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Problemas de aprendizaje Waser Jana Ruth Najles moramea ANA RUTH NAJLES PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS Serie Tri Inova) EPISGIO# ER Buenos Aires, 2008 Worama EDIRIGN EM © GRAMA ediciones, 2008. Fondo de Ia Legua 2467, Edif. 3, Dto. 40 (1640) Martinez, Pcia. de Buenos Aires. Tel.: 4743-8766 © grama@gramaediciones.com.ar http: / /www.gramaediciones.com.ar © Ana Ruth Najles, 2008 Najles, Ana Ruth Problemas de aprendizaje y psicoandlisis - 1a ed. - ea. Reimp. - Buenos Aires : Grama Ediciones, 2009. 120 p.; 14x21] cm. ISBN 978-987-1199-67-9 1. Psicoanidlisis. I. Titulo CDD 150.195 Disefio de tapa: Mario Merlo (mario@kilak.com) Hecho el depésito que determina la ley 11.723 Queda prohibida Ja reproduccidn total o parcial de este libro por medios grdficos, fotostdticos, electrénico o cualquier otro sin permiso del editor. IMPRESO EN ARGENTINA DisTRIBUYE EN Espana: CaNoa Eprrorial. + Teléfono / fax: 934 242 391 cannseditorial@yakioc.cs DISTRIBUYE EN BRASIL: Livro MzRcapo-AGENCIA LTD. * Belo Horizonte - MG Tel/Fax: 31) 3223 6444 Rio de Janeiro - RJ Tel/Fax: (21) 2547 3600 comercial@livromercado.com.br indice Gustavo Dessal L. gDe qué hablan0? «........:.eecsseecreccseecesenmeseeersaneessesees ® Elsujeto del psicoandlisis: sus diferencias con el individuo —el yo-, la persona, y el ser hablante e Psicoandlisis y derecho © Un caso: Sobre la tristeza y la inhibicién 2. Educar, gobernar, psicoamalizar..............00-s-e teen ¢ El discurso como lazo social ¢ Las profesiones imposibles: gobernar, educar, psicoanalizar 3. {Fodos consummidores! .............ccccessecsessnecseesreseseesieescees * La politica del mundo global. * Qué se dice cuando se dice “nifio”? ¢ E falso discurso del capitalismo 4, La evaluacién generalizada e Elavance de la ideologfa cientifica y las segregaciones renovadas ¢ La ideologia de la medida: la evaluacién generalizada e Lademanda de evaluacién « El discurso universitario y la burocracia 5 Inhibicién, sintoma y angustia...................---001e * Angustia, inhibici6n y sintoma ® Laeleccién forzada: debilidad mental o locura 13 31 43 57 67 6 ANA RUTH NAjLES 6. gQué piden los padres? .............sssesccssessecsssassisssssuseesseeee 77 * La demanda de los padres * Los padres en la cura éCon qué objeto se habla? Lalengua crea el parentesco La funcion paterna, funcién de sinthome 7. gQué pide la pedagogia? .........esssscssccsssssssssscsesssseeeeeee 93 Presentacién * Demanda de ios educadores : . Poscoanalista fre nte a la demanda escolar Este libro es producto de un seminario dictado en octubre de nm ejemplo clinico 2006 en el marco de Ja Maestria en aie on mencicn sn Clini : oe i i télica de Santiago 8. Um sintoma modermo: el fraca80 eSCOlar .eccsceecescocc......+ 99 G ca Psicoanalitica de 7 ee — Guerrero de ee * Qué significado darle al término fracaso? la oportunidad de realizar este trabajo. Asimismo agradezco la El fracaso escolar como respuesta de lo real colaboracién de los integrantes de la sede de Ja NEL-Guayaquil. a * EI DSM IV: del sintoma a los trastornos * Del sintoma social a la revelacién de lo singular de un ser habiante, o de los trastornos de aprendizaje al sintoma 9. Psicoandlisis y pedagogia, o “no hay pedagogia analitica” .......csssssssssssssssessssscsssceeees 3 10, gQué lugar para la accién lacaniana OM el Laz0 SOCIAL? «sesso sssesessceereeccssnstessscesscssasssessesssneeees 115 Prélogo La afirmacién de Jacques-Alain Miller de que “no hay clinica del sujeto sin clinica de la civilizaci6n”, afirmacién que comple- menta su ya célebre “no hay clinica sin ética”, es la guia.inspira- dora de todo el recorrido que Ana Ruth Najles nos presenta en su Ultima obra, Problemas de aprendizaje y psicoandlisis. En el fondo, se trata de la certidumbre que acompafié a Lacan duran- te toda su vida y su ensefianza: ser freudiano implica no desen- tenderse del horizonte de la época que a cada analista le toca vivir. La nuestra, lo sabemos, estd cargada de malos presagios, no solo para el psicoandlisis, sino para un modo de pensar el ser, lo cual es mucho més grave. Porque si bien podemos estar seguros de que lo real del sintoma siempre acabaré imponiéndose a cual- quier sistema de domesticacién, nada garantiza que la demanda siga encontrando el camino hacia la escucha analitica. La ideolo- gia cientifica, que es la ideologfa de] ente, es el nuevo espejismo en el que la era actual quiere reflejarse, y nada puede detenerla. Hace pocos dias el Ministerio de Sanidad espafiol anuncié la creacién de un Banco de Cerebros que acoger4 donaciones de _ dichos 6rganos, destinado a la investigacién de las enfermeda- des mentales, y que estard dotado de un presupuesto varias veces millonario. Que nadie se asombre de que esta empresa delirante y reaccionaria esté promocionada por un gobierno socialista. La “politica de las cosas”, como denomina Jean- Claude Milner al programa de aniquilacién de 1a politica y su paulatina sustitucidén por el totalitarismo de las leyes del merca- do, ya no conoce diferencias entre la derecha y 1a izquierda. Es por ello que solo desde una perspectiva psicoaralftica pueden postularse unas bases para repensar lo politico, rns alla de las 10 ANA RUTH NaJLes categorfas tradicionales que se disuelven en el caldo infame de la globalizacién del sufrimiento. La Historia, ese discurso que nos hace creer que la historia tiene algiin sentido, nos devuelve en Ja actualidad una tremen- da paradoja. Como nos lo recuerda este libro, “madre”, “padre”, “nifio”, no son otra cosa que significantes, como lo son también “hombre” o “mujer”. No designan ninguna esencia, sino tan solo posiciones referidas al discurso del amo. Constituyen polos de significacién en los que sedimentan los restos de la cultura, sem- _blantes que organizan la distribucién de los goces y las palabras. E! nifio, esa majestad que reina sobre el narcisismo de los padres |para mayor gloria de su desesperanzada falta en ser, es un pro- ducto de Ia Ilustracién, como demostraron los estudios de Philip Aries y otros autores. Producir ese nuevo significante amo cons- tituy6 sin lugar a dudas un avance en la civilizaci6n, una con- quista que debemos a la cultura occidental. Basta con echar un vistazo hacia aquellos.lugares del planeta que no han conacido ese salto de la historia para advertir que las desgracias de los nifios se inscriben en un modo de lazo social que desconoce el concepto de irifancia. El nifio en la India, en el Africa subsaha- riana,én amplias regiones del sureste asidtico, comparte el \mismo destino de desecho que sus padres. La paradoja de Occidente es que tras haber extrafdo el significante nifio del dis- curso, cre6 las condiciones para que los adultos desaparecieran. Después de un breve respiro de la Historia, los nifios de occi- dente vuelven a estar abandonados, porque sus padres, conver- tidos ellos también en nifios inocentes, ya no saben qué hacer con sus hijos. . En la época en la que yo mismo-era un nifio, y para expresar- Jo en el lenguaje al uso de aquel entonces, tarde 0 temprano debfamos enfrentarnos a la temible pregunta: “Y vos, zestas avi- vado?”. Estar “avivado”, en esa época, significaba basicamente dos cosas: 1) que los Reyes Magos eran los padres; 2) estar ini- ciado en los misterios de la castracién. En suma, estar “avivado” era una forma de interrogar la relacién del sujeto con el matema de A tachado. ;Qué significa en la actualidad “estar avivado”, cuando sabemos que los Reyes Magos son los nifios, reyes sin reino ni blasones, abandonados al capricho de su demanda, y que la castracidn es una probabilidad evitable? Preguntémosle a Ana Ruth Najles, preguntémosle a su nueva obra, que no solo se PROBLEMAS DE APRENDIZAJE ¥ PSICOANALISIS 11 ocupa de examinar al sujeto en tanto significante nifio en la pos- modernidad y en Ja cura analitica, sino también de examinar cuales son los compromisos que un analista debe tomar en el lazo social para que su accién pueda afiadir al menos un peque- fio obstdculo a la tremenda idiotez que se apodera de Ja civiliza- cién. Porque si Hanna Arendt (otra Ana) supo demostrar que la banalidad es el rostro del Mal, nuestra época nos devuelve la idiotez como faz del Bien, de ese Bien Comuin que los tecnécra- tas, los polfticos, los economistas y todo ese gran ejército de expertos y peritos sin vergiienza nos presentan como programa de la felicidad universal. A través de numerosas referencias teéricas y Clinicas, extrai- go sin permiso de la autora una tesis que ella podra aceptar o Tefutar, pero que en cualquier caso no habria sabido iluminar sin la lectura de su libro: se ha vuelto un lugar comiin Ja idea de que, Fors nifio, el deseo eee apa Se eee el cial Ta mevitable pregunta Que vuoi? se erige temblorosa y definitiva. Ahora es necesario invertir la direcci6n, y reconstruir Ja Iégica que el psicoandlisis con nifio: lantea: el deseo, el “enignatico deste del Otro, es el deseo del Nifio. Lejos de Hi es de His majesty the baby, el nifio como falo soberano, se trata de llevar la cuestiOn hasta él limite en el cual el nino se nos aparece como unheimlich, como lo verdaderamente Otro, como Jo imposible de subjeliver or lx demands parental Es To-que Najles lenomina “saber con qué obj ablan los padres”, cual es el referen- te real de sus dichos, en lugar de sucumbir, como analistas, a la horrorosa fascinacién de la escena primaria que nos es puesta en bandeja cuando recibimos a los progenitores preocupados por sus hijos. _ En la era de Ja inocencia (véase La tentaci6n de 1a inocencia de Pascal Bruckner, Anagrama, Barcelona, 1996) em la época del sujeto-victima, la .posicién del analista no resulta facil. Desde que Freud nos brindara su pequefia vifieta clinica conocida como “el caso Emma” en el “Proye r6- logos”, ha pasado mas de un siglo. La pequefia Emma, a quien Freud consideré responsable de volver a la tienda del pastelero seductor en bisqueda de una satisfaccién que muchos afios des- pués le retornarfa bajo la forma de un sintoma, ingyesaria hoy en dfa en Ia categoria de victima de acoso sexual, y posiblemente formaria parte de un programa de algtin Instituto de la Mujer 12 Ana RUTH NAJLES destinado a Ja degradacién del falo. Por supuesto, no se trata de desconocer que el nifio es, ante todo, un objeto, un obie le inn: pao La A Ee o, mds bien lo ultimo en demasiadas ocasiones. Pero lo que Ana Ruth Najles nos enéefia a lo largo de sus capftulos es que en la cura analftica.el sujeto es siempre responsable de su ace, mas allé de su edad, lo que no significa olvidar que también puede Ser_victima de Ja oscura voluntad del Otro. E] nifto enloquecido, el nifo tonto, el nifio triste, el nifio “fra- casado”, y tantas otras figuras de la desdicha del hablanteser son deconstruidas en este libro para devolverle al sujeto la dignidad del inconsciente. Ese sujeto que la modernidad ha reducido a la bulimia de la mercancfa esté enfermo. No solo enfermo del len- guaje, como lo ha estado siempre, sino enfermo del deseo, Esa enfermedad, el wnico valor que la globalizacién volverd auténti- camente universal, no tiene cura. Por eso la religién catdlica tiene el porvenir asegurado, porque no habré otro camino que la culpa para poner un freno al desprecio moderno de la castracién. Entre ciencia y religion, si acaso una pequefia hendija de uz es posible abrir entre tanta oscuridad, el analista de hoy tiene tam- bién su responsabilidad. Digamos el de hoy, porque no sabemos si en el futuro podremos decir, como hace veinte afios lo anun- ciara Michel Silvestre en el titulo de su libro, “mafiana el psicoa- ndlisis”. Gustavo DEssaL Madrid, febrero de 2008 CapiTuLo 1 ~De qué hablamos? El sujeto del psicoandlisis: sus diferencias con el individuo -el yo-, la persona, y el ser hablante Las manifestaciones del sujeto no deben ser confundidas ni con la persona, ni con el individuo, ni con el ser hablante | parlétre del que hablaba Lacan- ya que sujeto, persona, individuo y parlétre son cuatro nociones diferentes para el psicoandlisis. Ya en su seminario del afio 19541 Lacan aborda el descentra- miento freudiano del sujeto, verdadera revoluci6n copernicana, a partir del descubrimiento del inconsciente. “El inconsciente esca- pa por completo al cfrculo de certidumbres mediante las cuales el hombre se reconoce como yo”. C lo que es lo mismo, el sujeto no se confunde con el individuo. Es por eso que Lacan puede hacer suya la f6rmula de Rimbaud, segiin la cual yo es ofro. Tal como Jo afirma Lacan, para situar estas diferencias hay que “servirse de la distincién de planos y de relaciones expresa- da por los términos imaginario, simbdlico y real’. Al decir de | Lacan, “Freud descubrié en el hombre el peso y el eje de una subjetividad que supera a la organizacién individual ~el yo-en tanto que suma de las experiencias individuales, ¢ incluso en tanto que lfnea de desarrollo individual. El da una definicion posible de la subjetividad, formuldndola como “sistema organi- zado de simbolos, que aspiran a abarcar la totalidad de una experiencia, animarla y darle su sentido”? 1 Lacan, J.: El seminario, Libro 2, El yo en la teoria de Freucl y en ta técnica psi- coanalitica, Capitulo I, Paidos, Barcelona, 1983. 2 Ibidem, Capftulo ill. 3 Ibidem, Capitulo IV. 14 ANA RUTH NAJLES Esto nos permite afirmar que el inconsciente es ese sujeto ignorado por el yo. Para Freud, el nticleo de nuestro ser no coin- cide con el yo. El yo es definido por Lacan como un objeto par- ticular en el interior de la experiencia del sujeto, objeto que cum- ple una funci6n imaginaria. Es asf que el yo como unidad, junto con Ja conciencia como ilusién, pertenecen a la dimensién ima- ginaria. “La conciencia es algo que se produce cada vez que tenemos... una superficie tal que pueda producir lo que Ilama- mos una imagen”. .. Es por eso que mas tarde Lacan definiré al yo como la imagen del cuerpo, como imaginario, en tanto unidad anticipada, en tanto imagen unificada que nos viene del otro, pero no sin la interven- cién de um fercero, que Lacan ubica en el inconsciente —sujeto-, y que constituye el orden simbélico 0 significante como tal. __ Es el estadio del espejo el que sittia ese momento de consti- - tucién del sujeto y del yo por la via de la imagen anticipada como-unidad en el espejo y la mirada del Otro portador de las palabras. Eso quiere decir que el ser hablante se constituye en tres dimensiones, a las que Lacan denomina, también, las man- siones del dicho, jugando con la homofonta del término en fran- cés —dit-mentions, dicho mansiones-. En tanto, la persona es un término del lenguaje comtin que se usa genéricamente para hablar de un individuo humano. Lacan ligaba ese término con el de mdscara para dar cuenta de su rela- cién con el semblante en tanto éste participa de lo imaginario y de lo simbélico. . En cuanto al ser hablante, es la consistencia que, al decir de Lacan‘, “se fabrica, se inventa. En este caso, es el nudo en tanto que se lo ha trenzado”. Esto significa que el ser hablante se cons- tituye por el anudamiento de las tres dimensiones, imaginario, simbélico y real, a partir de una cuarta cuerda, la del sintoma que anuda a las otras tres. El ser hablante supone, entonces, la toma del viviente por el significante que produce el aconteci- miento de cuerpo -sintoma como acontecimiento de cuerpo. En funcién de ello, los diferentes estados del ser hablante deben ser considerados con respecto a su posici6n discursiva '-telaci6n entre el decir y el cuerpo-y no en relacién con etapas .de “desarrollo” cronolégico. La consideracién de Jas etapas de 4 LACAN, J.: Seminario 22, RSI, clase del 11/2/75. Inédito. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PsICOANALISIS 15 desarrollo cronolégico es el modo en que se situa al hombre desde las distintas manifestaciones del discurso del amo: el dere- cho, la sociologfa, la pedagogia, el discurso social en general, que determinan, por ejemplo, que un nifio es alguien que tiene menos de once o doce afios; un ptiber, de los diez 0 doce hasta los catorce; un adolescente, de los catorce a los veinte, etc. E] derecho decidird sobre la minorfa de edad respecto a dere- chos y obligaciones en determinadas edades que dependen de las leyes de cada pais. Pero, en todos los casos, el criterio es siem- pre el desarrollo cronolégico. Debemos agregar que, ademés, en la mayor parte de los paises, la decisién sobre la minoria/ mayo- ria de edad desde el punto de vista juridico ha sido hecha hace mas de un siglo. , Entonces, podemos afirmar desde ya que la cronologia del desarroilo evolutivo poco tiene que ver con la temporalidad del sujeto del inconsciente regida por la funcién de la prisa, como llama Lacan al momento de concluir en el psicoanalisis. Psicoandlisis y derecho éPor qué al psicoanalista le interesa el derecho? Porque el derecho legisla, ordena al gace, en tanto satisfaccién singular de cada ser hablante. ; ; En un texto titulado “Introduccién a las funciones del psi- coanélisis en criminolog{a”>, Jacques Lacan aborda, ya en 1950, las relaciones del psicoandlisis con el derecho. ; Se trata alli de situar al sujeto de derecho como sujeto de la ciencia en funcién de su pretensién de universalidad. Qué quiere decir esto? Que el sujeto es uno, tinico e intercambiable, vale decir, todos iguales, Eso es lo que introducen la ciencia y el derecho. Esto permite entender por qué, junto con el surgimiento de la ciencia moderna -cuyo embate inicial lo ha dado René Descartes- se produce el movimiento que culmmina con Ia decla- racién de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, a fines del siglo xvii. ; I En esos momentos surge, ademas, la preocupacién por la 5 LACAN, J.: “Introduccién a las funciones del psicoandlisis en criminolo- gia”, en: Escritos, Siglo XX] editores, México, 1984. 16 ANA RUTH NAJLES salud publica, lo mental y la cifra, como muy bien lo sefiala Eric Laurent en el editorial de Mental 16, revista de la Escuela Europea de Psicoandlisis dedicada al psicoandlisis aplicado. Esto nos permite situar cuestiones que estén muy a la orden del dia en los tiltimos afios, como la preocupaci6n por la cifra, que no és otra cosa que Ia obsesién por la estad{stica y la eva- luacién normativizada que gufa nuestro mundo y que apunta, politicamente, al control de los individuos. El poder politico, por medio de la medida, controla desde el indice de natalidad, el nivel escolar, la cantidad de alumnos que deben llegar a cumplir con las pautas requeridas, etc, Tengan presente también que solo en el siglo xvlu comienza a constituirse el concepto de nifio, que es un concepto moderno, producto de la Iustracién, y que halla su lugar en distintos Ambitos del saber en el naciente mundo moderno: la sociologia, el derecho y, fundamentaimente, la pedagogifa, ya que surge en ese momento también la preocupacién por la educacién del nifio, como lo demuestran, por ejemplo, Kant con su Pedagogia y Rousseau con El Emilio. Es en ese momento de surgimiento de la burguesia, cuando el nifio pasa a ser situado, en tanto estudiante, por la vertiente pedagégica del discurso del amo como unidad de valor, es decir como objeto de intercambio. Y esto en raz6n de que, en ese momento surge la figura del nifio como el encargado de la tras- cendencia del narcisismo de Jos padres. Freud Io planteaba en su texto “Introduccién al narcisismo”” cuando se refiere al nifio-hijo como His majesty the baby, porque éste viene a ocupar el lugar del yo ideal por siempre perdido para el adulto. Para ilustrar esta ubicaci6n del hijo en el lugar de “yo” ideal de el /los padres, podemos referirnos a un libro clasico de prin- cipios del siglo xx en el Rio de la Plata, Mi hijo el doctor, de Florencio Sanchez, que retrata la recuperacion narcisista de los padres inmigrantes que esperaban acceder a un estrato social elevado a través del hijo profesional. Se trataria de la “recupera- cién’ del glorioso “yo” ideal de la infancia, en el sentido del que todavia es infans, del ‘que no habla, perdido para siempre, que en Laurent, E.: Mental 1, Escuela Europea de Psicoandlisis, Bruselas, 1996. Freup, S.: “Introduccién al narcisismo”, en: Obras completas, t. 1, Biblioteca Nueva, Madrid, 1989. 7 PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 17 realidad nunca existié mds que por el fantasma, es decir, re- troactivamente. . Entonces, en la época de la naciente burguesia moderna los hijos fueron para los padres una esperanza de ascenso social y por eso nacié la pedagogia como una forma del discurso del amo, ligada al hecho de que habia que formar a esos nifios para que ocuparan el lugar en la sociedad al que sus mayores aspira- ban a través de ellos. Tenemos que sefialar que el psicoanilisis también es produc- to de esa revolucién que se conocié con el nombre de Iluminismo {Por qué? Porque el sujeto del que se ocupa el psi- coandlisis no es otro que ese sujeto taponado, suturado, obtura- do en tanto singularidad por el discurso de la ciencia, del dere- cho y de la pedagogia, sujeto al que Jacques Lacan adjudicé un matema: el del sujeto tachado. Tanto en Ja conferencia a la que nos referimos més arriba, como en el resumen que él mismo hiciera de sus respuestas luego de la misma, J. Lacan apunta a la concepci6n misma del sujeto para el psicoandlisis: “la de responsabilidad”. Pero ga qué Hama responsabilidad? Jacques-Alain Miller, en un articulo titulado “Salud mental y orden ptiblico”®, dice, refiriéndose a ese texto de Lacan, que el sujeto se introduce a partir del derecho, en tanto el sujeto de pleno derecho es el que decide sobre si, vale decir, el que responde por sus actos, el responsable. ; Jacques Lacan, en su conferencia, homologaba la responsabi- lidad con el castigo, porque él afirmaba que “la responsabilidad, es decir, el castigo, es una caracteristica esencial de la idea del hombre que prevalece en una sociedad dada”, agregando que “una civilizacién cuyos ideales son cada vez mas utilitarios ya no puede conocer nada de la significaci6n expiatoria del casti- go”. Como ven, Lacan anticipaba en mucho lo que sucede en la actualidad respecto de la impunidad, ligada a lo que también Lacan situé como la desvergiienza -que podemos relacionar con Ja falta de responsabilidad- afios después.? 8 Miter, J.-A: “Salud mental y orden piiblico”, en: Lino por Uno No. 36, Revista de Psicoandlisis de! Campo Freudiano, edicién Latinoamericana, julio-septiembre de 1993. a. ° Lacan, J.: El seminario, Libro 17, El reverso del psicosnallisis, Cap. XIIL Paidés, Bs. As., 1991. 18 ANA RUTH NAJLES Lacan sefialaba también en ese texto que, paraddjicamente, durante la Revolucién Francesa, con la declaracién de los dere- chos dei hombre y del ciudadano, la confesién pierde validez probatoria; por eso, en ese momento, es abolida la tortura, tra- tandose a partir de alli de encontrar las pruebas y motivos del delito, comprensibles para todos, vale decir, objetivos es lo que hoy se conoce como e] derecho positive-, ya que “el nuevo hom- bre, abstraido de su consistencia social, ya no es creible..., no siendo ya pecable, no es posible afiadir fe a su existencia como criminal ni con ello a su confesién”. También afirma allf que la concepcidn sanitaria de los penalistas -cuya posicién humanita- ria es mas respetuosa del objeto humano que de la nocién de pré- jimo— implica la homologacién -cientffica— de los individuos, borrando de ese modo Ia singularidad de cada ser hablante. {Qué quiere decir esto? Que la igualdad de derechos no deja de ser una vara para medir a todo el mundo. O io que es lo mismo, que no se aceptan las diferencias que dan cuenta de lo incomparable de cada uno. Giorgio Agamben, fildsofo italiano contempordneo y conoci- do pensador de la politica actual, en un libro titulado Homo sacer. El poder soberano y la vida desnuda®®, hace una critica semejante a la de Lacan respecto de los derechos humanos, a partir de los postulados de Hanna Arendt. Arendt, también fildsofa y aguda pensadora de la politica contempordnea, plantea en su libro La declinacién del Estado-nacién y el fin de los derechos dei hombre, que “en el sistema de Estado-nacién los pretendidos derechos sagra- dos e inviolables del hombre se revelan privados de toda tutela y de toda realidad desde el momento en que no es posible repre- sentarlos como derechos de ciudadanos de un Estado”. Piensen, por ejemplo, adénde van a parar los derechos de los miles de tefugiados que andan rodando por el mundo, de los inmigran- tes ilegales y de toda esa gente que no tiene la categorfa de ciu- dadano de un Estado. Agamben plantea que esto esta implicito en la ambigtiedad del titulo de la Declaracién de 1789, y sefiala que, si bien esa declaracién pone como fuente y portadora del derecho desde el 10 Acampen, G.: Homo sacer, le pouvoir souvérain et la vie nue, 3ra parte, pto 2, “Les droits de l'homme et Ia biopolitique”, Seuil, Paris, 1997. (La tra- duccién es mia). PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 19 nacimiento a la vida natural, la pura vida biolégica, ubicandola asf como fundamento de la organizacién politica en lo qué se Hama la biopolttical’ inaugurada por la modernidad, la borra inmediatamente en provecho de la figura del ciudadano en quien se conservan los “derechos”. Este autor subraya que para entender el desarrollo y la voca- cién nacional y biopolitica en el Estado modemo de los siglos xix y xX es necesario recordar que “su fundamento no es el hombre en cuanto sujeto politico, libre y conciente, sino ante todo su vida desnuda [su pura vida biolégica, lo que nosotros llamamos el goce], su simple nacimiento, que en el pasaje de sujeto a ciuda- dano es investida por el principio de soberanfa” (...) “Los dere- chos son atribuidos al hombre en la medida en que él constituye el fundamento que debe desaparecer inmediatamente (0 que, més bien, no ha de salir jamas a Ia luz en tanto tal) del ciudada- no”. Esto nos permite entender por qué el destino de los refu- giados, o el destino de los desposefdos, o de los segregados por cualquier causa —escolar, social, econémica— es l6brego en nues- tro mundo. Miller’? sefiala que el interés que el psicoandlisis encuentra en la criminologfa se debe a que ésta plantea el problema de si la enfermedad mental llega o no a suspender al sujeto de derecho. E] psicoandlisis responde planteando que en tanto hay culpa hay un sujeto que puede responder. Podemos asi diferenciar la posicién neurética —que es aquella en la que el que habla se presenta como victima del Otro goza- dor inventado por el fantasma (porque si hay algo que nos goza es nuestro fantasma, no hay ningiin Otro que nos goce)— de la posicién del sujeto que se hace responsable de su goce. Y ese es el trayecto que debe seguir el andlisis. Un analista recibe a alguien que padece del Otro -inventado a partir del objeto plus de gozar fantasmatico- y se trata de que en el curso del andlisis, ése que viene a hablarnos se confronte con que no hay ningiin Otro como causa de su sufrimiento, sino que éste estd ligado a un modo de gozar del cuerpo, al que desde Freud conocemos por el término de pulsién. N Foucautt, M.: La volonté de savoir, Gallimard, Paris, 1976 (citado en G. Agamben, op. cit.). 12 Mier, J-A.: “Salud mental y orden ptiblico”, op. cit. 20 ANA RUTH NAJLES El psicoandlisis nos ensefia, entonces, que por el hecho de ser hablanies padecemos de lo que llamamos el inconsciente, ese pensamiento —como decfa Freud— que nos parasita, 0, para decir- jo de otra manera, por padecer del lenguaje, los seres hablantes, estructuralmente, somos enfermos mentales; porque si la salud se define como el silencio de los érganos, el inconsciente, en tanto nunca calla, se pone siempre a contramano de la preten- sién de armonia y completud de la asf llamada salud menta!!