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EDGAR MORIN EL PARADIGMA PERDIDO Ensayo de bioantropologta OTROS LIBROS KAIROS: upset Sholdrake LAPRESENCIA DFL PASADO Resonancia mia y hates de i Nawwaler ‘Desifando suposiciones fundanearaes de fa iene esta hiétossrevaucianara nuptere que la Natraleza tiene rc mora, Noes una mquina y de ests manera, esa tiga de ‘sso (ete de ensue pas 0 sociales) se far maa pari d= un unico campo meric con una mcmocia foectvao asocias, y nog paride eyes iauutables une werales. Salvador Pinker ENSAYOS RETROPROGRESIY 0S ersiamos en lead a compldd y de i incetdume ‘we y ses praiso serezer "on pus de creat” para ‘ulpasey sobrevii, Pets no May eeu i segue tay deals vigencia de Io "elropogresine spe “so para geotar uo lonbe moto slave iy miss, ove por una masa thea, bers Reeves EA HORA DE EMBRIAGARSE. Tine seid ef adverse? £1 universo cogendra la curnpleidad. La complejidad cn gor Is elicuia. Pero la czeia no cngondis necesita Inente el sentido tambien puede cunducar al sinsemidc, Sega H. Reeves, recunocideasitofsicoy vulgar cen ‘ie, cutespunde alse ann dark in sti al tae ‘nda G Dates, R. Binhwhistell B, Goffran, E'. Hal, P. Wetriawich, D. kaon, A. SchefenY ns LA NUEVA COMENICACION Selecein y ext prlininar de Voes Winkie libro que sen los textos seus de fa mis medora eo frien de fas sienciay sociales, cam Ia famosa es bela Ue Palo Ato, a comente de Filadelfa, Js socilogos de la ‘da cotidiana y figuras tan renombradas como Gregory ‘Balsor 0 Pal Wateiwick. Lye Mls v Doin Sa DAN STEROS La ewolucin de ta sexwatidad humava ‘Toman como imagen mean una bali Ue sip tense as ators eecorren Fain opto: hai el Hom. ‘ssc el chimpane os epi o as baci, lea to alravesato por a seuabdad decd que paresis he les de aes. Lo gue emerge es una enorme variedad Ue ‘experiencia sexales como ue! ponte de visa rl nel seta queda fortette relive EL PARADIGMA PERDIDO ENSAYO DE BIOANTROPOLOGIA EDGAR MORIN ¢/2? 3) EL PARADIGMA PERDIDO ENSAYO DE BIOANTROPOLOGIA CENTRO OF = iNFORMACIC editorial [Xairds ATION Numancia, 117-121 08029 Barcelona oe 7? Veo a un animal mas débil que unos menos Agil que otros; pero, en conjun- fo, el mejor organizado de todos. Jeax-Tacoves Rousseau , Discurso. acerca del origen de la ‘Titulo original; LE PARADIGME PERDU: LA NATURE HUMAINE desigualdad entre los hombres. ‘Traduccién: Doménee Bergadi Disefio portada: Agustin Péniker “© Faivions du Seuil, 1973 8 de la edigi6n on castellano: 1974 by Editorial Kuirés, S.A. Primera edicién: 1974 ‘Séptima edicidn: 2005 ISBN: 84-7245-250-6 Dop. Legal: B-28.085/2005, Impresion y encuademacién: indice, Fluvia, 81-87, 08019 Barcelona ‘ono tos derechos esersaos, No std penn x tepreduccin total parciat de este ibe Jarecopilacidn en uy sister infornnco, ma tapemisiin por mdi elacrdntco, ence, ur uenpiss, per regieteso por strae mado, salva ds breveseuiseta efectos de tees, sit Tnautorzasin preva y por ncrite del editor ol priest de eons. Universo Tierra Vida Vertebrados Reptiles ‘Mamlferos Antropoides Hominidos Homo sapiens Ciudad, Estado Filosofia Ciencia del hombre PROLOGO 7.000 millones de a mnstituye, a la vez, un giro y un regreso a un 5.000 millones de ai sttida. La orientacién tedrica es nueva, pero Ja existia. En El hombre y la muerte* es- 600 millones de a ; 1950, ya busqué el punto de unin y de 300 millones de a p © biclogia y ciencia del hombre. «Nuestra antro- 200 millones de afio ‘muerte —escribi— fundamentada en la prehis- 10 millones de tnologia, la historia, 1a sociologia, la psicologia infan- 4 millones de psicologia en general, tiene que encontrar ahora su con- ‘entre 100.000 y 50.000 én bioldgica, si quiere afirmarse con autehticidad cien- 10.000 2.500 a Zn modo alguno pretendo atribuirme una perspicacia o nacién excepcionales. Creo, vimicamente, que me na de estas cuestiones ingenuas, banales, eviden- solemos plantearnos entre los siete y los die- y que luego se inhiben, se reprimen, se asfixian €n cuando entramos en las Universidades y nas. Autodidacta por complexién, es decir, no intimidar excesivamente por los decretos de la ‘por la majestad de las Autoridades espirituales, le dejar de reconsiderar el nudo gordiano que ‘oficial crefa haber zanjado perfectamente. Es ‘teorfa dominante sobre el hombre se funda, no Ja separacién, sino sobre 1a oposicién entre de hombre y de animal, de cultura y de natura- que no encaja en este paradigma viene condena- ogismo», «naturalismo», «evolucionismo». por Kairés, 1974, en esta misma coleccién. Prétogo Prélogo Pero después de haberme otorgado un satisfecit, debo ah ra censurarme por haber permitido que durante veinte afiog la pregunta fundamental dormitara en mi interior. Bien verdad que no he podido nunca considerar al hambre cor una entidad cerrada, separada, radicalmente extrafia a la turaleea, y que cuando en 1962 me pregunté de nuevo «cqué somvs? ¢que es el hombre en el mundo?» (Le vif du sujet intenté formular una «antropo-cosmologias. Pero ahora yeg claramente que faltaba, no solamente el cslabén biolégicg esencial, sino también los elementos basicos donde apoyap tal meditaciGn. Sin darme cuenta me he encontrado encerr clo en el ghetto de las ciencias humanas; por este, cuant ims me acerco al problema central, mis limitaciones y la eg trechez de mi cultura mas me alejaban del mismo. En Intra duction 2 wre politique de 'homme, escrito por las misma fechas, cl problema bioantropolégico aflora repetidas veces pero de manera rota, fragmentaria, superficial, ignorant unas veces considerando que la accién cientifica es «el pi ducto de la dindmica interna de Ia especie humana» y q «el progreso tenico, nacida de la evolucién bioldgica, inte fiere en esta evolucién para orientarla y modificarla»; ot planteando la necesidad de una «biopolitica para aspirar a una transformacida de la «naturaleza huma de Ja que naceria el «meténtropo>, De este modo mi preocupacién «biologica» se volvia ne” sa John Hunt y a Jacques Monod, Jonas Salk iia al Salle Institute for Biological Studies. La tinica ‘se me pide es exactamente la que yo pido: apren- eonvertido de nuevo en estudiante, y con qué satis “dejo que mi exploracién siga los caprichos y la 16 © mi curiosidad; las lecturas que hago (entre ellas el ito de El azar y la necesidad), 1as conversaciones con \dores del Institute que se prestan a ser is be- Smentores, precipitan, no una «conversién a la biolo- ‘vera el lector después de las primeras veinte pa- ; de este libro), sino una reconversién te6rica. Al mismo bo, Anthony Wilden, del Departamento de Comunicacio- Ja Universidad de San Diego, me hace descubrir a ‘Bateson y me incita a una prospeccién de las diver- jentes de pensamiento que se encuentran bajo la ii Systems Theory. También entonces, y por todos lados, J con la problematica ecolégica, y mientras Wilden ‘Su investigacién «ecasistemolégica», Helene Dur- ‘ta a los pioneros y militantes del nuevo pensa- ‘ecolégico en Berkeley. trayectoria me aporta los estimulos decisivos, a mi ya Francia. La Logique du vivant, de Frangois Jacob nite ver la sorprendente dialéctica del desarrollo de neeptos biolégicos. Henri Atlan me inicia en la teoria 98 autématas de John von Neumann y en él principio de from noise, el eazar organizador» de Heina von Foers- ovecho una estancia en la universidad Mac Gill, de ntreal, para sumergirme en las tres obras, que no se en- en Francia, consagradas a los Self-Organizing Sys. para coger al vuelo la suerte y el azar que se me presents en dos ocasiones. En 1968, el doctor Jacques Robin forma un grupo de inte cambios y de discusiones, constituido principalmente por, bié Jogos y cibernéticos (Groupe des Dix) al cual me invita. Alli mientras Robin, incansablemente, me orienta hacia nueva Jecturas, Jacques Sauvan y Henri Laborit me hacen descub1 que la cibernética, en vez de ser una reduccién simplista 4° esquemas mec4nicos (como yo crefa), constituye por el com trario, una introduccién a Ia complejidad. El acontecimiento decisivo sobreviene un afio mds tarde) Dbibliografia); continto olvidando todo lo aprendido y ndo a aprenderlo todo, realizando, al fin, lo que tuve la én de haber hecho en Le vif du Sujet: la revisi6n critica ase de todo mi sistema de pensamiento. ide entonces, como autodidacta incorregible que soy, ajo, manipulo a tientas, a través de errores ¢ incertidum- 5, Ya partir de materiales que encuentro en las disciplinas nas diversas, ideas claves que se encuentran todavia en las fronteras de las disciplinas tradicionales (retenidas cn la 1@ Por falta de visado); manipulo la tcoria, que si no res- i Protogo Prétogo ponde al menos corresponde a Jas preguntas que hoy conside. xo fundamentales, Este trabajo sigue elabordndose, y sin. darlo por acabado saldré un primer enfoque en una proxima, obra (La Méthode), Esta investigaci6n es inseparable del CIEBAF (Centre Ine ternational d'études bio-anthropotogiques et d’antropologie fondamentale). A mi regreso de California, sofiaba con un centro apto para consagrarse a estos problemas, y donde pur dicran, no sélo efectuarse intercambias interdisciplinariog - entre ciencias biolégicas y ciencias humanas, sino ademég favorecer y desarrollar un pensamiento verdaderamente trans- disciplinario. El proyecto fue acogido e integrado en Ia Fonda. tion Royaumont pour le progrds des sctences de l'homme. Des= de entonces, la investigacién de Ia cual ha salido este manus: crito se confunde con la actividad del CIEBAF? En 1971-72, con Massimo Piattelli-Palmarini, bidlogo mo- lecular de formacién, Hevamos a cabo una exploracién a tra. vés de lecturas, encuentros, coloquios que fue para mi de una fecundidad extraordinaria, colocandome frente a problemas insospechados, reveléndome ignorancias, empujandome siem- pre a volver a aprender, La exploracién culminé con un en. Suentro que reunié en Royaumont a una cuarentena de inves: tigadores de distintos paises y de distintas disciplinas, encuen-_ to consagrado a la Unidad del Hombre. La generosidad de Cyrus Eaton, mecenas del movimiento Pugwash, permitié que el CIEBAF invitara. Y, una vez més, fue Jacques Monod. quien se ocupé de atar todos los hilos, ya que era cl autor de El azar y Ia necesidad a quien Cyrus Eaton habia ofrecido. Ia posibilidad de hacer una reuni6n internacional. EI presente libro nacié de este coloquio. En un principio, queria hacer una comunicacién de unas quince paginas, y, n0 sé cémo, Hené setenta. Entonces comprendi que bajo la apa riencia de un borrador a la vez demasiado corto y demasiade | largo, lo que s¢ habla formado en mi interior era el embridn de un libro; un libro que pedia ser Hevado a término, Pero este | ser llevado a término fue alimentado por el propio caloquio, ¥ el lector verd, por las muchas referencias que hay, que mi tra aunglle auténomo, es complementario del que reunié fomunicaciones y las discusiones de La Unidad del Hom- jar aqui las gracias a todos aqucllos que han permiti- Bucs tsebuio viera la ur con st calborovion, Como ¥a he ide EI CIEBAE hia constituido Ja placenta del presente texto, y durante fos que ha durado esta aventura piloto ha encontrado en el, Fee ee rae eae mi toda empresa se convierte en algo vano, desolador y dificil ee nie yee, capa cite Jacques Monod, Emmanuel Le Rey Ladurie, Salvador Luria y "Salk, asi como a Claude Gregory, Corneille Castoriadis y Claude Be eee Saar See Ce Minis” interlocutores permanentes, El CIEBAP debe sa cxistencia Fondation Royaumont pour le progrés dos sciences de homme, ir, a Ja confianza de Henry Gouin, la iniciativa de Philippe Daudy mfraternizacién establecida cntre éste, Bernard de Bonnerive y el esto suscribe. Debo subrayar aqui que el auténtico organizador CIEBAF fuc John Hunt, que a lo largo de mi cxploracion he man- ee 8s oe al eaten he eet a Mae Stel y ave be tects ea he podido progresar en Ja redaccidn del presente manuserito “condiciones ecoldégicas, naturales y humanas satisfactorias, tanto fs benéficas por cuanto que Johanne no ha dcjado en ningin mo- de acompaiiarme; en Torre-Vecchia, en casa de Carlo e Isabelle m0; €n cl Palagio, en casa de Simone de San Clemente; en Copa- Yen la isla de Itamaraca, donde perianecimos gracias a la bienhechora amistad de Candido Mendes; en el Trastevere, en Bs a cn eco oe Abinto na cae oe ea oe re eee increibles momentos de paz en los Jograba trabajar sin tregua oo en perfecta armonia con Michéle y Jean, Evelyne » Mien Reger etiaccies de Andre Burguicre y Jean, Daniel me:ten perma: yesclarecer, aligerar y explicitar con’ mayor claridad el contenido Bore ca ts cat one oneness (Sido, una vez més, indispensable. Finalmente, quiero dar las gracias Hou Melber, Allix d’Aragon y Odile Nouvelot que han mecano- tfiado las pAginas de mi manuscrito. Coy perfectamente cuenta de que be citado muchos nombres, Ao significa otra cosa que nunca hasta aqui mi trabajo habia lo de tantas culaboraciones y taftas presencias. No olvido en ‘inl ha sido la Condiciog pemordial gue he poste ia de este libro: sin la libertad de la que he gazado en el Pet a jnvestigacién de estas caracteristicas jamas habria visto ato 1. Que en noviembre de 1972 se ha convertido en el Centre Royate mone pour une science, de Phomme, 12 13 PRIMERA PARTE LA SOLDADURA EPISTEMOLOGICA «Todo nos incita a abandonar de una ver Ia vision de una naturaleza no hue ‘mana y de un hombre no natural». SERGE Moscovicr 1, LA CIENCIA CERRADA La evidencia estéril muy bien que somos animales de Ia clase de los del orden de los primates, de la familia de los del género homo, de la especie sapiens; que nues- ¢5 una méquina de treinta mil millones de células, lo y procreado por un sistema genético, el cual se én el transcurso de una evolucién natural a lo ‘2millones de afios; que el cerebro con el cual la boca con la cual hablamos, la mano con la cual 8 son érganos bioldgicos. Ahora bien, este saber es ante como el que nos informa que nuestro orga- _constituido por combinaciones de carbono, de de oxigeno y de nitrégeno, Darwin admitimos que somos hijos de primates, nosotros mismos seamos primates. Estamos con- de que, una vez descendidos del arbol genealégico donde yivfan nuestros antepasados, nos hemos ale- lempre de él, y de que hemos construido, al mar- uraleza, el reino independiente de la cultura, temente, nuestro destino es excepcional en rela- los demas animales, primates incluidos, a quienes ticado, reducido, rechazado, puesto entre rejas 7 El paradigma perdido © en reserva. Nosotros hemos edificade ciudades de piedra y acero, inventado maquinas, creado poemas y sinfonias, na gado por el espacio. ¢Cémo no creer que, aunque salidos de la naturaleza, no seamos, a pesar de ello, extranaturales sobrenaturales? Desde Descartes pensamos contra nat seguros de que nuestra misién consiste en dominarla, meterla y conquistarla, El cristianismo es la religion de hombre cuya muerte sobrenatural le permite escapar destino comin reservado a las otras criaturas vivas; el manismo es la filosofia de un hombre cuya vida sobrenaty ral le permite eseapar a tal destino. El hombre es sujet en un mundo de objetos, y soberano en un mundo de sy jetos. Por oira parte, a pesar de que todos los hombres pet Tenecen a una misma especie (hama sapiens), este ra comin nunca ha dejado de setle negado al hombre por el pros pio hombre, quien no reconace a un semejante en el extran jero o insiste en acaparar para si la plena calidad de hombre Incluso el fildsofo griego vela a un barbaro en todo persa un mero objeto animado en todo esclavo. Y si en la actual dad nos sentimes compelidos a admitir que todos los ho: bres somos tales, no por ello hemos dejado de excluir d este grupo a los que denominamos «inhumanos», ‘A pesar de todo, el tema de la naturaleza humana n ha dejado de plantearscle al hombre de todas las épocas come un inguietante problema a resolver, desde Sécrates a Mot taigne y Pascal, pero siempre lo ha sido para descubric ef ella lo’ desconocide, Ia incertidumbre, Ia contradiccién, 4 error. Los intcrrogantes no alimentaban un conocimiento, Ia duda sobre cl conocimiento. Cuando finalmente, graci a JeanJacques, la naturaleza humana emergié como plenit ud, verdad y bondad, éste tavo buen cuidado en mostra nos de inmediato que nos hallibamos exiliados de ella y &f deplorar Ia irremediable pérdida de tal estado paradisia Pero pronto hemos descubierto que este paraiso era tan in ginario como el otro. Paradigma inencontrable en Pascal, parafso perdido é Rousscatt, la idea de naturafeza humana iba a terminar pél diendo su micleo, convertida en blando protoplasma, gra a la toma de conciencia de la evoluciém histérica y de diversidad de las civilizaciones. Puesto que los hombres sof 18 La soldadura epistemoldgica ites en el espacio y-en el tiempo y se transforman isociedades en las que se hallan inmersos, debe que la naturaleza humana no es mas que una ma- maleable @ la que sdlo pueden dar forma 1a cul- ‘historia. Ademds, en Ia medida en que Ia idea de humana se ha visto inmovilizada por el conserva- “con él objetivo de usarla a modo de freno frente a ios sociales, Ia ideologia del progreso ha extraido de que para que se produzcan cambios no es jue exista ninguna naturaleza humana. Asi pues, todas partes, vaciada de virtudes, riquezas y di- Ia naturaleza humana aparece como un residuo inerte, mondtono: no ya como la base sobre la que ta el hombre, sino como algo que ha sido superad ‘acaso Ta naturdleza no leva en su seno un principio d, tal como Jo testimonian los millones de especies so no alberga un principio de transformacién? Teva implicita Ia evolucién que ha conducido hasta Privaremos a Ja naturaleza humana de toda cua- 2 La casa cerrada podido esperarse que la aplicacién al estudio del ‘de los métodos cuantitativos y los modos de objet | caracteristicos de las ciencias naturales romperia la d humanista reintegrando el hombre al seno del ¥ que la filosofia del hombre sobrenatural serfa € 108 uiltimos fantasmas, uno de los iiltimos focos de » que se opondrian a la creacién de una auténtica del hombre. De hecho, la unificacién ha tenido lugar al método, pero no en cuanto a la teorfa. embargo, algunas tentativas tedricas para an- Ciencia del hombre sobre una base natural. En las ‘es paginas del manuscrito-de 1844, Marx situaba en nitro mismo de la antropologia, no al hombre cultural y Sino al hombre genérico». Lejos de oponer naturale- inbre, indicaba que ¢la naturaleza es el objeto inme- ciencia que trata del hombre», pues «el primer 19 El paradigma perdido La soldadura epistemotdgica objeto del hombre —cl hombre— es naturaleza». Formulabg a continuacién el principio capital: «las clencias naturales acabarén englobando Ja ciencia del hombre y, a un mismo tiempo, la ciencia del hombre englobard las ciencias nat les: no habré més que una sola ciencia», Engels se esforad por integrar al hombre en la «dialéctica de la naturaleza Spencer fundamentaba la explicacién sociol6gica en la a1 logia establecida entre el cucrpo social y el organismo Diolé. gico, y en base a tal esquema sc intenté desarrollar un darwh nismo social fundado en el concepto de seleccién natural, Pot Su parte Freud buscaba en el organisino humano, y lo encos traba en el sexo, el arigen de los problemas de la psique. Ahora bien, el organicismo spenceriano no podia ir m cho mas alld de triviales analogias y el darwinismo soci acabé convirtiéndose en una grosera racionalizacién del pri cipio de la libre competencia. En cuanto al primer movimien to teGrico de Marx y de Freud retrocedi6 sin mayores com secuencias al no encontrar un terreno abonado. para su ult rior desarrollo, y acabé siendo clasificade como «errores ‘eieyos mecanismos del instinto, La sociedad humana, villa de organizacién, se define por oposicién a las agru- es gregarias, a las hordas y a las manadas, “pues, el mito humanista del hombre sobrenatural es tituido én el propio seno de la antropologia y la opo- naturaleza/cultura ha tomado Ja forma de un para- ‘es decir, de modelo conceptual que dirige todo su micnto. embargo, esta dualidad antitética hombre/animal, cul- fraturaleza, tropieza con la evidencia. Es evidente que mbre no est constituida por dos estratos superpuestos, bionatural y otro psicosocial, como también lo es que lamos en su interior ninguna muralla china que separe e hurnana de su parte animal, Es evidente que cada mbre es una totalidad bio-psico-sociolégica. A la luz de es- shos, Ia antropologfa aislacionista se ve sometida a una “de paradojas que es incapaz de superar. Si el homo , dotado de todas sus potencialidades, lo misrno que ea emerge de Zeus o Adan de Elohim, pero de un Zeus ente o de un Elohim rectisado, ede dénde sale enton- el ser biolégico del hombre es concebido, no como sino como materia prima que informa Ja cultura, s, ede dénde surge la cultura? Si el hombre vive en 60 cultural sin dejar por ello de pertenecer a Ja natu- ¢e6mo puede a un mismo tiempo ser antinatural y 2Cémo es posible dar una explicacién del hombre a Pde una teorfa que tan sdlo hace referencia a su aspecto natural? antropologia sc cuida muy bien de dejar al margen problemas y, como sucede muy a menudo, rechaza lo Xplicable como insignificante hasta conseguir que Ia cues- nteada se desvanezca y se esfume definitivamente de {tO campo de percepeién. Sin enibargo, es necesario in- gue dentro de la primera mitad det presente siglo ha precido inexplicable incluso para ta biologéa Ia relacién bre(naturaleza, y que su impotencia para resolver el pro- da cuenta, 20 ciertamente de la postura de ta artro- neu @ la cuestidn, sino de su propia incapacidad de los trastos inservibles la torpe «dialéctica de la natura leza». nuestro siglo dié un viraje radical en relacién a sus inmedia tos precedentes para repudiar de forma resulta todo vinci lo con el «naturalismo». El espiritu y la sociedad humanas Unicos en la naturaleza, deben hallar su inteligibilidad no 80 Iamente en si mismos, sino por antitesis frente a un univers0 biolégico carente de espiritu y sociedad. Pese a ser objeto de estudio cientifico bajo la guia de) métodos caracteristicos de otras ciencias, el hombre es ais lado y la filiacién que le vincula a una clase y a un orden naturales —los mamiferos y los primates— en ningtin m0 mento es concebida como una afiliacién. Por el contrari antropologismo define al hombre por oposicién al animal; cultura por oposicién a la naturaleza; el reino humane, sint sis de orden y de libertad, se opone tanto a los desérdenes naturales («ley de la jungla», pulsiones incontroladas) com? 20 a El paradigma perdido En efecto, la ciencia biolégica no podia proporcionar a ciencia del hombre ni un marco de referencia adecuado nj los medios para establecer sélidos vinculos bioantropoldgico Como minimo, hasta comienzos de la década de los 50, concebia Ia vida como una cualidad original propia de organismos vivos. La biologia se negaba a vincularse dem siado s6lidamente con un universo fisico-quimico al que. husaba verse reducida; se negaba a insertarse en el mare del fenémeno social que, si bien ampliamente extendido el reino animal, ¢ incluso en el vegetal, no era consicerado, falta de conceptos y enfoques metodoldgicos adecuados, que bajo la forma de vagas simililudes. Las sociedade: abejas y hormigas, con una evidente y alambicada organi; cin, eran relegadas a Ja categoria de casos excepcionales, en modo alguno se las consideraba como signos de una socis bilidad profundamente inscrita en el universo vivo. Finak mente, la biologia se negaba a considerar todas agucllas cua Tidades 0 facultades que traspasaran el marco esirictamente 1 los tiltimos veinte afos la situacién se ha modificado fisiolégico, es decir, todo lo que en los seres vivos es com . ¥ no obstante, abundan las situaciones de las nicacién, conocimiento, inteligencia. 2 desprenderse que tal modificacién es casi impet ‘Asi pues, la biologia se habia confinado voluntariamentt Ha dejado de existir la Frontera adiabitica que scpa- en el biologismo, o lo que es lo mismo, en una concepei6t s tres dominios cle pensamiento indicados al final del de la vida cerrada sobre el organismo. De forma similar anterior. Han aparecido una serie de brechas en el antropologia se refugiaba en el antropotogismo, es decir, cada paradigma cerrado, a través de las cuales se uma concepcién insular del hombre. Cada una de estas ray nas primeras interconexioncs que actian, a un mismo del conocimiento parecia tener como objeto una sustant }, Como aperturas. hacia los otros campos, hasta aquel propia, original. La vida parecfa ignorar la materia fisico-g prohibidos, y como nuevas emergencias tedricas. mica; la sociedad, los fenémenos supariores. El hombre P recia ignorar la vida, En consecuencia, el mundo pareci estar compuesto por tres estratos superpuestos y aislades ¢7 Ta ldgica de lo vivo tre si: 2, LA «REVOLUCION BIOLOGICA» Bi SSpesnieans’tiene:Tugsr porn’ antes, 1930. Shane HombieCiliata: con Ia teoria de la informacién, y Wiener con In nética (1948), inauguran una perspectiva tedrica aplica- . a las maquinas artificiales camo a los organismos VideNaturaleca a los Fenémenos psicolégicos como a los socio- ‘Algo més tarde, en 1953, el esluerzo Htewado.a cabo en Fisica Quimica das las obras cuva fecha de apaicitn se sein ext el texto, se nen Ja bibliografia que aparcee al final de este yolumen, 2 23: El paradignta perdido el campo de Ia biologia molecular consigue abrir la breg] decisiva que permite a la biologia ramificarse hacia «abajoy: el descubrimiento de Ia estructura quimica del cédigo gen tico por parte de los bioquimicos norteamericanos Watson Crick. En general, todo el mundo admite que el primer acto la crevolucidn bioldgica» lo constituye Ja apertura de la big. logla hacia «abajo», es decir, hacia el estudio de las estruct ras fisico-quimicas. Sin embargo, rara vex se ha dicho qi tal apertura hacia «abajo» ha constituido a un mismo tiempo una apertura hacia «arriba». Por el contrario, quizi la impre, sién general producida por tal descubrimiento ha sido la de que una comprensién de la vida a nivel molecular aleja mas que nunca a Ia biologia de la realidad humana. Pareci que la biologia hubiera emprendido el camino de una reduce cién de los fendmenos vitales a un nivel fisico-quimico y que, por lo tanto, dentro de la polémica entre «vitalistas» y duccionistas» tomaba partido por estos tiltimos. Efectiva mente, se demostré que no hay materia viva sino sistemas vives, es decir, organizaciones particulares de la materia sico-quimica, Sin embargo, cuando los que respaldaban tesis triunfante insistian en los términos fisico-quimicos, nfan cierta tendencia a ocultar la significacion paradigmati de la expresién «organizacién particular», a pesar de que no eran otros sino ellos los que ponian de relieve la existenci de tal organizacién y la elucidaban de forma progresiva a largo de toda la déeada de los cincuenta. La nueva biologie no hacia otra cosa que reducir Ia vida celular a sus sustratos micleoproteicos y descubria que las combinaciones e intera ciones existentes entre los millones de moléculas que com nen el mas mintisculo de los sistemas celulares correspon dian, desde el punto de vista estadistico, a sucesos altament improbables en relacin a los pracesos digamos «normales de Jos que no cabia esperar otra cosa que la descomposiciéa) del sistema y la dispersién de sus componentes. La nueva biologia ha necesitado apoyarse en una seri de principios de organizacién desconocidos en el campo dé la quimica: nociones tales como informacién, cédigo, men saje, programa, comunicacién, inhibicién, represién, exp! sion y control, entre otras. Todas estas nociones poseen 24 La soldadura epistemotégica cibernético en tanto que identifican a la célula con ina informacionalmente autorregulada y controla- ficacién a la célula, es decir, a la unidad fundamen- ida, de la nocién de maquina ya constituye por sf tun acontecimiento de capital importancia. Sin embar- hecho no ha sido reconocido en su justo valor puesto ste una mayor sensibilidad hacia las coninotaciones del término que a sus aspectos organizativos. de todo, no hay duda alguna de que se trata de un 0 salto epistemoldgico (Gunther, 1962) en relacién ma de la fisica clisica. La maquina se convierte en idad organizada, no reductible a sus elementos cons- que en modo alguno podrian ser correctamente des- como entes aislados a partir de sus propiedades parti La unidad superior (la maquina) no puede disolverse unidades clementales que Ja integran, antes al contra- es la que hace inteligibles las propiedades que éstas . Ms atin, las nociones procedentes de la teorfa cidn y de la cibernética no sGlo hacen referen- nas altamente organizadas sino que ademas llevan una connotacién antroposociomorfa, Realmente hecho donde reside lo asombroso de la apertura iba» anteriormente apuntada; informacién, cédigo, programa, comunicacién, inhibicién, represi6n, etc. meeptos extrafdos de la experiencia de las relaciones y hasta entonces habian sido considerados elemen- ociables de la complejidad psicosocial. No es extra- /que tales términos puedan ser aplicados a maquinas pues, a fin de cuentas, el control, Ia regulacién han sido concebidos por el hombre, integrados GI marco de sus relaciones sociales. Lo extraordinario es tan slta organizacién sc hallara en la misma fuente de * Ja célula parece una compleja sociedad de moléculas por un gobierno, adas las investigaciones a este estadio se hizo palma- tanto células como mAquinas y sociedades humanas fan obedecer a principios organizativos a los que la ciber- Precisamente apta para ser aplicada a tan diversas habia proporcionado un primer (y rudimentario) miento. Asi pues, la nueva biologia mataba tres pé- 25 El paradignia perdido jaros de un tiro. Por una parte, gracias a la intima vine cidn estructural que acababa de establecer con ta quimi consegufa una radical insercién del fenémeno de la vida La soldadura epistemotdgica jentes de haber Ievado a cabo una gran revolucién, secientes de Ja todavia mucho més prande revolucién fesbozaban los bislogos moleculares, se limitaron a Ta physis. En segundo lugar, su vinculacién con la ciberndtig era cl motor de un inaudito acercamiento a ciertas formas ' tedricoppractico para aprehender la mas profunda de organizacién consideradas hasta aquel momento como fisico-quimica de la vida, y no pensaron que, de tabioldgicas (la méquina, la sociedad, el hombre). Finalment file les coneetos traducian una realidad organizativa Jos conceptas cibernéticos como un simple ins- el principio de inteligibilidad biocibernética se alejaba la fisica chisica, Esta no sdlo era incapaz de prever la minim, nocion organizativa de cardcter cibern¢tico, sino que inch en su rama mds compleja, la termodindmica, no conseg mas que enunciar un principio de desorganizacién (segung “Eso explica también Ja escasa atencién que pres- ‘etapa metacibernética de los estudios realizados por tico yon Neumann, quien dedicé tos tiltimos afios a trabajar sobre la teorla de los autématas (von , 1966). Al margen de la evidente diferencia fenomé- principio) existe entre a mAquina artificial mAs perfecciona- En este aspecto conereto surgié un problema fundamen y ina viva ms elemental que concebirse pueda, tal puesto de relieve por Schriidinger (1945). Mientras que segundo principio nos habla de entropia siempre crecienig y otra, La maquina artificial, una vez ha sido cons- es decir, dela tendencia de la materia al desorden molecul lo. puede seguir un proceso degenerativo, mientras es decir, a la neguentropia. Quedaba abicrto, pues, el pre paradéjico de tal diferencia se nos muestra pal- ente si pensamos que una maquina artificial, que es 1enos fiable que una maquina viviente, viene, en eam- ida por elementos que en si mismos son mucho blema de la vinewlacién y Ja raptura enire los conceptos di de la paradoja de la organizacion viva, cwyo orden infon cional construido en et transcurso del tiempo, parece con decir un principio de desorden, que se difunde er: el tien} Como veremos mds adelante esta paradoja tan sdlo pu ser afrontada a partir de una concepeién tedrica que vinet estrechamente orden y desorden, es decir, que haga de il esta constituido por piczas allamente verifica- Tos riesos de averfa son iguales ala suma de los de deterioro de cada uno de sus elementos (buiias, dor, etc.). En cambio, una maquina viva, a pesar de tuida por elementos de escasa fiabilidad (molécu- degradan, células que degeneran, etc.}, dificilmente la de funcionamiento a catisa de una averla pues, Parte, es eventualmente capaz de regencrar, recons- ‘reproducir os elementos que se degradan —en otras » de autorrepararse— y, por otra, es eventualmente ionar a pesar de Ia vaverfa» local. Por el contra- tard como maximo a localizar- una vez que ha dejado de funcionar. Mas incluso, una Iégica de la complejidad, Llegados a este punto de} de lado este problema, primordial y central a un mismo ti po, para tratarlo a fondo en mi préxima obra (La méthode) Lo importante era sefialar que Ja nueva bioloria encontm Américas buscando las Indias, pues en el propio descub! miento que le abrfa el camino hacia el universo fisico-quimied topé con las principios basicos de la organizacién de la vids ¢ hizo saltar en pedazos el cerroja «de arriba» que Te imps que cl desorden interno, 0 en términos de teoria de al paso hacia las formas superiores de vida (las mds com! cién, el «ruido» o el error, degrada constantemente plejas), ‘maquina artificial, la maquina viva funciona siempre 26 7 El paradigma perdido ¢on una cierta proporcién de «ruido», y el acrecentamtent de su complejidad, lejos de disminuir su tolerancia respect, al sruido», la aumenta, Como veremos luego, puede afirma que entre ciertos umbrales de tolerancia parece existir intima relacién generativa entre el aumento de «ruido» 0 sorden y el de complejidad. Ta complejidad fue considerada por von. Neumann com una nocién clave. La complejidad no sdlo significaba que maquina natural ponfa en juego un numero de unidades ¢ sometido a una Igica de funcionamiento y de desarrollo ab: lutamente distinta; una Iégica en Ia que intervenian la ink terminacién, el desorden y el azar como factores de auto-or nizacién u organizacién a un nivel superior. Esta légica de viviente es sin duda mas compleja que la que nuestro ent dimicnto aplica a las cosas, por mas que nuestra entendimien to sea ya uno de sus productos. zCémo Hegar a comprender Ia Idgica de un sistema que auto-organiza generando sin cesar sus propios elementos co! titutivos y que se autorreproduce en su globalidad? Entre 1 y 1961 se reunieron tres simposios para tratar el tema (Yo Cameron y von Foerster). La cosa no prosperd. Los bosqueja de una teoria de la auto-organizacién —a diferencia del cibernética, que se aplica directamente a las maquinas de ls informética— no consegufan producir ninguna maquina dots da de las caracteristicas propias de la vida; tampoco cra p ble fecundar nuevas descubrimientos concretos en el ca de la biologia, cuyo objetivo primordial seguia siendo ident ficar quimicamente las diversas unidades que componfan ¢ sistema y sus interacciones. Tales intentos de teorfa eran af demasiado formales para impulsar una investigacién empiri y las subsiguientes aplicaciones practicas. La teoria del auto-organizacién permanece en estado embrionario, llas, pero el nuevo atin no nocién de vida se ha modificado radicalmente; explfcita 28 La soldadura epistemologica mente, la vida se relaciona con las ideas de auto- ion y de complejidad. La revelacién ecoidgica teorfa bioldgica, por inacabada que se encuentre ito actual, cambia la nocién de Vida. La nueva ca, por embrionario que sea su estado, cambia ‘de Naturaleza, La ecologia cs una ciencia natural ye Haeckel, en 1873, que se propone estudiar las entre los organismos y el medio en el que viven, , sea que la preocupacién ecolégica gozaba de cién secundaria en ¢l Ambito general de las ciencias sea porque el medio ambiente era esencialmente como un molde geaclimatico, unas veces forma- skiano) y otras selectivo (darwiniano), en’ cuyo ‘diferentes especies viven sometidas a un desorden glizado regido por una sola ley, la del mas fuerte o el no ha sido sino en una ¢poca reciente cuando ja ecoldgica ha legado a la conclusién de que la comu- -seres vivos (biocenosis) que ocupan un espacio o Beofisico (bidtopo) constituyen junto con él una uni © ecosistema. ¢Por qué sistenta? Porque el conjun- ones, interacciones e interdependencias que apare- seno de un nicho ecoldgico constituye, a pesar y a -aleatoriedades e incertidumbres, una auto-organiza- efecto, constantemente se establecen Jos equilibrios entre tasas de reproduccién y de y tales regulaciones, més 0 menos fluctuantes, se @ partir de estas interacciones. A partir de asocia- ibiosis o parasitismos se establecen complementa- ue también aparecen para regular las relaciones ales de rapifia y presas, comedores y comidos. se establecen jerarqufas entre las diversas especies. Jo mismo que en las sociedads humanas, en las Sdlo las jerarquias, sino tambidn los conflictos y las constituyen algunos de los fundamentos del Otganizado, cabe incluir entre las complejas bases que el ecosistema la competicién (matching) y el reajus- 29 Ft paradigna perdido te (fitting). A través de las interacciones indicadas se orjg nan una serie de ciclos fundamentales, de la planta al hervify ro y al carnivoro, del plancton al pez y al ave. Mediante | ciclo gigantesco ticne lugar Ia transformacién de Ja-cner solar para producir oxigeno y absorber anhidrido carbdni ensamblando a través de una tupida red de conexiones conjunto de seres vivos que constituyen el nicho del pla En este sentido cl ccosistema constituye una totalidad aug organizada. En consecuencia no es ningun delirio roménti considerar a la Naturaleza como un orpanismo global, ¢9 un ser maternal, siempre que no alvidemos que esta m ha sido creada por sus propios hijos y que al utilizar la de truccidn y la muerte como medios de regulacién ecolégica a deja de comportarse como una madrastra. ‘Vemos, pues, que la nueva conciencia ecoldgica debe trat formar la idea de naturaleza, tanto en el ambito de las cf cias bioldgicas (para las que Ja naturaleza no era més que u seleccién de sistemas vivos, y en modo alguno un ecosiste integrador de tales sistemas) como en el de las ciencias hum nas (para las que Ia naturaleza cra algo amorfo y desor Igualmente debe sufrir una transformacién radical la cepeién de Ia relacién ecolégica existente entre un scr y su medio ambiente. Segtin cl antiguo biologismo el ser evolucionaba en el seno de Ia naturaleza y se limitaba a traer de ella energia y materia, dependiendo de ella, tr mente, para su alimentacién y sus necesidades fisicas. Det mos a Schriidinger, uno de los pioneros de la revolucién B sivamente de cnergia, sino también de (Schrédinger, 1945), es decir, de organizacién compleja ¥ informacion. Esta proposicién ha sido desarroliada post: mente desde diferentes enfoques y puede avanzarse la clusién de que el ecosistema es co-organizador y coprog) dor del sistema vivo que engloba (Morin, 1972). Esta prov sicién implica una enorme consecuencia teérica, pues post que la relacién ecosistémica no es una relacién extern® tre dos entidades cerradas, sino una relacién integTa entre dos sistemas abierfos que, constituyendo cada un ellos un todo por sf mismos, no dejan de formar pa 30 La soldadura epistemotigica ‘otro, Cuanto mayor es la autonomia de la que goza fa vivo, mayor es su. dependencia con relacién sl eco- En efecto, ja autonomia presupone la complejidad, Ia ‘yez presume la existencia de una gran riqueza de s de todo tipo con el medio ambiente, es decir, de- ‘interrelaciones que se correspanden con gran cxacti , dependencias que son las condiciones de Ia rclativa lencia. La sociedad humana, lo mas cmancipado que ecto a la naturaleza, recibe su autonomia de multi- as. Cuanto mayor es la complejidad del orden eco- "més apto es ste para proporcionar a Ia sociedad riqueza y diversidad de objetos y productos, entar la riqueza y diversidad del orden social, es somplejidad? La individualidad humana, la quinta- e esta complejidad, es lo mas emancipado y ligado edad de todo cuanto existe. El desarrollo y manteni- su