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uno de los principales referentes de la alidad.Resulta muy dificil disociar sunombre ‘olucion del pensamiento en ese campo del indicién de epistemélogo no le ha impedido ares aportesen el campo de la Geografia Politica, Ua Geograta Econmica o le Geogfafia Cultural En este timo aso ~temtica del presentelibro-elautorlogra poner un estado del arte de esta vertiente de la disciplina geografica al alcance deun pablicono necesariamente iniciado y abrir un camino que fortalece las tendencias a la adquisicién de mayor espacio y relevancia de la Geografia Cultural dentro del campo mayor de la Geografia y de las ciencias humanas y sociales. Quienes estamos habituados al estilo literario de Paul Clava, sabemos que su argumento nunca escapa al relato de detalle,ni a la justificacién conceptual. Que la historia del discurso se confunde sistematicamente con las proposiciones sobre el discurso mismo y que ningin orden de lectura impide ingresar al texto en alguna de sus partes sin contar con la consistencia parcial, al menos, de alguin nucleo tematico sectorial. Allo se debe que la estructura del libro incluya, en el sentido vertical, primero la historia del pensamiento geogréfico referido al vinculo entre la geografiay la cultura, luego, los tépicos que describen el vinculo mencionado en sus diferentes aspectos: antropolégicos, ambientales e histéricos. Mientras que, en el sentido horizontal, la experiencia y erudici6n del autor van paralelamente modelando los recodos descriptivos que sostienen e iluminan la preocupacién geogréfica sobre las determinaciones y procesos materiales de los hechos sociales. en general, La Geografia Cultural -particularmente en el sendero y en la Propuesta de Paul Claval- puede presentarse como un instrumento valido para analizar y comprender la complejidad y las particularidades de los escenarios geoculturales de fin de siglo y preanunciar las tendencias hacia la conformacién de nuevas geografias en el siglo que esté a punto de comenzar. tau qt | hl | PAUL CLAVAL ‘La accién irresitible de los medios,el triunfo del capital privado, los fetiches ideolégicos del fin de siglo: el fin de la historia, el posmodernismo, la ‘globalizacin; lejos de dererminar la muerte de las especificidades territoriales; ide extender un certificado de defuncion sobre las identidades culturales, Lingitsticas o religiosas; simplemente inauguran una nueva etapa en la relacibn entre espacio, sociedad y economta. En la misma, las tendencias hacia la homogeneizacién cultural, la multiculturalidad, la reemergencia de idensidades nacionales y atin el surgimiento de nuevas identidades, se disputan el protagonismo de las transformaciones geoculturales de la tiltima década. En efecto, los conflictos nacionaliseas emergentes de la disolucién de los regimenes del socialismo real en la ex-URSS en la ex-Yugoeslavia; la aparicién de identidades transregionales como es el caso del panceltismo; el recrudecimiento de la cuestién palestina, kurda, albanesa, vasca, corsa, et. la emergencia de nuevas identidades multiculeurales 0 transestatales como los movimientos culturales “latino” en América, 0 “mediterrdneo” en Europa, norte de Africa y Cercano Oriente; son sélo algunas muestras de que la Globalizacién slo el reverso fetichizado de un proceso de cambio muy complejo donde la diversidad cultural y ain la multiculeuralidad han encontrado espacio para afirmarse y expresarse de manera inédita. Los propios medios masivos muestran el espectéculo de la pretendida hegemonia del rock anglosajén, la cocina internacional 0 la moda occidental luchando denodadamente, como nunca antes e habla visto, contra el avance y la infileracién de elementos musicales, gastrondmicos 0 de indumentaria marcadamente énicos. La Geografta Cultural -particularmente en el sendero y en la propuesta de Paul Claval- puede presentarse como un instrumento vido para analizar y comprender estos procesos y particularidades de los escenario: geoculturales de ‘fin de siglo y preanunciar las tendencias hacia la conformacién de nuevas ‘geograflas en el siglo que estd a punto de comenzar. Pablo Ciccolella Indice Prdlogo Introduccién.... Primera Parte Genesis y evolucién de los enfoques culturales en geografia Capitulo 1: Nacimiento yprimeros desarrllos 1. Los comienzos de la geografla cultural de lengua aleman: 2. La geograffa cultural zmericana: Carl Ortwin Sauer y la escuela de Berkeley «0.0 iu 3. La dimensién cultural dela geografia humana francesa: 7 géneros de vida y paisa. a “ 34 Conclusién . Capitulo 2: Profundizacisn, crisis y renovacién 1. Los esfuert0s de profundizacién 2. Cissy declinacién de la geografa cultural. 3. Un nuevo contexto para la geografia cultural. 4, La reconstruccién de la geografla cultura... Segunda Parte Cultura, vida social y dominio del espacio Caplde 3 Trams dele perience yoni de laters on 58 1, Lacultura como herencia. Le transmisién . 58 2. Transmisin y codiges de comunicacién 3. Lo que se transmite .. 4, La memoria y sus formas, 5 Tr cédivos. ls reelas v la plasticidad de la cultura Captoulo 4: Una geografta del hombre mismo. 1. Laeultura y ls exapas de la vida 2. Del individuo a la persona... . 3. Complejidad social, cultura y estrategias individusles.. Conclusion Captnulo 5: Culeura y vida social. 1. Cultura y relaciones sociales institu. 2. Cultura y cohesién social. La comut 3. Culturas y estructuras de base de la los sistemas de parentesco 4, Cultura y funcionamiento de la sociedad 5. La cultura y los margenes de la sociedad Capteulo 6: Constitucion de la sociedad y mitosfundadores 1. La cultura como orden constituldo snenennen 2. El mds alld y la. construccién del orden de valores . 3. Las relaciones de nuestro mundo con otros mundos .. Capteulo 7: Las relaciones entre las diferentes cultaras 1. El papel dela distancia en la formacién de is dreas culturales 2. Las barreras culturales: cambios de eédigos y barra politica. 3. Las barreras culturales identidad y rechazo de lo ajeno 4, Los componentes de Ia cultura usnneun / Tercera Parte Cultura, medio y paisaje Capitulo 8: Orientarse y ubicarse. Marcar, ecortar,institucionalizar y ropiarse del espacio . 1. Ubi 2 ~ 2. Orientarse 3. Nombrar los lugares, calificar los espacios 4, Insticucionalizar lugares y tertitorios 5. Aptopiarse y marcar el espacio... Capitulo 9 : Las relaciones de los grupos con el entorno: la mediacién de las tecnologtas... sen ov 1. La influencia de los hombres sobre el entorno y el conocimiento de los medios y de lo viviente... 103, 110 118 137 137 7 153 158 162 162 1 188 2, Teenologlas y entorno: e! dominio de lo 3. Las técnicas de desmonte y construccién 4, La constitucién del universo instrumental 5. La evolucién de los sistemas recnalégicos. ; 6. Técnicas sociales y relacién de los grupos con el entorno Capitulo 10: Las relaciones del hombre con el ambiente: la mediacién abimentaria .nounsvnrnrnn 1. La fisiologia de la alimentacién y los fundamentos del gusto 2. La conservacién de los productos alimenticios 3. Las técnicas de transformacién y de preparaci6n. 4, La cocina: las recetas 5. Los modales en la mesa 6. Espltitu nacional y gastronoma. sn 7. Evolucién técnica, industrializacin de la alimentaci6n. y nouvelle cuisine Capitulo 11: Caleura y epacio humaniztde ...mononnen 1, Las ogicas puestas en prictica en la estructuracién del espacio humanizado seman se 2. Onganizacién social y génesis de los espacios humanizados .. 3. La evolucién de los espacios humanizados: inercias, derivaciones y reestructuraciones.. 4, Los paisajes Conclusién Cuart. Parte Una geobistoria de las eulruras 272 Capitulo 12: Culturasy niveles de desarrollo 1. Sociedades sin escrivura, suciedades de etnélog 2. Las sociedades con escritura: la fase de las civilizaciones histéricas. 3, Las sociedades modernas, o la unidad reencontrada a través de la generalizacién de la escritur so 4, Culturas de masa y culturas cientificas 0 técnicas: uniformi y fragmentacién.... Capitulo 13: Modernizacin y ocidentalizacién 1, Laidea de transicién cultura... 