Aecilla marine de Noruoge. a) Resultados do un sonde Drammen. b) Resultados de tn sondeo en Manglerud, Oxo. (Seguin Bjerrum, 1958) trando después la erosion parte de estas tierras. Como era de esperar, Ja arcilla de Londres sobreconsolidada no muestra una reduccién apreciable de la humedad o un aumento de la resistencia con la profundidad. En la parte superior de la mayoria de los perflles del terreno aparecen costras debidas a la desecacién y meteo- izacién, La desecaci6n crea presiones de poro negativas ‘que aumentan las presiones entre las particulas de suelo y sobreconsolidan Ia arcilla, La desecacién también favorece la alteracién. quimica, 10 que provoca en el suelo una sobreconsolidacién aparente. En la acilla de le ciudad de México y en Ia de Lon res la presién intersticial del terreno es inferior a la pre- sién estética, La importancia de esta disminucién de presién intersticial se comenta con detalle en las partes IV y V de este libro La acilla residual brasilefia (Fig. 7.16) muestra indicios de sobreconsolidacién en la mitad superior del estrato y de consolidacién normial en la mitad inferior. Es dudoso sin embargo que se puedan utilizar los términos “sobre- consolidado” y “normalmente consolidado” en el caso de Ios suelos residuales. ‘Sensibilidad El tiempo y las variaciones de presién y condiciones ambientales desde el instante de 1a formacién pueden dar lugar a que un suelo tenga una mayor resistencia en es- tado inalterado que en estado remoldeado (una vez que el, suelo se ha amasado, como para la prueba del limite Iiqui- do descrita en el capitulo 3). El término sensibilidad (so susceptibilidad) se emplea para describir esta diferencia de resistencia, la cual viene determinada por la relacién entre Is resistencias correspondientes al estado inalterado y al remoldeado. La sensibilidad estd relacionada con el indice de liquidez, ya que la mixima pérdida de resistencia de- beria producirse en un suelo floculado cuyo contenido de agua fuera muy grande respecto a su limite liquido deter- ‘minado con suelo remoldeado. Como se ha afirmado en la seccién anterior, los suelos sedimentarios depositados en ‘un medio marino y lavados después de Ia sedimentacién vienen a presentar una elevada sensibilidad. Cualquier sue- Jo con una Sensibilidad igual o superior a 8 se denomina “sensible”. La arcilla de Manglerud (Fig, 7.7) constituye ua caso limite de arcila muy sensible, con una sensibili dad superior a 500. La arcilla del estuario’ del Témesis también es sensible. Variabilidad del terreno Los perfiles del terreno ofrecen muchos ejemplos de variabilidad, tanto en pequefias como en grandes distan- cias. En la'arcilla de Manglerud y en la del estuario del ‘Timesis, pueden apreciarse estratos bien diferenciados de Formacién de los suelos 95 muchos metros de espesor. En las arcillss sedimentarias La arcilla de Ia ciudad de México, que contiene mont- suele existir una gran variacin en las propiedades del sue-morilonita y cenizas volcdnicas es unta de las arcllas més | lo en distancias de centimetros. Estas variaciones en pe- plésticas que puede encontrar el ingeniero de suelos. quefias dstancias se aprecian claramente en la arila fina- Como puede verse en la Fig. 7.13, esta arcilla tiene va mente estratificeda canadiense (Fig. 7.12). La Fig, 7.12 lores del IP superiores 2 400. Los suelos sudafticanos (Fig. muestra las grandes diferencias de humedad y plasticidad 7-15) pueden tener elevados valores del IP y quedar por eae He encima de la Iinea A en ef grifico de plasticidad. Esta entre las eapas oscuras (“acilla”) y las claras ("Timo"). caracteristica es comin a los suelos que presentan proble- mat de expmsion, como es el eas0 de las arias sudafe Pasticdad canas. 1a plustildad registrada para Is area en lot dlvertos 74 RESUMEN DE PUNTOS FRINCIPALES perfies varia enoomemente. Las acillasglaciles, que con- tienen generalmente una proporcién importante del mine- 1 La determinacién del perfil del terreno es un paso f ral arciloso iia, tienden a poseer una plasticidad relativa- csencial en casi todos los problemas de mecinica de rminado valores del in Gaus Meta de 15 4 20 pause ace aces (peg 2 a8 propisdades de oe solos en un perl dependen 7 aie ans a de: a) la naturaleza de los componentes del suelo, sjemplo, la aria marina de Noruegs), sin embargo pue- 4 et metodo de formacion del teno,y ¢) lt all den presenta valores mucho mas atos como se apreca en ‘tin dl poril despues desu fosmacio los datos de I arcilaestratiicada canadiense, en especial 3, Se dapone de muches métodos para et estudio de para las capasoscurss. terrenos. La prueba de ponetracén estindsr es my Design Tessa ees ured (5) ‘ova em) Valores matin et lo Sowa” so | 123 4867 8 [= Cops opal of | T ae | ‘Aria aerada I set a ‘muy este | 24005 70188 (oni) ina 2778 wy = AB rr ae 5 tp pa0ose Sac 2 320% = 1.93 53.tovn?) {JI 7 rotund 25/— aT ‘ad | oh i ‘or = Knit guido + Prubas de wlets op = lint plstco © Compredién spe o = 7.7. leontinuseién) “ fi rs 96 La naturateza det suelo Resin conte, Cored my 100 0 4 oot os we \ || TT TT TD g s st Opa ¥ a i * t | le + TI ct (| Anan aA : a : r | LE LOI Fig. 78. Arcilla de Londres. «) Resultados de prusbes en Paddington. 6) Resultados de pruebas en Vietoria y el South Bank. (Segin ‘Skempton y Henkel, 1957). Formacién de los suelos 97 \ Huei (x) esc core en Conga ry kn) i owes" so woo Tp 3s 4S) 6 9 Gor Boa _ooes +390" T il _4 i 7 j | |e rsinton 2 j z _ au i é i | - ? | i 7 sy i | : le i » i . | i 36 i _ i al j Tktoia” 0 Saath Bank | Siren g i Fig, 78. (continuacién). 98 La naturaleza del suelo (epezueny oysqusbuy 9p 02099) gees 9p expt 20 fo ep ued “6814 {tun yen ant ony (35) aR, Or oz 0 orz_ost_ om 08 99 “e961 “PLEH A vorduens unbog) ssw [ep oFemsD 6p eH4Y “OLE SHH uma Formacién de los suelos ‘peepuna Seemed [xm papas RAIN ean pani oe. Fao | | rT ih woos os0 Broa eo ara {OF (26) pepsuny, ELON 20/9 rc epuasoy 100 La naturaleca del suelo eeig “epg o uno Yamey Buena JO "Aspen upESnDD so eypey “1448s Formacién de los suelos 101 ASSL EUEERIN fi VERE ra Sa a (x2) ens 2p of of €eouEg safreram ee pow Apecta de Mg i) a ae 102 La naturaleca det suelo — Prin de pe Angus eso © Lite iu ws) Heal opi re “Lite pic (1 ioe {ishem’} © Care de pecan: Dbl de Wain ge ae) 100 200 300 400_ 500 en T_2 19) = 3 al Fig. 7.13, Propiedades mecsas dels acilas de de México en un punto fico dela ciudad (Segin Marsel, 1957). rin. 714, Sudos de Chicago) Sono en tae Dive carce del Avni de Mitwaukes(1200N, 1600) Sone ene ele 1 canons y on a Aveniga de Racine (5005, 1200. (Segin Peck y Reed, 1954), | Formacion de los uelos 103 — ' “409177 foe ence Oat! Mundt oe ed Lament oy TS on a oad al i tetas | YQ rt at aia nt ie ea oie, +431, one tea i | -1ah>) fi ‘Ascii azul may blands [ ae ‘| f \ aa ' sama on fe soa gone sa oe | fats rom setae ie 5 , \~ | waa —— L i pat wet uy on scien ty me i NS 7 “| a a Final det sondes i] l i © : aun E ‘Superticie: _presion (hgfem?) ‘Humedad (%) / saan oe yg we ni on wc ta a 2 tat a ogy int, a | |e tee a ; 228) rae tp fe en ay ( ! azaleas os Arcilka grasa media, azul, arenoss: |-* sea i { E ncn muy vin ators Scot Salome wo i> i i i -se Het est no rd ‘test a | Eituecee poe 9.60 = “| st enn tt ao Final det sondoo oy | I 104 La naturaleza del suelo Tame Humedad ) arperTar|0 1 101 20 25 fa] Now | P85 a0 fA taredabeata| 47 | 29 8 4904) SEES |s4) 20] 6 7 i 150 seawarwes | 7 | 14| 7 @ TTT T Vereeniging Sotelo) Rustonborg | : Wate! Boven Bloemfontein Preora Standerton Fountains, | | 4 aes "O02 a0 8B Tt Limite ui bd o Fig. 7.18. Arcilas de Africa det Sur. a) Variacin de las humeda- des medidas dirsctamente bajo una loss impermeable. 6) Resul- ‘ados de prucbae de identificaciin de sueos sudafricanesen los que ‘2 han observadoearacteristicas expansive. (Sop Jennings, 1963). : | | i i i Formacién de los suelos. 105 Pres (6) ‘0 100 SL Aa ai tri sito 10 15| @ HERES cauenex) —_ reminsen a a ce ee ol: Y | y Py sp . 125] 1» Fig. 7.16. Arcilla rxidual brasilefe. 2) Arcilla poross residuol (Campinst) procadento de Ia detcomposicién de una arenisca are Variacién de la consstencis, qranulometria y porosidad con la profundidad. 6) Arcila residual (Belo Horizonte) procedenta de escomposicién de un gneis. Variacién de Ia consistenca, granulometrfs y porosided con la profundidad. c) Prasones viruses proconsalidaién en func de la profundidad de las muostres. (Segin Varo. 1953). | i | | } | | | i 106 La naturaleza del suelo Pore (%) “oe ee 6 eso expec seo (wm?) Prfundéad(m) * 2 oo NL re ES. Pan peti url ——— Poms emeics mimo y iin ‘eso especitica natural y granulometria de arenas aluvsles (ste- ‘ibn vertical de un poro) Fig. 7.17. Arena do io Volga (Seguin Durante v Col 1957). ‘it para obtener una visi6n general aproximada del perfil del terreno. Suele ser necesario la toma de rmuestras y las pruebas i situ y en laboratorio para ‘obtener valores de proyecto. 4. La experiencia resalta la importancia de a historia de presiones y la gran varibilidad de las propie~ ‘dades del suelo en un perfil determinado, como se aprecia en fos perfiles de las Figs. 7.7 y 7.17. PROBLEMAS 7.1. Indiquense los métodos de estudio del terreno sds adecuados para cada uno de los siguientes casos: «@. Vivienda cimentada sobre arena. 2, Tramo de caretera sobre roca, . Terraplén de 30m de altura sobre un depésito de arcilla blanda de 6 m de espesor. ‘d.Cimentaci6n de un gran compresor sobre un ter plén de arena de 3 m de espesor, formado por relleno hidrdulco 72. Representar la relacién entre Ia profundidad (or- Aenadas) y el indice de guides (abscisas) para a. La arcila de Mangleud (Fig. 7.7) b. Laarcilla de Paddington (Fig. 78). c. La arclla de Chicago (Fig. 7-14). Discitase en cada caso ln posible relacion entre el indice de liquider y fa historia geoléaica 7.3. Representar la sensibilidad (ordenadas) en funcion det indice de liquides (abscisas) utiizando los datos de los siguientes suelos: @ Arcilla de Drammen’ y arcila de Manglerud (Fig. 1. . Arcilla azul de Boston (Fig. 79). Discitanse las relaciones obtenidas. “74 Caledlese la actividad de la arila azul de Boston, ‘una avvilla estratificada canadiense y una arcilla residual braslena, 75. Represéntese la relacién entre la compacidad rela- tiva (abscsas) y la profundidad (ordenadas) para la arena del rio Volga (Fig. 7.17). PARTE Ill EI suelo seco En la parte Ill, se establecen ciertos principios basicos referentes al comportamien- to esfuerzo-deformacién del esqueleto de un suelo, considerando los casos (como su- cede en los suclos secos) en los que no existe una interaccién apreciable entre el esqueleto mineral y el fluido intersticial. Los principios referentes a las propiedades de los suelos secos serdn de interés para el estudio de los suelos con agua en las partes IV yv. "AL hablar de suelo seco en la parte III nos referimos a un suelo secado al sire. Incluso una arena secada al aire contiene realmente una pequefia cantidad de agua (qui- zis una humedad de hasta el 19). Sin embargo en cuanto el tamafio de las particulas ‘es como el del limo grueso o mayor, esta pequefia cantidad de humedad tiene escaso (0 nulo efecto sobre las propiedades mecsnicas del suelo. Los principios establecidos en Ja parte IIT son aplicables a una amplia variedad de suelos secos, incluyendo los limos sgruesos, las arenas y las gravas. . CAPITULO 8 Esfuerzos en una masa de suelo En la parte Ilse estudiaron las fuerzas que actian en- ‘te particulas individuals del suelo. En un suelo real, evi- dentemente, ¢s imposible estudiar las fuerzas exstentes en cada punto’ de contacto. Mis bien es necesaio emplear el concepto de esfuerzo*. En este capitulo se introduce el concepto de esfuerzo tal como se aplica a los sulos, se comentan los esfuerzos que existen en una masa de sueio como resultado del peso propio y por efecto de las fuerzas aplicadas y por iltimo fe muestran algunas reprosentaciones geométricas tiles del fxtado de esfuerzos en un punto de una masa de suelo. + No existe una teaduccin unificas en castellano paa ol téemi- no stress. Ax, por ejemplo, on Fspafa se emplea el equivalente {tendidn, junto’ con fos ues pos: accion (tensile stress), compre- Sion, (compressive stress) tensién tangencial (shear stress. Por el ontzario, en México y otfos patter de America del Sur se habla de fexfuerzos que pueden ser de tensin, de compreion y cortantes 0 {angenclales. Esta segunda forma es la que se ha adoptado en este libro por lo que el lector no habituado deberd tener presente esta nota para no inoue en interpretaciones equivocadas. (NT). lento A @ 8.1_ CONCEPTO DE ESFUERZO EN UN SISTEMA DE PARTICULAS La Fig. 8.12 muestra una pequetia celda de medicién hhipotética (elemento A) enterrada en una masa de suelo. Imaginemos que esta celda se ha colocado de tal forma ue las particu del suelo no se han desplazado. Los dia- sgramas de la Fig. 8.15 representan las caras horizontal y vertical del elemento A, con las particulas de suelo que cargan sobre esas caras. Estas particulas ejercen general- ‘mente fuerzas normales y tangenciales sobre dichas caras. Si cada cara es cuadrada, de lado a, podemos definir los esfuerzos que actian sobre la celda por donde Ny y Nz representan respectivamente las fuerzas normales en direcciones vertical y horizontal; Ty y Tp son respectivamente Ias fuerzas tangenciales en direcciones ver- ‘Suparici del tarona Fig. 8.1. Diagramas para ilustrar fa defiicién de esfurzo. 2) Perfildel terreno: by} Fuerzas sobre el elemento A. ut 112 El.aelo seco parvcalsstadas por cima y debso de plano de sezcion Fig. 8.2. Definicién de los eafuerzos on un sisters de particule. =N tical y horizontal; y 0s, On, To ¥ Mm representan los esfuer ‘zor cortespondientes. De esta forma hemos definido cua tro esfuerzos que, al menos teGricamente, pueden visuali- zarse y medise directamente. Tn esta Parte III, excepto cuando se indique lo con- trario, se supondré que la presiGn en la fase intersticial del suelo es mula; es decir igual a Ia presiGn en Ia atmosféric ‘De aquf que las fuerzas Nv, Nn, To ¥ Tn se deben i mente a las fuerzas transmitidas a través del esqueleto mineral. Emeun-svolosoco,.elvesfuerzo-puede.imaginarso- dadsde-éreade-suelon Realmente, es bastante dificil medir con precisién los esfuerzos existentes en el interior de un suelo, princi palmente debido a que la presencia de un medidor altera Br campo de esfuerzos que existiria si aquel no se hubiera colocado, Hamilton (1960) ha estudindo las celdas me- idoras de esfuerzos y los problemas asociados con ellas. Con objeto de que nuestra definicién de esfuerzos se pueda aplicar con independencia de un medidor, podemos fhaver pasar un plano imaginario a través del suelo, como ‘sr indica en la Fig. 8.2 Este plano atravesard los granos ‘ninerales y 108 espacios intersticiales. Puede suceder que fste plano pase a través de uno 0 més puntos de contacto entre’ particulss. En cada punto en que este plano atra- viesa materia mineral, la fuerza transmitida a través del fsqueleto mineral puede descomponerse en fuerzas nor- males y tangenciales al plano, Las componentes tangen- Gales pueden @ su vez descomponerse segiin un par de ges coordenados. Estas diversas componentes se han re- presentado en la Fig. 8.2 Kacsumo-de-las-componentes Fuer2as, dividide-por-olérea ‘plane: Andlogamente, Ia suma de todos los componentes Tangenciales sobre el plano en la direccién x, por ejemplo, dividida por el érea de este plano es el esfuerco tangencial (ocortante Ten la direccién x. Existe también otra imagen bastante utilizada para la dofinicién de esfuerzos. Puede imaginarse un plano “ondu- Bre zr, edo” que se dobia justo lo suficiente para cortar materia ‘mineral unicamente en los puntos de contacto entre par- ticulas. El esfuerzo es entonces Ia summa de las fuerzas de contacto dividida por el érea del plano ondulado. La suma de todas las areas de contacto seré una parte muy per ‘quefia del érea total del plano, ciertamente menos de 1%. Porcllo, elesfuerzo definide de estaforma difiere mucho nu- iéricamente de los esfuerzos en Jos puntos de contacto. ‘Al utilizar la palabra “esfuerzo” en este libro nos refer mos al esfuerzo macroscépico, os decir fuerza/irea total, tl ‘como se ha definido con ayuda de ls Figs. 8.1 y 8.2. Cuan do sea el caso de referinos a los esfuerzos en los puntos de contacto entre particulas utiizaremos una cierta adjetiva- tion como “esfuerzos de contacto”. Como se dijo en el ‘apitulo 5, los esfuerzos de contacto entre particulas de un suelo pueden ser muy grandes (dl orden de 10,000 kg/cm). Los esfuerzos macroscépicos, segin se definen en este.ca- pitulo, tienen una gama de variacién tipica de 0.1 2 100 Kafom para la mayorfa de los problemas reales. EI concepto de esfuerzo esti estrechaments asociado con el de medio continuo. As pues, cuando hablamos de Tos esfuerzos que actian en un punto, imaginamos las fuerzas que actdan sobre las carss de un cubo infnita- ‘mente pequerio compuesto de un cierto material homogé neo, A primera vista podemos, sin embargo, proguntarnos tiene sentido aplicar el concepto de esfuerzo a un ss- tema formado por particulas como es el suelo. Sin em Dargo, el concepto de esfuerzo que se aplica a los suelos no es més abstracto que el mismo concepto aplicado a los inetales. Un metal se compone realmente de muchos pequerios crstales y, a la escala submicroscépica, la mag- Pitud de las fuerzas entre crstales varfa aleatoriamente de in cristal a otro. Para cualquier material, el interior del “cube infinitamente pequefio” es por tanto sélo estadisti- ‘Camente homogéneo. En un cierto sentido, toda Iams feria se compone de particulas y s6lo tiene sentido el hablar de esfuerzo macroscépico si este esfuerzo varia poco en una distancia del orden de magnitud del temafio Fela particula més gruesa. Cuando se habla de los esfuer- zos en un “punto” del suelo, debemos imaginar un “punto” bastante grueso. Volviendo a la Fig. 8.1, advertimos que las fuerzas N, ct, son las sumas de las componentes normal y tangen de las fuerzas que actsan en cada punto de contacto entre Jas particulas de suelo y Tas caras del elemento ideal. Cuanto mis pequefio sea el tamafio de las particulas ma- yor sera el mimero de contactos con una cara de lado a ‘Ast pues, para un doterminado valor del esfuerzo macros cépico, una reduccién en el tamafio de las particulas sign fica una menor fuerza en cada contacto, Por ejemplo, la Tabla 8.1 recoge valores tipios de la fuerza de contacto para diferentes esfuerzos y tamafio de las particulas (ver Marsal 1963). ‘Tabla 8.1 Valores tipicos de las fuerzas de contacto medias en suelos granulares ‘Fuerza media de contacto (@) para un esfuerzo macroscopco Esfuerzos en una masa de suelo 113 sez (6 yen) Prafundided ¢ Fig. 8, Exfuerzor geostticos en un suelo con superficie hor zontal. tooce Piet (elem?) donde z es la profundidad y es el peso especifico total fuelo’pariiculas fal Too el suelo. En este caso, el esfuerzo vertical variaré lineal ‘mente con la profundidad, como se indica en la Fig. 8.3. a 5 30 300 Un peso especitico tipico de un suelo seco es 1.6 t/m. os Coneste peso especifico, la eeuacién 8.2 puede transformarse . ee nos en la serie de férmulas stiles recopidas en la Tabla 8.2 Arena Tabla 8.2. Formulas para el céleulo de las 006 «3x10 3x 10-* 0.0003 presiones geostiticas vertcales Limo 0.002. 3x 10% 3x 10" 3x 107 Unidades de oy _—_‘Unidades de + __-Exprean do ov iba pie? pies 100: libras/pulgnda?® pies 0.694: 8.2 ESFUERZOS GEOSTATICOS kglem? metros 0.1602 atmésforas pies 0.04732 Los esfuerzos en el interior de un suelo estin produc dos por las cargas exteriores aplicadas al mismo y por el peso del propio suelo. El sistema de esfuerzos debido a las cargas aplicadas suele ser bastante complicado. El sistema de esfuerzos correspondiente al peso propio del suelo tam- ‘bign puede ser complicado. Sin embargo, existe un caso habitual en el que el peso del suelo da lugar a um sistema de esfuerzos muy sencillo: cuando la superficie del terre: ‘no es horizontal y cuando la naturaleza del suelo varia muy poco en direccién horizontal. Este caso se presenta frecuentemente, en especial en suelos sedimentarios. En tal caso, los esfuerzos se denominan geostéticos. Esfuerzos geostiticos verticales En el caso que acabamos de describir, no existen es- fuerzos tangenciales sobre planos verticales y horizontales trazados a través del suelo, De aqui que el esfuerzo verti- cal geostitico a cualquier profundidad puede calcularse simplemente considerando el peso de suelo por encima de dicha profundidad. ‘Asf pues, si el peso especifico del suelo es constante con Ia profundidad oomaye 62) ‘Nota, Sobre a base y= 100 hpi? (1.60 tonn®) Para cualquier cour peso eapeciin ef pie? multpica por 1/100 (o por 7/60, con'yen toni). Por supuesto el peso especifico no es una constante ‘con la profundidad. Generalmente un suelo resultard cada ‘vez més compacto al aumentar la profundidad debido a la compresién originada por los esfuerzos geostaticos. Stet ificondel-suelo-vaciaede-forma~continue-sonia os esfuerzos verticales pueden calcularse por eo els integral secre Sinelasueloestdastratificada- y el Ejemplo 8.1 Datos: La telacion entre el esfuerzo vertical y el peso especifico es 7 = 1,520 + 0.0022 a» donde 7 viene dado en ton/m? y a, en ton/m? Problema: Calcular los esfuerzos verticales @ una pro- fundidad de 30 m para el caso de esfuerzos geostéticos. Solucién por cileulo directo. A partir de la ecuacién 83: oy =[(1,520+0.002204)dz (en metros) 40s = 1,520 + 0.002 a dz La solucién de esta ecuacién diferencial es: y= 6.90 (60-9022 _ 4) Para z= 30m 0» = 6.90 (1.0683 ~ 1) = 47.73 ton/mt (tra solucién aproximada por tanteos: Primer tanteo: Supongamnes un peso especifico medio desde 2=0 a z= 30 m de 1.60 ton/m®. Entonces, para = 30:m sero» = 48 ton/m?. El peso especific (entrando ‘con este exfuerzo) seria de 1,625 ton/m* y el peso especi- fico medio (suponiendo una variacin lineal de 7 con la profundidad) valdria 1.57 ton/m?. Segundo tanteo: Suponiendo un peso espeeifico medio e157 ton), resulta para z= 30 m, o0 = 47.10 toni? y ‘1 = 1.60. El peso especifico modio sori 1.56 ton/m?, coin- cidente précticamente con el supuesto. La ligera diserepancia entre ambas respuestas se debe a aque el peso especifico realmente no varia tan linealmente ‘con la profundided como se ha supuesto en ln segunda solucién, La diserepancia puede ser mayor cuando 7 sea ris susceptible a la varicién de oy. La solucién por céleulo directo es mis exacta, pero se pueden cometer crrores mis ficilmente en las unidades. La exactitud de la solucién por tanteos puede mejorarse dividiendo Jos 30m de profundidad en capas y suponiendo una varacién uniforme del peso especifico en cada una de elas. < Esfuerzos geostiticos horizontales La solacié tical se expresa por un coeficiente denominado eoefieiente-dex evfuerconlateraiede-presion-lateral y s designa por el simbolo K = 5) Esta definicion de K se emplea indiferentemente de que los esfuerzos sean geostiticos 0 no. Incluso en el caso de que los esfuerzos sean geostiti 0s, el valor de K puede variar entre amplios limites, s2- gin que el suelo resulte comprimido o expandido en diteccién horizontal, bien por las fuerzas de la natura- leza 0 de los trabajos del hombre. La gama posible de variacién de K se comentari con més detalle en el capi- tulo LI. Frecuentemente tiene interés la magnitud del esfuerz0 geostético horizontal en el caso especial en el que no se haya producido deformacién lateral en el terreno. En este caso se habla del eoeficientende-presién-laseral-ew-reposo? ¥ se designa por el simbolo Kex Como se ha comentado en el capitulo 7, un suelo sedi- mentario est formado por una acumulacién de sedimen- tos de abajo a arriba. Al continuar aumentando el espesor de sedimentos, se produce una compresién vertical del suelo a todos los niveles debido al aumento del esfuerzo vertical. Al producirse la sedimentacién, generalmente en tuna zona bastante extensa, no existe razén por la cual deba tener lugar una compresién horizontal apreciable.. Por esta razén, se Hoga logicamente a la conclusién de que ‘en un suelo sedimentario el esfuerzo total horizontal debe ser menor que el vertical. Para un depésito de arena for- mado de esta manera, Ko suele tener un valor compren- dido entre 04 y 0.5. Por otro lado, existe evidencia de que el esfuerzo horizontal puede ser superior al vertical si un depésito sedimentario ha tenido una carga importante en el pasado. En efecto, los esfuerzos horizontales quedaron “conge- Jados” cuando el suelo estuvo cargado con un espesor mayor de tierras que el actual y no se disiparon al supri- rirse esta carga. En este caso, Ko puede alcanzar valores de hasta 3. En la Fig. 8.3 se ha representado Ia gama de variacién de los esfuerzos horizontales para el estado en reposo. 8.3. ESFUERZOS PRODUCIDOS POR LAS CARGAS APLICADAS Los resultados de la teorfa de la clasticidad se emplean frecuentemente para calcular los esfuerzos producidos en tuna masa de suelo por las cargas aplicadas exteriormente. Esta teoria parte de la hipétesis de que el esfuerzo es pro- porcional a la deformacién. La mayoria de las soluciones ras ttiles de esta teoria suponen también que el suelo es homogénoe (sus propiedades no varian de un punto a fotro) dsdmopas (sus propiedades son las mismas cual- quiera que sea la direccion que se considere partir del punto.) El suelo rara vez se ajusta exactamente a estas hhipétesis, y muy a menudo no las cumple en absoluto. Sin embargo el ingeniero no tiene otra altemativa que templear los resultados de esta teoria junto con su criterio personal. 2 La expreslin cosficionte de presiin lateral también se utiliza, pero en mecdnica clsica la palabra “presén” se sucle emplear en ‘Rlacion on tn fuido que no puede transmit estuerzos tangen ‘ales. ' | i ; } La obtencién de la solucién eléstica para unas determi- nadas cargas y condiciones de contomno o frontera es bas- RIN Esfuerzos en una masa de suelo 11S nlx \A Ele eee ne 030 : | / y | fT | | t = l= ! LAL / | | | x | |/ ‘aio| : loos | Fig. 84. Esfuerzos variates producides por una carga uniforme sobre ‘una superficie circular. tante tediosa. En este libro no nos interesa la forma de ‘obtener estas soluciones, sino més plearlas. En este capitulo se incluyen varias soluciones en forma grifica. ‘Carga uniforme sobre una superficie circular. Las Figs. 84 y 8.5 dan los esfuerzos producides por una presion 1 Ia forma de em- espacio elistico®. Estos esfuerzos deben afladirse los esfuerzos geostaticos iniciales. La Fig. 8.4 proporciona los Eq general fos esfuerzoscaleulados a partir de a tora dela elusticidad som funciones del coeficiente fd se defined en ol sapituo 12. Sin embar Ie! dsbidos aos esfuerzos normalcsaplcados en superficie son sem pre independientes des, asi como los esfuerzosoriinados por una Poison Esta magnt vis exfuerzoe verti normal uniformemente repartida Aq, que acta sobre una Carga en Ina, Por ello, de los grficosrepresentados en este capitulo superficie circular de radio R en Ia superficie de un semi- Silo ls dela Fig. 8.5 dependen de y corespondeh a 4. , 116 El suelo seco 7 Esfuerzos en una masa de suelo ose ¢ © fa oro] 01 6080 £0 90 $0 sro +4 eof - sop 90 cobs 60 on oes 2 118 Et suelo seco esfuerzos verticales, El significado de Ae, y Aos, dados en la Fig. 8.5, se comentard en la seceiin 84. Por el mo- mento basta con saber que, a lo largo del eje vertical. Ao,= Ac, y Agy= Ao El ejemplo 8.2 muestra el empleo de estos abacos. Los esfuerzos provocados por una carga superficial deben afta. dirse @ los esfuerzds geostiticos con objeto de obtener los esfuerzos finales después de aplicar Ia carga. Las figures como las indicadas dan una idea de cémo © distribuyen los esfuerzos en una masa de suelo, Por ejemplo, Ia zona situada bajo la superficie cargada, donde Jos esfuerzos verticales son més importantes, x sucle de. nominar frecuentemente “bulbo de esfuerzos”. Para una superficie circular cargada, los esfuerzos verticals son me- nores de 0.15 gs a una profundidad de 3R y menores de 0.10 Age a una profundidad de 4R. Generalmente se con- sidera que el bulbo de esfuerzos corresponde al volumen comprendido dentro del contorno correspondiente a 0.1.4 gy aunque esta eleccién es totalmente arbitrara. Carga uniforme sobre una superficie rectangular. El srifico de la Fig. 8.6 puede emplearse para obtener los esfuerzos verticales bajo la esquina de una superficie rec- tangular cargada. El ejemplo 8.3 muestra Ia forma de emplear este prifico para obrener los esfuerzos en puntos fo situados bajo la esquina do la superficie cargads. Los problemas que comprenden cargassuperficiales no repart- das uniformemente o distribuidas sobre una superficie de forma imegular pueden resolverse dividiendo la carga en partes que contengan cargas uniformemente repartidas sobre superficiesrectangulares, Cargas en faja. Las Figs. 8.7 y 8.8 dan los esfuerzos producidos por eargas en faja; es decir, cargas que son in- finitamente largas en la direccién normal al plano de la figura. Se recogen dos casos: carga uniformemente reparti- day carga en faja de forma triangular. Andlogamente, ‘Ag; = Ady y Avs = Aon alo largo del eje vertical. Otras soluciones. También se dispone de grificos para otros casos de carga en medios eléstioos estratificados y en terenos elisticos rigidos en direccién horizontal pero deformables en direccién vertical. Con un computador > Ejemplo 8.2 Datos: Se tiene un suelo con y= 1.70 ton/m® y Ky = cargado con Aq, =25 ton/m® sobre una superiicie circular de 6 m de diémeteo. Problema: Catcular los esfuerzos vertical y horizontal ‘una profundidad de 3 m. Solucin ~~ Bifuezo ner verte horizontal Gonjm’y oni) Esfeerzos #= 510 Kore = 2,55 inicales Incrementos de Fig. 8.55 esfuerzos 16.00 (0.10)(25) Esfuerzos m1 finales < > emplo 83 Datos: El esquema de carga representado en la Fig, TSH Problema: Calcular el esfuerzo vertical a una profundi- dad de 3 m bajo el punto A. Solucién: La carga dada es equivalente a la suma de los 4 rectangulos de carga que aparecen en la Fig. E8.3.2 Caio de carga ‘m___Coefcients aw -tonja® 1 15 2 0223 1415 1 2 0S 0135-0675 ci 15° 05 0131. -0.655 Vv 05 05 008s 0.425 (0.210 ton/m? < digital, el ingeniero puede obtener ficilmente las distribu- cones elisticas de esfuerzo para cualquier tipo de carga y condiciones de contomo. Grificos como los aqui recogi- am] ae Stove! dos resultan sitiles para el estudio preliminar de un pro- bblema 0 cuando no se dispone de un computador. ee Fig. 8.31 4 on 40 ima a i Ww r 7 1 15m ase [41 tom 450 + Dexa 7 “1 + come + + Ona —>| or Fig, 8.32. Esfuerzos en una masa de suelo 119 Fig, 8.7. Esfuerzos principales bajo una cargo rectangular de longi td infinita. Exactitud de los valores calculados para los esfuerzos inducidos. Se plantea la cuesti6n critica de la exactitud de los valores calculados a partir de las teorias de distribu- cién de esfuerzos. Esta cuestién puede resolverse vinica- ‘mente si se comparan los valores calculados con los incre ‘mentos de esfuerzos reales deducidos de una serie de ‘casos précticos. Desgraciadamente, existen escasis series de medidas fidedignas de los inerementos de esfuerzos en ‘una masa de suelo (ver Taylor, 1945 y Turnbull, Maxwell y Ahlvin, 1961). [Las comparaciones, relativamente escasas, entre los in- cerementos de esfuerzo calculados y medidos i concordancia sorprendentemente buena, en especial en el ceaso de los esfuerzos verticales. Se requiere un gran nti mero de comparaciones de este tipo para establecer el ‘grado de precisin de los incrementos de esfuerzos calcu- Tados. En la fase actual de conocimientos, el ingeniero debe continuar empleando las distribuciones de esfuerzos basadas en la teoria de la elasticidad, a falta de métodos mejores. Debe tener presente sin embargo que los valores asi calculados pueden adolecer de un error del £ 25% 0 superior. 8.4 ESFUERZOS PRINCIPALES Y CIRCULO DE MOHR Como en cualquier otro material, el esfuerzo normal en tun punto situado en el interior de una masa de suelo suele ser una funcién de la orientacién del plano elegido ‘para definir dicho esfuerzo. Carece de significado hablar del esfuerzo normal 0 del esfuerzo tangencial en un punto. Por esta razén, generalmente se afiaden subindices alos simbolos @ y 7 para especificar la forma en que se de- finen estos esfuerzos. Con mayor generalidad, por supues- to, deberiamos hablar del tensor de esfuerzos que propor- ciona una deseripcién completa del estado de esfuerzos en ‘un punto. Este tema se comenta en los textos de mecsni- ‘ca elemental, como el de Crandall y Dahl (1959). Los siguientes pérrafos establecerdn los conceptos y definicio- nes esenciales. Esfuerzos principales En cualquier punto sometido a esfuerzos existem-S-pla- ‘nos-ortogenales (es decir, perpendiculares entre si) enles ‘cuales lor-esfuoraosstangonciales-son-nulos. Estos planos 3¢ denominan planos principales. Los esfuerzos normales que fctian sobre estos tres planos se denominan exfuerzos principales. El més grande de estos tres esfuerzos principa~ les se denomina esfuerzo principal mayor oy ; et més pe- iqueio es el esfierzo principal menor 03 y el tercero es el esfuerzo principal intermedio 02. ‘Cuando los esfuerzos en el terreno son geostiticos, of pplano horizontal que pasa por un determinado punto es ‘un plano principal al igual que todos los planos verticales a través de dicho punto. Cuando K <1, 0» = 01, 0 =03» i | | | | | | 120 El suelo seco 4 2 4, 2 a 4 a 08 oY TI 83 7 | aT 5 - 7 Ai 005 % | [i | 3 | a 1 i 2 7 | 5 } aL _ | TT L | { = = | | | . Fig. 8.8. Esfuerzos principales bsjo una carga triangular de longitu Infinita, YG = 0, = on, Cuando K > 1 sucede lo contrario: on 1 0) = 03 ¥ 02 = 0; = On, Cuando K= 1, ov = on o1 = 0; = 05,y el estado de esfuerzos se denomina ‘isotropo. Debemos indicar también que sobre-dos-planos-ortogonales-ovalesquicra-(planos que for- _man ngulos rectos) debeansax-iguales-numézioamente. Vol- viendo a la definicin de esfuerzo dada en Ia seccién 8.1 debe ser t =%e Circulo de Mohr. En la mayor parte de este libro, nos referiremos iinicamente a los esfuerzos existentes en el estado bidimensional, en lugar de los que se producen en tres dimensiones*. En particular, nos interesard el estado de esfuerzos en el plano correspondiente 2 los esfuerzos verticales mayor y menor, @ 1 y 0 3. Los esfuerzos se con: siderarén positivos cuando stan de compresin. En la Fig. 89 se indican los demas convenios de signos. La magnitud (01 —05) se denomina esfuerzo desviador 0 diferencia de esfuerzos. Dada la magnitud y direccién de oy y 0 5, s© pueden caleular Ios esfuerzos normales y tangenciales en cualquier otra direcci6n mediante las ecuaciones de la esttica que * Ej esfuerzo principal intermedio tone, sin duda,ciertainfiuen cia sobre la rsistoncia y las propiedados esfuerzodeformacién del ‘clo. Sin embargo, esta influenia ain nose conoce bien. Hasta que pueda explicase este efecto parece conveniente trabajar principal: mente en funcién de a: ¥ 3 se recogen en la Fig. 8.95 . Estas ecuaciones, que propor- cionan una descripcién completa (bidimensional) del es- tado de esfuerzos, comesponden a un cffculo. Cualquier unto del cfrculo, como el A, representa los esfuerzos sobre un plano cuya normal forma un dngulo @ con la direccién del esfuerzo principal mayor. Esta representa cin grifica del estado de esfuerzos se conoce como circu- To de Mohr y tiene una gran importancia en Ia mecinica de suelos. Dados 0 y 03 y sus direcciones, se pueden encontrar sgrificamente los esfuerzos comespondientes a cualquier ‘tra direccion mediante el efreulo de Mohr. Por otro lado, dados 99 y ro que actiian sobre dos planos cualesquiera, pueden encontrarse Ia magnitud y direcci6n de los esfuer 208 principales. La nocién de polo resulta especialmente Util para tales construcciones grificas. El polo es un punto del eirculo de Mohr, designado por Op, con la siguiente propiedad: una linea trazada por Qp y por wn punto dado A del circulo de Mohr seré paralela al plano sobre el cual actiian los esfuerzos correspondientes al punto A. Los ejemplos 8.4 a 8.7 muestran el empleo del cfreulo de Mohr y del polo. El lector debe estudiar estos ejemplos ccuidadosamente. 