autonomia se hallan ligados 4 un gran mimero dencias ecucativas (prolongada escolaridad, proion- m), culturales y téenicas. En otras palabras, nela/independencia eeol6nica del hombre so en- 1a Social y ef del ccosistema natural. Y apenas jempezando a descubrirlo... logia, o mejor atin, la ecosistemologia (Wilden, 1972) stiencia que acaba de nacer, pero ya constituye una de capital importancia a la teoria de la auto-orga- m de lo vivo. En lo que se reficre a la untropolog: Hla nocién de Naturaleza y enraiza al hombre en ésta. za deja de ser alga desordenada, pasive v amorfo vertirse en una totalidad compleja. El hombre ya no tidad cerrada respecto a esta totalidad compleja, Jue sistema abierto que goza de una relacién de autono- dencia “organizativa en el seno de un ecosistema. La revelucién etaldgica ‘etolowia, que proyecta a la bivlogia hacia «arriba», ha €l Vuelo con pleno éxito durante Ia wltima década. Patgo, cl éxito del que goza en la actualidad no debe 31 El paradigma perdido ‘hhacernos olvidar que ha sido necesario el transcurso de my chos afios para que la obra de una serie de pioneros solit, que observaban los comportamientos animales en su m ambiente natural, y no en el marco de las condiciones plificadas de laboratorio, haya desembocado en un pi desarrollo. Mientras que la ecologia modifica la idea de raleza, la etologia. modi sida el comportamiento animal parecia hallarse regido, veces por reacciones automdticas o reflejas, y otras por siones automiticas 0 «instintoss, ciegos y éxtraordinaria te licidos a un mismo tiempo, cuya funcion era la de sa¢ Ja necesidad de salvaguarda de la supervivencia y de ° duccién del organismo. Los primeros descubrimientos ef Iégicos nos indican que el comporiamiento animal es a la: organizado y organizador. Desde los primeros pasos en investigaciones etoldgicas han emergido las nociones de nicacion y de territorio. Los animales sé comunican, es d especificos son recibidos ¢ interpretados como mensajes ( beok, 1968). ejemplo el canto de las aves. Encontramos asimismo jes visuales (gestos, mimicas), olfativos (secrecién de subst cias quimicas, feromonas, que comunican un deter: mensaje al vecino o a la pareja). Se hubiera podido creer tales comunicaciones son extremadamente simples y que tf s6lo conciernen a las relaciones sexuales. De hecho, se visto desarrollarse, ya sea sobre una base analdgica, ya sca bre una base digital, o incluso a través de una combinacién d ambas, ciertos comportamientos simbélicos o rituales, ¥ por cierto con una exclusiva funcién de hacer Ja corte, de amistad, de juego. Es digno de mencién el que 10 5 raras las ocasiones en las que un comportamiento significa marco de tal situacién concreta para expresar un mensdl simbélico. Por ejemplo, un oca gris hembra para manifesta a un macho su dileccién simulard una demanda de prot contra un ataque imaginario de forma que venga a signifi «tti eres mi jefe (Lorenz, 1969). Son numerosas las espe 32 La soldadura epistemotdgiea 9 comportamiento de sumisidn puede expresarse fo de forma acusada el pico, lo que equivale a imitar “famiento infantil de dependencia; el comporta- a puede significar someterse u ofrecer los respetos. ~ lado, tal como ya habia subrayado Bateson (1955), Supone una comunicacién sobre la naturaleza jeacién (metacomunicacién), Mordisquear parece ‘a morder, pero significa todo lo contrario, jugar, ‘stad, ne conflicto; el pseudo-conflicto Indico se ‘en la expresién de armonia. Vernos, pues, que en parecia ser Io més evidente y lo mas simple, el Ta complejidad comunicativa que, por otra snza su pleno desarrollo en la artimafia, el fingimien- laje. ice ver que las comunicaciones animales cubren 5 ico y, desbordando con mucho el felaciGn sexual, hacen referencia a una inmensa le relaciones interindividuales: sumisién, intimida- teccidn, rechazo, elecciGn, amistad. Ademss se hallan enémenos bisicos de organizacién tales como Ia re- ‘demografica, la adecuacién o la proteccién del terri- Hinsistido acertadamente en la importancia que posee de territorio para la mayor parte de Ias especies pero ciertos investigadores han caido cn el crror al nocién, o han intentado transformarla en ta pi de la etologia (Ardrey, 1967). De hecho el terri- aplicacidn a nivel espacial (mapping) de una orga- lentacion de Ia esfera de actividades de un individuo, grupo, sino también la organization de la relacin @l animal 6 el pueblo de otro territorio. idizando en su anilisis, la etologia descubre que muy el sistema de comunteaciones une a los individu ‘Telacién social hasta el presente invisible y aquello 1a impresién de un agrupamiento informe no es 33 El paradigma perdido raro que Se nos aparezca como ‘un orden organizado. E} nero no ¢s un harén desordenado sometido al gallo, sino sociedad rigida, jerarquizada segin el pecking-order, el de prioridad en’el merodeo que establece un rank-order ciso entre las gallinas; la manada de lobos no es una h conducida por un macho que la domina, sino una soci en la que la jerarquia se establece segtin un ritual de sién y que sabe usar de la estrategia colectiva tanto eq ataque como en Ia defensa (despliegue de fuerzas para cot el camino al enemigo, maniobras de distraccién en la guardia para cubrir la retirada al grueso de la tropa), La revelacién biosociolégica Es sabido que la sociologia humana se crefa como un meno sin precedentes en el mundo vivo y que las sociedades reconocidas, las constituidas par las hormiga: termitas y las abejas, parecfan ser, no sélo excepcion traordinarias, sino monstruosos ejemplos de antisocied: fundadas exclusivamente en la obediencia a un «insti ciego». Por su lado, el Biologismo no poscia ni los conc ni la voluntad necesarios para liberarse de su paradi ganismico y concebfa las sociedades organizadas de in: como casos particulares de una especie concreta, y m0 CO desarrollos particulares de una sociologia animal Actualmente se ha podido construir una nocién de soci al interrelacionar los diferentes datos que nos han sido P de, por supuesto, su base territorial y est estructurada quicamente, pero esta jerarquia es la resultante de ticiones y conflictos que se resuelven de forma provisial través de relaciones interindividuales de sumisién/d¢ cin, Estos, concatenados, constituyen precisamente Ia i guia. A un mismo tiempo la sociedad implica solid: frente a enemigos y peligros externos y suscita actividad cooperacién, muy a menudo sutilmente organizadas y dite ciadas. La rigueza de comunicaciones a través de signos, # 34 La soldadura epistemolégica {os es precisamente funcién de la complejidad y mul- id de las relaciones sociales, La enorme diferencia que re un individuo y otro, entre las aves y extraordina- )palmaria en el caso de los mamiferos, determina y ta esta complejidad tal como veremos ms adelante. Shechos significan que la sociedad, concebida como j6n compleja de individuos diversos, fmdada a un npo sobre la competicidn y Ia solidaridad y conlle- wun rico sistema de comunicaciones, es un fendmeno jamente extendido en Ja naturaleza. Y esto es jomo fuere, la sustitucién dle las nociones de horda, slonia por Ia de sociedad se hace necesaria desde nto en que se descubre cudn compleja es la organi de estos grupos. Nuevamente nos encontramos con r del concepto de organizacién emerge una nueva plejidad biosociolégica y que alrededor del concepto de id nos muestra su faz Ia organizacién social. ues, en lo sucesivo se podra considerar que la socie- una de las formas fundamentales més ampliamente g de la auto-organizacién de los sistemas vivos, des- diversamente desarrollada. En consecuencia la socie- ma aparece como una variante prodigiosamente fa del fenémeno social natural, y la sociologia /humana— pierde su insularidad para convertirse en elevada de la sociologia general —ciencia natural wici, 1972), consecuencias de la etologia y de la Sociologia animal Mo mortales para cl paradigma cerrado del antr 19. Se nos muestra con toda claridad que ni la comu- Ai el simbolo, nj el rito son exclusivas del hombre, Todos ellos hunden sus raices en coordinadas espacio- S muy Iejanas de la evalucién de las especies. Omo cs evidente que la especie humana no ha inven Somportamientos de cortejo y sumisisn, la estructu- lerérquica del grupo, la nocidn de territorio (Cosnier, MO es menos que la sociedad no es una invencién. rau Digamos de paso que ciertos caracteres que parecen eee Me las sociedades humanas (vinculacién ambigua “ia entre conflictos y solidaridades, entre oposiciones 35 El paradignma perdido y complementaridades, combinacién de individuos diferent ‘en un mismo sistema de comunicacién-organizacién) emer ya de forma clara en una serie de sociedades animales, puede contraponerse ya por més tiempo el orden hhumano al desorden de los comportamientos animales, ni incertidumbres complejas que reinan en el seno de las socig dades humanas (el margen de varinbilidades, conflictos y te siones que presuponen)'a la supuesta coercién mecdnica qu reina en los grupos animales. En las sociedades animales, especialmente en las de los mamiferos, existe un orden oo) plejo que supone un cierto desorden 0 «ruido» como ingr diente indispensable a su propia complejidad. Todos esto aspectos que han sido simplemente esbozados en la etologs animal, se pusieron de manifiesto de forma siibita ca los m nificos trabajos de primatologia de la tiltima década. En el 3. «NUESTROS 7 : . ya no es sélo Ia idea de sociedad la que cambia, es también I HERMANOS INFERTORES» Ydea de mono y Ia idea de hombre. uidio de grupos de monos y antropoides en libertad ucionado Ja visién que se tenia de su vida social, e de su vida a secas' (Carpenter, De Vore, Wash- ni, Chance, Kawamura, Tsumori, ¢tc.). Los grupos 98, macacos y-chimpancés han dejado de ser con- ome hordas sumisas a la desenfrenada tirania de Poligamo, para sev observadas como organizaciones on diferenciacién interna, intercomunicaciones, re- y prohibiciones. : La sociedad del mono Sotiedades estiin territorializadas y autorreguladas Peat Constan de un numero medio de indi qgorten te varias docenas y poseen una distribu mente invariable en funcién del sexo y la edad. ag © éxodo de los excesentes, ya sca por dis« olitan ya sea por fundacién de nuevas colonias 32 sipania conocer con ck ‘ rover oon eierta apros ir de tas jones de Yerkes y S, Zuckerman. eeicte et ae 36 37 El paradigma perdido La soldadura épistemoldgica El tipo de sociedad varia no sdlo segin la especie, si segiin el medio ambiente. Han podido ser distinguicas sociedades de bosque (chimpancés) por oposiciin a las 50. dades de sabana (babuinos), aunque en ciertos casos se observado que animales de una misma especie se agrup; tanto en sociedades de bosque como en saciedades de sab; Las sociedades de bosque, a las que la vida arboricola su ristra una gran seguridad, son descentralizadas y el lide go parece ser que se adquicre basicamente a través del «21 nee : has visto?s exhibicionista o, tomando la expresién de Chad ysuponerse que lo que empuja hacia su consecucién es ce, de las cualidades chedénicas». Las sociedadles de cabang oscura y variable mezcla de objetivos similar a la que apa- estin centralizadas, el rango jerdrquico se adquiere de forrm sn e] caso de Ias sociedades humanas, y por cierto bien «agonistica» (Chance, 1970) y los subordinacos siempre tiene su atencién fijada cn el cabecilla macho, quien adquier su preeminencia en funeién de su agresividad o «volunta ; primer : let Be poder Ja intimidacién, la mimica de amenaza (threat En el seno de estas diversas sociedades (babuinos, macs ir), y en el segundo recurriendo a la evocacién histrid- cos, chimpancés) se delinean una scrie de scparaciones muy fea de su presencia y de su importancia. nitidas entre machos adultos, hembras y animales jévenes "Ta subordinacién es ain mucho mas compleja que la domi- que impulsan incluso 1a constitucion de castas (machos adw ion, Pues se trata para el subordinado de asumir su suerte tos), pandillas @ handas (jdvenes) y gineceos, No se ata d una simple diferenciacién jerarquica, sino que también # allan implicadas diferencias de estatuto, de funciin, de acti vidades, etc., Io cual nos indica que estamos en present de un embrién de clases biosociales. Los machos protegen & territorio, dirigen la lucha contra los depredadores, guan grupo y sosticnen la éstructura jerdrquica (manteniendo a tancia’a los jdvenes, confinindoles durante el mayor tieti posible en sis estatute de menores y privindoles a meniti del libre acceso a las hembras). Las hembras ticnen a su carg no sélo los cuidados maternales a les pequefios, sino tami la sacializacién de los nifios. Los jévencs, marginados, juceaa aprenden, exploran y, de vez en cuando, introducen innoW ciones; las hembras constituyen el miicleo de estabilidad: est cohesin sociales. Por el contrario, en la cima del poder » Sea el servilismo, sea el placer de estar al servi- inestabilidad y competencia, sca larvada o abierta, Tardes ai tn en Ie pequetia ambicién de as: temprano un’ macho aue ejerza el cargo de jefe del grupe BN se ain atta sea ees ts Cars Beiiee sicverany/ sec, feoniplieado ter un auevo ici Me ghot otto lado, se observa la ubicacin periférica de jovenes marginados gozan, por otra parte, de un estat Bie porn imente:solitarios le pequetos: grupos de jnestable entre la exclusién y la integracién. Bee es | teys)expalsados 0 marginedos-del. grucsa » ¥ No es rare ver cémo incluso cn ef exilio un indi- ; qelaciones de dominacién/sumisién regulan las relacio- quicas entre las «clases» y entre los individuos. El de dominacién es complejo y no son exclusivamen- ia sexual, tal como ha venido creyéndose durante empé, ni la fuerza fisica ni la inteligencia las que an hacia el poder y permiten obtencrlo. Puesto que la ia social da plerios poderes, sexuales y epoliticos», ‘que permite el libre y completo desarrollo personal, -oscila entre los dos polos de la agresividad y el exhibi- 0. En él primer sentido el jefe mantiene su autoridad en el camino del jefe, o por conducta de sumisién, lacenicia, de servilismo y de obscquiosidad (el inferior enta al macho dominante su trasero al modo en que a hembra esta imitando la femineidad y juega a la lidad para expresar sus mAs afectuosos y respe- ‘sentimientos), Existe una actitud ain mas digna de ida, si bien parece ser que esta bastante poco exten- Itani, Rowell, Hinde, Spencer, Both), consistente en que embra de estatuto medio sin hijos, o bien un macho ne de «clase media», se afrecen para proteger y acari- a los retofios de una hembra de estatuto social superior. losidad de estas «tias» y «tios temporales parece a 2 39 EI paradigma perdido La soldadura epistemoldgica viduo expulsado del grupo se asocia a un compafiero pat Tuchar en pro. de una futura ascensién social. Tal como acabamos de ver, no sélo existe la jerarqui eolectiva de «clase», sino que también se manifiesta Ia je quia individual de «rang», establecida en funcién de la rel cién de amenaza/evitacién o de Ia de servilismo, y en el case de las hembras, en base al rango de sus machos. A cada rang le corresponde tun estatuto, es decir, un eonjunto de derecho y deberes. A cada pareja rango-estatuto le corresponde tn Tol, es decir, un estilo de comportamiento que no sc halla ine mutablemente ligado a un individuo, pero que depende de lg posicién que ocupa cn el rango y la aclase» social. Como ha dicho Crook, independiente de los ing Jar eventualmente a través de la jerarquia, sino que no « identifican con su rol social. La sociedad de los antropoides avanzados controla a individuos mediante sus coacciones y jerarquias, pero no formiza las individualidades, y les permite desplegar has cierto punto sus diferencias. En aquellos casos en que Ia j rarquia es rigida y autoritaria tan sélo los privilegiados q estén en sui cima, entiéndase exclusivamente el jefe, puei desplegar a sus anchas Ja propia individualidad. Segitn vemos, pues, sociedad e individualidad se nos apa recen como dos realidades a la vez complementarias y ant, gOnicas, La sociedad yeja a Ja individualidad imponiénda sus marcos en que debe moverse y sus coacciones, y le of las estructura: que le permitirén expresarse, Para modelar sti variedad se vale de la diversidad individual que, de lo com trario, se diseminarfa al azar en cl seno de la natural La variedad individual, utiliza Ia variedad social para int tar expandirse. En consecuencia, no es posible considera Ia sociedad de primates como un simple bastidor y al ind viduo como una unidad encasillable, pues el bastidor es formado por las relaciones interindividuales y no existe guna casilla vacia mientras no hay un individuo para 0% parla. Dicho cn otros términos, y éste es un punto de capit importancia, sociedad e individuatidad no son dos realidad separadas que se ajustan una a la otra, pero hay wn ai sistema en que ambas se conforman y parasitan mutuamer! de forma contradictoria y commplementaria. 4 La insercién del individuo en Ia socicdad no es estrict mente funcional desde el punto de vista de ésta, pues apa cen muchas pérdidas, «ruidos», desérdenes, etc. Si toma en consideracién Ja mas individualizada de las estruc sociales, la de los chimpancés, se observa la existencia de end mes cantidades de tiempo y agitacién aparentemente «perdi 4 La soldadura epistemolégica la sociedad, de modo similar a como nos es dado prodigioso desperdicio de actos, palabras, bro- en las sociedades humanas sin «utilidad» social. 0, esta agitacién browniana, epifenoménica (este “es al mismo tiempo un aspecto de Ja riqueza meta. “jas relaciones afectivas, mil pequefios goces indivi il cflorescencias, mil naderias. Inversamente, desde dc vista del individuo, las obligaciones sociales de ‘intervienen sin solucin de continuidad como «rui- ‘perturban su libre expresién y su pleno desarrollo. pues, aparecen en el ambisistema equivocos y «rui- e cada uno de los elementos en relacién a los otros, a iravés de estos moviimientos demasiado desordenados, Jado, y estas obligaciones demasiado rigidas por el s establecen las interferencias que constituyen la propia fanto del individuo como de {a sociedad. La comple: ece en esta combinacién individuos/sociedad acom- -de desérdenes ¢ incertidumbres y se conforma a par- permanente ambigiiedad de su’ complementariedad, npetitividad y, en cl limite, de su antagonismo. vamos aqui con toda claridad Ia manilestacion de de complejidad légica que aparecerd en las socieda- as; tanto la relacion interindividual como la que re cada individuo y el grupo estan gobernadas por principio, cooperacién-solidaridad por un lado, y Snantagonismo por el otro. La relacidn individuo a fan pronto solidaria cemo conflictiva, alimenta el ipio complementariedad.antagonismo de Ja orga- B social que en la sociedad de aniropoides se asienta or complejidad. que en Tas de los demds primates. tfo lado, se observa a nivel socioldgico este fendémeno 9 chocaba a Hegel, quien se admiraba de que el indi- que crea obrar para la consecucién de sus objetivos és se viera de hecho sometido a una «artimafia de la ‘Gus le hacia trabajar objetivamente para el interés tivo. A decir verdad, esta conjugacién de intereses no modo alguno, més armoniosa entre los primates que 8s hombres, y Ia combinacién resulta siempre bas- cierta y aleatoria, moviéndose entre el egocentrismo 45 El paradigma perdido La soldadura epistemolégica individualista y el sociocentrismo colectivo. Debemos te para expresar la sumision y el servilismo (presentar muy presente Jo que la extremadamente hermosa, pero s yo), un simbolismo de la relacién madrehijo sirve plista, Razin hegeliana camuflaba, es decir, que el juego nifestar relaciones amistosas o de apaciguamiento sociocéntrico no siempre se dilucida en provecho de Ia co] ‘espuleado, despiojado, caricias diversas). De un modo tividad. No hay momento alguno en que no nos enfrenter plio, él calor alcctive que nutre el universo mater con una relativa e incompleta integracién de las agre fiende @ propagerse durante el periodo de adole y pulsiones, una serie de conflictos en los dmbitos de Ia jer meia y, a menudo, ‘asta Cpocas algo mas avanzadas; Ta ‘quia, el rango, el estatuto y la solidaridad general. Sin en ia sexual entre machos ticade a metamorfosearse argo, este cardcter bastardo e incierto, este orden que piritu competitive que fundamenta la jerarquiza alimenta del desorden para su propia organizacién, sin con i seguir jams absorberlo ni reducirlo totalmente, es prec ‘plro lado se efectiia un juego complejo entre repro- mente el signo, el indicio, de la complejidad. n biolégica y autoperpetuacién (es decir, autoproduc- anente) de Ja sociedad. A pesar de que hay una dencia xeciproca entre ambas, ninguna de ellas puede nsiderada como jerarquicamente sometida a la otra. ggiedad protege la reproduccidn biolégica de ta especic, Debe introducirse la relacién ambigua individuo-sociedad ‘gutorreproducci6n biolégica sustenta 1a perpetuacion en el marco de la también ambigua relacién ternaria esp. edad y, en consecuencia, no pucde afirmarse que sea verdaderamente el fin o la «funcién» de la otra. La relacién compleja: especie-individuo-sociedad primates socialmente avanzados que estén encargados de pulsar el desarrollo del cerebro, las mitltiples predispos ciones intelectuales, afectivas y comunicativas, el juego que aparece entre lo innato y lo adquirido, el debilitami de la intolerancia en los machos, ete., y estos diversos caract xes les permiten organizarse socialmente y alcanzar su d gurosa conjuncién entre procreacidn y placer sexual, “posce plena posibilidad de emanciparse a través de la ion, Por otra parte, repitamosio de nuevo, el calor al de Ta mds tierna infancia acabard constituyéndose y, en el limite, antagonismo. La sociedad y el indi- €stn al servicio de la especie, Ia especie esta al servi- Ja sociedad y del individuo, pero siempre de forma Con una zona de ambiglicdad, contradicciones ¢ simbolismo derivado de Ia relacién sexual es empleado ent Scisiones. ¥ ciertamente son estas ambigtiedades, estas 46 fundamentales de reproduccién preexistentes (sexualidady afecto madre-hijo, incompatibilidad entre machos) y Ia tré 47 Et paradigma perdido contradicciones, estas indecisiones las que Ia humanidad ¢ vara a un nivel jamas conocido. Complejidad y «contradicciones» La sociedad de los primates avanzados constituye un éxite de integracién compleja de elementos notablemente diversifj cados, de los que no sélo combina las complementaricdat sino que aprovecha y supera sus antagonismos en su proces de autoproduccién permanente. Ciertamente, todo un aspecto de la complejidad social expresa a través de la relacién de competicidn/jerarquia entre machos adultos y entre stos y los machos jdvencs. Perg ‘puesto que una fuerte competicién no puede desembocar ¢ste camino la complejidad social acabaria viéndose a tada de no mediar una serie de amortiguadores adecuat Como se verd mds adelante, para progresar en complejidad a la sociedad de los hominidos no le queda otro remedio qué reducir simultdneamente la competicién y Ja jerarquia ent sus machos, es decir, desarrollar entre ellos factores de co peracién y amistad, a la vez que establecer puentes afectiv interindividuales entre adultos y jévenes. No obstante, la integracién social de los primates avar zados puede considerarse ya dotada de complejidad en sentido de que comporta antagonismos y desorden, no soli mente a modo de desechos que desprende la organizaciéi sino como elementos parcialmente constitutives de la org zacin en si misma. La cooperaci6n y la complementaricda ‘fo son nociones que se oponen de un modo absoluto (ontol gicamente) a las competiciones, conflictos y antagonisme sino que constituyen con ellos una especie de dos polos través de los cuales se conforma de manera oscilante la or} nizacién social. Esta ambigiiedad de principio se encuentra todos los niveles. Hemos visto anteriormente que las relad nes interindividuales oscilan entre el matching y el fittih conjugandose uno y otro para mantener Ja rigidez de la jerat™ quia y la movilidad social de los individuos. Ya hemos indie cado més arriba que hay a un mismo tiempo antagonisme 48 que en una jerarquia rigida o en la fatal dispersiGn, por n de ser a un mismo tiempo condiciones de la comple- La soldadura epistemolégica entariedad potenciales entre el individuo que persi- Gntereses personales y el interés de la organizacién , pero también hemos indicado que este sistema no Parmoniaso como habia sofiado Hegel, pues impone, no ides pérdidas, sino también grandes frustraciones en ‘ce allan ubicados en las capas inferiores de la escala Fi principio de jerarquia tiene dos caras, una inte. ‘y otra de explotacién del mono por el mono, y como Yoservarse nosotros hemos heredado las raices de Ja nd social, lo que hace que este problema sea no inso- Telaciones entre dominacién/cooperacién, 0 conflic: ridad, en el seno de la sociedad son sumamente va- gs segtn las especies y las condiciones ecoldgicas. En cipio, las sociedades de bosque se hallan menos centra- qenos jerarquizadas, y como consecuencia los anta- individuales y colectivos pierden violencia, De todas no deja de existir un antagonismo latente entre cl entral que ejerce el dominio y el grupo marginal cons- or los jévenes y, en ciertos casos, el antagonismo se con Ia exclusidn de éstos o 1a preseripcién del poder fuertes. pues, la sociedad formada por los primates mAs evo- sya se ve sometida a acontradicciones», que no social y obstéculos al progreso de dicha complejidad. tales Sociedades hay fuerzas de desorden que no co- ndeh a entropias individuales (senectud y muerte), sino entropias propiamente sociales debidas a Ja parte de dades individuales que la sociedad debe reabsor- 4@ los antagonismos organizativos que, por otra parte, cesarios son a su complejidad. Pero, repit4moslo, el (conductas aleatorias, competiciones, conflictos) jigu10 pues, de una parte, es uno de los componentes del ‘Social (diversidad, variedad, flexibilidad, complejidad), as que de otra sigue comportindose estrictamente desorden, es decir, como amenaza de desintegracién. fa Dor él desorden la que otorga a la sociedad su cardc- mplejo y vivo de reorganizacién permanente. El orden 49 El paradigma perdido avivor, radicalmente distinto del orden mecénico, es aqugl que renace sin cesar. En efecto, el desarden se ve consta mente absorbido por Ja organizacién, recuperado y metg morfoseado en su contrario (jerarqufa), 0 bien expulsado exterior (desviados) 0 mantenido en la periferia (bandas ginales de jévenes). Absorbido, expulsado, recuperado, m« morfoseado, ef desorden renace sin cesar y 10 mismo hao por su parte, el orden social. Aqui es donde aparece la X gica, se yefa otra cosa que uma fosa, un vacfo y un el primate y cl hombre, aparece el fértil valle acién. Donde aparecia el honio sapiens despren- ede la naturaleza mediante un salto majestuoso para su hermosa inteligencia la técnica, el Lenguaje, Ja cultura, vemos ahora, por el contrario, que Ja sociedad, la inteligencia, Ia técnica, el len- 1 cultura colaboran durante algunos millones de ‘coproduccién del hono sapiens. Las sefias de iden- hombre se enturbian y surge la confusién. ¢Faber? ET australintropo con un crinco de 600 cm’ y ¢l con su cranco de 800 cm? ya lo son. ¢Faltan atin el y la cultura? Tal como yeremos, tanto el Tenguaje Cultura debcn preceder cronolégicamente a sapiens ente, condicionar la evolucién biolégica titima que anzar los 1.500 cma su cerebro. En tales condiciones, 63 Ell paradigma perdido La hominizacién al hombre pierde incluso su fecha de nacimiento, Como | tamaiio del cerebro, una «seleccin» del bipedismo Geertz «los hombres han nacido en una determinada fe, por un medio natural adecuado (la sabana), un pero el hombre no» (Geertz, 1966). De hecho, con tal eg 19 de vida que, convirtiendo a este animal en presa sin quiere significarse que la humanidad ha nacido yq dador a la vez, desarrollara aptitudes cerebrales hasta ‘veces, antes de sapiens, durante sapiens y despucs de sapt es no- explotadas sistemdticamente por el chimpancé en y quizd se prepara un nuevo nacimiento para ella en yp tica piemano-cerebro para compelirlo a la utiliza- época futura, ‘i s defensivas y ofensivas, asi como a la construc- fugios, a iniciar su desarrollo tecnoldgico en el seno va praxis y, finalmente, a impulsar un despliegue Una morfogenests multidimensional ia complejidad social desarrollada por el nuevo ‘vida, Ja mueva praxis, la actualizacidn de las virtuali- Dado que no es posible dar una explicacién del homb, brales, y desarrolidindolas a su vez. tan s6lo en base al cerebro de sapiens, pues es el resultg ies, las miiltiples interrelaciones, interacciones ¢ in- de un proceso de homiinizacién sumamente largo y compl is existentes entre los factores genéticos, ecolégicos, nos hallamos tentados de retornar a la base, cs decir, a “05 (la caza), cerebrales, sociales y culturales los que pies del primate que descendié de los arboles para andar permititan concebir el proceso multidimensional de ho- bre el suelo. n que acarreard finalmente la aparicién sobre nues- Ante todo, el hominide se distingue del chimpancé no p de homo sapiens. el peso de su cerebro, ni probablemente por sus aptit injzacién no podrd ser concebida por mas tiempo intelectuales, sino por Ia locomocida blpeda y Ia posicién 1 ultado de una evolucién bioldgica estricta, ni tam- tical. Desde sus origenes Ja hominizacién no dejara de avam mo producto de estrictas cvoluciones espirituales o zar sobre los pics, tal como ha remarcado con énfasis Leng rales, sino como una morfogénesis compleja y Gourhan (1964), La verticalidad es el elemento decisivo q stisional que es la resultante de interferencias gené- liberaré a Ta mano de toda actividad locomotora. En este eoldgicas, cerebrales, sociales y culturales, pecto no debe olvidarse que la oposiciéa del pulgar, acres tancio la fuerza y la precision de Ia prensién, convertitd a matio en un instrumento potivalente. De golpe, el bipedismd abre la posibilidad de evolucion que conduce hasta sapts La pasicion vertical libera a Ja mano, Ia mano libera a I mandibula, la verticalizacién y la Wheracién de Ja mandibula eximen a Ia caja cracnana de las tensiones mecdnicas en beneficio de un «inguilino» de mayor yolumen. Pero tal esquema (enderezamiento anatémico > desarroll tecnoldgico > liberacién craneana) en modo alguno pi haber sido casual ni lineal, sino el resultado de Ja interval clon de Factores de los mAs diversos érdenes intersecionitt ST | Sociedadeuteurs dose entre si, 73 - Presupone, en efecto, mutaciones genéticas que Lev! a cabo las necesarias transformaciones anatémicas y el 4 a eS Gee---s. ESQUEMA 1 64 65 El paradigina perdido ‘Tal grado de complejidad es de esperar que nos suma ¢ Ja confusién desde um principio y, no dejaria de ser tent dor buscar un hilo conductor. Pero este hilo conductor habla de ser un rasgo reductar; a pesar de las magnificas hi tesis que han surgido durante Ia ultima década para dar explicacién al proceso de homonizacién (que no sélo han q pertado, sino ambign alimentado en gran parte nuestra xidn), tienclen a reducir el conjunto de procesos que la i gran a una dircccién privilegiada, No daremos preemine ni al aspecto anatémico, que apoya la hominizacién exclus mente en los pies, ni al aspecto psicoldgico, que la apoya er cabeza, ni al aspeclo genético, que se limita a hacer al hominido de mulante ca mutante, ni al aspecto ecol que sé contenta con hacer avanzar a la sabana hacia él minido y al hominido sobre Ia sabana, ni al aspecto soti gico, que tan sdlo pone en movintiento una dindmica so a pesar de que Moscovici haya sustituide generosamente [i clasica biogénesis del hombre por una sociogénesis mas al tada a la realidad. Todos los aspectos enumerados son esq ciales, pero lo son por encima de todo en su relacién de para con otros. Ello no quiere decir que dejemos a nuest investigacién que se disperse sin rumbo fijo por un laberi de casualidades, interrelaciones e innovaciones, pues - como veremos mds adelante la cerebralizacién vincula y tina a todo el conjunto de desarrallos organizativos, Sin a bargo, repitAmoslo una vez mds, la Gllima expresion no $i nifica en modo alguno que queramos eeducir la hominizacid al desarrollo cerebral. Significa que vincularemos el desarro Ilo cerebral a todos los dems, causados por él pero a mismo tiempo causas de la apariciéa de éste. Debo hi hincapié en que el cerebro no scr considerada come «6rgano», sino como el epicentro de todo cuanto para tros es esencial dentro del praceso de hominizacién, wt P ceso de complejificacién multidimensional que se desarroll en juncién de un principio de auto-organizacién o qutopte Este principio no pretende en modo alguno ser un d ex machina, pues presupone, no sdlo en su funcionamien! sino por encima de todo en su evoluciéa, la intervencion @ sucesas alcatorios, de accidentes, de interacciones, Este PHB 66 5 La hominizacidn fa, que tiene Ia ventaja de perseguir Ia inteligibitidad er una racionalidad © una finalidad a priori, nos ‘considerar Ia homninizaci6n como una historia real y no una fuerza mistica que empuja al hombre a evolu: er cemin algdn principio ortogenético> (Washburn, 1963), 9, jamés debe olvidarse que la hominizacién es un fnterferencias que presupone la existencia de acon- jminaciones, selecciones, integraciones, migra- ' eorganizaciones. hominizacién no es tan sélo aquello que surge, sino Jo que desaparece, es asimismo la extincién de las trlunfantes en otro tiempo, australopiteco, homo addin a Sittin due Henen fas aoreate-an » extraordinariamente prolongado en el que el medio al ge modifica 2 c4mara lenta y los individuos y grupos es se multiplican de modo invariable. En eada uno de altos aparece, bien como un Adin mutante que deja ncia, como un Prometco desconocido que aporta una téeniica, © bien como una colonia que quebranta el des- que se ve sometido un determinado modelo y Io reha- e tarde en tarde surgen divergencias, disidencias; de cllas fracasan, mientras otras acaban imponién- , extendi¢ndose, y los disidentes que alcanzan el éxito fen en disidentes a aquellos que anteriormente les ha- uulsado a apartarse del grupo. “‘Feboide de los bosques y el mutante de las sabanas jas perturbaciones en el movimiento de relojerfa que Ja tierra alrededor del sol causan auténticas revolu- €n el universo vivo. Los ecosistemas se transforman, especies mueren, otras emigran, otras aparecen y se 67 El paradigma perdido retrocedor al bosque, y la sabana se expande sobre vastag tensiones. Los primeros homiinidos, cuyos fésiles aparecen las regiones afectadas por aquella sequia, som primates canos que han dejado los arboles, que se han visto priva de Jos Arboles, y que se han afincado en Ja sabana. La suerte de la hominizacién ha debido ponerse en j por primera vez entre el bosque y la sabana, alli dond presion ecolégica hacia progresar Ia sequia, alli donde presién demografica para los habitantes del bosque esireg ba el cereo constantemente y hacia retroceder hacia sus deros ala mayor parte de la poblacién, alli donde las ton nes sociales entre adultos y jévenes, asi como la curios exploradora de los adolescentes, empujaban, tanto por re sién como por atraccién, a los pequefios grupos en el desti tro a intentar sobrevivir en tierras de matorrales. As{ pues, tanto las presiones ecoldgica y demog: como los antagonismos estructurales inherentes a la soci compleja de los antropoides han concurrido para favo el exilio definitive de un grupo mutante al que el biped iba a permitir superar los problemas fundamentsles de suy vivencia que presentaba Ia sabana de una forma diversa adoptada por las bandas de babuinos (cf. p, 76). La hom zacion tiene sus origenes en la conjuncién de una des ecol6gica, una desviaciém genética y una disidencia sock gica, 0 en otros términos, a causa de una modificacién en J autorreproduccién del ecosistema (bosque convirtiéndose’ sabana), una modificacién en la’ autorreproduccién gené! de un primate evolucionado (mutacién) y una modificacié el curso de una autorreproduccién sociolégica, consistente € Ja escisién de un grupo juvenil para fundar una colonia ¢ territorial, Por consiguiente, parece ser que los anormales, rechazados, los heimatios, los aventureros, los rebeldes, los iniciadores de la revolucién representada por el proces de hominizacién, El mutante de las sabanas presupone. existencia del rebelde de los bosques, Pero éste, para dat & Ja solucién revolucionaria, necesitaba transformarse en el 1 tante de las sabanas. La sustitucin progresiva de una sabana agresiva y Por la selva protectora y abastecedora de alimentos estiattl ¥ encauza el proceso de hominizacién. La sabana crea 2 68 La hominizacion ones necesarias para que las aptitudes bipedas, bima- erebrales sean empleadas a pleno rendimiento gracias idades y peligros que entrafia. En efecto, el nuevo porta sus coacciones, sus orientaciones y pel se convicrien en estimulos para desarrollar aptitu- odo tipo que pudieran ya existir en el antepasado de jasques, quien, pariente del chimpancé, posefa ya un pierto, una mirada aguda y un apetito omnivoro a transformar una rama en garrote y un guijarro til, y para acosar colectivamente a pequefios mami desaparicidn de los arboles arroja a los peligros de un ser que ofrece su sexo y abdomen a Ia garra ps colmillos del depredador. La biisqueda de alimento ge peligrosa y, ademas, dificil si la presa es rara y hui- vigilancia, la atencién y la artimafia se hacen vitales. ‘necesario poder interpretar por sus signos los mas Wimientos, los indicios de huellas més sutiles. Es 9 estar preparado, individual y colectivamente, para y, cuando es necesario cazar, para el ataque. les condiciones se van extendiendo por la sabana grupos que, aunque probablemente salidos de un © tronco, con el paso de centenares de miles o de millo- jos se irén diferenciando genéticamente, pero que no dejardn de coexistir y practicar en un principio el tipo de vida pedestre, manual ¢ inteligente que com- ‘Ja utilizacién de bastones y piedras para Ja defensa itaque y la construccién de rudimentarios refugios. Pos- mente serén estos mismos seres los que a través de de mutaciones genéticas adquirirdn aptitudes cada complejas (oposicién entre pulgar ¢ indice, endere- total de su cuerpo, aumento del volumen y, por de Ia complejidad de su cerebro) que les per- |lanzarse a la aventura cinegética, Posible que inicialmente hayan sido los pesados y ve- hos saustralopitecos robustos» quienes, al monopoli- €scasos alimentos vegetales, hayan empujado a los lutantes omn{voros a orientar su alimentacién ha- Al mundo animal, quizé a la busqueda de carrofias, pero ima de todo, a la caza de pequefias presas. Como ‘encia, sera sobre estos seres graciles sobre los que 69 El paradigma perdido actuardn las presiones selectivas en favor de todo es decir, aquellos rasgos cada vez mAs y mas hominizados, fy pie de los mutantes se ver forzado, mucho mds que en caso de los vegetarianos, a resistir marchas cada vez n prolongadas, es decir, a explorar, a correr para perseguis para huir; por el contrario las cuadrillas de robustos veg rianos no tienen necesidad de dispersarse, galopar 0 batirse gp retirada precipitadamente. Todos los rasgos anatémicos, y cierta rapidez durante largo tiempo, sino huir arrastra una presa o perseguirla blandiendo un bastén o con una dra en la mano, se iran desarrollando cn el cazador expulsa La oposicién de pulgar e indice se acusard en homo habilis cn Man 1470, dandoles la fuerza y la precisin necesarias p Ia aprensién de objetos y, por encima de todo, para cons guir su transformacidn. A partir de este momento la no deja de actuar continuamente en los mas diversos me teres ¥ la técnica, que en el chimpancé hippie de los bosq s6lo emergia en palidos destellos y que se limitaba casi excl sivamente a funciones de defensa cn el seno de los geupe formados por los pesados veyctarianos, se convierte en caracicristica permanente del hominido gracil. En adela técnica y praxis cinegética podrén desarrollarse paralela mente. ‘Los pequeiios homfnidos, originariamente muy débiles menos uno de ellos), fueron