You are on page 1of 135
TEP BIBLIOTECA an Seer EE age: heletintver OS LBP Insttato de Btudios Pervanoe BIBLIOTECA EL CONDENADO ANDINO EsTUDIO DE CUENTOS PERUANOS Nicole Fourtané institut de Estudios. Peruanos BIBLIOTECA ‘gt 062444 8antropologia, 18 “Travaux de l'Institut Francais d'Etudes Andines, 317 ese Feuer: Canto do Eads Regrats Andes Balome go 38 (ASie (ESS il ence de Egos kaon ia leensenas 9 eu ceasing arysgs/ Nclp Fours; Scie Reon hndns balan dot Cae, ‘ii fronts de Eobsos anno = Lina FER Cusco" 86,2018, 209 pp: ie ~(Aepatg, 18. Tate FEA, 247) “RADICION ORAL TO CREENCIAS/ SNCRETIOND/TERCULTURA. TEST Sostisconto r mubete/ RELcIOSoRD POPULAR (40201 (0CD#-C8C Besos) Derechos reservados © Nloole Fourtané Andines Bartolomé de Las 6 centro de Eatucos Region Pasaje Sapa a dares 183, Cuaco ‘pata 47, Tlelay (01 Cod) 248660240416 Coron sloarsnco:cbe@upu cocorg ps gina Wes mp:innmcosorepe. Este vourer coresponds la Sve Anopoloia 18 ‘tas Francés de Estudos Andins, UMFRE 17, MAEDICNRS:USR 337 ANERICALATIVA ‘rhregupe 400, tins 18 Port BREET rao 945 7050 Bitar sis wouren corenpeede a to 31 de a Coletin «Travaux 6 stu races tudes adnan (S33 O65 Folge de rete: Jeen Pichon (Cee doa eda: Aron Poaee Vis (Ford Gta CBC) Sreccin de este Ruben vit, Sexramactn: Daves Avovece Velasco Distho ae potace: Naruenis Loayes Porat TH, V yi Cresta dea Asodacién Cl Fundacion HoPe gene srasiaatas-is2 "osb e epdoe Logo en le Sibteea Necion del Pet NP 2014-17352 Ippresin: Trea Asoiacion rica Eeurabva Biker tn unc, opts 2015 ‘rae: 1600 lemptors [ eegnince orci taper decreas grins exe zune | cisijlermed se perso coos eat oe Invice Abreviaturas: 9 Introduccion i Capitulo I: Generalidades Presentacién del corpus escogido y de su procedencia, 19 El cuento en la cultura andina 30 Capitulo Hi: ‘Almas en pena y condenados en el folklore espafiol —— Hiscoria y definiciba. a Caactedtias de las amas en pena hispnicas 3 ‘Aspecto bajo el cual se aparecen 54 Horas y lugares en que se manifiestan 57 Motivos del retomno de las almas en pena a este mundo 60 Medios para protegerse de las almas en pena 64 mA sic FEA oRsTOM Puce PUF UNMSM bere de Autos Eapatles ‘Cenc de Bsudioe Replonaler Andings "Bartolomé de Les Case” ‘Conse Superior de lnveigaciones Cleniiest Tnatiaro de Erde Person Tasca Fangs Erodes Andis, Iateato Fane de Bails Annes Tnsiet des Mates Eder df Arndique Lane Instat angi de Recherche Scindque por le Déseleppemeat en Coopércon Ponta Universded Catia del ant Preset Unive de Pance Univesided Nacional Mayor de Sn Moros INTRODUCCION Exe libro es un compendio de Ia tesis doctoral que defendi en diciembre de 1991 en la Universidad Frangois Rabelais de Tours (Francia), Tradition et création dans la bttrature orale des Andes ptruviennes: le cas des «condenadoss Con este estudio quiero devolver a los peruanos parte de la gran riqueza de «su patrimonio, descubierto a través dela investigacién que llevé a cabo entre los afios 1985 y 1991. El trabajo realizado (mil doscientas tecinta y dos pi- sinas repartidas en tres volimenes) no puede publicrse en su totaidad por suamplitud. Por eso me propongo escribir, en base él, una obra de divul: gacién de lo que considero ser el nicieo de la tsis y conservar sélo en parte fa gran abundancia de referencias que acompaftaban el documento inicial Bl paso del tiempo me ha permitido también profundizar algunos aspectos y recojo en esta tarea el resultado de esta maduracin, la par que aprovecho el fruto de varios artiulos posteriores que publiqué en distineas ocasiones. Pars aliviar la presentacién y no multiplicar las notas que podrian afecrar la flui- dea de la exposicién, opto por situaras al final de cada pérrafo, resperando Ia distibucién de aparicién en el cexto, excepto para los cuentos que vienen. presentados por orden alfabético de compiladores. Cuando remito ala vena autores y a relatos, ests Gltimos encabezan la lista. El folklore es una buene via para comprender lr culturas y los mecanis- ‘mos de interpenetracién, asimilacién y recreaci6n provocedos por el encuen- ‘wo intercultural. Este posculado se confirma en la literatura oral de los Andes, ‘peruanos, especialmente, en los cuentos de condenados. Al escogerlos como | FOURTANE, Nicole, Tiaditon ot ration dene lt iniesre rae der Andes piravion sex le eat det scondenaden, Toite de Doctore, Tours, Usverid Frangoit Rabel, 1991, 3 Tomes, 1232 p. Nicole Fourtané fuente de andlisis, quise reflexionar sobre la culrura andina actual y penetrar enel universo socioculcuraly religiso de las poblaciones serranas, a partir de lo que nos seyelan de sf mismas con las narraciones que se transmiten de ge- neracién en gencracién, Al mismo tiempo, desearfa enfocar vatios temas de reflexién: (Cémo se ha construido la culeura andina contempordnea, a partir dela doble herencia, incaica y espafila? ;Cémo se ha expresado la resistencia al invasor? ‘Que legados ha dejado el extranjero alos pueblos autdctonos y «6mo los han asimilado ellos? Esta preocupacién me ha obligado a efecruar una large investigacién en el folklore espafol y sus Fuentes més remotss para encontar cuentos de temdtica similas, con el propésito de ver qué influencia habfan ejercido s0- bre la narrative popular andina y eudles eran los aportes originales de esta cultura. En efecto, la mayoria de los celatos que circulan hoy por los Andes se inspiran en modelos muy difundidos por Europa, El estudio comparado de varias narraciones, realizado a partir de su divisién en motivos, me ha petmitido fjar para cada versién analizada en qué puntos innovaba. Asi he podido comprobar qu, en general, las variantes andinas son més heterogé- sneas y complejas que sus arquetipos hispanos. Por ejemplo, los cuentos de «Juan Osow ineegran varios cuentos-tipos definidos por Aarne y Thompson «en si indice: tipos 301 B, 326, 326.A*, 650 A. Ademds, cuando disponia de ton gran ailmero de versiones procedentes de ambos continentes, como en el ‘aso de wan [el] Oso», he calcalado los porcentajes de recurrencia de ciertos motives. Los resultados son elocuentes las dos culturae no insisten en los smismos espectos. En la cuentistica andina, la Glizeién hispénicaes evidence a nivel de la estructura de las narraciones y de los motives que las componen, pero ¢s obvio también que los narradores se han dedicado a una importante labor de reelaboracién del material intcoducido por las espatoles, hasta tal Punto que, a veces, han desplazado por completo el centco de interés del relato original y lo han modificado de acuerdo a su sensibilidad propia, sit cosmorisién y los datos de su historia social. Buenos ejemplos de esie despla- zamiento se dan en «La Vara», recopilado por Johnny Payne, o en «La mujer yelalma», contado por Santiago Pantoja,y a variance n° 13 de «Folldore del Valle del Mantaroy, Esta cransformaci6n es particularmente sensible cuando se tata de la dimensién simbélica de los euentos, Ademés, el mismo conde- nado es una cteacién peculiar del mundo andino. Resulea claro, pues, que luna idencidad cultural se firma Fuertemente en esta nareativa tradicional. Es l producto de un mestizaje cuya amplitud no se ha medido todavia, espe- 2 El Condenado Andino I Estudio eueacos perusnos cialmente en las zonas donde la penetraci6n hispénica enconcré la resistencia, auréctona y donde fa lengua quechua sievié de poderosa barrea de defenss® Mi tentativa de comprensién del universo cultural andino he tropezado ‘con una gran dificulad: la ausencia de documentos fidedignos que atesti- guaran las ereenciasy las préctcas en uso en el Impericineaico, sobre todo cn lo referente a las representaciones de la vida de uleacumba. En efecto, Jas informaciones aportadas por muchos cronistas se afroximan demasiado alo que se crefa y vivia en Europa en a época, para que sus testimonios puedan considerarse vilidos. En tales condiciones, me enconteé frente a una documensacién desproporcionada entre Espafia y el Peri antigua. Con la ausencia de datos precios de! lado peruano se corre el resgo de otorgar una Jmporeancia exagerada a la herencia hispénica. Esta lagana debe incitar ala mayor prudencia cuando se trata de interpreta las variantesestudiadas, Sin embargo, cuando he tenido informes de contenido comparable para ambas culnuras, he comprobado que, en los Andes, los préstamos hispanos cortes- pondian siempre a una sensibilidad ausdctona presxisteate. Los cuentos que se han aclimatedo al universo de la cordillera son un slara prueba de esta inclinacion. ‘Antes de abordar el tema de este libro, se imponen algunas precisiones preliminares: quiero precisar, ante todo, que consttut el corpus de referencia, en los afos 1985-1990 con las versiones que entonces se podian encontrar 4, como realicé porcentajes en base ese conjunco, me ha sido imposible 11 Una imess de las ransformaciones de vases exuemasnaratoseuropet se fice «8 FOURTANE, Nise, Les procs de neption ee de ranfornation des apport ex es dans es contes populares andinan, Empat er unfers deare dans eande Lm Jripanepbone: rise reprenacios, sus a dteaion de FOURTANE, Nile, ee GUL AUD, Miche, Nancy, Presies Univers d= Nancy 2011, pp 555570, Adem la sxpunda pce de mi er enna en el ti compare de mucos cates Y pecuaes, El segundo capil, en pared analiza, ue ors, qumerras varanes 4 eumnc de wan Osos, Véase FOURTANE, Nile, adits. Tome I pp. 95-294 ‘do, Teac y rect en el cuenco flo dels Ande peruanomy Bley snd limo ents Andes a ay plata, Heasigue URBANO, copiladon, Cuzco, CBC, 1993, pp. 259-281; THOMPSON, Seth, AARNE, Ana Teepe ofthe Fetal A clr- sfestio end bibopphy, Kelas, Suomalainen Tedeskaemit, Academia Sclenanum Fenn, 1961, FF Communizadons n° 184, ol. LXXV, 588 ps PAYNE, Johnay, Canis Gugueor, Cuzco, CBC, 1990, pp. 98-100; PANTOA RAMOS, Santiago, RIPKENS, Jost SWISSHELM, German, Cuts ric one guechua de Beers, Far, Exodoe Bencdisnes, 3, 1974, Toma lp 353: ARGUEDAS, Joré Mar, Fold dl Vale del Maneao.Povincia de Jj y Concepelin. Centos mgien-taltasy canciones de eas ceaicionalen, Flos Amencen,o 1, novembre 1953, pp. 162163, 3 Nicole Fourtané intzgrar publicaciones posteriores para no modificar los eesultados. Sin em- bargo, en la medida en que éstas contienen elementos nuevos que pueden ayudar a la comprensién global de las narraciones, he oprado por integrar los comentarios de sus autores en el texto. Cabe aftadir, ademés, que la mayoria de los cuentas que estudio son anteriores ala reforma agrariarealizada por el ‘general Juan Velasco Alvarado a partir de junio de 1969. Esto puede explicar ‘que los relatos de la época reflejen, quizds més que otros més recientes, el conflicto social que oponfa entonces 2 los hacenddos, sus colons y las co- smunidades carmpesinas. Esta obra, a pesar de que la redacro en presente para facile la leeeure y porque me epoyo en relatos es un estado de la stuacién ‘en un momento dado. Es obvio que las creencias evolucionan con el tempo yle modernizacién de las sociedades que las generan y las condenan a desa- patecer @ mediano o largo plazo 0, por lo menos, a modificuse. En Espafia, cn la actuaidad, la creencia en las almas en pena casi no tiene vigencia, pero no era el caso cincuenta 0 sesenta afos ats. Por fin, no soy etndloga y me valgo de los estudios de varios especalistas de la disciplina para dilucidar el sentido de datos presentes en los cuentos. Por lo tanto, se me puede objetar ‘que mi mécodo va @ conducirme a generalizaciones y a homogeneizaciones que los estudios ancropolégicos contradicen, en la medida en que estos tie timos se fundan en observaciones de terreno. Sin embargo, las conclusiones a las que me lleva el andlisis de los cuentos, a partic de porcencajes de re- currencia de motives, pone de manificsto apreciaciones ¢ interpretaciones similares de norte sur del érea quechushablance peruana, con variantes locales minimas que siempre seflo, Asi en esta obra, presento, primero, las natraciones escogidas, asf como su procedencia, ys luego, intento deteeminae ‘qué papel tiene el cuento en el contexto andino. Después, me concentro en el estudio de las ftentes hispénicas del condenade. Como muchas versiones se inspiran en relatos de apariciones de almas en pena ibéricos,erzo, en el segundo capitulo, las grandes lineas de esta creencia para poner de relieve, «8 continuacién, la peculiaridad del monstcuo peruano. El tercer capitulo delinea los rasgos caractristicos del condenado andino: su aspecto fico, sus fechotias, los motivos de sa venids al mundo de los vivos, su universo espa io-temporal, etc... Los capitulos finales son més interpreraivos. El cuarto capitulo procura establecer la lista de las transgresiones que son motivo de condenacién. Tenemos ai un rico panorama de os valores que estructuran las sociedades andinas. Para comprender cémo se forjé el eédigo que observo en Jas narraciones, he intentado ver emo se censuraban estas infiacciones del u El Condenede Andino / Estudie de euentos perusnos ‘orden social durante el imperio y cémo las presents la predicactén catélica de la époce colonial. EI quinto capitulo hace el inventario de los recutsos migicos uxilizados para protegerse de este ser maligno y trata de evidenciar la dimension simblica de estas historias. Enel sex capfculo reflexiono en como a las dimensiones religiosa y social de esta etezncia: por qué razones snaci6 y se mantiene viva hoy? He recibido mucho del didlogo entablado con la poblacién andina a través de su tradicién oral. Con este aporte, espero contribuir a una mayor compzensién de su universo cultural y de su cosmovisién. Hasta 1990, se habia estudiado muy poco el cuento popular andina Hoy en dia, el terreno deinvestigaei6n queda siempre abierto, a pesar de que publicaciones mis re- cientesintentan colmas este vaco, Pero antes que nada, ¢s urgente recopilar {os relatos en que los habicantes del Ande expresan su propia historia y publi- carlos para datlos a conocer, porque los narradores de edad avanzada, los que tienen un repertorioextenso, van muriendo unos tras otros. En efecto, con fa invasién masiva de los medios de comunicacién modernos, que introducen nuevos modos de diversién, se ven amenazados con el peligro del olvido y la desaparicién, Sin embargo, asstimos, desde hace unos treinta aos, ala preocupacién de algunas comunidades campesinas por cecopilar ellas mis- ‘mas sus cuentos y leyendas tradicionales como afirmacién de su identidad. yexpresién de un proceso de empoderamiento. Por jemplo, las Bibliorecas Rurales de Cajamarca han publicado, por su propia iniciativa, diez libritos de cuentas (cien relatos en tora) y una Fncicloped'a Campesina de veince voliimenes. En efecto, segtin Gonzalo Espino Reluce, la memoria colectiva resulta siembra de razén y de intuicién. Provee esa idencidad que socializa, ese sentrse semejantes entre muchos y diferentes a ocosy 3 Sélo son posesites 2 1968 los cuentas que proceden de las publcaciones siguientes, FOURTANE, Neo, sDos vesones pecunnas de “Juan (ef, Osos, Rest de Dist 87 Tradciones Populares, Wav, Toro XIV, 1990; PAYN, Johnny, Cuts Cages, Cusco, CAC. 1990; WEBER CH, David, Ju ded Ow, Yeracack, Pualpa, Minit ode Edueaibn, Irsieue Linlitico de Verano, 1587 4 Lilia de ls pablicicioes mis ecintes no es exhaust, cto les principales: CHI- RINOS RIVERA, Andrés, MAQUE CAPIRA, Ale, Ereranding, Cinco, CBC, 1896, 409 pi GRANADINO, Celia, Cons de sera abel, gucbnaroryprand bs a bei oa, Lisa, Wasapay, 1999, 214 pz TTIER, César, Kar fambunap. $0 cuentas ex (qed 7 catelano del comunidad de Ui (Quipianch - Cazes), Ceten, CBC, Lisa, FEA, 1999, 251 p. Ese ecoplacin conten varios cuents de cndnader ol hijo oor, pp. 40-45, vers cst mila lau ee plies en i de om La Bertie ond (gece le rep del Cenc, pp. 1SB1T3, aque Gane el alamo naseadr, Sans Nicole Fourtané Quiero expresar aqui mi mayor agradecimiento a todos los peruanos ‘que me acogieron con tanta amabilidad y me ayudaron en las dstincas fses del abajo de campo que rac. Noincento carlos personalmence para no sorter el riesgo de olvidar a alguien y, ademés, la lista seria muy larga. Voy a contentarme con mentar el apoyo recibido de las institucfones: la Universi. ‘dad Nacional Mayor San Marcos, la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, el Instituto Riva Agiero, la Biblioteca Nacional del Per, cl Museo de la Cultura, ef Instituto Francés de Estudios Andinos gue me financi6 un viaje en 1989 y el Centro Bartolomé de Las Casas que me abrid sus puertas varias veees. La Casa de Velézquez de Madrid me concedié tam. bien una bece para llevar « cabo las investigaciones relativas a las fuentes bispnieas de los cuentos. El proyecto de et libro tropes con milciples ontratiempos que imposibiliaron vacas veces su reaizacién y me ebligaon . 74-89. A propio de a Nicole Fourtané Johnny Payne recopilé su material en 1981 y 1982 de narradores bilin- sites, que sin embargo, prefiricron contar en su lengua materna. Establecid, pues, el texto quechus a partir de las grabaciones realizadas y efectus la tra duccién, En ef libro en que reunié su cosecha, Cuentor Cuiguetias,analizamos las narraciones siguientes: «El panadero y los amantes», «La varav, referidos por Miguel Warman Lizaro; «La chiquita», «El chico que no quiso comer», contados por Teodora Paliza; «El desertors, narrado por Agustin Farfin; «El joven-oso», relatado por Buenaventura Rocea Molina; «El juramenton,reco- ¢gido de Juana Rosa Callo Orci CCabe agregar a este conjunto cuzquetio dos versiones de Juan Oso», una publicada por Efrain Moroce Bese y la oua por David Weber, «Manucli- to, el Oso», asf como una variante arequipeta? Otzo conjunto de nerraciones proviene de la Sierra centcal, en parti- cular del Valle del Mantaro, ya que esta parte del teritorio nacional oftece tun ejemplo de mestizaje lingiistico y cultural tinico en el Per. En efecto, los huancas nunca vivieton la situacidn de esclavitud y de servidumbee que . 142143, pp. 151-195, pr 16 16 Bide. 9 196 26 El Condenado Andino / Estudio de cuensos peruanos 1967 y compuso el cuarto entre 1969 y 1970, lo que condujo al resultado final de mil trescientas paginas de material. Sélo el setenta por ciento de cesta produceién figura en Cuentosy relatos en el quechua de Huaras, pero la amplitud de esta empresa nos da una idea de la cantidad y la diversidad de relatos que podia dominar tna persona dotada de buena memoria en una civilzacion de la oralidad”. En esta seleccién, cincuentay seis relatos fueron reunidos en el Valle del Mantaco. Las tres historias procedentes de luaraz presentan grandes siili- tudes con cuentos recopilados en el Departamento de Junin. Seis versiones forman parte del patrimonio oral det pueblo de Lucanamasca (Ayacucho), trece narraciones han sido colectadas en la regin de Cuzco y cuatro variantes de sjuan Oso», en que el héroe se enfrenta con un condenado, provienen de otros sectores geogréficos: Huamalies, Huallaga, Packitca y Arequipa. Para le reflexién que proyecto evar a cabo en torno al cordenad, el abundance material de que disponemos para el Valle del Manaao resulta particular- ‘mence til. La mayoria de estas versiones se distinguen de las narraciones de las ottas regiones del pais: obedecen a esquemas menos extercotipados y cestin més arraigadas en la realidad local. Por e30, permiten captar el cardctet multiforme del fancasma y facilitan el estudio de todos los aspectos de este monstruo, Las vatiantes recogidas en oteas partes confirman las tendencias que se pondrén en evidencia a partir de las colecciones de las provincias de Jauja y Concepcién, pero, muchas veces, no son tan explicitas como ésts. ‘Aunque estas narraciones presentan vinculos con referencias homélogas del folklore universal y numerosos cuentos del corpu: se pueden relacionar con las catalogaciones existences, cabe precisar que el condenado es una creacién especifica del mundo andino: lo encontramos exclusivamente en el Peri, Bolivia, Ecuador y ef norte de Argentina (provincias de Jujuy, Salea y Santiago del Estero). El condenado andino no ¢s el consenado europeo, a pe- sar de que nacié bajo la influencia dela predicacién y © escogié la palabra de origen hispano para designarlo. Es une especie de muerto-vivo que vaga por la Coudillera en busca de salvacién, a causa de ls tranggresiones que cometié durante su vida, y que devora a seres humanos y animales. Los relatos en que 17 PANTOJA RAMOS, Sanciago, RIPKENS, José, SWISSHELM, Germin, Cue y re laser en el guecbua de Far, Haars, Escada Benedictines 3,197, Tome) p. 355, pp. 359-363, pp. 439-443. 