You are on page 1of 85
El gran gigante bonachon Roald Dahl hustrasiones de Quentin Blake ‘Aquella noche la pequefa Sofia no lograba dormir. Se lo impedia la luz de la Luna que entraba en el dormitorio, Apesar de estar prohibido levantarse en el orfelinato ~Sofia era una huerfanita- salto de la cama para cerrar las cortinas, Entonces vio horrorizada que un descomunal gigante se acercaba por la calle. Su enorme mano se introdujo Por la ventana, envolvié en una sabana a la nina y se llevo, Asi comenzaron las extraordinarias aventuras de Sofia yel gigante, que por fortuna era Un gigante bonachén, “Ce II EI gran gigante bonachon Roald Dahl ‘ustraciones de Quentin Blake Los personajes de esta obra son: Seres humanos La Rema be Inouarenna ‘Many, doncella dela reina Mister Tunas, mayordomo de palacio EL Jere SUPREMO De LOS EVERCTTOS DE TIERRA [EL Jere SUPREMO DE LAS FUERZAS AEREAS Y¥, desde luego, Sort, una huerfanita, Gigantes ‘Tracacannes RONCHANUESOS ‘QuesranTAHOnoRes, Mascaninos TESCURREPICADILLO BucnE be Ocko APLASTAMOCOSOS Sanouinanio a La hora magica 9 Satan pts oie sen te tendsge aan Sorte so por cae ns canaes yu jatar nh ‘Sn Rein itn ve. sash beat Soe oe y pr purer es so Pa SS ad. yo dena ea come wh Celts pa ooo cl Sn Soa Naina Ee TIE ecto snc. Dede Jono nepal cee" al pce soe pe Snutee ‘ning dts eas conins we aint ep lp ns ie cu os ealdeh tate tts Nohaba hones SSR Tae oe Sade abe fen ister. hai, teresa ta Hamada ora ms necié muy quieta, sien. Alguien le habfa susurrado una vez que Ia hora dgica era un momento muy especial, en plena noche, ‘uando tanto los nifios como loz adultos estaban sumi- dos en el més profundo de lot suciios. Entonces, todas las cosas misteriosas salfan de sus escondrijos y so ‘adueflaban del mundo. 16 El rayo de luna se hizo todavia mér brillante. Sofia decidié salar de la cama y cerrar mejor las cor: Las niias eran castigadas si tas encontraban. fuera del lecho despues que se apagaban las luces. Ni siquters se aceptai como excusa que necesitasen ir at Iavabo. Pero aliora no la verfa nadie. Sofia estaba segu- radeello. “Alargé Ia mane para tomar las gafas que habfa dejado sobre Ia mesita que estaba junto a su cama. Eran Ge montura metilica y cristales muy gruesos; la pobre- till no vets casi neda sin elias. Se las puso, bajé del lecho y, de puntillas, se acere6 ala ventana. Una vez junto a las cortinas, Soffa vacil6. An- siaba agacharse y ssomar Ia cabeza por debajo de ellas, para ver e6mo ern el mundo en la hora msgica.. ‘Wolvie a aguzat el ofdo. Por todas partes reina- ba un silencio absolut. 'El deseo de mirar afuera se hizo tam intenso, {que la nfl no Lo pudo resistit. inte introdujo fh cabeza por debajo de lus cortinas y atisbé por Ie “A ta platesds ‘uz de Ja luna, Ia calle del pueblo, aque tan bien conoeta resuiteba totalmente stints. Las Gases parecfan (oreidas, inclinadas, como las de les cucntos. Todo se veta palido, espectral y lechoso. ‘Entrentedistingui6 ta tienda de mistress Rance, donde habia bovones y Ianas y cinta de goma. Ahora tampoco parcela real, Un aire igualmente misteioso Is envolvia. ‘Soffa se atrovi6 a mirarealle abajo. Yodo pronto, sintid un escalotito. Alguien se ‘acercaba por lu otra acera. ‘Algo negro... ‘Algo negro 9 ale ‘Aigo may negro'y muy alto y muy delgada. = eQuién? 