2. La modernizacién: interpretaciones econémicas 3. La modernizacién: e enfoque cultura. 309 4, La occidentalizacién del mundo y sus limites. 314 Conclusién nn neni 325 Capfeulo 14: Los desaftos culturales del mundo actual... 307 1. Continuidad y fallas de la modernizacign : : 327 2. Una nueva transicién cultural ... - 331 3. Cuestionamiento de la cultura occidental y de la posmodernidad . 4 Lacxpansin dela vida de relcionesy latnulipheacién de > choques culturales .. 5. El rechano a la oceidentalzacin vss ovr i 6 Situaciones de tensién y estrategias de cocxistencia 352 Conclusién .. Bibliograf 399 fades Fg 3 Prélogo Bl encuentro con una tradicién intelectual, su relectura y, a partir de ella, la construccidn de una mirada sistemética contemporinea, es el niclen de la propuesta de Paul Claval ‘Transitar la diversidad de sus pginas ubica al lector en el borde de una superficie que eveca en todo momento, la continuidad histérica de un discurso mel de la geografia regional francesa pero a su vez, que se quiebra repetidas Yeces en fracturas donde la propuesta de una nueva disciplina ~y el debate sutil on otras visiones del objeto~ provoca un efecto de incertidumbre: ¢Geografia cultural o simplemente geografia? La deseripcién densa que nos ofrece el ojo del autor se asemeja a un camino sinuoso perdido en la policromfa natural del artifico histérico del paisaje dela isla sur de Nueva Zelandia, donde un gedgrafo europeo afios atrds observaba maravillado como la accién humana habfa producido un medio natural que sin embargo aparentaba espectacularmente ser naturaleza (tl cual nos cuenta el autor ‘en su autobiograffa). Quienes estamos habiruados al estilo literario de Paul Claval, sabemos que su argumento nunce escapa al relato de detalle, ni a la justificacién conceptual. Que la historia de! discurso se confunde sisteméticamente con las proposiciones sobre el discurso mismo y que ningin orden de lectura impide ingresar al texto en alguna de sus partes sin contar con la consistencia parcial, al menos, de algiin niicleo temético sectorial. ‘Aello se debe que la estructura del libro incluya; en el sentido vertical, primero la historia del pensamiento geografico referido al vinculo entre la geografla y la cileura, y luego, los t6picos que describen el vinculo mencionado en sus diferentes aspectos: antropoldgicos ambientales e histéricos. Mientras que, en el sentido horizontal, la experiencia y erudicién del autor van paralclamente modelando los recodos descriptivos que sostienen e iluminan la preocupacién geogrifica sobre las determinaciones y procesos materiales de los hechos sociales en general. El énfasis en le continuidad no supone un rechazo conservador hacia lo nuevo, Tercera parte Tercera parte Cultura, medio y paisaje La cultura prove a los hombres los medios para orientarse, recortar el espacio y explotar el entorno (capitulo 8). Las relaciones que los grupos mantienen con su ambiente estan mediadas por las técnicas (capitulo 9) y por las formas de alimentarse (capitulo 10). En los ambientes humanizados, el ‘medio se vuelve un componente de la cultura, que ayuda a transmitir, aunque contribuye a su congelamiento (capitulo 11), Capitulo 8 Orientarse y ubicarse. Marcar, recortar, institucionalizar y apropiarse del espacio Nada peor que encontrarse solo, perdido en un lugar desconocido sin saber eémo: volver a casa, a un entorno familiar Las relaciones del individuo con el espacio forman parte de los primeros aprendizajes culturales y nunca cesan de desarrolarse. Ubicarse y orientarse son dos pasos indispensables para todos. 1. Ubicarsees memorizarlasimagenes concretas, marcas visuales (a veces olores yruidos), sobre todo aquellas que permiten saber si estamos en tal o cual lugar. 2. Oriemaneconsisteen situa loslugaresen un espacio de referencia més amplio yabstracto. “Todos los lugares habitados y un gran nimero de sitios caracter‘sticos dela superficie dela Tierra tienen nombre desde hace mucho tiempo. La toponimia es una herencia. preciosa de las culeuras pasadas. Bautizar las costa la bahtas de ls regiones ltorales fue la primera tarea de los exploradores. Una verdadera alfombra de nombres recubrela tierra que se convierte as/ en objeto de discurso. El bautismo del espacio y de todos sus puntos notables no se hizo solamente para ayudar a sefialar unos de otros. Se rata de tuna verdadera toma de posesién (simbdlica o real) del espacio. 1. UBicarse En la ciudad o en el campo, el cftculo de recorrides practicados cotidianamente desde la infancia es familiar en todos sus aspectos y todos sus rodeos (fig. 8-1), Los detalles significativos que retiene la atencién difieren sin embargo segin las culeuras. Los grupos que viven cerca de la naturaleza y cuya vida depende para lo exencial de la cexplotacién de un soporte ecolégico local son muy sensible a los rasgos que le son tiles. Los cazadores reparan a primera vista en los rastros de los animales, huellas, hhierbas pisadas. Una pequefio detalle en el banco de hielo indica al joven esquimal la presencia de focas que vienen a respirar. La vegetacién no es un manto neutro; alll se localizan drbolesfrutales, panales de abejasy plantas, algunas deiles y otras venenosas delas que hay que desconfiar. La calidad de las terra, las pendicntes, los microclimas det terreno proporcionan indices preciados a los miembros de las sociedades rurales. Los bosques de los paises europeos conservan algunos encantos para quienes saben Ovientareyubicon, Marcar econ, ition sprpiae del epacio 163, | OUESSANT Figura 8-1; Ubicarse en Ouesant: un mapa mental 2B perme fl tran ote ama Ons nde le tn ree que raul fiilretener la forma de conjuns. El hombre joven conrultadoe gua por lo fares 9 as tomer rade per el bug ge porel pur de Saif nl oe de pore arpa yee Kee Frangose Péron, “ile, espace culture", Glogaphi et Cultures, n* 1992, p18 encontrar alli champifiones, 0 ardndanos en la montafia, Pero escasean quienes Perciben la huela de la cabra, la madriguera del conejo 0 enido de la curruca. En la ciudad, escaparse del colegio, que permite variar los senderos, explorar y realizar descubrimientos, no tiene los mismos encantos. La calle es el lugar de todos los peligros. El espacio familiar se limita a algunos itinerarios bien establecidos; las marcas espaciales son sencilla a lo largo de las arterias comerciales. En otros lugares, la sucesi6n de pérticos cerrados no oftece ningsin atractivo a la vista. Una fuente, luna estatua, un monumento que se asoma en lahilerasirven de marcas. La familiaridad «sla del espacio horizontal recorrido. Los pisos poblados de los edificios, activos y variados, son un terreno misterioso y desconocido excepto para quienes tienen allf parientes, amigos 0 conocidos y son llevados a visitarlos. El individuo a menudo se siente perdido, completamente solo en la multitud de los desconocidos que lo cruzan, El arraigo a la vex espacial y sociol6gico es més dificil en la ciudad que en el campo. Sin embargo se produce, y el barrio donde vivimos se siente como un nido familiar, sobre todo si el tipo de arquitectura y de ocupacin le da una cierta espcifcidad sociolévica 164 Cabure, medio y priaje Pasando el primer circulo de pricticascotidianas el espacio se vuelve més borroso. Pero al alcance de a vistao por desplazamientos ocasionales relativamente frecuentes, puede estar suficientemente memorizado y reconocido, Las marcas visuales identficables hasta el horizonte se vuelven esenciales y adoptan un valor simbélico, Enel campo, una colina alejada, un gran érbol ola aguja de un campanario sirven de marcas. Los lugares son reconocidos y nombrados. Pasando la linea del horizonte «3 otro mundo. Los pueblos de la selva que Roland Pourtier estudié en Gabén catecen de grandes espacios abiertos; la vista all esta siempre limitada. “EI conocimiento de los componentes de Ia selva es la condicién sine qua non de su spropiacién, Es neceario un largo aprendizae para que el caosinicial se reabsorba en un orden significativo, para que la selva dee de ser un agregado informal y acceda al plano de lo conocido (..). La selva se descubre poco a poco, metro a metro, sin