Cap 4 PRINCIPIOS DEL CAMBIO JOSÉ LUIS MENDIVIL PDF

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4 Mecanismos del cambio fonético Uno de los mas influyentes teéricos del cambio fonético, John Ohala, ha afirma- do que la relacién entre la variacién sincrénica en la articulacion de los sonidos y el cambio fonético es como la relacién entre los océanos y una gota de agua (Ohala, 2012: 24). En efecto, la variacién en la manera en que producimos los sonidos de nuestra lengua es inmensa, no solo si comparamos cémo hablan dis- tintos hablantes de distintas regiones, sino incluso si comparamos cémo una misma persona dice la misma palabra (los “mismos sonidos”) en diversas oca- siones, incluso en el mismo dia. Y, sin embargo, los cambios fonéticos, aunque nos puedan parecer muy radicales cuando los estudiamos, son extraordinaria- mente raros y muy conservadores. Comparemos, siguiendo también a Ohala, la palabra espafiola pez con la pala- bra inglesa fish. A primera vista son palabras totalmente distintas, aunque en realidad sabemos que las dos son términos cognados, esto es, términos que proce- den histéricamente de una misma forma, al igual que un Homo sapiens y un chimpancé proceden de un ancestro comin de hace unos seis millones de afios. El ancestro comin de pez y fish data de hace més de 3.000 afios, cuando se separa- ron la familia germanica y la romanica a partir del tronco coman indoeuropeo (y en Ultima instancia derivé de la forma proto-indoeuropea reconstruida como *piscus). Y a pesar de esos miles de afios transcurridos y de una vida paralela y aislada, las dos palabras son extraordinariamente semejantes: ambas comienzan con una consonante labial sorda ((p], [f]), tienen una vocal anterior ({e], [i]) y una fricativa apical sorda al final ({@], [{]). Que las dos palabras hayan permanecido tan semejantes después de mas 3.000 afios de uso constante (y que la [p] inicial de pez haya durado mas de 8.000 afios sin cambios notables), dada la gran variacion que se implica en la produccién de sonidos, sugiere claramente que el cambio fonético es un fenémeno raro y que tiene fuertes presiones para no producirse. Otro hecho relevante que observamos en este sencillo ejemplo es que el cam- bio fonético, ademas de raro, es sorprendentemente regular. Como hemos visto, la 121 El cambio lingiiistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias P inicial de *piscus se mantiene como oclusiva sorda en espafiol (y, por supuesto, en latin, ademas de en griego y en sanscrito) y se hace fricativa (f) en inglés (y en gético y en alemén). Lo interesante es que esa misma relacién proporcional la hallaremos en cuantas palabras hayan tenido la misma trayectoria histérica. Asi, al espafiol pie le corresponde el inglés foot y a padre le corresponde father, Note- se que podriamos representar la evolucin de ese sonido en inglés (en realidad en todas las lenguas germénicas) como una especie de regla de correspondencia: [p]> If]. Una regia asf vendria a decir que toda palabra que tuviera un sonido [p] en protoindoeuropeo tendra, ceteris paribus, un sonido [f] en su descendiente en inglés (¢ igualmente podriamos hacerlo con el resto de lenguas indoeuropeas). A leyes de este tipo se las conoce como leyes fonéticas. Como veremos mas adelan- te con cierto detalle (apartado 4.3), el descubrimiento de las leyes fonéticas fue un hito crucial en el desarrollo de la lingiiistica histérica y esta en la base del método comparativo, el procedimiento esencial en la reconstruccién de la historia y evo- lucién de las lenguas. Pero a la propia formulacién del concepto de ley fonética subyace otro descubrimiento esencial, el de la regularidad de los cambios fonéti- cos, un fendmeno que se suele conocer como la hipdtesis neogramdtica. La hips- tesis neogramatica (asi llamada por el nombre de la escuela lingtiistica que la formul6) es una hipétesis sobre la naturaleza de los cambios fonéticos que afirma que, a pesar de la evidencia a veces contraria, estos son siempre regulares. La regularidad de los cambios fonéticos es un hecho controvertido y que ha generado una ingente cantidad de investigacién y de debate, aunque (hechas ciertas preci- siones) no parece cuestionable. Lo que nos interesaré especialmente de la hipéte- sis neogramatica es que la misma se sigue directamente si los cambios fonéticos (como los que Hlevan en la familia germénica de [p] a [f] en ciertos contextos fo- néticos) son interpretados como procesos de reanilisis, Asi, la idea esencial que vamos a desarrollar en este capitulo es que, conforme 4 la visién general del cambio lingifstico presentada en los capitulos precedentes, los cambios fonéticos no son ni direccionales, ni teleolégicos, ni funcionales, sino que son consecuencia de procesos de reanilisis, esto es, son el resultado de erro- res en la interpretacién de la relacién entre una expresién lingiiistica (sonidos) y su representacién estructural (fonoldgica en este caso). La apariencia que, como vamos a ver, tienen muchos cambios fonéticos de estar “guiados” a un fin (tipi- camente el simplificar la pronunciacién) es, en realidad, consecuencia también de Ja naturaleza “reanalitica” de los cambios en la pronunciacién. Consideraremos en primer lugar qué tipos de cambios fonéticos ocurren habi- tualmente en las lenguas (4.1), abordaremos a continuacién el andlisis de los cambios fonéticos como procesos de reanilisis (4.2) y volveremos después sobre las leyes fonéticas y la hipstesis neogramatica (4.3) para concluir considerando los efectos del cambio lingitistico en cl sistema fonolégico de las lenguas (4.4). 122 Mecanismos del cambio fonético 4.1. Tipologia de los cambios fonéticos Hay diversas posibilidades para clasificar los cambios fonéticos que se producen en las lenguas. Siguiendo a Hock y Joseph (1996) vamos a agruparlos en cam- Sios que parecen simplificar la pronunciacién, frente a cambios que parecen complicarla: CUADRO 4.1 Clasificacion de los cambios fonéticos Facilitan la pronunciacion Complican la pronunciacién Asimilacion Disimilacién Lenicién Forticion Pérdida Epéntesis La idea de que el cambio es una tendencia a la simplificaci6n esta muy ex- *endida tanto entre los cientificos como en general. Se suele pensar que el motor Sundamental del cambio en la pronunciacién es la biisqueda de la facilidad en la srticulacién, y, en efecto, muchos procesos de los mas frecuentes y regulares yan en esa direccién, tales como la asimilacién, la lenicién (0 debilitamiento) y ‘a pérdida de sonidos. Sin embargo, es obvio que esa tendencia no puede ser la Snica (ni, por supuesto, como hemos argumentado, la explicacién final del cam- bio fonético). Si siempre hubiera una tendencia a la simplificacién no habria manera de explicar que las palabras no tendieran a ser todas una especie de /a/ media y que se hubieran perdido todos los sonidos consonénticos, empezando por los oclusivos sordos, los mas tensos (y costosos de producir) desde el punto e vista articulatorio. Parece, pues, que en el flujo del cambio fonético coexisti- sian dos tendencias, segiin los diferentes intereses cognitivos del hablante y del oyente: la simplificacién, que pretenderfa facilitar la pronunciacién y evitar el esfuerzo del hablante (expresada en la asimilacién, la lenicién y la pérdida de sonidos) y la complicacién, que pretenderia que podamos distinguir clara mente los sonidos y que nos permitan designar muchas nociones distintas (ex- presada por los procesos contrarios de disimilacién, forticién -o fortalecimien- to- y epéntesis -0 adicién de sonidos-). Asi, el primer grupo facilitaria la articulacién de los sonidos (especialmente los que estén en contacto en la cade- na fonica) y el segundo facilitaria la comprensién, aunque dificulte la pronun- ciaci6n. Si todas las lenguas son el resultado de esas tendencias contrapuestas, no tiene sentido hablar de lenguas mas 0 menos faciles de pronunciar. 123 El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias Ademés, como observa Sihler (2000: 19-20), esta vision, aunque es muy anti- gua y est muy asentada, no deja de ser una confusidn entre los posibles efectos del cambio (la simplificacién, por asi decirlo) y sus causas. Consideremos algunos ejemplos de cada uno de estos procesos reflejados en el cuadro anterior (salvo indicacién contraria, los ejemplos mencionados proce- den de Hock y Joseph, 1996), La asimilacién, como sugiere su propia denomina- cién, consiste en hacer la pronunciacién de un determinado sonido “mas similar” a la de otro sonido cercano y asi simplificar los gestos articulatorios requeridos para pronunciar la palabra o cadena de sonidos. Un ejemplo notable (un meta- ejemplo) es la propia expresién latina ad similis, que produce ya en latin assimi- Jare, proceso en el que la asimilacién es tan perfecta que produce un sonido idén- tico, que en espafiol, ademas, se simplifica. Un caso particular de asimilacién, muy frecuente en las lenguas germanicas, es el llamado proceso de Umlaut (me- tafonia o inflexién vocélica). Basicamente consiste en que la vocal de una raiz se asimila parcialmente a la de un sufijo ([u] pasa a [i] por efecto de [i]), tal y como tenemos en el estado II del ejemplo del cuadro 4.2 respecto del estado de I, sin Umlaut: CUADRO 4.2 Umlaut en inglés antiguo ih AOR SIT ik sree ea ok AN Estado Estado Il Estado III (inglés antiguo) — Glosa haz haz cu [ku] “vaca” katwiz kitiz __oy [ki] “vacas” EN ymca Nétese que, como se muestra en el estado III, la posterior pérdida del sufijo hace que se morfologice el cambio, siendo la inflexién la que representa la oposi- cién morfolégica entre singular y plural. En nuestro ejemplo se ha perdido el plu- ral etimoldgico en el inglés actual, derivandose un plural analdégico (cow, cows), pero ain quedan ejemplos en esta lengua en los pares del tipo de foor/feet, mou- se/mice, man/men, woman/women, tooth/teeth, etc. Como seitalan Hock y Joseph, también se ha detectado asimilacién en las lenguas de signos, algo que los espe- cialistas suelen denominar simetria (por ejemplo el signo para “final? en la lengua de signos americana consistia en el indice de una mano sefialando el mefiique de la otra, pero se ha asimilado seftalindose un meftique con el otro). Siguiendo esa imagen de fuerzas en contraposicién se podria suponer que si la asimilacién funcionara de manera irrestricta, habria un colapso de todos los - sonidos, reduciendo las posibilidades distintivas. La tendencia opuesta es, por 124 Mecanismos del cambio fonético em. la disimilacién. No obstante, es importante notar que asi como la asimila- oe es generalmente regular, la disimilacién, salvo excepciones (véase Hock y eseph, 1996: 141-142) suele ser esporddica. La disimilacién consiste, pues, en ‘seer que dos sonidos que son iguales 0 muy parecidos se hagan diferentes 0 ‘eeses parecidos. Algunos autores argumentan que la asimilacién, frente a la Semilacion, es un proceso natural desde el punto de vista articulatorio, pero ‘webicn lo es la disimilacién, como sugiere lo que Trask (1996) denomina cl ecto de trabalenguas: un trabalenguas es dificil de pronunciar precisamente ‘sergue obliga a repetir seguidamente el mismo sonido o sonidos muy similares. Semplos tipicos de disimilacién son lat. arbor > esp. drbol, 0 el italiano colo- ello que da en espafiol coronel. Curiosamente, en inglés se escribe como en ‘iano (colonel) pero se pronuncia como en espafiol: ['kornl]. El latin anima ha ‘tedo alma (0 arma) en espaiiol, y en vasco arima, con disimilacién adn a pesar & la vocal interpuesta. El segundo proceso que hemos mencionado como una tendencia a la simpli- Seacién es la lenicién (o debilitamiento). La lenicién resulta de la relajacién, seduccion o incluso de la pérdida de algiin gesto articulatorio de los requeridos pera pronunciar un sonido. Como veremos mas adelante al considerar las famo- ws leyes de Grimm, la lenicién suele suceder a los sonidos consonanticos en un sstomno intervocdlico y basicamente consiste en la sonorizacién y fricativizacion sonidos oclusivos sordos intervocalicos. Este proceso es bien significativo en evolucién del latin al espafiol, como se aprecia en los ejemplos de 1, donde ebservamos que los sonidos [p, t, k] se hacen aproximantes sonoros o incluso Sesaparecen: Sonorizacién y relajacién intervocalica en espaitol latin espafiol lupus lobo status estado locus ‘luego habere haber videre veer legere leer En cierto modo se puede decir que la lenicién es un subtipo de la asimilacién, ya que se podria argumentar que los sonidos oclusivos sordos se sonorizan por efecto del contacto con las vocales, en el sentido de que se implica no tener que sterrumpir la sonoridad. En realidad el término lenicién es bastante difuso, ya que se aplica hoy en dia a diversos criterios segin los cuales se puede decir que una consonante es mas 0 menos fuerte que otra. Por ejemplo, como se muestra en 2, se 125 El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias puede decir que A es mas fuerte que B (teniendo en cuenta que el signo > significa ‘mas fuerte’) en sentidos algo distintos: 2. Escalas de lenicién (Trask, 1996: 56) a) geminado > simple b) oclusivo > fricativo > aproximante ©) oclusivo > liquido d) oclusivo oral > oclusivo glotal c) no nasal > nasal f) sordo > sonoro Las primero cuatro escalas (2a-d) tienen que ver con diferentes grados de obs- truccién a la salida del aire por la boca, la quinta (2e) con la obstruccion a la sali- da del aire por la nariz, y la tiltima (2f) refleja que antes del proceso de ensorde- cimiento hay mas diferencia con las vocales y mayor tensién de los 6reanos fonadores, para que no vibren las cuerdas vocales. En este sentido, una consonan- te mas débil es la que implica menos esfuerzo articulatorio que su correspondiente mais fuerte, o en otras palabras, que la débil es “mas vocdlica” que la fuerte. No or casualidad la lenicién sucede primordialmente entre vocales, ya que el paso de una vocal a una consonante fuerte implica més esfuerzo, mas trabajo que el Paso a una consonante débil. Es por eso por lo que, como adelantabamos, la leni- cién se puede considerar un tipo de asimilacién. Trask (1996: 56 y ss.) ofrece ejemplos de las seis escalas en diversas lenguas, tal y como se muestra en 3: 3. a) Latin > castellano (degeminacién) cuppa > copa gutta > gota siccu > seco Slamma > lama b) Latin > italiano (fricativizacién) habebat > aveva ‘habia’ faba > fava ‘haba’ ©) Inglés britanico > inglés americano (“t-tapping”, rotacismo) walter > wafr]er ‘agua’ 4) Inglés standard > cockney (Londres) y Glasgow (debucalizacién) walter > wa[?Jer ‘agua’ e) Latin > vasco (nasalizacién) sabanu > *zabanu > zamau ‘mantel’ f) Latin > espafiol (sonorizacién) Véanse los tres primeros ejemplos de 1. 