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Se i ~ Rodolfo Neri Vela aoe (j — Faas é ; . Se * ae | y L B poe Pe Contenido Prélogo Acerca del autor 1 Orbitas dtiles y lanzamiento de satélites Ll 12 13 14 is 16 17 18 19 Ef Cinturéa de Clarke Orbitas bajas ¢ intermedias Periodo y velocidad orbitales Uso de Grbitas elipticas, geosincronas y polares Centros espaciales Lanzadores Colocacién de satélites en drbita Posicidn en Ia érbita geoestacionaria Rescate de satélites Caracteristicas y efectos del medio espacial 21 22 23 24 25 26 27 28 Generalidades Las fuerzas perturbadoras ‘La temperatura El alto vacio La radiacién Los meteoritos y la chatarra espacial La vida Util y el cementerio de los satélites peoestacionarios ‘Trazas terrestres 29 Interferencia solar 2.10 Low eclipses 34 35 3.6 37 38 39 Introduccién: ‘Subsistema de antenas Subsistema de comunicaciones 3.3.1 Bandas y frecuencias asignadas 3.3.2 Polarizacién y reutilizacin de frecvencias 3.3.3 Transpondedores Subsistema de energia eléctrica ‘Subsistema de control térmico Subsistema de posicionamiento y orientacién Subsistema de propulsién Subsistema de rastreo, telemetria y comando Subsistema estructural 3,10 Cuartos limpios y simuladores Técnicas de multiplexaje, codificacién, modulacién y acceso miltiple 41 42 43 44 45 4.6 47 48 49 Introduccién Multiplexaje por division en frecuencia Acondicionamiento de sefiales analigicas Modulaciéa FM Multiplexaje por divisiin en el tiempo Banda base de sefiales digitalizadas Modulacién PSK Demodulaciin PSK Codificacién y correecién de errores 4.10 Altracidn de espectro y encripcién 4.11 Procesamiento inverso de sefiales 91 a Todo lo anterior y muchos otros avances tecnolégicos en células solares de arseniuro de galio, antenas parabyilicas perfiladas y de arreglos uctivos con control de fase, propulsién cléctrica y sistemas digitales de proce- samiento hacen al estudio de los satélites y sus aplicaciones un drea muy extensa y sumamente interesante, ademas de obligatoria para los ingenieros en telecomunicaciones y disciplinas afines. Sin embargo, a pesar de que existen innumerables articulos técnicos publicados en revistas especializadas y muchos libros de texto o de difusién sobre el tema, la mayor parte de todas estas publicaciones se encuentra solamente en el idiomu inglés. Por tanto, el objetivo de esta obra es dar al lector de lengua hispana una visién general de Ia tecnologia satelital actual y La légica fisico-matemsitica que le permita comprender ¢l funcionamicnto teérico-prictico de los enlaces por satélite. Entre Jos temas tratados en este libro estdn las técnicas empleacas para colocar a los satélites en Grbita, cdmo es el medio del espacio en el que trabajan, qué influencia tiene ese medio en su discfio, cémo estén es- tructurados, qué funcidn tiene cacka una de sus partes y qué equipos terrestres se requieren para comunicarse con ellos y aprovecharlos. También se incluye toda Ja teorfa matemitica necesaria para realizar bos célculos de enlace y la definiciin de los parkmetros de loa equipos transmisores y receptores, bo cual permite wsarlo como libro de texto en las escuelas de ingemieria. Ademiés, se describen varios de los sistemas m4s importantes que operan en la actualidad, tanto nacionales como internacionales, y s¢ comenta sobre algunos de los proyectos de desarrollo tecnolégico de mayor impacto y sus aplicaciones en los albores de este nuevo siglo, En wdos los temas expuestos, conforme son tratados, se proporcionan referencias bibliogrificas y sitios de Internet para que el lector interesado pueda ampliar su informacién. ‘La elaboracién de esta obra no ha sido facil, y hubiese resultado imposible sin la entusiasta y muy paciente colwboracién del ingeniero Héctor Ortega Maciel, quien se encargé de capturar por computadora todos los textos y figuras, aplicando su ingenio y excelente creatividad. También agradezca ‘el apoyo de la Facultad de lngenieria de la UNAM, y én particular el de mis colegas mas cercanos y de mis inquictos alumpos, por sus valiosas opiniones y constructives comentarios. Rodolfo Neri Vela Mayo. 2002 Prdélogo Uno de los resultados més fascinantes y notables obtenidos a partir de los programas espaciales es la tecnologfa de los satélites artificiales. La llega- da de estos complejos aparatos electronicos ha modificado visiblemente la forma de vida de