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Traduccion de VICTOR GOLDSTEIN NUNCA FUIMOS MODERNOS Ensayo de antropologia simétrica per Bruno Latour atone Satores > Siglo veintiuno editores Argentina s.a. Fun 217 HC acaAAC. BUENOS ARES, MEPLBUERARGENTINA Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. EAR EEL NGA 2, BELEGACE COYONE 610 MELE. Siglo veintiuno de Espafia editores, s.a. e2NDE2 Pom, 208 aH HAOAD et eevrage, prublié das ie cade doe Prager aide dala Publication Vitorie Oosmngo, binSfies ds sistion du Minar eds Affves Evans ot bu Service Cleat deVAnbassade de Prance on Argentine, sta obra, publicada en ol marco del Programa de Ayuda Ale Baicin Victoria Ocampo, hasido beneficada con el apoyo = * del Ministerio de Aauntos Bxtranjerosy det Servicio Cult de i Einbajada de Francia en la Argentina. {gtour, Bruno ‘Khinea fuimias mademos. Ensayo de anviopola Brine Latour red Bucnes Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2007 nipctnion “s Traduceibn de: Victor Goldstein ISRN 978:987-1220854 1. Anwopologia. II Ticats, co 138, inal: Nous n avons jamais 2 modemes, Essal anthropos spn © 198), Editions La Découverte, P (© 1097, Eaitions La Découverte & Sytos, Paris Portada de Peter Tjebbes Imagen de apa fotograffa de Bruno Latour (lragmento) © 2007, Siglo XX Fditoves Argentina SA. (SBN 978-987.1990-854 Impresa en Artes Grifiens Almirante Solee 2430, Avellaneda, fem el mes de mayosie 2007 Hecho el depésito que marea ta ley 1.728 Inpreso en Argentina Maden Argentina Indice Agradecimientos 1. Crisis 2. Constitucién, 3. Revolucion 4. Relativismo 5. Rediswibucién Referencias bibliograficas ul 13 31 al 135 189 213, Pav Elizabeth y Luc Agradecimientos De no haber sido por Francois Géze no habria escrito este ensayo, cuyos defectos ciectamente son innumerables, pero que habrian sido todavia mas sin los preciosos consejos de Gérard. de Vries, Francis Chateauraynaud, Isabelle Stengers, Luc Bol- tanski, Elizabeth Claverie y mis colegas de la Escuela de Minas, Agradezco a Harry Collins, Erman McMuttin, Jim Griesemer, Michel Izard, Clifford Geertz y Peter Galison por haberme per mitido ensayar sus argumentos durante diversos seminarios que elles cuvieron la amabilidad de organizar para mf, CRISIS La proliferacion de los hibridos En Ia pagina 4 del diario leo que este afio las mediciones por encima de Ja Antértida no son buenas: el agujero de la ca- pade ozono se agrancla peligrosamente. Al continuar con ia lec- tura, paso de los quimicos de la atmésfera a los ejecutivos de Atochem y de Monsanto, que modifican sus cadenas de produc- cién para remplazar los inocentes clorofluorcarbonos, acusados, de crimen contra la ecosfera, Algunos parrafos mas adelante te- nemos a los jefes de Estado de los grandes paises industrializa- dos que hablan de quimica, neladeras, aerosoles y gases inertes. Pero en la parte iaferior de la columna, me encuentro con que os meteordlogos ya no estan de acuerdo con los quimicos y ha- lan de fluctuaciones ciclicas. Por si fuera poco, los industria- les ya no saben qué hacer. Los capitostes también vacilan. (Hay que esperar? {Ya ¢s demasiado tarde? Més abajo, los paises del tercer mundo y los ecologistas se meten donde no fos llaran y hhablan de tratados internacionales, de derecho de las genera ciones futuras, de derecho al desarrollo y de moratorias. Asi, el articulo mezcla reacciones quimicas y politicas. Un mismo hilo reiaciona Ja mas esotérica de las ciencias y la pol tice més baja, el cielo mas lejano y una fabrica especifica en las afueras de Lyon, el peligro mas global y las elecciones que vie~ nen, o el préximo consejo de administracién, Los tamatios, Jos desafios, las duraciones, los actores no son comparables y sin embargo ahf estan, comprometidos en la misma