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“Gariruto 2 ESQUEMAS REFERENCIALES UTILIZADOS POR FREUD . “Los analistas, en cambio, no pueden renegar de su descenden- cia del cientificismo exacto, ni de su solidaridad con quienes lo re- presentan”. Freup, tomo XXI, pag. 37. Por el significado vital que tiene para la com- _prensién de Ja estructura del psicoanilisis, es “necesario estudiar la influencia que sobre él han ejercido —fundamentalmente— dos movi- — _ mientos cientificos, a saber: el desarrollo de la - fisica mecanicista y el evolucionismo. Dejamos de lado en esta oportunidad la in- __vestigacin de la linea de pensamiento que sig- _nifica Freud en relacién con Carus, Lichtenberg - y —en general— con el movimiento del roman- - ticismo alem4n2, porque si bien hay con fre- - cuencia correlaciones muy estrechas, no puede | inferirse de ello un esquema referencial directo, como ocurre en el caso de la fisica y el evo- ~ lucionismo. Repetimos que nuestro propésito no es bdsicamente el examen ideoldgico de las teo- 1 Plenos de sugerencias en este orden de cosas, resul- tan los libros: Von Aesch, A. G., El romanticismo ale- mén y las ciencias naturales, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1947, in, A., El alma romdntica y el suefio. Fondo Cult. Econémica, 1954. ie soos oe 64 Jost sixcer fas’ psicoanalfticas sino el estudio de su estruc- tura cientifica. 4. La fisica mecanicista “La historia tradicional del psicoandlisis. co- mienza con Charcot, la escuela de Nancy y el famoso caso de Breuer. Freud tenia treinta afios cuando conocié a Charcot y ya era una perso- nalidad cientifica definida. Para reconstruir su pensamiento de 1893 hay que conocer su rela ‘cidn con Briicke.” De esta manera presenta Bern- feld el problema, que él mismo ha estudiado en ‘un articulo muy importante, En sus estudios universitarios —en general— ¥ especialmente a través de Briicke, profesor de fisiologia en cuyo institute trabajé, Freud se impregna del pensamiento cientifico de su épo- ‘ca, ligado a través de Briicke® con von Helm holtz, Du Bois Reymond, Carl Ludwig. Este gru- po estaba inspirado por un espiritu de cruzda contra el vitalismo y 1a metafisica en la cien- cia‘; durante unos treinta afios dominaron en 2 Bernfeld, $. “Freud's earliest theories and the school of Helmchols" The Prychoonel. Quarts 184, 18,8 ple ‘8 Desde 1675 a 1982 Freud trabajé en ef Laborateri> 4 Mailogia de Z. Brcko y ate mismo fue el que posibi Ig ete de Feud 9 Piss par etal cor Charo Fred sndamentalmente al tipo de pe>- samnientopookivicn cy adepro. de Ja dicecaén. cat fics que quiere enclur de la cencia Is teologia 1a me- (afc (Matumch, P. Fundancntor doctrinales de" Oe fpuicoterspia, Madrid, Paz Montalvo, 1953). PSICOANALISIS ¥ DIALECTICA MATERIALISTA 65 el pensamiento fisiolégico de Alemania y, en no poca medida, influyeron sobre Ia biologia en general. Briicke representaba en Viena a es- te grupo berlinés, que lo Hamaba “nuestro re- presentante en el Far East”. La fisica, tanto como la fisiologia sobre ella asentada, eran de neto cardcter_mecanicista, re conociendo como causa de los fenémenos a las fucrzas fisicas. Para la ciencia, en general, se planteaban dos premisas basicas: el que todos los fenémenos se hallan sometidos a un estricto de- terminismo (causalidad mecénica) y el que todo conocimiento verdaderamente cientifico debe ser factible de ser formulado cuantitativamente. La fisica era el sector del conocimiento que mejor habfa incorporado y satisfecho estas exigencias y constituia el modelo al que tenfan que tender todas Jas investigaciones. A la fisica se aplicaba perfectamente €] empleo de las matemdticas —su- mun de Ia exactitud— y por otra parte, Jos fe- némenos fisicos se prestaban a la experiencia verificadora. ‘Max Planck ®, historiando brevemente Ja evo- lucién de Ja fisica, dice: “Tomaremos como pun- to de partida el afio 1880. En esa época, cuatro grandes hombres resplandecian por encima de Jos restantes, iluminando la direccién del cami- no por el cual avanzaban las investigaciones cientificas. Tales nombres son: Hermann von Helmholtz, Gustav Kircholf, Rudolf Clausius y Ludwig Boltzman, Los dos primeros eran las «© Planck, M, 14 dénde va Ja ciencia? Buenos Aires, Loseda, 1941. a 66 Jost stecer principales lumbreras en los campos contiguos de la mecanica y de la electrodinamica, mientras Jos dos uiltimos constitufan figuras eminentes en Jas esferas asociadas de la termodinamica y de Ja fisica atémica. Pero, en realidad, no habia una linea divisoria entre esos cuatro precursores. Representaban un concepto del universo fisico comtin a todos ellos, con respecto al cual sus posiciones se hallaban en la mds completa ar- monfa, Ese concepto comin reposaba sobre un doble fundamento. Una parte de tal fundamen- to estaba constituida por ¢l principio de la m{- nima accién de Hamilton, que incluye el prin- cipio de la conservacién de la energia. La segun- a parte estaba representada por la segunda ley de la termodinémica.” En un trabajo histérico de von Helmholtz * del aiio 1847, que puede considerarse como un verdadero manifiesto cientifico, este autor decla: “Es evidente que las ideas.de materia y fuerza no pueden separarse, siempre que se intente in- terpretar los fenémenos naturales... Materia y fuerza son dos abstracciones de la realidad con- seguidas por iguales especulaciones. La materia ¢s discernible por sus fuerzas y no por ella mis- ma, y se conocen las fuertas porque mueven fa materia... Es asi como el problema de Ia fisi- ca sera referir los fenérmenos naturales a fuerzas imvariables de atraccién y repulsién cuya inten- sidad depende de la distancia... Uma explica- ¢ Von Helmholiz: “Ueber der Erhaltung der Rxati”, “Etudio preliminar, en Freud, Obras 30° Freud, Obras Completes. t. XXII. nbe. 870, PSICOANALISIS ¥ DIALECTIGA “MATERIALISTA 77 Freud no fue el vinico en su época en utilizar Ia fisica como modelo para la psicologia; lo que destaca la obra de Freud sobre otros intentos si milares es que sus teorias son introducidas jun- tamente con una posibilidad operacional y una investigacién concreta sobre el objeto de estudio. Los exquemas referenciales tomados de Ia ff sica fueron «muy fructiferos en manos de Freud; cellos le permitieron formular las hipétesis por ‘medio de las cuales fue factible cada vez més un conocimiento, comprensién y manejo de la reali- dad. Pero, a su. vez, son los que conducen las teorias psicoanaliticas a un compromiso con la metafisica y el espiritualismo. Es, por otra parte, Ja résuitante —en general— del materialismo me- canicista: su aplicacién significa un adelanto Gientifico, pero por su propia insuficiencia o Ii- mitaciones, se vuelve a retomar relacién con el idealismo, No se trata de discutir, por ejemplo, que todo set vivo va a Ja muerte, que vivir significa al mismo tiempo morir. Lo que ocure ¢s que como falta el pensamiento dialéctico sistemati- zado, al captar Freud el decurso dialéetico de Ja vida del hombre, trata —con