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Hemos escuchado las estadísticas, leído los artículos, incluso lo hemos visto en nuestras propias
congregaciones. Los adolescentes están saliéndose. Las estadísticas afirman que el 70% de los
adolescentes dejarán de asistir a la iglesia después de graduarse de la escuela secundaria. Como
adolescente que creció en la iglesia, he tenido un asiento de primera fila en este éxodo masivo. No
soy experta, investigadora, o pastor, pero sí estoy en las trincheras de los adolescentes. Hay muchas
razones por las que los adolescentes abandonan la iglesia, desde la hipocresía hasta el legalismo o
la presión de los compañeros. A pesar de estas luchas externas, sé que no tiene que ser así. ¿Cómo
lo sé? Porque soy una adolescente. Y sigo en la iglesia. He luchado con los mismos problemas que
muchos adolescentes dicen tener. Pero he tenido una base firme: la enseñanza sólida y las verdades
bíblicas que me han ayudado a resolver preguntas y dudas, y a fortalecerme a través de la lucha.
Lamentablemente, no todos los adolescentes han tenido mi experiencia. En lugar de verdades
bíblicas no diluidas y teología concreta, muchos reciben un mensaje diluido. Están siendo
entretenidos en el grupo de jóvenes, aislados de seguidores de Cristo más viejos y más sabios. Se
sienten atraídos por fiestas de pizza, juegos, y programas, pero se retiran con los temas candentes
de sus corazones aún sin respuesta. Los juegos y los tiempos de diversión nunca fueron lo que me
mantuvo en la iglesia o me ayudó mientras luchaba contra la turbulencia de mi adolescencia. En
cambio, fue la verdad empapada en el evangelio la que me hizo regresar. Al recordar mi propia vida
y mis interacciones con otros adolescentes, he descubierto cuatro temas centrales que necesitamos
escuchar que nos ayudarán a mantenernos fuertes en Dios y enraizados en la iglesia.