ACCIONES DE MEMORIA:
PERFORMANCE, HISTORIA Y TRAUMA
Diana TayLor
Fonpo EprroriaL DE LA ASAMBLEA Nacionat DE RECTORESContenido
1. Performance: introduccién
II. Escenas de cognicién
III. Performance e historia
IV. Yuyachkani: trauma y memoria en escena
V. «sted est4 aqui»: el ADN del performance
VI. Testigos de las ruinas: Mapa Teatro
VIL. Trauma: un performance de larga duracién
Bibliografia
21
61
111
145
185
199
225VII
Trauma: un performance de larga duracién
Pedro Matta, de contextura alta y fuerte, caminé hacia no-
sotros cuando Ilegamos a la sencilla entrada lateral de Villa
Grimaldi, un antiguo campo de tortura y exterminio ubi-
cado en las afueras de Santiago de Chile. El es un sobrevi-
viente que una 0 dos veces al mes realiza una visita guiada
ara las personas que quieren saber sobre el lugar. Pedro saluda
a Soledad Falabella y a Alejandro Gruman, un par de colegas
mios en Chile a quienes se les ocurrié que, debido a mi trabajo
con grupos de derechos humanos en Argentina, me interesaria
conocerlo®”. Matta me saluda y me entrega la versién en in-
glés de un libro que escribié: A Walk Through a 20° Century
Torture Center: Villa Grimaldi, A Visitor's Guide, que en espa-
fiol seria: «Recorrido por un centro de tortura del s. xx: Villa
Grimaldi, guia para visitantes». Le digo que soy mexicana y
hablo espafiol. «Ah», dice él, escudrifidndome con los ojos
entrecerrados, «Taylor. Yo pensé...» Los cuatro caminamos
hacia los barracones. Pregunto si puedo tomar fotografias y
registrar la visita y él dice «claro. Sostengo el folleto y mi
camara, Alejandro sostiene mi grabadora digital. He venido
Preparada para mi «visita».
os
La investioaci,
te en pubacién que surgié de este proyecto fue publicada en pat-
Argenti ‘appearing Acts; Spectacles of Gender and Nationalism in
tina's Dirty War’ (1997).[200]
El lugar es bastante grande, Parece un lugar en »,
en obra; hay algunos viejos escombros ¢ indicios de
construcciones. Es un espacio en transicién, en parte todavia
en el pasado y en parte ya en el futuro. Por diversas tazones
es muy dificil hacerse una idea de dénde estamos, Un fie
en la entrada, «Parque por la Paz Villa Grimaldi», informa a
los visitantes que, entre 1973 y 1979, 4500 personas fueron
torturadas aqui y 226 fueron desaparecidas y asesinadas, (Ver
Imagen 43). Tomo una fotografia del cartel que nos recuerda
que este lugar es a la vez un campo de tortura, un monumento
y un parque por la paz. Al igual que muchos otros monumen-
tos, nos recuerda que esta trdgica historia nos pertenece a todos
y nos pide comportarnos con respeto, con el fin de que este se
conserve y siga ensefiando. La primera leccién, obviamente, es
que este lugar es «nuestra» responsabilidad en varios sentidos,
«Por aqui, por favor». Matta, un hombre formal, nos lleva
hasta una pequefia maqueta del campo de tortura para ayudar-
nos a visualizar el arreglo arquitecténico de un lugar que ya no
existe, el Cuartel Terranova. La maqueta yace como un atatid
bajo un gran toldo plastico. (Ver Imagen 44), Como en tantos
otros lugares de importancia histérica, el modelo oftece una vis-
ta panordmica del lugar. La diferencia es que lo que vemos en
la maqueta ya no esté ahi. El espacio de muerte que visitamos
es uno que no podemos ver y que nunca Ilegaremos a cono-
cer realmente, salvo a través de mediaciones diversas. Aunque
estemos presentes, no viviremos la experiencia «en carne propia».
Entonces, podemos preguntarnos, ;cul es el objetivo de la visita?
éQué experiencia podemos tener al estar fisicamente en un campo
de muerte una vez que sus indicadores han desaparecido? ;Acaso
el espacio en sf trasmite los hechos? Muy pocos elementos, apatte
del cartel de la entrada, explican el contexto. Es posible que mis
fias ilustren lo que este lugar ¢s, pero no lo que fue
Uinas 9
Nuevas[201]
estamos aqui en persona con Matta, quien nos lleva a
Aun asi, :
hacer el recorrido. Poder hablar espafiol causa una pequefia dife-
rencia en él, Pa
yory aclara la garganta a menudo.
