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PRESENTADO POR
LIMA – PERÚ
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2019
ÍNDICE
CAPÍTULO I. UNA INTRODUCCIÓN GENERAL AL BUDISMO ................................................... 3
1.1. Historia del budismo ............................................................................................................. 3
1.2. Vida del Buda ........................................................................................................................ 4
1.3. El budismo como religión ..................................................................................................... 7
1.4. El budismo como filosofía..................................................................................................... 8
CAPÍTULO II. BUDISMO TIBETANO .............................................................................................. 11
2.1. Aspecto histórico ................................................................................................................. 11
2.2. Controversia en torno al término “lamaísmo” ................................................................. 13
2.3. Budismo tibetano ................................................................................................................ 13
2.4. Filosofía del budismo tibetano ........................................................................................... 15
2.5. Prácticas preliminares ........................................................................................................ 17
CAPÍTULO III. BUDISMO ZEN ......................................................................................................... 18
3.1. Historia del budismo Zen ................................................................................................... 18
3.2. Sobre la práctica del budismo zen ..................................................................................... 19
3.3. Sobre la difusión de la enseñanza del budismo zen .......................................................... 20
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .................................................................................................. 23
ANEXOS .............................................................................................................................................. 25
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CAPÍTULO I. UNA INTRODUCCIÓN GENERAL AL BUDISMO
Entre sus obras tenemos el conjunto de libros Los cuatros Vedas que en su aspecto
filosófico-religioso-ético, elaborada por una suerte de politeísmo, aunque se puede apreciar
algún Dios Supremo y Señor del Universo, influenciará en la mente de los sacerdotes de
aquella época.
El Rig Veda podría considerarse como uno de los libros fundamentales. Esta da una
suerte de salto del ritualismo práctico, muy marcado en los Vedas al final del periodo, de
varios dioses al monoteísmo con un dios principal. Sin embargo, lo que más se resalta de
aquella es que aparece un escepticismo sobre todo lo plasmado anteriormente y se interrogan
sobre un principio universal con un tímido carácter personal donde los dioses aparecían
vagamente.
Por el siglo VII a. C. tendrá mayor fuerza la interpretación de los upanishads que se
inclinan por un principio más “monista”; es decir, lo absoluto como fuerza misteriosa e
indefinida. Ellos se dedicaron más a la especulación filosófica-teológica sin dejar el
ritualismo. Por esto se podría decir que son el desarrollo metafísico de los Vedas.
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Todos los mencionados estaban dedicados a un objetivo que consiste en la salvación
en el ser absoluto y hacer que fluya o se exprese en nosotros. Sin embargo, su colectividad
política no era tan unificada y muchas veces la interpretación varió por cada región. Es en
estas condiciones donde el mismo Buda se encontró con la región de la India.
Estrictamente, todo lo que sabemos sobre la vida del Buda es muy poco. Solo
podemos aceptar con seguridad que existió y vivió durante el siglo VI a. C. También que éste
predicó una concepción diferente al hinduismo tradicional, los brahmanes y upanishads,
basándose en “las cuatro verdades” sobre la vida, el dolor y en el Nirvana como liberación de
su existencia dolorosa. Asimismo, atrajo a muchos discípulos organizados en monástico y
fundó un gran movimiento ascético religioso con su mismo nombre.
Los únicos relatos sobre los que podemos guiarnos son los textos budistas que
contienen tanto su biografía como leyendas sobre el personaje. En consecuencia, es
complicado diferenciar entre las historias y las leyendas sobre Buda. Por esto, solo podemos
ofrecer una biografía otorgada por la tradición budista.
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un asceta. Al percibirlos tomó conciencia de la mutabilidad de los placeres, lo material, e
incluso la vida humana donde se apreciaba el sufrimiento. Entonces, en esa misma noche
huyó del palacio, abandonando a su familia, su esposa y su hijo recién nacido, y se refugió en
la soledad a las órdenes de dos ascetas.