18, Ver en ANEXO, ln clasifeacin de ls cusntos eacuades 27 Nicole Fouctané interviene este aparecido pertenecen al registro migico-realista o md teligioso. En efecto, para el hombre andino, el condenado no es un personae fetico, Constituye una realidad integrada a su mundo sobrenatural, en Ia aque cree con rodas sus fuerzas. Por eso, pese 2 todos los acercamientos mor foldgicos posibles con ciertas versiones europeas de tema similar (se trata de las que estén eatalogadas en el indice de Aarne y Thompson bajo los niimeros 300 a 7459), el comencarista no puede tatar los documentos relativos a este ‘monstruo como euentos maravillosos, los cuales narran hechos imaginarios, ya que la gente considera a este interlocutor como a un ser real”. Normalmente, el cuento se caracteriza por su generalidad extrema y la ‘vaguedad de localizacién espacio-temporal. En este corpus algunas versiones, csencialmente las que provienen del Valle del Mantaro, suscitan una pregun- «2 porque sitan concreramente la accién en el espacio y en el tiempo y la presentan muchas veces como un suceso histérico. zNo convendrfa, pues, relacionar més bien esta clase de relatos con la leyenda que refiere aconteci- rmientos que pasaron en una época definida y en un lugar determinado? Sin ‘embargo, como lo sugiere el mismo Stith Thompson, sila distincién entre ‘cucnto y leyenda es valida en Europa, no se aplica en términos idénticos al undo andino. Asi pues, me parece que estamos frente aun tipo de historias uy expeciales que se pueden tatar como cuentos. La manera como la gente las aborda nos invita a hacerlo, En efecto, sempre dice: «Voy a contar un cuento de “condenado"». Ademis, dichas natraciones presentan una estruc- ‘ura bien definide que se encuentra en la mayoria de las versiones. Son bien unificadas y se orientan dicectamente hacia el descnlace. Pessiguen una fina- lidad didcrica, que el oyente ha de descubris,y se transmniren de generaci6n cen generacin con algunas variaciones que corresponden ala evoluciéa de las smentalidades, Igualmente, ponen en escena una situaci6n que puede compa- sarse con la que describen los relatos occidentales que nacieron también de la creenciaen el muerto que regresa, que hacen igurar al ogro. Sin embargo, ‘existe entre ellos una diferencia fundamental: el ogro es un personaje ima- ginario, mientras que, en nuesto caso, nos confrontamos directamente con Ia ereencia de hombres y mujeres que topiezan con el problema del difunto ‘que no se ha alejado de este mundo y vuelve para perjudicar, por lo que re- 19 ARGUEDAS, Joe Maria, Folkloe., op. cit, p. 1255 PROPE Visine, Morphologie {te conte, si de Lar ransirmatons de cones marl & MELETINSEL,E, Leta Lerucrale et ppolegigue done, Pai, Sul, 1970, 9.28 28 BI Condenads Andino / Esvudio curren aritos magico-teligiosos para intentar precaverse contra su influencia, rmaléfca, Existe otra diferencia con los cuentos maravillosos europeos. En general, éscos concluyen posicivamente. En cambio, el desenlace es 2 veces imprevisible en las narraciones andinas que tienen, a meaudo, un fin erégico. En varios casos, el héroe, aunque consiguié triunfar de as pruebas alas que le sometieron, no es reconocido como tal Los euentos de condenados del corpus seleccionado pueden subdividirse cn tres grandes categorias. La primera serie de relatos, que corresponde al cuarenta y uno por ciento de las versiones, nos presenta al muerto-vivo ¥ describe sus fechorias*. Ouras nartaciones, que represeatan el dieciséis por ciento del total, se interesan sobre todo por el proceso que lleva a la conde nacién ¢ insisten en las tansgresiones que los actores cometieron mientras vivian, Por fin, algunas variantes, que abarcan el cuarenta y tes por ciento dela seleccibn, asocian las dos perspectivas™, Sueten ser las historias de con- tenido més denso, 20 THOMPSON, Su, ca penn, Flr Ameri, Man a XI,» 1 Jane 1952 p. & Hon, «El cuento flies, Fllve Amerie vol. XI n° 2, December 1952, 14, p16 lem Ene flr, Crna Uoiveried Cen de Ves Bio. tes dele Bibles, 1972p 498, FOURTANE, Nile, ado. Tomo lp. 165- 168, p, 235-245 lem, ka conrpon dus io dans es oneipaiques eda can des Anes puree ede Juan (2) Ox», Ani, Can de CRICCAL, 1993, 9.3956; dom, Les proces de rcepon mop. 38-570 21 ARGUEDAS, José Maia Gorn. pp 15-129, pp. 1458; Idem, solr. 09 12,3, 4,5, 6.7, 809. Oy 12,13, 1 19, 20,25 27,4, 46,47, 48, 30; fm, Cacao op. p- 1551751 PANTOJA RAMOS, Sang, «0. “Tmo p. 38; PAINE Johnny op. cp. 4-44, pp 98-108 22. ARGUEDAS, ove Mar, Cann 9.738; lem, Falken 0p. 28,24 28,28, 30,31, 32, 37 42, 9,49; PAVE Johny. pap. 5-38. 28, ARGUBDAS Jou Mi Conon. - pp. 10-103 en, ole op 216.17 15, 1,21, 28,26, 32, 98 25, 36,98, 39,4, A; dm, «Cuencs eo pp. 185-195 FOURTANE NislesDor veer» ct p. 193-210, MONGE, Patio «Caexor oes @ yp. 85-5; MOROTE BEST, Blain, Gua. pp. 21-26 PANTOJA RAMOS, Staago op ct, Tomo I pp. 355.363, p. 459.45; PAYNE, Johnny, on sit, pp. 28-30, pp. 5134, pp. 888, pp. 101-106, WEBER, Desi op. cy pp 87-10, pp LOBATL pp 13380, pp. 11-1 y p18 29 Nicole Fourrané EL CUENTO EN LA CULTURA ANDINA El lector culto que accede al euento popular por medio de un texto ¢s- cio tiene que operar una verdadeca conversién mental, si quiere compren- der lo que éste representa en una cultura en la que todos los valores se trans- risen por medio de la tadicién oral. Aunque, en la actualidad, ésta vaya perdiendo terreno debido a la intrusién de la modernidad en los pueblos ya los progresos de la escolarzacién, conserva todavia mucha importancia en la vida de los campesinos andinos, Nosmalmente, el narrador y sus oyentes pertenccen 2 la misma comuni- dad. Comparten una historia de interelaciones personales y poseen elementos culturales idénticos. Participan de una memoria colectiva comiin y aprucban, 0 desaprueban determinados comportamientos. Ademés, muchas veces tienen. tambin interess similares. Pero la buena recepcién del cuento s6lo se teaiza bajo cieras condiciones. En eftero, narrador y auditorio estin compromeridos en una aetuacién Ginica, que uno y oto viven a su manera a persona que cuenta persigue siempre una meta en relacién con la naturaleza del relaco que narra. Puede aspirar al simple entrerenimiento de los oyenees: en tal e280, escogerd narraciones destinadas a provocar la visa, ccxentos humoristicos 0 aventuras de animales, por ejemplo. Es también po- sible que quiera romper con la monotonia de la vida diaria y que proponga a quienes la escuchan historias que les permitan evadirse a un mundo imagi- nario. Sin embargo, silo apreciamos en base las antologiasconsuladas, este recurso se usa poco en los Andes. El repercorio de los cuentos maravillosos propiamente dichos, es deci, los que se elacionan con los Tipos 300 a 749 de lacatalogacién de Aarne y Thompson, parece muy limicado y vsiblemen- te no corresponde 2 las expectativas de estas poblaciones que se enfentan constantemente con una realidad muy dura que moviliza todas sus fuerzas cxeadoras. Pero, cuando oeurre, como lo subrayaba José Maria Arguedas, gracias al arte del narrador, estos elementos ireales adquieren un cautivante ‘poder realista ya que los protagonistas conservan atributos humanos y nunca pierden su apariencia natural, 24 CAMARENA LAUCIRICA, Julio, Cuenes uicionla de Led Mail, Seninaio Mex dnd Pd, Univeiéad Complutense de Madi Diputaciba Prvindl de Leba, 1991, 20, 25 ARGUEDAS, Jou Maca, eFelldore.n op lt p 125. 30 EI Condenade Andine J Estadio de cventor peruanos Esa finalidad puramente recreativa no es, evidentemente, la de los ccuentos de condenados que hacen resaltat las notmas yas reglas que se deben respetar en Iz sociedad andina y que ertican con vivieidad a quienes no las observan. Son una produccién interna del grupo que expresaa través de ellos los fandamentos esenciales de su cultura. Pot eso, son portadores de una doble dimensidn, inicdvica y normativa. Ademis, camo todos consideran al condenado como a un ser teal de cuya existencia nadie duda, puesto que ‘muchos prerenden haberlo encontrado, narrador y auditorio comparcen el ‘mismo sentimiento de temor y de sobrecogimiento. El primero se esfuerza por inspirar horror su publico y éte experimenta e terror, con la mera evo- cacién de ese petsonaje maléfico. En efecto, el factor emocional es decisivo para la buena transmisin del mensaje que el narrador procura difundi y éste suele ser consciente del papel insustituible que le toca representar para lograt el efeero deseado. Por medio de su actitud prepia, de fa modulacién de su vor, de su mimica, de sus ademanes, va a suscicar en el audieorio la atencién, el miedo o la eprobaci6n. Contar nunca es un acto neutro. Algae nas informantes de Johnny Payne lo expresan 2 su manera. Teodora Paliza, por cjemplo, fe confié que nacraba a la vez epara asustar y ensefiar 2 los pequefios. Inés Callalli recuerda que, en su nifie, ella y sus compaferas se contaban histories wpara dormir de miedov. De hecho, parece que, con los cueatos de condenados, el objetivo principal es ingprar tal sentimiento y crear una tensién dramética extrema, capaz de atemorizar al oyente, hasta tl punto que se le eriza el pelo o se le pone care de gilina, como confesaba Jose Maria Arguedas después de escuchar a Carmen Taripha®, En la cultura andina, la misi6n de contar incurbe tanto a los varones como a las mujeres. Sin embargo, parece que estas ‘kimas narran més en el ambiente familiar mientras que los primeros lo hacen en reuniones sociales mds amplias. Esto resulta claro en los velorios, donde este papel corresponde al viudo, de edad ya avanzada, encargado de rezar lo: responsos. Dentro de la familia, le transmisién de los cuentos se hace sobre todo por los abuelos: por medio de narraciones diversas, inician a sus nictes ala vida en sociedad. yyles hacen descubrir los comportamiencos sociales, morales y religiosos que tendrin que adoprar y los que les serd menester evita para integrase armo- niosamence en la comunidad, Varias personas, con quienes tuve la oportuni- 26 Lem Queso Fella? Bava del euntan, Calor y ache abo I 4, oerabe ‘ier 1964, p13; PAYNE, Johan, op. city p. XVI 3 Nicole Bourtané dad de hablar de dicho asunto, me configron que su abuela habla cumplido ‘una misién tinica en su educacién y que habian descubierto el patcimonio oral de su pueblo por su intermedio. De hecho, cada grupo tiene entre sus miembros a alguien que se impone a todos por sus dotes de narrador o de narradora y a quien solictan cuando las citcunstancas son propicies para dedicarse ese pasatiempo. El que podriamos llamar narrador profesional (en genera, es un anciano dotado de una memoria bien adiestrada, porque los jovenes ya no dominan la totalidad de los pormenores de los esquemas narratives amplios) se caracteria por su conocimienco de una gran cantidad de relatos, a veoes muy largos ~en efecto, algunos abarcan mas de diex pégi- nas cuando se publican y, en casos excepcionales, como «Tutupaka llaldeta 1 el mancebo que vencié al Dizblo» cubren hasta cuarenta y tres péginas A veces, esta persona puede pasar noches enteras concando historias. Estas aptitudes narrators se mencionan para vatios informantes. Segiin Johnny Payne, Teodora Paliza poseia un repercorioextenso yuna gran kabilidad para la narracién, Los compiladores de Lo gue me cuentan te cuento airman que ‘Manuel Visquez, anciano de ochenta y cinco afos, era muy conocido en el distsito de Chugus, provincia de Bambamarca (deparcamento de Cajamar- 2), por la gran cantidad de cuentos que mancjaba y por su estilo ameno de contar. Gregorio Condori Mamant relaca que uno de sus compafieros de detencién en la cércel de Urcos, Matico Quispe, nunca repitié a lo largo de snueve meses el mismo relato. Tal capacidad resulta asombrosa; casi se podria decir que era una verdadera biblioteca ambulante, César Itier asegura tam- bién que Agustin Thupa y Santos Pacco de la comunidad de Usi, provincia de Quispicanchi (departamento del Cuzco), tienen un amplio repertorio que sobrepasa el centenar de relatos, muchos de ellos largos y complejos. Ciertos narradores poseen, de hecho, dotes excepcionales ¢ inimiables. Los de Car- men ‘Taripha Mamani, la eriada indigena del Padre Jorge Lire, han pasado a la posteridad gracias a José Masia Arguedas, quien no vacilé ademés en ‘comparar su talento con el de Gabriel Garela Mérquez. Por la magia verbal de esta mujer sencilla y su capacidad de imitar alos animales 0 al condenado, dlsaldn de le casa cural se ecansformaba y la nacuraleza se animaba. Carmen le contaba al cura, de quien era eriada, euentos sin fin de ‘orros, condenados, osos, culebras, lagartos; imitaba a esos anima- les con la vor y el cuerpo. Los imitaba tanto que el sal6n del curaro se convertia en cuevas, en montes, en punas y quebradas donde 32 El Condenads Andino | Estudio de cuentos peruanos sonaban ol arcastrarse de la culebra que hace mover despacio las yerbes y charamuscas el hablar del zorro entee chist>so y cruel, el sabe a querte ya mis alin, Rese de Dislectalogay Tradiciones Popa, Tomo 00, 1976, p. $03. (68 CABAL, Constantino, Bl rerorno.m pt, n° diciembe 1947, p. 49, p58 y a HI, shel 1945, p71, p 75; lan La mtg serena. PUD. 69 RAMON V BALLESTEROS, Fancsco de, Orcwntine finer, Santiago de Com powela, Porto y Ci Editors, 1970, p. df GINER ARIVAU, Ly «Coneibotén..», iy p15; 35 Nicole Fourtené pueden identificarse. Se rata en general de los parroquianos difuntos. Pero es también posible que permanezcan cotalmente invisibles. Sa presencia se adivina entonces por ef ligero vientecillo que produce su paso y por el mar- cado olor 2 cera que se percibe”. ‘Anuncian su venida provocando ruidos insélites, vienen precedidas por elsonido de las cadenas que las mantienen sujeras en el otro mundo 0 emicen quejidos dolorosos y gemidos enternecedores. Cuando hablan, su vor parece provenir de una regidn lejana. A veces es dura, aveces es apagada””. Como lo demuestean las descripciones precedentes, las almas en pena toman précticamente todas las apatiencias y su presencia, en particular en las zonas més wadicionales de Espaiia como Asturias y Galicia, invade el ‘campo ocupado por los vivos puesto que sc las puede encontrar en una pie- dra, un péjaro, un animal cualquiera que inspiran respeto y piedad. Cuando se aparecen bajo el aspecto humano, la gence las considera, por supuesto, como més peligrosas y todos los relatos manificstan que sus peticiones se toman en consideracidn, Pero las mis temidas son, sin lugar a dudas, las que salen en procesién, dado que pueden dejar maltrecho a quien las encuentra. Esta ereencia nos revela que, en los siglos pasados y hasta una época recien- te, los muertos y los vives se encontraban en este mundo y merclaban sus cexistencias” [No quisiera cerminar esta parte sin subsayar un rasgo fisico que se da sobre todo en los cuentos y los comances del ciclo de Don Juan: la aptitud ‘que tienen los aparecidios para consumir comida. Este rasgo tiene st origen cen realidad en una conviccién antigua, dfundida en Buropa hasta el perfo- do moderno: los muertos levan, en el més alli, una existencia parecida ala nuestra y padecen como nosotros el hambre y la sed, De esta persuasign né- ci la coseumbre de proveer sus necesidades en el momento de su entiero y en fechas determinadas del afo, como el dos de noviembre, dia de Difuntos, en la Nochebuena. Esta préctica subsistié en Galicia hasta fines del siglo 70 CABAL, Constntino, La mitbsleasarian... pp, 113-115; RISCO, Vient Le proce op ce, pp. 998-402, pp. 405-407; CARRE ALVARELLOS, Leandso, Le eendas es glee, 2 edicin, Madd, Espasa Cape St 1978, p. 54 TL CABAL, Consaatina «El raceno..» ap. ey 1° Il abil 1948, pp. 63-70; RAMON ¥ BALLESTEROS, Francisco de, Oarmnrion. p44; JOVE Y BRAVO, Rogelio, Mis y supersilnes de Asuras, Oviedo, “La Comercial Imprent, (303, p. 72 CARRE ALVARELLOS, Leandro, op. dt, p. 4; LLANO ROZA DE AMPUDIA, Aurelio ey Del Palle Arian. . 68 56 El Condenedo Andino / Estadio de cuentor peruaaos XDK y los banquetes en honor a los difuntos eran frecuentes en la Espafia del siglo XVI. Antonio de Guevara, obispo de Mondosiedo, los condena en las Constituciones Sinodales de su didcesis en 1541. Se cefa que los finados venfan 2 participar en los dgapes de los vivos y a regociarse con ellos. Los relatos populares recogen este dato, bajo la forma de lx invitacién 2 una cena que una persona viva dirige a un muerto, Generalmente en la teadicién hispanica, el espectro come, pero a veces rechaza los manjases que le han preparado bajo el pretexto de que no le alimentan. Sin embargo, una narra: ci6n secopilada en Paradela por Victor Said Armesto presznta un deralle que llama la atencién del andinista. El aparecido no traga les alimentos que le son destinades, puesto que su esqueleto es hueco y no puede digertlos, Se derraman pues en dl suelo, as alrededor: trast todos los platos hacia sy empeas a tragar, apresuradamence y con gula, los manjares, los confits, las frutas y los vinos. Pero como el muerto tenia enteramente hueca la armazin del costilsje, todo cuanto comia otro tanto dereamaba, sin lograr digerir ni un mal bocade™, sea caracterstica aparece en los cuentos de condexador andinos y se descubre con ese detalle la verdadera naturaleza del muerto-vivo. HORAS Y LUGARES EN QUE SE MANIFIESTAN Las alemas en pena pueden encontrarse en miltiples lugares: entre las piedras del camino, como ya he sefalado, en el campo, pero también en las casas. En Asturias y Galicia, se dice que a las énimas es gusta regresar a sus sitios familiares y refugiarse en las moradas donde vivieron. Tienen un lugar predileco: la cocina y, en especial el hogar donde vienen a calentarse porqus, al sali del Purgatorio, sienten fifo. Por eso, no es oportuno barter cesta habiraciSn de noche para no echarlas atris ¢ impedsr que se calienten, Se encaprichan también por las puertas y las ventanas. Por consiguiente, no conviene cerrarlas de golpe para no lastimaslas. Algunos rlatos las presentan 73 SAD ARMESTO, Vien Le lgende de Don Jen. Orgeespttior de El Buredor de Sei y consid de Pedra, Madi Expsn Calpe S.A. 1968, pp. 100-104, . 32, cia pp. 39-40, Elsubrayado ee mio. 87 Nicole Fourcaaé lamando a la puerta de su antiguo domicilio para pedir auxilio o penetrando cen las viviendas a través de las paredes, incluso cuando no hay nada abierto”™ ‘De manera general, se aparecen de noche @ las personas que regresan 2 case muy tarde o salen temprano, antes del amaneces,y se hallan en des- poblado. En efecto, son espiticus, cuyo reino es la noche, que vagan por el ‘campo, sobre todo en los parajes solitarios. Mas ain, suclen amonestar al impradente noctimbulo que se encuentra a su paso con el refrén siguiente: ~Andar de dia, aque la noche es mia”. Al mismo tiempo, le dan palos o le pegan una boferada. Por eso, se recomienda alos vives, si no quiezen tener problemas iniiles, que, después del anochecer, les dejen el campo libre y se queden «ranquilamente adentro, Tienen que seguir el sabio consejo dado por esta expresi6n popular: Por no ver visiones me acuesto 4 las oraciones"® Las almas suelen pasear a partir de la medianoche hasta los primeros albores del dia o el canto del gallo. Entonces huyen, dejando sin acabar el trabsjo que estaban haciendo, Este punto me parece importante pues todos los cuentos de condenades pecuanos presentan este rasgo. Sin embargo, en ciertos casos, pueden manifestarse a partir de las nucve de la noche o incluso durante el dia”. La medianoche reviste un significado simbélico. En efecto, es ef mo- ‘mento ‘inico que pertenece a la vex al dia que termina y al que nace, es el centro de la noche, la hora en que el sol se encuentra en el nadir y he dess- parecido totalmente. El mundo pertenece, entonces, alas fuerzas maléficas {yo invisible se manifesta en aquel momento en el mundo visible, sumido en las tinieblas. En efecto, sogiin una opinién muy difundida en Bspatia, las 74 RISCO, Vint, sLa proceidn... op. p. 383; CABAL, Conetnsna, Le mialage sstuians.. pp. 79-81; JOVEY BRAVO, Rogelio, ope, p 0. 75. OTERO PRDRAYO, Raméa, wAlguna: informacones »,—p. ct, pp, 405-406; CABAL, Constantine, La mitlegie astariena p- 107 76 GINER ARIVAU, L, »Contebucién. op. yp. 122. 71 biden, p- 237; CABAL, Contentno, a moog ariona.. pp. 81-3, 38 Bl Condenado Aadine / Estudio de cueatos perusnos desgracias suceden entre las doce de la noche y la une dela mafiana, porque este lapso de tiempo estd ceservado 2 los espltivus del mal: Entre las doce y la una ‘Anda la mala fortuna”®, La procesién de las almas en pena sale todos los das, Sela puede di tanto de dia como de noche, pero la segunda posibilidad es més generali- zada, En Galicia, donde el cementerio rodea la igletia, las almas salen del camposanto a medianoche, se retnen en el sancuario luminado, forman una procesién y; luego, van a recorrer el terrtotio de la parroquia para vistara la persona que est a punto de morirse. Cogen siempre 0 caminos que siguen los enciecros,lamados ecaminos de difuntos», Nuncatraspasan ls limiees de 1h parroquia, puesto que ésta forma una unidad socio-cultural realy simbéli- caenla que cada miembro, vivo 0 muerto, encuentrasu respective punto de apoyo. Sin embargo, siesta representacién es la més frecuente, hay casos en que la procesién no toma en cuenta la demarcacién parroquial y peregrina por el campo, atravesando montes y valles. Las encrucijadas son también el lugar de reanién de las almas y el punco de partida de la procesién pero esta sicuacién es menos corriente que la anterior”. La iglesia parroquial es un sitio estratégico puesto que las almas tienen que volver aht para hacer sus oraciones y cumplic sus penitencias. Algunos relatos la presentan abierta de par en par en plena noche, iluminada y po- blada por una gran muchedumbre que asiste a misa 9 a algin oficio o se ve frecuentada por un cura solitario que aguarda desesperadamente que alguien le ayude para celebrar la misa™ 78 GINER ARIVAU, L, «Conutbocin, Sibnn 9p p. 596-397 19. Thur pp. 396-97. p. 401; LISON TOLOSANA, Carmela, Anopolegte cba de Go ota, Madi, All editor. 