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16.— CLASES SOCIALES Y ESTADO Anibal Quijano LA NUEVA ESTRUCTURA ECONOMICA RESULTANTE* En tomo de los dos mecanismos centrales que sirven a esa primera estructura de acumulacién imperialista, se constituye una estructura econémica nueva en el Pert. En primer lugar, vinculada estructuralmente el circuito inter- nacional imperialista de acumulacién y dependiente de él por me diacién de los mecanismos de acumulacién que operan dentro de ella y no solamente por unc voluntad de imposicién que se ejer- ce desde fuera, esto es por la radicacién extranjera de los “cen- tros de decisién’. En segundo lugar, como un sistema de articulacién estructa- ral entfe capiialismo y precapitalismo, donde la parle capitalister ge caraclerizc por ser basicamente monopolisia y Ia parle preca- pitalista por ser bésicamente de relaciones serviles y semiserviles pero con ung presencia importante de relaciones de reciprocidad en las comunidades indigenas) y de produccién mercantil sim- ple de artesanos y campesinos independiente. Asi, la estructura econémica global del Peri durente ese pe- riodo, se compone de elementos a la par contradictorfés y comple- * Quijano, Anfbal: Imperialismo, Clases Sociales y Estado en el Per 1890-1930, Mosca Azul Editores. Lima, 1995; pp. 34-64. mentarios, articulados en tomo de la dominacién del capital mo- nopoiista con sedes centrales exiemas de acumulacién y, en ese sentido, imperialista, Intemamente, pues, Io que aparece de cierla manera como una estructura dual, en el sentido de dos estructuras —una capita- lista y otra: precapitalista— configura: en la realidad profunda, una iinica estructura conjunta que resulter de la articulacién de elemen- tos contradictorios por su naturalezc histérica esencial, pero com- plementarios en funcién de un momento especifico de las necesi- dades del capital. Y, a partir de entonces hasta hace poco tiempo, es la historia de esa contradictoria complementariedad lo que de- terminaré intemamente el proceso de esa estructura. Sin embar go, en la medida en que esa estructura se constituye asi para ser- vir a las necesidades de la cadena imperialista de acumulacién de capital, at su tumno esa historic: intema seré también determina- da por las modificaciones de escr cadena imperialist y de los me- canismos de articulacién con ella, estos a su vez modificéndose en funcién de los cambios en Ia estructura interna. Constituida y consolidada de ese modo Ia estructura econé- mica global del Peri, dependiente de las leyes de la acumulacién inteacional del ‘capital, los relaciones de produccién precapita- listas —independientemente de su cardcter concreto: servil, semi- servil, de reciprocidad 0 de produccién mercantil simple indepen- diente— no solamente quedan articuladas oraénicamente al modo de produccién, capitalist, sino también subordinadas a sus nece- sidades y a su Idgica do desenvolvimiento histérico, en adelante, Eso significa que, no obstante su amplia predominancla ini- cial, por el volumen de trabajadotes que involucra y por su cober tura geogréfica, dentro de esa nueva matriz econémica, el lugar y el comportamiento concreto do las relaciones precapitalisias do pproduccién ya no pueden ser definidos solamente ni principalmen- te por su naturalezc propia, sino sobre todo por su articulactén su- bordinada a las necesidades y a las leyes del capital. En otros términos, van defando de ser relaciones precapitalistas tinicamen- te. Lo son tomadas por separado: no Io son plenamente por el tipo de su vinculacién con 61 capital. Quizés es més adecuado, en ade- lante, denominarlas como relaciones de origen precopitaliste. 378 En le medida en que esa estructura econémica esté domina- dx por el capital monopolisia internacional, éste seré necesaria~ mente el factor de determinacién central de la direccién del de- senvolvimiento histérico del conjunto. La locomotora de ese tren send, pues, el capital; y dentro de éste su sector monopolista. En olfos términos, a pesar de la predominancia de las rela- ciones de origen precapitalista en su seno y en el especifico sen- tido ya sefialado, duronte un no corto perfodo, la direccién ten dencial del desarrollo hist6rico del conjunto de esa estructura eco- nimica seré determinada por el predominio de ia parte capitalis- tc y fundamentalmente por el capital monopélico internacional. Eso revela bien el cardcter al mismo tiempo complementario Y contradictorio de esa articulacién, De una patte, la presencia, y por un perfodo, inclusive. La expansién de la parte precapitalisis era necesaria para el capital monopolista, como se ha mostrado. Yen tanto que eso fuera asi, para la parte precapitalista era tam- bién necesaria Ia presencia del capital, De otra parte, sin embargo, el capital no puede existir sin am- pliar constantemente sus bases de acumulacién y sin expandir Ig monetizacién de las relaciones de intercambio. En ese senti- do, las modificaciones en la estructura interna del capital mono- Polista invertido en el pais a ir ensanchando sus bases de acu- mulacién. Pero, as{ mismo, la expansién de la monetizacién del mercado, el surgimiento disperso y errético de capital competiti- vo a la sombra dei dominio monopolista, tenderfan también a de- tetiorar, resquebraiar y finalmente a ir desintegrando las relacio- nes de produccién de origen precapitalista, Si no se asume tedricamente la doble naturaleza dé este sis- tema de atticulacién entre capitalismo y precapitalismo, no se po- difa organizar effcazmente el conocimiento hisiérico sobre Ia for- macién econémico-social peruana, a partir de la implantacién del dominio imperialist. Lo que aqui se intenta mostrar, no_obstanie, es el modo en quo se consilluye esa articulocién en su primera etapa. Finalmente, puesto que el dominfo del capftalismo se inicia y se consolida en el Peri sobre la base del dominio del capital mo- 379 nopolista internacional, mutiladas de modo tan profundo las bases de desarrollo del capital interno nacional, seré lo que ocurra al capital monopoliste: internacional lo que defininé y daré cuenta del comportamiento histérico posterior del capitalismo en el Peri. Era a eso que Maridiegui se referia, sosteniendo que cuan- to més se expandiera, se diversificara y se modemizar el capita- lismo en el Perd, tanto més se expandirla, diversificaria la dom!