Después se reúne con dos compañeros con quienes pasa seis años en la práctica de las
rigurosas penitencias. Básicamente el objetivo del ascetismo es obtener la paz interior. Esa
que da el dominio sobre las pasiones, la que brinda la comprensión de la vida humana y la
liberación de todo cuanto puede perjudicar el espíritu humano. Sin embargo, el príncipe
retirado no logró encontrar la paz tan deseada, más bien, perjudicaban su salud ocasionándole
más dolor. Ante esto, se le abrió un nuevo camino para su vida. Entonces, abandonó a sus
cinco amigos para seguir su novedoso sendero, a pesar de las críticas de sus compañeros de
que regresaría a la vida material de antes. Sin embargo, el ex-príncipe se retiró a un lugar
solitario dispuesto a encontrar las respuestas a sus problemas humanos, pero no de forma
ascética que perjudicaba su vida, sino en la meditación y la contemplación. El lugar fue
Vesaka, no lejos de Benares. Allí quedo para meditar sobre el problema que tanto le
preocupaba en la soledad.
Por fin, en una noche de luna llena, mientras continuaba meditando, como de
costumbre, se le presentó una iluminación interior sobre el sentido profundo o el misterio de
la vida humana y el camino para encontrar la Verdad. Desde entonces, él se llamó a sí mismo
Buda, “el iluminado”. El estado de felicidad le llamo Nirvana. Todo lo que anteriormente le
preocupaba, la miseria, la existencia, el tiempo y el espacio, ya no eran para él motivo de
dolor. Todo se había neutralizado y encontró la serena felicidad, incluso se libró del morir y
renacer que es volver al sufrimiento de la vida. Por esto, Buda no volvería a reencarnarse.
El lugar donde Buda logró la iluminación (Vesaka) fue en un árbol que yacía al frente
de un templo. Ahora es considerado un lugar sagrado por los budistas donde cierto tiempo
regresan para venerarle y realizar los ejercicios. Incluso fue lugar de resguardo por los
budistas tibetanos cuando su país fue invadido por los chinos revolucionarios.
Se puede afirmar que la respuesta iluminada que alcanzó Buda fue una captación
directa de la vida humana con respecto al mundo. Aquella será plasmada en su doctrina, por
eso, ella consistirá, también, en refrenar los deseos y dejar todo egoísmo; porque estos son los
dos factores que generan el sufrimiento y la agudizan.
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Después de cuatro semanas para madurar la respuesta que le inquietaba, Buda sintió la
necesidad de transmitir su camino de salvación. En eso, regresa con sus cinco amigos ascetas
para comunicarles de su nuevo camino. Ellos no pudieron resistir a su nueva doctrina y de la
nueva personalidad que irradiaba el Iluminado. De esta manera, él sentía la responsabilidad
de dar al mundo una nueva religión siendo él el fundador. De este modo lo asumió con toda
energía y lo propagó durante toda su vida. Así seguirá con su predicación a todas las partes
del mundo sin diferenciarlos por clases; es decir, integrará jóvenes y mayores, ricos y pobres,
varones y mujeres, entre otros. En consecuencia, su vida fue también de viajes con más
seguidores que lo acompañaban a difundir la nueva religión.
Después de su muerte Buda fue quemado con grandes honores. No hay duda del gran
sufrimiento que originó su partida a miles de seguidores. Con qué sentido se puede hablar de
religión, esto se discutirá posteriormente.
En vida, Buda se preocupó por la organización de los grupos monásticos que incluía
tanto seguidores como laicos. Él viajaba a diversos lugares visitando a muchos monasterios
seguido por un gran séquito de monjes. Después de su muerte, el budismo estaba muy
difundido y organizado en los monasterios que residió. Sin embargo, sus enseñanzas fueron
orales entre todos, por esto, se generó una diversidad de interpretaciones de sus enseñanzas.
Saber cuál era la verdadera enseñanza fue el verdadero objetivo de los “cuatro concilios
budistas” en la que la organización de la vida monástica se le adicionó. Sin embargo, en los
cuatro concilios no se lograron establecer una sola postura, todo lo contrario, se fragmentaron
más a medida que se realizaba otro concilio.
El más representativo es el cuarto concilio donde se llegó al cisma del budismo en dos
escuelas principales: el budismo Hinayana, que dominará el sur de India, y el budismo
Mahayana, lo mismo en la parte norte. Tal vez los datos proporcionados no sean tan ciertos;
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pero los historiadores sostienen que después de la muerte del gran maestro era inevitable una
ruptura por la interpretación en uno ortodoxo y otro heterodoxo.
