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TEOLOGÍA A DISTANCIA

CURSO A DISTANCIA

MÓDULO:
TEOLOGÍA DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Elaborado por:
Lic. Richard Edrey Rodríguez

CALI, COLOMBIA
2012

SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL DE ESTE


MATERIAL SIN PREVIA AUTORIZACIÓN

1
LECTURAS COMPLEMENTARIAS

Las lecturas complementarias que se reproducen al final o en medio de cada


unidad tienen un fin estrictamente académico y es para uso exclusivo de los
estudiantes de Cursos a Distancia del Departamento de Extensión de la
Fundación Universitaria Bautista, de acuerdo con el Artículo 32 de la Ley 23
de 1982, cuyo texto es el siguiente:

“Es permitido utilizar obras literarias o artísticas o parte de ellas, a título de


ilustración en obras destinadas a la enseñanza, por medio de las
publicaciones, emisiones o radio difusión o grabaciones sonoras o visuales
dentro de los límites justificados por el fin propuesto, o comunicar con
propósito de enseñanza la obra de radio difundida para fines escolares,
educativos, universitarios y de formación personal sin fines de lucro, con la
obligación de mencionar el nombre del autor y título de las obras utilizadas.”

2
Cómo estudiar este módulo

Siga las siguientes instrucciones:

1. Asegúrese de tener a mano la Biblia y un cuaderno de apuntes.

2. Lea y estudie unidad por unidad.

3. Lea las antologías, esto es, las lecturas que complementan cada unidad.

4. Reflexione sobre las lecturas y su contenido.

5. Lea detenidamente el texto y las tareas de cada unidad.

6. Tome nota en su cuaderno de apuntes.

7. Siga el mismo procedimiento en cada una de las unidades que compone el


material.

3
Para Recordar

Este texto ha llegado a sus manos esperando que sea de mucha utilidad al
iniciar el estudio de la Teología del Antiguo Testamento. Hay algunas
recomendaciones que usted como estudiante es bueno que recuerde al
comenzar y en el transcurso del estudio de este módulo para sacar el mayor
provecho del texto.

* Lea todo el material de la unidad para familiarizarse con el contenido.

* Relacione lo leído en la unidad con las tareas y actividades que usted


desempeña en la iglesia.

* Lea la antología (lecturas sugeridas) de cada unidad y realice los ejercicios


que le ayudarán a clarificar muchas inquietudes.

* El texto puede resultar difícil de entender en algunos puntos, siendo así,


use el diccionario para clarificar los significados de las palabras.

* El Módulo de Teología del Antiguo Testamento está diseñado en seis (6)


unidades, las cuales contienen un amplio contenido de elementos que
inciden en la formación de la Teología del Antiguo Testamento.

* Usted debe tener un horario de estudio muy personal, ya sea por días o por
semanas, donde interactuará con el texto haciendo reflexiones sobre lo leído.
Al fijar su horario recuerde mantenerlo para un mejor provecho en lo que se
propone al estudiar.

* Recuerde que al matricularse y recibir el módulo, usted tiene un tiempo


límite para entregar sus trabajos y exámenes que la Educación a Distancia le
requiere.
4
* Mantenga una actitud positiva y crítica ante el estudio de este módulo. Si
hay dudas sobre una de las unidades, diríjase a la oficina de Educación a
Distancia de la Fundación Universitaria del Seminario teológico Bautista
Internacional de Cali con el fin de que el profesor pueda ayudarle a resolver
la inquietud. Si tiene correo electrónico es más fácil para comunicarse con la
institución.

* Si en la ciudad donde usted se encuentra hay otros estudiantes que están


trabajando el mismo módulo, reúnanse y dialoguen sobre los temas de las
unidades, esto ayuda a clarificar muchas dudas y a profundizar tomando en
cuenta el punto de vista de otros estudiantes.

Si estudia individualmente, procure encontrar un pastor o profesor capacitado


en la materia que pueda servirle de consultor.

5
Cómo utilizar la lecturas Referenciadas

Cada unidad, además del texto del módulo, tiene unas lecturas adicionales,
las cuales pueden ser artículos, partes de un capítulo de un libro o referencia
a un libro entero. Estas lecturas son fundamentales en la comprensión de la
unidad estudiada. Hay que leerlas con mucho cuidado y detenimiento para
desarrollar las actividades de profundización pertinentes. Las lecturas
ayudan a profundizar, por tal motivo lea primero la unidad y luego la lectura
asignada al final de esa unidad.

Citas de términos y frases en hebreo

Las citas o referencias al hebreo bíblico presentes en este módulo tienen


como fuente la BHS (Biblia Hebraica Stuttgartensia) cuyo texto en software
se encuentra en:

BUSHELL, Michael S. BibleWorks for Windows. ScreenCam Olayer. Lotus


Development Corp 1996.

También ha sido consultado:

DAVIDSON, Benjamin. The Analytical Hebrew and chaldee lexicon. EUA:


Hendrickson Publishers, Inc. 1995

JENNI, Ernest y WESTERMANN, Claus. Diccionario Teológico Manual del


Antiguo Testamento. Tomos I y II. Madrid: EDICIONES CRISTIANDAD. 1978

STRONG`S HEBREW LEXICON vía internet: http://studybible.info/strongs

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Introducción General

Nuestra materia contiene un estudio sistemático de las expresiones


teológicas del Antiguo Testamento, incluye, entre otros, temas como el
Conocimiento de Dios, Revelación e Inspiración, el Dios de Israel, la
Elección, el Hombre como criatura de Dios, la Salvación en el Antiguo
Testamento, el Pecado, la Adoración y las promesas de Dios en relación con
la esperanza del hombre.

Conocer a Dios desde el Antiguo Testamento es considerar la evidencia del


Escritor Sagrado como primera fuente revelada para nuestros días. Es ir al
pasado del antiguo cercano oriente e introducirnos en la concepción del
hebreo antiguo para con el Dios revelado, Su creación y Su intervención
rectora y sustentadora de lo creado.

Este paso es indispensable para comprender y encarnar la teología del


Nuevo Testamento. No se puede concebir una teología del Nuevo
Testamento sin la Teología del Antiguo. Es ver desde la perspectiva de Dios
la creación, la humanidad y el rumbo que ha tomado, y la misericordiosa
intervención del Creador en el rescate y redención de Su criatura.

Le invito a hacer este recorrido teológico por el Antiguo Testamento y abrir el


corazón para dejarse invadir por la revelación del Todopoderoso Dios con
toda Su obra, Su misericordia y Sus planes para con la humanidad,
concebidos en el Viejo Testamento, apuntándole al Nuevo para cubrirnos con
Su bendición en plano día de hoy. ¡Bienvenido!

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Contenido del Módulo

TABLA DE CONTENIDO

UNIDAD 1 DIOS

UNIDAD 2 EL HOMBRE

UNIDAD 3 LA INTERVENCIÓN DE DIOS


EN LA HISTORIA DEL HOMBRE

UNIDAD 4 LA ADORACIÓN

UNIDAD 5 LOS SIERVOS DE DIOS

UNIDAD 6 LAS PROMESAS DE DIOS Y LA ESPERANZA DEL


HOMBRE

8
UNIDAD 1 DIOS

CONTENIDO DE LA UNIDAD

En esta primera unidad se presenta una introducción al tema de la


Revelación en el Antiguo testamento como el concepto clave para el
conocimiento de Dios. Se aclara el concepto de la revelación de Dios, se
identifican las diferentes formas en que Dios se reveló en los registros del
Escritos Sagrado y, finalmente, se analiza el actuar de Dios en su
intervención en la historia del pueblo de Israel.

OBJETIVOS

1. Aclarar el concepto de revelación con base en la teología del Antiguo


Testamento.

2. Identificar las diferentes formas como Dios se ha revelado en el Antiguo


Testamento

3. Analizar las manifestaciones de la obra de Dios en el Antiguo Testamento

EJES PROBLEMÁTICOS

¿Conocemos a Dios por iniciativa nuestra o Él se deja conocer por nosotros?


Si Dios se nos ha revelado, ¿Cómo lo ha hecho?, ¿Cómo podemos discernir
la revelación de Dios en el Antiguo Testamento?
¿Quién y cómo ES ese Dios que conocemos? ¿Qué es lo que Dios hace que
lo deja ver como Dios?

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PARTE 1 - EL DIOS QUE SE REVELA

Conocemos a Dios y de Dios porque Él se nos ha revelado, porque tomó la


decisión de darse a conocer. Desde el principio vemos en el texto sagrado
que Él creó, luego todo lo que existe viene de Él. En los tres primeros
capítulos del Génesis Dios creó al ser humano, le dio nombre, le asignó
funciones, tareas y normas, lo llamó a cuentas cuando éste falló, lo disciplinó
con justicia y misericordia y comenzó su plan redentor por Su misericordia.
Es indiscutible que Dios está en autoridad sobre el ser humano y lo que éste
conoce de su Creador es porque Él se lo ha revelado.

Temas ______
Consideremos tres temas claves en lo que tiene que ver con lo que podemos
conocer de Dios o de lo que Él nos ha mostrado de su propio ser.

Tema # 1: LA REVELACIÓN – El profeta Amós nos dice lo siguiente:

“Lo cierto es que nada hace el Señor 
 sin antes revelarlo a sus siervos los
profetas. Si el león ruge, ¿quién no tiembla? 
 Si el Señor habla, ¿quién no
profetiza?” – Amós 3:7,8 (RVA)

Cuando de manera unilateral el Señor toma la iniciativa de hacer algo


interviniendo en la historia del hombre, primero lo muestra, lo “revela”. El
término usado aquí es hl;G" (galáh) que en cuanto a su significado en español

da la idea de “descubrir”, “remover”. El Señor tiene sus planes y propósitos


secretos y al momento de ponerlos por obra usa a los mediadores de la
palabra, a los profetas para publicarlos. El movimiento profético en Israel se
entendía desde la perspectiva de que Dios revelaba sus mensajes a los
profetas con el propósito de que fueran dados a conocer a su pueblo.

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Cuando Dios hablaba, acto seguido se debía difundir ese mensaje. Por eso
dice el profeta: “Si el Señor habla, ¿quién no profetiza?” El peso y la fuerza
del mensaje, su veracidad y, sobre todo, su origen (Dios mismo), impelía al
profeta a publicarlo. Era imposible quedarse callado.

Para el pueblo de Israel era claro que no todo era revelado. Pero lo revelado
de Dios venía. Nadia obligaba al Todopoderoso a revelarse, pero cuando lo
hacía sus palabras, planes y propósitos eran de bendición para el pueblo y
con la demanda de obediencia. El escritor sagrado lo expresó así en
Deuteronomio 29:29 “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios,
pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre,
para que cumplamos todas las palabras de esta ley.” (RVA)

Tema # 2: EL CONOCIMIENTO DE DIOS – El profeta Oseas dio a conocer


unas expresiones de parte del Señor que han quedado grabadas en los
corazones de los hombres por muchas generaciones. En nombre del Señor
el profeta proclamó: “Hijos de Israel, ¡oigan la palabra del Señor! El Señor ha
entablado un pleito contra los habitantes de la tierra, porque ya no hay en la
tierra verdad ni misericordia, ni conocimiento de Dios; en cambio, abundan el
perjurio, la mentira, las muertes, los robos, los adulterios, y homicidio tras
homicidio.” – Oseas 4:1,2 (RVA)

Note que el profeta presenta la firma de autoridad en el mensaje al declarar


quién es el que lo envía: “…palabra del Señor!” Ahora viene la palabra de
acusación: “Mi pueblo ha sido destruido porque le faltó conocimiento. Puesto
que tú desechaste el conocimiento, yo te desecharé del sacerdocio; puesto
que te olvidaste de la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” –
Oseas 4:6 (RVA)

11
Y agrega el su texto de oro: “Lo que yo quiero es misericordia, y no sacrificio;
¡conocimiento de Dios, más que holocaustos! – Oseas 6:6 (RVA)

Observe el versículo en hebreo con la pronunciación entre paréntesis


ubicada de derecha a izquierda, y en la siguiente línea la traducción en
español siguiendo el mismo sentido. Aparecen señaladas por un corchete
invertido las palabras “conocimiento de Dios”.

`tAl[ome ~yhil{a/ t[;d;w> xb;z"-al{w> yTicp. ;x' ds,x, yKi


(meolot) (Elojim) (vedahat) (velo-zabat) (jafatstí) (jésed) (kí)
más que Dios conocimiento-de y no quiero misericordia Porque
holocaustos sacrificios

El término es t[;d; (dáhat) que en cuanto a su significado en español da la


idea de “conocimiento”, “percepción”, “destreza”, “discernimiento”,
“entendimiento” y “sabiduría”. De manera que en el Israel antiguo el
conocimiento de Dios no era simplemente una información o dominio de
algunos conceptos meramente intelectuales. Incluía indispensablemente una
experiencia de vida. Si el pueblo de Israel sabía algo de Dios o conocía de
Dios, había llegado a ello por medio de una experiencia personal.

Tema # 3: EL TEMOR DEL SEÑOR – Este es un tema de la teología del


Antiguo Testamento que no está solo. Es decir, se debe considerar dentro de
una contexto inevitable que lo rodea, lo explica y permite su aplicabilidad. El
salmista nos lo deja ver de manera clara cuando escribe:

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“La ley del Señor es perfecta: reanima el alma. 
 El testimonio del Señor es
firme: da sabiduría al ingenuo. 
 Los preceptos del Señor son rectos: alegran
el corazón. 
 El mandamiento del Señor es puro: da luz a los ojos. El temor
del Señor es bueno: permanece para siempre. 
 Los decretos del Señor son
verdaderos, y todos ellos justos.” – Salmo 19: 7-9 (RVA)
La ley perfecta, el testimonio firme, los preceptos rectos y el mandamiento
puro, anteceden al “temor del Señor” que es calificado como bueno. Miremos
un poco el término en el hebreo:

hr'Ahj. hw"hy> ta;r>yI


(tejorá) (Yahvé) (Yirat)
(es) puro Yahvé El temor-de

El término “Yirat”, en cuanto a su significado en español da la idea de


“miedo”, “terror”, “temor”; y cuando se refiere a Dios, como en este caso, da
la idea de “respeto”, “reverencia”, “piedad”

Cuando se conoce a Dios por experiencia, cuando a nivel personal se


percibe a Dios como Dios, cuando se considera Su obrar y las
manifestaciones explícitas de Su revelación en cuanto a Su ley,
mandamientos y preceptos, es inevitable concebir la influencia y el impacto
del Creador sobre la vida de quien le conoce. Su revelación, en este caso,
incita a la obediencia, reclama reverencia y motiva a la piedad. Son
resultados naturales de en la vida de quien llega a conocer a Dios
genuinamente. No puede haber un conocimiento del Dios que se autorevela
sin que exista el temor a Él.

Creo que no se puede descartar el “miedo”, el “terror” ni el “temor” como


términos que expliquen el “temor del Señor” porque en realidad cuando el
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Todopoderoso Dios, magnánimo, magnífico e inconmensurable se revela al
ser humano, éste (el ser humano) será expuesto a su pequeñez, a su casi
insignificancia lo que naturalmente producirá el miedo, el terror y el temor. Si
ante las expresiones catastróficas de la naturaleza el hombre se siente
ínfimo e impotente, ¿Qué será entonces ante el Creador?

El Señor, por Su propia iniciativa se ha revelado al ser humano. El hombre


ha llegado a conocerlo por experiencia, viviendo lo que significa que el
Creador se haya acercado. Esta experiencia, entonces, provoca en la
humanidad lo inevitable, que es el temor a Dios, reverenciarlo, obedecerlo,
respetarlo llevando una vida de acuerdo con Sus preceptos, leyes y
mandamientos. Quien haya conocido a Dios genuinamente por experiencia
personal y haya sido expuesto a Su revelación, natural e inevitablemente
debe testimoniarlo con una vida de respeto y obediencia al Señor.

Formas ___________
Consideremos ahora las formas diversas que el Señor ha usado para
revelarse al hombre. Si observamos las Escrituras de manera total,
examinando la evidencia interna en cuanto a las formas en que Dios se ha
revelado al hombre para cumplir Sus propósitos y planes, podemos hacer
una lista de catorce formas diversas que son: El universo, señales, la
creación, Jesucristo, la Palabra escrita (la Ley), eventos, profetas, ángeles,
teofanías, visiones, sueños, el urim y el tumim, la suerte, de manera
personal. No hay espacio ni tiempo para plasmar todo el abanico de formas
en que Dios se nos ha revelado, pero si podemos escoger por lo menos
cuatro para profundizar un poco en ellas.

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Primera forma de revelación: LA NATURALEZA (La creación)

Uno de los textos clave del Antiguo Testamento en este tema es el Salmo
19:1-4 (RVA) que dice:

“Los cielos proclaman la gloria de Dios; 
 el firmamento revela la obra de sus


manos. Un día se lo cuenta al otro día; 
 una noche se lo enseña a la otra
noche. Sin palabras, sin sonidos, 
 sin que se escuche una sola voz, su
mensaje recorre toda la tierra 
 y llega al último rincón del mundo, 
 en donde
el sol pasa la noche.”

Detengámonos un poco en los dos términos clave que aparecen en el


versículo uno.

`[;yqir'h' dyGIm; wyd'y" hfe[m] W; lae-dAbK. ~yrIP.s;m. ~yIm;Vh' ;


(jaraqiah) (maggid) (yadav) (umahasheh) (kabod-El) (mesapperim) (jashamayim)
el revela sus manos y obra-de gloria-de-Dios proclaman Los cielos
firmamento

El término MESAPPERIM – que en su significado en español da la idea de


“relatar”, “declarar”, “hablar”, “contar”, “proclamar” -, es un verbo que está en
el modo Pi’el. Esta estructura verbal en hebreo es Activa – Intensiva, es decir
que lo que se hace, se hace con fuerza e intensidad. De modo que si los
cielos proclaman la gloria de Dios lo hacen con intensidad, con fuerza, de
modo que sea imposible no escucharlos, que ningún ser humano pueda
tener excusa de no escuchar el mensaje que proclaman. Definitivamente
Dios se revela por medio de la creación, es decir, los cielos dan testimonio de
la gloria de Dios.

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El término MAGGID – que en su significado en español da la idea de “decir”,
“declarar”, “anunciar”, “reportar”, “hacer conocer”, “publicar”, “proclamar” - ,
es un verbo que está en modo Hífil. Esta estructura verbal en hebreo es
Causativa Activa, a lo cual se puede decir que el firmamento causa o
provoca una revelación o proclamación de la obra de las manos del Creador.
Es decir, lo creado habla del Creador; lo creado revela al Creador, lo
identifica lo muestra. De manera que al escudriñar el firmamento, la creación
y la naturaleza, es inevitable percibir al Creador porque se escucha el
lenguaje revelador desde lo creado.

Por tal razón el apóstol Pablo en Romanos 1:19,20 (RVA) lo manifestó de


forma clara cuando escribió inspirado por el Espíritu Santo:

“Para ellos, lo que de Dios se puede conocer es evidente, pues Dios se lo


reveló; porque lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza
divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, y pueden
comprenderse por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen
excusa.”

Esta evidencia bíblica pone en el escritorio de la teología el tema primordial


de la Revelación General y la Revelación Especial. Cuando se habla de la
primera, es para referirse a la revelación de Dios en la creación. Y cuando se
habla de la segunda, es para referirse a la revelación de Dios en su Hijo
1
Jesucristo. Robert Cate lo comenta diciendo que “Había un claro
reconocimiento en el Antiguo Testamento de que Dios se revelaba en el
mundo de la naturaleza. No obstante, entendamos claramente que hay una
diferencia significativa entre lo que puede saberse de Dios en la naturaleza y
lo que aprendemos de Dios en Cristo. Por medio del mundo, contemplamos

1 CATE, Robert L. Teología del Antiguo Testamento. Casa Bautista de Publicaciones. El Paso, Texas, EEUU. 1989
p. 30,31

16
a Dios como Creador, sustentador y preservador. En Cristo, lo conocemos
como redentor y salvador.”

Segunda forma de revelación: LA PALABRA ESCRITA (La Ley)

“…y Moisés subió al monte a encontrarse con Dios.” – Éxodo 19:3 (RVA) Así
comienza el relato del gran evento en la historia del pueblo de Israel, cuando
su líder libertador sube al monte Sinaí para recibir de manos de Dios las
tablas de la Ley. El relato se extiende hasta el capítulo 30:19 (RVA) donde
dice: “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte Sinaí, dos
tablas del testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de Dios.”

La evidencia bíblica nos muestra que Dios, unilateralmente, llamó a Moisés y


puso en su conocimiento Su voluntad, Su Ley, Sus estatutos para que el
pueblo se rigiera por ellos. Dios tiene Su ley, es Su voluntad lo que rige lo
creado, nada más. Si Él se ha revelado al hombre, se ha dado a conocer por
iniciativa propia, habiéndolo creado, ahora se revela de manera mucho más
específica dándole a conocer su voluntad en detalle.

La ley es el testimonio escrito con más detalle que demuestra que Dios se ha
revelado al hombre. Podemos percibir la gloria de Dios en lo creado porque
la creación da testimonio del Creador. Pero aquí la revelación es más clara,
más contundente, más específica. Y el pueblo, en repetidas oportunidades
dijo a Moisés: “Haremos todo lo que el Señor ha dicho.” – Éxodo 19:8 (RVC)
De manera que es claro que el pueblo estaba enterado de esta revelación.
Ya no era un secreto la voluntad de Dios. Era conocido por todos lo que el
Señor esperaba de ellos.

No consideraba Israel la ley de Dios como una carga sino como una
bendición. La ley era la luz que mostraba el camino. Era un faro que advertía

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del peligro. Los pueblo aledaños no conocían la voluntad de sus dioses. Se
mostraban éstos caprichosos, ambiguos y cambiantes. Pero el Dios de Israel
les había revelado Su ley para que el pueblo conociendo Su voluntad la
hiciera realidad. El pueblo sabía la adoración exclusiva y pura que requería
Dios; el tipo de relaciones en amor que debían guardad con el prójimo; las
leyes humanitarias y sanitarias que debían seguir; las ofrendas, sacrificios y
fiestas que debían celebrar. Todo, en detalle, había sido revelado.

Esta ley fue escrita. Estuvo a la vista del pueblo. Pudo ser leída más que
esto, interpretada y reglamentada para ser cumplid con más precisión. Pero
la Palabra escrita da testimonio de otra forma de revelación de esa misma
ley. El apóstol Pablo en Romanos 2:12-16 (RVC) dice:

“Así que todos los que han pecado sin haber tenido la ley, perecerán sin la
ley, y todos los que han pecado bajo la ley, serán juzgados por la ley. Porque
Dios no considera justos a los que simplemente oyen la ley sino a los que la
obedecen. Porque cuando los paganos, que no tienen ley, hacen por
naturaleza lo que la ley demanda, son ley para sí mismos, aunque no tengan
la ley; y de esa manera demuestran que llevan la ley escrita en su corazón,
pues su propia conciencia da testimonio, y sus propios razonamientos los
acusarán o defenderán en el día en que Dios juzgará por medio de
Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.”

Así que los que no conocen la revelación especial de Dios, es decir, Su Ley
escrita y al Señor Jesucristo, llevan la ley escrita en su corazón, pues su
propia conciencia da testimonio. Dios, en Su soberanía, plasmó en el
corazón del hombre un sentido de lo que es divino, de Su voluntad. Como lo
expresó Juan Calvino2:

2CALVINO, Juan. Institución de la Religión Cristiana. Tomo II. Barcelona, España: FELIRé,
1994

18
“Que existe en la mente humana, y por instinto natural, una determinada
percepción de la Deidad, no puede ser cuestión de disputa, ya que Dios
mismo… ha dotado a todos los hombres con alguna idea de Su divinidad, la
memoria de la cual constantemente renueva y ocasionalmente expande.”

Y fue exactamente la promesa que Dios hizo a través del profeta Jeremías
en 31:33 (RVC) cuando dijo:

“Cuando hayan pasado esos días, el pacto que haré con la casa de Israel
será el siguiente: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Y
yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.”

La revelación que el Señor ha hecho de sí mismo y de Su voluntad incluye la


Ley escrita en piedra, en pergaminos, papiros, códices y hoy en los
instrumentos electrónicos más variados y accesibles que se han inventado.
Pero también está grabada de manera indeleble en el corazón y la mente del
ser humano. Dios se ha revelado!

Tercera forma de revelación: LOS EVENTOS (Historia)

“Los hebreos aprendieron que a Dios se le encontraba en ciertos eventos, en


los mismos sucesos dela vida. [...] Su conocimiento de Dios les llegó por lo
que Él revelaba de sí mismo en el devenir de los hechos históricos. 3”

El pueblo de Israel conoció a Dios como Salvador, Redentor cuando se


manifestó a ellos a través del éxodo de Egipto. Su portentosa liberación
usando a Moisés y a Aarón como instrumentos de su poder, las diez plagas
incluyendo la final de ellas con la muerte de los primogénitos, la liberación en
la apertura del Mar Rojo y la muerte de sus enemigos los egipcios, más

3 Cate. Ob. Cit., pág. 31

19
numerosos y poderosos, fueron eventos a través de los cuales Dios se reveló
como Salvador a su pueblo y así fue conocido por ellos.

Y la lista es enorme de los eventos del Antiguo Testamento a través de los


cuales Dios se reveló y fue conocido por su pueblo. Israel conoció a Dios por
experiencia. Vivió de la mano de Él Sus manifestaciones vívidas en cada
evento. El sustento, la liberación milagrosa y sus intervenciones lo dieron a
conocer como Dios Todopoderoso y misericordioso. Los eventos divinos
revelaron al pueblo el Dios que tenían como Padre. Así que para el hebreo
antiguo cuándo ocurrió el evento no era tan importante como el hecho mismo
de que ciertamente había ocurrido y el significado teológico que ello tenía.

Cuarta forma de revelación: LOS PROFETAS (Profecía)

Conocidos como “los mediadores de la palabra”, los profetas fueron la voz de


Dios al pueblo de Israel. El pueblo conoció Su voluntad, Sus designios, Sus
determinaciones, Sus exhortaciones y llamados al arrepentimiento, Su
opinión con respecto a las actitudes y conductas del pueblo por medio de los
profetas. Cuando todo iba de mal en peor, entraban en escena los “varones
de Dios” con palabras de poder. Así lo manifestó Jeremías cuando en
7:25,26 dijo:

“Esto ha sido así desde que sus padres salieron de la tierra de Egipto hasta
hoy. Yo, desde muy temprano y sin falta, les envié a todos mis siervos, los
profetas, pero ellos no me hicieron caso ni me prestaron atención, sino que
se encapricharon y fueron peores que sus padres.”

Era “Palabra Poderosa” porque con la frase “Así ha dicho el Señor” el profeta
ponía la firma de seguridad, la garantía de cumplimiento de la profecía
porque venía directa y genuinamente del Señor Dios, y como Él tiene el

20
poder para hacerla cumplir, entonces la palabra era firme y segura. Además,
el profeta por su cercanía a Dios y su intimidad con Él, podía asegurar la
fidelidad de esa palabra.

La revelación que Dios ha hecho de sí mismo al ser humano,


indefectiblemente incluye el movimiento profético en Israel como un
testimonio vivo de la manifestación de la voluntad Divina al hombre.

PARTE 2 - EL DIOS QUE ES

“Cuando se logró por primera vez una conexión telefónica entre Inglaterra y
África del Sur, se dio aviso en la Cámara de los Comunes, en Inglaterra. Los
miembros de ese augusto cuerpo, normalmente muy reservados, irrumpieron
en gritos y aplausos. Al reducirse el ruido, un miembro de la Cámara se puso
de pie y replicó: «¡Maravilloso, maravilloso! Ahora que podemos conversar
con los de África del Sur, ¿Qué les diremos?»-”4

La revelación de Dios fue dada en el Antiguo Testamento. Dios se mostró.


Pero para que esa revelación fructifique debe haber una respuesta, un
diálogo, una doble vía de comunicación. Dios siempre esperó la respuesta
del pueblo, en conducta, en actitud, en algún cambio que caminara en el
sentido señalado por Él. Su revelación siempre buscó que el pueblo lo
conociera, pero al parecer esto no se logró o se logró muy poco. La
interlocución entre Dios y el hombre ha sido motivada por Su revelación, pero
a menos que el hombre discierna el mensaje recibido no podrá saber acerca
de Dios lo cual hará muy difícil una verdadera conexión. ¿Quién es y cómo
es ese Dios que se ha revelado y que podemos conocer de Dios por medio
de esa revelación?

4 Cate. Ob. Cit., pág. 45


21
Características ___________
Consideremos en esta parte tres características personales de Dios y
algunos de Sus nombres con que se ha dado a conocer.

Característica # 1: Dios Viviente

“YO SOY EL QUE SOY” - Éxodo 3:14 (RVC)

Vale la pena incluir en este punto el comentario que la Biblia RVA de 1995
tiene al pie de página en esta cita:

“Yo soy el que soy: Esta frase explica el nombre personal del Dios de Israel,
asociándolo al verbo hebreo hayah, que significa «ser», «existir» y, a veces,
también «acontecer». Según algunos intérpretes, el mismo verbo, al ser
repetido, refuerza su significado y adquiere mayor intensidad, de manera que
Yo soy el que soy equivale a Yo soy el que existe realmente y por sí mismo,
no como los falsos dioses que no son ni pueden nada. Otros señalan que la
frase puede traducirse también por Yo soy lo que soy y, por lo tanto, se trata
de una respuesta evasiva: Yo no doy a conocer mi nombre, porque ninguna
palabra sería capaz de expresar lo que yo soy (cf. Gn 32.29; Jue 13.18).
Otros, finalmente, hacen notar que el verbo hebreo hayah no designa una
mera existencia sino una presencia viva y activa, y que, por lo tanto, la frase
significa Yo soy el que estaré siempre con ustedes para salvarlos.”

La única y verdadera existencia que se auto sustenta, da vida y es eterna es


Dios, el Creador. Israel debía encarnar esta verdad y Dios estaba
primariamente interesado en hacerlo debido a que su pueblo estaba rodeado
de pueblos idólatras. La idolatría siempre tentó e hizo caer a Israel. La
atracción de la adoración a otros dioses desplazando a Yahvé estuvo
presente desde las faldas del monte Sinaí hasta la deportación a Babilonia.

22
Fue la gran lucha de los profetas, el gran pecado del pueblo y la gran
mayoría de sus reyes.

Característica # 2: Dios Personal

Además de “viviente” Dios es personal. Él se auto reveló como un Dios


cercano al hombre, que se identifica con el hombre, que está a al lado del
hombre, pero que a su vez guarda la distancia con el hombre y la creación.

Para Su auto revelación Dios se manifestó a Israel y éste lo conoció por Su


nombre. En Éxodo 3:15 (RV 95), el escritor sagrado nos deja ver por primera
vez el nombre de Dios:

Además, Dios dijo a Moisés:


—Así dirás a los hijos de Israel: “Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios
de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros.”
Éste es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.

hw"hy> (Yehváh) “Yo Soy”; “El que ES” - Podría ser una traducción o

significado del nombre si se acepta que se deriva de la raíz verbal hy"h"


(Hayáh) que en su significado en español da la idea de “Ser”, “Existir”. Más
adelante profundizaremos un poco más en los nombres de Dios.

Desde allí en adelante Israel conoció a Dios como uno cercano a ellos. Se
manifestó de diferentes maneras y de acuerdo con esas manifestaciones
conoció a Dios con diferentes nombres: Dios proveedor, Dios Sanador, Dios
de los ejércitos y otros cuantos más. Así Dios fue conocido como un Dios
personal.

23
Además de los nombres, Dios se auto reveló dándose a conocer por medio
de figuras humanas con el propósito de ser comprendido por el hombre. A
esto se le llamó las figuras “antropomórficas” o los “antropomorfismos”. Esto
se da en las Escrituras cuando encontramos que se hacen referencias a Dios
con figuras, formas o cualidades humanas. La figura de un padre, hijo o las
manos, oídos y corazón de Dios. Junto con cualidades como escuchar,
hablar, pensar, decidir.

Todo esto, los nombres y las figuras antropomórficas, nos dejan ver que Dios
es un Dios personal, que tiene identidad, tiene personalidad, que puede el
ser humano, por esa semejanza, entablar una relación con Él, que es Dios
cercano, interesado por el ser humano y porque éste lo conozca.

Característica # 3: Dios Santo

En el texto de Levítico 11: 44 (RVC) dice: “Yo soy el Señor su Dios. Por lo
tanto, ustedes se santificarán, y serán santos, porque yo soy santo.”

ynIa' vAdq' yKi (ki qadosh aní) “Porque santo soy yo” El término “Qadosh”

puede traducirse como “santo”, “separado”, “aparte”, “diferente”, pero


también da la idea de “quemar”, “resplandecer”, “irradiar”. Estos tres últimos
términos están presentes en los eventos cuando Dios se manifiesta en fuego:
la zarza ardiendo, la columna de fuego y las lenguas como de fuego en
Pentecostés. De manera que la presencia de Dios inevitablemente deja
percibir su santidad, y esta misma parece llegar a describir la misma
naturaleza de Dios. Dios ES SANTO.

Por ser Dios santo, su santidad nunca implicó el distanciamiento del hombre
pecador. Su santidad hacía la diferencia con el hombre pero no imponía su
distancia, al contrario, la presencia y la cercanía de Dios al hombre lo

24
motivaba e instaba a buscar la santidad. El carácter de Dios está
caracterizado por Su santidad. De manera que quien conoce a Dios y se
acerca a él, se verá movido a imitarle en santidad, se verá motivad a lograr
cambios en su vida que testimonien su cercanía con el Creador.

Característica # 4: Sus Nombres

Una de las evidencias de ser un Dios personal es el hecho de dar a conocer


su nombre. Sus nombres lo hacen accesible al ser humano, lo ponen al
alcance de su comprensión, hace que Su revelación llegue al hombre y éste
lo conozca. En este punto mencionaremos algunos nombres por los cuales
Dios es conocido en el Antiguo Testamento, entendiendo que estos nombres
son reveladores de la naturaleza y el carácter de Dios.

El Elyon( !Ayl.[, lael. ) “El Dios Altísimo” (Génesis 14:18)

El término lae era la denominación más común referente a Dios entre los
pueblos semíticos incluyendo a Israel. Su significado de raíz era
aparentemente “poder” o “fuerza”. Se centraba en el poder de Dios actuando
en el mundo, según lo expresa el autor Robert L Cate.5

Pero Israel, a diferencia de los demás pueblos, usaba el vocablo en


combinación con otros términos para referirse a Dios. Por ejemplo El ELyon
para designar al “Dios Altísimo”. En la galería de dioses de los pueblos
paganos, el puesto número uno, el más alto, el más importante, aunque fuera
desconocido, era para Dios.

5 Cate, Robert L. Ob. Cit. P.60


25
El Olam ( ~l'A[ lae) “Dios eterno” (Génesis 21:33)

Este nombre se usaba para caracterizar a Dios como que estaba fuera de la
cronología del hombre. Dios no estaba sujeto a las limitaciones de tiempo.
Esta estaba fuera de la comprensión del hebreo antiguo, que se veía limitado
por tiempo y espacio, de manera que su mente no alcanzaba a discernir la
magnitud y el alcance de Dios como El Olam.

El Roí ( yair\ lae) “Dios que ve” (Génesis 6:13)

Este nombre hace un referencia al atributo divino de la omnipresencia, es


decir, que nada se esconde de la mirada, el juicio, el escrutinio de Dios. Él
todo lo conoce, todo lo ve, hasta lo más íntimo del ser humano, de cada ser
humano.

Aunque tiene un enfoque de juicio y soberanía, también lo tiene de


misericordia y salvación. Dios conoce toda situación que vive el ser humano
para obrar e intervenir oportunamente. Si nada se escapa a su vista,
tampoco el sufrimiento del ser humano está fuera de sus ojos, sobre todo el
sufrimiento de los justos que padecen injusticia.

Elojim ( ~yhil{a)/ “Dios” (Génesis 1:1)

Este es un término plural masculino (por su sufijo “im”), el más frecuente para
6
referirse a Dios después de su nombre personal. Cate hace varias
observaciones al respecto:

6 Cate, Robert L. Ob. Cit. p. 61


26
1. Pareciera que los vecinos semíticos de Israel, este título simplemente
resumía todos los dioses que ellos tenían. Su énfasis recaía sobre el
hecho de que Dios resumía todos los atributos de todos los dioses de
todos los pueblos.
2. También se le ha interpretado como un “plural de majestad”.
3. Puede ser que también sea uno de los primeros vislumbramientos
veterotestamentarios de la pluralidad en Dios.

Baal ( l[;B') “Dueño”, “señor”, “esposo”

Era el título asignado a muchos dioses cananeos y en especial al dios


principal de los fenicios, mas sin embargo, también se le asignó al Dios de
Israel. El testimonio lo tenemos con el profeta Oseas cuando dijo:

En aquel tiempo, dice Jehová,
 me llamarás Ishi,
 y nunca más me llamarás


Baali. – Oseas 2:16 (RVC)

La NVI traduce dinámicamente el versículo aclarando los términos usados


así:

En aquel día —afirma el Señor—, ya no me llamarás: "mi señor", sino que


me dirás: "esposo mío" .

Habla el profeta de la nueva relación que tendría Israel con Dios, la cual
pasaría de una relación “esclavo-señor” a “esposa-esposo”, es decir, algo
más cercano, de mas confianza, de más intimidad, de más cercanía.

27
Adonai ( yn"doa] ) “Señor” (Génesis 18:3)

Aparece unas 603 veces en el Antiguo Testamento. Era el término preferido


por Israel para referirse a Dios. Denotaba su sometimiento a Él como Señor y
dueño e implicaba la relación de ellos como siervos obedientes. Quien le
llamaba “Señor” era porque existía de manera implícita la obediencia junto
con el reconocimiento de la autoridad y el poder de Dios.

Dios se reveló a Israel como el Dios Que Es, que existe, el único verdadero y
poderoso que se auto sostiene y tiene el poder de dar vida y sostenerla. Los
dioses son falsos, simplemente no existen, “No Son”, no tienen vida ni tienen
cómo darla ni sostenerla. Dios es un Dios personal, que le dio origen al
hombre, lo ama, está cerca de él, sostiene su vida y busca su respuesta con
relación a su amor y a todas las bondades de las que lo hace disfrutar. Dios
es el Dios que ES.

PARTE 3 - EL DIOS QUE HACE

* En medio de Israel y su historia era evidente que Dios se revelaba e


intervenía. Sus actos que lo hacían conocer por su pueblo eran actos de
amor. Era lo que motivaba a Dios a acercarse a Israel. Hay dos términos que
describen la intervención de Dios en amor por Israel:

Amor ( bh;a' ) Ajáb – (Mal. 1:2,3 RVC)

El Señor ha dicho: «Yo los amo.» Ustedes objetan: «¿Cómo puedes decir
que nos amas?» Y el Señor ha dicho: «¿Acaso no es Esaú el hermano de
Jacob? Sin embargo, a Jacob lo he amado, pero a Esaú lo he aborrecido,

28
pues he convertido sus montes en lugares desolados y su territorio en
guarida de los chacales del desierto.

El amor de Dios por Israel se muestra en su elección. El profeta deja ver en


el texto sagrado que Dios, teniendo opciones, se inclinó por Israel. Su
corazón se volcó por Jacob. Lo escogió como novio que escoge a su esposa.
Bien pudo ser otro pueblo, pero Dios amo a Israel.

El término “ajab” se usa para describir relaciones humanas de amor y aquí se


usa para mostrar el amor que Dios tiene por Israel cuando decide que será
Su pueblo.

Amor Inquebrantable ( ds,x, ) “Jésed” – (Jer. 3:12 RVC)

Ve ahora al norte, y proclama allí estas palabras: “Israel, no seas rebelde y


vuélvete a mí. No voy a descargar mi enojo sobre ti, ni te voy a guardar
rencor, porque yo soy misericordioso. Palabra del Señor.

El amor de Dios por Israel está por encima de la falta, del error, de la
debilidad. Dios ama a Israel como es pero hará todo lo necesario por que
cambie, porque se allegue a Su voluntad. Ningún pecado hará que Dios ame
menos a Su pueblo. Siempre habrá la invitación al arrepentimiento, a
volverse del mal camino. Su enojo será una realidad que no durará para
siempre. Lo que será eterno en Dios para con Su pueblo será el amor.

* Dios también se revelaba a Israel con actos de justicia. El término hebreo

usado para designar a Dios como Justo es qyDIc; (Tsadiq) “Justo”, “Recto”,
“Legal”, “Correcto”, “Firme”.

29
Las demandas de Dios a Israel estaban basadas en Su carácter. Las
exigencias de santidad se daban porque Dios es santo. Las de justicia se
daban porque Dios es justo. Israel, como pueblo de Dios, debía mostrar
justicia y rectitud en las relaciones interpersonales. Con su prójimo, Israel
debía ser justo. En las negociaciones comerciales, en los pesos y medidas,
en el trato con el hermano, con el extranjero, al viuda y el huérfano. Con el
trabajador, con su hermano necesitado, con el pobre y el desamparado. La
justicia es el camino de Dios.

El profeta Amós proclamó lo que Dios esperaba de Su pueblo en términos de


justicia:

«Yo aborrezco sus fiestas solemnes. ¡No las soporto, ni me complacen sus
reuniones! Cuando me ofrezcan sus ofrendas y holocaustos, no los recibiré,
ni miraré los animales engordados que me presenten como ofrendas de paz.
Alejen de mí la multitud de sus cantos. No quiero escuchar las melodías de
sus liras. Prefiero que fluya la justicia como un río, y que el derecho mane
como un impetuoso arroyo. – Amós 5:21-24 (RVC)

* El amor de Dios y su justicia no se mostraban incompatibles, sino todo lo


contrario. El amor y la justicia de Dios se complementaban. A pesar de su
amor y a causa de su amor la justicia de Dios lo llevaba a revelarse en actos
de juicio. Si por amor el culpable no pagaba por su pecado, alguien tenía que
pagar. De manera que Dios también mostraba su ira y su enojo. No iba a
dejar impune el pecado.

Dice el salmista David en el salmo 103:8-14 (RVC):

El Señor es misericordioso y clemente; 
 es lento para la ira, y grande en


misericordia. No nos reprende todo el tiempo, 
 ni tampoco para siempre nos
guarda rencor. 
 No nos ha tratado como merece nuestra maldad, 
 Ni nos

30
ha castigado como merecen nuestros pecados. Tan alta como los cielos
sobre la tierra, 
 es su misericordia con los que le honran. Tan lejos como
está el oriente del occidente, 
 alejó de nosotros nuestras rebeliones. El
Señor se compadece de los que le honran 
 con la misma compasión del
padre por sus hijos, pues él sabe de qué estamos hechos; 
 ¡él bien sabe
que estamos hecho de polvo!

La misericordia (“Jesed”) de Dios y su amor (“Ajab”) no eliminan su justicia ni


sus juicios. Aunque es lento para la ira, de todas maneras existe la ira en su
carácter y su trato con el ser humano. El hebreo antiguo entendía que Dios
mostraba su amor y misericordia, pero que su justicia llevaría a cabo sus
juicios para con los culpables. El pecado tendría que ser pagado, si no por el
pecador, por alguien más, pero por justicia el juicio tendría que llevarse a
cabo.

Imaginemos una escena posible. El señor Lino, tiene un vecino que con su
auto, por accidente, le tumbó una parte del muro del jardín de su casa, dando
reversa. El vecino avergonzado se acercó a pedir disculpas. El señor Lino le
dijo: “Tranquilo, no se preocupe, no es nada. No tiene que pagar por esto. Yo
lo arreglo.” El vecino, contento se va. El señor Lino va a la ferretería a
comprar los materiales para arreglar el muro y lo hace.

Pensemos. El vecino no tuvo que pagar por lo que hizo, fue perdonado, fue
condonado. Pero alguien tuvo que pagar: El señor Lino pagó. Por
misericordia perdonó a su vecino, pero por justicia, él tuvo que asumir el
costo del arreglo. Alguien tuvo que pagar.

El pecado del hombre, la violación de los mandamientos de Dios, aunque se


acompañan de la misericordia de Él, no dejan de lado la justicia, lo que traerá
actos de juicio. Dios es amor, pero también es justo.

31
* El Señor mostró su poder, se reveló en el Antiguo Testamento por medio de
actos milagrosos. Miremos un poco los términos usados para referirse a
“milagros” en el texto hebreo:

Señal ( ) – (Ot) – Éxodo 4:8 “Y sucederá que si no te creen ni te

escuchan a la primera señal, te creerán a la segunda señal.” Robert Cate


dice con respecto de una “señal” que esta puede ser natural o sobrenatural.
El énfasis principal de este término está en el hecho de que una señal se
refiere a un significado más allá de la misma. 7 Y si nos centramos
exactamente en las señales reveladas en Egipto, el objetivo no era las
señales en sí, sino mostrar el poder de Dios sobre los dioses egipcios y
motivar así la obediencia a Su voluntad de dejar ir al pueblo de Israel. Así
que la naturaleza de la señal – natural o sobrenatural-, no era lo importante.

En palabras de R.C. Sproul, a los milagros se les llama “señales”, porque


como cualquier señal, apuntan hacia algo que es distinto a ellas, algo que es
más significativo.8 Es decir, Dios utilizó las señales como instrumento para
demostrar su poder, su divinidad y, en un caso muy especial, para demostrar
que el llamado de Moisés era genuino.

Maravilla o Prodigio ( ) – (Fele) - (Éxodo 15:11)

Este término es usado para caracterizar un evento sobrenatural. Su carácter


divino se basa en lo imposible de suceder bajo las leyes de la naturaleza. Es
algo extraordinario. Por ejemplo, la liberación de Israel por medio de la
apertura del Mar Rojo.