1983. pp. 15-106: CARRE ALYARELLOS, Leandro, op. c2, 58: BARANDIARAN, Jose Miguel de, clabordores, £1 mide en la mente poplar bes (Ciena, cunt lena) Zara, Eatoial chropena, 1950, p. 71 80 LISON TOLOSANA, Carmelo, pit, p. 106; RAMON ¥ BALLESTEROS, Franco ri del mis all (Coner de Lee), Saigo de Compose, Pro 7 Cia Etre, SL, 1972, pp 158-165; ESPINOSA, Aurelio, Cueto Pwr Epatale, Sands, Stanford Univeniey Pbllesions, 1923, Tome f pp. 131-133. cp. it, p. 1225 RISCO, Viet, ba proce: 59 Nicole Fourtané Cuando la procesién ha cumplido con su misién, desaparece frente 2 la casa que ha venido 2 visitar 0 bien vuelve al cementerio o 2 la iglesia de donde ha salido!. Asi la noche, mas especialmente la mitad de la noche, y el campo s0- litario son el teatro de la manifestacién de les almas en pena. La noche y la ‘muerte van unidas. Este fenémeno aumenta el miedo que el vivo experimen- teen presencia de estas énimas, miedo amplificado por la soledad que siente fiente 2 un paisaje sumido en las tnieblas. En eal contexto, todo se conjuga para causar fa impresién méxirna MOTIVOS DEL RETORNO DE LAS ALMAS EN PENA A ESTE MUNDO Las almes vuelven a este mundo por miiliples motivos pero ptdctica- ‘mente todos pueden resumirse en uno solo: vienen a demostrar alos vivos que necesitan sus sufragios para entrar al Cielo. Su venida manifiesca pues In unidad mistica que une a vivos y muertos pero estas énimas no dejan de sex temibles por este mismo motivo para los sees humanos. En efecto, para th mentalidad campesina de los sighos pasados, la muerte llama la muerte y Ja apaticiéa de las almas en pena significa, precisamente, el anuncio de la inminencia del fallecimiento de la persona con quien se encuentran. Segiin ‘una opinién corriente, esta ltima moriré dentro del afo. Varios relatos cone rman dicho punto de vise y se insiste en especial en este aspecto cuando se trata de la procesi6n que va a visitar al moribundo. Se pretende incluso que ‘sed formada por los antepasaclos del agonizante. Vienen a avisarle que ya ha llegado su hora y que lo estén esperando, Esta procesién empieza un afo an- tes de la muerte del individuo y, conforme se va acercando la fecha fat las visitas se hacen cada vex més frecuentes. En otras partes, slo dura siete roches y, cl dia de la defuncién, da tres vueltas alrededor del domicilio del difunto, As, la almas son, ala vez, nuncio y causa de la muerte El motive principal del recorno individual de las almas del Purgatorio a BE RISCO, Vieente, ela procesiin. 9p ct, pp 388-389, 82, LISGN'TOLOSANA, Carmelo, p08, p. 106; GINER ARIVAU L., «Contribueiéa..s (tsp. 125, p35; CABAL, Constantino, La mitologe aiurena.,p 8, p. 84; CA [RRE ALVARELLOS, Leandv, opt, p53, p. 58; CASTANON, Lacan, Superconer 7 vvencies de trian, Gig, Ayalen Blanes 1976, 89. 60 Bl Cendenade Andino / Estudio de cuentor peruanos «ste mundo es, como ya lo he enunciado més arriba, la peticién de suftagios irigida, mds generalmente, a un miembeo de la Familia 0, a veces, a la per- sona que estiman capaz de dominar las emociones muy fuertes. Encontea- _mos numerosos testimonios al respecto en casi rodas las regiones de Espasa, Las almas exigen sobre todo que se celebren misas para su descanso eterno fo que se reciten oraciones, como el Padre Nuestro, en la misma perspectiva ara que se les preste atencién y se las atienda, producen ruidos inssitos, patecidos a un viento fuerte, que agita las ramas de los érboles, dan golpes en las paredes yen el recho, provocan grandes desbrdones en la case ~puertas cerradas con llaveo abiertas sin que se sepa por qué, objetos desplazados-, 0 se presentan de manera insistente, bajo la forma de un péjaro 0 de cualquier otro animal. Cuando la ayuda solicitada ha sido obeenida, todo cesa y vuelve cf orden. Ya no se oye hablar de nada" ‘También vienen a pedir a sus familiares que cumphn por elas algunas acciones que omitieron hacer 0 no pudieron ejecucar mientras vivian, Nu- ‘merosos casos de promesas no cumplidas son un obstéculo para su encrads al Ciclo y las obligan a penar en la tierra, con la esperancade que una persone caritativa las ayade a realizarlas, Asi se olvidaron de manda decir una misa ppara un micmbro de la familia, no efectuaron la peregrinaci6n a algiin san- twario, cuando Jo habjen prometido™. ‘A menudo exigen que sus herederos realicen una voluntad suya para ppoder descansar en par: que paguen sus deudas, que restiuyan los objetos zobados, que roparen ls falas o les injusticias que cometieron. La principal consiste en desplazar los mojones de un campo. Para an campesino, para ‘quien la tierra tiene un valor sagrado, se trata de una cu.pa grave perpecrada contra su vecino més préximo, es casi un sacilego® ‘Waelven igualmente para disponer la resttucién de los bienes que ad- euentos pecuanos ‘en su ceguera cometieron pecados mortales vse ven privados de salvacién segiin la orcodoxia cristiana'™, CCabe subrayar que, en los cuentes peruanos, muchos condenadar per- tenecen 2 las mismas categorias sociales que las victimas de los relatos his- pinicos. En ambos continentes, el pueblo pobre y desheredado se muestea sensible ala explotaciéa que sufce por parte de las clases dominantes y de los aque se entiquecen a costa suya. Para él, cada cual recibe el salario de sus actos en la vida de ultratummbe y la equidad, imposible en este mundo, se restablece con el castigo que s le inflge después de la muerte, En exe iltimo punto, es obvia Ia influencia de la predicacién. Las narraciones que nos oftecen una descripcién fisiea de estos apareci- dos son escasas. En efecto, en algunos relatos, los diablos aman mucho més la atencién con los ruidos insoporcables que originan. Bn una versién, estén vestidos de rojo y vienen armados de un martllo. Cundo por casualidad tenemos el retrato de un condenado, la evocacién es impresionante: esté rodeado de Mamas, se parece a una hoguera, esté cargado de cadenas, echa Fuego por la boca, sus ojos alumbran como des hornos de fragua. Cuando ef folklore europeo se refiere al infierno, tres constantes se repiten muy a me- nud: el fuego, el olor a azufre y las eadenas. Les cuentos no innovan en este ‘campo. Estamos en presencia de un tépico que se utiliza también en algunas variantes andinas!™, Los demonios no dejan descansar en paz al infliz d funto porque persi- gguen una meta muy precise: tratan de apoderarse de su alma y su cuerpo. La versi6n leonesa no deja ninguna duda al respecto: «Hemos llevado al infierno el alma de este herrero y quisiéramos llevar el cuerpo tmbién>. Los demés relatos no son tan explicitos pero todo nos permite suponer que se trata del ‘mismo problema. Cuando han quitado lo que constituia el obstéculo para la 119 LLANO ROZA DE AMPUDIA, Aust de, Geen seria render de le radciin ded Maid, June paral plain de Esutise lavenigariones Centos, Cento de Exrdios Hiviees, 1925, p. 65: CARRE ALVARELLOS, Leandro op ep. 36; CABAL (Constantino, Leu rianae rine. SI; RODRICUEL LOPEZ, Jets, op. ft, pp. 175-176 MORAN, P Cas, Nota op, p. 67: CABAL, Constantino, Le triage eran. ~.78 120 CABAL, Constaniag, Le miele atria... p. 77-7 GINER ARIVAU,L., Cone Erbuci, om op ce, p. 236; LEANO ROZA DE AMPUDIA, Aurelio de Creo Fens ps 86; MORAN, B Clg, Note.» 2. ci, p. 67; CARRE ALVARELLOS, Leandeo, op. p 55: CABAL Constantino, Lav cuentrradonles erie, p 3 RODRIGUEZ LOPEZ, Jats, op. city pp. 175-176, CABALLERO, Fern Cuenta dace, Madea, Ediciones Alc, 1966p. 119. 7 Nicole Fourcané salida al infierno del difunto, el condenado desaparece de la superficie de la sierra. Los demonios lo acrastran hacia el lugar de tormento 0 el spectro se esfuma en el aice™. Si exoepruamos las imdgenes y la idea de que la condenacién escd rela- cionada con la riquezay la explocacién de los pobres, resulta claro que escos ‘cuentos han renido poco impacto en América. No he encontrado ninguna versién que desarrollara la linea seguida por la tradicién espafola y que teata- sacl tema del condenado imposibilitado de legar al inferno, No corsespon- dea la sensibilided que se ha formado alrededor del condeneds; incluso, se halla en total contradiccién con ella. En efecto, el condenado andino nunca tiene una suerte definitiva, puede liberacse y salvarse después de un tiempo més 6 menos largo. Su castigo, aunque duro, siempre es transitorio. 121 MORAN, P Césy, «Noss. op. iy p 67; CARRE ALVARELLOS, Leandeo, op. ct 1.57; CABAL Constantin, Lar rte radia auras, p92; {dem Le mele ‘trian. p- 77, LLANO ROZA DE AMPUDIA, Aurel de, Cunt arian p66 7 El Condenado Andivo / Estudio de eueatos persanos Antes de abordar el estudio del condenado, resulta imprescindible situar- len relacién con ef mundo de los muertos, tal como s* lo representan las poblaciones autécconas, LAS REPRESENTACIONES ANDINAS DEL MUNDO DE LOS MUERTOS Las representaciones actuales del mundo de los muerios factian bastan~ sey resulta diffellcernirlas de manera decisva y lara. Recogen la inluencia de la prédica carlica que impuso en lengua quechua la cosmologia que esti vigente hoy ~kay pacha (este mundo), hanaq pacha (el mundo de arriba), ulchu pacha (¢! mundo de abajo, e! mundo de adentro)~y la represencacion de los lugares destinados a los muertos ~hanaq pacha (delo) y ukha pacha (nfieeno}~, asf como las nociones de cuerpo y de alma. Pero, en opinién de Xavier Ricard Lanata, subsisten todavia concepciones mis andinas relarivas aun «fondo cultural indigena, actualmente menos estracturado de lo que cra en la época precolonials. Las versiones producidas por los campesinos ‘0 los pastores presentan constantes y contradicciones, en particular en lo ‘que se refere a la percepcién de la identidad humana. Ademds resulta claro ‘que también estas nociones van evolucionando con el tiempo. A partir de diferentes trabajos etnolégices, se puede resumir la situacién de la manera siguiente!™, Los campesines andinos del sur del Per crcen que poseen des almas, a veces tres, como en Challah. En este dltimo caso, para los informantes de Valérie Robin, una es el cuerpo, la segunda se va cerca de Dios cuando ‘muere la persona y la terceraes expulsada del mundo de los vivos después de {os funerales. Cuando la gente considera que tiene dos almas, la que se llama canimu es responsable de la coordinacién del equilibrio, se encarga del con- trol patoldgico del organismo, es la «"Fuerza’ que anima a cada individuo y le transmite “ser, vida, aumento y sustento”». Segiin la oumala de Xavier Ri- card es ela esencia en acto». Esta puede alejanse del cuerpo de vez en cuando, 122 ESTENSSORO FUCHS, Jun Calas, Del papenions al seni La incorperaci de os {nd de Per al exalicon (1532-1750), Lie, FEA, PUCE, nate Riva gtr, 2003, Bp. 111-112; RICARD LANATA, Xavier, Ladroner de smbne Ei snivene religion de los peste del Assangae, Lisa, IFEA, Cuzco, CBC, 2007, pp 115-16 ai Nicole Fourrané pero mis atin al acercarse ef momento de la muerte, y concluye con la vida de su propietari, En ciera forma, es su doble. En conformidad con la nocién ciistiana y como producto de la eatequesis, la que se denomina «almar 4nima» es inmateral, entra en el cuerpo de la persona en el momento de sa nacimiento y permanece en él durante toda su vida hasta la hora de su falle- cimiento; luego se presenta ante Dios para enftentar su juicio. La inminencia dela muerte se anuncia con varios presagios: desprendimiento mis frecuente del ranimu», enfermedades que traducen su agotamiento. Durante la sema~ aque sigue alos funerals, el animu» del difunto vuelve alos sitios que éste frecuenté cuando vivia para recuperar sus huellas antes de emprender el viaje que lo alejaré del mundo de los vivos. Segin los lugares, este periodo puede durar hasta ocho o dice dias, pero, después de la ceremonia del lnvado de la 1opa del difunto,realizada por la familia, la cual suele efectuarse al quinto dia de la defuncién, el alma ya emprende el camino del cementerio y abandona este mundo, Para los habitantes de Kuyo Grande, pueblo del departamento de Cuzco, va al Hanag-Pacha inmediatamente después de la muerte para set juzgada por Dios y rgresa después a esve mundo durance acho dias. En efec- to, el trinsito de la vida a Ja muerte se concibe como una continuidad y los limites encre ambas quedan borrosos. La palabra «alma» designa también, sin ambigiiedad posible, al cuerpo del muerto, Es lo que ocurre al fina del se- cortido del eanimu» cuando éste se transforma definitivamente en calman!™, Las poblaciones sur-peruanas piensan que el mds all, el Hanaq,Pacha, se sia geogrdficamente en el Coropuna, nevado ubicado en el departamen- to de Arequipa que la gente considera como un cero femenino. Sin embar- go, el acceso aeste lugar depend de as circunstancias dela muerte. Todas las almas van a efectuar el trayecto hasta allf pero el tiempo necesaio para llegar serd més 0 menos largo. Antes de aleanzar el pueblo de los muertos, endrin aque enfrentar numerosos obstéculos. El que més temen es el cruce del rio llamado Juran-Mayu en Qotobamba, Hurk’an-Mayu en Chinchero, Q'ats- ‘Mayu en Apurimac 0 Map'a-Mayo. Marca la separacion entre este mundo, 123 ROBIN AZEVEDO, Vali, Mivis de Faure vie, pp 49-63; RICARD LANATA, Xavier, Ladranesdeombra, pp. 77-30, pp. 219-221. Las eas se encuentan p78 dm, «Trois rnyther quechase, Amerindian" 28, 200, p 252: TAYLOR, Gerald, Cemae, canay y ‘comace.-, pp. 45; CASAVERDE ROJAS, juvenl, El munda sebrenarurl en una ‘tunided, lpenchy, vl. 2" 2, 1970, p. 203; NUNEZ DEL PRADO BEAR, ‘Vier «El indo sobrentutl de ot Queshaas de Sur del Perk a ave del comunidad de Qorobambas, lpaohis, vl Tw 2, 1970, pp. 108-108. 22 Bl Condenade Andino / Estudio de cuentos peruanoe Kay Pacha, el otro, Hanag-Pacha. Adem lind con el pueblo de los perros quelo precede, En efecto, el alma tendré que solictarla ayuda de estos ani- males para atravesar sus aguas tumultwosss, azn porla cual se suele matar ‘un perro para acompafiata en la otra vida, Sélo los de color negro que la ppetsona tuvo durante su vida podrin prestarle asistencia pero su aceptacién dcpenderé del rato, bueno 0 malo, que su amo les reservé mientras estaban su servicio, En cambio, los blancos,asimilados a los mistis, no son buenos ausiliares: como temen ensuciar su pelaje inmaculade, se niegan siempre a cecharse all agua. Después de cruzar el rio, el alma eamine por praderas donde hace mu- cho calor. En esta parte del recorrido, sus suftimientes se ven aliviados por ls vestidos de luro que levan sus families porque le dan sommbra. Al llegar 4 estos paras, se da cuenta de que todo se vuelve diferente. Ea efecto, en el ‘mundo de los muertos, ¢s de dia cuando en la tierra esde noche y a a inver- «3; lo que para nosotros ¢s un aiio se convierte para dlos en un dia. Luego pasa porel pueblo de los gatos, después por el de las galnas yel de los cuyes, En todos estos Ingares, sufte distintas agresiones por zarte de los animals. Por fin, alcanza Ia aldea de las ollas donde el esqueleto recobra su came, que ha estado muy maltratada alo largo del itinerario, y el alma accede al Coro- puna. Felipe Guaman Poma de Ayala seialaba ya a este voledn como morada de los muertos del Collasuya y del Condesuyu, asf como el Puquinapampa. En efecto, el volcén es una faceta del Apu (espiticu de las montafas). Se re- laciona «on el “mundo de adentro”, o infrarnundo, con las fuentes de agua, las lagunas subtercéneas, y por ende la residencia de los muertos», Pare los habitantes de la provincia de Chumbivikas (departamento de Cuzco) en cambio, el Coropuna constinuye el punto de partida del viaje del smuerto, Desde alli, el alma alcanza la Pampa de los Arsieros. Luego, va al volcin Anodara (el Chachani) donde se encuentra la morada de los pertos _muertos y llega finalmente a Surimana, certo que posee gran cantidad de oro y pha, 124 Fart efrencnscocespondea los we eines pers, CASAVERDE ROJAS, juve oa x8 mundo sobrenatral en una Comeciad, Apanchis wl x2, 1970, p 205; NUNEZ DEL PRADO BEJAR, Juan Vicoy, ol mando.-t op. yp 109% RICARD LANATA, Naver, Lede de smb p 115, pp. 226295; Hom, Baw steno y Aixpendanci: fis laos ene mando aul y mando ssbenaar sive de dor eto dea comunidad de Sevina Sala (provincia de Canali Rais Anna 36, mer semis del 2003, p. 148 par lca Bal dl sande pray ROBIN AZEVE: a3 Nicole Fourtané Si en los Andes del Sus, los muertos felices y tranuilos viven en el Ha- znag;Pacha Llaqta, las cosas parecen mucho més complejas en los Andes cen tales, Segin los testimonios recogidos por Carmen Salzzar-Soler, en Juleani {provincia de Angaraes, departamento de Huancavelica), algunos muertos estin en el Hanaq,Pacha, mientras que otros rsiden en el Ukhu Pacha. Estos zecorren un cigcuite semejante al que sigue diariamente el sol que alumbra el Kay Pacha durante el dia yatraviesa el Ukhu Pacha de noche, antes de volver a aparecer en la superficie de a tierra, al dia siguiente. ‘Cuando el alma se presenta ante Dios, se verifiea el juicio. La lechuza aque la ha scompatiado en su viaje recapitulate recuerda todas sus acciones ala persona que a su ver las refere a Dios. Durante este acto, los animales aportan una ayuda preciosa al acusado. Los péjatos y los ratones intervienen como testigos de descargo haciendo valer que ellos pudieron vivir gracias a los productos que aquél olvidaba en los campos 0 guardaba en sus grane~ ros, También la cruz colocada en el techo de la casa del difunto lo protege cescondiendo a Dios, si es necesario, la verdadere naturaleza de las acciones ‘que cometi6. En cambio, cl colibri ~el qenti~y el pito ~el haklachu- cum- plea el papel de acusadores. Después de escuchar los testimonios, Dios da la sentencia y coloca a los ebuenos crstianos» a su dereche y @ los que tienen muchas culpes a su izquierda (es una clara referencia al Foangelio de San ‘Mateo relaivo al juicio final, capitulo 25, 31-46). Los que estin del lado derecho se transforman en palomas y se van volando hacia el Hanaq-Pacha Llaqga, mientras que los del costado inquierdo son separados en dos grupos. Los primeros, los que cometieron faltas leves,estin condenados a pasar un tiempo més 0 menos argo en el inferno llamado Supay-Wasi con los demo- ios. En ete lugas, estin suridos en grandes calderos de plomo fundido pero sus suftimientos pueden ser suavizados por los responsos que sus familiares smandan tectar en su favor. En efecto, el agua bendita con fa que se rocta la sierra, mientras se rezan las oraciones, apaga su sed ardiente. Cuando el tien DO, Vie, Minin de sr v.75, pp 91-111; ROEL PINEDA, Jot, «Crees 1 pices reigonar cna provincia de Chile, Hira Cal, Pulacoes del Masco Nina de Hiro, n° 2, 196, pp, 27-28: VALDERRAMA FERNANDEZ, Re cardo, ESCALANTE GUTIERREZ, Carmen, Apu Qorpuna. p. 3, pp: 33-3 GUAMAN YOMA DE AYALA, Felipe, El Priner Nueva Coney en gobler, Mex, Sig XX, 1580, ome 9. 263, 125 SALAZALCSOLER, Carmen, Pique eran relies dt papas e de mines 2 Hacc (Ande penser), Pt, esl des Hautes Ede on Siences Soe, 1990, Toma pp 302 303, 84 El Condenedo Andina / Estudio de cuentor perusnos po Bijado por Dios para cumplir el castigo termina, el penitente se convierce en paloma y asciende al Hanaq-Pacha Llaqta. Ea Julcani, estos muertos van ala Ukhu Pacha Tierra, la parte superior del mundo stbrerrineo, por un periodo de cinco affos. Los segundos, debido a sus graves pecados (cometie- ron homicidio, incesto, adulterio, etc..}, se convierten en condenados. En la regién del Cuzco, se van a los nevados, especialmente al Ausangate, donde empujan, dia y noche, enormes bloques de hielo. Nunca pueden alcanser la ‘ima, dado que el peso de sus falras los hace resbalar constantemente y siem. pre se yuelven a caer hasta el fondo. De tanto andar por a nieve, tienen les exttemidades mutiladas y reducidas 2 mufiones. Para los pastores de Siwina Sallama, los hukucbi (condenadoi) se dirigen al Nina Para donde estén encar- celados en una prisién de hierro, En Julcani, los condenados viven dentro del certo ys encadenades por los pies, construyen una escaler cuyo término no ‘Cuando Dios condena aun difunco a’ sca siouacién que representa, desde luego, la peor sencencia, el alma segresa a este mundo durante cierto siempo, hasta que se salva, y recupera su cuerpo en el eementerio. En efecto, como lo demuestran muchos relatos, la persona est& condenada con su alma y su cuerpo. Cuando la gente constata una depresién de la tierra sobre la cumbs, sabe que el cadéver ha abandonado la sepuleure y conoce la suerte de los condenades. Por eso, cuando la familia se entera de que el muerto ha cometido el incesto u otra transgresin grave, toma una serie de precau- ciones durante el entierro, para que éste no venga a recoger su cuerpo y no intente perjudicar a os que se quedan y tuvieron relaciones con él. Asi, en Santo Toms, suelen enterrarlo boca abajo y le cortan las manos y los brazos. El testimonio de Asunta, la esposa de Gregorio Condori Mamani, explicita también este punto: Cuando dejamos esca vida, nuestea alma se presenta ance el Sefior; aqui al destina dénde debe i nuestra alma, hasta e juicio. Si un alma en esta vida se ha ensuciado haciendo el pecade que ofende a ‘Nuestro Serios, es destinado a regresar a esta vida, de condenado, Estas almas que han ensuciado su cuerpo en vida, haciendo el pe- 126 NONEZ DEL PRADO BEAR, Juan Views, sEl mando... op. pp 110-112; Rl- CARD LANATA, Xavies,Ladrones de smn, p. 115, pp, 128-129; SALAZAR-SOLER (Carmen, Prius erence relies, Tome ly pp 524-525 85 Nicole Fourtané cado con su madre 6 con sus hijas 0 pegando a sus padres, 20s son negados, no pueden ni acercarse a Nuestro Seftor. Por es0 dicen hasta en las habladurias, que para uno que ha hecho el pecado con su madre o con su hija, no hay sitio hasta en el inferno, Asi al vol- vier de la otra vida, estas almas cecogen su cuerpo del lugar donde sc les ha enterrado. Por es0, cuando los familiares del alma saben de su cuciedad, antes de encerrarl, le repelan las ceas y suis pesafas, le arrancaa, desde la rai, las was de los pies y con fecha Ie tuestan los pies y las manos. Asi lo entierran de bruces, de espalda al Padre Sol, ponigndole sobre la espalda una pesada roca, Ast impiden que elcondenado, regresando a su rumba, selleve su cuerpo. Ahora, a la ppetsona con quien ha ensueiado su cuerpo el alma, sea su hermana ‘osu madre, la cuidan desde el rato del entierro, encerrindola den- tro de una habitacién, llena de cruces, hasta los ocho dias, ya que durante estos dias puede volver el condenado, queriendo Hevarsela cen vida a fa persona con quien hizo el pocado!”