la mayor parte de la poblacién del mundo, y quizé de toda ella, aunque sea en forma indirecta. Gracias a dichos aparatos conocemos con més precisi6n los recursos naturales de la Tierra y los fen6menos me- teorolégicos; las distancias entre las ciudades y los paises se han acortado y ahora pueden intercambiar todo tipo de informaci6n casi instanténeamente; y més allé de las capas atmosféricas, podemos observar y comprender mejor el Universo. En general, todos los satélites artificiales funcionan bajo el mismo principio y constan de varias partes comunes, independientemente de su objetivo en 6rbita alrededor de la Tierra. Desde luego que sf hay algunas diferencias fun- damentales entre ellos, pero de cualquier forma todos necesitan, por ejemplo, una buena cantidad de células solares para alimentarse de energfa, antenas para transmitir su informaci6n a ciertos puntos del planeta y también para poder recibir instrucciones 0 cualquier otro tipo de sefiales desde ellos, asf como medios de propulsién para corregir su érbita, posicién u orientacion con respecto a la Tierra. Los satélites integran una gran familia, y parte de ella la constituyen los que estén avocados especificamente a los servicios de comunicaciones; den- tro de estos tiltimos existen algunas variantes, pero los geoestacionarios son los mds importantes y de mayor uso en la actualidad. Con ellos es posible comunicar lugares muy alejados o que previamente eran inaccesibles, y la cantidad y variedad de la informacién que transmiten y reciben es sor- prendente. Por ejemplo, se pueden ver en directo programas de televisién que estén siendo transmitidos en otra ciudad o pafs, hablar por teléfono a cualquier parte del mundo —aun en el caso de que uno se encuentre en el desierto 0 a bordo de una embarcacién en alta mar—, transmitir todas las paginas de un periddico —incluyendo fotografias a color— a un lugar remoto para que se imprima localmente, realizar reuniones de trabajo a distancia xiii Fig. 1-3 Altitudes tipicas de las Grbitas bajas e intermedias en comparacién con la radiolocalizacién y transmisi6n de datos a tasas bajas. El porqué del atractivo de estas nuevas rbitas se explica brevemente a continuacién [Neri Conacyt, 98]. En el caso de los satélites geoestacionarios, el trayecto de ida y vuelta de las sefiales, desde que salen de la Tierra hasta que regresan a ella, es aproximadamente de 72,000 km, lo cual las atentia de manera drastica, y sdlo es posible detectarlas y utilizarlas con unidades de transmisi6n muy potentes, antenas de alta ganancia y dispositivos de recepcién muy sensibles. Tal problema no representa obstéculo alguno para un avidn, un barco o un automévil, pero sf para una persona que quiere desplazarse con comodidad, 1 Orbitas utiles y lanzamiento de satélites 1.1 El Cinturén de Clarke En 1945, Arthur C. Clarke sugirié en una de sus publicaciones [Clarke, 45] la posibilidad de colocar satélites artificiales en una 6rbita tal que al ob- servarlos desde un punto sobre la superficie de la Tierra pareciera que no se moviesen, como si estuviesen colgados en el cielo. Los satélites no cambiarian aparentemente de posicién y esto traeria consigo grandes vyentajas, pues, tal como se verificarfa aiios mds tarde, su operacién se sim- plificarfa y el costo de los equipos terrestres necesarios para utilizarlos se reducirfa en relacién con el uso de otras 6rbitas. Ademas, casi la totalidad del mundo habitado se podria intercomunicar por radio con s6lo tres satélites colocados en esa 6rbita tan especial (Fig. 1-1). ;Cémo seria posible lograrlo, Si los satélites deben moverse a gran velocidad, para no perder altura y caer hacia la Tierra, atrafdos por ella? La Tierra gira sobre su propio eje, com- pletando una vuelta cada veinticuatro horas; si se coloca a un satélite de tal forma que gire circularmente alrededor de ella en un plano imaginario que la atraviese por el cfrculo ecuatorial, y si el satélite también completa una vuelta en 24 horas, entonces, para un observador sobre un punto fijo de la Tierra, se produce la ilusién de que el satélite no se mueve. La idea de Clarke era muy buena y debian cumplirse varios requisitos para que el satélite fuese en verdad fijo con respecto a la Tierra, es decir, i 2 Orbitas itiles y lanzamiento de satélites geoestacionario. En primer lugar, el satélite debia desplazarse en el mismo