7Cate, Robert L. Ob. Cit. p.83


8Sproul, Robert Charles. Las grandes doctrinas de la Biblia. Miami, EUA: Unilit.
1996 p.72
32
9
Evans comenta y argumenta la definición de “milagro” como una
transgresión de las leyes de la naturaleza propuesta por David Hume. Una
de las grandes perspectivas para comprender el milagro es cuando Dios
interviene a Su voluntad para sacar de su cause normal las leyes de la
naturaleza y ponerlas a favor de quien Él escoja.

En realidad Dios nunca se reveló por medio de milagros para favorecerse Él


mismo, siempre le apuntó al ser humano, a su pueblo. De manera que al
considerar un milagro se deben tener en cuenta tres rasgos básicos que los
caracteriza10:

Primero: El tiempo y el lugar. Si era algo natural o sobrenatural, el evento


debía estar enmarcado en un tiempo y espacio preciso. ¿De qué hubiera
servido si el Mar Rojo se abre una semana después de que el pueblo de
Israel llega su orilla? O ¿De qué hubiera servido si se abre nueve kilómetros
arriba o debajo de la costa? Para ser un milagro debía ocurrir en el momento
y lugar apropiado.

Segundo: La necesidad de un intérprete con autoridad divina que atestigüe y


proclame que está actuando la mano de Dios, que es Su revelación, que es
Su manifestación milagrosa.

Tercero: El significado del milagro. El receptor del milagro debía comprender


su significado como un mensaje contenido en una revelación. Dios como
Todopoderoso en los milagros, es Dios revelando Su carácter y Su voluntad
al hombre. El milagro nunca tuvo un fin en sí mismo, siempre apunto a algo
más allá, a algo más valioso a una meta final significativa.

9 Evans, C. Stephen. Filosofía de la religión. El Paso, Texas: Editorial Mundo


Hispano. 1990. P. 118
10 Tomado de Cate, Robert L. Ob. Cit. p.84

33
Repaso Formativo
El repaso formativo se provee con el propósito de ayudarle a asimilar la
lectura que acaba de hacer. Por favor, realice el siguiente ejercicio
respondiendo cada punto de acuerdo con lo leído. Si tiene dudas puede
volver al contenido para confirmar su respuesta.

1. En cuanto al conocimiento que tenemos de Dios, ¿Le conocemos porque


lo descubrimos o porque Él se auto reveló? Escriba de manera sucinta su
respuesta y argumentación.

2. Mencione las formas de revelación de Dios manifiestas en el Antiguo


Testamento y resalte una de ellas dando su explicación personal.

3. Repase uno de los actos de Dios con los que se reveló a Israel y escriba
las consecuencias que trajo esa revelación sobre el pueblo de Dios.

34
Lecturas

LECTURA # 1

Tomada y traducida de: Mark Driscoll en el siguiente sitio de la web:


http://youtu.be/V_-KTmykKJU

Revelación especial vs Revelación general

La Biblia habla acerca de dos categorías generales de revelación. La primera


es la revelación general, la segunda es la revelación especial. La revelación
general es general en el sentido de que está disponible para toda la gente,
en todos los tiempos, en todos los lugares, en todas las culturas, en todas las
circunstancias. Es general porque nos revela varias cosas acerca de Dios,
pero no nos revela su nombre específico en Jesucristo ni nos revela lo que
Dios ha hecho por nosotros al morir en la cruz por nuestros pecados.

Hay tres sitios en los cuales la Biblia habla de la revelación general. La


primera categoría sería la creación, Romanos Capítulo 1: 19-20 “Lo que se
puede conocer acerca de Dios es evidente para ellos, pues El mismo se lo
ha revelado. Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de
Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben
claramente a través de lo que El creó, de modo que nadie tiene excusa.”

Entonces la revelación general incluye la creación, Dios como creador y su


creación nos brinda entendimiento acerca del carácter de Dios. Como el
mundo está organizado de una forma inteligente y organizada, esto nos
brinda información de la inteligencia del diseñador, que es Dios. Además la
creación nos enseña de Dios que el es poderoso porque no solo la creó sino
que también reina sobre ella. La creación también nos dice que Dios es

35
hermoso porque ella revela algo de su gloria. El carácter de Dios también se
revela en que nuestros cuerpos tienen la habilidad de curarse a si mismo, y
en esto vemos el amor de Dios. La complejidad para que el ojo vea, el oído
escuche, la mente piense, las manos toquen, son una revelación de que un
buen Dios nos hizo. El hecho de que cuando enfermemos nuestros cuerpos
sean capaces de sanar nos muestra que Dios es un Dios misericordioso,
amoroso, lleno de gracia, que se preocupa de nuestra salud y nuestro
bienestar. Todo esto entra dentro de la revelación general dada en la
creación.

Otra forma en que Dios se revela dentro de la categoría de la revelación


general es lo que conocemos como la providencia, y eso es que Dios no solo
creó el mundo sino que sigue reinando sobre el. A diferencia del deísmo que
dice que Dios se aleja de la creación, el cristianismo dice que Dios es
soberano sobre su creación y además sigue trabajando en ella a través de la
providencia. Un ejemplo sería Hechos 14:17 “Sin embargo, no ha dejado de
dar testimonio de sí mismo haciendo el bien, dándoles lluvias del cielo y
estaciones fructíferas, proporcionándoles comida y alegría de corazón.” El
amor providencial de Dios, el cuidado providencial de Dios y la provisión nos
revelan algo de la bondad de Dios. El hecho de tener estaciones, de que
caigan lluvias para los cultivos, nos habla de la bondad de Dios a través de
su providencia. Así que la revelación general no sólo incluye el Dios creador
del mundo sino Dios reinando sobre el de forma providencial.

Por último, tenemos que la revelación general está dada por la conciencia de
que somos hechos a imagen y semejanza de Dios. La creación es un testigo
externo de la revelación de Dios hacia nosotros, pero nuestra conciencia es
un testigo interno que también nos revela la bondad, la justicia y la santidad
de Dios. Romanos 2:14-15 dice “De hecho, cuando los gentiles que no
tienen la ley, cumplen por naturaleza lo que la ley exige, ellos son ley para sí
mismos, aunque no tengan la ley. Estos muestran que llevan escrito en el

36
corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus
propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan.”
Lo que Pablo está diciendo aquí es que todo ser humano, sea cristiano o no,
tiene revelación general a través de su convicción interna de su conciencia.

Cuando dejamos de hacer algo porque sabemos que está mal, o cuando
hacemos algo que está mal y luego nos sentimos mal, o cuando apelamos a
estándares morales, nos estamos refiriendo a nuestra conciencia. La
convicción interna de que algunas cosas están bien y otras están mal está
dado porque Dios nos hizo a su imagen y semejanza y por tanto tenemos
sentido de justicia y rectitud. Por eso aún los no cristianos apelan a su
conciencia, a una ley universal, por ejemplo, no es bueno hacer daño a los
demás, no es bueno robar o matar. Pero la pregunta es por que? Es por
nuestra conciencia, porque Dios nos creó, y aunque somos pecadores,
sabemos que algunas cosas están bien y otras están mal.

Estas son tres formas en las cuales la Biblia habla de la revelación en una
forma general, la cual está disponible para toda la gente. En adición a esto
hay alguna gente que recibe lo que conocemos como revelación especial. Es
diferente de la general en que la información acerca de Dios es mas clara,
está disponible para un número más pequeño de personas. Veamos tres
ejemplos de revelación especial.

El primero son los fenómenos sobrenaturales o milagros, por ejemplo cerca


al nacimiento de Jesús, su padre José tuvo un sueño profético. Fue una
forma muy especial de Dios para revelarse a José y mostrarle que no debía
separarse de María, mostrándole que ella había concebido a Jesús por un
milagro. Esa es una revelación supernatural, dada a José, en un sueño, de
parte de Dios. Otro ejemplo sería Marián en este mismo contexto, donde
ocurrió que el ángel Gabriel vino y le dijo que concebiría un hijo por un
milagro. Fue un evento supernatural, una revelación especial para ella. José

37
recibe un sueño y María recibe información de un ángel. Eso es algo inusual,
es revelación especial. Son maneras en que Dios puede actuar.

Otro ejemplo dentro de la categoría de revelación especial es Jesús. Jesús


es el Hijo de Dios que vino a la tierra a la historia humana; 1 Juan dice que
Jesús es la Palabra de Dios, así que Dios nos habla a través de la vida, las
enseñanzas y el ministerio de Jesús. En hebreos 1 la biblia dice que Dios en
el pasado nos hablaba a través de intermediarios como profetas o ángeles,
pero ahora ha escogido hablarnos más claramente a través de su hijo
Jesucristo. Jesús es revelación especial. Dios se revela completamente y de
forma clara a través de Jesús. Por eso Colosenses dice que Jesús es la
imagen de Dios invisible. Dios se reveló a los humanos al entrar a la historia
humana a través de Cristo.

Y tercero, 2 Timoteo 3:16 dice “toda la escritura es inspirada por Dios y útil
para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia.” La
revelación especial incluye los milagros, Jesús y la Biblia. La Biblia es
inspirada por Dios y contiene la vida de Jesús. Inspirada por Dios significa
que Dios actuó en cada uno de los autores humanos para hablarnos a
nosotros.

Reflexión de la lectura anterior

¿Se puede afirmar que en el Antiguo Testamento se dan los dos tipos de
revelación, la general y la especial? Explique brevemente su respuesta.

38
LECTURA # 2

Tomada de: CATE, Robert L. Teología del Antiguo Testamento. Casa


Bautista de Publicaciones. El Paso, Texas, EEUU. 1989 p. 86-91

Actos de Dios a través de la mediación

A menudo el Antiguo Testamento habla de los actos de Dios como siendo


realizados por alguno fuerza mediadora o bien por un intermediario. En un
sentido muy real, técnicamente, puede ser que estos no sean actos de Dios
sino de un mediador. Sin embargo, a la vez se describen regularmente como
actos de Dios. Pocas de estas ideas de mediación, si algunas siquiera,
alcanzaron su cumplimiento pleno dentro del Antiguo Testamento. Todas se
desarrollaron más completamente en la literatura judía postcanónica y en el
Nuevo Testamento. Sin embargo, ya que están claramente basadas en el
Antiguo Testamento, debemos tenerlas en cuenta. No pueden ignorarse.

La primera de estas es la palabra creadora o “la palabra de Jehová”. Hay


varias ideas que deben combinarse aquí. Entre estas está la comprensión
hebrea básica del concepto “palabra”. Para el hebreo, la palabra, una vez
pronunciada, tenia poder propio. Llegaba a ser una fuerza concreta en el
mundo. Hay una vieja historia judía de un hombre y su hijo quienes se les
acercaba un enemigo. Cuando el enemigo empezó a maldecirles, el padre
tiro al hijo hacia el suelo y se acostó encima de él para protegerle de las
palabras del enemigo. Si tal cosa sucediera con las palabras de los hombres
¿Cuánto más con la palabra de Dios? Sus palabras, una vez habladas,
parecían poseer un poder propio para lograr su voluntad.

Además, el relato de la creación en Génesis 1:1-2:4a refleja claramente el


poder de la palabra hablada de Dios. Cuando Dios habla, las cosas suceden;
Su palabra tiene fuerza creadora.

39
Más allá de esto, estaba la idea entre los profetas de “la palabra de Jehová”.
Vez tras vez, ellos repetían la expresión “vino a mi palabra de Jehová”. Ahora
bien, no hay evidencia clara de que ellos pensaran en “palabra de Jehová”
como teniendo una existencia o identidad separadas. Tampoco hay
evidencia en su contra. Debemos por lo menos hacernos la pregunta,
porque el Evangelio de Juan llenamente comienza, diciendo:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin
él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Jn.1:1-3).
Juan claramente asociaba la existencia personal de la palabra Dios con sus
actos creadores.

También el libro de Isaías describe de forma clara la palabra de Dios como


teniendo un poder creador. Puede que aun la describa como teniendo una
identidad creadora y personalidad.
“Porque como desciende de los cielos, la lluvia y la nieve, y no vuelve allá,
sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que
siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no
volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en
aquello para que la envié (Is. 55:10-11)

No sería cierto aseverar que el Antiguo Testamento considera la palabra


creadora de Dios como una persona. Pero raíces para tal desarrollo parecen
estar allí. La palabra de Dios es representada como agente para realizar los
propósitos de Dios. Parece tener un poder propio. Juan claramente edifico
sobre la idea en su cuadro magnifico de Cristo como coexistente con Dios y
como idéntico con él.

La segunda fuerza mediadora a la que aludo el Antiguo Testamento es el


Espíritu Santo de Dios. Las dos palabras que comúnmente se emplean para
referirse al “espíritu” tienen sus raíces en las ideas de “viento” o “aliento”.

40
Las palabras pueden traducirse así dondequiera aparezcan. Solo el contexto
puede ayudarnos a determinar si significan algo más. En Génesis 1:2 me
parece a mí que se quería decir mucho más que simplemente “aliento” o
“viento” cuando el escritor decía: “El Espíritu de Dios se cernía sobre la faz
de las aguas” (Traducción del autor). Y sin embargo, en Génesis 2:7
probablemente no se quería decir más que “aliento al decir: “Entonces
Jehová Dios… sopló en su nariz aliento de vida…” Aunque sus usos más
primitivos parecen indicar más que simple aliento, ciertamente carecen de
cualquier indicio de personalidad. Al mismo tiempo, al Espíritu de Dios se le
asocia con el Dios de la creación en el libro de Job (Job 34:13,14)

Es más, hay varias fuentes que asocian al Espíritu de Dios con la inspiración
profética. Por ende, Samuel le dijo a Saúl después de haberlo ungido como
rey: “Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder y
profetizaras…” (1S. 10:6). Ezequiel hablo de postrarse ante Dios al ser
llamado como profeta:

“Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablare contigo. Y luego
que me hablo, entro el Espíritu en mí y me afirmo sobre mis pies, y oí al que
me hablaba” (Ez 2:1,2)

El profeta Isaías describe al Mesías como siendo lleno del Espíritu del Señor:
Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñara de sus raíces. Y
reposara sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de
temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová…” (Is.
11:1-3)

Además, cuando Jesús comenzaba su ministerio, echo mano a una palabra


similar del libro de Isaías para describir su propio ministerio:

41
“El Espíritu de Jehová el Señor esta sobre mí, porque me ungió Jehová; me
ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos
apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová…”
(Is.61:1ª.2ª; Lc 4:16-19)

También, parece que algunos escritores del Antiguo Testamento pensaban


en el Espíritu de Dios como siendo o paralelo o idéntico a la mente y a la
voluntad de Dios. EN este sentido, el escritor sapiencial exclama:
“Atiende mi corrección; he aquí, yo derramare mi espíritu sobre ti, hare que
conozcas mi palabras” (Pr. 1:23, traducción del autor)

E Isaías claramente identificaba al Espíritu con el propósito de la y la


voluntad de Dios (Is. 30:1)

Pero aun más, el Espíritu de Dios parece presentarse como una especie de
principio vital que puede ser dado, retenido o retirado:

“Escondes tu rostro, se turban: Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven


al polvo. Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra” (Sal.
104:29-30)

El Espíritu también llega a reflejar la presencia de Dios entre su pueblo:


“El Espíritu de Jehová los pastoreó como una bestia que desciende al valle;
así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso” (Is. 63:14)

También parece reflejar su presencia dentro del corazón del individuo: “Crea
en mi, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de delante de ti, Y no quietes de mi tu santo Espíritu” (Sal.
51:10,11)

42
Ahora bien, no hay duda que el Antiguo Testamento, en su mensaje global,
no entiende al Espíritu Santo del mismo modo exaltado que se le entiende en
el Nuevo Testamento. En cambio, seria patentemente falso decir que no hay
vislumbramiento de él como representativo y tal vez hasta idéntico con el
poder, la presencia y el propósito del Dios viviente en el mundo. El Espíritu
de Dios en el Antiguo Testamento media la presencia y el propósito de Dios
a los hombres.

La tercera fuerza mediadora o concepto dentro del Antiguo Testamento es la


sabiduría. Originalmente, la sabiduría era una astucia práctica y un modo de
ver la conducta de la vida cotidiana. Empero, en Job (particularmente en Job
28), algunos salmos y en Proverbios 1-9, hay un cambio creciente en el
modo de ver las cosas y en sus énfasis. En Proverbios 1-9, la sabiduría
asume una personificación creciente. EN estos capítulos la sabiduría grita
en las calles. Su consejo, aunque ofrecido, es rechazado. Sus enseñanzas,
si se acatan, conducen a la lealtad a Dios y a una vida abundante y próspera.
En la literatura judía postcanónica ni se duda de la personificación de la
sabiduría. Allí ella llega a ser plenamente personal y ayuda en la tarea de
llevar a los hombres a Dios para que vivan una vida piadosa.

La cuarta fuerza mediadora que el Antiguo Testamento presenta es “el ángel


del Señor”. Ahora bien, el Antiguo Testamento claramente distingue entre “el
ángel del Señor” y todos los demás seres angelicales. Hay algo muy
particular en esto.

El ángel del Señor se menciona por primera vez en Génesis 16, en la historia
de Agar. Agar, habiendo sido expulsada por Sarai, fue encontrada por el
ángel del Señor en el desierto. Después de una larga conversación, ella
termina dirigiéndose a él cómo al Señor, al decir: “Tu eres Dios que ve”
(Gn.16:13)

43
Al ángel se ve más claramente, sin embargo, en el llamamiento de Moisés.
Ahí “… se les apareció el ángel de Jehová en una llama de fuego en medio
de una zarza” (Ex 3:2). Pero, cuando Moisés se detuvo para investigar. ¡era
Dios el que le hablaba desde la zarza¡ (Ex 3:4)

Pareciera que la relación entre el ángel del Señor y Dios mismo se presenta
aun más claramente en un encuentro posterior con Moisés. Allí Dios dijo:
“He aquí yo envío mi ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y
te introduzca en el lugar que yo he preparado. Guárdate delante de él, oye
su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque
mi nombre está en él. Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que
yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos; y afligiré a los que te afligieren”
(Ex 23:20-22).

Acordándonos de que el concepto hebreo del hombre encierra tanto carácter


como naturaleza, al ángel del Señor se le presenta como participando de la
naturaleza divina. Además, él hace lo que solo Dios puede hacer: personar
el pecado. Dígase lo que se dijere de este ser, él se identifica muy
estrechamente con el Dios de Israel. En un sentido muy real, él es una
extensión de Dios mismo.

Ahora bien, ha habido intentos por identificar a uno o más de estos


mediadores (o actos mediadores o fuerzas) sea con el Hijo o bien con el
Espíritu Santo tal y como se ven en el Nuevo Testamento. Todos esos
intentos han tenido poco éxito. No parece ser posible lograr una línea directa
de conexión. Pero si parece haber alguna conexión entre el enfoque
veterotestamentario en torno a estas extensiones de Dios y el concepto del
Padre, Hijo y Espíritu Santo en el Nuevo Testamento.

Algunos han sugerido que la doctrina bíblica de la Trinidad era un desarrollo


enteramente neotestamentario o aun posterior al Nuevo Testamento, al igual

44
que otros han procurado ver claramente en el Antiguo Testamento de la
misma doctrina. Yo creo que la verdad está entre estos dos extremos. La
pregunta que tenemos que hacernos y contestar es: ¿Hay algunas bases en
el Antiguo Testamento que sirvan de raíces para la revelación trinitaria
neotestamentaria?.

Pareciera que la respuesta es inequivocadamente clara. Hay varias raíces


diferentes sobre las que se desarrolló la revelación trinitaria
neotestamenteria. Como hemos visto, el Antiguo Testamento no se
desenvolvió en un vacío; tenemos que reconocer que el Nuevo Testamento
tampoco.

Antes que nada, el Antiguo Testamento enseña claramente que Dios es uno,
una unidad. Así, el pregón principal del Antiguo Testamento era y es: “Oye,
oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es uno” (Dt. 6:4, traducción del
autor). Al mismo tiempo, hay una conciencia cada vez mayor de la
trascendencia divina. Dios simplemente no encaja en las categorías
humanas. El Antiguo Testamento es intensamente consciente del hecho que
“Dios soy y no hombre” (Os.11:9). Dios simplemente estaba mas allá de la
compresión ultima del hombre.

Históricamente, los nombres de Dios no eran expresiones de su pluralidad o


su “multiplicidad”. En cambio, dentro de ellos había un reconocimiento
velado de su diversidad tanto de carácter como de actividad. Había un
elemento multifacético en Dios.

Las formas plurales que se usan en los relatos creacionistas se han


descartado fácilmente como siendo pluralidad de majestad o un residuo de
algunos antiguos relatos politeístas. Y, sin embargo, cuando Dios buscaba
plenamente reproducir su imagen, creo una comunidad de amor, no
únicamente un solo ser. Pareciera que el escritor de Génesis proyectaba la

45
imagen de Dios como viéndose mas completamente en una relación de
amor. Una persona solo no puede relacionarse consigo misma.

Cada uno de los mediadores o actos mediadores o poderes que acabamos


de ver parecen ser desarrollos adicionales tendientes a la pluralidad.
Cuando menos, proyectan el carácter multifacético de Dios. El se reveló de
varios modos diferentes.

Pero, habiendo dicho todo esto, necesitamos regresar al hecho de que lo que
Israel supiera de Dios, lo sabía a base de sus acciones. Se descubriera su
misma naturaleza por medio de sus experiencias con él. A Dios el hombre
no lo descubría solo ni lo creaba en su imaginación. A Dios se le
encontraba. Ellos experimentaron su amor y su justicia. Mediante estos,
experimentaron su enojo y su juicio, pero experimentaron estas cosas,
porque él los amaba y demandaba la justicia. A través de todo esto,
experimentaron su poder. En cada área de la vida, en cada experiencia,
Dios estaba ahí. El era la presencia ineludible en cada momento de la vida;
estaba tan cerca como el mismo aliento.

“A donde me iré de tu Espíritu? Y ¿A dónde huiré de tu presencia? Si subiere


a los cielos, allí estas Tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tu
estas. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí
me guiara tu mano, y me asirá tu diestra” (Sal.139:7-10)

De modo que, por encima de todo, Israel conoció a Dios como uno que
actuaba. La suya no era una adoración, aun “movedor inmovible”, como la
de los griegos. Para Israel, Dios era visto y conocido por lo que él hacía.
También es cierto para los seguidores de Jesucristo. Cuando Dios busco
como revelarse mejor, nos dio una vida que contemplar, un Redentor que
salva y un Señor que guía.

46
Reflexión de la lectura anterior

1. Luego de leer detenidamente el contenido, haga una breve descripción en


sus propias palabras de los cuatro actos o fuerzas de mediación de Dios que
aquí se presentan.

2. Cuál de las propuestas del autor resalta usted y por qué o con cuál de las
propuestas del autor está usted en desacuerdo y por qué. Tómese unas
cortas líneas para explicar.

47
LECTURA # 3

Tomada de: CATE, Robert L. Teología del Antiguo Testamento. Casa


Bautista de Publicaciones. El Paso, Texas, EEUU. 1989 p. 93-101

“EL DIOS QUE ELIGE”

Aunque hemos procurado ser justos con la evidencia y fieles a los énfasis
bíblicos, si se hubiera preguntado a un Israelita antiguo, “Como es Dios?”,
probablemente no habría contestado en las capítulos anteriores. Es muy
cierto que Israel creía que Dios era viviente, personal y santo. También es
cierto que creía que Dios se revelaba por sus acciones. Por tales actos él se
mostraba como amante, justo y poderoso, mediando su presencia y sus
bendiciones a ellos de varios modos.

Pero había algo mucho más céntrico en la comprensión israelita de Dios y de


su relación con él. Él era el Dios de la elección y el pacto. Ellos creían que
Dios los había buscado, eligiéndoles para sí.
“Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha
escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que
están sobre la tierra” (Dt. 7:6).

Mediante este acto de elección de gracia, Dios estableció entonces su pacto


con Israel, confirmando así la relación que habría de existir entre ellos.

“Llamo Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, Israel… Jehová nuestro Dios hizo
pacto con nosotros en Horeb. No con nuestros padres hizo Jehová este
pacto, sino con nosotros, todos los que estamos aquí hoy vivos” (Dt. 5:1-3).

Aunque el Antiguo Testamento estaba seguro de que Dios era el Dios de


toda la tierra, también estaba seguro que era el Dios de Israel. Los había

48
escogido; los había liberado; y luego estableció su pacto con ellos. Así que,
Israel llamaba la atención continuamente al hecho de que era el pueblo de la
libre elección de Dios. Aunque algunos interpretes creen que el énfasis
central del Antiguo Testamento estribaba en el pacto de Dios con Israel, me
parece a mí que el énfasis central era más bien la elección de Dios a Israel.
Por causa de su elección y su liberación, el pacto llego a ser significativo.
Sin la elección divina y la liberación, nunca hubiera habido siquiera un pacto.

Sea central la idea que fuere, es cierto que las dos ideas son las dos caras
de una misma moneda. No hubiera habido un pacto sin la elección de Dios.
En cambio, el pacto permanece como la evidencia suprema de su libre
elección de Israel.

Esto nos trae a una consideración de la elección de Israel por Dios. Este
concepto normalmente se estudia bajo el rubro de la doctrina bíblica de la
elección. Sin embargo, esto suena tan teológico que produce temor. Por lo
tanto, optaremos por el tema “La elección del Dios de Israel”. Israel estaba
plenamente convencido de que el acto supremo de Dios a favor suyo era su
elección para que fuesen su pueblo.

Reconozcamos desde el principio, no obstante, que esta misma convicción


seria causa de muchos problemas para ellos. Ellos consecuentemente
consideraban que la elección de Dios era garantía de privilegio. Se
olvidaban de que ella conllevaba una responsabilidad adicional. Por su
fracaso de no acordarse de esto, los profetas continuamente se veían
obligados a llamarles a que volviesen a una correcta compresión de la
elección de Dios.

49
LA ELECCIÓN POR DIOS DE ISRAEL.

El concepto de un dios eligiendo a un pueblo, no era nuevo en el antiguo


cercano oriente. Otros pueblos, además de Israel tenían dioses nacionales.
Moab, por ejemplo, tenía a Quemos. Al igual que el Dios de Israel, Quemos
guiaba a su pueblo en sus campañas militares. A los moabitas, se les
describía como “hijos de Quemos” (Nm. 21:29, traducción del autor), al igual
que se le llamaba a Israel “Hijos de… Jehová vuestro Dios” (Dt. 14:1). De
modo que, desde el inicio pudiera parecer que la comprensión Israelita de su
relación con su Dios era poco diferente de la suya respecto a la relación de
cualquier otra nación con su dios.

Pero había una diferencia. La distinción entre las dos relaciones estribaba
en su creencia en el acto de la libre elección redentora de Dios. Llega a ser
muy obvio a primera vista que Israel estaba unido a Jehová de una manera
muy distinta a la de la unión entre Moab y Quemos; de hecho, los dioses de
otras naciones dependían del bienestar de continuo de la nación para su
propia existencia. Si Moab dejara de ser, Quemos moriría. Sin nadie que lo
adorase, simplemente dejaría de existir. La unión entre los dioses y las otras
naciones era puramente naturalista.

La unión de Israel con su Dios era totalmente diferente. Nunca se cuestiono


si Dios dejaría de existir en caso de que Israel desapareciera. Israel
dependía de Dios, pero Dios nunca dependía de Israel. Otros dioses
dependían de sus pueblos para que les alimentasen con sus sacrificios. El
Dios de Israel no era así:

“Si yo tuviese hambre, no te lo daría a ti; porque mío es el mundo y su


plenitud” (Sal. 50:12)

50
“Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los
collados” (Sal. 50:10)

Más bien, no era la necesidad que tuviese Dios de Israel sino su elección de
ellos la que siempre era el corazón de su relación. Desde el punto de vista
de Israel, la elección de Dios era siempre central.

“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y Egipto llame a mi hijo” (Os. 11:1)

“No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os
ha escogido, pues vosotros érais el más insignificante de todos los pueblos;
sino por cuanto Jehová os amo” (Dt. 7:7, 8a)

En este acto divino de la elección redentora encontramos el mismo


fundamento de la fe de Israel. Hay muchos vocablos que se usan para
describir este acto de elección divina, pero tres son básicos para nuestro
estudio a esta altura. Todos son verbos, palabras de acción.
El primero de estos es el verbo “ESCOGER”. Alude a un acto libre de gracia,
la elección de Dios de quienesquiera con el propósito de usarlos o
bendecirlos. Israel fue descrito como “mi escogido” por Dios (Is. 45:4). El los
selecciono de todas las naciones de la tierra para que fuesen su propia
posesión (Dt. 7:6).

“He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra,
y todas las cosas que hay en ella. Solamente de tus padres se agradó
Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a
vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día” (Dt. 10:14,15).

Debido a esta lección especial a Israel, Dios cuidaba sobre manera de ellos
al decir: “…porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que
beba mi pueblo, mi escogido” (Is. 43:20b).

51
Tan característico era el uso de este verbo para describir la relación de Dios
con Israel que ellos finalmente llegaban a llamarse “el pueblo escogido”.
Además, era precisamente este término el que se adaptó en 1ªPedro para
describir a la comunidad cristiana como el nuevo pueblo de Dios. Allí, se nos
describe como “linaje escogido” (1 P 2:9). La elección de Israel por Dios
siempre fue entendida fundamentalmente como de pura gracia. Era tanto no
ganada como inmerecida. Aun la es.

El segundo término clave en el vocabulario bíblico tocante a la libre elección


por Dios de Israel es el verbo “CONOCER”. Tal como se señalo en el
Capitulo 1, “conocimiento”, en el Antiguo Testamento, era algo adquirido por
la experiencia intima. El verbo “CONOCER” quería decir tener esa clase de
experiencia intima. De este modo, se nos dice que: “Conoció Adam a su
mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín” (Gn 4:1). Allí la palabra se uso
para describir el conocimiento más íntimo que un hombre y una mujer
pudieran tener el uno del otro: el de la relación sexual. Ahora bien, aunque
este verbo no lo alude normalmente al sexo, si parece aludir siempre a ese
conocimiento personal, intimo, experimental entre las personas.

En base a esto, Dios hablo a Israel por Amos, diciendo: “A vosotros


solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os
castigaré por todas vuestras maldades” (Am 3:2).

En los capítulos anteriores Amos había aclarado bien que Dios era
consciente de otros pueblos. Lo que se decía aquí era que su
“conocimiento” de Israel estaba en un plano diferente aquel de las otras
naciones. Es más, esta era una experiencia continua que Dios compartía
con su pueblo. Por esto dijo:

52
“Yo conozco a Efraín, e Israel no me es desconocido; porque ahora, oh
Efraín, te has prostituido, y se ha contaminado Israel” (Os. 5:3).

Por alguna razón que solo brota de la naturaleza de Dios, este opto por
entrar en las experiencias de Israel y permitir a ellos que lo experimentaran
de modo singular. Fue sobre este fundamento que Jesús más tarde
edificaba, cuando decía: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las
mías me conocen, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre…”
(Jn.10:14,15ª). Hay una relación intima entre Jesús y sus seguidores de la
misma clase que la que existe entre el Hijo y el Padre.

Pero volviendo al Antiguo Testamento, esta relación experimental compartida


entre Dios e Israel ponía una obligación especial sobre Israel. Ya que habían
sido altamente privilegiados, se esperaba que ellos fuesen siervos fieles. Por
lo tanto, fallar en este punto era especialmente trágico. Además, el fallar
exigía el castigo cierto y seguro.

El tercer término principal que se usa en el contexto de la libre elección de


Dios a Israel se traduce como “CONSEGUIR”, “ADQUIRIR” o “COMPRAR”.
Fue en base a esta palabra que surgió el concepto de la compra de Israel por
Dios:

“Así desquitas al Señor, oh pueblo necio e ignorante?. No es él tu padre que


te compró, quien te formo y quien te estableció?” (Dt. 32:6, traducción del
autor). “Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos
antiguos, la que redimiste para ser la tribu de tu herencia” (Sal. 74:2)

Es más, la relación singular de Dios con Israel era tenida por base de temor
de parte de otros.
“Entonces los caudillos de Edon se turbarán; a los valientes de Moab les
sobrecogerá temblor; se acobardarán todos los moradores de Canaán.

53
Caiga sobre ellos temor y espanto; a la grandeza de tu brazo enmudezcan
como una piedra; hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová”
(Ex.15:15,16).

Se debe notar que nunca había ningún indicio de que la compra que Dios
hizo de Israel involucrase un precio que tuviese que pagarse a otro.
Simplemente era un precio que tenía que pagarse. El énfasis era sobre el
resultado; mediante esto, Dios obtenía a Israel. Ellos le pertenecían de un
modo muy singular.

En base al estudio breve de este vocabulario básico y sus usos, vemos


porque Israel estaba convencido de que Dios los había escogido. Esta
lección se reflejaba en su conocimiento de ellos y en su compra o
adquisición. La relación divina con Israel nunca era natural sino resultado de
la elección moral de Dios. La existencia continua de Israel nunca se veía
como necesaria para el propio ser de Dios. Aunque parece que a veces el
pueblo creía que su existencia continua era necesaria para mantener el
honor de Dios, esto no era cierto.

Esta era una de las lecciones más profundas que los profetas buscaban
enseñar a Israel. El pueblo se enorgullecía por ser el pueblo escogido. Por lo
tanto, esperaban que Dios les diera la victoria, que protegiera sus intereses y
que los exaltara entre todas las naciones. Los profetas anunciaban que era
al revés. Por habar sido escogidos, su responsabilidades en cuanto al
servicio obediente eran mayores. Es más, por haber fallado en no dar esto,
el juicio sobre ellos seria más seguro. Ellos habían sido elegidos, no por su
propia amabilidad sino por causa del amor de Dios. Era por causa de la pura
gracia, el favor inmerecido de Dios. Se esperaba que ellos se maravillaran
ante la elección de Dios en vez de inflarse de engreimiento.

54
Además de esta terminología básica referente a la elección de Dios, había
dos cuadros pictóricos de esta escogencia que figuraban a menudo en los
mensajes de los profetas. Estos cuadros tienen que ver con la paternidad y
el matrimonio. De manera que, a Israel se le describió tanto como hijo de
Dios, su primogénito, como su esposa. Algunos veces ambas imágenes se
usan en el mismo pasaje. Así, Oseas clamaba:

“Contened con vuestra madre, contened; porque ella no es mi mujer, ni yo su


marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios e entre
sus pechos” (Os.2:2)

Pero, también lloro:


“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y Egipto llamé a mi hijo, cuando
mas yo los llamaba, tanto más se alejaban de mi; a los baales sacrificaban, y
los ídolos ofrecían sahumerios. Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo
Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba” (Os.11:1-3)

Y cuando Isaías denunció los pecados de Judá, lo hacía con estas palabras:
“Oíd, cielos, y escucha tu, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los
engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el
asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene
conocimiento” (Is.1:2,3).

Jeremías, en cambio, pintaba con patetismo el cuadro de Israel como


esposa:
“ Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu
desposorio, cuando andabas en pos de mi en el desierto, en tierra no
sembrada” (Jer.2:2)

Se podría pretender que estas figuras se derivan de las religiones


naturalistas de los pueblos vecinos de Israel, y puede ser que haya habido

55
algo de relación. Pero Israel sostenía estas ideas con una diferencia
marcada. Esta estribaba en su concepto de la libre elección de Dios. Dios
se relacionaba con Israel, no por causa de obligación alguna, sino por su
elección propia. Además, a Israel le correspondía responder o no. Dios los
había sacado de Egipto, pero no les obligó a salir. El los había guiado en el
desierto, pero a ellos no se les forzó a que siguiesen.

A menos que forzáramos demasiado la figura de Israel como hijo y ver así la
relación como naturalista, Ezequiel buscó aclarar otra dimensión. Este
pintaba la relación de Israel como hijo en términos de adopción (Ez.16:1-7).
Pero, también señalaba que esta relación era seguida por el compromiso y el
matrimonio (Ez.16:8-14). Y que Israel experimenta a una doble elección, su
rechazo final de la elección de Dios era aun más censurable.

Es obvio que estas figuras tuvieron gran impacto sobre el Nuevo


Testamento. Pablo alude varias veces a la adopción de los cristianos dentro
de la familia de Dios. Apocalipsis proclama su visión de la consumación final
al decir:

“Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de


Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (Ap. 21:2)

El Antiguo Testamento claramente entreteje dos tradiciones en torno a la


elección de Israel por Dios. Una de estas se remonta a su elección de ellos
en el éxodo. La otra a la elección por Dios de Abraham, Isaac y Jacob, los
patriarcas. Aunque ambas reflejan la misma iniciativa divina, hay énfasis
levemente diferentes.

La tradición de le elección de los patriarcas les llamaba la atención al


propósito total de Dios. Recalcaba los largos procesos históricos que Dios
utilizó para efectuar su voluntad y su elección.

56
La tradición de la elección en torno a la experiencia del éxodo, en cambio,
llamo la atención a un gran evento en cataclismo en el cual Dios irrumpió en
la historia para adueñarse de Israel.

En su historia subsecuente, las dos tradiciones afectaron de modo diferente


la autoimagen de Israel. Corrían el riesgo de depender demasiado de su
calidad de “hijos de Abraham”. Esto llego a ser motivo de gran orgullo, y tuvo
que ser atacado aun por Juan El Bautista:

“ y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por


padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos de Abraham aun de
estas piedras” (Mt.3:9)

En cambio, la memoria de la liberación de Egipto era a la vez humillante y


alentadora. El Dios que había hecho algo de valor de un grupo de esclavos
impotentes podría volver a hacerlo. La tradición de Egipto recordaba a Israel
que había sido elegido por la pura gracia. Si se entendía correctamente, la
tradición patriarcal recordaba a Israel que había sido elegido para el servicio:

“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y


serán bendición” (Gn.12:2, cursivas del autor)

Ambas tendencias aun están con nosotros. Cuando nosotros lo que somos
seguidores de Jesucristo, recordamos lo que éramos cuando Jesús nos
salvó, nos humillamos y nos alentamos. Somos humillados por su amor
asombroso; somos alentados por la esperanza de que Jesús, quien nos
salvó, también podrá ciertamente guardarnos. En cambio, cuando nos
fijamos demasiado en nuestra nueva relación con Dios, existe una tendencia
muy real a enorgullecernos por lo que somos. ¡Qué triste que no hemos

57
aprendido la lección de que la elección redentora de Dios es por la pura
gracia, por el favor inmerecido de Dios!

Había dos ideas subsidiarios, pero relacionadas, las cuales surgieron de la


comprensión israelita de la elección de Dios. La primera afirmaba que su
elección requería que ellos fuesen usados en el servicio. No se puede
ignorar el hecho de que su elección conllevaba la honra y la gloria. Pero,
parece que su propósito siempre era que Israel respondiese con lealtad
obediente. El pacto, el cual consideraremos con más detalle más tarde en
este capítulo, no era un convenio mutuo entre Dios e Israel. Más bien, se
basaba en lo que Dios ya había logrado. Israel ya era libre de Egipto cuando
llegó a Sinaí. El pacto se le ofrecía en Israel en base a su respuesta a la
gracia de Dios.

Es más, no involucraba ninguna obligación de parte de Dios. El ya había


asumido sus obligaciones antes de que se diese el pacto. Dios libremente
aceptaba una relación con Israel, lo escogió, lo libro. Como su respuesta,
Israel había de servirle y obedecerle:

“Ahora, pues, si dieres oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis


mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y
vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa” (Ex.19:5,6).

Como resultado del servicio que Israel le debía a Dios, había una conciencia
creciente de que aquél tenía una obligación para con las naciones. Esto se
nota más claramente en el llamamiento a Jeremías.

A él, Dios dijo:


“Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para
edificar y para plantar” (Jer.1:10).

58
Esta conciencia de una misión a las naciones aumento aun mas durante el
exilio y aun después. Si Dios es el único , entonces le incumbía a Israel
compartirlo con las naciones. Así es que la elección de Israel por Dios llego
a enfocar el hecho de que eran mediadores de su revelación a todos los
hombres. Si ellos no hubieran atesorado la revelación de Dios, no hubiera
habido un registro sobre el cual edificara el Nuevo Testamento. Pero, al
servir a Dios y al ministrar a las naciones, Israel reflejaba la naturaleza y el
carácter del Dios que le había escogido.

Repaso Formativo

1. ¿Qué relación existe entre la elección y el pacto?

2. ¿El concepto de un dios eligiendo un pueblo era exclusivo de Dios con


Israel? Explique su respuesta.

3. Mencione y defina brevemente los tres términos que se usan para describir
el acto de elección divina.

59
UNIDAD 2 EL HOMBRE

CONTENIDO DE LA UNIDAD

En esta segunda unidad se presenta una introducción al tema del Hombre en


el Antiguo Testamento. Haremos un recorrido por el origen del hombre en el
corazón y las manos de Dios como Creador y Sustentador de la vida. De allí,
exploraremos las concepciones del hombre según el escritor sagrado, cómo
éste se aleja de Dios y cómo se inicia el plan de redención. Se trata,
entonces, de la antropología bíblica veterotestamentaria, es decir, cómo se
concibe el hombre desde la perspectiva de Dios.

OBJETIVOS

1. Comprender quién es el hombre desde la perspectiva del Antiguo


Testamento.

2. Analizar la realidad de pecado del ser humano y su decisión de alejarse de


Dios.

3. Identificar el plan de Dios para redimir al ser humano de su pecado.

EJES PROBLEMÁTICOS

¿Cómo concibe Dios al ser humano? ¿Qué tan significativa y profunda puede
ser la realidad de pecado del hombre y hasta dónde le lleva? ¿Cuáles son
los esfuerzos que ha hecho Dios para rescatar al hombre de su estado de
alienación por su pecado? ¿Qué resultados han dejado estos esfuerzos
redentores en el hombre?

60
1. EL HOMBRE - Creado por Dios

Ya se ha dicho que el Génesis no es un libro científico, aunque contiene


aspectos que pueden ser considerados seriamente por la ciencia, sino que
es un libro teológico. La intensión del escritor sagrado no es comunicar un
mensaje que pueda ser corroborado por la ciencia, sino comunicar un
mensaje que apela a la fe del lector. Por ejemplo, en 1:1 el escritor no
discute o argumenta acerca de la existencia de Dios, sino que simplemente
la anuncia. Del existir de Dios y su obra, sale todo cuanto existe. El hombre,
luego de todo lo creado, en el primer relato de la creación surge como corona
de lo que Dios creó.

El hombre sale del corazón de Dios, es obra de Sus manos, es fruto de Su


voluntad. Él decide crearlo, formarlo, darle vida y libre albedrío. Esta
afirmación crea una base sólida y es la máxima expresión de la dignidad del
hombre. El hecho de que el ser humano provenga del corazón de Dios, de
Su decisión le confiere un valor que ninguna otra cosa creada se lo puede
conferir. Nada, de todo cuanto existe, que ha sido creado por el
Todopoderoso, tiene el poder de darle completa dignidad y sentido de vida al
ser humano. El origen Divino del hombre lo exalta sobre todo lo creado, le da
un estatus único en la creación, le otorga responsabilidad y poder sobre lo
creado, lo eleva a un lugar sublime ante cada ser, cada objeto y cada lugar y
rincón, por paradisíaco que sea, de todo el globo terráqueo.

Imagen de Dios

Este es el punto clave de la importancia y dignidad del ser humano. Nada ni


nadie bajo la Todopoderosa mano creadora tiene la imagen y la semejanza
del Creador. Es una distinción personal, única, otorgada por Él mismo. A
decisión del propio Creador, el hombre vendrá ala existencia con esta

61
especial característica concedida sólo a él. Revisemos un poco el texto de
Génesis 1:26

WnteWmd>Ki Wnmelc. ;B. ~d'a' hf,[]n: ~yhil{a/ rm,aYOw:


(kidmutenu) (betsalmenu) (adam) (naaséj) (Elojim) (Vayyomer)

Entonces dijo Dios hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra


semejanza (Gn. 1:26 RVC)

NAASÉJ en español da la idea de “hacer”, “realizar”, “diseñar”. En la primera


persona común del plural, significa “hagamos”, “realicemos”, “diseñemos”. En
verdad no tenemos problemas con el significado, pues se trata de hacer,
moldear, de darle forma al ser humano. La dificultad encontrada aquí es con
el plural de la primera persona “Hagamos”. De todas las teorías que se
presentan para explicar con quién hablaba el Creador, resalta la de “el plural
de majestad” que se expresa con el verbo Naaséj y el nombre Elojím que le
antecede, el cual tiene un sufijo plural masculino. Dios es lo supremamente
grande como para representarlo en singular. Ya se ha expuesto esta
discusión en los nombres de Dios. De manera que cuando Dios dice
“hagamos”, hablaba consigo mismo, en Su pluralidad. Para profundizar un
poco más al respecto recomiendo consultar al Dr. Esteban Voth 11 en el
Comentario Bíblico Hispanoamericano sobre el libro de Génesis.

BETSALMENU (viene de SELEM que significa “escultura”, “estatua”,


“imagen plástica”).

KIDMUTENU (viene de DEMUT que significa “ser como”, “parecerse”,


“semejanza”).

11VOTH, Esteban. Comentario Bíblico Hispanoamericano. Miami, Editorial Caribe. 1992 p.