. ‘A partir del momento en que ha recobrado su cuerpo, el conden ‘entra en la fase del vagabundeo sin tregua y se vuelve temible para los vivos. En exte sentido, pertenece siempre a Kay Pacha, esta tier, y mientras no pueda alcanzar el lugar de descanso, no se consideraré como un verdadero mucrto. A este propésito, Victor Gutiérrez, uno de mis informantes, me dio tuna precisin interesante, Considera que los candenados won como nosotros. No van al inferno, El infierno es diferente Los muertos felices y tranquilos viven en el Hanag-Pacha Llagta, el pa- rafso reconsiderado al modo andino, Para los qotabambinos, este lugar se presenta como un jardin donde Ios nifios cultivan flores para Dios y los adaltos fétles parcels de las cuales sacan pingies cosechas que no corten el riesgo de perderse. Para los pobladores de Kuyo Grande, los muertos viven endl cielo formando ayllus (comunidades que tienen mismo origen y corres- ponden a un linaje), cultivan la terra y apacientan sus rebafios. De! mismo ‘modo, para los habitantes de Chinchero, los difuntos siguen dedicindose a las labores agricolas yobtienen excelentes productos, gracias a un riego abun 127 CASAVERDE ROJAS Juvena, El mundo... pct p,205; ROBIN AZEVEDO, Vale fe, Mig de iro p. 143; VALDERRAMiA FERNANDEZ, Rictdo, ESCALANTE (GUTIERREZ, Carmen, «Gregorio Conderi Mamanin pp. 11-112, 86 El Condenado Andino / Estudio de cuentos peruanos dante, Para los campesinos de Puquio, construyen tna torre que no termina nunca, en la cima del Coropuna. Se nutren con excremento de llama y sop de ceniza, San Francisco vigila In entrada del lugar. La mala calidad de la ‘comida en el Hanaq Pacha es subrayada también en 2ampallacta por Julia Poceahuanca, lo que explica que los familiares tengan a bien de proporcionar ‘asus difintos la comida necesaria para todo el afto el dia de Todos los Santos. Para los minetos de Julcani y los campesinos de las comunidades vecinas, los muertos viven en un pueblo, siembran sus campos, recogen papas, acas y ollucos en gran cantidad, Cosechan el maiz por costales, poseen ganado gordo, Nada les falta, tienen de todo, El agua corre « raudales y hay flores. Segiin estos testimonios, vemos que el hombre andino lleva en el mds allé ‘una existencis semejante a la que conocié en este mundo, con una diferencia cesencial:ignora la precariedad y la inseguridad que casacterizan su vida verre- nal, Vive ahora en el reino de la abundancia, reflejo kjano de la bienaventa- sanza en el cielo prometida por Dios alos clegidos™. “Todas estas represencaciones del mundo de los muertos denotan un ex trafio sincretismo. Es obvio que ciertas ideas del catolicismo han penetrado en las mentalidades, en particular las del jucio y de: castigo después de la "muerte por un pecado cometido por la persona durante su vida, pezo se mea- clan con nociones especificamente andinas que, a veces, son contradictoras. PRECISIONES LEXICALES ‘Antes de empezar el estudio del condenado, conv.ene dar algunas preci- siones a propésito de la rerminologia empleada para designar a este persona- je. La palabra condenado es el ésmino més usado ya que el achenta y cinco por ciento de los celatos recurren a esta denominacién, La expresién se ve acompafiada, a veces, del pormenor sen alma y cuerpor que taduce la veedae dera naturaleza de este ser peligroso que no puede considera ni como un 128 NUNEZ DEL FRADO BEJAR, Juan Veto, El mundo.nap. cp. 11%, CASAVER- DEROJAS, veal, sl mondo. op. it, pp 208-210, NCNEZ DEL PRADO, Osea sLaviday ler en Cinceton deg Arr Lesa Vs 25, ioc 1955, p, LARGUEDAS, Joe Mal, Pug, una clara on prooca de carbion End bre 1 ean aaa del Peri, Lia, Inspects de ls UNMSM, 1966, pp. 265.255, RODIN AZEVEDO, Valse, Movi de Unnve ne, gp. 131-13: SALAZAR SOLER, Conmen, Pricey, Tome hp. SUESIS: a7 Nicole Fourtané rmuerto auténtico ni como un vivo en posesidn de todas sus facultades, sino ‘como una criatura que vaga con su alma y su cuerpo, en busca de salvacién. El nueve por ciento de las narraciones prefiere el vocablo calmax. En estas versiones, no existe diferencia fundamental entce el ealmas y el eondenado, ya {que.a veces encontramos las dos palabras en el mismo cuento. Sin embargo, de manera general hace falta establecer una distincin entre ellos. Elcondena- do percenece ala categoria de los esptitus malignos, como lo revelan algunas variantes, mientras que el «alma» es menos peligrosa y puede, incluso, en ciertos momentos, mostrarse benéfica. Después de varias lecturas sobre este tema, me parece que la clasificaci6n valmay corresponde més bien al campo de influencia de Ia ereencia hispdnica de las almas en pena. En efecto, la mayoria de los relatos que se refieren a ellas estin calcados direcramente de modelos espafoles, Las almas intentan perjudicar a ls vivos o espancatlos, pero rara ver vienen con el propésite de provocar su muerte fo que ecurte con el candenade, Asimismo lo califican de sfantasmay™. Sin embargo, los textos denotan ciera indecisién cuando se tata de de- fini a este personaje. urro, del caballo © de la mula. Todos estos équidos estén vinculados con la demonologia euro- pea. El origen de la asociaci6n diablo-caballo radica en ls crstanizacién del mito germanico de la caza salvaje. Algunos documentos aestiguan que los demonios solian revestir esa apariencla, mientras que ov'os mencionan que , Cama, coma ycamace ae: mye bre Huarciy Yn, p. 135-136. Brena ct eaten cia ce Aocurents original ya ques aca de a endacin al eens dels vernon qechn 95 Nicole Foneeané La llama, de origen local, vino a ser un animal infamance con la extit- pacién de las idolatrias, En efecto, los acusados debfan recotter las arterias principales de los pueblos, desnudos, montados en una llama, mientras los szotaban. Asimismo, los caddveres de los antepasados, los mallquis, y los cuerpos de los parientes que los nedfitos habian desenterrado de las iglesias para inhumarlos en sus lugares tadicionales de sepultara, estaban atados sobre llamas rayadas emoromoro», consideradas como «de mayor afrente» y paseados por las calles antes de ser quemados. La fuerte impresién que estas procesiones degradantes debieron de causar a los indios explice que este ani- ‘mal familiar se vea relacionado més tarde con el condenado, personaje cuya cexistencia subraya con fuerza la marginalidad social. No obstante, una llama solfasactificarse para acompafiar al difunto en la época precolonial, como lo indican los procesos de Cajatambo y los restos encontrados en la curmba del Sefior de Sipin (Lambayeque), y se sigue practicando hoy este sacrificio en varias zonas del deparcamento de Cuzco. En efecto, los pastores de las Tie- tras Altas matan esta bestia de carga para asistic al finado en su viaje y,en la provincia de Chumbivileas, confécciona una llama miniatura, encargada de llevar al mis alli los viveres preparados pot la familia, prucba de que este animal esté fntimamente ligado al mundo de los muertos y desempebia un papel esencial en Jos rites funerarios para el transito dela persona que acaba dde moriese™. Bl aparecido puede también manifestarse bajo le apariencia de un gato. Esta transformacién aparece en «El jefe de pueblo y el demonio» y en una variante de Juan el Oso», procedente de Arequipa. En este versién, el cura condenado que el protagonista ha echado a una hoguera pata consumit su cuerpo, se muestra en la operacidn de rescate como un felino de color ama- rillo y negro. La asociacién del amarillo (que evoca cl sol y Ia lu) y det negro (cimbolo de las tinieblas) modula en términos andinos la herencia europea de las almas en pena. En efecto, como vimos en el capitulo anterior, las éni- sas del Purgatorio significaban ala persona a quien hablan pedido oraciones su grado de salvacién por su apariencia exterior, blanca y negra. Aqui, las partes negras indicarfan lo que quedaria por tescatar en el condenado mien- 142 DUVIOLS, Pere, Calne andine 9 eran. Process y vistas de ideas y becca Cajatanb. Sig XVTI, Cuneo, CBC, 1968, pp. LXXIVLXY, p. 65; RICARD LANATA, ‘avi Latane de toma, p. 224 ROBIN AZEVEDO, Valse, Mirvir de Etre wi pp. 7172 96 El Condenade Andine / Estudio de cuentor peruanoe tras las zonas amarillas serian las que ya estén salvadas. Pero la dependencia del modelo occidental se expresa sobte todo en la cleccién del animal. En los libros de exempla, el diablo muchas veces se descriai5 como un gato. Esta comparacién ha impregnado tanto las imaginacionss que, en la creen- ‘ia popular espafola, el gato negro representa al demonio. Esta idea se ha de harapos o cal- ado de zapatos gastados. Estos elementos descriptivos inssten en su aspecto lastimero y subrayan la durcza del castigo que sufie. Asi el condenado lama Ia compasin de quienes lo encuentran. Las 4nimas preseacadas en los exem- ‘pla tenian ya esta apariencia miserable para entemnecer alas personas euyos suftagios venfan a soliitar™. a disposicién escénica es aiin més llamativa cuando el fantasma se yer: gue en la noche como una gran masa negra, muy a menudo, cargada de cade- ‘as, cuyo ruido resuena en el silencio de fa Cordillera dormida. Bs también posible encontrarlo amarrado en el lugar donde tiene que purgar sus falas. Esta simbdlica proviene de la predicacién catélica, En efecto, para Alonso de la Pefia Montenegro, las cadenas representan los pecados que el hombre cometié y que lo mantienen sujeto. Pero el aparecido puede acemés trans- formarse en un monstruo aterrador que despide candela. Las descripciones claboradas por los sacerdotes no son extrafas a estas tiltimas imagenes. Estos condenados son evidentemente los més temibles, Incluso, se presentan artia- dos de un litigo o se defienden con un diente enorme, inicio también de su vinculo con el mundo de los muertos". En todos los cuentos influidos por el Tipo 326 A* cel indice de Aarne y Thompson, que en este punto siguen fielmente el esquema curopeo, el Fantasma aparece como un ser atomizado, desaeticulado, que eae por trozos antes de recobrar su estatura humana. Este desmembraniento del cuerpo significa la pérdida de la integridad de la persona ante la cual la sensbilidad andina reacciona con fuerza. Todas las rupturas de la normalidad social se traducen en la cultura autéetona por la dislocacién del esquema corporal Ya Felipe Guamin Poma de Ayala mencionaba el fenémeno. Segin , la cabera, los brazos, las piernas las tripas podian destacarse del cuerpo y vagar 153 Tbidem, 146, p. 147, p. 1495p. 173 p. 176, p. 189, p. 190, p. 1955 Lem, Canciones 145; PAYNE, Jobnay op typ. 25, 154 ARGUEDAS, Jos! Mati wPlldore..o pit, p- 170, 72, p-173. 155 Lbidem,p. 133, . 140, p. 145, p. 154, p. 157, p- 167, p. 15D, o. 170, . 174, p. 176 2.177 en, «Chenso.n a. ap. 156 0-157. 168,192; BAYNE, Jay 9p et, pp. 103-104; PENA MONTENEGRO, Alonso de op. p. 308 B, 101 Nicole Fourtané “Todos estos detalles nos revelan que, pesar de su aspecto natural, cuan- do se le mira de cerca, el condenado tiene Gnicamente $1 osamenta. Aqui también, las descripciones seciben la influencia de la herencia europea: todas las énimas que vuelven & tomar apariencia humana para manifestarse 2 los vivos son huccas en la expalda. Tal precisi6n da a encender que presentan el mismo estado que los condenados. Sin embargo, en los Andes, el interés se ‘concentra en el rostio, con el que a persona entra en relacién con los demés. Esta cara descarmada deja presentir que el aparecido sélo puede tener trato con los vivos para provocar la muerte. ‘Ouro eticerio permite saber que se esi en presencia de tun muecto-vive: habla por la nariz y posee una voz ronca, gangosa y algo enredads, muy caracteristica. Los sonidos raros que emanan de sut garganta se deben a la constitacién fisca de su semblante que es una calavera, como ya hemos visto antes! ‘Ademés, el aparecido teme al fuego y se niege « que lo cnciendan, aun- ‘que sélo sea para ver mejor. El motivo de tal actitud me parece dado por dos relatos, uno, recogido por Pedro Monge y publicado en Cuentos Populares de Jauja,osto, tcansceto por Arcadio Arteaga Le6n: los ojos del condenado, acostumnbrados a la oscutidad, ya no soportan la luz. Sin embargo, veremos més adelante que ese temor puede tener otras explicaciones por el simbolis- ‘mo representado por este elemento", ‘Los arreros discicrnen la presencia del monstruo soplando en su comneta cde cuemno. Entonces, éste emite su grico peculiar, el huapido, ysealeja, Este instramenco posee en efecto el poder de ahuyentar los malos espiitus, como Jo veremos cuando estudiemos los medios de proteccién utilizados para de- fenderse del muerto-vivo"™. En ottor casos, el condenad se aparece con una silueta humana pero lleva wn gorro funeratio o esté envuelto ya sea con la mortaja con Ia que lo enterraron, ya sea con el habito mondstico con el que lo vistieron cuando un Publ, Cite Andina of 4, 1979, op. 183-154, Una nrc recog pr Xavier ‘Riad menctoraaabien ene ag, RICARD LANATA, Yas, Ladner 125 150 ARGUEDAS Joe ann, ance. p 146 em, Fallen 1325-136, f. 1, p48. 178, p. 179 p18, p90; PANTOTA RAMOS, Saag, de, ‘amo ih 9355 151 ARGUEDAS, José Masa, «Cueaon.un pet, p. 164; ld, sFlloven, op. es 1159; MONGE, Peto, pit, p 152; OSTERLING, Jorg, scopy 2368. 152 ARGUEDAS, Jost Masa, selon. 9p 4. 100 El Condenado Andino | Estudio de eventos peruanos se muri6, A veces, una mordaza sostiene su cabeza o au garganta. Con estas sefales, nadie puede ignorar que trata con un aparecido, ya que los signos fiinebres hablan por si mismos. Sin embargo, algunos telatos precisan que su parcja no los interpreta correcramente’®, ‘Algunos cuentos nos muestran a un personaje vesido de harapos 0 cal- 2ado de zapatos gastados. Estos elementos descriptivos insiscen en su aspecto lastimero y subrayan la dusreza del castigo que sufte. Asi, el condenado llama la compasién de quienes lo encuentran. Las Snimas presentadas en los exem- ‘pla venian ya esta apariencia miserable para enternecer a las personas cuyos suftagios venfan a solicicar™ ‘La disposicién escénica es ain ms llamaciva cuando el fancasma se yer- ‘gueen a noche como una gran masa negra, muy a menudo, cargada de cade- ‘nas, cuyo ruido resuena en el silencio de la Cordillera dormida. Es también posible encontrarlo amarrado en el lugar donde tiene que purgar sus falas. Esta simbélica proviene de la predicacién eatélica. En efecto, para Alonso dela Pefia Montenegro, ls cadenas sepresentan los pecados que ef hombre ‘cometié y que lo mantienen sujeto. Pero el aparecido puede ademés trans- formazse en un monstruo aterrador que despide candbla, Las desctipciones laboradas pot los sacerdotes no son extrafas a estas siltimas imagenes, Estos condenades son evidentemente los més temibles. Incluso, se presentan arma~ dos de un litigo 0 se defienden con un diente enorme, indicio también de su vinculo con el mundo de los muertos", En todos los cuentos influidos por el Tipo 326 A del indice de Aarne y Thompson, que en este punto siguen fielmente el esquema europeo, el fantasma aparece como un ser atomizado, desarticulado, que eae por troz08 antes de recobrar su estarura humana, Este desmembramicnto del cuerpo significa la pérdida de la incegridad de la persona antela cual la sensibilidad andina reacciona con fuerea. Todas las tupturas de la normalidad social se traducen en [a cultura autéctona por la distocacién del esquema corporal ‘Ya Felipe Guamin Poma de Ayala mencionaba el fendmeno. Segiin él la cabeza, los brazos, las piernas, las cripas podian destacarse del cuerpo y vagat 153 idem, p. 146.147 p19, p 173s p 176.189 190.9. 193; dem Care. 9.146 PANE, Jonny opp 29. ARGUEDAS, Jost May solr. op ft 170 p71 173. 155 lida, p. 193, pe 10, p. 1, pe 194 p15 p. 167 10, 170, p74, p 176, 177; Hom sents ep. cl 156, p13. 1B, 12: BAYNE, Johny op, pp. 103-105, PENA MONTENEGRO Als de op. i, 304 101 Nicole Foursané por el campo y, hoy en dia, la creencia en ks cabeaes voladoras es una viva iuscracién de tal manera de pensat. En este caso, la separacién se opera cuan- do Ia persona es bruja 0 comere el incesto. La cabeza aparece pues como la parte privilegiada del cuerpo, en la medida en que constituye la identidad de Ja persona. Algunos relatos, que no tienen nada que ver con el Tipo 326 At, incluso la presentan solitaria, como el simbolo evidente de la condenacin de Ja petsona a quien pereencce"™, Durante al dia, el condenade puede manifestarse bajo forma humana pero en general suele presentarse con el aspecto de un exquelero. Notemos, sin embargo, que esta transformacién ocurre también de noche cuando el aparecido escapa de las miradas humanas™. ‘Cuando el monstrio ha devorado a hombres y estéharto, duerme. Offe- ce entonces un espectéculo lamentable. Con la bastiga llena, es incapaz de ‘mantenerse de pie. Con los testiculos fuera, se parece aun animal saciado, Se le puede comparar con un cerdo y su ropa desgarrada atiade algunos grados suplementatios al carécter deplorable de esta figura itisoria'™ ‘Ovea caracteristica del condenado radiea en su capacidad de transfocmar- se, de abandonar su apatiencia humana en provecho de una forma animal 0 viceversa, Puede convertsse también en una fyerza de la naturaleza, como el viento, o levantarse en el aire, como si fuera un pijaro. Del misino modo, se aparece y desaparece@ su antojo, incluso cuando las puertas estén cerradas!™. ‘Como lo podemos comprobar a través de las descripciones precedentes, 156 ARGUEDAS, Jos Masa, Fallot ope p19, 177180: FOURTANE, Ni tol Dos vein apse 198, p08 ANTOUA RAMOS. neg ip Tam Tp. 4, PAINE Jy, op ey pt WEBER, Davi op. pp. 08210 126128. 15:156 239 ce elo ongn en eigen glen ce ‘agora de Acg le Otoe Vine FERNANDEZ DE OVIEDO, Gono: Bale nua (130:1352) Manse 3194 dele Bis Naonaie Ma fe 1étwi64e too publeado por AVALLE-ARCE Juan Bot, sn proba eel Instr de Otome ode lag pd, fa S015 1966." 2 pp. 16-19 y GRACIA DEL, Peli, dary led Bj Epic Manto 3813 del Bileeca Nena de Mad le ol 18s oe pakede for CHEVALIER Manin, Crus nl pe de Sb On, Salon, orl Cite, 183, 9. 65 GUAMAN POMA DE AYALA, Tepes op. Tomo 25. 187 ARGUEDAS, Jo Mat Fallon. op cl 138 9.194.179 em «Cen.» inp 138 Bde. Wl p19; demote 19. 139 Idem, Conon gp, 10646 ae, ene lsp. 47, 9. 14, 158, 79,10. 9b idem, Cute» ope 174 BANJA RAMOS, Secage, ol Too Il. 9.361 ONE ot pee 29.30. 102 El Condenado Andiao | Estudio de cuentos peruanos cl condenado no presenta ninguna originalidad en su apariencia fisica. Todas las evocaciones se revelan tributarias de la herencia europea de las amas en pena y de los condenados. La innovacién andina va a expresarse més bien al nivel de los euidos que anuncian la Hegada del fancasma, De manera general, este ser aterrador posee una frerca bruta y, cuando ‘quieren apresarlo, tienen que atarlo con cadenas pare dominarlo, Esta ener- aia bestial del condenado es tipica. Se expresa también por los gritos espanto- s0s que da. Son interjecciones lanzadas con vo2 aguda, alaridos, ronquidos. ‘Tiencn tanta violencia que hacen vibrar las ereos. La terra tiembla cuando pasa el Fantasma y las pieccas se vienen abajo. Los sonidos que emie son ‘comparables a rugidos, a bramidos de toros o al erueno A todo esto, seagee- sgt 4l ruido de sus cadenas que resuenan en la noche, emplifieado como los frites, por el eco y la inmensidad desolada del medio ambiente, Cuando se expresa, habla muy a menudo en tono amenazador o airado Y su vor es fuerte y dolocids. Sin embargo, eambién puede estar gimiendo tristemente o lorando'!, Personaje a la ver. muy peigroso y digno de picdad, el condenado se anuncia igualmente por rumores, murmullos de pasos 0 sonidos extrafios. ‘Ademés, el ruido inconfundible de sus mandibulas que ticuran la comida 0 das piedras que lanza denuncian su presencia maléfica™® Ladependencia de los modelos europeos es evidente en todas las formas que adopra el aparecido para manifescarse entre los viros. No obstante, la insistencia en la bestilidad del monstruo (eu fuerza bruta, sus alaridos, su ‘arécter amenazante) aparece como un rasgo distintive original. En cierta ‘manera, este ser espantoso es tributario del marco en que ha nacido. En efecto, sélo se comprende plenamente en el universo de Jos Andes, en las soledades dela Cordillera donde el eco repereute en el silencio los ruidos mis débiles y su apacicién se hace atin ms cemible. 