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ACCIONES DE MEMORIA: PERFORMANCE, HISTORIA Y TRAUMA Diana TayLor Fonpo EprroriaL DE LA ASAMBLEA Nacionat DE RECTORES Contenido 1. Performance: introduccién II. Escenas de cognicién III. Performance e historia IV. Yuyachkani: trauma y memoria en escena V. «sted est4 aqui»: el ADN del performance VI. Testigos de las ruinas: Mapa Teatro VIL. Trauma: un performance de larga duracién Bibliografia 21 61 111 145 185 199 225 VII Trauma: un performance de larga duracién Pedro Matta, de contextura alta y fuerte, caminé hacia no- sotros cuando Ilegamos a la sencilla entrada lateral de Villa Grimaldi, un antiguo campo de tortura y exterminio ubi- cado en las afueras de Santiago de Chile. El es un sobrevi- viente que una 0 dos veces al mes realiza una visita guiada ara las personas que quieren saber sobre el lugar. Pedro saluda a Soledad Falabella y a Alejandro Gruman, un par de colegas mios en Chile a quienes se les ocurrié que, debido a mi trabajo con grupos de derechos humanos en Argentina, me interesaria conocerlo®”. Matta me saluda y me entrega la versién en in- glés de un libro que escribié: A Walk Through a 20° Century Torture Center: Villa Grimaldi, A Visitor's Guide, que en espa- fiol seria: «Recorrido por un centro de tortura del s. xx: Villa Grimaldi, guia para visitantes». Le digo que soy mexicana y hablo espafiol. «Ah», dice él, escudrifidndome con los ojos entrecerrados, «Taylor. Yo pensé...» Los cuatro caminamos hacia los barracones. Pregunto si puedo tomar fotografias y registrar la visita y él dice «claro. Sostengo el folleto y mi camara, Alejandro sostiene mi grabadora digital. He venido Preparada para mi «visita». os La investioaci, te en pubacién que surgié de este proyecto fue publicada en pat- Argenti ‘appearing Acts; Spectacles of Gender and Nationalism in tina's Dirty War’ (1997). [200] El lugar es bastante grande, Parece un lugar en », en obra; hay algunos viejos escombros ¢ indicios de construcciones. Es un espacio en transicién, en parte todavia en el pasado y en parte ya en el futuro. Por diversas tazones es muy dificil hacerse una idea de dénde estamos, Un fie en la entrada, «Parque por la Paz Villa Grimaldi», informa a los visitantes que, entre 1973 y 1979, 4500 personas fueron torturadas aqui y 226 fueron desaparecidas y asesinadas, (Ver Imagen 43). Tomo una fotografia del cartel que nos recuerda que este lugar es a la vez un campo de tortura, un monumento y un parque por la paz. Al igual que muchos otros monumen- tos, nos recuerda que esta trdgica historia nos pertenece a todos y nos pide comportarnos con respeto, con el fin de que este se conserve y siga ensefiando. La primera leccién, obviamente, es que este lugar es «nuestra» responsabilidad en varios sentidos, «Por aqui, por favor». Matta, un hombre formal, nos lleva hasta una pequefia maqueta del campo de tortura para ayudar- nos a visualizar el arreglo arquitecténico de un lugar que ya no existe, el Cuartel Terranova. La maqueta yace como un atatid bajo un gran toldo plastico. (Ver Imagen 44), Como en tantos otros lugares de importancia histérica, el modelo oftece una vis- ta panordmica del lugar. La diferencia es que lo que vemos en la maqueta ya no esté ahi. El espacio de muerte que visitamos es uno que no podemos ver y que nunca Ilegaremos a cono- cer realmente, salvo a través de mediaciones diversas. Aunque estemos presentes, no viviremos la experiencia «en carne propia». Entonces, podemos preguntarnos, ;cul es el objetivo de la visita? éQué experiencia podemos tener al estar fisicamente en un campo de muerte una vez que sus indicadores han desaparecido? ;Acaso el espacio en sf trasmite los hechos? Muy pocos elementos, apatte del cartel de la entrada, explican el contexto. Es posible que mis fias ilustren lo que este lugar ¢s, pero no lo que fue Uinas 9 Nuevas [201] estamos aqui en persona con Matta, quien nos lleva a Aun asi, : hacer el recorrido. Poder hablar espafiol causa una pequefia dife- rencia en él, Pa yory aclara la garganta a menudo. Los barracones, que originalmente eran una hermosa vi- rece relajarse un poco, aunque fuerza un poco la Ila del s. XIX utilizada por la alta sociedad para celebrar sus fiestas y pasar sus fines de semana, fue tomada por la DINA (Direcci6n de Inteligencia Nacional), la policia politica de ‘Augusto Pinochet, para que los militares interrogaran alli alos detenidos luego de las enormes redadas que reali- zaban. Fueron tantos los capturados que muchos lugares