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quinta edicion vr sisi y nee ROBERT H. FRANK PRIMERA PARTE Introduccion nomfa, En el Capftulo 1 aplicamos los principios del andlisis coste-beneficio a toda juna variedad de decisiones que nos resultan familiares por la experiencia. Su objetivo es, que el lector entienda intuitivamente lo que significa «pensar como un economista». En el Capitulo 2 desarrollamos el analisis basico de oferta y demanda, que es nuestro ins- trumento analitico para explicar los precios y las cantidades de bienes que se comercian en los mercados. Veremos que, aunque los mercados que no estin regulados pueden no generar siempre los resultados que nos gustaria, suelen producir los mejores resultados posibles en cada circunstancia y que los intentos de los podetes piblicos de ayudar a los pobres regulan- do los precios y las cantidades a menudo producen, por el contrario, efectos secundarios que no se deseaban. Veremos que es mejor ayudar a los pobres adoptando programas que aumen- ten su renta, E: Los dos primerus capftulos repasamos la materia del curso introductorio de microeco- CAPiTULO Pensar como un economista de escasez. Muchas personas, cuando oyen esta definicién por primera vez, reaccionan afirmando que esta disciplina es de escasa importancia para la mayoria de los ciudadanos de los paises desarrollados para quienes, después de todo, la escasez material es en buena me- dida una cosa del pasado. Sin embargo, esta reacciGn se debe a que se adopta una visiGn muy limitada de la escasez. Incluso cuando Ios recursos materiales son abundantes, es seguro que otros recursos importan- tes no lo son. Arist6teles Onassis tenfa varios miles de millones de délares cuando muri, Posefa ‘més dinero del que posiblemente podfa gastar y lo uilizaba para adquirir cosas como travesaffos de marfil de ballena finamente trabajados para los taburetes del bar de su yate. Y, sin embargo, tenfa un problema de escasez mucho mayor, en un importante sentido, que los que podamos te- ner alguna vez la mayorfa de nosotros. Onassis fue vietima de una miastenia grave, una enfer- medad neurol6gica degenerativa y progresiva. Para él, la escasez que contaba no era el dinero sino el tiempo, la energfa y la capacidad fisica necesaria para realizar las actividades ordinarias. El tiempo es un recurso escaso para todo el mundo, no sélo para los enfermos terminales. Por ejemplo, cuando vamos a ver una pelicula y hemos de elegir, no es el precio de las entradas cl que nos impone limitaciones a la mayorfa de nosotros, sino el tiempo. Si no disponemos més que de unas cuantas noches libres al mes, ira ver una pelicula significa no poder ir a ver otra 0 no poder cenar con los amigos. El tiempo yy el dinera no san Ios tinins recursas eseasas importantes, Pensemos en la deci- sién econémica que tenemos que tomar cuando un amigo nos invita a desayunar a un bufet. Se trata de comer todo lo que se quiera y hemos de elegir 1o que vamos a tomar. Incluso aunque no fuéramos ticos, el dinero no seria lo importante, pues se puede comer gratis todo lo que se quie~ ra. El tiempo tampoco es un obstéculo, ya que tenemos toda la tarde y preferimos pasarla en compaiiia de nuestro amigo que en cualquier otra parte. En este caso, el recurso escaso impor- tante es la capacidad de nuestro est6mago. Hay un montén de comidas favoritas ante nosotros y hemos de decidir qué vamos a comer y en qué cantidad, Comer otra «tostada» significa nece- sariamente tener menos sitio para tomar mas huevos revueltos. Aunque en este caso el dinero m0 cambie de manos, no por eso es menos econémica nuestra decisién. En foda decisiGn hay en mayor o menor medida un problema de escasez. Algunas veces 1a escasez de recursos monetarios es la ms importante, pero no lo es en muchas de las decisiones I A MICKUECONOMIA es el estudiv de la manera en. que eligen los individuos en condiciones 3 CAPETULO 1; PENSAR COMO UN ECONOMISTA més acuciantes. Hacer frente a uno u otro tipo de escasez constituye la esencia de la condi humana. De hecho, si no tuera por este problema, la vida perderfa en gran parte su intensidad. Para una persona que viviera indefinidamente y que tuviera unos recursos ilimitados nunca ten- dria importancia casi ninguna decisi6n. En este capitulo examinamos algunos de los principios basicos de Ia teorfa microeconémi- cca y vemos cémo podria aplicarlos un economista a toda una variedad de decisiones en las que hay un problema de escasez. En capitulos posteriores presentamos el desarrollo mas formal de la teoria, De momento, nuestro tinico objetivo es entender intuitivamente lo que significa ‘«pensar como un economista». Y la mejor manera de hacerlo es analizar una serie de problemas ue nos son familiares por la experiencia real. Enfoque de las decisiones basado en el anilisis coste-beneficio Exsémpto 1.1 Muchas de las decisiones que estudian los economistas pueden formularse de la siguiente manera: {Debo hacer la actividad x? En el caso de la persona que esté considerando la posibilidad de ir al cine, «;,.. hacer Ia ac- tividad x%> podria ser, por ejemplo, «;,.. ver Casablanca esta noche?». En el caso de la perso- nna que va a desayunar a un bufet, podria ser «;... comer otra tostada?». Los economistas res- ponden a esas preguntas comparando los costes y beneficios de la actividad en cuestiGn. La regla que utilizan es cautivadoramente simple, pues si C(x) representa el coste de hacer x y B(x) los beneficios, tenemos que: Si B(x) > C(x), debe hacerse 2; en caso contrario, no. Para aplicar esta regla. es necesario definir y medir de alguna manera los castes y los be- neficios. Los valores monetarios constituyen un stil comiin denominador para este fin, incluso cuando la actividad no tiene relacién alguna con el dinero, Definimos B(x) como la cantidad ‘monetaria maxima que estarfamos dispuestos a pagar por hacer x. A menudo se trata de una ‘magnitud hipotética, incluso aunque en realidad no cambie el dinero de manos. C(x), por otra parte, es el valor de todos los recursos a los que debemos renunciar para hacer x. En este caso, tampoco tiene que entrafiar una transferencia explicita de dinero. En la mayorfa de las decisiones, no es facil expresar algunos de los beneficios 0 de los cos- tes en téminos monetarios. Para ver qué se hace en esos casos, examinemos la sencilla decisidn siguiente. ¢Debemos bajar el volumen del tocadiscos? Nos hemos sentado en una eémoda sila y estamos escuchando un disco cuando nos da- ‘mos cuenta de que las dos canciones siguientes no nos gustan. Si tuviéramos un repro- ductor de discos compactos, lo programarfamos para que se las saltara, pero como no lo tenemos, debemos decidir si nos levantamos y bajamios la miisica o nos estamos quietos y esperamios que acabe. El beneticio de bajar el volumen es mo tener que aguantar las canciones que no nos gustan. El coste es la molestia de tener que levantarnos de la sill. Si estamos muy c6- modos y la musica sdlo es algo molesta, probablemente no nos moveremos. Pero si no Hle- ‘vamos mucho tiempo sentados o si la musica es realmente molesta, es mas probable que ios levantemos MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 5 Precio de reserva de la actividad x Precio al que a una persona le daria igual hacer x que no hacerlo, ¢ Tnetuso Cuando se lrata dé Sencillas decisiones como ésta, es posible expresar los cos- tes y los beneficios relevantes en términos monetirios. Consideremos, en primer lugar, el” osie de levantarse de fa sill. Si una persona nos ofreciera | centavo por levantamos de una cémoda silla y si no hubiera ninguna otra raz6n para hacerlo, ,aceptartamos la oferta? Si somos como Ia mayoria de las personas, no la aceptariamos. Pero si nos ofrecieran 1,000$, nos Ievaniarfamos al instante. Nuestro precio de reserva, es decir, a cantidad mi rnima por la que nos levantarfamos de la silla se encuentra entre | centavo y 1,008. ara ver dénde se encuentra esa cantidad mfnima, imaginemos que realizamos una su ‘basta mental con nosotros mismos en la que vamos subiendo poco a. poco la oferta co- menzando por 1 centavo hasta que legamos a un punto en el que apenas merece la pena levantarse. El lugar en el que se encuentre ese punto dependers, evidentemente, de las cir > etinstancias. Si somos ticos, tenderé a encontrarse.en un lugar mds alto que si samos po > bres, ya que en ese caso una cantidad dada de dinero parece menos importante, si nos en contramos con fuerzas, se hallaré en iun lugar més bajo que-si estamos cansados; y ast sucesivamente, Supongamos, para facilitar el andlisis, que nuestro precio de reserva por le- vvantamos de la silla es de: 18. Podemos realizar una subasta mental parecida para averiguar Ta cantidad maxima que estariamos dispuestos a pagar a una persona para que bajara la = milsica. Este precio de reserva mide los beneficios de bajar la misica, Supongamos que = son 75 centavos. Seutin nuestra regia formal de decisi6n, tenemos que x = abajar cl tocadiscos y que BUx) =0,758 < C(#) = 15, lo que significa que debemos quedamos sentados. Escuchar las ‘dos canciones siguientes seré desagradable, pero menos que levantarse. Si fuera al con ‘trario, tendriamos que leyantarnos y bajat la mtisica: $i B(2) y C(x) fueran iguales, nos da: ia igual cualquicra de las dos posibilidades. Una nota sobre el papel de la teorfa econémica ‘al vez parezca algo extrafia, por no decir absurda, la idea de que todo el mundo puede calcu- Jar, en realidad, los costes y los beneficios de bajar el tocadiscos. Los economistas han sido ob- Jeto de duras criticas por postular supuestos poco realistas sobre el comportamiento de los in- dividuos, y los profanos en seguida se preguntan de qué sirve imaginar a una persona tratando de averiguar cudnto estarfa dispuesta a pagar por no tener que levantarse de la sila. Esta critica tiene dos respuestas. En primer lugar, los economistas no suponen en modo al- uno que los individuos realizan explicitamente célculos de este tipo. Se trata, mas bien, de que ‘muchos economistas sostienen que podemos hacer itiles predicciones si suponemos que actiian como si los realizaran. Esta idea ha sido expresada vivamente por el Premio Nobel Milton Friedman, quien la explica analizando las técnicas que utilizan los buenos jugadores de billar. Sostiene que los golpes que eligen y la manera especifica en que intentan realizarlos pueden predecirse extraordinariamente bien suponiendo que los jugadores tienen muy en cuenta todas las leyes relevantes de la fisica newtoniana, Naturalmente, muy pocos buenos jugadores han es- tudiado fisica y casi ninguno es capaz de recitamos leyes como «el éngulo de incidencia es igual al dngulo de reflexién». Tampoco es probable que conozcan las definiciones de las «co- lisiones elésticas» y del «momento angular». Friedman sostiene que, aun asf, nunca habrian lle- gado a ser buenos jugadores si no hubieran jugado siguiendo los dictados de las leyes de la fi- sica, Nuestra teoria del jugador de billar parte del supuesto, poco realista, de que lus jugadures conocen las leyes de la fisica. Friedman nos insta a juzgar esta teorfa no por lo preciso que sea su supuesto esencial, sino por lo bien que predice el comportamiento. Y en este sentido. sus re- sultados son realmente satisfactorios. 6 ‘CAP{TULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA Todos nosotros, al igual que los jugadores de billar, también debemos adquirr la capacidad necesaria para abordar las distimtas situaciones. Muchos economists, entre 10s que se en- cuentra Friedman, creen que podrfamos comprender mejor nuestro comportamiento si supu- siéramos que actuamos siguiendo las reglas de decisidn racional. Piensa que tanteando aca- bamos asimilando estas reglas, lo mismo que los jugadores de billar asimilan las leyes de la fisica. La segunda respuesta a la acusacién de que los economistas postulan supuestos poco rea- listas es admitir que la conducta real suele diferir de las predicciones de los modelos econé- micos. Asi, como sefiala el economista Richard Thaler, solemas comportarnos como novatos ‘mas que como expertos jugadores de billar, sin saber qué golpes vamos a dar ni cémo debemos picar la bola correctamente para que quede en buena pasicién para el siguiente golpe. Veremos abundantes datos que confirman esta idea. Pero incluso cuando los modelos econémicos fracasan desde el punto de vista descriptivo, suelen ofrecer orientaciones muy utiles para tomar mejores decisiones. Es decir, aun cuando no siempre predigan cémo nos comportamos en la realidad, a menudo pueden aportarnos sitiles, ideas para conseguir nuestros objetivos de una manera més eficiente. Si los jugadores novatos dc billar no han interiorizado atin las leycs pertinentes de la fisica, pueden consultarlas para me- jorar. Los modelos econdmicos suelen desemperiar un papel parecido en las decisiones ordi narias de los consumidores y de las empresas. De hecho, este papel es por si solo un motivo apremiante para aprender economia. Algunas trampas habituales en la toma de decisiones Algunos economistas se quedan desconcertados si un profano les dice que una gran parte de lo que hacen se reduce a aplicar el principio segtin el cual debemos realizar una actividad si y Sélo si sns heneficins son superiores a sms castes. ;No parece que eso sea snficiente para man= tener atareada todo el dia a una persona que tiene el titulo de doctor! Sin embargo, la cuestién es més complicada de lo que parece a primera vista. Las personas que estudian economia en seguida descubren que medir los costes y los beneficios es una tarea complicada. De hecho, tiene mis de arte que de ciencia. Algunos costes parece que estin deliberadamente ocultos Ja vista. Otros parecen importantes, pero cuando se examinan més de cerca, se observa que no lo son. La economfa nos ensefia a identificar los costes y los beneficios que son realmente impor- tantes, Los principios que utilizamos son sencillos y de sentido comin, pero son principios que muchas personas desconocen en Ia vida diaria. Un importante objetivo de este libro es ensefiar al Iector a tomar mejores decisiones y una de las mejores maneras de hacerlo es examinar los ti- pos de decisiones que muchas personas toman incorrectamente. ‘TRAMPA 1. NO TENER EN CUENTA LOS COSTES IMPLICITOS Existe una trampa en las actividades cuyos costes no son todos explicitos. Si hacer la actividad x significa no poder hacer la y, el valor que tiene para nosotros hacer la y es el coste de opor- tunidad de hacer la x. Muchas personas toman malas decisiones porque tienden a no tener en cuenta el valor Ue esas oportunidades perdidas, Bsta idea sugiere que casi siempre es til con vertir las preguntas del tipo «,debo hacer x?» por otras del tipo «,debo hacer x 0 y?». En el se- gundo caso, y es simplemente Ia alternativa a.x que tiene un valor mds elevado. Bastard un sen- cillo ejemplo para remachar el clavo. ‘MICROECONOMIA Y CONDUCTA, 7 Esempto 1.2 Exempto 1.3 ¢Dehemos ir a esquiar hoy o trabajar como ayudantes de investigacién? Hay-urias pistas de esquf cerea de la universidad. donde solemos ir'a esquiar. Sahemos por experiencia que ir a esquiar tiene para nosotros un valor de 608. Los costes de un dia as- cienden a 408 (esta cantidad comprende el bitlete del aurobris, el billete del telesqui y el ‘equipo. Pero esos no son los tinicos costes de ir a esquiar. También hay que tener en cuen- nel valor de la altemnativa més atractiva a la que renunciamos por ir a esquiar. Suponga ‘mos que si no vamos a esquiar, trabajaremos en nuestro nuevo puesto de ayudantes de in- vestigacién con uno de nuestros proiesores. Nos pagu 45$ al dia y-nos gusta lo suficiente Cconio para estar dispuestos a hacerlo gratuitamente. Por lo tanto, la pregunta que hemos de hacemos es la siguiente: <;debomos ir a esquiar 0 debemos quedaiiius y trabajar como ayudantes de investigacion?» © En cate caso, el coste de esquiar no es solamente el custe explcito (405), sino también el coste de oportunidad de los ingresos que perdemos (45S). Por lo tanto, los costes tota- Jes ascienden « 858, autidad superior a los beneficios de 60S. Dado que C(x) > B(x), de~ ‘beios quedamos y trabajar con nuestro profesor. Sin embargo, una persona que no taviera cu cuenta el eoste de oportunidad de los ingtesos perdidos, tomaria la decision incorecta de ira esquiar. Obsérvese el papel que desempefian en el Ejemplo 1.2 nuestras ideas sobre el trabajo. El he- cho de que éste nos guste lo suficiente para que estemos dispuestos a hacerlo gratuitamente no es sino otra forma de decir que no tiene costes psiquicos. Eso es importante, ya que significa que si no lo hiciéramos, no estarfamos escapando de algo desagradable. Naturaimente, no todos Jos trabajos entran dentro de esta categoria. Supongamos, por el contrario, que el trabajo con- sistiera en limpiar plains en el camedor por el mismo dinero, 45S al dfa, y que fuera tan des gradable que no estuviéramos dispuestos a hacerlo por menos de 30S al dfa. Si el encargado del ‘comedor nos permitiera tomamos un dfa libre cuando quisiéramos, revisarfamos nuestra deci- sin sobre la posibilidad de ir a esquiar. gDebemos ir a esquiar hoy o limpiar platos (igual que el Ejemplo 1.2, salvo la alternativa)? Existen dos maneras eqaivalented de exaniinar sata dbsieien: Una es decir que uno de los beneficios de ir a esquiar es no tener que limpiar platos. Dado que nunca estarfamos dis- puestos.a hacer ese trabajo por menos de 208 al dia, para nosotros evitar esa tarca tiene ese valor. Por lo tanto, ir a esquiar tiene el beneficio indirecto de no limpiar platos. Si lo su- ‘mamos al bencficio directo de 605 de ir a esquiat, teuinius ique B(x) = 90$. Desde este punto de vista, C(x) tiene el mismo valor que antes, a saber, los 40S que cuesta esquiar ‘ms los 45$ del coste de oportunidad Ue Jos ingresos perdidos, es decir, 858. Por lo tanto, ahora B(x) > C(x), fo que significa que debemos imnos a esquiae. ‘Oura forma de Hegar al mismo resultado consistiria en sopesar los aspectos desagra- dables del trabajo de limpiar platos y el sueldo. Seguin este enfogue, restariamos los 305 dliarios que Valen para nosottos estos aspectos de los ingresos de 458 que pereibirfamos si lo hiciéramos y dirfamos que el coste de oportunidad de no trabajar en el comedor es de 158 diatios solamente; En ese caso, C(x) = 408 + 158 = 558 <.B(x) = 608, y la conclusion 8, de nuevo, que debemios innos a esquiar. Da lo mismo la manera en que valoremos los aspectos desagradables de limpiar platos, Es exttaordinariamente importante, sin embargo, que lo hagamos solamente de una de las «dos formas. ;No los contabilicemos dos veces! , Exempto 14 CAPITULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA FI Ejemplo 1.3 muestra claramente que existe una relacién recipraca entre los castes y las beneficios, No incurtir en un coste es lo mismo que obtener un beneficio, Por la misma razén, no obtener un beneficio es lo mismo que incurrir en un coste. Con todo lo evidente que parece, a menudo se pasa por alto. Consideremos, por ejemplo, el caso de un estudiante extranjero de doctorado que ha recibido hace poco el titulo y que esté a punto de volver a casa. La legislacién de su pafs permite a las personas que regresan del ex- tranjero llevarse un automévil nuevo sin tener que pagar el arancel normal de 50 por 100. El suegro del estudiante le pide que le lleve un Chevrolet nuevo de 10,0008 y le envéa un talén por esa cantidad, lo que pone en aprictos al estudiante, Tenia pensado comprar un Chevrolet con el fin de venderlo en su pafs. Dado que, como hemos sefialado, normalmente hay que pagar por los auroméviles nuevos un impuesto de un 50 por 100 sobre las importaciones, un automsvil de ese tipo se venderfa en un concesionario de su pafs por 15,0008. El estudiante estima que él po- dria Venderlo fécilmente por 14.0008, lo que le reportaria un beneficio de 4.000S. For lo tanto, el coste de oportunidad de llevar el automdvil a su suegro por 10.000S seria de 4.0008. No ob- tener este elevado beneticio serfa un elevado coste. Al final, es la decisién que toma, ya que para 41 tiene més valor Ilevarse bien con su familia. Incluso desde un punto de vista estrictamente econémico, la mejor decisién no siempre es la que nos reporta més dinero, {Qué debemos hacer primero? ¢Trabajar 0 ir a ta universidad? Los costes de ir 4 la tuniversidad no son meramente los’ gastos de matricula, alojamiento, comida, libros, marerial, etc. También comprenden el coste de oportunidad de Jos ingresos que perdemos mientras estamos estudiando. La cantidad que ganamos aumenta conforme ‘¢s mayor nuestra experiencia, Cuanto mayor es ésta, mas elevados son los ingresos a los qué debemos renunciar para ira Ja universidad. Por fo tanto, cuando menot es este coste de oportunidad es al terminar los estudios secundarios. Por lo que se refiere a los beneficios, una de las grandes ganancias de los estudios uni versitatios es que permiten percibir unos ingresos mucho mayotes. Cuanto antes vayamos a la universidad, durante mds tiempo podremos obtener este beneticio. Otro beneficio lo constituyen los aspectos agradables de ir a la universidad comparados con fos de trabajar. En general, los tipos de empleo que tiene la gente tienden a ser menos desagradables (0 ms agradables) cuanto mayor sea el nivel de estudios y Ia experiencia que tenga. Por lo tanto, asistiendo a la universidad se evita tener que realizar los trabajos menos agradables. Por consiguiente, para la mayorfa de las personas tiene sentido ir primero a la universidad y después trabajar. Ciertamente, tiene més sentido ir a los 20 aftos que a los 50. Z ‘Una excepcién frecuente a esta regla general la constituyen las personas que son de~ ‘masiddo inmaduras cuando terminan los estudios secundarios para recoger los beneficios de los estudios universitarios. En su caso, a menudo es més sensato trabajar un aio 0 dos, antes de-iraaJa universidad, es E] ejemplo de fa universidad constituye una ilustracién perfecta del argumento de Friedman sobre la manera en que debe evaluarse una teoria, Nadie pretende decir que las personas que es- ‘én a punto de terminar los estudios secundarios eligen el momento de ir a la universidad ha- ciendo complicados célculos sobre los costes de oportunidad. La mayorfa de los estudiantes ‘van, por el contrario, a la universidad en cuanto terminan los estudios secundarios, simplemente porque es lo que hace la mayorfa de sus compaiieros. Es lo que hay que hacer. Pero eso no tiene en cuenta las causas por las cuales la mayoria de los compafieros optan por ir a la universidad. Algunas costumbres, como la de ir a la universidad nada més terminar Jos estudios secundarios. no surgen de la nada. Toda una multitud de sociedades diferentes han MICROECONOMIA Y CONDUCTA 9 Esempto 1.5 tenido siglos para realizar experimentos con esta cuestién. Si hubicra una manera significati- ‘vamente mejor de ordenar los periodos de aprendizaje y de trabajo, ya lo habria descubierto al- guna hace tiempo. La costumbre actual probablemente ha sobrevivido porque es eficiente. Es posible que no calculemos explicitamente el coste de oportunidad de los ingresos perdidos, pero solemos comportamos como si lo hiciéramos ! Como quedard patente en el siguiente ejemplo, el hecho de no tener en cuenta los costes de ‘oportunidad suele Hevanos a juzgar enréneamente 1o que exige de ciertas transacciones la justicia, Es justo cobrar intereses cuando se presta dinero a un amigo o a un familiar? ‘Supongamos que un amigo nds presta 10,0008 y que lo-que mis le preocupa de la deci ‘sidn de cobrar o no intereses es saber si es «justo» hacesly: Podrfa depositar el dinero en setbanco, donde obtendria, por ejemplo, un tipo de interés de un 5 por 100, es decir, 500S al ao. Si:nos cobra 5005 de inteieses por cada afio que dure el préstamo, recuperaré me- ramente el coste de oportunidad del dinero. Si no nos cobra intereses, es 1o mismo que si nos hiciera un 1egalu de 500S a ano. Ahora bien, podria muy bien querer regalamos todos 40s aos esa cantidad 0, de hecho, una aun mayor, Pero nadie dirfa que es injusto que no dubs liaga todos los afios un gran regato de dinero en efectivo, Y tampoco tiene més senti- do decir que es injusto que recupere el coste de oportunidad de prestarrios el dinero, Sin embargo, en nuestra sociedad muchas personas tienen la impresién de que prestar di- ‘nero con intereses es de alguna manera una préctica fea. Una muestra de ello es la siguiente car- 1a que aparecio en la columna de Ann Landers ?, ‘Querida Ann Landers: ‘Tengo cuatro hijos que han tenido éxito en su matrimonio y en su carrera, Siempre he intentado tratarlos de una manera ecunime en cuestiones como los gastos de matricula y los préstamos para comprar una casa. Mi politica ha sidu cobrarles un bajo tipo de interés por los prestamos para no favorecer a ninguno de ellos. Recientemente, mi hija mayor me pidi6 un préstamo a dos aiios para ayudarle a comprar una casa més grande. Tanto ella como su marido tienen un buen trabajo, pero no querian tener que re- curt a activos no liquidas... Le envié como siempre un cheque acompafiado de una nota para que la firmara y me la devolviera. La nota era un acuerdo para pagar intereses, Inclui también un plan de devolucién del préstamo, Para mi sorpresa, cobré el cheque y me develvié la nota con la referencia los intereses tachada. Después ha estado pagéndome mensualmente el principal solamente. Hace poco fui de visita a su casa y discutimos la cuestiOn. pero no fuimos capaces de resol- verla... {No es razonable mi politica? ;Cémo resolveria usted este problema? Carl (Akron) La respuesta de Landers comienza diciendo: Querido Car Para empezar, yo nunca cobraria a un hijo mio intereses por un préstamo, Sin embargo, como se ‘rata de su dinero, usted tiene todo el derecho del mundo a hacer lo que le parezca... * Eso no significa que todas las costumbres fomenten necesariamente Ia eficiencia, Por ejemplo, las circunstancias, pueden cambiar de tal forma que una costumbre que antes fomentaba la eficiencia ya no la fomente. Esa costumbre po- fa cambiar con el tiempo. Si enibaryo,mnuchos bios y costumbres tardan en cambuar una vez que est firmemente araigados. 2 Ithaca Journal, 7 de juli de 1992, pig. OB. 10 Evempto 1.6 FIGURA 1.1 El dinero puede vutlizarse para crear ‘un activo productivo, ‘como los rboles, fque aumentan de valor con el paso del tiempo, Prestar a una persona dinero es renunciar a la ‘oportunidad de recoger la ganancia erivada de una inversion de ese tipo. Los intereses| pagados por los préstamos no hacen Sin teller este coste de oportunidad, CCAPETULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA Si Carl no hubiera cobrado a su hija intereses, le habria hecho, en realidad, un regalo, del cual tres cuartas partes se habrian financiado con ta futura herencia de sus otros tres hijos. Y, sin embargo, a Ann Landers y a muchas otras personas aparentemente no les tranquiliza que un economista les diga que el tipo de interés no es mAs que el coste de oportunidad en que incurre el prestamista por no depositar el dinera en un banca. Quiz4 crean que la respuesta del econo- mista da por sentada la cuestiGn que se plantea en el siguiente ejemplo. Por qué pagan intereses los bancos? Supongamos que somos duefos de tun banco y que una persona depasita 10.0008 el t de enero sin que fengamos que pagatle intereses. En ese caso, podriamos comprar con ese di- nero un activo productive, por ejemplo, una parcela con Arboles. Supongamos que éstos crecen a una tasa anual del 6 por 100 y que el precio de un arbol es proporcional a la can- tidad de madera que tiene. Al final del afio podriamos vender los érboles por 10,6008 ¥ te ‘ner 600$ ms que antes. Peio esa misma opcién fa tiene Ia persona que deposita cl dinero cn nuestro bared. {Por qué va a damos los 600$ que podria ganar? Sélo estaré dispuesta a dejamos wiiizar el dinero si le compensaunius por el coste de oportunislad de no emplearle ella. Si le pa~ gamos un 5 por 100 de intereses, obtendré 5008, cantidad que probablemente le resultard ceptable, ya que no tendré que cuidar los drboles ella nisin (o prestaile el dinero a al {guna persona que los cuide). Nos quedamos con los 1008 restantes por cuidarlos Si los intereses son realineute un reenbolso por el coste de oportunidad del dinero, {por qué hay tantas personas hostiles hacia los que prestan dinero? Tal vez porque las personas que piden préstamos suelen ser pobres, mientras que las que lus conceden suelet set tices, Petu €90 0 € siempre asf, El ex multimillonario Donald Trump pide préstamos para financiar sus proyectos inmobiliarios y a veces el dinero procede de los fondos de pensiones de trabajadores de bajos salarios. Sin embargo, lo més normal es que los intereses consistan en transferencias de dinero de personas que parecen necesitarlo desesperadamente a personas que parecen tener mais de lo que pueden gastar. Obsérvese, sin embargo, que incluso en este caso son las diferencias de ri- queza, y no los propios intereses, lo que constituye un motivo mas l6gico de preocupaci6n. El bienestar de los pobres puede mejorar si se encuentra algtin medio para aumentar su riqueza. Sin embargo, no los ayudan necesariamente las leyes y las costumbres que ponen trabas a las personas que quieren pedir préstamos. EL TIPO DE INTERES REFLEIA EL COSTE DE OPORTUNIDAD DEL DINERO 1 deenero 31 de diciembre MICROECONOMIA Y CONDUCTA ul Con todo lo sencillo que resulta el concepto de coste de oportunidad, es uno de los més im- Portantes en microeconomia. El arte de aplicarlo correctamente reside en ser capaz de recono- cer la altemnativa més valiosa que se sacrifica cuando se realiza una actividad dada, ‘TRAMPA 2. TENER EN CUENTA LOS COSTES IRRECUPERABLES EJEMPLO 1.7 En muchas ocasiones, un coste de oportunidad no parece relevante cuando, en realidad, lo es Otra de las trampas que se encnentran en Ia toma de decisiones consiste en que a veces un gas to parece un coste relevante cuando, en realidad, no lo es. Eso es lo que suele ocurrir con los castes irrecuperables, es decir, con los costes que no pueden recuperarse en el momento cn que se toma una decisién. Estos costes, a diferencia de los costes de oportunidad, no deben tenerse en cuenta, como se verd claramente en el siguiente ejemplo. (Debemos ir a Boston en automévil 0 en autobiis? Estamos planieando hacer un viaje d¢ 250 millas a Boston. Nos da exactamenie igual ir en autom6vil que eri autobyis, salvo en lo que se refiere al coste, El billete de autobus cuesta 100S. No sabemos oudnto cvesta it en automévil, por lo que Hamamos a Hertz para ha- cera na idea. El representante de Hertz nos dice que en el caso de un automévi de la marca del nuestro los costes de un afio normal en el que se récorran 10.000 millas son los. siguientes: Seguro 000s. Intereses 2.000. Gasolina y aceite 1.000)" ‘Mantenimiento 1,000" § Total 5.0008 ‘Supongamos que calculamos que estos costes ascienden 4 0,50S por milla y que un'via~ > {Je de 250 nillas en automévil nos costard 1258. Dado que esta cantidad es mayor que los 100§ que cuesta el billele de autobis, decidimos ir en este tltimo medio de transporte. Si decidimos de esta forma, cometemos el error de contabilizar los costes irrecupera- bles. El seguro y los intereses no varfan con el nimeéro dé millas que conducimos al aio: ‘Son costes irrecuperables y son tos mismos, independientemente de que vayamos 0 no en automovil a Boston, De los costes enumerados, la gasolina, el aceite y el mantenimiento son los Unicos costes que varian con el niimero de millas recorridas. Son 2.000$ por cada 10.000 millas, es decir, 0,20S por milla. A 0,208 la milla, s6lo nos cuesta 50S ir en auto- mivil a Boston, y dado que esta cifia es mucho menor que el billete de autobis, debemos “it en automévil Obsérvese el papel que desempefia en el Ejemplo 1.7 el supuesto segain el cual, dejando a un lado los costes, nos da igual cualyuiera de los dos medios de transporte. Eso nos permite decir que la tinica comparacién importante es el coste real de los dos medios. Sin embargo, si prefitiéramos uno de los dos, también tendriamos que sopesar esa preferencia. Asi, por ejempo, si estuviéramos dispuestos a pagar 60S por evitarnos la molestia de tener que con- cis, el coste real de ir en automovil no seria de SUS sino de 110, por lo que deberfamos ir en autobis. 12 Exempto 1.8 CAPITULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA El lector encontrard a lo largo de todo el libro ejercicios como el que presentamos a conti- nuacién que lo ayudardn a asegurarse de que comprende los conceptos analiticos importantes, Dominard mejor la microeconomia si los tesuelve conforme vaya avanzando. Ezercicio 1.1 (gBn qué variarfa, en caso de que variara algo, su respuesta a la pregunta planteada en el Ejemplo 1.7 si la molestia de conducir tuviera un coste de 20S y si le pusieran, en pro- ‘medio, una multa-de-tréfico de 288 por cada 200 millas que tecorriera? - ‘Verifique el lector que su respuesta coincide con las que figuran al final de cada capitulo, Naturalmente, los ejercicios serdn mucho més titles si los hace antes de consultar las res- puestas. El experimento de la pizza En una pizzeria existe la posibilidad de tomar cuanta pizza se quiera por 3$. Se paga al ‘entrar y el camarero trae tantos trozos de pizza como se desee. Uno de mis colegas rea-~ luz6 et siguiente experimento: puso a un ayudante a atender a un grupo de esas’. El «camrareto» seleecioné al azat la mitad de las mesas y antes de tomar nota devolvi6 35 a {odas las personas que las ocupaban. A Ia otra mitad no fe devolvi6 niada. A continuacién Ilev6 cuidadosamente la cuenta del nimero de trozos de pizza, que tomaba cada co- mensal, ,Qué diferencia predice usted que habrfa entre las cantidades que tomaron estos dos grupos? ‘Seguramente, Ios comensales de cada grupo se preguntaron: «;Debo comer otro 11070 de pizza?» En este caso, la actividad x consistia en comer otro trozo mas, C(x) era exac- tamente cero para ambos grupos: incluso los miembros del grupo a los que no les devol- vvieron 3S podian tomar tantos trozos como quisieran sin pagar més. Dado que el grupo al que se le devolvi6.3§ se eligié al azar, no hay raz6n alguna para suponer que a sus miembros les austaba la pizza ni més ni menos que a los dems. La regla de decision era para todos seguir comiendo hasta que ya no reportara ningin placer adicional comer “otto trozo. Por lo tanto, B(x) deberfa ser igual para los dos grupos y'los miembros de los “dos grupos deberian seguir comiendo hasta que B(x) fuera cero. ‘De acuerdo con esta razonamiento, los das grupos deherian camer, en promedio, la “misma cantidad de pizza. El precio de admisién de 3§ és un coste irrecuperable que no ‘debe influir en la cantidad de pizza que se cama. Sin embargo, el grupo al que no se le de- “volvieron los 38 comié, de hecho, mucha mds pizza: ‘Aunque nuestra regla de decisién, basada en el anélisis coste beneficio, no supere la prue- 'ba de la prediccién en este experimento, este resultado no pone en cuestién su mensaje para las personas que toman racionalmente sus decisiones. Los dos grupos debe? fan haberse compostado 6gicamente de la misma manera. Después de todo, la inica diferencia que habfa entre ellos era que los clientes del grupo al que se le devolvieron 3$ tenfan una renta a lo largo de toda su vida mayor en 3S que la de los dems. Seguramente, nadie cree que una diferencia tan pequefia pue- da influir en el consumo de pizza. Parece que los miembros del grupo al que no sé le devol- 5 Véase Richard Thaler, «Toward a Positive Theory of Consumer Choice», Journal of Economic Behavior and Or- ‘ganization, 1, 1980. MICROECONOMEA Y CONDUCTA. 13 vvieron 3S querian asegurarse de que «recibfan lo que valfa su dinero». Sin emharga, es muy pro~ bable que este motivo los llevara meramente a comer demasiado‘, {Qué hay de malo en pretender «recihir lo que vale nuestro dinero»? Absolutamente nada, siempre y cuando lo que nos mueva a actuar de ese modo exista antes de realizar las transac ciones. Asf, por ejemplo, es perfectamente razonable dejarse llevar por este motivo para elegir ‘un restaurante frente a otro de las mismas caracteristicas que resulta que cuesta més, Sin em- bargo, una vez averiguado el precio del almucrzo, debe abandonarse este motivo. La satisfacién {que nos reporta otro tr0z0 de pizza debe depender, pues, tnicamente del hambre que tengamos ¥ de lo que nos guste la pizza, y no de lo que paguemos por el privilegiv de comer todo lo que odamos. Sin embargo, a menudo parece que la gente no se comporta de esa manera. Tal vez la dificultad esté en que nv somos criaturas (otalntente Mlexibles. Quizd los motivos que tlenen sen- tido en una situacién no son féciles de abandonar en otra, Farrcicio 1.2 Jim gana en una emisora de radio una entrada para i a un.concierto de ja77 al are libee Mike ha pagado 188 por una entrada para el mismo concierto, La tarde en que va a cele- brarse éste esialla una tremenda tormenta Si Tim y Mike tienen los mismos gustos, {gual de ellos es mas probable que asista al concierto, suponiendo que cada uno decide asistir.o.no,al concierto bastindose en el andlisis.egste-beneficio? TRAMPA 3. FARSE UNICAMENTE EN LOS COSTES RELEVANTES Esempio 1.9 La persona que al tomar una decisién cae victima de la trampa de los costes irrecuperables tie- ne en cuenta un coste que no deberia tener en cuenta. En el caso de la trampa de los costes im- plicitos, ocurre to contrario: se pasan por alto costes que deberfan tenerse en cuenta. Pero, como ‘mostrard claramente el siguiente ejemplo, los costes implicitos no son los tnicos costes de los ‘que tendemos a olvidamos. ‘Si somos consumidores a los que nos preocupa la conservacién de la energia y no podemos al- quilar un automévil nuevo, zdebemos alquilar un Buick de hace 10 aos (1008 al afi, 10 litros or cada 100 kilémetros) 0 un Toyota de hace 10 aos (3008 al afo, 5 litros por cada 100 ki- Iémetros)? El primer impulso de muchos consumidores a los que les preacupa la conservaci6n dela energfa es elegir el Toyota porque consume menos gasolina, Peto la cantidad de Toyotas usados que hay es limitada. Supongamos que hay un total de’ 1.000 Buicks y 1.000 To yotas, Si alquilamos un Toyota en lugar de un Buick, alguria otra persona tendri que al- Guilar un Buick en lugar de un Toyota, Si nuestro objetivo es aliorrar energia, slo debe- mos aiqnilar el Toyota si la persona que acabaré alquiland ol Buick adicional ex una persona que conduce menos al afio que nosotros. “ Uns altemativa a esta explicacién es que 3S constituyen una proporcién signficaiva de la cantidad de dinero en efectivo que tlenen muchos comensales para gastar corto plazo. ASI por ejemplo, los miembros del grupo que re- cibié 38 podrian haberse abstenido con el in de qu les quedara sitio para tomar el postre que ahora podian compra. Para verificar esta explicacin, mi colega podria haber dado un regelo do 38 en efectivo al comienzo del dia a los ‘miembros del grupo al que no se le devolvieron 3S y ver si segui siendo diferent la cantidad de pizza que consumian los dos grupos. 4 FIGURA 12 EI Buick es mis barato si recore senas de 8.000 kllémetros al ako. En 250 contrario, ef Toyota es mis barato, CAPITULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA Pero {cémo. puede saberse si ocurriré eso? Si las tarifas de alquiler de los dos auio- méviles se determinan-en el mereado y la gente normalmente elige el tipo de automévil que reduce los gastos totales que origina un automévil, podemos decir lo siguiente: si eli- gimos el Toyota, sdlo dismiouité el consumo de energia de la sociedad si y s6lo si el To- yyota es mds barato para nosotros que e! Buick. Para ver por qué, obsérvese, en primer lu- gar, qne sila gasolina cnesta 01,50$ el litro, el coste anual del Buick és ees 2 : C(W) = 1008 +10 0,51 tole (b) top 208 aay: donde K es ef niimero de kilémetros que recomemos al aio. El costé del ‘Toyota es KS 5 Cin) = 300845 > 12)e" Cer) = 3008 +5 0,508 4.2), Estos dos costes serdin exactamente iguales si resulta que ¢ohducimos exactamente! 8.000 kildinetros al afio, como muestra la Figura 12 (para hallar ésta cifra, sc igualan los: primeros miembros de las Ecuaciones 1.1 y 1.2 y:se despeja K). Si recorremos més de 8.000, e1 Toyota resullard mids baralo; Si xecurrenius menos, cl Buick 1esullard sds bara to. Por ejemplo, si recorremos 4,000 kilémetros al afo, debemos elegir el Buick, aunque Jo unico que nos preocupe sea la conservacion de la energta. ero, ze6mo sabemos que la persona que alquila el Toyota que podriamos alquilar no- otros no Sera una persona que Conduce atin menos que nosotros? Si todo el mundo sigue Jaregia de «conducir el automvil més barato», es evidente que eso no ocurtira con las ta- Tis de alquilar dadas (st el Buick es mas barato para nosotros, tambien Jo sera para el que - recotra menos kilometros al abo que nosotros). Pero, ;qué ocurre si la mitad de los con * ductores, incluidos nosotros, recorren 4.000 kilémetros al afio'y todos los demas recorren. 3.000 solamente? En ese caso, el Buick resultard més barato para todo ef muinido a las ta ~ rifas.de alquiler vigentes. Nadie querré alquilar urv Toyota. Las empresas de alquiler de au- toméviles descubrirén entonces que pueden subir significativamente los precios de los Buicks y seguir alquildndolos todos. Por la misma raz6n, tendrén grandes incentivos. para reducir jas tarifas de alquiler de los Toyotas, en lugar de ver cémo se cubren de pol- yo en el aparcamiento. Al final, las tarifas de alquiler de los dos automéviles se ajustardn. de tal manera que fos Toyotas serén més baratos para los conductores que recorren mu-\' hos komnetrosy los Bulg sen més baratos para Jos que recorten pocon. Coste anual (C) en $ 800 300 Kilimetoos aruales 1K) ° 4.000 8.000 12,000 MICROECONOMIA Y CONDUCTA 1S Ezercicio 1.3 ‘Si‘el alquiler de los Buicks sube de 100§ al aio a 2008.en el Ejemplo 1.9, ;cusintos kil6- ‘metros tendsfamos que recorrer al aiio para que el Toyota nias resultara mas barato que el ‘Buick? Renee La mano invisible Una de las ideas mas importantes del andlisis econémico es la de que la biisqueda del propio provecho por parte del individuo no sélo suele ser compatible con los objetivos sociales mds ge~ nerales sino que, de hecho, incluso la exigen éstos. Asi, en el Ejemplo 1.9 hemos visto que los. consumidores que persiguen exclusivamente su propio interés elegirian los automéviles de una ‘manera tal que disminuirfa lo més posible el consumo de energia de la sociedad en sn conjun- to, Ninguno de ellos rrataba de conservar combustibles fosiles escasos para las futuras gene- raciones. Trataban simplemente de reducir lo més posible sus propins castes. De hecho, si hu- bieran tratado conscientemente de reducir el consumo total de energfa alquilando Toyotas, independientemente de lo poco 0 lo mucho que utilizaran el automévil, el resultado habria sido un mayor consumo total de energia. Los consumidores egofstas, totalmente inconscientes de los efectos de sus actos, a menudo actdan como si fueran conducidos por lo que Adam Smith llam6 la mano invisible y producen el mayor bien social. En un pasaje de La riqueza de las naciones, tal vez el més citado, Smith firma: Noes de la benevolencia del carnicero, del cervecero 0 del panadero de Ia que esperamos obtener el alimento, sino de su busqueda de su propio interés. No nos dirigimos a su humanidad sino a su egofsmo y nunca les hablamos de nuestras necesidades, sino de su provecho. Los economistas modernos a veces pierden de vista el hecho de que Smith no crefa s6lo son importantes los motivos egoistas. En su tratado anterior, La teoria de los senti- ‘mientos morales. por ejemplo, habla emotivamente de la compasién que sentimos por los de- mas: Por muy egoista que se suponga que es el hombre, hay evidentemente algunos principios en su na- turaleza que lo evan a inferesarse por la suerte de los dems y que hacen que Su felicidad sea ne- cesaria para él, aunque no saque ningun provecho de ello, salvo el placer de verlo, De este tipo es 1s piedad 0 la compasién, la emocién con que nos compadecemos de Ia miscria Ue los dems, ‘cuando la vemos o cuando llegamos a imaginarla de una manera muy realista, Que a menudo nos produce pesar el pesar de los dems es un hecho tan evidente que no hace falta dar muchos «ejemplos para demostrarlo; pues este sentimiento, como todas las demés pasiones originales de la naturaleza hnmana, no es exclusive en modo algunos de los virtuosos y humanitarios, si bien qui 24 éstos lo sientan con una sensibilidad mis exquista. Lo tiene hasta el mayor ruin, el transgresor ‘més contumaz de las leyes de la sociedad ‘Smiith era, adems, muy consciente de que el resultado de la busqueda incontrolada del pro- pio interés a veces dista de ser bueno desde el punto de vista social. Como muestra el ejemplo siguiente, e! mecanismo de la mano invisible falla cuando hay importantes costes o beneficios que recaen sobre personas que no son las que han tomado las decisiones. 16 Ejempto 1.10 Coste externo de una actividad Coste de una actividad que recae ‘en personas que no participan directamente en lla, CAPITULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA 4Se deben quemar las hojas secas 0 levarlas al bosque? ‘Supongamos que llevar las hojas cuesta 20$ y quemarlas ex casa 1$ solamente. Si a la” duefia de ta casa s6lo.le preocupan los costes que recaen directamente sobre ella, quema- xls hojas. La dificultad se halla en que la quema de hojas comporta tin importante cos- te externo, que significa un coste que recae en personas que no intervienen directamente ena decisién. Este coste extern es el daiio que hace el humo que desprende el fuego y no recab Sobre la duefia de la casa que toma la decisién de quemar !as hojas sino sobre las [persanas que viven en la direccisn en la que sopla el viento. Supongamos que cl humo produce unos daiios que ascienden a 258. En ese caso, el bien de la comunidad exige que se Hleven las hojas al bosque y no que se quemen. Sin embargo, desde ta perspectiva Ue la uefa de la casa que persigue su propio beneficio, parece que lo mejor es quemarlas *, Los wustes y los beneficios extemnos son a menudo Ia raz6n por la que existen leyes que li- ‘mitan la discrecién individual. Por ejemplo, actualmente la mayoria de los municipios tienen le- yes que prohfben quemar hojas dentro de los limites de la ciudad. Esas leyes pueden verse como ‘una manera de hacer que los costes y los beneficios que observan los individuos se parezcan ‘mas a Jos costes y los beneficios que experimenta la comunidad en su conjunto, Con una ley {que prohiba la quema de hojas, la persona que esté considerando la posibilidad de quemar ho- JA sopesa la sancién que puede acarrearle el incumplimento de la ley y el coste de transportar las hojas. La mayorfa de las personas llegan a la conclusién de que es mas barato levarlas al Racionalidad y egotsmo Criterio de la racionalidad basado en el ‘egotsmo ‘leoria segin la cual las personas racionales solo tienen en cuenta los costes y los bbeneficios que lea afectan directamente a ellas Ser racional significa tomar decisiones de acuerdo con el criterio del custe-benelivio, es decir, realizar una actividad si y s6lo si los beneficios son superiores a los costes. Esta definicién de la racionalidad puede scr objeto de dos refinamicntos importantes. Uno es el criterio de la ra- cionalidad basado en el egofsmo, segiin el cual las personas racionales conceden un gran peso \inicamente a los costes y los beneficios que les afectan directamente a ellas. Este criterio deja de lado explicitamente algunos motivos, como tratar de hacer felices a otras personas, tratar de hacer lo correcto, ete. La otra definicién es el llamado criterio de la racionalidad basado en el objetivo inme- diaty. Su nico requisito es que las personas actien eficientemente en pro de las aspiraciones u objetivos que tengan en cada momento. El atractivo de este objetivo mas general se halla en que abarca motivos tan nobles como la caridad, el deber, etc. Sabemos, después de todo, que mu- chas personas tienen esos motivos, por lo que nuestra teorfa es mAs precisa desde el punto de vista descriptivo si los tiene en cuenta explicitamente. La dificultad se halla en que el criterio de la racionalidad basado en el objetivo inmediato a menudo parece demasiado general. Por ejemplo, siel objetivo predominante de una persona obesa es atiborrarse de tarta de chocolate, esta conducta es racional seguin el criterio del objetivo inmediato siempre que esta persona no pague por la tarta més de lo necesario. El hecho de que la decisién de comerse la tarta pueda ser mis tarde motivo de profunda lamentacién o incluso la causa de una muerte prematura, no es relevante segtin este criterio. En cambio, segtin el criterio del egoismo, comer Ia tarta es irra- cional en estas circunstancias. ° Naturalmente, si la duefa de la casa tiene buenas relaciones con las personas que viven en la diecciin en la que sopla el viento, es posible que el propio beneficio aconseje transportar las hojas, con el fin de mantener esis buenas f= laciones, Pero si esas persosas son seres totalmente extraios, este motivo tendré mucho menos peso. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 17 Criterio de la racionalidad basado en el objetivo inmediato Teoria segun la cual las personas Tacionales actdan cficientemente en pro de tas aspiraciones u objetivos que tengan en el momenta de decidir. Eyempto 1.11 La teorfa formal de Ia elecci6n racional puede desarrollarse de acuerdo con cualquiera de los dos criterios de la racionalidad. Si utilizamos el criterio del egofsmo, comenzamos suponiendo implicitamente que las personas son esencialmente egofstas. En cambio, el criterio del objetivo inmediato nos exige postular supuestos sobre los objetivos de las personas. Paradéjicamente, la . La respuesta es, como cabria esperar, que debemos comprar una unidad adi- cional si y sélo si los beneficios marginales son superiores a los costes marginale. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 21 FIGURA 1.4 CANTIDAD OPTIMA DE MEMORIA DE COMPUTADORA Seca et Precio $ por megabyte) ‘debemos comprar es oll tacantided con la ‘que el beneiclo Beneficio marginal marginal dean (valor de un megabyte megabyte adicional adicional Sarcone magia Memora optima ad outa marginal (conte de un megabyte adicional w s| cad Megabytes ot aaa se de memoria El naturalista econdmico El estudio de la biologéa nos perinite ubservar y admirar muchos detalles de la vida que, de lo contrario, se nos escaparfan, De la misma manera que para el naturalista un paseo por un si- encivso bosque se convierte en una aventura, asf el estudio de Ia microeconomia nos permite convertimos en «naturalistas econémicos», es decir, ver desde otra dptica los detalles mundanos de la existencia ordinaria, Cada uno de los rasgos det paisaje hecho por el hombre ya no es una masa amorfa, sino el resultado de un célculo implicito basado en un anilisis cosie-beneficio. ‘Veamos algunos ejemplos de naturalismo econémico. EJEMPLO 1.13 ;Por qué es tan mala la comida de los aviones? ‘Todo cl mundo se queja dé la comida que dan en los avionés; De hecho, si un réstauraite se- rio se atreviera a vervir una comida de ese tipo, quebrarfa de inmedinto. Nucstras qucjas pa fecen dar por sentado que las comidas de los aviones deben ser tan buenas como las que co ‘memos en los restaurantes. Pero (por qué? El anilisis coste-beneficio muestra claramente qué ‘Tas comparias aéreas deberian mejorar la calidad de su comida si y sdlo si los beneficios fue- ‘ran superiores a los costes. Para calcular fos beneficios de dar una comida mejor; probable- ‘mente constituya un buen indicador lo que estartan dispuestos a pagar por ello los pasajeros, en forma de tarifas mas atas. Si padicra wftecerse wha cousida ue tuviera la calidad de la que se ofrece en los restaurantes con un mero incremento de los costes de 5S, probablemente la ‘mayoria de la yente estarfa encaniada de pagarto, Sin embargo, la dificultad estriba en que so- fa, mucho més costoso preparar sin apenas tiempo una comida significativamente mejor a 39.000 pies de altura en una cocina diminuta. Podria hacerse, por supuesto. Una compara” aérea podria suprimir 20 asientos en los aviones, instalar una cocina moderna y bien equi- pada, contratar mis personal, gastar mas en ingredientes, etc. Pero estos costes adicionales se aproximarian mds a los 508 por pasajero que a los 5S. Por mucho que os quejemos de la es- |. casa calidad de la comida que dan en los aviones, pocos estarfamios dispuestos a pagar este 'eoste adicional. El triste resultado ¢s que la comida de Jos aviones seguiré siendo inevita- blemente insulsa, ya que los costes de mejorarla son superiores a los beneficios. : Muchos de nosotros respondemos con entusiasmo a la méxima «todo lo que merece la pena hacer, merece la pena hacerlo bien». Despierta, después de tudo, un cieitv urgullo por el trabajo bien hecho, que lamentablemente suele faltar. Sin embargo, el Ejemplo 1.13 muestra claramente 22 Escarto 1.14 Exempto 1.15 ‘CAPITULO 1; PENSAR COMO UN ECONOMISTA que esta méxima no tiene ningsin sentido si se interpreta literalmente, No tiene en cuenta la ne- cesidad de sopesar los costes y 10s beneficios. Para hacer una cosa bien, hay que dedicarle tiem- po, esfuerzo y gastos. Pero el tiempo, el esfuerzo y los gastos son escasos. Dedicarlos a una ac- tividad impide dedicarlos a otra. Mejorar la calidad de una de las cosas que hacemos significa, pues, reducir necesariamente la calidad de otras (otra aplicacién més del concepto de coste de oportunidad). Toda decisién inteligente debe tener en cuenta esta disyuntiva. Todo lo que vemos en la vida es el resultado de una solucién de compromiso de ese tipo. Fl hecho de que Steffi Graf juegue tan bien al tenis significa que no puede llegar a ser una con- certista de piano. Y. sin embargo. eso no significa, evidentemente, que no deba dedicar algdn tiempo a tocar el piano. Solo significa que debe conformarse con alcanzar un nivel menor en ese campo que en el tenis. éPor qué los automévites manuales tienen vince velocidades y los automdticos solo cuatro? ‘Cuainhs mas velocidades tenga la caja de cambios de un autoniévil, més gasolina ahortaid, > Las velocidades adicionales son coino la «sobremarcha» que teifan Ios automoviles de Ios. afios 40; ahorran gasolina al permitir circular a mayor velocidad con un ndmero menor de re vyoluciones del motor. La mayorfa de los automéviles que se fabrican actualmente tienen cin= ‘co velociddades en la caja de cambios mantial y s6lo tres 0 custro en la auinmatica. Dado que ‘evidentemente ef ahorro de gasolina ¢s algo bueno, ,por qué fimitar el niimero de veloc ‘daties de los automéviles automaticos? La raz6n se halla en que el ahorro de gasolina no es ‘nvéstt0 tinico objetivo. También queremos mantener el precio del automévil dentio de Junos limites. Las transmisiones automaticas son mucho més complejas que las manuales y ‘el coste dé una velocidad més ¢s, pues, mucho mayor en las primeras. En cambio, los he neficios de introducir otra-velocidad son Ios mismos en ambos casos. Si los fabricantes de aautoméviles siguen la regla que dice «atlddase una velocidad més silos haneficins son sajeros de baja renta. Esta organizacién se quejaba de que, con el método de pedir vo: + Tuntarios, los pasajeros més pobres acabarian siendo casi siempre los que se quedaran a esperar el siguiente vuelo, ‘Ahora bien, seguramente para las personas pobres la indemnizacién monetaria fa con mayor probabilidad una raz6n de peso para oftecerse voluntarias. Pero cuando ‘una persona se ofrece voluntaria, estd diciendo que la indemnizacién bien merece la es pera. Una.cosa es decir que ef mundo seria mejor si los pobres tuvieran mayores in= ‘gfes08 y no se sintieran tentados por su pobreza a renuriciar a su plaza en un ayi6n. Pero {a organizacién de consumidores no proponta dar mayores ingresos 2 los pobres, sind {que queria que el sector siguiera aferrado al sistema de echar a los pasajeros de los vue~ Jos sobrecargacios independientemente del valor que concedieran al hecho de quedarse a bordo. ‘Cuesta creer que los pobres piensen que una organizacién de consumidores que lés impide obtener un dinero extra ofreciéndose voluntarios para esperar al siguiente vuelo eet defeniendo sus ines. A inl Is CAB adopts ot propueta indemaizacin ch beneficio de los pasajeros de todo tipo de rent ‘Muchos de quienes critican el sistema de mercado se quejan de que es injusto racionar los bienes y los servicios pregunténdonos cudnto estamos dispuestos a pagar por ellos. Sefialan que este criterio hace un flaco favor a los intereses de los pobres. Pero como muestra claramente el Ejemplo 2.1, existen graves contradicciones en los distintos sistemas de asignaci6n, Conside- remos, de nuevo, el caso de nuestro mercado hipotético de langostas. Supongamos que tememos ‘que el precio de equilibrio de 6S impida a muchos pobres conocer el placer de comer langostas y que adoptamos con esa idea un sistema que reparta gratuitamente langostas entre los pobres. {@No representarfa un sistema de ese tipo una clara mejora para todas las personas que sienten ‘compasién por los pobres? La respuesta es, al igual que en el Ejemplo 2.1, que con el mismo coste podemos obtener unos resultados aun mejores. Cuando un pobre, o incluso un rico, no compra langostas porque su precio es demasiado alto. esta diciéndonos. en efecto. que prefiere gastar el dinero en otras cosas. Si les diéramos a esas personas una langosta, {qué harfan con ella? En un mundo ideal, Ja venderfan inmediatamente a otra persona que estuviera dispuesta a pagar por ella el precio de equilibrio de 68. Sabemos que hay personas que quieren pagarlo, ya que algunas de las lan- _gostas que se venderfan por 6S se entregan, por el contrario, a los pobres. La venta de la lan- ‘gosta por parte del pobre a una de estas personas supone una clara mejora para ambas partes: para el comprador, porque, de no ¢er asi, no la compraria, y para el vendedor, porque para él la langosta vale menos de 65. ‘Como veremos detalladamente en capitulos posteriores, la dificultad préctica reside'en que a nuestro pobre hipotético le llevaria tiempo y esfuerzo encontrar una persona que comprara Ja langosta y probablemente acabarfa comiéndosela él mismo. Ciestanente, disfrutaria co- miéndosela, pero, de acuerdo con sus célculos, disfrutarfa atin més los 68. La estructura del problema se parece mucho a la del ejemplo del control de los precios de Ia gasolina. Este se impuso creyendo sinceramente que era necesario para proteger a los pobres de 38 ‘CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA. Ja carga econémica de una enorme subida de los precios de la gasolina. Sin embargo, lo que hizo fue provocar toda una multitud de comportamientos que no beneficiaron ni a los ricos nia los pobres. TK pesar de las afirmaciones que hacen en contra los erticos del sistema de mercado, los individuos son sumamente sensibles a los precios de la energia cuando eligen la manera de gastar su renta. Si la gasolina cuesta, por ejemplo, 1,50$ el galén, muchas personas se po- nen de acuerdo para ir en el mismo automévil o compran uno que consuma poca gasalina, si bien no harfan nada de eso si los precios fueran de 0,858 solamente. El que se considere ‘@ no que un larga viaje merece Ia pena también depende claramente del precio de la ga- solina, ‘Con independencia de que Ia oferta de combustible sea o no excepcionalmente escasa, a todo el mundo —rico o pobre— le interesa que s6lo se permita utilizarlo en lo que més se va- lora. Pero los costes de una politica que no hace eso son especialmente elevados cuando el combustible es escaso. La venta de gasolina a un precio inferior al de equilibrio es precisamente tuna politica de ese tipo. Anima a la gentc a despilfarrar claramente la gasolina, EL CONTROL DE LOS ALQUILERES FIGURA 2.6 Sise controlan los alquileres y se fjan fen 400$ mensuales, hay un exceso de ddemanda de 40.000 apartamentos al mes. Se ha dicho que la manera més segura de destruir una ciudad, aparte de lanzar una bomba nu- clear, es aprobar una ley de control de los alquileres. Ese tipo de ley, como tantas otras, tiene su origen en una sincera preocupacién por el bienestar de los ciudadanos de renta baja. Pero sus ‘consecuencias economicas no son menos perjudiciales por ser involuntarias. E] andlisis basico de la oferta y la demanda es, una vez més, lo nico que necesitamos para comprender claramente el cardcter de las diticultades. La Figura 2.6 representa las curvas de oferta y demanda de un mercado hipotético de apartamentos urbanos. En este mercado, el al- quiler de equilibrio serfa de 6008 al mes y se alquilarian 60,000 apartamentos. Sin embargo, el ayuntamiento aprueba una ley que congela los alquileres en R, = 4008 al mes, es decir, 200 por debajo del valor que equilibra el mercado. Por 400S al mes, a los compradores les gustaria al- uilar 80.000 apartamentos, pero los oferentes s6lo estén dispuestos a ofrecer 40.000. Hay un exceso de demanda de 40,000 unidades. Y si el alquiler se mantiene fijo en 4008 al mes, este exceso de demanda tenderé a aumentar con el paso del tiempo a medida que crezca la poblacién y la inflaci6n reduzca el valor del dinero. CONTROLES DE LOS ALQUILERES Alquiler (al mes) Cantidad (miles de aptos. al mes) MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 39 Ezemrto 2.2 En un mercado no regulado, la respuesta inmediata a tal exceso de demanda serfa una su- bida acusada de los alquileres. Pero en este caso la ley impide que suban por encima de R.. Sin embargo, las presiones del exceso de demanda pueden hacerse sentir por otra vias. Por ejemplo, los propietarios pueden gastar menos en el mantenimiento de la calidad de sus apartamentos de alquiler, pues, al fin y al cabo, si hay dos arrendatarios Hamando a la puerta de cada aparta- ‘mento vacfo, los caseros tienen un amplio margen de maniobra. Cuando se fijan unos alquileres inferiores a los que equilibran el mercado, es improbable que se reparen de inmediato los de- sagties obstruidos, Ia pintura desprendida y los termostatos estropeados. Pero no son estas las dificultades més graves. En la Figura 2.6 vemos que cuando s6lo se ofrecen 40.000 apartamentos al mes, los arrendatarios estn dispuestos a pagar hasta 800S al mes. Esta presién casi siempre encuentra un cauce de expresi6n, legal o ilegal. Por ejemplo, en Nueva York no es raro ver que se paguen varios miles de d6lares en concepto de «fianza» 0 ‘«comisién». Los propietarios que no pueden cobrar por un apartamento el alquilet que eyui- libra el mercado tienen también la opcién de convertirlo en una comunidad de propietarios, lo que les permite vender su activo por un precio mucho mas vereauu a su verdadero valor eco- némico. Incluso cuando los prupictarivy de apartamentos de alquiler controlado no suben de este ‘modo sus precios, se dan situaciones graves de mala asignacién, Una vida sigue viviendo de- Ccididamente en una vivienda de siete habiraciones incluso cuando se marchan los hijos, porque ces mucho mis barata que las viviendas de alquiler no controlado. Serfa mucho mejor para todos los afectados que dejara esa vivienda a una familia mayor. Pero al estar controlados los alqui- leres, tiene todos los incentivos econémicos del mundo para no dejarlo, Suponga que se bajan (se suben) lus alquileres a 2008 al mes. ;Cudl es el exceso de demanda Y qué diferencia hay entre este exceso de demanda y el que se producfa cuando se congelaban en 4008 al mes? °A 2008 al mes, a los compradores les gustarfa alquilar 100,000 apartamentos, pero los loferentes s6lo estén dispuestos a ofrecer 20.000. Por lo tanto, hay un exceso de demanda de 80,000 unidades. El exceso de demanda es mayor que el de 40.000 unidades corres- pondiente a 400S al mes. EJERCICIO 2.2 En el mercado de apartamentos descrito en la Figura 2.6, zqué ocurriria si los alquileres © se fijaran en 6258 al-mes? seats Hay maneras de ayudar a los pobres mucho més eficaces que proporcionarles gasolina ba- rata, apartamentos de alquiler controlado o langostas gratis. Una consistiria en darles una ren- ta adicional y dejarles que decidieran ellos mismos la manera de gastatla. Eu el Capitulo 18 ana- lizamos algunas de las dificultades précticas que existen para transferir poder adquisitivo adicional a los pobres. En pocas palabras, el problema mas acuciante es que resulta dificil di rigir la ayuda a los verdaderamente necesitados sin atraer a otros que podrian valerse por si mis- ‘ms. Pero, como veremos, el razonamiento econémico también sugiere vias practicas para ven- cer esta dificultad. No hay soluciones sencillas ni faciles. Pero dadas las enormes pérdidas que ccausan las medidas que mantienen los precios por debajo de su mivel de equilibrio, estas cues- tiones merecen, sin duda, que se les preste la maxima atencién, 40 ‘CAP{TULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA. Mantenimiento de los precios FIGURA 2.7 Para que el programa mantenimiento de Tos precios suta ‘efecto, estos deben fjarse en un nivel superior al que ‘equilbra el mercado. Como consecuencia, hay un exceso de feta, que es ‘comprado por e! Estado, En el ejemplo del control de los alquileres, hemos visto un caso en cl que las autoridades im- ponen un precio maximo con el fin de impedir que suba y que alcance su nivel de equilibrio. En el caso de muchos productos agricolas, los gobiernos no controlan los precios sino que los mun- tienen con el fin de que sean superiores a su nivel de equilibrio. En contraste con el primer caso, ‘que exige meramente el anuncio de un nivel por encima del cual no pueden subir los precios, el mantenimiento de los precios exige que el Estado se convierta en un activo comprador en el mercado. Por ejemplo, la Figura 2.7 representa un nivel de mantenimiento de los precios de P, en el mercado de soja. Como P, es superior al precio de equilibrio, hay un exceso de oferta de 200,000 toneladas al afio. Para mantener el precio en P, = 400S por tonelada, el Estado debe ‘comprar 200,000 toneladas anuales. De lo contrario, los agricultores tendran poderosos incen- tivos para bajar sus precio: ‘Un importante propésito de los programas de mantenimiento de los precios agricolas es ga- rantizar unos precios suficientemente elevados para que las familias de los agricultores tengan suficientes ingresos. Sin embargo, en la préctica estos programas han demostrado ser un ins- trumento extraordinariamente costnso e ineficiente para llevar a cabo esa tarea. Uno de los pro- ‘blemas que plantea es qué hacer con los excedentes que compra el Estado todos los aflos. Para producir estos excedentes se necesita trabajo, capital, fertlizantes y otras factores, todos ellos valiosos. Sin embargo, a menudo se deja simplemente que se estropeen en los silos del Estado. Otra de las dificultades estriba en que una gran parte de los excedentes se produce en grandes explotaciones agrarias cuyos propietarios no necesitan ayuda econdmica de ninguna clase. Por cada délar adicional que obtiene un agricultor de una familia necesitada, varios mas van a parar a las arcas de présperos agricultores. El mantenimiento de los precios eleva también la factura alimentaria de todas las familias y a menudo incluso los precios de bienes cuyo precio no es apoyado directamente por el Estado (véase el Ejemplo 2.4). Si la sociedad desea sub- ‘veuciouar las pequeiias explotaciones familiares, hay métodos mucho més cficientes y directos que el mantenimiento de los precios agricolas, EL MANTENIMIENTO DE LOS PRECIOS EN EL MERCADO DE LA SOJA, Precio ($ por tonelada) 600 -p 500 P= 400 300] 200] 100] Cantidad (niles de toneladas al aro) Too 200 300 400 500 600 MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA, 41 El racionamiento y la asignacién de los recursos como funciones de los precios Funcién de racionamiento del precia Proceso, ‘mediante el cual el precio dirige las, cxistencias de un producto hacia los, usuarios que més lo valoran, Funcién de asignacién del precio Proceso ‘mediante el cual el precio transmite sefiales que desvian recursos de la produccién de bienes cuyos precios son. inferiores al coste hacia la produecién, de bienes cuyos precios son superiores al cost. Los precios desempefian dos funciones importantes e independientes. En primer lugar, racionan los bienes existentes en un momento dado. La escasez.es una caracteristica general de la vida ‘econ6mica. La gente quiere més de casi todo lo que pudiera ofrecerse a un precio nulo. Los pre~ cios de equilibrio sirven para frenar esta excesiva demanda al racionar las existencias escasas y dérsclas a los usuarios que les conceden el mayur valor, Esta es 1a funcién de raclonamlento del precio. En segundo lugar, el precio es una sefial que distribuye los recursos productivos entre los di- ferentes sectores de la economia. En aquellos en los que hay un exceso de demanda, las em- presas pueden cobrar mas de lo que necesitan para cubrir los costes de produccién. Los bene- ficios resultantes actian de zanahoria y atraen mds recursos a estos sectores. El reverso de la ‘moneda es que las perdidas actiian de palo y desvian recursos de los sectores en los que hay un exceso de oferta, Esta es la llamada funcién de asignacién del precio, que es la fuerza motriz que se encuentra tras la mano invisible de Adam Smith. El control de los alquileres subvierte las dos funciones criticas del mecanismo de los precios. La funcién de racionamiento se ve socavada por los mecanismos que distribuyen la vi- vienda sin apenas tener en cuenta el valor que le conceden los individuos. Las necesidades subyacentes de los arrendatarios quedan relegadas a un segundo plano. Tanto la suerte como Jos contactos que se tengan suelen ser decisivos. Los alquileres artificialmente bajos socavan la funcion de asignacién del precio al enviar una sefial falsa a los inversores sobre la necesidad de construir viviendas adicionales. Cuando los alquileres estén controlados, los constructores ‘ganan menos de lo que podrian invirtiendo el dinero en otros sectores, por lo que apenas sor- prende que muchos hagan precisamente eso. La cruel paradoja es que en muchos lugares de al- quileres controlados lo que se necesita de forma acuciante son més viviendas sociales, no me- nos, que es precisamente lo que producirfa el mercado por s{ mismo si se les diera mas dinero a los pobres. Determinantes de la oferta y la demanda El andlisis de la oferta y la demanda es ttil no s6lo por las ideas que aporta desde el punto de vis- ta normativo a los poderes piblicos sino también para toda una variedad de fines descriptivos, ‘Y Jo que es més importante, nos ayuda a predecir cémo responderdn los precios y las cantidades de equilibrio a los cambios de las fuerzas del mercado, Como las curvas de oferta y demanda se ‘cortan para determinar los precios y las cantidades de equilibrio, todo lo que desplace estas cur- vas tenderd a alterar los valores de equilibrio de una manera predecible, En los siguientes capi- tulos, analizaremos detalladamente las fuerzas que determinan la forma y la posicion de las cur- vvas de demanda del mercado. De momento, veamos algunas cuyo papel es intuitivamente claro. LOS DETERMINANTES DE LA DEMANDA. Las rentas. Es cvidente que la venta influye eu 1a cautidad que compran los individuos de la ‘mayoria de los bienes y servicios a un precio dado cualquiera. En el caso de la mayoria de los bienes, la cantidad demandada a un precio cualquiera aumenta con la renta. Los bienes que tic nen esta propiedad se denomiinan bienes normales. Los llamados bienes inferiores (como la car- ne picada que tiene mucha grasa) constituyen la excepcin a este patron general, in ese caso, la cantidad demandada a un precio cualquiera disminuye conforme aumenta la renta. La idea es que 10s consumidores abandonan estos bienes en favor de los sustitutivos de mayor calidad (Como la came mas magra en el caso de la came picada) en cuanto pueden permitirselo. 42 FIGURA 28, Los precios de los sustitutives v los ‘complementarios, las rentas, la poblacién, las expectativas sobre las variaciones futuras de os precios ye la rena y los ustos influyen en la Dosieién de Ia curva Actual de demanda de un producto, CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA Los gustos. No todas las personas tienen los mismos gustos ni todos los gustos permane- cen fijos a lo largo del tiempo. En las sociedades occidentales, la cultura inculca el gusto por sentarse en muebles almohadillados, mientras que en muchas sociedades orientales se prepara a los individuos para que se sienten con las piernas cruzadas en el suelo. Por lo tanto, la de- manda de sillones tiende a ser mayor en los paises occidentales que en los orientales. Par la misma razén, 1a demanda de minifaldas tiende a variar acusadamente de una década a otra. Los precios de los sustitutivos y de los complementarios. El beicon y los huevos de- sempefian un papel complementario en la dicta de algunas personas. Una acusada subida del precio del beicon llevaria a estas personas a reducir no sélo la cantidad demandada de beicon sin tanbigu la deuranda de huevos. Esos bienes se consideran complementaivs: la subida del precio de uno de ellos reduce la demanda del otro. En el caso de los sustitutivos cercanos, como el café y el té, una subida del precio de uno de ellos tiende a aumentar la demanda del otro. [Las expectativas, Las expectativas de los individuos sobre los niveles futuros de renta y de precios también afectan a sus decisiones actuales relacionadas con sus compras. Por ejemplo, una persona que espere obtener unos ingresos mucho mayores en el futuro probablemente gas- taré hoy mas que otra idéntica que espere obtener unos ingresos mucho menores (al fin y al cabo, cuando se espera percibir tna mayor renta disminuye la necesidad de ahorrar para el fu- turo). Del mismo modo, a menudo aceleramos nuestras compras actuales de bienes cuyos precios esperamos que suban significativamente en los meses venideros. La poblacién. En general, cuanto mayor es un mercado, mayor es la cantidad que se compra de un bien o servicio a un precio cualquiera dado. Asi, por ejemplo, en las ciudades que tienen una creciente poblacién, la demanda de vivienda aumenta de afio en afio, mientras que en las ciudades cuya poblacién esté disminuyendo tiende a descender. La Figura 2.8 representa algunos de los factores que desplazan las curvas de demanda. FACTORES QUE DESPLAZAN LAS CURVAS DE DEMANDA : : a Xx 6 G oO a a Q @ Q Q Baja procio Baja ol precio Aumenta la rents, Aumenta la rena, del complementario del sustittivo bien normal bien interior P x Pp a a ’ , we a : x QO o oy ° ° 0 Crece a poblacion Se espera Seesperaque Cambio favorable ‘que suba el precio disminuya la renta de los gustos MICROECONOMIA Y CONDUCTA 43 LOS DETERMINANTES DE LA OFERTA FIGURA 2.9 La tecrologta, los precios de lor Factores, el ndmero de empresas, las fexpectauvas sobre los precios futuros y la meteoralogla afectan a la posici6n de la curva de oferta de un producto dado, La tecnologia. La cantidad que estén dispuestos a ofrecer los oferentes a un precio cualquie- a depende principalmente de sus costes de produccién, los cuales, a su vez, estén estrecha- mente relacionados con la tecnologfa. Por ejemplo, el descubrimiento de una trampa més efi- ciente para capturar langostas reduce el coste de su captura, lo que provoca un desplazamiento de la curva de oferta hacia la derecha, Los precios de los factores. Otro importante determinante de los costes de un oferente es To que hua de payurse por los factores de produccin: el trabajo, el capital, etc. Si sube el precio de las embarcaciones para pescar langostas o e! salario que se paga a los pescadores, la curva de oferta de langostas se desplaza hacia la izquierda. El niimero de oferentes. Cuantas mAs empresas puedan ofrecer un producto, mayor seré la cantidad offecida a un precio dado cualquiera, La curva de oferta de computadoras personales se ha desplazado hacia la derecha conforme ha ido aumentando el niimero de empresas que las fabrican, Las expectativas. Los oferentes también tienen en cuenta sus expectativas sobre las va- Tlaciones de los precios cuando toman sus decisiones actuales sobre la produccién. Por ejemplo, silos ganaderos esperan que el precio de la carne de vacuno suba significativamente en el futuro debido a que hay una epidemia que esté afectando al ganado joven, es probable que retengan las existencias que tienen actualmente de ganado maduro con el fin de sacar partido a los mayores precios futuros', La metcorologia. En cl caso de algunos productos, especialmente lus agrivolas, la natu- raleza influye poderosamente en la situaciGn de la curva de oferta. Por ejemplo, en los afios de sequia la curva de oferta de muchos alimentos se desplaza acusadamente hacia la izquierda. La Figura 2.9 muestra los efectos de algunos de los factores que desplazan las curvas de oferta. FACTORES QUE DESPLAZAN LAS CURVAS DE OFERTA, P p r r 5% 5, % 5, 5, NA 5, % qt gl Mejora subida {aja de os tiposSubida de los precios Gelatecnoloya —elorsalanos de nerts de las materia primas P P P P % 5, cs 5 4, 4, 5, 4, ° 2 Q Q Aumento del nimero Se espera fuentempo Mal iempo de empr fe con fos precios * Obsérvese que la cantidad oftecida a los diferentes precios es Ia oferta, y no necesariamente ls produccin (cuan- ‘does posible almacenarexistencias). Por lo tanto los ganaderos reducen las ventas de ganado en el perfodo actual, dado ‘que pueden venderlo mas tarde cuando los precios sean ms altos, 44 CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA Ninguna de las dos listas anteriores de factores que desplazan la oferta y la demanda pre- tende ser exhaustiva. VARIACIONES DE LA DEMANDA FRENTE A VARIACIONES DE LA CANTIDAD DEMANDADA Cuando los economistas utilizan la expresién variacién de la demanda, se refieren a un des- plazamiento de toda la curva de demanda. Asf, por ejemplo, cuando varia el nivel medio de ren- ta de los compradores, la curva de demanda se desplaza, es decir, varia In demanda. Cuando ha- blamos de variacién de la cantidad demandada, nos referimos a un movimiento a lo largo de la curva de demanda. Por ejemplo, cuando baja el precio de un bien, no aumenta la demanda sino la cantidad demandada, Las expresiones variacién de la oferta y variacién de la cantidad ofrecida tienen una in ferpretaciGn semejante. Estas distinciones terminol6gicas son importantes para evitar confu- siones tanto en el aula como en los extimenes. Y si sirve de algo la experiencia de gencraciones de estudiantes, hay que hacer un esfuerzo por evitarlas. Prediccién y explicacién de las variaciones del precio y de la cantidad EJEMPLO 2.3 Para predecir o explicar las variaciones de los precios y las cantidades de equilibrio, debemos ser capaces de predecir o explicar los desplazamientos de las curvas relevantes de ofeita y/o de~ manda. Cuando las curvas de oferta y demanda tienen la pendiente convencional, se cumplen las siguientes propusiciones subre lus precius y las cantidades Ue equilibrio: * Un aumento de 1a demanda provoca un aumento tanto del precio como de la cantidad de equilibrio. + Un descenso de 1a demanda provoca una reduccién tanto del precio como de la cantidad de equilibrio. *+ Un aumento de la oferta provoca una reduccidn del precio de equilibrio y un aumento de la cantidad de equilibrio. + Un descenso de la oferta provoca un aumento del precio de equilibrio y una disminucién de la cantidad de equilibrio, Estas seneillas proposiciones nos permiten responder a toda una variedad de cuestiones. ePor qué bajan los precios de algunos bienes, como las manzanas, durante los meses de mayor Consumo, mientras que suben los de otros, como las casas situadas al borde de la playa? El aumento estacional del consumo:se debe a un aumento de Ja oferta en el caso de las ‘manzanas y de la demanda en el de las casas situadas al borde de la playa. Como muestra In Figura 2.10, catos desplazanientos explican las relaciones cstacionales obscrvadas en- ‘re los precios y las cantidades de equilibrio (los subindices i y v de la Figura 2.10 se uti- lizan para representar los valores «invierno» y «verano», respectivamente). Cuando au- ‘menta Ja demanda (como en el caso de las casas), el aumento de la cantidad de equilibrio se produce al mismo tiempo que fa subida del precio de equilibrio, Cuando aurnenta la oferta (como en el caso de Jas manzanas), el aumento de Ja cantidad de equilibrio se pro- duce al mismo tiempo que la disminucidn del precio de equilibrio. MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 45 EJEMPLO 2.4 [DOS FUENTES DE VARIACION ESTACIONAL ae Q a D Q Q Manzanas Casas al borde de fa playa a) o FIGURA 2.10 Las cantidades consumidas de manzanas de casas stuadas al horde de la playa can maximas en lor mses do Verano. (a) Los precios de las manzanas son minimos durante el verano debldo a que el aumento de la cantidad es €l resultado de un aumento de la oferta (los subindices /y v representan los valores einviernos y «verano», Fespectivamente).(b) Los previvs Ue la casas situadas al bord de la playa son maximos en el verano debido a que el aumento de a cantidad es el resultado de un aumento de la demands, Ejvercicio 2.3 Qué sucede con el precio y la cantidad de equilihrié en el mercado de pescado fresco si ‘curren los dos acontecimientos siguientes: (1) se publica un informe cientifico segiin el cual el pescado contiene mercnrio, que es t6xico para el hombre; y (2) el precio del ga» s6le0 (utiizado para los barcos de pesca) baja significativamente? Silla soja es uno de los ingredientes de la alimentacién del ganado, ;cémo afecta un programa de mantenimiento de los precios en el mercado de suja al precio y a ta cantidad de equilibrio de carne de vacuno? * EI programa de mantenimiento de los precios eleva el precio del forraje para ganado, lo ‘que provoca un desplazamiento de la curva de oferta de vacuno hacia la izquierda (véase Ja Figura 2.11), 1o cual provoca, a su vez, una subida del precio de equilibrio y una re- duccion de la cantidad de equilibrio de vacuno. Andlisis algebraico de la oferta y la demanda Hasta ahora hemos utilizado en los ejemplos el método gréfico para analizar el equilibrio del mercado, Este método es bueno para ilustrar los principios bisicos de la teorfa, pero para cal- cular los valores numéricos, normalmente es més cémodo hallar algebraicamente los precios y las cantidades de equulibrio. Supongamos, por ejemplo, que la curva de oferta de un producto viene dada por P=2430 Qn 46 ‘CAP{TULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA. FicuRA 2.11 INFLUENCIA DEL MANTENIMIENTO DE LOS PRECIOS DE LA SOJA ‘Aeievarel precio de EN EL PRECIO Y LA CANTIDAD DE CARNE DE VACUNO fa soja, que ex un factor itlzado para Precio (Spor lia) : producir care de s Socuno el programa de mantenimiento de los precios provoca 5 tn desplazariento ela curva deofera de vacune hacia la 4 izquierda. Como consecuencia, 3 aumeni el rio de ilo Sniouye 2 ‘anlidad de equillbro 1 D 111111 Cantidad (millones de libras al afto) Tod 200 300 400 500 600 ¥y que su curva de demanda viene dada por P=10-Q* (22) donde P es el precio del producto y Q" y O* representan la cantidad ofrecida y la demandada, respectivamente. En condiciones de equilibrio, sabemos que Q* = Q#. Representando este valor ‘couin por medio del sfanbolu Q” e igualando los dos primeros miembros de las ecuaciones 2.1 y 2.2, tenemos que: 2+30"= 10-0" 23) Jo que nos da Q* = 2. Introduciendo Q* = 2 en la ecuacién de oferta o en la de demanda, obte- nemos el precio de equilibrio, P’ = 8. Ni que decir tiene que podrfamos representar gréficamente las ecuaciones 2.1 y 2.2 para Ile- ‘gar exactamente a la misma solucién (véase la Figura 2.12). La ventaja del método algebraico se halla en que es mucho més sencillo que tener que trazar con precisién las curvas de oferta y demanda, FIGURA 2.12 2a CURA 2.12 ORATICOSDELASECUACIONES 21 ¥ el geomético Precio 5 ‘jeneran exactamente fos mismos precios y 12 ‘cantidades do equilibrio. Laventaia 10-D del método algebraico reside en ‘que es mas facil 8 ‘obtener soluciones runvércas exactas. El g metodo geométrico # ati porque ofrece una deseripcién intuitivamente més clara de las curvas de oferta y demanda, Cantidad MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 47 Ezercicio 2.4 Halle'él' precio y la cantidad de equilibrio de uiniereado cuyas cnrvas dé oferia'y de- manda vienen dadas por P = 4Q' y P = 12 ~ 204, respectivamente.. < Los impuestos FIGURA 2.13, La curva de oferta inicial nos indica ue precio deben Cobra los oferentes para cubrir sus costes ualquiera que sea et nivel de produccién, Desde la perspectiva del vendedor, un impuesto de T= 10 tunidades es lo mismo que un Ineremento del coste tntario de 10 Unidades. La nueva curva de oferta se ‘encuentra, pues, 10, tunidades por encima se la antigua. El andlisis de la oferta y la demanda también es un instrumento itil para analizar los efectos de los distintos impuestos. En este apartado analizaremos el caso de un impuesto constante por unidad de produccién, ;Cémo afectaré al precio y la cantidad de equilibrio de un producto la introduccién de tun impuesto de 7 = 10 sobre cada de las unidades que venda el productor? Hay dos maneras equi- valentes de enfocar esta cuestién. La primera consiste en suponer que el impuesto ha de pagarlo el vendedor. La linea SS de la Figura 2.13 representa la curva de oferta inicial. A un precio de P, = 25, los vendedores estaban dispuestos a ofrecer Q, unidades de produccién, Cuando se les obliga a pagar un impuesto de T= 10 unidades, el precio de mercado tiene que ser P, + 10 — 35 para que éstos perciban la misma cantidad neta que solian percibir cuando el precio era P, = 25. Por Io tanta, a umn previa de 35, los oferentes ofrecerin la misma cantidad de produccién que solfan ofrecer al precio de 25. La curva de oferta posterior a la introduccidn del impuesto es la curva de oferta inicial desplazada en sentido ascendente en T= 10 unidades. En la Figura 2.14, DD representa la curva de demanda a la que se enfrentan los vende- dores que han de pagar un impuesto de T= 10 por unidad de produccién, Dl impuesto hace 4que disminuya la cantidad de equilibrio de Q" a Q7. El precio que paga el comprador sube de P*a Pt y el precio, una vez deducidos los impuestos, que percibe el vendedor descieuue a P? 10. Obsérvese que en la Figura 2.14, incluso aunque el vendedur pague un impuesto de T sobre cada producto comprado, la cantidad total que percibe por unidad es inferior al antiguo precio de cquilibrio en menus de T. Obsérvese también que incluso aunque el impuesto lo pague el vendedor, lo que hace es elevar el precio que pagan los compradores, por lo que la carga del im- puesto se reparte entre el comprador y el vendedor, CUANDO EL VENDEDOR DEBE PAGAR UN IMPUESTO DE 10, LA CURVA DE OFERTA ‘SE DESPLAZA EN SENTIDO ASCENDENTE EN TUNIDADES Precio s 35=)+T] 25 =P) Cantidad 48 FicuRA 2.14 £1 impuesto provoca tuna reduccin de a cantidad de ecqlibvio de Qa Qt. HTnucvo precio que paga el comprador Sube de PP: yel {ue peribe el endedor baja de Praft-10. CAPETULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA PRECIOS Y CANTIDADES DE EQUI HA DE PAGAR UN IMPUESTO T= 10 Precio 10 CUANDO EL VENDEDOR Cantidad En tétminos algebraicos, la parte que le curresponde al veudedor, represeutada por mediv de 1, €8 la reduccién del precio que percibe, dividida por el impuesto: F=T) * T 24) Del mismo modo, la parte que le comresponde al comprador, res la subida del precio (in- ‘eluido el impuesto), dividida por el impuesto: (2.5) Esercicio 2.5 SCompruebe que 6, +1, En general, fy, dependen de las formas de las curvas de oferta y demanda. Por ejemplo, sila oferta es sumamente insensible a las Variaciones del precio, f, ser cercano a cero y ¢, serd cereano a 1. En cambio, si la demanda es sumamente insensible ai precio, ¢, sex cercano'a I y 1, serd cercano a cero. Estas afirmaciones equivalen a decir que un impuesto tiende a recaer so- bre todo en la parte del mercado que menos puede eludirlo, Si los compradores no tienen nin- sgn producto sustitutivo al que recurrir, los oferentes les traspasardn la parte del le6n del im- puesto, Pero si los oferentes no tienen ninguna otra posibilidad que seguir ofreciendo un producto, serdn los que soporten la mayor parte de la carga del impuesto. Sin embargo, en la medida en que la curva de oferta tenga pendiente positiva y la curva de demanda tenga pen- diente negativa, tanto f, como, serén positivos. La segunda manera de analizar el efecto de un impuesto de T = 10 por unidad de produc- cci6n es imaginar que el impuesto lo paga directamente el comprador y ver cOmo afecta a la cur- va de demanda del producto. En la Figura 2.15 la curva de demanda anterior a la introduecién del impuesto est representada por la linea DD. A un precio de P,. los compradores demanda- MICROECONOMIA Y CONDUCTA 49 FIGURA 2.15 Antes de que se introduzca el Jimpuesto, los ccompradores adquieren Q, Unidades al precio ,. Una vez, introducido, ol precio P, se convierte en P, + 10, torque sigmiiea que los compradores sélo adquieren Q, EL impuesto desplaza la curva de demanda fen sentido descendente en 10 ‘unidades FIGURA 2.16 El impuesto provoca una reduccion de la ceantidad de cquiltio de Q" a Qt El nuevo precio pagado por el ‘Comprador sube de Pra, +10.E1 ae eo ue percibe el vendedor baja de P a Pt EFECTO DE UN IMPUESTO DE T= 10 CUANDO QUIEN LO PAGA ES EL COMPRADOR canidad rian la cantidad Q,, Una ver introclucido el impuesto, la cantidad total que han de pagar los compradores si el precio del producto es P, ser P, + 10. Por lo tanto, la cantidad que deman- dan desciende de Q, a Q,. La cantidad demandada a cualquier otro precio después de la intro- duccién del impuesto puede calcularse de una manera parecida, La curva de demanda posterior al impuesto est representada por la linea D’D’ en la Figura 2.15. Es simplemente la curva de demanda inicial desplazada en sentido descendente en 10 unidades. Si la linea SS de 1a Figura 2.16 representa la curva de oferta de este mercado, ¢s fil ave~ riguar la influencia del impuesto sobre el precio y la cantidad de equilibrio. La cantidad de equi- librio desciende de Q* a Q? y cl precio de equilibrio de P* a P3, La cantidad total que paga el comprador tna vez introducido el impuesto aumenta a P; + 10. ¢Es distinto cl efecto de los impuestos que pagan lus vendedores del efecto de los impues- tos que pagan los compradores? En absoluto. Para verlo, supongamos que las curvas de oferta y demanda de uu iercado vienen dadas por P = Q' y P = 10 ~ Q*, respectivamente, y veamos primero cual es el efecto de un impuesto de 2 por unidad de produccién sobre el vendedor. La Figura 2.17a muestra las curvas de oferta y demanda iniciales y la nueva curva de oferta pos- PRECIOS Y CANTIDADES DE EQUILIBRIO UNA VEZ INTRODUCIDO LUN IMPUESTO DE T= 10 PAGADO POR FL COMPRANOR 50 FIGURA 2.17 El precio que perciben los vvendedores (una vex ‘deducido el impuesto}, el precio {que pagan los compradoces (include et impuesto) y a cantidad de quilibvio son tos ‘mismos cuando se ‘etabloce a Jmpuesto sobre los vendedores (panel a) que cuando se establece sobre los ‘conpradores (panel b. CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA LUN IMPUESTO SOBRE EL COMPRADOR CONDUCE AL MISMO RESULTADO. [QUE UN IMPUESTO SOBRE EL VENDEDOR Precio Precio rol? rol? s s a s 2, 6 6 5 5 4 4 2 2 Cantidad Cantidad 10 10 4s anceeeas @ © terior a la introduccidn del impuesto $°S'. Fl precio y Ia cantidad iniciales de equilibrio son am- bos iguales a 5. El nuevo precio de equilibrio para el comprador (incluido el impuesto) y la can- iad son 6 y 4, respectivamente. BI precio que perciben los vendedores, una vez deducido el impuesto, es igual a 4. Consideremos ahora el caso de un impuesto de 2 por unidad de produccién sobre los com pradores. La Figura 2.176 muestra las curvas de oferta y demanda iniciales y la nueva curva de demanda posterior a la introduccién del impuesto D‘D’. Obsérvese que los efectos producidos en el precio y en la cantidad son idénticos a los efectos producidos por el impuesto establecido sobre los vendedores del panel a. EJERCICIO 2.6 \sConsidere el caso de un mercado cuyas curvas de oferta y deminda vienen dadas por P 240" y P= 12-20% respectivamente. ,COun afectard al precio y a la cantidad de ‘equilibrio de este mereado Ia introduccién de un impuesto de 6 por unidad de produccion {© sobre los vendedores? c¥ la introduccidn de ese-mismo impuesto sobre los compradores?.-> ‘Cuando han de recaudarse mayores ingresos fiscales, a muchos Ifderes politicos les parece ‘itil proponer la introduccién de un impuesto sobre las ventas de las empresas, ya que «son las ‘que mejor pueden pagarlo». Pero el andlisis detenido de los efectos de los impuestos sobre las ‘Ventas muestra que su carga seré la misma independientemente de que lo paguen los compra- dores 0 los vendedores. La incidencia legal del impuesto (lo paguen los compradores 0 los ven- dedores) no afecta a su incidencia econdmica (es decir, a la parte de la carga fiscal que sopor- tan los compradores y los vendedores). Desde el punto de vista econémico, da exactamente igual quién sea la entidad que pague, en realidad, el impuesto. Una advertencia: Cuando decimos que la carga econémica del impuesto no depende de quién lo pague directamente, eso no quiere decir que los compradores y los vendedores sopor- ten por igual la carga de esc impuesto. Como hemos sefialado, la carga que soporte cada una de las partes puede ser sumamente desigual. La independencia de la incidencia legal y la incidencia ccondmica significa simplemente que ambas partes supurtarda la carga de la mista manera, i dependientemente de quién pague el impuesto. MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA SI Resumen La curva de oferta generalmente es una nea de pendiente positiva que nos dice qué cantidad ofrecerdn los vendedores a un precio cualquiera dado. La curva de demanda es una linea de pen- diente negativa que nos dice qué cantidad demandarén los compradores a cualquier precio dado. En un mercado no regulado, el precio y la cantidad de equilibrio son determinados por la in- tersecciGn de estas dos curvas. Sil precio es superior al de equilibrio, hay vendedores insatisfechos, es decir, un exceso de oferta, lo que Ileva a los vendedores a bajar los precios. En cambio, cuando éstos son inferiores al de equilibrio, hay compradores insatisfechos, es decir, un exceso de demanda, lo que lleva a los vendedores a subir los precios. El tinico resultado estahle es aquel en el que no hay ni exceso de demanda ni exceso de oferta. Dados las atributos de los compradores y de los vendedores, el precio y la cantidad de equi- librio representan el mejor resultado alcanzable, en el sentido de que cualquier otro par de pre- cio y cantidad seria peor, al menos, para algunos compradores o vendedores. El hecho de que los resultados del mercado sean eficientes en este sentido no significa que cuenten necesariamente con la aprobacién de Ia sociedad. Muy al contrario; a menudo nos la- mentamos de que muchos compradores entran en el mercado con tan poca renta. La preocu- ‘pacién por el bienestar de los pobres ha Ilevado a los poderes piiblicos de todas las sociedades occidentales a intervenir de muy distintas maneras para alterar los resultados de las fuerzas del mercado. ‘A veces estas intervenciones adoptan la forma de leyes que fijan unos precios superiores 0 infetiotes a los niveles de cyuilibrio. Esas Ieyes suelen tener consecuencias perjudiciales, aun- que involuntarias. Por ejemplo, algunos programas, como el control de los alquileres, interfie- ren tanto en la funcién de racionamiento como en la de asignacién del mecanismo de los pre- cios. Favorecen la aparicién de un mercado negro y el répido deterioro de las viviendas de Alquiler. Por la misma razén, las leyes que mantienen los precios en la agricultura tienden a en- riquecer a las grandes explotaciones agrarias y apenas contribuyen a paliar las dificultades de las pequeitas explotaciones familiares. Ln casi todos los casos, es posible disefiar otro tipo de in- tervencién mejor en todos los sentidos. Si el probiema estriba en que los pobres tienen demasiado poco dinero, la solucién es des- cubrir la manera de aumentar directamente su renta. Los parlamentos no pueden derogar la ley de la oferta y la demanda, pero sf tienen capacidad para alterar las fuerzas subyacentes que ri- gen la forma y la posici6n de las curvas de oferta y demanda, El andlisis de la oferta y la demanda es el instrumento basico del economista para predecit cémo variardn los precios y las cantidades de equilibrio en respuesta a los cambios de las fuer- zs del mercado. Cuatro sencillas proposiciones gufan esta tarea: (1) un aumento de la deman- da provoca un aumento tanto del precio como de la cantidad de equilibrio: (2) un descenso de Ja demanda provoca un descenso tanto del precio como de la cantidad de equilibrio; (3) un au- mento de la oferta provoca una reduccién del precio de equilibrio y un aumento de la cantidad de equilibrio; y (4) un descenso de ta oferta provoca un aumento del precio de equilibrio y una reduccién de ia cantidad de equilibrio. Las rentas, los gustos, los precios de los bienes sustitutivos y de los complementarios, las ex- pectativas y 1a poblacién se encuentran entre los factores que desplazan las curvas de demanda. Las curvas de oferta dependen de factores como la tecnologfa, los precios de los factores, el ni- mero de oferentes, las expectativas y, en el easo de los productos agricolas, la meteorologia. El andlisis de la oferta y la demanda constituye un itil mecanismo para comprender cémo afectan los impuestos a los precios y las cantidades de equilibrio, En concreto, nos ayuda a di- sipar el mito de que la carga de los impuestos recae principalmente en la parte que los paga di- srectamente. Bu la practica, la carga de uu impuesto recac en la parte del mercado que tiene me- nos posibilidades de eludirlo, 52 CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA Temas de repaso Problemas Cul es Ia diferencia entre la MiP) cuadrados semanales) FIGURA 3.2 Lalinea B describe el conjunto de todas las estas que puede comprar el consumidor, dados los valores dela renta yylos precios. Su pondionte ela negativa del precio del alojamientadividide por sl precio de los alimentos. En ‘Valor absoluto, esta pendiente es el coste de oportunidad de una unidad adicional de alojamiento, es decir, el ‘ndmero de unidades de alimentos que deen sacifcarse para comprar una unidad adicional de alojamiento a los precios de mercado, 9 hecho de que el consumo sea un flujo nos ayuda a no preocupamos por el hecho de que los bienes puedan no ser divisible. Si consumimos 1,5 kilos al mes, consumimos 18 kilos al aff, que es un némero entero. 62 Conjunto asequible Costas situadas en 0 por debajo de la restriccién resupuestari estas en Tas gasto necesario a unos precios dados es menor 0 igual ue la enta de que se dispone. CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR mentos, respectivamente, la ordenada y la abscisa en el origen vienen dadas por (M/P,) y (M/P,). respectivamente. Asi pues, la formula general de la pendiente de la restriccién presu- puestaria viene dada por -(M/P,)/(M/P,) = -P,/P,, que no es mds que la negativa de la relacién de precios de los dos bienes. Dados sus precios Tespectivos, es la relacidn a la que pueden in- tercambiarse alimentos por alojamiento. Asi, en la Figura 3.2, puede intercambiarse 1 kilo de alimentos por 2 metros cuadrados de alojamiento. Utilizando el concepto de coste de oportu- niidad del Capitulo 1, dirfamos que el coste de oportunidad de un metro cuadrado adicional de alojamiento es P,/P, = 1/2 kilo de alimentos. ‘Ademis de poder comprar cualquiera de las cestas que se encuentran en si restriceién pre- supuestaria, el consumidor también puede comprar cualquier cesta que se encuentre dentro del tridngulo presupuestario delimitado por ésta y por los dos ejes. 2 es una de esas cestas en la Fi- gura 3.2. La cesta D cuesta 65$ a la semana, cantidad que es muy inferior a la renta del con- sumidor de 1008 semanales. I as cestas que se encuentran en el borde 0 dentro del trigngulo pre supuestario también se denominan conjunto viable o asequible. Se dice que las cestas, como la F, que se encuentran fuera del triéngulo presupuestario son inviables o inasequibles. E esté fuc- ra del alcance del consumidor, ya que cuesta 140$ a la semana. Si Vy A representan las cantidades de alojamiento y de alimentos, respectivamente, la res- triccién presupuestaria debe satisfacer la siguiente ecuacién: PV+PA=M @.1) que establece simplemente que el gasto semanal del consumidor en alojamiento (P,V) més su gasto semanal en alimentos (P,A) debe ser ignal a su renta semanal (M). Para expresar la res- tricci6n presupuestaria de la manera que se utiliza convencionalmente para representar la f6r- mula de una linea recta, despejamos A en la ecuacién 3.1 en funcién de V y obtenemos M_R RPS 3.2) La Ecuacién 3.2 es otra manera de ver que la ordenada en el origen de la restricci6n pre- ‘Supuestaria viene dada por M/P, y su pendiente por ~(P,/P,). La ecuacién de la restriccidn pre- supuestaria de la Figura 3.2 es A = 10 - 1/2V. DESPLAZAMIENTOS DE LA RESTRICCION PRESUPUESTARIA PROVOCADOS POR VARIACIONES DE LOS PRECIOS O DE LA RENTA Variaciones de los precios. La pendiente y la posicién de la restricci6n presupuestaria de- penden totalmente de la renta del consumidor y de los precios de los respectivos bienes. Alte- emos cualquiera de estas variables y tendremos una nueva restriccién presupuestaria, La Fi- gura 3.3 muestra el efecto de una subida del precio del alojamiento de P,, = S$ el metro cuadrado a P,, = 108. Dado que no varfa ni la renta semanal ni el precio de los alimentos, tam- poco varia Ia ordenada en el origen de la restriccién presupuestaria del consumidor. La subida del precio del alojamiento hace que la restriccién presupuestaria gire hacia dentro en tomo a la ordenada en el origen, como muestra el grafico, Obsérvese que en Ia Figura 3.3 incluso aunque no varfe el precio de los alimentos, la nueva restricci6n presupuestaria, B,, reduce no sélo la cantidad de alojamiento que puede comprar el ‘consumidor sino también la de alimentos * La unica excepeton la consttuye la ordenada en el origen (0,10), que se encuentra tanto en Ia restriccién presu= Puestria incial como en la nueva, ‘MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 63 FIGURA 3.3, Cuando sube et precio del alojamiento, a ‘ordenada en el origen de la restrccién presupuestaria no Varia La restriceién Dresupuestaria iniciat Bra hacia dentro en toro a dicha fordenada en el origen. Exercicio 3.1 /Ontestré cimo afecta a la febtricci6h presupuestaria B, de la Figura 3.3 un descenso de | precio del alojamiento de 5$ el metro cuadrado « 45. 2 Enel Ejercicio 3.1 vemos que un descenso del precio del alojamiento tampoco altera la or- denada en el origen de la restriccién presupuestaria. En esta ocasi6n, la restriccién presupues- taria gira hacia fuera. Obsérvese también que en el Bjercicio 3.1, aunque no varfa el precio de Jos alimentos, la nueva restriccién presupuestaria permite al consumidor comprar cestas que contienen no s6lo més alojamiento sino también mas alimentos de los que podria comprar con la restricci6n presupuestaria inicial. EseRcicio 3.2 ~*'Muestre cémio afecti a fa restriccién presupuestaria B, de la Figura 3.3 una subida del pre- cio de Jos alimentos de 10S el kilo a 20$. El Bjercicio 3.2 demuestra que cuando varia el precio de los alimentos, la restricci6n pre~ supuestaria gira cn tomo a la abscisa en el origen. Obsérvese también que incluso aunque la ren- tay el precio del alojamiento no varien, la nueva restriccién presupuestaria reduce no s6lo la ‘calidad de alimentos que puede comprar cl consumidor, sino también ta de alojamiento. Cuando s6lo modificamos el precio de un bien, necesariamente alteramos la pendiente de la restriccisn presupuestatia, ~P,/P,. Lo mismo ocurre si modificamos los dos precios en distintas, proporciones. Pero como muestra el Ejercicio 3.3, la modificacién de los dos precios exacta- mente en la misma proporcién da lugar a urra nueva restriccién presupuestaria que ticne la mis- ma pendiente que antes. EJERCICIO 3.3 “as at 8 ERNE cpa OE gaa ES esa Spb ‘cio de los alimentos de 10 el kilo a 20$ y de precio det alojamiento de 5$ el metro cua~ drado a 10$. EFECTO DE UNA SUBIDA DEL PRECIO DEL ALOJAMIENTO. Alimentos (los cemanales) MIP, = 10 Alojamiento imetros ‘cuadrados semanales) CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR Obsérvese que en el Ejercicio 3.3 la duplicacién de los precios de los alimentos y del alo- Jamiento desplaza la restricci6n presupuestaria hacia dentro y paralelamente a la restriccién pre- supuestaria inicial. Este ejercicio nos ensefia que la pendiente de una restriccin presupuestaria s6lo nos suministra informacién sobre los precios relativos, no sobre lo altos que son en tér- ‘minos absolutos. Cuando los precios de los alimentos y del alojamiento varian en la misma pro- porcién, el coste de oportunidad del alojamiento en funcién de los alimentos sigue siendo el mismo que antes. Variaciones de la renta. El efecto de una variacién de la renta se parece mucho al cfec- to de una variaci6n proporcional equivalente de todos los precios. Supongamos, por ejemplo, que la renta de nuestro hipotético consumidor se reduce a Ia mitad, pasando de 100$ semanales @ 508. Como muestra la Figura 3.4, la abscisa en el origen de la restricci6n presupuestaria del consumidor descenderd de 20 metros cuadrados semanales a 10 y la ordenada en el origen de 10 kilos semanales a 5. Por lo tanto, la nueva restriccién presupuestaria, B,, es paralela a la an- tigua, B,, ambas ticnen la pendiente ~1/2. La reduccién de la reuta a la mitad no es muy dife- rente de la duplicacién de cada precio, en lo que se refiere a su repercusién en lo que puede comprar ¢! consumidyt, Las dos variaciones dan lugar exactamente a la misma restriccisn pre- supuestaria. Esercicio 3.4 ‘Muestre como afeeta a la restrccion presupuestariay Bde Ja Figura 3.4 un aumento de ta ‘renta de 1008 semanales a 1205. El Ejercicio 3.4 muestra que un aumento de la renta provoca un desplazamiento paralelo de la restriccién presupuestaria hacia fuera. Al igual que en el caso de una reduccién de la renta, la pendiente de la restriccién presupuestaria no varia, PRESUPUESTOS EN LOS QUE HAY MAS DE DOS BIENES FIGURA 3.4 Tanto la abscisa eel origen como la ordenada en el origen se reducen a lamitad. La nueva restriccién presupuestaria tiene la'misma pendiente {que la inical, pero festé mds cerca del orien. En todos los ejemplos que hemos analizado hasta ahora el consumidor se enfrenta a la oportu- rnidad de comprar dos bienes solamente. Ni que decir tiene que no muchos consumidores tienen ‘unas opciones tan limitadas, El problema presupuestario del consumidor puede plantearse, en su EFECTO DE UNA REDUCCION DE LA RENTA ALA MITAD. ‘Alimentos (kilos semanales) IPA = 10 Pendiente OSM/P, = 5 Alojamiento metros ° O5MiPy= 10 MiPy=20 Cuadrados semanaes) MICROECONOMIA Y CONDUCTA 65 forma més general, no como una eleccién entre dos bienes, sino como una eleccién entre N bie- nes diferentes, donde N puede ser un ntimero indefinidamente elevado. Como acabamos de ver, cuando s6lo hay dos bienes (N = 2), la restriccién presupuestaria es una linea recta. Cuando hay tres (N = 3), es un plano. Cuando hay mds de tres, se convierte en lo que los matematicos Ila- man hiperplano o plano multidimensional, La Gnica dificultad estriba en representar geomé- tricamente este caso multidimensional. No tenemos precisamente mucha habilidad para visua- lizar Ins superficies que tienen més de tres dimensiones. Alfred Marshall, economista del siglo x1x, propuso una solucién cautivadoramente senci- a para resolver este problema. Consiste en concebir Ia eleccién del cansumidor como una eleccién entre un determinado bien —lamémoslo X— y una amalgama de otros bienes, re- presentados por ¥. Esta amalgama se denomina generalmente bien compuesto. Podemos ima- ginar que el bien compuesto es la cantidad de renta que le queda al consumidor una vez com- prado el bien X. En otras palabras, es la cantidad de dinero que gasta el consumidor en bienes distintos de X. Para mostrar cémo sc utiliza este concepto, supongamos que cl consumidor tiene cl nivel de renta de MS a la semana y que el precio de X es P,. Su restricci6n presupuestaria puede repre- seuilaise, pues, como una linea recta en el plano X, Y, como muestra la Figura 3.5. Para facilitar la exposicién, consideramos que el precio de una unidad del bien compuesto es 1, de tal manera que si el consumidor no gasta ninguna parte de su renta en X, podrd comprar M unidades del bien compuesto. Lo tinico que eso significa es que dispondré de M$ para comprar otros bienes sino compra nada de X. Si gasta, por el contrario, toda su renta en X, podrd comprar la cesta (MIP,, 0). Dado que se supone que el precio de ¥ es de 1$ por unidad, la pendiente de la res- friccidn presupuestaria es simplemente ~P,. La restriccién presupuestaria resume, al igual que antes, las distintas combinaciones de ces- tas que son asequibles. Asi, por ejemplo, el consumidor puede tener X, unidades de Xe Y, unt- dades del bien compuesto de la Figura 3.5, 0 X, e ¥, 0 cualquier otra combin: ccuentre en la restricci6n presupuestaria. RESTRICCIONES PRESUPUESTARIAS QUEBRADAS. FIGURA 3.5 El eje de ordenadas ‘mide la cantidad de dinero gastado ‘mensuaimente en todos los bienes, salo-enel X Las restricciones presupuestarias que hemos visto hasta ahora eran todas ellas I{neas rectas. Cuando los precios relativos son constantes, el coste de oportunidad de un bien en funcién de cualquier otro es el mismo, independientemente de la cesta de bienes que ya tengamos. Pero a veces las restricciones presupuestarias con que nos encontramos en la préctica son Iineas que- bradas. Consideremos, a modo de ilustracién, el siguiente ejemplo de descuentos por comprar en grandes cantidades, LA RESTRICCION PRESUPUESTARIA EN EL CASO DE UN BIEN COMPUESTO y Pendiente = -Py 66 EsemPLo 3.1 HIGUKA 3.6 Una vez que el consume de energla eléctrica alcanza los 1.000 kwh al mes, e coste de oportunidad de la enerpia adicional deccionde de 0,108 el kwh a 0.058. CAPITULO 3; LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR La Gigawatt Poser Company cobra 0,108 el kilovatio-hora (kwh) por los 1.000 primeros kwh de ‘energia que se compren al mes para consumo doméstico y 0,508 solamente por cada kwh adicio~ nal. Represente graficamente la restriccién presupuestaria de un consumidor doméstico que tenga una renta mensual de 4008, considerando como bienes la energfa eléctrica y el bien compuesto. ‘Si el consumidor no compra ninguna energia eléctrica, dispondré de 4008 mensuales para Comprar otfns hienes. Por Io tanto, Ia ordenada en el arigen de su restriccién presupues- taria es el punto (0, 400), Como muestra la Figura 3.6, por cada tno de los 1.000 prime- ros kivh que compra, debe renuriciar 4 0,108, lo que significa que la pendienie de su res- tticcién presupuestaria comienza siendo dé —1/10, Cuando se compran mas de 1,000 kwh al mes, el precio baja a 0,505 el kwh, lo que significa que la pendicnte de su resiriccin » presupuestaria a partir de ese punto y hacia la derecha es de 1/20 solamente. Obsérvese que a lo largo de la restriceién presupuestaria mostrada en la Figura 3.6, el cos- te de oportunidad de la electricidad depende de cudnta haya comprado ya el consumidor. Con- sideremos cl caso de una persona que ahora utiliza 1.020 kwh al mes y esta considerand lt po- sibilidad de dejar encendida toda la noche 1a luz de la entrada, lo que supondria un consumo: adicional de 20 kwh al mes. Si deja la luz euceudida, le vostaré 1$ mas al mes. Sin embargo, si su nivel habitual de consumo fuera solamente de 980 kwh al mes, el coste de dejar la luz en- cendida seria de 25 al ies. Purtiendo de esta diferencia en cuanto al coste de oportunidad de la electricidad adicional, podemos predecir que la gente que ya utiliza una gran cantidad de electricidad (mas de 1.000 kwh al mes) dejara la luz encendida por la noche con mayor pro- babilidad que otras personas. Exercicio 3.5 ‘Suponga que Amperage Electric Power cdbrrira 0,05$ el kilovatio: hora por los 1.000 pri= ~Jeineros kwh que compra mensualmente un consumidor residencial, pero 0,108 por cada Puno de los kilovatios hora adicionales, Represente graficamente Ia restriceién presu- ppuestaria de un consumidor doméstico que tenga una renti merisual de 4008, conside- rando como bienes Ia energ{a elécirica y el bien compuesto. ;Qué ocurre si la tarifa ‘ube a 0,108 el kilovatio-hora por todos los kilovatios-hora si el consumo mensual de ‘energia supcra los 1,000 kilovatios-hora (en cuyo caso la tatifa unds alta se uplica no slo ‘10s kilovatios-hora adicionalés sino a todos)? UN DESCUENTO BASADO EN LA CANTIDAD CONSUMIDA DA LUGAR AUNA RESTRICCION PRESUPUESTARIA NO LINEAL Y(5 mensuales) 400 200 200 100 TL Cantidad tiles de kwh al mes) MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA o7 SILA RESTRICCION PRESUPUESTARIA NO VARIA, TAMPOCO DEBE VARIAR LA DECISION EJEMPLO 3.2 cura 37 Etrabo de gasolina por valor de 208 produce eractamente el Ineo foto on recon presupuestara que a perdi de 208 on trectivo, Por lo tanto, Ia coats slogia dae seria misma, independienemente Golaenusa dela peda, ‘Aun sin saber cusles son las preferencias del consumidor, podemos utilizar la informacién pre- supuestaria para hacer ciertas deducciones sobre el comportamiento del consumidor racional. Supongamos, por ejemplo, que los gustos del consumidor no varian con el paso del tiempo y ‘que se enfrenta exactamente a la misma restricci6n presupuestaria en dos situaciones diferentes. Si es racional, deberé tomar exactamente la misma decisién en ambos casos. Sin embargo, como mostrard claramente el siguiente ejemplo, no siempre es inmediatamente evidente que las restricciones presupuestarias son, de hecho, Jas mismas. En una ocasién, Gowdy lend el depésito de gasolina de su automévil la tarde antes de irse a pescar. Cuando se levanth, descubrié que un ladrén habia robado la gasolina del depésito, que tenia una capacidad de 21 galones, dejdndole solamente 1. En otra ocasién, planed parar por el camino en una gasolinera a la mafiana siguiente antes de ir a pescar. Cuando se levanté des- cubrié que le faltaban 208 de su monedero. Si la gasolina se vende a 1$ el galén y para ir a pescar se consumen 5 galones, ;qué diferencias debe haber entre las decisiones que tome Gowdy respecto a ir a pescar en los dos casos? (Suponga que, dejando a un lado los costes mo- netarios, la molestia de tener que volver a enar el depdsito es insignificante.) ‘Suponga que la renta de Gowdy es de M$-al mes. Antes de Ia pétdida, su reatriccién, presupuestaria era la linea B, de la Figura 3.7. En los dos casos descritos, su restriccign presupuestaria en el momento en que descubre Ia pérdida se desplaza hacia dentro a Bs, Si no hace el viaje, dispone de M — 20S para gastar en otros bienes en ambos casos. Y silo luce, ticue que comprar la gasolina uecesaria a 18} yaldu en aubus casos, Ln dependientemente de la causa de ta pérdida, las oportunidades restantes son exact ‘mente las mismas. Si Gowdy tiene un reducido presupuesto, quiz4 decida cancelar ef viaje. En caso contrario, quiz lo haga a pesar de la pérdida. Pero como su restriceién presupuestaria y sus gustos son los mismos en el caso en que pierde dinero que en el ‘caso en que le foban gasolina, no seria racional que hiciera el viaje en un caso y no en Obsérvese que la situacién descrita en el Ejemplo 3.2 tiene la misma estructura que la des- crita en el ejemplo del CD roto con el que iniciamos este capitulo. También se trata de una si- tuacién en la que la decisién dee ser la misma en ambos casos, ya que lo son la restriccién pre~ supuestaria y las preferencias. LAS RESTRICCIONES PRESUPLIESTARIAS DFL ROBO DF GASOLINA Y DE LA PERDIDA DE DINERO. YS mensvales) M M~20 a Gasolina liros mensuales) ° M=20 M 68 CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR ‘Aunque el modelo de la eleccién racional indica claramente que las decisiones deben ser las. mismas si lo son las restricciones presupuestarias y las preferencias, a veces elegimos de manera distinta. La dificultad se halla a menudo en que la forma en que se describen las diferentes si tuaciones nos lleva en ocasiones a pasar por alto algunas de las similitudes esenciales que exis- ten entre ellas. Por ejemplo, en el Ejemplo 3.2, muchas personas Hegan erréneamente ala con- clusién de que el coste de hacer el viaje es mayor en el caso del robo de gasolina que en el de la pérdida de dinero, por lo que es menos probable que hagan el viaje en el primer caso. Del mis- mo modo, muchas personas se sentfan menos inclinadas a comprar el CD después de haberse roto el primero que después de haber perdido 108 debido a que pensaban erréneamente que el CD costaba mas en el primer caso. Sin embargo, como hemos visto, la cantidad que se ahorra no comprando el CD o no haciendo el viaje es exactamente la misma en todas las situaciones. Recapitulando, la restriccién presupuestaria 0 conjunto de oportunidades resume las com- bbinaciones de cestas que puede comprar el consumidor. Su posicién depende tanto de la renta como de los precios. La tarea del consumidor consiste en elegir del conjunto de cestas viables aquella que més le guste, Para identificarla, se necesita algtin instrumento quc permita resumir las preferencias del consumidor respecto a todas las cestas posibles de consumo; ésta es la tarea que pasamos a realizar a continuacién Las preferencias del consumidor Ordenacién de las preferencias Sistema que permite al consumidor ordenar todas las ceestas posibles Ue ‘consumo en, funcién de sus referencias. ‘Supongamos de nuevo, para facilitar la exposicién, que el mundo esta formado por dos bienes solamente: alojamiento y alimentos. Una ordenaciOn de las preferencias es un sistema que permite al consumidor ordenar las diferentes cestas de bienes en funcién de su atractivo o de sus referencias. Consideremos dos cestas, la A y la B. Supongamos, para ser més coneretos, que la A contiene 4 metros cuadrados semanales de alojamiento y 2 kilos semanales de alimentos y a B, 3 metros cuadrados semanales de alojamiento y 3 kilos semanales de alimentos. Sino ‘conocemos las preferencias del consumidor, no podemios saber qué cestas preferird. A tiene una ‘mayor cantidad de alojamiento que B, pero una cantidad menor de alimentos. Una persona que ‘pase mucho tiempo en casa probablemente elegiré A. mientras que una persona que tenga un r- pido metabolismo probablemente elegiré B. En general. puede decirse que dadas dos cestas cualesquiera, el consumidor puede hacer una de las tes siguientes afirmaciones: (1) prefiere la A a la B; (2) prefiere la B a la A; 0 (3) prefiere por igual la A y la B. La ordenacién de las preferencias le permite clasificar las diferentes ces- tas, pero no hacer afirmaciones cuantitativas mds precisas sobre su atractivo relativo. Asi, por ‘ejemplo, el consumidor puede decir que prefiere la A a la B, pero no que la A reporta el doble de satisfaccién que la B. La ordenacién de las preferencias suele variar mucho de un consumidor a otro. A una persona puede gustarle Rachmaninoff y a otra los Rolling Stones. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, la mayoria de las ordenaciones de las preferencias tienen en comtin algunos rasgos importantes ‘Mas concretamente, los economistas suponen, por lo general, que tienen cuatro sencillas propie- dades. Estas propicdades nos permitirén construir la representacién analitica concisa de las prefe- rencias que necesitamos para resolver el problema de la asignacin del presupuesto. 1. Completitud. Una ordenacién de las preferencias es completa si permite al consumidor ordenar todas las combinaciones posibles de bienes y servicios. Este supuesto, si se toma en su sentido literal, casi siempre es falso, pues hay muchos bienes de los que sabemos poco para eva- Juaslos con precisiGn. No obstanite, s¢ tata de un Gil supuesto simplificador para analizar las elecciones entre cestas de bienes con los que los consumidores estén familiarizados. Su verda- dero objetivo es excluir casos como el que se cuenta en la fabula del asno de Buridan. El ham- briendo animal fue incapaz de elegir entre dos montones de heno y se murié de hambre. MICROECONOMIA Y CONDUCTA. 69 2, Cuanto mas, mejor. Esta propiedad significa simplemente que, manteniéndose todo lo demés constante, se prefiere una mayor cantidad de un bien a una menor. Naturalmente, cabe imaginar ejemplos en Jos que una mayor cantidad de una cosa empeora nuestra situacién en Iu- ‘gar de mejorarla (es el caso de una persona que haya comido demasiado). Pero en estos casos normalmente hay algtin tipo de dificultad préctica, por ejemplo, un problema de autocontrol o de incapacidad para guardar un bien y utilizarlo en el futuro. En la medida en que los individuos puedan deshacerse de los bienes que no quieran, la poscsién de una mayur cantidad de una cosa ‘no puede empeorar su situacién. Consideremos, como ejemplo de la aplicacién de este supuesta, el caso de dos cestas, la A, ue tiene 12 metros cuadrados semanales de alojamiento y 10 kilos semanales de alimentos, y In B, que tiene 12 metros euadrados semanales Ue alojamiento y 11 kilos semanales de ali. mentos. El supuesto nos dice que se prefiere la cesta B a la A ya que tiene una mayor cantidad de alimentos y no una menor de alojainicuto. 3. Transitividad. Si a una persona le gustan més los bistecs que las hamburguesas y mas Jas hamburguesas que los perritos calientes, probablemente le gustardn més los bistecs que los Perritos calicutes. Cuando afirmamos que la ordenacién de las preferencias de un consumidor €8 fransitiva, queremos decir que, dadas tres cestas cualesquiera, la A, la B y la C, si prefiere Jad ala B y la B a la C, siempre preteriré la A a la C. Supongamos, por ejemplo, que A es (4, 2), B es (3, 3) y Ces (2, 4). Si el consumidor prefiere (4, 2) a (3, 3) y prefiere (3. 3) a(2. 4), ebe preferir (4, 2) a (2, 4). Por lo tanto, se supone que la relacién entre las preferencias es Como la relacién utilizada para comparar Ia estatura de las personas, Si O'Neal es més alto que Pippen y Pippen es mas alto que Bogues, sabemos que O'Neal debe ser mas alto que Bogues. No todas las relaciones comparativas son transitivas. Por ejemplo, la telacidn entre herma. nastros no Jo es. Yo tengo una hermanastra que, a su vez, tiene tres hermanastras. Pero sus her. ‘manastras no son hermanastras mias, Tampoco existe transitividad en la relacién entre las « ‘gura 3.15 es 1,0, Muestre que eso significa que el coneu disfrutaré de un mayor bie~ estar si compra menos alimentos y mas alojamiento que en A: SOLUCIONES DE ESQUINA ‘Solucién de ‘esquina En una celevcigu entte dus bitenes, caso en el ‘que el consumidor ‘no consume uno de ellos. FIGURA 3.16 Cuando la RMS del alojamiento por Alimentos siempre es ‘menor que la eniente de a resticcion presupuestaria, lo ‘mejor que puede hacer el consumidor 1s pasar toda su renta en alimentos, La mejor cesta asequible no tiene por qué encontrarse siempre en un punto de tangencia. En al- ‘gunos casos, puede ocurrir simplemente que no haya ningun punto de tangencia, es decir, 1a RMS puede ser en todos los puntos mayor o menor que la pendiente de la restriccién presu- uestaria. En este caso, obtenemos una solucion de esquina, como la que muestra la Figu- 1a 3.16, en la cual M, P, y P, son, de nuevo, 100$ semanales, 10S el kilo y 5$ el metro cuadra- do, respectivamente. La mejor cesta asequible es la A, que se encuentra en el extremo superior de la restriccién presupuestaria. En A, la RMS es menor que el valor absoluto de la pendiente de la restriccién presupuestaria. Supongamos, a titulo de ejemplo, que la RMS correspondiente a ‘Aes 0,25, lo que significa que este consumidor estarfa dispuesto a renunciar a 0,25 kilos de ali- mentos para obtener un metro cuadrado adicional de alojamiento. Pero a los precios de m cado, el coste de oportunidad de un metro cuadrado adicional de alojamiento es 0,5 kilos de al mentos. Aumenta su satisfaccin si continia renunciando a alojamiento a cambio de més alimentos, hasta que no sea posible hacerlo. Incluso aunque este consumidor considere que el alojamiento es un bien atractivo, lo mejor que puede hacer es gastar toda su renta en alimentos. Los precios de mercado son tales que tendria que renunciar a demasiados alimentos para que mereciera la pena comprar incluso una sola unidad de alojamiento. El mapa de curvas de indiferencia que muestra la Figura 3.16 satisface esta propiedad de la relacién marginal de sustitucién decreciente, es decir, a medida que nos desplazamos hacia la derecha a lo largo de una curva de indiferencia, la pendiente es menor en términos absolutos. Pero como las pendientes de las curvas de indiferencia comienzan siendo menores que la pen- diente de la restriccién presupuestaria, nunca llegan a ser iguales. LUNA SOLUCION DE ESQUINA Alimentos (kilos semanales) La mejor de las cestas posibles 7 oo toda Alojamiento (metros ‘cuadrados semanales) 78 EJeMPLo 3.3 FIGURA 3.17 En este caso, la RMS de la Coca-Cola por Joltes 2 en todos fos Duntos. Siempre que ‘el cociente de precios P/P. es menor que 2, se produce una| solucion de esquina cen la que cl cconsumidor s6lo ‘compra Jolt. En la reatriccion presupuestaria 8, lo mejor que puede hacer este es comprar la cesta A CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR Las curvas de indiferencia que no son estrictamente convexas son caracteristicas de los bie- nes que pueden sustituirse facilmente unos por otros. Las soluciones de esquina suelen produ- cirse con mayor prohahilidad en el caso de estos bienes y, de hecho, es casi seguro que se pro- duzcan cuando los bienes son sustitutivos perfectos. En ese caso, 1a RMS no disminuye en absoluto sino que es la misma en tados los puntos. En el caso de los sustitutivos perfectos, Ias curvas de indiferencia son lineas rectas. Si fueran més inclinadas que la restriccién presupu taria, obtendrfamos una solucién de esquina situada en el eje de abscisas; si fueran menos in clinadas, obtendriamos una soluci6n de esquina situada en el eje de ordenadas. Consideremos el caso de Mattingly, consumidor de bebidas de cola con cafetna. Gasta en Coca- Cola y Jolt (odo el presupuesto que tiene dedicudo u bebidas refrescuntes y que sblo le interesa el contenido total de cafeina de to que bebe. Si Jolt tiene el doble de cafeina que Coca-Cola y si Jolt cuesta I$ la botella y Coca-Cola 0,758, ;cdmo gastard su presupuesto de 15$ semanales? * "Para Mautingly, Jolt y Coca-Cola son stustifuthio’ perfecros, lo que significa que sits curva’ de indiferencia no tienen la forma convexa habitual, sino que son lineales. La linea superior de la Figura 3.17 es el conjunto de todas las combinaciones posibles de Coca-Cola y Jolt «que reportan Ia misma satisfaccin que la cesta formada por 0 botellas diarias de Jott y 30 de Coca-Cola, Dado que cada botella de Jolt tiene el doble de cafeina que una de Coca-Cola, todas las cestas situadas en esta linea contienen exactamente Ja misma cantidad de cafeina. La siguiente linea es i curva de indiferencia comespondiente a las cestas equivalentes a la (0, 20); y la tercera es la curva de indiferencia conespondiente a 1a (0, 10). A to largo de ‘cada una de estas curvas de indiferencia, la relacidn marginal de sustitucidn de Jolt por ‘Coca-Cola siempre es 2/1, es decir, 2 botellas de Coca-Cola pot cada botella de Jolt. En la misina figura, la restriecidn presupuestaria de Mattingly es B. La pendiente de ‘us curvas de indiferéncia es de—2y lade su restricoi6n presupuestaria, de —4/3. La me- jor cesta asequible es la A, que es una solucién de esquina en Ia que se gasta todo su pre- supuesto en Jolt, Este resultado tiene sentido desde el punto de vista intuitive teniendo en ‘cuenta las peculiares preferencias de Mattingly: s6lo le interesa el contenido total de ca~ {eina y, dados los precios, Jolt aporta mds cafeina por délar que Coca-Cola. Si la relacién de precios, P,/P-, fuera de 3/1 (0 cualquier otra cantidad mayor que 2/1), gastarfa toda su tenta en Coca-Cola. Fs decir, tendriamos de nuevo una solucién de esquina, pero esta vez enel eje de ordenadas. Mattingly s6lo gastarfa parte de su renta en cada uno de los bienes * sila relacisn de precios fuera exactamente 2/1. Br-ese caso, serfa buena para él-cualquier ‘combinacién de Jolt y Coca-Cola situada en su restriccién presupuestaria EQUILIBRIO CON SUSTITUTIVOS PERFECTOS Coca-Cola (botellas darias) 30) 10) Jolt tbotellasdiaras) 5 10 15 MICROECONOMIA Y CONDUCTA 79 En la mayorfa de los casos nos encontraremos con problemas que no tienen solucioncs de esquina sino interiores, es decir, con problemas en los que la mejor cesta asequible se encuen. tra en un punto de tangencia. Una salucién interior es, una vez més, aquella en la quc la RMS es exactamente igual a la pendiente de la restriccién presupuestaria, EJERCICIO 3.7 Shponga que Albert utiliza exactamente dos porciones de manteqnitla pars dada rebana’ ~ da de pan. Si cada tebanada de pan cuesta 0,108 y cada porcién de mantequilla cuesta 0,208, halle la mejor cesta asequible de Alberta si tiene 2% al mes para gastar en tostadas Ymantequilla. Suponga que Albert comienza a yigilar su colesterol, por fo que altera su referencia y utiliza exactamente una.porcién de mantequilla para cada rebanada de . Pan. ,Cudnio pan y cusnta mantequilla consumirfa mensualmente?® -°-%%oce%2oe%oS LAS CURVAS DE INDIFERENCIA CUANDO HAY MAS DE DOS BIENES En los ejemplos que hemos analizado hasta ahora al consumidor s6lo le interesan dos bienes. ‘Cuando hay més de dos. podemos constmir curvas de indiferencia utilizando cl mismo me. nismo que hemos utilizado anteriormente para representar las restricciones presupuestarias en el caso en que hay muchos bienes. Suponemos simplemente que el consumidor tiene que clegir entre un determinado bien, X, y una amalgama de otros bienes, ¥, que se denomina de nuevo bien compuesto. Al ignal que antes, el bien compuesto es la cantidad de renta que le queda 2] consumidor después de comprar el bien X. Asi pnes, en el caso en que hay muchos bienes, podemos continuar representando las pre~ ferencias del consumidor con un mapa de curvas de indiferencia en el plano XY. En este caso, |i curva de indiferencia no nos dice cutl cs la relacién a la que el consumidor intercambiara el bien ¥ por el X, sino la relacién a la que intercambiaré el bien compuesto por el X. El equi librio se encuentra, al igual que cn el caso de Wus bienes, en el punto de la restriccién presu- Puestaria en el que el consumidor alcanza la curva de indiferencia mas alta posible. Una aplicacién del modelo de la eleccién racional Como quedara claro en el ejemplo siguiente, el concepto de bien compuesto nos permite abor- dar cuestiones més generales que el sencillo caso de dos hienes. EJEMPLO 3.4 :Es mejor entregar a lus pobres dinero en efectivo o cupones de alimentacién? = Uno de tos objetivos del programa dé cupones de alimentacién de Estadas Unidos és ali- vViar el hambre de los pobres. Segtin este programa, las personas que poseen una deter- ‘minada renta tienen derecho a recibir una cantidad especifica de cupones de alimentaci6n. ‘Asi, pot ejemplo. una persoua que tenga una renta de 4008 al més tiene derecho x cupo. nes de alimentacién por valor de 1008 al mes. Estos cupones pueden utilizarse para comprar alimentos por ese valor. ‘Todo lo que se compre en exceso debe pagarse en £ efectivo. Los cupones no pueden utilizarse para comprar tabaco, alcohol y otros articulos, * El Estado entrega a las tiendas de alimentacién dinero en efective por los cupones qué * aceptan a cambio de los alimentos. 80 CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR El coste que tiene para el Estado el consumidor de este ejeftipto es de 1008, es decir, “la cantidad que ha de reembolsar a la tienda por los cupones. Disfrutarfa este consumi- dor de tun mayor bienestar si recibiera los 100S directamente en efectivo? Podemos tratar ‘ide responder a esta pregunta averiguando con qué alternativa alcanzarfa una curva de in- diferencia més alta. ‘Supongamos que Y representa el bien compuesto y X los alimentos, Si la renta del con- suimidor es de 4008 al mes y P, es el precio de los alimentos, su equilibrio inicial es la ces- ta J representada en la Figura 3.18, El programa de cupones de alimentacion aumenta la cantidad total de alimentos que puede comprar todos los meses de 4008/P, a S00S/P,. Por °- lo tanin, desde el panta de vista de la cantidad miixima de. alimentos que pnede comprar, et ‘programa es exactamente fo mismo que una ayuda en efectivo de 1008, a Donde difieren las dos alternativas es.en las cantidades méximas que puede comprar de otros bienes. Con una ayuda en efectivo de 1008, tiene una renta mensual total de 00S, y esta es, desde luego, la cantidad maxima de otros bienes (el bien compuesto) que puede comprar. En este caso, su restriccién presupuestaria es, pues, la linea recta AF de la Figura 3.18. FF cai cece pote He es Ub plcbentatn A soepbaldbr de Hage comprar 500 mensuales de otros bienes, puesto que sus 1008 de cupones de alimenta- cin s6lo pueden utilizarse para comprar alimentos. La cantidad maxima de otros bienes que puéde comprar es 4008, En la Figura 3.18, su restriccion presupuestatia correspon diente al programa de cupones de alimentaci6n es la ADF. Pot lo tanto, en el caso en que ¥ tiene un Valor inferior a 4008, es exactamente igual que la restriecion presupuestaria Co- rrespondiente al programa de ayuda en efectivo. Sin embargo, en el caso en que ¥ tiene valores superiores a 4005, la restriccidn presupuestatia correspondiente al programa de cupones de alimentacién es totalmente plana. Obsérvese que el consumidor cuyas curvas de indiferencia se muestran en la Figh- ra 3.18 compra exactamente la misma cesta, a saber, la K, con los dos programas. En este ‘caso, el efecto del programia de cupones de alitnentaci6n es exactarente igual que el elec- to de la ayuda en efectivo. En general, esto es cierto siempre que el consumidor que re~ cibiera una ayuda en efectivo gastara en todo caso en alimentos mas de lo que permitiera la cantidad de cupones de alimentacién que recibirfa con el programa de cupones de ali- ‘mentacién, : La Figura 3.19 representa a un consumiidor en cuyo caso no ocurre asf. Con una aiyu- ‘da en efectivo, éste elegirfa Ia cesta L, que le permitirfa alcanizar und curva de indiferen- cia més alta que la que podria aleanzar con el programa de cupones de alimentacién, que le permitiran. comprar 1a cesta D. Obsétvese que esia cesta contiene exaciamente ali- ‘mentos por valor de 1008, la cantidad de cupones de alimentaci6n que recibe. La cesta L, ‘en cambio, contiene alimentos por valor inferior a 1008. En este caso, el programa de cu- ones de alimentaci6n lleva al receptor a gastar en alimentos mds de lo que gastaria si né- cibiera, por el contrario, una ayuda en efectivo. FF valor facial de los enpones de. alimentacién que recihe la mayoria de los henefi- ciatios es menor de lo que gastarfa en alimentos. Como hemos sefialado, el programma de cupones de alimentacién leva a estas personas a comportarse exaciamente igual que con un programa de ayuda en efectivo. El analisis del Ejemplo 3.4 nos leva a preguntamos por qué el Congreso de Estados Unidos. no estableci6 unas ayudas en efectivo para los pobres. La raz6n evidente es que queria ayu- darles a comprar alimentos, pero no articulos de lujo y mi siquiera tabaco y alcohol. Y, sin em- bargo, si la mayorfa de los beneficiarios hubiera gastado, al menos, tanto en alimentos como los MICROECONOMIA Y CONDUCTA. 81 FIGURA 3.18 [En comparacion con la restleeion presupuestaria ‘correspondiente ala ayuda en efectivo (AB [a restriccion presupuestaria ‘comespondionte ‘los cupones de alimentacion (ADA limita la cantiad que puede gastarse en Bienes que no sean alimentos. Pero en el ‘caso del consumidor al que pertenece cel mapa de curvas ‘de indiferencta de la figura, las cestas de equilbrio son fas mismas en los dos programas. FIGURA 3.19 El consumidor, cuya ‘curva de indiferencia fe muestra en figura, peferira la ayuda en elective ‘alos cupones de alimentacin, que le obligan a gastaren alimentos mis de logue pastaria voluntariamente, EL PROGRAMA DE CUPONES DE ALIMENTACION FRENTE [AL PROGRAMA DE AYUDA EN EFECTIVO, XP XZ $400/P, $500/P, que les permitfan los cupones, no poder utilizarlos para comprar otras cosas es una restriccién que no produce efecta alguna. Por ejemplo, si una persona hubiera gastado de todos mados 150S en alimentos, la obtencién de 100$ en cupones de alimentacién simplemente le permite recibir parte del dinero que se habria gastado en alimentos y gastarlo en cualquier otra cosa que quisiera. Desde el punto de vista puramente econémico, existen, pues, poderosos argumentos para sustituir el programa de cupones de alimentacién por otro mucho mas simple de ayudas en efec- tivo a los pobres. En cl peor de los casos, de esa manera desapareceria la molesta tarca de pedir a las tiendas de alimentacién que canjeen los cupones por efectivo. ‘Sin embargo, desde el punto de vista politico es facil comprender por qué ¢l Congreso ac- tué de esta manera. A muchos de los contribuyentes que financian los programas de lucha con- (ra la pobreza les causaria unt houdo pesat vet que sus iinpuestos ve ulilizan para comprar sus tancias ilfcitas. Si el programa de cupones de alimentacién impide, aunque sea a una pequefia minorfa de beneficiarios, gastar mis en esos bieues, evita muchas dificultades politicas, CUANDO LOS CUPONES DE ALIMENTACION Y LA AYUDA EN EFECTIVO PRODUCEN RESULTADOS DIFERENTES $7017; $408), $500/F, 82 CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR EL ENIGMA DE LOS REGALOS Resumen El Ejemplo 3.4 llama nuestra atenci6n sobre un problema que se plantea no sélo en el caso del programa de cupones de alimentaci6n, sino también en todos los dems tipos de transferencias en especie: aunque los dos tipos de transferencias a veces son equivalentes, los regalos en efec- tivo parecen claramente superiores en aquellas ocasiones en que son diferentes. Consideremos, or ejemplo, el fendmeno de los regalos. A veces recibimos regalos que son exactamente lo que nos habriamos comprado si nos hubieran dado una cantidad equivalente de dinero. Pero todos hemos recibido muchas veces regalos desacertados. Por ejemplo. ,a quién no le han regalado rnunca ropa que le daba vergiienza ponerse? La légica del modelo econdmico de la eleccién pa- rece afirmar inequivocamente que podriamos evitar el prohlema de los regalos initiles repa- lando simplemente dinero. Y, sin embargo, casi todas las sociedades contintian manteniendo el ritual de hacer regalos El hecho de que esta costumbre haya persistido no debe considerarse como una prueba de {que la gente es esttpida, sino como una prueba de que quiz haya algo en el hecho de hacer re- galos que no es capaz de recoger el modelo de la eleccidn racional. Uno de los propésitos de los regalos es demostrar afecto al receptor. Un regalo elegido cuidadosamente cumple este fin de tuna forma que el dinero no puede cumplir. También es posible que algunas personas tengan di- ficultades para darse el gusto de un Injo, aunque sca pequefio, y se sentirian obligadas a gastar los regalos de dinero en cosas puramente practicas. Para estas personas, un regalo les permite disfrutar de un peque‘to lujo sin sentirse culpables”. Esta interpretacién se ve confirmada por la observacién de que raras veces hacemos regalos puramente précticos como ropa interior co- rriente de algodén 9 jabn para la lavadora. CCualesquiera que sean las verdaderas razones por las que hacemos regalos en especie en Iu- gar de dar dinero, pareve seguro suponer que no lo hacemos porque nunca se nos ha ocurrido dar dinero, pues de vez en cuando regalamos dinero, sobre todo cuando se trata de familiares j venes que tienen escasos ingresos. Pero a pesar de las ventajas de los regalos en dinero, la gen- te parece claramente reacia a abandonar la costumbre de hacer regalos en especie. La tarea de este capftulo ha sido presentar el modelo basico de la eleccién racional del consu- ‘midor. Todas las variantes de este modelo tienen en comiin algunos rasgos; en concreto, con- sideran dadas las preferencias de los consumidores y suponen que éstos tratan de satisfacerlas de la manera mis eficiente. El primer paso en la resolucién del problema presupuestario consiste en identificar el con- junto de cestas de bienes que puede comprar el consumidor. Se supone que éste tiene un nivel de renta dado de antemano y que se enfrenta a unos precios fijos. Los precios y la renta defi- ‘nen conjuntamente su restriccién presupuestaria que, en el caso senecillo de dos bienes, es una Iinea de pendiente negativa que, en términos absolutos, es el cociente entre los dos precios. Es el conjunto de todas las cestas posibles que podrfa comprar el cousumidor si gastara toda su renta, El segundo paso en la resolucisn del problema presupuestario del consumidor consiste en Tesumir sus preferencias. En este caso, comenzamos con una ordenacién de las preferencias ‘mediante la cual el consumidor puede ordenar todas las cestas de bienes posibles. Se supone que este sistema de ordenacién es completo y transitivo y que tiene la propiedad segiin la cual ‘Para un anilisis de esta interpretacion, véase K. Thaler, «Mental Accounting and Consumer Choice», Marketing Science, 4, verano, 1985, MICROECONOMIA Y CONDUCTA 83 «cuanto més, mejor». Las ordenaciones de las preferencias que satisfacen estas restricciones dan lugar a mapas de curvas de indiferencia, es decir, a conjuntos de curvas de indiferencia, cada una de las cuales representa combinaciones de cestas entre las que es indiferente el con- sumidor. También se supone que las ordenaciones de las preferencias muestran una relacién marginal de susitucién decreciente, lo que significa que. a lo largo de cualquier curva de in- diferencia, cuanto mayor sea la cantidad que tenga un consumidor de un bien, mayor sera la cantidad que debe recihir para renmmciar a una unidad de algiin otro. La propiedad de la RMS decreciente es lo que explica la forma convexa caracteristica de las curvas de indife- rencia La restriccién presupuestaria nos indica las combinaciones de bienes que puede comprar ‘el consumidor: Para resumir sus preferencias respecto a varias cestas, podemos utilizar un ‘mapa de curvas de indiferencia 0 una funcién de utilidad, En el modelo de las curvas de in- diferencia, la mejor cesta asequible se encuentra en un punto de tangencia de una curva de indiferencia y la restriccién presupuestaria. En ese punto, la relacién marginal de sustitucién 3 exactamente igual a la relacién a la que pueden intercambiaise lus bienes a los precios de mercado. ,. Enun apéndice de este capitulo (véase el apartado «For the Instructor» en nuestra pagina Web wwnmbhe.comleconomicsifrank4) presentamos e] enfoque del problema del presupuesto del consumidor basado en la funcién de utilidad, Los temas examinados son la utilidad cardinal frente a la utilidad ordinal, la construccién algebraica de las curvas de indiferencia y el uso del célculo para maximizar la utilidad, Temas de repaso 1. Silos precios de todos los productos estén suhiendo vn 20 por 100 al afo y su empresa le concede una ‘subida salarial de un 20 por 100, ha aumentado su bienestar, ha empeorado o se encuentra en la mis- ‘ma situacién que hace un afio? 2. Verdadero o falso: Si conocemos la pendiente de la restriccién presupuestaria (en el caso de dos bie~ res), conocemos los precios de dichos bienes. Explique su respuesta, 3: Verdadero o falso: La penciente negativa de las curvas de indiferencia es una consecuencia de la rela- cin marginal de sustitucién decreciente. 4. Cite un ejemplo de una ordenacién de las preferencias respecto a Coca-Cola, Coca-Cola Light y Diet Pepsi que vile el supuesto de la transiivida. 5. Explique con sus propias palabras cémo suministra informacién la pendicnte de una curva de indife- rencia sobre lo que le gusta a un consumidor un bien en relacién con otro, ‘6. Explique por qué un consumidor suele comprar una cesta de bienes incluso aunque prefiera otra 7. Por qué son especialmente probables las soluciones de esquina en el caso de los susttutivos perfectos 8, Verdadero 0 falso: Si el mapa de curvas de indiferencia es cOncavo hacia el origen, la cesta éptima de bienes debe encontrarse en un equilibrio de esquina, salvo posiblemente cuando hay un descuento ba- sado en la cantidad consumida. 9. Si Ralph recibiera 105, no gastaria nada en atin, Pero cuando se le pregunta, declara que le da igual re- cibir atin por valor de 10S que recibir un billete de 108. ,Cémo es posible? 84 Problemas CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR . La Acme Seed Company cobra a 25 el kilo los 10 primeros kilos de semillas de caléndulas que se ‘compren a la semana y a 1$ el kilo las demés. Si su renta es de 1008 semanales, represente su res- triccién presupuestaria correspondiente al bien compuesto y alas semillas de caléndulas. 2, Repita el mismo problema suponiendo que el precio de cada kilo que supere los 10 es de 4S. 3. A Smith le gustan los anacardos més que las almendras y las almendras més que las nueces. Le gus- tan por igual las pecanas y las avellanas y prefiere las avellanas a las almendras. Suponiendo que sus referencias son transitivas, qué prefiere? a) {Las pecanas o las nueces? ») {Las avellanas o los anacardos? 4. Inicinlmente, P, vale 1208 y P, es 80S. Verdadevo o falso: Si Py sube 188 y P, cube 12S, la nueva rec ta presupuestaria se desplazard hacia dentro y en paralelo a la antigua recta presupuestaria. Explique su respuesta. ‘5. Martha tiene 150S de renta disponible para gastar todas las semanas y no puede pedir ningéin présta- ‘mo. Compra Malted Milk Balls y el bien compuesto. Suponga que Malted Milk Balls cuesta 2,508 y el bien compuesto 1$ la unidad, a) Represente la restriccién presupuestaria de Martha, b) (Cuil es el coste de oportunidad, en funci6n de las bolsas de Malted Milk Balls, de una unidad ‘dicional del bien compuesto? 6. Suponga en el Problema 5 que en un perfodo inflacionista el coste del bien compuesto aumenta a 1,508 la unidad, pero el coste de Malted Milk Ralls na varia a) Represente la nueva restriccién presupuestari, bb) {Cual es el coste de oportunidad de una unidad adicional del bien compuesto? ‘7. Suponga en el Problema 6 que Martha pide una subida salarial para luchar contra la inflacién, Su jefe acepta y le sube el sueldo, de tal manera que ahora su renta disponible es de 25S al mes. a) Represente su nueva restriccién presupuestaria. b) {Cuil es el coste de oportunidad de una unidad adicional del bien compuesto? 8, Picabo, agresiva esquiadora, gasta toda su renta en esquis y fijaciones. Desgasta un par de esquis por ‘cada par de fijaciones, a) Represente grticamente las curvas de indiferencia de Picabo respecto a los esquisy las fijaciones. ) Ahora represente sus curvas de indferencia partiendo del supuesto de que estan agresiva que gas- ta dos pares de esquis por cada par de fijaciones. 9. Supongs que Picabo, agresiva esquiadora del problema 8, tiene 3.600$ de renta para gastar en esquis Y fijaciones al afio. Halle su mejor cesta asequible de esquis y fijaciones partiendo de las preferencias ‘escritas en el problema anterior. Los esqués valen 480$ el par y las fijaciones 240S el par. 10, Para Alexi el café y el té son sustitutivos perfectos: una taza de café equivale a una taza de té. Su- ongamos que tiene 90S al mes para gastar en estas bebidas y que el café cuesta 0,90S la taza y el té 1,20 1a taza. Halle su mejor cesta asequible de té y café, ;Cudnto podria subir el precio de una taza de café sin reducir su nivel de vida? 14. A Eve le gustan las manzanas pero le dan igual las peras. Trace sus curvas de indiferencia suponien- «do que las manzanas y ls peras son los tnicos bienes existentes. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 8s 2 1B. 14, 15, 16. 17. 18, ‘A Koop le gusta la comida pero no el humo del tahaco. Cuantos mis alimentos tine, més dispuesto est ‘trenunciar para conseguir una reducein dada del humo de tabaco, Trace las curvas de indiferensia de Koop suponiendo que los alimentos y el humo del tabaco san Ios clos tnicos bienes existentes Si fuera presidente de una organizacién que defiende la conservaciGn de la energia zaué estructura de tari preferira que uilizars la Gigawatt Power Company? {La que se describe en el Ejemplo 3.1 0 luna en Ia que toda la energia se vendiera a 0,08 el kwh? Suponga que las dos estructuras de tarfas cu. brieran exactamente los costes de la compania Paula, antigua acta, exst tad su renta en el teatro y en el cine y le gust el retro el triple que el cine, a) Represente gréficamente su mapa de curvas de indiferencia +) Pauls gana 1208 a la Semana. Sil teatro cuesta 12S y el cine 48, muestre su recta presupuestaria ¥ la curva de indiferencia més alta que puede alcanzar, ;Cuantas obras de teatro verd? ©) Sil watro cuesta 128 y el cine 5$, jcudntas obras de teatro verd? Represente las curvas de indiferencia de 2) Una persona representativa en el caso de ta basura y el bien compuest. ») El personaje de Barrio Sesamo al que le encanta la basura y no ve ninguna utilidad en el bien compuesto, Boris tiene presupuestados 9$ semanales para el café con leche de la matiana, Sélo le gusta si tiene & Partes de café y 1 de leche. El café cuesta 15 el kilo y la leche 0,508. ;Cuinto café y cuéinta leche ‘Comprard a la semana? c¥ si sube el café a 3,258 el kilo? Represente graficamente sus respuestas, 1 gobiemo federal de Estados Unidos quiere apoyar la educacién, pero no debe apoyar la religién, Por lo que da ala Universal de Notre Dame 2 millones de délares vt la condlciin de que utile ef dinero exclusivamente para fins laicos. El grafico adjunto muestra la restriccin presupuestaria de Notre Dame antes de recibir la ayuda y la mejor curva de indiferencia que puede alcancar en el as0. de los gastos lsicos y religiosos. :En qué variaria en bienestar de la universdad si la ayuda no cot, viera condicionada? Actividades religosas (MS) 16 ‘ TT Actividades laicas (Mi oR 46 8 10 i214 16108 lad ‘Una compan telefénica ofrece unas trfas especiales opcionales para las llamadas repionales, seg las {uales los primeros 50 minutos mensuales son gratuitos, Ins 100 siguientes cuestan 0,258 el minuto y el ‘esto se rige por la tarifa normal de 0,50$ el minuto. Trace la restriccién presupuesaria de un suscriptor ‘Que tenga una renta de 400S al mes en el caso de ls lamadas tlefnicas regionaes y el bien compucsto, 86 CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR 19, Volviendo al suscriptor del problema 18, :cudl es el coste de oportunidad de hablar por teléfono 20 smiutus mas si actualmente habla por telefono 2) 40 minutos al mes? 1) 140 minutos al mes? 20, Usted tiene la opcién de alguilar un automévil por dias a 40S el dia o por semanas a 2008 la semana. ‘Trace su restriccién presupuestaria correspondiente a un presupuesto de 3608 por viaje. 8) Halle su mejor cesta asequible si sus preferencias por los viajes son tales que exige otos bienes por valor de 140$ exactamente por cada dia de consumo de un automévil alquilado, ») Suponga ahora que considera que un dia de consumo de un automévilalqulado es un susttutivo perfecto de otros bienes por valor de 338. 21, Howard ha declarado que le da exuctarnente To mismo consumir cuatro troz0s de pizza y una cerveza que consumir tres trozos de pizza y dos cervezas. También ha declarado que prefiere una cesta for- ‘mada por un trozo de pizza y tres cervezas a cualquiera de las dos primeras. ;Muestran las preferen- cias de Howard relaciones marginales de sustitucién decrecientes? 22, Su compania telefénica local le ha oftecido la posibilidad de elegir entre los siguientes planes de fac- turacién: Plan A: pagar 0,05S por lamada Plan B: pagar inicialmente 2$ a la semana, lo que le permite hacer 30 Hamadas gratis como méxi- mmo a la semana. Todas la llamadas que sobrepasen esa cifra cuestan 0,05$ por llamads. Si su renta es de 12S semanales y el bien compuesto cuesta 1S, representegréficamente sus restric- cioncs presupuestariascorrespondientes al bien comipucsto y las liamadas sen 0s dos planes. #23. Fn Ia comida celebrada en su escuela para recaudar dinero, usted no paga las bebidas refrescantes cn. efectivo sino con vales comprados por adelantado: un vale por cada botella, Hay tres tipos de vale: Pequetios: 38 por 3 vales Intermedios: 48 por 5 vales Grandes: 5$ por 8 vales Sita camidad wotal que tiene para gastar es de 12S y no es posible comprar trozos de vales,repre~ sente grificamente su restriccién presupuestaria correspondiente a las bebidas refrescantes y el bien compucst #24. Considere el caso de dos restaurantes italianos situados en ciudades idénticas entre las que hay 200 kilémetros de distancia, Los restaurantes son idénticos en todo salvo en su politica relativa a las pro- pinas. En uno de ellos. se cobran 15S por servicio, pera no se aceptan propinas. En el otto, se aflade luna propina del 15 por 100 a la factura. En el primer restaurante, la factura media, excluido lo que se cobra por el servicio, es de 1008. ;Qué diferencias cabe esperar que hays, si las hay. entre las can- tidades de alimentos que se comen en los dos restaurantes? "25, Mr. K, Plane, gerente de una universidad, ya jubilado, s6lo consume uvas y el bien compuesto Y(P, = 1§). Su renta consiste en una pensién de 10.000S anuales y en los ingresos que obtiene por la venta de los 2.000 quintales de vas que recoge anualmente en sus viias. El aio pasado, las uvas se vendieron 2 2S el quintal y Plane consumis los 2.000 quintales de uvas que obtuvo, ademas de 10,000 unidades de Y. Este afo, las uvas tienen un precio de 3$ el quintal, mientras que P, contin siendo 18. Si sus curvas de indiferencia tienen la forma convencional, ;seréel consumo de uvas de este afio mayor, menor o igual que el Uel alu pasado? ;Serdel consumo de ¥ de este ano mayor, me- ‘oro igual que el del afio pasado? Explique su respuesta, * [Los problemas marcados con un asterisco (*) son més dficiles. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 87 Respuestas de los ejercicios 3.1. Alimentos kilos semanales) 10 Pendiente = 2 ___ Alojamiento metros 9 DS tuatdaon serraiales) 3.2, Alimentos kilos semanales) 10] Alojamiento metros ° 30 Cuadrados semanales) 3.3, Alimentos kilos semanales) 10 Pendiente Alojamiento (metros ‘eusdrades semanales) ° 10 S.A, Alimentos kilos semanales) Be a Pendiente = —4 Pendiente = 2 Alojamiento (metros ° 2024 cuadrades semanales) 3.5. La restriccién presupuestaria de un consumidor residencial de Amperage Electric Power seria es- quinada hacia fuera, ya que la tarifa inicial por los 1,000 primeros kilovatios-hora es mas baja. En el caso de un consumo de energia X de 1.0U kalovatios-hora como maximo, la Testriccin presupues- {aria tiene una pendiente igual «la tarifa més baja 0,05$ por kilovatio-hora. ¥=400-0,05X 0 X< 1.000 kwh al mes 88 3.6. 37. CAPFTULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR Enel caso de un consumo de energia X de més de 1.000 kilovatios-hora, la restriccién presupuesta- ria tiene una pendiente de la tarifa ms alta 0,10 por kilovatio-hora. ¥=450-0,10X —_X-> 1,000 kwh al mes EL punto de esquina se encuentra donde el nivel de consumo de otros bienes cuando X = 1.000 kwh al mes es ¥ = 400 — 0,05X = 400 ~ 50 = 350, en otras palabras, ¥ = 450 —0,10X = 450 — 100 = 350. Si la tarifa fuera de 0,10S el kilovatio-hora por todos los kilovatios-hora superiores a 1,000 al mes, la restriccién presupuestaria correspondiente a X > 1,000 kwh verti ¥=400-0,10X —-X> 1,000 kwh al mes y tendria un salto de ¥ = 350 a ¥ = 300 en X= 1.000 kwh al mes. ¥¢S mensuales) 450, y= 450-0,10x Electricidad (kwh al mes) ° 7,000 "4.000 4.500 En la cesta A, el consumidor estédispuesto a renunciar a | kilo de alimentos para obtener un metro ccuadrado adicional de alojamicnto, Pero les precios de mescato, sGlo es necesuri renunciar @ 1/2 kilo de alimentos para comprar un metro cuadrado adicional de alojamiento. Por lo tanto, el const Imidor disirutaré de un mayor bienestar en la cesta si compra I kilo menos de alimentos y 2 metros cuadrados mas de alojamiento La restriccién presupuestaria de Albert es T = 1202. Inicialmente prefiere dos porciones de man- tequilla por cada rebanada de pan, B = 27. Introduciendo esta ecuacién en su restriccién presupuestaria tenemos que 7'= 120 ~47, 0 sea, ST = 120, de donde T = 24 rebanadas y, por lo tanto, B = 48 por- ciones de mantequilla al mes. Ahora Albert prefiere una porcién de mantequilla por cada rebanada de pan, B = 7 Introduciendo esta ecuacidn en su restrccién presupuestara, tenemos que T= 120— 27, © sea, 37°= 120, de donde T = 40 rebanadas de pan y, por lo tanto, B = 40 porciones de mantequilla al mes, Albert no solo ha reducio la grasa sino que est consumiendo también mas fbral Tostadas (rebanadas mensuales) 120, T= 120-28 anteyuilla ° 4048 60 (Porciones mensuales) CAPITULO Avance* La demanda del consumidor y del mercado lia y yo gastamos la misma cantidad de sal a ese precio que si costara 5 centavos 0 10S el kilo. Yo también consumo actualmente mds 0 menos la misma cantidad de sal que consumfa cuando estudiaha en la nniversidad, y entonces mi renta era menos de una décima parte de la actual, La sal es un caso excepcional. Las cantidades que compro de muchos otros bienes son mu- ccho ms sensibles a los precios y a la renta. A veces, por ejemplo, mi familia y yo consideramos la posibilidad de pasar un afio éabstico en Nueva York, donde los pisos cuestan més del triple ‘que en Ithaca, $i acabamos yéndonos, probablemente viviremos en un apartamento que seria menos de una cuarta parte de grande que la casa en la que vivimos actualmente. U: KiLo de sal cuesta 30 centavos en la tienda de alimentacién donde compro. Mi fami- Desde el punto de vista del modelo de la eleccién racional, mi comportamiento con respecto a la compra de sal y de vivienda es perfectamente comprensible. En este capitulo, nuestro obje- tivo seré utilizar los instrumentos del Capitulo 3 para aportar algo més de luz sobre la razén exacta por la que son tan diferentes las respuestas de las decisiones de comprar a las variacio- nes de la renta y del precio. En el Capitulo 3 hemos visto que las variaciones de los precios y de Ja renta afectan a la restricciGn presupuestaria. En este veremos que las variaciones de la res- triccién presupuestaria afectan a las decisiones reales de comprar. Mis concretamente. utiliz remos el modelo de la eleccién racional para generar una curva de demanda de un producto por parte de un consumidor y emplearemos nuestro modelo para construir una relacién que mues- tre cémo varfan las demandas de los individuos cuando varfa la renta, ‘Veremos que el efecto total de la variacién de un precio puede descomponerse en dos efectos distintos: (1) el efecto-sustitucién, que indica la variacién que experimenta la can- tidad demandada cuando la variacién de un precio hace que los bicnes sustitutivos parezean ms 0 menos atractivos; y (2) el efecto-renta, que indica la variacién que experimenta la can- tidad demandada cuando varia el poder adquisitivo como consecuencia de una variacién del precio. 89 90 ‘CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO A continuacién veremos cémo pueden sumarse las curvas de demanda de los consumidores ppara obtener la curva de demanda del mercado en su conjunto. Un concepto analitico basico que presentaremos en este capitulo es la elasticidad-precio de la demanda, que es un indicador de la sensibilidad de las decisiones de compra a las pequefias variaciones del precio. También ani lizaremos la elasticidad-renta de la demanda, que es un indicador de Ia sensibilidad de las de~ cisiones de compra a las pequefias variaciones de la renta. Y veremos que en el caso de algunos bienes no sélo es importante para la determinacién de la demanda del mercado el valor media de la renta, sino también su distribucién, ELiltimo concepto que presentaremos en este capitulo es In elasticidad-precio cruzada de la demanda, que ¢s un indicador de la sensibilidad de la cantidad demandada de un bien a las pe- ue‘ias variaciones de lox precins de otra. La elasticidad-precio cruzada es el criterio mediante el cual se clasifican los pares de bienes en sustitutivos o complementarios. Fatos instrimentos analiticos nos permitirin comprender mejor toda una variedad de com- portamientos del mercado y analizar de una manera inteligente las decisiones y la politica eco- Los efectos de las variaciones del precio LA CURVA PRECIO-CONSUMO Curva precio- ‘consumo (CPC) Manteniendo ‘constantes la renta yeelprecio de Y, la CPC del bien Xes el conjunto de cestas dptimas de un mapa de curvas de indiferencia que se obtienen cuando vrfael precio de X. Recuérdese que en el Capitulo 2 vimos que una curva de demanda del mercado es una relacién que nos dice qué cautidad de un bien quiere comprar el mercado en su conjunto a cada uno de los precios. Supongamos que no queremos hallar la curva de demanda de un bien —por ejem- plo, alojamiento— por parte del mercado en su conjunto sino por parte de un unico individuo. Si ‘mantenemos constantes Ia renta, las preferencias y los precios de todos los demés bienes, {e6mo afectard una variacién del precio del alojamiento a la cantidad que compre e! consumi- dor de ese bien? Para responder a esta pregunta, partimos del mapa de curvas de indiferencia de este consumidor, representando el alojamiento en el eje de abscisas y el bien compuesto ¥ en el de ordenadas. Supongamos que la renta de este consumidor es de 120S a la semana y que el precio del bien compuesto es, de nuevo, de 18. En ese caso, la ordenada en el origen de su res- triccién presupuestaria seré 120. La abscisa en el origen sera 120/P,, donde P, representa el pre- cio del alojamiento. La Figura 4.1 muestra cuatro restricciones presupuestarias que correspon- den a cuatro precios diferentes del alojamiento, a saber, 24$ el metro cuadrado, 12§ el metro cuadrado, 6$ el metro cuadrado y 4S el metro cuadrado. Las mejores cestas asequibles corres- pondientes contienen 2,5, 7, 15 y 20 metros cuadrados semanales de alojamiento, respectiva- mente. Si repitiéramos este procedimiento variando indefinidamente los precios, los. puntos de tangencia resultantes formarian la linea CPC de ta Figura 4.1. Esta Ifnea se denomina eurva precio-consumo 0 CPC. Obsérvese que en el caso del consumidor cuyo mapa de curvas de indiferencia se muestra en la Figura 4.1, cada vez que baja el precio del alojamiento, la restriccién presupuestaria gira hacia fuera, lo que permite al consumidor comprar no s6lo una mayor cantidad de alojamiento sino también una mayor cantidad del bien compuesto. Y cada vez. que baja el precio del aloja- miento, este consumidor elige una cesta que contiene una mayor cantidad de alojamiento que la legida anteriormente. Obsérvese, sin embargo, que la cantidad de dinero que gasta en el bien compuesto puede aumentar 0 disminuir cuando baja el precio del alojamiente, Axi, pur ejemplo, la cantidad que gasta en otros bienes disminuye cuando el precio del alojamiento baja de 248 el metro cuadrado a 125, pero aumenta cuandy baja Ue 68 a 48. Mas adelante, veremos por qué este patron de compra es relativamente habitual. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 91 FIGURA 4.1 ‘Manteniendo fj la renta y el precio de Y,varlamos el precio del aojamiento. El Conjunto de cestas Sptimas representado por as distintas rectas Presupuestaras se enomina curva Precio-consumo, CPC. LA CURVA PRECIO-CONSUMO YS semanales) Alojamiento (metres cuadrados 25°45 7 10 15 20 25 30 semanales) LA CURVA DE DEMANDA DEL CONSUMIDOR ar obtener Ia curva de demanda de Alojamiento por pate el individu 2 partir de la CPC mostrada cla Figura 4.1, anotando las Cantidades de alojamiento que ‘Coresponden asus precios en as restricciones presupuestarias, La curva de demanda de un consumidor es igual que la curva de demanda del mercado, en el sentido de que nos indica las cantidades que compra a los distintos precios. Toda la informacién ‘que necesitamos para construirla se halla en la curva precio-consumo. El primer paso para pa- sar de la CPC a la curva de demanda del individuo consiste en anotar las combinaciones rele- vvantes de precio y cantidad de In CPC de Ia Figura 4.1, tal como aparecen en el Cuadro 4.1 (re cuérdese que en el Capitulo 3 vimos que, dada Ia restriccién presupuestaria, el precio del alojamiento se halla dividiendo la renta por la abscisa en el origen de esa restricciGn presu- puestaria) EI siguiente paso consiste en representar los pares de precio y cantidad del Cuadro 4.1, co- ocando el precio del alojamiento en el eje de ordenadas y su cantidad en el de abscisas. Con un siimero suficiente de pares de precio y cantidad, obtenemos la curva de demanda del individuo, representada por la linea DD en la Figura 4.2. Obsérvese que al pasar de la CPC a la curva de ‘demands del individuo, estamos pasando de un grafico en el que los dos ¢jes miden cantidades otro en el que uno de los ejes mide el precio y el otro la cantidad. CUADRO 4.1. UNA TABLA DE DEMANDA, Precio del alojamiento Cantidad demandada de alojamiento (Spor metro cuadrado) (metros cuadrados semanales) 24 25 2 6 15 4 20 92 FIGURA 4.2 La curva de cdemanda del individuo ol igual que la curva de ‘demanda del ‘mercado, una relacin que nos dice qué cantidad {desea comprar ‘consumidor alos iferentes precios. CAPETULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO LA CURVA DE DEMANDA DE UN CONSUMIDOR Precio ($ por metro cuadhrado) 2 uk} Alojamiento (metros ‘cuadrados semanales) Los efectos de las variaciones de la renta LA CURVA RENTA-CONSUMO Curva renta- consumo (CRC) ‘Manteniendo constantes los precios de Xe Y,la CRC de un bien X es el conjunto de ccestas Optimas de ‘un mapa de curvas de indiferencia que se obtienen cuando varia la rent. La CPC y Ia curva de demanda del individuo son dos maneras diferentes de resumir la respuesta de las decisiones de compra de un consumidor a las variaciones de los precios. Existen otros meca- nismos para resumir las respuestas a las variaciones de la renta, El instrumento anlogo a la CPC en cl caso de Ia renta es la curva renta-consumo o CRC. Para obtener la CPC del alojamiento, man- {eniamos constantes las preferencias, la renta y el precio del bien compuesto y averiguaébamos los efectos de una variacién del precio del alojamiento. En el caso de la CRC, mantenemos constantes Jas preferencias y los precios relativos y averiguamos los efectos de las variaciones de la renta. Por ejemplo, en la Figura 4.3 mantenemos constante el precio del bien compuesto en 1 y el precio del alojamiento en 10§ el metro cuadrado y averiguamos qué ocurre cuando la renta adopta los valores 40$ semanales, 60S semanales, 100$ semanales y 120$ semanales. Re- cuérdese que en el Capitulo 3 vimos que una variacién de la renta desplaza la restriccién prespuestaria en paralelo. A cada presupuesto le corresponde, al igual que anteriormente, una Cesta que es la mejor cesta asequihle. El conjunto de las mejores cestas asequibles esté representado por la linea CRC de la Fi- gura 4.3, En el caso del consumidor al que pertenece el mapa de curvas de indiferencia, la CRC es una linea recta, pero no tiene por qué serlo siempre. LA CURVA DE ENGEL Curva de Bagel Curva que representa la relacion entre la ceantidad consumida deX y larenta La curva andloga a la curva de demanda del individuo es la curva de Engel del individuo, que ‘se construye representando las cantidades demandadas de alojamiento de la CRC en funcién ‘de los valores correspondientes de la renta. Aplicando este procedimiento al numero infnito de pares de renta y consumo del individuo mostrado en la Figura 4.3, obtenemos la linea EE de la Figura 4.4. La curva de Engel representada en esta figura es lineal, pero no tiene por qué ser- Jo siempre. MICROECONOMIA Y CONDUCTA, 93 FIGURA 4.3 Amedida que aumenta la rent, la Festrceléa presupuestaria se esplaza hacia fuera Manteniendo constantes los precios relatives, a CRC indica como afectan estas, Varlaciones de la renta al consumo. ES el cunjunto Formado or todos los puntos de tangencia que se van produciendo medida que la recta presupuestatia se esplaza hacia fuera FIGURA 4.4 Manteniendo las preterenciasy los precios elativos Constants, la curva de Engel indica qué cantidad de alojamiento ‘compraré el consumidor en los diferentes niveles de rent. LUNA CURVA RENTA-CONSUMO. El bien compuesto ($ semanales) 120 100 Alojamiento (metros oS 8S BB IO 12 eadhados semanstes) Obsérvese atentamente la distincién entre lo que medimos en el eje de ordenadas de la CRC y lo que medimos en el de 1a curva de Engel. En el eje de ordenadas de la CRC medimos la Cantidad que gasta el consumidor cada semana en todos los bienes, salvo en el alojamiento, y en el eje de ordenadas de la curva de Engel medimos, en cambio, su renta semanal total. Obsérvese también que, al igual que sucede con la CPC y con las curvas de demanda de los individuos, la CRC y la curva de Engel contienen esencialmente la misma informacién. La ven- {aja de la curva de Engel reside en que nos permite ver de inmediato c6mo varfa la cantidad de- mandada cuando varia la renta. CUADRO 4.2. RENTA Y CANTIDAD DEMANDADA DE ALOJAMIENTO. Renta Cantidad demandada de alojamiento ($ semanales) (metros cuadrados semanales) 40 2 60 3 100 5 120 6 CCURVA DE ENGEL DE UN CONSUMIDOR Renta (§ semanales) ‘Curva de Enge! 120 100 Alojamiento (metros 0.2345 6 8 10 12 Uadradossomanales) 94 CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO. BIENES NORMALES E INFERIORES ‘Obsérvese que la curva de Engel de la Figura 4.5a tiene pendiente positiva, lo que significa que ‘cuanto mayor sea la renta del consumidor, més solomillo comprard cada semana, La mayorfa de las cosas que compramos tienen esta propiedad, que es la caracteristica definitoria de un bien normal. Los bienes que carecen de ella se denominan bienes inferiores. En este caso, un au- ‘mento de la renta provoca una reducci6n de la cantidad demandada. La Figura 4.5h muestra un ejemplo de una curva de Engel correspondiente a un bien inferior. Cuanto mayor es la renta de una persona, menor es la cantidad de hamburguesas que come cada semana {Por qué compramos una cantidad menor de un bien cuando aumenta nuestra renta? El pro- totipo de bien inferior es aquel que tiene varios sustitutivos por los que mostramos una mayor preferencia, pero que son mas caros. Por ejemplo, en los supermercados generalmente hay va- ring clases de came de vacmo picada, que van desde la came de hamburguesa, que tiene mucha grasa, hasta el lomo picado, que es la parte que tiene menos. Un consumidor que esté tratando de reducir la cantidad de grasa de su dieta tender a consumir una clase de came mas magra tan pronto como pueda permitirselo. Para ese consumidor, la hamburguesa seré un bien inferior. Para cualquier consumidor que gaste toda su renta, no todos los bienes pueden ser inferio~ res por pura aritmética, pues, al fin y al cabo, cuando aumenta la renta, matematicamente es im- posible gastar menos en todos los bienes, de lo que se deduce que cuantu ins wupliumente se defina un bien, menos probable es que sea inferior. Asf, por ejemplo, aunque la hamburguesa es tun bien inferior para muchos consumidores, probableiente lay muy pocas personas que pien- sen que el bien «came» es inferior; y atin menos que piensen que la «comida» es inferior". EL EFECTO-RENTA Y EL EFECTO-SUSTITUCION DE UNA VARIACION DEL PRECIO En el Capitulo 2 vimos que una variaciGn del precio de un bien afecta a las decisiones de compra por dos razones. Para ser mas concretos, analizaremos los efectos de la subida de un precio (los efectos de la reduccion son los contrarios). Uno de los efectos de la subida de un precio es aumen- LAS CURVAS DE ENGEL EN EL CASO DE LOS BIENES NORMALES Y LOS INFERIORES (MGS semanales) (MS semanales) E Selomitio ‘Hamburguesa @ % FIGURA 4S, (a) Esta curva de Engel corresponde a un bien normal. La cantidad demandada aumenta cuando aumenta larenta. () sta curva de Engel correspondiente alas hamburguesas tiene Ia pendiente negativa carcterstica de los bienes inferiores. Conforme crece la rena del consumidor,éste sustituye las hamburguesas pur olias partes Je la carne Ue vvacuno mas atractivas. ‘manera tilde clasificar los bienes de consumo es dividirlos en bienes necesariosy bienes de Injo. Se con- sidera que un bien es de lujo para una persona si gasta en él una proporcicn mayor de su rena cuando éstaaumenta. En cambio, un bien necesario es aque en el que gasta una proporcién menor de su renta cuando ésta aumenta (mas ade~ lane nos extenderemos sobre esta dstincidn). MICROECONOMIA Y CONDUCTA 95 Efecto-sustitucién ‘Componente del efecto total de Ia variacion de un. precio provocado por la variacign del atractivo relative de ots bienes. Efecto-renta ‘Componente det fevto wil dela variacién de un precio provocado por a variacién del poder adqusitivo real FIGURA 4.6 Con una renta de 1208 semanales y un precio del Alojamiento de 6$ el metro cuadrado, el ‘consumidor elige la cesta Ade la Presupuestara 8, ‘Cuando el precio del Alojamiento sube a 245 el mero ‘cvedrodo y a eta se mantiene constante fen 1205 semanales, la mejor cesta asequible es la D. EL ‘movimiento de 1042 metros cuadrados a la Semana se denomina efecto total dela subida del precio, {ar el atractivo de los sustitutivos cercanos del bien. Por ejemplo, cuando sube el precio del arroz, aumenta el atractivo del trigo. Este ¢s el llamado efecto-sustitucién de la subida de un precio, El segundo efecto de Ia subida de un precio es Ia reduccién del poder adquisitivo del con- sumidor. Cuando el bien es normal, este efecto también tiende a reducir la cantidad comprada, Pero cuando es inferior, el efecto es exactamente el contrario, La pérdida de poder adquisitivo, considerada por sf sola, tiende a aumentar la cantidad comprada de un bien inferior. La varia ccién de la cantidad comprada atribuible a la variacién del poder adquisitivo se denomina efec- to-renta de la variacién del precio. El efecto ‘oral de la subida del precio es ta suma del efecto-susttucién y el efecto-renta. El pri ‘mero siempre hace que la cantidad comprada varie en sentido contrario a la variacién del precio, 5 decir, cuando sube el precio, disminuye la cantidad demandada, y viceversa, El sentido del efec. to-renta depende de que el bien sea normal o inferior. Si es normal, el efecto-renta actia en el mis ‘mo sentido que el efecto-sustitucién, es decir, cuando sube {baja} el precio, la reduccidn [aumento] del poder adquisitivo provoca una reduccién [aumento] de la cantidad demandada. En cambio, ‘cuando el bien es inferior, el efecto-renta y el efecto-sustitucién actan en sentido contrario, Estos dos efectos de la subida de un precio se observan con mayor claridad cuando se re- presentan gréficamente. Comencemos representando el efecto total de la subida de un precio. En Ja Figura 4.6 el consumidor empieza teniendo una renta de 120$ semanales y el precio inicial del Alojamiento es de 6S e1 metro cuadrado. La restriccién presupuestaria correspondiente es la B, y la cesta éptima de esa restriccién presupuestaria es la A, que contiene 10 metros cuadrados se- ‘manales de alojamiento. Supongamos ahora que sube el precio del alojamiento de 6S el metro cuadrado a 24S; en ese caso, la restriccidn presupuestaria es la B,. La nueva cesta es la D, que Contiene 2 metros cuadrados semanales de alojamiento. El movimiento de A a B se denomina efecto total de la subida del precio. Naturalmente, la subida del precio lleva al consiimidar a una curva de indiferencia més baja (/,) que la que podia alcanzar con su presupuesto inicial (J,). Para descomponer el efecto total en el efecto-renta y el efecto-sustinicién, comenzamos ha- ciéndonos la siguiente pregunta: jcudnta renta necesitarfa el consumidor para alcanzar su cur- va de indiferencia inicial (J,) después de la subida del precio del alojamiento? Obsérvese en la Figura 4.7 que la respuesta es 240$ semanales. Si el consumidor recibiera una renta total de esa cuantia, quedarfa compensado el perjuicin causado por la pérdida de poder adquisitive derive- da de la subida del precio del alojamiento. La restriccién presupuestaria B’ es puramente hipo- EFECTO TOTAL DE LA SUBIDA DE UN PRECIO (8 semanales) Alojamiento (metros pla eees fo a Sa euacdrados semanales) 96 FIGURA 4.7 Para halla el efecto- susttucin, debe declizaee la nueva restriccién presupuestaia 8, hacia fuera y en paraleo hasta que sea fangente a la curva de indiferencia origina, 1, l movimiento de Aa Cdalugar al efacto-susttucién, es seit la reduecién del alojamiento provocada, Ginicamente por el hhecho de que ahora felacidn con otros bienes.E ‘movimiento de Ca D da lugar al efecto- rena, E> la reduectén del alojamiento provecada por la pérdida de poder adquistivo implica fen la subida del precio. ‘CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO EFECTO-SUSTITUCION Y EFECTO-RENTA DE LA VARIACION DEL PRECIO. ¥($ semanales) 240 Alojamiento (metros ‘cuadracios semanales) Efecto toal Floctosnata Hacto-eustituciin \ética; se ha construido para este ejemplo, Tiene la misma pendiente que la nueva restriccién presupuestaria (B,) —a saber, -24— y estd suficientemente lejos del origen para ser tangente a a curva de indiferencia inicial, /,, Con la restricci6n presupuestaria B’, la cesta éptima es la C, ue contiene 6 metros cuadrados semanales de alojamiento. EI movimiento de A aC da lugar al efecto-sustitucién de la variacién del precio, que en este caso implica una reduccién de 4 metros cuadrados semanales de alojamiento y un aumento de 36S semanales del bien compuesto. La restriccién presupuestaria hipotética B’ nos dice que incluso aunque el consumidor tu- viera suficiente renta para alcanzar la misma curva de indiferencia que antes, la subida del pre~ io del alojamiento lo Hevaria a reducit su consumo de este bien en favor de otras bienes y ser- vicios. En el caso de los consumidores cuyas curvas de indiferencia tienen la forma convexa convencional, el efecto-sustitucién de la subida de un precio siempre consiste en una reduccién del consumo del bien cuyo precio sube. El efecto-renta de la subida del precio es el movimiento de C a D. El bien que se muestra en Ja Figura 4.7 es un bien normal. El movimiento hipotético de la renta del consumidor de 240$ semanales a 1206 sirve para acentuar la reduccién de su consumo de alojamiento, que dismi- nuye de 6 metros cuadrados a la semana a 2. Mientras que el efecto-renta refuerza el efecto-sustitucién en el caso de los bienes normales, los dos efectos tienden a contrarrestarse en el caso de los bienes inferiores. La linea B, de la Fi ura 4.8 representa la restricci6n presupuestaria de un consumidor que tiene un rena de 245 semanales y que se enfrenta a un precio de las hamburguesas de 1$ el kilo. La mejor cesta ase- quible de B, cs la A, que conticne 12 kilos semanales de hamburguesas. Cuando el precio de este bien sube a 2$ el kilo, la restriccién presupuestaria resultante es la B, y la mejor cesta ase- quible, la D, que comtieue 9 kilos semanales de hamburguesas. El efecto total de la subida del precio es, pues, una reducci6n de la cantidad consumida de hamburguesas de 3 kilos semanales. ‘Una vee inds, la restriccidn presupuestaria 8” es la restricci6n presupuestaria hipotética que per- mite al consumidor alcanzar la curva de indiferencia inicial a la nueva relacién de precios. Ob- sérvese que en este caso el efecto-sustitucién de la variacién del precio (la variacién del con- sumo de hamburguesas correspondiente al movimiento de A a C en la Figura 4.8) es una MICROECONOMIA Y CONDUCTA 7 FIGURA 48, En contrate con lo que ocurre en el ceato del bien ‘normal, cuando un bien es inferior, el efecto-renta contrarresta el efecto susttucién. Ezempto 4.1 EFECTO-RENTA Y EFECTO-SUSTITUCION EN EL CASO DE UN BIEN INFERIOR YES semanales) L Hamburgcss 0 9 12 15 118 Sa thilos semanales) at Efecto%enta Efecto-susttucién we reduccién de la cantidad consumida de hamburguesas de 4 kilos semanales, es decir, una re- duccién superior al valor del efecto total. El efecto-renta en s{ mismo (la variacién del consumo de hamburguesas correspondiente al movimiento de C a D) sirve, de hecho, para aumentar el consumo de hamburguesas en 1 kilo semanal. Por lo tanto, el efecto-renta acta en sentido con- trario al efecto-sustitucién en el caso de un bien inferior como las hamburguesas. Efecto renta y efecto sustitucién en el caso de los complementarios perfectos. Suponganios que Tos esquis y las fijaciones son complementarios perfectos en una proporcidn de uno a uno y que Paula gasia todo su presupuesto para equipo de 1.2008 anuales en estos dos bienes. Los esquis y las fijaciones cuestan cada uno 2008 el par. ;Cudl serd el efecto-renta y el efecto-sustituctén ‘de una subida del precio de las fijaciones a 4008 el par? ‘Dado que imbestro objetivo aqui és examinar el efecto producido en dos bienes expecificos “esquis y fijaciones), dedicamos un eje a cada bien y prescindimos del bien compuesto. La cesta dptima de la restriccién presupucstaria inicial, B,, de la Figura 4.9 es la A, Paula compra 3 pares de esquis al afio y 3 pares de fijaciones. Cuando el precio de éstas sube de 2008 el par a 4005, obtenemos la nueva restriccién presupuestaria, B,, y la cesta 6ptima resultante, D, que contiene 2 pares dé esquis al afio y 2 pares de fijaciones. Al nuevo precio, ef consutnidor necesitasfa un presupuesto part equipy de 1.8005 auuales para alcanzar la misma curva de indiferencia que antes (J,) (para hallar esta cifra, des- plicese B, hasta que toque la curva de indiferencia /,; a continuacion calculese el coste de ‘comprar la cesta comespondiente a a ordenada en el origen, que en este caso son nueve pares de esquis al afio a 2005 el par). Obsérvese que como los complementarios perfectos tienen curvas de indiferencia en formna de dngulo recto, la restriccién presupuestaria B’ da lugar a una cesta éptima C que es exactamente igual que la inicial A, Cuando los bienes ‘son complementarios perfectos, el efecto-sustitucién es cero, por lo que en este caso el efecto total de la subida del precio es exactamente igual que su efécto-renta. 98 FIGURA 4.9 Cuando los bienes son complementarios perfector, el ofecto- Sustitucidn de una subida del precio de Tas fijaciones el movimiento de Aa cs cero. El efecto renta (el movimiento de Aa Di yel efecto, total son ‘oxactamente iguales. Esempio 4.2 ‘CAPETULO 4; LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR ¥ DEL MERCADO EFECTO-RENTA Y EFECTO-SUSTITUCION EN EL CASO DE LOS COMPLEMENTARIOS PERFECTOS Esquis (pares anuales) Fiiaciones pares anuales) El Ejemplo 4.1 nos dice que si el precio de las fljaciones sube en relacién con el de los es- quis, los individuos no alteran la proporcién que compran de los dos bienes. Pero como la su- ida del precio reduce su poder adquisitivo real (es decir, como limita las cantidades que pue- 4 6 3 14 ? 38 1 102 FIGURA 4.13, Con 48$ al mes, lames compra 4 Tavados al mes ‘cuando el precio es ‘de 25 por lavado (cestriccién presupuestaria B), 3 cuando el precio {es de 6$ por lavado (restriccion presupuestaria 8’) y 2 cuando el precio tes de 148 por lavado (restricci6n presupuestavia 0”. FIGURA 4.14 La cantidad de lavados det autemdil ddemandada por James alos distntos precios forma su curva de demanda Se lavados de su automévil CAPETULO 4; LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR ¥ DEL MERCADO LUNA SUBIDA NFL PRECIO DEL LAVADO DE UN AUTOMOVIL Gasolina (iros mensuales) 48 G=10w Lavados del automévil ° 2 3 4 gala semana DEMANDA DE LAVADOS DEL AUTOMOVIL DE JAMES. Precio ($ por lavado) 4 2b i + c i iL i Lavados del automovil ° 2 3 4 al mee 6 La demanda del mercado: agregacién de las curvas de demanda de los individuos ‘Una vez que hemos visto de dénde proceden las curvas de demanda de los individuos, estamos ‘ya en condiciones de ver cémo se agregan para obtener la curva de demanda del mercado. Para simplificar el andlisis consideremos para mayor sencillez el caso de un mercado de un bien —para ser més concretos, pensemos de nuevo en el alojamiento— que est formado tinicamente por dos consumidores potenciales. Dadas las curvas de demanda de alojamiento de cada uno de ellos, gcémo obtenemos la curva de demanda del mercado? En la Figura 4.15, D, y D, repre~ sentan las curvas de demanda de los consumidores 1 y 2, respectivamente. Para obtener la cur- vva de demanda del mercado, comenzamos tomando un precio —por ejemplo, 48 el metro ‘cuadrado— y summando las cantidades demandadas por cada consumidor a ese precio. Fsta suma, 6 metros cuadrados semanales + 2 metros cuadrados semanales = 8 metros cuadrados se- manales, es la cantidad total demandada de alujamiento en el mercado a 4§ el metro cuadrado. ‘A continuacién representamos el punto (8, 4), que es uno de los pares de cantidad y precio, en Ja curva de demanda de mercado D del panel de la derecha de la Figura 4.15. Para obtener otros puntos de la curva de demanda del mercado repetimos simplemente este procedimiento con Otros precios. Asi, por ejemplo, el precio 85 el metro cuadrado corresponde uta cantidad de 4.+0 = 4 metros cuadrados semanales en la curva de demanda del mercado de alojamiento. Aplicando este procedimiento a otros precios, obtenemos toda la curva de demanda del mer- cado, Obsérvese que cuando los precios son superiores a 8$ el metro cuadrado, el consumi- MICROECONOMIA Y CONDUCTA 103 FIGURA 4.15, Lacuna de sdemanda de! reread (la D det ppanel de a detecha) la suma horizanal de las curvas de ddemanda de fos Individuos: la 0, (panel dela Inquierds)y Ia. Dy (panel central. Exerto 4.4 OBTENCION DF LA CURVA DE DEMANDA A PARTIR DE LAS DEMANDAS DE LOS INDIVIDUOS Precio ($ por metro cuadrado) Precio ($ por metro cuadrado). Precio ($ por metinruadrado) o 246810 o 2468 uz 468012 Cantidad (metros Cantidad (metros Cantidad imetros ‘cuadrados semanaks) —_cuadrados semanales) ‘cuadrados semanales) dor 2 no demanda ningin alojamiento, por lo que en este caso la curva de demanda del mercado ¢s idéntiea a la curva de demanda del consumidor 1. EI procedimiento de tomar un precio y sumar las cantidades demandadas por los individuos ‘ese precio se denomina suma horizontal, Se realiza de la misma manera independientemente de que s6lo haya dos consumidores en el mercado 0 muchos millones. Tanto en los grandes ‘mercados como en los pequefios, la curva de demanda del mercado es la suma horizontal de las curvas de demanda de los individuos. En el Capitulo 2 vimos que a menudo resulta mas facil obtener soluciones numéricas ‘cuando las curvas de demanda y de oferta se expresan algebraicamente que cuando se expresan gréficamente. Del misuu modo, a menudo es mas comodo agregar algebraicamente las curvas de demanda de los individuos que agregarlas graficamente. Cuando se utiliza el método alge- braico, es frecuente comerer el error de sumarlas verticalmente en lugar de horizontalmente. Bastard un sencillo ejemplo para ver este peligro claramente. ‘Smith y Jones son los tnicos consumidores en el mercado de hayas j6venes en una pequefia cis dad de Vermont. Sus curvas de demanda vienen dadas por P = 30-20, y P = 30 ~3Q,. dan. de Q,y Q, son las cantidades demandadas por Jones y Smith, respectivamente. ;Cudl es la cur. va de demanda de mercado de hayas j6venes de su ciudad? * Cuando sumamos horizontahnente las curvas de demianda, no sumamas precios sino cantidades, Por lo tanto, es necesario despejar primero.en las ecuaciones de demanda de Jos individuos las cantidades respectivas en funcién del precio. Siguiendo ese procedi ‘mento, tenemos que Q, = 15 ~ (P/2) en el caso de Jones y Q, = 10 ~ (P/3) en el de Smith. Si la caéntidad demandada en el mercacin es Q, tenemos que Q = Q, 1 Q, = 1S ~(P/2) + + 10—(P/3) = 25 — (5P/6). Despejando P, obtenemos la ecuacién de la curva de deman- da del mercado: P = 30 — (60/5). Podemos verificar facilmente que esia ¢s la curva de de- manda del mercado correcta sumando ‘graficamente las curvas de demanda de los indi- viduos, como en Ia Figura 4.16, Eterror habitual es sumar las funciones de demanda tal como se formulan inicialmente ¥y despejar P en funcién de Q. De esa manera, en este ejeniply wendrfamos que P = 30 = (5/2), que evidentemente no es la curva de demanda del mercado que estamos buscando. 104 FIGURA 4.16, Cuando sumamos sleebraicamente las auras de demanda de ls individuos, bers asegurarnos de que sdespejamos primero Ta cantidad antes de sumarlas. FIGURA 4.17 {3 demanda de un bien es elastica con respect al precios Wvelsicidad-preco fx menor que “1se8 inclstiea ts0 lasicidad-precio es Superion at y es de. elaschdaduntaia st su elascidad-preclo Sigel 1 CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO ‘CURVA DE DEMANDA DE MERCADO DE HAVAS JOVENES, Precio ($ por haya) Precio ($ por haya) Precio ($ por haya) wh 30 2, 2 o 1s 4 9 10 Fo 2? Cantidad hayasj6venes Cantidad (nayas Canad thayasjvenes ‘la semana) javenesala semana) 3a semana) Exercicio 4.3 Exprese algebraicamente las curvas de demanda de alojamienio por parte de los indivi- duos de la Figura 4.17; stimelas algebraicamente para obtener la curva de demanda det mercado (advertencia: obsérvese que la (6rmula de la cantidad correspondiente aD, s6lo ¢s valida en el easo de los procios situados entre 0 y 8), La suma horizontal de las demandas de los consumidores para obtener la demanda del mer- cado es sencilla cuando los consumidores del mercado son todos 1dénticos. Supongamos que 7 consumidores tienen cada uno la curva de demanda P = a ~ bQ,. Para sumar las cantidades co- rrespondientes a los n consumidores y obtener la demanda del mercado, primero despejamos Q, en la curva de demanda de los consumidores P = a — 6Q,, lo que nos da Q, = a/b —(1/b) P. La demanda del mercado es la suma de las cantidades demandadas Q, por cada uno de los n con- sumidores. o=ng.=o( 2-10) =A Bp ‘A continuacién tomamos la demanda del mercado Q = na/b — (w/b) P y despejamos de nue- vo P, obteniendo P = a— (b/n)Q. La idea intuitiva es que de cada una de las unidades deman- dadas por el mercado le corresponde I/n unidades a la demanda de cada individuo. Estos célculos sugieren una regla general para obtener la curva de demanda del mercado cuando los consumidores son idénticos. Si tenemos n curvas de demanda de los consumidores P = a— bQ,, Ja curva de demanda del mercado es P = a ~ (b/n)Q. ‘TRES CLASES DE ELASTICIDAD-PRECIO De lasticidad unitaria Elastica @—___ | nelstica ST OT 3 2 0 MICROECONOMIA Y CONDUCTA 105 EseMPLO.4.5 — Supongamos que un mercado tiene 10 consumidores, cada uno de los cuales tiene una curva de demanda P = 10 - 5Q,, donde P es el precio expresado en délares por unidad y Q, es el nii- mero de unidades demandadas a la semana por el i-ésimo consumidor (Figura 4.18). Halle la curva de demanda del mercado. Primero necesitamos despejar @, en la curva de demanda del consumidor representative P= 10-50; A continuacién multiplicamos por el nimero de consumidores, 2 2, 00,~1o{2- |) =20-2 Por iiltimo, despejamos P en la curva de demanda del mercado Q = 20 2P y obte- ines cle mieva la curva de demanda expresada en la forma ordeniada en el origen-pen diente: P = 10- (1/2). FicuRA 418 Precio '$ por unidad) DEMANDA DEL MERCADO Cuando 10 40 CON CONSUMIDORES IDENTICOS Consumidores tienen feada uno Ia curva de ddemanda P= 10 50, Ia curva de demand del ‘mercado es la suma hhanzontal P= 10 = (1/2)Q, que tiene Ia mina awcenada enel origen y 1/10 de pendiente Cantidad 02 4 6 8 10 "20 (unidades semanales) Exercicio 4.4 © Suponga que un mercado tiene 30 consumidores, cada uno de los cuales tiene la curva de detnanida P = 120 ~ 600, donde P es el precio en ddlares por unidad y Q, es el nimero de unidades demandadas a fa semana por el /-ésimo consumidor. Halle la curva de demanda | del mercado, - Elasticidad-precio de la demanda Un instrumento analitico que tiene una importancia fundamental es la elasticidad-precio de la demanda. Se trata de un indicador cuantitativo de la sensibilidad de las decisiones de compra a las variaciones del precio; y, como veremos tanto en este capitulo como en los siguientes, es 106 Elasticidad- precio de la demanda Variacién porcentual de Ia cantidad demanviada de un bien provocada por vuna variacién de su precio de un 1 por 100. ‘CAPATULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR ¥ DEL MERCADO Util para toda una variedad de problemas pricticos. La elasticidad-precio de la demanda es la variacién porcentual de la cantidad demandada de un bien provocada por una variacién del precio de un 1 por 100. Asi, pot ejemplo, si una subida del precio del alojamiento de un 1 por ciento provocara una reduccién de la cantidad demandada de alojamiento de un 2 por 100, la elasticidad-precio de la demanda de alojamiento serfa de -2. La elasticidad-precio de la de- ‘manda siempre es negativa (0 cero), ya que el precio siempre varfa en sentido contrario a la can- tidad demandada. Se dice que la demanda de un bien es eldstica con respecto al precio si su elasticidad-precio es menor que -1. El bien «alojamiento» mencionado en el parrafo anterior serfa, pues, un bien cuya demanda es elastica con respecto al precio. La demanda de un bien es ineldstica con res- pecto al precio si su elasticidad-precio es mayor que -I y es de elasticidad unitaria con respecto al precio si su elasticidad-precio es igual a -1. Estas definiciones se representan gréficamente en a Figura 4.17. ‘Cuando se interpretan datos reales sobre la demanda. suele resultar itil contar con una de- finicién més general de elasticidad-precio que pueda servir para los casos en los que la variacién observada del precio no es de un 1 por 100. Sea P el precio actual de un bien y Q la antidad de- ‘mandada a ese precio. Supongamos que AQ es la variaciGn que experimenta la cantidad de- mandada en respuesta una variacién muy pequefa del precio, AP. La elasticidad-precio de Ia demanda correspondiente al precio y la cantidad actuales se obtiene de la forma siguiente: AQ/Q ‘iP ay El numerador del segundo miembro de la Ecuacién 4.1 es la variacién proporcional de la cantidad. El denominador es la variaci6n proporcional del precio. La Ecuacién 4.1 coincide exactamente con nuestra definicién anterior cuando AP es una variacién del precio actual de un | por 100. La ventaja se halla en que la definicién general también es vélida cuando AP es cual- quier otra pequeiia variacién porcentual del precio actual, INTERPRETACIONES GEOMETRICAS DE LA ELASTICIDAD-PRECIO La Ecuacién 4.1 también puede interpretarse de otra manera expresdndola de la forma si: guiente: 42) La Ecuaci6n 4.2 sugiere una sencilla interpretacién basada en el andlisis geométrico de la curva de demanda del mercado. Cuando AP es pequefio, el cociente AP/AQ es la pendiente de la curva de demanda, lo que significa que es la inversa de esa pendiente. Por lo tanto, la elast cidad-precio de Ia demanda puede interpretarse camo el cociente entre el precio y Ia cantidad multiplicado por la inversa de la pendiente de la curva de demanda?: 1 a @ pendiente (4.3) } Mediante el método basado en el célculo, la elasticidad-precio se define de Ia siguiente manera: 1) = @PianagervdP). MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 107 FIGURA 4.19 La elastcidad-precio de la demanda ‘correspondiente a un Punto cualquiera es el cociente entre el precio y la cantidad ‘correspondiente a ese punto rultiplicado por la pendiente de la ‘curva de demanda fen ese punto. Por lo tanto, la elasticidad- precio en Aes (12/2)-172) = 3. La Ecuacién 4.3 se denomina método del punto y la pendiente para calcular la elasticidad- precio de la demanda. Consideremos, a modo de ilustracién, la curva de demanda de aloja- miento que muestra la Figura 4.19. Como esta curva de demanda es lineal. su pendiente es la misma en todos los puntos, a saber, -2. La inversa de esta pendiente es —1/2. La elasticidad-pre- cio de la demanda corespondiente al punto A se halla, pues, multiplicando el cociente entre el precio y la cantidad en A (12/2) por la inversa de la pendiente en A (-1/2), de tal manera que te- rnemos que 1), = (12/2) (-1/2) = —3. Cuando la curva de demanda del mercado es lineal, como ocurre en la Figura 4.19, esta in- terpretacién dejar ver claramente algunas propiedades de la elasticidad_precio. En primer lugar, la elasticidad-precio es diferente en todos los puntos de la curva de demanda. Mas concreta- ‘mente, sabemos que la pendiente de una curva de demanda lineal es constante en todos los pun- tos, lo que significa que también lo es la inversa de su pendiente. En cambio, el cociente entre cl precio y Ia cantidad tiene un valor diferente en cada uno de los puntos de la curva de de- manda, A medida que nos aproximamos a la ordenada en el origen, tiende a infinito. Disminuye itcrrumpidamente conforme nos desplazamos en sentido descendeute a lo largo de la curva de demanda, adoptando finalmente el valor de cero en la abscisa en el origen. En segundo lugar, la elasticidad de la demanda nunca es positiva. Como ya hemos sefiala- do antes, como la pendiente de la curva de demanda es negativa, su inversa también debe serlo; y como el cociente entre P y siempre es positivo, la elasticidad-precio de la demanda —que € el producto de estos dos— siempre debe ser negativa (salvo en la abscisa en el origen de la curva de demanda, donde P/Q y, por lo tanto, Ia elasticidad es cero). Sin embargo, los econo- mistas suelen prescindir por comodidad del signo negativo de la elasticidad-precio y se refieren simplemente a su valor absoluto. Cuando se dice que un bien tiene una «elevada» elasticidad- precio de la demanda, siempre significa que su elasticidad-precio es elevada en valor absoluto, lo que indica que la cantidad demandada es muy sensible a las variaciones del precio. Del mis- ‘mo modo, cuando se dice que la elasticidad-precio de un bien es «baja», quiere decir que el va~ Jor absoluto de la elasticidad es pequefio, 1o que indica que la cantidad demandada es relativa- mente insensible a las variaciones del precio, En tercer lugar, la elasticidad-precio en cualquier punto de una curva de demanda en forma de linea recta esté relacionada inversamente con la pendiente de Ia curva de demanda, Cuanto ‘més inclinada es la curva de demanda, menos eldstica es la demanda en cualquier punto de la misma. Este hecho se debe a que la inversa de la pendiente de la curva de demanda es uno de los factores que se utiliza para calcular la elasticidad-precio. METODO DEL PUNTO Y LA PENDIENTE Precio ($ por metro cuadrado) Cantidad (metros ‘cuadrados semanales) 108 CCAPETULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO Ezercicio 4.5 ‘Utilics el miodo del punta y la pendicnne (Henacién 4.3) para avetiguay id elasiicidad de"? Jacurva de demanda P = 32-9 en el punto en el que P = 24. La Figura 4.20 muestra dos casos extremos de Ia elasticidad de ta demanda. En 1a 4.204, la curva de demanda horizontal, cuya pendiente es cero, tiene una elasticidad-precio infinitamente clevada en todos los puntos. Suele decirse que estas curvas de demanda son perfectamente elds- ticas y, como veremos, son especialmente importantes para estudiar la conducta de la empresa competitiva. En la Figura 4.200, la curva de demanda vertical tiene una elasticidad-precio ula en todos los puntos. Se dice que esas curvas son perfectamente inelésticas. Desde el punto de vista préctico, seria imposible que una curva de demanda fuera perfec- tamente ineldstica a todos los precios. A partir de un precio suficientemente elevado, los efectos-renta deben reducir el consumo del bien, incluso en el caso de un bien aparentemente esencial que no tiene sustitutivos, como es la cirugia en determinados tumores malignos. Aun asi, la curva de demanda de muchos de esos bienes y servicios es perfectamente ineléstica en un intervalo extraordinariamente grande de precios (recuérdese el ejemplo de la sal de este capitulo). LA PROPIEDAD SEGUN LA CUAL LA ELASTICIDAD ES INDEPENDIENTE DE LAS UNIDADES EN QUE SE MIDA. FIGURA 4.20 (a) Laelasticidad- precio dela curva de ‘demand es igual a een todos los puntos. Se dice que fas cunvas de ddemanda de ese too son perfectamente elsticas. (6) La latiidad-precio de Ta curva de demanda 5 igual a0 en todos fos puntos. Se dice due las curvas de demand de ee tipo son perfectamente Inelsticas. a sensibilidad a las variaciones del precio también puede medirse por medio de la pendiente de ta curva de demanda. Por ejemplo, sabemos que, manteniéndose todo lo demés constante, Ia cantidad demandada de un bien cuya curva de demanda es inclinada es menos sensible a las va- riaciones del preci que uno cuya curva de demanda sea menos inclinada. Dado que la pendiente de una curva de demanda es mucho més fécil de calcular que su elas ticidad, parece natural preguntarse «por qué ns interesa la clasticidad». Una importante razén se halla en que la pendiente de la curva de demanda es muy sensible a las unidades que utili- zamos para medir el precio y la cantidad, mientras que no ocurte asi con la elasticidad. Obsér- vvese, a modo de ilustracién, que en la Figura 4.214 cuando el precio de la gasolina se mide en dolares por gal6n, la pendiente de Ia curva de demanda en el punto C es -0,02. En cambio, en la Figura 4.216, en la que el precio se mide en délares por onza, la pendiente en C es DOS IMPORTANTES CASOS EXTREMOS P P Demanda | pedectamente Demand ‘elistca perfectamente fe) inelistica =U) @ @ @ ry MICROECONOMIA Y CONDUCTA, 109 FIGURA 4.21 La pendiente dela ‘curva de demanda en tts panto euaues sdepende de las unidades en que midames el precio y la cantidad. La Pendieme es mucho mayor en el punto ‘cuanda se mide eh precio dela gasolina fen dolares por galon (a) que cuando se mide en dolares por ‘anza (h) Fr cambio, Ia elasticidad-precio fen un punto ‘cualquiera es ‘complementamente Independiente dle las unidades en que rida LAELASTICIDAD ES INDEPENDIENTE DE LAS UNIDADES EN QUE SE MIDA P&S porgal6n) PS poronza) 444 Pendiente =-0,02 (galones eo (galones diatios) diarion) @ 6 ~0,00015625. Sin embargo, obsérvese que en ambos casos Ia elasticidad-precio de la demanda en Ces de -3, independientemente de cémo se mida el precio y la cantidad. ¥ a la mayorfa de Ja gente Te resulta mucho mas informativo saber que una reduccion del precio de un 1 por 100 clevara la cantidad demandada un 3 por ciento que saber que la pendiente de la curva de de- manda es de -0,00015625. ALGUNAS ESTIMACIONES DE ELASTICIDADES REPRESENTATIVAS. Como muestran las cifras del Cuadro 4.4, las elasticidades-precio de la demanda suelen variar significativamente de unos productos a otros. La baja elasticidad del teatro y la 6pera proba- blemente se debe al hecho de que los compradores de este mercado tienen unas rentas muy su- periores a la media, por lo que es probable que los efectos-renta de las variaciones de los precios ‘sean pequefios. También es probable que lo sean los efectos-renta de los guisantes en el caso de los consumidores de renta baja y, sin embargo, la elasticidad-precio de la demanda de guisan- CUADRO 4.4, ESTIMACIONES DE LAS ELASTICIDADES-PRECIO DE ALGUNOS PRODUCTOS* Bien 0 servicio Elasticidad-precio Guisantes 8 Electricidad 2 Cerveza 119 Peliculas 0.87 Viajes en avién (al extranjero) 077 Calzado 0.70 Teatro, éper 0.18 * Estas estimaciones de las elasticidades a corto plazo proceden de las siguientes fuentes: H. S. Houthakker y Lester Taylor, Consumer Demand in the Unived States. Analyses and Projections, Caribridye, Mass., Harvard University Pres, 1970, 2. ed; L. Taylor, «The Demand for Flectricty: A Surveys, Rell Journal af Fennamics, primavera, 1975; K Elzinga, «The Beer Industry», en Walter Adams (comp), The Structure of American industry, Nueva York, Macmillan, 1977, 10 CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL. CONSUMIDOR ¥ DEI. MERCADO tes es mas de 1 veces superior a la del teatro y la 6pera. La diferencia se halla en que hay mu chos més sustitutivos cercanos de los guisantes que del teatro y la Opera. Mas adelante en este capitulo, analizaremos con mayor detalle los factores que afectan a la clasticidad-precio de la demanda de un producto. ELASTICIDAD Y GASTO TOTAL Supongamos que el lector es el administrador encargado de fijar los peajes del puente Golden Gate, que une San Francisco y el condado de Marin. Con el peaje actual de 1, pasan 100,000 vehiculos por hora por el puente. Si la elasticidad-precio de la demanda de utilizacién del puen- te es de -2,0, ,qué ocurriré con el niimero de vehfeulos que pasan por hora si se eleva el peaje tun 10 por ciento? Con una elasticidad de -2,0, una subida del precio de un 10 por 100 provo- card una reduccién de la cantidad de un 20 por 100. Por lo tanto, el mimero de veliculos_dis- minuira a 80,000 por hora. El gasto total seré (80.000 vehiculos por hora)(1,10S de peaje) = = 88.000 por hora. Obsérvese que esta cantidad es menor que el pasto total de 100.000 por hora que se registraba cuando el peaje era de 1S. Supongamos ahora que la elasticidad-precio no fuera de -2.0 sino de -0.5. ,Cémo afectaria al ntimero de vehiculos que hacen uso del puente y al gasto total una subida del peaje de un 10 por 100? En esta ocasién, el nimero de vehiculos descenderfa un 5 por ciento, pasando a 95.000 por hora, lo que significa que el gasto total aumentaria a (95,000 vehiculos por hora)(1,10S de ppeaje) = 104.5008 por hora. Si el objetivo del administrador es aumentar lox ingresos totales pe- nerados por el peaje, tiene que poseer alguna informacién sobre la elasticidad-precio de la de- ‘manda de utilizacién del puente antes de decidir si eleva o reduce el peaje. Este ejemplo ilustra una de las relaciones més importantes de toda la economia, a saber, la relacién entre la elasticidad-precio y el gasto total. Las cuestiones a las que queremos ser ca- paces de responder son del tipo «si varia el precio de un producto, ,c6mo afectaré a la cantidad total que se gasta en 61» y «;se gastari mas en el producto si se venden més unidades a un pre- cio més bajo o menos unidades a un precio més alto?». Por ejemplo, en la Figura 4.22 podria mos querer saber cémo afectaria a los gastos totales cn alojamicnto un descenso del precio de 12§ el metro cuadrado a 108. El gasto total, R, correspondiente a un par cualquicra de cantidad y precio (Q, P) se obtic- ne de la forma siguiente: R=PQ (4.4) En la Figura 4.22, el gasto total correspondiente al par inicial de cantidad y precio es, pues (22$ e1 metro cuadradoy(4 metros cuadrados semanales) = 48$ semanales. En términos geo- métricos, es 1a suma de las dos éreas sombreadas E y F. Tras la reduccién del precio, el nuevo _gasto total es (108 el metro cuadrado)(6 metros cuadrados semanales) = 60S semanales, que es la suma de las reas sombreadas F y G. Estos dos gastos totales tienen en comtin el rea som- breada F. La variacién del gasto total es, pues, la diferencia entre las dos éreas sombreadas E y G. El érea E, que es (2$ el metro cuadrado)(4 metros cuadrados semanales) = 8$ semanales puede interpretarse como la reduccién del gasto provocada por la venta de los 4 metros cua- drados semanales iniciales al nuevo precio mAs bajo. G es el incremento del gasto provocado por la venta de 2 metros cuadrados semanales adicionales. Esta érea viene dada por (10$ el me- {ro cuadrado)(2 metros cuadrados semanales) = 20S semanales. El hecho de que el gasto total aumente o disminuya se reduce, pues, a la cuestiGn de si la ganancia derivada de las ventas adi- cionales es superior o no a la pérdida derivada de la reduecién de los precios. En este caso, la ganancia es superior a la pérdida en 12S, por lo que el gasto total aumenta en esa cantidad des- pués de la reduccién del precio MICROECONOMIA Y CONDUCTA 1 FIGURA 4.22 ‘Cuando baja el precio, os Individos gastan menos en las unidades existentes 8. Pero tambien ‘compran mis (Q). En ‘este e220, Ges mayor que & lo que significa que ‘umenta el gasto total INFLUENCIA DE UNA REDUCCION DEL PRECIO EN EL GASTO TOTAL Precio ($ por metro cuadrado) Redluccién del gasto provocada Por la venta a un precio mis bajo ‘Aumento del gasto provocado por las ventas adicionales boid Caridad metros 4 6 8 10 12 14 16 cuadrados semanales) Si la variacién del precio es pequefia, podemos decir cémo variard el gasto total si conoce- mos la elasticidad-precia inicial de In demands. Recuérdese que una manera de expresar la elas- ticidad-precio es dividir la variacién porcentual de la cantidad por la variacién porcentual co- rrespondiente del precio. Si el valor absoluto de ese cociente es superior a 1, sabemos que la variacién porcentual de la cantidad es mayor que la variacién porcentual del precio. Y cuando cocurre eso, el incremento del gasto derivado de las ventas adicionales siempre es superior a la reduccién provocada por la venta de las unidades existentes a un precio més bajo. Obsérvese ‘que en la Figura 4.22 la elasticidad correspondiente al precio inicial de 12$ cs de -3,0, lo que confirma nuestra observacién anterior de que la reducciGn del precio provoca un aumento del gasto total. Supongamos, por el contrario, que la elasticidad-precio es menor que uno. E: caso, la variacién porcentual de la cantidad sera menor que la correspondiente variacién por- centual del precio y las ventas adicionales no compensarait la reducciGn del gasto provocatia por las ventas a un precio més bajo. En este caso, la reduccién del precio provocaré una disminu- cidn del gasto total, Exsercicio 4.6 Cuil es la elasticidad-precio de fa demanda cuando P = 4§ el metro cuadrado en Ta cur=" ‘va de demanda de la Figura 4.22? ;Como afectara al gasto total en alojamiento un des~ $ ,censo del precio de 4S el metro cuadrado a 38? La regla general que se aplica, pues, a las pequefias reducciones de los precios es la si guiente: [a reduccién de un precia eleva el ingreso total siy s6lo siel valor absoluto de la elas- ticidad-precio de la demanda es mayor que 1. Siguiendo un razonamiento paralelo obtenemos una regla similar para las pequefias subidas de los precios: La subida de un precio eleva el in greso total si y séto si el valor absoluto de ta elasticidad precio es menor que 1. Estas reglas se resumen cn cl panel superior de Ia Figura 4.23, en cl cual cl punto M cs cl punto medio de la curva de demanda. La relacién entre el panel superior de la Figura 4.23 y el inferior muestra con mayor detalle la relacién entre la elasticidad y el gasto total. El panel superior representa una curva de de~ anda en forma de Ifnea recta y el inferior muestra el gasto (otal correspondiente a cada can- tidad. Como se indica en el panel inferior, el gasto total comienza siendo nulo cuando Q es cero 12 FIGURA 4.23 Cuando la demanda es elastica, el gasto total varia on sentido ontario al precio. Cuando la demanda es inelistica, e gasto totaly el precio varian on el mismo sentido, En el punto medio dela curva de demanda (4, e1 gasto total alcanza su Yalor mixime. EJEMPLO 4.6 ‘CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR ¥ DEL MERCADO DEMANDA ¥ GASTO TOTAL | n> 1: Una reduccién del preci eleva el gasto total: J tabi del precio retice | n} = 12 £1 gasto total aleanza un valor méximo wy, ‘| © 1: Lina reduccién dat pracio reduce ol gasto total; tuna subida del precio lo eleva ¥y aumenta hasta alcanzar un valor maximo cuando la cantidad se encuentra en el punto medio e Ia curva de demanda (punto M del panel superior). La elasticidad-precio correspondiente a esa cantidad es igual a uno, Traspasado el punto medio, el gasto total disminuye conforme au- ‘menta Ia produccién, alcanzando el valor cero en 1a cantidad correspondiente a la abscisa en el origen de la curva de demanda. La curva de demanda de transporte en autobis de una pequefa ciudad viene dada por P = 100 = (Q/10), donde P es el billete por viaje en centavos y Q es el niimero de viajes que se compran cada dia. Si el precio es de 50 centavos el viaje, zcudntos ingresos obtendrd diariamente la em- presa de autobuses? ;Cudl es la elasticidad-precio de la demanda de transporte en autobris? Si la empresa necesita mas ingresos, ;debe subir el precio 0 bajarlo? {Cuéles serfan sus res- puestas si el precio inicial no fuera $0 centavos sino 75? El ingreso total de la empresa de autobuses es igual al gasto total de los viajeros, que es el producto PQ. En primer lugar, despejamos Q en la curva de demanda y tenemos que Q = * 1,000 — 10P. Cuando P es de 50 centavos por viaje, Q es 500 viajes diarios y el ingreso ! total resultante es de 2508 diarios. Para calcular la elasticidad.- precio de la demanda, po- demos utilizar la férmula. = (P/O)(1/pendiente). En este caso. la pendiente es -1/10. por Jo que I/pendiente = ~10 (véase la nota 3). P/Q adopia el valor 50/500 = 1/10. Por lo tan- to, la elasticidad-precio es el producto (1/10) (-10) = —1. Cuando la elasticidad-precio es igual a uno, el ingreso total alcanza su valor méxinto. Si la empresa de autobuses sube 0 baja el precio, ganar menos que ahora "En este caso, la pendiente se halla uilizando la fGrmula P = 100 —(Q/10). MICROECONOMIA Y CONDUCTA U3 ‘A un precio de 50 centayas, Ip empresa actiia en el punto medio de su curva de de- ‘manda, Sien lugar de 50 centavos, cobrara 75, estarfa actuando por efcitna del punto mie- dio. Mis concretamente, se encontraria en la mitad del segmento que une el punto medio. y la ordenada en el origen (punto K de la Figura 4.24). La cantidad seria de 250 viajes diarios solamente y la elasticidad-precio, ~3 (caleulada, por ejemplo, utlizando el co Ciente entre los segmentos lineales EX y el KA). Actuando en un punto ekistico de su cur- © vac de denanda, la euupresa pods autientar e] ingreso total bajando el precio, Determinantes de la elasticidad-precio de la demanda FIGURA 4.24 ‘Aun precio de 50 centavos e! viaje, la empresa de autobuses maximiza ‘su ingeso total. Aun precio de 75, ‘centavos, la demands es elistica Con respecto al precio, por fo que la lempress puede Aumentar su ingreso total bajando of precio. Qué factores determinan la magnitud de la elasticidad-precio de la demanda de un producto? Para responder a esta pregunta, resulta titl basarse primero en el analisis del efecto-sustituci6n y el efecto-renta, que concede un papel primordial a los siguientes factores: + Las posibilidades de sustitucién, El cfecto-sustitucién de la variacién de un preci tiendle 2 set pequerio cuando los bienes no tienen sustitutivos cercanos. Consideremos, por ejemplo, cl caso de la vacuna antirrébica. Las personas que son moididas por animales rabiosos no pueden sustitur esta vacuna por otra, por lo que su demand tiende a ser muy ineléstica, He- mos visto que lo misuno ocurria cou un bien como la sal, Pero consideremos ahora la de- ‘manda de una determinada marca de sal, por ejemplo, Morton’s. A pesar de los anuncios publicitarios de tos fubricantes de sal, las marcas de sal son mds 0 menos sustitutivos per- fectos, Como el efecto-sustitucién entre marcas especificas de sal es grande, la subida del precio de una de ellas deberia reducir acusadamente la cantidad demandada de la misma, En general, el valor absoluto de la elasticidad-precio aumenta si existen sustitutivos atractivos, + Proporcisn del presupuesto. I etecto-renta de la variacién de un precio es més impor- {ante cuanto mayor sea la proporcién que represente el producto dentro del gasto total. Al- gunos bienes como la sal, las gomas elisticas, el papel de celofain y muchos otros repre- sentan una proporcién tan pequefia de los gastos totales que probablemente el efecto-renta de la variaci6n del precio de estos bienes es inapreciable en el caso de la mayorfa de las personas. En cambio, es probable que el efecto-renta de la subida del precio de algunos bienes como la vivienda y la educacién superior sea realmente grande. En general, cuan- to menor es la proporcién que representa un bien dentro del gasto total, menos eléstica seré la demanda. A DEMANDA DE TRANSPORTE EN AUTOBUS Precio (centavos por viaje) Cantidad (viajes diavios) 0 250 500 750 1.000 14 FIGURA 4.25 Cuanto mas tempo regan los individuos, mas fil fe que utlicen productos Sustitutivos, por fo ‘que el efecto que producen las alorariones de la beta en el precio siempre es mis exaremo a coro plazo que a largo Blaze, CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO + Sentido del efecto-renta. Un factor estrechamente relacionado con el anterior es el sen- tido —positivo 0 negativo—de su efecto-renta. Mientras que la proporcién que representa un bien dentro del presupuesto nos indica si es probable que el efecto-renta de la variacién del precio sea grande o pequeito, el sentido del efecto-renta nos dice si contrarrestara el efecto-sustitucién o lo reforzaré. Asi, por ejemplo, un bien normal tenderé a tener una clasticidad-precio mAs alta que un bien inferior, manteniéndose todo lo dems constante, ya que el efecto-renta refuerza el efecto-sustitucién cuando el bien es normal pero lo con- irarresta cuando es inferior. «+ El tiempo. En nuestro anilisis de la demanda del individuo no nas acupamos explicita- ‘mente del papel del tiempo. Sin embargo, éste también influye significativamente en las respuestas de los individuos a las variaciones de los precios. Consideremos, de nuevo, las subidas del precio del petréleo registradas en los afios setenta. Una de las respuestas del consumidor que se encuentra ante una subida del precio de la gasolina es simplemente utilizar menos el automévil. Pero muchos de los motivos por los que se utiliza el auto- mévil forman parte de un patrén mis general y no pueden abandonarse ¢ incluso ni si- 4quiera alierarse muy deprisa. Por ejemplo, una persona no puede dejar simplemente de ir a trabajar. Puede reducir el tiempo que tarda en Iegar al trabajo poniéndose de acuerdo con otras personas para ir en el mismo automévil o comprando una vivienda més cerca de donde trabaja. Tambiéu puede reducit su consumo de gasolin cauubiandy ef automovil que tiene por otro que consuma menos. Pero todas estas medidas Hlevan tiempo, por To que la demanda de gasolina sera mucho mis elastica a largo plazo que a corto plazo. En la Figura 4.25 se contrastan los efectos a corto y largo plazo de un desplazamiento de la oferta en el mercado de gasolina, El punto inicial de equilibrio, A, se ve alterado por una re- uccién de la oterta de S a 8°. A corto plazo, sube el precio a F-, = 1,408 el litro y disminuye la cantidad a Q.,,= 5 millones de litros al dia. La curva de demanda a largo plazo es més elistica {que la curva de demanda a corto plazo. Por lo tanto, cuando los consumidores tienen més tiem- po para adaptarse, los efectos producidos en el precio tienden a moderarse mientras que los efectos producidos en la cantidad tienden a agrandarse. Asi, el nuevo equilibrio a largo plazo se alcanza en la Figura 4.25 con un precio de P,, = 1,208 el litro y una cantidad de Q,, = 4 mi- Hones de litros al dia. El caso del gas natural de uso doméstico constituye un ejemplo extremo de Ia diferencia en- tre los valores de la elasticidad-precio a corto plazo y a largo plazo. La elasticidad-precio de este producto s6lo es de -0,1 a corto plazo, pero a largo plazo llega a ser nada menos que de LAELASTICIDAD-PRECIO ES MAYOR A LARGO PLAZO QUE A CORTO PLAZO PS por live) Dy Cantidad (millones de hiros al da) MICROECONOMIA Y CONDUCTA, 11s =10,7+, Esta diferencia se debe al hecho de que una vez que el consumidor ha elegido los apa- ratos para la calefaccién y para la cocina, esté casi atrapado a corto plazo. No va'a cocinar el arroz en s6lo 10 minutos tinicamente porque haya subido el precio del gas natural. Sin embar- g0, a largo plazo puede cambiar y cambia de combustible cuando varian significativamente los precios relativos. La dependencia de la demanda del mercado con respecto a la renta EJEMPLO 4.7 Como hemos visto, la cantidad demandada de un bien por parte de una persona depende no solo de su precio sino también de ta renta de esa persona. Dado que la curva de demanda del mer- cado es la suma horizontal de las curvas de demanda de los individuos, naturalmente también influira en ella La renta de los consumidores. En algunos casos, basta conocer el nivel medio de renta del mercado para explicar totalmente la influencia de la renta en la demanda del mercado. Por ejemplo, este seria el caso si todos los consumidores del mercado tuvieran las mismas pre- ferencias y la misma renta. Sin embargo, en la préctica un nivel medio dado de renta en un mercado a veces da lugar a demandas de mercado diferentes dependiendo de como esté distribuida la renta entre las per- sonas. Bastard un sencillo ejemplo para comprenderio. En el mercado de alimentos hay dos consumidores, A y B. Sus gustos son idénticos y ambos tie- nen el mismo nivel inicial de renta, 1208 semanates. Si su curva de Engel de alimentos es la EE de la Figura 4.26, ¢qué ocurrird con la curva de demanda del mercado de alimentos si la ren- ta de A disminuye un 30 por 100 y la de B aumenta en la misma proporcién? La forma no tineal de la curva de Engel representada en la Figura 4.26 es plausible, dado. ”* que un consumidor s6lo puede comer una determinada cantidad de alimentos. Traspasado. : un determinado punto, el aumento de la renta no deberia afectar significativamente a la cantidad consumida de alimentos. Esta relacién implica que la nueva renta de B (1808 al mes) provocard un aumento de su consumo (2 kilos semanales) menor que la reduccién del consumo de A (4 kilos semanales) provocada por la nueva renta de A (608 mensuales). {QUE quiere decir todo eso respecto a la curva de demanda de alimentos de los indi viduos y del mercado? Cuando las rentas y los gustos son idénticos, también lo son las + ‘curvas de demanda de los individuos, representadas por D, y D, en la Figura 4.27. Su- mando D, yD, horizontalmente, obtenemos la curva inicial de demanda del mercado, re- presentada por D. La naturaleza de las curvas de Engel de los individuos nos dice que el aumento de la demanda de B sera menor que la reduccién de In demanda de A derivada » del cambio de la distribuci6n de la renta. Por fo tanio, cuando sumamos las nuevas curvas de demanda de los individuos (D; y 1), obtenemos una nueva curva de demanda de ali- > ‘mentos (D) que se encuentra a Ia izquierda de la curva de demanda inicial. Conviene no olvidar la dependencia de las demandas del mercado con respecto a la dist bucién de la renta cuando se considera la posibilidad de adoptar medidas encaminadas a re- distribuir la renta, Por ejemplo, una medida que redistribuya la renta de los ricos en favor de los pobres probablemente aumentard la demanda de bienes como alimentos y reduciré la de bienes de lujo, como joyas y viajes al extranjero. * H. S. Houthakker y Lester Taylor, Consumer Demand in the United States: Analyses and Projections, Cambrid- ge, Mass., Harvard University Press, 1970, 2 ed, 116 FIGURA 4.26 Cuando las curvas de Engel de los individuos Henen la forma no lineal que muestra la figura, el aumento del consumo de alimentos provocaiy Por un incrementa dado de larenta es menor que la reduecion del consume de alimentos provocado por una reduccién Ge fa renta de ia misma cuant FIGURA 4.27 Un aumento dado de la renta provoca un pequerio aumento de la demanda de 6 (bi; una reduceidn dela renta de la misma ‘uantia provoca una reduccion mayor de la demanda de A (a) LB redistibucion de ‘Aen favor de Bn altera la renta media pero reduce ia ddemanda det rere ‘CAPITULO 4; LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO LAS CURVAS DE ENGEL DE ALIMENTOS DE AY DEB Renta (§ semanales) E 180} PL 1 LLL Alimentos dis sernarales) 0 246 8 1012 La demanda de muchos otros mercados ¢s relativanente insensible a las variaciones de la distribucién de la renta. En concreto, no es probable que la distribucién de la renta sea muy im- Portante en los mercados en los que las demands de los individuos tienden a variar mas o me- nos en la misma proporcién que la renta. Las curvas de Eugel del mercado relacionan la cantidad demandada con el nivel medio de renta del mercado. La existencia de una relacién estable entre la renta media y la cantidad de- ‘uyanndada no est, en modo alguno, garantizada en el caso de ningtin producto debido a la cues- ti6n de la distribucién de la renta que acabamos de analizar. Obsérvese, en conereto, que no po- demos construir curvas de Engel del mercado limitindonos a sumar horizontalmente las curvas de Engel de los individuos. La suma horizontal permite generar las curvas de demanda del mer- cado a partir de las curvas de demanda de los individuos, porque todos los consumidores del mercado se enfrentan al mismo precio del producto. Pero cuando las rentas varfan significati- vamente de unos consumidores a otros, no tiene sentido mantenerlas constantes y sumar las can- tidades que demandan los diferentes consumidores. Sin embargo, desde el punto de vista prctico pueden existir, no obstante, unas relaciones ra- Zonablemente estables entre algunos indicadores agregados de la renta y las cantidades de- ‘mandadas en el mercado. Supongamos que existe una relacién de ese tipo en el caso del bien X Y que tiene la forma representada por la curva EE en la Figura 4.28, donde ¥ representa el nivel ‘A VECES LA DEMANDA DEL MERCADO DEPENDE DE LA DISTRIBUCION DE LA RENTA Precio i$ por kilo) Precio ($ por kilo) Procio($ por kilo) Disminuye Aumenta Disminuye la renta dea la renta de 8 |ademanda Alimentos de A “Alimentos de B Alimentos (ils semanales} (ilos semanales) (kilos semanales) @ o co MICROECONOMIA Y CONDUCTA 7 FIGURA 428, La curva de Engel de! ‘mercado nos indica (qué cantidades so cdemandarén en los diferentes niveles rmedios de renta Elasticidad-renta de la demanda Variacién porcentual de la cantidad demandada de un bien provocada por de la rena de un 1 por 100. LUNA CURVA DE ENGEL DEL MERCADO. Renta media (§ semanales) Q medio de renta de los consumidores en el mercado de X y Q representa la cantidad de X. Esta curva es el equivalente en el mercado de las curvas de Engel de los individuos antes analizadas. Si un bien tiene una curva de Engel estable, podemos definir su elasticidad-renta de la de- manda. que es un indicador formal de la sensibilidad de las decisiones de compra a las varia ciones de la renta media del mercado. Representada por el simbolo ¢, se obtiene aplicando una formula andloga a la de la elasticidad-precio : Ao/a aY/Y 45) donde ¥ representa la renta media del mercado y AY una pequefia variacién de la misma. Los bienes, como los alimentos, cuya cantidad demandada a un precio cualquiera aumenta en una proporcién menor que la renta, tienen, por lo tanto, una elasticidad-renta menor que 1. Esos bienes se denominan bienes necesarios y sus elasticidades-renta deben encontrarse en el intervalo 0 < €< 1. Suele citarse como ejemplo el caso de los alimentos. Los bienes de lujo son aquellos cuya €> 1. Ejemplos normales son las joyas caras y los viajes al extranyero. Los bie~ nes inferiores son aquellos cuya €< 0. Los bienes cuya €= I tienen curvas de Engel que son It- reas rectas que parten del origen, como la EE de la Figura 4.29. La Figura 4.29 muestra las curvas de Engel del mercado de bienes de lujo, bienes necesarios y bienes inferiores. La formula de la elasticidad-renta de la Ecuacién 4.5 es facil de interpretar geométricamente si se expresa de la siguiente manera: y ag Ow 46) El primer factor del segundo miembro de 1a Ecuacién 4.6 es simplemente el cociente entre la renta y la cantidad en un punto de la curva de Engel. Es la pendiente de la Iinea trazada desde el origen (un rayo) hasta ese punto. El segundo es la inversa de la pendiente de la curva de Engel en ese punto. Sila pendiente del rayo cs superior a la pendiente de la curva de Engel, cl producto de estos dos factores debe ser mayor que 1 (el caso del bien de lujo). Si es menos inclinada, € sera menor que 1, pero positive, siempre que la pendiente de la curva de Engel sea positiva (el caso del bien necesario). Por lo tanto, para distinguir entre la curva de Engel de los bienes necesarios y la de los bienes de lujo, lo que importa no son las pendientes de las propias curvas de Engel sino su relacién con las pendientes de los rayos correspondientes. Por tiltimo, si la pendiente de Ja curva de Engel es negativa, € debe ser menor que cero (el caso del bien inferior)*. 