You are on page 1of 10
ECHO VS NOTICIA, _ LO REAL VS EL DISCURSO __ Fs necesario, pues, empezar por aqui: dife- euciar el hecho, el suceso, de la noticia. 1stextura del primero es la de lo real, la del do, en cambio, es la del signo: la noticia 5 ua diseurso y, en cuanto tal, nombra algo jue esta ausente. Fo que confunde, lo que dificulta la com- wensidn de esta diferencia, es que la (nica ma- era posible de citar un hecho sin convertirlo -u dliscurso es sefialarlo con et dedo; lo real no mucde ser tombrado, nombrar es construir un lisearso en el que Ia realidad se levanta y lo eal se aleja —o se tapa. Pero existe, sin embargo, un camino que suede permitimnos comprobar lo que separa a 1 noticia del hecho: basta con comparar las di- versas noticias posibles que pueden ser cons- iuidas a partir de un determinado hecho de clerencial Ejemplo: un encuentro entre dos personali- fades de la vida politica, Imaginemos que nos conitramos en los dificiles tiempos de la Tran- sici6n y Gene lugar un encuentro entre Santia- + Cattillo y Felipe Gonzilez. Hay varias ma- cras de nombrarlo. Veamos algunas de ellas: 1. «Felipe Gonzilez se entrevista con San- tiago Carrillo», °, «Santiago Carrillo se entrevista con Fe- Gonzalez». }. «Encuentro entre Santiago Carrillo y Fe- lupe Gonziilez» ?. La construccion de la noticia 4. «Encuentro entre Felipe Gonzélez y Santiago Carrillo». En el caso 1 Felipe Gonzalez toma la inici tiva, es presentado como més interesado, como més dependiente de la relacién. El caso 2 tie- ne el efecto inverso. Los casos 3 y 4 («encuentro entre»), se pre~ sentan como ms neutros, mas «imparciales» y «objetivos», pero lo son slo en cuanto supo- nen una eleccidn diferencial con respecto a las opciones 1 y 2. El informador se ha visto obli- gado a elegir y esta elecci6n traduce una toma de posicién. Aun asf, existe una diferencia im- portante entre ellos: el caso 3 da mds relevan- cia a Santiago Carrillo (por ser citado en pri- mer término), mientras que el caso 4 concede mayor relevancia a Felipe Gonzalez Observemos ademés que la relevancia no de- pende de manera absoluta del orden de cita, sino del contexto constituido por el conjunto del enunciado. En los casos | y 2 la relevancia mayor es la del citado en segundo término, y en los casos 3 y 4 corresponde en cambio al ci tado en primer término Observamos, pues, que, para un hecho dado, existen miiltiples enunciados —miiltiples «no- ticias»— posibles. Lo que nos permite acceder a un principio esencial de la semistica: el me- nor cambio, fa menor alteravion de un elemen- to de un discurso tiene efectos automaticos so- bre su sentido. _Prolonguemos, para confirmarlo, nuestro ejemplo: 5. «Felipe Gonzilez se entrevista con Carrillo». 6. -sGonzillez se entrevista con Santiago wrsillo» 1. «felipe se entrevista con Santiago Carri- me & «Pelipe se entrevista con Carrillo» adh una de estas variantes, aun cuando no suciditica el significado de la noticia, sf altera iotublemente su sentido y, en la misma medi- «ia, se apunta el perfil de un sujeto, El nombre ipleto sugiere respeto y/o distancia, El nom- hur © ef apellido s6lo sugiere familiaridad ylo desprecio. La aetuacién de unas u otras conio- 5, a través de las cuales el sujeto que ha- Lis se pevfila, dependeran del contexto donde lors cuuinciados se inscriban (unos u otros pe~ niddicos 0 canales de televisién) y, por tanto, Hel sujeto que escucha, Lo que importa finalmente es que, en cual- quier e430, todo enunciado escogido supone eleccion realizada a partir del abanico (0 svadigma) de las elecciones posibles, Con la clevcion, por tanto, nace el sentido y, en él, el uijeto se inscribe en el discurso. ‘S DE LA CONSTRUCCION A NOTICIA 11 proceso de construccisn de la noticia pue- cr analizado en las diversas operaciones jue median entre el hecho de referencia y la noticia ~-el diseurso informativo— que Tlega al Jestinatasio: | Litevpretacién del hecho por el informa- ov (establecimiento de su sentido) a través de: LL