52,53

62
En español estas dos palabras dan la idea de “a nuestra imagen y a nuestra
semejanza”, son las dos palabras que expresan la más alta dignidad del ser
humano. Las dos palabras se usan de manera intercambiable y las dos dan a
entender una sola expresión. Al respecto de la “imagen y semejanza” de Dios
en el hombre, el Dr. Voth12 dice lo siguiente:

“Debemos abordar el problema de la “imagen” de Dios en el ser humano


desde dos puntos de vista: su esencia y su función. En cuanto a su esencia,
sugerimos que la imagen de Dios nos habla de la capacidad que tenemos de
relacionarnos con Dios. Dios nos ha estampado con algo que le permite
entablar una relación íntima con nosotros, a través de la comunicación
verbal, pactos etc. Es significativo que entre todas las criaturas, Dios le
habla directamente sólo al ser humano. Como ya se mencionó, Dios está
inmensamente comprometido con su creación, y su conversación con el ser
humano lo demuestra. La posibilidad maravillosa que tenemos de poder
responder a la Divinidad se debe a la “imagen” de Dios en nosotros. La
“imagen” en términos de función se puede ver en que el ser humano es
colocado en la tierra como representante de Dios ante toda la creación. En el
Cercano Oriente antiguo era muy común considerar al rey como
representante del dios.”

Adam ( ~d'a' )

Arriba, en el texto hebreo aparece el término “Adam” y es traducido como


“hombre”. En el cuadro de la creación que se relata, en este caso, el autor
sagrado se refiere a la creación del hombre en general, a la creación de la
humanidad. No hay distinción de género. El ser humano es creado y sale de
la mano de Dios.

12 VOTH, Esteban. Ob. Cit. p. 55

63
En Génesis 2:7 dice que Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Es decir,
ADAM (que significa “rojo”, “ser rojizo” por el color de la tierra) fue formado
de la ADAMÁH (tierra). Aunque el hombre tiene la imagen y semejanza de
Dios, éste fue formado, tomado de la tierra. Por tal razón en Génesis 3:19
Dios le dice al hombre “…porque polvo eres y al polvo volverás.” Hablando
así de la debilidad del hombre, que es un ser limitado, que su vida humana y
física tiene final.

Ish ( Vyai) - Gn. 2:24 RVC

En español este término puede traducirse como “hombre”, “esposo”, “varón”


(masculino, en contraste con la mujer, femenino). Ernst Jenni y Claus
Westerman13 ponen el término en el contexto de la relación del varón con la
mujer apuntando así a la colectividad o comunidad que puede cultivar el
hombre con el sexo opuesto.

Dios crea al ser humano con la capacidad de relacionarse con Él, pero
además puede hacerlo también entre sí, con la mujer. El hecho de llamarlo
“Ish” contrapone una “Isháh” (mujer, varona). El que haya un esposo,

presupone una esposa. Entre ambos, una comunidad que se reproduce y se


multiplica, que se busca para vivir juntos. El hogar, la pareja, los esposos
serán el centro del desarrollo de los propósitos y actividades del ser humano
dentro de la voluntad del Creador. El ser humano es creado como un ser
gregario, es decir, que necesita de la compañía de otros.

13 Jenni y Westerman. Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento. Madrid: Ediciones
Cristiandad. Tomo I. P. 209-221

64
Enosh ( vAna/) - Job 5:17 RVC

“Bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige;
 por tanto, no desprecies


la reprensión del Todopoderoso.”

Jacob14 explica que este término traduce como “hombre” y que en hebreo
tiene el sentido de “ser débil”, “desgraciado”. Cuando se menciona en los
libros poéticos describe el lado débil y mortal del hombre y lo relaciona con
“adam”.

Aunque el hombre ha sido creado por Dios a Su imagen y semejanza, el


Antiguo Testamento lo presenta como un ser débil, limitado, enfermizo, que
se deteriora, con una vida física frágil que en unos años más llegará a su fin.
Es innegable la realidad del ser humano desde este punto de vista. El
hombre en su realidad de vida le es sano reconocer su fragilidad, su
debilidad, sus limitaciones. Esto, entonces, lo hace dependiente del Creador
quien especialmente sustenta la vida y le da sentido y trascendencia eterna.

Géber ( rb,G), - Gn.10:8 RVC


“Cus engendró a Nimrod, quien llegó a ser el primer hombre poderoso en la
tierra.”

Jacob15, en una consideración semántica, habla de Géber diciendo que el


término insiste en sobre la fuerza y es a menudo dicho del hombre para
distinguirlo de la mujer y el niño; y se utiliza también para designar a aquél
que en su fuerza cree poder oponerse a Dios (c.f. Job 15:25).

14 Jacob, Edmond. Teología del Antiguo Testamento. Madrid: Ediciones Marova. 1969. P. 151
15 EDMOND, Jacob. Ob. Cit. p.155

65
Al contrario de Enosh, Géber puede traducirse como “hombre” pero
resaltando sus características de “fuerte”, “poderoso” y “valiente”. Apunta al
ser humano como independiente, como un ser inteligente, que tiene poder y
domino, que es capaz de grandes cosas, grandes avances, causar grandes
bienes o males, capaz de elegir y de dominar.

En resumen, Adam se refiere a la humanidad; Ish se refiere a esposo, varón,


un ser en relación; Enosh se refiere a un ser débil y limitado; y Géber se
refiere a un hombre fuerte, poderoso. Al fin, el ser humano viene de la mano
de Dios, creado por Él, a Su imagen y semejanza, pero sigue siendo un ser
limitado, gregario, es decir que vive en relación con otros de su misma
especie, enfermizo, pero poderoso a la vez. Esta perspectiva bíblica del
hombre nos deja ver su realidad de vida. Así es el ser humano, así se
caracteriza, éste es el hombre que habita la tierra. Han pasado siglos y
siglos, generaciones tras generaciones pero el hombre sigue siendo el
mismo que Dios formó, a quien le dio aliento de vida y lo creó como un alma
viviente.

Néfesh Jayyáh ( hY"x; vp,n<) Alma viviente - Gn.2:7 RVC

“Entonces, del polvo de la tierra Dios el Señor formó al hombre, e infundió en


su nariz aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser con vida.”

Consideremos aquí el comentario del Dr. Voth 16 con respecto a Nefesh


Jayyáh:

“La combinación de un cuerpo formado de la tierra y el aliento de vida


infundido por la divinidad forma un nefesh jayyah (ser viviente). Esta

16 VOTH, Estéban. Ob. Cit. p.71,72

66
caracterización del hombre ha originado una serie de discusiones y
conclusiones erradas. El vocablo nefesh tiene significados variados:
garganta, apetito, persona, aliento, alma, cadáver. Muchos intentos de definir
el término han propuesto que la palabra tiene que ver con la sicología
hebrea. Sin embargo es importante notar que la palabra nunca se utiliza para
describir alguna parte espiritual de la persona que pueda disociarse del
cuerpo. Por lo tanto no se debe confundir ni identificar con la idea griega del
alma separada del cuerpo. El hebreo consideraba a la persona como un ente
íntegro. Su visión se caracterizaba por un concepto de totalidad. Por lo tanto,
el hebreo no pensaba en términos de un alma separada de un cuerpo. Al
contrario, nefesh se refiera a la persona toda.

Ahora bien, este nefesh es calificado como jayyah (viviente). Esto implica que
en el momento de recibir el aliento divino el hombre comenzó a vivir. Sin
embargo, no es esto lo que le distingue del animal. El animal también es
definido como un nefesh jayyah. El poseer el aliento de vida no diferencia a
la persona del animal. La distinción ya la vimos en 1:26-28, donde se declara
que el hombre es creado a la imagen de Dios. Ninguna otra cosa creada, ni
siquiera el animal, recibe esta imagen. En 2:7, quizá esta distinción está
implícita en que es sólo el hombre quien recibe el aliento de vida
directamente de Jehová Dios. El hombre llega a ser nefesh jayyah a través
de un proceso diferente que sin duda lo diferencia radicalmente de los
animales.”

Repaso Formativo
* Leyendo detenidamente los párrafos anteriores y considerando el origen
divino del hombre, escriba en unos cortos renglones, qué idea o concepto
tiene Dios del ser humano.

* Escriba un pequeño resumen que contenga los términos hebreos que


califican al hombre y su significado.
67
2. PECA Y SE ALEJA DE DIOS.

Hemos reconocido que el hombre en la creación es un ser diferente a todo lo


creado. Vino de la mano de Dios, de su propio corazón y es el único ser con
que el Creador entro en relación por poseer su imagen y semejanza. Con los
otros seres de la creación no hubo este privilegio. La relación con el Creador
le da al ser humano un estatus de dignidad muy elevado. Aunque es un ser
diferente al Creador porque es mucho menos que El, puedes entablar una
relación y una cercanía que lo hace importante.

El hombre en su estado de creado busca cumplir con las tareas que el


Creador le encomendó que eran de administrar la creación. Pero también
había unas reglas que debía cumplir. El hecho de que el hombre pudiera
decidir cumplir o no las reglas del Creador pone en manifiesto el libre
albedrío que Dios le había regalado.

Ante esta realidad de libre decisión entendemos por el relato sagrado el


hombre decide pecar y alejarse del Señor. Su estado inicial era de un ser
creado y en plena comunión con el Creador pero por su pecado se aleja de
la compañía de Dios y así de Sus propósitos.

Vamos a mirar que tan significativa y profunda fue la realidad de pecado del
hombre y hasta donde lo llevo al separarse del Creador por su pecado.
Analizaremos algunos términos en hebreo para referirse a pecado y a partir
de ellos analizar esta nueva realidad del hombre.

Jattáh ( ha'j'x] ) – Salmo 32:1 RVC

“Dichoso aquel cuyo pecado es perdonado y cuya maldad queda absuelta.


Dichoso aquel al que el Señor ya no acusa de impiedad”

68
Es el texto base que utilizaremos como el contexto para analizar los
términos. El Salmo 32 surgió del salmista David luego de su pecado con
Betsabé relatado en 2 Samuel 11. David reconoce su pecado y busca la
misericordia del Señor. En su necesidad de perdón escribe los salmos 32 y
51 en los que deja ver el peso del pecado, de alejarse de Dios y la bendición
de la misericordia y el perdón del Señor. El término Jattáh en español da la
idea de “errar al blanco” y fue usado en un contexto militar, en la tribu de
Benjamín para describir la habilidad de su ejército cuando dice:

“Entre toda esa gente había setecientos guerreros selectos que eran zurdos.
Era tal su puntería que podían lanzar la piedra con la onda y darle a un
cabello sin fallar” – Jueces 20:16.

“Sin fallar” es el término Jattáh. En el ambiente de la vida del ser humano


dice Cate17 que su énfasis siempre recaía sobre el hecho de que la persona
no había alcanzado su meta al no vivir según las normas. El mismo vocablo
no connota el motivo de errar al blanco. Podía ser intencional o podría ser
accidental.”

Entonces, podemos decir que Jattáh como pecado es cuando el hombre le


apunta en su corazón y su conciencia a hacer las cosas de acuerdo con la
voluntad de Dios pero su naturaleza débil lo lleva a errar al blanco. Aunque
es un error que puede ser intencional o accidental esto no lo exime de su
responsabilidad. Podemos decir que es cuando alguien queriendo hacer
bien las cosas por un error termina en una meta diferente.

Hay otro término que se puede traducir como “errar al blanco” y es Shagáh (

hg"v') que se encuentra en Ezequiel 45:20 – RVC que dice:

17 CATE, Robert. Ob. Cit. p.144

69
“Esto lo harás así el séptimo día del mes a favor de los que pecaron por error
y por engaño y harás expiación por el templo”.

Avón ( !wO[' ) – Salmo 32:2

En español Avón, da la idea de “culpa”, “perversidad”, “depravación”,


“iniquidad”. El énfasis de este término está en la “culpa” entendiendo que el
pecador se veía como condenado por su error y viendo en su propia vida los
resultados de su pecado. El significado más contundente del término seria
culpa, porque su énfasis esta en el peso de la responsabilidad del pecado
sobre el pecador.

En el relato sagrado cuando Caín mata a Abel y Dios lo llama a cuentas y lo


condena por su culpa, Caín dice lo siguiente en Génesis 4:13 – RV 1995:
“Entonces Caín respondió a Jehová: - Grande es mi culpa para ser
soportada.”

Vale la pena señalar la nota de explicación que tiene la RV 1995 al pie de


página “Caín no expresa arrepentimiento; comprueba, simplemente, que su
crimen lo ha separado de Dios y de los hombres, y se lamenta de
encontrarse en una situación de completa inseguridad, sin asilo ni
protección.”

El termino Avón se refiere al hombre cuando conscientemente admite su


pecado, se da cuenta del daño que ha hecho y percibe en su corazón el peso
de su culpa.

70
Naap ( @a;n" ) – Jeremías 3:8 RVC

En español da la idea de “infidelidad” apuntándole mas al pecado por


idolatría que por el pecado de adulterio en la relación de pareja. El Profeta
Jeremías lo expresa así cuando dice: “…vio que yo había despedido y
repudiado a Israel por su infidelidad y sus prostituciones.”

En cuanto a pecado se refiere, este fue el gran dolor de cabeza de Dios para
con Israel y el gran pecado de Israel para con Dios. Israel tuvo muchos
problemas para guardarle fidelidad al Señor, para respetarlo como único y
verdadero Dios, para honrarlo como su Dios y liberador de la esclavitud de
Egipto. Ante los ídolos, Israel tuvo problemas para sostener a Dios como su
único motivo de adoración. Estando en las faldas del monte Sinaí se
atrevieron a honrar a unos becerros dándole la gloria por la liberación de la
esclavitud en vez de a Dios. Estando en la tierra prometida por obtener su
sustento se fueron tras los dioses Cananeos. Y Dios, en la experiencia del
profeta Oseas, se vio como un esposo cuya esposa se prostituyó una y otra
vez detrás de sus amantes, y El en su misericordia volvía a buscarla y a
amarla de nuevo.

Naap es un pecado consciente, el pecador decide honrar y darle la gloria a


un ser diferente al Dios Todopoderoso. Este fue el pecado que siempre
describió a Israel y por el cual las diez tribus del norte fueron dispersas y el
reino de Judá llevado al cautiverio.

Peshá ( [v;P, ) – Salmo 32:1

En español da la idea de “rebelión”, “transgresión”, refiriéndose al


quebrantamiento o violación de un precepto, una ley o un estatuto. Aunque
se le dio un uso político en Israel cuando las diez tribus del norte se

71
“rebelaron” contra Roboam el nieto de David, dando así origen a la división
del reino en el 931 A.C (1 Reyes 12:19) el significado central y más
importante describe la rebelión contra Dios más que el simple rechazo de sus
mandamientos. De modo que esta rebelión no siempre aludía a una
insurrección armada sino que más bien implicaba simplemente que el
pecador se exaltaba por encima de Dios. Su orgullo arrogante lo llevaba a la
rebelión contra el creador. De modo que estamos hablando de un rechazo
rotundo de parte del hombre contra Dios.

Peshá como pecado indica una plena conciencia del hombre al ir contra
Dios. Desafía su autoridad, desafía su veracidad y se va en total sentido
opuesto a la voluntad del Altísimo. El egoísmo del hombre es el que rige su
camino, dándole la espalda a Dios, decide caminar por sus propias
decisiones. Conociendo la voluntad del creador, conscientemente decide
caminar por rutas diferentes. Insisto, no se trata de romper simplemente
unas reglas sino de desafiar la autoridad superior.

En verdad lo que se ha dicho hasta ahora sobre el pecado del hombre,


aunque nos aclara la realidad de distanciamiento del hombre de su Creador,
no nos describe a cabalidad lo que significa el pecado en la relación del
hombre con Dios. Pero lo descrito hasta ahora nos deja ver una parte
importante del centro de esta realidad.

El pecado trae sus consecuencias y el Antiguo Testamento así lo afirma.

En primer lugar, el pecado se veía como destructor de las relaciones.


Destruyo la relación del hombre con su Creador, del hombre con su prójimo y
del hombre con la naturaleza. Fue tal el alejamiento de su prójimo que se
tomó en sus propias manos el derecho de quitar la vida. Los profetas una y
otra vez hablaron del distanciamiento de Dios por la idolatría y el
distanciamiento con el prójimo por la injusticia.

72
En segundo lugar, otro resultado del pecado es la clara e inevitable
exposición al castigo. Se entendía que el hombre por su debilidad pecara,
pero también era de esperar que Dios por su justicia se quedara inactivo.
Los profetas denunciaron el pecado de Israel, anunciaron la intervención de
Dios y motivaron al pueblo al arrepentimiento para evitar, precisamente, que
el castigo llegara. Ante la negativa del pueblo la intervención de Dios no se
hizo esperar y el castigo llegó tanto para Israel como para Judá.

El profeta Miqueas dijo: “por eso, por culpa de ustedes Sion será arada como
un campo, Jerusalén vendrá a ser un montón de ruinas y el monte del templo
quedará hecho un matorral.” – 3:12.

En tercer lugar el pecado tiene consecuencias para aquellos que están


alrededor del pecador. El pecador se relaciona con otros y es inevitable para
él en esta relación trasmitir parte de su pecado, sencillamente no se puede
deshacer de él y en esta trasmisión afecta a terceros. El pecado de Acán
relatado en Josué capitulo 7 nos describe como afecto a todo el pueblo su
pecado secreto. En el Antiguo Testamento se puede hablar del pecado
individual y su efecto en una colectividad.

El poema del Siervo sufriente nos deja ver con claridad como otros pueden
sufrir por el pecado de unos cuando en Isaías 53:5,6 – RV 1995 dice: “Mas él
fue herido por nuestra rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos
la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se aparto por su
camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”

En cuarto lugar el pecado tenía la consecuencia inmediata del dolor de la


culpa. Ya se dijo arriba que el pecado infligía una culpa enorme sobre el
pecador. De modo que era inevitable concebir el pecado sin el peso de la

73
culpa teniendo como previo el conocimiento de Dios y su Ley. Es decir, que
ningún ser humano habiendo conocido de Dios y habiendo tenido contacto
con la luz de su Ley podía pecar, rebelarse contra Dios sin percibir el peso
de su culpa.

Esta realidad de pecado, de conciencia de pecado y culpa finalmente llevaba


al hombre a buscar, a clamar y a adherirse a la misericordia de Dios.

Repaso Formativo

1. Haga una pequeña descripción de cada uno de los términos utilizados


para pecado en el Antiguo Testamento con su significado en español.
2. Escriba tres (3) razones que explique en su concepto, por que el
hombre pecó y se alejó de Dios.

74
3. DIOS LO REDIME Y LO ACERCA.

La creación de Dios, calificada por el mismo, había sido algo bueno en gran
manera. Esto, por supuesto incluía al hombre. Pero como ya lo dijimos, el
hombre en su debilidad peca y se aparta del Señor. El Señor por su justicia
debe entrar a castigar al ser humano por su rebelión, es decir el pecador
debe pagar por su pecado. Pero aparte de la justicia de Dios hay otra gran
característica que lo describe y es Su misericordia o Su amor
inquebrantable. Esto lo llevará a que en un acto de justicia y amor, perdone
y redima al hombre de su pecado, previo eso sí, se halla dado un requisito
indispensable: el arrepentimiento.

La palabra clave es “misericordia”. El termino que se ha traducido así


(pobremente, pues no hay en español una palabra o frase que abarque el

sentido completo de este término), es Jésed ( ds,x, ). En español da la

idea de “amor inquebrantable”. Es el amor de Dios hacia el hombre por


encima de su infidelidad, por encima de sus defectos y por encima de sus
errores. Es prácticamente la imposibilidad de que Dios odie o desprecie al
ser humano.

De esta misericordia habla el siervo de Abraham que fue a buscar esposa


para Isaac, quien hayo gracia ante la familia de Betuel y entonces elevo una
oración a Dios y dijo en Génesis 24:27 (RVC):

“Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su


misericordia y su verdad, y que me ha guiado en el camino a casa de los
hermanos de mi amo.”

Entonces la Jésed de Dios aparte de ser “misericordia” y “amor


inquebrantable” es también provisión, sustento y cuidado.

75
En este contexto es que Dios ve la condición del hombre pecador su
debilidad, ve que se ha desviado del camino y también ve que las
consecuencias del pecado están destruyendo la vida del hombre y entonces
tiene misericordia de él y lo redime. Es decir, que la posibilidad de perdón, la
redención, y el rescate del hombre son iniciativas del Dios Todopoderoso. El
hombre no ha hecho ningún merito, en su obrar o en su proceder, para
ganarse o merecer la Jésed de Dios.

En el Salmo 32, David presenta su pecado y el peso de su culpa en los


términos que estudiamos anteriormente. Pero allí también deja ver el
salmista cómo Dios lo redime y cómo disfruta él del perdón del Señor.

El primer término para el perdón que presenta el Salmista es Nasá ( aX'no " )

que en español da la idea de “quitar”, “tomar”. Este término en el texto


hebreo aparece al lado de Peshá que da la idea de rebelión contra Dios.
David dice: “Dicho aquel cuya rebelión ha sido quitada”. Es decir, que
contrapuesto a Peshá aparece Nasá. Es decir, que ante el pecado de
rebelión realizado por el hombre cuando éste consciente de su pecado busca
a Dios en arrepentimiento, Dios le “quita” o “toma para sí” su pecado. Ante
su pecado de rebelión el hombre no puede quitar de sí mismo el peso de su
responsabilidad, tiene que ser Dios quien le de esa bendición y ese
descanso.

El segundo término contrapuesto al pecado es Kasáh ( hs'K' ) que en

español da la idea de “cubrir”, “ocultar”, “esconder”. En el Salmo este


término está al lado de Jattáh que significa “errar al blanco”. Es decir, que
cuando el hombre yerra dando en otro objetivo del que se había propuesto, y
busca a Dios para obtener su misericordia, el Señor “cubre”, “oculta” o
“esconde” tal error. Como Dios ha sido el ofendido es el único que tiene el

76
poder para cancelar el error que le ha ofendido y en su misericordia mira el
corazón del hombre penitente y decide perdonarlo.

Hay tres términos que describen la Salvación en el Antiguo Testamento. El

primer término es LIBERACION - Yashá ( [v;y" ) que da la idea de “Salvar”,

“Liberar” o “Salir victorioso”. Se usa en términos de una victoria militar o de


una liberación nacional.

En Deuteronomio 20:3-4 – RVC el escritor sagrado dice: “Oye, Israel: este


día ustedes van a entrar en combate con sus enemigos. No se
descorazonen. No tengan miedo ni se espanten. No pierdan el ánimo al
enfrentarse a ellos, porque el Señor su Dios va con ustedes, y peleará a
favor de ustedes contra sus enemigos, y les dará la victoria.”

El segundo término es RESCATE – Padáj ( hd;P') ). En el Antiguo

Testamento la Salvación se describe como un rescate. En el Salmo 49 –


RVC los hijos de Coré, dicen en el versículo 15: “Pero a mi Dios me
rescatará; ¡Dios me librará del poder del sepulcro!”. Aquí da la idea de que
Dios rescata al hombre de un peligro del cual él solo no se puede librar.

Cate18 dice que esta palabra se citaba a menudo en textos forenses, lo cual
nos ayuda a comprender su potencia básica, por ejemplo, si un hombre tenía
un buey peligroso al cual se le permitía ambular libremente y éste corneaba a
alguien, entonces se aplicada la siguiente ley: “Si se le pone un precio sobre
su vida, entonces dará por el rescate de su vida el precio que fuera” (Éxodo
21:30, traducción del autor). En este caso el dueño podía escoger entre ser
apedreado o pagar el precio de su “rescate”. Esencialmente este era el valor
de su vida que había establecido la corte.

18 CATE, Robert, Ob. Cit. p.169

77
El rescate de un rescate presuponía el pago de un precio para evitar el
castigo o la condena.

El tercer término es REDENCIÓN – Gaal ( la;g" ). El termino se usa en Rut

4:3,4 cuando Booz acude a los ancianos de Israel para redimir el nombre de
su familiar Elimelec quien había muerto en Moab, siendo esposo de Noemí.

Esta redención se aplica para sacar a un hermano de una condición


deprimente, no para librarlo de un castigo. Se usaba generalmente para
redimir a un hermano de una condición de esclavitud para lo cual se debía
pagar una deuda.

Si un pariente moría sin dejar nombre, sin dejar hijos como herencia, su
pariente mas cercano debía casarse con su esposa para garantizar la
descendencia de su prójimo. A este acto de redención se le llamó el
“Goelato” descrito en Levítico 25:45-49.

Podemos decir entonces, que Dios asumió el papel de pariente cercano de


Israel. Dios también, como redentor de Israel había adquirido para sí la
responsabilidad de liberar a Israel de la esclavitud. Dios como redentor de
Israel, había adquirido la responsabilidad de convertir a Israel en fructífero,
con la capacidad de engendrar hijos. Y la última responsabilidad que Dios
asumió voluntariamente como el redentor de Israel era asegurar que la
justicia se hiciera con aquellos que oprimían a su pueblo19.

19 CATE, Robert, Ob. Cit. p.174

78
El Arrepentimiento

El verbo que se utiliza para hablar del “arrepentimiento” del hombre es

Shubh ( bWv ) que da la idea de “volver”. Por eso se habla del

arrepentimiento como un cambio de dirección radical, y caminar en el sentido


opuesto en el que se iba.

El profeta Oseas en el capitulo 14:1,2 – RVC dice:

“Israel, vuélvete al Señor tu Dios. Por causa de tu pecado haz caído.


Vuélvete al Señor y, con las mejores palabras suplicantes dile: No te fijes en
nuestra maldad; mira lo bueno en nosotros; la ofrenda que te traemos son las
palabras de nuestros labios”.

El arrepentimiento en el Antiguo Testamento no era simplemente un estado


pasivo donde el hombre se lamentaba de su pecado y se quejaba de las
consecuencias de lo que había hecho. Se trataba de un acto positivo donde
el hombre debía abandonar su pecado y volverse a Dios. De manera que el
arrepentimiento incluía, aparte de una confesión, el abandono radical de las
prácticas pecaminosas.

Hay varios textos en el Antiguo Testamento que muestran a Dios


arrepintiéndose. ¿Habla esto en la misma calidad y nivel que el
arrepentimiento del ser humano? Si esto es así ¿Por que tendría Dios la
necesidad de arrepentirse?

El termino y el texto clave lo encontramos Números 23:19 – RV 1995 que


dice: “Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se
arrepienta. ¿Acaso dice y no hace?, ¿Acaso promete y no cumple?”.

79
Cuando se refiere al arrepentimiento de Dios el término hebreo es Najam (

~x;n" ) que textualmente quiere decir “gemir”, “sentir profundamente”, o

“conmoverse profundamente”.

Ante el pecado, el hombre hace un viraje moral. En cambio Dios mantiene


sus propósitos, su voluntad permanece firme a pesar de que le duele y siente
profundamente el pecado del hombre. El arrepentimiento de Dios no tiene
que ver con un cambio moral en su conducta sino con la manera que percibe
la pecaminosidad del hombre. Dios siente profundamente; gime dentro de sí
mismo, y se conmueve profundamente sobre el hecho de que sus creaturas
han fallado. Pero esto no le hace cambiar ni sus acciones ni sus propósitos.

Sin lugar a duda, el ser humano es un ser especial fue creado por iniciativa
divina, por Dios mismo, a Su imagen y semejanza y lo dotó de habilidades
especiales entre ellas de relacionarse con el Creador y de administrar la
creación como representante de Dios en la tierra. Por su condición de
humano, débil, limitado, tomo la decisión de pecar y alejarse de su Creador.
La naturaleza de Dios, de justicia y amor inquebrantable lo ha llevado a
redimir al hombre para que al volver a Él, el nombre encuentre de nuevo su
propósito y sentido de vida en comunión con su Creador, con su prójimo y
con la creación.

Repaso Formativo
1. ¿Cree usted que Dios ha hecho algunos esfuerzos para rescatar al
hombre de su pecado? Si es así, enumere por lo menos tres (3) de
esos esfuerzos.
2. La obra de redención de Dios sobre el ser humano le ha dejado
algunas bendiciones al hombre. Enumere tres (3) de ellas.

80
LECTURA

Tomada de: García Cordero, Maximiliano. Teología de la Biblia. Tomo I


Antiguo Testamento. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos 1970. P.492-
503.

VIDA Y DESTINO DEL HOMBRE

1. LA VIDA DEL HOMBRE

En los relatos de Génesis, al hablar del origen del hombre – “creado a


imagen y semejanza de Dios” (Génesis 1:27) - , no solo se supone su
dignidad excepcional dentro del marco del cosmos y de los vivientes, ya que
todo ha sido hecho para el hombre, y este para vivir bajo la ley divina,
respetando la línea divisoria representada por la “ciencia del bien y del mal”
(Génesis 2,17;3,5), solo superada por la esfera de la divinidad sino que se
aborda el problema del desarrollo de la personalidad humana, gozando de
los bienes propuestos por el Creador al servicio del hombre: “Procread y
multiplicaos, henchid la tierra; sometedla y dominad… sobre todo cuanto vive
y se mueve sobre la tierra” (Génesis 1:28). Esta perspectiva sintética del
“sacerdotal”, que concibe al hombreen el arranque de la historia en orden a
encontrar la plenitud de su personalidad, sometiéndolo todo a su arbitrio, la
idea de que al hombre se le concibe como instrumento de Dios para
completar su obra inicial de Creador. La actividad humana tiene así el
carácter de complemento y de desarrollo de todas las virtualidades
inherentes a su capacidad de iniciativa y de elección. La ley del progreso,
pues, es algo que Dios ha impreso en el alma humana. El “yahvista”, por su
parte, no es menos explicito, ya que el hombre es el que impone el nombre
de todos los animales, sobre los que ejerce un natural dominio, y Dios le da
un complemento para transmitir la vida, lo más precioso que ha recibido del
“soplo” que el Dios –alfarero le infundió (Génesis 2,7).

81
a. Pero la vida para el hombre se inicia con una situación conflictiva que será
consustancial a su existencia, por estar dotado de inteligencia, de voluntad,
de capacidad de elección. La disyuntiva sale al punto ante su presencia:
debe escoger vivir en un engranaje perfecto, como rey de la creación, pero
sometido a una ley superior que limita su libertad, o afirma
desmesuradamente su autonomía forzando los lindes de su condición de
creatura. La falsa elección de la primera pareja humana hace surgir al punto
de “angustia vital”, ya que el hombre se encuentra enfrentado con el trágico
destino del sufrimiento, de la lucha por la existencia y de la muerte, pues
tiene que volver al polvo de donde ha sido tomado (Génesis 3,15). Con esta
perspectiva, el horizonte humano adquiere nuevas tonalidades, y la historia
bíblica será el comentario trágico a las dos generaciones de la humanidad, a
las dos ciudades: de un lado, los que se dejan llevar por el egoísmo
desmesurado, la sensualidad, el odio, la envidia y la lujuria desenfrenada – la
descendencia de Caín (Génesis 4, 1ss) -, y del otro, los que aceptan la
sumisión a la ley divina y se preocupan de cumplir con sus deberes religiosos
para con Dios (Génesis 4,26). Los genios religiosos de Israel han planteado
con toda crudeza la problemática humana en toda su profundidad psicológica
y moral. El hombre es esencialmente una creatura polarizada por dos
extremos, el del espíritu y el de la materia; y por ser el punto de intersección
entre la materia y el espíritu, surge en él una lucha y tensión vital que
convierte en tragedia permanente los días de su existencia. En el fondo de
su ser lleva un “dualismo” que con tanta sinceridad nos ha descrito el Apóstol
de las Gentes: “Hago lo que no quiero, y quiero lo que no hago” (Romanos
7,16).

b. Ahora bien, la perspectiva antropológica de la literatura del Antiguo


Testamento, al menos antes del libro de la Sabiduría, no tiene los contornos
definidos de nuestras categorías filosóficas heredadas del helenismo. Para
los autores sagrados, ante todo, está el hombre en su dimensión existencial

82
con una problemática concreta e inmerso en una corriente de la vida dentro
de una historia que es secretamente dirigida por el Creador mismo. Como
dice E. Jacob, “la vida en el Antiguo Testamento tiene aspectos múltiples,
pues si el soplo y la sangre son sus manifestaciones más evidentes, están
lejos de agotar su contenido, porque la vida no es solamente el ejercicio de
las funciones orgánicas, sino también el conjunto de iniciativas por las que el
hombre realiza su destino de néfesh, hayáh y de imago Dei. Dios ha creado
al hombre como un ser independiente, como algo rente a El, pero el hombre
no alcanzara su independencia sino en un contacto sin cesar renovado con
aquel que es la fuente de su vida y de toda vida en general. Para definir lo
que es vida, el Antiguo Testamento recurre a un conjunto de imágenes y
símbolos que evocan cada uno la vida bajo su aspecto característico, el de la
movilidad; por la inmovilidad, la muerte se opone a la vida: los muertos no
obran y el sheol, como lugar de silencio, es la contrapartida de la tierra de los
vivientes. La vida es comparada a un árbol, a una fuente, a un camino; estas
imágenes recubren antiguos mitos, que, aparte del árbol de la vida en el
Génesis, no han dejado huella” (E. Jacob, Teología del Antiguo Testamento).

c. Para los hebreos, la vida (hayáh o néfesh) es menos un concepto


abstracto que la una realidad concreta en la que se manifiesta el dinamismo
físico, orgánico, justamente en su capacidad de actuar. Así, el ideal de “vida”
va anejo al del despliegue de las facultades físicas y anímicas por plasmar
un destino concreto, una mea a base del ideal de salud, de felicidad material,
de prosperidad y de logro de las nobles aspiraciones humanas. Los hebreos
no descubren el ideal de una felicidad de ultratumba o una plenitud de
personalidad después de la muerte, hasta las revelaciones del libre de la
Sabiduría salpicado de concepciones helénicas marcadamente dualistas, a
base de la contraposición de la materia y el espíritu (Sab 3,1ss). Para ellos,
el ideal humano de la vida debía realizarse con los ingredientes de la
prosperidad material que se prolongue hasta una senectud colmada,
después de haber tenido una posteridad numerosa (Cf. Gén 15:15; 25,8; Jue

83
8,32; Job 42,17; Tob 14,3-14; Jdt 16,23). Ahora bien, la vida viene de Dios,
ya que es él que da el hálito vital y lo retira (Gén 2,7; Sal 104,29s; Job 12,10;
34,14s; Is 57,16), “hace morir y vivir” (Dt 32,39; 1 Sam 2,6). Por lo tanto,
para llegar a la plenitud de los días (Gén 25,8; Job 42,7; Dt 30,20; Sal 21,5;
23,6; Job 12,12) es necesario estar en buenas relaciones con Dios. Los
sabios que tratan de enseñar el arte de conducirse en la vida para conseguir
la felicidad declaran que “el temor de Dios es el principio de la sabiduría”
(Prov. 1,7); y esta sabiduría – o arte de conducirse bajo las exigencias de la
ley divina – es “la fuente de vida” (Prov 4,23; 10,11; 14,27; 16,22), “el árbol
de la vida” (Prov 3,18: 11,30; 13,12; 15,4), “el sendero de la vida” (Prov 2,19;
5,6; 6,23;, 10,7; 12,28; Dt 30,15.19s; Jer 21,8). En la perspectiva bíblica
paleotestamentaria, la virtud debía se necesariamente premiada en esta vida
con bienes materiales, y sobre todo con una vida sana y prolongada (Prov
1,9; 8,18; 3,16), exenta de sufrimientos y sobresaltos (Prov 2,21; 3,21; 4,22;
9,11; Dt 30,20).

d. La muerte, al contrario, era el mayor de los males, y la muerte prematura


se consideraba como un castigo divino por los pecados propios o de los
antepasados (Sal 52,7; 37,1.2.10.22.36.38; Job 15,20.32; 36,6.14; Ecl 7,17;
Eclo 40,14; Sal 102,24). Por eso la “locura” o necedad – la vida al margen
de las exigencias de la ley divina – conduce a la muerte (Prov 1,32). El que
ama la sabiduría “encuentra vida y el favor de Yahvé”, y, al contrario, el que
la odia, “hiere su alma, y ama la muerte” (Prov 8,35). Por eso Ezequiel
declara que el justo vivirá (Ez 18,2; Jer 31,29), mientras que el impío morirá.
Dios no se complace en la muerte del pecador, sino en que se convierta y
continúe viviendo (Ez 18,22). Como la ley es la expresión de la voluntad
divina, la fidelidad a sus preceptos asegura una vida larga y dichosa
(Lev.18,5; Dt 4,1; 5,16; Am 5,6,9,14; Jer 21,8; Ez 30,21; Neh 9,29). Así se
declara en Dt 30,19ss: “Yo invoco hoy por testigos a los cielos y a la tierra de
que os he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge
la vida para que vivas tu y tu descendencia amando a Yahvé, tu Dios,

84
obedeciendo a su voz y adhiriéndote a él, porque en esto está la vida y tu
perduración, en habitar la tierra que Yahvé juró a tus padres, Abraham,
Isaac, Jacob, que les había de dar”. Y Moisés termina su peroración
exhortatoria con estas palabras: “Poned en vuestro corazón todas las
palabras que hoy he pronunciado y enseñádselas a vuestros hijos, para que
escrupulosamente pongan por obra todas las palabras de esta ley. Porque
no es cosa indiferente para vosotros; es vuestra vida, y cumpliéndolo
prolongareis vuestros días sobre la tierra que vas a poseer pasando el
Jordán” (Dt 32:46,47).

Toda la teología anterior al exilio se movía dentro de este pragmatismo:


fidelidad a Dios, prosperidad y larga vida; infidelidad, desgracia y muerte
prematura. En el libro de Job se pondrá al vivo las inconsecuencias de este
planteamiento, ya que los impíos son los que de hecho mas prosperan,
mientras que los piadosos y justos son sistemáticamente marginados en la
sociedad, y aun tienen que sufrir una muerte prematura en contra de sus
esperanzas (Job 21,8; Sal 48,12ss; 73,2ss). Pero dada la falta de luces
sobre la retribución en el más allá, no había otro modo de conciliar la realidad
con la justicia divina, que debía cumplirse en esta vida.

En efecto, supuesta la falta de perspectiva sobre una vida más plena en


ultratumba, los hagiógrafos consideran esta vida terrenal como la única que
merece tal nombre, pues la supervivencia en la región de las sombras, en el
sheol, no merecía el nombre de vida; por eso el sabio dice en Ecl 9:4,5 :
“Porque mientras el hombre está entre los vivientes hay esperanza, porque
más vale perro vivo que león muerto; porque los vivientes saben que han de
morir, mientras que los muertos no saben nada, y ya no esperan
recompensa, habiéndose perdido su memoria”. Porque la vida es el don más
precioso que tiene el hombre: “todo lo que hombre tiene lo da por su vida”
(Job 2,4); y es que “la vida es no solo la conditio sine qua non, sino la suma
de todos los otros bienes: vivir es tener la fuerza, las salud, la prosperidad, el

85
honor y una duración tan larga como sea posible; la sabiduría, que es la
fuente de todo lo que el hombre puede desear, tiene en la mano izquierda
honor y riqueza; y en la derecha, larga vida” (Prov 3,16); sus enseñanzas
“son la vida para los que la encuentran, y la salud para toda su carne” (Prov
4,22; 3,21ss; 4,13; 8,35ss). Por eso es inconcebible desear la muerte (Cf. 2
Sam 1:9; 1 Rey 19:4-5; Os 10,8; Jer 8:3;, Job 3:21ss; 6:9); y en todos los
relatos A.T. no se dará mas que un caso de suicidio (el caso de Ajitofel en 2
Sam 17:23); tal era el aprecio que el Israelita tenia por la vida terrena, la
única que merecía el nombre de tal en su estimación. Los justos suplicaban
una larga vida para continuar con sus relaciones amistosas con Yahvé, sobre
todo en las manifestaciones litúrgicas de su santuario (Sal 63:4). La mayor
desgracia era que se cortara el hilo de la vida “en la mitad de sus días” (Sal
55:24; 89:46; Prov 10:27; Is 38:10). Con todo el Salmista, intuyendo la
amistad divino como el supremo bien exclama “Tu piedad es mejor que la
vida” (Sal 63:4).

e. Y Yahvé no es sólo el que mantiene la vida con su bendición, sino que es


la fuente de la fecundidad de la tierra y de todos los vivientes. La tierra está
llena de vida en estado de eclosión constante, pero todo depende de la
bendición divina. Por eso Yahvé es el que da “el fruto del seno” (Gén 30:2),
y hace a la mujer fecunda o estéril (Gén 29:31; 30:2,17; 1Sam 1:5,20); y
como ha modelado al primer hombre de la arcilla infundiéndole el hálito vital
(Gén 2:7), sigue formando a cada hombre en el seno materno (Sal 119:73;
139:13; Job 10:8; 31:15). En Canaan privaban las concepciones religiosas
naturistas, que divinizaban las fuerzas reproductivas de la naturaleza (Baal y
Astarté); por eso los autores sagrados insisten en el hecho de que todo el
misterio de reproducción de la vida, en cualquiera de sus manifestaciones, es
simple consecuencia de la bendición divina: “Creced y multiplicaos y llenad la
tierra…” (Gén 1:28). La vida es lo más maravillosa que hay en el cosmos, y
no tiene otra fuente que el creador; por eso el amor a la vida es el

86
sentimiento más normal del hombre, sobre todo en una época en que no se
columbraba otra vida más plena en el más allá.

2. LA MUERTE

a. La muerte es algo consustancial a todo viviente; la ciencia moderna habla


de la reproducción de células en un tiempo limitado, hasta llegar a una
esclerosis que lleva a la consunción. La biblia expresa esto de modo más
primario “polvo eres y al polvo volverás” (Gén 3:18); es la opinión
rudimentaria de una época en que se creía que el hombre estaba formado
del polvo (Gén 2:6ss). Todos los vivientes están sostenidos por un hálito
vital que Dios les ha prestado, pero que retira a voluntad, produciendo así la
muerte (Sal 104:29ss;, Job 12:14ss; Is 57:16). El hombre no se libra de esta
ley de muerte, que el es tan consustancial como la vida que ha recibido.
Pero la muerte es una desgracia tremenda, ya que es la frustración de las
ansias de pervivencia ya tiene todo ser viviente, y en grado sumo el hombre,
que con su conciencia refleja es el único viviente que sabe que ha de morir;
por eso en las literaturas de todos los pueblos de la antigüedad, se habla de
una edad de oro en la que todos los hombres no eran mortales; y la leyenda
de “planta de la juventud” o rejuvenecedora es frecuente entre los antiguos,
porque el hombre, como ser consciente, al saberse condenado a muerte,
lleva en sí el drama de la “angustia vital”: el hombre nace para morir. Esta es
la tremenda realidad.

El “yahvista” ha dramatizado esta situación de modo incomparable en Gén 2


y 3: Si Dios es bueno y providente, y además omnipotente, ¿Por qué el
hombre está condenado a morir?. Este es el gran interrogante que trata de
solucionar con una visión teológica, no biológica. La muerte no entraba en
los planes primitivos de Dios, como en la perspectiva del “sacerdotal” no
entraba en los planes primordiales de Dios la lucha por la existencia de los
animales y el hombre; por eso no se les permitía al principio comer carne,

87
sino que debían seguir un régimen vegetariano (Gén 1:29; Cf. Gén 9:3ss). Y
en la perspectiva del “yahvista”, el hombre salió de la mano de Dios planes
divinos que la tierra produjera “espinas y abrojos” (Gén 3:18), ni que la
serpiente, reptil por naturaleza, “se arrastrara sobre su vientre” (Gén 3:15).
Todo esto es para él consecuencia de una situación anómala producida por
la irrupción de un espíritu maligno que ha apartado al hombre de su órbita
divina normal; como castigo ha venido la muerte y al condenación a una
existencia dura en los secarrales de la estepa, luchando con una naturaleza
inhóspita, muy lejos del oasis del paraíso. El sabio declara abiertamente:
“Por la envidia del diablo, la muerte entró en el mundo” (Sab 2:24). Es el eco
del relato del paraíso.

b. Fuera de estos textos no vuelve a aparecer el pecado como causa de la


mortalidad humana. El término normal de la vida es la muerte. Solo Dios
“viviente” de modo permanente y eterno (Dt 5:23; Sal 42:3; 2 Rey 19:4); en
cambio, para las demás creaturas, la muerte es el termino natural de toda
vida. Así dice David, poco antes de morir, a Salomón: “Yo me voy por el
camino de todos” (1 Rey 2:2; Dan 4:31; 12:7). Es lo que con mas realismo le
había dicho la sagaz mujer de Tecoa: “Todo morimos, y somos como el agua
que se derrama en la tierra, que no puede volver a recogerse; que Dios no
hace volver las almas” (2 Sam 14:14). El sabio declara en Ecl 3:2: “Hay un
tiempo para nacer y un tiempo para morir”; y el Salmista declara con
melancolía: “Acaban nuestros años como un suspiro. La duración de
nuestros años es de setenta, y ochenta en los más robustos…, porque pasan
veloces y volamos” (Sal 90:9 y 10). Dios “ha fijado el numero de los meses
(del hombre) y un término que este no puede franquear” (Job 14:5). La
muerte es una necesidad biológica, y lo mas a que se puede aspirar es
“morir de viejo y cargado de días” (Gén 25:8). La muerte prematura es un
castigo por los pecados (Num 27:3; Ecl 7:17). El espectro de la muerte
turbaba a los justos del Antiguo Testamento porque no esperaban otra vida
mejor. Por ello Job exclama desconsolado: “Mi vida es un soplo; mis ojos no

88
volverán a ver más la felicidad. No me verán mas ojos (de hombre) me
miraran tus ojos, y yo ya no seré” (Job 7:7 y 8). La supervivencia en el sheol,
no ofrecía perspectivas de felicidad, ya que ahí no hay actividad de ilusiones:
“Una nube se disipa y se va; así el que desciende al sheol no vuelve a subir”
(Job. 7:9). Con todo, para una vida de sufrimientos, la muerte señala el final
de los mismos, y en ese sentido la muerte es el principio de un reposo
definitivo, el fin de las miserias de la vida (Eclo 41:2).