ganando en agilidad, habilida ‘¢ inteligencia. De forma progresiva fueron mejorando, tiea, anatémica, técnica y précticamente, acabando por pat tizat una superioridad manifiesta respecto a los robui Sin duda alguna ambos tipos pudieron coexistir durante I tiempo de forma mis o menos pacifica en la medida en 4B sus alimentaciones fueran suficientes o bien diferentes. P en ¢l preciso instante en que se suscité 1a competencia, fuera bajo la presion demogréfica, ya fuera a causa del a centamiento de la sequedad, los mds hominizados acd ron suplantando a los otros, sea empujandolos hacia torios cada vez mis estériles, sea convirtiéndolas en pres sus cacerias. A continuacién, el mds desarrollado de entre 105 graciles, es decir, el poseedor de un mayor cerebro (que ON 70 La hominizacton | probabilidad debfa corresponder al de talla superior), Hien acabé dominando a los demés. ues, es el nuevo ccosistema, la sabana, el que desen- Ja dialéctica (fenoméniea y genética) pie-mano-cere- dre de Ia técnica y de todo ulterior desarrollo. Poste- todo acrecentamiento en Jas cualidades itudes del cazador expulsado y después cred Tas condi- ; competitivas entre las diversas cspecics coexistentes an conducido por fin a la victoria cn solitario del hom: i relacién cada vez més intensa y compleja se va es siendo entre ecosistema y hominido. Para el cazador ex- y que se mantiene al acechio, el ecosistema es un emisor § es coproductor y co-organizador de Ja caza, praxis pro- jzativa que hiperestimulara su desarrollo ff La cazar eivilizadora gabido desde épocas bastante pretéritas que cronolé- mente 1a caza habla marcado de forma determinante el de Ja humanidad. Sin embargo se ignoraba que su sobre el proceso de hominizaci6n no era simplemen- ronolégica sino también légica. Man the. hunter: EL titulo obra fundamental (Lee y De Vore, 1968) debe ser in- etado en el sentido de Ja formulacién de Serge Mosco- quien nos sugiere que abservemos cémo «cl cazador se id en hombre y no cémo el hombre se convirtié en ca- (Moscovici, 1972, p. 102). Lo propio de homo sapiens Pi conseguir emanciparse de Ja caza que, a su vez, le ha- \cipado en épocas pretéritas. Pero deberd esperar. La Jnicia hace algunos millones de afios, progresa lenta- ®, $8 acentiia su desarrollo, y s¢ acclera en los tiltimos 10 atios, Homo sapiens la cultiva como forma de subsis- ia y aleanza su pleno apogeo durante el periodo magdale. NSE; no desaparecers como eje del desarrollo de la huma- 7 El paradigma perdido nidad hasta éstos 8.000 tiltimos afios y sabrevive atin oy, gunas regiones desheredadlas de Africa, Australia y Asia, La eaza es el gran coniinuum en una evolucién que visto sucederse discontinuamente unas especies a olras, de el hom{nido de pequeiio créneo hasta el sapiens de gran rebro. La caza debe ser considerada como un fenémeno hum total, pues no sdlo actualizaré y exaltard las aptitudes ¢ mente tilizadas y suscitard otras nuevas, no silo se tar4 a transformar la relacién entre el hombre y su ambiente, sino que transformaré la xelacién de homb hombre, de hombre a mujer, de adulto a joven. Mas propio desarrollo, correlativamente a lag transformack operadas, acabar4 transformando al individuo, a Ta sociee a la especie. Pisamos por fin el solide terreno del trans mismo antropolégico, desdefiado, mal conocido o recha tanto por el biologismo como por el antropologismo, qi emergido a la luz del dis durante estos wltimos afios a las obras pioneras de investigadores marginales. La caza en Ja sabana da habilidad y capacita al ho: convirtiéndole en un ser capaz de interpretar un gran mi de ambiguos y tenues estfmulos sensoriales. Tales esti era capaz de reconocer ya puede conocer, Pone frente a te la inteligencia con lo mds habil y astuto que existe naturaleza, Ia lucha entre Ja presa y el depredador, con disimulos, maniobras ¥ equivocaciones mutuas, Le obli encontarse frente a y competir con lo mds peligraso que & te: el gran carnivoro. Estimula sus aptitudes estratégi atencién, tenacidad,' combatividad, audacia, astucia, sei trampa, acecho. Sin duda alguna la larga aventura tiene sus origenes en) 1, Quizd cl defecto genético de la no-metabolizacién del dcido 9 aparecido en épocd muy temprana y su sobretasa téxica para edlulas cerebrales parece desempefiar un cierto papel en 1a for de este car&cter tan extendido en Ja humanidad, Ja tenacidad hasta mites extremos (achievement). Evidentemente, est podia por mds que constituir una ventaja de orden sclectivo tet fen cuenta las condiclores y el grupo en gue alcanzd difusion (C HerLambiotte, 1971), 72 La hominizaci 1e5 menores y esporddicas realizadas por los mo- eriores omnivoros. Posteriormente, desde los prime- dos hasta Hegar a homo sapiens, la préctica de la convierte progresivamente en algo mas basico, mds io, més organizador. Pasa de Ja caza de pequefias “2 Ia caza media, de la caza furtiva y temerosa a Ta caza : imple deteccién 0 perseverante, de Ja tactica improvisada a Ia estra perimentada, de las precauciones y los ardides a la dad de la trampa y de la emboscada, de las armas 'y polivalentes a Jas armas delicadas y especializadas. intensifica y da complejidad a la dialéctica pie- broherramicnta, que a su vez intensifica y hace ala cava. Esta dialéctica entraia el desarrollo téc- afina y diversifica el arma y la herramienta, a la Introduce mejoras en cl acondicionamiento de los Entre 700 u 800.000 afios antes de nuestra era em. LUtilizarse el fuczo. El fuego no debe concebirse exclu- como una innovacién que acrecienta cl savoir-faire ‘ible Ia utilizacién técnica de materiales lefiosos, Se ‘ealidad de una adquisicién de alcance multidimen- predigestién externa de los alimentos pasados por ligera el trabajo del aparato digestivo; a diferencia mivoro que se sume en un pesado sucfio digestivo de devorar a su presa, el hominido, dueio del fuego. Posibilidad de hallarse activo y alerta después de ido; el fuego libera la vigilia y fo propio hace con Pues da sepuridad tanto a la expedicién nocturna dores como a las mujeres y niflos que han quedado io sedentario; el fuego crea el hogar, lugar de pro- ¥ Tefugio; el fuego permite al hombre dormir pro- ente, a diferencia de los demas animales que deben siempre en un estado de alerta, Quiz el fuego haya 80 favorecico el incremento y la Nbertad de los suefios... Otro lado, la coccién favorece nuevas mutaciones ho- tes que tienden a reducir la mandibula y Ia denticién, aliberar la caja craneana de parte de sus tareas me~ €on lo cual se favorece el crecimiento del volumen bro. También completa y amplifica la dialéctica 73 El paradigma perdido mano-herramienta que favorece el dessarrollo cerebral, t en el plano filogen¢tico como en el de la praxis fenomén Finalmente, el desarrollo de la caza y sus consecucngig desempefian un papel transformador de primer orden tetrene social, pues eaminan al unisono con tna soci que disocia el modelo social creado por el homi caracteriza a las sociedades de los primates mis avanzada constituye un muevo tipo de sociedad a la que a partir de ra Iamaremos paleosocicdad. 2. LA SOCIOGENESIS se acumulan los indicios anatémicos y tecnolé: permiten seguir Ia evolucién fisica de la especie y desarrollo mental que correboren los perfeccio- de utensilies no poseemos cl minimo rastro direc gue concicrne a la hominizacién, Hasta hace unos ‘tan sélo teniamos a nuestra disposicién ciertos y tardies, obtenidos a partir de las sociedades homo sapiens que han subsistido hasta nuestros rlormente, hemos visto enriquecido nuestro bagaje yal respecto con indicaciones cada vez mas numero- las saciedades mas avanzadas de primates, es decir, a imagen de aquelloe que habria podide ser Ia socie- Pre-hominidos. Entre estos dos promontorios se Jun inmenso vacio, pero entre estos dos polos socia- intentar situar conjuntamente restos anatémicos, 8, techoldgicos y cinegéticos, como indices de organi il, de modo similar a como 10 hace la paleontologia i, @ partir de fragmentos dscos, intenta reconstruir esuncion cl organismo en funcién de las reglas organiza- esquélio. En modo alguno se trata de reconstruir eta de sociedad a partir de un esqueleto de homini- bjetivo perseguido es considerar el conjunto de restos » Incluido el esqueleto del hominido, como indicios frag- de una organizacin social. Estamos plenamente 74 75 El paradigina perdido convencidos de que se abre ante la sociologia prehistériea rico pervenir en cl que serd capaz de reconstruir un. e junto de rasgos sociales a partir de una huella o un fj mento. En el momento actual Ta teorfa saciolgica se m atin en un Lerreno tan incierto y arbitrario que corremos , riesgo de vernos atrapados en la confustén o en el error. A py sar de toclo, dado que tenemos 2 nuestra dispostcién una bag compleja (la sociedad avanzada de los primates), que po podemds imaginar Jas tensiones y aperturas que dete sobre la sociedad Ta orgenizacion colectiva de la caza y qu finalmente, tal como veremos mas adelante, la aparicida una sociedad cuya comptejidad implica ta existencia de un cultura en su seno precede necesariamente a sapiens (cl, pe y ss.), podemos intentar el esbozo aproximado de Ja linea Ciolégica de formacisn y desarrollo de wna sociedad de hom nides (paleosociedad). Este esquema «ideal» comporta I nas, simplificaciones y errores, y en modo alguno nos péi te situar cn etapas cronolégicas los diferentes desarrollos I gicos que abordaremos a continuacién. Las sociedades de los chimpancés que habitan los bosque se hallan débilmente centralizadas. La sociedad de los babill nos que habitan la sabana de Kalahari (De Vore) es una ca drilla militarizada que se desplaza en masa bajo Ia dirs de un jefe sobre el que todos los miembros del grupo tie centrada su atencién: las hembras ocupan cl centro de la fo macidn y transportan a los nifios sobre sus espaldas, ma flances. La mililarizacién es tanto més acusada par cu carecen de armas ¥ la unica que poscen es la defensa ¢ tiva. El hominido no ha seseogido» este camino. Quiz fil condicionado su opeién el individualismo de un ser much mas complejo que el babuino? O, con una herencia y um dividualismo» de estas caracteristicas, gacaso habré sid necesidad de conciliar las expediciones de caza sin hembra 76 La hominizacién wodefensa colectiva del grupo social? Sea como fue- ‘estructura social de los primeros hominidos, tal como de inmediato, ha debido ser a un mismo tempo ada y descentralizada para permitir dispersién y rea- ito, praxis colectiva e iniciativa individual. ollo continuado de Ia caza implicaré una rees- gcion ain mas profunda de la sociedad de los prima- sta sociedad mantenfa-en el mismo espacio a machos s, mientras que los jévenes sélo se alejaban ligera- grupo. La sociedad del hominido separa ecolégi ica y culturalmente Jos sexos, que a partir de este a se convierten en dos cuasi-sociedades en una. La [se ver4 asegurada por la hegemonfa, no sélo social, nbién politica, técnica y cultural de la bioclase mas- por los nuevos modos de comunicacion y organiza- ‘compensaban la disposicién de los cazadores sobre no y Ia divisién de Ia sociedad en dos nticleos dife- tras que la caza empujaa los hombres cada dia més -maternidad confina a las mujeres en los refugios, a de lo que sucede en los grupos de babuinos en Jas hombras se trasladan con el grueso de Ia cua- sportando a sus hijos sobre las espaldas. Les nifios no pueden, a diferencia de los cuadramanos, calgar- espaldas de su madre, y Ia prolongacién de la infan- 4a las hembras a ocuparse, de una forma cada iS absorbente, de los cuidados maternales. Las hem- ertidas en sedentarias, se consagrarén a la bisque- forraje y a la recoleccién de frutos para satisfacer Jas des vegetales del grupo. A partir de este momento etpo una dualidad ccolégica y econémica entre hom- “mtjeres. La clase dominante Falelamente, Ia casta dominante de machos se transfor- Slase dominante de hombres. Entre Jos monos socia- ‘intolerancia entre machos sélo podia ser dominada en Ja jerarquia del rango y por una cooperacién estricta- 7 El paradigma perdido La hompnicacion mente limitada a la defensa del grupo, La hominizacién, dades entre los iguales, unas de facto, y otras casi po- rard un progreso radical al reprimir Ia intolerancia entre decir que de jure (el jefe, los ancianos). No hay chos por medio de la solidaridad masculina y proyee fpiguna de que Tas intolerancias sobreviven bajo Ia sobre la organizacin de la vida social una cooperacién de antipatias, desavenencias y disputas; los antagonis- pulsada por las necesidades de la caza, plican polémicas y las polémicas antagonismos, pero La cooperaciin cinegetica implicard un constante a ridad colcctiva esid all{ para calmar y resolver tales to de la organizacidn colectiva para la cleceién del te jaciones que no son mAs que micleos esporddicos y Ja premeditacién del ataque, la sincronizacién de los ‘m sobre un fondo socialégico dominado por Ia soli- mientos estratégicos, el desarrollo del programa de oper d de clase nes, preparado e improvisado a un mismo ticmpo, y, fir emerge a través de la aventura cinegetica de la mente, la distribucién de las piczas cobradas. El reparto zacién es una clase de hombres solidarios, mientras botin, especialmente en aquellos casos cn los que es a5 Mujeres siguen siendo una «capar social en la que la escaso, o bien esta constituide por piezas.de un consid muta se halla siempre subordinada a-la fidelidad tamafio, plantea una serie de problemas basicos que s6loj gular y esencial a los hijos y, eventualmente, al macho. dian ser resticltos mediante el establecimiento de reglas pues, una extraordinatia diferenciacién sociol6} distribueién. Pareee ser que es en este aspecto donde: se actecienta hasta convertirse en una clara diferen- triunfado Ia solidaridad entre los hombres y de donde h én cultural, entre la clase de los hombres y el grupo de nacido un modelo colectivista en el que el producto de caza, bicn comdn, es inmediatamente reparticlo entre to sculino y lo femenino desarrollardn cada uno por de forma mds o menos igvalitaria aunque, sin duda alg sti propia sociabilidad, su propia cultura y su propia con una cierta prima en favor del jefe o de aquel qui c y la diferencia psicocultural agravaré y dara una abatido la pieza. ‘complejidad a la diferencia fisioendocrina, Una mujer ‘A partir de este momento, los vinculos de la accién col sedentaria, rutinaria y pacifica se opondra al hombre tiva y las reglas de distribucién se entremezclan con Tos 1a70 , némada y explorador. Dos siluctas hacen su apart de amistad en una densa rei de solidaridad «entre los hon ‘el marco de la sociedad hominida, la del hombre que bres» (Tiger, 1971), Dos corricntes confluirén para constiti fersue empufiando las armas para enfrentarse al animal Ja nueva «confraternidad virils. De una parte, las inte Ja mujer reclinada sobre su hijo o para recolectar el relaciones de hombre a hombre en él peligro, los padect : tos y triunfos vividos solidariamente. Por otra, el progi repente se establece una nucva dominacién de clase del cardcter de juvenilizacién (cf. p. 95 ¥ ss.), que prolongs Onocicla entre los monos. Al disponer del monopolio de mis alla de 1a adolescencia las amistades de juventud que encontramos presentes entre los chimpancés no adultos. Aé establecimiento de reglas concernientes a la ibuci puede atiadirse, como causa y efecto a la vez, las homosext #8 decir, reglas referidas a mujeres y muchachas, aparecerd lidades latentes 0 pricticadas| gue conlleva 1¢ amistn Bouse ales wedae acaieds copes conte focal a2" la puss, polidaridad, cooperacion, amistad y seer abogaran | profunda fuente de tensiones entre los machos, Come se vers tre los hombres los caracteres de intolerancia y preventt Me (p. 186), la constitucion de reglas sobre el matrimonio que dominaban las sociedades de primatcs. La aviscull : ores paseo ih. de Fas, see acianet caracteristisas del jerarquia del rango, que reabsorbia y canalizaba la intolet™ fens. Asi pues, no son las reelas del parentesco, sino Tas de ‘cia entre machos en los grupos de antropoides superi Bes ee las auc Kes eecies Oe) Dane ‘ F a un desarrolla y generalizacién) lus que constituyen fa primera cede su sitio a una clase de siguales». Cicrtamente existen antropoldgica, 79 El paradigma perdido La hominizacién Jas armas y de,la técnica para trabajar Ia piedra, del pring pio de organizacién colectiva y, en suma, del poder y 5 conocimiento, la clase de hombres se hace con el goble y el control de Ja sociedad ¢ impone una dominacién pol sobre mujeres y j6venes que atin hoy en dia no ha dejg de ejercer. En las sociedades de primates los {Svenes y subordinados se identifieaban con las hembras, Negando § cluso a presentar su trasero como signa de surmision, Bp sociedad de hominidos las hembras se comvierten en meno; sociales, politicos, econémicos y culturales. Sin lugar a dudas nos enfrentamos con ¢l primer de dominacién de una clase sobre otra (Lévi-Strauss, Moscovici, 1972) y, desde un enfoque mas profundo, del mer modelo de dominacién de una clase sobre el conjunte La juvertud sin clase ello del cardcter juvenil condicionaré de forma ‘curso de la hominizacién. Fl tiempo biolégico de y la adolescencia se acrecienta. Fodria pensarse ‘proceso favorece, no sélo la autonomfa del grupo ite, tal como sucede entre Ios grupos mds evoluciona , sino también 1a aparicién de una clase juvenil. 20, el nuevo contexte social no fayorece precisa. itucién de una tal clase. Por un lado, el cordén cal afectivo mantiene durante un periodo cada vez mas gado @ los menores de la tribu bajo la orbita materna, a parte, y especialmente entre los machos jévenes, el aprendizaje del uso de las armas, de las técnicas la organizacion social, ticne lugar bajo la vigilancia y daces histéricas. Pero también nos hallames ante la apariei Jide los adultos. El aprendizaje que les culturaliza les del modelo de Ja relacién hombre-mujer que, en sus 7: Ja dependencia de la clase dominante. fundamentales, ha continuado sicndo reproducido desde 4s s€ crean una serie de vinculos personales entre a lejana época para arraigar con cnorme fuerza en Ta inf y adultos durante la caza, y quizd tales relaciones tructura de las sociedades histéricas hasta llegar a nue n de forma particular entre los hijos y el esposo de dias. : jsma mujer, hecho que bosquejaria la paternidad desde Se nos aparece, pues, una primera modificacién fun de vista psicoldgico antes de que ésta llegara a ser tal entre la sociedad primatica y paleosociedad. La @nocida sociolagica y genitalmente. socicdad est4 menos jerarquizada, mas colcctivizada, px s clerio que se forman bandas y pandillas entre los un mismo tiempo se halla mucha més dominada por su o1 n funcién de sus afinidades, pero Ia «clase» de los nizacién masculina y posee un mayor grado de comple Sho llega a cuajar en ningtin momento, atados como derivado de la diferenciacién masculinofemenine. La forma demasiado estrecha al universo materno du- dad de los hominidos conserva, aunque modificdndolo, $ primeros afios de adolescencia, y a la clase de los principio de dominacidn-jerarquia de la sociedad de los durante o en Ia titima ctapa de esta. Los j6venes, mates y aporta la novedad de un principio cooperatives ontrol de sus mayores, tan slo pueden escoger entre lista de organizacién. Engels tenfa razon al subrayar el c no la sumisién, pucs en modo alguno les est per- ter bdsico de este tiltimo, pero subestims el caracter del marginalidad institucional, Acabamos pues de principio indicado, En lo sucesivo, una vez asentados fin la clase masculina adulta extiendé su dominacién ge- mente los dos principios fundamentales, sus combinacionts ‘Su poder organizativo sobre el conjunto de la socie- sus conflictos marcardn toda la historia de Ja humatti cenando el proceso natural de Ja adolescencia para a su dmbito infantil a los mas jévenes y colocar bajo @ los restantes, scparando a machos y hembras des- Ihicio de la adolescencia y controlando a los jévenes a ¥es de los procesos de aprendizaje tecnolégica, cinegético 80 sl El paradigma perdido y sociolégico? mientras que, por su parte, las otras cate biosociales no consiguen en momento alguno auto-organ; en clases. Es una sociedad de clases en la que sdlo existe we clase biosocial que ejerce su dominio sobre las demas biosociales. La clase adolescente se ve anulada antes de nacer, pero. por ello las caracteristicas juveniles desaparecen y dejan progresar en la sociedad. Los jévenes haminidos gozan de. periodo de ticmpo notablemente mas prolongado del que dj ponen Jos antropoides jévenes para jugar, explorar y sentip se atraidos por la novedad. Asimilando los sabcres adulto las diversas formas de ponerlos en prdctica pueden ap modificaciones, perfeccionamientos ¢ innovaciones, toda probabilidad han sido cllos quienes, jugando con pi de silex y sonidos, han encendido el primer fuego ¢ i tado la palabra. Asi pues, la semisocializacién de los jévenes y sus rel nes con los adultes permiten a la sociedad bencliciarse d tamente de las innovaciones y descubrimientos. Por otro la rasgos caracteristicos de la adolescencia como son la at tad y el gusto por el juego y por todo lo nuevo, 0 en 0 términos, la aplitud para la invencién, se perpetian de w forma cada vez més acusada durante la edad adulta, cual la permanencia del caricter juvenil se convierte en fenémeno antropolégico. Los jévenes son eintegrados», cuperados», pero sus virtudes, marginales entre los antro des, impregnan ahora la nueva sociedad. De la ecologia a la economia La organizacién de la paleosociedad segtin el esquema ai acabamos de esbozar implica el surgimiento de una econd a partir de la relacién ecoldgica. Sila economia es el sistema organizador de la extract que tiene lugar entre lox 10 y 14 afias baja s total control de los adultos, y que, al introducir al joven deatro universo adulto en edad bastante temprana, consolida la dominael general de Ia clase masculina). 82 La hominizacion os, su distribucién y consumo, sin duda alguna las Hes dc primates carecen de ella: la extraccién de re- to se halla socialmente organizada, salvo en momen- Gicos de caza colectiva, ni tampaco tecnoldgica- erminada, y cl consumo se efectia al azar sin que yeglas que la prioridad del jefe y el regalo amis- joroso © servil. . “contrario, las sociedades de hominidos constituyen 4 organizando y modelando tecnolégicamente sus ecolégicas de Ja caza y 1a recoleccion hasta trans: en practicas econémicas, Aparece, pues, una pri- vsién del trabajo al hacerse efectiva la separacién y én socioecondmicas entre hombres y mujeres, fpractica de la caza ya se halla altamente organizada. colectivo de «produccién», es decir de basqueda de ‘suman una serie de reglas colectivas de distribucién hecho, afectan a los recursos basicos de toda la so- De ahi la sorprendente conjuncién de una «sociedad =» primitiva que organiza un «comunismor primitivo de sus reglas internas de solidaridad. th conomia surge con las reglas de auto-organizacién de jades vinculadas a una praxis ecolégica (es decir, a institucional del trabajo, las reglas socializantes » de la distribucién de los recursos, la repro del capital tecnoldgico a través de Ja fabricacion de 'y el aprendizaje del saber y su utilizacion por parte este modo se esboza, mediante Jas reglas apuntadas, sistema econémico sin el que se derrumbarian la én y la complejidad sociales... Tales reglas se limitan ener la complejidad organizativa adquirida, autorre- la de un modo permanente, Desde este enfoque ymfa pasa a convertirse en un simple sector particu- ado tendente a la produccién de recursos y, apenas ain nos pucde indicar con certeza si este modelo coopera: 0 Se reproduce asimismo en las tareas efectuadas por ges, es decir, las recaleceiones de granos, frutos y forrajes, el contrario éstas se hallan sometidas a la iniciativa indie embargo, ¢s posible que en un determinado momento el de organizacion masculina se aplicara al conjunte constitwide Jas actividades econémicas. 83 El paradigma perdido Sihuarpeenleettre en un sistema especializado de produccién de artefactas. creciente complejidad de la organizacidn social economia es bastante més que una organizacion de la g vivencia, puesto que, como puede comprobarse a tra: sus miembros. Jas primeras sociedades australopitecas, es perfectament jg interrelacién c interaccién entre estos dos érde- sible subsistir sin ella, y es inmediato observar que sy émenos. 2 damento original no es en modo alzuno la «produceién suponer que para los primeros homfnidos un recursos, que es preeconémico, sino Ia organizacién de constitufa un sistema de comunicacién necesario lacién ecoldgico-secial segtin un modo autoproductor de. miente, de tal modo que con su repertorio de sonidos plejidad social. Six duda alguna es un modo de organigag podian comunicarse a distancia entre los mato- produccion de alle complejidad social a partir de un ete ferirse de un modo elemental a las acciones, agen- nivel de complejidad. La organizacién cconémica se-y jdades y objetos necesarios para su practica social. aparece, por esta raz6n, como cultura en el sentido pl sJosién de Ia paleosociedad, es decir, entre 800.000 témino, concepto que no tardaremos en definir. yez mas rico y mds abierto. colectiva, la distribucién de los alimentos, el EL paleclenguaje rte de una siempre creciente variedad de objetos, son “que presionan la aparicién de una organizacién Sabemos en Ia actualidad que 1a constitueién de w fs compleja que s6lo es posible con una comunica- plio repertorio de palabras y de una sintaxis clemental lexible» que la proporcionada por un catl system lian al alcance de Ia capacidad intelectiva del cerebro d ¥ Asher, 1964). Esto ya habia sido anteriormente chimpancé lo mismo que el aprendizaje de una légica por Etkin (1954). tible de vincular agentes-accionesatributos y de comput ¢ identidad, Ja diferencia y la exclusién (Gardner, 1969 prensa; Premack, 1970 y en prensa). Lo que Ie falta al tas, animales, la sefializacién de numerosas coyun- paned es Ia complejidad social necesaria para Ia aparicién eciones, la distincidn entre multiples cualidades. La un Ienguaje mas rieo que el formado por una serie de g einegética comporta la constitucién de secuencias aimicos y Mamadas, a Ja vez que la aptitud glotica para operaciones articuladas y modificables segin los plear una vasta gama de sonidos, de la precedente, situacién que proporciona al len- La comunicacién fon¢tica se halla escasamente desartolh eadena intelectual que permite la aparicin del sin- da en los primates, donde constituye un call system limit a. Por otra parte, ¢1 desarrollo del lenguaje viene postu- al Ambito de una scmiética constituida por gestos y post por él conjunto de formas de comunicacién que apare- El hombre, desde el punto de vista vocal, se halla mucho mt seno de una sociedad cada vez mds compleja en la cerca de las aves y para poder crear el lenguaje ha prec emergiendo una serie de reglas organizativas elabo- do de: 4 Ja clase. dominante y por Ja necesidad de comuni- 1° Un conjunto de mutaciones genéticas que, quiz entre las dos cuasisociedades y los tres universos, hom- separado, quiz4 actuando a un mismo tiempo, hayan res, mujeresniiios y jdvencsadultos. Incluso es 1 tructurado la caja craneana dandole ciertas aptitudes que tanto la relacién madye-hijo como las rela- ticas, a la vez que han contribuido a desarrollar su cerebrod Ja vex ltidicas y de aprendizaje de los jdvenes cons- @ adecuar un centro especifico organizador del le ttos dos focos de lenguaje que se enriquecen mu- (chomo erectus?) te, 84 85 Et paradigma perdido Finalmente, no debe dejarse de lado lo concer desarrollo de las relaciones interpersonales de amistad interés hacia otros individuos* No es tan s6lo una més compleja que precise intracomunicaciéh mo de individuos més complejos y que necesitan comuni entre sf, que estén ereando Ia necesidad de hablar por ¢s decir, simplemente de commicarse, con lo cual, mensaje, ¢ ineluso en masaje (en el s¢ntido de que las pal ‘bras carifiosas acaban sustituyendo o complementando grooming), Asi pues, el lenguaje viene postulado por la. tiplicacién de las relactones internas y externas, cole individuales. Partiendo de este punto de vista, ¢e6mo haberse producido la aparicién de un lenguaje fon¢tico rico que el representado por el calf system y de qué fip debid ser tal lenguaje? Hockett y Asher han tenido la agudeza de imaginay Proceso en dos etapas que constituye el paso siguiente call systent, una vez éste se ha visto saturado y, por Io ineapaz de crear nuevos sonidos perfectamente disce entre s{, En un estadio inicial, la presién ejercida por la plejidad social impulsa el trénsito desde un sistema cerr otro abierto que permita elaborar una serie de combina nes de Hamadas, goxando cada una de ellas de un conjunta propicdades actisticas. Ast pues, si se supone que Jas Ik de un sistema cerrado, como e] de Tas aves (que tal vex nariamente fueran imitadas por jévene seen un conjunto de propiedades actisticas, pademos imag nar, por ¢jemplo, un proceso camo el siguiente: si una Ila da ABCD significa alimento y una Mamada EFGH sigt peligro, ABGH, CD y EF pueden significar respectiva 4, Es supestiva on este aspecto Ia exneriencia de Washoe. El je de Washoe suponia una elevada comple as{ como un sistema de signos ya dado, pero también daba par ta ln existencia de una relacién de amistad con sus interlocatores imerés de Washoe hacia su entorno 0, en otros términos, él cosas que decir a alguien S. Seria magnifico abordar el problema de la antropolog(a & canto, que sin duda tiene un oxigen vocal, pues el hecho de que $@1 ‘practicado en el seno de toda sociedad ‘equivaldrfa a una especk rotor permanente a Ins fuentes del lenguaie. 86 La hominizacién peligro, no-peligro y no-alimento, EI sistema abier- | pues, multiplicar el mimero de «premorfemas» y “qsociaciones entre ellos a fin de describir situacio- 5 nbargo, ls posibilidades de combinacidn de este sis- (0 se hallan limitadas, y euando aparece una nucva s decir, construir un nuevo metasistema en el que nas dejen de ser gestalt para convertirse en uni- ‘sonido 0 fonemas que deberan combinarse para for- yoras y ordenarse segin el principio Iégico y jerar- doble articulacion, e sistema de dable articulacién es tan extraordinario | podido decirse de él que es el lenguaje, y no et hom- ‘que ¢s tinico. Pero de hecho, por diferente que sea su sus funciones y sus rasgos especificos, el eddigo también constituye un sistema de doble articula- es decir, una jerarquia en la que todo subsistema cons- We un Tepertorio de rasgos distintives sin especificacién en si mismos mediante los cuales es posible obtener 0 infinito de enunciados por combinacién. Ello no decir que ef cerebro humano haya transferido alqui- ate al nivel del lenguaje cl sistema fundamental de Ja celular vy organismica del ser vivo. (Por otro lado, io tampoco podria ser afirmado formalmente). ilo mds exacto sea decir que el lenguaje humano, en sistema, puede reducirse a un tipo fundamental de aizacién desde el momento en que necesita Ia existencia ita de una estructura jerérquica con varios niveles (cs tuna notable riqueza de complejidad) y de una orga- discursiva, El lenguaje de doble articulacién no tic- , nada de milagroso, a no ser el milagro implicito en itucién de todo metasistema, Quedé claro que ello a que el lenguaje pierda su cardcter de extraordina- no hay duda alguna de que constituye el primer sis- i 9 allamente complejo que ha surgido al mar la propia organizacién bidtica y que con su aparicién € el camino a una prodigiosa complejidad antropolé: ‘bral, individual y social que est4 lejos de haber ada o saturada.. 87 El paradigma perdido ¢Disponia el australopiteco del call system cerrado? gp ponfa Man 1470 de un sistema abjerto? ¢Acaso ha side homo erectus quien ha inventado el sistema de doble an JaciGn o ha debido esperarse a que lo estableciera alg sus sucesores? D’Aquili (D'Aquili, en Katz, en prensa) So que Ja palabra le ha sido dada al komo erectus, cuyas internas del eréneo nos muegtran con toda clatidad un de rrollo de la segunda circunvolucién temporal, de la cirey Tucion, frontal inferior y del lébulo parietal inferior, P que todas las sociedadés areaicas conocidas disponen de lenguaje cuya complejidad estructural es idéntica a Ia ¢ nuestro, en lo sucesivo sera I{cito suponer, no sélo que aos antes de sapiens ya habla aparecido un paleoler adecuado que aseguraba la intercomunicacién entre los m bros de una sociedad bastante compleja, a Ia vez que les p mitia acumular su cultura, sino que Ios desarrollos de la ee plejidad sociocultural y del cerebro humano después de h erectus son factores que postulan la aparicién del sister doble articulacién en una época anterior a homo sapien modo alguno se afirma que los aspectos gramaticales hubi ran alcanzado su total desarrollo y, por otra parte, dicho i guaje seguiria halldndose privado de la ldgica de lo ima tio y de la de las ideas abstractas, es decir, de Ia posibil de formular milos y teorias. Indiquemos, pues, que pa més sensato creer que ha sido el lenguaje el que ha al hombre y no al hombre al lenguaje, a condicidn de esp ficar que ha sido el hominido quien ha creado el lenguaj trumento de la comunicacién y, mi ganizacién compleja de la sociedad, sino que también : convierte en el capital cultural portador del conjunte de s res. y actividades sociales. Desde este momento se cier' nucleacién cultural integrada en el sistema social. El nacimiento de ta cultura Nos enfrentamos ahora con un concepto clave cuya a ién siempre ha sido abordada, o bien desde un nivel 88 : La hominizactén ¢ fundamental (oposicién a la Naturaleza), 0 bien fenfoque excesivamente superestructural, imo hemos visto antcriormente, en las sociedades de mas evolucionados la complejidad social se rir de la combinacién de disposiciones —enti sy grupos (especialmente en To que respecta a las gs de dominacién-subordinacidn) y de aprendizaje mi rir emergencias protoculturales, que son secundarias tido de que no modifican radicalmente ta comple il surgida de la auto-organizacién «natural» de la yenido hablando. Por el contrario, la mayor rique- ejidad que encontramos en Ia sociedad constitu inidos necesita para su mantenimiento y ulterior jo, al menos a partir del homo erectus, de un con- 4§nformaciones esiructuradas segtin determinadas re~ naciones y Teglas que no poseen un carécter gené- innato y que no pueden derivarse del simple juego sionado por las interacciones entre individuos y gru- cho en otras palabras, la cultura constituye un sistema ive de elevada complejidad sin el cual dicha conrpie- derrumbaria para dejar su sitio a un nivel organiza- ior complejidad, fe sentido, para conseguir sw auloperpetuacion y, & 0 tiempo, perpetuar la elevada complejidad saciat clivamente, cada nifio macho se’forma a través de un. Je obliga a integrar culturalmente la sociedad a tra- Ja cultura femenina (a través de su relacién con su de Ia cultura juvenil, estadio especial en Ia medida posee sus propias reglas, y de la cultura masculina ‘Asi pues, el sistema permite, durante los periodos de lay adolescencia, Ia reproduccién del capital cultural lo social, de forma completa para el hombre * y de SAL sonvertitse en adulto, el hombre “rechaza” ta cultura feme- cultura juvenil que ha vivido, pero este rechazo no cs nece- Permanente y total. Asi pues, quizé desde las sociedades 29 El paraidignna perdido La hominizacion un modo parcial para la mujer, quien se encuentra q mente confinada y confirmada en su subordinacidn, Debe distinguirse con claridad entre la reproduesigs Ja cullura en cada individuo, mediante la cual Ia cult autoperpetia 0, méjor dicho, se autoproduce per : g mente (del mismo modo que un organismo bioldgico se g 9 producto de una evolucién hacia una mis cleva- perpetia al autoproducirse a través de la reproduccigg: piefidad. Ademés, cs necesario integrar la téenica en nuevas células que sustituyan a las ya muertas), de ysocial que emana de la ecologia social, ¢ inteprar rreproduccién de la cultura, consistente en Ja reprodugais ‘en Ja comunicacicm social que sc hace compleja de una nueva sociedad a partir de una colonia de ji mplejificacién de la organizacién social. Asi pues, formada ya culluralmente gue se aparta de su antiguo gg incipios de organizacién y de economia deben (de modo similar a la autorreproduccién por fisiparidal rados como culturales en cl més profundo sentido una bacteria), Es precisamente a través de este tipo de @, pues no Son mas que informacién organizadora rreproduccién social como a partir de un troneo. ¢, Feglas generativas. Desde el momento en que emergen por escisién una serie de nuevos grupos s¢ se cierra sobre si misma para convertirse en cit La multiplicacién de las sociedades altamente comp! productor y autorreproductor (por transmisién y sélo ha podido tener lugar a partir de una tal autorrepra e), pasa'a ser, no sdlo un producto altamente com- cién cultural, y de ahi que las sociedades de homini productora de alta complcjidad. En su primer homo erectus hayan podido extenderse a través del Mund pcultuira no constituye Ja infraestructura de la socie- Antiguo mantenicndo su elevado nivel de complejidad. ¢ gcaba convirtiéndose en la infrasstructura de la no sobre una primera complejidad precultural que ‘edad de los primates, desarrollada cn las socie- primeros hominidos. En tal estadio de desarro- fa aparicidn de la técnica y de un primer len- damos a modo de recordatorio que las variaciones su tplejidad social, en cl nicleo generador de la alta bles de permitir una diversificacién cultural han podidoy i que caracteriza a las sociedades de hominids ducirse a través de dicha autorreproduccién social como resultado de tales procesos de diversificacién resultado de una prodigiosa morfogcnesis emerge dado tanto regresiones como progresiones de la compl Bete a> vovicr ie autométicauionte en ‘marfogene pea Psociedad se transforma en un sistema fenoménico Debemos tener muy claro que la’cultura no se apoya Be eto senerador segenerador: Je cues ‘ ayan disminuyendo fa intensidad y mfimero de los entos innatos en el sapiens la cultura tomaré de homtnides, y de una forma cada vez mas acusada en las mtrol y cuidado una serie de niveles de menor com- tvolucionadas y modernas, vemos como stirgen en. el @ en las sociedades de antropoides se autoprodu- Serie de aspectos carseteristicos de mujeres y jovenes. Nos enco forma fenoménica. ito, pues jue si ‘con un ser de complejidad inestable, capay de pasar de Ia ni ieee eon Ast cuartel del cazador-guerrero a Ja dulzura, la bondad y Ia piedad han tn una isla desierta los hijos de hombres, desnu- teristicas de In parle femeninamoternal que conserva en su set (FE ducados, scrian incapaces de reconstruir una socie- hecho actualiva la parte genérico-endocrina femenina que tiene iplejidad cquivatente a la de los chimpancés macho), Por nuestra parte, no albergamos la menor dada de Eeiguna quert ieni OH Calbia reem= hombre ‘se humuniza” al desarrollar su feminidad genética ¥ jguno queremos significar que la cultw MeO cae Ian crmpouate del cakicter jun, 5 10. iStaml Al e6ttigo genético. Por el contrario, es el eédigo del ho- Vinda sdulta. Por supuesto, esta humonizacion esta lejos de desarroliada, y especialmente el de sapiens, el que cunisdo en nuestvos dias, aunque aparcee como una. profunda cerebro cuyas capacidades organizativas son cada Gad cultural de nuestro desarsollo contcmporiea. § aptas para el desarrollo de la cultura, es decir, de da complejidad social. Sin embargo, no hay duda 90 OL BI paradigma perdido La hominizacién de que a partir de un determinado momento Ta cultura ¢ adas sociedades areaicas, es perfectamente posi- tituye para la sociedad un centro epigenético dotado q wrtas paleasociedades regresen a Ia vida de recolec- Jativa autonomia, tal como sucede con él propio cereby Bosque y que se liberen en mayor o menor grado que es imposible disociarla, y que contiene en su seno asin que por ello picrdan las estracturas culturales macién organizadora cuya riqueza ira en constante aume _gue anteriormente habfan adquiride mientras cons- 2 sociedad de