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‘NORIA BENACH y ABEL ALBET EDWARD W. SOJA LA PERSPECTIVA POSTMODERNA DE UN GEOGRAFO RADICAL Icaria $ EsPACIOs CRITICOS te libro hasido impresoen papel 100% Amigo delos bosques, proveniente de bosques sostenibles y con un proceso de producién de CF (otal Clorin Free), para colaboraren una y un «dominio urbano de no-lugares»,? siendo el primero el reflejo de los municipios suburbanos de produccién en masa (lo que un analista posteriormente calificarfa de «ciudades por contrato»),’ y siendo el segundo el exponente del desarraigo y artificialidad de las identidades basadas en un topénimo y en la comunidad «de proximidad>. Habiendo escapado de la * NT Se refiere aRichard S. Weinstein. «The First American City>, capitulo 2.de Allen J. Scott & Edward W. Soja (eds). The City. Los Angeles and Urban ‘Theory at the End ofthe Twentieth Century. Berkeley & Los Angeles: University of California Press, 19%; pp. 22-46. ** N.Ts En castellano en el original, 2. Robert M. Fogdson. The Fragmented Metropolis Los Angeles, 1850-1930, Cambridge: Harvard University Press, 1967; reditado con un prologo de Robert Fishman por Univesity of Calfoia Press (993). La vsgn de Los Angeles como un «Dominio Urbano de No-Lugares» puede ser encontrada en Melvin Webber. «Culture, Teritoriality, and the Elastic Miles. Papers of the Regional Science Association, 11, 19645 pp 59-69 3. Gary Millet. Cities by Contract: The Politics of Municipal Incorporation ‘Cambridge: MIT Press, 1981 114 claustrofébica estrechez de la Norteamérica provinciana y de la imperfecta urbanidad de las grandes ciudades, los angelinos acomodados construyeron extensas y atomizadas redes de contactos y de actividades, centradas més entorno a espacios residenciales cada vez més protegidos que entorno a comuni- dades vecinales bien definidas. Los niimeros telefénicos no re- cogidos en los listines y las residencias cerradas y amuralladas simbolizaron estos paisajes urbanos plenamente privatizados. Los verdaderos espacios publicos eran pocos y alejados entre si, mientras que lo que los teéricos sociales denominan «socie- dad civil» parecia desvanecerse entre rutas aéreas, autovias y otros circuitos de la escena urbana en expansién. La suburbanizacion masiva y otras fuerzas centrifugas habjan vaciado el congestionado centro urbano de los afios 1920, dejando tan sélo un centro financiero y comercial en declive, algunos pocos hoteles, y el todavia imponente Civic Center, que recientemente habia sido rehabilitado de forma filantrépica con la apertura del Music Center en diciembre de 1964, producto de un esfuerzo fantésticamente exitoso de la elite Anglo para situar muy alto su cultura acropolitana en el mapa de la ciudad. A pesar de todo, en el centro urbano to- davia se alzaba imponente el Ayuntamiento, que para 1965 se habia ya convertido en un simbolo global del sistema judicial Norteamericano tras ser retratado cada semana en el «Dragnet» y en otras series televisivas de crimenes. El sobrio sargento Joe Friday de «Dragnet» epitomizaba tajantemente la justicia mo- dernista para la América blanca al insistir siempre en «just the facts, ma’am» («slo los hechos, sefiora») en guiones que, para confirmar su verosimilitud, eran revisados por el entonces jefe de policia William H. Parker del Departamento de Policia de Los Angeles (LAPD). En este caso, nada de imagenes banales superfluas, ya que habia un amenazante lado oscuro de la vida en el brillo de la simulada Ciudad de Angeles, un contrapunto 115 de duro paisaje lleno de peligros estigios nunca muy lejanos de la reluciente superficie. Al menos desde los aiios 1920 el centro de Los Angeles ha sido la distépica Main Street de la més visible Ciudad Noir del mundo; es fécil trazar un recorrido histérico desde el crudo Bunker Hill de Raymond Chandler hasta las calles empapadas de Iluvia dcida del solo ligeramente futurista Blade Runner de Ridley Scott. ¥ hacia 1965, el lado oscuro del paisaje de suefios del Sur de California parecfa ofrecer un contraste bastante ha- bitual segtin el cual muchos defensores de la paz estaban con- vencidos de que su maxima amenaza era nada més y nada me- nos que una alianza global de fuerzas diabélicas pretendiendo dominar el planeta, haciéndose eco de tantos guiones perversos concebidos a partir de las mas humildes calles de Los Angeles. Cuando Watts exploté en el verano de 1965, los acontecimien- tos que tuvieron lugar parecieron a la vista muchos como los productos de un manfaco Disney-noir poniendo en escena un demonio espectacular en Negrolandia, el més oscuro y oculto anexo de la Ciudad Noir. EI Jefe de policfa Parker, que ahora da nombre a la sede central del Departamento de Policia de Los Angeles (LA®D) en el centro urbano, dafiada por los dis- turbios y que fue el objetivo primordial en el levantamiento de 1992, como era de esperar vio todo desde una 6ptica en blan- co y negro, con un poco de rojo por afiadidura. Dijo que los «monos» revolucionarios en el «z00» de Negrolandia estaban enloquecidos, y que habian sido aleccionados por los «comu- nistas» y sus hordas de simpatizantes hollywoodienses. Con escaso conocimiento y nada de comprensi6n para distinguir la diferencia entre los dos, el Los Angeles real una vez més pare- cié hundirse en un imaginario vivido. {Cémo sino podia uno entender el tiltimo acontecimiento puesto en escena en esta utopia distépica, en este lugar donde lo tinico y lo paradéjico son algo universalizado para que todos lo puedan ver? 116 ‘Tan solo después de que los disturbios, incendios y sa- queos se generalizasen a otras ciudades, es cuando se empez6 a revelar una fotografia distinta acerca de aquel Los Angeles y del més profundo —y amplio— significado de la rebelién de ‘Watts. Estimulada por su creciente papel en tanto que arsenal militar norteamericano durante las tres sucesivas guerras en el Pacifico, la regién de Los Angeles habia experimentado el mas rapido crecimiento industrial del pafs tras la Gran DepresiOn. La suburbanizacién subvencionada con fondos federales se combiné con la promocién federal del crecimiento industrial para crear una maquina urbana sumamente eficiente destina- da a estimular simulténeamente la produccién en masa y el consumo en masa, una de las joyas de la corona del «contrato social» Fordista-Keynesiano que permitié que al «Big busi- ness, Big labor, Big government» (negocios lucrativos, trabajo organizado y gobierno intervencionista) liderar el boom nor- teamericano de la postguerra. Después de que, en 1942, el Decreto 8802 obligé a los empresarios del sector armamentista a detener sus précticas contractuales racistas, un nuevo ingrediente inducido desde el ambito federal se afiadié a la situacién local.t Una de las mayores corrientes migratorias internas de la historia norte- americana condujo a casi 600.000 afroamericanos al condado “7 Hl afio 1942 fae especialmente interesante para Los Angeles. Los primeros campos de coneentracién fueron creados para expulsar a los norteamericanos de origen japonés de sus propiedades y de sus negocios en la ciudad; un submarino japonés torpeded un pozo petrolifero cerca de Santa Bérbara, yun raid aéreo totale ‘mente imaginario condujo a una situaci6n disparatada en el que se leg6 a informar de que un saparato hostl» habia sido derribado en la Vermont Avenue. Cinco ciu- dadanos habrian muerto en esta invasién imaginata, tes de ellos en accidentes de circulacin y dos mis de ataques al corazén, En el mismo aio, se construyé la Base Naval Mila de Camp Pendleton y el asesinato de «Sleepy Lagoonr desencedené otra ola frenética de racismo en la que una pandilla o «boy gang» (tal y como eran ‘De una manera quiza nada sorprendente, ambos grupos se concentraron alrededor de la inmensa zona urbana industrial (para entonces probablemente la segunda mayor en el mundo, después del Ruhr) extendiéndose desde el centro urbano has- ta los puertos gemelos de Los Angeles y de Long Beach, una zona delimitada en su parte occidental por Alameda Avenue, que en 1965 habia llegado a ser una de las Iineas divisorias mas pronunciadas de entre todas las ciudades norteamericanas. A un lado de esta divisoria, conocida como Cortina de Algodén, estaban las fabricas y los puestos de trabajo de suburbios de clase obrera blanca tan ejemplares como South Gate; justo al otro lado se