You are on page 1of 72
METODOS PARA DETERMINAR LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE F. BOURLIERE Profesor de la Facultad de Medicina de Paris Director de la Fondation nationale de Gérontologie, Paris, Francia ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD GINEBRA. 1970 © Organizacién Mundial de la Salud 1970 Las publicaciones de la Organizacion Mundial de la Salud estan acogidas a la proteccién prevista por las disposiciones sobre reproduccién de originales del Protocolo 2 de la Convencién Universal sobre Derecho de Autor. Ello no obstante, los organismos gubernamentales, las sociedades culturales y cientificas y las asocia- ciones profesionales pueden reproducir ilustraciones, datos o extractos de esas publicaciones sin necesidad de pedir autorizacion a la Organizacion Mundial de la Salud. Las entidades interesadas en reproducir o traducir integramente alguna publi- cacién de la OMS debern solicitar la oportuna autorizacién de la Oficina de Publicaciones y Traduccién, Organizaci6n Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza, La Organizacién Mundial de la Salud daré a esas solicitudes consideracién muy favorable, Las opiniones expresadas en la serie de Cuadernos de Salud Publica son de la exclusiva responsabilidad de los autores. Las denominaciones empleadas en esta publicacién y la forma en que se presentan los datos que contiene no implican, por parte del Director General de la Organizacién Mundial de la Salud, juicio alguno sobre Ja condici6n juridica de ninguno de los paises o territorios citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitacién de sus fronteras. PRINTED IN FRANCE INDICE Pagina Prdlogo . 2... ee ee 7 Introduccin . 2. 9 1, EL ENVEJECIMIENTO DIFERENCIAL EN EL HOMBRE 11 2. METODOLOG{A GENERAL Y MUESTREO . . . 26 Encuestas transversales y longitudinales . . 26 Muestreo.. 2. 2... ee 28 Descripcién de la muestra... 2... 30 3. PRUEBAS BIOLOGICAS DEL ENVEJECIMIENTO. . 35 El envejecimiento morfolégico .. . . . . 36 El envejecimiento fisioldgico .... . . . 39 4, PRUEBAS PSICOLOGICAS DEL ENVEJECIMIENTO 52 5. LAEVALUACION DEL ESTADO DESALUD. . . . 62 El interrogatorio sanitario en el curso de la encuesta gerontolégica .. 1... 1. 62 El examen clinico y sus complementos . . 64 Bibliografia ©. 2. 69 PROLOGO Al mejorar el nivel de vida como consecuencia del progreso médico y social, la proporcién de personas de edad avanzada aumenta regularmente en numerosos paises. A muchos seres humanos se les ofrece la perspectiva de una vida mas larga, pero esa prolongacién de la existencia no deja de Plantear miiltiples problemas entre los cuales la prevalencia creciente de las afecciones degenerativas y la compatibilidad de las mismas con actividades productivas revisten una gran importancia. En los tiltimos veinte afios se han hecho notables progresos en el estudio del envejecimiento o conjunto de modificaciones morfolgicas y Funcionales, algunas de las cuales se comienzan muy pronto. En el presente Cuaderno de Salud Publica, F. Bourliére, Profesor de la Facultad de Medicina de Paris y Director de la Fundacién Nacional de Gerontologia, insiste en la necesidad de abordar el problema desde el punto de vista del envejecimiento diferencial y de evaluar el grado de senescencia de un individuo a base de criterios objetivos que permitan medir la edad biolégica. El autor examina en primer lugar el papel de los factores genéticos y la influencia del medio, cuyos diversos componentes modelan desde la edad adulta los aspectos de la vejez. La determinacién de la edad bioldgica exige Ja aplicacién, en el curso de las encuestas gerontolégicas, de una metodolo- gia y de procedimientos de muestro bien adaptados. Entre las muchas pruebas destinadas a medir el grado de envejecimiento morfoldgico y Jisiolégico del individuo se elegirdn las mds sensibles y mds sencillas. Los tests psicolégicos permitirén diagnosticar precozmente las alteraciones, incluso ligeras, del funcionamiento cerebral. Por ultimo, se evaluard el estado de salud mediante un examen clinico lo mds completo posible. Cabe esperar que, gracias a esas encuestas, se obtengan valiosas indicaciones sobre la causa probable de muchos fendmenos de envejeci- miento diferencial y que sea posible abordar a partir de bases cientificas los graves problemas del empleo de las personas de edad avanzada y de la edad de la jubilacién. INTRODUCCION La velocidad, muy variable de un individuo a otro, a la que se desarrollan las diferentes etapas del ciclo vital humano, ha puesto de manifiesto desde hace tiempo la necesidad de aplicar para la determina- cidn de la edad bioldgica criterios que sean en gran medida independientes de la edad cronolégica. Por ejemplo, los pediatras utilizan hoy dia habitualmente « indicadores » de madurez esquelética y dental o prue- bas psicométricas que les permiten seguir con exactitud el desarrollo fisico y mental de los nifios y estudiar los factores internos y externos que lo hacen més lento o lo aceleran. Una vez terminado el crecimiento, siguen plantedndose los mismos problemas, aunque de manera menos evidente a primera vista. Es obvio que el « desgaste de la existencia » no se manifiesta de la misma manera y al mismo ritmo en cada uno de nosotros. La variabilidad de las cons- tituciones, el género de vida y el tipo de alimentacidn se combinan para dar a nuestro envejecimiento una marcha que no es en modo alguno fija ni constante. Mientras que un adulto de 50 afios se mantendrd todavia notablemente joven, fisica ¢ intelectualmente, otro presentaré ya muchos signos precursores de una vejez prematura. De ello se deriva toda una serie de problemas que no interesan sdlo al médico y al psicdlogo, sino también al socidlogo y al economista. Esa diversidad de la marcha general de nuestro envejecimiento tiene en particular importantes consecuencias en el plano profesional. Habré que esforzarse, en la medida de lo posible, por adaptar el tipo de trabajo a las posibilidades cambiantes del individuo a fin de que no aumente el desequilibrio y no se agrave la situacién. De aqui la utilidad de las «series » de pruebas fisioldgicas y psico- métricas del envejecimiento, que, cualquiera que sea la edad cronolégica del individuo, permitirdn hacer el balance objetivo de sus posibilidades bioldgicas. En las paginas que siguen he tratado de exponer Ia situacién actual, basdndome en mi experiencia de los diez ultimos afios en el Centro de Gerontologia Claude Bernard, asf como en los datos de las publicaciones especializadas. Después de un primer capitulo en el que se recuerdan algunos datos fundamentales dela fisiologia de la senescencia —9— 10 F. BOULIERE y se destaca la importancia del fenémeno del envejecimiento diferencial, se estudian sucesivamente los problemas del muestreo y de la descrip» cién de las poblaciones muestra, las pruebas bioldgicas y psicométricas del envejecimiento y, por ultimo, los métodos para evaluar el estado de salud. Por supuesto, este primer examen general no pretende ser exhaus- tivo. Por el contrario, he tratado deliberadamente de seleccionar, insistiendo en las técnicas que me han dado hasta ahora mejores resul- tados y haciendo caso omiso de las otras. Espero asi ayudar a quienes tengan la intencién de dedicarse al estudio tan apasionante, como tan plagado de escollos, de la ecologia del envejecimiento. CAPITULO I EL ENVEJECIMIENTO DIFERENCIAL EN EL HOMBRE El tiempo deja su huella en todo lo que vive, y esto se advierte en todos los niveles sucesivos de organizacién del ser vivo: moléculas, células, sustancias intercelulares, érganos y organismo. En el hombre y en los vertebrados superiores, el envejecimiento se manifiesta por una involucién morfoldgica y funcional, tan progresiva como silenciosa, que afecta a la mayor parte de los érganos y entrafia una disminucién gradual de las capacidades del individuo, El estudio de los fenémenos de enveje- cimiento ha progresado mucho en el transcurso de los 20 ultimos affos, y existen excelentes resefias generales de los diversos trabajos en un cierto nimero de monografias recientes (Bourliére, 1958, 1959; Birger, 1957; Comfort, 1964 a-b; Curtis, 1966; Korenchevsky, 1961; Strehler, 1962; Verzd, 1963). Nos ha parecido util sin embargo recordar aqui brevemente algunos hechos fundamentales que dan una idea de la amplitud y de la generalidad de los fenémenos de senescencia en el hombre. En los drganos 0 los tejidos incapaces de renovar constantemente sus células en el curso de la vida — como el cerebro o el cristalino — la involucién del envejecimiento empieza a ser perceptible mucho antes de que haya terminado el crecimiento. Es decir, que perdemos probablemente tantas neuronas de la corteza cerebral o cerebelosa entre los cinco y los cuarenta afios de edad como durante el resto de nuestra vida (Brody, 1955). La amplitud de acomodacién de nuestro cristalino disminuye, por su parte, de manera lineal desde los ocho afios de edad hasta los 50 (Duane, 1922). En la mayoria de los érganos que sélo alcanzan su pleno desarrollo hacia los 20 afios de edad o en aquellos en los que una parte por lo menos de las células es capaz de renovarse en el curso de la existencia, el descenso de la capacidad funcional sdlo es perceptible una vez terminado el crecimiento. Asi, la capacidad vital disminuye de manera regular pasados los 20 afios (en 17,5 cm* por m? de superficie corporal y por aio en el sexo —~y— 12 F. BOULIERE masculino). Lo mismo sucede con el volumen minuto, y esa disminucién corre pareja con la del volumen sistélico; en cambio, la resistencia periférica y el tiempo de circulacién aumentan, lo mismo que la presién sistélica. La secrecién de los jugos digestivos, asi como su contenido de ciertas enzimas, varian asimismo con la edad en el adulto sano. El volumen del jugo gastrico segregado después de una comida de prueba normalizada disminuye regularmente entre los 20 y los 59 afios, asi como su acidez libre y total y su contenido de pepsina. De igual modo, el contenido de ptialina de la saliva disminuye mucho més entre los 20 y los 60 afios que después de esa edad. Lo mismo sucede con la enzima proteolitica del jugo pancredtico y, en menor grado, con sus enzimas amilolitica y lipolitica. La involucién fisiolégica del rifién es una de las mds regulares y de las mds globales. Paralelamente a una disminucién progresiva del ntmero de nefronas, se advierte en efecto una disminucién regular de los valores de filtracién glomerular, de la excreccién tubular, de las capacidades mdximas de excrecién (Tm-diodrast) y de reabsorcién (Tm-glucosa) tubulares, asi como del flujo sanguineo renal. La disminu- cién de este ultimo es del orden de 50% entre los 20 y los 90 afios. Aunque es posible atribuir a ese factor gran parte de las modificaciones observadas, cierto numero de datos experimentales demuestran que no las explica en su totalidad. El envejecimiento precoz y progresivo del aparato locomotor fue uno de los primeros que se pusieron de manifiesto. Cualquiera que sea el grupo muscular de que se trate, el maximo de fuerza muscular se sitia, en efecto, entre los 20 y los 30 afios, y la disminucién es después continua, acelerdndose a medida que aumenta la edad. El tono muscular empieza a disminuir mucho antes del periodo de senilidad. Esa senescencia progresiva del misculo estriado va acompafiada de una modificacién lenta del esqueleto, de una disminucién regular de la densidad de los huesos largos y de las vértebras y de numerosas modificaciones bioqui- micas del miusculo y del cartilago. La actividad de varias gléndulas