Junto con ella la idea de “religión” también es vaga. ¿Qué es estrictamente una
religión, y por qué en general se dice que el budismo o es o no lo es una?
Frente a estos problemas se sigue, por una parte, el planteamiento de Conze (1988);
quien distingue al menos tres significaciones de la palabra “Dios”:
En primer lugar hay un Dios personal que creó el Universo. En segundo lugar está la
Divinidad, concebida ya sea como impersonal o como suprapersonal; en tercer lugar
hay una cantidad de Dioses, o de ángeles que no se distinguen claramente de los
Dioses. (p. 50)
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[…] el Nirvana es permanente, estable, inmortal, inmóvil, sin edad, sin muerte, no
nacido, y no hecho, que es poder, dicha y felicidad, el refugio seguro, la protección, el
sitio de seguridad inatacable; que es la auténtica Verdad y la suprema Realidad; que es
lo Bueno, la meta suprema y la única consumación de nuestra vida, la eterna, oculta e
inabarcable Paz. (Conze, 1988, p. 52)
La individualidad, según Buda, está compuesta de cualesquiera cosas que una persona
pueda agarrar o sobre las que se pueda apoyar o de las que pueda apropiarse. Buda las
clasifica exhaustivamente en cinco grupos: el cuerpo, los sentimientos, las percepciones, los
impulsos y emociones, y los actos de conciencia.
El budismo es una doctrina de salvación puesto que la enseñanza del Buda se ocupa
exclusivamente de mostrar el camino hacia el Nirvana. Pero aquello es, además, una práctica
de salvación para quienes activamente desean negar su vínculo con el mundo sensorial.
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¿Por qué es un problema para el hombre su vínculo con el mundo? La situación
central de la vida es el sufrimiento. ¿Cuál es su causa? En general, toda forma de
condicionamiento con algún elemento de la individualidad. ¿Qué hacer frente a este hecho
fundamental, cómo salvarse de él? Conocer un saber de salvación y practicarlo; no perder el
tiempo en otras empresas. Esta es la máxima del Buda. Así, las aserciones del budismo son
principalmente consejos sobre cómo actuar frente al problema del sufrimiento, y deben ser
valoradas como tales. Este es el aspecto pragmático del sistema budista, a saber, que el valor
de todo pensamiento debe ponderarse por lo que se pude hacer con él, por la perfección de la
vida que resulta de él.
La respuesta del Buda al problema del sufrimiento es el cuerpo de las Cuatro nobles
verdades. En general, cada noble verdad refiere una esfera del sufrimiento, su origen, su
extinción y el camino que lleva a su extinción.
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convenimos con que un problema amplio puede subdividirse en problemas más delimitados,
es razonable suponer que (una aproximación a) su solución será cierta conjunción entre sus
soluciones parciales. Luego, podemos disgregar el problema de la individualidad en el
problema del yo junto con el problema de la relación de pertenencia o propiedad. Las
siguientes líneas intentarán explicar ambas cuestiones.
Según Conze (1988), “la gran contribución de la “filosofía” budista radica en los
métodos que elaboró para establecer la verdad del no-yo” (p. 21).
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CAPÍTULO II. BUDISMO TIBETANO
Por más de 4000 años los tibetanos han poblado la meseta más extensa y elevada del
mundo, conocida también como el techo del mundo o las tierras de las nieves eternas – la
meseta del Tíbet. Durante siglos este lugar, asentado al noreste del Himalaya, fue un
verdadero enigma envuelto en el misterio y la leyenda, por lo que el aspecto más fascinante
es el que se puede descifrar casualmente en su original cultural, inspirada por el cariño a la
vida y la tierra, así como la fusión de lo político, lo social, la devoción y el arraigo a las
costumbres (Atlas y Geografía Universal, 1989).
Desde tiempos remotos, abundan leyendas que dan al Tíbet extraordinaria antigüedad,
y la idea de que sus pobladores alimentaron la creencia de que las fuerzas de la naturaleza
eran espíritus y dioses que debían ser elevados al punto máximo de la veneración. A ese
conjunto de creencias le llamaron Bôn. No obstante, cuando el budismo se introdujo en el
Tíbet en el s. VII, encontró grandes dificultades para imponerse frente a esta religión
autóctona. Pese a ello, la doctrina de las diversas sectas existentes no desapareció, por el
contrario, quedaron finalmente fusionadas, y el Bôn pasó con el tiempo a formar parte del
budismo tibetano (Lewis, H. & Lawson, R., 1988).