5 Utilizando ef método basado en el célcul, la férmula correspondiente es n = (YIO\dQUVAN). © Obsérvese que un bien inferior también satisface la definicin de bien necesario. 118 CAPETULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR ¥ DEL MERCADO, ‘CURVAS DE ENGEL DE DIFERENTES TIPOS DE BIENES Renta media Renta media 8 semanales) (Ssemanales) Bien necesario fe < 1) Bien de lujo(e> 1) Bien inferior (e <0} @ @ 6 FIGURA 4.29 (a) El bien cuya curva de Engel se muestra en la figura tiene una elasticidad-renta de 1 Enel easo de esas hienes, luna variacién proporcional dada de la renta provoca la misma variacién proporcional de la cantidad demandada, ‘As, cuando la renta media se duplica, pasando de Ma 2M,, también se duplica la cantida demandada, pasando Ue Q, 4.20, (U) Las curvas de Engel ruestan que ef Consumo aumenta en Una proporcion mayor que la venta. ‘cuando el bien es de lujo y en una proporcién menor cuando es un bien necesario y que disminuye al aumentar la renta en el caso de los bienes inferior, APLICACION: PREDICCION DE LAS TENDENCIAS ECONOMICAS Si la elasticidad-renta de la demanda de todos los bienes y los servicios fuera 1, la com posicién del PNB seria totalmente estable a lo largo del tiempo (suponiendo que la tecno- logia y los precios relativos no varfan). Se dedicaria la misma proporcién a los alimentos, aa los viajes y a las prendas de vestir y, de hecho, a todas y cada una de las categorias de consumo. Sin embargo, como muestran las ciftas del Cuadro 4.5, las elasticidades-renta varian sig- nificativamente de unas categorias a otras. Y es ahi donde se encuentra una de las aplicaciones ‘més importantes del concepto de elasticidad-renta, a saber, la prediccién de la composicién de Jos patrones futuros de compra. Desde los tiempos de la revolucidn industrial, el poder adqui- sitivo real per cépita ha crecido alrededor de un 2 por 100 al afio. Nuestro conocimiento de las Uiferencias entre las elasticidades-renta nos permite predecir en qué se diferenciardn los patro- nes de consumo del proximo siglo de los actuales. Ast, por ejemplo, una creciente proporcicn del presupuesto del consumidor se dedicara a bienes como comidas en restaurantes y automsviles, mientras que cada vez ser menor la que se dedique a tabaco, combustible y electricidad. Y st las estimaciones de la elasticidad son co- rrectas, las cantidades absolutas gastadas por persona en margarina, productos derivados del cer- do y transporte publico serdn considerablemente menores en el préximo siglo que en la actua- lidad. Las elasticidades-precio cruzadas de la demanda La cantidad que se compra de un bien en el mercady depende no sGlu de su precio y de las ve tas de los consumidores sino también de los precios de los bienes relacionados con él. La elas- idad-preciv cruzada de la demanda es la variacion porcentual que experimenta la cantidad demandada de un bien cuando varia el precio del otro un 1 por ciento. En términos més gene- ‘MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA Hg Elasticidad. precio cruzada dela demanda Variaci pporcentual de la ccantidad demandada de un ‘bien provocada por ‘una variaci6n del precio del otro de tun I por 100. CUADRO 4.5, ELASTICIDADES-RENTA DE LA DEMANDA, DE ALGUNOS PRODUCTOS* jen a servicio Elasticidad ‘Automéviles 2,46 Muebles 1,48 CComidas en restaurantes 1,40 Agua 1,02 Tabaco 0.64 Gasolina y petroleo 048 Flacticidad 0.20 ‘Margarina 0,20 Productos porcinos 020 ‘Transport piiblico -0,36 * Estas estimaciones proceden de H. S. Houthakker y Lester Taylor, Consumer Demand in the United States: Analyses and Projections, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1970, 2.*ed.;L. Taylor y Halvorsen, «Energy Substitution in U.S. Manufacturing», Review of Economics and statistics, noviembre, 19/7; 4. Wold y t. jureen, De ‘mand Analysis, Nueva York, Wiley, 1953, rales, dados dos hienes cualesquiera, X y Z, la elasticidad-precio cruzada de la demanda se de- fine de la forma siguiente’: = AQy Oy Ne A IP, an donde AQ, es una pequefia variacién de Q,, la cantidad de X, y AP, es una pequefia variacién de P,,el precio de Z. Ny mide la respuesta de la cantidad demandada de X a una pequeiia variacién del precio de Z. AA diferencia de la elasticidad de la demanda con respecto al propio precio, que nunca es ‘mayor que cero, la elasticidad-precio cruzada puede ser positiva o negativa. X y YZ son com- plementarios Si Nz <0. Son sustitutivos Si Te > 0. Por lo tanto, una subida del precio del jamén reducird no slo la cantidad demandada de ese bien sino también la demanda de huevos, ya que el jamén y los huevos son complementarios. En cambio, una subida del precio del café tende- 1a elevar la demanda de té. El Cuadro 4.6 muestra las estimaciones de la elasticidad-precio ceruzada de la demanda de algunos pares de productos. Eyercicio 4.7 {Seria la elasticidad-precio cruzada de la demanda positiva 0 negativa en el caso de los si- guientes pares de bienes: (a) manzanas y naranjas, (b) billetes de avién y neumiticos dé automévil, (c) equipos y programas informéticos, (d) plumas y papel, (¢) plumas y lépices? * Uilizando el método basado en el eélculo, la expresin correspondiente es Nz = (PxQ,M(aQ,/aP,). 120 Resumen CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO CUADRO 4.6. _ELASTICIDADES-PRECIO CRUZADAS DE ALGUNOS PARES DE PRODUCTOS* Bien 0 servicio Bien o servicio cuyo precio varia _Elasticidad-precio cruzada Mantequilla ‘Margarina +081 Margarina Mantequilla +067 Gas natural Fuel oil 10.44 Vacuna Porcino 40.28 Electricidad Gas natural 40.20 Ezparcimiento Alimentos 072 Cereales Pescado fresco -0,87 * Procedente de H. Wold y L. Jureen, Demand Analysis, Nueva York, Wiley, 1953; L, Taylor y R. Halvorsen, «Energy Substitution in U.S. Manulacturings, Review of Economics and Statistics, noviembre, 1977; E.T. Fuili et al,, «An Almost Ideal Demand System for Visitor Expenditures», Journal of Transport Economics and Policy, 19 de mayo de 1985, pags. 161-171; y A. Deaton, «Estimation of Own- and Cross-Price Elasticities from Hou- sehold Survey Datae, Journal of Econometrics, 36, 1987, pigs. 7-30, El tema del que nos hemos ocupado en este capitulo es la respuesta de Ja demanda del consu- midor y de la demanda de! mercado a las variaciones de los precios y la renta, Para obtener la ‘curva de demanda de un bien especifico X por parte de uu cousurnidor, primero trazarnos la cur- vva precio-consumo en el gréfico habitual de curvas de indiferencia. La CPC es la linea de ces- {as Gptinmas que se observa cuando varfa el precio de X y se mantienen constantes tanto la Ten- ta como las preferencias. A continuacién se representan los pares de precio y cantidad relevantes de la CPC en otro grafico y se obtiene la curva de demanda del individuo. El instrumento andlogo a la CPC en el caso de la renta es la curva renta-consumo 0 CRC, que se construye también a partir del grafico habitual de curvas de indiferencia. La CRC es la linea de cestas éptimas que se observa cuando varia la renta del consumidor y se mantienen cconstantes las preferencias y los precios relativos. La curva de Engel es el instrumento andlogo ala curva de demanda del individuo en el caso de la renta. Se obtiene representando los pares relevantes de renta y cantidad de la CRC en otro grafico. Los bienes normales son aquellos que el consumidor compra en mayor cantidad cuando au- ‘menta la renta y los bienes inferiores son aquellos que compra en menor cantidad. El efecto total de la variacién de un precio puede descomponerse en dos efectos distintos: (I) el efecto-sustitucién, que indica la variacién que experimenta la cantidad demandada cuan- do la variacién del precio hace que los bienes sustitutivos parezcan més o menos atractivos: y (2) el efecto-renta, que indica la variacién que experimenta la cantidad demandada como con- secuencia de la variaci6n del poder adquisitivo real provocada por la variacién del precio. El ¢efecto-sustitucién siempre varfa en sentido contrario al precio: las subidas freducciones] del pre- cio siempre reducen faumentan] la cantidad demandada. Cuando los bienes son normales, el efecto-renta también varia en sentido contrario al precio, por lo que tiende a reforzar el efecto- sustitucién. Cuando los bienes son inferiores, el efecto-renta varfa en el mismo sentido que el precio y, por lo tanto, tiende a contrarrestar el efecto-sustitucién, El hecho de que el efecto-renta y el efecto sustitucién varfen en sentido contrario cuando los bienes son inferiores sugiere la posibilidad de que exista un bien Giffen, es decir, un bien que se compre cn mayor cantidad cuando sube su precio. No hay ningén ejemplo documentado que demuestre la existencia de bienes Giffen, por lo que, a menos que se especifique lo contrario, en este libro adoptamos la couvenciGn de que todos los bicnes se denmandan en menor cantidad cuando sube su preci MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 121 Los bienes en cuyo caso las decisiones de compra responden mas al precio tienden a ser aquellos que tienen grandes efectos-renta y sustituci6n que actian en el mismo sentido. Asi, por ejemplo, un bien normal que represente tna elevada proporcién de los gastos totales y del que existan muchos sustitutivos ditectos e inditectos tenders a responder significativamente a las va- riaciones del precio. Para muchos consumidores, la vivienda es un ejemplo perfecto de un bien de ese tipo. Los bienes menos sensibles a las variaciones de los precios son aquellos que re- presentan una parte muy pequefia del presupuesto y cuyas posibilidades de sustitucién son muy escasas. Para la mayoria de las personas, la sal tiene estas dos propiedades. Fristen dos técnicas equivalentes para hallar las curvas de demanda del mercado a partir de las curvas de demanda de los individuos. La primera consiste en representar grificamente éstas iiltimas y sumarlas horizontalmente. El segundo método es algebraico y consiste en despejar primero los valores de las Q respectivas en las curvas de demanda de los individuos, sumarlos ¥y despejar, por tiltimo, P, en la suma resultante. ‘Un concepto analitico fundamental en la teorfa de la demanda es la elasticidad-precio de la demanda, que es un indicador de la sensibilidad de las decisiones de compra a las pequefias va~ riaciones del precio, En términos formales, se define como la variacién porcentual de la cant dad demandada derivada de una variacién del precio de un 1 por 100. Se dice que los bienes cuya elasticidad es, en valor absoluto, mayor que 1 son eldsticos; los bienes cuya elasticidad es, cen valor absoluto, menor que 1 son inekésticus, y lus bicues cuya elasticidad es, en valor abso- luto, igual a 1, son de elasticidad unitaria, ura importante relacidn es la que existe entre la elasticidad-precio y la influencia de la va- riacién de un precio en el gasto total, Cuando la demanda es elistica, la reduccién de un precio eleva el gasto total; cuando es ineldstica, el gasto total disminuye cuando baja el precio. Cuan- do la demanda es de elasticidad unitaria, el gasto total alcanza su valor maximo. El valor de la elasticidad-precio de la demanda de un bien depende de cuatro grandes fac- tores: las posibilidades de sustitucién, la proporcién presupuestaria, el sentido del efecto-renta ¥y el tempo. (1) Las posibilidades de sustitucién. Cuanto mayor sea la facilidad con que los con- sumidores puedan sustituir unos bienes por otros, més eldstica serd la demanda. (2) La pro- orcién presupuestaria. Los bienes que representan una elevada proporcién de los gastos tota- les tienden a tener una mayor elasticidad-precio. (3) Sentido del efecto-renta. Manteniéndose todos los demés factores constantes, los bienes inferiores tienden a ser menos elésticos con res- pecto al precio que los normales. (4) El tiempo. Los habitos y los compromisos existentes l mitan el grado en que los consumidores pueden responder a las variaciones de los precios a cor- to plazo. La elasticidad-precio de la demanda tiende a ser mayor cuanto més tiempo tienen los consumidores para adaptarse. Las variaciones del nivel medio de renta de un mercado generalmente desplazan la curva de demanda del mercado. La elasticidad-renta de la demanda del bien X se define igual que la elas- ticidad-precio, Es la variacién porcentual que experimenta la cantidad cuando la renta varia un | por 100. Los bienes cuya elasticidad-renta de la demanda es superior a cero se denominan bie~ nes normales; los hienes cnya elasticidad-renta de la demanda es menor que 0 se denomi- nan bienes inferiores; los bienes cuya elasticidad-renta de la demanda es mayor que 1 se denominan bienes de lujo; y los bienes cuya elasticidad-renta de la demanda es menor que 1 se denominan bienes necesarios. Cuando los bienes son normales, el aumento de la renta des- plaza hacia la derecha ta demanda del mercado; y cuando son infcriores, la desplazan hacia la izquierda, En el caso de algunos bienes, no s6lo es importante como determinante de la de- manda del mercado su valor medio de la renta sino también su distribucién. La elasticidad-precio cruzada de la demanda es un indicador de la sensibilidad de la deuandada de un bien unit pequetia variaciGn de los precios del otro. En términos formales, es Ja variacién porcentual de la cantidad demandada de un bien provocada por la variacién del pre- cco del otro de un 1 por 100. Si la elasticidad-precio cruzada de la demanda de X con respecto al precio de Z es positiva, X y Z son sustitutivos; y si es negativa, son complementarios. Para re- 122 ‘CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO cordar las formulas de las distintas elasticidades —con respecto al propio precio, cruzada y ren- ta— a muchas personas les resulta util observar que cada una es la variacién porcentual de la cantidad dividida por la variacién porcentual del factor causal correspondiente. En un apéndice de este capitulo (véase el apartado «For the Instructor» en nuestra pagina ‘Web www:mhhe.comleconomicsifrank4) se examinan otros temas de la teoria de la demanda, entre los que se encuentran la curva de demanda de elasticidad constante, la clasticidad-arco y la curva de demanda compensada. Temas de repaso 1, {Por qué la cantidad demandada de sal tiende a ser insensible a las variaciones de su precio? 2. (Por qué la cantidad demandada de educacién en las universidades privadas es mucho més sensible ‘que la sala las variaciones del precio? 43, Trace las curvas de Engel de un bien normal y de un bien inferior. 4. Cite dos ejemplos de bienes que sean inferiores para la mayoria de los estudiantes 5. {Puede llegar la curva precio-consumo a tener en algin punto pendiente negativa? 6, Para hallar la curva de deuand del mercado de un producto, ,por qué sumamos horizontalmente las ccurvas de demanda de los individuos en lugar de sumarlas verticalmente? 7. Resuma la relacin entre la elasticidad-precio, as variaciones del precio y las variaciones del gasto total, 8, Por qué no medimos la sensibilidad de la demanda a las variaciones de los precios por medio de la pendiente de la curva de demanda en lugar de utilizar la expresién més complicada de la elasticidad? 9. Cuando la curva de demanda tiene forma de linea recta, jcual es la elasticidad-precio en el punto que maximiza el ingreso? 10, {Cree usted que la educacién universitaria tiene una elasticidad-precio (matrfcula) de la demanda alta o baja? 11. {Como pueden afectar las variaciones de la distribucién de la renta entre los consumidores a la de- ‘manda de mercado de un producto? 12. Si se prevé un largo periodo de disminucién del PNB, en qué tipo de empresas nos convendri 13, Verdadero 0 falso: Cuando un presupuesto se gasta totalmente en das hienes, la subida del precio de luno necesariamente reduce el consumo de ambos, a menos que uno de los bienes sea inferior. Expli- ‘que su respuesta. 14. Mike gasta toda su renta en pelotas de tenis y entradas de baloncesto, Su curva de demanda de pelo- tas de tenis es elastica. Verdadero 0 falso: Si sube el precio de las pelotas de tenis, consume més en tradas. Explique su respuesta, 15. Verdadero o faiso: Si cada uno de los miembros de un mercado tiene una curva de demanda de un bien en forma de linea reota, la curva de demanda del mercado también debe ser una linea recta, Ex plique su respuesta. 16, Suponga que gasta todo su presupuesto en dos bienes: pan y mantequilla. Si el pan es un bien inferior, también puede serlo la mantequilla? MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 123 Problemas 1. Sam gasta 6S a la semana en zumo de naranja y zumo de manzana. El zumo de naranja cuesta 28 el ‘vaso, mientras que el de manzana cuesta 1S. Para Sam un vaso de zumo de naranja es un sustitutivo perfecto de tres vasos de zumo de manzana, Halle la cesta semanal éptima de consumo de zumo de naranja y zumo de manzana de Sam. Suponga que sube el precio del zumo de manzana a 2S el vaso, mientras que el det zumo de naranja no vara. ;Cuénta renta adicional necesitarfa Sam para consumit su cesta inicial de consumo? 2, Bruce tiene la misma renta y se entrenta a los mismos precios que Sam, pero para él un vaso de zumo de naranja es un sustitutivo perfecto de un vaso de zumo de manzana. Halle a cesta éptima de con- sumo de Bruce. ;Cudnta renta adicional necesiarfa Bruce para poder consumir su cesta inicial de con- sumo cuando se duplica el precio del zumo de manzana’? 3, Maureen tiene la misma renta y se enfrenta a los mismos precios que Sam y Bruce, pero para ella un vaso de aumo de naranja y un de 2umo de manzana son complementarios perfectos. Halle la cesta 6p- ‘ima de consumo de Maureen. {Cunta renta adicional necesitaria Maureen para poder consumir su cesta inicial de consumo cuando se duplica el precio del zuma de manzana? 4, El mercado de limonada tiene 10 consumidores potenciales, cada uno de los cuales tiene la curva de demanda P = 101 ~ 100,, donde P es el precio en délares por vaso y Q, es el ntimero de vasos de- ‘mandado a la semana por el consumidor /-¢simo, Halle la curva de demanda del mercado utilizando el Algebra. Represente la curva de demanda individual y la curva de demanda de! mercado. {Cual es la cantidad demandada por cada consumidor y en el mercado en su conjunto si el precio de la limo- nada es P = 18 el vaso? 8, a) Halle Ia elacticidad de la curva de demanda P ~ 60 — 0,50 correspondiente a P ~ 10. b) Sila curva de demanda se desplaza en paralelo hacia la derecha, ;qué ocurre con la elasticidad en 10? CConsidere la curva de demanda Q = 100 ~ 50P. a) Represente Ia curva de demands e indique qué segmento es elistco, cuil inelistico y cusl de elas- ticidad unitaria, b) Sin hacer més célculos, indique en qué punto de la curva se maximizan los gastos en los bienes y cexplique la légica en la que se basa su respuesta, 17. Suponga que la demanda de uso del puente Golden Gate es O = 10.000— 1.000P. a) Sil peaje (P) es de 2S, ,cusinto ingreso se recauda? b) {Cual es la elasticidad-precio de la demanda en este punto? ©) Pueden aumentar los responsables del puente sus ingresos modificando su precio? 4) El Red and White Lines, ferry que compite con el puente Golden Gate, ha instalado aerodestiza- dotes que hacen mucho mas cOmodo el desplazamiento en ferry. {Cémo afectaria es0 a a elas cidad de la demanda de desplazamientos por el puente? 8. Sc erce que los gastos de los consumidores en seguridad tienen una elasticidad renta positiva. Por ejemplo, cuando aumenta la renta, la gente tiende a comprar automéviles més seguros (més grandes ¥ con airbags laterales), tiende més a viajar en avién que en automévil, tiende mis a hacerse revi es médicas periddicas y tiende més a recibir asistencia sanitaria por cualquier problema que re- vvelen las revisiones. :Es la seguridad un bien de Iujo.o.un bien necesaria? 9, Los profesores Adams y Brown constituyen toda la demanda del mercado de ayudantes de investi- ¢gaciGn durante el verano en el departamento de economia. Si la curva de demanda de Adams es P = 50-20, y la de Brown P = 50 - Q,, donde Q, y Q, son las horas demandadas por Adams y Brown, respectivamente, ;cudl es la demanda de mercado de horas de investigacién en el departa- ‘mento de economia? ‘CAPTULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO. 10. Suponga que al precio de 400$ se demandan 300 billetes de avin para ir de Ithaca (Nueva York) a Los Angeles (California). Ahora sube el precio a 6008 y se demandan 280 billetes. Suponiendo que Ja demanda de billees es lineal, halle las elasticidades-precio correspondientes a los pares de cantidad ¥ precio (300, 400) y (280, 600). LL, La curva de demanda mensual de mercado de calculadoras por parte de los estudiantes de ingenieria, es P = 100—Q, donde P es el precio de la calculadora en délares y Q es el nimero de calculadoras aque se compra al mes. Si el precio es de 30S, ;cudntos ingresos obtendrin mensualmente los fabri- ccantes de calculadoras? Halle Ia elasticidad-precia de la demanda de calculadoras. ;Qué deben hacer para aumentar los ingresos? 12, ,Qué precio maximizaré el gasto total a lo largo de la curva de demanda P = 27 - Q"? 13. Un vendedor de perttos calientes se enfrenta a una curva de demanda diaria de Q = 1.800 - 1SP. don- de P es el precio de un perrito caliente en centavos y Q es el niimero de perritos calientes que se com- pran diariamente. a) Si-cl vendedor venia vendiendo 300 perrtos calientes al dia. udntos ingresos ha obtenido? ) Cual es la elasticidad-precio de la demanda de perritos calientes? ©) El vendedor quiere obtener mayores ingresos. ;Debe subir el precio de los perritos calientes debe bajarlo? 4) {A que precio obtendré unos ingresos totales méximos? 14. Ordene Ios valores absolutos de las elasticidades-precio de la demanda en los puntos A, B, C, Dy E de las tres curvas de demanda del gréfico adjunto, Pp iN a Q @ @ 15, Trace las curvas de Engel de los bienes siguientes: alimentos, vacaciones en Hawai, anacardos, 2a- palillas deportivas haratas (4,998 el par), 16, {Es la elasticidad-precio cruzada de la demanda de los siguientes pares de articulos positiva o ne~ ‘ative? a) Las raquetas y las pelotas de tenis ) La mantequila de cacahuete y Ia mermelada. ©) Los perritos calientes y las hamburguesas. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 125 #17. En 1981, X costaba 3S y se vendieron 400 unidades. Ese mismo afio, un bien relacionado con este, €1 ¥, costaba 10S y se vendieron 200 unidades. kin 1982, X segufa costando 3, pero sélo se ven dieron 300 unidades, mientras que el precio de ¥ subié a 12 y sélo se vendieron 150 unidades. “Mantenigndose todo fo demas constante y suponiendo que la demand de X es una funcidn lineal del precio de ¥, ;cusl era en 1981 la elasticidad-precio cruzada de la demanda de X con respecto a Y? 18, Smith no ve ninguna diferencia entre el arroz y el trigo y gasta todo su presupuesto alimentario de 24S scmanales en cstos alimentos. Suponiendo que el arroz cuesta 38 cl hilo, ave Ta cut va previo- ‘consumo de Smith en el caso del trigo y la curva de demanda correspondiente. 19, Repita el problema ant perfectos en uma prop partiendo del supuesto de que el arroz y el trigo son complementarios ‘dena a wno #20. Suponga que la cafeteria de su barrio hace la siguiente oferta: Ia gente que lleve su propio eartéin de Teche puede comprar una taza de café por 1,508 solamente en lugar de 2,50S. Los cartones de leche ‘pueden adquirirse en la tienda contigua por 0,508. Como consecuencia de esta oferta, la cantidad de café vendida aumenta un 60 por 100 y el ingreso total que obtiene la tienda contigua por las ventas de leche se duplica exactamente. a) Verdadero o filso: Si evar uno mismo la leche supone una molestia pequefia, aunque signifi- cativa, quiere decir que el valor absoluto de la elasticidad-precio de la demanda de café es 3. Ex- plique su respuesta, 1b) Verdadero v falso: Se deduce que la demanda de leche de Ia tlenda contigua es elastica con res- pecto al precio. Explique su respuesta. Respuestas de los ejercicios 4.1, Enel presupuesto inicial de Paula, By, consume la cesta A. En el nuevo presupuesto, B,, consume lat cesta D (decir que D tiene 1,5 pares de fijaciones al afio significa que consume 3 pares cada 2 aiios), El efecto-sustitucidn de la subida del precio (el movimiento de A a C) es cero. Esqus (pares al afo) Fijaciones (pares al afo) 4.2, Bl efecto-enta, el efeeto-sustiucién y os efectos totales son todos nulos porque la variacién del pre- io no altera la cesta Optima de consumo de Pam. * Los problemas mareados con un astersco (*) son mds difiiles, 126 CAPITULO 4: LA DEMANDA DEL CONSUMIDOR Y DEL MERCADO Te (tazas semanales) Whey, 10 c 4 A Café tazas semanales) 4.3. Las formulas de D, y D, son P = 16-20, y P= 8 -20,, respectivamente, En el érea en la que 0 7% P 48, tenemos que Q, ~ 8 (7/2) y Q, ~4~(P/2). Sumando, tenemos que Q, + 0, = Q = 12-P, o sea, P= 12-0, si 0% P %8. Si8

‘curva de demanda de tiempo de pista por parte de John, P =50— 1/40, medida en horas anunales, Suponiendo que no hay ningtn olro club de tenis en la ciudad, jcudl es la cuota anual maxima que estaria dispuesto a pagar John para tener derecho a comprar tiempo de “plstapor 25S a hora? ‘MICROECONOMIA Y CONDUCTA, 137 FIGURAS.6 ‘Aun precio de 258 {a hora, John recibe 1.2508 al ano vel rea sombreada) de fexcedente del ‘consumidor alquilando tiempo de pista. La cuota anual maxima que puede Cbrar por harerse socio es de 1.2508. (CURVA DE DEMANDA DE TIEMPO DF PISTA POR PARTE DE UNA PERSONA. Precio ($ por hora) Tiempo de pista horas anuales) o 100 200 La respuesta a esta pregunta es el exeedente del consumidor que recibe John por poder ‘comprar tanto tiempo de pista como desee al precio de 25S ia hora. Es igual al area det idugulo ABC de ta Figura 5.6, que es EC = 1/2(50~25)100 = 1.250 al aio. Si el club ‘cobrara una cuota més alta, John mejoraria su bienestar no alquilando tiempo de pista’. EJERCICIO 5.2 Enel ejemplo 5.2, ;cudl seria la cuota anual maxima si el Club cobrara solamente 20S la = hora por el tiempo de pista? El ejemplo 5.2 aporta luz sobre muchas de las pricticas de fijacién de los precios que ob- seryamos en toda la econom{a, Por ejemplo, muchos parques de atracciones cobran una canti- dad fija por la entrada y otra por cada atraccién. Muchas compaiifas telef6nicas cobran una cuo- @ mensual fija y cobran, ademas, en funci6n del nimero de llamadas realizadas. Y algunas ‘empresas de venta por correo cobran una cuota fija por el derecho a comprar los articulos de sus tiendas 0 catalogos. ste tipo de sistemas de fijaciGn de los precios suele denominarse fijacién de precios de dos tramos. Su efecto es transferir una parte del excedente del consumidor del comprador del producto al vendedor. Comparaciones globales del bienestar Eyempto 5.3 El concepto de excedente del consumidor nos ayuda a identificar los beneficios (v los costes) de los cambios que se producen en los mercados. A menudo queremos saber si los cambios que afectan a més de un mercado mejoran o empeoran el bienestar de los consumidores. En este caso, nuestro modelo de la eleccién racional también nos permite hacer toda una variedad dc titiles deducciones. Veamos el siguiente ejemplo. Jones gasta toda su renta en dos bienes, el X y el ¥. Los precios que pagé y las cantidades que consumid el aio pasado son los siguientes: P; = 10,X = 50, Py = 20¢ ¥ ~ 25. Este afi Py ) Py son ambos 10 y su renta es 750. Suponiendo que sus gustos no han variado, ;qué ano digfrutd de un mayor bienestar? ;El aio pasado o éste? Para fesponder a esta prégiuita resulta dil comenzar comparindo las réstriccioues presto! puestarias de John correspondientes a {os dos afios, para lo cual debe observarse, en primer 138 FIGURAS.7 (a)Sitaresticcon presupuesaia del Eonmumidor ‘omespondiente a este af conten la misma cesta que Compr el ao pao feta A Gisirtar, al eves, de mismo bienetar este af0 ae e Snteror (Si Schemas, ts prion ‘elatvos de los dos Bios son diferentes, ieonsrtamente bodré comprar una Si mepr ete ate ‘cosa D, CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA RESTRICCIONES PRESUPUESTARIAS CORRESPONDIENTES A DOS ANOS y y Presupuesto de este ato 7 Presupuesto del ato pasado 53075 100 3075100, @ % 50 25 “Tgar, que el aio pasado Su Tenta fue igual a lo que gast6, a saber, P.X +P,¥'= 1000. Dados'- los precios, tenemos, pues, las restricciones presupuestarias mostradas en Ja Figura 5.74. En la Figura 5.7a vemos que la restriecién presupuestaria de Jones correspondiente a. esie afio contiene la misma cesta que compré el afio pasado. Dado que sus gustos no han variado, ¢so nos indica que su bienestar no ha empeorado con respecto al afio pasado. Al fin y al cabo, todavfa puede comprar la misma cesta que antes, Pero nuestros supuestos convencionales sobre la ordenacion de las preferencias nos permiten hacer una deduiccién auin mas poderosa, En concreto, si sus curvas de indiferencia tienen la forma convexa ha- Final, sahemos que wna curva de indiferencia —lIamémasta J,— era tangente a la res triccién presupuestaria del afio pasado en el punto A de la Figura 5.7b. También sabemos {que ta restriccién presupuestaria de este afio es mas inclinada que la del aio pasado, Jo que nos indica qué parte de J, debe encontrarse dentro del tridngulo presupuestario de este ato. En J,, la cesta A se pretiere igual que la C. ¥ como «cuanto més mejor», sabemos, que se prefiere D a C. Por lo tanto, se prefiere D a A, por lo que sabemos que Jones ha po- ddido comprar una cesta de bienes este afi que le gusta mas que la que compré cl aio pa- sado, Por lo tanto, Jones ha disfrutado de un mayor bienestar este afio que el aio pasado, Ejercicio 5.3 5 Joes gia waa a ea er ds bine, X yl Lai previo que pug as canada cconsumié el atio pasado son las siguientes: P, = 15; X = 20; P, = 25; ¢ ¥ = 30. Este afio los precios han variado (P, = 15 y P, = 20) y Ia Temta de Jones es de 900. Suponiendo que sus ‘gustos no han cambiado, ,qué aflo disfruté de tun mayor bienestar? El aflo pasado o éste? APLICACION: CONSECUENCIAS DE LAS VARIACIONES DE LOS PRECIOS DE LA VIVIENDA PARA EL BIENESTAR Consideremos los dos casos siguientes: 1. Acabamos de comprar una vivienda por 200.0008. Al dia siguiente, se duplican los pre- cios de todas las viviendas, incluida la que acabamos de comprar, 2. Acabamos de comprar una vivienda por 200.0008. AI dia siguiente, se reducen a la mi- tad los precios de todas las viviendas, incluida la que acabamos de comprar. MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA B9 HOURA 58 hand e dupa el redo dela ‘ends, moe reaicién Presper se convert en By que tambln conten rest cesta ill Come C la cesta Satine de 8 se encuens en una lade derncia inds ats que 4a subi del precio de iavivienda moja ues bene Cémo afecta a nuestro bienestar la variacién de los precios en ambos casos? ;Es mayor an- tes de la variacién de los precios o después’ Hace poco hice estas preguntas a los estudiantes de primer afio de doctarado de economia. La inmensa mayor‘a respondié que es mayor como consecuencia de los precios en el primer caso, pero menor como consecuencia del descensa de los precios en el segundo, Aunque pare- fa que la mayoria estaba muy segura de sus respuestas, s6lo una es correcta, Para ver por qué, examinemos primero el caso en el que se duplican los precios de todas las viviendas, Supongamos que nuestra riqueza total era de 400.0008 antes de comprar la vivienda y que el tamafio de nuestra vivienda actual corresponde a 1 unidad de vivienda y el preciv de otros bienes (el bien compuesto) es 1. Nuestra restriccién presupuestaria inicial corresponde en cl primer caso a la Iinca B, de la Figura 5.8. Su ordenada en el urigen, 400.0005, es la cantidad ‘maxima que podriamos haber gastado en otros bienes. Su abscisa en el origen, dos unidades de vivienda, corresponde a la cantidad undxima de vivienda que podrfamos haber comprado (es de~ cir, una vivienda el doble de grande que Ia actual). En B,, el equilibrio del punto A representa nuestra compra inicial, En A, tenemos una unidad de vivienda y nos quedan 200.000$ para otros bienes. ‘Cuando se duplica el precio de nuestra vivienda, nuestra restricciGn presupuestaria se con- vierte en la Iinea B, de la Figura 5.8. Para calcular la ordenada en el origen de B,, obsérvese que nuestra vivienda actual ahora puede venderse por 400.0008, que cuando se suman a los 200.000$ que nos quedaron tras comprar la vivienda, hacen un méximo de 600.000S para ‘otros bienes. La abscisa en el origen de B, indica que cuando se duplica el precio de la vivien- da a 400.0008 la unidad, slo podemos comprar un maximo de 1,5 unidades de vivienda con nuestros 600.0008. Obsérvese, por tltimo, que en B, nuestra cesta Sptima es C, que contiene H, < | unidades de vivienda y otros bienes por valor de O, > 200.0008. Y como la cesta C se encuentra en una curva de indiferencia mas alta que la A, disfrutamos de un bienestar mayor que antes de la subida del precio. Como cabria esperar, cuando sube el precio de la vivienda, la respuesta mejor es comprar ‘menos unidades de vivienda y més de otros bienes. Obsérvese que estamos aisladas del davio que produce el efecto-renta de la subida del precio, ya que esta subida aumenta el valor de la vi- vienda que poseemos. Hasta ahora todo va bien, Veamos el caso que para muchos estudiantes era el més dificil, a saber, el caso 2, en el que los precios de la vivienda se reducen a Ia mitad. Adoptando de nuevo las unidades de medida utilizadas en el caso 1, tras el descenso de los precios de la vi- vienda nuestra restriccién presupuestaria es la R, de la Figura 5.9. Para hallar su ordenada en SUBIDA DE LOS PRECIOS DE LA VIVIENDA Y BIENESTAR DE LOS PROPIETARIOS DE VIVIENDAS (Otros bienes Cantidad de vivienda 140 FIGURA5.9 Cuando el precio de fa vivienda se reduce ala mitad, nuesva restrccién presupuestaria se cconvierte en B,, que tambien contiene ‘nuestra cesta nical ‘A.Como D, la cesta “pti do Ry se ‘encuentra en una cura de indiferencia mas alta que A, descenso del precio ‘dela vivienda mejora nuestto bienestar. CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA DESCENSO DE LOS PRECIOS DE LA VIVIENDA Y BIENESTAR DE LOS PROPIETARIOS DE VIVIENDAS (Otros bienes 2 Cantidod de vvionda 3 el origen, obsérvese que Ja venta de nuestra vivienda actual ahora s6lo genera 100.0008, que, cuando se suman a los 200.0005 que ya tenemos, hacen un maximo de 300.000$ para la compra de otros bienes. Para calcular la abscisa en el origen de B,, obsérvese que cuando baja el precio de la vivienda a 100.000§, ahora con nuestros 300.000S compramos un maximo de 3 unidades de vivienda. Dada la restriccién presupuestaria B,, la mejor cesta asequible es la D, que contiene H, > 1 unidades de vivienda y O, < 200.000 unidades de otros bienes. Al igual «que en el primer caso, la variacién del precio relativo nos lleva de nuevo a una curva de indi- ferencia més alta. Sin embargo, ahora el sentido de la sustitucién es el contrario: como ahora la vivienda es mas barata que antes, respondemos comprando mas unidades de vivienda y me- nos de otros bienes. Obsérvese que en ambos casos nuestra nueva restriccién presupuestaria contiene nues- tra cesta inicial, lo que significa que tenemos que disfrutar al menos del mismo bienestar después de la variacién de los precios que antes. Obsérvese también que en ambos casos la variacién de los precios relativos significa que nuestra nueva restriccién presupuestaria contiene ccestas que se encuentran por encima de nuestra curva de indiferencia inicial, lo que permite con- seguir un resultado mejor en ambos casos. APLICACION: SESGO EN EL [NDICE DE PRECIOS DE CONSUMO El indice de precios de consumo (IPC) mide las variaciones del «coste de la vida, la cantidad que debe gastar un consumidor para mantener un determinado nivel de vida. El IPC, publicado ‘mensualmente por el Bureau of Labor Statistics, se halla calculando primero el coste de una cesta representativa de bienes y servicios durante un periodo de referencia y dividiendo ese cos- te por el custe actual de la unisma cesta. Asi, por ejemplo, si cuesta 1008 comprar la cesta te- presentativa en el periodo de referencia y 150S comprar la misma cesta hoy, el IPC seria 1,5. Al anunciar esta cifra, los portavoces oficiales explicarfan que significa que el coste de la vida ha aumentado un 50 por 100 en comparacién con el perfodo de referencia. ‘Sin embargo, lo que no tiene en cuenta el [PC es que cuando suben los precios de los dife- rentes bienes en diferentes proporciones, los consumidores generalmente no compran la misma cesta de bienes que solfan comprar sino que normalmente sustituyen los bienes cuyos precios han subido més. Reasignando su presupuesto de esta forma, pueden evitar, al menos en parte, MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 141 los perjudiciales efectos de las subidas de los precios. Como el IPC no tiene en cuenta la sus- titucién, tiende a sobreestimar las subidas del coste de la vida. Un sencillo ejemplo basado en el modelo de la eleccién racional lo demuestra inequivo- camente. Supongamos que los vinicos bienes que hay en la economia son arroz y trigo y que el consumidar representative consume 20 kilos al mes de cada uno de ellos en el periodo de re~ ferencia. Si el arroz y el trigo cuestan cada uno 1S el kilo en el perfodo de referencia, ;cudl serd el IPC en el periodo actual si el arroz ahora cucsta 2§ el kilo y el trigo 38 el kilo? El cos- te de la cesta del periodo de referencia a los precios de ese perfodo era de 40S, mientras que a los precios actuales csa misma cesta ahora cuesta 1008. El IPC toma, pues, el valor de 100$/40S = 2,5. Pero jes realmente correcto decir que ahora el coste de la vida es 2,5 veces el de antes? Por poner un ejemplo extremo, supongamos que nuestro consumidor representativo consi- dera que el artvz y el trigo son sustitutivos perfectos en una proporcion de uno a uno, lo que sig- nifica que sus curvas de indiferencia son rectas de 45° de pendiente negativa. En la Figura 5.10, su cesta inicial est representada por A y su curva de indiferencia inicial (que coincide exacta- ‘mente con su restriccién presupuestaria inicial) es la J,. Ahora supongamos que preguntamos cudnta renta necesitaria en el periodo actual para lograr el mismo nivel de satisfaccién que lo- gr6 en el periodo de referencia. A los nuevos precios, la pendiente de su restriccién presu- Puestania ya no es —1, sino ~3/2. Con una restriccién presupuestaria de esta nueva pendiente, po- dria alcanzar su curva de indiferencia inicial de una forma més barata comprando la cesta C de la Figura 5.10. ¥ dado que el coste de C’a los precios actuales es de 80S solamente, podemos decir que el coste de mantener el nivel inicial de satisfaccién se ha multiplicado por 2 sola- mente, no por 2,5. En general, podemos decir que el grado en que el IPC sobreestima el coste de Ia vida an- ‘menta conforme son mayores las posibilidades de sustitucién. El sesgo también es mayor cuando hay mayores diferencias entre las tasas de subida de los diferentes precios. SESGO INHERENTE DEL INDICE DE PRECIOS DE CONSUMO ‘Arroz (kilos mensuales) (esta Sptima en el period actual Cesta Sptima en el petiodo de referencia ‘go kilos mensuates) ° 20 40 FIGURA 5.10 Para este consumidor, el aroz y el trigo son sustitutivos pertectos. Cuando el precio de cada uno era de 1$ el kilo, ‘compraba 20 ilos al mes de cada uno en el periodo de referencia, lo que hacia un gasto total Ge 40$ al mes. Silos precios actuales del aroz y el trigo son de 2$ y 38 el kilo, respectivamente el gasto necesario para compra la ‘esta inicial es de 100§ al mez. EPC cs el cociente entre estos dos gastos, 1008/40§ ~ 2,5. Pero este eonsumidOr puede alcanzar su curva de indiferenciainicial,l, comprande la cesta C, que cuestas6lo 808 alos precios ‘actuales. El coste de mantener el nivel inicial de Stisfaccién se ha multplicado, pues, por 2,0 solamente. 142 CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA EL CAMBIO DE LA CALIDAD: ;OTRO SESGO EN EL IPC? Es posible que la tarea de recoger datos sobre los precios de los bienes y servicios parezca sen- cilla. Sin embargo, en la practica es compleja debido a la existencia de descuentos, devolucio- nes y otras promacianes en las que el precio real de transaccién puede ser muy distinto del pre- de datos exactos sobre los precios, con todo lo importante que es, no basta para estimar los cambios del coste de la vida. También debemos tener en cuenta los cambios de la calidad de lo que compramos y es0 es, desgraciadamente, mucho més complicado que medir las variaciones de los precios. Basta observar brevemente la industria automovilistica para ver la dificultad. Segtin cl De- partamento de Comercio de Estados Unidos, en 1994 el precio medio pagado por un vehiculo nuevo era de 19.675, lu que representa una subida del 5,1 por ciento con respecto a 1993 y de 72,8 desde 1984+, Durante ese mismo periodo de 10 afios, el IPC solo subié un 42,6 por 100. {Significa eso que tos precios de los auromoviles han subido mucho mas deprisa que los de otros bienes y servicios? No necesariamente. Al fin y al cabo, los automéviles recién produ- cidos tienen muchas caracteristicas que no tenian los modelos anteriores. Por ejemplo, mientras que alrededor del 90 por 100 de los automéviles vendidos en Estados Unidos en 1994 levaba airbags y alrededor del 40 por 100 levaba frenos antibloqueo, casi ninguno los tenia en 1984. Aigunos articulos especiales como las lunetas térmicas posteriores y los elevalunas, eléctricos, que antes s6lo Hlevaban los automsviles de lujo, aumentaron més de un 50 por 100 durante esa misma década, El Departamento de Comercio calcula actualmente un IPC especial para los vehiculos de motor, que deduce el coste de esas caracteristicas adicionales en un intento de medir las varia- ciones de los precios de automéviles que tienen caracteristicas similares. Este indice slo subi6 tun 32,2 por 100 entre 1984 y 1994, es decir, alrededor de un 10 por 100 menos que el IPC global Aunque estos ajustes ayudan claramente, s6lo recogen una pequeiia parte de los cambios, que ha experimentado la calidad de los automéviles en los tltimos afios. Por ejemplo, el IPC de los vehiculos de motor no tenfa en cuenta el hecho de que los automsviles de 1995 habfan lo- grado una reduccién de las emisiones de hidrocarburos del 40 por 100 y de los éxidos de ni- trgeno del 60 por 100 en relacién con los automviles de 1984. Tampoco tenfa en cuenta el he- ccho de que los automéviles son mucho mds fiables, seguros y resistentes a la corrosién que hace diez afos. El ritmo de mejora de la calidad de los autom6viles se observa claramente comparando el sedin Honda Civie DX de 1995 —uno de los automéviles mas pequeiios y baratos de Ia com- paiiia durante el afio de ese modelo— y el sedén Accord de la gama més alta de Honda de 1982. ‘Ademés de tener una serie de elementos de seguridad que no se encuentran en el Accord més antiguo, el Civic de 1995 tiene un interior mayor; un motor més silencioso, mas limpio y, si ‘embargo, mas potente (102 caballos frente a 75); mejores neumsticos y frenos; y una suspen- in mucho mas sofisticada. El Civic de 1995 pasaba de 0 a 100 km/h en 9,1 segundos, mien- tras que el Accord de 1982 pasaba en 12,2; el Civic de 1995 consumia 6 litros de gasolina a los 100 kilémetros, mientras que el Accord de 1982 gastaba 7,5. Mientras que el acabado del Civic de 1995 sobrevivird a seis inviernos del norte y estard casi como nuevo, el Accord de 1982, ex- puesto a condiciones similares, acababa leno de éxido. El Accord de 1982 tenfa un precio ofi- cial de venta al publico de 8.9958, pero como habia pocos, muchos concesionarios lo vendfan por unos 10,000S. El Civic de 1995 tenia un precio oficial de 12.3608 y la mayorfa de los con- cesionarios lo vendfan con un considerable descuento. Por lo tanto, incluso despues de trece * Los dalos de este apastado proceden de Cstba Csere, «Do Cars Cost Too Much, Or Do We Just Like Costly Cars?», Car and Driver, junio, 1995, pig. 9 MICROECONOMIA Y CONDUCTA 143 afios, el precio de venta final no era mucho més alto en el caso del Civic que en el del Accord. EI precio oficial del Civic de 1995, ajustado para tener en cuenta las variaciones del IPC global, equivale a 8.852S en délares de 1982: es decir, se trata de un automévil mucho mejor por me nos dinero. Si la comparacién entre el Civie y el Accord es representativa, parece que los intentos de las autoridades de tener en cuenta las mejoras de la calidad de los automéviles se han quedado cor- tos. Con el crecimiento de la competencia mundial, la calidad ha mejorado 1apidamente nv 9610 en el caso de los automéviles sino también en el de otros bienes y servicios. ¥ podemos estar seguros de que, al igual que cn la industria autuinvvilistica, muchos de los cambios relevantes habrén pasado inadvertidos para el Departamento de Comercio. El hecho de nv tener totalmente en cuenta las mejoras de la calidad produce el mismo efec- to que el hecho de no tener en cuenta la sustitucién. Ambos hacen que el indice oficial del cos- te de la vida sobreestime la verdadera subida de los precios. EL IPC tiene unas consecuencias extraordinariamente importantes para el déficit presu- Puestario federal, pues éste es el indice que se utiliza para determinar los ajustes que hay que realizar en las pensiones y la multitud de programas piblicos para tener en cuenta el coste de la vida. Incluso un leve sesgo al alza del IPC puede elevar el déficit presupuestario en muchos mi- les de millones de délares. Para aquellos que deseen profundizar en este tema, los indices de precios se analizan mas detalladamente en el apéndice de este capitulo, que puede encontrarse en el apartado For the Instructor en nuestra pagina Web www.mhhe.com/economics{frank4. Utilizaci6n de la elasticidad-precio de la demanda En el campo del andlisis econémico aplicado, pocos instrumentos son més importantes que el concepto de elasticidad-precio de la demanda. En este apartado analizamos algunas aplicacio- nes de este concepto en tres casos muy diferentes. APLICACION: LA SUBIDA DE LA TARIFA DEL MARTA. En 1987, para cubrir su creciente déficit presupuestario, el Metropolitan Atlanta Rapid Trans- port Authority subié recientemente su tarifa bésica de 60 a 75 centavos el viaje. En los dos me- ses siguientes, los ingresos totales del sistema aumentaron un 18,3 por 100 con respecto al mis- mo perfodo del afio anterior’. Suponiendo que la curva de demanda es lineal y que las variaciones observadas en la utilizacién del transporte son el resultado de la subida de la tarifa, qué nos dicen estas cifras sobre la elasticidad-precio inicial de la demanda de viajes realizados utilizando el sistema MARTA? Si Q, es el niimero inicial de usuarios y Q la variacién de dicho riimero provocada por la subida de la tarifa y si P y P, representan la variacién del precio y el precio inicial, respectivamente, podemos utilizar la informacién dada para calcular Ia expresién 11= (AQ/O, MAPIP, ). Supongamos que la curva de demanda de viajes realizados en el MARTA. es la D de la Figura 5.11. Fl hecho de que los ingresos totales aumentaran un 18,3 por 100 pue- de expresarse de la forma siguiente: 75(Q, + AQ)- 600, 609, = 0,183 1) 5 Véase Bert Roughton, de 1987, px. 7. r, «MARTA Sees Ridership Dip with Fare Hike», The Atlanta Constitution, 8 de octubre 144 FIGURA 5.11 Conociendo la variacion porcentual del gosto total y Ia variaci6n porcentual del precio, poderos caleularla clasticidad-precio de ladernanla CAPITULO 5; APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA, LASUBIDA DE LA TARIFA DEL MARTA (centavos por viaje) 75 60) i Qvayes danios) donde AQ <0 es la reduccién del ntimero de viajes. La Ecuaci6n 5.1 se reduce a 150 +7580 aaa a 62) de donde se deduce, a su vez, que 4g * =0,0536 2 (3) Dado que sabemos que AP/P, = 15/60 = 0,25, tenemos que 7) = -0,0536/0,25 = -0,2144. La ‘demanda de viajes en el MARTA es, pues, sumamente ineldstica con respecto al precio, lo que concuerda con el hecho de que la subida de Ia tarifa provocé un aumento significativo del gas- to total. APLICACION: LA ELASTICIDAD-PRECIO DE LA DEMANDA DE BEBIDAS ALCOHOLICAS Cémo responde el consumo de bebidas alcohsticas a las variaciones de su precio? Durante mu- chas décadas. se ha dicho que «no mucho». Sin embargo, desgraciadamente las estimaciones de la elasticidad-precio de Ia demanda de bebidas alcohélicas tiende a ser muy poco fiable. El pro- bblema se halla en que los precios de estas hebidas normalmente no varian lo suficiente para po- der estimar con precisién sus efectos, En un detenido estudio, Philip Cook ha utilizado algunos datos, hasta ahora sin explotar, referentes a las variaciones significativas de los precios de la bebidas alcohdlicas. Sugiere que la elasticidad precio de la demanda de dichas bebidas puede ser mucho mayor de lo que se pensaba, Su método consiste en examinar las variaciones que eapetinteuta su consumo en respuesta a las variaciones de los impuestos a que estan sometidas en Ios diferentes estados de Estados Unidos, Eu ueinta de tus cuarenta y ocho estados continentales, 1a venta privada de bebidas al- * Philip 3. Cook, «The Effect of Liquor Taxes on Drinking, Cinhosis, and Auto Accidents», en Mark Moore y Dean Gerstein (comps.), Alcohol and Public Policy, Washington, D.C., National Academy Press, 1982. MICROECONOMEA Y CONDUCTA M5 cohélicas exige Ia posesién de una licencia y est4 sujeta a impuestos. Periddicamente, Ia ma- yoria de estos estados suben sus impuestos nominales sobre las bebidas alcohélicas para con- ‘trarrestar los efectos de la inflacién. El valor real del impuesto sobre estas bebidas suele ser mé- ximo tras la subida y a erosionarse ininterrumpidamente conforme aumenta el coste de la vida en los afios siguientes. El hecho de que los impuestos no se ajusten continuamente para ‘mantener constante su valor real nos indica la variabilidad del precio real que necesitamos para estimar Ia sensibilidad de las compras de bebidas alcohdlicas a las variaciones de los precios. En la muestra de 30 estados en que se basa el estudio de Cook, los impuestos sobre las be- bidas alcohélicas se subieron en 39 ocasiones durante el periodo 1960-1975. Eu 30 casos de es- tos 39, el autor observa que el consumo de bebidas alcohdlicas disminuy6 en relacién con la tendencia nacional un afio después dc la subida del impuestv. Estima que la elasticidad-precio de la demanda es de -1,8, valor significativamente superior al publicado en anteriores estudios. La interpretacién que hace Cook de sus resultados constituye un interesante estudio practico de los factores que determinan la elasticidad-precio. El autor sefiala que una caracteristica des- tacada del mercado de bebidas alcubilicas es el hecho de que los bebedores empedernidos, aun- que representan una pequefia proporcién de la poblacién total, constituyen una elevada pro- porcidn del alcohol total consumido. Este hecho ha llevado a muchas personas a pensar que el consumo de bebidas alcohdlicas era insensible a las variaciones del precio, pues, al fin y al ‘cabo, la idea que tenemos de los bebedores empedemnidos es que beben principalmente por cos- tumbre, pero no porque hagan reflexiones racionales sobre el precio. En otras palabras, los ana- listas siempre han pensado que el efecto-sustitucién era pequefio en el caso de estas personas. Pero incluso aunque fuera cero en el caso de los bebedores empedernidos, quedarfa por consi- derar el efecto-renta. La proporcién del presupuesto dedicada a las bebidas alcohdlicas tiende a ser elevada en el caso de los bebedores empedernidos por dos razones. La més evidente es que compran muchas bebidas alcohélicas; la menos, quiz4, es que sus rentas tienden a ser signifi- cativamente menores que la media. Muchos bebedores empedemidos tienen dificultades para te- ner un empleo estable y a menudo no pueden trabajar a pleno rendimiento en el empleo que tie- nen. Como consecuencia, el efecto-renta de una subida significativa del precia de las bebidas alcohélicas obliga a muchos a consumir menos. Para apoyar esta interpretacién, Cook seftala que la mortalidad producida por la citrosis hepatica disminuye acusadamente en los afios pos- teriores a las subidas significativas de los impuestos sobre las bebidas alcohélicas. Esta enfer- medad afecta, en su mayor parte. a personas que tienen un historial prolongado de abuso del al- cohol, y la experiencia clinica revela que la reduccién del consumo de alcohol puede retrasar © impedir su aparicién en las personas que Hevan muchos afios bebiendo. APLICACION: ;POR QUE CUESTAN LAS ENTRADAS DE LOS PARTIDOS DE FUTBOL AMERICANO MUCHO MAS QUE LAS DF LOS PARTIDOS DE BEISBOL? Los New York Giants Rams cobran 65$ por las mejores entradas cuando jueyan en su campo, ‘mientras que los New York Yankees cobran 188 solamente, Algunos aficionados creen que esta diferencia se debe a que e! fitbol ha cclipsado al béisbol como pusatiempo nacional en Estados Unidos, que las entradas del futbol son mucho més caras simplemente porque a la gente le gus- ta més este deporte. Peo esta opinién es, cuando menos, prematura, pues la diferencia de pre~ cios tiene una sencilla razén econdmica, que no guarda relacin alguna con los méritos intrin- secus de los dos deportes. Se trata de que la temporada de béisbol consta de 162 partidos y la de {itbol, de 16 solamente. Si los dos deportes cobraran los mismos precios, la cantidad que gas- tarfa en entradas de béisbol un aficionado normal serfa més de 10 veces superior a la que gas- taria en entradas de futbol. Incluso a los precios actuales, los verdaderos aficionados al béisbol gastan una proporcién mucho mayor de su renta en entradas que los verdaderos aficionados al flitbol, lo que significa que la elasticidad-precio de la demanda es mayor en el caso de las en- 146 CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA, tradas de béisbol, lo que lleva, a su vez, a los duefios de los equipos a cobrar menos por ellas. Los aficionados a los deportes que estén bien informados se dan cuenta de que el béisbol si- gue siendo en gran medida el pasatiempo de Estados Unidos, a pesar de que los precios de las entradas son considerablemente més bajos que los del fitbol. El modelo de la eleccién intertemporal Las elecciones que hemos analizado hasta ahora implicaban la realizacion de intercambios en- tre distintas opciones en el presente: entre los alimentos y el vestido consumidos hoy; entre los Viajes y el equipo estereotonico consumidos hoy, etc. No existia ningin indicio en ninguna de estas elecciones de que la opci6n elegida hoy pudiera afectar al menti de opciones existentes enel futuro. ‘Sin embargo, esos efectos constituyen un rasgo destacado de muchas de nuestras decisiones més importantes. La tarea de este apartado seré ampliar el modelo basico de la eleccién del con- sumidor del Capitulo 3 para tenerlo en cuenta, LAS CESTAS INTERTEMPORALES DE CONSUMO FIGURA 5.12 La figura muestra