Coaceptualizacién del hecho: seleccién de ideterminados cédigos semanticos especiali- silos que permitan Ia aplicacién al hecho de Iss Categorias intelectuales @ ideolégicas que itn nombrarlo, es decir, conceptualizar- Ve ello depende el establecimiento del sig- suficudo del hecho; responde siempre, por tan- v1, uint pregunta implicita sobre eémo (a par- tar de «ute cédigos) el hecho puede ser inscrito vu rl orden de (los discursos que configuran) te realidad, Un hecho tiene lugar. En tanto tal, en tanto echo puro, es un fendmeno singular e insigni- ficante. Es necesario que determinados con- ceptos —determinadas categorias genéricas— “ provenientes de determinados cédigos, se ha” gan cargo del hecho para dotarlo de significa- do. Operacion que debe ser realizada por un sujeto, el informador, que al elegir tales con- ceptos y tales cédigos, al introducir, en suma, su gesto de interpretacién; dota de sentido ai hecho. Se trata, pues, en Suma, de responder @ una pregunta implicita sobre como (a partir de qué cédigos) el hecho puede ser inscrito en el orden de (Jos discursos que configuran) la realidad, Pongamos un ejemplo: un grupo de hombres juntos en torno a una mesa de una cafeteria EI hecho (x) puede ser conceptualizado como: a) tertulia, b) reunién laboral, ©) conspiracién... Puede que s6lo uno de ellos sea el apropia- do, pero puede también que lo sean los tres: una tertulia habitual de profesionales de un mismo ambito —el ejército, por ejemplo— en el que se prepara un golpe de Estado. videntemente, aqui la capacitacion y Ia es- pecializacin del informador puede ser decisi- va. Para un informador deportivo Ia conspira- cién que seria enseguida detectada por ei in- formador politico puede pasar desapercibida y el hecho reducido a la dimension insignificante de «tertulia». Pero lo que nos importa retener aqui es que tal capacitacién y especializacion no significan esencialmente otra cosa que el do- minio de determinados contextos y cédigos especificos. ‘Una buena manera de entender la importan- cia del eédigo que rige la conceptualizaci6n de un hecho es adoptar por un momento el punto de vista del conspirador clandestino: la técnica de éste no consiste, contra lo que se piensa ha- bitualmente, en ocultar sus actos, sino, mis exactamente, en generar falsos indicios —fal- sos signos— que conduzcan a quienes le obser- ven a nombrar —a descodificar— de manera errénea tales actos. ‘ En éste mismo émbito puede analizarse la Mamada «intoxicacién informativan: el intoxi- cador puede ser definide como quien induce conceptualizaciones erréneas de determinados acontecimientos. Por ejemplo: crear malestar politico nombrando como «conspiracién» algo que me del der liga ¢ lai cia ést lo, hee tad pas “ra tua pol kt tal rei ma ma tan pas nec alo. de asi ore fica cor eje par me cau pre ter fes an to me tas pir tei tet yee HO €$ més que una tertulia antiguberna- Jen una sala de banderas. 1.2. Nawvativizacién del hecho: insercién icf hecho, una vez conceptualizado, en una cd- icv waeeativa, IGpica y temporalizada, que lo igue a Otros acontecimientos. ono puede deducirse, las caractertsticas de sauvativizacién det hecho dependeran esen- Lalutente dé su conceptualizaci6n previa, pues (a establecerd ef rango del mismo y, al hacer- us, pecuitira reconocer con qué tipo de otros «chos dal mismo rango— puede ser conec- uly cu una cadena narrativa (anotemos, de 0, qué el establecimiento de los «tipos» 0 ruinyos» de sueesos es, de nuevo, wna cuestion le ecidigo) rosiganibs con nuestro ejemplo. La concep- sulizacion (a) s6lo permite una narrativizacion vobie y absolutamente previsible del hecho + eu cuamlo perteneciente a la categoria «ter- wie», el hecho x forma parte de una cadena csctativa de acontecimientas equivalentes. 