5 Las esuaciones 8.6 y 8.7 vienen deducidas en la mayoris de los textos de Mecsnica; ver, por ejemplo, Crandall y Dahl (1959), pis. 1302138, i © Fig, 8.9, Representacion de lor exfuerzot medionte at efrculo do Mohr. a) Estado de esfuerzos en un punto. 6) Diagrama de Mohr puta el estado de ssfuerzoe en un punto, 7 es positive cuando va en enti contaro alae aguia del rela se mide en sentido contra Fio a las aguas del rel a partir de Ia cirecién de or cyoosto + opsento 24% A= e529 6) t= (6, ~ 0p)s0n0 0050 = 25 Fsen29 (6.7) Fl esfuerzo tangencial méximo en un punto, Tmax ¢s siempre igual a (0, —05)/2; es decir, el esfuerzo tan- gencial méximo equivale al radio del citculo de Mohr. Este esfuerzo tangencial méximo se produce en planos ‘que forman + 45° con la direcci6n del esfuerzo princi- pal mayor. Si el estado de esfuerzos es geostitico, los esfuerzos tangenciales maximos se encontrardn sobre planos que for- man 45° con la horizontal. La magnitud det esfuerzo ‘angencial maximo ser SiK <1, Esfuerzos en una masa de suelo 121 SiK>1, K = 1) SiK=1, Tnic = 0 8.5 DIAGRAMAS pa En muchos problemas conviene representar, sobre un diagrama tinico, muchos estados de esfuerzos para una determinada muestra del suelo. En otros problemas se representa en un diagrama de este tipo el estado de es- fuerzos de muchas muestras diferentes. En tales casos resulta muy pesado trazar los cireulos de Mohr, incluso mis dificil ver lo que se ha representado en el diagrama después de dibujar todos los eirculos. ‘Otro método para dibujar el estado de esfuerzos puede ser adoptar un punto representativo de los esfuerzos cuyas, ‘coordenadas son ate 2 +51, forma un dngulo jgual o menor de + 45° con 1a vertical 1, Oe) Si 0, forma un ingulo ‘menor de * 45° con la hori- zontal. En la mayoria de los casos en Ios que se utiliza la re- prosentacién puntual, los esfuerzos principales actiian so- ‘bre planos verticales y horizontales. En este caso, la cecuacion (8.8) se rduce a 9) Este método equivale a representar un punto tinico de un eireulo de Mohr: el punto més alto si q es positiva 0 cel mas bajo si q es negativa. Numéricamente, q equivale a Ja mitad del esfuerzo desviador. El ejemplo 8.8 muestra los puntos correspondientes al estado de esfuerzos estudiado en los ejemplos 8.4 2 8.6. Conociendo los valores de p y q para un cierto estado de esfuerzos, se posee toda la informacién necesaria para dibujar el citculo de Mohr correspondiente. Sin embargo, cl empleo de un disgrama p-q no exime de utilizar et cefreulo de Moht para determinar la magnitud de los es fuerzos principales partir de un determinado estado de cesfuerzos. 122 Bl suelo seco > Ejemplo 8.4 Datos. Los de la Fig. E8.4-1. t 2 Ed wel bee igen Tit B 2m? Fig. e844 Problema. Calcular los esfuerzos sobre el plano BB. Solucin. Utiicese la Fig, E842. 1 x w le z : x - lc a i a Fig. 842 1. Se representan los puntos de coordenadas (4,0) ¥ (2,0). 2. Se dibuja el eftculo, tilizando estos puntos para definir el diémetro. 3. Se traza la linea A'A’ por el punto (2,0), paralela al plano sobre ef cual acta el esfuerzo (2,0). 4, La interseccin de A’A’ con el eirculo de Mohr en el punto (4,0) es el polo. 5. Se traza la linea B'B" por Op, paralcla a BB 6. Se leen las coordenaéas del punto X donde B°B" corta al circulo de Mobr. E843 Respuesta. Ver la 5 kefom? Sobre BB { [r= 0.87 kglem? \e tole? Aialen? on XK salen Fig. £8.43, tra solucén. 1.08 pasos 1 y 2 igual que antes. B'Se tran por el punto (2,0) la linea C’C’ paralela al plano sobre el que actia et ears eed 4. C'C’ corta al cireulo de Mohr solamente en (4,0) de forma que este punto es el polo Op. Los pasos 5 y 6 andlogos al caso anterior. ‘Solucién por medio de las ecuaciones 8.6 y 8.7 0 =4 kg/m? 0 = 2 kg/em? @ = 120° oo SEZ 4 Aa 2g 24 3 ~ oo 6 = 25 al? -sen 240° sen 60° = — 0.866 < (Preguntas para el alumno, iPor qué es @= 120°? jEI resultado habria sido diferente si 9 = 300°?) Esfuerzos en una masa de suelo 123 > Ejemplo 8.5 Datos. Los de la Fig. E8.5-1. Fig. £8541 Problema. Caleuas los esfuerzos sobre el plano horizontal DD. Solucién. 1, Se stan los puntos (4.0) y (2.0) en el digrama de Mohr (Fig. E8.5.2). ye bs p tort oo } | a rr % Foe552 2. Se dibuja el citculo de Mohr. 3. Se traza la linea A'A’ por el punto (2,0), paralela al plano sobre el que acta el esfuerzo (2.0) 4, En la interseccién de A'A’ con el cfrculo de Mohr se obtiene Op. 5, Se traza la linea D'D’ paralela al plano DD. 6. EI punto de interseccién, X, da los esfuerzos buscados. Respuesta. Ver la Fig. E85: 124 EY suelo seco > Ejemplo 8.6 Datos. Los de la Fig. E8.6-1 Fig. £8.64 Problema. Obtenet la magnitud y direccién de los esfuerzos principales. Solucion. Ver la Fig. E8.6-2 8 mS] 1 I VI no | = 7.7 7, 8 5 Fig. £8.62 . 1. Se sitian los puntos (4,1) ¥ Q,1). 2: Se define el didmetro y se dibuja el cfteulo de Mobr. 3. Se traza BB" por el punto (1-4), paralela a BB. 4, En la interseccién de B°B" con el citculo se obtiene el polo Op. 5. Se leon oy y 0 en el grafico 6. La linea que tne Op y 0} define el plano sobre el que acta oy, etc. (ver la Fig. £363), e1= 44 lent st D> > 159 le? Fig. £853 Resolucién por medio de ecuaciones. 1. Se parte del hecho de que Ia suma de esfuerzos normales es constante Oy 403 Zoo =442- 3 kglom® Zz. 2 es 2 Esfuerzos en una masa de suelo 125 2.52 enpla a ars con cualquier par de esfuerzos conocido. =VR3PFP aVie oe) 414 kgler? L414 kelem? 6 = —2y 5, El angulo que forma la direecién del esfuerzo principal mayor con la horizontal 230? —0= 525° < > Ejemplo 8.7 Datos. Se tiene una carga de 25 ton/m* uniformemente repartida sobre una superficie circular de 30 m de radio. ‘Problema. Para una profundidad de 30 m bajo el borde de ta superficie cargada, caleular el inoremento del esfuerzo horizontal y las direcciones de los inerementos de Tos esfuerzos principales mayor y menor. ‘Solucién. Pueden utiizarse las Figs. 84 y 8.5 para obtener Ae, Ao1,y Ao Representando estos incrementos se construye el cftculo de Mohr. El polo se localiza trazando una horizontal por el punto que representa el esfuerzo vertical, resolvigndose asi el problema. furs fbr 5 Yin piano vert = ‘rim 38 2 ba \ en ks Tein Diet sy es sues 0 oF bre un lao bo 4 onal (0. 35 = 0 ‘iy ton? Fig, £82. ‘Pregunta para ef alumno, Para la construcci6n del diagrama ha sido necesario su- poner que el esfuerzo tangencial era negativo sobre el plano-horizontal. Una forma de Comprobar esta-hipdtesis es viendo si las direcciones de los incrementos de los esfuer, 208 principales son razonables. {Lo son? i 126 Et suelo seco > Ejemplo 88 Representar en un diagrama p — q los estados de esfuerzos correspondientes a los ejemplos 8.4 2 8.6. Ver la Fig. E83. ) ta on G8) 02 ( | 8.6 TRAYECTORIAS DE ESFUERZOS Frecuentemente se desea representar los sucesivos es- tados de esfuerzos que existen en una muestra de suelo al cargarla. Una forma de hacer esto es trazar una serie de citculos de Mohr. Por ejemplo, Ia Fig. 8.10a muestra esta dos sucesivos al incrementar 01, manteniendo constante 4. Sin embargo, un diagrama con muchos citculos puede resultar bastante confuso, en especial si se representan sobre un mismo diagrama los resultados de diversas pruc- ‘bas. Un método mis satisfactorio consiste en representar luna serie de puntos (pq) uniéndolos mediante una curva (8.106). Esta linea se denomina tayectoria de eyfuerzos. ‘Al igual que un cfeulo de Mohr © un punto (p-q) repre- sentan un estado de esfuerzos, una trayectoria de esfuer 70! @ Fig, 8.10. Representaciin de sucssivos estados de esfuerzos % 208 proporciona una representacion continua de sucesivos estados de esfuerzos®. La Fig. 8.11 muestra diversas ta: yectorias de esfuerzos cuyo empleo refutard interesante en los capitulos siguientes. En la Fig. 8.11a aparecen trayectoras de esfuerzos que parten de un estado para el cual ay'= on. Este es un es- tado inicial comin en muchos tipos de pruebas de labora- torio. A partir de este estado iniial, se suele variar en general do y on en a misma magnitud (A oy = A on), 0 s2 hnace variar uno de los esfuerzos principales mientras que el Los téxminos historia de exfuerzos y cure vectorial se wtlzan también para indicar las curvas que representansucesivosestados de fesfuerzo, aunque las definiiones de estas curvas son algo dife- o niendo constants o3. Los puntos A,B, ete, reprsentan idénticos estados en ambos ‘agraman. a) Circuioe de Mohr. 6) Diagrame pre o 19\ Exes de aa con ehloye Fig, 8.11. Ehmplos do trayectorias do esturzos. a} Iniciimente > Ejemplo 89 ia. B) Iniciskmente oy >on >0. c) Inicialmente cy = Esfuerzos en una masa de suelo 127 otro se mantiene constante (4.0 positivo mientras A on . 6 Ack negativo para Av, =0). Por supuesto son posibles muchas otras trayectorias; pueden inerementarse si- multineamente 4.0; y Ao de forma que Ao3 = Ao, /4. Un estado inicial més comtin es que tanto ov como on sean mayores que cero, pero dv #0n. La parte (b) de la Fig. 8.11 muestra varias trayectorias de esfuerzos que par- ten de un estado inicial de este tipo. También tienen interés los estados de carga que parten de 0; =03=0 y en los cuales 0; y 03 aumentan de ‘manera constante (Fig. 8.11c). Para este tipo de carga a 1-k p i+K a donde K es el coeficiente de presin o esfuerzo lateral ya definido en la seccidn 8.2. La trayectoria de esfuerzos K corresponde a Ja compresi6n is6tropa, sin esfuerzos tan- senciales. La trayectoria Ko indica’ la forma en que zumentan los esfuerzos en un suelo normalmente consoli- dado durante ol proceso de sedimentacién. La pendiente de la trayectoria Ke se designa por 8; es decir, para un estado de carga Ko Fa tang (8.11) ‘Combinando las ecuaciones 8.10 y 8.11 se tiene 1=tanp Ta @.12) Una trayectoria de esfuerzos no tiene por qué ser una recta. Por ejemplo, podemos obligar a que los esfuerz0s 9° apliquen de forma que Ao» = 4 (A on). Una trayectoria de esfuerzos puede estar formada por una serie de tramos rectos unidos. Dos estados de carga diferentes pueden seguir la misma curva en el plano p-q, pero uno de ellos puede corresponder a esfuerzos erecientes y el otro a es- fuerzos decrecientes. Para evitar cualquier ambigiedad, las trayectorias de esfuerzos deben llevar una punta de flecha para indicar el sentido de Ia carga Datos. Condiciones de carga y terreno representados en la Fig. E8.9-1. Problema, Obtener la trayectoria de esfuerzos de los puntos A y H ‘Solucién: Utilicense las Figs. 8.4 y 8.5 para calcularlos* esfuerzos. Las trayectorias de esfuerzos se dan en la tabla siguiente y en la Fig. E8.9-2. < (Tabla del Ejemplo 8.9) Tica Tnerementon Final imo PGA OP FA 1s aes eae ign oe os On 9 mara 19 9 eee s06 ee 1007 Be 210124). 21°79) 22s eal sa58 188 ell 179) C 45 186 325 139 176 29 O41 25 428 213 D 80 MS 34 186 134 13 754 261 507 M6 EF 930 372 651 279 79 03 1009 375 692 317 F 10 496 868 372 50 01 1290 497 393 396 G 1545 618 1082 463 34 0 1579 618 1098 485 H 15S 742 1298 556 24 0 «(187942 ABLA_—568 * Las pequefias diferencias que pueda encontrar el lector, se deben a errores de redondoo en Ja transformacién de unidades, an. 128 1 suelo seco zi! ~ thas TL zi : $ i < 3 palams a - — Pig Ve Ye | Aaah 3, | i” e woe i| ; = | ofna aa | \ | segue poet De Ha, ' SoS es pees : | | oo 1 al oa | i fe aot el gE — t EE | os) | a 7 100 1S 150 toward Fig, £892. El ejemplo 8.9 muestra las trayectorias de esfuerzos para divesos puntos del gje vertical, bajo una superficie circular cargada. En este ejemplo es evidente Ia utilidad de Ja trayectorin de esfuerzos para representar las vaiaciones de los mismes. 8.7 RESUMEN DE PUNTOS PRINCIPALES 1. El concepto tradicional de esfuerzo puede aplicarse 2 un sistema discontinuo, siempre que el esfuerzo varie muy poco en distancias del orden de magnitud de la particula més gru 2. La representacién del citculo de Mohr para el es- tado de esfuerzos en un punto resulta extraordina- riamente dtl en la mecénica de suelos. 3. El diagrama p-g es también un auxiliar muy valioso para la representacién del estado de esfuerzos en un unto, mientras que la trayectoria de esfuerzos es de gran ayuda para la representacién de cambios en el estado de esfuerzos, 4. Si la superficie de un depésito de suelo es horizon- tal y el peso especifico es constante con la profun- idad, los esfuerzos geostiticos vertical y horizontal aumentan linealmente con la profundidad. 5. La teoria elistica permite una estimacién adecuada de los esfuerzos inducidos en una masa de suelo por las cargas aplicadas, ‘Al no ser el suelo elistico, y por otras razones citadas cen este capitulo, ef ingeniero’ debe utilizar los grificos de distribucion de esfuerzos con cierto criterio y precaué Se requieren muchos casos en los que se hayan com. pparado los esfuerzos calculados con los medidos in situ ara conocer la precisidn de los esfuerzos asi determi. nados. PROBLEMAS 8.1 Un suelo tiene un peso especifico de 7.75 ton/m? y lun coeficiente de presién lateral en reposo de 0.45. Supo- niendo que el estado de esfuerzos es geostitico, repre. sentar la ley de esfuerzos verticales y horizontales des. de Ia superficie del terreno hasta una profundidad de 15 m, 82 Un terreno presenta los siguientes pesos espect: ficos 03 m y= 1.75 ton/m? 38 m y= 1550 ton/m? 815 m = 180 tonlm* Suponiendo que el estado de esfuerzos es geostético jcudl serd el esfuerzo vertical a 12 m de profundidad? 83 La relacion entre el esfuerzo vertical y el peso es- pecifico es = 1304 001 00 donde yr viene expresado en ton/m* ya, en ton/m*. ;Cus] serd el esfuerzo vertical a una profundidad de 30 m en un Esfuerzos en una masa de suelo 129 depésito de este suelo, suponiendo que el estado de es- fuerz0s es geostitico? 8.4 Considérense los resultados del ejemplo 8.4. Par- tiendo de las componentes horizontal y vertical de los esfuerzos sobre Ia cara inclinada (y considerando la super- ficie relativa de las tres caras) demuéstrese que el elemen: to esta realmente en equilibrio. 85 Considsrese el ejemplo 8.5. 4 Repitase el problema pero en el paso 3 trécese wna Iinea paralela al plano sobre el que actia 0, . Demuéstrese que se obtiene ef mismo polo Op. 5. Calcilense los esfuerzos sobre el plano horizontal ‘mediante las ecuaciones 8.6 y 8.7 (ver la Fig. 8.9). 8.6 Considétese el ejemplo 8.6. 4. Repitase el problema pero em el paso 3 trécese una Tinea paralela a A A. 5, Determinense los esfuerzos sobre un plano horizon- tal y dedizcanse los esfuerzos que actiian sobre el elemen- to considerado. _ al Fig, POG 8.7 Dados los siguientes esfuerzos, caledilese Ia magni td y orientacién de los esfuerzos principales. Fig, P67 88 Tricense las trayectorias de esfuerzos en un dia entes estados de carga: )=2 kg/om?. om permancer constante mientras que d» aumenta hasta 6 Kg/em# b, Estado inicial oy ~ oy =2 kafem*. 0» permancce constante mientras que on aumenta hasta 6 kg/cm? ¢. Estado inicil on = 0) = 2 ka/em?. o» peimanece constante mientras que oy disminuye hasta 1 kg/em?. 4. Estado iniial op = op = 2 kglem?. oy ¥ op dismi- nuyen segin la relacién A on = Aou/3. €. Estado inicisl oy = 2 kg/om*, on = 1 ke/m?. oy permanece constants mientras que op disminuye hasts 0.7 Kglom?. F. Estado inicial ov = 2 kgfom?, on = 1 kglem?. 0» petmanece constante ‘mientras que on aumenta hasta 6 kgfom? 130 EY suelo seco 89 La superficie de un cuerpo elistico esta sometida 4 una carga uniforme de 5 ton/m? sobre un drea de 6 X 12 'm. Se pide: 4. El esfuerzo vertical a una profundidad de 3 m bajo la ‘esquina del rea cargada. 6, El esfuerzo vertical a una profundidad de 6 m bajo ‘1 centro del érea cargada. 8.10 Una carga uniforme de 10 t/m? se aplica sobre un érea circular de Sm de didmetro en la superficie de un cuerpo elistico. El cuerpo elistico tiene y = 1.75 ton/m? y Ko = 0.45. Calcular los siguientes esfuerzos en el eje ver. tical de la carga a una profundidad de 3 m, antes y des- ués de aplicar Ia carga: 4@. El esfuerzo vertical. 5. El esfuerzo horizontal. ¢ Bl esfuerzo tangencial o cortante maximo. Represéntese la trayectoria de esfuerzos para este estado de carga. CAPITULO 9 Pruebas de laboratorio para determinar las propiedades esfuerzo-deformacion Si el suelo fuera is6tropo y linealmente elistico seria posible determinar las constantes elistica E (médulo de Young) y 1 (Coeficiente de Poisson) a partir de una senci- lla prueba! utiizando estas constantes para calcular la telacién entre esfuerzos y deformaciones para otros tipos de pruebas. Sin embargo, este método tan sencillo no suele ser aplicable a los suelos. De aqui que 2 utilicen diferentes pruebas, cada una de las cuales ¢s apropiada para estudiar el comportamiento esfuerzodeformacion bajo un tipo de caxga especifico. La Fig. 9.1 recoge cus: tro de las pruebas més utilizadas para el estudio del com- portamiento esfuerzo-deformacién del suelo. El dispositive utilizado en las pruebas triaxiales permite también realizar pruebas de compresién is6tropa; de hecho, la compresién {stropa es la primera fase de una prueba triaxial. En este capitulo se describen las caracteriticas prin- cipales del equipo y modo operative para realizar estas pruebas. Para obtener buenos resultados se precisa una cuidadosa téenica y la méxima atencin a los detalles ope- rativos. Lambe (1951) ha descrto con detalle el equipo y método a utilizar. Bishop y Henkel (1962), han hecho un rinucioso estudio de la prueba triaxial. 9.1 PRUEBA EDOMETRICA 0 DE CONSOLIDACION En la prueba edométrica, se aplica presin a Ia muestra de suelo segin el eje vertical, y se impide la deformacién ‘en sentido horizontal. Asi pues, la deformacién axial es exactamente igual a la deformacién volumétrica. La Fig. 9.2 muestra las secciones transversales de los dos tipos de edémetros © consolidémetros més comunes. A esta prueba se le ha dado también los nombres de prueba de compre- sién unidimensional, prueba de compresién confinada y prueba de consolidacion, Este iltime nombre procede de ‘que esta forma de prueba ya se utiliz6 ampliamente ei el, pasado para estudiar el fendmeno de consolidacién (ver Jos capitulos 2 y 27), En esta prueba Ia relaciOn entre la presiGn lateral y Ia vertical es Ko, el coeficiente de presién lateral en repos (ver la seocién 8.2). La trayectoria de esfuerzos de esta, prueba se muestra en Ia Fig. 9.1, habiéndose dado tam- bién previamente en la Fig. 8.11c. En esta prueba también 8 producen esfuerzos y deformaciones tangenciales al 4 Este método s comenta en el capitulo 12, ‘gual que compresiones y cambios de volumen, pero como estd impedida la falla por corte, Ia deformacién principal se debe a compresién. Esta prueba goza de gran acepta- cién debido a que es relativamente sencilla de realizar y a que el estado de deformacién se aproxima bastante al existente en Ios problemas reales. La méxima dificultad experimental en la prueba edo- métrica es la friceién lateral: se desarrollan fuerzas tangen- ciales a to largo de la superficie cilindrica de Is muestra al producirse las deformaciones verticales. Este efecto de friceién lateral perturba el estado unidimensional de de- formacién e impide que parte de la fuerza axial alcance Ia parte inferior de la muestra. Para reducir el efecto de esta fricei6n lateral la relaci6n altura/diémetro de la muestra se hhace lo mis pequetia posible desde el punto de vista prictico, en general 1:3 a 1:4. El empleo del consolidé., metro de anillo flotante (Fig. 9.26) también sirve para re- ducir los efectos de la friccién lateral. Se han realizado numerosos ensayos para reducir esta friccién mediante lubricantes y membranas plisticas, habiéndose demostrado + que estas téonicas tienen un cierto valor. La compresibi lidad del aparato también puede ser una dificultad cuando se ensayan suelos relativamente incompresibles, siendo necesario entonces recurtir a dispositivos especiales (Whit- ‘man, Miller y Moore, 1964). En la forma habitual de edémetro 0 consolidémetro, no se miden las presiones laterales producidas durante la prueba. La Fig. 9.3 muestra un edémetro especial que ppermite medir estas presiones laterals. Las bandas exten- sométricas “strain gages” montadas sobre el anillo meté- lico detectan cualquier deformacién lateral del mismo, ajustindose la presiGn lateral para anular esta defor: macién. Mediante un dispositive andlogo es posible reali- zar una pruebs de compresiOn unidimensional utilizando uuna forma triaxial de aparato; es decir, un anillo delgado colocado en torno a la membrana detecta la deformacién lateral, modificdndose Ia presién en la cémara para anular esta deformacidn. De esta forma se elimina el problema de la friccién lateral. 9.2 PRUEBA TRIAXIAL La Fig. 9.4 muestra la idea bésica de la prueba triaxial, la prueba més comin y versitil utilizada pasaedetensnines: Jascprapiedades.estuersondefasmacisaadelsusloe Una mues- 131 132 El suelo seco anon Prueba Compreion ‘confinada | Compresion, Corte amma: (edometro) ‘axial directo Hib aos {iy Hie, condone | 2p R= ae". tee | SE inn TT, Detarmients | yy f= selene =o | bond e on 7 a“ Hi eons apna Vobmitic gi Votntiea — Diss y ert ‘tenatn vekiin | sien, cn crt ‘oun Tan te detomacin q ‘ | : Tey setts || Fe in 5 p Esti eter. doy sine; | cape eas |r mate faa | mimesis | ermienscine | tmtrormaioy | Ems camo altos te eforn cane Fig, 9.1. Tipos mis eomunes & pruebssexfuerz0-deformacién, tra cilindrica de suelo se somete en primer lugar a una presién de confinamiento oe en todas sus caras. A conti- rnuacién se inerementa el esfuerzo axial A gq hasta que se rompe la muestra. Como no existen esfuerzos tangenciales sobre las caras de la muestra cilindrica, el esfuerzo axial c+ Ads y Ia presion de confinamiento ae son los es- fuerzos principales mayor y menor, 04 y 03, respective ‘mente. El incremento de esfuerzo axial, A de 0; ~ 03, es el esfuerzo desviador. La prueba triaxial constituye simplemente una versién ‘especial de la prueba de compresidn cilindrica utilizada pera determinar las propiedades mecénicas de muchos ‘materiales, como por ejemplo el concreto. En general no existe una presién de confinamiento durante una prueba realizada sobre concreto, aunque puede aplicarse ésta en algunas. pruebas muy especiales. Sin embargo suele ser esencial una presién de confinamiento al realizar pruebas, en suelos. El lector puede darse cuenta ficilmente de que ‘una muestra de arena seca-no se mantiene sin cierto confi- namiento. En los capitulos siguientes veremos que la presién de confinamiento tiene una influencia impor- tante sobre el comportamiento esfuerzo-deformacién del suelo, ‘Tamano de la muestra La probeta de suelo suele tener unos 4 cm de dimetro y 8a 10 cm de altura. Tambien se encuentran frecuente- ‘mente muestras de unos 8 em de diémetro y 15 a 20 em de longitud. Para pruebas do suelos que contienen grava se ‘emplean muestras mucho mayores. Presion de confinamiento La camara de presién se compone generalmente de un cilindro de pléstico transparente con tapas terminales me- tilicas. Disposiciones tipicas se_muestran en Ia Fig. 9.5 ara aplicar la presién de confinamiento se utiliza gas 0 ‘un liquide presién, aunque es preferible un liquido (generalmente agua desaireada). Para presiones superiores de 7 0 10 kg/em?, deben colocarse en tomo al cilindro de lucita bandas metilicas de refuerzo, o substituir el plés- tico por un cilindro de metal. Pruebas de laboratorio para determinar las propiedades de exfuerzo-deformaciin 133. Ta Anite ‘Massa de see Tapa Pada aioe 1a Ane Monta de slo jada por ae @ Fig, 9.2. Formas habitules de edémetres. 2) De anitlo rigldo. b) De aniloflotante. (Segin Lambe, 1951). El suelo se introduce en una membrana flexible con tapas extremas, De esta forma el fluido de confinamiento no penetra en los poros del suelo. Carga axial En la forma més usual de la prueba triaxial (denomina- da prueba triaxial estindar © nomal) el suelo se Neva a I falla aumentando el esfuerzo axial mientras que la presion de confinamiento lateral se mantiene constante. De esta forma la trayectoria de esfuerzos en el proceso de carga es la que aparece en la Fig. 8.10. La fuerza axial se aplica al piston de carga bien por medio de pesas (prueba de es- Juerzo controlado) o por una prensa hidréulica o de accio- nnamiento mecénico (prueba de deformacién controlada), En pruebas con suelos secos Ia velocidad de carga viene limitada tnicamente por el tiempo necesario para observar y registrar los datos. En general transcurren de 5 a 30 mi rutos desde que se aplica por primera vez ta carga axial hhasta que se alcanza la resistencia maxima. Control de la presién de poro o intersticial Si una muestra de suelo seco se sella totalmente, y si el volumen del suelo varia durante el proceso de carga, exis- tird un cierto cambio en el volumen y la presibn del aire que ocupa los poros del suelo. Generalmente se dispone un sistema de drenaje formado por una piedra porosa més un conducto al exterior de la cémara, de forma que el alte puede entrar 0 salir del suelo evitindose asi el cambio de presin. El dispositivo de drenaje resultaré de gran im- Portancia en prucbas con suelos. que contengan agua, ‘como comentaremos en las partes IV y V. EI sistema de drengje también se puede utilizar para realizar una forma especial de prucba triaxial: la prueba ‘iaxial con vacto. Sie aire e extrae de los poros del sv 1, se crea una presién de confinamiento por Ia diferencia entre la presin atmosférca que actia sobre el exterior de Extenneto pars rr eformaca oes verte Ania de go Fig. 9.3. Eaémetro especial que permite medic presiones laterals, (Seqin Hendron, 1963). Ja muestra y la baja presién existente en los poros de la misma. Para esta forma de prueba no se necesita una cd- ‘mara de presién pero, por supuesto, la presién de confi- nnamiento no puede ser superior a 1 atm. ‘Medida de los cambios de volumen No es facil realizar mediciones precisas de las variacio- nes de volumen en un suelo seco, tanto al aplicar la pre- sién de confinamiento como el esfuerzo axial adicional. Si un suelo esta saturado de agua, su variacidn de volumen durante la prueba triaxial puede determinarse midiendo el vyolumen de agua que escapa 0 entra en la muestra. Afor- tunadamente, como veremos en la parte IV, el comporte- miento esfuerzo-deformacién de un suelo seco o saturado similar, siempre que el fluido intersticial pueda circular libremente por los poros. Algunos de los resultados de pruebas presentados en Ios capitulos 9 a 12 se obtuvieron realmente con muestras saturadas. lee 1, Secale te rue, emt nia membrana, sobre pede 2, a muesli senor, plano prion ita 8 con. Secontol je dla ‘muestra madnte tava nein Se pla a crgs vera, mediante tt vga que pots els cia, fava que produce row Fig.9.4.. Detalles prncipates de una ear triaxial. 134 Bt suelo seco” [Je Wietpo de aero inaxidable rsa Tati, | es emeerstemeyist 1 vas ese tn apne Sorter eee sea pee theme 1 inns cases ore (10 mm die. ex, 8 men de int y 178m ar 4 rane radies 5 mm de ancho por 108 mm de profndiad Pdr prom de a 3 (178) de exper permet de 8 mm ‘diet rapt 3 Juma te "2 con theres de Anil de bronee ‘aloia Conesin ono sina Cea rn ne Tne de apres ois ysldaia Bade boner” Jura ves ein Ca Fig. 95. Seccién do une cémara triaxial tipica. (Sean Bishop y Hen Ineluso en el caso de muestras saturadas es dificil reali- zar medidas muy precisas de las variaciones de volumen pproducidas en suelos de grano grueso. Esta es una de las Tazones por las que se suele utilizar la prueba edométrica, para estudiar deformaciones volumétricas. ‘Formas de rotura o falla de las muestras, La Fig. 9.6 muestra algunas formas tipicas de especi- ‘menes probados en Ia prueba triaxial. Distorsiones de este tipo dan lugar a ciertas dificultades en la interpretacin de los resultados de prueba. La variacin en la seccién trans. versal de la muestra suele ser tan grande que no puede tenerse en cuenta para el céleulo del esfuerzo axial a par- tir de la fuerza axial medida. La distorsion respecto a la forma cilindrica se debe principalmente a las restricciones impuestas por las placas de extremo y hace dificil deter- rinar la varicién de rea, introduciendo adems errores © inseguridad respecto a los datos esfuerzo-deformacién me- didos. Se han propuesto varios métodos que permiten el desplazamiento lateral libre entre el suelo y las placas de extremo, reduciendo al maximo las distorsiones (Rowe y Barden, 1964). 93. LA PRUEBA DE CORTE DIRECTO La forma més antigua de prusba de corte sobre un sue- lo es la de corte directo, utilizada primeramente por Coulomb en 1776. Los elementos esenciales del aparato de corte directo se muestran en el diagrama esquemético de la Fig. 97%. El suelo se coloca en una caja que se rom- pe por su plano medio. Se aplica una fuerza de confins- 1962) miento y a continuacin una fuerza tangencial que origina un desplazamiento relative entre las dos partes de la caj. Se registra la magnitud de las fuerza tangencales en fun: ci6n del desplazamiento y generalmente también la va- Hain de egpesor dela muestra. El aparato de corte puede ser circular o cuadrado en planta. En general la caja tiene 20 a 25 cm®. y aproxima- damente 3.6m de ature. La carga normal se agica me. diante un gato hidréulico 0 por medio de sobrecargas. En Ja mayoria de los aparatos el esfuerzo nonmal varia de O a 10 kg/cm?. La fuerza tangencial se aplica bien mediante pests (prueba de esfuerzo controlado) o mediante un mo- tor de velocidad variable (prueba de deformacién contro- dada). En suelos s200s la duraciGn de la prucba de corte directo es semejante ala dela prucba triaxial. 1a Fig, 9.7 muestra fa eccidn transversal de un apara- to de corte directo tipico. Las placas porosas que ape. Fecen en la figura no som necesarias para prucbas realiza das con suelo sec0, pero remltanindispensables en prucbes con suelos himedes o saturados, como se comentaré en la parte IV. Los métodos operativos para realizar Ia prucba de corte directo han sido descritos por Lambe (1951). Fig. 9.6. Formes tiplas de probetas rots en una prueba taxi! com bases rigid. Pruebas de laboratorio para determinar ls propiedades de esfuerzo-deformacién Easier mero el yugo psden mores Librement niacin vera pre permit vacions de volimen Basdor superior Yugo VLG Ney 135 Les basiorsspaior inferior sn dental pra nd mejor eect de En prvi sin ravi w colocan peas ‘spacers ete or dees, as cules hoy por Dias pores en as praca con dele s\ Fig. 9.7. Secci6n transversal de un aporato de corte directo (S. K. Hough Basie Soils Engineering. Copyright © 1957 The Ronald Press Co. NY. La Fig. 9.1. muestra la trayectoria de esfuerzos en una prueba de corte directo. En primer lugar existe un estado de carga Ko al aplicar la carga vertical. A continuaci6n, la aplicacin de la carga horizontal produce un incremento eq y también un aumento de p. La trayectoria de es- fuerzos no se puede dibujar exactamente para una prucba de este tipo, ya que al conocer inicamente los esfuerzos sobre un plano horizontal no se conoce el estado de es- fuorzos completo. Recientemente se ha descrito una ver- sion mejorada de la prueba corte directo (Bjerrum y Lambe (1966). 94 OTRAS PRUEBAS Se han desarrollado numerosos aparatos para pemitir pruebas especiales. Existen aparatos para estudiar el com- portamiento esfuerzo-deformacién bajo cargas dinémicas. Hay también aparatos que permiten estudiar el comporta- miento esfuerzo-deformacién en deformacién plana Gishop, 1966) y en corte simple (Roscoe, 1961). Cualquier estado de carga que no suponga una rotacién de as direcciones de los esfuerzos principales puede repro- ducise en una cdmara triaxial. En la Fig. 98 se dan ejom- I +2} : rH + t T Compresin vertical : 2 O22...] 3 | J | ¢] TT iZ | i i: EEF 1 | -1 | [Noes | Be I pen Fig. 98, Trayectorias de esfuerzos en prusbas taxis. 136 Et suelo seco plos de condiciones de prueba tipicas, junto con la no- menclatura uiilizada. La prueba de carga se realiza redu- ciendo la presién en la cdmara, aplicando carga al pistén con objeto de mantener el esfuerzo axial constante. Para realizar las pruebas de traccién o extensién es necesario tirar hacia ariba del piston de carga. Es tambign posible realizar las pruebas de corte de forma que la suma 0, +03 =0n +0» pemmanezca constante, es devs, It tra- yeotoria de esfuerzos representada por D en la Fig. 8.1a. 9.8. RESUMEN DE PUNTOS PRINCIPALES 1, Debido a que el suelo es un material tan complejo, ninguna prueba basta por si sola para estudiar todos Jos aspectos importantes del comportamiento es- fuerzo-deformacién. 2. La prueba edométrica es Ia més sencilla para estu- iar las relaciones volumétricas esfuerzo-deforma- cién, mientras que la prueba de corte directo es la sms fcil y In més antigua para el estudio de la resis- tencia al esfuerzo cortante. 3. La prueba triaxial constituye el método mejor y més versitil para el estudio de las propiedades es fuerzo-deformacién, Con esta prueba puede obte- herse una gran variedad de estados reales de carga. PROBLEMAS. 9.1 El problema 8.8 describe varios tipos de cargas ue pueden aplicarse en una cémara triaxial. Utilizando la nomenclatura dada en Ia Fig, 9.8, describir cada caso de carga (a a f) como compresién vertical, etc 9.2 Se realiza una prueba edométrica partiendo de una presién nula. Cuando oy = 8 kglem? se observa que (on = 3 kg/cm. Dibujr la trayectoria de esfuerzos de esta prueba, suponiendo que Ia relacion on/ov es constante a lo largo del tiempo. {Qué valores Ko y 8 tiene este suelo? CAPITULO 10 Aspectos generales del comportamiento esfuerzo-deformacion En este capitulo comienza el estudio de las propieds- des esfuerzo-deformacién de Ios suelo, iustrando y expli- cando la deformacién de los suelos granulares secos. De- bido a la naturaleza discontinua del esqueleto mineral de estos suelos, el comportamiento esfuerzo-deformacién es extraordinariamente complejo. En este capitulo recurrire- ‘mos a diagramas para intentar describir este comporta- rmiento. En capitulos posteriores se darin expresiones rmatematicas aproximadas para casos especificos. En el capitulo 8 se definid el concepto de esfuerzos para un sistema de particulas. La aplicacién al suelo del coneepto de deformacién puede entenderse con ayuda de Is Fig. 10.1, Las dos particulas que aparecen en la figura distan una magnitud L, muy grande comparada con su ta- mafio. Si estas particulas se aproximan una magnitud AL, la deformacién unitaria a compresiGn ¢x viene definida por AL/L. ‘Al igual que el esfuerzo, In deformacién es una magni- tud tensorial, siendo muy delicada su definicin. En este libro haremos referencia a: 1a deformacién unitaria a compresion se- gin un determinado eje 1a deformacién tangencial unitaria respec- to a dos ejes determinados Ja deformacién volumétrica unitaria Yor? AVIV: ‘Se suponen positivas Ias deformaciones de acortamien- to; Ia deformacién volumétrica positive supone una re- ducci6n de volumen. 10.1 MECANISMO DE LA DEFORMACION Las deformaciones experimentadas por un elemento de suelo son el resultado de las deformaciones internas y los ‘movimientos relativos entre las numerosas partfculas que ‘componen dicho elemento. En cada uno de los contactos centre particulas las deformaciones locales pueden ser muy grandes, muy superiores ala deformacién general definida anteriormente. Con objeto de entender el comportamiento general esfuerzo-deformacion del elemento, es necesatio Considerar lo que sucede realmente en el interior del mis- 137 mo. En el capitulo 2 se comenté ef mecanismo que con- tribuye a Ia deformacién de un suelo. Fundamentalme existen dos mecanismos en suelos granulares: la distorsion fractura) de tas particulas, y el movimiento relativo entre particulas como resultado de deslizamiento 0 roda- dura. Sin embargo estos mecanismos raramente son inde- pendientes uno de otto. Por ejemplo, la agrupacion de particulas que aparece en Ia Fig. 10.2 seria estable bajo Jas fuerzas aplicadas si las particulas fueran rigidas y no pudieran desizar unas respecto de otras. Como las par- ticulas reales no son rigidas, la deformacién de las misma dard lugar a ligeros movimientos del sistema, produciendo cl colapso de la agrupacin, potencialmente inestable. Dado que el movimiento relativo entre particulas origina las grandes deformaciones que se suelen encontrar en los suelos, estos movimientos no serian en general posibles si no se produjera la distorsin de las particulas. Se han propuesto varios modelos simplificados para ex- plicar las interacciones entre particulas. La teorfa corres ppondiente @ dos esferas elésticas en contacto se ha utiiza- do para anaizar y predecir las deformaciones que se producirian por la distorsién elistica de las particulas. Esta teoria ha sido descrita con detalle por Deresiewicz (1958). Scott (1963), Rowe (1962) y otros han desarro- liado teorias que tienen en cuenta los movimientos de deslizamiento y rodadura en agrupaciones regulares de es- feras rigidas, y que se han utilizado para estudiar la resis tencia al corte de suelos granulares. Simulténeamente otras teorfas también han considerado el deslizamiento en ‘agrupaciones regulares de esferas deformables (ver Hen- dron, 1963, y Miller, 1963). ‘Los movimientos en el interior de la masa de un suelo real son demasiado complejos para poderlos estudiar con tun modelo tan sencillo, En un instante cualquiera del pro- ‘ceso de deformacién, pueden actuar diferentes mecanis- ‘mos en diversas partes de un elemento de suelo. En cual- quiet punto del interior del elemento Ia importancia rela- oe Fig. 10:1. Definicién de Ia deformacién en un sistema de per euler. 