sentido de rotacién que la Tierra; ademds, para que no perdiese altura poco a poco y completase una vuelta cada veinticuatro horas, debia estar aproxi- madamente a 36,000 km de altura sobre el nivel del mar; para lograrlo, el satélite debfa tener una velocidad constante de 3,705 m/s, siguiendo una rbita circular alrededor del planeta (Fig. 1-2). Fig. 1-1 Clarke indios que con s6lo tres salites en dxbita geoestacionaria seria posible intercomunicar por radio a casi la totalidad de! mundo habitado, Desde Juego, con una limitacin en la cantidad de trfico simultineo. El Cinturén de Clarke 3 ‘Una vuelta eeition ne. Fig. 1-2 Los satélites geoestacionarios giran alrededor de la Tierra sobre el plano ecuatorial, completando una vuelta en veinticuatro horas. Para un observador sobre ‘un punto fijo de Ia Tierra, los satélites no se mueven. a) Vista lateral; b) vista superior. 4 — Orbitas tiles y lanzamiento de satélites Sin duda, muchos fueron los cientfficos ¢ ingenieros que leyeron con interés las ideas de Arthur C. Clarke y de otros autores contempordneos. Cabe men- cionar que en aquel entonces ni siquiera habia sido lanzado el primer satélite artificial de la Tierra, aunque fuese a unos cuantos cientos de kilémetros de distancia, y mucho menos en 6rbita geoestacionaria a 36,000 km de altura sobre el nivel del mar. Pero llegé el dia en que la era espacial se inicié, en 1957, con el lanzamiento del Sputnik 1, y después de varias pruebas con al- gunos otros satélites en esos primeros afios, al fin se colocé en 6rbita el primer satélite geoestacionario del mundo, llamado SYNCOM. Luego si- guieron otros, y poco més tarde habia un satélite de la generacién Intelsat III sobre cada uno de los océanos principales (Atléntico, Pactfico e indico) intercomunicando al mundo; era ya el afio de 1968 y los suefios de Clarke se habfan convertido en una realidad, 23 afios después de haber publicado sus ideas, La érbita en cuestin recibe el nombre de érbita geoestacionaria, pero con frecuencia muchos autores e investigadores también se refieren a ella como el Cinturén de Clarke, en justo reconocimiento a su promotor. En la actualidad, ésta es la érbita ms congestionada alrededor de la Tierra; muchos propietarios de satélites quieren estar ahi, por obvias razones de sencillez y bajo costo de operacién. En ella se encuentran satélites de apariencia fisica y aplicaciones muy diversas: meteorolégicos, militares, experimentales y de comunicaciones. Este libro se orienta al estudio de Jos ultimos, es decir, de los satélites de comunicaciones. 1.2. Orbitas bajas e intermedias Ademés del uso de la 6rbita geoestacionaria descrita en el apartado ante- rior, en la década de los afios 90 comenzaron a desarrollarse ambiciosos proyectos para colocar satélites menos pesados y costosos a altitudes mucho més cercanas a la superficie terrestre, en trayectorias generalmente circulares Ilamadas 6rbitas bajas e intermedias (Fig. 1-3). Los satélites colocados en estas Srbitas no operan individualmente como los geoestacionarios, sino “en equipo”, pues se necesitan muchos a la vez, girando alrededor de la Tierra, para formar lo que se denomina como una constelacién. Los servicios para los que las primeras constelaciones han sido disefiadas estén funda- mentalmente orientados a terminales personales portatiles de telefonfa, 8 Orbitas dtiles y lanzamiento de satélites Si la trayectoria de la érbita eliptica es dibujada sobre su propio plano orbital, se tiene la geometria mostrada en la Fig. 1-6. Los puntos Cp y Cy son, respectivamente, el centro de la elipse y el centro de la Tierra. Si los semiejes mayor y menor (a y b) son iguales, los puntos Cy y C;-coinciden, la excentricidad vale cero, y la 6rbita se convierte en circular. De la tercera ley de Kepler se deduce que el tiempo T que tarda un satélite sobre esta trayectoria elfptica en completar una vuelta est4 dado por: 4a? 1-1) » (-) en donde j1 es la constante de Kepler e igual a 3.986 x 10° km?