endocrinas disminuye asimismo de manera regular entre los 20 y los 60 afios. Un buen ejemplo es la dismi- nucién con la edad de la tasa de fijacién del yodo radiactivo. En los dos sexos, los andrégenos urinarios (andrégenos totales y 17-cetosteroides) disminuyen tanto entre la pubertad y la cuarentena como después de esta edad. La concentracién de un andrégeno corticosuprarrenal, la dehidroepiandrosterona, es maxima en el plasma a los 30 afios y empieza a bajar inmediatamente después. Los receptores sensoriales envejecen, por su parte, de manera muy regular en el curso de nuestra vida adulta. La adaptacién a las ilumina- DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 13 ciones débiles, la frecuencia critica de parpadeo y la velocidad de cons- triccién pupilar disminuyen de manera casi lineal pasados los 20 afios. Nuestra senescencia auditiva comienza asimismo en la adolescencia y Contintia de manera ininterrumpida para llegar, entre los 40 y los 50 aiios, a una notable disminucién de la percepcién de las frecuencias mds agudas. Ese envejecimiento de los receptores periféricos va acompafiado de una disminucién precoz y progresiva de la velocidad méxima de conduccidn de los nervios motores. Sdlo algunas hormonas, como las gonadostimulinas y la hormona del crecimiento, segregadas por el 1dbulo anterior de ia hip6fisis, y también probablemente la insulina, parecen segregarse en la misma proporcidén durante todo el curso de la edad madura. En el plano psicolégico, el aumento con la edad del tiempo de reacci6n, la reduccién progresiva de la capacidad de aprendizaje, la disminucién de la memoria y de la eficiencia intelectual, han sido desde hace tiempo estudiados y medidos por los psicdlogos (Birren, 1959; Bromley, 1966; Jones y Kaplan, 1956; Pacaud, 1955). Esas transformaciones insidiosas y sostenidas se traducen, en el organismo, por una disminucién progresiva de la adaptabilidad del individuo y un aumento paralelo de su sensibilidad a las tensiones del medio. Es verdad que la homeostasia del medio interno sigue mante- niéndose, pero ese equilibrio es cada vez mds dificil a medida que pasan los aiios, y que las posibilidades de adaptacién fisica y mental a los cambios, y en particular a las agresiones del medio ambiente, no dejan de disminuir. Los trabajos de Shock y de Verzar, entre otros, han apor- tado muchos ejemplos de esa reduccién progresiva del «margen de seguridad » de nuestras diversas funciones. * * * Otra caracteristica fundamental de los procesos de envejecimiento, que se ha puesto de manifiesto gracias a las investigaciones de los diez Ultimos aifios, es su distinta rapidez en los diferentes individuos. No sélo las diversas funciones y aptitudes no disminuyen de la misma manera en un mismo individuo sino que una misma funcién o una misma aptitud puede envejecer con distinta rapidez en diferentes individuos. Dicho de otra manera, en una poblacién determinada, ciertos individuos estan «adelantados » y otros «atrasados » respecto del horario medio de envejecimiento de la funcidn de que se trate. Citaremos algunos ejemplos de ese fenémeno. Por supuesto, las diferencias mds claras entre los ritmos de enve- jecimiento se observan cuando se comparan poblaciones humanas que viven en condiciones ecoldgicas muy diferentes. Asi ocurre, por ejemplo, 14 F, BOURLIERE con ciertas tribus africanas o ciertos pueblos asidticos que conservan su forma de vida tradicional. En esos casos las diferencias, con relacién a los habitantes de Jas ciudades europeas o americanas, son sumanente claras. Todo el mundo ha ofdo hablar de los masai, esos espléndidos (y en otro tiempo turbulentos) némadas nilo-hamitas de las grandes estepas de Kenia y de Tanzania. Una de las peculiaridades de su ecologia es su. alimentacién; a partir de la edad de la iniciacién (+ 14 afios), los mucha- chos estén obligados por la costumbre a no consumir més que leche, carne o sangre, con exclusién de todo alimento vegetal. Los adultos beben alrededor de tres litros de leche por dia (+: 187,5 g de lipidos) y en ocasiones pueden comer de dos a cinco kg de carne de vaca en 24 horas. G. V. Mann y sus colaboradores (1964-1965) han reunido a este respecto una documentacién unica. Fueron examinados en plena selva 436 hombres, lo que representaba la casi totalidad de la poblacién masculina de la regién estudiada. Para calcular la edad se utilizé la pertenencia de los individuos a los diferentes « grupos de iniciacin » en los que ha de estar incluido todo hombre después de la pubertad. La encuesta antropoldgica y fisiolégica se combiné con un estudio epidemioldégico minucioso y con un sondeo nutricional. De estatura proxima a la del americano medio, los masai dan, sin embargo, la impresién de ser mucho mds altos, por su constitucién longilinea, su escaso peso (pocos pesan mds de 60 kg en la edad adulta) y la escasez de su paniculo adiposo subcutdneo (el pliegue cutdneo humeral no pasa de 3 mm, frente a 11 a 14mm enel americano medio). El estado de salud de esa poblacién es malo, con arreglo a las normas occidentales: una tercera parte de los individuos examinados tenian un bazo grande (paludismo) y 9,3% presentaban signos seroldgicos de sifilis. Eran fre- cuentes las parasitosis intestinales, asi como el tracoma (lo padecian el 37%). En cambio, las afecciones cardiovasculares eran sumamente raras (3,36 % de los sujetos examinados); la hipertensién era excepcional (sélo 5 sujetos tenian una presion diastdlica igual o superior a 10 cm de Hg) y las alteraciones de Jas coronarias eran inexistentes. Al mismo tiempo, estos masai se encontraban en una forma fisica verdaderamente asombrosa. Merced a una cinta transportadora eléctrica que marchaba a la velocidad de 90 m por minuto y cuyo dngulo con la horizontal aumentaba en un grado cada 60 segundos, fue posible medir su rendi- miento en la carrera, su adaptacién cardiovascular al esfuerzo y su metabolismo al maximo (Fig. 1). Los resultados superaron todas las previsiones; estos pastores némadas, sin entrenamiento especial, eran capaces de obtener resultados superiores a los de los corredores olimpicos. j Dos de ellos batieron incluso las marcas del corredor de fondo Don DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 15 Lash y del campéon de esqui Jernberg ! Por término medio, su consumo médximo de oxigeno fue siempre superior al de los americanos de raza blanca. Al contrario de lo que suele suceder entre los euro-americanos, el envejecimiento de los masai se caracteriza, pues, por la ausencia de gordura entre los 25 y los 55 afios, la constante delgadez del paniculo adiposo subcutdneo, la moderacién del aumento de la presién arterial con la edad y la reducida tasa dela colesterolemia, asi como su constancia. Algo muy semejante se ha observado en los criadores de ganado némadas de Somalia estudiados por Lapiccirella y cols. (1962). Aunque bebian hasta cinco litros diarios de leche de camella (+ 355 § de lipidos), €sos pastores no presentaban ningun signo clinico de afecciones cardio- vasculares. Iqual que en los masai, el peso y 1a colesterolemia se man- tienen prdcticamente invariables entre los 21 y los 70 afios de edad yla presién arterial sdlo se eleva moderadamente con la edad. Shaper y Jones (1962) han observado una situacién andloga en los némadas samburu del norte de Kenia, advirtiendo al mismo tiempo que los rendille, cuyo género de vida es sin embargo andlogo, tenian una tasa de colesterolemia mds elevada y que alcanzaba — como en los euro- americanos — un maximo hacia los 60 afios. FIG. 1. VARIACIONES CON LA EDAD DEL CONSUMO MAXIMO DE OXIGENO DURANTE EL ESFUERZO EN INDIVIDUOS MASAL Y EN AMERICANOS DE RAZA BLANCA 6s 8s Antes (Garrett y cols., 1965) s = 2 = & 2 2 & = 3 3 s o = s Bostonianos (Robinson, 1938) Consumo maximo s 8 ° 10 20-30 60 70 80 40 50 Edad (afids ) Adaptado, con autorizacién, de Mann, Shaffer y Rich (1965). 16 F, BOURLIERE Debemos también a Mann y cols. (1961) los datos que poseemos acerca del envejecimiento de otra poblacién africana en un género de vida muy particular, los pigmeos del Ituri (Republica Democratica del Congo). Estos cazadores-cosechadores siguen un régimen mixto mds bien vegetariano. Su estado de salud es aparentemente tan malo como el de los masai: el 20% padecen paludismo, del 60 al 100% (segtin los campos) tienen filarias; se encontré amebiasis y oncocercosis en mds de las tres cuartas partes, y el kwashiorkor no es raro entre los nifios. A pesar de ello, la resistencia de esos pequefios seres y su adaptacion al medio tan hostil de la gran selva tropical son asombrosos. Como entre los masai, no hay jamds obesidad en los adultos; a tasa de colesterol en sangre es baja y no se eleva sensiblemente con la edad. En cambio, la presién sistdlica de los pigmeos se acerca mds a la de los euro-ameri- canos de raza blanca que la de los masai, y se diagnosticaron dos casos de hipertensién arterial. El porcentaje de anomalias electrocardio grdficas en ese grupo (44,4 por mil) es incluso superior al que se observé durante el estudio de Framingham (39,6 por mil) (Kannel y cols., 1958). En cuanto al africano que habita ahora las grandes ciudades del continente negro, que ha abandonado las costumbres tribales y esta mds o menos adaptado a la civilizacién, su senescencia bioldgica y psicoldgica es todavia mal conocida. A lo sumo se ha observado en los zulies de Durban (Sudéfrica) cierta frecuencia de la hipertensién (Scotch y cols., 1961). Las presiones sistdlica y diastdlica entre los 18 y los 65 afios tienden siempre a ser en ellos superiores a las normas de los euro-americanos blancos y a acercarse a las de los negros de los Estados Unidos de América (Comstock, 1957; Phillips y Burch, 1960). t Habrén influido algo en ello los esfuerzos y tensiones de la adaptacién de la vida urbana ? Si bien las poblaciones de la India septentrional y del Cercano Oriente se asemejan mucho, desde el punto de vista antropoldgico, a las de Europa, se diferencian de ellas en cambio en el plano ecoldgico por una subnutricidn crénica y una dieta casi exclusivamente vegetariana, especialmente en la India. Esas condiciones de vida muy especiales influyen evidentemente en el envejecimiento de los individuos que Ilegan a la edad adulta. De algunos estudios recientes, tanto fisiolégicos como anatémicos, realizados en la India en la regién de Delhi (Padmavati, 1962; Padmavati y Gupta, 1959; Padmavati, Gupta y Pantulu (1959); Malhotra y Padmavati, 1964) y en la de Calcuta (Das, 1959, 1961) se desprende nconclusiones muy concordantes. En el noroeste del pais, como en Bengala, conviene ante todo distinguir entre los campesinos y el proletariado pobre de las ciudades, de una parte, y las clases acomodadas de la poblacién, de otra. En los primeros llama la atencién la constancia del peso corporal DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 17 en el curso de la vida; apenas se observa un aumento de algunos kilos entre los 35 y los 55 afios en los hombres estudiados por Padmavati y Gupta. En cuanto a las mujeres, su peso se mantiene prdcticamente invariable entre los 25 y los 45 afios, y empieza a disminuir pasada esa edad. Lo mismo sucede entre los bengalies del sexo masculino estudiados por Das. Al mismo tiempo, la presién sistélica se mantiene entre 111,1 y 116,4 mm de Hg de los 16 a los 62 afios, mientras que la presién diasté- lica oscila entre 70,9 y 77,1 mm de Hg. La tasa de colesterol en el suero oscila, por su parte, entre 1,50 y 1,91 g por litro durante toda la vida. El estudio anatémico de 200 corazones de personas muertas en accidentes na revelado que en todas las edades y para ambos sexos la frecuencia de la aterosclerosis es considerablemente menor que en la poblacién blanca de los Estados Unidos de América y de la Gran Bretafia. Espe- cialmente las lesiones graves (fases 3 y 4 de White y cols., 1950) son mucho menos frecuentes. La situacién entre los burgueses acomodados es muy diferente; el aumento regular de peso hasta los 65 aiios es en ellos tan claro como en Occidente, las presiones sistélica y diastélica se acercan a las normas euro-americanas y la tasa de Ja colesterolemia es elevada y progresiva hasta la cincuentena. En las comunidades rurales tradicionales de Africa del Norte, la situacién parece bastante semejante a la de las zonas rurales de 1a India. La encuesta de Bourliére y Parot (1962) entre los habitantes del aduar FIG. 2. VARIACIONES, CON LA EDAD, DEL ESPESOR DEL PLIEGUE CUTANEO ILIACO EN MAESTROS DE PARIS Y EN HOMBRES DE KABILIA E es s 310 q 5 ‘ Patisienseso = i 3 zg 3 + Katitia oS BS ‘ g ri) 35 5 55 65 ri) Edad (afios ) ‘wo. 00302 Adaptado, con autorizacién, de Bourliére y Parot (1962). 