%, En el psicoanilisis se trata de que ese sujeto taponado, sutu- rado por el orden cientifico y el orden piiblico 0 jurfdico, res- ponda desde lo real, vale deciz, como sfntoma. Eso quiere decir que el sintoma se presenta como aquello que, desde el sufrimiento que afecta a un cuerpo, interpela al ideal, a la norma, 0 -como dice Lacan- es lo que se pone a con- tramano del discurse del amo, impidiendo que eso marche. Eso se ve bien en los casos en que un sintoma del nifio a nivel de la escolaridad, como puede llegar a ser wn trastorno escolar, hace que no marche el discurso pedagégico. Es por eso que Lacan califica el sintoma como real, en tanto el sintoma es el modo de gozar del inconsciente en tanto el incons- ciente nos determina. Un caso" Primero quiero situar muy répidamente a qué Ilamamos caso en psicoandlisis. Caso viene de la palabra latina casus cuyo pri- mer significado es “caida”. Para el psicoandlisis un caso se cons- tituye por lo que cae como particularidad de un anilisis, pero también por la distancia que establece respecto del paradigma. Pongamos un ejemplo. Desde Freud, el caso Dora representa para nosotros el paradigma de la histeria, el que, a partir de la ensefianza de Lacan, se modific6. Construir un caso relacionado con la posicién histérica implica, entonces, situarnos en funcién de las diferencias y de las relaciones con ese paradigma. Pueden notar que en el psicoandlisis se trata de poner siem- pre el acento en la diferencia y, por ende, en la singularidad del 3 Ioid. 4 Najles, A. R.: El nifio globalizado. Segregacién y violencia, Ed. Plural y Asociacién del Campo freudiano de Bolivia, La Paz, julio de 2000. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 21 ser hablante, porque de lo contrario no estamos en el ambito del discurso analitico. Por eso solo el psicoandlisis da lugar al ser hablante en cuan- to éste pone en juego un goce singular. Para formalizarlo, diré que podemos lamar caso en psicoané- lisis a la transcripcién que permite dar cuenta de la localizacién de un sujeto {0 sea, de] modo particular en que éste “goza de su inconsciente en tanto el inconsciente lo determina’*5), cuando “lo que se lee pasa a través de la escritura permaneciendo indemne” por “la funcidn de intermediacién del nombre del que transcribe”6, Sobre la tristeza y la inhibicién Es frecuente notar la conjuncién de la inhibicién con Ia triste- za no solo en el modo en que se muestran algunos nifios ante un analista sino también en los enunciados con los cuales los pre- sentan aquellos que Jos traen. Quiero aclarar que es frecuente que los nifios, al igual que las histéricas “adultas”, en principio, semuestren al analista. Solo un tiempo después empiezan a “rela- far-se”. ——_E—E—~—S re Es este caso, consulté una mujer preocupada porque su hijo de siete afios tenia problemas en el colegio —no podia leer ni escribir— y no se relacionaba con otros nifios. Ademés, decia que se lo vefa taciturno y apagado. Cuando recibf a este nifo y lo invité a hablar aparecié en pri- mer lugar el miedo. Este miedo tomaba la forma de miltiples temores nocturnos, el mas consistente de los cuales era el de que a su padre le pasara algo malo —por ejemplo, que fuera asesina- do-. Pero también decia sentir un gran miedo a la violencia, razon por la cual evitaba jugar con los compafieros de su edad. Todo lo que significaba el cuerpo a cuerpo del juego de varones lo atemorizaba. De igual manera, en el curso de las primeras entrevistas rela- t6 que no soportaba los gritos, agregando que sus padres, mien- tras convivieron, “se mataban a gritos”. Como ven, jamas dijo nada de sus dificultades de aprendizaje: evidertternente, para él no eran un problema. 15 Lacan, J: Seminario 22, RSI, Clase del 18/2/75. Inédito- 16 Lacan, J.: El seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psi- coandlisis, “Postfacio”, Paidés, Barcelona, 1981. 22 ANA RUTH NAJLES En una entrevista en la que este nifio relat6é su versidn del cuento de Caperucita Roja, en la cual Caperucita y ef Lobo se acri- billaban a tiros de ametralladora, mientras que la abuela se iba deshaciendo en cenizas encerrada en el bafio -observemos que Ja violencia a la que le temfa podia desplegarla en el hablar-, le pregunté acerca de la ocasi6n en la que é] habia escuchado por primera vez ese cuento. A lo que él respondié que lo habia visto en el Mundo de Disney, por televisién, cuando era pequefio -tam- bién es interesante sefialar este modo de situarse en el tiempo, ya que en el momento de hablar en el dispositivo tenfa siete afios y esa referencia a cuando era pequefio, la situé alrededor de los tres o cuatro afios. Agregé en ese momento -en respuesta a una pregunta mfa— que lo recordaba porque ese fue el dia en que sus padtes le dije- ron que iban a separarse. Al preguntarle sobre su reaccién ante esa noticia contesté que pens6é que todo iba a ser mejor a partir de ahi, “pero que no dije nada”. Frente a esa denegacién lo incité a seguir hablando y dijo que en aquel momento “me hubiera gus- tado hacer una gran diarrea”. Ante su sorpresa —y la mfa-, en ese instante corté la entrevista. Sabemos que se trata de que en ese momento el que habla encuentre el intervalo que le posibilite encontrarse con lo que allf sé dice, o lo que es lo mismo, encontrarse con un signo de su goce. ~— Lo que el analista hace es poner en forma, entonces, el discur- so del amo o discurso del inconsciente ofreciéndose como destinata- rio de lo que se diga, haciendo aparecer un significante-amo del goce, indicador del plus de gozar, situando asi la puerta de entra- da al andlisis por un borde, el borde que escribe la letra a. Este borde o umbral funciona como puerta de entrada y de salida; se entra y se sale por la misma puerta. Si el ser hablante no atravie- .sa ningin umbral no hay ni entrada en andlisis ni salida. La sorpresa de este nifio en el momento en que él pronuncia el dicho “hacer una gran diarrea” se relaciona con el hecho de que es0 se dice en él sin él saberlo por mi empuje a que siguiera hablan- do cuando aparecié la denegacién y, por el hecho de interrumpir en ese momento la entrevista, el corte que lo confrontaba con su signo de goce permiti6, aprés-coup, la instauracién del sujeto y del saber como supuestos. Supuesto significa puesto debajo, o sea, reprimido. Quiero acentuar ese “sin é] saberlo”, porque esa es la caracte- —_e-_ PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 23 ristica del saber inconsciente, vale decir reprimido o supuesto: un saber no sabido por el que habla y que, como deciamos mds arriba, se pone a contramano del discurso del amo-—en este caso en su forma pedagégica- impidiendo que eso marche ~Ia escola- rizacién tanto como la sociabilizacién. Esto quiere decir que por medio del acto analitico el analista facilita Ja instauraci6n de la transferencia como sujeto supuesto saber, produciendo la emergencia del plus de gozar, indicando desde la entrada dénde va a estar la salida, salida que -en este caso— implica que él se responsabilice de ese goce anal que alli hace signo!”. “Como sabemos desde Freud que la analidad esta muy ligada a la violencia, al temor a Ja violencia, a la agresividad respecto del otro, esto nos sirve para orientarnos en la direccién de la cura. Decir que el acto analitico se localiza en el lugar de semblan- te en el discurso analitico impli i is i allf como lo que sostiene el lugar del objeto que divide al sujeto, el Jugar de la causa. El analista no sabe cudl es ese objeto; pero en este caso tiene un indicio de que estd relacionado con la satis- faccién anal, aunque realmente la singularidad del objeto se construird en el devenir de la cura. De modo que el analista tiene que sostener el lugar del sem- blante como causa de] deseo de! sujeto, ya que ésta lo moviliza, lo motoriza, lo hace hablar. Discurso anilitico a4 7 § S // Sy, Como lo formul< J. Lacan, la mejor manera de ubicarse en el lugar del semblante es el silencio del analista. Pero cuando deci- mos silencio del analista no se trata de que el analista no hable, sino que se trata de un silencio de enunciacién. Esto significa que cuando un analista profiere palabras en el dispositivo debe hacerlo sin que se sepa desde dénde habla, vale decir, que para que la operacién funcione, no debe hablar desde su goce-sentido (jouissence-fantasmatico). 7 MILLER, J.-A.: Los signos del goce, Paidés, Bs. As., 1998. 24 ANA RuTH NAJLES Entonces, el silencio de] analista remite al silencio de la enun- ciacin lo que no equivale a decir que un analista esté siempre callado, ya que no se puede poner en marcha el dispositive ana- litico sin palabras. Se trata si, de que la enunciacién —inconscien- te- de la persona del analista esté puesta entre paréntesis en el dispositivo para que lo que éste profiera sea un enigma para el que viene a hablarnos. Lo cual no quiere decir que un hablante que se dirija a él no pueda suponer un goce en el analista, pero hay que correrse de ese lugar para que vayan cambiando las suposiciones de goce con respecto a él, lo que va a terminar por confrontar al que viene a hablar con la evidencia de que el analista no quiere nada de él, vale decir, no goza de él. Pero ademés, en tanto el acto analitico —al que Lacan localiza en el lugar del semblante en el discurso analitico-sostiene a par- tir del equfvoco el lugar de Otro decir para que Ja interpretacién apunte a lo real desde el sitio de la verdad, se trata de que el ana- lista, ubicado en ese lugar, posibilite je del di discurso de la histeria. Es en este discurso en donde el ser hablante se encuentra en la posicién de no-ser, posicién que da lugar al Pensamiento inconciente (en tanto “pensar pensar’).!8 Deciamos que 1e- puerta de entrada a te transferencia anal ca_es el discurso del amo, ya que sin discurso del amo o del inconsciente no existe el psicoandlisis. El problema es que el psi- coandlisis se est4 tornando cada vez més dificil de instituir en esta época en que los significantes amos se pulverizan. El psi- coanilisis nacié cuando los significantes amos eran s6lidos, en la época victoriana, que era la época de Freud. Discurso del amo Ss > &% S$ fi “a Para nosotros es importante que el significante amo se sos- tenga porque cuando un ser hablante no est4 tomado por el sig- nificante amo enloquece. Eso es lo que evidencian muchos nifios en alidad: estén enloquecidos, lo que no significa que sean Psicéticos. 18 LACAN, J.: “Resefia del seminario La ldgica del fantasma’”, en: Resetias de ensefianza, Manantial, Bs. As., 1984. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 25 Es necesario estar tomado por el significante amo para oder soportar la vida, sino el significante amo, como dice Lacan, Tetorna desde lo real en forma de goce del Otro (por ejemplo, como alucinaciones visuales, auditivas, etc.). Digamos que si no funciona desde lo simbélico aparece en lo real. E] diseurso de Ia histérica es el discurso en el que transcurre la experiencia analitica. Es el discurso en el que Ja pura falta en ser se dirige al significante amo para ponerlo a trabajar en la pro- duccién de un saber sobre el objeto precioso que el que habla es, el agalma, el objeto a. El discurso de la histeria viene a decir que la verdad de la falta Gn ser es el ser de goce, que es lo més precio. SO que se tiene. Entonces, es en este discurso en donde el ser hablante se encuentra en la posicién de “yo no soy”, posicién que da lugar al pensamiento inconsciente que queda del lado del Otro, $ > & a ff S Lacan realiza una operacién con el cogito cartesiano para situar al sujeto del psicoandlisis en el seminario La légica del fan- tasma. Si bien no vamos a ahondar en eso, se ve muy bien en el discurso de Ia histeria que “yo soy donde no pienso y pienso donde no estoy” o “yo no soy, alif donde pienso”, lugar del pen- ° samiento inconsciente, ya que toda la cadena significante queda del lado del Otro, el Otro piensa, E] cogite del psicoandlisis serfa “el Otro piensa luego yo soy”; no es “yo pienso luego yo soy”, que es el cogito de Descartes, sino “el Otro piensa luego soy”. Esta es otra manera de decir la | identificacién en el psicoanilisis, porque en tanto no hay identidad para el hablante, para ser hay que identificarse. : a Volviendo a nuestro caso, digamos que la localizacién de.ese _intervalo por el corte del analista permitié que la pregunta del Sujeto apareciera y que se abriera él camirio hacia la pulsién que esta velada por el Fantasma, es deci, por el semblante cuando el . Sujeto esta-en él plano de la identificacion significan te! (“yo soy esto”). 7 see 19 Miter, J.-A.: Donc, Curso de la Seccién clinica de Paris, 1994. Inédito. 26 ANA RUTH NAJLES Luego de la entrevista que hemos relatado —y algunas otras- este nifio comenzé a hablar de cémo le hubiera gustado que fuera su padre. Hay que destacar que, como habitualmente sucede, su ideal. de_padre (aparicién de un(S,) no coincidfa con_el progenitor “cosa que con dolor el nifio comenzé a reconocer en sus dichos: “mi papa no trabaja, mi papdé no tiene nada, mi papé no tiene mujer, mi pap no tiene familia”. Era muy doloroso para él con- frontarse con la diferencia entre el padre idealizado, ideal_y lo que él tenfa como padre que, como decia Lacan”, era un hombre ‘que hacia lo quie podia. , En una ocasién el nifio comenz6 a interrogarse sobre la posi- cién sexuada de un compafiero —semejante-, acerca de quien dijo: “jNo es troli!”, instante en el que corté Ja sesién. Via el semejante, esta denegacién remite a la pregunta por el goce de “su” Otro (en este caso imaginarizado en el padre) modelo de identificacién sexuada. El temor nocturno con respecto ai padre, mascara de un deseo criminal, ocultaba su cobardia, entristeciéndolo. Pero, ade- mas, ese temor impédia el acercamiento a sus semejantes. Ast como el uso de lépiz o lapicera: escribir puede ser, también, uit middo de'empufiar inh atima, asf_como leer puede ser una mané ra de enterarse de lo que no se quiere saber por ya sabido (él saber inconsciente). — Tal como afirmé Jacques Lacan’, todo sujeto se presenta.ante un analista en posicién de objeto oh SIRS GUS Fe sabe To que @ presenta como di ser sin saber de qué ser se trata. "La histerizacién del discurso consiste en hacer aparecer ese “Je _no estoy ahi donde pienso” -la asociacién libre-, posicién del sujeto analizante. Entonces;se traté en este punto -el punto donde éi dice “jno es troli!” ante lo que corté la sesiGn— de la puesta en forma de la pregunta del sujeto, pregunta que hizo aparecer su divisién, con toda la angustia que eso siempre implica. En relacién con lo planteado més arriba con respecto al 20 Lacan, J.: “Dos notas sobre el nifio”, en: Intervenciones y textos Il, Manatial, Bs. As., 1988. 21 MILLER, J.-A.: Los signos del goce, op. cit. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 27 miedo, notemos gue es el trabajo analitico el que Pp formar el miedo.en angustig, condicién del trabajoanalizante??-” Cuando Lacan plantea que “la angustia no_es sin objeto”? ee do que la angustia aparece como signo de que el objeto plus de gozar est4_enjuego.en el discurso. Es por ello que sino hay angustia no hay entrada e isis, maa - la angustia bajo transferencia pone de relieve que el analista —cuando funciona— lo hace como objeto causa dé hivemdiaeo Es muy frecuente que los nifios Ileguen a nuestra consulta con el afecto de miedo: miedo a Ja violencia, miedo a salir a la calle sin Ta mama, miedo a dormir sin luz. El miedo en lugar de la stia pone en evidencia que hay algo del objeto que debe Set.desprendido, segregado; y Ja puesta en forma del discurso del. amo separa, segrega el goce, poniéndolo entre paréntesis en Ja imagen [i(a)}, lo que da cuerpo al gue habla. —_ Por lo tanto, siel miedo inhibe la angustia ¢ i » SLES edo mnie la angustia es motor —siempre y cuando el analista sepa maniobrar con ella, para empujar en la medida necesaria al sujeto en Ia direccidn de lo real, pero sin pre- cipitarlo por la ventana de su fantasma. Saber maniobrar con la implica” qué tio puede er tanta como intervenir sobre la angustia, entonces, da cuenta de la intro- duccién por parte de} analista de las diversas modalizaciones de la funci6n de la prisa como conclusion del movimiento. De este modo el acto analftico se sostiene en ese tiempo légico que anticipa una certidumbre que indica la salida, =~ El intervalo que acompatia el movimiento que se produce en ias entrevistas comentadas es el que da como resultado el fiempo de la Sesion analftica que supone a su vez una cesién de goce—-como tal, realizado por un acto que limita de este modo la_eternidad de la repeticion. _ ; Es evidente que el psicoandlisis opera por Ja puesta en fun- sién.dedla a .causa.del deseo, oponiéndose, via la posicién del ana- ista, al desfallecimiento de Ja misma. La prdctica analitica nos demuestra que es el analista, en . 2 : “i : Ee Najes, A. R.: Una politica del psicoandlisis -con nifios-, Plural Editores, La Paz, 1996. 23 LACAN, J.: Le seminaire, Livre X, L’Angoisse, Seuil, Paris, 2004. 28 ANaé RutH NajLes cuanto se ofrece como io que soporta el peso de ese objeto en el discurso analitico, lo que permitird ir en contra de las caidas del deseo que no suponen otra cosa que la irrupcién de un goce (SatisfAetiGn pulsional). . Sabemos qué la casa articula la falta de goce que llamamos castracion ($) con el objeto plus de gozar (a), produciendo el marco de Ja realidad que denominamos fantasma -o sentido gozado~ que rige la satisfaccién inconsciente del ser hablante. El fantasma consiste ena ivéncién de una ficcién de goce a partir de los significantes-amo: se trata de las ficciones del Otro gozador. “Mi papa me pega, mi papd me goza”, “mi jefe me tiene entre ceja y ceja”, “mi madre es una arp{a”, son algunas de las figuras de las que se vale la ficciér: Ese Otro gozador, invencién discursiva a partir del semblan- te, vela la castraci6n en el ser hablante, vale decir, vela el hecho de que es imposible el goce-todo, que no hay proporcién sexual. Ya que por el hecho de que falte un significante en el Otro [S (A)] no todo se puede decir, o sea que el Otro no es completo —y tam- poco consistente. Cuando Lacan dice que el lenguaje nos hace tontos se refiere al hecho de que nuestra realidad depende de una ficcién de goce generada por los efectos de lalengua en el cuerpo, velando asi que hay algo en el cuerpo que goza sin causa alguna, por una contingencia: la pulsién. Atravesar el fantasma_en_un_andlisis implica confrontarse con eso que goza en uno sin causa, y construir a partir de ahi un modo de arreglarselas co 2 sea, un sinto- ma. . a Pero eso supone atravesar la pantalla del fantasma para que cada analizante se confronte con que no ha nm = dor, sino que se trata de consentir a esa satisfaccién sin causa, “pulsional, lo. que equivale a saber arregldrselas con ella para hacer _lazo con los otros. Esta es Ja conclusién légica de un isis. Volviendo a nuestro caso, observamos que fue asi como a partir de la puesta en funcionamiento del lazo discursivo bajo la - forma del dispositivo analftico, la realidad de este ser hablante comenz6.a modificarse. ~ Luego de Ja secuencia comentada, el nifio al que nos referi- mos pudo comenzar no solo a instaurar lazos con otros niftos de su edad -cosa que anhelaba— sino que ademas comenzé a des- PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALDIS 29 plegar un panorama de intereses hasta entonces desconocido para él, desapareciendo su inhibicion para leer y escribir, en tris- teza y en apatfa. De esta manera, comprobamos que Ja _cobardia moral”* se ace presente como “estados depresivos’ que se.corresponden .con caidas del deseo -en el caso de este nifio a partir de un deseo animado desde una ficcién criminal— que conllevan un incre- mento de. goce. que se traduce siempre en sufrimiento: no poder Jeer ni escribir, asi como no poder jugar con otros nifios lo ‘deja- ban aislado, triste, aburrido, “tonto” y, ademas, “deprimido”. 24 Lacan, J.: Television, Seuil, Paris, 1991, CAPITULO 2 Educar, gobernar, psicoanalizar El discurso como lazo social Cuando hablamos de lazo social, hablamos de las institucio- nes, ya se traten de las que se ocupan de Ia salud —mental-, ya de la instituci6n que conocemos como el derecho bajo su forma judicial o jurfdica, ya la de la educacién, o la del Estado. Esta es una cuestién fundamental para el psicoandlisis desde los tiempos de Freud, por cuanto las instituciones generan los lazos que unen entre sf a las personas, empezando por la insti- tucién familiar que esta en la base de la institucién juridica. . Como lo afirma Jacques-Alain Miller, “si el Otro no existe, si el Otro como garante de una verdad universal no existe, enton- | ces lo que ocupa su lugar, como lo dijo Lacan, es el discurso | como principio del lazo social”. : oo O sea que Ja institucién por excelencia es el discurso, ya que éste instituye todos los lazos con el otro, empezando por el dis- curso del amo. El discurso del. amo es fundante, en tanto tiene que haber un amo en accién, un significante ordenador, orienta- dor, para diri i Lacan planteaba que si “en el principio de nuestra funci6n... esté una ética” es porque ésta se define por los modos de poner freno al goce én tanto aquello que nos mantiene encerrados en el displacer yel malestar, denomindndose as{ “formaciOn humana” a lo “que tiene por esencia... refrenar el goce”.* Es el discurso lo 1 Laurent, E. y Miver, J.-A.: L'Autre Qui n'existe pas et ses cornités d'éthique, Curso de la Seccién clinica de Parfs, 1996/7. En castellano: El Otro que no existe y sus comités de ética, Paidés, Bs. As., 2005. ? Lacan, J.: “Discurso de Clausura de las Jornadas sobre las psicosis en el nifio”, en: Analiticén Nro 3, Correo / Paradiso, Barcelona, 1987. a. 32 ANA RuTH NAJLES que estructura toda formacién humana, en cuanto aparato cons- tituyente de todo lazo social. * Decir aparato implica referirnos a un dispositivo simbélico que determina diferentes lugares y, por lo tanto, diferentes ordena- _ciones y ubicaciones posibles para el sujeto. ” El sujeto puede asf ocupar cualquiera de los cuatro lugares en los cuatro discursos, salvo en el falso discurso del capitalista —que veremos més adelante-, en el que siempre estd en el mismo lugar, lugar del que no puede moverse. - ‘Afirmar, como lo hiciera Jacques Lacan, cuando formuls la légica de los discursos’, que no solo la fraternidad sino todo lo ue existe en la sociedad se basa’en la segregacién*, equivale a decir que todo fo social se efectiia en nombre de algo que es separa- (0, rendiao, producido: el goce. — Todo discurso se monta, entonces, sobre ese goce desprendi- do, de modo que la fraternidad encuentra su fundamento en estar separados juntos, separados del resto. Como también To afirmaba Freud cuando hablaba del narcisismo de las pequefias diferencias: podemos ser todos muy buenos amigos, muy bue- nos hermanos, siempre y cuando encontremos un fercero en quien descargar los golpes. —~ Si recordamos que la produccién nombra un lugar en el dis- curso, podemos entender entonces a la segregacién como la pro- duccion en cada » los cuatro discursos. De modo que el discurso del amo o discurso del inconscien- te segrega el goce en tanto absoluto de cada quien— como plus; et discurso de la histérica segrega el saber, lo que significa que el” Siijefo queda separado de dicho saber; el universitario, segrega al sujeto, y el analftico a los significantes-amo de la alienacién, 0 lo que es lo mismo, del goce. "El psicoandlisis nos ensefia que por la operacién del lenguaje vbajo la forma del significante que escribimos 5,, se introduce la funcién de la castracién, la que se traduce en el ser hablante ~ como la exclusién de cualquier cosa homologable a un instinto sexual que imprimiera en todos los seres hablantes un saber de la especie sobre el objeto y el fin sexual: se trata de una normativi- zaci6n de los cuerpos cuyo acceso es la especularidad. 3 LACAN, J.: Le seminaire, Livre XVI, L'envers de la psychanalyse, Seuil, Paris, 1991. 4 Ibid. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALSIS 33 _O sea, que los cuerpos se humanizan via la identificacién con Ja imagen del semejante (estadio del espejo, constittacién del nar- cisimo, es decir, del yo). Asi se accede al espacio del ser hablan- te. Eso sostiene un cuerpo, produce el anudamiento imaginario |) por lo simbélico, produciendo lo real, a través de esto despren- ido que Lacan nombra gbjeto 4, como borde. ase. = De modo que por Ja alienaci6n,estructural al lenguaje no solo se introduce la di cia —que paraddjicamente funciona como principio de identificacién, ya que lo que hace que la gente se iden- - . tifique y haga masa eé Ia diferencia, e];S, ‘como rasgo al que se identifica cada uno, y que promueve la identificacién de todos entre si, constituyéndose de esta manera la masa-, sino también la pérdida o producto que de cuerpo en cada ser hablante a algo por recuperar, algo (el objeto a) en donde podré localizarse la singu- laridad de cada uno. s Es asf que entre el yo ideal y el Ideal del yo, por medio de la norma, o sea, del S,, se constituye el cuerpo en tanto imagen. De esta manera, el discurso del amo o discurso del inconsciente, funda en la segregaci6n producto de la castracién- no solo al sujeto como supuesto, como puesto por debajo de la barra de la represién, 0 sea como reprimido, sino también a Jas comunidades. Las instituciones est4n regidas, entonces, por lo que Jacques Lacan® denominé discurso del amo, discurso que ordena -en el sentido de que introduce un orden pero también que manda-, y que se caracteriza por el hecho de que en el lugar agente del dis- curso aparece ese significante amo o ideal, que podemos tradu- cir como norma, regla o principio de la ley. Es por ello que el discurso.del.amo homogeneiza.y-es uni- versalizante, ya que promueve la masificaci6n por identifica- cién. Pero.como el Otro no existe, lo que equivale a decir que no hay Otro gara: le la verdad universal, los significantes-amo en su proliferacién dan cuenta no solo de Ja multiplicacién cre- ciente de comunidades, sino de una cantidad cada vez mayor de individuos excluidos del lazo (pensar en las miiltiples segrega- ciones sociales). Puede concluirse, entonces, en que la segregaciGn es solidaria de la castraci6n, vale decir, de la diferencia mtroducida por él significante. eee , 5 Ibid. 34 a ANA RUTH NAJLES La politica del psicoandlisis, regida por el diseurso del analista, cuyo agente es esa pérdida producida por el discurso del amo (@)" es la unica que da lugar 4 que la norma se articule como ley, en fanto ley del goce, 0 sea, lo viva de cada ser hablante, qué es Jo que constituye su singularidad. Tal como afirmaba Jacques Lacan, “la norma del deseo y la ley son una sola y misma.cosa‘, y habrfa que agregar que no se trata de la ley de la que se ocupa el derecho, as , : Podemos plantear, entonces, que es la entrada en el dispositi- vo analftico, por la posicién que ahi ocupa el analista, Io qué vivi- fica a la norma o significante del ideal, ya que, en tanto ‘escrito, ésta desconoce lo vivo. Esto ace’a la singularidad del goce que acabamos de mencionar. Entonces, el analista tiene que estar en presencia, no hay manera de analizarse por Internet 0 con un libro. Si la prdctica analitica es ptiblica, lo es en cuanto instituye un lazo social cuya ética se presenta como una lucha contra el peso mottificante del ideal (el superyé freudiano) én. sus “efectos - irrealizantes pero no asf contra Ja ley, la ley del discurso, ya que © ésta es el medio de abordar lo real como fuera de sentido, razén por la cual el paidoanalisis promueve un hacer uso de la norma. Entendemos que hacer uso de la norma supone la interprefacioti vale decir, la lectura— en cuanto practica efectiva de aplicacién _ de la norma, lo que se opone al acatamiento ciego de la misma tanto como a su rechazo. Interpretarla es muy distinto que aca- tarla ciegamente 0 rechazarla. — Siguiendo la ensefianza de Lacan, podemos decir que se puede ir més alld de la norma a condicién de haber hecho uso de ella; lo que equivale a formular qué solo se puede prescindir ‘del Signifi- cante-amo, o del padre, a condicién de haberse servido de él. Esto quiere decir que el padre de cualquier ser hablante es el ificante amo, no es ei genitor, o sea que no uso el espermatozoide... “Lo que venimos planteando supone definir la posicién del ana- lista como la produccién del inconsciente en acto, ya que por su ne 750, el analista Hene la funcién de hacer lugar al sujeto en su singularidad. 