/s®. A T'se le da el nombre de periodo orbital y, por observacién de la ec, (1-1), decrece en forma no lineal con a, 0 sea con la magnitud del semieje mayor. a Fig. 1-6 Orbita eliptica descrita sobre su propio plano orbital. Ejercicio 1-1 Tomando en cuenta que el didémetro promedio de la Tierra es de 12,756 km, calcule la altitud necesaria sobre el nivel del mar para que un satélite sea geoestacionario. Solucion Si se considera que el periodo rotacional de la Tierra es exactamente igual a 24 horas, y dado que un satélite geoestacionario completa una 6rbita en un tiempo similar, de la ec. (J-1) se tiene que: Periodo y velocidad orbitales 9 > T = 2Ahors = 8640s = | "4 = a = 42241 km ‘Como la 6rbita geoestacionaria es circular,* los puntos Cyy C;-de la Fig. 1.7 coinciden y el semieje mayor aes igual al radio de la Grbita bajo estudio: La suma del radio r de la Tierra més la altitud h buscada es igual a a, por o que: h= agai - BST6 = 35,863 km = 36,000 km * En la préctica, debido a la no esfericidad perfecta ¢ inhomogeneidad de la Tierra, la Grbita circular perfecta no se obtiene. Por ejemplo, el satélite geoestacionario Panamsat 4 tiene una Grbita muy ligeramente elfptica, con un apogeo de 35,807 km y un perigeo de 35,765 km, completando una vuelta cada 1,436.1 minutos, en lugar de 1,440, en forma muy similar que los dems satélites geoestacionarios. Ademds, si se hace un célculo mds estricto a partir de la duracién de un dfa sideral, que es el tiempo que la Tierra tarda en girar sobre sf misma con relaci6n a las estrellas e igual a 23 h, 56 min y 4.09 s, el valor que se obtiene para a es de 42,164 km, y esto conlleva a una altitud de 35,786 km, que es la cantidad promedio considerada normalmente e indicada en las Figs. 1-1 y 1-2. 14 Orbitas dtiles y lanzamiento de satélites 1.4 Uso de érbitas elipticas, geosincronas y polares En los apartados anteriores se ha hecho énfasis en la 6rbita geoestacionaria y las Orbitas circulares bajas ¢ intermedias, con cualquier éngulo de incli- nacién, debido a que son las de mayor uso para satélites de comunicaciones a nivel mundial. También fue introducida la érbita elfptica general, con el fin de partir de ella y particularizar hacia la érbita circular; ademés, se hizo un ejercicio para la Grbita eliptica de un satélite Molniya. Ahora se hablaré sobre los casos especiales en los que resulta «til emplear 6rbitas elipticas, geosincronas y polares. Como se veri més adelante, las estaciones terrenas situadas en latitudes muy grandes, cerca de las regiones polares, tienen éngulos de elevacién muy bajos sies que se desea comunicarlas con satélites geoestacionarios, ya que éstos estén en el plano ecuatorial. Los dngulos de elevacién demasiado bajos no Fig. 1-7 Orbita eliptica de un satélite Molniya. Uso de drbitas elipticas, geosincronas y polares 15 son convenientes, ya que se introduce mucho ruido en las antenas terrestres y se producen interferencias. Por lo tanto, aquellas naciones que requieren darle servicio a sus poblados més aislados y remotos, cercanos a los polos, como es el caso de Rusia, han resuelto el problema empleando satélites en 6rbita el{ptica, aunque a costa de mayor complejidad en el sistema. La Grbita tipica de un satélite Molniya se muestra en la Fig. 1-7. A diferencia de la Fig. 1-5, donde el apogeo se colocé arbitrariamente al sur de la Tierra, ahora esté en la parte norte, pues el servicio esté disefiado para poblados Tusos en altas latitudes del norte. En el Ejercicio 1-3 se vio que la velocidad del satélite es minima cuando esté en el apogeo de la 6rbita; es decir, en Ia cercanfa del apogeo el satélite se mueve con relativa lentitud y permanece visible durante unas ocho horas para las antenas terrestres, cuyos dngulos de elevacién ahora son grandes y aceptables, del orden de 20° o més. El costo en complejidad radica en que cada antena debe rastrear y seguir lentamente al satélite, conforme éste se desplaza en la regién del apogeo y, como se necesitan cuando menos tres satélites en forma de relevos, colocados en la misma 6rbita, para garantizar servicio durante las 24 horas, también se requiere que cada estaci6n tenga equipo de conmutacién, para transferir las sefiales del satélite que est por ocultarse al satélite que est4 saliendo por el otro lado de} horizonte. El sistema Molniya en realidad es una constelacién de satélites colocados en ocho 6rbitas elipticas, inclinadas 63° con respecto al plano ecuatorial y cuyos planos orbitales estiin espaciados por intervalos de 45°. Los satélites se comunican en la banda C con mas de 100 estaciones terrenas, cuyas antenas miden 12 m de didmetro, distribuidas en Rusia y otros paises, tales como Cuba y Mongolia. Es importante notar que algunos de estos satélites tienen su apogeo