18 F. BOURLIERE Ahl-el-Ksar en Kabilia pone efectivamente de manifiesto, como en la Ianura del Ganges, una notable estabilidad del peso corporal entre los 20 y los 59 afios, seguida de adelgazamiento regular a continuacién, y un espesor casi constante del paniculo adiposo subcutdneo de los 20 a los 79 aiios (Fig. 2). En cambio, la presin arterial aumenta ligeramente de la adolescencia a la vejez (pasando la presién sistdlica de 115 a 133 mm de Hg y la presidn diastdlica de 69 a 82 mm de Hg), pero manteniéndose siempre muy inferior a las normas euro-americanas. La colesterolemia y la beta-lipoproteinemia son bajas y practicamente no varian con la edad. El unico pais de Asia oriental acerca del cual disponemos de observa- ciones sobre la evolucién del proceso de envejecimiento comparables a las del mundo occidental es el Japén (Bourliére y Nakayama, 1962; Hollingsworth y cols., 1965). Conviene sefialar en todo caso que aunque los japoneses tienen una alimentacién esencialmente vegetariana, como la mayoria de los otros pueblos de raza mongoloide del Extremo Oriente, su grado de industrializacién es sin embargo muy superior al de las demés poblaciones asiaticas del continente. Morfoldgicamente, los nipones muestran la misma tendencia que los euro-americanos a la disminucién de la estatura con la edad; en cambio, su evolucién ponderal, después de terminado el crecimiento, es muy diferente. En contra de lo que suele suceder en Occidente, su peso permanece absolutamente estable entre los 25 y los 45 ajios y dis- minuye después con regularidad. En el plano fisioldgico, la disminucién, con la edad, del metabolismo basal, de la capacidad vital, de la venti- Jacién maxima por minuto, de la fuerza muscular y de la cantidad de 17-cetosteroides urinarios eliminados en 24 horas es lo regular en el Japén como en Europa y en América del Norte. Las inicas diferencias advertidas se refieren a la evolucidn de la colesterolemia y de la presién arterial. La tasa de colesterol sanguineo es, en todas las edades y en ambos sexos, muy inferior en los japoneses a la que se encuentra en Europa o en América del Norte; en los hombres permanece prdctica- mente invariable de los 25 a los 85 afios, pero en las mujeres presenta un maximo hacia los 60 afios, como en Occidente. En lo que se refiere a la presién arterial, parece elevarse con la edad mas rdpidamente que en Europa y que en América, especialmente la presin sistdlica. Esto se ha atribuido a la riqueza en sal de la alimentacién nipona, pero sin que se haya podido probar esta afirmacién de manera indiscutible. * * * DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 19 No hay que creer, sin embargo, que sea necesario ir muy lejos para poner de manifiesto los fendmenos del envejecimiento diferencial del que acabamos de dar algunos ejemplos tomados de Africa o de Asia. En nuestras poblaciones euro-americanas encontramos diferencias casi tan importantes entre los habitantes de las ciudades y los del campo, o mds bien, entre individuos con géneros de vida, tipos de actividad y niveles econémicos y sociales distintos. Por ejemplo, el Centro de Gerontologia Claude Bernard (Paris, Francia) acaba de llevar a cabo una comparacién del ritmo de envejeci- miento entre una poblacién urbana acomodada (habitantes de Paris) y una poblacién rural del oeste de Francia (habitantes de Plozévet, Bre- tafia). Los resultados detallados de dicho estudio han sido objeto de otra publicacién (Bourliére, Clément y Parot, 1966; Bourliére, Cendron y Clément, 1966); en el presente trabajo nos limitaremos a mencionar las principales conclusiones. La primera observacién que se impone es que la marcha general de los fendmenos de envejecimiento es la misma en la ciudad y en el campo. En ambos casos, la edad va acompafiada de una disminucién de la estatura, de la capacidad vital, de la ventilacién maxima por minuto, de la fuerza muscular, de la tasa de excrecién de 17-cetosteroides en 24 horas y de la eficiencia intelectual (apreciada por la prueba de susti- tucién de simbolos); al mismo tiempo se observa un aumento de la presién arterial, de la colesterolemia, de la beta-lipoproteinemia (hasta la cincuentena) y del tiempo de reaccién simple a un estimulo luminoso. Pero si la evolucién general del fenémeno de envejecimiento es comparable en los habitantes acomodados de Parfs y en los habitantes menos favorecidos de Plozévet, se observan entre los habitantes de la ciudad y los del campo importantes diferencias en los « rendimientos medios » a diferentes edades. Asi, la talla, la capacidad vital, la tasa de urea en sangre y la de la fraccién alfa del colesterol son siempre inferiores en los habitantes de Plozévet en comparacién con los habitantes de Paris de la misma edad y del mismo sexo. Por el contrario, la tasa del colesterol total, la de beta-lipoproteinas séricas y la duracién del tiempo de reaccidn son mis altas, en todas las edades, en Plozévet que en Paris, En cuanto a la fuerza muscular, medida por la fuerza de prensidn de las manos en el dinamémetro de Smedley, parece disminuir mds rdpidamente, con la edad, en los bretones de Finisterre que en los parisienses; mientras que los jévenes de Plozévet de uno y otro sexo presentan siempre rendimientos superiores a los de los parisienses, esa ventaja se invierte rdpidamente y, pasados los 50 afios, los habitantes de la ciudad dan prueba de una fuerza muscular manual mayor que los habitantes del campo. En ciertos casos, por ultimo, sdlo se advierten diferencias importantes en el sexo femenino: las mujeres 20 F. BOURLIERE de Plozévet muestran una clara tendencia a la obesidad comparadas con las parisienses; el espesor de su paniculo adiposo subcutdneo no disminuye después de los 60 afios, como sucede en Paris, y sobre todo Jas bretonas tienden, a medida que envejecen, a presentar una presién arterial sistélica claramente mds elevada que en las parisienses (la dife- rencia es estadisticamente significativa en el umbral de 0,001). Por lo demds, el estado de salud de los habitantes de Plozévet de edades comprendidas entre 35 y 75 aiios es claramente mds deficiente que el de los parisienses de un nivel social y econémico andlogo. En cada sistema, los porcentajes de anomalias orgénicas comprobadas son de 2 a 3 veces mds elevados. Las afecciones cardiovasculares, reumaticas y digestivas son particularmente frecuentes, y los porcentajes de glucosurias y de albuminurias mucho mds altos. Los trastornos del comportamiento son asimismo muy frecuentes en la aldea bretona estudiada. Una tltima observacién aparentemente inesperada es que la poblacién de Plozévet no se comporta, en lo que se refiere a sus modalidades de envejecimiento, como un todo homogéneo. Pese a sus origenes comunes (la mitad de los marinos y 44% de los comerciantes de la aldea examinada tenfan un padre agricultor) los cultivadores, las gentes de mar y los negociantes se diferencian por muchas particularidades morfoldgicas, fisiolégicas y patoldgicas. Asi, la disminucién de la estatura con la edad parece mds rpida en los marinos y en sus mujeres que en los agricultores y las suyas. Los primeros tienen siempre, ademds, un peso mds elevado y una fuerza muscular mayor que los segundos. A pesar de su tendencia a engordar y de su colesterolemia y beta-lipoproteinemia elevadas, esos marinos y sus esposas se encuentran, sin embargo, en mejor estado de salud que los cultivadores y ellos mismos lo estiman asi. El fenémeno del envejecimiento diferencial en nuestras sociedades occidentales no se limita por lo tanto en modo alguno a las poblaciones urbanas; se manifiesta ya en toda colectividad rural en la que exista una especializa- cién profesional suficiente. En el caso particular de Plozévet, el papel que desempeiian las diferencias de alimentacién, de actividad fisica y de consumo de alcohol deberd precisarse cuidadosamente mediante nuevas encuestas, En Francia, no sdlo hay diferencias en el tipo de envejecimiento entre los habitantes de las ciudades y los del campo. Lo mismo sucede entre distintas categorias profesionales en el interior de las grandes ciudades. Pero mientras se conocen los resultados de los largos y cos- tosos estudios que serdn necesarios para determinar la magnitud y descubrir el mecanismo de esas diferencias podemos, por lo menos, hacernos una idea de la evolucién de este envejecimiento diferencial gracias a algunos estudios de sondeo ya realizados. DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 21 FIG, 3, RENDIMIENTOS DE UN GRUPO DE MAESTROS PARISIENSES EN UNA SERIE DE PRUEBAS COMPARADOS CON LOS DE UNA MUESTRA DE POBLACION TOMADA AL AZAR re ar) @ 8 9 8 Edad (afios) Edad (atios) Fuerza bruta Memoria (test de Wechsler) 38 o” 36 - at IP 22 ge aeoeet 22 “ ll 24 2 a) a 8 8 Edad (afios ) Edad (afios ) Aprendizaje psicomotor Vocabulario (test de Wechsler) oN g Rd £0 aN, 8 20 . 8 3 SN & é* SN 40) 3 8 8 O39 8D tices mic ere (prueba de sustitucién de simbolos ) Inteligancia general (test "Ary (3) s—— Maestros parisienses e---e Poblacién tomada al azar Adaptado, con autorizacién, de Clément (1961a). ‘Se ve que no hay diferencias entre los dos grupos en lo que se refiere a la fuerza de prensién manual ni al aprendizaje psicomotor. Existen, en cambio, diferencias muy marcadas en los pruebas de eficiencia intelectual, de memoria, de vocabulario y de inteligencia general. 