un esfuerzo enor me— de reflejar el movimiento dialéctico utili- zando para ello el mecanicismo formalista. Una de Jas consecuencias de ello es el procedimiento viciado que consiste en “cosificar” o “substan 31 No se puede atribuir tampoco la paternidad de es- 44a observacion a Freud, Es también uno de los ejemplos Men on wala Engels nara exponer ts dialéctica, fe Jost surcer cializar” el fenémeno; 1a muerte y Ia vida se con- vierten en entidades concretas de por si: el ins tinto de vida y el instinto de muerte. La contra- diccién dialéctica se reduce a una oposicién, primero, de dos fuereasy, mds tarde, a la lucha instintos entre si, Este i Le ee eee abstraer los fenémenos de Ia realidad concreta que los produce; de por s{ significan —y a la vez Produeen— un alejamiento del campo operacio- Con irecuencia es el lenguaje el medi: ct gue sews & cabo a utninrmacdn, como or arte de magia, del fenémeno en entelequia; el simple hecho de escribir un fenémeno en letras ‘mayésculas involucra un complicado proceso epistemolégico; por ejemplo, la angustia existe camo fenémeno que emerge en tna situacién de- ferminada, pero la Angustia deja el plano del fenémeno para pasar a ser una substancia 9 pri cipio generador que de por si serviré de expli Caciga, como causa, de muchos otros fenémenos fenémeno que necesita ser explicado se trans- forma por este procedimiento en una entidad que La vida, la muerte, la angustia, no deben ser 5 i PSICOANALISIS ¥ DIALECTICA MATERIALISTA 79 transformar una abstraccién i de caricter descriptivo en Principio; es el caso de Ta inercia observada por Freud en los fenémenos psicol6gicos, la que al transformarse en Principio Sufre una subversign porque empieza a ser ma- nejada como causa o razin eficiente. En todos estos casos se trata del procedimien- to del realismo (en sentido ontolégico y no gno- seolégico) # que fue ya puesto de relieve desde distintos enfoques y épocas para distintas disci- plinas cientificas: Renan ™, Reichenbach *, Ba- Ghelard 8, Pero ha sido el marxismo el que no alismo; 28. EL realismo ontoligico pertencce a realism qnoteviouico. al matealismo. AUS, Say. palabra. en el lenguaje flobfico, que 0 gar a ei sh se entlende en ra naval y grovero em Yer de hacerte designar ‘Seid, nsmenot, EL reaiamo ya abstracidn s€ 10- ce tlantamo ha. podido.sucsivemente str acilae am Sinise abort. Unicamente el fenomenalis- oo ado. Suponge que nadie me acid de ser mre Salas y sin cuburge, considera la hipotesis de rater rca juntas pars formar el hombre como una dor hear Grocras imaginaciones que se bayan forjado 5 tibeotin, fxs palabras cuerpo y alma son perfectamen- $2 ERs cm ano representan Grdenes de fendme- Mo eimcblen, pero reduce eta diversilad comple. not ie unomenal en. snenimo, de una distin, on Tamers eater en pesado realismo e iitar Tas antiguas Miele ue tas clencas fisias, que suponian tanias Neti ao clecos diverge, y expliaban por Muides aa ibatnclates Ton hechos que una cenda nds Temtida comidera. como diverioerdenes de fendme- Magiigenan, BI porveniy de To cienca, Buenos Altes Americalee, 1918) 5 Be Reichenbach, H, La filosoie cliente, Mexico, Fondo Cult; Economica, 1958, To puchciards Gy La formacién del expirita. cent fico. Buenos Aites, Argos, 1948. pueda dar lugar a grandes José srecer s6lo ha insistido en ta necesidad de liberar la ciencia de este artificio idealista, sino que a su ‘Yex expuso y estudié el mecanismo {ntimo a par- tir del cual se produce Ja trasposicion y las con- diciones sociales que hacen que las verdaderas relaciones humanas sean percibidas en forma adulterada, mistificada *, El examen de los esquemas referenciales 5, justamente, Jo que hace posible una reduccién de Ia trasposicién, la retoma de lo concreto del Psicoandlisis; pero este proceso no cs una mera traduecién en sus resultados, sino que hard po- sible un mayor enriquecimiento de la psicologia Psicoanalitica cn su teorfa y en su prdctica, Verdad y falsedad, cierto y erréneo, como términos irreductibles, no son correctos para Ia investigacion cientifica. “El conocimiento es un movimiento. Cada uno de sus momentos ¢s un todo. Gada verdad es una verdad parcial, relati- Va y absoluta a la vez. El conjunto de verdades parciales y contradictorias en un momento da- do es también una verdad parcial. Aproxima- ign, limitacion, contradiccién, no significan falsedad” 8. Con este enfoque es con el que hay que estudiar a Freud y continuar su linea de investigacién. St Mare, C. Bl Capital, Buenos Aizes, Biblioteca Nue- vay 1946; Critica de la Economia Politica, Buenos Aires, EL Quijote, 1946. “EL trabajo alienado”, en Gutermann-Lelebvre, ,Qué Ia dialéctca? 48 GCutermann, N., y Lefebvre, H., yQué s la dialée. tea? Mexico. América, 1989, PE PSICOANALISIS y DIALECTICA MATERIALISTA 81 2. El evolucionismo “La teorfa de Darwin, muy en boga por en- tonces, me atraia cxtraordinariamente porque parecia prometer un gran progreso hacia la comprensién del mundo”, dice Freud en su Au- tobiografia® haciendo referencias a sus afios juveniles, ‘ Darwin vivid de 1809 a 1882 y publicS su Origen de las especies en 1859, es decir, cuan- diel eal Fen as ial ae del movimiento iniciado por Darwin es mucho mayor sobre el psicoandlisis de lo que pudiera inferirse de las pocas referencias que de Darwin hace Freud en sus obras‘. En Ia reimpresién del libro sobre las afasias, originalmente publi- cado en 1891, Stengel subraya la profunda in- fluencia de Hughlings Jackson sobre Freud, ast’ como la inspiracién spenceriana de Jackson *; entre otros, también Jones y Jeliffe han puesto de relieve esta estrecha relacién entre darwinismo y psicoandlisis “, 29 Obras Completes, t. XI, pig. 286. 40. Darwin aparece’ lado, ‘por ejemplo, en Obrat Gompletas, XI, pg. 837; XI, pg 381: X, 79 y 188: lg. 236 38. Nui? ecd, On phase, N. York, Unterat. Univ. res te, 1958. “at Jones, E. Prefaco a Papers on Prychoanahsis, Londres, 1912 43 "Jeliffe Smith, E, The Peychoancl, Quort. 142, 9, nee 1874, siendo estudiante, PS Doran un sxmcive, ¢a 1874, sendo| adams, Freud se inseribié en un curso sobre Biologia General y Darwinismo, que dicaba Claus tres yees por semana Pe yjost precER Las teorfas de Darwin inspiran una de las di- recciones 0 fundamentos del pensamiento de Freud, que ¢s el criterio 0 método histérico-ge- nético; genético en cuanto busca el origen de la conducta humana, ¢ histérico en cuanto lo ac tual esta relacionado con situaciones preceden- tes. El peso cae asi sobre el pasado y la causali: dad, y no sobre el presente y Ia feleologia. De gran importaneia es, también, la influencia ge- neral del evoiucionismo sobre el cambio de ac ‘itud frente a los fenémenos, en el sentido de que se abandona la conviccién de un mundo de cosas fijas e invariables, para ser reemplazada por la nocién de cambio, desarrollo, proceso. Y esto hay que subrayarlo en una época en que el innatismo y el degeneracionismo estaban muy en boga‘®. En el caso de Roberto Hanold Freud nos presenta un esquema de lo que ha- ria un psiquiatra de su tiempo (y en gran parte para nucstros dias ello cs todavia vigente) : ca lificaria el estado del protagonista de delirio, incliido quizé en el amplio grupo de las para noias, y lo calificaria dé erotomania fetichista; “el severo psiquiatra marearia después a nuestro hhéroe con el estigma de degenerado. .. y se de- dicaria en seguida a investigar las taras heredi- tarias...”, EI resultado de todo ello seria enca- sitlar formalmente el delitio y alejar Ia persona Bernfela, 1951, 8, 45, Lombroso vivid de 1885 2 1909 y Morel de 1809) a iss 40 Freud, “El delisio y los suefos en Ia Gradiva de Jensen", Obras Completa, t. 1. 