1 x conceptualizacién (b), en cambio, ofrece usyores posibilidades de narrativizacién infor- uuativa: dado que las actividades sindicales es- prohibidas en el Ejército (observemos de vas COMO para Una correcta interpretacion es ‘0 el dominio del cddigo semantico de =ase»), el hecho x aleanza el carécter jregién e invita a constr su historia; vi, en cudnto perteneciente a la categoria tcuniéa laboral (de militares)» debera ser ar- fa narrativamente con tados los hechos dos sobre la problemitica laboral del “Hreit0 vinalmente, la conceptualizacién (c), sin jada la mas prometedora en cuanto a su im- pacto informativo y a sus posibilidades de dra mmatrzacion (dos aspectos que podrfamos califi- w ugal de metalingiisticos y que actian siem- pc, de manera inevitable, en el proceso de in- eypretacisa del hecho por un informador pro- ‘esioual) exigira sacar él hecho x de los marcos uuicriotes para ligarlo a los de su propio rango: . en suma, {0 que tenga que ver con el ualeatac politico del ejército y con las conduc Ger intexpretables en una perspectiva cons- jciive, ciyamos en cuenta, finalmente, que una in- seypactacién defectuosi o insuficiente del acon ievintiento, generida siempre por un error de conceptualizacién, puede provocar efectos co- municativos imprevisibles. Ejemplo: La noticia dada por television Es- pafiola en 1986 sobre el descenso de la bolsa de Nueva York y presentada como «un descen- so mayor al del crack de 1929» que lleg6 a creat por unos minutos una desproporcionada sensi cién de crisis, Como puede observarse, en el origen del error informativo se encuentra un tipico error de conceptualizacién provocado por la actua~ cién de un informador que carecia de compe- tencia apropiada en el cddigo semantico que tige las informaciones bursatiles. Lo que con- duce a una sobrestimacién de la magnitud del acontecimiento que se traduce en su equipara- cin al desastroso «crack» del 29. Pero ademas, a resultas de tan errénea con- ceptualizacién, ‘se esboza en. el enunciado in- formativo una via de narrativizacién del hecho desmedidamente dramatica: sobrevalorada su dimensién, el hecho abandona el rango propio de los sucesos bursatiles cotidianos para ser puesto en conexidn con el de los Hechos Bur- Stiles Histéricos: en ese «descenso mayor al del crack del 29» se insimia ni mas ni menos que la apertura de un relato sobre la bancarro- ta del orden econémico internacional con los previsibles distucbios sociales consignientes. Como sabenios, el rapido desmentido de Ia noticia 0, mas exactamente, su reconstruccién, impidié que el panico entre los pequeios in: versores —pues los grandes no dependen de la informacién bursatil televisiva— se prolonga- ra. No hay, por lo demds, informes sobre tas cri- sis de nervios y ulteriores infartos que pudo provocar. Ambos factores, conceptualizacion y narra- tivizacion, producen el encuadramiento de la noticia por parte del informador. 2. Valoracién, por parte delinformador, en funcién de tal encuadramiento, del interés in- formativo potencial para los destinatarios de la informacién, de la noticia que podra ser elabo- rada a partir de ese hecho. Volvamos a nuestro ejemplo castrense. Todo parece indicar que la conceptualizacin (a) hu- era conducido, en ausencia de factores adi- cionales, al reconocimiento de su carencia de valor informativo. Muy diferente es el easo de as eu ceptualizaciones (b) y (c), al reconocer- » cn ambas la presencia de conductas trans- ris del ordenamiento juridico y adem: gundo, un valor informative atadido, wel dvi que habria de afectar al conjunto de la so” cicdad. (Evidentemente, el interés informativo potencial disminuitia considerablemente desde ef momento en que la reuniéa conspirativa aicciara 4 un pais lejano y no al propio.) Debe tenerse en cuenta, a este propésito, que, por la definicién misma que hemos pro- paesto de este concepto, el interés informativo potencial de un acontecimiento esta en funcion siel sentido que pueds aleanzar para su desti- sutario y depende, por tanto, de los lazos que pucdan establecerse entre éste y el aconteci- nent en cuestion, Ejemplo: «lsrael tiene la bomba atémicay, Limpacto de esta noticia para el destinatario eyutiiol dependerd