Los barracones, que originalmente eran una hermosa vi-
rece relajarse un poco, aunque fuerza un poco la
Ila del s. XIX utilizada por la alta sociedad para celebrar sus
fiestas y pasar sus fines de semana, fue tomada por la DINA
(Direcci6n de Inteligencia Nacional), la policia politica de
‘Augusto Pinochet, para que los militares interrogaran alli
alos detenidos luego de las enormes redadas que reali-
zaban. Fueron tantos los capturados que muchos lugares
civiles comunes y corrientes fueron trasformados en centros
de detencién provisionales. Villa Grimaldi fue uno de los
més infames. A finales de la década de los ochenta, uno de
los generales la vendié a una compafifa constructora para que
fuera demolida y reemplazada con un proyecto de vivienda.
Ni los sobrevivientes ni los activistas de derechos humanos
pudieron detener la demolicién, pero después de una acalo-
rada controversia lograron asegurar el espacio como lugar de
memoria y parque por la paz en 1995”°. Matta, entre otros;
ha dedicado gran cantidad de tiempo, dinero y energia para
asegurarse de que el espacio siga siendo un recordatorio per-
manente de lo que el gobierno de Pinochet le hizo a su pue-
blo. Tres épocas con tres historias coinciden en este espacio
que incluso ahora tiene multiples funciones: conmemorativas,
testimoniales, pedagdgicas y de reconciliacién.
Pe
hast Meade, en «Holding the Junta Accountable: Chile’s “Sitios de
(2001), : ane the History of Torture, Disappearance and Death»
tortura a ae Villa Grimaldi era el «tinico lugar de “memoria de
el Par mérica Latina» cuando fue construido en 1995. Ahora
‘que de la Memoria y la Escuela de Mecdnica de la Armada en
uenos Aj eal
°s Aires también funcionan como lugares de memoria (123-139).Imagen 43. Letrero en la entrada de Parque por la Paz Villa Grimaldi
Foto: Diana Taylor
Imagen 44. Miniatura de Parque por la Paz Villa Grimaldi
Foto: Diana Taylorarque por la Paz Villa Grimaldi
Taylor
Imagen 46, Dibujo de un sobreviviente[204]
El campo de exterminio en miniatura nos ubica ¢,
‘0
pectadores. (Ver Imagen 45). Estamos sobre él, plies es.
estructura organizativa. La entrada principal, arriba a 7 0 su
izquierda, permitia el paso de los vehiculos que Tee re
cautivos encapuchados hasta el edificio principal. Las a
de Matta y nuestra imaginacién pueblan joi fi
sefiala la diminuta réplica del gran edificio principal que hal
como Cuartel General de la pina en el Gran Santiago, A i
se planificaban las operaciones de detencién de alin
guardaban los archivos, funcionaba la estructura militar i
evaluaba los resultados de los interrogatorios bajo tortura, ope-
raba una central de radio de onda corta capaz de comunicarse
con toda América del Sur y estaban localizadas las oficinas del
comandante del centro de tortura y su equipo de ayudantes,
Habja ademas un comedor para oficiales y otro para agentes
de la pina. Luego estan los pequefios edificios, ubicados a lo
largo del perimetro a la izquierda, donde les vendaban los ojos
a los prisioneros y los separaban, los hombres aqui, las mujeres
allé. Hay una hilera de dibujos en miniatura hechos por los
sobrevivientes: prisioneros encapuchados empujados por guat-
dias armados hacia sus treinta segundos en las letrinas; un co-
rredor de pequeiias celdas cerradas con candado y custodiadas
por hombres también armados; un primer plano de una de las
celdas lena de media docena de hombres encadenados, enci-
puchados y apretujados; y una cAmara de tortura con apenas
una litera desnuda y una silla, ambas con correas para pies Y
gen 46). Los
mos exacta-
mas estruc-
sacion de
la image?
En cierto
manos, y una mesa con instrumentos. (Ver Ima
objetos aluden a conductas determinadas. Sabe!
mente lo que pasé alli/aqui. Matta sefiala las de
turas de la maqueta. Es claro que esta le da una sen!
control; ya no tiene necesidad de revivir totalmente |:
para describirla sino puede exteriorizarla y mostrarla.[205]
sentido Ja violencia puede ser archivada y materializada en la
quel maqueta que sirve como evidencia. El es explicito al
hablar de la violencia y muy claro al condenar el Papel de la
caenla crisis chilena. Me mira con lo que me parece indigna-
cign hasta que Se acuerda iqueryone Pertenezco a ese publico;
soy parte del puiblico, pero no de ese ptiblico.
‘Al mirar la maqueta, veo que estamos parados donde es-
taba el edificio principal, usurpando el lugar de los militares.