138 El suelo seco Fig, 102. Colapso de un agrupacininertable de particuls, tiva de los diferentes mecanismos puede varias al progresar al proceso de deformacion. De todos modos, los modelos sencillos citados constituyen una base muy til para inter- pretar los resultados experimentales en suelos reales. Algu- nos de 1os resultados mds importantes obtenidos a partir de estos modelos se comentarin en las secciones si suientes. 10.2 DEFORMACIONES VOLUMETRICAS EN LA. COMPRESION ISOTROPA Pueden producirse grandes deformaciones volumétricas durante la compresién is6tropa como resultado del co- lapso de agrupaciones de particulas, tal como se represen- taen la Fig. 10.2. Cada uno de estos colapsos produce Ia rodadura y el dedizamiento entre particulas y, como resultado, se orig nnan fuerzas tangenciales en los puntos de contacto. Sin ‘embargo, Ia resultante de estas fuerzas tangenciales es nula sobre una superficie trazada a través de muchos puntos de contacto. De esta forma el esfuerzo tangencial sobre un plano cualquiera es nulo, aunque existan grandes fuerzas tangenciales en determinados contactos individules.. Las relaciones volumétricas esfuerzo-deformacién de los suelos son muy semejantes, tanto en compresién isétropa, como confinada. Como se observé en al capitulo 9, es més fécil realizar una prueba edométrica que una de com- presién isdtropa. Ademés, la compresién confinada es un ‘caso muy cortiente en ta naturaleza; se produce durante la fomacién de un suelo por sedimentacién y cuando se aplican cargas verticales de gran extension a los estratos de suelo. Por otro lado, 1a compresién isétropa pura rara- mente se produce en la naturaleza. Por estas razones, la compresin isétropa no se consi- derard en detalle. Cualitativamente, la relacién esfuerzo- Ph._d) Disminucidn de Is deformacion ‘erties. En fa descarge, la energiaeldaticsslnacenada Ins particulosproduco un movimiento hacia aribe de-Arespecto de 1B. Debs produciee un dedizamtento en sentido contvario pare mantener la condicin de mulo despazomiento lateral. Por 10 tanto Py is 5 20 f Ostoencin (8) aes @ 09, g 3 : 3 3 g a Deoracin sci (5) Termin 0 Fig. 10.18. Curves estuerzo-deformacién para muostae sueltas y compactas de sfena fina a media. oy = 2.1 Kglem? 00.605 ~ 100% Dn ¢9 0894 '~20% Dr. Linea consis, tos rele; linea de trazos, extrapolaciones boradae en reeultadoe de otras pruebas. (Sepin Taylor, 1948). Fig. 10.19. Comportamiento en diverts celos de carga durant a prusba triaxial, a) Sepin Rowe, 1962. 0) Sogin Shannon y Col. 1959. Aspectos generales del comportamiento esfuerzo-deformacién 47 Oa/em?y NS z % 7 RWIS 10 : Sa =e {tt Ze L 6 [ 1 2 3 4 5 6 7 890 = (glen? 2 Fig. 10.20. Trayectoros de esfuerz0s para distintos tipos de carga. Por ejemplo, 1as Figs. 10.20 y 10.21 muestran las tra- yectorias de esfuerzos para diversos estados de carga que pueden conseguirse en una cimara triaxial. Las Figs 10.22 y 10.23 muestran los datos esfuerzo-deformacion resultantes. Por conveniencia del dibujo, tos valores de q se han dividido por el esfuerzo vertical ayo al comienzo de la prueba, Resulta provechoso un estudio cuidadoso de estas figuras, en especial de los datos referentes a las varia- ciones de volumen y a las deformaciones horizontales. ‘Comportamiento en la prueba de corte directo E1 comportamiento general en las pruebas de corte irecto es exactamente igual al observado en las pruebas de compresin triaxial. La Fig. 10.24 muestra una serie tipica de resultados de una prueba de corte directo en arena suelta. Los resultados de una arena compacta mos- trarfan una curva esfuerzo-deformaci6n con un maximo, y ‘ 1 T TT { a 2 ‘> § i 3 2, | LE ts | “h [ 0 5 z 4 6 paZt#2 gajenty staal, 10.21. Trayectoris de estuerzos en estados de care in legpr i 148 Bt vto'deo (|||) | 6) 8/1) 2|>| | " i i zs | iP i z | 8 | ii | i, iH] yi | r Hy { i 5 2 ¢ $ . 5 8 i Doma tl 4 Fig 1022. botoreter- Bjemplo 11.1 Datos. Se tienen los siguientes esfuerzos obtenidos en pruebas triaxiales estndar con arena compacta, bien graduada, formada por granos gruesos de cuarzo. ‘Valor de p para Valor miximo deq el maximo de q fo, tia cui. “aan n= (2) oy = Oy oy ly 27), (kg/em?) (kg/em?) (kg/cm?) sas 2a 2 4 20.80 8.40 12.40 : Ee if a8 Problema. 4. Calcular # mediante la envolvente de Mohr 6. Calcular 6 mediante las relaciones de Ia Fig. 11.5, ce. Caleular Ber, Sotucion. a. Ver ta Fig. E111 Fa > nove d Mr eae | or aw " ia eu ies) Fig e111. b ow = ‘ 1 5.05 2 492 4 520 8 503 21 0, = 454 = Resistencia av esfuerzo cortante de los suelos granulares 155 ican en la Fig. 11.5. La magnitud (1+ sen g)/(I ~ sen 1) aparece frecuentemente en mecdnica de suelos y se la hha asignado un simbolo especial (*): Ltn ¢ aig EI ejemplo 11.1 muestra la aplicacién de estas relacio- nes a una serie de datos que se ajustan bastante bien a la ecuacién 11.3. En el resto de este capstulo emplearemos la ecuacién 11.3 para representar la resistencia de diversos suelos granulares, por 10 que hablaremos tinicamente en ‘érminos de $. Significado de critesio de falla de Mohr-Coulomb La ecuacién 11.2, 0 la ecuacién 11.3, mis sencilla, que se suele utilizar para suelos granulares, es al mismo tiempo tuna de las ecuaciones més ampliamente empleadas y mis discutidas de la mecénica de suelos. Es incuestionable la validez de estas ecuaciones como aproximaciones titles. Esta validez es una simple consecuencia de la forma en la que se han definido c y @ y de la manera en que se em- plearén en capitulos posteriores. Sin embargo, el plano de falla definido anteriormente, de acuerdo con la indicacion original de Mohr puede o no ser ef plano sobre el que se oncentren las deformaciones de corte cuando el suelo falle. La diferencia entre estos dos planos ha atrafdo la atencién de investigadores como Rowe (1963). % Hl aga! Fig. 11.5. Relaciones entre gy los oefuerzos principals en la fla, eng TOD a8 FG Fem Fe P alty=1_ 12st ale 1 1 telay Lens a7 send = tan? (45° + 9/2) = tan? Boy + No se denomina en algunos textos flow factor (factor de in- ‘Mocncls), En castellano no existe un nombre particular para este factor, que t atacia con los dems coeficientes de capacidad de arg, sogin veremos mas adelante. (N.T.. ‘Nota Por conveniencia s#ha omitido ol subincice Fenoys¥ aay. ‘Apoximaisn Tawa t Coma asta 0 Tos puts ees % Fig, 1.6. Resultados de prucbas de resistencia representados en un iowa pa. 2) Datos reals. (Meza de arena y grva,segin Holtz fy Gibbs, 1956), by Relolén entre a, pf y lz envolvente de Mont Coutom.. ara evitar falsas interpretaciones, en el resto del libro hharemos distincién entre 2 tipos de planos de falla: 1. Un plano de falla tedrico, 0 plano de deslizamiento que, por definicién, forma un angulo (45+ $/2) con el plano sobre el cual acta el esfuerzo principal mayor. . Un plano de falla observado. que es el plano sobre el que se observa una concentracién de deformacio- ‘nes de corte. ‘Afortunadamente, en las arenas la diferencia entre la orientacién de los planos de falla teérico y observado no te grande: es menor de 5°. En la mayoria de los proble- ‘mas el ingeniero puede ignorar esta diferencia. Sin em- Dargo, en capitulos posteriores encontraremos casos en los aque no conviene descuidar esta diferencia. ‘La falla suele ocurrir a Jo largo de una superficie curva cen lugar de segin un plano, por to que hablaremos fre~ uentemente de tina superficie de fallate6rica (0 superficie de deslizamiento) y de una superficie de falla observada. Empleo del diagrams p-q La Fig. 11.6 muestra otra forma de epresentar los resul- tados de una serie de prucbastiaxiales. Los puntos dan los valores de_p y q correspondientes a los puntos méximos de Ins curvas esluerzo-deformacién. La curva trazada 2 través de catos puntos e denomins linea Ky. AL igual que la envol- sente de Mohr esta linea Ky también es curva, La Uinea Ky puede substituire por una linea recta pare la gama de ef Toerzos que interes. Por ejemplo, la linea recta ajustada en | | | 156 EI suelo seco 1a figura forma un éngulo @= 31° y corta al eje vertical en = 0.32 kelem?. Ta Fig. [1.6 da también las sncilasrelaciones que exiten entre @y @y ay c Adviértase que Np = Ltn 1+ tane t-sng 1—tana C Para los datos correspondientes a esta figura ¢ = sen" (tan 31°) = sen“ 0.6 = 37° 032 = 039k; on 37 7 039 Helen? ‘Que son exactamente los resultados encontrados en la Fig. 113 para la linea B. ‘Asi pues, tenemos dos caminos para encontrar Ios valo- res de ¢ y ¢'a partir de una serie de pruebas triaxiles: a) se construyen los efteulos de Mohr y's traza la envolvente Fig. 11.1); 0 5) se representan los valores de py y ar, se traza Ja linea Ky y se caleulan ¢ y @. La eleceién entre ambos métodos suele ser una preferencia personal. Sin ‘embargo, cuando se manejan muchas pruebas suele produ cir menos confusién la representaciGn de los resultados en los diagramas p-g y, ademés, es mas fil trazar una linea a través de una serie de puntos que intentar trazar una recta tangente a muchos circulos. Por estas razones, en este libro seguiremos generalmente la prictica de represen- tar los resultados de las prucbas trixiales en un diagrama pq. El ejemplo 11.2 da una nueva aclaracién sobre el empleo de este diagrama, > Ejemplo 11.2 Datos: Los del ejemplo 11.1 Problema: Obtener $ construyendo un diagrama pa. Low 27-—— | Lisa recta sus: Ltda foe puntos oy 10 (glen) OE Trae dees 0 7 E: P glen") Fig. £112. Solucién. Obtencin de a partir de pruebas de corte directo En este tipo de prueba, sélo se conocen los esfuerzos rormales y tangenciales sobre un Gnico plano, de_ aqui o Fig. 11.7. étodos para caleulr el éngulo de fresi6n a parti de a prueba de corte directo. 2) Suponienda que el plano horizontal es 1 de alla te6rico. 6) Suponiendo que el plane horizontal es el de {alla observado. que, con sélo los resultados de la prueba, no es posible trazar el cfrculo de Mohr representativo del estado de es fuerzos. Sin embargo, si hacemos la hipétesis de que los esfuer- zos medidos en la falla estén en la relacién r/o = tané, es posible trazar el circulo de Mohr (ver la Fig. 11.7). En efecto, hemos supuesto que el plano horizontal del apare- to de corte coincide con el plano de falla tedrico: rat Y On ty Esta hipétesis se ha discutido frecuentemente. En cierto grado es mis I6gico que el plano horizontal sea el plano teal en el cual las deformaciones de corte son maximas; es decir, es un plano de falla observado. Sobre esta base, seria mis correcto representar los esfuerzos sobre el plano horizontal por puntos formado 20 = #2 (45° + 9/2 ~6) ‘con el esfuerzo principal mayor siendo 8 la diferencia de orientacién entre los planos de falla tedrico y observado (punto Z’ en la Fig. 11.78). Sin embargo, si 8 es menor de 5°, ambos métodos de obtencién de @ dan resultados que difieren en menos de 1°. Esta diferencia es insignifi- cante desde el punto de vista préctico Se han hecho muchas comparaciones entre el valor de g obtenido en ensayos triaxiales (partiendo de la en. volvente de Moht) y el deducido de pruebas de corte direc- to (mediante la construccién de la Fig. 11.7a). Promedian- do los errores experimentales de la determinacién de ambas Resistencia al esfuerzo cortante de los suelos granulares. 157 magnitudes, resulta que el @ procedente de las pruebas de ‘corte directo suele ser mayor (generalmente unos 2°) que fl 6 correspondiente @ las pruebas triaxiales, especialmente en arenas compactas (por ejemplo, ver Taylor, 1939). La prueba de corte ditecto constituye la forma mis sencilla para medir el éngulo de friceién de una arena u otro suelo seco. También es muy stil, aunque no se haya uti- lizado con tanta profusi6n, para estudiar suelos con agua. 112. INFLUENCIA DE LA RELACION DE VACIOS INICLAL La Fig. 11.8 muestra la relaci6n entre el sngulo de frie cién @ y Ia relacién de vacios inicial eo para una arena media a fina, La relacién variard, por supuesto, de una arena a otra, pero la tendencia de que ¢ es més grande ‘cuanto més compacto es el suelo es siempre la misma. Como ya se dijo en el capitulo 10, Ia influencia de la relaci6n de vacios sobre ¢ puede explicarse por el fendme- no del encaje de las particulas. También se han propuesto ‘otras formas de considerar estos mismos fenémenos. Por ejemplo, Ia energia comunicada a un suelo por las cargas exteriores se consume en dos formas: en vencer Ia resis- tencia por friccién entre particulas y en dilatar el suelo contra le presién de confinamiento, Cuanto mis compacta ‘es la arena, mayor es fa expansién que tiende a producirse en el proceso de corte. De aqui que debe consumirse més fenergia (y por tanto més fuerza y un mayor éngulo de 2 Se Cc 2“ eu 8 Pore at de eee ee 085 08 O75 O70 O65 06 055 O50 O45 Alain de aco ts de ctgt Fig. 11.8. Relacin entre a ingot de frceién y la porosidd inci en rena finaa media Segin Rove, 1962). fricei6n) para romper el suelo. Sin embargo, ambas expli- caciones llegan a la misma conclusién?. Resistencia de una arena a volumen constante tra forma de destacar ol importante papel del encaje e las partfculas es responder a la cusstin: {Qué suce- derd si se impide que un svelo varie de volumen al rom perse? Consideremos en primet lugar el sencillo caso dela Fig. 10.17c. AV aplica la fuerza de corte, ambas placas tenden a separarse verticalmente, Para evitar este movimiento debe aumentarse la fuerza normal que las mantiene juntas. ‘Asi pues, el resultado de aumentar T es el aumento de NV con el fin de producir un deslzamiento de corte muy pe- {quetio. Al seguir aumentando 7, las fuerzas de contacto ilgardn eventualmente a sr tan grandes que la particu se romperin y fracturarin y slo entonces serén posibles grandes desplazamientos de corte. "Andlogamente, podemos realizar una prueba triaxial de forma tal que et volumen de la muestra permanezca cons- tante, Se fija este volumen y la presion de confinamiento $e ajusta para manteneslo constante. Si la arena es com- pacta, es necesario aumentar Ia presion de confinamiento frasta'un grado considerable. Esto significa, por supuesto, que una arena compacta mantenida a volumen constante puede soportar una presién axial mucho mayor que una nuestra que permanezca bajo una presion de confinamien- to constante Y que 3 dilate al romper. Si una muestra de arena muy floja se mantiene a volumen constante en el proceso de corte, puede ser necesario redvcir la presion de Eonfinamiento al avanzar la prueba y por tanto disminuira la resistencia a compresion. ia Fig. 119 muestra los resultados de una prueba a volumen constante realizada en una arena compacta. Si la ynisma arena, con Ja misma compacidad iniial, se hubiera ometido 2 una presién de confinamiento constante de 1 Kglem?, la resistencia a compresign habrfa sido de sola- mente 38 kglem? TH comportamicnto a volumen constante y el compor- tamiento bajo una presién de confinamiento constante pueden relacionarse en la forma siguiente. Para que una rena compacta fille por corte, debe vencerse en cierta forina el elevado grado de encaje. Esto puede suceder, bien rompiendo y fracturando las particulas o aumentan- do el volumen, Se requerid més energia para cualquiera fe estos efectos que simplemente para hacer deslizar las particules sobre una superficie plana. Si el suelo puede Utatarse libremente, el camino de minima resistencia com Siste en dilatarse venciendo asf el encaje. Si, por el contra- 2 La ener adicional ncesatia para vencer el encae de as par siounsssdorominas veces correceibnenergtiea (Taylor 1948, Rowe, 1962), Esta torminologia es bastante desafortunada ya que no existe fade ecréneo ni artificial en la gran resistencia a compreion de na Tisha compacta. Ea gran resistencia es bastante real y puede eticos. Lor ingonieros tendrin ‘itie 0 ula ocasion para introdoct consdoraciones encrgties SeeS% Gargo. estas consideracionesdesompeian un papel importants nis Investigacion encaminada a establcer Ia naturalezt de ares fencia al core, El estudio realizado por Rowe (1962) sobre los ‘Componentes d la resistencia de as arenas os muy completo 158 El suelo seco 20 15 : 10 Esturzsdasiadr bf) wien) eet Detoracisn ail % Fig, 119, Resultado de una prucba triaxial» volumen constants en ‘una arena (arena fina, compactal. (Seguin Bjerrum Kriogstad, ¥ Kummeneje, 1961). rio, se impide la auatacién del suelo, el camino de mi ma’ resistencia puede consistir en la fracturacién de las, particulas de suelo. El caso de corte a volumen constante tiene poco in: terés al tratar con suelos secos. Sin embargo, este caso ‘endri una importancia mucho mayor cuando se estudie Ja falla répida de suelos saturados en la Parte V. ‘Angulo de friccién en el estado final Después de una deformacion considerable de un suelo cualquiera, tanto el esfuerzo desviador como la relacién de vacio alcanzan valores que son independientes de Ia relaci6n de vacfos inicial. En esta fase, Ia arena se defor- ‘ma sin posterior cambio de volumen y bajo un esfuerzo desviador constante. Este estado se denomina final (0 a volumen constante, critico 0 residual)*. El esfuerzo des- viador correspondiente a esta fase puede servir para defi- rir un dngulo de friccion $e, sen $, (11.6) donde el subindice cv indica “volumen constante” (cons- tant volume). Sin embargo, geo es mayor que gy, el ingulo de frie- cién entre particulas definido en el capitulo 6. La Fig. 11.8 compara ambos dngulos. Vemos que existe cierto encaje cuando se alcanza el estado de volumen constante, Las particulas pueden atin moverse respecto a sus vecinas al producirse Ja deformacién y, con una escala igual al tamafio de tas particulss, deberin producirse variaciones de volumen, tanto aumentos como disminuciones. Los efectos locales se combinan de forma tal que no s¢ pro- duce cambio de volumen de Is muestra, considerada en conjunto. Asi pues ew puede considerarse como una propiedad del material que reflgja la influencia combinads de oe y del grado de encaje que puede producine con una vari a ih “1-2 fo | a | oN 3 wo + oaeaiaem eormacin (4) i) uy T T Ly, [ 5 4 i 3 ab 1 = ky Ko [|e Sos Daren horizon (%) o Fig. 19:7..Deformaciones nscesarias para ques lcace ol estado activo 0 paivo Grune orena compacta.) Trayectoia de Ssfuerzoey reiacn entre @y la defor focion. b) Ravcion entre Ky ta deformacion horizontal pre supone menos deformacion que un proceso de carga festado pasivo). En segundo lugar, la variacién de esfuer- 708 para pasar al estado activo es mucho menor que Ia necesaria para pasar al estado pasivo. ‘Los anteriores resultados son aplicabies cuando el esta do inicial es del tipo Ko. Si inicialmente o4/o0#Ko, podrin requerisse deformaciones algo diferentes para al ccanzar Jos estados limites. Ademés, la mayoria de 10s pro- bblemas reales referentes a estructuras de sostenimiento corresponden 2 casos de deformacién plana y por tanto qos datos triaxiales aqui incluidos son s6lo indicativos de tos aplicables en los problemas reales. Son més adecuados Jos datos correspondientes a pruebas de deformacién plana. 182 El suelo seco wv Fig, 13.8. Estados de Rankine enun terreno horizontal con esuarzos tangencloles sobre superficies verticals, Estados diferentes del geostitico Los conceptos de presién activa y pasiva, y de presio nes conjugadas, se aplican a la mayor problemas relacionados con presiones geostiticas iow atales. Por ejemplo, consideremos el caso en que x superficie del terreno es plana pero existen esfuerzos tangenciaies 0 cor- tantes sobre todos los planos verticales. Estos esfuerzos tangenciales pueden representarse por Ton =n tg. La Fig. 13.8 muestra la representacin de Molir para los este dos de Rankine activo y pasivo correspondientes a este caso. Los circulos de Mohr deben satisfacer les siguientes, condiciones: 1. 04 = 72. Los esfuerzos tangenciales sobre planos ver- ticales no alteran este estado ya que estos esfuerzos, se anulan a ambos lados de una columna de suelo. 2. Los esfuerzos tangenciales sobre un plano horizontal son iguales a los que existen sobre un plano vertical pero de signo contrario, 3. EL circulo de Mohr debe pasar por el punto corres pondiente a las condiciones 1 y 2 y ser tangente a Iineas inclinadas + 9, ‘Una cuidadosa inspeccién de la figura demuestra que el polo debe estar situado en una linea inelinada — gy. Por tanto una: vertical trazada por Jp cortard esta linea de inclinacin ¢» en un punto correspondiente a los es- fuerzos sobre planos verticales. El ejemplo 13.1 muestra la forma de realizar esta construccién. Es posible deducit ecuaciones que dan los esfuerzos conjugados en tales casos (Taylor, 1948). La forma de las ecuaciones diferied de la de las ecuaciones 13.1 y 13.2, pero los conceptos siguen slendo los mismos. 13.3. MUROS DE RETENCION SIN FRICCION EN EL TRASDOS El paso siguiente es considerar el caso de un muro sencillo de retencién en el que: a) el relleno es de su- perficie horizontal; b) la pared del muro en contacto con el suelo es vertical; yc) no existen esfueraos tan- genciales entre el paramento vertical del muro y el sue~ lo. Este sencillo caso servird para ilustrar los conceptos ¥_métodos necesarios para la resolucién de problemas ‘més complejos, Consideraremos en primer lugar el caso del empuje activo, Empuje activo segiin la cua de Rankine Una forma de calcular el empuje activo para este caso es suponer que la zona activa es un triéngulo 0 cufia y que todos los puntos del interior de la misma se encuen- tan en el estado activo de Rankine. Las Hineas de deslizamiento para este caso se muestran en la Fig. 13.9. En la zona de Rankine la presién horizon: tal a una profundidad z vale (13.3) Estructuras de retencién y taludes 183 peso especifico del suelo profundidad bajo la superficie del terreno. K, = cooficiente de presién activa (ecuacién 13.1) Las presiones horizontales sobre el muro aumentan lineal- mente con la profundidad. Por tanto el empuje total sobre el muro serd P= WK, (13.4) siendo Dzantales n= Kaye altura del muro Pa = empuje activo horizontal El empuje total resultante Py actuaré en un punto si- tuado a 1/3 de la distancia desde la base a la coronacién Fig. 139. Empuje activo ene! caso soncitlo de Rankine. tet muro. > Bemplo Ba Datos. Terreno con superficie horizontal, y = 1.80 t/m*,@ = 30°. Sobre planos ver- Gener fon eon 1820" ‘hebleha. Caleaee para el etado activo, a una profundidad de 3 m: ester hor on ea gs eaferzonprintplsorndacion dees teas e desramienta "alaioe Ex neaaurio pocoler por tansos. Se supe en pier gar que ose (se erties sobre! plano horizontal venenrprtentidor pol punto A et rere EI el eelo de Mahe cespondients al etao decors es el cujado de 1 a le chlo, polo se eesaenia en Op y tor exer sobre el pane cree Pao andos pe et punto Ete reultado no cumple fa condion de que vertical venen dodo Pore aninosmesan due ext condiion slo ex seca ona mull de Mohs trade de Tine contin, sno los exeroy sobre plas Foc Nesom os comespondenes tow punto 4 y Brespecivamente. 5 me or 7 = : _ 1 = 2. _ = ce F Bemplo 2 aa Detox Muro de retncin representado en Fig rein! site Bbe grey Lr —— ao preones horizontals en la base del mo ‘b. Empuje horizontal total. eee. Aor ry Solucion. De la Tabla 13.1 se obtiene Ka = 0.333 am a. En Ia base, oy = (1.80) (6) (0.333) = 3.6 t/m*. Ll b. Po=—4 (3.6) (6)= 108 t por metro de muro ¢ El empuje actiia a 6/3 = 2m por encima de la base del muro. < 184 El suelo seco 20, pum. So ege une unde ur ¥ 2 pte at puractore part o ‘ane or var de> tor pas, Se sie unt cane ue erciara une Sera ma de se to eelando ee ode. la rian, Pranteondo ea ioe fra tere ah empl a ae : ‘inedgnita. Set pte. Se eomparan dit \ sazcane stom ‘mixime valor de cam pu: Fig. 13.10. Fass del cileulo de estabildad pore! método de l cui. El ejemplo 13.2 muestra el eflevlo del empuje activo ‘mediante estas ecuaciones. Pura el cileulo de Ka debe uti- lizarse el angulo de friecién maximo. Sin embargo, los rellenos suelen estar generalmente en un estado poco com: pacto, por eso un valor tipico de @ suele ser 30° aproxi- ‘madamente. Esta solucién es intuitivamente satisfactoria. Se cumple la condicién de equilibrio y la de fala en cada punto dentro de la zona de Rankine, al igual que las condiciones de con- tomo en la superficie del relleno (ausencia de esfuerzos) y sobre el parimetro del muro (ausencia de esfuerzos tangen- ciales). Sin embargo, esta solucién no es exacta en se ‘matemético. Tal solucién no dice nada sobre los esfuerzos en el exterior de la zona de falla; de aqui que no existe seguridad completa de que los esfuerzos en el exterior de esta zona satisfagan las condiciones de equilibrio sin violar la ley de falla. Existen otras dificultades que comentaremos en la seccién 13.5. Como la utilidad de las ecuaciones 13.1, 133 y 13.4 no puede demostrarse matemiticamente, esta utilidad s6lo, puede apreciarse comparando lo calculado mediante estas, ecuaciones con los valores medidos en la realidad. Com- pparaciones de este tipo han sido realizadas por Terzaghi (1934) encontrindose que dichas ecuaciones dan estima- ciones razonables para las condiciones especificadas, Caleulo det empuje activo por el método de Ia cufta EL método de Ia cufla supone os siguientes pasos, re- presentados en la Fig. 13.1 1, Se considera una cufa de suelo limitada por el tras- d6s del muro. La fuerza P que debe existir entre esta cufla y el muro se obtiene planteando las ecua- ciones de equilibrio correspondientes a la cufia ais. ada. 2. Se considera otra cufla diferente limitada por otro contomo en el terreno. Se vuelve a calcular la fuer za P existente entre el muro y la cufla, 3. La fuerza real que actuard sobre el muro seri el va- lor maximo de P obtenido al considerar todas las culias posible. ‘A pesar de que el empuje activo es el minima posi- ble con el que el terreno puede estar en equilibrio;-de bemos determinar la cufta correspondiente al méximo valor de este empuje para que se cumpla Ia hipétesis de que se ha movilizado completamente Ia resistencia al corte del suelo. La Fig. 13.11 muestra la aplicacién de este método al problema de un muro de retencién sin fricci6n en el para- mento de trasdés. El ejemplo 133 detalla los céleulos comrespondientes. Se han considerado Unicamente cumias limitadas por planos trazados por el tal6n dol muro. Exis ten esfuerzos normales repartidos sobre J y JM, y es- fuerzos tangenciales distribuidos sobre JM, pero el célcu- Jo se puede realizar con las resultantes P y F de estos esfuerzos. Estructuras de retencién y taludes 185 > Ejemplo 133 ‘Datos. Muro de retencién y relleno del ejemplo 13.2 Problema, Calcul el empije activo por el método de la cura SoluciSn. La Fig. £13.3-1 muestra a escala las cuftas estudiadas y los poligonos de fuerzas para 9=45° y 8 = 60°. Puede utilizarse la ecuacién 13.5 para caleular P para divesos valores de 6. s tt oy \ ‘ +] > a oe eee Pa is ayo ose osm oma Sy 8g) te tao St Ssn ts fan lone @ SS tai oan tae Star ono osm tot El diagrama de la Fig. F13.3-2 muestra grificamente la forma de variacion de P con. P Fig. £1332 « 186 El suelo seco Fuerzas que actian sobre una cufia aislada: 9es0 del suelo = 1/2 7H? cot 8 resultante de las presiones existentes entre el suelo y el muro resultante de Jos esfuerzos normales en Ia masa de suelo, sobre el plano elegido resultado de los esfuerzos tangenciales en la masa del suelo sobre el mismo plano = tg g resultante de Ny T ue Ar, Ecxaciones de euro z w “cos = 8) SH=0: P= Wan 5 Pay eotOtan(0—9 (13) Fig, 12.11. Equilibrio do ung curt de suelo en of caso de un muro de retencion socio: empuie sctvo, F ler. Paso. Planteamiento del equilibrio de la cut. El eso W se conoce en magnitud y dieccién. Las fuerzas resultantes P y F se determinan en direeciSn, pero no en magnitud. De aqui que existen dos incdgnitas (las magni- tudes de P yF) y 2 ecuaciones de equilibrio de fuerzas. EI problema es determinado estéticamente y puede resolverse Por medio dela estitica, Para resolver este problema de equilibrio resulta dil un ppoligonosde fuerza. Lasfuerzas que actin sobre la cua se ‘epresentan en forma de vectores,cuya punta coincide con el extremo del vector siguiente, En ete problema se represe en primer lugar W” auna escala conveniente. A contin! se tazan las direcciones de Py Fy su interseceén dael punto de cierre del poligono. Las magnitudes de P'y pueden medirse a escala en el diagrama 0, si s© quiere, el poligono de fueraas puede utiizarse también para plantear el par de ecuaciones « resolver para obtener las magnitudes de P'y F. Pasos 20. y 3o. Determinacion de la cua critic. Exis ten varios métodos para obtener la cutta més eritca. Un método consiste en suponer varia inclinaciones del plano de deslizamiento, determinando el valor de P corres- pondiente 2 cada inclinacién. Puede utilizar la ecuacién 13.5 para diferentes valores de 8 0 construir un poligono de fuerza para cada 0, midiendo a escala el valor de P. El ejemplo 13.3 muestra la variacién de P con 0, en una for- ma que resulta adecuada para representar los resultados. El empuje P es méximo para 0= 60°. Si P fuera menor ue el valor calculado, el terreno se romperta. segtin un talud de esta incinacién. Para este sencillo caso, el andisis se puede realizar ms- Lemdticamente (ver el ejemplo 13.4). La ecuacion de eq {brio contiene Ia variable @ que define ef limite de la cuifa a través del suelo. Haciendo maxima la expresion de P ‘respecto a @, se puede encontrar el empule real, asi somo Ja situacién del plano critico de. deslizamiento, También existe un método grafico para obtener la incline ci6n critica (ver Taylor 1948, pip. 497) El empuje maximo obtenido por estos métodos es el empuje activo Fy > Fjemplo 13.4 Datos. La ecuacién 13.5 (en la Fig. 13.11) que expresa Pen funcion de 0. Problema. Calculat el valor méximo de P y el valor de para el que tiene lugar dicho méximo. Solucién. 2P _ymef A @-# | cote ago [ sento * os eal 2 sn (0 ~ 4) cos (0 — $) + sendcos 9 Tend cos @= HF Sen cos O(cost $ sen? $ ~ 1) = $e $ cos $6en? 0 ~ cost 0) (end cos @ — OF .s2n208en! $ + sen $ cos #008 20 [en Fcos 0 — OF sen$ cos (20 — 4) isend'cos @ = $F =H pone be = dH Esta expresién se anula para cos (20 ~ g) = 0: 2 Ber — $= 90" y Der = 45° 44/2 Substituyendo en la ecuacién 13.5 bis (5 +) u (sf =bitant (a2) aire, Equilibrio de momentos en la euria La linea de accién del vector W pasa por el centroide de'la cufla. Una posicién posible de los vectores P y F se muestra en la Fig. 13.12: P acti al tercio de la altura del muro y F al tercio de la superficie de deslizamiento. Estas posiciones de P y F estén de acuerdo con una variacién lineal de esfuerzos con la profundidad. Critica del método de la cusia El método de Is cufla no considera los estados de es- fuerzos en el interior ni en el exterior de la cutia, no exis- tiendo tampoco en este caso completa seguridad de que Jos esfuerzos en tales zonas satisfagan la condicién de equilibrio sin incumplimiento de la ley de fala. Asi pues, aunque la solucién es satisfactoria intuitivamente, no puede demostrarse matematicamente su exactitud. we F Fig. 13.12. Povielén dela fuerzas para que la cia deslizant curn a al equiibrio de momentos. Para los casos considerados en esta seccidn, el método de Ia cufia da exactamente el mismo resultado que el mé- todo de Rankine. De hecho, para este caso, el método de Ia cuna sélo repite los pasos que conducen (capitulo 8) a las ecuaciones del circulo de Mohr. La diferencia entre ambos métodos es mayor cuando se llega a situaciones sms complejas. TI método de la cufla se debe al ingeniero francés Coulomb, quien Io espuso en 1776, casi un siglo antes de que Rankine publicara sus teorfas (aparentemente sin co- rnocimiento del trabajo de Coulomb). Por ello, Coulomb ‘puede ser considerado como el fundador de las teorias de ‘empuje activo. La contribucion de Rankine fué introducir el concepto de presion pasiva y relacionar los dos casos extremos de presion activa y pasiva. Estructuras de retencién y taludes 187 Fig, 13.13, Muro de retencién con sobrecarga uniforme. Empuje activo con sobrecarga uniforme Los métodos presentados en las secciones anteriores pueden ampliarse ficilmente a aquellos casos en los que existe una sobrecarga sobre la superficie del relleno de trasdés del muro. Esta sobrecarga puede deberse a un material almacenado 0 a vehiculos estacionados. Con una sobrecarga uniforme qa (Fig. 133) el esfuerzo vertical a una profundidad cualquiera es simplemente? = It He EL esfuerzo horizontal es om = Ke dv, donde Ka corres- ponde al valor dado en la ecuacién 13.11. De aqui que el esfuerzo 0 presién horizontal a cualquier profundidad vale - pizsns tT p+ rdK, (13.6) ag TAK. (136) 2 Advigrase que ge. representa una magnitud totalmente dife- rence de q = (oe ~ on)? > Ejemplo 13.5 Datos. El muro de retencién del ejemplo 13.2 con una sobrecarga de 5 ton/m?. Problema. Calcular el empuje activo sobre el muro y la posicién de este empuje Solucién. El empuje adicional debido a la sobrecarga (ver la Fig. E135)es, (5)(6X(4) = 10 ton/m Px = (10)3) + (10.82) = 51.6 mton Dobie asobrecrgs — Debio reteno an P= 208t0va 188 El suelo seco » Ejemplo 13.6 Datos. EI muro de retencién y el relleno del ejemplo 13. Problema, Calcular el empuje pasivo, las presiones pas deslizamiento y del empuje pasivo resultante. Solucién. Ver la Fig, E13.6 @ Senin Pox 187 2t0vm 248 | ‘Tonia? @ Fig. E138, En la base: On Considerando la Fig. £13.60: (6X18) + 5]3)= [108 45]3) = 47.4 toma Po =1 M6) (1.8) + (6XS)I3) = [32.4 + 30] (3)= 187.2 ton/mn 97.2063) + 903) _ = 2.48 m 1872 < El empuje total a ivo sobre el muro viene dado por Pa = WIPK, + qHIK, (13.7) Advigrtase que la presién horizontal debida a la sobre- carga tiene una distribucién uniforme con la profundidad Ys por tanto, la fuerza resultante correspondiente a la so- brecarga esta situada a media altura del muro. Asi pues, la resultante del empuje total que refleja Ia influencia de la sobrecatga y del peso del suelo, debe estar comprendida entre el tercio y la mitud de ta altura. La posicién de la resultante del empuje total se obtiene por suma vectorial de Jos empujes correspondientes a ambos eatos, Esto se ilustra en el ejemplo 13.5, donde se continia el ejemplo 13.2 para incluir la influencia de una sobrecarya de 5 ton/m*, El empuje adicional de 10 ton/m, actiaa la mitad de la altura del muro, o a 3m sobre Ja base. La resultante de este empuje mas la del peso del suelo (ver el ejemplo 13.5) actia a 2.48m por encima de Ia base del muro, Bl metodo de Coulomb puede utilizarse para obtener el ‘mismo resultado. La sobrecarga da lugar a otra fuerza so- bre la cufia, pero ésta se suma simplemente al vector correspondiente al peso W. La inclinacion de la superficie critica no es modificada por esto. Resistencia pasiva Suponiendo que el suelo qu oftece resistencia pasiva est en el estado paiva de Rankine. a preion pasts y a resistencia pasiva total vienen dadas por Wank, + 4K, (38) 2, = WIPK, + gJHK, (3.9) donde Kp se deduce de la ecuacién 13.2. En este caso Hl es la altura de la zona pasiva y qs es Ia sobrecarge sobre syed P= Cart 44) cot tn (04.6) ace Fig. 13.14, Equilibrio de una cufl de suelo sobre un muro do ‘etencién en condiciones sencilan; empue paiva. > Ejemplo 13.7 Estructuras de retencin y taludes 189 ‘Datos. El muro de retencién y el relleno det ejemplo 13.6. Problema. Calcular el empuje pasivo por el método de la cufta, = 10485) =52 100m Fig, £137 ‘Solucién, El poligono de fuerzas y la cua correspondiente a un plano con se muestran en la Fig. 13.7. Mediante la ecuacion de la Fig. 13.14: 0 cote nH) PGP + gull) 2 295 1192 328 2 24s 1428 3.06 30 L732 in 3.00 = 351428 24s 3.06 4 Lis 275 328 Po =3 [41 8)6F + (5X6) [32.4 + 30]= 187.2 ton/m Como en ef ejemplo 13.6, ef empuje resultante esti situado a 2.48 m sobre la base del muro. la misma. El empleo de estas ecuaciones se muestra en el ejemplo 13.6. EI método de Ia cufia para el caso pasivo es prictica- ‘mente andlogo al del caso activo, pero con una diferencia fundamental: ahora los esfuerzos tangenciales sobre la superficie de destizamiento actdan junto con el peso del suelo para oponerse al empuje horizontal que se ejerce sobre el muro. Asi pues, aunque ef empuje pasivo es el ‘miiximo posible para el cual el suelo puede mantenerse en. equilibrio, debe determinarse Ja cufia que da lugar al ‘menor valor de este empuje. Si ef muro ejerce un empuje superior a este empuje minimo el suelo no se mantendré fen equilibsio. La Fig. 13.14 muestra el planteamiento del caso de empuje pasivo mediante superficies de desliza- ‘miento rectas. El ejemplo 13.7 desarrolla el método. ‘Como en et caso del empuje activo, ambos métodos de ccileulo dan el mismo resultado, intuitivamente satisfac- torio, para el caso de un muro sencillo sin friccién en el paramento de trasdés. Sin embargo, la Unica justificacién real para el empleo de las ecuaciones 13.2, 13.8 y 13.9 radica en Ia concordancia entre los resultados de estas ecuaciones y las comprobaciones reales. 