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jEXISTIERON REALMENTE ADAN Y EVA? Darwin y el Génesis rimer hombre, con barro sin avergonzarse, y Dios por| lar con ellos (Génesis 2). Est que nos entusiasmaba cuando éramos nifios, nos pone en tades ahora que somos grandes. La cienci moderna ha demostrado que el hombre ha ido evolucionando a pastit . desde el Austratopitecus, hace unos 3 millones de aos, pasando por ef Homo ha cius y el Homo sapiens, hasta Negar al hombre actual. Hoy sabemos, pues, que el hombre no fue formado ni de barro ni que al primeros hombres eran pri én {Por qué, entonces, la Biblia relata asi la creacidn del hombre y mente porque se trata de una paribola, un relato le dejar una ensefianza a la gente. imo catequista hebreo, a quien los estudiosos los y char- se tenia ni idea de la teoria de la evolucién, Pero como su propésito no era el de dar una explicacién cientifica, sito religiosa, sobre el origen del hombre, el llestiene un mensaje Trataremos ahora de averiguar qué quiso ensefiamos el esta narracién. 31 La creencia popular Elpprimer detalle que llama la atencién es que el hombre haya sido creado de barro. Dice el Génesis que en el principio, cuando la tierra era atin un inmenso desierto, “Yahwé Dios amasé al hombre con polvo del suelo, y sopl6 sobre sus narices aliento de vida; y result el hombre un ser vivo” (v.7), Para entender esto, hay que tener en cuenta que a los antiguos siempre les habia llamado la atencién ver cémo, cuando moria una persona, poco tiempo después se convertia en polvo. Y habian llega- doa la conclusién de que el cuerpo humano estaba fundamentalmen- te hecho de polvo. La idea se extendié por todo el mundo oriental, a tal punto que la encontramos inserta en la mayoria de los pueblos. Los babilonios, por ejemplo, contaban cémo sus dioses habian amasado con barro a los hombres; y los egipcios representaban en las paredes de sus tem- plos a la divinidad amasando con arcitla al faraén. Griegos y romanos compariian igualmente esta opinion, ‘Cuando el escritor sagrado quiso contar ef origen del hombre, se bbas6 en aquella misma creencia popular, Pero agregé una novedad a su relato: que el ser humano no es tinicamente polvo sino que posee en su interior una chispa especial de vida que le viene de Dios, que lo distingue de todos los demas seres vivos, y que lo convierte en sagra- do, ¥ no sélo el rey o el Faraén, sino también el hombre de la calle, Eso quiso decir cuando conté que Dios “le sopl6 en la nariz”. Empe- zaba, asi a revolucionarse Ia concepeién antropoligica de la épo~ ca. Una imagen con carrera La imagen de un Dios alfarero, de rodillas en el suelo amasando barro con sus manos y soplando en las narices de un mufteco, puede resultamos algo extrafa. Sin embargo en la mentalidad de aquella época era todo un homenaje para Dios. En efecto, de todas las profesiones conocidas en la sociedad de aquel entonces, la més digna, la mis grandiosa y perfecta, era la det 32 alferero, Cémo impresionaba ver a ese hombre que, con un poco de despreciable y sin valor, que podta hallar tirada parte, cra capaz de molde: or EL yah, sin pretender ensefiar cientificamente cémo fue el rue el hombre, puesto que no lo sabia, quiso indicar algo mas Prong au todo hombre, quienquiera que sea, es una obra directa ¥ especialisima de Dios. Noes un animal mis de la creacién, sino un r superior, misterioso, sagrado ¢ inmensamente grande, porque Dios en persona se toms e! trabajo de hacerlo, ; La imagen del Dios eliarero queds consagrada en la Biblia como ache 2S meiot logradas. ¥ a lo largo de tos siglos reaparecerd veces para indicar la exirema fragilided total dependencia de Di sebes fide eran S 8, como en la célebre frase de Jeremi “Como el barro en las pests cra iS manos del alfarero, asi ‘manos, dice el Settor” (18,6). eee La soledad del hombre Hy A sortie n aparece en el relato una serie de pormenores cu- y muy interesantes, Dice que Dios colocé al h Hone 1 colocé al hombre que habia = a un maravilloso