En los textos más arcaicos, la muerte se designa con el bello eufemismo de


un viaje para “reunirse con los padres” o antepasados (Gén 25:8), expresión
que puede designar la entrada en el panteón familiar (2 Rey 8:24), pero que
el contexto parece indicar más bien que se trata del viaje definitivo hacia la
región de los muertos (Gén 37:35; 1 Sam 28:19); de hecho, la expresión se
emplea para hablar de la muerte de personajes que no han sido enterrados
en el sepulcro familiar, como Abraham (Gén 15:15), ya que sus antepasados
habían quedado en la Alta Mesopotamia (Gén 11:32); de David, que no fue
enterrado en Belén donde residían sus antepasados (1 Rey 2:10); de Omri,
fundador de Samaria. Así, pues, la frase “acostarse con sus padres”
equivale a morir, ya que, según las concepciones hebraicas populares, el
difunto iba a reunirse con los otros muertos en la región tenebrosa del sheol
después de haberse “acostado en el polvo” (Job 7:21; 20:11; 21:26).

En un texto de Ahiram de Tiro (S.XI a.C) se llama a la tumba “casa de la


eternidad”, y en la inscripción de Senaquerib se lee: “Palacio del sueño,
tumba de reposo, morada de eternidad de Senaquerib, rey del mundo, rey de
Asiria”. El autor de Ecl 12:5 declara: “Porque se va el hombre a su eterna
morada”. El estar privado de sepultura era la mayor desgracia (Is 14:19; Jer
16:14; 36:30; 22:19), ya que el cadáver estaba expuesto a la rapiña de las
aves y de las hienas (2 Sam 21:10). Según las creencias mesopotámicas, el
que tenía la tumba profanada, o había sido excluido de ella, no podía
encontrar reposo su espíritu que estaba condenado a vagar por los

89
alrededores de los poblados en busca de comida. Entre los hebreos
posiblemente existían creencias similares, pero los autores sagrados, en su
afán de evitar el culto a los muertos, pasan en silencio muchas prácticas
cananeas de las que participaban los Israelitas. La tumba para estos era
sinónimo del acceso a la región de los muertos, el sheol. Así, Jacob dice: “yo
bajaré a la tumba”, o “yo bajare al sheol” (Gén 47:30; 37:35), para indicar su
próxima muerte; y los salmistas establecen un paralelismo entre la tumba y el
sheol, o Abaddón (Sal 88:12; 88:3,4,6); y entre el sheol y la fosa (Is 14:15;
Sal 30:5); e incluso se describe la región de los muertos como la
continuación de la tumba; así, se habla de los gusanos que se ceban en los
muertos (Is 14:11), de los muertos que están echados (Ez 32:19,28; Job
17:13), y aun reunidos en torno a las tumbas de sus reyes (Ez 32:22,
24,25,26).

Repaso Formativo

Resuma en seis frases sencillas, el concepto de la vida y la muerte para el


hebreo antiguo.

Frases del concepto de la Vida para el hebreo antiguo:

1.
2.
3.

Frases del concepto de la muerte para el hebreo antiguo:

4.
5.
6.
90
UNIDAD 3 LA INTERVENCIÓN DE DIOS
EN LA HISTORIA DEL
HOMBRE

CONTENIDO DE LA UNIDAD

En esta unidad nos concentraremos en la intervención de Dios en la historia


del hombre, cómo es que luego de la creación y de todos los hechos
universales relatados, Dios se concentra en Israel para intervenir en la
historia de la humanidad. Miraremos cómo concibe Israel la historia y la
relación de ésta con su fe; la misión de Israel al mundo como el plan de Dios
para intervenir a nivel universal; y finalmente, el papel del Mesías
proveniente de Israel como Salvador universal.

OBJETIVOS

1. Comprender la percepción de la historia y la fe de Israel.

2. Analizar el fundamento histórico de la fe de Israel.

3. Describir el alcance de la intervención de Dios en la historia.

EJES PROBLEMÁTICOS

¿Cómo entiende Israel su historia? ¿Existe una relación entre historia y fe


para Israel? ¿De qué manera Dios se ha revelado en la historia universal y la
particular de Israel? ¿Cuál es el alcance que tiene la intervención de Dios en
la historia, tanto local de Israel como la universal?

91
1. La percepción de la historia de Israel

Es imposible hablar de Israel y su fe sin tocar su historia. La historia para


Israel es columna vertebral y fundamento para su fe y para la razón de ser
como pueblo. En los siguientes puntos veremos cómo es la percepción de la
historia para el pueblo de Dios y comprobaremos cómo la historia misma
tiene un valor fundamental en la fe de Israel.

1.1. Israel conoce a Dios a través de la historia.

Israel ha visto a Dios en su historia. Desde los patriarcas, el éxodo y el Sinaí


hasta la peregrinación y la conquista, Israel ha conocido quién es Dios, ha
podido percibir Su carácter. En cada evento importante el pueblo ha podido
experimentar el accionar de Dios y así se ha inmerso en Su voluntad, Sus
designios y Su cercanía (inmanencia) para con Israel.

1.2. La historia es un medio de revelación de Dios.

Los eventos que Israel presenció, en los cuales se vio inmerso, en los cuales
participó de manera pasiva, en los cuales fue indiscutible el obrar de Dios,
fueron eventos que dieron a conocer a Dios. Dios se mostró al pueblo en
estos eventos, estaban fuera del alcance humano, fuera de su comprensión y
el pueblo entendió que cada evento fue un medio de revelación divina.
Fueron eventos específicos, acontecimientos determinados en los cuales
Israel actuó como beneficiario y testigo a la vez para dejar la huella indeleble
en la historia.

92
1.3. Israel es un intérprete de la historia en la que Dios se revela.

Estas dos realidades son muy importantes que coincidan al considerar la


historia como medio de conocimiento de Dios y de revelación divina: el
acontecimiento en sí y su interpretación. La interpretación de un evento es
muy importante, pues es el concepto, la definición, la idea que se elabora y
se proclama alrededor de dicho evento.

20
El exégeta francés Edmond Jacob resalta la importancia de la
interpretación de la historia cuando dice que para un israelita narrar la
historia es ya interpretarla, porque ve la acción de Dios a través de la fe y no
por medio de los métodos del archivero o del arqueólogo. De manera que
quien percibe el evento histórico y lo interpreta debe tener la perspectiva
divina (inspiración) para coincidir en su interpretación con la intensión del
Autor original y propiciador de tal evento, Dios mismo.

En este punto los profetas, sacerdotes y líderes de Israel van a jugar un


papel muy importante, porque es en manos de ellos y a juicio de ellos que
queda el significado y la fuerza del efecto que tendrá tal evento sobre el
pueblo, y que será conmemorado y encarnado en el corazón del pueblo.

Repaso Formativo
1. Reflexione: ¿Es posible para Israel separar historia y fe? Piense en
dos razones que argumenten su respuesta.

2. ¿Ve usted algunos peligros en la posibilidad de que el pueblo


interprete su propia historia? ¿Cuáles podrían ser?

20
JACOB BREDNIAK, Edmond. Teología del Antiguo Testamento. Madrid: EDICIONES
MAROVA, S.L. 1969 p.176

93
2. El fundamento histórico de la fe de Israel

Para iniciar consideremos en este punto la doble relación que existe entre la
historia y la fe, según Jacob21 de la siguiente manera: en primer lugar, es la
historia quien proporciona su objeto a la fe; y en segundo lugar, es la fe quien
proporciona la orientación a la historia.

2.1. La historia proporciona su objeto a la fe

Miremos un poco en este punto la confesión de fe más antigua presentada


en el libro de Deuteronomio 26: 5-10 (RVC)

“Un arameo errante fue mi padre. Con pocos hombres emigró a Egipto, y allí
se quedó a vivir. Y allí creció y llegó a ser una nación grande, fuerte y
numerosa. Los egipcios nos maltrataron, nos oprimieron, y nos impusieron
una cruel esclavitud. Pero clamamos al Señor, el Dios de nuestros padres, y
el Señor oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción, nuestros pesados trabajos y
nuestra opresión. Entonces el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y
brazo extendido, y con señales y portentos que causaban terror, y nos trajo a
este lugar, y nos dio esta tierra, ¡tierra que fluye leche y miel! Por eso ahora
vengo aquí, con los primeros frutos de la tierra que tú, Señor, me diste.”

Este, definitivamente, es un credo de base histórica. Su contenido tiene


fundamento histórico. Relaciona eventos, personajes, movimientos puntuales
y determinados, identificables en los anales de la historia, incluso testificados
por otras civilizaciones más grandes, antiguas y reconocidas que Israel en
ese entonces.

21 Ob. Cit. p.176


94
Es un credo de fe, porque es el obrar de Dios en la historia de Israel. Habla
de un Dios cercano, que escucha, que actúa, que responde. Su accionar
afecta incluso a otras naciones. Su brazo fuerte interviene y direcciona el
camino de la historia de manera unilateral. Muestra el carácter de Dios, su
misericordia, su justicia, su amor por su pueblo y cómo todo Su poder está a
favor del pueblo oprimido y sufriente. Desde allí se muestra que Dios no es
amigo de la injusticia ni la opresión del hombre por el hombre. Dios no es un
Dios lejano, metafísico, producto de la magia o fantasía humana. Dios es
históricamente palpable, en Su intervención a favor de Su pueblo. Así como
los cielos cuentan la gloria de Dios en el Salmo 19, podemos afirmar que la
historia también cuenta la gloria de Dios.

2.2. La fe proporciona a la historia su orientación.

Los eventos históricos para con Israel, son propiciados por Dios, planeados y
originados por Él. Tienen un propósito, tienen una razón de ser, responden a
una meta y destino final. El Señor a través de intervenciones crea eventos
formidables que son interpretados a la luz de la fe, y que dirigen al pueblo a
un propósito final.

En este punto los profetas aportan la palabra divina que antecede al evento y
su propósito (Amós 3:7), y aún después del evento, sigue la predicación
interpretativa y aplicativa de tales eventos y su relación con el pueblo y su
destino. La exhortación, la denuncia y el anuncio son la identificación de su
mensaje. Viendo esto así, los profetas actúan como historiadores, ya que
seleccionan los hechos, los valoran y los socializan al pueblo inspirados en
su interpretación divina.

95
2.3. Una selección de eventos históricos.

El fundamento histórico de la fe de Israel se basa, no solo en los


acontecimientos que se seleccionen en toda la historia del pueblo, sino en la
relación que guardan con el origen, desarrollo y destino de Israel, fruto, eso
sí, del accionar de Dios quien es el Padre gestor y director del pueblo y de su
historia. De modo que la interpretación y aplicación de tales acontecimientos
por parte de los profetas y líderes, junto con la valoración que le otorguen a
cada evento, será clave para el establecimiento de este fundamento
histórico.

Los eventos:

1. Nacimiento de Israel.

El nacimiento de Israel como pueblo está vinculado al llamamiento que hace


Dios a Abraham desde las tierra de los pueblos arameos en Ur de los
Caldeos, cerca al conocido Golfo Pérsico, en lo que es hoy Irak. Un llamado
con una promesa de parte de Dios y un compromiso de parte del patriarca.

2. Arribo a Palestina.

Sigue el peregrinaje de Abraham a la tierra de Canaán y la conformación de


una liga de tribus que se irían cohesionando alrededor del nombre de
Abraham, Isaac y Jacob como sus padres y su fe en Dios quien les llamó,
hizo pacto basado en promesas.

96
3. Desplazamiento a Egipto.

Siendo muy poco numerosos, bajan a las tierras de Egipto por la calamidad
del hambre. El escritor sagrado deja ver que es Dios quien toma la iniciativa
de llamar y guiar, es quien permite calamidades con propósitos para
sustentar a su pueblo y darle la forma firme y final que los identificaría como
el pueblo Suyo. Esclavizados Dios oye su clamor y al mando de Moisés se
inicia el retorno a la Tierra de Abraham, de Isaac y de Jacob, sus padres.

4. El Éxodo.

La salida de Israel de la tierra de Egipto es un relato clave en la fe del pueblo


de Dios. Los eventos que magnifican la salida desde el llamado de Moisés,
su preparación en el desierto y las diez plagas que culminan con la muerte
de los primogénitos, todos estos eventos apuntan hacia el plan que Dios
tiene para Su pueblo y en el que Él está al control. Anuncia los eventos y
estos suceden y alcanzan hasta donde y cuando Él lo determina. Israel
conoce a Dios como el Dios Redentor, como el Go’el, el familiar más cercano
a Israel que lo redime, como el Dios Todopoderoso (El Shadday) que se
reveló a Abraham haciéndoles promesas que a juicio de los hombres era
imposible cumplir.

5. Recepción de la Ley en Sinaí.

La estadía del pueblo en las faldas del monte Sinaí marca otro hito histórico
en la vida y la fe del pueblo. Es un evento clave, central, porque se trata
nada más y nada menos que de la recepción de la Ley, la voluntad de Dios
para el pueblo, la luz, la guía, la lámpara a sus pies y lumbrera a su camino.
Pero además de esto, el relato menciona una serie de detalles que apuntan a

97
la forma de revelación de Dios, Su conversación con Moisés y la forma
exclusiva con que Moisés se encontraba con Dios, lo cual lo reafirma y
constituye como personaje central de la fe de Israel.

6. La peregrinación en el desierto.

Son cuarenta años que el pueblo decide vivir en peregrinaje, errantes y sin
un destino de fe, por cuanto no creyeron a la promesa del Señor echa a
Moisés. Su vínculo con Egipto era todavía muy fuerte. Son años en los
cuales disfrutaron de la bendición y del sustento de Dios, de milagros y
manifestaciones de la misericordia, el amor y la justicia de Dios. Estos años
en la historia de Israel, son años que alimentan la fe al sumergirse en los
relatos del escritor sagrado pero, extrañamente, son años que no aparecen
en la galería de la fe de Hebreos 11.

7. La conquista de la Tierra Prometida.

Luego de la muerte de Moisés, el libertador y pastor de Israel, asume el


liderazgo Josué, quien se instruyó al lado del legislador. El escritor sagrado
deja ver en su relato que la toma de la Tierra Prometida no fue obra del
pueblo sino de Dios. Los registros históricos resaltan la iniciativa,
intervención, ejecución y manifiesto de propósito por parte del Dios de Israel.
El pueblo, simplemente obedeció y se dejó guiar para asó obtener la victoria.
La conquista fue obra del Señor, quien lo había prometido.

98
8. El tiempo de los jueces.

El escritor sagrado presenta en el relato, de manera muy visible, que el


liderazgo en Israel había quedado acéfalo luego del deceso de Josué. No
hubo un co-líder al lado de Josué como él estuvo con Moisés, no se preparó
un líder que asumiera luego de Josué y que fuera aceptado por todas las
tribus ocupantes de Canaán. Además de esto también el escritor sagrado
deja ver que se levantó una generación que no conoció de Dios (Jueces
2:10) ni de sus eventos portentosos, es decir, que el pueblo se olvidó del
compromiso echo con Josué: “yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué
24:15). El pueblo fácilmente se aleja de la Ley de Dios y es castigado por el
Señor quien usa a los pueblos vecinos como látigo contra Israel. El pueblo
arrepentido y en calamidad clama al Señor y éste le oye y levanta caudillos
para la liberación.

9. El inicio de la monarquía.

La historia de Dios y del pueblo continua. Samuel, el líder que, después de


Moisés y Josué, es reconocido por todas las tribus de Israel como profeta,
juez y sacerdote. Ya anciano, sus hijos no han dado la talla en el liderazgo y
el pueblo pide rey. Le corresponde a Samuel ungir al primer rey de Israel
dando así inicio a la monarquía, específicamente la monarquía unida. Lleva
este nombre porque los tres reyes (Saúl, David y Salomón) que gobernaron
fueron reconocidos por todas las tribus de Israel y mantuvieron a la pueblo
unido. El escritor sagrado deja ver cómo el pueblo, y ahora la monarquía,
cada vez más se alejaban de la Ley de Dios, fruto de aquel compromiso con
Josué que no cumplieron. La historia lo confirma, Dios se ha mantenido mas
no así el pueblo.

99
10. La división del reino.

Este evento marca la historia nacional de Israel. El Señor ya lo había echo


saber por sus profetas. El evento había sido anunciado. A la muerte de
Salomón Roboam su hijo asume el trono pero no le facilita al pueblo la
situación impositiva y aumenta las exigencias y la carga de impuestos. La
grieta ya venía de tiempo atrás y es en ese momento cuando ocurre la
ruptura definitiva. Diez tribus del norte se separan y forman un estado aparte
de Judá y Benjamín. Jeroboam asume el trono en el norte y desde ese
momento inicia también un período de enfrentamiento y discordia entre los
dos países hermanos y miembros de una misma familia. La idolatría y la
injusticia social van a ser la columna vertebral del pecado de ambas
naciones. Los relatos muestran cómo la sociedad cada vez se alejó del
Señor y su Ley. Es ahora cuando, según Gerhard Von Rad22, los profetas
muestran los caminos de Dios en la historia de Israel y del mundo. Su papel
de voceros va a ser el de recibir el mensaje o anuncio, generalmente de
eventos y planes del Señor, trasmitirlos al pueblo, y después de sucedido el
evento, darle su debida interpretación en línea con los propósitos del Santo
de Israel.

11. Dispersión y Exilio: La caída del reino del norte (Efraín o Israel) y La
caída del reino del sur (Judá)

El escritor sagrado nos hace saber que Dios usa como instrumento de
castigo a Asiria y a Babilonia para llevar a cabo estos catastróficos eventos.
Israel queda marcado con el látigo de la justicia. El Día del Señor había
llegado, como había sido anunciado por los profetas, y no era de regocijo y
alegría, sino de lamento, lloro y llanto. Las diez tribus del norte son dispersas

22VON RAD, Gerhard. La acción de Dios en Israel. Madrid: Ediciones Trotta. 1996 p. 196-
211

100
por Asiria en 722 a.C. y en 586 a.C. Babilonia lleva cautivo a Judá. Lo
anunciado y lo temido había llegado. La falta de cumplimiento al compromiso
que el pueblo hizo con Dios guiado por Moisés y después por Josué, había
pasado su factura. La historia se asume desde la perspectiva de lo que Dios
había estado haciendo y la respuesta que se esperaba del pueblo.

12. Retorno y restauración.

El castigo para Judá no es para siempre. Ya había sido anunciado por los
profetas. El evento histórico estaba también al control del Señor. Así como
usó a Asiria y a Babilonia para castigar, ahora usa a Persia para el retorno y
la reconstrucción. El escritor sagrado muestra la misericordia del Señor en la
historia, pues cumple Su promesa de retorno y reconstrucción. Se reedifica el
muro, el templo y la vida espiritual del pueblo, haciendo que el pueblo vuelva
a la Ley de Moisés, al compromiso que hicieron en los tiempos de Josué. El
Señor sigue a la cabeza de la historia de Israel y manifiesta su poderío y
alcance sobre las naciones visiblemente más grande y poderosas que Israel.

Ya establecidos en Palestina, ya reconstruida la ciudad, reedificado el templo


y reanudados los sacrificios, luego de la voz profética de Malaquías llega el
tiempo de los griegos, trayendo nueva cultura, nuevas influencias e
intenciones sobre los grupos e instituciones que componen el pueblo de
Israel. Nuevos desafíos y persecuciones también llegan. La imposición de la
cultura griega arremete contra la fe de Israel, quien busca y espera del Señor
una intervención oportuna, pero le toca sufrir el ardor de la persecución y se
refugia en la fe histórica, la fe de sus antecesores como Daniel y algunas
historias ficticias como la de Judith.

El pueblo de Dios toma como un regalo divino la independencia lograda por


los Macabeos y la purificación del templo. Es una intervención mas del Señor

101
en su historia, es una victoria de Adonai sobre los enemigos de Israel. Pero
luego interviene el imperio Romano y llega aplastando a su paso firme e
intimidante cualquier dominio griego, impone su ley, pero la cultura griega los
absorbe.

Repaso Formativo
1. Reflexione: ¿Piensa usted que la fe de Israel tiene un fundamento
histórico? Medite por lo menos en dos razones para argumentar su
respuesta.

2. Reflexione: ¿Es posible afirmar que hubo algunos eventos en los


cuales Dios parece no estar al control de la historia? Construya una
argumentación a su respuesta.

102
3. El alcance de la intervención de Dios en la historia.

Israel nació en el corazón de Dios, sus orígenes, su desarrollo y su


establecimiento como nación, su sustento, su dirección y corrección estaba
bajo los designios del Todopoderoso Dios. Así nos lo deja leer el escritor
sagrado en la Torá, los profetas y los escritos.

Profetas, Reyes y Sacerdotes

El Señor dirige la historia de Su pueblo desde el interior de éste por medio de


los profetas, los mediadores de la palabra, los varones de Dios, los voceros
del Señor. Anunciando y denunciando, con diferentes formas para presentar
su mensaje, con la certeza de que ese mensaje tiene su origen en Dios por
su cercanía e intimidad con Él, son los profetas los anunciantes e intérpretes
por excelencia de la intervención de Dios en la historia de Israel.

Tienen palabra del Señor para los líderes del pueblo. Los reyes y sacerdotes
los consultan, los escuchan, los obedecen, los aprecian, los desprecian, los
persiguen, los asesinan, los destierran. En las cortes reales, cercanos y
lejanos a los reyes, son los profetas los que presentan la perspectiva divina
de la historia del pueblo.

Se busca que cada uno de los líderes de Israel siga la ley del Señor, que
ejerzan su liderazgo bajo la voluntad de Dios para glorificarlo y bendecir así
al pueblo. Cuando este objetivo no estaba siendo cumplido, los profetas
anunciaban la intervención divina con eventos cruciales. No cabe duda, y así
el escritor sagrado nos lo deja ver, que Dios estaba al control de la historia
de Su pueblo, desde el mismo corazón de Israel.

103
Pueblos y naciones vecinas

El alcance de la intervención histórica del Señor en Israel toca a los vecinos


de Israel. Quien mejor nos lo dice es el profeta Amós en su mensaje a los
pueblos y naciones vecinas de Israel. Muestra el señorío de Dios sobre otros
pueblos. Muestra los planes de Dios trayendo amigablemente una ayuda a
Su pueblo por parte de otra nación. Por ejemplo Egipto. A Egipto lo podemos
apreciar en los relatos históricos y en los escritos proféticos como amigo de
Israel, ayudador, pero también como enemigo, opresor y perseguidor de
Israel. Eso sí, con Dios siempre al control de todas estas circunstancias.

Dios usa a las naciones vecinas para ayudar o castigas a Su pueblo.


Depende de los planes del Creador así será la intervención de Israel en otras
naciones o de las otras naciones en Israel. Si algo aprendió el pueblo de
Dios, es que Su soberanía histórica y de poder alcanzaba otras naciones y
otros pueblo. Los usaba para bendición o castigo dependiendo del objetivo.

Naciones e imperios

Este dominio internacional de Dios en la historia abarca por supuesto a los


imperios. En los escritos proféticos, sobre todo, podemos apreciar cómo en
las manos y designios históricos de Dios estaban el desarrollo de los
imperios. Dios también los usó para ayudar y castigar a Israel. Egipto: Amigo
y enemigo de Israel; Asiria: enemigo de Israel; Babilonia: Enemigo de Israel;
Persia: Enemigo y amigo de Israel; Grecia: enemigo de Israel; Roma:
enemigo de Israel.

En cada uno de estos imperios y naciones Dios, por medio de sus profetas,
anunciaba su alcance en poderío y dominio, anticipando Su intervención y
los estados finales a los que llegarían cada uno de ellos.

104
El mundo

La historia del mundo está en las manos del Señor. El Mesías prometido, el
que traería salvación a la humanidad saldría de Israel para dar cumplimiento
a la promesa global echa a Abraham de la bendición a todas las familias de
la tierra. Los destinos del mundo, la bendición del mundo, la salvación del
mundo y el final del mundo siguen en las manos del Señor. Él tiene el
dominio total. Desde sus profetas anunció eventos y momentos que a hoy
no se han cumplido y que afectan a todo el globo. Pero sabemos que así
como anunció en el pasado y cumplió, así será en el futuro, por una sencilla
pero profunda razón: el Dios de Israel tiene el poder para hacer cumplir Su
palabra en la historia de humanidad.

La eternidad

Como si fuera poco, la historia de la eternidad es Suya. El escritor sagrado


nos proyecta a la eternidad, al más allá del aquí. La resurrección, el juicio a
las naciones, el castigo eterno y la entrega de galardones junto con Su
presencia por la eternidad son eventos en la historia del más allá que no han
llegado, pero que Él tiene el poder de hacer que se cumplan y es el único
que puede garantizarnos la existencia para ser testigos presenciales de esta
gran verdad: El Señor es el señor de la historia, del pasado, del presente, del
futuro y de la eternidad; y no hay poder humano que pueda impedir que se
cumplan Sus propósitos y designios históricos sobre la humanidad entera.
Amén!

105
Repaso Formativo
1. Haga una corta lista de profetas y reyes que fueron usados por Dios
para encausar la historia de Su pueblo.

2. ¿Qué significa para usted el hecho de que Dios influya en la historia


de otras naciones e imperios? Medite su respuesta.

106
LECTURA

Tomada de: CATE, Robert L. Teología del Antiguo Testamento. EUA: Casa
Bautista de Publicaciones. 1989 p. 31-35; 40 - 41; 188 -189

LA REVELACIÓN EN LA HISTORIA

El segundo modo por el cual el pueblo del Antiguo Testamento concebía la


revelación de Dios era a través de la historia los mismos eventos en los
cuales él intervenía. Para ellos, esta era la forma primordial en que se
conocía o se experimentaba a Dios. Los filósofos de la antigua Grecia
procuraron aprender acerca de Dios (o de los dioses) mediante el
pensamiento filosófico. Los hebreos aprendieron que a Dios se le
encontraba en ciertos eventos, en los mismos sucesos de la vida. Ellos
encontraron a Dios como el Señor de la naturaleza cuando él les demostró
que podía partir el mar, proveer el maná y las codornices en el desierto y
proveerles de agua en las regiones desérticas. Ellos encontraron a Dios
como redentor cuando él los libertó de la esclavitud en Egipto. Lo
experimentaron como soberano sobre los hombres y las naciones cuando él
hizo que cayeran los muros de Jericó. Israel aprendió que Dios era un juez
justo cuando los castigó por robar algunos de los bienes de Jericó (Jos. 6:16-
19; 7:1-26). También supieron que él se interesaba en otros pueblos cuando
envió a Elías a Siria y a Jonás a Nínive. Su conocimiento de Dios les llegó
por lo que él revelaba de sí mismo en el devenir de los hechos históricos.

Justo en este asunto, el Antiguo Testamento difiere de manera significativa


de todas las demás “biblias” de los pueblos antiguos, en que se centra en la
historia total de Israel. Más que simplemente un registro de las hazañas de
un gran pueblo o el registro de logros heroicos, el Antiguo Testamento fija su
atención en la unidad y el significado de la corriente total de la historia.
Además, pinta claramente las debilidades de sus héroes y los fracasos

107
pecaminosos de la nación. Otros pueblos de antaño nunca se hubieran
atrevido a registrar tal historia.

Esto obedece aparentemente a que ningún otro pueblo llegó jamás a la idea
de la historia como un camino significativo para lograr una meta. La causa
subyacente para esto no fue tanto que Israel tuviera una comprensión tan
diferente de la historia, sino que tuvo una conciencia diferente de Dios. El
Señor se habla dado a conocer a Israel en eventos históricos. El era
conocido por lo que hacía. Dios tenía un propósito soberano que no podía
ser frustrado.

Así, pareciera que Israel nunca registró la historia simplemente como una
serie de eventos que habían acontecido. Más bien, los hebreos registraban la
historia por lo que significaban los eventos en sí. Esto tiene que captarse
claramente si hemos de entender el Antiguo Testamento.

Como un ejemplo de esto, consideremos a dos reyes de Israel, el Reino del


Norte: Omri y su hijo, Acab. Omri fue de tanta importancia que la potentísima
Asiria nunca pudo olvidarse de él. Aludían a Israel como “la tierra de Omri”.
Sin embargo, el libro de Reyes abarca el reinado total de Omri en ocho
versículos (1 R. 16: 21-28). En cambio Acab parece haber impactado mucho
menos al mundo y, sin embargo, los eventos de su reinado cubren 209
versículos ¿Por qué esta diferencia? La respuesta no estriba en los dos
hombres y su importancia relativa, sino en lo que Dios hacía. Durante el
reinado de Acab, Dios tenía un profeta actuando en el escenario, llamado
Elías. La historia registrada se escribió por su importancia teológica, no por la
importancia de Acab.

Así, para Israel, la historia era importante por lo que Dios había hecho. Para
ellos, la importancia de un evento estribaba siempre en su significado. Su
pregunta básica no era; ¿Qué pasó?, sino más bien “¿Qué estaba haciendo

108
Dios?”. Si leemos el Antiguo Testamento sólo para descubrir que fue lo que
pasó, habremos perdido totalmente el enfoque.

Por lo tanto. La historia que encontramos en el Antiguo Testamento, nunca


es meramente el registro de la historia como tal, sino de eventos
significativos. Ellos registraban la historia como revelación. Esta es la clave
para comprender los eventos registrados En el Antiguo Testamento. Es
también la clave básica para comprender la conciencia de Israel, con
respecto a la naturaleza de Dios. A Él siempre lo conocían por lo que hacía.

Estos mismos elementos constituyen el centro y el corazón de la fe de las


iglesias primitivas, como se ve en el Nuevo Testamento. Es por esto que la
venida de Jesucristo nunca podría entenderse principalmente como la
llegada de un gran maestro de verdades morales y espirituales. Sí, era eso,
pero era más, mucho más. Su venida fue un evento histórico, siendo este, la
culminación del propósito redentor de Dios, el cual había guiado el trato de
Dios con el hombre desde la creación del universo. La fe bíblica era (y es)
una recitación de los eventos históricos como los actos portentosos de Dios.
A Dios se le conoce mejor como el Dios que actúa.

Es por esto que es mejor intentar conducir a la gente a la fe en Cristo


contándoles lo que Dios ha hecho por usted y por otros. Los argumentos
filosóficos puede que sirvan en un debate, pero son raras veces, eficaces
para ganar a los perdidos. A Dios raras veces se le da a conocer mediante
tales argumentos. Se le ve más claramente mirando lo que él ha hecho y lo
que está haciendo. Por lo tanto, se nos llama a ser testigos para informar
sobre sus actos históricos, tanto pasados como presentes. Todos los
argumentos de los fariseos se vinieron abajo ante la declaración simple de
un hombre nacido ciego, cuando dijo: “... una cosa sé, que habiendo yo sido
ciego, ahora veo” (Jn. 9:25). Todo argumento se desmorona ante el
testimonio de lo que Dios ha hecho.

109
Digresión: Tiempo y Eternidad

Puesto que la historia significa tanto, importa el tiempo. Es la esfera de las


actividades de Dios. Empero, también es el campo de la decisión y acción
humanas. Nuestra generación mide el tiempo por números en un reloj o un
calendario. Nos importa muchísimo cuándo ocurrieron las cosas. Para el
hebreo antiguo no era así. A él le importaba mucho más lo qué ocurría y su
significado que el tiempo del suceso. Es por esto que a menudo contamos
con menos información cronológica que la que quisiéramos tener. También,
muy a menudo nos preocupa el que no entendamos la información
cronológica que poseemos. Esto se debe más que nada a nuestra
incapacidad para entender lo que el tiempo les significaba a ellos.

Para el hebreo antiguo, el tiempo siempre se veía involucrado en el evento.


Así, el autor de Eclesiastés dijo:

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo


tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de
plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo
de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de florar, y
tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de
esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y
tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de
perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de
romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
tiempo de arriar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo
de paz” (Ecl. 3:1-8).

Otra ilustración adicional para este concepto de tiempo puede encontrarse


en los nombres de los meses. En vez de simplemente asignar nombres, ellos
describían lo que ocurría en ellos, tal como “cosecha de cebada”, “la

110
siembra temprana”, “la cosecha del lirio” y otros por el estilo. Así que el
tiempo era importante por lo que ocurría e él, no por el mero correr de los
días.

Tal vez la característica más llamativa de la idea hebrea del tiempo es que
no tenían ningún concepto de una eternidad intemporal. La idea de la
eternidad como algo “carente de tiempo” es una idea desarrollada por el
Nuevo Testamento. Parece que los israelitas nunca pensaron en la
eternidad de este modo. La palabra básica que traducimos como
“eternidad” en el Antiguo Testamento significa realmente “lo desconocido
tenue”. Se refiere a lo oculto del futuro lejano o del pasado remoto más
que a su carácter de intemporalidad. Así, cuando Isaías miraba hacia
adelante y contemplaba el reino mesiánico, dijo:

“De la grandeza de su gobierno y de su paz no habrá fin; sobre


el trono de David y sobre su reino para establecerlo y mantenerlo
con justicia y rectitud desde ahora hasta el tenue futuro
desconocido” (Is. 9:7, traducción del autor).

Isaías no anticipaba un reino intemporal sino un reino dentro del tiempo.


Quedaba más allá de las fronteras de su visión, pero dentro del tiempo. El
estaba contento con dejar el tiempo en las manos de Dios.

Una segunda expresión que a veces se presta a malentendido se traduce


“siempre”. Esto, también, nos deja con un sentido de intemporalidad. La
expresión hebrea precisa significa literalmente “por largura de días”. Así la
mirada futurista del salmista era:

“Seguramente la bondad la misericordia me seguirán todos los


días de mi vida; y moraré en la casa del Señor por largura de
días” (Sal. 23:6, traducción del autor”.

111
En estas expresiones están las raíces desde las cuales el Nuevo
Testamento desarrolló su concepto de la eternidad. Si a Dios se le podía
confiar el cuidado de su pueblo dentro del tiempo, también se le podía
confiar ese cuidado más allá del tiempo. No es que los hebreos no
creían esto, sino que a ellos no se les ocurrió pensarlo. Su preocupación
estribaba en lo que Dios hacía en el tiempo. Dejaban lo demás con él.
Puede que esto nos sirva de advertencia para que no lleguemos a ser de
otro mundo que nos olvidemos de este. Fue precisamente esta tendencia
que Pablo combatía en sus cartas a la iglesia en Tesalónica. Algunos de
los creyentes en esa ciudad estaban tan ansiosos por el retorno de Cristo
que se congregaban sólo para esperarlo. A ellos, lisa y llanamente Pablo
dijo: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Ts. 3: 10), Puede
ser muy trillado, pero no deja de ser cierto, que es posible estar tan
preocupado con el cielo que uno deja de tener valor para este mundo. El
Antiguo Testamento conservaba su énfasis sobre lo que Dios hacía en el
tiempo, en los eventos cotidianos en donde Dios se daba cita con ellos.
Era dentro de estos eventos donde podían y debían aprender acerca de
Dios.

LA HISTORIA SAGRADA COMO REVELACIÓN

Una cuarta manera en la que se puede ver cómo se comprendía la


autorrevelación de Dios en el Antiguo Testamento está en las historias
registradas por este pueblo antiguo. Ya nos hemos topado con el hecho de
que la visión histórica de Israel se deriva de su concepto de Dios. Ningún
otro pueblo antiguo escribió jamás semejante historia como la de Israel.
Otros pueblos crearon “una época de oro” en la que ellos veían su pasado
con orgullo, Israel, en cambio, miraba hacia atrás y veía su esclavitud en
Egipto de la que Dios lo había redimido. Otros pueblos raramente
registraban derrotas de sus ejércitos nacionales. Israel veía sus derrotas

112
como el justo castigo de Dios por causa de su propia apostasía pecaminosa.
Otros pueblos ignoraban los fracasos de su héroes o enaltecían a sus
hombres grandes como estando por encima de los códigos morales. Israel,
vez tras vez, describía a sus héroes en términos muy humanos, mostrando
así tanto sus pecados trágicos como el perdón por la gracia de Dios. A fin de
cuentas, otros pueblos daban por sentado que si sus naciones sufrían
derrotas, sus propios dioses habían sido también derrotados. Únicamente
Israel desarrolló una teología del exilio, en la que señalaba su propia derrota
como una evidencia adicional de la soberanía de Dios sobre todas las
naciones. El Dios de Israel podía usar a Asiria y a Babilonia como sus
instrumentos sin que esos pueblos lo conocieran.

Fue a base de esto que Isaías proclamó:

“Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi


ira. Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi
ira le enviará… Aunque él no lo pensará así, ni su corazón lo
imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será
desarraigar y cortar naciones no pocas” (Is. 10:5-7).

Y cuando Habacuc se preguntaba lo que Dios iba a hacer respecto a los


pecados de Judá, Dios le dijo:

“Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos porque haré una


obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la
creeréis. Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y
presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las
moradas ajenas” (Hab. 1:5-6).

Así es que, la historia de Israel no era simplemente el relato de eventos; era


la historia sagrada de los actos redentores de Dios aun siempre acarreaban

113
un propósito redentor. Cuando Amós contemplaba los eventos catastróficos
de su día, se destacaban dos verdades. Primera, las calamidades
naturales e históricas eran evidencia del juicio de Dios sobre el pecado de
Israel. Pero hay un refrán fijo que indica la segunda verdad. Cuatro veces
Amós señaló a los eventos contemporáneos y cada vez terminaba con el
refrán: “Mas no os volvisteis a mí” (Am. 4:6, 8, 10, 11). Era evidente que el
propósito de Dios en esos juicios no era simplemente castigar sino redimir.
Los actos divinos tenían la mira de que Israel volviera a Dios.

De modo que la narración sagrada de su historia se convirtió en agente de la


revelación de Dios. Lo que se nos presenta, pues, no es tanto la historia
de Israel como la historia de Dios realizando sus propósitos redentores en y
por medio de Israel. Fue esta historia sagrada la que fijó el escenario para
la historia sagrada última, el evangelio de Jesucristo. Fue también la
historia sacra de Israel la que nos dio el vocabulario con el cual los
predicadores neotestamentarios proclamaron la misión de Jesús. (Esto, se
detallará más en capítulos posteriores.)

SOBERANÍA SOBRE LA HISTORIA

También hemos visto como el Antiguo Testamento enseña la soberanía de


Dios sobre la historia. No tan solo controlaba los rasgos naturales del
mundo, sino también controlaba los hombres y las naciones. Todas las
naciones de la tierra se veían como bajo su soberana voluntad. En
particular, el Antiguo Testamento enseña que Dios podía usar, y de hecho
usaba, a las otras naciones en el mundo en que estaba Israel. Es más, las
podía usar sin el conocimiento ni el consentimiento de ellas con el fin de
realizar sus propósitos soberanos. Llamaba a cuentas a esas naciones por
sus acciones y llamaba a profetas para ministerios específicos dentro de
ellas. Pero todo esto era un aspecto relativamente menor de la soberanía
de Dios sobre la historia.

114
El énfasis principal en el concepto veterotestamentario de la soberanía de
Dios sobre la historia tenía que ver con su soberanía sobre Israel. En muy
común en el antiguo Cercano Oriente que la gente creyera que su dios era
rey o “señor”, o que su dios principal jugaba este papel si es que adoraban a
más de uno. No hay quien dude que Israel tenía este concepto en común con
sus vecinos. La idea de que Dios era rey entró en su historia nacional
muy temprano. No hay manera de saber con precisión en dónde apareció
primero. Cuando el pueblo pedía un rey a Samuel, se consideraba como un
rechazo de Dios como rey (1 S. 8:4-9). Es más, como hemos visto, la misma
clase del pacto de Dios con Israel era una declaración de su majestad sobre
ellos.

Aun más, cuando a Israel se le dio un rey humano, su autoridad se


consideraba como derivada de la autoridad soberana de Dios. Idealmente el
rey seria un instrumento en las manos de Dios para establecer sus
propósitos, para cumplir sus promesas, y para hacer de Israel la clase de
gente que Dios deseaba. Al hacerse cada vez más obvio que los reyes
fallaban, los profetas del siglo octavo a. de J.C. empezaron a recalcar al
Rey divino. Aunque Israel y Judá tenían reyes humanos, sólo Dios era el
Rey último.

Durante el periodo postexílico cuando ya no había ningún rey humano en


Israel, se hacía un énfasis aún más marcado sobre la majestad y la
soberanía divinas. En ese período podemos observar un énfasis creciente
sobre el hecho de que Dios estaba a cargo de la historia mundial, no tanto
por medio de Israel sino más bien a pesar de él. Sin duda alguna, nunca
hubo ningún período sin que a Israel se le enseñara claramente que Dios era
soberano sobre la historia.

115
Repaso Formativo

1. Mencione las maneras como Dios usó la historia como medio de


revelación.
2. Reflexione en la historia de Israel: lo ocurrido o el tiempo en que
ocurrió. ¿Qué es lo más importante y por qué?
3. Considerando a Israel y la intervención de Dios, ¿tendríamos que
hablar de Historia de Israel o de Historia Sagrada? Medite su
respuesta.

116
UNIDAD 4 LA ADORACIÓN
VETEROTESTAMENTARIA

CONTENIDO DE LA UNIDAD

En esta cuarta unidad se presenta una introducción a la adoración en el


Antiguo Testamento, se considera la naturaleza y significado de la adoración,
se mencionan las diferentes formas de adoración presentadas por el escritor
sagrado en el pueblo de Israel y se enfatiza en las enseñanzas del sistema
sacrificial del pueblo de Dios.

OBJETIVOS

1. Identificar la naturaleza de la adoración en el Antiguo Testamento.

2. Comprender el significado de la adoración en el Antiguo Testamento

3. Discriminar las formas de adoración en el Antiguo Testamento

4. Valorar las enseñanzas del sistema sacrificial del Antiguo Testamento.

EJES PROBLEMÁTICOS

¿Cuál es la esencia de la adoración en el Antiguo Testamento? ¿Qué


entendía el hebreo antiguo por adorar a Dios? ¿De qué maneras el hebreo
antiguo adoraba a Dios? ¿Qué aprendía el pueblo de Israel con el sistema
sacrificial y qué enseñanzas nos deja para hoy?

117
INTRODUCCIÓN

En este tema en especial, quiero tomar la propuesta de Robert L. Cate23 para


seguir su estructura, pues me parece además de completa y ordenada, muy
pedagógica, es decir, lo ha presentado de una manera tan clara que, por sí
sola, educa, enseña.

Una de las frases con la que introduce, dice de la siguiente manera:

“Es difícil que un extraño entienda plenamente las expresiones de la


adoración, sean antiguas o modernas. Las razones no son difíciles de
entender. La adoración es un acercamiento a Dios hecho por un individuo o
grupo. Como tal, es profundamente personal y siempre tiene una dimensión
emocional que se hace difícil si no imposible de describir, aun en una
conversación directa.”

Esto nos pone en una situación de dificultad innegable al querer abarcar el


tema de la adoración y más aún la del Antiguo Testamento. De manera
indefectible se debe aceptar las barreras de tiempo, cultura, geografía y
lenguaje que nos separan. Son abismos, parangones bastante amplios. Si
aun cuando se comparte el mismo tiempo y cultura es difícil el tema de la
adoración, imaginémonos la dificultad cuando estos abismos nos separan
aún más.

Pero, hay algo especial que no podemos pasar por alto. Aunque existen las
barreras que nos separan al considerar la adoración en Israel, debemos
aceptar que nuestra adoración hoy es un legado directo del pueblo de Israel.
No solo nuestra salvación tiene que ver con ellos, sino también nuestra
adoración nace en la relación con Dios del antiguo hebreo y nos proyecta los
fundamentos para nuestra adoración presente. De allí la necesidad de

23 Ob. Cit. p. 219-238


118
sumergirnos, aunque sea un poco, en las formas y su significado para poder
percibir cómo se desarrolló la adoración neotestamentaria que nos identifica
hoy.

1. La naturaleza de la adoración veterotestamentaria.

El término hx'v'(Shagá) en español da la idea de “arrodillarse”, “inclinarse”,


“postrarse” ante un superior en homenaje, ante Dios, “adorar”. Lo
encontramos en Génesis 24:26 cuando el escritor sagrado relatando el
momento en que el siervo de Abraham encuentra a la familia del patriarca
para llevar de allí esposa para su hijo Isaac:

“Entonces el hombre se inclinó y adoró al Señor.”

El término que usa para referirse a “inclinarse” es dd;q' (Qadad) que sólo da
la idea en español de “inclinar el rostro en deferencia”, sobre todo ante una
persona de mayor dignidad o de autoridad superior, pero no incluye ninguna
actitud de adoración.

La impresión cultural que define el término da a entender un reconocimiento


de una persona con dignidad, con superioridad. De esta forma, cuando el
antiguo hebreo adora a Dios, lo reconoce como a alguien superior, como a
alguien con dignidad y autoridad, en este caso, inigualable.

El hecho de “inclinarse” en señal de reconocimiento y respeto por la persona


superior, nos muestra que la adoración del antiguo hebreo tiene forma y
fondo, o forma y significado. Esta es así porque el adorador adoptaba una
forma con su cuerpo que mostraba una expresión de la actitud de su corazón
hacia esa persona. Es decir, su cuerpo estaba inclinado porque en su

119
corazón reconocía la dignidad y superioridad de esa persona. La posición de
su cuerpo (la forma) expresaba el sentimiento (el fondo o significado) de su
corazón.

El gran pecado en el que cayó Israel fue el de celebrar un rito sin sentido, sin
significado. Es decir, cayó en el error de inclinar su cuerpo pero sin respeto ni
reconocimiento en su corazón. El antiguo hebreo llegó a creer que lo
importante era inclinar y sin importar la condición del corazón ni la actitud
hacia Dios.

Uno de los textos que mejor nos ilustra lo explicado es Malaquías en 1:6-8
(RVC) que dice:

»El hijo honra al padre, y el siervo respeta a su señor. Pues, si soy padre,
¿dónde está la honra que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto
que se me debe? »Yo, el Señor de los ejércitos, les hablo a ustedes, los
sacerdotes, que menosprecian mi nombre, y que incluso dicen: “¿Y cómo
puedes decir que menospreciamos tu nombre?” ¡Pues porque ofrecen pan
impuro sobre mi altar! Y aun añaden: “¿En qué te hemos deshonrado?”
¡Pues en que piensan que mi mesa es despreciable! ¿Acaso no está mal que
me ofrezcan en sacrificio animales ciegos? ¿O que me ofrezcan animales
cojos, o enfermos? ¡Presenten esos animales a sus gobernantes! Yo, el
Señor de los ejércitos, les digo: ¿Acaso piensan que ellos los aceptarán, y
que quedarán complacido con ustedes?»