(Observar nos ofrece la extrafia fantasfa de ver o entender el
sistema criminal desde una posicién exterior y elevada. Se nos
permite identificar el problema sin identificarnos con él\Esto
sucedid en ese lugar, en aquel entonces, a esos, perpetrado por
aquellos... En este momento, nuestro encuentro gira en torno
ala representacién y la explicacién de los hechos. La maque-
ta, hecha por los sobrevivientes, representa la evidencia. Esta
\mitacién» ofrece a los demas una visién de la «verdad» de
Terranova. Tomo fotografias, preguntandome si el tenue poder
dela foto como evidencia puede enfatizar el poder de recla-
mo que exige la maqueta. Sabemos lo que sucedié en Villa
Grimaldi, claro, pero gacaso hay algo que Matta —o yo, con
mi cémara— podamos hacer para volver visible la violencia
criminal? La «otra» violencia, las politicas econémicas que han
justificado y posibilitado el desmembramiento de cuerpos, si-
gue estando a salvo, lejos de la mirada.;
Miramos y analizamos el «lugar en si», vaciado aunque no
“acto, vacio de algo palpable por su ausencia. Los restos de
enna originales, las réplicas de las celdas de
5 Gina y la torre, todos desperdigados por los barraco-
Patece tee demolido, Matta informa y sefiala, pero no
tbe. Ln na conexién personal ni emocional con lo que
te objetos han sido reconstruidos y puestos para
Calg
"la narracién: id i i algunos
: esto sucedié aqui. Imagino a aig}[206]
visitantes tratando de apretujarse entre las diminutas celd,
verticales. Incluso puede que le pidan a alguien que Cierre L
puerta. zAcaso simular lo ocurrido permite que las Personas
sientan o vivan el terror en este lugar con mayor intensidad
que solo recorriéndolo? Posiblemente. Al inducir diversos es-
tados mentales, los ritos con aislamiento sensorial Preparan a
los miembros de la comunidad para las transiciones dificiles o
sagradas, La idea basica —que las personas aprenden, experi-
mentan y asumen las conductas futuras y pasadas ejecutandolas
fisicamente, probandoselas como prendas, recorriéndolas de
principio a fin y exteriorizandolas— es la teoria subyacente del
ritual, mds antigua que la teorfa de la mimesis de Aristételes
y tan nueva como las teorias de las «neuronas espejo» que ex-
ploran cémo la empatia y la comprensién de lo relacional e
intersubjetivo son vitales para la supervivencia humana? Pero
para mi estas celdas reconstruidas tienen un aire de parque
de diversiones y me mantengo alejada. Mientras seguimos a
Matta de un lugar a otro, es.claro que esta escenografia no
me ayuda a relacionarme con lo que pasé. Por el contrario,
entre menos veo mejor logro imaginar lo que sucedié aqui. Mi
imaginacién, mi propia zona de escenificacién, interioriza la
violencia y Ilena los vacios existentes entre el hablar llano de
Matta y las cosas aterradoras que narra.)
Matta nos gufa hacia la entrada original, una gigantesca puer-
ta de hierro que ahora est4 permanentemente cerrada, como
dejando fuera la posibilidad de més violencia. (Ver Imagenes
47.A y 47.B). Desde esta posicién estratégica, es claro que ha
sido agregada otra capa al espacio. Una capa de azulejos de-
corativos, trozos de la cerémica original encontrada en el lugat
forma una inmensa flecha sobre el suelo que apunta en direccion
°! Véase Vittorio Gallese (2001).Imdgenes 47A
y 47.B. Entrada original del
centro de detencién Villa Grimaldi
Foto; Soledad Falabella[208]
contraria a la entrada, hacia la nueva «fuente por la
bolo de vida y esperanza», seguin el folleto de Mats), (sim.
un gran pabellén para performances, La arquite ctuta , hacia
en la rehabilitacién del lugar. El disefio en forma de ai
lleva de un pasado criminal a un futuro de tedencién, Den
por el momento, para Matta, este no es un parque por la par,
Esta no es la hora de la reconciliacién. Su traumética historia
al igual que su pasado, aplasta cualquier posibilidad de Faturo
El contintia su recorrido por el campo de tortura”,
Matta habla de manera impersonal, en tercera persona, acer-
ca del papel de la tortura en Chile. Medio millén de personas
torturadas y cinco mil asesinadas en una poblacién de ocho
millones. Yo hago los cdlculos: hubo muchas mds torturas y
menos asesinatos en Chile que en Argentina. Uno en dieciséis,
Habla del desarrollo de la tortura como una herramienta del
estado desde su primera fase experimental hasta la practica pro-
nochet eligié
bada y altamente precisa en que se convirti6.
quebrar a sus enemigos en lugar de eliminarlos; la poblacién
de «fantasmas» o personas destruidas por la tortura y devueltas
a la sociedad seria una advertencia para los demas} El tono de
Matta es controlado y reservado. Est dando informacién his-
t6rica, no un testimonio personal. Describe el funcionamiento
diario del campo y la forma en que se trasformé el lenguaje: las
palabras «crimenes», «desaparecidos» y «dictadura» eran reem-
plazadas por «excesos», «presuntos» y «gobierno military.