1, [No era un ser humano, No pods serio. Era eua- tro veces mis alto que el hombre lo ereeiSo. Era an Srandote, que su eabera quedaba am sltara que tas frentanas'de los sltimos pos de casas. Soffa abné la toca para gitar, pero no fe sald ning sono, Et suse to le aenarabe lafgrgantay el cuerpo eer 1No cabia dda: era a orn npn. ES alta figura segra to aceroaba. Toa muy amie sada a ia cata Gel ot lado de Ia exe, procuranda ‘Qbe no la lurinara laf ds Is Yona ea, cadtvorceba ms rSuini: Perg se mafade forma rara. Se para, coatinuaba poco despues, ¥ 82 Getentade ners, Ree {Que acta aguel ser? AK! Por fn lo entendis Sof, Se para delan- te de cada eas> y miraba parla ventana superior. Para traceso,tenfa que apachars, do tan alo que era. ‘Garioseaba por la ventana, se duleaba hasta casa siguiente y alle detenia pata hacer fo mismo. Y {fa Io largo 2 toda calle. Cando estivo bastante cere, Sofa pudo verle mejor Observéndolo detenidamente, pensé que, desde luego, era una especie de punsona. No realmente huma- ina, pero al mismo tiempo, sf una PERSONA. 16 {Quirs un cicaxre? Sofia escudrins Ia calle envuelta en brumas. El igante (ci de veras lo era) Hevaba una larga CAPA YY con una mano sostenfa algo semejante a una -TROMPETA MUY LAXOA ¥ DELOADA. ‘La otra mano eargaiba con una GRAN MALETA El gigante te habfe parado ahora delante de Ia casa de la familia Goochey, que tenfa una tienda de ver- dduras a media calle y vivia encima del establecimiento. Los doe nifos del matrimonio dormfan en el cuarto de- lantero superior, a Sofia le constaba. 'Y.clgigante miraba por la Ventana del cuarto en ‘que descansaban Miguel y Juanita Goochey. Sofia, al tro lado de la calle, contuvo la respiracién. ‘Vio que el gigante daba un paso airts y dejaba Ja maleta en el suelo, inclingndose para abrirla. De ella sac6 algo que parccfs un tarro de vidro con tapa de ros- (ca, Lo destape y eché el misterioso contenido del bote ‘en Ia largufsima tompeta. ‘Soffa vigilaba temblorosa. ‘Observs que ef gigantén se enderezaba de nuc- ‘yo e introducta la trcmpeta por la ventana abierta de la aleoba de fos niftos. Y que, a continuzcisn, tomaba aire ‘Yor ITE, soplaba através del instrumento. ‘No hbo sonido alguno, pero Soffa comprendis ‘que lo que conten!a antes el bote ahora habia sido en- Viado al cuarto de los pequetios Goochey. QUE SHH? Cuando el gigamte retiré su rompeta de la ven tana y se agach para recoger la maleta, dio Ia casuali- ‘dad de que volviowe Ia cabeza y mirara al et lado de 1a calle, ‘A la luz dela luna, Sofia distinguis una enorme cara muy larga, pélida y azrugada, con unas orejas in ‘reiblemente grandes. La nariz tan afilada como un cu- : # 0 chillo, y encima, muy juntos, brillaban con gran intensi- dad dos ojos. y e505 ojos estaban clavacis en el ‘Su mirada era torva y diabslica La nifa shogun grito y se apart de Ja venta na, Atraves6 disparada el dormitorio, se metis en la ea ima y se escondis denajo de la manta, ‘All permanects acurmicaa,silenciosa coma un ratoncito y temblando de piesa ca - iRaptadal a Soffa espers entre Ias'sdbanas. Pasado un minuto o mas, alz6 una punta de la manta y alisbs. ‘Por segunda vez aquella noche, Ia sangre se le hel6 en Ins venas y quiso gritar, pero no pudo. Porque alli, en la ventana, con las cortinas corridas hacia un la do, estaba la horrible y arrugada cara larga del gigante, ‘gue miraba al interior Y los eentelleantes ojos negros ‘= hablan clavado en la cama de Sofia. Tnstantes después, una mano enorme, de dedos muy pélidos, penetraba serpenteante en la habitacin Segufa un brazo grueso como el tronco de un drbol, y el brazo, la mano y Ios dedos avanzaron por el cuarta en. Pa La