El fondo, el significado de la adoración incluía dos términos claves: Honra y


respeto, o temor, como aparece en algunas versiones más antiguas. Se
podía realizar el ritual pero con la ausencia de honra (darle la importancia y
valor que tiene y se merece una persona) y el respeto (una conducta y

120
actitud ante esa persona que vaya de acuerdo con su naturaleza, carácter y
voluntad).

Los términos en hebreo, presentados en la BibleWorks, sobresalientes en el


texto sagrado que definen el fondo de la adoración son:

dboK' (Kabod) que en español da la idea de “gloria”, “honor”, “esplendor”,


“dignidad”, “reputación”.

hr'mo (Morá) que en español da la idea de “temor”, “terror”, “reverencia”.

El pueblo de Israel ofrecía a Dios ofrendas en mal estado y de mala


procedencia, que no ofrecerían a algún príncipe o persona de autoridad
dentro del pueblo para ganarse así su favor. Esto indicaba desprecio,
deshonra e irrespeto hacia Dios, aunque el ritual, de manera procedimental,
estuviera bien llevado.

Dice Cate24 que el pueblo había estado cumpliendo huecamente la forma de


adoración sin que ésta fuese acompañada de la justicia o el arrepentimiento.
Y así, entonces, le agrega un elemento más al error en la comprensión de la
adoración para Israel. Además del rito, o mejor, más allá del rito, lo que Dios
esperaba era una complementación: una vida recta, de justicia hacia al
prójimo y de santidad.

El texto de oro del profeta Miqueas nos deja ver esta verdad:

Tú, Israel, preguntas: «¿Con qué me presentaré ante el Señor? ¿Cómo


adoraré al Dios Altísimo? ¿Debo presentarme ante él con holocaustos, o con
becerros de un año? ¿Le agradará al Señor recibir millares de carneros, o

24 Ob. Cit. p. 220

121
diez mil ríos de aceite? ¿Debo darle mi primogénito a cambio de mi rebelión?
¿Le daré el fruto de mis entrañas por los pecados que he cometido?»
¡Hombre! El Señor te ha dado a conocer lo que es bueno, y lo que él espera
de ti, y que no es otra cosa que hacer justicia, amar la misericordia, y
humillarte ante tu Dios. (Miqueas 6:6-8 RVC)

De manera que en la naturaleza de la adoración veterotestamentaria, eran


muy importantes tanto la forma o el ritual, como el fondo o el significado de
ella. Israel no podía descuidar ninguna de las dos, porque debía celebrar la
adoración y hacerlo con la actitud correcta, dándole el significado correcto,
con un corazón de acuerdo con la importancia y valor de la persona por la
cual se ofrecía y a quien se dirigía el culto.

Una correcta actitud y valoración de corazón, junto con un sacrificio


correctamente celebrado daba como resultado la adoración que a Dios le
agradaba. Pero a esto había que sumarle una vida de justicia y amor hacia el
prójimo. Un significado y valoración correcta de la adoración iba a buscar de
manera natural la forma que el Señor había implementado para el culto.

“Significado”, “Forma” y “Vida” era la terna requerida para que la adoración


fuera recibida con agrado por el Altísimo. Significado con una actitud y
valoración hacia Dios; era proyectar el culto hacia una persona, desde una
relación valorada. Forma con un seguimiento de la normatividad exigida por
el Creador, en obediencia, por agradarlo a Él. Y Vida con unas relaciones
interpersonales basadas en el amor y la justicia hacia el hermano, hacia el
prójimo.

Según el profeta Amós (5:21-24), Dios aborreció las fiestas, reuniones,


sacrificios, ofrendas, cánticos e instrumentos de Israel (la forma), porque no
había justicia y juicio en la vida personal y relacional del pueblo.

122
Repaso Formativo
1. Redacte una frase donde exprese la naturaleza de la adoración
veterotestamentaria.
2. ¿Qué orientación cree usted que deja la naturaleza de la adoración
veterotestamentaria a la iglesia de hoy? Escriba un párrafo de 10
líneas.

123
2. El significado de la adoración veterotestamentaria.

Cuando hablamos de la “forma” en la adoración veterotestamentaria nos


referimos al sistema de sacrificios descrito principalmente en Levítico, y en
menor cobertura en Éxodo, Números y Deuteronomio. Pero no podemos
entender el significado de la adoración tomando en cuenta sólo esta fuente
de información, que aunque es amplia y significativa no expresa todo el
significado y deja otros detalles por fuera.

Tenemos que incluir los Salmos y a los Profetas para que el cuadro sea
completo. Los Salmos nos dejan ver la música, las emociones y lo que
albergaba el corazón de Israel que lo hacía adorar a Dios. A través de los
Salmos Israel dejaba ver los compromisos internos que tenía con Dios.
Expresaba externamente lo que llevaba por dentro, aquello a lo que le daba
más importancia. Así la adoración en Israel era primordialmente la expresión
del amor del pueblo por Dios.

El pueblo cantaba con base en su relación con Dios. El contenido de sus


cantos daba testimonio de la obra del Señor en sus vidas y sus antepasados.
La rima, la forma, la entonación y la instrumentación no eran la prioridad a la
hora de cantar. La prioridad era el contenido teológico del canto. La música
de Israel habla de Dios y Su obra. Del testimonio histórico de la intervención
grandiosa y milagrosa del Señor. La música de Israel enseña, edifica porque
es de un contenido altamente teológico. Así, el hebreo antiguo no cantaba
por cantar; no entonaba por entretener; cantaba para adorar y entonces el
contenido marcaba la pauta en la composición. Decirlo con belleza era
secundario; decirlo con veracidad era primordial.

Como el pueblo cantaba de la verdad de Dios en sus vidas e intervención


poderosa en el pueblo, sus cánticos eran entrañables, se acoplaban a sus
sentimientos y emociones y era de tal manera que naturalmente provocaba

124
la danza, es decir, el movimiento del cuerpo al ritmo de la música. La
conexión del contenido con el corazón y las emociones daba como resultado
la alegría y el gozo que provocaban el baile. Al lado de la instrumentación,
las voces y las palmas, se sumaba la danza como una sola expresión física
en conjunto que caracterizaba la adoración musical de Israel.

El testimonio escritural de la adoración del rey David con su danza, por la


alegría de llevar el arca del pacto a Jerusalén está en 2 Samuel 6:12-15
(RVC), que dice:

“Cuando David se enteró de que por causa del arca el Señor había
bendecido a Obed Edom y a toda su familia, lleno de alegría llevó el arca a la
ciudad de David. penas habían dado seis pasos los que llevaban el arca
cuando David ofreció en sacrificio un buey y un carnero engordado. Ataviado
con un efod de lino, David danzaba con todas sus fuerzas delante del Señor.
Lo mismo hacía todo el pueblo de Israel que acompañaba el arca del Señor.
Todo era júbilo y sonido de trompetas.”

Desde la celebración del paso por el Mar Rojo, al ritmo del pandero y el
cántico de Moisés y María (Éxodo 15), el Antiguo Testamento está lleno de
experiencias de adoración en gozo, alegría y algarabía que incluía sin falta la
danza. Los salmos invitan a la alegría y la danza:

¡Que Israel se alegre en su creador!



¡Que los hijos de Sión se regocijen por su Rey!
¡Que dancen en honor a su nombre!

¡Que le canten al son de arpas y panderos!
El Señor se complace en su pueblo,

y bendice a los humildes con su salvación.
(Salmo 149:2-4 RVC)

125
Con la danza los profetas testimoniaban de la alegría y el gozo por la victoria
o la obra de Dios; y con la ausencia de la danza testimoniaban el dolor, el
luto y el sufrimiento.

«Ellos vendrán a las alturas de Sión entre gritos de alegría, y se deleitarán


con mis bondades: con el pan, el vino y el aceite, y el ganado de las ovejas y
de las vacas; y ellos mismos serán como un huerto bien regado, y nunca más
volverán a experimentar el dolor. Entonces las doncellas danzarán con
alegría, lo mismo que los jóvenes y los ancianos. Yo los consolaré, y
cambiaré sus lágrimas en gozo y su dolor en alegría. Satisfaré
abundantemente y con lo mejor el hambre y la sed de los sacerdotes y de mi
pueblo.» (Jeremías 31:12-14 RVC)

Para nuestro corazón terminó la alegría;
 nuestras danzas se volvieron


cantos de dolor. (Lamentaciones 5:15 RVC)

Para comprender un poco mas el significado de la adoración en el Israel


antiguo, miremos brevemente unas seis características de ella.

Característica # 1: EL GOZO EXUBERANTE

El gozo, la alegría y el júbilo eran característicos en la adoración de Israel.


Era toda una celebración. Su relación con Dios, la presencia del Señor, Su
obra a favor del pueblo, Su provisión y bendiciones innumerables y
sobrenaturales eran motivo de expresiones de gozo a esos niveles.

Como ya conocían a Dios por sus manifestaciones de amor, sustento,


liberación, guía y exhortaciones, su gozo salía de la seguridad y plenitud que

126
experimentaban al contar con el Señor como su Dios. Si se encontraban en
medio de la aflicción, su gozo se dejaba ver en esperanza, porque sabían
que el Señor actuaría en su favor.

El gozo por la obra del Señor en la vida del pueblo, lo expresa David en el
salmo 103, de quien el cantautor dominicano y hermano en la fe Juan Luis
Guerra compuso un son25. El salmo, en sus primeros cinco versículos dice:

¡Bendice, alma mía, al Señor!



¡Bendiga todo mi ser su santo nombre!
¡Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides ninguna de sus bendiciones!
El Señor perdona todas tus maldades,

y sana todas tus dolencias.
El Señor te rescata de la muerte,

y te colma de favores y de su misericordia.
El Señor te sacia con los mejores alimentos

para que renueves tus fuerzas, como el águila.
(Salmo 103: 1-5 RVC)

Característica # 2: LA ALABANZA

Por la alabanza se entiende el elogio y el reconocimiento que Israel tenía y


hacía para con Dios por medio de los contenidos de canciones, oraciones o
simplemente expresiones verbales o escritas. El punto era elogiar, exaltar a
Dios con sus palabras por Sus cualidades, méritos y obras para con Israel.

25 http://www.youtube.com/watch?v=kmvXCyojXjM

127
Los salmos invitan a alabar a Dios considerando lo que Él es y lo que ha
hecho. Una de las expresiones salmódicas de alabanza más famosa por sus
repeticiones es:

~ .
(jasdó) (leolam) (ki) (Ki-tob) (layjváh) (Jodú)
(su misericordia) (para siempre) (porque es bueno) (a Yahvéh) (Alaben)

El término “jodú” en su modo verbal hifil, como aparece aquí, traducido al


español da la idea de “dar gracias”, “laurear”, “alabar”, “dar honor”. En el
ejercicio de la adoración, Israel alababa al Señor. Las expresiones en los
salmos así lo demuestran. Lo reconocen, lo honran, le agradecen, le dicen
cuán bueno es, expresan cuan bueno es gozar de su misericordia y que esa
misericordia es para siempre. Que Él es digno de confianza, por Su amor y
Su fidelidad. En fin, se despliegan poéticamente con un sinnúmero de
expresiones de alabanza basadas en lo que Dios es y ha hecho para con el
pueblo.

Característica # 3: ACCIÓN DE GRACIAS

Israel en su sistema de sacrificios y ofrendas revelado por el Señor en la Ley


a Moisés, consideraba sacrificios y ofrendas de acción de gracias (Levítico
7). La gratitud a Dios era parte inherente a la adoración y al culto del antiguo
hebreo. No se concebía la adoración y el culto sin acción de gracias. El
Señor en Su bondad y misericordia había derramado bendiciones
inmerecidas sobre el pueblo; Él había sido bueno y la gratitud era la
respuesta ideal. Dios mismo le mostró al pueblo cómo ofrendar y sacrificar en
gratitud.

128
Es de notar también que la acción de gracias y la petición eran sin cesar
consideradas juntas en la adoración de Israel. Conforme pedían, no se
olvidaban de agradecer cuando la respuesta llegaba. La provisión, el
sustento, el cuidado, la victoria en la guerra y la presencia de Dios en el
pueblo, eran temas y circunstancias que incitaban a la adoración en acción
de gracias.

Gracias te damos, Dios mío, gracias te damos,



porque tu nombre está cerca de nosotros.

¡Todos hablan de tus hechos portentosos!
(Salmo 75:1-3)

El término de gratitud usado aquí es el mismo “jodú” en su modo verbal hifil,


pero aquí en primera persona del plural, y se traduce como “gracias”. La
adoración incluye la alabanza y la alabanza la acción de gracias. Israel
reconoce que lo que es como pueblo, lo que tiene y lo que será, se lo debe al
Señor Dios Todopoderoso. Reconociendo esta verdad, llega de manera
natural a la alabanza por medio de la acción de gracias.

Característica # 4: EL LAMENTO

El sufrimiento era una realidad que hacía parte de la vida. Muchas


experiencias no traían alegría ni gozo sino tristeza y dolor. Eso lo entendió
Israel. Pero así como adoraba al Señor en la bendición y en el gozo también
decidía hacerlo en la congoja, la aflicción y la tristeza.

La adoración para Israel incluía la música, la danza y el gozo exuberante,


pero también incluía el lamento. Los hebreos antiguos entendían que así

129
como la vida traía momentos alegres, de triunfos y victorias, también traía
sus momentos de aflicción y sufrimiento. Y si se adoraba a Dios en todas las
circunstancias de bienestar, pues también habían que hacerlo en medio de
las adversidades.

El lamento llegó a ser un estilo en los salmos y la poesía de Israel. Se


escribía con el corazón abierto para expresar lo que se vivía y sentía en
momentos de calamidad. Los escritores se esmeraban allí también por ser
explícitos y detallistas, para plasmar con una pluma diáfana el espíritu del
sufrimiento, las expresiones del cuerpo, el sentimiento del corazón y las
meditaciones y pensamientos de la mente.

El ejemplo más contundente de la adoración en medio del sufrimiento, nos lo


presenta Job. Cuando recibe la noticia de la pérdida de su hacienda y la
muerte de sus hijos, leemos en el relato así:

“Entonces Job se levantó y se rasgó las vestiduras, se rapó la cabeza en


señal de luto, y con el rostro en tierra adoró al Señor, mientras decía:
«Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré al sepulcro. El
Señor me dio, y el Señor me quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!» Y en
todo esto Job no pecó ni le atribuyó al Señor ninguna mala intención.” (Job 1:
20-22)

Cuando el escritor sagrado dice que Job “adoró” usa el término hx'v'(Shagá)
explicado arriba. Concuerda de manera perfecta lo que describe el término y
su significado con la actitud que asumió Job ante la mala noticia de la
calamidad que había sobrevenido a su vida. Sin duda es un muy buen
ejemplo de la adoración en medio de la aflicción y el dolor.

También el Salmista en medio de la aflicción adora, abre su corazón al Señor


expresando sin reservas lo que vive y lo que siente, y en medio del

130
sufrimiento tiene esperanza en la actuación de Dios a su favor.

Mírame, y ten compasión de mí,



pues me encuentro solo y oprimido.
Crece en mi corazón la angustia;

¡líbrame de esta congoja!
¡Mira cómo sufro y me esfuerzo!

¡Perdóname todos mis pecados!
(Salmo 25:16-18 RVC)

Aunque afligido yo y necesitado,



Jehová pensará en mí.

Mi ayuda y mi libertador eres tú;

Dios mío, no te tardes.
(Salmo 40:17 RVR 1960)

La oración es el medio de expresión del dolor como adoración ante Dios.


También la música. Estos salmos son cánticos de sufrimiento, con melodías
tristes, pero con verdades muy humanas y muy divinas. Hoy una canción
lenta, con una tonalidad menor, expresa una melodía triste y si tiene una
letra de acuerdo con la melodía, pues el cuadro está completo.

Adorar a Dios en el sufrimiento significaba para el hebreo antiguo acceder a


la única fuente de su salvación. Reconocer al Señor Dios Todopoderoso
como el único capaz de intervenir a su favor y traerle liberación. Significaba ir
a la única esperanza.

Una expresión de adoración actual por medio del lamento la encontramos en


el ambiente que se vive a diario en el conocido “Muro de los lamentos”. Una
hermosa y diciente experiencia audiovisual la podemos apreciar en youtube
en la siguiente dirección:

131
http://www.youtube.com/watch?v=WaOvfpHhrWg&feature=related donde la
melodía en tonalidad menor, con su riqueza en cuerdas, vientos y teclados, y
por supuesto las voces, y con su contenido basado en el salmo 17 nos deja
sentir la tristeza y la necesidad del pueblo por una intervención de Dios.
Precisamente la RVC titula el salmo como una “Plegaria que pide la
protección de Dios.”

Señor, ¡escúchame!

¡Atiende mi clamor de justicia!

¡Presta oído a mi oración,

pues no brota de labios mentirosos! (Salmo 17:1)

Característica # 5: ENSEÑANZA

La adoración del Antiguo testamento tiene un enfoque altamente pedagógico,


es decir, la adoración enseña. Se busca que el adorador aprenda y no olvide
a Dios y Su obra histórica portentosa a favor del pueblo. Que conozca del
Señor, su carácter y su misericordia eterna.

Y en verdad no es un secreto que la música enseña. Es una excelente


herramienta pedagógica y didáctica. Recordamos con más facilidad una
canción o la estrofa de un cántico que un sermón, una clase o una lectura.
Por ejemplo los salmos 78 y 106 son testimonios abiertos de la pedagogía de
la adoración en Israel.

Pero vamos que no solo era la enseñanza a este nivel, también se buscaba
enseñar sabiduría. Enseñar el buen vivir, el vivir de acuerdo con la voluntad
del Creador. El salmo 1, por ejemplo está dentro de la categoría de los
salmos didácticos que enseñan sabiduría.

132
Aparte de la sabiduría, también se enfocaban en la enseñanza por la
valoración, admiración y obediencia a la Palabra y la Ley de Dios. El salmo
119 es un claro ejemplo de esta verdad.

Característica # 6: IMPRECACIÓN

Por “imprecación” o “imprecar” se quiere significar el hecho de proferir


palabras con que se expresa el vivo deseo de que alguien sufra mal o
daño.26

Al abrir su corazón, el hebreo antiguo no podía callar delante de Dios lo que


en realidad estaba sintiendo y deseando. Así que expresa con su boca,
corazón y pluma lo que le dicta su corazón para con sus enemigos. Deja ver
su dolor, su amargura, su enojo, pero a sabiendas que el que actuará
haciendo realidad sus deseos de justicia y venganza es el Señor.

Estos son catalogados como salmos imprecatorios. Un ejemplo de ellos es el


salmo 69 en especial los versículos 22 al 25 (RVC) que dicen:

¡Que sean sus banquetes una trampa para ellos!



¡Que sus sacrificios de paz les sean un tropiezo!
¡Que sus ojos se nublen y pierdan la vista!

¡Haz que pierdan para siempre su vigor!
¡Descarga tu enojo sobre ellos!

¡Que el furor de tu enojo los alcance!
¡Que sea destruido su campamento,

y no haya en sus tiendas quien las habite!

26 RAE, Diccionarios de ENCARTA 2010 para Windows.

133
Repaso Formativo

1. Escriba en un párrafo de cinco líneas en qué radica el significado de la


adoración en el A.T.
2. Escriba una lista de las expresiones de adoración que logra usted
identificar en el video del “Muro de los lamentos”.
3. ¿Qué herencia cree usted que nos deja el significado de la adoración
en el A.T. a los cristianos de hoy? Exprese su respuesta en un párrafo
de cinco líneas.

134
3. Formas de adoración en el Antiguo Testamento.

LECTURA # 1

Tomada de: CATE, Robert L. Teología del Antiguo Testamento. EUA: Casa
Bautista de Publicaciones. 1989 p. 229-235

EL SISTEMA DE SACRIFICIOS

El sistema de sacrificios veterotestamentario proveyó el ritual para la


adoración en el Antiguo Testamento También hizo gran impacto sobre el
concepto hebreo de la salvación v el perdón. Sin embargo, el estudio del
sistema de sacrificios puede resultar bien frustrante. Distamos tanto de las
culturas que practicaban el sacrificio que a menudo parece quedar más allá
de nuestra comprensión. Es más, los antiguos rituales de sacrificios distan
tanto de la revelación de Dios en Jesús que nos preguntamos si vale la pena
el tratar de entenderlos.

No obstante esto, el sacrificio era importante para Israel. De modo que es


importante para nosotros el intentar captar sus rudimentos básicos. La
primera razón de su importancia para nosotros estriba en el hecho de que
una buena parte de la comprensión neotestamentaria de la adoración y el
ministerio de nuestro Señor surgió de las figuras del sistema de sacrificios.
La segunda razón estriba en el hecho de que el ritual de adoración
perteneciente a un pueblo de quien se requería la santidad, porque
pertenecía a un Dios santo. Los conceptos de la santidad de Dios y la de
Israel eran centrales para el sistema de sacrificios. Cualquier esfuerzo por
entenderlo aparte del concepto de la santidad está destinado al fracaso. La
tercera razón de la importancia del estudio del sistema de sacrificios es que
nos provoca una conciencia profunda de lo horroroso del pecado, tanto como
una sensibilidad respecto a la superabundante gracia de Dios en el perdón.

135
La cuarta razón, y la menos importante, es que el sistema de sacrificios era
la celebración israelita de la religión y la vida ante la presencia del autor de
toda vida. Esto es cierto aunque el mecanismo completo del sacrificio
perezca bastante espantoso para la mayoría de las personas
contemporáneas.

Raíces del sistema de sacrificios

Israel no se desarrolló en un vacío. Todas las naciones en su derredor


practicaban el sacrificio. Era la forma aceptada de expresar el fervor religioso
tanto como la adoración. Aparentemente había un trasfondo común para
todos los sistemas antiguos de sacrificios. El trasfondo antiguo parece indicar
que la mayoría de los sacrificios tenía una o más de las raíces que se
detallan a continuación.

Primera, estaba la idea de alimentar a la deidad. De manera que en la


epopeya de Gilgamesh, en su historia del diluvio, los dioses estaban a punto
de morirse de hambre por el hecho de que los sacrificios ya no se ofrecían.
Cuando se ofreció el primer sacrificio después del diluvio, los dioses se
arrimaron como moscas, porque tenían hambre. Aunque esta idea era
claramente muy común a través de todo el antiguo Cercano Oriente, no hay
evidencia de que el Antiguo Testamento jamás tuviera esta concepción del
sacrificio. Al contrario, a Israel se le dijo:

"Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su


plenitud. ¿He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos
cabríos?" (Sal. 50:12, 13.)

Segunda, los sacrificios también eran considerados por los antiguos como
dádivas a la deidad. Es muy obvio que esta idea cavaba profundamente en el
corazón del Antiguo Testamento.

136
Tercera, se creía que los sacrificios ocasionaban la comunión entre el
adorador y su dios. Muchos sacrificios requerían que el adorador comiese
alimentos ante el altar o en el templo. En el mundo antiguo, las personas que
comían juntas o por lo menos compartían la sal en una comida se
consideraban como unidas por los lazos de hermandad. La historia antigua
de Alí Babá verifica esta idea. Cuando la sierva se fijó que el capitán de los
ladrones no comía sal, ella de inmediato comenzó a sospechar. Para los
hebreos, el comer en la casa de Dios efectuaba una relación especial de paz
entre ellos y Dios. Puede que esto también tenga una relación con el
significado de la cena del Señor tal y como se enseña en el Nuevo
Testamento.

La cuarta raíz del sacrificio antiguo se halla en la idea de una vida liberada.
Ya que toda la vida era dádiva de Dios, el primogénito era especialmente de
Dios, lo cual indicaba que la raza o la familia continuaban. La vida se liberaba
de una víctima escogida para devolver a Dios, la que era especialmente
suya. El sacrificio no era el ofrecer un cadáver muerto a Dios tanto como el
ofrecerle la vida que estaba presente en la sangre. Este concepto de la vida
liberada puede haber tenido un gran impacto sobre la comprensión
neotestamentaria del sacrificio de Jesús.

Aunque varios intérpretes han buscado demostrar que una o más de estas
ideas era la raíz original del sistema de sacrificios del Antiguo Testamento,
parece que ninguna idea sola es realmente adecuada para explicar el
sistema completo. Más bien, probablemente se acerque más a la verdad el
sugerir que todas estas, salvo la idea de alimentar a Dios, jugaron un papel
en el origen y el desarrollo del sistema.

Nuestro interés mayor estriba en el sistema tal y como Israel lo practicaba y


no con sus raíces antiguas. Dos cosas de inmediato se hacen obvias en

137
cualquier estudio de los sacrificios israelitas al compararlos con los rituales
de sus vecinos. Primera, las formas del sacrificio eran muy similares y a
menudo idénticas. Eso ha de esperarse, porque Israel tuvo que empezar en
donde estaba. En cambio, la fe de pacto israelita daba un significado
marcadamente diferente a los rituales. Es claro, en base a documentos
antiguos tanto como los problemas encarados por los profetas con el proceso
de paganización de la adoración israelita, que los sistemas eran muy
similares. La asimilación de la adoración a los baales de Canaán a la
adoración del Dios de Israel nunca presentó un problema en lo que le refiere
al ritual, porque se hizo muy fácilmente. El problema de Israel era que
confundía el significado detrás de los rituales. Pero, son los mismos rituales
los que nos llaman ahora la atención. Se podría dar mucho espacio a un
análisis pormenorizado de todos los sacrificios de Israel. Para esta clase de
estudio sería mejor consultar un comentario detallado sobre Levítico. Para
nuestros propósitos, veremos cinco categorías principales o clases de
sacrificio.

La comida de comunión u ofrenda de paz

Como hemos notado, los hebreos daban gran importancia a la comida.


Cuando venían visitas, se mataba un becerro engordado, un cordero o un
cabrito y se consumía una comida para hacer efectiva la paz entre el anfitrión
y sus huéspedes (Gn. 18:7; 1 S. 28:24; 2 S.12:4). Era este trasfondo que
daba significado en Israel a la ofrenda de comunión o la ofrenda en la que se
mataban los animales. En su forma veterotestamentaria, el animal
generalmente era comido por el adorador. La sangre se ofrecía a Dios sobre
el altar. A Israel se le mandó: "y comeréis allí delante de Jehová vuestro
Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias..." (Dt. 12:7). Se les
consideraba como huéspedes de Dios en esta comida (Sof. 1:7).

138
Es más, se creía que esta comida traía paz entre el adorador y Dios. Como
tal, también incluía las ofrendas por el pecado y la culpa. La ofrenda llegó a
llamarse, sencillamente, una ofrenda de paz. Los que participaban en esta
comida llegaban a ser amigos por el mero hecho de participar. La comida
establecía una comunión tal que se consideraba a todos los participantes
como miembros de una familia. La Pascua fue el ejemplo supremo de esto,
restaurando así la relación que se había sellado entre Dios e Israel en Egipto
tanto como en Sinaí.

Esta clase de sacrificio reforzaba y fortalecía los lazos familiares que unían a
Israel. También probablemente sirvió de base para figuras proféticas
posteriores que describían a Israel como el hijo o la esposa de Dios. Sobre
todo, seguramente ponía la base para la idea de relaciones pacíficas entre
Dios e Israel. La relación ideal que anhelaba Israel tanto como Dios era la
paz entre ellos.

Dedicación de los primogénitos

Una segunda clase principal de sacrificio en Israel se basaba en el concepto


de que todo primogénito pertenecía de modo especial a Dios. Desde los
primeros días del pacto, a Israel se le dijo:

". . . Me darás el primogénito de tus hijos. Lo mismo harás con el de tu buey y


de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás" (Ex.
22:29, 30).

Empero, este no era un mandato respecto al sacrificio infantil, sino que al


primogénito había que redimirlo y otro sacrificio se haría en su lugar (Ex.
13:13; 34:20).

139
Esta relación especial entre el primogénito y Dios agregaba un significado
particular a la declaración divina de que Israel era su primogénito. También
justificaba la muerte de los primogénitos egipcios. Ya que Egipto no daba
libertad al primogénito de Dios, ellos tendrían que perder los suyos.

“…Jehová ha dicho así: Israel es mi hijo, mi primogénito. Ya te he dicho que


dejes ir a mi hijo, para que me sirva, mas no has querido dejarlo ir; he aquí yo
voy a matar a tu hijo, tu primogénito" (Ex. 4:22, 23).

Ahora bien, el sacrificio específico del primogénito era una comida de


comunión. En realidad se sacrificaban animales limpios. Los animales
inmundos eran sustituidos por otros. A los seres humanos se les redimía, y el
resultado final era la dádiva de la vida en la sangre que se vertía sobre el
altar y el establecimiento de la paz entre el adorador y Dios.
Los holocaustos

Otra categoría principal de sacrificios eran los holocaustos. Asumían una


variedad de formas, pero el resultado final siempre era Igual, el presentar
una dádiva a Dios. La diferencia técnica principal entre ésta y las dos
ofrendas anteriores era que en esta se daba la ofrenda total a Dios; era la
"ofrenda encendida". A veces en la historia de Israel parece que esto se
aplicó únicamente a una ofrenda de granos. En otras ocasiones parece que
se aplicaba a cualquier ofrenda que se diera a Dios en su totalidad.

Esta ofrenda expresaba el homenaje que el adorador le daba a Dios.


También se daba como tributo o como expresión de acción de gracias.
Además, se daba para cumplir con un voto. En cada caso, era una dádiva
hecha libremente; brotaba de la sobreabundancia del amor del adorador para
con Dios.

140
Sin embargo, aunque los holocaustos no se exigían sino que se daban
libremente, se regulaban cuidadosamente. Si el adorador iba a presentar una
dádiva a Dios, tenía que hacerse según las exigencias de Dios. De modo que
Israel fue condenado por dar a Dios lo deforme.

"Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo
cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? ... y trajisteis lo hurtado, o
cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra
mano? dice Jehová" (Mal. 1:8, 13).

Se esperaba que una dádiva a Dios fuera lo mejor que tuviera el adorar con
tal de honrar a Dios. Cualquier cosa menos que lo mejor era una afrenta y un
insulto. Aún lo es.

El Día del perdón

En lo que se refiere a su significado teológico, tal vez el sacrificio más


significativo del Israel antiguo era el gran Día del perdón. Este era un
sacrificio y un ritual que se hacían una vez al año por el sumo sacerdote en
beneficio de todo Israel. Se considera correctamente como el punto cumbre
de todo el sistema de sacrificio veterotestamentario.

El propósito de este sacrificio era el de limpiar todos los pecados que no


hubieran sido cubiertos por las ofrendas de comunión y de la paz. Se
proponía asegurar la perpetuación de relaciones correctas entre Israel y
Dios. En este día había dos víctimas sacrificiales. Una se mataba sobre el
altar y la otra se enviaba al desierto, llevando así (simbólicamente) los
pecados de la nación (Lv. 16:15, 21).

141
El desarrollo principal neotestamentario de este ritual se halla en Hebreos
9:6-28. Allí, al Cristo se le caracteriza como el sumo sacerdote y la víctima
sacrificada, ambas cosas. Es más, aunque no se declara abiertamente allí,
se implica que a Cristo también había que comprenderlo como la víctima que
llevaba nuestros pecados al desierto.

Sea eso como fuere, para Israel este día era el punto culminante en su ritual
respecto a la limpieza del pecado. Estaban bien seguros que ningún hombre
o ninguna nación podían servir a Dios mientras viviera con pecados no
perdonados. Esto aún es cierto.

Sacrificios privados

Cada una de estas categorías de sacrificio que hemos considerado era


principalmente un sacrificio colectivo. Bien fueran hechos por una familia o
por la nación como un todo, estos sacrificios se hacían a Dios, y se esperaba
que los beneficios derivados Fuesen para el grupo. Empero, Israel también
tenía un ritual bien elaborado para los sacrificios privados.

Los hombres siempre han sentido el deseo de hacer sacrificios personales y


privados. De modo que Caín y Abel trajeron sacrificios personales a Dios
mucho antes de que tales ritos se ordenasen o se estableciesen (Gn. 4:3, 4).
A través de los primeros tiempos de Israel, hay evidencia abundante de tales
sacrificios. Se proponían honrar a Dios, pedir ayuda, o expresar acción de
gracias, y también para lograr la purificación.

Cada uno de estos halló su lugar dentro del ritual más tardío de Israel. La
ofrenda de libre voluntad era tal vez la más común. No tan solo la codificó la
ley, sino que los profetas continuamente aludían a ella. Parece que

142
generalmente se ofrecía a Dios como un gesto de agradecimiento por alguna
bendición recibida.

La ofrenda de agradecimiento se relacionaba estrechamente con la ofrenda


de libre voluntad. Aquella era un poco más elaborada, y normalmente se
asociaba con uno o más de los eventos regulares en el ritual israelita de las
fiestas. Esta se asociaba general mente con la presentación de los diezmos y
de los productos agrícolas. Estas presentaciones requeridas, al traerse,
indicaban la bondad de Dios. No había diezmos ni primicias de la tierra a no
ser que Dios hubiese bendecido. Los adoradores a menudo traían una
ofrenda adicional para expresar su gratitud.

El individuo israelita a menudo también hacía ofrendas en relación con votos.


La experiencia de Jacob tipifica esto:

"E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este
viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si
volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que
he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el
diezmo apartaré para ti" (Gn. 28:20-22).

Aunque la ofrenda de voto nunca fue obligatoria, una vez hecho el voto, la
ofrenda se convertía en obligatoria.

Podríamos haber estudiado estas ofrendas con mucho más detalles.


Podríamos haber ampliado las categorías de sacrificio para incluir varias
otras secciones. Para nuestros propósitos, nuestro interés estriba en las
características generales de todas las ofrendas en lugar de los detalles de
cada ofrenda.

143
Repaso Formativo

1. Haga una lista con los cinco puntos que discriminan el sistema
sacrificial de Israel en el Antiguo Testamento.
2. Defina en sus propias palabras tres de los cinco puntos discriminados
anteriormente.
3. Si usted tuviera la oportunidad de celebrar uno de los sacrificios, ¿cuál
celebraría y por qué?

144
4. Enseñanzas del sistema sacrificial del Antiguo Testamento.

Aunque el sistema de sacrificios en Israel como columna vertebral en la


adoración del pueblo para con Dios ha desaparecido, no obstante nos deja
un cúmulo de enseñanzas por rescatar y valorar hoy. Es decir, detrás de esta
estructura hay mensajes atemporales, que trascienden la barrera del tiempo,
para traernos enseñanzas, principios aplicables a nuestra relación con Dios.

Enseñanza # 1: RELACIÓN ENTRE EL ADORADOR Y DIOS

Es posible tener y mantener una relación con Dios porque esta adoración
permite la restauración de esa relación y el cultivar una comunión constante
y perenne con el Creador. El sistema de sacrificios precisamente libraba al
oferente del pecado y la culpa, de manera que se quitaba el obstáculo que
interfería entre él y Dios. El pecado era superado por las ofrendas y los
sacrificios de perdón. El propósito principal era buscar la posibilidad de que
el adorador pudiera gozar de la presencia y compañía del Dios
Todopoderoso sin el peso de la culpa por el pecado que le agobiara.

Enseñanza # 2: EXPIACIÓN y RESCATE

El punto era que el adorador pudiera gozar del rescate de parte de Dios. Su
pecado lo alejaba del Señor pero Él lo acercaba “cubriendo” su pecado y
rescatándolo así de su culpa. El oferente solo tenía que venir con la actitud
correcta y el sacrificio correcto para contar con la misericordia del Señor al
liberarlo. El adorador estaba convencido de su pecado y de la imposibilidad
de librarse a sí mismo. De manera que la necesidad de la intervención de
Dios era indiscutible. El fin no era simplemente librarlo, sino que se volviera a
gozar de la comunión, de la presencia del Señor.

145
Enseñanza # 3: OBEDIENCIA

Aunque en verdad la expiación y la liberación se realizaba de parte del Señor


y el oferente gozaba de esta misericordia divina y eterna, sin embargo se
esperaba del adorador una actitud y conducta de obediencia a Dios en su
Ley. Por eso el Señor se había encargado de que Su voluntad fuese
conocida sin confusión y con toda claridad por el pueblo. La idea era la
obediencia sin excusas, para una bendición total de vida personal y
comunitaria.

Las faltas, errores y pecados estaban presupuestados en la vida del pueblo,


pero se había establecido un “blanco” al cual apuntarle, una “luz” a la cual
seguir, un “camino” por el cual andar para llegar a la voluntad del Señor. Si
había errores, éstos los “cubría” el Señor, pero se esperaba la obediencia
como la actitud correcta para seguir adelante contando con la gracia y la
misericordia de Dios.

Enseñanza # 4: ARREPENTIMIENTO

Al lado de la obediencia caminaba el arrepentimiento como otra actitud


correcta del oferente frente a su realidad pecadora y la necesidad de
redención. Por eso el rey David luego de ser confrontado por Natán por su
pecado de adulterio y homicidio escribió:

Los sacrificios que tú quieres



son el espíritu quebrantado;

tú, Dios mío, no desprecias

al corazón contrito y humillado.
(Salmo 51:17 RVC)

146
La expresión del arrepentimiento era la confesión. El pueblo debía confesar,
reconocer su pecado. El Levítico 16:20-22 está descrito el papel del
sacerdote en la confesión como parte inherente al proceso de sacrifico y
remisión, con lo cual el oferente debía estar de acuerdo y en un solo espíritu.

El comentario que hace Cate27 en este punto es muy importante. Dice:

“Sin embargo, no debemos olvidar que había un poder objetivo en el


sacrificio en lo que se refiere al Antiguo Testamento. No había ningún
concepto mágico en él; no era una especie de vudú antiguo el que Israel
practicaba. Mas bien, el poder del sistema de sacrificios estribaba
únicamente en la gracia de Dios. Funcionaba sólo, porque Dios hacía que
funcionara. El mensaje completo y último de los profetas era que el sistema
de sacrificios no funcionaba sólo porque se ofrecían a Dios actos de
penitencia o porque el adorador fuese ritualmente obediente. La víctima
animal no hacía nada por el adorador a menos que y hasta que Dios se
acercara. De modo que, en última instancia, siempre era Dios quien se
acercaba para redimir y salvar en el momento del sacrificio. Aún es así.”

Enseñanza # 5: SOBERBIA

El pecado acompañado de soberbia era dura e irremediablemente castigado.


Así lo deja ver el escritor sagrado en Números 15:27- 31 (RVC):

»”Si alguien comete un pecado no intencional, deberá ofrecer como


expiación una cabra de un año. El sacerdote hará expiación por la persona
que de manera no intencional haya pecado, y la reconciliará ante mí, y el
pecado le será perdonado porque no fue intencional.

27 Ob. Cit. p.236

147
»”Una misma ley tendrán ustedes para el que cometa algún pecado no
intencional, lo mismo si se trata de un israelita por nacimiento que de algún
extranjero que habite entre ustedes. Pero si alguien incurre en algún acto de
soberbia, y me ofende, esa persona será eliminada de en medio de su
pueblo, lo mismo si es israelita por nacimiento que si es extranjero, por haber
tenido en poco mi palabra y por haber menospreciado mi mandamiento. Esa
persona será eliminada por completo, y sobre ella recaerá su iniquidad.”»

Por “soberbia” se usa aquí el término ~ (Rum) que en español da la idea

de “altivez”, “exaltación”, “elevado”, “alto” y se aplica muy bien a nuestro


contexto lingüístico como “altivez” o “soberbia”. Se trata de aquél que actúa
con ínfulas de grandeza, con orgullo y sin reconocer errores propios.

El pecado cometido con soberbia aleja la misericordia de Dios. El hombre es


pecador, pero sólo cuando lo reconoce, admite su error y busca la
misericordia del Señor, encuentra la remisión y el perdón. Mientras no sea
así, el pecado todavía sigue vivo.

Al final de cuentas, el sistema sacrificial del Antiguo testamento buscaba que


el hebreo antiguo tuviera una oportunidad y un medio para salvarse de su
pecado y vencer así el mal, no en sus propias fuerzas, sino por la gracia y la
misericordia del Señor Dios Todopoderoso, grande en misericordia y bondad.

148
Repaso Formativo

1. Escriba en un párrafo de cinco líneas la relación que ve usted entre el


sistema sacrificial del Antiguo testamento con el sacrificio salvífico de
nuestro Señor Jesucristo.
2. ¿Agregaría usted alguna enseñanza que no esté considerada en las
páginas anteriores? Escríbala!

149
UNIDAD 5 LOS SIERVOS DE DIOS

CONTENIDO DE LA UNIDAD

En esta cuarta unidad se presenta una revisión rápida y puntual de las


personas que Dios eligió para que, a través de ellas, realizar Su obra en el
pueblo de Israel y en el mundo. Se trata de aquellos siervos de Dios que,
siendo humanos, llevaron a cabo ministerios divinos, llamados por Dios y
dirigidos por Él. Revisaremos su identidad, su ministerio y los resultados.

OBJETIVOS

1. Identificar a las personas que fungieron como siervos de Dios en e Antiguo


Testamento.

2. Comprender el ministerio que desarrollaron los siervos de Dios en el


Antiguo Testamento.

3. Extraer las enseñanzas que proyectan los siervos de Dios en el


desempeño de sus ministerios para nuestro presente ministerial.

EJES PROBLEMÁTICOS

¿Quiénes fueron estas personas de las cuales Dios se valió para realizar Su
obra en Israel y alrededores? ¿Cómo fue ese ministerio que desarrollaron
estos siervos del Señor? ¿Nos dejan sus ministerios algunas enseñanzas
para potenciar los ministerios que el Señor nos ha dejado en nuestro
presente?

150
INTRODUCCIÓN

La obra de Dios en el mundo y, en especial, en el pueblo de Israel ha dejado


sus huellas y teológicamente la hemos presentado en la unidad tres, cuando
hablamos de la intervención de Dios en la historia. Dios, definitivamente,
obra en el mundo.

Sin embargo Él ha decidido realizar su obra por medio de personas, seres


humanos, qué el ha llamado con funciones y tareas específicas, con
misiones puntuales. Dios ha querido trabajar en equipo con el hombre para
cumplir con esos propósitos divinos, con esos objetivos celestiales en la
tierra. Él busca hacer sinergia, trabajo conjunto, con el hombre.

De manera que aquí debemos resaltar que el ser humano se proyecta con
dos relaciones muy importantes. En primer lugar su relación con Dios. Para
realizar esa obra divina en equipo con el Creador, se espera que cultive esa
intimidad, esa cercanía indispensable con el Señor. Él es quien le ha
llamado, de modo que de Él vienen las instrucciones, los mensajes, las
actividades a presentar y realizar. Es imprescindible la relación del hombre
llamado con Dios, pues debe conocer esa tarea, esa instrucción. Pero no
solo es por conocer lo que debe hacer y cómo lo debe hacer, sino además
porque la naturaleza del ser humano anhela la relación con su Creador. Para
una realización total de vida, el ser humano debe relacionarse cercanamente
con su Creador.

La segunda relación es con su prójimo. Al ser un siervo de Dios, llamado


para trabajar en equipo con el Creador, se espera que cultive una muy
cercana relación con su hermano. Esto porque el obrar del Señor tiene que
ver directamente con el hombre. Los objetivos apuntan al hombre. La misión
se realiza en el hombre. Y se espera una respuesta del hombre. De manera

151
que es también indispensable una muy cercana relación del siervo de Dios
con el hombre, quien es objeto de la misión y la obra del Señor.

Además de las tareas y las relaciones, es necesario considerar que estos


siervos de Dios son individuos, personas que tienen una identidad propia,
tienen una personalidad y una experiencia religiosa personal con el Creador
quien los ha llamado y los sustenta y guía. De modo que la misión, las
actividades, las funciones y tareas son realizadas pero desde la personalidad
del siervo, desde su experiencia de fe, desde su cultura, desde su medio. Es
verdad que llevan a cabo una obra divina, inspirada por Dios, originada en Él
con fines divinos, pero esta obra es echa por individuos, personas con estilo
y personalidad individual.

A pesar de toda esta diversa realidad divino-humana en la obra de Dios entre


nosotros, y en especial, entre el pueblo antiguo de Israel, que es lo que nos
ocupa, la voluntad del Señor era lo que al final, de todas maneras, se
cumplía. El soberano Señor de todo lo creado, aunque por medios humanos
y trabajando en equipo con sus siervos, cumplía fielmente sus propósitos,
promesas y profecías.

Adentrémonos un poco en esta unidad para conocer a los siervos del


Altísimo, sus ministerios y las enseñanzas que nos dejan para quienes
servimos en la actualidad al Señor de Señores.

152
1. LOS PATRIARCAS

(Abot) “Padres”

Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de


Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
(Éxodo 3:6)

Esta es la expresión tradicional en el Antiguo testamento cuando se refieren


a los siervos del Señor con los cuales nació el pueblo de Israel. Son
considerados los fundadores de su herencia racial y religiosa. 28 , 29 Pero
aunque son tres, seguidos en línea generacional, también el escritor sagrado
los presenta como muy diferentes unos de otros. A pesar de la diferencia de
personalidad, de vida y de circunstancias en las que vivieron, los tres fueron
siervos de Dios en este especial lapso del inicio de la obra de Dios en el
mundo a través de un pueblo.

