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NOTA PRELIMINAR Genscan Bazin Bazin (6) Hicikuadi® Am. ‘Carfruo PRIMERO LOS ORIGENES DEL ARTE EI arte es una de las expr bre, entre los seres de Ia Naturaleza, actividad, el gesto del demiurgo, y le condena, ‘una perpetua superacién. Si hay en las est aurifiacienses un sen- tido tan potente de las formas, si las figuras de animales pintadas en las paredes de las cuevas de Dordofia y Altamira son obras macstras de natu- ralismo que ninguna civilizacién superar, es porque al ejecutarlas, el hom- bre primitivo estaba animado in profunda de que creaba. Para él Ia imagen no es un simulac smas facultades ica por la cual el ceuyo di atencién a la verdad viva, es para dar a es reproducci6n, Ia de esas imagenes nace, pues, de este esfuerzo de identificacién con el cos- ud propia de la criatura. La 0 HISTORIA DEL ARTE mos, esfuerzo que, en el universo viviente, distingue al ser humano. Ligado al conjunto de la Naturaleza, el animal esté condenado a ser una fuerza ciega de aquélla. Por Ia conciencia que tiene de poder aprehender el mundo que le rodea, el hombre se separa del mismo e intenta reencontrarlo sin ce~ sar, con el pensamiento y con la accién. Profundamente arraigado en el mundo natural, el hombre primitive conserva de este mundo la energética; no hay pensamiento ni acto suyo que no alcance a una fuerza del universo. Toda la actividad humana consiste, pues, en insertarse diestramente en este 2.—Mara pe 148 208k RUPESTRES HREMISTORICAS De OccrpeNTE, De ta obra de. Probentus. «Geschichte der alrikantechen Ku juego de fuerzas, creando un sistema de equilibrio que pueda atraer las fenergias bienhechoras y neutralice rechace las potencias maléficas. ‘Silas obras de arte aparecen tan tarde, no es, sin duda, porque el hom- bre, en los orfgenes, se encontrase incapaz de concebirlas; las primeras industrias de las épocas chelense, acheulense y mousteriense testimonian una habilidad manual que pudo ejercerse en el terreno artistico; las herramien- tas solutrenses aleanzan incluso una verdadera perfeccién formal. Pero, sin duda, necesit6 el hombre un trecho muy largo antes de que adquitiera una conciencia creadora de las fuerzas componentes del mundo. La génesis del Tenguaje es una operacién artistica en cuanto es generadora de formas; Ia facultad de nombrar las casas constituye el primer acto creador; para cl primitivo, Ia palabra que designa posee un poder mégico que la identifica ‘con el objeto, Necesité el hombre mucho tiempo para concluir una repre- sentacién mental del mundo y antes de que imaginara conferirle a auélla un poder mayor por Ia reproduccién de las formas naturales. Ciertos by tuvieron un dfa a idea de dar una fuerza de realizacién mayor al LOS ORIGENBS DEL ARTE n testifican, aquellos hombres fos lo habjan adquirido, en una asoci cidn intima, de Ia vida de Ia bestia en el curso del drama cotidiano de caza, més que de la contemplacién desinteresada propia del artista. Tal vez cello explique que las raras representaciones humanas sean al propio tiempo tan sumarias: no formaban parte del sistema magico del hombre primitivo. Habiendo sido ejecutadas tales pinturas lejos del modelo, en el fondo de ccuevas oscuras y a la luz de débiles Mimparas, demuestran que aquellos ar- tistas estaban dotados de una maravillosa memoria, que daba a ccién creadora aguel poder de sintesis. Después de haber logrado el va de su alma, mediante una concentracién mental en el curso de un trance el artista-brujo evoca las fuerzas que le identifican sucesivamente con sonte, el mamut y el reno, y, presa ya por el alma de) animal, proyeeta Ja imagen de éste sobre la roca El estudio de los orfgenes del artistico mis elevado se sitéa en el tiempo en que el hombre manera més primitiva, es decir, en l paleolitico. El impulso di cién a partir de la época neolitica toma un caricter casi ex te nos revela una sorpresa: el estado materialista, Entre el arte rupestre de la época magdaleniense y las prime- ras grandes civilizaciones del Asia o del Nilo, existe un hiato de varios milenios. a LAS CIVILIZACIONES PREHISTORICAS Y PROTOHISTORICAS Por incierta que sea la eror se puede afirmar, sin riesgo de error, que ese largo perfodo durante el cual el hombre no nos ha dejado de su Vida ninguna relacién escrita —la Prehistoria—, se extiende a lo largo de centenas de millares de affos (aproximadamente 700 000 aftos). La mayor parte de esta prehistoria de Ia humanidad comprende el perfodo llamado paleolitico, en el curso del cual los hombres —cazadores o pescadores— obteniendo sus utiles de Ja piedra tallada (prineipalmente del sflex), vivian formando tribus aisladas, en contacto con los animales salvajes, en campa- ‘mentos y, durante las fases glaciares, en cuevas. La época siguiente, Hamada ‘mesolitico, no comporta modificaciones importantes; no asi Ia llamada neo- © época de Ia piedra pulida, que presenta un répido cambi ién humana. Hacia el afio S000 antes de nuestra era, en el Préximo no tiende progresivamente, siguiendo un rapido de téenicas nuevas, como la inde la agricultura, Ia domesticacién de los animales, la instalacién permanente y coleetiva en poblados terrestres 0 lacustres. To-

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