civiles comunes y corrientes fueron trasformados en centros de detencién provisionales. Villa Grimaldi fue uno de los més infames. A finales de la década de los ochenta, uno de los generales la vendié a una compafifa constructora para que fuera demolida y reemplazada con un proyecto de vivienda. Ni los sobrevivientes ni los activistas de derechos humanos pudieron detener la demolicién, pero después de una acalo- rada controversia lograron asegurar el espacio como lugar de memoria y parque por la paz en 1995”°. Matta, entre otros; ha dedicado gran cantidad de tiempo, dinero y energia para asegurarse de que el espacio siga siendo un recordatorio per- manente de lo que el gobierno de Pinochet le hizo a su pue- blo. Tres épocas con tres historias coinciden en este espacio que incluso ahora tiene multiples funciones: conmemorativas, testimoniales, pedagdgicas y de reconciliacién. Pe hast Meade, en «Holding the Junta Accountable: Chile’s “Sitios de (2001), : ane the History of Torture, Disappearance and Death» tortura a ae Villa Grimaldi era el «tinico lugar de “memoria de el Par mérica Latina» cuando fue construido en 1995. Ahora ‘que de la Memoria y la Escuela de Mecdnica de la Armada en uenos Aj eal °s Aires también funcionan como lugares de memoria (123-139). Imagen 43. Letrero en la entrada de Parque por la Paz Villa Grimaldi Foto: Diana Taylor Imagen 44. Miniatura de Parque por la Paz Villa Grimaldi Foto: Diana Taylor arque por la Paz Villa Grimaldi Taylor Imagen 46, Dibujo de un sobreviviente [204] El campo de exterminio en miniatura nos ubica ¢, ‘0 pectadores. (Ver Imagen 45). Estamos sobre él, plies es. estructura organizativa. La entrada principal, arriba a 7 0 su izquierda, permitia el paso de los vehiculos que Tee re cautivos encapuchados hasta el edificio principal. Las a de Matta y nuestra imaginacién pueblan joi fi sefiala la diminuta réplica del gran edificio principal que hal como Cuartel General de la pina en el Gran Santiago, A i se planificaban las operaciones de detencién de alin guardaban los archivos, funcionaba la estructura militar i evaluaba los resultados de los interrogatorios bajo tortura, ope- raba una central de radio de onda corta capaz de comunicarse con toda América del Sur y estaban localizadas las oficinas del comandante del centro de tortura y su equipo de ayudantes, Habja ademas un comedor para oficiales y otro para agentes de la pina. Luego estan los pequefios edificios, ubicados a lo largo del perimetro a la izquierda, donde les vendaban los ojos a los prisioneros y los separaban, los hombres aqui, las mujeres allé. Hay una hilera de dibujos en miniatura hechos por los sobrevivientes: prisioneros encapuchados empujados por guat- dias armados hacia sus treinta segundos en las letrinas; un co- rredor de pequeiias celdas cerradas con candado y custodiadas por hombres también armados; un primer plano de una de las celdas lena de media docena de hombres encadenados, enci- puchados y apretujados; y una cAmara de tortura con apenas una litera desnuda y una silla, ambas con correas para pies Y gen 46). Los mos exacta- mas estruc- sacion de la image? En cierto manos, y una mesa con instrumentos. (Ver Ima objetos aluden a conductas determinadas. Sabe! mente lo que pasé alli/aqui. Matta sefiala las de turas de la maqueta. Es claro que esta le da una sen! control; ya no tiene necesidad de revivir totalmente |: para describirla sino puede exteriorizarla y mostrarla. [205] sentido Ja violencia puede ser archivada y materializada en la quel maqueta que sirve como evidencia. El es explicito al hablar de la violencia y muy claro al condenar el Papel de la caenla crisis chilena. Me mira con lo que me parece indigna- cign hasta que Se acuerda iqueryone Pertenezco a ese publico; soy parte del puiblico, pero no de ese ptiblico. ‘Al mirar la maqueta, veo que estamos parados donde es- taba el edificio principal, usurpando el lugar de los militares. (Observar nos ofrece la extrafia fantasfa de ver o entender el sistema criminal desde una posicién exterior y elevada. Se nos permite identificar el problema sin identificarnos con él\Esto sucedid en ese lugar, en aquel entonces, a esos, perpetrado por aquellos... En este momento, nuestro encuentro gira en torno ala representacién y la explicacién de los hechos. La maque- ta, hecha por los sobrevivientes, representa la evidencia. Esta \mitacién» ofrece a los demas una visién de la «verdad» de Terranova. Tomo fotografias, preguntandome si el tenue poder dela foto como evidencia