160 ARGUEDAS, J Mara, sfolore. psp. 122, p 134s. 136,p. 137, . 138.9. 144, 1455p. 146.» 147 p45, p49, 9. 15,5158, p19, 66,167, 168, 1, -170,p. 174, 178, p18, p 193; hen, Canciones. 14, p14 Idem, soso 1 hsp. 156 p 157, p. 1D 1B, 174, p. 156 p.19Nep. 19: MONGE Peo, che. {ok yp 85; PANTOJA RAMOS, Sang, pct, Tmo Tp. 36, 161 ARGUEDAS, joss Mata, eFlllore apes p18, p 14S. p. 143, p 157, p. 168, 2-170, p. 177, p. 182sp. 185; des, Cuenos...n op. cit p. 195; WEBER, Dede op. 200, P. 162 ARGUBDAS, José Maris, oltre.» op. ct. p. 132, p. 133,p. 134, p. 139, p. 172, P77, p 183, p. 190 103 Nicole Fourtsné Subrayemos, igualmente, que, contrariamente alo que ocurre en Espa- fia con las almas en pena, que la mayorfe de les veces se presentan en grupo, cl condenado es casi siempre un individuo solitario, Esta soledad queda cla- ramente evidenciada en el cuento «La mujer y el alma» y en el relato n° 13 del Valle del Mantaro, en los que la mujer se encuentra frente a an hombre {que le entrega velas que se transforman en huesos, cuando, en los modelos hhispanicos, su interlocutor formaba parte de una procesién. Pocos son los relatos andinos que ponen en escena a varios condenados. Este fenémeno me parece ser el resultado de los discursos de la Iglesia catdlica a propésito de la salvacién y de la condenacién. Insistié mucho en Ia suerte reservada a cada ser humano después de la muerte. En una sociedad de estructura eminen- temente comunitara, tal reiteraciOn s6lo pudo provocar un choque tertible y volverse obsesionante. Asi, el condenado traduce en primer lugar la deses- teucturacién profunda del mundo andino que sc produjo @ principios de la Conquista como consecuencia de la evangelizacién. Frente alas ideas nuevas uc los misioneros intentaban inculcatles, con gran refuerzo de catequesis y de sermones, los aborigenes adaptaron las imagenes europeas que aquéllos es proporcionaron y las reelaboraron en conformidad com la nueva visién del mundo que les era impuesta'®, LAS NECESIDADES VITALES DEL CONDENADO Ser de este mundo, Kay Pacha, ya que ha recuperado su cuerpo en el ce- rmenterio, el condenado sigue teniendo las mismas necesidades que nosotros, pero al mismo tiempo ciertos detalles revelan que es de otra parte. Viviendo en los nevados 0 en la puna donde sopla un viento glacial, afrontando las ba- jas temperaturas nocturnas de la Cordillera, sufie ance todo de! fri. Algunos relacos lo presentan arerido, buscando un lugar para guarecers, pidiendo alojar siento en una casa 0 dereniendo los carr para ise lugares més abrigados"™, ‘Ademés, l hambre lo atenaza y llama a las puertas para pedir comida. ‘A.veees, reclama que le preparen una mazamorra, Varios euentos, como ya hemos visto, muestran aun condenade que esté comiendo pero, en cxsi todos 163 Lider, pp. 142-143, p. 173, pp, 189-192; PANTOJA RAMOS, Sandgoy «op. ‘Tomo i p.355; AVENDANO, Feanando de, op ct, p36 164 ARGU! Jost Mase, sFollere on of yp 139, p 178. 104 E] Condenado Andine / Estudio 4e cuentos peruanos los c2s0s, no traga los alimentos. En una versién rechaza lo que le sirven, bajo el pretexzo de que no tiene hambre. Este rasgo denota que es ala vex de cesce mundo y del o:10. En efecto, el hambre y el frio sox los dos sufrimientos cr6nicos que afectan diariamemte la vida del habicante de la Sierra y sabemos también que, en las representaciones andinas del mundo de ultratumba, los 142143, pp. Y8OB1, pp. 182183, PriB5. pp. 17188 fd sCuento. oy ps 155-156, pp. 168-16 p. 190-192 EanencJa RAMOS, Stoo, op. Tonto Tp. 361 968 CABAL, Consens 130 El Condenade Andino / Extudia de cuentas peruanos Por su aparicién en la esfera de los vives a la puesta del sol y su desapa- ricién al alba, el condenado se ve estrechamente asociado al ritmo de los dias y de las noches. Personaje maléfico, vinculado a las potencias de la tinieblas, se hace entonces duefio del mundo habitado por los hombres y siembra en lla muerte y ef caos, ya que, en este periodo del cicle astral, la vida exté totalmente paralizada. La alternancia fandamental que rige el orden del uni- verso se traduce en los cuentos, en el plano simbilico, for la asociacién de los términos luna, desorden, muerte, mal, opuestos a sol, orden, vida y bien. Ast, la noche en fos Andes como en numerosos sitios aparece eemible: la ppucblan mldples seresfantisticos y peligrosos como el condenade que pue- den arcuinar el equilibrio siempre precario de este munco. Los vivos deben pucs procegerse de ellos para que la vida no se deje sumerpir por las fuerzas dela muerte que la amenazan constantemente y pueden aniquilarla de un MOMENTO EN QUE SE PRODUCE LA CONDENACION ¥ CIR- CUNSTANCIAS QUE LA RODEAN La condenacién se produce muy pronto después de k: muerte. Puede ser ‘asi inmediata, como en el eso del hombre degollado por un pishtaco pero sgeneralmente el lapso de tiempo vacia entre uno o varios dias. A veces, abar- cx algunas semanas. De todos modos, estamos siempre fente a un ruerto reciente que todavia no puede considerarse como un verdadero difunco™” Se daa menudo durante el velorio. En los ritos de separaci6n de los muertos y los vivos, este momento parece capital. Reine a los parientes amigos y vecinos del difunto, Esa ceremonia que integra libaciones de aleo- hol, masticacin de coca, juegos rituales, narracin de cuentos, adivinanzas, oraciones, evocacién de los recuerdos dela vida de la persona fallecida, pre- senta variances segin las regiones. Pero una constante aparece: los que assten al acto deben quedarse despiertos toda lz noche para precaverse, al pareces, de las enfermedades que podrfan contraer en presencia del cadéver. Aunque tome hoy en dia cicrtacoloracién crstiana,dicha préeticaes una superviven- no, wMiologta hic, ep. it, Tome I, pp. 268-269; GUICHOT ¥ SIERRA, Alejandro, ‘Sapenticones.. ape, pp. 240-241, 207 ARGUEDAS, Jost Mara, Polo. ap. . 156, p- 182 131 Nicole Fosreané cia de los miedos ancesteales. En varios cuentos, el hecho de dejar al muesto solo después de stu expicacién o acompafado de nifios de corta edad, incluso cuando la esposa lo hace con el propésito de ira avisar a los dems familiae res que viven lejos, se presenta como una actizud anormal, censurada por Ie comunidad, si lo apreciamos 4 partir de la reacci6n del viajero del cuento 1° 49, Incluso podemos preguntarnos si esta libertad que toman los vivos ‘con respecto al muerto no provoca la condenacién del infliz. Los relatos rnunca lo expresan claramente pero esta proposicién parece sobrentendida ‘en algunas variantes. En efecto, en estas narraciones, s6lo este hecho permite explicar tal castigo. Del mismo modo, dormirse darante el velorio favorece la transformacién del finado en condenado. En efecto, los participantes tienen Ia obligacién de quedarse despiertos y de mostcarsealegres para no entrste- ceca la persona que acaba de moricse y no retrasar su partida al mundo de los muertos. Esta cxigencia parece remontarse a los tiempos prehispinicos ya ‘que se menciona ya en los procesos de Cajatambo: cuando le llevan al difunto al machay no duermen en toda Ja noche velandolo porque dicen quesi se durmiesen vendria el alia y los ma- taria 0 castgaria con enfermedades quitandoles chacaras y comidss. En los cuentos, al dejars llevar por el suefo, los presences relajan la vigi- lancia yel diablo o sus representantes tienen la facilidad de actuarlibremente ¥ aprovechan la oportunidad para aduefiarse del difunto. Manuel Marzal recogié en el pueblo de Wangara (departamento de] Cuzce), un testimonio ‘que nos da le lave para comprender varios cuentos del corpis. Por es0, lo reproduzco en su integralidad: Una ver en el velosio los que velaban se dutmieron, Y entonces, ‘como el mucrto en vida habia tenido contacto con el diablo, éste centr 7 se llevé al cadaver y se lo levé a su casa y all Jo hizo cevivir. Y se quedé con él y el muerto no fue al lado de Dios, ai tampoco al fuego, Por exo los acompafantes en el velotio furan, rezan y hablan toda la noche de cémo era la persona del muerc. En algunos casos, cuando la condenacién se produce durante el veotio, los testigos assten a verdaderas escenas de reros. En efecto, en el Valle del Man taro y en Apurimac, gatos negros, que tienen parte ligada con el diablo y son 132 El Condenede Andino / Estudio de eventos peruaags Satands en persona, como en la tradicién europea, ienen arapta al muerto™*, El despertar del cadver se desarrolla siempre de fy misma manera. Un primer gato se introduce en ta habitacién. A veces, es d dela casa que habia desaparecido como por encanto algunos dias antes. Generalmente, otros fe- Iinos lo acompafian y se instalan 2 lz eabera y alos pies del difunto 0 en las cuatro esquinas de la mesa mortuoria donde descansa. De concierto, todos se ponen 2 lamer el cuerpo de la persona fillcida, hasa que ésta empieza a moverse, Entonces, el muerto se levanta, se viste (a merudo, luce los mejores vestidos que tiene) y sale de la casa siguiendo los gatos negros. Una miisi- ca suee ricmar esta ceremonia bigubre y espantosa. Arps, violin y clarinete componen la orquesta pero se oyen también algunos silbidos y los gritos ‘aractersticos de los condenados, las huapeadas. En read, rodo pasa como sisetratara de una festa: el condenado se va bailando. Por lo tanto, algunas personas se dejan confundic al eruzalo y piensan que #s gente que va a una boda. Este contexto recuerda la tradicién del arte mochica, en la que ceré- ‘micas presentan cadéveres que bailan toméndose de a mano, esqueletas que tocan flauta, tambor © quene y dan vueltas transportadas por una alegeia Infinit. Por otra parte, segin Hildebrando Castro Pozo, los bailes Rinebres ‘eran corrientes en los pueblos andinos a fines del siglo XIX y a principios del siglo XX. Cuando alguien morfa, s bailaba duran:e el velorio y a veces hhasta el momento del entierro, Los cuentos pueden relejar a su manera di- cha prictica, hoy desaparecida. Cuando se celebraba ef Funeral de un nifio, cl arpa, la guitarra y el violin marcaban el compés de las danzas y, para un anciano, se usaban la quena, a fauta, el violin y el tambor. Curiosamente, todos estos instrumentos se encuentran en fa orquesta que dirige el rapro del difinco... Estin vinculados pues con el tema de la muerte ‘Una pregunta surge frente a la escena del despertardel muerto. ¢Adénde 208 lide, . 16, . 13, p 184, p. 185 p. 185 p. 194, p-195,0 196; PAYNE, Johny. itp 37. p44: p87, DUVIOLS, Pee, Cars andine "81s MARZAL, Man, “El munde lipo de Ure. Un iio de antegrade pastoral eperne de dy nd, Cato, Into de Poa Andina 1971, p87. se bia pee at ‘ives eas sual que contiboyen a permite emieradeinitvo del mst dl tnundo dele vives ea ROBIN AZEVEDO, Vile Mimi dear oe pp 5-89. Vese tilda MALENGREAU, Js, Sets des dndex De enpires u oiag,Pai, Kanal, 1995, pp. 291-295, 280 ARGUEDAS, jut Mat folbore..n op cits p. 184 p 183, p_194, 195,196 VON HAGEN, Vicor W Ze Me anu Ine Pay Edloos ance Ep 979, p17, p 122: CASTRO BOZO, Flctrando, Ne comnld ida, i, Ben mph Ebores SA, 1972 pp 17-12. 133 Nicole Fourcand se llevan los gatos ala vitima? Hace falta reconocer que la respuesta es enig- itica. En efecto, Jos relatos se mucstran muy parcos en detalles al respecto, Sélo dos versiones ofrecen precisiones: una menciona que el condenado se fue al inficrno con sus amigos, Ja otra, que esta en la cumbre del Puy-Puy Janca. En las demés variantes, la imprecision persiste: nadie sabe qué ditec- ‘ién exacta ha tomado c! Fugitive, Una certidumbre se impone: nunca se le cencontrari en ninguna parce y su familia renuncia a buscarlo. Sin embargo, 4 voces, quedan algunas huellas de él en este mundo: su ropa que, en ciertos casos, esté hecha pedazos 0 su pelo. Pero una cosa queda cierta: ha desapa- recido con su alma y su cuerpo. A pesar de su heterodoxia, est idea parece proceder de exempla moralizadores provenientes de Espafia que relataban que los demonios se habian llevado al difunto con su alma y su cuerpo. Fuet- 2a.es reconocer que la desaparicin total de los restas mortales dela persona de este mundo 5 un elemento muy inquierante puesto que no se pueden _marear claramente las fronteras entre vivos y muertos, en la medida en que Jos riuales no se han cumplid En cambio, todos los cuentos precisan el momento en que se produce la resurreccién del muerto y su fuga. Para unos, a escena se reaiza a eso de las doce de la noche; para otros, se efectia més pronto, hacia las ocho o las diez y media; finalmente, para algunos, ocurte poco después de las dos de la mafiana. En todos los casos, se ealza en plena noche, aprovechando la ‘oscutidad, rasgo que refuerza el vinculo que mantiene el condenado con las potencias malficas y su cardeter amenazador™. En la regién del Cuzco, los diablos raptan al difunto con su carro de fuego. En este caso también el especticulo es impresionance, En «El deses- tom, la pulsacién del vehiculo hace temblar la casa y un demonio invita al rmuerto a salir. Este le ruega que entee y ambos empiezan a bailar locamente. Felizmente en escaversin, el soldado desertor se encuentra alli para impedic que la persona fallecida se fugue. Sin embargo, la misma escena de terror s¢ repite tres veces. Enel vercer viaje, el carro de fuego vencido por la constancia del soldado desiste de su proyecto. Cusiosamente, ningiin relato del corpus describe tan misterioso medio de transporte. He encontrado algunos deta- 210 ARGUEDAS, Jord Mari, oFollore..n, ep. ee, p. 184, p. 189, p. 195, p, 196; CARO TBAROJA, Jlioy La forms comple de Lode religion (eligi, ceded y carder onl Expat dels siglet XVy XVID), Made, Mal Ede, 1978, pp 72 211 ARGUEDAS Jo Mati ln op hE, p18 BB p94 p15, pt 134 El Condenade Andino / Estudio de suentos pecuanos llcs al respecto en un cuento que forma parte del materiel inédito de Oscar Niifier del Prado quien tuvo la amabilidad de comunicérmelo en 1989. En ‘esta narracién recogida en el pueblo de Marcapata, en Ia provincia de Quis- picanchis (departamento de Cuzco), el protagonista, Gervasio, ha hecho un pacto con el diablo y éste viene a buscarlo el dia en que cumple los cuarenta afios. Aunque, segiin el nazrador, la historia se desacrollaen el siglo XIX, la descripcién del carrusje da lx impresién de inspirarse en los carros moder- nos, El rapto de Gervasio, vivo, se efectia en pleno dla A las diez en punto, la poblacién entera escuché un siniestroruido y avistaron allo lejos un carro, tleimo modelo, en forma de carroza, testando a los costados cuatro diablos, un diablo piloto en el inte- tor, y en el asiento posterios, cémodamente sentado, nada més y nada menos que don Satd. El ruido del carco era tan fuerte y des- pedia fuego por abgjo a tal punto que quemaba la vegetacién que cexista en esc lugar Esevidente que las representaciones evolucionan con el tiempo y se mo- dernizan, Pero este cxsro de fuego me parece ser la adapeacién andina de una creencia hispdnica muy antigua, En efecto, a principios dd siglo XVI, segiin Rodrigo Caro, en roda la regién de Sevilla los nifios vefan a doa Maria de Padilla, la amada del sey don Pedro el Cruel, «en un coche ardiendo en la- is de facgon. Esta visi era la expresién del castigo ejerplar que suftfa por sus numerosos pecados. Esta idea de fondo permanece viva en la tradicién de esta imagen pro- andina y podemos suponer que la primera explotaci viene de los exempla. Algunos ejemplos nos permiten acecearnos a ella. Jean Gobi, en L'Bobelle du Ciel, sc aproxima a esta cepresentacién cuando evoca tun caballo de fuego que conduce @ la persona condenad al infieeno. Anto- rio de Villegas alude al Demonio que viene a tentar a los hombres hablando de su catzo de guerra. Ya no busquemos: todos los elementos denuncian el origen judeo-cristiano de estas imagenes. Sin embargo, se han integrado |i mentalidad andina contemporénea hasta tal punto que caracterizan los ccusntos de condenador cusquefios”. 212 PAYNE, Johnny, ap. ce, pp. 43-44; CARO, Roduigo, Dia gents o lisse, Made Espasa Calpe, ©, 1978, Tomo I, p. 205; SCHMITT, Jean-Claude, Pitcher exe (Boise prsienrs du Moyer-ige Pai, Sack, 1985, pp. 151-102, Exemplan 424; Vi 135 Nicole Fourcané “Todas las escenas del despertar y del eapro del muerto, sea por los gatos «© por los demonios, impresionan muchfsimo ya que, en todos los cass, se desarrollan delante de estigos, cuyo papel es relatar el incidents y arestiguar la desaparicién del cadéver. Curmplen pues una funcign de ¢jemplaridad evi- dence para disuadit a los oyentes del relato de alsjase del buen camino y cvitarles el peligro de no poder transformarse después de su muerte en ver- daderos difuntos. Durante el velorio, cuando el muerto es un condenade potencial, suceden 4 veces acontecimientos taros, més espantosos unos que otcos. Por ejemplo, al ataid sabre el finado despierta y se pone a hablas, para el mayor susto de fas personas presentes. Del mismo mode, Isicha Puyeu vuelve a vivir, mientras su amante la esté comtemplando. En efecto, éste, en su turbacién, olvide por completo que debe entertarla, puesto que ya ha muerto desde hace tres das, Bn este momento, la muerta se levanta y toca la quena, Una noche, el Curaca intenta tener relaciones sociales con ella pero la difunta se transforma enton- ces en un aso, Cuando el sefor la lleva a casa del padrino de su hijo, que es hheerero, para que éstehierre los cascos del animal, Isicha recobra su apariencia humana. Todas ertas modificaciones del estado del cadver claman el desor- den dela vida dela persona extinta. No podré conocer el verdadero descanso. Escas eseenas aterradoras son una advertencia para los vivos que las miran y las presencian. No se sorprenderin después al constatar la desapatici6n del difunto y, a veces, descubritin también que su compasiero 0 su compatiera lo ha seguido en su éxodo, Ademas, estos pasos sucesives de la muerte ala vida y alla inverse, cuando la persona ha dejado de existir, me parecen decisivos para Interpretar cortectamente al personaje del condenado. Todos los cuentos de este tipo evelan, al nivel del relavo, una neta confusién, Asistimos a un vaivén constante enti la vida y la muerte, que el mismo lenguaje traduce, sin llegar nunca a jarse laramente, He aquf dos ejemplos: Na revivié Isicha Puyeu! (..] Extaba viva, pero ya no sabia ni vestirse ni peinarse. [...] Ya no le Iegab el hambre ni la sed. Ya no hablaba como antes Se levanté de Ja sepaltura y se puso en viaje hacia donde estaba su 10, era un condenado. ‘esposa, Pero ya no era el mismo, sino st LLEGAS, Antoni dep. it, p. 436,520 136 El Condenads Andino / Excudio de eventos peruano ‘Ast las distancias entre la vida y la muerte son tan reducidas que una yy otra casi se confunden. Este procedimiento narrat'vo borra las fronteras que las separan y nos presenta al eondenado como 1 un muerto-vivo, un muerto que no contigue morir de verdad y que inna portarse como si fuera todavia un ser humano, en plena posesién de sus capacidades. De alli, su cardcter temible para las personas con quieres entra en contact. En efecto, esta resurteccién anormal sélo puede set portadora de muerte y los vivos deben restableces, por cualquier medio, el espacio de esta dife- renciacién para rescaurar el orden de las cosas ¢ impedir que el condenade siga perjudicando!, Sin embargo, el entierso marca una etapa decisiva en el proceso de la condenacién. Patece que, s6lo a partir de aquel momento, el difunto se considera como un verdadero aparecido y se vuelve ain més peligroso para los hombres. En efecto, en ¥: suyos después de esta ceremonia y se junta con ellos, como si todavia perte- neciera a este mundo. En ol chico que no quiso comer, el nifio Se volvié condenado durante el velotio; después de su sepetio, asalta a su madre por casos, el condenado se manifiesta a los las noches. En oLa vara», [a abuela viene a buscar a su nieta para impulsarla a practicar la necrofagia, consumiendo la came de ladifunta. En «El pana- deto y los amantesy, el artesano encuentra de nuevo a su mujer en la coci- na, sentada y pelando papas. En cierto modo, el condenado, al sali de su tumba la misma noche de su inhumacién, desafia ls eyes de la naturaleza. ‘Cuando abandona su sepultura para ira vagar sin meta por los alrededores de la Cordillera 0 cualquier otco sitio, desprecta todos los puntos de refe- rencia inventados por los hombres para delimitar Jos espacios reservados a los muertos “los panteones- y los que se destinan a los vivos. Los ritos fanerarios también quedan caducos, puesto que su presencia mis allé de Ja muerte anula su efecto. El sepulcro permanece vacio, sefal evidente de ‘que este personaje no puede considerarse como un difunto clisico. Por eso, la fosa abandonada consticuye la prueba irrefutable de que la persona que habian depositado en ella se ha condenado y una leve depresion de la tierra cn la superficie indies obviamente que el muerto ya no est abl. Por ese motivo sin duda, en la regién de Cunco, segiin vatios relatos, los diablos vienen a captar el cadaver con su carro de fuego la misma noche del entie- 213 PAYNE, Johnny op yp. 37; ARGUEDAS, José Mari, Goniones.. pp. 158-161. La cle aden la . 