de que se le sepa indicar en que medida este hecho puede afectar a Espa- fu: dimensin geoestratégica, politica exterior copaiola, peligro de una generalizacién del vonllicto, ete Fu cualquier caso, la demanda informativa slel ilestinatario esta Sometida a transformacio- ues ev el tiempo que dependerdn esencialmen- de las transformaciones de los intereses y de- seas de los sujetos destinatarios, pero también de lus seas de identidad a través de las que es- tus se reconozcan, A. este propésito, un buen ejemplo del dina- raise de la nocién de interés informativo es et constituido por el cambio del potencial in- formative de «lo europeo» a partir de la entra- dade Espana en la Comunidad Econémica Eu- vopea. Si ea muchas ocasiones tal cambio res- jwauke a una precisa transformacién de intere- © econémicos 0 politicos, en otras responde cucialiuente a una nueva autopercepcién de lus destinatarios espanoles como «europeos». \. Eleccidn 0 rechazo del hecho como mate- ial Susceptible de ser transformade en noticia, ésta una decision que implica siempre una ‘cterntinada polities iaformativa, de la que de- pende Ia valoracién que se concede a los he- hos de referencia Ljemplo: La actuacién del presidente Mar- cos como bandolero y colaboracionista duran- te la Il Guerra Mundial: hecho: que sdlo recien- temente se ha convertido en noticia, debido al cambio de actitud de una determinada fuente informativa (el Pentégono norteamericano) Como sabemos, bien diferente fue la actitud de a prensa adicta al régimen de Marcos, que tra- 16 a toda costa de ocultar el hecho, de cen- surarlo, Debe tenerse en cuenta, ademés, que en esta decisi6n inciden, ademas’ de las consideracio- nes politicas, otro tipo de factores, que podria- mos considerar como metalingiiisticos, concer- nientes al grado de explotacion espectacular de la noticia que puede ser construida a partir del hecho: posibilidades de dramatizacién, riqueza y espectacularidad del material visual’ del que se disponga, etc. jemplo: Sin duda alguna, la noticia del sui- cidio del secretario del Tesoro de Pensilvania no habria llegado a Esparia en caso de no exis- lir imagenes grabadas del mismo. 4. Construceién discursiva de ta noticia, es decir, construccién del mensaje (codificacién) a partir de determinados lenguajes y eédigos especificos que garanticen su inteligibilidad por el destinatario, Nos encontramos con un segundo momento de encuadramiento de la noticia, en el que ope~ ran de nuevo los mecanismos de conceptualiza- cién y narrativizacion del hecho, pero actuan- do ahora en el proceso de elaboracién discur- siva de la noticia que habra de recibir el desti- natario y que podrd coincidir o no con la inter- pretacion realizada previamente por el infor- mador en la fase 1, De hecho, la diferencia entre estas dos fases de encuadramiento de la noticia se manifiesta en Ja problematica de la autocensura: la politi- ca informativa del medio, cuando no la situa- cién politica en general, puede obligar al infor- mador a construir una discursivizaci6n infor- mativa del hecho divergente’o incluso antag6- nica con respecto a la interpretacién previa que de él realizara en la fase 1 Ejemplo: El caso de espionaje en la emba- jada espanola en Chile en 1986. Las divergen- cias entre la versién chilena y la version espa- fola dependieron directamente de la censura que coarta a los informadores chilenos 10 ta cualquige caso, el sentido del hecho de re- cuicia eaptado por el destinatario de ta infor- Weion variacd considerablemente en funcién Is forma de encuadramiento, de construc- ni de la noticia. fjempllo: Bl sentido de las citadas revelacio- sobre fa conducta de Marcos durante la IT cua Mundial se transforma radicalmente en. aciow 4 fa3 preguntas implicitas que conten- él mensaje informative en funci6n del tipo claboracién del que sea objeto. Ast, Infor- » Semanal (1 180), a Ja cuestion implicita, jue significado tienen estas revelaciones para desarrollo de las elecciones filipinas?, ra: Por qué ahora tienen lugar tales re- javiones? {Por qué Estados Unidos las hace 1 este preciso momento? Nueva conceptuali- 1 que conduce, necesariamente, a una di- reute narrativizacion del hecho: junto al re~ vo de ta campafa electoral aparece, intima- irate imbricado, el relato de la politica nor- iuiericana frente a Filipinas. ». Ubie jon de la noticia en ta cadena i crusalivs. Es decir: su ubicacién en el discur- ty niformativo global de una determinada sec- ou, «de un determinado programa, de una de- cerninada cadena Fjemplo: Ua rumor sobre la subida del LVA. onbia de sentido (y no s6lo de magnitud o im- a), Pais lo ubica en el area de “eouomia 0 en la de Nacional. {jemplo: Telediario del 27 de enero de 1986, “U0 horas! | USA provoca a Libia > Campania OTAN: PSOE en marcha. 4 Putrevisia con Robles Piquer absten- sta |. Espafa coloca cinco proyectos industria- es (amis que nadie) en EUKERA, / Andalucia, con mucho, la comunidad dinamica en inversién. a esta cadena informativa la noticia 1 in- ila sobre la 2 marcando negativamente la vesta proaliancista del PSOE; en cambio, jie los iltimas noticias incidian favorablemen- 2 tanto sobre La politica atlantista del PSOE +, como sobre la imagen general del par- side del Gobierno — EL ACONTECIMIENTO MEDIATICO Con una materia prima —un suceso— y con un medio de produccién —unos lenguajes, unos cédigos— se producen los acontecimien- tos en las instituciones generadoras de discur- sos sociales. Pero el impersonal no debe intro- ducir aqui la idea de un proceso mecanico. Como hemos advertido, ciertos sujetos operan los medios de produccidn: lo que se juega en {iltimo término cs el sentido del acontecimien- to y, por ello, fos sujetos que lo introducen, los que operan los medios de producci6n discursi- vos, poseen un cierto poder. Y por eso, desde ese mismo momento, las instituciones genera- doras de discursos sociales, ademas de espacios de produccién, se convierten en campos de ba- talla: si informar es «formalizar», dotar de for- ma, y de sentido, mucho se juega en quién es el primer informador-formalizador. Retomemos nuestra imaginaria entrevis- ta/encuentro entre Felipe Gonzilez y Santiago Carrillo Es facil suponer que tanto el uno como el otro, tanto el PSOE como el PCE, saben que el hecho de su encuentro va a generar una no- ticia y por ello intentan prefigurarla, influir en la construccién de la noticia antes incluso de que el hecho mismo tenga lugar, De-ahi los tan- teos, cuando no las negociaciones previas, y s cretas, sobre el lugar en el que se realizara el encuentro, Pues la determinacién del lugar po- see una indiscutible virtualidad informativa: habra de influir en la eleccién entre «Felipe Gonzélez recibe a Santigo Carrillo» y «Santigo Carrillo recibe a Felipe Gonzalez». Vendra luego, por lo demas, la guerrilla in- formativa: el PSOE y el PCE se constituirin en medios de informacion a través de sus gabi- netes de prensa para intentar imponer su ela- boracidn de la noticia a través de sus «declara- ciones» 0 «notas» de prensa Hoy, en miltiples esferas de ta vida social, no sucede ya nada sin que se mida y se intente prefigurar su elaboracion posterior como noti Cia, Pero no solo es esto, AdemAs, todas las ins- tituciones sociales —tanto estatales como civi- les—, conscientes de! poder que confiere estar bien situadas en el proceso de construccion de la realidad, tienden a dotarse de departamen- tos destinados a la intervencién en las institu- ciones generadoras de discursos sociales (au- i cos «brazos informativos» dispuestos para a yrarticipacidn en una cierta batalla). Y est I6gica conduce a los distintos brazos wuiados de la informacin a una conclusion viiable: la mejor manera de controlar la in- “esnacién-formalizacién de un suceso es prefi- swcarlo antes de su emergencia, Nace asi el wowiecimiento medistieo, —o «media- : un acontecimiento que nace directa- ute vinculado a Jos medios de comunicacién, fuse que se, produce en los medios y para los iicdios y que trata, por tanto, de prefigurar, jcsite sti misma génesis, ta noticia que se cons- tonic a partir de él Ejemplo: Las felicitaciones navideias de Reagan y Gorbachov a los pueblos soviético y ‘norteamericano. Ejemplo: Como se supo después, la primera noticia del derrocamiento de Duvalier era fal- sa, pero habfa sido ,no negada? ,confirmada?, jautorizada?, gsugerida?, ginventada? por el Pentagono. Y, sin embargo, desarrollé un pa- pel esencial en el derrocamiento que habria de producirse poco después. 