puede enfatizar el poder de recla- mo que exige la maqueta. Sabemos lo que sucedié en Villa Grimaldi, claro, pero gacaso hay algo que Matta —o yo, con mi cémara— podamos hacer para volver visible la violencia criminal? La «otra» violencia, las politicas econémicas que han justificado y posibilitado el desmembramiento de cuerpos, si- gue estando a salvo, lejos de la mirada.; Miramos y analizamos el «lugar en si», vaciado aunque no “acto, vacio de algo palpable por su ausencia. Los restos de enna originales, las réplicas de las celdas de 5 Gina y la torre, todos desperdigados por los barraco- Patece tee demolido, Matta informa y sefiala, pero no tbe. Ln na conexién personal ni emocional con lo que te objetos han sido reconstruidos y puestos para Calg "la narracién: id i i algunos : esto sucedié aqui. Imagino a aig} [206] visitantes tratando de apretujarse entre las diminutas celd, verticales. Incluso puede que le pidan a alguien que Cierre L puerta. zAcaso simular lo ocurrido permite que las Personas sientan o vivan el terror en este lugar con mayor intensidad que solo recorriéndolo? Posiblemente. Al inducir diversos es- tados mentales, los ritos con aislamiento sensorial Preparan a los miembros de la comunidad para las transiciones dificiles o sagradas, La idea basica —que las personas aprenden, experi- mentan y asumen las conductas futuras y pasadas ejecutandolas fisicamente, probandoselas como prendas, recorriéndolas de principio a fin y exteriorizandolas— es la teoria subyacente del ritual, mds antigua que la teorfa de la mimesis de Aristételes y tan nueva como las teorias de las «neuronas espejo» que ex- ploran cémo la empatia y la comprensién de lo relacional e intersubjetivo son vitales para la supervivencia humana? Pero para mi estas celdas reconstruidas tienen un aire de parque de diversiones y me mantengo alejada. Mientras seguimos a Matta de un lugar a otro, es.claro que esta escenografia no me ayuda a relacionarme con lo que pasé. Por el contrario, entre menos veo mejor logro imaginar lo que sucedié aqui. Mi imaginacién, mi propia zona de escenificacién, interioriza la violencia y Ilena los vacios existentes entre el hablar llano de Matta y las cosas aterradoras que narra.) Matta nos gufa hacia la entrada original, una gigantesca puer- ta de hierro que ahora est4 permanentemente cerrada, como dejando fuera la posibilidad de més violencia. (Ver Imagenes 47.A y 47.B). Desde esta posicién estratégica, es claro que ha sido agregada otra capa al espacio. Una capa de azulejos de- corativos, trozos de la cerémica original encontrada en el lugat forma una inmensa flecha sobre el suelo que apunta en direccion °! Véase Vittorio Gallese (2001). Imdgenes 47A y 47.B. Entrada original del centro de detencién Villa Grimaldi Foto; Soledad Falabella [208] contraria a la entrada, hacia la nueva «fuente por la bolo de vida y esperanza», seguin el folleto de Mats), (sim. un gran pabellén para performances, La arquite ctuta , hacia en la rehabilitacién del lugar. El disefio en forma de ai lleva de un pasado criminal a un futuro de tedencién, Den por el momento, para Matta, este no es un parque por la par, Esta no es la hora de la reconciliacién. Su traumética historia al igual que su pasado, aplasta cualquier posibilidad de Faturo El contintia su recorrido por el campo de tortura”, Matta habla de manera impersonal, en tercera persona, acer- ca del papel de la tortura en Chile. Medio millén de personas torturadas y cinco mil asesinadas en una poblacién de ocho millones. Yo hago los cdlculos: hubo muchas mds torturas y menos asesinatos en Chile que en Argentina. Uno en dieciséis, Habla del desarrollo de la tortura como una herramienta del estado desde su primera fase experimental hasta la practica pro- nochet eligié bada y altamente precisa en que se convirti6. quebrar a sus enemigos en lugar de eliminarlos; la poblacién de «fantasmas» o personas destruidas por la tortura y devueltas a la sociedad seria una advertencia para los demas} El tono de Matta es controlado y reservado. Est dando informacién his- t6rica, no un testimonio personal. Describe el funcionamiento diario del campo y la forma en que se trasformé el lenguaje: las palabras «crimenes», «desaparecidos» y «dictadura» eran reem- plazadas por «excesos», «presuntos» y «gobierno military. A medida que caminamos, él describe lo que sucedfa en cada lugar y me doy cuenta de que mantiene la mirada en el sue- lo, un habito que adquirié tratando de atisbar por debajo de la venda que lo