sobre el Pacifico 0 el Atléntico, para enlaces maritimos, Otro sistema de comunicaciones que planea emplear una curiosa com- binacién de Grbitas intermedias ecuatoriales y elipticas inclinadas es el lamado Elipso, destinado al servicio de telefonfa mévil. Si el proyecto progresa de acuerdo con lo planeado, los primeros satélites seran lanzados en la primera década del siglo XXI. Como comentario final sobre las Srbitas elfpticas, éstas también son utilizadas por algunos satélites cientificos, como el Observatorio Espacial Infrarrojo de la Agencia Espacial Europea, lanzado en 1995, que orbita la 16 Orbitas iitiles y lanzamiento de satélites Tierra con un apogeo de 70,506 km y un perigeo de 1,105 km, con un éngulo de inclinacién de 4.9°. Pasemos ahora a las 6rbitas geosincronas. Por definicién, un satélite es geosincrono cuando su érbita es circular y tiene un periodo orbital igual a la duracién de un dia sideral (es decir, 23 h, 56 min y 4.09 s). Su radio orbital es, por lo tanto, de 42,164 km y su plano puede estar inclinado con relacién al plano ecuatorial. En el caso muy particular de que el plano or- bital coincida con el plano ecuatorial (i = 0°) y si el satélite se mueve en la misma direccién que la rotacién terrestre, entonces el satélite es geo- estacionario, tal como se describié en la seccién 1.1, O sea que un satélite geoestacionario es implicitamente geos{ncrono por naturaleza, pero un satélite geosincrono no necesariamente es geoestacionario. Algunos ejemplos de satélites geosincronos son los Gorizont de Rusia, que tienen un pequefio Angulo de inclinacién de aproximadamente 1,5° y, por ello, generalmente se les confunde como satélites geoestacionarios, y los Leasat y Milstar, de la Defensa de los Estados Unidos, que tienen 6rbitas con una inclinacién del orden de 10°, Por ultimo, las 6rbitas polares son trayectorias circulares sobre planos cuya inclinacién es cercana a los 90° con relacién al plano ecuatorial. Por tal raz6n, los satélites colocados en este tipo de érbitas pasan una y otra vez Fig. 1-8 Satélites de la constelacién Iridio, colocados en once rbitas polares. Centros espaciales 17 sobre los polos de la Tierra, conforme ésta gira sobre su eje, y la cobertura de cada uno es total en unos cuantos dfas, ya que sobrevuela la superficie terrestre a lo largo de “gajos” imaginarios. Se utilizan en los sistemas de percepcién remota* y también se usan en la constelacién Iridio de telefonfa mévil, que consiste de 66 satélites, distribuidos en 11 planos orbitales polares (Fig. 1-8)**. El sistema Iridio, novedoso por emplear enlaces intersatelitales en frecuen- cias de microondas, ha pasado por dificiles etapas financieras. En primer lugar, operé comercialmente durante un tiempo muy corto y muchos de sus ex usuarios emigraron hacia el sistema Globalstar. Después recibié un contrato importante de la Defensa de los Estados Unidos, que mantuvo “vivo” al servicio mévil poco antes de que los satélites fueran desactivados. Sin embargo, en 2002 fueon lanzados cinco satélites mas de respaldo y se introdujo el servicio de transmisiOn de pequefias réfagas de datos desde reas rurales, empresas, gasolineras, etc., para la autorizacién de cargos a tarjetas de crédito y otras transacciones, aparentemente a un costo menor que el de los sistemas terrestres. La compafifa Iridium Satellite considera que su constelacién funcionaré hasta el afio 2010, a pesar de los contratiempos mencionados anteriormente. 15 Centros espaciales En la seccién 1.6 se comentaré sobre los lanzadores mAs importantes de la actualidad y las técnicas empleadas para colocar los satélites en sus posiciones orbitales deseadas, pero antes conviene conocer cudles son los principales puntos del planeta desde donde los lanzamientos son realizados. En el mapamundi de la Fig. 1-9 se muestra la ubicacién de estos centros de * Conviene aclarar que, por definicién del dngulo de inclinacién, una Grbita es directa si la inclimacién de su plano es menor que 90°, y es retrégrada si / > 90°. Estrictamente, los satélites de percepcidn remota emplean érbitas cuasi-polares, ya que sus dngulos de inclinacién ‘son ligeramente superiares a los 90°; por ejemplo, para el Spot 4 de Francia, lanzado en 1998, i= 98.7°, y para el Seastar de los Estados Unidos, lanzado en 1997, i = 98.2". Estas

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