134 MUROS CON FRICCION En general se desarrollan fuerzas tangenciales entre el trasdés de un muro de retencién y el suelo debido a los ‘movimientos relativos entre ambos. La Fig. 13.3 muestra Jas formas de movimiento tipicas. En la zona activa, el desplazamiento hacia el exterior da Tugar a un movimiento hhacia abajo del suelo respecto del muro. Debido a la fric- cién entre el suelo y ef muro, este movimiento produce tuna fuerza tangencial hacia abajo sobre el muro. Esta fuerza de friccién se denomina friceién positiva para cl caso de empuje activo (ver Fig. 13.15). En la zona pasiva, la ‘compresion horizontal debe estar acompaniada por un des- plazamiento hacia arviba sobre el muro. Esta fuerza tan- gencial se denomina de friceiOn positiva en el caso pasivo. En el caso activo la friccidn es casi siempre positiva. Sit embargo, en el pasivo puede desarrollarse una friecién 190 BI suelo seco Fig, 13:15. Diveceibn de te friccién postive entre ot muro y ef positiva 0 negativa. El tipo y signa de la friccién debe determinarse estudiando los despiazamientos posibles en cada problema. La magnitud de esta fuerza tangencial viene determi- nada por el dngulo de friccién $ entre el suelo y el muro. Como se indico en el capitulo 11, gw suele ser igual a geo y tiene un valor tipico de unos 30°. Para un relleno flojo $y dw tendrin un valor numérico anilogo, mientras que Seré gy <¢ para un relleno compact. Solucién a partir de Ia zona en estado de falla En fa Fig. 13.16 se han representado las condiciones que deben cumplirs a To largo del contorno dela supert- cle de desizamiento. A lo largo de la superficie del relle- no no existen esfuerzos tangenciales sobre planos horizon- tales 0 verticals. De aqui que, en esta superficie, las Tineas de destizamiento. deben formar un angulo de 2(45 +9/2) con la horizontal. Sobre el paramento del ‘muro, sin embargo, la relacién entre los esfuerzos tangen- ciales'y normales debe ser igual a tg dw, ASi pues, sobre el ‘muro las condiciones de esfuerzos deben ser las represen- {adas en el ejemplo 13.1 y las lineas de deslizamiento ten- én la incinacion que aparece en la Fig. 13.16. De aqui que existan diferentes estados de Rankine en diversas ~onas del relleno. a solucién de este problema de contorno es bastante complicada. Con objeto de que la condicién de equilibrio se sitsfaga en Ia zona en estado de falla, los esfuerzos deben cumplir ls ecuaciones diferenciales de equiibrio® (13.10a) (13.106) ‘Ademés, debe cumplirse la condicién de falla en toda Ia zona: yp = Oyptan 3.) ‘Combinando las ecuaciones 13.10 y 13.11 se llega a la de- nominada ecuacién de Kotter. La solucién de esta ecua- cién, para las condiciones de contorno de la Fig. 13.17, 4 Ver Crandall y Daht (1959, pig. 127) para la deduceién de ‘estas ecuaciones. Debo toners en cuenta el convenio de ignos ut- Tizado on mocinica de silos, 4a la orientacién de las Iineas de deslizamiento junto con los esfuerzos en cada punto de la zona en falla (ver Soko lovski, 1965; Harr, 1966). Se requiere un metodo de inte sgracién numérica para obtener esta solucién. La deduccién completa de la ecuacién de Katter y el método de integracién numérica utilizado para resoiverla se salen del objetivo de este libro. La Fig. 13.16 muestra los resultados, en forma de un campo de lineas de desli- zamiento, obtenidos por este método, para el caso $ = ds = 30°. El coeficiente de presidn activa resultante es 0.31. En este caso Ka ya no es la relacion entre los esfuerzos vertical y horizontal, sino la expresién para los esfuerzos existentes sobre el muro. Adviértase que oy no es necesariamente igual a 72, debido a los es fuerzos tangenciales que existen sobre planos verticales. El empuje active total es DIPK, = 031()1) y forma con Ia horizontal un dngulo igual al de fricci ‘del paramento del muro. Sobre ef muro todas las compo- nentes de los esfuerzos aumentan también linealmente con |a profundidad, de forma que el empuje resultante sigue actuando al tercio de la altura del muro. Debe hacerse una integracion numérica por separado para cada valor de @ y gy. Sokolovski (1965) ha dado tuna tabla con estos resultados! Empuje activo por el método de la cuita La Fig. 13.17 muestra el planteamiento general de este problema mediante superficies de falla rectas y el ejemplo 138 ilustra un caso especifico. El poligono de fuerzas se hha modificado, ya que P esta ahora inclinado en lugar de horizontal. Sin exurzostangencaer sobre planes horizons ni vrei Fig. 13.16. Campo de linea de delizamiento y zona en estado de {alla pare ot caso de un muro con fricion. (Deducido pore metodo de Sokolowsk’ (1988) para $= dy = 20"). Estructuras de retenicion y taludes 191 BEN Fig. 13.17. Equilibrio de fa cum deslizantetanteada en cio de ‘un muro de retoncin con fricién. or et teorems det no: sen -4) PWG tht —O tan (0-4) cosh, + send, tan @ — 9) = picot > Ejemplo 138 Datos. El muro de retencién y el relleno del ejemplo 13.2, pero introduciendo shora tuna friccin del muro de do = 30°. Problema. Calcular el empuje activo por el método de la cufta Solucién. La Fig. E13.8 muestra la cuftay el poligono de fuerzas para @ = 60°. Puede utilizarse ia ecuacién de la Fig. 13.17 para calcular P, para diversos valores ded. 2am at ae ae z a * \ Jar % eo Seve = . Fact e @ 30°) 0866+ $ te @ ua cote tn @ 309 fe Fy ae es 500890364 1048 0292 RE OOTe (aia ton 0356 507006 1100 os Sh 0s «sn 136 0295 0s” ost? 1154 0289 Po 297 (1/2 yH?) = 9.62 ton/m 192 EI suelo seco 0 foi fs, f i 3 8 in HHH : i wl __| a a a a) Angulo iesin ¢ Fig. 13.18. Cosficiente de presion activa en funcién dela frcckén al muro. Por Jo demés se sigue el mismo procedimiento general. 1 equilibrio de momentos se satisiace con P situado al tercio de la altura, pero F ya no se encuentra al tercio de la superficie de destizamienio. BI plano critico de desizamiento obtenido por este rétodo constituye una aproximacién de la superficie de falla mas exacta indicada en la Fig. 13.16. La superficie de falla deducida del metodo de la cua no satisface las condiciones de contomo en la superficie del terreno ni en 1 paramento del muro. Adviérase que Ia inclinacién de cesta superficie ya no es 43 + 6/2 La Fig. 13.18 da los valores de Kz caleulados por el rmétodo de la curia con supericies de desizamiento pla- nas. Estos valores de Ke pueden utilizarse en ls ecuacio- nes 13.3, 1344 para obtener los esfuerzos que actian sobre el muro a cualquier profundidad o el empuje total Bl esfuerzo asi caleulado es Vra® + 05" en lugar de la pre- sién horizontal Gnicamente, y'el empuje correspondiente forma un éngulo gw con la horizontal, en lugar de ser horizontal, AS{ pues la friccin del trasdés del muro tiene dos efectos sobre el empuje activo: a) sobre la magnitud de Pa y b) sobre Ia direccién de Pe. El segundo de estos efectos suele ser el més importante, como se aprecia en la comparacin realizada en el ejemplo 13.9. La friecién det muro hizo variar el empuje activo en sélo el 7%, pero redujo 1a componente horizontal del mismo en un 24%. > Ejemplo 13.9 Datos. El muro de retencién de altura H con un te. eno de ¢ = 35° y peso especifico 7. Problema. Deierminar la influencia de la friccién del muro (w = 35°), sobre el empuje activo y la componente horizontal de dicho empuje. Solucién. La diferencia radica entre Ke y Ka 608 gu, Se utiliz6 la Fig. 13.18 para los siguientes céleulos ” Jen porceataje El empleo de superficies de deslizamiento curvas con- duce a curias ligeramente més criticas y valores de Ka algo superiores. Sin embargo, las diferencias en Ka son de esca- so porcentaje y generalmente tan pequefias que no se pue- den apreciar en una representacién como la de la Fig. 13.18. Las superficies de deslizamiento curvas y los valores de Ke, son casi exactamente iguales a los obteni- dos por el método de Sokolovski. Sin embargo, lo més importante es que estos resultados concuerdan adecuada- mente con las pocas medidas reales realizadas en pruebas 1 gran escala, Resistencia pasiva En el caso pasivo, el método de la cufla con superficies de destizamiento planas sobrestima notablemente la resis- tencia. Por asi decitlo, las soluciones basadas en cufias con superficies de deslizamiento curvas (ver la Fig. 13.19) dan ‘una resistencia pasiva menor que la calculada con superfi- cies planas. La diferencia aumenta con la friccién del muro. El cilculo mediante cuvias de contorno curvo ha sido descrito con detalle por Terzaghi (1943) y Terzaghi y Peck (1967). La Fig. 13.20 da los cooficientes de presion pasiva obtenidos de esta forma. Por otro lado, también se puede utilizar el método de Sokolovski (1965), Ambos ‘métodes dan pricticamente el mismo resultado. El empuje caleulado mediante los coeficientes de la Fig. 13.20 forma con la horizontal un dngulo igual al de friceion del muro. Las estimaciones tedricas referentes a la resistencia pa- siva en muros con friccién no han sido confirmadas tan cexactamente por Ia experiencia como las correspondientes Fig, 1.19. Comparacion entre las zonas de empuje pasivo correspondientes a uns cute con superficie Ge fala recta 0 curva. a} Muro con ircsion pentva. b) Friesian negatiea Estructuras de retencién y taludes 193 Ky os —+ 02} |_| __} _} oun i 20 30 0 Angulo de fein g 30 Angle oe Wesén Fig, 13.20. Gcética para los coofciontes de presién pasiva Ubasado en datos de Coquot y Kérisel, 1949) al empuje activo, por Io cual no pueden utilizarse con la ‘misma confianza. Tschebotarioff (1951) cita los resultados de algunas pruebas de laboratorio, a gran escala Sobrecargas En general, la aplicaciGn de una sobrecarga hace variar algo el campo de lineas de deslizamiento obtenido por el ‘método de Sokolovski o por el de la cufia con superficies de deslizamiento curvas. Por esta razén las ecuaciones 13,7 y 139 no son aplicables directamente a no ser que cxistan sencillas condiciones geostiticas; es decir, podria calcularse por separado el empuje para cada combinacion diferente de qe y 7. Sin embargo, dentro de Ia precision, necesaria para los céleulos pricticos (y teniendo presente la incertidumbre sobre lo que constituye una solucién “exacta”) pueden seguirse utilizando las ecuaciones 13.7 y 139 junto con los valores de Ke y Kp calculados en ausencia de sobrecergas. 13.5. EMPUJES ACTIVOS Y PASIVOS EN OTROS CASOS En las secciones anteriores se han dado los resultados aplicables 2 muros de retencién sencillos y, lo que es mis. importante, se han descrito los métodos a utilizar en casos ‘ms complicados. EI empuje activo ejercido por un relleno homogéneo suele calcularse generalmente con una precisién razonable ‘mediante la ecuacién 13.7. Para condiciones de contorno, relativamente sencillas, los valores de Ka pueden obtenerse de tablas, abacos y fGrmulas por lo cual no es necesario realizar una serie de tanteos. La Fig. 13.21 da una férmu- la (ecuacién 13.12) aplicable a muros de retencién inclina- dos y superficie del terreno también inclinadas, teniendo fen cuenta la influencia de la friccién del muro. Fl coefi- ciente de 1/2 y H es Ka. La diteccién de Pa es la indica- dda en la figura. Esta formula fue deducida (por Coulomb en 1776) por el método de la cufia con superficies de des- lizamiento planas, pero Ia precisién general de los resul- tados ha sido confirmada por los célculos segiin e! método de Sokolovski. La Fig. 13.22 da los valores de Ke para el caso especial de muro con friccién nula. Esta tabla puede utilizarse para estimar el empvje en el caso de muro con friccién, ‘como se indica en el ejemplo 13.10. El ejemplo 13.11 ‘muestra la aplicacién de los coeficientes de presién activa, a un problema con sobrecarga. Adviértase que qs en la ‘ecuaciGn 13.7 es la sobrecarga por unidad de érea hori- zontal, cualquiera que sea la inclinacién del terreno. Anilogamente, puede utilizarse la ecuacién 13.9 para calcular Ja resistencia pasiva en problemas més compli- Fig. 19.21. Expresin de Coulomb para et caso de un muro con {riceiiny terreno de superficie el relino inclinads. ese Psen( — $) } ll er ESIC fen + aden 9 end Fo [A 93.12) 194 El suelo seco ao | ne oom | ee 7 Ni, [me |e | HE | OH v os | oss | oa 1 aso | oss | ase oe I om | on | oso t 038 oa | 050 é 0 035 | 00 y | om 043 050 059 17 1 | om | 02 | om] oma | ove one B | 02 | oa | oa | om | ors F | oz | oa | oa” | on | ost # {oe | om | oa | om | oso A zr 033 038 043 os ¥ | oz | 02 | ox | ox | oss one f | or | 02 | ox | om | om fo | os | ox | ow | x7 | oa F {oo | ow | on | ow | or re d= 0; 8°= = 90" Fig, 13:22. Coeficiente de presin activa en funcién de a inchinacin de tarde de! muo'y dela superficie del terreno. cados, Puede utilizare generslmente el método de Coulomb o ef de Sokclovski para obtener Kp. Todos estos métodos sirven también para determinar el empuje activo © I resistencia pasiva en casos mis complicados, como rellenos estratificados, muros y rellenos de forma irregu- lar, sobrecargas no uniformes, etc. Estas aplicaciones re- feridas a muros de gravedad, han sido estudiadas por Huntington (1957). La aplicacién de la ecuacién de Kotter problemas mas complicados, con otros tipos de estructuras de retencion, ha sido estudiada por Hansen (4953), Evaluacién general de los métodos de equilibrio limite ‘Ya se ha indicado que los métodos utilizades para obtener las soluciones dadas en las secciones 13.3 y 13.4 no son exactos en sentido matematico. Es decir, nose puede demostrar s6lo por matemiticas que estos métodos dan una solucin Gniea para las condiciones de contorno supuestas. ‘Una solucién completa y exacta para un caso activo 0 ppasivo de equilibrio limite, debe cumplir Tas siguientes cineo condiciones; 1, Cada punto del terreno debe estar en equilibrio. De aqui que el sistema de esfuerzos debe satisfacer las cecuaciones diferenciales de equilibrio (ecuaciones 13.10). 2. La condicién de falla de MohrCoulomb debe cum- pplirse en todos los puntos; para cualquier plano a través de un punto, re Set optang 03.13) 3 Las deformaciones que se produzcan deben estar re lacionadas con los esfuerzos mediante una funcién cesfuerzo-deformacién adecuada al tipo de suelo. 4, Las deformaciones que se produzcan en cada punto deben_ ser compatibles con las deformaciones de todos los puntos de su entorno. 5. Los esfuerzos en el interior de 1a masa de suelo deben estar en. equiibrio con os aplicados al La condici6n de utilizar una ley de esfuerzo-deforma- ign conveniente constituye el mayor obstéculo para obtener una solucion exacta. Es necesario considerat las deformaciones que se producen una vez que se ha al canzado el estado de falla (como es el aumento de volu- men que acompaila la distorsion por corte) al igual que Jas deformaciones para esfuerzos inferiores a tos de falla Se ha realizado un gran progreso en el desarrollo de métodos pera obtener estas complejas relaciones esfuerzo- deformacion (por ejemplo, ver Christian (1966)]. Casi {todas las soluciones de equilibrio limite suponen que el Estructuras de retencién y taludes 195 > Ejemplo 13.10 Datos. El muro de retencién y el relleno indicados en la Fig. 13.1041 eS Fig, €13:1041 Problema. Calcular el momento del empuje activo respecto al punto A. Solucién. Mediante la ecuacién 13.12 fait pane sen80" cosee 10" eno" = SO = 1.049 sen 140° = 0.803, 866 x 0470 fener een vf ao ~ Os esc 1.949 2.=10186) [paso |] = 324010528) 1545 tonim Componente horizontal de Pa: Pe cos $0° = 10.1 ton/m p/w a0 Fig, 19:02. Ps acta a 1/3 de la altura del muro, 0 a una distancia vertical de 2 m sobre Ia base (ver la Fig, 13.102). El momento de Py respecto al punto A vale 10.1 X2= 20.1 ifm. Solucién aproximada mediante la Fig. 13.22. Se toma el Ke correspondiente a ue =0, pero con Ps inclinada guy = 30° respecto a la normal al muro. Resulta Ke =0.59 g en lugar del 0.528 anterior, de forma que el momento se ha sobrestimado en un 12%. « 196 El suelo seco > Ejemplo 13.11 Datos. El muro de retencién y el relleno indicados en la Fig, E13.11-1. Sobrecarga de 2.5 ton/m® sobre el talud, y= 18 nln? ba en0 Fig. 13.1141 Problema, Calcular el momento del empuije activo respecto al punto A. Solucién, Ver la Fig. E13.11-2. z= 2.5|eos 12 56 ton/m? horizontal Segiin la Fig. 13.22 Ps Longitud de la pared del muro =. rat (0:59X(1.8)(6)? + (0.59)2.56)(6) = 9.22.13) + (9.05)3.20) _ 1924905 Fig, £19.12. K, = 0.59 6 es 307 247m Momento respecto al punto A = (28.25)2.47)=70 ton/m < suelo es rigidoplistico, 1o que significa que no existen deformaciones en ningin punto hasta que se alcanza la condicién de falla. Haythomthwaite (1961) ha discutido Ia teoris general de equilbrio limite en materiales rigido- plisticos que obedecen la ley de Mohi-Coulomb. Se han establecdo teoremas de equilibrio limite superior ¢ in- ferior. Sin embargo, debido a la inseguridad de una rela- cin esfuerzo-deformacién adecuada, Ia aplicabilidad de estos teoremas es dudosa. El desarrollo de métodos para el estudio de relaciones esfuerzoddeformacién mds realistas requiere una atencion rucho mayer. ‘Aun suponiendo un material rigido-plistico existen gr ves dificultades. Es muy dificil asegurar que se cumple las ecuaciones 13.10 y 13.13 en toda la masa del suel La mayoria de las soluciones demuestran que estas cond cones solo se satisfacen en una parte limitada de la ma: ‘comprendida en la zona de falla. Incluso dentro de esti zonas no existe concordancia en Ia relacién entre esfuerz y deformacién debido a la necesidad de tener en cuent las variaciones de volumen que acompanan a las deform: ciones por corte, por lo cual existe incertidumbre sobre las deformaciones asociadas con Jos esfuerzos son comp: tibles o cineméticamente admisibles. Estructuras de retencién y taludes 197 > Ejemplo 13.12 Datos. El muro de retencién de la Fig. E13.12-1 Wy 24 wo W,=1280 vn ‘an an Fe Fig. €19.124 Problema, Comprobar el dimensionamiento del muro. Soluciin. El primer paso es la determinacién del empuje activo; ver el ejemplo 13.8. EE paso siguiente es calcular los pesos: wy w (0.3 6X2.4) = 4.32 ton/m ‘MOX1.8X2.4) = 12.96 ton/m A continuacién se calculan Ny ¥: N= 12.96 +432 +4381 = 22.09 ton/m Momento motor = 8.34(2) -4.81(2.10) = 16.68 ~ 10.10 = 6.58 ton/m Momento del pes 4+ 15.6= 24 tonjm 0.79 (correcta) Fig, £13122. 198 EI selo seco > EJEMPLO 13.12/Continuacién) Fn Fig, £13123 ‘A continuacién se calculan las presiones en la base. La presiGn media es de 22.09/2.1 = 10.5 ton/m?. Suponiendo que la presion en la base se distribuye linealmente, la presign maxima se puede calcular teniendo en cuenta que (ver la Fig. B13.13-3): donde M = momento respecto al eje 5 = médulo resistente de ta sec donde B es el ancho de la base 22.09 (1.05 ~ 0.79) = 5.74 ton/m én =} B= $21 = 0.735 m? 75 ton/m? Presion maxima = 10.5 +7.3= 178 tonf/m? Por tltimo, se comprueba la resistencia al deslizamiento horizontal. Suponiendo que existe resistencia pasiva, sin friceién del muro, Kp=3 Pp = H(1.8X0.9)'(3) = 2.19 ton/m Con un factor de reduccién de 2, i Fahl ton/m;, 8.34 — 1.1 = 7.24 ton/m N tan 30° = 12.75 ton/m Ntan > Nfs = 1.76< 2 (insufciente) Despreciando la resistencia pasva 7 = 834 ton/m Ntan Geo = 1.53>1.5 (comecto) < Ademés de estas dificultades fundamentales, las ecus- ciones que deben resolverse (ecuacién de Kétter) son ‘complicadas y se pierde el contacto con fa realidad fisica ‘cuando se reslizan las necesarias integraciones numéricas. ‘Aunque tales soluciones han recibido considerable aten- cién en Europa, la tendencia americana ha sido a utilizar el método, mis sencillo, de la cufla. Las soluciones de Sokolovski y Hansen, que merecen més atencion de la {que han recibido, tampoco son exactas en el sentido de que ‘no cumplen todas y cada una de las cinco condiciones antes planteadas. |A pesar de las numerosas dificultades teéricas, las solu- ciones indicadas en las secciones 133 2 135 resultan tiles a efectos pricticos. Su aplicablidad se ha comp1o- ado en un nimero limitado de casos, midiendo dos es- fuerzos y empujes en pruebas con modelos a gran escala y en muros reales. Habiendo sido comprobadas por estas ‘observaciones, los resultados pueden utilizarse razonable- ‘mente para estimar los esfuerzos y empujes en los casos fen que no se disponga de datos reales. En el caso de cempuje activo, los resultados fndicados en dichas seccio~ znes permitirin calcular el empuje activo con un error de © 1096 siempre que et angulo de friecién se conozca con precision. Para el empuje activo el error posible es mayor (quizds de + 20%), especialmente si se considera la fric i6n del muro. 13.6 EJEMPLO DE DIMENSIONAMIENTO DE UN MURO DE GRAVEDAD Paca aclarar el método de diseffo de un muro de grave- dad, consideraremos el problema indicado en el ejemplo 13.12, Se siguen los siguientes pasos: 1, Se caleula el empuje active utilizando un valor de K, seleccionado de Ia Fig. 13.18 para los valores ¢ y ue dados, Este céleulo se hs hecho en el ejemplo 13.18. Por supuesto so ha adoptado la hipdtesis de (que la superficie de deslizamiento pasa totalmente por el relleno en lugar de atravesar la arena natural. Conviene dividie este empuje en sus componentes vertical y horizontal ‘Se calcula el peso del muro, descomponiendo ta for- ‘ma geométrica real en dos mds sencilas para facili tar el edleulo. 3, Se caleula la fuerza sustentante NV, asf como la posi- cidn de su linea de accién. Si X fuera menor que cero, evidentemente el muro no seria estable. Es decir, este resultado significarfa que el momento de- bido al empuje activo supera el momento resistente del peso. Se utilizan distintas reglas de seguridad Frente a esta posibilidad. Una de ellas, encaminada a jimitar Ia méxima presién en la base (segin comen- taremos més adelante), es que IV debe estar com- prendida en el tercio central de Ia base. Otra regla onsiste en exigir que la relacién entre el momento motor y el momento resistente sea de 1.5 0 mayor. Esta segunda regla es realmente un factor de seguri dad frente a una estimaciGn deficiente del empuje activo. El muro del ejemplo esti bien dimensionado por cualquiera de estos criterios. 4, La siguiente pregunta es: :Puede la arens natural s0- porlar con seguridad la fuerza vertical N La respues- ta completa a esta pregunta debe demorarse hasta que hhayamos estudiado la capacidad de carga en el capitu- Jo 14, Suele ser tolerable una presién normal media de 1 kg/em?. Debido a que la resultante N’ no actia cexactamente en el centro de la base, la presién maxi- ma en el pie del muro sera superior al valor medio. ‘Como se explicaré en el capitulo 14, si N actia en el tetcio central de la base, la presin maxime serd inf rior a dos veces la presién media y por tanto también serd admisible. 5. Se utilizan diferentes reglas para comprobar la resis: tencia al deslizamiento. En una de ellas se conside la resistencia pasiva junto con la resistencia al de zamiento, debiendo ser su suma superior a la com- ponente horizontal del empuje, afectada de un Fac: tor de seguridad de 2 6 mayor. En otra regla mis ccomiin se desprecia la resistencia pasiva, obligando a que la resistencia al deslizamiento sea'como mir ‘mo 11/2 veces superior a 1a componente horizon- tal del empuje activo. El muro proyectado es correc: to ya que cumple la segunda de estas regs. Extructuras de retencién y taludes 199 En este ejemplo, los factores de seguridad citados ex- presan el ctiterio de varios ingenieros respecto a la seguridad con que se pueden estimar las diferentes fuerzas ¥y resistencias. Segin estas normas el muro es adecuado. Pueden ser necesariosfactores de seguridad menores 0 mayo- res segiin las circunstancias de cada problema particular. En el resto de esta seccién comentaremos varios de los puntos mis importantes citados. ustficacién para el empleo del empuje activo En seceiones anteriores se ha sefialado que el empuje activo es el minimo posible que puede ejercer el suelo sobre un muro de retencidn, Se plantea entonces la si guiente cuestién: {No deberia proyectarse el muro para la posibilidad de que exista un empuje algo mayor? La primera respuesta a esta progunta es: Siempre que el relleno sea un suelo granular seco cuyo singulo de friccién se conorea, el empuje sobre el muro suele ser igual al var lor tedrico activo. Esto se comprobs en las cuidadosas, Primeras pruebas do Terzaghi en los afios 1920. En estas, pruebas, se arriostraron los muros frente al desplazamien- to horizontal al colocar el relleno, midiendo el empuje sobre el muro. Como se esperaba, este empuje fue supe: rior al activo. A continuacién se liberaron los muros per- mitiéndoles desplevarse horizontalmente o girar. Desput de un desplazamiento de la coronacién det muro igual a solamente 0.001 veces su altura, el empuje descendié a su valor teérico activo’. Este es un desplazamiento muy pe- uefio (la rotacién angular es de s6lo 0.06") y puede es: perarse que un muro de gravedad safra este giro al colocar el relleno contra é. Tncluso aunque, por alguna razén, el empuje sobre un muro de retencién fuera superior al valor activo, ello. no significaria que el muro corre un peligro potencial. Por el contrario, significaria que el terreno de la base del muro es mucho més resistente de Io que serfa necesatio. Mucho antes de que se rompa un muro, debe desplazare suficien- temente para moviizar la resistencia al corte del terreno, haciendo descender el empuje al valor activo. La resisten- tia del relleno de tasdés de un muro de gravedad 32 ‘movilizaré mucho antes de que se movilice la resistencia al torte del suelo que soporta el muro. En estas circunstan- cias, resulta razonable dimensionar el muro para el empuje activo, adoptando un factor de seguridad sobre la magni ud que el proyectista conoce menos: la capacidad de carga del terreno que soporta el muro. Habiendo resaltado la pequefier de los desplazamientos del muro, comentemos ahora el valor que pueden alcen- zat. Si un muro de retenci6n tiene 6 m de altura, un giro Gel 1 por 1000 significa un. desplazamiento horizontal de 6 mm en la coronacién. En la mayoria de los casos en los ‘que se utilizan muros de gravedad (trincheras de carretera © ferrocartil) este desplazamiento (o incluso desplazamien- § Em ta secién 13.2 1 dijo que se requiewe una deformactén horizontal de aproximadamente 0,005 para pasar el estado en fe foro tactivo. El ancho horizontal de la cua delzante es H cot (454g/2) 9 eproximadamente #/2. Por ello, el desplaramiento hor ontal de) muro seria do 0.0025 H. Asi pucs, cl comportaminto de ia arena en prucbas triaxial esté en buena concordancia con os resultados de Texzaghi 200 ET suelo seco tos varias veces mayores) carecen literalmente de impor- tancia, Sin embargo, existen casos en que estos desplaza- mientos pueden ocasionar trastornos. Un caso clisico es el muro utilizado para el estribo de un puente . $i el muro se ha proyectado para el empuje activo, y se coloca el relleno después de construido el puente, ha de quedar espa- cio suficiente entre el muro y las vigas para permitir el movimiento hacia afuera del muro. Existen numerosas estructuras de retencién que se parecen a los muros de gravedad, pero que no deben pro- Yectarse partiendo del empuje activo. Una excavacién apuntalada (Seccién 13.7) y a veces los tablestacados anclados (eccién 13.8) son ejemplos de este tipo. El muro en ménsula de la Fig. 13.23 constituye otro ejem- plo. Estos muros, con armadura de acero, se utilizan a veces cuando limitaciones de espacio impiden el empleo de muros de gravedad macizos. Si un muro en ménsula descansa sobre un terreno muy firme, de manera que la cimentacién experimenta escaso 0 mulo deslizamiento 0 rotacién, las condiciones de empuje activo en el terreno sélo pueden desarrollarse por flexi6n de la ménsula. El grado de flexién necesario para el desarrollo del estado activo puede dar lugar a una grave fsuracién del conereto y a la fluencia del acero. Los muros en ménsula se suelen proyectar a partir de la condicién Ko en lugar de Ke. EI muro de recinto de s6tano de un edifcio es oto ejemplo de un muro indeformable. La magnitud de loses fuerzos que actian sobre un muro de cimentacién depen: de en gran parte del grado de compactaciOn del relleno circundante, Si se vierte una arena limpia contra el muro, sin compactarla las presiones horizontales pueden ser casi tan pequefias como las presiones actvas. Si se aplica una ligera compactacién, como el simple paso de un bulldozer sobre varias capas de relleno, las presiones horizontales serin probablemente iguales a la del estado en repos. Con una fuerte compactacién, pueden desarrollarse presio- nes préximas a la del estado pasivo. El método habitual consiate en proyectar los muros de sotano para el empuje fen reposo;es decir, para una presién horizontal de aproxi rmadamente la mitad de la vertical. Cuando un muro se proyecta por este método, debe evitarse una fuerte com- pactacién del relleno. De otro modo el muro puede fi- Bleccién del éngulo de fricci6n del relleno A efectos de célculo debe utilizarse el aingulo de fric- ign correspondiente a la resistencia maxima del relleno. Si el suelo granular se coloca por simple vertido, este fngulo serd aproximadamente dev, Sin embargo, ‘mente el relleno recibe como mfnimo la compact un bulldozer, por lo cual se suele alcanzar un estado de compacidad media. Fl aumento del ingulo de friceién producido por esta moderada compactacién contrarresta fl desfavorable incremento del peso especifico. Sin em- Dargo, raramente esti justificada una compactacién inten- ss ya’ que existe al peligro de que se produzcan grandes, desplazamientos del muro hacia el exterior durante la compactacisn. Fig. 13.23. Muros de contencién, en mensula y con contafuertes. 1) En mnsula bY De contretuerte. (Sead Huntington, 1957). Funci6n de la friceién del muro La friceién del trasdés del muro reduce grandements el empuje horizontal y en especial, el momento motor sobre el muro, El muro del ejemplo 13.12 no habria sido ade- cuado sin friccién en el paramento del mismo (ver el pro- blema 13.8). En general conviene aprovechar la ventaja de los efectos benéficos de Ia friceiOn del muro ya que se produce un empuje hacia abajo al desplazarse el muro hhacia afuera. Sin embargo deben hacer, en cada caso, las hipétesis que Te parezean més adecuadas. Cileulo del empuje pasivo E ancho horizontal sobre el plano del papel de Is cufia de empuje pasivo es Hf’ tg(45 +9/2), 0 aproximadamente 2H" donde #1 es la profundidad de empotramiento del ‘muro en el terreno. Para una arena floja, puede requerirse un 10 2 20% de deformacién para movilizar totalmente la resistencia pasive. Esta deformacién corresponderia a un desplazamiento de 0.2 H' a 0.3 H'. Asi pues para H’ = 0.90 m, como en el caso del ejemplo estudiado, se reque- rirfan hasta unos 30 em de desplazamiento horizontal para movilizar completamente el empuje pasivo al pie del muro. Este desplazamiento es excesivo, por lo cual se adopta un factor de seguridad relativamente grande cuan- do se tiono en cuenta la resistencia al empuje pasivo. Como se indica por la curva de Ia Fig. 13.7, el desplaza- miento necesario para movilizar la mitad del empuje total cs bastante menor. En general se desprecia la friccién del ‘muro en la zona pasiva, quedando ain mas del lado de la seguridad. Si se incluye Ia friceién del muro, Ia compo- nnente vertical del empuje pasivo producira una reduccién de N, debiendo considerarse este efecto, Algunas indicaciones de proyecto Se han expuesto los detalles anteriores para indicar el tipo de consideraciones a tener en cuenta en el proyecto. Otros detalles pueden encontrarse en Huntington (1957). Evidentemente, la realizacion de un proyecto adecuado requiere un eriterio ingenieril mucho més amplio que el simple célculo del empuje activo. ‘A veces se considera el empleo de cenizas para el relle- ‘no con el fin de reducir el empuje activo y de ahorrar en. el dimensionamiento. Las cenizas tienen un peso especifi- ‘co muy pequetto(0.8 ton/m®)y pueden desarrollar un sngu- lo de friccién tan grande como el de la arena. La inclinacién del respaldo del muro en contacto con el suelo proporciona una posicién mas favorable del peso del muro respecto al borde exterior del mismo, permitien- do asi disponer una base mis estrecha y manteniendo aiin la resultante N dentro del tercio central de la base. Este ahorro debe compararse con el costo del encofrado ad cional. 13.7 EXCAVACIONES APUNTALADAS ‘Un muro de gravedad es una estructura permanente, utilizada cuando la excavacién a proteger también lo es, Sin embargo, en muchos casos, una excavacion es de ‘arécter provisional, ejemplos de este tipo son les excava- ciones para edificios o ferrocarries subterrineos. En este caso las excavaciones se protegen con una estructura que retiene permanentemente el terreno citcundante. Sila ex Plante Tabet Aieato “Toca ica Estructuras de retencién y taludes 201 cavacién provisional se hace en arena, las paredes de la ‘excavacién deben sostenerse durante la construccién del edificio mediante un sistema de entibacién como el que aparecen en la Fig. 1.12b. Comentaremos con mas detalle el proyecto de entibaciones para excavaciones para expl- car un caso en el que puede no ser adecuado el dimensio- namiento a partir del empuje activo. La Fig. 13.24 muestra dos sistemas habitusles de colo- cacién de la entibacién. En uno de ellos se hinca un ta- blestacado (una linea continua de pilotes) previamente a Ja excavaci6n. Al avanzar ls excavacién se colocan contra el tablestacado elementos horizontales, denominados ca- rreras 0 largueros apoyando contra ellos en sentido trans- versal otros elementos denominados codales 0 puntales. En el segundo sistema, se hincan a ciertos intervalos unos elementos verticales denominados costilas, segin la pared de Ia excavacién. Al ir excavando, se colocan tablas de Ed Luxyuero Col 0 petal EI Cominco de exenctn Coles ds gua y ales del to sapror Cola dl primer ‘area ge aiemes. tigers y eodaes ® Fy, 13.24. Métodos de colocacién do entibaciones. a) Exeavaci6n entibada mediante ‘abiestacs, 6) Excavacion entibada mediante costilla y ademes. 