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TEMA 66. INTERDEPENDENCIAS Y DESEQUILIBRIOS EN EL MUNDO ACTUAL.

DESARROLLO Y SUBDESARROLLO. DESARROLLO SOSTENIBLE


1. INTRODUCCIÓN
Actualmente vivimos en un mundo globalizado, interdependiente y desigualitario dominado par los
países desarrollados, los que ven crecer continuamente sus economías y elevar el nivel de vida de sus
sociedades. Todo ello se deriva de la transición económica experimentada por Occidente desde mediados
del siglo XIX, de evoluciones que han culminado en la inversión de capital, el dominio de la economía
sobre el resto de factores y el corporativismo. Entre tanto, las naciones desfasadas están supeditadas, tanto
por defectos propios como por la irradiación del poder económico que impone el capital y las estrategias
de la ayuda externa. De ese modo, el desarrollo se define coma la multiplicación de bienes, y el
subdesarrollo por la escasez o carencia de los mismos.
El Norte desarrollado hace uso de la interdependencia selectiva, mientras el Sur subdesarrollado paga
caras las imperfecciones del sistema económico internacional y asume la política de las ventajas
comparativas, la cooperación descentralizada y los ajustes estructurales. Esa interdependencia es impuesta
por unos gigantes financieros que colocan a todo lo económico sabre lo político, con la cooperación y la
relación internacional apoyada en instituciones y organizaciones todopoderosas coma la Organización
Mundial del Comercio (OMC), las uniones económicas regionales, las transnacionales, el Banco Mundial,
las relaciones bilaterales, etc.
Una de los ideales pare salir de las situaciones de dependencia es el desarrollo sostenible, entendido en su
valor más amplio, desde social y ético hasta ambiental y urbano.
2. LAS INTERDEPENDENCIAS MUNDIALES
2.1. De la complejidad al desequilibrio. El dominio del Norte
Superada la dilatada etapa marcada por el crecimiento del capitalismo más puro y la división estratégica
del planeta en dos grandes ámbitos a raíz de la Guerra Fría, surge actualmente otra definida por el dominio
del neocapitalismo y en un mundo interdependiente, pero fraccionado en centros (los espacios
controladores) y periferias (los controlados), el Norte y el Sur respectivamente. De ese modo la
globalización es solo relativa, pues aún perviven las sociedades pre-agrarias en ciertas áreas marginales,
así como sociedades apoyadas en los recursos naturales, generalmente controlados por las élites, que pasan
directamente de los productores a los consumidores externos. De la misma manera, se mantiene el
capitalismo mercantilista sustentado en monopolios comerciales en diversas partes del mundo y aún
subsisten países anclados en la fase de uso masivo de capital como transmisor del progreso, sin el sustrato
secuencial histórico para llegar a ese manejo. Ciertos países, por otra parte, han optado por reconvertir sus
economías con ajustes estructurales para amoldarse a las imposiciones del moderno capitalismo mundial.
Así pues, la complejidad y la variedad de situaciones implican la existencia de inserciones o supeditaciones
a la globalización, muy diferentes según la etapa de desarrollo de cada sociedad. La mundialización hace
efectiva la interdependencia, pero imponiendo dependencias, arrojando una globalización parcial o inexacta
por su desigualitarismo.
La raíz se encuentra en que el crecimiento moderno no ha sido uniforme, ni en la intensidad ni en el
espacio. Así, en un primer momento Holanda tomó la delantera con su productividad agrícola y política
mercantil, mientras que a principios del siglo XX Inglaterra aprovecho sus industrias, recursos,
innovaciones técnicas, regulaciones institucionales, política comercial y colonial expansivas para hacerse
con el liderazgo mundial. Más tarde, EEUU asumiría el liderazgo de un progreso apoyado en la tecnología,
la innovación y la producción masiva. Recientemente ese liderazgo se ha visto compartido por otros países,
como Japón, y el resto del área desarrollada, especialmente la UE.
Como resultado, los países desarrollados dominan la economía mundial, pues disfrutan de un
crecimiento continuo de su producción, de alzas del producto per cápita y de transformaciones
de las estructuras sociales e institucionales para adaptarlas a las nuevas necesidades. En el
despegue de los países desarrollados ha incidido muy notablemente tres hechos: la estrecha
interdependencia entre los sectores económicos; el impulso de las innovaciones tecnológicas,
convertidas en punteras; y unas actividades industriales poderosas, caracterizadas por su inducción sabre
el entono.
Así pues, un primer punto de partida de las diferencias entre el desarrollo y el subdesarrollo se
encuentra en el proceso de industrialización, que proporcionó el protagonismo a determinados países
mientras marginó a otros, a los que reservó el papel de suministradores de materias primas. En efecto,
siguiendo esta secuencia, puede decirse que el mundo quedó estructurado en centros y periferias, con los