- nacién del capital imperialista en el pais. Y no se equivocd. HEGEMONIA IMPERIALISTA Y CLASES SOCIALES La configuracién de esa matriz econémica es ¢l fundamento rector del modo en que se ordenarém los intereses sociales basicos, como clases sociales, y del modo en que ellos se articularén poli ticamente, en el estado, La combinacién del capitalismo imperia- lista y de las relaciones precapitalistas, contradictoria pero comple~ mentariamente, en una esiructura comtin, implicaré necesarlamen- te el surgimiento de una coalicién de intereses entre los domina- dores de ambos modos de producc‘én: burguesia imperialista, bur- guesia capitalista, nativa, de un lado, y burguesia mercaniil y te- mratenientes sefioridles, del olro. Esa coalicién de intereses, tam- ign necesariamente, estaré centrada en tomo de la hegemonic de! capital imperialisia, o sea de la burguesia imperialisia. Eso va a redefinir el cardcter de esas clases, su comportamienio, el émbito de su accién, de sus intereses y de sus luchas. Entre tanto, los intereses sociales de los explotados y Ios do- minados serém configurades no solamente en relacién a las reivin- dicaciones especificas provenientes de su Grea particular de ubi- cacién en Ia estructura productiva, sino también en relacién con el cardcter global de Je coclicién de los intereses dominantes o de los clases dominantes y de la hegemonia imperialisia. Esio es, los intereses sociales de las clases dominadas no se definen @ par- tir de entonces, solamente en funcién de las relaciones de cada una con Ja clase dominanie bajo ia cual esté direciamente colocada, sino también en funcién de las relaciones con toda Ic: coalicién de clases dominantes como tal. 380 Esa doble coordenada que alli pasa a regir las relaciones en- tre dominadores y dominados est& matcada por su cardcter con- tradictoria y complementario combinado, dando paso asf a un pe culiar entrelazamiento de conflicios y de convergencias en las re~ laciones de clases y en las luchas de clases. HEGEMONIA IMPERIALISTA Y BURGUESIA NACIONAL Los incipientes niicleos de burguesfa capitalist peruana que van surgiendo provienen de Ia transicién de niicleos de burgue- sfa mercontil precapitalista, a través de los negocios del guano, del satire, de la produccién y comercializacién internacional del algodén, posteriores a 1850. En tal condicién de cambio, esos ni cleos de burquesia capitalisia peruana estén todavia imptegna- dos de todos los valores y modos de comporiamlento que se de- rivan de su origen sefiorial terrateniente, de su orlgen domina- dor de una masa de campesinads indigena o africano esclavo; por eso opera esa dominacién en formas tfpicas de colonfalismo inter- no después de la soparacién del imperio colonial ibérico. Por condiclonamfentos histéricos muy concretos que serén enotades més adelonte, asi como los niicleos de burguesia mer- cantil, esos primeros grupos de burguesia capilalista peruana lle garém al final del siglo con su capacidad econémica extremada- mente debilitada, con su articulacién politica destrozada. Es de- cir, sin capacidad real de clase para regatear con la burguesia imperialista los términos y las condiciones de ia asociacién, en el preciso momento en que el capitel imperialista fluye invadiendo la economia peruana. Como eran precisamente esos niicleos de burguesia (mercantil y capitalista incipiente) los que a partir de mediados del siglo XIX habian iogrado imponer su hegemonia en el control del aparato central del naciente estado peruano, los te- rratententes sefioriales, no vinculados al mercado internacional, no estabem en condiciones de participar realmente en el problema de la penetracién del capital: imperialista, & Como consecuencia, Ia burguesia imperial'sia encontrarfa un terreno econémico muy facil y totalmente controlable y no tendré obstdculo alguno para apoderarse dei control de todos los recur- 38! sos principales de produccién en cada una de las ramas de ac- tividad que eran entonces de interés para la inversién imperia- lista. La. burguesicr imperialista toma la tierra apta parc los cultivos de exportacién, las minas, el peiréleo, los ferrocarriles, Ia banca, el comercio internacional, Ja incipiente industria text, y en clerto momento logra inclusive obtener la administrac‘én di- recta de la principal aduana portuaria del pats, sin periuicio de quo Ia inexistencia de rentas propias para el estado peruano obli- gara a éste, antes de 1930, a tener un presupuesto financiado en més dei 80% por préstamos y crédito norteamericcno. gDénde quedaba, pues, la burguesfa nacional? Sus incipien- tes mticleos, no salidos ain enteramente del cascarén sefiorial, so vieron reducidos a sobrevivir de las migajas que el capital impe- rialista deja de los recursos de produccién de cada rama, y a usar los recursos del estado para complementar la exigitidad de sus pro- pias fuentes de poder econémico, en la conocida combinacién de corrupcién y acumulacién capitalisia de nuestro pais. Todavia més, esos reducidos niicleos burgueses nacionales se encontrarém no solamente viviendo de las migajas del imperialismo, sino so- bre todo enfeudados enleramente a él. Es decir, en una posicién oméloga a ja del siervo que viven en Ia tierra del sefior, aunque aparentemente auténomo en ese retazo de tierra, La burguesia na- cional aparece entonces fijada y encuadrada en los mecanismos financleros, comerciales, tecnolégicos y en iillima instancia politi- cos que el capital imperialista establece; 0 sea, en el terreno eco- némico y politico de la burguesia imperialista. El cardcter de la burquesia nacional, es decir de los intereses sociales de esos grupos, seré por eso configurado ante todo por su esencial vinculacién con el capital imperialist, y constrefiido por los Ifmites fijados por éste @ su desarrollo. En el marco de un proceso en que la dominacién imperialisia es disputada entre la burguesia inglesa y la burquesia norteamericana, y teniendo en cuenta que la primera fue la previa dominadora sobre la econo- mia peruana, los nicleos de burguesia caplialista aparecen, ade- més, escindidos por sus vinculac‘ones con cada una de ias burgue- sfas imperialistas. Y finalmente, en un proceso que exigia que se hiclercm