historia, En la pgina 6 del diario me entero de que el virus del sida de Paris contaminé al de! laboratorio de! profesor Gallo, que 16 BRUNO LATOUR los sefiores Chirac y Reagan, sin embargo, habjan jurado solemn- nemente no volver a cuestionar él historial de ese descubri- miento, que les industrias quimicas se demoran en poner en el mercado medicamentos reclamados a voz en cuello por enfer- mos organizados en asociaciones militantes, que la epidemia se extiende en el Africa negra, Una vez mas, capitostes, quimicos, bidlogos, pacientes desesperados, industriales, se encuentran comprometidos en una misma historia incierta. En la pagina 8 se habla de computadoras y de microchips controiados por los japoneses; en la 9, de embriones congela- dos: en la. 10, de bosques que arden arrasando en sus columnas de humo especies en peligro que algunos naturalistas quieren proteger; en la IL, de ballenas provistas de collares con radio~ balizas adosadas; también en la 11, un basural de} Norte, sim- olo de la explotacisn obrera, que se acaba de clasificar como reserva ecolégica a causa de la flora rara que allt se desarroll6. En la 12, el papa, los obispos, Roussel-Uclaf! las wompas de Fa lopio y los fundamentalistas tejanos se retinen alrededor del mismo contraceptivo en una extrafia cohorte. En la 14, 10 que yincula al sefior Delors, Thomson, la Comunidad Econémica Europea, las comisiones de estandarizacin, de nuevo los japo neses y los productores de telefilmes. Se cambian algurias lineas en el estandar de la pantalla y los miles de millones de francos, Jos millones de televisores, los miles de horas de telefilmes, los centenares de ingenieros, las decenas de ejecutivos se ponen a bailar. Felizmente, en el diasio hay algunas paginas wanquilas don- de se habla de pura politica (una reunién del partido radical), y el suplemento de libros donde las novelas relatan ‘as aventu- yas exultantes del yo profunde (ie amo, ya no te amo). Sin esas paginas despejadas, uno se marearfa. Lo que ocurre es que esos " Roussel-Uclaf es una filial de la firma alemana Hoechst, ue produjo RU«8G, llamada la pdora del aa después. [C1 NUNCA FUIMOS MODERNOS W articulos hibridos que dibujan madejas de ciencia, de politica, de economia, derecho, religién, técnica, ficcién, se multipl can. Si la lectura del diario ¢s la oracién del hombre moderno, entonces es un hombre muy extraiio el que hoy raga leyendo eso astintos embrollados. Aqui, la cultura y la nacuraleza resul- tan mezcladas todos los dias. Sin embargo, nadie parece preocuparse por ¢s0. Las pagi- nas de Economia, Politica, Ciencias, Libros, Cultura, Religién, Policiales se reparten los proyecios como si tal cosa. El mas pe- quedo virus del sida hace que uno pase del sexo al inconscien- te, al Africa, a los cultivos de células, al ADN, a San Francisco; pero los analistas, los pensadores, los periodistas y los que to- man decisiones van a recortarta fina red que dibyja el virus en pequefios compartimientos limpios donde sdlo se enconward ciencia, economia, representaciones sociales, policiales, pie- dad, sexo. Aprieten el aerosol mas inocente y se veran lievados hacia la Antartica, y de ahi hacia la Universidad de California en Icvine, las cadenas de montaje de Lyon, la quimica de los ga- ses inertes, y de ahi quizés hacia !a ONU, pero ese hilo frigil se- ri roto en otros tantos segments cuantas disciplinas puras hay: no mezclemos el conocimiento, el interés, la justicia, ¢] poder. No mezclemos el cielo y la terra, lo global y lo local, lo hurna- no y lo inhumano. “Pero, zesas madejas constituyen la mezcla —diran ustedes—, tejen nuestro mundo?” “Que sea como sino existieran’, responden Jos analistas. Ellos cortaron el nudo gor- diano con una espada bien afilada. El timén se ha rowo: a Ja