cueva 4 EI gigante seguiacorrendo, pero de pronto ambit limo, Ahors parcetaavanairl'uma velocidad Stn mayor, Cadaver Ibs mis rapido, y momentos des- cr tala velocidad, que el pais se vela boros0. me Fl viento azotaba las mejillas de Soffa y hacia lagrimear sus joe, Le echaba la cabeon hacia Sts y sifaba on ss ofdoe ca nina yu no nota qu ls pics st pigante toceranel socio, enta In extra sonsacton de volar, Era imposible decir si pasaban por encima de tia ode agus, Agel pints dcbia de fener magia en ss plea Tinalnente se biz tan fuerte el vent, que So- fia tvo que eaconder la eabera en la many para Ne noses aranara. Erm ponble que craran el ootana? Eso le recta an que encogié en su manta y permane: Gig escuchando ios aulidos de un vendaval¥ aquel Misteoso camino dag, seg se dita, bores hve Fata que, de prom, el vcs de de allay Ia velox ‘dad det gigane se redo. Sofia sins que aus ples Solvfan far el suelo. Asomé la cabeas para eohar tina minds, ys0 vio en un pals de experoe bosques y Hos impetactoe. Aor, ol gigante carla de mane ‘is noma esque se puede emplea la palabra nor ‘ab pan csc el galope dou giganto, ‘att como unt dena des, sraves6 como nn suo exons boegue, descend sn valles | 2 Juego dejé atrés una cadena de colinas tan desmudas co ‘mo el hormigén, Poco después trotaba por encima de un terreno desierto que no parecfa perienecer a este mut 400, El suelo era lano y de un color amrillo pido, Por oguier habia rocas azuladas, aqut y alld se alzaban d= boles muertos semejantes 2 esqueletos. La luna habia Sesaparecido hacfa rato y ol cielo empezaba a clarear. Sofia, ain asomada a su manta, vio aparecer de- Iante, y repetidamente, una moatafa enorme y escarpa és, Tenfa un intenso color azul, y el cielo que Ia rodea ba resplandecta de luminosidad. Entre lov delicedos vellonés de nubes, de un blanco de escarcha, volaban, parculas de ore muy pido, y por un lado dei horizon fe asomaba el sol de fa mafiana, rojo como la sangre. El gigante se detuvo al pie de 1a montana Reso- plaba con fuerza, y su pocho subfa y bajaba, Necesitaba omar alien, Directamente enfrente de ellos, apoyada contra la Iadera de la montafa, Sofia vio una pena redonda y ‘maciza. Era tan grando como una ensa. El gigante alare £26 una piemna y apart la roca con tanta facilidad como Si ee trtara de una pelota de fitbel. Fn el sitio donde ‘momentos antes se hallaba Ia piedra, aparceié un impre- sonante agujero negro, Era tan grande, que el gigante ‘i siquiera necesité agachar a cabeza para entra en él. Se introdujo en 1a cusva llevando todavia a la nina en tuna mano, y sosteniendo con la otra Ia maleta y aquella cextrafa trompeta. Apenas estuvo dentro, volvié a colocar la gran piedra en su sitio, de modo que, desde fuera, nadie po- ‘a descubri la entrada de su refugio secret CCerrada la cueva, no quedaba en ella ni un re~ Alejo de lz. Todo era negro. Sofia sintis que Ia depositaba en el suelo. El gi- gante habia soltado la manta, y sus pisadas te alejaron. La nia permanecié sentada en Ia oseuridad, temblando de miedo. 2 «Ahora se dispone a comerme —pens6—. Pro- bablemente me devoraré cruda, tal como estoy ~O quizd me eveza primero. 