126 Mecanismos del cambio fonético Cabe observar, ademas, que la lenicién puede avanzar dos 0 mas pasos en el mesmo contexto. Si reconsideramos los ejemplos de 1 observaremos que en la svolucion lupus > lobo, status > estado y locus > luego no solo ha habido una rizacion de [p], [t] y [k], sino también una fricativizacion que alcanza al esta- “» de aproximante. En habere > haber solo hay una fricativizacién, ya que el ori- een ya era sonoro, y en videre > ve(e)r y legere > le(e)r ya hemos alcanzado el ado maximo de lenicién, que es la desaparicién de sonidos. De hecho, el verbo seber también ha suftido ese proceso en la conjugacién de algunas personas del ssxiliar (he, has, ha, hemos, han) y totalmente en la forma reanalizada como afijo exbal, tanto en presente (futuros del tipo de amaré, amaremos) como en pasado condicionales del tipo de amarias, amariamos). No es infrecuente que la lenicién Ileve a la pérdida de sonidos en una lengua, sanque tampoco ¢s raro que dichos sonidos vuelvan a introducirse en la misma en momentos posteriores. Un sonido especialmente interesante a este respecto es la spiracién glotal [h] (vulgarmente llamada “hache aspirada”). De hecho, se podria ecit que [h] es el minimo sonido consonante posible (por lo que también se sucle considerar una especie de “vocal sorda”). Lo normal es que desaparezca ficilmen- ®, ya que el minimo ahorto de esfuerzo con él implica que no queda nada més. Por ejemplo, en latin era un sonido frecuente (cf: habere, homo, honor, hora, sortus, nihil, mihi), pero en ninguna de las lenguas romances se pronuncia, En espafiol muchas de ellas se siguen escribiendo, pero no se han pronunciado desde hace mas de 2.000 aftos. Por su parte, tanto en francés como en espafiol han aparecido nuevos sonidos {h], que también se han perdido. En el caso del francés entraron a través de prés- tamos germénicos como hibox ([ibt] “bitho”) que hasta el siglo dieciséis se pro- nunciaron, pero que volvieron a perderse. El espaftol desarrollé otro sonido aspi- rado [h] a partir precisamente de la lenicién de la f inicial latina, de manera que palabras de latin vulgar como ficw, filiu, farina 0 facere dieron lugar a higo, hijo, harina 0 hacer, que se pronunciaban aspiradas y que hoy solo llevan “haches mudas”. Y aiin hoy, en amplios dialectos del espaftol, hay una tercera generacion de [h] derivada de la lenicién del sonido velar fricativo sordo [x]. Parece claro que si la Ienicién no tuviera algiin tipo de contrapeso, las lenguas solo deberian tener vocales, algo bastante incémodo para la comunicacion. Asi, como hemos visto, un sonido consondntico que se ha perdido vuelve a entrar en la lengua, por la evolucién de otros sonidos 0 por medio del préstamo. Ya hemos visto que eso sucedié en francés, y lo mismo sucedié en el caso del vasco, en el gue la lenicién Hev6 a la desaparicién total de [n] entre vocales, pero que después ha tomado miles de préstamos del latin, del espafiol y del francés que han repues- to ese sonido. En inglés desaparecieron todos los sonidos [k] por lenicién para hacerse [x] y luego [h] (que hoy se esta perdiendo), pero se reintrodujeron nuevos sonidos [k] por el ensordecimiento de [g] y también por medio de préstamos co- El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias mo sky o skin del antiguo noruego, carry, carrot 0 picture del francés normando, kinetic del griego, actor del latin o kayak del esquimal. Por otra parte, en espafiol no deberia haber sonidos oclusivos intervocélicos, pero hay muchos, como en gato, rato, meter, pipa 0 saco. Muchos de estos sonidos oclusivos son simplifica- ciones de geminadas y otros se han introducido en la lengua como cultismos o como préstamos en etapas posteriores a la de actuacién del proceso fonético. Del mismo modo, no deberia haber f iniciales pero las hay, por las mismas razones: Jin, falta, fiador, fabrica 0 funeral. Desde el punto de vista fonético, los seis tipos de lenicién que hemos visto en 2 tienen su contrapartida en los procesos de fortalecimiento 0 forticién, tal y como vemos en los ejemplos (también tomados de Trask 1996) de 4: 4. a) Latin > italiano (geminacién) sapiat > sappia ‘sepa’ aqua > acqua ‘agua’ b) Latin > italiano (africacién) maiu > maggio ‘mayo’ ¢) Vasco arcaico > vasco occidental *erur > edur ‘nieve’ 4) No hay ejemplos conocidos de una oclusiva glotal que se haga oral e) Vasco > vasco (denasalizacién) musti (tomado del occitano) > busti thimedo’ f) antiguo aleman > aleman (ensordecimiento) Tag > [tak] (escrito Tag) ‘dia’ (pero sonora en el plural Tage ‘dias’). Por tiltimo, vamos a considerar la pérdida de sonidos. Este proceso es extra- ordinariamente frecuente en las posiciones finales de palabra, por efecto de la entonacién. Con frecuencia estas pérdidas afectan profundamente a los sistemas morfoldgicos de caso o de conjugacién verbal. Asi, por ejemplo, el inglés perdié las terminaciones de nominativo, dativo o acusativo, al igual que el espaftol. Hay varios términos especificos empleados habitualmente para casos de pérdida de sonidos: sincope (pérdida de vocales medias: lat. calidus > esp. caldo), apdcope (pérdida del sonido final, como en lat. lupum < esp. lobo), aféresis (pérdida del sonido inicial, como en lat. historia > it. storia) y haplologia (pérdida de una silaba repetida 0 muy similar), como en el neologismo morfofonologia > morfo- nologia 0 en cl griego clasico eidolo latreia ‘idolo-veneracién’ > idolatria. En espafiol también se suele explicar asi la forma aguel, del complejo latino-vulgar atque ec(cum) ille, que habria producido la secuencia [akekel], 0 el nombre En- gland del antiguo inglés engla land ‘tierra de los anglos’ En ocasiones, la pérdida de un sonido se ve compensada por un alargamien- to de una vocal, probablemente por la tendencia a mantener la estructura ritmica 128 Mecanismos del cambio fonético de la palabra. Asi, por ejemplo, el étimo del inglés five es *finf con una vocal breve (comparese con el alemén fiinf). Pero la n se perdié pronto, lo que supuso el alargamiento de la vocal. En francés antiguo beste, feste 0 maistre se pronun- ciaban como se escribian, pero luego la s final de sflaba dejé de pronunciarse y pasaron a escribirse béte [be:t], fete [fe:t] y maitre [me:tr]. El acento circunflejo indicaba la cantidad vocdlica alargada, pero lo cierto es que en la actualidad tienden a acortarse, de manera que maitre se pronuncia como mettre ‘poner’, por lo que la academia francesa recomienda que se elimine esa marca de la es- critura. Pero el alargamiento vocalico no es la manera mas frecuente de compensar la tendencia a la eliminacién de sonidos en las lenguas. Otro mecanismo tipico es lo que se denomina epéntesis, que consiste basicamente en la insercién de sonidos que antes no estaban. Un tipo muy comtn de epéntesis es la insercién de un soni- do al principio de una palabra, lo que se denomina préresis. Por ejemplo, en cas- tellano o en francés se inserta una e delante de palabras latinas como spata (cfr. esp. espada 0 fr. épée, con la esperable pérdida posterior en francés de la s final de silaba). Pero también se insertan consonantes, normalmente en medio de una pala- bra y especialmente entre sonidos nasales seguidos de sonidos liquidos como [r] 0 [I]. Asi, en espafiol hombre parece haber tenido esa evolucién partien- do del latin hominem. La caida de la vocal posténica y otras pérdidas regula- res darian lugar a omne (que ha dado soluciones de asimilacién total como el medieval ome, u home en catalan), pero que ha podido derivar también en una disimilacién del tipo de omre, que luego habria introducido la b epentética. Un proceso similar, avalando la idea de la disimilacién, ha sucedido en el antiguo inglés, que tenia una forma zunrian ‘tronar’ que dio lugar al antiguo inglés thundrian (inglés moderno thunder). Es posible argumentar (véase Sihler 2000: 132-133) que estos procesos son consecuencia de un problema de timing en la maniobra de pasar de un sonido nasal a un sonido liquido no nasal. Los sonidos nasales [m] 0 [n] se pronuncian como los oclusivos sonoros, pero dejando salir el aire por la nariz. El paso de un sonido oclusivo nasal (co- mo [m] 0 [n]) a un sonido liquido (como [r] 0 [!]) tiene que producirse exacta- mente al mismo tiempo en el que se interrumpe la salida del aire por la nariz, de manera que los labios deben abrirse a la vez que se interrumpe la salida del aire por la cavidad nasal y se activa la lengua para articular [r] 0 [I] siguientes. La epéntesis seria el resultado si esta transicién se hace a destiempo, ya que si se interrumpe la salida del aire por la nariz antes de separar los labios, lo que aparece, antes del segmento siguiente, es una versién no nasal del sonido oclu- sivo, esto es, [b] en el caso de [m] 0 [d] en el caso de [n]. En esquema seria algo asi: [mr] > [mbr] para el caso de hombre o [nr] > [ndr] en el caso de zun- drian (cfr. el espaiiol marginal Endrique pot Enrique). 129 El cambio lingiiistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias Algo parecido, esto es, un problema de timing o sincronizacién puede ser el origen de la extendida aspiracién entre una oclusiva sorda y una vocal, como en inglés, lengua en la que los sonidos oclusivos sordos iniciales de silaba se aspiran (time, paper 0 come se articulan con [t"], [p"] y [k"], respectivamente). Si el transi- to de una oclusién sorda a una abertura sonora no se hace exactamente, queda una aspiracién sorda entre la explosién de la oclusién y el ataque de la vocal. Aunque los casos de epéntesis que acabamos de describir no son ni tan fre- cuentes ni tan regulares como lo son en general los procesos de asimilacién, leni- cin y pérdida, nos hemos detenido con més detalle fonético en ellos porque nos ponen claramente sobre la pista de cual es el mecanismo basico de los cambios fonéticos en general. Hemos adelantado la hipétesis de que todos los cambios fonéticos son el resultado de la extensién y consolidacién de procesos de reanali- sis. Los ejemplos comentados de epéntesis se prestan especialmente bien a esta explicacion. Notese que en un cambio del tipo [mr] > [mbr] lo que estamos asu- miendo es que el hablante quiere pronunciar [mr], pero, por diversas razones (en este caso consustanciales a los mecanismos articulatorios implicados) acaba pro- nunciando algo diferente, mas parecido a [mbr]. El oyente percibe, por tanto, [mbr] y reanaliza la secuencia original [mr] como [mbr]. Asumamos momentaneamente que la estructura subyacente a lo que el ha- blante quiere pronunciar es /mr/ (nétese que ahora estamos empleando la con- vencién habitual de usar // para las representaciones fonoldgicas frente a [] para las representaciones fonéticas). El oyente no tiene acceso directo a /mr/ (que solo existe en la mente del hablante) y, por tanto, se tiene que basar en la expre- sién fonética del hablante (en lo que pronuncia) para descubrir esa estructura subyacente. Es muy probable que el hablante que quiere emitir la estructura fonoldgica /mr/ produzca habitualmente la forma fonética [mr], pero dadas las circunstancias descritas en estos casos particulares, es también esperable que en ocasiones (en discurso mas veloz, en circunstancias de apremio o despiste, etc.) el hablante produzea también instancias de [mbr] mezcladas con las mas esme- radas 0 fieles. Lo relevante es que el cambio suceder cuando el oyente empiece a dar mas peso a las secuencias [mbr] que a las secuencias [mr]. Si esto sucede (y nétese de nuevo que aqui entran en juego factores de grado de pericia y con- fianza en la norma lingtiistica del oyente), es cuando el oyente reanalizaré la forma /mr/ como /mbr/. Partiendo de /mbr/ el oyente (que a su vez es también hablante) producira las secuencias [mbr] de manera mucho mas frecuente, lo que Ilevard, dadas las circunstancias externas adecuadas (relacionadas habitual- mente, como vimos, con el prestigio social) a que se consolide el reandlisis de /mr/ como /mbr/ de manera colectiva, dando lugar a lo que habitualmente Ila- mamos un cambio fonético. Notese que estamos aplicando exactamente el mismo mecanismo de reanilisis que usamos en el capitulo anterior (3.1) para explicar el paso de radio a arradio, 130 Mecanismos del cambio fonético con la tinica diferencia de que en este caso la estructura subyacente no es una estructura morfosintactica, sino una representacién fonolégica. En el apartado siguiente revisaremos una teoria mas refinada de cémo se producen los cambios fonéticos, una teoria que sitia al oyente como la fuente del cambio lingiiistico y que nos permitira mostrar que no solo la epéntesis, sino todos los cambios fonéti- cos mencionados en este apartado son en tiltima instancia procesos de reanilisis. 