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La virtualización es un concepto fiable que ha demostrado su valor en el sector


de los mainframes desde la década de los 60 para particionar el hardware del
mainframe. Como la capacidad de computación de los mainframes era muy
grande, estaban diseñados para dividirlos lógicamente en máquinas virtuales
separadas más pequeñas. Gracias a la virtualización, se podían ejecutar varios
proyectos a la vez en un solo mainframe.
Con el tiempo, el sector informático pasó de forma masiva de mainframes a
equipos más pequeños, y a PCs. Actualmente, los PCs o los servidores basados en
la arquitectura x86 se enfrentan a los mismos desafíos a los que se enfrentaban
los mainframes en la década de los 60. VMware ha aplicado el enfoque de
particionamiento mainframe a las máquinas x86 actuales.
A diferencia de los mainframes, que estaban diseñados para contener
particiones, las máquinas x86 no están creadas para múltiples particiones.
VMware tuvo que superar tremendos desafíos para crear máquinas virtuales
en equipos x86. VMware fue el primero en crear máquinas virtuales para
máquinas x86. Actualmente, VMware ha modernizado la tecnología de
virtualización, y ha logrado aumentar el impulso de la virtualización en todos
los equipos x86.

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Veamos detalladamente los desafíos de los equipos x86 en el centro de
procesamiento de datos y cómo se solucionan con la virtualización.
El servidor x86 tiene un elemento físico de hardware que instala un sistema
operativo como interfaz entre las aplicaciones que se ejecutan en la máquina y
el hardware. Cada sistema x86 sólo puede ejecutar un sistema operativo a la vez.
En cuanto a las aplicaciones, los sistemas x86 pueden ejecutar múltiples
aplicaciones de software que sean compatibles con el sistema operativo, pero las
distintas aplicaciones de software pueden no funcionar correctamente cuando se
ejecutan a la vez que otras, lo que provoca a menudo resultados inesperados y
no deseables.
La ejecución de múltiples aplicaciones en el mismo servidor supone riesgos
adicionales. Si se parara un servidor con múltiples aplicaciones, se verían
afectadas todas las aplicaciones del servidor. Para gestionar estos riesgos, los
centros de procesamiento de datos ejecutan normalmente una sola aplicación
por servidor.
La ejecución de aplicaciones en distintos servidores tiene sentido en cuanto a la
gestión de los riesgos de parada, pero resulta poco económico a medida que el
hardware de servidor es cada vez más eficaz y el software está más distribuido. El
hardware para servidores ahora está reforzado con tecnología de 64 bits,
procesamiento de múltiples núcleos y mayor frecuencia de reloj. En lo relativo al
software, el aumento de las aplicaciones diseñadas para utilizarse en un
explorador Web ha incrementado la distribución de los componentes de
aplicaciones entre diferentes servidores.

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Estas tendencias disminuyen enormemente la eficiencia de las compras de
hardware de nuestros clientes. Ciertos estudios demuestran que el grado normal
de utilización de los servidores x86 es sólo de un 5% a un 15% de la capacidad.
Además el grado de utilización, en todo caso, disminuirá con el tiempo. Según el
modelo que ha prevalecido desde los comienzos de la informática, un servidor
sencillo actual tiene una CPU superior y más memoria que el mismo sistema hace
un año. Por otra parte, durante el mismo período, los requisitos de recursos para
muchas cargas de trabajo típicas de servidor, como impresión, correo electrónico,
servidores Web internos y controladores de dominio no han cambiado mucho.
Como resultado, el promedio de utilización ha disminuido a lo largo del tiempo.
Este problema de infrautilización sólo puede empeorar si los gestores del centro
de procesamiento de datos no ponen los medios para evitarlo.
El bajo grado de utilización de los servidores x86 aumenta la complejidad de la
gestión del hardware y disminuye el retorno de la inversión (ROI) del cliente.
Comprar hardware nuevo cuando el existente no está apenas utilizado, gestionar
una infraestructura de IT cada vez más grande, y provisionar ese hardware
plantea desafíos innecesarios a los clientes.
VMware ha desarrollado la virtualización para equipos x86 con el fin de
solucionar estos problemas de utilización.