cazadores.. An mas general, una pues necesita de un cerebro desarrallado, de un ser igue ha aciquitido una cierta complejidad en un me- mente muy evolucionado, y en este sentido cabe ‘yen funcién de una praxis concreta puede, gracias imposibilidad de reducir el hombre a cultura. Pero la @stema cultural, conservar dicha complejidad en con- s indispensable para producir el hombre, es decir, : olégicas y prdxicas absolutamente nuevas, _ yiduo altamente complejo que se mueve en una socied, g plies, que cl sistema paleocultural ya cs un sistema elevada complejidad, a partir de un bipedo desnudo yr (por 1a complejidad adquirida) que permite el ‘beza aumentara progresivamente de volumen. scnico, lingiiistico y sociolégico. Veremos mds ade- La paleocultura es ya muy rica. Comporta usos ‘i : “ na F biciones que corresponden a las replas ‘organveativne factor directo de la evolucién hominizadora, incle- sociedad, una notable gama de conocimientos téen aspectos biolégicas. En efecto, la cultura constitu. fabricar utensilios y armas, una serie de conocimientos jetura que acoge favorablemente toda mutactén ticoempiricos que dan lugar a la aparicién de un con a que tienda hacia la complejificacién del cerebro, de artes muy diferenciadas y sutiles, pues existe un ente cuando en un sector de vanguardia el cerebro Ja trampa, de la deteccién de presas, del acecho, de la ira saturado y no puede tomar a su cargo un nuevo de dar muerte, del descuartizamiento, ete., para todos y ganizativo. En consecuencia, todo salto cualitativo uno de los tipos de caza, y, finalmente, una auténtica en adelante de Is cultura y todo salto cualitativo hacia pedia de conocimientos sobre el medio ambiente, el cerebro se favorecen mutuamente, ¥ la evolucién Jas estaciones, los animales, las plantas, los peces, los af ral desempefia un rol decisive en el marco de la sfacos, las hierbas venenosas, curativas y comestibles ( Bioldgica que conduce a sapiens. suma, una medicina y, sin duda alguna, una cirugia), rio— y los cuidados especiales que deben prodigarse a cién nacidos. Existe pues, sin lugar a dudas, un consi tesoro cultural femenino que, fructificando a lo largo: lenios, serd de incalculable valor como elemento moti desarrollo de la civilizacién, La paleocultura se vera enriquecida, cubierta y sobr da por los ulteriores desarrotlos secioculturales, y Ia lura de Ia base sociacultural, es decir, fenoménico-genel no sélo permancceré, sino que iré adquiriendo una los que Hevan a un mds alto feccionamiento la adecuacién entre el sigaifican- jemplo un bisonte pintado, la imagen mental del momorado y el bisonte empirico: cl nite del doble qacionalizacion que permite explicar a un mismo presencia y la ausencia del animal en la imagen. El uinano intentard, lo mismo que ef ritual animal, dar in comportamiento que tenga como abjetive Ls ob- srespuestas adecuadas por parte del medio ambicn- jor; pero en este caso no direclamente de objetos y no de sus dobles, es decir, de imégenes y simbolos. EI Jimilara a comerciar a través de los signos, los ¥ las iméyencs, sino que también comerciard con ja partir del presente estadio se han convertido en 4 interponen entre ¢l sejeto y el medio ipan y se alimentan de uno y otro. Sig: bolos © imagenes constiuyen una esfera noolégica @ que circundard a modo de nube cl progreso de la js @ comprender qué sustrate precisaba Ta ma- hacer su aparicién en homo sapiens. En principio, necesaria, pero no suficiente, cra precisa que cl len > Ja escritura pictogrdficas sostuvicran una doble exi: , con toda probabilidad ha cristalizado al adgurirse ‘concincia de la muerte. Probablemente también era ele (aunque en una etapa posterior esta condicién deje indispensable) que la imagen dibnjada, grabada 0 pin- Gonstituyera un sustrato material sobre el que operar mente mediante gestos simbdlicas, acciones mima- abras y canticos rituales dirigidos al eidofom. Con tales ones quecia aserurada la comunicacién entre la imagen- Js cosa ebjetiva, y la magia puede alcanzar su pleno Ho mediante el empleo de las virtudes eficaces del Consecuencia, las pinturas de Lascaux y de Alta- han sido «utilizadas» para levar a cabo operaciones Son en si mismas un elemento constitutive de Ia ma- €omo no tardaremos en ver, desde este nuevo enfo- 121 El paradiema perdido Un animat dotado de sinrazén que se comprende mucho mejor que, si bien las fal, de intimidacién, de amenaza, etc. Desde el angulo no pueden verse exclusivamente confinadas a su fun: j gic, In estética se halla casi siempre vinculada a la gica, no por ello el univers de las imégenes contribyy “hia religion, ¥ no es raro que sea utilizatla como forma muy directa al desarrollo de la magia a través educcion o de prestigio, La estética pura sdlo aleanza propia evolucién. desarrollo relativamente auténomo en los marcos Asi pues, lo que nos revela el grafismo parietal ¢ ¢ mas evolucionados, si bien siempre de un modo nexidn imaginaria con el mundo, Por un I2do, la palat y frégil para obtener el placer a través de Lurmas, simo, el simboto y Ja figuracién re—presentaran al | gonidos y palabras, para dar carta de naturaleza al miento los seros y fas cosas de! mundo exterior oun eam por el arte. éstos sc hallen ausentes y, en un cierto sentido, coady bargo, la estética de Tas formas vivas no permite que tales seres y cosas adquieran un poder invasor, weamos sus caracteres radicales a funciones eficaccs, serdn las imdgenes mentales las que invadirdn el my y adaptativas, y se nos muestra como algo inma- terior. Es en esta confusién y para superaria, por lo que sl juego neguentrépico de Ia vida, combinacién, dife- construidos mito y magia, es decir, una ormanizacién ideg my proliferacién inventiva de formas. Gracias a esto fica y practica de la conexién imaginaria con el mundo. De 4 josos juegos de Ta v brimos, pues, que imagen, mito, rito y magia son fenéme fundamentales vinculados con Ja aparicién del hombi especies ginario, A partir de este momento, mitologia y magia a inserito genéticamente, mMenfardn y se asociarén a todo lo humano, incluso a lo Mo productor, de colares y formas, Pero el hombre biolégico (muerte, nacimiento) 0 técnico (Ia. caza, el trabi quevo cardcter al fendmeno estético, ya que para Acabaran por colonizar la muerte y arrancarla de Ia nada, trata de una preduccién individual ejecutada me- 3 Agenica y un arte determinados y que lc ha sido 4. Sin embargo, la magia no agota a significacién ant por su cerebro. Por consiguiente, cl cerebro humana i6gica de lo que, bajo otro aspecto, también es 1a eflore un nuevo campo de competencias, pero no sélo cia de un nuevo universo estético, 4 en forma de obras figurativas represcntaciones Pero gacaso es posible circunscribir y delimitar la es gen-percepcién o de la imagen-recuerdo, sino que Tan pronto se nos muestra como el fruto mds elaborado dl Surgir del cerebro humano una proliferacién creativa cultura, que aleanza su pleno desarrollo al marginarse d négenes que adquirirdn su expresin a través de Ja inven- finalidades mégico-religiosas, como a modo de una cui universal ligada a la cxhuberancia de Ia vida misma, q 2escena del hombre imaginaria cabe asociar indisolu- desplicga su esplendor en las floraciones vegetales o ef le la del hombre que imagina. caparazones, gorgojcos, plumajes @ adorns de las mAs! ues, por un lado, ef arte se ocupara de reproducir das especies animales, ‘mientras que por ctro, las inventard, Reproduccién ¢ ‘Ain teniendo en cuenta todo ello, intentaremes tarb repitémoslo una vez mds, deben ser inscritas en no oponer dos tipos de interpretacién sino aunarlos. Tantol de la magia, de la religién y, de forma mas generali- el dominio biolégico como en el antropoldgico es casi impt ®f cl de las actividades sociales, pero tanto una camo ble aislar un fenémeno estético en estado «quimicatt isfarém un placer, una emocién, propiamente esté- puro». Desde el punto de vista biolégica, todo fenémeno tico se halla siempre conectada a una semistica, es de mas y colores siempre forman parte de «mensajes» d& es decir, el ind 05 suponer, pues, que el homa sapiens prehistérico Y busca Ja satisfaccidn estética, A partir del momento 122 123 Fi paradigma perdido Un animal dotado de sinrazdr en que toda cosa goza de una doble existencia, una oh, en profusin, no sélo por el universo, sino tam- vinculada @ las operaciones prdcticas y la otra sr el propio Homo saptens, Nos enfrentamos de nuevo y 2 nivel mental, se halla en condiciones, sea de dis, ; an misterio que conecta un rasgo fisico fundamental de combinar, de um fado el aspecto practico y utilis tado sistema vivo (el cardcter oscilatorio de los sis- las cosas y de otro la sensacién agradable que pueden netaestables), véase incluso la naturaleza ondulatoria tarle sus formas. Pero no olvidemos que tal forma dey Pp 1 hace posible sdlo gracias a que la juvenilizacion typ rebro de sapiens. Es, pues, esta sensibilidad, euyas del adulio se ha traducido en Ja pervivencia de una s¢ fisicas y neguentropicas, fa que Ia cultura refinara dad infantil y hidica que ha ensanchado y enrigu 4a un mismo tiempo al escoger su opcién entre cx afectividad. @ todos 0 limitarla a sus privilegiados. Pera no por Dichos ensanchamiento y enriquecimiento afectivos mos de percibir que, de repente, la estélica enmarca nifestardn a su vez mediante una sensibilidad frente al ollo mis allé de su raiz biolégiea, para convertirse de las formas reales o imaginarias, es decir, bajo el o fundamental de la sensibilidad y el arte de homo de sensibilidad estética, La sensibflidad frente a Tas Formas visuales sobrep F 5 . pliamente el terreno propiamente artistico de la pinti Asi pues, de modo idéntico a cuanto hemos visto para dibujo y Ja escultura para extenderse asimismo al dmb de Ia sepullurs, Ja primera interrogacién acerca de las formas naturales; la sensibilidad estética en general € imSgenes prehistéricas nos revela um conglome- pande mas alld del campo de las formas visuales para-a ignificaciones antropolégicas y verdaderamente fun- a los olores y perfumes, a las formas sonoras (ritmos, les, v la prafologia de tales signos hace desembocar canto) y a Ja expresién corporal (danza). Las chimpanee investigacién mas alla del fenémeno grifico consi- sus xeatnavales>,-ya. nos mudstran indicios deua- Seam en si mismo sobre Ja naturaleza original del homo sa brimienlo, por su parte, del ritmo y de la danza, y Bi k sumamente probable que tants el canto, como la mts os surgir los clementos de un nucyo universo antro- danza, encontrarén, no su origen, sino su completo d Oa través de los fenémenos mégicos, miticos, rituales y culminacion entre las sociedades de sapiens. Cosy, @ un mismo tiempo, sepultura y pintura cons- Podemos intentar esbozar, a través dela infinita dive su ta culminacion y perfeccionamiento a un nivel supe- de sus manifestaciones, el rasge comin que subyace ; serie de aptitudes que venian desarrolléndose a fendmeno estético. Sea contemplativa © activa, limitad todo el proceso de hominizacion. imagen o desbordandola, concerniente de modo excl Multiples rasgos que, por atro lado, serén divergentes cerebro © entrando en accién todo el organismo (dang "Sierra muy marcadas segtin las cultue estética es una relacién que se establece entre cl ser ht ee le st ociaments aeosiades # com y una cierta combinacién de formas. Llegados a este mde aus Origenes. Todos ellos nos rémiten, tanto a la podemos intraducir por analogia, y quizd no sdlo por anal Shier auinaria e imaginativa de howto sapiens, como el t¢rmino resonancia, en cuanto fenémeno por el Fens turbia relacién que se establece entre el ce- sistema fisico en vibracién puede aleanzar una gran mano y cl medio ambiente. tud cuando la vibracién cxcitadora se aproxima a la fre cia natural de dicho sistema. Ciertamente, la sensibilidad § tica es una aplitud para entrar en resonancia, en «armel en sincronia, con sonidos, olores, formas, imagenes y 124 125 El paradigma perdido Un animat dorado de sinvazdn atolégicas de sapiens y sus innumerables errores, De un La irrtupeidn del error nds amplio y profundo, puede afirmarse qire la ambre de las relaciones entre el medio ambiente y el pen- Lo que de repente se convierte en problema crucial pay nto, entre el sujeto y el objeto, entre lo real y lo ima- sapiens es la incertidumbre y la ambigiiedad que caracterig, jo (comprendida la incertidumbre acerca de la natura. ln relacién entre sui cerebro y cl medio ambiente. Esta ince ‘uno y otro) es la fuente permanente de los erreres de tidumbre tiene su origen en la regresién sufrida por log El error hace estragos en Ja relacién de sapiens gramas genéticos que rerulaban los comportamicntos hn medio ambiente, cn su relacién consigo mismo, en la hos y la progresion de un conjunto de aptitudes heuris acid entre grupos y Socicdades. estralésicas (capacidades) para resolver los problemas amente no pretendemos adoptar el punto de vista conacimiento y decisién, A partir de este momento se no, segin el cual la inerefble prolifcracién de creen- necesario interpretar los ambiguos mensajes que leg ; humanas en el espacio y en el tiempo se nos aparece cerebro y reducir su incertidumbre a traves de operacione una lamentable acumulacién de errores, ni reducir a cmpiricelégicas. Debe afrontarse Ja existencia de solucione mples crores cl mito o la religién, cuyas raices cabe situar- opuestas para un mismo problema o Ia de distintos compo al margen (anto del error como de la verdad. Nos negamos tamientos en vistas a una misma finalidad. Se hace ne asiderar como errores todo aquello que no goza del rio optar, escoger, decidir. En este senticlo, el propio j grobatter por parte del moderno sabio racionalista-cmpiri- que permite flexibilidad e inventiva, implica el riesgo. O¥ nos guardaremos muy mucho de asignar un cardcier error, y el home sapiens se ve condenado a operar segi ico a la nocién de error, que tal como discutiremos método lamado precisamente «ce ensayo y errors, incl jormente sdlo goza de pleno sentido en el marco de sobre todo si se manticne Fiel al métado cmpirico-l6gico. elaciones sistémico-informacionales dadas. Nuestra im- ‘Ademés, la zona de incertidumbre entre el cerebro ¥) la para detentar un punto de vista ontolégico y univer- medio ambiente es también la que existe cntre Ja subjetivid del concepto de verdad nos impide escapar a nosotros mis- y Ia objetividad, entre Jo imaginario y lo real, y tal abisn os del cardctcr incierto y erratic que impregna totalmente Se manticne gracias a la pervivencia de la brecha antroj entura de sapiens. Sin embargo, nuestra propdsito serd, gica causada por cl fenémeno de la muerte y el desericade mente en funciin de ello y de nuestra propia incerti micnto de la imagiaacién en Ia vida de vizilia. En esta 201 nbre, descubrir la realidad del errare humanum est. donde se desarrollan el mito y la magia, por donde circulam fantasmas y espcctros, donde la palabra, el signo y ta rept sentacién se imponen con la evidencia de la cosa y el exige, la respuesta de un receptorinterlocutor imaginal an Es débido a la existencia de tal brecha (que, tal camo ve Investizaciones recientes han establecido sin lugar a dudas mog mds adelante, es también apertura) por fo que el reitt peat Ta sonrisa, como la risa y las lagrimas, son innatas del sapiens viene acompaiado de un incremento masivo @@ HT hombre (Eibl-Eibesfeldt, 1970 y en prensa). Se trata de error en cb seno del sistema vivo. Sapiens ha inventado S805 profundos y constitulivos de Ja naturaleza humana jlusién, el desbordamienta de un universo fantasmagé Jos que Jas diversas culturas elaboraran sus diferentes en el sena de Ia vida de vigilia, las cxtraordinarias relacial Sticas sin anular nunca las significaciones antropolégi- que se entretejen entre Io imaginario y la percepeién de iginarias, No sabriamos coneretar si sonrisa, risa y 1d real, todo aquello que, Io veremos més tarde, constituye a & Aparecieron en época anterior a sapiens, pero lo que mismo tiempo cl manantial del que brotan las «verdades? eda probabilidad es caracteristico de éste es la intensi- La ubris 126 127 Bl paradigma perdido Ui animal dotado de sinrazdn dad ¢ inestabitidad que adquieren alegria y tristezy, ordinarios, precarios, inciertos, aleatorios, y sin légrimas son estados violentos, convulsivos, 5 damentales, son vivides por sapiens camo sus es- rupturas, sacudlidas, y por lo demas se entremezclan mos 0 supremos. No es ahora nuestro objetivo elu- tan: se rie con lagrimas en los ojos y los sollozag. ‘aleza de estos fendmenos, sino reconocer su convertirse stibitamente en risas cdementess, EL p que han dejado totalmente de lada los estudios piens expresa lo que nurica cl nifio de cualquier otra: plogia tradicionales. Son escasos los investigadores habia expresada con tal intensidad; debilidad, destrs Georges Bataille (1949) y Roger Caillois (1950), se dita en sus berridos ¢ increible salisfacién on la feliz ado de que Ja «consumaciéns, el véi sién de todos sus miembros. Pasa brutalmente de la un lugar destacado en Ia ‘Ciencia del hombre. racién de los gritos a la somrisa beatilica. Sapien: ‘aquellos que han reflexionado acerea del cardcrer eapaz de ahogar sus ldgrimas, de contener su risa, pe el goce humano. Sin embargo, dificilmente puede por ello desaparece en ¢] la Intensidad con que pu ‘una antropologia fundamental que no se interese Horar, y tal rasgo debe relacionarse com otras caractent fiesta, 1a danza, la risa, las convulsiones, las lAgrimas, psico-afectivas eruptivas, singularmente olvidadas en jel eniusiasmo, el éxtasis. dios antrepolégicos racionalistas del homo sapien s estos Tasgos, que tiencn, por cierto, un origen su aplitud para el goce, el entusiasmo, ef éxtasis, la € incluso primético, pero que en los hombres con furor o el odio. ande crecen, se intensifican, convergen y compi- En primer lugar, si bien en este dominio nos ene, fa que lo que caracteriza a sapiens no e$ una dis- con charines diferencias individuales y tal vez inclu i la afectividad en beneficio de Ia’ inteligencia cas, ¢l orgasmo de se¢piens cs, en general, mucho mag contrario, una verdadera erupcién psicoafectiva y sonvulsive que cn cualquiera de Ios primates; 1a” Ja aparicién de Ia ubris, es decir, la desmesura, a diferencia de Jas hembras antropoides, goza de un esura impregnaré asimismo cl terreno de las sumamente profuncdo y espasmédico. a 7 olentas, del asesinato, de la destruccién. A partir El placer perseguido por sapiens, no sdlo en el ‘thal se multiplican, no sélo Ios asesinatos, sino sino en los demas ambitos, no puede ser reducido a un as y carnicerias. Se puede suponer que el ‘creck de satisfaccidn, o lo que es lo mismo, a la realizacié rifico de Ja especie, al multiplicar los contac- deseo, a la anulacién de una tension, Esto es vilido t individuos y, por consiguiente, los conflictos y pars aquellos estados de excitacién integrales, mas ‘entre grupos, multiplica las ocasiones conflictivas, simple placer, en los que incluso pueden rozarse los e& Por otra parte, ia cara ha dado origen a Jay de la catalepsia 0 la epilepsia. Tanto en las sociedades Permiten guerrear y matar. Pero las primeras cas como en las sociedades histéricas hay una bisqti neanderthalenses y Ias que, aumentadas y corre- través de hierbas y/o licores, de danzas y/o ritos, de iran en el tiempo, son los indicios de un control fano y/o lo sagrado, encaminada a la consecucién de €s Gila aeresividad y de una ubris que as devatara de entusiasmo, de paroxismo, de éxtasis, que em Gdios y delirios. El homo sapiens se halla mucho ocasiones parecen unir el desorden extreme del espastl ado a los excesos que sus predecesores, y su reina- convulsién con el orden supremo en la plenitud d& sacompafiado por un desbordamiento del onirismo, integracién con el otro, la comunidad o el universo. ee Ie afectividad y la violencia. Entre los primates el estados parecen cneaminados a purgar las a MO Aun sigue circunscrito al tcrreno del suefio: entre transforinar en juegos y alcgrias la violencia reprimida \ ins. BA Prolifera bajo la forma de fantasmas, de lo ima- mulada, en delitios y estados beatilicos las alegrias. Ae la imaginacisn, Entre los primates el cros queda 128 129 Un animal dotado de sinrazin El paradigma perdido jones, suplicios, masacres y cxterminios, hasta tal punto circunscrito al periodo del celo y en raras:ocasiones i] aruido y la furia> constituyen uno de los mas desta- del marco de la sexuslidad, mientras que en el hombre j egos de la historia humana. Por eso, los desordenes todas las estaciones, todas las partes del cuerpo, inclu en aparecen, a la vez, como la expresién y el resultado fantasmnas, Hegando a impregnar sus actividades intelogty G, desorden sapiencial originario, Contrariamente a las mas sublimes. La violencia, ci imal yecibidas, hay menos desorden en la naturaleva Ja defensa y a la depredacién en busca de subsistencig en Ja humanidad. Fl orden natural esta mucho mas con+ desborda cn el hombre més allé de sus necesidades, > por la homieostasia, Ia regulacién, la programacién, tividad entre los primates, y especialmente entre los oh io €] orden humano nace bajo el signo del desorden pancés, es ya desbordante, pero es el hombre quien’ na un caracter eruptivo, inestable, intenso y desoi Sapiens demens La irrupeion del desarden “ir de entonces, aparece el semblante del hombre i ajo el emoliente y tranquilizador concepto de sapiens, El reinado de sapiens implica una masiva introducciéa rata de un ser con una afectividad intensa e inestable, que desorden en el mundo. Los suefios del hombre se diferer : oso y angustiado, un ser egoista, ebrio, ya-de los de los animales a causa de su cardcter desordena Bes Grivioss'_aitiaroso,(ancsersiniadilu cpoe Touvet (en prensa) nos muestra la extrema estereotip de Ios sucfios de Tos gatos, que se limitan a reprodt grandes esquemas gendticos de la especie (80 % de st “un ser poseido por los espiritus y por los divses sobre deprediacién de pequefios animales, 109% de sue gue se alimenta dic ilusiones y de quimeras, un scr defensa contra enemigos més potentes, 10 % de suehos BPitjasirelaciones boa el mundo cbjétive con sieui alimentos). El sucfio humano, si bien polarizado y orient Un ser expucsto al error, al yerro, un ser Gbri- por una serie de obsesiones permanentes, prolifera de! nera desorden. ¥ puesto que Iamamos locura a la enmarafiada y carente de todo orden a Hjuncicn de la ilusidn, Ia desmesura, Ja inestabili¢ad, la in- Por otro lado, todas las fuentes de desajuste ya ¢i idumbre entre Jo real y lo imaginario, la confusion entre (regresién de los programas genéticos, ambigiicdad em ie real y lo imaginario), proliferaciones fanlasmag6vieas, tabilidad psicoafectiva, ubris) constituyen por si mismas! tantos factores permanentes de desorden. El orden se halla en la cultura, en Ja sociedad, y qué cabe que la regresin de los programas genéticos aj trechamente vinculada a la programacién soctocultut sistema de normas y prohibiciones y a las reglas de 0 justificaba majesiuosamente 1a conquista del mundo cién de la sociedad que encauzan cl desorden y saben Z del gran sapiens, sino también cn el pensamiento asueto, en especial por medio de los dias de fiesta, BP coe bi teconsiams bamsnisie que Ginn. partir del momento en que nos introduzcamos en la era de ‘pira cn Ia cinologia de Lucien Lévy-Brubl, confina el sociedades inestables, es decir, cn la cra histérica, Se sapiens a sus primeros pasos sobre la ticrra como. desencadenarse la ubris y el desorden, los antagonismos if Be hc ona Sua) Gand Pomeriocme nos, las lushas por cl poder, los conflictos exteriores, I © ¢s posible que un tema como 1a locura humana, Muedilacion de los fildsofos de 1a antigiicdad, de Tos e Oriente, de poctas de todas partes, de los morali os, de Montaigne, de Pascal, de Rousseau, se haya ado, no sdlo en la ideologia euférica del huranis- 131 130 El paradigma perdida Un antmal dotado de sinracén neactnologismo, colocdndose en una postura puesta degg desarrollo de un pensamiento empirica-légico y un so desplicgue de las aptitudes intelectuales para la mn, el conocimiento, la invencidn y la creacion, Sin embargo, tanto el uno como el otro tienen su sap} su demencia... Todo animal dotado de talcs taras de enajenac conformacién-de una sociedad més compleja que la edad, capacitada para convertirse en una unidad in- en el seno de um conjunte social mis amplio, y la constitucidn de las grandes sociedades, los estados ceso de seleccion darwiniana, Tanto para cl biologismo @ lades. para el antropologismo ex del todo inconcebible que smal que consagra tal cantlidad dle sus fuerzas a gozar yg vemos, pues, conminados a buscar alguna relacién briagarse, que pierde lant tiempo cn eutervar a sus my cial entre el home faber y el hombre mitolégico; en ¢jeeutar ritos, bailar, decarar, ete. pensamicnlo objetivo-téenicolégico-empirico y el pen- encajado en relacién al medio ambiente y consigo subjetivofantasmagérico-mitico-mdgico; entre el haya podido, no sdlo sobrevivir, sino alcanzar progres @ Yacional, capacitado para aulocontrolarse, para du- nicos, sociales ¢ intclectuales decisivos en el marco de ffiear, construir, organizar y Hevar a término o cul- til universo de fas duras y frias glaciaciones, fachievenient), y por otro Jaco el hombre irracional, in- todo nos inclina a pensar que et desencadenamiento det) mle, incontrolado, inmaduro, destructor, iluminado por do de lo imaginario, las derivaciones mitoldgico- magica ras, temeraria; por iltimo, entre la expansion conquis confusiones creadas por la. subjetividad, los errores yt fa del sapiens y sui sociedad cada vez mds compleja y la liferacidn del desorden, lejos de representar um handicap i6n de los desérdenes y desvarios, ‘homo sapiens se halian, por ef contrario, esirecka klemos seguir imputando desérdenes y errores a las vinclados a sus prodigiosos descubrimienias: as ingenuas ni a las incompetencias de la humani- a, reducidas en el orden y la verdad civilizadores, eso hasta hoy es inverso, Ya no es posible opaner fal y abstractamente razén y locura. Por el contrario, Ss superponer sobre el rostro serio, trabajador y apl fiomo sapiens el semblante, a la vez otro c idéntico, demans. El hombre es loce-cuerdo. La verdad huma- consigo el error, El orden humano implica el desor- Pues, se trata de pregunlarnos si los progresos de slidad, de Ta invencién, de Ad inteligencia y de la su. #d Se han producido a pesar, con oa causa del desorden, ror y del fantasma, Y nuesira respuesta es a catisa, Gpesar des un mismo tiempo, pues la buena respuesta Gede ser compleja y contradicteria, 1. La rdpida extension demogralica y la colonizacié siguiente del planeta por parte de homo. EL homo € tardé algunos centenares de miles de adios en extender el Mundo Antiguo; mientras que sapiens en unas eenas de miles de afios se extiende por toda Ja tierra. 2, La aceleracién y creciente complejidad téonicas plenamente sensibles desde cl magdaleniense, Demos & a titulo indicative, una exirapolacién debida a LerobG han: «Sino hubiera aparecido cl sapiens, nos es dado stl ner que el punto de emergencia de la curva téeniea del mil daleniense cabria situarlo entre descientos y cuatro mil afios después de nuestra era, en lugar de cuando s€ dujo, diez mil afios antes de clla» (Leroi-Gourhan, p. 195; 132 LA THIPERCOMPLEJIDAD He acabado por encontrar sagrado ¢l desorden de mi espiritu.» Ritabaud. taremos demostrar aqui que Ja ereatividad, la arigi- ad y la eminencia de homo sapietis tienen cl mismo ori- él desajuste, el vagabundeo y el desorden de homo de- #8 decir, el prodigioso aumento de complejidad que un cerebro de 1,500 cm’, 10.000 millones de neuronas sinapsis. Ordemdesoruen i conccbirlo debemos centrarnos en Ia complejidad oy 'va de los sistemas vivos, a los que podemos denominar tas naturales (van Neumann), sistemas autoproducto- aturana) © sistemas auto-organizadores diferencia fundamental entre los organismos vivo eicos como miquinas naturales, y las maquinas nrtifi fonstruidas por el hombre, incluso las mas refinadas, Por ejemplo los ordenadores, hace referencia al desor- aruidom, al error (cf. p. 28). El paradigma perdido El desorden es todo fenémeno que, en relacién al sister considerado, parece obedecer al azar en lugar de sujet al determinismo implicito en dicho sistema, todo lo que obedece a la estricta aplicacién mecinica de las fuerzas esquemas-organizativos pre-fijados. El «ruido» es, en termi de comunicacién, todo perturbacidn que altera o trang Ja transmisién de una informacién. El error es toda uccitin inexacta de una informacion recibida. Por lo respecta a la maquina artificial, todo aquello que es de den, ruido y error acrecienta Ia entropia del sistema, es d Su depradacién, su degeneracién v su desorganiaa La nocién de entropia, desde cl momento en que se, blece conexién entre las de organizacion e informacién, qt vinculada, no solo a la nocién de desorden, sino también a! de ruido y de error (generadores de desorden), Por su parte el organismo vive funciona a pesar de y eldesorden, el ruido-y el error, los cuales no entrafian ni riamente un aumento de la cntropfa del sistema, ni conduce forzosamente a la cegencracién, sino que inchiso_ pued actuar como regeneradores (von Newmann, 1966). En at términos, Ia maquina viva goza de una gran fiabilidad su conjunto, si bien sus unidades constitutivas (las moléeus las, y para lo sistemas multicelulares las células y los tej son elementos poco fiables, es decir, facilmente degradab) Sin embargo, esia paradoja se desvanece desde el mi momento en que consideremos la organizacién del sistet vivo como un proceso de autoproduccién permanente autopoiesis (Maturana, 1972) 0 de reorganizecién permanent (Trincher, 1965; Atlan, 1972} que suprime o expulsa Ta enti pla que continuamente se produce en el interior del sist ¥ da respuesta a los ataques desorganizadores procedél del medio ambiente. J Estas principios organizativos de la vida son también Te de la complejidad y s este fendmeno de reorganizaciéa § manente cl que daa los sistemas yivos su flesibllidad y Il fad en relacién a lus mAquinas. Mientras que la maquina 4 iclal debe hallarse perfectamente determinada y funei lizada, el sistema auto-organizador es tanto mas compl cuanto menos estrictamente determinado, cuanto mayor es: autonomia relativa de Ia que gozan sus partes constituth 136 Un animal dotado de sinrazén més dificil es, empirica y Iégicamente, disociar sus slemeniariedades de las competencias y antaganismos, es Hie, de un cierto tipo de «ruidos, E] «ruido» esté ligado no solo al funcionamiento sino tam- gla evoluciéa del sistema vivo, La mutacién es un tipo bacién que puede ser equiparada a un eruidos que educe durante cl proceso de duplicacién en el momento /¢s transmitido el mensaje genctico, Dicho «ruido» pro- «errors en Ia informacién emitida, error que deberia eierta degeneracién en el nuevo sistema vivo. Sin , en ciertos casos, el ruide» provoca una innova: un enriquecimiento de la complejidad. El error, en tal en vez de degradar la informacién la enriquece (At- 2). El aruido», lejos de provocar un desorden fatal, Ia aparicién de un nuevo orden (von Foerster, 1962), de la mutzcién, en vez de desorganizar cl sistema, un papel organizador (Monod, 1971). Por asombrosos an tales proceses, por imperceptibles que se hagan al dor, no pueden ser concebidos de otra forma que )e] desencadenamiento de un proceso desorganizador 0 tastrdfico» a causa del «ruido» (Thom, 1968) que promuc- a sti vez una reorganizacién sobre nuevas bases. En conse- el cambio —la innovacién— en el orden de lo vivo ede ser concebido como el producto resultante de un ‘enriqueceder, puesto que se convierte en manantial iplejidad, cambios evolutivas favorables slo pueden tener lugar lir de perturbaciones, «ruidos» 0 serroress, que no por jan de ser a un mismo tiempo mortalmente peligro- “@ toda autorreproduccién o auto-organizacién. ‘Pues, todo sistema vivo se ve aienazado por el desor- vez que se alimenta de él, Todo sistema vivo se ve do por ls entropia y a su vez Ia parasita. fuemas ahora el anélisis al nivel de los sistemas vivos Mente evolucionados, como es el caso de los mamiferos, inismo se halla constituido por un nimere de células _ Puede Negara los varios miles de millones y 1a organi. $n de todo cste conjunto esté fundamentada cn la espe- aciGn de sus elementos constitutivos (células y érganos), nO en la existencia de niveles jerérquicos en piramide 137 El paradigma perdido que tienen su ciispide en el sistema nervioso central y cerebro, La especializacién y la jerarquia tienen el care de coacciones, de inhibiciones, que acttian sobre Tos diver elementos constitntivos, de agentes limitadores del «ruiq y del desorden. Sin embargo, por automatizade que sea funcionamiento det organismo, siempre tolera una cierta. porcién de desorden; la proliferacién de las céiulas lugar le forma incontrolada, hay penetraciones de virus migas en el interior del organismo, y es tan slo a partir un cierto umbral de desorden tolerable cuando se pone movimiento ¢1 sistema inmumolégico, «fuerza encargada d restablecimiento del orden» que rechaza ef desorden inte y destruye al desorganizador venido del exterior mediar Ia praduceién de anticuerpos. Si bicn cn el interior del organismo el desorden se manti ne dentro de ciertos Ifmites estrictos, éste puede aumentar forma considerable en Ia sede que rige la complejidad coniunte de un sisterna vivo; en el cerebro, Cuanto mas complejo es el cerebro, tanto mas consti un centro de competencia estratéyicoheuristica del eomp tamiento y de la accién, y est menos sometido a las das coacciones de un programa genético de comportamient y reacciona menos a los esffmulos del medio ambiente co Tespuestas univocas. Cuanto mas complejas y aleatorias s Posee para sacar provecho de Jos sucesos aleatorios, op. mis a través de ensayos y errores, y, como veremos mds a lante, si fimcionamiento neuronal interno comporta a: ciones al azar, es decir, desorden. Como hemos visto, Ja Iinea maestra que nos permite prender el proceso de Ia hominizacién es Ia creciente co plejidad del cerebro, que se manifiesta de un modo cuantit tivo a través de su aumento de volumen. A dicho crecimiento nos viene dado por la progresién de capacidades estratégicas/heur'sticas/innovadoras y por ® aumento del juego aleatorio de las asociaciones. La hipdte que pretendemos desarrollar es que el enorme crecimient® de complejidad que se opera en el cerebro del sapiens, decir, el paso de Ja hominizacién a la humanidad, correspom de a un nuevo salto cualitativo, el de la fipercomplejidad: 138 Un aninnat dotado de sinrazdn lady complejidad no fante una frontera, sino a través de Ia acentuacién de rias caracteristicas, la atenuacién de ciertas otras, acen+ gion y atenuacién que modifican la configuracién del con- el cual a partir de este momento puede ser conside- ‘Gomo un sistema de nuevo tipo. Eu este sentido, un sis ma hipercomplejo es un sistema que disminuye las coaccio- Sal auinentar Sus aptitudes organizativas, en especial si dad para ef cambio, En consecuencia, respecto a un 2 de menor complejidad esti mds débilmente jerar- do y especializado, menos centralizado, pero por el rario esti dominado por las competencias estratégicas sticas, depende mds rigidamente de las intercomuntc: es y, a consecuencia de todos estos raspos, esta mas etido al desorden, al oruido», al error. le los puntos de vista biofisice, binquimico @ bigeléctrico ‘ofrecen fragmenios de conocimiento que atin no pueden ‘ensambladas, a la vez que pecan todos ellos por insufi de complejidad. Los analisis sindpticos son atin dema- facio locales (Changeux, 1972); los globales atin son muy gene- tales (Atlan, 1972). Los ordenadores, lejos de oltecérsenos ican que lo esencial del (avsouemienio cerebral leg <3 elutamente ajeno, El fabuloso prodigio de desorganiza- y reorganizacién de las miriadas de neuronas sigue desa- do nuestro entendimiento. En este estado de cosas, no 10S @ considerar el enfoque anatémico: vamos a intentar t patentes los. prineipios generales de la hipercomple- ta predominio e ninguno de sus céntros; las relaciones sus diferentes regiones se establecen deforma débil- ete jerarquizada mediante una serie de interacciones ¢ nterferencias, e incluso observamos la existencia de fendme- de inversion de jerarquia; el cértex superior est esca- Samente especializado, salvo en to que concierne a las locali- 139 El paradigma perdido zaciones sensoriales, y las unidades constitutivas elements (neuronas) estén muy poco diferenciadas entre sf. Por wilt la aparicion masiva del desorden y la aleatoriedad esta coy tada, no sdlo con los caracteres precedentemente enuncia sino con la enorme poblacién neuronal, que cuenta con © cuatro veces mas de individuos que hombres hay 9 nuestro planeta, Las aptitudes y el instinto heckos aiticos La regresién de los comportamicntos genéticamente gramados y Ia formacién de aptitudes organizativas que racterizan la evolucién biolégica hominizante alcanzan plena realizaciGn, repitamosto una vez mds, en sapiens. saptitudes», que aparecen como resultado del. desarrollo di nuevas zonas corticales, de la constitucién de nucves centras cerebrales y del hasta entonces desconectados, son propiedades globales q cas (eapacitadas p combinar un conjunto de decisiones-elecciones en funcion bras, con capacidad pars organizar orden a partir de «ruide es decir, a partir de datos mentales heterogéneos, prolif rantes y desordenados y de mensajes ambiguos transmitid por los sentidos. Dichas aptitudes son innatas en tanto que tienen sit damento en una organizacién cerebral gencticamente determ nada, Aleunas de cllas constituyen de inmediaio estructurg de organizacién de la percepeién a priori (Mehler, en pret sa), mientras que otras, a partir de un cierto estadlio de ontogénesis cerebral, confarman estructuras de organiza del pensamiento y del Ienguaje. Este tiltimo tipo necesita d& la experiencia sensible para actualizarse, es decir, del rol co-organizador del medio ambiente y de la cultura. ‘Hemos visto con anterioridad que la constitucién de apt tudes innatas y la regresién de fos programas genéticos & 140 Un animal dotado de sinrazda ose es indisociable de la preexistencia de un miarco al que acttie, a un mismo tiempo, como sistema orga- ry como medio ambiente. Vamos a intentar ahora os cuenta de que también son inseparables del «ruido» ral. jentes trabajos sobre etologia infantil, especialmente Fibl-Fibesfeldt, € investigaciones coma las de Mehler rensa) arrojan una primera Iz sobre este problema, En ro tienden a revelarnos la existencia, hasta llegados los 64 anos, de un basamento precultural, es decir innato, de rtamientos, conocimientos ¥ comunicaciones (Ropartz, Dicho basumento emerge de forma parcial desde el 10 del nacimiento (por ejemplo, la tendencia del nifio jerse todo objeto en la boca) y alcanza su maxima evi- cuando los nifios constituyen entre si una sociedad rva en las experiencias efectuadas de solisitacisn y gestos de pacificaciGn, Tales expresio- ‘de comportamiento no existen en Ja sociedad adulta, -consiguiente no han podido ser aprendidas. Parece, pues, trata de comportamientos innatos y es probable que fm su origen en un fondo palechominido anterior a la tucién del lenguaje articulado, ora bien, a excepeién de Ia sonrisa, Ia risa y las lg j- ¥ quiza de algunos otros comportamientos como el Son experimentadas conjuntamente con los primeros dios de culturalizacién para acabar afirmandose de forma iva, Parece licito suponer que tales mensajes gen¢ticos no han eSaparecide de un modo absolute, pero que han sido deja- de lado por Ja entrada en escena de las aptitudes y por Antegracién efectiva de una primera informacién cultural. itnismo, podemos suponer, siguiendo las sugerencias que hha hecko Aldair Gomez en una conversacién, que el men- 141 paradigma perdido saje cinstintivon se ve continuamente desmenuzado por ty asociaciones neuronales aleatorias, es decir, por el «ruidgy cerebral. Puesto que ademas, en este contexto la informa cultural no puede ser més que un «ruido» eperturbadors pecto de la informacién genética, puede suponerse que en. homo Sapiens hay toda una parte cinstintiva» que de un mod continuade esté siendo hecha afiicos. A partir de este momento, es sobre y desde el «ruide fondo», es decir, ade confluencias casuales de ideas, imag nes y recuerdos que forman el telén de fondo de nuestra interior y a los que se podria denominar et movimiento bro niano de pensamiento» (Auger, 1966), que se construye el log (discurso), la palabra, el pensamiento, la razén, la accién, el primer y profundo sentido del término griego. Sin I a dudas, en ciertas ocasiones el logos puede verse ahogado. elruido de fondo, pero sin él, el logos no es mas que un. no sin agua, Por otro lado, es facil ver que las operaciones del cerebi se distinguen de las efectuadas por cualquier ordenador pre cisamente por el rol desempefado por el «ruido» en agi Ilas. El ordenador tan sélo puede manipular con extrema Ti disocia completamente su memoria del tratamiento de las in forinaciaies, EI cerebro de swplecs taaja » pest de day los erdenadores digitales han sido concebidos de forma tot mente independiente entre sf, el pensamiento humano coml na ambos tipos.de procesos de una forma atin desconocid para nosotros?, Las ordenadores digitales y analégicos se blo quean mutuamente, es decir, acttian como «ruido> el 1. Demasiado a menudo se elvida que el pensamiento es un artée es decir, un jueyo de precisién © imprecisidn, de confusion y de rigor 2. Etre Jas innumerables lagunas de nuestro trabajo, la mas ime pottante esa muesttos ojos, la coneermiente a la neturaleea analégice al del funcionamiento del pensamiento (del desarrollo del 1og0S)- Site ce tee Congo sian coennameus ceccatiiee a Ja Ciencia se comporta de forma en extemo mniope en To referent: proceso y a Ia naturaleza de Io analdgico y de que alin no dispone d= instrumentos conceptuales adecuados para aprehenderla. Privilegia 143, Un animal dotado de sinrazdn ecto al otro. Por cl contrario, en el cerebro de sapiens imprescindibles ambos tipos de mecanismo, pues unas de forma heuristica, siempre aleatoriamente, y a menu- endo en el error (aunque capacitado para autocorregir- i cerebro humano trabaja en, con y para el «ruidox, cs ix, se adapta al «ruide» y lo adapta a su propia estruc- hasta situar a un nivel superior, hipercomplejo, el prin- 6 del order from noise (von Foerster, 1962). La loea y el hada de la casa én © zelajamicnto de las iensiones, esirechamente vinew- s.con la accion de un principio reorganizador, en el seno ible, es decir, fo que puede ser feferida a unidades disceetas, minus, *digitizables", en detrimento de lo que podria ser captade ‘marco del contizannt, [a modulsciéa, la andulacién, tanto en jo de estabilidsd como en la metamotfosis. A pesar del cstimulo cionado por las idvas de Hateson (1955), de Jackson (Watalawick, cBeavin, Jackson, 167) y de. Wilden (1972}, qvienes han explo- éstos problemas en el plano de la comunicacion, ain no hemos ido estableeer una base tworiea uceplable en que ennarcar el ent y el pensamiento, y, de modo més geneval, la auto-orgs- (de Ia que nos dan buenos ejemplos las homotipias y homo- del mimetismo animal). Precedentemente nos hemos entrert- ‘con estos problemas (Morin, 1956 y 1972) en el dominio del antro- inomertisme propio de todo pensamicnto migico y en el de lo ; denominamos las “proyecciones.identiticaciones” afectivas (esp=- imente en cl caso de Ia identificacion mimctica con <1 héroe del filme ‘Parte del cspectador), terrenos que, por otra parte, consideramos g los aspectos endulatorios del mundo fisico, los fenomenos de cia (igualmente fisiea, pero que debe ser expresable de alain 9 0 cl plano psicoafectivo), los fendmenos de simpatia, de identi én, de mimesis y los caracteres analdgioos, metaforicos y simula: de Tos procesos cognoscitivos y discursivos. lo signitica que nas falla, no sdlo un contexto teérico, sino también \ietizo gigantesco sobre el que bocetar la hipereomplejidad cerebral ‘presente ensayo pretendemos abordar el segundo de Jos proyec- fijar nuestra atenci6n sobre una hipercomplejidad inseparable det ollo a la vez complementario, competitive y antagénico de la de pensamietno analégico y del modo digital de In computacién. 