4.2. El oyente como fuente de los cambios fonéticos La version moderna de la hipétesis de que el oyente es la fuente de los cambios fonéticos se debe a John Ohala, que en un influyente articulo de 1981 (actualizado como Ohala 2012, versién por la que citamos) formulé un modelo simple del cambio fonético que nos puede permitir tanto mostrar que el mecanismo del cam- bio fonético es el reandlisis como comprender mds adecuadamente el por qué de la habitual regularidad de los mismos. Ohala parte de estudios experimentales sobre la variacion en las propiedades aciisticas de los sonidos como consecuencia de su coarticulacién con otros en diferentes ratios de habla (esto es, nimero de sonidos pronunciados por segundo). Lo que muestran estos estudios (véanse las referencias y graficos en Ohala 2012: 26) es que los formantes de las vocales se modifican acercandose a los de Jas consonantes que las flanquean en ratios de habla elevadas. Asi, la secuencia ut/ es articulada normalmente como [ut], pero tiende a ser [yt] (esto es, con una vocal anterior redondeada, en vez de posterior) en ratios de habla elevadas. Segiin Ohala, lo que esto sugiere es (a) que la variacién en la pronunciacién es potencialmente infinita y continua y que est causada mecdnicamente, (b) que Ja variacién contextualmente modificada observada en ¢l experimento se atestigua ‘en cambios fonéticos reales (asi, informa Ohala de que en tibetano las formas antiguas con [ut] se han convertido en [y]) y (c), que la variacién en si misma no es equivalente al cambio fonético (recuérdese el océano y la gota de agua). De hecho, lo que impide que la variacién habitual y consustancial a la actua- cién lingitistica se convierta en un cambio fonético constante es la capacidad del oyente para normalizar tal variacién. Lo que esto significa es que normalmente cuando detectamos una variacién contextual reponemos el sonido original ba- sandonos en nuestro conocimiento de la forma y en nuestra apreciacion de las circunstancias concretas de habla (por ejemplo, la ejecucién apresurada). Asi, al igual que cuando vemos un dibujo plano podemos restituir una tercera dimen- sion y percibir un cubo, cuando percibimos un sonido distorsionado (como la vocai [y] en lugar de [u] en el ejemplo) lo corregimos 0 normalizamos. El es- quema (véase figura 4.1), adaptado de Ohala (2012: 27), representa esta situa- cién “normal”. 131 El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias El esquema refleja que el hablante tiene en mente pronunciar la secuencia /u/, aunque por las razones explicadas acaba pronunciando algo como [yt], que como tal secuencia es oida por el oyente. Sin embargo, el oyente, sabedor del entorno consonéntico de la vocal y de la ratio de produccién y de las consecuen- cias de la misma, reconstruye la secuencia /ut/ pretendida. Este tipo de operacion es habitual en el procesamiento lingiiistico cotidiano, aunque no somos normal- mente conscientes de ello. Lo que observamos en este proceso de normalizacion (que Ohala denominé correccién) es que el oyente preserva la lengua del cambio lingilistico sobreponiéndose a la variacién natural en la articulacién y co- articulacién de sonidos. Mas técnicamente, podriamos decir que el oyente, aun- que percibe un sonido que seria aléfono del fonema /y/ (y no del fonema /u/ pre- tendido por el hablante) es capaz de interpretarlo (“normalizarlo”) como un alo- fono del fonema /u/. Hablante Oyente fut! Atl distorsionado por el tracto reconstruido como vocdlico como (lh titra La comonee =a eculyt] Figura 4.1. Correccién del oyente de la distorsién contextual. La pregunta que se hace Ohala es la siguiente: ,qué sucede si el oyente no de- tecta el contexto que causa la variacién o si no tiene la experiencia 0 capacidad suficientes para realizar la correccién? En esta circunstancia el escenario al que nos enfrentariamos seria el del es- quema siguiente (figura 4.2) en el que, de nuevo, el hablante pretende decir /ut/ Y produce algo como [yt] por el efecto de la frecuencia de la consonante [t]. Imaginemos que ahora el oyente percibe [yt], pero no es capaz de detectar que el formante de la vocal [y] se ha aproximado al de la consonante y, por tanto, que es una “deformacién” de la vocal [u] (por ejemplo, porque no detecta la ratio elevada de habla, porque no conoce bien la lengua o porque no detecta bien la [t] o la confunde con la vocal, ete.). En tal caso, el oyente interpretara 132 Mecanismos del cambio fonético gue el formante vocilico “deformado” es una propiedad inherente de la vocal, por lo que la “construira” (la analizaré) como /y/ (esto es, como una vocal ante. “ior redondeada) y no como /u/. Como también se muestra en el esquema de la ‘igura 4.2, cuando el oyente se convierte en hablante, produciré normalmente ese sonido como [y]. Si este rasgo se extiende a un niimero elevado de hablan- ‘es, estaremos ante un cambio fonético de [u] a [y]. Este segundo escenario es cl que Ohala denominé graficamente como el de hipocorreccién y estaria en la base de todos los cambios asimilatorios que hemos explorado én el apartado anterior. Hablante Oyente Oyente como hablante fut! fy distorsionado por el tracto interpretado como producido como voedlico como ly oda como _» [yt] lyt Figura 4.2. Hipocorreccién del hablante de la distorsién contextual, Pero atin quedaria por explicar cémo se producen los cambios complementa- Fios, esto es, los disimilatorios. El propio Ohala propuso que estos se podrian Producir si el oyente, en lugar de hacer una hipocorreccién aplica el procedimien- to de normalizacién 0 correccién, Pero lo hace de una manera inadecuada, esto es, produciendo una hipercorreccién. Si, como hemos visto, la normalizacién del oyente consiste en eliminar las distorsiones que los factores contextuales producen en los segmentos fonéticos, cuando dos sonidos contiguos o cercanos son voluntariamente similares o iguales, éno podria el hablante deducir erréneamente (esto es, abducir) que uno de ellos no se pretendia tan similar al otro? Esta circunstancia queda representada en el esquema de la figura 4.3, que re- fleja el proceso de hipercorreccién. Como se observa en el esquema de la figura 4.3, el hablante produce una vocal aguda [y] junto con [t]. Como tal es oida la secuencia por el oyente, que en este caso 133 El cambio lingiiistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias aplica la correccién asumiendo (reanalizando) que la alta frecuencia del formante vocilico no es inherente a la vocal sino que es una deformacién contextual del con- tacto con la consonante [t], por lo que “construye” la vocal como [u] y no como la pretendida [y]. A partir de ese momento, el oyente, cuando es hablante, tiende a pronunciar la secuencia [ut], por lo que estariamos, en las circunstancias externas adecuadas, ante un cambio de [y] a [u], esto es, ante un cambio disimilatorio. Hablante Oyente Oyente como hablante iy! Ja producido como reconstruido como producido como [yt] ido como _» yt] [ut] Figura 4.3. Hipercorreccién: el hablante atribuye la alta frecuencia de la vocal a la consonante dental y Ia elimina de la vocal. En los afios posteriores a la publicacién del trabajo original de 1981, Ohala present6 evidencia experimental y de otros tipos que pone de manifiesto que este modelo es coherente con lo que se sabe de cémo se producen los cambios fonéti- cos disimilatorios. Asi, este tipo de cambios tiende a modificar el primer elemento y no el segundo (mas como sucede en el ejemplo de coronel o de alma en espaiiol que en el de drbol). Segtin Ohala esto sucede porque el comportamiento asimila- torio es tipicamente regresivo y menos frecuentemente progresivo, esto es, cuan- do se produce una asimilacién, es normalmente el primer elemento el que se asi- mila al segundo y no al revés (por ejemplo de ad similis > assimilare y no *addimilare). Por tanto, si el oyente siente que tiene que corregir algo que parece no estar bien, tenderd a modificar el primer elemento y no el segundo, como es el caso estadisticamente. Es importante sefialar que esta teoria del cambio fonético como originado en el oyente mas que en el hablante (y mas en quienes aprenden o adquieren la lengua que en quienes la usan) encaja adecuadamente en el contexto general que hemos planteado del cambio lingiiistico como un proceso de reandlisis y, mas en general 134 Mecanismos del cambio fonético alin, como un proceso no guiado a un fin determinado. Pero ello no significa que no puedan explicarse también las asimetrias en los cambios fonéticos que hemos observado en el apartado anterior y que han inspirado (e inspiran) visiones direc- cionales de los cambios. Recuérdese que hemos sefialado que los cambios asimila- torios (incluyendo la lenicién) son tipicamente més regulares y frecuentes que los disimilatorios. Ello se explica facilmente con este modelo sin tener que asumir que la motivacién de los cambios es facilitar o simplificar la pronunciacién (ni el len- uaje en general), asuncién que, como hemos visto con detalle en el capitulo ante- rior, nos lleva a caminos sin salida. Consideremos, por ejemplo, el hecho empirico de que es mas probable que una secuencia [ke] se convierta en [te] que al contrario. La explicacién tradicional es que la vocal anterior produce el adclantamiento del punto de articulacién de la consonante velar. Esto se manifiesta claramente en la asimetria de evolucién del sonido [k] latino ante las vocales anteriores y posteriores en espafiol (y en el resto de lenguas romances). Asi, las secuencias [ko], [ku] tienden a conservar el punto de articulacién posterior, como en computare > contar 0 cupa > cuba, mientras que las secuencias [ke], {ki] producen adelantamiento de la articulacién de la con- sonante, como en cerius > cierto, cinque > cinco. Nétese que en castellano (o en francés) la evolucién es en estos casos [k] > [s] en los dialectos seseantes y [k] > {8] en el resto, pero en ambos casos se adelanta el punto de articulacién. La solu- cidn del italiano (certo, cinque) con un sonido palatal [t/] es también concurrente con la asimilacién. Lo interesante es que en condiciones de laboratorio también es mucho mas probable que los sujetos confundan [ke] con [te] que [te] con [ke] (véase Ohala 2012: 30 para discusién y referencias). Ello es asi porque la secuen- cia [ke] tiene rasgos aciisticos adicionales que, si son perdidos por el oyente, pue- den dar lugar a “reconstruir” la secuencia [te], siendo mucho menos probable que el oyente introduzca rasgos que no estaban en la secuencia original, la Gniea ma- nera posible de que se produzca un cambio, un reandlisis, de [te] a [ke]. Asi pues, la conclusion de este apartado no puede ser otra que las palabras con las que concluye Ohala su revisién de la teoria de los cambios fonéticos: La variacién se produce en el habla debido a lo que hace el hablante, pero se necesita que el oyente malinterprete o analice erréneamente los elementos de la pronunciacién para que se produzea un cambio fonético (Ohala, 2012: 31, traduccién nuestra), 4.3, Las “leyes fonéticas” y la hipétesis neogramatica Hemos visto hasta el momento que es posible entender los cambios fonéticos como procesos de reanilisis y, por tanto, que encajan adecuadamente en la con- 135 El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos /) consecuencias cepcién del cambio lingtiistico formulada en los capitulos anteriores y en la visién de que el mecanismo esencial de los mismos es el reandlisis, tal y como se propo- nia en el capitulo anterior. Sin embargo, una discusién de los cambios fonéticos que no aborde el problema de la regularidad de los mismos es necesariamente incompleta. Nuestro objetivo ahora es, pues, considerar el problema de la regula- ridad y, especialmente, considerar si el mecanismo de reandlisis que produce los cambios es una explicacién del tipo de regularidad que