202 El suelo seco Fig, 1325. Excavacion realizada para ol Contro de Estudios Supe ores de Ingenieria det M1. T. madera 0 ademes, contra el terreno y apoyadas contra las costillas. También en este caso se colocan carreras hori zontales apoyadas en las diversas costillas y sujetas por untales acufiados entre paredes opuestas de la exc Existen por supuesto muchas variantes de estos siste- mas basicos, segin Ia extensién de la superficie excavada y las preferencias de cada contratista. La Fig, 13.25 muestra uunos puntales inclinados 0 fornapuntas apoyados contra un bloque hormigonado en el centro de la excavacién en lugar de contra la pared opuesta. Existe un empleo cre ciente de los anelajes, que atraviesan Ia entibacién y que dan sujetos en el terreno de trasdés. | empleo de estos anclajes mantiene la excavacién libre de obstéculos. Forma y magnitud de las presiones sobre una entibacién Varias observaciones fn situs han demostrado que las presiones sobre la entibacion (cuando ésta se coloca sobre lun suelo arenoso) tienen la distribucién que aparece en la Fig. 13.26. Adviértase que esta distribucion es bastante diferente de la que corresponde al empuje activo, Ademés, Jas medidas han indicado también que el empuje total sobre la entibacién puede ser algo superior al correspon diente al estado activo. EI diagrama de presiones observado puede comprender- se si tenemos en cuenta la forma en que el suelo se defor- 6 Terzaghi_y Peck (1967) hun resumido los resultados de medidas Jn sit en exeavaciones entibass Diswibcin de ‘raion Fig. 1326. i clon tipics de presiones sobre una entibacién, tna al avanca Ia exeavacion (ver I Fg. 13.27) Bt punta Superior, una vez istlado y enexado’ contra el lrgucr, no peritit un despasaniento hodzontal apreciabe de suelo en ese punto. Al legs fa excavacin a un nel algo ‘és bajo, el Suelo tendert' desplazare hava fuera hata ue, 2.51 vex, 8 cologue el puntalsgucnte- Asi pues ésquema general de deplaariento dl suelo es una wl elon en tomo a un eleto punto proximo al extemo ai. perior de la entbacién. El suelo en las proximidedes dl Punto supetiorno_puede despararse hacia fuera, lo que sia necesario para movlizar completamente la redstenin 81 conte del suelo, Por el contro, el suelo en posiion nis baja ejeee una fuera del tipo de tacion sobre el terreno superior. De aqui que el suelo de las pronimidades de ta parte superior de a enibaciin se encuetre en un ‘stado ms proximo al pasvo que al activo, Aunque ln distibuclin de presones sobre una entiba- sion es bastante diferente que en el ewo claico de emp Je activo, no es cierto neetarismente que el empuje taal fobre el muro afer grndemente del correspondiente al empuje activo. En cuanto se soviiva completamente la teistencia al corte To largo de la tase de la ca de fall, el empoje total ejredo conta el suelo por la e, °, B Esuerzostagenciles de 1a misma siren que en a ween o Fig, 18.27. Desplazamiontos y esfuarzos on of interior del terreno. 4) Desplazamientos det terreno lexagerados) b) Esfueraos sobre la fufla OAB.c)esfuerz0e sobre la cute OCD. Disibuctn ropuena sebotarit (151) cH osH Diibusi popues po Tesh y oc (18) o2w A 0651 Teraghiy Pak (1987) ‘Savas Fig, 13.28. Distribucién de presonesutlizada para el cielo doo tibaciones. tructura do retencién es el mismo, bien se trate de un muro de gravedad o de una entibacién. Sin embargo, el modo de deformacion de suelo modificard en cierto modo Ja posicién de la superficie critica de falls te6rica, y por tanto, el empuje vasiaré algo segin el sistema de sosteni niento (Hansen, 1953). El empuje total sobre una pared entibada podri ser de un 10 a 15% mayor que el existen- te sobre un muro de gravedad. El estado de esfuerzos en el suelo de trasdés de una excavacién entibada se ha deserito frecuentemente como correspondiente a un estado de arqueo activa, Estracturas de retencién y taludes 203 A 2 © Py=Dte D z Pie, F Fig. 18.29. Ceulo de tas carga sobre los codes 0 puntales, Métodos de proyecto A fines de proyecto, se suele suponer que la distribu- cién de presiones sobre una entibacin es la que aparece en la Fig. 13.28. La forma de calcular las cargas sobre los untales a partir de esta distribuciOn se indica en la Fig. 13.29 y se explica en el ejemplo 13.13. De acuerdo con la distribucién de presiones propuesta por Terzaghi y Peck (1948), el empuje total es 0.647 H? Aa, es decir un 28% mayor que el empuje activo. Ast pues la distribucién de presiones propuesta supone que el, ‘empuje total puede superar al activo. Sin embargo existe luna segunda razén (y més importante) por la cual el em- puje total de proyecto es superior al activo. La distribu- cidn real de presiones variard de una seccidn a otra, segiin, lo apretado que esté cada puntal en su sitio. La curva de > Ejemplo 13.13 Datos. La excavacién y sistema de entibacién indicados en la Fig. E13.13-1. oe 08m 70m Arena za Ore” fe ® fom Or 4 2 0 Ka= 0m Pein nxn = (027211185108) 2 wae | Fig. €13.134. Problema. Calcular las cargas sobre los puntales. Solucién. De acuerdo con la Tabla 13.1, Ke (0.2721 8)18.5)(08) Segin la Fig. B13.132: Qa = A B 2.82(1 36) + 2.65(0.40} 2.45 ton/m 65 + 2.82 — 2.45 = 3.02 ton/m 0.272. La presién maxima es 3.32 ton/m? 3.84 + 1.06 = 4.90 ton/m 204 El suelo seco > EJEMPLO 13.13 /continuacién) 418.321(1.10) = 282 toni Fig. €13.132, Sogiin la Fig, E13.13-3: C=D~3,32 ton/m Fig. £13133, Segiin la Fig. £13.13-4 (Ps Ps S 0.99(0.15) + 2.82(0.86) 1.28 ton/m 282 +099 — 1.28 115 + 2.42 = 2.57 ton/m 59 ton/m {0.301521 = 199 torn? 2 tom Fig. €19.194, ‘Superponiendo estos resultados: = 2.45 ton/m Si los puntales estén situados a intervalos de 2,00 m segiin el muro, las cargas corres pondientes son Los puntales deben dimensioarse cori un factor de seguridad apropiado para el ‘material que los constituya, Bstructuras de retenci6n y raludes 205 Fig, 12.20, Falla de un modelo de excavecén entibada. a) Situscién estab. 6) A punto de fll ¢) En la fall adviérase ef mo- viniento del “terreno” df Despuds dole fala, 206 Et suelo seco presiones representa una envolvente de las diversas distri- buciones reales posibles. Como los puntales se rompen por ppandeo, es importante que no estén sometidos a presiones excesivas. No es admisible suponer que si un puntal esta muy cargado y comienza a fallar, el exceso de presi transmitiré simplemente a un puntal adyacente. Si-un ppuntal comienza siquiera a flectar, su capacidad de sopor- far carga puede reducirse pricticamente a cero, con Io cual todo el sistema de entibacidn estaré comprometido. [La Fig. 13.30 muestra el colapso repentino de una excava- cién entibada al pandear uno de los puntales. El empleo de la envolvente de todas las posibles curvas de distribu- cién de presiones asegura que cada puntal estard dimensio- nado para la maxima carga que pueda corresponderle. Sin embargo, la suma total de las cargas sobre todos los pun- tales serd sin duda inferior 20.64 #? Ke ‘Los dos puntos principales a considerar en el proyecto de una entibacién son: a) los puntales superiores? estardn sometidos cargas mucho mayores de las que podrian de- ducirse a partir del caso ordinario de empuje activo; y 6) los puntales a compresién constituyen un sistema en equi- librio inestable que puede fallar en cuanto comienza a ceder elisticamente. El disefio en equilibrio limite no constituye un método adecuado para un sistema frigil de este tipo; por el contrario, un muro de gravedad és un sis- tema diitil, en el que pueden producirse grandes despla zamientos de la cimentacién sin pérdida de resistencia de la misma, 138 TABLESTACADOS ANCLADOS Como ya se ha explicado (Fig. 1.15) en el capitulo 1, tun tablestacado anclado resiste Iateralmente por su pe- netracién en el terreno de cimentacién y por un sistema de anclaje en Ia parte superior del mismo. El tablestacado debe proyectarse para los momentos flectores y esfuerzos cortantes que se desarrollen bajo estas cargas. El sistema de anclaje debe poder absorber las fuerzas laterales nece- sarias para sostener el tablestacado. Los tablestacados anclados suelen utilizarse para formar ddiques o muelles, ya que los terrenos blandos que generat mente sirven de base a estas estructuras costeras son inca paces de soportar el peso de muros de gravedad masivos y, por esta razén, el empleo de tablestacados anclados suele ser mds barato que el cimentar un muro de gravedad. sobre pilotes. El dimensionamiento de los tablestacados anclados es un problema bastante complicado. La distribucién de las presiones ejercidas por el relleno dependers en gran parte por la forma en que se construya Ja pared anclada, Tschobotarioff (1951) ha indicado que oben distinguirse los tres casos que aparecen en ta Fig. 13.13. 1. Si el relleno se coloca después de construr el tables- tacado, las presiones sobre el mismo aumentardn Tinealmente con la profundidad hasta el punto de empotramiento, de acuerdo con las teorias clisicas, de empuje activo. 7 Los puntales superiores pueden recibir mayores cargas en exeavacion parcal queen la excavacion compl. fea L paca, « ( @ © Fig, 13.31. Relacién entre of método de construccién 1s dist ‘bucién de presiones sobre un tablertacade anciado, al Relleno de ‘rasdés. b) Excavecin con una delormacién normal de anlae, <) Exeavacién con un ena igi, 2. Si el tablestacado se hinca en un terreno horizontal, y a continuacidn se excava a un lado del mismo, las presiones serin mas 0 menos uniformes con la pro: fundidad, a no ser que el anclaje sea extraordinaria mente rigido. 3, Si el anclaje es muy rigido, la distribucién de presi nes serd semejante a la que existe sobre una pared apuntalada. Este caso puede producise si sc emplea un tirante de anclaje muy rigido o si un cable corto se une a un bloque de anclaje muy pesado. Por otro lado, la magnitud del momento flector mixi- smo del tablestacado estd muy influenciada por la distribu cin de presiones sobre la parte empotrada, siendo la dis tribucién de presiones en esta zona bastante comple. Este efecto no puede calcularse a partir de una teoria sencilla, aunque las complicadas teor‘as de Hansen pueden resultar utiles. En general se requieren datos de prucbas y Ja experiencia real para un dimensionamiento correcto. Tschebotarioff (1951) y Rowe (1952) han dado métodos de proyecto de este tipo A’ menudo se vtiliza una placa maciza 0 *imuerto” (Fig. 1.15) para anclar el tirants. El proyecto de este anclaje constituye un interesante problema de determina- cin de la resistencia pasiva 139 ESTABILIDAD DE TALUDES Existen muchos casos en fos que un terreno no requie- re ser retonido por una estrctura, tendo sufciente para mantenerse un simple talud. La incinacion do este talud tiene que ser suficientemente suave y/o su altura suicien- temente pequefla para que sea cstable. Se emplean los mismos principios de equiibrio limite para caleuar Ia es tabildad de un terreno, estéo-né lmitado por una estruc- tura de retencién. Las partes a) y 6) de la Fig, 13.32 mucstran dos pro- esos tipicos de formacién de un talud en un suelo gra ular’. En a) se forma un termapién por vertido desde un camién; en b) se deje caer mineral, arena 0 cualquier Inateral acopiable desde un vertedoro o desde el extremo de una cinta transportadora, En ambos casos, el material desizard talud abajo. De ver en cuando, en ei proceso de vertido, el material que ha quedado en reposo sobre el ‘ Tambida 2 puede formar un talud por excivacién, como en 1 cas0 de un canal (ver, por ejemplo, la Fig 1.14). Estructuras de retencién y taludes 207 ™ I Fig. 13.52. Problemes de tludes infinite. a) Formacin de un tlud por vertido, b) Fermacién de un acopio de mineral =) Exporlmento de vugica de un recipient al comenzar el desizmiento {61 matoriat contenido en el mismo. d)Posiién Final det material anterior. talud comenzard a moverse de nuevo; es decir, una masa de material, de un espesor pequenio respecto a la altura el talud, destizard a lo largo del mismo. La inclinacién del talud una vez que ha cesado el vertido ~talud maximo para el cual el material es estable- se denomina dngulo de reposo. El comportamiento durante el experimento de vertido indicado en las partes c) y d) de la Fig 13.32 es and Jogo. Al aumentar gradualmente el ngulo de inclinacién, las particulas comenzarin a deslizar alo largo del talud. Por iiltimo, para una cierta inclinacion, deslizaré una masa dde material como se indica en la Fig. 13.32 c. Al cesar el deslizamiento, el talud tendré una inclinacién media aproximadamente igual al ngulo de reposo que tendria si cl material se vertiora directamente. En todos estos caos, el espesor de material inestable es pequerio respecto a la altura del talud. En tales casos, el talud se denomina infinito o indefinido. La superficie de deslizamiento es paralela al talud. Estudio de un elemento de talud Con objeto de estudiar Ia estabilidad de este talud, “‘cortamos” un elemento independiente del suelo dei talud, como se indica en la Fig. 13.33. Suponemos que el talud tiene una gran extensién en a direccién normal a la seccién indicads, por lo que se consideran Tinicamente los esfuerzos que actian en el plano de cesta seccién, En general, existirén esfuerzos sobre las tres caras de este elemento, como se sefala en la Fig. 13.3%. Sin em bargo, con un talud infinito es légico suponer que los es- fuerzos sobre las dos caras verticales son iguales y se equi- libran exactamente. Si esto no fuera verdad, los esfuerz0s sobre las caras verticales variarfan segin la ‘posiciin a lo largo det talud, Io cual seria incompatible con Ia observa: cién de que una delgada capa se mueve solidariamente en todo el talud. Por esta raz6n, tinicamente se consideran los esfuerzos sobre la cara CD, junto con el peso del suelo, para estudiar el equilibrio del elemento. En la parte 6) de Ja figura se considera el equilibrio del clemento respecto a las fuerzas totales T y .V que actian sobre Ia cara CD. El resultado es que cuando se moviliza la resistencia al corte total y comienza el destza miento, el angulo de inclinacién del talud deberia ser igual al dngulo de friccién interna. De acuerdo con este andlisis el destizamiento es susceptible de comenzar a cual- quier profundidad; es decir, [a altura del elemento no interviene on el resultado. El ejemplo 13.14 muestra el céleulo de los esfuerzos que existen en un talud infinito ‘con el ingulo de reposo. Adviértase que el esfuerzo vertical no es simplemente ‘gual a la altura multiplicada por el peso especifico. eecién del singulo de friccién EI] Angulo del talud para el cual comienza ef destiza- rmiento en el experimento de vuelco viene retacionado con 208 EI suelo seco Pra td Fig. 13.33. Andlsis de un talud infinite. (2) Esfuerzos sobre un elemento de tuto. (e] Planteamiento del equilib: W = ady W — Tseni — Neosi = N= Weosi Teos i — Nseni T= Wseni T= Ntané Si se moviliza a toda la resistencia al corte de forma que Nigg, seré f el ngulo de friccién maximo @? , Asf pues, talud estable maximo esté directamente relacionado con el ‘ingulo de fticcién correspondiente a la resistencia méxi- ‘ma. Sin embargo sabemos que ¢ es una funcién directa de Ja selacién de vacios de la arena Siempre que la arena o grava se vierten, la arena queda generalmente en estado suelto. En este estado, es pricti- ‘camente igual a gev. Por ello, et Angulo de reposo de una arena o grava vertida es aproximadamente igual al éngulo de fricciOn intema correspondiente al estado suelto, dee Ya se indicaron en la Tabla 11.3 los angulos t reposo, junto con las cotangentes de estos sngulos. Por otro lado, taludes més inclinados que el éngulo de reposo pueden existir en condicién estable. En las moder- nas presas de enrocamiento el relleno s compacta cud dosamente y s¢ vierte en capas delgadas de forma que se alcanza una elevada compacidad. De agui que el dngulo de fricién disponible para resistir el deslizamiento sea superior al dngulo de reposo. 9. sta affrmacién se basa en una extrapotacién de los res {ados didos por Seed y Goodman (1964). En pruebas en modelo, 1a pequefa cohesion en el argon do un suelo Seco tiene clara in: fluencia sobre la estabilidad de los taludes y determina Ia profane idad teal del desizamiento, Factor de seguridad El factor de seguridad de un talud infinito se suele de- finir por: og teal Le nica incdgnita en la estabilidad de_un talud infi- nito ¢s el valor apropiado del éngulo de frieeién interna, Esta magnitud puede estimarse con precsin razonable y, por otro lado, las consecuencias de la fala de un talud de este tipo son escasas. De aqui que el factor de seguridad no necesita ser muy grande. En general el ingeniero seri conservador al suponer $= ev y tomard un FS= 1. 13.10 RESUMEN DE PUNTOS PRINCIPALES ET objetivo principal de este capitulo ha sido exponer los métodos utilizados para calcular el empuje activo y la, resistencia pasiva, explicando cémo las fuerzas calculadas, se utilizan para el proyecto de estructuras de retencién tipicas. Los detalles del método son importantes y el estu- diante debe estar en condiciones de realizar el calculo de problemas sencillos, tanteando por el método de la cufa. Ademds, deben comprenderse claramente los. siguientes conceptos: 1, Debe utilizarse el disefo limite para el dimensiona- ‘miento de la mayoria de los muros de gravedad. El ‘empuje activo ejercido por el relleno se calcula su- oniendo que se moviliza totalmente la resistencia al corte del relleno. Debe existir también (con un mar- gen de seguridad apropiado) la seguridad frente al wueleo y al deslizamiento originado por el empuje activo. 2. La entibaci6n de excavaciones no debe dimensio- narse en general partiendo del equilibrio limite, ya que los puntales constituyen un sistema frégil que fallard tan pronto como existan esfuerzos excesivos en una parte del mismo. 3. Deben estudiarse cuidadosamente otros tipos de es- ‘tructuras de retencién para conocer Ja naturaleza y Ja magnitud de los desplazamientos que pueden pro- ducirse, ya que sélo entonces podrin calcularse las fuerzas que actian sobre tales estructura. 4. El dngulo maximo de un talud en un suelo granular es igual al Angulo de fried sin del suelo. PROBLEMAS 13.1 Un elleno arenoso tiene = 1.75 t/m?, = 30° y Ko = 05. Tricese un diagrama pq con las ineas Kr y Ko ¥ Jas trayectorias de esfuerzos para un clemento de suelo a ‘una profundidad de 3 m para 4. Carga hasta el estado activo. '. Carga hasta el estado pasivo. Supéngase que el esfuerzo tangencal es nulo sobre pla- nos verticales 132 Partiendo de los resultados del problema 13.11, ieudles serdn los esfuerzos horizontal en los casos activo > Ejemplo 13.14 Estracturas de retencién y taludes 209 Datos. Un talud de 30° en una arena con $= dev = 30°. El peso especifico es y= 1,60 tonjm? Problema. Calculat los esfuerzos a una profundidad de 3 m. Solucién ‘Teniendo en cuenta la Fig. 13.33, los esfuerzos sobre el plano de falla CD son N afer r ajeosi = roost 60 ton/m? ydsenicos I = 2.08 ton/m? El efrculo de Mohr correspondiente se muestra en la Fig. E13.14 a y pasivo? {Qué relacién existré entre esos esfuerzos y las resiones activas (ejemplo 13.2) y pasivas (ejemplo 13.6) jgnorando las sobrecargas sobre un muro de 6 m de al= tur? 133. DimensiOnese un muro de gravedad de 5m de altura para sostener un relleno de y= 1.70 ton/m? y 40°, y superficie horizontal. Supéngase dw = 30° y que el Coeficiente de friciin en Ia base del muro es 0.5. Despréciese la resistencia pasiva al pie del muro y hégase ue la resultante quede en el tercio central de la base. 13.4. Trazar los circulos de Mohr correspondientes a los casos activo y pasivo del problema 13.1. 135 Respecto al ejemplo 13.5, tricese el poligono de fuerzas para 9 = 65°, 13.6 Con referencia al ejemplo 13.7, tracese los poligo- nos de fuerzas para @ = 25° y 35° 13.7 Con referencia al ejemplo 13.8, tricese el p. ‘pono de fuerzas para @ = 55° 13.8 izquese lo adecuado del dimensionamiento del muro del ejemplo 13.12, suponiendo gw = 0. 13.9 Un muro que sostiene un relleno horizontal de 1.75 ton/m? y @ = 35°, debe uilizarse para proporcio- Fig. €13.14 < nar una reaccién a una carga horizontal de 15 t por m de muro. Si el muro debe tener un factor de seguridad de 2 respecto a Ia falla, jqué altura deberd tener? ; ja qué altura bajo la coronacién del muro debe aplicarse le carga? 13,10 Una excevacin entibada, que sostione un tere no de 7=170 tonjm® y @ = 30° tiene 6 m de altura. Se colocan puntales con una separacién horizontal de 2 m, a profundidades de 0.60, 2.40, 4.20 y 6.0 m. Caletilense las cargas sobre los puntales. 13.11. Repitase ‘el problema 13.3 para el caso en el que el relleno forme un talud 1 (vertical): 3 (horizontal. 13.12 Repitase el problema 133 para el caso en el aque el relleno soporte una sobrecarga de 2 ton/in*. 13.13 Una arena de = 35° tiene un talud de 35°, Calesiense Ios esfuerzos normales y tangenciales sobre pla- nos horizontals y verticales a una profundidad de $m (imedidos verticalmente desde el talud). ;Son algunos de estos planos, planos de falla? 13.14. {Cudl seria el talud de proyecto de una arena cuyo angulo de friccién variase segiin se indica en la Fig. 10.18. sila arena se va a compactar muy poco? CAPITULO 14 PATRICIO GARRIDO CS Cimentaciones superficiales 14.1 COMPORTAMIENTO GENERAL DE LAS CIMENTACIONES SUPERFICIALES Como s dijo en el capitulo 1, el término “cimentacién superficial” hace referencia a una estructura que descansa sobre el terreno situado inmediatamente debajo de la misma. Las zapatas aisladas, generalmente de planta rec- tangular, constituyen la cimentacién superficial més habi- tual para pilares 0 columnas, mientras que las zapatas corridas 0 continuas s= utilizan bajo muros. En algunos casos las estructuras se cimientan sobre placas 0 losas El proyecto de cimentaciones se suele hacer poe tanteos. Se selecciona un tipo de cimentacion y unas di- mensiones provisionales. A continuacién se realizan los cilculos para comprobar lo adecuado de Ia cimentacién propuesta. La cimentacién puede resultar adecuada, en euyo caso se hact un tanteo para determinar si puede existr ofra cimentacion més barata. Si la cimentacion pro- puesta no es adecuada, se considera una cimentacién mas, grande. En algunos casos puede no ser posible proyectar tuna cimentacién superficial adecuada sobre un determi- nado suelo, en cuyo caso debe considerarse una cimenta- cién_profunda (capitulo 33) 0 una mejora del terreno (capitulo 34). La seleccién del tipo y las dimensiones de una cimenta- cin suele hacerse mediante tablas de presiones admisibles. La mayoria de los Cédigos de Construccién contienen ‘estas tablas, basadas en la experiencia general de los suelos de Ia zona en que se aplica el cédigo. Estas presiones admisibles sueten dar lugar @ dimensionamientos conserva- dores para edificios de escasa altura sobre zapatas aisadas, aunque pueden quedar del lado contrario a la seguridad en estructuras grandes 0 especiales. En muchos casos un estudio cuidadoso demostraré que pueden utilizar con seguridad presiones admisibles superiores a las indicadss En los eédigos. En este capitulo se comenta la “idoneidad” de una cimentacin. Los mismos principios generales que se apli- can al clculo de asentamientos y a la estabilidad de ‘imentaciones superficiales son aplicables también a terra- plenes y presas sobre terrenos blandos. Para una discusién de los numerosos problemas pricticos y las consideracio- nes econdmicas implicadas en el proyecto de una cimen- tacién el lector puede consultar el trabajo de Teng (1962) 2 y US, Navy (1962) y para los detalles de ta construcci6n de cimentaciones Carson (1965). En este capitulo no se consideran las cimentaciones superficiales sometidas a cargas dinémicas las cuales se tra- tardn en el capitulo 15. Comportamiento de una zapata sobre ‘un material elastoptistico Para comprender el comportamiento general de las cimentaciones superficiales, consideremos cl caso represen- tado en la Fig. 14.1, en el que se aplica un incremento de presiin Age sobre la superficie de un material ideal". Este ‘material se’ supone que es elistico hasta que el esfuerzo fangencial miximo Tmix Mega al valor & Una vez lean- zado este valor, se puede producir una distorsion por corte mayor bajo un esfuerzo tangencial constante. Este material se supone que es perfectamente elistico respecto alas variaciones de volumen. Contam sin emptzamient halon Fig. 14.1. Carga uniforme en fsa sobre un material elastopléstico hipotétes. Log resultados aqui presentados se obtuvieron por medio de tun computador digital por el método de diferencias fnitas (Whit Iman y Hoes, 1966). El método se ha amplido para tener en ‘cuenta olrat leyes esfuerzo-deformacion mas semejantes a las de log sels reales (Christian, 1966). Advistase que Ads, 0 ds tal ‘como se utiliza en este capitulo, coresponden al esfuerzo supe Fela! splicado ¥ no a (Op — O4)/2 212 El suelo seco Printed eB en?) —> 20 4060 80100 i i : piri yee re roertma Sts : | — 2 ot 4 it i CoE NH [oe eta : \ eee Poo [ek eens tot tTPT Pritt tt of] ! : | les | | Fig, 142. 9) Curve cargaasentoi cde 4.40 kgfor. o) Extensiin de la zona plastica eampo de desl ‘en al eje de un problema hipotétics. ) Desplazamiento primera fluent ie jazarnentos para una carga de 6 kelem?. Gimentaciones superficiales. 213 Fig. 143. Zonas de fala bajo une zapata Al aumentar Age todo el material se comporta ekistica- mente, y los esfuerzos y asentamientos pueden calcularse 4 partir de la teoria elistica, como se expuso en el capitu- lo 8. Siempre que Tmix <¢ en todos los puntos, el asen- tamiento es proporcional a Ag,. Para cualquier valor de ‘Age el valor més grande de tmax se produce a lo largo el eje, a una profundidad aproximadamente igual a la ritad del ancho de la superficie cargida. Cuando Age 4.40 kgic?. en ese punto critico Tmax =e, produ: ciéndose Ia falla en el mismo. Sin embargo, no sucede nada catastrofico en esta fase ya que dicho punto de falla esti completamente rodeado por material que puede so: pottar esfuerzos adicionales Un. posterior aumento de Age produce una fluencia plastica contenida del punto anterior Y una deforinacion adicional elistica de los puntos de su fentomo. Gradualmente los puntos circundantes fluyen ‘también, aumentando la zona plistca. La Fig. 14.2 muestra la curva cargaasentamiento y el crecimiento de la zona plastica. (En realidad deberia ha- Dlarse de una curva “esfuerzo-asentamiento”. aunque hemos utilizado la denominacion habitual). Poco después ‘de comencar la fall inicial, la curva carga-asentamiento se dobla hacia absjo (punto A). Este estado se denomina ronura 0 falla local por corte. La linea carga-asentamiento se va curvando gradualmente hasta que la zona plistica se cextiende por fuera de la superficie cargada (punto C). Al suceder esto, el asentamiento aumenta répidamente y, Finalmente, se lege @ un-estado en el que no es posible aumentar Age sin asentamientos muy grandes. Esto se produce para Ags =9 kg/em?. Esta fase se denomina fala general por corte y el valor de Age correspondiente cons: tituye la carga de hundimiento 0 capacidad de carga final Las flechas de Ia Fig. 14.2% muestran Ja diroccién y magnitud relativa de los desplazamientos de los diversos puntos durante la aplicacién de un pequeito incremento de carga. En Ia parte elistica del proceso, los puntos st perficiales exteriores al area cargada se’ mueven_ hacia abajo y en direccién a la carga. Sin embargo, una vez. que se produce la fluencia estos puntos comienzan 2 moverse hhacia arviba y hacia fuera. Al llegar a la carga de hhundi- miento el suelo fluye bajo la carga, tanto lateralmente como hacia arriba. Como podia esperarse, estos desplaza- ‘mientos son maximos en la zona que ha entrado en fluen- cia plastica ‘Comportamiento de zapatas en suclos reales La Fig. 14.3 muestra los desplavamientos en falla de un conjunto de varillas cilindricas cargadas por una zapata rigida. Como se expuso en el capitulo 13 figuras de este tipo permiten comprender el desarrollo de la falla en sue- los granulares. Adviértase que el “suelo” es desplazado de debajo de la “zapata” y se eleva la superficie del suelo adyacente. El sistema de desplazamientos es muy semejan- te al calculado para el material hipotético, como se aprecia en la Fig. 14.24, La Fig. 14.4 muestra las curvas cargaasentamiento observadas en pruebas con placas circulares de 5 a 20 em de didmetro sobre arena seca. La curva correspondiente a una arena de compacidad media (Fig. 14.40) es muy se- mejante a la de la Fig. 14.2 para el material hipotético. Existe en la curva un quiero bien definido correspon- diente a la falla local. Mis alld de este punto la curva desciende mis répidamente, de forma ervitica, hasta que se produce la fella general. Esta curva real cargasenta- ‘miento sefiala una resistencia gradualmente ‘reciente in- cluso después de dicha falla general. Al penetrar la zapata, cl suelo situado por encima de la base de la misma actia como sobrecarga y aumenta la resistencia al corte del suelo. ara arenas muy sueltas las zonas de corte a los lados de Ta zapata nunca estin bien definidas y el levantamiento lateral, si existe, es muy pequetio. Este comportamiento, ‘constituye simplemente un caso limite del comportamien: to descrito en la soccién anterior y se denomina falla por penetracin. | | 214 El suelo seco o) ° co fs ala general me P\ Asanamieta a Asentamieto a Arete Fig. 144. Curves carge-sentarsiento y zoner de fala observades en prustas on modelo sobre arena. a) Arena compacts.) Arena de compracidad media.) Arena ‘muy suelo, (Sepin Vesic, 1969). Una zapata sobre una arena muy compacta muestra un comportamiento algo diferente. En este caso, la carga que produce a falla general es s6lo ligeramente superior a la ‘que produce Ia falla local. Después de Ia falla general, la resistencia disminuye debido a la pérdida de encaje a par tir del méximo de la curva esfuerzordeformacién de la arena compacta. Aunque no se indique, la resistencia vol- vverd @ aumentar eventualmente debido al efecto de sobre- ‘carga que se desarrolla una vez que la zapata ha penetrado tuna profundidad considerable. El comportamiento de las cimentaciones reales sobre suelos naturales parece ser semejante al observado en estas pruebas a pequefia escala, aunque se han descrito muy pocas fellas totales de cimentaciones sobre arena que hayan sido objeto de un estudio detallado. Criterios de proyecto El criterio bisico para el proyecto de una cimentacién ‘es que el asentamiento no debe superar un cierto valor admisible. Este valor puede variar de unas estructuns a ‘otras, como se coment6 en la seccién 14.2. Con objeto de asegurar que se cumple este criterio bésico, el ingeniero debe hacer dos consideraciones. En primer lugar, para cualquier cimentacién existe un cierto valor de la presion aplicada para la cual los asentamientos comienzan a ser muy grandes y dificiles de calcular. Dicho valor se deno- mina capacidad de carga 0 capacidad portante, La ciments cin debe proyectarse de forma que la presién real aplica- da sea inferior a la capacidad de carga, con un margen de seguridad suficiente para cubrir las incertidumbres en la festimacién de las presiones sobre el terreno y de la propia capacidad de carga. El significado de las expresiones “asen- tamientos excesivos” y “dificiles de calcular” supone la intervencién del criterio de ingeniero. En general, la capa cidad de carga se toma como la presién que da lugar a la falla local por corte; es decir, la presin correspondiente al codo de la curva presiGn-asentamiento. En algunos pro- bblemas el ingeniero puede encontrar que una carga mayor se ajusta més adecuadamente a la definicién de capaci- dad de carga. Sin embargo, es evidente que la carga que produce la falla general por corte (es decir, Ia eapacidad e carga final) constituye un Ifmite superior de la capar cidad de carga del terreno. En segundo Tugar, después de determinar la capacidad de ‘carga y asegurar que es superior a la presién aplicada por la estructura, con un margen de seguridad adecuado, el inge- niero debe estimar el asentamiento que se producira bajo la carga aplicada, comparando su valor con ef limite admisible. ‘Asi pues, los tres pasos fundamentales para el proyecto de una cimentacién son: 1. Eleccién del factor de seguridad adecuado respecto ala falla por corte y el asentamiento admisible. 2. Determinacién de la capacidad de carga y del factor de seguridad real bajo Ia carga prevista. Cui cone —> & Asanamiana Gece — ‘inl 3 é 8 Fig. 145. Relacin entre lat presiones sobre el terran y as capac dates de cng 43. Estimacién del asentamiento y comparacién con e1 valor admisible. En la discusién anterior, se han utilizado los términos “capacidad de carga” y “presién aplicada” en varios senti- dos diferentes. El significado de cada uno de estos ténminos se explica a continuacién y en la Fig. 14.5. ‘Presién aplicada por ta cimentacién Aq, es la realmente ejercida sobre el terreno. En una cimentacidn real Sq, no debe ser superior a la Presiin admisible (Aq.)e. La presiGn admisible sobre el terreno se determina teniendo en cuenta la seguridad fren- te al hundimiento, el asentamiento admisible y In econo- mia de Ia cimentacién. Generalmente se obtiene dividien- do por un factor de seguridad la Capacidad de carga (Aq.)». Es la presién para la cual los asentamientos comienzan a ser muy grandes e imprevi- Cimentaciones superfciales 215 sibles debido # Ia falla por corte. En general se toma igual ala Presion que produce la rotura o falla local (Aqs)... Esta ¢s ln presion para Ia cual se aprecia fa primera fata de linelidad importante en Ia curva presinasentamiento. En algunos problemas cuidadosimente estudiados (Aqs)s puede ser superior a (Ags) Sin embargo en cualquier caso (Ag)p no debe ser superior, a la Capacidad de carga final (Aqz)s, La capacidad de carga finales la presién que produce un asentamiento catastroti- 0 repentino dela cimentacisn. En muchos problemas (Ags), debe ser inferior a (44s), debido a limitaciones en la magnitud de los asen- tamientos. 142 ASENTAMIENTO ADMISIBLE FI asentamionto puede tener importancia por tres raz0- nes, incluso aunque la falla no sea inminente: aspecto, condiciones de servicio y dafios de la estructura Los asentamientos pueden alterar el aspecto de una es- tructura, provocando grietas en los muros exteriores, y en lag revocos de las paredes interiores. También pueden dar lugar a que una estructura se incline lo suficiente para que pueda apreciarse a simple vista su inclinacién. EI asentamiento puede interferir con el servicio de una estructura en diversas formas; por ejemplo, las gras y otros tipos de maquinaria pueden dejar de funcionar co- rrectamente; las bombas, compresores, etc. pueden des- ajustarse; y las unidades de seguimiento como el radar pierden precision, El asentamiento puede producir el fallo estructural de un cedificio y su colapso, incluso aunque el factor de seguridad ‘contra la falla por corte de la cimentacién sea elevado. ‘Algunos de los diversos tipos de asentamiento se indican en la Fig. 14.6, La Fig, 14.62 muestra un asentamiento uuniforme. Un edificio sobre una placa estructural muy righ da sufre un asentamiento uniform. La Fig. 14.60 represen- ta un giro o vuelco uniforme en el que toda la estructura tiene Ia misma distorsiGn angular. La Fig, 14.6¢ muestra un caso muy habitual de asentamiento no uniforme o diferen- cial. El asontamiento diferencial puede producirse por: a) presiones uniformes que actian sobre un suelo homogéneo; FE 49 Pic Prin Dion anu = 32 = @ Fia. 14 forme. o 0 Pais Prin Distrsin angular = $2 = © ‘Tipo de asentamiento, a) Asentamiento uniforme. 