situé otra peculiar serie de barrios suburbanos afroamericanos, muchos de ellos construidos sobre terrenos del condado sin organizacién municipal y sorprendentemen- te desprovistos de establecimientos industriales importan- tes as{ como de servicios sociales bésicos: Florence, Watts, '5. En 1965 se in:rodujeron cambios significatives en la legislacién de los Estados Unidos sobre inmigracién, tras el fin del programa bracero el afio ante- rior. La persistente necesidad de mano de obra extranjera barata para alimentar el crecimiento industrial y contribuir a disciplinar la creciente mano de obra nacional habria estimulado la extraordinaria inmigracién desde México, América Central, y Asia en las décadas siguientes, 118 Willowbrook, Compton. A pesar de una tentadora proximidad fisica a una de las mds grandes concentraciones de puestos de trabajo de alta remuneracién, sindicalizados, y de cuello azul de todo el pais, casi una tercera parte de la mano de obra afro- americana estaba desempleada y casi el 60% sobrevivia gracias alos subsidios de beneficencia. Esta geografia racial de la parte sur proporcioné el telén de fondo inmediato para la «guerra civil» urbana que formé parte de los acontecimientos de 1965, ilustrando una vez més cémo la raza divide Norteamérica en maneras que a menudo atraviesan las poderosas divisiones de clase. ‘Aunque concentrada en el distrito de Watts dela Ciudad de Los Angeles, la rebelién alcanzé su climax a lo largo de todo el corredor justo al oeste de Alameda, un area que habia llegado a ser uno de los mayores centros de conciencia negra radical a nivel local, nacional y global en los afios 1960. Quizés en ninguna otra parte existian condiciones tan maduras para una rebelién. Los Angeles, después de una larga tradicién de admi- nistracién racista, de segregacién y de violencia, habia llegado a ser una de las ciudades mas segregadas del pais; su alcalde, su jefe de policia, su principal periddico, habian dado sefiales su- ficientes de que esta tradicién del racismo recalcitrante todavia prosperaba en los centros del poder politicos y otra tradicién obsesiva, la del anticomunismo McCarthysta, alimentado por los agresivos juicios hacia de Hollywood y la derrota de un vigoroso movimiento «socialista» de defensa de vivienda publica en los afios 1950, habia centrado de manera reciente su atencién sobre los negros con aires de superio- ridad como la gran amenaza revolucionaria hacia el suefio Americano blanco. El espiritu del momento fue capturado un mes antes de la insurreccién de agosto. En una intento de de- tener lo que parecia ser una marea creciente de brutalidad po- licial, el entonces teniente Tom Bradley del Departamento de 119 Policia de Los Angeles protest6 formalmente contra la profusa difusién de panfletos de la John Birch Society en los tablones informativos del Departamento de Policia de Los Angeles, panfletos que calificaban a Martin Luther King y a otros Kideres negros de comunistas de peligrosos ¢ implicitamente promovian el terrorismo blanco policial contra el enemigo interior (véase el capitulo 11 de este libro).* A nivel nacional, los negros urbanos habfan asumido, tan- to por activa como por pasiva, el liderazgo de la politica de los movimientos sociales americanos y se convirtieron, pues, en la més potente de las voces de resistencia contra el statu quo y el desarrollo racial desigual del boom econémico fordista/ keynesiano. Aunque los afroamericanos en Los Angeles pro- bablemente se habian beneficiado del boom mas que los de cualquier otra gran regi6n urbana, la geograffa social segregada de la mayor metrépoli, se presenté de una manera demasiado evidente como un mosaico extraordinariamente polarizado de extrema y visible riqueza y pobreza, un cuadro para aumentar la concienciacién acerca de la pobreza relativa intensificada por causa de la reza. Que el peor alboroto civil del siglo ocu- rtiria donde y cuando lo hizo fue, pues, tan previsible como la reaccién inmediata ante él. Treinta y cuatro personas fueron asesinadas (31 de ellas por disparos de la policia), 1.032 fueron heridas, y 3.952 fueron detenidas (la inmensa mayoria afro- americanas). Los dafios a las propiedades privadas alcanzaron los 40 millones de délares y 6.000 edificios fueron afectados, especialmente los de la Calle 103, que pasé a ser llamada Charcoal Alley. iT Se refiere a Susan Anderson. empez6 a tomar forma, Los Angeles fue «descubierta» por un grupo de analistas locales que pretendian construir en sus investigaciones no solo una més profunda comprensi6n de lo que estaba sucediendo en.Los Angeles sino también un retrato de como estos desarrollos locales propor- cionaban una mirada sobe los cambios que estaban teniendo lugar en las economias regional, nacional y global. La reestruc- turacién urbana fue el tema central de estos nuevos trabajos sobre la regidn del Gran Los Angeles. En la década entre 1982 y 1992 se generarien ms textos académicos sobre Los Angeles que en los dos siglos anteriores. El descubrimiento més influyente que configuré esta nue- va corriente llegé al evidenciarse que la regién urbana de Los Angeles desde los afios 1920 se habfa desarrollado como uno de los mayores polos industriales del mundo, y que aquellas entretenidas fabricas de suefios de Hollywood resultaron estar entre las que la convertirfan en la mayor ciudad manufacturera de América del Norte. El hecho que esta expansi6n industrial hubiera crecido résidamente durante un periodo de extensiva 6. Bennett Harrison & Barry Bluestone. The Great U-Tuam: Corporate ‘Restructuring and the Pclarizing of America. Nueva York: Basic Books, 1988, 122 y generalizada desindustrializacién, intensificé el reto de ex- plicar tanto en la teorfa como en la practica, la aparentemente anémala experiencia de Los Angeles. Entre 1970 y 1980, todo el pais experimenté un incremento neto de menos de un mi- Il6n de puestos de trabajo en industrias y Nueva York perdié més de 300.000, desencadenando reflexiones sobre el declive industrial a gran escala y sobre Ja aparicién de la sociedad «post-industrial». Sin embargo, en la misma década, la regién menos post-industrial de Los Angeles incrementé en 225.000 Jos nuevos puestos de trabajo industriales, a la vez que sumé 1.300.000 habitantes e incluso un mayor numero de total de puestos de trabajo en todas las categorias del empleo. ¢Cémo podia explicarse esta extraordinaria tendencia a contracorrien- te? ¢Por qué habia sido tan invisible durante tanto tiempo? Qué impacto estaba teniendo en la economia local? Esta industrializacin de Los Angeles, era simplemente una con- tinuacién de las tendencias de la postguerra, o estaba tomando nuevas formas y direcciones? Este panorama de conjunto de la explosi6n de la economia regional, gcmo podfa ser reconcilia- do con los crecientes indicadores locales de un aumento de la pobreza, del desempleo, y de personas sin hogar? Estas y otras preguntas iniciaron una exploracién empirica y te6rica sobre las dindmicas de la restructuracién urbana de Los Angeles que fue en consonancia con las particularidades del contexto regional y que, al mismo tiempo, conectaba con los debates mis generales acerca de la cambiante organizacién de las economias politicas nacionales y globales. Reflejando la perspectiva espacial que ha informado buena parte de su investigacién sobre la restructuracién urbana, sus conclu- siones pueden ser resumidas en torno a seis «geografias», representando cada una de ellas una dimensién importante del acelerado cambio urbano a la vez que una particular forma de interpretar el «nuevo» Los Angeles que se configuré en el 123 perfodo entre 1965 y 1992. Como se evidenciaré aqui y como ha sido mostrado en diferentes maneras en cada capitulo de The City: Los Angeles and Urban Theory at the End of the ‘Twentieth Century, el estudio de la restructuracién urbana se ha expandido mucho més all del foco inicial del cambio industrial hasta aleanzar temas con una significacién local y global mucho mas amplia. I, Ex6polis: La restructuracién de la forma urbana Los Angeles ha venido participando de la redefinicién de la forma urbana a lo largo de todo el siglo Xx. El modelo clé- sico de la forma urbana, construido inicialmente en torno a la ciudad capitalista industrial decimonénica, presentaba una imagen monocéntrica de una creciente regularidad geografica modelada por la dinémica del empleo y de la aglomeracién residencial. Todo giraba en torno a un tinico centro urbano. Desde este punto maximo, densidades de poblacién, de pues- tos de trabajo, y de inversiones de capital fijo provocaban zonificaciones concéntricas de usos residenciales del suelo, de composicién de hogares, y de vida familiar. Desplegando estas concentricidades hacis el exterior, estaban unos sectores radiales desarrollando unas determinadas especializaciones transversales: zonas de industria y de comercio, habitual- mente una zona residencial de alto nivel extendiéndose desde el centro hasta Jos limites suburbanos, y una o més zonas de clase obrera, normalmente asociadas con comunidades fuertemente segregadas de minorias raciales o étnicas. Las ciudades que habian crecido extensamente antes del rapido aumento de la industrializacién urbana del siglo XIX, mostra- ban mucha menos regularidad, pero cualquiera que las bus- case con insistencia podia encontrar regularidades incluso en estos casos. 