muestran, La primera observacién importante que hay que hacer es que, a pesar de su denominacién, las llamadas /eyes fonéticas no son leyes naturales, esto es, no tienen relacién con tendencias naturales de los sonidos ni con metéforas como la erosi6n de los sonidos por el uso (como si fueran monedas metilicas) y otras si- milares que eran habituales antes de la aportacién de los neogramaticos (os inte- grantes de la escuela lingiistica que mejor desarroll6 este concepto a finales del Siglo XIX). Ciertamente atin hoy algunos autores caen en la tentacién de relacionar las leyes fonéticas y los procesos lamados naturales, pero no guardan relacién alguna: las leyes fonéticas son leyes hist6ricas, esto es, son generalizaciones des- criptivas sobre sucesos de cambio que tienen una determinada fase de actuacién en el tiempo y que cesan en un momento dado, Por ejemplo, podemos hablar de una ley fonética que dice (simplificando mu- cho) que el grupo [kt] latino da [t{] en espatiol (acto > ocho) y, en efecto, veremos Que siempre que en latin se daba esa secuencia, se ha aplicado en la evolucién del espaiiol (noctem > noche, lactem > leche, pectum > pecho, factum > hecho, etc.), Pero esa ley no es natural, en el sentido de que en épocas posteriores se pueden introducir en la lengua (por ejemplo como cultismos 0 como préstamos) palabras que no la siguen (acto, dialecto, dilecto, intacto, ete.) y no se percibe ninguna tendencia a aplicar la ley a esos términos. Digamos que el cambio [kt] > [t] (en realidad una sucesién de cambios, con al menos una fase intermedia [it]) se pro- dujo cuando ciertas generaciones de oyentes “reanalizaron” esa secuencia y, por circunstancias externas determinadas, se extendid a todos los hablantes de esa variedad. Ese fue un momento (0 periodo) histérico concreto, que después sim- plemente finaliz6, Eso no significa que muchas leyes fonéticas de las descritas en la bibliografia no se superpongan frecuentemente con procesos de lenicién o de asimilacién, pues en efecto lo hacen. Lo que sucede en realidad es que esos pro- cesos solo se dan cuando, por asi decirlo, “opera una ley fonética”, esto es, cuan- do los procesos de reandlisis (mas o menos esperables segtin la naturaleza actisti- ca del sonido lingitistico) se producen en las circunstancias adecuadas para producir un cambio estable en Ia lengua. De hecho, es importante notar (como se ha discutido en el apartado 2.3.2) que ese cambio tuvo direcciones distintas en otras lenguas romances (y, por tanto, una direccién u otra no es mas o menos natural) y que, de hecho, no fue realizado Por numerosas generaciones que usaron la secuencia [kt] durante cientos de ailos, 136 Mecanismos del cambio fonético en latin (y, por tanto, tampoco es natural que el cambio se produzca), Asi, si en espafiol de ocfo tenemos ocho, en italiano tenemos offo, en francés huit y en ru- mano tenemos opr, en todos los casos con la misma regularidad. Es precisamente esa “proporcionalidad” la que esta en la base de la reconstruccién historica, en la base de la nocién de ley fonética, y en la de la propia hipstesis de la regularidad Asi, las correspondencias regulares de este tipo nos permiten hacer ciertas predicciones, algo solo posible si los cambios son regulares. Dados los ejemplos vistos, podemos asumir las siguientes leyes fonéticas (muy simplificadas) para las Jenguas citadas: 1, Latin [kt] > espafiol [t/] Latin [kt] > francés [it] 3. Latin [kt] > italiano [tt] 4. Latin [kt] > rumano [pt] Aplicando esas leyes, y conocidas las palabras latinas correspondientes, po- emos predecir el resultado en cada lengua. Asi, si averiguamos que en latin vul- gar ‘noche’ se dice nocte, podemos deducir (siendo ahora relevantes solo los so- vidos considerados) que en espafiol se dir noche, que en italiano se dira norte, que en francés se dir nuit y que en rumano se diré noapte. En todos los casos estamos en lo cierto, aunque en esta ocasién no hacia falta deducit nada, ya que tanto la forma original como las derivadas estan documentadas. Imaginemos ahora que tenemos una laguna en la documentacién historica de = protolengua (¢l latin en este caso), pero que sabemos que ‘leche’ se dice leche en espaiiol, /atte en italiano, Jait en francés y Japte en rumano. {Podriamos re- construir la forma latina para designar ese producto? Sin duda: nos saldria algo muy parecido a /acte, la forma correcta. De nuevo es un ejercicio de prediccién innecesario, pero no por ello menos relevante. Si situamos estos términos en el “pico Arbol evolutivo (otra afortunada analogia con la evolucién natural, en este caso debida, fundamentalmente, a Schleicher), estaremos ante un ejemplo sencillo pero claro del modelo de reconstruccién de las protolenguas desarrollado por los ‘ingtiistas durante el siglo XIX: lacte leche latte lait lapte Figura 4.4. Relacién genealégica de cognados romances con su protoforma en latin vulgar. 137 El cambio lingiitstico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias El arbol se puede leer en dos direcciones: de arriba abajo nos dice que el latin es la protolengua de la que derivan histéricamente las lenguas romances, y de abajo a arriba nos dice que, conocidas las formas de las lenguas descendientes, es posible, con mucha precisién, reconstruir la forma de la protolengua. En el caso que hemos visto, la segunda opcién es innecesaria (en general, aunque no son pocas las voces latinas no documentadas que se han reconstruido por este método, pues debemos recordar que las lenguas romances no derivan exactamente del latin clasico documentado, sino de sus dialectos hablados), pero es crucial en el caso de las protolenguas no documentadas histéricamente. Consideremos otra familia de términos cognados romances, tales como los siguientes: padre (espaitol), pare (catalin), pére (francés) y pai (portugués). En este caso seria relativamente senci- Ho construir un arbol como el de la figura 4.4 y no necesitariamos reconstruir la forma original, sabedores de que es la palabra latina pater: pater padre pare pere.— pa Figura 4.5. Relacién genealdgica de cognados romances con su protoforma en latin vulgar. Tomemos ahora la siguiente familia: father (inglés), Vater (alemén), fader (danés) y vader (holandés). E] Arbol seria el de la figura 4.6: father Vater fader vader Figura 4.6, Relacién genealdgica de cognados germénicos asumiendo una protoforma comiin, pero desconocida (no documentada), 138 Mecanismos del cambio fonético Esta nueva familia de cognados es distinta de la anterior, pero no demasiado aistinta, Por tanto, podemos asumir que son de grupos distintos, pero que el nudo del que proceden las voces romances (llamado protorromance, por no ser exacta- mente la misma lengua que el latin clasico) y el nudo del que proceden las voces rménicas (el protogermanico) son a su vez hijos de un nudo superior, el proto- ndoeuropes, todo ello simplificando (pues ya sabemos que entre los descendien- ‘es protorromance y protogermanico y el ancestro protoindoeuropeo hay otras ramas intermedias): Protoindoeuropeo (*pHgtér-) Protorromance Profosemndniens (pater) @ padre pare pere pai_—father ~—-Vater_—fader vader Figura 4.7, Representacién arbérea de las familias germénica y romance como descendientes del protoindouropeo Es bien cierto que el protogerménico no est documentado (de ahi el interro- gante en el arbol de su grupo), luego la practica habitual es reconstruir la forma de la que habrian derivado esos términos (como se representa para el protoindoeuro- Peo, por tener una reconstruccién consensuada). Sin entrar en demasiados detalles, nétese que la consonante inicial de todas las lenguas germénicas es un sonido la- bial fricativo (f, v), mientras que en las romances era un sonido labial oclusivo (p). Esto nos permite establecer que la palabra para decir ‘padre’ en protogermanico habia suftido un cambio de p por f, que es precisamente lo que afirma una de las famosas leyes de Grimm, a la que en seguida volveremos con mas detalle. Claro que se podria preguntar como sabemos que fue el protogerménico el que pas6 de p- a fy no al revés, esto es, por qué no fue el latin el que habria pasado de un supuesto sonido fricativo labial inicial del protoindoeuropeo a uno oclusivo y que el protogerménico fue el que lo conservd. Un indicio importante tiene que ver con 139 El cambio lingiiistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias el hecho de que otras lenguas derivadas del protoindoeuropeo mantienen p- inicial (asi, en griego se dice patér y en sdnscrito pitdr), a lo que se debe aftadir que se sabe —por otros indicios— que tanto el latin como el griego y el sanscrito son mas conservadores con respecto al consonantismo protoindocuropeo que el germéni- co. Por ello, la mencionada ley de Grimm fue formulada basicamente como “una oclusiva en protoindoeuropeo que se conserva en latin y en sdnscrito y se hace fricativa en germanico”. Por otra parte, también sabemos que, en general, el cam- bio de [p] a [f] es mas frecuente que el contrario, por razones puramente fonotic- ticas (véase el apartado anterior), Lo relevante ahora de esta discusién es que todo el edificio de la reconstruc- cidn se basa precisamente en la hipotesis de la regularidad de los cambios fonéti- Cos, por mucho que la metodologia de la reconstruccién sea muy anterior a la formulacién de la hipétesis neogramatica y por mucho que, como en seguida comprobaremos, hay cambios fonéticos que no siguen el modelo neogramitico. Como ha afirmado Mark Hale (2012: 236), si alguien le proporciona diez palabras (de su eleccién) de una lengua ocednica previamente indocumentada, él sera ca- paz de proporcionar con extraordinaria exactitud los sonidos iniciales de otras diez, palabras de esa lengua (también de su eleccién). Esto es asi porque en reali- dad sabemos como era la forma de esas veinte palabras en protoocednico y a par- tir de ese conocimiento, Hale puede deducir la forma de diez palabras conociendo cémo han evolucionado otras diez. Como sefiala Hale, o bien hay algo esencial- mente cierto en la hipétesis neogramatica, o bien él es un adivino especialmente dotado (pero con habilidades adivinatorias que se restringen al conocimiento de unidades léxicas en lenguas oceanicas). Asi, 0 bien admitimos la existencia de poderes adivinatorios, poderes que ademas se circunscribirian a la adivinacién del grupo de palabras de lenguas ocednicas cuyas protoformas han sido exitosamente reconstruidas, o bien existe realmente el cambio fonético neogramitico, esto es, regular. Como concluye Hale, al igual que los efectos de la ley de la gravedad se pueden ver oscurecidos por fenémenos como la friccién, los efectos de los cambios fonéticos neograma- ticos se pueden ver oscurecidos por la sustitucién Iéxica o la analogia, “pero el mejor modelo del mundo debe asumir su existencia” (Hale 2012: 237, traduccién nuestra). Para comprender Ia trascendencia de la hipotesis neogramatica es importante situarse en el contexto en el que surge. La fundacién de la lingitistica histérica » del llamado método histérico-comparado se produjo a principios del siglo XIX » se asienta en la conjuncién de diversos factores propios de ese tiempo, tales como el desarrollo de una perspectiva histérica de la humanidad, la seducciée por lo oriental (y por el pasado) tipica del romanticismo, el “redescubrimiento™ del snscrito como lengua clasica de la India y el desarrollo de una filologie meticulosa. Rasmus Rask, Franz Bopp y Jacob Grimm son los primeros grandes 140 Mecanismos del cambio fonético comparatistas, que publicaron impresionantes graméticas histéricas comparadas de las principales lenguas que hoy conocemos como indoeuropeas en el primer cuarto de siglo. August Schleicher se suele considerar el representante de la madurez de esta tradicién, que culmina precisamente con las aportaciones de los llamados neogramaticos (Junggrammariker, ‘los jvenes graméticos’, una ex- presion al parecer despectiva en origen), un grupo de lingiiistas alemanes de finales del siglo XIX que desarrollé su actividad en torno a la universidad de Leipzig. Entre ellos cabe mencionar a Hermann Paul, Hermann Osthoff 0 Karl Brugmann, Se suele situar el origen de este paradigma lingiifstico en las observaciones sobre el sinscrito y algunas lenguas europeas recogidas en un texto no académico de un funcionario inglés destacado en la India a finales del siglo XVIII, y que me- rece la pena recordar: La lengua sénscrita, sea cual fuere su antigtledad, Posee una estructura ad- mirable. Es mas perfecta que el griego, mas rica que el latin y mds refinada- mente exquisita que ambas. Con ellas tiene una afinidad tal, tanto en lo que se refiere a las raices verbales como por lo que atafle a las formas gramaticales, que no ha podido originarse accidentalmente. Hasta tal punto es fuerte la afini dad. que ningin fildlogo podria examinar las tres lenguas sin pensar que proce- dan de una fuente comin que, acaso, ya no existe. Hay, ademas, una razén se- mejante, aunque no tan concluyente, para suponer que tanto el gético como el céltico, mezelados con otra lengua muy distinta, tienen el mismo origen que el sanscrito. También el antiguo persa podria ser asociado a la misma familia (Wi- liam Jones, 1786, apud Arens, 1969: 221). No hay razones para pensar que estas observaciones, bien poco cientificas, fueran el detonante de este movimiento, especialmente teniendo en cuenta que ya en el siglo XV se habja sefialado la semejanza de esa lengua de la India con el gtiego y el latin, pero sigue siendo una buena descripeién del nticleo de interés de gsta escuela (cuya culminacién son los neograméticos) y un buen ejemplo de o6- mo el triunfo de una hipotesis cientifica debe tanto a su contenido como al am- biente intelectual en el que se formula Los neogramaticos representan, pues, la maduracién del modelo histérico- comparativo del siglo XIX y el verdadero surgimiento de la lingliistica moderna. Saussure, aunque es revolucionario en muchos sentidos y es el artifice de un cam. bio radical en el paradigma cientifico de la linglistica, es realmente un neogramé- tico mas. Los neogramaticos no “inventaron” las leyes fonéticas, ni aportaron ningdn descubrimiento excepcional con respecto a la generacién anterior en lo que respecta a la reconstruccién, pero si formularon la hipotesis que atin hoy se sigue discutiendo: la hipdtesis de la regularidad del cambio fonético 0, para ser més precisos, la hipdtesis de que las leyes fonéticas no tienen excepciones. El 141 El cambio lingiilstico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias llamado “manifiesto neogramético” formula la hipétesis con la radicalidad (y petulancia) esperable en los “jévenes gramaticos”: Solo el que se atiene estrictamente a la ley fonética, pilar fundamental de toda nuestra ciencia, pisa terreno firme en su investigacién. Por el contrario, el que [...] admite excepciones [...] 