Pronto les siguieron los textos budistas en sánscrito y en chino. Desde finales del s.
VIII en adelante, monjes, agricultores, nómadas, comerciantes, entre otros pobladores del
Tíbet fueron unificados por la fe budista, religión que fue adoptada como oficial. Entre ellos,
los tibetanos prefirieron los textos procedentes directamente de la India, y construyeron la
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mayor parte de la literatura budista traducida al tibetano. Más que la cohesión social, a ella se
le debe la transformación en la vida de los tibetanos, ya que pasó de ser un grupo de nómadas
guerreros a una civilización dedicada a las metas espirituales y artísticas, con profundo
respeto a la paz y la armonía.
Dado que los textos del Dharma ya no eran asequibles, la práctica de los fieles se
fragmentó, y ya no sabían cómo practicar las diversas enseñanzas como conjunto unificado.
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tibetanas que existen actualmente – Nyingma, Kagyu, Sakya y Gelug – enfatizan el Vehículo
del Bodhisattva, siguen los sutra y los tantra, y tienen la visión filosófica madhyamaka.
Siguiendo el ejemplo de Santaraksita, muchos monjes tibetanos se dedican al estudio y al
debate rigurosos, además de a la meditación.
A partir de entonces, el Tíbet fue gobernado por maestros religiosos (Lamas) durante
los siguientes siglos, que no solo representaron la autoridad sino que fueron venerados porque
se creía que en ellos se encarnaba el Buda. Con la aparición del Lamaísmo, se inició una
época de gran esplendor; tanto los monasterios budistas como los centros de difusión cultural
acrecentaron las metas espirituales y artísticas ya presentadas desde mucho tiempo atrás.
Existen muchas enseñanzas dejadas por grandes maestros (o lamas) cuyas prácticas
aún se mantienen en vigencia en gran parte del mundo. Entre ellas, se destacan las seis
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perfecciones (o paramitas o parami) que son virtudes que permiten purificar el Karma para el
buen camino hacia al bodhosatlva (o iluminación). Se mencionan, por lo tanto, tales como la
amabilidad, generosidad, honestidad, paciencia, sabiduría y esfuerzo; asimismo, la renuncia,
determinación, sinceridad y ecuanimidad. Del mismo modo, se enseñan los seis yogas de
Naropa (tibet.: na-ro´i-chos-drug). Estos se destacan como los seis “dharmas” de Naropa al
ser un conjunto de meditaciones tántricas. Naropa, por un lado, fue un lama que formó parte
de la Guirnalda Dorada, del linaje Kagyu. Entonces, esta práctica tiene como finalidad el
realizar de manera rápida la “iluminación”.
El proceso necesario para dicha práctica consta de una serie de ejercicios que irán
progresando evolutivamente para la bodhosatlva. En efecto, ello cuenta con:
- Tiene como base el dar la apertura a los chakras y los seis yogas.
- Resalta la creación de un cuerpo mental (unión del prana sutil y la mente sutil
dentro del organismo).
Osel (tib.: hod-gsal).- Conocido como el yoga de la clara luz o de la luz radiante.
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- Se busca acabar con la dualidad, y se quiere llegar a la innata sabiduría.
genera la bodichita.
El camino de la vista, que busca convertir en “arya” (el ser noble e iluminado).
Al entrar en el terreno filosófico, cabe hacer mención el proceso que se sigue para el
alcance de la budeidad. Esto es entendido primero con la “renuncia” cuyo tema será
desarrollado más adelante en la parte práctica del budismo tibetano. Luego, sigue la
“bodichita” la cual se ha desarrollado en lo que concierne, al menos, en su significado.
Finalmente, se da paso a la “vacuidad” que corresponde a la filosofía “Madhyamaka” (o
shunyavada- doctrina de la vacuidad). De modo que también se hace mención de los cuatro
sistemas filosóficos (drubta shyi), divididos en dos subgrupos de dos cada uno. En efecto,
estos son:
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Hinayana:
Mahayana:
- Todo está vacío de esencias (svabhava) lo cual también está más allá de los
conceptos.
