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prla Ca) Melo Flite zai Wee CTL ‘ | > 7 ] ] | ) COLECCION POPULAR - bat etal aL Dentro de la COLECCION POPULAR, la serie Tiempo Pre- sente tiene por fin informar y orientar acerca de los hechos sociales, politicos y culturales | que estdn transformando la fisonomia, la estruc- j tura y la mentalidad del mundo contempordneo. | El actual proceso historico se refleja en estos textos, en los que el lector encontrard datos suficientes y también los elementos de juicio que le ayuden a interpretarlo. FRANTZ FANON® POR LA REVOLUCION |= AFRICANA Los textos politicos de Frantz Fanon incluidos en este volumen abarcan el periodo mis activo de su ] vida —de 1952 a 1961, fecha de su muerte. Reagru- > pados por orden cronolégico, estos escritos cobran una vitalidad singular. Marcan las etapas sucesivas de un mismo combate, que evoluciona y se expande: son un hilo conductor cotidiano, el itinerario de un pen- samiento en perpetua evolucién, que constantemente se amplia y enriquece, aunque siempre permanece fiel a sf mismo. Aqui se han agrupado en cinco par- tes, que hablan del colonizado, del racismo y la cultura, de Argelia, de la liberaci6n de Africa y de la unidad africana. 499710) -_ (Portada de Alfredo Hlito) FONDO DE CULTURA ECONOMICA MExico COLECCION POPULAR = OPULJ FRANTZ FANON POR LA REVOLUCION AFRICANA ESCRITOS POLITIOOS COLECCION € ez POPULAR FONDO ‘DE CULTURA ECONOMICA MEXICO. Primera edicién en francés, 1964 | Primera edicidn en espafiol, 1965 . Primera reimpresién, 1973 . : | Segunda reimpresién, 1975 | ‘Traduccién de DeMETRIO AGUILERA MALTA Titulo original: | Pour la révolution africaine. Ecrits politiques © 1964 Francois Maspero, Paris D. R. © Fowvo vz Cunrura Ecowémica Av. dela Universidad 975; México 12, D. F. - Impreso en México a 1 NOTA DEL EDITOR FRANCES Los rexros politicos de Frantz Fanon incluidos en este volumen abarcan el periodo mas activo de su vida, desde la _publicaci6n de Peau noire, masques blancs, en 1952 —tenia .entonces veintiocho afios— hasta la de Los con- denados de Ia tierra,* en 1961, que debia coincidir, con diferencia de unos cuantos dias, con la fecha de su muerte. La mayoria de estos textos no son inéditos. Han sido publicados en diversos periddicos y revistas, de los cuales damos, en cada oportunidad, la referencia y la fecha. Pero estaban dispersos y eran dificiles de encontrar. Particular- mente los de E] Moudjahid que en la actualidad son casi inaccesibles y que, en la época de su aparicién, sdlo estu- vieron al alcance de una parte limitada de publico. Reagrupados por orden cronolégico, estos escritos co- bran una vitalidad singular. Marcan las etapas sucesivas de un mismo combate, que evoluciona y se expande, pero cuyo objetivo y los medios pata conseguirlo han sido vis- tos y sefialados desde el comienzo. Los textos que siguen son un hilo conductor mas cotidiano, el itinerario de un pensamiento en perpetua evolucién, que se va ampliando y enriqueciendo constantemente, aunque siempre perma- nece fiel a si mismo. Los dos primeros articulos, “El sindrome norafrica- no” y “Antillanos y africanos”, publicados en 1952 y 1955, respectivamente, pueden sefialar las etapas iniciales, En ese momento, Frantz Fanon ha concluido sus estudios de psiquiatria: puede asi, por una parte, darse cuenta cienti- ficamente, a partir de su experiencia médica diaria, de la situacién del colonizado; por otra, ha vivido esta situacién histéricamente, la vive todavia, es para él una experiencia * Volumen n? 47 de esta Coleccién Popular. [E.] ede juzgar desde adentro. Decide eludir' eee aa ga cae blanco” y “el gran espejismo. ne- o”, y asi transita por una via nuéva, revolucionaria; ‘ocu- a un lugar privilegiado para plantear el problema del co- Tonizado y para resolverlo: la conciencia que tiene de él, la nitidez de su vision, refuerzan la firmeza de su empeno. Fanon decide ejercer la medicina en Argelia, pais del colonialismo por excelencia, para vivir y Juchar entre colo- nizados como él. El tema es vuelto a tratar, en forma mas amplia, en “Racismo y cultura”, conferencia pronunciada en 1956, durante el Primer Congreso de Escritores Negros. En esta ocasién el andlisis se vuelve mds agudo; el plantea- miento, radical; el propésito, claro y preciso, Su diagnés- tico del racismo que “no es un descubrimiento accidental”, sino que “entra en un conjunto caracteristico, el de la explotacién de un grupo de hombres por otro” implica una sola solucién: “El fin légico de esta voluntad de lu- cha es Ia liberacién absoluta del territorio nacional”, “. . la lucha es de despojo total, absoluto”. Esta lucha no es ver- bal. Desde que es médico psiquiatra en el hospital de Blida y mds atin después del estallido de la insurreccién, Fanon milita en Ja organizacién revolucionaria argelina. Al mismo tiempo, realiza un destacado trabajo médico, innovador en todos Ios planos, profunda, visceralmente préximos a sus enférmos en quienes ve, sobre todo, las victimas del sistema que combate, Acumula notas clinicas y analisis sobre los fendmenos de la locura colonialista mi- tada a través de los enfermos mentales. Investiga las tra- diciones locales y sus relaciones con la colonizacién, Este material fundamental esta intacto, pero, al propio tiem- P®, se encuentra disperso, ia : mae vob de militante en el Frente de Liberacién af . a a Z Be Tin Bonito. pals francesa repare ir a Tinez, a través de “ A su “Carta de renuncia”, consagra al movimiento una de- 8 : T BERS SS dicacién total, mucho més antigua. Es, junto con la “Car- ta a un francés”, inédita, el nico texto que da testimo- nio de este periodo, del cual hemos sacado el capitulo “Por Argelia”. De la experiencia asi acumulada en pleno coraz6n del combate debia nacer mas tarde L’an V de Ia révolution algériénne, En Tinez, Fanon es llamado a participar en los Ser- _ vicios de Prensa del F.L.N. Se integra al equipo de los animadores de El Moudjahid que publica sus primeros nd- meros. Se dedica, sin tregua, a denunciar la totalidad, la unidad sin fallas del sistema colonialista, la solidaridad que, de buen o mal grado, une a los que estan de su lado, en tanto que se ejecuta el genocidio de un millén de argeli- nos. Su analisis sobre “Los intelectuales de izquierda y la guerra de Argelia” va mds allé de la izquierda francesa. Denuncia la hipocresia de los que no ven en el colonialis- mo y sus secuelas de guerra y tortura mds que una excre- cencia monstruosa que es necesario circunscribir y repro- bar, cuando se trata de un conjunto perfectamente légico, perfectamente coherente, que vuelve cOmplices de modo irremediable a todos aquellos que viven en su seno, Fanon encuentra desde entonces el medio de ampliar uno de sus primeros temas: la conjuncién de la lucha de todos los colonizados. Es uno de las primeros que se plan- tean de manera concreta —no como una “visién profética” sino como un objetivo de combate inmediato— Ja unidad de Africa, y liga siempre la suerte de la reyolucién argelina a la del conjunto del Continente, convirtiéndola en Ja van- guardia de la Revolucidén africana. El Moudjahid desarrolla constantemente esta linea: “‘La revolucién argelina y la li- beracién de Africa’, titulo dado a un folleto de articulos y documentos del F.L.N., el mas difundido en esta época que indica bien claro la importancia que le otorgaron los revolucionarios argelinos. Los articulos de El Moudjahid nunca aparecieron firma- 9 mato era total. Los articulos publicados aqui, ee E anniate de la sefiora Fanon son apes aque- los sobre los cuales tenemos la irrefutable certeza de que fueron escritos por Fanon. Es verdad que su colaboracion no se limité a esos textos concretos. Como en todo equipo, y particularmente en esta revolucion en plena efervescen- cia, existia un perpetuo trabajo de dsmosis, de interaccién, de estimulos reciprocos. En el preciso momento en que el pensamiento de Fanon alcanzé nuevas dimensiones por el contacto con el niicleo creador de la revolucién argelina, dio a ésta nuevo impulso. Hemos agrupado estos textos bajo el titulo de “Liberacién de Africa”. La idea que Fanon tenfa del Africa en marcha se con- creté en la misién que le Ilevé a los paises del Africa occi- dental, después de haber sido embajador en Accra, En es- pecial debia estudiar las condiciones de una alianza mds estrecha entre los africanos, el reclutamiento de volunta- rios negros, la apertura de un nuevo frente en el sur del - Sahara... Las paginas que publicamos en ese iltimo capi- tulo —“Unidad africana”— son las de un diatio de viaje inédito, en el cual este plan asume toda su claridad y su violencia, Fanon regresa de esta misién atacado por la leucemia. Consagra sus iiltimos esfuerzos a redactar Los condenados de Ia tierre, Debia morir un aiio después de haber asistido a la caida de Lumumba, su amigo, que fue el lider que tuvo una visién africana mas proxima a la suya. Tenfa la certidumbre de Ja préxima liberacién total del Africa, con- vencido, como lo habia escrito en L’an V de la révolution algériénne, de que la Revolucién africana habia creado “una situacién irreversible’, 10 I. EL COLONIZADO EN CUESTION 1, EL “SINDROME NORAFRICANO”? SE pice que el hombre es, siempre un problema para sf mismo y que reniega de si cuando pretende no serlo. Se- guin esto, parece que debe ser posible describir una primera dimensién de todos los problemas humanos. Mas concre- tamente: todos los problemas que se plantee el hombre tespecto del hombre pueden referirse a esta pregunta: “Con mis actos y mis abstenciones, sno he contribuido a una desvalorizacién de la realidad humana?” Pregunta que se podria formular de esta otra manera: “En toda circunstancia, ;he reclamado, exigido, al hom- bre que hay en mi?” Quiero mostrar en estas lineas que, en el caso particu- lar del norafricano emigrado a Francia, puede encontrar sus leyes y sus corolarios una teoria de la inhumanidad. Todos esos hombres que tienen hambre, todos esos hombres que tienen frio, todos esos hombres que tienen miedo. . . Todos esos hombres que nos causan miedo, que destru- yen la celosa esmeralda de nuestros suefios, que borran la frégil curva de nuestras ‘sonrisas, todos esos hombres frente a nosotros, que no nos hacen preguntas, pero a quie- nes nosotros sentimos extrafios. gQuiénes son ellos? Os lo pregunto. Me lo pregunto. ;Quiénes son estas criaturas con hambre de humanidad que se arquean en las fronteras impalpables (sé por experiencia que son terrible- mente reales) del reconocimiento integral? 1 Texto publicado en la revista Esprit, febrero de 1952. ll i disimu- son, en verdad, estas criaturas que se disimuladas por la verdad social bajo las de de bicot, bounioule, raton, sidi, mon z'ami? gQuiénes lan, que son nominacionés . El comportamiento del norafricano causa @ me- — Smsed médico una actitud de desconfianza en cuanto a la realidad de su enfermedad. ——~ Con la excepcién de casos de urgencia: oclusién intes- tinal, heridas, accidentes, el norafricano se presenta leno ‘de incertidumbre, Le duele el vientre, la cabeza, la espalda, todo. Sufre atrozmente, su rostro’ es elocuente al respecto, es un sufri- miento que impone. — Qué tienes, amigo? —Voy a morimme, sefior doctor, La voz es débil, casi imperceptible. — Dénde te duele? —En todas partes, sefior doctor. Sobre todo, no exijais ningdn dato preciso: no obten- dréis nada. Por ejemplo, en los dolores de tipo ulceroso €s importante conocer el horario de los mismos. Pues bien, el norafticano parece ser hostil a estas categorias del tiem- po. No es incomprensién, ya que a menudo viene acompa- fado de un intérprete, Se diria que le cuesta regresar alla donde ya no esté. E] pasado, para él, es un pasado acerbo. Lo que espera es no sufrir nunca, no enfrentarse mds a ese pasado. Le basta con este dolor presente que moviliza los musculos de su rostro. No comprende que se le quiera im- poner, aunque sea por el recuerdo, aquello que ya pasd. i tampoco, por qué el médica le hace tantas ¢ —gDénde te duele? ae (Muestra, entonces, térax y abdomen.) —Todo el tiempo, 12 — Aun en la noche? —Sobre todo en la. noche. — Pasas peor la noche que el dia? —No, todo el tiempo. —Pero zmas la noche que el dia? —No, todo el tiempo. . —zY dénde te duele mas? —Aqui. (Sefiala, otra vez, trax y abdomen.) Y es todo, afuera los enfermos esperan y, cosa grave, se tiene la impresién de que el tiempo no modificar4 en nada el asunto. Se parte entonces de un diagnéstico de probabilidades y, .correlativamente, se prescribe una tera- péutica aproximada. —Sigue este tratamiento durante un mes. Si no me- joras, vuelve a verme. Hay dos soluciones: J) El paciente no se alivia inmediatamente y vuelve a la consulta tres 0 cuatro dias después. . Este comporta- miento nos pone en su contra porque nosotros sabemos que hay una demora para que Ja medicina prescriba, se haga cargo (nos excusamos por esta expresién) de la lesién. Se le hace comprender: mds exactamente, se le dice, Pero nuestro enfermo no nos entiende, El tiene su dolor y rehusa comprender todo lenguaje, y no estd lejos el ca- mino que conduce a esta certidumbre: —Puesto que soy 4rabe no me tratan igual que a los otros. 2) El paciente no se ha aliviado inmediatamente, pero no regresa al mismo servicio, ni al consultorio del mismo médico, Va a otto sitio. Parte del principio de que es necesa- tio, antes de obtener satisfaccién, golpear todas las puertas, y golpea, Golpea con encamizamiento, Con dulzura. Con ingenuidad. Con rabia, Golpea. Se le abre. Siempre se le abre, Y 41 cuenta su dolor. Que se vuelve mas y mds suyo. Lo expone, ahora, 13 i Seat jo, lo sitta bajo la nariz del. ee ie: ee ae diez dedos, lo desen- vale. lo expone, Crece a ojos vistas. Lo despliega sobre toda la superficie de su cuerpo y después de quince Tae tos de explicaciones por medio de gestos, el puree (des- orientador como debe ser) nos traduce: dice que le due. el vientre. : - re Todas estas incursiones en el espacio, todos estos es- pasmos del rostro, todos estos despatarramientos no preten- den expresar mds que un dolor indefinido. Sentimos una especie de frustracién en el dominio de la explicacién. La comedia, o el drama, recomienza: diagnéstico y terapéu- tica aproximados. . No hay razén para que la rueda se detenga. Un dia se le hard una radiogtafia que mostrara una tlcera o una gastritis. O que con frecuencia no mostraré nada. De su dolor se diré simplemente que es “funcional”, Esta nocién es importante y merece que nos detenga- mos en ella, Una cosa se denomina vaga cuando le falta consistencia, realidad objetiva. El dolor del norafricano, en el cual no encontramos una base lesional, es juzgado inconsistente, irreal. Por otra parte, el norafricano es aquel- queno.ama-el-tabajo. De tal manera que todas sus formas “ Staats seran interpretadas a partir de este juicio a Un norafricano entra en el servicio por lasitud, astenia 0 debilidad. Se Je prescribe un tratamiento a base de re- constituyentes. Al cabo de yeinte dias se decide su salida. Descubre, entonces, una nueva enfermedad —E] corazén me brinca, , . ian cabeza me estalla, «inte sste miedo a la salida, Hegamos a preguntarnos fon ead por la cual fue titady no sel, Hebi vér- divesin de este enferna ave ig fuios objeto de que nunca entendimas bien. La 4 sospecha hace su aparicién. De allt en adelante, se descon- fiara de los sintomas manifestados. El asunto se agrava en invierno; asi, ciertos servicios se inundan de norafricanos en los momentos de los grandes frios. {Es tan confortable una sala de hospital! En cierto servicio, un médico reprendia a un europeo que sufria de cidtica y que todo el dia deambulaba por las salas. Le explicaba que el reposo representaba en ese caso particular la mitad de la terapéutica. Con los norafricanos el problema es diferente: no hay necesidad de aconsejarles reposo, siempre estén en la cama. Ante este dolor sin lesiones, esta enfermedad repartida en todo el cuerpo, este sufrimiento continuo, la actitud mas facil y a la cual nos acercamos m4s o menos rdpida- mente es la negacién de todo estado mérbido. Llegando al extremo, el norafricano es un simulador, un mentiroso, un holgazén, un fanfartrén, un ladrén2 Tests II. La actitud del personal médico es a menudo apriorista, El norafricano no llega con un fondo comin a * su Ydz¢ sino con un fondo construido por el europeo. Di- cho en otra forma, el norafricano, espontdneamente, desde ‘el momento de su aparicién, entra en un cuadro preexis- tente. Desde hace algunos afios se manifiesta una orientacion médica que se podria denominar con cierta ligereza neohi- pocratismo, Esta tendencia quiere que, ante un enfermo, los médicos se preocupen menos de hacer un diagnéstico de érgano que un diagnéstico de funcidén. Pero esta co- triente de ideas todavia no sc ha impuesto en las catedras de patologia. Hay un vicio de construccién en el pensa- miento del practico. Un vicio extremadamente peligroso. ‘Vamos a situarlo por medio de hechos. Se me Jlama para asistir a un enfermo en una consulta 2 Cf. La Sécurité sociale? C'est nous qui payons! 15 cia. Son las dos de Ja mafiana. El cuarto esta su- ane estd sucio. Sus padres estan Seah Hs Ddns Horan. Todos gritan. Se tiene la extratia impresion ae la muerte no anda lejos. El joven. médico expulsa, i ou alma cualquier sentimiento de derrota. Se inclina “o jeti- yamente” sobre ese abdomen de comportamiento tan qui- rargico. Toca, palpa, percute, interroga, pero no obtiene més que gemidos; vuelve a palpar, percute de nuevo, y el adbomen se contrae, se defiende... No “ve nada”. Sin embargo, si fuese quirirgico? Si pudiera pasar algo? Su examen es negative pero no osa matcharse. Después de al- gunas dudas dirige a su enfermo a un centro de abserva- cién con el diagnéstico de “abdomen quirtrgico”, Tres dias después, ve Iegar a su consultorio al “abdomen quirtir- gico” sonriendo, completamente curado. Y lo que el en- fermo ignora es que hay un pensamiento médico exigente y que él se ha burlado de este pensamiento. El pensamiento médico va del sintoma a la lesién. En las ilustres asambleas, en los congresos internacionales de medicina se han puesto de acuerdo acerca de la importan- cia de los sistemas neurovegetativos, del diencéfalo, de las glindulas endocrinas, de los enlaces psicosomaticos, de las simpatalgias, se contintian ensefidndoles a los médicos que todo sintoma exige su lesién. El enfermo que alegue cefalalgias, zumbido en los ofdos, vértigos, debera presen- tar, al mismo tiempo, una hipertensién arterial. Pero cuan- do, con motivo de esos mismos sintomas, el médico no encuentre ni hipertensién, ni tumor intracraniano, es de- cit, nada conereto, considera que el pensamiento médico ha caido en falta; y como todo pensamiento es pensamien- to de algo, consideraré que el enfermo ha cafdo en falta —un enfermo indécil, indisciplinado, que ignora las re- glas del juego. Una regla, sin embargo, tan rigutosa, que Se anuncia asi: todo sintoma supone una lesién. . Qué va a hacer el enfermo? Del servicio al cual yo lo 16 habia enviado para una probable intervencién, él me re- gresa con un diagnéstico de “sindrome norafricano”. Y en- tonces el joven Hipécrates recién Iegado entrard en con- tacto con Moliére a través de los norafricanos de su ser- vicio médico.. |Enfermo imaginario! Si Molitre (voy a decir una idiotez, pero todas estas lineas no hacen mds que explicar, no hacen mas que destacar una idiotez mds vasta) hubiese tenido el privilegio de vivir en el siglo xx, no hubiese escrito, ciertamente, El enfermo imagmario, porque nadie puede dudar de que Argan est enfermo. Esté activamente enfermo: iCémo, bribén! ;Que si estoy enfermo! jQue si estoy enfermo, desvergonzado! Sindrome norafricano. El norafricano que se presente hoy a una consulta médica soporta el peso muerto de to- dos sus compatriotas, Todos aquellos que no tuvieron sintomas, todos aquellos a propésito de quienes se dijo: “Nada a qué meterle el diente” (comprended: nada de lesién). Pero el enfermo que est4 aqui, frente a mi, este cucrpo qué me veo forzado a suponer sacudido por una conciencia, este cuerpo que de hecho ‘no es un cuerpo, 0, al menos, que es doblemente cuerpo pues asombra de te- trot, este cuerpo que me pide escucharlo, sin embargo, de inmediato, provoca en mi una revuelta, —Qué te duele? —E] estémago. (Muestra el higado.) Me disgusto. Le digo que el est6mago est4 a la izquier- da, que lo que me enseiia es el sitio del higado. El sigue en sus trece, recorre ese vientre misterioso con la palma de la mano. —Todo eso anda mal. Sé que en “todo eso’ hay tres érganos; en rigor, cinco o seis, Que cada érgano tiene su patologia. Esta patologia inventada por el 4rabe no nos interesa. Es una seudopato- logia. El 4rabe es un seudoenfermo. 17 ~ Todo drabe es un enfermo imaginario. EI médico joven o el estudiante joven que nunca ha visto un érabe enfermo sabe (segin la vieja tradicién médica) que “estos tipos son farsantes”. Hay algo que podria dar Iugar a una re- flexidn, Frente a un arabe, el estudiante o el médico se inclina a usar la segunda persona del singular. _Es amable, se nos did... para tenerlos contentos. . . estan acostum- brados... Pido que se me excuse, mesiento incapaz de analizar ese fendmeno sin abandonar la actitud objetiva que me he impuesto. , Es algo mas fuerte que yo, me decia un interno, no los puedo tratar de 1d misma manera que a los otros en- fermos. * ,Ah, sil es algo mas fuerte que yo. Si supieseis lo que en mi vida es mas fuerte que yo. Si supieseis lo que en mi vida me inquieté en las horas en que otros inflaban su cerebro. Si lo supieseis... pero no lo sabréis. E] personal médico descubre la existencia de un sin- drome norafrieano, No experimentalmente sino segiin una tradicién oral, E1 norafricano toma su lugar en ese sindro- Mme asintomatico y-se sitta automdticamente en un plan de indisciplina (segin Ja disciplina médica), de inconse- cuencia (de acuerdo con la ley: todo sintoma supone una lesi6n), de insinceridad (dice, que sufre cuando nosotros ahaa que no existe una razén para sufrir), ’ Sin embar- g0, hay una idea mévil que esté aqui, en el limite de mi mala fe, y el drabe se descubre, a través de su Tenguaje: —Sefior doctor, voy a morirme, _ _, usta idea, después’ de haber recorrido algunas sinuo- sidades, se impondrd, se me impondrd, Decididamente, esta gente no es seria, Tests I, Las mejores yoluntade f 8, las mds puras inten- ciones deben ser aclaradas. De Ig ubeeided de cldener un diagnéstico de la situacién, 18 El doctor Stern, en un articulo sobre la medicina psi- cosomética que continia los trabajos de Heinrich Meng, escribe: “No solo es necesario encontrar el érgano afecta- do, de qué naturalesa son las lesiones orgdnicas, si existen, y qué microbio ha invadido el organismo; no es suficiente conocer la ‘constitucién somatica’ del enfermo, sino que es necesario conocer, también, eso que Meng Tlama su ‘si- tuacién’, es decir, sus relaciones con cuanto lo rodea, sus ocupaciones y sus preocupaciones, su sexualidad, su tensién interior, su sentimiento de seguridad o inseguridad, los peligros que lo amenazan; y agreguemos, asimisimo, su evo- lucién, la historia de su vida. Es necesario hacer un diag- néstico de situacién.” $ x El doctor Stern nos propone un plan magnifico, lo se- guitemos. 1) Relaciones con cuanto lo rodea. En verdad, es ne- cesario hablar de esto. ;No resulta un tanto comico hablar de las relaciones del norafticano con cuanto lo rodea, en Francia? zHay relaciones? ;I.o rodea algo? No esta solo? iNo estén solos? No nos parecen absurdos, es decir, sin fundamento, en los tranvias o en los trolebuses? ;De dén- de vienen? De tiempo en tiempo, se les advierte trabajan- do en algan edificio, pero no se les ve, se les percibe, se les entrevé. :Lo que los rodea? ;Relaciones? No tienen contactos. No hay mds que choques. ;Sabemos lo que esa palabra contacto encierra de dulce y de agradable? ;Hay contactos? Hay relaciones? 2) Ocupaciones y preocupaciones. Trabaja, esta ocu- pado, se ocupa, se le ocupa. Sus preocupaciones? Creo que la palabra no existe en su idioma. ;Preocupatse de qué? En Francia se dice: ‘se preocupa por encontrar tra- bajo; en Africa del Norte: se ocupa en encontrar trabajo, 2 Dr. E. Stem, “Médecine psycho-somatique”, Psyche, eneto-fe- brero, 1949, p. 128. 19 —Perdén, sefiora, segiin usted, ycudles son las preocu- Fe ee cuidindls esta hecha de violacién, Para eee hasta qué punto un estudio ome pone ser perjudicial para el descubrimiento auténtico . un ° némeno, quisiera reproducir algunas lineas de i esis de doctorado en medicina me fue presentada en Lyon en Léon Mogniery: : a ogg lago Estefania, ocho de cada diez hombres se han casado con. prostitutas. Del resto,-la ma- yor parte vive en unién accidental y de corta duracidn, al- gunas veces maritalmente. A menudo, albergan durante algunos dias una o varias prostitutas a‘las que presentan con sus amigos. "Pues Ia prostitucién parece desempefiar un papel im- portante en el medio norefricano 4 .. Surge del fuerte ape- tito sexual que es la dote de estos meridionales de sangre caliente.” Mas adelante: F “Sin duda, pueden hacerse numerosas objeciones y mostrar multiples ejemplos en que los ensayos emprendi- dos para situar convenientemente a los norafricanos son otros tantos fracasos. "Se trata de hombres jévenes en su mayorfa (25 a 35 afios), con grandes necesidades sexuales que las ligaduras de un matrimonio mixta no pueden fijar m4s que tempo- Talmente, y para quienes la homosexualidad es una propen- sin desastresa. ., . "Existen pocas soluciones a este problema: o bien, a pesar de los -riesgos® que implica una cietta invasion de la familia arabe, se debe favorecer el reagrupamiento de esta familia en Francia y hacer venir jovencitas y mujeres arabes; 0 bien es necesario tolerar las casas de mala nota. # Subrayado. por mi (p. ® Subrayado for mt (5 0). 20 "Si no se tienen en cuenta estos factores, se correrd el tiesgo de mds y més tentativas de violacién de las cuales los diarios nos citan ejemplos constantes. La moral pu- blica resentitd mas la existencia de estos hechos que la existencia de casas de tolerancia.” Y, para terminar, el doctor Mugniery denuncia el error del gobiemo francés escribiendo en letras maytisculas, en su tesis, esta frase: “LA CONCEPCION DE LA CIUDADANIA FRANCESA QUE CON- PIERE IGUALDAD DE DERECHOS, PARECE HABER SIDO MUY PREMATURA, BASADA EN RAZONES SENTIMENTALES ¥ POLL TICAs, MAS QUE EN EL HECHO DE LA EVOLUCION SOCIAL E INTELECTUAL DE UNA RAZA DE CIVILIZACION A VECES REFI- NADA, PERO DE COMPORTAMIENTO SOCIAL, FAMILIAR ¥ SA- NITARIO AUN PRIMITIVO” (p. 45). Es necesario agregar algo, es necesario volver a leer una tras otra estas frases absurdas, es necesario recordar al doc. to Mugniery que si los norafricanas se contentan en Fran- cia con prostituirse es porque antes se les prostituyé a ellos Y porque, por otra parte, no encuentran mujeres d4rabes (que podrian invadir la nacién), 4) Su tensién interior. ;Tiene alguna realidad? Seria como hablar de la tensién interior de una piedra. ;Ten- sién interior! ;Qué fanfarronada! 5) Su sentimiento de seguridad o inseguridad. Hay que eliminar el primer término. El norafricano est4 én perpe- tua inseguridad. Inseguridad plurisegmentaria, En ciertos momentos me pregunto si no serfa bueno revelar al francés medio que ser norafricano es una des- gracia. El norafricano jamés esta seguro. Tiene derechos, me diréis, pero no los conoce, jAh! Sélo necesita cono- cerlos, El conocimiento. Volvemos a lo mismo. Derechos, deberes, ciudadania, igualdad, jqué bellas cosas! El nor- africano en el suelo francés —que es digimoslo, el suyo— vive en el dominio politico, en el plan civico, un embrollo 2) ie quiere enfrentarse. ;Qué relacién hay con el see hacal medio hospitalatio? Ciertamente, hay una relacién. : 6) Los peligros que lo amenazan. Amenazado en su afectividad Amenazado en su actividad social Amenazado en su vinculo a la ciudad el norafricano retine todas las condiciones que enfer- man a un hombre. é . Sin familia, sin amor, sin relaciones humanas, sin co- munién con la colectividad, su primer encuentro consigo mismo se hard de un modo neurético, de un modo pato- légico, se sentir4 vacio, sin vida, en lucha cuerpo a cuerpo con la muerte, una muerte del ofro lado de la muerte, una muerte en la vida, y qué hay de més patético que este hombre de misculos robustos, que nos dice con voz yer- daderamente débil: “Doctor, voy a morirme.” 7) Su evolucién y la historia de su vida. Seria mejor decir la historia de su muerte. Una muerte cotidiana. Una muerte en el tranvia, ! una muerte en la consulta, una muerte com los prostituidos, una muerte en el taller, una muerte en el cine, | una muerte multiple en los periédicos, una muerte en el miedo de todas las gentes honra- das que salen después de medianoche. Una muerte, si una MUERTE. Todo es cierto, se nos dird, zpero cudl es Ja solucién que proponéis? ‘ Reconocéis que son vagos, amorfos.. . “Hay que estar sobre ellos,”” “Es necesario sacarlos del hospital,” 22 “Si se les escuchase se prolongaria indefinidamente su convalecencia.” “No saben explicarse.” . Y son mentirosos oo y, ademas, son ladrones (ladrén como un arabe) y ademas, ademas, ademas : ei-drabe es un ladrén todos los drabes son ladrones Es una raza repugnante sucia nauseabunda : No hay nada que hacer nada que extraerle claro, es duro -para ellos ser asi ser como son pero, en fin, admitid que no e nuestra culpa. —Justamente, la culpa es nuestra. Justamente, la culpa es tu culpa. Estos hombres van y vienen a lo largo de un pasillo que ti has construido para ellos, donde no has colocado ninguna banca en que pudieran reposar, donde has ctis- talizado un montén de espantajos que les golpean rabiosa- mente’ la cara, donde se hieren la cabeza, el pecho, el co- razon. Donde no encuentran lugar donde ti no Jes haces lugar donde no hay ningtin lugar para ellos iy osas decirme que esto no te interesal . {Que no es tu culpa! , Este hombre que tt cosificas lamandolo sistemitica- mente Mohamed, que ti reconstruyes, o mds bien que ti destruyes, a partir de una idea, de una idea que ti sabes nauseabunda (sabes bien que, le quitas algo, algo por lo cual no hace mucho tiempo estabas dispuesto a dejarlo 23 todo, aun la vida) jy bienl, a este hombre, zno tienes la impresién de vaciarle Ja sustancia? {Ellos no tienen mds que permanecer en su lugar! _ ]Sil He ahi el drama: ellos no tienen_més que perma. necer en su lugar. Solamente que se les dice que son fran. ceses. Lo han aprendido en la escuela. En la calle. En los cuarteles. (Donde habia calzado para su pie.) En los cam. pos de batalla. Se les ha metido Francia en todas las par- tes en las que, en su cuerpo y en su alma, habia lugar para algo aparentemente grande. En tanto, se les repite en todos los tonos que estin en nuestra casa. Que si no estan contentos pueden regre- sar a su casbah, Pero aqui, todavia, hay un problema. Sean cuales fueren las vicisitudes que encuentre en Francia, segin dicen algunos, el norafricano sera mas di- choso en su lugar natal. _ Se ha comprobado en Inglaterra que nifics magnifica- mente alimentados, que tenfan dos nurses cada uno ente- ramente a su servicio, pero que vivian fuera del medio familiar, presentaban una morbidez dos veces mayor que otros menos bien alimentados pero que vivian con sus padres, Sin ir més lejos, piénsese en todos aquellos que llevan una vida sin porvenir en su pais y que rehusan buenas situaciones en el extranjero. ;De qué sirve la buena situa- cién cuando no repercute en un medio familiar, cuando no permite Ja expansién del “medio”? : pe clencia psicoandlitica califica a la expatriaci6n como mn fenédmeno mérbido. En lo que tiene perfecta razén. Estas consideraciones nos i igui < iten Il oe perm legar a las siguientes 1) EI norafricano nunca ser4 mds dichoso en Europa que en su lugar natal porque se le pide vivir sin la materia misma ,de su afectividad. Arrancado de sus origenes y 24 arrancado de sus fines, es una cosa arrojada al tumulto, curvada bajo la ley de Ja inercia. 2) Hay en este propdésito una mala fe manificsta y abyecta, Si el nivel de vida (?) puesto a disposicién del norafricano en Francia es superior al que estaba habituado en su pals, esto quiere decir que atin’ queda mucho por hacer en éste, en esta “otra parte de Francia”. Que hay habitaciones que construir, escuelas que abrir, caminos que trazar, chozas que cdemoler, ciudades que ha- cer surgir de la tierra, hombres y mujeres, nifios y nifios que cubrir de sonrisas. Esto quiere decir que hay trabajo alla, trabajo huma- no, ¢s decir trabajo que ticne la significacién de un hogar. No el de un cuarto ni el de un cuartel, Esto quiere decir que en todo-el territorio de la nacién francesa (metrépoli y Unién Francesa), hay lagrimas que secar, actitudes in- humanas que combatir, mon z’ami que volver inadmisibles, hombres que humanizar, calles Moncey ® que devolver a la circulacién, iVuestra solucién, sefor? No me empujéis hasta el fin. No me obliguéis a de- ciros lo que deberiais saber, sefior. Si TG no reclamas al hombre que estd ante tH, gcdmo quieres que suponga que reclamas al hombre que esta en ti? Si 76 no quieres al hombre que esté ante ti, ,c6mo creeria yo en el hombre que quiza esté en ti? Si rt no exiges al hombre, si TU no sacrificas al hom- bre que esta en ti para que el hombre que esta en esta tierra sea m4s que un cuerpo, mds que un Mohamed, amerced a qué juego de manos deberé yo adquirir la certi- dumbre de que ti, también, eres digno de mi amot? 6 Calle de un barrio pobre de Lyon que habitan numerosos nor- africanos. 25 2, ANTILLANOS Y AFRICANOS * Hace dos afios terminé una bra? sobre el problema del hombre de color en ¢l mundo blanco. Sabia que no era absolutamente necesario amputar la realidad. No ignoraba que en el seno mismo del “pueblo negro”, en esta enti- dad, se podian distinguir movimientos, por desdicha, muy antiestéticos. Quiero decir, por ejemplo, que a menudo el enemigo del negro no es el blanco sino su congéncre, Por eso sefialé la posibilidad de un estudio que contribu. yese a la disolucién de complejos afectivos que pudieran oponer a antillanos y africanos, Antes de entrar en el debate, quisiéramos destacar que esta historia del negro es una historia sucia. Una historia para revolver el estémago. Una historia frente a la cual nos encontramos totalmente desarmados si se aceptan las ‘Injuriosas premisas. Y cuando digo que la expresién “pue- blo negro” es una entidad, indico con ello que si se exclu- yen las influencias culturales no queda nada. Hay tanta diferencia entre un antillano y un dakariano como entre un brasilefio y un madrilefio, Lo que se intenta, al englo- bar todos los negros bajo el término “pueblo negro” es arrebatarles toda posibilidad de expresi6n individual. Lo que se intenta asi es someterlos a la obligacién de respon- der a la idea que se ha elaborado acerca de ellos. eQué i nae blanco’ 2 gNo se dice que slo existe una Sucaf chs necesatio pues que explique la diferencia que existe entre nacién, pueblo, patria, comunidad? Cuan- do se dice “pueblo negro” Se supone sistematicamente que todos los negros estan de acuerdo i cosas: que existe entre él] co cate € ellos un principio de comunién. 1 Texto publicado en la revista Esprit, febrero . 2 Peau noite, masques blancs (ool "Bopait' ee aon, 26 La verdad es que no hay nada a priori que permita supo- ner la existencia de un pueblo negro. Cuando se me habla de que hay un pueblo africano, lo creo; de que hay un pueblo antillano, lo creo. Pero cuando se me habla de “ese pueblo negro”, me esfuerzo por comprender lo que se quiere decir. Entonces, desgraciadamente, me day cuen- ta de que es una fuente de conflictos. Entonces, trato de destruir esa fuente.? Se me reprocharé que empleo términos como: culpa- bilidad metafisica o locura de pureza. Pediré al lector que no se asombre: esto sera exacto en la medida cn que se comprenda que lo importante no puede ser alcanzado, 0 mas precisamente, que al no desearse lo importante es lo contingente lo que se rebaja. Es una de las leyes de la re- criminacién y de la mala fe. Encontrar lo importante en lo contingente, tal es lo urgente. gCual es aqui el problema? Afirmo que en quince afios ha habido una revolucién en las relaciones antillano-africa- nas. Quiero mostrar en qué consiste tal acontecimiento. En la Martinica es raro encontrar pbsiciones raciales tenaces. E] problema racial esté cubierto por una discri- minacién econémica y, en una clase social determinada, es, sobre todo, fuente de anécdotas. Las relaciones no se alteran por las acentuaciones epidérmicas. A despecho de la mayor o menor carga de melanina, existe un acuerdo tacito que permite a unos y otros réconocerse como médi- cos, comerciantes, obreros. Un obrero negro estard del lado del obrero mulato en contra del burgués negro. He aqui la prueba de que las historias raciales no son mds que una superestructura, un manto, una sorda emanacidén ideo- légica que desnuda una realidad econdémica. 3 Decimos que las concesiones que hemos hecho son ficticias. Filo- sofica y politicamente no hay pueblo africano sino mundo africano. Lo mismo que un mundo antillano. Por el contrario, se puede decir que existe un pueblo judio; pero no una raza. judia. 27 ~ All4, cuando se dice que un individuo es de verdad muy negro se hace sin menosprecio, sin odio. Se debe estar habituado a lo que se denomina el espiritu martini- qués para entender lo que ocurre. Jankelevitch ha mostra- do que la ironfa es una de las formas de la buena concien- cia. Igualmente es exacto que en las Antillas la ironia es un mecanismo de defensa contra la neurosis. Un antillano, sobre todo un intelectual, que no se encuentra en el plano de la ironia descubre su negritud. Del mismo modo que en Europa la ironia protege contra la angustia existencia- lista, en Martinica protege contra la toma de conciencia de Ja negritud. La misién consiste en desplazar el proble- ma, en poner lo contingente en su lugar y dejar al marti- niqués Ja eleccién de los valores supremos. Se advierte todo lo que se podria decir si se viera esta situacién a par- tir de Jas etapas kierkegaardianas. Se ve, también, que un estudio de la ironia en las Antillas resulta capital para la sociologia de esta regién. Casi siempre la agresividad esta alla acolchada de ironia.4 : Para facilitar nuestra exposicién nos parece interesante distinguir en Ja historia antillana dos periodos: antes y des- pues de Ia guerra de 1939-1945, Antes de Ia guerra Antes de 1939, el antillano se sentia feliz,5 por lo menos 41 creia serlo. Votaba, iba a la escuela cuando podia, seguia las procesiones, amaba el ton y bailaba el beguin. Los que tenian el privilegio de ir a Francia hablaban de Paris, de Paris, en fin, de Francia, Y los que no tenian el privilegio de conocer Paris, se dejaban arrullar. i = yo por ejemplo, el Carnaval y las canciones compuestas para % Se podria decir: como la pequefia burguesia francesa de csta épo- ca, pero no esta alli nuestra perspectiva. Lo que deseamos aqui es ¢s- tudiar el cambio de actitud del antillano frente a frente con la negritud. 28 Habia también funcionarios que trabajaban en Africa. A través de ellos, se sabia de un pais de salvajes, de bar- baros, de indigenas. Es necesario explicar ciertas cosas si no se quiere falsear el problema. “El funcionario metropo- * Htano, a su regreso de Africa, nos ha habituado a clisés: brujos, hechiceros, tam-tam, sencillez, fidelidad, respeto al blanco, atraso. El drama es que el funcionario antillano no habla del Africa de otro modo y como el funcionario no es solamente el administrador de colonias, sino el gendar- me, el jefe de aduanas, el escribano, el mnilitar, en todos los escalones de la sociedad antillana se forma, se sistema- tiza, se consolida un irreductible sentimiento de superio- ridad sobre el africano. En la mente de todo antillano, antes de la guerra de 1939, no sélo existia la certeza de una superioridad sobre el africano sino que habia, asimis- mo, la de una diferencia fundamental. El africano era un negro y el antillano, un europeo, Todo el mundo tiene el aire de saber estas cosas, pero la verdad es que no se las toma en cuenta para nada. Antes de 1939, el antillano enrolado como voluntario en el Ejército colonial, fuera analfabeto: o supiera leer y escribir, servia en una unidad europea, en tanto que los africanos, con la excepcién de los originarios de cinco te- rritorios, servian en una unidad indigena. El resultado sobre el cual queremos Ilamar la atencién es que, inde pendientemente del dominio en consideracién, el antilla- no era superior al africano, de otra esencia, asimilado al metropolitano. Pero como en su aspecto exterior era tam- bién un poquito africano ya que, a fe mia, también era negro, estaba obligado —reaccién normal en la economia psicolégica— a reforzar sus fronteras a fin de estar al abri- go de todo menosprecio, / Digamos que, no contento con ser superior al africano, el antillano lo menospreciaba, y si el blanco podia permi- tirse ciertas libertades con el indigena, el antillano no po-° 29 utamente nada. Entre blancos y africanos = ee de una llamada al orden, simplemente se cerraba los ojos. Pero, ee si, de pronto, el an- i tomado por un atricano!.. . a oo tambies que esta posicién del antillano es. taba legitimada por Europa. El antillano no era un negro, era un antillano, es decir un casi-metropolitano. Por esta actitud, el blanco daba razén al antillano en su menospre- cio del african. A fin de cuentas, el negro habitaba en oe Francia, antes de 1940, cuando se presentaba a un antillano en un grupo bordelés 0 parisiense, se agregaba siempre: originario de la Martinica. Digo Martinica por- que —,se han dado ya cuenta?— la isla de Guadalupe, nunca se sabré por qué, era considerada como un pais de salvajes. Adn hoy, en 1952, podemos escuchar a un mar tiniqués afirmar que ellos (los guadalupefios) son més salvajes que nosotros. E] africano era en Africa el auténtico representante de la raza negra. Por otra parte, cuando un patrén recla- maba un esfuerzo demasiado grande a un martiniqués, éste respondia: “Si, usted quiere a un negro, vaya a bus- carlo al Africa’, con lo que queria decir que los esclavos y los trabajadores forzados ;se reclutaban en otro lado. Alla, entre los negros. El afticano, inferiorizado, menospreciado, con excep- cién de algunos raros “‘evolucionados", se corrompia en el laberinto de su epidermis. Como se ve, las posiciones eran claras; de un lado, el negro, el africano; del otro, el europeo y el antillano. EI antillano era de piel negra, pero los negros estaban en Africa, En 1939, ningin antillano se declaraba negro ni se re- conocia como tal en Jas Antillas. Cuando lo hacia, era siempre en sus relaciones con un blanco. Era el blanco, el ‘mal blanco”, quien lo obligaba a reinvindicar su color, a 30 defenderlo en realidad. Pero, se puede afirmar que en las Antillas, en .1939, no se habia presentado ninguna rei- vindicacién espontanea de la negritud. Entonces, sucesivamente, se producen tres hechos. Antes que nada, la aparicin de Césaire. Por primera vez se vio a un profesor de Liceo, de apa- riencia digna, decir simplemente a la sociedad antillana “que ser negro es bueno y hermoso”, Con toda certeza, esto fue un escindalo. Se decia por esa época que estaba un tanto loco y sus camaradas de promocién se daban gusto dando detalles acerca de su pretendida enfermedad. En efecto, ;qué podria haber de mas grotesco que un hombre instruido, de carrera, que hubiera comprendido mal las cosas, entre otras que “es una desgracia ser negro”, y se envaneciera de que su piel fuese hermosa y que “el gran hoyo negro” resultase fuente de verdad? Ni los mu- Jatos ni los negros comprendieron ese delirio, Los mulatos porque habian escapado de la noche, los negros porque aspiraban a salir de ella, Dos siglos de verdad blanca, le habian quitado Ja razén a este hombre. Habia de estar loco, puesto que no era posible que estuviera en lo cierto. Pasada la conmocién, todo parecié recuperar.el ritmo anterior... Y Césaire no iba a tener Ja raz6n de su par- te hasta que se produjo el segundo hecho: me refiero a la derrota francesa. Con Francia vencida, el antillano asistid, en cierto sen- tido, a la muerte del padre. Esta derrota nacional pudo ser evitada, como lo fue en la metrépoli, pero una buena parte de la flota francesa quedé bloqueada en las Antillas durante los cuatro afios de.la ocupacién alemana. Desea- tia atraer Ja atencién del lector sobre ello. Creo que és necesario apresar la importancia histérica de estos cuatro afios. Antes de 1939, habia en Ja Martinica cerca de dos mil europeos. Estos europeos tenian funciones definidas, es- 31 taban integrados en la vida social, interesados en la eco. nomia del pafs, Luego, de un dia para otro, la sola po. blacién. de Fort-de-France, como ejemplo, fue invadida por cerca de diez mil europeos de una mentalidad racista todavia latente. Quiero decir que los marinos del Béarn o del Emile-Bertin, que antes permanccian en Fort-de-France sdlo unas ocho horas, no tenian tiempo de manifestar pre- juicios raciales. En los cuatro afios en que fueron obliga- dos a vivir encerrados en si mismos, inactivos, presas de la angustia cuando sofaban en sus padres que permane- cian en Francia, victimas a menudo de la desesperacién ante el futuro, les permitié quitarse una mascara bastante superficial y comportarse como “auténticos racistas””. Agreguemos que la economia antillana sufrié un tudo golpe por cuanto fue necesario encontrar sin transicién, ya que ninguna importacién era posible, con qué alimentar a diez mil hombres. Por otra parte, muchos de estos mari- nos y militares pudieron traer a su mujer y a sus hijos, a los que era indispensable alojar. La Martinica se encontré con una crisis de alojamiento después de su crisis econé- mica. El martiniqués responsabiliz6 a estos blancos racis- tas de cuanto le sucedia. El antillano, ante estos hombres que lo menospreciaban, empezé a dudar de sus valores, El antillano hacia su primera experiencia metafisica. - _ ¥ después fue la Francia libre. De Gaulle, en Londres, hablaba de traicién, de militares que rendian su espada aun antes de haberla sacado. Todo esto contribuja a que los antillanos se persuadieran de que Francia, su Francia, no habia perdido la guerra,. sino que los traidores la habian vendido. Y estos traidores, ydénde estaban sino camufla- dos en las Antillas? Y entonces se abservd este hecho extraordinario: los antillanos rehusan descubrirse durante la interpretacién de Ja Marsellesa. 