primeros reafirmándose más y con las segundas degradando su situación por el deterioro comercial con los
poderosos, a quienes suministraban productos sin elaborar mientras adquirían manufacturas. Se instauró,
así, un doble comercio: el de los países industrializados entre sí y otro exterior (sobre las bases citadas) que
ponía en contacto a los países industrializados y no industrializados.
2.2. La interdependencia impuesta por la globalización
En la actualidad se asienta un sistema mundial en el que se multiplican las asociaciones económicas
regionales, se agravan las desigualdades, se mundializa la economía (las economías son dependientes unas
de otros), los nuevos actores conquistadores son los grupos privados, se produce el avance sistemático sobre
el medio natural, las ciudades se convierten en el nudo de la concentración humana, se irradia el desarrollo
tecnológico y los avances científicos, se produce la revolución de las comunicaciones... Son los síntomas
de una interdependencia impuesta por una globalización imperfecta, de una interrelación en la que
tienen mucho que ver entidades transnacionales muy diversas: económicas (UE, NAFTA, ASEAN, etc.),
políticas (ONU, etc.), culturales (UNESCO, etc.), privadas (FIFA, etc.)... Con todas se pretende hacer frente
a nuevos enemigos que afectan a casi todas las sociedades: la erosión de las soberanías nacionales, la crisis
de los grandes partidos políticos y la corrupción derivada, las injusticias sociales derivadas del modelo
neoliberal, el desempleo estructural, la crisis climática, etc.
Pero también son defensoras del pensamiento económico único, del sistema PPII (planetaria, permanente,
inmediato e inmaterial), que hace uso de los valores bursátiles y monetarios, de los intercambios
comerciales, de la información, etc., con el objetivo del beneficio inmediato. En el pensamiento único
predomina lo económico sobre lo político, partiendo del supuesto universal de que el mercado es el estado
natural de la sociedad, con una mano invisible encargada de corregir las disfunciones del capitalismo, el
librecambio sin límites, la liberalización general, las monedas poderosas, etc. Pero esta nueva situación
conlleva riesgos, como los danos ecológicos condicionados por la riqueza, los peligros técnico-industriales,
los efectos catastróficos derivados de la pobreza... Y, también, la homogeneidad cultural (la denominada
“mcdonaldización”) y el Estado transnacional.
De manera que el globalismo padece y transfiere errores. La respuesta a esta situación es la cooperación
internacional entre las fuerzas políticas, independientemente de su orientación ideológica, al objeto de
consolidar las relaciones económicas entre países frente a los grandes monopolios privados. No se trata de
abandonar todo a las fuerzas del mercado mediante regulaciones intencionales vinculantes e instituciones
transfronterizas, sino crear uniones internacionales en el marco de instituciones supranacionales que
consigan dos metas: indicar a las transnacionales los limites existentes, y establecer políticas internacionales
modernas.
3. DESARROLLO Y SUBDESARROLLO
3.1. Aproximación a las causas diferenciales
Desde la conclusión de la Segunda Guerra Mundial los países desarrollados han partido del supuesto de
que su modelo podía ser transferido, sin transformación alguna, a los nuevos Estados. Han creído que la
economía debía ser regida por la conjunción entre la libre empresa y la iniciativa pública, de la que saldrían
las inversiones en actividades básicas. En suma, han considerado que lo apropiado para sus propios niveles
de desarrollo lo era también pare otras naciones en una etapa distinta de evolución. Pocos han caído en la
cuenta de que el desarrollo es un proceso, incluidas las economías socialistas.
Unos y otros irradiaron un modelo propio, mientras los países necesitados se han limitado a marchar por
un camino erróneo para alcanzar el prometido desarrollo económico. En este sentido los poderosos han
aplicado un neo-imperialismo sobre estos Estados. Este neo-imperialismo ha sido, además, fuertemente
ideológico; se trataba de preservar la libre empresa, en el caso del bloque capitalista, o bien de difundir las
bondades del socialismo igualitario, en el caso del bloque comunista. Pero ni unos ni otros han respetado
el proceso histórico de los países nuevos, que debe de llevar consigo pesos muy marcados y secuenciales
(político, social y económico).
Más grave es el hecho de que los países industrializados capitalistas se hayan negado a reconocer que ese
desarrollo impuesto ha fracasado en los paises nuevos, porque la política ha ido después de la economía.
Para los socialistas la organización ha ido detrás de la economía. las culpas han sido dobles: de los países
avanzados por imponer fuera de sus lindes un modelo inadecuado, y de los subdesarrollados por admitirlo,
bien como imposición extrema o como resultado de las debilidades internas.
Por todo ello el mundo desarrollado ha traslado al planeta rasgos bien definidos:

 Paro estructural y ausencia de pleno empleo, por incidencia de las crisis económicas recientes.

 Disminución del porcentaje de trabajadores activos, que tienen que financiar prestaciones en
aumento.
 Incentivos y protecciones que han funcionado malignamente, de manera que los subsidios de
desempleo han acomodado a capas laborales, mientras el empresariado ha respondido con medidas
inhibidoras de la contratación.

 El Estado ha pasado de árbitro y moderador socioeconómico a un amortiguador sobre el


que recae la crisis financiera, sabre todo a partir de los derechos pasivos derivados de las
cotizaciones, porque ha aumentado la cobertura de las pensiones, ha subido el coste de la vida y
hay cada vez mayor cantidad de jubilados y de parados no contribuyentes.
 La privatización de empresas públicas, en un momento en que el crecimiento económico ya no
es sinónimo de creación de empleo.

 Dominio del sector servicios en las economías, difundiendo el trabajo por cuenta propia,
aprovechando la liberalización del mercado laboral.

 Alteración del Estado del Bienestar (que implica los derechos a prestaciones en educación,
sanidad, salario mínimo, pensiones, cobertura de desempleo...) desde que emergió la crisis fiscal
del Estado.

 Generalización del fraude (evasión fiscal, incumplimiento de programas electorales,


