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Ealrorial Anares Bello Editorial Andrés Bello __—_¢}—_— Pipo, el oso de peluche, es el mas her- mosoy caro Juguete de la mejor tienda de la ciudad, Esta orgulloso de su be- lleza, pues todos preguntan por él. Sin ombargo, pocas personas pueden comprailo, Una nifia lo Visita todos los dias y se queda mucho rato junto ala vitrina, mirandolo, pero ella no tiene dinero. Un dia, un elegante abuelo lo com- pra para su nieto y Pipo piensa que por fin fendré un hogar y que un nifio lo quer y dormiré abbrazado a é1. Pero s6lo ha comenzado su desdicha... Pa- saré muchas desventuras y tristezas antes de cumplir su suefio. Gloria Alegria Ramirez ERAS LEC, & P45 Isp 978-956-13.1917.2 9 l! | 19172 Ningunst parte de est publican, inluido el diseto de la cubs Feproducida,almacena 0 transmiida en manera alguna nk [or vit sea elécticn, cuimico, mecinico, pico, de grabacion oe Tole periso previo del editor. Primera edieicn, 2005, Segunda eicion, 2007 “Tere edison, 2008, Guar ects, 2010 ‘Quinta edicion, 2911 Derechos exclusivas EDITORIAL ANDRES BELLO Abumads 131, piso, Santino Reglsro de Props Trelecnl Inscrpcin N° 157.67, 80 2006 ‘Santiago ~ Chile Se temin6 de imprimir esa quintaedicin cle 1.000 efemplares en el mes de febrero de 2011 IMPRESOI 8: lore Impeenta Maval Ld INPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE ISMN 978.956-131917-2 Gloria Alegria Ramirez PIPO, EL OSO DE LA VITRINA Thus raciones de Andrés Jullian EDITORIAL ANDRES BELLO po, el oso de peluche, vivia en la ina de una de las mejores del pais. Era muy bello. wlaje era suave, de color café do de tonalidades mas oscuras Wiles, Sus Ojos eran negros 5 y muy redondos. Una cinta roja alrededor del cuello Io hacia lucir atin mas hermoso. F] sabia que su belleza causaba admiraci6n y que no cualquiera podia comprarlo, porque costaba demasiado, —Es que soy muy especial —se repctia sicimpre que alguien intentaba llevarselo. Sin embargo, a medida que fue pasando el tiempo comenz6 a sentirse muy solo. La mayoria de los juguetes 7 permanecia en vitrina una o dos semanas, y a veces unos dias, en cambio él llevaba ya varios meses y nadie lo compraba. La jirafa cuello largo, el le6n melenudo, hasta la pata Dora habian encontrado un hogar y él seguia esperando. Una tarde entraron a la tienda una sefora de edad y una nifia. Parecian muy pobres, porque sus vestidos y sus vapatos se veian muy viejos. —Quisiera saber el precio del oso de la vitrina —dijo la anciana, mirando a Pipo. —jOh! jEs carisimo! —respondio la empleada—. Es un juguete hecho a mano por un artesano. Es Yinico. No creo que usted pueda pagarlo. —,Cuanto? —insistié la anciana, apretando la mano de la nifia. A Pipo el corazon le dio un yuelco. Se sintié feliz como siempre cuando alguien preguntaba por él. Pero se dio cuenta de que para ellas serfa imposible comprarlo. 10 —Ciento cincuenta y nueve mil novecientos noventa pesos. —jOh! —exclamé la sefora, y agregé mirando a la niha— Dentro de un tiempo vendremos por él. Es solo cosa de juntar el dinero. Desde esa tarde la nia fue todos los dias a ver a Pipo. Permanecia mucho rato junto a la vitrina, sin dejar de mirarlo. Pipo descubrié que tenia los ojos del color de su pelaje y que BB siempre usaba el mismo abrigo Fo}, igual a Ja cinta que él lucia en el cuello. Las visitas de la nifa se convirtieron en algo muy importante para Pipo. Se acostumbro a vera 6 con todo su corazon llegar y des que un dia la nifia y a anciana se lo llevaran a su casa. Podia imaginarse en los brazos de la pequena sintiendo su calor y su carifo. Pero un dia sucedid algo inesperado. Au Un sefior de sombrero, abrigo y paraguas entré a la tienda y sin preguntar el precio le dijo a la encargada. —jEnvuélvame ese oso que esta en la vitrina! ;A Manolito, mi nieto, le encantara! 