capitalisias las relaciones de produccién en las dreas que 382 interesaban al capital imperialist, las tradiciones sefioriales, go- nuinas o adoptadas segtin los casos, de esos niicleos de burguesia nacionai servirén como otro factor de discontinuidades y de con- flictos intemos en el seno de esos grupos. Por todo ello, pero fundamentalmente por el cardcler de sus relaciones con la burguesia imperlalista, los niicleos peruanos de Ja burguesia tendrém, desde la partida, no solamente una condi- cién raquitica, atravesada de conflictos intemos, sino tamb'én eco- némica y politicamente desarticulades como consecuencia de la desarticulacién de las ramas de actividad entre si, en el &mbito in- temo de la economia peruana, y de Ia articulacién de cada unc de ellas por separado a las exigencias y fluctuaciones de la eco- nomia capitalista matriz del imperialismo. En otros érminos, esos niicleos de burquesia peruana estardn estructuralmente incapacita- dos para desarrollarse como una clase nacional efectiva para re~ gatear sus infereses nacionales de dominacién con la burguesia imperialista, y tenderén a desarrollarse cada vez més en funcién de la expansién y consolidacién del capital imperialista.en ei pais. El capital imperialist y su agente, la burguesia imperial'sia, pudieron imponer sin dificuliad las condiciones de su hegemonic en el pais, por Ia debilidad de Ia burquesia peruana para consti- tuirse en una clase nacional dominante antes de que Ilegara el tempo de la invasién imperialista, Pero una vez que esa hegemo- nia imperialist quedcba establecida, la burguesia peruana era condicionada en sus intereses, en sus modalidades de dominacién, en los limites de su desarrollo, por las condiciones impuestas por lq burguesia imperialista, y en adelante ei comportamiento con- creto y los intereses concretos de esa burguesia peruona reforza- rin esas condiciones y la hegemonia de la burguesia imperialista, No podfa ser, pues, nunca una clase nacional, salvo por su origen, no podia ser nacionalisia y todavia menos, antlimperialista, UNA DIGRESION COMPARATIVA. Creo que es importante mostrar, aunque breve y alusivamen- te, las peculiaridades del proceso peruano frente a otros de Amé- 383 tiear Latina, a propésito del problema del cardcter de la burquesia nacional. Cito aqui el caso chileno, por una sola razén: 1o he es- tudiado algo mas que otros casos. Al terminar las guerras emancipadoras, Chile es, probabie- mente, el inico pafs latinoamericano cuya econom{a esté en ple- no crecimiento, con un mercado nacioaal integrado, y con una vinculacién esirecha y sin grandes interrupciones con el mercado capitalista europeo y norteamericano, Quizds, entre otros facto- res, ayudan a explicar esa situacién lor dimensién reducida de su territorio en ese momento (en la préctica, lo que hoy es el Valle Central); la homogeneidad éinico-cultural de su poblacién que re- ducia y modulaba de otro modo la condicién sefiorial de ios te- rratenentes al no darles la ocasién del colonialismo intemo en lat arena econémica directa, pues los indios estaban ain al oto lado de la frontera de Arcuco; ia fertilidad notable de la tierra, a pesar de ler exiatiidad de otros recursos que obligaban « los to- Tratenientes chilenos a moderar sus gastos dispendiosos en com- paracién con los peruanos; pero, sobre todo, la vinculacién actl- va con el mercado internacional, a través del Cabo de Hornos y de la rut comercial de Buenos Aires, A través de ia produccién triguera, primero, y poco después de la produccién de minerales, el active comercio intemacional permite a los terratenlentes y comercian‘es chilenos la adqu'sicién de recursos para construlr desde el comienzo un estado nacional firmemente anclado en su control, integrar su mercado interno al mercado internacional, articulando asi internamente su economia y Ja aptitud para la adaptacién a las exigencias cambiantes de ese mercado intemacional, es decir, para modernizarse. Las Nichas politicas de la mayor parle del s'clo XIX se da- rén ante todo dentro de la misma clase, por la disputa de la he- gemonia sobre el estado, entre cquéllos principalmente ligados a la tierra y al comercio y aquéllos ligados principalmente a la mi nerfa y al comercio. Pelucones y pipiolos (nombre cricilo de con- servadores y liberales), disputarén a veces scnorieniamente esa hegemonia, y el triunfo de los primeros no podré significar sola mente el mantenimiento de sus privilegios, sino también su ca- Pacidad para hacerse cargo de parte de las exigencias politicas y 384 sociales de los segundos, como en ei caso caracteristico ¢e las con- tiendas de 1856. Eso permltiré a los ferrateniontes, mineros y co- merciantes chilehos constituirse en una clase nacional eiectiva, ar- ticulada como tal en la economfa nacional integrada y en un es- tado nacfonal integrado, mientras su cardcler mercantilisia va haciendo el trénsito a un curdcter capitalista, aunque impregnado do todas las adherencias de su anterior condicién. Cuando lege In hora de la invasién inevitable del capital imperialista, los niicleos hegeménicos de la clase dominante chilena estén ya en plena transi cién del mercantilismo al capitalismo, dirigen una clase nacional integrada y un estado nacional consolidado. Su capacidad de cla~ se para regatear con Ia burquesia imperialista las cond'ciones do Ja asociacién, los Ifmites de la penetracién del capital imperialisia en la economfa del pais, tendrén resultados claros. La burguesia imperialista se toma las minas, el principal re- curso de produccién dei pats, pasada la fase triguera, en relaciin con el mercado intemacional. La hegemonic del capital imperia~ lisia so impone asi sobre toda la economfa de! pais. Psro los fe rratenientes chilenos retienen toda Ia tierra en su podat, los co- mercianies chilenos retienen inacta su participacién en el comer clo internacional, y ven acrecentadas sus posibliidades 2n el mer cado interno por la mercantllizacién total de la economia. Su par- ticipacién en la banca continia siendo fuerte, Es decir la burgue- sia chilena y los terratenientes mercantllistas, integrados en el es- Jado, quedan globalmente subordinados a la hegemonfa de la burguesia: imperialist. Pero intemamente retienen bajo su fit- me control recursos decisivos de produccién, que