una laguna posible en el encadenamiento de los recorrides. En un medio cerrado, que limita ‘sttechamente la vista, toda progresin implica que lo que se deja atrés sea fijado (J. La ‘extensién se encuentra entonceslimitada por la necesidad de aprender y memoriar las configuraciones en cida uno de sus lugares” Poutier, Le Gabon, Pacis, [Harmattan, 1989, pp. 149-151 La sociedad de la seve sigue conformAndose de pequefios grupos muy segmentados, mientras que los pueblos de las sabanas, que disponen de un horizonte més vasto, se organizan en unidades m4s méviles ¢ importantes. lad se oponen barrios donde el dédalo de las calles estrechas y cortadas ién ~medios favorables para la residencia de grupos preocupados por preservar su integridad y cerrados a la curiosidad de los otros como en las ciudades de Oriente y barrios abiertos por amplias avenidas cuyos planos en damero 0 en forma de estrella son fécilmente legibles y memorizables por todos (fig. 8-2). Los _monumentos prestigioses de los barrios centrales y su agitacién comercial contribuyen a forjar una imagen valorizante de la ciudad, comiin a todos los ciudadanos: La silueta en el cielo, shy line, de los barrios céntricos de las ciudades norteamericanas se impone con una fuerza simbélica muy grande. La construccién de monoblocks y el estilo de trama en open planning, sin calles delimitadas, dan alos barrios de residencia para las clases bajas una dimensién inhumana. Si ubicarse resulta de una relaci6n sensorial con el espacio, esta, mds alld del efrculo familiar recortido a pie en toda direccién, depende del modo de transporte utilizado. El caminante y el caballzro de las estepas o de los caminos tienen visiones un poco diferentes, pero ambos estén muy atentos al espacio préximo y a los obstdculos del camino, Encerrados en caravanas, carretas o diligencias, los viajeros casi no sienten os tumbos que la ruta impone al vehfculo, En cambio todos son sensibles 2 los ‘encantos y a los peligros de las escalas (se lo ve tan bien en Arthur Young -1787- 1791, ed, 1931~como et. Montaigne -1580, ed, 1967). El ferracartl. cnn an velacidad Oriemerseywbcere. Marcr rere, insitucnalicaryepoplene del spacion 165 L Figura 8-2: Ubicarse en la ciudad: mapas mentales de Le Havre La playa elpuerte, la opoicién entre cndad aly ciudad baja y le trama geomdirica de ampliasavenias de ie part recontruida proven marcas rencils par erientarseen Le Haunt Elerogis de aba nade na rodigiosa imagen de la marqueterfa terrestre, al menos durante los pocos minutos que duran los despegues y aterrizajes, cuando la altitud no es demasiado elevada. 2. ORIENTARSE Ubicarse supone una apropiacién del espacio a través los sentidos. Es un asunto enormemente individual, aun silos saberes colectivos y la aculturacién paticipan en 4 (Ge dice que no se ve bien lo que ya se sabe signficativo). Para ir hacia un mds alld lejano, invisible y ms adivinado que conocido, es necesaria orientarse (Lynch, 1959), Esto implica procesos mucho mis abstractos: saber utilizar al sistema general de estructuracién y de marcacién del espacio que imaginaron las sociedades. La marcacién implica un abanico de ditecciones fundamentales y una forma de medir las distancias que permite definir la posicién, Las grillas que las sociedades imponen al espacio son variadas. Para muchas civilizaciones el mundo se ordena en torno a un eje esencial, alrededor del cual las catrellas giran en la noche, y que define los cuatro puntos cardinales. Peto para otias cclturas las direcciones fundamentales no estén ligadas ala observacidn dellas estrellas. Los pescadores Yurok viven a lo largo del rio Klamath, en el norte de California Erikson, 1948). Bl valle es estrecho y boscoso. Se insisted solamente (..] en los aspectos expaciales de la cultura y dela filosofla de los ‘Yarok, Estos también son aspectos esenciales: la disposicin geogrifia y las condiciones ‘mismas de la vida de los Yurok les dan la idea de un universo con estructura tubular; el centro de su mundo es evidentemente el rfo, donde las cosas fluyen y circulan sin obstéculas. Entonces las cosas deben estar dispuestas como en un canal, un tubo, bierto ‘en ambos extremos para permitir el pao, Por oposcién a esta dsposicin la estructura ‘en forma de bolsa es mala {. Ast, las ditecciones geogrfics[. estén condicionadas por el fo. Exsten ls ditecciones “fo arriba’, “fo abajo", “hacia el rio", “hacia lo opuesto alo" y en el fin del mundo o “atris” y “alrededor” (fig. 8-3) [..; se siente una real diferencia con nuestra propia intuicién v conceptualizacién del esoacio: nuestrasrecténoulosvienen de muecra erence Orientare y ubicare Haican recorsenimsivucondlcary propiane del epacio 167 de apricultres. que perciben pensundo en el plano, ;Qué distinto debe sr experimenter tuna grometrfa tubular! Por consguiente,siel campo espacial es dado al indi 4d términe sino cule Stocte, J, La prycologie socal, Pais, Flamnmation, 1963, pp. 60-61 luo, no lo es en el sentido fisico Los pueblos cuyo espacio esté fundamentalmente estructurado por un ee fluvial no faltan. Francoise Paul-Lévy y Marion Ségaud (1983) citan a los Yukuna de la ‘Amazonia (Jacopin, 1979), sus vecinos Bora y Mirana (Guyot, 1977) y los Hmong indochinos (Condominas, 1977). Entre los ainos de Hokkaido, el ee estructurante «std representado por la oposicién entre mar y montafia (Ohnuki-Tierney, 1976). Enue los aymard de Bolivia, la montaha constituye el primer dato: urco, son las tierras alas y wma, cl agua del ago y de los valle (fig. 8-4). Este par opuesto se eruza con el de derecha/iaquierda para definir el sistema general del espacio (Bouysse- Cassagne, 1978). “Hay una tendencia a considerar que el este, el oeste, el norte y el sur, determinades por la marcha del sol, constituyen para todos los pucblos los dnicos puntos verdaderamente ‘cardinales’ que permiten la orientacién en el espacio geogrifico y su recorte, De hecho, algunos le dan preferencia alas grandes iineas del relieve, ottosprivilegian una diveecién particular, y muchos aftaden el centro a los cuatro puntos cardinales més comiinmente retenides.” ‘Condominas, G., “Pour une définition anthropologique du concept d'espace social”, Asie du Sud-Eit et le monde indonésien, CEDRASEMI, vol. 7, n°2, 1977, p. 22. Georges Condominas afiade, a propésito de Indonesia: na aldea se aocia siempre con sus cuawo vecino, al norte al sur, al este y a oeste, pera dl mantenimiento del orden y para Ja regulacién de los conflictos entre aldeas Dispascidn que se encuentra a todos los nivees, de una corte eal a una akea[.} Micniras que nosotros no retenemos més que cuatro puntos cardinale, siempre se ve el centre asociado que, ademas, posee af una posicién eminente, lgica podeamos deci: la deljef, la del poder. {..] Nose puede hablar de un status privilegiado del centr sn evocar el Monte Meruy 1k cosmologta india Ato largo de los siglo, los arquiectas khmers lo reprodujeron bajo 4a forma de un templo-montafa que cada soberano hacla consruir en su capital, ella misme una reduecién del Universo. Tiadicén que, por otra parte, se mantuvo a una escala mds modestaen los Estados budisas del Sudest asidtico. Pero e sobre todo en la China antigua donde se presenta una formulacién constante de Jas cinco diteeciones" Ibidem, wo. 24 ¥ 25 168 Culere, medio y passe xe Pail del ceo Océanoaguasariba ~~ = N 1 Cerin @ eb mndo (Océano fuera del mundo ian eaeee ae ose ‘éelmundo Elespacio se ordena en anillos concéntricos. Unicamente elf que lleva al ocfano proporciona un (je de orientacion. Figura 8-3: La oriensacin entre ls Yurok Rogel Downs y David Stea, Maps in Mind, Nueva York, Harper and Row, 1974, p. 128. Con la emergencia de los sistemas de orientacién astronémica, el universo concreto deja de servir de apoyo para la construccién intelectual del mundo: todo parte de la observacién del sol (el punto mds alto de su trayectoria define el mediodla) y del sistema estelar, desu orden inmutable y su rotacién aparente alrededor de un punto que précticamente coincide con la estrella polar en el hemisferio norte. Este punto es. el opuesto al mediodia, lo que define el je fundamental norte-sur. La brijula indica tuna direccién lo suficientemente cereana como para permitir la otientacién cuando las condiciones meteorolégicas impiden ver los astros. De un lugar a otro, las direcciones se hacen comparables cuando se dispone de ‘una marca inmutable comin. El mundo se estructara, a partir de entonces, en torno a ejes perpendiculares: norte-sur, el de los polos, y este-oeste. Estas orientaciones niente ubicore, Mercer, cara, nsiaconlizaysprapiare del epaco 169 ‘A Bespacto Aymar est estructuado a pati de a opasciin de loaltoylobajureuyumay dela derechay la iqulerda. La alspesicién del elleve ds, a partir de all un rol erinente al le lacustrenoreste/sudoeste. BE espacio inca retoma os mismos pares de oposcionesalto/bajo, pero est cenrado en Cuneo, Figura 8-4: La orientacién entre os Aymard y los Incas André Franquevile, “espace andin pr-hispanique” en; Paul Claval ec Singarsvélou, Edhnogeographics, Pals, UEarmatan, 1995, p83. 