2Qué antillano no re- cuerda esas tardes de los jueves en que, sobre la explanada de la Savane, patrullas de marinos-armados reclemaban 32 silencio y respeto cuando. se tocaba el himno nacional? gQué habia sucedido? ' Por un proceso facil de comprender, los antillanos ha- bian asimilado la Francia de los marinos a la mala Francia y la Marsellesa que respetaban esos hombres no era la suya. No debemos olvidar que esos militares eran racistas. Por- que “nadie debe dudar que el verdadero francés no es ra- cista, es decir, no considera negro al antillano”, Puesto que si lo consideraban asi no eran verdaderos france- ses. Quién sabe, gquizd eran alemanes? Y de hecho, siste- maticamente, el marino fue considerado como alem4n. Con todo, la consecuencia que nos interesa es la siguiente: ante diez mil racistas, el antillano se ve obligado a defenderse. Sin Césaite esto le habria sido dificil. Asi pues, ;Césaire estaba alli y con él se entona ese canto, antes odioso, que habla de que es bello y bueno y que esté bien ser negrol. . . Durante dos afios los antillanos defendieron, paso a paso, su “virtuoso color” y, sin temor, danzaron junto al precipicio. Porque, a fin de cuentas, si el color negro virtuoso, jy seré tanto mds virtuoso cuanto mds negro sea! Entonces, salicron de la sombra los mas negtos, los “azu- les”, los puros. Y Césaire, cantor fiel, repetia: “aunque es bello pintar de blanco el tronco de los Arboles, las raices, alla abajo, permanecen negras”. Asi se hace real que no debe valorizarse solamente el negro-color sino, también, el negro-ficcién, el negro-ideal, el negro en lo absoluto, el ne- gto-primitivo, el negro. ;Qué era esto sino provocar entre los antillanos una refundicién total de su mundo, una me- tamorfosis de su cuerpo? jQué era sino exigir de él una actividad axiolégica invertida, una valorizacién de lo re- chazado? Pero la historia seguia. En 1943, fatigados por un os- tracismo al cual no estaban habituados, irritados, hambrien- tos, los antillanos,. antes repartidos en grupos sociolégica- mente cerrados, saltan todas las barreras, se ponen de 33 acuerdo acerca de ciertas cosas, entre otras que esos alema- nes habian sobrepasado los limites, y arrancan, ayudados por la armada local, la unién con la Francia libre. El almi- tante Robert, “ese otro alemdn”, cedié. Aqui se sitda e tercer acontecimiento. : % Se puede decir que las manifestaciones de Ia Libera- cién, que tuvieron lugar en las Antillas, en todo caso en la Martinica, en los meses de julio y agosto de 1943, fue ton la consecuencia del nacimiento del proletariado. La Martinica sistematizaba por primera vez su conciencia Po- litica. Es légico que las elecciones que siguieron a la Libe. racién hubiesen obtenido dos diputados comunistas, de cada tres. En la Martinica, la primera experiencia meta- fisica, o si se prefiere ontolégica, coincide con la primera expetiencia politica. Comte hacia del proletario un fil6- sofo sistemitico, el proletario martiniqués es un negro sis- tematizado. Después de Ia guerra Asi pues, el antillano, después de 1945, ha cambiado sus valores, Aunque antes de 1939 tenia los ojos fijos en Ja Europa blanca, lo que para él significaba la evasién fuera de su color, descubre en 1945 no solamente lo negro sino un negro y hacia la lejana Africa dirigira sus antenas. E] antillano recordaba en Francia, en todo momento, que él no era negro; a partir de 1945, el antillano en Francia re- cordard en todo instante que él es un negro. Durante este tiempo el africano continué su ruta. No estaba desgarrado, no tenia que situarse en forma simul- tinea frente al antillano y frente al europeo. Iba a poner a este ultimo en un mismo saco, el saco de los hambrea- dores, de los explotadores, de los sinvergiienzas, Bien se- guro estaba de su juicio Eboué, él mismo antillano, quien, en la Conferencia de Brazzaville, habia hablado a los 34 africanos lamAndolos: “Mis queridos hermanos.” Y esta fraternidad no era evangélica, estaba basada en el color. Los africanos habian adoptado a Eboué. E] era suyo. Los otros antillanos podian venir, sus pretensiones de “tubab” ran conocidas. Para gran asombro suyo, los antillanos que llegan al Africa después de 1945 se presentan con las ma- nos suplicantes, la espaldas encorvadas, hundidos. Llegan al Africa con el corazén cargado de esperanza, deseosos de encontrar los origenes, de alimentarse en las auténticas mamas de Ja tierra africana. Los antillanos, funcionarios y militares, abogados y médicos, se sienten desdichados al desembarcar en Dakar por no ser lo suficientemente negros. Hacia quince afios decian a los europeos: “No prestes aten- cién a mi piel negra, es el sol que me ha quemado, mi alma es blanca como la vuestra.” A partir de 1945, cam- - bian sus palabras. Dicen a los africanos: “No prestes aten- cién a mi piel blanca, mi alma es negra como la vuestra y €80 es lo que importa.” Pero los africanos les pedian demasiado para que el cambio fuese tan facil. Reconocidos en su negrura, €n su oscuridad, en lo que quince aiios antes era la culpa, nega- ron a los antillanos toda veleidad en ese dominio. Se des- cubrian, al fin, duefios de la verdad, portadores seculares de una pureza inalterable. Devolvieron a los antillanos al otro lado, recordindoles que ellos no habian desertado, no habian tracionado, que habian penado, sufrido, luchado sobre la tierra africana. Los antillanos habian dicho “no” al blanco, el africano decia “no” al antillano, Esto ultimo constituye su segunda experiencia metafi- sica. Siente entonces desesperacién. Atormentado por la impureza, abatido por la falta cometida, surcado por la cul- pabilidad, vive el drama de no ser ni blanco ni negro, Grité, compuso poemas, canté el Africa, el Africa tierra dura y bella, el Africa explosién de célera, ajetreo tumul- tuoso, humillacion, el Africa tierra de verdad. En el Insti- 35 tuto de Lenguas Orientales de Paris aprende €] bambara, El africano, en su majestad, condena todos sus pasos. E] africano tomé su desquite y el antillano pagé.. . ; Si tratamos, mientras tanto, de explicar y resumir Ja si. tuacién, podemos decir que en la Martinica, antes de 1939, no existian de un lado el negro y del otro Jado el blanco, sino gamas coloreadas: entre las cuales era facil franquear los intervalos, rapidamente. Era suficiente tener hijos con alguien menos negro que uno. No habja barrera racial ni discriminaciones, Habia ese pigmento it6nico, tan caracte- ristico de la mentalidad martiniquesa. Pero en Africa, la discriminacién era real. Ald, el ne- gro, el africano, el indigena, lo negro, lo sucio eran rechaza- dos, menospreciados, malditos. Allé habia amputacién, desconocimiento de humanidad. Hasta 1939, el antillano vivia, pensaba, sofiaba (lo he- mos: demostrado en nuestro ensayo Peau noire, masques blancs), componia poemas, escribia novelas tal como lo haria un blanco. Se comprende por qué no le era posible cantar como los poetas africanos la noche negra, “La mu- jer negra de talones color de rosa”. Antes de Césaire la literatura antillana es una literatura de europeos. E] anti- llano se identificaba con el blanco, adoptaba una acti- tud del blanco, “‘era un blanco”. Después que. el antillano fue obligado, bajo la presién de €uropeos racistas, a abandonar posiciones después de todo fragiles, casi absurdas, inexactas, enajenantes, va a nacer una nueva generacién.’ E] antillano de 1945 es un negro. . Hay en el Cahier d'un retour au pays natal ® un perio- do africano que dice: . & Cahier d'un retour au Pays natal, p, 49, 36 A fuerza de pensar en el Congo Me he tornado en un Congo estruendoso de florestas y trios Entonces, vuelto hacia el Africa, el antillano va a in- vocarla, Se descubre hijo de esclavos trasplantado, siente la vibracién del Africa en lo mds profundo de su cuerpo y no aspira mds que a una cosa: sumergirse en el gran “hoyo negro”. ; Parece, pues, que el antillano, después del gran error blanco, esté en camino de vivir hoy en el gran espejis- mo negro. 37 II, RACISMO Y CULTURA? ———— ae LA REFLEXION sobre el valor normativo de ciertas culturas decretado unilateralmente merece retener la atencién. Una de las paradojas ripidamente descubierta es el choc en re- compensa de definiciones egocéntristas, sociocentristas. Se ha afirmado en un comienzo la existencia de grupos humanos sin ‘cultura; después, de culturas jerarquizadas; finalmente, la nocién de relatividad. cultural. De la negacién global al reconocimiento singular y es- pecifico. Precisamente debemos trazar esta historia despe- dazada y sangrante al nivel de la antropologia cultural. Existen, podriamos decir, ciertas constelaciones de ins- tituciones, vividas por hombres determinados, en el marco de zonas geograficas precisas que, en un momento dado, han sufrido el asalto directo y brutal de esquemas culturales diferentes. El] desarrollo técnico, generalmente alto, del grupo social asi aparecido lo autoriza a instalar una domi- nacién organizada. El empefio de la desculturacién se en- cuentra con que es el negativo de un trabajo de servidum- bre econdémica, hasta bioldgica, mas gigantesco. La doctrina de la jerarquia cultural no es, pues, mas que una modalidad de Ja jerarquizacién sistematizada, pro- seguida de manera implacable, La teoria modema de la ausencia de integracién corti- cal de los pueblos coloniales es su vertiente anatomo-fisio- légica. La aparicién del racismo no es fundamentalmente determinante, El racismo no es un todo sino el elemento mas visible, mas cotidiano —para decirlo de una vez—, en ciettos momentos, més grosero de una estructura dada. 1 Texto de la intervencién de Frantz Fanon en el let. Congreso de Escritores y Artistas Negros en Paris, septiembre de 1956. Publicado en el niimero especial de Présence Africaine, junio-noviembre de 1956. 38 Estudiar los rendimientos del racismo y de la cultura es plantearse la cuestién de su accién reciproca. Si la cultura es el conjunto de comportamientos motores y mientales naci- do del encuentro del hombre con Ja naturaleza y con su semejante, se debe decir que el racismo es verdaderamente . un elemento cultural. Hay pues culturas con racismo y culturas sin tacismo. Sin embargo, este elemento cultural preciso no esta en- quistado. El racismo no-ha podido esclerosarse. Le ha sido preciso renovatse, matizarse, cambiar de fisonomia, Le ha sido preciso experimentar la suerte del conjunto cultural que lo informaba, E] racismo vulgar, primitivo, simplista, pretendia encon- trar en Io bioldgico, ya que las Escrituras se habian reve- lado insuficientes, la base material de la doctrina, Seria fas- tidioso recordar los esfuerzos emprendidos entonces: forma comparada del craneo, cantidad y configuracién de los sur- cos del encéfalo, caracteristicas de las capas celulares de la corteza, dimensiones de las vértebras, aspecto microscépico de la epidermis, ete. .. El primitivismo intelectual y emocional aparecla como una consecuencia banal, un reconocimiento de existencia, Tales afirmaciones, brutales y masivas, ceden lugar a una argumentacién mas elegante. Aqui y alla, sin embar- go, salen a la luz algunos resurgimientos. Asi, la “labilidad emocional del negro”, “la integracién subcortical del 4ra- be”, “la culpabilidad casi genérica del judfo” son ideas que se encuentran en algunos escritores contemporaneos. La monografia de J. Carothers, por ejemplo, auspiciada por la O.M.S., se sitda a partir de “‘argumentos cientificos” de una lobotomia fisiolégica del negro de Africa Estas posiciones sectarias tienden, en todo caso, a des- aparecer. Este racismo que se quiere racional, individual, determinado, genotipico y fenotipico, se transforma en 1a- cismo cultural. El objeto del racismo deja de ser el hom- 39 bre particular y si una cierta manera de existir. En el ex. tremo, se habla de mensaje, de estilo cultural. Los “valores occidentales” reasumen singularmente la ya célebre lama. da a la lucha de la “cruz contra la media luna”. Cierto que la ecuacién morfolégica no ha desaparecido totalmente, pero los hechos de los ultimos treinta afios han sacudido las convicciones mas encasquilladas, trastornado ej tablero de juego, reestructurado un gran nimero de relacio- nes. El recuerdo del nazismo, la comin miseria de hombres diferentes, la servidumbre comin de grupos sociales impor- tantes, la aparicién de “colonias europeas”, es decir, la institucién de un régimen colonial en pleno territorio de Europa, la adquisicién de conciencia de los trabajadores de los paises colonizadores y racistas, Ja evolucién de las técnicas, todo esto ha modificado profundamente el aspec- to del problema. Es necesario buscar, al nivel de la cultura, las conse- cuencias de ese racismo, EI racismo, lo hemos visto, no es mas que un elemento de un conjunto mas vasto: el de la opresién sistemati- zada de un pueblo, ,Cémo se comporta un pucblo que oprime? Aqui volyemos a encontrar algunas constantes. Asistimos a la destruccién de los valores culturales, de las modalidades de existencia. La lengua, el vestido, las técnicas son desvalorizadas. ;Cémo llevan cuenta de esta constante? Los psicélogos que tienen tendencia a explicarlo todo por movimientos del alma, pretenden encontrar este comportamiento al nivel de los contactos entre particulares: critica de un sombrero original, de una manera de hablar, de caminar.., a Parecidas tentativas ignoran voluntariamente el carac- ter incomparable de la situacién colonial. En realidad, las naciones que emprenden una guerra colonial no se preocu- pan de confrontar culturas,- La guerra es un negocio co- mercial gigantesco y toda perspectiva debe ser relacionada 40 a este criterio. La servidumbre, en el sentido més rigutoso,' de la poblacién autéctona es su primera necesidad. \ Por esto se deben modificar sus sistemas de referencia, La expropiacién, el despojo, la razia, el asesinato como objetivo se duplican en un saqueo de los esquemas cultu- tales o, por lo menos, son condicionadas a este saqueo. El panorama cultural es desgajado, los valores burlados, borta- dos, vaciados. ‘ Las lineas de fuerza se desploman, no ordenan més. Frente a una nueva unién, impuesta, no propuesta sino afirmada, pesan con todo su peso los cafiones y los sables. Sin embargo, el entronizamiento del régimen colonial no entrafia la muerte de la cultura autéctona. Por el con- trario, de la observacién histérica resulta que el fin buscado es mas una continua agonia que una desaparicién total de la cultura preexistente. Esta cultura, otrora viva y abierta hacia el futuro, se cierra, congelada en el estatuta colonial, puesta en la picota de la opresién. A la vez presente y momificada, da testimonio contra sus miembros. Los de- fine, en efecto, sin apelacién. La momificacién cultural entraiia una momificacién del pensamiento individual. La apatia tan universalmente sefialada de los pueblos colonia- les no es mas que la consecuencia légica de esta operacién. EI cargo de inercia que se dirige constantemente al “indi- gena” es el colmo de Ja mala fe, Como si le fuera posible a un hombre evolucionar en otra forma que en el marco de una cultura que lo reconozca y que él decide asumir. Asistimos a la aparicién de organismos arcaicos, inertes, que funcionan bajo la vigilancia del opresor y calcados ca- ricaturescamente de instituciones otrora fecundas... Estos organismos traducen aparentemente el respeto de la tradicién, de las especificaciones culturales, de la perso- nalidad del pueblo oprimido. Este seudorrespeto se iden- tifica de hecho con el menosprecio mds consecuente, con el sadismo mas elaborado. La caracteristica de una cultura 41 if ! |. & ser abierta, recomida por lineas de fuerza espontaness, generosas, fecundas. La instalacién de “hombres seguros” encargados de ejecutar ciertas proezas es una mistificacién ique no engafia a nadie. Asi, los djemaas de los kabilas (nombrados por la autoridad francesa no son reconocidos por los autéctonos. Son duplicados por otro djemaa elegi- do democraticamente. Y naturalmente el segundo dicta, en gran parte, la conducta de los primeros. La constante afirmacién de “respetar la cultura de las poblaciones autéctonas” no significa, pues, considerar los valores aportados por la cultura, encarnados por los hom. bres. Bien pronty se advierte en este propésito una volun- tad de objetivar, de encasillar, de aprisionar, de enquistar, Frases tales como “yo los conozco”, “ellos son asi”, tradu. cen esta objetivacién maxima alcanzada. Asi, también conozco los gestos, los pensamientos que definen a sus hombres. El exotismo és una de las formas de esta simplificacién. Por consiguiente, no puede existir ninguna confrontacién cultural. Por una parte hay una cultura a la que se le Teconocen cualidades de dinamismo, de expansion, de profundidad. Una cultura en movimiento, en perpetua tenovacién. Frente a ella se encuentran caracteristicas, cu- Tiosidades, cosas, jamd4s una estructura. , _ Ast, en una primera fase, el ocupante instala su domi- wae Su superioridad. El grupo social, militar y econémi i i wraatiode wt pets es deshumanizado segin cole ate, tore, Tazias, tacismo, liquidaciones ; » Opresion racional, se relevan én diferentes nive- €s para hacer del autéctono, literalmente. un objeto en- as it tre ; me de Ja nacién ocupante, , de goes pen on io ds existencia, sin razén El debed de vivis- de ores © mas intimo de su sustancia. i mtinuar, se hace mds y mas inde 42 ie =" \ ciso, mas y m4s fantasmal. En este estado de cosas aparece | el famoso complejo de culpabilidad. Wright nos da una descripcién muy detallada en sus primeras novelas. \ Sin embargo, progresivamente, la evolucién de las téc-| nicas de produccién, la industrializacién, por otra parte li- mitada, de los paises sojuzgados, la existencia més y mds necesaria de colaboradores, imponen al ocupante una nue- va actitud. La complejidad de los medios de produccién, la evolucién de las relaciones econémicas que entrafian, de buen o mal grado, la de las ideologias, desequilibran el sis- tema. El racismo vulgar en su forma biolégica corresponde al periodo de explotacién brutal de los brazos y las piernas del hombre. La perfeccién de los medios de produccién pro- voca fatalmente el camuflaje de las técnicas de explotacién del hombre y, por consiguiente, de las formas del racismo. Desde luego, no es en la persistencia de una evolucién de los espititus donde el racismo pierde su virulencia, Nin- guna tevolucién interior explica esta obligacién del racis- mo de matizarse, de evolucionar. En todas partes los hom- bres se liberan atropellando el letargo al que la opresién y el racismo los habian condenado. En pleno corazén de las “naciones civilizadoras” los trabajadores descubren, finalmente, que la explotacién del hombre, base de un sistema, presenta diversos aspectos. En este estadio el racismo no osa salir sin afeites. Se impugna. El racista, en un nimero mds y mas grande de circunstan- cias, se oculta. El, que pretendia “sentirlas”, “‘adivinarlas”, se encuentra enfrentado, observado, juzgado. El proyecto del racista es entonces un proyecto frecuentado por la mala conciencia, La salvacién no le puede venir mas que de una unién pasional como la que se encuentra en ciertas psicosis. Y el haber precisado la semiologia de estos delirios pasio- nales no es uno de los menores méritos del profesor Baruk. El racismo nunca es un elemento agregado, descubierto al azar de una investigacién en el seno de los elementos 3 j i f | culturales de un grupo. La constelacién social, el conjunty {cultural son profundamente transformados por la existen. icia del racismo,” Se dice comtinmente que el racismo es una Ilaga de |, humanidad. Pero es necesario no satisfacerse con tal frase, Es necesario buscar incansablemente las repercusiones de] tacismo en todos los niveles de la sociabilidad. La impor. tancia del problema racista en la literatura norteamericana contemporanea es significativa. El negro en el cine, el ne. gro y el folklore, el judio y las historias para nifios, el judig en la taberna, son temas inagotables. E] racismo, para retofiar en Norteamérica, atorments y vicia la cultura norteamericana. Y esta gangrena dialéc. fica es exacerbada por Ja toma de conciencia y la voluntad de lucha de millones de negros y de judios amenazados por el racismo. Esta fase pasional, irracional, sin justificacién, presenta pata su examen un aspecto espantose. La circulacién de grupos, la liberacién, en ciertas partes del mundo, de hom- bres anteriormente inferiorizados, vuelven mds y mas pre- cario el equilibrio. En forma bastante inesperada, el grupo Tacista denuncia la aparicién de un racismo entre los hom- = oprimidos. El “primitivismo intelectual” del periodo cae ek al “fanatismo medieval, verde - Enun icineaip T dertuares Mee la des Mabe del racismo, Esta impresién euférica, irreal, era ap Seon consecuencia de la evolucién de las formas de exp lotacién. Los Psicdlogos hablan entonces de un pre- juicio vuelto inconsciente. La verdad es que el ticor del sistema vuelve superflua la afi i a 2 ema vue Ip ja afirmacién cotidiana de una su- perioridad. La necesidad de hacer un Jamad dos di- vereor de gdhows : lamado a grados di : n, a la colaboracién del autéctono. bia Jas relaciones en un sentido menos b: sales mas “cultivado”, Por ot; wae otra parte, no €s raro ver aparecer €n 44 i " \ ese estadio una ideologia “democratica y humana”. La em- presa comercial de servidumbre, de destruccién cultural, \ cede el paso, progresivamente, a una mistificacién verbal., El interés de esta evolucién esta en que el racismo ¢s| tomado como tema de meditacién, a veces aun como téc-| nica publicitaria. : Asi es como el] blues “lamento de esclavos negros” es presentado a la admiracién de los opresores. Es un poco de opresién estilizada que retorna al explotador y al racista. Sin opresién y sin tacismo no hay blues. El fin del racis- mo tocard a muertos Ja gran misica negra... Como diria el demasiado célebre Toynbee, el blues es una respuesta del esclavo al reto de la opresién. En la actualidad, todavia, para muchos hombres, aun para los de color, la musica de Armstrong no tiene verda- dero sentido mas que en esta perspectiva. ‘ El racismo infla y desfigura el aspecto de la cultura que lo practica. La literatura, las artes plasticas, las canciones para modistillas, los proverbios, las costumbres, las pautas, ya sea que se propongan seguir el proceso o vulgarizarlo, restituyen el racismo. Es decir, un grupo social, un pais, una civilizacién, no pueden ser racistas inconscientemente. Lo afirmamos una vez mas, el racismo no es un descu- brimiento accidental. No es un elemento oculto, disimu- lado. No exige esfuerzos. sobrehumanos para evidenciarlo. E] racismo salta a la vista porque esta, precisamente, en un conjunto caracteristico: el de la explotacién desvergon- zada de un grupo de hombres por otro que ha llegado a un estadio de desarrollo técnico superior. Debido a esto la opresién militar y econémica precede la mayor’ parte del tiempo, hace posible, legitima, al racismo. Debe ser abandonado el habito de considerar al racis- mo como una disposicién del espiritu, como una tara psi- colégica. Pero el hombre arrinconado por este racismo, el grupo ay \ fi { . social sometido, explotado, desuStancializado, jcémo se | / jcomportan? jCudles son sus mecanismos de defensa? Qué actitudes descubrimos aqui? _i En una primera fase se ha visto al ocupante legitimar ' su dominacién con argumentos cientificos y a la “raza in. ferior” negarse como raza. Ya que ninguna otra soluciéy le es permitida, el grupo social racializado ensaya imitar a] opresor y a través de ello desracializarse. La “raza inferior” se ni¢ga como raza diferente. Comparte con Ja “raza su. perior” las convicciones, doctrinas y otros considerandos que le conciernen. Al asistir a la liquidacién de sus sistemas de referencia en el derrumbe de sus esquemas culturales, no le queda a] autéctono mds que reconocer con el ocupante que “Dios no estd de su lado”. El opresor, por el caracter global y tremendo de su autoridad, Ilega a imponer al autéctono nuevas maneras de ver, singularmente un juicio peyorativo en cuanto a sus formas originales de existir. Este acontecimiento llamado cominmente enajenacién es desde luego muy importante. Se le encuentra en los tex- tos oficiales bajo el nombre de asimilacién. Pero nunca se logra totalmente esta enajenacién. Sea porque el opresor cuantitativa y cualitativamente limita Jz evolucién, ciertos fendmenos imprevistos, heteréclitos, ha- cem su aparicién, El grupo inferiorizado habia admitido, siendo implaca- Laek eae Fazonamiento, que su desventura procedia Culpabilidad a feriosdad sen ie oma aides erate Bk : Radeon ad son las consecuencias habi- te Seese orn a i oprimido intenta, entonces, Intelectuales, verti, del ee: Soe ree la sociedad dominada, su estética, su universo ético. m las universidades, los raros intelectuales colonizados ven revela- do su sistema cultural, Li i C » Hicga un momento en que hasta los sabios de los paises colonizadores se entusiasman por este 2 Por aquel rasgo espe- 46 escapar, por una parte, proclamando su adhesién total incondicional a los nuevos modelos culturales, por otra par- te, pronunciando una condenacién irreversible de su estilo, cultural propio. . ‘ i Sin embargo, la necesidad del opresor, en un momento. dado, de disimular las formas de explotacién, no entrafia su desaparicién. Las relaciones econédmicas mds elabora- das, menos groséras, exigen un revestimiento cotidiano, pero la enajenacién a este nivel sigue siendo espantosa. Habiendo juzgado, condenado, abandonado sus formas culturales, su lengua, su alimentacién, sus costumbres se- xuales, su manera de sentarse, de descansar, de reir, de di- vertirse, el oprimido, con la energia y la tenacidad del n4u- frago, se arroja sobre la cultura impuesta. Al desarrollar sus conocimientos técnicos con el contac- to con maquinas mas y més perfeccionadas, al entrar en el circuito dinamico de la produccién industrial, al encontrar hombres de regiones alejadas en el marco de la concentra- cién de capitales y de lugares de trabajo, al descubrir la ca- dena, el equipo, el “tiempo” de produccién, es decir, el rendimiento por hora, el oprimido da valor de escandalo a la actitud para con él del racismo y del menosprecio. A este nivel se convierte el racismo en una historia de personas. “Hay algunos racistas incorregibles pero reco- noced que en conjunto la gente los ama...” Con el tiempo, todo esto desaparecera. Este pais es el menos racista. .. ‘ Existe en la O.N.U, una comisién encargada de luchar contra el racismo. Peliculas cinematograficas sobre el racisrno, poemas so- bre el racismo, mensajes sobre el racismo. .. Las condenaciones espectaculares e inttiles del racis- mo. La realidad es que un pais colonial es un pais racista. cifico, Los conceptos de pureza, ingenuidad, inocencia, aparecen. Aqui debe redoblarse la vigilancia del intelectual indigena. 47 f Si en Inglaterra, en Bélgica'o eh Francia, a despecho q. | _ los principios democraticos afirmados por estas naciones jhay aun racistas, son estos racistas los que, contra el con, “ [junto del pais, tienen razon. ; | “| Légicamente no .es posible someter a la servidumbye a los hombres sin inferiorizarlos parte por parte. Y¥ el a. cismo no es mas que la explicacién emocional, afectiya, aj. gunas veces intelectual, de esta inferiorizacién. El racista, pues, es normal en una cultura con tacig mo. La adecuacién de las relaciones econédmicas y de lh ideologia que comportan son perfectas. Es verdad que la idea que nos formamos del hombre nunca depende total. mente de las relaciones econémicas, es decir, no olvidemos que las relaciones existen histérica y geograficamente en. tre los hombres y los grupos. Cada vez m4s miembros pertenecientes a sociedades racistas toman posicién, Ponen su vida al servicio de.un mundo en el cual el racismo seria : imposible. Pero este retroceso, esta abstraceién, este com- ptomiso solemne no estan al alcance de todos. No se pue- de exigir sin menoscabo que un hombre esté contra los “prejuicios de su grupo”, Asi pues, digdmoslo nuevamente, todo grupo colonia: lista es racista. A la vez “aculturado” y deculturado, el oprimido sigue obstindndose contra el racismo, Encuentra ildgica esta se cuela € inexplicable cuanto le ha ocurrido, sin motivo, inexacto. Sus conocimientos, la apropiacién de técnicas precisas y complicadas —algunas veces su superioridad in- oe pas la sions de un gran niimero de racis- Se apenibe co a e na el mundo racista de pasional. elementos de ta vid ‘ vail eT nie ee eee il aes ace vida social. El sentimiento de una injusti- obiante es entonces muy vivo. Olvidando el racism¢- ee Se encarniza con el racismo-causa. Se empren- en campatias de desintoxicacién. Se hace un llamado al 48 sentido de lo humano, al amor, al respeto de los valores supremos... - ‘ De hecho, el racismo obedece a una légica sin falla. Un pais que vive saca su sustancia de la explotacién de pueblos diferentes, inferioriza a esos pueblos. El racismo aplicado a estos pueblos es normal. . : El racismo no es, pues, una constante del espiritu humano. = gy Es, nosotros lo hemos visto, una disposicién inscrita en un sistema detetminado. Y el racismo judio no es dife- rente del racismo negro. Una sociedad es racista, o no lo es. No existen grados de racismo. No es necesario decir que tal pais es racista pero que en él no se realizan linchamien- tos ni existen campos de exterminio. La verdad es que todo esto y algo mds existe en el horizonte. Estas virtua- lidades, estas fuerzas latentes circulan dindmicas, valuadas en la vida de las relaciones psicoafectivas, econdémicas. .. Al descubrir Ja inutilidad de su enajenacién, la profun- dizacién de su despojo, el inferiorizado, después de esta fase de culturacién, de extrafiamiento, encuentra.sus posi- ciones originales. . El inferiorizado se ata con pasién a esta cultura aban- donada, separada, rechazada, menospreciada. Existe, una muy clara promesa ilusoria que aparenta psicolégicamente el deseo de hacerse perdonar. Pero detras de este andlisis simplificante hay en el in- feriorizado la intuicién de una verdad espontaneamente aparecida. Esta historia psicolégica desemboca en Ja His- toria y en la Verdad. ' ; _ Al encontrar un estilo antes desvalorizado, el inferio- rizado asiste a una cultura de la cultura. Tal caricatura de la existencia cultural -significaria, si fuera necesario, que la cultura se viva, pero que no se fraccione, No se puede es- tudiar una parte.y- pretender que se conoce el todo. . Mientras tanto, el oprimido se extasia con cada redes- 49 cubrimiénto. El maravillarse es permanente. Antafio emi. grado de su cultura, el autéctono Ia explora hoy con arte. bato. Se trata, pues, de esponsales continuos. El antiguo inferiorizado esta en estado de gracia. a Pero no se sufre impunemente una dominacién. La cyl. tura del pueblo sometido est4 esclerosada, agonizante, No le circula ninguna vida. Més precisamente, la mica vida existente est4 disimulada. La poblacién que normalmente asume aqui y alld algunos trozos de vida que mantienen significativas dindmicas en las instituciones, es una pobla- cién andnima, En el régimen colonial son, los tradiciona- listas. ~~ El antiguo emigrado, por Ja sabita ambigiiedad de su comportamiento, introduce el escdndalo. Al anonimato del tradicionalista opone un exhibicionismo vehemente y agre- SivO. Estado de gracia y agresividad son dos constantes que volvemos a encontrar en este estadio, La agresividad era el mecanismo pasional que permitia escapar a la morde- dura de la paradoja. Puesto que el antiguo emigrado posee técnicas precisas y su nivel de accién se sitda en el marco de relaciones ya Complejas, estos encuentros revisten un aspécto irracional. Existe un foso, una s€paracién entre el desarrollo intelec- tual, la apropiacién técnica, las modalidades de pensamien- to y de ldgica, altamente diferenciados, y una base emo- cional “simple, pura”, etc... . Reencontrando la tradici6n, la que vive como mecanis- mo de defensa, como simbolo de pureza, como salvacién, el deculturado deja la impresién de que la mediacién se venga sustancializandose, Este reflujo de posiciones arcai- cas sin relacién con el desarrollo técnico es paraddjico. Las instituciones valorizadas de este modo no corresponden 2 los métodos elaborados de accién ya adquiridos, J La cultura encasquillada, vegetativa, a partir de la do- 50 minacién extranjera, es revalorizada. No es nuevamente pensada, tomada otra vez, hecha dindmica en su interior. Es gritada. Y esta revalorizacién subita, no estructurada, verbal, recobra actitudes paradéjicas. En ese momento se hace mencién del cardcter incorre- gible del inferiorizado. Los médicos 4rabes duermen en tierra, escupen sin importarles dénde, etc. .. Los intelectuales negros consultan al brujo antes de to- mar cualquier decisién, etc... Los intelectuales “colaboradores” tratan de justificar su nucva actitud. Las costumbres, tradiciones, creencias, an- tafio negadas y pasadas en silencio, ahora son violentamen- te valorizadas y afirmadas. La tradicién ya no es ironizada por el grupo. El grupo no huye mas. Se reencuentra el sentido del pasado, el cul- to de los antepasados. . . : El pasado, de aqui en adelante una constelacién de va- lores, se identifica con la Verdad. Este redescubrimiento, esta valorizacién absoluta de un modo de ser casi irreal, objetivamente indefendible, revis- te una importancia subjetiva incomparable. Al salir de aquellos esponsales apasionados, el autéctono habré deci- dido, con “conocimiento de causa”, luchar contra todas las formas de explotacién y de enajenacién del hombre. Por el contrario, el ocupante durante esta época multiplica las Ilamadas a la asimilacién y a la integracién, a la co munidad. - : E] encuentro cuerpo a cuerpo del indigena con: su cul- tura es una operacién demasiado solemne, demasiado abrup- ta, para tolerar cualquier falla. Ningiin neologismo puede enmascarar la nueva evidencia: el sumergirse en la inmen- sidad del pasado es condiciém y fuente de la libertad. E] fin légico de esta voluntad de lucha es la liberacién total del territorio nacional. Con el propésito de realizar esta liberacién, el inferiorizado pone en juego todos sus 51 recursos, todas sus adquisiciones, las viejas y las nuevas, 1g. suyas y las del ocupante. La lucha es total de golpe, absoluta. Pero, entonces, casi no se ve aparecer el racismo. : En el momento de imponer su dominacién, para jys tificar Ja esclavitud, el opresor habia apelado a argumen. taciones cientificas. Aqui no hay nada semejante. Un pueblo que emprende una lucha de liberacién, rar vez legitima el racismo. Ni en el curso de periodos agy. dos de lucha armada de insurreccién, se asiste a la toma en masa de. justificaciones bioldgicas, La lucha del inferiorizado se sitha en un nivel indy. dablemente mds humano. Las perspectivas son radical. mente nuevas. Es, la oposicién clasica, desde ese momen. to, de las luchas de conquista y de liberacién. En el curso de la lucha, la nacién dominadora trata de renovar atgumentos racistas, pero la elaboracién del ra- cismo se hace mas y més ineficaz. Se habla de fanatismo, de actitudes primitivas ante Ja muerte, pero una vez mas el mecanismo ya socavado no responde. Los antiguos in- moviles, las debilidades constitucionales, los. miedosos, los inferiorizados de siempre se apuntalan y se levantan eri- zados. ; ; : : El ocupante. no comprende, EI fin del racismo comienza con una repentina incom- prensién. La cultura espasmédica y rigida del ocupante, liberada, se abre al fin a la cultura del pueblo vuelto realmente wera Las dos culturas pueden confrontarse, enrique- a Fe conclusién, Ja universalidad reside en esta decisién *cafse cuenta del relativismo reciproco de las culturas diferentes una vez que se ha excluido irreversiblemente ¢l estatuto colonial. =. it 52 Ill. POR ARGELIA . a ane: - — = = — : : 1. CARTA A UN FRANCES ee Cuanpo me has manifestado tu deseo de abandonar Arge- lia, mi amistad se ha hecho sibitamente silenciosa. Cier- tas imagenes surgidas, tenaces y decisivas estaban en el umbral de mi memoria. Te miraba y tu mujer estaba a tu lado. Te vas a Francia ya... Nuevos rostros rondardn en tor- no a ti, muy lejos de este pais donde desde hace algunos dias las cosas decididamente no van bien... . - Té me has dicho: La atmésfera se deteriora, es nece- sario que me vaya. Tu decisién, sin ser irrevocable por ha-, berla ya expresado, tomaba forma progresivamente. jEste pais inexplicablemente erizado! Los caminos han dejado de ser seguros. Los campos de trigo se han trans- formado en braseros. Los arabes se hacen perversos. Se habla. Se habla. : Las mujeres serdn violadas. Los testiculos seran corta- dos y clavados entre los dientes. ea jAcuérdense de Sétif! ;Queréis otro Sétif? Elles lo tendran, pero no nosotros. Tu me has dicho todo esto riendo. Pero tu mujer no reia. Y he mirada tras de tu sisa. He visto tu esencial ignorancia de las cosas de este pais. Cosas que yo te explicaré. Quiza partirés, pero dime, cuando se te pregunte: “3Oué pasa en Argelia?” ;Qué responderds? Cuando tus hermanos te pregunten: “Qué ha sucedi- do en Argelia?” ;Qué les responderds? 53 Mas concretamente, cuando se qui¢ra comprender po; qué has dejado este pais, ze6mo hards pata apagar estz vergiienza que ya artastras? : “Esta gears de no haber comprendido, de no habe querido comprender lo que pasaba a tu alrededor todos los dias. , Durante ocho afios estuviste en este pais. 1Y ni un pedazo de esta enorme herida que te habia estorbadol . 1Y ni un pedazo de esta enorme herida que te habia obligado! . De descubrirte semejante, al fin. Inquieto por el hombre, pero singularmente no por el arabe, Preocupado, angustiado, atenazado. Pero en pleno campo, tu inmersién en el mismo cie. no, en Ja misma lepra, Porque no hay un europeo que no se revuelva, que no se indigne, que no se alarme de todo, salvo de lo que se le haceal arabe. Arabes desapercibidos, Arabes ignorados. Arabes sometidos al_silencio, Arabes sutilizados, disimulados. Arabes negados cotidianamente, transformados en de- coracién sahaniana. Y ti te has mezclado con aquéllos: Que jamés han estrechado la mano de un arabe, Jamés han bebido café. Jamas han hablado del tiempo pasado junto a un drabe. A ambos lados de ti los Arabes, Alejados los drabes. Arrojados sin esfuerzo los Arabes, Confinados los Arabes, Ciudad indigena destruida. Ciudad de indigenas dormidos. 54 Nunca les ocurre nada a los Arabes, Toda esta lepra sobre tu cuerpo. Tu partiras. Pero todas estas preguntas, estas pregun- tas sin respuesta... El conjugado silencio de 800 mil fran- ceses, este silencio ignorante, este silencio inocente, Y 9 millones de hombres bajo este sudatio de silencio, Yo te ofrezco este expediente, a fin de que ninguno muera, ni los muertos de ayer, ni los resucitados de hoy. Quiero que mi voz sea brutal, no la quiere bella, ni la quiero pura, no la quiero de todas dimensiones. La quiero desgarrada de parte a parte, no quiero que se divierta, ya que, en fin, hablo del hombre y de su ze- pulsa, de la pudricién cotidiana del hombre, de su espan- tosa renuncia. Quiero que ti expliques. Que, por ejemplo, yo digo: existe una crisis de escola- rizacién en Argelia, para que ti pienses: es una falla que se debe remediar. 4 Que yo digo: de cada trescientos drabes sdlo existe uno que puede firmar con su nombre, para que ti pienses: es tmste, es necesatio que esto termine. Eseucha mas, todavia: Una directora de escuela se quejaba ante mf, se que- jaba de estar obligada cada afio a admitir en su escuela a nuevos pequeiios arabes. Una directora de escuela que se quejaba de que, una vez todos: los curopeos inscritos, se veia obligada a escola- rizar a algunos pequefios arabes, El analfabetismo de estos pequefios mocosos que au- menta en la misma medida de nuestro silencio. Instruir a los drabes, pero vosotros no pensais en ello. Queréis pues complicamnos la vida. Ellos estan bien como estan. Mientras menos comprendan, mejor les va. Y dénde adquirir créditos. 55 Esto os va a costar los dos ojos de la cara. Por otra parte, ellos no piden tanto. Una encuesta hecha a los caidos muestra que el drabe no reclama escuelas. a F ‘ Millones de pequefios limpiabotas. Millones de “un mozo, sefiora”. : . . -Millones de darié un pedazo de pan. Millones de anal. fabetos “ya que no sabes firmar, no firmes. Nosotros fir. mamos”. : _— Millones de impresiones digitales en los procesos ver. bales que llevan a prisién. : En kas actas del sefior Cadi. En los enrolamientos de los regimientos de fusileros argelinos. Millones de fellah explotados, engaiiados, robados. ' Fellah atrapados a las cuatro de la madrugada. abandonados a las ocho de la noche. De sol a luna. : a Fellah ahitos de agua, ahitos de hojas, ahitos de viejas galletas que deben durar todo el mes: , Fellah inmévil y tus brazos sé agitan y tu espalda esta encorvada pero tu vida detenida. . ‘Los coches pasan y no os movéis. Os pasarian sobre el vientre y no os moveriais. Arabes en los caminos. Bastones pasados por el asa de la canasta. Canasta vacia, €speranza vacia, toda esta muerte del fellah. . Doscientos cincuenta francos por dia. Fellah sin tierra, Fellah sin: razén. ° -- Si no estdis contentos no tenéis més que partir. Los muchachos lenan la choza. Las mujeres Ilenas en las chozas. Feliah secado, 5€ Sin suefio. Seis veces doscientos cincuenta francos por dia, Y nada aqui os pertenece. Son gentiles con vosotros, de qué os quejdis? Sin nosotros, zqué hariais? ;AhI jSeria lindo este pais si nosotros nos fuéramos? Transformado en pantano después de poco tiempo, js{! Veinticuatro veces doscientos cincuenta francos dia- namente. . Trabaja, fellah. En tu sangre el cansancio prosternado de toda una vida: Seis mil francos por mes. En tu ostro la desesperacién, En tu vientre la resignacién. .. ' Qué importa, fellah, si este pais es bello. 57 2. CARTA AL MINISTRO RESIDENTE (1956) E] doctor Frantz Fanon, Médico de los Hospitales Psiquidtricos, Médico-Jefe de servicio en el Hospital de Psiquiatria de Buipa-JOInviLie Al sefior Ministro Residente Goberma. dor General de Argelia ARCEL Sefton Minisrro: De acuerdo con mi solicitud y por decreto de fecha 22 de octubre de 1953, el sefior Ministro de Salud Piblica y de Poblacién quiso ponerme a disposicién del senor Co bernador General de Argelia para ser destinado a un Hos. pital Psiquiatrico de Argelia. Instalado en el Hospital Psiquidtrico de Blida-Joinville 1 23 de noviembre de 1953, ejerzo desde esta fecha las funciones de Médico-Jefe de servicio, : _ Aunque las condiciones objetivas de la practica psiquid- trica en Argelia fuesen ya un desafio a Ja sensatez, me ha- bria parecido que deberian emprenderse los esfuerzos ne- ae a volver menos vicioso un sistema cuyas bases cot ie i oponen cotidianamente a una auténtica pers: ; Durante cerca de tres afios me he puesto totalmente al servicio de este pais y de los hombres que Jo habitan. No' he escatimado mis esfuerzos ni mi entusiasmo. Ni una Petts de mi accién que no hubiese exigido como horizon- we unénimemente deseado, de un mundo 58 Pero, gqué son el entusiasmo y la preocupacién del hombre si diariamente la realidad esta tejida de mentiras, de infamias y de menosprecio de] hombre? 