fundan su capa- cidad de clase nacional y su control de un estado nacional con un margen muy amplio de autonomfa relativa dentro de su condicién general do subordinacién al imperialismo. Eso es io que permite a la burguesia chilena, en medio do Jos efectos de Ja crisis del 90, contar con recursos financieros, ins- titucionales, capacidad de organizacién para promover bajo su propio control la primera etapa do Ja indusirializacién del capita: lismo en ese pais. Y eso es, también, lo que permite a los secio- tes medios y a los trabajadores, la capacidad politica suticiente para ampliar su participacién en la vida politica del pais, y a tro- 85 vés del frente popular, consolidar firmemente las reglas de la de- mocracia burguesa, En cambio, el proceso fue muy distinto en el caso peruano. Cuando emerge de los guerras emancipatorias, su prodigiosa ac- tividad minera esté liquidada y su comercio internacional es en términos prdcticos insignificant. No existe, pues, eje alguno de articulacién interior de su economia, ni ésia on su conjunto esté vinculada de manera importante al mercado intemacional. Las actividades artesanales estén reducidas totalmente, perviviendo segiin las necesidades del escudlido mundo urbano estancado por Iq liquidacién de las actividades comerciales, financieras y de ser- vicios conectados a todo ello y a Ia eclipsada pompa virreinal, Los cambios en ia economia y en la estructura de poder politico euro- eos, el desplazamiento de las hegemonias politicas y de rutas co- merciales, dan cuenta de ese proceso. La consecuencia de todo ello es 1a casi completa agrarizacién de Ia economia peruana, y del repliegue completo del mercantilis- mo ai cual la previa produccién agricola y ariesanal estaban li- gados, Eso implicaba no solamente la desarticulacién interior de Ig economia, mal servida por un territorio tanto extenso como di- ficilmente comunicable con los recursos técnicos de la época y sin las necesidades econém‘cas de su articulocién. Significaba, tam- bién, el paso al primer plano de las relaciones serviles de produc- cién, en sus modalidades mds opresivas, pues dentro de ellas so enfrentaban indios y no indios, en un régimen colonial heredado del Imperio y que ahora asumia el cardcter de colonialismo interns. En nivel secundario, aunque importante, las relaciones esclavista de produccién vinculaban a negros y blancos, ante todo en los va~ les costefios, pero estaban claramente condenadas a la desapari- cién préxima, pues el eclipse de las principales actividades eco- némicas de exportacién con Europa y América Latina dejaba debi- itadas esas relaciones de produccién ya desde fines del siglo XVII. Los terratenfentes que dominaban en ambas relaciones econémi- cas sélo podian ser considerados en abstracio como una clase do- minante. La total desarticulacién de la economfa, la falta: de un sector de actividad que vinculara la produccién agricola en un mercado interno nacional y con ¢l mercado intemacional, impli 386 . caba necesatiamento la incapacidad de los terratenientes de vin- cularse nacionalmente como clase, de levantarse hasta una vi- sién nacional de los problemas de eu dominacién y los sometia @-una diferenciacién de intereses en términos de grupos familiares © a lo sumo regionales. Los reducidos nticleos de. terratenfentes- comerciantes y de comerciantes habicm perdido en el estancamiento del mercontilismo toda capacidad de disputar a corto plazo el pa~ pel del mticieo hegeménico de clase, y de articularla en torno do un estado nacional. Es decir, esa clase posible era bdsicamente sefiorial y sélo en muy pequefia parte mercaniil a pesar de que Ja ideologia y Ja ética del mercantilismo habian dejado ya una huella profunda a Io largo de todo el siglo XVII y del XVIII. Pa- ralelamente, los grupos medios, de comerciantes, attesanos, pro- fesionales, burdcratas, que habfan crecido bajo el auge del mer- cantilismo y del estado colonial, quedaban ahora en una situa- cién indefinida, inestructurada, en la nueva estructura econémico- social, y en Ia apenas incipiente estructura politica. La combinacién de esos grupos medios con cambiantes ni- cleos de terraieniontes, a través de las milicias establecidas en las guerras de emancipacién, la confusa y cambiante amalgama do sus inlereses, ayuda a explicar la turbulenta historia politica del caudillaje militar a lo largo de toda la primera mitad del si- glo XIX. Es decir, a diferencia de Chile, la lucha politica no. es- tuvo enclada al interior de Ic claso dominante, sino que cruzaba a ésta y c los varios seciores de interés social intermedio y domi- nado, Era imposible, en esas condiciones, el establecimiento de un estado nacional efective. La autonomia de Ios terratenientes se~ fioriales por 1a desarticulacién de Ja economia y del terrltorio, Ja inestabilidad de las coaliciones de poder por Ia fluctuacién de con- fusos intereses amalgamados en ellas, Ia ausencia de un nticleo de clase con recursos que funden su capacidad hegeménica, res- faban permantemente eficacia a todo intento de articulacién po- Iitica estable y nacionalmente operative. Sélo cuando las transformaciones. en ia agriculture: capita- lister europea requieren la explotacién del guano y del salitre, y en su busca aparecen las primeras incursiones capitalists euro- peas en él Peri, los niicleos de te-ratenientes y de comerciantes 387 que logran articularse a esas actividades intentarén constituirse en ei miicleo hegeménico de la clase dominante y establecer esa hegemonic a través de un control estable del aparato central del estado. Para ello, deberdn elaborar toda una ideologia antimili- faristay organizarse politicamente en un Partido Civil, el prime- ro de nuestia historia. Sin embargo, para esos niicleos someti dos a las condiciones de esa previcr historia, y por lo tanto sin capacidad politica real, sin capacidad de organizar el estado de manera inmediata, y sobre todo sin recursos ni capacidad para Intentar el control nacional de los nuevos recursos de produccién, era materialmente ‘mposible aprovechar la coyuntura guanera par ra convertirse realmente en un miicieo burgués nacional fuerte, esto €s, para invertir de modo copitalista los beneficios que, aun co- mo migajas dejadas por le burguesfa: inglesa o francesa, no de- Joban de