A medida que caminamos, él describe lo que sucedfa en cada
lugar y me doy cuenta de que mantiene la mirada en el sue-
lo, un habito que adquirié tratando de atisbar por debajo de
la venda que lo forzaban a usar. (Ver Imagen 48). De forma
Para ver un excelente andlisis del recorrrido de Pedro Matta y Villa
Grimaldi, consulte Michael J. Lazzara (2006).{209]
itil, empieza a reescenificar
gradual ys a medida que vuelve
a contar. Sintiéndome obligada a registrar ef Momento, tomo
una forografia, como si pudiera captar su ingreso al espacio os-
euro donde estamos parados pero que no podemos ver. Matta
(2000) se adentra mds en el campo de la muerte y sefala un
lugar vactor «Casi siempre inconcientes, las victimas eran Sa-
las de la parrilla (un catre metélico) y, si eran hombres, los
arrastraban hasta aqui» (13). Tal vez el lente pueda captar lo
que yo no logro captar. Al mirar hacia abajo, veo los fragmen-
tos de azulejos de colores, las piedras que ahora marcan los
lugares donde una vez hubo construcciones y los senderos por
donde las victimas eran empujadas hacia las cAmaras de tortu-
ra. Siguiendo a Matta, nosotros también mantenemos la mi-
rada en el suelo para saber por dénde vamos. «Sala de tortura»,
+Celdas para mujeres detenidas», (Ver Imagen 49).
Sigo sus movimientos pero también su voz, que me atrae.
Poco a poco, hay un cambio en los pronombres que utiliza:
ellos /os torturaban se trasforma en ellos nos torturaban. Nos
lleva mds cerca. Su performance anima el espacio y lo man-
tiene vivo. Su cuerpo me conecta con lo que Pinochet queria
cesaparecer, no solo el Jugar sino el trauma. La presencia de
Matta representa el reclamo, lo personifica, le da cuerpo. El ha
sobrevivido para contar. Estar en el lugar con él nos trasmite
¥aa sensacién muy distinta de los crimenes que simplemente
observar la maqueta. Caminar por Villa Grimaldi con Matta
os hace revivir el pasado. Ahora. Aqui. Y en muchas par-
‘es del mundo en este preciso momento. No puedo pensar en
a cosa, clavada a este lugar que de repente se ha reactivado
Te Practica, Me doy cuenta de que yo también formo par-
hin, is oe no necesito encerrarme en la celda para
i “Lo he acompanado a él aqui. Mis ojos, como los
det
Matra tes
? mimética
Miran directo hacia abajo, de mane!Imagen 48. Sendero en Villa Gri
Foto: Diana Taylor
Imagen 49, «Celdas para mujeres detenidas”
Foto: Diana Taylor2 50, Muro conmemorativo
Foto: Diana Taylor
Imagen\51, Fotografias de los desaparecidos
Foto: Diana TaylorImagen Arbol de la Memoria
Foto; Diana Taylor[213]
mas que reflexiva. [En realidad no veo, presencio. «Cognicién
corporal» es el nombre que han dado a este proceso los new
rocientificos, pero nosotros en el teatro lo hemos entendido
siempre como mimesis y empatia: aprendemos y absorbemos
especularmente el mundo. Participo no en los hechos sino en
lacarga afectiva que Matta trasmite de estos. Mi presenciar no
me ofrece una sensacién de control ni la posibilidad de enten-
der. El camina, se sienta, cuenta. Al llegar al muro conmemo-
rativo, construido veinte afios después de los violentos sucesos
ymarcado con los nombres de los muertos, se derrumba y Ilora.
(Ver Imagen 50). Llora por los que murieron pero también
por los que sobrevivieron. «La tortura», dice, «destruye al ser
humano. Yo no soy la excepcidn. Fui destruido por la tortura.
Este es el climax del recorrido. El pasado y el presente se unen
en este reconocimiento. La tortura tiene efectos en el futuro;
cancela la posibilidad misma de un futuro. El lugar de tortura
es de transicién pero la tortura en sf es trasformativa: con-
vierte a la sociedad en un lugar aterrador y a las personas en
zombis (Godoy-Anativia, 1997).
Cuando Matta se retira del muro conmemorativo su tono
vuelve a cambiar. Ha abandonado el espacio de la muerte.