6) Vueleo. ob Asentamienta no uni 216 El suelo seco Tabla 14.1 Asentamiento admisible Tipo de movimiento Asentamiento total Drenaje ‘Acceso Factor limitativo Azentumiento mixima 6-12 ple, 12-24 pig, Probabilidad de asentamiento no uniforme Estructuras con muros de mamposteria Estructuras reticulares Chimeneas, silos, placas Estabilidad frente al vuelco Inclinacién o giro Inclinacién de chimeneas, torres Rodadura de camiones, ete. ‘Almacenamiento de mercaneias 12 ple, 2-4 ple. 3-12 pig. Depende de Ta altura y el ancho 0.0047 O01 0.017 Funcionamiento de miquinas — teleres de algodén 0.0037 Funcionamiento de méquinas ~ turbogene radores Carriles de griias Drenaje de soleras Asentamiento diferencial ‘Muros de ladrillo continuos y elevados 0.00027 0.0037 0.01-0.021 0.0005-0.0017 Factoria de una planta, fisuracién de muros de ladrillo Fisuracin de revocos (yeso) Pérticos de concreto armado Pantallas de concreto armado Pérticos metilicos continuos 38 sencillos P6rticos metal 0.001-0.0021 0.001" 10.0025-0.0047 0.0037 0.002 0.00s7 Segin Sowers, 1962, ‘Nota. caaleuiera con asen ineos y estructura mi fives y extractaras delicadas © b) presiones diferentes sobre el terreno o ¢) condiciones el terreno heterogéneas. Como se muestra en la Fig, 14.6 p max indica el asen- tamiento méximo y pin el minimo. El asentamiento di- ferencial (Ap) entre dos puntos es la diferencia entre el asentamiento méximo y el minimo. El asentamiento dife- rencial también se caracteriza por la distorsin angular 5 que es el asentamiento diferencial entre dos puntos divi- ido por la distancia horizontal entre ellos. El asentamiento que una estructura puede tolerar, asen- tamiento admisible, depende de muchos factores incluyen- do el tipo, forma, situacién y finalidad de la estructura, asi como la forma, velocidad, causa y origen del asenta- miento. La Tabla 14.1 da indicaciones sobre los asen- tamientos admisibles. Pudiera parecer que el ingeniero que proyecta una cimentacion deberia considerar el asenta- riento admisible especificado por el proyectista de la es- tructura. Pero, sin embargo esto raramente es el caso y el ingeniero de cimentaciones se encuentra frecuentemente fentre el ingeniero estructural, que no desea el menor asen- tamiento, y el cliente que quiere una cimentacidn eco- nnémica. /AS{ pues, es importante considerar Ios asenta- rientos admisibles. istancia ente colummas adyacentes con asentamientos diferentes o entre dos puntos sniento diferencia. Los valores mis elevados som para asentumientos homo- tolerntes. Los valor’ inferiores coresponden a asentamientos ier En los pérrafos siguientes se comentarin algunos de los aspectos sobresalientes del asentamiento admisible, ilus- trindolo gréficamente. En Ia iltima parte de esta seccién se hacen indicaciones para estimar en cada caso el asenta- miento admisible. Asentamiento total En general, la magnitud del asentamiento total no constituye un factor eritico, sino principalmente una cues- tin de conveniencia. Si el asentamiento total de una es- tructura es superior a 15 6 20 cm pueden presentarse problemas en las conducciones (de gas, agua o alcantarilla- do) conectadas a Ja estructura, Sin embargo, las juntas deben proyectarse pensando en el asentamiento de la es- tructura. La figura 1.3 muestra un ejemplo clisico de un edificio que ha suftido grandes asentamientos y ain per- ‘manece en servicio. Sin embargo existen casos en los que Jos asentamientos totales grandes pueden dar lugar a gra- ves problemas; por ejemplo, un depésito sobre arcilla blanda, préximo a la costa, puede asentar, quedando por debajo del nivel del agua. Ist, be exatnado un poco e a cimentacin roe 0 web mica ™ @ | a iio aor a0 Teed oF dbo) 00 o Fig. 147. ‘Torre incinada dt Pea. 2) Tomado de ta Conferencie robre Acentamientos, ASCE 1968, b) y ) Sogdian Terracina, Vuelco o inclinacién Un caso clisico es Ia Tome Inclinada de Pisa (Fig. 14.7). Como puede verse por la curva tiempo-esentamien- to, cl lado Norte de la torre ha asentado algo mas de 1m, mientras que el lado Sur ha asentado aproximadamente 3 ‘m, con un asentamiento diferencial de 1.8 m. Esta inclina- cin produce un aumento de las presiones sobre el terreno fen al lado Sur de ls Torre, agravando asi la situacién. Un asentamiento tan importante en un edificio elevado repre- senta una situacién peligrosa, potencialmente inestable. ‘Actualmente se estén estudiando métodos para impedir el ‘progreso de los asentamientos (Terracina, 1962). Asentamiento no uniforme La distorsién angular admisible en edificios ha sido es- ‘udiada por andlisis te6ricos, mediante pruebas con gran- des modelos de pérticos estructurales observaciones int Gmentaciones superficiales 217 © sina La Fig. 148 da un resumen de los resultados de estos estudios. Un caso extremo lo constituyen los radares, de seguimiento de precisién, en los que un asentamiento diferencial de solo 5/! = 1/50.000 puede inutilizar el sis- tema de radar Un depésito metilico para el almacenamiento de flui dos constituye una estructura particularmente interesante. La mayor parte de la carga se debe al fluido almacenado, ¥y por efecto de la flexibilidad del fondo del depésito, la presién sobre el terreno tiene una distribucién uniforme. La flexibilidad significa también que los depésitos pueden, soportar grandes asentamientos diferenciales sin dafios, y los propictarios de tales depésitos raramente se preocupan de su aspecto. Existe sin embargo un notable desacuerdo entre ingenieros, constructores y propietarios respecto al asentamiento admisible para tales depdsitos. Un estudio de este tema por Aldrich y Goldberg (sin publicar) ha re- velado los siguientes hechos: 1. Algunos depésitos han asentado més de 1.50 m. y ermanecen en servicio. 2, Algunos depésitos han fallado estructuralmente con asentamientos de sélo 18 cm. 3. Los asentamientos admisibles cominmente consi derados para el proyecto de las cimentaciones de de- pésitos metilicos varian de 2.5 a SO em. La gran disparidad en los resultados observados y en. cuanto & los asentamientos admisibles considerar resalta la dificultad con que se enfrenta el ingeniero al establecer los asentamientos admisibles. Aunque la Tabla 14.1 y la Fig. 148 constituyon buenas indicaciones para trabajos rutinarios, las obras importantes deben estudiarse cuidado- samente. 218 El suelo seco t 6 T Li Aavetanint considerable de igus y muds de aio Limite de pelirsad pare pias ariostrados [Limite de seu para sdifiioe on ot qe no xan dibs rt, el que comiiza el agitamienta de panes de bie Limite pra ot que sn de spre fields on gr pute, |. Limite pra quo hac vile inlaid de edie sy iin iit espa para urs didi bis Hil <4 Linite comepondane a das etuctres en cio Fig. 14.8. Distorsiones angulares limites (Sein Bjerrum, 19636). Relacin entre el asentamiento total y el diferencia (0 no uniforme). Como se ha indicado anteriormente, en el proyecto de ‘una cimentacién tiene mas importancia el asentamiento di- ferencial que el total. Por otro lado, es mucho més dificil cestimar el asentamiento diferencial que el ssentamiento mi- ximo. Esto se debe a que la magnitud del asentamiento diferencial viene afectada principalmente por la heteroge- neidad del terreno natural y también por la capacidad de las, cstructuras para salvar las zonas blandas de la cimentacién. En un trabajo muy importante, suele merecer la pena hacer tun estudio detallado del terreno para localizar las zonas de mayor 0 menor resistencia; investigando a fondo la relacién. entre los desplazamientos de la cimentaci6n y las fuerzas de Ja estructura. En obris de menor importancia puede ser suficiente con emplear una relacién empitica entre el asen- tamniento total y el diferencial y establecer el eriterio de proyecto a partir de un asentamiento total admisible. La Fig. 14.9 da los resultados correspondientes a edifi- cios reales cimentados sobre suelos granulares. En la parte 4) se dan los valores observados de Ia distorsién angular 8/l en funcién del asentamiento diferencial miximo. Mientras que 4/l se determina por el asentamiento dife- rencial entre columnas adyacentes, el asentamiento ferencial miximo puede producirse entre dos columnas muy separadas. La curva dibujada en la figura constituye Ja media de los puntos observados. La parte 6) muestra Ja relacion entre el asentamiento diferencial méximo y el asentamiento méximo. La linea trazada como envolvente superior indica que el asentamiento diferencial méximo puede ser igual al asentamiento maximo; es decir, puede existir una columna que né tenga pricticamente asenta- rmiento. En general, el asentamiento diferencial méximo es ‘menor que el asentamiento maximo? El empleo de estas relaciones se aclara con el ejemplo 14.1. Segiin le naturaleza del edificio se elige un valor 5/2 admisible. A continuacién se utilizan las curvas para en- contrar el asentamiento diferencial méximo y el asenta- miento méximo total admisible. Fl agentamiento calculado ppor los métodos de las secciones 14.8 a 14.10 debe ser ‘menor que este asentamiento admisible. Un asentamiento total admisible de una pulgada (2.5 em) suele especificarse corrientemente para edificios comerciales. > Bjemplo 14.1 Datos. Un edificio de una sola planta de concreto ar mado, con muros de ladrillo. Problema Calcular el asentamiento total admisible que asegurari la no fisuracin de los muros de ladrillo. Solucién. Segin la Fig. 148, 5 | 1 mixima = 1/500 0.002. La Tabla 14.1 habria dado 0.003. Se adopta 5/1 0.002. Segiin Ia Fig. 14.9%, el asentamiento diferencial méxi- mo admisible es de 2.5 em. Segiin la Fig. 14.96, tomando el Limite superior, el asentamiento total admisible es también de 2.5m. 4 2 Puede producine un asentamicnto difeencial miximo mayor que ch aseniamiento total mixime cuando una parte dela extra fra se levanta y otra aziona, Fste caso no es raro en Jepositos ‘imenfados en arena. 1 i i j \ | | i } | | > 0 tne titel sil, 3 10 oo i, | el hs 7 3 4 ‘oe z 6 . i? 1 eo | | | rr Aeertnienta msi (em) Fig. 14.9. Acentarionto de estuctures cimentadat sobre arena (Se- ‘gin Bjrrum, 1963a y 1963). 143_CAPACIDAD DE CARGA ULTIMA DE ZAPATAS CORRIDAS Como primera fase en nuestro estudio de los métodos de edleulo de la capacidad de carga de las cimentaciones, cestudiaremos la carga de hundimiento de una zapata muy larga respecto a su ancho. Este tipo de zapatas se colocan ‘bajo muros de retencién y muros de carga de edificios. Existen diversos métodos para calcular la compacidad de ‘carga final de estas zapatas. En las secciones siguientes ‘comentaremos la forma de modificar los resultados te ‘cos para tener en cuenta la influencia de la falla local y las diferentes formas de las zapatas. En la Fig. 14.10 se representa una zapata corrida tipica. Debido 2 que Ja zapata es muy larga con relaci6n a su ancho, el problema es de deformaciOn plana. Es decir, el problema es bidimensional. Existen varias razones por las ‘Cimentaciones superficiales. 219 cuales la zapata se sta algo por debajo de la superficie del terreno en lugar de directamente sobre Ja superficie: a) para evita tener que levantar la primera planta por encima del nivel del terreno; b) para permitir le eliminacién de la capa superficial de tierra vegetal; para conseguir una capacidad de cargn adicional debido’al comportamiento parcial (ver mis adelante); y d) para situar la zapata por debsjo dela zona en la que el suelo experimenta cambios de volumen, por la accién de la helada u otros efectos estacionales. En Boston, por ejemplo el eddigo de edificacidn requiere que las zapatas exteriores de un edifcio estén a més de 1.20 m. por debajo de Ia superficie del terreno. ‘A efectos de cileulo, el caso real que aparece en la Fig. 14.10a se suelesubsttuir por el de la Fig. 14.106: el suelo por encima de la base de la zapata se reemplaza. por una sobrecarga uniforme de valor qs = 74, siendo 11 = peso especifico del suelo d= profundidad de a base de I zapata bajo la superficie del terreno. ‘Se considera de esta forma el efecto del peso del suelo situado por encima de Ia base de la zapata, aunque se des- precia Ia resistencia al corte de este suelo. La precision de esta simplificacién se comentari mas adelante en este capitulo, Solucién basada en las cuftas de Rankine Comenzaremos por un cdlculo que es excesivamente poco aproximado para su uso prictico, pero que ilustra de manera sencilla los factores a considerar en un calcul mds preciso. Se supone que la zona de falla esti formada ppor dos cufias separadas, como se indica en la Fig. 14.11: luna cufa activa de Rankine I, que es empujada hacia abajo y hacia afuera y una cufla pasiva de Rankine LI, des- plazada hacia afuera y hacia arriba. Las trayectorias de ‘movimiento son simétricas respecto al eje. EI calculo comienza considerando la cufa 11. Mediante la ecuacién 139 podemos escribir una expresién del empuje méximo P (es decit, empuje pasivo) que puede aplicarse a esta cufa a lo largo de la cara vertical 17 (ad- vigrtase que N= Kp). La ecuaciOn 14.1 incluye la resis- tencia debida a la fricciOn y a la sobrecarga. Este empvje P es también el méximo empuje disponible para mantener Ia cufia activa J en equilibrio bajo la aplicacién de la carga Qun/B. 'EL valor de esta carga puede deducirse, por tanto, de la ecuacién 13,7 correspondiente al empuje activo. La ecuaci6n 14.3 puede escribirse en la forma? B 144) BTA Nyt aN, 44) donde Ny y Nq son factores adimensionales que dependen s6lo del ‘ingulo de friccién del suelo. Partiendo de estas 3 La razén para escribir 78/2 es puramente histrca; es decir, (ta Tad la fora en que se esexbi6 por primera ver. + 220 El suelo seco | 1 Fig, 18.10. Zapata corrida superficial bajo una carga vertical. 2} Posicdn real. b) Posicén supuesta O) es r? un 1/ \ 1 , a ae “ / | \, J is R | t Fig, 14.11. Deducein de a capacidad de carg a partir de as cues de Rankine. Fuerza méixima que puede aplicarse al contorno pasvo Il De la ecuacién 13.9: P=qltNy + WIPN, Page NY + BING aay Sobrecarga mixima Qui/B que puede aplcase al contor- Detesescién 137 pn Se thy, ae =o My -bH 2 . El empleo de los anteriores resultados se ilustra en los ejemplos 14.2 a 14.4. Como se ha mencionado anterior ‘mento, os resultados obtenidos mediante los estados de Rankine constituyen una aproximacién por defecto, ex- cesiva para su empleo prictico, pero los resultados sirven para explicar los siguientes puntos importantes, que tam- bign son vilidos para soluciones més exactas: 1. Se produce un aumento importante de la capacidad de carga final como resultado de la profundided de eiimentacin. 2. Existe un fuerte incremento de la capacidad de ar- ga con el dngulo de friceién, La carga de la zapata, Dor supuesto da lugar a esfuerzos tangencials en el terreno y produce también esfuerzos nommales que tienden a aumentar Ia resistencia al corte. La Fig 14.12 muestra la tayectoria de esfuerzos de puntos situados a profundidad media en las zonas pasiva y activa, suponiendo que inicialmente los esfuerzos son geostiticos, con Kp = I*. La trayectoria de es fuerzos para el punto situado bajo la zapata ascien- de con una inclinacién menor de 45°. Al aumentar el éngulo de fricei6n del suelo, se require una carga cada vez mayor sobre la zapata para que la trayec- toria de esfuerzos alcance la linea de Falla ‘Adviérase también que la capacidad de carga de una zapata sobre, arena seria nula si el terreno careciera de peso. + También denominada “profundidad de desplante”.(N:T.) 4 Al ditujar la trayectoria de esfuerzor del punto R suponcmos (que fo foeeea P aumenta uniformemente a apicar fa carga. La vax ‘Hacién wal de P con la carga se coments on la soecion 14.4; bs ltayectonas de esfverzos rales del punto R son curvas en lugar de Cimentaciones superficiales. 221 > Ejemplo 14.2 Datos. La zapata que aparece en la Fig. E14.2. oa 75180 toni? Fig. £142 Problema. Calculat la carga de hundimiento Quu, Solucién. Lem Ne Ten ¢ N, = 405.60 — 1.73) = 6.94 moe (an 1.900) (SB) = 198 ene? oie. = $9.4 ton/m de zapata a Empl 143 Datos. La rapata de la Fig. 14.3. Problema Caleular Out, Solucién. at (agsyy = 198 + (1901299) 19.8 + 20.5 = 40.3 ton/m? Quxx = 120.9 ton/m de zapata < > Ejemplo 14.4 Datos. Los misiios del ejemplo 143, pero con goa ay oo $2180 tonlm? fo. 13 _ Sotcion N,=461 N, = JSS —249 = 216 Now2ia 2a any. = 19040) 24) +0900.2012 2 = 6264483 _ Qu = 329.7 ton/m de zapata | | 222 El suelo seco Troyectvia de exuerzos ‘punt 2 Fig, 14.12, Trayectorias do esfuerz0¢ de puntos situadosbejo una cimentacién Otras soluciones Existen_ dos inconvenientes fundamentales en la solu: cin anterior basada en los estados de Rankine, En primer ugar, 1a zona de fala real (ver la Fig. 14.4) esta limitada por curvas, en lugar de por dos superficies rectas. En se- gundo lugar, la solucién anterior no considera los esfuer os tangenciales que deben actuar sobre la linea IT de la Fig. 14.11, Debido a este segundo inconveniente Ia solu- ‘in subestima groseramente la capacidad de carga real. Se han obtenido muchos tipos diferentes de soluciones ccon el fin de evitarsatisfactoriamente estos inconvenientes. ‘Se ha aplicado el método de Ia cufla con elementos limita dos por diversas combinaciones de rectas, efrculos y espira les logaritmicas (Hansen, 1966). Otras soluciones han utili- zado la integracién numérica de la ecuacién de Kotter, (okolovski, 1965, Harr, 1966). La mayoria de estas solu- ciones implican un cierto grado de aproximacion y, como se comenté en el capitulo 13, atin no se sabe con exactitud 4ué significado tiene una soluci6n exacta a un problema de cequilibrio limite en un terreno real, a solucién més cortientemente utilizada es la obrenida por Terzaghi (1943). Esta solucién supone que es apli- cable la ecuacién 14.6, os decir, las resistencias corres- pondientes al peso del suelo y la sobrecarga pueden. calculare independientemente una de otra, Esto no es es- trictamente cierto, ya que la posicién de la superficie de falla teérica es algo diferente segiin la combinacién de ¢, ‘Vy Age. Sin embargo, se ha demostrado que esta hipste- sis conduce a resultados conservadores, subestimando la capacidad de carga. Partiendo de la citada hipétesis, Ter- zaghi calcula Vy y Ng por el método de la cufia utilizan- do elementos del tipo indicado en la Fig. 14.132. En la Fig. 14.136 se han representado en funcion de los va- lores aplicables a zapatas nugosas, caso mis tipico de los encontrados en la prictica. También existen valores a bles @ zapatas lisas. Los ejemplos 14.5 a 14.7 repiten ejemplos anteriores pero utilizando los valores de Terzaghi para Ny y Nq y obteniendo, por tanto, valores mucho mayores de la capacidad de carga. La Tabla 14.2 compara los valores de Nq y Ny calcu- Jados por Terzaghi con los valores medios deducidos de Pruebas con zapatas a pequefia escala. Existe considerable Votre oe & a wo 316-357} Votre ai, 98 o fae Fig. 14.18, 9) Forma de ta supertcie de fala en a solucién de Terzaghi. 6) Factores de capacidad de cara dador por Terzaghi (capata de base reson. > Ejemplo 14.5 Repitase el ejemplo 14.2, utilizando los Factores de ca- pacidad de carga de Terzaghi. 0 (1.90963) = 57 ton/m? < > Ejemplo 14.6 Repitase el ejemplo 14.3, utilizando los factores de Terzaghi Na =22 (2a) =57 + (1.9041.2922 7450.1 = 107.1 tonfm? > Ejemplo 14.7 Repitase el ejemplo 144, utilizando los factores de Terzaghi. 7 verla Tabla 14.2 (1.903) (28%) + (1.90)(1.2)(80) 370.5 + 182.4 = $52.9 ton/m? < dispersion en. los datos experimentales. Estos resultados indican que los factores de Terzaghi son conservadores, respecto a los resultados experimentales medios, especial- mente para dngulos de friccién grandes. Los valores de ¢ -medidos en pruebas triaxiales convencionales se han utili- zado para deducir Ne y Ny a partir de zapatas de prueba. Como una zapata corrida constituye un problema de deformacién plana, deberia haberse supuesto un valor de @ algo mayor (ver la seccién 11.4). El suponer un @ mis grande habria llevado a obtener valores mis pequefios de Ne y Nz para conseguir la capacidad de carga observada y se habria Hegado asi a una mejor concordancia entre los valores de Teraghi y los datos experimentales. Ninguna de las soluciones ha constituido una mejora apreciable de la correlacién entre las capacidades de carga te6ricas y las, ‘observadas, por lo cual la solucién de Terzaghi se continda utilizando. Nuevos comentatios sobre la influencia de la profundidad de cimentacion La ecuacién 14.6 puede ordenarse en la forma Que yB a ae (ag, = Bw, (142% Bn GaeM(1+2 5) HT examen de los resultados de Ia Tabla 14.2 indica que pars p30", Ia wlaciin Ng / Ny. es aproximadamente Ful la unidad, aunque el valor de este cociente puede Escender hasta O45 pata arenas més compacta. Vacosin- festigadores han ctado valores de 0.7 8 1.0 para esa T= isco Cimentaciones superficiales. 223 Tabla 14.2 Comparacin entre los coeficientes de capaci- dad de carga reales y te6ricos Factor $= 30° oa ‘Na experimental de 2 80 Terzaghi 23 400 Ny experimental de 20 130 Terza 33 170-210 De forma aproximada podemos asignar un valor de 1 a este cociente, obteniendo asi la siguiente expresion Bn, (142 ) (47) Meyerhof (1951) ha estudiado Ia importancia de ta re- sistencia al corte del suelo situado por encima de la base de cimentacién. Para d Bjemplo 148 Datos. Un muro de 2.10 m de ancho en la base y ci: ‘mentado a 1 m bajo Ia superficie de una arena con ¢= 35° y 7= 1.80 tonin?. ‘Problema. Calcular la capacidad de carga. Solucién. De la Fig. 14.16 se obtienen. N, =35 Nya Por tanto, (Adele B = 4(1.80)(2.1)° (35) + 1(1.80)(2.1)(34) 40 + 128 368 ton/m de muro Este muro y su terreno de cimentacién tiene las mis 1nas caractersticas que en el ejemplo 13.12. En aquel «ejemplo, la componente vertical de Ia carga sobre el terre: no de cimentacion era de 22.09 ton/m, inferior ala décima parte de ta capacided de carga calculada. Por supuesto, en tun edlculo estricto deberia tenerse en cuenta la influencia, de Ia inclinacidn y excentricidad de la carga real sobre la base del muro de retencién (ver la seccién 14.7). Sin em- bargo, con un factor de seguridad tan grande frente a la falla por eapacidad de carga, y considerando que la resul tante queda en el tercio central de la base y que el muro presenta seguridad frente al deslizamiento, Ia mayoria de los. proyectistas consderarian el muro del ejemplo 13.2 suficientemente seguro, sin més ealeulo. < 226 EI suelo seco En los problemas de dimensionamiento de_cimenta- ciones, suele ser necesario basarse en los resultados de pruebas de penetracién para obtener una estimacién del Angulo de friccién (ver la seccién 11.5), Puede utilizarse la Fig. 14.16 para relacionar Ia penetracién con los factores de capacidad de carga. El hecho de que el valor adecuado de 9 suele ser muy inseguro cuando se utiliza Is penetra cin, es una razén por la que debe utilzarse un factor de seguridad mucho més grande (de 3 como ménimo) al calcular la capacidad de carga de las cimentaciones. Un pequefio error en @ produce una gran diferencia en los va- lores de los factores de capacidad de carga. Por ejemplo, Jacapacidad de carga (368 ton/m de muro) del ejemplo 14.8 habria sido solamente de 160 ton/m si ¢ se hubiera reducido de 35° a 32°. En este punto ol lector puede preguntarse: ;Por qué se estudia la teoria y se recurte después a ecuaciones emp ii eas aproximadas con un gran factor de seguridad? Las razones son sencilla. La teoria cumple una funcién indis pensable. Indica cémo puede variar la capacidad de carga respecto a factores como el peso especifico del suelo y el ancho de la cimentacién. Ademés la teoris proporciona resultados auméricos sobre la capacidad de carga ultima Sin embargo, la teoris no puede dar valores numéricos ‘exactos de la eapacidad de carga teniendo en cuenta los efectos de la falla local. Deben utiizarse para cubrir esta laguna los datos de pruebas en modelo y Ia experiencia de casos prictios. Esta experiencia se he recogido en la Fig, 14.16. Utiizada junto con un amplio factor de seguridad, se puede obtener una respuesta conservadora para cual: quier problema prictico. Si ha de evitane el conserva durismo, pueden utilizarse otros métodos para calcular la capacidad’ de carga, como las pruebas de carga in situ Dado que estas prusbas de carga raramente se reslizan con cimentaciones a escala natura, se utiliza la teoria para extapolar los resultados de la prucba a la cimentation real (ver el ejemplo 149). > Ejemplo 14.9 Datos. Una prueba de carga con placa ha indicado una falla por capacidad de carga a una presin aplicada de 35 tim?. La placa es cuadrada, de 30 om de lado y se cargé 1 m bajo la superficie del terreno. El peso especifico del suelo se estima en 1.60 ton/m?. ‘Problema. Calcular la capacidad de carga de una zapata cuadrada de 2 m de lado, cimentada a 1 m bajo la super- ficie del terreno. ‘Solucién. El primer paso es encontrar un valor de ¢ aque satisaga la eouacién 14.12. (1.60}(0.30)(0.7).Ny + (1.60}(1.0)1.2) Na Después de varios tanteos se obtiene = 32°, al que corresponden Ny = 15 y Nq = 17 en la ecuacién. ‘A continuacién se pueden aplicar estos valores de Ny y Ng a la zapata teal (A geo = 4(1.60)(2\(0.7915) + (1.60)(1.0(1.29017) = 168 +326 = 494 ton/im? 4 146 ZAPATAS CIRCULARES Y RECTANGULARES Se han utilizado diversos métodos teéricos aproxima- dos para el cileulo de la capacidad de carga de zapatas circulares. Sin embargo, no existe un método tedrico para calcular la capacidad de carga itima de zapatas cuadradas © rectangulares, Numerosos estudios en modelo han inten- tado calcular ta capacidad de carga sltima de zapatas circulates, cuadradas o rectangulares pero desgraciadamen- te, los resultados de estas pruebas son muchas veces con- tradictorios. Los datos dados por Vesic (1963) para zapa- tas superficiales se muestran en la Fig. 14.17. ‘Se han propuesto numerosas ecuaciones para determi- nar Ia capacidad de carga de zapatas ciculares y rectangu- yon resultados experimentales y, desde el punto de vista préc- tico, las diferencias en las predicciones son. ligeras. Se recomiendan las siguientes: Zapatas circulares (Aq.)y = (0.8)kyDN, + 7 dNy (14.11) donde D es el didmetro (Terzaghi, 1943). Zapata rectangulares y cuadradas oe (Aad = ban, (1 03 i) + ydN, (1 + oi) 4.12) donde L es ta longitud de la zapata (Hansen, 1966). Los valores de Ny y Nq se pueden tomar de las Figs. 14.13 0 14.16 como més apropiadas. El ejemplo 14.10 explica el ‘empleo de tales ecuaciones. > Ejemplo 14.10 Datos. Una zapata de 2X 4 m se cimienta a 1.20 m ‘bajo la superficie de un terreno arenoso con $= 40° y 7= 1.85 ton/m?, Problema, Caicular ta eapacidad de carga. Solucién. La ecuacion 14.12 queda (A995 = O.8917BN, + (Dy aN, Utilizando la Fig. 14.13 6 la 14.16 se obtiene N, = 120 N= 90 QA) HO8SK1.85,2,120) + (1X1 851-200) 8 [189+ 220) = 3272 7 En la Fig. 14.17 se comparan los resultados obtenidos ccon estas ecuaciones con las cargas de falla observadas en. pruebas en modelo. Adviértase que existe una considera ble dispersién en Jos resultados experimentales. Exeepto Compaciad relat 02, oa. 06. os. Fala ocd Punzonomiento Falla genera Fees 77fo 7 |x T Zonas ciclresde 5.10 em de siimetro Fe 4.15, td 20 | Fat gear! % Prine fa Fe) 15 1s 1 Paso execitcn 0 (town?) a ei ay 6 deci de prubas tries Gimentaciones superficiales. 227 Compaen o2 on 08 08 Pnaanionte Fal Fat sera oo|— - 400 of Le g[8 100 = = SIE eof x " ae = 4 Zap de $20 em 2 Fala eal | — x Pine Dar de Ves (1988) 7 i i 135 1a Tas Paso eset seo (twin?) oF ar educido de prsbas wiles Fig. 1.17. Comparacién entre los valores de Ny calulados y me- dos fen arenas compactas con elevados dngulos de friecién, las, ‘ecuaciones permiten determinar adecuadamente la capaci- dad de carga para falla general. El empleo de Ia Fig. 14.16 sobreestimaria las eargas que producen la falla local, prin- cipalmente debido a que esta arena tiene un dngulo de fricei6n muy alto para una determinada compacidad rel tiva. Es evidente la necesidad de un factor de seguridad clevado al utilizar estas ecuaciones. 147 CAPACIDAD DE CARGA BAJO FUERZAS EXCENTRICAS E INCLINADAS Meyethof (1953) ha propuesto la siguiente relacion a utilizar cuando las cargas sobre zapatas corridas estan in- clinadas y/o tienen una excentricidad respecto al centroide de la zapata (ver la Fig. 14.18): wan (29 aon + ( - ay ( = 3) wen, (14:3) donde valor limite de la componente vertical de la carga Ny Na = factores de capacidad de carga para carga vertical = distancia entre el centroide de la base y el punto de acciGn resultante sobre la base ‘a= dngulo de inclinacién de la resultante respec: toala vertical Meyetho dedujo la ecuacién 14.13 en parte basandose en hipotesis teéricas aproximadas y, en parte, ajustando luna envolvente conservadora a los resultados experimenta- Jes. Sin duda alguna esta ecuacién es muy conservadora. Adviértase que en esta ecuacién se utiliza el dngulo de Fig, 14.18. Zapata con carga excéntrca@ ncineds. 228 El suelo seco friceién del suelo sobre el que descansa la zapata en lugar del angulo de fricciGn entre el suelo y la zapata El ejemplo 14.11 aclara el empleo de esta ecuacién. Comparando los resultados de los ejemplos 14.9 y 14.11 ‘vemos que la consideracion de la inclinacion y de la ex- centricidad conduce a una gran reduccidn de Ia capacidad de carga. La ecuacién 14.13 deberia utilizarse con un fac- tor de seguridad de 3 6 més. Sobre esta base el muro del ejemplo 13.2 sigue siendo seguro ya que el factor de se- guridad es 74.4/22 = 33, Para una zapata rectangular puede utilizarse la ecuacién 14.13 incluyendo los factores de correccién que aparecen cen la ecuacion 14.12, siempre que la excentricidad sea en Ia direceién menor de la zapata. Fara el caso més general cde cargas excéntricas sobre zapatas rectangulares ver Harr (1966). Ejemplo 14.11 Datos. HI muro de retencién del ejemplo 13.12. Problema. Calcular la capacidad de carga considerando la excentricidad y la inclinacién de la fuerza sobre la base. Solucion. Excentricidad: e= 0.259 m Inclinacién: componente horizontal del empuje activo Eevacién 14.13: 052)(, _ 18)" 0s ($3) (00-5) yaar, + (1-352) = (0.752(0.640\116) + (0.570X0.235K139) 55.80 + 18.60 = 74.40 ton/m de muro 148. ASENTAMIENTOS DEDUCIDOS DE LAS TEORIAS ELASTICAS La Fig, 14.19 muestra Ia magnitud del asentamiento, referido al ancho de la zapata, para el cual se midi6 Ia capacidad de carga dltima, en pruebas a pequetia escala. Por ejemplo, para una compacidad relativa de 0.7 el asen- tamiento medio en falla de una zapata circular fue del 10% det didmetro. Para un didmetro de 3 m el asenta- rmiento seria de 0.30 m. Si la carga de trabajo es 1/3 de la targa de bundimiento, es decir, con un factor de seguri- dad de 3, el asentamiento bajo la carga de trabajo sex roximadamente de 7 a 10 cm. Este asentamiento es inaceptable en general. De aqui que en el proyecto de cimentaciones no suele ser suficiente con determinar tin: camente la capacidad de carga e introducir un factor de seguridad. Debe determinarse el asentamiento bajo Ia carga 2 aplicar y proyectar la cimentaciGn para que este asenta- ‘miento sea inferior a un valor admisible. ‘Si el suelo fuera elistico, homogéneo ¢ isétropo no habria dificultad en calcular el asentamiento que se pro- duciria como resultado de una carga superficial. Para este Compscidad rata D, 2030405089708 mneneno |” falcata rer 2 oN cc Re \, 2 x < : | --— 5 ] S| hoa ce “hs. 3 to "Basie ~. » po te S. = © 10cm : Esto Sen Ps ner oot is 16 is ranean so (oni?) Fig. 14.19, Asentamiento en rotura de modelos de zapatas (Segin vesie, 1963) ‘aso tan sencillo existen formulas de la teoria de la elasti- idad que relacionan la carga _y los asentamientos. En realidad, sin embargo, es muy dificil predecir la magnitud de los asentamientos de zapatas sobre suelos reales. Estos suelos no s6lo son heterogéneos y anisotropos, con un modulo generalmente creciente con la profundidad, sit que existe la dificultad adicional de calcular las propie dades esfuerzo-deformaci6n in situ ‘A pesar de estas complicaciones, la teoria ekistica des- ‘empefia sin embargo un papel fundamental en el caleulo de asentamientos. Con buen criterio, los resultados de la teoria de la clasticidad pueden utilizarse para obtener estimaciones stiles de los asentamientos. ¥ lo que es mis, importante, los resultados de esta teoria permiten enten: der el fendmeno de asentamiento, proporcionando las bases para establecer métodos aproxiriados de caleulo de asentamientos a efectos pricticos. De aqui que nuestro estudio del edlculo de asentamien- tos comience con la teoria eléstica. En esta seecién enun- Garemos Jos conceptos y principios fundamentales. La utilizacién do estos resultados en la prictica y la impor tantisima cuestion de la eleccién del médulo a utilizar en las ecuaciones se considerara en la seccién 14.9. cin de la teoria elistica al céleulo del asentamiento producido bajo una carga circular uniforme En el capitulo 8 se explicé Ia utilizacion de 1a teoria listica para calcular los incrementos de esfuerzo produ teidos en un cuerpo elistico como resultado de una pre- ‘sin uniforme aplicada sobre una érea circular en Ia super- fice de un material elistico. Un ejemplo del edlculo de ‘estos esfuerzos se dio en el ejemplo 8.9. Conociendo estos fesfuerzos y utilizando las ecuaciones expuestas en el capitulo 12, podremos calcular las deformaciones. Por > Bjemplo 14.12 Cimentaciones superficiales. 