170 Clone, mei y prise permiten situar cada lugar en relacién a otro: hoy estamos en B, al norte al oeste de ‘A, donde estibames ayer. La mayorla de las culeuras utilizan para orientatse los puntos cardinales. Son ratas las que llegan a la fase siguiente, la de marcacién por coordenadas. en efecto basta con medir las distancias que separan, segiin ambos ejes, os lugares de un origen comiin, para situar cada punto en relacién a otto y ser capaz de cartografiarlos. El paso fue dado por primeta vez en Alejaudila (Jatub, 1991): para Erawdstenes, en el siglo Lil a.C,, la tierra era redonda, de manera que se podta comparar la situacién en latitud de dos puntos observando la altura del sol sobre el horizonte el mismo dia, al mediodta. Hiparco, un siglo més tarde, sistematiza este primer resultado y define cada punto por un par de coordenadas. La medicién de la latiwud, Eratéstenes lo experimenté, no plantea problemas insolubles. Sin conocer el tiempo de desplazamiento, la determinacién de longitudes se torna imposible: recién se simplifica y se hace precisa con la invencién del cronémetro, en el siglo XVII, La carrograffa china atestigua vances andlogos a los de los griegos desde la época de Han, Los sistemas de orientacién que se apoyan en los aspectos mds importantes del relieve 0 de la configuracién de los ambientes no cxigen esfuerzo de abscraccién; lo ‘mismo sucede con la simple observacién de los puntos cardinales. Las culturas Populares tienen para eso tantos recursos como las culturas cientificas: jlos reyes ‘magos marchaban hacia la estrella! La marcaci6n del eje norte-sur y de! que lo cruza perpendicularmente se practica hace mucho tiempo, desde las sociedades en que se pensaba que la Tierra era plana ~era una idea familiar en la Edad Media-, cuando las lecciones de la geografia griega fueron olvidadas por completo. Las representaciones geométricas que llegan al mapa se basan en una conceptualizacién mds sofisticada. 1. La elaboracién de un documento semejante supone que se sabe reparar en los puntos graciasa la medicién de su latitudy longirud (5 el método general, cuyo principio ya habla conocido Hiparco, y que Prolomeo ilustra en el siglo I de nuestra era) 0 por recorte de dos enfoques angulares (la cartografia marina recurre a este procedimiento desde que la brijula le permite tener tun rumbo: es el principio del portulano). 2. Implica inmediatamente que se define tuna escala, es deciruna relacién arbitraria, pero constante, entre las medidas efectuadas cen el terreno y su representacién en el mapa. Entonces dl problema es ligar la experiencia directa que se extrae dela frecuentacién de los lugares con las grillas cartogréficas. No es ficil resolverlo: es una de las reocupaciones cen‘rales de toda ensefianza de la geografia. {Como orientar el plano gracias ala bnijula y encontrar el nombre de los accidentes topograficos y de las ciudades que se ofrecen a la mirada? Los pueblos continentales pueden dominar el espacio poco a poco, Quienes habitan en regiones marftimas se encuentran ante un desaflo mayor (Lyach, 1959), La navegacién costera se apoya en marcas sucesivas. Lanzarse aalta mar implica el dominio dea orientacién, Esto hace fascinante la experiencia d: los pueblos de la Polinesia y T Onemateyubicone, Maren, rrr, imsiconliza apap det ecpcio 71 Micronesia que ssbfan, sin escritura, sin mapay sin brijul, afrontar las inmensidades del Pacifico antes de cualquier contacto con los Europeos (fig. 8-5). El problema de Ia orientacién en los desiertos evoca el de la navegacién en las soledades ocednicas: los participantes del rally Parfs-Dakar hablan de navegacién. Los sistemas de orientacién que se basan en datos locales de ba configuracién del espacio no son exensibles. Sirven a sociedades estéticas,cerradas en s{ mismas. Las cculeuras provenientes de la India cceaban, en cada uno de los reinos Indonesios, una ‘marcacién concéntrica de los lugares con eje en el monte Meru local o el palacio del Principe que era su equivalente. Una construccién semejante no permitfa concebir vastos espacios ocupados por una sucesién de reinos. No convents los comerciantes. El Islam presentaba, desde este punto de vista, una ventaja evidence: conquista ficilmente los puertos y sus comerciantes (D. Lombard, 1990; Sevin, 1992). La ‘oposicién entre sociedad confinada y sociedad expansiva explota en este ejemplo. ETAK NAYEGACION MEDIANTE Un OBSERVACION DE ESTRELIAS et > Enetapola Et raveganterazora como ses inmovily as ss se desplazaan en lacén a €LElge ura de referencia {trayect e vid en segmentos Pare cada no ce ests segmentos aprenden qué estrella ‘conesponde la deci de a sla cde referencia. pede entoncesorientarseyconserar surumbo. Figura 8-5: EL Bak, sistema de navegactin dels habitante de Pulewst, en Micronesia Roeel Downs v David Sees. Maos in Mind. Nueva York. Haroer and Row. 1974. 152. 172 Cura, medi y passe Las marcaciones astronémicas y las posibilidades de representacién que abren se aplican universalmente: ayudan a los grupos que disponen de llas a voicarse hacia el exterior y a partir hacia nuevos horizontes. Los grandes descubrimientos no habrfan posible: sin la brdjula, la corredera y una cartografla que no cesé de progres, desde los portulanos del siglo XIV alos grandes atlas de finales del XVI. Una pregunta se plantea, sin embargo: :por qué los chinos, que dominan los procedimientos de la orientacién, de la navegacién y de la cartografia y organizaron en la época Ming, bajo el emperador Yung Lo, desde 1405 hasta 1433, grandes viajes de exploracion dirigidos por el almirante Cheng Ho (atravesé el océano Indico y legé hasta Aftica oriental), renunciaron bruscamente a sacar provecho de estas técnicas? 3. NOMBRAR LOS LUGARES, CALIFICAR LOS ESPACIOS 3.1. El bautismo de los lugares No basta con ubicarse y orientarse. El explorador quiere conservar la memoria de las tierras que descubrié y hacerlas conocer a todos; para hablar de lugares o ambientes, no hay otro medio que proceder al bautismo del terreno y a la elaboracién de un vocabulario propio para calificar las diversas facetas del espacio. Lastopénimasno son inspensabe para orientasey ubicare. Los trabajos que Béaice Callgnon (1994) acaba de consgrar os esuimaes de cabre en Canad lo demuestan.Insrenssespacos, pesar des utilzados para a caza ola psa, no son nombrados. Los ezadores os conocen por habels recoido desde lajuventud ohaberos descubiero después, Aprendieron, viendo lo que sus ancianoshacfn y observando por ellos mixmos a dstingui los ambientes a fotografie en su esplrtuy@reconocedos cuando los vehen a encontrar En un medio end quela obsenacién astronéimic es muy a menudo imposible y donde la proximidad del norte magnéico quita toda febldad ala agujaimantads,laaptitud de ubicase cuenta més queladeovienearse Las modalidades segin ls cuales exashabildades se tansmiten hacen inl el empleo de palabras Las condiciones son diferentes en los sitios alos que las Fails grupos esquimales elven ‘regularmente A estos se asoian recuerdos dels ventas que oeurieron ental o cia lugar aqui ‘musi6X:enaquel campamento mutes nfo lapescaen ext lag