2Qué son las intenciones si su encarnacién se ha vuelto imposible por la indigencia del corazén, la esterilidad del espiritu, el odio a los autéctonos de este pais? La Locuta es uno de los medios que tiene el hombre de perder su libertad. Y yo puedo afirmar que colocado en esta interseccién, he medido con terror la amplitud de la enajenacién en los habitantes de este pais. Si la psiquiatria es la técnica médica que se propone permitir al hombre no ser un extrafio en su medio, debo afirmar que el drabe, enajenado permanente en su pais, vive en un estado de despersonalizacién absoluta. ZEl Estatuto de Argelia? Una deshumanizacidn siste- matica. De donde, era una apuesta absurda, a base de conti- | nuos gastos, querer hacer existir ciertos valores cuando el derecho nulo, la desigualdad, la muerte multicotidiana del hombre se habian erigido en principios legislativos. La estructura social existente en Argelia se oponia a toda tentativa de volver a colocar al individuo en su lugar. Sefior Ministro, llega el momento en que la tenacidad se torna perseverancia mdérbida. La esperanza, entonces, no es mas la puerta abierta al porvenir sino al manteni- miento ilégico de una actitud subjetiva en ruptura organi- zada con la realidad. Sefior Ministro, los acontecimientos actuales que en- sangrientan Argelia no constituyen un escdndalo a los ojos del observador. No es ni un accidente mi una descompos- tura del mecanismo, Los acontecimientos de Argelia son la légica conse-, cuencia de una tentativa abortada de embrutecer a un pueblo. i No es imprescindible ser psicélogo para adivinar bajo 59 | | { la aparente sencillez del argelino, tras su humildad deg. | pojala, una exigencia fundamental de dignidad. _ Nada © sitve, cuando se trata de manifestaciones no simplificables, apelar a un cierto civismo. : : La funcién de una estructuta social es poner en “sy lugar a las instituciones atravesadas por la inquietud de} hombre. Una’ sociedad que lleva a sus miembros a soly- ciones de desesperacién es una sociedad no viable, ung sociedad que debe ser remplazada, : El deber del ciudadanio es decirlo. Ninguna mora] pro- fesional, ninguna solidaridad de clase, ningun deseo de la. var la ropa en casa prevalece aqui. Ninguna mistificacién seudonacional obtiene gracia ante la exigencia del pensa- miento. . : Sefior Ministro, la decisién de sancionar a los huelguis. tas del 5 de julio de 1956 es una medida que, literalmente, me parece irracional. a 2 © Jos huelguistas' han sido aterrorizados al igual que sus familias y en ese caso es necesario comprender su acti- tud, juzgatla normal, teniendo en cuenta la atmdsfera en que los hechos se han prodicido, O su ‘abstencién traducia una corriente de opinién una- nime, una conviccién firme, en cuyo caso toda actitud san- cionadora resultaba superflua, gratuita, inoperante. En verdad, debo decir que no me ha parecido que sea el miedo el rasgo caracteristico de los huelguistas. Antes bien, habia el deseo ineludible de provocar, en la calma y el silencio, una nueva era de paz y dignidad. " El trabajador de Ja ciudad debe colaboray en la mani- festacién social, Pero es necesario que esté convencido de la excelencia de esta sociedad vivida. Llega el momento &n que el silencio se convierte en mentira, Las intenciones duefias de la existencia personal se aco- ae mal a los golpes permanentes a los valores mas vul- 60 Desde hace largos meses mi conciencia es el campo de debates imperdonables. Y su conclusién es la voluntad de no-desesperar del hombre, es decir, de mi mismo: - Mi decisién es no asumir unavresponsabilidad al costo que sea, bajo el engafioso pretexto de’ que no hay otra cosa que hacer. Por todas estas razones, tengo el honor, Seiior Ministro, de pediros que aceptéis mi renuncia y de poner fin a mi misién en Argelia, con los sentimientos de mi distinguida consideracién, , : 61 IV. HACIA LA LIBERACION DEL AFRICA re ance 1. DECEPCIONES E ILUSIONES DEL COLONIALISMO FRANCES? Despe hace veinte afios los pueblos coloniales dislocan |, dominacién extranjera y hacen pie en Ja escena internacio. nal. Unas al lado de las otras, con ritmo diferente, las vie. jas metrépolis se retiran de sus posesiones. Si las expedi. ciones coloniales obedecen 2 un esquema dado y conocido —necesidad de hacer reinar el orden entre log barbaros, proteccién de las concesiones € intereses de los paises eu. ropeos, aporte generoso de la civilizacién occidental— no se ha mostrado suficientemente la estereotipia de los me. oe utilizados por las metrépolis para aferrarse a sus co- ionias. La guerra franco-argelina, por sus proporciones y por su agudéza, permite ver en gruesos caracteres a causa mis- ma de su fracaso sucesivo, Jas tentativas realizadas por Fran- Cla para mantener su dominio, La imposible colaboracién La primera tactica de los pafses colonialistas consiste en apoyarse en los colaboradores oficiales y los feudales. Los argelinos, a quienes una serie de compromisos sefiala pat- ticularmente, son teagrupados y obligados a condenar pt 1 El Moudjahid, nim. 10, septiembre de 1957. Por regla general, en esta serie de articulos en el érgano central del FLN,, los pone cimientos 2 los cuales se refiere Fanon estén todavia suficientemente pesca as todas las memorias, y el propio autor ha ido suficiente: Bente eet isu afin de daridad y didactismo, para que juzgaramos entorpecer estos textos con noticias histéricas explicativas. 62 bilcamente “ese movimiento sedicioso que turba la paz de la ciudad”. En 1954 y en el curso de los primeros meses de 1955, Francia procede al recensamiento y ala movili- zacién de sus fieles y leales servidores. Declaraciones, oon- denaciones, apelaciones al orden, son redactadas, publica- das o leidas por la radio. Las autoridades colonialistas esperan confiadas, después con ansiedad, al fin sin esperanza, los resultados de estos mensajes. Requetidos de nuevo, los servidores toman la costumbre, hasta entonces desconocida, de declinar las in- vitaciones, evadir las reuniones oficiales y, a menudo, adop- tan un vocabulario nuevo. Es que el movimiento revolucionario se manifiesta mas y mas total y los colaboradores tienen conciencia del gi- gantesco despertar de un pueblo en armas. El argumento econédmico Ante la defeccién de hombres utilizados y deshonrados a los ojos del pueblo argelino y ante la hostilidad activa de las élites, las autoridades francesas lanzan su segunda ofen- Siva. Se dirigen fundamentalmente a separar a la poblacién que se juzga “sana” de] movimiento revolucionario. Incapaz de comprender el significado real de la lucha libertadora, Francia, en un primer momento, reconoce la existencia de un problema que califica de econémico y so- cial. Con la esperanza de acallar la voz de la dignidad na- cional, se “compromete solemnemente a combatir la mise- tia y a regular los problemas de la habitacién’”’. Los salarios son aumentados simbélicamente y se anuncian programas de inversién. Esta asimilacién de una reivindicacién na- cional a una sublevacién o a un descontento social obedéete a una doble mixtificacién: no existe conciencia nacional argelina y las promesas de mejoramiento del nivel de vida 63 de las poblaciones deben bastar para restablecer el orde, y la paz. = ‘ ; Pero las autoridades francesas, utilizando denunciag,, Tes mas y mas raros y mas y mas costosos, aprenden coq una cierta confusién que el movimiento es sdlido, arraiga. do en la masa y animado por ella. Contra un frente ‘unido, métodos inhumanos y cinicos En una ‘segunda etapa, y con rara duplicidad, la adminis. twacién francesa organiza la operacién mozabies, la Opera. cién kabilas, la operacién judios, la operacién harkas. Lo que se busca concretamente es la aparicién en el seno de la poblacién de corrientes interiores contradictorias, con. trarrevolucionarias.. La explotacién de cierto nimero de hostilidades locales creadas por el colonialismo, el mante. nimiento y la intensificacién provocados de las. diferencizs culturales transformadas en lucha de clanes 0, ciertas veces, de “razas”, caracterizan estas operaciones. Mélouza y Wagram Tlevan sus métodos a un grado ma- _ximo de crueldad, donde las violaciones, las matanzas os tensiblemente firmadas F.L.N., los aniquilamientos de aduares enteros tienen como meta causar la_sublevacién de Ja poblacién -y la condenacién del movimiento revolu- cionario. E] error comin de estas diversas maniobras 1¢- side en el hecho, de que las autoridades francesas olvidan singularmente qué el F.L.N. se identifica con el pueblo argelino. Los maridos de las mujeres violadas se encuen- tran en el grupo F.L.N. local. Por la noche, descienden de los sectores en que actian Para abrazar a sus hijos. Y las casas del aduar destruido han sido construidas por los moudjahidies que ocupaban la montafia aledafia. El estado mayor, victima de una politica inactual y de su. falta de noticias sobre la estructura del F.L.N. se ime Bina que en las -montafias puede ocurrir todo. 64 Pues nada pasa sin que sea previsto y decidido. Los desplazamientos de los grupos obedecen a un pro- grama estratégico fijado de antemano por el estado mayor de la A.L.N.* Cada unidad tiene un sector preciso y un puesto de mando que la coordina. No existe unidad en el F.L.N., con una migracién mas @ menos coherente, que pudiera realizar matanzas aqui o alla. Cuando una compajiia o batallén se desplaza fuera de su sector o de su region, es de acuerdo con una orden del estado mayor de wilaya. Antes se ha dado una comu- nicacién a los diferentes puestos de mando de la tegién o de la zona y el desplazamiento es cubierto por las unidades locaies. Las autoridades francesas, como ignoran esto, han sol- tado sus soldados y sus arcas en las poblaciones civiles ar- gelinas, Cada vez la voluntad de independencia se hace més irreductible. La operacién mozabies duré pocos dias. Comerciantes €n su mayor parte, estos argelinos recibieron numerosas cartas Ilenas de amenazas. Se emprendieron asaltos contra sus almacenes. Una atmésfera de aspecto racista fue crea- da. Esta grosera tentativa debia fracasar rapidamente, de- bido a que el F.L.N. puso las cosas en su sitio La operacién judios se situé paralelamente en una pers- péectiva racista. Debié ser denunciada en la célebre carta de] F.L.N. a la comunidad judia de Argelia. Con todo, la carta maestra del colonialismo estuvo re- presentada por el M.N.A.** Inexistente en el territorio na- cional, el messalismo se beneficiaba en Francia del apoyo incondicional del enemigo. Los franceses facilitaron en * Armée de Liberation National. [E.] . ** El partido del Movimiento Nacional Auténomo, que tenfa coma jefe a Messali-Hadj: de ahi que este movimiento fucra conocido tam- bién como messalismo. [E.] 65 varias ocasiones el transporte de centenares de messalistas | y procedieron a armarlos. Identificados rapidamente a sy _ itori i icio de informacié, Negada al territorio nacional por el servicio ss deb F.L.N., volvian_a nuestas filas o eran condenados 7 muerte y ejecutados por traicién hacia la causa nacional y colaboracién con el enemigo. Una explicacién eldsica A Francia no le quedaba mds que una tercera y tltima operacién por realizar. Sus dos etapas son generalmente gemelas: descubrimiento de una inspiracién extranjera, y particularmente comunista, en los movimientos de liber. cién nacional. La primera fase, espectacular, ilustra perfectamente dl grado de inconsciencia al que habian legado los gobernan. tes franceses. La expedicién de Suez se proponia golpear a la Revolucién argelina en la cabeza. Egipto, acusado de dirigir Ja Incha del pueblo argelino, fue criminalmente bombardeado, La paz internacional, en peligro por mo- mentos, habia de ser salvada por la actitud vigorosa e ine- quivoca de la Organizacién de las Naciones Unidas. Por otra parte, al mismo tiempo, los operaciones mili tares se intensifican en Argelia. El F.L.N. toma la ini Ciativa en toda la extensién del territorio. La gran huclga de ocho dias reafirma la unanimidad nacional en la lucha y el mantenimiento de sus objetivos. La segunda etapa comenzada, abandonada y vuelta a tomar no fue nunca Hevada hasta su término. La amenaza comunista fue poco explotada. Confusamente los coloniz- listas franceses sentian su incoherencia, No estaban coM- vencidos de esa tesis, Tres operaciones politicas que se detienen, como las operaciones militares paralelas, ante las fuerzas nacionalés argelinas.. Todos los métodos conocidos, todas las maniv- 66 bras habituales Tesultan ineficaces, inadecuadas, initiles Es verdad que, episédicamente, una u otra de estas opera- ciones es reimiciada. Pero el resorte est4 roto, Suefios insensatos Frente al pueblo argelino, los estrategos francesas ya no comprenden nada. Sus esquemas clasicos y largamente pro- bados son en adelante inutilizables, Asi se ve, después de algunos meses, a Francia zozobrar en un probabilismo caracteristico. Las declaraciones de sus politicos asumen frecuentemente el aire profético, En el seno del F.L.N. estuvieron a punto de producir- se algunas desavenencias, Los militares intentaron tomar la direccién del movimiento Existia una lucha muy dura entre extremistas y moderados. Los kabilas darfan pronto un golpe de Estado. En fin, era inminente una lucha de los coroneles entre si, Abandenando la accién y huyendo de las decisiones realistas, Francia espera, anhela y profetiza en Argelia. Aislada en el tertitorio nacional, sin ningin contacto con e] pueblo argelino, Francia adopta posiciones cada vez menos concretas, cada vez mas ilusorias, Normalmente, piensan los gobernantes franceses, los argelinos deberian empezar a fatigarse. Se formulan votos, se emiten hipétesis y, segim una légica bien conocida, se les transforma en elementos reales: los miembros del Consejo Nacional de la Revolucién Ar- gelina estan divididos y los malos militares aterrorizan a los partidarios de la negociacién. Algunas veces, decepciona- dos por lo ineficaz de sus descos, los franceses se enfadan. Al F.L.N. se le reprocha su cardcter monolitico, su ausencia de fisuras y, al pueblo argelino, de batirse por un muerto. . Por otra parte, encarar Ja realidad exige otras técnicas. 67 Las autoridades francesas deben darse cuenta, de una ye, | ¢ escapa a los hechos. Refugiarse en gj Led aan “aeseos, = eo annie, re constituye i lucién a la erra inco-argelina. ene =f cole agian desde hace tres afios es monoli- tico. El santo y sefia es de uma claridad y de una simpli. idad desacostumbradas. . ee eo nacional por la lucha armada, objetivos, limites, métodos y medios de lucha, son precisados de unz todas. ws fe po de las disensiones eventuales manifiestz una total ausencia de sentido critico, ya que la realidad no parece querer conformarse con estas visiones 0 estos desegs, El F.L.N. no es un movimiento de. reivindicacions profesionales y toda posibilidad de negociacién es incon. cebible é El C.N.R.A. no representa un grupo de intereses, sino el estado mayor politico-militar de una nacién en luche por su independencia Sin captacién de la realidad, incapaces o rehusando re- conocer Ja voluntad nacional argelina y de sacar las conclu. siones légicas que se imponen, las autoridades franceses viven bajo el signo de los deseos y de las profecias. 68 2. ARGELIA SE ENFRENTA A LOS TORTURADORES FRANCESES 1 La Revotucién argelina, por la inspiracién profundamen- te humana que la anima y su culto apasionado por Ja liber- tad, procede desde tres aiios atrés a la destruccién meté- dica_de cierto nimero de mitificaciones. Es verdad, la Revolucién argelina restituye sus derechos a la existencia nacional, Es verdad, da testimonio de la vo- luntad del pueblo. Con todo, el interés y él valor de nues- tra Revolucién reside en el mensaje del que es portadora. Las practicas auténticamiente monstruosas que han apa- tecido desde el ]* de noviembre de 1954 asombran sobre todo por su generalizacién... En realidad, la actitud de las tropas en Argelia se sitia en una estructura de domina. cién policial, de racismo sistemdtico, de deshumanizacién proseguida de manera racional. La tortura es inherente al conjunto colonialista. La Revolucién argelina se Ppropone la liberacién del te- titorio nacional, y la muerte de este conjunto, y Ja elabo- racién de una sociedad nueva. La independencia de Arge- lia no es solamente el fin del colonalismo sino la desapa- Ticién, en esta parte del mundo, de un germen de gangrena y de una fuente de epidemia. La liberaci6n del territorio nacional argelino es una derrota para el racismo y Ja explotacién del hombre; inau- gura el reino incondicional de la Justicia. Le verdadera contradiccién Las guerras de liberacién nacional son presentadas a me- nudo como si expresaran Jas contradicciones internas de los 2 El Moudjahid, nam. 10, septiembre de 1957. . 69 paises colonialistas. La guerra franco-argelina, aunque est inscribiéndose en un contexto histérico caracterizado po; | la eclosién simulténea y sucesiva de diversos movimientos | de liberacién nacional, presenta también particularidades propias. ea Colonia de poblamiento declarada territorio mettopo- litano, Argelia ha vivido bajo una dominacién policiaca y | militar jamds igualada en ningiin otro pais colonial. Esto explica desde el principio el hecho de que Argelia practi- camente jamés haya dejado las armas a partir de 1830. Pero, sobre todo, Francia no ignora la importancia de Ar gelia en su dispositive colonial y nada pucde explicar su obstinacién y sus incalculables esfuerzos, sino la certidum- bre de que la independencia de Argelia arrastraria en breve plazo al desplome de su imperio. ' ; Argelia, situada a las puertas de Francia, permite al mundo occidental ver, en detalle y como a cimara lenta, las contradicciones de Ja situacién colonial. La apelacién al contingente francés, la movilizacién de muchas clases del servicio militar, el llamado de los oficiales y de los suboficiales, las invitaciones al sacrificio lanzadas periédicamente al pueblo, los impuestos y el blo queo de los salarios han compremetido a la totalidad de la nacién francesa en esta guerra de reconquista colonial. El entusiasmo generalizado, y algunas veces verdadera- mente sanguinario, que ha sefialado la participacién de obreros y campesinos franceses en la guerra contra el pue- blo argelino ha sacudido en sus fundamentos la tesis de un pais real que se opone al pais legal. Segiin una significativa frase de uno de los presidentes del Consejo francés, la nacién se ha identificado con su ejército que se bate en Argelia, : La guerra de Argelia es hecha conscientemente por to dos los franceses y las pocas criticas expresadas hasta hoy por algunos individualistas evocan tinicamente ciertos mé 70 todos que “precipitan la pérdida de Argelia”, Pero la re. conquista colonial en su esencia, la expedicién armada, la tentativa de sofocar la libertad de un pueblo no son con- denados. La tortura, necesidad fundamental del mundo colonial Desde hace algiin tiempo se habla mucho de torturas apli- cadas por los soldados franceses a los patriotas argelinos. Textos abundantes, precisos, horribles, se han publicado, Se han hecho comparaciones histéricas, Personalidades ex- tranjeras, y entre ellas francesas, han condenado estas prac- ticas. Los franceses que se sublevan contra la tortura o que deploran su extensién, hacen pensar infaliblemente en esas bellas almas de las que hablaba un filésofo, y el bautizo de “intelectuales fatigados” que les fue dado por sus compa, triotas Lacoste y Lejeune es muy pertinente. No se puede, al mismo tiempo, querer el mantenimiento de la domina- cién francesa en Argelia y condenar los métodos emplea- dos en ella. La tortura en Argelia no es un accidente, o un error, o-una falta. E] colonialismo no se comprende sin la posi- bilidad de torturar, de violar 0 de matar, La tortura es una modalidad de las relaciones entre ocupante y ocupado. : Los policias franceses, que durante mucho tiempo han sido los Gnicos en practicar estas torturas, no lo ignoran. La necesidad de legitimar las torturas siempre ha sido con- siderada por ellos como un escandalo y una paradoja. La tortura, estilo de vida El sistema tiene accidentes, fallas. Su andlisis resulta de ex- trema importancia. 71 En el transcurso del primer trimestre de 1956, Se han revelado numerosos casos de policias en el limite de Iq locura, Los desérdenes que provocaban en el seno del medio familiar (amenazas de muerte dirigidas a sus esposas, sevi- cias graves contra sus hijos, insomnios, pesadillas, amena- zas continuas de suicidio)? y las faltas profesionales de las cuales se han confesado culpables (pendencias con sus compafieros, descuidos en el servicio, falta de energia, acti- tudes irrespetuosas con sus jefes) han necesitado a menudo atencién médica, el cambio a otro servicio 0, mas a menu- do, un traslado a Francia. La multiple aparicién de organismos revolucionarios di- n4micos, las reacciones fulminantes de nuestros fidayies, la implantacién del F.L.N. sobre todo el territorio nacional planteaban a los policias franceses problemas insuperabies. El quién vive permanente al cual los condena el F.LN. ag ser una explicacién de la irritabilidad de los po- icias, Luego, répidamente; los policias se excusan. Tratan duramente a sus hijos porque creen estar toda- via con los argelinos. Amenazan a sus mujeres porque “todo el tiempo ame- nazo y ejecuto”, No duermen porque escuchan los gritos y los lamentos de sus victimas, s Tales hechos presentan evidentemente ciertos proble- mas. jEstamos en presencia de hombres torturados por los remordimientos? éSe trata de una revuelta de Ja conciencia moral? éLas torturas reconocidas por estos policias constituyen excepciones? La existencia de estos policias en ¢l Kimite de Io pato- 2 En el Constantinois, en 1956, 72 , un comisario de policia tuvo que suicidatse légico zindica el cardcter inhabitual, desacostumbrado, ile- gal después de todo, de la tortura? Dicho en-otra forma, el policia torturador, zesté en con- tradiccién con los “valores” de su grupo y del sistema que defiende? Después de haber negado la existencia de torturas en Argelia, los franceses han utilizado un doble argumento. En principio, han afirmado, se trata de casos excepcionales. La mayor renuncia de los intelectuales franceses es ha- ber tolerado esta mentira. Se aplicaran sanciones, ha dicho el Gobierno francés, pero no podemos hacerlas publicas, Como si Ja tortura de un hombre o la matanza organizada no se incluyeran dentro de los términos dei cédigo penal piiblico. La pasidn de la verdad y de Ja justicia no puede, sin impugnarla, aceptar seinejante supercheria, 7 La fuga ante las responsabilidades Pero al hacerse m4s y mds numerosos los testimonios y al revelarse que las torturas eran cada vez menos la excepcién, toda la responsabilidad se vuelca sobre los elementos ex- tranjeros que sirven en el ejército francés. Este segundo argumento es importante. Muestra, a la vez, el cinismo de las autoridades francesas y la imposibilidad creciente de seguir con ardides, con disimulos, con mentiras. Los fran- ceses, durante un afio, no cesan de repetir que sdélo anti- guos S.S. que sirven en la Legién son responsables de las torturas. Con todo, la mayor parte de los desertores del ejército francés son legionarios extranjeros. Los métodos policiales franceses les disgustan y alemanes e italianos abandonan su situacién de enemigos y se unen a las unida- des de la AL.N. Nosotros los interrogamos por decenas antes de su repatriacién. Estos antiguos legionarios son undnimes: la crueldad y el sadismo de Jas fuerzas francesas Tesultan espantosos. 73 En todo caso, importa no olvidar que la aparicién de soldados torturadores se remonta al invierno de 1955, py. tante cerca de un ajio, solamente los policias han torty. tado en Argelia. Hoy se conocen de cierto los métedos empleados por los franceses. Multiples testimonios han sido publicados y la importante gama de técnicas empleadas han sido enu- meradas. En todo caso, no se ha aportado ningun elementg sobre la doctrina, la filosofia de la tortura. Noticias llega. das al F.L.N. aclaran singularmente esta racionalizacién, Lofrédo y Podevin, tedricos de la tortura Los policias franceses Lofrédo (comisario en Argel) y Po- devin (jefe de la policia judicial de Blida) han précisado, para la comprensién de sus amigos y en el curso de expli- caciones técnicas a sus nuevos colaboradorés, ciertas carac. teristicas de sus métodos. 1) Diversos testimonios y noticias convergentes de de- nunciantes dicen que cierto argelino representa un papel importante en Ja organizacién local del F.L.N. El pa- triota es detenido y conducido a los locales de la Policia Judicial. No se le hace ninguna pregunta porque en ese momento de la investigacién “no conocemos Ja direccién que debe tomar el interrogatorio y el sospechoso no debe darse cuenta de nuestra ignorancia”. E] mejor método con- siste en quebrar su resistencia utilizando el método llama do a “estimulo por el ejemplo”, arias patrullas dejan la PJ. y ca; tur: de argelinos pescados al azar Z ha calle o, mig events aia en un aduar de las inmediaciones. Uno después de ° "3 —— Presencia del sospechoso, el iinico que interesa a) Bo icla—, estos hombres son torturados hasta moti. : ma que después de 5 0 6 asesinatos, el verdadero interrogatonio puede comenzar, , 74 2) El segundo método consiste en torturar desde el co- mienzo al interesado. Varias sesiones son necesarias para quebrantar su energia. No se le hace ninguna pregunta. El inspector Podevin, que ha utilizado largamente este mé- todo en Blida y después en Argel, manifiesta que es dificil callar cuando el torturado pide explicaciones. También es necesario darse prisa en quebrantar su resistencia. En la sexta o séptima sesién hay que contentarse con decirles: Se te escucha. Aqui el interrogatorio no es absolutamente orientado, E] sospechoso, en principio, debe decir todo lo que sabe. En los dos casos, se encuentra el mismo fenémeno: el interrogatorio es diferido. Con esta perspectiva, donde la excusa del fin tiende mas y mas a destacar los medios, es normal que la tortura asuma su propia justificacién. Y el sistema colonialista, para ser légico, debe aceptar reinvindicar Ja tortura como uno de sus elementos importantes. Los intelectuales franceses y la prensa francesa Martin-Chauffier, en un informe prudente en el que no es dificil descubrir una serhiaprobacién, no puede sustraerse a este dilema. E] argumento de la tortura por excepcién es reasumido aqui con un vigor particular. De todos mo- dos, el autor Ilega a reconocer que “cometidos por las cla- ses inferiores, estos crimenes se encuentran, en cierto modo, cubiertos por la negligencia de los poderes superiores en tomar medidas adecuadas y amenazan, por la casi-impuni- dad que los alienta, convertirse en un verdadero sistema”. La contradicci6n no puede ser negada y la frase siguiente es del LLG.A.MLE., la més alta autoridad francesa en Arge- lia, que aprueba, aconseja y legitima estos ctimenes. La pretendida ignorancia de los poderes superiores ¢s mani- fiestamente una mentira y una duplicidad. TA Martin-Chauffier estar4 muy asombrado al saber que su actitud es juzgada aqui incomprensible. En Tealidad, la tortura no es un medio para obtener informaciones, §. tortura en Argelia-por perversién sddica y es la tinica e. presién valida del informe de Martin-Chauffier: “Este sis. tema, dice él, tiene por efecto pervertir a quienes son sus instrumentos.”” G. M. Mattei, que ha participade en las expediciones francesas en Argelia, acaba de publicar unas paginas en ¢] nimero de julio-agosto de Temps Modernes. “‘Recuerdo —escribe— que de tiempo en tiempo, cuando el cine am. bulante del batallén- venfa a proyectamos alguna pelicula y ésta no nos gustaba, soldados y oficiales se levantaban se dirigan tranquilamente a pasar el fin de la velada en compaiiia de los prisionetos... Los gritos eran en parte cubiertos por la misica de Ja pelicula.” Mattei se revuelve contra estos atentadés a la dignidad yal honor francés. Y naturalmente, termina su testimonio | con el argumento clasico de los demécratas franceses: “Qué generacién estamos preparando en ese hervor de cultura que hoy es Argelia?”... Ya que “lo més grave —évidentemente— era aquello en que se habian conver- tido, después de doce meses de A.F.N., esos jévenes lla- mados a filas, con los cuales he pasado seis meses: en ver daderos mercenarios.” No se puede encontrar mejor ejemplo de lo que en suma debe lamarse perversién del sentido moral. Cuando los intelectuales franceses, con G. M. Mattei, repiten a coro que actualmente hay en Argelia una vasta empresa de deshumanizacién de Ja juventud francesa” o deploran qué los jévenes franceses “aprendan ahi el fascismo”, es nece- sario saber que a estos consécuencias morales los franceses, La de buey”, 76 humanistas sélo les interesan Jas sravedad de las torturas y de Jas “jornadas el horror de las violaciones de Jas muchachs de estos crimenes en el alma de argelinas, son percibidos porque su existencia amenaza una determinada idea del honor francés. Vale la pena meditar sobre esta actitud. Semejante ex- clusién del argelino, semejante ignorancia del hombre tor- turado o de la familia asesinada, constituyen un fendmeno enteramente original. Se manifiesta en esta forma de pen- samiento egocéntrico, sociocéntrico, que se ha vuelto ca- racteristico de los franceses. En realidad, parece que el temor de una contaminacién moral (?) sea completamente vano. Los policias enfermos no estaban de ninguna manera atormentados por sus con- ciencias. Si mantienen el ritmo profesional fuera de sus oficinas o de sus talleres, con motivo de las salas de tortura, €s porque son victimas de surmenage. Estos policias recla- man menos un apaciguamiento moral que la posibilidad de recomenzar las torturas. EI sistema en cuestién El policia que tortura en Argelia no se enfrenta a ninguna Jey. Sus actos se sittian dentro del marco de la institucién colonialista. Torturando, manifiesta una verdadera fideli- dad al sistema. Tampoco los soldados franceses pueden actuar en otra forma sin condenar la dominacién francesa. Todo francés en Argelia debe comportarse como un tortu- tador. Si quiere permanecer en Argelia, Francia no tiene més solucién que mantener una ocupacién militar perma- nente y una potente estructura policial. Las fuerzas ene- migas no pueden imaginar hasta qué punto les es imposi- ble hacer otra cosa que evacuar el territorio nacional. El pueblo argelino no lucha contra las torturas, la vio- lacién de las j6venes 0 los asesinatos colectivos. La historia de la ocupacién francesa esta jalonada de tales crimenes y en Kabylia, todavia recientemente, se daba miedo a los nifios amenzandolos con “llamar a Bugeaud”. 77 El pueblo argelino no ignora que la estructura colonia. Hsta descansa en la necesidad de torturar, de violar o ge matat. ti 7 También nuestra reivindicacién es total y absoluta, Los policias s4dicos que han perdido el suefio y los sol. dados torturadores que se “artiesgan a transformarse ep fascistas” nos colocan, a nosotros los argelinos, ante un pro- blema concreto. zCémo modificar nuestra estrategia ¢ intensificar nuestro combate pata que el territorio nacio. nal sea liberado lo mds pronto posible? Cualquier otra consideracién nos es radicalmente ex. trafia. 78 3. A PROPOSITO DE UN ALEGATO2 Con motivo de las ejecuciones colectivas o las salas de tortura, los demécratas franceses se dirigen algunas veces al pueblo argelino y le piden no teunir bajo el mismo me- nosprecio y bajo el mismo odio los diferentes elementos que representan al pueblo francés. Georges Arnaud menciona no sin amargura que todo en Argelia, y desde luego la condena a muerte de una ino- cente y desequilibrada intoxicada por sus verdugos, se hace en nombre del pueblo francés. Georges Arnaud: desde hace tres afios, el pueblo atge- lino es asesinado en nombre del pueblo francés. Vuestro alegato por Djamila Bouhired os honra, pero temed que deje de lado lo esencial. El asesinato de Dija- mila Bouhired no presenta ningin problema al pueblo ar- gelino. La risa de Djamila Bouhired ante el anuncio de su con- dena a muerte, que nadie se engafie, no es una bravuco- nada estéril ni inconsciencia. Esta sonrisa es, simplemente, la manifestacién tranqui- la de una certidumbre interior lena de firmeza, El pueblo argelino no ha expresado ninguna sorpresa al conocer Ja condena a muerte de Djamila Bouhired. Porque no existe ninguna familia argelina que no sea herida, golpeada, diez- mada en nombre del pueblo francés. El mensaje de Djamila Bouhired se inscribe en la tra- dicién de los argelinos caidos por una Argelia indepen- diente. Los soldados del ejército nacional, los hombres y las mujeres de Argelia estén entolados, como Djamila 1 El Moudjahid, nam. 12, 15 de noviembre de 1957. A propésita del libro de Georges Arnaud y Jacques Vergis: Pour - Djamila Bouhired. 5 79 Bouhired, en un combate implacable contra la domina. cién extranjera. ‘ ones 5 Georges Amaud: ha habido después multiples Djamjj, Bouhired torturadas, violadas y asesinadas en el territorig argelino, . Habra otras y el pueblo argelino lo sabe. Sabe que esperanza del colonialismo francés es quebrantar la vo. luntad nacional por medio de estas ejecuciones, La caracteristica de la mayorfa de los demécratas fran. ceses es precisamente no alarmarse mds que a Propésito de casos individuales bastante buenos para aftancar ung lagrima o para provocar pequefias crisis de conciencia. Se aprecia aqui Ja realidad del retardo histérico de |g conciencia francesa. No ha Iegado a sustituir Ia lucha por el] respeto de las libertades individuales y los Derechos del Hombre, tan fecunda hace dos siglos, por la lucha por los derechos de los pueblos. Por tanto, no se explica esta cris. pacién por casos precisos y la vana esperanza de interesar a) pueblo francés en conjunto, a partir de situaciones Ii- mites. : La situacién-l{mite no es Bouhired, ni Zeddour ni aun el estadio de Philippeville. La situacién-limite es la voluntad de doce millones de hombres. Es la tinica realidad. No puede ser simplificada, zPensdis verdaderamente, Georges Arnaud, prestar al- gin servicio al pueblo francés hablandole de Djamila Bou- hired? Aun en el caso de que Djamila Bouhired fucse perdonada (zde qué?), jcambiarla la lucha del pueblo ar- gelino y la represion hecha en nombre del pueblo francés? Es verdad que vuestro libro ha sido escrito para un publico francés. Es verdad, también, que existen en Fran- cia desde hace algin tiempo hdbitos fascistas de los que pagan los costos los escritores que se respetan. Por todo ello vuestra iniciativa es valerosa. Lo esencial —vedlo, Georges Arnaud— es no revolver 80 Jas cartas. No hay que presentar a Djamila Bouhired como una pobre muchacha victima de la maldad. Djamila Bauhired es una patriota argelina consciente, organizada en elseno del FLN. . No pide conmiseracién ni piedad. La dignidad de Dja- mila Bouhired, su extraordinaria tenacidad, su obstinacién para mantenerse en pie, para no hablar, su valor de son- reir ante la muerte constituyen las caracteristicas esencia- les de la actitud nacional del pueblo argelino. La muerte de Djamila Bouhired —tenéis razén, Geor- ges Amaud—, plantea un problema al pueblo francés. Nosotros debemos reconocer, de todas maneras, que, desde hace tres afios ese pueblo no ha percibido la respon- sabilidad tremenda que asumfa ante el mundo y ante la historia al avalar y participar en esta guerra de Argelia de Ja cual se ha podido decir que es la vergiienza mas grande de nuestra época. El maestro Jacques Vergés no ha podido litigar por Djamila Bouhired. Vos decis, Georges Arnaud, que falté poco para que fuera linchado por esta parte del pueblo francés que reina en Argel. 1 He aqui, pues, un nuevo pretexto para sublevarse: los derechos de la defensa, la proteccién de la defensa... Que nosotros estamos lejos de esta guerra que, debere- mos reconocerlo un dia, concierne a los dos pueblos. En cuanto a Jacques Verges, originario de la isla Reunién, colonia francesa, nos basta con recordar que va- tios de nosotros fuimos golpeados en Lyon hace diez afios por mantenernos a su lado. Hace diez afios, cientos de obreros y estudiantes arge- linos manifestaron su solidaridad a un pariente del maestro Verges, victima de un complot colonialista en la isla Reunién y fueron apaleados por la policia y la gendarmeria francesas. éLa isla Reunién esta tan lejos de Argel? 81 DEMOCRATAS 4, LOS INTELECTUALES Y LOS RANCESES ANTE LA REVOLUCION cee ARGELINA? I los primeros deberes de los intelectuales, reunidos hey iecteel ani bajo el término de intelligentsia, y de los elementos demacraticos de los paises colonialistas es sos. tener sin reserva la reivindicacién nacional de los pueblos colonizados. Esta conducta-se funda en ideas tedricas muy importantes: defensa de una idea del hombre, impugnada en pais occidental, abstencién a participar institucional- “mente en la degradacién y en la negacién de ciertos valo- res, comunidad de intereses entre las clases laborales del pafs conquistador y del conjunto de la poblacién del pais conquistado y dominado, en fin, tratar de imponer al go- bierno el respeto del derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos. . Este sostén y esta solidaridad se repiten antes del pe- riodo de Ja Incha armada, durante algunas reuniones anua- les y al votar las mociones. A veces, después de una repre sién sibita muy feroz, signo precursor de una represion mis sistematica, mas global (en el caso de Argelia, las elec- ciones de Naegelen y el complot de 1950-1951), surgen campafias de prensa, declaraciones, toques de atencién ¥ apelaciones. : __ Es necesario sefialar que ninguna tentativa de explice- cién se ha puesto al nivel del conjunto de,la poblacién del pais colonialista. ‘Porque no ha calado en el pueblo, el pais, la izquierda democratica, encerrada en si mism2, 1 Esta serie de tres articulos aparecié en El Moudjahid del 1°, 4 15 y el 30 de diciembre de 1957. 82 se convence por la longitud de Jos articulos o estudios que Bandoeng ha doblado a muerte por el colonialismo. Desde luego es al pueblo real, a los campesinos y a los obreros a quienes: es necesario informar. Incapaz de explicar y de comentar para millones de obreros y campesinos del pue- blo colonialista las realidades del drama que comienza, la izquierda se encuentra arrinconada en el papel de Casan- dra. Anuncia los cataclismos, ‘pero la falta de preparacién de la opinién piiblica hace que estas profecias, inexplica- bles en el periodo preinsurreccional, sean asimiladas a la complicidad en el momento de la explosién, Ung ineficacia dolorosa © \ También, -en el caso particular de Argelia, después de Ja aguda etapa preinsurreccional (1925-1953), cuando co- " mienza el periodo (sabotajes, atentados) de la etapa ar- mada, nos encontraremos con una izquierda desamparada y paraddjicamente tomada de improviso. Los elementos democraticos y los intelectuales france- ses saben los datos del problema. Por haberlos visto muy de cerca y estudiado durante largo tiempo, conocen la com- plejidad, la profundidad y la tensién de los mismos. Pero todo el saber se vuelve vano porque, inconmensurable, con- sidera més las ideas simples que circulan en el pueblo. Encumbrada por este saber inutilizable, la izquierda se beneficia de una actitud de presagio. Durante algin tiempo, repetira a los gobernantes: ““Estad prevenidos, todo esto ocurre por culpa vuestra.” En esta etapa efervescente de alineamiento de las fuer- zas y de organizacién de la lucha armada del pueblo colo- nizado se asiste a una casi comunicacién entre el pueblo revuelto y los elementos democraticos. Muy a menudo los intelectuales y los demécratas conocieron personalmente a los jefes actuales de la lucha armada. Se establece luego 83 ‘ entre ellos una especie de-complicidad aparente. Pero muy -rapidamente, ets seudosolidaridad activa ser4 barriq, por los acontecimientos. En efecto, en el curso del se. gundo periodo, caracterizado por las vniones, las embo;. cadas y los atentados, la culpabilidad tan generosamente voleada sobre los responsables oficiales tiende a desplazar. se. La represién se profundiza, se organiza, se modifica, Aparecen las c4maras de tortura. En todo el territorio nacional argelino decenas y centenas de patriotas son ase. sinados. : E] pueblo concreto, los hombres y las mujeres, los ni- fios y los ancianos del pais colonizado perciben sin esfuerzo que existir solamente en el sentido biolégico del vocablo y existir como pueblo soberano coinciden., La tmica salida posible, el nico camino de salvacién para este pueblo « responder tan enérgicamente como pueda a la empresa de genocidio dirigida contra él. . La respuesta se vuelve mds y mds absoluta. El nacionalismo y le “barbarie” Aqui es donde se sittia un doble fenémeno. Al comienzo, una propaganda ultrachovinista, nacionalista, patridtica, que moviliza los elementos implicitos de la conciencia co- lectiva del pueblo colonialista, aporta un nuevo elemento. Se hace evidente que no es posible sostener al colonizado sin, al mismo tiempo, oponerse al camino nacional. La lucha contra el colonialismo se convierte en lucha contra la nacién. La guerra de reconquista es asumida por él conjunto del pais colonialista y los argumentos anticolo- nialistas pierden su eficacia, se convierten en teorias abs tractas y, al final, desaparecen'de la literatura democratic. En el caso de Argelia, a partir de marzo de 1956, con la llamada al servicio militar, la nacién francesa toma en sus manos la guerra de reconquista colonial. Las manifes 84 taciones de - ee al servicio fueron en ese momento los dltimos sintomas de una guerra juzgada impopul . de el punto de vista cecvinnie ee papalar des Desde 1956, Ja guerra de Argelia es aceptada por la naci6n. Francia quiere la guerra, diran explicitamente Guy Mollet y Bourgés-Maunoury; y el pueblo parisiense, el 14 de julio de 1957, expresara a los paracaidistas torturado- res de Massu el gran reconocimiento de la patria. Los li- berales abandonan Ja lucha en esta etapa, La acusacién de traicién que acecha a los adversarios de la guerra de Arge- lia se vuelve un arma formidable en manos del gobierno francés. Asi pudimos, a comienzos del afio 1957, un gran namero de demécratas, callarnos o ser segados por la ola vengativa y elaborar un patriotismo elemental mal estruc- turado, obsesionado por el racismo, violento, totalitario, en resumidas cuentas, fascista. El gobierno francés encontrar4 su segundo argumento en lo que se Ilama el terrorismo. Las bombas en Argel seran explotadas por el servicio de propaganda. Nifios heridos, inocentes, que no se llaman Borgeaud 0 que no responden a la clasica definicién del “feroz colonialista” presentan a los demécratas franceses problemas inesperados. La iz- quierda es quebrantada: Sakamody reforzara esta retirada. Diez civiles franceses son asesinados en una emboscada y toda la izquierda francesa, en un unanime sobresalto, gri- fa: no os seguiremos mds. La propaganda se orquesta, s¢ insiniia en los espiritus y desmantela las convicciones -ya bastante debilitadas. El concepto de barbarie aparece y se decide que Francia combata la barbarie en Argelia. Gran parte de los intelectuales, casi la totalidad de esta izquierda democritica, se hunde y presenta al pueblo arge- lino sus condiciones: condenad a Sakamody y Jas bombas Y nosotros os conservaremos nu¢stro apoyo amistoso. ; A principios del cuarto afio de la guerra de liberacién nacional frente a la nacién francesa y frente a las bombas 85 de la calle Michelet, la izquierda francesa esta cada ver mas ausente. ¢ Soe, Algunos se han refugiado en el silencio, otras han « cogido ciertos temas que, episédicamente, reaparecen, 1, guerra de Argelia debe cesar porque cuesta caro (la guen; - de Argelia vuelve a hacerse impopular, simplemente, poy. que cuesta- 1200 miles de millones de francos), aisla , Francia o permite -su sustitucién por los anglosajones ¢ por los rusos o por Nasser, etc... ; En Francia se sabe, cada vez menos, por qué debe te. minar Ja guerra de Argelia. Se olvida, cada vez mis, que Francia, en Argelia, pisotea la soberania popular, escarnere el derecho de Jos pueblos a disponer de su propio destino, asesina miles de hombres y mujeres. La guerra de Argelia tiende a convertirse, en Francia, en el seno de la izquierda, en una enfermedad del sistema francés tal como la inestabilidad ministerial: las guerra coloniales son un tic de Francia, una parte del panorama nacional, un detalle costumbrista.’ Ir Desde 1956, los intelectuales y los demédcratas franceses st dirigen periédicamente al F.L.N. La mayor parte del tiem- po se trata de consejos politicos, o sea de criticas voncer nientes a esta o aquella fisonomia de la guerra de liber cidn. Esta actitud de la intelligentsia francesa no debe st interpretada como la consecuencia de una solidaridad in terna:con el pueblo argelino. Estos consejos y estas criticas se explican por el deseo dificilmente reprimido de gui, ae emai, incluso el movimiento. de liberacién del opt mido. - aw ‘a Ast se comprende la oscilacién constante de los dem¢: . cratas franceses éntre-una hostilidad manifiesta o lateate y la. aspiracién totalmente irreal de militar “activamente 86 hasta el fin”. Una tal confusién indica la falta de prepa- racién en les problemas concretos y la no inclusién de los demécratas franceses en el plan de la vida politica interior francesa. A lo largo de esta linea de oscilacién, los demécratas franceses, fuera de la lucha o manifestando la voluntad de observarla desde el interior, participar en ella en calidad de censores, de consejeros, incapaces o rehusando seleccio- nar un terreno preciso donde batirse en el interior del dis- . positivo. francés, amenazan y practican el chantaje. La seudojustificacién de esta actitud es que, para tener una influencia sobre la opinién francesa, es necesario con- denar ciertos hechos, rechazar las excrecencias inesperadas, guardar la distancia ante los “‘excesos". En estos momen- tos de crisis, de enfrentamiento, se ha pedido al F.L.N. orientar la violencia y hacerla selectiva. EI mito de la Argelia francesa En este nivel, la reflexién nos permite descubrir una par- ticularidad importante del hecho colonial argelino. En el seno de una nacién es cldsico y banal identificar dos fuer- zas antagénicas: la clase obrera y el capitalismo burgués. En el pais colonial esta distincién se revela completamen- te inadecuada. Lo que define la situacién colonial es, sobre todo, el cardcter indiferenciado que presenta la domina- cién extranjera. La situacién colonial es al comienzo una conquista militar continuada y reforzada por una adminis- tracién civil y policial. En Argelia, como en toda colonia, el opresor extranjero se opone al autéctono como limite de su dignidad y. se define como impugnacién irreductible de la existencia nacional. E] estatuto del extranjero,. del conquistador, .del francés en Argelia, es un estatuto de ‘opresor. E] francés en Argelia no puede ser neutro o ino- * cente. Todo francés en Argelia oprime, menosprecia, do- 87 mina. La izquierda francesa, que 70 puede Ppermanece; indiferente e impermeable a sus propros fantasmas, adopta' en Argelia, en el periodo anterior a Ja guerra de liberacign, posiciones paraddjicas. {Qué es el colonialismo? Los demécratas franceses, al decidir lamar colonialisme a Jo que nunca ha cesado de ser conquista y ocupacién, han simplificado deliberadamente los hechos. El término co- lonialismo creado por el opresor es demasiado afectivo, de. masiado emocional. Es situar un problema nacional en un plano psicolégico, Asi es como, en el espiritu de estos demécratas, el contrario de colonialismo no es ya el reco- nocimiento del derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos, sino la necesidad del escalén individual de com. portamientos menos racistas, mas abiertos, mas liberales, El colonialismo no es un tipo de relaciones individua- les sino la conquista de un territorio nacional y Ja opresiin de un. pueblo; eso es todo, No se trata de una cierta con- .ducta humana ni de una modalidad de relaciones entre individuos.. Todo francés en Argelia actualmente es un soldado enemigo. En tanto que Argelia no sea indepen- diente, es necesario aceptar esta consecuencia légica, La- coste lo ha comprendido y ha “movilizado en apariencia” a’ los franceses y francesas que residen en Argelia- Al término de este andlisis se percibe que, lejos de 1¢ prochar al Frente de Liberacién Nacional algunas de sus accionés urbanas, se deberia, por el contrario, apreciar los esfuerzos que impone al pueblo. . Por no haber comprendido que el colonialismo no & mé4s-que una dominacién militar, los demécratas francesés se encuentran hoy en el limite de la paradoja. Victimas del mito de la Argelia francesa, los partidos le izquierda crean en el territotio argelino secciones atge- 88 inas de partidos politicos franceses. Los lemas, los progra- mas, los modos de lucha son idénticos a los de la “me- trépoli”. Una posicién doctrinal, indiscutible hasta los fltimos tiempos, ha justificado esta actitud. En un pais colonial, se decia, hay entre el pueblo colonizado y la clase obrera del pais colonialista una comunidad de intereses. La historia de las guerras de liberacién conducidas por los pueblos colonizados es la historia de la no verificacién de esta tesis. Et colonialismo no es Borgecud El pueblo argelino se muestra refractatio ante la imagen simplista que pretende que el colonialista sea un tipo par- ticular de hombre facilmente identificable. Asi, se ha ade- lantado que no todos los franceses en Argelia son colonia- listas o se han descrito grados del colonialismo. Con todo, ni Borgeaud ni De Sérigny caracterizan totalmente el colo- nialismo francés en Argelia. El colonialismo francés, la opresién francesa en Argelia forman un conjunto coheren- te que no requiere forzosamente Ia existencia de Borgeaud. La dominacién francesa, esto es, la totalidad de fuerzas que se oponen a la existencia de la nacién argelina, y para el argelino, concretamente, Blanchette no es més “colo- nialista” que un agente de policia, un guardia campestre o un maestro. El argelino resiente globalmente el colonialismo fran- eés no por simplismo o xenofobia, sino porque, realmente, todo francés en Argelia mantiene con el argelino relacio- nes basadas en Ja fuerza. La evocacién de casos particu- lares de franceses anormalmente gentiles con los argelinos no. modifica la naturaleza de las relaciones entre un grupo extranjero que ha acaparado los atributos de la soberania nacional y el pueblo que se encuentra privado del ejercicio del poder. Ninguna relacién personal puede contradecir 89 . este dato fundamental: que Ja nacién francesa por Medi, de sus dependencias se opone a la existencia de la Nacigy argelina, . . En las colonias de encuadre, el pueblo colonialisig representado por: los soldados, los policias y los técnicg, E] pueblo colonialista puede en esas ‘condiciones refugian, en la ignorancia de los hechos y declararse inocente de}; colonizacién. En las colonias de poblamiento ests ante si mismo resulta imposible. Porque, segtin la forme. la célebre de un jefe de Estado francés, “no existe tm francés que no tenga un primo en Argelia”’, toda la nacifg francesa se encontré metida en el crimen contra un ue. blo y se encuentra hoy complicada en asesinatos ¥ tortura que caracterizan la guerra de Argelia. E] auténtico demécrata francés no debe estar conty Borgeaud 0 contra Blanchette, debe evitar escoger arbitn tiamente algunos chivos’ expiatorios que no pucden expre sat los 130 afios de opresién colonialista. El demécrat: francés debe juzgar y condenar. el conjunto de la colonize cién en su categoria de opresién militar y policial, Debe convencerse de que todo francés en Argelia reacciona come Borgeaud. No existe en Argelia un francés que no teng justificada su existencia misma por esta dominacién. Ya que no se puede adoptar esta actitud por falta de ‘valor o imperfeccién de andlisis, el demécrata francés tefiere constantemente a abstracciones: el colonialismo e general se muere, el colonialismo es inhumano, Francia debe ser fiel a su historia, olvidando asi, singularmentt, que el colonialismo constituye una parte importante de lé historia francesa. El colonialismo es la organizacién de la dominaciéa * de una nacién por medio de 1a conquista militar. La gut _ tra de liberacién no es busca de reformas sino esfuerz grandioso de-un pueblo, antes momificado, para enconti#! Su genio, para’ tetomar su historia y volverse soberano. *90 Los franceses, en él marco-de la O.T.AN., rehusan servir bajo Jas érdenes del general aleman Speidel pero aceptan batirse contra el pueblo argelino. Con todo Tigor, la fidelidad al espiritu de -la resistencia francesa queria que los franceses a quienes repugna servir -bajo Speidel, légicos consigo mismos, rehusaran combatir bajo Massu o Salam. ' ar Con toda evidencia, los gobernantes franceses tienen ta- z6n cuando pretenden que el problema argelino quebranta "Yas bases mismas de la Repitblica, Desde hace algunos afios, el: mito de la Argelia francesa ha estado sometido a una dura prueba y en la conciencia se ha instalado una dosis de incertidumbre en cuanto a la veracidad de esta esis. “ = A escala internacional, se han podido registrar reper- cusiones de esta destruccién. De todos modos, tales pro- gresos no han resuelto totalmente el problema de la misti- ficacién -engendrada por decenas de afios de ensefanza mendaz y de falsificacién histérica sistematizada. El precio de la mixtificacién Cuando se analizan de cerca las relaciones colonialistas que han. existido entre Argelia y Francia, se percibe que el territorio argelino, por los mismos caracteres de su = quista, siempre ha representado para Francia una prolon- gacién, mds o menos real. En ningin momento Francia ha indicado en términos idénticos su derecho de propie- dad sobre el Africa negra o sobre otra parcela del oy francés”. Se ha podido decretar que ¢l Africa negra fuera -tierra francesa, pero jams se decidié que el Africa negra fuera Francia. 91 El derecho de Francia en Africa se vuelve més un de. recho de propiedad, en tanto que en Argelia, desde €] og. mienzo, se afirman relaciones de identidad. Hemos visto que los demécratas franceses, con raras excepciones, han adaptado su actitud a esta visién. Los partidos politica, franceses no han ocultado Ja necesidad en que se encuen. tran de obedecer a esta mixtificacién. Laurent Casanoyg en un discurso a los estudiantes comunistas, pronunciady el 17 de marzo de 1957 en Parts, al responder a Jas ctiticas que le dirigia la juventud comunista sobre la actitud de Partido Comunista francés frente al problema argelino, se justificaba solicitando que tuviesen en cuenta la “‘actitud espontinea de Jas masas populares francesas Tespecto de la cuestién”. . Debido a que durante 130 aiios la conciencia nacional francesa se ha elaborado a partir de un principio de base simple: Argelia es Francia, hoy se choca, en el momento en que una gran parte del pueblo francés se da cuenta m- cionalmente que su interés se encamina hacia el fin de h guerra y él reconocimiento de un Estado argelino inde- pendiente, con reaccionés instintivas, pasionales, antihis- toricas. Jams el principio que establece que nadie sojuzgue impunemente fue tan totalmente verdadero, Después de haber domesticado durante mds de un siglo al pueblo arge- Iino, Francia se encuentra pusionera de su conquista € incapaz de desasirse, de definir nuevas relaciones, de to- Mar nuevas orientaciones, "Un negociado odioso Gran error, por otra’ parte, seria creer que el problem: esta agotado por consideraciones psicolégicas. Las confron- faciones con los representantes de la izquierda frances? hacen aparecer preocupaciones mucho mAs complejas. As 92 es como, en el punto preciso del porvenir de la Argelia in- dependiente, nos encontramos ante dos exigencias contra- dictorias que s¢ apartan, por otra parte, en una escala mucho més elevada, de la concepcién maniqueista del bien y del mal que desde hace algunos afios divide al mundo. Le izquierda no comunista nos asegura su apoyo, nos promete su intervencién, pero nos pide garantizarle que Argelia jamas se sumara al bloque comunista o al bloque neutralista. El anticolonialismo de estos demécratas no 6s, pues, sin reservas e incondicional, sino que supone una seleccién de politica precisa. Es verdad, los argumentos no le faltan. Cambiar el colonialismo francés por el “‘co- lonialismo” rojo o nasserista les parecia una operacién ne- gativa, porque, aseguran ellos, en la hora actual de los grandes bloques, un alineamiento es obligatorio, y sus con- sejos no estan disfrazados: es necesario escoger el bloque occidental. Esta izquierda no comunista es generalmente reticente cuando le explicames que, por el momento, se trata para el pueblo argelino de liberarse del yugo colonialista fran- cés. Al rehusar mantenerse en el plan estricto de la desco- lonizacién y de la liberacién nacional, la izquierda fran- césa no comunista nos requiere que equiparemos los dos esfuerzos: rehusar el colonialismo francés y el comunismo soviético-neutralista. El mismo problema, segin un dinamismo inverso, sé presenta con la izquierda francesa comunista. El Partido Comunista francés, dice ella, no puede apoyar mas que ciertos movimientos de liberacién nacional, porque qué in- terés representaria para nosotros, los comunistas franceses, la irrupcién del imperialismo norteamericano en Argelia. Aqui atin se nos piden garantias, se pretende arrancarnos Promesas. Se reclaman seguridades. . . Se comprende que tales dificultades repriman la ae anticolonialista de la izquierda francesa. Es que Argelia, 93 aun sin ser independiente, es ya objeto de luchas de in. fluencia a escala internacional. Entonces, épara qué se yg a liberar Argelia? E] pueblo argelino desde hace tres: afjog no cesa de-repetir que sé propone liberarse por su Propia cuenta, que lo que es importante para €l es, en principio, reconquistar su soberania, asumir su autoridad, realizar sy humanizacién, su libertad econémica y politica; pero no parece que estas evidencias sean aceptadas. El pueblo argelino sufre de manera terrible su naci- miento a la independencia y se le rehusa, con una agresi. vidad desacostumbrada, la menor porcién de apoyo. De ello resulta que no es raro escuchar a ciertos franceses de. micratas decirnos: ayudadnos' a ayudaros. Lo que clara- mente ‘significa: contadnos un poco hacia donde pensdis ir después. : e ‘ Esta intimacién, que siempre se sita en escala indivi- dual entre franceses y argelinos, representa ciertamente uno de los aspectos mas dolorosos de la lucha por Ja inde pendencia. Ciertos demécratas franceses son a veces heri- dos por la sinceridad del combatiente argelino. E] cardcter total de la guerra que nosotros mantenemos repercute so- bre la manera no menos radical con que tenemos que vivir las contingencias individuales. Y es necesario advertir que nos Tesulta insoportable ver a ciertos franceses que habia- mos creido nuestros amigos comportarse con nosotros como mercaderes y practicar -esta especie de chantaje odioso res- pecto a la solidaridad abastecida de restricciones funda- mentales sobre nuestros objetivos, Un desacuerdo fundamental Si se compara la actitud de Ja izquierda francesa con |a meta de nuestra lucha, se advierte que ninguna fraccién admite la eventualidad de una liberacién nacional real. La izquierda no comunista concede que el estatuto co- 94 Jonial debe desaparecer. Pero, entre la liquidacién del ré- gimen colonial —circunscrito segtin las circunstancias a un régimen preferencial, con lucha de castas en el interior de un conjunto— y el reconocimiento de una nacién arge- lina independiente de Francia, esta izquierda ha interpues- to una multitud de etapas, de subetapas, de soluciones ori- ginales, de compromisos. . Es claro qué para esta parte de la izquierda él fin de la guerra de Argelia debe producir una especie de federa- lismo interno y de Unién Francesa renovada. Nuestro des- acuerdo con esta opinién francesa no es desde luego ni de- orden psicolégico ni de orden tactico, como algunos pre- tenden. Los radicales de izquierda, los socialistas minori- tarios y los M.R.P. de izquierda no han aceptado la idea de una independencia argelina. Asi, las posiciones son: es- tamos de acuerdo respecto al fondo,- pera los métodos son radicalmente falsos. La izquierda comunista, por su parte, aunque proclama la necesaria evolucién de los paises coloniales hacia la in- dependencia, exige el mantenimiento de las ligas particu- lares con Francia. Tales posiciones manifiestan claramente que aun los partidos Ilamados extremistas consideran que Francia tiene derechos en Argelia y que el alivio de la do- minacién no debe obligatoriamente acompajiarse de la desaparicién ‘de todo nexo. Esta disposicién de espiritu se presenta bajo las formas de un paternalismo tecnocratico, de un chantaje a la regresién. ‘ Sin nexos con Francia, se ha augurado, jqué hariais? Os faltan técnicos, divisas, mAquinas.. . No hay cuadro catastréfico de una Argelia devorada por el desierto, infestada-de pantanos y asolada por las en- fermedades, que no sea movilizado para hacernos refle- xionar. : : Los colonialistas, en su propaganda, dicen al pueblo ncés: Francia no puede vivir sin Argelia. 95 Los anticolonialistas franceses dicen a los argelinos: Ap gelia no puede vivir sin Francia. Los demécratas franceses no se dan cuenta del caricter siempre colonialista 0, para emplear un concepto nuevo, neocolonialista de su actitud. — ; La exigencia de nexos particulares con Francia respon. de al deseo de mantener intactas las estructuras coloniales, Se trata aqui de una especie de terrorismo de lo necesarig a partir del cual se ha decidido que nada de lo valido eq Argelia podria ser concebido o realizado fuera de Francia, En efecto, la reclamacién de nexos particulares con Fran. cia restablece la voluntad de mantener eternamente a Ar gelia en un estadio de Estado menor. y protegido. Pero es, también, garantizar ciertas formas de explotacién del pue. blo. argelino, Es, inconstestablemente, hacer la prueba de una grave incomprensién de las perspectivas tevoluciona- tias de la lucha nacional. Es demasiado tarde? Es necesario que los demécratas franceses vayan mis alli de las contradicciones que esterilizan sus posiciones si quie- ren efectuar una auténtica democratizaci6n con los colo nialistas. A medida que la opinién democrdtica frances tenga menos reticencias su acci6n podra ser eficaz y de cisiva. . Debido a que la izquierda obedece inconscientementé el mito de una Argelia francesa, su accién se contenta con aspirar a una Argelia donde reinar4 més la justicia y 12 libertad 0, a lo maximo, una Argelia gobernada menos directamente por Francia. El chovinismo pasional de Ja opinién francesa respecto de la cuestién argelina hace pre sién sobre esta izquierda, le inspira una prudencia ext siva, sacude sus principios y la coloca en una situacién p* taddjica y rapidamente estéril. 96 EI pueblo argelino estima que la izquierda francesa no ha hecho todo lo que debfa en el cuadro de la guerra de Argelia. No se trata para nosotros de acusar a los demé- cratas franceses, sino de llamar su atencién sobre ciertas actitudes que nos parecen opuestas a los principios del anti- colonialismo. 2 No sera initil recordar la actitud de la Internacional Socialista sobre esta cuestién. Nadie ignora que en 1956 la delegacién francesa conducida por Pineau fue condena- da y que Bevan en 1957, durante el Congreso socialista de Tolosa, expresé publicamente su decepcién y su célera ante el racismo y el colonialismo de la S.F.I.0. Desde 1954, el pueblo argelino lucha por la independen- cia nacional. Se trata de un territorio conquistado desde hace m4s de un siglo que expresa su voluntad de consti- tuirse en nacién soberana. La izquierda francesa debe soste- ner sin reserva este esfuerzo. Ni la presencia de una mi- noria europea, m Sakamody, pueden y deben desbaratar la determinacién de una izquierda auténtica. Hemos visto que la propaganda de Lacoste no cesa de afirmar que Fran- cia combate la barbarie en Argelia. La izquierda debe mos- trarse impermeable a esta campafia y exigir el fin de la guerra y el reconocimiento de la independencia de Argelia. Como hemos visto, sucede que ciertos demécratas uti- lizan el razonamiento siguiente: si queréis que nuestra ayu- da continie, condenad tales o cuales actos. Asi, la lucha de un pueblo por su independencia debe ser didfana, si quiere beneficiarse del apoyo de los demécratas. Patadéjicamente,-volyemos a éncontrar aqui la actitud de Guy Mollet quien, para continuar su guerra, designa una comisién de salvaguarda con la misién de sefialar los “excesos”, aislando espectacularmente a los malos soldados del bueno, justo y fecundo ejército francés. 97 Las tareas de la izquierda francesa El F.LN. se dirige al conjunto de la izquierda frances le pide, en este cuarto afio, que se empene concretament, en la lucha por la paz en Argelia. En ningin momento seria para los demdcratas france ses una cuestién de unirse a nuestras Jineas 0 de traiciong a su pais. Sin renegar de su nacién, la izquierda francey debe luchar por que el gobierno de su pais respete los valy res que se Ilaman: derecho de los pueblos a disponer ¢ si mismos, reconocimiento de la voluntad nacional, ligui. dacién del colonialismo, relaciones reciprocas y. enriquere doras entre dos pueblos libres. EI F.LN. se dirige a la izquierda francesa, a los dem cratas franceses y les pide estimular toda huelga emprer dida por el pueblo francés contra la elevacién del costo de ‘la vida, los nuevos impuestos, la restriccién de las liberts des democraticas en Francia, consecuencias directas de k guerra de Argelia. - El F.L.N., pide a Ja izquierda francesa reforzar su a cién informativa y continuar explicando a las masas fran- cesas las caracteristicas de la lucha del pueblo argelino, ko ~ principios que la animan, los objetivos de la Revolucién. EI F.LN. saluda a los franceses que han tenido el valor de negarse a'tomar Jas armas contra el pueblo argelina, y que son mantenidos en prisién, Estos ejemplos deben multiplicarse a fin de que pa todo el mundo esté claro, comenzando por el gobiem francés, que el pueblo francés rechaza esta guerra, lech en su nombre contra el derecho de los pueblos para d mantenimiento de la opresién, contra el reino de /a bertad. 98 5, LAS ANTILLAS, ;NACIMIENTO DE UNA NACION? 2 Ex 3 de enero de 1958, las “Antillas Britdnicas” han des- aparecido para dejar lugar a una “Federacién de las Indias Occidentales” destinadas a convertirse —como Ghana, por ejemplo— en un Dominio en el seno del Commonwealth. Una colonia acaba, pues, de obtener su autonomia in- terma, con promeésa de independencia, en el archipiélago de las Antillas. Qué significa este acontecimiento para los pueblos de una de las regiones del globo mas antiguamente marcada por el colonialismo? EI Azticar-Rey El archipiélago del “Caribe”, como también se nombra a las Antillas (por el nombre de sus primeros habitantes, los indios caribes, todos desaparecidos, primeras victimas de la explotacién blanca en esta regién), esté constituide por una multitud de islas, unas grandes, otras mindsculas, que se alinean entre la América del Norte y la América del Sur; dominan asi el paso hacia el canal de Panamd, nudo de comunicaciones esencial para América. Toda su historia ha sido marcada por su situacién bajo un clima tropical y por la riqueza de su suelo que las vuelve poe tianlian aptas para la produccién de la caiia de aziicar. Cuando los europeos descubrieron América, el aziicar de remolacha no era conocida atin: la posesién de estas Herras con azticar se convertia en una fucnte de riqueza y cada potencia queria tener “‘su” Antilla. Espafioles, ingle- 1 El Moudjahid, nam. 16, 15 de encro de 1958. 99 ses, franceses, holandeses organizaron, en sus dominios res. pectivos, la produccién yla sepia ae azticar de Catia, en provecho exclusivo de Ja “‘metrépoli”. Se presentd un problema, el de la mano de obra, los indios caribes no resistieron él trabajo exttemadaments duro que era exigido en las plantaciones. Y muy pronty la “trata de negros” fue el medio empleado para rempla. zarlos: catgamentos enteros de esclavos “importados” ge Africa en condiciones espantosas se derramaron por las Ap. tillas. Durante siglos la mano de obra negra fue asi secuestra. da, vendida, comprada, almacenada y obligada al trabajo como una verdadera bestia, trabajo del cual los estados europeos obtenian todo el beneficio por medio de grandes propietarios, colonos blancos, mercaderes, importadotes de los puertos de Europa. Asi, frente a la potencia extraordinaria de los colonos blancos, la abolicién de Ja esclavitud del siglo xix fue inefi- caz para provocar el mejoramiento real de la situacién de los trabajadores negros. Estos debieron continuar siendo obreros agticolas en las plantaciones y todavia hoy se ven sus miserables chozas junto a la lujosa mansién del colono. “La abolicién de Ja esclavitud ha dejado al nuevo li berto tan dependiente y a merced del Aztcat-Rey, como lo habia sido en su esclavitud” (Eric Williams) . La “realeza del azticar”, forma antillana del colonialis mo, ha hecho de estas islas, antes florecientes,’ una de les tegiones “'subdesarrolladas” del mundo. Cultivo exclusivo de un producto destinado a la expor tacién, en lugar de cultivos para su subsistencia; ausencia de industrializacién; vida cata (porque todo debe ser int portado de la “metrépoli” situada a 7000 kilémetros, © por lo menos, de Estados Unidos); concentracién de tiertas == ate de unos pocos grandes propietarios ommip inte sus obreros y ante las administraciones; miset® 100 : : ; de los campesinos sin tierra, reducidos al paro forzoso, mAs més intensa por el fuerte aumento demografico; ensayos de emigracion al extranjero (puertorriquefios a los Estados Unidos de Norteamérica, jamaiquinos a Inglaterra) 0 re- agrupamiento en las concentraciones de los arrabales; anal- fabetismo, desnutricién, mala salud. Miseria de todos los colonizados, tertiblemente agra- vada por un racismo odioso, secuela tal vez la més cruel de Ja esclavitud, que enfrenta entre si a blancos, negros y, también, mulatos. Miseria contra la cual la lucha es espe- cialmente dificil por los particularismos creados durante cuatro siglos de colonizacion. Colonias-yuxtapuestas Pero estas islas que tienen por lo general el mismo clima, la misma poblacién, los mismos problemas econdémicos y. sociales han sido modeladas por maestros diferentes: los jamaiquinos hablan inglés o un dialecto a base del inglés, leen libros ingleses, consumen productos ingleses, van (cuando pueden) a universidades o a fabricas inglesas y lu- chan contra el poder inglés. — . Los puertorriquefios, en su mayoria de origen blanco, estin muy apegados a la lengua de su vieja metrépoli, Es- pafia, aun cuando emigren a. los Estados Unidos. Los antillanos de la Martinica y Guadalupe, ‘-Departa- mento de Ultramar”, padecen, desde hace siglos, la poli- tica de asimilacién tan cara a Francia, tendiente a despojai- los sistemdticamente de su personalidad, a tal punto que algunos de ellos se vuelven funcionarios de Francia en otras oe a s did h blar “‘de una especie de Si Aimé Césaire ha podide hablar specie de ghetto insular” entre Tae diferentes islas, ha querido, deeit que la solidaridad antillana, inscrita en los heey ae Hmentada.por los antillanos mds conscientes, est todavi 101 lejos de traducirse en la vida cotidiana y aun en la lucha de emancipacién: cada uno debe, ante todo, adaptar gy esfuerzo contra el enemigo particular que debe vencer, En todas las Antillas el movimiento de liberacién eco. némica y politica del siglo xm se ha injertado en un tena. cimiento cultural de multiples facetas; tener conciencia de Ja historia antillana, rehabilitacién de las tradiciones pope. lares, redeScubrimiento de los cultos africanos como form, de resistencia a la opresién occidental y cristiana (al “cris. tianismo forzoso”), aceptacién del pasado de esclavitud, orgullo de pertenecer a la raza negra. Este renacimiento se manifiesta actualmente, con mu- cho vigor, en el plano intelectual, en Haiti, en Jas Antillas francesas y en las Antillas britdnicas, donde, precisamente, un lenguaje comin, “el créole” (mezcla de francés, inglés, ¢spatiol y dialectos africanos) constituye un Jazo y un me. dio de expresin de la conciencia antillana. En cuanto a las reivindicaciones, son tanto mds enér gicas cuanto la opresién colonial y la opresién racial agra- van la opresién social en la mayor parte de las islas. La Federacién de las Indias occidentales, futuro dominio En Jamaica: los: trabajadores de la industria azucarera s¢ organizan a partir de 1920 teniendo como Mder a Busts- mante. Una revuelta, en 1938, es teptimida por el ejército. En esta época aparece un partido politico, el Partido Na- cional del Pueblo (P.N.P.), bajo el impulso del abogado Norman Manley. E1 PNP. es el partido politico de unién nacional mas potente; en tanto que Bustamante, demago- 89, se convierte en dictador dentro de su sindicato (del cual él es |presidente vitalicio!"’); se crea una nueva cen- tral, emparentada con el PNP.” ‘ oat En 1954, el Partido de’ Manley es mayoritario en dl sy en la Asamblea: una purga, dentro del partido, de- 102 5 ita al ala izquierda que contaba con algunos marxistas OF bre todo, sindicalistas. h Desde entonces, Norman Manley, jefe del gobiemo de amaica, evoluciona hacia el reformismo; suscita una ter- central sindical y enfrenta las transformaciones econé- re superficiales con la ayuda, en el exterior, de los Esta- dos Unidos de Norteamérica y en el interior, de los colonos “raciorales”’ Pero el P.N.P. permanece sdlido y mayori- tario, Manley es uno de los politicos del Caribe que “pien- sa en antillano”. Para él, ha nacido una nacién antiliana, la federacién inglesa ne es mas que una etapa. El estatuto de Dominio sera la segunda etapa, que permitird conside- rar una confederacién trilingiie de todas Jas Antillas. Man- ley cuenta con la mayoria en Jamaica porque expresa la conciencia nacional antillana: la idea de una nacién ant- Ilana ha hecho grandes progresos en Ja conciencia popular. En Trinidad: la presencia de yacimientos de petréleo ha suscitado una industrializacién wmica en las Antillas. En 1919, se presentan las primeras huelgas de portua- tios y la iniciacién de un gran movimiento de reinvindi- cacién politica, animada por un colono blanco: el _ tan” Cipriani, que se convertira en el alcalde de Port o: Spain, la capital. . . - En Rae de 1935, nuevas agitaciones. En 1937: una marcha del hambre sobre Port of Spain se transforma en verdadera sublevacién, abatida por él ejército inglés. bed se organiza un sindicato bajo el impulso de un eT a Butler y, en la actualidad, la Oil Workers Trade se : (Sindicato de los Trabajadores del Petrdleo) ag - = muy importante en Ja organizacién econdmica ce . Desde 1955, Eric Williams ha organizado bajo s a delo del P.N.P. de Jamaica, un Movimiento an Pueblo (P.N.M.) que, en septiembre de 1956, re oe nido la mayoria absoluta en las eleccionés; @ pes eH en Eric Williams ha sido expulsado, el P.N.M. ya no 103 el poder; su primera reivindicacién es la autonomtg §,, terna con sufragio universal En Barbados: El ejemplo del levantamiento de 1937 en Trinidad ha sido contagioso: Clément Payne organi, los primeros ‘sindicatos. En 1945, nuevas agitaciones, jn. cendio de una cosecha de cafia de azticar. Dos movimie,. tos existen desde Ja guerra, un sindicato muy potente de “Trabajadores de las Plantaciones Azucareras” y un par. tido politico socializante, en la actualidad en el poder gra. cias a la abolicién de la doble Camara desde 1950 (la px. mera CAmara estaba reservada a los blancos). I] sufragio universal ha levado a Ja presidencia a Grantley H. Adams, abogado y lider sindical, pero la autonom{a relativa de k isla esta frenada por los poderes politicos que consena el gobernador inglés y por la dominacién econémica que ejercen los colonos blancos, Hoy, Jamaica, Trinidad, Barbados y las otras pequeiias islas, cada una con su estatuto, estan federadas. Inglaterra, bajo la presién de fuerzas de emancipacién locales y por temor de una contaminacién marxista venida de la Gua yana inglesa (donde el doctor Jagan es presidente desde 1957), ha reconocido Ja existencia de una nacién antills na, Esta abierto el camino hacia la independencia y la coo- federacién permanece como perspectiva del laborista muy moderado Manley al’ igual que del joven Eric Williams. . El 25 de marzo piéximo, elecciones y sufragio univer sal para el Parlamento Federal Vendrdn a traducir la nueva realidad. ; 5 ; { Hs F El resto del archipistago |‘ + Haiti: Haiti resuita de Ja’ s ién vie i Eesti eparacién de la vieja colonia ae de Santo Domingo en dos partes: la. Republic Ominicana del este, donde se agrupan los blancos, y Haiti en el oeste, con las gentes de color. 104 Las Antillas francesas ““Departementos de Ultramar” La evolucién politica acelerada de la Mattinica y Guada- lupe data de 1944. Han confiado en la “Francia de la Liberacién” para luchar contra la potencia politico-econémica de la “plan- tocracia azucarera”. La poblacién, que votaba como socia- lista o comunista, tenia por primera reivindicacién la igualdad social; los lideres han hecho el juego de la “depar- tamentalizaci6n”. Los colonos son siempre potentes, los obreros siempre mal pagados, la legislacién social y los ingresos familiares son bastante menos ventajosos que en Francia; la vida es muy cara, 4 causa de la unién aduanera que obliga a im- portarlo todo de Francia; el pais no se encuentra industria- lizado, ni la juventud est4 completamente escolarizada. El truco electoral, por una parte; la ineficacia de seis diputa- dos antillanos, perdidos en la Asamblea Nacional francesa, por otra, tornan ilusorios los derechos politicos agregados, en principio, al titulo de ciudadano francés. “Nos hemos convertido en departamentos franceses y, por tanto, permaneceremos sumergidos en una espantosa miseria, Por otra parte, la apariencia no es nada”, conclu- ye A. Césaire, y con él las “Antillas francesas”’. : Las Antillas Holandesas: Islas de menor importancia donde, segiin la palabra de Ja reina Guillermina, en 1954, “el colonialismo ha desaparecido”. En efecto, sobre una poblacién muy diversa de 180 000 habitantes, el colonia- lismo se ha “ablandado”, pero no ha desaparecido, las islas juegan a la “autonomia”, su parlamento & elegido por su- fragio universal, pero siguen siendo propiedad de la Co- tona, y el “Gobemador del Reino” nombra magistrados y administradores. 105 Hacia una confederacién caribe Tal es, r4pidamente esbozada, Ja evolucién politica actual de las Antillas en el camino de la independencia. Una conciencia nacional antillana ha nacido: aqui y alld se producen fisuras en los viejos cuadros, pero una revolucién completa y generalizada no parece posible y necesaria de inmediato. En esta situacin, los lideres politicos estiman mis jui- cioso que cada pueblo comience por obtener su indepen. dencia en el marco donde se encuentra, a fin de que la federacién de todas las Antillas no sea una construccién rapida, artificial y fragil, sino una confederacién de esta- dos mayores, decididos a ayudar y a defender mutuamente su libertad. : Algunas cifras Estados independientes: Cuba . 6000 000 habitantes Haiti 3 500 000 Repiblica Dominicana 2 300 000 ” » Colonias o “posesiones”: Antillas francesas (Mar- tinica y Guadalupe, sobre todo) 600 000 i Antillas holandesas (Curagac) 180 000 ” Puerto Rico (EE. UU.) 2500 000 Antillas inglesas 3000000 7 Jamaica 1700 000 ” Trinidad 800 000 Barbados 300000, Islas de Barlovento y . Sotavento 200000 106 Jocques Roumain, poeta haitiano, muerto en 1945: Y bien, he aqui Nosotros Los negros Los niggers’ Los sucios negros No lo aceptamos més Es simple - Terminado ~ Estar en Africa En América Vuestros negros Vuestros niggers Vuestros sucios négros. . . “No lo aceptamos mas Eso os asombra Decir: Si seid Limpiando vuestro calzado Si mi pa . A los misioneros blancos Si amo Recolectando para vosotros La cafia de aztcar El café E] algodén E] cacahuate En Africa En América Buenos negros Pobres negros Que éramos Que no seremos mas. . . 107 6. LA SANGRE MAGREBI NO CORRERA EN VANO? Hace poco mds de un afio, con el anuncio de la intere cién del avién en que habian tomado pasaje los repre. sentantes del F.L.N., pata participar en la conferencig magrebi de Timez, se pudo ver, en las calles de Argel o Paris, franceses abraz4ndose con jubilo y entusiasmo. El 8 de febrero de 1958, en visperas de la Ilegada a Tunez de Mohamed V, invitado por el presidente Bour guiba a fin de estudiar y definir Ja cuestién argelina, una flota aérea compuesta de 25 aviones lanzé sobre la pobla- cién de Sakiet Sidi Youssef una andanada de bombas, cohetes y proyectiles de ametralladora, matando cerca de 100 civiles, hiriendo mds de 200°y destruyendo casi la totalidad de la poblacién. Las diferentes incursiones de las fuerzas francesas so- bre teritorio tunecino, con motivo de las cuales decenas de tunecinos encontraron la muerte, causaron Ja indigna- cién del pueblo. A cada una de estas incursiones los tune- cinos, hombres y mujeres, tomaban clara conciencia de lo precario de su independencia. Esta condicién precaria tenia su raiz desde el principio en el conflicto franco-arge- lino, y, ademas, en la implantacién de fuerzas militares francesas en el territorio nacional. Varias veces el presiden- te Bourguiba habia pedido al gobierno francés la apertura de negociaciones con vista a la evacuacién de sus tropas y en cada ocasién los responsables franceses provocaban in- cidentes creando tensién y difiriendo Ja discusién general sobre la partida del ejército francés. Con Sakiet Sidi Yous- = pueblo tunecino se convencidé, de que no solamente os franceses comprenden el “castigar” de su solidaridad 1 El Moudjahid, nam. 18, 15 de febrero de 1958. 108 nel pueblo argelino sino que aim esperan tomar esta oiidaridad como pretexto para reconquistar Tiinez, pro- tendo asi, de uma vez por todas, que el Magreb es uno ue debe ser dominado por el imperialismo francés. ya or ello tunecinos y tunecinas no han tenido necesi- dad de exhibir su célera o de gritar su determinacién. Du- yante cuatro dias, con una calma impresionante, el pueblo, enfrentado a su destino, después de haber previsto todos Jos riesgos que amenazan a un pueblo que quiere perma- necer libre, ha decidido que Sakiet Sidi Youssef sera el dl timo gesto del colonialismo francés en ‘Tinez. Lo que quiere decir que durante esos cuatro dias de reflexién, tunecinos y tunecinas, colocados una vez mds frente a una opeién fundamental, han reafirmado su juramento, hecho hace varios afios, de extirpar de este pais las tltimas secue- las del colonialismo francés. Lo que también quiere decir que el pueblo tunecino, detras del presidente Bourguiba, ha decretado el estado de emergencia. El santo y sefia, el principio vital hoy, para el pueblo tunecino, es la evacua- cién total del territorio nacional por los ocupantes colonia- listas franceses. No se ha reflexionado suficientemente en el reencuen- tro vigoroso de dos expresiones, las mas usadas desde el “8 de febrero: “evacuacién”, “armas”. El pueblo tunecino no ignora que los franceses no estén dispuestos a dejar sus cuarteles “‘amablemente”’. Los tunecinos saben qué, otta vez, habr4 que poner a los soldados franceses en ¢l mar. Se ha dicho que Jas barreras del camino eran ligeras, que eran fragiles, simbélicas. Se ha ironizado acerca de ha presencia de fusiles de caza, de jévenes neodestourianos desarmados; los periodistas. franceses acreditados en Tanez no han cesado de demostrar el cardcter ineficaz y después de todo ilusorio de las medidas tomadas por el pueblo tu- * Miembros del partido tunetino del “Neo-Destour”, actualmente 2 la cabeza del gobierno en Tamez. [E-] 109 necino. Ademés, hay un razonamiento que se encuentra viciado de nulidad en los paises coloniales. Es el razona. miento de las culatas y de los tanques. Desde hace my. cho tiempo, el. argumento de Ja autoridad ha pesado en todos los paises coloniales. , | E] pueblo tunecino ha tomado el compromiso, ante su pais y ante su bandera, de no abandonar la calle, de no descansar hasta que el ultimo soldado haya evacuado el territorio nacional, Es necesario que todo francés lo sepa. Ya no es posible que tropas extranjeras, enemigas, que ponen en peligro el régimen interior y las bases de la na- cién, se mantengan en el pais, contra la voluntad popular. En Francia, mucha gente esta preocupada. Los diarios franceses, que venden mas de un millén de ejemplares, han estimado que los tunecinos no tenian mds que lo que me- recian, que era tanto peor para Bourguiba y que esto no era.m4s que el principio. Con todo, se debe reconocer que en los medios oficiales las primeras reacciones expresaron una cierta mortificacién. Pineau concedié una famosa en- trevista en doble versién, en tanto que Gaillard se habia enfermado subitamente. , Pero esta duda debfa dejar répidamente su lugar a la més extraordinaria ostentacién de agresividad y de belicis- mo a que se haya asistido desde hacia largo tiempo. Ante el parlamento, Gaillard hace. recaer Ja responsabilidad so- bre Bourguiba y Pineau no vacila en amenazar a Timez con la escuadra francesa de Toldn, si las tropas contindan siendo perturbadas en sus maniobras, En Argel, los franceses invitan al gobierno a proseguit sus correrias de represalias y en todo caso, estiman que la aviacién francesa no debe tolerar mds los insultos hechos a su bandera, : . Es verdad que en Francia hubo personas que lamenta- ron lo de Sakiet Sidi Youssef, pero estos Jamentos fueron circunstanciados, Es un error, hubieran podido decir, 0 110 una falta. Cierto que han imsistido acerca de la inoportu- nidad de los hechos. Otros manifestaron que seria nece- sario llamar la atencién de la Cruz Roja, etc. En fin, hubo también otros lamentos, que eran sinceros, pero de una sinceridad Jamentablemente ineficaz, . ~ De todas maneras, lo que el pueblo tunecino reclama, no son Jamentaciones. Lo que los tunecinos y tunecinas reclaman no son indemnizaciones por las victimas de Sa- kiet Sidi Youssef; son hombres, mujeres y niiios caidos bajo los golpes del colonialismo para que él. Magreb uni- ficado viva en la libertad y la independencia. La decisién del gobierno tunecino de llevar al crimen de Sakiet ante el Consejo de Seguridad expresa como se debe la profundidad de la voluntad tunecina. Y ya que se ha probado, entretanto, a los ojos de la opinién internacional que el ejército francés, que no des- taca mas que por las rapifias o los asesinatos de civiles, cree servir de medio de presién sobre el gobierno tunccino al amenazar constantemente la independencia nacional, co- responde al Consejo de Seguridad decir si aceptara que un ejército extranjero ocupe un pais contra su yoluntad. La opinién mundial en su inmensa mayoria no ha va- cilado en condenar la agresién francesa. Los-norteameri- canos, esclavos de su locura mecamicista, tiemblan desde hace ocho dias ante la posibilidad de que Timez “se hun- da en el nasserismo”. Se ve a los periodistas norteamert- canos preguntar, a derecha y a izquierda, acerca de los ties- gos de tal viraje. Es necesatio que los norteamericanos comprendan que si quieren luchar contra el comunismo, deben, en ciertos sectores, adoptar actitudes comunistas. Para los pueblos coloniales sometidos por las naciones occidentales, los pai- ses comunistas son los nicos que los ayudan en toda oca- sién a su defensa. Los paises coloniales no tienen por qué preocuparse de saber si esta actitud es dictada por el inte- Ml rés de la estrategia comunista; lo que a ellos les preocupa es, sobre todo, que este comportamiento general vaya de acuerdo con sus propios intereses. . Los pueblos coloniales no son especialmente comunis- tas, pero si irreductiblemente anticolonialistas. No se escogerd a los Estados Unidos porque éstos ten. gan miedo del comunismo, sino porque su actitud en los grandes problemas que perturban el mundo contempora- neo, en lo que concierne a los problemas de descoloniza- cién, sea conforme a un espiritu de solidaridad, de equidad y de justicia auténtica. a Al pueblo argelino lo afectan ciertas dolencias del co ! yazén o del espiritu y no se alegra de que Sakiet Sidi Youssef haya sido bombardeado. No deseamos explotar ese acontecimiento. Nos oponemos fundamentalmente a la politica de lo peor, Con emocién y dolor hemos reci- bido los espantosos asesinatos de Sakiet Sidi Youssef. La muerte de cualquier hombre no es indispensable para el triunfo de la libertad. Hay momentos en que necesario aceptar el riesgo de Ja muerte para que nazca la libertad, pero no se puede asistir a tantas muertes, a tantas ignominias con alegria del corazén. Aunque el puc- blo argelino enfrenta la experiencia cotidiana de los B-26 franceses, se ha sentido sacudido por la tragedia de Sakiet Sidi Youssef. El Comité de Coordinacién y de Ejecucién del F.L.N. ha ofrecido al pueblo tunecino dar de alta a su lado a todas las tropas disponibles, para ayudar a arrojar fuera de Tunez al ocupante francés, Mantenemos esta oferta y decimos al pueblo tunecino que estamos unidos para lo mejor y para lo peor y que la sangre magrebi es suficientemente generosa y se ofrece en grandes oleadas a fin de que desde Argelia hasta Sfax no se encuentren mAs soldados franceses para amenazat, torturar y asesinar. " 112 7. LA FARSA QUE CAMBIA DE CAMPO1 Despe hace cerca de dos meses, asistimos a la tentativa verdaderamente funosa de los anglo-norteamericanos para transformar Ja tragedia de Sakiet Sidi Youssef, prolonga- cién de la mayor tragedia argelina, en una farsa donde lo indecente se mezcla con lo absurdo. Después de Sakiet, Tinez ha elevado una queja con- tra Francia al Consejo de Seguridad. En una segunda eta- pa, la Republica tunecina, en una nota de conjunto, some- te el problema argelino a la instancia internacional. Sakiet exigia del pueblo tunecino dos opciones precisas: evacua-. cién de las tropas francesas, incluyendo Bizerta; restitucién de ‘los aerédromos y, en el plano internacional, interven- cién diplomatica en. vista del conflicto argelino. Los anglo-norteamericanos, ejerciendo un chantaje a la solidaridad occidental, prometen al gobierno tunecino ob- tener de Francia el respeto de todos esos puntos bajo la reserva de que las naciones comunistas no se interesen, a través del Consejo de Seguridad, en los “problemas inte- niores” atlAnticos. : . Se ha visto durante un mes a Murphy y Beely reunirse, discutir. ““Queremos aproximar los puntos de vista fran- ceses y tunecinos”, pretenden elles, y durante ese tiempo, el gobierno francés, por un momento dudoso, reasume su argumentacién belicista. [En Argelia, los asesinatos conti- nuan y el pueblo argelino se enfrenta a 87 muertos, una poblacién arrasada y barreras que responden cada vez me- nos a la realidad de su drama y de si cdlera. El Presidente de la Republica tunecina ha aportado ciertas modificaciones a Jas exigencias del pueblo tuneci- no. Pero en el momento en el cual el Jefe de gobierno 1 El Moudjahid, nim. 21, 19 de abril de 1958. 