124 Desde su primera gran explosi6n urbana a finales del siglo Ix, Los Angeles parecié tener una personalidad morfoldgica propia. Las formas urbanas clasicas nunca estaban del todo ausentes, y algunas muestras de ellas todavia se pueden descu- brir hoy en dia, pero ya desde el principio el tejido urbano de Los Angeles adopté una textura muy diferente. A pesar de que la centralidad del micleo de Los Angeles ha sido reconocible durante mas de doscientos afios, la regin urbana que la ro- dea crecié como una metrépolis fragmentada y sin centro, un mosaico de comunidades suburbanas de baja densidad desple- gandose sobre un terreno extremadamente irregular de mon- tafias, valles, playas, y desiertos. Inicialmente se establecié una notable red de trenes eléctricos interurbanos y posteriormente un todavia més destacable sistema de autovias, que sirvieron a la vez como elemento integrador de la trama y para darle una inusual elasticidad; ambas redes se orientaban visiblemente hacia el nodo central pero vertebrando una multitud creciente de centros y periferias exteriores (véase el capitulo 5 de este libro).* Esta ecologfa urbana tan flexible y adaptable pareci6 esti- mular especializaciones y segregaciones excéntricas. En 1965, el mosaico de Los Angeles inclufa un fuertemente circunscri- to ghetto afroamericano y un barrio** mexicoamericano asi como, tal como se ha mencionado anteriormente, una extensa zona urbana industrial y una 4rea muy bien definida de blan- cos empobrecidos procedentes de los estados del sur. Habfa también mini-ghettos y mini-barrios™ esparcidos por todo el Tz Se refiere a Martin Wachs. «The Evolution of Transportation Policy in Los Angeles: Images of Past Policies and Future Prospects», capitulo 5 de Allen J. Scott & Edward W. Soja (eds). The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the Tiventieth Century, Berkeley & Los Angeles: University of California Press, 1996; pp. 106-159. “4 N:T: En castellano en el original. 125 territorio, al igual que otros pequefios pero no menos signi- ficativos clusters de produccién industrial y de otros usos del suelo especializados, a menudo presentes en los topénimos de ciertos municipios: City of Industry, City of Commerce, Studio City. En 1965 Los Angeles se habia convertido en algo excep- cional y paradigmitico a la vez, un lugar peculiar que parecia ser sintomatico de las tendencias mas novedosas de la urbani- zacién y modernidad norteamericana. En los afios 1950, era la tinica de las 15 mayores ciudades del pais que habia crecido en poblacién, incluso su fuertemente ghettoificada comuni- dad afroamericana fue reconocida como el mejor lugar de re- sidencia para los negros y negras de entre 68 ciudades, segiin la Urban League’ en 1964. ¢Qué ha sucedido desde 1965? La respuesta, tal como confirmarfan todas las geografias de la re- estructuracién urbana, implica tanto continuidades significa~ tivas y cambios pronunciados en el proceso de urbanizacién como en los modelos correspondientes de vida y de experien- cia urbana. En primer lugar, la poblacién continué creciendo a un ritmo inusualmente acelerado, igualado solamente por otras ciudades del Oeste de los Estados Unidos o aquellas similares a Los Angeles tales como Houston y Phoenix. En 1992, la expansién metropolitana regional habia ya ocupado la mayor parte de un radio de 100 kilémetros alrededor del Civic Center, englobando el drea edificada de cinco condados y una constelacién de més de 160 ciudades y municipalida- des. Con una poblacién cercana a los 15 millones de habitan- tes, hoy Los Angeles se ha convertido en una de las mayores «megaciudades» del mundo (otro de los nuevos conceptos * NoT: Liga Urbana, movimiento cuya misiGn es reforzar el empoderamiento de los afroamericanos. 126 ideados para aprehender las tendencias contempordneas de urbanizacién) y estaba atrapando répidamente a las otras tres megaciudades del llamado primer mundo: Tokio, Nueva York y Londres. Este crecimiento fue caracterizado por una continuada descentralizacién de las zonas residenciales, de los estableci- mientos industriales, de las sedes corporativas de las empresas, asi como de las actividades comerciales, trasladindose todo ello més alld del radio de 100 kilémetros, siguiendo las ten- dencias establecidas por la prictica totalidad de las ciudades norteamericanas desde finales del siglo x1X. Pero entre 1965 y 1992, esta descentralizacién parecié superar los limites metropolitanos convencionales. Tal y como habia sucedido anteriormente, la localizacién de nuevas industrias y ofici- nas se traslad6 a la parte més externa de los anillos urbanos concéntricos y, resiguiendo determinadas zonas, lleg6 hasta ciertas ciudades satélite y hasta espacios verdes suburbanos. Pero dicha tendencia se incrementé més y més para alimentar lo que, segtin el censo de 1980, seria calificado (de una mane- ra que hoy parece algo precipitada) como el «gran giro no- metropolitano», cuando por la primera vez en la historia de los Estados Unidos, pueblos y condados no-metropolitanos crecieron més répidamente que las ciudades centrales y los anillos suburbanos. Al menos los suburbios fueron capaces de recuperarse en los afios 1980 (hablaremos de ello dentro de un momento), pero lo que quedé claro es que la escala y el alcance de la descentralizacién estaba convirtiéndose en cada vez mas globalizada, y que la industria norteamericana no sélo estaba dejando su emplazamiento metropolitano concentrado, sino que estaba abandonando todo el pais, Ello significaba que las dindmicas que perfilaban las formas urbanas ya no podian ser vistas como algo restringido al espacio metropolitano, incluso cuando se expandieron hasta incluir el sistema urbano a nivel 127 nacional extenso. Més que en cualquier momento anterior, lo local estaba convirtiéndose en global, y ello estaba requiriendo de nuevas formas de comprensién acerca de la «especificidad> de lo urbano. La reestructuracién de Los Angeles ejemplificé todas estas tendencias descentralizadoras. Sin embargo, en el mismo mo- mento que se estaba dando dicha descentralizacién, se estaba produciendo otro importante acontecimiento por el que se reconfiguraba de manera radical la morfologia urbana de Los Angeles y de otras muchas regiones metropolitanas: un pro- ceso de recentralizacién que generaria una gran presién sobre los marcos conceptuales tradicionales del andlisis urbano. La forma primigenia de esta recentralizacién puede ser descrita de una manera sencilla como una urbanizacién periférica 0 una urbanizacién de los suburbios, pero esta frase que resul- ta ser casi un oximoron, contiene lo que algunos estudiosos contempordneos afirman que es una de las mas contundentes transformaciones de la vida y del paisaje urbano nunca antes vistas: una deconstruccién y reconstitucién de la forma ur- bana de largo alcance. Hacia 1990, el censo de la poblacién mostraria otro giro histérico. Por primera vez, la mayorfa de norteamericanos vivian en megaciudades, extensas regiones metropolitanas de més de un millén de habitantes. En el nivel més primario y descriptivo, la urbanizacién perifética se refiere al crecimiento de las ciudades en los su- burbios, la concentracién creciente de puestos de trabajo, de fabricas, de oficinas, de centros comerciales, de actividades culturales y de ocio, de poblaciones