143, El paradigma perdido del sistema vivo en que aparece. La caracterfstica primo; de Ia hipercomplejidad es precisamente actuar como modep dora de las coacciones en un sistema que, de hecho, se juego de las libres asociaciones aleatorias. Es en base a este «ruido» y a partir de ¢l como se forn es posible considerar, ora como desorden que se organiza funcidn de multiples gradienres, ora como la arganizacién un diseurso que se desordena sin cesar y recomicnza 0 div en cada ruptura, La inveneién permanente que carac a los suefios se produce en el marco de este desorden oy nizador, de esta organizacién desordenada. En efecto, suet y alucinaciones dan lugar de mode incesante a nuevas, ex as y sorprendentes combinaciones, mezcla de cohterenci incoherencia, de la que equivocadamente, los analistas tales enjambres de imagenes. En este sentido, la cre en el seno del cerebro humano se hace permanente, el no, y, tal como dice poéticamente Roger Bastide, «puesto se sigue sofiando, atin no ha llegado a su consumacién el ceso de creacién» (R. Bastide, 1972, p. 47 Pero Ja invencién fantasmica y onfrica no son més cidn de las aptitudes heurfsticas. No obstante, suministraa a la creacién Iégica un flujo ya espasmédicamente creadd El suelo ¢s un gran misterio, pero un misterio de la col plejidad, El suefio, que no es propio de tados Jos seres vivo ha aparecido en el curso del proceso evolutivo una yer alalt zado un cierto nivel de complejided y gracias al establecimien to de Ia homeotermia, que, liberando al organismo de JAS” variaciones de temperatura del medio interno, ha traido co! sigo una serie de modificaciones en el sistema nervioso, tro del que han emergido los suefios, es decir, actividade 144 Un animal dotado de sinrazén ‘eprales desvinculadas de las coerciones inmediatas del fp ambiente (Jouvel, en prensa). El suefio, del que puede se y medirse su presencia a través del descanso, exis- Jos mamiferos, adquiere una mayor preponderancia en mates, especialmente en el caso del hombre: 15 % det pre (Gastaut y Bert, en prensa). Por otra parte, cabe afta: que cn cl hombre los suefios aparecen fuera del descanso 0 bajo la forma de alucinaciones 0 «suefios de vi BI cuefio no es, pues, una actividad residual, Excita todas uironas cerebrales, incluso las de la motricidad, y la in- idad del individuo que esté sofando puede ser ‘mante- ‘gracias ala accién de un mecanismo inhibidor espect- #9, el mismo que permite al individuo que estd despierto siener su alucinacién mientras se dedica de forma automa: daa llevar a cabo las operaciones propias de la vida de silja, Tal como hemos vista anteriormente (cf. p. 130), los de Jos gatos estan extraordinariamente esterotipados. vet ha emitido In hipdtesis de que el juego desempefia a funcién de reprogramacién genética que, en el seno del smo desconectado de la experiencia fenoménica, reinte- cada animal su personalidad especifica, Asf, por ejem- ‘en sus suefios el gato doméstico deja de ser un mfnino convertirse de nuevo en un felino depredador. Pucsto el foto humano parcce hallarse en estado de suefio para- @ mientras permanece en el vientre materno, Jouvet re- su hipétesis asignando al suefio una responsabilidad a organizativa en la conformacién del sitema nervioso. 1o de que cl recién nacido sapiens suciie entre el 40 y ; de su tiempo de descanso, frente al 4a 5% que se da tel chimpancé recién nacido, y que, por ejemplo, en los det feto 0 del recién nacido ya se esboce la sonrisa, Thdicacién de incalculable valor es la que acabamos de ex eer y nos confirma que el sucho, lejos de ser un epifend- participa plenamente en el proceso de auto-organiza- i Nos gustaria saber cual es la naturaleza de los suefios ereotipado propio del suefio animal o si ya estén marcados 145 Ell paradigina perdido Un animal dorado de sinrazén or el signo del desorden. Tal dilema nos enfrenta gop) y multifactorizadas combinaciones guiadas por gra- rasgo fundamental de sapiens: no s6lo suefia durante obsesivos. En el marco de dicho juego la «capacidads mayor cantidadl de tiempo, sina que en sts suefios irruinaps ‘a cataliza y transmuta en mensajes, ideas o formu- desorden y los sueios entran en su vida. jello que hasta el momento no era mas que un informe Si cl suefio esterotipade del gato nos indica ta prese io de ruidos malsonantes. Este es el auténtico signifi imperiosa del mensaje genético en ta actividad onirieg brain storing: despertar ala libre fantasia para atra» cardcter desordenado del suefio humano nos muestra ¢ 1 idea nueva. Asi pues, lo que debemos hacer no es disa- Claridad que, a este nivel, dicho mensaje sha sido hecho. imagen onitica y Ja imaginacién creativa, sino asociar- cos», Sin duda alguna el mensaje no desaparece, pero sy r en estrecho contacto al hombre imaginario con el manencia cs. frazmentaria y fragmentada. Probablement que imagina (Laborit, 1970). La imaginacién, «la loca mensaje onirico tiene tm aspecto gentlico, en especial de en casa, €s a un mismo tiempo el hada de Ja casa en este gordatorion sexual, tesis que estd en linea con Ia teoria ; ininterrumpido que nos lleva de la alucinacién a Ia idea, Freud, quien creyé haber desvelado la obsesion fundamental ela afectividad a la praxis, de este juego que, por otro lado, cuyo alrededor se ordenaba el contenido de los suefios, § sido el manantial del que han brotado innovaciones de embargo, por nuestra parte nos inclinamos a ereer qi orden para impulsar y enriquecer el proceso evolutivo juego aleatorio de imagenes y de fragmentos can sentido. humanidad, iantemas) se encadena y toma forma, no en funcién de4 solo gradiente obsesivo sino gracias a toda una serie de dientes, No existe una timica clave para descifrar los sue sino muchas, y la clave de toclas Tas claves esta, seein nu opinién, en la intcrcomunicacién general entre todo aq que durante el estado de vigilia se halla més o menos ¢omy Limentado o separado en una prodigiosa mezcla de a. socioculturales, intelectuales, afectivos, genéticos, ambient te, con la experiencia cultural y el aprendizaje perso- les, de recuerdos ocultos, de anhelos insatisfechos, verda learning). En efecto, no existe ni integracién ni adecua- dero aquelarre de la hipercomplejidad neguentrépica inmediata entre el cerebro y el medio ambiente, y la En consceuencia, debe considerarse la proliferacién lcacién entre uno y otro es aleatoria, confusa, sometida ricoalucinatoria, no como una vaga superestruciura, Sine jentemente a la amenaza del error. El cerebro no po- como una infratextura neguentrépica, no como desechos in mecanismo interno que le permita distinguir en- © puros «ruidoss que sdlo nos es dado ofr cuando Ia maquin estimulos externos y los estimulos internos, es decir, infermacional duerme, sino como un aspecto capital del | el suefio y la vigilia, entre la alucinacién y la percepcién, clonamiento del cerebro de sapiens que conlleva un enora fixe lo imaginario y lo real, entre lo subjetivo y lo objetivo. despilfarro junto a un principio de ereatividad, 3 posible climinar en si misma Ia ambigiicdad que carac- Por lo demtis, el surgimiento de una nueva idea siemp @ todos y cada uno de los mensajes que llegan al espt- se ha visto vinculado, ya sea a una fulguracién asociativa pi Las ambigtiedades s6lo pueden ser resuicltas por el pen- cedente de un acontecimiento fortuito o fortuitamente sub 5 ites acudiendo a la colaboracién conjunta del medio ‘ado (1a manzana de Newton) que toma Ja forma de una sins ente (la resistencia fisica del medio, la actividad motriz ¥ Ppiracién» subita, ya sea como el fruto de una alucinacién 0 Tnedio) y al control cortical (la memoria, la légica), Una incluso, de un suefio. El manantial de la cxeatividad durant icacion de esias caracteristicas no puede ser levada a la vigilia cabe buscarle en el seno de un juego aleatorio © inmediatamente, pues en los sucflos na desaparece Ia La brecha y ta apertera 146 1a7 El paradiyma perdido resistencia del medio'ni deja de hablarnos la memoria. By. prescindible el_paso de un determinado lapso de tien para poder verificar cualquier mensaje 0, lo que es lo a fin de cuentas es siempre la praxis quien daré la reg Y sus resultados entrardin a formar parte del caudal de Tes colectivos (Ia cultura), Sin embargo, ni siquiera la p ca y la cultura pueden disipar de forma absoluta la ilusi¢ una practica milenaria de ritos y una transmisién mile de crevncias no aporta certeza alguna sobre 1a existencia. Jos espiritus, el ilimitado poder de Dios o la cficacia op tiva de Ia plegaria. En cualguier caso, siempre queda wna vasta vona d bigticdad, una brecha insalvable entre el cerebro y el mur fenoménico, una y otra colmadas por creencias, «dobl espiritus, dioses, magias y sus herederas, las teorias racior lizadoras, Por otro lado, sapiens tiene como earacteristica § capacidad para dudar de la existencia de espiritus y dio: para separar las palabras de las cosas, para rechazar teorias que se empefian en mostrarnos el mundo como absoluta y radicalmente asimilable por nuestro entendi to. Es decir, puede descubrir de hecho lo, en principio, cidible y ambiguo para, finalmente, poner en entredi verdad establecida. jaran de acompafiar la actividad pensante de sapiens, juego, esta artimafa, este esfuerzo que adquitre su p desarrollo en la zona de la ambigiiedad y la brecha de la incesantemente, pero constantemente vuelve a resaud jarse el conjunto por alguna de sus partes, abjerto 1 mente por algtin agente. Esta inconsistencia es la que & mismo tiempo limita para siempre y abre indefinid Ia posibilidad de conacimiento. Actia como limite pordt ningiin sistema de ideas o ninguna teorfa podrd jamas canzar el estatuto de construccién completamente cerra y acabada pues siempre encontraremos cn clla alguna ?} posicién inconsistente, Deja las puertas ablertas indefinid mente a la aventura espiritual porque el cerebro ht necesita del-ecosistema, ia cultura, la sociedad y la pré para establecer sus verdades, hecho que le impulsa a b 148, Un animal dotado de sinrazdn por la naturaleza, en y por Ja cultura, em y por la socie- ‘en y por Ia practica la solucién a sus dadas. Sin cmbar- un nuevo sistema de ideas, encontrar en su scne la iiedad y la inconsistencia, con lo que se sentird empu- ‘q@ buscar y construir un metasistema, El espiritu huma or no estar constitutivamente acabado, encerraré s pcimiento en un marco mitolégico o ideolégice (conside- do como idcolosia toda teoria cerrada que encuentra jus- eacion en si misma) 0, aun sabiéndose condenado a no war un conocimiento global y terminade en todos y cada de sus aspectos, se lanzard a la btisqueda errante cn e la verdad, FI cerebro bitinico, trisimico v polifonica FEL «logos» es el producto de una incierta dialéctica esta- enire el aruidos y las aptitudes 0 capacidades. Dicha stema cere. _Tampoco aqui, queremos ni pedemos consjderar ef é nuestro objetivo os intentar inter- jo. como un sistema, No queremos ni podemos exami- funcionamiento, intentamos desentrafar los. princi- tigen su hipercomplejidad. No pademos ni queremos =Muesiras reflexiones al nivel de la investigacion, Nues- es investigaciones plantean a nuestra reflesién antropold- sobre la miltiple unidad de sapiensdemens, cerebro humano es bitinico por la dualidad de sus eMisferios que, simdiricos entre los primates, se hallan dife- iados por ciertas localizaciones (por ejemplo, el centro de expresién verbal sc hallaria situado en el hemisferio iz« dejar correr nuestra imaginacién en lo que hace refe- a dicha especializacién, 0 mejor diriamos dialectiza- | cuyo exacto significado se nos escapa, otro lado, la concepeién trhinica del cerebro, pro- fa por Maclean (1970) y reactivada par Laborit (1970), Proporciona una base filogenttica y organizativa adecua- ‘Para entender los caracteres hipercomplejos que ya he- 149 Un animal dotadn de sinvazdn Ei paradigma perdido fectividad al nivel del cértex superior. LeroiGourhan, mos apuntado anteriormente (poliintegracién, policenty jarcarse en modo alguno dentro del esquema conce- debil jerarquizacion entre dos subconjuntos a la vez ‘por MacLean, admira la sabiduria de la ordenacién mentaries, en competencia y antagdnicos). ya inscrtado «cl dispositive de regulacién. pxefontal Segiin MacLean, el tronco cerebral puede considers, ‘el cortex de la motricidad técnica y el del desencadena- como la herencia recibida por los mamiferos del cerchro reptiles (paleocéfalo), el sistema limbico como la heren adelante cerebral alcanzado por Ios primeros mamfferas socéLalo) y el cortex asociativo (nencéfalo) como el 'desa especifico alcanzado por los mamfferos superiores y los pt tes, que se ver coronado por Ja enorme masa neoco sapiens. MacLean sugicre que el «paleocéfala» seria la & Ja procreacién, la depredacién, el instinto de territorio y_ gtegariedad, el emesocéfalo» la de los fenémenos afectivg el encoctfalon la de Ias operaciones légicas. i¢ una regresin del control genélico programade y la La concepcién tritnica puede ser observada como. flancia ejercids por el cértex superior es débil c inestable, esquema carente de complejidad si consideramos que ¢ da abierta de par cn par la puerta para la ubris afcctiva, rebro humana se halla formado por tres estratos cere: puede scrvirse ademds de ta amaravillosa miquina Légica superpuestos (postura que no adopta MacLean) en cada cerebro para vacionslizar, justificar y organizar sus de los cuales se localizan fenédmenos globales (tendencia obras y propésitos, El «pader> puede irasladarse inclu. i icho autor de vez en cuando). También nos a la parte cheredada del reptily, hecho catastréfico posibilidad de considerar los subconjuntos indicados ¢ mico herencias filogenéticas, atrofiadas o modificadas a causa que la propia voluntad de supervivencia es Ia que pre- Jas sucesivas reorganizaciones efectuadas en el transcurso hacia Ia muerte 0 en aquellos casos en que ante un del proceso evolutivo, pero atin perfectamente delimitads cambio de circunstancias, atin a despecho de las gracias a una scrie de rasgos, entre Tos que se pucde engle \es aptitudes adaptativas o heuristicas de las que gora Jos de origen bioquimico, En este sentido, en cl caso de q Gerebro hipercomplejo, el gregarismo, el miedo o 1a locu- haya funciones Iocalmente delimitadas en el Ambito de , Tio sélo inhiben toda posible reaccién resoluliva o de © tal otro subconjunto, no sabriamos cémo someterlas @ aplacién, sino que traen consigo régresiones, fracasos 0 auténtico andlisis fuera del marco proporcionade por las sasires, teracciones e interferencias del conjunto total. En pocas pal ‘bras, el misterio de la triunicidad debe buscarse en ¢l a en trese y no en el «tres en uno», ni en «tres cerebre sino en tres subsistemas de una maquina policéntrica. En ¢ secuencia, las interrelaciones débilmente jerarquizadas 4 se dan entre los tres subconjuntos nos permite situar paradoja sapiens-demens, el juego permanente y combinatt entre la operacién Idgica, la pulsién afectiva y los instin! 1a ambigiiedad e indecisién fundamental que rigen vitales elementales, a caballo entre la regulacién y el d lacion entre Jo que pasa cn su interior (subjctividad, ima- ajuste. 7 6} y lo que pasa en su exterior (objetividad, realidad), Del lado de sapiens encontramos el control y Ia regulaci i 150° ‘el desarrollo de las manifestaciones afectivas y motrices que posee el cérlex prefrontal (LeroiGourhan, 1964, ‘Del Jado de demtens, ignorado por Leroi-Gourhan, en- 198 uN conjunto triinico Aébilmente jerarquizado vo de regulacién puede verse facilmente desa. ido bajo la presién afccliva y cuya motricidad técnica ser pucsta al servicio de fuerzas delirantes. Puesto Ff principio y el horizonie de ta locura _Podemos comprender ahora Ia demencia de sapiens si to- imos en consideracién: 151 El paradigma perdida 26 el Tetroceso y Tas interferencias sufridas por el prog, ma genético a causa del aumento del «ruidor y de las cap dades, " 32 la débil estabilidad del sistema triiinico, 42 la debilidad de aquello que ya es un epifendmeno haber Ilegado a conyertirse cn epicentro, la conciencia, decir, este fendmeno en que el sujeto se objetiva como ol to, en que el objeto es percibido a través de sus adhere, subjetivas y donde el pensamicnto se esfuerza por conte la relacién entre lo real y Jo imaginario. La principal fuente ‘de la elocuras de sapiens sa evidentemente, en Ia confusién que le Heva a consideray, imaginario como realidad, 10 subjetivo como objetivo. Dick confusion puede conducir a una racionalizacién detirante, e el sentido clinica del término, en la que se hallan estree mente vinculados el exceso de Iégica, que justi ‘ y organiza las pulsiones inconscientes y los intereses subje vos, y el exceso de afectividad, Cuande la debilidad mente no proporciona el suliciente discernimiento, el origen de locura de sapiens se ubica en Ja orgia semndntica que genet sentido alli donde sdlo existe ambigtiedad e incertiduml Pero por encima de toda, la demencia de sapiens na y se deseneadena cuando en y bajo el jucgo pulsional : produce la ausencia simulténea de los cuatro controles f damentales; el control de! medio ambiente (ccosistema), control genético, el contral cortical y el control sociocilltu (que desempefa un rol capital en la inhibicién de la ubris la demencia de sapiens), Tal como hemos visto anterior te, cada uno de dichos controles tiene su «brecha», su care cia, su indecisién y su ambigticdad propias, Puesto que ls fuerzas pulsionales se hallan escasamente sometidas al ¢0 trol genetico, programador o inhibidor, que, correlativ mente, cl control ejercido por el medio ambiente es tardi e inseguro, que el control regulador del cértex puede verse bloqueade a causa de un sometimiento a las fuerzas pulsiona jes y que el propio control sociocultural se halla a merced de Ins fuerzas de la locura en Jos casos de histeria coleetit represiones masivas, sacrificios humanos, chivos emisarios guerras, etc., ef delirio estd, pues, en la conjuncién entre invasion de las fuerzas putsionales incontroladas y su ract 152 Un animal dotado de sinrazin cign y aprovechamiento a través del apavato Iégico-orga- fo yio del aparato social-organizativo, consccuencia, la satisfaccidn del odie, wbris agresiva itrolada genéticamente (a diferencia de lo que sucede apresividad animal), ser4 racionalizada mediante la ‘de ehacer justiciay, castigar, climinar a un malhechor, guirird un cardcter operative, a través de las técnicas de iciamiento y de tortura, Asi, on pleno siglo xx, Ia ciencia Yogica actuan al servicio de las fucrzas de la destruc- como guias de Ja civilizacidn a un mismo tiempo (Mi hombre surgen sin cesar delirios que destruyen Ja plejidad de su cerebro y es esta horrible demencia ‘liena de terror a Koestler (1968), quien ve en la ines: ad tritinica una carencia constitucional y se allige par- | poder jerarquico escapa al control de Ia razén neacor- Pero esie edefecto de fabricaciéns es Ia otra cara —de- cial— de Ja virtud innata —genial— del trisistema que, amente por el heche de no hallarse verdaderamente zado, puede actuar de forma auténticamente dialée- decir, permitir que el logos se vea irrigado de forma ante por las fuerzas profundas de la afectividad, los sue- angustias, los deseos, etc,, con lo que el cerebro de se convierte en un auténtico sistema hipercomplejo. El talento de ia especie talento de sapiens esta en Ja intercomunicacién entre Io ario y lo real, Io Wégico y lo afectivo, lo especulative istencial, lo consciente y lo inconsciente, el sujeto y et 8, de ahi todos los extravios, confusiones, errores, va leas y demencias, pero también, y en virtud de unos hos principios y operando sobre los mismos elementos, __Recordeinos que Jo imaginario posce su propia realidad + que |POsotros denominamos realidad sc halla sicmpre impregnade de Wiad y de imaginacion, que el sujeto gora siempre de una exis Dbjetiva, pera que la objetividad slo puede ser concebida por un ‘Tode ello para que no caiga en el olvido que no encontramos, a parte, el veino de la objetividad v de lo real, que puede ser ais Por completo de fa subjetividad y de lo imaginaria, y de In otra 153 " Un animal dotado de sinrazdn EL paradigma perdido més, debemos considerar el cerebro, no sélo como cl ‘organizador del organismo individual propiamente 5, sino como él centro federative-integrador entre las esferas cuya interrelacién constituye el universo an- ico:, Ia esfera ecosistémica, la genética, la cultural | ¥, qué duda cabe, la esfera fenotipica del organismo todos los conocimientos en profundidad (en Ios que se eg binan la explicacién ldgica, la intuicién y aquello a Io. Max Weber llamaba comprehensidn), todas fas sublimacig € invenciones nacidas del deseo. La demencia de sapiens cs Ia insuficiencia y Ja ray os controles, pero el talento de sapiens es también no se totalmente prisionero de los mismos, ni del de lo. (cl medio ambiente), ni del de 1a logica (el neocértex), del cdigo genético, ni del de la cultura o de la soci El talento de sapiens reside en controlar todos y cada | de los controles. E] talento de sapiens se halla cn Ja brecha de lo ineont ble por la que merodea la locura, en la sima de Ja ince bre y de Ja indecisién donde se investiga, se descubre, crea, Esta en a conexién que se establece entre el desord cleistico de las profundidades inconscientes y esta sorprer dente y fragil aparicién que es la conciencia, La extrema conciencia de sapiens bordea, desaffa, s8 ay tura y se sumerge en el delirio y la locura. La deme el precio de Ja sapiencia. Es en este sentido en el que repro ducimes las palabras de Lacan: «La esencia del hombre, solamente no puede ser comprendicla al margen de 1a To sino que dejaria de ser tal si no Ievara en si misma Jocura como limite de su libertad» (Lacan, 1972). bien, las intemsas intercomunicaciones y la débil acion triinicas nos Indican que los drdenes psicolé ciocultural y biolégico no pueden ser considerados ompartimentos estancos superpucstos jerarquicamen- n estrechas y asombrosas concxiones entre aquellos s que pueden parecer mas irreductibles y alejados en- por ejemplo, entre lo que parece més estrictamente 9 —la scxualicacl— y Jas actividades superiores del es- sando, que duda cabe, por la afectividad (amor). La ‘contribucién de Freud, tan frecuentemente mal inter- tanto por Jos defensores como por Tos detractores eandlisis, es haber descubierto cl poder de la sexua- | pata invadir por completa todas Tas actividades men- ‘incluso los sucios y Ja creacién intelectual, desviando- nsformandolas, metamorfosedndolas para, a un mis- Hempo, desviarse, transformarse y melamorloscarse, es sublimarse a si misma. Pero, inversamente, es necesa- tatar a contrainvasién del céricx superior sobre cl para someterlo a través de sus coacciones, sus excitacio- :inhibiciones. Cémo es posible no pereatarse de que lo mas biolégico ‘0, la muerte— es aun mismo tiempo to que esta mAs io de simbolos, de cultura! Nuestras mas elemen- tividades bioldgicas, comer, beber, defecar, se hallan mente vinculadas a normas, prohibiciones, valores, los, mitos y ritos, es decir, a lo mds especificamente que existe. Podentos, pues, considerar que es el sis- aa Mastones de Yo imnginarlo y de ta subjetividad, existe epost Be 12? federativamente integrado del cerebro de sapiens entre ambos términos pero, inevitablemente, se hallan abiertos Permite la integracion federativa de lo bioldgico, fo para el otro de forma compleja, es decir, cempletamente, competith al y lo espiritual (elementos a la vex complementarios, La integracién antropoldgica El cerebro es un centro organizador del conocimiento, comportamiento y de la'accién. Es en tales dominios dond manifiesta su aptitud para operar a partir del dleas —Cl ceso*— y para producirlo, es decir, para crear opciones decisiones. Y amtagsnia a en memo tempo, a ompetencia y arttagénicos, cto nivel de integracidn serd |. Sobre tal problema capital no queremos repctir en estas Dag diferente segiin tos indivi al pensamiento expuesta en nuestros dos articnlos sobte el SUCES, ilerente segin los individuos, culturas y momentos) en Jos que remitimos al lector: “EI retorne del Suceso” y “El Sucese istema tinico bio-psico-sociocultural. finge’ en Communécarions 16, 1972 155 134 El paradigma perdido Asimismo, los principios de invencién y evolucién del cerebro de sapiens se exteriorizan y traducen, no 5, Ja evolucién de la personalidad o el pensariento del jny duo, sino también en la cvolucién técnicocultural ciente complejificacién de la organizacién social. Nos tamos, pues, con otra caracteristica basics del cerebro lada con la precedente: Ia proyeccién de su poder sobre todas las esferas de la praxis antropo-social, By secuencia, es inmediato constatar que la evolucién social reduce a una secuencia de cambios suscitados por las) baciones exteriores, sino que también abarca la pro de Ta evolutividad cerebral de sapiens. Cuando el pro lutive se ha afincado en cl campo de a historia, de ell tan s6lo unos pocos miles de aiios, lo que se proyecta: al mundo et] detorten generador te er copi y aaa adquieren un cardcter histérice. A partir de tal esta evolucién histérica ha tomado un rumbo erratico e it tante, a menudo regresivo y demencial. La historia no cosa que el vineulo aleatorio, complementario, compé y antagonista que relaciona el desorden con el proi complejificacién. 136 3. EL HOMBRE GENERICO «Pero, ¢qué quimera es el hombre? jQué nuvedad, qué monstruo, qué caos, qué sujeto de contradicciones, qué pro- digio! Juez de todas las cosas, imbécil gusano de tierra; depositario de Ia ver- dad, cloaca de la incertidumbre y el error; gloria y hez del universo. ¢Quién desenmarafiard este embrollo?» ‘PASCAL 10 hemos visto, la hipercomplejidad cerebral sc halla ente relacionada, no s6lo con Ia irrupciGn del des. del error, sino también con la ubris, la inestabilidad la hiperafectividad y, sin duda alguna, ta aptitud siasmarse y extasiarse (incluyendo el éxtasis produ- el orgasmo). nuestro anilisis de la dialéctica sapiensdemens seria punto insuficiente si dejéramos de lado la flor de la smplejidad, es decir, la conciencia. 137 El parndigma perdido Un animal dotada de sinrazén ybres fundamentales que alberga la dualidad sujeto. Jas interferencias creadoras de confusionismo que ntre fo real y lo imaginario. Tal movimiento hacia un Aquello que ilumina permanece siempre en ta pent (un tercero, un endsimg grado de conocimiento se La conciencia es algo global y barroso y no puede ser aiseg limenta 1a concieneia, que alberga en su seno tanto La conciencia del conjunta de aptitudes y actividades superiares def | del conocimiento como al propio conveimienta con. ritu de sapiens, En cierto modo es la resultante de sus dq objeto. En el proceso que acabamos de indicar el relaciones, interacciones @ interferencius, Nace de su ep polrecerse como objeto de estudio y de anilisis, se yer fluencia y eS la propia confluencia, si mismo y experimenta una sensacidn cada vex La concicncia levanta el vuelo a partir del punto en. de estar aciuando como sujeto. (Este es preci- confluyen mite y magia, en a brecha que se abre entre el proceso antropoldgico que nos ofrece Montaigne y abjeta, en la franja de interferencia donde se recnby de sus Essais), En tales condiciones, la coneiencia se tuamente lo imaginario y lo real, Las raices de la co: implicada en el jucgo cada vez mas y més comple. son el reonocimiento de esta brecha y de est: dad y él error. contiencia nace a través de una doble dialectizacién del su Ja vez mas, volvemos a enfrentarnos: con la’ ambigiie- to y del objeto, de la verdad y del error, de 105 signos percibidos por el cerebro de sapiens y los El fenémeno de concicncia es a un mismo tiempo ex} asajes quic s¢ incuban en su interior. La ambigtiedad pue- maclamente subjetivo, pues leva muy arraigada la p cia afectiva del yo individual, y extremadamente objet lificable que posea la informacidn que le llega des- pues se esfuerza por considerar objetivamente, no sélo: dio ambiente 6, de un modo més amplio, de toda dio ambiente exterior (cl mundo), sino también el yo ibre surgida entre «ruidos e informacién. Pero tam- tivo. Dicho de otro modo, el yo s¢ autoconsidera como sje puede tener su origen, como hemos visto, en el hecho To y objeto de conocimienta ¢ implica su propia existe en él cerebro de sapiens no hay nada que nos permita subjetiva en el analisis que leva a cabo del medio amb directamente lo que es suefio o alucinacién de lo objetivo, ntica percepcidn. Mas profunda atin que las ante- Ante todo, este fenémeno presupone una aptitud p jIa ambigiiedad que nace, una vez se han constituido 5 § Cognoscitivos, de la relacién entre el pattern men- el conocimicnte se observa a sf mismo y Hega a convertirs la realidad exterior a la que lo aplicamos, El pattern se en un objeta mas de conocimiento. Tal aptitud no ha pal ebe de realidad y la realidad exterior se encucntra mo- aparecer antes de que las ideas y nociones furan objei r el pattern. Los problemas que piden una urgente mediante palabras y signos, es decir, antes de la consti © conciencia surgcn precisamente cuando nos enfren- cién de sistemas cognoscitivos, Cuando un sistema C Con datos, sucesos o ideas ixreconociliables con el vo tropicza con problemas, dificultades o paradojas Pi ¥ del que se cree que es un fiel «reflejo» de la reali- 41 insuperables, ¢l sujeto pensante siempre goza de la conciencia no es sélo la investigacién constructiva en lidad eventual de tomar como objeto de examen, esti e8 de un grado superior de conocimiento, es el replan- verificacién el:sisterna que empleaba como marco de refer to de lo verdadero y de lo falso. cia 0, en el caso de que fuera necesario, de elaborar un me fasos de ambigiiedad que pueden ser resueltos con sistema que Ic sirva de nuevo punto de mira, Este proc grado de conciencia recurriendo al método experi- puede desencadenarse en el momento mismo en que 1a mi Gel ensayo y el error. Supongamos que el medio am- te del sapiews descubre las contradicciones, paradojas © smite un mensaje incompleto o polisémico, por simplemente del cardcter incompleto, polisémico 158 159 Un animal dotado de sinrazn El paradigena perdido ejemplo un crujido cercano en el follaje. Este signo a age 2 coneleneia np elininn 'el:ertor Ao sporees:ie que quizA anuneia peligro (un depredador), suerte (arm g, pero sittia el problema de Ta verdad a un nivel mucho © simplemente «ruido» (una rama que ha cafdo), pees mplejo, prefundo y crucial, Oscila entre dos polos, uno elucidado, ya sea aguaando Ja atencién de los cenn e tanto verdad como error se ven relativizados y del sca reconociendo con detalle el territorio sospechoss gen la duda y el nihilismo, mientras que en cl otro ‘otros casos de ambigiiedad o incertidumbre que slo pueas ite por Ia verdad se lleva al extremo absolute y se ser resueltos mediante un eleyado grado de conoci “el error hasta llegar’a Ja intransigencia 0 incluso al Por ejemplo, un eclipse de sol, ges un accidente en la i celeste, una advertencia 0 un castigo? La incertidump; jumen, no podemos redueir la conciencia a un sélo puede ser barrida mediante una explicacién mitolégi , 2. un nico elemento, es necesario que haya actuali- espera de que los progresos en el conocimicnto astrond ‘conjumciGn de las mas altas posibilidades del cere- permitan resolverla, Ahora bien, el grado de conciencia més clevado cabe: heaciin y esta conjuncién, tuarlo en un nivel mucho més profundo de ambigit af otro lado, todo lo que caracteriza a la conciencia tam- decir, en un nivel en que Ia relaciGn entre verdad y le revertir cn la formacién de una falsa conciencia. ‘haga ‘sumamente compleja. mdo nivel de conocimiento puede comportar un error ‘al como hemos visto, cuando un sistema evolucia que el que ha climinado, y el juego subjelivoobje- guiede extraviarse em una falsa toma de conciencia; Ia «verdad» para la nueva, o viceversa, La conciencia descubr ion proporcionada por la verdad, la denuncia del Ja relatividad de la verdad y el error al consi ui antenido y Ia conviccién de haber aleanzado un esta- dad ¢ ineompatibilidad de idea: rior de conciencia tal vez no sean mas que vanas pacio y el tiempo, y es a partir de este punto cuando empie s, En ningtin momento pucde la conciencia albergar a ducar de su propio sistema de pensamicnto. Tal co @rleza de que ha superado la ambigiiedad y la incertidum- indicaba admirablemente Hegel en su novela‘folletin ‘mismo modo que no hay en el cerebro humane ni fico, la cuca y el escepticismo son principios fundam n sitivo interno que permita distinguir entre Ia vision de la conciencia y gozan de capital importancia en todo fitiadora y Ia percepcidn visual, tampoco Ia conciencia ceso de indnsito desde un sistema cognoscitive a un met Gispositivo alguno que distinga entre la «verdadera» @ conciencia, Asi pucs, también Ia conciencia se ve a considerar come error absoluto aquelle que parecia @ remitirse a la prdactica, a Ia experiencia, a la natura- tituir una cvidencia factual en el sistema criticado (por €je i la sociedad para autoverificar todas y cada una de plo la rotacién del sol alrededor de la tierra) y como verd Risnes: absoluta lo que erce que es cl auténtice hecho (la rotacié i Ia tierra alrededor del sol), uniendo fa fuerza de la ee objetiva a la de Ia toma de postura subjetiva para litt «combate en defensa de la verdad». La conciencia se ¥ mas y més critica, m4s y més sensible a Ta relatividae verdades y errores, pero también mas radicalment® | a descubierto y sobre las que s : ees a He ae pea bi nr Ne rage admitir Bee. otlantc sometido sin cesar a eee verclad aquello que anteriormente ha tachado de error al, recubierto bien por el mito bien por la racio- Consideramos, pues, que la conciencia es «flor» de la mplejidad, no raiz de las actividades del espiritu, ¥ fragil resultante que se desvanece desde el mis- nento cn que se ve privada de uno de los diversos ele- 160 161 El paradigna perdido nalizacién, ¥ su existencia depende del pleno empleo y egy pleto desarrollo de la hipercomplejidad. ; Sin embargo, desde otro ingulo, la coneiencia puede observada como algo mucho mas profundo que un, epifendmeno. Como toda emergencia, es decir, como unidad glebal que resulta de las interrelaciones entre, partes constitutivas, se halla dotada de cualidades origi su vez la nutren @ intervienen sobre las aptitudes y actiyj des que le dan vida para estimularias, desarrollarlas y, de modo, trabajar en favor de su autodesarrollo. En este sen quiere un cierto poder de control y estimula las superagi evolutivas, es decir, Ia claboracién de metasistemas. y organizacion sdlo al campo del convzimiento, sind también al de la sidn, la accion y cl compuriamicnto. Asi pues, la conciencia puede desarrollarse, y a lo de este proceso tiende a constituir un nuevo centro de con respecto a las actividades cerebrales. Pero no deben olvidarnos de su fragilidad ¢ inseguridad, que la le oscilar de forma muy diversa, segin Tos particulares tos, condiciones ¢ individuas, entre su cardeter epife nico y su eardcter epicéntrico. ’ La conciencia aparece en la prehistoria de sapiens, et nos lo testimonia aquello a lo que precisamente hemos rido denominar la conciencia de la muerte. Conciencia pu to que ¢s a un mismo tempo y correlativamente subjeti objetiva, pero que se ha visto dominada, rechazada y circu crita por el mito y la magia de la supervivencia y/o Ia carnacién. La conciencia conace un nuevo nacimicnto, Wf nuevo desarrollo en cl marco de Jas civilizaciones. urbal evalucionadas, ya dentra de las sociedades historicas, D se trata de un desarrolla sumamente: inestable en sf mi La conciencia no cs la luz que ilumna el es pero s/ es el destello, cl relimpago, que lanza sus Tayas 5 Ja brecha, Ia incertidumbre, el horizonte. No aporta mi 162 Un animat dotado de sinracén sign permanente o sei generis, pero se nos muestra como yble para la verdadera expansion de la hipercom- fad, es decir, de las posibilidades potenciales del sapiens. yg, Jos progreses de Ja conciencia se hallan vinculados empleo de la hipercomplejidad y, si bien dependen ‘vez mds alla complejidad social, a partir de un ral y cada vez mis intensamente y con mayor Ere- los progresos de csia ultima pasarén a depender del desarrollo de las concienvias individuales. Cuan- aor sea la complejidad social, mas necesaria se hara la neia. Es imposible imaginar hoy una nueva sociedad, a evolucién, una nueva revolucién, sin que la con- Tleve a cabo un progreso decisivo, es decir constituirse vo epicentro de la aventura humana, La ansiedad te una ansicdad animal relacionada con el estado de sc pone de manifiesto al menor signo de peligro. s primates (Gastaul) y que Ia ansiedad propiamente esta menos conectada con un peligro inmediato que -surgimienta de la conciencia. siédad, lo mismo que Ja conciencia, presupone un rir de este estadio la distanciacién espacial hard come «ajeno» al mundo circundante (de ahi, por partida, Ia tendencia mitoldgica a reintegrar el hombre ho del mundo). La distanciacion temporal presentard al MPO como un proceso irreversible y hari descubrir el ca- incierto que posee el porvenir. La angustiosa concien- e esta doble distanciacién coincide con la conciencia de que la sobredetermina y profundiza, Existe con- Ge la muerte cuando hay conocimiento de Ia muerte fendmeno objetivo previsible (aunque el momento de 163 El paradigma perdido su Ilegada sea a un mismo tiempo imprevisible) y una tom de conciencia subjetiva de tal fenémeno. Dicha conci existe en todas las sociedades arcaicas conocidas, y a que emerge con Neanderthal. La precocidad con que el yoma conciencia de Ia muerte y de la ansiedad antropoldgi nos confirma su cardcter fundarnental. En efecto, el sty y el sentimiento tragico de la muerte surgen aproximadam te entre los 6 y 8 afos junto con la vinculaciGn establecid entre la idea de Ta muerte y la pérdida de Ia individual (Anthony, 1940). E] mito, la magia, la religién, las relaciones afectivas, adhesiones al cuerpo social colectivo y, qué duda cabe, las actividades de la vida cotidiana remedian esta doble b cha de la muerte y la incertidumbre. Pero la ansiedad hi na, siempre contenida pero nunca aniquilada, se verd ay centada por el desarrollo sociocultural de sapiens que, como veremos, conlleva necesariamente una serie de pre Diciones y represiones, El temor al castigo y la interioriza. de Ja culpabilidad (tanto si existe transgresin efectiva si sdlo es imaginaria) se aflanzaran desde los primeros tier pos de Ia infancia, y la aparicién del padre como repre: protector sociofamiliar ejerceré su poderoso influjo sob esta. ansicdad interior (el psicoanalisis ha querido reducir angustia a una sola fuente, y no precisamente la més imp tante). Finalmente, la ansiedad se halla vinculada a Ia prop hipercomplejidad cerebral! La permanente desorganizacié reorganizacién, cl siempre renovado juego de los anta: mos internos, los desérdenes y las crisis, 1a débil estabi de cada uno de estos tiltimos estados y la extrema sensi Iidad frente a los dleas exteriores hacen que un sistema col 1, Por otra parte, parece ser que la ansiedad del sapiens esté cionada con un exceso de Acido Idctico en el cerebro debido a deficiencia genctica propiamente humana. El darwinismo pensaré inmedisto que Ja no-degradacién del acide lictico ha aportado com eonsecuencia una ventaja de orden selectivo pata el hora sapiens nuestra parte, nos hallamos mucho mas interesades en subrayar has ‘qué punto dicha carencia favorece la hipercompleiidad y a considera fomo, lo que @ un nivel menos complejo puede sor considerado tl fecto, un exceso y un error, contribilye a acrecentar Ta alta complejid ide un sistema auto-organizador. 