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ALGO SOBRE CERAMICA TAPAJOARA Ea sus viajes a Ia cuenca del Amazonas, el autor ha estudiado las obras artisticas de los jadigenas, tratando aqui de los hallazgos realizados en la zona de Tapsjés por ARGENTINO B. ROSSANI ESDE hace tiempo viene nota que en muestras tierras de América meridional hay un afan persistente en sus hombres estu- Giosos y de espiritu analitico, de conocer y devendar los hechos del pasado his- ‘térico. Todos ellos, casi sin excepeidn, se dedican cientificamente a la etnologia © etnografia en campos vastisimos, tocan Argentina, ora Pert, ora Me: etc., de lo que resulta que lo poco que al final se recoge es sumamente pobre en relacién a Ja inmensidad del_tema. Hiacenos falta especializacién. En los ambientes europeos la cultura es otra Los afios y la especializacién se han reafirmado, en la tradicién, y con el tiempo, han surgido hombres dotados de conocimientos profundos en determina- dos temas que son lumbreras de éadia- nismo, de egiptologia, de helenismo, etc., hombres doctorados, digamos, en esos asuntos, de los que por estos Iados del nuevo mundo carecemos, salvo raras excepciones, que las podria nombrar. Sien nuestros paises sudamericanos hubiere una. cohesién de ideas en Jo einolégico y etnogrifico, no dudo de que podriamos obtener grandes y posi- tivos resultados en nuestros estudios La Fratera hallada cerca de Santarem, sobre el rio T: és F 520 Tndfgenas del Amazonas, con su arco y flechas. Suelen andar desnudos ¥ no usan adornos; tienen por costumbre alargar los lébulos de las orejas> Gque a veces Llegan hasta los hombros sociales, que nos pueden dispensar la etnologia y etnografia en la que debemos asarnos para nuestras conclusiones positiv: “La mision de la ciencia del arte — dice Grosse —consiste en describir ¥ explicar los fenémenos reunidos bajo la are denominacién de fendmeno de orden artistico. Dicha misién tiene sin em- bargo dos formas: una individual y otra social’. De ahi se deduce que en lo ame- ricano debemos buscar lo artistico sola- mente en lo social, pues arte individual, aborigen, es imposible hallarla. Ate- niéndose a la palabra de Grosse, en unos casos la obra individual es mas intere- sante que la obra social; pero en el pri- mer caso se hace necesario conocer obra completa o muchas reunidas de un determinado artista y en la segunda faz, debemos reunir gran acopio de material, para estudiar el arte desde el punto de vista social, heterogéneo o de REVISTA GEOGRAFICA AMERICANA Un indio amazénico fumando un cigarro de fama poco comin. Pertenece a la tribu de Tueanos! grandes pescadores, cuya mayor g0- fosina son las ranas conjunto, que es lo que vamos a hacer, bajo la denominacién de arte tapajodra. Primeramente analicemos las dos pie- vas que recientemente he conocido en mi viaje al norte del Brasil v que son Casi inéditas para los estudiosos del ramo. Una frutera y un Idolo. La Frutera, (Fig. 1) es una hermosa pieza artistica que fué hallada en las proximidades de la Villa de Santarem, sobre el Rio Tapajés en su desemboca- dura en el Amazonas y est4 en poder del Sr. Paulo Rodrigues dos Santos, fun- Gionario del Lloyd Brasileiro en esa ciudad. Es una pieza de raro valor ar- fistico y arqueolégico, porque en un reducido espacio ha logrado la mano anénima del ceramista, una distribucion feliz y-equilibrada de las masas en re- Jacion a sus Iineas generales de com- posicién, figurillas zoomorfas. represen- fando una estilizacién perfecta de la lechuza y algunas posibles deidades de ALGO SOBRE CERAMICA TAPAJOARA 321 Frutera de Santarem que se halla en el Museo Goeldi de Belem (Big. 2) ologia, atin no descifrada, de los fapajée, babitantes primitivos < aquella zona. De entre todas las piezas que conozco = la zona de Santarem y que denomino © lapajoéra’ esa es la mas bonita ds artistica, pues ni en e] Museo de Belem, ni en el Instituto 0 de Manaos, que tienen buenos tos, hay una de semejante her- precision artistica de valores. metro de boca superior es de y su altura desde la base es Como se vé es una joya aborigen haber aparecido en Guatemala, dicho tratarse del alhajero princesa Maya. En la parte » contornea un arco con lineas -s ornamentales y unos ornatos del cual, hacia el interior, ulo la ollita o parte cen- por tres pies que ferminan smorfas sobre el pedestal le x, semi-hueca y que or lleva ornatos inter- + cuadrados inscriptos. =) centers de las V, que forman una é, hay puntillazos, hondos, asimétricos, hechos con objeto punzante y no ufias. Fl color de la Frutera es natural de arcilla gris clara cocida, sin pintura de especie alguna, y de fuerte consistencia. Segtin me informé el Sr. Dos Santos fué desenterrada tal como se halla, en la zona, Jo que me hace presumir que en las inmediaciones puedan hallarse nuevos ejemplares que permitan afirmar To que suponemos, o sea que la cultura tapajodra sea resabios de la cultura Maya emigrada al Sud; ya que todas las pieZas escultéricas de esa zona tienen gran afinidad artistica con ella y se diferencian mucho de las producciones de la cultura marajodra tipicamente conocida. Como elemento de comparacién con- sigo otra frutera de la misma procedencia {alrededores de Santarem) (Fig. 2) que se halla en el Museo Goeldi, de Belem con rétulo de esa procedencia. Obsérv la Kinea general de las masas; el movi- miento de las figuras; la base del uten- silio, ete. Nétese las Iineas horizontales de la boca