6 Lacan, J,, Le seminaire, Livre X, L’angoisse, clase del 26/3 /63, Seuil, Paris, 2004. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 35 ; Vale decir que el analista funciona diciendo no al goce, “opo- niéndose a que sea el cuerpo del nifio -o del ser hublante a secas~ el que responde al abjeto a”’, objeto definido como condensador de oce o, si quieren, desde el punto de vista de laciencia, como gad- gel, u objeto técnico. ——e——— ‘Se trata de oponer al empuje.a la irresponsabilidad un dispo- Sitivo, como tal simbélico, para alojar el gace singtlar que hac consist al'ser délRablante. = Por la via dél lazo social instituido por el dispositivo analiti- = -un lazo de zi el sujeto puede acceder a un saber arregldrse- Jas con ese goce, lo que equivale a decir, responsabilizarse de singularidad frente a los otros, frente ala eared “ ve modo que la pees del psicoandlisis es la politica del sfn- . toma’ , la politica de dar lugar a la posicion del sujeto como sini toma, entendiendo al sfntoma co: imi rr 1a, sintoma como un aconiecimiento de cue! po’, vale decir, resaltando la singularidad de su valor de goce, tal "como lo postula el doctor Lacan. ¥ esto, en funcién de poner de relieve el aspecto disarménico vivo.y real del _sintoma, contra la tendencia idealizante, irreali- zante y mortificante de la catalogacién del ser hablante como individuo medido segtin los cénones del orden piiblico. De esta manera, la politica del psicoandlisis ‘aparece como la via’ regia y novedosa para la ex-sistencia del sujeto. El sujeto como real es ése, es el sujeto que ex-siste a lo simbélico, e retorna desde lo real como gace, vale decir, como sintoma. La politica del psicoandlisis es la Gnica via para la_ex-sisten- cia del ser hablante en relaci6: s otros, ya que él psicoané- lisis no sigue el camino segreg: de fas “especialidades” del iscurso del amo y tampoco se pliega al empuje del mercado y a su promocién del cuerpo al estatuto de objeto —de culto y de comercializacién, también en trozos—, en el discurso del amo moderno, vale decir capitalista. Retomando una elaboracién de J.-A. Miller sobre los discur- sos de Lacan, observamos que é] hace una operaciOn radical res- pecto de los lugares del discurso, operacién que tiene conse- 7 Lacan, J.: “Discurso de Clausura de las Jornadas sobre Jas psicosis en el 3 nifio”, op. cit Garcia, G.: Psicoandlisis, Una polttica del stntoma, Alcrudo editor, Zaragoza, 1980. 9 LACAN, J.: Le seminaire, Livre XXII, Le sinthome, Seuil, Pais, 2005. 36 ANA RUTH NAJLES cuencias fundamentales en nuestra lectura e interpretacién de la 1égica de los discursos planteada por Lacan en su seminario El reverso del psicoandlisis. J.-A. Miller! modifica los nombres de los lugares del discur- so. Ya que tanto en el Seminario 17 como en Radiofonia Lacan habia nombrado a los lugares del discurso como: Agente Otro Verdad Produccién J.-A. Miller nombra de manera diferente a estos lugares a par- tir de una lectura rigurosamente ldégica del seminario de Lacan. Llama al lugar del agente, ignorancia; al lugar del Otro, traba- jo, al lugar de la verdad lo denomina pereza, dejando intacto el lugar del producto. ignorancia Trabajo Pereza Producto Esta operacién, entonces, nos permite leer de una manera més luminosa atin Jos discursos que nos legara Lacan. Quiero mencionar que Jacques-Alain Miller inicié este capi tulo planteando que el inconsciente como saber, seguin Lacan y siguiendo a Spinoza, también es un goce. Volviendo a la cuestién del discurso y, especfficamente, al discurso del amo, Miller plantea allf que en este discurso, dado que el S, esta en el lugar del trabajo, el que trabaja es el saber inconsciente. El saber inconsciente est puesto al trabajo para roducir un goce que es no-todo; un goce que es un plus, un excedente, "la parte no reabsorbida del goce en el saber”. Recordemos- que Lacan denomina a ese goce -a- plus de gace, ya que Lacan se sirve de la conceptualizacién de la plus- valia efectuada por Marx para dar cuenta de ese goce en mas ‘producido por el frabajo del saber en el discurso del amo. Por un lado, entonces, Miller sefiala que tenemos en el lugar del otro un gace que es equivalente al trabajo del inconsciente y en el lugar del producto, “la plusvalfa de ese trabajo”. Miller plantea a continuacién algo fundamental, en relacién 10 MILLER, J.-A.: El banquete de los analistas, Capitulo V, Paidés, Bs. As, 2000. YROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y P’SICOANALDIS sf con la importancia que tiene plantear las diferencias y situarlas, cuando dice: “El discurso del inconsciente no es el discurso del analista”. Tal como lo afirma, tiene toda su fuerza porque, como é] mismo sefiala, “uno esperarfa que el discurso del inconsciente fuera homogéneo al discurso del analista, pero no lo es y, ade- més, es su envés, es su reverso”. Y, por supuesto, esto tiene con- secuencias. Plantea asi, que la vida de cada quien esta regida por este dis- curso del inconsciente que a partir de pequefias cositas es pues- to a trabajar para producir el objeto a, ese excedente con el que no se sabe qué hacer, y que vuelve la vida infernal —como afirma Miller, acordando con Spinoza. Al decir de Miller, la histeria se encarg6 de demostrar que no hay recubrimiento posible entre el goce y el saber; no es posible que Io simbé6lico —o sea, el saber—- subsuma al goce hasta agotar- ‘To, Siempre va a haber un excedente, un resto, que es e] plus de gozar, es lo que deja algo por desear: es, por eso, la causa de] deseo. “ Para situar al sujeto en el discurso del amo, sabemos que el sujeto como efecto estd en el lugar de la verdad, lugar al que Miller caracteriza como el lugar de la pereza, y es as{ que afixma que mientras el inconscierite trabaja el sujeto holgazanea; cuanto mas trabaja el inconsciente més holgazanea el sujeto_ya que “tods pasa afuera de él”. efinir entonces al sujeto por su pasividad esencial implica que el sujeto debe consentir a ser representado por el S,, lo que hace del S, “el capataz de esta cadena de produccién”. Recuer- den que el capataz no es el duefio, gs el que transmite las 6rde- nes que vienen de otro lugar. er plantea que "Jo que caracterizé siempre al amo es la ignorancia”". Es interesante que para hablar de 1a posicién del analista empiece hablando de la ignorancia, apoyandose en el planteo de Lacan en el Seminario 17, en el que Lacari afirma que el amo es quien no sabe lo que quiere, lo que implica que “el amo es estatutariamente ciego”, ya que manda. in querer saber nada mas. Entonces, cuando el analista interviene en este funcionamien- to del discurso del amo o del inconsciente, lo primero que suce- 11 Ibid. 38 ANA RUTH NajLes de es que introduce una perturbacién en dicho funcionamiento. - Enese sentido, la perturbacién fundamental que introduce el analista al intervenir sobre el discurso del inconsciente, o del amo, es que saca_al_sujeto de la _pereza y Jo pone a trabajar, poniendo en cambio al saber del inconsciente en reposo. Ya que de lo que se trata en la experiencia analftica es de recordar, tra- bajo que concierne al sujeto del inconsciente. Agregando que “el saber inc jente se jubila en la experiencia analftica’. “SEs por eso que otra diferencia sue Nay que Wher presente siempre es la de] sujeto del inconsciente ($) y la del saber incons- ciente (S,), porque ell_acting-out\se produce cuando el saber inconsciente quiere volver al lugar del trabajo. Recordemos que el analista, en el discurso del analista, esté en el lugar del amo, lugar de la ignorancia. Ao > § 53 iI 5 , Esto implica que en la experiencia analftica el saber incons- wagnie es puro efecto; se escribe, entonces, a partir de cero, se va a depositar en el i El saber inconsciente “se deposita en el lugar de la ad” y, <2 Por 50, que.al principio, “este inconsciente esté vacfo, es pura suposicién”, Miller sitéa en este punto la diferencia clara entre el analista que sf estd presente y el saber supuesto, o el sujelo Supucsto saber que es una suposicién. El analista tiene que estar ahi en presencia, como objeto g, en el lugar de amo, Jugar de la ignorancia, no es lo mismo que el -Sujeto supuesto saber, ya que aquel al que “se le supone saber ede holgazanear”. - : Sefiala que enel discurso histérico el saber queno puede hol- corriendo tras el goce que escapa siempre. ge Sa aes on el diese I analista, en cambio, es rata del S,como los divinos detalles -recordemos que ese era a titulo de un curso que él diera en la Seccién Clinica— de Paris, divinos detalles que, como él formula, hacen girar al inconscien- te. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 39 Miller culmina, entonces, situando al analista en el lugar de Ja ignorancia, habitado por la pasion de la ignorancia. Esta pasiGn de la ignorancia, este no-querer sabét nada, es lo que le da ese toque de inhumanidad a la posicién del analista, y és Jo que plantea que ca ane wR NPS fap oo las buenas razones. Esto se ve bien en la forma en que actua é discurso pedagégico como modalizacién del discurso del amo, en tanto el discurso pedagégico solo se interesa porque el alum-| no alcance el conocimiento que Ja norma manda para cada edad. Podemos decirlo de otra manera: lo que manda y hace desear en el discurso analitico es lo segregado por el disciirso de] amo ~discurso de la pedagogia-, el plus de gozar, el objeto a, la causa del deseo. Entonces, luego de haber pasado por el discurso_histérico, donde se trata de Ja produccién de un saber pero también se t el roduce, hemos pasado por el discurso del amo, cuya forma de colectivizar es la identificacién, produciendo grupo, lo que, como sabemos, atenta contra el discurso, y el discurso analitico que produce los “divinos detalles” pero en el cual el analista se posiciona en la ignorancia mientras que el saber holgazanea. Las profesiones imposibles: gobernar, educar, psicoanalizar En una carta prdlogo para un libro de A, Aichhorn de 1925'2, S. Freud hace referencia a lo que él sitiia como las tres profesio- nes imposibles. Estas son gobernar, educar y psicoanalizar. Tal como lo sefiala J. Lacan’, “no se puede dejar de ver el recubrimiento de estos tres términos con lo que yo distingo este afio como constituyendo lo radical de cuatro discursos”. “Los discursos de los que se trata no son otra cosa que la articulacion significante, SLaparstn cuya sla pessencs, cl esta ito etietente domina y gobierna todo lo que puede surgir de palabra. Son dis- in la palabra, en los que Ja palabra _vi alojarse luego”. Lacan dice también en esa clase que gobernar (discurso 12 Breup, S.: “Carta prélogo para un libro de August Aichhorn”, en: Obras Completas, t, III, Biblioteca Nueva, Madrid. 13 Lacan, J.: Le seminaire, Livre XVIL L’envers de ta psychanalyse, clase dei 10 de Junio de 1970. 40 ANA RUTH NAJLES del amo), educar (discurso universitario), psicoanalizar (discurso Iftico r_desear (discurso histérico) son profesiones imposibles, Decir lo imposible equivale a decir lo real, en tanto ma a: a Es en este contexto en donde él va a situar el discurso uni- versitario, al que calificaria o di o del amo pervertido. VesSiario, al que caliticaria como discurso del amo pervertido, éPor qué? Porque lo que oculta el saber en el lugar del agente es la verdad que indica lo real: se trata de que el significante-amo, significante del poder, comanda al discurso desde el sitio de Ta verdad. Y, ademas, por la pretensién insensata de este discurso, que es la de producir seres pensantes, 0 sea, sujetos. Pero al decir de Lacan, en tarito sujefo, éste no puede jamds percibirse a si mismo como amo del saber, ya que en tanto producto del dis- curso queda irremediablemente separado del saber. Sy o> a s // ¢ Este esquema significa que el saber estd acd representado por ese 5, que tiene el sentido de precisar que solo hay saber articu- lado. Aun el saber intuitivo necesita estarlo para tener consis- tencia de saber, para ser verificado en lo que representa al S,. Cuando S. Freud decia que gobernar, educar y psicoanalizar son profesiones imposibles, se referfa al hecho de que apuntan a domesticar lo real del goce. Esto es imposible ya que el goce pul- sional no puede ser aprehendido por lo simbdlico, vale decir, por el significante. Sas profesiones son imposibles, entonces, porque descansan ‘obre los we un hombre puede ejercer sobre otro mer- en cuenta que esas profesiones encuentran el limite a su accién el 0. i i no se lo somete. Porque Id que nos demuestra el psicoandlisis es que lo que nos somete a cada uno_de los _seres hablantes, incluidos los educadores, es el inconscie O. ~ Por eso, mientras el analista no quiere nada del que viene a hablar -salvo que hable— (y esto es lo que se denomina neutrali- dad del analista), el educador y los padres quieren siempre algo del nifio: que aprenda, que se porte bien, que sea pulcro, que —— PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOAN ALISIS 41 triunfe, que sea feliz, etc. Y lo que el psicoandlisis también ense- fia es que el que pide no i lo pide. Es por eso que es imposible que los padres o educadores sean neutrales. Y esto porque, por ser sujetos del inconsciente, ellos mismos no saben lo que dicen cuando hablan, ya que el malen- tendido es inherente al lenguaje. Es decir que tras lo que se dice el nifio puede siempre descu-' brir otra demanda implicita. EI problema es que al intentar responder a esa demanda por miedo a la pérdida de.amor del-Otro, el suje' ce objeto de esa demanda. No hay que olvidar que el resorte principal de la educacién es el amor, es decir, la demanda de amor del nifio a los padres y educadores. Para conquistar ese amor el nifio se aliena a esa demanda proponiéndole ai Otro una imagen amable de si. imaginaria, narcisista y alienante. Desde el punto de vista del psicoandlisis, serfa necesario que el educador se abstuviera de apoyarse en el registro Imaginario asado en la sugestién. Pero eso es imposible ya que ese es el ii ADE anETe que al oftecerse como objeto elestudiante se transforma en unidad de valor de cambio y también de uso —tal como veremos luego cuando tomemos el discurso universitario. Es por eso que podemos afirmar que solo un anilisis perso- nal le permitirfa a un educador llegar a abstenerse de hacer pesar sobre el educando exigencias ligadas al intento de que el nifio realice los ideales de la persona del educador. Es decir, que solo el andlisis de cada educador podria evitar que los nifios tuvieran que ofrecerse como yo ideal del educador, porque el educador mismo esta alienado a un Ideal del yo del que nada sabe. . Todo lo que el educador puede aprender del psicoanilisis y por su andlisis personal es a saber poner limites a su accién, yaj que ésta no pertenece al orden de ninguna ciencia sino al arte. Vemos que también en este punto se alinean Las profesiones imposibles, ya que, tal como nos Io ensefiara J. Lacan, tanto gobernar, como educar, como psicoanalizar, forrman parte del arte y no de ciencia alguna. ee ee See CaPiTULo 3 jlodos consumidores! La politica del mundo global* Nuestra época se tige por una politica solidaria con el impe- tio del mercado, cuyo mayor valor es Ja libre circulacién de las personas y de los bienes, el “libre mercado” impuesto, por supuesto, por los paises poderosos a los paises pobres. El impe- rio del mercado ha transformado a nuestro mundo en un espa- cio global, lo cual no deja de tener consecuencias sobre cualquier ser hablante, ya que el vertiginoso avarice de la ciencia y de la tecnologia sutura con modalidades cada vez mas apremiantes al sujeto en funcién del ideal de universalidad promovido por el discurso de la ciencia. __ Es evidente que los medios masivos de comunicaci6n, soli- darios del mercado global, se encargan de hacer saber sobre el Ultimo objeto del que cada uno carece, sobre el tiltimo estrago acaecido en el pueblo de al lado o en Ja casa del vecino, sobre la ultima catastrofe que afecté al territorio mas alejado de nuestro pais en el mundo; hasta el punto que se ha Megado a pensar que la Guerra del Golfo podria haber sido un invento de los medios, “que tal vez no tuviera més existéncia que la otorgada por las pantallas de los televisores. Es evidente también, por lo que afirman estos mismos medios, que los nifios, en cuanto consumidores, Son uno de los blancos preferidos de las estrategias de mercado. Es as{ como un nifio sabe poner en evidencia -hoy mas que nunca con el sostén de la tecnociencia— la impotencia del Otro. Por ejemplo, a partir de una queja atinente a los objetos novedosos que sus padres no * Najles, Ana Ruth: El nifto globalizado. Segregacién y violencia, Asociacién del Campo freudiano de Bolivia, La Paz, 2000. 44 ANA RUTH NaJLes pueden adquirir para satisfacer su capricho. Los reyes magos ya no son los padres en la mente infantil: hoy, en los tiempos de la inexistencia del Otro, es el mercado. Al respecto, me estoy refiriendo al caso de un nifio que se analizé conmigo, un nifio que se dedicaba a maltratar a los otros. Es interesante que este aspecto del problema no parece resonar cuando hablamos de “maltrato infantil” -ya que se pueden hacer ambas lecturas: se puede leer como el maltrato que el nifio inflige a los otros, o como el maltrato que el otro inflige al nifto. Si leemos con Lacan, esto no es unfvoco. Este nifio maltrataba a sus padres, los insultaba, les pegaba, les tiraba cosas por la cabe- za. También maltrataba a su hermano. Ademés, la demanda de consumo de ese nifio era ilimitada y la no satisfaccién de la misma era motivo de ataques de furia que terminaban en e} mal- trato. Por eso Io trajeron a consulta; porque ellos sufrian de él, ys porque ademids, é] sufria por ello y ninguno sabia cémo arre- glarselas con ese padecimiento. Podemos plantear que toma aqui, en este punto, toda su dimensién la hipétesis de Lacan de “el nifio generalizado” que él desplegé en un texto del afio 1967, publicado con el titulo “Discurso de clausura a las Jornadas sobre la psicosis en el nifio”!, Esto implica que todos, en cuanto consumidores, somos Nifios. Y esto es asf porque la mayor identificacién que se le pro- pone al ser hablante.en la actualidad, es la identificacién al con- sumidor (si no lo creen, vean la televisién, las publicidades que Nos proponen consumir cualquier cosa, nos sirva o no). El nifio generalizado significa, entonces, tomar al ser hablante como objeto, dejarlo sin palabra, sin responsabilidad. Giorgio Agamben toma como punto de partida —para carac- terizar los rasgos definitorios de la politica moderna®— la distin- ci6n griega entre “zoe, que expresaba el simple hecho de vivir, comin a todo los seres vivientes..., y bios, que indicaba la forma o la manera de vivir propia a un individuo -socialmente situa- do- 0 a un grupo”, Plantea asi que “la introduccién de la zoe en la esfera de la polis [la ciudad-Estado en Ja Grecia antigua, cultu- 1 Lacan, J.: “Discurso de Clausura de las Jornadas sobre las psicosis en el nifio”, en: Analiticén Nro 3, Correo / Paradiso, Barcelona, 1987. AGAMBEN, G.: Homo sacer, Le pouvoir souvérain ei la vie nue, Introduction, Seuil, Paris, 1997. (La traduccion es mia) 2 PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANAUSIS 45 ralmente establecida como centro del azo social], la politizacién de la vida desnuda como tal, constituye el acontecimiento deci- sivo de la modernidad y marca una transformacién radical de las categorias politico filoséficas del pensamiento clasico...”. Lo que ' para él, por tanto, define a la polftica moderna, es “que, parale- lamente al proceso en virtud del cual la excepci6n deviene en todas partes la regla [somos tmicos, pero todos iguales, todas excepciones], el espacio de la vida desnuda situada en el origen al margen de la organizacién politica, progresivamente termina por coincidir con el espacio politico, donde exclusion e inclusién; exte- vior e interior; bios y zoe; derecho y hecho, entran en una zona de indiferencia irreductible”. . Este autor también afirma que “toda tentativa de repensar el espacio politico de Occidente debe fundarse sobre Ja clara con- ciencia que de la distincién clasica entre zoe y bios, vida privada y existencia politica, entre el hombre como simple ser viviente que tiene como lugar propio el domus (en latin, la casa) y el hom- bre como sujeto politico cuya morada es la ciudad, no sabemos mas nada. A partir de los campos [de concentraci6n, de extermi- nio, o los campos de refugiados], la posibilidad de hacer el reparto entre nuestro cuerpo biol6égico y nuestro cuerpo politico, entre lo que es incomunicable y mudo [lo privado de la antigiie- dad] y lo que es comunicable y expresable, nos ha sido quitado de una vez por todas”. Esto se traduce en que la distincién publi- co-privado ya no se sostiene. Otro filésofo, esta vez argentino, Ernesto Laclau, plantea esta relaci6n como “una frontera inestable, continuamente atravesa- da, en Ia que Ja autonomia personal incorpora planteos publicos y lo privado se politiza cada vez mas”. Hay que recordar que el concepto freudiano de identificacién también problematiza la oposicién publico/privado, ya que por este mecanismo “yo es Otro”. La identificaci6n como fundante del ser hablante viene a decir que uno, el ser hablante, se consti- tuye porque es tomado por el campo del Otro, el campo del len- guaje, el campo del significante, y porque consiertte en ser toma- do. La cuestién es que uno no se constituye sin el lenguaje, sin lo ptiblico. Es interesante recordar que Freud introcluce el tema de 3 Mourre, Ch.: “Deconstruccién, pragmatismo y la politica de la demo- cracia”, en: Deconstruccién y pragmatismo, Paidés, Bs. Ass., 1998. 46 ANa RutH NajLEs la identificacién para situar al yo en un artfculo donde justa- mente va a hablar de la psicologia de las masas. En oposicién a la politica moderna de la que hablamos més arriba, la politica cldsica es presentada por Agamben como “la estructura fundamental de Ja metaffsica occidental, en cuanto que ocupa el umbral donde se leva a cabo la articulacién del viviente y el logos”. Vale decir que la politica clasica ocupaba ese lugar de umbral donde se articulaba el puro organismo con el lenguaje, 0, en términos de Lacan, se incorporaba el lenguaje. Esta estructura fundamental de la metaffsica occidental, o sea, la politica clasica, solo existe cuando “el hombre es el viviente que en ef lenguaje separa y opone su propia vida desnuda y, al mismo tiempo, se mantiene en relacién con ella, en una exclusién-inclusiva”. / Por supuesto que encontramos aqui las resonancias del con- cepto lacaniano de extimidad, puesto a punto y tratado durante todo un afio en su curso de la Seccién Clinica de Paris por Jacques-Alain Miller‘. La extimidad da cuenta de la necesaria exclusién interna del goce en cuanto real o, si se quiere, de la necesaria exclusién inter- na de Ja pura vida orgdnica en los términos de Agamben, cons- tituyente del sujeto del psicoandlisis y de su ética. Seguin la perspectiva de Agamben ~que no es otra que la del psicoandlisis de la orientacién lacaniana-, el aplastamiento y la consiguiente indiscriminacién de las categorias consideradas naturales con las especificamente humanas en la biopolitica (tér- mino tomado de M. Foucault*) lo han llevado a caracterizar a la politica contempordnen a partir de la indiferencia. Una politica de indiferencia parece un nombre adecuado para representar el tipo de funcién.anti-solidaria de los estados modernos y sus “polfticas sociales de mercado”. éQué se dice cuando se dice nifio? Voy a hablarles del nifio en el mundo actual, pero antes quie- to recordarles lo que deciamos al principio: que la concepcién 4 MILLER, J.-A.: “L’extimité, Curso de la Seccién clinica de Paris en 1985-86. Inédito. FOUCAULT, M.: La volonté de savoir, Gallimard, Paris, 1976 (citado en G. Agamben, op. cit.). 5 PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 47 que el psicoandlisis tiene de lo que es un nifio no es ni la de la sociologfa, ni la del campo juridico, ni la del imaginario social, ni de la pedagogia. A partir de la puesta en funcién de Jo que Lacan Iams la posicion del analista en su discurso, la tradicional diferenciacion sostenida entre adultos y nifios adquiere una nueva dimensién. Para el psicoandlisis se trata de la relacién del ser que habla con el discurso, discurso que implica dos vertientes: una signifi- cante Ja de los enunciados, la de lo que se dice- y la otra de goce la de por qué se dice eso que se dice y no otra cosa, 0 lo que es lo mismo, la del lugar donde se aloja la causa de que se diga. Ambas vertientes apuntan a situar a cada ser hablante como ser sexuado frente a los otros. Vemos asf que la sexualidad en el hablante no es una cosa de la naturaleza, ni de la biologia. La sexualidad es cosa de discurso para el ser que habla. Digo dis- curso en el sentido en que Lacan habla de los discursos. _ En relacién con la Idgica de la cura analftica podemos verifi- car que la sexuacién, 0 sea el hecho de que alguien llegue a posi- cionarse como hombre o como mujer, no solo depende de sus identificaciones simbélicas e imaginarias, sino de la relaci6n que el que habla tenga con lo real, qué, como Lacan afirma, es lo que no anda. Lacan lo dice de otra manera: Jo real para el ser hablan- te, que es diferente al real de la ciencia, es que “no hay propor- cién sexual”, vale decir, que a nivel de lo simb6lico Ray un agu- Be i i mo tal. Eso quiere decir “Jeo. que Lacan zemite a lo femenino como ta que no hay sexo determinado por la biologfa ni por los caracte- res sexuales secundarios; no hay manera de saber si uno es hom- 2a bre © mujer més que por su ubicacién en el discurso. , La historia del psicoandlisis nos ensefia que es en la practica del psicoandlisis con los nifios donde mas extravios se han pro- ducido. Estos extravios dan cuenta de la confusi6n discursiva de aquellos que se proponen para encarnar la posici6n del analista en el dispositivo analitico. Escribiré a continuacién los cuatro discursos que Lacan for- maliz6 en su seminario EI reverso del psicoandlisis® . 6 LACAN, J.: Le seminaire, Livre XVI, L’envers de la psychearealyse, Seuil, Paris, 1991. 48 ANA RUTH NAJLES Amo Histeria Universitario Analista 5, > S, $-S, S, >a a->g§ $iia oal/S $8 //8 § 1/5, Cada uno de los discursos presenta cuatro lugares: agente / Otro verdad / produccién El nombre de estos cuatro lugares se mantiene en los cuatro discursos y lo que cambia es la ubicacién de esas letras, que van rotando por los diferentes lugares, dando cuenta asi de los dife- tentes discursos. : ZCamo se lee cada una de estas cuatro letras? El S; es el sig- nificante amo o significante del ideal. Los distintos ideales de una cultura son los significantes que gufan esa cultura, que imperan en ella. El S, escribe el saber, el saber del Otro en tanto el saber del inconsciente. El $, escribe al sujeto en tanto elidido de la cadena significante. El a designa el plus de goce, producto del discurso del amo; el goce que cada uno puede obtener, el “poco de goce”, dice Lacan, que cada uno puede obtener por el hecho de estar alojado en el discurso. Por medio de la rotacién de los elementos por los distintos luga- res que configuran al discurso, es posible redefinir las diversas posiciones y manifestaciones del sujeto. No es lo mismo el sujeto en el lugar de la verdad (como en el discurso del amo, que indica que el sujeto estd forcluido o expulsado del discurso, 0, lo que es lo mismo, que no hay un nombre para decir el ser del que habla), que el sujeto en el lugar del agente (como en el discurso histérico). Esas diversas manifestaciones del sujeto no deben ser con- fundidas ni con la persona, ni con el individuo, ni con el ser hablante -el parlétre del que hablaba Lacan. En funcién de ello, - los diferentes estados del sujeto deben ser considerados con res- pecto a su posicién discursiva y no en relacién con etapas de “desarrollo” cronolégico, modo en que se sitia al sujeto desde las distintas manifestaciones del discurso del amo: el derecho, la pedagogia, el discurso social en general. Entonces, la cronologfa del desarrollo evolutivo poco tiene que ver con la temporalidad del sujeto regida por la funcién de la prisa, como llama Lacan al momento de concluir en psicoanilisis. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 49 Es por ello que e] psicoandlisis con niiios pone a prueba la relaci6én que cada practicanie tiene con el discurso analftico. Un analista es aquel que sabe que no se trata ni de educar, ni de curar, ni de fascinarse con un nifio, sino de facilitar las vias para que el sujeto comparezca en el lugar de la verdad, punto de partida de Ja transferencia analitica y, por ende, de la puesta en marcha del dispositivo analftico. . Un analista, entonces, es aquel que sabe que su politica la del analista— es la de conducir al ser hablante a consentir a su goce —satisfaccién pulsional-— y, por lo tanto, a hacerse responsa- ble de él frente a los otros. El falso discurso del capitalismo Desde el comienzo del “Discurso de clausura de las jornadas sobre la psicosis en el nifio”’, y con el fin de situar los problemas‘ a los que se enfrenta el psicoandlisis, no solo en su abordaje de las psicosis, sino también en el del nifio y en el de las institucio- nes, Jacques Lacan ubicé a la segregacién como el factor funda- mental a considerar, ya que la segregacién es el problema mas candente de nuestra época por estar conectado con Ia relacién que existe entre “el avance de la ciencia y el cuestionamiento de todas las estructuras sociales que éste trae aparejado”. Es asf que no solo la familia est cuestionada a partir de los avances de las técnicas de reproduccién, por ejemplo, sino tam- bién los docentes, la educacién en general, las leyes, etc. Esto es otra manera de decir que estamos en el tiempo del Otro que no existe’. Hacia el final de ese texto al que acabamos de referirnos, y citando las Antimemorias de André Malraux en las que sé hace referencia a que “no hay personas mayores”, Jacques Lacan introdujo el término “el nifio generalizado” para dar cuenta de “lo que rubrica la entrada de un inmenso gentfo en el camino de la segregacién”. Para todos el mismo goce, equivale a decir “el nifio generalizado”. : ? Lacan, J.: “Discurso de Clausura de las Jornadas sobre Las psicosis en el nifto”, op. cit. 8 Laurent, E, Y MILLER, J.-A.: El Otro que no existe y sus comités de ética, Paidés, Bs. As. 2005. -50 ANA RUTH NaJLES Tal como Jo anticipamos més arriba, interpretamos este cami- no de ld segregacién|como la pérdida del estatuto de ser hablan- te para caer en el estatuto de objeio de manipulaciGn por parte del mercado; objeto plus de goce, homologable a cualquier obje- to producido por la tecnologia. Podemos pensar que esta expresién de Lacan “un inmenso gentio en el camino de la segregacién”, nos permite homologar un montén de cuerpos humanos a televisores en desuso, hela- deras viejas, grabadores pasados de moda y autos en un depési- to de chatarra. En la “Proposici6n del 9 de octubre de 1967 sobre ¢] psicoana- lista de la Escuela”, en la que define el dispositivo del “pase”, J. Lacan advierte: “Nuestro porvenir de mercados comunes serd balanceado por la extensién cada vez mas dura de los procesos de segregacién”, procesos que refiere a la dimensi6n de lo real, ya que son imposibles de subsumir en Ja norma simbélica. Como sefiala Jacques-Alain Miller, “la particularidad de goce disuelta en su lugar tribal natural (culturas, religiones, len- guas, tradiciones) tiende a reconstituirse en el seno del universal mismo bajo la forma de segregaciones muiltiples”. En el caunpo de la education eat Se evicentcia por la exclu- sién.de las aulas de los nifios-problema que terminan separados del resto y enviados a “escuelas diferenciales”, “escuelas espe- giales”, “escuelas de recuperacién”, etc. En esa misma direccién, Hannah Arendt, en un articulo escri- to en el afio 1975! responsabiliza a las politicas educativas modernas del hecho de que los adultos hayan abandonado a los nifios a su propia fuerza, a su propia posibilidad de organiza- cién; los han segregado del mundo de los mayores, quedando cada nifio a merced de la tiranfa del grupo. El nifio generalizado, producto de las variantes modernas de la segregacién, segrega a su _vez la muerte misma", vale decir, la castracién. Excluir el hecho de que no hay posibilidad de saberlo todo, de tenerlo todo, de decirlo todo, de no morir, de gozar de todo, eso es segregar la muerte. eg at 9 Ibid. 10 Arenot, H.: “La crisis en la educacién”, en: Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexion politica, Peninsula, Madrid, 1996. 11 LAURENT, E.: Hay un fin de andlisis para los nifios, Coleccién Diva, Bs. As., 1999. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALBIS 51 Lacan se refiere a lo que Ilamé el discurso capitalist, para decir que en realidad no se trata de un discurso sino de un falso dis- curso, ya que no instaura ningtin lazo social. Veamos cémo se escribe el discurso del amo para que observemos la diferencia con el asf llamado discurso capitalista: Discurso amo Discurso capitalista § 7 & $ > S $ // a4 S, a En el discurso del amo la cadena significante vela la articula- cién fantasmatica que aparece justamente desarticulada: una doble barra de imposibilidad separa al sujeto de lo que causa su divisi6n o su deseo. El sujeto en el discurso del amo no sabe nada acerca de lo que lo hace gozar. El discurso capitalista, en cambio, da la posibilidad de integra- . cidn directa del goce por parte del sujeto. En el discurso capita- lista el sujeto se dirige al saber de la ciencia para pedirle los obje- tos técnicos [por ejemplo la droga, ya sea permitida o prohibida] para taponar la hiancia subjetiva y tapar toda pregunta sobre el ser, Hay una relacién directa, sin ningtin tipo de traba, entre el objeto y el sujeto barrado. En este sentido, el sujeto en su falta en ser es colmado por el objeto técnico, el gadget. Por eso se puede afirmar que el verdadero drogadicto es aquel que se ha dado un ser de goce por medio de la técnica (pensemos en los nifios medicados con Ritalina a partir de portar un diagnéstico de ADD —Aitentional Disfunctional Disorder-). Esta época, como sefiala Jacques-Alain Miller, es la €poca del Otro que no existe’, ya que la mayorfa de la gente ha caido en la cuenta de que el Otro, en tanto garante de la verclad universal, - no existe. Por ello, estamos en la época del auge de los comités de ética que no existfan hasta hace unos afios. Los comités de ética, evidentemente, son subsidiarios de esta época de la ausen- cia de un Otro garante de la verdad y del saber universal, en el sentido de que intentan suplir esa funcién que ha quedado vacante, y que hasta hace unos afios fue cubierta por fuertes sig- nificantes amos —los de la religién, los de la peda gogia, los del 32 LAURENT, E. y MILLER, J~A.: El Otro que no existe y sus cornités de ética, op. cit. 52 ANA RUTH NAJLES derecho-~ 0, lo que es fo mismo, por fuertes ideales. Esos ideales, como veremos a continuacién, ya no se sostiene ni a nivel del individuo ni a nivel del grupo. Lo que se pretende con estos comités de ética es todo lo con- trario de lo que los psicoanalistas planteamos con la ética del psi- coandlisis. La ética del psicoandlisis -que Lacan definfa como la ética del bien decir~ es una ética que atafie a hacer surgir y responder a la singularidad del uno por uno de los seres hablantes. Los comités de ética, por el contrario, tienden a generar consenso; es una prac- tica nacida en el pais que ha inventado la polftica del consenso: los Estados Unidos. Es un recurso pragmatico con el que, dado que no se sabe muy bien qué hacer frente a determinadas situaciones, se hace lo que diga la mayoria: nos reunimos, hablamos y habla- mos... hasta ver si la mayorfa se pone de acuerdo en algo. Esto se traduce en que ya no hay més significante amo que la propia vacuidad del sujeto, dado que en el lugar amo del dis- curso esté la propia vacuidad del sujeto, su propia falta, su pro- pia desaparicién, 0, como dice Miller’, el culto a su propia autenticidad, a su propio desarrollo, a su autoreferencia. Y coacccionado por el deber de vivir y el deber de gozar -también del saber por medio de la informacién— que le impone ese dis- curso capitalista. Por eso Lacan planteaba que el discurso capitalista es un falso, discurso, ya que no establece ningiim lazo social; el sujeto, en ese -dtScurso no hace Jazo con ningtin Otro (ni otro), a diferencia del erdadero di iene por funcién hacer lazo. Este es in falso discurso porque no hay posibilidad de establecer ninguna rotacién de lugares y el sujeto siempre queda fijado en ese lugar que lo separa del Otro por ese objeto que tapona su falta y que lo deja encerrado en su cuerpo. Como lo sefiala Miller", “el camino actual de la civilizacién es que el plus de gozar no solo sostiene la realidad en el fantasma, sino que esté a punto de sos- ' tener la realidad en tanto tal, lo que es posible traducir como la alidad transformada en fantasma”. Es por eso que Miller plan- tea que los impasses de la civilizacién actual dependen “de que se tocé el discurso del amo, de que el plus de gozar no sostiene 13 Ihidem. 14 Muse, J.-A.: El banquete de los analistas, Paidés, Bs. As, 2000. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 53 solamente la realidad en el fantasma, que el famtasma estd en todas partes, peneira en lo real” imaginarizando el mundo. “La ciencia integrada al discurso capitalista nos da un plus de gozar desregulado”. Es por ello que el sujeto del discurso capitalista es autorefe- rencial. En algtin momento, todos somos tomados en cuanto individuos por ese discurso y colocados en ese lugar de objetos de consumo; la cuesti6n es cémo salimos de ahi, porque sino, terminamos consumidos por ese discurso. Este sujeto autoreferencial, narcisista —término introducido por Freud para dar cuenta del sujeto que se satisface en sf y para si- nos permite pensar el hecho de que, en muchos casos, ya no se deposita en los hijos el propio “yo” ideal de la infancia. Recuerden lo que Freud dice del hijo en “Introduccién del nar- cisismo”: His majesty the baby, porque ocupa el lugar del yo ideal de la infancia por siempre perdido por el asf llamado adulto. Citamos esta formulacién de Freud para intentar entender qué lugar va a ocupar el nifio para los padres del mundo actual; para este sujeto autoreferencial asf constituido como narcisista, el de] discurso capitalista. Pero tenemos que tener en cuenta que esta generalizacién es inadmisible para el psicoandlisis, porque cada nifio ocupa para su madre un lugar, para su padre otro, y eso es absolutamente singular. Como Io decfamos la clase pasada, se verifica que en la época de la naciente burguesfa moderna, los hijos fueron para Jos padres una esperanza de ascenso social. Pero eso casi ha desa- parecido por el empuje del discurso capitalista que hace que esos nifios pierdan el valor privilegiado que tuvieron al princi- pio de la era burguesa para sus padres, y sean intercambiables —en determinados casos— con los otros objetos ofrecidos por el mercado para el consumo. De modo que podemos afirmar que somos todos consumido- res consumidos por el mercado. Esto, quizds en parte, permitiria explicar el maltrato infantil generalizado, que da a ver que el nifio ha cafdo de ese lugar pri- vilegiado que tenfa en la época de Freud. Lo parad djico es que el mercado ha tomado a los nifios como destinatarios privilegiados de sus estrategias de consumo, transformandolos asi en los con- sumidores ~consumidos por ese mercado- por excelencia. 54 ANA RUTH NAJLES Podemos tomar aqui como ejemplo extremo un fendmeno social: e] de los nifios vendidos por sus padres como objetos ~sexuales o Jaborales. Esto sucede en algunos lugares muy pobres del sudeste asidtico (aunque estos fendmenos se propa- lan con la rapidez de internet y hoy ya alcanzan a nuestros paises). Los significantes-amo determinan lo que esté permitido y lo que est4 prohibido en una época, en una cultura, en una socie- dad dada. El comercio sexual de los nifios, por ejemplo, no estd mal visto culturalmente en algunos pafses de oriente, pero es un escdndalo en nuestro mundo occidental y cristiano, que, para- déjicamente, es el mundo del imperio del mercado. Lo que torna més llamativo el hecho de que sean las agencias noticiosas y los organismos de derechos humanos occidentales los que denun- cian esto como un espanto, una barbaridad, un abuso. También se sabe de los nifios (aunque no solamente) secues- trados y asesinados a cuyos cadaveres les falta algtin o algunos Srganos; por otra parte, la venta de érganos con autorizacién de los padres o con la autorizacién del propio sujeto, etc, son hechos que todos los dias conocemos por los medios masivos de comunicaci6n. , Podemos tomar otros ejemplos aparentemente menos tragi- cos. Hemos asistido en los iiltimos afios a la transformacién de todo tipo de trastornos —desde los trastornos escolares, ef! ADD (sindrome de déficit de atencién con o sin hiperactividad), a los trastornos alimenticios como la anorexia y 1a bulimia, o a la dro- gadiccién, en temas de discusién ptblica. Asf nos enteramos por los medios masivos de comunicacién y no solo por nuestra practica, de la inquietante frecuencia con que se presentan estos fenémenos en Ia actualidad. Si bien desde el psicoandlisis estamos advertidos de la impo- sibilidad de generalizar su caracterizacién, comprobamos que en nuestro tiempo ellos se han constituido en sintomas para el campo social -y no necesariamente para aquellos que los pade- ‘cen-, que los ha catapultado al rango de “sintomas modernos”. También sabemos que si bien el ser hablante se constituye en relaci6n con normas, 0 sea, con significantes-amo (S,) que tienen el valor de ideales de los que éste se sirve para alojarse en el lazo social, el ser hablante debe desprenderse del valor de goce que esos significantes-amo conllevan (superyd) para no quedar PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PsiCOANALISIS. 55 aplastado en su singularidad. Pero verificamos que eso no siem- pre se consigue. . . Podemos afirmar que en este mundo globalizado, uno de esos significantes-amo que se valoriza cada vez mas en el mer- cado es el de la imagen. A la par del avance de las técnicas estéti- cas -ya sean estas quiruirgicas 0 no-, poseer un cuerpo en linea (sobre todo en el caso de las mujeres, aunque no exclusivamen- te) se ha transformado en un ideal voraz, 0, lo que es lo mismo, en un mandato superyoico. Vemos por televisién que la carrera de modelo es una de las mas deseadas. Las chicas, ya a los I] 0 12 afios, se inscriben en * escuelas para modelos. Hay muchisimas escuelas para modelos | (parece ser un negocio redituable) donde Jas jovenes aprenden a | caminar, a vestirse, a maquillarse, a modelar, a saber cudnto tie- nen que pesar. Ahora el ideal de tener una “imagen de modelo” sustituye a los ideales de “ser un hijo modelo”, o “ser un alum- no modelo”. Vemos como ya el ser modelo no se metaforiza sino que es tomado en sentido puramente imaginario. Ser modelo, entonces, es indice de un semblante femenino que reina en el mercado, siendo las mas cotizadas (las de mayor valor) quienes se adectian a la norma imperante. Es as{ que se producen efectos notables, como, por ejemplo, que la extrema delgadez dé como resultado una curiosa apa- riencia andrégina que contradice los pardmetros tradicionales del ideal femenino. . Pero también, los medios de comunicacién Ilamnan a las per- turbaciones de esas mujeres la anorexia de las modelos, con el empuje que esto conlleva a lo que esos mismos medios denun- cian como “peligrosa enfermedad”, desconectando antecedentes y consecuentes, y desentendiéndose de los efectos del nombrar (para) sobre la subjetividad. ' Por lo tanto, y teniendo en cuenta el modo en que cada uno de los seres hablantes se Jas arregla con la norma © significante- amo, para el psicoandlisis se tratard de situar en cacla caso la fun- cién que tiene en la estructura subjetiva, lo que hemos denomi- nado més arriba, trastornos -del aprendizaje, de la conducta, de la alimentacién (anorexia, bulimia), las adicciones, etc., lo que desde ya supone que estos frastornos no ocupan necesariamente el lugar de sintoma para un sujeto singular. ve CaPiTuLo 4 La evaluacién generalizada El avance de la ideologta cientifica y las segregaciones renovadas Como ya lo dijimos antes, vivimos en una época caracteriza- da por el vertiginoso avance de la ideologfa cientifica y de la tec- “ nologia; que genera un mercado global, que tapona, calla, sutu- ra, forcluye con modalidades cada vez mds apremiantes al suje- to en su singularidad, en funcién del ideal de universalidad pro- movido por el discurso de la cencia— Si la Vida esta actualmente expuesta a una violencia sin pre- cedentes, en las formas mas profanas y triviales, “es quizds por- que somos todos virtualmente homines sacri” [hombres sagrados- malditos], como afirma Agamben. Sacer en latin tienen las dos significaciones: sagrado-maldito. El homo sacer es “una oscura figu- ra del derecho romano arcaico (que quedé excluido de la asf lla- mada cultura de Occidente) en el que la vida humana esta inclui- da en el orden juridico tinicamente bajo la forma de su exclusién” (es decir, en su posibilidad de ser eliminada sin sancién). O sea, que “la pareja categorial fundamental de la politica occidental clasica”, fue “la pareja vida desnuda-existencia politica”, oposicién que no se sostiene en la modernidad. ~ Los dos aspectos cuya yuxtaposicién define al Homo sacer en el arcaico derecho romano son “la impunidad para_aquel que lo mate y la prohibicién de sacrificarlo [ritualmente]”2. La vida del homo sacer no era ni siquiera lo suficientemente valiosa como para darla en sacrificio a los dioses, es decir, no era algo que los dioses pudieran aceptar con agrado. 1 AGAMBEN, G.: Homo sacer, le pouvoir souvérnin et Ia vie nue, “Introduccién”, Seuil, Parts, 1997. 2 Ibid. 58 ANA RUTH NAJLEs La vida del’‘homo sacer asf definida es lo que se traduce en este contexto como la vida desnuda. > ‘Podemos postular, entonces, que lo precluido, es decir, lo excluido del derecho romano, retorna asf en los hechos segrega- tivos de nuestra contemporaneidad a partir de una impunidad criminal selectiva. fara Agamben, “la politica no reconoce actualmente ningun otro valor supremo (y en consecuencia ningun otro valor negati- vo) que la.pura vida [de ahi su calificaci6n de biopolitica’), y mientras las contradicciones que resultan de este dato no sean resueltas, el nazismo y el fascismo que hicieron de la decisién sobre la vida desnuda el criterio polftico supremo, seguiran sien- do draméticamente actuales”*. Recordemos que la vida desnuda de la que habla Agamben es lo que en el psicoandlisis denomi- namos la singularidad real del goce de cada uno. El problema que surge para los estados modernos es que al procurar legislar sobre la polivalencia de goces que afectan a los cuerpos parlantes, previamente lanzados al mercado, pretenden hacerlo de un modo que valga para todos, excluyendo las diferencias, Afirmar que en la actualidad Jos estados son cada vez més homogéneos entre si, debe ser suplementado por otra compro- bacién, y es que a causa de ello también los individuos margi- nados, es decir excluidos del lazo social, del lazo con el Otro, son cada vez mds uniformes. . Y esto sucede a pesar de su origen o procedencia: los arroja- dos del sistema también se parecen entre si, aunque lo sean desde un Estado norteamericano, argentino o francés. La paradoja es que, al mismo tiempo, se reinstalan salvaje- mente en la trama social las diferencias de todo tipo que separan a los vecinos. diferente. ET goce segrégativo, enfonces, reintroduce en lo real la ja forcluida por la homogeneizacion cientifica de los mercados. Esto se ve bien en la multiplicacién de comunidades y tribus urbanas -por ejemplo, la comunidad gay, los movi- mientos feministas, los punk, los débiles mentales y sus escuelas 3 Foucautt, M.: La volonté de savoir, Gallimard, Paris, 1976 (citado en G, Agamben, op. cit.). * AGampen, G.: Homo sacer, op. cit. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PS{COANALISIS 59 especiales, los anoréxicos, los judios, los musulmanes, los negros, y podemos seguir el recuento. ‘ Como sefiala J. Lacan, si los “cuerpos —pueden ser— despeda- zados para e intercambio” constituyendo la faz de goce exclui- da-incluida en el corazén de Ja mercancfa, es en funcién de “la ignorancia en la cual es mantenido ese cuerpo por el sujeto de la ciencia”>. Recuerden que el sujeto de 1a ciencia es el sujeto vacio, Lachado.excluide como omerpo. Lo que queds bajoTa barra de la represién es el cuerpo mis tanto cuerpo de goce, del que nada sabe el sujeto de la ciencia. ‘ 3 Lo que goza siempre, en el mejor de los casos, es una parte del cuerpo, porque cuando todo el cuerpo es invadido por el ‘oce se prod muerte del sujeto en Cito a Lacan®: “Alamo le han sucedido un montén de cosas, en particular ha lagrade deslizar hacia él suavemente el aparato dél saber. Es Jo que se llama la ciencia, la clencia que no es en lo mas minimo un asunto de progreso del conocimiento, sino que es algo que funciona, que en particular funciona siempre en bene- ficio del discurso del amo. Acé esté el prestigio sostener a la U; ‘O niversidad tiene que soportar es algo que es incapaz de soste- ner en las condiciones actuales. Lo que puede soportar de cientifico son los métodos de fichaje, de clasificacion”. La ideologta de la medida: la evaluacion generalizada En una conversacién de Jacques-Alain Miller con Jean- Claude Milner sobre la evaluacién’, conversacion que lleva por subtitulo “Entrevistas sobre una md4quina de impostura”, se tra- tan algunas cuestiones que me parecen fundamentales para dar cuenta del creciente malestar en Ia civilizacién actual. Por otra parte, en tanto practicantes del psicoandlisis, no podemos dejar 5 “Ty, Lacaw, J.: “Discurso de Clausura de las Jornadas sobre las psicosis en el pit en: Analiticon Nro 3, Correo/ Paradiso, Barcelona, 1.987. i Je, J.i Le seminaire, Livre XVI, L’envers de la psychanalyse, Seuil, Paris, Mittsr, J.-A. y Miiner, J.-C.:Voulez-vous étre é coll, Fi emened ane ve évalué?..., coll, Figures, 6 y wail Ke Eg ‘3 Ss S 60 ANA RUTH NAJLES de hacer nuestra Ja afirmacién de J.-A. Miller respecto de que “no hay clinica del sujeto sin clinica de la civilizacién”. "En ese sentido, J.-A. Miller presenta a la evaluacién como el fenémeno esencial de nuestra época, época que J. Lacan ya en 1967 caracterizaba como aquella en la que el avance de la ciencia trae aparejado el cuestionamiento de todas las estructuras socia- les, con las multiples segregaciones que le siguen’. Jean-Claude Milner nos planiea que hay dos paradigmas decisivos para la determinaci6n de la cultura actual: el paradigma problema-solucion y el paradigma de la evaluacton. Estos paradigmas se combinan en la cuesti6n de saber c6mo se ST ae pn “is el univers acial-cuando se plate un-pobla én sociedad se rectire a lo politico para encontrar una soluci6n, solu- idm que es presentada en términos de evaluacién. Tanto el paradigma problema-solucién como el paradigma de la evaluacion estan comprendidos en el paradigma de la medida; 0 sea, que la estructura comtin en ambos es la de la equivalencia, en tanto estructura fundamental en las mateméaticas. Como nos lo dice Milner, lo propio de una buena solucién es que sustituye lo que planteaba un problema por algo que no lo hace. Se sustituye una pieza que falla por otra que ands. Es decir, que el paradigma problema-solucién sigue elesquema de susti- tucién por equivalencia. ] mismo esquema sigue el paradigma de evaluacidn, en el que se sustituye la cosa evaluada por la evaluacién evaluante. Esta sustitucién aparece como el primer paso para la otra, la del para- digma problema-solucién. Ahora bien, hay un hiper-paradigma que retme a los dos anteriores —problema-solucién, evaluacién— que es el paradigma de la equivalencig. a emergencia de este paradigma se puede situar en el siglo xvi con la introduccién en Europa del papel _ Ademés se evidencia que a la equivalencia mensurable respon- dié la equivalencia juridica, es decir, lo que se liama el contrato. El contrato supone que los partenaires equivalen en fuerza y tienen cosas equivalentes para intercambiar. & Lacan, J.: “Discurso de Clausura de las Jornadas sobre las psicosis en el niiio”, op. cit. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 61 De modo que el hiper-paradigma de la equivalencia subsume a los otros tres: 1. problema-solucion, 2. evaluacién 3. contrato Cuando hay contrato hay evaluacién: la hay antes para eva- luar si el partenaire es vdlido y la hay después para ver si el con- trato se respetd. Simétricamente, cuando hay evaluacién hay contrato, ya que se supone que el evaluado admite, al menos, el principio general de Ja evaluacién. En resumen, se trata de que la ideologia del contraio es lo que est en el fundamento de lo que puede denominarse democracia ilimitada, diferente de la democracia clasica. La democracia ilimitada remite a que los derechos del hombre, en su versién actual, son ilimitados. Y no soto los derechos son ilimitados, sino que la ideologia del contrato es ilimitada, los procedimientos de evaluacién son ilimitados, la validez de la forma problema-solucién es ilimitada, a tal punto que el nazis- mo pudo recutrir a lo que llam6 la “solucién final’. Es decir, que Jo que aparece como factor comuin es /o ilimitado. Es evidente que hay una diferencia entre la ley y el contrato, ya que mientras la ley no se basa en Ja igualdad de los partenai- re5/ el contrato Yeposa sobre dicha supuesta igualdad, En Tos regimenes liberales la ley permite todo lo que no pro- on hibe expresamente, poniendo en evidencia que es el silencio de la ley lo que la hace funcionar. En cambio, en el contrato solo cuenta lo que est expresamen- Kh te estipulado de manera positiva 0 negativa, dado que el silen- cio no tiene lugar alli. a Es por eso que Eric Laurent puede afirmar, que “hoy los nom- bp nx bres de padre y madre se encuentran transformados, desplazados por nuevas demandas y, de ese modo, sumergidos en el mundo! det contrato que, tal como lo afirma Jean-Claude Milner, es sin He, de limites”.? (Entre otras cuestiones que nos plantea el avance de la ciencia, recordemos que no solo se pueden alquilar vientres para plantar embriones que se pueden tener congelados, sino que se 9 LaurEnt, E.: “Le nom su pére entre réalisme et nominalisme”, en: Révue de I’ Ecole de la Cause Freudienne N° 60, Les nouvelles utopies de la fami- Ne, Paris, agosto 2005. (La traduccién es mia) 62 ANA RUTH NAJLES puede comprar esperma pata fertilizar un 6vulo que, a su vez, puede haber sido también adquirido en el mercado, sin contar que también se esta planteando la posibilidad de adoptar em- briones congelados y no utilizados por sus “duefios” legftimos, etc., etc.). . Entonces, si la evaluaci6n es un procedimiento pesado es orque se basa en la légica del contrato, no en la de la ley. Es decir, Ere ia ovaluscitn se Besa of le susttecion del ser cuct que habia que £valuar por el ser evaluado —légica de sustitucién entre equiva- lentes. A diferencia de lo anterior, las grandes doctrinas materialis- tas siempre plantearon un plus que excedia toda forma de con- trato, toda forma de evaluacién y toda absorcién por el paradig- ma problema-solucién. Para Marx, se trataba del plus de valor (la plusvalia), exceso, que resiste toda sustitucién calculable entre fuerza de trabajo y salario. Es decir, que ese plus de los materialismos puede ser plan- teado como lo insustituible. En los términos de Jacques Lacan eso no equivalente, es el objeto a. Vale decir que objeto a es el nombre de lo insustituible para la orientacién lacaniana. Otro nombre de la funcién de lo insustituible es el vivir mal, es decir, el malestar en la cultura del que nos hablara Freud. Por otra parte, se puede plantear que lo administrativo, el papelerio burocratico, aparecen como una forma de la técnica —ubicando también a la pedagogta como técnica— que no admite el plus. La demanda de evaluacion Jacques-Alain Miller” ha dilucidado para nosotros el por qué de la demanda de evaluacién, los fundamentos de su operacién. En principio, si la evaluacién concierne, aparentemente, a las colectividades ya que acredita conjuntos, termina por tocar a los individuos. La tesis que nos presenta J.