164 Un animal dotado de sinrazén ‘no pueda conocer estados Gptimos sino de un modo fré- "eincierto. (La «paz de espiritus duradera sélo se encuen- yr casualidad y, por consiguiente, tenderé a buscar el es- piimo en Ia intensidad y el paroxismo fugitive, Tales nos indican que, hasta el momento presente, el desa- de la civilizacién no ha comportado més que un corre- iaente de la ansiedad y de la persccucién de la Producto de 1a hipercomplejidad, la ansiedad cs también tora. Ella scr quien estimule la curiosidad y la bis- errante en todos los sentidos, de la verdad que pueda explicaciones, de la certeza que se le muestra esquiva, fla felicidad a la que tiene derecho. Dicha investigacién to” una amplitud insospechada y, a un mismo tiempo, al ra las crisis y se vera sostenida por ellas, estimulard ara sustento a los mitos, magias y religiones que contra. Ja gran separacién existente entre Ia subjetividad y el o, la gran incertidumbre del tiempo, Ja gran angustia muerte. Encontrard su refugio en las dogmaticas yacio- clones que someten el mundo al dominio del espiritu, Ho por esto la ansiedad dejara de careomer las solucio- que Te propugnan sus ansias, ni de trabajar subterrénea- nie para rebasarias. El animal en crisis lué es una crisis? Un acrecentamiento del desorden y de lumbre en el seno de um sistema (individual 6 so- Dicho desorden esti provocado por, 0 le provoca, el blo- de dispositivos organizadores, especialmente los de t regulador (feedback negativos), determinando, por | parte, rigidas coacciones, y por otra, el desbloqueo de lalidades hasta entonces inhibidas. Estas wltimas se des- an de forma desmesurada (1bris), de tal modo que las encias se transforman cn oposiciones y los complemen- antagonismos. ‘Normalmenter la mdquina hipercompleja funciona al de dela crisis, ya que funciona eon desorden y al Hmite el desorden, que sus dispositivos de control o sus capacida- 165 El paradigma perdido Un animal dotado de stnvagén des pueden verse bloqueados por perturbaciones de ¢ externo © interno, que ofrece escasa resistencia a In gp psicoafectiva y que, linalmente y por encima de tods 4g a menudo enfrentada a double-hinds (Bateson, 1960), es “animal reacciona poniendo a prueba o repitiendo los comportamientos «rituales», pero desfasados e cl ritual de la comunicacién social, donde cada 4 obligado a representar su «rol» seguin su «status» aciones dadas, cada una de las cuales comportara sus jormas ¥ ctiquetas (habra, como enire los animales, s cortejo. de subordinacién, de acogida, de apacigua. 9, de amistad, etc.) Por otra, nos enfrentaremos con ilas epatologicos» individuales que cada uno inventard, prueba o reproducira para sobreponerse, o para : sus propias crisis (nuee Ja introduccién del mito y la magia hard que se des- binds que acrecientt la complefidad del sistema) o/y in Mucvo lipo de rito en una tercera diréccién para tial de regresién (solucién, mas acd de las contradiee ra la incerlidumbre, Ja angustia y Ia crisis del que Heve el sistema a un estado de menor complejidad), ee Sapiens, stejido de contradicciones», es un animal es por su propia naturaleza una respuesta frente sis; es, a un misma tiempo, el manantial de sus fraca , al que exorcisa construyendo una rigida secuen- éxitos, sus inventos y su neurosis fundamental, peraciones verbales y gestuales que adquieren el mi- specto de un programa. Pero por encima de ello. el gra en el orden racionalizador del mito y va dirt dioses) con cl fin de . a a respuesta 0 pravocar el acontecimicato que pro- La neurosis es una nocidén que se ha visto excesivamen proteccién, seguridad © solucién, No cabe duda circunserita —exercisada— al universo cerrado de la pst Fespucsta siempre aparece. Como minimo viene a tria, mientras que su definicién tiene pleno valor refel lel sentimicnto de seguridad o de proteccién que re- Ja naluraleza humana en general. La neurosis no es 8610 {ela practica del rito, y en cicrlos casos se manifics: consecucncia, sino también una respucsta a la ineerth del comportemiento favorable del medio ambiente bre, Ja angustia, la amenaza, 0 el contlicto, y tal respues® Cosecha, cxito, etc.) o de una solucién psicoso- cardcter magico-ritual establece un compromiso entre el @ icién de una enfermedad, expulsién de los malos rebro y la realidad exterior. ; En este sentido, komo sapiens ha creado un nuevo! stica magica consiste en poner en resonancia el respecto al rito animal. PY El rito, del que na debe subestimarse la eficacia miste- Tal como han mostrado Tinbergen y Lorenz, en |e Ltmagia arcaica puede ser consicerada como el con animal cl rito es un comportamiento comunicativo, al Besilicio cle una vision mitolégiea del mundo y-un veces de cartcter mimético-simbdlico, que transmite um MY Hal que funciona frente a toda amenaza de entro- saje con cl fin de obtener una respuesta. En condiciones # ' €n cl exterior camo en el interior del espiritu hu- turbadoras, especialmente en las de double-bind (por © @ Sex en el individuo o en la sociedad, y, espécialmen- concomitancia entre una fuerte atraccién y una fuerte Py sobre Ia entropia final y fatal de la muerte. La cuyos términos son idénticamente deseables o repulsiva La crisis puede resolverse por una vuelta in stat ante, pero lo caracteristico del sistema hipercomple| crisis es lanzarse_a la busqueda de nuevas solucions tanto pueden ser imaginarias 0 mitolégicas como pricti creadoras, Asi pues, potencialmente la crisis es generad de ilusiones y/o actividades inventivas. De un modo plio, puede afirmarse que la crisis es manantial de p La neurosis de ta hemanidad 166 167 EL paradigma perdido religién, fenémeno hisiérico surgido del desarrollo 4 cional y mitoldgico de la magia, debe ser considerada con una realizacién mitolégico-ritual en torno a Iés dioses, es dado englobar la magia en la formula freudiana que ca teriza a la religién como «neurosis obsesiva de la hi dad» (Freud, 1932). Uno de los rasgos més notables del compromiso n migico-religioso es que se establece, no sélo con la rea exterior (el medio ambiente, el mundo), sino también realidad interior. No se trata de un simple compromiso el mito y Jo real, es también un compromiso con Ia rea mitoldgica. sobre un fenémeno de capital importancia, a saber, la cia viva de seres nooldgices, ideas, simbolos, espiritus y ses que gozan, no s6lo de una realidad subjetiva, sino de us clerta autonomia objetiva. Productos del cerebro, se conv ten en seres vivos de un nuevo tipo (P. Auger, 1966; J. Mor 1971) y los cerebros, en tanto que sistemas débilmente Iados, se comportan come aprendices de brujo respecto.adl 0, mejor dicho, constituyen ccosistemas nutricios sin los ¢ no podrian vivir. Como muy bien dice Pierre Auger, «las ide se reproducen en el medio ambiente constituido por los eet bros humanose (Auger, 1966, pp. 9899). De entre los que viven en Ja brecha de ambigtiedad que existe entre sujeto y el objeto, los espiritus, los espectros, los gen Jos dioses goran de un grado de existencia superior, biom! fo, antropomorfo. Es evidente que existen los dioses, hablan, actian, ordenan y cxigen, que se sobreponen a ne tros y que, en el trance de posesién, hablan a través de tras bocas, Sélo una vez que han muerto empezamos a dud de que jamés hayan cxistido. (Por lo demas, no todos h muerte, y nuevos dioses ideolégicos, exigentes, salvadorés destructores, han venida a ocupar un Tugar entre noso! ‘Asi pues, magia y religién constituyen formas de aséat relaciones de intercambio, de compromiso, de segurid de ayuda mutua con las potencias y seres mitolégicos que] existirian sin nosotros, pero que controlan nuestros act Dominado y explotado por sus dioses y sus genios, sapid intenta a su vez aprisionarlos y utilizarlos cn su prop! 168 Un animal dotado de sinracén io. Les sirve, les alimenta, les ofrece sacrificios, Ies canta y les dirige sus plegarias, para que, en contrapar- ja, le aseguren sustento, éxito, proteccion, victoria e in- idad. mito, el rito, 1a magia y Ia religion garantizan un com. 0, na sdlo con el medio ambiente exterior, sino tambidn potencias noolégicas, un compromiso interno, cn él del espirit humano, con sus propios fantasmas, su desorden, su propia ubris, sus propias contradiccio- propia naturaleza en crisis. homo sapiens, la cultura engloba e institucionaliza | Magia, rito y religién. Paralelamente toma a su compromiso antropolégico de la neurosis, liberando Wdividuos (al menos en un principio o desde tin punto estadistico) de la errabunda y angustiosa bisqueda A compromiso, y ofreciéndoles Ios patterns adaptativos guridad y purificacién, o sapiens ha pagado un precio fabuloso por el com- iso exterior e interior que Ie procura la magia, al que mbre el rito més generalmente extendido, mis arraiga- aico que existe, el sacrificio. El sacrificio constituye Tevelador de los universales neuréticos del comporta- humano (Morin, 1971). Desde el mayor saerificio al icio Cotidiano, a través de la inmolacién del hijo quer: Ja virgen inocente, del mas bello animal, del desviado yPecador, sapiens, no slo ha querido atraer Ja fortuna ha pretendido exorcisar el desorden y la incerti- NO s6lo los externos, sino también las potencias pro- del desorden ¢ incertidumbre antologicas que su ce- ha hecho surgir en el mundo. mito y rito son respuestas nenréticas basicas a las Udumbres ansiosas, a los desérdenes criticos, a los des: micntos y parasitismos nooldgicos que suscita Ia hiper- lidad. y constituyen elementos primordiales de la ar- a del sapiens. La formidable colonizacién de la vida ana Wievada a cabo por el mito, Ta magia y la religion, an la amplitud y profundidad de la ctisis a la ] is que ometide el homo sapiens, asi como Ja amplitud y la (de una solucién neurética sin Ia que Ia humani- hubiera logrado sobrevivir. La formulacién de T. S. 169 EL paradigma perdido Un enimal datado de sinrazin Eliot atin no ha perdido un 4pice de su verdad: «Hy, graves fracasos de la hipercomplejidad, y es en este kind cannot bear very much reality» (el género hum: jonde cabe situar el problema de las violencias des- puede soportar demasiada realidad). 5 y de las agresividades delirantes, antes que en el ja animal, regida por rigicas normas de compor- © (desencadenamiento univoco, blanco determinado). estos estados limites, los cstados «ibricose, «criti- ; eneuréticos», ya sea desembocando sobre uno u otro, Ciertamente homo sapiens es una quimera, un monsty dando lugar a términos medios un caos, un sujeto de contradicciones, un prodigio, ju hemes visto hasta Ia saciedad, serfa exréneo, no todas las cosas, imbécil gusano de tierra, depositaria elincar nitidas fronteras entre tales cstadus, sino opo- verdad, cloaca de la incertidumbre y el error, gloria yh ; entre si de forma absoluta, El estado de mayor perfec. uuniverso... cHemos conscguido desenmarafiar este embrol jega al borde de la crisis, de la ubris, de 1a neurosis. No, pero hemos sido capaces de reconocerlo, enfrentai | estado optimizable, en el sentido de que pudicra ser Ly proponer su inteligibilidad a través de una obse lo» de forma mds favorable para que el talento de de los principios organizativos, los problemas, las d ‘se desplegara en y por eliminacién de todo riesgo de des, los desajustes, las adaptaciones y los éxitos de la error, de desorden y de locura. En otros términos, compleja maquina que constituye ef cerebro de homo sap a maquina hipercompleja no puede ser optimizada Todo aquello que se nos mostraba contradictorio, irred To emejors contiene como ingrediente aquello que en ble y diverso sigue siéndolo, pero a un mismo tiempo hem qmomenta puede degradarla y corromperla. encontrado su unidad. Del mismo mode que un caleidose flere ello decir que el hombre esia condenado por siem- nos presenta imagenes que pueden variar infinitamente giin el movimiento que le imprimamos, la maquina hipe pleja nos muestra, a tenor de sus diversas desorganiaa reorganizaciones, una multiplicidad de aspectos 0 «esta distinguirse entre, de una parte, la optimizacién, y, heterogéneos. a, el perfeccionamiento y el desarrollo, como también Sin embargo, tales estados no comportan un pleno que distinguir entre demencia y locura, La ne-optimi- de Ja hipercomplejidad. En un extremo encontramos los Significa que no estamos en condiciones de proporcio- son testimonio de su excelencia, y en el puesto los que’ egla ideal, una norma preconcebida, un esquema razin de sus fracasos. izador, que asegure el pleno empleo permanente de El estado de mayor perfeccién es aquel en que el eipleidad, Peco ea siodo dlguao Sulfica hue se entre el orden y el desorden es organizador, flexible, ink ‘agotado ya todas las posiciories ni que el desarro- tivo y creador ¥ en el que la interlerencia de las cualids is mismas no vaya a modificar y enriquecer la maqui+ cerebrales superiores constituye un epicentro conscienl Bie ibis gus a pactieide eats-eatadta pedi nipleelo En cl polo opuesto, el estado de demencia viene Pl SUS estados eneurdticos» y disminuir los riesgos de do por la irrupeién de pulsaciones incontraladas genet Eesién, sino tambicn quiza climinar las demen cortical y ambicntalmente, que al desencadenarse s¢ STN }debemos olyidar que Ia mas complicada de las mdqui- del aparato opcrativo-racionalizador y, eventualmentey existe sobre Ia tierra no tiene mais que entre 50,000 aparatos socioculturale: Las demencias constiluyen P? © anos de edad. Por consiguiente se halla en sus co- s, cn sus primeras ensayos y crores, cstd en rodaje, Tecalentamientos Fatgles y obligada a trabajar muy En rodaje 2. Wéase Ia cita de Pascal que encabeva el presente capitulo: 170) i BI paradigma perdido Un animal dotado de sinrazén por debajo de su capacidad real. Atin no ha tenido la opory hallamos tan slo en los primeros pasos— cl inaudito nidad de elaborar, tanto en la esfera sociocultural como , icional y disfuncional, de Ia irracionalidad en el seno Ia individual, las formas superiores de organizacién que eo fa racionalidad (c inversamente), Es necesario que enten- peten a sus auténticas posibilidades. La sociedad, tal ps que, del mismo mode que el microfisico utiliza nocio- Ta conocemos nosotros, ges una realizacién culminada, o si gicamente contradictotias y complementariamente ne- plemente un bosquejo? La conciencia, apenas surgida, ¢dal para comprender Ta naturaleza de los fendmenos seguir en stt actual estado de atrofia por siempre jams. ‘observa, para comprender el hombre precisamos ineludi- por el contrario, lograra desarrollarse como nuevo ensamblar nociones contradiciorias en nuestro en. epigenético? ¢Acaso una nueya sociedad, una nueva cone ato. De este modo orden y desorden son antagénicos cia, no podrian constituirse en los controles decisivas plementarios en la auto-organizacidn y en el devenir encauzarin las marejadas destructoras? A partir de ologico. Verdad y error son antagénicos y complemen- deberemos distinguir entre la Iocura ontoldgica de sap en el vagabundeo humano. edlemens y las demencias, cuyo cardcter hemos circun 305 ligar al hombre razonable (sapiens) con el hom. con toda la exactitud posible. La locura, es decir, no. io fdemens), el hombre productor, el hombre técnico, ubris, desorden y neurosis, sino también la parte irracion: mbre constructor, el hombre ansioso, el hombre epeista, zable de a existencia, se ubica necesarlamente en las m dinbre en éxtasis, el hombre que canta y baila, el hombre profundas raices y en el futuro horizonte de sapiens. Por s le, el hombre subjetivo, el hombre imaginatio, el hom Jado, las demencias quiza sdlo se hallen vinculadas a los bf itolégico, el hombre en crisis, el hombre neurdtico, el erdtica, el hombre vibrico, el hombre destructor, el @ consciente, el hombre inconsciente, cl hombre migi- [hombre racional, en un rostro de muiltiples caras en el humano habia sido utilizado hasta hoy, que traduciéndolo hominide se transforma definitivamente en hombre. nuestro lenguaje serfa equivalente a afirmar que la hipers estos rasgos se dispersan, se agrupan, se reagrupan, plejidad antropol6gica —individval, social, cultural— esta Bm tos individuos, Jas sociedades y las situaciones, para miuy lejos de haber alcanzado su pleno desarrollo. La hipet tar la increible diversidad de la humanidad. Esta di. complejidad na puede ser optimizada, sino que estd subd d no puede ser comprendida partiendo de un princi arrollada y se 1a puede desarrotlar. La definicién del hi O simple de unidad: su base no puede estar en una vaga que propenemios es, evidentemente, una definicién abierta, atidad modelada por los medios ambientes y las cultu- lo puede hallarse cn la unidad de un sistema hiper- leo. Dicha unidad es <1 conjunto de principios generado- tre los que no hemos alvidado el principio biogené- mmario— a partir de los cuales se efectiian todos los sumergidos atin en nuestros dias. Einstein decia que s6lo un escaso porcentaje del esp La naturaleza humana {Qué es el hombre? Ser vivo, animal, vertcbrado, man fades desarrollos por los que pasa el Homo sapiens. ro, primate, hominido, y también algo més. Este algo, Ila alente a Io que Marx englobaba bajo Ia nocién de do homo sapiens, escapa, no sdlo a una definicién esquct generico y que, para nosotros, se confunde con la tica, sino también a una definicién compleja. No basta © de naturaleza humana, concebir que el ser humano se expresa a través y por su a tividad, hay que concebir asi mismo que la locura es un Pro ‘blema central del hombre, y no solamente su exceso y st tividad residual, Es necesario que intentemos comprend 172 173 CUARTA PARTE LA ARQUESOCIEDAD dado el nombre de paleosociedad a la sociedad s de sapiens, Denominaremos arquesociedad a ristica de la prehistoria sapiencial. El término arkke incipio, fundamento, origen. El lector no ignora ‘nosotros no es el homo sapiens quien ha fundado ni siquicra el hominido o el primate, sino que visto reestructurada en cada nuevo proceso de com- En consccuencia, para nosotros la arquesocie- scl fundamento tiltimo, pero si es un nuevo funda- huevo surgimiento, un segundo nacimiento de Ia i humana, si bien es el primer nacimiento de Ia so- ial, 0, lo que es lo mismo, el modelo fundamen las sociedades sapienciales prehistéricas, $ indicaciones suplementarias se hacen necesarias. :, de una parte, la paleosociedad, lejos de disol- integra en el seno de la arquesocicdad a modo de tura, mientras que por otra las Iineas maestras de cledad han sido claboradas con anterioridad a ‘Sabriamos delimitar una brusea ruptura en cl ugloba a un mismo tiempo como formas inter- complejificacién del cerebro y la complejifica- tes bien parece Idgico pensar que el acrecen- Ja complejidad cerebral que tiene lugar en el fens se traducird ent Complejificacién microsocial (individuo, familia), (@pertura hacia el exterior a través de Ia exoga: a7 El paracligma perdido La arquesociedad mia, intercambios, alianzas) y del sistema de comunicaciog ys, sociedades con una ctiqueta minuciosa y sociedades de ‘ ‘espontaneidad, sociedades con una muerte agobiante y Para conccbir la paleosocicdad na nos limitébamos a (des con una muerte liviana, sociedades poseidas por flexiones sobre los datos sumamente frasientarios ¢ i ‘espiritus y sociedades que han jugado con ellos, socieela- s dedicadas a los dioses y sociedades primordialmente adas a los hombres, sociedades duramente opresivas < ‘mujer y sociedades en las que la mujer apenas es infe- grafia de las sociedades arcaicas actuales, postulsr la & r, sociedades lujuriosas y soviedades castas, sociedades tencia de algo que hubiese evolucionada fucra y a través dg inadas por Apolo» y sacicdades «dionisiacas». campo delimitado por unas y otras. Para conccbir la pesar de tan extrema diversidad, en todas ellas se man- sociedad tomaremos como marco de referencia los Tasos ob ‘un mismo molde organizativo, la estructura jerérquica munes a las tiltimas sociedades arcaicas observadas en & social. Todas estdn basadas en un sistema en el que la dos illimes siglos. La antropologia social tradicional . inela hasta que se convierte en especie’, La exogamia LéviStrauss es quien mejor ha delimitado y explicad aislamientos mas amplios que los tolerados por caracter de necesidades organizativas que connota a la @ efias paleosociedades. Sin duda alguna tales indivi lados se diferenciarin genéticamente entre si y la a) al proyectar a sapiens en condiciones ecolégicas, ex- «E] Gnico medio de mantener el grupo como grupox nie diversas, favorccera la diferenciacién de las ra- Strauss, 1949, p. 349). (Quede clara que dicha cohesio Shiendo que este término tenga algim sentido (Ruf- tiene sentido a partir de un cierto estadio de desarroll Posteriormente, el de las etnias, a lo largo de los la complejidad). Pero no debe olvidarse que también es WH % Prehistoricos. Asi pues, la exogamia ha favorecido sario interpretartas en el sentido de una apertura del fa ttion éinica y el desarrollo de las singularidades social hacia una metaorganizacién fedevativa'. ales, ala vez que ha impedido que la especie humana La modificacién bieantroposecial frlucién genética, que en principio se ve acelerada cuando 4. Tnversamente, el contraefecto inbibidor de Ia organizacién jo divide en poblaciones scmiaisladas que comparten espo- ta, la prohibicin del incesto, constituiré la primera gran represi@ fete material genético, se ve iremada cuando se dan las tural con consecuencias existenciales, psicoldgicas y sociales prof Wersas (S, Wright, 1967), 188 189 Ei paradigma perdido La arquesociedad se desgajara en otras varias, La especie humana, at, yu, Ia ethia, Ia nacién o Madre-Patria, a la que sus despecha de las diferencias raciales y étnicas, ha ma p deben amor y obedicncia su unidad durante el proceso de diaspora que le hi Heyy eonsecuencia, la «Sagrada Familias se convierte en la ‘ocupar toda la superficie del planeta gracias: « la itaria milica de la sociedad real, al tiempo que el ciedad. Ieva @ cabo la concatenacién biosociocultural Esta nueva dialéctica de Ja relacin, naturslezage | micro y inacfoestructuras sociales, es decir, unifica, trae consigo una auténtica reorganizacién de las rel dolos entre si, los clementos de una organizacién entre las esferas biogenética, fenotipica (el individua) y ja en algo cada vez més complejo. cultural. La sociedad interviene cada vez mas en el biolégico de la reproduccién, que ha dejado va de el a m social propia- icha, que se ramifica, complica y articula micro y impulsos sociales que contribuirén al desarrollo de. cturalmente, a la vez que alimenta una vida sub- vidualidad, (En la actualidad, entre los grupos mas Ly clandestina, sino que también sc nos muestra en y aislados, se observan mayores diferencias de indiy eva relacion mucho mas compleja entre as ‘esferas individuo que entre los distintos grupos, etnias 0 sociolégica ¢ individual, nueva relacidn que no se Al mis : ese vision zonal 4 reorwanizar en profundidad la sociedad humana, sino sociedad cada vez més cefida a los dominios del ute en el devenir de Ia especie toda, reproduecin, éste, culturalizado, proporciona a la un longuaje organizativo. Bl parentesco ya no es sélo cién madre+hijo, 0 las relaciones esposa-esposo, pad hermano-hermana, sino que se convierte en cl eddigo ¢ organizativo que asegurara la vinculacién/alianza ent dividuo/pareja/familia/clan/tribu. Esta pseudopandi tentes entre los individuos, pero sufre nuevas te tora en la que la socicdad utiliza un modelo biolégico d nizacion transforméndolo y transfiriéndolo, En efecta, va organizacién social se fundard a partir de este mot el nombre (paterno, del que mas tarde derivara el y el wo (Ja prohibicién del incesto). La sociedad § bida como un grupo fraterno, surgide de una susta terna a la que se debe amor, y guiada por una juste paterna, La familia se convierte en cl mito de Ia socieds relacién del individuo para con Ia sociedad adquiere feico en velacion 4 oles lance con los que se eu a través de un ancestro comin. Una vez se haya sobt la etapa de la arquesociedad este mita podrd ser & 190 191 2. LA CULTURA el marco de Ta arquesociedad el rol generador de la se vera acrecentado por el desarrollo de las reglas fativas, Ja multiplicacion y complejificacién de los co- 08 técnicos y la complejificacién del lenguaje, concerniente al lenguaje todo nos leva a creer que tanto que sistema de doble articulacién, ya es patri- le los antecesores de sapiens, pero es con su aparicién gue probablemente se lleva a cabo un salto cualitativo itativo decisive bajo la presién que comporta la inten- eién de microcomunicaciones (relaciones interindividua- es) y de macrocomunicaciones (en la saciedad y ‘laciones entre sociedades). De hecho las lenguas de Cdades menos evolucionadas que conocemos poseen plejidad estructural equivalente a la de nuestras len- -dernas. Pero cl cardcter peculiar de la arquecuiltura mas que el desarrollo de tna cultura que ya habla @ en el perfodo hominida. Se trata de una micleacién ‘lleva, estrechamente vinculada a la aparicién del magia entre sapiens, 193 El paradigma perdido La arquesociedad lejos de apartar provisionalmente a sapiens de su pro- nino, revela, traduce y alimenta su naturaleza wbrica tica. La integracién sociocultural Todo parece comportarse como si una prodigiosa py feracién de mitos, rilos y magia parasitara cual yedra eh. a ¢ sumamente complejo edificio social, pero también acta eo, iiades practicas, las operaciones de funcionamiento, si constituyera cl cemento integrador que se [iltrara a tra ion y Yepresion, ast como al ciclo vital del individuo de todas sus hendiduras. El cerebro de sapiens parece ‘nacimiento hasta su muerte. Lejos de eliminar las portarse como si frente a cualquier cosa o situacién segre; eras técnicas ni de hacerse climinar por elas, Jas mane- ya una explicacién, una legitimacion, en la que se meze| qnagicas las completan y salvaguardan, inextricablemente una légica ordenadora, una sutilidad int a, mito y rito sacralizan las reglas de organizacién de pretativa inaudita, profundas intuiciones y arbitrarios fe eigdad y precisamente por ello refuerzan la dominacién mas, Parece asimismo como si el mito y Ja magia instituyen Jase masculina al proveerla de una justifciacion trans- te. Por Io demas, es la clase masculina quien ocupa ares clave en la estructura mdgico-rcligiosa, monopo- nes internas, y, por otro, las realidades exteriores del muni do el-comercio con los espiritus que asustan a mujeres ylas realidades organizativas de Ia sociedad, 95, Las mujeres no sc hallan absolutamente desarmadas En efecto, Ja mitologia arcaica integra noolégicament ade el punto de vista magico, pues el poder masculine debe Gliguiile WakiS ada: qudiedad como al hombre, Esrshia yhonrar al principio femenino de fecundidad, tanto rrespondencias analdgicas entre el universo ecosistémico | umiverso antropolégica, cl cual, aunque sea de un ™ vandase para si el control de los espiritus de la organiza- fragmentario c incompleto, aparece coma un microsister Ja depredacion y Ja guerra. Sin embargo, en lo concer- integrado en el maerocasmos (Morin, 1971). La organiza a los jovenes, el control magico es mucho més absoluto del espacio-tiempo social se moidea en base al espacio-ti SU manifestacién externa en el rito de iniciacién, eésmico, La sociedad debe ocuparse del orden del mundoll €s de la cual Ja clase masculina adulta divide en dos mismo que el orden del mundo debe ocuparse de la les sociolégicas el continewi biolégico de la adolescen+ social. Los ritos constituyen las técnicas de armonizacién. A Gon lo que provoca una escisién que imposibilita la cons- pues, el ciclo practico de actividades se integra en un nde una clase juvenil y ejerce un absoluto control cosmomitoldgico. Las ceremonias y las ficstas marcan el coh derecho de admisién , Por un lado por Ia inexistencia de una fuerte presién prafica, y por otro porque la agricultura, probablemente ién femenina, habria exigido una reconversién general Ja clase masculina con la consiguiente destructuracién- cturacién de todo el conjunto social. ‘a imaginar el crisol de las sociedades histéricas, ante debemos tener presente Ia expansion demografica de 205 El paradigma perdido Tercer macimiento del hombre... ‘sativo impulsando Ta creacién de ligas de defensa entre Ios “campesinos y Ia edificacidn de plazas fortificadas para pro- sger los lugares de culto, mercados, graneros y talleres en ; que pudicran instalarse las poblaciones refugiadas y per- jecer alli. En este momento nacia la ciudad, Pero tal vez aya sido otro st origen, ctapa ultima y culminacién de las onguistas de un rey guerrero que, después de dominar un onjunto de pequetias sociedades rurales, instala su palacio, el mplo, la guarnicién, los ergastulos y recibe el tributo que wn el tiempo se converlird en impuesto, A través de tal sso se funda a un mismo tiempo el Estado y la Ciudad, esiado actual de los conocimientos nos inclina a creer los primeros lances del juego se desarrollaron hace mas Ia especie sobre 1a superficie del globo (éxito «selectivoy de Ia arquesociedad que motivara su caida) y las concentraciones demograficas en regiones excepcionalmente fértiles donde pas. taran abundantes rcbaflos y cuya fecundidad vegetal sq viera anualmente restaurada por la crecida regular de los rios_ Asi pues, debemos suponer Ja existencia de condiciones eco. sistémicas cacepcionales en Jas que la densidad de poblacién impulse una agricultura, que a no tardar se convertira en sis. temitica, y quizd también a la cria de grandes rebaiios, con cl subsiguiente aumento de la poblaciéu. El proceso del paso un estado sedentario fija las poblaciones agricclas en pobla- dos relativamente proximos entre i y la «tribu» se convierte en un subsistema abierta que se integra en una organizacion demograficamente més amplia, Puesto que por otro lado se de 10.000 aftos entre Ia baja Mesopotamia y las riberas del tase fiuy: dive, coacebir que Ibs hombres: Shatdonarar de ordain, alrededor de los fértiles valles en los que se habfan roliado los cullives de trige, cebada y arveja y donde dialécica de la concentracién demografica, del “trabajo, ela técnica, de Ja federacién, del intercambio, de la guerra dela conquista habfan hecho surgir las primeras sociedades istéricas. Desde el momento en que se constituye la Ciudad-Estado partir del palacio se desarrolla la administracion y a partir icl templo Ta religion; aparecen los oficios y la especializa- n del trabajo alcanza su esplendor; se teje un vinculo com- nentario entre Ta ciudad y el campo: la sociedad histéri- ha nacido. Florecera en Mesopotamia, y la r4pida difusién Ja agricultura y las técnicas a Io largo y ancho del mundo itiguo {un kilémetro por aio segin Cavalli-Sforza) crea, alre- lor de otras cueneas fértiles, de otros valles inundados, las diciones necesarias para la formacién de tales sovieda- - Todo ello sucede en las riberas del Indo, del Nilo, del Amarillo, unos 4.000 afios antes de Jesucristo, algunos illones de aiios después de que el bipedo humano adoptara posicién vertical, algunas decenas de miles de afios des- de la aparicién de sapiens sobre nuestro planta. ,,, Una nueva cadena de mutaciones organizativas se desarro- la para culminar en la creacién de una nueva sociogénesis. S cl tercer nacimiento social de la humanidad! Aconteci- nto capital, de importancia andloga desde el punto de a antropoldgico a la que posce el paso desde los seres practica de las armas para dedicarse de forma exclusiva a cocupaciones femeninas», parece bastante plausible. suponer que, en Ja medida en que el hombre se convierte en pastor © agricultor, la guerra sustituye a la caza y se convierte en un elemento active de la nueva socivgénesis, Ahora bien, para tener una correcta comprension de Ia nueva sociogénesis es necesaria imaginar la existencia de un conjunto de procesos simulténeas interfiriéndose mutuamene te. De un lado, dadas las condiciones de reconversién econd- mica, un torrente de inventos renueva la tecnologia y acclera_ la transformacion de Ia practica social, De otro, la variacién’ acusada de las condiciones demograficas conileva una meta morfosis organizativa que elabora nuevos conjuntos sociales: susceptibles de cnglobar poblaciones mds amplias. Creemos- que un desarrello de este tipo silo puede emerger como re sultado de la interlerencia entre un proceso federativo-asoei tivo, donde a través de alianzas e intercambios se esbozam macrounidades sociologicas, y otro que busca cl estableck miento de vasallajes y el ejercicio del poder sobre otfo8 grupos. Este ultimo proceso quiz venga suscitado por pol micas tertitoriales, rivalidades entre poblados o grupos d@ pablados, pero también puede tener su origen en él exterior) por ¢jemplo, en la Hegada de inmigrantes-o saqueadores 06 Ja de némadas con 4nimo de conquista y sedientos de botin Quizd la amenaza exterior haya acelcrado el movimiento fede 206 207 El paradigma perdido unicelulares a los organismos multicelulares dentro de evolucién del fenémeno vital. La paleosociedad contaba algunas decenas de individuos; la arquesociedad relacion algunos centenares de ellos, La sociedad histérica ¢ como mfnimo varios millares de hombres, en algunos ¢ varios millones, y las diferencias demograficas palpables el amplio abanico que va de Ja ciudad al imperio son parables a las diferencias de poblacién celular entre la p y el elefante. Asi pues, la sociedad histérica es a la ver metasistema y un megasistema con respecto a la arq ciedad, Esta, transformada en pequefia unidad territor pucde hallarse ms o menos integrada en el leviatén, pero c6digo cultural esté irremediablemente dafiado, fragmenta Hay destructuracién de sus principios organizativos mentales en beneficio de la Nueva Organizacién, que en conjuntos heterogeéneos a nivel territorial (campos y puel estepas de pastoreo, ciudades) y sociolégico (castas, etnias y, en el caso de los imperios, nacionales). Esta extzz dinaria heterogeneidad est4 controlada y dominada por aparato central de control y decision, el Estado, a cuyo fla nos aparece un aparato noolégico, la religién del mismo El Estado centralizador, constructor y represor constit un nuevo modo de organizar la complejidad a partir de aparate central. Dicha complejidad se desarrollara principios andlogos a los que rigen la evolucién de los 0 mos pluricelulares, a saber, la jerarquia y la especializaci@i del trabajo. Todo parece suceder como si la base jerdrq de la paleosociedad, limitada a ejercer su dominacién los hombres, frenada por ¢l comunitarismo, ¢ incluso por estricta ¢ implacable, como en el caso de los grandes im rios, instalara de forma abrumadora a la élite del poder! casta dominante, sobre clases y etnias, quienes a su tendran bajo dominio situados en la base de la pi social a la subclase inferior de los esclavos vencidos y vi de razzias y conquistas. La jerarquia se convierte por obli cién en un principio general de organizacién, con lo que 208 Tercer nacimiento def hombre. eienta hasta el limite el aparato coercitive y represive de "elamente, la especializacion hara progresar la com- social al multiplicar Ias intercomunicaciones en el jacién de la sociedad en clases y a que ésta se moldee Jas normas de la jerarquia diferenciadora. Es a partir ¢ estadio cuando se instituyen las radicales divisiones ‘trabajo de ejecucién y decisién, trabajo corporal y o de la inteligencia, trabajo mecdnico y trabajo artis fodas estas diferencias, lo mismo que las existentes a vida rural y la ciudadana, reperetten sobre Ja cultura rsonalidad de cada grupo socioprofesional y determinan diferencias en la vida cotidiana, _especializacin hard progresar a un nivel gigantesco Ia jdad de los sistemas sociales, multiplicando sus pro- , Tiguezas, intercambios y comunicaciones, estimulan- invenciones en todos los dominios de la actividad hu- provocando el florecimiento de las civilizaciones. La lizacién nooldgica —especializacién en el ejercicio de y.el pensamiento— ser4 el manantial del que brotara odigioso desarrollo estético, filoséfico y eientifico. Sin bargo, en el plano individual, comporta la degeneracién }o humano polivalente y politécnico que la arquesoci ia formado, es decir, de un hombre que habia ejer- i todos sus sentidos con una precision y delicadeza inau- ‘cuyo conocimiento de la naturaleza se extendia a todos itos, que fabricaba sus herramientas, sus armas, su Juguetes para sus hijos. Este hombre «total» sera ido, especialmente en las ciudades, por un individuo aptitudes se verdn atrofiadas en exclusive provecho de 5 de ellas, y cl desarrollo de la complejidad social de