0 tal vez me fri. Me echard en una gigantesca sartén Mena de grasa caliente, como si fuera un lonja detocino..» De repente, una luz brillanteiluminé aquel Iie gar. Sofia parpades y miré a su alrededor. ‘Observé ls enorme cveva con un al de roee. ‘Las paredes estaban cubiertas de estates, y en. cellos habia hileras de botes de video. Los habla por to- as partes, Formaban pilas en los rincones, y hasta las [rietas de fa piedra estaban repletas. ‘En medio del suelo se hallaba una mesa de unos tres metros medio de altura, y una silla hacfa juezo on ella, imo techo BI gigante se quits la negra capa y la colg6 de la pared. Sofia observ6 que, debajo de aquella prenda, evaba una especie de camisa sin cuello y'un viejo cha leco de euero que, por lo visto, no tena botones. El pantaln era de un verde descolorido y resultaba corto {ie piemas. Los pies del gigante, desnudos, iban protegi- {dos por unas ridicuas sandalias que, por alguna exterfia raz6n, tenfan agujeros a los lados, asf como otra gran sbertura delante, por la que asomaban los dedos. ‘Sofia, surrucada en el suelo de la cueva y sin més ropa que su camisén, Ie miraba a través de sus [Bruesas pafas de montura metdlica. Temblaba como una hhoja en el viento,» tenia la sensacién de que un dedo de hielo le recorria la espina dorsal de arriba abajo y de abajo ariba. /Ca-r.mbal —grt6 el gigante a la ver. que aba un piso hocia delante y se frotaba las manazas—. {QUE nos hemos trafdo? ‘Su vozasréa resoné contra las paredes de ta ccueva come tn trueno ensordecedor. EI GGB y El gigante aga a i temblorors Sofia con una iano y la dey sobre la mesa ai Abora me comerd>,rpiti ani, EY Siganton se sents tn sila Contempt a Sofi. Sus reas eran den tama extraorinaies Ce data ten ae dimensiones de uns fs Go Carin, 40 dasto parce poder moverias cin dente’) hacia fern seginquision “E'@ ex hambenta! —brem o} wigan, y al ésbosar unt homie sonvsaensené nos dicate gran doves ycundrados. {Los tenia may blancos ¥ muy igutes, y puestos cx su oes parectan tremendasvebanadn fe pan de iP. por favor, no me comast —batbnced la pobre Soff El gigante old una carcajada strona —iJustamente, por yo ser gingante, ya crees ue yo 65 un avoféfano! voces, Pero tenes rex6n, porgue todos los gingantes es antoféfagos y asasinos, isi! ¥ poden devorar aun pequefio guisanie humano, TAqut, nosotros es en el Pats de los Gingantes! Por 0: das partes hay gingantes. Abt fuera, cerca, vive el fa mioso gingante Ronchahvesos. ¥ ese gingante se zamopa ‘cada noche dos de esos guisantes humanos, tan imblo- ” rosas, para cenat. Huy, qué ruido hace! El . SALTO AL RlO DESDE Un PURNTE MUY ALTO Y ARRASTRO A MI MAESTRO HASTA {LA ORILLA LE DOY UN BESO «FUNAL».. =i beso qué? —pregunts Soffa. Biden des de serbian cabeza poco 1 poco, Sus ofs se posaron en la nia, Pome. ate die otra ver“ hablé con calma— que yoymunane wnat dea a ese So ee Fnias Ya lo se. Hago lo que puedo. Ti es una nia muble pero secuerda que tampoco es una sabelotoso, PSPS steno ~“se exci pena, Tenes san, Soy ny incorecta, al coreg tan Ecos la miré durante un rato més, y Iweg0 volvi6 bajar la cabecs para proseguir su tres. sbime ahora sincertmente.—-rog0 Soffa— td me hubleseesoplado ese such en tm éormaonio ans yo donmfa, foe vera baba sonado que salva~ ava int macstro de morir ahogade saltando desde el mente? ings cosas. TE gigante dej6 su lapiz y acercé una de sus cenormes ores al tro de video, Escuch6 atentamente ‘rane unos treiua segundos. IniSit —~tijor haciendo solemnes gestos de afiemacion con la cara. Este suctio continéa muy raueble,y iene un final la mar de felizoso. apradsblt como termina? —quiso saber Sofi {Cuéouameto! (Outer Sonarias que, a la maftana siguiente de salvar ‘atu macstro de morir ahogado en el 0, egabas a la 3 escuela y vefas a los quinientos