22 F, BOURLIERE Aunque no parece haber claras diferencias entre las tablas de super- vivencia de los trabajadores « manuales » y de los trabajadores « inte- lectuales » de nivel de vida comparable, es sin embargo probable que ciertas funciones y aptitudes se vean afectadas de diferente manera por el paso de los afios. Los resultados obtenidos por Clément (1961a) al comparar el envejecimiento de una muestra aleatoria de 116 maestros de escuelas piiblicas del departamento del Sena de edades comprendidas entre 29 y 59 afios con el de una muestra de edad comparable tomada de la poblacién en general parecen indicarlo asi (Fig. 3). Mientras que la talla, el peso, la capacidad vital, Ja ventilacién maxima por minuto, la presién arterial y el tiempo de reaccién psicomotriz de los maestros variaban con Ja edad de manera comparable a la del « hombre de la calle », los maestros se fatigaban mucho mds pronto (y tanto mds cuanto mayor era su edad) que los individuos con actividades menos intelectuales. En pruebas como el test army-béta, la prueba de sustitucién de simbolos 0 el test de vocabulario de Weschler, los maestros daban, en todas las edades en uno y otro sexo, rendimientos muy superiores a los de los trabajadores manuales, pero la tasa de disminucién seguia siendo la misma en ambos casos. En la prueba de memoria, por el contrario, los maestros no sélo daban rendimientos sumamente brillantes, sino que la involucién de esa aptitud resultaba en ellos aproximadamente dos veces menos r4pida que en la poblacién general. Es como si el ejercicio de una profesion que exige un esfuerzo constante de la memoria, pero que va unida por otra parte a una falta de entrenamiento fisico, determinara a la vez una disminucién del ritmo de envejecimiento de la memoria y una aceleracién del envejecimiento muscular. No hay que apresurarse a deducir a partir de esa primera observacién que todas las diferencias en el ritmo de envejecimiento observadas en nuestras poblaciones occidentales obedecen a la falta de uso de ciertas funciones o aptitudes en el curso de la vida. Las malas condiciones de trabajo, que acarrean fatiga y trastornos crénicos del suefio, « gastan » prematuramente a quienes las padecen. Eso parece indicar la encuesta realizada recientemente en una gran fabrica de automéviles de la regin parisiense entre los 102 obreros que trabajaban 50 horas y 40 minutos por semana y 15 dias al mes con horario de noche (Clément, Cendron y Housset, 1968). Hecha esa salvedad, es evidente que el hecho de mantener un cierto nivel de actividad fisica en los trabajadores « intelectuales » y de activi- dades culturales en los trabajadores « manuales » ejerce en general un efecto favorable sobre el envejecimiento. Probablemente eso es lo que explica, entre otras cosas, la relativa juventud de cuerpo y de espiritu que se advierte a menudo en los viejos deportistas. Aunque las encuestas angloamericanas (Rook, 1954; Montoye y cols., 1956) no han logrado DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 23 poner de manifiesto, en lo que se refiere a la expectativa de vida, ni ventajas ni desventajas en Ja prdctica habitual de un deporte, las investi- gaciones recientes de Clément (1961b) y de Vabriesco y cols. (1966) en el Centro de Gerontologia Claude Bernard parecen confirmar que una actividad fisica prolongada durante toda la vida puede ejercer un efecto beneficioso sobre el envejecimiento de ciertas funciones. Los 101 aficio- nados al ciclismo, de edades comprendidas entre 45 y 74 afios, que fueron estudiados por Clément tenian, en todas las edades, una ventilacién maxima por minuto, una resistencia a Ja fatiga y una memoria superiores a las de los individuos no deportistas; su frecuencia cardiaca era mds lenta y su tiempo de reaccién un poco mds rapido que en los testigos. En cambio, las otras pruebas funcionales (capacidad vital, tensién arterial, tiempo de recuperacién visual después del deslumbramiento, aprendizaje psicomotor, tests de vocabulario y de sustitucién de simbolos) no pusieron de manifiesto diferencias significativas entre deportistas y no deportistas. En el step test, las personas de edad que han practicado durante toda su vida un deporte cualquiera presentan también en general un tiempo de recuperacién después del esfuerzo que es mds corto de lo normal a su edad. iCudles pueden ser las causas de esos fenédmenos de envejeci- miento diferencial del que acabamos de mencionar brevemente algunos ejemplos? La primera explicacién que viene a la mente es que entre las pobla- ciones o los sectores de poblacién que hemos comparado existen dife- rencias genéticas que serian la causa de las desigualdades observadas entre los diversos grupos. Varios hechos hablan en favor de esa explicacién. Asi, a pesar de las condiciones sociales y econdémicas que les colocan en general en situacién desfavorable frente a sus conciudadanos blancos, los negros de los Estados Unidos de América presentan, muchos menos casos de osteoporosis! que los norteamericanos de origen europeo. En efecto, Moldawer, Zimmerman y Collins (1965) han comprobado que después de los 65 afios los negros presentan muchas menos fracturas del cuello del fémur que los blancos (5,6 veces menos en el sexo masculino y 3 veces menos en el sexo femenino). Por su parte, Prior y cols. (1963, 1964, 1966) estudiaron cinco grupos de maories que vivian en condiciones ecoldgicas muy diferentes en Nueva Zelandia, en Rarotonga y en Puka- puka (Islas Cook) y comprobaron que todos esos polinesios tenian en + Sindrome que no es mas que la exageracién clinica de los fenémenos de envejecimiento normal del esqueleto. 24 F, BOURLIERE comin una marcada tendencia, en todas las edades, a presentar una tasa de uricemia elevada y a padecer gota, mientras que sdlo los maories de Nueva Zelandia (tanto si residian en la ciudad como si vivian en el campo) eran particularmente propensos a la obesidad, a 1a hipercoles- terolemia y al infarto del miocardio. En Francia hemos comprobado (Bourliére y Poitrenaud, 1962) que hombres de mds de 60 affos, clini- camente sanos pero que tenian entre sus ascendientes o colaterales directos (padre, madre, hermanos o hermanas) parientes fallecidos a consecuencia de un accidente vascular cerebral, eran, en el plano mental, claramente mds viejos de lo que correspondia a su edad. Por ejemplo, en el test de Benton, su rendimiento era igual al de los testigos que tenian 7 afios mds. Es interesante notar que ese envejecimiento diferencial de origen probablemente hereditario no se manifestaba en el sexo femenino. Pero cualquiera que sea el papel de los genes, lo cierto es que la gran mayoria de los fendmenos de envejecimiento diferencial, como de las diferencias en la expectativa de vida, pueden atribuirse al medio. Este Ultimo, al contrario de lo que sucede por lo regular con los vegetales y con la mayoria de los animales, no se limita para nosotros a un conjunto de factores edafoldgicos o climdticos. Estos son importantes, por supuesto, pero para el hombre, el medio social es mds importante que la temperatura media anual o la altitud. El tipo de alimentacién del nifio y del adulto, el género de educacién, la profesién, la vida familiar y profesional (y sobre todo la manera de adaptarnos a ella), las enfer- medades intercurrentes y las toxicomanias colectivas (tabaco, alcohol, tranquilizantes, y... televisién) dejan una profunda huelia tanto en nuestro ser fisico como en nuestra personalidad psiquica. Es en el curso de nuestra vida adulta (y en ciertos casos ya desde nuestra infancia) cuando se decide la suerte de nuestra vejez. En un mundo en el que la evolucién técnica altera cada dia un poco més nuestros hdbitos tradicionales y en el que una especializacién cada vez mayor de nuestras actividades tiende a romper un equilibrio milenario entre el cerebro y el misculo, es particularmente urgente determinar cules son los efectos a la vez benéficos y maléficos de la industrializacién y de la vida en el medio urbano. Después de todo es la maquina la que ha de adaptarse al hombre y no lo contrario. {Qué beneficio podria reportarnos la adopcién de modos de vida que terminarian por acelerar el envejecimiento de algunas de nuestras funciones o de nuestras aptitudes particularmente sensibles a las agresiones del medio? A fin de sentar las bases de una higiene verdaderamente prospectiva de la edad madura, y de evitar la generalizacién de « ocupaciones que desgastan » y de métodos de alimentacién perjudiciales a largo plazo, necesitamos ineludiblemente estudiar de manera objetiva la marcha de los fendmenos de envejecimiento durante todo el curso de nuestra vida DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 25 y no sdlo a partir de Ja edad de la jubilacién. Para ello es indispensable aplicar métodos objetivos de determinacién de la edad bioldgica. El presente informe tiene por objeto examinar esta cuestién y proponer técnicas que puedan llegar a utilizarse tanto en medicina del trabajo como en gerontologia. CAPITULO 2 METODOLOGIA GENERAL Y MUESTREO Para determinar el ritmo de envejecimiento en el hombre y para estudiar las causas del envejecimiento diferencial es preciso a la vez elegir un cierto numero de tests y de pruebas funcionales que permitan evaluar la edad bioldgica de cada individuo y aplicar esas pruebas a muestras representativas de las poblaciones que van a estudiarse. Todo esto parece muy sencillo en teorfa, pero plantea en la prdctica muchas dificultades. De la eleccién de las pruebas de envejecimiento se tratard en los capitulos 3 y 4 de este informe. Es preciso considerar antes varios problemas de metodologia general y de muestreo, cuya solucién tiene numerosas repercusiones sobre la eleccidn de los métodos empleados para la determinacién. ENCUESTAS TRANSVERSALES Y LONGITUDINALES La primera posibilidad en que se piensa cuando se trata de deter- minar el envejecimiento de la poblacién es la de aplicar una serie de pruebas apropiadas a una serie de individuos de diversas edades perte- necientes a la poblacién de que se trate. Este es el Namado método transversal, utilizado en la mayoria de los trabajos recientes sobre el envejecimiento humano y animal. Consiste, dicho de otra manera, en comparar en un momento determinado los rendimientos fisicos e inte- lectuales de individuos pertenecientes a cohortes de edades diferentes. Ese método resulta perfectamente apropiado en el caso de especies animales como la rata blanca o el ratén blanco, cuya vida maxima es muy corta (dos 0 tres afios) y de las que existen estirpes muy endo- gdmicas que es posible criar en condiciones de medio y de alimentacién invariables. No sucede necesariamente lo mismo cuando se trata de la especie humana. Supongamos que en 1965 se comparan individuos del mismo sexo y de la misma profesién y que tienen 25, 50 y 75 afios de edad. Encontraremos con seguridad entre ellos diferencias impor- — 26 — DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 27 tantes de talla, de ventilacién, de puntuacién en la prueba de voca- bulario y de frecuencia de anomalias patoldgicas. , Habré que deducir de ello que esas diferencias obedecen exclusivamente al efecto de la edad? Por supuesto que no, pues es sabido que entre 1890 y 1940 no ha dejado de aumentar la talla media de los adultos jévenes en las poblaciones industrializadas de Europa y de América del Norte. Se sabe también que a principios de siglo los nifios no gozaban de la misma alimentacién, ni de la misma higiene, ni de la misma instruccién que los de hoy. Ademds, las generaciones nacidas en 1915 y en 1940 han tenido que sufrir las consecuencias de las dos ultimas guerras mundiales de manera distinta que la generacién nacida en 1890. Por lo tanto, cuando comparamos hoy a los supervivientes de tres cohortes de individuos nacidos con 25 afios de intervalo, las diferencias entre generaciones se combinan forzosamente con los cambios debidos a la edad y resulta generalmente imposible disociar el papel de esos dos factores. Muchos gerontdlogos estiman por ello que el tinico método realmente capaz de informarnos sobre los procesos del envejecimiento individual es el método longitudinal, es decir, el examen a intervalos regulares de una misma serie de individuos a los que se estudia durante todo el curso de su existencia. De esa manera es posible estudiar con precisién la evolucién de los diferentes individuos que componen la muestra, tanto de los que mueren pronto como de los que mueren tarde, que- dando as{ eliminada toda posible diferencia entre generaciones. Esa técnica ha sido empleada con gran éxito en el estudio de los procesos de crecimiento y ha permitido descubrir muchos datos que de otro modo