acumulación de dinero negro, tráfico de influencias...), que repercute en la moral pública, en la
recaudación fiscal y en el mismo funcionamiento del Estado.
3.2. Indicadores de desarrollo y subdesarrollo
Para catalogar las distancias entre desarrollo y subdesarrollo se hace use de varias medidas o indicadores.
Entre ellas el consumo per cápita de energía inorgánica, un indicador del grado de actividad económica que
señala la asociación entre las pautas de consumo de energía inanimada a las del PNB per cápita más elevado,
y al contrario. También, del porcentaje de fuerza de trabajo empleada en las actividades primarias, que
valora la capacidad o incapacidad de las sociedades pare generar progreso. En ambas medidas los países
que albergan a la cuarta parte de la población mundial más pobre han reducido su participación en el PNB
mundial. Y la relación entre el PNB/per cápita, el consumo de energía y la fuerza de trabajo muestra que
los dos primeros se correlacionan estrechamente, ya que a medida que aumenta una de esas variables se
incrementa la otra. La existente entre la primera y las otras dos plasma una correlación inversa.
Otras medidas o indicadores son la expectativa de vida y el abastecimiento de alimentos, que señalan la
calidad de vida. Los dos índices son elevados en áreas avanzadas, pero las sociedades pobres aún dependen
de los productos primarias, de los minerales y de los combustibles fósiles, una situación agravada por el
comercio desigual que se establece entre los países ricos y los países pobres. Otro indicador es la producción
agrícola per cápita, que para las naciones pobres ha aumentado considerablemente, pero al mismo a inferior
ritmo que el crecimiento demográfico. Uno más es la tasa de producción industrial, muy baja para la
mayoría de las naciones pobres.
La ONU ha sugerido hacer uso de diversos indicadores estandarizados: salud, alimentación, educación,
condiciones laborales, empleo, ahorro, transporte, vivienda, ocio, vestido, seguridad social, y libertades
cívicas. Pero la carencia de datos completos en buena parte del mundo ha forzado al uso de los índices
múltiples (come el tecnológico, el de Berry -PNB, mortalidad infantil, médicos y dentistas, suministro
alimenticio, capacidad de leer y escribir, enseñanza secundaria y superior, densidad de la red ferroviaria,
vehículos a motor, consumo de energía, y flujo del correo-, etc.), o bien de los índices únicos (mortalidad
infantil, crecimiento de la población, renta per cápita...).
Al hacer uso de indicadores únicos, coma el crecimiento demográfico y, sobre todo, la renta per cápita, la
situación mundial es sumamente esclarecedora. El mapa correspondiente al crecimiento de la población
por regiones indica la situación siguiente: África lo hace a una media del 2%; el Pacifico Sur al 1,8%;
Iberoamérica al 1,4%; Asia al 1,3%; Australia-Nueva Zelanda y Norteamérica al 0,9%; y Europa al -
-0,1. Se aprecia una correlación entre el más alto crecimiento demográfico y las más bajas rentas,
especialmente significativa en el caso africano. Se mantiene, por otra parte, la máxima del descenso
demográfico con niveles de bienestar proporcionados por los correspondientes de renta. Así, es explicable
que el hemisferio meridional padezca inflación y estancamiento, desequilibrio entre las reservas y el auge
demográfico, y crisis económicas y endeudamiento
El PNB/per cápita, por otra parte, alude a la riqueza generada por un país repartida entre su población. En
muchas naciones subdesarrolladas la riqueza está en poder de una minoría, mientras que en las avanzadas
las rentas encuentran mayor distribución entre la población, y se da un desarrollo continuado del producto
per cápita, de la tasa de crecimiento, un incremento del capital físico por trabajador y de la tasa de
crecimiento por trabajador. El Banco Mundial ha señalado la siguiente clasificación de los países
atendiendo al PNB/per cápita: más pobres, en África Subsahariana y Asia; de renta media-baja, en el
norte y sur de África, Iberoamérica, este europeo y norte de Asia; de renda media-alta, los países
mediterráneos europeos; y de renta más elevada, los más desarrollados (UE, EEUU, Canadá, Japón y
Australia-Nueva Zelanda). Esto significa que más de la mitad de la población mundial vive con rentas muy
bajas, mientras que poco más de la decima parte acumula tres cuartas partes del PIB mundial.
5. LAS RELACIONES DESARROLLO-SUBDESARROLLO
5.1. La tensión mantenida
El Informe Norte-Sur: un programa para la supervivencia (1980), dirigido por Willy Brandt, indicaba
cuatro elementos formuladores de las relaciones entre los países desarrollados y los subdesarrollados hasta
entonces. Estos son:
 Interdependencia y reciprocidad Norte-Sur, pues la prosperidad de uno significa la del otro.

 Keynesianismo global, porque la riqueza se consigue incrementando la demanda (en especial de