alumnos sentados en el Stina de sctos, y alt estaban también todos los maes- tor, y el director e levantaba y decta «jQuicro que to- dda a escuela dé tres vivas en honor de Sofla, por ser tan. Yaliente y haber ealvado la vida a nuestro querido pro- {esor de mateméticas, el sefor Figgins, que eay6 al rio ‘al ser empujado sin querer por nuestra profesora de « gimnasia, Ia eefiorits Amelia Scott!» Y entonces, todo €l colegio grtaba como loco y exclamaba «jBravo, bra- Vols, ¥ a partir de ese momento, aunque tus sumas s3- Tieran todas embrulladas y como una enredadera, el £=- flor Figgins siempre te davfa 1a mejor nota y escribirfa ‘ - iHlay sues distintos para los nos y las nic ast —quiso saber Soffa, ;Naturalmente! —contest6 el gigants—. Si oy et suaito de tna nia a ua no, una sea clive 4, el no dispiertaria pensando: ils rindi» St, de un ni to creo —asintio Soft, —Mira: todos estos tarros contienen éuefios para nial dijo el cos. Puede leer un suetio para nifios? —Ciaro que sf —respoadis el Cad, y alzs a la ‘Pequefia hasta un estanie mae clevado. La ctiqucta del {arto mids proxi deci Mo «ts» HACIENDO Yo sso un «estUPEnDO® rane woras venresh, ¥ CUANDO MLAS POND, Foto Ean rom tas ants Deka wcUchian 9 CRA ‘Tetwo¥ siscienpo» ror OT LADO GUANO a80A Miemana noon ¥ ae rows omits {Que haces Ii axon fom EL TechO?esY Yo mmo hin Nowe 86 Yy asunniow ¥ DIGO: «YA TE “AVIRT{” QUE ME HActas LTREPAR POR LAS PAREDES. jPUES, YA LO HAS LOGRADO! este « ments Sofla “ ets chicos no pensarfan lo mismo —repuso {el gos, con una sonrisa—- Es otro campanillo. ¥ por Shora creo que bas visto bastante, ;n0? “ Bejame ler ott seo para nifos! —supli 6 Sofia, a etiqueta siguiente rezaba i ‘me parece un poco tonto —co- EL «TELIFONO> SUENA EN NUESTRA CASA Y MI PADRE COGE El. 'Y SE YA MI PADRE SE LE SALEN LOS ““HOIOs” DE LAS ORBITAS ¥ ENTONCES ES CUANDO O1C0 SU \VOz QUE DICE: »"LEBANTATE" GANDUL O "YEOARAS” TAR= DE ALAESCUELA® —iBah, los chicos estén locos! —coment6 So- fia—, Déjame leer este otro sueto. ‘Yo «85» TOMANDO UN BARO ¥ DESCUBRO QUE St [ME «APIETO™ CON FUERZA LA BARRIGA SIENTO «HALGO™ ARO Y DE PRONTO NO ESTAN MiS BRAZOS NI MIS QUE EL. JAWON FLOTA EN EL AIRE, PERO DESDE LUEGO NO ME «E> ‘Y GRA: «{DONDE BSTAS CACO?» Y YO DIGO: «AQUL» ¥ 1 ice: «DONDE? ¥ ¥O «DUELRO» A DECIR Y £1 «BUELBE® A DECIR: «{DONDE?» Y EL DICE: <{MIRA EL “IAVON” QUE FLOTA SOLO EN EL AIRE!» ENTONCES ME APIETO> OTRA «BEZ» LA BARRIGA Y OTRA BEZ «ES BIS DBLE>. MI PAPA NO SALE DE SU ASOMBRO ¥ DICE: DE MA- [NERA QUE CUANDO LA Y LA FLOTAN- Do A dt Y «AGO»! « QUE NADIE LO FUEDE DEIAR. EN CUANTO «AS» L100 Tr PRIMERA sLINIA> LO ENCUENTRAS TAN «ITIRINSANTE® (QUE KO PUEDES PARAR ASTA® LA ULTIMA «PANDA. EX TODAS LAS «CIUDACES» LA «IENTE ANDA® CHOCANDO POR Tas CALLES TORQUE «A® CON LA CARA «UNDIDA® EN MI [inno ¥ LOS «DESTINTAS® «ITENTAN® EMPASTAR LAS MUHELAS® AL MISMO TIEMPO QUE «LEN® PERO NADIE ‘Tkcw CASO PORQUE TODO EL MUNDO «LB» EN EL SILLON ‘aL ebesTIITA®, LOS «AHUTOMOBILISTAS LEN> MIENTRAS ‘CONDUCEN Y NO «AY» MAS QUE CHOQUES EN EL PALS. LOS. SCUURANOS LEN» MIENTRAS OPERAN Y LOS PiLOTOS ‘Siin ¥ eYEBAN® EL «ABION» A TOMBUCTO EN «DEZ> DE. ‘ZiLonpres. Los sFUROLSTAS LEN» EL LIBRO MIENTRAS. JIUPOAN PORQUE NO LO PUEDEN DEJAR ¥, TAMBIEN Los EATILETAS» OLIMPICOS MIENTRAS CORREN. TODO EL MUN= 10 QUIERE Sanen QUI PASARA BN Bl LIBRO ¥ CUANDO “Sven aD nh buh ta wera” ba Sok Masih ¥ bien Ue ite saisTOe Mi CunreNso be ebseRer, 5oS» ¥ QUE Mi «HORTOORAPIA® €5 «OISASTROSA 2st son as nora. cate