hubieran pasado inadvertidos. Por desgracia, los inconvenientes del método longitudinal en gerontologia son evidentes. No se trata aqui de observar a un determinado niimero de individuos durante diez o veinte afios, sino a veces, durante tres cuartos de siglo, y los investi- gadores tienen por ello muchas probabilidades de desaparecer antes que los individuos objeto del estudio. Ademds, la movilidad social en las poblaciones y en los paises industrializados es tan grande en la edad adulta, que muchas personas abandonardn la localidad en que se realiza Ja encuesta en el curso de la misma, con lo cual interviene un importante factor de seleccién que obliga a iniciar el estudio con grupos numerosos. En realidad, hasta ahora no se ha podido Ilevar a cabo en el hombre ninguna encuesta longitutinal que abarque el conjunto del ciclo vital. Se trata de un ideal con el que suefian-muchos investigadores, sin Hegar jamés a realizarlo. Se impone por ello en la prdctica una solucién de transaccién, que es la combinacién de las técnicas transversal y longitudinal. Se empieza por utilizar la primera y los resultados obtenidos se completan (y even- tualmente se corrigen) con la segunda. Esto es lo que hacemos en el 28 F, BOURLIERE Centro de Gerontologia Claude Bernard, en Paris; cada individuo examinado una primera vez en el curso de nuestros diversos estudios es convocado de nuevo cada cinco afios. Este método nos ha permitido comprobar que, en el plano individual, la disminucién de los rendi- mientos, entre los 60 y los 65 afios por ejemplo, es generalmente mucho menos marcada de lo que permitiria suponer la comparacién simul- ténea de dos cohortes de individuos que hubieran Ilegado a esas mismas edades. La diferencia, sin embargo, es siempre en el mismo sentido. Otra posibilidad consiste en limitar la encuesta longitudinal a un intervalo de 10 afios correspondiente a una fase que se supone critica en la vida de los individuos: por ejemplo, los cinco afios que preceden y los cinco afios que siguen a la jubilacién. Esas encuestas prospectivas limitadas son perfectamente posibles, a condicién de que se disponga de una muestra suficiente y de medios de financiacién adecuados. MUESTREO Una vez elegido el método general de encuesta que parezca mds favorable para resolver los problemas de que se trate, hay que obtener la muestra de individuos en los que se practicard la determinacién de la edad bioldgica. Se impone ante todo una observacién de cardcter general. Si se quiere estudiar el envejecimiento diferencial de dos categorias de individuos que viven en condiciones de medio diferentes, las muestras que se utilicen habrén de ser necesariamente representativas de las poblaciones de las que procedan. Deberd eliminarse cuidadosamente todo factor de selec- cién, consciente o inconsciente. Por ejemplo, en ningiin caso se deberd trabajar tinicamente con voluntarios. Entre los individuos adultos sanos, el hecho de presentarse espontdneamente para participar en un estudio de este tipo esté motivado a menudo por la existencia de una enfermedad antigua, o de una anomalia bioldgica cualquiera, o incluso por una ansiedad manifiesta. Las conclusiones basadas en una muestra de esa indole no serian necesariamente aplicables al conjunto de los individuos de la misma edad que forman parte de la categoria social, o de la colec- tividad local, estudiada. El método més seguro consiste, pues, en elegir en primer lugar, en funcidn de los fines que se hayan fijado a la investigacién, las catego- rias profesionales o los medios sociales y econdmicos que serdn objeto de estudio. A continuacién se tratard de organizar primeramente un fichero de todas las personas que entren en Ja categoria elegida. Después se tomaré al azar una muestra suficientemente numerosa de individuos a los que se intentard convencer, por todos los medios posibles, de que se dejen examinar. DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 29 El establecimiento del fichero (0 de la lista) de base es a menudo laborioso. Si se quiere realizar un estudio global de Ia poblacién de mds de 65 afios residente en una aldea, una pequefia ciudad o un barrio de una gran ciudad, lo mejor es basarse en las listas electorales, completadas en caso necesario por las de las personas que reciben asistencia social y las de hospitalizados. En este caso es absolutamente necesaria una cola- boracién estrecha con las alcaldias y los hospitales. Si se quiere estudiar el problema en una determinada profesién, puede recurrirse a veces a los sindicatos, mutualidades y otras asocia- ciones que agrupan a menudo a la casi totalidad de los miembros de una profesidn. Asi, en el curso de nuestro estudio sobre el envejeci- miento de los miembros del cuerpo docente, hemos podido utilizar los ficheros de la Mutuelle Générale de I’Education Nationale, que agrupa a mds del 90% de los profesores de ensefianza primaria y secun- daria del Estado en la regién parisiense. En otros casos conviene diri- girse a la seccién de personal y al servicio médico de una gran fabrica para conocer las listas y las diferentes categorias del personal de la empresa, En las zonas rurales o en los paises en vias de desarrollo, conviene abarcar una aldea o un caserfo en su totalidad. En esos casos, el numero de personas suele ser reducido y con un poco de perseverancia puede Ilegarse en algunos meses a examinar a casi la totalidad de la poblacién adulta y de edad avanzada. Asi se ha hecho en una aldea de Bretafia y también en los campamentos masai (Bourliére, Cendron y Clément, 1966; Mann y cols., 1964; Mann, Shaffer y Rich, 1965). En todos los casos, a fin de reducir al minimo el nimero de las Personas que se niegan a participar, es absolutamente indispensable contar con la colaboracién de un asistente social (0 de un etndlogo) asi como de personalidades bien conocidas en el medio que se trata de estudiar. A veces hemos tenido que dar a los individuos una com- pensacién econdmica — en forma de pago de horas extraordinarias — por el tiempo que han pasado en el laboratorio. Deberd evitarse el tener que recurrir a los clientes de un consultorio, a los internados en hospicios o en residencias para jubilados 0 a los enfermos de un hospital, salvo, por supuesto, cuando se quiera estudiar la accién aceleradora de algunas enfermedades sobre el proceso de envejecimiento o abordar problemas terapéuticos. Ahora bien, en ningin caso, las conclusiones de esas encuestas en hospitales podran extenderse al conjunto de la poblacién; tampoco permiten hacerse una idea de la frecuencia real de las anomalias observadas en la poblacién. Si pese a todos los esfuerzos sdlo es posible disponer de muestras muy pequefias, se podrén hacer, sin embargo, comparaciones si se utiliza el método del apareamiento. El principio consiste en comparar 30 F. BOURLIERE a los individuos estudiados con testigos que sean rigurosamente seme- jantes a ellos en todos los caracteres (sexo, edad, talla, peso, medio social y econdmico, nivel de instruccién, etc.) menos en la variable estudiada. DESCRIPCION DE LA MUESTRA Puesto que el objetivo esencial de los estudios sobre el envejeci- miento diferencial humano es descubrir la naturaleza de los factores del medio que son responsables de las diferencias observadas entre los individuos en lo que se refiere al ritmo del proceso de envejecimiento, es sumamente importante hacer una descripcién lo més exacta posible (y hasta cierto punto cuantitativa) de las caracteristicas del medio en que viven los individuos estudiados. De nada serviria determinar la edad bioldgica de éstos si no se tratara de establecer una correlacién entre el ritmo del envejecimiento y el género de vida. Nivel social y econdmico de los individuos En varios trabajos recientes se ha insistido acertadamente sobre las diferencias bioldgicas considerables que existen entre las diversas categorias sociales y econémicas de una misma poblacién (Clément, 1962b; Schreider, 1964). Tiene por ello importancia primordial, en los estudios sobre el envejecimiento diferencial, describir lo mds objeti- vamente posible las caracteristicas sociales y econdmicas de la muestra que va a ser objeto de la encuesta, y hacerlo de una manera que permita las comparaciones tanto en el plano internacional como en el interior del pais. Para ello deberdn recogerse sistemdticamente dos clases de infor- maciones: a) datos numéricos sobre la importancia del sueldo o del ingreso anual, y 5) datos indirectos sobre el nivel de vida. En muchos casos, las personas objeto de la encuesta se muestran mds o menos reacias a dar al investigador informes precisos sobre sus ingresos reales, y la comparacién de las cifras confesadas con el modo de vivir permite acercarse mds a la realidad. En las sociedades industriales del tipo euro americano resulta comodo clasificar ante todo a los individuos en los grandes niveles sociales y econdmicos siguientes: 1) Nivel superior: 4) propietarios de empresas industriales, grandes terratenientes, presidentes y directores generales de empresas b) profesiones liberales, técnicos superiores, altos funcionarios, universitarios DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 31 2) Nivel medio: 4) comerciantes 5) técnicos medios, profesores de ensefianza secundaria y primaria, funcio- narios de categoria intermedia ¢) artesanos, pequefios comerciantes d) obreros especializados e) empleados Ff) pequefios agricultores 3) Nivel inferior: ) obreros no especializados, funcionarios subalternos 5) trabajadores agricolas ©) personal del servicio doméstico y otros trabajadores auxiliares ) personas sin actividad profesional estable Las personas jubiladas o que han dejado de trabajar se clasificardn aparte, menciondndose a) su actividad profesional anterior, y 5) la actividad secundaria que ejercen desde que se han jubilado. Por supuesto, éste es sdlo un esquema que deberd adaptarse a las peculiaridades econdmicas y sociales del pais o de la regién donde se hace la encuesta. Se tratard de hacer el edlculo del sueldo total (incluidos los diversos subsidios) pidiendo al individuo examinado que lo sitée él mismo en una escala previamente establecida. Si el cényuge de la persona examinada cobra también un sueldo, se indicard su cuantia junto a la del sueldo principal de la familia. Se preparard de antemano una escala andloga para los jubilados, previén- dose un cdlculo de la ayuda en dinero o en especie aportada por la familia. Al mismo tiempo se pedird al individuo que precise el numero de personas que han de ser atendidas con esos recursos: 1) una persona 2) dos personas 3) tres personas 4) cuatro personas 5) cinco personas o mds (en ese caso, ,cudntas?) Como es natural, Jos indices de nivel de vida varian mucho segun el pais, la regidn o la aglomeracién que se estudie. Por ejemplo, en lo que se refiere a Paris, los mds importantes, en el curso de los diez ultimos afios nos ha parecido que eran los siguientes: 1) la vivienda, respecto a la cual conviene precisar: @) el tipo de vivienda: residencia o casa particular, piso, aparta- mento amueblado, habitacién de hotel; 32 F, BOULIERE 5) el numero de habitaciones principales de la vivienda; ©) la propiedad de la vivienda: el individuo es propietario, inquilino, disfruta de una vivienda facilitada por sus empleadores, es alojado por un pariente o un amigo. 2) El confort de la vivienda: cuarto de bafio, ducha, W.C. en el interior de la vivienda, refrigerador, lavadora, maquina de planchar, aspirador, radio, televisidn, tocadiscos. 