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tanto que tales fuerzas han quedado adheridas tanto ‘en la raiz como en Ia cresta de toda vida histériea, a Ja que nosotros pertenecemos en la efimera existen- cia de una célula, en esta medida, nuestra tarea'no es acusar 0 perdonar, sino tan s6lo comprender,* Pertenece a las fatalidades de la existencia social Jos elementos esenciales, que siempre moran en todos. Jos individuos de un circulo cualquiera, casi munea se. manifiesten como los impulsos e intereses m: dos de estos individuos, sino a menudo como bajos. Pues no sdlo el hecho de que en el marco de: especie orgdnica se dejen en herencia aquellas formas y fanciones mas seguras que han sidoadquiridas por ella en los tiempos mas tempranos, asi pues, I pos primitivos, todavia no refinados, lig meramente necesario para vivir; sin aquello que cada uno posee, puede, evident sdlo la posesidn del que menos posees: yueltas, puesto que el d r lo mas alto pueda decrecer hasta todo esto, entonces, se encuentran, deberi ¢ ‘est situado abajo de de ellos en una direcci6n de algin modo peculiar y se ramifican por encima de la comin. Asi pues, de todo lo que es comin a los hombres, Jo mas comtin es que tienen que comer y beber. Y pre- cisamente esto es, de una forma peculiar, lo mas egois- ta, lo limitado al individuo de la forma mas incondi- cionada y mis inmediata: lo que yo pienso puedo hacérselo saber a otro, lo que yo veo puedo dejirselo ver, lo que yo hablo pueden escucharlo cientos de hombres; pero lo que el individuo particular come, no puede comerlo otro bajo ninguna circunstancia. En ninguno de los imbitos mas clevados tiene lugar esto, que aquello que el uno debe tener, a ello deben los otros renunciar incondicionalmente. Pero en la medi- da en que este primitivo rasgo fisiologico es un rasgo humano general absoluto, se convierte precisamente en contenido de acciones comunes, y surge la figura sociolégica dela comida que precisamente anuda al ex clusivo egoismo del comer una frecuencia del est juntos, una costumbre en el estar-unidos, como solo muy raramente es aleanzable por medio de ocasiones mas clevadas y espirituales. Personas que no compar- ten ningiin interés especifico, pueden encontrarse en las comidas comunes; en esta posibilidad, ligada a la -primitividad y, por tanto, universalidad de este interés material, reside la inconmensurable significacién so- -ciol6gica de la comida Los cultos de la Antigiiedad, que a diferencia de las giones mundiales acostumbraban a dirigirse s6lo a o%) 'y homogéneos localmente, pueden HaRseen | cial. En es- .cial en la antigiiedad semiti a infrateralen viru de laadmisign coma ae de Dios. El comer y beber comiin, que paralogtut incluso convertia al enemigo pocd antes moras amigo, suscita una enorme fuerza socializador: ae permite pasar por alto que en modo alguno se eum se bebe realmente «la misma» poreién, sino porcion M completamente exclusivas, y que produce la represen ta primitiva de que con esto se elabora carey san gre comin. La cena pascual cristina, sobre todo, que identifica el pan con el cuerpo de Cristo, erea a partir del suclo de esta mistica la identidad real tambien del consumo y, con ello, un modo de ligazn completa mente tinico entre los participates, Pues aqui, donde cada uno no toma para si un trozo no concedido al i a uno el todo en su individualidad plena io, la cual le cae en suerte a cada uno unifor- memente, aqui, se supera de la forma més completa ja exclusién egoista de tado comer, Precisamente porque la comida comin es un acon- tecimiento de primitivismo fisiolégico e inevitable ge- neralidad en la esfera de la interacci6n social y, por esto, pone de relieve una significacién suprapersonal, adquiri6 en algunas épocas tempranas un enorme valor social, cuya mani és ti nes de compattir mesa. Asi el Car glo x ordena una elevada multa p beba con el asesino de un mi guna comunidad de mesa; asi, en la India la mancha debida a comer con alguien de casta inferior tiene en ocasiones consecuencias mortales. El hindi come a menudo solo para estar completamente seguro de que no tiene ningtin compaiero de mesa prohibido, En toda la estructura gremial medieval el comer y beber comin sun punto de una importancia tan vital como apenas podemos hoy en dia seguir sintiéndolo, que