cae Bueno, jbasta ya! —decide et con— Ha pillones de suefios, ‘a mf ya me duele el brazo i. tanto sostenerte. mo - orc “« aaTGUd ean aquellos otros ares? — preg Sofie gPorqué tensa unas ciqutas tn poqeeten? Been ste rs ties om — ro sve damon nergerte pars cobs oo yatta paratncer nro anne Fido eases una ejenda? —pdié Sota Ex paciente Bonachon la lev hasta donde esta- ban aguas as Laine ye rept ss on ‘YO «x5» SOLO UN NIKO DE OCHO AROS PERO YA ‘TENOO UNA «ERMOSA® BARDA ¥ TODOS LOS DEMAS NISOS ‘Yo PUEDO SALTAR DESDE 12 Desde los interiores del palacio Hegaron hasta ella tenues ruidos, sin duda producidos por el persons {Se limpieza. YY entonces, repentinamente, oy6 detrés de las cortinas la vor de ia dama dormida, Sonaba wn poco confusa, como acurre cuando alguien habla en suefios. “Oh, no..1 zNo hay quien les detenga? ;No les dajen haceilo.i {Es horrible! Eso no se puede tole- ‘at 108, qué espantol {NO, por Dios, no..1 ‘cLa reina esté sofiando —pens6 Ia nia. (Tie re que ser una pesadilla tremenda! ‘Siento que la pobre hhaya de pasar un rato tan malo, pero es preciso.» ‘Siguieron unos gemides, y luego volvi6 a impe- rarel silencio. ‘Sofia esper6, Luego ech6 una mirada por enci- ima del hombre, Seria terrible que el hombre que reco~ {ria los jardines con su perro la hubiese descubierto. Pe- 1 fuera no habfa nadie. Una pélida neblina de veran'0 Cubria todo. El jardin era enorme y muy bello, con un {gran lago de curiosa forma en su extremo, En medio det ‘Sgua surgia una isla, y a su alrededor nadaban los patos ‘En el interior de la habitacin, detrés de as cor tinas, Soffa oy6 entonces lo que s6l0 podia ser una tla- ‘mada a la puerta. Not, también, que el pomo era gira- {do. Alguien penetré en ia alcoba. Buenos dias, Majestad! —dijo una mujer. Era la vor de una persona ya mayor. Hubo una pausa, y luego se percibié un suave tintineo de porcelana y eubierts de plata —{Quiere Su Majestad la bandeja en Ia cama, © sobrela mesa? a TTAy. Mary! jAcaba de pasar algo horripi- ante! [Era una voz que Sofia habfa escuchado muchas veces por radio y televisién, sobre todo en Navidad. Una voz muy, my conocidal {De qué se trata, Majestad? 123 He tenido un suetoexpantoso, (Una auténti- a pesaiit “Lo siento, Majestad. Pero no os angus ‘bora ex de diy todo pss. Slo fe un sucon 2S; Sate fo que soe, Mary? (Que los fos y tas nits duos intetnadonefantavanesdos de sus oi mitorios y devorados vivos por unos gigastes mons + trucos! Los gigantea med sus brasot por as nts tas y again sles pobreserlaturts cin los dee, {Un mont de nits. desputs un montén denis. {Poe todo tan vivid Me parce tan rea, Maryot ‘St prodajo un lene. Sots esperd Terblaba dz exeitcibn. Por qué aguellspausa? {Por qué node fa nada Ta doncelat GLEE Ql coue, Marj! —aljoentonces a vor “Oto silencio. Mags ces tan como un stbana (Te Hubo un repentno cataeracy rido de porcela aso, To qu slo poi igificar ue Ia dona Ba. bi jada dae a bande. = iMary! ~~exclams la vor conocid, con cer ta seveidad-~ Creo que debs sonar en sguida. Pa. ‘ee que te vas a deamayart [No ha de afetane tanto ‘ha pada eutida pr ml No. no es ca larzén, Maestad —tabucis 1a doncela, otninada pore tembio, ““ebtoncea, foul ex? -quiso saber ta rein Lament fo de a bande}, Majestad. serps Ba ipa. 4 einem bag, to que te hizo dejaia caer? [Pr qué te puiste blancs como un fabieama de repente? Su Majstad todivis na ha visto los pei cos, verdag Sota pared al toiro do (a perebié el susuiro de unos papeles que eran entregados a la reina. ran 124 Es... come el sueio que vos tuvistels, Ma- jestad.. —jBah, Mary! No me vengas con bobadas. eDSnde ests? "En primera pégina, Majestad. Ved los gran- des ttalares, mo? Qué? —jades Ia vox famosa—. iDicciocho niflas desaparecen misteriosamente de sus amas del intemado de Roode! {¥ eatorce ninos desapa- feeen de Eton! ¥.. 