3) Los gastos en diversiones y descanso: vacaciones familiares de verano fuera de la localidad de trabajo, vacaciones de invierno, vaca- ciones en grupo, espectdculos (gcudntas veces al mes 2, automdvil no destinado a fines profesionales, motocicleta, velomotor. Vida profesional de los individuos A fin de hacerse una idea exacta de las actividades profesionales de las personas examinadas, especialmente si trabajan en la industria, es siempre indispensable una descripcién breve pero exacta del tipo de empleo y de la clase de trabajo. Conviene precisar especialmente: a) el horario habitual del trabajo: cudntas horas por semana trabaja el individuo (comprendidas las horas extrordinarias)? ~Cémo se distribuyen los periodos de trabajo con respecto al ritmo nictemeral (trabajo diurno, nocturno, alternado)? b) el cardcter «fatigoso » del trabajo, segin la apreciacion del individuo: ise trata de un trabajo de ritmo impuesto rdpido (ciertas cadenas de montaje o de fabricacién)? jExpone el trabajo a cambios incesantes de temperatura (fraguas, depdsitos frigorificos, etc.), de pre- sién atmosférica o del contenido de oxigeno de la atmésfera (ciertos miembros de las tripulaciones de los aviones), a continuas perturba- ciones del ritmo de suefio y de descanso (personal de los grandes aviones trasatldnticos que se desplazan continuamente con grandes cambios horarios), a intoxicaciones profesionales, etc.? Nivel cotidiano de actividad fisica Es importante precisar este factor, al que resulta dificil dar un valor cuantitativo. Heinila, Karvonen y Koskela (1965) han estudiado recien- temente los diferentes tipos de cuestionarios utilizados con ese fin en Europa, en América del Norte y en el Japén. Los més interesantes, desde el punto de vista gerontoldgico, nos han parecido los del Human Ecology DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 33 Program (Nueva York), del Tecumseh Community Health Study (Uni- versidad de Minnesota), de la Consultation de Cardiologie préventive (Universidad de Bruselas) y del Physical Fitness Research Institute (Tokio). Para mds detalles puede consultarse la publicacidn del Instituto de Higiene del Trabajo de Helsinki. Baste decir aqui que se debe tratar siempre de precisar: a) la cantidad de actividad fisica vinculada al trabajo profesional, 6) la cantidad de actividad fisica que exigen los desplazamientos necesarios para ir del domicilio al lugar de trabajo y viceversa, ¢) la cantidad de actividad fisica que va unida a los deportes (incluida la gimnasia) practicados por el individuo o a actividades de recreo como los trabajos de jardineria, ) la duracién media del suefio. Nivel de instruccién y de actividad intelectual Convendrd siempre recoger datos sobre: @) el ntimero de ajios de escuela primaria, de escuela secundaria o de universidad (ensefianza primaria, secundaria, técnica, superior), 5) el tipo de diplomas obtenidos al terminar la escolaridad, ¢) la cantidad y los tipos de lectura (j leen los individuos regular- mente revistas, novelas, obras histéricas, cientificas 0 filoséficas? 4Compran libros o tienen un abono de lectura? gFrecuentan las biblio- tecas publicas?), d) la asistencia a conferencias; la participacién en grupos culturales 0 artisticos o en sociedades especializadas, e) las preferencias en lo que se refiere a emisiones de radio y de television, SF) la posible existencia de un « violin de Ingres » (4son melémanos, pintores o aficionados a los trabajos manuales?) Tipo y cantidad de la alimentacién habitual Estos dos factores deberdn ser siempre objeto de un minimo de preguntas, si no se realiza una encuesta nutricional especial. Lo mds sencillo es averiguar: a) el nimero y las horas de las comidas, 5) el mena de las comidas de los dos dias anteriores al examen es esta una manera cémoda de averiguar lo que comen los individuos 34 F, BOURLIERE examinados. Muchas veces, sobre todo si se trata de mujeres, pueden obtenerse facilmente datos precisos sobre la cantidad de carne, de pan o de grasas que consume la familia, c) la clase de bebidas que se consumen durante y entre las comidas (agua, té, café, vino, cerveza, alcoholes diversos), d) la cantidad de cigarrillos, de cigarros o de pipas que se fuman durante todo el dia. Vida familiar Queda por averiguar la vida familiar del individuo y la adaptacién de éste a su medio familiar y social. No sélo conviene saber si la persona examinada es soltera, casada 0 divorciada y cudntos hijos tiene (y de qué edades), sino también si se considera satisfecha (y en qué medida) con su situacién actual. A este respecto nos ha parecido siempre mds eficaz investigar ante todo si hay signos clinicos de inadaptacién o de adaptacién defectuosa, como, por ejemplo, trastornos del suetio, inges- tién frecuente de tranquilizantes, existencia de colitis espasméddicas, de Ulceras gastroduodenales, de pequefios brotes de hipertensin, etc. A continuacién, el médico que realiza la encuesta (que a ser posible deberd ser del mismo sexo que el individuo estudiado) puede hacer preguntas més directas, que tienen entonces mds probabilidades de recibir una respuesta sincera. En la descripcién de la muestra deberd por ultimo mencionarse siempre el origen étnico de los individuos, especialmente en los paises donde viven varias «razas» y en aquellos donde la poblacién estd dividida en grupos religiosos o profesionales mds o menos endogdmicos. Una excelente precaucién es determinar siempre los grupos sanguineos de las personas examinadas, por lo menos en lo que se refiere a los sistemas ABO, MN y Ry. Resulta entonces facil calcular, al final de la encuesta, las frecuencias génicas correspondientes, lo cual facilita las comparaciones entre diversas muestras. CAPITULO 3 PRUEBAS BIOLOGICAS DEL ENVEJECIMIENTO Segtin se ha indicado en el primer capitulo, la evolucién funcional que caracteriza a la senescencia empieza a manifestarse, en la mayor parte de los casos, al terminar el periodo de crecimiento. Cabria suponer, Por: consiguiente, que es muy facil establecer una serie de pruebas bioldgicas cuyos resultados permitirian expresar en cifras precisas el grado de esa involucién y determinar en consecuencia la edad bioldgica de los individuos examinados. Sin embargo, el problema resulta mucho mds complejo en la prdctica. Para que permitan determinar correctamente la tasa de nuestra deca- dencia y puedan utilizarse en la prdctica con un gran numero de sujetos normales no hospitalizados, las pruebas elegidas han de reunir dos condiciones: a) Los caracteres morfoldgicos, las funciones fisioldgicas y las aptitudes intelectuales que se estudian deben variar considerablemente con la edad, a fin de que las diferencias de rendimiento entre sucesivos grupos de edad sean mds importantes que la variabilidad dentro de cada grupo. Cuando se dispone de varios métodos para estudiar las variaciones que con la edad experimenta una funcién o una aptitud determinada, se deberd dar siempre la preferencia al método més sensible. 5) Las pruebas elegidas deben ser técnicamente de la mdxima sencillez (sin que pierdan, por supuesto, fidelidad) no serdén dolorosas y no necesitarén mds que un mfinimo de extracciones de sangre y de cateterismos urinarios. El conjunto de las determinaciones y pruebas funcionales debe poder ser practicado en algunas horas, a fin de perturbar lo menos posible las actividades profesionales de las personas examinadas. Si se quiere volver a verlas y someterlas a nuevas pruebas, conviene que conserven un buen recuerdo de su primer examen; de lo contrario, todo estudio longitudinal resulta imposible. —35— 36 F, BOURLIERE Nuestra experiencia nos ha ensefiado a este respecto que es psico- Idgicamente esencial, incluso si se trata de sujetos normales, que el examen se inicie a la manera de una consulta médica ordinaria: interro- gatorio amable, historia clinica completa ({quién es el sujeto sano que no tiene nada que decir a un médico solicito y sonriente?), estudio de los antecedentes familiares, etc. Es decir, se empieza por lo que consti- tuye el tema del capitulo 5 del presente informe: la evaluacién del estado de salud. Esa manera de proceder inspira inmediatamente confianza al sujeto y hace que desaparezca por completo la impresién de servir de conejo de Indias para una experiencia andénima. Contintia el examen con las pruebas bioldgicas y psicométricas y termina con una entrevista en la que se abordan hdbilmente las cuestiones esenciales sobre el género de vida del sujeto (capitulo 2) en el curso de una « conversacién pro- gramada » en la que se procura no darle la impresién de que estd siendo sometido a un interrogatorio policiaco. EL ENVEJECIMIENTO MORFOLOGICO Desde las primeras observaciones de Quételet (1835) han sido muchos los autores que han descrito — generalmente por el método transversal — las modificaciones que la edad ocasiona en la morfologia externa del individuo. Entre los estudios mds detenidos cabe sefialar, en particular, el de Hannesson (1925) sobre los islandeses, el de Hersko- vits (1927) sobre los negros americanos, el de Takahashi y Atsumi (1955) sobre los japoneses, los de Parot (1961) y de Marquer y Chamla (1961) sobre los franceses y el de Khosla y Lowe (1968) sobre los ingleses. De esos trabajos se desprende que las caracteristicas corporales que sufren variaciones mds acusadas como consecuencia de la edad son las siguientes: la estatura (Fig. 4), la talla sentado, la anchura de los hombros y la profundidad del térax. En cambio, los didmetros cefdlicos apenas se modifican. Hay que aclarar que la disminucién considerable y progresiva de la estatura que se observa en las encuestas transversales practicadas en la casi totalidad de las poblaciones humanas contempordneas tiene dos causas, a saber: la tendencia a largo plazo al aumento de estatura de las generaciones mds jévenes y el asentamiento de la columna ver- tebral en los sujetos de mds edad. Sdlo este ultimo fenémeno puede atribuirse a los procesos de senescencia, en este caso concreto a la modifi- cacién progresiva de la matriz proteinica del esqueleto y a la disminucién regular de la densidad de los huesos largos y de las vértebras con la edad (Broman, Trotter y Peterson, 1958), En muchos paises se puede conocer la estatura a los 20 afios de los reclutas (0 de los cadetes), lo que constituye un buen punto de referencia para estudiar la evolucién ulterior de Ja estatura de los interesados. DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 37 FIG. 4. VARIACIONES DE LA ESTATURA SEGUN LA EDAD EN FRANCIA Y EN EL JAPON Francia (Hombres ) Talla (cm) Japén (Hombres ) N, a No Francia ee, (Mujeres ) ‘“ Japén (Mujeres ) 8 45 65 ) 25 a5 wo 00308 Edad (afios La segunda clase de datos que conviene recoger sobre los cambios producidos por el envejecimiento en la morfologia externa de los indivi- duos cuya edad bioldgica se trata de determinar se refieren a la impor- tancia (Fig. 5) y a la localizacién de los depdsitos de grasa (Fig. 6). Es preciso a ese efecto registrar metédicamente el peso de los sujetos desnudos (por la mafiana en ayunas cuando se toman las medidas corporales y se extrae sangre para las pruebas bioldgicas) y evaluar el espesor del paniculo adiposo subcutdneo en varias zonas del cuerpo. El método mds preciso para ello es el radiolégico (Garn, 1956), pero no siempre es posible emplearlo, Preferimos por ello, como muchos autores (Brozek y Kinzey, 1960) determinar el espesor del pliegue cutdneo con un comps cuyas extremidades estén sometidas a una presién constante (Harpenden caliper, de Tanner y Whitehouse, 1955). Sefialemos que la correlacién entre los resultados de los dos métodos es muy grande (tr = +0,88; Garn, 1956) y que la precisién de las medidas aumenta todavia més si se utiliza siempre el mismo aparato y (en la medida de lo posible) las toma el mismo médico, 38 F, BOURLIERE FIG. 5. VARIACIONES DEL PESO EN FUNCION DE LA EDAD EN DOS POBLACIONES MASCULINAS DE RAZA INDOBUROPEA, UNA URBANA (MAESTROS DE ESCUELA DE PARIS) Y OTRA RURAL (REGION DE KABILIA) 80 ’ 1 i 4 70 { _ . Paris 2 y y | (Hombres) 3 ' . 