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Hongos fitopatógenos

Herrera (1994) manifiesta que los biólogos utilizan el término hongo para incluir organismos
eucarióticos, esporógenos, sin clorofila. Los gongos son pequeños organismos productores de
esporas, por lo general microscópicas, carentes de clorofila, filamentosos y multicelulares; sus
filamentos constituyen el cuerpo (soma) de los hongos que se alargan mediante un crecimiento
especial y un pequeño fragmento de ellos puede reproducir un nuevo individuo. Las estructuras
somáticas de los numerosos hongos son muy similares y pocos pueden ser reconocidos cuando no se
presentan las estructuras reproductivas.

Hongos como patógenos en las plantas

El efecto dañino de los hongos se debe a su capacidad para destruir físicamente los tejidos de las
plantas, alterar su fisiología vegetal reduciendo el crecimiento de toda la planta o de órganos
determinados, o producir toxinas que afectan su funcionamiento. Algunos hongos, conocidos como
biótrofos, pueden crecer y multiplicarse viviendo durante todo su ciclo de vida en el planta huésped,
viviendo y adquiriendo nutrientes sin causar la muerte de la planta. (Agrios, 2005)

Otros hongos son necrótrofos, requieren en una parte de su ciclo de vida una planta huésped,
creciendo sobre tejido muerto o producir la muerte celular para absorber los nutrientes del tejido
muerto. Muchas de las infecciones empiezan con una fase biotrófica convirtiéndose más tarde en
necrotrófica. Algunos hongos son simbiontes facultativos, creciendo tanto libres como asociados a
plantas; mientras que otros son simbiontes obligados, creciendo sólo si están asociados a la planta.
(Agrios, 2005)

Identificación de hongos fitopatógenos

Para su identificación es necesario la observación de sus estructuras somáticas y reproductivas,


mediante la técnica de cámara húmeda y/o aislamiento es posible incitar la aparición de estas
estructuras producidas y posteriormente el uso de claves taxonómicas para determinar el género y la
especie del hongo patógeno. (Calzada, 2002)

Signos y síntomas de hongos patógenos en la planta

Los síntomas que generalmente originan los hongos en sus hospedantes son de tipo local o general y
pueden surgir por separado en hospedantes distintos o en un mismo hospedante uno después del otro.
Frecuentemente los hongos provocan una necrosis local o general o la muerte de los tejidos vegetales
que infectan, hipertrofian o atrofian ciertos órganos de planta o la planta completa. (Agrios, 1999)
Según (Agrios, 1999) los síntomas necróticos más comunes son:

Ahogamiento: Muerte rápida y colapso de plántulas muy jóvenes que se cultivan en el campo o en el
almácigo.

Antracnosis: Lesión necrótica que se iguala a una úlcera profunda y que se produce en el tallo, hojas,
frutos o flores de las plantas hospedantes.

Cancro: Herida necrótica; con frecuencia sumida bajo la superficie del tallo de una planta leñosa.

Decaimiento: Crecimiento deficiente de las plantas; las hojas son pequeñas, quebradizas, amarillentas
o de color rojo; las plantas presentan cierto grado de defoliación y muerte descendente.

Manchas foliares: Lesiones presentes en las hojas de los hospedantes que manifiestan células muertas
y colapsadas.

Muerte descendente: Necrosis general de las ramas de las plantas que se inicia en sus puntas y avanza
hacia su base.

Pudrición basal del tallo: Descomposición de la parte inferior del tallo.

Pudrición de la raíz: Desintegración de todo el sistema radical de una planta o parte de él.

Sarna: Lesiones que se originan sobre el fruto, hojas, tubérculos y otros órganos de las plantas
hospedantes, por lo general levemente realzadas o bien profundas y agrietadas, lo cual les da un
aspecto de costra.

Tizón: Coloración café usual y considerablemente rápida de las hojas, ramas y órganos florales de
una planta, que dan como resultado la muerte de estos órganos.

Agrios (1999) también aclara que los síntomas que se relacionan a la hipertrofia o hiperplasia y
distorsión de los órganos de las plantas incluyen:

Agallas: Fracciones alargadas de las plantas que por lo normal están llenas de micelio del hongo.

Enchinamiento foliar: Deformación, engrosamiento de las hojas.

Hernia de las raíces: Raíces alargadas en forma de huso o mazo.

Verrugas: Protuberancias en forma de verruga que se establecen sobre los tubérculos y los tallos.

Además (Agrios, 1999), señala que de los síntomas que ya se han indicado anteriormente, puede
añadirse otros grupos de síntomas:

Marchitamiento: Habitualmente, es un síntoma secundario generalizado en el que las hojas o los


retoños de las plantas pierden su turgencia y se estrangulan debido a los cambios que sufre el sistema
vascular de la raíz o del tallo.
Mildiu: Zonas necróticas o cloróticas que brotan sobre las hojas, tallo y frutos de una planta y que
habitualmente se cubren con el micelio y los cuerpos fructíferos del hongo.

En muchas enfermedades, el patógeno produce varias estructuras sobre la superficie de su


hospedante. Estas estructuras que involucran al micelio, esporóforos, cuerpos fructíferos y esporas,
se les denomina signos y difieren de los síntomas, los cuales solo describen la apariencia que toman
las plantas o sus tejidos cuando han sido infectados. (Agrios 1999)

Bibliografía

Agrios, G. (2005). Plant Pathology. Nueva York: Academic Press.

Agrios, G. (1999). Fitopatologia. Mexico: LIMUSA

Calzada, B. (2002). Frutales nativos. Lima, Perú: El Estudiante

Herrera, & Mayea, S. (1994). Fitopatología General. La Habana, Cuba: Felix Varela..
Saponinas en la planta de quinua

La literatura reporta la presencia de al menos 30 saponinas triterpénicas distribuidas en todos los


fragmentos de la planta, tales como hojas, flores, frutos, semillas y la cáscara de las semillas.
Estructuralmente, son compuestos procedentes de la β-amirina; radican en una mezcla compleja de
glucósidos triterpénicos derivados del ácido oleanólico, hederagenina, ácido fitolacagénico, ácido
deoxifitolacagénico, ácido serjanico, y ácido 3β,23,30-trihidroxi olean-12-eno-28-oico, con los
grupos hidroxilo y carboxilato en el C-3 y C-28, respectivamente. Los enlaces glucosídicos se
originan de la arabinosa, la glucosa, la galactosa, la xilosa, el ácido glucurónico y la ramnosa.
(Kuljanabhagavad et al., 2009)

La presencia de saponinas no se restringe a las semillas, estudios previos evidencian una marcada
diferencia de su contenido en las hojas y en las semillas, en función del análisis de sapogeninas.
Mastebroek y colaboradores determinaron el contenido de sapogeninas en hojas y semillas de
genotipos duces y amargos durante distintas etapas del desarrollo de la planta, encontrando que el
contenido de sapogeninas en las hojas de genotipos dulces incrementó significativamente hasta 125
días después de la siembra, involucrando la etapa de floración. En las semillas amargas determinaron
un promedio 8,1 g/kg de sapogeninas expresadas en materia seca, el cual fue nueve veces mayor a lo
cuantificado en las hojas, y 32 veces mayor al determinado en las semillas de genotipo dulce. También
identificaron a la hederagenina como la sapogenina predominante en las hojas, y a los ácidos
oleanólico y serjanico en las semillas coincidiendo con lo encontrado por Mizui y colaboradores

BIBLIOGRAFIA

T. Kuljanabhagavad, M. Wink, Biological activities and chemistry of saponins from Chenopodium


quinoa Willd, Phytochemistry Reviews, 8,473 (2009).

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