8, °S. Freud M.D", Int. J. of Pochoanal PSICOANALISIS ¥ DIALECTICA MATERIALISTA 83 de Roberto Hanold de nuestra comprensién y “del niicleo de los hombres normales”. El criterio o enfoque evolucionista contribu- y6 también, en alguna medida, para que Freud pudiera relacionar en un proceso vinico fenéme- nos distintos entre sf, como la normalidad, neu- rosis, perversiones y_psicosis, rompiendo barre ras formales; le permitié también poner énfa- sis sobre la vida infantil y establecer el desarro- lo de los fenémenos. La continuidad entre normalidad y cuadros pstcopatoldgicos establecida por el psicoanilisis en el sentido de que entre uno y otro existe una diferencia cuantitativa, pero que se trata de Jos mismos mecanismos, levanté una ola de indigna: cién y protesta que todavia no ha cesado del todo. Se la atribuyé a resistencia psicolégica, a Ja angustia que provoca el acercar demasiado la neurosis a la normalidad y la falta de barreras precisas, Es cierto, es esto y algo mis, que recién emperamos 2 vislumbrar: las ideas de Freud so- bre la relacién y continuidad entre normalidad y neurosis, sefialan que la misma sociedad en que viven las personas sanas contiene los factores de alienacién que Ievan a la enfermedad, como ecientemente lo ha estudiado y expucsto, en- tre otros, Foucault, Las ideas difundidas so- bre las neurosis consideradas como desadapta cin social ocultan el cardcter alienado de nues- tra sociedad. 47 Foucault. M.. Maladie men Pas oStream pslcopatoiogia", Symposium "sobre esquizofrenias, Buc 8 Jost nLecer En esta influencia del darwinismo, de con: derar los fenémenos no como entidades forma- es en sf, sino como integrantes de un proceso, hay que considerar o apuntar Ia relacién que Freud pudo establecer entre neurosis y perver- sién; su férmula fue que las neurosis constitu. ‘yen el negativo de la perversién #8 0, dicho de otra inanera, aparece la neurosis porque existe una lucha para que no se manifieste la perver- si6n, En la actualidad admitimos que tanto las neurosis como las perversiones constituyen el negativo de ansiedades psicéticas, sein 1a for- mulacién de E. Pichon Rivigre y los estudios de M. Klein. Pero podemos en la actualidad ver mejor los hechos en base, justamente, al desarro- Mo de tas primitivas hipétesis de Freud +, Gon frecuencia se confunde o se dan como \6nimos el criterio hist6rico-genético y el di- . Para el psicoandlisis, el primero proce- de del evolucionismo y significa el estudio de Ia conducta en cuanto proceso, en su origen, des arrollo y transformacién, mientras que el segun- do procede de la fisica y consiste en reducir los fenémenos a las fuerzas que los originan. El uno no implica necesariamente al otro y el error procede del habito de emplear la palabra dind- mica como término equivalente a proceso, cam- bio 0 movimiento ™, 42 Trew, Una teora sexual, Obras Completa, 2 4 ne tanbla ca'el pucanaiar imple expla seen por i ya y Bo a dh poral xn 9 Harlan Hy Kile, "Ee. genic, approach wstcoaNAuisis y DIALECTICA MATERIALISTA 85 Foucault hace un distingo entre evolucién psicolégica © historia psicolégica como dos di- mensiones irreductibles del devenir psicol6gico; confundir una con otra, describir Ia historia en términos de evolucién, fue el sofisma también de la sociologia en una época. La evolucién psicolégica integra el pasado en el presente en ‘una unidad sin conflicto; 1a historia psicolégi- 2 ignora tal acumulacién de lo anterior en Io actual, sitda al uno en relacién con el otro, poniendo entre ellos cierta distancia. En la evo- lucién es el pasado el que promueve el presen- te y lo hace posible; en la historia el presente se separa del pasado, le confiere sentido y lo hace inteligible. Para Foucault Tres ensayos ‘una teoria sexual es una psicologia de Ia evolu- cién mientras que los Historiales clinicos consti- tuyen una psicologia de la historia individual. La influencia del evolucionismo spenceriano a través de Hughlings Jackson se hace muy evi: dente en Ia estructura de Ia teorfa de Ia libido, es decir, en la columna vertebral del psicoand- isis teérico, ast como en otras contribuciones. face _mucho que pienso que nos veremos ayudados en nuestras investigaciones de Ins en- fermedades del sistema nervioso, si las conside- ramos como lo inverso de 1a evolucién, como isoluciones", expresé Hughlings Jackson *, con- densando asi su pensamiento. Freud fue fiel a este criterio, que en sus manos resulté muy ‘8 Hughlings Jackson, J. Selected Writings, Lon- 36 José srecer fructifero; describié la evolucién _psicolégica como un proceso de integracién y la enferme- dad como una disolucién cuyas. caracteristicas dependian del grado de involucién (regresién) . Esto signifies entre otras cosas— estudiar la conducta como proceso, pero Freud realizé una trasposicién: Ia movilidad y cambio de la con- ducta, en lugar de mantenerse como tal, fue transferida a la movilidad y cambio de una substancia (la libido) de la que se hizo depen- der Ta conducta misma; es decir, incurrié una vez mds en Ia creacién de un “doble” ontolégi- 0. Si nos mantenemos sobre el plano de Ia con- ducta, la aplicacién de los principios de H. Jack- son ha sido enormemente fructifera en el psi- coanlisis, ‘Nuevamente debemos observar que se aduce Ja concepcién jacksoniana para demostrar la va- lidez de 1a teoria de la libido, argumentacién que para nosotros no es vilida, La concepcién jacksoniana es legitima en el plano de la psico- logia cuando se estudia la conducta, tal como lo hizo Freud; pero la libido es una entelequia cu- ya existencia es cada ver menos aceptada, aun- que significé un esfuerzo de Freud por querer ‘asentar la psicologia sobre una base materialis- a La influencia de Jackson se ve claramente tam- ign en otros aspectos fundamentales de la obra de Freud, como en el libro sobre las afasias®, 2 On ia, N. York, Tat. Univ. Press se Ergud. On: Aphasie, N_ York, u FSICOANALISIS Y DIALECTICA MATERIALISTA 87 su estudio sobre las pardlisis®, sobre las aluci- naciones y delirios®. Pero nuestro objetivo no es estudiar lo que Freud tomé de Jackson; sino Jos esquemas referenciales utilizados en las teo- rias psicoanaliticas 5, Sin embargo, no queda atin con esto del to- do clara y definida la utilizacién del evolucio- nismo en la obra de Freud, porque lo empled con las distintas acepciones que tiene este tér- mino y no fue —por otra parte— del todo con- secuente con Ja direccién progresista del evolu- cionismo. En el siglo xm la palabra evolucién signi- fieaba epigénesis , 0 sea, Ia teotia de la pre~ formacién; 1a palabra no fue en ningin mo- mento empleada por Darwin en su libro El origen de las especies, sino que fue introduci- da por Spencer para significar 1a transforma- cién que hace pasar un agregado de lo homo- génco a lo heterogéneo 0 de lo menos hetero- géneo a lo mas heterogéneo; una de las defini Giones de Spencer dice: “La evolucién es una integracién de materia acompafiada de una dis pacién del movimiento, durante Ia cual, tan- to la materia como el movimiento ain no disi- 58 Freud, “Estudio comparativo de las parilisis mo: tices orginicas © histericas", Obras Gompletas, t %& Freud, "Neurosis y faicosis", Obras Compl a Ntate 3 Estudios de peicologia dinémie Matte Blanco, 1, Estudios de puicologia dindmica (cap. VII), Chile, 1955. Guiraud. £., Psychiatrie généra le (cap. Vi), Paris, 1980, 88 Von Aesch, A. Gz El romanticizmo alemén y tas iencias naturales, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 147. Jost BLeceR pado, pasan de una homogeneidad no defi € incoherente, a una heterogeneidad defi y coherente” #7, Coincidimos con 1a opinién de Lalande ® pa- ta quien la palabra evolucién es uno de los términos que en la actualidad recibe los senti- dos més vagos y hasta os mAs opuestos. Exac- tamente ¢s lo que puede decitse de Ia utiliza- cién del evolucionismo por Freud: lo empleé en forma imprecisa y contradictoria, de tal ma- nera que en algunos momentos ¢s sumamente fructifero y en otros no, pasando desde el signi- ficado de cambio y movimiento af de epigéne- sis, En la literatura marxista el término_evolu- cién tiene el sentido bisico de cambio, desarro- Wo, y el movimiento con el que se realiza Ia evolucién es un movimiento dialéctico #. Lo positivo del evolucionismo en el psicoandlisis es Ja postura “antifijista” y el estudio de la vida psicoldgica como proceso en permanente cam- bio y movilidad, rompiendo con consideracio- nes de catdcter formal. Se pueden anotar, por oto lado, dos limitaciones fundamentales: Ia primera es qué la dave del desarrollo de Ia conducta normal y patolégita resultan ser las 51 Spencer, H.. Primeros principios, Buenos Aires, EM- CA, 1045, Sh Lalande, A., Vocabulario tdenico y critica de ta fix losofia, Buenos ‘Aires, EI Ateneo, 1955. Fertater Mora, Diccionario de filosofia. Bucuos Aires, 1951. 5 Prenant, M., Darwin, Montevideo, Pueblos Uni. fev, K. Ay El indtodo histérico en ideo, Pueblos Unidos, 1M6. Koma Tov V. L,, Lamarck, Buenos Aires, Lautaro, 1949. PSICOANALISIS ¥ DIALECTICA MATERIALISTA 89 fijaciones libidinales y de esta manera se pone mis énfasis sobre lo repetitivo, produciéndose Ja evolucién a una epigénesis; Ia segunda limi- facién es consecuencia de Ia abstraccién: a me- dida que Ja teoria psicoanalitica se hace ms abstracta, a medida que reemplaza realidades Tumanas por fuerzas, entidades, instancias, el riterio de evolucién se va perdicndo, para in- currir en un “fijismo” metalisico y apclar a la autoridad de Weisman . Aunque Freud ¢s mu- ‘cho mis consecuente con el criterio histérico, el evolucionismo progresista, cientificamente, ha dejado frutos importantes en el psicoandlis Dentro de este mismo tema, hay que reparar todavia en Ia frecuencia con que Freud toma por equivalentes 0 coincidentes los términos historia y origen con el concepto de causalidad. Un mito, una ceremonia, un simbolo, pueden tener como antecedente histérico su existencia ‘en pueblos primitives, pero Jas causas por las cuales existen en nuestra época no pueden ser xeducidas al solo antecedente hist6rico. Freud vela en esta supervivencia de mitos y:simbolos sun residuo ancestral, filogenético, mientras que, en rigor, el antecedente histérico no ¢s una ex- plicacién causal. Un mito cumple determinadas funciones en relacién con la organizacién social total y si existe es porque cumple una funcién en Ta organizacién cultural actual. Esta confu- sin entre historia y causalidad produce just ‘mente una esterilizacién del concepto de movi- © Freud, “Mis alld del Principio del Places", Obras ccompletas, UL. 90 Jost BLECER miento y desarrollo induidos en el evolucionis- mo, apareciendo o pasando a primer plano lo repetitivo y el “‘fijismo”, Mayor ain es la sub- yersién en que se incurre cuando el origen de las instituciones sociales es referido a mitos y simbolos®, En la medida en que las. teorfas psicoanaliticas se hacen mis abstractas, mds se alejan de la realidad concreta y mds se impreg- nan de una concepcién metafisica. En este pro- eso interviene en relacién reciproca— el paso gradual, por parte de Freud, del evolucionismo en el sentido de movimiento, cambio y trans formacién, al sentido de epigénesis, repeticién y fijacién, concibiendo, tras el suceder de los fenémenos, entidades invariables en su esencia. 1 Este tipo de critica es ya insistente dentro del mis- icoandlisis. Véase, por ejemplo: Kardiner, A. £1 individuo su sociedad, México, Fondo de Cult. Eco- ‘ném., 1915. — Thompson, C., £t psicoanlisis, México, Fondo de Cult. Econém., 1951. — Mullahy, B. Edipe, ‘mito y complejo, Buenos Aires, El Atenco , 1955, — Ma- inowski, B., Una teoria cientifica de ta cultura, Buenos ‘Aires, Sudamericana, 1918, Cariruto $ PSICOLOGIA DINAMICA ‘Ms que un progreso en la per- Jeccibn, pretend wma mayor exac- titud + euidado que not proper. toner une segurided més amplia {jue Ta que poscemos actualmente, BS necteria realizar studios e- pecioles sobre el citerio que debe Emplearse pare le valoractin de le ordad de’ nuestray interpretacio- tne, y también e6 preciso efectuar trabajor sobre el tema. extraordi- eriamente dificil de la. correla. in existente entre téenica y tebe ia en picoandliss Jous Et, psicoanilisis es definido habitualmente por dos caracteristicas fundamentales, en lo que con- cierne a la forma de considerar los fenémenos y a la direccién o estructura basica con que se construyen sus hipétesis y teorfas. Por un lado, por el empleo de una comprensién histérico- genética de los fenémenos, y por otro lado, por el enfoque dinamico. Queremos en esta oportunidad analizar el en- foque dindmico, que constituye uno de los pun- tos medulares del psicoandlisis, en cuanto a la forma de comprender, estudiar y actuar sobre €l fenémeno psicolégico, tanto como en la for- ‘ma de estipular sus hipdtesis y teorlas. Jost srecER 1. Dindmica "Tal como es en le actualidad, fl pxicoanalisis contiene induda. Dlemente elementos rasticos, restos de sw pasado, tanto como elemen- tos dela ciencia natural...” Feo, El término dindmica tiene una doble acep- cién que habitualmente no es reconocida y se presta a confusiones; fue tomado por Freud de Ia fisica y —en rigot— comprende el estudio de Tas fuerzas que ponen en movimiento los cuer- pos. En fisica se reconoce: 1) la mecénica de los cuerpos en reposo, que se denomina Estati- a; 2) la mecénica de los cuerpos en movimien- to, que