0 piensa que una transformacién fonética se presenta esporddicamente solo en formas determinadas 0, finalmente, que el mismo sonido, en circunstancias completamente idénticas, ha evolucionado en unas palabras en esta direccién y en otras en direccién distinta [...] incurre ne- cesariamente en subjetivismo y arbitrariedad [...] y, en consecuencia, no debe quejarse si se le opone la fria negativa (Brugmann y Osthoff, 1878, apud Arens, 1969: 457-58). Claro que las leyes fonéticas presentan con frecuencia excepciones; lo que los neogramaticos afirman es que las excepciones siempre son aparentes y se deben 0 bien a que la ley no esta bien formulada (enseguida veremos un célebre ejemplo) 0 bien a que ha intervenido el proceso de analogia, que era el otro pilar de su teoria. La analogia, fendmeno relevante que abordaremos con més detalle en el capi- tulo S (donde analizaremos su estatus de mecanismo de cambio lingtiistico), se suele expresar como una relacién proporcional entre formas lingiiisticas. Conside- remos de nuevo el ejemplo mencionado en 4.1 en relacién con la inflexién vocdli- ca, Velamos que en inglés antiguo la palabra para ‘vaca’ era cu [ku] y la palabra para ‘vacas’ era cy [kii]. En inglés moderno el descendiente de cu es cow, pero el plural de esa forma no es el etimolégico (kine, derivado de cy), sino analégico, segtin el siguiente modelo: A stone — A’ stones B cow — B’ cows Las analogias de este tipo (Ilamadas por ello analogias a cuatro partes) deben leerse asi: B es a B’ como A es a A’. En dicha formulacién se establece que a partir de la forma B se obtiene una forma nueva, B’, sobre la base del modelo ofrecido por la relacién entre A y A’. Lo relevante de la analogia en este momen- to es que introduce una forma lingilistica que rompe la cadena histérica. Por tanto, razonaban los neogramaticos, una excepcién a una ley fonética provocada por la analogia no es tal, puesto que la forma etimolégica ha sido reemplazada por la creacién analdgica. Saussure usé un ejemplo especialmente claro para explicarlo a sus estudiantes al abordar el cambio inesperado del latin antiguo honos al clasi- co honor: A oratorem ~ A’ orator B honorem — B? honor 142 Mecanismos del cambio fonético En este caso la forma nueva (B’) es honor, que segiin las leyes fonéticas, de- beria ser honos. Nétese que en origen el nominativo era honos y el acusativo ho- nosem. Posteriormente hubo un cambio fonético (un rotacismo) que sustituyé la s ntervocalica latina por r. La forma honosem fue sometida al proceso de rotacis- mo general dando honorem, pero la s de honos no debia cambiar, al no ser inter- vocilica. Lo hizo (honor es la palabra que encontramos en latin clasico), pero no como una excepeién a la ley fonética, sino como consecuencia de un proceso analégico, esto es, de la regularizacién de un paradigma. Siguiendo la tendencia habitual en los manuales de lingtiistica histérica, exa- minaremos la cuestién de la regularidad de los cambios fonéticos usando como ciemplo las célebres “leyes de Grimm”. Los primeros comparatistas habian ob- servado que ciertas pautas de diferencia entre lenguas como el latin, el griego, el sanscrito y el gético y otras lenguas germanicas eran muy regulares, de manera gue un sonido determinado en un grupo de lenguas tendia a corresponderse con otros sonidos en las otras. Asi, Rasmus Rask fue el primero que en 1814 formuld lo que después se co- noceria como las leyes de Grimm. Se denominan leyes de Grimm porque este también las descubrié (independientemente) y, aunque su gramatica se publicd més tarde (1816), tuvo mas éxito, al ser mas divulgada y ser Grimm alemén (Rask era danés) y fundador de la filologia germénica. Si volvemos al parrafo de William Jones citado arriba veremos que presenta- ba ciertas dudas sobre el germanico (0 gético) y precisamente Rask y Grimm, entre otros, empezaron a prestar mucha atencién a esas diferencias entre el grupo germanico y las lenguas indocuropeas clisicas y observaron que el sonido recons- truido para cl protoindoeuropeo (PIE) se mantenia en griego y seguia ciertos cambios en el gético (una lengua germénica antigua). Su objetivo era dilucidar mas claramente la relacién entre el germénico y las lenguas clisicas como el grie- go, el latin o el snscrito, ademas de demostrar que el germénico era, en efecto, un grupo indoeuropeo. En términos simplificados y actualizados, las leyes de Grimm dicen lo que te- nemos en |, 1. Leyes de Grimm: a) El sonido oclusivo sordo en PIE se hace fricativo sordo en gotico. b) El sonido oclusivo sonoro en PIE se hace oclusivo sordo en gético. ¢) El sonido aspirado sonoro en PIE se hace oclusivo 0 fricativo sonoro en gotico (segiin el contexto en que aparezca). Veamos algunos ejemplos, tomados de Hock y Joseph (1996: 115), en los que se emplean las tres lenguas clisicas indocuropeas y dos lenguas germanicas, el gotico y el antiguo inglés: 143 El cambio lingiiistico. Sus cambios, mecanismos. y consecuencias 2. Griego Latin Sanscrito Gotico Antiguo inglés Glosa a) patér pater pita fadar — faeder “padre? treis tres trayas.—Oreis-— Ori “tres? b) déka — decem dasa —taihum _teon ‘diez? ©) phéro fero— bharami baira — beoru “Ilevo’ Notese que en 2c observamos que también el griego y el latin han cambiado con respecto al snscrito en no presentar un sonido aspirado sonoro, pero las dife- rencias en las lenguas germénicas son més claras. Seguin Rask y Grimm las leyes de 1, que solo se denominaron como tales mas tarde, eran relevantes porque son muy regulares y afectan a cientos de palabras, esto es, pricticamente a todos los sonidos oclusivos. Sin embargo, estos pioneros no crefan atin en Ia hipstesis de la regularidad, ya que no era dificil encontrar excepciones a esos procesos. Ademis, tampoco creian que esas leyes se aplicaran a todas las palabras, como postularan los neogramati- cos. Por ejemplo, una correspondencia entre el latin dies y el inglés day (sin en- sordecimiento del sonido dental inicial) parecia indicar que la mutacién conso- nantica_no se habia operado totalmente. En 3 podemos ver algunos contraejemplos tipicos (también tomados de Hock y Joseph): 3. Latin Antiguo inglés Glosa captus —haeft ‘prisionero? piscis —_fise ‘pez’ spuo——spiwan ‘vomitar’ sto standan ‘estar de pie” En 3 observamos que en antiguo inglés no se han aplicado todos los cambios esperables respecto del latin segiin la primera ley de Grimm. Tienen interés espe- cial los casos de captus y piscis [‘piskis], ya que en ellos vemos que en antiguo inglés se ha aplicado la ley de Grimm a [k]y a [p] iniciales, pero no a los sonidos oclusivos marcados en negrita. Los sonidos oclusivos iniciales se han hecho frica- tivos ({h] y [f] respectivamente), pero [t] en haeft y [k] en pisc permanecen igual. Podria suponerse quizé que la ley solo se aplica una sola vez por palabra (como si los hablantes del antiguo inglés se ‘saturaran’ de aplicar el cambio), pero lo cierto €5 que eso no sucede asi habitualmente (un cambio se aplica a todos los sonidos relevantes de una palabra y no solo a uno de ellos) y, ademas, los otros dos ejem- plos (spiwam y standan) muestran que [p] y [t], que no estin precedidos por otros sonidos oclusivos que hayan cambiado, tampoco se fricativizan, lo que invalida el argumento. Notese que tampoco se puede alegar que términos como haeft 0 pisc son préstamos posteriores, puesto que en ellos esta presente (aunque de manera 144 Mecanismos del cambio fonético completa) el cambio descrito por la ley de Grimm. Las excepciones parecian ser aleatorias. Para complicar mas las cosas, habia otras palabras en las que si se operaban cambios, pero con resultados distintos a los predichos por la ley de Grimm: asi, en siertas palabras, como las que tenemos en 4a, los sonidos oclusivos sordos proto- ndocuropeos, en vez de hacerse fricativos sordos, se hacian oclusivos sonoros, esto €, se sonorizaban, tal y como se observa comparando en 4a los sonidos en negrita del latin y el sdnscrito con los equivalentes del gético y del antiguo inglés: 4 Latin Sanerito — Gético Antiguo inglés Glosa a) pater pité fadar facder ‘padre’ mater — maté modor ‘madre’ b) frater bhrita — broBar boar ‘hermano’ Notese la diferencia entre los sonidos oclusivos iniciales de los ejemplos de 42 y los seflalados en negrita: los primeros siguen la ley de Grimm, y de hecho son los ejemplos clasicos de la aplicacién de la ley, tal y como hemos visto en 2a, pero los segundos no lo hacen. No se puede alegar que son casos especiales porque, por ejemplo, designan a parientes cercanos, ya que la palabra de 4b pertenece al mismo paradigma y si presenta la fricativizacién sorda, de manera regular. De hecho, estos términos familiares tenian especial relevancia en la reconstruccién por ser, en el mbito de las lenguas indocuropeas, tipicamente resistentes al préstamo. Mas adelante, ya en tiempo de los neogramaticos, se empezé a descubrir que ‘as aparentes excepciones no lo eran en realidad. Uno de los esfuerzos que impul- 86 la hipétesis de la regularidad fue el examen més minucioso de las fuentes y un mayor rigor filologico en la datacién de los textos, Asi se descubrié que la corres- pondencia del tipo de dies/day que hemos mencionado era realmente accidental (esto es, que no son términos cognados). El verdadero cognado del dies latino en nglés no es day, que es una adicién posterior, sino, en diltima instancia, el primer elemento de la palabra tuesday ‘jueves’. Partiendo de un protoindoeuropeo *dy(eju, dies es la derivacién latina normal y también lo es la ¢ de mesday, tal y como predice la ley de Grimm (vedse Hock y Joseph, 1996: 119). Por otra parte (como también seftalan estos autores), se descubrié que muchas aparentes excep- ciones eran realmente préstamos. Por ejemplo, en latin tenemos la palabra pondus “peso” que se parece en su pronunciacién a la palabra inglesa pound ‘libra’. Ob- viamente, si las dos derivaban de una raiz protoindocuropea, entonces el término inglés no cumplia la ley de Grimm (por doble partida, ya que ni la oclusiva sorda ni I sonora habrian cambiado). Sin embargo, lo que sucede es que el inglés pound es un préstamo muy temprano del latin en el tronco germanico, que se remonta a la época en la que los romanos empezaron a invadir los tertitorios ger- 145 El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias manicos, exactamente igual que el inglés actual street (del latin strata, “camino empedrado”). Esos términos se introdujeron en el tronco germénico una ve que habia pasado el tiempo de accién de la ley fonética, al igual que hemos visto que sucede con cultismos del espaiiol que preservan la f- inicial perdida en castellano, El progresivo reconocimiento de los ertotes y los préstamos antiguos contri- buy6 a reforzar la idea de que los procesos descritos por Rask y Grimm eran realmente leyes. Mas tarde se descubrié también que excepciones recalcitrantes, como las que hemos visto en 3, no eran realmente aleatorias, sino que eran ellas mismas regulares y, por tanto, parte de la propia ley. Asi, en 1862 Lottner observe que los sonidos oclusivos sordos sin cambiar de los ejemplos de 3 siempre apare- cen detras de un sonido fricativo sordo, bien sea indoeuropeo, como en standan, bien sea germénico (precisamente como resultado de la ley de Grimm), como en haeft (de pt). Por