113 tunecino anuncia sus concesiones y precisa sus limites, Presidente del Consejo Francés, Gaillard, presenta otras exigencias, reclama garantias estrictas, arroja al Pueblo tunecino al pie del muro, en suma, de nuevo empieza |g politica de agresividad, de amenaza, de intimidacién, Desde luego hay un punto sobre él cual es inttil Ila. mar la atencién. Es el hecho de que John Foster Dulles haya podido declarar: “Después de Jas concesiones del gobierno tunecino, Francia tiene la palabra. Hemos dicho mds de una vez que ante el colonialis. mio era vano esperar algin ablandamiento. E] colonialismo francés es una fuerza de guerra, es necesartio abatirlo por la fuerza. Ningin diplomatico, ningtin genio- politico, nin- guna habilidad podra conseguirlo. Incapaz de renegar. de si mismo, es necesatio que las fuerzas democrticas se unan para destruirlo. En cuanto a nosotros, argelinos, en los afios de lucha armada ‘hemos incorporado a nuestra existencia una serie de verdades que han borrado las mentiras histéricamente establecidas. Para nosotros, argelinos, el triunfo de la de mocracia no sdlo depende del mundo occidental, puesto que éste mismo mundo occidental discute sus valores. Murphy y Beeley, por el juego sutil de silencios pro- longados y de un optimismo paradéjico; intentan sembrar la confusién en el mundo anticolonialista, Deben saber que engajiaran quizd a gran parte del mundo, pero no al pueblo argelino. . Murphy y Beeley no transformardn Ja lucha del pute blo magrebi por su independencia en una farsa. Los plenipotenciarios anglo-norteamericanos -deberan abandonar toda esperanza de jugar con el pueblo magrebi, a la manera de exhibidores de marionetas. Queda a los pueblos marroqui y tunecino oponerse com tenacidad a las maniobras de los portavoces del gobieme francés, delegados por el mundo atlantico. 114 La tragedia de Sakiet, la tragedia del genocidio e- trado en Argelia por el pueblo francés nee : om tiano, no | a a en- comedia burlesca en la ue, no importa quien lo diga ni importa qué, se sobre- oitienda que la dltima palabra la diga > iat fuerte”, - La propia teoria de Ja fuerza tradicional de los pafses mercenarios se sume en el ridiculo. Si Ja farsa debe ser representada, seri Francia quien li represente. Es Francia, su régimen y su pueblo, quienes pagardn los gastos. - r : = 115 it 8, DESCOLONIZACION —E. INDEPENDENCIA: Despe hace mas de tres afios, Francia “prueba” en Arge. lia, Prueba de la manera mas terca, mas _exacerbada, a] punto que Ja memoria de Clemenceau nunca fue tan evo. cada, ni en las horas desastrosas de 1940. Francia ha perdido pie en Tiinez y en Marruecos, pero se ha aferrado al territorio argelino. Por razones diversas, el despliegue de Ja opinién publica francesa, con raras excepciones, ha honrado al ejército, reivindicado la guerra de Asgelia, puesto en guardia a los diferentes gobiernos contra inaceptables abandonos en Argelia. A despecho de la lasitud que, episédicamente, gana las esferas politicas francesas, al dia siguiente de los “cuartos de hora” * infinitamente informados por Lacoste, a pe sar de una crisis presupuestaria mas y mds alarmante, a pe sar del estallido, en torno a la guerra de Argelia, de la casi totalidad de los partidos politicos, podemos asombramos de que, después de tres afios, ninguna fuerza coherente y efi- caz haya visto la luz del dia para imponer la paz a los colonialistas franceses. No se ha cesado de reprocharnos nuestra diplomacia espinosa. Ho Chi Minh, se nos recuerda en Jas horas mas tragicas de la guerra de Indochina, jams ces6 de diferen- ciar entre el colonialismo y el pueblo francés, Sdlo los ejemplos del presidente Bourguiba y de los hermanos de Istiqlal se evocaron para invitarnos a una componenda. Por otra parte, no se debe olvidar, ya que sé ha habla do de Indochina, que la decisién de mandar e| continger te de soldados que provocé la caida del gobierno Laniel, 2 1 El Moudjahid, nim. 22, 16 de abril de 1958. * Expresién del ministro Lacoste para significar que la gue™# & Argelia Iegaba a su término, a su “iltimo cuarto de hora”. [E-] 116 coalicién de las fuerzas de izquierda y la teunién de Gi- nebra. : Es verdad que hubo un Dien Bien Phu. Per alti- mo libro de Laniel y las declaraciones de tac os guos generales de Indochina sostienen que, a pesar de Dien Bien Phu, st los “liquidadores”* no hubiesen traicio- nado a ja nacién —entiéndase: si no se hubiesen opuesto al envio de dicho contingente— Indochina habria podido ser salvada. Hay que decir que, con la guerra de Argelia, han apa- recido tres fenémenos, absolutamente nuevos en las luchas de liberacién nacional. Reivindicacién y no siiplica Y, antes que nada, en ningiin momento el F.L.N. ha ape- lado a la generosidad, a la magnanimidad, a Ja gentileza del colonizador. El colonizado llega en una mutacién ver- tiginosa a una cualidad nueva, elaborada en y por ad combate. El lenguaje utilizado por d F.LN., desde los primeros dias de la Revolucién, es un-lenguaje de respon- sabilidad. Las apelaciones a las fuerzas democraticas fran- cesas no son redactadas en términos ambiguos de tono m4s © menos infantil, Decimos a la izquictda francesa: sed Iégicos con vosotros mismos —ayudadnos, sostened la causa de la Revolucién argelina. El cuidado constante del F.L.N. de desembarazarse de las relaciones colonizado- colonizador, pueblo argelino-pueblo francés, del confusio- nismo tradicional, han colocado, los elementos democrati- cos franceses en una situacién no acostumbrada. Su accién ¢€s invitada a encarnarse; menos en una atmdésfera de sim- patia difusa que en el rigor doctrinal de un anticolonialis- * Nombre dado por los reaccionarios y militares @ Jos politicos fran- ceses (generalmente de izquierda) que querian abandonar las colonias de Francia. [E.] 117 mo auténtico. Una delimitacién parecida de las fronteras podria, después de un examen superficial, ser asimilada a la de la rigidez. Por‘ello no resulta rato escuchar a Jos demécratas’ franceses reprobarnos: si continudis, os deja. remos caer. Esta posicién indica que la accién de los demécratas esté desprovista de todo valor revolucionario y doctrinal, porque precisamente se alimenta de fuentes ambivalentes de bondad para el oprimido o de sed de ha- cer algo, de ser util, etc. Se reprocha al F.L.N. no saber hablar con los france. ses, no contar suficientemente con sus pequefias debilida- des y su narcisismo. Esto es verdad, efectivamente. Pero estos reproches indican que el objetivo del F.L.N. no ha sido captado. El F.L.N. no pretende realizar una descolonizacién de Argelia o un debilitamiento de las es- tructutas opresoras ~ z : Lo que el F.L.N. reclama es la independencia de Ar gelia. Una independencia que permita al pueblo argelino poe su destino en sus propias manos, en una forma . total. 2° Este objetivo, esta estrategia, orientan nuestra tactica, nee método e indican el sentido mismo de nuestra lucha, * El colonialismo es fundementalmente inexcusable La Reyvolucién argelina ha introducido un escd4ndalo en el desenvolvimiento de las luchas: de liberacién nacional. En general, el colonialismo, en el momento en que la historia y la voluntad nacional lo niegan, consigue man- tenerse como verdad y valor, No es cierto que sea algo bueno Jo que Francia ha hecho en Argelia para conver tirla en lo que es hoy, E] puerto de Mers El Kebir y el aerédromo para avio- nes a reaccién de Boufarik no nos consolarin jams de la 118 gran miseria intelectual, moral y material de nuestro eblo. 4 : El colonialismo francés no sera legitimado por el pue- blo argelino. Ninguna empresa espectacular nos hard ol- vidar el racismo legal, el analfabetismo, el lacayismo sus- citado y mantenido en lo més profundo de la conciencia de nuestro pueblo. Por ello en nuestras declaraciones jamds hablamos de adaptacién ni de alivic, sino de restitucién. Es Gerto que no se ha cesado de reprocharle al F.L.N. esta constante referencia a la nacién argelina antes de Bugeaud. Al in- sistir en esta realidad nacional, al hacer de la Revolucién del 19 de noviembre de 1954 una fase de la resistencia popular comenzada con Abd El Kader, nosotros le arre- batamos al colonialismo francés su legitimidad, su pre- tendida insercién en la realidad argelina. En lugar de integrar el colonialismo, concebido como nacimiento de un mundo nuevo, en la historia argelina, hemos he- cho de él un accidente desdichado, execrable, cuya tunica significacién fue haber retardado, de modo inexcusable, la evolucién coherente de la sociedad y de la nacién ar- gelinas. La “nacién en formacién”, “la Argelia nueva”, “el caso tinico en Ia historia’, todas estas expresiones mixtifi- eadoras han sido borradas por la posicién del F.L.N. -y no ha’ subsistido bajo el sol mas que el combate heroico de todo un pueblo contra la opresién secular. . Entre Ja ruptura con el pasado argelino con la insta- lacién consecuente de una colonizacién renovada pero continuada y la fidclidad a la nacién transitoriamente so- juzgada, el pueblo argelino ha escogido. . No hay mas que una entidad nucva nacida del colo- nialismo. El pueblo argclino no ha aceptado que se trans- forme la ocupacién en colaboracién. Los franceses_en Argelia no han convivido -con el pueblo argelino. Han 119 we dominado poco o mucho. Por tanto, desde el comienzy era necesario hacer sentir al pueblo francés el alcance de nuestras reivindicaciones. El F.L.N. no ha jugado con las palabras. Ha dicho que su objetivo era la independencia, que ninguna conce. sién podia hacerse sobre este objetivo. El F.L.N, ha dicho a los franceses que eta necesario negociar con el pueblo argelino, restituirle su pais, todo su pais. Desde el comienzo, el F.L.N. ha precisado su progra. ma: poner fin a Ja ocupacién francesa, dar las tierras a ios argelinos, hacer una politica de democracia social en la que el hombre y Ja mujer tengan igualmente derecho a Ja cultura, al bienestar material y a la dignidad. Es un individuo liberado quien emprende la construccién de la ciudad Esta actitud debia tener rdpidamente repercusiones im- portantes sobre la conciencia del argelino. Todas las estructuras embrutecedoras e infantilizantes que infestan habitualmente las relaciones entre el coloni- zado y el colonizador se han encontrado brutalmente li- quidadas. El colonizado no ha podido escoger frecuente- mente més que entre wna retraccién de su ser y una tentativa amebatada de identificacién con el] colonizador, el argelino ha aportado a la existencia una personalidad nueva, positiva,-eficiente, cuya riqueza se alimenta menos en la prueba de Ja fuerza que asume que en su certeza de encamar un momento decisivo de la conciencia nacional. El combatiente argelino no se dirige solamente contra los paracaidistas torturadores. La mayor parte del tiempo se enfrenta.a problemas de edificacién, de construccién, de invencién de la ciudad. Debido a ello, irreversiblemente el colonialismo ha perdido la partida en Argelia. En la escala de cada wilaya, se establecen planos catastrales, s¢ 120 estudian proyectos de construccién escolar, se prosiguen reconversiones econémicas. _ El argelino construye, organiza, legisla, planifica. De alli su seguridad, su lenguaje firme y resuelto, la cohesién enérgica de sus posiciones. aia Se comprende, entonces, por qué los portavoces del F.L.N. son generalmente descritos como intransigentes. No es el tono lo que indispone sino el contenido de nues- tras teivindicaciones. - Muchos pueblos colonizados han teclamado el fin del colonialismo, pero en raras ocasiones lo han hecho como el pueblo argelino. Esta repulsa a las soluciones evolutivas, este menos- precio por las “etapas” que desvian el torrente tevolucio- nario y hacen olvidar al pueblo su voluntad inquebrantable de tomarlo todo en sus manos inmediatamente, a fin de que todo cambie, constituyen la caracteristica fundamen- tal de la lucha del pueblo argelino. Y El Moudjahid que expone esta posicién, la defiende y la hace triunfar, introduce un nuevo dato en el clasico didlogo del dominado y el opresor. A la liberacién del in- dividuo no sigue la liberacién nacional. Una auténtica liberacién nacional no existe m4s que en la medida expre- sa en que el individuo se ase irreversiblemente a su libe- racin. No es posible guardar distancias ante el colonia- lismo sin, al mismo tiempo, guardarlas ante la idea que el colonializado se ha hecho de si mismo a través del filtro. de la cultura colonialista- . . Una revolucién de este tipo, en la escala de la concien- cia nacional y de la conciencia individual, debia ser anali- zada. Permite comprender la derrota y el miedo del colo- nialismo francés en Argelia. 121 La revolucién argelina introduce un nuevo estilo en Ios luchas de liberacién nacional : Hay un tercer fenémeno atin no identificable pero que, atmosféricamente, perturba las relaciones de todos los co. lonizados con Francia. El proceso de liberacién de log pueblos coloniales es efectivamente ineludible. Pero Ja forma dada a la lucha por el pueblo argelino es tal, en sy violencia y totalidad, que influye de manera decisiva en las luchas futuras de las demas colonias, s . El pueblo argelino experimenta en realidad la inter. dependencia de los fenémenos histéricos. Decir que d derrumbe localizado del colonialismo aumenta su disgre- gacién como sistema ya no es Ja explicacién de un principio abstracto solamente perceptible para las capas intelectuales. Todo el pueblo argelino sabe que después de Argelia, seri el Africa negra la que emprenda su combate. jNo es verdad que entre tanto Francia se ve llevada a inventar nuevas férmulas, a votar la Loi-Cadre * para después le vatla- mas alla, encaminandose, a su pesar, hacia el recono- cimiento de la soberania nacional del Africa negra? Es verdad que politicos africanos prisioneros de los franceses tratan de seguir Ja curva irresistible de la reivin- dicacién nacional. Hasta el presente, han podido adoptar con suficiente celeridad las diferentes posiciones de sus pueblos. Pero tarde o temprano se manifestara el divorcio. Les sera im- prescindible entonces ser “traidores” en pleno dia o aban- donar los espejismos de Ja obra colonizadora. * La LoiCadre o Ley Defferre es un proyecto establecido em 1956 por G. Deffere, ministro entonces de la Francia’ de ultramat- Este proyecto vislumbraba una emancipacién progresiva de Jas colo nias africanas. Por una parte, se trataba de dar més autonomfa a los paises colonizados; por otra, permitir a las élites nativas un acceso mds amplio 2 la administracién: local. La legada al poder de De Gaulle &” 1958, naturalmente, hizo inttiles todos estos proyectos. [E.] 122 El pueblo argelino sabe que los pueblos del Africa ne- siguen con simpatia y entusiasmo su lucha contra el colonialismo francés. El pueblo argelino no ignora que cada golpe dado contra la opresién francesa en Argelia desmantela la potencia colonialista. 7 Cada emboscada tendida, cada guarnicién atacada y destruida, cada avién abatido, siembran el panico en el dispositivo colonial francés y refuerzan Ja conciencia na- cional africana, malgache o antillana. Los pueblos oprimidos saben hoy que Ja liberacién na- cional est4 inscrita en el desarrollo histérico, pero saben también que esta liberacién debe ser la obra necesatia del pueblo oprimido, Son los pueblos coloniales los que deben liberarse de la dominacién colonialista. La verdadera liberacién no es esta seudoindependencia en la que los ministros de responsabilidad limitada tratan con una economia dominada por el pacto colonial. La liberacién es el toque a muerte del sistema colo- nial, desde la preeminencia de la lengua del opresor y la “departamentalizacién” hasta la unin aduanera que man- tienen en realidad al antiguo colonizado en las apretadas tedes de la cultura, de la moda y de las imagenes del colonialista. El pueblo argelino ha emprendido este toque a muer- te con tenacidad y con fervor. . . Nosotros no esperamos que el colonialismo se suicide, Est4 en su légica defenderse con encarnizamicnto. Es, pot lo demds, tomar conciencia de su imposibilidad de sobre- vivir lo que determinaré su liquidacién como forma de contacto con los otros pueblos. , El pueblo colonialista no sera curado de su racismo y de su debilidad espiritual ms que si, realmente, acepta considerar la antigua posesién como una naci6n absoluta- mente independiente. 123 Toda evocacién de “antiguos’ lazos” o de “comunida. des” irreales es una mentira y un ardid. El pueblo argelino prueba desde hace casi cuatro afios que esta mentira y este ardid no estén mas a Ta altura de su verdad y de su voluntad. 124 9. UNA CRISIS CONTINUA! Por CUARTA vez, desde el 19 de noviembre de 1954, Fran- cia se encuentra sin gobiemo. ° , Después de los equipos Edgar Faure, Guy Mollet, Bourgts Maunoury y el ditimo a Ja fecha, llamado de unién nacional de Félix Gaillard, he aqui una nueva crisis que Jos unos y los otros se han puesto de acuerdo en juzgar extremadamente grave. Y, en verdad, nadie podria ignorar hoy que la guerra de Argelia es el origen de esta inestabilidad gubernamen- tal en Francia. De todos modos, es necesario intentar comprender el desarrollo interno del proceso responsable de este desequilibrio. Se debe aclarar el trabajo de dete- riorizacién y disgregacién del prestigio francés que conti- mia dentro y fuera de Francia a propésito de estas guerras coloniales. ‘ El andlisis de la situacién debe permitirnos apreciar, medir esta fatalidad interna que mina a Francia y que la conduce casi mecdnicamente a multiplicar las crisis, a €n- cerrarse en una atmésfera de crisis. Decir que la guerra de Argelia consume las finanzas y desequilibra la economia de Francia es evidentemente enunciar una verdad. Pero se cometeria una injusticia si se diera privilegio a esta verdad. Se ha podido advertir en ocasién de los debates en la Asamblea Nacional fran- cesa sobre el costo de las operaciones en Argelia. En tan- to que los expertos internacionales, en el momento aquellos que periddicamente desencallan la economia francesa, calcularon los gastos en 800 miles de millones, Lacoste pretendia, sin humor, que Ja guerra de Argelia mo cos- taba nada. 1 El Moudjahid, wim. 23, § de mayo de 1958. 125 _ Los partidos franceses de izquierda, prisioneros de simplismo doctrinal que pretende que la derecha neson desde el momento en que se la invita a participar a costos, se han instalado en una actitud resignada = estén mas que esperando el dia en que esta devecks ° ver en peligro sus intereses, abandonard su chovinie, y votara todas las independencias- coloniales que se quit, En varias ocasiones hemos sefialado esta mecanizacién del pensamiento y la aparicién de este fetichismo de las causas tomadas en el sentido. mds automatico, menos di léctico. * % * ‘Esta debilidad ideolégica de una gran par formaciones politicas francesas aclara el Cihbes dene te en el cuerpo politico francés desde el 19 de noviembre de-1954. El partido radical, pulverizado desde el histérico congreso de Lyon; el partido socialista, en el seno del cual aparecen ‘tendencias mas y mas heterogéneas; cl M.RP. que acaba de revelar sus contradicciones por su reciente negativa a avalar la tentativa de Bidault; hasta el P.CF cuya estructura: monolitica no ha evitado divergencias y oposiciones sobre el tema de la guerra de Argelia; cada an de estos partidos, segin su estilo propio, manifiesta Ja in- coherencia de sus posiciones, Ja violenci: i 4 encia d el desacuerdo fundamental. eRe Las contradicciones europeas E] peor error seria, por otra ‘aii ] sena, parte, aislar esta desestructu- tacién de la vida politica f ‘ emia poliica francesa ‘del contexto europeo € Las naciones europeas, i i s peas, especialmente Italia, Inglate- _ tra y Ja Alemania occidental, por causa de la saiietiat econémica en Europa o de lo; r \ s mercados que preservar en fat han sentido la necesidad de maniteeter una hosti- idad implicita a Jas guerras o oloniales ditigidas por Francia. 126 Para tomar un ejemplo, el pueblo italiano, que durante largo tiempo ha guardado silencio ante el apoyo de su go- pierno a la guerra colonial francesa, alertado por las for- maciones democraticas italianas, se ha puesto en movi- miento desde hace algunos meses y reclama, de manera erentoria, que el gobierno italiano no se aliste al lado del colonialismo francés. . En la Alemania occidental, se ha establecido entretanto que ningtin petiddico aleman debe sostener la politica francesa. Los representantes franceses en Alemania tuvie- ron ocasién de comprobar varias veces al dia que el con- junto del pueblo aleman condena el colonialismo francés y otorga su simpatia al glorioso pueblo argelino. * En Inglaterra, los conservadores, solidarios durante lar- go tiempo de los colonialistas franceses, desde hace algu- nos meses han propiciado el viraje y sus érganos de prensa no disimulan ya sus posiciones sobre la necesidad de ne- gociaciones con el pueblo argelino. . . Este cambio de orientacién de las democracias occi- dentales es la consecuencia, por una parte, de Ja corriente anticolonialista y liberal, pero, sobre todo, de nada sirve ocultarlo, del deseo de ver una Francia devuelta a su sola dimensién europea, amputada de sus colonias, privada de.regimenes preferenciales instaurados por el pacto colo- nial y confrontada, en fin, sobre el plano. de la libre con- currencia con las otras a se europeas. = esta segunda ctiva, la férmula “Africa, caza privada de Francia", aa ser sustituida por una segunda formu- la: “Africa, caza privada de Europa”. Las contradicciones occidentales y las presiones interna- cionales a Los Estados Unidos de Norteamérica desartollan frente al mundo comunista una politica africana que resume, en 127 sus fundamentos, las nuevas posiciones Curopeas, Log de mécratas norteamericanos, cuando exponen su Posicigy sobre la descolonizacién de Africa, insisten siempre ep | necesidad para los Estados Unidos de no compartir la pep. pectiva colonialista francesa. E] tema dominante de su argumentacién ¢€g claro: fn Africa, Francia esta a punto de comprometer Jas oporty. nidades del Occidente y del “hombre blanco”, De todos modos, otros dos elementos dan ca cunstancial a la progresiva modificacién de la ac teamericana, En primer lugar, la cettidumbre ag atlantica, de que ha Negado la hora-de elegir, la lucha por Ja independencia de ayudar a la disgregacién de los i beracién de los pueblos oprimid frente al “peligro comunista”, fria y de la particién del mund los Estados Unidos estén mas urgencia de las posiciones radic: nialismo francés, _En el plano internacional, vale la pena insistir sobre el inmenso entusiasmo levantado en los paises afroasiati- Cos por la epopeya que vive desde hace cerca de cuatro afios el pueblo argelino, _,Bandoeng, El Cairo, Accra, todos los pueblos afte asidticos, todos Jos oprimidos de ayer, portan, sosticnen ¥ asumen, cada vez mds, la causa de la Revolucién argeli- na; en modo alguno resulta exagerado afirmar que Fran- cia tendra en su contra, en. Argelia, dos continentes. Por no haber analizado €stos miiltiples factores, estas contradicciones dialécticas, los partidos politicos franceses S¢ encuentran muy a menudo en una situacién de indeter- minacién, de exacerbacin pasional sin tema director, de Inquietud, todas ellas cosas que no existen sin evocar con- ductas de -autodestruccién, 128 racter cj titud nor. uda, trans. de sostener los. pueblos coloniales, de mperios, de apoyar |a |i. los. Otro elemento es que en el marco de la guerra O en esferas de influencia, y mas conscientes de la ‘almente opuestas al colo- La atmésfera de crisis ; En Francia, la negativa a seleccionar una politica coheren- te en Argelia no concieme tnicamente a los grupos po- en el seno de’ cada partido se puede distinguir hoy un centro, una derecha y una izquierda.. En los. estratos de las masas populares o de cuerpos particulares como la Iglesia, nos impresiona un ambiente de malestar, de amat- ra y de desesperacién. No existe ni una asociacién, ni ee grupo de hombres o de mujeres que no haya sido ata- cado y afectado por el desarrollo de la guerra de Argelia: escisién de asociaciones de estudiantes, escisién del ed jorado, perturbaciones en el ejército, llamado al orden de lo hombres principales, malestar en la -policia. ie estos fendmenos, por su numero y su gota, i ine el desorden que reina en la vida moral y politica oe aliguell de Hoeavioe = pvt geed impug- in duda la ficcién de la Argelia francesa. esto tnuphia un tipo de comportamiento, un estilo < or intelectual que se encuentra condenado de pa 3 ee El combate del pueblo argelino es una critica ra sen seudoderecho de propiedad: nuestra Africa naps ak Argelia... y, al mismo tiempo, una intimacién Z — ipanole acorlcen desembarazarse de la —_ = = nialista, antidemocratica y racista, de vida = = brepasar Jas. contradicciones histéricamente ela’ : La hichie del pueblo argelino, fuente de verdad i en | Por otra parte, el desorden que teina actualmente en la 7 ‘tie aiong vida moral y. politica francesa seria ieee ae se lo rélacionara dialécticamente con au = hacionales y con-la lucha del pueblo argelino. e Las criticas decisivas e implacables del senador Ken, nedy, las actitudes profundamente anticolonialistas de kts laboristas ingleses y, de un modo mds general, la reciente actitud de los servicios oficiales norteamericanos, taducen dos fenémenos. En principio, que el Proceso histéricg general de liberacién de los pueblos coloniales es recon. cido, identificado y aceptado y, también, la certidumbre adquirida del andlisis, de que el pueblo argelino Io ha puesto todo en la lucha y que verdaderamente no se com- prende como Francia podria dejar de reconocer la inde. pendencia de Argelia. Lacoste no s¢ ha vuelto impopular en el mundo yen la opinién francesa porque haya dirigido la tepresién 9 justificado los asesinatos colectivos, Es que la mentira de Lacoste ha aparecido a plena luz, descubierta y desen- mascarada por la invencibilidad del Ejército nacional ar gelino. Los “cuartos de hora”, indefinidamente anuncia. dos, los boletines de victoria total, las proclamaciones ‘fantasiosas, el bluff, explican la confusién de la ambiva- Tencia que reina en toro a su ‘nombre. La izquierda lo condena porque se opone a una politica de izquierda, y la detecha, porque no ha mantenido sus promesas, porque no ha pacificado a Argelia, porque la situacién militar se vuelve més y mas grave, _Pues no existe una crisis politica francesa porque las Opimones se enfrenten o diverjan las concepciones del mundo, sino porque el escindalo que constituye la voluntad de liberacién del puebl © argelino trastorna los equilibries establecidos, las verdades admitidas y pone totalmente en tela de juicio las Perspectivas de la nacién francesa. La crisis francesa no se desarrolla en un medio cert do. No es una crisis de la reflexién pura. En la practica més trdgica es donde el pueblo francés piensa y reconstnr ye su sistema de yalores, : , a EP Al intensificar su_esfuerzo militar, el pueblo francés 130 ha impuesto al pueblo argelino sacrificiosinmensos, pero recisamente el desarrollo dialéctico de este combate de- ia provocar como Consécuencia un trastorno ideolégico en Francia y hacer surgir la evidencia de que el esfuerzo francés iba al encuentro de la historia, de la moral, de lo Te he encarnizada, pettinaz, heroica, del pueblo argelino hace aparecer nuevas significaciones, va mds alld de ciertas contradicciones, vuelve posible lo que era in- i T. ee de preinvestidura de Bidault no han sembrado el descontento y la inritacién porque estuvieran mal redactadas, Con toda evidencia, Bidault decia que no habia comprendido nada, que no habia seguido los acontecimientos, que estaba desconectado de la historia, que se encontraba fuera de tiempo. Este tiempo nuevo, estas condiciones nuevas, ~ Beh eon surgen i te por el combate del pu EO tied da pueblo argelino es la que ha ——_— esta transformacién - la vida peed yee x io ta voluntad nacional, i en vaivindicacién, se remodelan las perspectivas politicas cesas. . i en europeas, porque, de cualquier png Africa se pierde para Francia no debe Polen Ps o de a. Presiones internacionales, porque se core a eerie foe la hidra comunista se instale en Africa . = — de Occidente se mantiene en ese silencio o came 4 a el belicismo francés. Presiones del pueblo cores mento mds activo en esta dialéctica y ee oe verdadero. Estos tres érdenes de eta s dad nacional francesa e inducen, suscitan y eco: ran las contradicciones constitutivas de un eiicamente lista y racista de exigencias doctrinales pa democraticas. 13 ¥ no es verdad que esta confrontacién pueda deten, se .magicamente. No es verdad que los Estados Unidos, : Italia puedan ser colocados contra el muro. No es verdad que Pineau pueda, si lo pide, obtener el apoyo de | O.T.A.N. No es verdad que con un poco de buena tli tad Mendés-France pueda reconciliarse con Morice 0 que André Philip pueda fraternizar con Mollet. No es edad que la escuela de estado-mayor de Bigeard pueda aportar algo nuevo en la guerra de Argelia. Todos estos imposibles son los negativos de una realidad mayor: Francia ha caido en una atmésfera de crisis cataclismica y no saldr4 de ely mas-que mediante negociaciones con el F.L.N, 132 10. CARTA A LA JUVENTUD AFRICANA? Ex PuesLo argelino, desde hace cuatro afios, libra un com- bate muy.duro contra el colonialismo francés. Vosotros no ignordis el esfuerzo colosal que Francia ha emprendido en Argelia pata mantener su dominio. Y. sabéis que el F.NLL., que dirige nuestra lucha, siempre ha opuesto una resistencia feroz a la guerra de conquista francesa. Varias veces nos hemos dirigido ya a los patses colo- niales en general y siempre nos ha parecido importante sefialar la quiebra de ciertas ideas y la aparicién de tesis totalmente inesperadas. . No hemos cesado de decir, desde hace tres afios, que la cufia hundida en el sistema colonial francés por la libe- racin de Indochina, de Timez y de Marruecos habia debilitado su infraestructura, pero que no nos debiamos' hacer ilusiones, la bestia era todavia suficientemente ro- busta. - El mundo colonial sufre desde ‘hace unos quince afios asaltos ms y més violentos y él edificio rajado esté en vias de desplomarse, Nadie duda hoy que esta liquidaci6n del colonialismo constituya la marca especifica de la pos- guerra. El proceso histérico, nacido de las miltiples con- tradicciones inherentes al. sistema capitalista e impulsado por la yoluntad nacional de los pueblos oprimidos, dirige el nacimiento de los estados independientes, Los pueblos colonizados generalmente se reconocen en cada uno de estos movimientos, en cada una de las revoluciones puestas en movimiento y Hevadas a cabo por los oprimidos. Ademds de la necesaria solidaridad con los hombres que en toda la faz de la tierra se baten por la democracia y el respeto de sus derechos, se imponc, con 1 El Moudjahid, nim. 24, 29 de mayo de 1958. 133 una violencia desacostumbrada, la firme decisién pueblos colonizados de querer pata si mismos y para s hermanos, el reconocimiento de su existencia nacional : su existencia como miembros de un Estado independiente libre y soberano, : Desde hace varios afios, la historia del mundo, la his. toria de la lucha de los hombres por la dignidad, present, a los pueblos problemas definidos. Los hombres somet. dos y oprimidos por naciones extranjeras son hoy invitados a participar totalmente en la obra de demolicién del sis. tema colonial. Y no es exagerado decir que si las partes del mundo donde ya se ha realizado la existencia nacional marcan el paso sin traspasar sus contradicciones, es porque precisamente toda nueva marcha hacia el progreso implica la liberacién de las colonias. Es necesario que’ los pueblos oprimidos se unan a Ios pueblos ya soberanos a fin de que sea posible la edificacién de un humanismo con dimensiones universales. Desde hace diez afios, el deber de todo colonizado e: preciso: en el suelo nacional, minar el edificio colonia lista y sostener de modo positivo-las luchas de los pueblos colonizados, __La guerra de liberacién del pueblo argelino ha exten- dido la gangrena y ha llevado la descomposicién del siste- ma a tal grado que se ha vuelto evidente para los observa- dores que ha de venir una crisis global. En previsién de esta posible mutacién, de esta even- tual duda general, nos hemos dirigido en repetidas ocasio- hes a vuestros representantes en las asambleas parlamen- tarias francesas y a vuestros I{deres sindicales, Desde hace tres afios no hemos cesado de invitarlos 4 hacer retroceder la bestia colonialista, a obligarla a aflojat su abrazo; desde hace tres afios no hemos cesada de expli car, de exponer a vuestros representantes que era impr cindible conjugar sus esfuerzos y hacer estallar el impetid 134 de los francés, ya que también el pueblo argelino mantenfa en su territorio una guerra abierta, grandiosa y dificil. . En: verdad, debemos deciros que casi todos vuestros representantes, mixtificados por un fenémeno de enajena- cién muy grave, han opuesto siempre a nuestras gestiones el respeto a la legalidad republicana francesa, Por otra parte, parece que por lo menos tres puntos nos son comunes. En principio, nuestras naciones respec- tivas son ocupadas militarmente, explotadas econémica- mente y silenciadas culturalmente, desde que flota en ellas el pabellén tricolor. : Toda presién hacia una expresién de si mismo con- forme a su historia, fiel a su tradicién y ligada a la savia misma de su suelo, se encuentra limitada, detenida, des- trozada. El estilo del pacto colonial que rige la explotacién multidimensional de los territorios de la Unién France- sa constituye nuestro segundo punto comiin. No es su ficiente decir que Francia ocupa nuestro suelo nacional, sino que se ha instalado de manera-atrevida y no ha sentido temor en claborar toda uma legislaci6n, todo un eédigo, a partir del cual nuestra esencia nacional se en- cuentra ‘negada en provecho del orden francés. a La voluntad de independencia que debia constituit la Gnica respuesta a esta colonizacién es el tercer punto comin de los pueblos dominados por Francia. Cuando nos dirigimos a los pueblos coloniales y mas especialmente a los pueblos africanos, es a la vez porque nos hemos em- pefiado en construir el Africa, para que se exprese y se Tealice, para que enriquezca el mundo de los hombres y para que pueda ser auténticamente enriquecida con los aportes del mundo. Es, también, porque ad tinico medio de alcanzar este resultado es destrozar los rifiones al colo- nialismo por mas fuera de si, intratable y barbaro que sea. En la hora actual, todos los movimientos de liberacién 135 de los pueblos coloniales; cualesquieta que. sean las nacio. nes dominadoras, estén ligados a la existencia del colo. nialismo francés. “Til Imperio francés” por su extensidn, goza todavia | hoy de cierto prestigio y de.una aparente estabilidad.. La impaciencia del colonialismo francés, su menosprecio de la moral internacional, su barbarie espectacular, dan segy- ridad -a los otros paises colonialistas. . - -sJuventud ‘de los. paises coloniales! ‘ Es preciso que sepdis que el porvenir de vuestra exis. tencia nacional, Ja causa de vuestra libertad y de vuestra independencia estén en juego actualmente en Argelia. No es cierto, como lo han pretendido algunos “parla- mentarios” coloniales con asiento en las asambleas fran- cesas, que la guerra de Argelia favorezca el proceso de des- colonizacién y que, en consecuencia, es suficiente explotar en el plan. parlamentario estas dificultades del colonialis- mo francés. .Es verdad que la Loi-Cadre, votada bajo la: presién de la guerra de Argelia, ha preparado un aflojamiento del abrazo sobre los paises de Africa, pero nosotros pensamos que seria.muy grave dar otro valor que no sea.el carica- turesco a esta “evolucidn”. Lo que quieren los pafses coloniales no es un “buen gesto” del amo, sino precisamente la muerte de este amo. Por otra parte, en.el marco mismo de esta evolucién, ¢ frecuente comprobar la “mala voluntad” de los adminis- tradores franceses, su movimiento de genio contra la pat- cela de libertad dada a los “negros’’, su furia frente a este atentado contra la supremacia del blanco. Es. preciso sub- tayar Ja comicidad de. algunos parlamentarios coloniales que amenazan con recordar a los administradores franceses hostiles la Loi-Cadre, : , ‘ . Un sano anélisis del colonialismo francés en el cuarto afio de la guerra de Argelia habria debido conducir a tales 136 Jamentarios a €nfrentar esta “mala voluntad” menos como un hecho individual que como Ja -expresién de un colonialismo todavia muy sdlido sobre esas posiciones y como el indicio de que en Francia todo ser puesto en joego para impedir cualquier evolucién de los paises co- loniales y cualquier golpe al pacto colonial. Lo que pasa hoy en Francia, en Argelia, pertenece: al mismo proceso que las “malas voluntades” de administra- dores 0 colonos. . jJuventud de los pafses coloniales! , Desde hace cuatro afios no cesamos de repetir a los que se sientan en las asambleas francesas que el colonia- lismo francés no sera objeto de ninguna operacién magica y pue €s ef vano esperar una desaparicién progresiva. El porvenir sera despiadado para esos hombres que, gozando del privilegio excepcional de poder decir a sus optesores palabras de verdad, se han encerrado en una actitud de quietud, de indiferencia muda y, a veces, de fria complicidad.. : Houphouét-Boigny, diputado africano y Presidente del R.D.A., hace algunos dias acepté una entrevista con la prensa, Después de algunas consideraciones absurdas so- bre la evolucién deseada de un Africa envuelta en el pabe- llén tricolor, Hega al asunto argelino y no vacila en afirmar que Argelia debe permanecer en el matco francés, Este sefior, desde hace mas de tres anos, se ha conver- tido en el hombre de paja del colonialismo francés. Sir- viendo a todos los gobiernos, Houphouét-Boigny ha_asu- mido directamente la politica de exterminacién practicada en Argelia. . hea derecha Lacoste y a su izquierda Morice 0 Cha- ban-Delmas, Houphouét-Boigny ha salido fiador de me neta imperdonable de una politica que ha sit Fes? nacién argelina y ha comprometido por largos aftos © arrollo de nuestro pais. 137 Houphouét-Boigny se ha hecho el agente viajero ae] colonialismo francés y no ha temido ir a las Naciones Unidas para defender la tesis francesa. Houphouét-Boigny es doctor en medicina. Era minis. tro de Salubridad con Gaillard. Bajo su administracién tuvo lugar Sakiet Sidi Youssef. Las ambulancias de Ig Cruz Roja Internacional fueron ametralladas, bombardes. das, despedazadas en ese lugar. Decenas de mujeres y de nifios fueron cortados en dos por las rafagas de la avia. cién francesa, El africano Houphouét-Boigny, el doctor en medicina Houphouét-Boigny, no ha sentido temor alguno en reivin- dicar esta barbarie y declararse solidario de los militares franceses, - Houphoiiet-Boigny, como buen ministro de la Repi- blica francesa, ha estimado que su deber era apechugat con Sakiet, felicitar al valiente ejército francés y apoyar con toda su solaridad ministerial las presiones sobre el go- bierno tunecino. En las felices horas del imperialismo francés, era una especie de honor para un colonizado formar parte del go- biemo francés. Este honor sin responsabilidad ni riesgo, esta complacencia pueril de ser ministro o secretatio de Estado podian en rigor ser perdonados. » Luego, después de diez afios, se ha hecho intolerable e inaceptable que haya africanos que puedan sentarse en el gobierno del pais que los domina. Todo colonizado que hoy acepta un cargo gubera- mental debe saber, de la manera més clara, que tendra que salir fiador, tarde o temprano, de una politica de re presién, de matanzas, de asesinatos colectivos, en alguna - de‘ las regiones del “Imperio francés”. . Cuando un colonizado como Houphouét-Boigny se ol- vida del racismo de los colonos, de la-miseria de su pu blo, de la explotacién desvergonzada de su pais, Hega a 0° 138 participar en la pulsacién liberadora que subleva a los pue- plos oprimidos y que, en su nombre, se dan todos los po- deres a los Bigeard y demas Massu, nosotros no debemos yacilar en afirmar que se trata aqui de traicién, de compli- cidad y de incitacién al homicidio. Juventud de Africa, de Madagascar, de las Antillas, Jos militares de vuestras patrias respectivas enrolados a ja fuerza en el ejército francés se han pasado con entusias- mo a las lineas del Ejército de Liberacién Nacional arge- lino. Hoy, hombro con hombro con los patriotas argelinos, prosiguen una lucha heroica contra el enemigo comtn. El F.L.N. que guia el combate del pueblo argelino se dirige a vosotros y os pide que presiontis sobre yuestros parlamentatios para obligarlos a desertar de las asambleas francesas. : ae Ha llegado 1a hora para todos los coloniales de partici- par activamente en el desplome de los colonialistas fran- ceses. ; Le . En cualquier lugar que estéis, es. preciso que sepais que ha llegado el momento para todas nosotros de unir nuestros esfuerzos y asestar el golpe de gracia al imperia- lismo francés. jJuventud africana! {Juventud malgache!. ;Juventud an- tillanal ;Juntos debemos cavar la tumba en la que se hun- dir definitivamente el colonialismo! 139 ll. PRIMERAS VERDADES A PROPOSITO DEL PROBLEMA COLONIAL 1 Eu stcio xx, a escala mundial, no habra sido solamente la era de los descubrimientos atémicos y de las exploracio. nes interplanetarias. Sin lugar a dudas, el segundo acon- tecimiento importante de esta época es la conquista por los pueblos de las tierras que les pertenecen. 2 Trastormados por la reivindicacién nacional de Tegio- nes inmensas, los colonialistas han tenido que aflojar su abrazo. De todas maneras, este fendmeno de liberacién, de triunfo de las independencias nacionales, de retroce- so del colonialismo, no se presenta de una manera tnica. Cada antigua colonia tiene una manera determinada de egar a la independencia. Cada nuevo Estado soberano se encuentra practicamente en la obligacién de mantener con el antiguo opresor relaciones definidas y preferenciales. Los partidos que conducen la lucha contra Ja opresién colonialista, en cierta etapa del combate, deciden tactica- mente aceptar una parcela de independencia con la firme intencién de acosar-al pueblo dentro del marco de la estra- tegia fundamental de la evacuacién total del territorio y de tomar las riendas de-manera efectiva de todos los recur- sos nacionales. Este estilo clasico, y varias veces verifica- de, es conocido hoy perfectamente. Por el contrario, existe toda una dialéctica opuesta que, al parecer, no ha retenido suficientemente la atencién. Primera hipoteca: “Los derechos" del antiguo ocupante ‘Hace algunas décadas, los gobernantes colonialistas podian exponer indefinidamente las preocupaciones altamente cr 1 El Moudjahid, nim. 27, 22 de julio de 1958. 