forzaban a usar. (Ver Imagen 48). De forma Para ver un excelente andlisis del recorrrido de Pedro Matta y Villa Grimaldi, consulte Michael J. Lazzara (2006). {209] itil, empieza a reescenificar gradual ys a medida que vuelve a contar. Sintiéndome obligada a registrar ef Momento, tomo una forografia, como si pudiera captar su ingreso al espacio os- euro donde estamos parados pero que no podemos ver. Matta (2000) se adentra mds en el campo de la muerte y sefala un lugar vactor «Casi siempre inconcientes, las victimas eran Sa- las de la parrilla (un catre metélico) y, si eran hombres, los arrastraban hasta aqui» (13). Tal vez el lente pueda captar lo que yo no logro captar. Al mirar hacia abajo, veo los fragmen- tos de azulejos de colores, las piedras que ahora marcan los lugares donde una vez hubo construcciones y los senderos por donde las victimas eran empujadas hacia las cAmaras de tortu- ra. Siguiendo a Matta, nosotros también mantenemos la mi- rada en el suelo para saber por dénde vamos. «Sala de tortura», +Celdas para mujeres detenidas», (Ver Imagen 49). Sigo sus movimientos pero también su voz, que me atrae. Poco a poco, hay un cambio en los pronombres que utiliza: ellos /os torturaban se trasforma en ellos nos torturaban. Nos lleva mds cerca. Su performance anima el espacio y lo man- tiene vivo. Su cuerpo me conecta con lo que Pinochet queria cesaparecer, no solo el Jugar sino el trauma. La presencia de Matta representa el reclamo, lo personifica, le da cuerpo. El ha sobrevivido para contar. Estar en el lugar con él nos trasmite ¥aa sensacién muy distinta de los crimenes que simplemente observar la maqueta. Caminar por Villa Grimaldi con Matta os hace revivir el pasado. Ahora. Aqui. Y en muchas par- ‘es del mundo en este preciso momento. No puedo pensar en a cosa, clavada a este lugar que de repente se ha reactivado Te Practica, Me doy cuenta de que yo también formo par- hin, is oe no necesito encerrarme en la celda para i “Lo he acompanado a él aqui. Mis ojos, como los det Matra tes ? mimética Miran directo hacia abajo, de mane! Imagen 48. Sendero en Villa Gri Foto: Diana Taylor Imagen 49, «Celdas para mujeres detenidas” Foto: Diana Taylor 2 50, Muro conmemorativo Foto: Diana Taylor Imagen\51, Fotografias de los desaparecidos Foto: Diana Taylor Imagen Arbol de la Memoria Foto; Diana Taylor [213] mas que reflexiva. [En realidad no veo, presencio. «Cognicién corporal» es el nombre que han dado a este proceso los new rocientificos, pero nosotros en el teatro lo hemos entendido siempre como mimesis y empatia: aprendemos y absorbemos especularmente el mundo. Participo no en los hechos sino en lacarga afectiva que Matta trasmite de estos. Mi presenciar no me ofrece una sensacién de control ni la posibilidad de enten- der. El camina, se sienta, cuenta. Al llegar al muro conmemo- rativo, construido veinte afios después de los violentos sucesos ymarcado con los nombres de los muertos, se derrumba y Ilora. (Ver Imagen 50). Llora por los que murieron pero también por los que sobrevivieron. «La tortura», dice, «destruye al ser humano. Yo no soy la excepcidn. Fui destruido por la tortura. Este es el climax del recorrido. El pasado y el presente se unen en este reconocimiento. La tortura tiene efectos en el futuro; cancela la posibilidad misma de un futuro. El lugar de tortura es de transicién pero la tortura en sf es trasformativa: con- vierte a la sociedad en un lugar aterrador y a las personas en zombis (Godoy-Anativia, 1997). Cuando Matta se retira del muro conmemorativo su tono vuelve a cambiar. Ha abandonado el espacio de la muerte. Ahora es més personal ¢ informal en su interaccién con noso- ttos. Hablamos sobre cémo otros sobrevivientes han lidiado con su trauma y acerca de las similitudes y diferencias que hay entre este y otros centros de tortura y detencién. El dice que Necesita regresar porque eso para él constituye volver a visitar a ‘us amigos, a sus compafieros que murieron 0 desaparecieron roo Ademis, cada vez que viene a Villa etd eT We habrtg teresadas en el tema, siente que a oe 7 dl despareide nc ane ae z ot an ve represa £8 spotad lo hubiera sido él: no olvidar. lesputs 8 lo por el esfuerzo mental y la tension emociona. [214] y la forma que tiene de recuperarse es preparar un jatrg d un litro de jugo de frutas, beberlo e irse a la cama q donna hasta la mafana siguiente. Seguimos caminando; pasamos t réplica de la torre de agua, donde los prisioneros mas impor tantes eran aislados; pasamos la «sala de la memoria», uno