10 que es peor... debajo de las ven- tanas de los dormitorios se han haliado huesost Hubo una pausa, esta vez puntuada por unos s0- nidos entrecortados que emia la voz conocida, ala vez fue el atieulo del periddico eta leldo y digeride. “IEs horroroso! —exclamé la voz de ia sobe- rana—, jEsealofriante! Huesos debajo de las venta- fas] {Qué pudo suceder? ;Pobyes eriaturas! ‘Pero..iMajestad! No veis, Majestad, quc...? —aNo veo que? =2Que esas criaturas fueron robadas casi exac- tamente como vos sofasteis? . Fue Ia ‘ina quien, con su admirable taco y buen sentido co- ‘in, solucioné el problema, Prcuchs, CoP dijo. ;Pucdes decirmos nde est nso menos el Pats de los Giganes? “No, Manjests No tengo nl ina jen tal caso, todo sera indi! —exclamé el several de los Ejector. S75 que todo esto es rdfcul! —no puto con- tenerse el marital del Are, “No debs renuncir tan pronto —intervino ek ‘au con vor tranquil Al primer ostanculit, Ya pond a gitar conto at os despanchurrunasen, ‘ gencral de ts Ejrcton estaba ten poco cos tumbrado # os insaltos como el marigel del Aires Por {emio, su cara emper6 a hincharse de Tura, 438 melt Tins adguiieron pronto el aspcto de dos tomes roa —IMajestad! —protest6—. ;Tratamos con un chifado, y'yo no quiero tener nada mis que ver con es ta ridicuia operacida! ‘La reina, que ya conoefa las rabietas de sus al- {0s militares, le ignoré por completo. —08 —dijo—. Explica a estos dos seftores ss bien carentes de fantasia lo que tienen que hacer. “iCon mucho gusto, Manjesid? —contest6 Bonachn—. |¥ ahora escunchadme bien, presumidos patochanes! Los dos militares comenzaban a crisparse, pero ccontinuaron cuadrados. 18 Yo no tengo ni la més burrosa idea de dénde cesté el Pais de los Gingantes —admitio el ooh—. Pero ‘S€ que, galopando, Iegaré. Cada noche voy y vengo para echarles susie 4 los nifios. Conozco muy bien el Camino. Ast que toda To que tenéis que hacer es poner fen el aire los nueve bellmpdmperos y que me sigan ‘micntras yo gatopo. = Serd muy largo el viaje? —pregunté la ina. —Si"talimos ahora ——contesté el Gob, Hega- ‘remos cuando los gingances hagan Ia siesta. “TiEstupendo! —exclam6 la reina, y dirigién- dose a los dos militares, aiadié—: ;Preparsos para par- {ieee inmediatol IE jefe supremo de los Ejércitos, bastante enof 40 con toda el asunto, grun: “Esté bien, Majestad, pero... qué haremos con esos nueve monstruos cuande les tengamos aqui? *TNo padezeas por eso —respondié Ia sobera- na—. Ya estaremos preparados. ;¥ ahora no perdis, tiempo! Si a Vuestra Majesiad le parece bien —dljo Sofia—y me gustaria ir con el Ga, para que no esté tan alo, ZY dénde has el viaje? En su oreja —Ia respondié ta fasela, aaa! Bonachén bajé de su elevado asiento y toms « Sofia entre sus dedos. A continuacién movié la enorme foreja derecha, poco a poco, hasta que la tuvo paralela Suelo, y entonces colocd cuidadosamente a la nifia en lla, 36 Los jefes de los Ejércitos de Tierra y de las Fuerzas Aéreas permanectan boquiabiertos. La feina, en cambio, sonrets. "SRealmente eres un gigante maravilloso —le dijo. —Manjest —habé entonces el oce—. Quiero pediros un favor muy grande. 