160; Ld, Fells. op, p. 131 137 Nicole Fourtané so, la cumba ha de quedar desocupada por el que acaban de cnterrar para que los vivos sepan de su castigo”. Pero los relatos no estin de acuerdo cuando determinan Ia fécha de ls primera manifestacién del condenado, Podemos notar, sin embargo, que caiando dan alguna precisibn, cl célculo toma siempre en cuenta el momento del deceso. Algunos sitian el acontecimicnto al dia siguiente de la muerte, otros, dos dias después, y una clara preferencia se observa a favor de la tercera noche. Aunque el signo es invertido, la simbélica de la tercera noche y de la tumba vaca recwerds los relatos evangélicos dela Resurreccién de Cristo: en ellos se cata de la resurrecci6n, en los cuentos de candenacién. Los exemple hhan podido desempetar un papel decisivo en I elaboracié de esta sensibi- lidad. Baste remit al Beemplum 434 de L-Echelle du Ciel ya evocado, en que 1a bruja es levada al inferno por los demonios la tercera noche", No obstante, aunque los modelos de referencia pareacan set de origen ‘earopeo, este plazo funciona en perfecta armonia con ls creencias andinas te- lativas ala muerte. El ciempo necesario para cumplic ls ritos de separacin de los muertos y los vives corresponde a acho o der dias, segin las comunidades, yy puede extenderse hasta un afio, en algunos casos. En efecto, la mayoria de los campesinos andinos cree que el alma del difunto permanece algin tiempo entre los suyos, ances de emprcnder el viaje decisivo que lo levard al reino de Jos muertos. Ea el Valle del Mancaro, se piensa con frecuencia que al finado sélo se da cuenta de su muerte al cabo de cinco dias. Uno de los tos esenciales durante este periodo consiste en lavar la ropa del desaparecido, Se efoctia ge- neralmente a quinto dia después del fallecimiento y iene como objetivo puri- ficar el alma, para que aleance el descanso en la otra vida, Pero, en los cuentos de condenads, esta ceremonia, decisva para que el muerco se alee definitiva- ‘mente de este mundo, no se practica nunca. Este no puede considerarse pues ‘como un difunto, ya que no ha llegado al més alld. Como la separacién de los muertos y los vivos no se ha realizado, el aparecido atormenta constantemente alos que quedan con la esperanza de levels... 1214 PAVNE, Johnny, op. ets p. 29, pp. 37-38 pp 87-88, p. 98: ARGUEDAS, Jost M Ganson ne 163 Idem, Fotos, op et, 145, pp. 130-151, p. 7 ps 179. >. 180; PANTOJA RAMOS, Sansoge, ape, Tomo il . 361. 215 ARGUEDAS, jue Mani, Fodor ep ly 6.143, p. Lad, p. 146, p. 148, 168: PAYNE, Johan, ep. ets p37, p- 102; SCHMITT, Jean-Claude, op. ct, pp. 131-152, Bxemplun 434. 216 ISBELL, Bille Jean, «Esructrs del paencsco del mauinonion, MAYER, Ensique, 138 El Condenads Andino | Estedio de eventos peruanot LA SUERTE FINAL DEL CONDENADO La suerte final del condenado es un problema delicado. Numerasos rla- tos ~representan el cincuenta y seis por cienco del corpus ni siquiera abor- dan el tema. Algunos dan a entender que el muerto-vive se aleja después de cometer sus fechorias, pero gqué pasa con él? ;Realiza verdaderamente su salvacién devorando a sus victimas? Cuando intenta trepar por los nevados, termina por llegar a la cumbre? Cuando los gatos o el carro de Fuego se lo llevan al infierno, cuando se le arroja a la laguna roja, femenino y hacer ‘contrapeso a su influencia nefasta para restablecer el equilibri. En a primera éptica ~fortalecimiento del polo masculino-, los objeos utilizados tienen un claro simbolismo fico: espinas, cueinos de vacas 0 de toros, bastones, cuchills. Todos tienen la virwd de repeler a las fuerzas ma- léficas. Las espinas con las que la gente tranca su puerta o que se ponen en la sepultura o ef ataid del difunto para mantenerlo preso at, cuando se sabe que va a condenars, tienen el poder de salvarlo de sus correias por la Cor- dilleca. También sirven para delimitar fos espacio: el de la Cultura, propia de los vivos y el de la Naturaleza salvaje, con fa que se vincula el condenado, ‘Ademds, las espinas son las plantas preferidas de los espiritus malignos que viven en el mundo subterrineo y estin relacionados con el desorden, Por lo tanto, sus extremidades afiladas encierran al monstruo en un universo no dominado por el hombze y se yerguen como una barrera defensiva que pone a salvo alos sezes humanos™, 273 ARGUEDAS, José Mavs, Fodor lr. pp F212. 276 PAINE, Johnny, op. et, p. 88; MONGE, Peco, Cuentor populares... p. 130; TORRE, op tsp. 142, p, 166; MONGE, Peto, Guents 189 Nicole Fourrané Si deben encontratse con tn aparecido, los hombres pueden llevar cuer- nos de vacas de toros, como el pretendiente de «La hija del rico» que espera tocando miisica con toda tranquilidad la legada de los condenador. Por su forma triangular y cBnica, aquélos poseen un poder magico extraordinatio y te relacionan con dl bien, En efecto, como indica Federico Agulls, alos cepiricus malignos de signo masculinizante se “enfrentan” con los cuernos {ys sinica opeidn es la lucha (macho contra macho) o la retiradar, pucsto {que en la creencia andina, stos no pueden compartir el misino espacio que tras fuerzas del mismo signo. También los varones se arman con bastones y ‘euchillos, cuyo significado simbélico es defensa, proteccién, fuerza, coraje que neutralizan Ja capacidad nociva del condenado™. Es también posible escapar del muerto-vivo emprendiendo algunas ac- clones espectficas: imaitar el grito del biho, ave nocrurna que la gente coas deca como brujo y cuya simbolizacién es masculinizante y maligna, 0 huir hhacia arriba por ejemplo. En efecto, ala par que es sindaimo de orden y de aumonia en Ja cosmovisién andina, la parte de arriba (cerros, cumbres) se considera como masculina, mientras la zona de abajo (valles, ros o lanuras) cs femenina. Ademas, atenta el valor maléfico, pero aumenca el benéfico, El ‘campesino Don Félix encuentra su salvacién en este movimiento ascensio- nal, Al escoger tal escapacoria, ya no teme nada. Como es hombre, se sina ahora en la zona que corresponde. su sexo y esta salvo, También en eLa hija del rico, los dos jévenes se sientan en una pated para esperar al condenado, ‘es decir, se instalan en un promontorio desde donde podrin dominatlo, En tstos casos, el condenado no inteatari contender con fuerzas masculinas do- bles, dado que frente a cllas ests en situacin de inferioridad. Ademis, como ya hemos visto, el muereo-vive accede dificilmence las regiones supetiores del univetso mientras conserva connivencias con el exceso y el desequilibric ‘Asi pues, le es imposible seguir al hombre en su fuga’. Anal is p28 275 ARGUEDAS, Toe Maite, Cacnoyn os city p. 156, Idem, Foire.» op PAS AGUILD, Fees, pe, p90; GIRAULE, Lou Rima ly git ae aes OBLITAS POBLETE, Eorigac op. isp 231-246, p. 282 216 BARRMONUEVO DE MOROTE, Le, Un cuenta del flrs exgucon, Woman Pama, ao 1 wo) 16, 194, p. 89: ARGUEDAS, Jot Maia, Flr. op. ere 5 Kom Caton op. p 136 AGUTLD, Feet ap it p46 PALO- MING FLORES, Saeco, Estee dope ex emai de Sere “Le come Meuse oes opus en aos end, Lea. Eval "Publ sa’ 1984, eer eves Rid menconaambn el eent del azar ques nando el gto 190 El Condenedo Andino J Estudio Je cuentor peruanoe En cambio, los s{mbolos femeninos dobles contribuyen a perder al con- denado ya que aniquilan su masculinidad agresiva. Enure los recursos que ss relacionan con este polo, encontramos la faja de colores, mencionada en vatios relatos, la lana, En ol [mpetio incaico lafaja cia un atributo exclusi- ‘o de las mujeres. Los hombres emperaron a usarla a partir del siglo XVIIL Hoy, Ia llevan indistintamente las personas de ambos sexos. Los varones la aprovechan cuando efectian labores penosas, para cvitar los excesos de peso y los dolores a nivel de os rifiones. Para ellos es una aroteccién, valor que ecupera en el plano simbélico en los relatos, pero son siempre las mujeres quienes la tsjen con la ecallhuay, el telar tradicional. Esca prenda protege por tres razones: su color, su textura y su relacién con la Culeurs, Bl color es una caracteristica del mundo del orden y de la luz, opuesto a las tinieblas por las que se mueve el condenado, En los tejdes, el empleo de los coloridos smunca se dja al azar: éstos dan lugar 2 combinaciones complicadas, que sélo pueden ser el fruto de la civili2acién, y ademés tienen un simbolismo religioso. Les colores se oponen al desorden y al caos que definen el modo de relacionarse al mundo del aparecido. Ademés, en el Incario, los tejidos de lana permician crear lazos politicos entre el Ince, sus aliados y los pueblos ventcidos. Eran un s'mbolo de sujecién dentro de un sistema de intercam- bio y de reciprocidad que garantizaba la proteccidn del grupo dominance asus stbditos. Eran pues un factor de cohesién socal, Entraban también cn los ritos de pasaje. Todavia hoy, acompafian todas las etapas de la vida, desde el nacimiento hasta fa muerte. Formaban parce igualmente de la vida teligiosa ~su ofienda se apreciaba tanto como la de las lamas~ y constitufan una mediacién entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Todos estos significados complejossiguen concentrandose de manera confusa en este en- frentamiento con el condenado en que se trata de preservar la sociedad del riesgo de desaparicién. En efecto, la lana garantiza la proseccién méxima. Se relaciona con la Fecundidad y las lanas coloradas, que forman parte de las ‘esas benéficas, van dirigidas «la Pachamama y @ los esptitus de los antepa- saudos, Por esto, esta materia siempre se ha considerado como un contrapoder cficaz contra las entidades malignas, sobre todo cuando se trata del caito, que, segin Luis Dalle, del othoy dela lechura. RICARD LANATA Xavi, ep. ct p-124, Bou telatoreogido ‘ot Carel persona amensaaa por el condenadoo abuyetaremedando el uid del {ay machos Luwiskurar ITIER, Oise, Karu Rankunapsp. 157 191 Nicole Fourcené es an hilo de dos grosores: un grosor de lana de lama, de color ma~ 1x60, que se hila hacia la derecha; el otro de lana de alpaca, blanca, aque se hla hacia Ia inquierda,[..] Los dos grosores se tuercen para formar un solo cordén o hilo, con el cual se hace un ovo. iene el poder de hacer desapareces los males. Protege entonces contra todas los peligros que amenazan a las personas. En los dos relatos en que se utiliza el cairo, Ia Virgen lo transmite a mujeres y les aconseja que se envuelvan con él, formando as a su alrededor un cfrculo protector. Estas nartaciones que acumulan simbolas organizados en tomo 2 la femincidad y la fecundidad, manifiestan que lo que se juege en este encuentto con el rmuerto-vivo concicrne laperperuacién de a vids. En efecto, s6lo las mujeres son capaces de asumir el vineulo entre f presente y l futuro: s trata pues de preservar su existencia ya que, si terminaran devoradas por el condenado, la vida podsia interrumpirse?”, La misma problemética aparece en los cuentos en que fa mujer eseapa del fantasmna yendo por agua al puguio. Estos puntos que son igualmente espacios de socibilidad y de encuentro, por lo tanto, lugares de Cultura, se conciben en el mundo andino como elementos femeninos. Ademis, el agua cortiente, simbolo de vida, considerada como la sangre o el esperma del Wamani, el dios montafa que fecunda fa tierra, es inconciliable con la suerte, En el cuento n° 9, el marido condenado manda por agua a su mujer con una eanasta. Claro, ésta ocupa mucho tiempo en cumplir esta tarea vara, pero con la presencia de ese utensilio se refuerza ain la simbélica ferenina, ya que los cestos y otros objetos de ese tipo son representaciones frecuentes del Gitero. Con este instrumento, la perspectiva de la transmisién de la vida, opwesta a la muerte que propala el condenado, se consolida. Por el mismo motivo las laganas que ademas ponen en contacto con el mundo de abajo, relacionado con el desorden y el caas, de claro valor maléfico, se tagan al aparecido, En efecto eel kubuchi [condenado] no puede entrat al aguar segin 277 ARGUEDAS, Jas Mari, olor... ity p. M42, p- 155. 156,p, 166, ARRIAGA, Pablo jst de «xipacion dela idlata del Pew, Cris peruse inter indigena, Maid, Ediciones Aas, 1968, BAE 209, p. 217; ARIEL DE VIDAS, Anat, Ménoire tec et incre soon dans bx Ande, Pr, Pations UHarmatan, 1956, po. 2631; GIRAULT, Lois, Ritual o ler opine andi... pp. 138-143, pp. 198-199; DALLE, Lie Anmapolopinyeangeneisndede a rena, ea, Cento de Estes yPubiieaciones, 1983, p65. 192 BL Cendenado Andino / Estudio de enentos peruanos ‘confirma un informante de Xavier Ricard. En el cuento n’ 19, el condenado penetraen la laguna, seguido por su novia, y queda preso de las aguas cuando {a mujerlo abandona. En realidad, és puede librarse de su poder gracias ala petcepcion segtin la cual el agua es hembra, asi se duplica el polo femenino yse aniquila la masculinidad de su pareja. Pasa lo mismo en «El joven mu- jeriego», donde, al cruzar el lago rojo, el joven perseguide por el aparecido (que en este caso es mujer, pero que ha perdido su caricterfemenino por el cfecto de su comdenacién) lo precipita al elemento liquido mientras efecrian Ia tcavesfa, A pesar de varias cenrativas para salir del lugar, este tiltimo queda cautivo, Lo vemos, hay incompatibilidad entre el agua, principio viel, y el muerto-vivo. Ademds, el agua de la laguna que se estanca no tiene el poder de regeneracién suficiente para que éste ecobre su vitalidad y contribuye pues 2 perdeclo. En cambio en «El juramentor, el condenada se nisgaa cruzar el ro, En efecto, como pertenece en parte al mundo de los mueztos, no puede por si mismo franqucar el clemento simbolo de vida, considerado como la sangre © el esperma del Wamani, el dios montafa. Su: novia lo carga entonces en le espalda y, bajo el pretexto de arreglar el fardo lo tira al rorrente y escapa. Pero en este caso el monstruo se deja llevar por la corrientey aleanza una isla, desde fa cual vuelve 2 pisar a tierra firme. Asi, sigue persigaiendo ala mujer. En esta sieuacién, al penecrar en aguas vivas, se regenera porque, como es un rmuerto-vivo, conserva todavia lazos con la vida, dado que, mientras vaga por la Cordillera, la gente no lo considera como un verdadero muerto. Sin embargo, la proteceién méxima se obtiene jugzado con los polos complementarios: masculino y fernenino. Esto ocurre cuando un hombre se vale de un medio mégico percibido como femenino, como la feja de colores. ‘Taita Simén la lleva en su alforja, asf como varios panes y un ecucifjo, y el nifio que huyé de su casa se salva porque una anciana lo esconde entre sus 278 ARGUEDAS, Jost Mara, Flore.» opt. 138, pp- 139-146 p11, pp. 152-153; “Len Caen. op iy p73: PRUNE, Johnay, ost, pp. 18-105; TORRE, Ana dela ep et, pp. 67-70; DEVEREUX, Georges, Ednapachonaive omplonensarie, Pais, Flarsnasion, 1972, p. 78; RICARD LANATA, Navi op. cits p. 226, p.230; SOLDI, ‘Ana Matis, El agus en el pensaientoandinos, Bolen de Liman! 6, mayo 1980, p. 2 (05810, jen, Htsimbolione del agua. p. 7: ARGUEDAS, Jost Mai, «Puquio, una cule ‘ua en proceso de cambloy opi p. 235.239; SALAZARSOLER, Caen, Pratigues se erowuncs,p. 205; GIRAULT, Loui, Rial en as eine andi p. 144, En oh.os Santen, el joven condenado ogre cruzat, augue com eld, wes 18 y ut agua prisbs de que mantene fuerte vneslor eon la Vda. ITER, Césw, Kar Ramkunapdan Pp. 167-165, 193 Nicole Fourtané faldas y luego lo envuelve con esta prenda antes de dejarlo en la olla del sfo. Lo mismo sucede con los objetos de acero. Aunque son muchas veces por su forma imagenes del alo oftecen gran capacidad defensivay cenen la faculead de preservar Ja vida por la materia que los compone, el metal, que aparece como un feuto de la Titra, la Pachamama, la divinidad femenina, y recoge sus fueraas. En el cuento n° 45, el hombre que va a encontrar a los eonudenados se prove de wn bastén y un cuchillo de acero y Veva en el edo una sortija del mismo metal. Esta Gitima seria una representacién de [a vagina. Sus armas serian pues dobles, masculinas y femeninas, Con estos ‘objezos, no iene nada que remer, el poder maldfico de los muertos-vives se vaa anulac, En esa bisquede de a eficacia complementaria de los dos polos la ayu- dda de las personas de ambos sexos (ttese de niios o de adultos), se requiere muchas veces. En efecto, la pareja representa para Ios setranos el modelo {deal de plenitud social. Adems, los nifos tienen una funcién especifice ‘cuando uno quiere protegerse de los condenadas. Varios relates mencionan ‘que, con sblo verlos, éstos se alejan. Sin embargo, uno de ellos precisa que hace falta que loren para obtener una defensa mejor. De hecho, representan con su juventud las primicias de la vida y, frente al monstruo antropofago, portador de muerte, su presencia actéa como un ancidoro preciosa. Ademés, ‘en el mundo andino, como aiin no han renido relaciones sexuales, se les considera como simbolos de inocencia. Su pureza se contrapone pues las graves culpas que marcan la vida del fantasma y son causa de su vagnbundeo yy antropofagia. A pesar de todo, en los cuentos, siempre estin presencados en relaciéa con adultos, En efecto, se trata de creat una mini-sociedad, ya que el encuentro con el muerto-vivo amenaza fa transmisién dela vida. Una acciéa teciproca entre lo masculino y lo femenino se impone para compensar sus fucraas de muerte. En el cuento.n" 13 yo.a mujer el amas, en que as velas centregadas por el condenado se transforman en huesos humanos, la mujer amenazada, aconsejada por el cura, espera su regreso rodeada de seis nifios, ues varones y tres mujeres. En el cuento n° 13, estd acompafiada también de sus vecinas. Los muchachos son seis, méltiplo de tes, el atimero sagrado, {gue, por ser impar, est asociado con la suerte, Seis, que costesponde 2 dos 279 ARGUEDAS, Jost Mars, sFolMore.» op cit, p. 142, p, 166, . 191; SUVERBLATT, ene Lama soy baja ira y lar els Andes propio y cle, Caco, CBC, 1990, p 2 194 El Condenedo Andino | Estudio de cucntos peruanos por tres, redobla Ia idea de fortuna. Por afiadidura, las criaturas son de sexo ‘puesto, Por su presencia masculina y femenina, representan lo que Billie Jean Isbell lama sla sintesis necesaria para la procreaciin y la regeneracién En estas narraciones, Ja mujer aparece como la genitora, la que da la vida y ppetmire que és se continée. Asi tiene un papel unifiador frente ala accién disgregadora del condenado y, detrés de su figura, se perfila la Pachamama, [a Tierra-Madre. Cuando entrega los huesos al aparecido, la sefiora se los devuelve con la mano izquierda, relacionada en la cesmologte andina con dl polo femenino y con la suerte. En efecto, las oftendas 2 las divinidades -aléficas se ralizan siempre con esta mano. A lo largode los silos, este lado hha tenido mucha importancia en los Andes. Recordenos la lana torcida al revés, es decir hacia Ia siniestra, con que la gente pretende apartar de s las desgracias 0 conjurar Ia mala suerte desde tiempos inmemoriales, En cuanto ala asociacién de Ia izquierda con la femineidad, apatece ya en la represen tacién del cosmos que figuraba en el Coricancha. Segti el eroquis elaborado por Joan de Santacruz Pachacuti Yamqui, la mujer eomo los otros iconos Femeninos esta situada de ese lado, puesto que esta representacién tiene que mirarse desde el punto de vista de las divinidades que contemplan el mundo. Por todas las ramones que acabamos de mencionar, cuando la mujer tiende 4 mano izquierda para oftecer las velas al condenado, establece a su alrede~ dor un cfrculo protector, puesto que el ser maligno tenderé la mano dere- cha para cogerlas, forcalece el polo femenino puesto en juego como factor de equilibrio frente al condenado, considerado como tn punto de atraccién masculino™, En el cuento n° 38 y su homélogo de Huaraz, «Las dos amigas», en que un hombre ha cometido incesto con su comadre, la vida se encuentra amenazada hasta en sus fandamentos dltimos, Para ictentar salvase, cuan- ‘280 ARGUEDAS, José Mari, oFolllore., gp. city p. 135, pp. 142-13: PANTOJA RA- MOS, Santiago. gp city Toma I, p. 355: ROBIN AZEVEDO, Vali pits p76: CCASAVERDE ROJAS, Jena, «El mundo», ep ci p. 201; SHARON, Dough, op. tity p. 130; GIRAULT, Lowi, Rita a regione andr. pp. 347-358; PALOM NO FLORES, Salvador, op. ai, p21; SANTACRUZ PACHACUTI YAMQUI SAL- CCAMAYGUA, Joun de, Relain de atigudader date rs des Pir, Lira; TEEA, Cano, (CBC, 1993, . 