-A. Miller, en tanto la evaluacién esta fundada en el ser del sujeto, en su estructura de lenguaje, es 30 Mier, J.-A., MILNER, J.-C.: Voulez-vons étre évalué?..., op. cit. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PsICOANALISIS 63 que en esta operaci6n se trata de una iniciacién, y que, por lo tanto, se transmite como tal. De modo que_la operacién de evaluacién consiste, funda- mentalmente, en obt t ci6n. Es por ello que Ja evaluacién es algo que se demanda. O'sea que, aunque la evaluacién se pretenda cientifica, Miller pone en evidencia que en ella se trata de una transmutacién de orden mistico: todo evaluado acreditado transmuta en un evaluador en potencia. La operacién de evaluacién hace pasar un ser de su estado de unico al estado de uno-entre-otros, es decir, uno que acepta ser comparado, que accede al estado estadistico. J.-A. Miller pone en evidencia entonces, que la evaluacién reproduce el momento inaugural de la marca del significante en el hombre, momento de pérdida de una parte de vida, parte que Lacan denominé plus-de-gozar. De modo que la evaluacién desprende con una pureza jamas alcanzada en la historia la marca significante originaria del ser humano, es decir, el momento de su alienacién a] Otro del len- guaje, matriz de su socializacién. Pero queda claro también que, en tanto matriz de la sociali- zaci6n, la operacién de evaluacién, cuyo niicleo es la compara- ci6n -en nuestros términos, la identificaci6n—, es un método de segregacién, vale decir, que es un método de eliminacién que apunta a la auto-condena del sujeto. Recordemos, para terminar, que a diferencia de todo lo ante- rior, el psicoandlisis se dedica a lo tinico, a lo incomparable, al sin- foma en tanto modo singular de gozar de cada uno de los seres hablantes. El discurso universitario y la burocracia Es interesante que cuando Lacan presenta el discurso univer- sitario", plantea que el S, ocupa el lugar del agente, y que este S, “se especifica por ser, no saber de todo, sino todo saber”. Es decir que es “lo que se afirma por no ser otra cosa que saber”, LACAN, J.: Le seminaire, Livre XVI, L'envers de la psychanalyse, cap. IL, “Le maitre et I’hystérique”, op. cit. 64 ANA RUTH NAJLES aclarando que eso es lo que se llama en el discurso comin la burocracia. Se trata para él de un saber de amo, ya que en el lugar de la verdad del discurso —como enunciacién- se sittia el signifi- cante amo, que muestra el hueso de lo que sucede con la‘nueva tirania del saber, en tanto en ese lugar de la verdad aparece el elemento de obligacién, de conminacién que permanece entre lineas, es decir, en el lugar de la enunciacién. Eso impide, ademas, que el saber aparezca en el lugar de la verdad (como, en cambio, sucede en el discurso analtftico). Como dice Lacan, el signo de la verdad esta en otro lugar, debiendo ser producido por lo que sustituye al esclavo antiguo, es decir por los que en sf mismos son productos de consumo, es decir, el “material humano”. 5 = a 8 // $ También Lacan va a referirse al discurso universitario como discurso del amo pervertido", sefialando que lo que produce ese discurso es cultura ($), a partir de las unidades de valor! -a— que son cada uno de los que entran en ese discurso a tftulo de alum- nos: el material humano. Es decir, que lo que postula el discurso universitario es que el dominio que ejerce el saber recaiga sobre el elemento de goce ~objeto a-, en tanto lo que perturba por su singularidad. Se trata de reducirlo con el fin de obtener el $ que no es aquf el sujeto del inconsciente. Lo que se produce, como lo sefiala Miller, es una reduccién del sujeto a no ser otta cosa que una variable de ajus- te!4, Es decir que cada uno entra en el cdlculo como variable, que es otra lectura posible del matema §. Al decir de Lacan, dado que cada uno de los estudiantes ha sido “colgado para taponar el agujero, en tanto la causa del . deseo de las dos o tres tiltimas generaciones, cada uno es pro- yectado como objeto de esperanza...”. 12 Lacan, Jj: Le seminaire, Livre XVIL L’envers de la psychanalyse, Cap. XI, op. cit. 13 Lacan, J.: Le seminaive, Livre XVII, L'envers de la psychanalyse, op. cit. 14 MILLER, J.-A.: Pieces détachées, curso inédito de la Seccién clinica de Parts, 2004/5. Clase del 19/1/2005. Inédito. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISS 65 Lacan agrega que, objetivamente, cada uno individualmente, en tanto objeto a, es una unidad de valor. Lacan’ sefiala que las unidades de valor pasan progresiva- mente de un valor de uso a un valor de cambio. Es decir que cada estudiante es tomado en ese discurso como objeto a, funcio- nando, entonces, como plus-valia. “Cada uno es un verdadero valor en el sentido de que forma parte del movimiento numéri- co que va a sostener el modo de intercambio, el modo.de comer- cio que constituye la sociedad capitalista. Solo que una cosa es ser la plus-valfa encarnada y otra la plus-valfa contable. Cuando uno es plus-valfa encarnada esta colecci6n se adiciona, la unidad de valor engendra obviamente un malestar ” ($). J.-A. Miller" plantea que el discurso universitario es “la opera- cién escrita por Lacan, para indicar un movimiento civilizador que supone el dominio del goce por el saber’, lo que oculta la decisién de instaurar al significante como amo del goce. Miller agrega que el producto de dicha operacién “es el de transformar a cada uno en un hombre sin cualidades, en un hor- bre cuantitativo, esperando que cada uno se unifique con el signifi- cante amo, que se colme el abismo entre el sujeto tachado y el S,”, cosa que e] psicoandlisis ha demostrado como imposible, ya que siempre va a haber un plus, es decir, un malestar, un real imposi- ble de ser transformado en saber, vale decir, en significante. Es por eso que Lacan podia afirmar que “la verdad de la época es la impotencia”. Impotencia para reducir la funcion que es ejercida por Jo que él ilama objeto a. Eso es lo que escribe la parte superior del discurso universitario. Como dice Miller, esto quiere decir también que “el poder es la impotencia”. Puede afirmarse que-a la era del proletariado le ha sucedido la del estudiante, ya que el mundo del mercado exige cada vez mayor competencia para acceder al trabajo. Es asi que cada vez se pretende un mayor nivel de estudio para los nifios, demostrandose que los que son dejados de lado por el saber se transforman en desechos de la sociedad: si no hay diploma, no hay trabajo, no hay dinero. 15 Lacan, J.: Le seminaire, Livre XVII, L’envers de la psycharialyse, clase del 3/6/70, op. cit. 16 MILER, J.-A.: Curso de la Seccién Clinica de Paris, Un éffort de poésie, 2002/2003. Inédito. 66 ANA RUTH NAJLES Es por eso que se puede decir que en este mundo el fracaso CaPiTULO 5 escolar puede equipararse al fracaso vital? Inhibicién, sintoma y angustia Angustia, inhibicién y sintoma En su texto “Inhibicién, sintoma y angustia”!, S. Freud defi- ne a Ila inhibici6n como “la limitacién. que.se..impone. el yo -inconsciente— para no despertar la angustia.., siendo Ja angustia \ un dispositive puesto en accién 1 por 1 yo ante uni i i “peligro”: El sefiala también que “I angustia, a d i “miedo, es una sefial de alarma ante un peligro 4 desce J _ ro neur6tico, pulsional”. Se puede plantear que la inhibicién es el, mecanismo de donde provienen la -mayoriadeWTas conductas. de fracaso*, rental, de la funcién _motriz, : (paris) de la funcién sexual {impotencia). Pero ¢ en n todas el _Tecanismo es el mismo. En rela- cién con sus causas, Freud sefiala que se trata de evitar el con- flicto con el ello (pulsién), evitar el autocastigo del supery6, y también esta relacionada con los estados de duelo. on De manera que podemos afirmar que “en Ia inhibicion el suje- to revela algo de su verdad no por unno de rechazo, no por un no | tomado en el discurso, sino por un acto”.2 La deterncién del pen- | samiento es un acto del mismo tipo que la anorexia 0 la pardlisis. Es asf que la inhibicién es un acto, y como tal, se sitda en la ; vertiente del objeto 4. — } Freup, §.: “Inhibicién, sintoma y angustia”, en: Obras completas, Biblioteca Nueva, Madrid, 1989. , 2 Cornié, A.: Les cancres n'éxistent pas, Seuil, Paris, 1993. ”” Corntt, A.: Les cancres n'éxistent pas, Seuil, Paris,,1993: . 3 Freup, S.: “Inhibicién, sfntoma Y angustia”, op. cit. 68 ANA RUTH NAJLES » Porsu parte, J. Lacan, en su seminario sobre Le angustia, plan- i@4 que “la angustia no es sin objeto”, lo que significa que el obje- to a-en tanto la parte de real que pas6 a la articulacién signifi- cante—estd presente en el surgimiento de la angustia.f.acan pos- tula que “la angustia es la sefial del modo irreductible en que lo real se presenta en la experiencia”. También sefiala que la angus- tia aparece cuando el objeto a “que deberia haber sido pétdido en cuanto real”, no se desprende, no esta ni borrado ni elidido. Es por eso que Lacan afirma que “la angustia es el unico afecto que no engafla”, ya que remite a lo real como fuera de sentido. Es decir, que la angustia presentifica a la pulsion. De manera que la angustia y la inhibicién concomitante, estén en relacién directa con un objeto a que no ha sido borrado en la imagen y que, por ende, retorna desde lo real. La verdadera pregunta del sujeto -es decir, la pregunta sobre el origen, sobre su ser- implica un desgarro, la angustia, una divisién evidente, apareciendo el sujeto dividido en el lugar del agente del discurso. {> Lacan plantea que la “inhibicién no es sino la introduccién, i en el ejercicio de una funcién, de otro deseo, diferente de aquel que Ja funcion satisface de manera natural”. = De manera que para él se trata de una ocultacién estructural del deseo -lo Urverdrangt- detras de Ja inhibicién. Lo que per- mite decir que si alguien tiene el “calambre del escritor” es por- :___ que erotiza la funcién de su mano’. ” La inhibicién es algo que se encuentra, en el sentido mas amplio del término, en la dimension del movimiento —recorde- mos que Freud habla de la locomocién cuando la introduce. En la inhibicién se trata, entonices, de la detencién del movimiento. Eso significa que estamos en Ja dimensién del acto, cuyo agente es siempre el objeto. En el acto, el sujeto se realiza como objeto. ~ Lacan afirma también que “estar impedido es un sintoma; e | inhibido, un sintoma puesto en el museo; y si se mira lo que quiere decir estar impedido —impedicare— quiere decir ser tomado en la trampa. Nocién extremadamente valiosa, pues implica la relacién de una dimensién con algo diferente que viene a inter- ; ferir y que embrolla lo que nos interesa, lo que nos acerca a lo 4 Lacan, J.: Le seminaire, Livre X, L'Angoisse, clase 25/6/63, Seuil, Paris, 2004. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS. 69 que buscamos saber: no la funcién, término de referencia del movimiento dificil, sino el sujeto, es decir, lo que pasa bajo Sa forma, bajo el nombre de angustia”> Jo que pasa bajo la forma del objeto a. - om En la inhibicién intelectual hay una detencién -el ser hablan- |~" te dice que no comprende. Y lo que hace sintoma es la repeticién i de esta detencién. ere mes ai om amen oe “ET dispositivo analftico permite que este acto sea retomado en los desfiladeros de] significante y que algo del goce que alli se condensa pueda mobilizarse. La eleccién forzada: debilidad mental o locura Para referirse a la constitucién del sujeto, J. Lacan planted la nocién de eleccién forzada. En principio podemos inferir que si dejé de lado la sobredeterminacién freudiana para hablar de eleccién forzada es porque él queria poner el acento en otro lugar®. Si dijo eleccién forzada y no sobredeterminacién es porque quiso poner en juego algo de lo mas singular del sujeto en eso que suce- de en su constitucién misma. Sabemos que a lo largo de su ensefianza J, Lacan fue modifi- cando el modo de dar cuenta de la estructura del sujeto. Cada vez més se iba confrontando con la dificuitad de afirmar que pri- mero es el Otro. Hablar de eleccién forzada no es hablar de eleccién yoica. J. Lacan introdujo el término de eleccién forzada en el Seminario 11 y en “Posicién del inconsciente”, pero ya mucho antes, en 1948, cuando se referfa a la causalidad psfquica de la locura, subrayaba la insondable decisién del ser en la psicosi elige Ja libertad’. “La decision y la eleccién son nociones “Lacan nunca aban- doné. Ya que es notorio en la practica del psicoandlisis que el sujeto decide consentir a ciertos 5, y no a otros. oe En el autismo, justamente, se podria decir que el sujeto no © * 5 LACAN, J: Le seminaire, Livre X, L’Angoisse, clase del 14/ 11/62, op. cit. 6 Mauss, A. R.:: Una politica del psicoandlisis -con nifios-, Plural Editores, La Paz, 1996. ; , 7 Lacan, J.: “Acerca de la causalidad psiquica”, en: Escritos, Siglo XXI edi- tores, Bs. As., 1988. 70 ANa RUTH NAJLES consiente a ser marcado por determinados $,, por lo cual es invadido por todos. Ya no hay ahi significante, hay puro lengua- je que lo tapona. El sujeto no consiente a decidir, no consier perder radar" SES : ~-En “La cénferencia de Ginebra sobre el sintoma”’®, al respon- der a una pregunta sobre el tema del autismo, J. Lacan planted que jamds se podria decir que el autista esté fuera del Jenguaje. _Un autista estd tan lleno de lenguaje que por eso no habla. Un autista est “totalmente” deritie del Tengitiajé” La’ diferencia es que para él ng hay alli v agujero. O sea, que en su caso no exis- te lo imposible de decir. 1 Jo_ ecir. No hay el ‘verdadero agujero de la estructura, el agujero que debe existir para que todo lo demas funcione: ese es el agujero real de la estructura del sujeto intro- — ducido por el rasgo unarid én tanto fasgo sifBOlico. “La cuesti6n en el autismo es que la falta del agujero en el fun- cionamiento de lo simbdlico impide que se introduzca la dife- rencia, De lo que se trata en la clinica con sujetos autistas, enfon- ces, es de lograr producir un agujero en la estructura, lo cual puede ser, a veces, una tarea infructuosa. La eleccién forzada indica que estamos obligados a elegir el agujero, y que si lo rechazamos, quedamos libres. Es decir: ‘por fuera de la alienacién estructurante, Si el fantasma est4 orientando el sentido con el que se puede gozar, eso significa que se elige desde el fantasma. La prdctica analftica indica la inexistencia de un “destino pre- fijado”. Si bien hay significantes-amo de una época, de una fami- lia, de una clase, de un grupo, de los educadores, que estén ahi rodeando el advenimiento al mundo de un sujeto, sin embargo, que ese sujeto haga una cosa u otra con eso que esta ahf depen- de fundamentalmente de su eleccién. Esta es la paraddjica eleccién del sujeto -quizds una de las nociones més dificiles dé aprehender del’ psicoandlisis—. Quiere decir que el sujeto esta forzado a elegir la falta. Si la rechaza, va a quedar del lado de la libertad, o sea, del lado de la locura. La cuestién de la eleccién forzada nos conduce a interrogar- nos sobre cual es el sujeto de ja eleccién. J. Lacan, situdndose en fa dimensién simbélica de un andlisis, 8 Lacan, J.: “La conferencia de Ginebra sobre el sintoma”, en: Interven- ciones y textos II, Manatial, Bs. As., 1988. teat nme nmr consiente a PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 71 postula siempre al sujeto como una suposicién’, Se trata del sujeto supuesto al saber; el sujeto siempre es sub-puesio por estructura: Cuando J. Lacan escribe SsS, formula la légica de la suposi- cién: se supone un sujeto, y se supone un saber. Luego, serd posi- ble que sea supuesto alguien que sepa ese saber. Por ello, y en tanto no hay nombre propio de ese alguien, algo se fabrica para suplirio en el fantasma: el objeto a, objeto a partir del cual se inventa al Otro. Por otro lado, todo neurético es alguien que ha elegido no ele- gir, o sea, que ha elegido no responsabilizarse de su goce. Es en este sentido que todo neurdtico es un nifto. En el seminario De un Ojvo al otro, J. Lacan afitmé que “el sujeto esté en la frase a nivel del nifio”!, es decir en el lugar de la enunciacién. O sea que el unico modo de hacer comparecer al sujeto es bajo la forma de objeto a, ya que de lo contrario, aquel esta elidido. Que el nifio esté en el lugar del objeto sefiala el lugar en el que estd situado todo parlétre: en el fantasma = calidad de objeto -{ $ > a )- ya que el sujeto barrado es la falta misma, . Tl eis oe un vacto, lo que infiplica que solo logra su estatuto de ser via el objeto plus de gozar. ; En razon de ello J. Lacan reformulé la nocién de sujeto, situéndolo como respuesta de lo real. Se trata del sujeto en tanto objeto en “su” fantasma (y no en el fantasma de la madre o del padre). S€ trata del singoma. El nino, como objeto amable para el Otro. ~“ista posicion es estructural ya que el amor lo es. El amor pone en evidencia la falfa y, en el mejor de los casos, esta falta es la que hace que el sujeto se dirija a otro buscando su complementacion. Sabemos que esta es una de las vertientes de lo que S. Freud denomin6 transferencia. 9 LACAN, J.: Le seminaire, Livre XXII, Le sinthome, clase del 9/12/75, Seuil, Paris, 2005. 10 LACAN, J.: Le seminaire, Livre XVI, D’un Autre a l'autre, cLase del 13/11/68, Seuil, Paris, 2007. re" . £ mo Cualguiér parlétre, se presenta ofreciéndose..-” 72 Ana RutH NaJLes Decfamos que todo neurético es un nifio, ya que para J. Lacan no hay més adultos que aquellos que han alcanzado la posicién de analizado como resultado de un fin de andlisis. Un adulto, entonces, serfa alguien que ha llegado al final de un psicoandli- sis y se ha confrontado con que el Otro gozador no era més que una invenciGn fantasmética para justificar el goce: Goce del qué a partir de ese momento debe hacerse responsable. En el Seminario 14 J. Lacan demostré que “el Otro es el cuer- .po”. A partir de que hay partes del cuerpo que gozan por fuera— del sujeto del inconsciente, el fantasma inventa al Otro gozador. En las psicosis -y generalizando quizds en demasia- podria decirse que el cuerpo como Otro no estd constituido, ya que el organismo no admite la marca de lo simbélico que introduce el agujero que da cuerpo [S(X)]. En ese caso, el individuo, con todo su organisma, se ofrece como lo que colma al Otro. ; Esta realizacién es, entonces, de otro orden que la suposicion. El significante, que es el “verdadero” padre, no logra en el caso de las psicosis introducir el agujero en el organismo. Este significante “padre” no remite al genitor. Por eso, en el caso de las psicosis se trata de algo que en esa estructura pone en juego el rechazo de la eleccién forzada de la falta. éPor qué J. Lacan planteé que el goce del Otro no existe? Una de las respuestas posibles es que, si el Otro es el cuerpo y en el cuerpo algo goza, no hay manera de gozar de un cuerpo como todo. Se goza de partes del cuerpo, 6 sea de a. Se puede verifiear—-- que cuando alguien quiere gozar del cuerpo de otro, tiene que despedazarlo”"; no hay otra manera de hacerlo. El cuerpo ~-como.todo no existe, ee Deciamos que el objeto a, en tanto semblante de ser en el fan- tasma, esta tomado por tina contingencia, de un punto de.goce aeal_en el cuerpo ~zonas erégenas freudianas-. En el curso de un psicoandlisis se va escribiendo el a como £onsistencia légica (la que, en cuanto tal no tiene ninguna rela- cién "ae un cuerpo vivienie) a partir de las ficciones para alcan- zar el estatuto de letra del objeto a, que es el estatuto del a como Megha ene dee S, SEEMED, SE! f COMO ‘EL objeto a escribe la consistencia del nudo mismo. Esta es la dife- tencia entre el ¢@ como contingencia corporal -que es det orden 1 LACAN, J. Seminario 22, RSI, clase 17/12/74 y 11/3/75. Inédito. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 73 del semblante y que, como todo semblante, participa del engan- che simbélico/ imaginario-, y el a como letra, real: S.1. (semblante) Lo real est4 velado. No hay discurso que no sea del semblante'?, y lo real forchufdo, lo imposible de articular es el significante de La mujer. Su falta en lo simbélico constituye el agujero real de la estructura subjetiva. Es sobre este agujero real que se monta el semblante. me No hay discurso que no sea del semblante: el $, es semblan- | te, el falo es semblante, el objeto a es semblante. Se trata de lo que puede hacerse con el discurso para suturar el agujero real de la estructura. : Este agujero es lo que se escribe como letra a en un anidlisis. El | a es aquello de lo real que se escribe por una contingencia -lo que, cesa de no escribirse (podemos decir, del falo), dado que lo real —en t tanto imposible- es lo que no cesa de no escribirse. =< Cuando J. Lacan situé el estatuto de letra del objeto 2, trataba | de dar cuenta de Ja consistencia Idgica que tiene que tener el | nudo para que la estructura se sostenga. Se referfa asf al agujero ‘ necesario para sostener Ja estructura del sujeto. El objeto a en tanto letra es un agujero, pero cuyOs bordes permi- ten que se sostenga lo que si se puede escribir y decir. Se tratadel | objeto @ al final del anélisis en cuanto escrito, y como tal, fuera del sentido. “ Al final ya nada se puede decir ahi. Pero si se puede suponer que se ha Ilegado a bordear ese agujero via determinados signi- ficantes, y que ese agujero bordeado es lo que otoxrga su consis- tencia légica a la estructura del sujeto. Se trata de un agujero sin nombre que, sin embargo, nomina realmente. * La légica, para J. Lacan, en tanto es del orden de lo escrito es + real. Por eso cuando homologé el objeto a con la consistencia j légica fue para afirmar que el objeto a es eso que da soporte real a la estructura subjetiva, haciendo que ésta tenga Consistencia. El a, borde del agujero, es lo que se intenta velar con la elucu- bracién fantasmética a partir del sentido-gozado en el fantasma. aay 12 LACAN, J.: Le seminaire, Livre XVII, D'un discours qui en serait pas du sem- blant, Seuil, Paris, 2007. 74 Awa RuTH NajLes r “77 a fascinacién por la imagen es lo que permite taponar que : todo esta hecho alrededor del agujero. *“~ Llegar al final de} andlisis implica haber verificado que no hay Otro como causa del sufrimiento. No hay Otro que tenga la culpa de lo que aquejaba al sujeto. J. Lacan habl6 del saldo cinico del final del andlisis. Sin embargo no dijo “cinismo”, ya que la posici6n cinica implicaria un argu- _- thento del tipo de: dado que no hay Otro, entonces yo me pongo en el lugar del Otro, en el lugar de la ley para los demds, y pretendo que ___todos se muevan al son de mi goce elevado al estatuto de Otro. El Otro del lenguaje no es nadie, pero no por eso deja de tener existencia; es lo simbédlico mismo. Se debe diferenciar el Otro del lenguaje del Otro del goce —que no existe. El saldo cfnico da cuenta de que si bien no hay Otro del goce, sf hay Otro de los significantes. Esto quiere decir que hay un campo estructurado y agujerea- do de los significantes en el que todo ser hablanie esta inmerso, en funcién del cual hay reglas de convivencia con los otros. En cuanto a la posicién de rechazo estructural ai saber, el no Saber.hacer con.el saber (que J. Lacan situaba como la debilidad “mental del pariétre*) es notorio que un nifio, en general, es mucho menos débil mental que una persona grande. No decimos adulto, ya que tal como planteaba J. Lacan en “El discurso de clausura...” ~apoydndose en las Antimemorias de A. Malraux~ es un hecho de s observacién que no hay adultos, que no hay personas mayores. Podemos interpretar que un adulto, en la 6ptica del psicoand- lisis de la orientacién lacaniana seria aquel que es capaz de hacerse responsable de su goce; quiere decir, aquel que es capaz de responder por su goce en cada situacién. Ese es, en realidad, un analista virtual, tal como lo-entendifa J. Lacan; es decir un analizado que ha llegado al fin del andlisis, ya sea que practique o no el psicoandilisis. Por Io tanto, encontramos que la debilidad mental es intro- ducida en los nifios por el discurso del amo, via los parientes, la escuela, la television, etc. Es por esta raz6n que muchas veces el nifio accede a encon- trarse con su posicién de goce mucho mds rdpidamente que una persona grande, ya que su rechazo al saber, si bien hace a la 13 Lacan, J.: Seminario 22, RSI, clase 11/1/75, op. cit. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PsICOANALSES 75 estructura del parlétre —al menos hasta cierto punto— es mucho menos marcado. Por eso, quiz4s, asombran las interpretaciones y Jas respuestas de los nifios, ya que éstas ponen en evidencia que ellos estan, por asf decirlo, mucho mas advertidos respecto del goce. saber de la castracién, es decir, del agujero, por parte del ser. hablante. J. Lacan denomin6 debilidad mental a un rechazo “normal” del ee, 6% on a at CaPpfTULO 6 {Qué piden los padres? La demanda de los padres' Trataremos algunas cuestiones acerca de la “especificidad” de la consulta por un nifio; acerca de qué hacer cuando los padres demandan una consulta por un nifio. Se trata aqui de la practica cotidiana del analista. En principio, no vamos a olvidar que cualquiera que llega a consultarnos, incluso alguien que ocupa el lugar de padre o de madre, llega en funcién de presentarse con un objeto, ofrecién- dose como amable para el Otro. Se tratard entonces de ubicar cual es el objeto que “traen” como prenda de amor, con qué objeto con- sultan. : Cuando viene alguien sin un nifio, un asf Hamade “adulto”, el objeto que trae como prenda de amor es su sufrimiento, su posible sfntoma. Si J. Lacan, en las cartas a J. Aubry’, plantea que el nifio neu- rético estd situado en el lugar del sintoma de la pareja parental, es porque cuando los padres vienen trayendo a un nifio a la con- sulta, en general traen a ese nifio en tanto sintoma de la pareja, * ‘Asf como una persona mayor “traé” sus dificultades —para - formar pareja, para estudiar, para tener trabajo, para ganar dine- ro, para tener hijos, para separarse de sus padres, etc.— 0 sea, lo que provoca su sufrimiento, es decir su sintoma, buscando un saber sobre eso. 1 Nayues, A. Ri: Una politica del psicoandlisis con nifios, Plural, La Paz, julio de 1996. 2 Lacan, Ju “Dos notas sobre el nifio”, en: Infervenciones y textos i, Manatial, Bs. As., 1988. . 