1 1a ideologia de los medios: deologia de la comunicacion OS uMIEDIOS DE COMUNICA- ON»; MEDIOS DE DISTRIBU- ON O ESPACIOS DE PHRO- ad sUCCION as considleraciones expuestas en los capitu- 4 anteriores nos obligan a reconocer que los lianaudos «medios de comunicacién de masas» cho jas que simples instrumentos que niten los acontecimientos, mucho mas in- luso que mediadores intterpuestos entre estos os sujetos receptores. Tales concepciones, ‘unjue dan mayor 0 menor importancia al pa- pel desempenado por las instituciones genera- losas de discussos sociales —nocién ésta que adelante wlilizaremos para reemplazar la, por muchos motivos, ambigua de «medios de Comunicacion de masas»—, comparten un co- niin denominador: el presupuesto de que el es- jnivio de los medios es el espacio de la distri- Lucion de algo —los hechos— que se produce 11 otro tagat —la cealidad. Tal presupuesto encuentra un cémodo re patio et las ceorias de la comunicacién deudo- ‘as tel modelo de Shanon y Weaver (1), en el {que todos los problemas de comunicacisn son “splicitamente reducidos a problemas de distri- inmian —cuantificacidn, dispositivos de optimi- — y en el que la codificacién —la jaocuccién misma de la informacin— es con- Nebida siempre ya como recodificacién —tra- Wc. BSI Svminicacisa, For} W. Waver: Teoritt Matematica de la Madrid, 1981 duccién— de mensajes preexistentes, prove- nientes, debe suponerse, del exterior del espa cio comunicativo. Desde este momento, nada detiene ya a la ideologia de la objetividad informativa: las in: tituciones comunicadoras, en tanto medios, dis- positivos de transmisién y difusion, de distri- buci6n, en suma, estaran fuera de toda sospe- cha siempre que transmitan «objetivamente», «sin manipulacién», los hechos de referencia, Se olvida asf, por tanto, lo fundamental: mu- cho mas que medios de distribucién, las insti- tuciones generadoras de discursos sociales son espacios de produccién de los discursos que configuran la realidad social. LA IDEOLOGIA DE LOS MEDIOS La posibilidad misma de comprender el fun- cionamiento de los discursos informativos exi ge apartar ciertas palabras que, lejos de nom- brar, tienen por funcién tapar, cerrar el paso al andlisis. Se trata de ciertas nociones sobre las que se sustenta lo que venimos identifican- do como la ideologia de los medios Una de estas palabras, unode estos ideolo- gemas nucleares, es la «abjetividad». Constitu- ye, antes que nada, la expresién de un dictado hormativo: la informacion, se dice, debe ser objetiva: debe respetar los hechos, debe excluir toda huella de subjetividad, No es dificil reconocer los aromas positivis- tas en los que este axioma obtiene su prestigio: Ps lus hechos, incontaminados, deben hablar andtese, de paso, cémo la ideologia de los wedios, ode fa cbuena comunicacién», pues Gunbién ast podria Hlamérsela, se asocia con la sicologia de ta salud: parte det reclamo de acepsin para, enseguida, identificar al sujeto ssusmo, y a su deseo, como ta fuente de toda coutaminacién, £4 otra palabra, el otro gran fetiche que ver- ly ideologia de los medios, es la «manipu- tacidu. Si, como hemos indicado, la «objetivi- slaik: posee el cardcter de un dictado normati- fa smanipulacidn» es el exorcismo que se ve contra todo lo que puede entenderse couno La transgresién de la norma. La falta de ‘objetividad» se traduce asi, necesariamente, eu vsubjetividad» contaminante del buen orden iaiormiativo cuyo fin es «manipular» los hechos «minipalarlos»: distorsionarlos con las ma- us: el sujato, y su cuerpo, reaparece como la otidad contaminante. £1 nico problema es que hablar, to que se lice hablar, los hechos no dicen ni palabra. Vicewsainente por ello una de las tareas del dis: urso estriba en hacerlos hablar o, mas exacta- neute, en Hablar en su nombre. Eu ripor te6rico, postular la «dbjetividad» de ‘1 uiscarso informativo supone olvidar que la solicia es, antes que cualquier otra cosa, un fiscarso producido a través de una determina- (catre muchas otras posibles) segmentacién Jel Ilujo de, aconteceres reales, de la eleccién 1110 OLFO Segmento de entre estos y, final- ute, de cierta selecci6n y combinacién de c6- que habran de hacerlos hablar, que los stizaran, calificaran y connotardn haciendo ye en a noticia quede inserita, implicita o ex- Aivitamente, un cierto punto de vista, es decir, uc cu ella Se perfile necesariamente un cierto ‘jet ‘Cavemte de sentido, pues, la nocién de «ob- etividad informativay, la de «manipulacién» se scubre, necesariamente, como una que | sunilisis debe asumir y promocionar: si la no- jeu és ua discurso construido a partir de un su- ., cavecere de sentido postular fa ausencia 4- sinanipulaci6n» en tal proceso; més allé del uycnuo valor peyorativo, negativo, que la lvcleyia de los medios da a esta palabra, debe Giswcerse que nombra.expresivamente 10 ue siucede en el proceso de conversién del he: has brulo en diseurso informativo, Vvidentemente, cuando ta ideologia de los scilios) prockama su demanda de objetividad, liy cl ando exorciza las amenazas de manipula- n, expresa nitidamente su concepto del len- guaje: si demanda una informacion objetiva que «presente 0 cuente los hechos tal y como Son», presupone necesariamente un concepto del lenguaje que lo reduce a un instrumento de traduccién automatica —y no traidora— de los hechos en signos. Las cosas y los hechos ten- drian sus nombres a modo de etiquetas y bas- taria con recoger las etiquetas y reunirlas tal y como las cosas y los sucesos de donde proce- den se hallan reunidos. Es obvio que el lenguaje no tiene nada que ver con tan ingénua caricatura. Pero no lo es menos que las ciencias modernas hace tiempo que se han apartado de los, no menos ingé- nuos, «hechos» positivistas: és un ugar comin de la epistemologia contemporiinea que el he- cho —o el dato— no preexiste a la teoria, sino que nace en el momento en que la teoria rect bre, més 0 menos afortunadamente, un ambi- to de lo real; que la teoria no es otra cosa que un discurso especialmente coherente y riguro- SO y que es necesaria precisamente porque lo real es mudo y alguien debe hacerlo ha- blar... (2) Pero comprender una ideologfa no es tanto reconocer sus distorsiones como entender la utilidad de sus efectos. He aqui el mas notable: si el discurso informativo es objetivo es tam- bién, necesariamente, inanalizable en tanto dis- curso; si devuelve los hechos tal y como son, no hay lugar en él para el sentido, ninguna hue. lla de subjetividad. El anilisis s6lo podria ac- tuar, por tanto, alli donde existiera manipula- ion, alli donde los hechos fueran distorsiona- dos —sélo alli, entonces, tendria sentido ana- lizar las operaciones ret6ticas del discurso, sus procedimientos de connotacion, etc Ahora bien, e6mo reconocer el discurso ob- jetivo? Fs decir, cuando los representantes de la ideologia de los medios designan un discur- so informative como objetivo, zen qué funda- mentan su aserto? Se dird, sin duda, que en una comparacién con la realidad, con los he- chos mismos que constituyen el referente del (2) Esta aseveracidn, atin cuando puede resuttar paradé- Jia, se haya de sobra fundada en los mas variados ambi tos del saber cienttfico de nuestro siglo: en la linguistica (desde Saussure), en la psicologia (desde Freud), en Ia s0- cilogia (desde Marx o Weber) e, incluso, en la fisica (des. de, cuando menos, Heisenberg) 7 so. Respuesta tan obvia como esencial- ite —y epistemoldgicamente— hueca: Gina comparar