de os edificios originales que quedaron y cuyos interiores mo salas de fotografia y serigrafia. En el estanque, también original, Matta narra una de las mds escalofriantes historias que le conté uno de los colaboradores. En el Arbol de la Memoria toca los nombres de los muertos que cuelgan de las ramas, como hojas. (Ver Imagen 52). Distintas obras de onmemorativas nos recuerdan que el olvido est leno de Y desde luego, el siempre optimista «Nunca més», vierte la fuente; a todas luces, el matiz cristia- los poc servian co arte c memoria. Matta apenas ad no de redencién fue idea del gobierno. Después de abandonar el sitio, invitamos a Matta a almorzar a un restaurante cercano que él nos recomienda. Nos cuenta sobre su arresto en 1975 por ser estudiante activista, su épo- ca como prisionero politico en Villa Grimaldi, su exilio a los Estados Unidos en 1976 y su trabajo como detective privado en San Francisco, hasta su regreso a Chile en 1991. Utilizé sus destrezas como investigador para recopilar toda la informacién posible sobre lo que sucedié en Villa Grimaldi, identificar a los prisioneros que pasaron por ahi y dar con los nombres de los torturadores que fueron asignados al lugar. Un dia, dice, esta- ba almorzando en este mismo restaurante después de una visita guiada cuando un extorturador entré y se sent6 en la mesa deal lado con su familia. Lo estaban pasando muy bien. Los hombres se miraron el uno al otro; Matta se levanté y se marché. de aes Soledad me conté que Matra siempre hace la “ mismos hechoe m: se para en el mismo punto, recuenta '0 y llora en el muro conmemorativo. A alguns [215] comentaristas esto les parece extrafio, como si la rutina volyie- va sospechoso el sentimiento. :Son reales las lagrimas? @Una otra vez? (Hay algo falso en el performance? ;Es Matta un sobreviviente profesional del trauma? ;Soy yo su testigo? Su publico? gUna voyerista del turismo del trauma? ;Qué clase de escenario es este? 2Es el trauma, al igual que el performan- ce, conocido por la naturaleza de sus repeticiones, «nunca por primera vez»? Para mi lo interesante es la forma en que el per- formance del trauma de Matta es en si parte de un proyecto rememorativo y testimonial mucho més grande, uno que él imagina que lo excedera y sobrevivird por completo. Yo dirfa que el Parque por la Paz es un lugar muy performa- do. La historia tan violentamente refutada de practicas espacia- les sigue regresando a perturbar el presente. Como testimonio, Villa Grimaldi demuestra el papel predominante del lugar en la memoria individual y colectiva. Lo que le suceda a ese espacio equivale a lo que les sucede a los chilenos al entender la dicta- dura: ;serd que la gente reprime, recuerda, trasciende u olvida? [Los mandatos opuestos sobre el futuro del espacio reflejan las opiniones mayoritarias del publico: demolerlo para sepultar lo ocurrido, construir un parque conmemorativo para que la gen- te se entere de lo que sucedis alli, trascender la violencia reali- zando eventos culturales en el pabellén, olvidar este desolado lugar y su lamentable pasado, En ningiin momento se habla de justicia ni de reparacién: Matta, desde luego, ha tenido una importancia funda- mental en la construccién de la evidencia. El ha investigado ¥ ayudado a recopilar informacién sobre lo que sucedié en Villa Grimaldi y se ha esforzado para que el lugar sea conser- vado como un sitio conmemorativo. Ayudé en la construc- “én de la maqu ibid y publicé el folleco. Participé ademds de queta y a 10 y publico el fo! eto. i Ip’ manera activa en la creacién de las sefiales visibles Imagen 53. Mapas superpuestos del ay el Parque por la Paz cuartel Terranov: Foto: Diana Taylor [217] ye designan este sitio como un «lugar oscu ha preparado para las visitas en las que él n dedicdndose a los aspectos archivistico e his servacion. Su libro describe cada movimiento y las crudas imagenes en los margenes permiten ver cada Practica: «Aqui empezd la tortura...» Dada la naturaleza de los medios im- presos, el libro narra la historia siempre de la misma forma. Describe el recorrido y el ntimero de paradas, «Aqui la gente era torturada con electricidad...» Los ntimeros del libro, To». Incluso lo 10 esta. Presente, tdrico de la pre- al igual que en una visita guiada, corresponden a los del mapa. En realidad, sin embargo, se trata de un mapa doble: en una capa aparece el campo de tortura, mientras que en la otra, se- mitrasparente, se delinea el Parque de la Paz, con el pabellén, la fuente y los sitios de