78 ANA RuTH NAjLEs Aquello que un psicoanalista intenta obtener por su posicién, es que aquel que viene presentdndose para ser amado por el objeto que trae, por la ofrenda que es su sintoma, se transforme, en virtud de la transferencia, en sujeto analizante. Esta operacién suele ser més complicada en el caso de los nifios, ya que, por ejemplo, éstos, la mayor parte de las veces, son “mandados” por la maestra o por los responsables del gabinete psicopedagégico de la escuela. Los padres vienen con la “orden” de la escuela de que tienen que traer al nifio a una consulta. O, en otras ocasiones, son traidos por los padres que ya no saben qué hacer con ese nifio (y ello debido generalmente a mil- tiples razones). En todos los casos, lo primero que hay que determinar es por qué alguien viene a hablarnos de un nifio. Evaluar qué demanda el que viene a hablar, c6mo eso de Jo que alguien viene a hablar puede transformarse en un sf{ntoma analitico, de modo que podria ocurrir, por ejemplo, que el nifio quedara por fuera de la escena; podria no ocurrirle nada a él, no tener ningdn problema, ¥ aparecer situado como el significante de la transferencia (Sf) de ese sujeto que vino presentdndose con ese objeto, nifio. Una “madre” que viene a consultar por problemas de su hijo, dice, refiriéndose ~supuestamente-a él: “mi gordo”, “mi gordi- io”. Es muy Hamativo que alguien diga: “porque mi gordo... (tal cosa)”; no se sabe si est4 hablando de un nifio o de algun otro objeto. Se ve bien en este ejemplo la posicién de objeto que tiene el nifio para esa persona, pero en tanto objeto trafdo como se trae un sintoma: “mi dolor de cabeza”, “mi dificultad con los hom- bres”, “mi dificultad con las mujeres”, “mi dificultad para ganar dinero”, “mi gordo”, “mi problema con mis amigos”. J. Lacan lo sitia en estos términos: jcon qué objeto habla de eso? dcon qué objeto pulsional habla de eso? gCémo sabemos qué esté diciendo cuando dice eso? Puede ser que algo se desplace y apa- rezca un sintoma bajo transferencia en ese “padre” 0 en esa “madre” que vinieron a hablar de ese “nifio”. O en ambos. Ademéas, también podria aparecer un sintoma bajo transferencia en el nifio. Lo que deja en claro que no se habla de “ese nifio” que se llama fulanito, es que si se escucha a ambos progenitores, es notorio que cada uno habla con un objeto distinto. En ese sentido, el psicoandlisis apunta a ofrecer el lugar del ana- PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISSS 79 lista para que cualquiera que venga a hablar allf pueda constituir un sintoma analttico. El analista se ofrece como el complemento del sintoma. ¥ esto es lo que escribe J. Lacan con el algoritmo de Ia transferencia. Ss, —~> 5§, 8(S4, Soy Sy) te Sq es el lugar ocupado por el analista. Como afirma Eric Lome este lugar esta bien ocupado por el analista, en tanto destinatario de lo que sea que le vengan a dirigir via un discur- 80, aparecerd aprés-coup el significante de la transferencia a Si lo que traen “padre” y “madre” cuando ambos creen hal ar de Pedro, son cosas diferentes, es porque hablando a partir e Pedro hablan de cualquier otra cosa. Si el lugar del aren cualquiera (Sq) esta bien ocupado la transferencia se neat . na sola, porque —como decfa J. Lacan a diferencia de ° fren ‘ ese lugar genera ya un clima transferencial. E] clima del disp ; tivo es un lugar donde el analista escucha, interroga, para que ‘ otro siga hablando, haciendo que el otro hable. A medida que e ser hablante habla, puede surgir ese significante (St), que s segundo, paradéjicamente, respecto del primero (Sq). Se le fe un significante que representa al sujeto [que esta debajo i ant e ese significante que esta Ya abt puesto en su lugar: el analis' ignificante juiera. . " Of eee se a desde ese lugar (Sq)a cualquier ra que venga, en tanto no se sabe a qué viene. Aunque a ere diga que viene “por” su hijo, ae se sabe con qué objeto viene. Hay rv lugar para que surja ahi un sujeto. Poe eters ais en claro se pueden dejar pasar y mane ane se desvien del psicoandlisis seres — sree demandas n ibidas desde la posicién del analista. : A ueante mucho deme se acostumbraba a que los hore fueran simplemente receptores de un nifio traido como ol ye ° paquete. Aquel que demandaba “por” el nifio aa od escuchado, se tomaba al chico y se hacia... lo que “s¢ po a Cualquiera que viene a hablar, viene hablanclo de “ a a a te” cuyo contenido desconoce. Ese “paquete” Puede 3 Laurent, E.: Las paradojas de la identificacién, EOL/Paid. 6s, Bs. As., 1999. 80 Ana RutH NajLes nombre de un nifio, de un sufrimiento corporal, de un pensa- miento que atormenta, y en ese sentido el analista siempre es aquel que se posiciona en el lugar de destinatario para crear esa atmésfera transferencial donde se pueda instalar el sujeto supues- to saber. EI sujeto supuesto saber no es el analista, sino que es el suje- to sub-puesto al saber inconsciente, y por esa razén es segundo con respecto al (54). El significante de la transferencia (St) repre- senta, entonces, a un sujeto en tanto elidido. De este modo cuando alguien llama por un hijo no sabemos qué demanda. En principio, se abre la posibilidad de hacer com- parecer a ese que Ilama. De todas maneras esto no significa que no haya casos én los que es evidente, por los trastornos que se relatan de determinados nifios, que esos nifios seguramente estén aquejados por un sufrimiento importante. Casos en los que hay fobias © terrores muy marcados, o en Jos que se presentan trastornos corporales o afecciones del lenguaje muy serios. Pero también se presentan los casos en los que el planteo es: “Al nene no le va bien en Ja escuela”. Igualmente se trata de hacer que se despliegue qué quiere decir aquel que dice que a su hijo no le va bien en la escuela. Sin dejar de escuchar a los que Io traen, escuchamos, ademés, al nifio, ya que este puede estar aquejado por un sufrimiento que no necesariamente coincida con el motivo por el que es trafdo. Hay que hacer comparecer al nifio sin dejar de escuchar a los que lo traen: padre, madre, tia/o, abuela/o; a cualquiera que haya venido a hablar. Hacer comparecer a un nitio al dispositivo analitico, es'darle la oportunidad de acceder a ese 5q que él no sabe que existe. Ya que el hecho de que wn nifio no Iame por teléfono para pedir una entrevista, no quiere decir que no pueda demandar un anilisis. Se trata aqui de diferenciar la demanda del pedido. La aparicién del St es lo que lamamos el principio de la demanda de andlisis. Un nifio, generalmente, no pide una entre- vista porque no sabe que existe lo que se llama un psicoanalista. Eso no obsta para que en el momento en que es traido, e instala- do ya el Sq como destinatario de cualquier cosa que el parlétre diga, se pueda generar ese movimiento de los significantes que instale un St articulado con ese significante cualquiera, apare- ciendo ahi el sujeto supuesto saber. Quiere decir que una vez que PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALEIS 81 el analista ha hecho aparecer esta estructura queen realidad es lo que J. Lacan escribe como discurso amo o discurso del incons- ciente, aparece el sujeto supuesto saber; ‘aparece el sujeto sub-pues- to, puesto debajo de Ja barra de la represién: 5; — > 5, $ /f a El sujeto supuesto no solo en tanto falta en ser sino en tanto ser de goce, reprimido en el discurso corriente: ; Enel momento en que aparece algo de eso bajo transferencia, en tanto Sq opera, o sea que se ofrece para que se le dirija cual- quier demanda, el analista, posicionandose en el lugar de sem- blante de objeto en el discurso analitico, tiene que hacer girar el discurso hacia el de la histeria (histerizacién del discurso): $o—- Su a // &, Se trata entonces de que se ponga en juego una pregunta del sujeto sobre su: ser que, por ejemplo, podria formularse como: “spor qué habré nacido? zpor qué tendré estos padres? gpor qué no soy el unico? gpor qué no habré nacido var6n?”, jpor qué no me quieren?, etc. ae : La verdadera pregunta del sujeto implica un desgarro, a angustia, una divisién evidente, apareciendo el sujeto dividido el lugar del agente del discurso. “ Es portant tener en cuenta que asf como sucede con muchas mujeres, el afecto en juego cuando los nifios Ilegan ala consulta es el miedo. . . . Es el trabajo analftico el que puede transformar el miedo en angustia, condicién del trabajo analizante. El neurético es aquél que se pregunta por la demanda del Otro: “;Qué me quieres?”; “zti me quieres mirada? yo seré mirada”, “tu me quieres seno? yo seré seno”. snexl Se trata de una suposicién fantasmdatica para hacer existir a Oiro como gozante. Por eso el fantasma es perverso: no solo por- que es una versién hacia el padre, sino porque intenta hacer gozar al Otro, Otro que se invent6 a partir de una parte del cuerpo. 82 ANa RUTH NAJLES Esta cuestién fue situada por J. Lacan en el seminario La angustia, al plantear que el sujeto para proponerse como objeto de amor del Otro se ofrece como el objeto que colmaria la falta de ese Otro, imponiéndole a éste, por ese mismo movimiento, la castracién. Pero por eso también, se ofrece como objeto de la angustia del Otro, ubicdndose por lo tanto en la denominada posicién per- versa, es decir, en posicidn de objeto a. Siendo esta la posicién de masoquismo estructural del ser hablante.4 Cuando se ofrece como abjeto de la demanda del Otro, hace aparecer la divisién, la angus- tia, haciendo que “su divisién de sujeto le sea entera desde el Otro devuelta’>. Es asi que la angustia bajo transferencia pone de relieve que el analista, cuando funciona, lo hace como objeto causa de la divi- sién del sujeto. Por ende, calibrar la angustia es una responsabilidad funda- mental del analista, pues en cuanto no hay angustia no hay and- lisis, pero también si la hay en exceso (y/o de un modo perma- nente) tampoco hay andlisis. En este sentido, un analista tam- bién debe saber “aparentar” salir en determinados momentos del lugar que ocupa como semblante de objeto para no Ilevar la angustia hasta un extremo insoportable para el ser hablante. Como ejemplo de ello, valga el caso extremo de ciertos momentos de transferencia negativa en los cuales a las personas se les hace insoportable ir al encuentro de su analista. En ellos se pone de manifiesto que el analista se mantuvo demasiado tiem- Po en ese lugar del cual, decfamos, debe “aparentar” salir algu- nas veces para maniobrar con la angustia. Se trata de no empu- jar demasiado hacia la angustia cuando el analista hace presente de un modo verificable la causa del horror del analizante. Pero, seguramente, tampoco debe abusar del empleo de otros semblantes, pues de hacerlo asf se corre el riesgo de salir del dis- curso analitico, ya que puede transformar el dispositivo, por ejemplo, en un idilio eterno en el cual nada “pase”. El analista empuja, pero empuja -0 tira de los hilos de la divi- si6n subjetiva— sin arrojar, sin hacer atravesar la ventana del fan- tasma: eso es el acto analitico. 4 LACAN, J.: Le seminaive, Livre X, L’Angoisse, clase del 13/3/63, Seuil, Paris, 2004. 5 LACAN, J.: “Kant con Sade”, en: Escritos, Siglo XI editores, Bs. As., 1988. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE ¥ PSICOANALISIS 83 Me interesa introducir un tema que ha dado lugar a miltiples malentendidos: se trata de la posicién del nifio como objeto del fantasma materno. Al respecto, hay que aclarar algunas cuestio- nes. Si el nifio se sittia al modo de las psicosis, realizarrdo el objeto del fantasma de Ja madre, en principio no hay demanda, ya que no hay nada para preguntar en ese caso: hay certeza. Si el cuerpo del nifio “es” el objeto, da cuerpo al objeto en el fantasma de la madre, no hay pregunta. Ahora bien, si el nifio, como todo parlétre, viene presentado como el objeto tapén del cual se habla, eso no quiere decir que el nifio realice el objeto del fantasma materno. Escuchando al nifio uno puede verificar que éste, si se presenta como objeto, es por- que esta identificado al objeto de su fantasma, no al objeto del fantasma de la madre. . El nifio, como todo parlétre, llega presentandose como objeto, con su ser: “yo soy esto”. El no siempre lo dice, a veces lo mues- tra, y después Jo va desplegando. En la histeria esto es muy claro; la histeria infantil muestra répidamente cémo alguien se presenta como objeto. , . Con respecte a Ja oposicién de un padre al andlisis de su hijo -en el caso en que el nifio y la madre lo acepten- hay que des- plegar con el padre, de ser posible, la causa de su oposicion. Ademéas, habra que trabajar con Ja madre la raz6n por la cual ella hace algo que se opone a la voluntad de su marido o del padre de su hijo, y c6mo eso se articula como sintoma en el nifio. Es posible que el riifio sea el sintoma de esa oposicion entre la madre y el padre, Si el deseo de la madre no se articula con el deseo del padre, apareciendo un sfntoma en el nifio, la pregunta que se nos impone es: ;qué relacién tiene esa madre como mujer, con ese hombre que es el padre de su hijo?, y gpor qué quiere algo que el padre de su hijo no quiere? , Hay que hacer jugar Ja relaci6n que la mujer, no en tanto madre, sino en tanto mujer, tiene con el hombre al que -en el mejor de los casos— le dio un hijo (porque, no ert. pocos casos sucede que, en realidad, ese hombre aparece como aquel por el cual ella se hizo hacer un hijo). Hay que trabajar la posicién de mujer en esa persona que se presenta como madre, en tanto esa posicién ixnp lica ofrecerse como objeto del fantasma para un hombre. 84 ANA RuTH NAJLES En relacién con la resistencia de los padres al andlisis de un nifio, a veces la posicién firme del analista hace que los padres concurran aunque sea a regafiadientes. Eso depende mucho de la autoridad que el analista adquiere por la posicién en que se ubica ante aquellos que vienen a consultarlo. Ciertas veces no hay manera de lograrlo, pero en muchas otras, el analista bien ubicado vence la resistencia de los padres a ceder su objeto, en el sentido de su sintoma, dado que ya es un paso que estén ahi. El problema es que no se presenten nunca. Hay padres que aunque, por ejemplo, en la escuela les digan que tienen que Ile- var a su hijo a un analista, no lo hacen jamds. Son capaces de lle- varlo “a un psicodiagnéstico”, o a ver a un psiquiatra o a un neu- ‘r6logo para que lo medique, con tal de no Ilevarlo a Jo de un ana- lista. El hecho de que Heguen al consultorio de un analista da una posibilidad de poder operar. Por lo antedicho, esta es una condicién necesaria pero no suficiente. Es asi como la posicién del analista, instaurando un lugar “cualquiera” (Sq), promueve la articulacién que bajo el semblan- te del significante de Ja transferencia (S#) hace comparecer al sujeto como tal ($). Los padres en la cura* *Con qué objeto se habla? ¢De qué hablamos cuando decimos “los padres” en la direc- cién de la cura con nifios? La insistencia entre los practicantes del psicoandlisis de la pregunta “;qué hacer con los padres?” —pregunta que aparece en las supervisiones de curas de nifios con insistencia— nos condu- ce a postular que los extravios producidos en la practica del psi- coandlisis con los nifios a lo largo de su historia dan cuenta de una confusién discursiva entre aquellos que se proponen para encarnar la funcién del analista. Desde los albores de Ja practica del psicoandlisis con los nifios, los padres como interrogante Ilegaron a constituirse en el sintoma de muchos practicantes. * NajLes, A. R.: El nifio globalizado. Segregacién y violencia, Ed. Plural y Asociacién del Campo freudiano de Bolivia, La Paz, julio de 2000. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 85 Ya desde la época del enfrentamiento entre M. Klein y Anna Freud, uno de los puntos de la polémica era si habfa o no trans- ferencia en los nifios. Contra M. Klein, que afirmaba que si, dado que esta se relaciona con los objetos parciales, Anna Freud pos- tulaba que eso no era posible dada la presencia de los padres “en la realidad”, y la sujecién del nifio al amor de aquellos que la hacfa suponer que no habia en el nifio libido disponible para transferir al analista. Esto podria hacernos pensar que de estar muertos los padres el nifio podria haberse analizado, o que hay que esperar a que se mueran los padres para analizar a alguien. Podemos encontrar en esta posicién algo del fantasma de Anna Freud. Entonées, segtin Anna Freud, para los nifios no habia posibi- lidad de inscribirse en el discurso del amo. En primer lugar, zpor qué se admite tan fécilmente, cuando alguien Ilania pidiendo una entrevista por un nifio, que el sujeto de la demanda de anilisis es el nifio? zPor qué no se interpreta qué dice alguien cuando dice que su problema es un nifio (en la mayorla de los casos, su hija o su hijo)? ;De qué habla ese que viene a hablar, con qué objeto habla, con qué objeto irae a ese nifio en su discurso? ; También vale la pena preguntarse de qué habla alguien cuan- do habla de su padre o de su madre. ;Habla del “papa” o la “mama” que van y vienen por el mundo, o hablando del padre o de la madre el ser hablante dice algo sobre su goce? Sabemos que es frecuente que los asf Ilamados adultos —que, como dice Lacan, no los hay~no sepan qué hacer con los nifios. Esto se observa mucho en el 4mbito escolar. Las maestras no saben qué hacer con los nifios que presentan conductas cada vez més violentas o apdticas poniendo en evidencia la crisis de la educacién como perversién del discurso del amo (discurso uni- ae oe mas arriba, cuando un nifio €s traido como paquete -término que fue utilizado por un pequefio analizante en una entrevista— para ser depositado en manos de ofro para que este se haga cargo de él es siempre necesario detexminar qué es lo que ese paquete envuelve. , Cualquiera que viene a hablar nos habla de van paquete cuyo contenido desconoce. Ese paquete puede tener La forma de un nifio, de un sufrimiento corporal o de un pensamniento que ator- 86 ANA RuTH Najves menta, pero realmente, de lo que se trata, es de que ese paquete envuelve el objeto de goce de ese que habla. Un hijo puede servir como objeto tap6n, como dice Lacan en el Seminario 20, como objeto plus de gozar, no solo para una mujer sino también para un hombre, que ademas de ser el “padre de ese nifio”, en tanto que ser hablante, esta dividido a causa de un objeto. Un analista, entonces, no recibe a padres en su consulta, sino que recibe a seres hablantes que, si bien se identifican con diver- sos significantes 0, hablando con més propiedad, si bien son tomados por diversos significantes ~padre, madre, hijo, abuelo, abuela, tfo, etc.-, pueden padecer de algtin sufrimiento que se articula en el significante “nifio”, Eso quiere decir que ese signi- ficante los representa a ellos en tanto sujetos divididos a causa de un goce que desconocen. El trabajo que un analista puede incitar a hacer a esos padres, en calidad de parlétres, es el de interrogarse sobre su posicién subjetiva. Si decimos en calidad de seres hablantes, es porque si se pre- tende escuchar a los padres como padres, el que escucha queda ubicado en posicion de hijo respecto de aquellos que vienen a hablar. Se trata de no olvidar, en tanto que analistas, que cuando alguien habla, demanda, y sabemos que lo que demanda es un saber sobre la causa de la propia divisisn, es decir, sobre su goce, En multiples ocasiones el objeto que causa la division del sujeto toma la forma de un hijo, asf como en otras ese objeto puede tomar, por ejemplo para un hombre, la forma de una mujer. Por eso se puede afirmar que “una mujer es un sfintoma para el hombre”®, En el momento en que ambos progenitores de un nifio acu- den para hablar supuestamente de ese nifio, es evidente que no hablan de lo mismo, y es evidente que no hablan de ese que des- pués puede hablar por si mismo. Cada uno de ellos habla de algo absolutamente diferente. Eso nos permite verificar que a través, o por medio de ese nifio, hablan de otra cosa, y esa otra cosa es lo que el analista debe Situar: con qué objeto pulsional habla cada uno. Se trata, en conse- 6 Lacan, J.: Seminario 22, RSI, clase 21 11/75, Inédito. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 8&7 cuencia, de localizar el referente singular, o sea real, de los dichos s que alif hablen. ae oi pelinwoian ce ensefia que el referente es vacio, y es0 es lo que denominamos castracién. Es lo que se escribe como el sig- nificante de la falta en el Otro [S(A)]. Falta un significante en el Otro para decirlo todo, lo que implica que falta un significante en el Otro para decir lo femenino como tal. , El problema es descubrir, entonces, por qué se habla, on qué objeto se habla, en tanto el equivoco estructural impide saber qué dice alguien cuando dice eso que dice. *Lalengua crea el parentesco “la observacién incuestionable de que el parentesco tiene valores diferentes en las diferentes culturas no impide que la machaconeria por parte de los analizantes de sus relaciones con sus parientes prdximos, ademés, sea un hecho que el analista tiene que soportar. El pacien- te viene a hablarnos de sus parientes... de qué habla cuan- do nos habla de sus parientes? De este hecho primordial que lalengua. Se trata de lalengua, de que ol cal eaitte no hab A mds que de eso, porque sus parientes préximnos’ le han ensefia- do la lengua, se la han transmitido porque hart hablado aes de él... se podria llamar cultura a un caldo de lenguaje en el que jeto viene a caer sumergido”. . iodo sue Jacques Lacan, Seminario 248 en una palabra propuesta por Lacan para diferen- aeans baiapucng quae hablarnos Lalengua es una integral de ; 9 Pa interpretacién en psicoandlisis es homofénica, apoyada en la integral de equfvocos que lalengua produce. Por haa eu au hablar para analizarse. Hablar favorece el equivoco sa 2 La lalengua se define también “como la otra escena meu _e que el lenguaje ocupa por su estructura; y esa estruc me estructura elemental que se resume en la de] parermtesco”. 7 £1 Dr. Lacan no decfa “la mamé y ef papa”. . 8 LACAN, J.: Seminario 24, L’insu..., clase del 19/4/77. maa 9 Lacan, J.: El sentinario, Libro 20, Aun, Paidés, Barcelona, ‘ 10 Lacan, J.: Seminario 24, L'insu..., op. cit. 88 ANA Ruts NajLes Es interesante notar en el parrafo del epigrafe como Lacan sustrae el parentesco de lo fenoménico para pasarlo a la estruc- tura. El énfasis consiste en precisar que cuando alguien habla de sus parientes, habla de lalengua. Ya que es lalengun, hecho de estructura, la que crea parentescos entre significantes; es decir que liga determinados significantes —para excluir otros. Se verifica en la practica que “padre” es el significante en tanto tal, que “madre” es un nombre del goce, y que el sujeto es “hijo” del atravesamiento de su fantasma, o sea, “hijo” de un psicoandlisis conducido hasta su conclusién légica. “Padre”, “madre” e “hijo” son términos heterogéneos que solo el fantasmia -en tanto mixto de significante y goce- retine. (Recuerden que la f6rmula del fantasma es ($ 0 a), un mixto de significante y goce). Solo hay un padre y una madre por el fan- tasma. Podemos afirmar que si alguien que se declara analista estd viendo frente a si a un padre y a una madre, es porque no puede no ver sino desde su fantasma. Por esa raz6n el anélisis se complica si el analista no esté advertido de aquello que se pone en juego en el dispositivo. En muchas ocasiones sucede que ciertos anélisis se interrumpen o ni siquiera comienzan, sin que los analistas que debian condu- cirlos puedan dar cuenta de tal interrupcién. Padre, madre e hijo, entonces, aparecen en el discurso de los que demandan por el hecho de ser parlétres, o sea, por la relacién que mantienen con ia lalengua, y no porque sean “padre”, “madre” 0 “hijo”. Se trata de no confundir a la madre, y al padre de los que alguien habla, con los progenitores, con aquellos que lo han gestado, o lo han trafdo a la consulta. Hay que tener presente que cuando alguien habla de la madre y/o del padre habla de la articulacién fantasmatica, de los sentidos inducidos por su fantasma. De manera que no habria ningtin obstdculo estructural, si uno tiene claro esto, para tomar en andlisis a personas emparen- tadas entre sf, salvo la resistencia de un analista tan emparenta- do con su parentesco que no pueda dejar de obturar fantasmiati- camente el vacio de la referencia, omitiendo de ese modo Ia rela- ion con la lalengua. Es por esa raz6n que Jacques Lacan diferencié la inercia de PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 89 goce de la resistencia, diciendo que la resistencia siempre corres- ponde a la persona del analista, vale decir, a su fantasma. La polttica del psicoandlisis de J. Lacan es muy clara: ofertar el lugar del analista (Sq) para crear la demanda de anilisis. Se ofre- ce el dispositivo analftico a todo aquel que habla para dar lugar al tratamiento de su divisién y del goce que obtiene de la misma. La interrogacién que situdbamos al inicio de esta exposicin indica, entonces, un problema fundamental de la practica del psicoandlisis: con qué objeto se analiza. - ; Es decir que de la pregunta del principio: con qué objeto se habla, llegamos a la pregunta: con qué objeto se analiza. Ya que la “familia” del practicante, es decir, su fantasmna, es lo que obstaculiza la direccin de las curas que debe conducir. Por lo tanto, en la medida en que el que ofrece ese lugar esta claramente posicionado a partir del propio atravesamiento que va haciendo de su fantasma en su propio andlisis, no hay mane- ra de que se extravie en las distintas dimensiones del dicho. Se trata pues de ofrecer el dispositivo analitico a todo aquel que habla para dar lugar al tratamiento de su divisiGn y del goce que obtiene de la misma. *La funcién paterna, funcién de sinthome ; La cuestién del padre no puede dejar de situarse en relacién con las tres dimensiones de J. Lacan, veal, simbélico e imaginario, con la funcién de nominacién, y, por lo tanto, con la concepcién del sinthome como suplencia del Nombre del Padre, en tanto éste siempre falla. . . Como sefialébamos més arriba, el psicoandlisis nos ensefia que el referente es vacio, y es0 es lo que denominarnos caséracion S(A). Lo anterior equivale a decir que no hay en lo simbdlico, es decir en el Otro, un significante para nombrar al ser hablante, un significante para decir su ser, razén por la cual éste debera inventarse un nombre para suplir esa ausencia en la referencia. Esa invencién se realiza con el goce, y es lo que al final de su ensefianza J. Lacan denomin6 sinthome. La identificaci6n, desde Freud, viene a dar cuertta del modo en que el sujeto se crea una identidad, vale decir, del modo en que se da un nombre del que goza, a partir del signiificante amo. En el Seminario 17, al hablar del “més all4 del complejo de 90 ANA RUTH NAjLES Edipo’"!, J. Lacan se pregunté qué intentaba disimular el mito de Edipo en cuanto que se trata del mito del padre como fundador de todo lo que hay. Respondio afirmando que “desde el momen- to en que entramos en el discurso del amo, desde el momento en que entra en el mundo ese discurso, lo que hace —de alguna manera~ es obturar, reprimir, el hecho de que el padre esta cas- trado”!, Ya que el hecho de que el fantasma esté reprimido hace que ese discurso sea completamente “ciego” en su fAmdamento. A partir de situar en su Seminario 17 un “més alld del com- plejo de Edipo”, J. Lacan introduce una modificacién en la con- ceptualizacién de la cura analftica que le permitiré plantear al final de su ensefianza al goce como real y la responsabilidad subje- tiva respecto del mismo. Cuando alguien habla del padre imaginario en el andlisis, el padre ideal, la referencia es el goce de su Otro, Otro inventado a partir del objeto plus de goce (a) en el fantasma. Si podemos situar algo del padre real, es como goce. Cuando J. Lacan dijo que el unico padre real que podriamos rastrear es el espermatozoide, fue para definirlo como imposible. Pero, por el contrario, situé como el tinico padre de lo real al sig- nificante, ya que el vinico padre del goce es el significante. Hay goce porque hay el Uno; si no hubiera el Uno no habria goce, y solo hay goce bajo la forma de un plus; no hay otro. Es lalengua la que introduce el goce en lo real, ya que en prin- cipio solo hay vacio, vacfo que opera en virtud del hecho de ser hablantes. Entonces, cuando Lacan comienza a hablar de la lalengua a partir del Seminario 20, es para referirse ya no a la dimensién de lapsus de la palabra sino a la dimensién de goce del Uno, la fun- cién de goce de la palabra. El inconsciente, a partir de alli, ya no se definira por la arti- culacién significante sino como el S, solo, que insiste. Por eso, J. Lacan dice que “Uno habla solo a menos que se ponga a dialo- gar con un psicoanalista’”!, EI S, solo, insensato, enigmdtico, que le permite al parlétre 1 Lacan, J.: Le serminaire, Livre XVII, L'envers de la psychanalyse, Ap. II, Seuil, Paris, 1991. 22 Ibidem. 