los hechos brutos, en su as- icv real, con los signos que tejen el discur~ » informative? Porque, recordémoslo, «los “iuos» mo gstan presentes en el discurso, en + tagac hay algo esencialmente diferente y ccincialmente incomparable: signos. Y esta es, rspués dé todo, la cuestidn: lo que se compa- yao c3 el discurso informativo con lo real, sino oko discurso previo que quien compara ce ya sobre los hechos de referencia y a tra- ‘del cual estos le son. accesibles, inteligibles. ‘ tiu discurso previo, ni que decirlo tiene, que, sino todo discurso, se halla animado por una icierminad concepeién del mundo, por wna Ucologia que le permite encuadrar y dotar de cntidd a los acontecimientos de referencia. ‘exo, recordémoslo, la ideologia, o la concep- jon del myndo, no es nds, después de todo, jue otro diseusso: un sistema de enunciados Jerbales e icnicos a través de los cuales el su- jew trata de pensar el universo en el que vive y cl tipo y los efectos que pueden aleanzar los Jucesus que en él pueden producirse Jo que la ideologia de la buena comunica- cion apanta es, esencialmente, al enmascara- thicalo del cardcter discursive del tejido que simstituye 1a realidad. Cuando exige que los echos hrablen por si solos, cuando se asienta vu Ja avis ingenua concepcién instrumental del Jevuguaje, liende a negar toda distancia entre lo teal y In realidad, tiende, en suma, a negar la ‘tancia de los discursos —-y de los espa- tins donde estos se producen— en la produc- visa de Ia realidad, Y tiende, finalmente, a en- wubrir el hecho de que hoy las instituciones ge~ iieradoras de discursos sociales son, antes que track, espacios de produceién donde se cons- tiuye la Zealidad. Operacién ideolégica esta aque, por lo demas, se parece mucho a una an- thao denunciada por Karl Marx; pues, en dlti- jw extremo, ¥ como sucediera en la economia imrguesa, aqui la ideologia de los «medios de cannunicacion de masas trata de encubrir en iinunos de distribucion lo que, esencialmen- te, °5 un proceso productive. EL ORIGEN DE LA INFORMACION DE LA INFORMACION —__ Asi, la ideologia de los medios insiste en pen- sar el funcionamiento de la informacién social —periodistica, radiof6nica, televisiva— en tér- minos de proceso comunicativo, es decir, como si todo lo que en ellos sucediera fuera, esen- cialmente, procesos de transmision de infor- macién. {| Procesos que, en grandes rasgos, consistirian en Jo siguiente: un informador obtiene una de- terminada informacién sobre un suceso, la co- difica en un determinado mensaje y, a través de éste, la envia al destinatario. Tal planteamiento —que, como hemos vis~ to, conduce a constituir la «objetividad en di- visa a la vez ética y funcional— posee dos pre- supuestos implicitos: 1) Concibe lo real como algo inteligible al margen del lenguaje, es decir, como algo trans- parente al hombre. 2) Limita, por tanto, la funcién del lengua- je —y el proceso de codificacién— el Ambito de la comunicacion, es decir, de la transmisin de la informacién emanada de los hechos mis- mos —en tanto transparentes 0, si se prefiere, parlanchines. ‘Asi, esta recurrente ideologia olvida —y, al hacerlo, tapa— una cuestién fundamental: ta del origen de la informacién —de la signitica- cién— transmitida. Subrepticiamente, se ha producido un salto en el vacio; salto sobre el Vacio que separa al suceso mismo de la infor- macién sobre él. Pues, aunque la ideologta de los medios no quiere saber nada de ello, suce- so y mensaje son dos cosas esencialmente in- homologables, radicalmente heterogéneas: el suceso es un trozo, informe y confuso en sus If mites, de lo real, mientras que el mensaje es un discurso, un artefacto de signos, Y precisa- mente por ello, porque es un artefacto de sig- nos, porque su materialidad es totalmente dis- tinta'a la del suceso real, puede poseer —y transportar— informacién, sEn el suceso, cn cambio, no hay informacién. O si se prefiere, el suceso no tiene nada que ver con ta in- formacién,

You might also like