en la inseguridad y fluctuacién de la existencia me- dieval éste era un punto, por asi decirlo, visiblemente fijo, un simbolo en el que se orientaba siempre dle nue- vo la seguridad de pertenecer al mismo grupo. Y con esto se constituye la conexion que Ia mera externalidad fisica de la alimentacion permite aleanzar, sinembargo, con el principio de un orden situado in- finitamente més alto: en la medida en que la comida se convierte en un asunto sociolégico, se configura so- metidaa estilo, estética, regulada supraindividualmen- te. Surgen, pues, todas las prescripciones sobre el co mer y el beber, y ciertamente no en la aqui inesencial perspectiva de la comida como materia, sino relativas a la forma de su consumicion. En primer lugar, hace aqui su-aparicién la regulari- dad de las comidas. De pueblos muy primitivos sabe mos que no comen a determinadas horas, sino anér- icamente, precisamente cuando cada uno tiene bre. Pero la comunidad de la comida acarrea in- mediatamente la regularidad temporal, pues un oslo puede reunirs Sanat lap nominarse la jerarquia de la comida: no atacar 4; riamente y sin reglas la bandeja, chase terminado orden a la hora de servi ; Clubs ingleses, los precursores a En los Trade tos, se ordenaba en ocasiones una multa made de que alguien bebiera fuera de turno, : ‘on todo esto se impone una norma formal por encima de las fluctuantes necesidades del individen particular, la socializacién de la comida ls eleya rung estilizacion estética que retroactda de nuevo sobre ; pues alli donde el comer exige ademas del finde r el apetito también una satisfaccion estética, es indispensable un gasto que no s6lo una comunidad de varios puede efectuar antes que el individuo particular, sino que también interiormente tiene como, portador legitimo antes a aquélla que a éste. Finalmente, la regulacién de los modales, susome- timiento a normas segin principios estéticos, es una consecuencia de la socializacién de la comida. En las capas mis bajas, donde la comida se centra esencial- mente en el comer su materia, no se configuran pre ceptos regulativos tipicos de los modales. En Jas mas _ elevadas, en las que el estimulo de estar-juntos lleg hasta su (por lo menos supuesta) culminacién «sociedad» y domina ala mera materia, surge para este determinado co i go de reglas que va desde la fo cuchillo y tenedor, hasta los mensal en una casa jadores, una comida e talmente esquematizada y regulada supraindividual- ‘mente en los movimientos de las personas. Este estri to sometimiento a normas y equiparamiento no tiene ningdin fin externo, significa exclusivamente la supera- cién o transformacién que experimenta el egoismo in- dividual materialista en virtud del trinsito a la forma social de la comida. Yael comer con un utensilio tiene como base su estilo mas estético. El comer con las ma~ nos tiene algo decididamente mas individualista que el comer con cuchillo y tenedor, liga a los individuos mas inmediatamente con la materia y es la exteriorizacién de la avidez menos reservada. En la medida en que los modales empujan a esta tiltima a una cierta distancia, se estampa sobre el proceso una forma comiin que fa- vorece mis la unin, cosa que en modo alguno existe en el comer con las manos. En Ja maniobra sometidaa modales se acrecienta este motivo en tanto que aqui la forma general sometida a normas se manifiesta al mis- mo tiempo como la mis libre. Es desagradable rodear cuchillo y tenedor con toda la mano cerrada, porque esto estorba la libertad de movimiento. Los modales de la persona no educada son rigidosy torpes, pero sin regularidad suprapersonal; los de la persona educada Pposeen este precepto regulativo en tanto que actian mévil y libremente (como un simbolo del hecho de que el sometimiento social a normas alcanza su autén- __ tica vida ante todo en la libertad del individuo, lo cual ‘este modo como lo contrario, sencillamente, cogia, el plato es una fig lista. Muestra que esta porcién de comple exclusivamente para esta tinica persona, al cular del plato lo remarea; la linea circular es la mnds separa, la que concentra en sisu contenido dig forma mas decidida; contra lo cual la banda di “ ta para todos es angular u ovalada, asf tar cerrada menos celosamente, El plato simboliza el orden que da a la nevesidad del individuo particular