Todo comenzó, entonces, con el llamado de un hombre, su migración a


tierras de Canaán desde Ur de los Caldeos, la antigua Mesopotamia y la
moderna tierra de Irak; continuó con su hijo, hijo prometido y tenido en la
vejez, ya establecido en esta tierra; y finaliza con su nieto en las mismas
tierras de Canaán, de quien nacieron doce hijos de cuatro mujeres, pero con
un giro importante culminando su vida: la migración bajo la presión del
hambre a las tierras de Egipto.

Miremos sus vidas, llamados y ministerios de servicio en estas cortas líneas


siguientes.

28Cate, Robert. Ob. Cit. p.240


29BRIGHT, John. La historia de Israel. Buenos Aires: EDITORIAL METHOPRESS. 1966
P.102

153
1.1. ABRAHAM

~r'b.a; (Abram) “Padre exaltado” (Gn. 11:26)

~h'r'b.a; (Abraham) “Padre de una multitud” (Gn. 17:5)

La confesión de fe histórica de Israel comienza diciendo: “Un arameo errante


fue mi padre…” (Deuteronomio 26:6 RVC). El inicio de esta confesión evoca
a Abraham el primer patriarca, al que Dios llamó a salir de su familia y
parentela para ir a tierra de Canaán. Junto con su padre Taré habían salido
para habitar en tierra de Harán, pero Dios ya había llamado a Abraham para
que su recorrido fuera un poco más largo y llegara hasta la tierra de los
cananeos.

Los motivos de la condición de “errante” de Abraham no respondía sino al


llamado de Dios. De tal manera que ya en el Nuevo Testamento (Romanos
4:1-3) se exalta la “Obediencia” del patriarca quien, no conociendo a Dios ni
la tierra a la que era llamado, salió en pos de cumplir con la voluntad del
Creador. Así que le conocemos como “Obediente” y “errante”.

Una decisión tan trascendental como la de abandonar su tierra y su parentela


en aquella época patriarcal (2.200 a.C. aproximadamente), cuando la vida en
familia, en clanes o tribus garantizaba la seguridad y ayudaba a la
subsistencia y trascendencia del nombre y de la familia, tenía que basarse en
una experiencia de llamado muy firme y objetiva, entre Dios y Abraham.

Aquí, entonces, resalta de manera especial el llamado de Abraham de parte


de Dios. Fue para el patriarca una experiencia firme, sólida la cual merecía
su respuesta en obediencia con ese nivel de compromiso, sin importar el

154
valor de lo que dejaba atrás, sin importar el gran vacío por la falta de detalles
y sin importar los riesgos que asumía en una tierra nueva y desconocida.

Acerca del llamado, el escritor sagrado nos dice:

Pero el Señor le había dicho a Abrán:


«Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te
mostraré. Yo haré de ti una nación grande. Te bendeciré, y engrandeceré tu
nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré a
los que te maldigan; y en ti serán benditas todas las familias de la tierra.»
Y Abrán se fue, tal y como el Señor le dijo, y Lot se fue con él. Abrán tenía
setenta y cinco años de edad cuando salió de Jarán. Tomó Abrán a Saraí, su
mujer, y a Lot, hijo de su hermano, y todos los bienes que ellos habían
acumulado y las personas que habían adquirido en Jarán, y salieron para ir a
la tierra de Canaán. Y llegaron a la tierra de Canaán. (Génesis 12:1-5)

El “Pero” con que inicia el relato nos lleva directamente a la experiencia


relatada en Génesis 11:31 cuando Taré toma a sus hijos, entre ellos a Abrán
y sale de Ur de los Caldeos con los planes de ir hasta Canaán pero no llega
hasta allá, sino que se queda en Harán. “Pero” el llamado de Abrán había
sido el ir hasta Canaán, por eso toma a su esposa y a su sobrino y concluye
su recorrido.

En el desempeño de los siervos de Dios es característico la contundencia y


la firmeza del llamado, el cual provoca la reacción en obediencia del siervo
sin importar los riesgos, peligros y desafíos que esta obediencia le provoque.
Dejar los apegos y enfrentarse a la incertidumbre plagada de peligros y
desafíos, tiene que ser sólo en obediencia a un llamado de un nivel muy
elevado.

155
Abrán también mostró sus debilidades. Así nos lo deja ver el escritor
sagrado, por ejemplo en el caso relatado en el mismo Génesis 12:10-20,
capítulo donde leemos de su llamado, también leemos de su experiencia en
Egipto cuando ocultó su relación con su esposa por temor a la acción de los
egipcios. A esto se le suma el hecho relatado en Génesis 16 donde sigue la
propuesta de su esposa de tener un hijo con Agar, la sierva egipcia, a
esperar que el Señor cumpliera la promesa en ellos de que les naciera un
hijo de Sara su esposa.

¿Temor, mentira y desobediencia o desconfianza? Sí, puede ser. Pero lejos


de descalificar a Abraham como siervo de Dios, sencilla y sinceramente el
escritor sagrado muestra a Abraham como un ser humano con fortalezas y
debilidades, con errores y aciertos como todos los de su época y la nuestra.
No se oculta la humanidad del patriarca, con la cual junto con su
personalidad y estilo van a conformar un verdadero ser humano que se
esfuerza por seguir la voluntad del Creador y lo logra.

1.2. ISAAC

qx'c.yI (Yitzhak) “Risa” (Génesis 17:19)

El nombre del patriarca viene de la actitud del corazón de su padre Abraham


para con Dios cuando en Génesis 17:17 luego de recibir el anuncio del
nacimiento de un hijo a sus cien años y Sara de noventa, se ríe:

Abrahán se postró entonces sobre su rostro, y riéndose dijo en su corazón:


«¿Acaso a un hombre de cien años le va a nacer un hijo? ¿Y acaso Sara,
que tiene noventa años, va a concebir?»

156
Isaac es el patriarca “Sándwich” ya que se encuentra entre dos grandes
(Abraham su padre y Jacob su segundo hijo), sin que él como siervo de Dios,
prometido de Dios y siendo la garantía del cumplimiento de la gran promesa
echa a Abraham, realizara un papel sobresaliente. Al parecer lo importante
no era lo que iba a “hacer” sino lo que “era” en sí mismo. Él era la promesa
echa realidad. Él era la garantía del cumplimiento de la promesa a toda la
humanidad. Las generaciones que vendrían después de él darían vida y
terreno fértil al plan de Dios. La bendición a todas las familias de la tierra
sería realidad gracias a la prole que saldrían de sus entrañas.

Quiero plasmar aquí el comentario que recrea Cate30 acerca de Isaac. El dice
que el patriarca era callado, retraído, e hizo un impacto mucho menor sobre
la memoria de Israel que su padre o su hijo. Para poder comprenderlo,
debemos considerar el sacrificio que casi acaba con su vida en Moriáh
(Génesis 22:1-14). Mientras acompañaba a su padre, seguramente se daba
cuenta de que estaba a punto de ser sacrificado. Cuando Dios lo liberó, la
experiencia tuvo que haber hecho un profundo impacto en él y en su relación
con Dios. Parece que desarrolló una vida sosegada e introspectiva con un
profundo sentido de devoción al Dios que le había salvado. Al registrar
posteriormente el escritor de Génesis: “Y había salido Isaac a meditar al
campo…” (Génesi 24:63a), se dijo de tal modo que indicaba que ésta era
una característica constante de su vida. Empero, nuevamente, Isaac era
humano y con debilidad humana. Pero también era un hombre de reverencia
callada que supo dejar la fe de su padre como herencia. Aunque parece que
ambos hijos ignoraron la fe de su padre durante la juventud, no obstante
esto, su fe hizo un gran impacto sobre ellos en los años posteriores.

El firme, decisivo y arriesgado Abraham tiene un hijo callado, retraído e


introspectivo. Pero este hijo fue capaz de garantizar la trascendencia de la fe
en las siguientes generaciones. Dejó la fe sembrada en el corazón de su hijo

30 Ob. Cit. p.240

157
como una herencia, una marca indeleble que garantizaría la conformación de
un pueblo alrededor de un solo Dios. Esa herencia y esa marca de fe de
Isaac en el corazón de Jacob ha trascendido hasta hoy. Qué desafío tan
tenaz no deja Isaac como padres que, en su silencio, en su meditación y en
su vida solaz con el Señor imprimió la fe del Creador en el corazón de su
hijo, la cual trascendería hasta la eternidad.

Por lo que sembró Isaac en el corazón de Jacob, éste último tuvo los lomos
para consolidar a Israel como pueblo en la fe del Señor y que trascendiera
hasta hoy.

1.3. JACOB

bqo[]y: (Ya´akob) “El que se aferra al talón”, “el que suplanta”

Su nombre se debe a la circunstancia que caracterizó su nacimiento y de allí


en adelante marcó su forma de ser y relacionarse. Es escritor sagrado lo rala
así en Génesis 25:19-26 RVC:

“Éstos son los descendientes de Isaac, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a


Isaac. Isaac tenía cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de
Betuel, el arameo de Padán Aram, y hermana de Labán el arameo. Isaac
rogó al Señor por Rebeca, su mujer, porque era estéril; y el Señor escuchó
sus ruegos, y ella concibió. Pero los hijos luchaban dentro de ella, así que
ella dijo: «Si esto es así, ¿para qué estoy aquí?»

158
Fue entonces a consultar al Señor; y el Señor le respondió:
«En tu seno hay dos naciones.

Dos pueblos serán divididos desde tus entrañas;

un pueblo será más fuerte que el otro,

y el mayor servirá al menor.»

Cuando se cumplieron sus días para que diera a luz, resultó que en su
vientre había gemelos. El primero en salir era rubio y todo velludo; y le
pusieron por nombre Esaú. Después salió su hermano, con la mano aferrada
al talón de Esaú; y le pusieron por nombre Jacob. Isaac tenía sesenta años
de edad cuando ella los dio a luz.”

Embaucador, ventajista, tramposo, egoísta, tramador y otros calificativos mas


se han usado para caracterizar a Jacob, debido a su nombre y su relación
con su hermano Esaú, su padre Isaac y su tío Labán. Se aprovecha del
hambre y del cansancio de Esaú para obtener la primogenitura por la que
luchó desde el momento de nacer. Se confabula con su madre Rebeca para
obtener la bendición del primogénito de boca de su padre Isaac cuando éste
estaba ya entrado en años y prácticamente ciego. Lucha con las tretas de
Labán su tío al trabajar por el matrimonio con Raquel.

Pero también tuvo experiencias extraordinarias con el Señor. Por ejemplo su


encuentro con Dios en el vado de Jaboc relatado en Génesis 32:22-32 donde
vio cara a cara a Dios y siguió con vida.

En esa experiencia Dios le cambió el nombre de bqo[y] : (Ya´akob) por

laer'f.yI (Yishra`el) “El que lucha con Dios”, “Dios lucha”, lo que nos

muestra las claras intenciones de Dios de usar a Jacob en sus planes


divinos, para lo cual era necesario un encuentro con él y una transformación
definitiva de su vida.

159
El cambio de nombre implicaba directamente autoridad sobre Jacob y la
transformación de su vida. Los mismo hizo el Señor con Pedro, su discípulo.
Por esa razón en el texto del encuentro de Dios con Jacob, éste le pregunta
el nombre a Dios y no encuentra respuesta, ya que este procedimiento
también implicaba un grado alto de confianza y/o autoridad sobre la persona
cuestionada.

Sobre los lomos de Jacob estaba la consolidación de Israel como pueblo,


como un conjunto de familias, la reunión de clanes y la conformación final del
pueblo como tal. Con Jacob y su familia Israel era incipiente, pero estaba la
semilla segura, firme y eterna de lo que sería el pueblo de Dios por los siglos
venideros. Superaría la esclavitud en Egipto, la peregrinación en el desierto,
la conquista y establecimiento en la tierra prometida, la arremetida de los
pueblos vecinos, el sometimiento de los imperios, la dispersión y el exilio, la
diáspora del primer siglo de la era cristiana y peregrinaje por todo el mundo
hasta 1947 cuando las Naciones Unidas deciden la partición de Palestina en
dos estados, uno árabe y otro judío, que con todas las discordias que ha
tenido con sus vecinos árabes, hasta ahora la realidad es que regresó a su
tierra y allí permanece como se profetizó en Ezequiel 37.31

Centrándonos en Jacob, entonces, como patriarca, es imposible no ver sus


defectos a veces sobresaliendo por encima de sus virtudes. Es decir, sus
defectos son más ruidosos que sus virtudes mismas, mas sin embargo, Dios
en Su poder y misericordia usa a Jacob como el instrumento clave para
consolidar al pueblo de Israel como nación. Tanto así que diez de sus doce
hijos, mas dos de José, también hijo de Jacob, conformaron las doce tribus
de Israel.

31 Una corta alocución del primer ministro israelí Benjamin Netanyaju del año 2010 nos deja
un sabor moderno de el cumplimiento de esta profecía en en siguiente sitio web:
http://www.youtube.com/watch?v=X-C_-R61IiE

160
El hecho de que Jacob “negociara” la primogenitura a su hermano Esaú y
que más tarde se arriesgara a robar su bendición, indica que para Jacob la
familia, el nombre de la familia y la trascendencia familiar era de suprema
importancia. Jacob haría lo que fuera por mantener y hacer trascender su
familia. Los lomos de Jacob podían cargar la responsabilidad de fundamentar
la conformación de un pueblo con base en las familias unidas.

Dios en Su soberanía cumple con sus propósitos y planes a pesar de las


debilidades y desaciertos de Jacob. Los errores y debilidades del patriarca
no serían un obstáculo para que el Señor llevara a cabo sus propósitos. Si
así es Dios a pesar de nuestros errores, solo imaginemos la magnitud de la
bendición que sería con nuestros aciertos.

Los patriarcas como siervos de Dios, nos dejan la enseñanza que el Señor
usa a los hombres para cumplir sus planes y su obra en la tierra, a pesar de
los defectos, debilidades y desaciertos que tengan en su haber. La obra de
Dios, sus planes y propósitos, su intervención están muy por encima y más
allá de la naturaleza defectuosa de sus siervos humanos. Los patriarcas no
era perfectos, pero tenían un corazón dispuesto a caminar en línea directa
con la voluntad del Creador. Le temían, lo respetaban y aunque se
equivocaban, ellos conocían al Dios que los había llamado y los estaba
usando, conocían el camino y también la meta de la misión encomendada.

161
2. LOS JUECES

~yjip.vo (Shoftim) “Jueces” (Jueces 2:16 RVR 1960)

“Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les
despojaban;…”

Los jueces mencionados en el texto de arriba, no corresponden a los


ancianos que había nombrado Moisés para que administraran la justicia en
Israel en Éxodo 18:13-27 y Deuteronomio 1:9-18. La traducción que hace la
RVC es mas clara con respecto a la identidad de los jueces mencionados:

“Entonces el Señor suscitó caudillos para que los libraran de aquellos que los
despojaban.”

Estos jueces eran caudillos, líderes carismáticos algunos de ellos llamados


por Dios para librar al pueblo en ocasiones especiales de opresión de parte
de pueblos vecinos. La opresión, según lo indica el escritor sagrado (Jueces
2:11-15), se debía a la desobediencia e idolatría del pueblo, luego entonces
la opresión recibida respondía a un castigo de parte del Señor. Cabe notar
que la opresión y liberación muchas veces no abarcó la totalidad del pueblo
sino algunas de las doce tribus de Israel. Resaltemos al menos cuatro de los
doce que se nos presenta en el Antiguo Testamento.

162
2.1. DÉBORA

hr'Abd> (Deborá) “Abeja” (Jueces 4:4)

“En aquel tiempo gobernaba a Israel una profetisa llamada Débora, que era
mujer de Lapidot.”

El texto sagrado inicia afirmando que Débora era mujer profetiza ha'ybin>
(Nebi`ah) esposa de Lapidot (que significa “Antoncha”), la cual juzgaba a

Israel laerf' .yI-ta, hj'p.vo (Shoftáh et-Yishra`el). Los siguientes siervos

de Dios en los que nos detendremos serán los profetas. De manera que aquí
nos enfocaremos en la función de Débora como “juez” y no como “profetiza”.

El escritor sagrado pone énfasis en el género que identificaba a Débora: era


mujer. Luego el rol en su familia: era esposa. Y finalmente la función que
desempeñaba: juzgaba sobre Israel. Apegándonos al orden de las palabras
del texto en hebreo podríamos traducir así:

“Y Débora mujer profetiza esposa de Lapidot la cual juzgaba a Israel en


aquél tiempo,…”

Tras veinte años de opresión de parte de los cananeos, Débora motiva, o


mejor, incita a Barac a que reúna un ejército y vaya contra Jabin, rey
cananeo. Barac acepta pero con la condición de que Débora le acompañe.
Débora accede pero a la vez le anuncia que el Señor entregará a Sísara,
capitán del ejército cananeo, pero será en manos de una mujer. Y aunque
Barac con su ejército de diez mil hombre derrotó al de Sísara, fue Yael, una
mujer, la que le dio muerte clavándole una estaca en la cabeza. El capítulo

163
cuatro de Jueces contiene el relato y en el capítulo cinco se aprecia el
cántico de victoria de Débora y Barc.

El ejercicio de Débora como jueza de Israel nos deja en claro la soberanía


del Señor al llamar y usar al hombre para lograr Sus propósitos y realizar Su
obra. En un medio y cultura calificado como machista, donde el valor de la
mujer era mínimo, casi inexistente, el Señor resalta el papel de la mujer en
medio de la autoridad administrada por el hombre (masculino). Esposa,
profetiza y jueza, de carácter firme, directa y valiente. No importa el medio ni
la condición, cuando Dios llama y usa al ser humano, Sus planes
simplemente se cumplen tras la obediencia y el arrojo del ser humano a
seguir los planes del Señor en fe.

2.2. GEDEON

!A[d>GI (Gideon) “Asentador” (Jueces 6:11)

En el libro de los Jueces, capítulos seis al ocho, se relata la historia de


Gedeón, de cómo derribó el altar de Baal y recibió el nombre de Jerobaal; y
cómo con solo 300 hombres derrotó a 135.000 madianitas, liberando así a
Israel de siete años de opresión y trayéndole cuarenta años de paz.

Aunque se presenta como toda una hazaña, en verdad la victoria se debe al


Señor que usó a Gedeón y a sus hombres en esta campaña. Aunque la
hazaña es extraordinaria, en verdad el texto deja ver a Gedeón, a diferencia
de Débora, como un hombre temeroso, pusilánime y quejumbroso.

Su llamado estuvo caracterizado por diálogos de queja y desconfianza. Dios


se muestra haciendo un esfuerzo por convencer a Gedeón de su llamado y
del apoyo que le aportaría a su campaña. Responde a su petición de

164
probarle con el vellón de lana que salvaría a Israel por medio de él. Lo guía
en la escogencia y depuración del ejército. Y, finalmente, le concede la
victoria en la batalla contra los madianitas y contra los príncipes de Madián.

Al final de su campaña como juez, se muestra muy diferente. Valiente,


seguro, arriesgado y temerario. Pero no asume la responsabilidad de seguir
juzgando a Israel, ni él ni su familia. Por el contrario, proclama que será el
Señor mismo quien gobernará a Israel.

Con el oro de los adornos de los reyes de Madián hizo un efod. Los Israelitas
se corrompieron y le rindieron culto a ese efod. El final de la era de Gedeón
tiene un tono triste:

“Pero a la muerte de Gedeón los israelitas volvieron a corromperse, y


adoraron a Baal Berit. Se olvidaron del Señor, su Dios, que los había librado
de todos los enemigos que los rodeaban, y tampoco se mostraron
agradecidos con la tribu de Gedeón, es decir, Yerubaal, a pesar de todo el
bien que éste había hecho a Israel.” (Jueces 8:33-35)

Los siervos de Dios no siempre están totalmente dispuestos a servir. No


siempre reúnen las características ideales para desempeñar las misiones y
funciones que el Señor les encomienda. Su estructura interior a veces no
está echa como para llevar sobre sí la tarea con el tamaño que se presenta.
Bajo la óptica humana, esa selección, en esos términos es un error, apunta a
un seguro fracaso.

Pero no debemos olvidar que la obra del Señor requiere siervos dispuestos y
disponibles. Dios nos lleva a ese estado cuando nos llama. De hecho, los
llamados son diferentes, las circunstancias son diferentes y las respuestas
también. El proceso con Gedeón fue único en el texto sagrado y en la historia
del pueblo. Los procesos de llamado son diferentes unos de otros. Y con

165
todo esto, la obra la lleva a cabo el Señor, tanto en nuestros corazones,
como a través nuestro como ejecutores de Su obra.

Gedeón nos enseña que el llamado como siervos del Señor nos transforma,
nos hace diferentes, nos equipa. Porque la obra de Dios no es solamente lo
que hacemos, Su obra es en primer lugar en nuestro interior. Esa es la
primera batalla que enfrentamos y debemos ganar.

Hay un desafío que siempre está presente en cada tarea de un siervo de


Dios, y es la trascendencia o la permanencia de la obra realizada. ¿Hasta
dónde será el alcance de esta obra? Es difícil establecerlo. Pero el testimonio
de un llamado genuino, de una tarea hecha con la dignidad que merece
quien nos ha llamado y un impacto en las vidas de aquellas personas a
quienes servimos, dará la gloria a Dios y serán vidas impactadas por el
Señor para la posteridad.

2.3. SANSON

!Avm.vi (Shimshon) “Como el sol” (Jueces 13:24)

“Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y
Jehová lo bendijo.” (Jueces 13:24 RVR1960)

“Y juzgó a Israel en los días de los filisteos veinte años.” (Jueces 15:20
RVR1960)

Su relato se encuentra en el libro de los Jueces capítulos 13 al 16. Entre sus


extraordinarias hazañas está la de matar a mil filisteos con la quijada de un
burro. Pero entre sus garrafales errores está el de enamorarse de una mujer
filistea y ser engañado por ella. Al final de su actuación, destruye un templo

166
filisteo muriendo con ellos bajo los escombros. Juzgó a Israel por veinte
años.

El anuncio de su nacimiento está relatado con el formato del nacimiento de


un ungido del Señor. La madre es estéril, y nunca había tenido hijos. Además
contiene anuncio angelical y recomendaciones del cuidado de la madre y del
niño al nacer como nazareo, mencionados en la Ley en el libro de Números
6:1-21.

Leemos también diálogos entre el ángel, el padre y la madre de Sansón. El


nombre de la madre no se menciona, mas que en tercera persona con el
distintivo de “mujer”. Se muestra una mujer piadosa, cumplidora de sus
funciones como madre y mujer de hogar. Se muestran muy unidos, marido y
mujer en lo que respecta con cumplir la terea de la crianza y el cuidado de
Sansón. Aún en su juventud, cuando comienza a experimentar su fuerza,
muy al estilo de un súper héroe del cine, ellos le aconsejan, le hablan, lo
orientan y están con él.

Por su sensualidad, egoísmo y el caminar tan cerca al pecado, termina


engañado y derrotado, pero aun así cumpliendo la asignación de librar a
Israel del dominio de los filisteos. Su muerte estuvo envuelta en una especie
de venganza personal.

Los siervos de Dios pueden llegar a usar los dones que el Señor les ha dado
para su propia gloria o satisfacción. Tal actuación es un error que lleva a un
mal final. Pero aún así, el Seños se glorifica cumpliendo los propósitos
divinos en todas las circunstancias. Esto muestra la soberanía de Dios aún
por encima de los errores de sus siervos.

167
2.4. SAMUEL

laeWmv. (Shemuel) “Su nombre es Dios” (1 Samuel 1:20)

También se propone el significado “Pedido a Dios” por la raíz verbal :


(Sha´al) que en español da la idea de “Pedir”. Si somos justos con el texto
en su interpretación con los detalles que el mismo texto da, tenemos que
considerar esta traducción como la más acertada, pues la explicación del por
qué del nombre del niño la da Ana cuando dice: “Yo se lo pedí al Señor.” (1
Samuel 1:20)

El nacimiento de Samuel viene por voluntad divina ante la imposibilidad de


Ana de dar a luz por cuanto era estéril. La única manera de tener
descendencia era por medio de una intervención del Señor haciendo fértil el
vientre de Ana. Ante la petición en oración, derramando su alma en la
presencia de Dios, Ana obtiene su petición y queda embarazada, para traer a
la vida a Samuel.

El voto de Ana de traer el niño al templo una vez destetado a los tres años,
es una carga fuerte de emoción y sentimiento en el texto. El solo relato
muestra el valor de la palabra, el compromiso y el carácter de Ana como
mujer piadosa.

“Y Ana se quedó y crió a su hijo hasta que lo destetó. Después, lo llevó con
ella a la casa del Señor en Silo, y además llevó tres becerros, veinte litros de
harina y una vasija de vino. El niño aún era muy pequeño. En cuanto
mataron el becerro, el niño fue llevado a Elí. Y ella le dijo:
«Señor mío, ¡que tengas una larga vida! Yo soy aquella mujer que estuvo
aquí, junto a ti, orando al Señor. Oraba por este niño, y el Señor me lo
concedió. He venido porque prometí dedicarlo al Señor para toda la vida.

168
¡Para siempre será del Señor!» Y allí adoró al Señor.” (1 Samuel 1:23-28)

Samuel, dedicado a Dios por su madre desde su extraordinario nacimiento;


recibe el llamado a servir al Señor desde su niñez, de manera personal, clara
y contundente; viene a ser el último juez de Israel y el primer gran profeta,
ungiendo al primer rey de Israel al inicio de la era monárquica.

Figuras de autoridad en todo Israel, sobresalientes, de influencia indiscutible


a nivel espiritual y social sobre el pueblo en sus doce tribus, fueron Moisés,
luego Josué y ahora Samuel. Durante el periodo de los jueces hubo un gran
vacío en el ejercicio de la autoridad que cubriera todo el pueblo durante un
número significativo de años. Samuel vino a llenar ese vacío, fungiendo
como juez, sacerdote y profeta en Israel.

“Y juzgó Samuel a Israel todo el tiempo que vivió. Y todos los años iba y
daba vuelta a Bet-el, a Gilgal y a Mizpa, y juzgaba a Israel en todos estos
lugares. Después volvía a Ramá, porque allí estaba su casa, y allí juzgaba a
Israel; y edificó allí un altar a Jehová.” (1 Samuel 7:15-17 RVR1960)

Samuel da testimonio de ser un siervo de Dios llamado, piadoso, cercano a


Dios y que ama a su pueblo, pues su ejercicio como juez buscaba tener a
Israel encaminado en las sendas del Señor. Pero su falla estuvo en sus hijos:

“Cuando Samuel envejeció, nombró como caudillos a sus hijos para que
guiaran al pueblo de Israel. Su primogénito se llamaba Joel, y su segundo
hijo se llamaba Abías. Los dos eran caudillos en Berseba, pero no siguieron
el ejemplo de su padre sino que se dejaron llevar por la avaricia, pues
aceptaban sobornos y corrompieron la impartición de justicia.” (1 Samuel 8:1-
3 RVC)

169
El texto sagrado es claro al testimoniar el fracaso de Samuel con sus hijos.
Se corrompieron en el ejercicio de la autoridad como jueces de Israel
encomendados por su padre. Este traspiés de Samuel, motiva a los ancianos
del pueblo a pedir rey, como lo tenían las naciones vecinas. Y así se da inicio
a una singular época en Israel: la monarquía.

Buen siervo de Dios fue Samuel, pero descuidó el paso del testimonio a sus
hijos. Hay misiones que el Señor encomienda a sus siervos como imposibles,
sabiendo que Él mismo intervendrá para hacer realidad esa misión. Pero en
medio de la misión, el siervo de Dios tiene tareas y funciones personales e
intransferibles que debe cumplir y no descuidar. La familia.

Es indiscutible que Dios usó a Samuel como su siervo y por medio de él se


manifestó a Israel de maneras diversas y de mucha bendición. Uno de los
siervos sobresalientes del Antiguo Testamento es precisamente Samuel. Su
vida y su ejercicio como juez, sacerdote y profeta le daba el muy bien
merecido título de “varón de Dios”. Muy cercano al pueblo, a la autoridad del
pueblo y a Dios, el dueño absoluto del pueblo.

170
3. LOS PROFETAS

~yaiybiN>h; wyd'b[' ]-la, (el-abadaiv jannebi`im) “a sus siervos los profetas”

(Amós 3:7).

“Lo cierto es que nada hace el Señor
 sin antes revelarlo a sus siervos los
profetas.”

Mediadores de la Palabra.

La obra de Dios en la tierra y en especial en la historia de Israel su pueblo y


las naciones vecinas, incluyendo los grandes imperios que le rodearon, fue
revelada a través de los profetas. Dios estaba planeando, haciendo,
proyectando algo para Israel o sus alrededores y los profetas fungían como
“mediadores de la Palabra”. Eran portavoces, heraldos, anunciantes y
denunciantes al servicio del Señor Dios Todopoderoso. Eran la voz de Dios
en la tierra. Eran los manifestantes de la voluntad del Señor. Eran
conocedores de los designios divinos para el futuro del pueblo de Israel.
Claro está que no por sus propios méritos ni medios, sino porque al Señor le
plugo revelarse a ellos en mensajes, misiones y tareas para con Israel.

El sustantivo db,[, (ebed) en español da la idea de “siervo”, “esclavo”. Esto


indica el nivel de relación y compromiso que había entre el profeta y Dios.

El compromiso del “siervo”, en primer lugar, incluía un llamado totalmente


claro de parte del Señor y una respuesta afirmativa de parte del profeta. De
la autenticidad de ese llamado dependía el desempeño del profeta en su
ministerio. De ese llamado dependía la autoridad del mensaje proclamado.
De ese llamado dependía la veracidad de la palabra anunciada y la autoridad
por el cumplimiento del oráculo publicado. De ese llamado dependía la

171
intimidad del profeta con el Señor. Ya que allí en la intimidad del
compañerismo y la comunión con sus siervos los profetas, el Señor les
revelaba sus planes y mensajes. Si el profeta se había hecho profeta por sí
mismo, con una motivación personal, muy diferente a la de agradar al Señor
obedeciéndole y proclamando Su mensaje, llegaría el momento en que
quedaría en evidencia que era un profeta falso.

El compromiso del “siervo”, en segundo lugar, incluía directamente la


obediencia absoluta a su Señor. Si el llamado era auténtico, no le quedaba
otra opción al profeta que obedecer al pie de la letra la voluntad del Señor.
Por muy extravagante que pareciera la instrucción del Señor el profeta
obedecía. Obedeció Oseas asumiendo el matrimonio que le fue ordenado y
obedecieron Jeremías e Isaías con las acciones simbólicas que distinguieron
sus mensajes, y más.

La obediencia del profeta como siervo de Dios prácticamente no tenía


límites. Aún si era necesario entregar la vida por el mensaje, eso haría. Las
personas que eran la autoridad no estaban por encima del mensaje ni
exentos de los efectos de la obediencia o desobediencia. De modo que los
profetas en ciertos momentos eran temerarios. Nada los detenía de
proclamar el mensaje encomendado. Los alentaba la autenticidad de su
llamado, su intimidad con Dios y el respaldo del Todopoderoso a sus
ministerios. Los profetas como siervos del Señor no estaban solos, como
siervos contaban con el total respaldo de Dios.

Esto no quiere decir que nada les pasaba. Fueron perseguidos, exiliados,
asesinados, rechazados y mas. Pero nada de esto les detenía. En ningún
momento profirieron palabras de desprecio o descrédito para con Dios fruto
de su sufrimiento. Al contrario, más se entregaban a su labor como siervos
del Altísimo.

172
El compromiso del “siervo”, finalmente, incluía el amor a Dios, claro, pero
también el amor por el pueblo. El profeta como siervo de Dios sufría por el
pecado del pueblo. Lamentaba su futuro en el camino de la desobediencia.
Sabía que el día del Señor sería de juicio, lamento y lloro. Y esto, porque el
pueblo creía que se podía amar a Dios y ser injusto con el prójimo. Creían
que Dios estaba interesado solo en el ritual, en la ceremonia y en las
ofrendas, mas no en su vida cotidiana de relaciones humanas y divinas. El
profeta como siervo de Dios sufría en su corazón el pecado del pueblo pues
esto lo alejaba del Señor y nada bueno le esperaba entonces.

4. LOS SACERDOTES

! (Kojén) “Sacerdote” (Génesis 14:18)

Mediadores de la misericordia de Dios

“Luego establecieron a los sacerdotes en sus funciones, y a los levitas en


sus divisiones, para el servicio del Dios que está en Jerusalén, conforme a lo
escrito en el libro de Moisés.” (Esdras 6:18 RVA)

La frase ah'la' / td;ybi[]-l[; (al-abidat Elojá) “para el servicio de Dios”

refiriéndose a los sacerdotes y levitas que fueron establecidos en el tiempo


del retorno y la reconstrucción, habla de la esencia que distinguía a los
sacerdotes conforme a lo escrito en el libro de Moisés. Los sacerdotes eran
siervos de Dios que servían. Es decir, su función no era proclamar, anunciar
ni juzgar; su función era “servir”.

173
Nótese que el término td;ybi[] (abidat) contiene la raíz verbal db[ (abad)

que en español da la idea de “ser siervo”, “servir”, “servidor”. Los sacerdotes


de Israel eran “siervos” de Dios, establecidos por Él que “servían”,
ministraban al pueblo en su relación con Dios.

Eran mediadores de la misericordia de Dios porque administraban todos los


sacrificios establecidos para que el pueblo mantuviera viva y con sentido su
comunión con el Altísimo. Todos los sacrificios, los holocaustos, las ofrendas
de granos, las ofrendas de paz, de expiación y de perdón, todo apuntaba al
beneficio del pueblo de recibir la misericordia del Señor y no sufrir el castigo
por el pecado, arrepentirse y agradar a Dios con una vida piadosa para con
Él y de bendición al prójimo.

El servicio de los sacerdotes consistía en administrar las ceremonias


establecidas en la ley de Moisés para adorar a Dios y redimir al pueblo en su
condición de pecado. Se trataba de hacer llegar al pueblo la misericordia de
Dios en los sacrificios sustitutorios.

Pero hay que considerar que así como hubo profetas falsos, también
existieron los sacerdotes corruptos. Sacerdotes que estando en la familia de
siervos por voluntad del Señor, no entendían el verdadero sentido de la
adoración. No entendían que era más que una ceremonia, era más que un
ritual. Era cultivar y engrandecer la relación con Dios, Su cercanía y
misericordia con el pueblo, era agradarlo a Él, adorarle. Por eso Malaquías
en 1:6-8 RVC escribe:

»Yo, el Señor de los ejércitos, les hablo a ustedes, los sacerdotes, que
menosprecian mi nombre, y que incluso dicen: “¿Y cómo puedes decir que
menospreciamos tu nombre?” ¡Pues porque ofrecen pan impuro sobre mi
altar! Y aun añaden: “¿En qué te hemos deshonrado?” ¡Pues en que piensan
que mi mesa es despreciable! ¿Acaso no está mal que me ofrezcan en

174
sacrificio animales ciegos? ¿O que me ofrezcan animales cojos, o enfermos?
¡Presenten esos animales a sus gobernantes! Yo, el Señor de los ejércitos,
les digo: ¿Acaso piensan que ellos los aceptarán, y que quedarán
complacido con ustedes?»

Ni siquiera un hombre quedaba complacido con la ofrenda que los


sacerdotes estaban presentando al Dios Altísimo Creador del cielo y la tierra.
Este fuerte mensaje de Malaquías intenta hacerles ver el grave error en el
que habían caído. Mas sin embargo el llamado y el título como “siervos de
Dios” seguía con ellos. Solo se esperaba que en algún momento
recapacitaran y volvieran al sentido verdadero de su esencia, su llamado y
sus funciones. Pero no podemos olvidar el nivel de responsabilidad que
llevaban en sus lomos. Ellos, los sacerdotes, administraban y servían como
mediadores de la misericordia del Señor para con el pueblo. Sus errores eran
los del pueblo también. Sus equivocaciones y corrupciones enseñaban e
instruían al pueblo para mal. Sus aciertos pesaban tanto que enseñaban
correctamente al pueblo y era bendecido.

5. LOS REYES

~yhil'm. (Melajim) “Reyes”

“Ahora pues, Jehová, Dios mío, tú me has hecho rey a mí, tu siervo, en lugar
de David, mi padre.” (1 Reyes 3:7 RVR1995)

^D>b[. ;-ta, T'k.l;m.hi (Jimlajtá et-abddejá) “me has hecho rey a mi tu

siervo”

175
Esta frase es parte de la oración del rey Salomón cuando al asumir el trono
pide a Dios sabiduría para su ejercicio monárquico en Israel. Acepta
Salomón que es Dios quien lo ha hecho rey y se reconoce como siervo del
Señor. Sus méritos no lo han llevado allí y su función no apunta a
autosatisfacerse sino a servir y agradar a Dios sirviendo al pueblo.

En Deuteronomio 17:14-20 aparecen las instrucciones para que un rey ejerza


su monarquía en Israel. Esta porción va en contravía con lo que les dijo
Samuel a los ancianos de Israel cuando le pidieron rey en 1 Samuel 8:10-18.
Y además, la cita de Deuteronomio tiene un tino bastante preciso al
diagramar las faltas y errores que precisamente cometería Salomón, quien
pide sabiduría al inicio de su mandato para gobernar.

Mediadores de la justicia de Dios

Eran los reyes en la época de la monarquía en Israel los encargados de


administrar la justicia y así traer paz y una buena convivencia para el pueblo.
Sobre los lomos de los reyes pesaba el servicio de la justicia. Ellos debían
dispensar y garantizar que los procedimientos y las relaciones que
caracterizaban a Israel estuvieran enmarcados y regidos por la justicia. Se
trataba de justicia sin acepción de personas ni favoritismos por la clase
pudiente económicamente.

Dios es un Dios justo y esperaba que en su pueblo las relaciones entre los
hermanos estuvieran regidas por esta justicia. Desde el lío de Acab con la
viña de Nabot, hasta los desmanes, arbitrariedades, desalojos, robos y
abusos hacia los pobres en Israel durante el reinado de Jeroboam II, que
denunciaron precisamente Amós, Oseas y Miqueas.

Era indiscutible, el rey estaba puesto por Dios, como siervo suyo, para servir.
El rey no estaba, entonces, por fuera de la Ley; debía obedecerla. Su

176
sometimiento a la Ley de Dios en obediencia era la garantía de que el pueblo
disfrutaría de un ejercicio monárquico caracterizado por la justicia divina.
Obedecer la Ley del Señor era sencillamente hacer cumplir lo establecido por
Moisés en Deuteronomio 17:14-20

Entre los reyes de Israel ubicados en la monarquía dividida, sólo se cuentan


ocho reyes que hicieron la voluntad de Dios, aunque no durante el 100% de
su mandato, pero si hubo una diferenciación con la maldad que caracterizó a
los demás. La corta lista incluye a Asaf, Josafat, Joas, Amasías, Uzías,
Jotam, Ezequías y Josías. Todos del reino de Judá. Sólo el 20% de los reyes
de la monarquía en Israel hicieron lo recto, supieron administrar justicia y
agradaron a Dios en su gobierno.

A mayor autoridad, mayor responsabilidad. No es fácil administrar la justicia


estando en una posición de poder y de acceso al dinero. El corazón del
hombre es supremamente proclive a la corrupción, al egoísmo y al
favoritismo. Hacer la voluntad de Dios desde una posición de autoridad y
poder no es nada fácil. Los reyes de Israel nos dejan una enseñanza:
aunque los tiempos, la cultura, la ciencia y la tecnología han traído avance,
prosperidad y buenos cambios, el corazón del hombre sigue siendo el mismo
de hace miles de años atrás. El amor al dinero y al poder es la raíz de todos
los males.

Debido a que la administración y servicio de la Palabra, la misericordia y la


justicia en Israel falló, en ocasiones por los siervos y en otras por el pueblo,
la intervención definitiva del Señor era de esperarse. Intervino para
garantizar el cumplimiento de Su Palabra; intervino en misericordia para con
el hombre; e intervino para establecer un reino justo, Su reino, para que bajo
sus riendas los lazos y vínculos de amor sean los que nos gobiernen.

177
Repaso Formativo

1. Haga una lista de los siervos de Dios sobre los cuales ha leído en esta
unidad.
2. Escriba una frase que resuma el ministerio de cada uno de esos
siervos.
3. Cuál de todos esos siervos cree usted que nos deja una enseñanza
formativa para los siervos actuales de Dios.

178
LECTURA # 1

Tomada de: BRIGHT, John. La historia de Israel. Buenos aires: EDITORIAL


METHOPRESS. 1966 p. 101-109

Los patriarcas y la historia. Resumen.

Concluimos, pues, que los patriarcas fueron figuras históricas, una parte de
aquella migración de clanes seminómadas que trajeron una población nueva
a Palestina en las primeras centurias del segundo milenio a.C. Se trataba de
clanes como los mencionados en los Textos de Execración y en otros
lugares. Muchos de ellos se establecieron pronto allí donde pudieron
encontrar tierra y se organizaron en ciudades-Estado, conforme a un patrón
feudal. Es probable que gran parte de la aristocracia de los hicsos fuera
reclutada entre su clase patricia. Estos clanes, aunque predominantemente
semitas noroccidentales, procedían de diversos ambientes y habían llegado
a Palestina desde varias direcciones, durante cierto período de tiempo. Sin
duda, todos poseían tradiciones de migración, la mayoría de las cuales
fueron olvidadas en el transcurso del tiempo. Ya que muchos de estos
pueblos vinieron a contribuir, definitivamente, a la mezcla de sangre de
Israel, debemos hacer notar que los orígenes de Israel fueron, desde luego,
extremadamente complejos.

Sin embargo, las tradiciones de que los antepasados de Israel habían venido
de Mesopotamia no pueden ser negadas, a la luz de las pruebas. Nosotros
podemos suponer, aunque ningún texto contemporáneo los menciona, que
entre estos clanes emigrantes se desplazaban un Abraham, un Isaac y un
Jacob, jeques de clanes considerables, que recordaban sus orígenes en la
«llanura de Aram» cerca de Jarán. El núcleo del Israel posterior iba a
proceder de ellos. Pastores pacíficos, por lo general, recorrían, sin
asentarse, las áreas principalmente del sur y de la cordillera central y el

179
Négueb, en busca de pastos de estación para sus rebaños. Pero como jabirú
que eran, hambrientos de tierra, faltos de ciudadanía, podían atacar, si eran
suficientemente provocados, o si la ocasión les parecía propicia. Fuera por
gusto, o por necesidad, continuaron este modo de vida durante
generaciones, aun después de que algunos de los de su clan se habían
hecho sedentarios. Probablemente a comienzos del período hicso algunos
de ellos (p. e., José), se encaminaron a Egipto para ser después seguidos
por otros, bajo la presión de tiempos difíciles. Y al final se encontraron
esclavos del Estado.

La religión de los patriarcas.

Pero no nos podemos contentar solamente con demostrar que los patriarcas
fueron individuos históricos del segundo milenio a. C. Debemos
preguntarnos, además, cuál es su puesto en la historia de la religión, y
especialmente en la religión de Israel. Aquí estriba, en realidad, nuestro
principal interés por ellos. De no ser por esto no nos interesarían más que los
otros seminómadas innominados que recorrieron el mundo hace muchos
siglos. La Biblia, por supuesto, considera a Moisés como el fundador de la
religión de Israel, y en realidad lo fue. Pero también con Abraham comienza
la religión y la fe de Israel. Ciertamente, con él comienza la historia de la
Redención, que es el tema central de los dos testamentos de la Biblia. Ya
hemos dicho que Abraham dejó Jarán por mandato de su Dios, habiendo
recibido la promesa de una tierra y de una posteridad en el lugar que se le
mostraría (Gn.12, 1-3). Esta promesa, repetidas veces renovada (caps. 15, 5;
13-16; 18, 18 s„ etc.), y sellada por una alianza (caps. 15, 7-12; 17-21, etc.)
fue dada también a Isaac (cap. 26, 2-4, etc.) y a Jacob (caps. 28, 13-15; 35,
11 ss., etc.) y, condensada, a Moisés (Ex. 3, 6-8; 6, 2-8, etc.) y comenzó a
realizarse (aunque nunca se realizó completamente) con la donación de la
tierra prometida. Visto así, Abraham aparece romo el primer ascendiente de
la fe de Israel.

180
Pero ¿está todo esto de acuerdo con los hechos, o se trata de una
proyección al pasado de creencias posteriores, como supusieron los
especialistas de hace unos años? Aunque nunca nos sea lícito minimizar el
problema aquí encerrado, la respuesta debe ser que la religión patriarcal, tal
como está descrita en el Génesis, no es un anacronismo, sino que presenta
un fenómeno histórico32.

La naturaleza del problema.

No es fácil deducir de las narraciones del Génesis la naturaleza de la religión


patriarcal. Según uno de los documentos (J), el Dios de los patriarcas no fue
otro que Yahvéh. No sólo llamó a Abraham dejarán (Gn. 12, 1), y conversó
con todos los patriarcas, sino que fue adorado por los hombres desde
tiempos antiquísimos (Gn. 4, 26). Pero en otras partes (Ex. 6, 2 ss.) se dice
explícitamente que aunque fue realmente Yahvéh quien se apareció a los
patriarcas, ellos no le conocieron por su nombre. Los otros hilos de la
narración (E y P), evitan por tanto cuidadosamente la mención de Yahvéh
hasta llegar a Moisés, y hablan de la divinidad patriarcal simplemente como
«Dios» (Elohim). En todo caso, todas las narraciones concuerdan en que los
patriarcas adoraron a Dios bajo diversos nombres: El Sadday (Ex. 6, 3; Gn.
17, 1; 43, 14 etc.); El'Elyon (Gn. 14, 18-24); El'Olam (Gn. 21, 33); El’Elyon
(Gn. 16, 13; cfr. Yahvéh Yir'eh, Gn. 22, 14); El Betel (Gn. 31,13;35,7)

Ahora bien, teológicamente hablando no hay, en realidad, contradicción en


esto. Todas las narraciones patriarcales fueron escritas desde el punto de
vista de una teología yahvista, por hombres que fueron adoradores de
Yahvéh. Que ellos usaran o no este nombre, nunca dudaron que el Dios de

32Ver especialmente, A. Alt, Der Gott der Vater (BWANT, III: 12 [1929]; reimpreso, KS, I, pp.
1-78); también Albright, FSAC, pp. 236-249; W. Eichrodt, Religionsgeschichte Israel (Historia
Mundi II [Berna, Francke Verlag; Munich, Lehnen Verlag, 1953]), pp. 377-448; cf. pp. 377-
380.