la especializacién tiene para la mayorfa de la el precio de un indiscutible empobrecimiento de la alidad. Conjuntamente, la nueva desigualdad social, idamente toma un cardcter extremo —del rey al escla- Mplica un enorme subempleo de las aptitudes indivi- entre la masa de los oprimidos. La autoridad represiva do, Ja jerarquia y la esclavitud constituyen para estas Masas un considerable empeoramiento de las coac- 209 El paradigma perdido Tercer nucimiento del hombre... ciones a las que se hallan sometidas con respecto a las les imponia la arquesociedad, a lo que cabe afiadir los tos del monstruo parasitismo del Estado, de los que do nan y poseen sobre el resto de Ia sociedad, La explotacién d hombre por el hombre es uno de los grandes inventos de sociedad histérica. Y, tal como veremos més adelante, Ia culacién de Ia guerra con la naturaleza intrinseca de eg sociedad causard estragos en Ia humanidad. ‘Asi pues, el desarrollo de la nueva complejidad se efe a cambio de las regresiones, degencraciones y coacciones q comporta el desarrollo de la jerarquia y la especializa pero también gracias a los impulsos de ia hipercomplejid especialmente en lo que se refiere a la organizaciéa y ci zacién de las ciudades, smo estadistico de estos movimientos cuasi-brownianos nde @ sustituir al determinismo mecanicista, Es a través despliegue de este aparente desorden en los movimientos jviduales como toman cuerpo una serie de emergencias jomplejas que constituirén las esferas de las libertades gonales, fisicas, econémicas, sexuales, intelectuales y, niualmente, politicas. "& través de dichas esferas, unas veces limitadas a una iefia dlite, otras abierta a una categoria mas amplia de ran Ciudad se convierte jun medio que favorece 1a creatividad, Jas innavacioncs, muevas ideas, el pensamiento, la ciencia. Un nuevo des- allo nooldgico se inicla en el marco de les islas gricges vy de las cortapisas de la tradieién y del dogma haciendo ir entre algunos hombres lo que dormitaba en el cere- La gran. ciudad, js» se darn cn las ciudades de vez en cuando, y es por razén por lo que podemos afirmar que se convierten Jos ecosistemas de un nuevo desarrollo de Ja cerebrali- on. a gran ciudad es, efectivamente, el ecosistema sociocul- de dos emergencias capitales propias del tercer nac ito de Ja humanidad, a saber, el individue auténomo y la iencia. Ciertamente la individualidad no es en modo uno una creacién de la sociedad histérica, sino una de las Con el desarrollo de 1as sociedades histéricas se desplie el de la ciudad, la metrdpolis, La metrépolis es el foco de donde irradia Ja complejid social. Es en su seno donde se fija el aparato centralizador, palacio 0 Ja asamblea, el gran templo, la administracién y policia, donde se desarrollan la especializacién del traba Ja estratificacion de clases y castas, el comercio, los interca bios, el artesanado y la industria, donde aparece y se dif de la escritura, . En este progreso general de la complejidad aparecen dividuo. La personalidad del individuo no ha necesitado de ‘vez en mayor mimero nuevos herviceros de hipercomplejidé 2 es decir, situaciones y fenémenos en los que el relajam de las constricciones estén en relacién con un progreso | las aptitudes organizativas y evolutivas, La gran ciudad es primera organizacién social parcialmente similar al cercb&9 irir su cardcter complejo con la arquesociedad. Sin em- 0, mientras que la arquesociedad, al conformar con ma- menor rigidez un tipo'dominante de personalidad, frena I despliegue de las particularidades individuales, la gran brincan mutuamente complejos organizativos e intercomfl Jo facilitara. El acontecimiento mds caracteristico que caciones al azar. A medida que progresa la civilizacién urbe #2 da en la sociedad historica, y particularmente en la gran el rigido determinismo de las programaciones y Tit tt dad, es la relativa autonomia individual que alcanzan gru socioculturales se derrumba entre vastos sectores de indi side poblacién mas o menos restringidos, mas 0 menos eli- duos para dejar paso sl juego aleatorio de los intereses €c0 las, a partir del reconocimiento de las libertades indi némicos y de las pulsiones afectivas y sexuales, El dete’ Yy de la cxistencia de libertades estocdsticas, la posi- 210 au El paradigma perdido Tercer nacimiento del hombre... gs de la misma en el plano individual entre quienes deban a cabo las tareas mas monétonas y fragmentarias. La hipercomplejidad se esbozar4 en las tendencias libe- y en Ia apertura representada por el juego estocistico el orden ¥ el desorden. Debe aiiadirse al esquema global ‘acabamos de indicar la infracomplejidad, es decir, la jinacin implacable y el aniquilamiento de oposiciones y gonismos a través del aniquilamiento fisico de oponentes bilidad que tienen de desarrollar complejidades psicoldy afectivas e intelectuales y de afirmar el yo, con todo 1 esto entrafia o presupone de egocentrismo y egoismo, Con el yo se desarrolla el epicentre de Ia hipercomp| dad cerebral (siendo el propio cerebro el epicentro del comp jo antropolégico policéntrico). La conciencia es el feném por el cual el conocimiento intenta conocerse, la activida espiritu se convierte en objeto de la actividad del esp; algo que engloba a uno y a otras, el sujeto se toma por ob 8 pesar de que se sabe y se siente sujeto, adivina'y des la zona de incertidumbre y ambigiiedad entre el espiritu mundo, entre lo imaginario y lo real, ¢ interroga dicha tidumbre tanto en el pensamiento como en la accién. demos que tampoco la conciencia es un fenémeno n pero cs precisamente en el marco de la sociedad histérie donde entra a formar parte del juego estocdstico de la lizacién ¢ intenta desempciar un rol de importancia consts temente creciente en el cada vez mas decisivo juego dela dad y del error al que se ve lanzada Ja humanidad hist6 Jidad creciente, desorden, invencién y «ruido>, La sociedad histérica es, pues, una nueva totalidad que el Estado, la Ciudad, la Nacion, el Imperia, el Indit la Conciencia, las Clases y la Guerra se convierten en los res del nuevo destino de la humanidad. Tales sociedades, atin teniendo: en cuenta su unidad base, podran desarrollarse de diversas formas, no sélo en eign del tamafio de su territorio y poblacidn (desde las ¢ dades a los imperios), sino también segin la combinacién los diversos niveles de complejidad e hipercomplejidad que caracterizarén, no sélo a cada una de ellas, sino todos y uno de sus estadios evolutivos pues, tal como veremos, trata de combinaciones sumamente inestables. La baja plejidad se manifestard a través de la coaccién militar y jer quica y del rigido control de 1a autoproducién social. desarrollos de la especializacién afectaran de forma cada més ambigua a la progresién global de la complejidad provecho de las élites privilegiadas), produciéndose a3 212 2. LA HISTORIA ociedades histéricas son inestables y las imbricacio- Jas inestabilidades externas ¢ internas constituyen ‘etnias, clases (originariamente etnoclases) y castas 8 que, respecto a las sociedades arcaicas, se ilmente integradas y cimentadas, Se trata de so- s incstables a pesar y a causa del caracter hiperauto- de los poderes que en elias acttian, hiperautoridad que contrarrestar la débil integracién per medio de una extrema que no hace mds que agravar la hetero- arquesociedad el poder no disponia de un aparato Estado, y la clase masculina, detentadara de la auto- cial, se hallaba profundamente arraigaca en su seno, odo hombre era a un mismo tiempo padre y espaso. a eabe que la autoridad de decisién se presentaba as variables de una sociedad a otra, pudiendo ser la (la asambiea de hombres o de ancianos), personal © de una y otra forma a la vez. Por otra parte, la id magica y Ja civil estaban desvinculadas (cl brujo #) © agrupadas en una misma persona, Todos y cada Jos tipos de autoridad podian ser transmitidos here- lente, designados o elegidos. De producirse una brus- 25 El paradigma perdido Tercer nacimiento del hombre. ca mutacién en la estructura del poder debla darse de tg ‘0s conflictos étnicos y sociales se entremezclan con los siiticos. En algunos casos Hegan a provacar reorganizacio- forma que no se pusiera en entredicho la organizacién intriq seca de la sociedad y de mode que las variaciones surgid comportaran tan sélo débiles alcatoricdades sociales, En Jp sociedad histérica, el enorme aparate de estado se conviertg en una entidad distinta scparada y todopodlerosa, y sus rel ciones con la sociedad pasan a ser conilictivas v peligros El aparato de estado asecura la unidad y el control dé to niza «el interés general». Por otro lado, tlende por su pro natursleza e hipertrofiarse, a acumular un desmesurado | der, ¥ sus relaciones con Ja sociedad no son exclusivament de simbiosis, smo también de parasitismo. El aparato de estade puede Megar a un comportamie mepalomantaco, pasar a ser el instrumento de los inter de la clase © casta dominante y converlitse en juguete de Ia ubris del potentado. El prapio poder se convierte en una zona, no sélo de extrema variedad (poder teal, teoerdtico, tirdnk conciliar, aristocrético, democrdtico, etc.), sino de inestabili dad. extrema, pasando de una a otra forma seguin él ritm que marque eI juego de las ambiciones politicas y de los flictos sociales. Con ello, el poder, esfera de maxima conc tracién del orden (Estado, administracién, policia, ejérci se convierte paralelamente en la del maximo «ruidom. Es. este Ambito donde cabe ubicar el control general, pero no esté controlade donde fermentan y se desencadenan apetitos, los suefios, las ambiciones y las demencias de piens, como muy bien ha mostrado cl excelente antropéloge William Shakespeare. Los canflictos surgidos en su seno de: encadenan crisis, conspiraciones, revoluciones de pa revueltas, guerras civiles, demandas de ayuda al extranji y, reciprocamente, las tensiones, los antagonismos sociales: Ja inestabilidad de la sociedad favorecen la inestabilidad poder, la cual, a su vez, favorece la inestabilidad social. Las relaciones entre las etnias, las etnoclases, las clases Jas castas pasan con facilidad de la mutua ayuda a la comp ticién y al antagonismo, del antagonismo al conflicto. En est sentido, la lucha de clases, si bien sus erupciones son stibitt y temporales, nunca deja de trabajar de forma latente en @l seno de la sociedad histérica, ‘ 216 ‘del poder, excepcionalmente de la propia organizacién |, que pueden derrumbar dominaciones scculares y tras- Jas relaciones de explotacién, Pero hasta cl momento ite jamas han conseguido impedir que éstas reapare- encubiertas bajo aspectos distintos. almente, la relacién entre el individuo y la red de la dn colectiva se ha convertido en ihestable. El indi igo, menos integrado, se hace eegoista» y puede faltar a su social, traicionarlo. El anémico, el desviado, el «trai- , proliferan en Ja sociedad histérica, En Ja zona incon- e inestable del poder, el acto aleatorio del inviduo algunas veces adquirir una importancia decisiva y deci a suerte de la colectividad. De abt el «rol del individuo en historia», en sus puntos criticos y en sus momentos de sis, cya importancia es, o bien hipostasiada —por los de- gares de a historia como sucesin de acontecimientos sin- e<—, o bien ignorada —por los defensores de una historia 2 de particularidades—, ignorando los primeros que lo jorio’ se integra en el proceso complejo, y los otros que cl eeso complejo comporta inevitablemente alcatoriedad. ‘diferencia de cuanto sucede en la arquesociedad, la cul- de las sociedades histéricas se convierte en polinuclea- religién de Estado o de imperio intenta y consigue con ‘© menos ¢xito integrar nooldgicamente Ja gran sociedad, ndo junto con cl Estado y Ia estructura jerarquica wn rol jilizador. Sin embargo, las pablaciones vencidas y some- mo acaban de integrar la cultura dominante en su cé- cultural propio, ni considerar al dios de los vencedores su propio dios. Ademis, aparecen rupturas internas en ligion, herejias, conflictos entre cl poder temporal y el er espiritual. Llega un momento en que animados por su a vida y alimentados por las necesidades antropoldgi de salvacién, los dioses transmigran de una sociedad a Mitologias ¢ idcologias atraviesan fronteras, [ragmentos ligos culturales son trasplantados aqui y all, y el inmo- 0 de la cultura, fuente generacora de la complejidad |, se ve perturbado sin cesar. La cultura se abre y esta- ‘ispersindose en multiples ramilicaciones. Mitologia.e 27 El paradigna perdido ideologias se diversifican segéin las clases y aparecen de oposicién y revolucién que anuncian la préxima venid; la Ciudad del Sol. Un dfa, en algunas ciudades situadas en periferia de un gran imperio, el escepticismo comienza a 59 cavar todos Ios cimientos, el pensamiento filosdfico se sepgpy de Ja ganga religiosa, y Ia ciencia adquiere auttonomfa. La ey tura entra en el juego ambivalente y una de sus ramas convierte, no sélo en manantial de inestabilidad, sino en, trén de una serie de innovaciones y transformaciones, A todas estas condiciones internas de inestabilidad cat afiadir innumerables factores externos. En primer lugar, las sociedades con una fuerte densid rural y que engloban grandes concentraciones urbanas, vez quic se emancipan del ecosistema gracias a su complej bre, la epidemia, 1a crisis, Ja guerra. Los intercambios otras sociedades crean dependencias cuya ruptura. la desorganizacién. Las novedades de todo orden proceder del exterior modifican el cédigo cultural desde el mo mismo en que se integran en él. transformandola, ampliéndola, destruyéndola, La guerra cons tituye un fendmena endémico de tas sociedades histéric (Bouthoul, 1948, 1971). La coexistencia estimula, no sélo los intercambios y alianzas, sino también Jas rivalidades y las hostilidades. agricultores rechazan y aniquilan a los cazadores-recolect Los némadas roban y despojan a los agricultores migratorios acuden en tropel a las tierras fértiles y a | poblaciones ricas. Cada Estado posa su codiciosa mirada bre los tesoros del Estado vecino mientras hace lo posibl para salvaguardar los suyos propios de Ia codicia de los 4 mas; da comicnzo la lucha de todos contra todos en Ia cada una cs a la vez presa y depredador. La guerra es mud mas que agresién y conquista, es una suspensién total de 16 controles del comportamiento, un desencadenamiento Ub de las fuerzas de Ja destruccién, ¥ cuando en el juego de ™ vida y la muerte se enfrentan, no sélo intereses y Furias, sim 218 Tercer nacintiento det hombre... sbién cl sentido de lo que es sagrado y de Io que es maldito, jo que es justo y de lo que es verdadero, cuando los dioses ten con los ejércitos, la Icha desencadenada llega has- genoci di Fl doble juego de ta historia Ia inestabilidad de las sociedades histéricas estd, pues, jada a un brote de desorden, de crisis, de ubris, en modo no raro y fortuito, sino endémico. Esta inestabilidad es sivo que impulsa el afloramiento de los desérdenes, is y la ubris del cerebro de sapievts, liberando las fuer- sdemenciales que la arquesociedad habsia controlado y cn do. A partir de este punto ya no padrd ser establecido verdadero control de las mismas. 1 otra parte, es precisamente en esta misma estabilidad aciGn-rcorganizacion. Recapitulando, serdn la ‘débil inte- in, los antagonismos sociales, los desérdenes cle! poder, imiento de las relaciones metabélicas con cl exterior ‘guertas quienes, después de millones de afios de prehis- desencadenardn Ja evolucidn histérica que a Io largo de ‘pocos siglos edifica las civilizaciones, desarrolla las téc- y las artes y transforma de arriba abajo el planeta. evolucin de estas caracteristicas no tiene, evidente- nada de continuo, de lineal o de mecdnico. Aleatori edstica, se halla bajo el control de un principio. de in- bre, no sélo en su proceso de desarrollo, sino en su ler mismo, es decir, en Ia unidad antagénica entre una ta de la complejidad en aumento que comporta cl desor- um desorden que incansablemente hace experimentar gresién a dicha Idgica, Hegando incluso a destruirla, sto que la logica de la complejificacién presupone, en © sentido, desorden, podria tentarnos una vision de la en la que sélo exista un proceso de complejificacién un certo sentido, comporte des6rdenes, considerados isuiho como fallos inevitables, Tal es, por otro lado, la emoliente del progreso hist6rico. Sin embargo, de el proceso se ve quebrado, destrozado y dispersado sin 219 El paradigma perdido cesar, Los recrudecimientos esclavizadores, el restablecin to de los despotismos represivos y la reconstruccién de das jerarquias alli donde ya habian desaparecido, nos m tran la reaparicién coactiva de las regresiones organizatiy La guerra da testimonio de 1a incapacidad para regular forma compleja los problemas fundamentales. La historjg es una sucesién de irremediables desasires, las estatuas, goq destruidas, las bibliotecas quemadas, las ciudades arras los pueblos aniquilados, las pleto de Ja faz de Ja tierra, Pero, inversamente nos enlrentamos con la incapacid para reducir la historia al ruido y la furia. A través de des tres, la logica de la complejificacién oscila, titubea, se recae, sufre regresiones, se desarrolla, e5.aplastada y dis sada, renace, prosigue sui camino. El ruido y a furia ha aflicos el proceso de complejificacin en repetidas ocasion pero éste siempre puede recuperar aquello que no hayan seguido exterminar. La destruccién de una civilizaciéa a sa de una conquista barbara viene inmediatamente si por la integracién de una parte del tesoro cultural del w en la nueva cultura que, a su vez, sufrira idénticos avatares Una cultura aniquilada deja fragmentos de emensajes» po que acompafiaran al carro de los invasores, Una cul muere, pero fragmentos de su eédigo pueden infiltra mode de virus, en el eddigo cultural de Ja sociedad barba sobrevivir y, finalmente, contribuir a la formacion de ott civilizacién. El torbellino destructor de la historia, barrie1 migajas culturales a tados Ios vientos, dispersa también esporas. ‘Asi pues, hay un auténtico doble juego de Ia historia enti Ia destruccién y la complejidad donde se despliegan los d denados estragos de demens junto a las aptitudes 0 tivas y creadoras de sapiens; los primeres aplastan a las gundas, mientras que éstas se sirven de las fuerzas de 1a des truccién para reerear. Pero en y bajo este doble juego lugar otro turbio proceso, alimentado y destruido por ag! entre complejidad e hipercomplejidad. En efecto, los fo de hipercomplejidad necesitan de organizaciones altam complejas para desarrollarse. Necesitan, pues, también de incremento del desorden 0 libertad que pueda, ya sea fal 220 Tercer nacimiento del hombre... res el desencadenamiento de la ubris, ya sea provocar por raefecto el retorno ereaccionario» a la coaccién que trae go la instauracién de ms bajas formas de complejidad, un mismo tiempo, los locos de hipercomplejidad constitu ‘una presa para los enemigos exterioves y a guerra les a experimentar una regresién’ en su. organizacién mi Jegandose a la destruccién de ésta. En conseeuencia, jentos de hipercomplejidad, relmpagos fulgurantes, nsiones provisionales, son algo asi como los éxtasis de la ja, inmediatamente seguidos por una agravacién de la ia y de las tensiones, es decir, por etapas de un me- todo ello cl doble juego de la historia es en realidad a tres entre la ambivalencia del desorden, la baja dad y la hipcreomplejidad, juego que comporta mu combinaciones y una vasta gama de estadios interme- ‘La victoria decisiva atin no ha sido obtenida por ningu- Jos tres protagonistas, pero nos hallamos en una época Pero esto es otra historia historia ha comenzado hace algunos millares de aftos, isideramos el periodo de tiempo transcurrido desde la {ef que actualmente se evalia como la de aparicién del ido sobre la tierra, entre cl 2 y el 5 % del mismo se ocupads per el homo sapiens y entre el 0,2 y cl 0,5 % evolucién histérica, En consecuencia, no podemos por que asombrarnos ante la creatividad y destructividad ‘Ran brotado durante este brevisimo perfodo, Sin embar- nbién puede observarse que la cvolucién del hombre no necesariamente vinculada a la historia, con lo que se ; Pues, imaginar la posibilidad de una evolucién metahis- & es decir, una evolucién que tendria lugar, no sin de- » incertidumbre y ruido, pero si sin furia, $810 supondria una forma de sociedad distinta de la so- Ahistorica, As{, como la historia, como hemos visto, no indisolublemente ligada al destino humano, igualmen- 221 El paradigma perdido te la sociedad histérica se nos muestra como un tercer meno que ha sucedido a Ja paleosociedad y a la arquesoc} No es, pues, absurdo pensar en una cuarta forma de soo es decir, en un cuarto nacimiento de la humanidad, Si ahora volvemos nuestros ojos hacia la crisis de tro tiempo, tan general, tan profunda, tan gravida de lidades de aniquilamiento universal, de Tensién gene de Creatividad nueva, cabe preguntarse si en lo suicesi rece de sentido plantear el problema de la sociedad h compleja, Parece que no es asf, pues existe sobre la tlerra, g posibilidad de reproduccin practicamente ilimitada, tema hipercomplejo que funciona con una poblacién mil millones de individuos: el cerebro del homo say ¥ tambign sabemos que dicho sistema no debe hallarse sariamente dominado por la demencia a pesar de que Se hal funcionando en los Limites mismos del desorden y la Desde esta perspectiva hemos podido ver anteri ‘que las posibilidades del cerebro humano no han sido diatamente explotadas en su totalidad, que sus aptitu especialmente la creatividad y la conciencia— precisan d contexto sociocultural suficientemente complejo para ligarse y desarrollarse y que, a un mismo tiempo, es plejidad sociocultural es una lenta y gigantesca secret propio cerebro humano. Dicho en otros términos, los nt desarrollos de la hipercomplejidad cercbral necesitan ‘vos desarrollos socioldgicos y, segiin nuestra opinidn, de metasociedad. 4 Sabemos que la sociedad histérica, en momentos a nados y en sectores privilegiados, puede producir hip plejidad. El problema que se nos plantea es el siguiemt posible una sociedad hipercompleja? Desde hace dos siglos los mitos anunciadores de la complejidad han salpicado la historia. Democracia, mo, comunismo y anarquismo son otras tantas facetas 4 miten a un mismo sistema ideal, sistema fundado en Ia | comunicacién, y nunca en la coercién, sistema policén no monocéntrico, sistema fundado en la participaciél tiva de todos, sistema débilmente jerarquizado, sist 222 Tercer nacimiento del hombre... ta sus posibilidades organizativas, inventivas y evo- @l disminuir fas coerciones, mos hoy el sentimiento de que tal cambio es a un mis. ;po posible ¢ imposible, Imposible porque no se trata ‘reforma o de una revolucién fenoménica que liquidaria ejemplo, la clase dominante 9 el imperio dominader pera ado inalterable cl sistema generative de Ia dominacion. itime esté profundamente entronizado y es ingenuo que basta con destruir las expresiones contemporaneas as, estatales 0 pscudo-socialistas para extirpar sus s, Nuestra sociedad lleva profundas raices de la socie- de los primates, una paleoestructura heredada de Ia pa- Zad, del mismo modo que el paleocéfalo es una he- y del cerebro de los reptiles, una arquestructura hereda- sociedad areaica y, por liltimo, su propia estructura jeciedad histérica, acompafiada del leviatén, Imposible ninguna parte de Ia sociedad histdrica se halla en vias aricién, antes bien se multiplica de modo a la vez inevitable y necesario a través de las emancipaciones yraciales, mientras que los grandes imperios concen- yderes cada vez mas cnormes. Imposible porque en la dad la coaccidn se presenta bajo el engaiiosu aspecto iberacion, cuyas aflagazas son casi invencibles tanto 10 no pretende ampararse en el poder, sino aplas- Amposible porque las aspiraciones de Ja hipercomple- ven limadas y desviadas por la Doctrina infalible que haber resuelto todos los enigmas de Ia historia y su seno la conciencia del devenir. ssible, finalmente, porque la revolucién que se impone 2.con mucho todo lo que hasta el momento se entien- Hal, pues se trata a un mismo tiempo de «cambiar la ¥ de ctransformar el mundo», de revolucionar el indi- Yunir la humanidad, de hacer realidad uma metamicro- ieclad que sc articule desde Ja relacion interpersonal €l orden mundial. Pero, paralelamente, tenemos la sen- N de que la posibilidad no esta cerrada, La presencia mme de Ia necesidad de superacién se percibe por to- Hes. Es posible un nuevo desarrollo de la conciencia, Bslento de Ja auto-organizacién, como sabemos, posce la Rd para lcanzar los ms prodigiosos logros. Sabemos 223 El paradigma perdido que el desorden y la crisis, al tiempo que conllevan Io; gos de la regresidn, constituyen condiciones para el pre Sabemos que el paso de la arquesociedad a la soci histérica habria sido Inconcebible sin la metamorfosis da y que, aun tenigndola cn cuenta, apenas nos p: plicable, Pero aun sabemos de una maravilla mas sorprer te que se remonta a mas de tres mil millones de afios, D te mil millones de afios existié un periode al que retrospe vamente puede denominarse preb «sopas cocida a fuego lento se conformaron y agrupa entre fulgurante chispas, una serie de macromoléculas Tidas al desorden termodindmico y al azar de los choquas tre dichas chispas, desérdenes y choques y a catisa de d elabard Jo que iba a convertirse en un fenémeno in um conjunto, una unidad coherente y organizada: la e¢ Es posible que aparccieran temporalmente una serie de truos para desaparecer mas tarde. Para que pudiera pay quarse y desarrollarse esta maravillosa organizacién qu constituido el material basieo de todos los seres vivos ft cesaria la aparicion de un sistema capaz, no sdlo de aut producirse permanentemente, sino de multiplicarse de autorreproductiva. ¢Acaso ¢s imposible admitir que mente nos hallamos en una €poca presocial y que las socie des histéricas no son sistemas viables, sino monstruosos' tos constituidos estocisticamente? ¢Acaso es imposible socialmente al perfodo prebistico? Homo sapiens aporta la posibilidad, la promesa gent y cerebral de una sociedad hipercompleja que atin no ha’ la luz del dia, pero cuya necesidad se hace sentir. Es, pi este sentido en el que mos parece poder entrever, esp: desear un cuario nacimicnto de la humanidad. SEXTA PARTE EL HOMBRE PENINSULAR «El comportamiento limitado de los hombres frente a la naturaleza condi. ciona su comportamiento limitado en- tre elloss. Kari Marx, La ideologie alemara «Lo que esti demasiado claro no es interesante» Sousenttsyn 9 que esd muriendo en nuestros dias no es Ia nocién de f, sino un concepto insular del hombre, cercenado de iraleza, incluso de la suya propia. Lo que debe morir autoidolatrfa del hombre que se admira en la ramplona de su propia racionalidad, Las campanas doblan por una antropologia limitada al es+ de una delgada capa psicocultural que flota como una bra voladora por encima del universo natural. Las cam- doblan por una antropologia que no ha captado el sen- Ja complejidad cuando el objeto de su estudio es el plejo, por una antropologfa que se espantaba ante or posibilidad de contacto con Ia biologia, que ocupan- ‘objetos de menor complejidad, se funda sobre princi. © conocimiento més complejas, campanas doblan por una teorfa cerrada, fragmentaria flificadora del hombre. Comienza la era de la teorla Ha, multidimensional y compleja. tropologia fundamental debe rechazar toda defini- haga del hombre una entidad, ya sea supraanimal ta antropoldgica), ya sea estrictamente animal (la ulgata pop-bioldgica), y debe observarlo como a un entre otros seres vivos, al tiempo que supera la alter- Sntolégica naturaleza-cultura. Ni panbiologismo, ni furalismo, sino una verdad més rica que asigne a la 4 ¥ ala cultura humanas un rol de mayor amplitud, Que se trata de un rol reciproco de la una sobre la 227 El paradigma perdido Et hombre peninselar Si se persigue Id cumprensidn en profundidad de este q “Hasta ¢pocas muy recieites la antropologia exeluia de su ble rol sin limilurse a la observacién de los puntos de cont ypo de- estudio, no sélo al sistema genético y al ecosistema, entre ambas disciplinas, si se desea una Leoria auténticam, 9 también al cercbro. Ahora bien, cada uno de dichos sis- abierta, multidimensional y compleja, deberemos buscar es coorganizadar, coautor y co-controlador del conjun- fundamentos en una ldgica de la complejidad y de la auto ecosisterna acontrola» el eddigo genético (la «selecciin ganizacion, es decir, en una neguentropotogia, Esta inves| ly que nosotros considexamos come un aspecto de la Cién, a la que nos venitnus dedicando desde hace cuatro acién natural compleja) y coorganiza y controla el ce- es la trama de fondo del presente ensayo, y serd en una prog ebro y la sociedad. El sistema genético produce y controla ima obra donde intentarcinos formular los principios de bro, quicn a sui vez conciiciona la sociedad y el desarro- teuria de los sistemas abicrios autoorganizativos en Ia Ta complejidad cultural. El sistema sociocultural actuae quepa situar la complejidad e hipercomplejidad ant as aptitudes del cerebro, madifica el ecasistema e, inclu gicas. sempefia su rol en la seleccidn y Ia evolucién genctica. a homninizaci6n, o transformacion de un sistema antropoi en un sistema humano, nos ha esclarecide la funeién La totalidad antropoldgica ctiva desempefiada por todas estas interacciones. El Hemos intentado constituir el campo de estudio prop mente antropoldégice cn base a las interaccioncs, interfer clas y actividad fenoménica (praxis) entre los cuatro p eratura, a la vez que transformaban la faz de Ja tierra, sistémicos complementarios, competitivos y antagénicos spercutido sobre un antrapoide que estaba abandonando sistema genético (codigo genttica, genotipo), el cerebro | sques, y el transito de lo hiimedo a lo seco (del bosque centro [enotipico), el sistéma sociocultural (concebido co B eaeitickuna}, dil color al to: glaciacions.) eu oa sistema Lenoménico-generalivo) y el ecosistema (en su posterior, para volver finalmente a un clima himedo tee local desnicho srolégico-yren su:cartcler:globalia otro sees (ule Ta ustepa a los valles fértiles), han modifi- ambiente). lo la praxis y estimulado ada hominizacién, desde la verti- acién bipeda hasla la transformacion de la sociedad his- Sistema genético fice. El ecosistema ha perdido la grandiosa y decisiva fun- ha desempeaade a lo largo del praceso de hominiza- EI desarrollo de la cultura le-ha permitide al hombre arse a los més diversos medios ambicntes y adaptarlos Mecesicades. Al buscar en nichos cealégicos exteriores S08 que necesitaba, ha legado a solidificarse la creen- que Ja humanidad, cada vez mas ama y sefiora de la leza, se ha emancipado de esta. Sociedades histdricas dan Ia sensacién de haberse do de Tas coacciones planteadas por cl medio ambiente ato, Sin embargo, lo cierto es que dependen de otros " ‘ Productos diversos y, tal como ya hemos indicado en tgar, existe un crecimiento correlative de 1a dependen- de esta evalucion. Sus grandiosax desorganizaciones- anizaciones bajo el efecto de minimas variaciones de Eoasistema ESQUEMA 3 228 229 El paradigma perdido cia y la independencia, es decir de la interdependencia, entra Ja civilizacién y el ecasistema (Morin, 1972). En consecuencia, es imposible concebir una antropologia sin ecosistemolopia (Wilden, 1972). Tampoco puede ignorarse por mas tiempo la interrelacién, genctico-cultural, No sdlo es indispensable conocer el desae rrolio bioldgico del cercbro para comprender la formacion de Ja cultura, sino que un conocimiento del desarrollo cultural se hace imprescindible para dar cuenta del desarrollo biolé: gico del cerebro hasta Ilegar al homo sapiens. Por otra parte, a partir de homo sapiens la evolucién genética se ha visto frenada y modificada por la exogamia, y lo seguird siendo cada vez de forma més acusada gracias a las notables mez. clas de poblaciones en las sociedades histéricas. La diéspora de Ia especie viene acompafiada por modificaciones genéticas menores, permaneciendo intacto a través de todas cllas el rasgo fundamental y genérico del hombre: 1a naturaleza hi percompleja del cerebro sapiencial. Las diferencias étnicas son diferencias genético-culturales en las que la cultura toma. parte, no sélo selectivamente frente a ciertos genotipos, sino colaborando en la conformacién de nuevos fenotipos. Por Ultimo, la cultura coopera en la herencia biolégica a través” de su propia herencia, hecho que tan pronto inhibe como es timula la cxpansién de las diferencias singulares de un ind viduo a otro. Asi pues, cuando tomamos en consideracién, no sélo 1a arquesociedad, sino todos los desarrolios ulteriores, el fend meno de mayor importancia no es el desvanecimiento de Ia naturaleza en el Ambito de la cultura gracias a un milagro” de espiritualizacion, sino la integracién cada vez mas comple Ja y sutil de la una en el sono de la otra. El esquema multipolar que hemos delineado nos permite comprender, no sélo el proceso de humanizacién, sino todd aquello que ¢s humana, Entre otras muchas cosas, esta propo sicion general significa que toda unidad de comportarniento” humano (prdxica) es a un mismo tiempo genética-cerebrak 4, Sefalemos aqui la fecunda orientacién, especialmente en la wk tima década, que ha proporcionado la antropologia ccolégica, rama cientifien dedicada a estudiar las sociedades arcaicas a través ¢ 195 vinculos vitales que establecen con el *nicho”. 230 El hombre peninsular social-cultural-ecosistémica (lo que no impide, segin las ne- cesidades de cada estudio particularizado, despreciar tal o tal ‘otro aspecto por hallarse implicado de forma escasamente gcusada). Significa asimismo que el fundamento de Ia cien- ‘cia del hombre es policéntrico; el hombre no tiene una esen- ‘cia particular estrictamente genética o cultural, no es una superposicin cuasigeolégica del estrato cultural sobre el estrato bioldgico. Su naltiraleza cabe busearla en la interre- Jacién, la interaccién y la interferencia que comporta dicho licentrismo. Por otra parte, un esquema como el expuesto implica otro tipo de policentrismo, éste bien conocido, entre la especie, la ‘sociedad y el individuo. Han podido separarse estos tres tér- nos, remitir la especie al campo de Ja biologfa, el individuo al de la psicologia y la sociedad al de la sociologia, y procla- ‘mar, ya sea que la verdadera realidad del hombre es espe- ‘cifica, ya sea que ésta mora em el individuo, ya sea que se ‘encuentra en Ia sociedad, __Loque se hace necesario es comprender que se halla, no ‘sdlo en cada uno de estos tres campos, sino en sus mutuas ‘interrelaciones. Igualmente es necesario darse cuenta de que esta relacién no es sélo complementaria y antagénica, bien incierta, __ Para todo ser viviente la relacién entre individuo y espe- ‘ie comporta una inedgnita axiomatica. ¢Dénde se encuentra Amesencia de Ja vida, en el gen (DNA), es decir, en el sistema ‘Yeproductor que se perpetia a través del tiempo (1a especie), yen la proteina, es decir, en la actividad metabélica del in- ‘duo? ¢Pertenece al cambiante y perecedero universo de Ja vida fenoménica o al invarianie y perdurable universo ‘el principio generativo? 2E] «sueno» de la vida (Jacob, 1970) € autorreproducirse (sobrevivir) © metabolizar, es decir, ‘Bozar> (vivir)? ¢Se vive para sobrevivir o se sobrevive para vivir? ¢Dénde se halla Ja «verdads, en aquello que perdura a ‘'avés clel tiempo 0 en lo que se consume con su paso? En lo ‘flue es Ia forma o.en Jo que es lo conereto? No puede existir la Tespuesta para esta serie de preguntas, pues sobrevivir ¥ vivir, gozar y perpetuarse, el metabolismo y Ia reproduc n, lo fenoménico y lo generativo, son reciprocamente fin Ymedio uno de los otros, y no hay nada que permita sobrepa- 231 El paradigma perdido EL hombre peninsular sar esta ambigliedad decisoria que recubre el enigma de Ia “munican ¢l organismo individual, el sistema genético, el me- complelided. “dio ambiente ecosistémico y cl sistema socio-cultural, ¥, en En lo concerniente al hombre la ambigiiedad es triple. 1p. Been. Criniacis. Individuoy especie y sriedad, ‘Hemos escogido la denominacién de epicentro para remar- con la mayor claridad posible que el cerebro de saptens 19 es en modo alguno Ja realidad primera det vasto compl olicéntrico. Asi como el cerebro de sapiens, es el producto je una filogénesis inicialmente biolégica y después, cn los wl. 10s estadios de la hominizacién, biocultural, para cada in- Gividuo en particular es el producto de una ontogénesis bicld- gica seguida de otra biocultural. noramos si el afin», 1a «realidad» o Ia del homb: se halla en la especie, la sociedad o el individuo, si la sociedad y Ja especie estan al servicio del individuo, si el individyg y la sociedad estan al servicio de la especie 0 si la especie y el individuo estén al servicio de Ja sociedad. Por consiguien. te, nos es imposible disponer en términos jerarquices, de rea. lidad ultima o primera, de fin, especie, sociedad ¢ individuo; debemos considerar que son a un mismo tiempo fin y medig el uno del otro y que las relaciones que entre cllos se esta: ‘lo —— blecen son complementarias, competitivas, antagénicas y dis. Ee continuas. Ha dejado de existir 1a comunicacién directa entre sistema Ja especie —sistema genético— y Ia socieclad, para ocupar su lugar una comunicacién mediatizada por el cerebro de sa piens. Aparece una tragica brecha entre el individuo y la ‘especie que ilumina y agrava la conciencia de la muerte. Tal. es la razén que empuja al hombre a llevar el incierto juego de la complejidad hasta los limites del paroxismo. El hombre es precisamente el producto de este juego in cierto en el que su praxés se convierte en productora. Este juego es el propio juego del orden y el desorden, de la desorganizacién y reorganizacion permanentes, dé Ia infor: macién y del eruido», de la entropia y la neguentropia, pero. llevado hasta el més alto grado de complicaci6n, de apertura, y de incerlidumbre que nos es dado conocer en la actualidad (sin que por ello se excluya en modo alguno la posibilidad de alcanzar una complejidad ain mayor cn cl universo, 0 propio universo). Sistema genético (especie) Individuo ESQUEMA 4 Obviamente para el individuo el cerebro es el sistema inte- mportamiento humano es... el producto de una integracién el cerebro humano de una informacién filogenéticamente ‘Seleccionada que se transmite a través de los genes, hist6rica- Mente seleccionada, cuya transmisién corre a cargo del len- je y cle los simbolos culturales, e individualmente reforza- 3, mediante una informacién aprendida que se adquiere a lo go dlel ciclo vital» (Masters, 1972). 