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Veamos cómo se afrontan estos desafíos si se conocen las propiedades de la
virtualización.
La tecnología de virtualización de VMware integra en el hardware de servidor un
nivel ligero de software que separa el hardware del sistema operativo.
El nivel de virtualización soporta la gestión de múltiples máquinas virtuales que
residen en el mismo servidor físico. Estas máquinas virtuales, que separan el
hardware del sistema operativo y las aplicaciones, se pueden considerar
contenedores perfectamente aislados. Cada máquina virtual tiene su propio
sistema operativo y sus propias aplicaciones. Ahora un cliente puede ejecutar un
sistema operativo Windows, Linux, Netware y Solaris al mismo tiempo en la
misma máquina física.

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Como su propio nombre indica, una máquina virtual no puede verse físicamente.
Está formada por componentes de software de VMware, no es una pieza
metálica. El nivel de virtualización de VMware crea máquinas virtuales que son
parecidas a las máquinas físicas. Hay dos similitudes básicas importantes:
compatibilidad y aislamiento.

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Compatibilidad. Una máquina virtual es compatible con sistemas operativos x86
estándar como Windows y Linux, y con los controladores de hardware
y aplicaciones creados para esos sistemas operativos. Una máquina virtual tiene
placa base, tarjeta VGA, controlador de tarjeta de red... todos los componentes
que se encuentran en un servidor físico. Igualmente, las aplicaciones
desarrolladas para cualquier sistema operativo estándar listo para su uso, como
Windows, Linux, Netware o Solaris, pueden ejecutarse en una máquina virtual.
Las máquinas no deben tener ningún requisito especial que las haga aptas para la
virtualización. En este sentido, una máquina virtual es idéntica a una máquina
física. Es decir, los clientes no tienen que hacer ajustes para ejecutar las
aplicaciones. Cualquier aplicación que pueda ejecutarse en los servidores físicos
del cliente también se ejecutará en las máquinas virtuales.

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Aislamiento. Una máquina virtual está aislada igual que una máquina física. Si,
por ejemplo, hay cuatro servidores físicos distintos y uno de ellos se para, los
otros tres servidores siguen estando disponibles. Del mismo modo, si hay cuatro
máquinas virtuales en un servidor físico y falla una de ellas, las otras tres siguen
estando disponibles. Aunque una de las máquinas virtuales no esté disponible,
no se para todo el servidor y las otras máquinas virtuales que residen en él no se
ven afectadas. Las máquinas virtuales están aisladas y protegidas entre sí. Una
máquina virtual ni siquiera sabe que es virtual; cree que es una máquina física
“real”.
Como resultado del aislamiento, los propietarios de aplicaciones están protegidos
de los problemas de estabilidad y rendimiento de otras aplicaciones. Los clientes
que están preocupados por tener “todos los huevos en la misma cesta” cuando
comparten aplicaciones en un solo servidor comprueban que el impacto no es
mayor que si las aplicaciones se ejecutaran en servidores diferentes.

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Además de compartir las ventajas de la compatibilidad y el aislamiento, las
máquinas virtuales comparten ventajas de encapsulamiento e independencia del
hardware que las máquinas físicas no pueden igualar.