229 Datos. La carga del depésito y el terreno del ejemplo 8.9. dad. Problema. Calcular las deformaciones vertical y horizontal en funcién de la profun- Solucion. de la ecuacién 12.5 se obtiene 1 sem pee — 24nd FUG = We, ~ add ¥ On en funcién de la profundidad # han dado en el ejemplo 8.9. ~ z Wolk } ar i meth . ia 8 a 3 H j anaes j soccer (Een : com eee a a pe eee enc ex y &h se han calculado a intervalos de 6 m desde 0 a 90 m. representindolas en la Fig. E14.12. El significado de las deformaciones medias se comentari en el ejemplo 143. < ejemplo, las deformaciones correspondientes al ejemplo 89 se han calculado en el ejemplo 14.12, partiendo de unos valores supuestos de £ y u*. ‘Sumando las deformaciones a lo largo de cualquier Linea vertical puede calcularse el asentamiento de la super- ficie. En el caso de un cuerpo elistico con una carga su- perficial sencilla este resultado puede obtenerse por inte- 4 La clecciin de & se comenta en In secciin 149. Se toma 1 ‘gual a 0.45 para estar de acuerdo con los grficos de distibucin de exfuerzas dados en el capital 8. ggracin nuntérica de las ecuaciones comespondientes a la deformacién en un punto: em [fate = asentamiento &, = deformacion vertical profundidad medida a partir de la superficie profundidad hasta la cual se suman las defor ‘maciones donde 230, El suelo seco tae, Valores de Ep 0 peat pose j pepe TE Dieu aia Fig, 14.20. Cosficionts de influencia para el aentemiento balo una care uniforme- ‘mente reportida sobre una superficie citcater (Segin Terzagh, 1942), Si el terreno elistico es de profundidad infinita, Z=c, el asentamiento superficial puede expresarse en la forma R = nel, cay donde R= radio del drea cargada I, = un coeficiente de influencia que depends del corficiente de Poisson 1 y del radio correspon- diente al punto en el que se calcula el asenta- miento La Fig. 14.202 da los valores del coeficiente de influen- cia. No solamente asienta el rea cargada sino que tam- én descienden puntos de la superficie exterior a dicha 4rea. El asentamiento del borde de Ia superficie cargada es aproximadamente el 70% del asentamiento en el eje Puede obtenerse una sencilla expres to dal ej in para el asentamien- as) R Aq, 2 = aa 2 = HY Las deformaciones a considerable profundidad, aunque pequefas, también contsbuyen al asentamiento de la su- perficie. Esto se aprecia en la Fig. 14.21 que muestra el error en el asentamiento calculado si se desprecian las de- formaciones por debajo de una cierta profundidad. Por ejemplo, las deformaciones comprendidas en una profun- didad de 4R contribuyen a solo et 75 % aproximadamente el asentamiento total El ejemplo 14.13 muestra la aplicacién de la ecuacién 14.15 al calculo de asentamientos. El ejemplo muestra ademés que puede obtenerse una estimacidn razonable del ssontamiento: a) definiendo el bulbo de presiones hasta lune profundidad de 3R, b) calculando Ia deformacién vertical en el punto medio del bulbo, 3R/2 y c) multipl- zi 10}- 20 Fig. 18.21. Efecto de considerar en /p solamente as deformaciones hasta una peofunciad linstade > Ejemplo 14.13 Datos. E1 depésito y el terreno indicados en el ejemplo 89. E™ 10,000 ton/m? = 045 Problema. Calcular el asentamiento en el centro del de- pésito para ef caso de un terreno homogéneo ¢ isstropo, de profundidad infinita. Solucién: pen ty Bal =) Bes 46.15 dados en el ejemplo 8.9 dq, = 26:85 ton/m? D ae 2 26astoalnex £525-x 24-0452) peje = 10.000 ton/im? 0.em 10m El asentamiento puede estimarse multiplicando una deformacién media por Ia profundidad del bulbo de pre- siones. La Siguiente tabla muestra la forma en que esto ‘puede realizarse. Profundided supuesta dl Asentamiento ‘bulb Deformacién media cy 3R=70m Se toma la deformacién a la profundidad 3R/2: é = 0.00106 7.4 4R = 935 m Se toma la deforma profundidad 2R: ey 14 EI primer método, utilizando un bulbo de profundidad 3R, da una estimacion mas exacta del resultado real. Cimentaciones superficiales 231 cando esta deformacién “media” por la profundidad del, bulbo. Este método resulta itil para hacer estimaciones aproximadas de los asentamientos. ‘Como puede verse en el ejemplo 14.12, la importancia iva de las deformaciones horizontal y vertical varia notablemente con la profundidad. Para profundidades ‘grandes, a variacién del esfuerzo horizontal es pequefia, respecto a Ia variacién de esfuerzo vertical, como sucede cen la prueba triaxial estindar. Asi pues, a profundidades grandes la deformacién horizontal ¢s de tensién y los pun- tos se desplazan hacia el exterior (ver la Fig. 14.12). Por otro lado, en Ia superficie situada bajo el area cargada, la variacién del esfuerzo horizontal es aproximadamente igual a la variacién del esfuerzo vertical, como en una prueba de compresién isétropa. En este caso la defor- macién horizontal es de compresin y los puntos situados cen la superficie deben moverse hacia el eje de Ia carga. Fuera del area cargada las deformaciones horizontales de la superficie deben ser de tensi6n y esto s6lo puede suce- der si los incrementos de esfuerzo horizontal tambiés 10 son, Frecuentemente se observan grietas de tensiOn circu- lares en torno a cargas pesadas apoyadas sobre la super- ficie del terreno. Este sistema general de deformaciones horizontales es algo semejante al que existe en una viga biempotrada sometida a una carga concentrada en su punto medio. Puede también utilizarse la ecuacién 14.14 cuando el torreno elistico es de profundidad limitada. Sin embargo, debe adoptarse un valor diferente de Ip. La Fig. 14.20 da los valores de J para dos casos de un estrato elistico de profundidad limitada. Como podia esperarse, a reduccién de la profundidad del estrato elistico hace disminuir el asentamiento, Cuando el terreno elistico es de pequefio espesor respecto a las dimensiones de la carga, los puntos situados fuera del Srea cargada pueden levantarse en. lugar de asentar. Burmister (1956) ha publicado gréficos y tablas que resultan muy tiles cuando se estudian tos asentamientos de estratos de espesor limitado, Aplicacion de Ia teoria elistica al eileulo de asentamientos bajo cargas uniformes de otro tipo EI asentamiento en la esquina de un drea rectangular sometida a una presin uniforme Aq, puede calcularse por (4.16) donde B= ancho (dimensién menor) del rectangulo L = Longitud (dimension mayor) del rectingulo J, = cocficiente de influencia dado por la Fig. 14.22 Los asentamientos de puntos no situados en la esquina del area rectangular, y para cualquier forma de superficie cargada que pueda dividirse en rectingulos, pueden obte- 232 El suelo seco 1 naar oames Os seae tL oamex2 Coie de inten ip Fig, 14.22. Cootcientes do influencia para el aentamionto do una fuberice retongblareargeda (Seguin Terzagh, 1943) nerse utilizando el método de superposicion, como se ex- plies en el capitulo 8 respecto al cdleulo de esfuerzos (ver el ejemplo 83). En particular, el asentamiento del centro dle una superficie cargada B Ag, 1.121 — pm Ags 112 — 2) Al aumentar L/B (es decir, para una zapata corrida), J aumenta gradualmente de manera indefinida. Asi pues, luna zapata corrida apoyada sobre un terreno elistico de profundidad infinita experimentaria un asentamiento in- Finito. En problemas reales, por supuesto, los estratos de suelo no son de profundidad infinita ni las zapatas corri- ‘das tienen Iongitud infinita. Para un rea rectangular ccargada sobre un estrato elistico de espesor B situado so- ja, el asentamiento aproximado de la (4a7) La -WA+ = 4-4, (418) donde las funciones Fy y Fa pueden obtenerse dela Fig. 1423. Burmister (1956) ba dado tambin greases para resolver estos problemas ‘Se han oblenido también solucones para otros muchos tipos de carga, incluyendo el efecto de esfuerzos tangen Giles. Scott (1963) ha publicado un stil resumen. Con los Inétodos de computadora pueden obtenerse los valores rumericosapicables a caos particulares Aplicacién de la teoria elistica al eéleulo de asentamientos bajo zapatas rigidas EI caso de una carga uniformemente repartida se pre- senta en problemas pricticos como el de depésitos de cero para almacenamiento de fluidos. Sin embargo, en ‘otros muchos casos, el elemento estructural (como una 23- pata) en contacto con el terreno seté muy rigido y el asentamiento serd més 0 menos uniforme en la zona de contacto entre Ja zapata y el suelo. Dado que una presién uniforme produce una curva de asentamientos en “forma de plato”, con objeto de conseguir un asentamiento uni- forme la presin de contacto debe aumentar en el exterior de la superficie cargada y disminuir hacia el centro de la misma. Las curvas de la Fig. 14.24 marcadas con Ky = rmuestran la distribuci6n tedriea de las presiones de con- tacto para el caso de una cimentaciéa verdaderamente rigida. En el borde del érea cargada la presidn de contacto es tedricamente infinita Una variacién en la distribucién de presiones en la su perficie de contacto significa un cambio en Ia relacién entre la carga y el asentamiento. Para una superficie circu- lar rigida cargada se obtiene Re p= dak Fd 2) donde Age = presién media sobre el érea cargada. Comparando a ecuacion 14.19-con fn 14.15 vemos que el asentamiento de una 2apata cigida es un 21% menor fue el asetamiento on o-oo bao una cage uniforme. Whitman y Richart (1967) han’ dado relaciones carga asentaionto para zapatas rectangular rigids con diver. sos tips de cara. En algunos problemas el elemento es tructual en contacto con el terreno no puede considerar Se. perectamente flexible o perfecamente ipo, Puede ttilzare la Fig. 14.24 para esimar las presiones de con- facto en cass intermedi. (14.19) 149 METODOS TEORICOS A EMPLEAR CON SUELOS REALES Como se coment6 en los capitulos 10 y 12, una mues fra de suelo no se comporta como un material elistico, homogéneo ¢ isétropo. La no elasticidad tiene influent sobre: a) I distribucién de los incrementos de presién producidos por las cargas y B) las deformaciones resultan- tes de dichos incrementos de presién. Actualmente no existen métodos tedricos que consideren ambas dificulta- des aunque se esti desarrollando algunos procedimientos de célculo. Afortunadamente la experiencia ha demos- trado que pueden hacerse estimaciones spropiadas de los asentamientos mediante la distribucion de los incrementos de presin deducidos do Ia teoria elistica, aunque em- pleando métodos especiales para determinar las deforma- clones resultantes. Método de la trayectoria de esfuerzos EI método, seguido para el calculo de asentamientos, consta de los siguientes cuatro pasos 1. Eleeci6n de uno o més puntos del terreno bajo la estructura propuesta Valores te F(—) y Fe (~- 02 03 Cimentaciones superficiales. 233 04 06 o7 03 la I ‘L/B=5 1 Fig. 14.23, Grfica para obtener lat funcionss de le Ee. 14.18 (Sopin Steinbrenner, 1958), Estimacién para cada punto de Ia trayectoria de es- fuerzos para la carga aplicada por la estructura. 3. Realizacién de pruebas de laboratorio siguiendo las trayectorias de esfuerzos estimadas. 4. Utilizacién de las deformaciones medidas en dichas pruebas para estimar el asentamiento de la estruc: ‘ura proyectada. Este mismo método general, que constituye una valiosa ayuda para comprender y resolver problemas de deforma- cidn y estabilidad, ya se utiliz6 en el capitulo 13. El ejemplo 14.14 muestra la aplicacién de este método «a la cimentacién del depésito del ejemplo 8.9. Las trayec- torias de esfuerzos de determinados puntos ya se obtu- vieron en el ejemplo 8.9. La Fig. 10.23 presenta los resul- tados esfuerzo-deformacidn de pruebas triaxiales siguiendo las trayectorias de esfuerzos de los puntos 4, B, D y G. Las deformaciones verticales y horizontales ‘medidas en estas pruebas se han representado en el ejemplo 14.14. Por integracién de esas deformaciones hasta una profun- didad de 100 m se obtiene un asentamiento en el eje de 11.4 em para la carga inicial y de 1.9 cm para el 20 cielo de carga. Existen también deformaciones por debgjo de la rofundidad de 100 m. La estimacion de la contribucién Adicional de estos estratos profundos puede deducitse de Ia Fig. 14.21. t 4 | 7 af Se Fig. 14.24, Distsibuctn de exfuerzos bajo zapats de rgiez variable (Sogn Borowicka, 1806 y 1938), | i 234 El suelo seco > Ejemplo 14.14 Datos. El mismo depésito y terreno de los ejemplos 8.9, 14.12 y 14.13. Problema. Calcular el asentamiento y la distribucién de deformaciones del terreno por el método de la tayectoria de esfuerzos. Solucién. Se seleccionan una serie de puntos (A a H)y se dibujan las trayectorias de Jos mismos (ejemplo 8.9). Las pruebas triaxiales se realizan segiin las trayectorias 4, B, D y G. Estos resultados se han representado en la Fig. 10.23, Las deformaciones verticales y horizonteles medidas en pruebas de laboratorio son las representadss em la Fig. E14.14. rotund (m) Extn Epson} —- Compre 0 or Detormacin horizontal % ° or 02 Deforacio verte Fig. £14.14, EI asentamiento bgjo el centro del depésito, obtenido por integracién mecinica del iagrama deformaci6n-profundidad es: (Carga iniial: peje = 11.4 em. Segunda carga: peje = 1.9 em Método de la trayectoria de esfuerzos aplicado un punto promedio Una forma sencilla, y generalmente correcta, del méto- do de la trayectoria de esfuerzos supone el empleo de un Uinico “punto promedio” junto con el concepto de bulbo de presiones. De acuerdo con Ia discusién de la seccién 14.8, puede suponerse un bulbo de 3R de profundided, con el punto promedio a una profundidad de 38/2. Como puede verse en el ejemplo 8.9, Ia prueba de Iaboratorio realizada para el punto D representa muy exactamente las, condiciones del punto promedio situado bajo el deposito. Las deformaciones verticales en 1a prueba fueron de 0.14% para la primera carga y del 0.027 % para la segun- da, Multiplicando estas deformaciones por 3R =70 m se obtienen asentamientos de 10 y 2 cm respectivamente. Empleo del método de la trayectoria de esfuerzos para la determinacién de médulos Otro método consiste en determinar un valor de E a partir de la prueba realizada con la trayectoria de esfuer 208 del punto promedio, calculando el asentamiento a par- tir de una ecuacién del tipo de la 14.15. EI método des- crito en el ejemplo 12.7 puede utilizarse para determinar fel médulo E a partir de-dicha prucha. En el caso de la prueba D la variacién de esfuerzo horizontal es tan pe- Gquea (es decir, la prueba es andloga @ la triaxial estindar) due basta con obtener E dividiendo el incremento de es- fuerzo axial por el incremento de deformacidn axial. Se obtiene asi £= 1000 kelem? para la primera carga y E = 3.750 kglem* para la segunda, El asentamiento para Ja primera carga ya se calculé en el ejemplo 14.13, con un | | i Comentaciones superficiales Drobo Profi (im) ai oar oz +03 tension Comprasie Detoracin 94) @ Catalan Detomacin tlc (56) Defoe tre (7) Fig, 18.28, Doformacionet del terreno da cimentacion (6) Sagin Eogestad, 1963.1 235, 236 El suelo seco valor de 10 em; el correspondiente a Ia segunda carga es de 2.6 cm, Discusion de éstos métodos La Fig. 14.25 compara las deformaciones obtenidas por 1a teoria elistica (ejemplo 14.12) con las deducidas det método de Ia trayectoria de esfuerzos (ejemplo 14.14). El rnétodo de la trayectoria de esfuerzos proporciona ma- yyores deformaciones en la proximidad de la superficie del terteno, pero indica menores deformaciones en profundi- dad. Esto se debe a que este método tiene en cuenta la fipidez ‘et suelo con la profundidad. A pequeta profun- didad, Ta presién inicial, y por tanto la rigidez, son pe- aquerss y 8 producen deformaciones relativamente gran des. Por el contario, « una profundidad mayor la rigidez fs més grande que Ia media en el punto D y por ello las deformaciones a profundidad son menores que las calcula- das con el médulo medio. La Fig. 14.25 muestra que las deformaciones bajo el depdsito concuerdan generalmente con las medidas bajo un modelo de zapata. CCualquiera de los tres métodos supone aproximaciones ¥ cada tno tiene sus ventajas. El método dela trayectoria, de esfuerzos, considerando diversos puntos, engloba mis adecuadamente los factores que influyen sobre la rgidez del suelo pero desprecia las deformaciones por debajo de tuna cierta profundidad. El mismo método, con un Gnico punto promedio es muy sencillo pero implica diversas hi potesis. El método elistico, utiizando un médulo medio para un punto promedio también requiere hipétesis dudo: Sas, pero es muy wll cuando se quiere calcular el asenta mniento en muchos puntos, en lugar de en el centro cnica- mente. La eleccign entre estos métodos dependeri de las ciccunstancas de cada caso. Una dificultad impostante al calcular tedricamente los asentamientos es la obtencién de muestras representativas el suelo. En general el proceso de muestreo tiende a hacer dectecer la rigidez de la muestra respecto a las con- diciones in situ. Los asentamientos estimados en los ejem- plos anteriores para el segundo ciclo de carga (2 a 2.5 cm) son razonables si se comparan con los asentamientos real- mente medidos bajo depdsitos andlagos en la misma zona, ppero las estimaciones basadas en la primera carga son excesivamente grandes. La considerable experiencia de este tipo sugiere que deben utilizarse los datos esfuerzo- deformacién del segundo ciclo de carga para estimar los asontamientos de estructuras cimentadas en arena. En resumen, toda estimacién tedrica de asentamientos constituye una aproximacién. En el momento actual la mejor estimacién puede obtenerse por el método de la trayectoria de esfuerzos el cual a) utiliza las teorfas elés- ticas para estiinar los esfuerzos, 5) obtiene las deforma- ciones o médulos a partir de prucbas que reproducen los esfuerzos iniciales y los incrementos de esfuerzo esperados yc) se basa en Ia experiencia para indicar la menor ma- nera de compensar los efectos de la perturbacién de las muestras. 14.10 METODOS EMPIRICOS PARA EL CALCULO. DE ASENTAMIENTOS Debido a las dificultades de los métodos estrictamente tedricas, el ingeniero siempre debe estudiar Ia experiencia de asentamientos en las estructuras préximas. Los mi todos empiicos basados en un gran numero de casos estu- diados, pueden también utilzarse para suplementar los caculos te6ricos o para estimaciones preliminares burdas. Los dos métodos més ampliamente utilizados, empirico 1) — 44 = Compact) L rida jie | al | | 4 | apa aside k | 25m tac —| oe al 10 7000 ein de achara 1/5 —> Fig, 16.26. Relacion entre aentamionto y las ‘de casos reales (Soph Bjerrum y Eanestad, 1963). onsiones de Ia superficie cargada sgin datos revogidos y semiempirico, son Ia prueba de carga y Ia de pe- netracion, Prueba de carga En esta prucba el terreno se somete a una carga que aumenta por elapas, midiéndose el asentamiento product- do bajo cada escalén de carga. Los datos carga-asenta- miento medidos sirven para estimar el comportamiento de la zapata real. Aunque puede utiizarse una zapata a escala natural para la prucba, la prictica habitual consiste en emplear una pequefia placa, del orden de 0.30 m a I m fe didmetro. El empleo de placas més grandes no suele set prictico debido a los costos y a Ia dificultad de obtener Teacciones suficientes para la prueba. Los resultados de la prueba se extrapolan después de la placa a la zapata real ‘La relacion entre ef asentamiento produsido en arenas y el tamafio de la zapata que x utiliza nfucho es la ex- presién empirica desarrollada por Terzaghi y Peck (1967): e4 -—s 14.20) bo 0+ DIDY (eo donde p= asentamiento de la zapata real pe = asentamiento de la placa de prueba \ dimensin minima de la zapata ‘Dg = dimensién minima de la placa La Fig. 14.26, preparada por Bjerum y Eggestad (1963) a partir de 14 series do prucbas carga-asentamiento con la curva correspondiente a la ecuacién 12.20, muestra aque el asentamiento dado por la ecuacion 14.20 es bastan- ‘e-correeto pero que existe una considerable dispersin. Para obtener resultados coherentes @ partir de una pprucba de cargn debemos aseguramos de que el terreno bajo la placa no esté alterado y que el suelo de la zona es omogéneo hasta una profundidad relativamente grande respecto al tamafo de la zapata real. Por ejemplo, la Fig. 1427 muestra el caso de un terreno en el cual los reulta- dos de Ia prueba de carga pueden inducir a error. Los fsentamientos de la placa se deben principalments a las fleformaciones producidss en el estrato A, mientras que bajo la zapata teal los asentamientos se deberin principal mente @ las deformaciones producidas en el estrato B. Si Zapata rel Pace de cage Fig, 14.27. Caso en que la prueba de carga puede inducir 8 error. Cimentaciones superficiales. 237 7 4 = may compacta S 24 N=50 i : = i fi omen = a0 i : 22 i i e Iver —| ae ol L 0 or a5 Bo 5 ery ‘Anco dele rapa (n) Fig, 14.28. Asentamiontos de zapatas deducidos de 18 penetracién ‘estindar N. (Segin Terzaghty Peck, 1948), Jos estratos A y B tienen diferentes propiedades esfuerzo- deformacién el asentamiento deducido de la prucba de carga puede ser muy diferente del que se produzca bajo la ‘apata real. Pruebas de penetracién Se han utiizado diversas pruebas de penetracién: la cesténdar, la del cono holendés y la testificacién con radio- isdtopos (ver en Meigh y Nixon, 1961 una comparacién fentre estas prucbas) para el cilculo de los asentamientos de cimentaciones en arena. La prueba més ampliamente utilizada, en especial en los EE.UU., es la de penetracién estindar, descrita en el capitulo 7. La Fig, 14.28 da la presién superficial Age necesaria ‘para producir un asentamiento de 1 pulgada (2.5 em) en tuna zapata cimentada sobre arena, en funcién de la resis- tencia a la penetracién estindar N’y el ancho de la zapata B. Otra relacién propuesta por Meyerhof (1965) es Aq, = Me B<120m 4 : aan . a= Me (PEt B>120m 2B donde Ags viene expresada en kg/em?, B en metros y p ‘en centimetros. La Fig. 14.29 (Meyerhof, 1965) compara Jos asentamientos calculados con los observados en 2apa tas sobre arena y sobre grava. Se aprecia que los asenta~ ‘mientos calculados para la estructura real estudiada por Meyerhof son superiores a los observados y que no parece 238 El suelo seco 100] * i : < #60} —*x a ell rc se S| een ibe 2 SRT a 4 3075 —F00 shana (em) Fig, 14.29, Comperacion entre los esntamiontos caeulados y Ios orervados en rapates cimantadas sobre arena y srava (Segin Me: vert, 1965). existir una ventaja significativa de la prucba estindar so- bre la del cono holandés 0 viceversa.. 14.11 INFLUENCIA DEL TAMANO DE LA ZAPATA ‘SOBRE LA CAPACIDAD DE CARGA. Y LOS ASENTAMIENTOS En las secciones anteriores se han indicado que la ce- pacided de carga y el asentamiento de una zapata cimen- tada sobre arena dependen do las propiedades de ésta y del tamafio, forma y profundidad de la zapata. La caps dad de carga depende principalmente del angulo de fric- cin @ y de la compacidad relativa de la arena. La propie- dad del suelo que tiene una mayor influencia sobre el asentamiento de una zapata es el médulo esfuerzo-defor- macién £. en el resto de esta seccién se considera en primer lugar I influencia del tamafio de la zapata sobre la capacidad de carge y los asentamientos, con objeto de reunie algunos de los muchos conceptos ya expuestos y proporcionar una visién sencilla y general del comporta ‘miento de las zapatas sobre arena. Las ecuaciones de capacidad de carga muestran que, para zapatas cimentadas sobre arena, la capacidad de carga fs directamente proporcional al tamafto de Ia zapata. ‘Ademés, la capacidad de carga aumenta significativamente con la profundidad de la zapata bajo Ia superficie del te- reno, La importancia de estas variables (tamafio de la zapata y profundidad de cimentacién) se muestra en el ejemplo 14.15. > Ejemplo 14.15 Datos. Una zapata circular cimentada sobre arena con 05345" y 7=1.6 ton/m. Problema, Caloular la capacidad de carga para; (qd = @ODN, + DN, (14.11) De la Fig. 14.16, Ny = Ng = 30 (0.8(3)0.6(1)30) = 13.5 toni? (0.6)(4X1.6)11130) + (2)(0.6)(30) 43.5 ton/m? (0.6) 4)(1.6X2)(30) = 27 ton/m? (0.6)(4X1.6}2)30) + (1.640.6)(30) 52 ton/m* < EI ejemplo 14.16 aclara 1a influencia sobre los asenta- sientos del tamaiio de la cimentacién y de la ley de va- riacién del médulo E con la profundidad. Se da el m6- Gulo a una profundidad de 22.5 m. Este es el “punto promedio” para una estructura de 30 m. Se utiizan dife- fentes teglas para extrapolar un médulo dado al punto promedio de una cimentaci6n mds grande. Suponiendo {que el médulo E es constante con la profundidad, el asen- tamiento es directamente proporcional al tamafio de le cimentacion. Si el médulo E varia directamente con la presién geostitica vertical, el asentamiento es independien- te del tamafio de I cimentacién. Si el médulo E varia con Ia rafz cuadrada de Ia presién geostitica (probable- mente la mejor rolacién general entre E y la presién de confinamiento) el resultado es de tipo intermedio. > Ejemplo 14.16 Datos: Un depésito de 15 m de altura esti construido sobre un depésito indefinido de arena con Problema: Calcular el asentamiento del centro del de- pésito al lenarlo de agua, en los siguientes casos: aD oD 10 m; E constante ¢ igual 2 2.000 ke/em* 10m; E constante e igual a 2.000 ke/om* ¢ D = 30 m; £ variable con ove © igual a 2.000 kglem? parad=22.5 m d. D = 60 m;E variable con doo © igual a ad=225 m. 30 m; £ vatiable con Vovo ¢ igual a kglem? para d = 22.5 m. f. D = 60 m; E variable con Vio e igual @ Sm elem? para d Solucibn: pn ag Baa cats Ag, = 15 mX I ton/m? = 1.5 kglem? 20 = p#) = (1 — 045%) = 1.60 Cimentaciones superficiales = 233) Para el caso c p valdria lo mismo que en el caso a: p=0.18 m. d. Ahora Eyp/4 =Egs ¥ como consecuencia el médu- lo valdré el doble que en c. El radio R es también doble. 15 mX 160 a. p= 1S kgfom? xj XASO 0.18 m , lem? * 00 kgfem (1.51G0K1.60) _ 9g p= CSN 60) a 2x20 7° x 30 x 1.60 be p HERA 036 m 2000 c, Puesto que E varia con Geo ¥ Ovo es funcién de la profundiéad, £ variaré con la profundidad. Tomando el vente punto promedio™ a la profundidad 3/4 D eee x Bars Epis = Ea2.s = 2.000 kglem? V2x 2000 2. pes el mismo del caso a, es decir, p = 0,18 m. (1.530160) 125 m < > Ejemplo 14.17 Datos. Una zapata circular rigida esté cimentada sobre arena con o=34.1/2° 7= 16 ton/m? w= 045 Problema, Calcular la relacién entre D (variando de 0.30.a 3 m), p y (Aqe)e para a E = 10 kglem* b. E=100 ke/em* a una profundidad de 3m y variando proporcionalmente a Ovo, c. E = 100 kg/cm? a una profundidad de 3 m y variando segtin Yoo. Solucién: Capacidad de carga (49. = 09)470N, an Segin la Fig. 14.16 Nj=30 = (Gade “(0.5K EX1.6)D (30) = 14.4 D en tal? Asentamiento: marae asin pe ange da Fa - 0459 = (5) 0799 = 125 tas 4 0m At wm agyR(1.5 « 10%) as ee are 7 o= Mek ToopiayaRny #OS% 10") 125 z gh eg fRTTX 0 P= Sa aay ER” MN ROTIX 10°) Se utizan estas eouciones para calcula lo siguientes resultados: p=150m coaae Beton? BA oni? ap pa Age = 20ton/m? —— 00375 m ° TOton/a® 0.0093 m_——O.0187 m ow 20ten/a? 0.0500 m P para Ag, = 10ton/m? — 0.0250m 00250 m ep pan Ag, = 20tenfm? 00436 m pam Az, = l0tonn? — 00153m 00217 m tos resultados se han representado en la Fig. E147. ‘ 240 El suelo seco | caaes = 990, Coracid ecarge Presi sabre el tcee (ken) V2 3 4s oT rosin sobre ol tran len?) 2 ae Pres sb el ern thle") Bs § QO 12a aS o. | Ie, feats | | % | \| i I | abl eter fem) @ @ Fig, £14.17. a) E constants, b) E varia con ovo, e) E varia con Via, En el ejemplo 14.17 s¢ combinan fa mayoria de las variables de os ejemplos 14.15 y 14.16 para mostrar la relacién existente entee el tamano de las zapatas, el asentamiento y la presion de cimontacion, Como se ius tra en la Fig. E14.17 la capacidad de carga esté deecta- ‘mente relacionada con el didmetro de la zapata y es igual a. 15 veces el didmetro. La parte inferior de Is Fig. E1417 muestra ta elaci6n entre el asentamiento y la presign ejercida sobre el tereno para zapatas de did- metro 1.5 #3 m, par los tes tipos de médulo E. El caso c) e& el que mejor representa la relacién. general tne las presiones y los asentamientos de zapatas sobre arena Dabe advertise que las ecuaciones para el céleulo de asentamientos, como In 14.14> slo. tienen en eventa pre- siones sobre el terreno reltivamente pequetas respecto Jn capacidad do carga, es deci con un factor de seguridad de 3.0 superior. Cuando la presién sobre el terreno © aproxima al capacidad de carga, los. asentamientos aumentan de forma imprevisible. Este importante hecho se tione en cuenta en Ia Fig. £14.17, representando la par- te inicial de Ia curva presién-asentamiento de Iinea con- tinua y la que queda con un factor de seguridad inferior a 3, de lined de trazos. 14.12. RESUMEN DE PUNTOS PRINCIPALES 1. Para que una zapata esté adecuadamente proyec- ada deben cumplirse las dos siguientes condicio- 4 La presion sobre el tereno Age debe ser in- ferior a la capacidad de carga (Age)e que es quella presién que produce la falla del tere- zo de cimentacion. 3, El asentamiento debe ser inferior @ un cierto valor admisibe. 2. Al cargar una zapata hasta la falla el terreno llega primero a una falla local y a continuacién a una Falla generat 16 10. LL La falla local se produce cuando se aleanza la re sistencia del suelo en una zona, plastificéndose Gta, La falla general se produce cuando todo el suelo esta en fall a lo largo de una superficie de deslizamiento, . En una arena suelta, la falla local se produce para una presiin muy inferior que la que produce la falla general. En una arena compacta, la falla local tiene lugar para una presi6n ligeramente in fetior a la que produce la falla general. La capacidad de carga no suele ser un factor lim tativoenel proyecto de zapatas sobre arena a no ser {que sean muy pequenas —menores de 1 m— debi- do a que la capacidad de carga suele ser muy su perior a la presion que produce asentamientos superiores a los admisibles. . El asentamiento admisible es el méximo que una estructura puede tolerar manteniéndose en servi cio. Generalmente el asentamiento diferencial o dis torsién angular entre dos puntos tiene més im- portancia para la estructura que el asentamiento total. El asentamiento admisible se expresa en funcién del asentamiento total en lugar del dife rencial o distorsi6n debido 2 que: 4, Bl asentamiento diferencial es mucho més di fii de calcular que el total 'b, Existe generalmente una relacién empirica entre el asontamitnto diferencial y el méximo. Se dispone de dos métodos teéricos para el calcu lo de asentamientos —férmulas -elisticas y la superposiciin de deformaciones- y de dos mé: todos empiticos 0 semiempiticos la prueba de ‘carga con placa y 1a prueba de penetracién-. Puedes usarse los métodos te6ricos junto con los, métodos empiticos ya que éstos reflejan la expe riencia prictica, . Para el cdleulo de asentamientos se recomienda el método de la trayectoria de esfuerzos, el cual sive de ayuda para elegir el médulo £2 utilizar fen una solucién eléstica o da una medida de las deformaciones para utilizar el método de super- posicin directa Los errores de los métodos de caloulo de asenta- rientos se deben a @ La dificultad de determinar corectamente los esfuerzos en el terreno. b, La dificultad de obtener datos apropiados esfuerzo-deformacién in situ a partir de prue- bas de laboratorio (error debido principal- ‘mento a la perturbacidn de las muestras). & El suelo no es un material con elasticidad lineal, homogéneo ¢ isétropo. d. El suelo varla considerablemente, tanto en direccién horizontal como vertical. La capacidad de carga y el asentamiento de una zapata sobre arena estin relacionados con el ta ‘mafio de la zapata y la profundidad de cimen- tacién. La capacidad de carga aumenta notable- Cimentaciones superficiales. 241 mente con el tamafio de la zapata y su profundi- dad. El awentamiento aumenta ago al crecer el tamafio de la zapata PROBLEMAS 14.1 Una zapata cuadrada de 2.50 m. de lado esta cimentada a 1m. de profundidad en arena con un dngulo, de friccién de 36°. Calcular la capacidad de carga y la capacidad de carga hima. El peo expetico de I arena es 1.80 ton/m. 14.2 La composicién del terreno en un determinado lugar es Ia siguiente: 0:1.20 m cenizas con $= 30°, y = 0.90 ton/m? 1.2:15 m grava arenosa con = 38°, y y= 1.90 ton/m? Calcular la capacidad de carga para una zapata de 3 m de lado cimentada en la parte superior del estrato de gyava arenosa, 143 Se ha realizado una prueba de carga con una placa cuadrada de 30 X 30 cm sobre una arena compacta, ccon un peso especifico de 1.80 ton/m®. La placa estabe si ‘tuada en un recipiente y rodeada por una sobrecarga del ‘mismo suelo de 0.30 m de altura. La falla se produjo para una carga de 3 t, gCudl seri le carga de falla por unidad de drea de la base de una zapata cuadrada de 1.50 m de Jado situada a la misma profundidad y en el mismo suelo? 144 Suponiendo que sobre la zapata del problema 14.3 descansa un pértico de un edificio ligero que ejerce no sélo una carga vertical V sino también una compo- ente horizontal H= 0.157 y un momento M=0.5Y (es, ecir, una excentricidad de 0.20 m) {Cusl sera la carga admisible V si se adopta un factor de seguridad de 3? 14.5 Una cimentacién de 15 X 30 m descansa sobre tun terreno con un médulo medio £ de 700 kg/em*. La presién media sobre el terreno es de 6 kg/em*. Calcilese al asentamiento en las esquinas y en el centro de la mentacin. Supéngase 1 = 03. 146 Repitase el problema 14.5 suponiendo que la arena tiene solamente 8 m de espesor y descansa sobre tuna base rocosa. 14,7 Una prueba de carga esténdar (placa cuadrada de 30 X 30 cm?) sobre una arena compacta seca (y= 1.90 ‘tan/m®) ha dado los siguientes resultados Carga (Wan) Ascntamiento (om) os 03 1.50 06 225 12 3.00 14 3.15 75 (rotura) Se ha realizado otra prueba de carga sobre el mismo terreno con las siguientes variaciones: 242 ET suelo seco Calcular: 4. La capacidad de carga final », El asentamiento para una presion de 2 ton/m?. 148. Utilizando los datos del problema 14.7, determi. nese la presion admisible para una zapata cusdrada de 1.50 m de lado, si ef asentamiento admisible es de 1 pub gada. (25 em), 149 Una arena ha dado una penetracién estindar de 20 golpes. Dimensidnese une zapata para soportar una carga de 200 t con un asentamiento maximo de 5 em y un factor de seguridad minimo de 3 respecto a la falla general 14.10 EI terreno de emplazamiento dei depésito del ejemplo 14.12 tiene una resistencia a la penetracién estén- dar variable entre 15 y 25 golpes/30 om. Calcilese el asentamiento del depésito partiendo de a) la ecuacién 14.21; y bj la Fig. 14.28, 14.11 Partiendo de las Figs. 14.8 y 14.9 elijase el asentamiento maximo admisible para el edificio de una fbrica con instalaciones muy sensibles a los asentamien- tos diferenciales, 14.12. Una zapata corrida de 2m de ancho descansa | m de profundidad bajo la superficie de una arena con 9= 32° y y=2 tonjm?. Caledlese la capacidad de carga iilhima utilizando; a) las ecuaciones 14.4 y 14.5 y 8) la ecuacion 14.6 y Ta Fig. 14.16. ,Cudl de estos valores es mas correcto? Expliquese por qué. CAPITULO 15 Solicitaciones dindmicas del terreno Si Tas cargas aplicadas a una masa de suelo varian con suficiente rapide, para que las fuerzas de inercia eguen a tener importancia respecto a las estiticas, son necesarios, ceiloulos especiales para estimar las deformaciones del te reno. Problemas tipicos son los de cimentaciones de mé- quinas, estabilidad de taludes durante terremotos, hinca- do de pilotesy la compactacién vibratoris. En este capitulo se presentan algunos de los conceptos bisicos del impor- tante campo de la dindmica de! suelo. ‘La velocidad de carga para Ia cual un problema “resul- ta dindmico” depende mucho del tamafo de la masa de suelo afectada. Con las muestras tipicas utilizadas en prue- bas de laboratorio, las fuerzas de inercia no Megan a ser significativas hasta’ que la frecuencia de carga supera los 25 ciclos por segundo (cps). Por otro lado, una presi de tierra grande puede sufrir fuerzas de inercia importantes, con frecuencias de solo 0.5 eps. 1.1. CIMENTACIONES SOMETIDAS A CARGAS DINAMICAS EI problema més habitual de solictacién dindmica es el de las cimentaciones de méquinas. Las miquinas alterna tives y_ las rotativas mal equilibradas producen fuerzas dinamicas periddicas @: 2 = Qysen 2nft as.) donde amplitud méxima de la fuerza dindmica frecuencia de funcionamiento mp0 Las frecuencias de funcionamiento tipicas varian de 200 ciclos/minuto para grandes compresores alternativos hhasta unos 12,000 ciclos/minuto en las turbinas y compre sores ratativos de alta velocidad. Las prensas estampadoras, y los martillos de forja también aplican cargas intermiten- ies a las cimentaciones. Modernamente se plantea el pro bblema de cimentar adecuadamente las estaciones de radar de precision. Los principios utilizados para determinar la reacci6n de las cimentaciones a estas cargas pueden utili- ‘arse también para estudiar'la reacciGn de cimentaciones a 243 los movimientos del terreno, como los producidos por terremotos, voladuras y méquinas prOximas. Como en el caso de cimentaciones sometidas a cargas estiticas, el criterio bisico para el dimensionamiento de cimentaciones de méquinas es el desplazamiento admi- sible. En general, se prescribe un limite al desplazamiento inimico permisible en servicio, limitando también los asentamientos que pueden producirse durante un periodo prolongado de funcionamiento. En general es necesario realizar un célevlo dindmico pera asegurar el cumplimiento de estos ctiterios. Para ha- cer este cileulo, puede representarse el sistema méquina- cimentacidnterreno, por un sistema equivalents masi- rnuelle-amortiguador, que variari de un problema a otro (Ger la Fig. 15.1), segin el niimero de modos de movi rniento que pucda suftr el sistema real. En este capitulo, basado en ef trabajo de Whitman y Richart, (1967) se es tudian Ios sistemas con un solo grado de libertad, en general el movimiento vertical. Para una discusi6n més Completa del sistema, junto con los métodos para el es tudio de problemas mas complicados, el lector puede con- sultar el libro de Barkan (1962) Pruebas in situ que Gemuestran la validez de estos métodos han sido descritas por Richart y Whitman (1967) y Whitman (1966). Movimientos dindmicos admisibles Una cimentacién sometida a una carga dingmica perio- ica sufviré un desplazamiento dindmico pa de la misma frecuencia que Ia carga aplicada. Las velocidades y acclera- ciones miximas de la cimentacién pueden expresarse funcién del desplazamiento miximo y de la frecuenci réxima de la forma siguiente be = rhe (15.22) ba= Onf re 15.28) donde lot puntos indican derivadas respect al tiempo. Para evitar dafios a las miquinas o a sus cimentaciones, la velocidad maxima de vibracién no debe ser superior a 2 ‘em/s. Sin embargo, si va.a trabajar personal en las proxi- ‘midades de 1a méquina, pueden ser necesarias condiciones ‘ain més estrictas. Las vibraciones comienzan a ser moles- tas para las personas cuando la velocidad méxima supera 244 EI suelo seco [MENTACIONES REALES “cet exciton rion Mute hori, SISTEMA EQUIVALENTE logue vino de a ee ‘morigandr, 3 Mateo rasacte aon eviaent Blogs rye de mas y suhnas respect lee hozotal Amartigndor io raeeimone “SSX FP! Stee ‘Amertiindos roxonlequnlene Bt io ann scan sme tet ete pom) ‘conte aor ana : ee C naomi ‘a ean Amortiguador torso: & Muste tori. wie 3 eye i. 15. los 2 mm/seg y se aprecian si la velocidad supera los 0.2 smm/seg, Para una frecuencia de 1,000 ciclos/minuto, estas, velocidades corresponden a amplitudes de desplazamiento de 0.2, 0.02 y 0.002 mm respectivamente. Para otras fre- ccuencias de funcionamiento Ja amplitud del desplazamien- to admisible serd diferente. Adviértase que el movimiento ‘que puede ser apreciado por las personas es aproximada- mente 1/100 del que puede producir dafios en las méqui- nas. Generalmente es necesario imponer también un limite ala aceleracién mixima que pueden sufrir ls cimentacio~ nes. En algunos problemas, como cuando deben propor- cionarse una base estable a maquinaria de precisién 0 9 fequipos de calibracién, puede ser necesario limitar la aceleracién a menos de 10-* g. TEI proyectista de cimentaciones deberd trabsjar en todos los problemas en estrecha relacién con el cliente para establecer ctiterios de proyecto adecuados al proble~ rma particular tratado. Conceptos bisicos de la dindmica. La respuesta a una carga periédica de un sistema mast- ‘muelleamortiguador con un solo grado de libertad viene dada por las curvas de 1a Fig. 15.2. La magnitud carac- teristica que determina la respuesta de este sistema es la frecuencia natural no amortiguada fn io \° a (53) donde K es Ia constante del muelle 0 resorte y M la Si la frecuencia de funcionamiento f es mucho menor que la frecuencia natural no amortiguada fo, la fuerza fplicada es resitia principalmente por el muelle, siendo fe escasa importancia la amortiguacion y la ineres. La amnplitud del movimiento en este caso es simplemente la respuesta estitica: Qo ke Si [Sax la fuerza aplicada es resistida principalmente por la inercia y el muelle, siendo despreciable el amorti- sguamiento. En este caso la amplitud de! movimiento viene dada por S&In a 15.4) 2s 15.9 (afm ee S>fn Pa 19 flhy Fig. 18:2. Curae de respuesta do un sistema mass-mueleamort under fn se dice que el sistema esti en resonancia. Los ‘movimientos en estado de resonancia vienen determinados por el factor de amortiguamiento D, relaciin entre el amortiguamiento real y el amortiguamiento critico. ‘Los eriterios de dimensionamiento de_cimentaciones dindmicas estén redactados con el fin de evitar la resonan- cia. Si el amortiguamiento existente en el sistema es pe- quefio, los movimientos producidos al entrar en_reso- nancia pueden ser muy grandes, siendo por tanto pruden- te evitar el estado de resonancia con objeto de cumplir las especificaciones respecto a los movimientos dinimicos aadmisibles. Sin embargo, si existe con el sistema un amor- tiguamiento moderado a grande, puede ser posible trabajar cn las proximidades del estado de resonancia, mantenien- Solicitaciones dindmicas del terreno 245 do los desplazamientos dinémicos aiin dentro de limites admisibles. La Fig. 15.3 resume las formas en que los diversos parametros de un sistema dindmico influyen sobre [a respuesta de dicho sistema. El método de cileulo y di- mensionamiento dinimico es diferente segin el grado de amortiguamiento existente en el sistema. De aqui que lo ‘que se considera en primer lugar en los apartados siguien: ‘2s es la magnitud del amortiguamiento que puede existir cen las cimentaciones reales. Cuando el amortiguamiento es tan pequetio que debe evitarse la resonancia, resulta ncce: sario estimar Ta frecuencia natural, para lo cual se precisa conocer Ia constante del muelle y'la masa. Como es mis, ficil hacer una estimacién razonable de la masa, consi- eraremos esto en primer lugar, Por altima se estudia la cconstante de muelle, que es al mismo tiempo el parimetro és importante y mas dificil de calcula. Eleccién del amortiguamiento de sistemas ‘equivalentes agrupados Los amortiguadores de un sistema agrupado represen: tan el amortiguamiento del terreno. Existen dos tipos de amortiguamiento: la pérdida de energia por Ja propagt: cién de ondas en la proximidad inmediata de la zapata y la pérdida de energia interna del terreno debido a efectos de histéresis y_viscosos. E] empleo de amortiguadores en al sistema equivalente no implica necesariamente que 5° crea que el terreno tiene propiedades viscosas. Por el con- trario, los amortiguadores se utilizan para obtener expi siones matemticas sencillas y Guiles para la respuesta del sistema equivalente. Los factores de amortiguamiento 30 cligen para representar un grado equivalente de amortigua- miento y no para reproducir un tipo particular de amort guarmiento, EI amortiguamiento debido a la propagacién de ondas se sucle denominar amortiguamiento por radiacién. Cada vez que la cimentacién se mueve hacia abajo, contra el suelo, se origina una onda de presiOn (ver la Fig. 15.4). Cuando esta onda se desplaza a partir de la cimentacién, transmite parte de su energia al suelo. Como esta energt no puede participar en un fen6meno de resonancia se in troduce un efecto de amortiguacién. Ta existencia de la amortiguacién por radiacién ha sido puesta de manifiesto ppor la teoria de un disco rigido apoyado sobre un semi puede utili Fig, 15:3, Sumario de parimetros necsarios para calculos dindmi- roan Fectores requeridos| *sP#¢i0 eléstico (Richart, 1960). Esta teor Estimacién aproximada de fre ce nar ya | Estimacion aproximada | % M ee i Limite superior del movimiento wre NAN nas proinidades dela fe. | Dy k 6M 7 THAN cnc de resonancia ryyyy Fig. 154, Ondas emitides por una cimentacién en vbractn. 