Ahora es més personal ¢ informal en su interaccién con noso-
ttos. Hablamos sobre cémo otros sobrevivientes han lidiado
con su trauma y acerca de las similitudes y diferencias que hay
entre este y otros centros de tortura y detencién. El dice que
Necesita regresar porque eso para él constituye volver a visitar a
‘us amigos, a sus compafieros que murieron 0 desaparecieron
roo Ademis, cada vez que viene a Villa etd eT
We habrtg teresadas en el tema, siente que a oe 7
dl despareide nc ane ae z ot an ve represa
£8 spotad lo hubiera sido él: no olvidar. lesputs 8
lo por el esfuerzo mental y la tension emociona.[214]
y la forma que tiene de recuperarse es preparar un jatrg d
un litro de jugo de frutas, beberlo e irse a la cama q donna
hasta la mafana siguiente. Seguimos caminando; pasamos t
réplica de la torre de agua, donde los prisioneros mas impor
tantes eran aislados; pasamos la «sala de la memoria», uno de
os edificios originales que quedaron y cuyos interiores
mo salas de fotografia y serigrafia. En el estanque,
también original, Matta narra una de las mds escalofriantes
historias que le conté uno de los colaboradores. En el Arbol
de la Memoria toca los nombres de los muertos que cuelgan
de las ramas, como hojas. (Ver Imagen 52). Distintas obras de
onmemorativas nos recuerdan que el olvido est leno de
Y desde luego, el siempre optimista «Nunca més»,
vierte la fuente; a todas luces, el matiz cristia-
los poc
servian co
arte c
memoria.
Matta apenas ad
no de redencién fue idea del gobierno.
Después de abandonar el sitio, invitamos a Matta a almorzar
a un restaurante cercano que él nos recomienda. Nos cuenta
sobre su arresto en 1975 por ser estudiante activista, su épo-
ca como prisionero politico en Villa Grimaldi, su exilio a los
Estados Unidos en 1976 y su trabajo como detective privado
en San Francisco, hasta su regreso a Chile en 1991. Utilizé sus
destrezas como investigador para recopilar toda la informacién
posible sobre lo que sucedié en Villa Grimaldi, identificar a los
prisioneros que pasaron por ahi y dar con los nombres de los
torturadores que fueron asignados al lugar. Un dia, dice, esta-
ba almorzando en este mismo restaurante después de una visita
guiada cuando un extorturador entré y se sent6 en la mesa deal
lado con su familia. Lo estaban pasando muy bien. Los hombres
se miraron el uno al otro; Matta se levanté y se marché.
de aes Soledad me conté que Matra siempre hace la “
mismos hechoe m: se para en el mismo punto, recuenta '0
y llora en el muro conmemorativo. A alguns[215]
comentaristas esto les parece extrafio, como si la rutina volyie-
va sospechoso el sentimiento. :Son reales las lagrimas? @Una
otra vez? (Hay algo falso en el performance? ;Es Matta un
sobreviviente profesional del trauma? ;Soy yo su testigo? Su
publico? gUna voyerista del turismo del trauma? ;Qué clase
de escenario es este? 2Es el trauma, al igual que el performan-
ce, conocido por la naturaleza de sus repeticiones, «nunca por
primera vez»? Para mi lo interesante es la forma en que el per-
formance del trauma de Matta es en si parte de un proyecto
rememorativo y testimonial mucho més grande, uno que él
imagina que lo excedera y sobrevivird por completo.
Yo dirfa que el Parque por la Paz es un lugar muy performa-
do. La historia tan violentamente refutada de practicas espacia-
les sigue regresando a perturbar el presente. Como testimonio,
Villa Grimaldi demuestra el papel predominante del lugar en
la memoria individual y colectiva. Lo que le suceda a ese espacio
equivale a lo que les sucede a los chilenos al entender la dicta-
dura: ;serd que la gente reprime, recuerda, trasciende u olvida?
[Los mandatos opuestos sobre el futuro del espacio reflejan las
opiniones mayoritarias del publico: demolerlo para sepultar lo
ocurrido, construir un parque conmemorativo para que la gen-
te se entere de lo que sucedis alli, trascender la violencia reali-
zando eventos culturales en el pabellén, olvidar este desolado
lugar y su lamentable pasado, En ningiin momento se habla de
justicia ni de reparacién:
Matta, desde luego, ha tenido una importancia funda-
mental en la construccién de la evidencia. El ha investigado
¥ ayudado a recopilar informacién sobre lo que sucedié en
Villa Grimaldi y se ha esforzado para que el lugar sea conser-
vado como un sitio conmemorativo. Ayudé en la construc-
“én de la maqu ibid y publicé el folleco. Participé
ademds de queta y a 10 y publico el fo! eto. i Ip’
manera activa en la creacién de las sefiales visiblesImagen 53. Mapas superpuestos del
ay el Parque por la Paz
cuartel Terranov:
Foto: Diana Taylor[217]
ye designan este sitio como un «lugar oscu
ha preparado para las visitas en las que él n
dedicdndose a los aspectos archivistico e his
servacion. Su libro describe cada movimiento y las crudas
imagenes en los margenes permiten ver cada Practica: «Aqui
empezd la tortura...» Dada la naturaleza de los medios im-
presos, el libro narra la historia siempre de la misma forma.