13° Lacan, Ji: Seminario 24, L’insu... Inédito. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 91 hacerse un sentido para gozar en el fantasma, est& también en el principio del sfntoma. Ese sintoma que J. Lacan definird como “modo de gozar del inconsciente en tanto el inconsciente nos determina” ./4 Construir el fantasma, entonces, es ir Jocalizando las formu- laciones posibles del goce-sentido de un parlétre, !o que en térmi- nos légicos significa ir encontrando Ia regla!> que organiza sus dichos. La misma regla que se emplea para gozar. Osea, que el lugar de la referencia, el lugar del decir que orga- niza los dichos, debe ser extraido. El problema es descubrir, como decfamos en el primer punto, desde dénde se habla, por qué se habla, con qué objeto se habla, en tanto el equfvoco estruc- tural impide saber qué dice alguien cuando dice eso que dice: escribir en el andlisis qué decir sostiene ese dicho, implica suplir la refe- rencia perdida, Se trata, en consecuencia, de localizar el referente singular, o sea real, de los dichos del que habla, que no es otro que 1a pulsién como fuera de sentido, una vez atravesado el fantasma. Un analista, entonces, es aquel que se posiciona como bisagra entre el sentido (Sinn) y la referencia (Bedeutung) para ir constru- yendo el /ugar de esta ultima a lo largo del andlisis. Podemos afirmar que este decir situado que es el dispositivo analttico mismo da cuenta de la posicién del analista como positién del inconsciente. Esto equivale a ubicar al analista como cuarto nudo, vale decir, como sinthome del analizante en la cura’®, teniendo en cuenta la estructura borromea del sujeto del psicoandlisis. Es por la via de la contingencia, o sea por el régimen del encuentro, que cesa de no escribirse el falo!” en la experiencia ana- Kftica y algo del goce se escribe en forma de a. Este es el unico cami- no que permite el acceso al lazo social en tanto lazo discursivo. En la cura analftica se trata, entonces, de introducir el orden de la causa: esto es, la contingencia como aquello que esta en la base de la necesidad del sintoma, El sintoma, en tanto suple la ausencia de proporciGn sexual, es 14 Lacan, J.: Seminario 22, RSI, clase del 18/2/75. Inédito. 15 MILLER, J.-A.: Done, Curso de la Seccién clinica de Paris, 1994. Inédito, 16 Lacan, J.: Le seminaire, Livre XXII, Le sinthome, clase 13/4/76, Seuil, Paris, 2005. “Ei psicoanalista no puede concebirse nnds que como un sinthéme. E] psicoandlisis no es un sinthdme, js{lo es el psicoanalistal”. 17 Lacan, J.: El seminario, Libro 20, Aun, cap. “El saber y la verdad", op. cit. 92 ANA RuTH NaJLESs lo tinico que, como invencién, permite escribir algo en lo real que posibilita el 1azo con los otros, que permite hacer existir algo del orden de] acto sexual, Ja relacién sexual por un tiempo, de modo contingente. : Es por ello que, ademas, Lacan plantea el fin del andlisis como un “saber arreglarselas con e] sintoma’?8 en tanto se trata alli de un consentimiento del sujeto al goce pulsional, del que, ademas, se hace responsable. ‘ Y para esto no hay padre que valga. 18 Lacan, J.: Seminario 24, L’insu..., op. cit, CaPiTULO 7 {Qué pide la pedagogia? Demanda de los educadores La demanda escolar suele ser una de las demandas que deter- mina con mayor frecuencia la Iegada de los nifios a nuestros consultorios, a partir de diagndésticos de “trastornos de conduc- ta” o de “aprendizaje”, emitidos por la institucién. Tomaré el ejemplo de un nifio que es enviado por la escuela ala consulta con un analista a causa de graves trastornos disor- tograficos (su ortograffa era espantosa y no habia manera de corregirlo). En una entrevista con el padre de este nifio surge en sus dichos un juicio contundente: para este hombre la ortografia es la ciencia de los asnos. Se comprueba asi que el nifio responde con la disortograffa al ideal paterno, 0 sea, al ideal del yo en tanto ideal del Otro {I(A)}]. No hay ningin sintoma en este punto. El nifio no se preocupa por corregir su ortografia porque para él no hay ruptura alguna entre lo que él hace y el ideal del yo. La pregunta que se le impone al analista es zqué derecho tiene alguien de intentar cambiar a ese nifio cuando éste no pre- senta ningun sufrimiento, dado que, en principio, su disortogra- ffa es acorde con el ideal paterno, o sea, con elideal del yo? Este ejemplo es contrario a aquellos casos en que los padres traen al nifio porque éste no cumple con su ideal narcisista. Por otra parte, esto sucede muchas veces cuando se trata de la demanda escolar, en el sentido de que ésta suele ertrar en con- flicto con el ideal que sostiene al sujeto. No sucede lo mismo en el caso en que los padres acuden a la consulta enviados por la escuela —cuando ni ellos ni. su hijo han registrado ningtin trastorno- que cuando acuden porque algo del nifio les presentifica lo insoportable. 94 ANA RUTH NAJLES Cuando la consulta al analista es requerida (y en muchos casos, impuesta) por los docentes o por Ia institucién escolar no hay que perder de vista que el problema, en principio, es de la instituci6n escolar o de sus agentes. ; Este dato merece una primera interpretacién (lectura) por parte del analista, en el sentido de que bien puede no tratarse de un sintoma familiar, sino de un sintoma de la escuela 0 de los maestros. Hay oportunidades en las que esto sucede. Se trata de situa- ciones en las que el docente es quien esté perturbado por no saber qué hacer con determinado nifio, por “no poder manejar- lo”, en definitiva, porque hay tn goce que a ese docente le actua- liza ese nifio. Por lo tanto, podemos preguntarnos qué nos autoriza, en tanto analistas, a tratar a un nifio debido a que un docente pade- ce de é1 como sintoma. En todo caso, se trata de ofrecer a aque- los que se encuentran en posicién de demanda a partir del “toque” de un goce ignorado, la posibilidad de acceder al dis- positivo analftico. Ciertas veces es posible hacerlo incluso con los docentes, ya que hay algunos que nos Ilaman pidiendo informacién, pidien- do que se les diga algo, dandonos asf la ocasion de ofreceries dar tratamiento al suftimiento singular que los nifios -nombres de ese goce ignorado- les han ocasionado. Esto da lugar, en deter- minados casos, a la constitucién de un sintoma analitico. El psicoanalista frente a la demanda escolar Por otra parte, es necesario también que el analista se pre- gunte acerca de la raz6n por la cual algunos padres aceptan, de una manera absolutamente acritica, la demanda escolar. Es nece- Sario, entonces, ubicar por qué algunas personas grandes se someten de tal modo a una de las formas del discurso amo -el discurso escolar en este caso. Por qué determinadas personas que no registran ningun trastorno en su hijo, ni en su relacién con él, se someten tan r4pidamente a la demanda escolar. En algunos casos es Ilamativo que los padres no defiendan a ese hijo frente a algunas demandas inusitadas de ese Otro que aparece bajo la forma de la escuela o de sus agentes. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 95 En todo caso, se trata de tener en claro que.un analista se ofre- ce como destinatario de la demanda de cualquier ser hablante, demanda que en el caso de aquellos que consultan “por” sus hijos, consiste algunas veces en que otro se haga cargo de ese nifio, ya que ellos no saben qué hacer con él. Es necesario por tanto, preci- sar las condiciones en las que el analista debe recibirlo. Llegado el caso de que en el nifio aparezca un sintoma bajo transferencia, de que se comience a hacer un trabajo analftico con él, de que ese trabajo funcione y avance, ;por qué, uno ° ambos progenitores, deciden, en muchas ocasiones, interrumpir Ja cura en ese punto? Ciertamente, la mayoria de las veces eso sucede en el momento en que ese nifio se posiciona de un modo diferente respecto del goce. ;De qué manera intervenir para que eso no suceda? Como deciamos mas arriba, si se escucha a esas personas en su calidad de “padres”, el analista no esta en su lugar sino en el de hijo y, por lo tanto, carece de autoridad sobre ellos. Si, en cambio, se ha trabajado apuntando a 1a division subje- tiva de esos que vienen a hablar, aunque no entren en andlisis, aunque estén en andlisis por otro lado, o aunque no decidieran analizarse, es mds factible que no se opongan a la cura de su hijo. A veces se olvida que cuando alguien habla con un analista siempre habla de si, y que, en realidad, es una ilusion creer que lo que los progenitores dicen sobre su hijo hace saber siempre algo acerca de ese nifio. La propuesta, entonces, es abrir la posibilidad de un andlisis pata cada uno de los que deciden hablar, para dar lugar en él al tratamiento de su division y del goce que obtienen de la misma. La polftica de J. Lacan era muy clara: con oferta crear deman- da. Se ofrece el dispositivo analftico a todo aquel que habla para crear la demanda de andlisis (que luego puede o no efectivizar- se). Un ejemplo clinico Les voy a presentar un pequefio recorte de un caso en el que se presentan sintomas modernos. El analista tiene que estar a Ja altura de respomdex al malestar de Ja cultura de su época, para lo cual, en primer lugar, el ana- 96 ANA RUTH NAJLES lista tiene que saber cual es ese malestar enquistado en su época, y, Ciertamente, en la actualidad, los problemas de aprendizaje, la anorexia, la bulimia, las adicciones, son fendmenos feroces que estén relacionados con el empuje de los medios masivos de comunicacién solidarios del mercado global, asi como por el mandato globalizado del éxito. Es asi que eso que aparentemen- te esos medios querrfan evitar es lo que finalizan promoviendo con sus debates televisivos, con sus “talk shows”, ya que al final el término anorexia -por ejemplo- termina convirtiéndose en significante amo o ideal, “hay que estudiar”, “hay que tener éxito”, “jhay que ser flaca!”, son significantes amo que afectan cada vez mds a los nifios de ambos sexos. En este caso se trata de una nifia de once afios' que se pre- sent6 enviada por la escuela con una Ilamativa falta de interés generalizada que caracterizaba como depresién: ella decfa estar deprimida. Por eso no estudiaba -ni hacia nada. Recuerden que la depresién para un psicoanalista no es otra cosa que la caida del deseo por el empuje de un goce que inva- de el cuerpo, obturando el vacio de la causa. En las entrevistas aparece una queja bajo el aspecto de un lamento, “zpor qué habré nacido mujer?” Referfa de ese modo una conclusién extrafda luego de frecuentes decepciones amoro- sas —acaecidas principalmente en sus ensofiaciones diurnas. Al poco tiempo de empezar a concurrir a las entrevistas se produjo el desenmascaramiento de una anorexia, la que al ser localizada bajo transferencia permitié situar una anorexia-infan- til padecida a los dos afios de edad. Tal repeticién bajo transfe- rencia decliné finalmente en la irrupcién de un recuerdo que indicaba un saber rechazado: ella se veia llorando a la edad de dos afios, mientras su madre era revisada por los guardias de un supermercado al ser sorprendida robando -es preciso aclarar que su madre era gorda. Este episodio anoréxico encontraba sustento en sus identifi- caciones contrastantes: ser ladrona como todas las mujeres de su familia materna (ella crefa saber que su abuela y sus tias también robaban); no parecerse a su madre gorda; ser una modelo (lo que significa que ni siquiera estaba metaforizado este “ser una 1 Najces, A. R.: Una politica del psicoanilisis -con nifios-, “Una entrada en andlisis”, Plural Editores, La Paz, 1996. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 97 modelo” en ser una alumna modelo, una hija modelo, sino que se trataba de ser una modelo, literalmente); ser como su amiga anoréxica que desesperaba a la madre; ser huesuda como su , . , abuela paterna (que venia de una familia supuestamente de alcurnia). De modo que este fenémeno anoréxico, al estar determinado por todos estos rasgos de identificacién, terminé constituyéndo- se como sintoma analitico. . . El sfntoma analitico es el significante que encarna para el sujeto una significacién ignorada, que le produce una interroga- cién y que hace que se dirija al Otro pidiendo algo con respecto a eso. E] sintoma analitico es el S, puesto en forma en el discur- so del inconsciente. Podemos concluir afirmando que en el momento de iniciar las entrevistas lo que se manifestaba bajo la forma de un estado depresivo y falta de interés generalizada, incluida Ja escuela, era el goce de la castracién, el goce de la falta, goce que irrumpié en el cuerpo bajo la forma de una anorexia en el momento de vaci- lacién de su posicién histérica, ante ia aparicién de Otro goce, el goce femenino, que se intentaba rechazar y que solo pudo encontrar su lugar en el dispositivo analftico. CaPiTULo 8 Un sintoma moderno: el fracaso escolar Puede afirmarse que “el saber vino al mundo para amorda- zar ala verdad”. Ya que como lo hemos visto al referirnos a los -discursos, “todos los aparatos de ensefianza pueden ser tratados como represiones del inconsciente”. Puede decirse que la preponde- rancia del saber —discurso universitario— es solidario de la época \_de la ciencia, como ya lo hemos visto. En este sentido, el fracaso escolar es una patologfa reciente que hace su aparicién luego de la instauracién de Ia escolaridad obligatoria a fines del siglo x1x. Y ha tomado un lugar relevante por el: cambio social de los tltimos afios, ligado al cambio del mundo del trabajo en una sociedad cada vez mds tecnificada y globalizada. Tampoco hay que olvidar que ha sido nefasto el auge de los test de nivel, en tanto son nefastas las consecuencias que acarrea una medida cifrada de la inteligencia cuando se le da a esta medida el valor de una verdad cientffica, como vefamos en el capitulo 4. Los trastornos del aprendizaje -asf como cualquier otro tras- torno- pueden ser lefdos como la manifestacién del malestar de un ser hablante singular, en el lenguaje de una época en la que el poder del dinero y el éxito social son los valores predominantes (pensemos que los fdolos —ideales imaginarios- de nuestros nifios ya no son Salk o Sabin, sino Shakira o Ronaldinho). Es por eso que no hay que dejar de tener en curenta que la pre- sién social es solo el catalizador de un trastorno que se inscribe de manera singular en cada ser hablante. 1 MILLER, J.-A.: El bangquete de los analistas, cap. XIX, “El saber y la verdad (1I)”, Paidés, Bs. As, 2000. Luu ANA RUTH NajLes é Qué significado darle al término fracaso?? Es por eso que para el psicoandlisis el término fracaso no tiene el mismo sentido que para el discurso imperanteé en el mundo del mercado. Mientras que para el psicoandlisis el fraca- so remite a ia falla por la cual responde un sujeto desde lo real, para el discurso del mercado el fracaso es lo opuesto al éxito. Se trata en este caso de una valoracién sostenida por los ideales universalizantes de dicho mercado. Sabemos desde Freud; que un ser hablante se constituye a partir de la identificacién a un rasgo significante que funciona como Ideal del yo [I (A)} para dicho ser hablante, ideal que condiciona sus identificaciones imaginarias (yo ideal) a personajes de su mundo y su posicién respecto de lo real (el objeto a). Esos ideales son en primer lugar los de su entorno familiar y social, pero no valen para todos de la misma manera. De modo que el sujeto se identifica o no a esos valores, o se identifica a su manera, es decir, segun el empuje de la puisién, 0 lo que es lo mismo, segtin su modo singular de gozar. Eso quiere decir que no todos somos iguales, no todos, aun perteneciendo a una misma familia, nos regimos por los mismos significantes-amo. Y lo que para unos es algo estimable pata otros no lo es. Pensemos en el caso del nifio con problemas de disortografia, quien en el curso de la cura se encontré con el ideal del yoen relacién con una frase del padre que decia: “La ortografia es la ciencia de los asnos”. Este ejemplo pone en evidencia claramente que el ideal esco- lar puede no estar de acuerdo con el Ideal del yo (S, } del sujeto, es deciz, que hay un conflicto inconsciente entre los diferentes ideales propuestos por el Otro al sujeto. Es por eso que un con- flicto entre identificaciones antagénicas puede detener a un ser habiante y bloquear sus realizaciones, es decir, que ese conflicto se evidencia por una inhibicién. 2 Corps, A.: Les cancres n’éxistent pas, Seuil, Paris, 1993. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PsSICOANALISIS 101 El fracaso escolar como respuesta de lo real Cuando decimos que el fracaso escolar es respuesta de lo real, estamos diciendo que en ese caso, el supuesto fracaso se consti- tuye como sf{ntoma revelando lo real del goce de un ser hablante. Para ello hay que recordar la aseveraci6n de Lacan cuando dice que “el sintoma es el modo en que cada uno goza del incons- ciente en tanto el inconsciente lo determina”.3 $. Freud ya habia descubierto que en el sintoma habfa cierto beneficio. El beneficio de goce es eso que J. Lacan pone en evidencia en el sintoma. E] sintoma es, entonces, un modo de decir, pero al mismo tiempo un modo de gozar. Es lo que conduciré a J. Lacan a dife- renciar la envoltura formal del stntoma de su niicleo de goce. El DSM IV: del stntoma a los trastornos Todos ustedes conocen el DSM, que es el Manual Diagnéstico y Estadistico de los Trastornos Mentales inventado por el discurso médico norteamericano de la mano de la ciencia y la tecnologia y en relacién con las politicas de mercado. Recordemos que dect- amos que el sujeto de la ciencia es el sujeto forcluido por la cien- cia, el que est4 excluido como responsable. Y, efectivamente, se ve en el DSM que ya no hay més sujeto responsable, que el ser hablante ha sido reducido a un mecanismo con trastornos de funcionamiento. ; Con el avance de la globalizaci6n y el progreso de la medici- na de la mano de la tecnologfa, ha cambiado también la natura- leza del malestar y, por qué no, la terminologia pata referirse a él. De manera que ahora se habla de ataques de panico para lo que antes se definfa como angustia, de depresién, de stress, de crisis nerviosa, de adicci6n afectiva, de somatizaciones, etc. De la mano de los medios masivos de comunicacién se gene- ra una nueva nosologfa que deja de lado las categorias clésicas de neurosis y de psicosis. De la mano de los grandes laboratorios farmacéuticos se generan las drogas que prometen cada vez mds la felicidad instantanea. 3 Lacan, J.: Seminario 22, RSI, clase del 18/2/75. Inédito. 102 ANA RuTH NAJLES Pero eso no quiere decir que no sigan existiendo los neurdti- cos -tanto histeria como neurosis obsesiva— asi como un ntime- ro. cada vez mayor de psicosis —psicosis ordinarias-. El psicoandlisis pone en evidencia que e] abandone de la nocién de sintomna por la de trastornos, se sostiene en la exclu- sidn del sujeto como singularidad efectuada por el discurso de la ciencia. Es por eso que en tanto orientacién hacia lo real, el psicoand- lisis propone tratar el “sintoma en tanto acontecimiento de cuer- po”, ligado al goce de hablar. Es decir, que el psicoanilisis se sos- tiene en su practica del sintorna como respuesta del sujeto en tanto real, 0 sea, como goce. Sintoma al que habra que identifi- car en el curso.de Ja cura para Iegar al final a poder arreglérse- las con él para hacer 1azo con los otros. Del sintoma social a la revelacién de lo singular de un ser hablante, o de los trastornos de aprendizaje al sintoma 4, La cura de Roxana (9 arios)* Se trata en este caso de una cura supervisada por mi. El ana- lista que condujo dicha cura relata que Roxana es trafda a la con- sulta por problemas en la escuela. Se lleva mal con sus compa- heros, esta por repetir cuarto grado. Su madre dice no poder manejarla. Ella comienza-hablando de sus miedos: al apagar la luz antes de dormir, teme que ios mufiecos cobren vida; menciona el esqueleto de un libro que tiene sobre su escritorio en el que a tra- vés de la superposicién de paginas se arma el cuerpo humano. También le preocupa la posibilidad de que los muertos revivan; han fallecido dos personas de su conocimiento: una vecina yuna pariente. Otro de sus temores es ser mordida por los perros. Con respecto al colegio, considera que es mejor repetir el grado. Sus problemas con los compafieros, dice ella, son por la diferencia de edad. Es la més chica del grado, sus compafieros tienen diez aiios y ella nueve. Sobre el padre, dice que es bueno, que Ja lleva a pasear; mani- 4 Naves, A. R.: Una politica del psicoandlisis -con nifios-, Plural Editores, La Paz, 1996. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 103 fiesta respecto de la madre cierto enojo, ya que se queja de que no Ja cuida. “Afio nuevo, vida nueva”: asi comienza la primer entrevista posterior a fin de afio. Ante la pregunta del analista por esto que ha dicho, dice que es algo como “de tal palo, ta] astilla”. En relacién con la primera frase, explica que quiere decir dar el examen en marzo y pasar de grado. Sobre la segunda, y no sin dificultad, Ilega a decir que ella es igual a la madre. Su madre siempre fue la mas chica; repitié segundo grado. Roxana afirma ser igual a ella en todo, y resulta muy dificil poner esto mfnimamente en duda. En otra entrevista habla del miedo a los perros, desde que a los cinco o seis afios la mordié uno, el perro de su primo Anibal. Anibal es hijo de un hermano del padre. Ella se refiere a los que llevan el apellido paterno como de su familia propiamente dicha. De los que Jlevan el apellido mater- no dice que son su familia, pero que no es lo mismo. Sobre el temor a ser mordida, agrega que esto le ocurre cuan- do pasea por la calle con el padre, del cual comenta que en este momento esté muy nervioso. Dos afios antes, el padre dejé de trabajar en el negocio que atendia luego de sufrir un asalto. Ahora trabaja con su padre (abuelo de Roxana), vuelve muy ner- vioso, grita, se enoja con ella y a veces le pega. En marzo, al regresar de las vacaciones, comienza a tratar al analista con fastidio, deja de Namarlo por su nombre: “nene” ° “tonto” son los motes que reemplazan al nombre del analista. Comenta que por decisién de la madre y Ja directora del colegio no rindié el examen en marzo y repitié el grado. _ Ahora tiene problemas con los compafieros actuales y con los anteriores. Dice: “Me excluyen, no me prestan las cosas, me tra- tan como a una basura”. “Nene” y “tonto” es la forma con la que se dirige a sus com- pafieros. Relata que uno le dijo que gustaba de ella, a lo que res- pondié con un cachetazo. En otra entrevista dice estar muy contenta, porque un com- pafiero (Gonzalo) le dié un beso; con la excusa de contarle un secreto, se acercé y le did un beso. Cuenta que la bes6 en la meji- lla. El analista le pregunta si es la primera vez quie an chico Je da un beso y contesta: “Lo que pasa es que yo prac...”, ¢ inmediata- 104 Ana RuTH NajLes mente dice: “No, olvidate, estoy hablando pavadeces”. Finalmen- te cuenta que practica besos en la boca sobre el espejo; practica para cuando sea grande y se case. No puede recordar cuando ni cémo comenzé esto. ; En relacién con los miedos nocturnos, recuerda que comen- zaron a los cuatro afios a rafz de un suefio de angustia. En él, ella estaba en un sétano ~o tinel~- del cual no podia salir. De pronto aparecié un encapuchado vestido de negro y la robd; luego la llevé “volando, saliendo de Ia tierra y pasando por el cielo” a un lugar donde Ia iban a convertir en “algo, igual a ellos”. Estos seres negros, encapuchados, son los que en la actuali- dad ella teme que aparezcan en la oscuridad. Para poder acos- tarse, saca los mufiecos que tiene sobre Ja cama y los apila en el piso. Cuando apaga la luz, el bulto se le aparece como un ser negro. “~Por qué los apilés de ese modo?”, le pregunta el analista. Dice no saberlo. “;Qué hacés cuando tenés miedo?”. “Llamo a mi papd y me paso un rato a su cama”. El analista le dice que pareciera que quiere tener miedo de alguna forma; dice que no y el analista corta la entrevista. En la entrevista siguiente dice: “Te voy a contar algo que siempre me olvido de decirte’. Alli cuenta que se arranca los pelos. Ella cree que se va a quedar pelada porque no le volverdn a crecer, Sabe que eso est4 mal, que le hace mal, pero no puede dejar de hacerlo, “Es como un vicio, como la gente que toma vino o se droga”. La gente que toma vino'es su abuelo materno y su tio Pascual (hijo de este mismo abuelo). “Toman, toman y hablan de pavadeces". Segiin recuerda, fue a los ocho afios que comenzé a arran- carse el pelo, De esa época recuerda el casamiento de su padri- no, padrino que se casa con una tfa materna. Durante la fiesta, su tfo Pascual tomé mucho y salié de la fiesta con ella y sus pri- mas. Dice: “Cuando salimos me agarré del brazo muy, muy fuerte y me dijo: ‘R., cuando seas grande....” ;Qué més? “Pava- deces". Ante la pregunta del analista por esas pavadeces respon- de “me da vergiienza”. Finalmente dice que todavia no se ani- ma a contarlo. Sobre esta fiesta también recuerda haber visto al padrino besando a Ja novia. El analista le pregunta si fue después de esto i j a PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 105 que empezé a practicar besos sobre el espejo y respond afirmati- vamente. En la entrevista siguiente contintia hablando sobre su preocu- pacion con respecto al pelo: comenta que lo hace en todos lados, en su casa, en el colegio, estando sola... Inmediatamente pide hablar de otra cosa, dice “hablemos de otra cosa que el pelo. Hablemos de los miedos”, y comienza nuevamente con el relato del suefio. “Hay una chica en el ttinel, no sabe c6mo salir. Se ve una parte oscura y otra donde hay una luz y ella corre hacia la zona oscura”. Ante la pregunta sobre el pelo de esta chica dice que es muy largo, hasta la cintura, enrulado y negro. Continéa con Ja segunda parte del suefio, donde la protagonista es convertida en un ser negro, y dice: “Cuando la convierten esta muerta y vuelve a la tierra: a los muertos les sigue creciendo el pelo y las ufias”. Hasta acd llega el relato de Ja cura. b. Una genealogia del miedo Me Semme DiRteaIte marcar en principio un detalle que adquiere toda su relevancia: el motivo de consulta por el que esta madre se acerca a un analista no tiene nada que ver con la verdadera preocupacién dela nifia. La madre trae a Roxana por- que tiene problemas en el colegio y va a repetir el afio: es eso lo ue a esa sefiora le preocupa. 3 Asu llegada, ek nifia dice que tiene miedos... habla de que va a repetir el grado, que es una preocupacién, etc. Pero Jo que aparece enseguida es el problema que sus miedos le ocasionan a la noche cuando apaga la luz. O sea, que en principio se com- prueba que lo que puede llegar a ser un sintoma para una per- sona ttaida por otra, no necesariamente es lo que preocupa 0 puede llegar a ser sfntoma para quien lo trae (en este caso la madre). E! significante de la transferencia aparece en virtud de que hay ahf un analista (Sq) en su lugar, el que posibilita la loca- lizacién de los miedos en el dispositivo. Esto apunta a diferenciar cudl es el sujeto que aparece encada uno de estos enunciados como sujeto de la enunciacién. Roxana continda con el listado de sus miedos: a que los mufiecos cobren vida y a ser mordida por los perros. En relacion con que los muertos revivan, el analista sefiala que esta nifia ha tenido ocasién de tener muertes cercanas: la de uma vecina y la de una mujer familiar... un pariente. 