durante el otofofue milagrosa. ‘Se necstan palabras para recordar y para que se pueda hablar de exo. En una sociedad némade como la sociedad exquimal, algunos nombres se depazan con lat ‘ampamenos hay, en tomoa cad insalacién, puntos donde se busca agua o dondecorar el hielo éninviemo, lugares de sislamiento, sectors que convienen especialmente para determinado tipo de cama o pesca Estin en la fontera entre el sustantivo comsn y el nombre prepio. Es ini ‘cuando dl epacio eso fecuentado por familia porlos amigos; en un departarento on una cas, basa dec nl cc en desarena abitacé de Le,pnquesndo Oriente ywbcene. Marcar, rere, inowianaicaryappianedelepacio 173 Las sociedades sedentarias y organizadas necesitan coponimia fija (Fig. 8-6). Las relaciones complejas son posiblestinicamente silos individuos o los grupos pueden localizarse y silos recorridos estén guiados por marcas bien visibles en el espacio. El poder se apropia de la terras anotando en registros, planos o mapas las colecciones de los nombres de los lugares. La toponimia es un rasgo de la cultura y una herencia cultural (Négre, 1963). A menudo esté marcada por un gran conse-vadurismo: los nombres antiguos se conservan a través de la historia; se modifican, sin embargo, pur la evulucién de la lengua: la propiedad de Victorius, Victoriacum para los galos, se convirti6, segin las regiones, en Vitrac, Vitry 0 Viteé. El sentido original de los nombres se pierde, el rol de la toponimia lingiistica es encontrarlo. También sucede que los nombres cambian brutalmente en todo un espacio tras la instauracién de un nuevo poder, de una invasi6n o del criunfo de nuevos modelos. En la Alta Edad Media se adopta la costumbre de dar nombres germanicos, lo que tiene efectos en la toponimia. Un poco mds tarde, aldeas a menudo antiguas reciben nombres de santos, lo que podrfa hacer pensar que son de origen medieval. Nombrar los lugares es impregnarlos de cultura y de poder. ‘A los nombres de los lugares se suman los regiénimos (fig. 8-6): traducen la memorizacién por el grupo de un cambio de escala en la percepcién del espacio. Se tiene conciencia de la recurrencia, en cierta extensién, de los mismos paisajes: Brenne, Sologne 0 Dombes evocan extensiones boscosas, con formas suaves y cortadas de albufera. En otros lugares, la predominancia de las mismas culturas explica el nombre: asf sucede con el de Ségalas, de la Chataigneraie en Cantal o de la Castaniccia corsa. La imagen de la Bretafia esté ligada al Gocage, a los caminos vacios, a las granjas perdidas, a menudo pintadas con cal bajo un techo de pizarra en las zonas de habla bretona. Hablar de las regiones tolosana, lionesa o de la regién parisina es constatar la dependencia de toda un Area ante un centro hacia donde convergen los desplazamientos. 3.2. Sefializar y marcar el espacio: el vestido de los itinerarios {Cémo ubicarse en un espacio que no se conoce y para el que no se dispone de niingtin medio de marcacién y de orientacién? Mucho antes de que existieran los mapas, la brijula, el compés, los hombres se desplazaron por tierra atravesando distanciasa veces muy largas: comerciantes, conquistadores, peregrinos, aventureros. En el mar, los griegos casi no perdian de vista las costa, 0 esperaban que los vientos soplasen en la diteccién correcta. ‘Pero los vikingos? lizaios durante un largo perfodo: se plana, en efecto, el problema de la herencia y de laransmisién de los bienesa las generaciones siguiences; se afirma el desco de consolidcr el uso legitimo de la propiedad. Para asegurar una explocacién sacsfacroria de las tietras con el sistema intensivo, también se las puede confiar a organismos colectivos sometides a una légica de 216 Cultura, medio y paisaje empresa: cooperativa, kibbutz, kojés. En los papeles, propiedad privada y propiedad socializada son ahora equivalents. El ejemplo sovitico most el trecho que existe entre los principios y las realidades. 6.2. La doble naturaleza del derecho fundiario {Los sistemas de tenencia de la tierra responden a una ldgica funcional. La apropiacién también tiene una rala religiosa y simbélica: asegurar el culto a los ancestros en el «aso de la propiedad privada, por ejemplo. Los valores investidos por la colectividades ental o cial sistema juridico a menudo obstaculizan las evoluciones 6 las impiden. En México (Cambrésy, 1994) y en otros palses de América Central o anding, las ‘comunidades indigenaso mestizasrechazan obstinadamente a renuncia al control colecive, de las tierras de las que viven. Sélo pudieron mantener etos uss con vida, en un sisters ‘occidental que prvilegia a propiedad individual, acudiendo a protectores: desde la époce colonial a principios del siglo XX, se rataba de grandes propictarios, que encontraban en as comunidades a las que dejaban subsistir en sus tierras, donde una reserva de mano de obra.ala que remuneraban mal, El Partido Revolucionaio institucional mexicano, en el poder desde la década de 1920, olossindicatos que de l dependian, comaron el relevo xando la tetra se nacionaliz6. Las poblacions campesinascambian as su libertad por 4a elatva seguridad que les ofrece el control colectve: es uno de los problemas mis importantes del México contempordneo, puesto que dene incidencias en la eficaia «conémica, a estructura social y los comportamientos politicos del pats. Los sistemas de tenencia de la tierra reflejan al mismo tiempo las exigencias funcionales que implica toda valoracién, la idea que los grupos se hacen de s{ mismos Y los ideales que profesan: se encuentran en la interseccién entre las marcaciones simbdlicas que evocdbamos en el capitulo precedente y los imperativos utilitarios, Ee Por esto que son tan complejos y a veces ofrecen tanta resistencia al cambio, oo Capitulo 10 Las relaciones del hombre con el ambiente: la mediaci6n alimentaria Alimentarse, beber Y comer: no existe teiteno de andlisis més fascinante para los dineiah. Las relaciones ecolégicas de los hombres con su entorne we expresan nes eat ex los consumos alimentcios: los granos, las verduras las fro lag for nt osleteos rovienen de tierras cultivadas o de pasturas; la recoleccin aporta ah 'ongos y ciertas plantas utilizadas para aromatizar las comidas; el pescado y los alts decaza proceden de extracciones efectuadas de la funa nau al agua es Censtimida ratural o perfumada | Por hojas o frutos que reposan en decoccién o fueron objeto de infusion, inaprop cotactos que ofiece esponténeamente la naturaleza son, en su mayor, 72? TOpiados para el consumo. El hombre imaginé ehtonces una gama vara, de spnitt para producir en abundancia bienes que pueda s erit, y para hace sper rod nes que pueda ingerir, y para hacerlos ‘Les resultados son a menudo sorprendentesnalaconvoca parentemente la rate de la aloeaa converte en una delas grandes bass dela alimentacién humana La era Ar lt extrac es tea pore cid cianhdrco que eontene, Esteesaliminade lant diversas manipulaiones: ntiado o una lars cocton en Ace, compresién E15 pass par euler de ela ellgudo en Aménee Leite entree producto oe 1Pelir%0 yl recurso alimenticio esecial en qu se convn estan sorprendente cose 98 indigenss se exienden larganienteacrea del forma en tae lr dices “n'faron alos hombres los secretos desu tratamiento. L climentaciéntefleja las estructura de la sociedad, Quienes estén en le edspide de ingrege't socal, quienes dsponen de poder, son influyentes 0 goun fe uhcs penurig’ {Pan or lo general a la hambruns, ala escaser © los peor de dan abundancia se afaden ls calidad, la vatiedad y el erothane te ee 08 consis, : : ' alimentamos para vi ivit, pero las razones de que los hom! otor ant importncia slo nor comes oh azones de que los hombres otorguen tata 216 Culture, medio y paisaie ‘empresa: cooperativas, kibbutz, koi. En los papeles, propiedad privada y propiedad socializada son ahora equivalentes. El ejemplo soviético mostré el trecho que existe entre los principios y las realidades. 