3 2 60 4 A 8 3 y ° { Kabilia 1 (Hombres) 50 4 a 35 45 55 65 15 Edad (afios ) Ho 00395 Adaptado, con autorizacién, de Bourligre y Parot (1962). La lista de los criterios morfoldgicos de envejecimiento acreditados hasta ahora queda establecida como sigue: * Estatura Talla sentado Didmetro biacromial Didmetro anteroposterior del térax * Peso corporal (kg) Pliegue cutdéneo humeral, combinado con determinacién de la circunferencia y del didmetro maximo del brazo, estando el biceps contraido, lo que — combi- nado con la determinacién del pliegue cuténeo humeral — da un indice del desarrollo muscular (Brozek, 1956) Pliegue cutdneo escapular Pliegue cutdneo paraumbilical Pliegue cutaneo iliaco * Pliegue cuténeo del dorso de la mano (Ryckwaert y cols., 1967) * . * Estas determinaciones deberdn efectuarse sisteméticamente en toda encuesta gerontolégica. DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 39 FIG. 6. VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DEL ESPESOR DEL PLIEGUE CUTANEO OBSERVADAS EN MAESTROS DE ESCUELA DE PARIS —— Regién ilfaca — Nentén seveee Linea mamitar ---= Regidn escapular meme Regign humeral —-—. Regidn paraumbilical ros) Pliegue-cutdneo ( milfmetros) Pliegue cutdneo (; 3 3 HB 8 B 4 5 6 SS Edad (afios) nro 0306) 4S 55 65 Edad ( afios) Adaptado, con autorizacién, de Parot (1961). EL ENVEJECIMIENTO FISIOLOGICO Es util clasificar las distintas pruebas que se han propuesto para determinar la involucidn funcional del organismo en tres grandes grupos, a saber: a) pruebas globales de senescencia para evaluar la decadencia global de la « masa protopldsmica activa » del individuo, 6) pruebas habituales para la exploracién de la capacidad funcional de ciertos 6rganos en el sujeto en reposo, y c) pruebas de adaptabilidad que posibi- litan en cierto modo una evaluacién numérica del margen de seguridad de determinadas funciones. Pruebas globales de senescencia Son éstas en teoria las mds interesantes, ya que deberian permitir por si solas atribuir una edad bioldgica de conjunto a cada sujeto, mediante la comparacién de los resultados con las normas establecidas para la poblacién a la que pertenece la persona examinada. Estas pruebas son desgraciadamente pocas y resultan costosas o dificiles de aplicar en gran escala, lo que explica el uso limitado que se ha hecho de ellas hasta ahora. La més satisfactoria es probablemente la determinacién del potasio total del organismo, gracias al recuento in vivo de los rayos gamma 40 F. BOURLIERE producidos por un isdtopo natural del potasio, el “K. Debemos este método, basado en un principio muy sencillo, a Anderson y Langham (1959) y a Allen, Anderson y Langham (1960). Sabido es que alrededor del 98% del potasio estd contenido en las células vivas y el 60% de esa proporcién en los misculos. Se ha comprobado ademds que el contenido global del organismo en potasio es proporcional a la masa corporal, menos las sales minerales del esqueleto, los depésitos de grasa y el agua (M3) calculada a partir del agua total (W) mediante la formula M3 = (0,276+-0,0057) W. La evolucién del contenido total de potasio en el transcurso del ciclo vital es del mayor intéres. Durante la fase de crecimiento, dicho contenido aumenta, como M3, en pro- FIG. 7. VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DEL CONTENIDO TOTAL DE POTASIO DEL ORGANISMO g & 2 & © Sexo masculino ‘& Sexo femenino 0 1 0 30 40 50 60 70 WHO 00307 Edad (afios ) Adaptado, con autorizacién, de Allen, Anderson y Langham (1960). gresién lineal con los afios. En el adulto, el contenido de potasio y M3 son influidos a la vez por el sexo y la edad (Fig. 7). La relaci6n K/M3 disminuye tanto mds cuanto mds viejo es el individuo y es siempre inferior en la mujer que en el hombre de edad equivalente. Esa disminu- cién progresiva de la relacin K/M3 puede ser interpretada como corres- pondiente a la disminucién observada por los morfélogos y ciertos fisidlogos (Shock, 1955) de la masa protopl4smica activa en el curso de Ja senescencia (especialmente a la involucién muscular), que coincide con un aumento de la masa de los tejidos conjuntivos que tienen aproxi- madamente el mismo grado de hidratacién que los parénquimas que sustituyen. Por desgracia, el contador de centelleo necesario para la DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 41 FIG. 8. CORRELACION ENTRE LOS VALORES DEL METABOLISMO BASAL Y DEL CONTENIDO TOTAL DE POTASIO EN LOS MISMOS SUJETOS 2000 1600 2 > 8 = = 1200 5 £ 800 2 wa © Hombres (valores individuales ) ¢ Hombres (valores medios ) 4 Mujeres (valores medios ) 400 0 10 2,0 3,0 4,0 5,0 WHO 00308 Potasio total (equivalentes ) Adaptado, con autorizacién, de Allen, Anderson y Langham (1960). determinacién in vivo de la concentracién de “K del organismo total es un instrumento costoso que no est al alcance de la mayor parte de los laboratorios médicos. También estd lejos de ser fécil la interpretacién de las cifras obtenidas (Myhre y Kessler, 1966; Parot, 1969). Ofrece por ello especial interés el descubrimiento por Allen, Anderson y Langham (1960) de una marcada correlacién entre el valor del meta- bolismo basal y el contenido total de potasio del organismo en 17 sujetos varones de 22 a 44 afios de edad; en efecto, esa observacién permite aplicar otro método de estudio interesante (Fig. 8). El valor del meta- bolismo basal, cuyo descenso regular con la edad es bien conocido (Fig. 9), puede ser por ello tomado como indice de la importancia de la masa protopldsmica activa, siempre que se trate de sujetos sanos que no presenten ningtin signo clinico de afeccién tiroidea. Asimismo se ha creido encontrar a veces una correlacién entre la masa muscular del organismo y la cantidad de creatinina urinaria excretada en 24 horas, tanto en la rata como en el hombre joven (Neu- 42 F. BOURLIERE FIG. 9. VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DEL VALOR MEDIO DEL METABOLISMO BASAL EN DIVERSAS POBLACIONES INDOEUROPEAS DE SEXO MASCULINO = s 8 2 s g 2 < > 8 B® 2 B 3 2 8.8 2 830 «40 «80 660) 70 80 199 00309 Edad (afios ) Adaptado, con autorizacion, de Shock (1955). master y Ring, 1965; Tanner y cols., 1959). Parot (1965) no ha podido, sin embargo, confirmar ese dato en sexagenarios sanos del sexo mascu- lino, y nos parece imposible en el momento actual considerar el valor de la creatinina como un indice vdlido de la importancia de la masa muscular del hombre adulto o de edad avanzada. Pruebas ordinarias En lo que se refiere al menos a un determinado numero de funciones, las pruebas ordinarias nos dan a veces una imagen fiel de la involucién fisiolégica de ciertos érganos. Tal es el caso, en particular, de ciertas pruebas sencillas como las que a continuacién se enumeran: * Determinacién de Ja capacidad vital (Fig. 10) * Determinacién de la tensién arterial (Fig. 11) * Determinacién de la fuerza muscular con el dinamémetro de Smedley (Fig. 12) Determinacién de la tasa de eliminacién urinaria de 17-cetosteroides (Fig. 13) * Determinacién de la agudeza visual * Determinacién de la amplitud de acomodacién del cristalino (Fig. 14), por lo menos hasta los 50 afios Determinacién de la frecuencia critica de parpadeo (Fig. 15) Determinacién del tiempo de adaptacién a las iluminaciones débiles (Fig. 16) * Pruebas de aplicacién mds frecuente. DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 43 FIG. 10. VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DE LA CAPACIDAD VITAL EN DOS POBLACIONES DE RAZA INDOEUROPEA (PARIS Y ALDEA DE PLOZEVET EN BRETANA) Capacidad vital (litros) Beer 30 50 70 0920 Edad (aftos) Adaptado, con autorizacién, de Bourliére, Cendron y Clément (1966). F, BOURLIERE FIG. 11. VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DE LA TENSION ARTERIAL SISTOLICA EN PARISIENSES DE AMBOS SEXOS Mujeres 7 IGT rTA/edad=+0,48 18 a 3 2 5 Fa 2p 3 2 21 Le, Hombres Fis 1TA/edad=+0,38 6 35 45 55 65 ah) 85 ‘wie 00322 Edad ( afios ) Adaptado, con autorizacién, de Parot (1961). DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 45 FIG. 12, VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DE LA FUERZA MUSCULAR MEDIDA CON EL DINAMOMETRO DE SMEDLEY EN PARISIENSES DE AMBOS SEXOS g s g Fuerza muscular (kg) 8 15 ‘ “8 ' [oe 0 50 60 70 80 30 10 09312 Edad (afos) Adaptado, con autorizacién, de Bourlitre (1963). F. BOULIBRE FIG. 13. VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DE LA EXCRECION URINARIA DE 17-CETOSTEROIDES EN 200 MAESTROS DE ESCUELA DE PARIS (100 HOMBRES Y 100 MUJERES) E 2 < = 5 2 3 2 2 3 8 25 45 55 wHo 00323 Edad (afios ) Adaptado, con autorizacién, de Dry (1962). DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 47 FIG. 14. VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DE LA CAPACIDAD DE ACOMODACION DE 4000 SUJETOS ioe Ty 8 12 16 20 24 28 32 36 40 44 48 52 56 60 64°68 72 WHO 00324 Edad Adaptado, con autorizacién, de Duane (1930) en Friedenwald. 48 F. BOULIERE FIG. 15. VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DE LA FRECUENCIA CRITICA DE PARPADEO CON TRES INTENSIDADES DIFERENTES DE ILUMINACION ica de parpadeo 8 40 50 60 wo 00325 Edad (afios) DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 49 FIG. 16. EFECTO DE LA EDAD, Y DE DOS TIPOS DE CRISTALES, SOBRE LA ADAPTACION A LAS ILUMINACIONES DEBILES EN 240 SUJETOS DE 16 A 89 ANOS DE EDAD Ss 2 5 £ = B 2 2 2 s 2 2 3 s ‘Be 3 o Ww 20 30 40 WHO 00326 Tiempo (minutos ) Adaptado, con autorizacién, de McFarland y cols., en Birren (1959) The Handbook of Aging and the Individual, Chicago, The University of Chicago Press. El primer « escalén» en el extremo derecho de las curvas muestra el efecto de un cristal ordinario, y el segundo el de un cristal coloreado. 