heterogéneas, de nuevos inmigrantes, de bandas, de crimen, y un ctimulo de atributos que anteriormente se pensaba eran especificamente urbanos y ahora se localizan en zonas que nunca antes habfan experime: tado tales niveles de aglomeracién intensiva. Recientemente, esta urbanizacién de los suburbios ha desencadenado un esta~ 128 llido de inventos descriptivos para dotar de un vocabulario que se corresponda con las nuevas morfologias que estén tomando forma, con lo que algunos han descrito como «la ciudad patas afuera». Contraurbanizaci6n y crecimiento de las Outer Cities (Ciudades Exteriores) son hoy, quizé, los conceptos mas ex- tensamente utilizados, pero la lista de palabras alternativas sigue creciendo: postsuburbia (evolucién de los suburbios de clase media), edge cities (ciudades en el margen urbano), 11~ ban villages (pueblos urbanos), metroplex (érea metropolitana compleja), technopoles (parques tecnolégicos), zechnoburbs (ciudad de la tecnologia), technopolis (tecnopolis). Tratando especificamente el caso de Los Angeles, yo he aiiadido otro concepto sintético: «Exépolis», que literalmente significa «ciudad sin» en el doble sentido de la Ciudad Exterior (vs, Interior) en expansién, y de la ciudad que ya no existe, la ex-ciudad. Este doble significado representa un ataque ex- plicito a nuestro uso convencional de los conceptos urbano, suburbano, ex-urbano, y no-urbano para describir las dife- rencias internas de las dreas metropolitanas contemporéneas. Dado que la reestructuracién geografica acttia cada vez mas para difuminar estas distinciones, debemos no slo renovar nuestro vocabulario sino también reconceptualizar la natura- leza misma de los estudios urbanos, para ver la forma urbana més como un complejo y policéntrico mosaico regional de desarrollo geogrifico desigual afectando y siendo afectado por fuerzas ¢ influencias locales, nacionales y globales. Analizar Los Angeles (0 Tokio, 0 Sio Paull, o Little Rock) se convier- te, entonces, en una ventana a un panorama ampliado de una tematica que tradicionalmente ha sido considerada dentro del 7. Edward W. Soja. «Inside Exopolis: Scenes from Orange County» en Michael Sorkin (ed.). Variations on a Theme Park: The New American City and the End of Public Space. Nueva York: Noonday Press, 1992; pp. 94-122, 129 campo de los estudios urbanos. Este tema y este reto estén presentes en cada capitulo de este libro.* Se pueden identificar cuatro Ciudades Exteriores princi- pales en la exépolis regional de Los Angeles. Ninguna de las cuatro tiene un nombre o una identidad urbana convenciona~ les, y no figuran claramente en las tablas estadisticas del pais, pero cada una de ellas se encuentra entre las dreas «urbanas> de mas rapide crecimiento del pais durante los tltimos treinta afios. Si se las identificara como ciudades diferenciadas, esta- rian las cuatro entre las quince mayores del pais. La mayor y tal vez més paradigmética de todas las ciudades exteriores es el policéntrico condado de Orange, una aglomeracién de unos cincuenta municipios mancomunados (ninguno con més de 300.000 habitantes) con una poblacién total de mas de 2,5 millones de habitantes. El condado de Orange ha sido un cen- tro especialmente importante de estudio de la reestructuracién en todas sus dimensiones y se ha convertido en modelo para todo tipo de estudios urbanisticos comparativos en todo el mundo.* De tamafio similar incluso més expansivo en los afios recientes es lo que podriamos lamar el «Greater Valley,» que se extiende desde Glendale y Burbank a través del valle de San Fernando, anteriormente la epitomizacién de los suburbios norteamericanos, hasta el parque de Chatsworth-Canoga (ad- ministrativamente parte de la ciudad de Los Angeles) y més ___ SNGE:Se fire a Allen J. Scott & Edward W. Soja (ede). (1996). The Ci Los Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth Century. Berkeley X Los Angels Uaivesty ol Catiorai Drese na 8. Ibid; Allen J. Scott Metropolis From the Division of Labor to Urban Form: ektey& Loa hogs Usversiyof Cllorsa Pes, Sbery Gan S. Olin; M. Poster (ds). Postsuburben California: The Transformation of Onan (Cova since World War I. Berksley 8 Los Angles: University of Calforsa ress, 130 alld hasta la adyacente condado de Ventura, con otra extensién hacia el norte a la zona desértica de cafiones del norte de Los Angeles. En el capitulo 9°, Allen Scott ha seguido intensamen- te la evolucién del complejo industrial de alta tecnologia que ha jugado un papel central en el desarrollo de esta Ciudad Exterior, como réplica del crecimiento del condado de Orange que ha descrito en publicaciones anteriores, Una tercera Ciudad Exterior ha crecido a lo largo de las costas del Pacifico del condado de Los Angeles, desde Maliba hasta Long Beach, que, con su puerto gemelo de San Pedro, Je hacen la competencia a Randstad y Tokio-Yokohama como mayor complejo portuario del mundo. En el centro de esta regién de la Ciudad Exterior se encuentra el Aeropuerto Internacional de Los Angeles (LAX) y Ja gran aglomeracién de edificios de oficinas, hoteles, y centros de investigacién y desarrollo de alta tecnologia que lo rodean. Llamada a veces «Aerospace Alley» esta regién contiene la que probablemente sea la mayor concentracién del pais de complejos de la indus- tria militar norteamericana y ha sido un semillero de armas ¢ investigacién militar, desde el desarrollo del DC-3 hasta la Guerra de las Galaxias. La cuarta Ciudad Exterior se extiende desde el limite este del condado de Los Angeles hasta las partes mas desarrolla- das de los condados de San Bernardino y Riverside. Llamada Inland Empire tras su expansién industrial en tiempos de guerra durante las décadas de 1940 y 1950, esta subregién de la Exépolis es la menos desarrollada de las cuatro en térmi- [Se refere a Allen J. Scott. «Fligh-Technology Industrial Development in the San Fernando Valley and Ventura County: Observations on Economic Growth and the Evolution of Urban Forms, capitulo 9 de Allen J. Seote & Edward W. Soja (eds}). The City. Los Angeles and Urban Theory at the End of the Twentieth Century. Berkeley & Los Angeles: University of California Press, 1996; pp. 276-316. 131 nos de empleo industrial y crecimiento de oficinas, habiendo sufrido significativamente por el proceso de desindustriali- zacién de los tiltimos treinta afios. Su rapido crecimiento de poblacién, alimentado por el desarrollo extensivo de vivienda relativamente barata, ha creado algunas de las repercusiones mis crueles de la reestructuracién de la forma urbana, espe- cialmente en términos de lo que los técnicos llaman «equilibrio empleos-vivienda.» Atrafdas por las experiencias de éxito de otras Ciudades Exteriores, cientos de miles de personas se trasladaron a los nuevos niicleos planificados con la esperanza de encontrar pronto oportunidades de empleo locales, Con demasiada frecuencia, sin embargo, los empleos prometidos no Llegaron, dejando a poblaciones enormes viviendo a més de cien quilémetzos de distancia de sus puestos de trabajo. Si tomamos el ejemplo tal vez mas extremo, la ciudad de Moreno Valley, situada en el limite oriental del circulo de 100 kilémetros del gran Los Angeles, vemos que ha sido foco de atencién nacional como caso claro de los nuevos problemas que surgen en las éreas con abundantes viviendas y escaso em- pleo de la Ciudad Exterior. El censo de 1990 sefialaba Moreno. Valley como lz ciudad de més de 100.000 habitantes de todo el pais con un crecimiento més répido (de las 10 primeras, 7 eran del sur de California). Con un crecimiento del empleo local muy inferior al prometido por los promotores de la ciudad, un gran mtimero de residentes se ven obligados a levantarse mu- cho antes del amanecer para ir en coche, furgoneta o autobiis, con frecuencia durante mas de dos horas de trayecto, hasta los lugares de trabajo que ya tenian antes de trasladarse a Moreno Valley. Sin una gran base de ingresos por impuestos comer- ciales 0 industriales, los servicios piblicos son deficientes, las escuelas estén saturadas, las autopistas colapsadas y la vida familiar sufre un estrés profundo puesto que los residentes se enfrentan a los costes psicolégicos y econémicos de vivir en 132 tuna nueva «edge city» de més de 120.000 habitantes y que se estd convirtiendo en lo que podria Ilamarse una nueva barriada exopolitana. _ Las