16 Pipo no alcanzé a salir de su sorpresa cuando sintid que lo metian en una gran caja, salfan de la tienda y lo dejaban en la parte trasera de un auto. No podia creer que alguien lo hubiese comprado, 7 asi de facil y rapido, y que pot fin tendria un hogar. Pero no se sinti6 completamente feliz, En unas horas mas iria a verlo la nifia del abrigo rojo y se pondria muy triste al descubrir que ya no estaba. Pudo imaginarsela volviendo a su casa a paso lento y cabizbaja. El viaje se le hizo muy, muy largo. Por fin el auto se detuvo y Pipo escuché: 19 — EI abuelo, llego el abuelo! Aunque dentro de la caja estaba muy oscuro igual abrié los ojos. Y sus oidos se agudizaron para escuchar : mejor. Como seria su nuevo duefio? — Mira, Manolito, el abuelito te trajo un regalo! —exclam6 una voz de mujer. Sintid que la caja daba unas vueltas y que alguien levantaba la tapa. Una luz fuerte y blanca lo encegueci6 por un momento, y el aire frio del exterior le traspasd la piel. Hasta que unas pequefas manos lo tomaron. y unos bra y Jo lenaron de calor. —jObhhbh! —_exclamaron varias yoces—. iQué hermoso! izos lo rodearon Mira —dijo alguien—, tiene la nariz muy redonda y negra y su pelaje es tan suave! Pipo se sintio tan contento que no volvié a pensar en la nifia del abrigo rojo. No podia mas de felicidad. 23 Manolito anduvo con él hasta que —jAhora tienes un nuevo amigo; llegd la noche él te acompafiara mientras duermes! j|ego » 4 4 7 recid, la mama llev6 al iTe traeré la leche y después te Apenas oscu! f c ; ; nite la bafiera y acnst6 a Pipo en la quedaras con él! —le dijo la mama. cama. Era la primera vez que iba Basis Pipo sintié que todo era tal y como se lo habia imaginado. Un hermoso a dormir en una cama abrazado a alguien, en una habitacion tibia ¢ hogar, un nifo pequefio que ya lo ih cine ‘Ya no podia desear mas! queria, una cama calentita para a Al ae llego la mama con dormir sintiendo los brazos de su po z nuevo amigo alrededor de él. Manolito. 24 25 —jMami! ;Papa! Mama! jVengan! La luz del velador se encendio y Pipo vio a la mamé del nifio inclinada sobre la cama. —;Qué sucede? —oy6 que le preguntaba. Pero Pipo se dio cuenta solo unas cuantas horas después de que las cosas no siempre son como parecen. De pronto Manolito se desperto y comenzé a gritar: 26 —Quiero dormir con ustedes —respondié el nifio. —Pero ahora tienes a tu osito —le dijo la mama, poniendo a Pipo sobre el pecho del nino. Pipo sinti6 que su coraz6n se partia en dos. jNo podia ser! jEse nifio no lo queria! —No digas eso —escuch6 que le decia la mama—. Mira, Pipo es lindo, cl abuelito te lo trajo para que te hiciera compafifa en las noches. Entonces sucedi6 algo terrible. Algo que jamas Pipo habia esperado. —jNoooo! —grit6 el nifio—. jNo quiero a Pipo! jEs feo! {No quiero dormir con él! 28 29 Pipo no podia creer lo que estaba sucediendo. Lo habfan llevado a la casa de uno de esos nifios de los que hablaba el duefio de la tienda. —No quiero! jNo quiero! iNo quiero! —comenz6 a gritar el nino, sacudiéndose en la cama y echando | las sébbanas hacia atras con sus pies. Los que no querian comer frutas ni ensaladas, los que no dejaban el chupete, los que se rehusaban a dormir solos. 31 —Pues si! —dijo severamente la mama—. {Desde esta noche dormiras con Pipo, igual que tu primo Sebastian duerme con su osito Fufo! De pronto Pipo sintié que el nifio lo agarraba de un brazo y lo hacia volar hasta ir a dar al suelo, a los pies de la cama. Vio todo negro y un gran. dolor en su espalda casi lo hizo Ilorar. —iNo, no y no! —grité mas fuerte Manolito—. Yo no quiero dormir con un oso peludo y feo! {Yo quiero dormir contigo! | 32 33 Pipo realmente estaba sorprendido, Ya no le gustaba esa elegante casa y menos ese nifio. Ademas, nadie se preocupaba de él. Estaba tirado en el suelo y le dolia mucho la espalda. jAh, si pudiera volver a su vitrina, donde nadie le decia feo y menos lo lanzaba de esa forma por los aires! Y, ademas, estaba — Pues si no quieres dormir con | Pipo esta bien, pero con mama y papa tampoco Jo hards! jLos nifos : | deben dormir en su cama! —escuchd que le decia la mama a Manolito. 