constituye la Cinemitica; 8) el estudio de las fuerzas, que integra la Dindmica, Un sistema fisico de cardcter puramente di- namico es s6lo expuesto por Newton en 1687 en su Philosophiae Naturalis Principia Mathe- matica, Desde la era de la especulacién griega, Descartes fue el primero en intentar Ja reunién de todos los fendémenos fisicos en un tinico sis tema de leyes; su sistema no fue dindmico sino cinemético: trataba de exponer y explicar los fenémenos por medio del movimiento y no por fuerzas*, 4 Jeans, J, Fisica y Filosofle, Buenos Aires, Libreria el Colegio, 1948. En relacién con la fisiea mecinica y el ‘mecanicismo: Engels, F, Dialéctien de la naturaleza, Bue- ‘nos Aires, Problemas, i947, — Isnardi, T, ‘a fisica de Descartes”, en: Descartes, Univ. de Buenos Aires, 1987. — PSICOANALISIS ¥ DIALEGTICA MATERIALISTA 98 Los términos estitica, cinemdtica y dinémica, se han hecho extensivos a otros campos cienti- ficos —entre ellos, la psicologia~ pero debido 2 que la introduceién de la palabra cinematica ¢s posterior a las otras, se considera con fre- cuencia el significado de cinemdtica como invo- Tucrado dentro del concepto de dinémica; de esta manera, dindmica significa tanto estudio del movimiento de los cuerpos, en oposicién a Ta estética (en rigor, serfa cinemitica) como ¢& tudio de las fuerzas a las que responden dichos movimientos. En el psicoandlisis, la denominacién de psi- cologia dinémica se utiliza para: 1) .significar una psicologia que estudia los fendmenos psico- 6gicos en sus transformaciones, evolucién y des- arrollo, como procesos; 2) definir el estudio de Tas fuerzas a que corresponden como efectos los hechos psicolégicos. Freud puso ms énfasis en €l segundo aspecto, mientras que nosotros desea- mos demostrar que lo més importante del psi- coanilisis resulta Ia primera acepcién. Peradotto, 1, “Descartes y Galileo”, en: Descartes, Uni de Buenos Aires, 1987. — Mach, E, Desarrollo hisidrico critica de 1a mecénica, Bs. Aires, Espasa Calpe, 1919. — Vailati, J Conéribuciom a la historia de la mecénica. Bue- ‘nos Aires, Espasa Calpe, 1947. — Jeans, J, Historia de la Mica. Fondo de Cult, Econém. — Dilthey, G., De Leibnis 4 Gorthe, México, Fondo de Cult. Bconérn., 1945. — Mon- dolfo, R., "Leibniz en Ia historia de la filosofia”, en: En- sayos criticos sobre fildsofos alemanes, Buenos Aires, mdm, 1946, José BLEcEr No queda ninguna duda que para Freud psi- cologia dinémica significé derivar todos los pro- ces03 paiquiicos del interjuego de fuerzas, y éste es el concepto que se debe tener en cuenta cuan- do se habla del psicoandlisis como de una psi- cologia dindmica; es, ademds, el significado co- recto que se atiene a su primitiva definicién en el campo de la fisica, Sin embargo, en os hechos, el término dind- ‘mica no comprende tan s6lo esto de manera ex- clusiva, porque involucra ademis 1a compren- sign y estudio de la conducta como proceso, en permanente cambio, desarrollo y transforma. ién, en oposicién al criterio estitico. La con- fusién surge porque el psicoandlisis significé ambas cosas, Ponemos énfasis en esta distincién porque es importante separar conceptualmente el estudio del hecho psicolégico como proceso, del edificio te6rico que reduce este proceso a un interjuego de fuerzas al que se atribuye, en iiltima instan- ia, el origen y el destino de Ia conducta. Es factible que la conducta, como proceso psicolé- gico, pueda admitir otras explicaciones en la actualidad, aunque es forz0so reconocer que el ctiterio dindmico (como estudio de las fuerzas) ha rendido enorme beneficio en Ia psicologia psicoanalitiea, pero que en Ia actualidad est ya dificultando su desarrollo porque, fundamen: talmente, esti fuera del campo operacional pro pio de la tarea del psicoanalista. La verdadera revolucién efectuada por Freud en el terreno de la psicologia no es la explica- PSICOANALISIS Y DIALECTICA MATERIALISTA 95 cién dinamica de 1a conducta —en el sentido de reducir 0 trasponer la conducta en un sistema como proceso y la posi ‘campo operacional concreto y propio en el cual ‘modificamos Ja conducta con nuestra actuacién. Expresar esta formulacién en forma escueta de esta manera, no alcanza a poner de relieve todo lo que esto signified para la psicologia. En Ta Ienta evolucién del conocimiento de Ia reali- dad es significativo que hasta no hace mucho el mundo era considerado inmévil, fijo, repeti- tivo; el movimiento era aceptado en cuanto mo vimiento externo, como traslacién en el espa cio, Ha costado mucho esfuerzo admitir y for mular la permanente movilidad de todo y —mnés aiin— admitir el movimiento como proceso in- terno, transformador de todas tas cosas. El pro- ces no sdlo incluye a historia de un fenéme- no; involucra fundamentalmente ese movimien- to interno inherente a la existencia misma del fenémeno?. Nos ocuparemos mds adelante en subrayar y aclarar la contradiccién que se ha desarrollado en el psicoandlisis entre la con- ducta comprendida y explicada como fenéme- nno en permanente movimiento y cambio dentro. del campo operacional y la explicacién dinémi- ca de la conducta como sistema especulativo. Es cebvio que tal contradiccién ha devenido con el desarrollo del mismo psicoandlisis y que en los 2 Esta concepcién ha sido introducida y profunda- ‘mente enfatizada por la dialéctica materalisa, 96 Josk sLecer comienzos la coincidencia de ambos aspectos fue fruetifera en manos de Freud. Este planteo es para nosotros de vital impor- tancia y sin tenerlo en cuenta no hay posibili- dad de comprender el psicoanilisis en nuestros dias. Porque otros intentos han sido realizados por distintos autores en utilizar conceptos de la Hisica# en el campo de Ja psicologia‘, pero no han pasado a ser realmente experiencias psico- ldgicas, o bien no han ido més allé estos inten- tos de un desarrollo especulativo o nocional, mientras que Freud realizé Ja investigacién en un campo operacional concreto, propio de la psicologia®. Freud es muy contradictorio (sin contradic cién no hay desarrollo, no hay proceso de co- nocimientto) ; con el estudio de la conducta co- ‘mo proceso, separa la psicologia de Ia metafi- sica; delimita el fenémeno psicoldgico y esto es Jo fundamentalmente original y revolucionario de su obra. Pero cuando desarrolla su concep- 3 En Ja sociologia ocurrié también una utilizacion de Ja fisica. A. Comte propuso dividir Ia sociologia en dos ‘grandes partes: estitica © descriptiva y dindmica que ex. udia el funcionamiento de a sociedad. René Worms Proputo, al lado de la dindmica, lamar Ginematica a la parte de Ia ‘que se ocupa del nacimiento de las instituciones. (Bouthoul, G, Traité de Sociologic, Pa- is, Payot, 1954), 4 Es el caso de Ia psicologia experimental. 