149 Beran P FIR nos, Slmpiner se cae Sih tales caesar a SSE ne win iordacoa P Ea capture 1% {A lo largo de tos af, el co8 habia hecho miles injes desde et Pais de los Gigantes a otros lugares y versa, pero ninguno podis compararse con el que hhacfa ahora, con neve helicépteros zumbsndole enci- ‘ma de la cabeza, Tampoco habla viajado nunca en pleno la, porque no se hubiera atrevido, Ahora, en cambio, la ‘cosa era distinta. Lo hacfa por la mismisima reina de in- licpteros tronando en las alturas, la gente se detenta, ‘deseoncertada, proguntindose qué era aquelio. Nunca se habla visto nada semejante, ni se volverta a ver. Be wer en iano, oy pilots os lite. ros distingufan fagazmente a una nis con gafas, senta- da en la oreja derecha del gigante, que les saludaba con amano. Bios siesapre respondian, claro. “Aquellos pilotos no salfan de su asombro ante Ja velocidad del gigantén y el modo en que saltaba por cencima de anchos ros y grandes edificios. ‘Mas ain no lo hablan visto todo. —iProcurad no apartaros de mi! —grit6 el ‘008. Voy a correr como un relampisssimo... Entonces, el Gran Gigante Bonachén pasé a su famosa marcha maxima, y al momento salié volando ‘como si tiviera resortes en Tas piemnas y cohetes en los, ‘dedos de los pies. Trotaba volando por encima de la tic 151 rma de una manera incretble, sin tocar apenas el suelo, ‘Como ta vex anterior, Sofia tenia que acurrucarse en 1a, ‘euenca de la oreja para no ser bartida por el viento. Los pilotos de los nueve heliespteros compro- Daron, de repente, que quedaban atrés. El gigante tba ‘mucho mas aprisa que ellos. Dieron Ia aceleracisn mé- xxima a sus aparatos, pero adn asf s6lo conseguian man fener a duras penas la velocidad det cor, En el primer helicépiero iba sentado también el Jefe supremo de las Fuerzas Aéreas, Tena un atlas s0- bre las rodillas y sus ojos iban constantemente del libro al terreno que Sobrevolaban, intentando descubri hacia, ‘donde les Hevaba el gigant, El mariseal no haeta més {que volver péginas y paginas. —=zAd6nde demonios vamos? —gritaba. “No tengo la menor idea —contest6 el plo- to—. La reina dio orden de seguir al gigante, yes lo que hago. Este piloco era un joven oficial de espesos bigo- tes, Estaba muy orgulloso de ellos, no le temfa a nada y, ‘ademés, era un entusiasta de las aventuras. 'Y el ynelo ordenado por la reina constitu, des- {de tuego, una aventura formidable, : Es interesante conocer sitios nuevos —dijo, —¢Sitios nuevos? —bram6 el jefe—. :Qué * diantre quiere deci, con esto de sitios nuevos? “EI jugar que ahora sobrevalamos no esté en el ailas, verdad’? —observé el piloto con una sonrisa: —jMaldita sea! {Claro que no esté en el atlas —voced el jefe—. Ya hemos legado ms alld de 1a ‘ima pagina! Espero que ese gigante sepaa dénde nos con- duce—dijo el joven piloto, Al desastre, es adonde nos conduce! —rugié cl jefe supremo de las Fuereas Aéres, temblando de Sentado detrés de él estaba el jefe supremo de _ los Bjércitos de Tierra, igualmente asusiado. 132 —1Quiered-d-decr que hemos salido de tas? —exclamé, nclinindose hacia delate para ver el iro mG eso mismo quiero deci sf grt el de as Fverzas Adress jCompmuchslo usted mismo! Aqut es tie dino mapa ds este lamant alas, hemos ado Lal hace mis de ua hora jade, volviendo ia hola. “Como en od. 1s aia al final habia dos pégi- nas totalmente en Blanco im*Debeinos de estar por aqu—agrees, ponien dio e dedo en uno de exosexpacios vactos 0 [Ove sipnficn

You might also like