sistinas ‘combinaciones de consumo actual y futuro representadas por medio de puntos enel plano G, Cy. Convencional- mente. el ee de absclsas mide el Consumo actual, Yel de ordenadas, consumo futuro. ‘Cuando los individuos han de decidir qué hacer con su renta, pueden o bien consumirla toda hoy, © bien ahorrar una parte para el futuro. La pregunta a la que queremos dar respuesta es Ia si- ‘uiente: «{Cémo distribuirfan los consumidores racionales su consumo a lo largo del tiempo?» Para no camplicar en exceso el andlisis, resulta titil comenzar suponiendo que sélo hay dos pe- riodos de tiempo, a saber, el actual y el futuro. En el modelo convencional o atemporal de la eleccién del Capitulo 3, las opciones eran diferentes bienes que podian consumirse en el perio- do actual: manzanas hoy o peras hoy, etc. En nuestro sencillo modelo de la eleccién intertem- poral, las opciones serin, por el contrario, consumo actual (representado por medio de C,) 0 con ‘sumo futuro (representado por medio de C,). Cada uno de ellos es una amalgama, el equivalente funcional del bien compuesto (véase el Capitulo 3). En aras de la sencillez, dejamos de lado Ia ccuestién de la distribucién del consumo actual y el futuro entre los distintos bienes de consumo. En cl modelo de la cleccién atemporal, cualquier cesta de bienes puede representarse ‘como un punto en un sencillo grafico bidimensional, En el modelo de la elecciGn intertemporal utilizamos un procedimiento semejante. Por ejemplo, en la Figura 5.12 el consumo actual de {6.0008 y el futuro de 6,0008 estin representados por la cesta E. La D representa el consumo ac- tual de 3.0008 y el futuro de 9.0008. CCESTAS INTERTEMPORALES DE CONSUMO- x feonsume futuro) (consumo actual) MICROECONOMIA Y CONDUCTA 147 LA RESTRICCION PRESUPUESTARIA INTERTEMPORAL, Valor actual El valor actual del ppago de X dolares dentro de T afios eo XML #1), donde res el tipo de interés anual. FiGURA 5.13 Por cada dalar en aque se reduce el ‘consumo actual, es posible aumentar el Consumo future en 2s Supongamos que recibimos 50,0008 de renta en el perfodo actual y 60,0008 en el perfodo fu- turo. Supongamos también que si depositamos parte de nuestra renta del perfodo actual en un banco, podemos recibir el principal més un 20 por 100 en el perfodo futuro. Asimismo, si de- seamos pedir un préstamo contra nuestra renta futura, podemos recibir 1$ en el perfodo actual por cada 1,208 que dehemos devolver en el perfado futuro (véase la Figura 5.13). Para construir huestra restriccién presupuestaria intertemporal, obsérvese, en primer lugar, que siempre podemos consumir meramente nuestra renta en cada perfodo, por lo que C, = 50.0008 y CC, = 60.0008 debe ser un punto de nuestra restrccién presupuestaria intertemporal, Otra opcién 8 depositar los 50,0008 (préstamo maximo) y, por lo tanto, recibir 1,2 (50.000) = 60.0008, ade- ‘mas de nuestra futura renta de 60.0008, de tai forma que el consumo futuro seria C, = 120.0008 y el consumo actual serfa nulo (C, = 0). Sin embargo, otra opcién es pedit un préstany de {60.000/1,2 = 50,0008 (préstamo maximo), que sumado a nuestra renta actual de 50,0008 nos da un consumo actual de C, ~ 100.0008 con un consumny futuro nulo (C, = 0). La ecuacién de nuestra restriccién presupuestaria intertemporal es C, = 120.000 — 1,2C, 0, lo que es lo mismo, 1,2C, + C, = 120.0008. Supongamos, en general que recibimos M, de nuestra renta en el primer perfodo y M, en cl segundo y pocemos pedir 0 conceder un préstamo al tipo de interés r. En estas circunstancias, cual es la cantidad maxima que podemos consumir en el futuro? Podemos consumir la canti- dad maxima cuando apartamos toda la renta actual para utulizaria en el futuro. Si apartamos M, cn el periodo actual al tipo de interés r, significa que nuestro depésito ser M, (1 + r) en el fu- tro, por fo que posiblemente la cantidad maxima que podamos consumir en el futuro es esa cantidad mas nuestra renta futura, es decir, M,(1 +r) + M,. {Cual es la cantidad méxima que podrfamos consumir en el periodo actual? La respuesta es, ‘nuestra renta actual més la cantidad méxima que podamos pedir prestada con el aval de nuestra renta futura, La cantidad maxima que podemos pedir prestada con una renta futura de M, se de- nomina valor actual de M, y estd representado por VA(M,). Es la cantidad que depositada hoy aun tipo de interés r, valdré exactamente M, en el futuro. Por lo tanto, el valor actual de M, puede hallarse despejando VA(M,) en la expresion VA(M,\(1 + 7): VA(M, (5.4) [RESTRICCION PRESUPUESTARIA INTERTEMPORAL G 120.000 60,000 o 50.000 100.000 148 ‘CAP{TULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA Ast, por ejemplo, si M, fuera 100.0008 y el tipo de interés de un 10 por 100 (es decir, 1 =0,10), el valor actual de M, serfa 110.0008/1,1 = 100.0008. El valor actual es una sencilla re- laci6n de equivalencia entre sumas de dinero pagaderas en diferentes momentos del tiempo. Si r=0,10, 100.0008 actuales valdrén 110.0005 en el futuro, Por la misma razén, 110,000$ futu- ros valen [00,0008 hay, cuando el tipo de interés es de un 10 por 100. No es necesario, por supuesto, pedir un préstamo o ahorrar las mayores cantidades posibles. El consumidor que desee trasladar parte de su consumo futuro al periodo actual puede pedir prestada cualquier cantidad hasta la maxima al tipo de 1/(1 + r) délares hoy por cada dolar a que renuncic en cl futuro. También pucde ahorrar cualquicr cantidad de su consumo actual y recibir (1 +7) délares en el futuro por cada délar que no consuma hoy. Por lo tanto, la restriccién pre- supuestaria intertemporal, representada por el conjunto de puntos B en la Figuia 5.14, es de wue- vo la linea recta que une los puntos que representan el consumo actual maximo y el consumo fatury nxaximo, Y su pendiente es de nuevu ~(1 + r). Al igual que en el modelo atemporal, 1a pendiente de la restriccién presupuestaria también puede interpretarse como un cociente entre precios relativos. En este caso, es el cociente entre los precios del consumo actual y del con- sumo futuro. El consumo actual tiene un precio mas alto que el futuro debido al coste de ‘oportunidad de los intereses que se pierden cuando el dinero se gasta en lugar de ahorrarlo. ‘Convencionalmente, la abscisa en el origen de la restricciGn presupuestaria intertemporal se de- nomina valor actual de la renta percibida a lo largo de toda la vida. EvERcICIO 5.4 Usted tiene 50,0008 de renta actual y 42.000S de renta futura, Si el tipo de interés entre el petfodo actual y el futuro es de un 5 por 100, ;cusl es ef valor actual de Ia renta que pet- 5; cibe a lo largo de toda su vida? {Cul es la cantidad maxima que puede consumir en el fu- turo? {Cua es la ecuacion que describe su restriccion presupuestaria intertemporal? . Al igual que en el caso atemporal analizado en el Capftulo 3, la restriccidn presupuestaria intertemporal es un itil instrumento para resumir las cestas de consumo que puede comprar una persona. Y de nuevo, al igual que anteriormente, no nos indica qué combinacién decidird comprar. FIGURA 5.14 RESTRICCION PRESUPUESTARIA INTERTEMPORAL CON RENTA EN AMBOS PERIODOS, Eleoste de CUANDO ES POSIBLE PRESTAR Y PEDIR PRESTADO AL TIPO ‘oportunidad de 1 cde consumo actual G es (1+ 08 de consumo FUL aay 0) 5 ‘bec en el origen de la restrccién Presupuestaria intertemporal es ef valor actual de la renta percibida fo largo de toda la vida, M+ Mf + 0 Pendiente s4ten G ° Mo Men MICROECONOMIA Y CONDUCTA ie CURVAS DF INDIFERENCIA INTERTEMPORALES ‘Tusa marginal de preferencia temporal Namero de unidades de consumo future que intercambiarfa tun consumidor por ‘une unidad de ‘consume actual FIGURA 5.15 A igual que ocurre ene! modelo temporal, los ‘rovimientos en sentido ascendente yyhacia la derecha representan un ‘aumento de la Setisfacci6n. El valor absoluto de la pendiente de una Curva de indferencia en un punto se clei tase marginal de referencia temporal cen correspondiente a fee punwe. La TMPT correspondiente aA es |ACJACI. Para descubrir la cesta que seleccionard el consumidor de todas las viables, necesitamos un ins- ‘trumento que nos permita representar sus preferencias respecto al consumo actual y al futuro. En este caso, el recurso analitico es de nuevo muy parecido al que utilizamos en el caso atem- poral. Las preferencias de un consumidor respecto a los bienes actuales y futuros pueden re~ prescntarse cn un mapa de curvas de indiferencia, de la misma manera que sus preferencias res pecto a dos bienes de consumo actuales. En la Figura 5.15, el consumidor es indiferente entre las cestas que se encuentran en la curva J, y que son todas ellas menos atractivas que las que se encuentran en la J, ¥ asf sucesivamente. El valor absolulo de la penuicnte de la curva de indiferencia intertemporal en cualquier pun- to es la relacin marginal de sustitucién entre el consumo futuro y el actual. En el punto A de la Figura 5.15, viene dado por |ACY/AC,| este cociente también sé denomina (asa margin de preferencia temporal (TMPT) (véase la nota 7). Si|AC,/AC,|> 1 en A, se dice que el consu- midor muestra una preferencia temporal positiva en ese punto, lo que significa que se necesita mas de una unidad de consumo futuro para compensarlo por la pérdida de una unidad de con- sumo actual, Si |ACYAC}| < Len un punto, se dice que muestra una preferencia temporal ne- gativa en ese punto. Esa persona esté dispuesta a renunciar a 1 unidad de consumo actual a cambio de menos de una unidad de consumo futuro. Por dltimo, si |ACJAC,| = 1 en un punto, se dice que el consumidor tiene una preferencia temporal neutral en ese punto. Con una pre- ferencia temporal neutral, el intercambio entre el consumo actual y el futuro se produce en una relacién de uno a uno. ‘Al igual que ocurre en el caso atemporal, parece justificado suponer que la tasa marginal de referencia temporal disminuye conforme nos desplazamos en sentido descendente a lo largo de tuna curva de indiferencia. Cuanto més consumo actual tenga ya una persona, mayor sera la can- tidad a la que esté dispuesta a renunciar para obtener una unidad adicional de consumo futuro. Por lo tanto, para la mayoria de nosotros la preferencia temporal seré positiva, negativa 0 neutral dependiendo de dénde nos encontremos en nuestros mapas de curvas de indiferencia. El vvastago de una rica familia que no pueda pedir un préstamo aportando como aval los 5.000 mi- Hones de délares que herediaré dentra de dos afins tencira con toda probabilidad una preferencia [UN MAPA INTERTEMPORAL DE CURVAS DE INDIFERENCIA G aumento de la satsfacci6n 7 Usilizando of método de céleulo, la tasa marginal de preferencia temporal viene dada por Ca 150 FIGURA 5.16 Al igual que ocurre ‘en el modelo temporal, la cesta de consumo intertemporal 6ptima (cesta A) se encuentra en la ‘cura de indiferencia ‘mds alta aleanzable. Eneste caso, esa en un punto de langencia. FIGURA 5.17 (@ El consumidor paciente pospone la ‘mayor parte del consume al futuro, (6) €l consumidor ‘mpactente consume ‘mucho mas en el period actual. Paro len condiciones de equilibro, los dos ‘consumidores tienen la misma tasa ‘marginal de preferencia temporal Wee. CCAPFTULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA LAASIGNACION INTERTEMPORAL OPTIMA G cy 7 My 1 Penden atten G ° temporal muy positiva. En cambio, el primitivo agricultor que no puede almacenar los ali- ‘mentos perecederos probablemente tendré una preferencia temporal negativa tras una excelente cosecha, La distribucién éptima cntic el consumo actual y el consumo futuro se determina exacta- ‘mente igual que en el modelo atemporal. El consumidor selecciona un punto de su restriccién presupuestaria yue vurresponcla a la curva de indiferencia mas alta alcanzable. Si las curvas de indiferencia intertemporales tienen la forma convexa convencional, normalmente obtenemos ‘uu soluci6n de tangencia como la que muestra la Figura 5.16. Si la TMPT es en todos los pun- tos mayor que (o en todos ellos menor que) la pendiente de la restriccién presupuestaria, se ob- tienen soluciones de esquina, al igual que en el caso atemporal, Obsérvese que en la Figura 5.16 la tasa marginal de preferencia temporal correspondiente a Ja cesta optima (C,", C,”) es positiva, ya que el valor absoluto de la pendiente de la restriccién Presupuestaria es 1 + > 1. En el ejemplo representado en el grifico, el consumidor tiene la ‘misma renta en cada perfodo de tiempo, pero consume algo mds en el 2. La asignacién éptima varia, por supuesto, de unos consumidores a otros. Por ejemplo. la asignaci6n dptima que representa la Figura 5.17a corresponde a un consumidor cuyas prefe- rencias se inclinan mucho més hacia el consumo futuro. En cambio, la que muestra la Figu- 14 5.17b corresponde a un consumidor al que le preocupa mucho més el consumo actual. Pero obsérvese que en ambos casos la pendiente de la curva de indiferencia en el punto éptimo es la misma, En la medida en que los consumidores puedan pedir 0 conceder préstamos al tipo de in- PACIENCIA E IMPACIENCIA G G Paciencia Impaciencia Pendiente =-1en) @ o 150 FIGURA 5.16 Al igual que ocure fen el modelo temporal, a cesta ‘de consumo intertemporal 6ptima (cesta A) 36 encuentra en fa curva de indiferencia mas alta alcanzable. En este caso, esa fen un punto de tangencia, FIGURA 5.17, (@ El consumidor Paciente pospone la mayor pate del ‘consumo al futuro, (@) El consumidor {Impactente consume ‘mucho més en el period actual. Pero fen condiciones de ‘equilibrio, los dos cconsumidores tienen la misma tasa marginal de preferencia temporal ea. ‘CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA. LA ASIGNACION INTERTEMPORAL OPTIMA G 1 Pendiente Sater) G temporal muy positiva. En cambio, el primitivo agricultor que no puede almacenar los ali- ‘mentos perecederos probablemente tendré una prefereucia temporal negativa tras una excelente cosecha. La distribucién éptima cntte el cousumno actual y el consumo futuro se determina exacta- mente igual que en el modelo atemporal. El consumidor selecciona un punto de su restricci6n resupuestaria que voresponida a la curva de indiferencia mas alta alcanzable. Si las curvas de indiferencia intertemporales tienen la forma convexa convencional, normalmente obtenemos tuna soluci6n de tangencia como la que muestra la Figura 5.16, Si la TMPT es en todos los pun- tos mayor que (o en todos ellos menor que) la pendiente de la restriccién presupuestaria, se ob- tienen soluciones de esquina, al igual que en el caso atemporal. Obsérvese que en la Figura 5.16 la tasa marginal de preferencia temporal correspondiente a la cesta optima (C;", C,") ¢s positiva, ya que el valor absoluto de la pendiente de la restriccién presupuestaria es 1 +7 > 1. En el ejemplo representado en el grifico, el consumidor tiene la misma renta en cada perfodo de tiempo, pero consume algo més en el 2. La asignaci6n éptima varia, por supuesto, de unos consumidores a otros. Por ejemplo, la asignacién éptima que representa la Figura 5.174 corresponde a un consumidor cuyas prefe- rencias se inclinan mucho més hacia el consumo futuro. En cambio, la que muestra la Figu- ¥a5.17b corresponde a un consumidor al que le preocupa mucho mas el consumo actual. Pero obsérvese que en ambos casos la pendiente de la curva de indiferencia en el punto éptima es la misma, En la medida en que los consumidores puedan pedir 0 conceder préstamos al tipo de in- PACIENCIA E IMPACIENCIA G G Paciencia Impaciencia ——— 1, Pendiente (er) G G @ © MICROECONOMIA Y CONDUCTA ISI Ejemplo 5.4 FIGURA 5.18, Cuando sue el tipo de interés, la restiecton presupuestaria Intenemporal gira en tomo al punto de dotacién actual. Siel punto de dotacion actual (A) era dptimo al tipo de interes mas bajo, la nueva cesta ‘ptima (D) contended tuna cantidad menor de consumo actual yuna mayor de Consume futuro. terés r, Ia tasa marginal de preferencia temporal correspondiente a la cesta 6ptima seré (I +r) (salvo, por supuesto, en el caso de las soluciones de esquina). Ein el caso de las soluciones in- teriores, 1o normal es que la preferencia temporal sea positiva, independientemente de las pre- ferencias del consumidor. Convencionalmente se supone que tanto el consumo actual como el futuro son bienes nor- ‘males. Por lo tanto, un aumento del valor actual de la renta percibida a lo largo de toda la vida clevaré tanto el consumo actual como el futuro, manteniéndose todos los dems factores cons- tantes. Una persona tiene una renta actual de 100.0008 y una renta futura de 154.0008 y puede pedir y conceder préstamos al tipo r = 0,1. En estas condiciones, puede consumir exactamente su venta en cada periodo. Verdadero o falso: una subida de r a r = 0,4 lo induciré a ahorrar par- te de su renta actual. La linea Bt de la Figura 5.18 es la restriccién presupuestaria inicial. Su abscisa en el ori- genes el valor actual de la renta percibida a lo largo de toda la vida cuando r= 0,1 : 100.0008 + 154.000/1.1 = 240.0008. Su ordenada en el origen es su-renta future mids (1 +7) muttiplicada por la renta actual: 154,0008 + (1,1)(100.0008) = 264.0005. La ces- {a Optima se encuentra en el punto A, por hipdtesis, lo que implica que la TMPT co- mrespondiente a A es 1,1. Cuando el tipo de interés sube a 0,4, la restriccién presu- Puestaria intertemporal es B’. Su abscisa en el origen es 100.0005 + 154,0008/1,4 = = 210.0008. Su ordenada en el origen es 154.0008 + (1,4)(100.0008) = 294.0008. Como a TMPI correspondiente a 4 es menor que el valor absoluto de la pendiente de Ja restriccién presupuestaria B’, el consumidor disfrutard de un mayor bienestar con- sumiendo menos en la actualidad y mas en el futuro que en A. La nueva cesta Optima se encuentra en el punto D de la Figura 5.18. EFECTO DE UNA SUBIDA DEL TIPO DE INTERES Cotmiles), ‘Area ampliada 294 264 imiles) 152 ‘CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA APLICACION: LAS HIPOTESIS DE LA RENTA PERMANENTE Y DEL CICLO VITAL Renta permanente Valor ‘actual de la renta percibida a lo largo de toda la vida, Los economistas suponian antes que el consumo actual de un individuo dependfa principal- mente de su renta actual. Asi, por ejemplo, si un consumidor recibfa unos ingresos extraordi- narios aproximadamente iguales a su renta actual, se predecia que duplicaria mas o menos su consumo, Sin embargo, en los afios 50 Milton Friedman, Franco Modigliani, Richard Rrumberg y otros afirmaron que el modelo de la eleccién intertemporal sugiere lo contrario®. Consideremos, a modo de ilustraci6n, el caso de un consumidor que tienen una renta actual y una renta futura de 120 y que puede pedir y conceder préstamos al tipo r = 0,2. El conjunto de puntos B de la Fi- gura 5.19 es la restriccién presupuestaria intertemporal del consumidor; la cesta éptima co rrespondiente se encuentra en el punto A. Obsérvese que la abscisa en el origen de B es el valor actual de la renta percihida a lo largo de tada Ia vida, a saber, 120 + (120/1,2) = 220. Obsérvese lo que ocurre cuando la renta actual de este consumidor aumenta de 120 a 240. Ahora su restriccin presupuestaria es el conjunto de puntos B” y la cesta Sptima correspon- diente la D. Por lo tanto, ¢1 aumento de la renta actual eleva no s6lo el consumo actual (que pasa de 80 a 150) sino también el futuro (que pasa de 168 a 228). Como las curvas de indiferencia intertemporales muestran tasas marginales decrecientes de preferencia temporal”, general- mente lo mejor que puede hacer el consumidor es no concentrar una parte demasiado grande de su consumo en un periodo. Repartiendo sus ingresos extraordinarios entre los dos periodos, pue- de obtener mejores resultados. Segtin la hipétesis de la renta permanente de Friedman, el principal determinante del con- ‘sumo actual no es la renta actual sinu 1o que €! denomina renta permanente, que en nuestro sencillo modelo de la eleccién intertemporal no es més que el valor actual de la renta percibida alo largo de toda lat vida (tras el aumento de ta renta actual de la Figura 5.19, la renta perma- nente es 240 + 120/1,2 = 340). Si pensamos que, en realidad, el futuro no esté formado por un nico perfodo sino por muchos, resulta evidente que la renta actual representa solamente una pequetia proporcién de la renta permanente (por ejemplo, si los perfodos fururos relevantes fue Tan 10, un aumento de la renta actual de un 10 por 100 sélo provocaria un aumento de la renta permanente algo superior a un 2 por 100)”. Friedman sostenfa, pues, que una variacién pro- Porcional dada de la renta actual debfa provocar una variacién proporcional mucho menor del ‘consumo actual, como hemos visto en la Figura 5.19 (Ia hipétesis del ciclo vital de Modigliani y Brumberg es esencialmente la misma). FACTORES QUE EXPLICAN LAS DIFERENCIAS ENTRE LAS PREFERENCIAS La incertidumbre que rodea al futuro es una de las razones para preferir el cansnma actual al consumo futuro. Por ejemplo, en los paises que estén en guerra la poblacién suele vivir como si no existiera el mafiana, como de hecho no existiré para muchas de esas personas. En cambio, la existencia de un clima internacional pacifico, un empleo seguro, unas redes sociales estables, ‘una buena salud y muchos otros factores similares tienden a reducir la incertidumbre sobre el futuro, lo que explica al mismo tiempo que se dé un mayor peso al consumo futuro que al con- ‘sumo actual * Véase Franco Modigliani y R. Brumberg, «Utility Analysis and the Consumption Function: An Interpretation of Cross-Section Data», en K. Kurihara (cokmp.). Post Keynesian Fronamiee, Landes, Allen & Unwin, 1055; y Milton Friedman, A Theory ofthe Consumption Function, Princeton, New Jersey, Princeton University Press, 1957, ° La asa marginal decreciente de preferencia temporal es el concepto intertemporal andlogo a a relacién marginal ‘decreciente de sustitcion del modelo atemporal " Suponiendo. de nuevo, que el tipo de interés es r= 0,2 MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 153 FIGURA 5.19 Fl efecto de un aumento dela rena Ssetual (de 120 9 240) Se traduciré en un ‘aumento no sdlo del ‘consumo actual (de 80 a150), sino también en un ‘aumento del consumo futuro (de 168 a 228), EL PRINCIPAL DETERMINANTE DEL CONSUMO ACTUAL NO ES LA RENTA ACTUAL, SINO LA RENTA PERMANENTE c 408, 264 228 168 120 Los mapas de curvas de indiferencia intertemporales, al igual que en el modelo atemporal, también varian de acuerdo con la disposicién del individuo. Por ejemplo, mi primer hijo tiene referencias temporales muy positivas en la mayorfa de las situaciones (sus curvas de indife- rencia son muy inclinadas con respecto al eje del consumo actual). Desde pequeiio, siempre ha ‘comido lo que mas le gustaba primero y se ha dejado para el final lo dems. Solo comfa verdura ‘cuando le presionabamos e incluso, en ese caso, era lo iltimo que comfa, Mi segundo hijo es el caso opuesto. Siempre come primero lo que menos le gusta, reservando cuidadosamente para el final su comida favorita. Este modo tan distinto de comportarse en la mesa se encuentra en casi todos los aspectos de nuestra vida, La preferencia temporal también depende de las circunstancias especificas de la eleccidin de que se trate. Existen algunos estudios experimentales en los que se han aislado determinadas si- tuaciones en las cuales la mayoria de las personas tienen una preferencia temporal muy posi- tiva, otras en las cuales tienen una preferencia temporal muy negativa. Por ejemplo, George Loewenstein, economista de la Camegie-Mellon, picid a las personas que participaron en un ex- perimento que imaginaran que se habfan ganado un beso de su actor favorito y a continuacién les pregunt6 cudndo les gustaria més recibirlo. A pesar de que una de las opciones era en se~ guida, la mayoria de los individuos declararon que esperarian una media de varios dias, lo que implica que su preferencia temporal era negativa. Segdn Loewenstein, la mayoria de las per- sonas querfan tener simplemente un poco més de tiempo para disfrutar pensando en el beso! Loewenstein también pidié a un grupo de personas que imaginaran que iban a recibir una dolorosa descarga eléctrica y les pregunté cudndo les gustaria recibirla. En esta ocasién, la ma- yorfa declaré que inmediatamente. Parece que querian tener el menor tiempo posible para pensar en la descarga. Pero como una descarga eléctrica no es un «bien» sino un «mal», estas clecciones también implican yue la preferencia temporal es negativa " Véase George Loewenstein, «Anticipation andthe Valuation of Delayed Consumption», Economic Journal, 97, septiembre, 1987, pigs. 666-684, 154 ‘CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA Aunque a veces se observan preferencias temporales negativas en casos particulares y es po- sible conseguir que las personas lo manifiesten en experimentos convenientemente elegidos, el caso més frecuente ¢s con mucho una preferencia general por el consumo actual frente al futuro Podemos estar seguros, por ejemplo, de que si ponemos delante de los individuos que partici- aron en el experimento de Loewenstein una lata de anacardos tostados y recuhiertos de miel, no habria muchos que quisieran esperar unos dfas para disfrutar pensando en el placer de co- mérselos. Probablemente. los anacardos desaparecerian, por el contrario, de inmediato, incluso aunque eso significara no tener hambre a la hora de cenar. Segiin Eugen von Bihm-Rawerk, economista del siglo Xa, una de las causas de este tipo de conducta se halla en que las oportunidades de consumir en la actualidad las percibimos direc- tamente con nuestros sentidos, mientras que las futuras s6lo las podemos imaginar. Por ejemplo, ¢l placer de comer los anacardos tostados es intenso e inmediato. Incluso las personas que pre. fieren claramente cenar a comer anacardos suelen carceer de autocontrol para esperar, BOhm- Bawerk crefa que nuestra «defectuosa facultad telesc6pica» no era una buena razén para asig- ‘ar un mayor peso a los placeres actuales que a los futuros, Dejando a un lado Ia incertidumbre, ppensaba que la vida satisfarfa mas a los individuos si éstos ponderaran por igual el presente y el futuro. OTROS FACTORES QUE AFECTAN A LA ELECCION INTERTEMPORAL, Preferencia por un nivel de consumo creciente. La evidencia existente parece indicar que la smayorfa de las personas parecen preferir un patron de consumo que dé aun mds peso al con- sumo futuro que al actual debido a que la satisfaccién no s6lo depende del nivel de consumo sino también de su tasa de variacion. Existen pruebas, por ejemplo, de que una mejora del nivel de vida puede reportar a menudo una mayor satisfaccién que un nivel de vida superior pero es- titico, Esta idea la confirman, en un plano més fundamental, nuestros conocimientos sobre el ‘modo en que el sistema nervioso humano percibe y procesa la informacién. Segiin las explica- ciones de los psicélogos y los bidlogos, somos mucho menos sensibles al nivel absoluto de cnal- quier estimulo sensorial que a las desviaciones de las normas 0 criterios de referencia que adoptamos a partir de la experiencia. Por ejemplo, en la ciudad de Nueva York el estrepitoso s0- nido de las bocinas suele pasar inadvertido a los peatones, mientras que las personas que viven en. Zonas rurales a menudo se sobresaltan por sonidos mucho mas déhiles. UIn nivel constante de ‘consumo se convierte, como el ruido ensordecedor de la ciudad, en una norma, Y como tal, se da or sentado, al menos en parte, y sirve de patrén para medir los niveles futuros de consumo. La conducta de los votantes constituye otra prueba més de la importancia de la mejora del nivel de consumo, Los resultados medias que obtuvo la economia de Estados Unidos durante el primer mandato de Ronald Reagan fueron algo distintos de los que obtuvo durante el de immy Carter. Sin embargo, existe la creencia general de que el empeoramiento de la economia contribuy6 a la derrota de Carter en 1980, lo mismo que la mejora de la economia contribuyé a la reeleccidin de Reagan en 1984, Para comprobar que comprende intuitivamente 1a importancia de un perfil ascendente, imagfnese el lector que vive en una isla desierta en la que sGlv se le permite elegir una vez en. tre los dos perfiles de consumo representados en la Figura 5.20. ;Cuél elegiria? En una muestra de 112 estudiantes universitarios a los que se les pidio que hicieran una eleccién similar a la que representa la Figura 5.20, 87 (el 78 por ciento) eligié el perfil creciente (pancl 6). Ese pawén pareve estar claramente en desacuerdo con la idea de Bhm-Bawerk de Véase R. Frank y R. Hutchens, «Wages, Seniority, and the Demand for Rising Consumption Profiles», Journal of Economic Behavior and Organization, 21, 1993, pégs, 251-276, MICROECONOMIA Y CONDUCTA. 155 FIGURA 5.20 ‘Muchas personas declaran preferic mucha mas un peril de consumo ‘reciente (panel b) 2 tun pel esttico (pane! a Bien relativo Rien cuyo valor depende cextraordinaria- ‘mente de cémo sea cen relacién con otros bienes similares ‘consumidos por otros, PERFIL DE CONSUMO CONSTANTE FRENTE A PERFIL DE CONSUMO CRECIENTE Consumo Consumo Tiempo, 2095 Muerte a0 aos de edad deedad 6 {que los individuos generalmente dan demasiado peso al consuino actual. Esta aparente discre- ppancia se debe, al menos, a dos causas. En primer lugar, los incentivos que tenemos cada uno de hosotros como individuos para ahorrar son muy diferentes de los que tenemos come sociedad. De hecho, como veremos en el siguiente apartado, los individuos tienen poderosos incentivos para concentrar su consumo en la actualidad, incluso aunque deseen que todo el mundo ahorre ms para el futuro. La preocupacién por la posicién y la eleccién intertemporal. La definicién de nadador «pido» es inevitablemente relativa. El nadador Mark Spitz. gan6 siete medallas de oro en las olimpiadas de 1972 y, sin embargo, sus tiempos habrfan sido demasiado bajos incluso para en- traren el equipo norteamericano de 1988. Ser un nadador répido significa simplemente ser mis répido que los demés con los que se compite. El difunto economista briténico, Fred Hirsch, acuiié el término bienes relativos para refe- rise a los bienes y servicios cuyo valor depende extraordinariamente de su calidad relativa". Los bienes de lujo, como los diamantes, constituyen un bien relative por excelencia, Un «buen» diamante, como un rapido nadador. es aquel que es mejor que los que tienen los dems. Un buen empleo es aquel que es mejor que casi todos los demés. Los criterios que lo definen en el siglo xx son muy distintos de los que lo definfan en el siglo xv. La educacién también tiene mucho de bien relativo, La sociedad considerard que tenemos 0 no un elevado nivel de educa ci6n y que, por lo tanto, estamos cnalificados o no para tener un buen trabajo dependiendo de la diferencia que haya entre nuestro nivel de educacién y el de los demas compaiieros. ‘La caracteristica esencial de los bienes relativas es su escase7 inherente. Aunque es posible imaginar una situacién en la que los individuos tuvieran més alimentos de los que posiblemente pudicran consumir, no puede decirse lo mismo de los bienes relatives. Esta caracteristica de los bienes relativos conforma toda una variedad de importantes deci- siones, entre las que se encuentran cuénto ahorrar. En cualquier momento dado, una familia puede ahorrar una parte mayor de su renta para la jubilacién o gastar més hoy para comprar, por ejemplo, una vivienda cercana a un colegio mejor. Para la mayorfa de los padres, la tentaci6n de dar a sus hijos ventajas educativas relativas es poderosa. Sin embargo, las leyes de la simple arit- metica nos dicen que, independientemente de lo que yaste cada familia en vivienda, s6lo el 10 por 100 de los nifios puede ocupar un lugar en el decil superior de la distribuci6n de la calidad educativa, En conjunto, ahorrar menos y gastar mas en viviendas mejores situadas cerca Ue bue- 1nos colegios no sirve mas que para presionar al alza sobre los precios de esas viviendas. No al- tera la distribuci6n relativa de las oportunidades educativas ". 1 Véase Fred Hirsch, Social Limits ro Growth, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1976. Ni, por la misma razén,el valor absolute de los servicios educativos que consume cada estudiante 156 Mecanismo para comprometerse Mecanismo que compromete a una persona a comportarse de tuna determinada ‘manera en el futuro, incluso ‘aunque desee ‘comportarse de otra cuando llegue el momento. ‘CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA, Por lo tanto, gastar en bienes relativos se parece mucho a la carrera armamentista. Cada una de las partes gasta més en un intento de no quedarse rezagada, pero a la larga sus esfuerzos no hacen més que contrarrestar los de la otra. La preocupacién por la posicién hace que el rendi- miento que genera al individuo el gasto sea espuriamente grande y el rendimiento del ahorro es- Puriamente pequefio. Esta preocupacién sc encuentra, pues, en competencia directa con el deseo de tener un perfil creciente de consumo. Para dar a nuestros hijos la mejor educacién po- sible, dcbemos gastar mucho duraute lus primeros alos del ciclo vital. En cambio, para conse~ guir un perfil de consumo creciente, debemos ahorrar mucho durante esos primeros aos. Dada la fueiza Ue la preocupacisn por la posicién, es facil comprender por qué incluso las per sonas que conceden un gran valor a un perfil de consumo creciente podrfan ahorrar, no obstante, muy poco, De hecho, la mayoria de las familias tendrian una renta claramente insuficiente para |a jubilacién si no fuera por el sistema de seguridad social y por los programas privados de aho- 70 forzoso. Puede considerarse que estos programas son medidas colectivas para impedir que gastemos parte de nuestra renta en bienes relativos y ayudamos al mismo tiempo a lograr un Perfil de consumo a lo largo de toda la vida por el que tengamos una mayor preferencia ". La importancia de la preocupacién por la posicién sugiere la posibilidad de introducir una importante enmienda en los modelos de ahorro basados en el ciclo vital y en la renta perma- nente, Si la preocupacién por la posicién es importante, los individuos situados en la parte inferior de la distribucién de la renta tendrén més dificultades que otros para mantener el mis- ‘mo nivel de consumo que la comunidad. Puede predecirse claramente que In tasa de ahorro aumentard conforme sea més alta la posicién que se ocupe en la distribucién de la renta. En cambio, los modelos basados en el ciclo vital y en la renta permanente predicen que las tasas de ahorro son independientes de la posicién que se ocupe en la distribucién de la renta. Desde el punto de vista empirico, los datos refutan considerablemente esta tiltima prediccién: en todos los pafses de los que se dispone de datos sobre esta cuesti6n, la tasa de ahorro aumenta signi- ficativamente con la rent, La trampa del autocontrol. Otra raz6n por la que las bajas tasas de ahorro coexisten con una preferencia por un perfil de consumo creciente se halla en que los individuos parecen tener dificultades para llevar a cabo planes que creen que redundan cn su propio beneficiv, Thomas Schelling, economista de la Universidad de Harvard, sefiala, por ejemplo, que la mayoria de los fumadores declaran que quieren dejar de fumar'S. Muchos de elios lo han hecho con grat es- fuerzo (tanto Schelling como yo pertenecemos a este grupo y somos testigos de lo dificil que ¢s). Sin embargo, son muchos més los que lo han intentado y han fracasado. El ejemplo del Ulises de Homero, que tuvo que atravesar los peligrosos arrecifes en los que se encontraban las sircnas, muestra una manera de resulver el problema del autocontrol. Ulises se dio cuenta de que cuando estuviera al aleance de los cantos de las sirenas se sentiria atraido inrcsistiblemente hacia cllas y hallarfa la muerte en los arrecifes. Capaz. de prever este cambio temporal de sus preferencias, dio con un eficaz mecanismo para comprometerse: mand6 a su tripulacién que lo atara fuertemente al méstil y que no Jo soltara, incluso aunque se lo pidiera, hhasta que no hubiera pasado el peligro. Existen muchos mecanismos para comprometerse parecidos en la vida moderna. Temerosos de sentirse tentados a gastar todos sus ahorros, en Estados Unidos los individuos se hacen miembros de «clubs de Navidad», que son cuentas especiales que prohfben retirar dinero antes de que llegue el final del aiio; y suscriben planes de pensiones, que conllevan unas elevadas pér- didas si se retiran antes de la jubilaci6n. Temerosos de no cenar, ponen los anacardos salados fuera de su alcance. Temerosos de jugar demasiado, s6lo llevan una determinada cantidad de di- 'S Para un detallado argumento cn favor de esta intepretacign, véase R. Frank, Choosing the Right Pond: Humans Behavior and the Quest for Satus, Nueva York, Oxford University Press, 1985. " Véase Thomas Schelling. Choice and Consequence, Cambridge, Mass, Harvard University Press, 1984, MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 157 Resumen nero a Atlantic City. Temerosos de quedarse hasta demasiado tarde viendo la televisi6n, la sa- can del dormitorio. La moraleja de la floreciente literatura sobre el autocontrol es que la concepcién de un plan racional de consumo intertemporal no es mas que una parte del problema. También hay que aplicarlo, Pero en este caso la deliberacién racional también puede evitarnos algunas de las trampas més importantes. Por ejemplo, el consumidor que acaba de dejar de fumar puede predecir que desearé fumar desesperadamente si sale a tomar una copa con sus amigos los vier nes por la noche. Y también puede evitar caer en esa tentacién comprometiéndose consigo mis- ‘mo a hacer otras actividades los fines de semana durante el préximo mes aproximadamente. Por Ja misma razén, la persona que no quiere caer en la tentacién de gastar demasiado puede de- positar parte del salario autométicamente en una cuenta de ahorro, y eso es lo que hacen pre~ cisamente millones de personas. Estas cucstiones ponen de relieve, una vez més, la distincién entie el papel positivo del mo- delo de la eleccién racional y el papel normativo analizados en el Capitulo 1. Asi pues, dado que el modelo de la eleecién racional no tieue en cuenta los problemas del autocontrol y dems, aa veces no predice cémo se comportarén realmente los individuos. Pero obsérvese atentamen- te yue eso nto significa que ef modelo, incluso en su version mas reducida, sea erroneo 0 iniitil. En este caso y en otros puede desempefiar el importante papel normativo de ayudar a los indi- viduos a tomar mejores decistones, que estén mais de acuerdo con sus verdaderos objetivos. El tema principal de este capftulo son las aplicaciones de las teorias de la eleccién racional y de a demanda presentadas en los Capitulos 3 y 4. También se analiza el concepto de excedente del consumidor, que mide la cantidad en que se beneficia un consumidor pudiendo comprar un de- terminado producto a un determinado precio. Hemos visto que puede representarse aproxima- damente por medio del érea acotada por arriba por la curva de demanda del consumidor y por abajo por el precio de mercado, Los precios de dos tramos constituyen una estrategia por medio de la cual se transfiere una parte del excedente del consumidor del comprador al vendedor. EI modelo de la eleccién racional también es itil para evaluar los efectos que producen en el bienestar las variaciones de los precios y de la renta, Sugiere por qué el indice de precios de consumo, que es el indicador oficial de las variaciones del coste de In vida, a menudo puede so- breestimar el verdadero coste de conseguir un determinado nivel de satisfaccién. El modelo de la eleccién intertemporal es semejante en todos los aspectos esenciales al mo- delo de la eleccién atemporal del Capitulo 3. En el caso bidimensional, comienza con un grifico {que representa el nivel de consumo actual y el futuro de un bien compuesto. La dotacién inicial del consumidor es el punto (M,, M,) que corresponde a la renta actual y a la futura. Si el consu- midor puede pedir y conceder préstamos al tipo r, su restriccin presupuestaria intertemporal cs, pues, la Iinea que pasa por el punto de dotacién que tiene la pendiente ~(1 + r). El coste de opor- ‘tunidad de una unidad de consumo actual ¢s 1 +r unidades de consumo futuro. La abscisa en el origen de la restriccién presupuestaria intertemporal es el valor actual de toda la renta actual y fu- tura, que también se denomina valor actual de la riqueza obtenida a lo largo de toda la vida, Las preferencias intertemporales del consumidor se representan por medio de un mapa de curvas de indiferencia que tlene esencialmente las mismas propiedades que en el caso atem- poral. Se dice que un consumidor tiene una preferencia temporal positiva, neutral o negativa en ‘un punto si su tasa marginal de preferencia temporal (el valor absoluto de la pendiente de su curva de indiferencia) correspondiente a ese punto es mayor que 1, igual que 1 o menor que 1, respectivamente. En el caso de las soluciones interiores, el equilibrio se encuentra en la tangencia de la restriccién presupuestaria interior y una curva de indiferencia. Dado que la pen- 158 CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA diente de la restriccién presupuestaria intertemporal es superior a 1 cuando r > 0. en condicio- nes de equilibrio los consumidores muestran una preferencia temporal positiva, independien- temente de la forma de sus curvas de indiferencia. ‘Uno de los campos importantes en los que puede aplicarse el modelo de eleccién intertempo- ral es el de las decisiones de ahorro. Las hipstesis de la renta permanente y del ciclo vital se basan {en este modelo para demostrar que no solo es la renta actual, sino el valor actual de la riqueza ob- tenida a lo largo de toda la vida el que dicta el consumo actual (y, por lo tanto, el ahorro actual). En un apéndice de este capitulo (véase el apartado For the Instructor en nuestra pagina Web www mhhe comleconomicsifrankd) analizamos otras aplicaciones de las tcor‘as de la eleccién racional y de la demanda, incluidos los indices del coste de la vida y Ia utilizacién de las curvas de indiferencia para medir el excedente del consumidor. Temas de repaso Problemas 1. Explique con sus propias palabras por qué un impuesto sobre la gasolina cuyos ingresns se devuelven, al consumidor en un pago de una sola vez reducirén, no obstante, el consumo de gasolina. 2, lexplique con sus propias palabras qué es un sistema de fijaci6n de precios de dos tramos y por qué lo utilizan los vendedores. 3. {Cree usted que la elasticidad-precio (gastos de matricula) de la demanda de estudios unive alta 0 baja? 4. Explique con cus propias palabras por qué incluso los bebedures que have mucho rlempo que beben pueden ser muy sensibles a las subidas del precio de las bebidas alcohdlicas. 5, Explique por qué | més el tipo de interés del modelo de la eleccién intertemporal es andlogo al cociente de precios relativos del modelo de la eleccién del consumidor analizado en el Capitulo 3. 6. Los servicios de autobsis generalmente consumen menos energfa que las personas que utilizan el au- tomévil para desplazarse al trabajo. Sin embargo, en los titimos trea ails la proporcién de personas que utiizan el autobis para ira trabajar ha tendido a disminuir a pesar de que han subido los precios re- ales de la energia, ,Por qué? 7. Jennifer, que percibe un sueldo anual de 20.000, gana 25.0008 en la loteria. Explique por qué lo mas probable es que el afio que viene no gaste todo lo que ha ganado. 1. Explique por medio de un grifico como el de la Figura 5.2 por qué con el método actual de finan- ciacién de la educacisin, una familia rica tiene muchas mis probabilidades que una pobre de mandar sus hijos a una escuela privada, 2, Cuando el precio de la gasolina es de 1$ el litro, usted consume 1000 litros al aio. Ahora ocurren dos ‘cosas: (1) sube el precio de la gasolina a 2S el litro y (2) fallece un to lejana y deja dicho a su albacea que le envie a usted un cheque de 1,000S al ao. Si no se producen otras variaciones de los precios de la renta, zmejoran estos dos cambios su bienestar? 3. Lamy demanda fresas de acuerdo con la ecuacién P= 4 — (Q/2), donde P es el precio de las fresas (6 por kalo) y U es la cantidad (kilos semanales). Suponiendo que el efecto-renta es insignificante, {cuanto le perjudicara una subida del precio de las fresas de 1S/kilo a 2S/kilo? MICROECONOMIA Y CONDUCTA 159 4. Eltinico videoclub que existe le cobra 4S por pelicula y dia. Si su curva de demanda de alquiler de vi- deos es P = 20 = 20, donde P es el precio de alquiler ($ al dfa) y Q es la cantidad demandada (pe- liculas al afio), zcual es la cuota anual méxima que estarfa dispuesto a pagar por hacerse socio? 5. Jane gasta toda su renta en perritos calientes y caviar. Su curva de demanda de caviar es inelistica a todos los precios del caviar. Desgraciadamente, el accidente de Chemobyl ha provocado una redue- cid de la oferta de caviar y una subida del precio. Qué ha ocurrido con el consumo de perritos ca- lentes de Jane? Explique cu respuesta (nota: debemos suponer que el aceidente de Chernobyl no ha afectado al precio de los perritos calientes o a las preferencias de Jane por el caviat). 6. Jones gasta toda su renta en dos bienes, Xe ¥. Los precios que pagé y las cantidades que consumis el aio pasado son los siguientes: P, = 15, X = 20, P, = 25 e ¥ = 30. Silos precios del afio que viene son Py =6y P, = 30, la renta de Jones es de 1.020, :seré su bienestar mayor 0 menor que el aiio pasado? ‘Suponga que sus gustos no varian, 7. Smith vive en un mundo que tiene dos periodos de tiempo: este y el siguiente. Al principio de cada periodo recibe una renta de 210. Si el tipo de interés, expresado en tanto por uno, es 0,05 en cada po odo, ,cudl es el valor actual de larenta obtenida alo argo de toda la vida? Represente su resticcién precupuestaria intertemporal. Reprecente en los mismos ejes su restriccién presupuestaria intertem- poral correspondiente al caso en el que r= 0,20. 8. Suponga que el protagonista del Problema 7, Smith, considera que el consumo actual y el futuro son sustittivos perfectos en una proporcién de uno a uno, Halle su cesta éptima de consumo. ‘9. Suponga que el protagonista del Problema 7, Smith, considera que el consumo actual y el futuro son ‘complementary en una proprcién de uno & uno, Halle su cesta Optima de consumo. 10. Karen gana 75.0008 en el perioda actual y ganaré 75.0008 en el fiutnea, 4) Trace su restriccién presupuestaria intertemporal suponiendo que estos son los dos tinicos perfo- dos y que los bancos de su pafs piden préstamos y prestan al tipo de interés r 'b) Suponga ahora que los bancos ofrecen un 10 por 100 de interés por os fondos depositados en el petiodo actual y offecen prestamos a este mismo tipo de interés. ‘race su nueva restriccién pre- supuestaria intertemporal. 11. Halle el valor actual de 50,0008 que se recibirén dentro de un afo sel tipo de interés anual es de a) 8 por 100 b) 10 por 100 ©) 12por 100 12. Crusoe viviré solo en su isla este periodo y el siguicnts. Su tinica renta ¢s una cosecha de 100 coves ue recoge al comienzo de cada perfodo. Los cocos que no consume en el periodo actual se estro- pean a una tasa de 10 por 100 en cada perfodo. 8) Trace la restricciGn presupuestaria intertemporal de Crusoe. ;Cul seré su consumo en cada periodo si considera que el consumo futuro es un susitativo perfecto en una proporcién de uno a uno del ac- tual? ) {Qué consumiré en cada periodo si considera que 0,8 unidades de consumo futuro valen una uni- dad de consumo actual? 13. En otofio, Crusoe coloca 50 cocos de su cosecha en una cueva justo antes de que entre en ella una fa- milia de osos para hibemar. Como consecuencia, no puede sacar los coos hasta que no salen los 0303 en la primavera siguiente, Los cocos se estropean a la misma tasa independienfemente de donde los guarde y, sin embargo, todos los afios hace lo mismo. ;Por qué? 14, Kathy gana 55.0008 en el perfodo actual y ganaré 60,000$ en el periodo futuro. ;Cudl es el tipo de in- terés maximo que le permitirfa gastar 105,000S en el perfodo actual? :Y el tipo de interés minimo que le permitiria gastar 120.500S en el perfodo futuro? 160 CAPITULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DE LA DEMANDA. 15. Smith recibe 1008 de renta en este perfodo y 1008 en el siguiente. A un tipo de interés del 10 por 100, consume toda su renta en cada periodo. Tiene una tasa marginal decreciente de preferencia tem- poral entre el consumo del siguiente periodo y el de éste. Verdadero o falso: sie tipo de interés sube £220 por 100, Smith ahorrard pate de su renta en este periodo. Expligue su respuesta. 16. A los precios actuales, la vivienda cuesta 508 jo unidad y el bien compuesto tiene un precio de 1 por ‘unidad. Un rico benefactor ha dado a Joe, persona que no tiene ni un centavo, una unidad de vivienda ¥y 50 unidades del bien compuesto, Alwia el precio de la vivienda se reduce a la mitad, Verdadero o fal 50: Aumenta el bienestar de Joe como consecuencia de la variacién del precio. Explique su respuesta. 17. Tom y Karen son economistas. En un intento de impedir que su hijo Harry utilice tanto el automé- vil de a familia, le eohran 20 centavos por kilémetro. A ese precio, ain utiliza el automévil més de To que les gustaria, pero son reacios a enfadarlo volviendo a subir simplemente el precio, por lo que le hacen la siguiente pregunta: ;cudl es la subida minima de la paga semanal que aceptarias a cambio de que subiéramos lo que te cobramos por usar el automévil de 20 a 40 centavos por kil6- ‘metro? Harry, que es conocido por su sinceridad y tiene preferencias convencionales, responde que 108 semanaies. a) SiYom y Karen suben 10$ semanales la paga de Hany y Je cobran 40 centavos por kilémetro, {conducird menos que antes? Explique su respuesta, 1b) {Seri el ingreyy derivado de las cantidades adicionales cobradas por el nimero de kilimetros su- petior, inferior o igual a 10S a la semana? Explique su respuesta. 18. Todos los compradores de libros tienen las mismas preferencias y, en Ia situacién actual, los que ccompran libros usados a 22S reciben la misma utilidad que los que compran libros nuevos a 508. El tipo de interés anual es del 10 por 100 y Ia compraventa de libros usados no tiene costes de tran- saccin. La produccién de cada nuevo libro de texto cuesta m$ y los libros nuevos duran 2 aftos. fa) {Cuil es el precio de reserva del comprador por el uso de un libro nuevo durante un aio? 1b) {Cuan bajo tendria que ser m para que a un editor le resultara rentable inuprinit Libros con tinta deleble, tinta que desaparece un afio después de la venta de un libro nuevo, eliminando asi el mercado de libros usados? Suponiga que la eliminacién del mercado de libros usados duplica ‘exactamente las ventas del editor. 19, Herb quiere trabajar exactamente 12 horas semanales para complementar su beva de doctorado. Pue- de trahajar en la biblioteca a 6S la hora o dar clases practicas a estudiantes de primer afio de eco- rnomfa, Dejando a un lado las diferencias salariales, los dos trabajos le son indiferentes. Tres estu- dliantes de primer afo tienen cada uno de ellos una curva de demanda de clases pricticas igual a P. 100, donde P es el precio en délares por hora y Q es el nimero de horas semanales. Si Herb tie- ne Ia opei6n de fijar una tarifa de dos tramos por sus clases de précticas, ,cusntas horas semanales de clases précticas debera impartir y cudntas deberd trabajar en la biblioteca? Si llega a dar clases, {oual debe ser su estructura de precios? 20, Come se ha comprometido a permitir que los hijos de su profesorado estucien en Ia universidad sin ‘pagar matricula, Suponga quc la curva de demanda de hijos del profesorado de Cornell (HPC) de pla- 2z2as en olfas universidades viene dada por P = 50 - 5Q,, donde P es el precio de la matricula que co- ‘bran otras universidades (en miles de délares) y Q, es el nfimero de HPC que asisten a esas univer- sidades. Ahora Comell esté considerando la propuesta consistente en subvencionar una parte k de la rmatricula que se cobra a los HPC que estudian en otras universidades. Suponga que Come sabe que puede cubrir todas sus plazas con estudiantes que no son hijos de profesores de la universidad y que pagan la matricula carmpleta de 15.000S al aio. Suponiendo que todos 1os HPC que no estudian en btras univetsidades irén a Comell, .qué valor de k maximizaré los ingresos de Comell por matricu- las, una vez descontadas las subvenciones para estudiar en otras universidades.siel precio de la ma- tricula de todas las demds universidades es de 8.0006 al aio? * Los problemas marcados con un asteisco (*) son mis dificies + Los problemas mareados con una cruz (+) se resuelven ms fécilmente mediante el célculo. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 161 121. gn qué variard su respuesta al Problema 20 si la matricula de las dems universidades euvesta {lo008 al ano? {Cul es la interpretacin econsmica de un valor de k mayor que 1? +22, Harry posee un pequeto cine cuyos clientes tienen todos ellos los mismos gustos. El precio dere Serva de catla cliente por la pelicula es de 5S y la curva de demanda de palomitas de su puesto por parte de cada cliente viene dada por P, = 4~Q., dori P, es el precio de la palomitas en délares y (0. cs la cantidad de palomitas en bolsas. Si el coste marginal de permitir que otro cliente vea ta pe- Resin es cero y el coste marginal de las palomitas es de 1S, za qué precio debe vender Harry las en- tradas y las palomitas si su objetivo es maximizar sus beneficios? Suponga que Harry es capaz de ftnunciar sin costes SU estructta de precios a los posibles clientes. Respuestas de los ejercicios 1541. El excedente inicial del consumidor en el caso en que P = 38 (y Q = 7 litros semanales) es EC. 1/2(10 ~3)7 = 24,508 semanales. El excedente del consumidor en el caso en que el precio es nds alto, P'= 4S (y Q’=6 litros semanales) es EC’= 1/2(10~ 496 = 18$ semanales. La pérdida de ‘Rendente del consumidor viene dada por el rea DCEF, que es igual a 24,5 ~ 18 = 6,505 semanales Precio ($ por lito) whe Pérdida de excedente ‘del consumidor Gasolina (tros semanates) 67 10 4522, La cuote maxima ahora viene dada por el érea del idngulo AB'C’, que es EC = 1/2(50 20)120~ 8008 anuales. Precio ($ por hora) Tiempo de pista (horas anwales) 453. El erfico muestra las dos rectas presupuestaras y la cesta dptima del aio pasado. Si observamos més ‘ecerea el punto de tangencia (Area ampliada), veremos que este ao Jones puede comprar una ces- ta que prefiere a la que compraba el aio pasado. 