208, Par un eeadio detallado de es cueats, ver FOURTANE, Nicol “Tendon op it, pp. 264-270, Bo os rant, J chia se sla enctanda en iglei ugar grado, y argando en brazos «un nfo va le que contra el papel pi legiada de contapoder dexempeSada por ls ior Frente al condoned, ala par que subray la fuera de a complementatidad enue lo femesino yb nascalno.ITIER, Oa, Kara farbonpice, pp. AGT. 195 Nicole Fourcené do su marido regresa con el prop6sito de levdrsels, su esposa Marfa se hace acompatiar por siete nifios y siete hombres. El sexo de las criaturas no se menciona pero, con esta imprecisién en que prevalece lo masculino, todo dja suponer que son vatones. Como se puede aprecat, el polo mascino sc ha reforzado considerablemente y, por el simbolismo del mimero siete, que en la petspectiva cristiana, se considera como la cifta perfecta y designa la plenitud, se ha llegado dos veces a la perfeccién. Ademds, la mujer tiene ue exporar I vnida desu mario con a puerta desu casa aie, simbolo de sociabilidad y de apercura al mundo, en la medida en que la casa es una represencacién del cosmos. Esex ayuda mutua entre los hombres y la mujer cumple perfectamente su misién la primera noche ya que, cuando viene el condenado, todos esi despiertos. En cambio, I segunda noche, cuando los medios de proteccidn se han aumentado atin (Maria se ha puesto el vestido dela Virgen, paca recuperar en provecho suyo la pureza de su santa mancha- dda por la mayor transgresin cometida en la sociedad andina, y espera en la puerea de la iglesia), el dispositive no funciona, porque sus compatieros se than dormido, El muereo-vivo se Meva pues a su esposa, Bsta secuencia de- ‘muestra que el stefio y la muerte son de lz misma naturalere. Slo fuerzas ‘opueseas y complementatias, que ponen en obra la vida, son capaces de haces frente al condenado, En efecro, segin la concepcién andina, la interaccién reciproca entre lo masculino y lo femenino se acerca a las encrgias que ins- pulsan el universo, En esta Optica, se comprende que la pareja desemperie un papel determinante para obligar al muerto-vivo a retirarse. En «Mi abuela yun condenado, los habicantes de la choza forman un niimero par ~hay dos hombtes y dos maujeres— y esta casualidad se presenta en cl relato como la razén de la salvacién, En este caso, el monstruo se encuentra solo frente a resistencias contrarias que actian en complemento unas de otras y no le queda otra altenativa sino abandonar el lugar yalejarse™ El anilsis del funcionamiento simbélico de todos estos cuentos permite dleseubrit qu, para favorecer a perpetuacin de a vida y garanciar la repro- duccién de la sociedad, conviene capear en su favor los dinamismos 06 281 ARGUEDAS, Jost Mai solllere op. sit, p. 181 em, eCuenos.. p citp. 1655, PANTOJA RAMOS, Sanago, p<, Tame Il pp, 361-353; CASAVERDE ROJAS, Joven, El mundo. ope p. 202; SHARON, Dougls, op. it, p. 8;SILVERBLATT, ene ePeacipios de orgenizacé femenina ca cl Tahoanrnsayon, vite de Mico Necioe ‘ul, 1976, Tomo LX, p 305; ARNOLD, Denise, JIMENEZ, Domingo, YAPITA, Juan Ae Dios, Hace nden andi de ls con, La Pes Hisbo, 1992, pp. 3436 196 Bl Condenado Andino | Estudio de suencor peraanos cos. En realidad, todos los medios utilizados para protegerse del aparecido persiguen esta mera tinica, LOS AUXILIARES EN LA HUIDA MAGICA ‘Algunos auniliares mégicos favorecen la huida de Ia persona amenazada. Aunque estos relatos reciben [a influencia de los Tipos 312 y 314, gran parce de los objetos empleados son los que el hombre andino us diariamente, Es- tas ayudas varian segiin los cuentos. En el n* 18, jabén y sal serin preciosos syudantes;en el n® 19, una anciana entrega a Godilia una faja para carga al condenedo cuando ceucen la laguna ytijeras para cortarla rn el momento de echarlo al agua. Luego, le obsequia un peine y un espejo para que enfiente las dificulades del rayecto de regreso y se metamorfoseecnte los obstéculos encontrados. En «El joven mujeriegor, la Virgen transmiteal joven una esco- ila, un jabén y un cuerno. En sEl juramento», la viuda oftece a Emilia una ‘cuerda para atar las manos y los pies de su amante ances de eruzar el ro, un peine, tijeras y una aguja. Como podemos observas se perciben constantes {que se dan también en otros cuentos analizados por Efrala Morote Best. La aguja, el espejo, el peine, el jabén son los elementos més comunes en estos relatos. Ademés, figuran en la lise instrumences de acero (aguj, tjeras, de simbolo fico), la faa yel euerno cuyo poder protector yase ha mencionado anteciormente y accie también en la perspectiva ya citada®, 282 ARGUEDAS, José Mass, Falllore nop. et p15] pp. 132-153 dem «Cuenta. ep Git, p. 174s PAYNE, Johnny, op. oi, . 10 MOROTE BEST, Efrain, La holds smigica. Escudo den cucnto populas de Pei, Mixelloes Pal Rint, XXXI Congress Invemacional de Americnitas, Universidad Autinoma de Mexico, 1938, vel, pp. 80- 31, Naver Ricard ofece un evento de emis cimlaren qe ceneega ala joven un expejo, un pein y una gua. El expe tunclorma el i enon inmenso lage, €lpeinesbre un inmenco precipcio en el sucloy Is agua hace soi les de epina. St ‘ceontramer todo lor elementos citaos ara, esta verién pare mis comple que las precedente se mencions que han pesado acho dias entela matte el joven Yat tegeeso a [grata done sha queado su ova, se uae proviiones com una llama yun pero =y vims que sos scompafabaa al firdo al ss all, exge quel chica lime wns ojos ‘eros, emi nals que exela del cellos o leas pada. Tees exes indicis aluden steramente a vse del difunta hacia a ota vida ya los obsccuos que ha de salvar part sdquier al tata de verdadero mero, Finalmente, és vf: RICARD LANATA, “Xavier, Ladrones de smbra, pp. 25-233. En cambio, en sLos amantes, estos avenge sles slo ve evelanefieices para era un paco [a pevecciSn del condrrad.TTTER, (Chae, Kara daanap, pp. S713 v7 Nicole Foureane “Todos los elementos que acabamos de mencionar son frutos de la cul- tura y aparecen como sfmbolos de intercambio con el mundo exterior, En efecto, casi todos estos artéculos, a excepcién de la faja, se fabrican fuera de las comunidades andinasy la gente los compra en el mercado, Merece aren- ‘ién expecial la sal, que es un rasgo distintivo de la vida civilizada, ya que «se aprovecha como condimento en la cocina para dar sabor a los alimentos. ‘Ademis, tiene un cometido simbélico de proteccién de los hombres. Bsté asociada pues al mundo del orden y de la luz. Ya, en el Pert prchispdnico, aunque se explotaban salineras en los Ans, en particular en Maras en el valle de Urabamba, y en San Blas, en Junin, este producto entraba en las telaciones de trueque habituales de los habitantes de la Costa con los de la Sierra. Se intercambiaba con lana, papas y metales. Por otra parte, dadas sus cualidades de conservante natural, los Incas la empleaban para la momifica- cin de sus difuntos. Subsayemos por fin que uno de los cuatzo hermanos fandadores del Imperio, Ayar Cachi, lleva su nombre (Ayar ¢8 una especie de quinua salvaje y Cachi significa sal). Bs obvio que esta mezcancia tiene tuna importancia capital para las civilizaciones andinas y restume, por si sols, toda su historia, La agujay la tijeras la aja cemien al ejido y al arc cextil en los que estas ultras se han distinguido desde hace milenios. En cuanto al jab, al peine, al espejo, son los testigos de Ia aventura humana en busca de belleza y de limpieza: sopresentan codas ls relaciones sociales que animan tal esfuerzo de clegancia y de adorno™®. 1a mayorfa de estos objeros que significan la cultura se ransforman en obstéculo natural destinado a reforzar le distincién entre el mundo ordenado enel que se sitta el vivo y el. caos, que caracteriza el espacio del candenado, El jabén muda el uger al que ha sido arvojado en un decliveresbalacizo que ce- trasa su persecucién. La aguja se altera en agua, el peine y la escobilla se cam- bian respectivamente en obstéeulo 0 en monte cubierto de espinas las tjeras en pefidn, el cuesno en un rebafo de carmeros que ahogan al condenado en la laguna roja. En cuanto a la sal, impide que el monstruo siga a su victima, En el cuento n° 19, la metamorfosis de la mujer sigue la misma légica, Cuando arrojael peine, se convierte en espinas y cuando eche el espejo, se tcansfigura 283 TORRE, Ana dela 9p. et, 9.114, peruano, Vitoa, Gees Mots, 1960, p. 8; HORKHEIMER, fencin de alimento on el Perk prbpénse, Lima, UNMSM, 1973, pp. 108 SO SAGACETA DE ILURDOZ, Alii 9p. cit, Toro Ip. 234 145; STEWART, Nancy, La almensacn del pueblo ans, limentcn y b- 9; ALON 198 El Condenado Andino / Estudio de euentor per cen laguna, Este fenémeno orienta lalectura de estas naraciones hacia la opo- sicién Cultura versus Naturaleza. E] muerto-vivo ya no suede integrarse en el tuniverso de los seres huumanos caracterizado por el orcen y la organizacién, "Tiene que quedarse en el sitio que corresponde a la na:uraleza salvaje, sobre I eual los hombres no han ejercido su dominio, que se ve simbolizada por las pefias, las lagunas y los montes espinosos que surgen de la teansformacion de los diferentes medios de proteccién. Al erguitse como una barrera delance del aparecido, lo encierran dentio de la esfera con la que mantiene conni- vencias, Estos detalles evelan que el condenado, dadas.as transgresiones que hha cometido y sus rupturas con la sociedad, se percibe como un ser que ha regresado al estado de la nacuraleza més primitiva, infiahumana, y que, por lo tanto, amenaza la vida social organizada. ‘Afiadamos por fin que, en todos los casos que acazamos de mencionas, tuna mujer o la Virgen son quienes transmicen los objetos a las personas amenazadas. Este rasgo subraya otra ver, porsi fuera necesario, que el debate fundamental se relaciona con la vida. Se trata de preservar su continnidad y de restablecer el equilibrio destruido, funcién que sslo una mujer puede asumnir debido al vinculo que mantiene con la procreacion y la fecundidad. En todas las situaciones estudliadas hasta ahora, con la presencia de con- denado, vida se encuentra desafada en su dimensi6n individual y colectva Hace falta pues affanzar su triunfo sobre ls fuerzas de la muerte. Sin embar- 0, dentro de esta perspectiva, la persona perseguida ela ‘inica beneficiaria dela accién de salvaguacdi Se libra personalmente del peligro que la cosa, ppeto el mucrto-vivo sigue causando estragos e inquietando a existencia de fos demas, Para eliminar a este monstruo, un combate se impone y s6lo los hombres pueden libratlo EL ENFRENTAMIENTO CON EL CONDENADO EN UNA LUCHA. DE CUERPO A CUERPO Enfientar al condenado resulta absolutamente vial para la supervivencia de la comunidad. En efecto, est ser maligno ha perdido todas sus cualidades shumanas ya que practica la antropofagia. Borra las referencias que hacen del espacio natural un universo oxdenado, para instaurar 2! caos. A consecuen- cia de las transgresiones que ha cometido, todas las aormas que tigen las relaciones sociales se encuentran allanadas y resultan triviales. Ademds, se 199 Nicole Fourtené ‘manifesta en un momento en que el sol ha desaparecido, Por eso, constituye incluso una amenara para el orden cosmogénico. A favor de las tinieblas y de Ia luz dela luna, un pachacuti podria producise: el mundo de abajo volveria ala superficie y sustituria a fa humanidad de hoy. Este monstruo es pues el simbolo del desorden que amenaza el orden presente, Es una emanacién del ‘Ukhu Pacha en el Kay Pacha y su presencia puede provocar la desaparicién coral del mundo aetual™. ara mantener el equilbrio de la esfera habitada por los vivos y preser- var la cohesién comunitaria, el hombre debe luchar con el condenado para intentar salvalo, destrayendo su cuerpo que Jo mantiene en telacién con este mundo. Para que la vida se perpeti, hace falta mandar a este difunto al is allé de manera definitiva. Todos los que van a combatir con él, tienen un perfil tipico. Son personas que, sin tener cara conciencia de lo que hactan, se ‘comprometieron en celebrar una fiesta de la comunidad o seres marginales que han tenido que abandonar su pueblo después de cometer una transgre- sign grave —Juan Oso es, sin lugar a dudas, el ejemplo més conacido, ya que el sesenca y tees por ciento de las versiones del corpus alude a esta lucha, que puede considerarse pues como un rasgo caracteristico de las recreaciones an- dinar del cuento europeo~ y que van a encontrar en este desafio un camino de redencién para integrarse de nuevo en la sociedad. Son también arrieros, hombres endurecidos por la vida ruda que llevan, que sirven de intermedia- ros encre las dstincesregiones del pals. Blles, en cambio, acrfan en grupo y son el simbolo de la vida social que defiende sus derechos. Se valen de aus hhondas, lazos y estibos para pelear Si estos aperos ticnen claro sfmbolo fili- o, la honda se relaciona ademis con el mito de origen de los Incas referido ppor Juan de Betanzos y Pedro de Cieza de Len. Con ella, Ayas Cachi deri- baba los cers y hacfa surgi las quebradas. Al ver su fueres, sus hermanos decidieron hacerlo desaparecer. Esta referencia sugiere pues que hace falta ordenar de nuevo ef mundo para socializarlo y es una clara indicaciin de la victoria del orden sobte el desorden. Ea +El juramento», los zutiagos de los arrieros no bastan pata desttuir la earne del condenado, hace falea amarrarlo patas de una mula chicara para hacerlo pedazos, Bs hembra y viene en io @ a masculinidad de los arieros™, 284 ORTIZ RESCANIERE, Alejandro, Huei... p92. 285 ARGUEDAS, Jost Marts, Ganon. pp. 128129, femy Polls. pcs pp. 139 140, pp 175-178; Lae, Czas... city pp.189-193,p. 1955 FOURTANE, Nizle, 200 1 Condenado Andino I Estudio de euentos peruanoe Para esta lucha, ef hombre ha de ser valience porcue, a primera vis ta, dada la naturaleza de su adversario, sus auxilios, entegados en general por el cura del pusblo, que en varios casos es también s1 padrino, parecen insignificantes, pero el cuento n° 41 es el nico ejempo en que el héroe combate con el cura condenado sin ausiliares. Generalmente, suele ayudar- se con inscrumentos cortantes (cuchillo, machete, sable. pico), barretas de hietro, garrotes, roncos de érboles,lazos, cuerdas, hondss,estribos, con los que descruye el cuerpo del condenado o impide que se recomponge. Aqui también, encontramos objetos de acero, portadores de le energia de la Tic- ra, y accesorios que son imagenes flicas y fortifcan el carécter masculino dal protagonista. Algunos elementos uilizados tienen adernés un significado simbélico marcado en el mundo andino. El cuchillo y el machete, por ejemn- plo, signfican defense, proteccién, fuereay valor. El bastén de oro de Juan el (Oso, en una versin procedente de Junin, recuerda la vare de oro con la que, sogiin algunos cronistas, Manco Capac probé la fertilidad del suelo, antes de fandar la ciudad del Cuneo. Este metal, de cardcter masculino, esté asocia do a la fecundidad y a la prosperidad ya que se piensa que atrae la forvuna yy se rclaciona con el espititu de los antepasados y el Wamani. Al usarlo, el [protagonista los convoca pues para que lo asistan, En «Manuelito el Osow, el héroe bebe licot. Le va a procurar «fuerza vital, como lo precisa el actor dela versién recogida por Max Uhle, En efecto, en Ia opiniér. andina, el alcohol és fuerza y estimula en e! trabajo, Ademés, entra en casi todos los rtuales de ‘ofcenda a la Pachamama como augurlo de fecilidad™. Dos versones.. opt, pp. 198-199, pp. 207-208; MONGE, Peo, Centos. 9p. tit, pp. 4-85; MOROTE BEST, Bin, Gut. 9p. 22-24: PANTOIA RAMOS, Sancag, 1p, Tomo lp. 439-445; PAYNE, Johan, op. cep. 5p. 106, WEBER, Davi, op aes pp. 97-98, pp LOB111, pp. 124-130, pp. 154-198, pp. 165-167, pp. 194206, Dp. 250957. La vettones tengids por Ck Wet en Us y or Vise Robin se afiaden a a lisa, TTIER, Cn, Kar ambingp.. pp 1-45 e hi del... p. 165-167. 179, pp 207-215; ROBIN AZEVEDO, Vari, cua y sos ome. ots pp. 406-410, pp. 417-419; BETANZOS, Jus Sama y nari dels incase ((551), Creat pena (2 irs ndigens, p12; CEZA DE LBON, Peto de, £ sori es nat (1559), Lis, IEE 1967, p 7, epeaducito ea URBANO, Heasigue, Winwahey Aer Hes fimcione: le svedaesaainay, Cusco, CBC, 198, pp. 0-81, pp 9.50. 286 WEBER, David op. ct, p. 134, . 234 UHLE, Max, op. cit p.105; GARCILASO DE, LLAVEGA, Inca, Psimera pate dels Cornetatos Redes de os nea, Obras Complete, Madi, Edicones Adss, 1960, BAE 183, p. 27; SARMIENTO DE GAMBOA, Pedr, ‘Historia India», Obra Complete Int Gril dela Vga, Madd, Ediciones As, 1960, BAE 135, p. 217: OBLITAS POBLETE, Enrique, pct, p. 224 p. 250; Gl- AUER, Lous ius on lar eines ending. p. ADs LA REVISTA, Alpanchin 3, 201 Nicole Foureané En tres variantes cusquefias, el joven se vale de un mufieco de madera parecido al que llevan los *Ukukus» para la fiesta de Qoyllur Rit, el que se porta como un doble miniaturizado del protagonistay le reemplaza en le lu- cha cuando ou amo esté cansado. Es en cierta forma su alter ego. Existe cesta semejanza entre lo que pasa en los cuentos, donde al personaje principal es hijo de 050, mitad hombre, mitad animal, que se enfienta con un condena- do, y la realidad del situal en que los eukulus», que son jévenes disfrazados de 0505, con méscaras de lana, srven de intermediarios entre los Apus y los hombres, Si su papel consiste en hacer respetar el orden en las ceremonias religiosas, sgtin Ia tradicién, su fuerza les permite enfrentarse con los conde- nnados que viven en el nevado del Sinakara y neutralizar el peligro potencial que étos representan, Son ellos pues quienes realizan la ascensién del glaciar para cumplir fos rtos secretos y expiar los pecados de la comunidad. Al re- gresar, bajan bloques de hielo dotados de propiedades curatvas. Juan Oso, como sus modelos, sume frente al condenado un papel de mediacién™. En dos versiones, el héroe enciende velas en los sincones de la habi- tacién, Son simbolo de la luz del sl, principio masculino que alumbra el mundo donde reina el orden. Los cuatro éngulos de la sala remiten a los puntos cardenales y son una representacin del universo. El significado de esta lucha no puede ser més explicit, se tata de un enfrentamiento de di- mensién cosmogénica™. Con estas ayudas y desde el principio, el hombre cumple las condiciones necssarias para llevar la ventaja sobre su enemigo, ya que, segin la légiea mencionada anteriormente, el reforzamiento del polo masculino contrartes- tae poder maléfico del condenado y la batalla sélo puede tener un resultado 1971, p11; DALLE, Las, oLa Miss, lfpenchis of 3, 1971, p 38; ROBIN AZEVEDO, \Valeiy Minor de Faure ip. 83. En eB os y oSanto Torts Borin, recagids en si por César Ie, el joven ples trbicn con el ondinads sn ssllares. TIER, Cs, Aide oo 183, p. 21 287 MOROTE BEST, Elin, Gur. p. 22; PAYNE, Johnny, ap. et, p. 54; WEBER, Da. ‘id, op. et, p, 234; GOW, David Tipescha Qoylur Ric. Roca Wilacnes,ceencasy condnuldals,Alpanchi, 2° 8, 1974, pp. 73.77; MARTINEZ BERMEJO, Angel, ues ergenos del histow, Ge, n* 19, agosto 1988, pp. 86-98. En «Bt joven oso, cago por (César Tey en les doe versiones reeapladas por Vali Robin, les protagonists se ale tambide de'un mace de madera pre enfenu al condenado, ITIER, Cis, Ej del (rp. 173; ROBIN AZEVEDO, Valse, «El cura yas hijo ort. mop. ep 408, 14 Para nds ders acre de perosnaciin l anti de Qoplla Rit ys reece onl cuenta, ver mbiga FTIBR, Cis li del as. pp. 151-154 y el eaplala 9 de RIGARD LANATA, Xaver, Ledrones de sombre p, 245-235, 1266 WEBER, Davi, op ity p 108.127 202 El Condenado Andino / Estudio de cucncos peruanos ppositivo para el héroe. Pero, en esta alternativa, el ser maligno escoge luchar yeel combate, por todos los simbotos que pone en obrs, tomalla apariencia de tuna lucha cosmog6nica entre la luz y las tiniebls, el fa y la noche, el orden yeel desorden. Juan el Oso» de Pachitea lo ilusra perfeccamente: el condena- ‘do, que percenece al espacio dela noche y de la muerte, persigue al joven que cnciende ls velas y las apaga en cuanco éste las convierte en fuente de hu2™. Los animales domésticos asumen también un pagel original para ayudar al procagonista en la contienda con el monstruo y hacen causa comtin con su propietario, En todos los casos, son machos. En ‘El Oso», pacticipan el caballo, el perto, el gallo, el gato. Sustituyen al héroe cuando esti cansado y garantizan su victoria apelando a sus cualidadesfsicas:casco, ladrido, pico, 1ufias, conta el adversari. En «Juan del Oso» de Pachitea, el gallo del joven canta en el momento en que el condenado se levanta y recobra vigor. Este ani- ‘mal es anunciador del alba y por lo canto escéintimanenterelacionado con lia. Este gallo rojo como la sangre se sittia del lado de la vida (no olvidemos {que sxe colores el preferido de la Pachamama y que también se relaciona con los espititus de los antepasados) y se ama Mirasol. Su compromiso al lado de su amo es el euro de la familiaridad existencial que el campesino andino mantiene con sus animales alos que considera como miembros desu familia yycon los que se identifica muy a menudo. La relacién de ayuda desarrollada fen los cuentos atestigua la reciprocidad de este azo afectivo. Pero cenemos que reservar un comentario especial a la misién del perso en ese momento clave de la aventura del héroe. En el mundo andino, este animal significa fidelidad y proteccién contra el enemigo. Como indica Federico Aguild, cf “algo” (perro) integra una fereza masculina con una fdelidad cotal ala domesticidad: es su guardién més celoso.[.,.