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2.5. Prácticas preliminares
2.5.1. Mantra
del sueño).
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CAPÍTULO III. BUDISMO ZEN
Definir al budismo Zen como una religión o cosmovisión religiosa, nos traerían tesis
casi imposibles de sostener. El Zen es una disciplina del espíritu enfocada en la meditación,
lo cual ha logrado alcanzar una gran aceptación en occidente. Esto se debe posiblemente en
gran parte a su carácter práctico, a su sencillez y al carácter de meditación espiritual que,
además, es una forma de vida. Ello permite al discípulo trascender el mundo de las
apariencias ilusorias, enseñándole a superar los estrechos límites y contradicciones que por su
propia naturaleza dual le plantea la mente racional. Permitiéndole, así, elevar su conciencia
de grado en grado hasta alcanzar la sublime percepción de «Lo Real». Es por ello que el
maestro Zen D. T. Suzuki supo definir muy acertadamente el Zen como «la Disciplina de la
Iluminación».
El budismo Zen nace en la India, pasa por China y logra su mayor desarrollo en el
Japón a mediados del s. XIII. Influye, luego, profundamente, en la mentalidad y las
costumbres de la cultura tradicional japonesa donde todavía se sigue enseñando y practicando
hoy en día en las diversas escuelas y monasterios Zen. Es por ello que las raíces místicas y
filosóficas del Zen deben ser buscadas en la vida y en las enseñanzas del Buda,
remontándonos así al s. VI a.C. e incluso hasta las tradiciones espirituales del hinduismo
recogidas en Los Vedas.
Según la tradición, también se comenta que el Zen nació cuando el monje hindú
Bodhidharma se trasladó a China el año 520 d. C., y tras entrar en contacto con los portadores
de las ideas taoístas, pasó nueve años en una gruta meditando de cara a la pared.
Bodhidharma no pudo librarse de la influencia del taoísmo, y estableció las primeras formas
de meditar conocidas bajo el nombre de Chan. El Chan comienza a conocerse en Japón hacia
el año 1911 y en Japón, el Chan, recibe el nombre de Zen.
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Al morir Siddharta Gautama (buda), el budismo se dividió en dos vías principales de
transmisión de sus enseñanzas: el Hinayana o «Pequeño vehículo» y el Mahayana o «Gran
vehículo». La Escuela Hinayana, que es más exotérica, ritual y ortodoxa desde el punto de
vista religioso, se extendió principalmente por Tailandia, Ceilán e Indonesia. Mientras que la
Escuela Mahayana, que es mucho más metafísica, profunda y trascendente desde el punto de
vista filosófico, es la que se estableció en el Nepal, Tíbet, China y Japón.
Cuando el Budismo Mahayana entró en contacto con la población china, alrededor del
s. I a.C. creó un tipo de disciplina espiritual conocida como Ch’an, cuya palabra significa
«meditación», y que al llegar al Japón, en el 1200 d.C. fue conocida como Zen. Byung-Chul
(2002) señala que el Zen es una mezcla única de las filosofías e idiosincrasias de tres culturas
diferentes (hindú, china y japonesa). Es una forma de vida típicamente japonesa y, sin
embargo, refleja el misticismo de la India, el amor a la naturalidad y a la espontaneidad de los
taoístas y el meticuloso pragmatismo de la mentalidad confuciana.
Como escuela budista, el Zen es una disciplina cuyo objetivo final es alcanzar la
Iluminación, y para ello toma como modelo y fundamento la vida y enseñanzas de Siddharta
Gautama (el Buda). Su preocupación era el dolor, sus causas y estaba convencido que podía
liberar a los hombres de sus sufrimientos y dolores. El Buda alcanzó finalmente la
Iluminación meditando bajo «el Árbol Bodhi» en la posición del Loto, llamada Padmasana
en la tradición hinduista y Za-Zen en las escuelas Zen. Buda establece el modelo fundamental
del budismo Zen, demostrando con su ejemplar vida cómo a través de la disciplina de la
meditación (Za-Zen) el discípulo que se halla en la vía de la sabiduría (Do) puede llegar a
alcanzar la Iluminación espiritual (Satori) y la liberación definitiva de todo sufrimiento
humano (Nirvana). Hegel, sobre este punto, sostiene que en el nirvana se alcanza una
infinitud y una inmortalidad que constituye la libertad infinita.