interés numerados: «almacenamien- to de los articulos confiscados» y «sitios de ejecucién». (Ver Imagen 53). Una linea de puntos rojos traza el recorrido exac- tamente como Matta lo realiza. Todo esto es el trauma plas- mado en el archivo, imaginado por Matta para perdurar en el tiempo y trasmitir sentido a aquellos que vengan a visitar el lugar cuando él ya no esté. No es exagerado decir que lo que se sabrd en el futuro sobre este lugar solo estar disponible en los archivos: la visita comentada, las réplicas, el muro de los recuerdos, las obras de arte. Al igual que mis fotos, estos objetos de archivo podrian también provocar unas reacciones afectivas en algunos de los visitantes. Pero es dificil imaginar ue conmoverdn a alguien que no haya estado involucrado en bs hechos, que nunca haya estado en el sitio o que no tenga telacion alguna con lo que sucedié aqui. El detonante debe Provenir de alguna forma del espectador.| El trauma vive en 4 Cuerpo, no en un archivo. ; | cbse, estar en el lugar con Matta es una experiencia inte y nica para mi, aunque para él sea una performance [218] que se repite. Incluso este caracter repetitivo es importan, gresa de nuevo para volver a narrar los eventos que su alli, ensefiar, recordar a quienes murieron y tal vez manifest el dolor relacionado con el lugar. Aunque estos actos din sos son de otro tipo, seran todos utiles para €xteriorizar le trauma, sacarlo, sefialarlo y exigir reconocimiento, E] trauma hace menos clara la diferencia entre adentro y afuera, Pasado y presente, personal y colectivo. El «nunca por primera vez» del performance refleja y representa el «nunca por primera vez» del trauma (Taylor, 2006: 1674-1677). Hablamos de trauma solo cuando el hecho no puede ser procesado y produce las secuelas caracteristicas. El trauma, al igual que el performance, sucede siempre en el presente. Aqui y ahora. te. Ele. Cedicton Como sabemos, la memoria esté ligada a un lugar, razén por la cual este no solo tiene que existir sino ser marcado. Para cualquier gufa, la rutina cumple una funcién mneménica: las personas pueden recordar ciertos hechos al relacionarlos con un sitio”. Pero para un sobreviviente que regresa a donde fue torturado, el recorrido es un camino de memorias: mediante el acto de caminar, el cuerpo recuerda. El recuerdo siempre conlleva una reescenificacién, incluso en nuestra imaginacién) También el libro de Matta est estructurado como un re- corrido. Algunos neurdlogos sugieren que estos caminos estan fijados en el cerebro tanto sicoldgica como fisicamente en un circuito de neuronas que forman un patrén especifico. Una situacién determinada puede provocar ciertas conductas de forma automatica a menos que se impongan otros trazados de la memoria para reemplazarlas.yTal vez un cambio en la rutina de Matta podria cambiar Ta carga afectiva e incluso el trauma. Pero la rutina también protege contra la carg? Ver Thomas A. Abercrombie (1998). kis] afectiva inesperada; a menudo los sobrevivient cordar ciertos aspectos de sus tormentos y a Pueden te fsiolégicamente, hay lugares que nadie se atreye - Literal y Para Matta, tanto en su calidad de victima come da, el trauma es una performance de larga duracién, Su testo, cia no dura dos horas; ha durado afios, desde el fee ee que fue desaparecido por los militares, Sus teiterados actos de llevar a la gente por los caminos de Villa Grimaldi caracterizan el trauma y las acciones Provocadas por este Para canalizarlo y aliviarlo. Al igual que para las Madres de la Plaza de Mayo, el recorrido ritualizado oftece a la vez consuelo personal y vengan- za{La memoria es una herramienta y un proyecto politico; un homenaje a los muertos y un recordatorio para aquellos que es- cucharan que los victimarios cometieron asesinatos y salieron impunes. Su recorrido, al igual que la marcha de las Madres, es ejemplo de algo que se ha vuelto espectdculo: una sociedad en la que los sistemas judiciales dificilmente pueden llevar a los criminales ante la justicia; y ejemplo de algo que ha sido in- visibilizado: los sistemas econémicos rapaces que desaparecen poblaciones enteras. Sin embargo, el recorrido, al igual que la marcha, también hace visibles los senderos de la memoria que Conservan otra topografia del lugar y la practica, no del terror sino de la resistencia, la voluntad no solo de vivir sino de man- tener vivo el recuerdo. : ibli- éQué quiere el performance de Matta de mi como p el CO 0 como testigo? ;Qué estd diciendo sobre ser testigo ae hecho de estar en el