jardin, Hleno de arboles que le darian som. 2 Je Proveetian de sabrosas frutas (9). El agua sobreabundaba ‘en ese jardin, ya que estaba regado sta or un inmenso ri en se jain y "gado por un inmenso rio, con cuatro casio lets fe aguetla poca, cuya vida transcurria en terre- 5 icos y donde el agua resultaba dificil de con jante descripcién despertaba si en potfesta US apetencias y daba una perfec imagen dea felicidad que ellos hubieran deseado gozan ae ce repente el relato se detiene. Algo parece haber salido ial Die lann resent que no es muy bueno lo que ha hecho: que el hombre esté solo” (v.18). Al . v.18). Aun con todo el de ro ote ‘te creacién que despleg6, su criatura esta solitaria y sin poder almar sus expectativas. Lo hi rodeado de lujos y bienestar, pero no tiene a nadie con quien relacionarse, : aa Compaiiias inadecuadas Frente a esto, dice el Génesis, Dios busca corregir le fala me- diante una nueva intervencién. Con gran generosidad crea todo tipo de animales, los del campo y las aves del cielo, y se los presenta al hombre para que les pusiera a cada uno un nombre y le compaiii embargo para el hombre no encontré un com- Pafiero adecuado. Tampoco Ios animales resultan una eompaiiia para €1(¥.20). {Dios se ha equivocado de nuevo? Luego de reflexionar, intentaré subsanar su segunda equivoca- cion mediante una obra defi un profundo suefio sobre mujer hombre. Entonces este exelamé: esta vez si que es hueso de mis hhuesos y came de mi carne. Serd llamada varona porque del varén ha sido tomada” (v.21-23), 1¢ xito, Puede sonreir satisfecho porque ahora un buen resultado, EI hombre encontré su felicidad completa con la presencia de a mujer. Los tres mensajes Estas ingenuas y pueriles escenas, que presentan a Dios aparen- temente equivocéndose y sin terminar de complacer los gustos del hombre, en verdad encierran tres profuncias enseiianzas, La primera: que Ia soledad del hombre no es buena. Que no ha sido creado como un ser autnomo y autosuficiente, sino necesitado de los demas, de otras personas que lo complementen en su Jo cual el mismo hombre “no es bueno”. Con aquel hipotético y sol tario Adan, cl autor quiso denunciar que Ia primera y principal amar- ‘gura del ser humano es su falta de compania, su vida aislada y sin ser ‘compartida con nadie. La segunda ensefianza esté en la frase que dice que les Adan “no encontré una ayuda adecuada”, Quiso co que los animales no estin al mismo nivel que el hombre; que no tienen su misma naturaleza; y por lo tanto no estaba bien que este se 34 feationara con aquellos como lo hacia con modo, con mucha fi deatit Con Tas personas. De este ‘adeza, el autor condena el pecado de ‘8 Posibles practicas sexuales con animales, iundidas en ciertos ambientes del Antiguo Oriente, La tercera ensenianz za protende explicar que esti bi ‘ jen para a clsjar a su padre y a su madre, afectos tan od los y ubles tendencian rect Pata unirse a una mujer, Porque esa misteriosa sriue todo hombre siente hacia ella la puso Dios 9610 con ella el hombre encuentra su plenitud imer canto de la Bi ° pl Es el primer canto de la Bil Por qué nombrar a los animales También fa escena en ta que de: les frente a Adan » su ficha y les dias fue “tierra”, nar el nombre de ; de dominacién, 4 mencionarlo para no mostrar » para evitar empleario como seial 1 S$ NO se atreven ia y poder sobre Dios Pintar, pues, a Adin poniendo n mismo que decir que él es duetio de ‘odos, que le pertenecen y que estan confesar que el hombre es rey y por lo nbres a todos los animales es lo los, que esté por encima de su servicio. Un modo de fanto responsable de la crea as Por qué hace dormir al hombre Otro detalle fascinante, es ¢1 profundo suefio que Dios hizo caer sobre Adin antes de crear a la mujer. Muchos lo interpretan como tuna especie de anestesia preparatoria, ya que Dios esté por interve- nir quirirgicamente a Adan para extraerle una costilla, y quiere pi mero volverlo insensible. Pero nuestro autor entendia muy poco de medicina, y desatino imaginarlo