181
los patriarcas era actualmente Yahvéh, Dios de Israel, a quien los patriarcas
adoraron consciente o inconscientemente. Con todo, no podemos atribuir a
los patriarcas la fe del Israel posterior. Aunque pudiera ser teológicamente
legítimo, históricamente no es exacto afirmar que el Dios de los patriarcas fue
Yahvéh.

El yahvismo comienza con Moisés, como asegura explícitamente la Biblia y


como lo piden todos los argumentos. Cualesquiera que sea el origen del
culto a Yahvéh, no se han encontrado todavía indicios de él antes de
Moisés33. No podemos, por consiguiente, hablar de un yahvismo establecido,
y ni siquiera primitivo, en la época de los patriarcas.

Por otra parte, es completamente erróneo despachar como un anacronismo


la religión patriarcal. Los especialistas de hace unos años acostumbraron
hacerlo así. Encontrando poco contenido histórico en las tradiciones
patriarcales en cuanto tales, consideraron el diseño de promesa y testamento
en ellas descrito como una proyección al pasado de creencias posteriores, e
intentaron explicar la religión de los antepasados de Israel a la luz de los
elementos preyahvistas que sobrevieron en el Israel posterior, o a la luz de
las creencias y prácticas de los árabes pre-islámicos. La religión de los
ascendientes de los hebreos fue descrita, generalmente, como una forma
arameas y árabes de los primeros siglos del cristianismo34 y también de los
textos de Capadocia y otros documentos de la edad patriarcal y
posteriores 35 , hacen casi cierto que el establecimiento de una relación
personal y contractual entre el jefe del clan y el dios del clan, representa un
fenómeno común y antiguo entre los nómadas semitas. El relato de la alianza

33 Volveremos sobre esto más adelante, pp. 115 ss. El nombre de Yahvéh no está
atestiguado en ningún texto anterior a Moisés.
34 A. Alt, cuya obra, citada anteriormente, es fundamental aquí para la discusión.
35 Especialmente J. Lewy, «Les textes paléo-assyriens et l'Ancien Testament» (RHR, CX
[1934], pp. 29-65); recientemente, J. P. Hyatt, VT, V (1955),pp. 131 ss. Alt, sin embargo,
rechaza los paralelos de Lewy porque no aparecen nombres individuales (solamente «mi, tu
padre», etc.) Pero los paralelos parecen ser válidos.

182
patriarcal parece, desde este punto de vista, auténtico en sumo grado. Que
no hay, en todo caso, una mera proyección al pasado de la alianza sinaítica,
queda demostrado por las desemejanzas entre ambas, que mencionaremos
dentro de un instante. Hay que añadir que el peculiar idiotismo «cortar la
alianza» (p. e., 15, 18), frecuentemente encontrado en las narraciones, está
atestiguado ahora en un texto de Qatna de hacia el siglo XV 36 . Otra
aclaración acerca de la relación personal entre el individuo y la divinidad
patronal es ofrecida por ciertos nombres que aparecen tanto en el primitivo
Israel como entre sus vecinos noroccidentales. Especialmente instructiva es
una clase de nombres compuestos de ab (padre), aj (hermano) y "amm
(pueblo, familia)37. La Biblia ofrece gran número de nombres de esta índole, y
dado que son muy frecuentes hasta alrededor del siglo X, pero muy raros a
partir de esta fecha, son ciertamente de un tipo muy antiguo38. Nombres del
mismo tipo están profusamente comprobados entre elementos amorreos de
la población en la edad patriarcal, y debemos suponer que fueron como
39
característicos . Puesto que muchos nombres semíticos tienen un
significado teológico, y puesto que los elementos ‘ab, ‘aj y 'amm son
intercambiables con el nombre de la divinidad (p. e., Abiezer-Eliezer,
Abimélek-Elimélek, Abiram-Jehoram), tales nombres tienen importancia para
esclarecer las creencias. Así, por ejemplo, Abiram/Ajiram significa «Mi
(divino) Padre/Hermano es exaltado»; Abiezer/Ajiezer, «Mi (divino)
Padre/Hermano es ayuda (para mí)»; Eliab «Mi Dios es Padre (para mí)»;
Abimélek/Ajimélek «Mi (divino) Padre/Hermano es (mi) rey»; «Ammiel (El

36 Cf. Albright, BASOR, 121 (1951), pp. 21 ss.

37 Algunos arguyen que yamm significa «tío paterno», como en árabe:


p. e., Dhorme, op. cit. (ver la nota 38), pp. 88 ss. Pero la palabra significa generalmente
«pueblo», en hebreo: cf. Albright, FSAC. p. 244.
38 P. e., Abiram, Ajiram, Eliab, Abimélek, Ajimélek, Abiezer, Ajiezer,Abinoam, Ajinoam,
Ammiel, Ammijur, Ammisadday. Los ejemplos podrían fácilmente multiplicarse.
39 P. e., reyes de Babilonia I, como Hammurabi, Ammi-saduqa, Ammidirana, Abi-esuh;
príncipes de Biblos, como Yantim-'ammu, Abi-semu. Los paralelos son numerosos en Mari
(M. Noth, «Mari und Israel» [ver nota 17] y en los Textos de Execración (Albright, BASOR, 83
[1941], p. 34).

183
Dios de) mi pueblo es Dios (para mí)», y así otros. Estos nombres arrojan
una brillante luz sobre la primitiva fina sensibilidad del nómada acerca de la
relación entre el clan y la divinidad. El Dios era la cabeza invisible de la casa,
cuyos miembros eran sus propios miembros.

Otros nombres, a la vez personales y divinos, son igualmente significativos,


porque prueban abundantemente que los antepasados de los hebreos
adoraron a Dios bajo el nombre de «El». No sólo tenemos nombres como
Ismael: «Óigame El (Dios)», Jacob-el (así en varios textos), «Protéjame El
(Dios)», sino que están, además, los nombres divinos antes mencionados: El
Sadday, El´Elyon, El´Olam, El Ro'i, etc. Dado que aparecen comúnmente en
conexión con santuarios antiguos (p.e., El´Olam en Beer-seba (Gn. 21, 33),
El´Elyon en Jerusalén (14, 17-24) y dado que algunos de ellos están
atestiguados en otras partes como apelaciones de la divinidad, hay que
suponer que cuando los hebreos se establecieron en Palestina, las
divinidades de su clan empezaron a ser adoradas bajo estos nombres. Los
nombres, en todo caso, atestiguan la creencia en un dios que es altísimo,
siempre poderoso y que vela por los asuntos de su pueblo. El nombre
«Sadday» (Montaña) muy frecuente también en nombres personales
primitivos40, sugiere que el Dios patriarcal fue imaginado o representado con
una montaña (símbolo de terrible poder). Ninguno de estos nombres, por
desgracia, nos permite identificar con precisión esta divinidad. Aunque sus
cultos estaban establecidos en torno a santuarios locales, difícilmente
pudieron ser númenes locales, porque «El» es también el nombre del dios-
padre del panteón cananeo, de quien (pero esto podría discutirse) las
deidades locales serían solamente manifestaciones 41 . Por otra parte, no
podemos aceptar gratuitamente que se refiera siempre y necesariamente a

40 P. e., Sadday-'ammi, 'Ammi-sadday;^ cf. también nombres con sur(«roca», «montaña»):


Pedasur, Elisur, etc. Sobre Sadday, cf. Albright, JBL, LIV, (1935), pp. 180-193.
41 Cf. O. Eissfeldt, «El and Yahweh» (JSS, I [1956], pp. 25-37); también
ídem, El im Ugaritischem Pantheon (Berlín, Akademie-Verlag, 1951); cf. M. H. Pope, El in the
Ugaritic Texts (VT, Suppl. vol. II [1955]).

184
Él, todo-padre, ya que «El» es también una palabra general para «dios», que
puede ser, sencillamente., un sustituto de algún otro nombre divino (e. d. «el
dios»).

La naturaleza de la religión patriarcal.

Aunque es imposible describir detalladamente la religión de los patriarcas,


debido a lagunas en nuestro conocimiento, era, evidentemente, de un tipo
familiar en aquel mundo. Respecto de las experiencias religiosas personales
que los patriarcas pudieron haber tenido no podemos, por supuesto, añadir
nada a lo que la Biblia nos dice. Que los antepasados de Israel fueron algún
tiempo paganos, es cierto, a priori y está además afirmado por la misma
Biblia (Jos. 24, 2-14). Acerca de los dioses que adoraron sólo tenemos
conjeturas, aunque atendida la tradición de Ur-Jarán (ciudades ambas, como
fue dicho más arriba, centros del culto lunar) y ciertos nombres personales
tales como Téraj y Labán, etc., podemos suponer que la familia de Abraham
fue algún tiempo adoradora de Sin. Con todo, no podemos saberlo y en todo
caso sería peligroso generalizar, siendo tan diversos los ambientes de los
diversos componentes del posterior Israel. Tampoco podemos saber qué
espiritual experiencia impelió a Abraham a prestar atención a la voz de un
dios «nuevo» que le hablaba, para, renunciando a los cultos de sus padres,
marchar, bajo su mandato, a una tierra extraña. Sin duda existieron factores
económicos, pero en vista de la naturaleza personal de la religión patriarcal,
podemos estar seguros que la experiencia religiosa jugó su parte. La
emigración patriarcal fue un acto de fe, condicionado por las circunstancias
de aquel tiempo, pero no menos real42.

En todo caso, cualesquiera que hubieran sido sus experiencias personales,


cada patriarca proclamaba al Dios que le había hablado como su Dios
personal y patrono de su clan. El cuadro que nos pinta el Génesis de una

42 Eichrodt (op. cit. p. 379) se refiere a ella como a una héjira.

185
relación personal entre el individuo y su Dios, mantenida por la promesa y
sellada por la alianza, tiene una gran autenticidad. La pincelada sobre la
promesa difícilmente puede ser una proyección al pasado de la creencia
posterior43. Tal como está descrita (p. e., Gn. cap. 15) es primariamente una
promesa de tierra y posteridad. Nada desea tanto un seminómada. Si los
patriarcas siguieron totalmente a su Dios, si creyeron que les había hecho
alguna promesa —y seguramente debieron creerlo así, puede otra suerte no
le hubieran seguido—, entonces debemos suponer que tierra y posteridad
constituyeron el núcleo fundamental de esa promesa. Tampoco es
anacrónica la descripción de una alianza (es decir, una relación contractual
entre el adorador y su Dios). Difícilmente puede ser una retroproyección de la
alianza sinaítica como a menudo se ha pensado, dado que hay diferencias
importantes entre las dos. Ambas, desde luego, están descritas como
partiendo de una iniciativa divina. Pero mientras que la alianza sinaítica se
basaba en un acto de gracia ya realizado y estaba estructurada en unas
estipulaciones rigurosas, la alianza patriarcal descansaba más de lo que
podemos suponer a ese fuerte sentido de pueblo tan característico de él
durante todo el tiempo por venir. Además de esto, se engastó en la
mentalidad israelita el esquema de promesa y alianza. Podemos suponer
que cuando algunos elementos, que más tarde habían de ser incorporados a
Israel, se asentaron en Palestina y comenzaron a multiplicarse, la promesa
de tierra y descendencia fue considerada por ellos como cumplida. Los cultos
ancestrales, ahora practicados en santuarios locales, adquirieron así un
prestigio enorme. Otros elementos, sin embargo, que más tarde habían de
formar igualmente parte de Israel, no se hicieron sedentarios tan pronto, sino
que continuaron su existencia seminómada, mientras que un tercer grupo (el
verdadero núcleo del Israel posterior) se encaminó a Egipto. La promesa
inherente a su tipo de religión permaneció, pues, sin cumplimiento; dado que

43Ver especialmente Alt, KS, I, pp. 63-67; M. Noth, VT, VII (1957),pp. 430-433, en la crítica
de Hoftijzer, Die Verheissung an die drei Erzvater (Leiden, E. J. Brill, 1956), que está en
desacuerdo.

186
este cumplimiento no se realizó hasta la invasión de Palestina bajo la égida
del yahvismo, la fe hebrea clásica vio, con razón, este último acontecimiento
como el cumplimiento de la promesa hecha a sus padres. Así, la idea de una
alianza, sostenida por la promesa incondicional de Dios, sobrevivió, en
prosperidad y adversidad, en la mentalidad hebrea, modelando
poderosamente la esperanza nacional, como veremos.

Tenemos que poner término a nuestra discusión. Aun cuando quedan


muchas dudas, se ha dicho lo bastante para asegurar la confianza de que la
descripción bíblica de los patriarcas está profundamente enraizada en la
historia. Abraham, Isaac y Jacob se encuentran, en el sentido más auténtico,
en los orígenes de la historia y de la fe de Israel. No sólo representan el
movimiento que trajo a los componentes de Israel a Palestina, sino que sus
creencias peculiares ayudaron a delinear la fe de Israel, tal como sería más
44
tarde . Con ellos empieza, también, la búsqueda incansable del
cumplimiento de la promesa que aunque realizada en la donación de la tierra
y la descendencia, no será nunca satisfecha con esta dádiva, sino que, como
un dedo indicador, debe guiar, a través de todo el Antiguo Testamento, a la
ciudad cuyo constructor y creador es Dios (Hb. 11, 10). Abraham estuvo muy
lejos de conocer lo que inició. No carece, pues, de razón histórica que los
cristianos y judíos le reconozcan unánimemente como el Padre de toda la fe
(Gl. 15, 16; Rm. 4, 3; Hb. 11, 8-10).

44Alt (KS, I, p. 63), intitula felizmente al dios (es) de los patriarcas paidagogoi hacia Yahvéh,
Dios de Israel,

187
Repaso Formativo

1. ¿Cuál es el nombre de Dios que marca el inicio de la religión


patriarcal?
2. Mencione tres nombres de Dios con que los patriarcas Lo conocieron.
3. Es cierto o falso que el autor afirma que “cada patriarca proclamaba al
Dios que le había hablado como su Dios personal…”

188
LECTURA # 2

Tomado de: CATE, Robert L. Introducción al estudio del Antiguo Testamento,


El Paso, Texas: Casa Bautista de Publicaciones, 1990 p. 258 – 260; 262-
264; 257-258)

1. Personalidad del profeta

Los profetas fueron esencialmente personas cuyas mentes fueron capaces


de comprender tanto a Dios como al hombre al mismo tiempo. Sus
corazones y mentes fueron sensibilizados por la voz y el Espíritu de Dios.
Ellos no proclamaron verdades generales, sino la Palabra especial de Dios
para una situación histórica específica. Lamentablemente, demasiadas veces
hemos pensado de ellos principalmente como adivinos de lo que iba a
suceder. Al contrario, ellos eran principalmente comunicadores, que
anunciaban la percepción y comprensión divinas en cuanto a lo que estaba
sucediendo en ese momento. Al hacerlo así, ellos anunciaban aquello que
iba a suceder si el pueblo de Dios no cambiaba sus caminos, se arrepentía y
volvía al camino de Dios.

Los profetas no estaban tratando con un mundo que no tenía importancia,


sino con uno que era sordo a la significación de aquello que estaba
sucediendo. Las palabras de los profetas eran severas, de reproche y de
castigo. Leer esas palabras aún hoy es un choque a la emoción, una tensión
sobre la imaginación. Los profetas eran personas que sentían en
profundidad. Ellos agonizaban por la angustia de Dios y sufrían con la
opresión de su pueblo. Anunciaron abruptamente que su sociedad estaba en
camino a la completa destrucción. Aunque eran temerosos de la gente
poderosa, temían tanto lo que iba a sucederles que los enfrentaban con
audacia.

189
Las cosas que conmovían a los profetas son muy parecidas a las clases de
acciones que ocurren diariamente en nuestro mundo. Los hechos registrados
en los periódicos contemporáneos, que son aceptados como los resultados
normales de la dinámica social, eran precisamente el tipo de cosas que
llevaron a los profetas a sus diatribas. La gente moderna llamaría histéricos a
los profetas, pero ellos dirían que nuestra insensibilidad a lo que está
sucediendo alrededor nuestro es mucho peor. Los profetas no eran filósofos
que exploraban los temas del pensamiento humano; eran activistas
preocupados por la realidad de la vida, el dolor de la humanidad, la ceguera
que nunca vio a Dios obrando y la sordera que nunca lo escuchó.

Abraham Heschel ha dicho con acierto que había dos asuntos fundamentales
que espantaban a los profetas: un pueblo puede estar muriendo sin darse
cuenta de ello; un pueblo puede ser capaz de sobrevivir, pero rechaza hacer
uso de esa posibilidad. Esto elevó los mensajes de los profetas a sus niveles
más altos. Quizá el aspecto más asombroso de los profetas es que fueron
tolerados por el pueblo hebreo. Este mismo hecho es un testimonio de que
Israel reconoció la voz de Dios en las proclamaciones de los profetas.

Los profetas miraron hacia el futuro. Pero ellos no estaban tan interesados
en predecir lo que acontecería como lo que tenía que suceder. Y aún su
interés con respecto al futuro tenía siempre como meta el que tuviera
significado para la audiencia a la que ellos se dirigían. Su interés principal
era siempre hacia aquellos a los cuales hablaban.

La preocupación con la gente hizo que los profetas fueran también


intercesores. Se consideraron como miembros del conocimiento celestial,
buscando aconsejar a Dios en sus relaciones con su pueblo. Buscaron que
demorara el juicio, confiando en la naturaleza misericordiosa de Dios a fin de
dar a su pueblo una oportunidad más.

190
Finalmente, sin embargo, la relación de los profetas con Dios y con Israel les
tuvo bajo constante tensión. La revelación de Dios era una demanda
constante en lugar de un consuelo. Ella desafiaba, exhortaba, transformaba y
forzaba una decisión. Los profetas oyeron la voz de Dios y la sintieron en su
corazón. Pero sentían también el dolor y la agonía, la obstinación y la
rebelión de su pueblo. Esta tensión dual bajo la cual vivían es como renovar
los cables en una casa antigua con la electricidad conectada. Cualquier
momento puede ser el último. Cada instante debe ser tomado con seriedad.
No hay lugar para descuidos y no hay tiempo para frivolidades. Había sólo un
tiempo para el mensaje del momento, en la esperanza de que el momento
siguiente pudiera ser mejor.

2. Géneros proféticos

Los libros de los profetas, en un examen cuidadoso demuestran tener varias


formas comunes. En primer lugar esta puede dividirse en prosa y poesía
hebrea. La prosa se divide en dos clases, las formas autobiográficas y las
biográficas.

Las formas autobiográficas están siempre en primera persona y comparten la


información que solo el profeta podía tener. La narración del llamado, donde
la persona cuenta cómo llega a ser profeta de Dios, es obviamente el
ejemplo principal de esta forma. Incluye comúnmente un relato del encuentro
con Dios, una comisión, alguna clase de objeción o respuesta del profeta,
una reafirmación de parte de Dios y frecuentemente una señal que confirma
la experiencia. Además de esto los profetas dieron también informes
autobiográficos de visiones.

En los mismos, ellos vieron algo con sus ojos o con sus mentes; por medio
de estas visiones Dios les dio una revelación especial. Los profetas también
dieron información autobiográfica de sus actos simbólicos. Estos informes

191
incluyen comúnmente el mandato divino a realizar algún acto particular, la
información de que ellos ya habían hecho lo que Dios les había ordenado y
un sermón interpretando el significado de su acto para el pueblo.

Las formas biográficas que se encuentran en el material de las narraciones


proféticas están siempre en tercera persona. Es decir que están siendo
dichas acerca del profeta por algún otro. Comúnmente se las clasifica bajo
dos encabezamientos. La biografía profética escribe eventos que le
sucedieron a un profeta, generalmente insertada con la introducción o la
conclusión a un sermón o a una selección de sermones. Una segunda
categoría ha sido llamada leyenda profética. Esta es una elección infortunada
de términos, pero si leyenda se entiende adecuadamente puede ser
aceptable. Técnicamente, una leyenda es un relato piadoso y edificante
relacionado con un hecho piadoso o vida de un hombre santo, con énfasis en
lo milagroso. Yo prefiero llamar a todas las formas biografías proféticas.

La mayoría de los sermones proféticos están en poesía. Hay formas


comunes usadas frecuentemente en los sermones. Las más importantes han
sido identificadas como sigue.

1. la profecía de desastre.

a. Comienza comúnmente con alguna clase de palabra introductoria, como


por ejemplo la comisión del profeta para que hable.

b. Agregado a esto, o estando sola, hay alguna clase de apelación a la


atención.

c. Luego se describe la situación, estableciendo la naturaleza del problema


que ve el profeta.

192
Esto está acompañado por una predicción de desastre, un anuncio de
juicio.

Puede darse alguna caracterización en conclusión, sea del profeta o de su


audiencia.

La estructura básica de esta forma es bastante consecuente, especialmente


cuando el mensaje se dirige a un individuo. Si el mensaje está dirigido a un
grupo, la estructura parece ser menos rígida, aunque el contenido es
esencialmente consecuente.

2. La profecía de salvación.

Esta forma es idéntica a la de la profecía de desastre, salvo por una


predicción de liberación en lugar del anuncio de desastre.

3. Un oráculo de salvación.

Esta parece ser una palabra de seguridad pronunciada por un profeta o una
persona o personas que han estado lamentándose por una tragedia o crisis
que las confronta.

a. Comienza con una promesa de la intervención de Dios a favor de aquellos


que están en necesidad.

b. Sigue, comúnmente, una declaración de los resultados que pueden


esperarse por su intervención.

c. La conclusión indica generalmente el propósito divino en la intervención.

193
Algunos eruditos identifican también una forma separada como una
declaración de salvación, diciendo que el oráculo está orientado al presente,
mientras que la proclamación está orientada hacia el futuro.

Además de estas formas principales, hay otras que se han identificado como
ocurriendo con menos frecuencia y con menos uniformidad. Entre estas
tenemos los oráculos de lamentación, llamados así porque comienza con la
palabra Ay. Generalmente incluyen un anuncio de un juicio intenso. También
hay dos clases de discurso de juicio; la primera se desarrolla en la forma de
una escena de la corte, con un resumen, un juicio y últimamente la
sentencia.

Relacionado con esto está lo que se ha llamado rib o juicio de pacto. La


palabra hebrea rib se traduce comúnmente como “controversia” y
aparentemente se usaba en forma exclusiva o principal en casos de
acusación a Israel de violar su pacto con Yahweh. Otra forma menor es el
discurso de disputa, en el cual el profeta se ocupa en una disputa real o
retórica con su audiencia.

Clasificación de los profetas canónicos de acuerdo a su época de


ministerio:

Los profetas hebreos fueron algunos de los hombres más perturbadores que
jamás vivieron. Cualquiera que busque estudiar seriamente el mensaje de
estos hombres debe tener en cuenta no solo lo que dijeron, sino también
quiénes eran. Descontando a Jesús de Nazaret y sus discípulos,
probablemente ningún grupo hizo un impacto tan grande sobre el mundo
como los profetas del Antiguo Testamento.

194
El término Profeta Canónico no es totalmente adecuado, porque personas
como Débora, Natán, Gad y Elías claramente están dentro del canon y no
están incluidos entre aquellos a los cuales nos referimos aquí. Otros han
buscado identificarlos como los Profetas Escribientes. Pero también es
inadecuado, porque no hay una indicación cierta de que muchos de los
incluidos hayan escrito algo.

Por otro lado, tenemos referencias claras de que Samuel, Natán y Gad
escribieron; pero ellos no están incluidos. Además, sabemos bastante bien
que Jeremías usó a un escriba, Baruc, para registrar sus sermones.
Probablemente, el mejor término que se usa para identificar a aquellos a los
que nos referimos es el que se utiliza en la Biblia hebrea, Profetas
Posteriores. Por lo menos, es específico, incluyendo precisamente a aquellos
a los que nos referimos y no a otros. Lamentablemente, ese término no ha
alcanzado nunca una aceptación uniforme entre los cristianos.

Los hombres con los que estamos interesados en esta parte de nuestro
estudio son aquellos que fueron considerados como los profetas en el
Antiguo Testamento y cuyos sermones fueron coleccionados en libros.
Además, cada libro que contiene el registro de sus ministerios y sermones
debe haber sido identificado también como uno que pertenecía a la sección
de los profetas en el canon del Antiguo. Esta sección incluye a Isaías,
Jeremías, Ezequiel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum,
Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquias.

195
UNIDAD 6 LAS PROMESAS DE DIOS Y
LA ESPERANZA DEL HOMBRE

CONTENIDO DE LA UNIDAD
En esta última unidad se presenta un panorama en los temas de misterio y
esperanza para Israel. El juicio de Dios, el día del Señor, el Siervo sufriente,
el Mesías, el Nuevo Pacto y la muerte y el destino individual.

OBJETIVOS

1. Comprender los temas en los que se basaba la esperanza futura de Israel.

2. Reflexionar sobre las enseñanzas y desafíos que nos dejan los temas de
esperanza futura de Israel.

EJES PROBLEMÁTICOS
¿Cuál era el concepto que tenía Israel con respecto al juicio de Dios? ¿Qué
creía Israel del día del Señor? ¿Cómo recibía Israel los poemas del Siervo
sufriente? ¿Qué esperanza tenía Israel con base en el Mesías? ¿Para el
antiguo hebreo, el Siervo sufriente y el Mesías eran la misma persona?
¿Cómo percibían la muerte y el más allá?

196
Propuesta de estudio de la unidad

Para esta última unidad he preparado una lectura la cual al final de cada una
de sus partes tiene un recuadro para detenerse y profundizar en la
“comprensión” y en la “reflexión”. Lea con cuidado cada parte y deténgase en
cada recuadro para responder el punto de la “comprensión” y el de la
“reflexión”. Es una propuesta sencilla y didáctica que nos ayudará a asimilar
el contenido de la unidad. Adelante y ¡Buen provecho!

INTRODUCCIÓN

A pesar de que cuando Israel miraba su pasado veía un pueblo esclavo,


liberado, peregrino, peleando por su tierra y estableciéndose, supo
desarrollar una temática impresionante y muy bien definida de esperanza
futura. Claro está que no lo hizo de su propia imaginación o de
especulaciones fantasiosas, todo esto era parte de la revelación de Dios, al
igual que la Ley de Moisés y los profetas. Es más, era parte de sus mensajes
y escritos.

Israel basaba su futuro y su esperanza en las promesas de Dios. Pues el


logro y la realización de tal esperanza sólo podía ser realidad con la
intervención del Todopoderoso Dios de Israel. No había otra manera.
Israel contaba con la soberanía de Dios sobre todo lo creado, sobre la
historia para darle el sentido y el direccionamiento según Su voluntad para
lograr Sus propósitos. Intervenía en la historia de Israel y en la de las
naciones vecinas por poderosas que fueran. De modo que no era material
de duda el que Dios, el Dios de Israel era Dios del futuro. El futuro estaba en
sus manos. De modo que podía garantizarle a su pueblo un esperanza de
vida.

197
Consideremos los siguientes temas que hacen parte de la galería de temas
que conforman la esperanza del Antiguo Israel, comprendámoslos y
reflexionemos con base en ellos.

198
El juicio y la ira de Dios

Ya hemos puesto alguna atención al juicio y la ira de Dios anteriormente


cuando consideramos los actos de Dios. Pero debemos regresar ahora a
estos conceptos, porque jugaban un papel muy vital en la esperanza de
Israel para el futuro. Los actos de salvación y gracia de Dios se han
desplegado dentro de la historia contra el trasfondo del juicio y la ira. La
salvación de Israel dependía de su reconocimiento de que la ira de Dios se
manifestaba contra el pecado y la impiedad. De modo que cuando los
pensamientos de Israel empezaban a centrarse más en su salvación futura
que en su salvación presente, aquel se fundaba firmemente sobre las
enseñanzas veterotestamentarias en torno al juicio e ira actuales tanto como
futuros.

* Comprensión: Salvación y gracia vs Juicio e Ira - ¿De qué manera debía


asumir Israel estos conceptos contrapuestos para su salvación?

* Reflexión: Salvación y gracia vs Juicio e Ira – ¿Son conceptos


irreconciliables?

199
La naturaleza y el propósito del juicio de Dios.

El juicio y la ira de Dios se enseñan claramente como realidades dentro del


Antiguo Testamento. Estas ideas han sido descartadas por algunos
intérpretes como antropomorfismos desgastados. Puede que sean
antropomórficos, pero no están desgastados. Es un énfasis principal que
haría que el Antiguo Testamento no tuviera sentido si se quitara.

La ira de Dios claramente tenía un énfasis moral, porque los profetas


anunciaban que ésta se dirigía contra el pecado moral. Es más, los profetas
eran igualmente claros respecto al hecho de que la Ira de Dios se dirigía
primordialmente a Israel debido a su traición de la relación de pacto. Pero,
aún más, los profetas también veían que la ira de Dios se dirigía a todo el
orgullo humano, fuese el de Israel o el de otra nación. El trato inhumano de
un pueblo para con otro cala también de manera segura bajo la ira de Dios.
De modo que cuando el Espíritu de Dios es entristecido por el pecado del
hombre, aquel llega a ser enemigo del pecador, quien quiera que sea. Por
esto se nos dice:

"Mas ellos fueron rebeldes, hicieron enojar su santo espíritu: por lo cual se
les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos" (Is. 63:10).

También nos hemos fijado en que la ira de Dios tenía una mira
evangelizadora. Los profetas estaban bien convencidos de que la ira de Dios
estaba templada por la misericordia y que su amor firme era su característica
prevaleciente. De modo que el juicio y la Ira siempre eran productos de su
amor. Amós declaró que el propósito de Dios en el juicio era llevar a Israel al
arrepentimiento y así hacer que volviesen a Dios (Am. 4:6-11).

200
Los profetas también estaban seguros de que el juicio de Dios era ineludible.
Nadie podía desafiar las demandas justas de Dios. Tales actos encendían su
ira y hacían que su juicio fuese seguro.

Es más, el juicio se veía como cayendo sobre naciones, grupos dentro de


naciones, familias e individuos. Habla un sentido muy real de responsabilidad
colectiva por el pecado. Es igualmente verdad que había un sentido de
responsabilidad personal. Aun Deuteronomio dice:

"Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno
morirá por su pecado" (Dt. 24:16).

Sin embargo, esto no quería decir que los hijos podían eludir las
consecuencias históricas de los pecados paternales. Eso, no obstante, no es
ni la ira ni el juicio.
En cambio, fueron la naturaleza Ineludible del juicio temporal de Dios y su
propósito evangelizador los que hicieron que Israel tuviera esperanza. Dios
no solo castigaba, sino que buscaba redimir. No solo castigaba el pecado,
sino que se proponía liberar al pecador. Esto nos trae a una consideración
del día del Señor y el juicio y la ira de Dios.

* Comprensión: ¿Qué encendía la ira de Dios? Y ¿Qué propósitos tenía esa


ira?

* Reflexión: ¿Qué tan posible es para el hombre experimentar la ira y aplicar


la justicia bajo la forma y propósitos divinos?

201
El día del Señor y el juicio de Dios

Uno de los rasgos de la comprensión veterotestamentaria en torno a la ira y


el juicio de Dios era que estaban claramente vinculados al día del Señor.
Amós fue el primer profeta en aludir a este evento.

"¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de
Jehová? Será de tinieblas, y no de luz; como el que huye de delante del león,
y se encuentra con el oso; o como si entrare en casa y apoyare su mano en
la pared, y le muerde una culebra. ¿No será el día de Jehová tinieblas y no
luz; oscuridad, que no llene resplandor?" (Am.5:18-20).

Aunque no hay referencias bíblicas al día del Señor antes de Amós, el mismo
modo en que lo abordaba hacia muy claro el que ya formara parte de la
teología popular. No presentaba una nueva idea, sino que corregía una idea
antigua. El pueblo esperaba que el día fuese un tiempo de juicio sobre los
enemigos de Dios. Amós dijo que esto era cierto, pero que ¡Israel era uno de
sus enemigos! El juicio ya formaba parte esencial del concepto del día. Lo
que Amós agregó fue que el juicio sería un juicio moral sobre el pueblo del
pacto.

La pregunta obvia que debemos hacernos ahora es: ¿Cómo surgió el


concepto del día del Señor? ¿En dónde entró este concepto en la fe de
Israel? Por este medio, puede que descubramos lo que el día quería decir en
realidad. Antes de seguir con esa pregunta, debemos notar que el día del
Señor se identificaba de manera constante como "aquel día", "el tiempo de
su venida", "el día del castigo" u otras expresiones semejantes (Is. 12:1; Mal.
3:2; Is.10:3).

Parece que hay dos raíces esenciales detrás del concepto del día del Señor.
La primera y más básica surgió de la conciencia que Israel tenía del tiempo.

202
Ellos consideraban que el tiempo era importante en virtud de lo que había
ocurrido en él y no únicamente por su transcurso. De modo que los meses
eran nombrados por lo que tenía lugar, tal como "la cosecha de la cebada",
"la siembra temprana", "la cosecha del lino" y así sucesivamente. Por lo
tanto, cualquier día especialmente lleno de las actividades del Señor pudiera
haberse llamado el día del Señor. Muy naturalmente, pudiera haber surgido
el concepto de que cualquier día de juicio o alteración era el día del Señor.
Habría sido muy fácil que este concepto se trasladara al tiempo último de
juicio. Tal cosa hubiera sido el día del Señor de modo muy especial.

La segunda idea básica detrás de este concepto probablemente surgió de la


creencia de que Dios era un guerrero y peleaba a favor de Israel. Se le
describe así en muchos de los libros más antiguos del AntiguoTestamento. El
peleó por ellos en Egipto y en Canaán. Desde este punto de vista, el día del
Señor habría sido el día de su victoria particular sobre los enemigos de Israel
y sobre los suyos también. Entonces Amós habría estado señalando que
aunque esto era cierto, Israel se hallaba entre los enemigos. De nuevo, es
muy fácil ver como esto podría haberse transferido a la idea de la victoria
final de Dios sobre todos aquellos que eran sus enemigos.

Aunque se han hecho otras sugerencias, no hay ninguna que parezca


cuadrar realmente con las descripciones del día del Señor tal y como se
presentan en el Antiguo Testamento. Se veía como el día de la actividad de
Dios en el juicio. También se veía como el día de la victoria última de Dios
sobre sus enemigos.

Al considerar el significado del día del Señor para la esperanza futura de


Israel, nos hace falta fijarnos en varías cosas. Primera, constituía una parte
principal de la esperanza futura de Israel. Casi todos los profetas tenían algo
que decir al respecto. También hay alusiones frecuentes en los salmos.

203
Segunda, durante el período preexílico, el concepto principal dentro de la
expresión "aquel día" era el de juicio. Este juicio caería sobre Israel, porque
su privilegio dentro del pacto conllevaba una responsabilidad. Sin embargo,
el juicio también se veía como cayendo sobre las naciones circunvecinas. A
ellas también se les tenía como responsables por sus acciones (Am. 1:3—
2:3). Pero, aunque se recalcaba el juicio, había también una conciencia de
que Dios libraría a un remanente de su pueblo. De modo que Isaías
proclamó:

"Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado de Israel y los que
hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más se apoyarán en el que los
hirió, sino que se apoyarán con verdad en Jehová, el Santo de Israel. El
remanente volverá, el remanente de Jacob volverá al Dios fuerte. Porque si
tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del mar, el remanente de él
volverá..." (Is. 10:20-22).

Tercera, durante el período postexílico parece que hubo un cambio leve de


énfasis. Se daba un nuevo enfoque sobre el hecho de que el día sería un
tiempo de liberación de los enemigos de Israel. Es casi como si en cierto
grado el mismo exilio se viera como dirigido principalmente contra Israel
como el día del Señor. Después, habría un día del Señor futuro dirigido
contra sus opresores. Pero esto no constituye la historia completa, porque
durante este período, el día también se veía como uno de salvación para
Israel tanto como para sus enemigos. El gran día del Señor seria de
redención tanto como de juicio.

Se debe notar que Israel nunca se contempló a sí mismo como trayendo el


día. Siempre se veía como producto de Dios mismo. Israel siempre se
consideró como bastante pasivo.

204
Tenemos una tendencia a querer un horario para todos los eventos de Dios.
Parece que esto no era cierto respecto a los profetas hebreos. Al día del
Señor normalmente se le describía en el Antiguo Testamento con una forma
verbal que se conoce como el perfecto profético. Esto hace que luzca como
si ya hubiera sucedido. Pero lo que estos voceros antiguos de Dios
describían era el hecho de que el día ya está fijo y seguro en la mente de
Dios. Él lo había trazado y podía describirlo como si ya lo hubiera visto. De
modo que los profetas sabían que el día venía. Ellos sabían que era seguro.
No malgastaban el tiempo preguntando "¿Cuándo?" Más bien, les tocaba
usar la certeza de su venida como un medio para llamar al pueblo al
arrepentimiento.

* Comprensión: ¿Cuál era el concepto que tenía Israel del día del Señor y
cuál fue el de los profetas, en especial Amós? Este concepto profético del día
del Señor, ¿de qué manera afecta el futuro de esperanza de Israel?

* Reflexión: ¿Cómo podría conjugarse el amor y la misericordia de Dios con


Su juicio?

205
El remanente y el juicio de Dios.

El concepto del remanente también figuraba como una parte principal en la


esperanza futura de Israel, cuya esperanza se relacionaba estrechamente
con la idea del juicio. Hay cinco palabras básicas usadas por el Antiguo
Testamento para describir a este grupo. Cada una de estas se traduce
"remanente", pero cada una tiene un trasfondo levemente diferente. Primera,
el remanente seria el restante, aquellos que permanecerían después del
juicio. El segundo término se centraba en el hecho de que este grupo había
escapado del juicio. El tercero describía el residuo que quedaba en el fondo
de una taza o fuente. El cuarto término recalcaba el hecho de la
supervivencia. El último llamaba la atención a los retazos que quedaban
después de confeccionarse algo. Todos estos términos señalaban el hecho
de que solo una parte de Israel quedaría después que la ira de Dios hubiese
producido el juicio. Así, Isaías ofrecía esperanza al decir:

"Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que hubiere escapado,


volverá a echar raíz abajo, y dará fruto arriba. Porque de Jerusalén saldrá un
remanente, y del monte de Sion los que se salven" (Is. 37:31, 32; 2 R.
19:30,31).

El concepto de un remanente sobreviviente se halla a través de todo el


Antiguo Testamento. Noé y su familia eran el remanente después del diluvio
(Gn. 7:21-23). Lot y sus hijas eran el remanente que sobrevivió la destrucción
de Sodoma (Gn. 19:29). Dios le dijo a Elías que había un remanente fiel en
Israel aun durante su vida (1R. 19:18).

Pero restaba que los profetas agudizaran y desarrollaran el concepto en


cuanto a la esperanza futura de Israel. Su desarrollo tenía varios énfasis. En
algunos casos el remanente parece ser únicamente aquellos que sobreviven
el juicio. No se pensaba que este fuera un remanente justo, sino que su

206
supervivencia era por pura gracia. Los profetas parecían esperar que el
remanente volvería a Dios buscando el perdón y la misericordia como acto
de agradecimiento por su supervivencia. De estos hablaba Isaías:
"Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como
Sodoma fuéramos y semejantes a Gomorra" (Is. 1:9).

Empero, parece haber algunas ocasiones cuando los profetas describían el


remanente como sobreviviente porque era justo y tenía una relación correcta
con Dios. En este caso, los que formaban parte del remanente estaban ahí
por una elección deliberada. A estos Dios llamaba con cariño:

"De cierto te juntaré todo, oh Jacob, recogeré ciertamente el resto de Israel,


lo reuniré como ovejas de Bosra, como rebaño en medio de su aprisco;
harán estruendo por la multitud de hombres" (Mi. 2: 12).

Jeremías agregaba una nueva dimensión con su visión del nuevo pacto (Jer.
31:31-34). Para él, el remanente se compondría de aquellos individuos que
entraban en esa nueva relación con Dios. Su esperanza respecto al
remanente se basaba en los actos de la gracia de Dios y en la libre
respuesta del hombre, hecha ésta posible por el acto de la gracia de Dios.
(Abordaremos el nuevo pacto con más detalle posteriormente en este
capítulo.)

De modo que la esperanza profética ofrecía una visión de un remanente que


se salvaba a través del juicio y por medio del mismo. Desgraciadamente,
cuando Israel volvió del exilio, esta esperanza por poco se destruyó. Aquellos
que regresaban parecían considerarse como el remanente, pero las cosas no
habían mejorado. De modo que a Nehemías se le decía:

207
“... El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, está
en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado y sus puertas
quemadas a fuego.” (Neh.1:3).

El pueblo que había quedado tenía los mismos problemas de antaño de


pecado y desobediencia. De manera que los profetas veían que su
esperanza para un remanente quedaba postergada, pero no abandonada. A
esta altura Dios hacía que mirasen por los corredores del tiempo para ver al
remanente futuro de Dios, para quien todas las promesas de Dios serian
cumplidas.

Era sobre esta esperanza postergada que Pablo elaboró en su carta a los
Romanos. A ellos escribía:

"Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque


también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham. De la tribu de
benjamín. . . Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente
escocido por gracia." (Ro. 11:1. 5).

Al repasar el concepto que Israel tenía del juicio de Dios, nos fijamos en que
el concepto en si era base para la esperanza. El mismo juicio ofrecía
esperanza, porque aseguraba que Dios se preocupaba por las cosas. A él le
interesaba lo que ellos hacían. Aun más, ofrecía esperanza, porque su juicio
encerraba una dimensión redentora. Con el correr del tiempo, buscaba traer
a Israel de nuevo a Dios. En el día del Señor último, su juicio crearía un
remanente redimido y purificado. Los integrantes de ese remanente serian
participantes en el nuevo pacto. Como tales, serían el nuevo pueblo de Dios.
Es este nuevo pueblo de Dios que Jesús ha salvado y ha llamado para sí. He
aquí otra gloriosa flor neotestamentaria brotada de las raíces del Antiguo
Testamento.

208
* Comprensión: ¿El remanente de Israel, era remanente porque era justo o
por gracia?

* Reflexión: ¿Qué efecto tiene la gracia de Dios sobre Su justicia?

El Mesías

Para el cristiano, tal vez el aspecto más significativo de la esperanza futura


de Israel estriba en su expectación del Mesías. Al mismo tiempo, a menudo
es uno de los aspectos más difíciles y que producen confusión. La mayor
parte de la confusión estriba en una concepción nebulosa del significado de
los varios términos empleados por los intérpretes. Sin embargo, algo de la
confusión también estriba en el hecho de que los intérpretes usen estos
términos de varias maneras. Por lo tanto, carecen de consecuencia. Estemos
bien conscientes de que una falla de claridad tocante a las palabras claves
puede acarrear una confusión total al intentarse ordenar estos conceptos.

Es preciso, por lo tanto, que se comprendan estas palabras clave mientras


las estoy usando. Las siguientes definiciones deben ayudar a esclarecer
esto.

La primera palabra que se usa tan a menudo en este contexto es


escatología. Este vocablo también aparece consecuentemente como un
adjetivo o sea escatológico. La palabra deriva de un vocablo griego que
quiere decir último o fin. La escatología veterotestamentaria, por lo tanto,
alude al concepto del Antiguo Testamento en torno a las últimas cosas.

209
Llama la atención a las cosas que acompañarán el fin de la era, tal y como
los escritores veterotestamentarios las concebían.

El segundo término que necesita definirse con más atino es esperanza


futura. Yo lo uso para referirme a aquellos eventos que los escritores del
Antiguo Testamento veían como realizándose en su futuro y por lo tanto eran
base para su esperanza. Desde nuestra posición de ventaja histórica, mucha
de su esperanza futura ya es pasado. Por ejemplo, algo de la esperanza
futura de los profetas de los reinos hebreos sucedió cuando el retorno del
exilio. Otras cosas dentro de ella se realizaron en el ministerio de Jesucristo.
La esperanza futura de Israel podía involucrar, y de hecho involucraba, cosas
buenas tanto como malas siempre y cuando ofrecieran una especie de
esperanza. De modo que la escatología de Israel claramente formaba parte
de su esperanza futura. Pero su esperanza futura involucraba mucho más
que su escatología.

La tercera idea que debemos entender con más precisión de hecho se da en


dos formas, mesías y profecía mesiánica. Estos términos son un poco más
difíciles de entender con claridad. Por definición, estoy limitando la profecía
mesiánica a aquellas partes de la esperanza futura de Israel que hablan
específicamente del mesías. Por ende, cualquier concepto del futuro que no
aborde la obra del mesías no debe llamarse profecía mesiánica, y de hecho
no se hará.

Antes de poder definir la palabra mesías. Debemos considerar algunos otros


factores. La palabra mesías es en realidad una transliteración de una palabra
hebrea. Específicamente quiere decir "cosa ungida" o "el ungido". Se usaba
en el Antiguo Testamento para referirse a varios objetos y personas.

De vez en cuando el término se aplicaba específicamente a objetos inánimes


tales como el altar o el escudo (Nm. 7:10; Is. 21:5). Estos eran objetos

210
ungidos o apartados para el uso de Dios. Eran específicamente designados
para lograr sus propósitos.