5 “EI psicoanilisis nacié en un terreno estrictamente delimitado, Originaimente, slo conocia. un fin: cl de comprender algo de la naturalern de lat enfermedades nnerviowas Uamadas funcionales, para vencer la impoten- ‘cla médica de hasta entonces em cuanto a su tratamien- to”, (Freud, Obras Completas, ¢. XII, pig. 216) Tae FSICOANALISIS y DIALECTICA MATERIALISTA 97 cién dindmica de ta psicologia, vuelve a reto- mar contacto cada vez més intenso con el idea: lismo metafisico. Con textos aislados de Freud €s posible —por este cardcter contradictorio de su ‘obra— demostrar que Freud es materialista © idealista, que es un cientifico riguroso o un metalisico, etc, etc, criticas que por cierto no han escaseado, La obra de Freud debe ser exa- minada como totalidad y cada parte de la mis. ma en funcién de dicha totalidad. Herbart es uno de los psicélogos que han pre- cedido a Freud en Ia teorizacién, tomando como modelo a Ia fisica; libré una importante batalla contra la psicologia de las facultades, colocando en lugar de estas ultimas, a las fuerzas, plan- teando la necesidad de una psicologia de hechos reales y una metodologia similar a la de las ciencias naturales. Para Herbart la tarea de la psicologia debe consistir en establecer una es tética y una mecénica del espiritu. "La estati- ca del espiritu se propone estudiar las condicio- nes del equilibrio entre las representaciones, someter al cdlculo su detencién reciproca y de- terminar los todos complejos que resultan de su unién”®, La mecénica del espfritu estudia “las representaciones en estado de movimiento”. Podrian examinarse de esta manera las grandes analogfas entre la psicologia de Herbart y la de % Ribot, Psicologia alemena. Son numerosisimes los autores que han utllizado el eriterio dindmico y el con- cxpto de fuerza en sus estudios psicol6gicos; véase una re- sefia de ello en: Schwartz, L, Les névroses et la prycho- logie dynamique de Pierre Janet, Paris, Presses Univ. de France, 1955, pig. 268, Freud, pero seria una vous para la i toria de la ciencia (cuyo interés como tal no _ queda en duda), mientras que en este momen- to, para nosotros, es mis importante poner de | relieve el cardcter especulativo de las concepeio- nes de Herbart, mientras que Freud trabajé so- ‘bre hechos concretos que no sélo manejaba ex peculativamente, Esto hace que Ia obra de Freud adquiera otra trascendencia que no se agota con la sola revisién tedrica, El iiterio dindmico —en cuanto estudio de las fuerzas— es el germen de la teoria de Jos ins- tintos en el psicoandlisis, y tendremos que es tudiar el concepto de fuerza para considerar el Proceso por el cual las fuerzas, a las que redu- ce Freud el psiquismo, son transformadas con- ceptualmente en instintos. La psicologia ha centralizado su punto de Partida en este eje, formado por los instintos, que involucra wna concepcién particular del hombre, y en los instintos —tal como son ain considerados— reside todo germen de la psico- Jogia abstraccionista y nocional. La abstraccién reside en no partir del hombre concreto sino de una inferencia Ievada a categoria de primum movens, de entelequia. De esta manera, el pla- no de lo humano —lo especificamente psicolé- gico— falta en la psicologia cldsica. La inspira- cién fundamental que reclamaba Politer para una nueva psicologia esti en partir del hombre concreto y no de inducciones o abstracciones que reemplazan al sujeto mismo. Freud, en bue-~ na medida, sigue esta misma linea, este mismo proceso, pero —por otra parte— deja sentado un profundo replanteo del capitulo de los ins: tintos en Ia psicologia. De tal manera, no se resuelve el problema que plantea el capitulo de los instintos en el psicoandlisis con una mera declaracién de su cardcter idealista o de un solemne énfasis sobre su estructura mitolégica. De Io que se trata es de reelaborar las abstracciones, calando en la realidad conereta que ha sido asimilada, apre- hendida, en la formulacién animista o idealista. ‘Tal tarca es Ja que deseamos encarar y para ello debemos analizar el concepto de fuerza. La libidd en Ia teorfa psicognalitica es un artificio que refleja —no obstante— un movimiento real; el desarrollo de la conducta ha sido traspuesto teéricamente en una entidad que resulta una substancializacién 0 cosificacién de fenémenos reales, En otro lugar, donde proyectamos cw parnos especialmente del problema de los ins- tintos, demostraremos cémo cada etapa de fi jacién de Ia libido es una etapa —en realidad— de utilizacién de nuevas “‘técnicas” para satis: facer necesidades. “Todos nuestros conocimientos son relatives en el sentido de la condicionalidad histérica de la aproximacién de estos conocimientos a la verdad absoluta. Pero en toda verdad cientifi- ca, no obstante su relatividad, estin compren- idos elementos de la verdad absoluta™*. xs + Josjecnl. ilided det mundo, Sante ve ah al facil negar todo en la psicologia, pero ino se es pricélogo estando fuera del trabajo concreto en Ja psicologia, ni se es tampoco psicblogo porque se tenga razén en lo que se rechaza o se niega; se fs psicélogo en lo que se afirma y sostiene en una tarea desarrollada précticamente dentro del terreno mismo de Ja psicologia, 2. El concepto de fuerza La dindmica —tomada de la flsica~ fue el es- quema referencial que utilizé Freud para com: prender, explicar y exponer sus hallazgos.psi- colégicos, asi como, en igual forma, le sirvié en Ja estructura de Ja teoria de los instintos, Para €l estudio que estamos desarrollando se hace necesario examinar més detalladamente tam ign el concepto de fuerza y sus derivaciones, que facilitaron el desarrollo en el psicoandlisis de una teoria de los instintos que se transformé en una verdadera mitologia. EL capitulo de los instintos encierra, sin lugar a dudas, la tradicién animista de la psi porque no parte de los seres humanos y de sis vidas reales, sino de una abstraccién, de la cual Ja conducta de los hombres es una mera exterio- rizacién; esa abstraccién deviene una entelequia auténoma cuyo destino determina la conducta de los hombres. La psicologia ha significado tuna pseudo ciencia —en gran medida— por es- ta trasposicién de Ja realidad concreta a abstrac- ciones religiosas, metafisicas 0 mitologicas, que - nar: “una investigacién puramente PSICOANALIsIS Y DIALEETICA MaTEUALISTA 101 con el tiempo van sufriendo una metamorfosis y adquiriendo ropajes pseudocientificos, No se adelanta mucho cuando, conservando el fondo de las tradicién animista en el capitulo de los instintos, se los equipara con energias fisicas 0 se los concibe como productos de la actividad glandular 0 como centros subcorticales, etc,, etc. Se incurre en un error cuando se piensa que se estd dentro del sucterialismo cientifico por el ‘hecho de que se hagan depender los instintos de la actividad del soma; todo lo que se ha hecho es revestir con un ropaje pseudo cientifico una concepcién animista, Freud asienta una firme decisién de mante- nerse dentro del campo de la psicologia®, pero edifica una pseudobiologia que, en un momen: to dado, 1 mismo se ve en Ia necesidad de fre- icoldgica no debe adentrarse tanto en los dominios de la investigacién fisiolégica” ®. Gontrariamente a lo que se afirma con frecuencia, la teoria de los instintos no deriva totalmente de las