lo que le corresponde como una parte del todo dividido, pero que tampoco le deja salir de sus fronteras, Peto el plato supera de nuevo este individualismo simbélieg en una comunidad formal mas elevada; los platos de una mesa deben ser en si completamente iguales, no toleran ninguna individualidad,; distintos patos o.va- sos para distintas personas serian absolutamente im- procedentes y clesigradables, Cada paso que eleva a la comida a la expresién in mediata y simbélica de valores sociales miselevados, mas sintéticos, permite aleanzar precisamente én esta medida un valor estético mis elevado. Por esto, eles« piritu de reconciliaciGn estético desaparece del hecho fisico del comer en el instante en el que, incluso do se conseryan externamente las buenas: saparece el momento de la socializaci nifiesta en el contratiempo de la table encuentra uno de forma patente: mer, el juntos no es buseado ec que es por el contrario la Pues, puedees- D | la mesa y todo buen comportamiento no puede aqui consolar de la principalidad materialista del fin del co- mer; la aversion de toda sensibilidad refinada a la table ahite demuestra que exclusivamente la socializacién puede guiar este fin a un orden estético mis elevado;a los estimulos de este orden les falta, alli donde el estar- juntos como tal no tiene ningdin sentido autosuficien- te, en cierto modo el alma, y ya no pueden seguir ofre- ciendo ningiin encubrimiento al contratiempo, es més, ala fealdad, del proceso fisico del comer. La estética de la comida no puede olvidar nunea gié es lo que realmente tiene que estilizar: una satis- faccion de necesidades situada en las profundidades de lavida orgénica y, por tanto, absolutamente universal. Por tanto, si tiene como objeto lo material individua- lista, no puede entonces, precisamente por esto mis~ mo, elevarse hasta la diferenciabilidad individual, sino slo embellecer y refinar una nivelacién animica hasta el limite que ésta permite. La apariencia individual de un alimento no se avendria con su fin de ser comido: esto seria como antropofagia. Por esto, tampaco per- tenecen a lamesa de comer losmodernos colores que- bradizos, matizados, sino los amplios, brillantes, que enlazan con estimulaciones completamente primarias: blanco y plata. En el mobiliario del comedor se evitan, ir lo general, formas y colores muy llamativos, movi- provocativos, y-se buscan tranquilos, oscuros, gra- ‘De ‘cuadros se prefieren los retratos familiares, a v guna atencion excitada, sino tica en cl arreglo y adorno d i wesc Seoenlareaniusant ciao . ya mucho tiempo superados: simetria, eee miticos sumamente infantile, eonfiguracionesy sine bolos sumamente primitivos. Tampoco lamesags non parada puede aparecer como una obra dearte cera en si, de modo que no se quisiera osar destruit su for. ma, Mientras que la belleza de la obra de artetiene oy esencia en la intangibilidad que nos mantienea distan= cia, el refinamiento de la mesa consiste en que su be- fleza nos invite a sentarnos a ella, Aquclla estricta fijacién general de los modales de mesa es tanto mas necesaria para las eapas tnas eleva- das, a partir de la ordenacién jerérquica del ambito, cuanto que en éstas la tentacién del individualismo es especialmente proxima. Ser individual en el comer, como se quiere serloen el andary en lavestimenta, en la forma de hablar y en todos los demas ademanes, es- tarfa completamente fuera de lugar; no sélo serfauna contradicci6n interna, sino lo impropio axiolégica~ mente de que algo superior se dirija a algo inferior, a algo situado en una dimensién completamente dife- rente, en la que no encuentra ningiin punto de parti- da, sino que debe extraviarse en el vacfo. Tampoco la conversacién en la mesa, si quiere permanecer en ¢ tilo, puede dirigirse mediante duales a los objetos y modos tipicos. Ciertamente, todo: a partir de la utilidad comer que la atenci6n 1 esto sélo expresa en el funda conexi6n socio-psicoldgica de que una realiza- Entre los elementos de la m cidn social ha provisto aqui a una necesidad muy pri- encontrar la misma forma, La sedi mitiva de su mas seguro estar-generalizada, por medio el pecado y la culpa, estan ciertamente; de la cual se ha elevado a las esferas de los estimulos escala moral que quizs ni siquiera enlaza por medion ‘mis elevados y espirituales, pero