140 yilizadoras. de sus paises. Las concésiones, la: iach nes, la explotacién de los trabajadores, la son Blaha de los pueblos, eran tradicionalmente escamoteadas y nega- das. A continuacién, en el momento en que se retiraban de ese: territorio, los. colonialistas se vieron obligados a quitarse la mascara. En las negociaciones de la indepen- dencia, era cuestién previa los intereses. econédmicos: los bancos, la zona monetaria, los permisos de investigacién, las concesiones de explotacién, la inviolabilidad de las propiedades robadas a los campesinos durante 'la conquis- ta, ete... No estaba en discusién la obra civilizadora, evan- gelizadora o cultural. Habia Iegado la hora de tratar asuntos serios y no de bromear. Tales actitudes debian servir para aclarar la conciencia de los hombres que esta- ban luchando en otras regiones del mundo. De este modo se identificaron perfectamente los ver- daderos derechos del ocupante. Asi pasaton a segundo plano la minoria salida de la metrépoli, las misiones uni- versitarias, la asistencia técnica, la amistad afirmada y re- afirmada. Con-toda evidencia, lo importante resultaban ser los derechos reales que el ocupante pretendia arrancar al pueblo, como el precio de un trozo de independencia. La aceptacién de una soberanfa nominal y el rechazo absoluto de una independencia real, ésta ¢s la reaccién tipica de las naciones colonialistas ante sus antiguas colo- nias. E) neocolonialismo esti impregnado por algunas ideas que, a la vez, encuentran su fuerza al preparar su nécesaria decadencia. En el curso de la lucha de liberacién, las cosas no se presentan claras en la conciencia del pueblo que se bate. A - la vez que rechazo de la inexistencia politica, de ja mise- ria, del analfabetismo, del complejo de iafoned dake lado sabiamente:por Ja opresién, su combate $s = - renciado durante largo tiempo. El neocolonialismo, desde luego, va a sacar beneficios de esta falta. de determina- 141 cién. Armado con una benevolencia revolucionaria y ¢. pectacular, todo se lo reconocera a Ja antigua colonia, Perg al hacerlo, le arranca una dependencia econdmica que se convierte en programa de ayuda y de asistencia. Hemos visto que esta tentativa triunfa en la mayoria de las ocasiones. La originalidad de esta fase consiste en que es necesatiamente breve. Porque se requiere poco tiempo para que el pueblo se aperciba de que en realidad nada fundamental ha cambiado. Transcurridas las horas de efusién y de entusiasmo ante el espectaculo del pabe- Ilén nacional flotando en el viento, el pueblo recupera la dimensién primera de su exigencia: pan, vestidos, abrigo. El neocolonialismo, que se propone suministrar jus- ticia a la dignidad humana en general, se dirige esencial- mente a Ja burguesia y alos intelectuales del pais co- lonial. ; Actualmente, los pucblos no sienten ya el vientre en paz cuando el pais colonial ha reconocido el valor de sus élites. Los pueblos quieren que las cosas cambien real- mente y en una forma inmediata. Asi es como la lucha vuelve a iniciarse con una violencia irrefrenable. En esta segunda fase, el ocupante se eriza y lanza todas sus fuerzas. Aquello que fue arrancado por los bom- bardeos se convierte en resultado de negociaciones libres. El antiguo ocupante interviene, consciente de sus debe- res, e instala de nuevo su guerra en un pais independiente. Todas las antiguas colonias, de Indonesia a Egipto pasando por Panama, que han querido denunciar los acue!- dos obtenidos por la fuerza, se han encontrado en la obligaci6n de sostener una nueva guerra y algunas vects a ver su soberania de nuevo atacada y amputada. Los famosos derechos del ocupante, el chantaje del pasado de vida comin, la persistencia de un pacto colo- nial remozado, son las bases permanentes de un ataque conducido contra la soberanja nacional. 142 Segunda hipoteca:, las zonas de influencia El recurso de mantener la antigua colonia en la picota de la opresién econémica no ¢ sadismo, evidentemente. No es por perversidad 6 mal deseo que se adopta una actitud semejante. Es que la gestién hecha por los pueblos co- loniales respecto de sus riquezas nacionales compromete el equilibrio econémico del antiguo ocupante. La recon- yersién de la economia colonial, las industrias de trans- formacién de las materias primas que provienen de los territorios subdesarrollados, la desaparicién del pacto colo- nial, la competencia con los capitales extranjeros, cons- titayen un peligro de muerte para el imperialismo. Para las naciones como Inglaterra y Francia la impor- tante cuestién de las zonas de influencia interfiere en sus buenas relaciones. Undnimes en su decisién de quebrantar la reivindicacién nacional de los pueblos coloniales, estos pases mantienen una lucha gigantesca por el acaparamien- to de los mercados mundiales. Las batallas econémicas entre Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, en el Me- dio y el Lejano Oriente y actualmente en Africa, dan la medida de la voracidad y de la brutalidad imperialistas. No resulta exagerado afirmar que estas batallas son la causa directa de las estrategias que todavia hoy sacuden a los estados recientemente independientes. En circuns- tancias excepcionales, las zonas de influencia de la libra esterlina, del délar o del franco se convierten y devienen, por medio de un juego de manos, el mundo occidental. Hoy, en el Libano y en Iraq, segin cree Malraux, ¢s el homo occidentalis quien se encuentra en peligro. EI petréleo iraqui ha levantado todas las prohibicio- nes y actualizado los verdaderos problemas. Recuérdense las intervenciones violentas de Tas fuerzas armadas noxte- americanas en el archipiélago de las Antillas o en América Latina, cada vez que los dictadores apoyados por la poli- 143 tica norteamericana se han encontrado en peligro. Lo, marinos que surcan el mar hacia Beirut son hermanos a aquellos que episédicamente van a restablecer él orden on Haiti, Costa Rica, Panama. Sucede que los Estados Uni dos estiman que América constituye un mundo- Tegido por la Doctrina Monroe, cuya aplicacién ha sido confiada a las fuerzas norteamericanas. El articulo unico de ‘esta doctrina estipula que América pertenece 4 los americanos, es decir, al Departamento de Estado. a Sus aclaraciones han resultado insuficientes, y, por tanto, los Estados Unidos tenian fatalmente que volverse hacia otras regiones, como el Extremo Oriente, el Medio Oriente y Africa. Competencia de rapaces; sus creaciones son: Doctrina Eisenhower contra Inglaterra en el Medio Oriente; apoyo a Ngo Din Diem contra Francia, en Indo- china; Comisi6n de ayuda econémica en Africa anuncia- da por el viaje presidencial de Nixon, contra Francia, In- glaterra y Bélgica. * Cada lucha de liberacién nacional debe tener en cuen- ta las zonas de influencia. La guerra fria Esta estrategia competitiva de las naciones occidentales entra, por otra parte, en el marco mas vasto de la politica de los dos bloques que hacen pesar sobre el mundo, desde hace diez afios, una’ amenaza precisa de desintegracion atémica. Y no se trata de una casualidad si, detras. de cada reivindicacién nacional de un pueblo colonial, se des- cubre, de manera casi estereotipada, la mano o el ojo de Mosc. Porque toda dificultad.presentada contra la supre- macia de Occidente en una parcela del mundo ¢s um golpe concreto a su potencia econédmica, a la extensidn de sus bases estratégicas militares, una limitacién de sv potencial. . = 144 Cada ataque a los derechos de Occidente sobre un pais colonial es a la vez tenido como un sintoma de debilita- miento del mundo occidental y de reforzamiento de] mun- do comunista. : Actualmente, una isla como Chipre, que casi no tie- ne recursos propios y que tiene una poblacién de apenas medio millén de hombres, ha sido objeto de violentas tivalidades. Y no sélo la O.T.A.N,, esa organizacién en- cargada de detener la invasién sovittica, ha sido puesta en peligro por los problemas que se presentan alrededor de la isla de Chipre. - El tercer bloque La toma de posicién de algunos pafses recientemente in- dependizados, decididos a mantenerse fuera de 1a politica de bloques, ha introducido una dimensién original en el equilibrio de las fuerzas mundiales. Politica denominada de neutralismo positive, de no dependencia, no compro- metida, de tercera fuerza; los paises que despiertan de un largo suefio de esclavitud y de opresién han estimado su deber mantenerse alejados de toda preocupacién beli- cista, a fin de consagrarse a levantar Ja economia, a erta- dicar' el hambre, a la promocién del hombre. Y, en verdad, lo que los occidentales no han com- prendido es que actualmente se ha creado un nuevo hu- manismo, una nueva teorla del hombre que tiene su raiz en el hombre y que no desea otra cosa, que el triunfo inigualado de este hombre. Es-facil motejar al presidente Nehru de indeciso porque rehusa uncirse al imperialismo occidental; a los presidentes Nasser 0 Sukarno de yiolentos cuando nacionalizan sus compaiiias 0 reivindican las pat- celas de sus territorios que todavia permanccen bajo la dominacién extranjera. Lo que no se advierte ¢s que los 350 millones de hindies, que han conocido el hambre del 145 imperialismo inglés, reclaman en Ja actualidad pan, paz y bienestar. Sucede que los fellah egipcios o los boy indonesios, que hacen posible a los escritores occidentales claborar obras exéticas, exigen que les dejen tomar en sus manos el dey. tino y rehusan seguir representando el papel de panorama inerte al que estaban condenados. El prestigio de Occidente Y aqui nos enfrentamos a un problema psicoldégico que, aunque no es fundamental, por lo menos entra en la cons. titucién de la dialéctica que se desarrolla actualmente. Sis- tema econémico de referencia —es decir, de opresién— el Occidente se vanagloria asi de su superioridad humanis- ta. “El modelo” occidental se encuentra alcanzado en su esencia y en su finalidad. Los amarillos, los drabes y los negtos, hoy, quieren hablar de sus proyectos, quieren’ afir- mat sus valores, quieren definir sus relaciones con el mundo. La negacién del conformismo econémico esté li- gada al techazo del conformismo politico y del confor. mismo cultural. Es verdad que la promocién de los valo- res pasa por el tamiz del Occidente. No es verdad que necesitemos estar constantemente a remolque, y seguir y depender de quienquiera que sea. Todos los paises colo- niales que emprenden Ja lucha hoy, deben saber que la independencia politica que arrancaron al enemtigo contra el mantenimiento de una dependencia econémica no ¢s més que un sefiuelo, que la segunda etapa de Ja liberacién total es necesaria por ser exigida por las masas populares; que esta segunda fase, por ser capital, debe ser dura y ma- nejada con aridez; que, en fin, en esta etapa, seri necesario tener en cuenta Ja estrategia mundial de los bloques, ya que el Occidente se enfrenta, a la vez, con un doble pro- blema: el peligro comunista y la aparicién de un tercer 146 = bloque neutralista, representado esencialmente por los pat- ses subdesarrollados. El devenir de todo hombre implica hoy telaciones de estrecha dependencia con el resto del Universo. Por esto los pueblos coloniales deben redoblar su vigilancia y su vigor. La aparicién de un nuevo humanismo requiere ese precio. Los lobos ya no deben encontrar ovejas aisladas. Es preciso que el imperialismo sea detenido en todas sus tentativas de reforzamiento. Los pueblos lo quieren, el proceso histérico lo exige. 147 12. LA LECCION DE COTONOU! El Congreso adopta el santo y sefia de independencia in. mediata y decide tomar todas las medidas necesatias para movilizar las masas africanas alrededor de este santo y sei y de traducir en hechos esta voluntad de independencia, En estos términos llega a su fin la declaracién de pue- ta que acaba de ser dirigida, desde Cotonou, al gobierno francés del general De Gaulle, por los pueblos del Africa negra. Ya en Bamako, en septiembre de 1957, el dispositivo de seguridad puesto en practica por la Loi-Cadre habia saltado, E] traidor Houphouét-Boigny y sus’ cémplices tu- vieron que retroceder ante Ja reivindicacién nacional afti- cana. Todos los especialistas en letargia colonial habian sido ahora puestos en su lugar a fin de ver consagrada su victoria. : Por otra parte, en Bamako, los africanos han rechaza- do la Loi-Cadre y la inresponsabilidad a Ja cual los conde- naba el colonialismo. En Bamako, el candado de seguridad del Africa negra habia sido pulverizado. Se ponia en marcha un proceso, Cotonou es la iniciadora de la gran lucha de liberacién a continuacién de la cual mds de 30 millones de africanos obtendran Ja independencia. Se recuerda la euforia que reind en los medios politi- cos franceses después del voto de la Loi-Cadre. Por una vez, se afirmaba, Francia toma la iniciativa y, segiin “su mas esencial tradicién”, se adelanta a la reivindicacién de los pueblos. Pero el observador hicido de los asuntos del Africa negra sabia perfectamente que la ley Deferre cstz- 1 El Moudjehid, mim. 28, 22 de agosto de 1958. 148 - ba infinitamente’ lejos de las aspitaciones de Jas. masas africanas. . Los obreros africanos, los estudiantes africanos son desde hace varios afios contenidos, retenidos por los par- lamentarios africanos. ; En el] Africa negra, desde 1947, el colonialismo fran- cfs debe su quietud a la traicién incalificable de ciertas élites africanas. . Desde 1947, de manera difusa, y de manera mucho mas concreta desde 1953, los sindicalistas africanos des- arrollan su accién segtin una perspectiva deliberadamente nacional, Alejados de toda organizacién corporativa, al inscribir- se en la doble visién de la africanizacién de los cuadros y de la nacionalizacién —de la independencia—, las ac- ciones sindicales han impreso a Ja lucha contra el colo- nialismo francés un estilo absolutamente nuevo. La U.G.T.A.N.,* que extiende sus hilos sobre el con- junto del pats, asfixia progresivamente la bestia colonia- lista. Ante los obreros que reclaman la nacionalizacién y la socializacién de empresas y propiedades, cl colonialis- mo, aterrado, se apresta a movilizar nuevos mercenarios para defender en el Africa negra la civilizacién occidental. Por su parte, la Federacién de Estudiantes del Africa Negra ha emiprendido desde hace varios afios un hondo trabajo de propaganda, de destruir la mixtificacién a de poner en circulacién lemas claros. También’ Ia poli- cia del traidor Houphouét-Boigny, se ha eee los estudiantes responsables. La policia de las ctudades universitarias de Francia, a solicitud -del ministro Houp- houét-Boigny ha perseguido, detenido, torturado estudian- tes del Africa negra. ae Supresién oe chantajes, embargos y prohibicién * Unién General de Trabajadores del Africa Negra. [E.] 149 del periédico de la Federacién de Estudiantes, son algu. nas de las tantas operaciones realizadas bajo la autoridag de Houphouét-Boigny. Ademés, en el Africa negra, los estudiantes, opuestos a la politica de traicién de ciertos dirigentes del R.D.A, no son empleados como funciona. trios por las ridiculas sugestiones de los gobiernos; son callados, licenciados, expulsados del territorio. A despecho de estas maniobras policiales, a pesar de estas medidas de intimidacién, los estudiantes del Africa negra, en Coto- nou, a través de la voz de su presidente, han insistido en su firme decisién de pasar a la accién directa y de conse- guir la independencia nacional por medio de las armas, Defferre, que habia de vincular su nombre a esta paro- dia de politica liberal, ha tenido, después, tiempo suficien- te para meditar acerca de “la ingratitud de los africanos”, Con la Loi-Cadre, el colonialismo francés esperaba haber hecho un contrato a veinte afios, por lo menos, contra el virus nacionalista. La Loi-Cadre hacia oficial la divisién del Continente africano, desparramaba aqui y alld conse- jos de gobierno, creaba zonas de competencia econémica. La centralizacién, la unidad territorial, la constitucién de la nacién, la integracién econédmica del pais dejaban su sitio a la horrorosa balcanizacién del Africa negra. El error de Houphouét-Boigny y de sus cémplices ¢ no haber tenido en cuenta suficientemente el pujavante argelino que, desde hace cuatro afios, socava en sus funda- mentos el imperio francés, Por haberse quedado fuera de la sensatez en Argelia, el colonialismo deber4 perder la vida. Con el fin de la guerra de Argelia, con la victoria de Jas fuerzas armadas de la A.L.N. y la independencia de Argelia, todo el sistema imperial francés se desplomard, La resolucién del Congreso de Cotonou no es impor tante por la sola razén de que sefiala como objetivo !2 independencia inmediata. Los términos mismos en los 150 cuales esta independencia se exige, el contenido social, la nitidez con la cual son utilizadas las nociones de socialis- mo, de colectivizacién, de comunidad progresista, indican ue los africands no anhelan una independencia formal. En Cotonou, no asistimos a la evolucién de los espiri- tus africanos, sino mds bien a una mutacién esencial que desembocara en la toma del poder efectivo del pais por el pueblo. Desde Cotonou, el colonialismo francés esta ate- morizado y sin voz. : Ademas, desde hace cuatro afios, debido a que la Re- volucién argelina existe en Africa, la reivindicacién nacio- nal de los demas pueblos africanos se inspira grandemente en el movimiento mismo de nuestra Revolucién. Desde liace cuatro ajios, la propia existencia del colonialismo en Africa ha sido cortada en pedazos por el pueblo argelino y es banal reconocer hoy que cierto niimero de paises inde- pendientes en 1958 no lo serian desde luego si el colo- nialismo francés, entre otros, no hubiese tenido que hacer frente a los innumerables golpes que le propiné el pue- gelino. . be Guy Mollet, Bourgés-Maunoury, Gaillard, Pflimlin, el : De Gaulle salvador de Francia, prefascista antes de serlo i istori i han totalmente, son los accidentes histéricos diversos que sido suscitados en Francia por el encuentro armado ae voluntad nacional del pueblo argelino y de la yolunta opresién colonialista de los gobiernos franceses. -_ Al evolucionar esta curva de la vida politica 7 ~ desde 1954, desde la socialdemocracia traidora a an elementales principios hasta la dictadura fascista y - tar, tal es el negativo del heroismo revolucionario _— a podria haber en Africa duda age pet arte de las masas nacionales. De golpe y por me ak to espaldarazo, helos aqui al nivel de Ja teivindica inmediata y total. i El colonialismo francés busca una respuesta colonia. lista a las aspiraciones nacionales africanas expresadas en Cotonou. Ciertos observadores estiman que De Gaulle encontrara un término medio entre la Loi-Cadre y la in. dependencia. El F.L.N., después de un analisis de los hechos y te. niendo en cuenta las dificultades insuperables que crea a Francia en Argelia, estima que los pueblos del Africa negra bajo dominacién francesa no deben retroceder sino por el contrario mostrar con firmeza y brutalidad que-ha pa- sado_ irremediablemente el momento de las soluciones confusas. : Francia esti acorralada, es necesario acorralarla mas, cortarle todas las salidas, asfixiatla sin piedad, matar en ella todo propésito de dominacién. En 1958, Francia es incapaz material y humana, econémica y politicamente, de emprender otra vez una guerra en el Africa negra. Por estos motivos, los pueblos africanos deben ir hacia adelante, acentuar su presién y exigir, en seguida, su inde- pendencia, Las masas y las élites africanas deben de in- mediato tomar las disposiciones para pasar a Ja accién di- recta, tomar las.armas,.sembrar el panico en las filas colonialistas. 2 es : _ ELELN. y la ALN. estan listos; en lo que a ellos respecta, a ayudar,a los, pueblos africanos en su lucha de - liberacién. No se diré mds que el imperialismo francés, después de su partida de Argelia, podr4 aun mantenerse en Africa. E] santo y sefia de hoy debe ser: .“jAfricanos, africanas, a las armas! ;Muerte al colonia- lismo francés!” 152 13. LLAMADO A LOS AFRICANOS1 el general De Gaulle, en el curso de su viaje a eet anid precisar, bajo la presién de las masas afri- canas, €] sentido del zeferéndum —para los territotios bajo dominacién colonial—, la izquierda francesa y la opinion internacional creyeron ver en ésta declaracién la primera manifestacién de aquello que se ha convenido en Hamar el liberalismo del jefe del gobierno francés. ; Pasadas las primeras horas de sorpresa, se hizo “ sario volver,a los textos, a las tealidades, ademas de las posibilidades conecretas dejadas a los hombres del Africa ea realidad, gracias a la operacién —_ d & neral De Gaulle reunié todas las “posesiones Le en un proceso indefinido 7 eee, _ = i En principio, zc6me se pr énd pot ome nacionales africanas? El colonialismo * francés opone su cjército, su policia, sus tradicionales asen- timientos y se apoya en las asambleas locales Jargamente metidas y devaluadas. — . ng, en iene estados el Consejo de oes adoptado. una actitud de reivindicacién — oo nialismo francés, en la mongers OF Jos casos, S& egu de los politicos africanos. iz ‘ Toeaceapes gue piden a sus compatriots —— to para De Gaulle y “a comunidad franco-a ~~ ae nifiestan una gran incomprension de los a et ae descolonizacién y una ignorancia a cionés nacionales de los pueblos africanos. hic ouetie Participar en ¢l voto, expresar sulragis § So nes estrictamente francesas, da cuctp? a a i tiembre de i 1 El Moudjshid, nim. 29, 17 de sept ‘<3 cesa”, transformada por necesidad en “comunidad franco. africana”, enajena la personalidad africana Y, Como lo dice la Constitucién, instala una nacionalidad tinica, Participar en el voto es reconocerse ticitamente como miembro de una misma familia, de una misma nacién, con problemas comunes, por lo que en realidad cada afri- cano que vote en ocasién del referéndum encadenard un poco mas su pueblo y su pais al colonialismo francés. La presencia masiva de fuerzas militares y policiacas francesas en el Africa negra, la agitacién de los Politicos comprometidos, sus declaraciones, sus invitaciones orien. tadas a pedir a su pueblo que vote afirmativamente, las tradiciones de corrupcién de Jas elecciones, no dejan nin- guna duda sobre el resultado del referéndum en el Afri- na negra, En un cierto niimero de estados, la Constitucién fran- cesa alcanzard en el plebiscito una gran mayoria. Por eso, desde el 19 de octubre, cuatro verdaderas pro- blemas van a plantearse ante los franceses y los africanos. 2Delegarin los estados africanos diputados a la Asamblea Nacional francesa? ;Ser4 proporcional la Tepresentacién de 30 millones de africanos? ;Tendrin los africanos el derecho de discutir su presupuesto, tendr4n Ja posibilidad de dirigir las inversiones en sus territorios respectivos? zEstard resuelta Francia, a pesar de la oposicién de los africanos, a dar nacimiento a esta “Eurdfrica”, que debe consagrar la particién del Africa en zonas de influencias europeas creadas sélo para bien de las economias europeas? 2Estar4 resuelta Francia a mantener los estados africanos en el marco de la O.T.A.N.? Los estados africanos, en Ja era de Bandoeng, quieren existir en escala internacional y téivindican su lugar en la O.N.U. 2Cémo espera Francia conciliar a la vez el mantenimiento del pacto colonial y la existencia nacional de los estados africanos? Todas estas" preguntas se presentaran al dia siguiente 154 del referéndum, ya que los africanos y africanas mediran o rofundidad de la mixtificacién. Yona vez m4s, él colonialismo francés a largo plazo p a perder. De Gaulle, en Africa, no habra aportado va decisivo, Los mismos problemas subsistiran, las mis- : exigencias Ja misma reivindicacién nacional. re colonialismo francés se opondré, con la misma ala fe, los mismos métodos, a estas reivindicaciones na- i ales. La lucha continuara, pues, con esta — wa vez que la etapa parlament>-ia parece oe en el Africa negra, se i ee repens I lucha armada por la libera- i itori ional. . ot oe ‘2 colonialismo francés se cierra todas las pnertas. En lugar de invitar a los ier ténbioos de los pueblos que domina a -_ ara nstructiva que desemboque en el fin del pe 0 os oa reconocimiento de = agar - colli : — ae ccsstaneate dificil la reconciliacién de los pueblos. 155 14, EL DiA SIGUIENTE DEL PLEBISCITO EN AFRICA? Crisicamenre, el éxito del plebiscito asegura a las auto. ridades responsables del golpe de Estado un petiodo més o menos largo de goce del poder. EI ejercicio de la auto. tidad hecho posible por el plebiscito, para ser valido y para recompensar a los autores del putsch debe poderles per. mitir obtener el maximo de ventajas en el maximo de tiempo y dentro de una relativa quietud. La accién conjugada de los colonialistas franceses, de los .fascistas con su vanguardia pretoriana en Argel y de las fuerzas reaccionarias de Francia, ha podido imponer el laudo del general De Gaulle. La preparacién del complot™ Las fuerzas fascistas de este complot se proponian utilizar el nombre del general De Gaulle para poner en pie las organizaciones capaces de tomar ¢l poder efectivo, libres . SoOMsTaTae. por consiguiente,. del General-Presi- ente, Durante estos tres ultimos meses, en Francia y en Ar gelia principalmente, se ha asistido alrededor del nicleo de base de los facciosos del 13 de mayo, a una cristaliza- cién de todas las corrientes racistas, ultrachovinistas, fas- cistas, que existen entre los franceses. Se ha asistido, igual- mente, a la colonizacién del aparato del Estado por los miembros de esas milicias, Las medidas, también clasicas, que suceden siempre a un plebiscito fueron anunciadas intempestivamente: rc duccién por la fuerza de Jos partidarios del abandono 1 El Moudjahid, nim. 30 del 10 de octubre 1958. 156 sobre todo, declarar fuera de la ley a las agrupaciones de oposicién. Las fuerzas colonialistas, que han avalado su autoridad y apoyado totalmente la experiencia fascista, se Ienaton de terror ante la posibilidad de un proceso cualquiera de descolonizacién. Después de las experiencias de Tanez y Marruecos y de la mucho mds traumatizante de Indo- china, los medios colonialistas habian hecho la promesa de no ‘tolerar mds nuevos abandonos. También estos medios colonialistas se han unido con entusiasmo a las filas fascistas al grito de: “Argelia francesa”, “Alto al jono”’. howe or mismo tiempo, los “adversarios del imperio”, tipo Pierre Mendés-France, Edgar Faure, se veian acusados de icién. ; eos medios cclonialistas se han unido al general De Gaulle porque, a sus ojos, cra capaz de mantener Argelia para Francia, de mantener intacto el Impeno — y quiz4, si se presentaba Ja ocasidn, de roconquistar los te- itori erdidos. . tos Flint: por su parte, que han ee al llamado fascista, estaban animados sobre » = : deseo de las fuerzas gratuitamente pagadas por : ant y cuyos intereses llevaban el mismo sentido que - =e para consolidar su autoridad en Francia y attasar ‘a a y las esperanzas de Ja clase obrera francesa. La victoria... Al dia siguiente del 28 de eS on sone del golpe de Estado podian ~~ a pen itori “Ultramar”’ b ndid Bair al ponent 106 Gaulle y @ Francia. ee ; : popes francés, 80 % de nacionales habia comprenct! oe: i Teses y se habia desligado de la tutela de los “pa 157 extranjero” para adherir. i : mr ~ ane se masivamente a la carta propues. na semana después del referéndum, pués del éxito colosal, masivo, miligiiao, ie onpred Nie cista comienza a vacilar. La guerra de Argelia ca de la cual se ha organizado el referéndum que ha : tido por su explotacién el éxito grandioso sefialado cert prensa, limita por su existencia, su caracter y su Fie el valor de este plebiscito. Al dia siguiente del 28 de s tiembre, embarazados por su 98 % de votos, el general De Gaulle y quienes lo apoyan no saben dénde meter J, cabeza. Es que, dia tras dia, aparecen d matizan el aleance de los “si”. aneneeeee .. +) la derrota En el Africa ocidental, Mokhtar Ould Daddah, presidente « del. Consejo de Mauritania, territori oa en - 93 %, declaraba el 19 de oe ha volado “si Pienso que la actual Asamblea Territori i _hunciar para permitir la eleccién, en enero, e ooo Asamblea a la que remitir4 su dimisién el actual Consejo de Gobierno. E] nuevo gobierno y la nueva Asamblea op- taran por el estatuto de Estado miembro de la comunidad y elaboraran la Constitucién local que sera sometida al pueblo mauritano por vias del referéndum”, y Ould Dad- dah agregaba: “Nosotros saldremos, entonces, cuando lle- gue el momento, de la comunidad de los pueblos libres, previsto en él Titulo 12, sin romper, por tanto, nuestros = oe Francia y los Estados de la Comunidad y ter = a ak a los acuerdos de asociacién previstos m Dahomey, donde él porcentaje de votos llegé 2 _ %, Apithy, presidente del Smet de gobierno, acaba le anunciar la necesidad de que los lideres politicos del 158 ' Africa negra se consulten para adoptar una actitud comin ante Francia. Precisando, en cuanto a él, el sentido del “st” dshomeyano, Apithy agregaba: “Por la libre eleccién de sus masas y la libre voluntad de sus élegidos, nacera ma- jana en la comunidad el Estado dahomeyano. Plenamente quténomo, este Estado podra preparar, en la paz y las amis- tades conservadas con los otros pueblos africanos lo mismo que con la metrépoli, su acceso al desarrollo econémico y social que le permitira un dia convertirse en un Estado asociado independiente.” En el Senegal, donde la adhesién al “st” ha sido del 97 %, la oposicién sindicalista y las formaciones de juven- tud contintian haciendo presién sobre Senghor y Lamine Gueye. Ya en Cotonou, Senghor, que parece no querer liberarse de la confusién que reina en su espiritu, se vio obligado a adheritse a la independencia del Africa negra. Ha podido, realizando una alianza tactica con su adversario Lamine Gueye, engafiar a Jas masas africanas, haciéndolas votar “si”. Sin embargo, Senghor, al dia siguiente del éxito del plebiscito se encuentra obligado a dar al voto del Sene- gal una significacién precisa. Es un si —dice— a la inde- pendencia africana en la unidad teencontrada. Es evidente que Senghor intentar4 ain abusar de las masas senegalesas, pero sus posibilidades de accién se en- cuentran limitadas, unas tras otras. La reciente declaracién de Mamadou Dia, presidente del Consejo de gobierno del Senegal, es significativa: “Nosotros tenemos —ice—, esen- cialmente, el afan de preparar nuestra independencia. En Nigeria, el gobierno ha podide hacer fracasar la po- Iitica nacionalista de Djibo Bakary- Podemos ver que Ni- geria es el primer territorio africano, después de Guinea, que posee més sufragios negatives. Con Ta ayuda de los colonialistas y de los ‘administradores, él gobierno ha podi- do asegurar el éxito de Ja consulta electoral del 28 de sep- tiembre, pero es claro que Jas masas nigerianas ejerceran en 159 las semanas que siguen una accién’decisiva para exigir que sean tomadas en cuenta -sus reivindicaciones nacionales, Con toda evidencia, lo menos que pueden hacer los demas territorios del Africa occidental, comprendida la Costa de Marfil, es escoger el estatuto de Estado auténomo asociadg a Francia. Houphouét-Boigny ensayaré quizd defender su teoria del federalismo integral, pero es dudoso que pueda conse. guir sus fines. E] Africa occidental, a pesar de De Gaulle, a pesar de] 13 de mayo, a pesar del referéndum, se va a federar en estados auténomos para, en un segundo tiempo, estudiar con los representantes franceses las modalidades de cooperacién con Ja antigua metrépoli. En el Africa ecuatorial, las cosas son mucho mas cla- ras. En Gabén, los meédios colonialistas han sido sacudidos por la importancia de los “no’’: varias decenas de millares, La fuerza politica de la oposicién es tal en Gabén que Léon M’Ba, presidente del Consejo de gobierno, al dejar Libreville el 3 de octubre, a fin de iniciar discusiones en Paris con el gobierno francés, participaba su decisién de crear un Estado gabonés: Pero mucho mds importante ain es e] anuncio, hace algunos dias, de la constitucién de una misién del gran-consejo del Africa ecuatorial, encargada de estudiar la creacién de un Estado timico en Africa cen- tral. Rivierez, presidente de la Asamblea territorial de Uban- gui-Chari ha iniciado consultas con los representantes de Chad, el Congo-Medio y Gabén a fin de poner en pie Estado, Ja nacionalidad y preparar las relaciones entre los demés tertitorios de Africa y Francia. La vieja Loi-Cadre que tenia por funcidn dividir el Africa, reine en. los mu seos de Historia las demds tentativas hechas por el colo- nialismo para mantenerse vivo. ° En Madagascar, donde el conformista Tsiranana no ha temido comentar el “sf” malgache como un “no” a Mosed, el colonialismo no es mas feliz. Tsiranana, el Sid-Cara dé 160 Madagascar, en una declaracién hecha al dia siguiente del referendum, admite que los malgaches yan, al fin, a ver yealizarse la Republica malgache. ln En las Antillas, algunos se han asombrado del porcen- laje de “sies” obtenidos gracias a la posicién de Aimé Césaire. La independencia de las Antillas, zes posible hoy? Tal es la pregunta ante la cual se ha encontrado Césaire. Podia responder afirmativamente, escoger la independencia de las Antillas y solicitar la entrada en la federacién caribe. jHa estimado él, precisamente, que esta federacién a pun- to de nacer no esta suficientemente estructurada y. depende todavia demasiado estrechamente de la Corona britanica? Lo cierto es que en las Antillas, como en otras partes, nin- gin Ider puede ilusionarse sobre el valor de su persona ni dl amor que le ofrecerin las masas en el momento en que se encuentre comprometida la voluntad de independencia nacional de su pais. El caso de Guinea arar la liberacién del Africa negra se requetia una a oe por lo menos un territorio dijera “no” a la ial titucién del general De > —— detras de Sekou entrado en la inde, encia. . 3 ~ cea de una Guinea independiente desequili- bra profunda e irreversiblemente el régimen colonial fran- cés en el Africa negra. Poseyendo fronteras comunes on el Senegal, Sudan y la Costa de Marfil, Guinea va cristah- zando alrededor de ella todas las potencialidades naciona- listas existentes en el Africa negra. Se ha Lggaieseiel 7 los demds lideres politicos africanos habian — ee . “no” por temor a represalias econémicas del g0 ae =a cés. Nadie ignora, sin embargo, la fragilidad de tal ? — mentos. Los politicos como Houphouét-Boigny y © ae Fulbert Youlou, que han militado a favor del “st”, so 161 ‘ realidad coftrarrevolucionatios, enemigos i demiicamialdeAbia SS We inte. Hoy, la Reptiblica de Guinea, reconocida por un nj meto creciente de naciones y sostenida por los patriotay africanos de todos los territorios, refuerza su autoridad : erradica de su camino toda vacilacién y todo temor, Le demas dirigentes del Africa negra, los mismos que anun. ciaban catastrofes en Guinea, se ponen de acuerdo y des. cubren que Ja picota del colonialismo en el Africa negra ha saltado desde hace largo tiempo. El coloquio obligato. tio con el colono, la violencia con la cual la dominacijn francesa era vivida, se desmigajan. La Unién Soviética acaba de reconocer Ja Repiblica de Guinea y los Estados africanos, a peticién de Tiinez, acaban de proponer a Sckou Touré el envio de-una misién encargada de estudiar las necesidades materiales y técnicas de la joven Republica. Tlustrando esta solidaridad africana forjada en la lucha contra el colonialismo, el Gobierno Provisional de la Repi- blica de Guinea ha concretado las lineas directrices que inspiran nuestra accién y prefigurado los vinculos de estre- cha colaboracién que deben existir entre los nuevos esta- dos independientes de Africa. _ Los hombres del Africa negra, ya que existe la Guinea independiente, podran comparar muy rapidamente su suer- te con Ja de sus hermanos de ayer, esclavizados por el colo- nialismo francés. _Houphouét-Boigny no pudo convencer a los pueblos africanos de que el estatuto de indigena era el mas envi- diable, Que sin Ja proteccién de la madre patria frances, los negros del Africa negra serian abandonados. De Guinea, cabeza de puente de Ja libertad, partiran las oleadas que aniquilarin Ja dominacién francesa en ¢l Africa negra. 162 El referéndum en Francia Los observadores extranjeros, genéralmente, se han sentido impresionados por el porcentaje de votos positivos obteni- dos por el general De Gaulle. Las previsiones mas opti- mistas habian sido del 65 al 70 %. Sin embargo, el refe- yéndum ha sido acogido en Francia por un 80 %. Se ha diagnosticado, rapidamente, una defeccidn de los franceses ante las formaciones politicas de izquierda. Un anélisis del escrutinio permite, por otra parte, He- _ gar a otras conclusiones. Por 17 600000 “sies”, nos en- contramos con 4 600 000 “noes”. Trece millones de votos de distancia dan asi la medida del prestigio presidencial. Los comunistas acusan un retroceso muy neto evaluado en un tercio. Por otra parte, los lideres politicos de izquierda, Badiou, Mendés-France, BourgtsManoury, que han mili- tado en el rechazo de la Constitucién, serin los grandes vencidos de esta confrontacién electoral. Parece, pues, que con el referéndum se hubiese asistido a la puesta en libe- democraticas de Francia. racién de las perspectivas Por otra parte, las declaraciones de politicos como Def- ferre alteran la homogeneidad de los resultados. Millones de franceses y francesas han votado “si” pal su fin la guerra de Argelia. Otros, permanezca intacto. Se ha Constantina del general De Gaulle ¢ cucién de la guerra. Después ra que llegue a para que el imperio visto que el referéndum én los terzitorios. goloniales preparaba imremisiblemente la libera- cién de los pueblos oprimidos y Ta tiltima declaracién en 5 una auténtica perse- de haber prometido el per- dén a los “‘rebeldes”, el presidente del Consejo francés, dentro de la buena tradicion de los colegas de la difunta cuarta divisién, anuncia el progreso social y Habiendo tomado el poder para lia, De Gaulle provoca la & cia. Desde el 24 de agosto, xtension Jas bases €cono’ econdmico. hacer la paz en Arge- del conflicto en Fran- micas y estraté- 163 * gicas francesas son saboteadas por los grupos-de accién del F.L.N. La guerra en Argelia, la guerra en Francia, ¢ colonialismo, su cuerpo expedicionatio y sus bases de man tenimiento se encuentran al alcance de los golpes de la Revolucién argelina. La paz en Argelia, la paz en Francia, dependen hoy del reconocimiento por Francia de la inde. pendencia de Argelia, De Gaulle puesto en jaque por el pueblo argelino Legitimamente, se pueden averiguar las causas de esta de teriorizacién de Ja situacién en el Africa negra. 3A qué se debe que un éxito tan colosal como el dbtenido en el refe- réndum pueda cambiarse tan rapidamente en derrota y de- trumbe del colonialismo? Si no nos referimos constantemente a la lucha del pue- blo argelino corremos el riesgo de no comprender precisa- mente la evolucién de las relaciones entre Jas colonias y la dominacién francesa. , Debido a que se han revelado incapaces de vencer al ejército nacional argelino, las fuerzas colonialistas se han encontrado despojadas de todo prestigio y el temor que inspiraron a los pueblos colonizados ha desaparecido defi- nitivamente. La guerra que conduce el pueblo argelino desde hace cuatro afios ha preparado la cama para el desplome fran- eés en Africa, Desde este momento en adelante esta libre el camino para todos los paises ocupados por el colonia- lismo francés. i El pueblo argelino, fiel'a su juramento de extirpar todo rastro de dominacién francesa en Africa, prosigue mientras tanto la lucha. El general De Gaulle, antes del 15 de noviembre, s¢ encontrar en la obligacién de reconocer los estados auté- nomos del Africa negra. : 164 Al mismo tiempo, promiete empleos como funcionarios a los argelinos. La miseria politica, la paradoja légica, continia. Pero ésta es la marca del desorden, de la ceguera historica; por tanto, de Ja derrota. 165 15. LA GUERRA DE ARGELIA Y LA LIBERACION DE LOS HOMBRES * Cow rrecuencta, el andlisis y la apreciacién de un acon. tecimiento dado se revelan inadecuados y las conclusiones, pataddjicas, porque, precisamente, no se han tenido en cuenta los vinculos organicos que existen entre este acon- tecimiento particular y ¢} desarrollo histérico del conjunto que lo rodea. Asi, para dar un ejemplo, el reforzamiento dialéctico existente entre el movimiento de liberacién de los pueblos colonizados y la lucha emancipadora de las clases obreras explotadas de los paises imperialistas, conocen a veces una especie de negligencia, o sea, de olvido. El obrero y el colonizado... El proceso de liberacién del hombre, independientemente de las situaciones concretas en las que se encuentra, en- globa y concierne al conjunto de la humanidad. El com- bate por la dignidad nacional da a la lucha por el pan y la dignidad social su verdadera significacién. Esta relacién interna es una de las raices de la solidaridad inmensa que une a los pueblos oprimidos con las masas explotadas de los paises colonialistas. En el curso de las diferentes guerras de liberacién na- cional que se han sucedido durante estos tiltimos veinte afios, no fue raro comprobar cierto matiz hostil, incluso vengativo, del obrero colonialista frente al colonizado. Es que el retroceso del imperialismo y la reconversién de las estructuras subdesarrolladas especificas del estado colonial Se acompafian inmediatamente de crisis econémicas que 1 El Moudjahid, nam. 31, 1° de noviembre de 1958. 166 Jos obreros de los paises capitalistas son los primeros en suftir. Los capitalistas “metropolitanos” se dejan arrancar yentajas sociales y aumentos de salarios por sus obreros en la medida exacta en que el Estado colonialista les per- mite explotar y arrasar los territorios ocupados. En el mo- mento critico en que los pueblos colonizados se lanzan a ja lucha y exigen su independencia, pasa un periodo dificil en el curso del cual, paradéjicamente, el interés de los abreros y de los campesinos “metropolitanos” parece opo- nersé al de los pueblos colonizados. Las fechorias de esta enajenacién “inesperada” deben ser conocidas y combati- das enérgicamente. La lucha contra el colonialismo, tipo particular de ex- plotacién del hombre por el hombre, se sitéa pues en el proceso general de la liberaci6n de los hombres. Si la soli- daridad entre los obreros “metropolitanos” y los pueblos colonizados puede conocer crisis y tensiones, ¢s Taro encon- trarlas entre pueblos colonizados. Los hombres colonizados tienen en comin que se les discuta su derecho a constituir un pueblo. Al diversificar y legitimar esta actitud general del colonialista, se encuentra el racismo, el odio, el menos- precio del opresor y, correlativamente, la brutalizacién, el analfabetismo, la asfixia moral y la subalimentacién endé- mica del oprimido. Solidaridad de los colonizados Entre los pueblos colonizados parece existir una = de comunicacién iluminadora y sagrada que hace que cada territorio liberado esté durante un cierto tiempo pone vido al tango de “tertitorio guia”. La lene e un nuevo territotio, Ia liberaci6n de nuevos pueblos = sentidas por los otros paises oprimidos como ao . cién, un estimulo y una promesa. Cada en . 2 dominacién colonial, en América o Asia; refuerza la v 167 tad nacional de los pueblos africanos. En la lucha nagig. nal contra el opresor los pueblos colonizados han descy. bierto, concretamente, la solidaridad del bloque colonialist, y la necesaria interdependencia de los movimientos de jj. beracién. La conmocién del imperialismo inglés, por ejemplo, no puede realmente ir acompafiada de una consolidacién del impetialismo francés. En lo inmediato, semejante resul- tado puede parecer evidente. En realidad, el flujo nacional, el surgimiento de nuevos estados, preparan y precipitan ej reflujo inevitable de la cohorte colonialista internacional. La aparicién de pueblos ayer desconocidos en la escena de la historia, su voluntad de participar en la edificacién de una civilizacién, a la medida del mundo, da al petiodo con- tempordneo una importancia decisiva en €l proceso de hu- manizaci6n del mundo. . El pacto de Bandoeng concreta a la vez esta unién fi- sica y espiritual de los pueblos colonizados. Bandoeng « el compromiso histérico de los hombres oprimidos para ayudarse entre si a imponer una retirada definitiva a las fuerzas de explotacién. Argelia, “territorio guia” La guerra de Argelia ocupa un lugar de seleccién en el pro- ceso de demolicién del imperialismo. Desde hace cuatro afios, el colonialismo francés, uno de los mas obstinados de esta posguerra, se ase, por todos los medios, a su cabeza de puente en Africa, Todos los argumentos militares y po Iiticos han sido utilizados para justificar la represiGn y 8 presencia francesa en Argelia. Las dimensiones de esta guerra atroz han asombrado y perturbado a la opinién ir ternacional. El colonialismo francés en Argelia ha movr lizado todas sus fuerzas. — El esfuerzo militar, econémico y politico desplegsd° 168 ® por Francia en la guerra de Argelia no puede apreciarse objetivamente mas que en funcién del conjunto africano “francés”. Wencer la Revolucién argelina, era, seguramen- te, expurgar por una decena de afios todavia el “‘fermento nacionalista”. Pero era, al mismo tiempo, imponer el si- lencio a los eventuales movimientos africanos de liberaci6n y sobre todo, marcar con el sello de Ja debilidad y de la jnseguridad a las jévenes independencias tunecina y ma- rroqui. : eT colonialismo francés en Argelia ha enriquecido con- siderablemente la historia de los métodos barbaros utiliza- dos por el colonialismo internacional. Por primera vez, s¢ gsiste a la movilizaci6n de varias clases, al envio de con- tingentes, a la disminucién de las fuerzas de defensa na- cional, al beneficio de una guerra de reconquista colonial. En repetidas ocasiones, los gobiernos franceses han anun- ciado una inminente victoria sobre las fuerzas nacionales argelinas. Todas las condiciones objetivas parecen estar reunidas para realizar esta derrota de la Revolucién argelina, En cada ocasién se ha asistido a uma especie de milagro, de renovacién, de recomienzo. ; Es que el pueblo argelino se sabe sostenido por las inmensas fuerzas democraticas internacionales. Ademés, las masas argelinas tienen conciencia bd la importancia de su lucha a la escala del Continente africano.