162 CAPETULO 5: APLICACIONES DE LAS TEORIAS DE LA ELECCION RACIONAL Y DELA DEMANDA coud ato” mo SS ‘Area ampliada 46 2 30 Presupuesto dl afo pasado L Presupuesto de este ano 7 20 6070 54. VA = 50.0008 + 42.0008/1,05 = 90.0008. Consumo fururo maximo = U,0UUS(I,0S) + 42.000 = = 94.5008. La ecuaciGn de su restriccién presupuestaria intertemporal es C, = 194.500 ~ 1,05C,, CAPITULO La economia Avance de la informacién y la eleccién en condiciones de incertidumbre JUANDO un sapo y su rival luchan por la misma pareja, cada uno ha de tomar una impor- tante decision estratégica. ;Debe pelear por ella o irse en busca de otra? Pelear es ‘arriesgarse a quedar malherido, pero continuar la busqueda también tiene costes. En el mejor de los casos, leva tiempo, y no hay garantia alguna de que la siguiente pareja posible no sea objeto de los afectos de otro sapo. En la eleccién de una de estas opciones desempefia un importante pape! Ia valoracién que haga cada uno de los sapos de la capacidad de lucha del otro. Si el rival es considerablemente mayor, la probabilidad de vencer seré baja y la probabilidad de quedar malherido alta, por lo ue ser prudente continuar buscando. En caso contrario, es posible que compense pelear. ‘Muchas de estas decisiones deben tomarse par la noche, cuando es dificil ver. Por ese mo- tivo, los sapos recurren a algunas pistas invisibles. La mds fiable es el tono del canto del rival, En general, cuanto mayor es un sapo, més grandes y gruesas son sus cuerdas vocales y, por lo tanto, mas grave es su canto. Si un sapo escucha un canto grave por la noche, puede deducir ra- Zonablemente que procede de tn sapo grande. De hecho, algunos experimentos han demostra~ do que al sapo comtin suele intimidarle més un canto grave que uno agudo'! La informacion constituye un importante factor en las decisiones, no s6lo de los sapos sino tam- bién de los consumidores y de las empresas. En los modelos presentados en los capitulos an- teriores hemos supuesto que la informacién era perfecta. Sin embargo, en la prictica solemos estar pésimamente informados. El tema de la primera parte de este capinula es la manera en que Tecogemos y evaluamos la informacién relevante, Dado que muchos de los temas de los que nos cuparemos aparecen de una manera sencilla en el problema del sapo, éste constituye un ttil punto de partida del andlisis. Veremos que los principios que rigen la comunicacién entre los sa- Pos nos ayudan a comprender cnestiones tan diversas como las garantias de los productos, las * Vease Jus Kiet y Richard Dawkins, «Animal Signals: Mind Keading and Manipulation» en J. Krebs y N, Da vies (comps.), Behavioral Ecology: An Evolutionary Approach, Sunderland, Mass., Sinauer Associates, 1983, 2ed. 163 164 CAPITULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA ELECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE. récticas que se siguen en las contrataciones ¢ incluso la manera en que elegimos las personas con las que queremos relacionamos. También examinamos la discriminacién estadistica, el pto- eso por el que nos valemos de las caracterfsticas de los grupos para estimar las caracteristicas de sus miembros. Aunque la calidad de las decisiones a menudo puede mejorarse recogiendo informacién de ‘una manera inteligente, es casi imposible adquirir toda la informacién que puede ser relevante. La tarea de la segunda parte de este capitulo es ampliar el modelo de la eleccién del consumi- dor del Capitulo 3 para tener en cuenta las decisiones que se toman en condiciones de incerti- dumbre. La economia de la informacién LA COMUNICACION ENTRE ADVERSARIOS POTENCIALES Los problemas de comunicacién entre sujetos cuyos objetivos esti potencialmente en conflicto son fundamentalmente diferentes de los problemas de comunicaci6n entre sujetos que tienen objetivos comunes. Los sapos que buscan una pareja evidentemente pertenecen a la primera ca- tegorfa, como ocurre en general en cualquier intercambio econdmico. Por ejemplo, el vendedor ‘a veces tiene un incentivo para sobreestimar la calidad de su prodncto y el comprador suele te- ner un incentivo para subestimar la cantidad que esta dispuesto a pagar por él. El trabajador po- tencial puede sentirse tentado a no revelar sinceramente sus aptitudes para ocupar un puesto de trabajo. En cambio, los jugadores de bridge que forman parejas comparten claramente unos objeti- vos comunes. Cuando un jugador de bridge utiliza las convenciones habituales de las apuestas ara comunicarle algo a su compafiero, no hay raz6n alguna para que éste no sc lo rca. Nin- uno de los dos jugadores tiene nada que ganar engafiando al otro. En este caso, la comunica- ccién es un mero problema de transferencia de informacin. Un mensaje sélo tiene que set des- cifrable, Dejando a un lado los errores, su credibilidad no esté en cuestién. Sin cmbargo, la I6gica cs muy diferente cuando quienes intervienen eu fa vomnun nen pueden tener intereses contrarios. Supongamos, por ejemplo, que el jugador de bridge le susurra al adversario que esté a su izquierda lo siguiente: «siempre apuesto conservadora- mente». ;Cémo debe interpretar el adversario esa afirmacién? Es perfectamente inteligible. Sin ‘embargo, si se cree que todas las partes son racionales, la relacion entre ellas es tal que la afit- ‘maci6n puede no transmitir ninguna informacién real. Si tener fama de apostar conservadora- ‘mente fuera una ventaja, esa serfa una razén més que suficiente para que un jugador lo dijera de si mismo, independientemente de que fuera verdad o no. La afirmacién no es ni crefble ni in- crefble, Simplemente no contiene informacién alguna. EI comprador con experiencia sabe recelar de las afirmaciones exageradas sobre la calidad de los productos. Pero ;cmo distingue exactamente un buen producto de uno malo? ;Y cmo convence un productor a un posible rival de que bajard radicalmente su precio si éste entra en el mercado? Las afirmaciones como «bajaré el precio» plantean problemas en el mismo sentido que las afirmaciones de los jugadores adversarios de bridge. Dado que el productor tiene in- ccentivos para hacer esas afirmaciones, independientemente de que sean ciertas 0 no, no deben ‘ransmitir ninguna informacién. Sabemos, sin embargo, que los adversarios pueden transmitir informacién que tiene valor estratégico. Al fin y al cabo. los sapos son capaces de trancmitir informacién de este tipo, pero no la transmiten diciendo meramente «soy un sapo grande». La afirmacién implicita del sapo grande silo es crefhle debida a las barreras fisicas que impiden al sapo pequefio croar en un tono grave. El canto del sapo es un ejemplo de sefial: un medio para transmitir informaci6n. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 165 Sefiales Comunicacién que ‘ransmite informacién, El ejemplo del sapo ilustra dos importantes propiedades de las seftales que se transmiten los adversarios potenciales: (1) debe ser costoso Lingirlas; y (2) si algunas personas utilizan sentales gue transmiten una informacién favorable sobre ellas mismas, otras se veriin obligadas a reve~ lar informacién incluso aunque sea considerablemente menos favorable, Estos dos principios son importantes para comprender cémo recogen informacién los agentes econémicos y cémno la interpretan. Comencemos formulindolos con el ejemplo del sapo y examinemos a continuacién su aplicacién en distintos contextos econémicos.. EL PRINCIPIO SEGUN EL CUAL FINGIR ES COSTOSO Principio segiin et cual fingir es costoso Para que una sefal transmitida @ un adversario sea crefble, tiene que ser costoso fingr, Para que las seriales que se transmiten los adversarios sean crefbles, debe ser costoso (0, en tér- minos més generales, dificil) fingir. Sia los sapos pequefios no les costara nada imitar él canto grave que caracteriza a los grandes, ésta dejaria de ser una caracteristica de los sapos grandes. ero no pueden imitarlo. Los sapos grandes tienen una ventaja natural y es ese hecho solamente ‘el que permite que su canto grave sea una sefial fiable. Este principio segrin el cnal fingir es eostoso se observa claramente en las sefiales que se twansmiten las personas. Se encuentra, por ejemplo, en el siguiente episodio de Fatal Vision de Joe MeGinnis. El capitén Jeffrey MacDonald, médico del cuerpo de los boinas verdes, recibe la noticia de que es sospechoso de haber matado a su mujer y a sus hijas. Bl ejército le asigna un abogado defensor militar. Sin embargo, entretanto cu madre contrata a Bernard Scgal, renom- brado abogado privado de Filadelfia para defender a su hijo. Cuando Segal llama a MacDonald al Fuerte Bragg (en Carolina del Norte) para conocerse, su primera pregunta sc reficte al abu- gado militar: ««jLleva los zapatos brillantes?» «<{Qué?», respondié inerédulo MacDonald. Ahi estaba, acusado de haber matado a su mujer y «a sus hijas, ¥ en su primera conversacin con el abogado de Filadelfia que se suponta que habia sido contratado para arreglar las cosas, la primera pregunta que le hacia era sobre el estado de los zapatos del otro abogado. Segal repitié la pregunta. «Y esta vez, dijo mis tarde, «casi of a Jeff sonreirse por teléfono. Fue entonces cuando supe que tenia un cliente que no s6lo era inteligente sino que cogta las cosas al vuelo. Me contest que no, que, en realidad, los zapatos del abogado eran algo zarrapastrosos. Le dij, “en ose ease, de acuerdy, cone en él. Colabore con él hasta que legue yo". La cuestion es que si un abogado militar leva los zapatos brillantes es que esté tratando de impresionar al sis- tema. ¥ si estaba tratando de impresionar al sistema en esa situacién —y cl sistema ya haba de- rmostrado tener interés en que se condenara a su cliente, al anunciar pablicamente su sospecha— no iba a ayudar nada a Jeff. Es posible que el hecho de Mevar sucios los zapatos significara que le in- teresaba mas ser abogado» Evidentemente, el estado de los zapatos del abogado no era una indicacién perfecta de sus rioridades vitales. Sin embargo, constitufa al menos wna razén para sospechar que no era un mero lacayo del ejéreito. El abogado que llevara unos zapatos zarrapastrosos meramente para transmitir la impresién de que no estaba tratando de ascender en el ejército no ascenderia. Por lo tanto, las tinicas personas que pueden enviar sin correr riesgos una sefial de ese tipo son aquellas a las que les interesa realmente més su papel como abogados. He aqui algunas aplicaciones econémicas del principio segtin el cual es costoso fingir. Garantia de la calidad de los productos. Muchos productos son tan complejos que los consumidores no pueden examinar directamente su calidad. En sos casos, las empresas que ofrecen productos de elevada calidad necesitan transmitir de alguna manera esta informacién a Jos posibles compradores, pues, de lo contrario, no podrén cobrat unos precivs sufiviente- mente elevados para cubrir los costes adicionales. 166 ‘CAPITULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA ELECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE. Una manera de resolver este problema consiste en ganarse la fama de ofrecer productos de buena calidad”, Pero las citcunstancias no siempre permiten a una empresa hacer esto. Consi- deremos el caso de los vendedores ambulantes que venden relojes de pulsera en las calles de tuna gran ciudad. Si una «empresa» de ese tipo decide cerrar, puede hacerlo sin apenas incurrit cn pérdidas, No tiene ninguna sede central, no tiene un equipo de capital costoso, no tiene clien- tes leales por los que preocuparse; de hecho, no tiene costes itrecuperables de ninguna clase. In- cluso aunque lleve afios ofreciendo productos de calidad en la misma esquina, eso no garantiza que abrird el puesto el préximo dfa. Y si estd planeando cerrar, tendrd incentivos para vender mercancfa de la peor calidad posible. En suma, una empresa que no tenga un claro interés en permanecer en el negocio, tendra dificultades inherentes para convencer a los posibles clientes de que cumplira sus promesas. Los incentivos son diferentes en el caso de una empresa que tenga unos elevados costes irre- cuperables. Si quiebra, pierde el valor de cuantiosas inversiones que no puede liquidar. Por lo tanto, a esta empresa le interesa hacer todo lo posible para seguir produciendo. Y si los com- pradores lo saben, pueden confiar mucho més en la promesa de que vende un producto de bue- na calidad. Si una empresa de ese tipo cobrara un precio acorde con una elevada calidad y des- pués vendiera tuna mercaneta de mala calidad, no tendrfa un niimero de clientes que le volvieran a comprar lo suficiente para sobrevivir y, por lo tanto, habrfa incurrido en vano en unos costes irrecuperables fijos. Estas observaciones sugieren una raz6n para creer que los productos que se anuncian mucho con, de hecho, de mejor calidad, como dicen los anuncios. Una gran campafia publicitaria na ional es un coste irrecuperable, cuyo valor se pierde para siempre si quiebra la empresa. Por lo tanto, una vez realizada tamatia inversi6n, ésta tiene todos los incentivos del mundo para cum- plir 1o prometido. El hecho de que los anuncios que publican las empresas en la prensa suelan decir «...anunciado en TV demuestra que creen que muchos consumidores se han dado cuen- ta de este patrén. Como elegir un trabajador fiable. Existen muchas situaciones en las que los trabajadores tienen ta oportunidad de engattar a los empresarios. Muchas actividades productivas tendrfan que abandonarse si las empresas no fueran capaces de contratar trabajadores que no engafiaran en estas situaciones. Las empresas necesitan una sefial que les permita identificar a los posibles trabajadores fiables. Una posible sefial podria ser la relacién entre el cardcter de una persona y los costes o beneficios de la pertenencia a determinados grupos. Por ejemplo, tal vez las per- sonas fiables generalmente disfrutan trabajando como voluntarias en instituciones benéficas, ‘mientras que las personas poco fiables tienden a considerar que eso es una pesada carga. En e608 casos, los grupos a los que decidan unirse transmitirén una informacién estadfsticamente fiable sobre su cardcter. Esta idea parece que la confirma la manera en que muchas parejas de profesionales de Nue~ ‘va York buscan institutrices para sus hijos. El cuidado de los hijos es una de las tareas en Tas que tiene una importancia evidente la fiabilidad, ya que es dificil controlar directamente la conducta de estas personas. Al fin y al cabo, la raz6n misma por la que se necesita a una persona que cui- de de ellos se halla en que no estamos nosotros para hacerlo. La amarga experiencia ha con- vencido, al parecer, a muchos neoyorquinos de que el mercado local de trabajo no es un buen ugar para contratar personas que se camporten de nina manera fiahle sin supervisién La solucién que han adoptado muchas de estas parejas consiste en anunciarse en los perié- dicos de Salt Lake City pidiendo una institutriz. Han descubierto que las personas educadas en la tradicién mormona son més fiables que el neoyorquino medio. La seftal funciona porque a uuna persona que quisiera meramente parecer fiable le resultarfa desagradable, cuando no im- ® sta lustacion se basa en el aticulo de Benjamin Kieiny Keithy Lefer, «The Role of Maret Fores in Assi- fing Contattal Perfomance», Journal of Political Economy, agesto, 198). 166 ‘CAPITULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA ELECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE. ‘Una manera de resolver este problema consiste en ganarse la fama de oftecer productos de buena calidad? Pero las circunstancias no sieinpre permiten a una empresa hacer esto. Cor deremos el caso de los vendedores ambulantes que venden relojes de pulsera en las calles de tuna gran ciudad. Si una «empresa» de ese tipo decide cerrar, puede hacerlo sin apenas incurrir en pérdidas. No tiene ninguna sede central, no tiene un equipo de capital costoso, no tiene clien- tes leales por los que preocuparse; de hecho, no tiene costes irrecuperables de ninguna clase. In- cluso aunque lleve afios ofreciendo productos de calidad en la misma esquina, eso no garantiza que abriré el puesto el préximo dfa. Y si estd planeando cerrar, tendrd incentivos para vender ‘mercancfa de la peor calidad posible. En suma, una empresa que no tenga un claro interés en permanecer en el negocio, tendré dificultades inherentes para convencer a los posibles clientes de que cumplird sus promesas. Los incentivos son diferentes en el caso de una empresa que tenga unos elevados costes irre- cuperables. Si quiebra, pierde el valor de cuantiosas inversiones que no puede liquidar. Por lo tanto, a esta empresa le interesa hacer todo lo posible para seguir produciendo. Y si los com- pradores lo saben, pueden confiar mucho mAs en la promesa de que vende un proclucto de bue- na calidad. Si una empresa de ese tipo cobrara un precio acorde con tna elevada calidad y des- pods vendiera tuna mereanefa de mala calidad, no tendria un niimera de clientes que le volvieran comprar lo suficiente para sobrevivir y, por lo tanto, habria incurrido en vano en unos costes irrecuperables fijos. Estas observaciones sugieren una raz6n para creer que los proxtuctos que se anuncian mucho on, de hecho, de mejor calidad, como dicen los anuncios. Una gran campatia publicitaria na cional es un coste irrecuperable, cuyo valor se pierde para siempre si quiebra la empresa. Por lo tanto, una vez realizada tamafa inversién, ésta tien todos los incentivos del mundo para cum- plir to prometido. El hecho de que fos anuncios que publican las empresas en la prensa suelan decir s...anunciado en TV» demuestra que creen que muchos consumidores se han dado cuen- ta de este patron. Como elegir un trabajador flable. Existen muchas situaciones en las que los trabajadores tienen ta oportunidad de engaftar a los empresarios. Muchas actividades productivas rendrfan que abandonarse si las empresas no fueran capaces de contratar trabajadores que no engafiaran en estas situaciones. Las empresas necesitan una sefial que les permita identificar a los posibles trabajadores fiables. Una posible sefial podria ser la relacién entre el cardcter de una persona y los costes o beneficios de la pertenencia a determinados grupos. Por ejemplo, tal vez las per- sonas fiables generalmente disfrutan trabajando como voluntarias en instituciones benéficas, mientras que las personas poco fiables tienden a considerar que eso es una pesada carga. En £¢508 casos, los grupos a los que decidan unirse transmitirdn una informacién estadisticamente fiable sobre su cardcter, Esta idea parece que 1a confirma la manera en que muchas parejas de profesionales de Nue~ ‘va York buscan institutrices para sus hijos. El cuidado de los hijos es una de as tareas en las que tiene una importancia evidente la fiabilidad, ya que es dificil controlar directamente la conducta de estas personas. Al fin y al cabo, la razén misma por la que se necesita a una persona que cui- de de ellos se halla en que no estamos nosotros para hacerlo. La amarga experiencia ha con- vencido, al parecer, a muchos neoyorquinos de que el mercado local de trabajo no es un buen Ingar para contratar personas que se camporten de una manera fiable sin supervisién. La solucién que han adoptado muchas de estas parejas consiste en anunciarse en los peri6- dicos de Salt Lake City pidiendo una institutriz. Han descubierto que las personas educadas en la tradicién mormona son més fiables que el neoyorquino medio. La seflal funciona porque a uuna persona que quisiera meramente parecer fiable le resultarfa desagradable, cuando no im # sta ilutracion se basa en el articulo de Benjamin Kiein y Keithy Leffler, «The Kole of Market Forces in Assu- ring Contractual Performance», Journal of Political Economy, agosto, 1981. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 167 posible, mantener la tradicién mormona, que implica un continuo e intenso adoctrinamiento moral, experiencia que a la mayoria de las personas meramente oportunistas les resultaria de masiado dificil de soportar. Al igual que el tono grave del canto del sapo es una sefial de su ta- ‘afio, la pertenencia a la tradicién mormona es una buena sefial de fiabilidad, ya que scrfa muy costoso para una persona oportunista simularla, Cémo contratar a una persona lista y trabajadora. Consideremos, como ditima ilustra- ‘cion del principio segtin el cual fingir es costoso, el caso de un titulo de una universidad elitis- ta obtenido con la calificacién de matricula de honor. Los empresarios estén buscando personas listas y dispuestas a trabajar. Evidentemente, hay muchisimas personas en el mundo que po- seen estos dos rasgos y, sin embargo, no tienen un titulo de una universidad elitista. Aun asf, los empresarios pueden suponer sin temor a equivocarse que una persona que tenga un titulo de esas universidades es lista y trabajadora, pues cuesta pensar que una persona que careciera de esos rasgos intentaria obtener un titulo en una universidad elitista con la calificacién de ma- tricula de honor. Nadie pone realmente en cuestiGn el hecho de que los titulados de las instituciones elitistas generalmente son trabajadores productivos. Pero existe, de hecho, un acalorado debate sobre el grado en que la asistencia a estas instituciones genera una elevada productividad. Las personas ‘que piensan que si sefialan que los titulados de las instituciones elitistas ganan unos sueldos sig- nificativamente més altos. Sin embargo, los escépticos advierten que la diferencia no puede att buirse totalmente a ln calidad de sn enseitanza. Fl problema radica en que los estudiantes de las mejores instituciones ya eran, indudablemente, més productivos desde el principio, pues al fin y al cabo estas instituciones seleccionan minuciosamente a sus solicitantes y sélo aceptan a los {que tienen los mejores expendientes académicos. EL PRINCIPIO SEGUN EL CUAL DEBE REVELARSE TODA LA INFORMACION Principio segun el El segundo principio importante que illustra cl ejemplo del sapo puede denominarse principio cual debe segiin el cual debe revelarse toda la informacion y dice que si unas personas tienen algo que revelarse toda la gartar revelandy un valor favorable de algain rasgo, otras se verdn obligadas a revelar sus valo- informacion Los res menos favorables. Este principio ayuda a responder a la pregunta inicialmente desconcer- individuos deben (ane de por qué los sapos mids pequefios se molestan en croar?. Croando, les indican otros 5a- aired ae SUS pos cual es su tamafio. gPor qué no se quedan callados y dejan que los otros se lo pregunten? eee Supongamos que todos los sapos cuyo canto ruviera un tono superior a un determinado ni- foquieren quese els quedaran, de hecho, callados. Imaginemos que tenemos un indice de 0 a 10 que mide el Inctprete por su, 010 del canto de un sapo, en el que 10 es el maximo y 0 es el minimo, y supongamos arbitra- Silencio que tienen Tiamente que Ios sapos que tienen un indice superior a 6 se quedan callados (véase Ia Figu- algo aun peor que 16.1). ocultar Es fécil comprender por qué un pattén de ese tipo serfa inherentemente inestable. Consi- deremos el caso de un sapo que tiene un indice de 6,1, que es algo superior al limite conside~ rado. Si se queda callado, ;qué pensarn otros sapos? Sabran por experiencia que su canto debe de tener un tono mas alto que 6, ya que se queda callado, Pero ,cudnto més alto? Al carecer de informacién sobre este sapo, no pueden saberlo con exactitud. Sin embargo, generalmente sera posible hacer una conjetura estadistica. Supongamos que los sapos estuvie- ran distrifuidas de una manera uniforme en la escala de tonos. Eso significarfa que si eligiéra- ‘mos un sapo al azar de toda la poblacién de sapos, el tono de su canto podria adoptar cualquier valor de Ia escala de tonos. Sin embargo, al fijar el limite en 6, un sapo que se quedara calladdo serfa diferente sisteméticamente de un sapo seleccionado al azar. En concreto, la experiencia nos > Véase Krebs y Dawkins, 1984. 168 CAPITULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA ELECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE FIGURA 6.1 Si slo se molestan fen croar los sapos ‘cuyo tono tiene un Indice inferior 26,0, los que se queden {allados revelara {que su tono tiene, en promedio. un indice Significativamente superior 26,0. LA INFORMACION IMPLICITA EN EL SILENCIO Limite nici roar =} > no croar a (oematieee eae ues ee 7 OEM I0) ono més bajo ono més ato diria que el indice medio de los sapos que se quedan callados es 8 (a mitad de camino entre 6 y 10). Todo sapo que tuviera un indice inferior a 8, por el mero hecho de quedarse callado, da- ria la impresi6n de que es més pequeiio de lo que realmente es, Por lo tanto, 1o mejor que podria hacer el sapo que tuviera un indice de 6,1 seria croar. ‘Asi pues, si el kimite para quedarse callado fuera 6, a todos los sapos que tuvieran un fndi- ce inferior a 8 les interesaria croar. Naturalmente, si croaran, el limite ya no seria 6 sino 8, Pero tun limite de 8 tampoco seria estable. Al poner el limite en ese nivel, les interesaria croar a todos los sapos que tuvieran un indice inferior a 9. Por razones parecidas, cualquier limite inferior a 10 estaria abocada a variar. Fso no ocurrtfa porque los sapos pequefios quisieran llamar la aten- cin sobre su tamafio croando sino porque se verfan obligados a hacerlo para no parecer mas pe- quefios de lo que son realmente. El principio segiin el cual debe revelarse toda la informacién se deriva del hecho de que no todos los posibles adversarios tienen acceso a la misma informacién. Fin el caso de lox sapos, la asimetria consiste en que el sapo que se queda callado sabe exactamente cual es su tamafio, micntras que su rival s6lo puede hacer una conjetura documentada, Como demostrarén los si- guientes ejemplos, este tipo de asimetrias da lugar a la transmisiGn de importantes sefiales en- tte los agentes econdmicos. La garantia de los productos. Por ejemplo, las asimetrias de la informacién contribuyen & cexplicar por qué el productor de un producto de baja calidad podria revelar ese hecho ofreciendo solamente una garandfa muy limitada. En este eas0, la asimetria se halla en que los produetores ‘conocen mucho mejor que los consumidores a calidad de sus productos. La empresa que sabe que su producto es el mejur tiene pode1osos incentives para revelar esa informacién a los consumidores, Para que ésta sea crefble, puede oftecer una generosa garantfa contra los defec~ tos del producto (esta formula es crefble debido al principio seysin el cual es costoso fingir: un producto de mala calidad se estropearia frecuentemente, por lo que seria demasiado costoso ofrecer una garantia generosa). ‘Cuando aparece el producto de méxima calidad con una generosa garantia, los consumi- dores poseen de inmediato una mayor informacidn que antes, no s6lo sobre sw calidad sino tam- bién sobre la calidad del resto de los productos. En concreto, saben que los que no tienen ga- rantia no pueden ser de la maxima calidad. Al carecer de cualquier otra informacion sobre un producto sin garantia, el consumidor prudente estimard su calidad en funcién del nivel medio de {e508 productos, pero eso significa que subestimard la calidad de los productos que sean Gnica- ‘mente algo inferiores al mejor. Examinemos la situacién a la que se enfrenta el productor del segundo producto mejor. Si continéa sin oftecer ninguna garantfa, los consumidores pensardn que es peor de lo que real- mente es. Por lo tanto, le interesaré ofrecer una garantia. Pero como su producto es de una cali- dad algo inferior, las condiciones de su garantia no pueden ser tan generosas como las del mejor. Una vez garantizado el segundo producto mejor, el resto de los productos que carecen de ‘garantia tiene ahora una calidad media menor que antes. Entonces se pone en marcha un proceso irreversible y a la larga todos los productores deben garantizar sus productos o ha- MICROECONOMIA Y CONDUCTA 169 cerse a la idea de que los consumidores consideran que sus productos son de la peor calidad. Los términos de las garantfas generalmente serén menos generosos cuanto peor seit lat cali dad del producto. Es evidente que los productores no desean anunciar la baja calidad de sus productos ofieciendo una cicatera garantia. Su problema radica en que si ni siquiera la ofre- cen, los consumidores consideraran que sus productos son todavia peores de lo que son en realidad. Cuando Chrysler declara «los garantizamos més porque los fabricamos mejor», no podemos estar totalmente seguros de que esté diciendo toda la verdad. Pero si su afirmacién es excesi- vamente engafiosa —es decir, si los automeviles de Chrysler tuvieran muchas més probabili- dades de estropearse que otros— seria una mentira realmente cara y, por lo tanto, existe un mo- tivo racional para que los consumidores den crédito a la afirmacién de Chrysler. La regulaci6n de las entrevistas realizadas a los solicitantes de empleo. El principio se- giin el cual debe revelarse toda la informacién tiene otra ilustrativa aplicacién relacionada con las dificultades que predice que tendrén las autoridades que traten de limitar la cantidad de informacién que pueden pedir las empresas a los solicitantes de empleo. Consideremos, por ‘ejemplo, la legislacién que prohibe a los empresarins preguntar por el estado civil y por los pla- nes referentes a la procreacién. Antes de que se aprobara esta legislacién, los empresarios s0- licitahan rutinariamente-este tipo de informacién, sobre todo a las mujeres. Dado que esta in- formacién esté correlacionada con la probabilidad de abandonar la poblacién activa, el motivo de los empresarios para solicitarla era evitarse invertir en la contratacién y Ia formacién de tra- bajadores que no iban a permanecer mucho tiempo en la empresa. Como es costoso falsificar la informacién demogrifica (pocas personas dejarfan de casarse para que parceicra menos pro- bable que iban a abandonar la poblaci6n activa), esta puede servir de sefial entre las partes cu- {yor intereses pudieran estar en conflicto. El propésito de la legislacién era impedir a los em- presarios favorecer a los candidatos en funcién de su situacién demogritica. Sin cmbargo, para lograr este objetivo no basta con prohibisles pedi infurmacién sobre lat situacién demogréfica, pues si una mujer se da cuenta de que su situacién demogrifica la sittia en la categoria de contratacidn ms favoreida, tiene todos los incentivos del mundo para ofte- cet voluntariamente esa informacién. Este hecho desencadena el conocido proceso irreversible por el que los solicitantes de empleo acaban ofreciendo voluntariamente toda la informacion, salvo la menos favorable. Se supone simplemente que el candidato que no suministre volun- ‘ariumente la informaci6n, independientemente de lo desfavorable que sea, pertenece a la ca- tegorfa menos favorable, Para que la legislacién lograra el fin que pretende, tendrfa que prohi- bir de alguna manera a los solicitantes de empleo que revelaran voluntariamente 1a informacién. ‘Las personas y las cosas pertenecen a categorias, y éstas, a su vez, suelen estar ordenadas je- rérquicamente. Unas son, pot unanimidad, mejores que otras. Ser fiable es mejor que no serlo, ser trabajador es mejor que ser vago, etc. El mensaje general del principio seguin el cual debe re- velarse toda la informacién consiste en que la falta de pruebas de que una cosa pertenece a una categoria favorecida suele inducir a pensar que pertenece a una menos favorecida. El principio, as{ expresado, parece de una claridad meridiana. Y, sin embargo, sus implicaciones a veces dis- tan de ser obvias. EI principio de los «cacharros». Por ejemplo, el principio segiin el cual debe revelarse toda la informacidn ayuda a resolver una vieja paradoja: zpor qué los automéviles nuevos sue- len perder en gran parte su valor de mercado en el momento en que salen de la tienda? {Cémo es posible que un automévil nuevo que se compra por 15.000 un miércoles s6lo pue- da venderse por 12.0008 en el mercado de automsviles usados el jueves? Es evidente que el automsvil no pierde un 20 por 100 de su valor en 24 horas meramente a causa de la depre~ ciacién fisica. 170 CAPETULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA FLECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE Los economistas han luchado durante afios por explicar este curioso patrén. Adoptando una. posicion incomoda y alejada de su caracterfstica postura profesional, algunos han llegado a de- cir que los consumidores tenfan prejuicios en contra de los automsviles usados. Sin embargo, George Akerlof, economista de Ia Universidad de Berkeley, ha sugerido que podrian no ser ne~ cesarias las supersticiones misteriosas. En uno de los articulos de economia més citados en los iiltimos decenios, «Lhe Market for “Lemons”», ofrecié una ingeniosa explicacion (que se convirtié en la primera formulacién clara del principio segtin el cual debe revelarse toda la in- formacién)*. Akerlof partié del supuesto de que los automéviles nuevos eran, en términos generales, de dos tipos: buenos y «cacharros». Estos dos tipos eran iguales en apariencia, pero el propieta- rio de un automévil sabfa por experiencia de qué tipo era el suyo. Dado que los posibles com- pradores no podian saber de qué tipo era cada uno, los automéviles buenos y los «cacharros» de- béan venderse al mismo precio, Era tentador pensar que el precio comin seria una media de los valores respectivos de los dos tipos y que los pesos serfan las proporciones que representara cada ‘uno. Fsta idea infuitiva es, de hecho, més 0 menos correcta en el mercado de aufoméviles nuevos. Sin embargo, en el mercado de automéviles usados las cosas son diferentes. Dado que los automéviles nuevos valen més para sus propietarios que los «cacharros» para los suyos, una proporcién mucho mayor de los «cacharros» va a parar répidamente al mercado de automévi- les usados, Como los compradores de automéviles usados conocen el patron, comienza a bajar el precio de éstos. La bajada del precio refuerza entonces la tendencia inicial de los propietarios de automéviles buenos a no venderlos. En casos extremos, los tinicos automéviles usados que se pondrn a la venta serén «cachartos». La aportacién de Akerlof cs la idea de que cl mero hecho de que un automévil csté en ven- ta constituye una importante informacién sobre su calidad. Eso no quiere decir que tener un «vaclaiiu» sea la Gnica faz6n que lleva a vender un automévil, Sin embargo, incluso aunque fuera una razén secundaria, impedirfa al propietario de un automévil bueno obtener todo su va- lor en el mercado de segunda mano. ¥ es posible que eso sea suficiente para poner en marcha el ya conocido proceso irreversible. De hecho, raras veces Ilegan al mercado de segunda mano automéviles que no planteen problemas, salvo como consecuencia de las presiones de cir- cunstancias extemas («vendo Volvo por cambio de residencia» 0 «por lesién, vendo automévil con cambio manual»). Laexplicacién de Akerlof respalda, pues, nuestra idea intuitiva de que la depreciaci6n fisica cs una causa insuficiente de la gran diferencia de precios que existe entre los automviles nue~ vos y los usados. Es més plausible pensar que esta se debe al hecho de que la calidad media de Jos automéviles usados que se ponen en venta, considerados en conjunto, es simplemente peor que la de los que no se ponen en venta. Elestigma del recién llegado. El principio segiin el cual debe revelarse toda la informaci6n también sugiere por qué antes era més dificil que ahora escapar a los efectos de la mala fama que daba el hecho de trasladarse a otro lugar. En la situacién actual, en la que la movilidad es elevada, una persona poco honrada se sentirfa tentada a irse a otro lugar cada vez que la sor- prendieran engafiando. Pero cuando habfa menos movilidad, esta estrategia era mucho menos ceficaz, pues cuando las sociedades eran més estables las personas fiables tenfan mucho més que ganar estindose quietas y recngienda los finitos de la buena fama que se habfan gananda. De la misma manera que al duefio de un automévil bueno no le interesa venderlo, asf a una persona honrada tampoco le interesaba trasladarse a otro lugar. En los entornos generalmente estables, las personas que se trasladaban a otro lugar eran sospechosas, como los automéviles usados. Sin ‘embargo, actualmente hay tantas presiones externas para trasladarse que el mero hecho de ser un recién llegado apenas quiere decir nada. * George Aketlof, «The Market for “Lemons”, Quarterly Journal of Economics, 1970. MICROECONOMIA Y CONDUCTA ae LA ELECCION DE LAS AMISTADES La mayorfa de las personas quieren relacionarse con personas amables, atentas, sanas, inteli- gentes, fisicamente atractivas, ctc. La informacién sobre el atractivo fisivo puede ubtenerse a primera vista, pero muchos de los demas rasgos que buscamos en nuestras relaciones son difi- siles de obscrvar, por lo que a menudo tos basamos en signos de su conducta que los revelen. Para que estos signos sean eficaces, ha de ser costaso falsificarlos, Por ejemplo, una persona que esié buscando un compafiero muy disciplinado podria muy bien tener especial interés en las per- sonas que corren un maratén en menos de dos horas y media. ‘A veces dice mucho incluso el grado de interés que muestra una persona por un posible ‘compafiero. Groucho Marx dijo en una ocasién que nunca se harfa socio de ningiin club del que él fuera miembro. La adopcién de una estrategia similar en la busqueda de relaciones eviden- (emente seria frustrante. Y, sin embargo, no hay duda de que Groucho queria decir algo. Puede haber buenas razones para evitar a una persona aparentemente atractiva que se muestre dema- siado ansiosa por buscar relaciones. Si es tan atractiva como parece, zpor qué esa ansiedad? Una postura asf suele inducir a pensar que posee rasgos dificiles de observar que tienen valores des- favorables. Las propiedades de las sefiales eficaces ponen. pues. de manifiesto por qué la timi- dez, dentro de unos limites, es tan adaptable. Parece que a las personas ansiosas les resulta muy dificil ocultar su ansiedad, Estas mismas propiedades también tienen implicaciones para las formulas institucionales que uitilizan las personas para buscar pareja. Una de las dificultades, a menudo censurada, que pre~ senta la vida urbana moderna es que las apretadas agendas de trabajo nos impiden entablar amis- fades. Ante esa dificultad, las agencias matrimoniales comerciales se ofrecen a poner en contacto ‘a personas que tengan intereses y gustos claramente parecidos. A las personas que acuden a es- tos servicios se les ahorra, pues, el tiempo y los gastos necesarios para conocer a personas con las que tienen pocos intereses en comtin, También se evita la incertidumbre que supone no saber si ‘estas personas les interesa conocer a otras. Y, sin embargo, aunque a veces salgan matrimonios de estos servicios, parece que hay unanimidad en que son una mala inversidn debido, al parecer, ‘a que sirven, sin pretenderlo, de mecanismo scleccionador que identifica a las persunias que Li nen problemas para buscar personalmente sus propias amistades. Ciertamente, a veces el pro- bloma de estas personas consiste meramente en que estén dewsasiady ocupadas, pero a menudo se debe a problemas de personalidad o a otras dificultades més preocupantes. Las personas que acuden a agencias matrimoniales son, de hecho, ids féciles de conocer, como dicen los anun- ccios, pero segiin la teoria de las sefiales es menos interesante, en promedio, conocerlas. LOS SIGNOS EXTERNOS DE CONSUMO COMO INDICADORES DE LA CAPACIDAD ‘Supongamos que el lector ha sido acusado injustamente de un grave delito y que est buscando ‘un abogado que lo represente. Suponga también que ha de elegir entre dos abogados que, por lo que usted sabe, son idénticos en todos los aspectos salvo en su nivel de consumo. Uno de ellos leva un waje corriente de poliester y raido y Ilega al juzgado en un Chevy Vega de hace 15 afios comido por la corrosién, El otro leva un traje de lana impecable y conduce un BMW 740i nue- vo. ;A quién debe contratar? Nuestros sencillos principios de las sefiales inducen a pensar que el segundo abogado e+ probablemente la mejor apuesta, ya que la capacidad de un abogado en un mereada competiti vo probablemente se refleja en gran medida en su renta, la cual esta correlacionada positiva- ‘mente con su consumo. Evidentemente no existe garantfa alguna de que el abogado que gasta més en consumo tenga mayor capacidad. Pero al igual que ocurre en otras situaciones que im- pilican riesgo, en esta la gente también debe dejarse guiar por las leyes de la probabilidad, Y es tas leyes dicen inequivocamente que debemos elegir al abogado mejor vestido. 172 CAPITULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA ELECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE En los casos en los que hay que tomar decisiones importantes en las que intervienen per- sonas a las que no conocemos bien, suelen ser decisivas incluso las més minimas sefiales sobre la capacidad. Un ejemplo evidente es la eleccién entre varios solicitantes de empleo muy pa- recidos. La primera impresién cuenta mucho durante las entrevistas y, como gustan recordamos los fabricantes de ropa, nunca tenemos una segunda oportunidad de dar una buena impresién. Los asesores en cuestiones de colocacién siempre han destacado la importancia de la ropa de calidad y del porte en el proceso de bisqueda de trabajo. Incluso cuando el empresario sabe que el solicitante es bueno, es posible que le preocupe mucho eémo se Hevard éste con otras per- sonas, especialmente cuando se trata de puestos de trabajo que exigen un continuo contacto con personas que 20 saben Io bueno que es el trabajador. Parece que muchas personas solteras creen, a juzgar por lo que gastan, que sus perspecti- vas de casarse dependen de una manera fundamental de la ropa y del automévil que leven. A primera vista, resulta curioso, ya que cabe suponer que Ja mayoria de las parejas, cuando se ccasan, se conocen lo Suficiente como para que esas cosas no cuenten mucho. Aun asf, muchas parejas potenciales han sido rechazadas al principio por parecer «inadecuadas». Los atavios de éxito no garantizan que una persona se casaré bien, peto refuerzan las oportunidades de atraer Por segunda ver la mirada de otra persona La importancia de los bienes de consumo como signos de la capacidad varia de una ocu- paci6n a otra. Los ingresos y la capacidad que més cuentan en el caso de los investigadores no estan estrechamente correlacionados y a la mayorfa de ellos no les importa nada tener un au- tomévil de hace 15 afios si funciona todavia. Pero seria un gran error para un banquero espe- cializado en inversiones que quisiera prosperar conducir un automévil asf en presencia de po- sibles clientes. Este ejemplo pone de manifiesto que el incentivo de una persona para gastar més dinero en signos extemnos de consumo est relacionado inversamente con la cantidad de informacién in dependiente que tengan otras sobre su capacidad, asf como de la fiabilidad de dicha informa- ccién, Cuantas més personas conozcan a otra, menos puede influir ésta en la valoracién que ha- gan de ella modificando sus patrones de consumo y gastando més en signos externos de consumo. Este hecho puede ayudar a explicar por qué los patrones de consumo de las pequefias cciudades, que tienen unas redes sociales sumamente estables, son tan diferentes de los patrones de las grandes ciudades. Por ejemplo, el guardarropa que «necesita» un profesional cn Towa City cuesta menos de la mitad del que necesitaria en Manhattan o en Los Angeles. Del mismo modo, dado que la fiabilidad de la informacién sobre una persona aumenta con la edad, la pro- porcién de la renta dedicada a signos extemos de consumo deberia disminuir con el paso del tiempo. Los patrones mas maduros de gasto de las personas mayores pueden atribuirse tanto @ la disminucién de los rendimientos de las sefiales de la capacidad como a la mayor sabidurfa que da la edad. Obsérvese que los signos externos de consumo como sefiales de la capacidad nos sitdan ante un dilema. Inevitablemente, el concepto de guardarropa elegante, como el de automovil veloz, ¢s relativo. Para dar una buena impresién, no basta con Hlevar una ropa limpia y aseada, Es ne- cesario llevar algo que parezca mejor que lo que llevan los demés, lo cual induce a todo el mun- do a ahorrar menos y a gastar més en ropa. Pero cuando todo el mundo gasta més en ropa, no varia la apariencia relativa. Por lo tanto, los signos extemos de consumo son esencialmente un bien relativo (véase el Capitulo 5). Utilizando la conocida metéfora del estadio, todos los es- pectadores se levantan de los asientos con el fin de ver mejor una emocionante jugada para en- Contrarse con que no ven mejor que si todos permanecieran sentados. En este caso. el resultado agregado de la conducta racional desde el punto de vista individual también es sumamente di- ferente de lo que esperaba la gente. Como grupo, es posible que compensara gastar mucho menos en signos extemos de consumo y ahorrar mucho més para la jubilacién, pero si los signos externos de consumo influyen extra- ordinariamente en las estimaciones de la capacidad, a nadie le compensara dar este paso él solo. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 173 LA SELECCION ADVERSA Seleccién adversa Proceso mediante cl cual los socios potenciales menos deseables se ofrecen voluntarios para sealizar intercambios. Cuando a un grupo heterogéneo de personas susceptibles de realizar un intercambio se le pre senta Ia oportunidad de realizarlo, las que lo acepten serin diferentes —y en cierto sentido Peores— en promedio que las que no lo acepten. Asf, por ejemplo, los automéviles usados que estan en venta son de peor calidad que los que no lo estén; generalmente tiene menos interés co- nocer a las personas que acucen a las agencias matrimoniales que a las demas. Estos dos ejemplos que ilustran el principio de los «cachartos» también se denominan a veces ejemplos de seleccién adversa. [a seleccién adversa es el proceso por el que los mieiubios «poco atracti- ‘Yos» de un grupo de compradores o de vendedores tienen mas probabilidaes de participar en un intercambio voluntario, La seleccién adversa es especialmente importante en los mercados de seguros, en los que suele eliminar algunas posibilidades de intercambiv que beneficiarfan tanto a los consumidores como a las compatifas de seguros. Para que una compafifa de seguros pueda subsistir, debe ob- ‘ener unos ingresos por las primas que cubratt las indemnizaciones que paga mas los gastos ad- ‘ministrativos. Por lo tanto, las primas deben reflejar estrechamente la probabilidad de que se reclamen indemnizaciones. Sin embargo, no todos los consumidores potenciales tienen las mis- ‘mas probabilidades de reclamar una indemnizacién. Por ejemplo, en el caso de los seguros de automéviles unos conductores tienen muchas mas probabilidades de sufrir accidentes que otros. Si las compantas de seguros pudieran identificar a los conductores més artiesgados, po- drian ajustar sus primas en consecuencia. Naturalmente, intentan hacerlo en cierta medida cobrando tarifas mas altas a los conductores que tienen un historia de accidentes o de graves in- fracciones del eédigo de la circulacién 0 incluso a los que nunca han tenido un seguro (mas ade- Jante veremos que también cobran tarifas diferentes a las personas que tienen historiales idén- ticos pero pertenecen a grupos diferentes), Sin embargo. estos ajustes son en el mejor de los casos imperfectos. Algunas personas que no han tenido nunca un accidente de trifico ni han re- cibido una multa corren muchos mayores riesgos que muchos conductores que tienen un his- torial accidentado, Dentro de una categoria amplia de pélizas, habré inevitablemente una gran vvariacién en cuanto al grado de riesgo de los posibles titulares, Las presiones competitivas existentes en el mercado de seguros generalmente obligan a las primas a reflejar el nivel medio de riesgo de las plizas de una categoria dada, lo cual significa que el precio del seguro es atractivo para los conductores que saben que son mucho més artiesgados que la media, Sin embargo, la ofra cara de la moneda es que esa misma prima no es alractiva para los que saben que son mucho menos arriesgados que la media. Como conse- cuencia, muchos de los concluctores menos arriesgados se ven obligados a autoasegurarse. ¥ et ese caso, sube el grado medio de riesgo de los conductores que si compran un seguro, lo que obliga a subir las primas. Esta subida hace que el seguro sea, a su vez, aiin menus alractivo para Jos conductores menos arriesgados, lo que induce a un niimero aun mayor de ellos a autoase- gurarse. Al final, pueden quedar excluidos de la participacién en el mercado de seguros todos los conductores salvo los peores, resultado desafortunado para los conductores prudentes, los cuales pagarian gustosamente una prima cercana al valor esperado de sus pérdidas, LA DISCRIMINACION ESTADISTICA Como hemos sefialado antes, las compaiifas de seguros de automéviles suelen tratar de adecuar sus tarifas al historial de Jos titulares de las pélizas. La mayorfa cobra, ademés, tarifas diferen- tes a personas que poseen el mismo historial si pertenecen a grupos que tienen un riesgo medio ‘muy distinto, Tal vez el ejemplo més evidente sea la elevadisima tarifa que cobran a los con ductores varones de menos de 25 afios de edad, La tasa media de accidentes de tos conductores 174 CAPETULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA ELECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE. de este grupo es mucho més elevada que la de cualquier otra categoria demogréfica. Aun asi, muchos varones de menos de 25 afios son unos conductores excepcionalmente buenos. Mi se~ gundo hijo (el que siempre deja para el final el plato que més le gusta) es un claro ejemplo, y seguramente hay mds en su clase. La dificultad estriba en que las compafias de seguros no pue- den identificar a estos conductores con un coste razonable. En California, muchas compaiiias de seguros de auroméviles cobran tarifas diferentes de- pendiendo de la parte de la ciudad en la que viva el conductor. Se basan en el argumento de que Ja congestidn del trafico, los robos, el vandalismo, los conductores sin seguro y otros factores que influyen en las indemnizaciones varian extraordinariamente de unos barrios a otros®. Sin ‘embargo, la extrafia consecuencia es que las personas que viven a pocos metros unas de otras en distritos postales continuos a veres acaban pagando unas tarifas significativamente diferentes. ‘Muchos son los que se han quejado de que esas diferencias entre las tarifas son inherente- mente injustas, Pero antes de juzgar a las compaiias de seguras, es importante: comprender qué Te ocurrirfa a una que suprimiera estas diferencias. Supongamos, por ejemplo, que una compa- ‘decidiera vender el seguro al mismo precio a todos los conductores que tuvieran un historial intachable. Si mantuviera su lista actual de titulares de pélizas, eso significaria bajar las tarifas gue cobra actualmente a las personas de los barrios poco seguros, a lo: varones adolescentes y a otros grupos de elevado riesgo y elevar las que cobra a todas las demas. Pero {por qué iban a rmunicner entouces la péliza en la misma compaiia los conductores mayores que viven en los barrios seguros? Podrian ahorrar asegurando el automivil en otra compafiia que mantuviera la antigua estructura de uarifas, y nv cabe duda de que muchos lo harfan, Por la misma raz6n, los ‘miembros de los grupos de alto riesgo que ahora tienen pélizas en otras compatifas tendrian po- derosos incentivos para asegurar su automdvil en la que que tiene la nueva estructura de tarifas, ‘Al final, esta compaiifa se quedaria solamente con los titulares de pélizas pertenecientes a gru- os de alto riesgo. Podria seguir cobrando la misma tarifa a todo el mudo, pero esta tendrfa que ser suficientemente elevada para cubrir las indemnizaciones generadas por el grupo de mayor riesgo de todos. ‘Ante este problema, en algunos estados de Estados Unidos se esti considerando la posibi- lidad de aprobar alguna medida legislativa que prohfba cobrar pot los seguros tanifas distintas a cada grupo, baséndose en el argumento de que si fodas las compafifas son obligadas a ofrecer tuna tnica tarifa, los miembros de los grupos de bajo riesgo no podrian escapar a las subidas cambidndose de compaffa, Sin embargo, el problema de esta medida estriba en que el Estado no puede obligar a las compafifas privadas de seguros a ofrecer seguros en contra de su volun- tad y, por lo tanto, muchas se irfan de las éreas en las que tienen mayores costes, dejando asi a ‘us antiguos clientes que se las ingeniaran solos. La eleccién en condiciones de incertidumbre Independientemente del tiempo y de las energias que dediquemos a la recogida de informacién, 1a mayoria de las decisiones deben tomarse sin tener completa informacién sobre las opciones relevantes. Por ejemplo, podemos elegir entre imos a esquiar v compraruos un nuevo lector de CD de una manera mAs inteligente si consultamos algunas fuentes como el servicio meteoro- égico y revistas de consumo. Sin embargo, al final no podemos excluir la posibilidad de que hhaga mal tiempo 0 de que los chips estén defectuosos. Esos riesgos constituyen una caracte- ristica destacada de muchas de las decisiones més importantes. La tarea del resto de este capi- tulo es ampliar el modelo bisico de la eleccién del consumidor del Capitulo 3 para tenerlo en cuenta. * Wéase Eric Smith y Randall Wright, «Why Ts Automobile Insurance in Philadelphia So Damned Expensive», American Economic Review, 82, 1992, pigs. 56-772. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 175 PROBABILIDAD Y VALOR ESPERADO Valor esperado ‘Suma de todos los resultados posibles, pouderada por su probabilidad respectiva de parecer. La elecci6n de la universidad en la que vamos a estudiar, de la persona con la que vamos a ca- sarnos, de la ocupacién que vamos a ejercer ¢ incluso de la pelicula que vamos a ver, en todos estos casos es probable que la alternativa tenga importantes caracteristicas inciertas en el mo- mento de la eleccidn. A veves, tenemos que elegir entre dos opciones que entrafian el mismo riesgo (por ejemplo, entre dos citas con dos personas a las que no conocemos); otras, tenemos ‘que elegir entre una opcion arriesgada y una relativamente conocida (por ejemplo, entre ir a es- tudiar a otra universidad o quedarnos donde estamos). Las decisiones econémicas que se toman en condiciones de incertidumbre son esencialmente juegos. Tenemos diversas ideas intuitivas sobre lo que hace que un juego sea atractivo, y muchas de estas ideas son vélidas en el mundo de las elecciones econémicas. Consideremos, a modo de ilustracién, las siguientes series de juegos consistentes en lanzar al aire una moneda equilibrada. Juego I. Si sale cara, se ganan 1008; si sale cruz, se pierden 0,508. Este juego es improbable que se ofrezca nunca en un casino que pretenda ganar dinero. La cantidad que se gana si sale cara es 200 veces superior a la que se pierde si sale cruz. y hay las mismas probabilidades de que salga cualquiera de los dos resultados. Sélo las personas cuya fe religinsa les impide jugar considerarian la posibilidad de rechazar este juego e incluso en su caso seria diffcil la eleccién (por ejemplo, podrian pensar que lo mejor es participar en el juego y donar el dinero abtenido a una institucién henéfica) Juego 2, Si sale cara, se ganan 2008; si sale cruz, se pierden 1008, Al ser la cantidad que se obtiene si sale cara solamente el doble de la que se pierde si sale cruz, este juego es evidentemente menos atractivo que el primero, pero también seria aceptado por muchas personas. Considercmos, por iiltimo, otro juego. Es igual que el segundo, con la salvedad de que los, rendimientos se multiplican por 100. Juego 3. Si sale cara, se ganan 20.0008; si sale cruz, se pierden 10.0008; las personas que pierdan pueden pagar la pérdida en pequefias cantidades meusuales eu un plazo de 30 aiivs. La mayorfa techazarfa esta apuesta, a pesar de que sus rendimientos se producen exacta- mente en la misma proporcién que los del juego 2. La tures de la teorfa de la elecciGn en con- diciones de incertidumbre es explicar este patrén de conducta. ‘Una importante propiedad de un juego es su valor esperado, que es la media ponderada de todos los resultados posibles, donde los pesos son las probabilidades respectivas. La probabi- Jidad de que una moneda equilibrada salga cara cuando se tira al aire es de 1/2, Una manera de interpretar esta afirmacién es decir que significa que si se lanzara muchas veces al aire una mo- neda equilibrada, saldria cara Ia mitad de las veces y cruz la otra mitad. Asf, por ejemplo, las tres apuestas descritas tienen los siguientes valores esperados: VE, = (1/2)(1008) + (1/2)(-0,50) = 49,75S (6.1) VE, = (1/2)(2008) + (1/2(-1008) = 50S ) y VE, = (1/2)(20.0008) + (1/2)(-10.0008) = 5.0008 63) donde la notacién VE, representa el valor esperado del juego i, donde i = 1,2 y 3. Un juego es claramente més atractivo si tiene un valor esperado positivo en lugar de nega- tivo, Pero por la manera en que responden los individuos a estos tres juegos hipotéticos, es evi- dente que el hecho de que un juego tenga un valor esperado positivo no es en modo alguno su- 176 ‘CAP{TULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA ELECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE ficiente para que sea atractivo. El juego 3 tiene el mayor valor esperado de los tres y, sin em- argo, es el que menos probabilidades hay de que se acepte. En cambio, el juego 1 tiene el me- nor valor esperado y es el que més probabilidades hay de que se elija Ahora bien, la leccidn no es, evidentemente, que el hecho de tener un mayor valor esperado es algo malo en si mismo, sino que la mayorfa de las personas no slo tienen en cuenta el valor esperado de los juegos, sino también la sensacién que les produciria cada uno de sus posibles re- sultados. La caracterfstica que hace que el juego 3 sean tan poco atractivo para la mayorfa de las ‘personas es el hecho de que hay una probabilidad de un 50 por 100 de que salga un resultado tan. desagradable como es perder 10,0008. El juego 2 también contiene una posibilidad desagradable, a saber, una probabilidad de un 50 por 100 de perder 100S. Pero se trata de un resultado que m chas personas piensan que se puede aguantar. Fl juego 1 es con mucho la mejor eleccién para la ‘mayorfa, ya que su resultado positivo es suficientemente grande como para que merezca la pena yy el negativo es demasiado pequeiio como para que tenga impoartancia MODELO DE LA UTILIDAD ESPERADA DE VON NEUMANN-MORGENSTERN Utilidad esperada La utilidad ‘esperada de un juego es el valor fesperado de la utilidad de cada uno de sus resultados. Ezempto 6.1 La teorfa econémica formal de la eleccién entre opciones inciertas se debe a John von Neu- ‘mann, distinguido matemético del Institute for Advanced Study, y Oskar Morgenstem, econo. mista de la Universidad de Princeton. Segtin su premisa bdsica, los individuos no eligen la op- i6n que tiene el unéaimo valor esperado sino la méxima utilidad esperada. Su teorfa de la ‘maximizacién esperada de la utilidad parte de una funciGn de utilidad U que asigna un valor nu- mérico a la satisfaccion que reportan los diferentes resultados. La wilidad esperadu de wn jue- go es el valor esperado de la wtilidad de cada uno de sus resultados posibles. Para simplificar el andlisis, examinaremos el resultado de un juego que se define tnica- mente por la cantidad de riqueza total a la que corresponde. Asi, por ejemplo, si un consumi- dor que tuviera un nivel inictal de riqueza de 1.000 aceptara el juego 1 y ganara, el resultado serfa una riqueza total de 1,000 + 100 = 1.100 y su utilidad U(1.100). Si perdiera, su riqueza se- ria 1,000 ~ 0,50 = 999,50 y su utilidad U(999,50). Kin términos mas generales, si M, es el nivel inicial de riqueza del consumidor, la utilidad esperada (UE) de aceptar el primer juego seria UE, = (1/2)U(M, + 100) + (1/2)U(M, - 0,50) (6A) Si tenemos que elegir entre el juego 1 0 nada y optamos por la segunda posibilidad, nuestra utilidad esperada scré simplemente la utilidad del nivel de riqueza M,, a saber, U(M,). Ante esta eleccién, el criterio de Ia utilidad esperada de von Neumann-Morgenestem nos dice que debe- ‘igs aceptar el juego si y sélo si UE, es mayor que UM,). Supongamos que la funcién de utilidad de Smith es U(M) = VM. Si Smith tiene una riqueza ini- cial de 10.000, cual de los juegos anteriores tiene la méxima utilidad esperada? “Las tres utilidades esperadas son 5 = 100,248 oe 0 +(1/2)/9 1p! sie UE, = (/2){10.200 + (1/2}v9.990 = 100.247 x a UE, =(1/2)4130.000 +(1/2)V0 = 86,603, ts 3 Yy, por tanto, el juego 1 es el més atractivo de los tres para Smith, MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 177 Utilidad marginal decreciente Enel caso de una funcidn de utlidad de la riqueza, quella en la que la vtilidad marginal disminuye conforme aumenta la riqueza, Renuente al riesgo Preferencias que se describen mediante una funcin de utiidad utilidad marginal de la riqueza es decreciente, Juego justo Tuogo cuyo valor esperado es cero. FIGURA 6.2 Todo arco de una funcién de utlidad ‘céncava se ‘encuentra por ‘encima de la cuerda correspondiente La idea clave de la teoria es que la ordenacién de los valores esperados de los resultados de un conjunto de opciones no tiene por qué ser igual que fa de las wtllidades esperadas. Las diferencias entre estas ordenaciones se deben a que la utilidad suele ser una funcién no lineal de Ja riqueza final, En el caso mais comtin desde el punto de vista empirico, se supone que la uti- lidad es una funcién céncava de la riqueza total, lo que significa que la funcién de utilidad tie- ne el perfil caracteristico que muestra la Figura 6.2. En términos més formales, se dice que una funcién U(M) es céncava si, dados dos pares de valores cualesquiera M, y M,, la funcién se en- ‘cuentra por encima de la cuerda que une los puntos [M,, U(M,)] y [M,, U(M,)]. La funci6n de utilidad U = Vif es una funcién eéneava de M. Una funcién de utilidad que es céncava con res- pecto a M también se dice que muestra una utilidad marginal decreciente de la riqueza, La utilidad marginal es simplemente la pendiente de la funcién de utilidad®. y la pendiente de una funcién de utilidad con una utilidad marginal decreciente disminuye conforme aumenta M. In- tuitivamente, utilidad marginal decreciente de la riqueza significa que cuanta ms riqueza ten- ga un consumidor, menor ser4 el aumento que experimentaré su utilidad como consecuencia de un aumento de la riqueza de una unidad. Se dice que las personas cuyas funciones de utilidad son céneavas con respecto a la rique- za total son renuentes al riesgo, lo que significa que siempre rechazarian un juego cuyo valor esperado fuera cero. Se dice que los juegos cuyo valor esperado es cero son juegos justos. Consideremas, por ejemplo, el caso de un juego G en el que se ganan 30S si sale cara y se Pierden 30S si sale cruz. El valor esperado de este juego es (1/2)(30) + (1/2)(-30) = 0, por lo que e un juego justo, En el caso de una persona que tenga un nivel inicial de riqueza de 40 y la fun- ci6n de utilidad U = U(M), la utilidad esperada de este juego es UE,, = 0,5U(40 — 30) + 0,5U(40 + 30) = 0,5U(10) + 0,5U(70) (65) Dado un juego justo cualquiera, el valor esperado de nuestra riqueza si aceptamos el juego es igual que el valor seguro de nuestra tiqueza si lo rechazamos. En este caso, el valor espera- do de la riqueza cuando aceptamos el juego es igual a 40. Si lo rechazamos, tendremos un nivel seguro de riqueca de 40, que reporta una utilidad igual a U(40). Seguin la teoria de 1a utulidad esperada, si UE, > U(40), debemos aceptar el juego; de lo contrario, debemos rechazarlo. La utilidad esperada de un juego tiene una sencilla interpretacion geométrica. Primero construimos la cuerda que une los puntos de la funcién de utilidad que corresponden a perder y ganar el juego, respectivamente (es decir, los puntos A y C de la Figura 6.3). En el caso de la LUNA FUNCION DE UTILIDAD CONCAVA, um u=umM uum ™ Ms, © Vease el apéndice del Capitulo 3 para un analists mas amplio de la utilidad marginal (se encuentra en el aparta- 440 For the Instructor en nuestra pgina Web www.mbihe.com/economicsirank). 178 CAP{TULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA BLECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE FIGURA 6.3 La utlidad esperada de un juego se fencuentra en la ccuerda que une los puntos Ay C. Sila probabilidad de ganares 1/2, la tlie espera co encuentra en el punto medio del Segmento que une A YC. Dado que un punto del ata de ‘una funciéa céncava siempre se encuentra por encima del punto ‘onespondiente de ta cuerda, la utilidad ‘esperada de un juego Justo siempre sera ‘enor que la vilidad de rechazarl, Esempto 6.2 LUNA PERSONA RENUENTE AL RIESGO RECHAZA SIEMPRE UN JUEGO JUSTO uv u=uM) 7 KM) 32 28 10 40 5470 funcién de utilidad que muestra la Figura 6.3, la utitidad esperada del juego es igual a 0,5(18) +.0,5(38) = 28. Obsérvese que este valor corresponde al punto de la cuerda entre Ay C que se encuentra directamente por encima del valor esperado de la riqueza correspondiente al juego (40), Obsérvese que la utilidad esperada de rechazar el juego es simplemente U(40) = 32, que es claramente mayor que la utilidad esperada del juego. De hecho, la Figura 6.3 muestra claramente que una persona renuente al riesgo rechazard no s6lo los juegos justos sino incluso algunos que tengan un valor esperado positivo. En el caso de la funcidn de utilidad mostrada. todos los juegos en los que el valor esperado de la riqueza final es menor que 54 generan una utilidad esperada menor que la que se deriva de quedarse con el nivel inicial de riqueza 40. Los juegos que hemos analizado hasta ahora se decidfan tirando una moneda al aire. Habia tuna probabilidad de 1/2 de que el resultado fuera bueno y una probabilidad de 1/2 de que fue- ra malo. Sin embargo, generalmente la probabilidad de ganar en un juego puede ser cualquier riimero situado entre 0 y 1. Pero como muestra el ejemplo y el ejercicio siguientes, la utilidad esperada de un juego puede seguir interpretandose como un punto de la cuerda que une los pun- tos extremos correspondientes al caso en el que se gana y al caso en el que se pierde, incluso ‘cuando la probabilidad de ganar no es de 1/2. Nuesira funcién de utilidad es U = VM y nuestra riqueza inicial 36. ;Aceptariamos un juego en el que gandramos 13 con una probabilidad de 2/3 y perdiéramos 11 con una probabilidad de 113? “La utilidad esperada del juego es UE, (2/3)V36 + 13 + (1/3) 36 -11 = 14/3453. D7. Si rechazamos el juego, nuestra utilidad seré (36 que debeinus aceptario. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 179 Persona que busca el rieseo referencias, descritas por una funcién de utilidad en Ta que la utilidad marginal de la riqueza es reciente. FIGURA 6.4 Elarco de una funcién convexa se ‘encuentra por debajo dela cuerde ‘correspondiente, En el caso de las Personas que buscan el riesgo, la utilidad ‘esperada de un juego Justo, UE, siempre es superior la utilidad de rechazarlo, UM). Esercicio 6.1 ‘Represente la funcién de utili que los puntos de la funcién de uiilidad que worrespuuden i los resultados del juego de) Ejemiplo-6.2 en que se gana y se pierde. Trace la cuerda entre estos dos puntos, denomi=".” srundy Cal punto extremo en que se gana y A al punto extremo en que se pierde. ;En qué ‘proporcién de AC debe alejarse-de C para alcanzar la utilidad esperada del juego? La regla general que ilustra el ejercicio 6.1 establece que si la probabilidad de ganar es p y la de perder es 1 ~ p, la utilidad esperada se encuentra una proporci6n I — p a la izquierda de! pun- to C, que es el punto extremo correspondiente al caso en que se gana de la cuerda que une los puntos correspondientes a los casos en que se gana y en que se pierde de la funcién de utilidad EI supuesto segiin el cual la mayoria de las personas son renuentes al riesgo tiene una ex- plicacién intuitiva: los incrementos de la rique7a total reportan una utilidad marginal decre- ciente, lo que significa de nuevo que cuanto mayor es el nivel de riqueza del consumidor, me- nor es el grado en que sumenta su utilidad como consecuencia de un incremento unitario de la riqueza. La mayoria de nosotros coincidimos en que 100S adicionales significan més para una persona si tiene una riqueza total de 4.000$ que si tiene una riqueza total de un millén de délares. Obsérvese que esta idea intuitiva equivale a decir que la funcién de utilidad es céncava con res- ppecto a la riqueza total, lo cual implica, « su vez, que un aumento dado de la riqueza produce un aumento de la utilidad menor que la pérdida que causa una pérdida comparable de riqueza. El hecho de que los individuos scan o no renuentes al riesgo es, por supuesty, una cuestiGn empirica. Sabemos que al menos algunas personas no lo son en algunas ocasiones (por ejemplo, Jas que escalan escarpados acantilados o los que practic el parapente con un tempestuoso viento). También sabemnos que la mayorfa de nosotros no somos renuentes al riesgo al menos en algunas ocasiones (por ejeniple, cuando jugamos a la Tuleta en un casino o a cualquier otro jue- 0 de azar que tenga un valor esperado negativo). Consideremos el caso de una persona que tiene un nivel inicial de riqueza de M, y que se encuentra ante un juego en el que se obtiene B con una probabilidad de 1/2 y -B con una pro- babilidad de 1/2, Si esta persona busca el riesgo, su funcion de utilidad ser como la que mues- tra la Figura 6.4. Es convexa con respecto a la riqueza total, lo que implica que la utilidad es- perada de aceptar un juego justo. UE,, serd mayor que 1a ulilidad de rechazarlo U(M,). Geométricamente, una funcién de utilidad convexa es aquella cuya pendiente aumenta con la Ti- queza total. LA FUNCION DE UTILIDAD DE UNA PERSONA QUE BUSCA EL RIESGO ES CONVEXA u 180 ‘CAPITULO 6: LA ECONOMIA DE LA INFORMACION Y LA ELECCION EN CONDICIONES DE INCERTIDUMBRE EJERCICIO 6.2 ‘Gonsidere el caso de tina persona que'tiene un nivel inicial de riqueza de 100 y-Ja-posi © bilidad de ganar 20.con una probabilidad de 1/2 y de perce 20 con una probabilidad de Neutralanteet “4/3, Si su funcidn de utilidad es U(M) =_M’, gaceptard este juego? riesgo - oes Scam < ee Finalmente, se dice que una persona es neutral ante el riesgo si goncralmente es indiferente ‘mediante una entre aceptar un juego justo y rechazalo. Su funcién de utilidad es Fines, como la que muestra Tuncién de utilidad la Figura 6. ena quel a constant, - + Gongiderd el casd de’ via persona que tiene un nivel inioiat de viqueza de 100 y la posi--- + pitidad de ganar 20 con una probabilidad de 1/2 y de perder 20 con una probabitidad dé 1/2. Sisu tuncida de wilidad es. UC) = M, caceptard este jucgo? : EJEMPLO 6.3 Supongamos que se sabe que es defectuosa una determinada proporcién 2 de tadas las campu- tadoras personales. Sin embargo, las defectuosas no pueden ser identificadas salvo por sus pro- pietarios. Los consumidores son neuirales ante el riesgo y conceden un valor de 2.0008 a cada tuna de las computadoras que no son defectuosas. Las computadoras se deprecian fisicamente con el uso. Las nuevas se venden por 1.0008 y las usudas por S008. ;Cudl es el valor de z? “De weusrdd Gon el principio de los «cuttrasioxh; saber’ que todse fas corapatdoras usa das que estan en yenta son defectuosas (fos propietarios de, las otras no podriait venderias por lo que valen en el mercado de segunda tina, pus to que se duedan con ella). Por lo tanto, el precio de una computadora asada es igual que el valor de und nueva y defectuost: (recuérdese ge las maquinas no se deprecian por cl hieclio-de estar usadas). Como tor 2. ‘consumtidores son neutrales ante el riesgo, el precio dé una computadora nueva : <1-000S— es simplemente una media ponderada de 10s valores de las vompatadoras ate ‘no son defectuosas ¥ de Jas que fo son, donde los pesos son las probabilidades respectivas.. Por lo tanto, fenemos que. 41,0008 = 50082 + 2.0008(1 = 2) 60.) " de donde sé deduce que = = 2/3. oe FIGURA 65, INEUTRALIDAD ANTEEL RIESGO Un consumidor outa ane al ingo ts indiferente entre fceplar un juego justo 0 rechazaro, ya quel utlidad Eiperada de aceptatlo, UE, es igual que a ullidad ‘egurade echazaro, UM MICROECONOMIA Y CONDUCTA. 81 EJEMPLO 6.4 EJERCICIO 6.4 ‘Suponga que una de cada cuatro computadoras personales nuevas es defectuosa. Sint ent. hhargo, las defeetasas no pneden ser identificadas salvo por sus dueios, Lov constimi dores son newtrales ante el riesgo y conceden a las computaddoras que no son defectuosas tun valor de 2.0005 cada una. Las computadoras no se deprecian fisicamente con el uso. $i las usadas se venden por 6005, ;por cudinto se venden las nuevas? Los juegos que hemos analizado hasta ahora s6lo tenfan dos resultados, Sin embargo, ge- neralmente un juego puede tener cualquier ntimero de resultados posibles. El valor esperado de Juego que tenga més de dos resultados es, al igual que antes, la suma ponderada de los resul- tados posibles. donde los pesos son. de nuevo, las respectivas probahilidades. Asf, por ejemplo, tun juego que tenga tres resultados posibles, B,, B, y B,, cuyas probabilidades sean p,, D, Y P,, respectivamente. tendré un valor esperado de p,R, + pA, + p,B,. Dado que la suma de 1as pro. babilidades debe ser igual a 1, sabemos que p, = I - p, ~p,. Porlo tanto, la utilidad esperada de este juego es p,LI(R,) + p,LIB,) + (I =p, ~ p)UCB,). Para que los conceptos del modelo de la utilidad esperada resulten més faciles, es stil analizar algunos sencillos ejemplos numéricos, En el siguiente utilizamos un diagrama cn forma de érbol para mostrar los resultados y las probabilidades de una decisién tomada en con- diciones de incertidumbre. Sarah riene una funcién de utilidad von Neumann-Morgenstern que viene dada por U = I ~ IM, donde M es el valor actual de ta renia que obteruird durante toda su vida. Si §e dedica a la en. sefianza, obtendré M = 5 con una probabilidad de 1. Si se dedica al teatro, obtendrd M = 400 si se cunvierte en una estrella, pero solo M = 2 en caso contrarto. La probabilidad de que se con- vierta en una estrella es de 0,01. Smith es wn juez infalible del talento de actor. Tras una breve 1 nos indica que est dispuesta a renunciar a més de un délar de su propia renta para que Zooey tenga un d6lar mds. Pero la pendiente de su res- triccién presupuestaria nos indica que darle un délar adicional a Zooey sélo le cuesta un délar. Por lo tanto, disfruta de un mayor bienestar si entrega parte de su renta a Zooey, La transfe~ rencia Optima esté representada por el punto de tangencia C de la Figura 7.2. Lo mejor que pue- de hacer es darle a Zooey 19,000$ de su renta. Obsérvese, sin embargo, que la conclusién seria muy diferente si Franny no partiera del punto A de la Figura 7.2 sino del J. En ese caso, la restriccién presupuestaria sélo serfa la par- te de Ia recta B que se encuentra debajo de D (jno tiene la posibilidad de hacer un regalo ne- gativo a Zooey!). Y como en D su RMS es menor que 1, lo mejor que puede hacer es no darle ningtin dinero a Zooey (recuérdese que en el Capitulo 3 vimos que esos resultados se denomi- nan soluciones de esquina). LA TRANSFERENCIA OPTIMA DE RENTA DE UNA PERSONA ALTRUISTA, ‘Renta de Franny kenla de Zooey © 10.000 29,000 {60.000 198 CAPITULO 7: EXPLICACION DE LOS GUSTOS: EL ALTRUISMO Y GTROS TIPOS DE CONDUCTA DESINTERESADA. EJEMPLO 7.1 FIGURA 7.3 EL panel superior ‘muestra que Smith maximiza su utlidad ‘quedndose con 50 tnidades solamente, Lea Tinea Ue ace srueso del panel Inferior es la restriccion resupuestaria de Savi en ef plano MM, Obsérvese que lacutvade indiferencia U,= 2.500 es langente a esa restrccion Presupuesaria en M,= 50, La funcién de utilidad de Smith es U, = M.M,. donde M, es el nivel de riqueza de Smith y M, es el de Jones. Al principio Smith tiene 90 unidades de riqueza y Jones 10. Si Smith es un maxi- mizador de la wtlidad, debe transferir parte de su riqueza a iones y, en caso afirmativo, cudn- 1a? Trace la curva inicial de indiferencia de Smith y la curva de indiferencia correspondiente al caso en el que cada uno tiene 50 unidades de riqueza. Trace también la restriccién presu- puestaria de Smith en el plano MM, Smith y-Jones tienen juntos un total de 100 unidades de riqueza, lo que significa que si la Fiqueza do Smith es M,, la de Jones cs 00 —M,.-Por lo tanto, la funcidn de utilidad de Smith puede expresarse de la forma siguiente: U; = M,(100—M.), que se representa en el pariel superior de la Figura 7.3. Obsérvese que la utiidad de Smith aleanza un maximo de 2.500 cuando M, = 50. Con la asignacién inicial de la riqueza, la utilidad de Smith es 900 svlaineute. Por lo (anto, si Smith es un maximizador de la uilidad, deberd transterir 40 tunidades de su riqueza a Jones. La linea de trazo grueso del pane! inferior es la restric presupuestaria de Smith en el plano M,M,, Obsérvese que la curva de indiferencia U, = 2,500 es tangente a esta resiriccién presupuestaria cuando M, = M, = 50. UN ALTRUISTA MAXIMIZADOR DE LA UTILIDAD. Uulidad de Smith 2.500 Us= Mg(100 ~ M9) 900 50 90 100 MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA, 199 El papel estratégico de las preferencias El atractivo del criterio de la racionalidad basado en los objetivos inmediatos reside en que ns permite ampliar nuestro andlisis para tener en cuenta los motivos desinteresados cuya existen- Cia esta perfectamente documentada en los datos empiricos. Sin embargo, como liemos sefia~ Jado, Ja persistente dificultad metodolégica es que, a menos que nos impongamos algunas restricciones, el criterio de los objetivos inmediatos nos permite explicar casi todos fos tipos de conducta extravagante posnilando simplemente un gusta por esas tipos de conducta, Nuestro di- Jema es o6mo ampliar nuestra teorfa de los motivos humanos sin volvernos al mismo tiempo vulnerables ala objecién dsl aceite del eérter de Stigler. Los bidlogos han descubierto una solucién para resolver este dilema, que se basa en un and lisis de cardcter microecondmico por excelencia. En biologia, los gustos de un organismo no es- tn arbitrariamente dados, como en los modelos econémicos, sino que los bidlogos suponen que son forjados por las presiones de la seleccién natural para ayudar a los organismos a resolver importantes problemas en su entormo, Consideremos el ejemplo del habitual gusto de los seres hhumanos por los dulces, ;Cémo explicarfan los biélogos ese gusto? Su argumento es sencillo. Comienza con la observacién de que algunos tipos de aziicar —en particular, los que se en- cuentran en la fruta madura— eran mas facies de digerir que otros para nuestros antepasados primates. £1 peso siguiente es suponer que inivialmente hay difesencias entre los gustos Ue [us individuos, es decir, suponer que algunos estaban més predispuestos que otros a que les «gus- taran Jos tipos de aaticar que se encuentran en la truta madura. Movidos por este gusto, estos primates tenfan més tendencia que otros a comer fruta madura. Como los azsicares de la fruta ‘madura se digieren mejor, los individiuos a los que les gustaba este tipo de azicar tenfan més prohabilidades que otros de sobrevivir y de dejar descendencia. Y como consecnencia de esta ventaja, los genes que hacfan que les gustaran los tipos de aziicar de a fruta madura acabaron difundiéndose por tode la poblacién. Ast pues, segtin la explicacién del bislogo, mucstro gusto por fos dulces es una caracterfstica heredada de nuestros antepasados, en los que surgi6 por ra- zones funcionales. Existen pruebas de que este gusto ya no es funcional en el entomo actual. Antes los tipos de aaticar que se encontraban en la fruta madura eran suficientemente escasos como part que N0 existiera el riesgo de que se abusara de ellos. Actualmente, dada la abundancia de dulces. nues- tro gusto por ellos a veces nos lleva a excedemos, lo que tiene algunas consecuencias negativas. Si éstas fueran suficientemente graves, las presiones evolutivas acabarfan reduciendo nuestro gusto por los dulces. Pero como para que se produzca este tipo de cambios normalmente tienen gue pasar miles de generaciones, ¢s con casi toda seguridad un gusto que seguiremos teniendo de momento. El gusto por los dulces es una sencilla preferencia, en el sentido de que habria sido util para tuna persona independientemente de que otras lo compartieran o no, Sin embargo, otros son mais ccomplejos, en el sentido de que la utilidad de tenerlos depende de la proporcién de miembros de {a poblacién que lo compartan. Este segundo tipo se denomina preferencia estratégica y ayuda al individuo a resolver importantes problemas de interaccién social. Uno de los primeros ejemplos de proferencia estratégica que se encuentra en los estudios de biologia es el gusto por Ja conducta agresiva. El andlisis detenido del modelo del bidlogo de la evolucién de este gusto ‘nos ayuda a aflanzar las ideas para nuestro andlisis posterior de toda una variedad de impor tantes preferencias estratégicas, LA PARABOLA DE LOS HALCONES Y LAS PALOMAS Consideremos para empezar una poblacién formada por individuos que son todos iguales salvo ‘en su gusto por la conducta agresiva. Uno de los tipos de individuos, llamémaslo «haleén,tie- 200 CAPETULO 7: EXPLICACION DE LOS GUSTOS: EL ALTRUISMO ¥ OTROS TIPOS DE CONDUCTA DESINTERESADA ne una clara preferencia por esa conducta®. El otro, Hamémoslo «paloma», prefiere estricta- ‘mente evitar la conducta agresiva. Sélo importa el tipo al que pertenece un individuo cuando en- tra en conflicta con afro por nn importante recurso, como la comida, la pareja, etc. La estrate- gia del halcén siempre es pelearse por el recurso. La estrategia de la paloma es no pelearse nunca Si los dos tipos compiten por los recursos escasos necesatios para sobrevivir, ;qué tipo ga- nard? A primera vista, parcee que los halcones, ya que siempre vencerfan en sus conlictus con las palomas. Pero esta opinién no tiene en cuenta lo que ocurre cuando se enfrentan dos hal- cones. Dado que en este caso ambos individuos esti predispuestos a ser agresivos, puede de- sencadenarse una enconada pelea. Dependiendo de las consecuencias de esa pelea, quizé resulte muy arriesgado ser un halcén, El posible inconveniente de ser un halcén resulta aun mas claro cuando vemos Jo que ‘ocurre cuando se entrentan dos palomas por un importante recurso. En este caso, se evitan los costes de una sangrienta batalla y las palomas comparten el recurso. En nuestra poblacién hipotética, los pares de individuos interactdian aleatoriamente y hay tres posibles emparejamientos: (1) dos palomas, (2) dos halcones y (3) un halcén y una paloma. Para ver cémo evoluciona esta poblacién, necesitamos saber cudles son los rendimientos de ‘cada uno de estos tres tipos de interaccién. Para facilitar el andlisis, supongamos que un bidlogo hha recogido datos que nos permiten expresar estos rendimientos en unidades de una medida co- iin, por ejemplo, calorfas, Snpongamas que el conflicto est motivado por comida que con tiene 12 calorias, Cuando interactéan dos palomas, comparten la comida, por lo que cada una ‘obtiene un rendimiento de 6 calorias. Cuando interactiian un haledn y ana paloma, la paloma se sinde ante el halcén, por lo que éste obtiene 12 calorfas y la paloma ninguna. Por iltimo, cuan- do interactiian dos haleones, el vencedor de la pelea obtiene las 12 calorfas y el perdedor uin- ‘guna. Sin embargo, cada halcén pierde 10 calorias en la pelea, lo que significa que el rendi- miento neto cs igual a 12 ~ 10 = 2 calorias en el caso del venvedor y ~10 calurfas en el del perdedor. En el curso de numerosas peleas entre halcones, es de esperar que un halcén dado _gune la mitad de las veces y plerda la otra mitad. Si pensamos en los halcones como un con- Junto, el rendimiento medio de las peleas entre halcones es igual a (2 — 10)/2 = ~4 calorias por individuo. El Cuadro 7.1 muestra los rendimientos medios de las diferentes combinaciones de inte- racciones suponiendo que X e ¥ representan dos individuos de la poblacién. ‘Tal como ven los bidlogos la cuestiGn, se sabe si es mejor ser un halcén que una paloma averiguando qué tipo obtiene més calorfas en promedio, para lo cual debemos conocer prime- 10 la probabilidad de que se produzca cada tipo de interaccidn. A modo de ilustracién, supon ‘gamos que la mitad de Ja poblacién esté formada inicialmente por halcones y la otra por palo- ‘mas. En ese caso, cada individno interacmaria Ia mitad de las veces con haleones y la otra mitad con palomas. El rendimiento medio correspondiente a un halc6n, representado por P,, serfa, pues, una media ponderada de los dos rendimientos posibles: Py = (U2) (-4) 1 (1/202) = 4 an El rendimiento medio correspondiente a una palousa, epresentado por F,, Serta P, = (U/2\(0) + (1/2)6=3 2) La vision del bidlogo de la competencia entre los halcones y las palomas parte del supues- to implicito de que el tipo que obtenga més calorfas tenders a tener una familia mayor y, por lo ® Los términos chaleéa» y «paloma» se uilizan metaféricamente para describir los micmibros de la misma especie ‘que tienen gustos diferentes por la conducta agresiva, MICROECONOMIA Y CONDUCTA 201 CUADRO 7.1. LA MATRIZ DE RENDIMIENTOS DEL HALCON Y LA PALOMA, Halcon 4 calorias para cada uno 12 calorfas para X neared Ocalortas para Y Paloma 0 calorias para X 6 calorias para cada uno 12 calorias para ¥ —————— Dos individuos entran en conflicto a causa de una comida que vale 12 calorias. Cuan- {do se encuentran dos halcones, se desencadena una pelea que consume 10 calorias de ‘cada uno, por lo que el rendimiento neto medio es de ~4 calorias para cada halcén, ‘Cuando se encuentran palomas y halcovres, las palomas ceden, por lo que los halcones obtienen 12 calorias y las palomas 0. Cuando se encuentran dos palomas, comparten la comida, por lo que cada una abtiene f calories. tanto, representard una creciente proporcién en la poblacitu total. Acabamos de ver que en una Poblacién en la que inicialmente la mitad es de un tipo y la mitad de otto, los halcones obten- drain més calorfas que las palomas, lo cual siguifiva que aumentaré la proporcion de halcones que hay en la poblacién total. Supongamos que representamvs la proporcién de la poblacion tormada por halcones por medio de h (de tal manera que en el ejemplo que acabamos de analizar, tenemos que h = 1/2). En ese caso, dado que la summa de las proporciones de los dos tipos debe ser igual a 1, sabemos que | ~ h sera la proporcién de la poblacién formada por palomas. En esa poblacién, el rendi: micnto medio de los halcones es de nuevo una media ponderada de los dos tipos de rendi ‘mientos de los halcones, donde ahora las ponderaciones son las respectivas proporciones de la poblacion, f y (1h) PB. (h)(-4) + (1 — hY(12) = 12- 16h (7.3) ‘La expresién general correspondiente del rendimiento medio de las palomas es Py = (h\(O) + (1 ~h)6 = 6 - 6h (14) Por ejemplo, si fa proporcién formada por halcones fuera de cuatro quintos, éstos se en- ‘contrarian con otros halcones en sus interacciones cuatro quintos de las veces y con palomas el quinto restante, 1o que hace un rendimiento medio en el caso de los halcones de P,, = (4/5)(~4) + (1/5)(12) =-0,8. La media correspondiente a tas palomas seria P,, = (4/5)(0) + (1/5)(6) = 1,2. Por lo tanto, cuando los halcones representan cuatro quintos de la poblacién, su rendimiento medio es menor que el de las palomas y eso significa que Ia proporeién de halconcs que hay en Ja poblacién comenzaré a disminuir, Para ver si las proporciones de la poblacién se estabilizan en algtin equilibrio, representainos las curvas de rendimiento medio de los dos tipos y buscamos un punto en el que se corten. ‘Como muestra la Figura 7.4, se cortan cuando h = 0,6. Eso siguifica que cuando el 60 por 100 de la poblacién esta formado por halcones y el 40 por 100 restante por palomas, cada tipo recibe un rendimiento medio de 2,4 calorias por interaccién. Con unos rendimientos meduos iguales, los dos tipos tenderén a tener muchos descendientes, lo cual implica que sus respectivas pro. pociones de la poblacién no variaran, Obsérvese que el punto de equilibrio identificado en la Figura 7.4 es estable: si la propor- Thomas Schelling, The Strategy of Conflict, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1960. “Ibid. pigs. 43-44. * Obsérvese la aalogia con los necanisnos para comprometerse que analizamos en el Capitulo 6, mediante los ‘cuales ls individuos se obligan asi mismos a aborrar. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 205 CUADRO 7.3. _ RENDIMIENTOS MONETARIOS DE UN PROYECTO CONJUNTO mss se UN PRONECTO CONJUNTO Smith Desertar Colaborar Desertar 2 para cada uno O para Smith fones 6 para Jones Colaborar 6 para Smith 4 para cada uno O para jones Los rendimientos del cuadro tienen la misma estructura que Ins rendimientor del dile ‘ma del prisionero. Si se mantiene fija la conducta del otro jugador, lo mejor que puede hacer cacla uno es desertar. Sin embargo, en ese caso, cada Uno obtiene 2 solamente, mmienties quee cuando colaboran ambos, cada uno obtiene 4- {eresados compiten en una lucha por la supervivencia. El problema del compromisa al que se en- {rentan surge en los proyectos conjuntos, cada uno de los cuales esta formado por un par de per- sonas, En estos proyectos, cada una puede comportarse de dos formas: puede ~colaborar», lo qus significa tratar honradamente con su socio, o puede «desertar», lo que significa engaflar a su so- Cio. Los rendimientos de cada uno de lns dos socios representativos, Smith y Jones, dependen de 1a combinacién de conductas elegida de la manera que muestra el Cuadro 7.3. Estos rendimien- tos sittian a los socios ante una versién monetaria del dilema del prisioncro. Obsérvese que ones obtiene un mayor rendimiento desertando, independientemente de lo que haga Smith, y a la in- versa. Si Jones cree que Smith va a comportarse de una manera interesada, predecira ue Smith desertaré. Y aunque s6lo sea para protegerse, probablemente se sentird obligado a desertar también, Cuando los dos desestan, cada uno obticne solancnte un rendimiento de 2 unidades, La frustracién es, como en todos los dilemas de este tipo, que ambos podrian obtener unos rendi- mientos mucho mayores. $i colaboraran, cada uno obtendria un rendimiento de 4 unidades, Supongamos ahora que no se trata solamente de Smith y Jones sino de una gran poblaci6n. Se forman de nuevo pares de personas que ponen en marcha proyectos conjuntos; el Cuadro 7.3 ‘muestra la relaci6n entre la conducta y los rendimientos correspondientes a los miembros de cada par. Supongamos, ademds, que todas las personas pertenecen a uno de los dos tipos si- guientes: colaborador o desertor. Una persona colaboradora es aquella que, posiblemente tras un ‘ntenso acondicionamiento cultural, ha adquirido una capacidad heredable para experimentar un sentimiento moral que lo predispone a colaborar. Una persona desertora es aquella que o hien carece de esta capacidad, o bien no la ha adquirido. En este esquema, los colaboradores son altruistas en el sentido de que se abstienen de enga- far, incluso cuando no es posible ser detectado. Visto desde el estricto punto de vista de la elec. M,. Segtin la l6gica del modelo basado en el epofsmo, el que recibe piensa que, aunque una ganancia de 1 centavo no es mucho, menos es nada, que es lo que obtendria si re- chazara la oferta. Dado que el juego s6lo se realiza una vez, no tiene sentido rechazar la pro- puesta con la esperanza de animar al otro jugador a hacer una oferta més favorable. Qué prediccién harfamos si admitimos que al que recibe no s6lo le preocupa saber cudl serd su nivel final de riqueza, sino también la justicia? Es natural decir que el reparto més jus- to del excedente en un juego de negociacién basada en el ultimatum es dividirlo a partes igua- Tes. Sea $ la suma total de dinero que ha de repartirse y P/S = (20 — P,)/S la proporcién del ex- cedente que obtendria el que recibe si aceptara la propuesta. Una stil manera de expresar Ia preocupacién del que recibe por la justicia es decir que su satisfacci6n disminuye conforme el cocicnte P/S se alcja — en cualquiera de los dos sentidos — del valor 0,56. Ast, por ejemplo, el mapa de curvas de indiferencia definido en funcién de M y P/S podria parecerse més o menos al de la Figura 7.9. Las curvas de indiferencia mostradas parten del supuesto adicional de que un reparto unilateral es més objetable si favorece a la otra persona, lo que no es sino otra forma de devir que la RMS aumenta més cuando nos desplazamos hacia la izquicrda de P/S = 0,5 que cuando nos desplazamos hacia la derecha'", ‘Evalucmus alora la proposicién unilateral que predice el modelo convencional basado en cl egoismo, en la que P, = 19,99S y P = 0,015. Si el que recibe acepta la propuesta, terminaré en el punto (0.01/20, My + 0,01), que es el punto C de ta Figura 7.10. Si la rechaza, tendré casi el mismo nivel de riqueza, M,. Si puede considerarse que el rechazo de la oferta da un valor de PIS de 0,5 (ya que ninguna de las partes gana terreno a expensas de la otra), el que recibe ter- ‘minaré en el punto D de la Figura 7.10. Y como D se encuentra en una curva de indiferencia ‘mis alta que la C, lo mejor que puede hacer es rechazar la propuesta (S la acepta, el aumento in- significante de su riqueza serfa insuficiente para compensarlo por la desutilidad de la transac ccién unilateral). Y lo que es més importante, si el que asigna sabe que el que recibe tiene esas preferencias, nunca hard una oferta unilateral En el ejemplo anterior, al que recibe sélo le cuesta un penique castigar al que asigna por ha- cer una oferta unilateral. ZEstén dispuestos los individuos a rechazar las ofertas unilaterales que implican unas pérdidas sustancialmente mayores? Wemer Guth y sus colegas han realizado es- tos experimentas con cantidades maximas de 50S y han observado que. incluso en este caso, es frecuente ver que el que recibe rechaza la oferta si el que asigna le ofrece menos de un 20 por 100 del total. 1 La observaciéin de este ajempln seta esencialmente la misma si las curvas de indiferencia del receptor de a Fi- ‘gura 7.9 tavieran pendiente negativaen todos sus puntos, 216 CAPITULO 7: EXPLICACION DE LOS GUSTOS: EL ALTRUISMO Y OTROS TIPOS DE CONDUCTA DESINTERESADA FIGURA 7.10 La aceptacion de una oferta unilateral coloca al que la recibe en el punto C. Si rechaza la oferta, Ete acaba en el punto D, en el cual, incluso aunque su riqueza final sea ago menor, se encuentra fen una curva de Indiferencia mas ata Ejempto 7.2 GANANCIA DERIVADA DEL RECHAZO DE UNA OFERTA UNILATERAL ‘Aumento de la satisfaccién Mer gor { 2 ms 01720 05 10 ‘Naturalmente, es probable que Iegado a un determinado punto la preocupacién por la Justicia deje paso a la precoupacién por la propia ganancia absoluta. Seria sorprendente, de he- cho, que el que recibe rechazara una propuesta de un 10 por 100, por ejemplo, de I millén de dolares. En este caso, la mayorfa de las personas considerarfan sin duda més atractivo el par (0.1, M, + 100.000, 0,1) que (0,5, M,). La funcién de utilidad de Harfield es Uy = M,/M, donde M, es el nivel de riqueza de Haifield y My es el de McCoy. La funcidn de utilidad de McCoy tiene una forma parecida: Uy=M, NM, Supongamos que M,, = M,, = 4 inicialmente y que hay una tarea. ni agradable ni desagradable, que ambos tienen que realizar conjunamente y que generard 2 unidades adi- cionales de riqueza que deben repartirse entre los dos. Ninguno de ellos puede realizar la tarea solo o con otra persona. ;Cuél es la cantidad mds baja que aceptaria Hatfield a cambio de esta tarea? McCoy recibe la diferencia entre 2 y la cantidad pagada a Hatfield ;Es ésta viable? Las funciones de utilidad de este ejemplo son funciones en las que. cada persona se. siente mejor cuando aumenta su riqueza, pero peor cuando aumenta Ja de la otra La tarea aumenta fa riqueza de las dos personas. Por lo tanto, de lo que se trata es de ver si el efec- to positivo de la tenencia de una mayor renta generada por Ia realizacion de la tarea com- pensa el efecto negative que produce el hecho de que la otra persona también tenga ‘mis renta, El nivel inicial de utilidad de Hatfield es 4/4 = 2. Supongamos que realiza la tarea con McCoy y recibe P. por lo que queda 2 ~ P para McCoy. En ese ca30, el nivel de utilidad de Hatfield seré U,, (4+ PNG —P. La menor cantidad ceptable para Hatfield es aquella que mantiene su utilidad en el hismo nivel que sino. articipara: (4+ P\Y6 ~ P= 2. Reordenando tos términos, tenemos que P? + 12P —8 = =00, de donde se deduce que P = 0,63 (véase la nota 12). Dado que el problema es simé- ttico, esta también es la cantidad mfnima que serfa aceptable para McCoy. Y dado que la ganancia (otal detivada de la vealizacién del proyecto (2) es mds que suficiente pura que cada persona obtenga 0,63, la realizardn. Asf, por ejemplo, si.cada uno acepti una,” Cantidad de 1, cada uno tendré tn nivel de utilidad de (4 + LA/4-+T = V5, que es mayor que el nivel inicial de wtlidad de 2. " Recuérdose que la solucign de una cevacién de Ia forma ax’ + ybx +c —0 viene dada por MICROECONOMIA Y CONDUCTA, 217 La importancia de los gustos El modelo basado en el egofsmo parte de ciertos gustos y restricciones y averigua qué ac- ciones servirdn mejor a esos gustos. Este modelo es muy utilizado por los economistas y ‘otros cientificos sociales, por los especialistas en teorfa de los juegos, por los estrategas mi- litares, por los fildsofos y otros. Sus resultados influyen en decisiones que nos afectan a to- dos. En su forma convencional, supone que los gustos por los distintos bienes de consumo, tanto presentes como futuros, por el ocio, ete., son puramente egofstas. La envidia, la culpa, la rabia, el honor, la simpatfa, el amor, etc., no suelen desempefiar ningtin papel en este modelo. En cambio, los ejemplos de este capitulo ponen el énfasis en el papel que desempefian estas emociones en la conducta. Los racionalistas hablan de gustos, no de emociones, pero desde el punto de vista analitico los dos desempefian papeles exactamente paralelos. Asi, par ejemplo, luna persona que est motivada para evitar la emocién de la culpa puede describirse también como una persona a la que le «gusta» la conducta honrada Los gustos tienen importantes consecuencias para la acciGn, La inclusién de gustos que ayu- dan a resolver los problemas de compromiso altera significativamente las predicciones de los modelos basados en el egofsmo. Hemos visto que a los individuos puede compensarles preo- cuparse por la justicia por sf misma, porque esa preocupacién les hace ser mejores negociado- res, Sin tener en cuenta la preocupacién por la justicia, no podemos confiar en predecir qué pre- cios cobrardn las tiendas, qué salarios pediran los trabajadores, cudnto tiempo resistirén los ejecutivos ante una huelga, qué impuestos recaudard el Estado, a qué velocidad aumentaré el presupuesto militar 0 qué posibilidades tienc un Iider sindical de salir reclegido. La presencia de la conciencia también altera las predicciones de los modelos basados en el ‘egofsmo, Estos modclos predicen claramente que cuando las telaciuues entre los individuos no se repiten, éstos engafian si saben que pueden quedar impunes. Sin embargo, los datos muestran sisteméticamente que la mayorfa de las personas no engafian en estas circunstancias. Los mo- delos del egoismo también sugieren que los propietarios de las pequefias empresas no se su- ‘marian a los grupos de presi6n patronales. Al igual que ocurre en el caso del voto de una per sona, su aportaci6n parece demasiado pequefia dentro del total como para inclinar la balanza. Sin embargo, muchas pequefias empresas pagan cuotas a las organizaciones patronales y mu- cchas personas votan, También hay muchas mds instituciones benéficas de lo que predecirfan ‘nunca los modelos basados en el egoismo. No existe nada mfstico en las emociones que impulse a comportarse de ese modo. Estas constituyen, por el contrario, una parte evidente de la constitucién psicolégica de la mayo- ria de las personas. Lo que hemos visto es por qué podrfa ser ventajoso, incluso en términos puramente materiales, tenet preocupaciones que impulsaran a comportarse desinteresada- mente. GES LA GANANCIA MATERIAL UN MOTIVO «APROPIADO» PARA LA MORALIDAD? Es posible que algunos objeten que la perspectiva de obtener una ganancia material es de alguna manera un motivo inapropiado para adoptar valores morales. Pero esta objecién malinterpreta el mensaje fundamental de este capitulo, que es que los motivos desinteresados solo dan una ventaja material si la satisfaccién que reporta hacer lo correcto es intrinseca a la propia con- ducta. De lo contrario, la persona carecerd de la motivacién necesaria para tomar decisiones sa- crificadas cuando nadie est4 mirando, y una vez que otras personas perciban ese aspecto de s1 carcter, no habr, de hecho, ventajas materiales, Por la propia naturaleza del problema del com- promiso. los sentimientos morales no pueden generar una ventaja material a menos que sean sinceros. 218 CAPETULO 7: EXPLICACION DE LOS GUSTOS: EL ALTRUISMO Y OTROS TIPOS DE CONDUCTA DESINTERESADA, Resumen Los dilemas del prisionero y otros tipos de problemas de compromiso abundan en las transae- ciones econdmicas. El hecho de que se sepa que no se tienen unas preferencias esttictamente ‘egoistas puede resultar extraordinariamente itil para resoverlos. Para que esas preferencias tengan ventajas, ous debeu ser capaces de percibirlo, Si las pre- ferencias pudieran observarse sin costes ni incertidumbre, en el mundo s6lo habria personas colaboradoras. Pero como los costes y la incertidumbre constituyen una parte inherente del pro- ‘ceso, siempre habré un espacio en el sistema ecolégico, al menos para algunas de las personas ‘oportunistas de fas que parten los modelos convencionales basados en el egofsmo, Los dos puntos principales de este capitulo son los siguientes: (1) el modelo basado en el egofsmo, que supone que todo el mundo se comporta de una manera oportunista, esté abocado a cometer grandes errores en la prediccién de la conducta real; y (2) las personas que se preo- ccupan por los intereses de los demas no tienen por qué salir perdiendo por ello, ni siquiera en términos puramente materiales. Dado que otros pueden reconocer el tipo de personas que son, tendrén oportunidades que no tienen los oportunistas. Temas de repaso Problemas 1, Resuma con sus propias palabras las principales dificultades de los criterios de la racionalidad basados en los objetivos inmediatos y en el egoismo. 2. By jue el papel del andlisis racional en el modelo de la motivacién humana del psicélogo. 3. ‘Trate de imaginar al menos dos problemas de compromiso con los que se haya encontrado personal- ‘mente el aiio pasado, 4. En el modelo del compromiso, zqué papel desempena la posibilidad de observar las predisposiciones emocionales? 5. Explique por qué una carrera de armamentos entre Estados Unidos y la antigua Unién Soviética tiene la micma estructura formal que an dilema del prisionero. 4. Una poblacign estéformada por dos tipos de personas, las «amistosas»y las «aresivas». Cada una se relaciona con un miembro de la poblaciGn elegido aleatoriamente.Cuando se relacionan dos amistosas, cada una obtiene 3 unidades. Cuando se elacionan dos agresivas, cada una obtiene O unidades, Cuan do se relacionan una amistosa y una agresiva, la primera recibe un rendimiento de una unidad y a se- {Bunda un tendimiento de 5. La tasa de crecimiento de cada tipo es proporcional a su rendimiento me- dio, ;Cusles serdn las proporciones de equilibrio de cada tipo? 2. Considere el caso de una poblacién en la que hay dos tipos de personas, C y D. Las relaciones entre al- _gunas cambinaciones de los dos tipos producen los siguientes rendimientos: C-C:6 cada una; C-D: 8 para Dy 0 para C; DD: 4 cada una, Existen unas gafas que cuestan 1 unidad y que permiten al que las lleva identificar con seguridad a ‘ead persona seydn su lipo. Sint ellas, no es posible distinguir 10s dos tipos. 4) {Cu‘les serén las proporciones de equilibrio de los dos tipos? ) GEn qué variard su respuesta si el rendimiento fuera de 5,5 en el caso de las relaciones D-D? MICROECONOMIA Y CONDUCTA 219 La funcién de utilidad de Alphonse es U,=MM, donde M1, y M1, son los niveles de riqueza de Alphonse y Gaston, respectivamente. Si el nivel nical de i- ‘queza de Alphonse es 100 y el de Gaston 20 solamente, ;qué parte de su riqueza dard Alphonse a Gaston? 4. La funcién de utilidad de Abdul es donde M, es el nivel de niqueza de Abdul y M, es el nivel de riqueza de Benjamin, La funcién de uti- lidad de este titimo es aes My Suponga que M, = M, = 10 inicialmente y que hay un proyecto conjunto que Abdul y Benjamin ‘pueden realizar y que genera 10 unidades adicionales de riqueza que pueden tepartrse entre los dos. El [Proyecto no ¢s agradable ni desagradable. ;Cusl es a cantidad minima que debe recibir Abdul para que ‘acepte realizar el proyecto? {Cudl es la cantidad minima a la que debe renunciar Benjamin? ;Realiza- 4a el proyecto? $. Suponga ahora que la funcién de utilidad de Benjamin es U, = M,? on cl Problema 4 y que Abdul ‘a un contrato segiin el cual donard 20 a una causa a la que se opone si recibe menos de un 90 pot I del dinero que gane conjuntamente con Bejamin. ,Aceptars Benjamin una oferta de «todo © nada» de ‘una unidad de Abdul? 6. Describa las ventajas y los inconvenientes de elegir un lider politico que se sabe que es partidario de evar a cabo duras represalias militares contra las agresiones extranjeras, incluso cuando estas son le- sivas para nuestros propio inlereses nacionales, 7. La utilidad de Harold viene dada por 1 = 3M + 60V, donde M es el valor monetario de su consumo ‘anual del bien compuesto y V toma el valor I si vota'y 0 si no vota. Harold financia su consumo tra. bbajando por 308 por hora durante tantas horas como quiera trabajar. En ira votar, hacer enla y volver tarda un total de 20 minutos. Si considera que su tiempo de transporte y de espera no es ni mas desa- sgyadable ni menos que trabajar una cantidad equivalente de tiempo, zcusn larga debe ser la cola en las lumas para que decida no votar? Respuestas de los ejercicios 7.1, Sea h la proporcién de halcones que hay en la poblacién, de tal manera que 1 — h representa la pro- Poreién de palomas. Dado que los dos tipos interactian sl azar con otros micmbros de la poblaciéu, el rendimiento esperado de las palomas viene dado pot P= 3(1—h) +2(A) El rendimiento esperado de los haleoncs ¢3 Py = 61h) + (h) =6—Sh La combinacin de poblacién se encuentra en equilibrio cuando los rendimientos esperados de los dos tipos son iguales. Si A representa la proporciéu de halvunes de equilibrio, tenemos que 3-H =6-5h° de donde h” = 3/4. La proporcién de palomas de equilibrio es 1 — A? -h 220 CAPITULO 7: EXPLICACION DE LOS GUSTOS: EL ALTRUISMO Y OTROS TIPOS DE CONDUCTA DESINTERESADA 72, P.=0,9(8) +0,1(0) =36. 73. Si todos los colaboradores pagan el coste de la vigilancia, cada uno obtendré un rendimiento de 4~1,5 =2,5. Sino lo paga ninguno, el rendimiento esperado sex P= 0,6(1) + 0,4(0) = 24 aque es menor que 2,5, Por lo tanto, deben pagar el cost de Ia vigilancia, 74, Ahora el rendimiento. una vez descontado el caste de Ia vigilancia, es 4—0,5 ~ 3,5. $i los eolabo- radores no pagan el coste, su rendimiento esperado viene dado de nuevo por P. = 4c. Para hallar el valor de c correspondiente al punto de nivelacién, resolvemos la ecuaciin 4c" ="2.5, lo que nos da el siguiente resultado: c’ = 7/8, En el caso en que c < 7/8, los colaboradores tienen un mayor rendimiento esperado si pagan el coste, En el caso en que c > 7/, tienen un mayor rendimiento esperado simplemente con probar suer~ fe, Enel caso en que c < 7/8, los desertores se verin obligados a relacionarse entre si, por lo que ob- ‘endrén un rendimiento de 2. Sin embargo, una vez que ¢ > 7/8, los C dejan de pagar el costey el ren- dimiento esperado de los desertores se convierte en Py=06+(1-o2=2+4e Las funciones de rendimiento esperado de los colaboradores y los desertores son las que muestra l grafico: Rendimiontn meclio de los desertores | Rendimiento meio fA los coabaadores o y 10 Obsérvese que el rendimiento medio de los coluboradores cs mayor que el de los esertores Siem pre que ¢ < 7/8, mientras que el de los desertores es superior siempre que c > 7/8, Por Io tanto, si ini- cialmente ¢ > 7/8, la proporeicn de colaboradores disminuird a 7/8, ya que la tasa de crecimiento de los desertores seré mayor que la suya. Si inicialmente c <'7/B, la proporciGn de colaboradores au- mentard ¢ 7/8. CaPiTULO Limitaciones cognoscitivas y conducta del consumidor luna al aire libre y otra cubierta, Para poder acceder a las instalaciones al aire libre hay /que pagar una cantidad fija cada temporada, independientemente de lo que se utilicen. En cambio, para acceder a las instalaciones cubiertas no slo hay que pagar una cantidad fija cada temporada sino también 158 la hora cada vez que se utilicen. El hecho de que cueste més entrar en las instalaciones cubiertas se debe a los costes adicionales de calefaccién, electricidad y man- tenimiento del edificio. Las instalaciones cubiertas se abren a principios de octubre, momento ‘en que puede haber en Ithaca desde un sol radiante y temperaturas suaves hasta una impresio- nante tormenta de nieve. Las instalaciones exteriorcs permanecen abiertas, siempre: que 10 permita la situacién meteorol6gica, hasta principios de noviembre. Las dos instalaciones tam- bbign estén abiertas simulténcamente durante un mes en primavera, La demanda de las instalaciones cubiertas es intensa y las personas que quieren jugar pe- riédicamente deben compromcterse a reservar una hora especifica todas las semanas. Una ‘vez. hecho eso, deben pagar la hora independientemente de que vayan o no a jugar. Cuando hace buen tiempo, casi todo el mundo prefiere jugar en las instalaciones al aire libre, que se en- ‘cuentran en una de las gargantas mis bonitas de Ithaca He ayuf el problem: una persona se ha comprometido a jugar en las instalaciones cubiertas alas 3 de la tarde del sébado 20 de octubre, que es la tinica hora a la que puede jugar ese dia. Hace una cdlida y soleada tarde otonal, ;Dénde debe jugar’? ,Dentro o fuera? He observado sorprendentemente que muchos de mis amigos que no son economistas se re- sisten cuando les digo que lo Unico sensato es jugar en las pistas al aire libre. «Pero ya hemos pagado para jugar en las cubiertas», se quejan invariablemente. Y les pregunto: «Si las dos pis- {as costaran lo mismo, {cual elegirfais?» «La de fuera», me responden inmediatamente. En- tonces les explico que las dos pistas cuestan de hecho lo mismo, puesto que el precio de una hora es de 15$ independientemente del lugar en el que juguemos, independientemente de que juguemos 0 no. Los 158 son el coste irrecuperable. por lo que no debe influir en miestra deci. si6n. Sin embargo, incluso después de esas explicaciones, muchas personas parecen sentirse in- cémodas por desaprovechar la pista cubierta que han pagada, Sin embargo, la alternativa es de- saprovechar la oportunidad de jugar al aire libre, en lo que todos coincidimos que es atin més valioso. Ciertamente, es malo ser despilfarrador, pero se va a despilfarrar a/go, cualquiera ‘que sea el lugar en el que juguemos. I A UNIVERSIDAD de Comell tiene dos instalaciones de pistas de tenis para el profesorado, 221 222 Avance ‘CAPITULO 8: LIMITACIONES COGNOSCITIVAS Y CONDUCTA DEL CONSUMIDOR A Ja larga, la mayorfa de las personas acepta que es més sensato dejar la pista cubierta, aun después de haberla pagado, y jugar en la exterior en los dias otofiales solcados. El modelo de la eleccién racional nos dice inequivocamente que eso es 1o que debemos hacer. Pero no parece set Ja inclinacién natural de 1a mayorfa de las personas. Mas bien al contrario; si no hay un eco- nomista que lo plantee, la mayoria de la gente que ha pagado una pista cubierta acaba utili- zéndola, incluso en los dias més agradables. Enel Capitulo 7 hemos visto por qué hay otros motivos, aparte del egofsmo, que pueden ser im- ortantes. Estos suclen llevar a los individuos a comportarse de una manera que se considera irra- ional en el modelo basado en el egoismo. Pero irracionales 0 no, algunos tipos de conducta, como dejar propina en un restaurante de la carretera 0 devolver un monedero perdido a su pro- pietario, se realizan sin lamentarlo. Si un racionalista dijera que el camarero de una lejana ciudad no puede tomar represalias por no haberle dejado propina, la mayoria de nosotros responderia: 4¥ qué?» No nos lamentarfamos de repente de haber estadu dejando propina toda nuestra vida. Este capitulo pone el acento en una conducta irracional de un tipo totalmente distinto, re- sultado de la incapacidad para ver claramente cudl es la mejor manera de lograr un resultado de- seado. Un ejemplo es la incapacidad para dejar de lado los costes irrecuperables de la pista de tenis cubierta, A diferencia de lo que ocurre con los tipos de conducta que hemos analizado en el capitulo anterior, los individuos a menudo desean alterar esta conducta cuando comprenden claramente sus consecuencias. Al margen de la incapacidad para dejar de lado los costes irrecuperables, veremos que los individuos violan las prescripciones de 1os modelos de la eleccién racional de muchas otras for- mas, Lo importante para nuestro andlisis es que estas violaciones suelen ser sistematicas. Exa- minaremos varios modelos de la eleccién basados en la conducta que suelen predecir mejor las decisiones reales que el modelo de la eleccién racional. Serd importante recordar, sin embargo, que estos modelos no pretenden tener un mensaje normativo. Nos dicen, por ejemplo, que a me- rnudo tendemos a dejar de lado los costes irrecuperables, no que debemos dejatlos de lado. Segtin el modelo de a eleccién racional, podemos tomar mejores decisiones dejando de lado los costes irrecuperables, y la mayorfa de las personas, cuando lo piensan, se muestran to- talmente de acuerdo. El valor de los modelos basados en la conducta se encuentra en el hecho de que laman la atencién sobre situaciones en las que es probable que cometamos errores. Constituyen una importante herramienta para ayudamnos a evitar frecuentes trampas que se co- meten en el proceso de tomar decisiones. Racionalidad limitada El Premio Nobel Herbert Simon fue el primero que impresioné a los economistas cuando dijo que los seres humanos eran incapaces de comportarse como los seres racionales que des- criben los modelos convencionales de la eleccién racional. Simon es un pionero en el campo de la inteligencia artificial y leg6 a esta conclusién cuando trataba de ensefiar a una computadora «razonar» un problema. Descubrié que cuando nos encontramos ante un enigma, raras veces legamos a una solucién de una manera clara y lineal, sino que buscamos de una manera casual hechos e informacién potencialmente relevantes y normalmente desistimos cuando nuestro ni- vel de comprensién alcanza un determinado umbral. Nuestras conclusiones suelen ser incohe- rentes, incluso totalmente incorrectas. Pero Ia mayaria de las veces damos con soluciones ser- vibles, aunque imperfectas. En palabras de Simon, somos «satisfacedores», no maximizadores.

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