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Mientras que un servidor físico es esencialmente una pieza metálica, una
máquina virtual se debe considerar más bien una colección de software que se
ha convertido en archivos. Esos archivos están encapsulados, es decir, están
recopilados y organizados en contenedores.
Al igual que los archivos, las máquinas virtuales se pueden copiar, mover,
distribuir o enviar por correo electrónico, y los archivos de máquina virtual se
pueden distribuir en cualquier medio que sea lo bastante grande para
almacenarlos. Esto incluye todo, desde un stick de memoria, DVD o unidad de
disco duro, hasta una SAN.
Por el contrario, mover o copiar maquinas físicas resulta mucho más difícil. Para
los usuarios que las utilizan por primera vez, las aplicaciones de una máquina
física normalmente se instalan, en lugar de copiarse simplemente. Gracias a la
capacidad de encapsularse como un archivo, las máquinas virtuales son mucho
más portables que las máquinas físicas.
La portabilidad de las máquinas virtuales como archivos aumenta enormemente
su facilidad de gestión y representa una gran ventaja para los clientes. Pueden
moverse en segundos sistemas completos, aplicaciones, sistemas operativos,
BIOS y hardware virtual totalmente configurados, desde un servidor físico a otro,
sin paradas por mantenimiento y con una consolidación continua de la carga de
trabajo.

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La segunda diferencia clave entre las máquinas virtuales y las físicas es que las
primeras son completamente independientes del hardware físico. Una máquina
virtual puede tener una tarjeta de red, una tarjeta VGA o un controlador SCSI,
pero estos componentes no interactúan con el hardware subyacente de la
máquina física en la que residen. Una máquina virtual puede ejecutarse en un
servidor físico que tiene una tarjeta de red de la marca X, pero siempre verá una
tarjeta de red virtual de VMware; la máquina virtual no ve la tarjeta de red de
la marca X.
Esto significa que una máquina virtual puede moverse de un servidor físico a
otro, sin realizar cambios en los controladores de dispositivos, el sistema
operativo o las aplicaciones, aunque los dos servidores físicos sean de dos
fabricantes completamente diferentes. Varias máquinas virtuales instaladas en
el mismo servidor físico pueden incluso ejecutar sistemas operativos diferentes.
Una aplicación que se ejecuta en un portátil puede moverse a un PC de
escritorio, o incluso a un servidor, y ejecutarse exactamente igual. La
independencia del hardware proporciona más portabilidad y flexibilidad para
la gestión y provisioning de servidores.

Ahora que hemos visto la virtualización, sus ventajas principales y las similitudes
clave entre las máquinas virtuales y las físicas, tenemos que explorar la relación
de la virtualización con los procesos empresariales.
VMware ha considerado detenidamente cómo la capacidad de virtualización
puede agilizar los procesos empresariales, especialmente en la implementación
de una infraestructura de IT, y ha acuñado un término para la virtualización de
dicha infraestructura: la llamamos VMware Infrastructure.

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Cuando las máquinas virtuales se conectan a aplicaciones, dispositivos de
almacenamiento y otros recursos que se utilizan en las operaciones de una
empresa, el proceso de gestionar los recursos utilizando la tecnología de
virtualización se conoce como VMware Infrastructure. VMware Infrastructure
trata una infraestructura de IT como un pool de recursos informáticos, de
almacenamiento y de red, y proporciona herramientas de gestión para
aprovechar ese pool de recursos. Como resultado, la infraestructura de IT es más
manejable, más eficiente y tiene mayor capacidad de respuesta, con un coste
menor.

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Con la capacidad de virtualización y el desarrollo de una infraestructura virtual,
VMware ha desarrollado cuatro áreas de solución clave:
La consolidación y contención de servidores mantienen bajo control la
proliferación de servidores utilizando la virtualización para ejecutar varias cargas
de trabajo en menos servidores y reducir las futuras necesidades de servidores
físicos. Esta solución reduce el coste total de propiedad y aumenta la flexibilidad
de gestión de la inversión en IT.
La optimización de desarrollo y pruebas transforma el ciclo de vida del software
mediante la virtualización para reducir los costes, aumentar la productividad
y mejorar la calidad en el desarrollo y las pruebas.
La continuidad de negocio reduce las paradas mediante soluciones de alta
disponibilidad y recuperación ante desastres más efectivas, sencillas y fiables.
La capacidad de gestión y seguridad de los escritorios reduce los riesgos
empresariales asociados a los PCs de trabajadores guest y remotos, y mejora
la seguridad.

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