iz- quierda el conocimiento dé las cosas, 2 la derecha el interés, eb poder y la politica de Jos hombres. Volviendo a atar el nude gordiano Desde hace unos veinte afios, mis amigos y yo estudiamos esas situaciones extrafias que Ia cultura intelectual en ta que vi vimos no sabe dénde ubicar. A falta de otra cosa, nos Ilamamos 8 BRUNO LATOUR soci6logos, historiadores, economistas, politélogos, ilésofos, an- tropdlogos. Pero a esas disciplinas venerables siempre afiadi- mos el genitivo: de las ciencias y las téenicas. Science studies es la f6rmula de los ingleses, 0 ésta, demasiado pesada: “Ciencias, técnicas, sociedades”. Sea cual fuere la etiqueta, siempre se tra- ta de volver a atar el nudo gordiano atravesando, tantas veces como haga falta, el corte que separa los conocimientos exactos y el ejercicio del poder, digamos la naturaleza y la cultura, Hi bridos nosotros mismos, instalados de soslayo en el interior de jas instituciones cientificas, algo ingenieros, algo fildsofos, ter- ceros instruidos sin busearlo, hicimos la eleccién de describir Jas madejas dondequiera que nos lleven. Nuestro vehicylo es la noci6n de tradueciéa o de red. Més flexible que'la nocién de sistema, ms histérica que la de estructura, mas empirica que a de complejidad, la red es el hilo de Ariadna de esas historias, mezcladas. Sin embargo, es0s trabajos siguen siendo incomprensibles porque estin recoytados en tres segtin Tas caregorias usuales de las criticas. Forman parte de la naturaleza, de la politica 0 del discurso. Cuando MacKenzie describe la central de inercia de los mi- siles intercontinentales (1990);? cuando Callon describe los electrodes de las pilas de combustible (1989); cuando Hughes describe el filamento de la kimpara incandescente de Edison (1988a); cuando yo describo Ja bacteria del antrax atenuada por Pasteur (1984) 0 los péptidos det cerebro de Guillemin (1988a), los criticos se imaginan que estamos hablando de té~ nieas y de ciencias, Como en su opinion estas diltimas son mar- ginales 0 2 losumo no manifiestan mas que el puro pensamien- to instrumental y calculador, los que se interesan en la politica ‘o-en las almas pueden dejarlas a un lado. Sin embargo, 335 in- vestigaciones no tratan acerca de la naturaleza 0 del conoci- * Las referencias entre paréntesisremiten a i bibfograffa al final del votumen. NUNCA FUIMOs MODERNOS 19 miento, de las cosas en si, sino de su inclusion en nuestros co- lectivos y en los sujetos. No hablamos del pensamiento instru- mental sino de la misma materia de nuestras sociedades. Mac- Kenzie despliega toda la Armada norteamericana y hasta a los diputados para hablar de su central de inercia; Callon movii- zaa Hlectricité de France y Renault asi como a grandes secto- res de la politica energética francesa para comprender los in- tercambios de iones en el extremo de su electrodo; Hughes reconstruye todo Estados Unidos alrededor del hilo incandes- cente de la limpara de Edison; si uno tira del hito de las bacte- rias de Pasteur lo que viene es toda la sociedad francesa del st- glo xix, y se vuelve imposible comprender los péptidos del cerebro sin adosarles una comunidad cientifica, los instrumen- tos, las pricticas, pertrechos que se parecen muy poco a la ma- teria gris y el calculo. “Pero, entonces, ces politica? {Usted reduce la verdad cientifi- aa intereses y la eficacia técnica a maniobras politicas?” Este es el segundo malentendido. Si los hechos no ocupan el lugar a la vez marginal y sagrado que les reservan nuestras adoraciones, abi los tenemos, reducidos de inmediato a meras contingencias locales y apobres artimaiias. Sin embargo, no hablamos del contexto social ¥ de los intereses de poder, sino de su inclusidn en las cormunida-

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