6.2. La doble naturaleza del derecho fundiario, Los sistemes de tenencia dela tierra responden a una légica funcional, La apropiacién también tiene una rafz religiosa y simbélica: asegurar el culto a los ancestros en el «caso de la propiedad privada, por ejemplo. Los valores investidos por las colectividades en tal o cual sistema juridico a menudo ‘obstaculizan las evoluciones o las impiden. En México (Cambrésy, 1994) y en otros palses de América Central 0 andina, ls ‘comunidades indigenas o mestzas rechazan obstinadamente a renunca al control coletivo delasteras de las que viven. Sélo pudieron mantener esos usos con vida, en un sistema, occidental que privilege la propiedad individual, acudiendo a protectores desde a época coloniala principios del siglo XX, se trataba de grandes propietarios, que encontraban en las comunidades las que dejaban subsite en sus tierra, donde una reserva de mano de obraa la que remuneraban mal, El Partido Revolucionario Insitucional mexicano, en el poder desde la década de 1920, 0 los sindieatos que de l dependtan, tomaron el rlevo cuando la tierra se nacionaliz6. Las poblaciones campesinas cambian asi su libertad por la relativa seguridad que les oftece el control coletivo: ex uno de los problemas més importantes del México contemporineo, puesto que tiene incidencias en la efcacia cecondrrica, la estructura social y los comportamientos politicos dl pats. Los sistemas de tenencia de la tierra reflejan al mismo tiempo las exigencias fancionales que implica toda valoracién, la idea que los grupos se hacen de sf mismos y los ideales que profesan: se encuentran en la interseccién entre las marcaciones simbélicas cue evocdbamos en el capitulo precedente y los imperatives uilitarion, Es por esto que son tan complejos y a veces offecen tanta resistencia al cambio. sae Capitulo 10 Las relaciones del hombre con el ambiente: lamed in alimentaria ‘Alimentarse, beber y comer: no existe teireno de andlisis mds fascinante para los gedgrafos. Las relaciones ecoldgicas de los hombres con su entorno se expresan directamente en los consumos alimenticios: los granos, las verduras, las frutas, las camesy os lcteos provienen de tierras cultivadas 0 de pasturas; la recoleccién aporta Jos hongos y cicrtas plantas utilizadas para aromatizar las comidas; el pescado y los ales de caza proceden de extracciones efectuadas de la fauna natural; el agua es consumida natural o perfumada por hojas o frutos que reposan en decoccién o fueron objeto de infusién. Los productos que oftece esponténeamente la naturaleza son, en su mayorla, inapropiados para el consumo. El hombre imaginé entonces una gama variada de técnicas para producir en abundancia bienes que pueda ingerir, y para hacerlos apetecibles. Los resultados son 2 menudo sorprendentes: nada convoca aparentemente ala rafz de la smandioca a converts en una de as grandes bases de a alimentacién humana, La fécula que de ella se extra es t6xica por edcido cianhidrco que contiene. Este es eliminado mediante diversas manipulaciones: ensiado o una larga coccién en Affica, compresién. de la pasta para expulsar de ella el Iiquido en Ameética. La diferencia entre el producto bruto,peligroso, y el recurso alimenticio esencial en que se convirté es tan sorprendente que los mitos indigenas se extienden larganiente acerca de la forma en que los dioses ensefiaron alos hombres los secretos de su tratamiento Laalimentacién refleja las estructuras de la sociedad. Quienes estin en la cispide de la pirdmide social, quienes disponen de poder, son influyerites 6 gozan de altos ingresos, escapan por lo general «la hambruna, a la escaser 0 2 los periodos de penura, A la abundancia se afaden I calidad la variedad y el exotismo de los productos consumidos. ‘Nos alimentamos pata vivir, pero las razones de que los hombres otorguen tata importancia a lo que comen y beben, y le dediquen una parte importante de su tiempo, de su energie y de sus ingresos, no dependen todas dela fisiologfa. Comer y Capitulo 11 Cultura y espacio humanizado Los grupos humanos transforman los medios naturales donde se instalan. Los bosques y las praderas salvajes dan lugar al damero de los campos; ls casas se agrupan en aldeas, las construcciones urbanas como manchas de aceite proyectan sus tentdculos sobre los campos que las rodean; los caminos, las rutas, ls vias férreas, las redes de energfa eléctricacifien el espacio a una malla de medios de comunicacién sin la cual no sera posible la vida social. El paisaje humanizado adopta as! formas variadas que reflejan las elecciones y los recursos de las diferentes culeuras. Un anilisis superficial de los paisajes humanizados no permite descubric los -objetivos de los grupos y laafirmacién de ls valores que los animan. La multiplicidad -delos proyectos y dels intereses que seentrecruzan, y la diversidad de las motivaciones de los decisores que dividen las tieras, las cultivan, construyen edificios, los habitan xy los modifican, hacen de ellas un elemento complejo, cuya organizacién s6lo puede ‘comprenderse procediendo mediante un andlisis minucioso, 1, LAS LOGICAS PUESTAS EN PRACTICA EN LA ESTRUCTURACION DEL ESPACIO HUMANIZADO 1.1. Las légicas de la produccién primaria El espacio es el soporte de las actividades productivas de los grupos humanos. Esto: ‘comienza con Ja explotacién de los ambiences naturales mediante la recoleccién, la caza, la pesca o el aprovechamiento de los bosques, y contintia con la utiliacién ganadera de los pastizales y la valorizaci6n agricola de espacios previamente desmontados. Como estas producciones primarias resultan de la utilizacisn de una. energfa difusa, la del sol, abarcan vasts expacios: casi la totalidad de las regiones 0 paises enteros (fig. 11-1). Los lugares de residencia de quienes estén comprometidos con estas actividades se distribuyen en el conjunto de espacios valorizados de manera de no prolongar los desplazamientos hacia los campos, los bosques o las pasturas. Calon yepaco bomanicado 245 ee amps abit dps adil cenenvacin de a eens cbiga produc Kes niggesde eo a aesaao tana se fa dndeasreahamene concerted eerga un pesetescaes deagiabesqeso curederesalnestis Tow asta ‘eciet> abort Enesigo OK dase ager elses bos, | fenes ceca ce reg certs Eego Ws pb eras as dspne defense ea caren, a dsr nds deca cbse ‘Figura 11-1: Formas de energlay ligicas de la eseructuracin del espacio 246 Cola, ey pie “También ocurre que los grupos migran parcial o totalmente para adaptarse a lasucesion de territorios explotados: es el caso de la transhumancia o el nomadismo. Las formas que revisten estas actividades primarias dependen de las herramiensas de las que disponen los grupos. Las hachas de piedra de los agricultores neolfticos tenfan una eficacialimitada; los instrumentos de hierro de ls civilizaciones que los sucedieron, permitieron extender los desmontes. En el mundo tropical donde la agricultura se basa en el trabajo con la azada, un individuo tiene que roturary valorizar més de media hectirea por afio: cultiva una hectérea o una hectérea y media dependiendo de si el campo da dos o tres cosechas antes de su abandono. En las agriculturas con arados, el parcelamiento responde aa dimensién necesaria para que ‘yunta pueda roturar en el curso de un jornada, el jornal, La explotacién que permite sacar plenamente provecho de un par de animales de trabajo se extiende en cinco, diez, veinte o treinta hectéreas segiin la fertilidad de los suelos. La organizacién permanente del espacio agricola (Meynier, 1966; Lebeau, 1969) implica que se efecrien ls restituciones indispensables para el mantenimiento de la fertlidad: un largo barbecho herbéceo o forestal la provee ali donde la ganader‘a no cesté ligada a la agricultura, en los palses donde se trabaja con la azada; en otros lugares se recurre al barbecho con pasturas un afio cada dos o tres; el cultivo se hace continuo alli donde las restituciones provienen de un vasto terreno con pasturas exterior (es el principio de los sistemas infield-ousfild); es también cuando el nivel de las restituciones se vuelve suficiente gracias a las cotaciones que incluyen plantas limpiadoras y fertilizantes (en Europa occidental a partir de la primera revolucién agricola, en el siglo XVIII) o gracias ala fijaciSn por bacterias de nitedgeno armosfético, yal reciclaje de lo esencial de los elementos exportados (especialmente en los cultivos de arroz inundados de Extremo Oriente). La mecanizacién hace cambiar la escala de las operaciones que un individuo o una familia puede emprender e implica generalmente el zeagrupamiento de las parcelas. El aspecto tradicional de los paisajes rurales resulta profundamente conmovido. 