tanto, bastaba una simple correccién de la primera ley de Grimm especificando que los sonidos oclusivos sordos estin exentos del cambio si apare- cen después de uno fricativo sordo, germénico u original. Pero atin quedaban los ejemplos del tipo de los de 4, que no eran tan ficiles de explicar sin cambiar drasticamente la formulacién de la ley. De hecho, la solu- cién no aparecié hasta 1877, cuando el lingilista danés Karl Verner encontré la manera de tratar esos casos como instancias regulares de cambio. La solucién fue mas complicada porque no se podia arreglar cambiando 0 adaptando las leyes de Grimm, sino que habia que formular otra ley regular independiente y hasta enton- ces desconocida (oculta). Ademis, la formulacién de la nueva ley requeria de la especificacién de condiciones que no se podian encontrar si no se consideraba, ademds de las lenguas germénicas en las que aparecian esos sonidos sonoros ex. cepcionales, la propia evolucién de otras lenguas, especialmente del griego y del sdnscrito. Y ademas Verner tuvo que recurrir a otro factor que aparentemente no tenia nada que ver con la sonoridad, como era la posicin del acento en las fuen- tes indoeuropeas, Una vez que se juntaron todos esos factores resulté una solu. cin tan limpia y clara que merecié el nombre de ley de Verner, y asi se sigue conociendo en nuestros dias. La ley de Verner es la siguiente: Los sonidos fricativos protogermanicos (incluyendo /s/) se hacen sonoros si se dan las siguientes tres condiciones: que no sean iniciales, que lo que los preceda y anteceda sea sonoto, y que el acento en PIE no esté en la silaba in. mediatamente precedente. (Adaptada de Hock y Joseph, 1996: 121). Como vemos, la ley de Verner describe un cambio regular de sonorizacién de los sonidos fricativos que se produjo de manera posterior a la aplicacién de la ley de Grimm (ya que afecta a los sonidos fricativos derivados de la aplicacién de la misma) y anterior al cambio acentual. La formulacién de esta ley requirié, pues, del descubrimiento de que posteriormente a su aplicacién se habia producido otro 146 Mecanismos del cambio fonético cambio: el acento se habia desplazado a Ia silaba radical de la palabra, que nor- malmente era la primera. Fue este cambio el que habia oscurecido la condicién acentual de la ley Verner y la habfa hecho tan dificil de reconocer. Asi pues, para explicar cémo, por ejemplo, faeder en antiguo inglés presenta un sonido oclusivo sonoro [d] y no un sonido fricativo sordo [8] (que es lo que deberia tener como evolucién regular de la [t] original, segan la primera ley de Grimm), mientras gue un término de la misma familia léxica, bro@or, si presenta el sonido fricativo esperado (cfr. el latin frarer), sin admitir que era una excepcién aleatoria, habia que asumir que se habian producido tres cambios fonéticos regulares: la ley de Grimm (LG), la ley de Verner (LV) y la modificacién acentual (MA). En el si- iente cuadro se muestra la evolucion paralela de esas dos palabras del inglés antiguo (IA): CUADRO 4.3 Aplicacién de LG > LV > MA ‘padre’ ‘hermano’ PIE patér bhrater LG fa0ér brdder Lv fadér inaplicable MA fader bré@er IA faeder brédor Como puede apreciarse en el cuadro 4.3 las formas obtenidas en inglés anti- guo son las correctas. Asi, la palabra patér del PIE primero sufre de manera regu- lar el cambio descrito por la primera ley de Grimm [t] > [6] (y deja de ser una excepcién) y después refleja el cambio descrito por la ley de Verner (el sonido fricativo sordo se sonoriza al no ser inicial, estar flanqueado por vocales y no estar el acento en la silaba precedente, segtin el preciso contexto fonético recogi- do en el enunciado de la ley) y después refleja el cambio de acento a la primera silaba. Por su parte, la palabra del PIE bhrdter igualmente refleja en primer lugar la accion de la ley de Grimm (se hace fricativo el sonido oclusivo sordo [f]). Pero no es objeto de la ley de Verner, ya que incumple una de las condiciones contex- tuales, al llevar el acento en la silaba anterior al sonido fricativo sordo, ni refleja el cambio acentual, al ser ya una palabra acentuada en la silaba radical. Por tanto, faeder, a pesar de las apariencias, no es una excepcién, sino una confirmacion de la ley. 147 El cambio lingtiistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias Su aparente excepcionalidad solo se debfa al enmascaramiento producido por un cambio posterior que no se aplica a brééor por la diferente posicién original del acento, lo que contribuye a oscurecer el proceso y hacerlo parecer una tenden- cia y no una ley. Nétese ademas que solo el orden de los cambios LG > LV > MA representado en el cuadro 4.3 proporciona el resultado correcto, esto es, las for mas realmente atestiguadas en inglés antiguo. En el cuadro 4.4 se representa una cronologia relativa distinta, como si se hubiera aplicado primero el cambio descri- to por LV, después la ley de Grimm, que convertiria los oclusivos en fricativos y después la modificacién acentual. El resultado seria correcto para bré@or, pero no para fa @er (una forma incorrecta, marcada como *): CUADRO 4.4 Aplicacién de LV > LG > MA ‘padre’ ‘hermano’ PIE patér bhrater LV inaplicable inaplicable LG fader broeer MA faGer broeer IA “faeOer bré8or Y lo mismo sucede, como se muestra el siguiente cuadro, si se aplica la modificacién acentual antes de la ley de Verner, ya que esta no es aplicable, lo que impediria la sonorizacién de [6] en fé6er, dando de nuevo la forma inco- rrecta: CUADRO 4.5 Aplicacién de MA > LG > LV ‘padre" ‘hermano’ PIE patér bhrater MA pater bhrater LG f80er bréeer LV inaplicable inaplicable 1A *facder brédor 148 Mecanismos del cambio fonético Es relevante observar que no solo se han eliminado las (aparentes) excepcio- nes que antes tenian las leyes de Grimm, sino que ademas se ha establecido indi- rectamente una cronologia relativa de los cambios, aunque no tengamos una in- formacién sobre la cronologia real, esto es, sobre en qué momentos histéricos concretos tuvieron lugar dichos cambios. La formulacion de la ley de Verner tuvo un profunda influencia en Ia lingiiis- -a historica, fundamentalmente por dos razones: primero, porque ponia de mani- 10 que habia que hacer un andlisis fonético muy minucioso, ya que factores como el acento o la cantidad vocalica podian tener influencias insospechadas en ‘os procesos de cambio fonético, y segundo, y de manera mas relevante, porque sirvié de argumento contundente a favor de la hipdtesis de los neogramaticos sobre la regularidad de los cambios fonéticos. Pero la hipdtesis de la regularidad encontré desde su formulacién objeciones gue en algunos ambitos Ilegan hasta nuestros dias. No es este el momento de ha- cer una revision detallada de esta controversia (el lector encontrara un largo in- forme al respecto en Labov 1994), aunque si le prestaremos atencién para mostrar gue el mecanismo esencial del cambio fonético es el “cambio neogramatico”, cuya base esta en el reanilisis tal y como lo hemos presentado en el subapartado anterior usando el modelo de Ohala. La oposicién esencial a los neogramaticos procedia de los estudios dialectales y de geografia lingiiistica y afirmaba que, frente a la vision neogramatica de que un sonido cambiaba bruscamente dentro de una lengua (esto es, que si, por ejem- plo, kt cambiaba a it lo hacia en todas las instancias de ér en tal lengua), en reali- dad los cambios se difundian por el léxico gradualmente, de manera que primero cambiaba una palabra que Ilevaba la secuencia kt y después, esa palabra efectuaba una presién analgica sobre el resto, que posteriormente iban cambiando. A esta hipotesis se la denomin6 hipdresis de la difusién léxica y se cifta en la maxima de que “cada palabra tiene su propia historia”. En términos mas modernos, diriamos que la hipétesis neogramatica sostiene gue lo que cambian son los fonemas y las reglas fonolégicas (y, por tanto, lo hacen en todas las palabras a la vez), mientras que la hipotesis de la difusién léxica sostiene que lo que cambian son las palabras. Por ponerlo en términos de quien mas profundamente ha contribuido a la discusién, la pregunta es: “;hace evolucionar el cambio fénico una tnica palabra en cierto momento o cambia fonemas en conjunto?” (Labov 1994: 769). Nétese que para los efectos de nuestra discusién, centrada en el mecanismo del cambio, es hasta cierto punto irrelevante cémo se difunden los cambios (si lo hacen bruscamente o si lo hacen gradualmente), ya que ambos casos se pueden explicar como procesos de reandlisis segiin los mecanismos expuestos en 3.2.3. Sin embargo, ya sabemos que un cambio lingitistico no es tal si la innovacién o variacién no se difunde sobre un conjunto suficiente de hablantes. La controver- 149 El cambio lingiitstico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias sia en este caso parece haberse resuelto a favor de los neogramaticos, en el sen- tido de que, aunque es cierto que existen evidencias de que ciertos cambios fo- néticos se implementan segiin el modelo de la difusion léxica, ello no implica que no existan cambios neogramaticos (esto es, regulares y bruscos) y que, de hecho, estos sean los mas frecuentes y significativos. La conclusidn del largo, detallado y equilibrado informe de Labov es clara al respect No hay pruebas aqui de que la difusién Iéxica sea el mecanismo funda- mental del cambio fonético. Aunque algunas palabras pueden tener su propia historia, no toda palabra tiene su propia historia (Labov, 1994: 766). Esta conclusion es relevante pues procede de quien mas vigorosamente ha empleado la estrategia adecuada para dirimir la cuestion: el estudio del cambio en marcha, Notese que vistos en retrospectiva, cuando los cambios fonéticos ya se han completado, tenemos evidencia muy indirecta (y en general no conclusiva) sobre si se implementaron gradualmente o si lo hicieron de manera repentina, tanto en los propios hablantes como en el Iéxico sujeto a las condiciones de los cambios en cuestién. El andlisis de los cambios fonéticos mientras se estan pro- duciendo es la estrategia de investigacién que mejor puede determinar si, como predecian los neogramaticos (y ha comprobado Ohala), los cambios en un sonido son esencialmente consecuencia del contexto fonético, esto es, son cambios foné- ticamente condicionados que implican en realidad un cambio en una regla fono- logica y, por tanto, se producen de forma abrupta (en los hablantes y en el Iéxico de una lengua). La propuesta de Labov (cn un influyente articulo de 1981 titulado significa- tivamente “Resolviendo la controversia neogramatica”) es que en realidad exis- ten los dos tipos de cambios fonéticos: los “cambios neogramaticos” y los “cambios léxicos”. De hecho, la cuestién abierta —atin hoy— es si, en realidad, existen los dos tipos 0 solo el tipo “neogramatico”. Dado que nadie plantea que todos los cambios sean del tipo “léxico”, podria decirse que, mas de cien afios después, los neogramaticos han ganado la partida. Sin embargo, queda por resolver por qué existirian esos dos tipos de (difusién de los) cambios y qué implicaciones tiene ese hecho. No parece que haya respues- tas definitivas al respecto, pero es interesante considerar que los intentos por ex- plicar la existencia de cambios “Iéxicos” recuerdan los esfuerzos desarrollados por los neograméticos por mostrar que las excepciones a la hipdtesis de la regula- ridad eran aparentes y no verdaderas. Veamos en qué medida se puede reducir el ambito de la excepcionalidad e irregularidad en este dominio. Para ello, consideremos, siguiendo a Labov (1981), qué condiciones se dan en cada uno de los tipos de difusién del cambio fonético (véase cuadro 4.6). 