investiga. ciones psicoldgicas de Freud, sino de otros cam pos especulativos en los que Freud tenia cierta- mente derecho a entrar, pero no a conferirles Ja valider derivada de una investigaci6n cienté fica de un campo de trabajo definido, La concepcién del instinto como fuerza es he- rencia del animismo, que es ciertamente un an- tropomorfismo; en el capitulo de los instintos, el concepto de fuerza es un antropomorfismo sh DS: Ores comet tte te AV, te BBs 102 josé iecer “de vuelta”. Lo denominamos ast porque el concepto de fuerza utilizado en fisica tiene ori- gen en la sensacién subjetiva de Ia fuerza mus- cular; cuando la psicologia se apropia del con- cepto, su fuente subjetiva est tan alejada que se afirma categéricamente su cardcter “objeti- vo” respaldada por una ciencia tan prestigiosa como 1a fisica, Se ha olvidado que Ja fuerz en fisica es una atribucién a fenémenos del mundo de una sensacién subjetiva y se le ha concedido existencia auténoma como ente y luego esta en- tidad. asf creada ¢s trasplantada al “interior” del hombre. El concepto de fuerza es un deri- vado inmediato de la sensacién percibida en el ejercicio. muscular; primitivamente es un con- cepto puramente subjetivo y de ninguna ma- nera una entidad externa, existente como cosa u objeto. En ningiin lugar percibimos la fuerza como entidad sino por extensién antropomérfi- @ de la serisaci6n corporal. En la misma fisica, originalmente, la fuerza fue una funcién matemdtica que tuvo su origen fen el hecho de que Newton lego a demostrar que las eyes de la cafda libre estudiadas por Galileo, y las leyes del movimiento de los pla- netas alrededor del sol, no eran leyes distintas, sino que se reducian a una sola ley general, Ia- mada de atraccién universal. Ni Galileo, Ke- pler ni Newton, al estudiar. el movimiento, re- ‘currieron a ninguna hipétesis acerca de las cau- 's25 de los movimientos que estaban estudiando. Para demostrar que la calda libre de los cuerpos Yl movimiento de los astros responden a una PSICOANALIsIS,y DIALEETICA MATERIALISTA 103 sola ley, Newton demostré que las ecuaciones con las que Galileo describié el primer fendme- no, eran equivalentes a las ecuaciones de Kepler para el segundo; para obtener tal equivalencia Newton introdujo una funcién matematica. Cuando se quiso hallar un significado a esta fun- ign matematica ¢5 cuando se introdujo el con- cepto de fuerza, pero con ello “se ha abandonado ya sin embargo, el terreno de Ia experiencia Pura como también el del andlisis matematico Y se encuentra en el de Jas especulaciones me- tafisicas” 20, Sin embargo Newton insistié en su decisién de no desarrollar hipétesis y se abstuvo de afir. mar Ja existencia efectiva de fuerzas, y decia que los cuerpos se mueven como si existiera en- te ellos una fuerza", Al respecto, Newton de- cla: “Los cuerpos caen segiin un movimiento acelerado del que se conoce Ia ley: he aquf el hecho, Io real. Pero la causa primera que hace ‘caer estos cuerpos es absolutamente desconocida. Se puede decir, para representarse el fenémeno en el espiritu, que los cuerpos caen como si hu- biera una fuerza de atraccién que los solicita hacia el centro de la tierra, quasi esset attractio. Pero Ia fuerza de atraccién no existe o no se la ve, no es mds que una palabra para abreviar el 20 Newschlosz, S. M, Ea fisica contemporinea en sus relaciones com la filosofia de la razén pura, Rosario, 1987. 4. Freud es comparado a Newton en One Hundred Years of American Psychiatry en cuanto ambos introdu- fen Ja dinimica con el conépto de fuerma. (New York, Columbia Univ. Press, 1947,) '#, Lo misino que con la fuerzs mm express su negativa a expedirse sobre la il- tia causa de la gravedad; “el término grave- "dad aparentemente no pudo haber significado ra él una ultima causa, Era mds bien un me- to s{mbolo cientifico que explica los fendmenos del movimiento tan sélo en el sentido de que _redujo su complejidad al demostrar que era po- "sible concebirlos como dependientes de un fac. tor comin” 18, _ Ta cautela de Newton al hablar de la fuerza con un como si, fue posteriormente abandonada y se consideré a la fuerza como causa y como co- ‘sa, como entelequia, Se extendié la seguridad del método matemdtico empleado en la fisica a las abstracciones de ¢l derivadas, Pero tene- mos que volver en Ia actualidad a insistir en es- te sentido original, porque la nocién de fuerza es una abstraccién que tiene su raiz en un es ines (a su vez nacido del estudio la necesario para la investigacion en un momento dado, pero que guarda mucha ~ relacién con el animismo, con el mito Cuando Newton especulaba, lo distinguia ast (Carta a Boyle) y no homologaba 1a fuerza con Ta causa; dice en otro lugar: “Lo que yo amo atraceién puede tener lugar por impulso o por ‘otros medios desconocidos para mi. Uso esa pa labra aqui s6lo para significar en general cual quier fuerza, mediante In cual los cuerpos tien den los unos hacia Ios otros, cualquiera sea la causa” 15, Cuando Leibniz le censuré el haber introdu- cido cualidades ocultas y milagros en su. filoso- ffa, replicé que “entender 10s movimientos de Jos planetas bajo la influencia de 1a gravedad, sin conocer Ia causa de ésta, es un progreso tan bueno en la filosofia como el de entender Ia construccién de un reloj y la dependencia mu- tua de sus ruedas dentadas, sin conocer Ja cat-, sa de la gravedad de la pesa que mucye la mé- quina en la filosofia de la relojeria” Las palabras descriptivas de fenémenos ter- minan traicionando su funcién. “Se Uega ac ‘tualmente a considerar Ia Herencia, el Atavis- mo, la Variacién, la Adaptacién, etc, como: fuerzas directrices de Ja evolucién, cuando no ‘son ms que categorias, agrupaciones de hechos que tiene cada una su razén mecdnica indivi- dual. Sin confesarlo y sin saberlo, se Jas ha transformado en una especie de divinidades bio- Idgicas que se disputan la suerte de griegos y 18 Newton, L, Seleccién, Buenos Aires, Espasa Cal- mW ; ; 106 Josk BLEcER troyanos; y se cree haber explicado alguna cau: sa cuando se dice: esto viene del Atavismo, es to se debe a la Variacién y esto otro a la He- rencia” *, Este destino es también el que sufrié el con- ‘cepto de fuerza en psicologia: de fuerza, fun- ign matemética, p2s6 a Fuerza, entelequiay de aqui a impulso, luego a instinto, para terminar €l proceso de mitologizacién progresiva en el Instinto. El concepto de fuerza devino unia entidad on- toldgica con todo el rigor de un mito cientifico;, resulta no sélo una referencia abreviada de un qimulo de factores en interjuego, sino Ia causa misma de este interjuego. Para Engels*® la no- cin de fuerza est tomada de Ja accién del or- smo sobre el medio; “hablamos de fuerza muscular, de la fuerza de levantamiento de los brazos, de Ia fuerza de resorte de las piernas, de la fuerza de digesti¢n del estémago y del tu- bo intestinal, de la fuerza de sensibilidad de Jos nervios, de la fuerza de secrecién de las glindulas, ete. En otras palabras, para ahorrar- nos la indicacién de la