34 35 ella, la nina del abrigo rojo que si lo queria y que lo iba a ver todas las tardes. Suspirando de nostalgia, se qued6 dormido Cuando despert6 en la mafana, atin estaba tirado en el suelo. Todavia le dol la espalda, pero mas le dolia cl coraz6n. Se sentia completamente decepcionado. Una mujer que no era la mama de Manolito lo recogié del suelo y lo senté en una repisa. 37 odo el dia mirando la lito Nena de cojines y Pipo paso t cama de Mano juguetes. Podia ver también otra peluches como él, repisa con muchos todos muy hermosos. 38 Un conejo gris, de orejas muy largas y muy tiesas, intent6 conv: con él, pero Pipo sdlo atind a de —No tengo deseos de conv Estoy muy triste. —Ya te acostumbraras —le contesté el conejo. : —Si, ya te acostumbraras —repitieron los otros pelches Pipo no dijo nada. Extrahaba mucho su vitrina, la gente que pasaba, las luces. Pero sobre todo aba a la nifia que lo iba a visitar s tardes. Finalmente, llegé la 4 noche y vio que Manolito entraba a la pieza con su mama Ella lo ayud6 a ponerse el pijama. De pronto, Pipo sintié que la mara de Manolito lo —Quiero que acompafies a sacaba de la repisa y lo acostaba junto Manolito le dijo la mama, mirandolo al nifio, “Otra vez me arrojara por los muy fijo a los ojos—. Y que lo cuides aires y me dejaran toda la noche tirado Es un nifio algo porfiado, pero ya . en el piso”, pens6, temblando de susto, luego aprendera. 42 43 Pero otra vez sufrié una decepci6n. En cuanto la mama de Manolito dio vuelta la espalda, el nifio | > senté en la cama y comenzé a Pipo se sorprendio. Nunca nadie en toda su vida le habfa dirigido la palabra. Se sintio feliz. Después de todo parecia que las cosas iban a cambiar. —jNo me gusta este oso! jEs un animal feo, peludo y aburrido, no hace nada! jNo lo quiero! 45 Pipo sinti6 que caia en algo blando, frio y de un olor insoportable, Para qué hablar de lo que le dolfan el brazo y su oreja. Y sin que su madre pudiera evitarlo le torcié un brazo, le mordid una oreja y lo lanzé lejos. S6lo que esta vez Pipo vol6 por la ventana abierta y fue a dar a la c: dentro de un tarro de basura. justo 46 Nunca, nunca se imaginé que su destino seria ése. Sin poder soportar més tanta tristeza y tanto dolor, Pipo comenzé a llorar, Su coraz6n estaba hecho trizas, Habia sombras por todas partes, Ruidos que no conocia, —Y si llega uno de esos perros vagos, enormes y fieros y me confunde con un gato? ;Qué sera de mf? —se preguntaba, temblando—. éMe dejaran en la calle? imagin6é que la vida de ellos era asi de terrible. La noche se le hizo espantosamente larga. Pipo habia visto desde su vitrina a los que vivian en Ia calle buscando un lugar para dormir cubiertos de diarios Habia visto también a los perros y a algunos gatos, pero nunca, nunca se 50 5 Era muy de mafiana cuando sintié unos pasos. De pronto, alguien lo sacé del tarro y lo eché en una bolsa. Pipo estaba muy asustado. Qué seria ahora de él? Nadie lo iba a querer asi con un brazo descosido y la oreja mordisqueada. Recordé los camiones que trituraban basura y sintié panico. Pero, equé podia hacer? Temblando se abandono a su suerte. 53 Alguien lo levaba a alguna parte, Pero no podia saber a dénde, Inesperadamente fue arrojado fuera de la bolsa y cay6 sobre el suelo junto a un mont6n de cosas, papeles, frascos de perfumes, tarros. Entonces abrié los ojos y miré a su alrededor. Estaba en el patio de una pequefia casa de madera con una pucrta y dos ventanas. 35 De pronto alguien aparecié por Ja puerta yal vera Pipo en el suelo cori hasta él. jEra la nial jElla! iLa nifia del abrigo rojo! —jAbuela, mira! |Mira, es Pipo, el oso de la vitrina! |Mi oso! ;Mi querido osito! —exclamé la nifia, levantandolo y llevandolo hacia su pecho—. jOh! 7 Ya todo habia pasado. Por fin se encontraba con alguien que lo amaba y que cuidaria de él. Acurrucado en los brazos de la nina, Pipo cerré los ojos y se durmid feliz con el sol sobre su cara. iTiene roto un bracito! ;Y una de sus orejas lastimada! Abuela, élo podemos curar? —pregunt6 mir4ndolo con ternura. En ese momento el coraz6n de Pipo comenzé a inflarse de emocién. Dos lagrimas corrieron por su cara. 58

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