El término también se usa a menudo respecto a personas nombradas para


cargos históricos. En estos cargos habrían de servir a Dios y ministrar a su
pueblo. De modo que se nos dice acerca de Saúl:

"Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su


cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su
pueblo Israel?" (1S.10:1)

Esto también podría traducirse: "¿No te ha hecho mesías el Señor, para ser
príncipe?" Se aplicó a David (I S. 16:13), y generalmente a los reyes que
gobernaban o en Israel o en Judá.

Es más, a los sacerdotes y a los profetas se les describían como ungidos (Lv.
4:5; 6:22; Is. 61:1). O se les nombraba para servir al altar o para proclamar la
palabra de Dios. Además, aun a un rey pagano, Ciro, el conquistador persa,
se le dio este título:

"Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha,
para sujetar naciones delante de él, y desatar lomos de reyes; para abrir
delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán" (Is. 45:1).

En una ocasión, el término se aplicó aun a la nación completa de Israel.

"Saliste para socorrer a tu pueblo. Para socorrer a tu ungido "(Hab. 3:13).

En estas ocasiones el término a menudo se refería a la unción con aceite


antes de que alguien o algo pudiera ser usado en el servicio de Dios. Pero en

211
cada caso la cosa o la persona ungida estaba dedicada específicamente al
servicio de Dios.

Empero, el termino mesías, se aplicaba especialmente al gobernante


davidico ideal del futuro. Al llegar a este uso, vemos lo que generalmente
queremos decir por mesías. Es con este uso que nos acercamos a la
verdadera profecía mesiánica.

El término mesías nunca se usa en el Antiguo Testamento con el artículo


definido. No hay ni un solo texto que lea "el mesías". Tampoco parece usarse
jamás como un nombre propio. Más bien, el término parece centrarse
siempre en una función, el deber o el servicio que el mesías rinda a Dios. De
modo que definiremos al mesías como aquel que ha sido apartado para un
servicio específico a Dios. Se centrará en señalar a un descendiente de
David. Hemos de mantener esta definición delante de nosotros al volver
nuestra atención al desarrollo veterotestamentario de una esperanza
mesiánica.

* Comprensión: ¿Cómo define el autor al mesías?

* Reflexión: “Mesías” ¿Título o función?

212
El trasfondo del concepto mesiánico.

Como hemos notado, no había ningún pasado glorioso en la historia de


Israel. Los pueblos en su derredor siempre miraban retrospectivamente a un
pasado bien real o imaginario, el cual representaba un siglo de oro para
ellos. Israel sólo podía mirar atrás a un pasado que incluía la esclavitud en
Egipto, el vagar en el desierto y las rebeliones y opresiones del periodo de
los jueces. Ya que no había ningún siglo de oro que les atrajera hacia atrás,
estaban más abiertos respecto a las posibilidades del futuro. Dentro de esta
apertura hacia el futuro, Dios derramó su revelación.

En el pasado de Israel, la obra de Moisés se veía como la más luminosa y de


hecho no era tan atractiva. El reino de David llegó a ser el siguiente punto de
atracción, pero éste también tenía los pies de barro. Aparte de sus fracasos
humanos personales, no obstante, había la seguridad de que Dios lo habla
escogido para un servicio especial. Es más, Dios había usado a David para
realizar los únicos logros verdaderamente grandes en la historia nacional de
Israel. Además, a David se le prometieron bendiciones futuras para su familia
y por ella, bendiciones para el pueblo.

Esto ocasionó un dilema para el pueblo de Israel. Al contrastar esas


promesas de bendiciones futuras con las realidades presentes de la mayoría
de sus monarcas reinantes, los sucesores davídicos, notaban una
discrepancia obvia. Lo que esperaban y lo que en realidad había era muy
diferente. De modo que se les guiaba a que levantaran los ojos y que
mirasen hacia el futuro cuando un hijo de David reinaría sobre ellos tal y
como ellos esperaban y deseaban. Era esta diferencia entre su esperanza y
su experiencia la que puso la primera parte del trasfondo contra el cual se
edificó su esperanza mesiánica.

213
El concepto veterotestamentario de majestad se relacionaba con esto, pero
también agregaba otra dimensión. La ideología real del antiguo Cercano
Oriente puede haber contribuido en algo a esto. En las naciones vecinas de
Israel al rey se le veía como el
representante del dios, el hijo del dios y a veces hasta se le Identificaba con
el dios. Se realizaban grandes fiestas cuando la ceremonia anual de
entronización en la que el rey hacia el papel de dios en ritos elaborados que
celebraban la creación, la renovación anual de la naturaleza y a veces el
establecimiento de su propia nación. Ahora bien, es muy obvio que en Israel
nunca se le daba tanto énfasis al rey ni a su relación especifica con Dios. Sin
embargo, Israel seguramente estaría consciente de estos ritos y su
significado.

Es muy posible que el énfasis de Israel sobre la humanidad de su rey se


diera en reacción a esta clase de rito pagano. También es muy posible que
algo de su énfasis sobre la majestad última de Dios fuese una reacción
semejante. A la vez, es muy probable que Israel usara algunas partes de
esos ritos antiguos de un modo muy distinto
al de sus vecinos. Seguramente Israel anticipaba algunas de las mismas
cosas respecto al mesías futuro de Dios que las naciones circunvecinas
reclamaban para sus reyes reinantes. De modo que Israel decía a sus
vecinos: "Vosotros pensáis que vuestro rey es un gobernante ideal con una
relación ideal a vuestro dios. Estáis equivocados, pero a nosotros se nos
dará un gobernante ideal futuro que tendrá una relación ideal con nuestro
Dios." En un sentido, puede que Israel hubiera estado usando los ritos y las
creencias de sus vecinos como medio de predicar su fe. Esta es
precisamente la clase de cosa que Pablo hizo en Atenas (Hch. 17:16-31).

Más al grano, el ideal propio de Israel respecto a la majestad claramente


jugaba un papel en el desarrollo de su esperanza mesiánica. El ideal israelita
de la majestad empezaba con el concepto del rey como el ungido de Dios.

214
Como tal, estaba apartado para un servicio especial a Dios (Dt 17:14-20; 1 S.
8:4-22; 12:13-25). Al mismo tiempo, el rey nunca estaba por encima de la ley.
Siempre había de ser obediente a la ley y a Dios. Había de guiar a su pueblo
a la batalla, defenderlo, gobernarlo y así asegurar la paz. También se le
consideraba como recipiente de talentos especiales o dones dados por Dios
para capacitado con el fin de que cumpliera su responsabilidad. Además, se
le veía como teniendo una relación especial con Dios en calidad de
representante del pueblo. Es muy claro que esto también estaba en el
trasfondo de la esperanza mesiánica israelita que estaba en vía de
desarrollo. Ellos anticipaban un rey futuro que sería lo que cada rey histórico
debiera haber sido pero no era.

Fue en la predicación profética que estos hilos se combinaban. Pese al


predominio abrumador del Juicio en su predicación, ellos tenían grandes
visiones de un futuro para la nación. El juicio de Dios era a la vez redentor y
purificador. Además, habría un remanente que sobreviviría. Al mirar hacia
este futuro, ellos preveían un rey ideal que sería un descendiente de David.
Es esta visión que debemos considerar ahora.

* Comprensión: ¿A qué concepto corresponden los siguientes términos:


ungido, obediente, capacitado, relación con Dios.?

* Reflexión: ¿Un pasado frustrante es indispensable para cultivar una


esperanza futura?

215
El ministerio futuro del Mesías

En las descripciones veterotestamentarias del libertador venidero, el futuro


rey ideal, hay varios títulos y nombres que se le atribuyen. Estos nos ayudan
a captar el cuadro de su función tal y como el Antiguo Testamento nos lo
pinta. Es digno de notarse que el mismo término, mesías, raras veces se usa
en el Antiguo Testamento para referirse a este gobernante ideal, si es que se
usa siquiera. Fue el Nuevo Testamento que hizo esto al llamar a Jesús el
"Cristo". (Esta es una transliteración de la palabra griega para mesías.) Sin
embargo, la esperanza veterotestamentaria claramente señala a un
gobernante ideal que sería descendiente de David.

Entre los términos que se usaban para referirse a este gobernante ideal
futuro estaban aquellos que claramente lo identificaban como el hijo más
grande del gran David. Entre estos estaban "vara", "vástago" y otros. De este
modo Isaías prometió:

"Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces" (Is.
11:1).

Jeremías agregaba al cuadro, al decir:

"He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo
justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará Juicio y justicia en la
tierra" (Jer. 23:5).

Además, después del exilio, Zacarías ofrecía esperanza a su pueblo con la


promesa divina: "... He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo" (Zac. 3:8).
Pareciera que Isaías solo describía la relación existente entre el mesías y
David. Sería un retoño, un descendiente. Pero probablemente, para el tiempo
de Zacarías, el término ya había llegado a ser un titulo del libertador

216
esperado. Claramente era en base a esto que se anunciaba en el Nuevo
Testamento respecto al nacimiento de Jesús:

"Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el
trono de David su padre" (Lc. 1:32).

Sin embargo, otros títulos y nombres para el libertador mesiánico en el


Antiguo Testamento son mucho más descriptivos. En Isaías 7:14 se le dio el
nombre Emanuel. Este nombre sencillamente quiere decir "Dios con
nosotros". ¡Qué promesa más grande contenía ese nombre! Sin embargo, la
lista más conocida de nombres mesiánicos se halla en esta aseveración:

"... y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno,


Príncipe de paz" (Is. 9:6).

Mientras los reyes terrenales fallaban en cuanto a sabiduría, el rey ideal


poseería una sabiduría milagrosa. (La palabra admirable se refiere a una
maravilla, y es la misma palabra hebrea usada en el vocabulario
veterotestamentario para milagros.) Mientras los reyes terrenales Israelitas
se veían vez tras vez como débiles y humanos, el venidero tendría el poder
de Dios. (Inclusive, puede que esto haya sugerida más a Isaías que lo que
nosotros nos atrevemos a considerar. La palabra traducida fuerte se refiere a
un hombre fuerte en todos los demás casos en el Antiguo Testamento, salvo
éste. ¿Sería que Dios estaba dándole a Isaías un vislumbre de la
encamación? Yo no puedo comprobar esto, pero en base a sus otros usos
en el Antiguo Testamento, parecería muy legítimo traducirlo como "el
poderoso hombre-Dios". Obviamente, si esto tuviera el propósito de ser una
predicción de la encamación, el pueblo del Antiguo Testamento lo dejó pasar
desapercibido. Esta idea no llegó a ser una parte de su esperanza
mesiánica. Eso sí, tenemos evidencia abundante de que ellos no vieron
muchas cosas hasta que Jesús se las hizo claras.)

217
Los otros dos títulos también indicaban la substancia de la esperanza
mesiánica de Israel en contraste con su realidad presente. Se esperaba que
el rey fuera un padre para con su pueblo, pero a menudo les oprimía.
Cuando alguno cumplió este ideal, pronto murió. El mesías sería un Padre
eterno. Además, hubo pocas oportunidades en las cuales los reinos hebreos
no estuvieron en guerra o amenazados por la guerra. El mesías seria
verdaderamente un Príncipe de paz.

Además de las amplias sugerencias dadas por sus títulos respecto al


ministerio del mesías. hay declaraciones más específicas. De modo que a
Israel se le prometía:

"Y él estará, y apacentará con poder de Jehová, con grandeza del nombre de
Jehová su Dios: y morarán seguros, porque ahora será engrandecido hasta
los fines de la tierra" (Mi.5:4).

El mesías guiaría a su pueblo como un pastor, nutriéndolo y protegiéndolo.


Además, su grandeza y autoridad se extenderían sobre toda la tierra. Isaías
engrandecía esta visión al decir:

"Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su


hombro… Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán limite, sobre el trono
de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en Juicio y en
justicia desde ahora y para siempre... " (Is. 9:6, 7).

El mesías vendría al mundo por un proceso natural, el nacimiento. El


asumiría la autoridad de gobierno sobre su pueblo, pero esta autoridad se
aumentaría hasta el fin del tiempo. Traería paz, y sería un reino de justicia y
juicio. Hasta este punto, pudiera parecer que el énfasis principal sobre el
ministerio mesiánico era político, pero no permaneció así:

218
"Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de
temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No
juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino
que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos
de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus
labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad
ceñidor de su cintura. Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el
cabrito se acostará, el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos,
y un niño los pastoreará" (Is. 11:2-6).

"No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena
del conocimiento de Jehová. Como las aguas cubren el mar. Acontecerá en
aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por perdón a los
pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa" (Is.11:9,
10).

Aquí se describe claramente un ministerio espiritual y finalmente


escatológico. El mesías hallaría recursos espirituales en Dios mismo. Es
más, su placer se encontraría en una experiencia personal con Dios tanto
como en la revelación autoritaria de Dios. (Véase el capitulo 1 para encontrar
el significado de "el temor del Señor".) Además, ejercería su autoridad en
base a justicia y equidad, pero también aseguraría que los pobres recibiesen
un buen trato. Por último, resultaría un mundo transformado en donde todas
las criaturas estarían en paz las unas con las otras, un tiempo cuando habría
una carencia total del temor. Al final, ocasionaría una experiencia personal
con Dios para toda la tierra, atrayendo de ese modo hacia sí a gente de
todas las naciones.

Una descripción final nos completará el cuadro. Aquí se agregaba otra


dimensión a la descripción del mesías que no hemos visto antes:

219
"Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí
tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno,
sobre un pollino hijo de asna" (Zac. 9:9).

Vemos aquí al mesías aún representado como un rey, pero es una clase
diferente de rey. Aunque viene con victoria absoluta, lo hace con una
humildad genuina. No se le representa como montado sobre el tradicional
caballo blanco semental del héroe conquistador. Más bien, cabalgando un
burro, sin pretensiones y con humildad genuina.

Es muy fácil ver como cada uno de estos hilos del tapiz veterotestamentario
jugaba su papel en el ministerio de Jesús. Muchos de los rasgos él los
cumplió en su ministerio terrenal. Algunos tendrán que cumplirse aún en su
regreso final y su victoria última al asumir la autoridad sobre su reino.
Empero, era el cuadro del rey sobre un burro el que daba más problema a
sus con témporaneos. Cuando Jesús entró en Jerusalén justo de esta
manera, lo hizo adrede para cumplir esta profecía (Mt. 21:1-10; Mc. 11:1-10;
Lc. 19:29-38; Jn. 12:13-15). Era justamente la clase de acto específico que
los sacerdotes y los líderes religiosos no podían sino entender. Era su
reclamo deliberado de ser el rey venidero. Al mismo tiempo, sin embargo, era
un acto que Pilato y el gobierno romano no podían tomar en serio. Si Jesús
hubiese cabalgado un caballo semental, habría actuado como un rey
terrenal y Pilato hubiera reaccionado de inmediato. Pero, tal y como Jesús lo
hizo, hacia un reclamo ante Israel que no amenazaba el poder secular de
Roma. Tal era la sabiduría de Dios. Jesús reclama para sí la lealtad de los
corazones y las mentes de los hombres sin derrocar sus gobiernos. Cuando
el pueblo empiece a llegar a Jesús, sus gobiernos también se arrodillarán
delante de él.

220
* Comprensión: Elabore una lista (los que recuerde) de los títulos y
características del Mesías esperado.

* Reflexión: ¿Cómo logró Jesús ser el Mesías esperado sin echar mano de
la política del momento ni incitar al gobierno de la época?

El Mesías y el Hijo del Hombre.

Hay todavía otro aspecto de la esperanza mesiánica israelita que reclama


nuestra atención, el enigmático Hijo del Hombre. Este no es realmente un
aspecto principal de la esperanza mesiánica, pero si tuvo un impacto grande
sobre el Nuevo Testamento.

Entre las visiones de Daniel, el Hijo del Hombre aparece en la tradición


mesiánica.

'Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía
uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron
acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos
los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran, su dominio es dominio eterno,
que nunca pasará, y su reino uno que no será
destruido" (Dn. 7:13, 14).

El Hijo del Hombre en este pasaje obviamente parece asociarse con el


Mesías, porque el concepto de un rey con dominio y autoridad es mesiánico.
Eso es lo que hace un rey: gobierna.

Al mismo tiempo, esta es la única referencia en el Antiguo Testamento al Hijo


del Hombre en este sentido. Empero, debemos estar enterados de que en

221
otra literatura, la extrabíblica, del periodo tardío del Antiguo Testamento, esta
idea se recogió y se desarrolló muy ampliamente. (Esto se hizo en el Libro
Etiópico de Enoc 37-71, en el Apocalipsis de Esdras, y en el Apocalipsis
Siriaco de Baruc, tanto como en los Targumenes y en otros lugares de
menos importancia.) Este desarrollo no habría sido significativo si Jesús no
hubiera recogido y usado tanto el concepto. En una ocasión advirtió a sus
discípulos, al decir:

"Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles,
y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto, os digo que
hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que
hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino" (Mt. 16:27, 28).

Es más, Cuando estaba siendo enjuiciado ante el sumo sacerdote, hubo una
confrontación sobre esta misma frase. El sumo sacerdote le dijo:

"... Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo
de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además, os digo, que desde ahora
veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo
en las nubes del cielo. Entonces el sumo sacerdote rasgo sus vestiduras,
diciendo: iHa blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos?.. " (Mt.
26:63-65).

El pretender ser el Hijo del Hombre se consideraba un reclamo al mesiazgo


tanto como uno a la divinidad. El sumo sacerdote así lo entendió, e hizo que
el Sanedrín condenase a Jesús en ese momento.

Volviendo al pasaje en Daniel, allí claramente se veía al Hijo del Hombre


dentro de un contexto escatológico. Le fue dado por Dios un reino sobre
todos los pueblos. Aquel reino era sin fin. Fuese en el sentido geográfico o
en el cronológico. En Daniel, al Hijo del Hombre no se le identificaba como

222
divino. Tampoco puede afirmarse que se le caracterizase sólo como humano,
porque claramente había una dimensión sobrehumana en él. En el material
extrabíblico, no obstante, se le identificaba claramente como divino. De modo
que cuando Jesús se llamaba a sí mismo "El Hijo del Hombre", no era para
que se pensase en él como humano. Su humanidad era obvia. Para Caifás y
el Sanedrín, su reclamo de ser el Hijo del Hombre claramente era afirmar ser
divino. Eso era lo que hacía que fuese blasfemia para sus oídos.

Aparentemente, pues, el concepto del Hijo del Hombre en Daniel era la


última dimensión de la esperanza mesiánica del Antiguo Testamento. Se
había comenzado como un concepto puramente físico y político, y terminó en
un ministerio espiritual. A
esto se agregó la idea de que él sería el rey sobrenatural y conquistador de
los siglos. Era precisamente esto lo que Jesús llegó a ser.

Los hombres esperaban que fuese un rey político que restaurara el reino a
Israel. Su reino resultó ser uno sobre los corazones de los hombres, sin
límites territoriales ni temporales. Al final, será el rey todo conquistador, que
vendrá en las nubes de gloria.

* Comprensión: ¿Qué valoración tiene el concepto del Hijo del Hombre en el


libro de Daniel?

* Reflexión: El título de Hijo del Hombre, ¿Hacía a Jesús más Divino y lo


alejaba de los hombres? O ¿Lo hacía más humano y lo alejaba de su
Divinidad?

223
El Siervo sufriente

La esperanza futura de Israel abarcaba mucho más que el Mesías y el reino


mesiánico. Otra dimensión principal se halla en su cuadro del Siervo
sufriente. Desde hace mucho se reconoce que hay cuatro pasajes en el libro
de Isaías que se distinguen marcadamente en su contenido del resto del
libro. A éstos se les ha llamado "los poemas del Siervo", o "los poemas del
Siervo sufriente". Tomos enteros se han escrito en torno a ellos, y un análisis
detallado puede encontrarse en cualquier buen comentarlo critico.

La naturaleza y el ministerio del Siervo

En el primero de estos poemas Dios describe a su siervo.

"He aquí mi siervo, yo le sostendré, mi escogido, en quien mi alma tiene


contentamiento; he puesto sobre él mi espíritu; él traerá justicia a las
naciones. No untará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No
quebrará la caña cascada, ni apagara el pábilo que humeare, por medio de la
verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que
establezca en la tierra justicia, y las costas esperarán su ley" (Is 42:1-4).

El Siervo había sido llamado por Dios, llenado por su Espíritu, y se le dio un
ministerio mundial. El era amable y sin desánimo. Tendría éxito en su
ministerio.

En el segundo poema, habló el siervo mismo (Is. 49:1 -6). Allí él describió su
llamamiento por Dios. También indicó que según toda apariencia exterior, su
ministerio no había sido exitoso. El era consciente del honor que Dios le
había dado y de la fuerza por la cual era sostenido. Dios le respondió que el
siervo habría de ser la dadiva de Dios a todos los hombres, llevándoles la
salvación.

224
“...también, le di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo
postrero de la tierra" (Is 49:6).

En el tercer poema al Siervo se le describió por vez primera como sufriente


(Is. 50:4-9). El Siervo había sido enseñado por Dios y había sido obediente a
esas enseñanzas. Por lo tanto, sobrellevaba sus sufrimientos.

"Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba,
no escondí mi rostro de injurias y de esputos" (Is 50:6).

Pese a este maltrato y oposición, el Siervo seguía confiando en Dios.


Él sabia que Dios no permitiría que sufriera una derrota final.

Bien se ha dicho que el cuarto poema es la culminación de la revelación


divina en el Antiguo Testamento (ls. 52:12—53:12).

Dios habla prometido que su Siervo tendría éxito al final. Y sin embargo, todo
parecía Indicar lo contrarío. A la gente de la nación se le describe como
hablando en torno al Siervo:

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quien se ha manifestado el


brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra
seca; no hay parecer en él, ni hermosura, le veremos, mas sin atractivo para
que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentando en quebranto, y como que escondimos de él el
rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras
enfermedades, y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado,
por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como

225
ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el
pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca, como
cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores,
enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su
generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los
vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los
impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo
maldad, ni hubo engaño en su boca" (ls 53:1-9).

La nación estaba aturdida por el subimiento del Siervo. El hecho de la


naturaleza vicaria del sufrimiento estaba más allá de comprensión. El había
sufrido por los pecados de otros. Esta era una dimensión nueva, la
revelación más grande jamás dada.

El ministerio del Siervo parecía terminar con derrota, ya que finalizaba en la


muerte. Y sin embargo, este no es el fin de la historia. El cuarto poema sigue:

"Con todo eso, Jehová quiso quebrantado, sujetándole a padecimiento.


Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá
por largos días, y la voluntad de Jehová será con su mano prosperada. Verá
el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho; por su conocimiento
justificará mi ciervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos” (Is.
53:10, 11).

El Siervo murió en obediencia a Dios Pero la muerte no era derrota sino


victoria. El Siervo mismo, aunque muerto, aún vivirá para apreciar que lo que
logró trajo liberación del pecado a su pueblo. El Siervo finalmente estará
satisfecho por su ministerio.

El cuadro global del Siervo sufriente de Dios es de uno que era de espíritu
paciente y amable, consciente de ser un vaso escogido en las manos de

226
Dios y sostenido por el compañerismo de Dios mismo. Su tarea era la de
llevar a todos los hombres a Dios. Lo logró mediante el sufrimiento
inmerecido y vicario. Se hizo sacerdote tanto como sacrificio, ofreciéndose a
si mismo como la ofrenda por el pecado de su pueblo. El resultado final fue
una victoria de la cual el Siervo estaba consciente y satisfecho.

Hay, también, algunos salmos que señalan a este cuadro del Siervo
sufriente. Sin embargo, no son ni tan exaltados ni tan bellos. Tampoco
agregan algo en realidad al cuadro ya pintado.

* Comprensión: ¿Por qué al pueblo le costaba comprender la naturaleza


vicaria del sufrimiento del siervo? ¿Cuál era la tarea del siervo sufriente y
cómo la logró?

* Reflexión: La frase: “La muerte no es derrota sino victoria” que identifica la


obra del siervo sufriente, ¿tiene algún efecto sobre el Nuevo Testamento?

Las enseñanzas de los poemas del Siervo.

Hay tres enseñanzas primordiales en los poemas del Siervo sufriente que
van más allá de la pura descripción del mismo Siervo. Nos conviene poner
atención a ellas, aunque brevemente.

La primera de estas enseñanzas es el concepto del sufrimiento


representativo. Por primera vez en el Antiguo Testamento aparece la
revelación profunda de que un sacrificio digno puede llevar los pecados
morales de otros. Aunque lo veremos con más detalle en el capítulo 9, en
donde consideraremos el sistema de sacrificios, había poca o ninguna

227
provisión en el rito de Israel para expiar los pecados morales. Más bien, el
énfasis primordial recaía sobre los pecados rituales: Cuando el salmista
confesó sus grandes pecados, agregó también:

"Porque no quieres sacrificio, que yo lo darla; No quieres holocausto" (Sal.


51:16).

Y en el mismo centro de las reglas de los sacrificios, a los hebreos se les


había dicho que no había ninguna ofrenda que expiara un pecado hecho
"con soberbia" (Nm. 15:29-31).

Empero, en los poemas del Siervo, había un sacrificio sustitutivo que podía
quitar o llevar los pecados del pueblo. El sacrificio no era un animal sino el
mismo Siervo de Dios.
La segunda enseñanza principal de estos poemas se relaciona
estrechamente con la primera. Aunque todo pecado ahora podía ser quitado
por el representante sufriente, esto solo podía lograrse si los pecadores
culpables entraban en una relación personal con el Siervo.

"... por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las


iniquidades de ellos" (Is. 53:11).

Hemos de recordar que conocimiento en el Antiguo Testamento involucraba


una relación personal íntima. Sólo cuando el culpable entra en esta relación
con el Siervo es que sus pecados se quitan.

La tercera enseñanza principal de esos pasajes es más una implicación que


una enseñanza. Mucha de la esperanza futura de Israel, como hemos visto,
estaba ligada a la nación. Aquí, esto no se ve. De ningún modo pueden esas
palabras limitarse sólo a Israel. Era una esperanza que claramente se ofrecía
a todo pueblo y toda nación. Ciertamente se incluía a Israel en esto (Is. 49:5),

228
pero también se incluía a todos los demás pueblos (Is. 42:1, 4; 49:6). El
Siervo sufriente hacía que la salvación de Dios fuese extensiva a todos los
fines de la tierra.

* Comprensión: Tres frases podrían ofrecer la estructura temática de las


enseñanzas de los poemas del siervo: “Sufrimiento representativo”, “Relación
personal” y “Salvación extensiva”. Recuerde lo que se explica detrás de cada
enseñanza leyendo cada frase por individual.

* Reflexión: ¿Ve usted alguna relación de estas tres enseñanzas con el


sacrificio de Jesucristo en la cruz?

El Siervo sufriente y el Mesías

La última pregunta que debe hacerse respecto a las enseñanzas acerca del
Siervo sufriente tiene que ver con su relación al Mesías. La pregunta
sencillamente es esta: ¿se debe identificar al Siervo sufriente con el Mesías?
Desde nuestro punto de vista, de este lado de la cruz, la respuesta parecería
ser tan sencilla como para hacernos cuestionar la validez de la pregunta.
Para cualquier persona conocedora de la vida y ministerio de Jesús, ¡la
respuesta seria un fuerte sí! Jesús claramente era el Mesías de Israel. Era
también igualmente el Siervo sufriente de Dios. Pero debemos considerar
esta pregunta desde la perspectiva del Antiguo Testamento y no desde la de
su cumplimiento neotestamentario.

Tal vez el primer Indicio de la dificultad de responder a esta pregunta


procede del Nuevo Testamento mismo. Aun los más allegados a Jesús
tenían problemas para entender la clase de Mesías que iba a ser. Este era

229
un problema de tal dimensión que Juan el Bautista, desde la cárcel, mandó
sus emisarios:

“…Y llamó Juan a dos de sus discípulos. Y los envió a Jesús, para
preguntarle: ¿Eres tú el que habla de venir, o esperaremos a otro?" (Lc. 7:18,
19.).

Jesús también reconoció el problema. De modo que no regañó a los que


hacían la pregunta ni tampoco desdeñó la misma. Más bien, le dio una
respuesta seria, al decir:

"... Id, haced sabed a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los
cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son
resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio, y bienaventurado es
aquel que no halle tropiezo en mí" (Lc. 7: 22, 23).

Así que, parece muy obvio que durante la vida de Jesús el pueblo de Israel
no había asociado de ningún modo al Mesías con el Siervo sufriente en su
propia mente. Es más, a Jesús no le sorprendía el que esto viniera de uno
con tanto discernimiento como Juan. (En el capítulo 11 se dará consideración
a una posible interpretación diferente.)

Al mismo tiempo, necesitamos obrar honestamente con la evidencia y notar


que poco después del último poema del Siervo, el libro de Isaías hace una
conexión tentativa con la esperanza davídica.

"A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid,
comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche" (Is.
55:1).

230
"Inclinad vuestro oído, y venid a mí, oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con
vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David" (Is. 55:3).

Debemos recordar que la esperanza mesiánica claramente anticipaba a un


descendiente de David. De modo que una esperanza fincada en el pacto
davídico seria mesiánica. Sin embargo, es muy cuestionable que este pasaje
tuviera la mira de asociarse con el concepto del Siervo sufriente que lo
precedió. Aunque tuviera tal mira, aparentemente nadie jamás hizo tal
conexión en el Antiguo Testamento mismo.

Le tocó a Jesús mismo, durante su propia vida y ministerio, identificar al


Mesías como el Siervo sufriente. La revelación final del Siervo sufriente del
Dios y de su Mesías se ve de manera singular en Jesús mismo. El dio
significado pleno a ambas ideas. El claramente las combinó y, al hacerlo,
también agregó el cuadro del Hijo del Hombre. Solo en él vemos que todos
los hilos de la esperanza de Israel, el Mesías, el Hijo del Hombre y el Siervo
sufriente, se unifican.

* Comprensión: ¿Era obvio para Israel, basado en el Antiguo Testamento,


identificar al Siervo sufriente con el Mesías prometido?

* Reflexión: ¿Era claro para Jesús la unificación de estos dos roles en su


persona?

231
El nuevo pacto

Otro aspecto principal de la esperanza futura de Israel resultaba de su


relación de pacto con Dios. Dios, de modo claro, había prometido que él
seria firmemente leal al pacto. Empero, al mismo tiempo, Israel había violado
de manera traicionera el pacto, había traicionado sus compromisos y se
había rebelado contra Dios. ¿Qué se podría hacer para remediar esto?

Parece que Oseas fue el primero a quien se le dio discernimiento respecto al


modo en que Dios iba a resolver este dilema de amor. Al mirar más allá del
juicio que Dios iba a traer sobre Israel, Oseas oyó a Dios afirmar su lealtad
prometida en términos de un pacto diferente o uno renovado (Os. 2:18-20).

Este concepto después fue recogido y ampliado por Jeremías. Este


específicamente lo denominaba un "nuevo pacto" (Jer. 31:31). El nuevo
pacto sería distinto al antiguo. Primero, sería un pacto interior, hecho desde
adentro del hombre en vez de ser establecido exteriormente por leyes. Dios
prometió:

"Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón" (Jer. 31:33).

El carácter interior del pacto obviamente quería decir que sería individual en
lugar de nacional. Cada persona participaría en él por sí misma.

El segundo rasgo del nuevo pacto era que este establecería una nueva
relación entre Dios y su pueblo:". . yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán
por pueblo" (Jer. 31:33). Otra vez, parecería que el énfasis a esta altura
estaba sobre la naturaleza personal de esta relación. El propósito de esta
nueva relación que Dios creaba era "para que anden en mis ordenanzas, y
guarden mis decretos y los cumplan.. "(Ex. 11:20). El pacto antiguo había

232
fracasado, porque Israel había encontrado imposible el ser leal. En virtud de
esta nueva relación, Dios haría que fuesen capaces de ser obedientes.

Además, el nuevo pacto guiaría a todos los pueblos a una relación


experimental con Dios: "... porque todos me conocerán, desde el más
pequeño hasta el más grande..." (Jer. 31:34). El nuevo pacto no sería dado a
otros mediante una enseñanza acerca de Dios. Resultaría de un encuentro
directo entre cada individuo y Dios.

El cuarto énfasis del nuevo pacto tenía que ver con sus cimientos. El pacto
antiguo se había establecido después de la liberación de Dios a Israel de
Egipto. El nuevo pacto seria establecido por medio de la liberación de
pecado por Dios. Se basaría sobre el perdón divino: ". . . porque perdonaré la
maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado" (Jer. 31:34). Jeremías
no señalaba cómo se lograría este perdón. Ya hemos visto que sería logrado
por el ministerio del Siervo sufriente.

Este concepto del nuevo pacto llegó a ser una parte Importante de la
esperanza futura de Israel. Sin embargo, aquí, como en otras partes, le tocó
a Jesús darle su significado último. En la última noche de Jesús sobre la
tierra, al intentar describir el significado verdadero de su misión, este era el
término que el escogió para describirlo.

"Tomó una copa, y cuando hubo dado gracias, se la dio a ellos, diciendo:
'Tomad de ella, todos vosotros, porque esta es mi sangre del nuevo pacto
que se derrama para el perdón de los pecados de los muchos'" (Mt. 26:27,
28. traducción del autor).

Este nombre que el escogió para describir su ministerio llegó a ser tan
importante para las iglesias primitivas que lo usaron para nombrar la
colección de libros que describía ese ministerio. De modo que llegamos a

233
tener el Nuevo Pacto, o como solemos llamarlo más comúnmente, el Nuevo
Testamento. Los dos términos son idénticos; solo son traducciones
diferentes de la misma expresión.

* Comprensión: Mencione cuatro rasgos del Nuevo Pacto descritos en la


porción anterior.

* Reflexión: ¿Qué aporte hizo el Nuevo Pacto a la esperanza futura de


Israel?

Destino individual

El último aspecto de la esperanza futura del Antiguo Testamento tiene que


ver con el destino final del individuo. Hemos observado que mucho de la
esperanza futura de Israel tenía que ver con una nación restaurada. Mientras
esta idea de la personalidad colectiva prevalecía en su pensamiento, esto no
presentaba ningún problema, porque el individuo podría compartir ese reino
venidero por ser parte de la nación. Esto era cierto aunque no sobreviviera
para verlo personalmente.

Pero llegó a haber cada vez más un viraje hacia el individualismo y el


concepto de la solidaridad colectiva ya no representaba la totalidad del
cuadro. Era esto lo que hizo que la salvación fuese más y más una cuestión
individual. Es más, mientras la vida se veía limitada al espacio entre el
nacimiento y la muerte, había un problema creciente para el individuo para
poder entender la justicia y el amor de Dios. Cuando los hebreos empezaron
a luchar con este problema, Dios estaba listo para dar una nueva revelación.

234
La muerte y el futuro

Ya hemos visto que desde el principio, el Antiguo Testamento tenía poca


concepción de alguna clase de existencia después de la vida. Lo único que
quedaba del hombre era una sombra. Es más, al morirse los muertos
bajaban al Seol, la morada de los muertos.

El Seol era descrito como un lugar de oscuridad y descomposición sin


ninguna esperanza para aquellos que estuvieran allí. A veces se lo describía
como un monstruo insaciable, siempre presto a tragar a la humanidad. De
este modo, Habacuc describió a un hombre avaro al decir:

".. .Ensanchó como el Seol su alma, y es como la muerte, que no se saciara"


(Hab. 2:5).

Y el autor de Proverbios amonestaba:


"…Tres cosas hay que nunca se sacian; Aun la cuarta nunca dice: ¡Basta! El
Seol, la matriz estéril, la tierra que no se sacia de aguas, Y el fuego que
jamás dice: ¡Basta!" (Pr.30:15. 16.)

Además, en el Seol ya no había distinciones sociales o morales. Job lo


ansiaba, al clamar:

"Allí los impíos dejan de perturbar, allí descansan los de agotadas fuerzas.
Allí también reposan los cautivos; No oyen la voz del capataz. Allí están el
chico y el grande. Y el siervo libre de su señor" (Job 3:17-19).

En el Seol desaparecía toda esperanza. Mientras había vida, había


oportunidades. Después de la muerte, no había nada.

235
"Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor
es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben que han de morir;
pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es
puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y
nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol" (Ec. 9:4-6).

La mayor tragedia de todas es que en el Seol no pudiera haber ni


compañerismo con Dios ni adoración a él.

"Porque en la muerte no hay memoria de ti; En el Seol. ¿quién te alabará?"


(Sal 6:5).

Aquellos que estaban en el Seol se describían como no conociendo nada de


la bondad ni la grandeza de Dios.

"¿Manifestarás tus maravillas a Ios muertos? ¿Se levantarán los muertos


para alabarte? ¿Será contada con el sepulcro tu misericordia, O tu verdad en
el Abadón? ¿Serán reconocidas en las tinieblas tus maravillas, Y tu justicia
en la tierra del olvido?" (Sal. 88:10-12.)

Al mismo tiempo, las sombras en el Seol se asemejan en algo a sus cuerpos


vivientes. De ese modo, Ezequiel podía describir guerreros muertos siendo
reconocidos debido a sus instrumentos de guerra (Ez. 32:27). Es más, la
adivina de Endor vio un hombre anciano y su manto, y Saúl le reconoció
como Samuel (1 S. 28:14).

Empero, el Seol no se hallaba fuera del control de Dios. De modo que


cuando Amós anunció la destrucción que Dios traería a Judá, él les advirtió
que no habría escape, ni siquiera en el Seol.

236
"Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque
subieren hasta el cielo, de allá los haré descender" (Am. 9:2).

Y el salmista sabía que ni en el Seol podía eludir la persecución de Dios.

"¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si


subiere a los ciclos, allí estas tu, Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí,
allí tú estas" (Sal. 139:7, 8).

Al principio, no se veía al Seol como un lugar de castigo, aunque todos los


hombres iban allí. Este concepto surgió por la idea de que Dios enviaba los
hombres allí antes de su tiempo. Así es que el salmista rogaba a Dios
respecto a sus enemigos:

"Que la muerte les sorprenda; Desciendan vivos al Seol.


Porque hay maldades en sus moradas, en medio de ellos" (Sal. 55:15).

Pero todavía el Seol no era sino la morada de los muertos. Lo que constituía
el castigo era haber sido enviado allí antes del tiempo.

De modo que para la mayor parte del Antiguo Testamento, la muerte


acababa con todo. Aún durante el tiempo de Jesús, los saduceos aun creían
que no habla vida después de la muerte. Pero esta no es la totalidad de la
historia. En este cuadro de tinieblas, la luz de Dios empezó a resplandecer
con una esperanza que prometía más que la extinción después de la muerte.

237
* Comprensión: Escriba una frase que resuma el concepto de la muerte en
el Antiguo Testamento.

* Reflexión: ¿Cómo deberíamos interpretar los textos del Antiguo


Testamento que muestran el concepto veterotestamentario de la muerte?

La resurrección y la vida en el más allá

Para completar la historia, debemos considerar los primeros vislumbres de


esperanza que se le daban a Israel. Algunos de estos son poco más que
insinuaciones. Otros son más directos, pero aún limitados.

Debemos tomar nota de que hay varios pasajes que equivocadamente se


usan para evidenciar la enseñanza de vida después de la muerte. Un
perfecto ejemplo es el salmo 2.3. Ahí el salmista dijo:

"Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.


Y en la casa de Jehová moraré por largos días" (Sal. 23:6).

Desgraciadamente, esta es una traducción equivocada. El hebreo dice


literalmente: "Yo moraré en la casa del Señor por largura de días". Lo único
que el salmista expresaba era una confianza en que él estaría con Dios
mientras viviera (Nótese que el mensaje neotestamentario claramente nos ha
dado un cuadro completo de la vida después de la muerte. Está bien que el
cristiano use este texto para expresar su confianza en que Dios no lo
abandonará ni en esta vida ni en la venidera, pero necesitamos reconocer
que no llevaba este significado en el Antiguo Testamento).

238
Sin embargo, hay declaraciones positivas en el Antiguo Testamento que
debemos considerar. El primer pasaje que posiblemente nos de cierta
insinuación registra las palabras de Ana. Ella llevaba a su hijo, Samuel, para
que sirviera en Silo. Allí ella le dijo a Elí:

"Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico
también a Jehová, todos los días que viva, será de Jehová... "(1 S. 1:27. 28).

La palabra clave aquí es "dedico". 45 Prestar algo es esperar que sea


devuelto. Empero a Samuel lo prestaban "todos los días que viva".

Según el orden normal de las cosas, la madre moriría antes que su hijo. Y sin
embargo, ella parece albergar alguna esperanza de una especie de reunión
después de la muerte. Fuera lo que fuese su esperanza, nadie recogió la
idea por algún tiempo.

Job ofreció dos vislumbres de esperanza. El echaba mano a esta esperanza


cuando decía:

"Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; Retoñará aún,


y sus renuevos no faltarán" (Job 14:7).

"Mas el hombre morirá, y será cortado: Perecerá el hombre ¿y dónde estará


él?” (Job 14:10.)

Al ponderar el hecho de que el árbol tenía más esperanza de vida que el


hombre, Job se vio obligado a hacer la pregunta de los siglos:

"Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré,
Hasta que venga mi liberación" (Job 14:14).

45 Nota del traductor: La versión en inglés tiene “presto”.

239
Job tenía un vislumbre de la verdad al responder a la pregunta, porque él
dijo:

"Entonces llamarás, y yo te responderé. . ." (Job 14:15).

Pero, lo único que tenía era un vislumbre. No aguantaba y aparentemente


desistió de la idea al decir:

"Ciertamente el monte que cae se deshace… De Igual manera haces tú


perecer la esperanza del hombre" (Job14:18. 19).

Buscando alcanzar las estrellas, al final Job se precipitó de nuevo a la tierra.

Pero, tenía otro discernimiento divino. Otra vez se le inducía a que alcanzase
las estrellas. Esta vez, se asía de ellas. Desde las profundidades de la
desesperación, al fin prorrumpió:

"Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo: Y después


de deshecha esta mi piel, En mi carme he de ver a Dios; Al cual veré por mí
mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro…" (Job. 19:25-27).

En este caso, Job estaba bien seguro que no tan sólo estaría consciente
después de la muerte, sino que él personalmente vería al Dios que tomaba
su parte y lo vindicaba. ¡Qué visión más maravillosa para el pobre sufriente!
Pero aún aquí hay cierta duda si Job solo veía la vida después de la muerte
o en realidad veía una resurrección.

El libro de Isaías nos ofrece aún otro discernimiento. Allí se nos da un


concepto claro de una resurrección limitada, solo para los justos. De modo
que, al hablar de los impíos, se nos dice:

240
"Muertos son, No vivirán, han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste,
y destruiste y deshiciste todo su recuerdo" (Is. 26:14).

Empero, habla un futuro distinto para los justos.

"Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán, iDespertad y cantad,


moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra
dará sus muertos" (Is. 26:19).

Hemos de recordar que la concepción hebrea de la personalidad necesitaba


una resurrección corporal para ser plenamente significativa. Esta es
absolutamente la primera aseveración de que habría un avivamiento de
cuerpos. Pero aun aquí, era bastante limitada; sólo los que pertenecían a
Dios gozarían de esta resurrección. Probablemente, este texto se proponía
hablar únicamente de los justos.

Daniel vio una resurrección más grande. Pero, esta también era limitada. Allí
se nos dice:

"Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados,


unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua" (Dn.
12:2).

Aquí la resurrección se limitaba a los muy buenos y a los muy malos.


Algunos eran resucitados a la vida, y otros a la confusión (fuera lo que fuese
que se incluía en eso).

Basta decir que el Antiguo Testamento empezaba a moverse de un modo


muy definido hacia el concepto que florecería en el Nuevo Testamento.
Finalmente, fue la resurrección de Jesús la que dio pleno significado a la

241
resurrección y a la vida después de la muerte. Fue él quien dio la respuesta
de los siglos a la pregunta de Job, al decir:

". . . porque yo vivo, vosotros también viviréis" (Jn. 14:19).

Dentro de esa promesa estriba la victoria última. "Mas gracias sean dadas a
Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Co.
15:57).

*Comprensión: ¿Cómo se puede describir la concepción de “resurrección”


en el Antiguo Testamento?

* Reflexión: ¿Cree usted que hubo una especie de “revelación progresiva”


en el concepto de “resurrección” en el Antiguo Testamento?

242
CONCLUSIÓN

Al final del camino podemos decir que ha sido una experiencia formadora.
Concluir un trabajo como este refleja disciplina y compromiso. En cuanto a la
forma y a los procedimientos quiero extender mis palabras de gratitud al
Señor por recibir de Él la oportunidad de compartir estos tiempos de
aprendizaje y compartir con los estudiantes que han recibido provecho y
alimento espiritual.

En cuanto a los contenidos es indudable que el Señor nos ha instruido,


hemos conocido más del Señor, de Su pueblo escogido y de cómo se ha
revelado. Estamos seguros de que Dios lleva en sus manos los hilos de la
historia, y así como ha sido en el pasado, será en el futuro. Todo es por Él,
todo apunta hacia ÉL y todo confluirá en el futuro en Él.

El carácter de Dios mostrado en las páginas del Antiguo Testamento produce


una fe inconmovible, produce un compromiso irrompible y un anhelo de
trabajo incansable para Su gloria y honra. Recibimos y asumimos un Dios
fiel, que nunca falla y un Dios Todopoderoso, justo y misericordioso. El
Antiguo Pacto nos ha revelado a Dios y lo conocemos por Él así lo quiso. Su
presencia y su revelación llena a plenitud nuestras vidas.

En estos cuatro párrafos finales, les motivo a que el conocer acerca de Dios
y su obra no se detenga, pues Él no se ha detenido en mostrarnos Su amor y
Su paciencia. Solo espera que sigamos siendo Sus siervos para llevar los
planes que tiene para esta generación. Asumamos el reto y seamos fieles,
nuestro Dios y Padre lo merece. Y en Su presencia estaremos por la
eternidad.

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BIBLIOGRAFÍA

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METHOPRESS. 1966

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