150 Mecanismos del cambio fonético La primera propiedad, el cardcter discreto, merece un comentario, Los neo- graméticos asumian que todo cambio fonético es gradual, pero en realidad, por razones puramente fisicas, eso es imposible. Asi, un cambio en la abertura de un sonido 0 en el punto de articulacién puede ser gradual, pero no un cambio, por ejemplo, en la sonoridad o en a obstruccién, puesto que un sonido tiene que ser sordo © sonoro, oclusivo o no oclusivo. Confrontados con este hecho, probable- mente los neogramaticos hubieran dicho que ser referian a que el cambio es tipi- camente sutil e imperceptible, y no tanto a que se deba distinguir entre una modi- ficacién de un parimetro de un sonido y a la sustitucién de uno por otro, como pareceria ser el caso de un cambio no discreto. Lo relevante para los neogram cos no era tanto si el cambio se puede categorizar como discreto 0 continuo en términos aciisticos, sino si es producto de la influencia de unos sonidos sobre otros. A eso se reficre precisamente el parametro de condicionamiento Sonético que aparece en el cuadro. Nétese que el cambio “Iéxico” es (aparentemente) inde- pendiente del condicionamiento fonético, frente al cambio “neogramatico”. La situacion contraria se da respecto del condicionamiento gramatical. Ahi observa- mos que los cambios “Iéxicos” presentan frecuentemente ese condicionamiento, a diferencia de los cambios “neogramaticos”. Esto, como en seguida veremos, es muy relevante. Ademas, de manera esperable, los cambios “Iéxicos” son irregula- res (tienen poca predictibilidad y presentan excepciones Iéxicas), lo que sugicre difusion léxica (gradual), mientras que los cambios “neogramaticos” son regula- res (son predecibles y no tienen excepciones), sintoma de que no proceden por difusién léxica. CUADRO 4.6 Dos tipos de cambios fonéticos (adaptado de Labov, 1981) “Cambio léxico “Cambio neogramatico" Discreto si no Condicionamiento fonético poco mucho Excepeiones léxicas si no Condicionamiento gramatical si no Predictibilidad no si Difuusign léxica si no La clave de (al menos parte de) la respuesta esti en la relacién complementa- ria entre el condicionamiento gramatical y el condicionamiento fonético, Seguin la hipotesis defendida por Paul Kipatsky (1988), el hecho de que los llamados cam- 151 El cambio lingiiistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias bios “léxicos” presenten irregularidad fonética (en el sentido de que un sonido cambia en una palabra pero no en otra en la que aparece en el mismo contexto fénico) se deberia a que los cambios “léxicos” serian consecuencia de cambios en un tipo especial de reglas fonoldgicas, las reglas Iéxicas. Por ponerlo en palabras del propio autor: Saco la conclusién, por tanto, de que Ia existencia de los dos tipos de cam- bio fonico, la difusién Iéxica y el cambio “neogramético”, es consecuencia de la existencia de dos tipos de reglas fonolégicas, reglas léxicas y reglas postléxicas (Kiparsky, 1988: 463). Para comprender la relevancia en este contexto de la existencia de esos tipos de reglas fonoldgicas, es preciso tener en cuenta que en fonologia generativa las palabras tienen una representacién fonolégica subyacente (representada como una cadena de fonemas) que luego cs modificada por una serie de reglas fonologicas que generan una forma fonética (representada como una cadena de sonidos 0 ald- fonos), que a su vez, seria un conjunto de instrucciones para los rganos fonado- res. Consideremos el esquema de la figura 4.8, en el que se presenta la estructura general del conocimiento fonolégico y un ejemplo paralelo del espaitol para la palabra bobo: Representacién fonolégica Mobo! Reglas Ibi > [B]/ V_V fonologicas ae ¥ Representacién fonética [ [‘boBo] | Figura 4.8. Estructura del componente fonolégico y ejemplo del espafiol. En lugar de asumir que el hablante del espafiol tiene memorizado el signiti- cante [’boBo] para la palabra bobo (con el segundo fonema /b/ realizado como no oclusivo), es mas razonable suponer que conoce la regla de que todo fonema /b 152 Mecanismos del cambio fonético entre vocales (simplificando) se realiza normalmente como aproximante o fricati- vo, y no como oclusivo (tal y como se representa en la figura superior). Notese que en caso contrario no podriamos explicar que leyendo palabras inventadas, como por ejemplo bubi, los hablantes sistematicamente pronuncien [buBi] y no [bubi], cuando no han podido en ese caso acceder a la representacién fonética memorizada, al no existir por definicién. Las reglas fonolégicas son parte del conocimiento fonolégico del hablante y, de acuerdo con lo que hemos visto, son cambios en las reglas los que explicarian la regularidad de los cambios fonéticos tipicos. No es casualidad entonces que las Ilamadas “leyes fonéticas” habitual- mente tengan expresién de un preciso condicionamiento fonético, como hemos visto en los ejemplos de las leyes de Grimm y Verner. La distincién entre dos tipos de reglas fonoldgicas, las léxicas y las postléxi- cas, que menciona Kiparsky es consecuencia del desarrollo de la llamada fonolo- gia léxica, esto es, el estudio de las reglas fonolégicas (0 morfonolégicas, segin la expresién mas tradicional) que son sensibles a la estructura morfoldgica interna de la palabra. La intuicién subyacente es que hay ciertas reglas fonolégicas que afectan a las palabras, por asi decirlo, antes de que se combinen en la sintaxis, mientras que las reglas postléxicas serian las reglas fonolégicas que se aplican a las cadenas de palabras una vez construidas sintacticamente y para las que las fronteras morfoldgicas y léxicas son irrelevantes. Consideremos, por ejemplo, la regla que determina la articulacién de /n/ en espafiol en posici6n final de silaba. E] fonema /n/ en espafiol tiene distintos alé- fonos en funcién del punto de articulacién del sonido consonantico siguiente, de manera que /n/ es dental en la secuencia andar, labial en enfermo o palatal en ancho. Esta regla es postléxica en el sentido de que se aplica tanto si la secuen- cia en cuestién (por ejemplo nd) se produce dentro de una palabra (como en condado) como si se produce entre dos palabras distintas (como en la secuencia con dado, indistinguible de la anterior en la pronunciacién). Sin embargo, si consi- deramos una palabra en espafiol como presidente y observamos como se comporta en procesos derivativos como presidencia o presidencial, observamos que la se- cuencia nr de la base (presidente) ha pasado a ne ({n@] en la norma del espafiol central), de manera que tenemos una alternancia sincrénica obligatoria de la forma presidential > presidencial (que encontramos siempre que se da la misma estructura derivativa, como en las secuencias regente > regencia, residente > re- sidencia, demente > demencia, dependiente > dependencia, etc.), Pero notese que la regla del tipo de /t/ > /@/ no se limita a un contexto fonético para su apli- cacién, sino que exige que se trate de un determinado tipo de proceso derivativo. Asi, aunque esta palabra en origen es similar, no se aplica a manantial, ni a an- tiamericano, ni a secuencias “postléxicas” de idéntico contexto fonético, como la frase con tiara, etc.). La regla que determina la realizacién de /n/ en final de silaba es una regla fonolégica postléxica, mientras que la regla que determina la 153 El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias realizacién de la /t/ de presidente en presidencia o presidencial es una regla fonolégica léxica. La generalizacion interesante es entonces que, por lo general, el cambio foné- tico es un cambio en una regla fonoldgica como producto de un reandlisis (por hipercorreccién 0 por hipocorreccién). Cuando la regla fonoldgica que cambia es “postléxica”, entonces estamos ante un cambio “neogramatico” (esto es, regular, simulténeo y condicionado fonéticamente). Cuando la regla que cambia es una regla fonolégica “Iéxica”, entonces tendriamos un cambio fonético “Iéxico” (esto es, menos general, condicionado morfoldgicamente, ms sujeto a excepciones y mas susceptible de expandirse por extensin analégica). Es bien cierto que esto no explica todos los Ilamados cambios “Iéxicos” descritos en la abundante biblio- grafia (descrita con detalle en Labov 1994), pero si nos sitiia en una perspectiva que nos resultara familiar después de haber revisado la historia de la nocion de ley fonética: que ante las aparentes excepciones es siempre mas productivo intentar buscar explicaciones subyacentes. En el caso de los cambios “léxicos” o irregula- res, es muy posible que existan sutiles condicionamientos gramaticales 0 morfo- logicos que, de no ser detectados, nos Heven a la sensacién de que el cambio es irregular y caprichoso, algo que a partir de la discusién anterior deberfamos con- siderar, por defecto, como excepcional. 4.4, Reanilisis y reglas fonolégicas: el cambio fonolégico En una interesante reflexién Hale (2012) plantea que aunque parece claro que tanto la hipdtesis neogramatica como la hipétesis foneticista de Ohala son esen- cialmente correctas, atin queda por explicar cémo se sigue la una de la otra, esto es, atin queda por determinar si la concepcién de los cambios fonéticos de Ohala explica la regularidad de los mismos. Hale coneluye su reflexion afirmando que tnicamente apelando al papel de la fonologia (la estructura subyacente de los sonidos de las lenguas) se podrian unificar ambas hipétesis. Y acabamos de ver que, en efecto, Hale parece tener razn. El mecanismo del cambio (el reanalisis) no explica en si mismo la regularidad de los cambios, salvo si tenemos en cuenta que el reandlisis no es estrictamente fonético, sino fonologi- co. Cuando el oyente reanaliza una secuencia fonética lo que esti haciendo es cambiar la estructura fonolégica que subyace a esa secuencia, exactamente igual que sucede, como vimos, con el reanalisis sintactico en nuestro ejemplo de arra- dio (recordemos que la secuencia unarradio en realidad no es modificada por el hablante, sino solamente su estructura subyacente, de una/radio a un/arradio). Asi, pues, como hemos visto en el apartado anterior, en realidad los cambios fo- néticos son el resultado de cambios en las reglas fonolégicas que regulan la rela- cidn entre los fonemas que forman la representacién subyacente y los aléfonos 154 Mecanismos del cambio fonético que los realizan en el habla. Todo cambio fonético implica, en realidad, un cam- bio fonoldgico. O en términos mas precisos, los cambios fonéticos son en realidad cambios fonoldgicos. Podria argumentarse, por el contrario, que los cambios fonéticos no condicio- nados, esto es, los cambios que suceden en todas las instancias de un sonido, in- dependientemente del contexto en el que aparecen (sea por contacto lingtlistico o cualquier otro factor), no tienen efectos en los sistemas fonologicos. Por ejemplo, sien un dialecto de una lengua se sustituye una s apicoalveolar por una s dorsal, entonces siempre que aparezca una s sera dorsal, lo que no afectaria al elenco de fonemas ni a su organizacién (sus oposiciones internas). En efecto, desde una perspectiva tradicional de la fonologia, en tal caso no estariamos ante un cambio en el sistema fonoldgico, ya que el sistema fonolégico, en dicha concepeién, solo consta de oposiciones fonoldgicas, que no habrian cambiado. Asi, si el cambio no da lugar a nuevas oposiciones fonoldgicas 0 no cambia ninguna de las existentes, no hay tal cambio en el sistema. No obstante, atin podriamos decir que ha habido un proceso de refonologiza- cion (una reorganizacién del sistema fonolégico consistente en cambios en algu- nos aldfonos de ciertos fonemas). Ademas, por lo general, los cambios no condi- cionados suelen afectar el sistema fonoldgico incluso en sentido tradicional. Por ejemplo, en el espafiol actual se ha perdido el sonido labial sonoro [v] realizacién del fonema /v/, lo que ha hecho que se amplie la distribucién del fonema /b/ a su costa, de manera que la pérdida de un aléfono implica que se hayan “fundido” dos fonemas y la lengua ha perdido uno. Lo mismo sucede en los dialectos en los que se pierde la aspiracién de h inicial: al desaparecer el sonido, desaparece también el fonema y todas las oposiciones en las que entraba. En todo caso, la fuente habitual de cambios fonolégicos son los cambios foné- ticos condicionados, esto es, cuando un cambio fonético afecta a algin aléfono de un fonema y después ese al6fono se convierte a su vez en un fonema propio. Un ejemplo tipico en muchas lenguas es el cambio fénico producido por asimilacién del sonido velar oclusivo sordo [k] a la vocal siguiente. Por ejemplo, en el inglés primitivo (ejemplo tomado de Trask 1996: 78) habia un fonema /k/ que tenia dos aldfonos: una versin posterior ante vocal posterior y una version mas anterior ante vocal anterior, exactamente igual que en espafiol actual los sonidos oclusivos de las secuencias [ke] y [ku] tienen normalmente distinto punto de articulacién. En el inglés primitivo, como en las lenguas romances, el sonido [k] ante voca- les anteriores 0 ante el diptongo [ea] y [eo] se palatalizé como un sonido aftica- do [tJ]. En principio, eso solo significa que el fonema /k/ tenia dos alomorfos, segtin el contexto fonico. Pero mas adelante, como se muestra en el cuadro si- guiente, el primer elemento de los diptongos /ea/ y /eo/ se perdié por un cambio fonético independiente, por lo que el sonido afticado, que solo aparecia ante voca- 155 El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias les anteriores, empez6 a aparecer también ante vocales posteriores, facilitando Is oposicién entre /k/ y Al/ y, por tanto, el surgimiento de un nuevo foneme. CUADRO 4.7 Particion de /k/ en inglés antiguo (de Trask, 1996: 78) ‘gato’ (cat) ‘barcia’ (chaff) ‘barba’ (chin) : Peat} Ikeaff] [kin] Hetad | ‘katt! Ikeatt! Jkinn/ . [katt] [Weatr] [Winn] eae katt’ ikeati/ ikinn/ [katt] [Wart] [Jinn] Estado III Jatt! ‘Safty ‘jinn! _- + 0 in ha reanalizado el aléfono [tf] como realizacin directa del nuevo fonema /t//. A estos procesos, por razones obvias, se os denomina particiones fonologi- as, que es el proceso contrario a la fusion. Mas concretamente, a este fenémeno reflejado simplificadamente en el cuadro de 4.7, se le llama particién secundaria, denominacién que sugiere que también hay procesos de particién primaria. En efecto, tal es el caso. Se habla de particién primaria cuando un fonema se divide, en el sentido de due parte de sus aléfonos se reanalizan como realizacién de un fonema diferente al original. La diferencia