Describe el recorrido y el ntimero de paradas, «Aqui la gente
era torturada con electricidad...» Los ntimeros del libro,
To». Incluso lo
10 esta. Presente,
tdrico de la pre-
al
igual que en una visita guiada, corresponden a los del mapa.
En realidad, sin embargo, se trata de un mapa doble: en una
capa aparece el campo de tortura, mientras que en la otra, se-
mitrasparente, se delinea el Parque de la Paz, con el pabellén,
la fuente y los sitios de interés numerados: «almacenamien-
to de los articulos confiscados» y «sitios de ejecucién». (Ver
Imagen 53). Una linea de puntos rojos traza el recorrido exac-
tamente como Matta lo realiza. Todo esto es el trauma plas-
mado en el archivo, imaginado por Matta para perdurar en el
tiempo y trasmitir sentido a aquellos que vengan a visitar el
lugar cuando él ya no esté. No es exagerado decir que lo que
se sabrd en el futuro sobre este lugar solo estar disponible
en los archivos: la visita comentada, las réplicas, el muro de
los recuerdos, las obras de arte. Al igual que mis fotos, estos
objetos de archivo podrian también provocar unas reacciones
afectivas en algunos de los visitantes. Pero es dificil imaginar
ue conmoverdn a alguien que no haya estado involucrado en
bs hechos, que nunca haya estado en el sitio o que no tenga
telacion alguna con lo que sucedié aqui. El detonante debe
Provenir de alguna forma del espectador.| El trauma vive en
4 Cuerpo, no en un archivo. ;
| cbse, estar en el lugar con Matta es una experiencia
inte y nica para mi, aunque para él sea una performance[218]
que se repite. Incluso este caracter repetitivo es importan,
gresa de nuevo para volver a narrar los eventos que su
alli, ensefiar, recordar a quienes murieron y tal vez manifest
el dolor relacionado con el lugar. Aunque estos actos din
sos son de otro tipo, seran todos utiles para €xteriorizar le
trauma, sacarlo, sefialarlo y exigir reconocimiento, E] trauma
hace menos clara la diferencia entre adentro y afuera, Pasado y
presente, personal y colectivo. El «nunca por primera vez» del
performance refleja y representa el «nunca por primera vez»
del trauma (Taylor, 2006: 1674-1677). Hablamos de trauma
solo cuando el hecho no puede ser procesado y produce las
secuelas caracteristicas. El trauma, al igual que el performance,
sucede siempre en el presente. Aqui y ahora.
te. Ele.
Cedicton
Como sabemos, la memoria esté ligada a un lugar, razén
por la cual este no solo tiene que existir sino ser marcado. Para
cualquier gufa, la rutina cumple una funcién mneménica: las
personas pueden recordar ciertos hechos al relacionarlos con
un sitio”. Pero para un sobreviviente que regresa a donde fue
torturado, el recorrido es un camino de memorias: mediante
el acto de caminar, el cuerpo recuerda. El recuerdo siempre
conlleva una reescenificacién, incluso en nuestra imaginacién)
También el libro de Matta est estructurado como un re-
corrido. Algunos neurdlogos sugieren que estos caminos
estan fijados en el cerebro tanto sicoldgica como fisicamente
en un circuito de neuronas que forman un patrén especifico.
Una situacién determinada puede provocar ciertas conductas
de forma automatica a menos que se impongan otros trazados
de la memoria para reemplazarlas.yTal vez un cambio en la
rutina de Matta podria cambiar Ta carga afectiva e incluso
el trauma. Pero la rutina también protege contra la carg?