1.2. Las légicas de las actividades de transformacién Las actividades de transformacién influencian el suelo de modo mucho més reducido: muy pocas veces consticuyen la trama dominante del paisaje. Aun donde son especialmente densas, estin mezcladas con 2onas donde reside la mano de obra empleada. Los talleres 0 fabricas deben estructurarse pata facilitar el desarrollo de las operaciones sucesivas necesarias para la produecién, asegurar la disteibucién de la cnergla utilizada y abastecer a los obreros de puestos de trabajo que les convengan: ‘existe enconces una microgeografia interna de los edificios donde se efectian las transformaciones. Desde un punto de vista mds general, las localizaciones dptimas toman en cuenta los costos de traslado de materias primas y energia, después el de los productos fabricados hasta el mercado, la presencia de una mano de obra calificada, Cultura y pac bumenicade 247 el dominio local de las habilidades técnicas, y los costos de comunicacién con los abastecedores, los clientes y ottos establecimientos de la firma. a localizacién de a fuerza de trabajo desempefia un papel decisivo en la légica de las implantaciones en la época preindustral; favorece a menudo la dispersién de los oficios en las zonas rurales. Las industrias del fuego, la cerdmica, el vidrio y la metalurgis estén ligadas al combustible que proveen los bosques. La fuerza de los cursos de agua, cada vez mejor utilizada desde la Edad Media, hace que se extiendan a lo latgo de arroyos y riachos los molinos de granos, los fuelles de las herreris, los azos de los batanes de pafios y, « patti del siglo XVII, las fabricas de hilados y tejidos (fg. 11-1B) El dominio de la formas de energfa cada vez més concentradas (fig. 11-1C y D) reduce el ntimero de sitios donde instala las fabricaciones para sacar provecho de las, economia de escala; I actividad industrial adopta una forma urbana. 1.3. Las légicas de las actividades de servicio y de distribucién Distribuir fos bienes obtenidos por la agricultura o por la industria requiere de 4reas y edificios de acondicionamiento y almacenamiento, pero las influencias de ellos son siempre limitadas. Lo que cuenta es tener acceso ficil a la red general de rransporte de ‘mercanclas y de circulacién de la informacién: el espacio de la distribucién se hace de tramas jerérquicas de arcos y nodos (fig. 11-2A); estas redes comandan las nuevas implantaciones, | Los problemas que plantean las actividades de servicio son dei mismo tipo: se trata de facilitar el encuentro entre quienes necesitan de una prestacién y quienes son capaces de prestarla. Para ser accesible aun niimero suficiente de clientes, el especialista debe instalarse en un punto hacia el que converjan las vias o hacia donde las personas se dirijan para hacer uso también de otros servicios. 1.4. Légicas productivas y humanizacién del espacio Las logicas productivas conducen a niveles muy contrastados de transformacién de los capucios humaniados inmensas extensiones dedicadas a la recolecci6n y casi vaclas de hombres; espacios agricolas donde los bosques, las praderas y los campos ocupan lo csencial dela extensi6n y los habitats son numerosos y agrupan a granjeros y aalgunos artesanos, comerciantes y cuadros administrativos o religiosos; micleos densamente poblados en las regiones industrales y en los focos de comunicacién, En funcién del nivel técnico, la parte de la poblacién empleada en los sectores primario, secundatio y tercatio varla: la importancia y las formas dela influencia hurmanaen el espacio dependen enconces de los medios que los grupos saben utilizar para valorar los recursos que necesitan, yde su aptitud para hacer uso de energlas concentradas. Estos son los aspectos racionales, técnicos y econémicos de la cultura que allf se leen (Claval, 1981). 248 Cul, medi y pj D wero Cemtoregonal deserves | et ca de services (a Tcalacl de as actviaes de servos est termina par Ie ces de a ceils Relient ls siembes ecmuidad Aispesas espa), avi sol eran en comuridades eae oases mis ntendds de ears ene is mibies de con dees dspesas —__| Figura 11-2: Vida de relacin y extruceuracién del expacio 1.5.Vida social y organizacién del espacio humanizado El espacio también escé organizado para que los hombres puedan vivir como les convenga en un contexto cultural dado. Los individuos pasan una parte del tiempo. en el seno de grupes domésticos, generalmente familiares, donde duermen, descansan, se ocupan de sus nifios y se dedican a las tareas necesarias para el mantenimiento de Ja vivienda y la preparacién de la comida. Los lugares donde se desarrollan las actividades profeionales no deben estar muy alejadas del domicilio: el tiempo que cada uno acepca dedicar a sus desplazamientos de trabajo casino varia en el eno de una misma cultura. Laaceleracign de los ramsportes piiblicos ¢ individuales altera entonces, desde hace un siglo, la distribucién de las idades de los hombres: una cierta disociacién del domi posible; se traduce en nuevas formas de espacio humanizado. La vida social y los reencuentros multiples que implica se desarrollan en escalas encajonadas. a del vecindario, de la aldea o el pueblo, y la del pais la ciudad (Fig. 11-2B). Mientras los desplazamientos son lentos, la experiencia de comunidad puede ser vivida s6lo en el nivel ms cercano; la motorizacién nos oftece en nuestros dias la posibilidad de frecueritar lugares més lejanos donde encontrar a quienes sentir solidatios. A mayor distancia, son las actividades que exigen menos continuidad en Galery pais bumenizade 249 las relaciones las que encuentran lugar: transacciones comerciales o de servicio, manifestaciones religiosa, culturaleso politicas un poco excepcionales. Los horizontes is eanos zon frecuentados para realizar compras excepcionales,partcipar de grandes ‘eventos sociales 0 por necesidad de partir o de resurgir en esos momentos en que se abre un paréntesis en los titmos y las obligaciones de la vida cotidiana: vacaciones, peregrinaciones, et. Las telecomunicaciones aproximan en parte estas jerarquias de accesibilidad (Claval, 1981). La vida social implica el acondicionamiento de vias de cireulacién y de espacios piblicos para permitit a unos y otros abandonar temporalmente sus ocupaciones y encontrarse con las personas que desean. Con este fin se uilizan estadios y gimnasios para la préctica deportiva, iglesias y templos donde reunir alos ficles,teatros, 6peras y cines para los espectdculos, cafés y restaurantes para los momentos de esparcimiento, edificios especializados para el ejercicio de funciones administrativas o politicas, etc. La vida social yaxtapone asf esferas mds 0 menos jerarquizadas: las de lo privado, individuo 0 familis, las de comunidades de base, las que estén abiertasa todos para la circulacién, los encuentros casuales, el espectéculo mutuo que los hombres se brindan entre ellos, o para los m(tines 6 reuniones de masa Los ritmos y las necesidades de la vida social completan los dela produccién para dar a los espacios humanizados los asgos esenciales de su estructura funcional: determinan la disposicién de las casas, la forma de las aldeas y de las ciudades y Ia localizacién y ‘ordenamiento de los espacios del tiempo libre o de vacaciones (Claval, 1981). 