con respecto al caso anteri En un momento dado, un cambio fonético Hlevé a la sonorizacion de Is] intervoca- lica ([s] > [z)). Este cambio asimilatorio es muy comiin y tiene como consecuen- cia que se amplia el nimero de aléfonos de /s/, 156 Mecanismos del cambio fonético En un momento posterior, otra ley fonética convirtié todos los sonidos [7] en [el Al suceder eso, los sonidos [r] intervocdlicos se identificaron con los que ya existian en la lengua y no procedian de [s]. Una representacién esquematica de ambos procesos de particién puede permi- tir apreciar mejor la diferencia entre ellos: A. Particién primaria (latin) /s/ is! itl €————_»>4i B. Particion secundaria (antiguo inglés) iki Mi As Figura 4.9. Representacién esquematica de los procesos de particién fonolégica, El esquema A muestra como el rotacismo latino no genera un nuevo fonema, sino que implica la identificacién de algunos de sus aldfonos con los del fonema ©, mientras que en B se observa la creacion de un nuevo fonema al deshacerse la distribucién complementaria entre los antiguos aléfonos del fonema /k/. Hasta ahora hemos asumido que los cambios se inician en el plano fonético y que, al consistir en reandlisis de reglas fonoldgicas (0 en su creacién o elimina- 187 El cambio lingitistico, Sus cambios, mecanismos y consecuencias cidn), tienen siempre consecuencias en el sistema fonolégico de las lenguas. La tradicién de la fonologia estructural (basada esencialmente en Trubetzkoy, 1939) ha propuesto que algunos cambios fonéticos podrian tener una causa estructural, esto es, fonoldgica. Hemos discutido brevemente este asunto en el capitulo 2, dedicado precisamente a analizar las posibles causas de los cambios lingiiisticos en relacién con la “presién” del sistema para “rellenar casillas”. Como alli con- cluimos, son varias las dificultades empiticas y teéricas para aceptar tal explica- cidn. Sin embargo, es interesante que consideremos ahora en ese contexto un fenémeno de cambio fonético que ha sido especialmente vinculado a las causas estructurales de los cambios fonéticos, como es el caso de los llamados cambios cionadas, pero si veremos que se trata de un fenémeno que muestra que, aunque el sistema fonolégico no puede causar cambios fonéticos, si puede restringir y canalizar el flujo de ciertos cambios, Ello es, sin duda, consecuencia de la propia estructura del conocimiento fonoldgico de los hablantes. Por una parte, por supuesto, los cambios fonéticos estan restringidos por lo que Podemos hacer con la lengua, los labios y otros érganos vocales Y por nuestra ca- pacidad para discriminar diferencias actisticas. No encontraremos sonidos impro- nunciables ni contrastes fonicos inaudibles, aunque al oido no entrenado a veces se lo parezca. Ademis de esos factores fisiolégicos, también la forma en que la mente Por ejemplo, el nimero de fonemas, aunque variado en las lenguas del mun- do, est claramente condicionado en este sentido. Imaginemos una lengua con dos voeales y dos consonantes. Ain tendriamos decenas de silabas diferentes, pero Para formar un lexicén de treinta o Cuarenta mil palabras estas tendrian que ser cnormemente largas y, por tanto, dificiles de recordar y de distinguir entre si. Otra constriccién fonolégica consiste en la Preferencia por sistemas en los que los sonidos no son muy diferentes entre si, sino que se organizan en grupos que comparten parte de sus rasgos fonéticos. Los fonetistas han denominado a este fenémeno como el de la “economia gestual”, en el sentido de que la produc- cién de un sonido es al fin y al cabo algo muy parecido a hacer un gesto. Asi, si ciemplo para hacer [p]), es muy probable que tenga también [b] y [m]. ¥ si una lengua tiene [p], [b] y [m] y ademés tiene [t], es muy probable que también tenga [a] y In}. Notese que estos dos “haces” de sonidos tienen una organizacién pro- Porcional; también tenemos la serie de gestos semejantes {1}, [p], la serie {d], [b] ¥ la serie [n], [m), segiin el conocido esquema de correlaciones planteado por Trubetzkoy: Mecanismos del cambio fonético P t a b ——— m d —————n Figura 4.10. Correlaciones fonolégicas (6rdenes labial y dental). Los sonidos de una lengua estan organizados fonolégicamente y cuando cam- bian ejercen una presién en esos principios de organizaciGn que algunos autores interpretan como cambios en cadena (Martinet, 1955 es todavia la obra de refe- rencia en ese ambito). Consideremos un ejemplo que ya no es familiar, la mutacién consondntica germénica descrita en las leyes de Grimm. Si consideramos los cambios descritos por las leyes de Grimm y los disponemos de la manera que se presenta en la figu- ra 4.11, estaremos en mejor disposicién de apreciar la estructura fonolégica sub- yacente al proceso de cambio: Fricativo sordo Oclusivo sordo Oclusivo sonoro Oclusivo aspirado sonoro Figura 4.11. Las leyes de Grimm como cambios en cadena. Una posible interpretacién, siguiendo el espiritu de las tempranas observacio- nes de Grimm o Rask, es que los sonidos oclusivos sordos se fricativizaron (en realidad, primero se hicieron aspirados, luego africados y, por fin, fricativos), lo que estaria representado por Ia flecha vertical 1. Una vez que hubiera sucedido esto, la ‘posicién’ de los fonemas oclusivos sordos habria quedado vacia, por lo que los fonemas oclusivos sonoros podrian empezar a ocupar ese espacio estruc- tural (flecha vertical 2), lo que a su vez dejaria vacante ese hueco, que podria ser 159 El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias Tepoblado por los fonemas oclusivos sonoros aspirados al perder la aspiracién, A esta cadena, como en los automéviles de traccién delantera, se la suele Llarmar cadena de traccién, en el sentido de que, por asi decirlo, los huecos estructurales “iran” de la cadena, frente a las llamadas cadenas dle propulsién, en la que unos clementos “empujan” a otros. Segiin la lectura de propulsién, el cambio inicial habria sido el de 3 (pérdida de la aspiracién), luego el de 2 (cnsordecimiento) y, por fin, el de I (fricativizacién). Por supuesto, los datos documentales son los relevantes a la hora de estable- Cer las cronologias relativas de los cambios, pero comparando las dos interpreta. Giones de los cambios reflejados en la figura 4.11 es factible, incluso en ausencia de datos documentales, argumentar por la mayor plausibilidad de la cadena de traccién que de la de propulsion, Notese que en la interpretacién de la cadena de traccién lo que encontramos 8 lo que esperamos segiin la teoria del cambio desarrollada en estas paginas: un cambio accidental (la pérdida de la oclusién descrita por 1) que, colateralmente, puede facilitar, por la estructura del sistema fonolégico, otros cambios, aunque no causarlos. Asi, al quedar liberado el espacio fonico que ocupaban los fonemas oclusivos sordos, es mas plausible que ciertos hablantes reanalicen realizaciones Sordas 0 ensordecidas de los oclusivos sonoros como inherentes, lo que podria dar lugar al cambio descrito por 2, que, a su vez, ampliaria el espacio fenico en la realizacion de los fonemas aspirados sonoros, facilitando, aunque no causando, el reanilisis de realizaciones no aspiradas como inherentes, dando lugar al cambio descrito por la flecha 3, Por el contrario, el modelo de cadena de propulsién nos obliga a asumir que un cambio fonético accidental (en este caso el descrito por 3), de alguna manera empuja 0 provoca el cambio siguiente, Pero esta asuncién tiene serios proble- mas tedricos y empiricos. Asi, tendriamos que asumir que los cambios 3 y 2, por ciemplo, se producen simulténeamente, de manera que a la vez que los fonemas oclusivos sonoros aspirados pierden la aspiracién, para no fundirse con los och. sivos sonoros originales, empujarian a estos hacia el ensordecimiento que, a su vez, harfa que los oclusivos sordos se diferenciaran para no colisionar. Pero los fonemas no son fichas de dominé ni bolas de billar. No se pueden empujar. De hecho, es perfectamente habitual que un cambio fonético Hleve a la fusidn de fonemas. Ante la explicacién de que en tal caso se reduciria dristicamente el numero de fonemas (de oposiciones fonolégicas), habria que responder entonces due la reaccién normal seria la de bloquear el cambio original. Nétese que si asumimos que la conciencia de los hablantes 0 “el sistema” es capaz. de prever {a colision, también deberia ser capaz, de frenar el cambio inicial, tan desestabi lizador. Ya hemos discutido con detalle en el capitulo 2 este tipo de explicacio. nes teleolégicas y las hemos descartado. Nétese que la perspectiva de la cadena de propulsion no tiene estas implicaciones negativas; no hay relacién causal 160. Mecanismos del cambio fonético alguna entre los cambios encadenados, sino simplemente la constatacién de que la generacién de huecos estructurales amplia el espacio de dispersion de los aléfonos de fonemas cercanos, lo que hace esperable que algunas de esas varian- tes puedan, a su vez, ser sancionadas socialmente y prosperar como cambios consolidados. La confirmacién de que los razonamientos anteriores son correctos puede proceder de procesos similares pero con mayor documentacién historica. Tal es el caso de la mutacién consonintica del espafiol a partir del latin, que también se puede describir como un conjunto de cambios en cadena. Considérense los ejem- plos del cuadro siguiente: CUADRO 4.8 Mutacién consondntica del espaiiol (Alarcos, 1 965) ee Cambio fonético latin > espatiol —_Ejemplo latin > espanol pp>p cuppa > copa p>b cupa > cuba b> B habere > haber Bro habeo > he (p. ¢j. he venido) Lo que observamos esencialmente es que parece haber una correlacién entre tres cambios esenciales: la simplificacién de geminados (pp > p), sonorizacion de oclusivos sordos (p > b) y fricativizacién de oclusivos sonoros (b > B), que oca- sionalmente pueden desaparecer. ;Cuél es la conexién, si es que existe alguna, entre estos cambios? En principio caben dos posibilidades, como sabemos. La explicacién basada en la cadena de propulsién comenzaria de arriba a abajo, en el sentido de que la simplificacién de geminadas produciria un fonema /p/ que se confundiria con /p/, lo que habria Hevado a los hablantes a cambiar /p/ por /b/ (ndtese que asi explica~ ramos que la oposicién entre cuppa/cupa —vocalismo al margen— se mantuviera en el transito de un sistema a otro, aunque con otros rasgos copa/cuba), que a su vez habria levado a los hablantes a modificar la /b/ para no confundirla con la procedente de /p/. Pero tal explicacién carece de sentido. De hecho, en el espaftol actual el fonema /b/ incluye tanto sonidos procedentes de /p/ latina (como en cu- ba), como de /b/ latina (como en amaba), como de /u/ latina (como en vivir). La opcién del modelo de cadena de traccién es més plausible. En tal caso, se empezaria la cadena de abajo a arriba, de manera que la fricativizacién de los 161 El cambio lingitistico. Sus cambios, mecanismos y consecuencias sonidos oclusivos sonoros quiz facilité la sonorizacién de los oclusivos sordos que, a su vez, amplié el espacio de dispersion de los geminados, facilitando su lenicién, Ademés, al parecer, es la que mejor encajaria con los datos documenta- les: Desde los siglos imperiales hasta los inicios roménicos se producen tres fe- némenos fonéticos, caracterizados por el debilitamiento de estas consonantes en posicién intervocélica: 1) fricacién de algunas oclusivas sonoras [...], 2) so- norizacién de sordas; 3) simplificacién de geminadas. La documentacién a mano presenta en ese orden los procesos. Pero hay que tener en cuenta la lenti- tud en la genéralizacién de los cambios fonéticos y la relacién sistematica de estos fendmenos. Fs decir, que los tres fendmenos estén en relacién, unos arras- tran a los otros: el fenémeno de la sonorizacién, tipico del occidente, ha triun- fado porque habia geminadas que tendian a simplificarse, o bien las geminadas se simplificaron porque previamente las simples sordas se modificaron, empu- jando a (0 arrastradas por) las sonoras oclusivas que se debilitaban (Alarcos, 1965: 242-243). Es sintomatico observar cémo un autor de persuasién funcionalista, incluso te- niendo a mano datos documentales que sugieren la mayor plausibilidad histérica de la explicacién tedrica mas razonable (la de cadena de traccién) prefiere jugar con la indefinicién 0 la ambigtiedad para no descartar la explicacién mas clara- mente teleolégica, aquella que de alguna manera “anima” al sistema fonolégico dotandolo de finalidades, objetivos o intenciones que, obviamente, no puede tener. Sin embargo, la conclusién esencial de este viaje por los cambios fonéticos y fonolégicos es que, aunque los cambios fonéticos son, como predice nuestro mo- delo, accidentales y no dirigidos, las constricciones que determinan qué es una lengua humana posible (entre ellas cémo almacena el cerebro la informacisn) también delimitan los derroteros que los sistemas fonoldgicos pueden tomar. Veremos en los capitulos siguientes que lo mismo se aplica al resto de dimen- siones estructurales de las lenguas humanas. 162

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