- " La guerra de Argelia esta lejos de haber ne 2 en el alba de este quinto afio de guerra, los i oe Y = jeres de Argelia Ilenos de un hambre incoerc . . P i miden Iticidamente el muy dificil camino que les fal veer recorrer, Pero los resultados positivos, CO oe al sibles que su lucha ha _ ah en Africa a su fe y refuerzan.su combatividad. ; Commie los protectorados de Tunez ent arnt eee ee =, Reriia por su. esta- mente en peligro el imperlo francés, , e tuto, la antigtiedad de su ocupacién y la importancia de la implantacién colonialista, plantea en un préximo gran dia y de manera critica Ja cuestién del desmoronamienty del imperio, Para el colonialismo francés, Argelia no es sélo un nuevo conflicto colonial sino, también, la ocasién de un de. cisivo enfrentamiento, la prueba-limite. También las fuer zas francesas reaccionaron en el curso de este conflicto con una brutalidad y una violencia que a menudo han sembrado el desconcierto. El conflicto franco-argelino ha colocado el problema colonial a la escala de Africa. Las otras potencias coloniales en Africa siguen con ansiedad y terror la evolucién de la guerra de Argelia. Y, del otro lado del Sahara, he aqui que la Guinea independiente extiende, entretanto, su sombra “‘subyersiva” hacia los territotios me- jor cuidados. es Argelia, cabeza de puente del colonialismo. occidental en Africa, se ha convettido rtapidamente en el avispero don- de se ha hundido el imperialismo francés y desmoronado las esperanza insensatas de los opresores occidentales. La guerra de Argelia domina desde hace cuatro afios de manera tragica y decisiva la vida politica, interior y exte tior, francesa. Las relaciones de Francia con los otros pai- ses occidentales, sus dificultades diplomdticas y a veces militares con los estados arabes, la evolucién de las estruc- turas colonialistas de la vieja unién francesa reflejan de ma- néra muy clara las diferentes fases de la guerra de Argelia. Obsesionados por el terror de nuevas guerras coloniales, los politicos franceses han multiplicado las precauciones y las invitaciones: meditemos nuevamente acerca de nucs- tros. problemas con nuestras posesiones coloniales, tal es la frase que a partir de 1955 resuena en las asambleas france- sas y en los medios politicos. La Loi-Cadre de Defferre fue creada con el designio de evitar las reivindicaciones n2- cionalés intempestivas, 170 Pero la existencia de la guerra en Argelia, los detalles bre la represion colonialista, el heroismo del pueblo arge- be han despertado y enardecido la conciencia de los hom- bres y mujeres de Africa. nn A principios de 1958, en todas los teritorios. africanos upados por Francia, la voluntad nacional se ha hecho rea- ea y partidos cada vez mas numerosos y cada vez mds decididos plantean el problema ineludible de la lucha ar- “ imientos han tn Togo y en el. Cametén, los acontecimien ti mio el Oak de una guetta larvada. En otra parte, Jos 3 tres del colonialismo multiplican las declaraciones apa- cet doras. Por otro lado, el-observador descubre perfecta- seaie bajo estas afirmaciones eee una intensa ansie- terror a la célera popular, ht pe de Argelia ha sacudido a iodo lo oe 2 ha colonial en Africa. No hay un tetritorio ocupa ie — no haya sido canna en sus ye i: werta de i futuro como consecuencia de la gt ‘ : ee aegedinin es consciente de la importance Gel a tate en el cual esti empefiado. Dente #4 ig sence = lema la liberacién nacional de i = - Scion i i iticas fac : ech: Con ae’ ee cn la descolonizaci6n, dingidas roa cmete contra el F.L.N. no tienen wae Ea. eos las dimensiones originalmente africanas lucha nacional argelina. EI colonialismo francés debe morir ici fi El llamado del general De Gaulle, en estas condiciones, fue i ist la iiltima tentativa del colonialismo Pe = aren i que el general De Gaulle no ha po ema se i mien aceptar las consecuenci’s de un moviml fe ee one b do. La nueva Constitucion, en su répasado. “ sobre la comunidad, deja atin una eleccié s ze i, La admite el reconocimiento jediponetie ae oe ea os auténomos. La creacién de la Republica mal; whee, la primera manifestacién de esta reforma degaullicts Bs: Los medios colonialistas que habian puesto su confi za en la intervencién del general providencial legan ate guntarse hoy si no han hecho un negocio de tontos F fa de haber sacado conclusiones de una exigencia inrev na qué, si no era satisfecha, arriesgaria con engullirse a cae pia Francia, los colonialistas franceses tienden a co: ‘deta 2 De Gaulle como un traidor o como un timador En or dad, al general salva, una vez més, los intereses conte. tas al’ disponer una comunidad que, aunque desi cay organizada buscando sélo el provecho de la cehimtt m: J tiene intactas importantes estructuras coloniales. sme _ Con la constitucién de los estados auténomos el col nialismo francés aparece debilitado. Pero, sin la ‘ateeren, cién del general De Gaulle hubiera sido el estallido del imperio a muy breve plazo. Aparentemente. traidor a sus mandatos, el general De Gaulle es, en realidad, el salvador momentineo de una cierta realidad colonial. 172 16. ARGELIA EN ACCRA? La pevecaciOn argelina compuésta de cinco miembros ha recibido en Accra una entusiasta acogida. Esta recepcién calurosa testimonia la importancia que le ha sido acordada 1 los pueblos africanos desde hace varios afios. Nosotros nos hemos apercibido en Accra de que las grandes figuras de la Revolucién argelina Ben Bella, Ben MHidi, Djamila Bouhirad han ingresado en la epopeya africana. Se ha dado un lugar prominente a varios miembros de nuestra delegaci6n. Asi, uno de nosotros ha ocupado un gsiento en el Comité Director del Congreso y los demas han sido elegidos por aclamacién para la presidencia 0 vice- presidencia de las distintas comisiones. Esta unanimidad ante la Argelia combatiente ha dis- gustado manifiestamente 2 los colonialistas que imagina- ban que la lucha del pueblo argelino no despertaba ningan eco en los hombres y las mujeres del Africa negra. En rea- lidad, la Revolucion argelina jamas ha estado presente con tanta agudeza y tanto peso como en esta region de Africa; se tratara de senegaleses, cameronianos 0 sudafricanos, era facil comprobar la existencia de una solidaridad fundamen- tal de estos pueblos con la lucha del pueblo argelino, sus métodos y sus objetivos. La delegacién argelina ha planteado de manera muy clara ante los congresistas el problema ge la lucha armada. Ciertos observadores, ciertos periodistas, ¢m las primeras horas del Congreso, se habian creido autorizados a cable- grafiar a sus diarios que Argelia habia decidido proseguir el combate anticolonialista por métodos pacificos. Algunos, por otra patte, no yacilaron en dejar oir que 1 El Moudjahid, nam. 34, 24 de diciembre de 1958. 173 se asistia oficialmente a una condenacién del Movimiento revolucionario argelino. Sin embargo, desde el primer dia, el Congreso fue og, locado en su érbita auténtica y la lucha argelina se conve. tia a la vez, en el punto débil del sistema colonial y en g bastién de los pueblos africanos. Por ello los congresistas se han convencido rapidamen. te de que el interés de los colonialistas por Africa y los brotes de descolonizacién aparecidos aqui y alld, no son un producto de Ja generosidad o de la subita inteligencia de los opresores. La guerra de Argelia ha pesado de manera decisiva en ese Congreso porque, por primera vez, un colonialism que hace la guerra en Africa se revela impotente para vencer, Por no haber analizado este fendmeno los colonialistas se han asombrado, todavia, por el éxito de los representantes argelinos. , Cada delegada argelino fue recibido como quien esta en trance de expulsar de Ja carne del colonizado el miedo, el temblor, el complejo de inferioridad. La lucha del pueblo argelino no fue saludada como un acto de heroismo sino como una accién continua, soste- nida, en perpetuo refuerzo y que conticne en su desarrollo el hundimiento y la muerte del colonialismo francés en ~ Africa. Guinea fue igualmente aplaudida, pero como primera consecuencia importante del conflicto franco-argelino. Por otra parte, los camatadas ministros de Guinea pre- sentes en la Conferencia ‘nos han pedido hacer saber a nuestro gobierno el recondcimiento profundo del pucblo de Guinea hacia la Argelia combatiente. A su vez, el primer ministro, de Ghana, doctor Nkru- mah, deseé recibir a nuestros délegados entre los primers. Durante mas de una hora, ha sido estudiado el problema argelino en sus relaciones con la liberacién del Continent? 174 africano. El] Jefe de Estado de Ghana, una vez mas ha renovado al pueblo argelino en lucha el apoyo y la solida- ridad activa del pueblo y del gobierno de Ghana. ; Nkrumah nos ha participado Ja intencién de su gobier- no de reconocer proximamente al Gobierno Provisional de Ja Republica Argelina. 175 17. ACCRA: AFRICA AFIRMA SU UNID. Y DEFINE SU ESTRATEGIA? = En 1884, las naciones occidentales reunidas en Berlin deg. dieron repattirse el Continente africano y fundamentaron legalmente el régimen colonial. nu Desde la evolucién de las relaciones de fuerza en el mundo, el nacimiento de nuevas potencias ha obligado a las naciones occidentales a retroceder y a retirarse de una gran parte de sus posesiones. Después de Asia, Africa Asia se ha liberado, entretanto, del colonialismo y territo- tios como China, golpeados hasta ese dia por una miseria absoluta, crean una nueva Civilizacién, auténtica, que con- cierne al hombre y que desemboca indefectiblemente en él Queda el Continente africano, que todavia esta en gran parte ocupado por las potencias coloniales, y que, después de Bandoeng, después de la conferencia afro-asidtica de El Cairo, los pueblos africanos se citan en Accra, capital de Ghana independiente, para sentar las bases, con la per- pectiva lejana de los Estados Unidos de Africa, de una tac- tica y de una estrategia de combate. ‘ Una solidaridad “bioldgica” En Accra han vuelto a encontrarse las organizaciones polt- ticas y sindicales del Continente africano; su ideologia co- min: voluntad nacional contra la dominacién extranjer3; su tactica: debilitar unos tras otros a los colonizadores; su estrategia: desbaratar las maniobras y las tentativas de muflaje del opresor. 1 El Moudjahid, nim. 34, 24 de diciembre de 1958. 176 Lo que ha asombrado al observador en Accra es la exis- rencia, en-el nivel mas espontaneo, de una solidaridad or-. ganica, casi bioldgica. Pero bajo esta especie de comunién afectiva existia un completo afan de afirmar una identidad de objetivos y también la voluntad de utilizar todos los medios existentes para expulsar al colonialismo del Conti- nente africano. . Estos hombres y mujeres se habian reunido, a la vez, para exponer la naturaleza del colonialismo al que estaban sometidos, para estudiar el tipo de lucha posible, para’ ar- ticular sus ofensivas, para hacer -presién, en fin, territorio tras territorio, sobre colonialismos idénticos. Debido a esto, muy ripidamente, por medio de las co- misiones, se han creado contactos entre los paises bajo tutela, colonias de poblamiento del tipo. de Sudéfrica, Kenya, Argelia, y los estados de la comunidad representada esencialmente por el Africa llamada francesa. Los estados independientes de Africa han recibido en Accra una entusiasta acogida. Son los estados que, en abril de 1958, habian juzgado indispensable esta reu- nién en Accra para acclerar Ja liberaci6n del Continen- * te africano. La R.A.U., Ténez, Ghana, Etiopia, eteétera, habian cuidado delegar al Congreso hombres y mujeres que eran testimonio del apoyo incondicional de estos estados .a los diferentes pueblos en lucha. , : La joven Republica de Guinea, representada por tres de sus ministros, fue aclamada con entusiasmo por el Con- greso. Violencia y no violencia: el fin y los medios Varios problemas han sido debatidos en el curso de esta conferencia. : ; Los dos. mds importantes parecen haber sido el de la: 77 no violencia y el de la colaboraci6n con la ex nacién do. minadora. Es evidente que los problemas estan ligados. El fin del régimen colonial, realizado segin formas pacificas y hecho , posible por la comprensién del colonialista, podria, en cicr. tas circunstancias, llegar a la conclusién de una colabora. cién renovada de las dos naciones. Pero la historia mues. tra que ninguna nacién colonialista acepta retiratse sin agotar todas sus posibilidades de mantener su posicién. Presentar el problema de una descolonizacién sin vio- lencia es postular menos una stibita humanidad del colo- nialista que creer en la presién suficiente de la nueva re-_ lacién de fuerza a escala internacional. . Es claro, por ejemplo, que Francia ha tendido la tram. pa de un proceso de descolonizacién en el Africa negra. Esta innovacién sin violencia ha sido posible por los fracasos sucesivos del colonialismo francés en otros territo- rios. En todo caso, los representantes de las naciones afri- canas bajo la dominacién francesa presentes en Accra, han denunciado con lucidez las maniobras del imperialismo francés. Las trampas del neocolonialismo Los congresistas han condenado sin reserva a los africanos que, por mantenerse, no han temido movilizar la policia para escamotear las elecciones en el iiltimo réferéndum y vincular sus territorios a.una asociacién con Francia que excluya por largos afios la ruta de la independencia. Los pocos delegados venidos para representar a esos gobiernos fantoches del Africa francesa han visto, mds 0 menos, cémo eran expulsados de las comisiones. Por el contrario, los representantes del Camerén, a Is cabeza de los cuales se encontraba el doctor Félix Moumit, han sido aplaudidos calurosamente en el transcurso de la “178 {itima sesién de la O.N.U. Otros territorios han arran- cado su independencia a plazos: el Camerén, Tangaitica, Somalia. A u En 1960, cerca de 60 millones de africanos serin de nuevo independientes. Ademas, el gobierno belga, alarmado por los sobresal- tos que agitan al Africa y por el endurecimiento de los movimientos nacionalistas del Congo belga, acaba de reco- nocer oficialmente la vocacién nacional del Congo belga y se propone, por lo menos en enero, presentar un pro- grama por etapas para la independencia de 20 millones de congolefios. No se excluye Ja idea.de que los colonialistas belgas en- sayen. todavia una vez mas retrasar este vencimiento; ¢ necesario tener confianza en las masas congolefias para imponer en un plazo préximo la Republica Democratica del Congo. $i Bélgica, Inglaterra, con Nigeria y Tangajiica, y Fran- cia, con Guinea, han retrocedido, Portugal, por el contra- tio, desarrolla un régimen policial en sus posesiones. Los delegados de Angola han sido acogidos con emocién y una inmensa célera se ha expresado al escuchar las medi- das discriminatorias e inhumanas empleadas por las auto- ridades portuguesas. Con toda evidencia Angola, Sudafrica y Argelia son los pueblos del colonialismo y probablemen- te los territorios en los cuales la poblacién europea se defiende con més encarnizamiento y ferocidad. = A este propésito cabe sefialar que la Unién Sudafricana intenta anexarse Basutoland y Swaziland y hacer de la unién con las Rodesias otras colonias de poblamiento. Esta colonizacion tras la colonizacion ¢s wane uno de los fenémenos més destacados de este periodo de liberaci6n del Continente. 179 La legién africana En las colonias de poblamiento del tipo de Kenya, Argelia Sudéfrica, la unanimidad se ha conseguido: sdélo la lucha armada provocar4 la derrota dé la nacién ocupante. Y J, legién africana cuyo principio ha sido adoptado en Accra es la respuesta concreta de los pueblos africanos a la volun- tad de dominacién colonial de los europeéos. . Los pueblos africanos, al decidir la creacién en todos Jos territorios de un cuerpo de voluntarios, creen manifes. tar claramente su solidaridad a los otros pueblos, expresan- do asi que la liberacién nacional esta ligada a la liberacién del Continente. 4 Los pueblos en Jucha, convencidos hoy de que sus her- manos africanos comparten su combate y estén prestos a intervenir directamente, al’ primer llamado de sus organis- mos dirigentes, ven el futuro de manera més serena y mas optimista. En las reuniones populares organizadas en Ghana, en Etiopfa, en ‘Nigeria, cientos de hombres han hecho la pro- mesa de acudir en socorro de sus hermanos argelinos o sudafricanos cuando manifiesten tal deseo. Africa debe ser libre, ha dicho el doctor Nkrumah en su discurso inaugural, nosotros no tenemos nada que pet- der mds que nuestras cadenas y tenemos para conquistat un Continente inmenso. En Accra, los africanos sé han jurado fidelidad y asistencia. Ninguna alianza sera recha- zada, el porvenir del colonialismo jamds ha sido’ tan som- brio como al dia siguiente de la Conferencia de Accra. 180 18. LAS TENTATIVAS DESESPERADAS DE MICHEL DEBRE? Micuet Desré, jefe del gobierno francés Megé dltima- mente a Argelia. Establecié contacto con las autoridades colonialistas y definié, a su pedido, el programa de su bierno. “La autoridad de Francia en Argelia —diria— es una exigencia de la historia, de la naturaleza, de la moral.” Esta declaracién (aclarada por tomas de posicién mds firmes tales como esta frase pronunciada ante los anti- guos combatientes: “Es preciso que tedos los argelinos sepan y comprendan definitivamente que cada habitante de este pais es ciudadano francés con el mismo titulo que cualquier ciudadano de Ja metrépoli y que en ningun caso el gobierno aceptara que esta ciudadania sea puesta en duda”, o esta otra contenida en la alocucién personal del Presidente del Consejo francés: “La verdad es que Argelia es tierra de soberanfa francesa”) a la vez indica la no mo- dificacién de Ja poblacién francesa en Argelia y la impor- tancia del hiato que existe actualmente entre Ja voluntad nacional del pueblo argelino y la obstinacion colonialista francesa. Un tiempo histérico falsificado El programa de Debré se sitia en un dogmatismo co- lonialista eminentemente ortodoxo.. ; La conquista crea vinculos histéricos, s¢ 108 afirma. E] tiempo nuevo inaugurado por la conquista, el tiempo colonialista, poz contener yalores colonialistas, por — ner su razon de ser de la negacién del tiernpo colonial, 1 El Moudjahid, nm. 37, 25 de febrero de 1959. 181 va a encontrarse afectado por un coeficiente absoluto. 1, historia de la conquista, el desarrollo histérico de la colo. nizacién y del despojo nacional van a ser sustituidos po; el tiempo real de los hombres explotados. Y Jo que ser afirmado por los colonizados en el momento de la lucha de liberacién nacional, como voluntad de romper con |g explotacién y el menosprecio, sera rechazado por la po. — colonialista como simbolo de barbarie y de regre. sion. El colonialista, por un mecanismo de pensamiento des- pués de todo bastante banal, llega a no poder imaginar un tiempo que se haga sin él. Su irrupcidn en la historia del pueblo colonizado es deificada, transformada en necesidad absoluta. En tanto, “‘una ojeada histdérica sobre la histo- ria” exige, por el contrario, que el colonialista francés se retire porque hoy resulta imprescindible histéricamente que exista el tiempo nacional en Argelia. La exigencia histérica de Debré es el equivalente inte lectualizado de la vieja f6rmula colonialista: “Somos nos- otros quienes hemos hecho Argelia.” En realidad, lo que se da como fidelidad a la histo- ria no es en tiltimo. andlisis mas que infidelidad a la his toria, negacién de ser a la medida del periodo de desco- Jonizacién, desobediencia a la historia. En 1959, el sentido de la historia exige que los 10 mi- llones de argelinos tomen el destino en sus manos. Desde hace mas de cuatro afios, los gobiernos franceses sucesivos se han revelado incapaces de interpretar objetivamente ¢¢ ‘ problema. Las declaraciones de Debré no difieren en nada de aquellas pronunciadas por Leonard o Soustelle: “Fran- cia esté en Argelia y se quedard en ella” declan en 195+. En 1959, “Francia permanecera”. Otro tema generalmente evocado por los doctrinarios del colonialismo es el de la unién indisoluble de Argeli@ y Francia. 182 de intenctorcs Und geosretia tn pul i ea que sez S ja proton Jongacion S re dificultades pi sentimental ni intelevtual, ent win . E ignal Faameit so enenentr4 europea de Argelia, come Angelia ta sna de Francia. smacionales de Emropa vin a dar 3 yma pimacia mais y iis mureada, sfensivo de Oecidente, cl terri- privilegiado, Ms lo que des- sores de wna Argelia francesa, seri evecado el probleina poe ge Ni debemas, por otra parte, comprencer a ped a omen seguridad y la paz estin Tgados en esta parte del mundo a la unidad, a través del Mediterraneo. de la Francia metropolitana, pucrta de Eu- ropa, ¥ de Argelia. cabeza del Africa. ;Todo lo que atente contra esta unidad es un TicSgO de inseguridad! Todo lo que refuerce esta unidad es un empeno de paz. Francia, 1 tanto, debe procurar que nadie pueda dudar de su yoluntad de hacer esta unidad mas firme que nunca. Asi, Argeha debe se endo territorio francés por que las necesidades extzatégicas de Europa y Francia lo exi- gen. La geografia de Debré es. por tanto, una geografia lina de intenciones: la autorided de Francia en Argelia 6 una exigencia de la naturaleza. Es el orden natural el que impone a Francia e mantenimiento del regimen colo- nid en Argelia, Desde que jos regimenes 0 los hombres comienzan a leer sus acciones politicas en las sinuosidades del teneno, son @ fescismo y di nazismo los que se e- cuntan en vigencia. Al proionzar con la imaginacién ciettas lincas de te meno, los gubiernos ponen en tela de juicio la paz del ‘undo. Lo que quieren realmente e dar libre curso a sus ntaslas y extencer lo que desde hace varios siglos se Ha- 183 gn el marco del fprio argelino cups BE yearn los diferentes © man las fronteras naturales, y he aqui arrojados a la_sangre y la miseria. La geografia de Argelia, esto no debert para nadie, reclama, antes que nada, independiente. Y, después, desde luego, tiene su lugar en el Magreb en Africa y en el mundo. Pero negar el destino nacional de Argelia en el nombre de una “m4s grande unién franco. argelina” es una impostura. Y, en esto, Debré no Propug. na nada nuevo. Desde hace cuatro afios, las tradiciones se han establecido en los gobiernos franceses, Escapando a la historia y ala naturaleza, Debré des. emboca en Ja moral. En ella encuentra todavia, al parecer sin_esfuerzo, los grandes principios del ultracolonialismo, “Qué haran los argelinos sin nosotros?” Los colonos de Ja Mitidja decian y dicen todavia: “Esos campos de vides, €n cuatro afios, seran transformados en pantanos.” Debré no dice otra cosa: “Se quiere instalar a Argelia en la miseria, la barbarie y la sangre.” pueblos enterps a Ser un secrety que este pais seq La moral en ayuda de la explotacién Ahora bien, iniciando otro tema, sélo Francia es capaz de tomar a su cargo a Argelia en forma benéfica. Sélo Francia puede tomar econédmicamente la carga que representa Argelia, Todo esto lo volverd a decir Debré en Argel. “Francia tiene una obligacién de orden econémico... Francia tiene una obligacién de orden social... Francia Hene una obligacién humana, porque sélo ella es capaz de mantener y de reforzar..”. esta unidn y aun esta fraterni- dad de espiritu que daa Argelia un cardcter y una fuerza unica en el mundo.” iSigno de los tiempos! Al Principio de la conquists éste era el pretexto que se evocaba. Lucha contra la bar 184 , je, Ja miseria, el retraso. Hoy, después de 130 afios de ekiatin —que constituyen paraddjicamente un dere- eo y la lucha de bloques, son la historia y la estrategia Jos que toman el primer plano, La moral francesa, los valores franceses son los ‘anicos capaces de mantener a Argelia en el campo de las Tegio- es humanas”. La separaci6n de Francia, nos previene Debré seria el signo de una recaida de Argelia en el ar- calsmo, el retraso y el embrutecimiento. Ocho meses después de la toma del poder por el gene- ral De Gaulle, henos aqui de regreso a los ee de la lucha de liberacién de nuestro pueblo; “Francia : en su propio hogar en Argelia porque Argelia es : 0 = de Francia, Francia necesita a Argelia porque sin Argelia iqué harla Francia? Argelia necesita a Francia porque sin Francia equé haria Angelia?” = * ws Y, para concluir, esta determinaci6n exacta - ae tiene la alocucién personal de Debré: “;Quién pue oe dar —si no es de mala fe y con segungs nha a de las resoluciones del general De Gaulle? Duta on dudar —si no es de mala fe y con segundas one sq puesto que el general De Gaulle ha declarado qui 4 at Fescupep?? = OU nese eos no parece dar pace = eo imaginacién que la precedente. Las mismas a — _ son repetidas con la misma obstinacién ae ae menosprecio de los acontecimientos, la misma 1 de la historia. es Pretender, en 1959, que todos los —— wy poatd ceses, que Francia permaneceré en Arge ae ee habe age ki mite in dela guerra, de la sensatez, en la senda de la intens! ae ome Es, incontestablemente, volver la ee sae no es él cién y a la razén. Es verdad que esta of@ su gobier- y de un error de apreciacién. Francia y tesultado de wi es no estan dominados todavia por los intereses colonial Ahora bien desde el 13 de tos asistimos a la rae €stos intereses tradicionales con la presién fascistg y ta tarista siempre muy fuerte en Francia (Boulanger, De la Rocque, Pétain. . -) y de cierto sector del gran capital, In tanto que esta alianza no haya sido puesta en en. tredicho, los presidentes del consejo francés estin conde. nados a inspirarse, en sus declaraciones, en la tradicién ultracolonialista Es preciso saber que atin esta lejos el tiempo que veri el estallido, por el desarrollo de las contradicciones del bloque colonialista. P , Hoy, como desde hace cuatro aiios, el santo y Sefia es siempre intensificar la lucha armada. Todas las tentativas de desviacién del adversario deben ser aniquiladas. Las condiciones de una negociacién estan bien lejos de concurrir del lado francés. E] programa de Debré e3 hacer la guerra, negar la nacién argelina, ahondar la anexidn de nuestro pais. Si —como lo decia Yazid, ministro de Informacién—, hablar de soberania francesa en Argelia, en 1959, es una locura. No existe otra palabra que lo defina. 186 19. FUROR RACISTA EN FRANCIA? Hace dos aiios, tras la accién de los comandos del A.L.N. en territorio francés, ya sea para neutralizar la contrarre- yolucién entonces muy activa o para reaccionar contra cier- tos torturadores de la policia francesa, se vieron: desarrollar actitudes espontaneas de racismo y de discriminacién pa- sional hacia los norafricanos. De manera inmediata y glo- bal, la desconfianza hacia los arabes se convirtié en una segunda naturaleza. Un paso mas y la caceria fue iniciada. Es el periodo en que, recuérdese, hasta un sudamericano. fue acribillado a balazos porque parecia norafricano. Los ciudadanos tunecinos y marroquies hubieron de sufrir igualmente de esta conducta racista. Obreros tune- cinos arrestados, recluidos, apaleados... estudiantes ma- rroquies apresados, interrogados en los locales de la poli- cia judicial... En las calles, observaciones descorteses humillantes, para las personas y pata los gstados jovenes. Es el periodo, recordémoslo, que todo norafricano era interpelado varias veces y en que numerosos obreros tune- cinos ‘0 marroquies que trabajan en Francia decidieron. regresar a su territotio nacional. En esa ocasién se hizo costumbre decretar que slo, los argelinos eran responsables de este estado de cosas y que dependia de los argelinos hacer cesar esta sospecha gene- talizada respecto a la poblacién norafricana. . Asi pues, este comportamiento fuertemente agresivo Y vengativo no era un componente de las estructuras sociales y mentales del pueblo francés sino simplemente ja reac: cién de autodefensa de un organismo que dificilmente encontraba la diferencia entre los habitantes del Magreb. Los mas recientes acontecimientos que han tenido lu- 1 El Moudjahid, nom. 42, 25 de mayo de 1959. 187 gar en territorio francés merecen ser evocados aqui. Ellos hos mostraran, sin ninguna duda, que la confusién entre “metecos” no debia cargarse a la cuenta de una ignoran. cia lamentable, sino que encontraba su justificacién en un Principio, banal, que quiere que las formas més brutales del racismo se instalen en Francia a una cadencia yerda. detamente explosiva. , Un escritor apurialado El primer hecho es el atentado contra el joven escritor Oyono, hace tres semanas. El autor de Une vie de Boy salia de un restaurante en compaiifa de una mujer. La pareja fue asaltada, la mujer insultada de manera obscena, abofeteada, pateada. En cuanto a Oyono, después de ha- ber resistido a sus asaltantes, se desplomé con una pufa- lada entre los oméplatos y fue Ievado de urgencia a un hospital parisiense. Después de. una transfusién de sangre, se repuso. Hoy restablecido, ha dicho a quien quiera oirlo que no se siente seguro en tertitorio francés y que prepara su_partida. zCémo interpretar este hecho? No se trata de un atentado personal dirigido contra este hombre de color, ni de una tentativa de robo. Se trata, los autores lo han proclamado suficientemente, de un correctivo impuesto a la mujer (que era blanca) y de una advertencia hecha a un negro. El grupo se ha arrojado sobre Oyono a los gritos de “jMueran los negros!” Oyono, antes de desvanecerse pudo entregar a la poli- cia a uno de los agresores, Se ignora hasta hoy los nom- bres de los asaltantes y, a pesar de las medidas tomadas por varias asociaciones, es dudoso que se le dé un tramite judicial a este asunto. Se debe sefialar que esto sucedié en pleno Quartier Latin, es decir, en pleno barrio intelec- tual habituado a la presencia de estudiantes de todos los 188 origenes. Nadie. se ha prestado a-socorrer al agredido y, terminada la operacién, los asaltantes han podido desapa- recer tranquilamente, Un film antirracista perseguido Con el afan de luchar contra. el racismo en los Esta- dos Unidos y em otras partes, varias peliculas. han sido ilmadas. : ‘ a Ultima aparecida es Tripes au soleil, sobre la que se podrian decir muchas cosas y que acaba de set proyec- tada en Paris. Desde la primera sesidn, los jovenes pati- sienses desencadenaron un alboroto extraordinario, destro- zaron las butacas, mancharon la pantalla y_manifestaron su hostilidad cuando terminé la funcién. Gritos de “abajo los negros, mueran los pe me on Janza- Nicia “di a los mai 7 a Ban age sone de manera img 7 s organizaciones antifascistas han ea ere ae los movimientos mas oe el M1 ay i pemereet mo, el antisemitismo y por !a paz, que tue | as ta gue meros en tomar posicién contra el principio a Ord de Argelia y por el reconocimiento de la — fn ue — €s objeto de ataques ininterrumpidos. Sus x : begs 3 tados casi cotidianamente y Sus miembros nee ree) i de amenazas y de actos de violencia. Sobre ~~ oe Pa gnlent de He ms eh, ar, su aparicién las cruces gamadas. Estas ee ie no son mas que las réplicas de las que s Dea eae ene * = OA aati es perse- ue en Francia un film } ad clamar e} lema: ;Mueran los negtos!, se P ¢ los negros la democtacia anda muy mal en Francia y qb haran muy bien en abandonar la nave. = Pero entonces, se dice, Besa pee a partir % a in penn oe éNo se trata simplemente de manifestaci isédi cas réprimidas por la ley y undnimemente wae la conciencia nacional francesa? Quiz4 conviene me dar el juicio por mas tiempo. Y quiz tales manifestacig. nes nO surjan esponténeamente. Para que existan me que tomen cuerpo, es necesario que, en cierta medida, tee cisamente en Ja conciencia nacional, se produzca ane: mentacién suficiente de racismo, de complejo de su a Tidad, de disctiminacién. Estas manifestaciones ie ‘das en linea recta del corazén, es decir, del corazén del and viduo, expresan el vicio de la educacién francesa ante al resto de la humanidad y, también, las consecuencias d decenas de afios de dominacién colonial. . so El pre general De Gaulle, durante su iltimo discur. = ete tencontado milagrosamente ese ca- Hablando de la necesidad de llegar a un acuerdo en Europa, zno.ha dicho que “nosotros los blancos y civiliza- dos oe encontrat un terreno de entendimiento"? nea Oe _RReES rar en este pasaje del poeta ‘Lo que él [el burgués humanista del siglo xx] no per- dona a Hitler no es el crimen en si, el crimen contra el hombre blanco, es haber aplicado en Europa procedimien- tos colonialistas, que hasta ahora sélo marcaban a los drabes de Argelia, los culies de la India y los negros de Africa.” _ Si, ya que el racismo alcanza en Francia tales dimen- siones, es tiempo de que los negros abandonen la nave. A los miembros de la “Comunidad francesa” Jes toca decidir si su lugar esta atin al lado de aquellos que todavia no s¢ han desemb; : i ae atazado ante la raza negra de las saci ni 190 20. LA SANGRE CORRE EN LAS ANTILLAS BAJO LA DOMINACION FRANCESA? Asi pues, también las antiguas colonias emprenden el ca- mino de la “rebelién”. Esos florones del imperio, esos pai- ses castrados que dieron tantos buenos y leales servidores empiezan a agitatse. Todo antillano, todo guayanés, donde se encuentre hoy, se sentira sacudido de manera violenta. En efecto, los franceses, después de haberle dado categorias -peyorativas alos atabes y africanos, a malgaches e indochinos, conce- den, reconocen que con los antillanos las cosas toman otro sesgo. Los antillanos, por todas partes se oye, son . franceses, como los corsos. Habia enormes masas de anti- llanos y antillanas que lo creian asi. Es verdad que de un tiempo para aca el racismo estall6, es verdad que el colo- nato oprimia y condenaba al hambre endémica a los obre- ros agricolas, pero el titulo de ciudadano francés bien valia estas molestias. Es verdad que cada aiio trescientas tone- ladas de oro salian del territorio de la Guayana para ponet a flote las arcas del Banco de Francia, pero Monnerville, segundo o tercer ‘ciudadano francés, gno era a la vez un simbolo y el pagode una desda? Sin embargo, a pesar de esta intoxicacién inmensa, @ despecho de esta enorme impostura, hay martiniqueses que han entrado en lucha abierta contra las fuerzas francesas, cercado comisarias, cortado rutas. Sumergiendo estos tres- cientos afios de presencia francesa, hay martiniqueses - sacan sus ammas y ocupan Fort-de-France durante mas de seis horas. ;Muertos! Los hubo. Herides, también. “ Quince muertos, nos dicen, varias decenas de heridos y cientos de arrestados. 1 El Moudjahid, nim. 58, > de enero de 1960. 191 Se mandan refuerzos a las Antillas y, a fin de quebran. tar un movimiento que debe parecer suficientemente jn. minente, se inunda la Guadalupe de infantes de maring de C.RS. y de soldados. ; " Los servicios franceses de informacién pretenden que el origen del motin fue un trivial incidente de trdnsito, Quiza. Pero, entonces, gpor qué esta sibita amplitud? ;De dénde resulta que una poblacién reaccione con tanta pre- cipitacién y tanta desenvoltura por la vida de los “conciu- dadanos”’? ' En realidad, el problema es grave. Y tanto mejor. La ficcién de las Antillas francesas, la férmula “‘para los an- tillanos, no hay problema’ son puestas en tela de juicio, Y tanto mejor. Los viejos politicos, asimilados, infestados en el inte- tior, que desde hace largo tiempo no represestan mas que sus intereses mediocres y su propia mediocridad, deben estar hoy muy inquietos: Descubrieron siibitamente que los martiniqueses pueden ser tratados desde luego como rebeldes contra Francia. Descubrieron, también, la exis- tencia de un espiritu rebelde, de un espiritu nacional. Con motivo del referéndum’ organizado por Francia se pidié a Césaire la razén de su “si” a De Gaulle. El res pondié que los martiniqueses han concertado una apuesta con la V Reptblica, Nuestro “si”, decia Césaire, es un “si” circunstanciado. Francia se encarga de mejorar nues- tra condicién y de reconocernos ciertas prerrogativas sobie el plan local. : iY bien! Parece que el pueblo coloca esta apuesta en tela de juicio y pone a la vista el problema nacional, La cuesti6n antillana, la cuestién de la federacién caribe, no puede’ sér disimulada por més tiempo. Las Guayanas & holandesa y ex britdnica, hoy independientes, ejercen atrac- cién sobre la Guayana bajo dominacién francesa. Las An- tillas bajo dominacién britdnica surgen a la independencia. 192. Castro en Cuba da un nuevo aspecto a las Caribes. Si, la cuestién esta planteada. En lo inmediato, las fuerzas francesas y sus aliados, los politicos ‘actuales, diputados y senadores, quebrantaron sin ninguna duda esta primera manifestacién del espiritu na- cional martiniqués. Peto, nosotros sabemos que los gua- dalupefios, los martiniqueses y los guayaneses seran inde- pendientes y construiran sus paises respectivos tal como lo entienden. El pueblo argelino asegura a los antillanos y a los guayaneses su fraternal simpatia y los alienta a afi- lar’su combatividad. Los soldados antillanos y guayaneses, oficiales y suboficiales que luchan contra sus hermanos argelinos, mientras que las tropas francesas ametrallan sus pueblos en Fort-de France 0 en Basse Terre, deben rehusar batirse, y desertar. Se sabe que existen ligas entre la guerra de Argelia y los recientes acontecimientos que han ensangrentado la Martinica. Son antiguos funcionarios franceses del Africa del Norte, los expulsados de Marruecos, Tunez y los que estaban demasiado comprometidos en Argelia, quienes han provocado la réplica de las masas martiniquesas. La brutal reaccién del pueblo martiniqués indica simplemente que ha Jlegado la hora de aclarar los problemas y disipar los malentendidos. : 193, 21. UNIDAD Y SOLIDARIDAD EFECTIVA SON _ LAS CONDICIONES DE LA LIBERACION AFRICANA? , : Para un observador que siga la evolucién del Continente africano desde hace dos afios, se impone una conclusién, con una particular evidencia; progresivamente, los pueblos dependientes sobre los que pesa una dominacién extran- jera llegan a la soberania nacional, . Después de Ghana y Guinea, he aqui que el Camerén de mandato francés, Togo, la Somalia de mandato italia- no, Nigeria, se vuelven independientes, Los remolinos que agitan la reciente comunidad francesa, las _reivindicacio- nes francas o a veces veladas de los dirigentes de los dife- rentes paises de la comunidad, no permiten ninguna duda. Un proceso esté en marcha, irreversible podria decirse, si les tuviéramos confianza a las formulas esterectipadas. La'mano de Ia historia es la mano del hombre Los observadores no extranjeros se contentan, pues, con la esperanza generalizada en el desenvolvimiento histérico de lo que se ha dado en Ilamar el proceso objetivo de la des- colonizacién, en tanto que mds o menos implicitamente, se pide a Jos africanos tener confianza en la buena volun- tad de los antiguos amos y no desesperar, en todo caso, de las necesidades histéricas que dan el ritmo de la reconver- sién de la opresién colonial. Es rigurosamente cierto que Ja descolonizacién se efec- tua, pero también es rigurosamente falso pretender y creer que esta descolonizacién sea el fruto de una dialéctica obje- tiva que toma, con mayor o menor rapidez, la apariencia de un mecanismo absolutamente inaceptable. 1 El Moudjahid, nim. $8, 5 de enero de 1960. 194 El optimismo que reina en Africa.no es un opt- mismo nacido del espectaculo de fuerzas de la naturaleza que, al final, resultan benéficas para los afticanos. Este optimismo ya no se debe a la comprobacién de disposi- ciones menos inhumanas y mas benévolas por parte del antiguo opresor. El optimismo en Aftica es el producto directo de la accién revolucionaria, politica o armada —tfre- cuentemente, las dos a la vez— de las masas africanas. Ahora comprendemos por qué cada nacionalista afri- cano tiene la obsesién de dar constantemente una dimen- sion africana a su accién. Es que la lucha por la libertad y la independencia nacional est dialécticamente ligada a ja lucha contra el colonialismo en Africa. — E] enemigo del africano, bajo dominacién francesa, no es el colonialismo, en tanto que éste se. ejrza en Jos limi- tes estrictos de su nacién, sino las formas del colonialismo, las manifestaciones del at peri que sea el 6 io el cual se ejerce y hace estragos. : ee pa parte de ia bensienied ha temblado — temente:en sus estratos mas Se ee a ; 2 ideologia: el nazismo, que hiz Sie de ean’ de genocidio de los tiempos mas one Los paises mas inmediatamente = por edhe nifestaciones del nazismo se unieron y =s pa a“ el propédsito de liberar su territorio ocupado, sino | : i o, de extirpar © quilar_litcralmente los reinos del nazism™ s eamines A mal alli donde habia nacido, de liquidar los reg) ia,dado origen. p wee <_< eles africanos deben acordarse al mis: ime B frentado a una forma de na- mo tiempo de que se han enfren oe aeabet, ae Tiger zismo,-a una forma de explotacion Se me dacién fisica y espiritual licidamente manejaca 4 : i francesa, inglesa y Jas manifestaciones ft : levar la cuenta = mal, pero que acben igualmente prepa sudafricana de es todo el territorio africano. tal en rarse para afrontarlo como ai Los paises europeos hoy se hallan Preocupados por e] problema de la paz. Después de estar armados hasta los dientes, los bloques del Este y del Oeste se dan cuenta con espanto de que todo nuevo conflicto mundial pondria en cuestion la existencia misma de la vida sobre la tierra, Ademds, una confrontacién pacifica de las dos concepcio. nes del mundo se hace indispensable. Bajo esta perspectiva, el general Eisenhower ha em. prendido su ultimo periplo, el consejo de la O.T.AN. se ha reunido en Paris y una confrontacién en la cumbre se ha fijado para los primeros meses de 1960. Nosotros, los africanos, decimos que el problema de la paz entre los hombres, aunque no sean africanos, es fun- damental, pero decimos, también, que la liberacién de Africa, de los tiltimos bastiones del colonialismo, consti- tuye el primer problema. Cuando nosotros, los africanos, afirmamos que somos neutrales ante las’ relaciones Este-Oeste, queremos decir que en este instante la wmica cuestién que nos preocupa es la de nuestra lucha contra el colonialismo. Esto quiere decir que no somos absolutamente neutrales ante el geno- cidio Nevado a cabo por Francia en Argelia, ante el apar- theid en Sudafrica. Nuestra neutralidad significa que no tenemos que to- mar ninguna posicién en pro o en contra de la O.T.A.N. 0 €n pro o en contra del pacto de Varsovia. En el marco de nuestra lucha anticolonialista, nosotros no tenemos en cuenta mas que la firmeza de nuestro em- pefio y los.apoyos que nos presta tal o cual pais. En este Marco, podemos decir que los pueblos agrupados bajo ¢l término’ de paises del Este nos sostienen de manera muy firme y que los paises llamados del Oeste multiplican las ambigiiedades. : ; 196 Armas y hombres Los pueblos africanos estén concretamente empeiiados en una lucha global contra el colonialismo y nosotros, los ar gelinos, no hacemos distinciones entre la lucha que man- tenemos y la de los de Rodesia o de Kenya. Nuestra sol- daridad con nuestros hermanos africanos no es verbal. No es representada por el voto, ni por la aclamacién, en una reunién internacional, de resoluciones o condenaciones’ Los paises colonialistas, cuando estaban en peligro y el fa- cismo y el nazismo los hundian, cuando su libertad y su independencia eran amenazadas, no vacilaron en. sangrar Jas masas africanas y lanzar contra las posiciones nazis una mayoria de sus “‘coloniales”. Hoy, son la libertad y Ja in- dependencia nacional de los africanos lo que se encuentra a discusién. . La solidaridad interafricana debe ser una solidaridad de hecho, una solidaridad de accién, una solidaridad con- cretada en hombres, en material, en dinero. Africa sera libre. Si, pero es preciso que se ponga 4 trabajar y no pierda de vista su propia unidad. Con este a piritu fue adoptado, entre otros, uno de los pee a importantes del primer Congreso de pueblos a! ee Accra, en 1958. Los pucblos africanas, sé dijo en a t = lucién, se proponen constituir una milicia que ? a cargada de apoyar a los pueblos afticanos en su lucha po} i encia. e . : pei) en azar que esta resolucion haya — ee la prensa occidental. La violencia de : ten pore erra contra el nazismo, cracias occidentales durante su guerre : Hiroshi. i i los Estados Unidos de America en la violencia de a ain set un gemplo, dan.una ma con la bomba atomica, sin $ A cen, babar calidad medida de lo que las democracias P' su vida esté en peligro. . ats Nosotros, los africanos, afirmamos que desde hac 197 de cien afios la vida de 200 millones de africanos es una vida en rebaja, impugnada, amenazada perpetuamente Or la muerte. Nosotros decimos que no debemos tener cop. fianza en la buena fe de los colonialistas, sino que debe. mos armarnos de firmeza y combatividad. Africa no ser4 libre por el desarrollo mecanico de las fuerzas materiales sino que son la mano del africano y su cerebro los que entran en accién y los que conduciran a buen término |g dialéctica de la liberacién del Contimente. A pocos dias de la 2* Conferencia de los pueblos que debe realizarse a las puertas de Argelia, a sangre y fuego, los africanos deben, recordar que no hay un optimismo objetivo que se imponga de manera mds o menos meci- nica, sino que el optimismo debe ser el sentimiento que acompafie al empefio revolucionario y al combate, En estas condiciones, s{ podemos ser optimistas. 