1.6. Dimensiones simbélicas de la vida y organizacin de los espacios humanizados La geografla humana insiste sobre todo en el peso de las ogicas econémicasy sociales en sus nterpretaciones de los espacios humanizados. A menudo despreda la dimensién social: los hombres no pueden, sin embargo, vivir sin dar un sentido a cuanto los rodea. Su preocupacién no es sélo hacer frente a sus necesidades y asegurar la transmisién de lo que saben a las generaciones futuras. Leen en el cielo y en los vvastos horizontes el peso de fuerzas eésmicas o la presencia de lo divino: a lo prof de la vida cotidiana se opone lo sagrado de los lugares visitados o habitados por genios, espiritus 0 principios invisbles, que sin embargo son mds veidaderos que el mundo visible. La finalidad del trabajo no es sélo econémica: quien fabrica un objeto se da el gusto de brindarle elegancia y adornatlo. El jardinero esté tan orgulloso de mostrar sus flores como sus huertos de verduras. Los departamentos y las casas no son sélo simples mAquinas para vivir. Constituyen el lugar de los recuerdos, deos ancestros © de las etapas felices 0 dramaticas de la vida de cada uno, Las coscumbres, las preferencias, los suefios y las aspiraciones que los individuos cargan en las representaciones que comparcen tienen dimensiones espaciales. Los 250 Cabra, medi y parse cazadores de las sociedades arcaicas mantienen a menudo con los animales de los que vviven una relacién ambigua: se sienten muy cercanos a las bestias que persiguens tienen con estas un pacto de mesura que les permite abatirlas y es por eso que el tertitorio que estas frecuentan ha devenido el de ellos (Dickinson, 1994) (ig 11- 3A). Las actividades primarias de las sociedades campesinas se inscriben en el marco de los géneros de vida: la agricultura y la ganaderia se basan en calendarios, cultivos, tun modo de utilizacién de los animales y concepciones del mundo y de la sociedad que se ritualizan y no pueden ser modificadas fécilmente. ‘Cuando la economia de relacidn se impone, la produccién agricola puede provenir de las grandes explotaciones o de granjas més pequefas: ances de la mecanizacién, las dos férmulas eran viables, No todos los grupos tenfan las mismas acticudes en este terreno. En Europa continental, el ideal compartido durante mucho tiempo por la Paraloscazadoresamerinosla caza mp ca nade ccd eigise on os animaes de un cesta esac, xvid esses cakes pois acd oeametane el slo XX liza las erpeacenes ago ties | |aideooge dl feminismodoméstio ace el deseojo suburano des ciate amercaas desde meizds el glo XX. Figura 11-3: La dimensin simbélica en la organieacién del expaco: res gjemplos en el Middle West Caleua y pacio bumanizads 251 inmensa mayorfa de la poblaci6n rural era el de la explotacién familiar auténoma (Servolin, 1989): no podta esta servir de marco para una vida cristiana auténtica? En los Estados Unidos, por razones politicas, fue elegida la pequetia granja independiente a fines del siglo XVIII (fig. 11-3B) (Claval, 1990-a). En Gran Bretafa, en los Estados Unidos y en los otros pafses nuevos, no era siempre cuestién de mantener la cexplotacién familiar siesta se revelaba ineficaz. Los estlos de vida que se pueden llevar en la ciudad difieren mucho. Si se vive en tun departamento en zonas de alta densidad, es posible tener acceso a servicios nltiples, alos espectéculos, al teatro 0 ala 6pera, en sintesis, ala vida nocturna. En zonas donde predominan las viviendas unifamiliares, las distancias y la menor concentracién disminuyen las posibilidades, las noches se pasan en familia, salir después de las horas de trabajo, aunque sea para comer en un restaurante, resulta a menudo una proeza. En el transcurso del siglo XIX, las sociedades de Europa continental optaron en general por las altas densidades y as sociedades anglosajonas por la dilucién. En los Estados Unidos, por ejemplo, la ideologta del feminismo doméstico? se propaga para permitir a las mujeres asegurat mejor sus responsabilidades familiares y eriar bien a sus hijos (Ghorra-Gobin, 1992). El espacio humanizado no puede interpretarse segiin criterios puramente funcionales: es heterotrépico, segtin la expresién forjada por Michel Foucault (1985- 1986), porque esté compuesto de elementos que no tienen el mismo peso, no responden a la misma ontologia y no es posible mezclalos. El paisaje mismo se encuentra a veces valorizado: deja de ser solamente una expresién de la vida social, adopra una dimensién estética o funda la identidad del srupo. Sirve para expresar los suefios. La fascinacién que ejerce el estudio de parques y jardines, donde estas aspiraciones se expresan libremente, proviene de allt (Debié, 1992; Foret, 1993). 1.7. La naturaleza compleja de los espacios humanizados Los espacios humanizados superponen ldgicas multiples: en parte son funcionales, en parte, simbdlicas. La cultura los marca de diversas maneras: los modela por medio de las ecnologlas que se utilizan para explotar la tierras o construir los equipamientos y las viviendas; les da forma mediante las preferencias y los valores que dan a las sociedades sus capacidades de estructurar espacios mayores o menores y explican el lugar otorgado a las diversas facetas de la vida social; ayuda, por ultimo, a concebirlos através de las representaciones que dan tn sentido al grupo, al ambiente en que vive yal destino de cada uno. » Expandido a mediados del siglo pasado por Catherine Beecher, eta doctrinaexaltabs Ia el rol de la mujer en l sociedad americana: responsable de is transmisin de los valores cecrales dela cultura, ella debe Far el hoger ali donde lor niios tienen ms posibilidades de encontarseen un medio sano, lejos de lor centros de ciudades. 252 Culrara medio y paaje | rotcagios | O | O o lo A plone . ° ° | ¢ |b 3 | “Oo | o © | pee oj} o & gl waste O ° ° SE ne O ° o | 2 | ewtep J | oO oj | fo | rece d/oloalale O ceutiua pare eos Losacessacles gone deh esis paces consul bees ‘xononaras ea ore paramo Figura 11-4: Acsores scales y poderesrbre el epacio Cuando se quiere comprender més precisamente la huell: : s precisamence la huella que crean los hombres cn la superficie dela Tierra, conviene tomar en cuenta el modo en que la sociedad se gant, la naturale de los actors que en al pesentesy lox derechos de que lisponen, 2. ORGANIZACION SOCIAL Y GENESIS DE LOS ESPACIOS HUMANIZADOS No todos los miembros de una sociedad detentan la misma capacidad de dejar su hhuellaen el espacio porque no dominan la mismas tecnologias y no tienen la misma capacidad para innovar, los miemos recursos ni los mismos derechos. Atestiguan esto las marcas que imprime una cultura en el espacio donde viven sus portadores, —_ Calera y epaciobumanicade 253 2.1. Las desigualdades del poder, de riqueza y de status [No todos los miembros de una sociedad contribuyen de Ia misma manera para la formacién de los paisajes humanizados. {Cuéles son las posibilidades de modelar ef espacio que se ofrecen al ciudadano que no es propietario de su vivienda (Bg. 11-4)? El marco en que vive fue pensado por otros, no tiene derecho a derribar una pared 0 a abrir una ventana en su vivienda; lo mismo sucede con el local donde trabaja: no clige el emplazamiento ni los muebles de la oficina. Su campo de accidn se limita ala disposicin del mobiliario en los euartos de su departamento y a su decoracién. Estas son restricciones severas; pesan 2 menudo como una alienacién: no pueden interpretarse ciertos graffiti como una tentativa desesperada e irtisoriaa la vez de dar forma al espacio (Relph, 1976)? La mayor parte de la gente se integra a las estructuras del espacio construide 211 verde determinarlas, Esto es especialmente cierto en los espacios publicos, por ejemplo fos reservados a la citculacién: los particulares no tienen el derecho ni los medies de ‘modelatlos a su antojo, Sin embargo pesan més de lo que se piensa en su evolucién jal elegir la utlizacién del auto particular en detrimento del autobiis hacen necesacia Ia construccién de vias mejor adaptadas! La imposibilidad de cuestionar el orden espacial constituido provoca tensions {que pueden ser peligrosas: se expresan cuando caen las convenciones, durante fiestas, cceremonias 0 manifestaciones en que las masas populares invaden las calles y espacios prohibidos. De allf el interés que presta la geografia cultural a esos momentos ‘excepcionales. El problema de los derechos fundiarioses importante y muy complejo. ;Se trata de derechos de ocupacién, de uso 0 de plena propiedad?

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