que sin embargo no transiciones resbaladizas con lo bueno a se ha separado totalmente de su base. Quejarse de la embargo, la altura moral mis extrema ésté con svialidedde lis conversaciones habitualesenlamesa | "ad inmediatamente por aquellas oscuridades y esta. ¢s por ello completamente equivoco. La conversaci6n dios mas inferiores de nuestra existencia, Quién hae airosa en la mesa, pero que siempre se mantiene en una blaria de meri 3 moral, si no necesitara de la lucha: Gierta generalidad y falta de intimidad, nunca debe ha- contra la tentaciGn (que la tradici6n tampoco ahorra al cer waquel fundamento completamente imperceptible, Salvador), del vencera la debilidad,a losensoriaalo porque ante todo en su caricter prefijado se manifie _—— egoista? Que haya mas alegria en el cielo por el peca- T rodaladisolventéigereray encantodesujuegosu- | ‘don arrepents ido que por dies, justos, s6lo expresa esta perficial. construccién interna en laque lo negativo no es nin- Aqui puede recordarse el hecho de que en toda una guna mera sombra sobre nuestros valores, ningun serie de imbitos vitales los fendmenos mas inferiores, contradiccion que, segiin su sentido, aparte de aqué- es mas, los valores negativos, no son s6lo los puntos de llos; sino que a partir de lo negativo mismo sedesarro- paso para el desarrollo del mas elevado, no son solo los la, como a partir de una energia positiva, su contrario. trasfondos a partir de los que éste se desprende, sino Sélo lo oscuro y malo puede por asi decitlo, mudan- que su inferioridad es precisamente como tal el funda- dose en si mismo, producir lomis luminoso y mas ple= mento de que surja lo mis elevado, De este modo, ob- no de valor que nos es aleanzable, a | serva Darwin que la debilidad corporal del hombre en ndiferencia y trivialidad del émbito del que-ta comparacién, por ejemplo, con los animales del mis- tan estas lineas no deben confundir sobre el de ‘mo tamaiio, probablemente ha sido el motivo que lé ha que también en él vive la paradsjiea profundidad de ‘condlucido de la existencia aislada a la social; pero ésta este tipo. Que tengamos que comeresun hech habria conducido al desarrollo de todas las capacidades do tan primitiva y tan bajamente en el d del intelecto y de la voluntad, por medio de las cuales nuestros valores vitales que sin dudae oso leta su inferioridad fisica, sino que (asi P Ja comida comin, y en la so modo se desarrolla las del comer. Sino fuera base'de ésta) habria eleva- idad sobre todos trado, pues, este puente, atravesando el cual asciende hacia la significatividad de la comida sacrificial, hacia ln estilizacion y estetificacién de sus tiltimas formas. Si Ia esencia de lo tragico es que lo clevado se rompe en si mismo, si sus figuras mds conmovedoras hacen lu- char a los valores ideales precisamente contra valores ideales y por ello se hunden en lo bajo y fitil, entonces el desarrollo aqui perseguido es el exacto contrario de este destino, Pues aqui lo bajo y fatil ha crecido por si mismo sobre sf mismo; la profundidad, porque es pro- fundidad, se ha alzado a la altura de lo mas espiritual y més pleno de sentido. Aqui como en ninguna otra par~ te; la significatividad del tipo vital se pone de relieve en el hecho de que tampoco rechaza configurarse segin lo insignificante. a RE he! * = oe eel 1 oye ae ELINDIVIDUOY LALIBERTAD sine ld rthaas atti Es la opinién europea general que la cimiento italiano cred mala scotia dividualidad: el desprendimiento interno y externo por parte del individuo particular de las formas co= munitarias de la Edad Media que habian ligado su configuracién vital, funciones y rasgos esenciales en. unidades niveladoras; con esto habian hecho desva- necerse en cierto modo los contornos de la personay habian refrenado el desarrollo de libertad personal, la unicidad que descansa sobre si, la autorresponsabili- dad. No entro en la cuestion de si en la Edad Media escaseaban los rasgos de la individualidad realmente en una medida tan cuantiosa, Pero) su consciente acentuacion fundamental parece ser, en cualquier caso, ante todo la realizacién del Renacir ciertamente, sobre todo, en la form tad de poder, de distinguirse, d se extendio entre los hombres en cido. Si en el comienzo I no hubo en Florencia

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