cuatro Ciudades Exteriores de la re-regionalizada Exépolis envuelven una Ciudad Interior residual que ha expe~ rimentado su propia y dramatica recentralizacibn. Invirtiendo la tendencia de décadas de huida de poblacién a los suburbios (aunque no se trate de la («que toma la forma de una arquitectura brutal que define el nuevo Downtown como una ciudadelan); «Entornos sédicos en la calle» («que endurecen la superficie de la ciudad contra los pobres,» con bancos anti-vagabundos, ausencia de lavabos puiblicos, contenedores de basura protegi- dos con alambradas, y sistemas de aspersidn que se encienden aleatoriamente durante toda la noche para disuadir a la gente de dormir en la calle); «Frank Gehry como Harry el Sucio» (en las casas furtivas> tipo fortaleza de este arquitecto angelino de vanguardia); «Bl centro comercial pandptico» (del «cen- trocomercial como carcel pandptica» al «proyecto de vivien- das como aldea estratégica»); «De Rentacop a Robocop» (el «esfuerzo frerético» de los barrios adinetados por «aislar sus bienes y estilos de vida» en urbanizaciones cerradas, «castillog de alta tecnologia», «jardines beligerantes» y el «consumo vo- raz de servicios de seguridad privada»); «El Departamento de Policia de Los Angeles —LarD— como policia espacial» (la «metamorfosis a tecnopolicia» del Departamento de Policia de Los Angeles ai estilo La Guerra de las Galaxias); «La ciudad carcelaria» (aludiendo a Ia carceles que rodean el centro y que contienen «la mayor poblacién reclusa del pais»); y finalmen- te, «El miedo a las multitudes» (sobre los erecientes intentos de controlar o evitar cualquier reunién pablica y de borrar los liltimos vestigios de espacio piiblico). Otra dimensién de la Ciudad Carcelariaes el ), un creciente «separatismo suburbano» y care «soviets de propietarios de casas» en un intento por dale la vuelta a la marea (y al reloj) de la reestructuraci6n urbana. En o que se ha llamado «los disturbios Watts de las clases me- dias», en parte para rememorat las victoriosas revueltas ap los impuestos de los afios 1970, aunque también evocando imagenes del poder de las bandas y de las guerras de territo- rios de los adultos blancos adinerados, se ha producido lo que Davis denomina «una reafirmacién de privilegio social» por parte de las clases medias anglosajonas en el momento justo, dada la disminucién de su nimero y la creciente confusién de identidades de clase. . " oe el capitulo 5, «El martillo y la piedra», Davis se ae en el estado policial y las guerras secretas y no tan secretas LAPD-FBI-CIA contra el crimen, las bandas, las drogas, la «ju- ventud prescindible» y el «lumpenproletariado aa rio». Aqui encuentra uno las continuidades mas flagrantes en la historia y geografia de Los Angeles entre 1965 y 1992, una vena permanente de racismo, brutalidad policial, teorias conspirati- vas de la derecha, redes secretas de espionaje, y cruzadas de los Blue Knights para salvar de una inminente destruccién a este mundo dejado de la mano de Dios, una vena que abatca alas ge- neraciones desde William Parker hasta Ed Davis y hasta Daryl Gates. Los Angeles sigue teniendo una densidad menor de Bo: licias a pie que cualquier otra ciudad importante de los Estados Unidos, pero ha continuado reforzando su defensa militas, su vigilancia del espacio y su tradicional produccién de armas Part contar con las fuerzas armadas urbanas mas avanzadas tecnol6- gicamente, tanto por tierra como por aire, otro érgano vital de la poderosa teenSpolis militarizada del Sur de California, : La metr6polis policial aumenta por la presencia mas es ciosa de la que podrfa ser la mayor red de instalaciones milita- 155 res alrededor de cualquier ciudad, una fuerza de ataque global supuestamente preparada para hacer frente a cualquier reto del universo. Varias instalaciones militares tenfan previsto cerrar durante los afios 1990, aunque su abundancia y versatilidad ga- rantizan un impacto continuado aun cuando se reconviertan a funciones detiempos de paz. Sirva de ilustracién que las tropas se prepararon para la Guerra del Golfo Pérsico en los desiertos del Sur de California, imitando tan fielmente las condiciones que hasta hubo maniobras especiales alrededor de un pueblo abandonado llamado Bagdad. A una escala més personal, en Ja mayoria de las casas y en muchos automéviles se guardan armas letales,lo que crea una milicia heterogénea, fragmentada y muy mévil que también patrulla los territorios y fronteras de la Ciudad Carcelaria, tratando por medio de la violencia que todo el mundo permanezca en su sitio y, cada vez mds en fas autopistas, en su carril y a la velocidad adecuada. En el Los Angeles reestructurado, el potencial de violencia ha alcanzado cotas nunca vistas, lo que provoca atracciones a menudo fata- les hacia una tecnologia disciplinaria de seguridad y vigilancia que patrulla la regién con infinitos ojos. Un imporsante efecto secundario que con frecuencia se ha pasado por alto de esta intensificacién de los conflictos loca- les ha sido focalizar la conciencia y las energias de la politica de base en lo que Michel Foucault, el primero en utilizar el término de Ciudad Carcelaria, describié como «pequefias ticticas del habitat», o lo que los analistas contemporéneos de- nominan la «politica de lugar». Este resurgir de la importancia de lo local con una adscripcién e identidad politica activas se ha extendido a los barrios més pobres y ha otiginado las que han sido las expresiones més poderosas de resistencia social a Ja Ciudad Carcelaria y a los demas efectos opresivos de la re- estructuracién urbana. Algunas de estas Iuchas micropoliticas han cruzado conscientemente las barreras raciales, étnicas, de 156 clase y de género para comprometerse en una nueva politica ‘multiculvural de espacio y lugar, que difiere significativamente de la politica polarizada de oposicién binaria (negro contra blanco, trabajo contra capital, mujeres contra hombres) que habia sido la base de muchos movimientos sociales anteriores. Tal vez. nunca antes la gente de Los Angeles, en otros tiempos Ia quintaesencia del reino urbano como no-lugar, haya estado tan implicada politicamente con los barrios y localidades, otro de los cambios importantes que han ocurrido entre 1965 y 1992, y es un cambio que, como el del sincretismo cultural de la Cosmépolis, tienen que reconocer y basarse en él quienes todavia conservan algin optimismo acerca del futuro de la regién. VI. Simcities: Reestructurando el imaginario urbano Una sexta reestructuracién ayuda a completar el panorama de Ja transformacién urbana. En muchos aspectos se trata de una reestructuraci6n cultural, ideol6gica y de comportamiento de més profundo alcance y por tanto resulta mas dificil de describir brevemente. Lo que representa es un cambio radi- cal en el imaginario urbano, en la manera como relacionamos nuestras imagenes de lo real con la propia realidad empirica. Es por tanto, de raiz, una reestructuracién inherentemente epistemol6gica, que afecta a nuestra vida cotidiana y nuestra interpretacién préctica del mundo contempordneo, lo que significa estar vivo ahora y aqui, en un lugar y un momento determinados. Fundamentada en este cambio de la consciencia individual y colectiva de lo contemporéneo, de sus nuevos pe- ligros y posibilidades, la sexta reestructuracién relaciona més directamente que cualquier otra las transformaciones urbanas de Los Angeles con los actuales debates mas amplios sobre modernidad y postmodernidad. 157 El modo més sencillo de ejemplificar esta relacién es reafirmar lo que he venido diciendo en este capitulo de con- clusin, que la reestructuracién de Los Angeles entre 1965 y 1992 nos proporciona una ventana inusualmente clara hacia el mundo contemporéneo, y lo que se puede ver a través de esta ventana nos dice forzosamente que las formas tradicionales de observar y comprender la metrépolis moderna, siguiendo las epistemologias establecidas de los estudios urbanos, ya no arecen tan eficaces como podian haber sido. Yendo un paso mas alld en la argumentacién, sugiero que la experiencia de Los Angeles se puede utilizar eficazmente para ilustrar e iluminer pee Postmoderna, un cambio pronunciado que, desde iglo XX, ha tenido lugar en las cosmovisiones secu- lares (lo que se ha llamado nuestros «discursos» de la realidad) y en las condiciones materiales y contextos de nuestras vidas (0 sea, el propio mundo presumiblemente «real>), En otras pa- labras, lo que se puede ver a través de los procesos localizados de reestructuracién urbana es una reestructuracién mas global de la naturaleza y del significado de modernidad, modernismo y modernizaci6n como se han entendido histéricamente en las sociedades occidentales industrializadas (véase el capitulo 4 de este volumen).