verdadera causa de al- gin cambio producido por una funcién de nuestro organismo, le atribuimos una causa fic: ticia, una titulada fuerza correspondiente al cambio. Este comodo método Jo aplicamos Iue- 17 Delage itado por Prenant, Mu. “Ciencias Diol cas y sociedad, en Ta tus del marxismo, Buenos Aires, Problemas, 1947. Te Engels, Fy Dialéctica dle le Noturatesa, Buenos Ak vs, Problenas, 1947, Engels, F, Anti-Duhring, Buenos ites, Hemisfeio, 1956, PSIGOANALISIS y DIALECTICA MATERIALISTA 107 go al mundo exterior ¢ inventamos para ello fantas fuerzas como fenémenos existen”. Fl mismo Engels cita a Hegel sobre cl tema: “Es mejor decir que el imin tiene un alma (como se expresa Thales) que decir que tiene la fuer za de atraer; la fuerza es una propiedad sepa- able de Ia materia, es representada como un predicado, mientras que el alma cs un movie Iniento de ta materia, una misma cost con la naturaleza de ésta". Y contimia Engels: “Preci- ‘Samente por eso nos refugiamos en Ta palabra fuerza, Expresamos, pues, asi, no nuestra clen~ Ga, sino nuestra falta de ciencia acerca de 1a naturaleza de Ia Iey y su modo de actuar. En ese sentido, como expresidn abreviada de una felacién causal aiin no determinada, como re ‘curso de emergencia del idioma, puede suceder- rhos gue 1a usemos ocasionalmente, Pero sélo se. Helmholtz explica los fendmenos fisicos con tuna pretendida fuerza de refraccién de Ia luz, fuerza de contacto eléctrico, etc, com el mismo derecho explicaban los escolisticos de In Edad ‘Media los cambios de temperatura por una “vis ‘calorifica” y una “vis frigifaciens” y se aborraban fast toda investigacién de los fenémenos caléri- cos”, “Pero si la nocién de fuerza da motivo a semejante confusién de conceptos ain en un Hisico de Ia talla de Helmholtz, es éta Ia me- jor prucba de que es cientificamente inservible fen todas Ias ramas de Ja investigacién que van ‘mis alli de la mecinica analitica. En Ia mect nica'se toman las causas de movimientos como José pueczr dadas; no se ocupa de su origen sino de sus efec- tos. Por Io tanto, si se designa una causa de mo- vimiento como fuerza, a la mecdnica como tal no Ie hace dafio. Pero al habituarse a aplicar esta designacién también en Ia fisica, en Ia qui mica y en la biologia, la confusién es inevi table”. “Y, por fin, en toda ciencia natural, aun en la mecinica, es un progreso cada vez que uno se libra de alguna manera de la palabra fuerza” 10, Ahora bien, no pueden ser menospreciados totalmente los conocimientos o teorias formu: lados con el concepto de fuerza; ¢s incluso to- talmente necesario adinitir que es un paso obli- gado en el conocimiento y la investigacién. Que- Temos subrayar que la fuerza no es una arbitra: tiedad introducida en tos hechos, y que los he- chos que se describen utilizando el concepto de fuerza no son totalmente errdneos, por esta so- Ja causa, La fuerza es una formulacién gene- talizadora, resumida y abstracta, de complejas interacciones que desconocemos en un momen: to dado, El error reside en transformar Ia 49 ts que ta necién de fnaidad, como lt formas Iniciaes deta nociin de foern, ede orgen subjetive © egotntric”. "Piaget, Ay E'Epitémologe gence, Pari Prewes Univ. de’ France, 106007 ae 29" “Sin embaigo, debeuon sottrmos prevenidos con- fru el concepto vulgar de que iat teria Gentes ac Soeden nay « otras. al igual que lov depo oncns ley es deer, matando a suf ancora y toda fm Mat ‘cohen, ML Ry, Ratdn 9 ‘Naturelel, Ducnes. Alves Paid, 1986 ‘La fuera (en el sentido mecinic) os sola cone tancia de una relacidn', Mach, Ey Anis de latches Siones, Madr, Jor, i8as FSICOANALISIS Y DIALECTICA MATERIALISTA 109) fuerza en causa; puede ser la expresién de una relacién causal pero no Ia causa en si, so pena de caer en el entelequismo, como ha ocurrido efectivamente. El conocimiento elaborado con su utilizacién debe ser analizado dialécticam te; “las nociones inexactas son en cada ciencia, a fin de cuentas, cuando prescindimas de los errores de observacién, nociones inexactas de hechos exactos. Los hechos quedan, aun cuando verifiquemos la inexactitud de las primeras” #, Resumiendo, la fuerza se inicia con Ia apli- cacién a Ia fisica de un concepto subjetivo, de una sensacién corporal; pero paulatinamente se hace una entidad objetiva, existente de por si, una entelequia, un mito. Cuando vuelve a Ia psicologia viene prestigiada con todas las “ rantias" de una ciencia objetiva y exacta. Tie ne razén Fenichel* cuando dice: “La idea de considerar un fenémeno mental como el resul tado de la interaccién de fuerzas, no cs cierta- mente debido a una simple trasposici6n sobre el plano psicolégico del concepto de energia co- min a otras ciencias naturales. Al comienzo era todo lo opuesto; se aplicd a las ciencias fisieas el principio generalmente admitido de que una reaccién mental es comprendida cuando se com- prenden las razones...”, Es ciertamente correc- to que el concepto de fuerza es primitivamente de orden psicolégico, pero cuando Freud lo to- 22 Engels, F, Dialéctica de la naturaleza, Buenos Ai- rey, Problemas, 1947. +23 Fenichel, O., La Théorie psychanabtigu ‘es, Parla, Prenes Univ, de France, 1953, néoro- ma de la fisica “de retorno” no Io reintegra alo que era: un concepto subjetivo. 4 K. Lewin* en un estudio sobre las formas aristotélicas y galileanas de pensar, puntualiza cémo la naturaleza y direccién de los vectores de la dindmica aristotélica estén completamen- te determinados por adelantado por la natura- leza del objeto de que se trata. En la fisica mo- derna, por el contrario, la existencia de un vec tor siempre depende de la interrelacién mutua de varios hechos fisicos, especialmente de la re- | Tacién del objeto y su medio”. |. Esto tiene importancia para nosotros, porque i no sélo deseamos desentrafiar los esquemas re- | ferenciales utilizados por el psicoanilisis, sino, — a continuacién, los hechos y las relaciones rea- les, haciéndonos eco también de este cambio de énfasis que describe K. Lewin, y en el cual la conducta deja de ser el solo efecto de. fuerzas operando en el interior del sujeto, para ser con- — siderada como un cambio en la estructura de un — campo en un momento dado? ] 24 Lewin, K., A Dynamic Theory of Personality, N. York, MacGraw-Hill, 1935. 25 La fisica moderna no tiene ya necesidad de recurrir al concepto de fuerza. Véase Jeans, J., Fisica y filosofia, Buenos Aires, Libreria del Colegio, 1946. Ruggiero, G. de, “La teoria de la relatividad y sus desarrollos filoséficos”, en Filosofia del siglo XX, Buenos Aires, Abril, 1947. — Reichenbach, H., “La evolucién”, en La filosofia cienti- fica, México, Fondo de Cult. Econém., 1953. — Haldane, B,, La filosofa marxista y las ciencias, Buenos Aires, Siglo Veinte. Se puede resumir diciendo que es admisible la reduccién de los fenémenos psicolégicos a vectores de fuer- ~ za, pero no la trasposicién. h 26 Lewin, K., Field Theory in Social Science, Londres, ‘Tavistock, 1952, ; ‘ iat {

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