106 ANA RuTH NAJLES Hay otra cuestién que es interesante marcar con respecto a la demanda de la madre y la de ella. Ella, en un momento dado, dice que es mejor repetir el grado, ya que es muy chica para esos compafieros y no se adapta a estar bien con ellos. Ella ‘parece tener todo muy claro en ese aspecto. Cuando retoma en enero, dice lo contrario de Io que habia dicho: “Afio nuevo, vida nueva”, refiriéndose a gue va a dar exa- men en marzo para poder pasar de grado. Hay ahi una contra- diccién que Roxana no registra, y 4 partir de ahf engancha esto con “de tal palo, tal astilla”, que la lleva a situarse en relacién a la madre como en “todo” igual a la madre, por medio de la iden- tificacién. Luego de mucho indagar lo que surge es que ese “en todo igual a la madre” se localizaba en el hecho de que su madre era la mas chica del grado igual que ella, y en que repitid segundo _ grado. Es lo que ella puede decir con Tespecto a esta cuestién; si bien dice que es igual a la madre en todo, ese “todo” no puede ser abierto, no puede ser puesto en cuestién, atin, Es interesante lo que aparece cuando ella dice que la familia propiamente dicha es la familia paterna. Al ser interrogada sobre esto, ella lo sitia en torno del nombre, o sea de] significante. R. ubica las coordenadas de su genealogia, al mismo tiempo que surge el miedo a ser mordida por los perros cuando sale con su padre. Sus origenes los hace corresponder al hecho de haber sido mordida por el perro de un primo paterno. Evidentemente, parece que pasea sola con el padre. Tampoco esté la madre ahi. La nominacién simbélica aparece con claridad, como asimismo los miedos —que giran en torno del significante, paterno— dan cuenta de su falla. Es interesante notar que este temor a ser mordida cuando sale con el padre queda, ademés, ligado con la impotencia del padre, con la cobardfa de su padre. El renuncié asu trabajo inde- pendiente para retornar a trabajar con su propio padre, en fun- ci6n de un asalto en el cual él no sufre ningtn dafio corporal, solo que se asusta y tiene miedo. A partir del miedo, el padre de R. termina trabajando con su padre. R. agrega que su padre a veces le pega. Ella encuentra las razones de esto en el hecho de que vuelve muy nervioso de su trabajo. El tema de los ladrones va a retornar en el suefio. Ella sostie- PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 107 ne a su padre en su impotencia al “promover” sus miedos, tasgo de identificacién de R. con él. : | En tanto sujeto, el padre de esta nifia ha elegido la posicién de hijo y esto tiene consecuencias para su propia hija. Puesto que al elegir la posicién de hijo ha elegido no responsabilizarse de su oce. : Es asi como R. queda expuesta, no solo ante los ladrones, sino ante la impotencia de su padre. La relacién de éste con su propio padre es el lugar desde donde la interrogacién “genealogica acerca del goce del padre toma cuerpo, en su propio cuerpo... c. Miedos y sexualidad: una ofa de entrada ; Se observa en este caso, ademas, c6mo comienza a ponerse a forma lo que S. Freud denomin6 “neurosis de ieeeietevetici? .E analista logra, a partir de la ocurrencia de un lapsus, des ieee a la puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente. E lo oe rre luego de haberse sorteado un momento en el que peligré la posibilidad de la cura analitica. En él, el analista habia pasado en la transferencia al lugar de semejante degradado (nene, tonto), en cuanto era tratado del mismo oe en el que R. trataba a los i no le gustaban- en el colegio. ; ese avidencia oui su problematica en torno a la pensions a su posicién sexuada y a su relacién con otros seres sexuados: acepta los besos del nifio que le gusta, pero meron con un golpe cuando otro, que no Je gusta, dice gustar de el a. ——— La primera formacién del inconsciente aparece bajo la om de un lapsus. Dice “lo que pasa es que yo prac...”, se corta y dice “no, olvidate... estoy hablando pavadeces” . ‘kin “Pavadeces” surge siempre en relacién con algo que ae : lo sexual, al goce. Se trata de un significante, dado que in ica el goce del sujeto. En este lapsus, ella es sorprendida en tanto _ to del decir, y es entonces que confiesa que practica besos en con el jo. _ ee wrelata el suefio por primera vez ~el suefo que - desencadenado sus miedos nocturnos, cuya primera aparicion ella sittia en sus cuatro afios— hay en él un robo. Ella cuenta que estd en un sétano del cual no podia salir. Se presenta un case chado vestido de negro que la roba, que se Ja Heva vo i. °- Saliendo de la tierra y pasando por el cielo, la leva a un luga' donde la iban a convertir en algo igual a ellos. 108 ANA RutH NajLes Con respecto a este “algo”, ella no puede decir de qué se trata. Termina diciendo “seres negros”, pero no puede darles un nombre. Entonces estos seres negros, encapuchados, son los que ella teme que aparezcan en la oscuridad, que “la roben” a ella. Ella es, ahi, el objeto robado. Se puede notar también cémo a partir de este suefio se va localizando una escena fantasmitica, en funcién de! modo en que se van articulando distintas cuestiones a partir de los suce- sivos relatos de] mismo en el curso de las entrevistas. Contado una vez en tercera persona, otra en primera, ella es, en ese suefio, sujeto u objeto alternativamente. En estos relatos se trata de la ubicacién del sujeto como ser de goce. Porque de hecho, aparece reiteradas veces el relato del sueiio bajo transfe- rencia, Por otra parte, ella dice que su temor a esos seres negros Surge a partir de que ella ve en la oscuridad el amontonamiento de mufiecos... que ella misma ha hecho, y que toma la forma temi- da de estos seres negros. Cuando el analista la interroga al res- pecto est4 implicando al sujeto en su sintoma a partir de la con- formacién que ella da a estos mufiecos (a los que, de hecho, podria poner en otro Jado o desparramar de otra manera). Pero Ja nifia los amontona de manera tal que “parezcan” en la oscuri- dad esos seres negros que le producen miedo. Es interesante cémo se va conformando esta posicién o esta situacién de miedo, de goce, que posteriormente la Ileva a la cama del padre. Porque lo que aparecerd después, es que cuan- do ella tiene miedo de noche, Hama al padre y se pasa a su cama. Sabemos que cuando surgen formaciones del inconsciente se trata de la puesta en funcién del discurso del amo. Esto equiva- lea decir que a partir del momento en que el analista se ubica en el lugar de destinatario de los significantes del sujeto, o sea en el lugar de Sq, hace surgir, retroactivamente, el significante de la transferencia. En este caso: el miedo a los seres negros, a la oscu- ridad, a ser mordida cuando pasea con su Padre. . Luego del corte que efectué el analista, habiendo sefialado la implicacién del sujeto en la produccién del miedo a los seres negros (el amontonamiento de muftecos), el inconsciente ofrece otra de sus formaciones: un recuerdo. ePor qué el recuerdo es una formacién del inconsciente? Porque tiene la caracteristica del retorno de lo reprimido. Lo pt hh ben ee te PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 109 reprimido es lo olvidado, ya que el olvido es Ia represién misma. Ella relata en esa ocasién algo que, afirma, siempre olvida decir: se arranca los pelos uno por uno. Aparece aqui un goce que se le impone, y con el que nada puede hacer. . El temor a que no le vuelva a crecer, aparece en felacion con la linea materna; en relacién con lo que ella denomina un vicio”, como beber o drogarse. Liga esto con su abuelo y su tio mater- nos: “Ellos toman, toman y hablan pavadeces”. Por eso es interesante situar las dos vras, la materna y la paier- ng, las que permiten ubicar la importancia que el apellido tiene para el parlétre en su funcién de nominacién simbélica. ; Aparece claramente en este caso cémo se liga el goce innom- brable con la via materna (el arrancarse los pelos que en cuanto impulsién, en cuanto vicio, es para R. inarticulable, no sabe ni puede decir nada de eso), y como lo que se puede articular (0 sea, los miedos) es lo que se ubica del lado paterno. Se trata de dos vias diferentes pero paralelas y que —esta esuna conjetura— deberfan poder encontrarse en el curso del andlisis. Deciamos que lo que ella denomina “pavadeces” remite siem- pre a la sexualidad implicada en el fantasma. Cuando la nifia liga el recuerdo de arrancarse los pelos con sus ocho afios y el casamiento de su padrino, pone en juego, de una manera diferente a la del suefio, la punta de wn fantasma. No podemos decir que se trate del axioma del fantasma, pero si de la punta de un fantasma, situado por medio del tio mater- no, quien “toma, toma y dice pavadeces” a Ella recuerda que al salir de ese casamiento, su t{o, toman a la muy fuertemente del brazo le dijo: “R., cuando seas grande...”, interrumpiendo su relato en ese punto. Cuando se le dice que ‘siga hablando, responde “pavadeces”, y agrega que le da vergiien-- za, lo que indica, una vez mds, algo en relacién con el goce fan- tasmatico (ya que sabemos que la vergiienza, asf como la culpa, son indicadores del fantasma en juego). Ademés, R. agrega que “todavia” no se anima a contatlo, lo cual significa que ella podria decir algo, un enunciado en rela- cién con esto, que atin no quiere decir. Se trata aqui de una esce- na fantasmatica que podria ser enunciada, pero que ella no esta todavia dispuesta a enunciar. ; . El dispositive analitico debe, entonces, posibilitar el desplie- 110 ANA RuTH NajLes gue de las dimensiones imaginaria y simbolica de las diferentes versiones del fantasma, para poder alcanzar su més alld, el real pulsional. Cuando ella dice que todavia no lo quiere decir, sabe que podria decirse algo allf, pero se niega, reteniendo de este modo, su ser. Preserva un goce que todavia no quiere ceder, que no quiere que pase por la transferencia, por el discurso. Esto sefiala un momento de bascula en la entrada en andlisis. No hay un sujeto analizante todavia, ya que aun en ese punto, la persona se cree amo de lo que dice. - En cambio, como ya dijétamos, la posicién analizante es aquella en la que el sujeto —al decir de J. Lacan en La légica del fan- fastna— esté en-posicién de “yo no soy”, de pensamiento incons- ciente, en tanto pensamiento que se piensa solo. Evidentemente hay idas y vueltas, no es todo lineal, pero en la posicién de esta persona se evidencia claramente la resistencia del goce del ser a articularse en algo del orden de un pensamien- to sin ser, El suefio que ella relata no es siempre el mismo suefio, en cuanto es indudable que en cada relato se articulan nuevos ele- mentos: el suefio es su relato. En el segundo relato, por ejemplo, no aparece el robo. Aparece si una clara eleccién del sujeto, ya que en su texto apa- rece R. en un tiinel, en uno de cuyos extremos ve luz y por el cual podria salir. Pero se produce una eleccién del otro extremo, oscu- ro, negro, temido. Es evidente que de alguna manera en este suefio estd mas cla- ramente situada la posicién de este sujeto: no ser mds que pensa- miento. El inconsciente piensa a pesar de la persona, poniéndola en una Pposicién dificil, en el sentido de que ella es interpretada por el suefio en su ser de goce: no sabe lo que hace ni lo que dice. Este ida y vuelta entre no ceder su ser y verse obligada a cederlo, esté en funcionamiento. Se trata del momen to de viraje de la entrada en andlisis. Lo interesante es que el parlétre no puede dejar de ceder esta posicién de goce, porque ella nota que ya ha dicho més de lo que pretendfa. El ser hablante es hablado més alld de lo que “yo” quiere decir. Cuando dice que “todavia” no lo quiere decir, y después, 4 4 i PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 114 cuando dice que caminé “hacia lo negro”, “hacia lo oscuro”, el ser hablante dice mas de Jo que queria decir, en tanto es pensa- do por el inconsciente, situado en Otro lugar. ; Esta secuencia finaliza en el punto en que se presenta la posi- cién del ser hablante en relacién con Ja castracién y con la pul- sidn: el muerto-vivo, el muerto que retorna vivo por Lo menos en un aspecto: a los muertos les sigue creciendo el pelo y las ufias, es decir, que la vida pulsional se hace presente. . Se podria situar aqui un intento de rechazar el saber acerca de la castraci6n, en tanto el parlétre ya sabe. J. Lacandenominé debi- lidad mental a este rechazo “normal” del saber de la castracién or parte del parlétre. ° is teresa en esta secuencia que el ultimo relato del suefio termine con esas palabras: “esta muerta, pero a los muer- tos les sigue creciendo...”. Es por medio del suefio que el ser que habla puede dar cuen- ta, al mismo tiempo que la niega, de la castracién que Jo afecta como pariante. Hay un saber de la castracién. Esta operando esta falta de un significante en el Otro. No hay significante para decir el nombre de goce del sujeto, por lo cual hay que construirlo. Y por ende, no hay significante que pudiera hacer pasar todo el goce a lo simbdlico. No aparece articulado de la misma manera el fantasma en el suefio (R. robada y transformada en muerta viva) que en la pan- tomima imaginaria, donde aquel aparece via el recuerdo encu- bridor (escena de seduccién con el tio materno). Pero es interesante subrayar que si bien se articulan de mane- ra diferente, tanto el suefio como la escena obedecen al fantasma; mientras que el punto de goce que queda por fuera de ambos es esa impulsién de la que nada se puede decir (R. arrancandose, uno a uno, sus cabellos). ~ ‘ ; Ella teme quedarse pelada, sabe que no se trata de las lien- dres (porque para eso le podria pedir a la madre que la a, ra), sabe que se trata de otra cosa. Pero no sabe de qué. Eso queda como un agujero en el saber, es decir, como real. ; Estan en juego aqui las distintas dimensiones del sujeto. Este sujeto que retorna de lo real en el tiltimo swefio (el de la “zona oscura”) se encuentra mds alld de esa persona: el sujeto imaginario que cree ser el dueno de sus palabras oa “yo”, tampoco es el mismo sujeto que aparece em tanto simvolico 112 ANA RUTH NAJLES (representado por un significante para otro significante), sujeto que aparece cuando habla de sus miedos mis alld de su proble- ma escolar, cuando hace un lapsus y dice “prac...” y después dice “olvidate, son pavadeces”, o cuando trae un recuerdo que lleva “algo” que no termina de contar... Ademés, otra cuestién para remarcar de la direccién de esta cura es que no hay por parte del analista ninguna consideracién particular en su accionar, en su acto, en funcién de la edad de la nifia. El interviene, hace cortes, hace preguntas, como haria con cualquiera que viniera a hablar. En este recorrido se va situando la posicién del ser que habla en la estructura... como objeto, como sujeto dividido por eso que es dicho mas allé de la intencién de la persona. En esta secuencia se trata de llegar a la constitucién de un sfn- toma por la via de los miedos. Sintoma que en tanto tal llegue a funcionar como suplencia del Nombre del Padre. Verificamos también, que no se trata solo de lo hecho y dicho por los progenitores, sino de lo que el sujeto hace con eso. Es interesante notar cémo se ha efectuado este recorrido; en él es posible verificar que hay un goce en juego, por mas “joven” que sea una persona. En lo anteriormente expuesto se pone claramente en eviden- cia como afirmaba J. Lacan en el Seminario 17— que en definiti- va se es hijo del significante y de lo que este trae aparejado de goce. Porque es el Uno el que introduce el goce. Lo acota, pero lo introduce. Cap{TruLo 9 Psicoandlisis y pedagogia, o, “no hay pedagogia analitica” En ej mismo texto de 19251 en el que Freud se refiere a las tres profesiones imposibles, plantea que “la obra educativa... no debe ser confundida con los modos de accién del psicoanidlisis ni puede ser reemplazada por ellos”. Pero eso no descarta que el proceso analitico y el proceso educativo tengan una mira en comin: “asegurar en el nifio y en el paciente Ja dominacién del principio de realidad sobre el prin- cipio del placer”. Pero si también Freud pone en guardia al ana- lista y al educador contra el abuso de poder consistente en utili- zar la sugestiénpara modelar al ser hablante —nifio o paciente- en funcién de ideales personales, es porque la sugesti6n consti- tuye un poderoso instrumento del que ambos disponen. La instancia del Ideal del yo (S,) que utiliza el educador para afirmar su poder es producto de la identificacié6n al rasgo una- rio. Esta identificaci6n constituye el nucleo que vendrdan a enri- quecer las identificaciones ulteriores con las personas que seran llevadas a ocupar el lugar del Ideal del yo, como Los maestros y educadores en general. El] proceso educative requiere entonces que -el educador - ocupe el lugar del amo, de modo que el educado se someta a sus exigencias —por su dependencia del amor de este— y también con el fin de que, por haber tomado ciertos rasgos del educador, el propio Ideal del yo del educado reciba su influencia. Esto quie- re decir que Ja educacién promueve la alienaci6n con el signifi- cante amo, con el significante ordenador. 1 Freup, S.: “Carta prélogo para un libro de August Aich horn”, en: Obras Completas, t. II, Biblioteca Nueva, Madrid. 114 ANA RUTH NajLes De manera que la educacién opera por la sugestién, mode- lando el Ideal del yo a partir del aporte de rasgos identificato- tios. La educacién tiene por fin, entonces, reforzar no sélo el Ideal del yo del ser hablante sino también su yo. Si bien el andlisis utiliza la transferencia que en parte es sugestién, lo hace con el fin de que el analista sea destituido del lugar de Ideal del yo del paciente. Freud decia que solo renun- ciando al poder que le confiere Ja transferencia el analista puede cumplir su misién hasta el final. Por eso, en tanto el educador procura contrabalancear el dis- placer ligado a la renuncia pulsional mediante las satisfacciones narcisistas que aporta el Ideal del yo, el analista, en su esfuerzo por lograr que e] ser hablante se las arregle con su sintoma, tiene que luchar contra un displacer de origen narcisista que encuen- tra su fuente en el Ideal del yo. Sus aliados en esta lucha son pre- cisamente las fuerzas pulsionales -el goce—- combatidas por el educador. Entonces, en términos freudianos, podemos decir que el edu- cador se alia al Ideal del yo para ir contra el ello, mientras que el analista se apoya en el ello, combatiendo al narcisismo que se opone por medio del displacer al levantamiento de la represién. La labor del educador consiste entonces, en contribuir a la formacién del Ideal del yo, que cumple una funcién ordenadora, normalizante indispensable. Esto pone en evidencia que el andlisis no puede ser el susti- tuto de la educacién —ni viceversa— ya que uno es el revés de la otra. En tanto la educacién se situa del lado del narcisimo, de lo imaginario, del ideal, de la ilusién, el psicoandlisis se sitia del lado de la realizacién del saber en el sintoma. Otra manera de decirlo, recurriendo a los discursos de Lacan es que si el psicoandlisis se define por el discurso del analista, la pedagogia estd regida por el discurso universitario, en tanto modalizacién del discurso de! amo. ‘ Es por ello que jamas podré preconizarse una pedagogia ana- litica. CapiTuLo 10 Qué lugar para la accién lacaniana en el lazo social? A los psicoanalistas, que dehemos poder responder al males- tar de cultura de Ia época que nos toca vivir, se nos impone una pregunta respecto de jcémo leer la actualidad?, gcémo leer la modernidad ideolégica? Se trata, en este caso, de interpretar el] ascenso al cenit del significante “evaluacién” y de las terapias que se corresponden con él, es decir, de las terapias cognitivo- comportamentales (TCC), subsidiarias de la ideologia cientffica. Podemos plantear! que esta época se caracteriza como la época en la que el “poder es la impotencia” y en la que el gobier- no prescinde de la polftica, ya que se trata del gobierno por “peritaje colectivo”, vale decir, anénimo. Como ya lo afirmaba Lacan, se trata de un llamado al padre -significante amo— que prepara el retorno de Ja autoridad en sus formas mas terribles (vg. Totalitarismos). Por otra parte, es evidente que la ficcién reguladora en el orden social actual es la de la “libertad del consurnidor” que se traduce por el matema del sujeto tachado, que “de verdad”, estd comandado por el amo. Estamos, entonces, frente al sujeto ubica- do como falso amo en el falso discurso del capitalisme, falso dis- curso que deja al sujeto encerrado en el-goce aittoerstico que tapona la pregunta que le permitiria dirigirse al Otro y a los otros. §nhuc & S “Ss a Es por ello que se puede afirmar que las guerras de religién del siglo xxi son entre las religiones y la mercartcfa. Y por lo 1 Segnin los desarrollos de Jacques-Alain Miller en su curso de la Seccién clinica de Paris 2004/05, “Piéces détachés”, inédito. aay JANA ISUILH INAJLES. tanto, la division del sujeto se produce entre su espiritualidad y su materialismo. Se trata, entonces, de encontrar el lugar para el psicoandlisis en un mundo configurado entre las TCC y la creencia renovada. Se evidencia que la operacién de las TCC consiste en revertir el 5, producido por el discurso analftico en beneficio del discurso del amo, sin olvidar Ja alianza actual del amo con el saber —pseu- do-cientifico. Esto da como resultado la burocracia en tanto una de las formas del discurso universitario, que se caracteriza por el hecho de que el saber ~cuya verdad es el poder en decadencia del amo antiguo- ejerce su dominio sobre un elemento de goce, con el fin de ordenar y regular la sociedad anticipando su porvenir. = a = a 3 fl OF Es asi como el dominio apunta a que ese elemento de gace, en exeeso respecto del saber, se reduzca al § ~conjunto vacfo— en tanto pura “variable de ajuste”. Se trata en verdad de la “tiranfa del saber”. Pero ademés, hay que tener en cuenta que esta decadencia del amo antiguo -el significante del Ideal- dio lugar al imperio del regimen del “No-Todo” cuya ley es: “no hay excepcién”, es decir, “todos iguales”. De manera que estamos ~como lo indica Jacques-Alain Miller— ante un totalitarismo que no se totaliza, un totalitarismo serial que no cuenta con Ja seguridad que da el conjunto. Es por ello que se impone la sospecha generalizada y, también, la evalua- cién para todo como su consecuencia ldgica. Como lo afirma por su parte Jean-Claude Milner en su libro La politica de las cosas, el tinico ‘objetivo de la evaluacién es la “domesticacién generalizada”. Cuando se trata de evaluat a los seres hablantes en masa y en detalle, en cuerpo y alma, estamos ante una operacién de control, que ataca el derecho al secreto, que es lo tinico que puede oponer resistencia al control. De modo que: “La evaluacién generalizada se apodera de todo lo existente para transformarlo en un vasto almacén de cosas evaluables. La doctrina que la sostiene... [es] la razén del mas fuerte”?, 2 Miner, J.-C.: La politique des choses, Seuil, Paris, 2005. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 117 Lo que explica Ia expansion de la evaluacién es que ésta pro- mete que las cosas podran finalmente gobernar, sustituyendo a las miserables decisiones humanas, tal como fuera sofiado en el siglo xIx. El gobierno de las cosas ofrece grandes ventajas cuando lo que importa es imponer el silencio, ya que dispensa de toda poli- tica. (Recordemos aquf que ya Freud planteaba que gobernar es una de las profesiones imposibles.) Porque a los hombres politi- cos solo les queda la misién de traducir en lenguaje humano las fuerzas no humanas. Es decir, que se espera de los politicos que sean pedagogos que convenzan a todos de que nadie puede cam- biar nada jamas. La evaluaci6n es, entonces, un producto de la democracia moderna solidaria de la economia de mercado —regida por la tec- nociencia—, democracia que se caracteriza por no dar el gobierno a los hombres sino a las cosas. Esta “democracia verbal”, como la denomina Milner —que solo conserva el nombre de lo que hasta la Revolucion francesa se conocia como democracia— pre- tende la “igualdad sustancial”, ya que ese es el tipo de igualdad que conviene a las cosas. Es por medio de la evaluacién que los amos de la democracia verbal han podido establecer la igualdad sumergiendo a los seres hablantes en el espacio de lo medible y de lo sustituible. Por eso se puede afirmar que la evaluaci6n instala 1a transforma- cién de los hombres en cosas. - De manera que la mentira que subyace al gobierno de las cosas es'la pretensién de que las cosas hablan, ya que, en los hechos, ellas se muestran en silencio. Cuando se habla del gobierno de las cosas en verdad se trata del “gobierno de los voceros de las cosas”. Es asf como estos pre- tendidos voceros de las cosas solo son voceros de s{ mismos. Los expertos actuales son los encargados de traducirles a los gobernantes los supuestos discursos de las cosas. Si la evaluaci6n es la pericia por excelencia es porque puede hacer pericias de todos los demas peritos. La fuerza de la eva- luaci6n reside, por lo tanto, en que como no tiene nimgtin conte- nido propio es en si misma inevaluable. He aqui la nueva definicién del Ser Supremo: el que evaltaa todos y no podria ser evaluado a su vez. “La evaluacién eligié el peritaje; al hacerlo elige el control, y 118 ANA RUTH NAJLES al elegir el control abandona el sufrimiento a su suerte”3, ya que es eso lo que exige el gobierno de las cosas. Es por todo lo anterior que la evaluacién ~pretendidamente cientifica-, subsidiaria de la polftica de las cosas, jamés podrfa emitir un juicio favorable sobre el psicoandlisis. éPor qué? Porque contra ia ilusién filos6fica ~y no solo la del pragmatismo- la prdctica del psicoandlisis demuestra que los problemas de la vida no se disipardn jams. Teniendo en cuenta que el problema de la vida es que no hay relacién ~ni entre las palabras y las cosas, ni entre hombres y mujeres-, solo hay modos singulares de vida que en el psicoandlisis denominamos sinthome. Y el sinthome, desvestido del sentido, objeta el lazo social, ya que se reduce al goce autistico, vale decir, a un modo de vida singular. Como nos ensefia Lacan, lalengua -en tanto integral de equivocos en la que cada uno viene a caer 0 a sumer- girse— hace del ser que la habita y que Ja hablard, un enfermo, un discapacitado; es por ello que lalengua es el trauma para el ser hablante. En su seminario Le sinthome! Jacques Lacan propone hacer un uso légico del sintoma, lo que supone su reduccién a lo real sin ley, real que condensa el trauma de lalengua que se escri- be como “acontecimiento del cuerpo”, Esto quiere decir que se inscribe como marcas en el cuerpo en tanto las palabras marcan 0 recortan los cuerpos, o sea, dan cuerpo al ser hablante. Para el psicoandlisis se trata de hacer uso de ese sintoma que le permite al neurético vivir aunque sea inc6modamente. Si se apela al psicoandlisis es para hacerlo menos incémodo, hasta Ile- gar al punto de estar persuadida de que uno esté feliz de vivir. En su Seminario 24, L’insu...5, Lacan plantea que con eso es sufi- ciente. : _ Lacan plantea también que si bien el sintoma se reduce, siem- pre queda un relieve que da cuenta de que cada uno es sin pay, Y que su diferencia reside en ese resto opaco que queda como irreductible al semblante —al significante-. Ese resto es lo que le da a cada uno su valor, su diferencia absoluta, su nobleza. Como bien nos recuerda Miller, Lacan plantea que no hay sujeto sin sinthome. 3 Miner, J.-C.: La politique des choses, op. cit, 4 LACAN, J.: Le seminaire, Livre XXIII, Le sinthome, Seuil, Paris, 2005. Lacan, J.: Seminario 24, “L'insu qui sait de l'une bevue...’”. Inédito. PROBLEMAS DE APRENDIZAJE Y PSICOANALISIS 119 Es asi que en el contexto de la ultima ensefianza de Lacan la ciencia aparece como el doble de la religién, en tanto ambas suponen un saber en lo real; a diferencia de la perspectiva del psicoandlisis de la orientacién lacaniana que plantea el sinthome como ese real totalmente disjunto del saber, es decir, un real exte- rior a lo simbélico con el que habra que saber arreglarselas. La polftica del psicoandlisis regida por el sintorna da cuenta de que siempre va a haber un resto que resiste a ja evaluacién “cientffica”, resto que es la esperanza del psicoanilisis, dado que es lo que pone Ifmite y hace fracasar a la “politica del control”, es decir, a la “politica de las cosas”. > Se SS FE

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