aqui anticipandose en tantos siglos a esta pricti- ca de la cirugia moderna. Mis bien el suefio de Adin tiene que ver con la concepeién que el autor tenia de la accién creadora, Crear es el secteto de Dios. Sélo Dios lo conoce y sélo él sabe hacerlo. El hombre no puede presenciarlo, Por ese duerme cuando Dios er Al despertar, no sabe nada de lo que ha pasado. La mujer n creada tampoco, porque cuando se da cuenta de que existe ya ha sido formada. Con esta escena advierte que la actuacién de Dios en el mundo es invisible a los ojos humanos. Sélo quien tiene fe puede descubdrirta Nadie logra contemplar a Dios que pasa por su vida, si es que est dormido y no despierta a la fe. Eva y la costilla mn, y de alguna manera de la mujer forma- Pero el momento culminante de la narra el centro de todo el relato, lo constituye el detal da de la costilla de Adit ‘Nuestro autor emplea aqui una bellisima imagen para dejar a los lectores una leccién grandiosa. Para crear a la mujer, Dios no tom un hueso de la cabeza del hombre, pues efla no esté destinada a ‘mandar en cl hogar; pero tampoco Ia hizo de un hueso de! pie, porque no esta llamada a ser la servidora del hombre. Al decir que la crea de su costilla, es decir, de su costado, la coloca a la misma altura que el -varén, en su mismo nivel y con idéntica dignidad. En aquella sociedad marcadamente machista, donde la mujer ¢a- recia de derechos y tenia casi el sango de un animal, at servicio ex- clusivo de su marido y un instrumento para su placer, el autor quiere expresar la igualdad absoluta de los dos sexos. Al sefialar que ambos 36 ios el mismo oxigen (Las manos de Dios), y que adecuada’, deja sentado el més grande y auténtieo 9 nista de Ia historia. 7 ae imiento: de declarar a la. mujer semejante al varon, di fe haber irstado enormemente a sus contemporincos,y 9 ‘onstituyé una idee revolucionaria en su época A Por qué andaban desnudos ak to fermina con um timo dete sgestvo “Los don et snudos, jombre Sickest taney sumer prone se atergonacban ew do original sobre Adan y Eva, dir: tonces se les abrieron a bos los ojos y se dieron cuenta de que estaban desmudos” (3.7), Esta alusion alimenté la imaginaciéa de millones de lectores alo largo de los siglos, y Hevé a penser que el pecado original tent ver con el sexo. Pero en realidad el autor con esta observaci a buscaba (ransmitir un limo mensaje a sus lectores, hasado en ae je Eneil ‘ia como Ios niflos pequeios andaban 'vergonzarse. En cambio al entrar en la pubertad, lo Percibian y se cubrian. Ahora bien, esa época coincidia con la edad en la que todos toman: conciencia del bien y del mal ie 7 bles de sus actos, : ee iz yahvista quiso decir que toda persona, al entrar en la edad de la oP tee es Peeaorn y Por lo tanto responsable de tas desgracias alndt la sociedad. Nadie puede considerarse inocente fren- mal que lo rodea, ni puede decir: “yo no tengo nada que ver” Por eso todos sienten vergienza de sudesnudes £1 autor bused, as, establecer un vincul ene Ia condicién de lies lor de todo hombre vy el fenémeno universalmente ‘Percibido de ina ee evens adem, en aquella época por el tipo de tini- usaban los br ve i come ecordstoio dea pocdas nn bene debe servi Unhombre y una mujer La Biblia no ensefia od smo fue el origen real del homby re mujer, Porque el escritor sagrado no to sabia, oH 37 Pero, como vimos, tampoco le interesaba contar “eémo” apare- cié cl hombre sobre la tierra, sino “de donde” aparecié. Y su res- puesta es: de las manos de Dios. El “c6mo” deben explicarlo los cientificos. El “de dénde” lo res- ponder Ia Biblia. ¥ a medida que pase el tiempo, los cientificos podin ir cambiando sus respuestas sobre “como” fue la aparicion del hombre (si existid desde siempre como es hoy, si evolucioné de seres primitivos, si sus primeras particulas provienen de otras galaxias, etc). La Biblia en cambio nunca cambiar su “de dénde”: de | manos de Dios, que estuvo dirigiendo todo ese proceso. Por eso no

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