externa, en ambas; la colo- cacién de los pies, ete., y la igualdad del 522 REVISTA GEOGRAFICA AMERICANA. eeu 684 El Idolo de Tenaii (Fig. 3) procedimiento artistico quedaré a la vista. ‘EL Idolo. (Fig. 3) Esta es otra pieza jnédita del arle tapajodra que he tenido en las manos, en mi viaje al Amazonas. Se trata de una pequefia estatueta sim- bolizando una divinidad de las creencias de los primitivos fapajér. Es una pieza sumamente interesante que he podido apreciar, fragmentada ya, pues se le ‘cay6 de las manos a su propietario y se hizo pedazos. De ana fotografia anterior, el dibujante Mocho pudo componer Ja ilustracién adjunta, reconstituyéndola a su estado primitivo, de la que se deduce una tendencia falomorfa que no es rara en la alfareria del Amazonas. Esta pieza fué cedida por el Sr. Dos Santos, al aviador Cap. Tenan que hace Ja linea aérea entre Belem y Rio Branco; hombre cultisimo y muy aficionado a estas piezas arqueolégicas, guien sin duda la debe haber ya reconstituido nuevamente. Esta estatueta es hueca de terracota (arcilla) y de color rojizo. Fué traida a tierra por una red de arras- tre mientras unos naturales pescaban en la boca del Rio Tapajés, en su des- embocadura sobre el Amazonas. Nétese que dije de color rojizo porque ese es El Idolo de Santarem (Fig. 4) su aspecto exterior: pero en realidad no parece pintada, sino modelada direc- tamente en Ja arcilla roja, del barranco amazénico; si bien podia ser arcilla blanca, colorida, ya por tinta roja direc- tamente o asi colorida por las aguas barrosas del Amazonas, en los afios que ha de haber pasado sumergida en el odo de la orilla. Indudablemente en ésta, como en otras piezas halladas, se trata de un idolo de los indios de cuya tribu procede y no ¢s mayor de 15 cms. y debe corporizar algu- na deidad, femenina, que /a ceramista o el ceramista (los hombres de ciencias ‘atin discuten esto, si quién era el artista, eran los hombres o las mujeres: vamos a dejarlos que sigan discutiendo) ha que- rido simbolizarla en gesto airoso de enfado y amenazador, Obsérvese la carencia de pies, el femur se afina y ahi termina la obra estilizada; por no decir mutilada, ya que no es la primera que se conoce en el género. Véase la Fig. 4, Idolo, tomado de Raymundo Moraes en que hay gran semejanza si bien parece faltarle a este idolo, de Santarem, la plasticidad de que el ras- tico presenta. Las masas tratadas en el “Idolo de stin mejor ‘enaii”, que ALGO SOBRE CER: me ocupa, que en el que reproduce R. Moraes Como complemento de andlisis com- parativo acompand’ ta testeuestaciomel dibujo de una escultura Maya, un incesanrio (Fig. 5) hallado recientemente en Miraflores (Guatemala), el que por los motivos ornamentales de composicién, Kinea general, etc., tiene gran similifud de factura con la frutera éapajodra. Né- tese que mi preocupacién es netamente de orden artistico; no entro en aprecia- ciones de orden etnolégico, sino que busco tan sélo Ja parte social del asunto y es siempre sobre este aspecto que ana. Jizo lo. prebistérico como punto origi- nario de la sociologia natural o prehis- térica. En los objetos estudiados y ob- servados en Manaos y en Belem he hallado en el arte Zapajodra gran dis- crepancia estética con el arte Marajodra (Isla de Marajé) y he llegado a la,con- clusién que proceden de dos fuentes diferentes, a estudiar. Se hace necesario mayor acopio de piezas y severas com- paraciones analiticas que no pude rea- lizar en aquel entonces y que lo voy realizando poco a poco. Baso mi conclusion en lo que esté a la vista. Hubo en la cuenca amazé- nica dos culturas diametralmente opues- tas a seguir estudiando: una que tiende a lo azteca (marajodra) y otra que se inclina a lo maya (lapajodra). La pri- mera de construccién geométrica, sélida, positiva y simétrica en su cerdmica, y la segunda de construccién asimétrica, escultérica con m4s preocupacién por el volumen que por la linea. En resumen, a mi modo de ver, la primera: busca la forma por las Iineas, y la segunda: el movimiento por la forma. Nordenskiéld se inclina a darle a la ivilizacién amazénica, orjgenes nérdi- cos diciendo que “Las biisquedas futuras en Venezuela, regién atin totalmente inexplorada desde el punto de vista arqueolgico, nos seran de gran uti- Tidad para comprender mejor la civilizacién indiana de la cuenca del Amazonas. Ellas nos permitiran cons- tatar los puntos culturales que unieron esta regién a Colombia y América Central”. El incensario, Maya, hallado recientemente en Miraflores, Guatemala (Fig. 3) esté Posiblemente el maestro en lo cierto; pero aun es aventurada una afirmacién categérica en este sentido. En mi proximo trabajo me extenderé sobre el arte tapajodra y expondré, como ahora, nuevos elementos de comparacién y cofejo que nos llevan un poco més adelante, en el camino que nos hemos propuesto y que es: hacer notar al mundo entero que la barbarie amazénica sélo existié en el cerebro célido, de extran- jeros raros, que han pasado por la _zo- na con temor de ser comidos, vivos, por serpientes y canibales que no existen Mi propésito es aportar mi mo- desto concurso en hacer notorias las bellas y hermosas cualidades de la regidn, a quien consagro mis mejores horas, v desde el hombre en su aspecto natural, sociolégico, hasta su cultura, es lo que pretendo valorizar para satis- faccién y orgullo de nuestra América del Sud. (Debnjon de Alaor Moko)

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