2. betO creemos que también es necesario insistir en que el “Sttebro desempefia por su fado un importante papel organi- dor con respecto a la sociedad y a la cultura. Hemos mos- El cerebro Gon todo en esta complejidad policéntrica uno de sus ele mentos ocupa una posicidn particular, a saber, el cerebtO humane, Este no debe ser considerado como un érgano, mi atin como el mas noble de tados ellos, sino como el epicentre organizativo de todo el complejo bio-antropo-sociolégico. efecto, el cerebro es la plataforma giratoria en la que s¢ €% 939 233 EI paradigma perdido El hombre peninsular trado la correlacién existente entre el desarrollo del cerebro y el de la complejidad sociocultural para la hominizacién, Afiadamos ahora que la correlacién cerebrosociedad es pen, manente y fundamental, Se hace necesario substituir el pseu. dovinculo organicista, puramente analdgico, que Spencer sreyé ver entre Io bioldgico y Io social por el vinculo orga. nizativo del sistema nervioso central y del cerebro. «El oe rebro no es sélo una estructura bioldgica, sino una parte de Ia estructura social» (Katz, em prensa). Afadamos que Ja estructura social es también una parte de la estructura de cerebro pues, a fin de cuentas, ¢qué es la sociedad sino wu interconexién organizadora de sistemas nerviosos central Hemos intentado demostrar que es necesario hacer referen. cia al cerebro del sapiens para dar cuenta de todos los esta: dios y fendémenos antropoligicos? y que el cpicentro orgal zativo (cl cerebro) proyecta sus caracteres propios en el cone junto de procesos histérico-sociales, Sin tal principio de in igibilidad la antropologla no es més que una absurda juxt posicién de objetos y acontecimientos que no hay forma d articular entre sf, En resumen, todos los problemas de Ia historia y de la sociologia de sapieis no deben reducirse al prodigioso cere: bro, sino converger sobre él, al cual ya le ha Megado la hora de hacer su entrada en la ciencia del hombre aunque sélo sea para alumbrarla. esgracia a los ojos de muchos eminentes especialistas que, como es usual, se fijaran en nuestras lagunas bibliograficas en nuestros errores de detalle para no tener que someter ‘g andlisis cl paradigma de conjunto. Sin embargo, levaremos ‘adelante el intento, no de rechazar, sino de integrar los cono- cimientos adquirides por cada una de dichas ciencias para fiberarlas de su armadura esquematica y unidimensional. Ante todo, cl hombre no puede verse reducido a su aspec- 4a técnica de homo faber, nia su aspecto racionalistico de homo sapiens, Hay que ver en él tambien el mito, la fiesta, es el canto, cl éxtasis, el amor, Ia muerte, Ia desme- ‘sura, la guerra... No deben despreciarse como «ruidos», resi- ‘duos o desechos, la alectividad, la neurosis, el desorden, Ja gleatoriedad. El auténtico hombre se halla en la dialéetica sapiens-demens y, tal como ya se ha indicado con anteriori- ‘dad, s6lo Ia elaboracién de una teoria de ia hipercomplejidad ‘organizativa permitiré integrar de forma coherente los inco- herentes aspectos que poseen Jos fenémenos humanos, sélo ‘ella podré concebir racionalmente la irracionalidad. "Por otra parte, la antropologia no puede seguir confinada por mas tiempo al estrecho campo del arcaismo sociocultural. Hemes visto en paginas anteriores que el hombre y la socie~ ad arcaica constituyen un nacimiento entre muchos otros; ciertamente una etapa capital, pero en un proceso preexisten- te-y que le sobrevivira. Hemos tentado mostrar que es per- camente posible integrar en nuestra visién antroposo- “social lo que de primate posee el hombre, aquello que le liga [hominido, aquello que es sapiencial y aquello que es histé- ‘Tico, y que en cada uno de tales cambios se da un crecimiento en la complejidad, Ia emergencia de nuevas cualidades, Ja ctualizacién de, aptitudes, pero también la degeneracién de juellas y Ia esterilizacién de éstas. La antropologia debe aprehender el cardcter morfogenéti- del fenémena humano, en el que-cabe incluir el problema Jos origenes y el de sus primeras etapas (paleosociedad y ociedad), Esta investigacién necesita en nuestros dias Ia elaboracién de una sociologla prehistérica, ciencia ima tiva que en algtin dia préximo pueda, a partir de huc- aS ¢ indicios, reconsiruir las sociedades que jalonan el pro- de hominizacién con ingeniosidad similar a Ia que la pa- El hombre psico-sociocultural La idea de fendimenos huwnanos totates propucsta pot Marcel Mauss toma en adelante todo su sentido, no sélo ea plano bioantropoldgico global, sino también en ol interior de la zona psico-sociocultural. O dicho de otra forma, es necesa rio abrir y reorganizar lo que hasta ahora se ha venido minando antropologia social, antropolgia cultural, psicologia historia y ciencias sociales. Esta postura nos valdré caer ef 2. Para comprender el foncionamiento y desarrollo del cerebr0, 8 necesario interrogar a los mitos, las obras, Ins sociedacles y la histotity pero para comprender les milos, las obras, Ins sociedades y Ja histor es necesatio interrogar al cerebro, 234 235 El paradigma perdido El hombre peninsuitar “Jar), pero es sobre tales bases sobre las que han podido di- “yersilicarse para dar lugar a las distintas especies, En ¢l seno de las especies 1a reproduccién sexuada aporta ‘un nuevo principio de diversidad al combinar diferent “stocks gencticos cuyos rasgos se distribuyen de forma varia. ‘ble entre Ia prole. Finalmente, la diversificacién individual desempefia una funcién tanto ms acusada a nivel de fenotipo “cuanto mayor es la evolucién alcanzada por la especie. En “efecto, cuanto mayor es la complejidad de un sistema vivo, “més sensible es la ontogénesis individual a sus relaciones “con el medio ambiente y los sucesos aleatorios que sobrevie- “nen duranie este desarrollo, es decir, tanto las diferencias “etosisiémicas como los sucesos singulares contribuiran a di- ferenciar los individuos entre si, __ Asi pues, cn tanto que animal altamente complejo, el hom- bre est bioldgicamente determinado por-un principio de uni- dad-diversidad y, ya a este nivel, unidad y diversidad son tér- “imines, no excluyentes, sino complementarios. Ademas, en homo sapiens 1a mezcla genética se halla ase- ada permanentemente, incluso entre los micleos arcaicos is restringidos y aislados (Néel, 1970), por la ley de la exo- mnia, y en ningdin momento ha dejado de aumentar gracias ‘las migraciones, las guerras, las deportaciones, las violacio- nes, las fiestas y los simples encuentros fortuitos que se dan en el seno del medio ambiente urbano. Concurrentemente, Giferenciaciones fenotfpicas se han visto acrecentadas por Jentitud del desarrollo ontogenético, en el que han tenido Su funeidn la combinacién entre una herencia cultural y una herencia genética y los sucesos aleatorios acaecidos en el so de Ia formacién de la personalidad, El problema de la unidad-diversidad se plantea al nivel de fulluras y sociedades humanas en tdrminos a un mismo tiem- andlogos y diferentes de los indicados para el sistema ge- Merativo-fenoménico bioldgico (genotipo-fenotipo). A. partir el tnomento. en que se constituye la cultura, ésta pasa a for- ar un sistema generative que mantiene y perpettia de for+ invariable la complejidad fenoménica de Ia sociedad. Pero Sédigo cultural, lo mismo que el genctico, y alin en mucha Mayor proporcién, se halla sometide a una serie de modifica- Miohes diversificadoras que proceden de variaciones ecosis- Teontologia reconstruye cl organismo ya desaparecido. Perp Ia antropologia también abarca las sociedades hist6ricas, e] Estado, la Ciudad, la Nacién y las modernas sociedades con su permanente evolucidn, Estas, lejos de alejarse de la antro- pologia, evan de nuevo a ella, pues las ultimas posibilidades de. siepiens son las mas significatives y reveladoras. En este sentido, Ia antropologia tiene mucho que decir sobre la evolu. cidn historica. La naturaleza humana no se opone a Ja histo. ria del hombre, y viceversa. La historia es una enmarafinda sucesién de variaciones y manifestaciones semialeatorias de las virtualidades de sapiens, Asimismo, la «estructura» sor U lampoco s¢ apone a Ja idea de historia, siempre a condis cidn de que se restablezca el papel de la aleatoricdad en Ig esttuctura (la auto-organizacién, Ia complejidad) y el de la es. tructura en el azar (cl devenir). La unidad de ta diversidad Nos enfrentamos en este apartado con un viejo problema planteado en una alternativa tan cerrada como la de la opo- sicidn naturaleza-cultura, el problema de la unidad y la di ‘versidad humanas. 0 bien se opone un principio abstracto de unidad a la extrema diversidad que se da entre individuos, etnias y culturas, exfoliéndolas 0 convirti¢ndolas en simples epifendmenos, 0 se opone a este principio abstracto ¢ inmévil una heterogeneidad intrinsecamente ininteligible. ‘Tal alternativa ya se ha visto superada desde hace algin tiempo en el plang de la teoria bioldgica, que integra en um mismo sistema explicativo Ia unidad y la diversidad de la vida, El cédigo genético es a un mismo tiempo Ia sede pet manente de la invariabilidad en la reproduccién, que perpe- {iia sin discontinuidades un mismo genotipo, y la sede acti dental y rara de variaciones aleaotorias 9 mutaciones que inscriben, sobre una base distinta, una nueva invariabilidad en el cécligo genctico, ¥ de ahi deriva la extraordinarta diver sidad de las especies vivas surgidas a lo largo del proces evolutivo. uciée saa Todos Ios sores yivos tienen Ja misma constitucién semi tica (DNA) y la misma estructura organizativa de base (cel 236 237 El paradigma perdido iémicas, de cambios en el enichos y de innovaciones morte. genéticas que surgen en el seno de la praxis fenoménica. Coq el desarrollo de las sociedades las fuentes de innovacién y perturbacién se mulliplican. F1 cédigo cultural nos aparecg _ como un principio sustentador de la invariabilidad e integra. dor de la diferencia. Como consecuencia de ambas funciones, pucde afirmarse que el cédigo cultural actia como perpetua dor de la originalidad. Se ha visto anteriormente que Ia gr quesociedad se ha mantenido invariable en cuanto a sug _ prineipios organizativos fundamentales, mientras, paralela mente, se iba diversificando en sociedades originales, que han convertido en extratias las unas para con las otras por ¢f lenguaie, los mitos, las costumbres, el grado de coaccién, jerarquia, la agresividad, etc. i vee Todas las sociedades histOricas se han constituido a patti dad, la especializacian, las clases sociales), a pesar de g hayan terminado diferenciandose extraordinariamente entre . Las distintas civilizaciones quizd hayan podido parecer dicalmente heterogéneas, pero si bien sus eflorescencias p ticulares no tienen nada cn comtin, todas ellas arrancan unos mismos fundamentos antroposociolégicos. 3 En consecuencia, ¢s posible concebir formando un to Ja extraordinaria diversidad neguentr6pica (biogenctica, feng tipicocultural, sociocultural) de cuanto concicrne al hom! y la no menos extraordinaria unidad a partir de la cual produce, por transformaciones sometidas a variaciones a torias, la diferenciacién individual, étnica, cultural, soci sistrica). eae ye tg cite Mec eabie Be que Ia unidad det hombre hha visto preservada, no sélo a despecho de Ia diferenciac sino también gracias a la dilerenciacién sociocultural, al acrecentar las diferencias individuales, al hacer que con otras, fenémeno que cabe sefalar también entre las cl a que conviven en el seno de una misma sociedad, ha s ag de hecho ha mantenido la unidad de la especie a ee mismo proceso que, al favorecer la extrema livers a individual y sobre todo la sociocultural, ha frenado, ali se indied anteriormente, la escisién genética de Ia es? 238 El hombre peninsutar “Quede claro una vex mas que todo cuante acabamos de expo- er ha sido posible porque las aptitudes del cerebro de homo ipiens permitian una amplia gama de cambios, adaptacione: -diversificaciones y transformaciones, dentro de unos limites “extremadamente amplios. As{ pues, ha sido el propio homo sapiens quien ha inicta- do la diaspora a través del mundo entero. diversificéndose culturalmente hasta cl infinito. No ha nacido ninguna espe- ¢ie nueva. Todos los genotipos son interfecundables, Las di- “ferencias somdticas cntre razas son minimas; las diferen- cias cerebrales, en el caso de que existan, son epifenoménicas ‘y estadisticamente insignificantes. No cs del todo imposible ‘que Jas diferencias entre los resultados de las tests esttipida- nente lamados de inteligencias puedan traducir ligeras di erencias de aptitud enire razas desde un punto de vista esta- fstico, pere, suponiendo que esto fuera seguro, seria de significacién despreciable, es decir, solamente signifi te para el despreciable racismo que s6lo persigue cons- ntemente traducir la diferencia en jerarquia y expresa sw rioridad moral a través de un complejo de superioridad. Lo importante es, pues, que la diferencia racial haya alte- do tan escasamente Ia unidad cerebral de homo sapiens. Por otro lado tampoco ha alterado de ferma significativa la idad afectiva. A pesar de la didspora etnocultural, todos los humanos se expresan fundamentalmente a través de la risa, la risa, las ldgrimas. No sdlo disponen de los mismos lios de expresién, sino que exteriorizan una misma natura- afectiva, y ello a pesar de las florit uras, variaciones, este- tipias, codificaciones y rituales que las diferentes culturas an podido aportar a los antas y risas originarios. Asi pues, la humanidad lleva al mas alto grado la paradoja lo unico y Io multiple? y, como consecuencia, también f@ a sus limites wltimos la aptitud evolutiva de la especie. 2 No deseo sbordar aqui un tema que me hizo correr Ia imagin £n Le vif du sujet, el de la multipersonalidad interna y potencial fads ser humano, El fendmeno de desdoblamiento de la personalie den su 1 su cardcter “patoligico" extremo, no hace mas que Yevelamnos fenémeno normal mediante ef cual moestra persanalided eristalza Cnlemente, se hace otra, no sélo semin los “roles” sociales que Snos interprelar (el pequefio funcionario sometide ante su jefe de Se comportara como un tirano deméstieg aitogaite), sino tame 239 El paradigma perdido Ta diferenciacién entre los individuos es fuente permanen. te de desviaciones, es decir, de cismogénesis y, ocasionalmen. te, de innavacién, 0 lo que es lo mismo, de morfogénesis, Atn de forma mucho mds amplia que en el universo biol gico, en el universo sociocultural Ia evolucién esté estrecha. mente vinculada a la paradoja de la unidad invariante y de 1g variabilidad de un sistema generative. Lo generativo y to fenoménico El eje sobre el que gira la biologia se ha desplazado insen siblemente del organismo a la organizacion, para aproximarse: hacia el complejo y siempre misterioso nudo gordiana donde se unea y disocian Io generativo (genotipo) y lo fenoménica (Lenotipo). La antropologia se ve asimismo conminada a tras. ladarse desde la sestructura social» hacia la organizacion so- cial para encontrar su eje director en la relacién generative: fenoménica. Precisamente éste fue ¢l proyecto antropolégico del joven Marx quien, en 1844, sc esforzaba por enmarcar la produccién y la reproduccién del hombre social en la nocién ‘bién septin los sucesos, donde Ja eélera, el amor, el odio © Ja ternura nos” procurarén tn auténtico cambio de personalidad que no sdlo modificard Intestros propésites y compartamienton, sino tambien la combinacion interna. palcameso-ncocefaliea. Asi pues, sin duda alguna poseemos di vetsas personalidades, una de las cuales domina a las restantes. Estas emergen Ja superliie ocasionalmente, pero a memudio Io hacea en Tromentos-decisivos por 10 que respecta a°rgencia o Gevision, Ademoss, Gh mmucstros fantasmas y sueiios nes acompanan personslidades oted fales, dementes y sublimes, que, unas veces por suerte ¥ otras por d&& fracis, se disuelven l punto, Altora bien, todas ests posibilidades com iradiciorias, antagonisas, divergentes, Ta mayor parte puramente onit Cas dentro de un mismo individuo, se despliegan en Tn extracrdinaria diversided fnumana ‘2 merced de ciertas disposiciones particulares, net0 tambien de as cireunstaneias, v especialmente en el ejercieio incom wolado del poder, que, como muy bien decia Alain, “vuelve loco” at Esblo. pero que iambic puede, aunque ello suceda mis raramente, Yer sabio al loco, dar talento al hombre mediocre, es decir, posibilila® Ja expresién de Ja genialidad que se encierra en el marco de toda vida mediocre, si pues, cada uno leva consigo Ta molliplicidad y J ml Poteacialidad, y los "otros", en especial aquellos que nos repugien 0 Ibs que odisanos, no hiseen’ mas que encernar una w otra de TX rotenciaidades 240 El hombre peninsular de hombre genérico, Sin embargo, la ciencia de la época, y ‘esto hha continuado siendo cierto por lo menos durante un siglo, s6lo disponia del concepto de energia y atin no habla recondcido, bajo el nombre de informacién, una realidad ne- guentrépica de naturaleza organizativa (Brillouin, 1959), Marx no podia concebir el sistema generative mas que bajo el aspec- ‘to de «fuerza» y, por consiguiente, debia devaluar como «su- estructurass todo cuanto era de naturaleza cerebral o ‘cultural *. La nueva apertura iba a surgir de Ia ciencia que manipula ‘un minimo de energia y un maximo de informacién, la lingiiis- fica. Saussure plantea la dualidad complementaria de un ‘sistema generativo/fenoménico al establecer. Ja distincién entre lengua y habla, pero ulteriores desarrollos en el eampo lingilistico han hecho afiicos la umidad de dicha dualidad. Ha sido Chomsky quien, al profundizar en la insercién antro- jl6gica de la lingiiistica, ha descubierto, a su mancra, el pro- blema central de la auto-organizacién cerebral y ha vineulado ‘al principio gencralivo de la capacidad Ja actualizacién feno- “ménica particular de! lenguaje (performance). El problema clave de lo gencrativo y de lo fenoménico ‘gue cmerge de mucvo con inusitada fuerza en la obra de Chomsky sc plantearé en lo sucesivo a lo largo y ancho del 10 antropolégico, ya sea en relaci6n al individuo 0 a la so- dad, ya se tale de la perpetuacién de lo invariable o/y de las translormaciones diversificadoras/evolutivas. En este sen- 4. Dejamos para nuestra préxima obra, La méthode, Ja “relectura® temialica (y sislemica) de la obra de Marx y de la de Freud bajo el igulo neguentropoldgico de la auloonganizacién donde, como se ha to, tan importarite funcién desempetia la nocibn de autoproduecicn. ‘mismo someteremos a anslisis Ja logica hegeliana, que es una pref. icién no demasiado compleja y racionalizada de aquellas, bajo el to ele vista de la complejidad. Tendremos entonces la oportunidad de ver que, si bien hay oposicién radical entre nuestra teoria abievia episteniologicamente funduda en la eatrapolacién del teorema de Go- ) ¥ lo que ha cuajado en doctrina (sistema cerrado autojustificador), iéndase Ictania, dentro del marsismo y el freudismo ortodoxos, exis: la posibilicad de integrar, no s6lo muchas de las nociones claves ela- Fadas por estos pensadorés, sino también su punto de vista origina. que, recordémasio una vex mas, es fundamentalmente bivantropo- fico, ismto en Marx/Engels como en Freud, 241 El paradigea perdicto Bt hombre peninsular tido, todo cuanto estaba encasillado bajo la ribrica dé ta cologia (donde se estudiaba, segin la voluntad de las diferen, tes escuelas, ya fucra la «psiques, ya fuera el comportamten, to) debe ser integrado en una antropologia del individuy, por otra parte tan estrictamente necesaria como una antrops. logia cultural a social. La antropologia social y cultural debe fundamentarse sobre la base del ehombre genérico» (naturale. za humana) y de una sociologla fundamental. ‘| La sociologia fundamental atin no ha nacido. La sociologia que pretende el titulo de general no lo es, pues se limita a tra, tar de las sociedades humanas, y, por consiguiente, no pue ser adjetivada como antropoldgica ya que en momento alguna Vineula el estudio de dichas sociedades con el de los caracte: res propios del cerebro de sapiens, La saciologia futura det ser ante todo una ciencia «naturals, en el sentido de que del enfocar la sociedad como lo que es en realidad, un modo de organizacién muy extendido, bajo formas en extremo diver: sificadas, en el mundo vivo. Se trata pues de elaborar una teorfa auténticamente general que puede abarcar a un mismo. tiempo los principios de unidad y de diversidad, Ademés, descontado, los caracteres propios de las sociedades humana precisan de la elaboracidn de una antroposociologia en la qu Ia sociedad humana aparezca cn su originalidad fundament come un sistema fenoménico dotado de um sistema genera tivo autoproductor y autorrepreductor (1a cultura). Por of lado, comienza ya a’admitirse que Ja permanencia de la so dad, tal como timidamente indicaba Radcliffe-Brown, es estética como Ja de un edificio, sino dindmica como la de estructura orgénica de un cuerpo vivor (Radcliffe-Bro 1972, p. 277), y mientras aqui y allé emerge la idea de $0 logia generativa (Balandier, 1971),.0 la de capital cultul (Bourdiew-Passeron, 1970), se descubre que «el conocimiente es una fuerza de produccién» (Touraine, 1972) y comienza. atacarse de frente el problema de la reproduccién social (BA rel, 1973). A pesar de todo ello, ef auténtico problema residé en localizar la verdadera matriz, sin lo cual la teorla col el riesgo de desarrollarse de forma similar a un embarazo €% trauterino. 7 Sea como fuere, atin nos hallamos lejos de haber conte bido una teorfa satisfactoria de Ja cultura, en parte poral uno dé Ios problemas claves de la cultura se halla vinculado “al de la esfera noolégica, La més intensa oscuridad sigue reeubriendo el inaudito universo que abarca desde los suetios a la ideas, desde las es- “fracturas mitolégicas a las estructuras ldgicas. Hemos visto anteriormente que el car4cter mas original de sapiens reside haber hecho efectivo cl surgimiento de lo noolégico. Pierre ‘Auger (1966) y Jacques Monod (1970), p. 181-2) han sugerido ‘que las ideas pueden ser consideradas como sentes» de un juevo tipo, «El hombre es el portador de un nuevo reino, el de las ideas. No es que el hombre sea el primer ser capaz de jer ideas, pero si que es el primero que las reproduce, que da wna genética y que les permite constituirse en reino ténomos (Auger, 1966, p. 148)... aE] cuario reino estaria for- do por organismnos perfectamente definidos, las ideas, que se reproducen por multiplicacién idéntica en los medios cans- tiuidos por Ios cerebros humanos gracias a las reservas de ‘orden disponibles en aquellos» (Auger, 1966 pp. 989). Asi §, las ideas serian seres situados en las fronteras cere- brales de la vida como, en otra frontera distinta, se sittian virus. Los virus, asi como las ideas, son seres capaces de torreproducirse a condicién de que parasiten un organismo; fo mismo que las ideas, los virus pasan de un sistema vivo ‘aotro y se fijan cventualmente sobre un c6diga genctico, las Jo hacen sobre un eédigo cultural, para traducirle una formacién creadora o mortal. Sin embargo, las ideas se erencian de los virus porque se unen entre si, se ensam- bblan en secuencias organizadas, se convierten en mitos o ideo- logias, en seres antropomorfos, extremos todos ellos que las en atin mas andlogas a Ios seres vivos de cuanto lo son los irus. Asi pues, es posible considerar las ideas, los mitos, los istemas, Qué duda cabe, los dioses sélo existen en noso- cteaclos por nosatros, pero su existencia se nos manifies- # a través de una sorprendente relacién parasitaria o sim- bidtica (no sabriamos precisatlo con exactitud). La carencia Ontologica» de las ciencias del hombre es no haber dado cxis- 242 ig “1 paradigma perdide El hombre peninsular lencia autonoma a lo imaginario y a la idea: no se ha visio. mids quie el reffeja ail! donde exisita desdoblamiento, simples Iumaredas donde habia efervescencia termodindmica de va. pores. Seria necesario estudiar su quimica asociativa, su vida organizada, sus reglas epsccificas... la noologia, ciencia nona. la, es el campo de conocimiento que debe coronar la antro posdciologia. En los primeros tiempos de mi reconversién, yo mismo rei que una nueva ciencia del hombre podria apoyarse sobre ja roca de la biologia, Sin embargo, a medida que ha pasado tiempo, cada vez estoy mds convencide de que, tal como se indicado en la primera parte del presente trabajo, es pre- 0 ir mas alld del biolagismo y del antropologismo y que de ahora mismo se impone una reorganizacién en cadena neia gencral de la pirysis, debera establecer la articulacién ela Bsica y Ia vida, es decir, enire ta cnirepia y la neguen- pia, entre la complejidad microfisica (ambiaiiedad corpus- lar-ondulatoria, principio de incertidumbre) y la compleji- id macrofisica (aute-organizacidn). Dehera establecer la arli- cién entre To vivo y lo humano, la neguentropologia y la intropologia, siendo el hombre el neguentropo por excelencia Paralelamente, fa reCorma debe tener un cardcter episte- Scienza nuova 4 El nuevo paradigma de la antropologia fundamental pide una reestructuracin de la configuracién general del sabe nes diplomiticas y comerciales entre Jas diversas disciplinas, Jo que no haria mas que confirmarlas en su soberania, S¢ trata de un replanicamiento del principio de disciplinas que fragmentan el objeto complejo, el cual esti constituido esen: cialmente por interrclaciones, interacciones, interferenci complementariedacles y oposiciones entre sus diferentes el menlos. constitutives, cada uno de los cuales se halla pri sionero de una determinaila diseiptina. Para que exista verdadera interdisciplinariedad, es necesario contar con disci: plinas articuladas y abiertas sobre los fenémenos complejos, ademas de una metodologia ad hoc. También se hace impres cindible una teria —un pensamiento— Lransdisciplinaria que se esfuerce por abrazar el objeto cicntifico, cl tinico objet 10 que cree aprehender directameate lus abjetos y el idea. fsmo pragmdtico que supone estar manipulando’ siempre a vez descubrimos con mayor claridad que el problema de ciencia es, aunque Hevado a un grado superior, el de todo jocimiento: Ja relacion entre el sujelo observador y el dbjeto observado. Ya sea vn microfisica, en tearfa de Ja infor- macién, en historia © en ctnografia, se hace evidente que el ‘objeto investigada ha sido construido por el observador, que cientifico, continuo y discontinue a un mismo tiempo: pre pasa a través de una descripeién cerebral y que ésta, physi, no siendo ni con mucho un puro fantasma, conlieva un ‘Ast pues, se trata, no sélo de dar a luz una ciencia del tarécier de ambigtiedad que sélo pueden ser elucidado por ficmbrs, aii dé Etear Gne nieve. colleepeion, de Inlceaa medio de una desctipcin de la descripcién (von Foerster, en que ponga en entredicho y cambie de arriba abajo, no sélo yensa) y una inscripcién del descriptor, Se trata pues, de es- fronteras establecidas, sino también las piedras angulares blecer cl metasistema del sistema cientifico, en cuyo de los paradigmas y, en un cierto sentido, la propia instituciéa o la nueva metafisica permitird comprender mejor el cientifica. Sahemos perfectamente que la idea innovadora ¢ idable,abismo que se abre entre ciencia y valores (ética), siempre mal acogida y que muestras propuestas nos valdran ire ciencia y finalidad (antropolitica), pero sin que, por perder el favor de todos aquellos a quienes el actual conce>: ‘ontado, consiga superarlo. i to de ciencia les parece absoluto ¥ eterno. Pero tampocd” Se plantean, pues, ante nuestros ojos indisolublemente ignoramos que el concepto de ciencla ha cambiado, y sentiy #gados los problemas fundamentules de Ia antropologia y los mrs calla) vee cin mnks uerea que ashe camabia: la scienza nuova. Consideeamos la ciencia de! hombre, no 244 245 El paradigma perdido como un edificio que debe rematarse, sino a modo de teorig que debe construirse de nueva planta. Enorme tarea cuya ur gencia nos inguieta. En efecto, los problemas contempord. neos nos acucian para definir una politica del hombre, que no puede ser elaborada con la estricta ayuda de buenas reso. luciones de exhortaciones piadosas, de reglas empiricas, de recetas tecnocraticas, de doctrinas unidimensionales, ni de respuestas religiosas (con sti indeclinable postura que cara. teriza a toda religidn, la de ereer que es Ia tinica ciencia ver. dadera). Actualmente estamos en condiciones de comprender hasta que punto Ja retroaccién de la realidad antropo-socio. histérica ha podido ser fatal para las mejores intenciones evolucionistas y revolucionarias, y nuestro nico consuelo es que también ha podido serlo para las empresas de caricter reaccionario. Debemos ser plenamente conscientes de que en el momento presente el problema central es esiablecer una politica del hombre, que no hay politica del hombre sin teoria del hombre, y que ésta Gitima ain no ha visto Ia luz del dia, Por otro lado, la ciencia del hombre no serd la receta magica que resolverd el problema prdctico de la politica del hombre. Sabemos ya que ninguna teoria, incluso las cienth ficas, puede tratar de modo exhaustivo la realidad ni encerrar su objeto de estudio en esquematicos paradigmas. Toda teoria esta condenada a permanecer abierta, es decir, inacabada, “insuficiente, suspendida sobre un precipicio de incertidumbre y desconocimiento, pero a través de esta brecha, que a un mismo tiempo es su boca hambrienta, proseguira la investi. gacidn, claborard una metateorfa, que a su vez... Sabemos también que Ia ciencia, que ha fundamentado su cficacia cn la separacién entre el sujeto y el objeto, entre hechos y valores, ha terminade por perder el control de si misma, es decir, ha escapado al control de los sabios que se han visto convertidos en meros funcionarios. La fisica atomi ca ha sido manipulada por las ciegas ¢ inciertas fuerzas que gobicrnan y sc disputan nuestras actuales sociedades hist ricas; la biologia scré manipulable y manipulada a no tardar. Y algo atin mucho més grave, en el momento en que Ja antro- pologia se convierta en una auténtica ciencia, también acaba ra en manos de manipuladores, 286 Et hombre peninsutar En cl momento actual ef problema de la naturaleza del hombre, de la unidad hombre-naturaleza-sociedad, se nos plantea grdvido de dramatismo, incertidumbre y aleatoriedad. Nos enfrentamos una vez mds con la brecha antropolégica en Ja que se dilucida el juego de la verdad y del error. ‘Ahora bien, dicho juego, a pesar dé que no lo hayamos subrayaclo suficientemente a lo largo de Ia presente obra al no haber querido abordar de frente los problemas que plan- fea el concepto de informacion, no es un juego epifenoménico que se desarrolla en la superficie de un sistema opaco en el ‘que intervienen fuerzas mecanicistas. Un sistema auto-organi- zado es al mismo tiempo un sistema de comunicaciones entre sus elementos constitutivos y entre ¢stos y el ambiente exte- rior. Sdlo puede autorreproducirse si su sistema generativo transmite instrucciones correctas al sistema fenomeénico y si éste tiltimo capta informaciones correctas del medio am- biente. Por otro lado, la muerte bioldgica no es otra casa que el resultado fatal de una acumulacién de errores bajo el efec- to de perturbaciones microfisicas aleatorias que degradan 1 mensaje generative y comportan la desorganizacin del fun- ¢ionamiento metabélico. Pero el problema del error no puede ser entareado en términos tan simples pues, en el caso de una evolucién positi- va (crecimiento de la complejidad), la mutacién, «errors para ‘el sistema en cuyo seno tiene Tugar, produce la «verdad» del nuevo sistema. La transformacién del error en adquisicin de informacion se nos aparece de nuevo, en otro plano distin- to, en el transcurso de la evolucién humana: «{Buscas las In- dias y encuentras las Américas!», ‘Asi pues, el gran problema con el que nos enfrentamos es el de la ambigiiedad previa entre el error fecunde y el error fatal, El juego de antagonismos de la vida es, no sélo un juego de fuerza, sino sabre todo un juego de astucia. El de- Precador y Ia presa intentan cada uno por sui parte hacer caer én el error al enemigo y Ia vida del ecosistema bulle de falsas informaciones, Un virus se introduce y prolifera en el inte- rior de un organismo cuando el sistema inmunolégico cree Teconocerlo quimicamente como «propior, a modo de un cen- tinela que dcjara pasar al enemigo siempre que éste cono- Ciera cl santo y sea. Fl sistema inmunolégico Hega incluso 247 EI paradigma perdido a proteger el desarrollo de ednceres que deberia comba- tir, equivocade o equivocéndose, lo que para el caso es Jp mismo. El desarrollo de la humanidad siempre ha tenido que ha- bérselas con dos tipos de error, el error ambiguo frente a un. mensaje generative, que eventualmente puede cntrafiar una evolucién hacta un mayor grado de complejidad, y el enzafio. que acarrea fracaso y desastre. Hoy, inmersos en la gigan- tesca crisis que quizés haga posible un cuarto nacimiente de la humanidad, el problema de la ambigtiedad y Ia incertt dumbre entre el error y Ia verdad ha egado al paroxismo. Toda verdad para un sistema de baja complejidad fundada en la coercién es un error vital para un sistema hipercomple- jo (basado en la disminucién de las coacciones). Toda verdad para un sistema hipercomplejo es un error para tin siste: ma de baja compleiidad. Toda astucia que emplea un sistema de baja complejidad para mostrarse bajo la engafiosa apax riencia de un sistema de alta complejidad comporta la regre: sidn ineludible. Con ello la ciencia se introduce en el incierto juego de la conciencia. La conciencia en periodo de crisis, oseila espasmé- dicamente entre su naturaleza epifenoménica y su naturaleza epicéntrica, se sepulia en el delirio 0, por él contrario, se libera de éste repentinamente. Otra contradiccién: en el momento actual la conciencia aparece como necesaria con= dicién previa para la nueva complejificacion social, que sit embargo es capaz de crear por sf misma Ias condiciones para su desarrollo. Es decir, que depende del juego que se practi- ca.cn Ia politica y que practica la politica. Pero también aquf, a dialéctica de la interaccién o interferencia entre ciencia, conciencia y politica es tna dialéctica abierta, pues cabe st tuarla en el seno de Ja gigantesca dialéctica de la desorganiza- cién/reorganizacién histérica que trabaja_ planetarlamente todas las sociedades y el cuerpo global de Ta humanidad. Es en esta dialéctica de las profundidades donde cl juego creador de Ia auto-organizacién es susceptible de segrcgar los nuevos te jidos, Tas formas inéditas, Jos bocetos espontineos y las clo Yescencias prematuras, pero proféticas, de Ja metasociedad: EI nuevo nacimiento del hombre encontrara sus mejores oportunidades en el vinculo entre las morfogénesis sociales ia" 248 El hombre peninstdar conscientes del talento coleetive y la cien Iitica. Llegados a este punto cabe considerar con toda seriedad el término nacimiento ¢ invertir la perspectiva contemporée nea que, tanto en lo que afects a la ciencia como a Ta cone cia y la sociedad, no ve mis que problemas de maduracién. La ¢ieneia no se halla en modo alguno en los tiltimos estadios de su desarrollo, sino que esta volviendo a empezar. No nos ofre- ce Ia Verdad en relacién a los dogmas religiosos, metafisicos y politicos, ni tampoco ha resuclia sus problemas elementa- Tes de verdad, de ética y de vinculacién con las finalidades sociales. Desde el momento mismo en que abandona sus ecua- ciones, por otra parte manipuladas a través de formidables poderes, la ciencia empieza a tartamudear y a balbucear. Nos hiallames en los comienzos del conocimiento y, lo hemos repe- tido ya hasta la saciedad, en los primeros pasos de Ja concien- cia, En fin, nuestra situacién actual no es la de un posible desarrollo de las sociedades histéricas, antes bien nos estamos enfrentando con los primeros sintomas de una auténtica hi- percomplejidad social. Este ensavo no puede acabar de otra forma que reclaman- do para si el caracter de introduccién. Por nucstra parte, remite a otras dos trabajos. De uno de ellos ya hemos hablada ‘a lo largo del presente texto (La méthode) y, Iégicamente, deberfa precederlo, pues en ¢l se aborda el problema del cono- cimiento de la naturaleza del conocimiento. FI otro, prolon- gacién del presente trabajo deberia reformular Jo que neso- tros hemos denominado anzropotitica o politica del hombre ycontribuir a la conformacién del nuevo evangelio que tanto hecesitamas. E1 primero de tales textos debe cxaminar los problemas fundamentales del orden y del desorden, de la complejidad y de la evoluci6n, del error y'de la verdad, 1o que equivale a afirmar que en el segundo no se pretende intem- poralizar el error, el desorden o Ia incerlidumbre ni aprisio- ‘ar el mundo en una doctrina cerrada para iluminar la accion @ través de Ja verdad eufdrica, Espero se me permita aban- donar el «nosotros» convencional del autor para comunicar ‘el sentimiento que ha ido tomando fucrea cn mi interior a lo Targo de la presente investizacién. La plena conciencia de la Jncertidumbre, del azar y de la tragedia en todas y cada una conciencia-por 249 EL paradigma perdido de las cosas humanas esta lejos de haberme sumergido en. desesperacién. Por cl contrario, es reconfortante trocar jg seguridad mental por el riesgo, pues con ello se aumentan lag posibilidades, Las verdades polifénicas de la complejidag exaltan, y the comprenderén muy bien todos aquellos qu como yo se ahogan en el seno de un pensamiento cerrado, una ciencia cerrada, las verdades delimitadas, amputada arrogantes, Es reconfortante alejarse para siempre de la p labra macstra que tiene una explicacion para todo de la Ietanfa que pretende resolverlo todo. Es reconfortante, en considerar el mundo, Ja vida, el hombre, el conocimiento | Ia accién como sistemas abiertos. La apertura, brecha sob Jo insondable y la nada, herida original de nuestro espirity y nuestra vida, es también la boca sedienta y hambrienta a través de la cual nuestro espiritu y nuestra vida desean, re ran, beben, comen, besan, 250 BIBLIOGRAFIA No trataré dle. presentar uma bibliograffa sistematics con. cerniente al amplisimo campo cuhierta por el presente tra- bajo, Hubiera ocupado demasiado lugar y ademas seria de escasa utilidad, pues mi objetivo ne ha sido yuxtaponer enci- clopédicamente conocimientos de miltiples disciplinas, sino entregarme a un ejereicio «transdisciplinario» de reorgai zacién del saber, Asi pues, la presente bibliogvafia no es ni ¢lasica ni completa, limiténdose a recoger basicamente los -articulos y obras recientes que han renovado mi informacién © impulsado mi reflexién, Con ello no pretend indicar que todos Jos textos importantes aparezcan en clla, y si he omi- tido algunos titulos importantes, serd mi texto quien sutra al carencia mis que tales obras a causa de mi involunta- Existe una deformacién sistemética en esta bibliogratia. Si bicn su objeto central es el hombre, he dejado al margen obras clasicas y fundamentales de las ciencias del hombre, de tun lado porque puede encontrarse sus referencias en todos los manuales que constituyen el paisaje cultural bien cono- cide por el investigador, el estudiante, el chombre honesto», ¥ de otro porque el problema esencial que se plantea en este libro cs precisamente el que se rechaza o ignora en tales 253 El paradigma perdido obras (aunque en modo alguno tengo intencién de subesti- mar sus aportaciones). He preferido sefalar textos situados al margen del campo de la antropologia clésica pero que, en mi opinion, se rela- cionan estrechamente con la ciencia del hombre. Algunos de ellos plantean problemas fundamentales de mérodo ¥ teorfa: quiero sefialar acui mi deuda con yon Neumann, Atlan, von Forester, Maturana, cuyos textos capitales sobre la auto-orga- nizacién siguen siendo mal y escasamente conocidos por situarse Fuera de todo marco disciplinario estricto. He que- rido ofrecer algunas oricntaciones bibliograficas sobre prima. tologia, hominizaciéa y etologia humana, pues sc trata de trabajos publicados en inglés atm igorados en las ciencias humanas. El lector encontrara en tales obras bibliografias mas rieas y el libro de Serge Moscovici, que tan a menude hemos citada, le ofreceré también valiosas orientaciones, Mi bibliografia no es, sin embargo, selectiva, pues he citado tambien textos ante lus que adopto una postura de enfrentamiento (en ciertus casos he citado autores con el &mimo de dominar una antipatia contingente (personal) y quedar bien ante mis propios ojos). En pacas palabras, s¢ trata de una apertiera bibliogrdfica que, en tal sentido, se corresponde con gran cxactitud a la linea mantenida a lo larga del ensayo: abrir la nocién do. hombre y Ia teorfa del hombre. La prescate bibliografia per- mitira al lector orientar sus curiosidades a través de ensayos y errores, tal como he debido hacerlo yo mismo. 254 AILAND, A., 1969, Evoltiion and Human Behavior, Tavistock, Londres. — 1971, Hwman Diversity, Columbia Univ, Press, Nueva York. — 1972, The Human imperative, Columbia Univ. Press, Nueva York, ALTMANN, 8. A.) Od, 1967, Social Communication among Pri- mates, Chicago Univ.. Press, Chicago. ANTIMONY, S., 1940, The Child Discovery of Death, Londres, Armery, R., 1963, Les Enfants de Cain, Stock, Paris, — 1967, Lilmpératif territorial, Stock, Paris, ATtAN, H., 1972, «Du bruit comme principe d’auto-organisa- tions, Communications 18, pp. 21-36, Ed. du Seuil, Paris, = 1972, LiOrgunisation biologique et la Théorie de Vinforma- tion, Hermann, Paris. 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