lugar? El necesita a otros —a ml, , Caso did alli para cumpir 28 que reconozcan lo que suce inert Son la necesidad de un testigo. «Ser testigo de» de! . cto de ac Faery ediante el a to como a la persona que lo realiza: es ™ [220] ser testigo que uno se vuelve testigo"’. La identidad depende de la accién. Somos a la vez sujeto y producto de nuestros actos, Matta es testigo para aquellos que no vivieron para contarlo; es su propio testigo al narrar su terrible experiencia; es testigo en el sentido juridico, habiendo presentado cargos contra la dictadura de Pinochet. También es el objeto de mi acto de atestiguar, al necesitar que yo reconozca lo que él y otros pa- decieron en Villa Grimaldi. La transitoriedad de «ser testigos» nos une. Esa es una de las razones por las que quiere evaluar la naturaleza de su publico. Est claro que la tortura destruye la posibilidad de ser testi- go: rompe los vinculos personales y sociales y acaba con cual- quier sentido de comunidad y responsabilidad. La tortura aisla y paraliza tanto a las victimas como a los presentes, que se sienten tentados a mirar hacia otro lado. Anteriormente lo he descrito como «percepticidio». Por eso siguen torturando, aun- que saben muy bien que la informacién que extraen no tiene utilidad. La inaccién es precisamente lo que buscan. Mi labor, como la entiendo, es conservar frescos esos senderos de la me- moria y hacer algo al respecto: reconocer la violencia generada por nuestros gobiernos, escribir sobre el lugar, donar dinero 0 traer a otras personas. El activismo provocado por el trauma, tanto como el trauma mismo, no puede ser simplemente cono- cido o contado; necesita ser repetido y exteriorizado mediante la practica corporal. Entiendo mejor lo que Matta esta haciendo aqui que lo que yo estoy haciendo. Pienso en el aura del lugar y me preocupan el voyerismo y el turismo morboso. ;Es Matta mi teleobjetivo, quien me acerca lo maximo posible a la violencia mds atroz? Nota de traduccién: Este pasaje tiene un sentido mas inmediato en in- glés, idioma donde la palabra witness es tanto verbo como sustantivo: to witness, «presenciar; a witness, «un testigo». [221] Sies asi, ¢con qué fin? la forma en que lo personal, lo interper- sonal 10 social y lo politico se congregan en esta idea también viene multiples capas. Al caminar por Villa Grimaldi con mi s descomunales problemas existentes de violaciones a guias lo : hos humanos y crimenes contra la humanidad, dema- Jos derec! siado grande diata y person! forma de lidiar con actos violentos que rompan los limites de nuestro entendimiento. Todos vivimos muy cerca de actos de violencia criminal y, aunque algunos los han sentido mas personalmente que otros, estos nunca son unicamente per- sonales. Si nos concentramos solamente en el trauma indi- vidual nos arriesgamos a perder de vista el aspecto politico. Juntos y de pie alli, regresando a la vida los edificios y las ru- tinas que en ellos se practicaban, \gomos testigos no solo de pérdidas terribles, sino de un sistema de relaciones de poder, jerarquias y valores que no solo ha permitido sino exigido la destruccién de otros.) Las preguntas que surgen de estos oscuros sitios van mas alli de las cercas que los rodean. La pequefia maqueta junto ala entrada es a Villa Grimaldi lo que Villa Grimaldi es a Chile y lo que Chile es al resto de América: una interpreta- cién en miniatura de un proyecto mucho més grande. Bajo la dictadura de Pinochet hubo 800 centros de tortura en el pais, Si tantos lugares publicos como villas, gimnasios, tiendas Por departamentos y escuelas fueron utilizados para ejercer la Violencia criminal, ;cémo sabemos que toda la ciudad no fun- ee como un centro de tortura clandestino? La cantidad . Violaciones cometidas es impresionante. La ubicuidad de iui se desborda y contamina la vida social. Eh recorti- mene aa Villa Grimaldi nos da una experiencia intensa- lensada al interior de los muros de los barracones. sy vagos en cierto nivel, toman una forma inme- ificada. En nuestra vida cotidiana, no tenemos [222] ampo, sabemos que la violencia solo Pero aqui, dentro del ¢: ; que la rodea, recordandonos en rea- parece estar aislada de lo : - isemi manera tan incontrolable lidad que se ha diseminado de Gu ningtin muro puede contenerla y ningtin guia puede explicarla, Podemos tomar control de un lugar y poner una cerca a su alrededor, pero la ciudad, el pais, el cono sur y el hemisferio han sido interc desde luego; y no solo por el respaldo dado por los EE. UU. a los