Ver Thomas A. Abercrombie (1998).kis]
afectiva inesperada; a menudo los sobrevivient
cordar ciertos aspectos de sus tormentos y a Pueden te
fsiolégicamente, hay lugares que nadie se atreye - Literal y
Para Matta, tanto en su calidad de victima come da,
el trauma es una performance de larga duracién, Su testo,
cia no dura dos horas; ha durado afios, desde el fee ee
que fue desaparecido por los militares, Sus teiterados actos de
llevar a la gente por los caminos de Villa Grimaldi caracterizan
el trauma y las acciones Provocadas por este Para canalizarlo y
aliviarlo. Al igual que para las Madres de la Plaza de Mayo, el
recorrido ritualizado oftece a la vez consuelo personal y vengan-
za{La memoria es una herramienta y un proyecto politico; un
homenaje a los muertos y un recordatorio para aquellos que es-
cucharan que los victimarios cometieron asesinatos y salieron
impunes. Su recorrido, al igual que la marcha de las Madres,
es ejemplo de algo que se ha vuelto espectdculo: una sociedad
en la que los sistemas judiciales dificilmente pueden llevar a
los criminales ante la justicia; y ejemplo de algo que ha sido in-
visibilizado: los sistemas econémicos rapaces que desaparecen
poblaciones enteras. Sin embargo, el recorrido, al igual que la
marcha, también hace visibles los senderos de la memoria que
Conservan otra topografia del lugar y la practica, no del terror
sino de la resistencia, la voluntad no solo de vivir sino de man-
tener vivo el recuerdo. : ibli-
éQué quiere el performance de Matta de mi como p el
CO 0 como testigo? ;Qué estd diciendo sobre ser testigo ae
hecho de estar en el lugar? El necesita a otros —a ml, ,
Caso did alli para cumpir 28
que reconozcan lo que suce inert
Son la necesidad de un testigo. «Ser testigo de» de!
. cto de
ac Faery ediante el a
to como a la persona que lo realiza: es ™[220]
ser testigo que uno se vuelve testigo"’. La identidad depende
de la accién. Somos a la vez sujeto y producto de nuestros actos,
Matta es testigo para aquellos que no vivieron para contarlo;
es su propio testigo al narrar su terrible experiencia; es testigo
en el sentido juridico, habiendo presentado cargos contra la
dictadura de Pinochet. También es el objeto de mi acto de
atestiguar, al necesitar que yo reconozca lo que él y otros pa-
decieron en Villa Grimaldi. La transitoriedad de «ser testigos»
nos une. Esa es una de las razones por las que quiere evaluar la
naturaleza de su publico.
Est claro que la tortura destruye la posibilidad de ser testi-
go: rompe los vinculos personales y sociales y acaba con cual-
quier sentido de comunidad y responsabilidad. La tortura aisla
y paraliza tanto a las victimas como a los presentes, que se
sienten tentados a mirar hacia otro lado. Anteriormente lo he
descrito como «percepticidio». Por eso siguen torturando, aun-
que saben muy bien que la informacién que extraen no tiene
utilidad. La inaccién es precisamente lo que buscan. Mi labor,
como la entiendo, es conservar frescos esos senderos de la me-
moria y hacer algo al respecto: reconocer la violencia generada
por nuestros gobiernos, escribir sobre el lugar, donar dinero 0
traer a otras personas. El activismo provocado por el trauma,
tanto como el trauma mismo, no puede ser simplemente cono-
cido o contado; necesita ser repetido y exteriorizado mediante
la practica corporal.
Entiendo mejor lo que Matta esta haciendo aqui que lo que
yo estoy haciendo. Pienso en el aura del lugar y me preocupan
el voyerismo y el turismo morboso. ;Es Matta mi teleobjetivo,
quien me acerca lo maximo posible a la violencia mds atroz?
Nota de traduccién: Este pasaje tiene un sentido mas inmediato en in-
glés, idioma donde la palabra witness es tanto verbo como sustantivo:
to witness, «presenciar; a witness, «un testigo».[221]
Sies asi, ¢con qué fin? la forma en que lo personal, lo interper-
sonal 10 social y lo politico se congregan en esta idea también
viene multiples capas. Al caminar por Villa Grimaldi con mi
s descomunales problemas existentes de violaciones a
guias lo :
hos humanos y crimenes contra la humanidad, dema-
Jos derec!
siado grande
diata y person!
forma de lidiar con actos violentos que rompan los limites de
nuestro entendimiento. Todos vivimos muy cerca de actos
de violencia criminal y, aunque algunos los han sentido mas
personalmente que otros, estos nunca son unicamente per-
sonales. Si nos concentramos solamente en el trauma indi-
vidual nos arriesgamos a perder de vista el aspecto politico.
Juntos y de pie alli, regresando a la vida los edificios y las ru-
tinas que en ellos se practicaban, \gomos testigos no solo de
pérdidas terribles, sino de un sistema de relaciones de poder,
jerarquias y valores que no solo ha permitido sino exigido la
destruccién de otros.)