50 F. BOURLIERE Las pruebas mencionadas se han utilizado mucho en el curso de diversos estudios practicados sobre el hombre en los diez arfios Ultimos, especialmente por Birren y cols. (1963), Bourliére (1963), Bourliére, Cendron y Clément (1966), Bourliére, Clément y Parot (1966), Bourliére y cols. (1966), Conard (1960), Dry (1962), Heron y Chown (1967), Hollingsworth, Hashizume y Jablon (1965), Jalavisto y Makko- nen (1963), Verzar (1963), Szafran (1966, 1968) y otros. - De los resultados obtenidos hasta ahora parece desprenderse la siguiente impresién general: la dispersién de los resultados individuales alrededor de los rendimientos medios de cada grupo de edad, entre 20 y 80 afios, parece aumentar claramente con la edad. Es decir, los grupos de sujetos de mds edad son, en una poblacién dada, mds heterogéneos respecto a una determinacién dada que los grupos de jdvenes. El enve- jecimiento va acentuando, pues, las diferencias bioldgicas entre los individuos, incluso en los medios social y econdédmicamente mds favorecidos. Pruebas de adaptabilidad Estas pruebas no han sido hasta ahora muy empleadas. Sin embargo, parecen especialmente interesantes, ya que permiten apreciar de manera objetiva la reaccién del organismo a un determinado esfuerzo o a una determinada agresién. Asi sucede, en lo que a la ventilacién se refiere, con la ventilacién. mdxima por minuto. Esta prueba parece mds sensible que la de la simple capacidad vital a ciertos factores ecoldgicos y al entrenamiento. En igualdad de condiciones de edad y sexo, por ejemplo, los rendimientos de los sujetos que practican con regularidad un deporte o ejercicios fisicos violentos son siempre superiores a los del sujeto medio. Lo mismo sucede, en la esfera muscular, con pruebas de fatiga como la utilizada por Clément (1961b) con el dinamémetro de Charles Henry. Con ese aparato registrador resulta posible medir el tiempo durante el cual puede mantenerse un esfuerzo estdtico de los misculos de la mano igual a un tercio (0 a la mitad) del esfuerzo maximo que el sujeto es capaz de alcanzar en la primera fase del examen. Otra prueba dindmica que permite poner de manifiesto el margen de adaptabilidad cardiovascular es la de la escalera (step test) normali- zada por Bourliére y cols. (1966) para sujetos de 20a 70 afios de edad. Los autores utilizan dos escalones de 22,5 cm cada uno; el sujeto los sube y baja 12 veces por minuto durante tres minutos ajustando el ritmo de sus movimientos al ritmo de un metrénomo que oscila 50 veces por minuto. La frecuencia cardiaca se registra electrocardiograficamente tres minutos antes del esfuerzo, continuamente durante el mismo y DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 51 durante los tres minutos siguientes. Se calcula después sobre los trazados el ritmo cardiaco durante diez segundos, a intervalos regulares, y se compara el porcentaje de sus variaciones con el ritmo inicial en reposo. Se puede emplear asimismo una bicicleta ergométrica (Astrand, 1968) y medir a la vez el consumo de oxigeno. Desde luego, hay que eliminar previamente de esos estudios a todos los sujetos que presenten altera- Ciones del ritmo o de la conduccién eléctrica, signos clinicos de insufi- ciencia cardiaca o respiratoria, una presidn arterial sistdlica superior a 180 mm de Hg o una obesidad evidente. Hay que incluir también en este grupo las « pruebas de sobrecarga » De este tipo de pruebas, la que se utiliza con frecuencia mayor en geron- tologia es la de la hiperglucemia provocada. Para practicarla se inyectan lentamente (3 minutos) por via intravenosa 0,5 g por kg de peso corporal de una solucién acuosa de glucosa al 50% y se extraen de Ja vena del pliegue del codo del otro brazo muestras de sangre inmediatamente después de inyectar la solucién de glucosa y, luego, a los 6, 12, 20, 30, 45 y 60 minutos de la inyeccidn. Se mide entonces la glucemia y se deter- mina asf la importancia de la hiperglucemia provocada y la rapidez del retorno a la tasa inicial (Crockford, Harbeck y Williams, 1966). En todas las pruebas de adaptabilidad, las diferencias entre adultos y personas de edad avanzada son mucho mds importantes que en la mayoria de las pruebas estdticas. Es probable que en el porvenir aumente mucho el ntimero de pruebas de esa naturaleza en la prdctica geridtrica. La diferencia de adaptabilidad entre jévenes y viejos se manifiesta asimismo, de manera natural, en su distinta reaccién a las influencias estacionales. Ese factor puede afectar tanto a las variaciones estacionales de las tasas de K y de Na en el plasma y la orina como a la presién arterial (Henrotte y Bourliére, 1968). CAPITULO 4 PRUEBAS PSICOLOGICAS DEL ENJEVECIMIENTO! La involucién de las aptitudes intelectuales con la edad ha sido estudiada desde hace unos cincuenta afios por gran mimero de psicdlogos. Poseemos, pues, en lo que se refiere a la senescencia mental, una expe- riencia mucho mayor que en la esfera biolégica, lo que nos permite ver mds claramente cudles son los tipos de pruebas que pueden recomendarse para las investigaciones a que se refiere el presente informe. De los trabajos realizados en este sector se desprenden, incluso con claridad mayor que en el plano somdtico, dos hechos fundamentales: 1) El ritmo de envejecimiento y la importancia de las alteraciones funcionales varian mucho de un individuo a otro y las diferencias entre los individuos persisten incluso en una poblacién que podria suponerse homogénea. 2) El ritmo de disminucién de las diferentes aptitudes no es igual en un mismo individuo; las funciones relacionadas con la experiencia y la utilizacién de los conocimientos adquiridos resisten bastante bien la prueba del tiempo, mientras que Jas vinculadas a la capacidad de adaptacién a situaciones nuevas resultan mucho mds perjudicadas por la edad. Por consiguiente, al elegir las pruebas que se utilizardn en la deter- minacién de la «edad psicolégica » serd necesario tener en cuenta ese doble fenémeno del envejecimiento diferencial. Segin Birren (1959), un buen instrumento para medir la edad psicolégica debiera téoricamente darnos un valor que incorporase todas las modificaciones relacionadas con el envejecimiento y que resumiera la posicién del sujeto en un espacio pluridimensional. Importa, por lo tanto, establecer una serie de pruebas que informen sobre las aptitudes mds sensibles a los efectos de la edad, con objeto de obtener asi una indicacién de las posibilidades 1 Ha colaborado en la redaccién del presente capitulo el Sr J. Poitrenaud, psicélogo del Centro de Gerontologia Claude Bernard. — 52 —- DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 53 intelectuales del individuo y en particular de su capacidad para adaptarse a nuevas situaciones. Por supuesto, son muchas las funciones psicoldgicas sensibles al deterioro fisiolégico y es todavia mayor el numero de pruebas destinadas a medirlas. La seleccién es, pues, inevitable, pero resulta dificil y plantea cierto nimero de problemas relacionados con las cualidades metrolé- gicas de las pruebas utilizadas y con su calibracién. Diversos autores, como Foster y Taylor (1920), Willoughby (1927) y Jones y Conrad (1933), han demostrado hace tiempo que los resultados de las pruebas que ponen en juego las aptitudes intelectuales necesarias para la solucién de problemas nuevos (por ejemplo, las pruebas de razonamiento abstracto) empeoran mucho con Ia edad, al paso que apenas se modifican los resultados de las pruebas relacionadas con el entrenamiento y la experiencia (como las pruebas de vocabulario y de informacién general). Para evaluar el proceso de involucién se han solido emplear, por consiguiente, pruebas cuyos resultados tratan de medir las posibilidades intelectuales independientemente de los conoci- mientos adquiridos. Muchas pruebas han puesto asi de manifiesto la disminucién de las aptitudes con la edad. Los resultados de diversos trabajos parecen indicar que las pruebas més sensibles en el estudio del envejecimiento fisiolégico son también las mds afectadas por las alteraciones patoldgicas debidas a lesiones cerebrales degenerativas o vasculares. Quizd pueda verse aqui un argu- mento en favor de los autores que piensan que no hay mds que una diferencia de grado entre ambas cosas y que la decadencia de las fun- ciones intelectuales observada en un proceso normal de envejecimiento depende de una sucesién de alteraciones orgénicas menores. Sea como quiera, esa observacién aconseja que en la prdctica se elijan las pruebas mas sensibles al deterioro patoldgico, es decir, las que permiten diagnos- ticar con la mayor prontitud posible toda alteracién, por minima que sea, de la funcidn cerebral. Entre las pruebas que se ajustan a ese criterio, es posible diferenciar metodoldgicamente, segtin el grado de generalidad de las funciones intelectuales que determinan, los dos grupos siguientes: Pruebas de « factor general »; y pruebas que exploran aptitudes mds especificas, como las de aprendi- zaje, las mnésicas, las de estructuracién e integracidn espaciales de datos visuales y las de atencién y de concentracidn. Las pruebas de factor general reciben esa designacién por suponerse que son las que mejor miden ese factor que, segin han demostrado las técnicas de andlisis factorial, es comin a todas las operaciones mentales y a menudo se ha identificado (quizd equivocadamente) con la inteli- 54 F. BOURLIERE gencia general. Esas pruebas, que miden en realidad las capacidades superiores de abstraccién y de sintesis, parecen tanto mds sensibles al envejecimiento cuanto mds utilizan un material no verbal o cuanto mds exigen del sujeto examinado ciertas manipulaciones (pruebas de ejecu- cidn). Figuran entre ellas las pruebas de los cubos de Kohs, la prueba D.48 establecida por Pichot (1959) a partir de la prueba de los dominds de Anstey, y la prueba de las progressive matrices (P.M. 38) de Raven (1938). En el Centro de Gerontologia Claude Bernard utilizamos esta Ultima prueba, que tiene la ventaja de poseer una calibracién correcta en funcion de diferentes niveles intelectuales de 7 a 70 afios. La P.M. 38 es una prueba de razonamiento abstracto por analogias, compuesta de cinco series de elementos de dificultad creciente. Sus resultados disminuyen progresivamente con la edad (Fig. 17), siendo el descenso mas acusado para los niveles intelectuales inferiores. FIG. 17, VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DE LOS RENDIMIENTOS EN LA PRUEBA DE RAVEN (PM 38) 60 50 40 Valor 20 5% 0 10 a 30 40 50 60 Edad (alios) wo c0317 Adaptado, con autorizacién, de Raven (1938). Aunque no se trata de una prueba de factor general en el sentido estricto del término, puede mencionarse también la escala de inteligencia de Wechsler (1944) que tiene por objeto medir la inteligencia general del adulto; es una escala compuesta constituida por diversas subpruebas mas o menos sensibles a los efectos de la edad. Calibrada en varios DETERMINACION DE LA EDAD BIOLOGICA EN EL HOMBRE 55 millares de sujetos, pone de manifiesto, sobre todo en su parte no verbal, una disminucién mds o menos lineal en el curso de los afios del rendi- miento intelectual. No obstante, por estar parcialmente formada por subpruebas relacionadas con la experiencia y los conocimientos adqui- ridos, la escala total es menos sensible al deterioro fisiolégico que las pruebas precedentes. Sefialemos, en cambio, que la escala de inteligencia de Wechsler tiene la ventaja de poseer una calibracién para diversos paises y ha permitido mostrar el estrecho paralelismo que existe en la senescencia intelectual de sujetos de culturas muy diferentes (Ni y Hsiao, 1958, Fig. 18). FIG. 18. INFLUENCIA DE LA EDAD EN LOS RENDIMIENTOS OBTENIDOS CON LA ESCALA DE INTELIGENCIA EN TRES POBLACIONES EUROAMERICANAS GONES Y CONRAD; MILES; WECHSLER) Y EN CHINOS DE FORMOSA (NTU) 10 20 30 40 50 60 70 80 Edad (afios) ro 00328] Adaptado, con autorizacién, de Ni y Hsiao (1958). Las pruebas que permiten evaluar la capacidad de aprendizaje, como las de sustitucién de simbolos o ciertas pruebas de memoria reciente, parecen todavia mds sensibles a los efectos de Ja edad y al deterioro patoldgico que las pruebas de factor general. El empleo de las pruebas de sustitucién de simbolos es muy antiguo y la utilidad de sus resultados 56 F. BOURLIERE esté sdlidamente demostrada. En ese tipo de prueba, el sujeto ha de asociar los elementos de dos series de simbolos en un tiempo limitado. Los resultados obtenidos reflejan bien la plasticidad intelectual, que tanto interviene en la adaptacién a las situaciones nuevas. A juicio de nume- rosos autores, la prueba de sustitucién es probablemente una de las mds sensibles a los efectos de la edad (Fig. 19). En todo caso, en la escala de inteligencia de Wechsler es en esta prueba en la que resulta mds acusado el empeoramiento de los resultados. FIG. 19. VARIACIONES, SEGUN LA EDAD, DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS CON LA PRUEBA DE SUSTITUCION DE CLEMENT EN LA ENCUESTA DE LIVERPOOL 100 Hombres 100 Mujeres 90 90 80 80 70 60 70 60 Valor —

You might also like