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Xa Wos de Galicia Las metamorfosis de Conde Los «Soliloquios» de Ram6n Conde TAREIXA TABOADA «Porque en un cuerpo solo lo frio pugnaba con lo caliente, lo humedecido con lo seco, lo mullido con lo duro, lo sin peso con lo pesado». Ovidio. Los Soliloquios se presentan en el centro cultural Marcos Valearcel de Ourense como un didlogo sobrecogedor en el que Conde experimenta con el autorretrato como vehiculo de expresion emocional desde complejos mecanismos psiquicos que se esconden bajo la epidermis, el vértigo de asomarse al vacio profundo del interior del ser humano bajo la sutil uniformidad de Jos clichés culturales. Titanes profundamente humanos son personificacién del poder y la ternura de sus paternidades, como Ja que anticipa la exposicion situada en el exterior del edificio, colosal imagen ic6énica de densidad sobrecogedora y ciclépea monumentalidad donde plantea la anatomia del padre como cueva protectora y suscita un poema de contrarios entre tensién, reposo, proteccién, confianza, vigilia y suefno. Ramo6n Conde, escultor del exceso y la abundancia, hipertrofia los cuerpos sometidos a una tensién expresiva de energia ilimitada y vitalismo exultante con cierta terribilita michelangesta y una frontalidad helenistica severa que profundiza en la carga psicologica de la mirada que trasciende al personaje bajo la importancia del discurso mas alla de lo anecdotico, evitando asi la narracion textual. Experimenta extremando las reacciones emocionales como una forma de canibalismo voraz a través de las relaciones humanas sobre una serie de antitesis: agresion, indefensiOn, ternura, agresividad, pasividad, erotismo, fiereza y deseo. Epopeya escultérica bajo dos niveles de introspeccidn: el del alter ego vinculado a la representacién formal de la fortaleza fisica en las herctileas anatomias que definen masculinidad y vigor evidenciado por su desnuda rotundidad personificacién del concepto filoséfico nietzscheano del origen del superhombre identificado con el lider y la extrafia relacién de poder y dominaci6n sobre el otro tras el proceso que convierte al hombre en adalid. Este planteamiento que personifica una superestructura opresiva se observa en obras como El idedloga por la seguridad y aplomo de su gesto, la arrogante introspecci6n y cerramiento que proyecta la figura sobre las demas esculturas cuya abnegaciOn no exenta de fiereza en su profunda introspecciOn muestra un mundo interior convulso, formado por una amalgama de pulsiones y pasiones, emociones y experiencias, frustraciones y aciertos, que se traducen en la expresién de la accion mental a través de la captacion psicologica de las miradas y del lenguaje de los cuerpos, siendo parte del conjunto e independiente con sobrecogedora tension individual como expresion de un movimiento congelado. Desplaza la unicidad del tema. Proteico, simbdlico, hermético, plantea una autorreflexién entre las funciones y tensiones que el individuo genera con su presencia en la sociedad, una fisicidad articulada en el engranaje procesual del diseurso y la identidad emocional. Humanismo utdpico y sinestesia sensorial sin referencias contextuales. En El fanfarron realiza una parodia sobre las distorsiones que provoca la comunicaci6n y las opiniones criticas que suscita. E] segundo nivel de introspeccién y mas profundo es el dominado por la conocida iconografia de las formas expandidas, de las anatomias que se desbordan rebasando el limite de si mismas, la exuberante orografia de las formas gordas o estructuras concebidas como montafias, arquitecturas estructurales de opulencia extrema. Préximas al sueno 0 a la pesadilla, se metamorfosean como fluidos, como concrecién de una idea a medio camino entre el sueno y la vigilia, explosivos o implosivos, formas elasticas de sublime equilibrio, torturadas o monstruosas, siempre fascinantes con esa dualidad tan fieramente humana, bisexual, atemporal e identitaria y metafora obsesiva del autor. Son los grupos fascinantes sobre el mito de Pigmalién y Galatea como una monstrualizacién del deseo, el mito del creador y su expectaci6n ante la obra; y el de Susana y los viejos, simbolos de lascivia y represion, de la perversion del voyeur y de la venganza que consiste en la destruccion del objeto de deseo no alcanzado. Con una técnica precisa y meticulosa, Conde reflexiona sobre si mismo y sobre la sociedad a través de los roles, comportamientos y sensaciones que dan forma a una amalgama de criaturas que se metamorfosean y fluyen bajo la piel. Un imaginario extrafo tan aterrador como adictivo, impactante y sobrecogedor que concibe la obra como Walter Benjamin consideraba el arte: un vehiculo para transformar el espiritu.

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