198 V. LA UNIDAD AFRICANA ]. ESTA AFRICA DEL PORVENIR- [A Fines del ato 1958 los coroneles de wilayas del A-L.N. tu- vieron una reunién en el Nord-Constantinois. Comprobaron, en esta ocasién, el peligro del ahogo progresivo de la lucha armada en el interior como consecuencia del dispositivo: puesto en mar- cha por el enemigo (zonas prohibidas, campos de reagrupacién tendientes a separar al A.L.N. de Ja poblacién). — . Se decide enviar a Tinez al coronel Amirouche (coronel de la wilaya III) para explicar Ja situacién al G.P.R.A. y definir los medios que permitirin suministrar al interior armas, municiones y, recursos financieros. 2 ‘El corenel Amirouche no alcanzé6 jamés a llegar a Tunez, ya que debié de ser muerto por el enemigo durante el curso de ese viaje, en la regién de Bou-Saada en marzo de 1959. Para enfrentarse a esta situacién, el C.N.R.A. decidié, en el transcurso de su reunién de otofo de 1959, la creacién del Es- tado: Mayor. . Qe Habiendo el ejéreito’ francés reforzado su dispositivo en las fronteras (Iinea Challe), se hacia dificil el- suministro al interior \ por Marruecos y Tunez. “ En marzo de 1960 Fanon fue asignado a Acera. Durante su gestién en el Africa occidental pudo comprobar que existia una po- sibilidad de reforzar la situacién en el interior a partir de la fron- tera sur, es decir, la frontera de Mali. En este sentido, llevd a cabo igualmente contactos con los responsables malienses y dio parte de sus sugestiones 2 los dirigentes argelinos, que decidieron la creacién de una terccra base al sur del Sahara para el transporte de armas hacia las wilayas 1 y V- ; Las notas que siguen fueron cscritas por Fanon en el curso de la misién de reconocimiento e instalacion de estas. bases du- rante el verano de 1960. Co ‘A este diario de viaje se han agregado algunas indicaciones técnicas bajo forma de notas iniciales ¢ inacabadas donde Fanon 199 estudia las diferentes soluciones que podrian ser adoptada plan estrictamente operacional.] —s i Poner el Africa en movimiento, colaborar en su organiza. cién, en su reagrupamiento, detr4s de sus Ptincipios reyo. lucionarios. Participar en el movimiento ordenado de un Continente, tal era, en definitiva, el trabajo que yo habia elegido. La primera base de partida, el primer zécalo, es. taba representado por Guinea. Después, Mali, decidido a todo, ferviente y brutal, coherente y singularmente ace. tado, extendia la cabeza de puente y abria preciosas pers- pectivas. En el Este, Lumumba pataleaba. E] Congo, que | constitufa la segunda playa. de desembarco de las ideas revo. lucionarias, se encontraba en una encrucijada penosa de contradicciones estériles. Era preciso atin esperar antes de actuar eficazmente en Jas ciudadelas colonialistas que se Haman Angola, Mozambique, Kenya, Unién Sudafricana. Sin embargo, todo estaba en su lugar, Y he aqui que el sistema de defensa colonialista, aunque discordante, re- sucitaba los viejos particularismos, y desmenuzaba a lava liberadora, Por el momento, era necesario mantener al Congo y avanzar hacia el Oeste. Para nosotros, los arge- linos, la situacién era clara. Pero el terreno se presentaba dificil, muy dificil. A partir del Oeste, necesitabamos pro- bar, por medio de manifestaciones concretas que este Con- tinente es uno. Que tras las opciones generales de los diti- gentes, era posible determinar los puntos precisos en que los‘pueblos, los hombres y las mujeres, podian encontrarse, apoyarse mutuamente, construir en comdn.. El espectro del Occidente, los matices europeos, estaban presentes y activos por todas partes. Las zonas francesa, inglesa, espa- fiola, portuguesa, permanecian vivas. Oxford se oponia a Ja Sorbona, Lisboa a Bruselas, los patronos ingleses a los patronos portugueses, la libra al franco, la Iglesia catélica al Protestantismo o al Islam. Y detr4s de todo ello, los 200 Estados Unidos, que se meten en todas partes, con los dé- Jares a la cabeza, con Armstrong como heraldo y los diplo- maticos negros norteamericanos, las bolsas, los emisarios de la voz de América... ¥ no olvidemos a la Alemania trabajadora, a Israel cultivando el desierto... Trabajo dificil. Felizmente, en cada rincén, hay brazos que nos saludan, voces que nos responden, manos que nos aprietan. Esto alienta. El rumor rapido y tranquilizante de las ciudades libe- radas que rompen sus amarras y avanzan grandilocuentes pero nunca grandiosas, estos antiguos militantes hoy son admitidos definitivamente en todos los extmenes que en- frentan... y recuerdan, pero el sol est4 todavia muy alto en él cielo y si se escucha con el ofdo pegado al suelo rojo, se oyen muy claramente rumores de cadenas herrumbrosas, los “han” de desamparo y los hombres se os caen, tanto est4 presente siempre la carne contusa en este mediodia abrumador. E] Africa de todos los dias, joh!, no la de los poetas, no la que duerme, sino la que impide dormir, por- que el pueblo esté impaciente por hacer, actuar, decir. E pueblo que dice: Quiero construirme como pueblo, quiero palpitar, amar, respetar, crear. Este pueblo que llora cuan- do decis: Vengo de un pais donde las mujeres no tienen hijos y los hijos no tienen madres, y que canta: Argelia, - pais hermano, pais que llama, pais que espera. Esta es Africa, esta Africa que necesitamos dejar en el surco continental, en Ja direccién continental. Esta Africa - que es necesario orientar, movilizar, lanzar a la ofensiva. Esta Africa del porvenir. i la El Oeste. Conakry, Bamako. Dos ciudades muertas en superficie, pero por debajo la temperatura ¢s aneeportene para quienes calculan, maniobran, se instalan. En Conakry y en Bamako hombres y mujeres acufian el Africa, la forjan con amor y entusiasmo. i 201 Moumié. El 30 de septiembre, nos hemos encontrado ‘ex el aeropuerto de Accra, El iba a Ginebra para asuntos muy importantes. En tres meses,-me decia, se asistird a un re lujo cn masa del colonialismo ‘en Camerén,. En Tripoli, una niebla impidié todo-aterrizaje'y a Jas tres horas el avidn volvié a volar por encima del aero. puerto. A cualquier costo, el piloto queria aterrizar. La torre de control no le concedia el permiso solicitado, pero el piloto valeroso e inconsciente habia decidido poner en tierra sus decenas de millares de toneladas. “Estos mucha- chos juegan con la vida de las personas”, me dijo Félix. Em, cierto. Pero nosotros, zno jugdbamos igualmente con la nuestra? ;Oué era esta intrepidez del piloto en com- paracién con nuestras vidas perpetuamente en suspenso? Hoy, Félix ha muerto. En Roma,. quince dias después, debiamos volver a encontrarnos, El estaba ausente. Su padre, de pie, al legar a Accra, me vio venir, solo, y una gran tristeza se retraté en’ su semblante. : 4 Dos dias después un despacho nos hacia saber que Félix estaba hospitalizado. Mas tarde, que se tenia sospe- chas de un envenenamiento., Kingué, vicepresidente de la U.P.C., y Martha ’Moumi€.decidicron ir a Ginebra. Algu- nos dias después nos Ilegé la noticia: Félix Moumié habia myerto, . “ali. 3 ; . No hemos sentido bastante esta muerte. Un asesinato, pero sin sangre. No hubo rdfagas de ametralladora, ni bombas. Envenenamiento por talio. No tiene sentido. |Talio!. ;Cémo comprender tal causa? Una muerte abs- tracta golpeando al hombre més ¢oncreto, mas vivo, mis impetuoso. El] tono de Félix era constantemente alto. Agresivo,-violento, colérico, enamorado de-su pais, odiado por los cobardes y los maniobreros. Austero, duro, inco- truptible. Esencia revolucionaria albergada en 60 kilos de misculos y huesos,. 3), ; d Por la tarde hemos ida-a reconfortar a los camaradas 202 del Camerén. El padre, con el rostro burilado, impasible, inexpresivo, me oia hablar de su hijo, Y, progresivamente, el padre cedia su lugar al militante. Si, decta él, el progra- ma es claro. Es necesario ajustarse al-programa. E] padre de Moumié, en ese instante, me recordaba a esos padres de Argelia que escuchan-con una especie de atontamiento el relato de la muerte de sus hijos. Que, de tiempo en tiem- interrogan, reclaman una. precisién més insistente en CE inercia de comunién que parece Nevarlos hacia donde, segun ellos, sus hijos han sido conducidos. : 3 Ahi queda la accién, en todo caso. Maiana, en — instante, sera necesario llevar la guerra al tentione % enemigo, no dejarle ningun reposo, acosarlo, cortarle Ta iracién. 5 i : 3 eens Nuestra misién: abrir = — ae fail i iciones. evar la p as ee ec rkoe besiieae argelinos. Des- jel Sahara, it 4 ne carding. levado Argelia a los cuatro puntos cardina pués de haber J 0 eer les de Africa, Hevar todo el io ae jobs : cana, hacia el norte, hacia Argel, ciuda ae ue yo desearia: grandes lineas, grandes cana = me pe a través del saeihge ee oe : a 1 Africa, crear € mt . - oat ae nuestro territorio ms — or meanos costamarflefos, ghancinos¥ a eae: Togo. Oue todos asciendan ie oe < a eats ¢ fenton Bits el bastién coe ree snoalis i i Jo. y lanza ‘ - nots Sailer de la: potencia colonial. - el Ejército, las trans-. C cho: un comand; é 2 eee ee pe ne Sa isipl F j -be planitica su | a dis tt Soe ‘ae tae, Hacerlo rapido. 1] tiempo na; i a En realidad no cree cn apremia, E] enemigo es aun tenaz. _ la derrota militar, Pero yo jams Ja he sentido tan al alcance de nuestra ‘mano, Es nécesario marchar, jn. Sistir. No se trata de estrategia, verdaderamente. Tenemos fuerzas movilizadas y furiosas .enamoradas de Nuestra ly. cha, ardientes en el trabajo. Tenemos el Africa con nos- otros. Peto quién se preocupa de ello. Un Continente vq 2 ponerse en movimiento y Europa esta languidamente dormida, Hace 15 afios, era’ el Asia la que se agitaba, Ep- tonces, esto divertia. Hoy, Europa y los Estados Unidos se erizan. Los 650 millones de chinos. tranquilos poseedo. res de un secreto inmenso, edifican solos un mundo, E] parto de un mundo, — tan Posible, Chawki. Hombre extrafio. Comandante de la A.L.N. ori- ginario del Souf. Pequefio, seco, los ojos implacables como en general los de Jos viejos maquis. Desde hace mucho, logro identificar la edad de un maquf por el brillo de sus ojos. Estos ojos no engafian. Dicen abiertamente que han asistido a cosas duras: represiones, torturas, cafioneos, per- secusiones, liquidaciones. Se nota en esos ojos una especie de altura, de dureza casi destructora. De no dejarse inti- midar, también: Con hombres semejantes répidamente se toma la costumbre de prestar atencién. Todo se les puede decir pero les es necesario sentir y tocar la Revolucién en las palabras pronunciadas. Es muy dificil engafiarlos, tor- cerles el camino, diluirlos. De momento, Chawki y yo compartimos el mismo lecho. Nuestras discusiones se prolongan hasta bastante tarde de la noche y yo estoy perennemente maravillado ante la inteligencia y Ja claridad de sus pensamientos. Gra- duado en la Universidad isldmica de la Zitouna en Ta- nez, ha querido ponerse en contacto con Ja civilizacién occidental. Se instalé en Argel para aprender el francés, ver, juzgar, discriminar. Pero la atmésfera de Argel llena de colonos despreciativos, ‘su ignorancia total de la len- 204 francesa, el hermetismo del medio eutopeo lo deciden ‘a ira Francia. Durante dos afios vive en Paris, se intro- duce en los circulos europeos, asiste a las bibliotecas y de. yora centenares de libros. Al fin, vuelve a Argelia y se propone valorizar las tie- rras de su padre. 1954. Descuelga su-fusil de caza y se redne con sus hermanos. Conoce el Sahara a maravilla, Esta inmensidad desértica e inhumana, cuando él habla, reviste una infinidad de detalles, Rincones hospitalarios, rutas peligrosas, regiones mortales, direcciones de penetra- cién, el Sahara es un verdadero mundo en el que Chawki sé mueve con una temeridad y una perspicacia de gran estratego. Los franceses no recelan las jugarretas que este hombre les va a hacer. reciso advertir que nuestra misién podria haber ter- ahs en las salas de interrogatorio de Argelia, En Accra, el empleado de Ghana Airways, Mensah, que exige wa cada reservacién decenas de millares de francos, nos habia confirmado el trayecto Montovia-Conakry. = ae puerto liberiano se nos comunicé que el cupo = : estaba completo y que debiamos esperar tee ane guiente para llegar a Conakry en un avién de Air % nee: Los empleados fueron anormalmente chegees a = otros y nos propusi€ron tomar a cargo de : ~ : na todos los gastos del forzado hospedaje. Esta - ete oa plar, la nacionalidad francesa de varios emp ae : ’ mae ce er a empl no ae aaa dear Monrovia por carretera. y entrar a Guinea de noche por ee sea goes Hasta e] ultimo minuto los empleados os ese ia te didos de que nosotros abordamos el avidn q ; na crea oaschai francesa habla tomado comple- 205 tamente el asunto en sus manos. El avidn, al dejar Ro. bertsfield, en lugar.de dirigirse a Freetown deshizo cami- no y atertizé en Abidjan, donde fue registrado por Jas fuerzas francesas. Es claro que el gobierno de la Costa de Marfil tiene una responsabilidad de primer plano en este asunto. Una operacién de esa naturaleza-no habria podido desarrollarse sin su complicidad o por lo menos su benevolencia, Hou. phouét-Boigny, a quien algunos intentan librar de culpa, contintia desempefiando en el sistema colonial francés un papel de primer plano y los pueblos africanos ganardn si lo aislan y precipitan su caida.- Houphouét-Boigny es ob- jetivamente el freno mas consciente a la evolucién y la li- beracién de Africa. Al fin, la segunda secretaria ha tenido que morderse los dedos. Una operacién asi no es prove- chosa sino tiene éxito. El-fracaso piblico en estas condi- ciones revela los métodos de bandolerismo, los que corren el riesgo de provocar un tirén de los mismos que habian aceptado cerrar los ojos.' - Espero, en todo caso, que lds servicios de inteligencia franeesa hayan perdido nuestras huellas, Henos aqui en Bamako, capital del Mali. Modibo Kei- ta; siempre militante, comprende todo en seguida. Sin necesidad de grandes discursos, Nuestras sesiones de tra- bajo se desarrollan r4pidamente. Muy rApidamente, tam- bién, nuestros hermanos de’ trasmisiones discuten con é! y deciden -instalar en Kayes un servicio'de escucha. Creo que de.aqui'al'5 de diciembre comenzar4 a funcionar. Por el momento; nos alojamos en el centro de alojamiento del cuartel de Bamako. Hay zafarracho-de combate todos ¢s- tos dias. Nkrumah Tega -él 21. en visita oficial. En Bamako el clemento franéés es-todavia importante. Li brerias, farmacias, comercios, pertenecen en ‘su mayoria a los-colonos franceses. Aqui-y alla nos cruzamos con wn 206 comandante, dos sargentos. .. Ayer, domingo 20, un ayu- dante francés que sive en el ejército maliense venia de Ségou con una compafiia y Ilegé al centro de alojamiento, Muy cortésmente se ha presentado y nos ha estrechado la mano. Queria saber si nosotros podiamos poner un lecho a su disposicién. Es. necesario un poco de humor en todo esto. En todo caso, hemos hecho colocar un centinela armado a partir de las 20 horas. De tiempo en: tiempo, automéviles conducides por europeos cruzan por la ciu- dad. Este.rincén no es muy seguro. Felizmente, las cosas se precipitan. El martes 22 a las 5 de la mafiana. parti- mos hacia Gao, La ruta Bamako-Tombucti es impracti- cable, Fat 5 Z De Bamako Ilegamos a Ségou, donde nos aloja Joua- nelle. Cargamos gasolina y llegamos a San. Después a Mopti. En Mopti, un contraticmpo. A la salida de Ja po- blacién: una barrera de gendarmes y los centinelas exigen nuestros pasaportes. Discusiones molestas porque, a pesar del documento que nos otorgara el Ministro del Interior, los gendarmes quieren conocer nuestra identidad.. Al final, se acerca el jefe de la guarnicién y me veo obligado a presentarme. Parece que estamos en presencia de un hom- bre que busca informacién. Quiere saber la naturaleza de la misin y las cualidades de quienes me acompanan. Esto me ‘hace montar en célera nee gous i ten, me aprese por negarme a exhibir los docu’ tos. Enfrentado i saa, comprende que ha cometido un error y nos deja partir no sin que antes prometamos uardarle secreto absoluto. . . e El camino Mopti-Douentza es* una broma. En medio de un bosque se marcha adivinando las huellas de - carro que ha debido pasar por alli hace unos 6 meses. Una ex-_ i turaleza en plena ‘noche es muy pemiosa oa ees nos perdimos. Al fin, a las dos de la majiana, Ilegamos.. No hay nadie en la poblacién. El-co- 207 mandante esté ausente y su rhujér nos envia al cam) mento... que estd cerrado. Algunos en el coche, los Te mas donde pudimos, legamos a lograr al menos alee de Teposo. A las 7 de la majiana, salida hacia Gao, : Hombori. A las 21, Hamamos en casa del comandeage Diez minutos mds tarde, estamos en pleno trabajo a asunto se presenta bien y los malienses estan absolutamen te decididos a. ayudarnos en la creacién de este terc : frente. Se habla, entretanto, de la odisea de Leclere L que nosotros preparamos, si el gobierno francés no lo com. prende oportunamente, transformar4 el episodio’ Leclerc en una vulgar excursién. En Gao nos encontramos con una documentacién completa, abandonada por los servi- cios secretos franceses, sobre los confines argelio-marro- quies. En ellos se mencionan todos los nombres de los argélinos que viven en ellos. Igualmente, se menciona al Margen, su mayor o menor inclinacién hacia las ideas na- cionalistas; Facilmente, encontramos en neégativo el esque- leto de una célula de trabajo i emis kee jo y de paso. Gracias, coman- Después de dos dias en Gao nos dirigimos hacia Aguer E] comandante de.Gao nos hace abeaat ies sass Peuhl y nos oftece a cada uno un equipo de goumier * con un Mas 36 y 20 cartuchos. Mas tarde tendremos la oportunidad de matar una avutarda y varias ciervas. Ee Aguethoc encontramos, cerca de las 23 horas, al jefe de la subdivisién de Kidal, que esté en compafiia del jefe de correos de Tessalit. Presentacién. Treinta minutos més tarde discutimos estrategia, terrenos, pasos... Resulta palpitante vivir estos momentos. Sélo ha sido preciso que estas dos personas con responsabilidad sepan = Soldado de un goum, familia o- tribu entre los 4rabes. {E] 208 . uiénes somos para que toda una inmensa complicidad, Jatente hasta aqui, se exprese. Cuanto queremos, ellos nos lo dan. ;Queremos ver de cerca la frontera, Tessalit, Bou- ressa ante Tir Zaouaten, donde los franceses, tomados de improviso, construyen un aeropuerto? De acuerdo. Y henos alla, siguiendo un rastro de unos. mil kiléme- tros. Esta parte del Sahara no es monétona. Aun el cielo cambia constantemente. Hace unos dias asistimos a una puesta de sol que hacia violeta el manto. del cielo. Hoy es un rojo muy duro el que limita nuestra mirada. Aguer- hoc, Tessalit, Bouressa. En Tessalit atravesamos el campo militar francés. Un militar francés, con ¢l torso desnudo, nos hace sefias amistosas. Sus brazos se le caerian si pu- diese adivinar lo que se disimula bajo nuestras ropas de goumier. - , En Bouressa tomamos contacto con un grupo néma- da maliés. Sabemos mds y mas detalles acerca de las fuer- zas francesas. Bordj el Prior, Tir Zaouaten, Bidon V. Y¥ ‘de alli a Tamanrasset, donde por caleulo Iegamos a tener una idea bastante exacta de los efectivos franceses. Los guias que encontramos en Bouressa tienen un aire — serio y decicido. Es necesario utilizarlos en prioridad. En Kidal yo me arrojo sobre algunos libracos de his- toria del Sudan. Los reviso con la intensidad que requie- ren las circunstancias y los. lugares de los vicjos imperios de Ghana, Mali, Gao y la impresionante odiosea de las tropas marroquies con el famoso Djouder. Todo esto no 2 tan simple, He aqui que la Argelia en guerra viene a soh- citar la ayuda del Mali... Durante ese tiempo, sites cos exige la Mauritania y una parte de Mah... [gualmen- te, una parte de Argelia. ariana trabajada por tantas influencias y 5 no cesan de crear nicleos de preparamos a remo- 209 Esta regién sahariat donde los oficiales frances¢ disidencia, he aqui que nosotros nos ~verla desde el fondo alrededor de un campo de batallg donde es imprescindible mucho tigor y sangre fria, Algu- nas reflexiones recogidas aqui y allé, el acento siempre firme, puesto que es cuestién del Islam y de la taza, re. quieren una prudencia redoblada. El colonialismo y sus derivados no constituyen, a decir verdad, los enemigos actuales de Africa, En breve plazo, este Continente sera liberado. Por mi patie, cuanto mds penetro en las culturas y en los circulos politicos, més se me hace certidumbre que el gran peligro que amenaza a Africa es la ausencia de ideologia. La vieja Europa ha penado durante siglos antes de obtener la unidad nacional de los estados. Y en el momento mismo en que se podia poner un punto final, jcudntas guerras todavia! Con el triunfo del socialismo en la Europa oriental asistimos a la desaparicién espectacular de viejas rivalidades, de tra- dicionales reivindicaciones territoriales. Este hogar de gue- Tras y ascsinatos politicos que representaban Bulgaria, Hungria, Estonia, Eslovaquia, Albania han cedido su lugar a un mundo coherente cuyo objetivo es la edificacién de la sociedad socialista. En Africa, por el contrario, los paises que surgen a la independencia son tan inestables como sus nuevas burgue- sias 0 sus principes renovados. Después de algunos pasos vacilantes en el campo internacional, al no sentir mas las burguesias nacionales la amenaza de la potencia colonial tradicional descubren._sdbitamente su gran apetito. Y, como no tienen todava la practica politica, creen que de- ben llevar este asunto como su propio negocio. Prebendas, amenazas, hasta el despojo literal de su victima. Todo esto €s evidentemente lamentable, porque los pequeiios esta- dos no tienen otro recurso que suplicar a la antigua me- trépoli permanecer con ella todavia un poco. Igualmente, €n esos seudoestados imperialistas, una politica militarista hasta el extremo entrafia la disminucién de las inversio- 210 nes ptblicas en los paises que todavia andan por parajes edievales. Los obreros descontentos suffen una represion be despiadada como la de los periodos coloniales. Sindi- catos y partidos politicos de oposicién son confinados a una cuasi-clandestinidad. El pueblo, el pueblo que lo ha- bia dado todo en las horas dificiles de la lucha de libera- cién nacional, se interroga, con las manos y a vientre yacios, acerca del grado de realidad de-su victoria. fi de hacer salir la hu- a oe dela Uaidad Aeon ae tos neces subje- = , neaas ‘inekiles rotundamente fantasmales, de la mayor de sus mantenedores. La Unidad Africana s 2 io ‘a partir del cual nos proponemos realizar los. “ : Dnidos de Africa sin pasar por .* - nacionalista bur- cortejo de guerras y duelos. as ences oa Unidad todas las combinaciones son ables. . Z , or pafses como Guinea, Ghana, _ y i 9 iz4 Argelia, ponen en primer plano Ja accién nen Ot como Liberia y Nigeria insisten ¢n la ew —. cscutunira. La RAU., por su parte, i o. Jan cultural. Todo es posible y los unos y Se fo evitar discrepar 0 apn pa andl Aen i aproximacién de los eee ee ie ase dite del suyo. Lo que es necesario ev! : i i la tensién ghano-senegalesa, la tensién somalo-etiope, m: idad, los rroco-mauritinica, congolo-congolesa. . . En tealidad, i btenido la independencia orks oe ey a ‘tae otras ee eke aw ads un verdadero campo de nee Paes ne ironic Es claro, por otra aa foe explain ps oe aa. a nos satis- i la a y TAC ni tee S Geinie ea Jos mas impetuosos, face. Los burgues' -, los mas osados, los mas anexionista burguesia francesa de 1 fuego). Ss (ng es casual que la 789 pusiera a Europa a sangre y Indicaciones téenicas 1) Paso mediante camiones: dificil de realizar en lo inme- diato, Hay que preparar las cosas. Encontrar el chofer. Des- pués, estudiar el proceso. Estudiar los depésitos. Deman- dara, si pretendemos todearnos del minimo de precaucién y asegurar el maximo de éxito, por lo menos tres meses de preparacién a partir del comienzo real de la aplicacién del proyecto. 2) Todo. el problema es saber lo que se quiere: a) © aprovisionar a las fuerzas ya existentes en el Sa- hara; b) 0 aprovisionar las wilayas I, V y los restos de Ja VI; ¢) 0 crear literalmente una serie de lineas de ataque perpendiculares al Atlas telliense * que eventualmente re- encontrarian y trabajarian de acuerdo con las wilayas ya existentes. Evidentemente, se puede responder que estas selecciones no son exclusivas y que estas tres opciones pue- den ser contenidas en un mismo programa, De todas ma- neras, es necesario dar una prioridad a wna de estas tres posibilidades aun en el caso de que el conjunto de la ope- racién sahariana deba contener las tres. ; Personalmente, yo me inclino por el punto c. gCémo realizarlo? Antes que cualquier otra cosa llevar hacia la, frontera el maximo de’ material. En los dos meses que vienen: . 10.000. fusiles; : * Tell es, en drabe, colina. Se aplica el nombre también a las tierras Iuviosas, regables y fértiles, en oposicidn a Sahara (desicrto) y a Hahei (costa). [E.) : 212 4000 metralletas; 1500 fusiles-ametralladoras; 600 ametralladoras; 300 a 400 lanza-torpedos. las minas y las granadas no utilizables directamente en el Sahara, deberian ser reservadas para aprovisionar a las wilayas del norte. _ : gQué hacer con estas armas?, es decir jcémo realizar la accion? . Yo veo el asunto segiin estas dos direcciones: Una vertical; la otra, horizontal. . La direccién horizontal es la direccién de implantacién, en tanto que la vertical es de penetracién.- Unos 40 elementos conocen el Sahara y militantes ex- celentes podrian ser nombrados jefes de comando. - Estos comandos evolucionarian por grupos de 10. Cada comando podria contar, al partir, de 20a 25 ag con el encargo para los jefes de elevar aa nee al y o aun a 150. Los reclutamientos se harian a pereto localmente. Ya se tratara de elementos aspetincs init tes en Mali o en definitiva elementos tuateg ae fe Esto puede hacerse en un mes y medio. De a ie enero se pueden armar ¢ introducir en Argelia armados. —— oe a oleada es de politizacin, ee eT Deberd evitar el encuentro y dejar pasar ‘as —. de golpear al enemigo, aun en él caso de = a oa asegurado. Su papel es despertar las lg sen a seguridad acerca del porveutt, mostrar € - apn A.L.N., separarlas psicolégica y mentalmen| r : i . oe Ee cada tribu importante descablestt, # —_ debe reclutar 3 0 4 miembros y dejar 3 0 4 Ae bros de origen. Porque: 1s 214 80 a ~ 100 km. OA08OcoODoDEogFOoOcGoOHGgIgy 11* base . a 100 150 km. 0 O 0 0 ODO Go og 10* base a) los nuevos teclutas conocen el terreno y si a) Ks i 0 y sirven al mcipio de lazo de unidn; de intérpretes politi Peertadl nots exp politicos con las ws e a + > ; of pegoran toed oa ana i se quedan en el = uy i es canales de enlace § 2 a las oleadas siguientes. SE scneren. 5 _ Se tendria, entonces, el esquema reproducido en Ia pa- & gina anterior. is Al mismo tiempo, columnas de avituallamiento se pre- 8 pararian en la base 1. e . La base 2 enviaria a Ja base 1 columnas de avitualla- en miento. . La base 3 lo haria a la base 2 y asi sucesivamente. gs Hasta que las bases avanzadas habran recibido 3 0 4 su- 52 ministros de avituallamiento podra plantearse la cuestién 5 2. del desencadenamiento de las operaciones. oo Por otra parte, en este momento Jos contactos con los, — 3 a guias y quiz una situacién mejor en Fezzan nos permitan 7 g32 mandar refuerzos regularmente a los grupos del ALN. 3 2 af Cada grupo de 25 deberia tener el armamento siguiente: 2 lanza-torpedos y 20 obuses; , . 2 ametralladoras, de las cuales una seria antiaérea; iD sus horas de intervalo. Seri Los grupos partirian con 2 horas de intervalo. Tha + necesario prever 1 puesto de radio al partir para la base 0 que se encontraria en D, . SRRARAR ARS va Ya base 4 que se encontraria en J para la base 9 que s¢ encontraria en A y 2 0 3 puestos a lo largo de la ee r “ gexeoe Estos puestos fronterizos tendran horas de recepcion £ a: #23 Be ge con el Estado Mayor Norte y con cada uno de los pues wea es ote weiss tos de las bases 0, 4 y 9- BoRGSHEMASOS 215 2. LA MUERTE DE LUMUMBA: ,PODIAMOS ACTUAR DE OTRA MANERA? 1 i Los ozszrvapores que se han encontrado en las capitales africanas durante el mes de junio de 1960 podian darse cuenta de cierto nimero de cosas. En efecto, se sucedian unos a otros extranos personajes mas y mas numerosos venidos de un Congo apenas surgido a la escena interna cional. ;Qué decian estos congoleiios? Lo que decian no importa. Que Lumumba se habia vendido a los ghaneses. Que Gizenga habia sido comprado por los guineos, Kasha- mura por los yugoslavos. Que los civilizadores belgas par- tieron demasiado pronto, etc. .. on Pero si se trataba de atrapar en un rincén a uno de €sos congolefios, de interrogarlo, entonces nos dabamos cuenta de que algo muy grave se tramaba contra la inde- pendencia del Congo y contra el Africa, Senadores y diputados congolefios, poco después de las fiestas de independeneia, salfan fuera del Congo y se mar- chaban... a los Estados Unidos. Otros se instalaban por varias ‘semanas en Brazzaville. Los sindicalistas- eran invi- tados a Nueva York. Todavia en Africa, si se tomaba a uno de estos diputados o senadores en un rincon y se les intetrogaba, resultaba que todo un proceso muy preciso iba a ponerse en marcha. Desde antes del 19 de julio de’1960 se habia iniciado la operacién Katanga. Desde luego, pata salvaguardar la Unién Minera. Pero era una concepcidn belga la que se. defendia, tras ‘esta operacién. Un Congo unificado, con un gobierno central, iba al encuentro de los inte- reses belgas. ~ : Apoyar las reivindicaciones descentralizadas de diver- 1 Afrique Action, nim. 19, 20 de febrero de 1961. 216 ; inci i ivindicaci limentar- yovincias, suscitar estas teivindicaciones, al a a era la politica belga ante la independencia. : "En su tarea, los belgas eran ayudados por las autorida- ‘des de la Federacién Rodesia-Nyassaland. Se sabe hoy, y ii kjo i ue nadie, gue, antes del wee perm ‘pore aéreo Salisbury-Blizabeth- ye OA oie armas a Katanga. Lumumba habia pro- eae nei i liberacién del Congo se- cierta ocasién que la liberaci 3 pang fase de la ee ae se oo i idional y habia tijado muy precisamente su wate aoa etta de los movimientos nacionalis- desia, Angola-y Sudafrica. : - oe unificado teniendo 4 la ons = _ lonialista constituia mee ee “ - ee H efia, ‘ mie eee velo. Queremos decir: i San zl ae del mundo se contenta con Ilorar, ee mga ville 0 con realizar ejercicios de estilo con an oe wu adas anticolonialistas. Lumumba, ya que ete 5 del imer ae oe are del colonialis- 3 a Ma sabia concretamente el peso Cen, ta a bla tomado el encargo, en el seer ren Oue de contilbar fisicamente a la none Shine ae las autoridades de Katanga y las ; in uel COMED, ee juego todo para ae be ne ia accién, i asombra. Que ellos haya dee Fuerzas centrifu- tae iden y aumentado el pare st ee uo eagle gas en el Congo es un hecho. i esivamente en el Renee s! ha instalado progresi’ oe ja ca ane en : sat fen de pong ee j! de Lumumba. - era es anni te para explicar ae solo = el Congo es insuficiente pa’ aon 4 alrededor 961 el Africa. conocera brero de 1961 por qué en fe isis. del Congo su primera gran erisi era gr is por ario que diga mera gran crisis porque gerd necesa q Su pri 217 si avanza o retrocede, Serd necesario que entienda que ya no es posible avanzar por regiones; que, como un gran cuerpo que rehusa toda, mutilacién, sera necesario que avance en todo el frente; que no habra un Africa que se bata contra el colonialismo y otra que intente atreglarse con el colonialismo. Sera necesario que el Africa, es decir los africanos, comprendan que jamas hay grandeza en pro. trogar y que jamas hay deshonor en decir lo que se es y lo que se quiere y que.en realidad la destreza del colo. nizado no puede ser en ultimo término mds que su valor, Ia concepcién licida de sus objetivos y de sus alianzas, la tenacidad que aporte a su liberacién. Lumumba crefa en su misién. Tenia confianza exage- rada en el pueblo. Este pueblo, para él, no solamente no debia engafiarse sino que, ademds, no debia ser engafiado. Y de hecho todo parecfa darle la razén. Cada vez, por ejemplo, que en una regién los enemigos del Congo llega- ban a levantarse contra su opinién, le bastaba aparecer, explicar, denunciar, para que la situacién retornara a su normalidad. Olvidaba que no podia estar en todas partes a la vez y que el milagro de la explicacién era menos la verdad que ¢l exponia que la verdad de su persona. Lumumba habia perdido la batalla por la presidencia de la Repiiblica. Pero, porque él encarnaba desde el co- mienzo Ja confianza que el pueblo congolefio habia depo- sitado en él, porque confusamente los pueblos africanos habian comprendido que sdlo él se inquietaba por la dig- nidad de su pais, Lumumba siguié expresando el patrio- tismo congoleiio y el nacionalismo africano en lo que tie nen de més riguroso y m4s noble. Entonces, otros paises m4s importantes que Bélgica 0 Portugal decidieron interesarse directamente en el asunto. Se buscé contacto con Lumumba, se le interrogé. Después de su viaje a los Estados Unidos se tomé la decisién: Lu- mumba debia desaparecer. 218 gPor qué? Porque los enemigos de Africa no se habian engaiiado. Se habian dado perfecta cuenta de que Lu- mumba estaba vendido, Vendido al Africa, desde luego. Es decir que ya no se le podia comprar. Los enemigos del Africa se dieron cuenta con cierto espanto que, si Lumumba tenia éxito en pleno corazén del dispositivo colonialista —con un Africa francesa transfor- mandose en comunidad renovada, una Angola “provincia” portuguesa y, en fin, el Africa oriental— se habia termi- nado “‘su” Africa, para la que tenian planes muy precisos. El gran éxito de los enemigos de Africa es haber com- prometido a los mismos africanos. Es verdad que estos africanos estaban directamente interesados en la muerte ” de Lumumba. Jefes de gobiernos titeres, en el seno de una independencia titere, enfrontados dia tras dia a una oposicién masiva de sus pueblos, no tardaron mucho en convencerse de que la independencia teal del Congo los pondria personalmente en peligro. Hubo otros africanos, un poco menos titeres, pero que se asustaron ante la idea de la separacién’ africana del Oc- cidente. Se diria que estos Jefes de Estado africanos siem- pre han tenido miedo de encontrarse frente al Africa. Ellos también, aunque menos activamente, pero concen te, han contribuido a la descomposicion de Ja situaci6n en el Congo. Poco a poco, el Occidente llegaba al acuerdo de ae bla necesidad de intervenir en el Congo, que no se Pp dejar que las cosas evolucionaran con oharey on Ja idea de una intervencion de la OLN.” Eye ae ede decir hoy que dos tomaba cuerpo. Entonces, s¢ puct tae sttiean0s: errores simultineos han sido cometidos por ee E] primero, por Lumumba, cuando solicit ‘ ano id ae la ON.U, No era necesatio acudir a la © solo cién “sha sido capaz de solucionar uno La O.N.U. jamas ha f Sonciencia del hombre de los problemas presentados a Ja co aa por el colonialismo, y cada vez i i que ha intervenido, ha si pata acudir concretamente en socorro de la potencia es nialista del pais opresor. oe r bd el Cameron. eDe qué paz gozan los stibdites de ' hidjo mantenidos a raya por un cuerpo expedicionario raneés que, la mayor parte del tiempo, ha hecho sus pri- meras armas en Argelia? La O.N.U. ha controlado mientras tanto, la autodcterminacién del Camerén y el gobierno francés ha instalado un “ejecutivo provisional”, xe el Viet-Nam. :Ved-Laos. o es justo afirmar que la O.U.N. ha fr: que las causas son dificiles. nee 1 En realidad la O.N.U. es Ja carta juridica que utilizan los intereses imperialistas cuando Ja carta de la fue bruta ha fracasado. . ‘ “ Los repartos, las comisiones ‘mi p mixtas controladas, las pre bajo tutela son medios legales internacionales de eet = pee la voluntad de independencia pueblos, de cultivar la anarqui idaj or ‘ a anarquia, el bandidaje yla Porque, en fin, antes de Ja 1] I i 73 a llegada de la O.N.U. no habia matanzas en el Congo. Después de los rumores:alu- cinantes propagados con motivo de la partida de los bel- oh no se contaba mds que una decena de muertos. Pero ae la ee de la O.N.U. se ha tomado el habito 3 fiana de-saber que los con, i apo ourteres, q goleses se asesinan entre Hoy se nos dice que i 1 i ] provocaciones: repetidas fueron ae Por los belgas actuando como soldados de la rganizacion de las Naciones Unidas. Hoy se nos revela que funcionarios civiles de la O.N.U. habjan creado un x poet al tercer dia de la investidura de Lumum- a a moss sommpaerds mucho mejor éso que se ha lamar la violencia, la rigi ibili a eo , la rigidez, la susceptibilidad 220 De hecho, todo indica que Lumumba fue anormal- mente tranquilo, Los jefes de misién de la O.N.U. tomaron contacto con los enemigos de Lumumba y con ellos detuvieron las decisiones que iniciaban el Estado del Congo. ;Cémo de- bla reaccionar un jefe de gobierno en ese caso? El fin -bus- cado y esperado es el siguiente: manifestar la ausencia de autoridad, probar la carencia de Estado. Con-ello motivar, pues, el Estado bajo secuestro del Congo. El error de Lumumba fue entonces, en un primer mo- mento, creer en la imparcialidad amigable de la O.NU. Olvidé singularmente que la O.N.U. en el estado actual no es mas que una asamblea de reserva, colocada bajo la bata de los Grandes para continuar, entre dos conflictos armados, “la lucha pacifjca” po tla reparticién del mun- do. Si Iléo, en agosto de 1960, afirmaba a quien quisiera oitlo que era necesario colgar a Lumumba, si los miembros del gabinete de Lumumba no sabi dolares que a partir de esta ép en fin, si Mobutu todas las tardes para hacer y oir lo que se adivina me entonces, haberse vuelto con tal sinceridad, con tal ausen- cia de reservas hacia la O.N.U.? . Los africanos deberan recordar esta leccién. Si una necesaria, Hamemos a nuestros am ayuda exterior no €s gos. Sélo ellos pueden real y totalr Yizar nuestros objetives porque, Pl que nos liga a ellos ¢s una amis' Pero los paises africanos, por 8 un error aceptando enviar an qué hacer con los oca invadicron Leopoldville, se dirigia a Brazzaville mejor hoy, zpor qué, mente ayudarnos a téa- ecisamente, la amistad iad hecha en el combate. u parte, han cometido sus tropas bajo el control de la O.N.U. De hecho, admitian estar neutralizados y, sin du- darlo, permitian tr Era claro que s¢ pero no en e] marco abajar a los otros. requeria envi de la O.N.U. ar tropas a Lumumba, Directamente. De pais 22) amigo a pais amigo. Las tropas africanas en el Congo han sufrido una derota moral histérica. Con los pies cruza- dos,* han asistido sin reaccionar (porque eran tropas de. la O.N.U.) a la disgregaci6n de un Estado y de una na- cién que el Africa entera habia saludado y cantado. Una vergiienza. El perjuicio que nos hemos hecho, nosotros los afri- canos, proviene de haber olyidado que el enemigo no re- trocede jamas sinceramente. No comprende jamds. Capi- tula, pero no se convierte. Nuestro error es haber creido que el enemigo habia perdido su combatividad y su nocividad. Si Lumumba estorba, Lumumba desaparece. La vacilacién ante el homi- cidio jam4s ha caracterizado al imperialismo. . Wed a Ben M’Hidi, ved a Moumié, ved a Lumumba, Nuestro error es haber estado ligeramente confundidos en nuéstra accién. Evidentemente, en el Africa actual exis- ten los traidores. Es necesario denunciarlos y combatirlos. Que esto sea duro después del magnifico suefio de un Africa recogida en si misma y sometida a las mismas exi- gencias de independencia yerdadera, no cambia en nada la realidad. Africanos son quienes han avalado la poltica imperia- - lista en el Congo, han servido de intermediarios, han ava- lado las actividades y los silencios singulares de la O.N.U. en el Congo. Hoy, tienen miedo. Rivalizan en hipocresia alrededor de Lumumba despedazado. No nos engafiermos mas, ex- presan el miedo de sus poderdantes. Los propios imperia- listas, a su vez, tienen miedo. Y tienen razon, porque muchos africanos, muchos afro-asidticos han comprendido. Los imperialistas quieren marcar un tiempo de suspension. Quieren esperar que “la emocién legitima” se calme. De- * L’arme au pied, caticatura de Farme au bras que indica “con los brazos eruzados”. [E.] 222 bemos aprovechar este corto descanso para abandonar nuestros actos medrosos y decidirnos a salvar el Congo y el Africa. Los imperialistas decidieron abatir a Lumumba. Lo hicieron. Decidieron constituir legiones de voluntarios. Estin ya en su sitio. La aviacién katanguesa, bajo las érdenes de pilotos sudafricanos y belgas, ha comenzado desde hace varios dias los ametrallamientos a ras. De Brazzaville, aviones extranjeros van colmades de voluntarios y de oficiales pa- racaidistas en auxilio de cierto Congo. Si decidimos sostener a Gizenga, debemos hacerlo te- sueltamente. Porque nadie sabe el nombre del préximo Lumumba. Hay en Africa una cierta tendencia representada por cier- tos hombres. Es esta tendencia, peligrosa para el imperia- lismo, Ja que esta en litigio. Guardémonos de olvidarlo jamds: es nuestra suerte, la de todos nosotros, la que se juega en el Congo. 223 INDICE Nota del editor francés . ‘I. Ex coronrzapo En cugstién 1. El “sindrome norafricano” °, 2. Antillanos y africanos . Antes de la guerra . Después de la guerra II. Racismo y currura Racismo y cultura . III. Por Arcexra 1. Carta a un francés . 2. Carta al Ministro Residente (1956). TV. Hacia 1a tiseractOn DEL AFRICA 1. Decepciones ¢ ilusiones del colonianismo francés La imposible eatabescibi . E] argumento econdémico. Contra un frente unido, métodos *jnhumanos y cinicos. : Una explicacién clisica Suefios insensatos 11 26 28 34 38 53 58 62 62 63 6+ 66 67 225 2. Argelia se enfrenta a los torturadores’ franceses La verdadera contradiccién La tortura, necesidad fundamental del. mundo colonial La tortura, estilo de ‘vide ss La fuga ante las responsabilidades . . Lofrédo y Podevin, teéricos de Ia tortura . Los intelectuales franceses y la prensa francesa EI sistema en cuestién . , 3. A propésito de un alegato 4. Los intelectuales y los democratas franceses ante 5. 226 Ja Revolucién argelina Una ineficacia dolorosa . El nacionalismo y la “‘barbarie” El mito de la Argelia francesa . 2Qué es el colonialismo? . El colonialismo no es Borgeaud ‘EI precio de la mixtificacién Un negociado odioso j Un desacuerdo fundamental gEs demasiado tarde? 3 Las tareas de la izquierda francesa . Las Antillas, znacimiento de una nacién?. . El Azticar-Rey q Colonias yuxtapuestas La Federacién de Jas Indias Occidentales, fu- turo dominio . El resto del Archipiélago Las Antillas francesas “Departamentos de Ub. tramar” ‘ are Hacia una contederacién catibe q 69 69 71 7 73 i4 75 77 79 10. i, 12. acques Roumain, poeta haitiano, muerto en 1045 La sangre magrebi no correra en vano . La farsa que cambia de campo . . Descolonizacién ¢ independencia. Reivindicacién y no siplica . El colonialismo es fundamentalmente inexcu- sable. ‘i Es un individuo ‘Yiberado quien emprende la construccién de la ciudad . ‘ La revolucién argelina introduce un nuevo estilo en las luchas de liberacién nacional . . Una crisis continua Las contradicciones europeas. Las contradicciones occidentales y as presions internacionales . “oe a La atmésfera de crisis . . La lucha del pueblo argelino, fuente de verdad Carta a la juventud africana . Primeras verdades a propésito del problema colonial fae Fae, FS Primera bipelccst “Los derechos” del antiguo ocupante » oP Re ef Seana hipotece: las zonas de influencia . La guerra fria 7 ae El tercer bloqgue. - ‘ El prestigio de Occidente ‘ La leccién de Cotonou . 107 108 113 116 117 118 120 122 125 126 127 129 129 133 140 140 143 144 145 146 148 223 13; 14, 15. 16. 17. 18. Llamado a los africanos . El dia siguiente del plebiscito en Africa . La preparacién del MemOpIRE 2 La victoria. < % yila dettota : El caso de Guinea . E] referéndum en Francia . De Gaulle Puesto en iaque Por a _ pueblo ar- gélino . . La guerra de ae y la liberacién de los hombres awe El obrero y el salaries “ Solidaridad de los colonizados . Argelia, “territorio guia”... . oa E] colonialismo francés debe morir Argelia en Accra . Accra: Africa afirma su unidad y define su es- trategia Rone @ Después de Asia, Africa Una solidaridad “bioldgica” ow 8 Violencia y no violencia: el fin y los medios Las trampas del neocolonialismo La legién africana Las tentativas desesperadas de Michel Debré Un tiempo histérico falsificado . - 4 "Una geografia de intenciones -. 19. 228 La moral en ayuda de Ja explotacién , Furor racista en Francia . 153 156 156 157 158 161 163 164 166 166 167 168 171 173 176 176 176 Vi 178 180 181 181 183 184 187 20. 21. Un eéscritor apufialado . : Un film antirracista perseguido . La sangre corre en Jas Antillas bajo la domina- cion francesa. % Be Beg Unidad y solidaridad efectiva son las condicio- nes de la liberacién africana . : La mano de la historia en la mano del heise Armas y hombres 7 V. La UNIDAD AFRICANA - Esta Africa del porvenir . Indicaciones técnicas . La muerte de Lumumba: jpodiamos actuar de otra manera? 188 189 19] 194 194 197 199 212 216 “229 Este libro se terminé de imprimir el dia 15 de Marzo de 1975 en Jos talleres de Lito Ediciones Olimpia, 8. A., Sevilla 109, México 18, D. F. Se encuaderné en Encuadernacién Progreso, 8. A., Muni- cipio Libre 188, México 13, D. F. Se tiraron 10,000 ejemplares. G7473

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