* La transici6n a la postmodernidad, como los otros cinco Procesos de reestructuracién urbana que he destacado, no deberia interpretarse como una ruptura total con el pasado. Del mismo modo que el fordismo sigue siendo importante en la economia de los Estados Unidos y del mundo a pesar del * N.T: Se refiere a Michael Dear. «ln the City, Time B Intentionality and Urbanism in Los Angel 199t>,captlont de Alen spend anes ie dati an atta Preach i Wwemteth Contry. Berkley &c Los Angeles: University of California 158 auge de las practicas postfordistas y de los sistemas de produc cién flexible, y a pesar que los rasgos y caracteristicas de las antiguas formas urbanas siguen siendo visibles en la Exépolis reconstituida, la postmodernidad se ha desarrollado mediante una profunda reestructuracién del anterior «orden» de mo- dernidad, otro proceso de deconstruccién y reconstitucién selectivas que otorga cada vez mas poderes a lo nuevo sobre Jo antiguo en un contexto de persistente continuidad histérica. Lo que define la condicién de postmoderno, pues, es el peso relativo que se da al cambio respecto a la continuidad, a las nuevas estrategias y estructuras respecto a las antiguas, en la respuesta a la pregunta fundamental de cémo deberiamos ac- tuar segiin nuestro conocimiento del mundo en que vivimos. Qué hay de nuevo y qué hay que hacer con lo que aca- bamos de descubrir son las preguntas invocatorias que han definido una larga sucesién de modernidades y modernismos cambiantes desde la Hustracién europea. Durante las iltimas décadas, quienes se sienten ms cémodos con la etiqueta de postmodernos en sus puntos de vida han argumentado que otra nueva modernidad, constituida por formas significati- vamente distintas de responder a las viejas preguntas, esta tomando forma a partir de los procesos de reestructuracién social, a partir de la continua deconstruccién y reconstitucién de la geohistoria del mundo contemporineo. En estas condi- ciones cambiadas, las epistemologias y estrategias de accién y comportamiento largamente establecidas se vuelven cada vez més problemiticas y cuestionables. Su antigua hegemonia es puesta en duda a todos los niveles, desde lo local a lo global, a medida que toman fuerza nuevas maneras de actuar mas répidamente adaptables, para lo bueno y para lo malo, en la economia, la politica, la cultura popular y la vida cotidiana. Adopte uno personalmente o no una postura explicitamente postmoderna, un hecho parece evidente: tanto en sentido posi- 159 tivo como negativo, el mundo contemporineo se esté volvien- do cada vez més postmodern. He claborado estos argumentos més extensamente en otros escritos.? Aqui los ilustraré sélo brevemente examinan- do el impacto sobre Los Angeles de un proceso de postmo- dernizacién particularmente influyente: la reestructiracioa del imaginatio urbano que surge de lo que el tedrico francés de Ja Postmodernidad Jean Baudrillard ha llamado «la pre- cesién de simulacros», la difusion cada vez més extendida de chipersimulaciones» de la realidad en la vida cotidiana y a través de todo el tejido de la Exépolis de Los Angeles, Estas hipersimulaciones o simulacros (copias exactas de originales que ya no existen o incluso tal vez nunca llegaron a existit) han eaistido siempre en todas las religiones del planeta y en mu chas otras formas de simbolismo cultural. En la modernidad actual de Los Angeles, centros de ocio especializados como Disneylandia y Hollywood han proporcionado activamente a los consumidores hipersimulaciones y mundos de fantasia tecnol6gicamente mas avanzados. Durante los tiltimos treinta afios, sin embargo, estas «falsificaciones auténticas» han esca- pado de los territorios y fabricas a los que estaban circuns- critos originalmente para infiltrarse més profandamente que nunca en la vida cotidiana intima de la sociedad, la economia, la politica y la cultura urbanas postmodernas. En estos nue. vos lugares y situaciones seculares, las hipersimulaciones de la realidad urbana han desdibujado, més que nunca antes, los limites entre nuestra imagen de lo real y Ia propia realidad. insertando en la confusién una hiperrealidad que afecta cade 12. Edward W. Soja. Postmodern Geographies, «Heterotopolo; rz Exopol 7 Poona Copp sal the Cinco ate ey Jones; W. Natters '. Schatzki (eds.). Postmodern Contentions: Epochs, Politics Space. Londres: Guilford Press, 1993; pp. 113-136. " ” 160 vez. mas a dénde elegimos vivir y trabajar, qué ropa llevamos y qué comemos, cémo nos relacionamos con los demas, a quién -votamos, cémo damos forma al medio urbano, cémo pasamos el tiempo libre... en otras palabras, todas las actividades que en conjunto constituyen la construccién social de la vida urbana. La escala y el alcance crecientes de la hiperrealidad es tal ‘vez el producto més importante de la Nueva Sociedad de la Informacién, otra de las muchas formas alternativas de descri- bir «qué hay de nuevo» en el mundo contemporaneo reestruc- turado, Los medios de comunicacién populares y las redes en expansién de tecnologia de las comunicaciones han puesto el chiper> a la hiperrealidad y han ayudado a promover su difu- sién omnipresente, para crear un nuevo «ciberespacio» mejor, electrénicamente lleno de «demagogos», «frases jugosas», «in- teligencia artificial,» y «realidad virtual.» Hasta qué punto ha afectado esta difusin de hiperrealidad en la politica nacional, la politica exterior de los Estados Unidos, la visién popular del estado de la unin y de la economia mundial, y el papel del gobierno federal en nuestra vida cotidiana, abre un debate que no podremos completar aqui. Es importante reconocer estas conexiones, sin embargo, ya que nos ayuda a completar la his- toria de la transformacién urbana y nos acerca a comprender por qué la insurreccién urbana més violenta en la historia de Estados Unidos tuvo lugar en Los Angeles en 1992. Los Angeles sigue siendo el centro més productivo e influ- yentedel mundo en fabricaci6n y marketing de hiperrealidad. En un mundo cada vez més postmoderno, esto no s6lo ha ampliado sualcance global y el poder de sus ‘imagenieros’ creativos y pro- pagandistas sino que también ha tenido un profundo efecto en el paisaje urbano local. Se han formado por lo menos dos nuevas geografias postmodernas entre las densas capas de hiperrealidad que cubren el Sur de California, una de ellas dando lugar a una conversién cada vez més generalizada de la vida y la experiencia 161 uurbanas en un «parque temético», la otra creando un scamscape (paisaje del timo), un espacio de duplicidad en que se practica el. fraude con lo tiltimo en honestidad hipersimulada. Haciéndonos eco del titulo de un libro reciente,” se puede considerar que la Nueva Ciudad Americana se recompone cada vez mas en «variaciones de un parque temitico,» organizada divergentemente como un mundo hiperreal de culturas, estilos y preferencias de los consumidores simulados. En la ciudad «parquetematizada», uno no elige vivir segiin los antiguos es- tandares de precio, proximidad al trabajo, o acceso a buenos servicios publicos. También elige, si es que puede elegit, un sitio simbélico que simule un tema o un estilo de vida concretos, que rectee el propio «fantasyland> o «frontierland» 0 «comunidad experimental del mafiana».* El mosaico de comunidades resi- denciales especializadas que ello produce presenta, en cuanto a territorialidad, es mucho més diverso que las ciudades segrega- das por razay clase del pasado, ya que no sélo contiene las viejas segregaciones sino también otras muchas nuevas. Actualmente existen en Los Angeles Leisure Worlds (Mundos de Ocio) y Sun Cities (Ciudades del Sol) especiali- zados para diferentes grupos de la tercera edad, puertos de- portivos con bloques de pisos para «singles», ciudades gays y lesbianas como West Hollywood, ghettos para ingenieros en las ciudades costeras al sur del aeropuerto internacional, y lugares ¥ espacios especiales para familias que preparan a sus hijos para competir en las Olimpiadas (los jévenes de Mission Viejo gana- ron més medallas en 1984 que ningiin otro pais del mundo ex- ceptuando a seis o siete), o un entorno ecotdpico, o la California 413. Michael Sorkin (ed.). Variations on a Theme Park: The New American Cig andthe End of Public Space. Nueva York: Hill and Wang-Noonday Press, * NIT: Areas teméticas de los parques Disney. 