Las preguntas que surgen de estos oscuros sitios van mas
alli de las cercas que los rodean. La pequefia maqueta junto
ala entrada es a Villa Grimaldi lo que Villa Grimaldi es a
Chile y lo que Chile es al resto de América: una interpreta-
cién en miniatura de un proyecto mucho més grande. Bajo
la dictadura de Pinochet hubo 800 centros de tortura en el
pais, Si tantos lugares publicos como villas, gimnasios, tiendas
Por departamentos y escuelas fueron utilizados para ejercer la
Violencia criminal, ;cémo sabemos que toda la ciudad no fun-
ee como un centro de tortura clandestino? La cantidad
. Violaciones cometidas es impresionante. La ubicuidad de
iui se desborda y contamina la vida social. Eh recorti-
mene aa Villa Grimaldi nos da una experiencia intensa-
lensada al interior de los muros de los barracones.
sy vagos en cierto nivel, toman una forma inme-
ificada. En nuestra vida cotidiana, no tenemos[222]
ampo, sabemos que la violencia solo
Pero aqui, dentro del ¢: ;
que la rodea, recordandonos en rea-
parece estar aislada de lo : -
isemi manera tan incontrolable
lidad que se ha diseminado de Gu
ningtin muro puede contenerla y ningtin guia puede explicarla,
Podemos tomar control de un lugar y poner una cerca a su
alrededor, pero la ciudad, el pais, el cono sur y el hemisferio
han sido interc
desde luego; y no solo por el respaldo dado por los EE. UU. a
los regimenes de tortura y sus recientes experimentaciones en
Guantdnamo y el medio oriente. zAcaso es escalofriante este
lugar oscuro porque nos acerca tanto fisicamente a la atrocidad
visibilizada y externalizada en un pequeno sitio? gO porque al
participar interiorizamos la violencia? ;Y cémo podemos dejar
de participar cuando sabemos que la omnipresente practica de
la tortura nos sittia a todos constantemente tan cerca de la po-
litica criminal? A medida que sigo a Matta, adentrandome con
él por los senderos, entiendo su experiencia porque la verdad es
que siempre he sabido en parte lo que sucedié aqui/alli y acep-
to que este, al igual que muchos otros sitios similares, es mi
responsabilidad Constantemente se me advierte que me man-
sean «diga algo» si «veo algo». Aunque eludi mi
responsabilidad cuando conoci a Matta (el gobierno mexicano
no tuvo nada que ver con el golpe de estado en Chile), hay otra
onectados por Ia violencia; mas alla también,
capa. Después de muchos afios de negarme a ver la realidad
de las cosas, me doy cuenta de que el gobierno mexicano del
presidente Luis Echeverria desaparecié a miles de jévenes, casi
de la misma edad que yo por ese entonces. Ahora que vivo y
trabajo en los Estados Unidos, sé que el dinero de mis impues-
tos ayuda a pagar por lo que sucede en Guantanamo. Para mi,
la carga emotiva de la visita surge de la friccién entre el lugar
y la prdctica: inseparables, aunque a veces repudiados. EI reco-
rrido ha restaurado algo que pone a muchos de mis mundos[223]
en contacto directo. Las multiples capas € historias del es aci
me invitan a reconocer los niveles de prdacticas olitican y a
porales que han creado estos lugares, las historias que yo les
aporto, los divisores endebles y trashicidos que los diferencian
Jos sentimientos que se desencadenan cuando caminamos
por ellos a nuestra manera. Vivo el recorrido como un per-
formance y como un trauma y sé que nunca es por primera ni
Ultima vez.
Matta, el folleto nos dice, «siente un gran deseo de trasfor-
mar la historia en recuerdo». E! da vida al pasado mediante el
performance de su recorrido. El trauma, sin embargo, mantie-
ne el pasado vivo también dentro de él; y el futuro no es una
opcién mientras Terranova lo mantenga atado a ese lugar. El
«futuro», de hecho, puede ser un proyecto muy distinto. En el
mejor de los casos, significaria convertir su memoria en historia,
el recorrido testimonial en evidencia de archivo, su admoni-
cién personal en acusacién vinculante contra los autores y a los
visitantes en testigos, activistas de derechos humanos y votan-
tes. Alguna otra persona, tal vez alguien que nunca haya sido
torturado, podria guiar el recorrido, con o sin la guia escrita
de Matta. Pero ese futuro tendria que ser consecuencia de un
pasado en el que el trauma haya sido trascendido o resuelto.
Ese futuro no esta de forma alguna a la vista, a pesar de que
las flechas sefialan hacia la fuente que simboliza «la vida y la
¢speranza», El recorrido no nos ofrece el final del trauma ni del
Performance, Seguimos a Matta mirando hacia abajo, mien-
tras él gestiona este espacio transicional entre la remembra
yel Proyecto futuro,
nzaVII
Trauma: un performance de larga duracién
LIBROS
ABERCROMBIE, T. A. 1998. Pathways of Memory and Power:
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Madison: University of Wisconsin Press.
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200179), pp. 123-139.[248]
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OTRAS FUENTES
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no publicado.