ser considerables dada la situacién, El guano pasa a nuestra: historia como iedas las coyunturas posteriores semejantes, como una ocasién perdida. Sin embargo, es a partir de enionces que los més hicidos representantes de los nuevos niicleos mercuntilistas que se han formado en ese perfodo intenton dar forma a un proyecio nacional. Este es ei caso, s0- bre todo, de Manuel Pardo. El proyecto Pardo fue, dadas las cit- cunstonelais notablemente ambicioso y Nicido. Pero también, dado el carécter de esos niicleos mercantiles, un proyecto ideolégico na~ clonal burgués era necesariamente ambivalente, y por partida do- ble simuiléneomente nacional y proimperialist. Pardo buscaba Ia explotacién estatal del guano y el salitre, lo que era un proyecto nacional burgués avanzado en los términos de la época. Pero, al mismo tlempo, insistfa en Ja necesided de atraer Ia inversién y los recursos del capitalismo europeo. Pardo proyectaba ideolégica- mente ef destino capitalist burgués del mercantilismo peruano. Pero su base econémico-social real le impedia un ideolégicamen- te buscar la autonomfa nacional de la dominactén burguesa, co- mo le impedia en Ja préctica la materializacién de sus proyectos. No fue, sin embargo, solamente la precariedad de las bases eco- némico-sociales instituciona’es de los nuevos grupos mercantilis- tas otfenténdose al capitalismo, lo que impedirfa la matetializa~ sién.del proyecto burgués. El factor decisivo en la coyuntura fue Ia guerra con Chile y la subsecuente derroia. 388 La derrota militar fue, sin duda, consecuencia de la debilidad de Ja organizacién nacional ya seficlada, Sus consecuencias fue- ron histéricamente decisivas: la completa desariiculacién de la economia mercantil en crecimiento, Ia pérdida de los yacimien- tos salitreros y guaneros més importantes tomados por el ejércite invasor, la ru‘na financiera de las més importantes familias terra- tenienies mercantiles de la costa cental y norte, la: bancarrota fiscal y la ampliacién do la deuda externa, y la completa bancarrola po- Iitice: por lat inorganicidad de la admin'stracién publica surgida de ‘esa derrota, y por ol hundimiento de la orgullosa imagen sefiorial sobre el lucar de! Peri en América y el mundo, y por la deslesiti- macién obligada de la dominacién politica de esc clase. Esas fueron, precisamente, las condiciones econémicas, sociales y poli- ticas con que el Perit ingresa en eb poriodo de ler penetracién impe- Halista, Nada sorprendente, pues, la facilidad de esc penetracién, su amplitud y su profundidad. Nada sorprendente el raquitismo congénito de los niicleos do la burguesia peruana, su enfeudamien- to y su posterior identificacién puro y simple con los intereses do la burguesic imperialista. Cuando el maremoto financier del 30 recala en estas costas, los raquiticos grupos de burguesia peruans no habjan logrado adquitir ni capacidad institucional, ni capaci dad emprosarial, ni recursos suficientes para emprender en nom- bre de sus propios intereses Ia aventura de Ja industrializaci6n del pais, a pesar de sus intentos. Mientras que los més avanzados grupos de la burguesia chi- Jena estaban aptos para establecer alianzas coyunturales con los sectores medios modernistas y los trabajadores, para el proyec- to de depuracién con cardcter burgués del estado chileno en 1838, Jos nticleos de burguesfa peruana se vefan obligados a apoyar a regimenes militares ulirarrepresivos, para contener Ja embestida de los sectores medios modernistas y de los trabajadores. La bur- guesia chilena intentara en ese momento hacer valer sus intereses nacionales y participaré en un proyecto nacionalista aunque no an~ timperialiste. La burquesia peruana no sélo no lo igtenté nunca, sino que se opuso sangrientamente a todo proyecto nacionalista. 389 HEGEMONIA IMPERIALISTA Y CLASES PRECAPITALISTAS Al integrarse la plusvalia gener los " Bae yee ae ere re das” precapitalistas, en la formacién del beneficio global etree pital imperialisia, los terratenienies ‘S@fioriales estaban cada el més empujados hacia su conversién en jortulenlsiitsa-couteteien tes, mientras los comerciantes mercantilisias verén expinia rah eo yes ee 8, el resultado fue la expansién del mer- au a Ge conversién de los terratenientes en bur~ Desde luego, el proceso no afecté de é todos los teroiealenes del pais, pues ba enslobonds reesac ees xe STupes més directamente articulados al mercado e los “enclaves imperialistas, de los nécleos urbanos que sur siete oe ellos y de las cludades donde los servicios admi- Feces mms importantes permiian la centralizacién de las ac- les financieras, administrativas, y de servicios variados quo se ampliaban gradualmente. La comerciallzaciin de excodente asé a ser un interés central de la clase, terrateniente o do los nis, cleos més importanies de Ja clase. La bisqueda de ampliacién a. los recursos que permitian la ampliacién do la produccién de ta. los excodentes fue e] resultado necesario en la conducta de esa la. se. Como consecuencia, se inicié en el pais ol més imporiante emplio proceso de concentracién de la propiedad agraria en moe nos de este tipo de ferratenientes, a través del despojo de las te Se A “comunidades indizenas” sobrevivientes de la colo. let primera ola de cx i ci wae ele Bor es oncentracién de la propiedad agraric Ese proceso desaté una secuela de in: i a lo laruo de’ las ttes primeres décadas de este sid nee sobre todo @ las regiones de més densa poblacién indi, on las ecnieee fenicber ubicada la mayor parte de las “comunidades ind{- genas '. Asi, la lucha de clases en el campo precapitalisia corres onda, en ese perfodo, « la nueva posicién dé la clase tevratonion. te en lx economia del pais, por su lisazén orgémica con la burs Guesia imperialisia, y a la nueva posicién que, a tavée de ello, 990 csumieron también los campesinos siervos y libres, baio la hege- monia imperialista. Considerada aisladamente, esa lucha entro terratenientes y campesinos roproduic, en forma, las caracterfsticas de las luchas sociales dentro de la sociedad feudal. Pero, el con- tenido de esas luchas ya no estaba determinado tinicamente por el cardcter precapitalisia de esas relaciones de produccién, sino también por la articulacién de esas relaciones a los intereses y a los mecanismos de explotacién del