regimenes de tortura y sus recientes experimentaciones en Guantdnamo y el medio oriente. zAcaso es escalofriante este lugar oscuro porque nos acerca tanto fisicamente a la atrocidad visibilizada y externalizada en un pequeno sitio? gO porque al participar interiorizamos la violencia? ;Y cémo podemos dejar de participar cuando sabemos que la omnipresente practica de la tortura nos sittia a todos constantemente tan cerca de la po- litica criminal? A medida que sigo a Matta, adentrandome con él por los senderos, entiendo su experiencia porque la verdad es que siempre he sabido en parte lo que sucedié aqui/alli y acep- to que este, al igual que muchos otros sitios similares, es mi responsabilidad Constantemente se me advierte que me man- sean «diga algo» si «veo algo». Aunque eludi mi responsabilidad cuando conoci a Matta (el gobierno mexicano no tuvo nada que ver con el golpe de estado en Chile), hay otra onectados por Ia violencia; mas alla también, capa. Después de muchos afios de negarme a ver la realidad de las cosas, me doy cuenta de que el gobierno mexicano del presidente Luis Echeverria desaparecié a miles de jévenes, casi de la misma edad que yo por ese entonces. Ahora que vivo y trabajo en los Estados Unidos, sé que el dinero de mis impues- tos ayuda a pagar por lo que sucede en Guantanamo. Para mi, la carga emotiva de la visita surge de la friccién entre el lugar y la prdctica: inseparables, aunque a veces repudiados. EI reco- rrido ha restaurado algo que pone a muchos de mis mundos [223] en contacto directo. Las multiples capas € historias del es aci me invitan a reconocer los niveles de prdacticas olitican y a porales que han creado estos lugares, las historias que yo les aporto, los divisores endebles y trashicidos que los diferencian Jos sentimientos que se desencadenan cuando caminamos por ellos a nuestra manera. Vivo el recorrido como un per- formance y como un trauma y sé que nunca es por primera ni Ultima vez. Matta, el folleto nos dice, «siente un gran deseo de trasfor- mar la historia en recuerdo». E! da vida al pasado mediante el performance de su recorrido. El trauma, sin embargo, mantie- ne el pasado vivo también dentro de él; y el futuro no es una opcién mientras Terranova lo mantenga atado a ese lugar. El «futuro», de hecho, puede ser un proyecto muy distinto. En el mejor de los casos, significaria convertir su memoria en historia, el recorrido testimonial en evidencia de archivo, su admoni- cién personal en acusacién vinculante contra los autores y a los visitantes en testigos, activistas de derechos humanos y votan- tes. Alguna otra persona, tal vez alguien que nunca haya sido torturado, podria guiar el recorrido, con o sin la guia escrita de Matta. Pero ese futuro tendria que ser consecuencia de un pasado en el que el trauma haya sido trascendido o resuelto. Ese futuro no esta de forma alguna a la vista, a pesar de que las flechas sefialan hacia la fuente que simboliza «la vida y la ¢speranza», El recorrido no nos ofrece el final del trauma ni del Performance, Seguimos a Matta mirando hacia abajo, mien- tras él gestiona este espacio transicional entre la remembra yel Proyecto futuro, nza VII Trauma: un performance de larga duracién LIBROS ABERCROMBIE, T. A. 1998. Pathways of Memory and Power: Ethnography and History Among an Andean People. Madison: University of Wisconsin Press. Lazzara, M. J. 2006. Chile in Transition: The Poetics and Politics of Memory. Gainesville: University Press of Florida. Marta, P, 2000. Villa Grimaldi, Santiago de Chile. A Visitor's Guide. Santiago de Chile: Pedro Matta. Tavtor, D. 1997. Disappearing Acts: Spectacles of Gender and Nationalism in Argentina's Dirty War’. Durham: Duke University Press. PUBLICACIONES PERIODICAS Gattese, V, 2001. «The ‘Shared Manifold’ Hypothesis: From Mirror Neurons to Empathy». Journal of Consciousness : Studies, 8(5-7), pp. 33-50. ‘ADE, T. 2001. «Holding the Junta Accountable: Chile's “Sitios de Memoria” and the History of Torture, Disappearance and Death». Radical History Review, 200179), pp. 123-139. [248] Tavtor, D. 2006. «Trauma Driven Performance», Publications of the Modern Language Association. Numero especial sobre Derechos Humanos, 21(5), pp. 1674-1677, Wiessz, E, 1975. «For Some Measure of Humanity». En Sh’ma, A Journal of Jewish Responsibility, 1975(5). OTRAS FUENTES Gopoy-Anativia, M. 1997. The Body as Sanctuary Space: Towards a Somatic Topography of Torture. Manuscrito no publicado.

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