162 izaciones residenciales y aldeas urbanas para quienes deseen vivir en réplicas de la Espafia de Cervantes o de una isla griega («jBienvenidos a Mykonos!» proclama un anuncio), 0 de Nashville o Nueva Orleans, el Pequefio Tokio 0 el Pequefio Saigén, suburbios blancos de los viejos tiempos o la vieja Nueva Inglaterra. Estas tan auténticas y compulsivamente atractivas Simeities, copiando el nombre de un popular juego de ordenador, estan disponibles en casi cualquier lugar de Los Angeles, pero son particularmente abundantes en los nuevos pueblos y comunidades planificadas del condado de Orange, hogar de la Disneylandia original aunque ahora pricticamente cubierto con los més avanzados complejos residenciales de f&- bricas de hiperrealidad del mundo. En la Ciudad Interior se puede encontrar otro semillero de hiperrealidad. Aqui se encuentran las reproducciones creativas y cuadros vivientes de todas las culturas del mundo, juntas al aleance de la mano para la experiencia vicaria de millones de visitantes itinerantes, los modelos «originales» del més popular (y postmoderno) de todos los parques tematicos tradicionales, el Disney World de Florida. Del mismo modo que se puede visitar Tailandia o Alemania en Disney World sin tener que viajar a grandes distancias, también se puede probar la comida, observar a la gente, ofr el idioma y hacerse una idea de las tra- diciones de casi cualquier naci6n de la ‘Tierra sin salir del con- dado de Los Angeles. Basta dejar volar un poco la fantasia para imaginar el dia en que los visitantes de la Cosmépolis-Ciudad Carcelaria de Los Angeles del futuro puedan comprar lotes de entradas para visitar Korealandia, Mundo Negro, la Pequefia Tijuana, Villa Olimpica, Pais Redneck,* Funky Venice, fombre dado a los campesinos blancos del sur. Funky Venice alude ala intensa vida del barrio de LA llamado pre- cisamente Venice. 163 Suburbios Extraterrestres y una o dos tecnépolis, arrancando vales para una comida en restaurante, un encuentro cultural 0 una noche de especticulos en la ciudad. En lo que puede ser el caso extremo de hipersimulacién, la inmensamente popular recreacién de Hollywood Boulevard en Disney World (Florida) se est copiando ahora en la vieja Disneylandia del condado de Orange, sin ninguna nostalgia del ya olvidado y hoy sérdido original, que también se estd restaurando a tan s6lo cincuenta kilémetros de distancia."* Sin embargo, tal vez no sea éste el caso extremo. Un anexo recientemente abierto del popular parque tematico del mundo del cine, Universal City, situado en una colina sobre la auto- pista de Hollywood, se denomina CityWalk, y sus ‘image- nieros’ lo describen como «una realidad idealizada estilo Los Angeles,» un intento por «ofrecer la promesa no cumplida de Los Angeles». Con un coste de 100 millones de délares, City Walk, la nueva adicién a la «Entertainment City> de la MCA, quiere capturar la «auténtica» sensacion de una calle de Los Angeles con fachadas de boutiques prestadas de Melrose Avenue, paneles publicitarios méviles y tridimensionales co- piados de Sunset Strip, y una falsa playa de Venice, equipada con arena, clas artificiales y musicos ambulantes. Incluso la historia ha sido prefabricada, con los edificios pintados como si ya hubieren sido ocupados anteriormente y envoltorios de caramelos integrados en los suelos de material cerdmico para 14. El «auténtico» Hollywood Boulevard todavia mantiene una posici6a mu sigan cy ny ed Bore tare anne ma psn muy el principal referente para la mayor comunidad nacional de jovenes escapades de casa y sin techo, Para un andiss de ls luchas entre estos jvenes, us proveedores detuconals de servicios ys promotresinmobiaroy (ato pablios como rivados), vase Susan M, Ruddick. Redvawing the Maps of Meaning: The Socal Construction of Homeless Youth in Hol esis Doctoral. Urban Planni Contraction of Homeles Youth Hollywood esis Bostor. Urben Planing 164 lograr «una patina simulada de uso.» Se necesita un «Los Angeles nuevo y mejorado», segiin dicen los analistas de mer- cado del proyecto, porque «la realidad: se ha convertido en una molestia excesiva.>"® ‘Un producto menos ameno aunque igualmente evocador de esta recomposicién general de la realidad urbana es el sca- mscape més exagerado del mundo, un medio muy creativo de engafio que ha Ilevado el fraude a nuevos niveles de per- feccién. La regién de Los Angeles, y el condado de Orange en particular, lidera el pais en précticamente todo tipo de fraude legal e ilegal: en propiedades inmobiliarias (siempre una especialidad local), en compra-venta de acciones (los bonos basura se inventaron en Beverly Hills), en seguros de automévil (produciéndose por doquier «accidentes de papel» cuidadosamente preparados y teatralizados), en telemarke- ting (con timadores que desde sus centros telefonicos se embolsan miles de millones al afio), en la industria de defensa (desde falsificar informes de seguridad de los sistemas de dis- paro de los misiles nucleares hasta cargar 1.200 dolares por destornilladores), en seguridad laboral y cuotas de la seguri- dad social (hay un ejército de abogados siempre dispuestos a presentar demandas falsas), en politica (con otro ejército de charlatanes preparados para difamar a cualquier candidato con los «hechos» que haga falta), y también en dos momen- tos culminantes de especializacién fraudulenta, el primero en la industria de los ahorros y los préstamos, con el cuartel general de Keating’s Lincoln Savings del condado de Orange a la vanguardia del mayor escindalo bancario de la historia de los Estados Unidos, y el segundo en las précticas fiscales del gobierno local, con la alarmante bancarrota del condado 15. Los Angeles Times, 29 de febrero de 1992 165 de Orange en 1994." En una de las més de trescientos centros telefnicos de telemarketing de los condados de Los Angeles y de Orange, un letrero en el mostrador capta la auténtica sinceridad y compromiso piblico que alimenta el scamscape hiperreal, anunciando orgullosamente: «{Estafamos al préji- mo para darte sus ahorros!» Cémo explicar el crecimiento de este excesivo scamscape urbano nos lleva de vuelta a la escala nacional y a la produe- cin altamente especializada de hiperrealismo que se practicé durante los afios Reagan-Bush, Sin recurrir a ninguna teoria de conspiraci6n o menospreciar el intento patridtico de sus prin- cipales lideres, se puede argumentar que las politicas postmo- detnas neoconservadoras, ya en movimiento desde finales de los 60, se aceleraron répidamente tras la eleccidn, en 1980, de un actor de Hollywood y ex-gobernador de California como presidente. La mayorfa republicana ya se habia construido alrededor de una que cubria con un fino velo una llamada al racismo blanco en el Sun Belt y en los su- burbios, y que se completé con la huida de la poblacién blanca temerosa de los rincones més negros de las ciudades interiores tras las revucltas urbanas de finales de los 1960. Desde el po- der, el régimen de Reagan actué astutamente para consolidar el apoyo de la «mayoria silenciosa,» una de la serie de deslum- brantes hipersimulaciones utilizadas para vender el neoconser- vadurismo al pablico norteamericano. Conviene recordar aqui Ia diferencia entre simulaci6n y disimulacién, Disimular es fin- gir que no tienes lo que realmente tienes; es mentir o ‘encubrir. 