orden imperialist. La concentracién de la propiedad agraria no afecté solamen- te a la propiedad de las “comunidades indigenas”, aunque esa fue su base principal. El proceso se llevd a cabo también a tra vés del despojo de las tierras do los pequefios y medianos terra~ tenfentes. El bandolerismo rural que alcanz6 su climax en ese perfodo estarfa en gran parte alimentado por la rebelién de los terratenientes despojados. Luls Pardo y Benel fueron sus tipicos representontes y sus nombres ingresaron en la leyenda popular. Asi, la redefinicién de la posicién y del papel de los terrate- nientes en la estructura global de esa economia, bajo la hegemo- nic: imperialisia, redefinié también lus relaciones de clases entre el campesinado y los erratenientes, empuiando a la servidumbre la masa mayor de los primeros, parc producir excedentes co- mercializables en ol mercado generedo por la penetraclén capita: lista; redefinié también las relaciones entre los propios estratos de Iq clase terrateniente, empuicndo a los miombros de los estraios inferiores hacia ocupaciones comerciales, e! éxodo hacia las ciuda- des y los centros capitalists y parcialmente su proletarizacién. La expansién de las relaciones de cardcier servil y semiservil en el campo, fue pues en ese periodo una consecuencia directa de la penetrocién imperialista, para servir a los fines de la acumulacién de capital, y del surgimiento de la coalicién de intereses entre 1a burguesfa imperialist y los terratenientes, El campesinado ser- vilizado bajo la explotacién terrateniente estaba también entonces, por esa propia via, explotade indirestamente por la burguiosia im- perialista, Las relaciones de clase del campesinado no se restrin- gicm, por eso mismo, tinicamente a las condiciones propias de Ia relacién servil, sino también a las condiciones generales deriva- das de la hegemonic imperialist. La exponsién de las relaciones 991 mercantiles entre terraténientes y burguesia imperialist nativa do- minada, aunque desigual por regiones y lenta, estimulé también la expansién de la monetizacién de las relaciones de inercambio en las zonas rurales més directamente conectadas a los enclaves imperialisias y a los centros urbanos. Sobre esa base fue surg'endo una capa de pequefia y me- diana burguesfa comercial rural y semi-rural (0 semiurbana), estro- chamente vinculada a Ja clase teraisniente y dependiente de ella durante un primer momento, pero destinada en el futuro a dispu- tar con los seclores mds débiles de esa clase el control de la tie- tra y de la econom{a rural en su conjunto, Esa capa de pequefia y mediana burquesia comercial rural, intermediadora en las relacio- nes de intercambio entre terratenientes y burguesic imperialist na- tiva dominada, fue también un intermediatio eficaz y ubicuo en las relaciones de explotacién entre la burguesia y ©l campesinado li bre y servilizado. Reclutada en su mayor parte de las capas éini- cas intermedias, que en el lenguaje indigena de ese perfodo eran englobadas bajo la denominacién genérica, de “mistis” (mestizos), esa capa de comerciantes rurales reforzé por su cuenta la explota- cién del campesinado indigena. De ese modo, las relaciones so- cigles tip'ficadas por el “‘colonialismo interno” entre indios y no indios, fundadas en la expansisn y forialecimiento de las relacio~ ES Po de preduccién, fueron ampliadas y forts- lecidas. La base econémica precapitalista era indispensable para el modelo de acumulacién capitalisia en esa fase, parc las relacio- nes sociales de colonialismo interno, su fundamento social y st: justilicacién ideolégica en ese terreno, HEGEMONIA IMPERIALISTA Y PROLETARIADO En los “enclaves” imperialistas y en los més pequefios bajo el control de los grupos peruanos de la burquesia, se fue constitu- yendo una poblacién obrera que se formé como clase social nueva. En el siglo XIX, una capa dispersa de sclariado precapitalista y de salariado capitalista incipiente se habia ido formando a favor do la redinamizacién del mercantilismo en el Peri, y muy particu- 392, larmente desde la época’del auge guanero. Sin embargo, por la precatiedad de las actividades capitalistus en el guano y en los centros urbarios, y por el cardcler masivamente predominanie de Jas reldciones precapitalistas de produczién en el pais, no se cons~ tituyé nada reconocible como un mercado de mano de obra libre, ni los primeros grupos obreros estabilizaron su situacién. El reem- plazo de los esclavos negros por la importacién de braceros chi- nos, bajo contratos de trabajo que los ligaban a la tierra en las haciendas mercantilisias de la costa central y norte, también im- pidié la formacién alli de un proletariado rural, Pero esa misma préctica de reclutamiento coactive de mano de obra denunciaba Ia inexistencia de un proceso de liberacién de mano de obra des- de las actividades agricolas serviles. Fue, por consecuencia, sola~ mente a partir de Ja implantacién del capital imperialista en las diversas ramas de produccién, que se inicié de manera estable y significativa Ia formacién del proletariado, ‘La ampliacién y consolidacién de las relaciones precapitalis- tas en lax mayor parte de las zonas rwales del pafs impidié antes de 1930 Ia liberacién masiva de mano de obra y la formacién de un mercado libre de trabajo. Debido a ello, las empresas impe- rialistas y nativas dominadas debieron recurrir a sistemas de re- clutamiento de tipo semicoactivo, como el “enganche”, y las em- presas imperialistas podian competir con las nativas subordina- das, pagando salarios comparativameate altos, para atraer mano de obra. Sin embargo, por el caracier de “enclaves” que la ex- ploiacién copitalista asumié, la masa de mano de obra necesaria para ella no era, desde luego, demasiado grande. Esto sucedié porque, sobre todo en las actividades agropecuarias, quedaba el recurso de utilizacién de mano de okra no asalariada, bajo for- mas de contrato de tipo semiservil como el “yanaconaje”, la apar- ceria, la medierfa, el arrendamiento. El despojo de sus recursos de produccién, en la sierra y en la costa, empulé a sectores campo sinos considerables a reclutarse sea como siervos o semisiervos en Jas hacfendas precapitalistas, y como proletariado rural en las hhaciendas capitalistas costefias, en las minas, en el transporte, en