las regiones más pobres), rasgo que debería de ser aplicado a escala universal. La regla seria que
el aumento de los ingresos en el Sur estimula la demanda de artículos procedentes del Norte.
 Desarme global, un ahorro necesario para aplicar esos recursos a bienes productivos.
 Diálogo fluido y permanente, a través de cumbres encargadas de velar por el cumplimiento y
ajuste de las relaciones globales, de las que han salido tres conclusiones básicas: más inversión
privada en el Tercer Mundo (un requerimiento realizado por EEUU y no por los dirigentes del
subdesarrollo); establecimiento de fórmulas especificas para los países subdesarrollados en sus
intercambios comerciales; y la reestructuración de las relaciones económicas hacia la aplicación
de mecanismos de redistribución.
Las asociaciones internacionales, el comercio internacional, las transferencias de recursos y las migraciones
continúan siendo las fórmulas esenciales de interacción entre el Primer y el Tercer Mundo, marcadas por
diverso grado de tensión derivada por varias causas. De estas, una de las principales es la insistencia desde
los países desarrollados en la inestabilidad política como recurso para explicar las escasas transferencias en
ayudas al Sur. Mientras, desde el Sur se mantiene que estas ayudas son insuficientes, aún cuando se ha
conseguido cierta estabilidad y ajuste político a los requisitos impuestos por los países desarrollados. A
todo ello ha de sumársele los intereses y reclamaciones de los sectores de derechas e izquierdas en los países
desarrollados, ambos críticos, aunque por diferentes motivos, de la transferencia de ayudas.
5.2. Un nuevo orden en las relaciones Norte-Sur
El denominado Nuevo Orden que se ha venido desarrollando desde la caída del socialismo y la emergencia
de EEUU como potencia mundial se ha ido concretando en ciertas medidas para las relaciones entre los
países desarrollados y subdesarrollados que, sin embargo, no se han visto cumplidas en la actualidad.
Entre estas medidas destacan la concesión del 0’7% del PIB del Norte como ayuda al Sur; el trasvase al Sur
de ciertos fondos liberados de la políticas de desarme nuclear; la modificación de la relación de intercambio
y acceso a los mercados para los productos del Sur; la reforma del Fondo Monetario Mundial y el Banco
Mundial para asegurar la transferencia de ayudas al Sur; y la cesión de tecnología al Sur. El
incumplimiento de estas medidas se ha traducido en una persistencia del modelo económico tradicional
y el incremento de deuda externa en los países subdesarrollados, provocando así una interdependencia cada
vez más selectiva para el Norte.
Actualmente se entiende que la satisfacción de las necesidades básicas es el punto de partida que debe tomar
el Norte en sus relaciones con el Sur, como objetivo inicial y especifico de desarrollo. Una vez cumplido
es cuando se debe atacar la ineficacia de los servicios plicas y la dinamización de los complementarios
internos. Sin embargo, aún se plantea el problema de las garantías, pues el Sur debe ser capaz de transferir
al Norte la credibilidad necesaria pare que este responda. También es preciso resolver otras cuestiones: la
de unas clases dirigentes del Sur que quieren maniobrar libremente con las ayudas; y la de unos dirigentes
del Norte que quieren injerir en la supervisión.
Como corolario de todo el proceso se consolida la decepción de las relaciones Sur-Norte, que está
acrecentando las ligazones Sur-Sur. Pero ello no quita que siga siendo preciso consolidar las ayudas al
desarrollo, como las correspondientes a la UE, que atiende el apoyo a las democracias, a la preservación
de los derechos humanos, al diálogo político, a la cooperación descentralizada, etc. Así, se debe insertar a
las economías de forma armónica en la economía internacional. El objetivo hoy no es, como en el pasado,
el régimen preferencial, sino desarrollar los intercambios comerciales desde los comercios interiores y los
mercados regionales. También es preciso reforzar a las Pymes, un importante factor de creación de empleo.
Y en cooperación descentralizada el desarrollo debe estar apoyado en la sociedad civil (empresas,
sindicatos, cooperativas, enseñanza, asociaciones campesinas...). Para todo ello el Convenio de Lome es
un buen ejemplo de asociación Norte-Sur sustentado sabre la base de la cooperación entre países
industrializados y necesitados, y apoyado en tres premisas: dialogo, seguridad y previsión.
6. EL DESARROLLO SOSTENIBLE
El concepto de sostenibilidad resulta tan difícil de definir como de aplicar, ya que implica la existencia de
cambios sociales, políticos, económicos y, en general, de actitud global. La Comisión Mundial de Medio
Ambiente y Desarrollo (Informe Brundtland, 1987) indicaba que el desarrollo sostenible es el que satisface
las necesidades actuales sin poner en peligro la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus
propias necesidades. Y el Consejo Internacional de Iniciativas Ambientales Locales (1994) sostenía que
el desarrollo sostenible es el que ofrece servicios ambientales, sociales y económicos básicos a todos los
miembros de una comunidad sin poner en peligro la viabilidad de los sistemas naturales, construidos y
sociales de los que depende la oferta de esos servicios.
La Unión Mundial de la Conservación (Programa de Media Ambiente de las Naciones Unidas y Fondo
Mundial de la Naturaleza) ya señalaba en 1991 que la sostenibilidad ambiental conlleva la mejora de la
calidad de vida dentro de los límites de los ecosistemas. Pero la base actual del desarrollo sostenible se
incluye en la Conferencia de la ONU sabre el Medio Ambiente y Desarrollo (Rio de Janeiro, 1992), de la
que derivaron: el Convenio Marco sabre el Cambia Climático, por el que existe el compromiso de
reducción de las emisiones de dióxido de carbono y de otros gases de efecto invernadero; el Convenio
sabre Biodiversidad, para la protección de especies y hábitat; y la Carta de la Tierra (Programa 21),
sabre estrategias nacionales de desarrollo sostenible, que dio pie a la creación de la Comisión de las
Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (1993). Y con apoyo del Banco Mundial se creó el Fonda
Mundial para el Medico Ambiente, para proporcionar ayuda financiera a los países en desarrollo que
apliquen los acuerdos de Rio.
Los problemas ecológicos son planetarios: la preservación de la diversidad biológica global, el control del
calentamiento mundial, la protección de la capa de ozono, la conservación de los bosques, la demanda y
abastecimiento de energía, la degradación de suelos, el suministro de recursos hídricos... Pero es en los
países subdesarrollados donde son más graves y acuciantes: la desertificación, la destrucción del hábitat, la
explotación excesiva de los recursos naturales, el deterioro de los asentamientos humanos y la degradación
de las reservas de agua dulce, etc., y en ambos casos los requisitos esenciales pare el desarrollo ambiental
sostenible se encuentran en la gestión, reutilización y reciclado de las materias primas, así como la
racionalización en el consumo de la energía y el cambio de las pautas de comportamiento y de consumo de
la sociedad.
En la UE las cuestiones ambientales están contempladas en el Programa de Acción sobre el Medio
Ambiente, que busca la integración plena de las condiciones ambientales en los sectores económicos
mediante procesos que conduzcan al desarrollo sostenible. Hasta hoy se han aplicado políticas para la
reducción de las sustancias causantes del agotamiento de la capa de ozono, de las emisiones de metales
pesados, y de mejora de la calidad de las aguas superficiales. Y continúan exigiendo mucha atención
determinados problemas, come la lluvia acida, la gestión de residuos, la destrucción de hábitat, etc. Los
principales éxitos se han conseguido en el sector industrial. Y per sectores los seleccionados han sido:

 Industria. Complementa medidas prohibitivas y de colaboración con las empresas para conseguir
tres objetivos: racionalización del consume de recursos, control de la calidad de los productos, y
normas de fabricación.
 Energía. Trata de aumentar el rendimiento energético y de desarrollar programas tecnológicos
para reducir el consumo de carbón, sustituyéndolo por energías alternativas.

 Transporte. Tiende a evitar congestiones y saturaciones, planificando los usos del suelo, la
gestión más efectiva de los servicios y de las infraestructuras, el desarrollo del transporte público,
la promoción de combustibles menos contaminantes, y el uso racional de los vehículos privados.
 Agricultura. Intenta atajar la destrucción de suelos y alcanzar un equilibrio más ajustado entre la
actividad agraria y otras formas de desarrollo rural.

 Turismo. Como fuente de ingresos para muchas regiones y una muestra ideal de la relación entre
desarrollo económico y ambiente, los objetivos se centran en conservar los valores naturales y
culturales, la diversificación de las actividades fomentando turismos alternativos al de masas, la
promoción de la calidad de los servicios turísticos y campañas capaces de fomentar un mejor
comportamiento por parte de los turistas.
El mayor acuerdo para conservar los recursos naturales del planeta ha sido el Protocolo de Kyoto (1997),
un acuerdo entre 180 países bajo el compromiso de reducir las emisiones de gases que provocan el efecto
invernadero. Sin embargo, en este plan se aceptaron ciertas medidas flexibles, entre ellas la venta de cuotas
de contaminación de unos países a otros y la compensación por sumidero, es decir, por las masas forestales
que absorben la contaminación. Objetivo de esta protocolo fue también la promoción de las energías
renovables, a exclusión de la energía nuclear. La aplicación del protocolo fue muy irregular por la
resistencia de algunos países a aplicarlo, entre ellos EEUU, el mayor emisor mundial de gases de efecto
invernadero.
La Cumbre de la Tierra de Johannesburgo, celebrada en 2002, hizo especial hincapié en el desarrollo
sostenible y en la renovación del compromiso político de los estados allí reunidos sobre los acuerdos
alcanzados en las reuniones anteriores.
En diciembre de 2007 se reunió la Conferencia de Bali sobre el cambio climático. Tras arduas
negociaciones se consiguieron varios acuerdos. El más importante de ellos fue el compromiso de todos los
países, incluido EEUU, de actualizar los acuerdos de Kyoto a partir de 2012. Además, China e India se
comprometieron, a pesar de no estar obligadas por Kyoto, a controlar sus emisiones de gases de efecto
invernadero. Debido al vencimiento del plazo de vigencia de Kyoto, se reunió en 2012 la Conferencia Rio
+20, en la que se llegaron a unos acuerdos mínimos para aplicar medidas referidas al desarrollo sostenible
y la erradicación de la pobreza. Estos acuerdos tendrán vigencia hasta el año 2020.

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