La disciplina del Zen está orientada, exclusivamente, a lograr que el discípulo pueda
alcanzar eficazmente dicho estado de consciencia o Satori, de la forma más eficaz y directa
posible. Al igual que el Tao, el Zen desconfía del lenguaje conceptual propio de la mente
racional; ya que el intelecto analiza, compara, clasifica y define las cosas, no por lo que las
cosas son en sí mismas, sino por el lugar que ocupan con respecto a las demás cosas, por sus
similitudes o diferencias, por su apariencia y su estructura formal.
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En el pensamiento occidental, existen principios incuestionables como el A es A y no-
A es no-A como principio de identidad de carácter necesario y universal por lo cual de un
objeto se dice una cosa y no su contrario a la vez y en el mismo sentido de la palabra. La
ciencia prospera con este dualismo. La lógica sustenta esta separación por lo que otro tipo de
posibilidad es inconcebible. El Zen rechaza la sistematización filosófica empírica racional.
“El mundo del zen es un mundo de silencio” (Izutsu, 2009, p. 10). El silencio no está cargado
de palabras, no capta el mundo manifestándolo desde las palabras ordenadas y delimitadas.
Por el contrario, en el oriente, el Zen es silencioso. El mundo de occidente es elocuente,
analítico y mecánico; muy diferente al callado y contemplativo como lo es el oriental. En
occidente, existe el método científico que explica y trata de entender la realidad. En oriente,
existe el método de penetrar directamente en los objetos de la realidad. Por ejemplo, en
Occidente se arranca una flor para examinarla; en cambio, en Oriente se contempla la flor y
su relación con la realidad. Así, su finalidad de esta última es poder apreciarla desde dentro.
Por eso, los maestros Zen enseñan que “un dedo te sirve para señalar la Luna, pero una vez
que hayas reconocido la Luna, no sigas mirando el dedo”.
Asimismo, el Zen convierte una vida monótona y cotidiana en una vida de arte, plena
y creadora capaz de conectarse y ser parte del mundo. Del Zen se puede vivir, pero si se
piensa todo el Zen se pierde. Cada uno ha de andar su propio camino, nadie puede caminar
por nosotros, aunque sí indicarnos el camino más propicio.
Todas tus actividades mentales funcionarán ahora en un nivel diferente, que será más
satisfactorio, más apacible, más pleno de gozo que todo lo que hayas experimentado
antes. El tono de la vida se alterará. Hay algo rejuvenecedor en la posesión del zen. La
flor de primavera parecerá más bonita y el arroyo en la montaña corre más fresco y
más transparente. (p. 72)
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Un niño que estudia piano, por ejemplo, no toca exactamente como un gran maestro.
Sin embargo, la manera de tocar del maestro no es nada misteriosa; es sólo la perfección de la
experiencia rudimentaria del niño. La experiencia del satori nunca puede expresarse
intelectualmente. Un satori convertido en concepto deja de serlo; y dejará de ser una
experiencia zen. Además, sería un error creer que el satori puede realizarse sin lograr la
humildad, el amor y la compasión. En el zen, hay muchas etapas de iluminación de las cuales
el satori es el paso último y decisivo.
Todo verdadero maestro sabe cuándo un discípulo está ya preparado para despertar a
un nuevo estado de conciencia más elevado, y llegado el momento oportuno, puede provocar
eficazmente dicho despertar con un koan, o también con un kiai, un gesto inesperado o una
palabra justa.
Por otro lado, la Soto Zen o Escuela Gradual, utiliza un método más suave ya que
en esencia busca la maduración paulatina y natural del discípulo como «la brisa de primavera
que acaricia la flor ayudándola a florecer», haciendo hincapié en que el verdadero despertar
de la conciencia debe darse a través de los quehaceres cotidianos del discípulo. La Escuela
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Soto cultiva la serenidad de la meditación no forzada, empleando la práctica del Za-Zen o
Disciplina de la Meditación, como ejercicio fundamental de introspección de la conciencia,
cuya práctica correcta y reiterada, permite al discípulo ir desarrollando dentro de sí mismo
cierta actitud mental ante las cosas, que debe poder traslucirse después a través de todos los
pensamientos, palabras, sentimientos y actos que realiza a lo largo del día. Esta actitud es el
Shibumi, síntesis sublimada de toda acción, que se manifiesta como simplicidad elegante,
perfecta concentración, desapego en la acción, humildad en el éxito, serenidad impecable,
naturalidad en cada gesto y maestría en la ejecución.
