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Crítica a la metafísica y a la teoría del conocimiento

Nietzsche realizó una dura crítica a la metafísica occidental, esta había dado por supuesto
que el verdadero ser, la realidad, es inmóvil, y que el movimiento y el cambio son solo
apariencias. A partir de Sócrates y Platón los filósofos habían considerado que el mundo
sensible era aparente y engañoso y habían situado la realidad en un mundo distinto.

Platón, siguiendo a su maestro Sócrates, será el primero en dividir el mundo en sensible y


suprasensible. Las ideas, que Platón situó en aquel otro mundo, constituirían la realidad
inmutable, la denominada esencia de las cosas; este mundo, el sensible, por el contrario,
quedaba reducido a la apariencia y el devenir. Según el discípulo de Sócrates, el ser humano
debía ocuparse solo de las realidades inmutables y encaminarse hacia ellas mediante la
ciencia y la dialéctica.

El cristianismo, también inventa una realidad inmutable, ajena a este mundo y negadora de
él. La religión cristiana sostiene que el verdadero ser es Dios. El mundo, incluidos
nosotros, no es más que el pálido reflejo del ser divino.

Descartes imagina el yo pienso como una idea evidente que se corresponde con una
sustancia permanente. Sin embargo, es una construcción del pensamiento que no pueda
generar nada inmutable. Por otra parte, Kant consideró que la realidad en sí es
incognoscible para la ciencia, pero lo propuso como postulado de la moral. Además
introduce el fenómeno induciéndonos a pensar que es la manifestación de algo en sí e
inalterable.

Frente a estos autores, Nietzsche defendió la postura de Heráclito: la realidad es devenir,


cambio, movilidad. A su juicio, todo lo estático, inmutable o inamovible no es ser, sino no-
ser, es decir, nada. La metafísica se había fundamentado en la antítesis realidad-apariencia
(noúmeno-fenómeno); había llegado, afirmó, la hora de eliminar esta oposición.

En efecto, para Nietzsche no existe tal contraposición entre realidad y apariencia porque la
apariencia lo es todo, la realidad consiste en su apariencia, no hay nada más allá del
fenómeno. Niega la realidad de la cosa en sí kantiana.

Pero ¿por qué los filósofos han elaborado tantas teorías para distinguir entre realidad y
apariencia, entre ser inmutable y devenir? Nietzsche señalará que se han dejado levar por el
instinto de supervivencia y por el resentimiento.

El instinto de supervivencia. Los seres humanos han necesitado imaginarse un fondo fijo e
inmutable al que agarrarse con fuerza y, así, no ser arrastrado por el constante flujo de lo
real. Para ello han empleado el intelecto, que no es más que un recurso para adaptarse a un
medio ambiente tan adverso. El problema radica en que le dan al conocimiento un valor
mayor del que realmente tiene.

El resentimiento. Los individuos buscan el modo de vengarse de este mundo, de la vida,


ideando un mundo por debajo de las apariencias. Crea otro mundo para repudiar y huir de
este mundo.
Nietzsche estimó que los engaños de la metafísica se asientan en un uso fraudulento del
lenguaje y del conocimiento. Por esto realizará una crítica a la teoría del conocimiento de la
filosofía occidental.

La filosofía en general ah sostenido que conocer era crear conceptos con los que
representamos la realidad y tratamos de entenderla. Conceptos con los que queremos
atrapar la realidad inmutable y estable que hay bajo la apariencia eliminando las
individualidades y generalizando lo común de los individuos. Pero, si lo real es individual y
puro devenir, los conceptos carecen de sentido y no reflejan la auténtica realidad.

La verdad universal no es más que una creación ilusoria del lenguaje, una mentira. Los
conceptos y las verdades provienen del lenguaje y las palabras nos hacen creer en una
fingida universalidad (la verdad objetiva) sin que nos percatemos del engaño. En realidad, el
lenguaje no expresa cosas universales o cosas en sí, sino una relación entre las cosas
individuales y los hombres.

Las palabras son, según Nietzsche, originariamente metáforas. Sin embargo los conceptos,
falsean las palabras, pues abandonan las diferencias entre los individuos. Se alejan de la
experiencia singular e individual reflejada en las metáforas intuitivas, pretendiendo significar
a la vez una multiplicidad de objetos, recurriendo a algo que se esconde por detrás de las
palabras.

Esto pasa porque olvidamos el origen metafórico de los conceptos. Las metáforas siempre
reflejan las diferencias individuales y el devenir de las cosas, pero se transforman en
conceptos debido al desgaste producido por el uso y la costumbre. Según Nietzsche no
existen verdades absolutas e inmutables y nuestro conocimiento ha de limitarse a las
metáforas originales.

Todo conocimiento es individual e intuitivo. Existen múltiples puntos de vista de una cosa.
Todo conocimiento, por tanto, es relativo, ya que cada uno interpreta lo que recibe desde
una perspectiva particular

¿Por qué el conocimiento produce conceptos que representan supuestas realidades


universales y permanentes? El lenguaje, para Nietzsche, surgirá del deseo de los seres
humanos de vivir en sociedad y en paz. El lenguaje es un producto de la sociedad mediante
el cual se imponen unos usos lingüísticos unitarios y válidos para todos. El lenguaje, por
tanto, no es más que un instrumento al servicio de la sociedad y el poder político.

Nietzsche distingue entre el hombre racional y el hombre intuitivo.

Nietzsche también extendió sus críticas a la ciencia moderna, a la que acusó de usar
conceptos como si representasen realidades objetivas e inmutables.

El filósofo alemán considera que las verdades científicas se oponen a otras verdades no
racionales sino vitales, que tienen su origen en la intuición. De esta manera, los científicos
desdeñan el arte cuando es este el que mejor intuye el dinamismo de la vida.
Estos ataques serán principalmente contra la ciencia positiva porque reduce lo real a
explicaciones matemáticas y cuantitativas, reproduciendo la dicotomía apariencia-realidad.

Además afirma que las leyes de la naturaleza formuladas por los científicos coinciden en el
fondo con las propiedades que nosotros introducimos en ellas.

Por último criticará que las ciencias se hayan puesto al servicio del poder, como
instrumento de dominación y control de los individuos. Para Nietzsche el pretendido
progreso de la ciencia anunciado por los Ilustrados no era más que un paulatino
sometimiento de los individuos al estado.

Nietzsche considera que la metafísica y la ciencia encierran a los individuos en un mundo


ilusorio de conceptos y los apartan del mundo real del devenir.

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