el petréleo y en menor medida en Ia incipiente industria tex- til y alimenticia en Lima. La masa mayor del proletariado de ese perfodo provino, pues, de esas capas de campesinado. Una parte 9393 complementaric se reclutaba desde las capas de minifundiarios y de pequefios propietarios campesinos, Pero mientras que los pri: meros se estabilizaron pronto en su nueva condicién. proletatic, Jos segundos fluctuaron durante bastante tiempo entre la esiadia proletaria temporal y Iq vuelta a sus previas ocupaciones. De to- dos modos, los primeros niicleos de proletariado estaban en pleno surgimiento como clase "en si". Por el cardcter de “enclave” de las principales formas de ex- plotacién capitalista y por Ia falta de articulacién interna entre las diversas ramas de produccién bajo dominio imperialisia, la nueva clase en formacién emergia también intemamente desarticulada y dispersa en nticleo no sélo econémicamente sino también geogrdfi- comente separades en enclaves sin comunicacién muy eslrecha entre sf, Dada la concentracién de capital en las rames primarias ogricultura y mineric basicamente —mientras que en los seclo- Tes industriales la inversién era reducida— el naciente prolelaria- do era bésicamente agrominero y sélo. en muy secundaria medida, urbano-industrial. Y en este sector, ademés, su condicién ora derivada del tipo semi-fabril y artesanal de Jas indusirias. En su ealidad de clase en formacién, proviniendo sus miembros prin- cipalmente del campesinado de tradicién servil 9 comunilaria, ei proceso de proletarizacién social y psicosocial no se desarrollaba sino Jenfamente. Y esq situacién era roforeada tanto por Ja fluc tuacién de una parte de sus miembros entre Its actividades obre- ras y las actividades campesinas, como por el carécier mismo de las actividades primarias en las que estaba, mayormenie, con- centrado, Esto es, por la continuidad de su insercién en el mun- do rural. En su nueva posicién, los obreros provenientes del cam- Po avanzaban gradualmente a liberarse de las relaciones socio- culturales del tipo de colonialismo interno y eso los diferenciaba en el terreno del campesinado, Sin embargo, en tanto que el con Junto de bienes y servicios que servian a su subsisiencia proce- dion atin, en su mayor parte, de la produccién precapitalisia, per manecion todavia ligades a las pautas cullurales desu origen campesino, especialmente los que eran explotados en la minorict y en la agricultura, 304 EI proletariado que se iba formondo en las ciudades, en rea~ lidad casi exclusivamente en Lima, provenia en buena parle de Jos rangos del artesanado urbano-mercantil y de los sectores cam- Pesinos medios despojacos de sus recursos. Constituia, por eso, una fraccién especial dentro del nuevo proletariado en formacién, caracterizado par su extraccién en gran parte urbana, su nivel edu- cativo relativamente considerable, expresado en su capacidad de Jeer, escribir y publicar numerosos periddicos y libelos durante to- da Ia época anterior a los afios treinta. Eso permitié a esta frac cién urbano-industrial del proletariado ejercer, a pesar de su redu- cido mimero y de secundaria significacién en le estructura eco- némica del pats, un activo papel de dirigente en la formacién ideo légico-politica y sindical de la nuave clase en su conjunto, come Jo testimonian las grandes luchas por las ocho horas, la sindicall- zacién y Ia politizacién revolucionaria, en Lima, antes de 1930, Asi las caracteristicas internas de proletariado en formacién fueron con- dicionadas por las caracteristicas de la organizacién del capita- lismo impericlista de ese momento. Numéricamente reducido, de-~ sarticulado, fluctuante, bésicamente no urbano-!ndustrial,, mayori- tariamente de origen campesino, lisado por el itpo de consumo a las pautas culturales del campesinado y coactivamente reclutado ¥ patronizado, el proletariado nacienle corresponde ajustadamen- te al tipo de implaniacién ‘mperialista y a su modelo concreto de ccumulacién del capital. Hay que afiadir a todo ello, que Ia poca diversificacién de las actividades eccnémicas y por, la impregna- cién de pautas sefiorlales en el régimen interno de las empresas capitalisias, tanto imperialists como nativas dominadas, Jas rela- clones entre el prolefariado y Ia burguesfa asumieron un sello pa- temnalisia-autoritario (“oligérquico") durante mucho tiempo. Por todos esos factores, derivados de la peculiar combinacién entre capitalismo imperialista y preccpitclismo en el pais, las re- lactones de produccién entre la burguesia y el proletatiado fue- ron sometidas ¢ un régimen de organizacién muy distante y muy distinto del que correspondia a esas mismas relaciones gn los cen- tros imperialistas. : La prolongada duracién de Ja jomada de trabajo, los impedi- mentos a Ig organizacién sindical, Ia disciplina paternalista-cuto- 395, ritaria, las adherencias de colonialismo interno, la falta de dere cho sociales, el reclutamienio coactivo, marcaron los rasgos que defini las relaciones concretas de explotac'én imperialista so bre el proletariado en formacién durante la mayor parte de las tres primeras décadas de este siglo, en que se eslablece y se consoli- da la dominacién imperialista y su primer modelo de acumulacién. HEGEMONIA IMPERIALISTA Y CAPAS MEDIAS La concentracién de Ia propiedad agraria capitalista en los valles de la costa central y norle, donde estaban las tierras apias para los cultivos de exportacién que interesaban al capital impe- rialista en ese momento, significé tanio el desplazamiento del cam- pesinado de la zona a la proleiarizacién en las haciendas capita~ Uistas, como el desplazamiento de los miembros de numerosas fa- milias terratenientes sefiorial-mercantilistas, fuera de esa clase. Los miembros de aquellas familias terratenientes fueron as{ empu- jados hacia ocupaciones de tipo profesional liberal 0 burocréitico, engrosando de esa manera los rongos de las nuevas capas socia~ les medias que venion forméndose lentamente ya desde la recu- peracién de la vinculacién de la economia peruana con el mer cado internacional capitalist. EI mismo proceso de formacién de un mercado interno clre- dedor de las actividades capitalistas, on los enclaves, en los cen- tros urbanos principales, estimulaba el crecimiento gradual de una capa