Para la mentalidad tradicional japonesa, Shibumi es, pues, la actitud perfecta que debe
conquistar todo aquel que pretende alcanzar la Iluminación. Por eso, la filosofía Zen
considera que cualquiera de las artes o tareas cotidianas son también una Vía o Do; un
camino hacia la perfección espiritual. Por eso, en Japón, encontramos toda una larga serie de
artes que van desde lo estético y lo ceremonial hasta la jardinería o el arte marcial, que
durante largos siglos han sido consideradas como un Do. La similitud al Tao de los filósofos
chinos Do es la vía o camino que conduce hacia la iluminación, una vía de liberación
representada en el buda.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Izutsu, T. (2009). Hacia una filosofía del budismo. Madrid, España: Editorial Trotta.
Khan Baba. (2017). El mejor documental – Buda y Budismo Tibetano. [video]. Recuperado
de https://www.youtube.com/watch?v=zqd7iUbJag0&t=272s
Tola, F. & Dragonetti, C. (2012). Filosofía budista. La variedad universal. Buenos Aires: Las
Cuarenta.
Samsaraexit. (2014). Las raíces del Budismo Tibetano en la India. [video]. Recuperado de
https://www.youtube.com/watch?v=LlnJSJUVHz0&t=881s
Suzuki, D. T. & Fromm, E. (1964). Budismo Zen y psicoanálisis. D. F., México: Fondo de Formatted: English (United States)
Cultura Económica.
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Williams, P., Tribe, A. & Wynne, A. (2013). Pensamiento budista. Barcelona: Herder.
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ANEXOS
Entrevistado
Juan José Carlos Solari, profesor de Budismo Tibetano en la Pontificia Universidad Católica
del Perú y miembro del Instituto Peruano de Estudios Budistas)
1. ¿Cuál es el factor por el cual la región del Tíbet no tuvo un alfabeto propio de
escritura antes del siglo VIII, en pleno desarrollo del budismo en la región?
2. ¿Cómo se puede comprender el mundo interno y externo con relación a la verdad por
medio del conocimiento? y ¿qué tipos de conocimientos abarca el estudio de los
budistas para brindar un pensamiento racional y filosófico?
4. Sobre la visión del mundo y la visión humanista [“del ser humano” eliminado por
redundante] del Budismo, en el primero se anticipa que el hombre se concibe como
una parte que pertenece a un todo no siendo aquél un todo de un todo, sino marca la
distinción o pone barreras al conocimiento entre ambos. Entonces, en las relaciones
humanas, conocer al otro es, a su vez, negar la totalidad de lo que es por la nulidad de
lo que soy por lo cual nada conocemos del otro porque no nos conocemos quiénes
somos ni en base a qué unificamos nuestra existencia en cuanto la distinción marcada
ha de aparecer. ¿Qué opinión tiene sobre lo anterior? (El entrevistado va a volar con
esta pregunta xD)
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es aquello que me permite entrar en el estado de la iluminación tomando como punto
inicial el deseo? ¿qué es el deseo como tal?
10. Si el budismo es más una actitud que un estudio racional ¿en qué se diferencia de la
vida cotidiana?
11. La pobreza, el hambre o la genética, muchas veces y en todos los países, conducen a
los hombres a cometer delitos. Estas personas ¿podrían practicar el budismo y ser
admitidos en los templos libremente?
12. En 1997, Joseph Ratzinger, cardenal en ese entonces, criticó al budismo como “un ser
espiritual de auto absorción” sin concretar las “obligaciones religiosas” para luego
aclarar que se refería a los católicos que practican el budismo. ¿Cómo interpretaron
los monjes budistas dichas palabras y cómo la interpretan ahora más de veinte años
después?
Evento
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Lugar: Miraflores, calle El Rosario 359
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