} La masculinad del perro [..] integra agresivided hacia Fucray fdelided hacia dentro, De hecho, manifiesca ambas peculiaridades en «Bl perrito pequefion y “Bl oven velludo». Enel primer relato, el perrito, al vera su amo asediado por cl condenadl, corre por delance y cava un hoyo que consigue tapar con una pied Ilana donde aquél se regia. Recibe los latigazcs destinados al hombre yal téemino de la segunda noche de combate, muete de tanto peleat, pero su duefo tiene la vida salvada, En el segundo cuento,el perro ayuda al joven 289 biden, p. 128 203 Nicole Fourtané en su tarea ~queda claro que sin él nunca conseguiria Mevarla a bien pero sieve también al condenado, Al devorar los tozos de su carne, a medida que el hijo del oso los separa del cuerpo, le permite convertirse en alma y ser por fin un verdadero difunto, En este caso, ejerce la Funcién de mediador entre los finados y los vivos que le asigna la cultura andine, desde hace milenios. ‘Ya mencionamos que le tocaba al perro negro cargar al muerto para cruzar cl rlo que da acceso al mis alld y las investigaciones arqueol6gicas confirman [a presencia de pertos enterrados con sus propietarios para acompafarlos en su viaje de ultratumba, Ademés, en el periodo formativo, el perto estaba es- twechamente asaciado al mundo de los muertos yal euro de le Luna, que era su reina, Estas perspectivas confirman la dimensién cosmogénica alcanzeda por la baralla entre el hombee y el condenado. Una victoria de &ste supondela iunfara, nuestro planeca pasaria a ser gobernado por la hina y os difuntos comarfan l lugar ocupado por los vivos. El perro, al favorecer la ventaja del hombre, contribuye 2 establecer una separacién clara entre los vivos y los muertos. Asi el sol pode seguir iluminando este mundo y alumbrar la vide™, Sin embargo, esta victoria se gana al precio de una lucha encarnizad. Contratiamente a fo que ocurre cuando la gente dispone de un medio mé- ico que ahuyenta casi espontineamente al condenado, aqui, el combate es fuerte, En varios casos, el aparecido coma él mismo la iniciativa dela pelea ys cuando corresponde alos ataques del joven, se defiende con vehemencia. En efecto, el muerto-vivo posee en si mismo una fuerza brata, superior ¢ la del hombre, que consticuye un grave peligro para su vida, Varias versiones ex- presan claramente este riesgo. Si el monstruo vence, comerd al protagonista y nada quedard resuelto para los sees humanos, ya que seguird perturbando In existencia de todos. Esta amenaza no es vana porque, en algunas vatiantes, como en «El joven y el alma», «Manuelito, el oso» o «El juramenton, el con- ‘un cambio total en la disposicién del orden actual del universo. Si denado esté a punto de tiunfar sobre su adversario, En «El joven velludo», son necesatias tres naches seguidas de combate para que el joven acabe con el faneasma, Ea efecto, como lo confitman casi todas las narreclones,resul- 290 ARGUEDAS, Joé Mara, «Chentor.», op it pp. 168-168, pp. 185-193; AGUILO, edetico, op. sit p, 29; OBLITAS POBLETE, Faviqu, op. ci, p. 252; ORTIZ RES- ‘CANIERE, Alsjandro, «Moya: espacio, tempo yzexo en un pueblo andinos, Alpanchi, n° 20, 1982, p. 192; ALONSO SAGACETA DE ILURDOZ, Alicia, op. it, Tomo |, 60, p. 7%) BEICHT, Hermann, Arte elt peicsca, Un mile deimpero chi, Madi, Aguas, 1983, p52. 204 El Cendenade Andino / Estudio de eventor peruanoe ‘a muy dificil destruir su carne que resist mucho tiempo a los latigazos y hhachazos del héroe, asi como a las agresiones repetidas de los animales. Los dos combatientes agotan sus fuerzas en la contienda y el protagonista acaba incluso con los instrumentos de meral que lesirven de defensa, A veces, con los primeros cantos del gallo, el condenado recobra més vigor porque quie- ze aprovechar el poco tiempo que le queda a su favor paca vencet. Sélo, la legada del alba determina la victoria. Interviene, por asi decirlo, como un elemento exterior que viene a restablecer el equilibrio y restaura el orden, ya que el condenado pierde en aquel momento toda consistencia humana y se declara veneido y salvado. El dia naciente abre para él una era nueva y le permite gorar del descanso definitivo. Al perder toda corporeidad, rompe todos los vineulos que lo mantenian en relaci6n con este mundo y se aleja pata siempre. En adelance, la tierra pertenece de nuevo exclusivamente a los hombres y la vida puede enconces proseguir su curso normal”. ‘Varios cuentos recurcen al fuego para liberar al aparecido de su cuerpo y poner término a sus pertusbaciones. Ya hablamos del papel que tenia para ppermitir el acceso del difunto al més al. Sin embargo, cl hecho de que los hombres enciendan este fuego destructor marca su relacién con el mundo del orden y de la luz. Permite evitar que la inversién de todos los valores comprometa la marcha del universo y afirma la supremacie de la uz sobre las tinieblas, del orden sobre el caos™. [Estos relatos revelan con fuerza que Ia suerte del hombre, su vida en sociedad, su cultura, son inseparables de la estructura del universo. La batalla que da el vivo contra el condenado apunta pues a mantener el orden cos- -mogénico pare que los horabres sigan llevando wna vida social apacible. La separacién de los muertos y de los vivos que se opera a travis de este combate garantiza la perduracién del mundo actual, Ademés, en lasvariantes de «Juan ‘Osoo, ejemplifican la humanizaci6n y socializacién del hétoe. En «Bl joven 291 ARGUEDAS, José Mace, «Cots. 0. ct pp, 185193; FOURTANE, Niele, Dos ‘eroner.y eit, pp 158199; MOROTE BEST, Efi, Gui. p. 22; PANTOJA RAMOS, Senin, pl, Tomo Il, p. 441; PAYNE, Jonny ie, p. 106; WEBER, David, opp 157, 235. Hay tambien wes noches de combat entre os ost ye cane dene on ROBIN AZEVEDO, Valet «El cara y sus ios oro. op. po. 407-403. 292 ARGUEDAS, Jose Maia, Ceelouer.. p. 126; Laem, salkore.-», op. i, 139; Hem, Com ik AGERE nro I USBER. De 2 130, pp 202-204; TORRE, Ans dels 9p ct, 149. Del mismo modo, en Sen {5 Tomie Borequitr, se acude al fuego para ibere al cndenado ce us pecados. TIER, (Cee BU ideo. 211 205 Nicole Fourcane velludos, después de la segunda noche de combate, el joven sesiente cansado yy su apctio desmedido disminuye. Al final dela tercera noche, piesde sus fucczas y se parece a los demas: ‘Ye no era el monstruo de antes. Sa prodigioso vigor se acabé. Es Sinicamente un hombre fuerte, algo més fuerte que los demés, como hay muchos. Tampoco es el eragdn que era; ya no come peroles de mote y caldo, Parece s6lo un hombre comelén, de gran apetito, como hay muchos. En «Manuelito, e oso» yen Juan del Oso» de Arequipa el protagonista se convierte en scr humane normal: en muchas versiones, se integra azmo- niosamente en la sociedad, volviéadose hacendado en el cuarenta y seis por ciento de los casos, después de dar muestras de su sincero compromiso por la causa comiin™, En efecto, al salir vencedor del condenado y al perder su animalidad esen- cial, el héroe se presenta como el que reine a Ja comunidad que se habia dispersado a causa de la amenaza que la acosaba. En «El jefe del pueblo y el demonioy, «El joven velludor, «juan Ositov 0 la version de Efrain Morote Beet, la gente se vuelve a juncar y regresa al pueblo para svivir como wna gran faniliay. Por ejemplo, los tres jovenesos0s de «Bl jefe del pueblo y el demo- nio» van a ejercer ls rsponsabilidades més importantes: el mayor es elegido ceuraca, el segundo llega a ser pregonero del pueblo (aratwa) y el menor es nombrado macstto de canto, En «Juan Ositos, Viewor Gueiérer afede un ‘motivo significative, Como sila vietoria sobre el condenado no bastara para 195 ARGUEDAS, Ju Mara, -Cuenos..o 0p. pp. 185198; Hom, Caton 128: 125; FOURTANE, Nine Doe vertneson op. cts pp. 208-209, MOROTE BEST, hain, Gide.» pp. 2228 WEBER, David op. -204 p. 37; FOURTANE, Noe, ‘La conceptions eros dane cones spanigus eda ceux des Ares pene: iccade aon) Cin, Anca, Caio du CRICCAL, n° 13,1993, p. 460. En Sao “ons Bowtgulon, Ton ola pede sera sno que log er lento desi, ITIER, Clay, jo delo0.. 213, ena veo recgiapor Valse Robin, Tee sie e queda son In misma fuera que es hombres. ROBIN AZEVEDO, Vale, ‘Eh shoo pp 109 Heenan ep ARGUEDAS, ie la Caco 3, p 195, FOURTANE, zl -Dos ene ‘ap. cit, pp. 199-200; MONGE, Pedro, «Cucntos...», 9p. sit, p. 86; MOROTE BEST, hn Gaen p35 PAINE, fh, oy cp WEBER: Dv pt. pp DAB, 8p 16. abn co ROBINAZEVEDO, Va is Pron py Bacal erie can uch nae STs Boi, THER, Ca Bo cep 203215. 206 Bl Condenado Andino | Estudio de eventos peruanos demostrar el deseo de integracién del joven, éste va ainstalarse después en un pueblo que provee de agua (temiética recurrente en la literatura quechua). Por esta accidn en beneficio de todos, con la que hace surg: la vida, manifiesca su insercién dentro del grupo social y la orientacién de su conducta en favor de Jos valores que lo animan. Se presenta ahora ala vex.como un mediador entre los hombres de dstintas clases sociales, entre ellos y las Fuerzas sobrenaturales, por un lado, y, por otro, como un agente de cohesién de la comunidad™. (César lice ve en el os0 wuna metifora del adolescente» y considera que las prucbas que éste enfrenta a lo largo del relato corresponden a précticas locales que existian desde tiempos precoloniales para marcar el paso de la ni- fieaa la adulter. En efecto, el warachiley, en la 6poca incaica, concemnia alos robles cusquefios, quienes, después de superar ayunos rigurosos, careras y ‘combates, se atmaban caballeros y se veian habilitados asi «para ir ala guerra ‘como para tomar estado». Entonces les horadaban las orejas y les ponian los pafetes. Este rito de paso tiene su correspondencia, en algunos pueblos andi- nos, en el malquy 0 e!linderae, en los que los jévenes demuestran corriendo aque tienen la fuerza suficiente para participar en las labores agricolas. Al triunfar en todos los episodios, el protagonista de los euentos se transfigura cen wel héroe valience [que] ya no representa un tipo social, sino una etapa, ala ver peligrosa y fecundla, en la existencia de cada hombtes y confirma su aptitud a ser un miembro mas de la sociedad. Bl casimiento del vencedor del condenado, en varias versiones, viene a completar este proceso, «ya que un individuo no es considerado como un ser enteramente socializado hasta «su matrimonio». Sin embargo, en el corpus seleccionado, este desenlace sélo aparece en siete casos”, 294 ARGUEDAS, José Matla Cancion. pp. 128-129; Idem, Cuentos.r op. cts p 1981 FOURTANE, Nicole, sDos versiones.» pl, pp. 208-209 MOROTE DEST, Hin, (Gua. pe 23; DUMEZIL, Georges, DUVIOLS, Piece, sSunag Ta. La Princesse da village ans enue, Jour le Sod der Arica, Tome LXN, 1974-1976, pp. 15- 198, Br inrestiesubayar que, en «El oan el hecoe que aaba de uafr deleonde- nado eayulve en sdbanss blancs, después de haherlotendido en el aco del Iglesia, rocedinde as a los tos funearos que le coresponden, laa ego por el tque de bs ‘Campana als habitances del pucblo que welven a inwaa en ly seca con la ij del ‘condoned. Fambién enteral cndenado eno joven oss. IT ER, Cis, £1 bj dela pp. 165-167, . 173, Enis vesin I de Valce Robin, los esis sepltan los hueses de os Sifuaos del pueblo comidos por el condena. ROBIN AZEVEDO, Vii, ara mantener f unién de la sociedad pero también pare no alterar el orden cosmogénico, el uni- ‘etso punitive andino se impone al comunero de manera absolura. Sabe que toda violacién, ineluso involuntaria, de los usos y costumbres en vigos, de ciercasreglas morales y religiosa, tendré consccuencas draméticas. Por es0, procurard ajustar su conducta a ls leyes de vida colectiva que su grupo ided pare afirmar su cohesién y hacee posible su supervivencia, ai como para crvitarelterible castigo que lo espera, después de la muerte, sino les observés rigurosamence™. 319 ARGUEDAS, José Mara, ORTIZ RESCANIERE, Alejandra La posesin dela ere. ope p. 313. 231 CONCLUSION El condenado andino es el producto de un sincretismo muy complejo, ‘Nacido bajo la presién de la predicacién catdlia que intencaba imponer por la fuerza sus creencias religisas, heredero de le tradicién hispénica de las almas en pena, es también la expeesin de la resistencia autéctona frente a los contenidos del cristianismo y de la tencativa aborigen para preservar sus valores tradicionales, as{ como su cosmovisin y sus representaciones de la vida de ultrarumba, Muerto-vivo que ya no pertenece verdaderamente & este mundo y no ha alcanzado atin la morada de los difuntos, se presenta a nosotros como el antimodelo social, a causa de las transgresiones que come- 1i6 mientras vivia. Ser que se mantiene en estado salvaje, que pertenece al mundo de la noche, relegado al nivel de una fiera carnivera y antropéfaga, sentenciado al vagebundeo sin tegua por la Cordillera, irtroduce, en todos fos lugares por donde pasa, el desorden, el cans y la muerte. Su presencia en el rea habitada por los hombres pone en peligro la vida en todas sus dimensiones: individual, colectiva, cosmogénica. Al amenazar la cultura y el orden del universo hasta en sus fundamentos diltimos, obliga a hacer una cleccién existencial, a oprar de manera decisiva por a vida en fa realidad diaria conereta. Fst opcidn se realiza, en primer lugar, através del respeto de las normas sociales, morales y celigiosas que rigen las comunidades y que los cuentos presentan con nitider. Se expresa también en la adopcién de _medios mégicos para procegerse de los efectos nocivos del aparecido y para restablecer, frente 2 él, los equilibrios vitals indispensables para la conserva- mondo reigns de Uros. Un eta de antropologia regio y 4: patra cxmpeina de os Arde, Cuzco, lseato de Pascal Andina, 1971, 570 p. MARZAL, Manuel, Btudios sobre religin campesing, Lima, PUCR, Fondo Edico- ral, 1980, 307 p. “MAYER, Enrique, BOLTON, Ralph, Parenter y masrimonio en ls Ander, Lima, PUCP, 1980, 722 p, MROZ, Marcin, Lar Ray ls Wig. Exua obre le eoogt ciel andina a vsde la tracn or quechos, Narsovi, Uniwersyens Wascawkieg, 1984, 347 p. NAVARRO, Gaspar, Tribunal de Supericion ladina, Explorador de saber, astucia poder del Demonia, ex que se condena lo que suele corer por bueno en Hecbizos, “Agueros, Emealaes,vanar Saludadors, Malepcies, Cojuros Arte notoria, Canalis, y Pauling y semajante aciones vulgares, Huesca, Pedro Bluson, 1632, 122 p NUNEZ DBI. PRADO BEJAR, Juan Vitor, AY mundesbrenanrdl de lor Que chuas del Sur del Pers a través de la comunidad de Qotobanba, Cuzco, Departamen- to.de Antopologia del Universidade Cuzco, 1970, 96 p. OBLITAS POBLETS, Enrique, Cultura Callawaya, La Par, Bdiciones Populares Camarlinghi, 1978, 602 p. ORE, Luis HiesSnymo de, Symbol Cetoliso Indian, Lima, Antonio Ricardo, 1598, 418 p ORTIZ RESCANIERE, Alejandro, Huarechivi, 400 aoe después, Lima, PUCP Fondo Editorial, 1980, 183 p, OSSIO, Juan, EL simbotismo del Agua y la represensacin del tiempo y el espacio en la feta de a Acrquia, de la Comunidad de Andamares, Lima, PUCR, mimeo, sin fecha, 19 p. PALMA, Ricardo, Thudlciones peruanas, Maduid, Espasa Zalpe, S.A., 1962, Tomo MH, 451 p. 251 Nicole Fourtané PALOMINO FLORES, Salvador, E!sisema de oposcinesen la comunidad de Sar- ‘ua. “La complementaridaa de los apuestoren la cultura andina”, Lima, Editorial Pueblo Indio, 1984, 117 p. PENA MONTENEGRO, Alonso de, lrinenerio para parrocr de Indios, Madid, Pedro Marin, 1771, 612 p. PEREZ BOCANEGRA, Juan, Ritual formuarioe insisuion de curs pare admi- isa los naturales de ete remo ls santo sacramento... por el bachile J. Petez Bocanegra, Lima, G, de Contreras, 1631, 727 p. Pooma de Fern Gonadlez, Madvid, Espasa Calpe, S.A., 1946, 234 p. PROPR, Viadimis, Morphologi du conte, suivi de Ler ransformations des contes aervelleux et MELETINSKI, E., Létude structurale ot rpologique de conte, Pats, Seuil, 1970, 256 p. RAMON Y BALLESTEROS, Francisco de, Orurantiome fnisternan, Santiago de Compose, Port y Cia Editores, 1870, 196 p. RAMON Y BALLESTEROS, Francisco de, Historias del mas alld (Contos de larei- 13), Santiago de Compostela, Porto y Cia Editores, SL, 1972, 216 p, RAMOS MENDOZA, Crescencio, Relatos quechuas, Kichoapt nay willakuyku- 1a, Lima, Editorial Horizonte, 1992, 231 p. RIGARD LANATA, Xaven, Ladrones desma. El univer religom dels pastes el Ausangate, Lima, IFEA, Cuaco, CBC, 2007, 494 p. ROBIN AZEVEDO, Valktie, Mioirs de Vautre vie. Pratiques riuelles et déscours sur les morts dans les Andes de Cuzco (Pérou), Nanterre, Sociésé d'Ethnologic, 2008, 328 p. RODRIGUEZ LOPEZ, Jeni, Supertones de Galiia y preocupacionesvulgals, Lugo, Ediciones “Celra”, 1974, 276 p. SALD ARMESTO, Victor, La lyenda de Don Juan. Onigene pcticos de Et Burlador de Sevilla yconvidado de Piedra, Made, Espasa Calpe S.A. 1968, 216 p. SALAZAR-SOLER, Carmen, Prague et enyancet relics det pasa ot des ‘ineuos & Hancnvelica (Andes perauienns), Pas, cole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, 1990, 2 tomes, 541 p. SANTACRUZ PACHACUTI YAMQUI, Joan de, «Ancigiedades deser Reyno del Peru, Crinicas peruanas de iners indigena, Madrid, Grifcas Nore, 1568, p-279-319, BAE 209. ‘SANTACRUZ PACHACUTI YAMQUI SALCAMAYGUA, Joan de, Relacion de sontiguedades deste roma del Piru, Lima, IFEA, Cuzco, CBC, 1993, 276 p. 252 El Condenede Andino ! Estudio de euentos perusnos SARMIENTO DE GAMBOA, Pedro, sHisoca Indica», Obras Completas del Inca Garces de Veg, Madsid, Ediciones As, 1960, 326, BAE 135 SCHMITT, Jean-Claude, Pricer decemplen Rec de priicates de Moyen-Age, Pars, Stock, 1985, 220 p, SEBILLOT, Paul, Le Foll-Lore de France, Pacis, Librairie Orientale et Amézicaine E, Guilmoto, Editeus, Tome I, 1904, 489 p., Tome I, 1906, 478 p., Tome Ill, 1906, 541p. SHARON, Douglas, El cham de los cuatro vientos, México, Siglo XI Edicores, 1980, 256 p. SILVERBLATT, lene, Lae, soy brajas. Gener clase en lo: Andes prehispdnics _ycoloniales, Cunco, CBC, 1990, 201 p. SOTO RUIZ, Clodoaldo, Diccionaria quechua: Ayacucho-Chanea, Lima, Ministe- tio de Educacién, IEP, 1976, 183 p. STEWART, Nancy, Le allmentacén del pueblo peruano, Lima, Grificx Morsom, 1960, 92 p. ‘TAMAYO HERRERA, José, Historia socal del Cuzco republican, Lima, Industrial Gaica, 5A. 1978, 335 p TAYLOR, Gerald, Gamac, camay 7 camascay ots ensayos sobre Harochirl y Ya- ‘js, Lima, IFEA, Cuzco, CBC, 2000, 187 p. ‘THOMPSON, Stich, Ef cute follévco, Caracas, Universidad Central de Vene- ‘ela, Ediciones de la Biblioteca, 1972, 676 p. TORQUEMADA, Antonio, Jardin de Flores crisas, Madrid, Clisicos Castalia, 1982, 500 p. TORRE, Ana de la, Los dos ladas del Mundo y del Tempo. Representaciones dela aturalesa en Cajamarca indigene, Lima, Taller Grfico Centro de Investigacién, Educacién y Desarollo, 1986, 175 p. URBANO, Hentique, Winaccha y Ayan. Heroes fimeiones er las sociedades andi- as, Cuzco, CBC, 1981, 186 p. VALCARCEL, Lais E., Historia de lt Calera Antigua del Prd Lima, Ixprenta del, Museo Nacional, 1943, Tome I, 198 p., Tomo I, 245 p. ‘VALDERRAMA FERNANDEZ, Ricardo, ESCALANTE GUTIERREZ, Car- men, Mite y lejendas de los Quechuas del Sur del Pert, Cuzee, mimeo, 1976, sin paginacién. 253 Nicole Fourcané VALDERRAMA FERNANDEZ, Ricardo, ESCALANTE GUTIERREZ, Car- men, Apu Qurpuna (Visi del muzndo de los muertos en la Connidad de Auki- mark), Cu2c0, CBC, 1978, 45 p. VALDERRAMA FERNANDEZ, Ricardo, ESCALANTE GUTIERREZ, Car- men, «Gregorio Condori Mumanis. Autebiografi, Cuzco, CBC, 1979, 138 p. VALERA, Padre Blas, Lar cosuombrer antiguas del Pert “la historia de los Incas” (ilo XVD, Lima, Baditorial de Domingo Miranda, 1945, 150 p. VEGA CARPIO, Lope de, «El Marqués de Las Navas», Teatro Antiguo Kxpatol ‘Texsosy etudios, VI, Madeid, Imprenca de la Librerta y Casa Editora Hemando (GA), 1925, 210 p. VEGA CARPIO, Lope de, £l peregrine en su patria, Madsid, Clisicos Castalia, 1973, 505 p. VILLEGAS, Antonio de, Fructus Senctorum y guinta parte de Flos Sencorum, Cuenca, Juan Mattli,& costa de Christiano Bernabé, 1594, 436 p. VON HAGEN, Victor W, Le Peon avant Incas, Pacis, Bdtions Fane Empite 179,228 p Articulos en obras colectivas y cevistas: ALONSO CORTES, Narciso, «Romances tradicionalesn, Reoue Hispanique, Tome I, 1920, pp. 198-270, ARGUEDAS, José Maria, ae, Archivos Perua- ‘05 de Folklore, 0° 2, 1956, pp. 91-96. MACLEAN Y ESTENOS, Roberto, «"Sirvinacuy” 0 "Tincunacuspa', Par fr- digena, n° 4, enero 1952, pp. 4-12. 257 Nicole Fourcané MARTINEZ, Gabe, cLosdieesdelos certs en los Andes, ourmal dela Société des Amiricanses, Tome LIX, 1983, pp. 85-115. MARTINEZ BERMEJO, Angel, Pend, Peregrinos del elon, Ge, 0° 19, agosto 1988, pp. 86-99, MARZAL, Manuel, Una hipécesis sobre la aculruracin religiosa andina», Revista dela Universidad Catélicg, n* 2, 31 de diciembre 1977, pp. 95-131. MAYTA MEDINA, Fastin, «La cosecha del mair en Yacay,Allpnchis vol I 1°53, 1971, pp. 101-112 MENENDEZ PIDAL, Ramén, Bstatigua, Revue Hipanique,Tome VI, 1900, pp. 5. MICHAELIS DE VASCONCELLOS, Carolina, «Replica, Rowe Hipanique, “Tomo Vil, 1900, pp. 10-19. MILLONES, Luis, eIntroduccién al Estudio de ls Ilolatlas», Zetmis, n° 78-79, Primer y segundo semestre 1967, pp. 149-184. MORAN, P César, «Notas fllddica leonesss, Revita de Dialetolog y Tadic snes Papulares, Tomo TV, 1948, pp. 62-78. MOROTE BEST, Efrain,

You might also like