16. La bancarrota del condado de Orange sucedié después de que este capt tulo fue escrito, Fara una interpretacin de sus causis y consecuencias asf como un debate més dellado de las seis geografis de la reestructuracin urbana en Los Angeles, véase Edward W. Soja. Thirdspace: Journeys t0 Los Angeles and Other Real-and-Imagined Places. Oxford: Blackwell, 1996) y su volumen paralelo, Postmetropolis. Oxford: Blackwell, 1997 166 Watergate es un buen ejemplo de disimulacién a la antigua. Por contra, simular es fingir que tienes algo que realmente no tienes. Cuando esta simulacién se vuelve tan intensa que no se puede distinguir la diferencia entre lo simulado y lo real, has alcanzado realmente la hipersimulacién. Entre las hipersimulaciones mas convincentes de la era Reagan estuvo la cruzada contra el «Big Government»* un sithulacro politico que reestructuré a ideologia nacional y con ella lo que he llamado el imaginario urbano. Se utilizé como arma ideolégica para atacar al estado del bienestar keynesiano, para desmantelar muchos programas contra la pobreza a través de un astutamente recompuesto imaginario de «racismo inverso» y «correccién politica» para explicar los origenes de la recesién y la necesidad de una nueva austeridad, y para deconstruir y reconstituir en la practica el significado de democracia liberal y gobierno representativo. Los valores familiares (en un perfodo en que el ntimero de hogares tra- dicionales norteamericanos con un ingreso econémico por familia, una esposa y dos hijos disminuia mas rapidamente que nunca), el Sun Belt y las virtudes suburbanas (incluyendo la tienda abierta, un nuevo crecimiento industrial y la agresi- vidad blanca), y sobre todo el poder mitico del libre mercado y de la capacidad empresarial estadounidense se combinaron como substituto hiperreal del Big Government. Sostenida por hiperfraudes incluso mayores que el escandalo de Savings and Loans,** como la teoria de la economia del goteo, la desregu- lacién y la privatizacién del sector piblico, una de las naciones = NE: Expresién utilizada por politicos conservadores para aludir aun gobierno excesivamente intervencionists Guego de palabras con el Big Brother de Orwell. ; *** NTs Se refiere ala quicbra masiva de instituciones financieras de ahorro y préstamos en la década de los 1990 y que fue cubierta por el gobierno de Estados Unidos. 167 industrializedas con los impuestos mas bajos racionalizé uno de los mayores programas gubernamentales de la historia re- ciente para subvencionar a los ricos. Que esto pudiera ocurrir durante una década de agudizacién de la pobreza, desindus- trializaci6n devastadora y deuda nacional gigantesca da fe del auténtico poder de los simulacros. Tras el abandono simulado del Big Government aumenté la intervenci6n federal y local en la economia y la vida cotidia- na, una estafa de tales proporciones que sélo.podia ser pro- ductora de la ‘imagenierfa’ de otra hipersimulacién més global. Durante la era Reagan, una creciente ola de «desinformacién» féctica reconstruyé la amenaza de la Guerra Fria creando lo que finalmente se ha llamado Nuevo Orden Mundial, con los Estados Unidos como un postmoderno Robocop y los medios de comunicacién de masas como su principal campo de bata- lla Esta hipersimulacién tan americana, salpicada por hechos como Granada, Libia, Panamé, Nicaragua, y la hipersimulacién ms postmoderna de los espectéculos militares, Operacién ‘Tormenta del Desierto, legitimé la reconversin doméstica del estado del bienestar a un estado de guerra* més especializado. El keynesianismo militar activé la economfa con muchos miles de millones de délares para la defensa, recibiendo nuevamen- te el Sur de California la mayor parte de todas las iniciativas estratégicas de defensa. Retroalimentandose una vez més de los miedos de la mayorfa de sus votantes, un régimen neocon- servador adicto a la hipersimulaci6n abrié una ofensiva contra las ciudades centrales, que eran percibidas como Ia amenaza interna mas grave para el Nuevo Orden Mundial. La guerra contra la pobreza se convirtié en una guerra contra los pobres urbanos, una promulgacién de ley y orden que militariz6 ala NT: Juego de palabras entre welfare y warfare. 168 policfa local (y federal) en una lucha contra la droga, la bandas, el crimen, la inmigracién ilegal, y otros muchos objetivos de la ciudad interior. Como hipersimulaciones, estas imégenes impactantes fueron, y para muchos todavia son, creidas como auténticas y ciertas. Arrancar simplemente lo imaginario para exponer la supuesta realidad que se esconde tras ella, sin embargo, ya no supone un reto suficiente ni una respuesta critica eficaz. Para utilizar una frase que capta tanto el significado de la condicién postmoderna como los efectos de los procesos de reestructu- racién que se han producido estos dltimos treinta afios, jla realidad ya no es lo que era! Pero aunque tal vez no seamos capaces de resolver aqui los problemas politicos que emanan de la precesién de simulacros y el poder de las hipersimula- ciones, si que podemos empezar a utilizar los conocimientos extratbles de una perspectiva postmoderna para comprender mejor la reestructuracién urbana de Los Angeles y lo que alli ocurrié en primavera de 1992. Coda para 1992 Las descripciones precedentes de la experiencia de Los Angeles durante los iiltimos treinta afios se han enmarcado entre dos momentos decisivos. El primero lo define retros- pectivamente la rebelién de Watts en 1965, una de las chis- pas mas portentosas para la concatenacién de crisis que han marcado el final del boom econémico de posguerra y el inicio de la biisqueda de nuevas estrategias para recuperar el firme crecimiento econémico y evitar un malestar social aun mayor. Retrospectivamente, se puede seguir el rastro de las seis geo- graffas de reestructuracién hasta los dias de Watts, y a través de la ventana de la experiencia de Los Angeles, tras 1965 se pue- den ver muchas reestructuraciones generadas por la crisis del 169 mismo tipo, que han afectado a otras muchas éreas del mundo. Eso no quiere decir que Watts por si mismo fuera la causa de la reestructuracién urbana ni que la reestructuracién no hubiera tenido lugar sin Watts. Lo que si puede decirse, sin embargo, es que, para Los Angeles, 1965 fue un momento decisivo y que, para el resto del mundo, lo que ocurrié después de 1965 en el Sur de California representa un caso a estudiar particularmen- te interesante y revelador sobre la reestructuraci6n urbana. El segundo momento decisivo, 1992, se proclama con me- nos decisién, ya que es demasiado inmediato para tener una retrospectiva suficiente. Aun asi, los hechos que tuvieron lugar en Los Angeles justo después del 1 de mayo de 1992 parecen sefialar otro principio del fin de una era, una obligada inte- rrupcién local de una (reestructurada) rutina que podria ser precursora de una crisis més generalizada de la postmoderni- dad y el postiordismo, del mismo modo que Watts ejemplifics la crisis de la modernidad que marcé el final del auge econé- mico postfordista de la posguerra. Se puede ver cémo emerge esta nueva crisis de las practicas y estrategias mismas que han tenido més éxito para recuperar un firme crecimiento econé- mico y controlar eficazmente el malestar social durante los ltimos treinta afios: en la reestructuracién de la forma urbana en el tejido extendido de la Exépolis; en los productivos paisa- jes industriales flexiblemente especializados del postfordismo; en la formacién de una Cosmépolis multicultural globalizada: en'las cada vez. mayores diferencias de ingresos y en las fron- teras de clase desdibujadas del nuevo (des)orden socioeconé- mico; en las fortalezas protectoras y las periferias violentas de la Ciudad Carcelaria; y en el auge de un imaginario urbano neoconservador de hipersimulaciones encantadoras y engafio- sas. Lo que todo esto retrata, sostengo yo, se puede resumir como un cambio de una reestructuraci6n generada por la crisis auna crisis generada por la reestructuracion. 170 Hasta los primeros afios 1990, el lado brillante del nuevo Los Angeles destacaba por definir una de las mayores historias de éxito de finales del siglo xX. En abril de 1992, sin embargo, esa atmosfera ya habia cambiado a medida que todo lo que era tan irresistiblemente brillante parecia autodestruirse. La peres- troika (esa potente palabra rusa que significa reestructuracién) y el final de la Guerra Fria simuleéneamente segaron la hierba bajo los pies de la economia regional postfordista y eliminaron uno de los pilares ideolégicos clave que habian sostenido la rigidez del control social por parte de los guardianes locales y federales de la paz. Al entrar en crisis la tecnépolis, también Jo hizo el sector FIRE que lo apoyaba, una combinacién de tensién econdmica que tejié una espiral recesiva que parecié més profunda en el Sur de California que en la mayoria de las demés regiones del pais. Las masivas pérdidas de empleo golpearon fuerte a la

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