246 El suelo seco 08, Factor du amotignmisto, 0 & g 08 Tein [TT | “rte Sos] € i 3 : oa a E E 02] o r 2 Fig, 15.8. Factor de amortiguamiento equivalente de cimentacionesciculaes, zarse también para obtener un factor de amortiguamiento equivalente. La Fig. 15.5 da los factores de amortigua- ‘miento equivalentes para el caso de cimentaciones circu- lares. El pardmetro fundamental es la relacién de masas, », definida por b= para a traslacién (15.62) pr y para la rotacion (15.6) siendo M = masa del bloque de cimentacién y de la maqui- aria Iq = momento de inercia del bloque de Is cimentacién y de la maquinaria respecto al eje vertical que pasa por el centro de gravedad en el caso de tor: sin, 0 respecto a un eje horizontal que pasa por el centroide de fa base de cimentacién en el cas0 de balance p= densidad det sueto R= radio de la superficie de contacto entre el suelo y Ia base de cimentaci6n [Advigrtase que los factores de amortiguamiento son dife- rentes para cada tipo de movimiento. El amortiguamiento es mAs importante para cimentaciones relativamente ligeras y es mucho mayor para traslaciones que para rotaciones. Los valores de D para zapatas rectangulares pueden determi- narse entrando en la Pig. 15.5 con un radio equivalente dado por ey” para a tasaion no | I" paral balnceo (157) para la torsion pee donde B = ancho de la cimentacin (segin el eje de rotacién para el caso de balanceo) fongitud de ta cimentacién (en el plano de rots cin en el caso de balanceo) L La pérdida interna de energia debida a Ia histéresis ya se ha comentado en el capitulo 10. La magnitud de esta pérdida de energia es funcién de la magnitud de las defor maciones sufridas por el terreno. Para el nivel de deforma- ciones generalmente admitido bajo cimentaciones de ‘miquinas esta pérdida ‘de energia por histéresis es equiva lente a un factor de amortiguamiento D de aproximada- mente 0.05. Pueden obtenerse valores aproximados para los efectos combinados de radiacién y amortiguamiento interno afta diendo D = 0.05 a los valores de D dados en la Fig. 15.5. Para la traslacién horizontal y especialmente para la ver tical, el amortiguamiento interno parece tener relativa- mente poca importancia respecto al amortiguamiento por radiacién. Para movimientos rotacionales sin embargo, el amortiguamiento por radiacién es pequefio y el amortigua- ‘miento interno constituye una parte importante del amor- tiguamiento total leccién de la masa del sistema agrupado cquivalente Evidentemente, Ia masa del sistema equivalente debe ser como minimo igual a la det bloque de cimentacién ‘més la de la maquinaria. A primera vista puede parecer {que convione utilizar también un término de masa adicio- nal para representar la inercia del suelo situado bajo el Dloque de cimentacién. Realmente, no existe una masa de terreno identificable que se muova con Ia misma amplitud y en fase con el bblogue de cimentacién. En cualquier instante los diversos puntos del terreno se mueven en direcciones diferentes, ‘con aceleraciones de distinta magnitud. El empleo de una “masa efectiva” s6lo se justifica en cuanto se requiere una ‘masa superior a la del bloque de cimentacion mas la ma- ‘quinaria para ajustar Ia curva de respuesta del sistema cequivalente a la del sistema real. Si se emplea una “masa cefectiva debe considerarse como una magnitud total mente ficticia que no puede relacionarse con ninguna masa real de suelo, La hipétesis mas sencilla que puede hacerse para elegir la masa del sistema equivalente consiste simplemente en tomar una masa igual a la de la cimentacién y la maqui- Solicitaciones dinimicas del terreno 247 naria, © ignorar cualquier “masa efectiva™ del terreno. ‘Ademds, para la mayoria de los problemas de cimenta- ciones esta hipétesis sencilla proporcionard la frecuencia de resonancia y el desplazamiento dinimico con un error menor del 30%. Whitman y Richart (1967) han indicado estimaciones de la “masa efectiva” que pueden utilizarse fen aquellos pocos casos en que se quiera una mayor pre- Extimacién de la constante de muelle La determinacién de una constante de muelle para uti- Jizasla en una cimentacion cargada dindmicamente supone esencialmente los mismos pasos que la determinacién de le relacin carga-asentamiento, para una cimentacién bajo carga estitica. En_ambos casos el método consiste en someter una pequefia masa de suelo a los mismos esfuer- 208 iniciales € inctementos de esfuerzo que sulci bajo la cimentacién real. En el caso de cimentaciones cargadas dinémicamente esto significa que el suelo deberia someter se a un esfuerzo esttico inicial igual a los esfuerz0s previ- sibles bajo Ia cimentacién real como resultado del peso rmuerto de Ia cimentacién mis las presiones geostiticas y a variaciones de esfuerzos aproximadamente.iguales alas que pueden corresponder a la solicitud dinémica. La fre- cuencia con la que,se aplique 2 la muestra esta variaci de esfuerzos tiene pequefa importancia Los métodos descritos en las secciones 14.8 y 14.10 pueden utilzarse para estimar una constante de muelle. El método més habitualmente utilizado consiste en el empleo de formulas de la teoria de elasticidad. En la Tabla 14.15 se dan formulas aplicables a cimentaciones rectangular y los valores de los cocficientes que aparecen en estas formulas se dan en la Fig. 15.6. El médulo de deforma- cién tangencial G que aparece en estas ecuaciones puede calalarse por los métodos descritos en el capitulo 12. Esto se suele realizar midiendo la velocidad de ondas tan penciales, bien in sits o en muestras de laboratorio, utili- vando un método de resonancia, El coeficiente de Poisson na utilizar en las ecuaciones puede estimarse en general, con una precision suficiente, como 0.35 para suelos poco saturados y como 0,5 para suelos totalmente saturados. Otro método satisfactorio consiste en realizar una pe- Tabla 15.1 Constantes de muelle para una zapata rectan- gular rigida sobre un semiespacio elistico Movimiento Constante de muelle Reterencia G : Barkan Vertical Sasi (1962) Gorbunov- Horizontal ky = 2(1 + )GB(BLY"* —Possadov (1961) a Gorbunov- Balanceo p BLY Possadov ~# (1961) ss Nata. Los valores def, fx yp s® dan en Ia Fig. 18.6 para diver. 08 valores de Z/ B. 248 El suelo seco Fig, 15.6, Coefciontes do as constanteselistens por cieentaciones recangulares ‘quefia prueba de placa con wna carga iniial igual a la pre visible bajo I cimentacién real mis una pequefia sobre- carga dindmica. La relacién fuerza—asentamiento al cabo de unos 10 ciclos de esta solicitacién proporciona una constante de muelle para la pequefia superficie cargada, Pueden utilizarse entonces los métodos descritos en la seccién 14.10 para extrapolar la constante de muelle al tamafo de la cimentacién real. Resulta evidente que debe aplicarse un considerable raciocinio en la seleccién de una constante de muelle para tener en cuenta la influencia del empotramiento parcial de Ja cimentacién, la estratificacién del terreno, etc. Asentamientos producidos por las vibraciones Los esfuerzos dinimicos en el terreno situado bajo la cimentacién de una méquina producen asentamientos de Ja cimentacién, debiendo evitarse los asentamientos exce- sivos en un dimensionamiento correcto. Como en el caso de Jos asentamientos producidos por cargas estiticas, los asentamientos provocados por las vibraciones en las ci mentaciones sobre arena se deben en parte a la disminu- cidn de volumen pero principalmente a las deformaciones por esfuerzo cortante. EI mejor método para calcular Ia magnitud de los asen- tamiontos provocados por las vibraciones en un caso eterminado consiste en someter una muestra de suelo a Jos esfuerzos iniciales y a las variaciones dindmicas de es- fuerzos previsibles bajo Ia cimentacién. Los asentamientos admisibles como resultado de las vibraciones son prictic mente iguales a los asentamientos estiticos admisibles expuestos en la seceién 14.2. ‘A falta de un programa detallado de pruebas, pueden utilizar diversos principios de dimensionamiento para re~ ducir Ia probabilidad de asentamientos excesivos. La suma de los esfuerzos estiticos y dindmicos sobre el terreno se suele hacer menor que la mitad de la carga estitica admi- sible. Otro métode consiste en someter el suelo de vibra- ciones més intensas que las que se puedan esperar de la cimentacién real. Esta compactacion por vibracion puede realizarse mediante rodillos vibratorios (ver 1a seccién 15.2). También puede utlizase 1a vibroflotacion_ para compactar el suelo (D’Appolonia, 1953). Una condicion tipica es que el suelo debe eompactarse hasta una compa: cidad relativa superior al 70% 15.2. COMPACTACION POR CARGAS DINAMICAS. En muchos problemas, como el proyecto de cimenta- jones de méquinas, el ingeniero debe asegurarse de que las vibraciones no producen una importante compactacién del suelo. Por otro lado, se suelen utilizar deliberadamente las vibraciones para aumentar la compacidad de un suelo, como es el caso de la compactacién vibratoria. La Fig. 15.7 muestra un rodillo vibratorio compactando un terra- pléw de arena. La compactacién vibratoria, que se ha util zado durante mucho tiempo para compactar suelos granv- lres, también se utiliza a menudo para compactar suelos arcillosos. En esta seccion nos referiremos principalmente ala compactacién de arenas. Fig. 18.7., Compsctador vibrator. Estudios de laboratorio La Fig. 15.8 muestra una forma de prueba que se ha utilizado frecuentemente en laboratorio para estudiar la compactacién de la arena por vibracién. Un depésito abierto por arriba se rellena con arena en estado suelto. A veces se coloca una sobrecarga sobre la superficie de la arena. El depésito se somete a vibraciones durante varios, ‘minutos y a continuacién se suprimen las vibraciones mi diendo la altura del suelo y calculando su nuevo peso espectfico. A continuacién se aplica un grado superior de vibracion y asi sucesivamente. La Fig. 159, obtenida tras colocar a dicho deposito ‘en una mesa vibratoria que producia un movimiento pe- riédico vertical, muestra los resultados tipicos de tales pruebas. La arena tenia inicialmente una compacidad rela- tiva proxima a cero. Se producia una compactacién muy ppequelia hasta que las aceleraciones se aproximaban a 1 g y la mayoria de la compactacida se producia para ese va lor © muy cerca de él. La méxima compacidad se alean- zaba cuando Ia aceleracién llegaba a 2 g pero un pos- terior aumento de la aceleracién producia una reduccién fn la compacidad de la arena. En esta arena particular se utilizaron diversas combinaciones diferentes de desplaza imiento y aceleraciéa para conseguir cada aceleracion y, ‘como s¢ muestra en la figura, los resultados eran préctica ‘mente independientes de las combinaciones empleadas. ‘Los resultados de pruebas de este tipo se han interpre- tado frecuentemente suponiendo que la aceleracién maxi ‘ma es la principal variable que controla la compactacion (por ejemplo, ver Barkan, 1962). Sin embargo, las grandes, aceleraciones’ por si solas, en ausencia de cambios consi- derables de los esfuerzos, pueden no producir aumento de ‘compacidad (Ortigosa y Whitman, 1968). Por otro lado, como se ha comentado en el capitulo 10, el aumento de esfuerzos produce una compactacién relativamente pe- quefia de la arena, hasta que los esfuerzos son suficiente- ‘mente grandes como para fracturar las particulas. Eviden- temente una cierta combinacién de factores es la que produce en la arena la elevada compactacién conseguida por la vibracién Los efectos producidos en Ia prueba de ‘ibracién pueden determinarse considerando el equilibrio dindmico de fuerzas en los diversos instantes de un ciclo de movimiento (ver la Fig. 15.10). Cuando el depésito acelera hacia arriba, las fuerzas de inercia tienden a aumentar las presiones por encima del valor estético, Cuando la aceleracién es hacia abajo la fuerza de inercia se opone al peso del suelo. Asi pues, si Fig. 158. Prucbe rvtinarie de taborsto ‘sumonto de compacidad de la rene por madio deta vibracin. Solicitaciones dindmicas del terreno 249 196 ______, [Prt on pen [tape eta : oO" Arpitad = 3m : ets © Aopltad = 6mm i © Apit roid Eis 3 Arpt - | 145 ten z 1920394080 ‘Aeseracion mina sala (—) Fig, 159. Resultodos tipieos obtenios on el estudio de nborstorio ‘ea compsetacién por vibracién. (Sept D’Appotonia, 1967) la aceleracién méxima del depésito es OS g, Ia presion vertical a cualquier profundidad dentro del suelo varia entre 1.5 y 0.5 veces la presion geostitica. ‘Sin embargo, sila aceleracién maxima del depéxito es superior, a 1g, la interpretacion de la prueba es mucho ‘mis complicada (ver Ia Fig. 15.1). En el punto de cada ciclo en que Ia aceleracién del depésito hacia abajo vale 1g, la presion vertical en el suelo desciende a cero. Como la arena no puede soportar tensiones, es incapaz de acom paliar al depésito en su siguiente movimiento y suite una “aida libre” hasta que choca contra el depésito al final del ciclo. A continuacién Ia arena y el depdsito se mueven juntos hacia arriba, hasta que se vuelve a producir la se- paraci6n, repitiéndose el ciclo. La aparicién de Ia caida libre es lo que distingue las pruebas con accleraciones de 1 g 6 mayores (cuando se produce considerable compactacién) de aquéllas en las {que las sceleraciones son inferiores a1 g (con pequefia compactacién). En la caida libre, las particulas se separan lunas de otras y por tanto son libres de buscar posiciones de compacidad méxima cuando vuelven a caer sobre una superficie fija. De manera andloga, se ha encontrado que por vertido de arena en un depésito, se puede coseguir ‘una compacidad tan grande como la que se puede alcan- zat por vibracién (ver por ejemplo Whitman, Getzler y Hoeg, 1963). Asi pues, aunque ain no se conocen bien en Cola de tra 2 ‘yen nts. cca =e ssn vasa 1 eure de ttt Fig, 15.10. Fuerzas que actian sobre un {ido a vibraciones vertieaes. 250 El suelo seco Ja compactacién los fenémenos implicadas, la ausencia de presiones efectivas durante una parte de cada ciclo de movimiento parece ser Ja causa del eficaz aumento de ‘compacidad. Frecuentemente se utilizan las vibraciones en las prue- bas para determinar la compacidad maxima de una arena, con el fin de calcular la compacidad relativa (ver Ia seccién. 3.1). De la discusion anterior se deduce que las condicio- nes de a prueba tienen gran influencia sobre la méxima ‘compacidad alcanzable en la misma. Para las determinacio- res de la compacidad relativa es esencial el empleo de ‘métodos normalizados, tanto para determinar la compact dad méxima como la minima (ver ASTM, 1967). Compactacién vibratoria En general se admite que los suelos granulares se pue- den compactar eficazmente en obra mediante rodillos vi- bratorios, pero se carece de datos sobre las posiblidades y limitaciones de este tipo de compactacién. Ha sido realiza do. un estudio por Forssblad (1965). Los resultados dados en este apartado corresponden a D’Appolonia y Col. (1968) El rodillo vibratorio tipico, como el que aparece en 1a Fig. 15.7 esté formado por un tambor soportado por pe- sados muelles pendientes de un marco o bastidor. Dentro dol tambor una masa excéntrica gira répidamente en toro al ¢je del mismo, produciendo una fuerza periédica sobre el rodillo. El propio rodillo pesa unas 2 ton pero la fuerza periddica es varias veces mayor, de forma que el rodillo se Tevanta y se deja caer libremente contra el terreno en cada ciclo, produciendo grandes presiones de impacto. La Fig. Fig. 15.11. Desptazamiontos y presiones productos por Is vibra ‘in vertical con une actleractén maxima superior a 1g Nota. Ld aeeracion maxima del reciptente vale 2 g con 25 eps. Inmediamente A030. bo ibid te desma de roi whet tt odio ‘ uo i mae traci a ie Mina dels meng ~ mp sn Fig, 15.12. Curvas presionsiempo y aceleraciOntiempo para una profundidad de 0.45 m en arena bajo un rile vibrator (Seat DrAppotonia,y Col, 1968). 15.12 muestra las presiones y aceleraciones medidas en tuna arena bajo un rodillo, en un ciclo de movimiento. Puede identificarse en estos diagramas el impacto del ro- «illo contra el terreno y Ia posterior elevacion del suelo fen un estado de caida libre. El levantamiento de las par- Uiculas de Ia superficie de la arena es visible en la Fig. 157, El aumento de peso especifico con la profundidad para distinto mimero de pasadas de rodillo se muestra en la Fig. 15.13. La compactacién mas eficaz se consigue a una profundidad de unos 60 cms, que, como se indica en la Fig. 15.14, es la maxima profundidad a ia que se anulan las presiones efectivas durante la elevacion de las particu- las, En un gran nimero de pasadas se puede conseguir una cierta compactacién a una profundidad de 1.50 m y esta compactacién, relativamente ineficiente, se debe probable- ‘mente a miltiples cielos de presién dindmica, Los 15 em superiores reciben escasa compactacién probablemente de- bido a la violenta agitacién (se han observado acelera- Paw epecticn eo (ole?) 150 150 10 a a | Ned patos zo T 5 3 | g B 90 ——+ z & s20| esecico LF (conn?) 150} dito de 5.7 ton 221 180 Fig. 15.18. Compactacién producida por un roxio vibratoio (Se 1958 D’Appotonia'y Col, 1968). 6055 to ; 2215 os Linas de a ° a 5 3 ‘ m3 3 | u 80 woo CO ‘Distancia rz! fem) Fig, 15.14. Linoas de igual pregién méxima vertical (nia) bajo Un rodilo vbratorio, en kgfemé Gogin O'Appoloniay Cal, 1963). ciones de més de 3 g) producida en esa zona después de pasar el eje del rodillo (comparese con la Fig. 15.9). Una caracteristica interesante de estas observaciones fueron las grandes presiones horizontales provocadas como resultado de las diversas pasadas sucesivas del rodillo (Fig. 15.15). Las presiones horizontales resultantes fueron su- periores a las presiones verticales geostiticas. arece ser que la accién de los rodillos vibratorios en las avcllas es bastante diferente que en las arenas. La compactacién de Ia arcilla se consigue probablemente por ciclos sueesivos de presiones provocadas por impacto, ‘Aumento de compacidad producido ‘por Ios terremotos Los terremotos producen una aceleracién vertical de la superficie del terreno, pero estas aceleraciones son dema- siado pequeflas (como maximo 0.3 g) para producir un aumento de compacidad. Los ferremotos producen tam- bign aceleraciones horizontales que, como se indica en la Fig. 15.16, dan lugar a esfuerzos tangenciales. La direc: cion de estos esfuerzos tangonciales se invierte muchas veces en un terremoto de fuerte intensidad, al variar la Gireceién de la aceleracién. Asi pues, las condiciones del terreno en un terremoto son semejantes @ las de una prueba de corte directo con varios cambios en la direccién de corte Durante terremotos importantes se ha producido el hundimiento del terreno. Parte de este hundimiento es el resultado del movimiento tecténico del manto rocoso, pero otra parte se debe a la compactacién del suelo. En. ‘Valdivia, Chile, el hundimiento debido a la compactacién producida durante el terremoto de 1960 fué superior a 1 ‘m, Una parte, aunque’probablemente no la totalidad, del hhundimiento producido durante los terremotos esté as0- ciado con el fenémeno de licuefaccidn (ver la seccién 32.10) Solicitaciones dinimicas del terreno 251 24 T 5 Presoneso una | | __ prota 5 Todo de 55 ton 327.5 epi ‘Oriente det i dor de oresoned =21— fl f i bee ele ow 7 12 51920-80100 mera de pasades Fig, 15.15. Ineremento de tas presiones herizanales bafo un ro illo vibratorio (Sagun D'Appoloniay Col, 1968). 153. ESTABILIDAD DINAMICA DE TALUDES Cuando un talud esté sometido a un terremoto, los es- Fuerzos tangenciales asociados con la aceleracién del terre- no (Fig. 15.16) se suman a los esfuerzos tangenciales necesarios para el equilibrio estético y pueden producir luna inestabilidad temporal del talud. ‘Las caracteristicas principales de este problema pue- den estudiarse examinando el caso de un bloque apoya- do sobre un plano inclinado (Fig. 15.17). Si se acelera el bloque en una direccién paralela al plano, la fuerza tangencial entre el bloque y él plano debe ser diferente de T, fuerza tangencial necesaria para el equilibrio esté- tico. ‘Como la fuerza tangencial es limitada (no puede ser superior aN tan g, donde NV es la fuerza normal y @ cl ngulo de friccién), la aceleracién que el bloque pue de sufrir es también limitade Aceleracin méxima hacia artiba we 5 Weos Otang — W sen 6 A’ = cos Otan gd — send [Aceleracién maxima hacia abajo A’ = cos 0 tang + send Si el coeficiente de aceleracién maximo del talud A es menor que 4’, el bloque y el plano se moverdn conjunta Columns de ata + scr untaria. Fig, 15.16. Foeram que actdan sobre un elemento de sustosometi oa vibrociones hod zontales. 252 El suelo seco eciersion A’ Pano incinade Blau Tiago Velsiaas corn es Teap Bre? — © Fig. 15.17. Movimiento raative entre un bloque y un plano incl ‘do bao une salietaciondindmics mente, sin desplazamiento relative. Sin embargo, $i A' Ejemplo 16.1 y #0 - ~ | 1 teams] + {td Off | ast epg 2 | | I cmt 42 0 ui 0. | @ I 2 : cel \ | | a + $29 +90 | est tnt?) or) paptu | °o 10 20 30 Fig, E16.1. Esfuer2os on ol tereno. a} Perfil de terano, bl Exuerzos a diferentes pcofundidades.c} Esfuerzos en A sues (ton?) o 260 Suelos con agua ~ Régimen estitico o flujo establecido price bozo Supe ondulads roves de spurts ‘contacto Vit en plant de la parti era por la sperice ion mpl ea Ge contacto correspondent 3 ‘oes ond | © Fig, 16:2. Supertcie de contacto. total del fluido, “presion osmética”, entre los puntos 2 y 1 es numéricamente igual a la repulsién eléctrica entre particulas. Es decir, la presiOn repulsiva eléctrica R mis la presién intersticial’ uw constituyen la presién total del fluido que existe en el plano medio entre particulas adya- centes. La naturaleza de las fuerzas eléctricas entre las particulas de suelo ya se ha estudiado en capitulos ante- ‘Como hemos dicho, la ecuacién 16.7 es una expresién general y correcta de los esfuerzos de equilibrio que actiian normalmente a un plano dado. Para ciertos siste ‘mas de suelos o para sistemas en los que puede estar justi- ficado hacer aproximaciones, existen casos especiales de la ccuacién 16.7. Por ejemplo, son casos especiales de este tipo’ 1. Suelo saturado 0 = Faq + tty + R-A (168) 2. Suelo saturado sin contacto mineral-mineral: o=uytR-A (163) 3. Suelo saturado sin R- A neta OF, + ty (16.10) Gay, + t(l — ay) (16.100) La ecuacién 16.8 corresponde a un suelo saturado; ta ecuacién 16.9 sirve para sistemas muy plisticos y disper- 508 como la montmorilonita (Fig. 5.16b); la ecuacién 16.10q se aplica a suelos granulares. Basindonos en lo expuesto podemos encontrar como ‘minimo dos casos en los que se pueden visualizar fisica- ‘mente los esfuerzos efectivos en un suelo saturado: 1, Para el caso de inexistencia de contacto mineral- mineral: a=R-A (16.11) 2, Para el caso de no existir R-A neta: b= Guay (16.12) y como 8 es muy grande ow Fay, (16.122) En otras palabras, en una arcilla muy plistica, saturada y dispersa, el esfuerzo efectivo es la carga eléctrica neta iransmitida entre las particulas y en un suelo granular con tun elevado grado de saturacién el esfuerzo efectivo es aproximadamente igual a la presién de contacto multipli- cada por el érea de contact ‘Lo expuesto nos ayuda a comprender por qué el es- fuerzo efectivo esti intimamente relacionado con el es- fuer2o transmitido por el esqueleto mineral. Por esta ra- zn, 0 se sucle denominar a menudo esfuerzo intergrs ‘ular, Estos argumentos fisicos detallados estan en cierto desacuerdo en cuanto a Ia exacta relacién entre los esfuer- 208 en el esqueleto mineral y fos esfuerzos efectivos (ver por ejemplo, Skempton, 1961). Sea de ello lo que fuere 3 (definida por Ia ecuacién 16.5), ha servido de base para la interpretacién del comportamiento del suelo. Volviendo ahora a Ia ecuacién 16.7, consideramos un suelo parcialmente saturado. Si el aire de un suelo parcial- ‘mente saturado esté en forma de burbujas, son aplicables los comentarios anteriores sobre suelos saturados ya que _——— | aa “a 2 : ——————) 14 = uy = presi osmstica = R R= RT ~m) donde Ry = constante de los gases T = temperatura absoluta 1m = concentracién de jones en 1 a zm = concentracién de iones en 2 Fig. 163. Presin intersticial o de poco. podemos hacer pasar nuestro plano ondulado en tomo @ las burbujas, evitando que exista aire en Ia superficie de contacto. Sin embargo, si existen canales de aire como los indicados en la Fig. 5.1, debe tenerse en cuenta este aire en la ecuacién de fuerzas Definamos el esfuerzo efectivo en un suelo parcial mente saturado como g=o-u (16.13) donde u* es una presién intersticial equivalente y UF = yay + talty (16.14) como im 20, dg tag wl y UP A ty + dgly — Hy) (16.15) y Fao Hy + aglig — U4) (16.16) la ecuacién 16.16 es la del esfuerzo efectivo en suelos par- cialmente saturados, propuesta por Bishop y Col. (1961). En general, el principio de esfuerzos efectivos es clara- mente aplicable a suelos saturados. Se requiere una mayor investigacién para conocer si la ecuacién 16.16 es real- mente util para Ja interpretacién detallada del eomporta- miento de los suelos parcialmente saturados. 164 CAPILARIDAD EN LOS SUELOS. Existe una gran evidencia de que una superficie liquida resiste tensiones* debido a la atracci6n superficial entre moléculas adyacentes. Esta atraccién viene medida por la tensiGn superficial, una propiedad constante de cualquier guido puro en contacto con otro Iiquido © con un gas a una cierta temperatura. Un ejemplo de esta evidencia es el hhecho de que el agua puede ascender y mantenerse por encima del nivel de presion atmosférica en un tubo muy fino 0 tubo capiler. Este fenémeno se denomina comin- mente eapilaridad. La capilaridad permite que un suelo seco succione agua a niveles por encima del freético; también da lugar a que tun suelo drenante retenga agua por encima del nivel fred- tico. La altura de la columna de agua que un suelo puede mantener de esta forma se denomina altura 0 carga capilar ¥ es inversamente proporcional al tamafto de los poros del suelo en el contacto aire-agua?. Como cualquier suelo tiene un mimero casi infinito de poros, puede existir un ‘mimero casi infinito de alturas capilares. En otras pa labras, la altura de la columna de agua que puede mante- nnerse depende del tamafio eficaz de los poros. No existe por tanto una altura capilar nica para un suelo; Ia capi- 2 La altura de ascenso en un tubo capilar he e& hem eco my peso erpecitico del liguido tensén superficial del Luido Angulo de contacto entre el liquide y el tubo adlo del tubo El concepto de esfuerzo efectivo 261 Sra te surcén (52) CO) Fig, 164. Alturas capiares en un suelo laridad queda comprendida entre valores limites que pue- den explicarse mediante el dispostvo dela Fig. 10-4 1a Fig. 16.4a muestra una columna de suelo no cohesi- vo: en la pare (6) se ha representado un diagrama de la variaciéa del grado. de satiracién con la distancia por encima del nivel frestico. Sila columma de suelo estviera inicialmente saturada y se permiticr su drenaje hasta al canzar un estado estético, la dstibucién de humedad ven- dria representada por le linea A. Si, por otro lado, s= coloca la columna de suelo seco sobre el depétito’ de agua, la linea B representaré la distibucign de la hume dad de equilibrio. Las Ifneas A y B representan los dos casos limites de distibuciSn de humedad capilar en la colamna de suelo indiada Resulta ldgico suponer que el punto a de fa curva de drenaje (Fig. 164) sea el nivel maximo hasta et que podré existt un canal continuo de agua por encima do la super- fice de agua libre. Por tanto, esta distancia se toma como altura capiar maxima hes, Otro panto critico de la curva del grado de saturacion para un suelo drenante es la altura maxima para la cual ‘existe. una situracion completa (punto 6, Fig. 16) La distancia desde la supertci bre el agua hasta este punto se denomina altura de saura- cin capita hes. En la curva que representa el aicenso capilar existen también dos puntos criticos. La distancia desde la super- ve la st pnt. min «au pd ascender el agua caplar (punto c, Fig. 16.4) se denomina ascenso capil, hep. La distancia desde la superficie del ‘gua libre ala maxima altura para la que existe saturacin 2 Loe tiempos necesrios para alcanzat el equllbrio dependen ‘mucho del tipo de suelo, Generalmente se requleren tiempos muy argos para lopar ala ine | 262 Suelos con agua — Régimen estitico o flujo establecido completa (punto d, Fig. 164) se denomina altura capitar ‘minima hen. Las cuatro alturas caplares indicadas constituyen limi- tes de la posible gama que puede presentar un suelo. Cual- quier altura capilar asociada con el drenaje de un suelo estard comprendida entte iter y Ties, y la asociada eon el ascenso capilar seré intermedia entre fier y hen. Como al tamafio de los poros y el contecto aireagua de- terminan la altura capiar, es razonable suponer, en el caso de una columna de agua descendente, que un pequefio poro puede desarrollar un mecanismo capaz de soportar el agua en poros més grandes situados bajo su nivel, aunque no pueda hacer ascender el agua a tavés de estos huecos, mayores. Se puede esperar por tanto que hes sea mayor Que her, y que fics supere a hen. Entre los dos extremos lew y lten existen miltipls at turas capilares. La altura capilar efectiva en los casos en aque existe capilaridad dependeri de cada problema par- ticular, pero estard comprendida en la gama de alturas ariba descritas. Para comparardiversos suelos y en cirtos problemas de drenaje, es de gran valor Ia altura capitar de saturacién fh, Ademds esta altura se mide con bastante facilidad. La Tabla. 16.1. presenta datos obtenidos por Lane y Washburm (1946) que indican la gama de alturas eapilares en suelos no cohesvos. ‘Tabla 16.1 Cargas capilares Cara Tamato eapliar ae em) particuls —RelaciSn suelo Bio tmm) —devacios her hee Grava S460 cama 020 284200 cana 030 Ws 200 Gra 00s "04s 1060 sto sem oul 2720 ea Ae 002, OB-065 2396 1200 anmafina 002036651120 Limo 0.006 —_0.95-0.93 359.2 180.0 Segin Lane y Washburn, 1946. Es un concepto esencial el hecho de que el agua capilar ‘se mantenga a una presi6n absoluta inferior a la atmos- férica, es decis, a una presién manométrica negativa. Para aclarar este concepto consideremos la presion del agua intersticial en dos puntos de la columna de suelo de la Fig. 16.5. En esos puntos, 1 y 2, se han colocado los tubos piezométricos indicaéos. En los extremos abiertos de ambos tubos el nivel del agua coincide con el frestico; Fig, 165. Presiones one ogue capil por tanto, la presiGn interstcial en el punto 1 es negativa ¥y numéricamente igual ala distancia vertical desde el nivel, fiedtico hasta el punto 1 muftiplicada por el peso especi fico del agua y la presién intersticial en el punto 2 es también negativa e igual a Ia distancia vertical desde el punto 2 al nivel freético multiplicada por el peso especiti co del agua. FI que la columna de suelo de la Fig. 16.5 esté inicial- mente seca y después se sumerja en agua o esté ini cialmente saturada y se deje drenar no tiene influencia sobre la presién intersticial en un punto determinado, La resin intersticial a cualquier nivel de la columna es igual fla altura de ese punto sobre el nivel fredtico multipli- ceada por el peso especifico del agua, siempre que exista, ccontinwidad en el agua estitice. La Fig. 16.4 muestra que no existe una relacién tiniea entre el grado de saturacién y Is altura sobre el nivel fretico; esta relacién depende de la historia del suelo. La Fig. 16.5 indica que, para el equilibrio estitico (y cana. liculos continuos de agua) la presiGn intersticial en un punto cualquiera es exactamente igual a la altura de dicho punto sobre el nivel fredtico multiplicada por el peso especifico del agua, cualquiera que sea el grado de satura~ tion. Combinando ‘ambos hechos se llega a la conclusion dde que la presién intersticial no es una funci6n Gnica del grado de saturacién sino que también depende de Ia his- toria de la muestra de sueto. 16.5 CALCULO DEL ESFUERZO EFECTIVO EN EL CASO DE AGUA FREATICA ESTATICA El ejemplo 16.1 muestra el céleulo de las presiones ver- ticales en un terreno ideal. Fl ejemplo 16.2 desarrolla el céleulo para un terreno real, una zona industrial de Kawa

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