de comerciantes medios, tanto.en el campo como en las ciu- dades, de productos de servicios para las necesidades del nuevo dinam'smo de las poblaciones urbanas y particularmente en Lima, Una pequefia burguesia iba constituyéndose en el terreno del desa- rrollo del capitalismo imperialista semicolonial. La obligada ampliacién de los servicios piiblicos, es decir dé la administracién piiblica, asi como de las instituciones de finan- ciamiento y de comercio inte:macional e intomo, expandia las ba- ses de una burocracia que se reclutaba principalmente entre los miembros de los familias terratonientes en proceso de declinacién y entre los miembros de los reducidos grupos medios urbanos ya previamente formades en el curso de la redinamizacién del mercan= 896 tilismo en la segunda mitad del siglo pasado. Profesionalizacién inciptente, de tipo liberal clésico; burocratizacién; formacién de una nueva pequefia burguesia capitalista y expansién de la pe- quefia y mediana burauesia mercantilista en el campo, se consti- tufan como los canales principales de formacién y de ampliacién de las capas sociales medias. El destino econémico-social de estas copas medias estaba condicionado a las caracterfsticas y a las fluctuaciones del capitalismo imperialista, a las modalidades de sus relaciones con sl precapitalisme y de sus relaciones con la economia matrlz del imperialismo, Es decir, el ritmo del crecimien- to de cada una de esas fracciones de las capas medias dependiss del ritmo de la expansién del capitalismo imperialista en el pais. En la medida en que Je acumulacién capitalista se fundaba también en el mantenimiento y ampliacién de las relaciones pre~ capitalista en el campo, los mérgenes de crecimiento de las acti- vidades copitalistas y de su generalizacién en Ia economia peruc- na, estaban de cmtemano limitados a los necesidades propias del pequefio mercado iniemo que se generaba en tomo de las activi- dades capitalistas "enclavadas” de manera concentrada en cier- tas creas. La posibilidad de una expansién répida de las activi- dades econémicas propias de las capas medias estaban condena- das en ese perfodo esos limites. El problema, sin embargo, era que Ia concentracién de la propiedad y del control de los recursos de produccién, tanto en el campo capitalisia como en el precapi- talista, empujaban cada vez més contingentes humanos hacia una posicién social media, sin que se ampliaran en medida congruen- te las actividades econémicas en que podian encontrar su propio ambito. Ia estrechez del terreno econémico apto para el sostenimlen- to de posiciones sociales medias, cbligaricr por eso a una parte im- portante de los contingentes que provenian de los rangos terra: tenientes a buscar refugio principalmente en la burocracia pabli- ca, presionando por la ampliacién de puestos pitblices, aun st las funciones reales no eon necesarias. La tendencia & la inflacién de los seclores burocréticos de las capas medias, fue pues uno de Jos resultados caracieristicos de 1a hegemonfa imperialista de ese tipo en la economia perucna, més bien que de las necesidades rea Jes propias del crecimiento de los servicios pitblicos. 397 Por otra parte, 61 mantenimienio del precapitalismo, largamen- te fundado en relaciones tip'cas de colonialismo interno, y por eso impregnado de todos los valores sefforiales endurecidos hasta el encostramiento en esas condiciones, significaba que la ideologfa social de toda Ia sociedad y en particular la de los grupos medios que se formabon por expulsién de patie de la membrecia: de lx clase ferrateniente en el curso de la concentracién de la propie- dad agraria, tendiera también at forialecerse todavia mas en esos grupos medios, como barrera tiltima de defensa de su posicién so- cial. Debido a eso, la gente trataba de mantenerse en posiciones sociales med'as, con una percepcién social que los autodefinia co- mo todavia miembros de la clase sefiorial, buscando imitar y man- fener en su seno la conducta, Jas normas y los valores sociales rea~ Jes de esa clase, a pesar de que las condiciones materiales efec- tivas no fueron suficientes ni siquiera para convertirlos realmen- te en miembros de esas capas medias de manera estable. La for- macién de una capa media social y psicolégicamente sefiorialista, con bases econémicas muy precatias, es decir, empobrecida, fue una de las caracteristicas de este proceso. Las consecuencias ideo- légicas y politicas de estos fenémenos estarian después en la base de Ia conducta politica de muchos de estos grupos medios, a par- tir de los afios veinte, como veremos més adelante, No obstente, Ic estrechez del campo econémico propio de los sectores medios empujé a sus capas mds pobres y a sus grupos no provenientes de los rangos terratenientes, a la proletarizacién en Jas incipientes formaciones indusirlal-urbanas que la actividad do inmigrantes con aptitudes empresariales y el capital imperialist: implantaron, bajo la total hegemonfa de éste, Asi la mayor par- te del artesano urbano de Lima y de los grupos medios provenien tes del pasado mercantilismo en actividades de servicios persona- les constituia la mayor parte de! primer contingente obrero, tanto en las fdbricas de textlleria y alimentacién que 92 establecieron on Lima, desde comienzos de este siglo, como en las actividades semifabriles (panaderias, especialmente). Esa procedencia social matcaria Ia conducta y Ia ideologia social caracteristicas de los primeros grupos del proletariado _urbano, durante los primeros treinta afios del siglo, El anarco-sindicalismo fue por eso acogido répidamente entre ellos. 398 ‘Como en todo proceso de hacerse capitalista de una econo- mfa mercantilista, las capas medias corespondientes a esa eco- nomfa fueron empujadas hacia la proletarizacién, Es decir Ja pe- quefia burguesia mercantilisia se proletarizé, Pero, en su lugar fueron surgiendo, en las condiciones especificas de la combinacién de capitalismo imperialista y de precapitalismo, nuevas capas so- clales medias cuyos canales de formacién, valores sociales y com- portamiento politico no eran sélo el resultado del capitalismo co- mo tal, sino de Ic particular forma de reproduccién de capital que el imperialismo habia establecido en el pais. 398

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